lectura milagro de kamaishi

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LECTURA DEL “MILAGRO DE KAMAISHI” EL “MILAGRO” DE KAMAISHI 1 Kamaishi es una ciudad más de la costa del norte de Japón. Como otras, fue sacudida primero por un terremoto y barrida después por un tsunami el once de marzo. De sus 39.000 habitantes, unos 1.200 han sido declarados muertos o desaparecidos hasta el momento. De los alumnos de las escuelas de Kamaishi, sin embargo, no falta prácticamente nadie. Según el diario japonés Sankei Shinbun, casi el 100% de los 3000 alumnos de las 14 escuelas de Kamaishi habían evacuado la zona cuando el tsunami arrasó la ciudad. Y no fue milagro, ni suerte. En enero de 2007 otro fuerte terremoto sacudió el área. En Kamaishi sufrieron sus efectos, así como un pequeño tsunami. No hubo víctimas, pero sí alarma, porque menos del 10% de sus habitantes habían cumplido los protocolos de protección para desastres naturales. Así, las autoridades de Kamaishi introdujeron en las escuelas programas especiales para saber qué hacer ante desastres como terremotos o tsunamis. A través de simulacros serios y repetidos, los alumnos debían mecanizar las vías de escape a los refugios y saber qué papel individual y colectivo tenían que desempeñar en los planes de evacuación. El once de marzo, los alumnos de las escuelas de Kamaishi estaban a punto de regresar a casa del colegio. En cuanto sonó la alarma, todos comenzaron a dirigirse a los lugares de evacuación previstos, a 5-10 minutos a pie de cada escuela, como habían hecho en los simulacros. Desde allí, observaron cómo el tsunami entraba en la ciudad y decidieron trasladarse hacia terrenos todavía más elevados. Durante la evacuación, cada alumno de Secundaria tenía la responsabilidad de encargarse de uno más pequeño, de Primaria. Así, los 3000 se salvaron. 1 Historia obtenida del Diario Montanes. Del 23.03.2011 - EMI YANAI. Madrid

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Page 1: Lectura milagro de kamaishi

LECTURA DEL “MILAGRO DE KAMAISHI”

EL “MILAGRO” DE KAMAISHI1

Kamaishi es una ciudad más de la costa del norte de Japón. Como otras, fue sacudida primero por un terremoto y barrida después por un tsunami el once de marzo. De sus 39.000 habitantes, unos 1.200 han sido declarados muertos o desaparecidos hasta el momento. De los alumnos de las escuelas de Kamaishi, sin embargo, no falta prácticamente nadie. Según el diario japonés Sankei Shinbun, casi el 100% de los 3000 alumnos de las 14 escuelas de Kamaishi habían evacuado la zona cuando el tsunami arrasó la ciudad. Y no fue milagro, ni suerte.

En enero de 2007 otro fuerte terremoto sacudió el área. En Kamaishi sufrieron sus efectos, así como un pequeño tsunami. No hubo víctimas, pero sí alarma, porque menos del 10% de sus habitantes habían cumplido los protocolos de protección para desastres naturales. Así, las autoridades de Kamaishi introdujeron en las escuelas programas especiales para saber qué hacer ante desastres como terremotos o tsunamis. A través de simulacros serios y repetidos, los alumnos debían mecanizar las vías de escape a los refugios y saber qué papel individual y colectivo tenían que desempeñar en los planes de evacuación.

El once de marzo, los alumnos de las escuelas de Kamaishi estaban a punto de regresar a casa del colegio. En cuanto sonó la alarma, todos comenzaron a dirigirse a los lugares de evacuación previstos, a 5-10 minutos a pie de cada escuela, como habían hecho en los simulacros. Desde allí, observaron cómo el tsunami entraba en la ciudad y decidieron trasladarse hacia terrenos todavía más elevados. Durante la evacuación, cada alumno de Secundaria tenía la responsabilidad de encargarse de uno más pequeño, de Primaria. Así, los 3000 se salvaron.

No sé hasta qué punto algunas personas que alaban la disciplina reinante en el Japón de estos días no están hablando más de la imagen que tienen de su propia sociedad que no de la de mi país, porque todos sabemos que, ante un desastre de este nivel, nadie es inmune al miedo. Aún así, si algo puede mantenernos en orden es la experiencia de remar todos en la misma dirección, adquirida de manera sistemática, metódica y seria, sin olvidar el porqué de tanta práctica. Los niños de Kamaishi la tenían gracias a los repetitivos simulacros.

Enseñar y aprender las lecciones del pasado. Dos cosas tan cotidianas pero laboriosas acabaron proporcionando a los alumnos la suficiente experiencia para sobrevivir. Puede haber más terremotos de gran escala dentro de cinco o cincuenta años. Sea cuando sea, seguir enseñando y aprendiendo. Quizá sea la única herencia válida que podemos ofrecer a nuestros hijos.

1 Historia obtenida del Diario Montanes. Del 23.03.2011 - EMI YANAI. Madrid