lecturas eje i

19
Eje I. Teoría crítica y filosofía de la praxis Lecturas Primer Taller de Formación Lecturas para el eje I. Teoría crítica y filosofía de la praxis Enajenación, sujeto, praxis y revolución como desenajenación Para comprender la importancia de un pensamiento filosófico y un movimiento histórico para romper con la enajenación (llamada ahí pseudoconcreción): Los elementos fundamentales de la historia humana, su relación con la naturaleza y los presupuestos de la revolución comunista Algunos elementos sobre qué es la enajenación (llamada también alienación) desde la reconstrucción del camino teórico de Marx Algunas consideración sobre cómo sería un un mundo des-enajenado: El mundo de la pseudoconcreción y su destrucción Karel Kosík 2-5 La ideología alemana Karl Marx y Friedrich Engels 6-13 La teoría de la alienación en Marx Ludovico Silva 14-19 Una suposición: producir en tanto que hombres Karl Marx 19 1 Eje I. Teoría crítica y filosofía de la praxis

Upload: dulce

Post on 14-Sep-2015

214 views

Category:

Documents


2 download

TRANSCRIPT

  • Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis Lecturas Primer Taller de Formacin

    Lecturas para el eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis

    Enajenacin, sujeto, praxis y revolucin como desenajenacin

    !!!!!!!!!!!!Para comprender la importancia de un pensamiento filosfico y un movimiento histrico para romper con la enajenacin (llamada ah pseudoconcrecin): !

    !Los elementos fundamentales de la historia humana, su relacin con la naturaleza y los presupuestos de la revolucin comunista !!Algunos elementos sobre qu es la enajenacin (llamada tambin alienacin) desde la reconstruccin del camino terico de Marx !!Algunas consideracin sobre cmo sera un un mundo des-enajenado: !!

    El mundo de la pseudoconcrecin y su destruccin Karel Kosk

    2-5

    La ideologa alemana Karl Marx y Friedrich Engels

    6-13

    La teora de la alienacin en Marx Ludovico Silva

    14-19

    Una suposicin: producir en tanto que hombres Karl Marx

    19

    1Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis

  • Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis Lecturas Primer Taller de Formacin

    El mundo de la pseudoconcrecin y su destruccin *!Karel Kosik !

    Los hombres usan el dinero y realizan con l las transacciones ms complicadas sin saber ni estar obligados a saber qu es el dinero. La prctica utilitaria inmediata y el sentido comn correspondiente ponen a los hombres en condiciones de orientarse en el mundo, de familiarizarse con las cosas y manejarlas, pero no les proporciona una comprensin de las cosas y de la realidad. Por esta razn, Marx pudo escribir que en el mundo de las formas fenomnicas, sustradas a su concatenacin interna y completamente incomprensibles en este aislamiento, quienes determinan efectivamente las condiciones sociales se encuentran a sus anchas, como el pez en el agua. Para ellos no hay nada de misterioso en lo que es internamente contradictorio, y su juicio no se escandaliza lo ms mnimo ante la inversin de lo racional y lo irracional. La actividad prctica a que se hace referencia en este contexto es una praxis histricamente determinada y unilateral, es la praxis fragmentaria de los individuos, basada en la divisin social del trabajo, en la divisin de la sociedad en clases y, en la creciente jerarquizacin de las posiciones sociales que de ella deriva. En esta praxis, se forma tanto el ambiente material del individuo histrico como la atmsfera espiritual en la que la apariencia superficial de la realidad se fija como el mundo de la supuesta intimidad, de la confianza y familiaridad, en el que el hombre se mueve "naturalmente" y con el cual tiene algo que hacer cada da. !El conjunto de fenmenos que llenan el ambiente cotidiano y la atmsfera comn de la vida humana, que con su regularidad, inmediatez y evidencia penetra en la conciencia de los individuos agentes asumiendo un aspecto independiente y natural, forma el mundo de la pseudoconcrecin. A l pertenecen: !el mundo de los fenmenos externos, que se desarrollan en la superficie de los procesos realmente esenciales; !el mundo del traficar y el manipular, es decir, de la praxis fetichizada de los hombres que no coincide con la praxis crtica y revolucionaria de la humanidad; !el mundo de las representaciones comunes, que son una proyeccin de los fenmenos externos en la conciencia de los hombres, producto de la prctica fetichizada y forma ideolgica de su movimiento; !el mundo de los objetos fijados, que dan la impresin de ser condiciones naturales, y no son inmediatamente reconocidos como resultado de la actividad social de los hombres !El mundo de la pseudoconcrecin es un claroscuro de verdad y engao. Su elemento propio es el doble sentido. El fenmeno muestra la esencia y, al mismo tiempo, la oculta. La esencia se manifiesta en el fenmeno, pero slo de manera inadecuada, parcialmente, en algunas de sus facetas y ciertos aspectos. El fenmeno indica algo que no es l mismo, y existe solamente gracias a su contrario. La esencia no se da inmediatamente; es mediatizada por el fenmeno y se muestra, por tanto, en algo distinto de lo que es. La esencia se manifiesta en el fenmeno. Su manifestacin en ste revela su movimiento y demuestra que la esencia no es inerte y pasiva. Pero, igualmente, el fenmeno revela la esencia. La manifestacin de la esencia es la actividad del fenmeno. !El mundo fenomnico tiene su estructura, su propio orden y su propia legalidad que puede ser revelada y descrita. Pero la estructura de este mundo fenomnico no capta an la relacin entre l mismo y la esencia. Captar el fenmeno de una determinada cosa significa indagar y describir cmo se manifiesta esta cosa en dicho fenmeno, y tambin cmo se oculta al mismo tiempo. La

    2Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis

    Fragmento del primer captulo del libro delDialctica de lo concreto (Estudio sobre los problemas del hombre y el *mundo), versin al espaol de Adolfo Snchez Vzquez. Mxico, D.F., editorial Grijalbo, 1967.

  • Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis Lecturas Primer Taller de Formacin

    comprensin del fenmeno marca el acceso a la esencia. Sin el fenmeno, sin su manifestacin y revelacin, la esencia sera inaccesible. En el mundo de la pseudoconcrecin el lado fenomnico de la cosa, en el que sta se manifiesta y oculta, es considerado como la esencia misma, y la diferencia entre fenmeno y esencia desaparece. Es, pues, la diferencia entre fenmeno y esencia una diferencia entre lo real y lo irreal, o entre dos ordenes diversos de la realidad? Es la esencia ms real que el fenmeno? La realidad es la unidad del fenmeno y la esencia. Por esto, la esencia puede ser tan irreal como el fenmeno, y ste tan irreal como la esencia en el caso de que se presenten aislados y, en este aislamiento, sean considerados como la nica o "autntica" realidad. !El fenmeno es, por tanto, algo que, a diferencia de la esencia, oculta, se manifiesta inmediatamente, primero y con ms frecuencia. !En virtud de que la esenciaa diferencia de los fenmenosno se manifiesta directamente, y por cuanto que el fundamento oculto de las cosas debe ser descubierto mediante una actividad especial, existen la ciencia y la filosofa. Si la apariencia fenomnica y la esencia de las cosas coincidieran totalmente, la ciencia y la filosofa seran superfluas . 1!La tendencia espontnea de la "praxis" y del pensamiento, a aislar los fenmenos y a desdoblar la realidad en lo esencial y lo secundario, va siempre acompaada de una percepcin del todo igualmente espontnea en la cual son aislados determinados aspectos, aunque esa percepcin sea para la conciencia ingenua menos evidente y, con frecuencia, inconsciente. El "horizonte"oscuramente intuidode una "realidad indeterminada" como todo, constituye el fondo inevitable de cada accin y cada pensamiento, aunque resulte inconsciente para la conciencia ingenua. !Los fenmenos y las formas fenomnicas de las cosas se reproducen espontneamente en el pensamiento cotidiano como realidad (la realidad misma) pero no porque sean ms superficiales y estn ms cerca del conocimiento sensible, sino porque el aspecto fenomnico de la cosa es un producto espontneo de la prctica cotidiana. La prctica utilitaria de cada da crea "el pensamiento comn"en el cual se captan tanto la cosa y su aspecto superficial como la tcnica del tratamiento de ella como forma de su movimiento y de su existencia. El pensamiento comn es la forma ideolgica del obrar humano de cada da. Pero el mundo que se revela al hombre en la prctica fetichizada, en el traficar y el manipular, no es el mundo real, aunque tenga la "consistencia" y la "validez" de este mundo, sino que es "el mundo de la apariencia" (Marx). La representacin de la cosa, que se hace pasar por la cosa misma y crea la apariencia ideolgica, no constituye un atributo natural de la cosa y de la realidad, sino la proyeccin de determinadas condiciones histricas petrificadas, en la conciencia del sujeto. !La distincin entre representacin y concepto, entre el mundo de la apariencia y el mundo de la realidad, entre la prctica utilitaria cotidiana de los hombres y la praxis revolucionaria de la humanidad, o, en pocas palabras, "la escisin de lo nico", es el modo como el pensamiento capta la "cosa misma". La dialctica es el pensamiento crtico que quiere comprender la "cosa misma", y se pregunta sistemticamente cmo es posible llegar a la comprensin de la realidad. Es, pues, lo opuesto a la sistematizacin doctrinaria o a la romantizacin de las representaciones comunes. El pensamiento que quiera conocer adecuadamente la realidad, y que no se contente con los esquemas abstractos de la realidad, ni con simples representaciones tambin abstractas de ella, debe destruir la aparente independencia del mundo de las relaciones inmediatas cotidianas. El pensamiento que destruye la pseudoconcrecin para alcanzar lo concreto es, al mismo tiempo, un proceso en el curso del cual bajo el mundo de la apariencia se revela el mundo real; tras la apariencia externa del

    3Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis

    Si los hombres captasen inmediatamente las conexiones para qu servira la ciencia?" (Marx a Engels, carta del 127-6-1867). "Toda ciencia estara de ms, si la forma de manifestarse las cosas y la esencia de stas coincidiesen directamente." Marx, El Capital, III, Sec. VIL cap. XLVIII, pg. 757, trad. de W. Roces, 3 ed. esp., Fondo de Cultra Econmica, Mxico-Buenos Aires, 1965. "La Forma exterior. . . a diferencia de la realidad sustancial que en ella se exterioriza. . . est sujeta a la misma ley que todas las formas exteriores y su fondo oculto. Las primeras se reproducen de un modo directo y espontneo, como formas discursivas que se desarrollasen por su cuenta; el segundo es la ciencia quien ha de descubrirlo." Marx, El Capital, I, Sec., VI, cap. XVII, pg. 454, ed. esp. cit.

  • Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis Lecturas Primer Taller de Formacin

    fenmeno se descubre la ley del fenmeno, la esencia. Pero lo que confiere a estos fenmenos el 2

    carcter de la pseudoconcrecin no es de por s su existencia, sino la independencia con que esta existencia se manifiesta. La destruccin de la pseudoconcrecin, que el pensamiento dialctico debe llevar a cabo, no niega por ello la existencia u objetividad de estos fenmenos, sino que destruye su pretendida independencia al demostrar que son causa mediata y, contrarrestando sus pretensiones de independencia, prueba su carcter derivado. !La dialctica no considera los productos como algo fijo, ni las configuraciones y los objetos, o sea, todo el conjunto del mundo material cosificado, como algo originario e independiente; del mismo modo tampoco considera as el mundo de las representaciones y del pensamiento comn ni los acepta bajo su aspecto inmediato, sino que los somete a un examen en el cual las formas cosificadas del mundo objetivo e ideal se diluyen, pierden su fijeza, su naturaleza y su pretendida originariedad, para mostrarse como fenmenos derivados y mediatos, como sedimentos y productos de la praxis social de la humanidad. !El pensamiento acrticamente reflexivo coloca de inmediato, es decir, sin un anlisis dialctico, las 3

    representaciones fijas en una relacin causal con las condiciones asimismo fijas, y presenta este mtodo de "pensamiento brbaro" como anlisis "materialista" de las ideas. Por cuanto que los hombres han adquirido conciencia de su poca (esto es, la han vivido, valorado, criticado y comprendido) en las categoras de "la fe del carbonero" y "el escepticismo pequeo-burgus", el doctrinario supone que el anlisis "cientfico" de estas ideas ya se ha cumplido cuando se ha encontrado el adecuado equivalente econmico, social o de clase de cada una de ellas. Empero, mediante tal "materializacin" se efecta slo una doble mistificacin: la inversin del mundo de la apariencia (de las ideas ya fijas) tiene sus races en la materialidad invertida (cosificada). La teora materialista debe emprender el anlisis partiendo de esta cuestin: por qu los hombres han cobrado conciencia de su tiempo precisamente en estas categoras, y qu tiempo se muestra a los hombres en dichas categoras? Con tal planteamiento, el materialista prepara el terreno para proceder a la destruccin de la pseudoconcrecin, tanto de las ideas como de las condiciones, y slo despus de esto puede buscar una explicacin racional de la conexin interna entre el tiempo y las ideas. !Ahora bien, la destruccin de la pseudoconcrecin como mtodo dialctico crtico, gracias al cual el pensamiento disuelve las creaciones fetichizadas del mundo cosificado e ideal, para alcanzar su realidad, es slo el segundo aspecto, el reverso de la dialctica como mtodo revolucionario de transformacin de la realidad. Para que el mundo pueda ser explicado "crticamente", es necesario que la explicacin misma sea situada en el terreno de la praxis revolucionaria. La realidad puede ser transformada revolucionariamente slo porque, y slo en la medida en que es creada por nosotros mismos, y en que sabemos que la realidad es producida por nosotros. La diferencia entre la realidad natural y la realidad humano-social estriba en que el hombre puede cambiar y transformar la naturaleza, mientras que la realidad humano-social puede cambiarla revolucionariamente, pero slo porque l mismo ha producido esta realidad. !El mundo real, oculto de la pseudoconcrecin y que, no obstante, se manifiesta en ella, no es el mundo de las condiciones reales en oposicin a las condiciones irreales, o el mundo de la

    4Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis

    " El Capital, de Marx, est construido metodolgicamente sobre la distincin entre falsa conciencia y comprensin real de 2la cosa, de suerte que las categoras principales de la comprensin conceptual de la realidad investigada se dan por pares:

    fenmeno esencia mundo de la apariencia mundo real apariencia externa del fenmeno ley del fenmeno existencia real ncleo interno, esencial, oculto movimiento visible movimiento real interno representacin concepto falsa conciencia conciencia real sistematizacin doctrinaria de las teora y ciencia. representaciones ("ideologa")

    " Hegel define as el pensamiento reflexivo: "La reflexin es la actividad que consiste en poner de manifiesto las 3oposiciones y en pasar de una a otra, pero sin poner en evidencia sus conexiones y la unidad que las compenetra". Hegel, Phil. der Religion, I, s. 126 (Werke, Bd. XI). Vase tambin Marx, Grundrisse pg. 10.

  • Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis Lecturas Primer Taller de Formacin

    trascendencia en oposicin a la ilusin subjetiva, sino el mundo de la praxis humana, es la comprensin de la realidad humanosocial como unidad de la produccin y el producto, del sujeto y el objeto, de la gnesis y la estructura. El mundo real no es, por tanto, un mundo de objetos "reales" fijos, que bajo su aspecto fetichizado llevan una existencia trascendente como una variante, entendida en sentido naturalista, de las ideas platnicas, sino que es un mundo en el cual las cosas, los significados y las relaciones son considerados como productos del hombre social, y el hombre mismo se revela como sujeto real del mundo social. El mundo de la realidad no es una variante secularizada del paraso, de un estado de cosas ya realizado y fuera del tiempo, sino que es un proceso en el curso del cual la humanidad y el individuo realizan su propia verdad, esto es, llevan a cabo la humanizacin del hombre. A diferencia del mundo de la pseudoconcrecin, el mundo de la realidad es el mundo de la realizacin de la verdad; es el mundo en el que la verdad no est dada ni predestinada, ni est calcada indeleblemente en la conciencia humana; es el mundo en el que la verdad deviene. Por esta razn, la historia humana puede ser el proceso de la verdad y la historia de la verdad. La destruccin de la pseudoconcrecin significa que la verdad no es inaccesible, pero tampoco es alcanzable de una vez y para siempre, sino que la verdad misma se hace, es decir, se desarrolla y realiza. !En consecuencia, la destruccin de la pseudoconcrecin se efecta como: 1) crtica revolucionaria de la praxis de la humanidad, que coincide con el devenir humano del hombre, con el proceso de "humanizacin del hombre", cuyas etapas clave son las revoluciones sociales; 2) el pensamiento dialctico, que disuelve el mundo fetichizado de la apariencia, para llegar a la realidad y a la "cosa misma"; 3) la realizacin de la verdad y la creacin de la realidad humana en un proceso ontognico, ya que para cada individuo humano el mundo de la verdad es, al mismo tiempo, su propia creacin espiritual como individuo histrico-social. Cada individuo debe personalmente y sin que nadie pueda sustituirleformarse una cultura y vivir su vida. !Por tanto, no podemos considerar la destruccin de la pseudoconcrecin como el desgarramiento de una cortina y el descubrimiento de la realidad que se ocultaba tras ella, ya preparada y dispuesta, existiendo independientemente de la actividad del hombre. La pseudoconcrecin es precisamente la existencia autnoma de los productos humanos y la reduccin del hombre al nivel de la prctica utilitaria. La destruccin de la pseudoconcrecin es el proceso de creacin de la realidad concreta y la visin de la realidad en su concepcin Las tendencias idealistas han elevado al plano de lo absoluto ya el sujeto, ocupndose del problema de cmo abordar la realidad para que sta sea concreta o bella; ya el objeto, suponiendo que la realidad es tanto ms real cuanto ms completamente sea desalojado de ella el sujeto. En contraste con estas corrientes, en la destruccin materialista de la pseudoconcrecin, la liberacin del "sujeto" (esto es, la visin concreta de la realidad a diferencia de la "intuicin fetichista" ) coincide con la liberacin del "objeto" ( creacin del ambiente humano como hecho humano de condiciones transparentes y racionales), puesto que la realidad social de los hombres se crea como unidad dialctica de sujeto y objeto. !El lema "ad fontes", que resuena peridicamente como reaccin contra la pseudoconcrecin en sus ms variadas manifestaciones, as como la regla metodolgica del anlisis positivista ("liberarse de los prejuicios"), encuentran su fundamento y su justificacin en la destruccin materialista de la pseudoconcrecin. La vuelta misma "a las fuentes" tiene, en general, dos aspectos totalmente distintos. Bajo el primero de ellos se manifiesta como crtica docta y, humansticamente erudita de las fuentes, como examen de los archivos y fuentes antiguas de las que debe extraerse la autntica realidad. Bajo otro aspecto, ms profundo y significativo, que a los ojos de la docta erudicin parece brbaro (como lo demuestra la reaccin contra Shakespeare y Rousseau), el lema "ad fontes" significa crtica de la civilizacin y de la cultura; significa una tentativaromntica o revolucionaria de descubrir, tras los productos y las creaciones, la accin y la actividad productiva, de hallar la "autntica realidad" del hombre concreto tras la realidad cosificada de la cultura imperante, de revelar el verdadero sujeto histrico bajo las estratificaciones de las convenciones solidificadas. !

    5Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis

  • Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis Lecturas Primer Taller de Formacin

    La Ideologa Alemana *K. Marx, F. Engels !

    Captulo I: Feuerbach. Oposicin entre las concepciones materialista e idealista [2. Premisas de las que arranca la concepcin materialista de la historia]. !Las premisas de que partimos no son arbitrarias, no son dogmas, sino premisas reales, de las que slo es posible abstraerse en la imaginacin. Son los individuos reales, su accin y sus condiciones materiales de vida, tanto aquellas con que se han encontrado ya hechas, como las engendradas por su propia accin. Estas premisas pueden comprobarse, consiguientemente, por la va puramente emprica. !La primera premisa de toda historia humana es, naturalmente, la existencia de individuos humanos vivientes. El primer estado que cabe constatar es, por tanto, la organizacin corprea de estos individuos y, como consecuencia de ello, su relacin con el resto de la naturaleza. No podemos entrar a examinar aqu, naturalmente, ni la contextura fsica de los hombres mismos ni las condiciones naturales con que los hombres se encuentran: las geolgicas, las oro-hidrogrficas, las climticas y las de otro tipo. Toda historiografa tiene necesariamente que partir de estos fundamentos naturales y de la modificacin que experimentan en el curso de la historia por la accin de los hombres. !Podemos distinguir a los hombres de los animales por la conciencia, por la religin o por lo que se quiera. Pero los hombres mismos comienzan a ver la diferencia entre ellos y los animales tan pronto comienzan a producir sus medios de vida, paso este que se halla condicionado por su organizacin corprea. Al producir sus medios de vida, el hombre produce indirectamente su propia vida material. !El modo de producir los medios de vida de los hombres depende, ante todo, de la naturaleza misma de los medios de vida con que se encuentran y que hay que reproducir. !Este modo de produccin no debe considerarse solamente en el sentido de la reproduccin de la existencia fsica de los individuos. Es ya, ms bien, un determinado modo de la actividad de estos individuos, un determinado modo de manifestar su vida, un determinado modo de vida de los mismos. Los individuos son tal y como manifiestan su vida. Lo que son coincide, por consiguiente, con su produccin, tanto con lo que producen como con el modo de cmo producen. Lo que los individuos son depende, por tanto, de las condiciones materiales de su produccin. !Esta produccin slo aparece al multiplicarse la poblacin. Y presupone, a su vez, un trato [Verkehr] entre los individuos. La forma de est intercambio se halla condicionada, a su vez, por la produccin. ![3. Produccin y trato. Divisin del trabajo y formas de propiedad: tribal, antigua y feudal] !Las relaciones entre unas naciones y otras dependen del grado en que cada una de ellas haya desarrollado sus fuerzas productivas, la divisin del trabajo y el trato interior. Es ste un hecho generalmente reconocido. Pero, no slo las relaciones entre una nacin y otra, sino tambin toda la estructura interna de cada nacin depende del grado de desarrollo de su produccin y de su trato interior y exterior. Hasta qu punto se han desarrollado las fuerzas productivas de una nacin lo indica del modo ms palpable el grado hasta el que se ha desarrollado en ella la divisin del trabajo.

    6Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis

    La Ideologa Alemana. Crtica de la novsima filosofa alemana, representada por Feuerbach, B. Bauer y Stirner y del *socialismo alemn representado por sus diversos profetas" es una obra conjunta de Carlos Marx y Federico Engels, escrita en Bruselas entre 1845 y 1846. En ella desplegaron por primera vez en todos los aspectos la concepcin materialista de la historia. El manuscrito de "La Ideologa Alemana" de Marx y Engels constaba de dos tomos, el primero de los cuales contena la crtica de la filosofa posthegeliana, y el segundo, la crtica del socialismo verdadero. En el primer captulo del primer tomo se expone el contenido positivo fundamental de toda la obra. Por eso el primer captulo es el ms importante de todos y tiene significado independiente. [Tomado de C. Marx y F. Engels Obras Escogidas en tres tomos. tomo 1. Editorial Progreso, Mosc, 1973, pp. 11-44.

  • Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis Lecturas Primer Taller de Formacin

    Toda nueva fuerza productiva, cuando no se trata de una simple extensin cuantitativa de fuerzas productivas ya conocidas con anterioridad (como ocurre, por ejemplo, [[17]] con la roturacin de tierras) trae como consecuencia un nuevo desarrollo de la divisin del trabajo. !La divisin del trabajo dentro de una nacin se traduce, ante todo, en la separacin del trabajo industrial y comercial con respecto al trabajo agrcola y, con ello, en la separacin de la ciudad y el campo y en la oposicin de sus intereses. Su desarrollo ulterior conduce a que el trabajo comercial se separe del industrial. Al mismo tiempo, la divisin del trabajo dentro de estas diferentes ramas acarrea, a su vez, la formacin de diversos sectores entre los individuos que cooperan en determinados trabajos. La posicin que ocupan entre s estos diferentes sectores se halla condicionada por el modo de aplicar el trabajo agrcola, industrial y comercial (patriarcalismo, esclavitud, estamentos, clases). Y las mismas relaciones se revelan, al desarrollarse el trato, en las relaciones entre diferentes naciones. !Las diferentes fases de desarrollo de la divisin del trabajo son otras tantas formas distintas de la propiedad; o, dicho en otros trminos, cada etapa de la divisin del trabajo determina tambin las relaciones de los individuos entre s, en lo tocante al material, el instrumento y el producto del trabajo ! [4. Esencia de la concepcin materialista de la historia. El ser social y la conciencia social] !Nos encontramos, pues, con el hecho de que determinados individuos que se dedican de un determinado modo a la produccin, contraen entre s estas relaciones sociales y polticas determinadas. La observacin emprica tiene necesariamente que poner de relieve en cada caso concreto, empricamente y sin ninguna clase de embaucamiento y especulacin, la relacin existente entre la estructura social y poltica y la produccin. La estructura social y el Estado brotan constantemente del proceso de vida de determinados individuos; pero de estos individuos, no como puedan presentarse ante la imaginacin propia o ajena, sino tal y como realmente son; es decir, tal y como actan y como producen materialmente y, por tanto, tal y como desarrollan sus actividades bajo determinados lmites, premisas y condiciones materiales, independientes de su voluntad. !La produccin de las ideas, las representaciones y la conciencia aparece, al principio, directamente entrelazada con la actividad material y el trato material de los hombres, como el lenguaje de la vida real. La formacin de las ideas, el pensamiento, el trato espiritual de los hombres se presentan aqu todava como emanacin directa de su comportamiento material. Y lo mismo ocurre con la produccin espiritual, tal y como se manifiesta en el lenguaje de la poltica, de las leyes, de la moral, de la religin, de la metafsica, etc., de un pueblo. Los hombres son los productores de sus representaciones, de sus ideas, etc., pero se trata de hombres reales y activos tal y como se hallan condicionados por un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas y por el trato que a l corresponde, hasta llegar a sus formas ms lejanas. La conciencia [das Bewusstsein] jams puede ser otra cosa que el ser consciente [das bewusste Sein], y el ser de los hombres es su proceso de vida real. Y si en toda la ideologa, los hombres y sus relaciones aparecen invertidos como en la cmara oscura, este fenmeno proviene igualmente de su proceso histrico de vida, como la inversin de los objetos al proyectarse sobre la retina proviene de su proceso de vida directamente fsico. !Totalmente al contrario de lo que ocurre en la filosofa alemana, que desciende del cielo sobre la tierra, aqu se asciende de la tierra al cielo. Es decir, no se parte de lo que los hombres dicen, se representan o se imaginan, ni tampoco del hombre predicado, pensado, representado o imaginado, para llegar, arrancando de aqu, al hombre de carne y hueso; se parte del hombre que realmente acta y, arrancando de su proceso de vida real, se expone tambin el desarrollo de los reflejos ideolgicos y de los ecos de este proceso de vida. Tambin las formaciones nebulosas que se condensan en el cerebro de los hombres son sublimaciones necesarias de su proceso material de vida, proceso empricamente registrable y ligado a condiciones materiales. La moral, la religin, la metafsica y cualquier otra ideologa y las formas de conciencia que a ellos correspondan pierden, as, la apariencia de su propia sustantividad. No tienen su propia historia ni su propio desarrollo, sino que los hombres que desarrollan su produccin material y su trato material cambian tambin, al

    7Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis

  • Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis Lecturas Primer Taller de Formacin

    cambiar esta realidad, su pensamiento y los productos de su pensamiento. No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia. Desde el primer punto de vista, se parte de la conciencia como si fuera un individuo viviente; desde el segundo punto de vista, que es el que corresponde a la vida real, se parte del mismo individuo real viviente y se considera la conciencia solamente como su conciencia. !Y este modo de considerar las cosas posee sus premisas. Parte de las condicionas reales y no las pierde de vista ni por un momento. Sus premisas son los hombres, pero no tomados en un aislamiento y rigidez fantstica, sino en su proceso de desarrollo real y empricamente registrable, bajo la accin de determinadas condiciones. En cuanto se expone este proceso activo de vida, la historia deja de ser una coleccin de hechos muertos, como lo es para los empricos, todava abstractos, o una accin imaginaria de sujetos imaginarios, como lo es para los idealistas. !All donde termina la especulacin, en la vida real, comienza tambin la ciencia real y positiva, la exposicin de la accin prctica, del proceso prctico de desarrollo de los hombres. Terminan all las frases sobre la conciencia y pasa a ocupar su sitio el saber real. La filosofa independiente pierde, con la exposicin de la realidad, el medio en que puede existir. En lugar de ella, puede aparecer, a lo sumo, un compendio de los resultados ms generales, abstrados de la consideracin del desarrollo histrico de los hombres. Estas abstracciones de por s, separadas de la historia real, carecen de todo valor. Slo pueden servir para facilitar la ordenacin del material histrico, para indicar la sucesin de sus diferentes estratos. Pero no ofrecen en modo alguno, como la filosofa, receta o patrn con arreglo al cual puedan aderezarse las pocas histricas. Por el contrario, la dificultad comienza all donde se aborda la consideracin y ordenacin del material, sea de una poca pasada o del presente, la exposicin real de las cosas. La eliminacin de estas dificultades hllase condicionada por premisas que en modo alguno pueden darse aqu, pues se derivan siempre del estudio del proceso de vida real y de la accin de los individuos en cada poca. Destacaremos aqu algunas de estas abstracciones, para oponerlas a la ideologa, ilustrndolas con algunos ejemplos histricos. ![1. Condiciones de la liberacin real de los hombres] !Como es lgico, no tomaremos el trabajo de ilustrar a nuestros sabios filsofos acerca de que la liberacin del hombre no ha avanzado todava un paso siquiera si han disuelto la filosofa, la teologa, la sustancia y toda la dems porquera en la autoconciencia, si han liberado al hombre de la dominacin de estas frases, a las que jams ha estado sometido; acerca de que la liberacin real no es posible si no es en el mundo real y con medios reales, que no se puede abolir la esclavitud sin la mquina de vapor y la mule jenny, que no se puede abolir el rgimen de la servidumbre sin una agricultura mejorada, que, en general, no se puede liberar a los hombres mientras no estn en condiciones de asegurarse plenamente comida, bebida, vivienda y ropa de adecuada calidad y en suficiente cantidad. La liberacin es un acto histrico y no mental, y conducirn a ella las relaciones histricas, el estado de la industria, del comercio, de la agricultura, de las relaciones... ![2. Crtica del materialismo contemplativo e inconsecuente de Feuerbach] !(...) de lo que se trata en realidad y para el materialista prctico, es decir, para el comunista, es de revolucionar el mundo existente, de atacar prcticamente y de hacer cambiar las cosas con que nos encontramos. All donde encontramos en Feuerbach semejantes concepciones, no pasan nunca de intuiciones sueltas, que influyen demasiado poco en su modo general de concebir para que podamos considerarlas ms que como simples grmenes, susceptibles de desarrollo. La concepcin feuerbachiana del mundo sensorial se limita, de una parte, a su mera contemplacin y, de otra parte, a la mera sensacin: dice el hombre en vez de los hombres histricos reales. El hombre como tal es, en realiter, el alemn. En el primer caso, en la contemplacin del mundo sensorial, tropieza necesariamente con cosas que contradicen a su conciencia y a su sentimiento, que trastornan la armona por l presupuesta de todas las partes del mundo sensorial y, principalmente, del hombre y la naturaleza. Para eliminar esta contradiccin, Feuerbach se ve obligado a recurrir a una doble contemplacin, oscilando entre una concepcin profana, que slo ve lo que est a mano, y otra superior, filosfica, que contempla la verdadera esencia de las cosas. No ve que el mundo

    8Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis

  • Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis Lecturas Primer Taller de Formacin

    sensorial que le rodea no es algo directamente dado desde toda una eternidad y constantemente igual a s mismo, sino el producto de la industria y del estado social, en sentido en que es un producto histrico, el resultado de la actividad de toda una serie de generaciones, cada una de las cuales se encarama sobre los hombros de la anterior, sigue desarrollando su industria y su intercambio y modifica su organizacin social con arreglo a las nuevas necesidades. Hasta los objetos de la certeza sensorial ms simple le vienen dados solamente por el desarrollo social, la industria y el intercambio comercial. As es sabido que el cerezo, como casi todos los rboles frutales, fue transplantado a nuestra zona hace pocos siglos por obra del comercio y, por medio de esta accin de una determinada sociedad y de una determinada poca, fue entregado a la certeza sensorial de Feuerbach. ! [3. Relaciones histricas primarias, o aspectos bsicos de la actividad social: produccin de medios de subsistencia, creacin de nuevas necesidades, reproduccin del hombre (la familia), relacin social, conciencia] !() debemos comenzar sealando que la primera premisa de toda existencia humana y tambin, por tanto, de toda historia, es que los hombres se hallen, para hacer historia, en condiciones de poder vivir. Ahora bien, para vivir hacen falta ante todo comida, bebida, vivienda, ropa y algunas cosas ms. El primer hecho histrico es, por consiguiente, la produccin de los medios indispensables para la satisfaccin de estas necesidades, es decir la produccin de la vida material misma, y no cabe duda de que es ste un hecho histrico, una condicin fundamental de toda historia, que lo mismo hoy que hace miles de aos, necesita cumplirse todos los das y a todas horas, simplemente para asegurar la vida de los hombres. !Lo segundo es que la satisfaccin de esta primera necesidad, la accin de satisfacerla y la adquisicin del instrumento necesario para ello conduce a nuevas necesidades, y esta creacin de necesidades nuevas constituye el primer hecho histrico. !El tercer factor que aqu interviene desde un principio en el desarrollo histrico es el de que los hombres que renuevan diariamente su propia vida comienzan al mismo tiempo a crear a otros hombres, a procrear: es la relacin entre marido y mujer, entre padres e hijos, la familia. Esta familia, que al principio constituye la nica relacin social, ms tarde, cuando las necesidades, al multiplicarse, crean nuevas relaciones sociales y, a su vez, al aumentar el censo humano, brotan nuevas necesidades, pasa a ser (salvo en Alemania) una relacin secundaria y tiene, por tanto, que tratarse y desarrollarse con arreglo a los datos empricos existentes, y no ajustndose al concepto de la familia misma, como se suele hacer en Alemania. !Por lo dems, estos tres aspectos de la actividad social no deben considerarse como tres peldaos distintos, sino sencillamente como eso, como tres aspectos o, para decirlo de modo ms comprensible a los alemanes, como tres momentos que han coexistido desde el principio de la historia y desde el primer hombre y que todava hoy siguen rigiendo en la historia. !La produccin de la vida, tanto de la propia en el trabajo, como de la ajena en la procreacin, se manifiesta inmediatamente como una doble relacin de una parte, como una relacin natural, y de otra como una relacin social; social, en el sentido de que por ella se entiende la cooperacin de diversos individuos, cualesquiera que sean sus condiciones, de cualquier modo y para cualquier fin. De donde se desprende que un determinado modo de produccin o una determinada fase industrial lleva siempre aparejado un determinado modo de cooperacin o un determinado peldao social, modo de cooperacin que es a su vez, una fuerza productiva; que la suma de las fuerzas productivas accesibles al hombre condiciona el estado social y que, por tanto, la historia de la humanidad debe estudiarse y elaborarse siempre en conexin con la historia de la industria y del intercambio. () Se manifiesta, por tanto, ya de antemano, una conexin materialista de los hombres entre s, condicionada por las necesidades y el modo de produccin y que es tan vieja como los hombres mismos; conexin que adopta constantemente nuevas formas y que ofrece, por consiguiente, una historia, an sin que exista cualquier absurdo poltico o religioso que mantenga, adems, unidos a los hombres.

    9Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis

  • Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis Lecturas Primer Taller de Formacin

    !Solamente ahora, despus de haber considerado ya cuatro momentos, cuatro aspectos de las relaciones originarias histricas, caemos en la cuenta de que el hombre tiene tambin conciencia. Pero, tampoco sta es desde un principio una conciencia pura. El espritu hace ya tratado con la maldicin de estar preado de materia, que aqu se manifiesta bajo la forma [[29]] de capas de aire en movimiento, de sonidos, en una palabra, bajo la forma del lenguaje. El lenguaje es tan viejo como la conciencia: el lenguaje es la conciencia prctica, la conciencia real, que existe tambin para los otros hombres y que, por tanto, comienza a existir tambin para m mismo; y el lenguaje nace, como la conciencia, de la necesidad, de los apremios de relacin con los dems hombres. Donde existe una actitud, existe para m, pues el animal no tiene actitud ante nada ni, en general, podemos decir que tenga actitud alguna. Para el animal, sus relaciones con otros no existen como tales relaciones. La conciencia, por tanto, es ya de antemano un producto social, y lo seguir siendo mientras existan seres humanos. La conciencia es, en principio, naturalmente, conciencia del mundo inmediato y sensorio que nos rodea y conciencia de los nexos limitados con otras personas y cosas, fuera del individuo consciente de s mismo; y es, al mismo tiempo, conciencia de la naturaleza, que al principio se enfrenta al hombre como un poder absolutamente extrao, omnipotente e inexpugnable, ante el que la actitud de los hombres es puramente animal y al que se someten como el ganado; es, por tanto, una conciencia puramente animal de la naturaleza (religin natural). !Inmediatamente, vemos aqu que esta religin natural o esta determinada actitud hacia la naturaleza se halla determinada por la forma social, y a la inversa. En este caso, como en todos, la identidad entre la naturaleza y el hombre se manifiesta tambin de tal modo que la actitud limitada de los hombres hacia la naturaleza condiciona la limitada actitud de unos hombres para con otros, y sta, a su vez, determina su actitud limitada hacia la naturaleza, precisamente porque la naturaleza apenas ha sufrido an modificacin histrica alguna. Y, de otra parte, la conciencia de la necesidad de entablar relaciones con los individuos circundantes es el comienzo de la conciencia de que el hombre vive, en general, dentro de una sociedad. Este comienzo es algo tan animal como la propia vida social, en esta fase; es, simplemente, una conciencia gregaria, y, en este punto, el hombre slo se distingue del cordero por cuanto que su conciencia sustituye al instinto o es el suyo un instinto consciente. Esta conciencia gregaria o tribal se desarrolla y se perfecciona despus, al aumentar la productividad, al incrementarse las necesidades y al multiplicarse la poblacin, que es el factor sobre que descansan los dos anteriores. A la par con ello se desarrolla la divisin del trabajo, que originariamente no pasaba de la divisin del trabajo en el acto sexual y, ms tarde, de una divisin del trabajo espontneo o introducida de un modo natural en atencin a las dotes fsicas (por ejemplo, la fuerza corporal), a las necesidades, a las coincidencias fortuitas, etc., etc. La divisin del trabajo slo se convierte en verdadera divisin a partir del momento en que se separan el trabajo material y el mental. Desde este instante, puede ya la conciencia imaginarse realmente que es algo ms y algo distinto que la conciencia de la prctica existente, que representa realmente algo sin representar algo real; desde este instante se halla la conciencia en condiciones de emanciparse del mundo y entregarse a la creacin de la teora pura, de la teologa pura, la filosofa pura, la moral pura, etc. Pero, aun cuando esta teora, esta teologa, esta filosofa, esta moral, etc., se hallen en contradiccin con las relaciones existentes, esto slo podr explicarse por que las relaciones sociales existentes se hallan, a su vez, en contradiccin con la fuerza productiva dominante; cosa que, por lo dems, dentro de un determinado crculo nacional de relaciones, podr suceder tambin por que la contradiccin no se da en el seno de esta rbita nacional, sino entre esta conciencia nacional y la prctica de otras naciones; es decir, entre la conciencia nacional y la conciencia general de una nacin (como ocurre actualmente en Alemania); pero, dado que esta contradiccin se presenta como contradiccin existente slo dentro del cuadro de la conciencia nacional, a tal nacin le parece que tambin la lucha se circunscribe a dicha escoria nacional. !Por lo dems, es de todo punto indiferente lo que la conciencia por s sola haga o emprenda, pues de toda esta escoria slo obtendremos un resultado, a saber: que estos tres momentos, la fuerza productiva, el estado social y la conciencia, pueden y deben necesariamente entrar en contradiccin entre s, ya que, con la divisin del trabajo, se da la posibilidad, ms an, la realidad de que las actividades espirituales y materiales, el disfrute y el trabajo, la produccin y el consumo, se asignen a diferentes individuos, y la posibilidad de que no caigan en contradiccin reside solamente en que

    10Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis

  • Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis Lecturas Primer Taller de Formacin

    vuelva a abandonarse la divisin del trabajo. Por lo dems, de suyo se comprende que los espectros, los nexos, los seres superiores, los conceptos, los reparos, no son ms que la expresin espiritual puramente idealista, la idea del individuo imaginariamente aislado, la representacin de trabas y limitaciones muy empricas dentro de las cuales se mueve el modo de produccin de la vida y la forma de relacin congruente con l. ![4. La divisin social del trabajo y sus consecuencias: la propiedad privada, el Estado, la enajenacin de la actividad social] !Con la divisin del trabajo, que lleva implcitas todas estas contradicciones y que descansa, a su vez, sobre la divisin natural del trabajo en el seno de la familia y en la divisin de la sociedad en diversas familias opuestas, se da, al mismo tiempo, la distribucin y, concretamente, la distribucin desigual, tanto cuantitativa como cualitativamente, del trabajo y de sus productos; es decir, la propiedad, cuyo primer germen, cuya forma inicial se contiene ya en la familia, donde la mujer y los hijos son los esclavos del marido. La esclavitud, todava muy rudimentaria, ciertamente, latente en la familia, es la primera forma de propiedad, que, por lo dems, ya aqu corresponde perfectamente a la definicin de los modernos economistas, segn la cual es el derecho a disponer de la fuerza de trabajo de otros. Por lo dems, divisin del trabajo y propiedad privada son trminos idnticos: uno de ellos dice, referido a la actividad, lo mismo que el otro, referido al producto de sta. !La divisin del trabajo lleva aparejada, adems, la contradiccin entre el inters del individuo concreto o de una determinada familia y el inters comn de todos los individuos relacionados entre s, inters comn que no existe, ciertamente, tan slo en la idea, como algo general, sino que se presenta en la realidad, ante todo, como una relacin de mutua dependencia de los individuos entre quienes aparece dividido el trabajo. !Precisamente por virtud de esta contradiccin entre el inters particular y el inters comn, cobra este ltimo, en cuanto Estado una forma propia e independiente, separada de los reales intereses particulares y colectivos y, al mismo tiempo, una forma de comunidad ilusoria, pero siempre sobre la base real de los vnculos existentes, dentro de cada conglomerado familiar y tribal, tales como la carne y la sangre, la lengua, la divisin del trabajo en mayor escala y otros intereses y, sobre todo, como ms tarde habremos de desarrollar, a base de los intereses de las clases, ya condicionadas por la divisin del trabajo, que se forman y diferencian en cada uno de estos conglomerados humanos y entre las cuales hay siempre una que domina sobre todas las dems. De donde se desprende que todas las luchas que se libran dentro del Estado, la lucha entre la democracia, la aristocracia y la monarqua, la lucha por el derecho de sufragio, etc., no son sino las formas ilusorias bajo las que se ventilan las luchas reales entre las diversas clases Y se desprende, asimismo, que toda clase que aspire a implantar su dominacin, aunque sta, como ocurre en el caso del proletariado, condicione en absoluto la abolicin de toda la forma de la sociedad anterior y de toda dominacin en general, tiene que empezar conquistando el poder poltico, para poder presentar, a su vez, su inters como inters general, cosa que en el primer momento se ve obligada a hacer. !Precisamente porque los individuos slo buscan su inters particular, que para ellos no coincide con su inters comn, y porque lo general es siempre la forma ilusoria de la comunidad, se hace valer esto ante su representacin como algo ajeno a ellos [18] e independiente de ellos, como un inters general a su vez especial y peculiar, o ellos mismos tienen necesariamente que moverse en esta escisin, como en la democracia. Por otra parte, la lucha prctica de estos intereses particulares que constantemente y de un modo real se oponen a los intereses comunes o que ilusoriamente se creen tales, impone como algo necesario la interposicin prctica y el refrenamiento por el inters general ilusorio bajo la forma del Estado. !Finalmente, la divisin del trabajo nos brinda ya el primer ejemplo de que, mientras los hombres viven en una sociedad formada espontneamente, mientras se da, por tanto, una separacin entre el inters particular y el inters comn, mientras las actividades, por consiguiente, no aparecen divididas voluntariamente, sino por modo espontneo, los actos propios del hombre se erigen ante l en un poder ajeno y hostil, que le sojuzga, en vez de ser l quien lo domine. En efecto, a partir del

    11Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis

  • Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis Lecturas Primer Taller de Formacin

    momento en que comienza a dividirse el trabajo, cada cual se mueve en un determinado crculo exclusivo de actividades, que le viene impuesto y del que no puede salirse; el hombre es cazador, pescador, pastor o crtico, y no tiene ms remedio que seguirlo siendo, si no quiere verse privado de los medios de vida; al paso que en la sociedad comunista, donde cada individuo no tiene acotado un crculo exclusivo de actividades, sino que puede desarrollar sus aptitudes en la rama que mejor le parezca, la sociedad se encarga de regular la produccin general, con lo que hace cabalmente posible que yo pueda dedicarme hoy a esto y maana a aquello, que pueda por la maana cazar, por la tarde pescar y por la noche apacentar el ganado, y despus de comer, si me place, dedicarme a criticar, sin necesidad de ser exclusivamente cazador, pescador, pastor o crtico, segn los casos. !Esta plasmacin de las actividades sociales, esta consolidacin de nuestro propio producto en un poder material erigido sobre nosotros, sustrado a nuestro control, que levanta una barrera ante nuestra expectativa y destruye nuestros clculos, es uno de los momentos fundamentales que se destacan en todo el desarrollo histrico anterior. El poder social, es decir, la fuerza de produccin multiplicada, que nace por obra de la cooperacin de los diferentes individuos bajo la accin de la divisin del trabajo, se les aparece a estos individuos, por no tratarse de una cooperacin voluntaria, sino espontnea, no como un poder propio, asociado, sino como un poder ajeno, situado al margen de ellos, que no saben de dnde procede ni a dnde se dirige y que, por tanto, no pueden ya dominar, sino que recorre, por el contrario, una serie de fases y etapas de desarrollo peculiar e independiente de la voluntad y los actos de los hombres y que incluso dirige esta voluntad y estos actos. ![5. Desarrollo de las fuerzas productivas como premisa material del comunismo] !Con esta enajenacin, para expresarnos en trminos comprensibles para los filsofos, slo puede acabarse partiendo de dos premisas prcticas. Para que se convierta en un poder insoportable, es decir, en un poder contra el que hay que hacer la revolucin, es necesario que engendre a una masa de la humanidad como absolutamente desposeda y, a la par con ello, en contradiccin con un mundo de riquezas y de educacin, lo que presupone, en ambos casos, un gran incremento de la fuerza productiva, un alto grado de su desarrollo; y, de otra parte, este desarrollo de las fuerzas productivas (que entraa ya, al misma tiempo, una existencia emprica dada en un plano histrico-universal, y no en la existencia puramente local de los hombres) constituye tambin una premisa prctica absolutamente necesaria, porque sin ella slo se generalizara la escasez y, por tanto, con la pobreza, comenzara de nuevo, a la par, la lucha por lo indispensable y se recaera necesariamente en toda la porquera anterior; y, adems, porque slo este desarrollo universal de las fuerzas productivas lleva consigo un intercambio universal de los hombres, en virtud de lo cual, por una parte, el fenmeno de la masa desposeda se produce simultneamente en todos los pueblos (competencia general), haciendo que cada uno de ellos dependa de las conmociones de los otros y, por ltimo, instituye a individuos histrico-universales, empricamente universales, en vez de individuos locales. Sin esto, 1) el comunismo slo llegara a existir como fenmeno local, 2) las mismas potencias de relacin no podran desarrollarse como potencias universales y, por tanto, insoportables, sino que seguiran siendo simples circunstancias supersticiosas de puertas adentro, y 3) toda ampliacin de la relacin acabara con el comunismo local. El comunismo, empricamente, slo puede darse como la accin coincidente o simultnea de los pueblos dominantes, lo que presupone el desarrollo universal de las fuerzas productivas y el intercambio universal que lleva aparejado. !Por lo dems, la masa de los simples obreros de la mano de obra excluida en masa del capital o de cualquier satisfaccin de sus necesidades, por limitada que sea y, por tanto, la prdida no puramente temporal de este mismo trabajo como fuente segura de vida, presupone, a travs de la competencia, el mercado mundial. Por tanto, el proletariado slo puede existir en un plano histrico-mundial, lo mismo que el comunismo, su accin, slo puede llegar a cobrar realidad como existencia histrico-universal. Existencia histrico-universal de los individuos, es decir, existencia de los individuos directamente vinculada a la historia universal. !

    12Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis

  • Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis Lecturas Primer Taller de Formacin

    Para nosotros, el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que ha de sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de cosas actual. Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente existente.

    13Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis

  • Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis Lecturas Primer Taller de Formacin

    La teora de la alienacin en Marx *!Ludovico Silva !

    En este libro intentar una reconstruccin progresiva de la teora marxista de la alienacin. Su tesis fundamental es que esa teora vive y pervive a lo largo de toda la obra de Marx; al menos, de sus obras fundamentales. La casi totalidad de la inmensa literatura que se ha producido y se sigue produciendo en torno al problema de la alienacin, coincide en un gigantesco y nefando error creer que la alienacin es un problema que Marx slo atac en su juventud, concretamente en los Manuscritos de 1844. Marx ahond de manera sistemtica en el problema de la alienacin. En las grandes obras econmicas que escribi a partir de los Grundrisse (1857-1858), existe una teora madura de la alienacin, desprovista por completo de aquellos escarceos filosficos esencialistas que dificultaban la lectura correcta de los manuscritos de Pars. !Aunque partiremos de los Manuscritos del 44, haremos una alusin -casi puramente a ttulo de informacin- acerca de los giros que toma la alienacin en obras anteriores. Nos quedaremos en alusin por dos razones. En primer trmino, porque detenernos en este examen nos obligara a profundizar las relaciones Marx-Feuerbach-Hegel (y otros nombres, como Moses Hess, por ejemplo), relaciones que en este libro no queremos tocar sino cuando sea estrictamente necesario, y que por lo dems han sido estudiadas a fondo por mltiples autores, lo que no puede decirse del problema de la alienacin en obras de Marx como los Grundrisse, o las Teoras sobre la plusvala, o la Contribucin a la crtica de la economa poltica, que son - aunque parezca mentira- terreno casi virgen en este aspecto. En segundo lugar -y esto es quiz ms importante que lo anterior- porque slo a partir de los Manuscritos del 44, primera obra escrita por Marx despus de iniciar sus estudios de economa poltica, es posible hablar rigurosamente de "alienacin" en sentido marxista. En la Disertacin doctoral de Marx (Diferencia de la filosofa de la naturaleza en Demcrito y Epicuro, 1840-41) se dice, por ejemplo, hablando de Epicuro, que ste conceba al "fenmeno en cuanto tal, esto es, como alienacin (Entfremdung) de la esencia, lo que nada en absoluto nos dice acerca de la alienacin en sentido marxista, y s de la alienacin en sentido hegeliano. En La cuestin juda se acerca un poco ms a su sentido futuro, cuando -siguiendo los pasos de Feuerbach- seala la representacin cristiana del hombre como "fantstica" y "extraa" y en relacin antagnica con el hombre mismo; as como tambin seala la alienacin del hombre respecto del Estado en la "sociedad civil ", en el sentido de que el hombre de esta sociedad no considera que su "esencia" est en l mismo, sino en el Estado, lo que equivale a una forma de alienacin. Ambos temas -alienacin religiosa, alienacin estatal-, unidos a otros tales como el de la alienacin burocrtica reaparecen en la Critica de la filosofa del Estado de Hegel o Critica del Derecho Pblico hegeliano, de 1843; hay, asimismo, el germen de la crtica de la filosofa como alienacin ideolgica, que ahondar despus. Y en la Crtica de la Filosofa del Derecho de Hegel, donde Marx revela con esplendor estilstico su vocacin materialista, hallamos temas que anticipan a La sagrada familia: la forma de suprimir la alienacin religiosa consiste ante todo en suprimir la alienacin existente en la estructura material de la sociedad, pues aqulla es expresin de sta; tanto en la religin como en la vida ciudadana es preciso denunciar la inversin de sujeto y objeto que ocurre universalmente: en la religin, el objeto creado - Dios- se convierte en sujeto creador; en la sociedad civil, el objeto creado - Estado, progreso, etc.- se convierte en sujeto dominador. Y para combatir las formas ideolgicas de tal alienacin, la filosofa que separa al hombre de su existencia material, propone la teora revolucionaria, pues la teora logra realizarse ea un pueblo slo en la medida en que es la realizacin de sus necesidades. !Pero no hay teora marxista de la alienacin sino a partir de los Manuscritos parisinos de 1844. A pesar del vocabulario filosfico, sus categoras son ya fundamentalmente socio-econmicas, y la alienacin aparece como categora histrica, vinculada ante todo al rgimen capitalista de indicadores suficientes como para saber que Marx ya extenda el concepto a modos de produccin anteriores. As, se habla ya de modo claro e inequvoco acerca de lo que nosotros calificaremos

    14Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis

    Ludovico Silva, Fragmento del captulo I Panorama del concepto de alienacin en la obra de Marx: Su trayectoria y sus *problemas en La alienacin como sistema. La teora de la alienacin en la obra de Marx. Venezuela, Caracas, Fundacin Ludovico Silva y fondo editorial del IPASME, 2006, pp.15- 27

  • Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis Lecturas Primer Taller de Formacin

    como variables histrico-genticas de la alienacin, a saber: la divisin del trabajo, la propiedad privada y la produccin mercantil, tres condiciones histricas que pueden ser superadas histricamente y que, por tanto, no pertenecen a ninguna supuesta esencia humana, a menos, claro est, que se considere como la esencia del hombre el vivir en relaciones de explotacin. Pese a hablar de esencia humana y pese a valerse de este concepto en expresiones tan comprometidas filosficamente como alienacin de la esencia humana, Marx insistir, como veremos, en el carcter variable, esto es, humano, histrico, econmico-poltico, pues la alienacin econmica es la vida real y efectiva. No puede haber para Marx una esencia humana alienada fija, estable, eterna, una inmutable quidditas (Esencia humana en Santo Tomas), pues de otro modo qu sentido tendra toda la lucha de Marx por demostrar que la alienacin es superable histricamente? !Por otra parte, Marx sienta las bases, en este manuscrito, de la teora de la alienacin que en obras posteriores desarrollara; lo hace enumerando las principales formas de alienacin: alienacin del producto respecto del productor, alienacin de ste respecto de su actividad productiva misma, alienacin del ser genrico o antagonismo entre el hombre como individuo y el hombre como especie, alienacin del hombre respecto del hombre y alienacin ideolgica en su forma religiosa. Todas estas formas reaparecern en las obras posteriores de Marx pero desvestidas de buena parte del ropaje filosfico que ostentan en los Manuscritos. La teora de la alienacin all presente no puede considerarse -como la consideran muchos autores- como la teora marxista definitiva; ni mucho menos, pues aunque figuren all las intuiciones principales, cmo podra estar completa la teora marxista de la alienacin sin la teora de la plusvala, ni la del valor-trabajo, que slo desarrolla Marx aos despus? Sin embargo, hay pasajes que no desmerecen en modo alguno del Marx de los Grundrisse, tales como lo referentes a la alienacin de las necesidades. !En La sagrada familia no slo se ataca duramente a la filosofa especulativa que hablaba (como hoy) del famoso el hombre con su esencia a cuestas, sino que se insiste -como en los Manuscritos del ao anterior- en relacionar raizalmente propiedad privada y alienacin, sealando la va prctica para que la deshumanizacin que implica la propiedad privada, sea superada mediante la autonegacin de la misma, y se convierta en deshumanizacin que se supera a s misma". !En La ideologa alemana se ataca tambin de frente a la esencia humana con un vocabulario, esta vez, plenamente socioeconmico; se plantea la alienacin en casi toda su amplitud, hacindose especial hincapi en dos de sus variables la divisin del trabajo y la produccin mercantil, trabadas y con el mercado mundial capitalista y se trazan, junto a las bases para una teora general de las formaciones ideolgicas, los fundamentos para un subconjunto de la teora de la alienacin que hoy cobra inmensa importancia en el anlisis de la sociedad (tanto la capitalista como la de transicin hacia el socialismo) a saber: la alienacin ideolgica, concepto que, como veremos ya haba sido intuido en los manuscritos de Pars. !Qu ocurrir con el correr de los aos? Desaparecer, como algunos pretenden, el vocablo alienacin de la obra madura de Marx? O bien, como quieren algunos ms cautos, desaparecer el concepto de alienacin tal y como haba sido formulado en 1844-45, para dar lugar a sucedneos menos filosficos? sera, en suma, la teora de la alienacin el recurso filosfico de un pensador que an no haba profundizado en el estudio de la economa poltica? !En este libro trataremos de responder objetivamente tales interrogantes. Y veremos, objetivamente, que nunca desapareci el concepto de alienacin de la obra de Marx: por el contrario, se fue perfeccionando y completando sucesivamente. !Veremos, por ejemplo, que en el Manifiesto del Partido Comunista (1848), escriben Marx y Engels: los filsofos alemanes bajo la crtica francesa de las funciones del dinero, escriban 'alienacin de la esencia humana'; bajo la crtica francesa del Estado burgus, decan 'superacin (Aufhenbung) del poder de lo universal abstracto, y as sucesivamente. Pero, entindase bien, no se burlan all Marx y Engels de los trminos hegelianos 'Superacin' y 'Enajenacin', es decir, no cuestionan la dialctica ni la alienacin, sino su aplicacin a fantasmas filosficos tales como la "esencia humana" y "lo

    15Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis

  • Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis Lecturas Primer Taller de Formacin

    universal abstracto"; en lo cual, por lo dems, hay una autocrtica de Marx, quien cuatro aos antes haba empleado la primera de esas expresiones en sus manuscritos parisinos. !Un ao despus, en Trabajo asalariado y capital, retoma uno de los temas centrales de la teora de la alienacin expuesta en los Manuscritos de 1844, a saber: el trabajo del obrero asalariado visto como labor forzada y desprovista de sentido propio; la vida comienza para l -escribe Marx- cuando esa actividad termina: en la mesa, en el caf, en la cama. Sus doce horas de trabajo no tienen sentido en s mismas, en cuanto trabajo (por ello son trabajo alienado); su nico sentido es el salario, que le sirve para ir a la mesa, al caf, a la cama. Si el gusano de seda hilase para unir los dos extremos, y an as siguiera siendo larva, sera el asalariado perfecto. Sometido a la produccin mercantil y a la divisin del trabajo (tema que Marx haba desarrollado detenidamente por primera vez en Miseria de la filosofa, de 1847), el llamado obrero libre es libre tan slo porque puede, a diferencia del esclavo y el siervo de la gleba, vender en el mercado esa peculiar mercanca suya que es su trabajo (Marx dir posteriormente: su fuerza de trabajo). !Aos despus, al reiniciar su investigacin econmica -interrumpida, irnicamente, por tener que vender su fuerza de trabajo intelectual en el mercado del periodismo: esa fuerza era, en efecto, su nica mercanca, su nico medio de vida, salvo las ayudas de Engels- vuelve Marx a su vieja teora de la alienacin en diversos y muy ricos textos. Aparecer entonces, no slo parte del viejo vocabulario, sino lo que es ms importante; la teora de la alienacin perfectamente trabada y unificada con la crtica del modo capitalista de produccin (aunque Marx extenda la alienacin tambin a otros modos de produccin, no slo al capitalismo, como algunos autores erradamente afirman), pero adems unida a toda la historia de la produccin mercantil, la divisin del trabajo y la propiedad privada. Surge as la alienacin como una de las ms amplias categoras socio-econmicas de Marx; la que le da el rango, junto a la teora de las formaciones econmico-sociales, de sistema explicativo de 7.000 aos de historia humana, sistema interpretador sin duda pero tambin instrumento transformador del porvenir, sistema terico-prctico, y no sistema ad usum philosophorum (para uso exclusivamente filosfico), ni sistema de philosophia perennis (filosofa eterna e inmutable). !Asi, por ejemplo, en los Grundrisse (1857-1858), atacar Marx a los economistas burgueses por cometer un error garrafal semejante al que reprochaba a Proudhon en 1847: el error de confundir objetivacin (Vergegenstndlichung) con alienacin (Entfremdung). "Los economistas burgueses -escribe- estn hasta tal punto prisioneros en las concepciones de una etapa histrica determinada del desarrollo de la sociedad, que la necesidad de la objetivacin de las fuerzas de trabajo sociales se les aparece como algo inseparable de la necesidad de la alienacin de esas fuerzas respecto del trabajo viviente. Describir, adems, la alienacin del valor de uso en el valor de cambio (como en El Capital), la moneda como poder autnomo frente a los productores, la cosificacin de las relaciones humanas y la personalizacin de las cosas, la desaparicin de la economa monetaria como condicin fundamental para la superacin (Aufhebung) de la alienacin (esta es una de las razones, dicho sea de paso, de la persistencia de la alienacin en las actuales sociedades de transicin hacia el socialismo, supuestamente socialistas; no es una contradiccin suprimir la propiedad privada de los medios de produccin y al mismo tiempo mantener una economa monetaria?); igualmente, en los Grundrisse se hace hincapi en la historicidad del concepto de alienacin (lo que lo separa de una vez por todas de la famosa esencia humana), y en la oposicin Capital-Trabajo que haba sido parcialmente desarrollada en los Manuscritos del 44; tambin en la alienacin religiosa como perfecta analoga de la alienacin del producto del trabajo, en la alienacin ideolgica en general como expresin de la alienacin material, en la contradiccin Apropiacin-Alienacin, y en otros temas que analizaremos en el lugar correspondiente. !En la Contribucin a la crtica de la economa poltica (1859) est tambin presente el concepto de alienacin, y cmo no habra de estarlo, si el libro es esencialmente un anlisis de la mercanca? Es necesario insistir en el hecho siguiente, del que pocos autores se han percatado: no es necesario hallar en un texto el vocablo Entfremdung u otros semejantes para que ese texto hable de alienacin; ste es un concepto socio-econmico, de consecuencias ticas, que est presente

    16Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis

  • Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis Lecturas Primer Taller de Formacin

    siempre que Marx hace el anlisis de la produccin mercantil, en particular all donde habla de la plusvala. Por lo dems, en la Contribucin s estn presentes los vocablos hegelianos ya conocidos, como tendremos oportunidad de mostrarlo. Pero estn presentes de una manera peculiar, asociada y disociada a un tiempo de las formas que exhibe en otros contextos. Asociada, porque se vincula, como siempre, al anlisis de la mercanca; disociada, porque la entonacin terica es casi puramente econmica. Trata all Marx, en primer trmino, acerca del tema que, aunque hecho clebre por el Capital, era viejo en l: el fetichismo mercantil. Lo que, en fin, caracteriza al trabajo creador de valor de cambio es que las relaciones sociales entre las personas se presentan, por as decirlo, como una relacin social entre las cosas. Se enfrenta, adems, a la forma pura y escuetamente econmica de la alienacin, la forma que pudiramos denominar terica, cuando analiza el dinamismo polar del valor uso y el valor de cambio: El proceso de transformacin de las mercancas en valores de uso supone la alienacin universal de stos, su entrada en el proceso de cambio; pero su existencia para el cambio es su existencia como valores de cambio. Para realizarse como valores de uso, ellas deben, pues, realizarse como valores de cambio. Anlisis que culmina en la forma dinero, la forma equivalencial general, la merx mercium o mercanca suprema que representa a todas las dems. Al alienarse como valor de uso y entrar en el proceso de cambio, llega la mercanca a tomar la forma del equivalente general y convertirse en valor de cambio para todas las otras mercancas. !Esta alienacin primaria, que pertenece al dominio puramente terico del anlisis de la mercanca -suerte de anlisis que hoy llamaramos sincrnico- se completa, en El Capital con el anlisis de la plusvala. Pues hay, dentro del mercado de mercancas, una muy particular: la fuerza de trabajo, mercanca perteneciente al obrero libre, y que l vende en el mercado de trabajo. Al hacerlo, dice Marx, realiza su valor de cambio y aliena su valor de uso. El valor de uso de la fuerza de trabajo es consumido en el proceso de trabajo, pero con una peculiaridad muy importante que diferencia a la fuerza de trabajo de otras mercancas: no slo se ha convertido ella misma en mercanca al realizarse como valor de cambio, al venderse al dueo del capital, sino que adems, al consumirse como valor de uso en el proceso de trabajo, produce otras mercancas y produce plusvala, con lo cual el proceso de alienacin hace su recorrido completo: las mercancas que la fuerza de trabajo produce, y la plusvala, se le enfrentarn luego al obrero como fuerzas poderosas, extraas o ajenas a l, dominndolo y convirtindolo en su servidor. A medida que se desarrolla el capitalismo industrialmente, este proceso de alienacin se intensifica cada vez ms, y adquiere -como en el siglo XX- su expresin ideolgica- su alienacin ideolgica, su produccin de plusvala ideolgica. Pero esta intensificacin de la alienacin (que no es suavizada en modo alguno, sino ms bien disfrazada por las reivindicaciones o reformas actuales en favor del obrero) es al mismo tiempo, segn Marx, el camino para su superacin. Al aumentar la alienacin, el desarrollo de las fuerzas productivas crea asimismo las condiciones para su superacin. La prueba mxima de que para Marx la alienacin era una categora histrica, y no filosfica ni antropolgica, es precisamente su insistencia en que se trata de un fenmeno que puede superarse histricamente, superando las condiciones objetivas que la hacen posible -transformacin o transustanciacin- de la propiedad privada y la divisin del trabajo, extincin de la economa monetaria, etc. !Es notable en El Capital, tambin, el desarrollo de eso que llama Marx "la forma ms fetichizada del capital", a saber, el capital a inters, el dinero que produce dinero, all donde el proceso no puede ya simbolizarse como D - M - D (el dinero que produce mercancas, y stas que a su, vez producen nuevo dinero), sino simplemente como D - DI , o sea, dinero que produce dinero, capital que se autovaloriza. A primera vista, pareciera estar ausente de ese proceso la alienacin humana, pues se trata de una cosa que produce a otra cosa, sin que aparezca un productor. Pero, en realidad, es la forma ms profundamente alienada de todas, all donde el capital producido por la plusvala (que a su vez fue producida por el trabajador) se convierte en una entidad totalmente autnoma, en un poder sin cesar creciente sobre el mercado y, por tanto, sobre los productores. !El mismo punto encuentra un magnfico desarrollo en las Teoras sobre la plusvala, ese ingente manuscrito de los aos 1861 -1863, destinado, segn es opinin aceptada, a formar el libro IV del Capital. Siendo este Libro IV uno de los lugares ms ricos de la obra marxista en lo que se refiere al problema de la alienacin, y estando publicado en su mayor parte desde 1905-1910 (edicin de Karl Kautsky), sorprende que apenas ninguno de entre los muchsimos comentaristas del problema de la

    17Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis

  • Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis Lecturas Primer Taller de Formacin

    alienacin en Marx (nica excepcin que conocemos: M. Rubel) se haya molestado en consultar este texto. Aparecen aqu, resumidas y profundizadas todas las grandes formas de la alienacin que, como hemos visto ya a vuelo de pjaro, aparecen a lo largo de toda la obra de Marx. As, por ejemplo, en el caso del anlisis del capital a inters y de la usura. El fetichismo ms absoluto nos lo revela el capital usurario o productor de intereses. Es el punto de partida primitivo del capital, el dinero, y la frmula D - M - D', reducida a sus dos extremos: D - D'. Es la frmula primaria y genrica del capital condensada en una sntesis ininteligible ( ... ). As, en la forma del capital a inters, la plusvala se presenta como una emanacin misteriosa del dinero: 100 libras, al inters del 5%, producen 105 libras! Dnde est el proceso de trabajo? Es esta una forma fetichizada de la suprema mercanca: el dinero, en la que ha desaparecido la alienacin del trabajo? En modo alguno: !se trata de una concentracin de trabajo muerto, trabajo objetivado que sigue pesando como una fuerza extraa sobre el trabajo vivo. Aparece as el tema eviterno en Marx: el antagonismo de capital y trabajo. En el capital a inters pareciera haberse borrado tal antagonismo; y as lo ven los economistas vulgares; sin embargo, ms que nunca, se trata de un fetiche, de una forma en la que el capital alcanza su forma ms csica, su forma pura de fetiche y en la que la naturaleza de la plusvala queda ocultada. Es decir, la relacin social, las relaciones de produccin que han hecho posible el capital, parecieran esfumarse en el capital a inters o valor que se valoriza a s mismo. Pero, a pesar de semejante mistificacin, existe all ms que nunca la alienacin, la forma de la alienacin, comprendida a medias por los economistas clsicos (Smith, Ricardo) y absolutamente incomprendida por los economistas vulgares, "que nadan en la alienacin como en su elemento natural, segn apostrofa Marx. !Veremos que surge tambin en esta obra, en estrecha relacin con el tema de la alienacin, un tema que haba aparecido en el Libro III del Capital, a saber, el de la frmula trinitaria. Los economistas clsicos y, por tanto, crticos, consideran como un obstculo la forma de la alienacin y procuran descartarla mediante el anlisis; los economistas vulgares, por el contrario, nadan en la alienacin como en su elemento natural. Para ellos, la trinidad de la tierra-renta, el capital-inters y el trabajo-salario es lo que para los escolsticos la trinidad de Dios Padre, Dios Hijo y Espritu Santo. ( ... ) Este modo de proceder es utilsimo para la apologtica. Bajo la forma de tierra-renta, capital-inters, trabajo-salario, las diversas formas de la plusvala y de la produccin capitalista no aparecen alienadas (entfremdet) como lo son realmente, sino como si fueran extraas e indiferentes entre s, como formas simplemente distintas, pero no antagnicas. Es como si las diversas rentas naciesen de fuentes muy distintas ... Cuando, en realidad, no hay plusvala - ni ninguna de sus formas: ganancia, renta- que no tenga su fuente en el trabajo humano! Parecido reproche har Marx en esta obra al sistema fisiocrtico, que aunque "intenta explicar la plusvala por la apropiacin del del trabajo ajeno", sin embargo la considera como un simple don de la naturaleza", con lo que escamotea una buena parte de "la alienacin (Entfremdung) de la fuerza de trabajo respecto de las condiciones objetivas del mismo. Figuran, adems, en esta obra, temas tales como la peculiar alienacin del trabajador agrcola frente al terrateniente-capitalista, el antagonismo irreconciliable entre el capital y el trabajo -el capitalista: personificacin del capital; el trabajador: personificacin del trabajo-; la alienacin de la ciencia, convertida en fuerza productiva, en capital, e igualmente antagnica frente al trabajo; la alienacin del producto; la plusvala como medida objetiva de la alienacin; la alienacin ideolgica en general y la de la produccin intelectual artstica en particular, cuando el producto artstico, material o inmaterial, entra como mercanca al mercado; superacin de la alienacin, etc. !!

    18Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis

  • Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis Lecturas Primer Taller de Formacin

    Una suposicin: producir en tanto que hombres *!Karl Marx !

    Supongamos que hubiramos producido en tanto que hombres: cada uno de nosotros habra afirmado doblemente en su produccin tanto al otro como a s mismo. 1] Yo habra objetivado mi individualidad y su peculiaridad en mi produccin; habra por tanto gozado doblemente: durante la actividad, la experiencia de una expresin vital individual, y, al contemplar el objeto, la alegra individual de saber que mi personalidad es un poder objetivo, comprobable sensiblemente y que est por tanto fuera de toda duda. 2] En tu goce o consumo de mi producto, yo habra gozado de manera inmediata tanto la conciencia de haber satisfecho una necesidad humana con mi trabajo como la conciencia: 1] de haber objetivado la esencia humana y proporcionado as el objeto correspondiente a la necesidad de otro ser humano; 2] de haber sido para ti el mediador entre t y la comunidad, de haber estado por tanto en tu experiencia y tu conciencia como un complemento de tu propia esencia y como una parte necesaria de ti mismo, es decir, de haberme confirmado tanto en tu pensamiento como en tu amor; 3] de haber creado tu expresin vital individual en la ma propia, de haber por tanto confirmado y realizado inmediatamente en mi actividad individual mi verdadera esencia, mi esencia comunitaria, humana. !Nuestras producciones seran otros tantos espejos cuyos reflejos irradiaran nuestra esencia ante s misma. !Esta relacin la manera en que en ella, recprocamente, se realice de tu parte lo que se realiza de la ma. !Consideremos los diferentes momentos tal como aparecen en la suposicin: !Mi trabajo sera expresin vital libre, por tanto goce de la vida. Bajo las condiciones de la propiedad privada es enajenamiento de la vida, pues yo trabajo para vivir, para conseguir un medio de vida. Mi trabajo no es vida. !En segundo lugar: por ser el trabajo la afirmacin de mi vida individual, la peculiaridad de mi individualidad estara incluida en l. El trabajo sera entonces la propiedad verdadera, activa. Bajo las condiciones de la propiedad privada, la enajenacin de mi individualidad es tal, que esta actividad me resulta detestable; es un tormento; slo es ms bien la apariencia de una actividad, y por ello una actividad obligada, que se me impone por un requerimiento exterior y casual y no por un requerimiento interno y necesario. !En el objeto de mi trabajo, mi trabajo slo puede mostrarse de la manera en que es. Su apariencia no puede mostrarlo como l no es segn su esencia. Por ello, mi trabajo slo aparece como la expresin objetiva, sensible, observable y por tanto indudable de mi prdida de m mismo y de mi impotencia. !

    19Eje I. Teora crtica y filosofa de la praxis

    Karl Marx, Cuadernos de Pars [Notas de lectura de 1844], trad. Bolvar Echeverra. Mxico, ERA, segunda edicin, 1980, *p.p. 155-157