lectura de la carta del apóstol san pablo a los romanos 8 ... · lectura de la carta del apóstol...

2
“Por nuestros hermanos que se han alejado de la fe, para que, a través de nuestra oración y el testimonio evangélico, puedan redescubrir la cercanía del Señor misericordioso y la belleza de la vida cristiana” P. Francisco. Intención mes julio 2017 Lectura del libro de la Sabiduría 12,13.16-19 Pues fuera de ti, no hay otro dios al cuidado de todo, ante quien tengas que demostrar que no juzgas injustamente; porque tu fuerza es el principio de la justicia, y tu señorío sobre todo te hace ser indulgente con todos. Despliegas tu fuerza ante el que no cree en tu poder perfecto y confundes la osadía de los que lo conocen. Porque tú, dueño del poder, juzgas con moderación y nos gobiernas con mucha indulgencia, porque haces uso de tu poder cuando quieres. Actuando así, enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano y diste a tus hijos la dulce esperanza, pues concedes el arrepentimiento a los pecadores. Palabra de Dios. Salmo responsorial.- Sal 85 R. TÚ, SEÑOR, ERES BUENO Y CLEMENTE. Tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha mí oración, atiende a la voz de mi súplica. R. Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor; bendecirán tu nombre: «Grande eres tú, y haces maravillas; tú eres el único Dios. » R. Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad y leal, mírame, ten compasión de mí. R. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 26-27 Queridos hermanos: Del mismo modo, el Espíritu acude en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos pedir como conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escruta los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios. Palabra de Dios +Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 24-43 En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?" Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero"'». Les propuso esta otra parábola: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas». Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermenta.» Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les hablaba nada, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.» Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: «Acláranos la parábola de la cizaña en el campo». Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se echa el fuego, así será al fin del tiempo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su reino todos los escándalos y a todos los que obran iniquidad y los arrojarán al horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga. » Palabra del Señor.

Upload: doancong

Post on 06-Nov-2018

221 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8 ... · Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 26-27 Queridos hermanos: Del mismo modo, el Espíritu

“Por nuestros hermanos que se han alejado de la fe, para que, a través de nuestra oración y el testimonio evangélico, puedan redescubrir la cercanía del Señor misericordioso y la belleza de la vida cristiana” P. Francisco. Intención mes julio 2017

Lectura del libro de la Sabiduría 12,13.16-19 Pues fuera de ti, no hay otro dios al cuidado de todo, ante quien tengas que demostrar que no juzgas injustamente; porque tu fuerza es el principio de la justicia, y tu señorío sobre todo te hace ser indulgente con todos. Despliegas tu fuerza ante el que no cree en tu poder perfecto y confundes la osadía de los que lo conocen. Porque tú, dueño del poder, juzgas con moderación y nos gobiernas con mucha indulgencia, porque haces uso de tu poder cuando quieres. Actuando así, enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano y diste a tus hijos la dulce esperanza, pues concedes el arrepentimiento a los pecadores. Palabra de Dios.

Salmo responsorial.- Sal 85

R. TÚ, SEÑOR, ERES BUENO Y CLEMENTE. Tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha mí oración, atiende a la voz de mi súplica. R. Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor; bendecirán tu nombre: «Grande eres tú, y haces maravillas; tú eres el único Dios. » R. Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad y leal, mírame, ten compasión de mí. R.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 26-27 Queridos hermanos: Del mismo modo, el Espíritu acude en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos pedir como conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escruta los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios. Palabra de Dios

+Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 24-43 En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?" Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero"'». Les propuso esta otra parábola: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas». Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermenta.» Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les hablaba nada, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.» Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: «Acláranos la parábola de la cizaña en el campo». Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se echa el fuego, así será al fin del tiempo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su reino todos los escándalos y a todos los que obran iniquidad y los arrojarán al horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga. » Palabra del Señor.

Page 2: Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8 ... · Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 26-27 Queridos hermanos: Del mismo modo, el Espíritu

Te damos gracias, Dios y Señor nuestro, por ser un Dios cercano y amigo, un Dios padre, que no quiere ser temido sino amado, que no amenaza con castigos sino que es pura promesa; un Dios que es vida y nos abraza ahora y para siempre. Por eso es razonable y obligado que rebose nuestro corazón de alegría, que pensemos en ti continuamente, que te tengamos siempre presente, y que nuestra oración sea una constante y sentida acción de gracias. Hoy, al igual que todos los días de nuestra vida, te damos gracias y te bendecimos mediante este himno de gloria. R. Calvo Beca

Día 25, martes, FIESTA DE SANTIAGO, APÓSTOL Misa solemne, a las 12:30h

http://www.sanjoselasmatas.es

En el relato evangélico, Jesús sigue presentando la gran novedad de la que él es el portador. Él sigue presentándonos el mensaje central, el camino, el Reino de Dios. Este Reino no es algo mágico: es como una semilla sembrada y que da fruto. Dios ha sembrado en la vida de las personas y de ellas depende que den fruto. La semilla es de buena calidad, pero requiere buena tierra, buena acogida. El Reino no es un acto de magia de Dios. Está claro que tiene vida dentro. Pero, junto a los frutos de ese Reino nuevo (“trigo”, según el evangelio de hoy), están también los frutos caducos (“cizaña”, según el mismo evangelio). Aún más: fácilmente podemos caer en la tentación de catalogar la realidad: yo/nosotros somos trigo limpio; los otros/demás son la “cizaña”. Y como nosotros somos muy resolutivos, queremos arrancar la cizaña, como en la parábola de hoy. Es nuestra lógica. Eso sí, una lógica distinta a la de Dios, que respeta siempre. Hoy, además, nos pide no ir catalogando a las personas en “buenas” y “malas”, sobre todo si “bueno” es aquello que coincide conmigo, y “malo” todo aquello que es distinto a lo que yo pienso o vivo. Nos empeñamos en hacer separaciones, sin embargo el evangelio lo deja bien claro, tenemos que vivir juntos, compartir, coexistir. La actitud de Jesús es esperar y amar profundamente para que cada persona descubra el camino de la vida en plenitud. Y, además, nos invita a vigilar para no ser nosotros cizaña que estropee el campo de Dios, porque en todos nosotros se dan ambas realidades. Por eso, la invitación es a convertirnos cada día al Evangelio. Practiquemos o no, todos tenemos cada día el deber de ser mejores, hacernos la vida más fácil y, eso repercutirá en bien de todos. Estamos llamados a creer en el Reino y a ser tierra buena. ¿Deseamos esa vida de Dios? ¿Tenemos ganas de ser accesibles a sus llamadas? Sólo así, sólo si creemos en ese Reino de bondad, de amor, de justicia, de igualdad… que Él siembra en nosotros, y si lo deseamos de verdad, seremos tierra buena donde pueda dar fruto. Con esta fe, con este deseo, tendremos que dejarnos llenar por la palabra de Jesús, por el Evangelio que Él anuncia.

Bidean

Las Matas. Madrid - Año XIV - nº 889 Domingo XVI - T.O. – CICLO A – 23 julio 2017