lectores-alkimia.webnode.cl · para salvar la vida de su madre, clary debe viajar hasta la ciudad...
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Parasalvarlavidadesumadre,ClarydebeviajarhastalaCiudaddeCristal,elhogarancestraldeloscazadoresdesombras.Porsifuerapoco,JacenoquierequevayaySimonhasidoencarceladoporlospropiosCazadoresdeSombras, que no se fían de un vampiro resistente al sol. Mientras, ClarytrabaamistadconSebastián,unmisteriosocazadordesombrasquesealíacon ella. Valentine está dispuesto a acabar con todos los cazadores desombras:laúnicaopciónquelesquedaaéstosesaliarseconsusmortalesenemigos pero ¿podrán hombreslobo, vampiros y otras criaturas delsubmundodejaraunladosusdiferenciasconloscazadoresdesombras?
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CassandraClare
CiudaddecristalCazadoresdesombras3
ePUBv2.3ikero07.07.12
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ExtensoyescabrosoeselcaminoquellevadelInfiernohastalaluz.
JOHNMILTON,ElParaísoperdido
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PrimeraparteLascentellasvuelanhaciaelcielo
Emperocomolascentellasvuelanhaciaelcielo,Asíelhombrenaceparalaaflicción
JOB5:7
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ELPORTAL
Laolade fríode la semanaanteriorhabía finalizado; el solbrillabacon fuerzamientrasClarycruzabaapresuradamenteelpolvorientopatiodelanterodeLuke,conlacapuchade lachaqueta subidapara impedirque loscabellos se learremolinaransobreelrostro.Puedequeelclimasehubiesevueltomáscálido,peroelvientoquesoplaba del EastRiver todavía podía ser brutal. Transportaba con él un tenue olorquímico,mezcladoconeloloraasfaltoygasolinapropiodeBrooklyn,yeldeazúcarquemadoprocedentedelafábricaabandonadaqueseencontrabacalleabajo.
Simon laesperabaenelporchedelantero, repantingadoen su sillóndemuellesroto.SosteníasuDSsobrelasrodillasysededicabaagolpearlarítmicamenteconelpuntero.
—Gané—dijomientrasellasubíalospeldaños—.SoyelmejorjugandoalMarioKart.
Claryseretirólacapucha,seapartóelcabellodelosojosyrebuscóenelbolsillosusllaves.
—¿Dóndeestabas?Teheestadollamandotodalamañana.Simonselevantóyguardóelparpadeanterectánguloensubandolera.—EstabaencasadeEric.Ensayodelabanda.Clarydejódesacudir la llaveen lacerradura,dondesiempreseencallaba,para
mirarlecondesaprobaciónduranteuninstante.—¿Ensayodelabanda?Estásdiciendoquetodavíasigues...—¿En el grupo? ¿Por qué no tendría que seguir en él?—Alargó lamano por
delantedeella—Trae,dejaquelohagayo.ClaryesperóaunladomientrasSimongirabaconpericialallaveaplicandojusto
la presión adecuada hasta conseguir que la obstinada y vieja cerradura se abrieraemitiendounchasquido.Lamanodelmuchachorozó levemente lasuya; lapieldeSimon estaba fría, a lamisma temperatura del aire de la calle. Ella se estremecióligeramente. Habían cortado su relación la semana anterior, y todavía se sentíaconfusacadavezqueleveía.
—Gracias.—Recuperólallavesinsiquieramirarle.Dentrohacíacalor.Clarycolgólachaquetaenlaperchadelrecibidorysedirigió
alahabitacióndeinvitados;Simonlaseguía.Claryfruncióelceñoalversumaletaabierta como la conchadeunaalmeja sobre la camay su ropay sus cuadernosdedibujodesperdigadosportodaspartes.
—Pensaba que sólo ibas a estar en Idris un par de días —comentó Simon,
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evaluandoeldesordenconunamiradadevagaconsternación.—Así es, pero no seme ocurre quémeter en lamaleta. Apenas tengo ningún
vestidoofalda;¿ysinopuedollevarpantalonesallí?—¿Por qué no ibas a poder llevar pantalones allí?Es otro país, no cambias de
siglo.—Como los cazadores de sombras son tan anticuados e Isabelle siempre lleva
vestidos... —Clary se interrumpió y suspiró—. No te preocupes. Tan sólo estoyproyectandolaansiedadpormimadreenmiguardarropa.Hablemosdealgunaotracosa.¿Cómohaidoelensayo?¿Seguíssinunnombreparalabanda?
—Hasidogenial.—Simonsesentódeunsaltosobreelescritorio,dejandocolgarlas piernas—. Estamos considerando un nuevo lema. Algo irónico como: «Hemosvistounmillónderostrosyhemoshechovibraraunochentaporcientodeellos».
—¿LeshascontadoaEricyalosdemásque...?—¿Quésoyunvampiro?No.Noeslaclasedecosaqueunodejacaerasícomo
asíenunaconversacióninformal.—Puedequeno,perosontusamigos.Deberíansaberlo.Yademás,pensaránque
eso te convierte en algo más parecido a un dios del rock, como aquel vampirollamadoLester.
—Lestat—lacorrigióSimon—.ElvampiroLestat.Ypertenecealaficción.Detodosmodos,onohevistoquetúhayascorridoacontarlesatusamigosqueeresunacazadoradesombras.
—¿Quéamigos?Túeresmiamigo.—SearrojósobrelamesadeespaldasyalzólosojoshaciaSimon—.Yteloconté,¿noescierto?
—Porquenoteníaselección.—Simoninclinólacabezaaunlado,estudiándola;laluzdelamesilladenochesereflejabaensusojos,dándolesuntonoplateado—.Teecharédemenosmientrasestésfuera.
—Yotambiénteecharédemenos—repusoClary,aunquesentíaunhormigueodenerviosaexpectativaportodalapielqueledificultabalaconcentración.
«¡MevoyaIdris!—canturreóparasímisma—.Veréelpaísdelqueprocedenloscazadoresdesombras,laCiudaddeCristal.Salvaréamimadre.
»YestaréconJace.»Los ojos deSimon centellearon como si pudiese oír sus pensamientos, pero su
vozsonósosegada.—Cuéntamelo otra vez... ¿por qué tienes que ir a Idris? ¿Por qué no pueden
MadeleineyLukeocuparsedeestosinti?—Mimadre consiguió el hechizo que la sumió en este estado demanos de un
brujo:Ragnor Fell.Madeleine dice que tenemos que dar con él si queremos sabercómoinvertirelhechizo.Elbrujonolaconoce,perosíqueconocíaamimadre,YMadeleinecreequeconfiaráenmíporqueyomeparezcomuchoaella.YLukeno
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puedevenirconmigo.PodríairaIris,peroalparecernopuedeentrarenAlacantesinel permiso de laClave, y ellos no lo darán.Y no les hables de ello, por favor; élquerríaacompañarme.SiyonohubieseconocidoaMadeleineantes, tampococreoquemedejaseniramí.
—Pero losLightwood tambiénestaránallí.Y Jace.Ellos teayudarán.Porque...Jacedijoqueteayudaría,¿verdad?¿Aélnoleimportaquevayas?
—Claro, él me ayudará —dijo Clary—Y por supuesto que no le importa. Lepareceestupendo.
Sinembargo,ellasabíaqueesonoeracierto.ClaryhabíaidodirectamentealInstitutodespuésdehaberhabladoconMadeleine
enelhospital. Jacehabía sidoelprimeroaquien lehabíacontadoel secretodesumadre, antes incluso que a Luke. Y él se había quedado allí plantado mirándolafijamente,cadavezmáspálido,mientrasClaryhablaba,comosienlugardeestarlecontando cómo podía salvar a sumadre ella le estuviera extrayendo la sangre concruellentitud.
—Túnovasa ir—dijoél encuanto la chicahubo finalizado—.Aunque tengaqueatarteysentarmeencimadetihastaqueestedemencialcaprichotuyosetepase,novasairaIdris.
Clary se sintió igual que si la hubiesen abofeteado.Había creído que él estaríaencantado.Habíaacudidocorriendodesdeelhospitalacontárselo,yallíestabaéldepieenlaentrada,enfadado,mirándolaconaquellaexpresióntétrica.
—Perovosotrossíquevais.—Sí,claro.Tenemosqueir.LaClavehaconvocadoatodoslosmiembrosactivos
de losquesepuedaprescindirdevueltaaIdrisparaunagranreunióndelConsejo.VanavotarquéhacerrespectoaValentine,ypuestoquesomoslasúltimaspersonasquelehanvisto...
Clarypasóporaltoaquello.—Entonces,sivosotrosvais,¿porquénpuedoircontigo?Lasencillezdelapreguntaparecióenojarleaúnmás.—Porquenoesseguroparatiirallí.—Vaya, ¿y acaso estoy segura aquí? Han intentado asesinarme una docena de
vecesduranteelmespasado.Ysiempreaquí,enNuevaYork.—Eso es porque Valentine ha estado concentrado en los dos Instrumentos
Mortales que había aquí —masculló Jace entre dientes—. Ahora va a desviar suatenciónaIdris,todoslosabemos...
—Noestamostansegurodeeso—dijoMaryseLightwood.
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Lamujerhabíapermanecidodepieenlasombradelaentradadelpasillo,sinqueningunodeelloslaviera;avanzóhastaquedarbajolasfuerteslucesdelaentrada,queiluminaron las arrugas de agotamiento que parecían alargar su rostro. Su esposo,RobertLightwood,habíaresultadoheridoporvenenodedemoniodurantelabatalladelasemanaanterioryhabíanecesitadocuidadosconstantesdesdeentonces;Clarypodíaimaginamuybienlocansadaquedebíadeestar.
—LaClavequiereconoceraClarissaytúlosabes,Jace.—LaClavepuedeirsealamierda.—Jace—lereprendióMaryseensuhabitualtonomaternal—.Eselenguaje.—LaClavequieremuchascosas—rectificóJace—.¿Porquéhadeconseguirlas
todas?Maryse le miró como si supiese exactamente a qué se refería y no le hiciese
gracia.—LaClavetienerazónamenudo,Jace.Noesirracionalquequieranhablarcon
Clary,despuésdetodoloquehapasado.Loqueellapodríacontarles.—Yolescontarécualquiercosaquequieransaber—dijoJace.MarysesuspiróyvolviósusojosazuleshaciaClary.—¿DeboentenderquetúquieresiraIdris?—Sólounospocosdías.Noseréningunamolestia—leimploróClary,evitandola
miradafuribundadeJace—.Lojuro.—La cuestión no es si serás unamolestia; la cuestión es si estarás dispuesta a
reunirtecon laClavemientrasestásallí.Ellosquierenhablarcontigo.Si teniegas,dudoqueobtengamoslaautorizaciónparallevarteconnosotros.
—No...—empezóJace.—MereuniréconlaClave—leinterrumpióClary,aunquelasolaideadehacerlo
leprovocóunaoleadadefríoalolargodelaespalda.El único emisario de la Clave que había conocido hasta el momento era la
Inquisidora,quiennohabíasidoexactamenteunapersonaagradabledetenerallado.Marysesefrotólassienesconlasyemasdelosdedos.—Entonces todo resuelto.—Sinembargo, suvozno sonóconvencida, sino tan
tensayfrágilcomounacuerdadeviolínexcesivamentetensada—.Jace,acompañaaClaryafuerayluegovenavermealabiblioteca.Necesitohablarcontigo.
Desapareciódenuevoenlassombrassinsiquieraunapalabradedespedida.Clarylasiguióconlamirada,sintiéndosecomosilaacabarandeempaparconaguahelada.Alexe Isabelleparecíansentiruncariñogenuinopor sumadre,yestaba seguradequeMarysenoeraunamalapersonaenrealidad,peronoeraexactamenteloquesediceafectuosa.
LabocadeJacedibujabaunaduralínea.—Miraloquehasconseguido.
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—Necesito ir a Idris, incluso si tú no puedes comprender el motivo—replicóClary—.Necesitohacerestopormimadre.
—MaryseconfíademasiadoenlaClave—dijoJace—.Seguramentecreequesonperfectos,yyonopuedodecirlequenoloson,porque...—Sedetuvobruscamente.
—PorqueesoesloqueValentinediría.Clary esperó una explosión, pero «Nadie es perfecto» fue todo lo que él
pronuncióantesdepulsarelbotóndelascensorconeldedoíndice.—NisiquieralaClave.Clarycruzólosbrazossobreelpecho.—¿Es realmente ése el motivo de que no quieras que vaya? ¿Por qué no es
seguro?Unparpadeodesorpresacruzóelrostrodelmuchacho.—¿Quéquieresdecir?¿Porquéotromotivoibaaquererquevinieses?Ellatragósaliva.—Porque...«Porquemedijistequeyanosientesnadapormí,yverás,esoesmuydelicado,
porqueyotodavíasientocosasporti.Yapuestoaquelosabes.»—¿Porquénoquieroamihermanitasiguiéndomeportodaspartes?—Hubouna
notacortanteensuvoz,medioburla,medioalgomás.Elascensorllegóconuntraqueteo.Claryempujólapuertaaunlado,entróenély
sevolvióhaciaJace.—Noquieroirporquetúvayasaestarallí.Quieroirporquemegustaríaayudara
mimadre.Nuestramadre.Tengo que ayudarla, ¿no lo entiendes? Si no hago esto,podríanodespertarjamás.Podríasfingiralmenosqueteimportaunpoco.
Jace pasó lasmanos sobre los hombros de ella, rozando con las yemas de losdedoslapieldesnudadelcuelloyenviandoinútilesescalofríosatravésdelosnerviosdelamuchacha.ClaryadvirtióqueJaceteníasombrasbajolosojosyhuecososcurosbajolospómulos.Elsuéternegroquellevabapuestonohacíamásqueresaltarsupielllenademoratones,al igualquesusoscuraspestañas;constituía todounestudiodecontrastes, digno de ser pintado en tonalidades negras, blancas y grises, consalpicadurasdeoroaquíyallá,comosusojos,paradaruntoquedecolor...
—Déjamehacerlo.—LavozdeJacesonóqueda,apremiante—.Puedoayudarlaporti.Dimeadóndeir,aquiénpreguntar.Conseguiréloquenecesitas.
—Madeleineledijoalbrujoqueseríayoquieniría.EstaráesperandoalahijadeJocelyn,noalhijodeJocelyn.
LasmanosdeJacesecerraronconmásfuerzasobresushombros.—Puesdileaellaquehubouncambiodeplanes.Iréyo,notú.Túno.—Jace...—Haréloquesea—dijoél—.Cualquiercosaquemepidas,siprometesquedarte
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aquí.—Nopuedo.Lasoltó,comosiellalehubieseapartadodeunempujón.—¿Porquéno?—Porqueellaesmimadre,Jace—respondióClary.—Ylamía.—Lavozsonófría—.Enrealidad,¿porquénosepusoencontacto
conMadeleineconlosdosrespectoaesto?¿Porquésólotú?—Yasabesporqué.—Porque—dijoél,yestavezsuvozsonóaúnmásfría—paraellaereslahijade
Jocelyn.PeroyosiempreseréelhijodeValentine.Cerró la puerta violentamente entre ellos. Durante un instante Clary le miró
fijamente;lamalladelarejaledividíaelrostroenunaseriederombos,bosquejosdemetal.Un ojo dorado la contempló a través de uno de los rombos, con una cólerafuriosatitilandoensusprofundidades.
—Jace...—empezóadecir.Pero tras una sacudida el ascensor bajaba ya con su traqueteo habitual,
transportándolaaloscurosilenciodelacatedral.—LaTierraaClary.—Simonagitólasmanosanteella—.¿Estásdespierta?—Sí,losiento.Seincorporó,sacudiendolacabezaparaeliminarlastelarañas.Aquéllahabíasido
laúltimavezquehabíavistoaJace.Nohabíacogidoelteléfonocuandoellalehabíallamadomástarde,asíquehabíahechotodoslosplanesparaelviajeaIdrisconlosLightwood usando a Alec como reacia y avergonzada persona de contacto. PobreAlec,atrapadoentreJaceysumadre,intentandosiemprehacerlocorrecto.
—¿Decíasalgo?—SimplementequecreoqueLukeha regresado—repusoSimon—,y saltódel
escritoriojustocuandoseabríalapuertadeldormitorio—.Yasíes.—Hola,Simon.Luke sonó tranquilo, quizá un poco cansado; vestía una estropeada cazadora
tejana, una camisa de franela y unos viejos pantalones de panametidos dentro deunas botas que parecían haber vividomejores tiempo diez años atrás. Llevaba lasgafassubidassobresucabellocastaño,queparecíaahoramássalpicadodecanasdeloqueClaryrecordaba.Sujetabaunpaquetecuadradobajoelbrazo,atadoconunacintaverde.SelotendióaClary.
—Teconseguíalgoparaelviaje.—Noteníasporquéhacerlo—protestóella—.Yahashechodemasiado...
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Recordaba la ropa que le había comprado después de que todo lo que poseíahubiesequedadodestruido.Lehabíadadounteléfonoymaterialdepintarnuevos,sinqueselohubierapedido.Enrealidad,casitodoloqueposeíaenesemomentoselohabía regalado Luke. «Y ni siquiera te parece bien que vaya.» Ese últimopensamientofloróentreellossinserpronunciado.
—Losé.Peroloviypenséenti.—Lepasólacaja.Elobjetoquehabíadentroestabaenvueltoenvariascapasdepapeldeseda.Clary
seabriópasoentreellasyagarróalgoblandocomoelpelajedeungato.Lanzóungritito ahogado.Eraun abrigode terciopeloverdebotella, pasadodemoda, con elforrodesedadorada,botonesdelatónyunaampliacapucha.Selocolocósobreelregazo,pasandolasmanosconcariñoporelsuavetejido.
—ParecealgoqueIsabellesepondría—exclamó—.Comounabrigodeviajedecazadordesombras.
—Exacto.Ahora,cuandoestésenIdris,irásvestidadeunmodomásparecidoaunodeellos—dijoLuke.
Ellalemiró.—¿Quieresqueparezcaunodeellos?—Clary,eresunodeellos.—Susonrisaestabateñidadetristeza—.Además,ya
sabescómotratanalosforasteros.Cualquiercosaquepuedashacerparaencajar...Simon emitió un ruido extraño, y Clary le miró con aire culpable; casi había
olvidadoqueélestabaallí.Elmuchachocontemplabafijamentesureloj.—Tengoqueirme.—¡Perosiacabasdellegar!—protestóClary—.Pensabaquepodíamossaliradar
unavuelta,verunapelículaoalgo...—Tienesquehacerlamaleta—Simonsonrió,radiantecomolaluzdelsoltrasla
lluvia; y ella casi pudo creer que no había nada que le preocupara—.Vendrémástardeparadespedirmeantesdequetevayas.
—Venga,va—protestóClary—.Quédate...—Nopuedo.—Sutonosonócategórico—.HequedadoconMaia.—Ah.Fantástico—replicóella.Maia, se dijo, era simpática.Era lista.Era bonita.También era una chica lobo.
Unachica loboqueestabachifladaporSimon.Pero talvezeraasícomodebíaser.Talvezsunuevaamigadebíaserunasubterránea.Alfinyalcabo,élmismoeraunsubterráneo ahora.Técnicamente, ni siquiera tendría que estar pasando tiempo concazadoresdesombrascomoClary.
—Supongoqueserámejorquetevayas.—Creoqueserálomejor.Los ojos oscuros de Simon eran inescrutables. Era algo nuevo..., ella siempre
habíasidocapazdeadivinarleelpensamientoaSimon.Sepreguntósieraundefecto
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secundariodelvampirismo,oalgunaotracosatotalmentedistinta.—Adiós—dijoél,yseinclinócomosifueraabesarlaenlamejilla,apartándole
elcabellohaciaatrásconunamano.Sinembargo,sedetuvoyseechóhaciaatrásconunaexpresiónindecisa.Ellale
miróconelceñofruncidoporlasorpresa,peroélyasehabíaido,rozandoaLukealcruzarlapuerta.Claryoyócómolapuertadelanterasecerrabaalolejos.
—¡Está actuando de un modo tan raro! —exclamó, abrazando el abrigo deterciopelo en busca de seguridad—. ¿Crees que tiene algo que ver con lo de servampiro?
—Probablemente no.—Luke parecía levemente divertido—. Convertirte en unsubterráneonocambialoquesientesporlascosas.Oporlagente.Daletiempo.Lociertoesquerompisteconél.
—No.Élrompióconmigo.—Porquenoestabasenamoradadeél.Setratadeunasituacióncierta,ycreoque
lo está llevando con elegancia. Muchos otros adolescentes se enfurruñarían, omerodearíanbajotuventanaconunradiocasetegigante.
—Yanadietieneunradiocasetegigante.Esopasabaenlosochenta.Clary abandonó la cama y se puso el abrigo. Lo abotonó hasta el cuello,
deleitándoseconelsuavetactodelterciopelo.—SimplementequieroqueSimonregresealanormalidad.Seechóunaojeadaenelespejoysesintióagradablementesorprendida:elverde
haciaquesuscabellosrojosresaltaranyleiluminabaelcolordelosojos.SevolvióhaciaLuke.
—¿Quéteparece?Élestaba recostadoen laentradacon lasmanosen losbolsillos;unasombra le
cruzóelrostrocuandolamiró.—Tumadreteníaunabrigoidénticoaesecuandoteníatuedad—fuetodoloque
dijo.Claryagarróconfuerzalospuñosdelabrigo,clavandolosdedosenelsuavepelo.
Lamencióndesumadre,mezcladaconlatristezaenlaexpresióndeLuke,hacíaquequisieraecharseallorar.
—Iremos a verla después, ¿verdad?—preguntó—. Quiero despedirme de ellaantesdeirnos,ydecirle...decirleloqueharé.Quevaaponersebien.
—Visitaremoselhospitalmástarde—respondióLuke,asintiendo—.Y,¿Clary?—¿Qué?Casi no quería mirarle, pero, con gran alivio por su parte, cuando lo hizo, la
tristezahabíadesaparecidodesusojos.Élsonrió.—Lanormalidadnoestanbuenacomolapintan.
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Simonechóunaojeadaalpapelquesosteníayluegoalacatedral,yentrecerrólos
ojosbajoel solde la tarde.El Instituto sealzaba recortadocontraelcieloazul,unbloquedegranitollenodeventanasenformadearcospuntiagudosyrodeadodeunalto muro de piedra. Rostros de gárgolas miraban al suelo con expresión lascivadesdelascornisas,comodesafiándoleaacercarsealapuertaprincipal.Noseparecíaennadaalaimpresiónquetuvolaprimeravezquelovio,disfrazadocomounaruinaabandonada,peroclaro,elglamournofuncionabaconlossubterráneos.
«Túnopertenecesaestelugar.»Laspalabraseranseveras,mordaces,corrosivas;Simonnoestabasegurodesilehabíahabladolagárgolaosilavozprocedíadesupropiamente.«Estoesunaiglesia,ytúestáscondenado.»
—Cállate—masculló sin demasiado entusiasmo—.Además, amíme traen sincuidadolasiglesias.Soyjudío.
Encontróunaafiligranadaverjadehierroencastradaenlapareddepiedrayposólamano en el pasador, medio esperando un dolor abrasador en la piel, pero nadasucedió.La verja no parecía ser especialmente sagrada.La abrió de un empujón yhabía recorrido lamitaddelagrietadosenderodecanteríaqueconducíaa lapuertaprincipal cuando oyó voces —varias voces, y le resultaban familiares—a pocadistancia.
Otalvezno tancerca.Casihabíaolvidado lomuchoquesuoído, igualquesuvisión,sehabíaagudizadodesdequehabíatenidolugarlaConversión.Parecíacomosi lasvocessonaranjustotrasél,peroamedidaqueseguíaelestrechosenderoquerodeabalaparedlateraldelInstitutovioquesehallabandepieaunbuentrecho,enelextremoopuestodelosjardines.Lahierbacrecíasincontrolallí,mediocubriendolosbifurcados senderos que discurrían por entre lo que probablemente en una ocasiónhabían sido rosales pulcramente distribuidos. Había incluso un banco de piedra,recubierto con una telaraña de verdes hierbajos; aquello había sido una auténticaiglesiaenelpasado,antesdequeloscazadoresdesombraslaocuparan.
AlprimeroqueviofueaMagnus,recostadocontraunamusgosapareddepiedra.Era difícil pasarlo por alto, pues llevaba una camiseta blanca decorada consalpicadurasdecolorsobreunospantalonesdecueromulticolor.Destacabaigualqueuna orquídea de invernadero, rodeado por los cazadores de sombras vestidostotalmente de negro: Alec con aspecto pálido y violento; Isabelle, con su largamelenanegraretorcidaenformadetrenzasatadasconcintasplateadas,depiejuntoaunniñoqueteníaqueserMax,elmáspequeñodeellos.Apocadistanciaestabasumadre, que parecía una versiónmás alta y huesuda de su hija, con lamisma larga
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melenanegra.JuntoaellahabíaunamujerqueSimonnoconocía.Enunprincipio,Simonpensóqueeravieja,yaque tenía loscabelloscasiblancos,peroentoncessevolvióparahablarconMaryseyvioqueprobablementenotendríamásdetreintaycincoocuarentaaños.
YluegoestaJace,manteniéndoseaciertadistancia,comosinopertenecieradeltodo al grupo. Llevaba la vestimenta negra de un cazador de sombras como losdemás.CuandoSimonvestía de negro, daba la impresión de que iba a un funeral,pero Jace simplemente tensaba loshombrosy sepreguntó si algo—el tiempooelolvido—diluiríaalgunavezelresentimientoqueexperimentabahaciaJace.Noqueríasentirlo,peroahíestaba,unapiedraquelastrabaaquelcorazónsuyoqueyanolatía.
Habíaalgodeextrañoenlareunión;peroentoncesJacesevolvióhaciaél,comosi percibiera su presencia, y Simon vio, incluso desde aquella distancia, la finacicatriz blanca de su garganta, justo por encima del cuello de la chaqueta. Elresentimientodesupechosedesvanecióconvertidoenotracosa.Jaceefectuóunlevemovimientodecabezahaciaél.
—Regresó en seguida—le dijo aMaryse, en un tono que Simon jamás habríausadoconsupropiamadre,puessonócomounadultodirigiéndoseaotroadulto.
Maryseasintióinquieta.—No entiendo por qué tiene que tardar tanto—le comentó a Magnus—. ¿Te
parecenormal?—Loquenoesnormaleseldescuentoqueosofrezco.—Magnusgolpeólapared
coneltacóndelabota—.Normalmentecobroeldoble.—Es tan sólo un Portal temporal. Simplemente tiene que llevarnos a Idris. Y
luegoesperoquevuelvasacerrarlo.Éseesnuestroacuerdo.—Volviólacabezahacialamujerque teníaal lado—.¿Y tú tequedarásaquíparapresenciar cómo lohace,Madeleine?
Madeleine. Así que aquélla era la amiga de Jocelyn. No tuvo tiempo paraquedarse allímirando, noobstante; Jaceyahabía agarrado aSimondel brazoy loarrastrabatraslaesquinadelaiglesia,fueradelavistadelosotros.Allíatráshabíaaúnmáshierbajosymalezadescontrolada.JaceempujóaSimondetrásdeunrobleenormey losoltó,observandoalrededoratentamenteparaasegurarsedequeno loshabíanseguido.
—Estábien.Podemoshablaraquí.Todoestabamástranquilloallíatrás,desdeluego;elajetreodeltráficoprocedente
deYorkAvenuequedabaahogadotraslamoledelInstituto.—Túeresquienmepidióqueviniera—señalóSimon—.Encontrétumensajeen
mi ventana cuando desperté estamañana. ¿Es que nunca usas el teléfono como lagentenormal?
—Nosipuedoevitarlo,vampiro—respondióJace.
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ElmuchachoestudiabaaSimondetenidamente,comosileyeralaspáginasdeunlibro.Ensuexpresiónseconcentrabandosemocionesencontradas:unleveasombroyloqueaSimonlepareciódesilusión.
—Asíquesiguesiendocierto.Puedesandarbajolaluzdelsol.Nisiquieraelsoldelmediodíatequema.
—Sí—respondióSimon—.Perotúyalosabías...,estuvisteallí.No hicieron falta más detalles; pudo ver en el rostro del otro joven cómo
recordabaelrío,lapartetraseradelafurgoneta,elsolalzándoseporencimadelagua,aClarygritando.LorecordabatanbiencomoSimon.
—Penséquetalvezpodríahabersidotransitorio—replicóJace,aunquesutononopareciósincero.
—Si siento lanecesidaddearder, te loharé saber.—Simon jamás teníamuchapacienciaconJace—.Oye,¿mepedistequerecorrieratodoelcaminohastalazonaresidencial simplemente para poder quedartemirándome como si yo fuese algo enunaplacadePetri?Lapróximavezteenviaréunafoto.
—Yyolaenmarcaréylacolocaréenmimesilladenoche—dijoJace,aunquenodio la impresióndequehubieseentusiasmoensusarcásticocomentario—.Oye, tepedíqueviniesesporunmotivo.Apesardelomuchoqueodioadmitirlo,vampiro,tenemosalgoencomún.
—¿Un cabello absolutamente fantástico? —sugirió Simon, también sindemasiadoentusiasmoensuspalabras;algoenlaexpresióndeJacelehabíasentirsecadavezmásinquieto.
—Clary—dijoJace.Simonseviocogidoporsorpresa.—¿Clary?—Clary—repitióJace—.Yasabes:bajita,pelirroja,malgenio.—NoveocomoClarypuedeseralgoquetengamosencomún—replicóSimon,
aunquesíloveía.Detodosmodos,aquéllanoeraunaconversaciónquequisieratenerconJaceen
aquel momento, o, de hecho, jamás. ¿Acaso no existía alguna especie de códigomasculinoqueexcluyeradiscusionesasí...discusionessobresentimientos?
Aparentementeno.—Ellanosimportaalosdos—declaróJace,dedicándoleunamesuradamirada—.
Esimportanteparalosdos.¿Cierto?—¿Meestáspreguntandosiellameimporta?«Importar»parecíaunapalabramásqueinsuficienteparaello.SepreguntósiJace
seestababurlandodeél;loqueparecíainusitadamentecruel,inclusoparaJace.¿Lehabía conducido Jacehasta allí simplementeparaburlarsedeélporque su relaciónconClarynohabíafuncionado?AunqueSimontodavíateníaesperanza,almenosun
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poco,dequelascosaspodríancambiar,queJaceyClaryempezaríanasentirelunopor el otro lo que suponía que debían sentir, lo que se esperaba que los hermanossintieranelunoporelotro...
TrabólamiradaconJaceysintióqueaquellapequeñaesperanzasemarchitaba.La expresión del rostro del muchacho no era la expresión que mostraban loshermanosalhablardesushermanas.Porotraparte,eraevidentequeJacenolohabíahecho ir hasta allí paraburlarsede sus sentimientos; losojosde Jace reflejaban sumismosufrimiento.
—No creas que me gusta hacerte estas preguntas —le soltó Jace—. NecesitosaberloqueharíasporClary.¿Mentiríasporella?
—¿Mentirsobrequé?¿Quéesloquesucede?—Simonreparóentoncesenloquelehabía inquietadodel retablode cazadoresde sombrasdel jardín—.Aguardaunsegundo—dijo—.¿OsvaisaIdrisya?Clarycreequeosmarcháisestanoche.
—Losé—dijoJace—.YnecesitoquelesdigasalosdemásqueClaryteenvióaquíparadecirnosquenovenía.DilesqueyanoquiereiraIdris.
Había un tono incisivo en su voz... algo que Simon apenas reconocía, o quizásimplemente le resultaba tan extraño procediendo de Jace que no conseguíaprocesarlo:Jaceleestabasuplicando.
—Tecreerán.Sabenlo...lounidosqueestáisvosotrosdos.Simonnegóconlacabeza.—Nopuedocreerte.Actúascomosiquisierasque lohicieseporClary,peroen
realidad simplemente quieres que lo haga por ti.—Empezó a alejarse—. No haytrato.
Jaceleagarródelbrazo,haciéndolegirardenuevohaciaél.—EsporClary.Estoyintentandoprotegerla.Pensabaquealmenosteinteresaría
ayudarmeahacerlo.Simon miró significativamente la mano de Jace, cerrada firmemente sobre la
partesuperiordesubrazo.—¿Cómopuedoprotegerlasinomecuentasdequélaestoyprotegiendo?Jacenolesoltó.—¿Esquenopuedesconfiarenmícuandodigoqueestoesimportante?—TúnocomprendeshastaquépuntoelladeseairaIdris—dijoSimon—.Sihe
de impedirqueeso suceda, serámejorqueexistauna condenadabuena razónparaello.
Jacesoltóairelevemente,demalagana...yliberóelbrazodeSimon.—LoqueClaryhizoenelbarcodeValentine—dijoconlavoztensa—.Conla
runaenlapared...,larunadeapertura...,bueno,túvisteloquesucedió.—Elladestruyóelbarco—dijoSimon—.Nossalvólavida.—Bajalavoz.—Jacemiróasualrededorconinquietud.
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—Nomeestarásdiciendoquenadiemáslosabe,¿verdad?—inquirióSimonconincredulidad.
—Yolosé.Túlosabes.LukelosabeyMagnuslosabe.Nadiemás.—¿Qué creen todos que sucedió? ¿Qué el barco se hizo pedazos sinmásmuy
oportunamente?—LescontéqueelRitualdeConversióndeValentinedebiódesalirmal.—¿MentistealaClave?—Simonnoestabasegurodesisentirseimpresionadoo
consternado.—Sí,mentí a laClave. Isabelle yAlec saben queClary posee cierta habilidad
paracrearrunasnuevas,asíquedudoquevayaapoderocultarleesoalaClaveoalnuevo Inquisidor.Perosi supieranquepuedehacer loquehace... laquerríancomoluchadora,comoarma.Ynoestápreparadaparaeso.Nolacriaronparaello...—SeinterrumpióalverqueSimonsacudíalacabeza—.¿Qué?
—Eres nefilim—dijo Simon despacio—. ¿No deberías querer lo que esmejorparalaClave?SiesosignificausaraClary...
—¿Quieres que la tengan? ¿Para que la coloquen en primera línea contraValentineycualquieraqueseaelejércitoqueestéreuniendo?
—No—dijoSimon—.Noquieroeso.Peronosoyunodevosotros.Yonotengoquepreguntarmeaquiénpriorizar,aClaryoamifamilia.
Jaceenrojecióconcrecienteintensidad.—NOeseso.SicreyeraqueelloayudaríaalaClave...,peronolohará.Tansólo
acabaráresultandoherida...—InclusoaunquepensasesqueayudaríaalaClave—respondióSimon—,jamás
lespermitiríasquelatuviesen.—¿Quétehacedecireso,vampiro?—Quenadiepuedetenerla,exceptotú—respondióSimon.Jacepalideció.—Asíquenomeayudarás—dijoconincredulidad—.¿Nolaayudarás?Simon vaciló... y antes de que pudiera responder, un ruido rompió el silencio
entreellos.Ungritoagudoychirriante,terribleensudesesperación,yaúnmásporlabrusquedadconquehabíasidoemitido.
—¿Quéhasidoeso?Al solitario alarido se le unieron otros gritos, y un discordante repiqueteo
metálicoquehiriólostímpanosdeSimon.—Algohasucedido...,losotros...PeroJaceyanoestabaallí,corríaporelsenderoesquivandolamaleza.Trasun
momentodeindecisión,Simonlesiguió.Habíaolvidadolodeprisaquepodíacorrerahora; iba pegado a los talones de Jace cuando doblaron la esquina de la iglesia eirrumpieroneneljardín.
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Anteellosreinabaelcaos.Unaneblinablancacubríaeljardín,yhabíaunfuerteolorenelaire:elsaborintensoaozonoyalgomás,dulceydesagradable,pordebajodeéste.Habíafigurascorriendocomoflechasdeunladoaotro;Simonúnicamentepodía verlas fragmentadas, mientras aparecían y desaparecían entre la niebla. Viofugazmente a Isabelle, los cabellos chasqueando a su alrededor en negras ristrasmientras blandía el látigo. Éste creaba unamortífera horquilla de rayos dorados através de las sombras. La muchacha rechazaba el avance de algo enorme que semovía pesadamente —un demonio, pensó Simon—, pero era pleno día; eso eraimposible.Mientrascorríaal frentedando traspiés,vioque lacriaturaeraenciertaforma humanoide aunque jorobada y retorcida, de algún modo con la formaequivocada. Sujetaba una gruesa tabla demadera en unamano e intentaba golpearconellaaIsabellecasiaciegas.
Apenasunpocomásallá,atravésdeunaaberturaenlapareddepiedra,Simonpudo ver el tráfico deYorkAvenue siguiendo su camino con normalidad. El cielomásalládelInstitutoestabadespejado.
—Repudiados—musitóJace,ysurostroardíaenfurecidomientrassacabaunodesuscuchillosserafíndelcinturón—.Docenasdeellos.—EmpujóaSimonaunlado,casiconbrusquedad—.Quédateaquí,¿loentiendes?Quédateaquí.
SimosequedóparalizadoporuninstantemientrasJaceseprecipitabaalinteriorde laneblina.La luzdelcuchilloqueempuñaba iluminaba lanieblaa sualrededorconun tonoplateado; figuras oscuras corrían de un lado a otro dentro de ella, y aSimonlediolaimpresióndequemirabaatravésdeunahojadecristalesmerilado,intentando desesperadamente distinguir qué sucedía al otro lado. Isabelle habíadesaparecido;vioaAlec,cuyobrazosangraba,acuchillandoelpechodeunguerrerorepudiadoyobservócómoéstesedesplomabahechounguiñapo.Otrosealzóasuespalda,peroJaceestabaallí,ahoraconuncuchilloencadamano,saltóporelaireylosalzóybajóconundespiadadomovimientodetijera...ylacabezadelrepudiadosedesprendiódelcuellolanzandounchorrodesangrenegra.ASimonselerevolvióelestómago,lasangreolíaamarga,venenosa.
Podíaoíraloscazadoresdesombrasllamándoseunosaotrosfueradelaneblina,aunquelosrepudiadospermanecíanenunabsolutosilencio.Deimproviso,laneblinasedisipóySimonvioaMagnus,depieconmiradaenloquecidajuntoalapareddelInstituto. Tenía lasmanos alzadas y centelleaban rayos azules entre ellas. Sobre lapared donde él estaba parecía estarse abriendo un agujero cuadrado negro en lapiedra.No estaba vacío, ni oscuro precisamente, sino que brillaba comoun espejoconfuegoarremolinadoatrapadodentrodelcristal.
—¡ElPortal!—gritaba—.¡CruzadelPortal!Varias cosas sucedieron a la vez. Maryse Lightwood surgió de la neblina,
llevandoalniño,Max,enbrazos.Sedetuvoparagritaralgoporencimadelhombroy
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luego se precipitó hacia el interior del Portal, desapareciendo en la pared. Alec lasiguió,tirandodeIsabellequearrastrabaellátigomanchadodesangreporelsuelo.MientrastirabadeellahaciaelPortal,algosurgióatodavelocidaddelaneblinatrasellos:unguerrerorepudiado,blandiendouncuchillodedoblefilo.
Simonsedesbloqueó.Searrojóasuencuentro,gritandoelnombredeIsabelle...,antes de tropezar y caer de bruces contra el suelo con fuerza suficiente comoparaquedarsesinrespiración,sihubierarespirado,claro.Sesentóenseguidayvolviólacabezaparaverconquéhabíatropezado.
Erauncuerpo.El cuerpodeunamujerdegollada, losojosabiertosyazulesdemuerte.Teníaelpálidopelomanchadodesangre.EraMadeleine.
—¡Simon,muévete!EraJacequienlegritaba;Simonvioalmuchachocorriendohaciaélfueradela
niebla.Conensangrentadoscuchillosserafínenlasmanos.Entoncesalzólosojos.Elguerrero repudiado que había estado persiguiendo a Isabelle se alzaba sobre él, elrostrollenodecicatricescrispadoenunamuecaburlona.Simonseretorcióaunladocuando el cuchillo de doble filo descendió hacia él, pero incluso con susmejoresreflejos no fue lo bastante rápido. Un dolor abrasador le inundó y todo se fuetornandonegro.
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LASTORRESDELOSDEMONIOSDEALACANTE
Noexistíamagiasuficiente,sedijoClarymientrasellayLukedabanvueltasalamanzanaporterceravez,quepudiesecrearnuevosespaciosdeaparcamientosenunacalledeNuevaYork.Nohabíaningúnsitiodondedetenerlafurgonetaylamitaddelacalleestabaocupadaporcochesendoblefila.Finalmente,Lukesedetuvojuntoaunatomadeaguaypusolacamionetaenpuntomuertoconunsuspiro.
—Ve—dijo—.Quesepanqueyaestásaquí.Tetraerélamaleta.Claryasintió,perovacilóantesdeacercarlamanoalamanecilladelapuerta.La
ansiedadleproducíaunnudoenelestómago,ydeseó,noporprimeravez,queLukefueseconella.
—Siemprepenséquelaprimeravezquefuesealextranjerollevaríaalmenosunpasaporte.
Lukesonrió.—Séqueestásnerviosa—dijo—.Perotodoirábien.LosLightwoodcuidaránde
ti.«Sólo te lohediounmillóndeveces»,pensóClary.Diouna ligerapalmadaa
Lukeenelhombroantesdesaltarfueradelafurgoneta.—Teveodentrodeunmomento.Avanzó por el agrietado sendero de piedra, mientras el sonido del tráfico se
desvanecía a medida que se acercaba a las puertas de la iglesia. Necesitó unosinstantes para desprender el halo deglamour del Instituto en esta ocasión. Parecíacomosisehubieseañadidootracapadedisfraza laviejacatedral,comosi tuvieseuna nueva capa de pintura. Desprenderla mentalmente resultó difícil, inclusodoloroso. Finalmente desapareció y pudo ver la iglesia tal y como era. Las altaspuertasdemaderaresplandecíancomosilasacabarandedarlustre.
Habíaunolorextrañoenelaire,comoaquemadoyozono.Arrugandolanariz,posó lamano en el pomo. «SoyClaryMorgenstern, una de los nefilim, y solicitoaccesoalInstituto...»
Lapuerta seabriódeparenpar.Claryentró.Miróa sualrededorpestañeando,intentandoidentificarquéeraloquedabalaimpresióndeserdiferenteenelinteriordelacatedral.
Comprendió qué era cuando la puerta se cerró tras ella, atrapándola en unaoscuridadmitigadaúnicamenteporeltenueresplandordelrosetónsituadomuyarriba
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porencimadesucabeza.JamáshabíaestadoalotroladodelaentradadelInstitutosin que hubiese habido docenas de llamas encendidas en los ornamentadoscandelabrosquebordeabanelpasilloentrelosbancos.
Sacó su luz mágica del bolsillo y la sostuvo en alto. La luz brilló, enviandorelucientes rayos luminosos por entre sus dedos, que alumbraron los polvorientosrinconesdelinteriordelacatedralmientrasseencaminabahaciaelascensorsituadocercadeldesnudoaltaryoprimíaconimpacienciaenbotóndellamada.
Nosucediónada.Alcabodemediominutovolvióaapretarelbotón...ytampoco.Apoyólaorejacontralapuertadelascensoryescuchó.Niunsonido.ElInstitutosehabíavueltooscuroysilenciosocomounamuñecamecánicaa laquese lehubieseacabadolacuerda.
Con el corazón desbocado, Clary regresó corriendo por el pasillo y abrió lasgruesaspuertasdeunempujón.Sequedóparadaen lospeldañosde laentradaa laiglesia,mirandoaunladoyaotrofrenéticamente.Elcieloseoscurecíaadoptandountonocobaltoenloaltoyelaireolíaaquemadoconmásfuerzasicabe.¿Habíahabidofuego? ¿Se habían marchado los cazadores de sombras? Pero el lugar parecíaintacto...
—Nohasidoelfuego.La voz era queda, aterciopelada y familiar. Una figura alta se materializó
surgiendode las sombras, loscabellos sobresaliendoenunacoronadedesmañadaspúas.Llevabaun trajedesedanegrosobreunabrillantecamisaverdeesmeralda,yresplandecientesanillosensusfinosdedos.Unasbotasextravagantesformabanpartedelatuendo,asícomounagrancantidaddepurpurina.
—¿Magnus?—musitóClary.—Sé lo que estabas pensando —dijo Magnus—. Pero no ha habido ningún
incendio.Eloloresaneblinainfernal;esunaespeciedehumodemoníacoencantado.Amortigualosefectosdeciertasclasesdemagia.
—¿Neblinademoníaca?Entonceshubo...—Un ataque al Instituto. Sí. A primera hora de esta tarde. Repudiados...
probablementeunascuantasdocenasdeellos.—Jace—musitóClary—.LosLightwood.—El humo infernal amortiguó mi capacidad para combatir eficazmente a los
repudiados.Tambiénladeellos.TuvequeenviarlosatravésdelPortalaIdris.—Pero¿ningunodeellosresultóherido?—Madeleine—respondióMagnus—.MataronaMadeleine.Losiento,Clary.Clarysedejócaersobrelospeldaños.Nolahabíaconocidobien,peroMadeleine
había sidounaconexión tenuecon sumadre..., sumadre real, laduray combativacazadoradesombrasalaqueClaryjamáshabíaconocido.
—¿Clary?—Lukeascendíaporelsenderoenlacrecienteoscuridad,llevandola
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maletadelajovenenunamano—.¿Quésucede?ClarypermaneciósentadaabrazándoselasrodillasmientrasMagnusloexplicaba.
PordebajodeldolorporMadeleinesesentíallenadeunalivioculpable.Jaceestababien.LosLightwoodestabanbien.Selodecíaasímismaunayotravez,ensilencio.Jaceestababien.
—Losrepudiados—dijoLuke—.¿Acabasteiscontodos?—No. —Magnus negó con la cabeza—. Después de que enviaran a los
Lightwood a través del Portal, los repudiados se dispersaron; no parecieroninteresadosenmí.ParacuandocerréelPortal,todossehabíanido.
Claryalzólacabeza.—¿ElPortal estácerrado?Pero... todavíapuedesenviarmea Idris, ¿verdad?—
preguntó—.Quierodecir,puedoiratravésdelPortalyreunirmeconlosLightwood,¿noescierto?
LukeyMagnusintercambiabanunamirada.Lukedepositólamaletaasuspies.—¿Magnus?—LavozdeClaryseelevó,agudaensuspropiosoídos—.Tengo
queir.—ElPortalestácerrado,Clary...—¡Entoncesabreotro!—No es tan fácil —respondió el brujo—. La Clave vigila cualquier entrada
mágicaaAlacanteconsumocuidado.Sucapitalesun lugar sagradoparaellos; escomosuVaticano,suCiudadProhibida.Ningúnsubterráneopuedeirallísinpermiso,ynosepermiteelaccesoamundanos.
—Pero¡yosoyunacazadoradesombras!—Sólo apenas—replicóMagnus—.Además, las torres impiden la apertura de
portalesquellevendirectamentealaciudad.ParaabrirunPortalquefueradirectoaAlacante tendría que tenerlos a ellosmontando guardia al otro lado aguardando tullegada.Siintentaseenviartepormicuenta,seríacontravenirdirectamentelaLey,ynoestoydispuestoaarriesgarmeaesoporti,bizcochito,noimportalobienquemecaigas.
ClarypasólamiradadelrostroapenadodeMagnusalrostrocautelosodeLuke.—Pero necesito ir a Idris—dijo—. Tengo que ayudar a mi madre. Tiene que
existiralgúnotromododellegarallí,algúnmodoquenorequieraunPortal.—El aeropuerto más cercano está a un país de distancia—indicó Luke—. Si
pudiésemoscruzarlafrontera...,yesosuponeunagrandificultad...,seguiríaunlargoy peligroso viaje por tierra, a través de toda clase de territorios de subterráneos.Tardaríamosdíasenllegar.
AClaryleardíanlosojos.«Nolloraré—sedijo—.Noloharé.»—Clary —la voz de Luke era dulce—. Nos pondremos en contacto con los
Lightwood.Nosaseguraremosdequetienentodalainformaciónquenecesitenpara
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conseguirelantídotoparaJocelyn.PuedenponerseencontactoconFell...PeroClaryestabayadepie,sacudiendolacabeza.—Esnecesarioqueseayo—dijo—.MadeleinemeaseguróqueFellnohablaría
connadiemás.—¿Fell? ¿Ragnor Fell? —repitió Magnus—. Puedo intentar hacerle llegar un
mensaje.HacerlesaberqueJaceiráaverle.PartedelapreocupacióndesapareciódelrostrodeLuke.—Clary,¿mehasoído?ConlaayudadeMagnus...PeroClarynoqueríaoírnadamássobrelaayudadeMagnus.Noqueríaoírnada.
Había pensado que iba a salvar a sumadre, y ahora no podía hacer otra cosa quesentarse juntoasucama,sostenerle lamanoflácida,yesperarqueotrapersona,enalgúnotrolugar,pudierasercapazdehacerloqueellanopodíallevaracabo.
Descendió apresuradamente los peldaños, apartando de un empujón a Lukecuandointentóagarrarla.
—Simplementenecesitoestarsolaunsegundo.—Clary...OyóqueLukelallamaba,perosealejódeél,doblandoatodaprisalaesquinade
la catedral. Se encontró siguiendo el sendero de piedra en el punto en que sebifurcaba, encaminándose hacia el pequeño jardín del lado este del Instituto, endirecciónalolorabrasasycenizas...yunespesoolorintensopordebajodeaquél,eloloramagiademoníaca.Todavíaflotabaneblinaeneljardín,pedazosdesperdigadosdeella, igualquereguerosdenubesatrapadasaquíyalláenelbordedeunrosaluocultosbajounapiedra.Pudover el lugar donde la tierrahabíaquedado removidahorasantesdebidoalapelea...Habíaunaoscuramancharojaallí,juntoaunodelosbancosdepiedra,quenoquisocontemplardurantemuchorato.
Desvió la cabeza. Y se detuvo. Allí, sobre la pared de la catedral, estaban lasmarcasinconfundiblesdelamagiadelasrunas,resplandeciendoconunardienteazulque se desvanecía en la piedra gris. Formaban un contorno de aspecto cuadrado,comoeldeluzalrededordeunapuertamedioabierta...
ElPortal.Algo en su interior pareció retorcerse. Recordó otros símbolos, brillando
peligrosamentecontra el lisocascodemetaldeunbarco.Recordó la sacudidaquehabíaexperimentadolanavealdesgarrarse,elaguanegradelEastRiverentrandoaraudales. «Son simplemente runas —pensó—. Símbolos. Puedo dibujarlos. SI mimadre puede atrapar la esencia de la CopaMortal dentro de un pedazo de papel,entoncesyopuedocrearunPortal.»
Suspies la llevaronhasta la paredde la catedral, y sumano se introdujo en elbolsilloenbuscadelaestela.Poniendotodasuvoluntadenimpedirquelamanoletemblaracolocólapuntadelaestelasobrelapiedra.
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Cerrólosojosconfuerzay,enlaoscuridadquehabíatrasellos,empezóadibujarcon la mente líneas curvas de luz. Líneas que le hablaban de entradas, de sertransportadaenairearremolinado,deviajesydelugareslejanos.Nosabíasieraunarunaquehabíaexistidoantesounaqueellaacababadeinventar,peroexistíaahoracomosisiemprelohubiesehecho.
«Portal.»Empezóadibujar,lasmarcassaltandodelapuntadelaestelaennegraslíneasde
carboncillo.La piedra chisporroteó, inundándole la nariz con el olor ácido de algoque se quema.Una ardiente luz azul fue apareciendo sobre los párpados cerrados.Sintiócalor enel rostro, comosi estuvieseparadaanteunahoguera.Conun jadeobajólamanoyabriólosojos.
La runa que había dibujado era una flor oscura floreciendo sobre la pared depiedra. Mientras la contemplaba, sus líneas parecieron fundirse y cambiar,discurriendohaciaabajoconsuavidad,desplegándose,tomandounaformanueva.Enunosmomentos la formade la runahabíacambiado.Ahoraerael contornodeunaentradarefulgente,varioscentímetrosmásaltaquelamismaClary.
Nopodíaapartarlosojosdelaentrada.BrillabacomolamismaluzsombríaqueelPortalsituadotraslacortinadelacasademadameDorothea.Alargólamanohaciaella...
Yretrocedió.ParausarunPortal,recordócondesaliento,unoteníaqueimaginaradóndequería ir, adóndequeríaqueelPortal lo llevase.Peroellanohabíaestadonunca en Idris. Se lo habían descrito, desde luego. Un lugar de valles verdes, debosquesoscurosyaguasbrillantes,delagosymontañas,yAlacante,laciudaddelastorresdecristal.Podíaimaginarelaspectoquepodríatener,perolaimaginaciónnoerasuficiente,noconaquellamagia.Sialmenos...
Inspiróbruscamente.PerosíhabíavistoIdris.Lohabíavistoenunsueño,ysabía,sin saber cómo, que había sido un sueño verídico.Después de todo, ¿qué le habíadichoJaceenelsueñosobreSimon?¿Queélnopodíaquedarseporque«estelugaresparalosvivos»?Ynomuchodespuésdeeso,Simonhabíamuerto...
Hizoretrocederlamemoriaalsueño.HabíaestadobailandoenelsalóndebailedeAlacante.Lasparedeserandoradasyblancas,conuntechotransparenteybrillantecomoundiamanteenloalto.Habíaunafuente—unabandejadeplataconlaestatuadeunasirenaenelcentro—ylucescolgadasdelosárbolesfueradelasventanas,yellavestíadeterciopeloverde,talycomoibaenaquelmomento.
Como si estuviera aún en el sueño, alargó la mano hacia el Portal. Una luzbrillante se desperdigó al contacto con los dedos, una puerta se abrió a un lugariluminado situado al otro lado. Se encontró contemplando con fijeza unaarremolinada vorágine dorada que poco a poco empezó a fusionarse en formasdiscernibles:leparecióquepodíaverelcontornodemontañas,untrozodecielo...
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—¡Clary!EraLuke,corriendoporelsendero,conunamáscaradeenojoyconsternaciónen
el rostro. Detrás de él, Magnus avanzaba a grandes zancadas, los ojos de felinobrillandocomometalalaardienteluzdelPortalquebañabaeljardín.
—¡Clary,detente!¡Lassalvaguardassonpoderosas!¡Conseguirásquetematen!Peroyanohabía formadedetenerse.Más allá delPortal, la luzdorada crecía.
Pensóenlasparedesdoradasdelsalóndesusueño,laluzdoradarefractándoseenelcristaltalladoportodaspartes.Lukeseequivocaba;nocomprendíaeldondeClary,elmodo en que funcionaba... ¿qué importaban las salvaguardas cuando uno podíacrearsupropiarealidadsimplementedibujándola?
—Tengoqueir—chilló,avanzando,lasyemasdelosdedosestiradas—.Luke,losiento...
Diounpasoadelante...Graciasaunágilsalto,sesituóasulado,sujetándoladelamuñeca, justo mientras el Portal parecía estallar alrededor de ellos. Igual que untornadoarrancandounárbolderaíz,lafuerzalosarrancódelsuelo.Clarycaptóunaúltima visión fugaz de los vehículos de Manhattan alejándose de ella a velocescírculos, para desaparecer cuando una ráfaga de viento fuerte como un trallazo laatrapó,haciéndolavolarporlosaires,lamuñecatodavíaatrapadaenlaférreamanodeLuke,enunremolinodedoradocaos.
Simondespertóconelsonidodelrítmicochapoteodelagua.Seincorporó,conun
repentinoterrorhelándoleelpecho;laúltimavezquehabíadespertadoconelsonidodeolas,eraprisioneroenelbarcodeValentine,yelsuavesonidolíquidoletrajoalamemoria aquella terribleocasión conuna inmediatezque fue comouna rociadadeaguaheladaenlacara.
Perono...,unvistazoasualrededorleindicóqueestabaenotrolugartotalmentedistinto. Para empezar, yacía bajo mantas suaves sobre una cómoda cama en unapequeña habitación limpia que tenía las paredes pintadas de azul pálido. Habíacortinasoscurascorridasenlaventana,perolatenueluzalrededordelosbordeserasuficiente para que sus ojos de vampiro vieran con claridad. Había una alfombrapequeñadecoloresvivosenelsueloyunarmarioconpuertadeespejoenunapared.
También había un sillón junto a la cama. Simon se sentó muy tiesodesprendiéndose de las mantas y reparó en dos cosas: una, que todavía llevabapuestoslosmismovaquerosylacamiesetaquehabíallevadoalirhaciaelInstitutoparareunirseconJace;ydos,quelapersonadelsillóndormitaba,lacabezaapoyadaenlamano,lalargamelenanegraderramándosehaciaabajocomounchaldeflecos.
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—¿Isabelle?—dijoSimon.La cabeza de la muchacha se alzó de golpe como un sobresaltadomuñeco de
resorte,ysusojosseabrieronalinstante.—¡Aaah!¡Estásdespierto!—Sesentómuyrecta,echándoseatrásloscabellos—.
¡Jacesesentirátanaliviado!Estábamoscasisegurosdequeibasamorir.—¿Morir?—repitióSimon,sintiéndosemareadoyconnáuseas—.¿Dequé?—
Paseólamiradaporlahabitación,parpadeando—.¿EstoyenelInstituto?—preguntó,aunquecomprendióencuantolaspalabrassalierondesubocaque,porsupuesto,esoeraimposible—.Quierodecir...¿dóndeestamos?
UnaleveinquietudrecorrióelrostrodeIsabelle.—Vaya... ¿quieres decir que no recuerdas lo que sucedió en el jardín?—Tiró
nerviosamente del ribete de ganchillo que bordeaba el tapizado del sillón—. Losrepudiados nos atacaron. Eran muchísimos, y la neblina infernal hacia que fuesedifícil luchar contra ellos.Magnus abrió el Portal, y todos corríamos a su interiorcuando te vi viniendo hacia nosotros. Tropezaste... con Madeleine. Y había unrepudiado justodetrásde ti; tú seguramenteno leviste,pero Jace sí. Intentó llegarhastati,peroerademasiadotarde.Elrepudiadoteclavóelcuchillo.Sangraste...unabarbaridad.YJacematóalrepudiado,televantóytearrastróatravésdelPortalconél —finalizó, hablando a tal velocidad que las palabras perdieron claridad almezclarse, por lo que Simon tuvo que esforzarse para captarlas—. Nosotrosestábamosyaalotro lado,ydéjamedecirteque todoelmundosesorprendióde lolindocuandoJacecruzócontigodesangrándotesobreél.ElCónsulnosemostrónadacomplacido.
Simonteníalabocaseca.—¿Elrepudiadomeclavóelcuchillo?Parecía imposible.Pero lo cierto eraqueyahabía sanadoasí antes, despuésde
que Valentine le degollara. Con todo, al menos debería recordarlo. Sacudiendo lacabeza,bajólamiradaparacontemplarse.
—¿Dónde?—Telomostraré.Congransorpresaporsuparte,alcabodeuninstanteIsabelleestabasentadaen
la cama a su lado, con las frías manos puestas sobre su estómago. Le subió lacamiseta,dejandoaldescubiertounafranjadepálidoestómagorecorridaporunafinalínearoja.Apenaseraunacicatriz.
—Aquí—dijo,deslizandolosdedosencima—.¿Sientesalgúndolor?—No...no.LaprimeravezqueSimonhabíavistoaIsabellelahabíaencontradotanatractiva,
tanllenadevida,vitalidadyenergía,quehabíapensadoqueporfinhabíaencontradoaunachicaquebrillabaconfuerzasuficientecomoparataparlaimagendeClaryque
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siempreparecíaestargrabadaenelinteriordesuspárpados.FuejustoporlaépocaenqueellahabíaconseguidoqueacabaraconvertidoenunarataenlafiestaenelloftdeMagnuscuandohabíaadvertidoquetalvezIsabellebrillabaconexcesivaintensidadparaunchicocorrientecomoél.
—Noduele.—Pero mis ojos sí —dijo una voz con descarada diversión procedente de la
puerta.Jace. Había entrando tan silenciosamente que ni siquiera Simon le había oído;
cerrólapuertatrasélysonrióburlónmientrasIsabellelebajabalacamisetaaSimon.—¿Abusandodeunvampiromientas estádemasiadodébilparadefenderse, Iz?
—preguntó—.EstoysegurísimodequeesoviolaalmenosunodelosAcuerdos.—Simplemente le estoy mostrando dónde le apuñalaron —protestó ella, pero
regresó pitando al sillón con cierta precipitación—. ¿Qué sucede abajo? ¿Siguentodosalucinando?
LasonrisaabandonóelrostrodeJace.—Maryse ha subido al Gard con Patrick —dijo—. La Clave está reunida y
Malachipensóqueseríamejorsiella...loexplicaba...personalmente.Malachi.Patrick.Gard.Losdesconocidosnombresdieronvueltaspor lacabeza
deSimon.—¿Explicarqué?IsabelleyJaceintercambiaronmiradas.—Explicarteati—respondiófinalmenteJace—.Explicarporquétrajimosaun
vampiroconnosotrosaAlacante,algoque,porcierto,vaexplícitamenteencontradelaLey.
—¿AAlacante?¿EstamosenAlacante?Una oleada de confuso pánico recorrió a Simon, aunque fue rápidamente
reemplazada por un dolor que le recorrió el estómago. Se dobló hacia delante,jadeando.
—¡Simon!—Isabellealargólamano,conundestellodealarmabrillandoensusojososcuros—.¿Teencuentrasbien?
—Vete, Isabelle.—Simon,con lasmanoscerradascontrael estómago,alzó losojoshaciaJace,conuntonodesúplicaenlavoz—.Hazquesevaya.
Isabelleseechóhaciaatrás,conexpresióndolida.—Muybien.Meiré.Notendrásquedecírmelodosveces.Sepusoenpieconaireindignadoysaliódelahabitación,cerrandodeunportazo
trasella.JacevolviólacabezahaciaSimon,losojoscolorámbarinexpresivos.—¿Quésucede?Pensabaqueteestabascurando.Simonalzóunamanoparamantenerapartadoaljoven.Unsabormetálicoleardía
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enlaparteposteriordelagarganta.—NoesIsabelle—chirrió—.Niestoyherido;estoysimplemente...hambriento.
—Sintióquelasmejillasleardían—.Perdísangre,asíque...necesitoreemplazarla.—Desdeluego—repusoJace,eneltonodealguienaquienacabandeexplicarun
datocientíficointeresante,aunquenoespecialmentenecesario.Lalevepreocupaciónabandonósuexpresión,paraserreemplazadaporalgoquea
Simonleparecióundivertidodesdén.Despertóunasensacióndefuriaensuinterior;denohaberestadotandebilitadoporeldolor,habríasaltadodelacamaysehubieralanzadosobreelotrojovenhechounafuria.Talycomoestabanlascosas,todoloquepudohacerfuejadear.
—Vetealamierda,Wayland.—Wayland,¿eh?LaexpresióndivertidanoabandonóelrostrodeJace,peroéstesellevólasmanos
alagargantayempezóabajarlacremalleradelacazadora.—¡No! —Simon se echó hacia atrás sobre la cama—. No me importa lo
hambrientoqueesté.Novoya...bebertusangre...otravez.Jacehizounamueca.—Tampocopensabadejartehacerlo.Introdujo lamano en el bolsillo interior de la cazadora y extrajo un frasco de
cristal.Conteníaunlíquidodeuntenuerojoamarronado.—Penséquepodríasnecesitar esto—indicó—.Escurrí el jugodeunas cuantas
librasdecarnecrudaquehabíaenlacocina.Esloúnicoquepudehacer.Simon lecogióel frascoa Jace,aunquesusmanos temblaban tantoqueelotro
muchacho tuvo que desenroscar el tapón por él. El líquido del interior erarepugnante... demasiado aguado y salado para ser auténtica sangre, y tenía aqueltenuesabordesagradablequeindicabaquelacarneteníaalgunosdías.
—¡Puaj!—dijotrasunoscuantostragos—.Sangremuerta.—¿Noestámuertatodalasangre?—inquirióJace,enarcandolascejas.—Cuantomás tiempo llevemuerto el animal cuya sangre estoybebiendo, peor
sabelasangre—explicóSimon—.Frescaesmejor.—Perotúnuncahasbebidosangrefresca.¿Noescierto?Simonenarcólascejascomoúnicarespuesta.—Bueno,apartedelamía,claro—dijoJace—.Yestoysegurodequemisangre
esfantástica.Simondepositóelfrascovacíosobreelbrazodelsillónsituadojuntoalacamay
replicó:—Hayalgoquenochutacontigo.Mentalmente,quierodecir.Todavía tenía el sabor de la sangre pasada en la boca, pero el dolor había
desaparecido.Sesentíamejor,másfuerte,comosilasangrefueseunamedicinaque
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funcionaba al instante, una droga que necesitaba tomar para vivir. Se preguntó siaquelloeraloquelessucedíaalosadictos.
—AsíqueestoyenIdris.—EnAlacante,paraserprecisos—respondióJace—.Lacapital.Laúnicaciudad,
en realidad.—Fue a la ventana y descorrió las cortinas—. Los Penhallow no noscreyeron—dijo—.Sobrequeelsolno teafectaría.Colgaronestascortinasopacas.Perodeberíasmirar.
SimonselevantódelacamaysereunióconJacejuntoalaventana.Yabriólosojosdeparenpar.
Hacíaunoscuantosaños,sumadreloshabíallevadoaélyasuhermanadeviajealaToscana:unasemanadepesadosydesconocidosplatosdepasta,pansinsal,unpaisajeagresteymarrón...ysumadredescendiendoatodavelocidadporcarreterasestrechas y sinuosas, evitando por poco estrellar el Fiat en los hermosos edificiosantiguosquepretendidamentehabíanidoaver.Recordabaquesehabíandetenidoenla ladera de una colina justo frente a una ciudad llamada San Gimignano, unacolección de edificios de color óxido salpicados aquí y allá por altas torres cuyospisossuperioresseelevabanvertiginosamentecomosiquisieranalcanzarelcielo.Silo que contemplaba ahora le recordaba algo, era eso; aunque le parecía tambiénextraño que resultaba genuinamente distinto de cualquier cosa que hubiera vistoantes.
Mirabadesdelaventanasuperiordeloquedebíadeserunacasabastantealta.Siechaba un vistazo hacia arriba podía ver aleros de piedra y, más allá, el cuelo.Enfrente había otra casa, no tan alta como ésta, y entre ellas discurría un canalestrechoyoscuro,cruzandoaquíyallíporpuentes;elorigendelaguaquehabíaoídoantes.Lacasaestabaconstruidaenmitaddelaladeradeunacolina,alafaldadelacal se apelotonaban casas de piedra de colormiel en estrechas calles que caían endeclive hasta el borde de un círculo verde: bosques, rodeados por colinas lejanas;desde donde estaba, parecían largas franjas verdes y marrones salpicadas conestallidos de colores otoñales. Tras las colinas se alzaban montañas escarpadascubiertasconunacapadenieve.
Peronadadeesoera loque resultabaextraño; loextrañoeraqueaquíyallí sealzaban en la ciudad, dispuestas al parecer al azar, torres altísimas coronadas poragujasdeunmaterialreflectantedeunblanquecinotonoplateado.Parecíanperforarel cielo como dagas relucientes, y Simon se dio cuenta de que había visto aquelmaterialantes:enlasdurasarmasdeaspectocristalinoquellevabanloscazadoresdesombras,lasqueellosllamabancuchillosserafín.
—Ésassonlastorresdelosdemonios—leexplicóJaceenrespuestaalapreguntano formulada de Simon—. Controlan las salvaguardas que protegen la ciudad.Debidoaellas,ningúndemoniopuedepenetrarenAlacante.
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Elairequeentrabaporlaventanaerafríoypuro,laclasedeairequeunojamásrespiraba en Nueva York: no sabía a nada, ni a mugre, ni a humo, ni a metal, nitampocoaotragente.Era simplementeaire.Simon tomóunabocanadaprofundaeinnecesariaantesdevolverseparamiraraJace;algunoshábitoshumanoseranmuypersistentes.
—Dime que traerme aquí ha sido un accidente—dijo—.Dime que esto no hasidodealgúnmodopartedetuintencióndeimpediraClaryquevinieseconvosotros.
Jacenolemiró,perosupechoascendióydescendióunavez,rápidamente,enunaespeciedejadeoreprimido.
—Es cierto—respondió—; creé un puñado de guerreros repudiados, hice queatacaranelInstitutoymataranaMadeleineycasiacabaranconelrestodenosotrossimplemente para poder mantener a Clary en casa. ¡Y quién lo iba a decir, midiabólicoplanfuncionó!
—Bueno,síhafuncionado—dijoSimonconsuavidad—.¿Noescierto?—Oye vampiro—replicó Jace—. El plan era mantener a Clary lejos de Idris.
Traerte a ti aquí, no. Te traje a través del Portal porque de haberte dejado atrás,sangrandoeinconsciente,losrepudiadostehabríanmatado.
—Podríashabertequedadoallíconmigo...—Noshabríanmatadoalosdos.Nisiquierapodíasabercuántosdeelloshabía,
no con la neblina infernal. Ni siquiera yo puedo hacer frente a un centenar derepudiados.
—Ysinembargo—observóSimon—,apuestoaquetedueleadmitirlo.—Eresunidiota—replicóJace,sininflexión—,inclusoparaserunsubterráneo.
TesalvélavidaeinfringílaLeyparahacerlo.Ynoeslaprimeravez,deberíaañadir.Podríasmostrarunpocodegratitud.
—¿Gratitud?—Simonsintiócómolosdedosselecurvabancontralaspalmas—.Si nomehubieses arrastrado al Instituto, no estaría aquí. Jamás estuvede acuerdoconesto.
—Lohiciste—dijoJace—,cuandoafirmastequeharíascualquiercosaporClary.Estoescualquiercosa.
AntesdequeSimonpudierareplicarleenojado,sonóungolpeenlapuerta.—¿Hola?—llamóIsabelledesdeelotrolado—.Simon,¿hafinalizadotuataque
dedivismo?NecesitohablarconJace.—Entra,Izzy.JacenoapartólosojosdeSimon;habíaunacóleraeléctricaensumiradayuna
especiededesafíoquehizoqueSimonansiasegolpearleconalgopesado.Comounacamioneta.
Isabelle entró en la habitación en un remolino de cabellos negros y faldas devolantesplateados.El topen formadecorsé colormarfil que llevaba ledejaba los
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brazosyhombros,cubiertosdenegrasrunas,aldescubierto.SimonsupusoqueparaellaeraunagradablecambioensurutinapoderexhibirsusMarcasenunlugardondenadielasconsideraríafueradelonormal.
—Alec se va al Gard—dijo Isabelle sin preámbulos—. Quiere hablar contigosobreSimonantesdeirse.¿Puedesbajar?
—Claro.—Jacefuehacialapuerta;amitaddecamino,reparóenqueSimonleseguíaygirólacabezaparamirarledemanerafulminante—.Tútequedasaquí.
—No—dijoSimon—.Sivaisahablardemí,quieroestarahí.Por unmomento pareció como si la gélida calma de Jace estuviera a punto de
quebrarse; se sonrojó y abrió la boca; sus ojos centelleaban.La cólera desaparecióigual de rápido, aplastada por un evidente acto de voluntad. Apretó los dientes ysonrió.
—Estupendo —respondió—. Ven abajo, vampiro. Podrás conocer a la felizfamilia.
LaprimeravezqueClarycruzóunPortalhabíaexistidounasensacióndevolar,
decaerdeunmodoingrávido.Enestaocasiónfuecomoversearrojadaalcorazóndeun tornado. Vientos aullantes la azotaron, le arrancaron la mano de la de Luke ytambiénelalaridoquesurgiódesuboca.Cayógirandosobresímismaenelcentrodeunavoráginenegraydorada.
Algoplano,duroyplateadocomolasuperficiedeunespejosealzófrenteaella.Descendióenpicadohaciaello,chillando,alzandolasmanosparacubrirseelrostro.Golpeólasuperficieylaatravesó,penetrandoenunmundodefríobrutalyjadeanteasfixia.Sehundíaenunaespesaoscuridadazul.Pormásque intentabarespirar,nopodríallevarairealospulmones,nadasalvoaquellaglacialfrialdad...
Deimprovisolaagarraronporlaparteposteriordelabrigoytirarondeellahaciaarriba. Pataleó ligeramente pero estaba demasiado débil para librarse de lo que lasujetaba.Laizaron,ylaoscuridadíndigodesualrededorseconvirtióenazulpálidoyluegoendoradonadadeaire.Ointentóhacerlo,puesensulugarseatragantóydioboqueadas,mientraspuntosnegrossalpicabansuvisión.Laarrastrabana travésdelagua, a toda prisa, con hierbajos enredándose y tirándole de piernas y brazos; seretorcióparagirarenlasgarrasdeloquelasujetabayvislumbróunahorriblevisióndealgo,nideltodolobonideltodohumano,orejaspuntiagudascomodagasylabiostensadoshaciaatrásparamostrarafiladosdientesblancos. Intentóchillar,perosólosurgióagua.
Alcabodeunmomentoestabafueradelaguaylaarrojabansobretierraduray
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húmeda.Habíaunasmanosen sushombros, empujándolaviolentamentebocaabajocontraelsuelo.Aquellasmanoslegolpearonlaespalda,unayotravez,hastaqueelpechosecontrajoespasmódicamenteyellatosióunamargochorrodeagua.
Seguía dando boqueadas aun cuando lasmanos la hicieron rodar hasta quedarsobrelaespalda,mirandoarriba,yseencontróaLuke,unasombranegrarecortadacontra un alto cielo azul con pinceladas de nubes blancas. La dulzura que estabaacostumbradaaverensuexpresiónhabíadesaparecido;yanoteníaaspectodelobo,peroparecíafurioso.Tiródeellaparaincorporarla,zarandeándolaconviolencia,unayotravez,hastaqueClarygimióylegolpeódébilmente.
—¡Luke!¡Para!Mehacesdaño...Las manos de Luke abandonaron sus hombros. Le agarró la barbilla con una
mano,obligándolaaalzarlacabeza,escudriñándoleelrostroconlosojos.—Elagua—dijo—.¿Expulsastetodaelagua?—Esocreo—musitóella,ylavozsurgiódébildesuinflamadagarganta.—¿Dóndeestá tuestela?—exigióél,ycuandoellavaciló,suvozse tornómás
imperiosa—.Clary.Tuestela.Encuéntrala.Ella se desasió de sus manos y rebuscó desesperadamente en los húmedos
bolsillos,sinencontrarotracosaquelatelaempapada.Abatida,alzósurostrohaciaLuke.
—Semedebehabercaídoenellago.—Sorbiólaslágrimas—.La...estelademimadre...
—Jesus,Clary.Lukesepusoenpie,entrelazando lasmanos,angustiado, tras lacabeza.Estaba
empapadotambién;desusvaquerosydelgruesoabrigodefranelamanabaelaguaaborbotones.Lasgafasqueacostumbrabaallevarmediocaídassobrelanarizhabíandesaparecido.Bajólamiradahaciaellaconexpresiónsombría.
—Estás bien—dijo, y no era en realidad una pregunta—. Quiero decir, justoahora.¿Tesientesbien?
Ellaasintió.—Luke,¿quésucede?¿Porquénecesitasmiestela?Lukenodijonada.Mirabaasualrededorcomosiesperaraobteneralgunaayuda
deloquelerodeaba.Clarysiguiósumirada.Estabansobrelaampliaorilladetierradeunlagodebuentamaño.Elaguaeradeunazulpálido,moteadaaquíyallíporelreflejodelaluzdelsol.SepreguntósieraelorigendelaluzdoradaquehabíavistoatravésdelentreabiertoPortal.Nohabíanadadesiniestroenellagoahoraqueestabajuntoaélenlugardeensuinterior.Estabarodeadodecolinasverdessalpicadasdeárbolesqueempezabanaadquiriruntonorojizoydorado.Másalládelascolinassealzabanelevadasmontañascuyospicosestabancoronadosdenieve.
Claryseestremeció
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—Luke, cuando estábamos en el agua... ¿te convertiste en lobo amedias?Meparecióver...
—Miyolobonadamejorquemiyohumano—respondióélentonobrusco—.Uesmásfuerte.Teníaquearrastrarteporelagua,ytúnoofrecíasdemasiadaayuda.
—Lo sé—dijo ella—. Lo siento.No se... no se suponía que tú fueses a venirconmigo.
—Sinolohubiesehecho,estaríasmuerta—señalóél—.Magnustelodijo,Clary.NopuedesusarunPortalparaentraren laCiudaddeCristalamenosque tengasaalguienesperándotealotrolado.
—DijoqueibacontralaLey.Nodijoquesiintentaballegaraquírebotaría.—Te contó que había salvaguardas instaladas alrededor de la ciudad que
impedían abrir Portales que condujeran a ella. No es culpa suya que decidierasponerteajugarconmagiaapenascomprendes.Queposeaselpodernosignificaquesepascómousarlo.—Pusocaradepocosamigos.
—Lo siento—replicó Clary con un hilo de voz—. Es sólo... ¿dónde estamosahora?
—EnellagoLyn—respondióél—.CreoqueelPortalnosllevótancercadelaciudadcomopudoyluegonossoltó.EstamosenlasafuerasdeAlacante.—Miróasualrededor,meneando la cabezamedio asombradoymedio fastidiado—.Lohiciste,Clary.EstamosenIdris.
—¿Idris?—dijoella,yselevantómirandotontamentealotroladodellago,queledevolvióuncentelleo,azulyquieto—.Pero...dijistequeestábamosenlasafuerasdeAlacante.Noveolaciudadporningunaparte.
—Estamosakilómetrosdedistancia.—Lukeseñalóconundedo—.¿Vesesascolinasalolejos?Tenemosquecruzarlas;laciudadquedaalotrolado.Situviéramosun coche, podríamos llegar allí en una hora, pero vamos a tener que andar lo queprobablementenosllevarátodalatarde.—Miróalcieloentornandolosojos—.Serámejorquenospongamosenmarcha.
Clarysemiróconconsternación.Laperspectivadeunacaminatadetodoundíaconlasropasempapadasnoresultabaatrayente.
—¿Nohayalgunaotracosa...?—¿Alguna otra cosa que podamos hacer?—dijoLuke, y había un repentino y
cortantetonoairadoensuvoz—.¿Tienesalgunasugerencia,Clary,puestoquefuistetúquiénnos trajoaquí?—Señaló lejosdel lago—.Enesadirecciónhaymontañas.Transitables a pie únicamente en pleno verano. Moriríamos congelados en lascumbres.—Sevolvióymovió el dedo enotradirección—.Ahíhaykilómetrosdebosques.Hastalafrontera.Estándeshabitados,almenosporsereshumanos.Másalláde Alacante hay tierras de labranza y casas de campo. Quizás podríamos salir deIdris, pero de todosmodos tendríamos que atravesar la ciudad.Una ciudad, puedo
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añadir,dondelossubterráneoscomoyonosonprecisamentebienrecibidos.Clarylemiróconlabocaabierta.—Luke,yonosabía...—Desde luegoque no sabías.Tú no sabes nada sobre Idris.A ti ni siquiera te
importaIdris.Simplementeestabasofendidaporquetehabíandejadoatrás,igualqueunacriatura,ytuvisteunapataleta.Yahoraestamosaquí.Perdidosyheladosy...—Seinterrumpió;teníaelrostrotenso—.Vamos.Empecemosaandar.
Clary siguió a Luke a lo largo de la orilla del lago Lyn en abatido silencio.Mientras andaban, el sol le secó el cabello y la piel, pero el abrigo de terciopeloretenía agua como una esponja. Colgaba sobre ella como una cortina de plomomientras andaba a toda prisa, dando traspiés, sobre rocas y barro, tratando demantenerse a la altura de la larga zancada deLuke. Efectuó unos cuantos intentosmás de entablar conversación, peroLuke semantuvo obstinadamente callado. EllajamáshabíahechonadatangravecomoparaqueunadisculpanohubieseablandadoelenojodeLuke.Enestaocasión,alparecer,eradiferente.
Losprecipiciossealzaronmásaltosalrededordellagoamedidaqueavanzaban,perforados de zonas oscuras, igual que brochazos de pintura negra. Cuando Clarymiróconmayoratención,advirtióquesetratabadecuevasenlaroca.Algunasdabanlaimpresióndesermuyprofundasyhundirseserpenteantesenlaoscuridad.Imaginómurciélagos y desagradables criaturas reptantes ocultándose en las tinieblas, y seestremeció.
Por fin una senda estrecha que se abría paso a través de los precipicios loscondujoaunacalzadaamplia revestidadepiedras trituradas.El lagodescribióunacurva alejándose de ellos, índigo bajo la luz de las últimas horas de la tarde. Lacalzada discurría por una llanura cubierta de pastos que se iba elevando hastaconvertirsealolejosenondulantescolinas.AClaryselecayóelalmaalospies,laciudadnosedivisabaporningunaparte.
Lukemiraba fijamente en dirección a las colinas con una expresión de intensodesaliento.
—Estamosmáslejosdeloquepensaba.Hatranscurridotantotiempo...—A lo mejor si encontramos una carretera más grande —sugirió Clary—,
podríamoshacerautostop,oconseguirquealguiennosllevasealaciudad,o...—Clary, no hay coches en Idris. —Al ver su expresión atónita Luke rió sin
demasiadaalegría—.Lassalvaguardasimpidenquelasmáquinasfuncionenbien.Lamayorpartedelatecnologíanosirveaquí:teléfonosmóviles,ordenadores,cosasasí.LamismaAlacante está iluminada... y funciona... en sumayor partemediante luzmágica.
—Vaya—dijoClaryconunhilodevoz—.Bien...¿másomenosaquédistanciadelaciudadestamos?
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—Bastante lejos.—Sinmirarla,Luke sepasó ambasmanoshacia atráspor loscortoscabellos—.Hayalgoqueserámejorquetediga.
Clarysepusotensa.TodoloquehabíaqueridoanteseraqueLukelehablara;enaquellosmomentosyanolodeseaba.
—Nopasanada...—¿Observaste—dijoLuke—quenohabíaningunaembarcaciónenellagoLyn...,
niembarcaderos...,nadaquepudierasugerirqueellagoloutilizandealgúnmodolasgentesdeIdris?
—Simplementepenséqueeraporqueestabamuyalejado.—Noestátanalejado.AunaspocashorasdeAlacanteapie.Elhechoesqueel
lago...—Luke se interrumpió y suspiró—. ¿Reparaste alguna vez en el dibujo delsuelodelabibliotecaenelInstitutoenNuevaYork?
Claryparpadeó.—Lohice,peronoconseguíadivinarquéera.—Era un ángel alzándose del interior de un lago, sosteniendo una copa y una
espada.Es unmotivo que se repite en las decoraciones de las nefilim.La leyendacuentaqueelángelRazielsurgiódellagoLyncuandoseaparecióporprimeravezaJonathan Cazador de Sombras, el primero de los nefilim, y le entregó losinstrumentosMortales.Desdeentoncesellagosehaconsiderado...
—¿Sagrado?—sugirióClary.—Maldito—dijoLuke—.Elaguadellagoesdealgúnmodovenenosaparalos
cazadoresdesombras.Nohaceningúndañoalossubterráneos;losseresmágicoslollamanelEspejodelosSueños,ybebensuaguaporqueafirmanquelesproporcionavisionesauténticas.Peroparauncazadordesombrasbebersuaguaesmuypeligroso.Provocaalucinaciones,fiebre...puedellevaraunapersonaalalocura.
Clarysintiófríoentodoelcuerpo.—Esporesoqueintentastehacermeescupirtodaelagua.Lukeasintió.—Y el motivo de que quisiera encontrar tu estela. Con una runa de curación
podríamosconjurarlosefectosdelagua.Sinella,necesitamosquelleguesaAlacantelomás rápidamente posible.Haymedicinas, eso ayudará, y conozco a alguien quecasiconseguridadlastendrá.
—¿LosLightwood?—No,losLightwoodno.—LavozdeLukeerafirme—.Otrapersona.Alguien
queconozco.—¿Quién?Élnegóconlacabeza.—Sólorecemosparaquenosehayaidoenlosúltimosquinceaños.—PeropensabaquedijistequelaLeyprohibíaquelossubterráneosentraranen
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Alacantesinpermiso.LasonrisaquelededicócomorespuestalerecordóalLukequelahabíaatrapado
cuandocayódelaestructuradebarrasparajuegosinfantilesdepequeña,elLukequesiemprelahabíaprotegido.
—Algunasleyesestánhechasparaserinfringidas.LacasadelosPenhallowlerecordóaSimonelInstituto;poseíaelmismoairede
pertenecer en cierto modo a otra era. Los vestíbulos y escaleras eran angostos,construidos de piedra y madera oscura, y las ventanas eran altas y estrechas yofrecíanbuenasvistasdelaciudad.Habíaunclarotoqueasiáticoenladecoración:unbiomboshojiestabacolocadoeneldescansillodelprimerpiso,yhabíaaltosjarroneschinosesmaltadosconfloresenlosalféizares.Tambiénhabíavariasserigrafíasenlasparedes,mostrandoloquedebíandeserescenasdelamitologíadeloscazadoresdesombras,peroenunaireorientalenellas;aparecíandemodoprominentecaudillosblandiendo refulgentes cuchillos serafín, junto con criaturas de vivos coloresparecidasadragonesydemoniosreptantesdeojossaltones.
—La señora Penhallow, Jia, estaba a cargo del Instituto de Beijing. Divide sutiempoentre aquíy laCiudadProhibida—dijo Isabelle cuandoSimonsedetuvoaexaminarungrabado—.YlosPenhallowsonunafamiliaantigua.Adinerada.
—Medoycuenta—murmuróSimon,alzando lavistahacia lasarañasde lucesquegoteabanlágrimasdecristaltallado.
Jace,enelpeldañosituadodetrásdeellos,refunfuñó:—Moveos.Noestamoshaciendounavisitadeinterésturístico.Simon sopesó efectuar una réplica grosera y decidió que no valía la pena
molestarse.Descendió el resto de la escalera a paso rápido; una vez abajo, ésta seabría a unagranhabitaciónque era una curiosamezcla de lo viejoy lo nuevo: unventanaldevidriodabaalcanal,ysurgíamúsicadeunequipodemúsicaqueSimonnopudover.Peronohabíatelevisión,nicolumnadeDVDoCD,laclasededetritusqueSimonasociabaconlassalasdeestarmodernas.Ensulugarhabíaunaseriedesofásrehenchidosagrupadosalrededordeunachimeneaenorme,enlaquecrepitabanllamas.
Alecestabadepiejuntoalachimenea,vestidoconeloscuroequipodecazadordesombras,colocándoseunpardeguantes.AlzólosojoscuandoSimonentróenlahabitaciónymostrósuhabitualexpresióndedesagrado,peronodijonada.
SentadosenlossofáshabíadosadolescentesqueSimonnohabíavistonunca,unchicoyunachica.Lachica tenía rasgosasiáticos,condelicadosojosalmendrados,
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brillantecabellooscuroechadohaciaatrásyunaexpresióntraviesa.Lafinabarbillaseestrechabahastaacabarenpuntacomoladeungato.Noeraexactamentebonita,peroresultabaexótica.
El muchacho de cabello negro que tenía al lado era aún más atractivo.Probablemente erade la alturade Jace, peroparecíamás alto, incluso sentado; eraesbelto y fornido, con un rostro pálido, elegante e inquieto, todo pómulos y ojososcuros.Habíaalgoextrañamentefamiliarenél,comosiSimonlehubieseconocidoantes.
Lachicafuelaprimeraenhablar.—¿Éste es el vampiro?—Miró a Simon de pies a cabeza como si le estuviera
tomandolasmedidas—.Enrealidadjamásheestadotancercadeunvampiro;nodeunoalquenoestuvieseplaneandomatar,almenos.—Ladeólacabeza—.Esmono,paraserunsubterráneo.
—Tendrás que perdonarla; tiene el rostro de un ángel y los modales de undemonioMoloch—dijoelmuchachoconunasonrisa,poniéndoseenpie.Letendióla mano a Simon—. Soy Sebastian. Sebastian Verlac. Y esta es mi prima, AlinePenhallow.Aline...
—Yonolesestrecholamanoalossubterráneos—repusoAline,echándosehaciaatrássobreloscojinesdelsofá—.Notienenalma,yasabes.Vampiros.
LasonrisadeSebastiandesapareció.—Aline...—Escierto.Esporesoquenopuedenverseenlosespejos,oponersealsol.Contodadeliberación,Simonretrocedióparaexponersealazonailuminadapor
el sol, frente a la ventana. Sintió el sol caliente en la espalda y los cabellos. Susombraseproyectó,largayoscurasobreelsuelo,alzandocasilospiesdeJace.
Aline respiró con violencia pero no dijo nada. Fue Sebastian quien habló,mirandoaSimonconsuscuriososojosnegros.
—Asíqueescierto.LosLightwoodnoslodijeron,peronopensé...—¿Quédijésemos laverdad?—preguntóJace,hablandoporprimeravezdesde
quehabíanbajado—.Nomentiríamossobrealgoasí.Simones...único.—Yolebeséenunaocasión—dijoIsabelle,sindirigirseanadieenparticular.LascejasdeAlineseenarcaronveloces.—Realmente te dejan hacer lo que deseas en Nueva York, ¿no es cierto? —
comentó,entrehorrorizadayenvidiosa—.Laúltimavezquetevi,Izzy,nisiquieratehabríasplanteado...
—Laúltimavezquenosvimos, Izzy teníaochoaños—dijoAlec—.Lascosascambian.Bien,mamátuvoqueirseatodaprisa,asíquealguientienequesubirlesusnotaseinformesalGard.Soyelúnicoquetienedieciochoaños,asíquesoyelúnicoquepuedeirallímientraslaClaveestáensesión.
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—Lo sabemos—replicó Isabelle, dejándose caer sobre un sofá—. Ya nos hasdichoesounascincoveces.
Alec,dándoseairesdeimportancia,hizocasoomiso.—Jace,tútrajistealvampiroaquí,asíquetúeresresponsabledeél.Nodejesque
salga.«El vampiro», pensó Simon. Como si Alec no supiese su nombre. Le había
salvadolavidaaAlecenunaocasión.Ahoraera«elvampiro».InclusotratándosedeAlec, que era propenso a algún que otro ataque de malhumor, aquello resultabaodioso. Tal vez tenía algo que ver con estar en Idris. Tal vez Alec sentía unanecesidadmayordereafirmarsucondicióndecazadordesombrasallí.
—¿Me has hecho bajar para decirme eso, que no deje que el vampiro salga alexterior?No lo habría hecho de todosmodos.—Jace se instaló en el sofá junto aAline,quepareciócomplacida—.SerámejorquetedesprisaeniralGardyregresar.Diossabeaquédepravaciónpodríamosdedicarnosaquísintuguía.
AleccontemplóaJacecontranquilasuperioridad.—Intentacomportarte.Regresaréenmediahora.—Desaparecióa travésdeuna
arcadaqueconducíaaunpasillolargo;enalgúnlugarlejanoseescuchóelchasquidodeunapuertaalcerrarse.
—Nodeberíasprovocarle—dijoIsabelle, lanzandoaJaceunamiradasevera—.Enrealidadledejaronaélalcargo.
Aline, Simon no pudo evitar advertirlo, estaba sentadamuy pegada a Jace, loshombrosdeambostocándose,inclusoapesardequehabíamuchoespacioalrededordeellosenelsofá.
—¿Nohaspensandoalgunavezqueenunavida anteriorAlec erauna ancianaconnoventagatosquenohacíamásquechillara losniñosdelvecindarioparaquesalierandesucésped?Porqueyosilopienso—dijoél,yAlinelanzóunarisitatonta—.SóloporqueélseaelúnicoquepuedairaGard...
—¿QuéesGard?—preguntóSimon,cansadodenoentendernada.Jace le miró. Su expresión era fría, poco amistosa; tenía la mano sobre la de
Aline,quedescansabasobreelmuslodelajoven.—Siéntate—dijo,moviendo bruscamente la cabeza en dirección a un sillón—.
¿Oplaneabasirarevolotearalrincóncomounmurciélago?«Fabuloso.Chistesdemurciélagos.»Simonseacomodó,molestoenelsillón.—Gard es el lugar de reunión de la Clave —explicó Sebastian, al parecer
apiadándosedeSimon—.EsdondesedecretalaLey,ydonderesidenelCónsulyelInquisidor.SóloloscazadoresdesombrasadultosselespermitelaentradaenlazonacuandolaClaveestáreunida.
—¿Reunida?—preguntó Simon, recordando lo que Jace había dicho un pocoantes,arriba—.¿Noquerrásdecir...debidoamí?
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—No.—Sebastianlanzóunacarcajada—.DebidoaValentineylosInstrumentosMortales. Es por eso que todo el mundo está allí. Para tratar de averiguar lo queValentinevaahaceracontinuación.
Jacenodijonada,peroaloírelnombredeValentineseletensóelrostro.—Bueno, irá tras el Espejo—repuso Simon—. El tercero de los Instrumentos
Mortales,¿verdad?¿EstáaquíenIdris?¿Esporesoquetodoelmundoestáaquí?HubouncortosilencioantesdequeIsabellerespondiera:—Nadiesabedóndeestáelespejo.Dehecho,nadiesabequées.—Esunespejo—respondióSimon—.Yasabes...reflectante,cristal.Supongo.—AloqueIsabelleserefiere—dijoSebastianentonoamable—esquenadiesabe
nada sobre el Espejo. Existen múltiples menciones a él en las historias de loscazadoresde sombras,peroningúndetalle específico sobredóndeestáquéaspectotiene,o,loqueesmásimportante,quépoderposee.
—Suponemos que Valentine lo quiere—indicó Isabelle—, pero eso no ayudamucho, ya que nadie tiene ni la más remota idea de dónde está. Los HermanoSilenciosospodríanhabersabidoalgoperoValentinelosmatóatodos.Nohabrámásdurantealmenosciertotiempo.
—¿Atodosellos?—inquirióSimonconsorpresa—.CreíaquesólohabíamatadoalosdeNuevaYork.
—LaCiudaddeHuesono está realmente enNuevaYork—dijo Isabelle—.Escomo..., ¿recuerdas la entrada a la corte seelie, en Central Park? Que la entradaestuvieseallínosignificaquelacortemismaestébajoelparque.SucedelomismoconlaCiudaddeHueso.Existenvariasentradas,perolaCiudadensí...—IsabelleseinterrumpiócuandoAlinelahizocallarconunvelozademán.
Simon paseó lamirada de su rostro al de Jace y luego al de Sebastian. Todosmostraban la misma expresión cauta, como si acabaran de advertir lo que habíanestado haciendo: contar secretos nefilim a un subterráneo. A un vampiro. No alenemigo,precisamente,perodesdeluegoalguienenquiennosepodíaconfiar.
Alinefuelaprimeraenromperelsilencio.ClavandolahermosaynegramiradaenSimon,dijo:
—Asípues...¿cómoesserunvampiro?—¡Aline!—Isabelleparecíahorrorizada—.Nopuedesirporahípreguntandoala
gentecómoesserunvampiro.—NO veo el motivo —replicó ella—. No ha sido un vampiro tanto tiempo,
¿verdad?Asíquedebederecordar loqueeraserunapersona.—GirólacabezadenuevohaciaSimon—.¿Lasangretodavíatesabeasangre?¿Osabeaotracosaahora,comozumodenaranjaoalgoasí?Porqueimaginoqueelsabordelasangresería...
—Sabeapollo—respondióSimon,simplementeparaacallarla.—¿Deveras?—Alineparecióatónita.
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—Seestáburlandodeti,Aline—dijoSebastian—,comotienetodoelderechoahacer. Me disculpo por mi prima otra vez, Simon. Aquellos de nosotros que noscriamosfueradeIdrissolemosestarunpocomásfamiliarizadosconlosubterráneos.
—Pero¿túnotecriasteenIdris?—inquirióIsabelle—Pensabaquetuspadres...—Isabelle —interrumpió Jace, pero ya era demasiado tarde. La expresión de
Sebastianseensombreció.—Mispadresestánmuertos—dijo—.UnnidodedemonioscercadeCalais...,no
pasanada,fuehacemuchotiempo—frenólasmuestrasdecondolenciadeIsabelle—.Mitía...lahermanademipadre...mecrióenelInstitutodeParis.
—¿De modo que hablas francés? —Isabelle suspiró—. Ojalá yo hablara otroidioma. Pero Hodge jamás pensó que necesitaríamos aprender nada que no fuesegriegoylatínclásicos,ynadiehablaesaslenguasya.
—Tambiénhablo rusoe italiano.Yunpocode rumano—indicóSebastianconunasonrisahumilde—.Podríaenseñartealgunasfrases...
—¿Rumano?Esoesimpresionante—dijoJace—.Nomuchaspersonaslohablan.—¿Lohablastú?—preguntóSebastianconinterés.—Enrealidad,no—repusoJaceconunasonrisatanencantadoraqueSimonsupo
que mentía—. Mi rumano se limita a frases útiles como: «¿Son estas serpientesvenenosas?»y«Peroustedparecemuyjovenparaserunoficialdepolicia».
Sebastiannosonrió.Habíaalgoensuexpresión,sedijoSimon.Eraafable—todoenélerasosegado—,peroSimontuvolasensacióndequelaafabilidadocultabaalgodebajoquedesmentíalatranquilidadexterna.
—Meencantaviajar—dijoél,conlosojospuestosenJace—.Peroesagradableestardevuelta,¿verdad?
JacedejódejugarconlosdedosdeAline.—¿Quéquieresdecir?—SimplementequenohayningúnotrositiocomoIdris,pormuchoquenosotros
losnefilimnoscreemoshogaresenotraspartes.¿Noestásdeacuerdo?—¿Porquémepreguntas?—LaexpresióndeJaceeragélida.Sebastianseencogiódehombros.—Bueno,tuvivisteaquídeniño,¿noescierto?Ynohasregresadoenaños.¿Olo
entendímal?—No lo entendiste mal—intervino Isabelle con tono impaciente—. A Jace le
gustafingirquenadiehablasobreél,inclusocuandosabequesílohacen.—Desdeluegoquelohacen.AunqueJace lemirabaconexpresión iracunda,Sebastianparecíano inmutarse.
Simonsintióunaespeciedemediorenuentesimpatíaporeljovencazadordesombrasdecabellososcuros.ErararoencontraraalguienquenoreaccionasealaspullasdeJace.
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—EstosdíasesdeloquehablatodoelmundoenIdris.Deti,delosInstrumentosMortales,detupadre,detuhermana...
—SesuponíaqueClarissavendríaconvosotros, ¿noescierto?—dijoAline—.Teníaganasdeconocerla.¿Quésucedió?
SibienlaexpresióndeJacenocambió,retirolamanodeladeAline,crispándolaenunpuño.
—NoquisoabandonarNuevaYork.Sumadreestáenfermaenelhospital.«Jamásdice“nuestramadre”—pensóSimon—.Siempreessumadre.»—Esextraño—comentóIsabelle—;pensabaquerealmentequeríavenir.—Quería—dijoSimon—.Dehecho...Jacesehabíapuestoenpiea talvelocidadqueSimonnisiquiera lehabíavisto
moverse.—Ahora que lo pienso, necesito discutir con Simon en privado. —Movió
violentamente la cabeza en dirección a las puertas dobles del otro extremo de lahabitación,conunamiradadesafiante—.Vamos,vampiro—dijo,enuntonoquedejóaSimonconlaclarasensacióndequeunanegativaprobablementeacabaríaenalgunaclasedeviolencia—.Vamosahablar.
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AMATIS
Entradala tarde,LukeyClaryhabíandejadoyael lagomuyatrásycaminabanpor loqueparecían interminablesextensiones llanasdepastosaltos.Aquíyallá sealzabaunasuaveelevaciónhastaconvertirseenunacolinacoronadaderocasnegras.Claryestabaagotadadetantosubirybajarcolinas,unatrasotra,dandotraspiésconlasbotas resbalandoen lahierbahúmedacomosi se tratasedemármol engrasado.Cuandoporfindejaronatrásloscamposyllegaronaunaestrechacarreteradetierra,lasmanoslesangrabanyestabancompletamentemanchadasdehierba.
Lukecaminabamuyrígidopordelantedeellaconzancadasdecididas.Devezencuandoleseñalabaalgunacosadeinterésconsuvozsombría,comosufueseelguíaturísticomásdeprimidodelmundo.
—AcabamosdecruzarlallanuraBrocelind—dijomientrasascendíaunacolinayveían una enmarañada extensión de árboles oscuros bajo el cielo—. Esto es elbosque.Losbosquesacostumbrabanacubrir lamayorpartede las tierrasbajasdelpaís.Granpartedeellassetalaronparadejarespacioalaciudad...yparaecharalasmanadasdelobosylosnidosdevampirosquetendíanaaparecerporallí.ElbosquedeBrocelindsiemprehasidounesconditedesubterráneos.
Siguieronavanzandopenosamenteensilenciomientraslacarreteradescribíaunacurva junto al bosque durante varios kilómetros antes de girar bruscamente. Losárboles parecieron disiparse a medida que una cordillera se alzaba por encima deellos,yClarypestañeócuandodoblaronunrecododeunacolinaalta;amenosquelos ojos la engañaran, había casas allí abajo. Pequeñas hileras blancas de casas,ordenadascomosifueseunpueblecitodejuguete.
—¡Hemosllegado!—exclamó,yseabalanzóal frente,deteniéndose tansóloaladvertirqueLukeyanoibaasulado.
Se volvió y le vio de pie en mitad de la polvorienta carretera, meneando lacabeza.
—No—dijo,avanzandohastaalcanzarla—.Esonoeslaciudad.—¿Entoncesesunpueblo?Dijistequenohabíaningunaciudadcercadeaquí...—Esuncementerio.EslaCiudaddeHuesosdeAlacante.¿CreíasquelaCiudad
deHuesoseralaúnicaúltimamoradaqueteníamos?—Sonóentristecido—.Estoesunanecrópolis,el lugardondeenterramosaaquellosquemuerenenIdris.Ahoralaverás.TenemosqueatravesarlaparallegaraAlacante.
Clary no había estado en un cementerio desde la noche en que Simon habíamuerto,yelrecuerdoleprodujounescalofríoquelahelóhastaloshuesosmientras
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recorríalosestrechossenderosqueseabríanpasoporentrelosmausoleoscomounacinta blanca.Alguien cuidaba del lugar: elmármol relucía como si lo acabasen defregar, y la hierba estaba cortada uniformemente. Había ramos de flores blancascolocadosaquíyallásobrelastumbas;enunprincipiocreyóqueeraazucenas,perotenían un perfume aromático y desconocido que le hizo preguntarse si seríanautóctonas de Idris. Cada tumba parecía una casa pequeña; algunas incluso teníanverjas de metal o alambre, y sobre las puertas estaban grabados los nombres defamilias de cazadores de sombras. CARTWRIGTH, MERRYWEATHER,HIGHTOWER,BLACKWELL,MIDWINTER.Sedetuvoanteuno:HERONDALE.
SevolvióparamiraraLuke.—ÉseeraelnombredelaInquisidora.—Eslatumbadesufamilia.Mira.Señalóconeldedo.Juntoa lapuertahabía letrasblancas talladasenelmármol
gris. Eran nombres.MARCUSHERONDALE, STEPHENHERONDALE.Amboshabíanmuertoelmismoaño.ApesardelomuchoquehabíaodiadoalaInquisidora,Clarysintióquealgose retorcíaensu interior,unacompasiónquenopodíaevitar.Perderalesposoyalhijo,entanpocotiempo...HabíatrespalabrasenlatínbajoelnombredeStephen:«AVEATQUEVALE».
—¿Quésignifica?—preguntó,volviéndosehaciaLuke.—Significa «Salve y adiós». Es un poema de Catulo, y los nefilim lo dicen
durantelosfunerales,ocuandoalguienmuereencombate.Ahoravámonos;esmejornopensardemasiadoenestascosas,Clary.—Lukelasujetóporelhombroylaapartóconsuavidaddelatumba.
Quizásélteníarazón,sedijoClary.Quizáseramejornopensardemasiadoenlamuerteymorirjustoenaquelmomento.Mantuvoapartadalamiradamientrassalíandelanecrópolis.Habíancruzadocasilaspuertasdehierrodelotroextremocuandodistinguió un mausoleo más pequeño, que se erguía igual que un hongo blanco asombradeunroblefrondoso.Elnombresobre lapuerta llamósuatencióncomosihubieseestadoescritoconluces.
FAIRCHILD—Clary...Lukealargólamanoparacogerla,peroellayahabíamarchado.Conunsuspirola
siguió al interior de la sombra del árbol, donde ella se quedo de pie, paralizada,leyendo los nombres de los abuelo y bisabuelos que jamáshabía sabidoque tenía.ALOYSIUS FAIRCHILD. ADELE FAIRCHILD, DE SOLTERA NIGHTSHADE.GRANVILLE FAIRCHILD Y debajo de todos aquellos nombres: «JOCELYNMORGENSTERN,DESOLTERAFAIRCHILD»
Una oleada de frío recorrió a Clary.Ver el nombre de sumadre allí era comoregresaralaspesadillasqueteníaenocasionesenlasqueestabaenelfuneraldesu
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madreynadiequeríadecirlequéhabíasucedidoocómohabíamuerto.—Peroellanoestámuerta—lerespondióélconsuavidad.Clarylanzóunaexclamaciónahogada.YanopodíaoírlavozdeLukeoverlede
piefrenteaella.Anteellasealzabaunaladerairregular,conlápidasquesobresalíandelatierraigualquehuesospartidos.Unalápidanegrasealzabaimponentefrenteaella, con letras talladas de modo irregular en la superficie: «CLASISSAMORGENSTERN»ydosfechas.Bajolaspalabrashabíauntoscodibujoinfantildeuna calavera con enormes cuencas vacías. Clary retrocedió tambaleante con unchillido.
Lukelaagarróporloshombros.—Clary,¿quésucede?¿Quétepasa?Ellaseñaló.—Ahí...mira...Pero había desaparecido.La hierba se extendía hacia el horizonte frente a ella,
verde y uniforme, y los blancosmausoleos pulcros y sencillos permanecían en susordenadasfilas.Sediolavueltaparaalzarlosojoshaciaél.
—Hevistomipropialápida—dijo—.Anunciabaquevoyamorir...ahora...esteaño.—Seestremeció.
Luketeníaunaexpresiónsombría.—Eselaguadellago—dijo—.Estásempezandoateneralucinaciones.Vamos...,
nonosquedamuchotiempo.JacecondujoaSimonescalerasarribayporuncortopasilloflaqueadodepuertas;
sedetuvo sóloparaextender elbrazoyabrirdeunempujónunadeellas, conunaexpresióndepocosamigosenelrostro.
—Aquídentro—dijo,medioempujandoaSimona travésde laentrada;Simonvioloqueparecíaunabibliotecaenelinterior:hilerasdeestanterías,largossofás,ysillones—.Deberíamostenerunpocodeintimidad...
Se interrumpiócuandouna figurasealzónerviosamentedeunode lossillones.Era un niño de cabellos castaños y con gafas. Tenía un rostro menudo y serio, yaferrabaunlibroenlasmanos.SimonestabalobastantefamiliarizadoconloshábitosdelecturadeClarycomoparareconocerlocomountomomangadelejos.
—Lo siento, Max —dijo Jace, frunciendo el entrecejo—. Necesitamos lahabitación.Unaconversacióndeadultos.
—Pero Izzy yAlec yame echaron de la salita para poder tener una charla deadultos—sequejóMax—.¿Adóndesesuponequedeboir?
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Jaceseencogiódehombros.—¿Tuhabitación?—Agitóunpulgarendirecciónalapuerta—.Eshoradeque
cumplascontudeberparacontupaís,amigo.Lárgate.Conexpresiónofendida,Maxpasójuntoaellosmuydigno,conellibroapretado
contra el pecho. Simon sintió una punzada de lástima; era odioso ser lo bastantemayorcomoparaquerersaberloquesucedíaperotanjovencomoparaquesiemprete echasen. El niño le lanzó unamirada al pasar; unamirada asustada y suspicaz.«Esteeselvampiro»,seleíaensusojos.
JaceimpelióaSimonalinteriordelahabitación,cerrandolapuertaygirandolallave tras ellos.Con lapuerta cerrada, lahabitaciónestaba tanpoco iluminadaqueincluso Simon la encontró oscura. Olía a polvo. Jace la atravesó y descorrió lascortinasdelextremoopuesto,dejandoaldescubiertounaltoventanaldeunasolahojaquedabaaunavisadelcanaljustoalotrolado.Elaguachapoteabacontraelcostadode la casa apenas unos pocos metros más abajo, bajo barandillas de piedrasesculpidascondibujosderunasyestrellasdesgastadosporloselementos.
JacesevolvióhaciaSimonconexpresiónsevera.—¿Quétepasa,vampiro?—¿Quequémepasa?Erestúquienprácticamentemehaarrastradoaquíporlos
cabellos.—PorqueestabasapuntodedecirlesqueClaryjamáscancelósusplanesdevenir
a Idris. ¿Sabes qué sucedería entonces? Se pondrían en contacto con ella y loorganizaciónparaqueviniese.Yyatedijequeesonopuedesuceder.
Simonsacudiónegativamentelacabeza.—No tecomprendo—dijo—.Avecesactúascomosi todo loque te importase
fueseClary,yluegoactúascomo...Jace lemiró fijamente. El aire estaba lleno de danzarinasmotas de polvo que
formanaunacortinarelucienteentrelosdosmuchachos.—¿Actúocomoqué?—EstabascoqueteandoconAline—dijoSimon—.Noparecíaque te importase
Claryentonces.—Esonoesasuntotuyo—repusoJace—.Yademás,Claryesmihermana.Esosí
losabes.—Yotambiénestabaallíenlacortedelashadas—replicóSimon—.Recuerdolo
quelareinaseeliedijo.«Elbesoquelamuchachamásdesea,laliberará.»—Apuestoaquelorecuerdas.Grabadoafuegoentucerebro,¿verdad,vampiro?Simon emitió un ruidito desde el fondo de la garganta que ni siquiera había
advertidoquefueracapazdehacer.—Ah, no lo harás. No voy a discutir sobre esto. No voy a pelear por Clary
contigo.Esridículo.
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—Entonces,¿porquélosacastearelucir?—Porque—dijoSimon—,siquieresquemienta...,noaClary, sinoa todos tus
amigos cazadores de sombras..., si quieres que finja que fue decisión de la propiaClarynoveniraquí,ysiquieresquefinjaquenosénadasobresuspoderes,oloqueenrealidadpuedehacer,entoncestútienesquehaceralgopormí.
—Magnífico—respondióJace—.¿Quéesloquequieres?Simon permaneció en silencio por unmomento,mirandomás allá de Jace a la
hileradecasasdepiedraquedabanalcentelleantecanal.Másalládelosalmenadostejadospodíaverlasrefulgentespartessuperioresdelastorresdelosdemonios.
—Quieroquehagas loqueseaque tengasquehacerparaconvenceraClarydequenosientesnadaporella.Yno...nomedigasqueeressuhermano;esoyalosé.Dejadedarle falsas esperanzas cuando sabesque loque seaque losdos tenéis notiene futuro.Yno estoydiciendoestoporque laquieraparamí.Lo estoydiciendoporquesoysuamigoynoquieroqueresultelastimada.
Jacebajólamiradaasusmanosduranteunlargorato,sinresponder.Eranmanosdelgadas, y los dedos y nudillos presentaban marcas de viejas callosidades. Losdorsos estaban surcados con las finas líneas blancas de antiguasMarcas. Eran lasmanosdeunsoldado,nolasdeunadolescente.
—Ya lo hice —respondió—. Le dije que sólo estaba interesado en ser suhermano.
—Ah.SimonhabíaesperadoqueJacepelearaconélrespectoaaquello,quediscutiera,
noqueselimitaraaceder.UnJacequesimplementecedíaeraalgunonuevo...ydejóa Simon sintiéndose casi avergonzado de haberlo pedido. «Clary jamás me lomencionó», quiso decir, pero, de todos modos, ¿por qué tendría ella que haberlohecho? Bien pensando, se había mostrado insólitamente callada y retraídaúltimamentecadavezquehabíasurgidoelnombredeJace.
—Bueno,esosolucionaesaparte,supongo.Hayunaúltimacosa.—¿Sí?—Jacehablósinqueparecierasentirdemasiadointerés—.¿Ycuáles?—¿QuéfueloqueValentinedijocuandoClarydibujóaquellarunaenelbarco?
Sonócomounidiomaextranjero.¿Memealgo...?—Mene mene tekel upharsin —dijo Jace con una leve sonrisa—. ¿No lo
reconoces?EsdelaBiblia,vampiro.Laantigua.Éseestulibro,¿verdad?—QueseajudíonosignificaquemesepaelAntiguoTestamentodememoria.—EslaEscriturasobrelaPared.«ContóDiostureino,ylehapuestofin;pesado
hassidoenlabalanzayhalladofalto.»Esunauguriodefatalidad;significaelfindeunimperio.
—Pero¿quétienequeveresoconValentine?—No sóloValentine—dijo Jace—.Todos nosotros.LaClave y laLey; lo que
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Clarypuedehacer trastorna todo loqueellosconocencomoverdadero.Ningúnserhumano puede crear runas nuevas, o dibujar la clase de runas que Clary puededibujar.Únicamente losángelesposeenesepoder.YpuestoqueClarypuedehacereso..., bueno, parece un augurio. Las cosas están cambiando. Las Leyes estáncambiando. Puede que las antiguas costumbres no vuelvan a ser las costumbrescorrectas nuncamás. Igual que la rebelión de los ángeles puso fin almundo tal ycomoera...,partióelcieloporlamitadycreóelinfierno...,esopodríasignificarelfindelosnefilimtalycomoexistenenlaactualidad.Éstaesnuestraguerraenelcielo,vampiro, y sólo un bando puede vencer.Ymi padre tiene intención de que sea elsuyo.
Aunqueelaireseguíafrío,Claryardíaensusropashúmedas.Elsudorlecorría
porel rostroenpequeños riachuelos,humedeciéndoleel cuellodel abrigomientrasLuke,conlamanosobresubrazo,lehacíarecorreratodaprisalacarreterabajouncieloqueseoscurecía rápidamente.AvistabanyaAlacante.Laciudadestabaenunvalle poco profundo, dividido en dos por un río plateado que penetraba por unextremo de la ciudad, parecía desvanecerse, y volvía a salir por el otro. Unaconfusión de edificios de color miel con tejados de pizarra roja y una maraña decalles oscuras que zigzagueaban vertiginosamente se extendía por la ladera de lacolina empinada. En la cima de la colina se alzaba un edificio de piedra oscura,sostenido con pilares, que se elevaba alzándose imponente hacia el cielo, con unatorre centelleante en cada punto cardinal: cuatro en total. Desperdigadas entre losotrosedificioshabía lasmismas torresaltasydelgadasconaspectocristalino,cadaunarelucientecomocuarzo.Erancomoagujasdecristalperforandoelcielo.Laluzdelsolquesedesvanecíaarrancabanapagadosarcosirisasussuperficiesigualqueunacerillaprovocandochispas.Eraunespectáculohermoso,ymuyextraño.
«NohasvistonuncaunaciudadhastaquehasvistoAlacanteladelastorresdecristal.»
—¿Quéeraeso?—inquirióLuke,oyéndola—.¿Quéhasdicho?Clarynosehabíadadocuentadequehabíahabladoenvozalta.Turbada,repitió
laspalabras,yLukelamiróconsorpresa.—¿Dóndehasoídoeso?—Hodge—respondióella—.FuealgoqueHodgemedijo.Lukelamiróconmásatención.—Estáscolorada—dijo—.¿Cómotesientes?AClaryledolíaelcuello,leardíatodoelcuerpo,teníalabocaseca.—Estoyperfectamente—respondió—.Perolleguemosallí,¿vale?—Deacuerdo.
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Lukeseñaló;enellindedelaciudad,dondefinalizabanlosedificios,Clarypudoverunarco,dos ladoscurvándosehasta finalizarenpunta.Uncazadordesombrasconsuindumentarianegramontabaguardiabajolasombradelarco.
—ÉsaeslaPuertaNorte;espordondelossubterráneospuedenentrarlegalmenteen la ciudad, siempre y cuando posean la documentación adecuada. Hay guardasapostadoallídíaynoche.Siestuviésemosaquíporunasuntooficial,o tuviésemospermisoparaestaraquí,entraríamosporella.
—Pero no hay ninguna muralla alrededor de la ciudad —indicó Clary—. Noparecegrancosacomopuerta.
—Lassalvaguardassoninvisibles,peroestánahí.Lastorresdelosdemonioslascontrolan.Lohanhechodurantemilaños.Lassentiráscuandolasatravieses.—Echóunaojeadaunavezmásasurostroenrojecido,preocupado—,¿Estáslista?
Ellaasintió.Sealejarondelapuerta,siguiendoel ladoestede laciudad,dondelos edificios estaban más densamente apelotonados. Con un ademán para que nohiciese ruido, Luke la condujo hacia una abertura estrecha entre dos casas. Clarycerrólosojosmientrasseacercaban,comosiesperasegolpearseelrostrocontraunaparedinvisibleencuandopenetraranenlascallesdeAlacante.Nofueasí.Sintióunapresión repentina, como si estuviese en un avión que caía. Los oídos se ledestaparon...yacontinuaciónlasensacióndesapareció,yseencontrabadepieenelcallejónentrelosedificios.
ExactamenteigualqueuncallejóndeNuevaYork—comocualquiercallejóndelmundo,alparecer—,olíaaorinadegato.
Clary asomó la cabeza por la esquina de uno de los edificios. Una calle másgrandediscurríacolinaarriba,bordeadadetiendaspequeñasycasas.
—Nohaynadieporaquí—comentóconciertasorpresa.EnlaluzcadavezmástenueLuketeníaunaspectogris.—DebedehaberunareuniónarribaenelGard.Eslaúnicacosaquepodríasacar
atodoelmundodelascallesalavez.—¿Yesonoesbueno?Nohaynadieporaquíquepuedavernos.—Esbuenoymalo.Lascallesestándesiertasensumayorparte,loqueesbueno.
Pero será mucho más probable que cualquiera que ande por ahí advierta nuestrapresenciaydespiertesuatención.
—PensabaquehabíasdichoquetodoelmundoestabaenelGard.Lukesonriódébilmente.—Noseastanliteral,Clary.Mereferíaalamayorpartedelaciudad.Losniños,
losadolescentesycualquieraqueestéeximidodelareuniónnoestaránallí.Adolescentes.ClarypensóenJace,ymuyasupesar,elpulsoseledisparócomo
uncaballosaliendodelcajóndesalidadeunacarrera.Lukefruncióelceñocomosipudieseleerleelpensamiento.
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—EnestosmomentosestoyinfringiendolaleyalestarenAlacantesindarmeaconocea laClaveen lapuerta.Sialguienmereconoce,podríamosmeternosenunauténticolío.—Echóunvistazohacialafranjadecielorojizovisibleentrelostejados—.Tenemosquesalirdelascalles.
—Pensabaqueíbamosalacasadetuamiga.—Esohacemos.Ynoesunaamiga,precisamente.—Entoncesquién...—Limítateaseguirme.Luke se introdujo en un pasaje entre dos casas, tan angosto que Clary podía
alargar losbrazosy tocar lasparedesdeambosedificioscon losdedosmientras lorecorrían.Salieronaunasinuosacalleadoquinadabordeadadetiendas.Losedificiosmismosparecíanuncruceentre elpaisajedeun sueñogóticoyuncuento infantil.Los revestimientos de las fachadas estaban esculpidos con toda clase de criaturassacadasdemitosyleyendas;destacabanlascabezasdemonstruos, intercaladasconcaballos alados, algo que parecía una casa sobre patas de gallina, sirenas, y, porsupuesto, ángeles. De cada esquina sobresalían gárgolas, con sus gruñones rostroscontraídos.Y en todas partes había runas bien visibles sobre puertas, ocultas en eldibujo de un grabado abstracto, oscilando de finas cadenas de metal igual quecampanillas de viento que se agitaban en la brisa. Runas de protección, de buenasuerte,inclusoparalaprosperidadenlosnegocios;contemplándolasfijamentetodasellas,Claryempezóasentirseunpocomareada.
Anduvieron en silencio, manteniéndose en las sombras. La calle de adoquinesestabadesierta,laspuertasdelastiendascerradasyatrancadas.Clarydirigíamiradasfurtivas al interior de los escaparatesmientras pasaban. Resultaba extraño ver unaexhibición de caros chocolates decorados en un escaparate y en el siguiente otraigualmenteespléndidadearmasdeaspectoletal:alfanjes,mazas,garrotestachonadosdeclavos,yundesplieguedecuchillosserafínendistintostamaños.
—Nohaypistolas—dijo,ysupropiavozsonómuylejana.—¿Qué?—Lukelamirópestañeando.—Loscazadoresdesombras—dijoella—.Jamásusanpistolas.—Las runas impiden que la pólvora estalle —respondió él—. Nadie sabe el
motivo. Con todo, se sabe de nefilim que han usado un rifle alguna que otra vezcontra licántropos. No hace falta una runa para matarlos..., simplemente balas deplata.
Lodijoconvoz lúgrube.De improvisoalzó lacabeza.En ladébil luzera fácilimaginarsusorejasalzándosealfrentecomolasdeunlobo.
—Voces—dijo—.DebendehaberterminadoenelGard.Lecogióelbrazoytiródeellasacándoladelacalleprincipal.Emergieronenuna
plazapequeñaconunpozoenelcentro.Unpuentedemamposteríadescribíaunarco
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que se desvanecía, el agua del canal parecía casi negra. Clary pudo entonces oírtambiénlasvoces,procedentesdecallespróximas.Sonabanaltoyenojadas.ElmareodeClaryaumentó;sintiócomosielsueloseladearabajosuspies,amenazandoconhacerlacaerdebruces.Serecostóenlapareddelcallejón,respirandocondificultad.
—Clary—dijoLuke—.Clary,¿teencuentrasbien?LavozdeLukesonabaespesa,extraña.Lemiróysequedósinaliento.Lasorejas
sehabíanvuelto largasypuntiagudas, losdientes afiladoscomocuchillas, losojosteníanunferozcoloramarillo...
—Luke—musitó—,¿quéteestásucediendo?—Clary—alargó los brazos hacia ella, las manos curiosamente alargadas, las
uñasafiladasydecoloróxido—¿sucedealgo?Ellalanzóunchillido,retorciéndoseparaapartarsedeél.Noestabaseguradepor
qué se sentía tan aterrada; había visto cambiar a Luke, y él jamás le había hechodaño.Peroelterrorcobróvivezaensuinterior,incontrolable.Lukelaagarróporloshombros y ella se encogió ante él, apartándose de sus ojos amarillos de animal,inclusomientras la acallaba, suplicándole quenohiciese ruido con suvozhumananormal.
—Clary,porfavor...—¡Suéltame!¡Suéltame!Peronolohizo.—Es el agua... tienes alucinaciones... Clary, intenta no perder el control.—La
llevóhaciaelpuente,medioarrastrándola,yellasintiócómolecorríanlágrimasporel rostro, refrescándole las ardientesmejillas—.Noes real. Intenta controlarte, porfavor—dijoél,ayudándolaasubirelpuente.
Clary pudo oler el agua bajo él, verde y estancada. Se movían cosas bajo susuperficie. Mientras observaba, un tentáculo negro emergió del agua, la puntaesponjosa cubierta de dientes como agujas. Se echó hacia atrás, lejos del agua,incapazdechillar,mientrasunquedogemidoseleescapabadelagarganta.
Luke la sujetó cuando las rodillas se le doblaron, tomándola en brazos. No lahabíallevadoenbrazosdesdequeteníacincooseisaños.«Clary»,dijo,peroelrestode suspalabras sedesdibujóenun rugidoabsurdomientrasdescendíandelpuente.PasaroncorriendoanteunaseriedealtascasasestrechasquelerecordaronaClarylascasasadosadasdeBrooklyn...¿Otalvezsimplementeteníaunaalucinaciónsobresupropio vecindario? El aire alrededor de ambos pareció combarse a medida queseguíanadelante,laslucesdelascasasllameandoasualrededorcomoantorchas,elcanal titilando con un diabólico resplandor fosforescente. Clary sentía como si loshuesosseleestuviesendisolviendodentrodelcuerpo.
—Aquí.Lukesedetuvobruscamentefrenteaunacasaaltadelcanal.Pateóconfuerzala
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puerta,gritando;estabapintadadeunrojo intenso,casichillón,conunaúnicarunatrazadasobreellaendorado.LarunasedisolvióydestiñómientrasClarylamirabafijamente,adquiriendolaformadeunarepugnantecalaverasonriente.«Noesreal»,sedijoconfiereza,sofocandoelgritoconelpuño,mordiéndoselohastaquesintióelsabordelasangreenlaboca.
Eldolor ledespejó lacabezamomentáneamente.Lapuertaseabriódegolpe,yapareció una mujer con un vestido oscuro, el rostro crispado con una mezcla decólera y sorpresa. Su cabello era largo, una enmarañada nube castaña salpicada degris que escapaba de dos trenzas; los ojos azules resultaban familiares. Una luzmágicabrillabaensumano.
—¿Quiénes?—exigió—.¿Quéquieres?—Amatis.—Luke fue a colocarse en el circulo luminoso de luz mágica, con
Claryenlosbrazos—.Soyyo.Lamujerpalidecióysetambaleó,alargandounamanoparaapuntalarsecontrael
umbral.—¿Lucian?Lukeintentódarunpasoalfrente,peroAmatislecerróelpaso.Sacudíalacabeza
contalviolenciaquelastrenzassemovíandeunladoaotro.—¿Cómopuedesveniraquí,Lucian?¿Cómoteatrevesaveniraquí?—Teníamuypocasopciones.LukesujetóconmásfuerzaaClary.Éstareprimióungrito;sentíacomositodosu
cuerpoardiera,comosicadaterminaciónnerviosaardieradedolor.—Tienesqueirte,entonces—dijoAmatis—.Sitevasinmediatamente...—Noestoyaquípormí,sinoporlachica.Seestámuriendo.—cuandolamujer
seloquedómirando,añadió—:Amatis,porfavor.EslahijadeJocelyn.Hubounlargosilencio,duranteelcualAmatissequedóquietacomounaestatua,
inmóvil, en la entrada. Parecía paralizada, aunque Clary no podía saber si por lasorpresaoelhorror.Clarycerrócon fuerzaelpuño—lapalmaestabapegajosadesangreallídondeclavabalasuñas—,peronisiquieraeldolorayudabaya;elmundose descomponía en colores suaves, como un rompecabezas flotando sobre lasuperficiedelagua.ApenasoyólavozdeAmatiscuandoéstaseapartódelapuertaydijo:
—Muybien,Lucian.Puedesllevarladentro.Cuando Simon y Jace regresaron a la sala de estar, Aline ya había dispuesto
comida sobre lamesita baja situada entre los sofás. Había pan y queso, trozos depastel,manzanaseinclusounabotelladevinoqueaMaxnoselepermitiótocar.Ésteestabasentadoenlaesquinaconunplatodepastelyellibroabiertosobreelregazo.
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Simon le compareció. Él se sentía solo comoMax enmedio del grupo que reía yconversaba.
ContemplócomoAlinetocabalamuñecadeJaceconlosdedoscuandoalargólamanoparatomaruntrozodemanzana,ysintióqueseponíatenso.«Peroestoesloquequieresqueélhaga»,sedijo,ysinembargodealgúnmodonopodíaquitarsedeencimalasensacióndequeseleestabahaciendounmenosprecioaClary.
JacecruzólamiradaconélporencimadelacabezadeAlineysonrió.Dealgunamanera,apesardenoserunvampiro,fuecapazdeconseguirunasonrisaqueparecíaconstituida toda ellapordientes afilados.Simondesvió losojos, pasándolospor lahabitación.Reparóenquelamúsicaquehabíaoídoantesnoprocedíadeunequipodemúsicasinodeunartilugiomecánicodeaspectocomplicado.
PensóeniniciarunaconversaciónconIsabelle,peroéstacharlabaconSebastiancuyorostroeleganteestabainclinadoconatenciónhaciaeldeella.JacesehabíareídodeSimonpormostrarsetanenamoradodeIsabelleenunaocasión,peroSebastiansindudapodíamanejarla.Aloscazadoresdesombrasloseducabanparapodermanejarlotodo, ¿no era cierto? Sin embargo, la expresión en el rostro de Jace cuando habíadichoqueplaneabasersóloelhermanodeClaryhabíadadoquepensaraSimon.
—Noshemosquedadosinvino—declaróIsabelle,depositandolabotellasobrelamesa con un golpe sordo—. Voy a buscar más. —Con un guiño a Sebastian,desapareciódentrodelacocina.
—Sinoteimportaquelodiga,parecesunpococallado.EraSebastian,inclinándoseporencimadelrespaldodelasilladeSimonconuna
sonrisaencantadora.Paraseralguienconunpelotanoscuro,pensóSimon,lapieldeSebastianeramuyclara,comosinosalieramuchoalsol.
—¿Vatodobien?Simonseencogiódehombros.—No hay demasiadas oportunidades para que tome parte en la conversación.
Parecetratarbiensobrepolíticadeloscazadoresdesombras,biensobrepersonasdelasquejamásheoídohablar,osobreambascosas.
Lasonrisadesapareció.—Losnefilimpodemosseruncírculoalgocerrado.Eselmododeserdeaquellos
queestánexcluidosdelrestodelmundo.—¿No crees que sois vosotros mismos los que os excluís? Despreciáis a los
humanoscorrientes...—«Despreciar»suenaunpocoexcesivo—dijoSebastian—.¿Yrealmentecrees
que elmundo de los humanos querría tener algo que ver con nosotros? Somos unrecordatoriovivientedequesiemprequeseconsuelandiciéndosequenoexistenlosvampiros auténticos, ni hay demonios nimonstruos reales bajo la cama... se estánmintiendo a símismos.—Volvió la cabeza paramirar a Jace, quien, como Simon
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advirtió, los había estado mirando fijamente a ambos en silencio durante variosminutos—.¿Noestásdeacuerdo?
Jacesonrió.—¿Dececrezicăvăascultamconversatia?Sebastianledevolviólamiradaconunaexpresióndeagradableinterés.—M-aiurmăritdecândaiajunsaici—respondió—.Nu-midauseamadacăun
mă placi ori dacă eşti atât de bănuitor cu toată humea. —Se puso en pie—.Agradezco la práctica del rumano pero, si no te importa voy a ver qué estádemorandotantoaIsabelleenlacocina—.Desaparecióporlapuerta,mientrasJaceloseguíaconlamiradaconunaexpresiónperpleja.
—¿Quéesloquesucede?¿Esquenohablarumanodespuésdetodo?—preguntóSimon.
—No—dijoJace,yunapequeñaarrugaaparecióensuceño—.No,claroquelohabla.
AntesdequeSimonpudierapreguntarlequéqueríadecirconaquello,Alecentróenlahabitación.Mostrabacaradepocosamigos,igualquecuandosehabíaido.SumiradaseentretuvomomentáneamenteenSimon,conunaexpresiónconfundidaensusojosazules.
Jacealzólosojos.—¿Devueltatanpronto?—Nopormuchorato.—Alecalargóelbrazoparatomarunamanzanadelamesa
conunamanoenguantada—.Tansóloregreséapor...él—dijo,señalandoaSimonconlamanzana—.QuierenverleenelGard.
Alinesemostrósorprendida.—¿Deveras?—dijo,peroJaceselevantabayadelsofá,zafandosumanodelade
ella.—¿Paraqué loquierenver?—preguntó,conunaserenidadpeligrosa—.Espero
quelohayasaveriguadoantesdecomprometerteallevarlo,almenos.—Puesclaroquepregunté—leespetóAlec—.Nosoyidiota.—Ah,vamos—dijoIsabelle,quehabíareaparecidoenlaentradaconSebastian,
quesosteníaunabotella—.Aveceseresunpocoidiota,yalosabes.Sólounpoquito—repitióalavezqueAleclelanzabaunamiradaasesina.
—VanaenviaraSimondevueltaaNuevaYork—dijo—.AtravésdelPortal.—¡Perosiacabade llegaraquí!—protestó Isabelleconunmohín—.Esonoes
divertido.—Notienequeserdivertido,Izzy.QueSimonvinieseaquífueunaccidente,así
quelaClavecreequelomejoresqueregreseacasa.—Fantástico—dijoSimon—.Alomejorinclusopodréregresarantesdequemi
madreadviertaquemeheido.¿QuédiferenciahorariahayentreaquíyManhattan?
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—¿Tienesmadre?—Alineparecíaatónita.Simoneligióhacercomosinolahubieseoído.—Enserio—dijo,mientrasAlecyJaceintercambiabanunarepentinamirada—.
Esperfecto.Todoloquequieroesmarcharmedeestelugar.—¿Irasconél?—preguntóJaceaAlec—.¿Teasegurarásdequetodoestábien?SemiraronelunoalotrodeunmodoqueleerafamiliaraSimon.Eraelmodoen
queClaryyélavecessemiraban, intercambiandorápidasojeadasenclavecuandonoqueríanquesuspadressupiesenloqueplaneaban.
—¿Qué?—quiso saber, paseando la mirada de uno al otro—. ¿Qué es lo quesucede?
Ambos dejaron de mirarse; Alec volvió la cabeza, y Jace dedicó una miradainsulsaysonrienteaSimon.
—Nada—dijo—.Todoestábien.Felicitaciones,vampiro...,tevasacasa.
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VAMPIRODIURNO
LanochehabíacaídosobreAlacantecuandoSimonyAlecabandonaronlacasade los Penhallow ymarcharon colina arriba en dirección alGard. Las calles de laciudaderanestrechasysinuosas,yascendíancomopálidascintasdepiedrabajo laluzdelaluna.Elaireerafrío,aunqueSimonlonotabavagamente.
Alec andaba en silencio, avanzando a grandes zancadas por delante de Simoncomosifingieraestarsolo.EnsuvidaanteriorSimonhabríatenidoqueapresurarelpaso,jadeante,paramantenerseasualtura;ahoradescubrióquepodíairalritmodeAlecsimplementeacelerandolazancada.
—Debedeserunfastidio—dijoSimonporfin,mientrasAlecmanteníalavistaalfrenteconairetaciturno—.Tenerquecargarconlatareadeescoltarme,quierodecir
Alecseencogiódehombros.—Tengodieciochoaños.Soyunadulto,asíquetengoqueserlapersonaquese
encargue. Soy el único que puede entrar y salir del Gard cuando la Clave estáreunida,yademás,elCónsulmeconoce.
—¿QuéesunCónsul?—Escomounfuncionariodemuyalto rangode laClave.Cuenta losvotosdel
Consejo, interpreta la ley para la Clave, y les aconseja a ellos y al Inquisidor. SidirigesunInstitutoytropiezasconunproblemaquenosabescómotratar,llamasalCónsul.
—¿AconsejaalInquisidor?Pensaba...¿noestámuertalaInquisidora?Aleclanzóunresoplido.—Esoescomodecir«¿Noestámuertoelpresidente?».Sí,laInquisidoramurió;
ahorahayunonuevo.ElInquisidorAldertree.Simon echó un vistazo colina abajo en dirección a la oscura agua de canales
situadosmuy por debajo.Habían dejado la ciudad tras ellos ymarchaban por unacalzadaestrechaentreumbríosárboles.
—Tediré una cosa, las inquisiciones no le han ido nada bien ami gente en elpasado—dijoSimonaAlec,quepareciódesconcertado—.Noimporta.Tansóloeraunchistemundanosobrelahistoria.Noteinteresaría.
—Tú no eres unmundano—señalóAlec—. Por eso aAline y a Sebastian lesemocionaba tanto poder echarte un vistazo.Aunque no es que puedas saberlo conSebastian;élsiempreactúacomosiyalohubieravistotodo.
Simonhablósinpensar.—¿EstánéleIsabelle...?¿Hayalgoentreellos?
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AquelloarrancóunacarcajadaaAlec.—¿IsabelleySebastian?Difícilmente.Sebastianesunbuentipo,yaIsabellesólo
le gusta salir con chicos totalmente inapropiados a los que nuestros padresaborrecerían.Mundanos,subterráneos,pillosinsignificantes...
—Gracias—dijoSimon—.Mealegrodevermeclasificadojuntoconelelementocriminal.
—Creoquelohaceparallamarlaatención—repusoAlec—.Además,eslaúnicachicadelafamilia,asíquetienequeestarsiempredemostrandoloduraquees.Oalmenosesoesloquepiensa.
—A lo mejor está intentando desviar la atención de ti —dijo Simon, casidistraídamente—.Yasabes,comotuspadresnosabenqueeresgayytodoeso.
AlecsedetuvoenmediodelacalzadataninopinadamentequeSimoncasichocócontraél.
—No—dijo—,pero,aparentemente,todoslosdemáslosaben.—ExceptoJace—replicóSimon—.Élnolosabe,¿verdad?Alec inspiró profundamente. Estaba pálido, se dijo Simon, aunque quizá sólo
fueralaluzdelaluna,queledesvanecíaelcoloratodo.Losojosparecieronnegrosenlaoscuridad.
—Enrealidadnoesasuntotuyo.Amenosqueestésintentandoamenazarme.—¿Intentaramenazarte?—Simonsequedódesconcertado—.Noestoy...—Entonces ¿por qué?—dijoAlec, y de improviso había una repentina y agua
vulnerabilidadensuvozquedesconcertóaSimon—.¿Porquémencionarlo?—Porqueparecesodiarme lamayorpartedel tiempo—respondióSimon—.No
me lo tomodeunmodo tanpersonal,pero lociertoesque tesalvé lavida.Das laimpresióndeodiara todoelmundo.Yademás,no tenemosprácticamentenadaencomún.PeroteveomirandoaJace,ymeveoamímirandoaClary,eimagino...quequizásítenemosalgoencomún.Yalomejoresopodríahacerqueyotedesagradaraunpocomenos.
—¿AsíquenoselovasacontaraJace?—dijoAlec—.Quierodecir...lecontasteaClaryloquesentías,y...
—Ynofuelamejordelaideas—respondióSimon—.Ahoramepreguntotodoeltiempo cómo volver atrás después de algo así. Si podremos volver a ser amigosalgunavez,osiloqueteníamosseharotoenmilpedazos.Noporculpasuya,sinomía.Alomejorsiencontraseaotrapersona...
—Otra persona—repitió Alec, que había empezado a andar otra vez, muy deprisa,conlavistafijaenlacalzadaanteél.
Simonapresuróelpasoparamantenerseasualtura.—Yasabesaloquemerefiero.Porejemplo,creoqueaMagnusBanelegustas
deverdad.Yesuntipofabuloso.Daunasfiestasestupendas,porlomenos.Incluyo
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aunqueyoacabaraconvertidoenrataaquellavez.—Graciasporelconsejo.—LavozdeAleceraseca—.Peronocreoqueleguste
tanto.ApenasmehablócuandovinoaabrirelPortalalInstituto.—Quizásdeberíasllamarle—sugirióSimon,intentandonopensardemasiadoen
loextrañoqueresultabaaconsejarauncazadordedemoniossobrelaposibilidaddesalirconunbrujo.
—No puedo—dijoAlec—.No hay teléfonos en Idris.Aunque no importa, detodosmodos.—Sutonoerabrusco—.Yaestamos.EstoeselGard.
Unmuroaltosealzabafrenteaellos,conunpardeenormesportones.Talladoscon los arremolinados dibujos angulosos de runas, y aunque Simon no podíadescifrarloscomoClary,habíaalgodeslumbranteensucomplejidadyenlasensaciónde poder que emanaba de ellos. Las puertas estaban custodiadas por estatuas deángelesaamboslados,losrostrosfierosyhermosos.Cadaunososteníaunaespadatalladaenlamano,yunacriaturaqueseretorcía—unamezcladerata,murciélagoylagarto,conrepugnantesdientespuntiagudos—yacíaagonizanteasuspies.Simonselasquedómirandoduranteunbuen rato.Demonios, imaginó... aunquepodíanmuybienservampiros.
AlecabriólapuertadeunempujónehizounaseñalaSimonparaquelacruzara.Unavezdentro,éstepestañeómirandoa sualrededordesconcertado.Desdequesehabía convertido en vampiro, su visión nocturna se había agudizado hasta adquiriruna claridad parecida al láser, pero las docenas de antorchas que bordeaban elsenderoqueconducíaalaspuertasdelGardestabanhechasdeluzmágica,yelcrudoresplandorblancoparecíaeliminarleeldetallea todo.EravagamenteconscientedequeAlecleguiabahaciadelanteporunestrechosenderodepiedraquebrillabaconiluminaciónreflectante;habíaalguiendepieenelsenderofrenteaél,cerrándoleelpasoconunbrazoalzado.
—¿Asíqueesteeselvampiro?Lavozquehablóeralobastanteprofundaparasercasiungruñido.Simonalzóla
vistapeseaquelaluzleescocíaenlosojoscomosilequemase;sehabríallenadodelágrimassi todavíahubiesesidocapazde llorar.«La luzmágica—pensó—, luzdeángel,mequema.Supongoquenoesningunasorpresa.»
El hombre que estaba de pie ante ellos era muy alto, y tenía una piel cetrinatensadasobreunosprominentespómulos.Bajounpelonegromuycorto,lafrenteeraamplia, la nariz aguileña y romana. Su expresiónmientras bajaba lamirada haciaSimoneraladeunusuariodelmetroquecontemplaunarataenormequecorredeunladoaotroporlasvías,medioesperandoquellegueeltrenylaaplaste.
—Éste es Simon —dijo Alec, con cierto aire vacilante—. Simon, éste es elCónsulMalachiDieudonné.¿EstálistoelPortal,señor?
—Sí—respondióMalachi;suvozeraásperaymostrabaunleveacento—.Todo
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está listo. Vamos, subterráneo.—Hizo una seña a Simon—. Cuanto antes termineesto,mejor.
Simonhizointencióndeirhaciaeloficialjefe,peroAlecledetuvoposandounamanosobresubrazo.
—Sólo un momento —dijo, dirigiéndose al Cónsul—. ¿Se le enviarádirectamenteaManhattan?¿Yhabráalguienesperándoleallíalotrolado?
—Por supuesto —respondió Malachi—. El bujo Magnus Bane. Puesto queimprudentemente fue quien permitió que el vampiro entrara en Idris, se ha hechoresponsabledesuregreso.
—SiMagnusnolehubiesedejadoquecruzaraelPortal,Simonhabríamuerto—replicóAlec,conciertaacritud.
—Quizá—dijoMalachi—.Esoesloquetuspadresdicen,ylaClavehaelegidocreerles.Encontrademiconsejo,dehecho.Contodo,unonotraesubterráneosalaCiudaddeCristalalaligera.
—Nofueapropósito.—LairainvadióelpechodeSimon—.Nosatacaban...MalachivolviólamiradahaciaSimon.—Hablaráscuandosetehable,subterráneo,noantes.LamanodeAlec se cerró conmás fuerza sobre el brazodeSimon.Habíauna
expresiónensurostro...entrevacilanteysuspicaz,comosidudaradeloacertadodeconduciraSimonallídespuésdetodo.
—¡Perobueno,Cónsul,porfavor!La voz que sonó a través del patio era aguda, ligeramente entrecortada; Simon
comprobó con cierta sorpresa que pertenecía a un hombre... un hombremenudo yregordete que avanzaba apresuradamente por el sendero hacia ellos. Llevaba unaholgada capa gris sobre la indumentaria de cazador de sombras, y su cabeza calvarelucíabajolaluzmágica.
—Nohaynecesidaddealarmaranuestroinvitado.—¿Invitado?—Malachiparecíaindignado.ElhombrecillosedetuvoanteAlecySimonylesonrióradiante.—Nos alegramos tanto... nos sentimos complacidos en realidad... de que
decidieses cooperar con nuestra petición de que regresaras aNuevaYork.Lo hacetodomuchomásfácil.
Guiñó un ojo a Simon, que le devolvió la mirada confuso. No creía haberconocido jamás a un cazador de sombras que pareciese complacido de verle; nicuandoeramundano,nidefinitivamenteahoraqueeraunvampiro.
—¡Ah, casi lo olvidaba! —El hombrecillo se dio una palmada en la frente,compungido—.Deberíahabermepresentado.SoyelInquisidor...elnuevoInquisidor.InquisidorAldertreeesminombre.
AldertreeletendiólamanoaSimony,enmediodelaconfusión,Simonlatomó.
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—Ytú.¿TunombreesSimon?—Sí—dijo Simon, retirado lamano tan pronto como pudo pues el apretón de
Aldertree era desagradablemente húmero y sudoroso—. No hay necesidad deagradecermenada.Todoloquequieroesiracasa.
—¡Estoysegurodeello,estoysegurodeello!Aunque el tonodeAldertree era jovial, algopasó raudopor su rostromientras
hablaba..., una expresión que Simon no consiguió definir. Desapareció al instante,mientras Aldertree sonreía e indicaba en dirección a un sendero estrecho quezigzagueabajuntoalGard.
—Poraquí,Simon,sierestanamable.Simonavanzó,yAlechizointencióndeseguirle.ElInquisidoralzóunamano.—Esoestodo,Alexander.Graciasportuayuda.—PeroSimon...—empezóAlec.—Estará perfectamente —le aseguró el Inquisidor—. Malachi. Por favor,
acompaña a Alexander afuera. Y dale una piedra runa de luz mágica para que leayudearegresaracasasinohatraídoninguna.Elsenderopuedesertraicioneroporlanoche.
Yconlasonrisabeatífica,sellevóatodaprisaaSimon,mientrasAleclosseguíafijamenteconlamirada.
ElmundollameóalrededordeClaryenunamasaborrosacasitangiblemientras
Lukecruzabaconellaelumbraldelacasayrecorríanunlargopasillo,precedidosdeAmatis,queavanzabapresurosaconsuluzmágica.Delirando,lamuchachamiróconojosdesorbitadoscómoelcorredorsedesplegabaanteella,alargándosemásymáscomounpasilloenunapesadilla.
Elmundosetumbódelado.Deimprovisodescansabasobreunasuperficiefría,yunasmanosalisabanunamantasobreella.Unosojosazuleslacontemplaron.
—Parecemuyenferma,Lucian—dijoAmatis,enunavozquesonabadeformadaydistorsionadacomoundiscoantiguo—.¿Quélehasucedido?
—SebebióaproximadamentelamitaddellagoLyn.ElsonidodelaluzdeLukesedesvaneció,yporunmomentolavisióndeClary
sedespejó:yacíasobreelfríosuelodebaldosasdeunacocina,yenalgúnlugarporencima de su cabeza Luke rebuscaba en un armarito. La cocina tenía paredesamarillas desconchadas y una anticuada cocina negra de hierro colado contra unapared;brincabanllamastraslasrejillasdelacocinaquelehirieronlosojos.
—Anis,belladona,eléboro...—Lukeseapartódelarmaritoconlosbrazosllenosdebotesdecristal—.¿Puedeshervir todoestojunto,Amatis?Voyaacercarlaa los
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fogones.Estátiritando.Clary intentó hablar, decir que no necesitaba que le diesen calor, que estaba
ardiendo,perolossonidosquebrotarondesubocanofueronlosquequería.SeoyóasímismagimotearmientrasLukelaalzaba,yacontinuaciónsintiócalorquederretíasu costado izquierdo; ni siquiera se había dado cuenta de que estaba helada. Losdientes la castañetearon violentamente, y notó el sabor de la sangre en la boca.Elmundoempezóatemblarasualrededorcomoaguaagitadaenunvaso.
—¿EllagodelosSueños?LavozdeAmatisestaballenadeincredulidad.Clarynopodíaverlaclaramente,
peroparecíaestardepiecercadelosfogones,conunacucharademaderademangolargoenlamano.
—¿Quéestabaishaciendoallí?¿SabeJocelyndónde...?Y elmundo desapareció, o almenos elmundo real, la cocina con las paredes
amarillasy el reconfortante fuego tras la rejilla.En su lugarvio las aguasdel lagoLyn,confuegoreflejadoenellascomosi lohicieraen lasuperficiedeun trozodecristalpulido.Andabanángelesporelcristal...,ángelesconalasblancasquecolgabanensangrentadasyrotasdesusespaldas,ycadaunodeellosteníaunrostrodeJace.Yluegohabíaotrosángeles, conalasdenegras sombras,queacercaban lasmanosalfuegoyreían...
—No deja de llamar a su hermano. —La voz de Amatis sonó hueca, comofiltrándose hacia abajo desde una altura imposible—. Está con los Lightwood,¿verdad?SealojanconlosPenhallowenlacallePrincewater.Podría...
—No—dijoLuke,tajante—.No.EsmejorqueJacenolosepa.«¿HellamadoaJace?¿Porquétendríaquehacerlo?»,sepreguntóClary,peroel
pensamiento duró poco; la oscuridad regresó, y las alucinaciones volvieron aapropiarsedeella.EnestaocasiónsoñóconAlece Isabelle;ambosparecíanhaberlibrado una batalla feroz, y sus rostros estaban surcados de mugre y lágrimas.Entonces desaparecieron, y soñó con un hombre sin rostro con alas negras que lebrotabande laespaldacomolasdeunmurciélago.Fluíasangredesubocacuandosonreía. Rezando para que las visiones desaparecieran, Clary cerró los ojos confuerza...
Pasómuchotiempoantesdequeemergieradenuevoelsonidodelasvocesdesualrededor.
—Bebeesto—ledijoLuke—.Clary, tienesquebeberesto.—Yacontinuaciónsintió unas manos en la espalda y le vertieron líquido en la boca desde un trapoempapado.
Sabíaamargoyhorribleyseatragantóymedioasfixióconél,perolasmanosquesujetabansuespaldaeranfirmes.Tragó,pesealdolordelainflamadagarganta.
—Esoes—dijoLuke—.Esoes,estodeberíahacertesentirmejor.
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Claryabrió losojosdespacio.Arrodillados juntoaellaestabanLukeyAmatis,cuyos ojos, de un azul casi idéntico a los del hombre lobo mostraban unapreocupaciónequiparable.Echóunaojeadadetrásdeellosynovionada;niángelesni demonios con alas demurciélago, únicamente paredes amarillas y una tetera decolorrosapálidoenprecarioequilibriosobreunalféizar.
—¿Voyamorir?—musitó.Lukesonrióconexpresiónmacilenta.—No;tardarásunpocoenvolveraestarenforma,pero...sobrevivirás.—Vale.Estaba demasiado agotada para sentir cualquier cosa, aunque fue un alivio.
Parecía como si le hubiesen extraído los huesosy le hubiesendejado sóloun trajeflácido de piel. Mirando arriba somnolienta por entre las pestañas, dijo, casi sinpensar.
—Tusojossoniguales.Lukepestañeó.—¿Igualesaqué?—Alosdeella—respondióClary,dirigiendolaadormiladamiradaaAmatis,que
parecíaperpleja—.Elmismoazul.UnalevesonrisaasomóalrostrodeLuke.—Bueno,noestansorprendente,silopiensas—dijo—.Notuveoportunidadde
presentarteadecuadamenteantes.Clary,éstaesAmatisHerondale.Mihermana.El Inquisidor calló en cuanto Alec y el oficial en jefe ya no pudieron oírlos.
Simon les siguióporunestrechosendero iluminadocon luzmágica, intentandonobizquear debido a la luz. Era consciente de la presencia del gard izándose a sualrededorcomoelcostadodeunbarcoalzándosedelocéano;brillaban lucesen lasventanas que teñían el cielo con una luz plateada. También había ventanas bajas,colocadasaniveldelsuelo.Algunas teníanbarrotes,ynohabíamásqueoscuridaddentro.
Porfinllegaronaunapuertademaderacolocadaenunaarcadadeuncostadodeledificio.Aldertreeseacercóparasoltarelcerrojo,yaSimonselehizounnudoenelestómago. La gente, como advertía desde que se había convertido en vampiro,emanabaunaromaquecambiabasegúnelestadodeánimo.ElInquisidorapestabaaalgo amargo y fuerte como café, pero mucho más desagradable. Simon sintió elescozorenlabarbillaqueindicabaqueloscolmillosdeseabansalir,yretrocedióanteelInquisidorcuandoéstecruzólapuerta.
Elpasillodelotro ladoera largoyblanco,casicomountúnel,comosihubiese
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sido excavado en roca blanca. El Inquisidor lo recorrió con paso rápido, su luzmágicarebotandoresplandecienteenlasparedes.Paraserunhombredepiernastancortassemovíaconextraordinariarapidez,girandolacabezadeladoaladoalandar,mientraslanarizsearrugabacomosiolfatearaelaire.Simontuvoqueacelerarparamantenerseasualturacuandopasaronanteunconjuntodeenormespuertasdobles,abiertasdeparenparcomoalas.Enlahabitaciónsituadaalotrolado,Simonpudover un anfiteatro con una hilera tras otra de sillas en él, cada una ocupada por uncazador de sombras vestido de negro.Resonaban voces en las paredes,muchas deellas elevadas en tono colérico, ySimoncaptó retazosde la conversación al pasar,aunquelaspalabrassevolvíanconfusasamedidaquelosoradoressesolapabanunosconotros.
—PeronotenemospruebasdeloqueValentinequiere.Nolehacomunicadosusdeseosanadie...
—¿Quéimportaloquequiera?Esunrenegadoyunmentiroso;¿realmentecreesquecualquierintentodeapaciguarlenosacabaríabeneficiando?
—¿Sabéis que una patrulla encontró el cuerpo sin vida de una cría de hombreloboen lasafuerasdeBrocelind?Sinunagotadesangre.PareceserqueValentinecompletóelRitualaquíenIdris.
—Con dos Instrumentos Mortales en su posesión, es más poderoso de lo quecualquiernefilimporsísolotienederechoaser.Puedequenotengamoselección...
—¡Mi primo murió en ese barco en Nueva York! ¡Ni hablar de dejar queValentinesequedetanfrescodespuésdeloqueyahahecho!¡Debehabercastigo!
Simon vaciló, curioso por oír más, pero el Inquisidor zumbaba a su alrededorcomounaabejagordaeirritante.
—Vamos,vamos—dijo,balanceandolaluzmágicaanteél—.Notenemosmuchotiempoqueperder.Deberíaregresaralareuniónantesdequefinalice.
Demalagana,SimonpermitióqueelInquisidorleempujarapasilloadelante,conlapalabra«castigo»resonándoleenlosoídos.Elrecordatoriodeaquellanocheenelbarcoresultabagélidoydesagradable.Cuandollegaronaunapuertatalladaconunaúnicayescuetarunanegra,elInquisidorsacóunallaveylaabrió,haciendopasaraSimonalinteriorconunampliogestodebienvenida.
La habitación del otro lado estaba vacía, decorada con un único tapiz quemostrabaaunángelemergiendodeunlago,sujetandounaespadaenunamanoyunacopaenlaotra.ElhechodehabervistotantolaCopacomolaEspadaantesdistrajoporunmomentoaSimon.HastaquenooyóelchasquidodeuncerrojoalcerrarsenoreparóenqueelInquisidorhabíaechadoelpestilloalapuertatrasél,encerrándolosaambosdentro.
Simonpaseólamiradaasualrededor.Nohabíamobiliarioenlahabitaciónapartede un banco con una mesa baja junto a él. Una decorativa campana de plata
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descansabasobrelamesa.—ElPortal...¿estáaquí?—preguntóconairevacilante.—Simon,Simon.—Aldertreesefrotólasmanoscomoanticipandounafiestade
cumpleañosuotroacontecimientojubiloso—.¿Realmentetienestantaprisaporirte?Hayunascuantaspreguntasqueesperabahacerteprimero...
—De acuerdo.—Simon se encogió de hombros, incómodo—. Pregunte lo quequiera,supongo.
—¡Qué cooperador eres! ¡Qué encantador! —Aldertree sonrió radiante—.Veamos,¿cuántohaceexactamentequeeresvampiro?
—Unasdossemanas.—¿Y cómo sucedió? ¿Te atacaron en la calle, o tal vez en tu cama durante la
noche?¿Sabesquiénteconvirtió?—Bueno...,noexactamente.—Pero¡muchacho!¿Cómonopuedessaberalgocomoeso?Sumirada fue francaycuriosa.Parecía tan inofensivo, sedijoSimon.Comoel
abuelooeltíodivertidodealguien.Simondebíadehaberestadoimaginandoaquelolorcurioso.
—En realidad no fue tan simple —dijo, y pasó a explicar sus dos viajes alDumort,unobajolaformadeunaratayelotrobajounacompulsióntanfuertequeeracomosiunastenazasgiganteslotuvieranaferradoylocondujerandirectamenteadondequeríanquefuese—.Yentonces—finalizó—,encuantoentréporlapuertadelhotel,meatacaron;nosécuáldeellosfueelquemeconvirtió,osifuerontodosellosdealgúnmodo.
ElInquisidorriódivertido.—Vaya,vaya.Esonoesnadabueno.Esoesmuyperturbador.—Esoesloquepenséyo—convinoSimon.—AlaClavenolegustará.—¿Qué?—Simonse sintióperplejo—.¿Qué le importa a laClaveelmodoen
quemeconvertíenvampiro?—Bueno, una cosa sería que te hubiesen atacado—dijo Aldertree a modo de
excusa—. Pero tú fuiste allí y, bueno, te entregaste a los vampiros, ¿comprendes?Parecequequisierasserunodeellos.
—¡Yonoqueríaserunodeellos!¡Nofuialhotelporeso!—Claro, claro. —La voz de Aldertree era tranquilizadora—. Pasemos a otro
tema, ¿te parece? —Sin aguardar una respuesta, prosiguió—: ¿Cómo es que losvampirostepermitieronsobrevivirparavolveraalzarte,jovenSimon?Considerandoque entraste sin autorización en su territorio, su procedimiento normal habría sidoalimentarsedetihastaquemurieses,yluegoquemartucuerpoparaimpedirquetealzases.
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Simon abrió la boca para contestar, para contar al Inquisidor cómoRaphael lohabía llevado al Instituto, y cómo Clary, Jace e Isabelle lo habían trasladado alcementerioyhabíanveladopor élmientras sedesenterrabade supropia sepultura.Luegovaciló.TeníasólounavagaideasobreelmodoenquefuncionabalaLey,perodealgúnmododudabaquefueseunprocedimientoreglamentariocuidardevampirosmientrassealzabandesutumba,oproporcionarlessangreparasuprimeracomida.
—No lo sé—dijo—.No tengoni ideadeporquéme convirtieron en lugar dematarme.
—Perounodeellostuvoquedejartebebersusangre,onoserías...bueno,loqueereshoy.¿Meestásdiciendoquenosabesquiénfuetuprogenitorvampiro?
«¿Miprogenitorvampiro?»Simonjamáslohabíaconsideradodeaquelmodo;lasangredeRaphaelhabíaidoapararasubocacasiporaccidente.Yeradifícilpensaren el joven vampiro como un progenitor de cualquier clase. Raphael parecía másjovenqueSimon.
—Metemoqueno.—Cielo.—ElInquisidorlanzóunsuspiro—.Esdelomásdesafortunado.—¿Quéesdesafortunado?—Que me mientras, muchacho. —Aldertree sacudió la cabeza—. Y yo que
esperaba que cooperarías. Esto es terrible, simplemente terrible. ¿No te plantearíascontarmelaverdad?¿Cómounfavor?
—¡Estoydiciendolaverdad!ElInquisidorseencorvóigualqueunaflorsinagua.—Esunalástima.—Volvióasuspirar—.Unalástima.Cruzólahabitaciónygolpeóvivamenteconlosnudillosenlapuerta,meneando
todavíalacabeza.—¿Quésucede?—LavozdeSimonsetiñódealarmayconfusión—.¿Quépasa
conelPortal?—¿ElPortal?—Aldertreeemitióunarisitatonta—.Nocreeríasenserioqueibaa
dejartemarcharasícomoasí,¿verdad?AntesdequeSimonpudieraresponder,lapuertaseabriódegolpeycazadoresde
sombrasvestidosdenegroentraronentropelenlaestancia,agarrándolo.Élforcejeómientras fuertes manos se cerraban alrededor de sus brazos. Le colocaron unacapuchaenlacabeza,cegándole,yélpateóenlaoscuridad;supiealcanzóaalguienyescuchóunapalabrota.
Tiraronviolentamentedeélhaciaatrás;unavozairadalemascullóaloído.—Vuelve a hacer eso, vampiro, y derramaré agua bendita en tu garganta y
contemplarécómomueresvomitandosangre.—¡Es suficiente! —La fina voz preocupada del Inquisidor se elevó como un
globo—.¡Nohabrámásamenazas!Sólointentodarunalecciónanuestroinvitado.
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—Debíadehaberseadelantado,porqueSimonvolvióaoleraquelaromaextrañoyamargo, amortiguado bajo la capucha—. Simon, Simon —dijo Aldertree—.Realmentemehagustadomuchoconocerte.EsperoqueunanocheenlasceldasdelGardtengaelefectodeseadoyporlamañanatemuestresunpocomáscooperador.Todavíaveounfuturobrillanteparanosotroscuandohayamossuperadoestepequeñotropiezo.—LamanodescendiósobreelhombrodeSimon—.Llevadleabajo,nefilim.
Simon chilló con todas sus fuerzas, pero los gritos fueron amortiguados por lacapucha.Loscazadoresdesombrasloarrastraronfueradelahabitaciónylehicieronrecorrer lo que le pareció una interminable serie de pasillos laberínticos, queserpenteabanygiraban.Finalmente,alcanzaronunaescaleray lehicieronbajarporellaaempujones,mientrassuspiesresbalabanenlospeldaños.Eraincapazdesaberdóndeestaban... salvoquehabíaunolorbochornosoy siniestro alrededorde ellos,como a piedra húmeda, y que el aire se tornabamás húmedo y frío amedida quedescendían.
Por fin se detuvieron. Se oyó un sonido chirriante, como de hierro arrastradosobrepiedra,ySimonfuearrojadoadentroycayósobremanosyrodillaseneldurosuelo. Se oyó un sonoro chasquidometálico, como el de una puerta cerrándose degolpe,yluegoseoyóelsonidodepasosquesealejaban,elecodebotassobrepiedratornándose más débil mientras Simon se incorporaba tambaleante. Se arrancó lacapuchadelacabezaylaarrojóalsuelo.Lasensaciónpesada,ardienteysofocanteque le rodeabael rostrodesaparecióycontuvoelalientodedarboqueadas...Élnonecesitabarespirar.Sabíaquenoeramásqueunactoreflejo,peroelpecholedolíacomosirealmentelehubiesefaltadoelaire.
Se encontraba en una desnuda habitación cuadrada de piedra, con tan solo unaúnicaventanaconbarrotesencastradosenlaparedporencimadelapequeñacamadeaspectoduro.AlotroladodeunapuertabajaSimonpudoverundiminutocuartodebaño con un lavabo y un retrete. La pared oeste también tenía barrotes, gruesosbarrotes que parecían de hierro y que discurrían del suelo al techo profundamentehundidos en el suelo. Una puerta de hierro sujeta con bisagras, hecha también debarrotes,estabacolocadaenlapared;teníaunpomodelatón,sobrecuyasuperficiehabía tallada una tupida runa negra. De hecho, había runas talladas en todos losbarrotes;inclusolosbarrotesdelaventanaestabanenvueltoscondelgadostrazosdeellas.
Aunquesabíaquelapuertadelaceldateníaqueestarcerradaconllave,Simonnopudo contenerse; cruzó la sala con grandes zancadas y agarró el pomo. Un dolorabrasador le recorrió la mano como un lanzazo. Chilló y la retiró violentamente,mirándola con ojos desorbitados. Finas volutas de humo se alzaban de la palmaquemada; un complicado dibujo había quedado socarrado en la carne. Parecía unapequeña Estrella de David dentro de un círculo, con delicadas runas dibujadas en
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cadaunodelosespaciosentrelaslíneas.Eldolorera insoportable.Simoncerró lamanosobresímismaa lavezqueun
gritoahogadoseelevabahastasuslabios.—¿Quéesesto?—EselSellodeSalomón—dijounavoz—.Contiene,segúnafirmanellos,uno
de los Auténticos Nombres de Dios. Repele a los demonios... y a los de tu clasetambién,alserunobjetodetufe.
Simonseirguióconunasacudida,casiolvidandoeldolordelamano.—¿Quiénestáahí?¿Quiénhadichoeso?Hubounapausa.—Estoyenlaceldasituadajuntoalatuya,vampirodiurno—dijolavoz,queera
masculina,adulta,ligeramenteronca—.Losguardassehanpasadoaquílamitaddeldía hablando sobre cómo mantenerte encerrado. Así que yo no me molestaría enintentar abrirla. Será mejor que ahorres fuerzas hasta que descubras qué quiere laClavedeti.
—Nopuedenretenermeaquí—protestóSimon—.Nopertenezcoaestemundo.Mifamiliaadvertiráquehedesaparecido...Misprofesores...
—Se han ocupado de eso. Existen hechizos muy simples... incluso un brujoprincipiante puede utilizarlos... que proporcionarán a tus padres de que existe unarazón perfectamente legítima para tu ausencia. Un viaje escolar. Una visita a lafamilia.Puedehacerse.—Nohabíaamenazaenlavoz,ytampocopesar;erarealista—.¿Enseriocreesquenuncaanteshanhechodesapareceraunsubterráneo?
—¿Quién eres? —La voz de Simon se resquebrajó—. ¿Eres un subterráneotambién?¿Esaquídondenosencierran?
Enesaocasiónnoobtuvorespuesta.Simonvolvióagritar,perosuvecinohabíadecidido que había dicho todo lo que quería decir.Nada respondió a los gritos deSimonsalvoelsilencio.
Eldolordelamanosehabíadesvanecido.Albajarlamirada,Simonvioquelapielyanoparecíaquemada,perolamarcadelselloestabaimpresaenlapalmacomosi la hubiesen dibujado con tinta. Volvió a mirar los barrotes de la celda. Reparóentoncesenquenotodaslasrunaseranrunas:talladasentreellashabíaEstrellasdeDavidyfrasesdelaToráenhebreo.Losgrabadosparecíannuevos.
«Los guardas se han pasado aquí la mitad del día hablando sobre cómomantenerteencerrado»,habíadicholavoz.
Nosetratabasolamentedequefueraunvampiro,sinotambiéndequeerajudío.Habían pasado la mitad del día grabando el Sello de Salomón en aquel pomo depuertaparaquelequemaracuandolatocara.Habíannecesitadotodoesetiempoparavolverlosartículosdesufeensucontra.
Por algún motivo, comprenderlo arrebató a Simon el resto del aplomo que le
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quedaba.Sedejócaersobrelacamayhundiólacabezaentrelasmanos.LacallePrincewaterestabaoscuracuandoAlecregresódelGard;lasventanasde
las casas permanecían cerradas con los postigos y apagadas, y únicamente habíaalguna que otra farola de luzmágica proyectaba un charco de iluminación blancasobre losadoquines.LacasadeosPenhallowera lamás iluminadade lamanzana;brillabanvelasenlasventanasylapuertaprincipalestabaligeramenteentreabiertaydejabasalirunafranjadeluzamarillaquesecurvabaalolargodelsendero.
JaceestabasentadoenelmurobajodepiedraquebordeabaeljardíndelanterodelosPenhallow,con loscabellosmuybrillantesbajo la luzde lafarolamáscercana.Llevaba sólo una cazadora fina, como advirtió Alec, y había refrescado desde lapuestadesol.Elolorarosastardíasflotabaenelairegélidocomountenueperfume.
AlecsedejócaersobrelaparedjuntoaJace.—¿Hasestadoaquífueraesperándometodoestetiempo?—¿Quiéndicequeteestoyesperando?—Todo fue perfectamente, si es lo que te preocupaba. Dejé a Simon con el
Inquisidor.—¿Ledejaste?¿Notequedasteparaasegurartedequetodofuerabien?—Todo fue perfectamente—repitió Alec—. El Inquisidor dijo que lo llevaría
adentropersonalmenteyloenviaríadevuelta...—«El Inquisidor dijo, el Inquisidor dijo» —interrumpió Jace—. La última
Inquisidoraqueconocimosabusótotalmentedesuautoridad...Sinohubiesemuerto,laClavelahabríarelevadodesupuesto,quizásinclusolahabríamaldecido.¿Quiénpuededecirqueesteinquisidornoseatambiénunchiflado?
—Parecíadignodeconfianza—dijoAlec—.Simpático,incluso.Semostródelomás educado con Simon.Mira, Jace..., así es como funciona la Clave. No nos esposiblecontrolar todo loquesucede.Pero tienesqueconfiarenellos,porquede locontrariotodoseconvierteenuncaos.
—Pero ellos han metido la pata una barbaridad recientemente; eso tienes queadmitirlo.
—Esposible—repusoAlec—,perosiempiezasapensarquesabesmásque laClaveyqueestásporencimade laLey,¿qué tehacemejorqueunInquisidor?¿OmejorqueValentine?
Jaceseestremeció.ParecíacomosiAleclehubiesegolpeado,oalgopeor.AAlecselecayóelalmaalospies.—Losiento.—Alargóunamano—.Noqueríadecirque...
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Unhazdebrillanteluzamarillaatravesóeljardínrepentinamente.AleclevantólavistayseencontróconIsabelleenmarcadaenunaabiertapuertaprincipal,rodeadadeluz.Erasólounasilueta,peropudodarsecuentaporsusbrazosenjarradequeestabaenojada.
—¿Quéestáishaciendovosotrosdos aquí fuera?—llamó—.Todoelmundo sepreguntadóndeestáis.
Alecvolviólacabezadenuevohaciasuamigo.—Jace...Peroéste,poniéndoseenpie,hizocasoomisodelamanoextendidadeAlec.—SerámejorquetengasrazónrespectoalaClave—fuetodoloquedijo.AleccontemplócómoJaceregresabaconpasomajestuosoalacasa.Motupropio,
lavozdeSimonregresóasumente.«Ahoramepreguntotodoeltiempocómovolveratrásdespuésdealgoasí.Sipodremosvolvera seramigosalgunavez,o si loqueteníamosseharotoenmilpedazos.Noporculpasuya,sinomía».
Lapuertaprincipalsecerró,yAlecsequedósentadoeneltenuementeiluminadojardín,asolas.Cerrólosojosporunmomentoylaimagendeunrostroflotótraslospárpados.NoeraelrostrodeJace,porunavez.Losojosdeaquellacaraeranverdes,conpupilasrasgadas.Ojosdegato.
Abriólosojos, introdujolamanoensubolsaysacóunbolígrafoyuntrozodepapel,arrancadodelcuadernodeespiralqueusabacomodiario.Escribióunaspocaspalabrasenélyluego,consuestela,trazólarunaquesignificabafuegoalfinaldelahoja.Ardiómásdeprisadeloquepensaba;soltóelpapelmientrassequemaba,yésteflotóenelairecomounalibélula.Prontotodoloquequedódeélfueunfinomontóndecenizasenelairequeseesparcíancomopolvilloblancoporlosrosales.
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UNPROBLEMADEMEMORIA
La luz de la tarde despertó a Clary cuando un haz de pálida claridad se posódirectamente sobre su cara, iluminándole la parte interior de los párpados hastaalcanzarunrosaintenso.Seremoviónerviosamenteyabriólosojosconcautela.
La fiebre había desaparecido, y también la sensación de que los huesos se leestabanderritiendoyrompiendodentrodelcuerpo.Seincorporóenlacamaymiróalrededorconojoscuriosos.EstabaenloquedebíadeserlahabitacióndeinvitadosdeAmatis;erapequeña,pintadadeblanco,ylacamaestabacubiertaconunamantade retazos de brillantes colores. Había cortinas de encaje corridas sobre ventanasredondasquedejabanentrarcírculosdeluz.Sesentóenlacamadespacio,esperandoverse invadida por una sensación de mareo, pero no sucedió nada, Se sentíaperfectamentesaludable,inclusomuydescansada.Abandonólacamaysecontempló.Alguienlehabíapuestounalmidonadopijamablanco,aunqueahoraestabaarrugadoyerademasiadograndeparaella;lasmangascolgabancómicamenteporencimadelosdedos.
Seacercóaunadelasventanascircularesyatisbófuera.Casasapelotonadasdepiedradecolororoviejoseelevabanporlaladeradeunacolina,ylostejadosdabanlaimpresióndehabersidocubiertosconguijarrosdebronce.Aquelladodelacasaestaba de espaldas al canal, daba a un estrecho jardín lateral que el otoño estabavolviendomarrónydorado.Unenrejadotrepabaporelcostadodelacasa;unaúltimarosacolgabadeél,dejandocaerpétalosmarchitos.
Elpomodelapuertavibró,yClaryvolviórápidamentealacamajustoantesdequeAmatisentrarasosteniendounabandejaenlasmanos.EnarcólascejasalverqueClaryestabadespierta,peronodijonada.
—¿DóndeestáLuke?—inquirióClary,arrebujándosebienenlamantaparaestarmásabrigada.
Amatisdepositólabandejasobrelamesajuntoalacama.Habíauntazóndealgocalienteenella,yalgunasrebanadasdepanuntadoconmantequilla.
—Deberíascomeralgo—dijo—.Tesentirásmejor.—Mesientomuybien—respondióClary—.¿DóndeestáLuke?Habíaunasilladerespaldoaltojuntoalamesa;Amatissesentóenella,cruzólas
manossobreelregazo,ycontemplóaClaryconclama.Alaluzdeldía,lamuchachapudoverconmásclaridad lasarrugasdesu rostro;parecíamayorque lamadredeClary con una diferencia de muchos años, aunque no podían llevarse tanto. Loscabelloscastañosestabansalpicadosdecanas,losojosbordeadosdeunrosaoscuro,
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comosihubieseestadollorando.—Noestáaquí.—¿Acabadebajaralabodegadealladoenbuscadeunpaquetedeseislatasde
colalightyunacajadecereales,o...?—Sefueestamañana,sobreelamanecer,trasvelartetodalanoche.Nohadicho
adóndeha ido.—El tonodeAmatis era seco,y siClaryno sehubiese sentido tandesdichada,podríahaberledivertidoadvertirqueellolahacíasonaraúnmásparecidaa Luke—. Cuando vivía aquí antes de abandonar Idris, después de que lo...cambiaran... lideraba una manada de lobos que tenía su hogar en el bosque deBrocelind.Dijoque ibaa regresarconellos,peronoquisodecirporquéodurantecuántotiempo...únicamentequeregresaríaenunoscuantosdías.
—¿Mehadejadoaquí?¿Sesuponequedeboquedarmeaquísentadayesperarle?—Bueno,desdeluegonopodíallevarteconél,¿verdad?—preguntóAmatis—.Y
noteseráfáciliracasa.InfringistelaLeyalveniraquícomolohiciste,ylaClavenopasaráesoporalto,niserágenerosarespectoadejartemarchar.
—Noquieroiracasa.—Claryintentóserenarse—.Vineaquía...areunirmeconalguien.Tengoalgoquehacer.
—Lukemelocontó—dijoAmatis—.Dejaque te informedealgo:únicamenteencontrarásaRagnorFellsiélquierequeleencuentres.
—Pero...—Clarissa.—Amatis lacontemplóespeculativamente—.Estamosesperandoun
ataquedeValentineencualquiermomento.Casi todosloscazadoresdesombrasdeIdrisestánaquíenlaciudad,dentrodelassalvaguardas.PermanecerenAlacanteeslomásseguroparati.
Clary se quedó sentada totalmente inmóvil. Pensandode unmodo racional, laspalabrasdeAmatisteníansentido,peronohacíangrancosaparaacallarlavozdesuinterior que chillaba que no podía esperar. Tenía que encontrar a Ragnor Fell ya.Reprimióelpánicoquesentíaeintentóhablarcontranquilidad.
—Lukenuncamecontóquetuvieseunahermana.—No—dijoAmatis—;claro.Noestamos...unidos.—Luke dijo que tu apellido era Herondale —siguió Clary—. Pero ése era el
apellidodelaInquisidora,¿verdad?—Loera—dijoAmatis,ysurostrosetensócomosilaspalabraslaapenaran—.
Eramisuegra.¿Qué era lo que Luke había contado a Clary sobre la Inquisidora? Que había
tenido un hijo que se había casado con una mujer con «conexiones familiaresindeseables».
—¿EstuvistecasadaconStephenHerondale?Amatispareciósorprendida.
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—¿Sabesquiénera?—Sí...Lukemelodijo...,peroyopensabaquesuesposahabíamuerto.Pensaba
que ése era elmotivo de que la Inquisidora fuera una persona tan...—«Horrible»,quisodecir,perolepareciócruelhacerlo—.Amargada—dijoporfin.
Amatisalargóelbrazohaciaeltazónquehabíallevado;lamanotemblóunpocomientrasloalzaba.
—Sí,murió. Semató.Ésa fueCéline, la segunda esposa deStephen.Yo fui laprimera.
—¿Osdivorciasteis?—Algo parecido.—Amatis tendió bruscamente el tazón a Clary—. Oye, bebe
esto.Tienesqueponertealgoenelestómago.Trastornada, Clary tomó el tazón y engulló un trago caliente. El líquido del
interiorerasuculentoysalado;noeraté,comohabíapensado,sinosopa.—Deacuerdo—dijo—.¿Quésucedió,pues?Amatismirabaalolejos.—Estábamos en el Círculo, Stephen y yo, junto con todos los demás. Cuando
Luke fue... Cuando le sucedió lo que le sucedió, Valentine necesitó un nuevolugarteniente.Eligió a Stephen.Y cuando eligió a Stephen, decidió que tal vez noseríaapropiadoquelaesposadesuamigomásíntimoyconsejerofuesealguiencuyohermanoera...
—Unhombrelobo.—Élusóotrapalabra.—Amatissonóresentida—.ConvencióaStephenparaque
anularanuestromatrimonioysebuscaraotraesposa,unaqueValentinehabíaelegidoparaél.Célineeratanjoven...,tanabsolutamenteobediente.
—Esoeshorrible.Amatissacudiólacabezaconunacarcajadacrispada.—Fuehacemucho tiempo.Stephen era buenapersona, supongo...,medio esta
casa y volvió a instalarse en la casa solariega de los Herondale con sus padres yCéline.Jamásvolvíaverledespuésdeeso.AbandonéelCírculo,desdeluego.Yanomehabríanquerido.LaúnicadeellosqueseguíavisitándomeeraJocelyn.Inclusomecontóquefueavera luke...—Seapartó loscanososcabellos tras lasorejas—.Meenteréde lamuertedeStephendíasdespuésdequesucediese.YCéline...Lahabíaodiado, pero sentí lástima por ella entonces. Se cortó las muñecas, dicen... Habíasangrepor todaspartes...—Inspiróprofundamente—.Via Imogenmás tardeenelfuneraldeStephen,cuandopusieronsucuerpoenelmausoleodelosHerondale.Nisiquieraparecióreconocerme.LahicieronInquisidoranomuchodespuésdeeso.LaClave consideró que nadie habría perseguido a los antiguosmiembros del Círculomásdespiadadamentedecómoellalohizo...,yteníarazón.DehaberpodidoquitarseelrecuerdodeStephenlavándoloconlasangredeaquellaspersonas,lohabríahecho.
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ClarypensóenlosojosfríosdelaInquisidora,lafijamiradaduraeintolerante,eintentósentirlástimaporella.
—Creoquelavolvióloca—dijo—.Realmenteloca.Fuehorribleconmigo,peroprincipalmenteconJace.Eracomosiquisieraverlemuerto.
—Esotienesentido—repusoAmatis—.Túteparecesatumadre,ytumadretecrió,perotuhermano...—Ladeólacabeza—.¿SeparecetantoaValentinecomoteparecestúatumadre?
—No—dijoClary—;Jacesólosepareceasímismo.—UnescalofríolarecorrióalpensarenJace—.EstáaquíenAlacante—dijopensandoenvozalta—.Sipudieraverle...
—No.—Amatis habló con aspereza—.No puedes abandonar la casa.Ni ver anadie.Ymenosatuhermano.
—¿No puedo abandonar la casa?—Clary estaba horrorizada—. ¿Quieres decirqueestoyconfinadaaquí?¿Cómounaprisionera?
—Essóloduranteundíaodos—lereprendióAmatis—,yademás,noestásbien.Necesitasrecuperarte.Elaguadellagocasitemató.
—PeroJace...—Esunode losLightwood.Nopuedes ir allí.Encuanto teveancontarána la
Clavequeestásaquí.YentoncesnoseráslaúnicaquetengaproblemasconlaLey.Luketambiénlostendrá.
«PerolosLightwoodnometraicionaríanalaClave.Ellosnoharíaneso...»Laspalabrasseahogaronensuslabios.NohabíamododeconvenceraAmatisde
que los Lightwood que ella había conocido hacía quince años ya no existían, queRobertyMaryseyanoeranfanáticosciegamenteleales.Aquellamujerpodíaserlahermana de Luke, pero seguía siendo una desconocida para Clary. Era casi unadesconocida para Luke. Él no la había visto en dieciséis años; jamás habíamencionado siquiera su existencia.Clary se recostó en los almohadones, fingiendocansancio.
—Tienesrazón—dijo—,nomesientobien.Creoqueserámejorqueduerma.—Buenaidea.—Amatisseinclinósobreellaylequitóeltazónvacíodelamano
—.Siquieresdarteunaducha,elbañoestáalotroladodelpasillo.Yhayunbaúlconmisviejasropasalospiesdelacama.Parecequetienesaproximadamentelamismatayaqueyoteníaatuedad,demodoquepodríanirtebien.Adiferenciadeesepijama—añadió, y sonrió con una sonrisa débil que Clary no le devolvió, pues estabademasiado ocupada conteniendo el impulso de golpear el colchón con los puños,llenadecontrariedad.
EncuantolapuertasecerródetrásdeAmatis,Claryabandonóprecipitadamentelacamaysedirigióalcuartodebaño,esperandoquealaguacaliente laayudaseaqueseledespejaralacabeza.Congranalivioporsuparte,noobstanteloanticuados
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que eran, los cazadores de sombras parecían creer en las instalaciones de aguamodernas y en el agua corriente caliente y fría. Incluso había jabón con un fuertearomacítricoquelepermitióeliminarelpersistenteolordellagoLyndesuscabellos.Cuandoemergió,envueltaendostoallas,sesentíamuchomejor.
En el dormitorio hurgó en el baúl de Amatis. La ropa estaba guardadapulcramente entre capas de crujiente papel. Encontró lo que parecía ropa escolar;jerséis de lana merina con una insignia que simulaba cuatro «C» espalda contraespalda cosidas sobre el bolsillo superior, faldas plisadas y camisas abotonadas dearribaabajoconpuñosestrechos.Habíaunvestidoblancoenvueltoencapasdepapelde seda: un vestido de novia, pensó Clary, y lo depositó a un lado con cuidado.Debajo había otro vestido, éste confeccionado en seda plateada, con finos tirantesadornados con joyas que sostenían el sutil peso. Clary no consiguió imaginarse aAmatis con aquello, pero... «Ésta es la clase de ropa que mi madre podría haberllevadocuando iba abailar conValentine»,pensó sinpoder evitarlo,ydejóqueelvestidovolvieraaresbalaral interiordelbaúl,acariciandosusdedosconsutexturasuaveyfría.
Por último, encontró el equipo de cazador de sombras, empaquetado justo alfondo.
Claryextrajoaquellasprendasylasextendióllenadecuriosidadsobreelregazo.LaprimeravezquehabíavistoaJaceyalosLightwood,llevabanpuestosuequipodecombate:ajustadoscuerposypantalonesdematerialresistenteyoscuro.Alverlodecercaadvirtióqueelmaterialnoeraelásticosinofirme,uncuerofinoaplanadoalmáximohastaconvertirloenflexible.Lapartesuperior,tipochaqueta,secerrabaconuna cremallera, y los pantalones tenían complicadas presillas de cinturón. Loscinturones de los cazadores de sombras eran grandes y resistentes, pensados paracolgararmasenellos.
Porsupuesto,elladeberíaponerseunodelosjerséisytalvezunafalda.Esoeraloque Amatis probablemente habría querido que hiciese. Pero algo en el equipo decombate la atrajo; siempre había sentido curiosidad, siempre se había preguntadocómosería...
Unosminutosmástarde,lastoallascolgabansobrelabarradelpiedelacamayClary se contemplaba en el espejo con sorpresa y no poca diversión. El equipo lequedaba bien; era ajustado pero no demasiado, y se le pegaba a las curvas de laspiernas y el pecho. De hecho, parecía como si de verdad tuviese curvas, lo querepresentaba una especie de novedad. No podía darle un aspecto formidable —dudabaquenadapudieseconseguirlo—,peroalmenosparecíamásalta,ysupelo,encontrasteconelmaterialnegro, resultabaextraordinariamentebrillante.Dehecho...«Meparezcoamimadre»,pensóconunsobresalto.
Yasíera.Jocelynsiemprehabíatenidounaceradonúcleodeagresividadbajosu
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aspectodemuñeca.Clary sehabíapreguntado amenudoquéhabía sucedido en elpasadodesumadreparahacerque fuesecomoera: fuertee inflexible,obstinadayvalerosa.«¿Separece tuhermano tanto aValentine como tú tepareces a Jocelyn»,habíapreguntadoAmatis,yClaryhabíaqueridoresponderqueellanoseparecíaennada a sumadre, que sumadre era hermosa y ella no lo era. Pero la Jocelyn queAmatis había conocido era la muchacha que había conspirado para derribar aValentine, que había forjado en secreto una alianza de nefilim y subterráneos quehabíahechopedazosalCírculoysalvadolosAcuerdos.AquellaJocelynjamáshabíaestado de acuerdo en quedarse tranquilamente en aquella casa y aguardarmientrastodoensumundosehacíaañicos.
Sindetenerseapensar,Clarycruzólahabitaciónycorrióelcerrojodelapuerta,cerrándola.Luegoseacercóalaventanaylaabrió.Elenrejadoestabaallí,aferradoala pared de piedra como... «Como una escala de mano —se dijo Clary—.Exactamentecomounaescalera...,ylasescalerassontotalmenteseguras.»
Inspiróprofundamenteytrepófueraalalféizar.LosguardasregresaronenbuscadeSimonalamañanasiguiente,zarandeándolo
parasacarlodeundormitarintermitenteplagadodesueñosextraños.Enestaocasiónnolepusieronunavendaenlosojosmientrasloconducíanescalerasarriba,yélechóahurtadillasunarápidamiradaatravésdelapuertadebarrotesdelaceldacontiguaalasuya.Sihabíaesperadopoderecharleunvistazoalpropietariodelavozroncaquelehabíahabladolanocheanterior,seviodesilusionado.Laúnicacosavisibleatravésdelosbarrotesfueloqueparecíaunmontóndeharaposdesechados.
Los guardas condujeron a Simon a toda prisa por una serie de pasillos grises,zarandeándolo sin vacilar si miraba demasiado rato en cualquier dirección.Finalmente se detuvieron en una habitación suntuosamente empapelada. En lasparecescolgabanretratosdedistintoshombresymujeresvestidoscomocazadoresdesombras, con los marcos decorados con dibujos de runas. Debajo de uno de losretratos más grandes había un sofá rojo en el que estaba sentado el Inquisidor,sosteniendoenlamanoloqueparecíaunacopadeplata.SelatendióaSimon.
—¿Sangre?—preguntó—.Debesdetenerhambreaestasalturas.Inclinólacopaendirecciónalmuchacho,ylavisióndelrojolíquidoquecontenía
golpeóaéstejustoalavezquelohacíaelolor.Lasvenassetensaronendirecciónalasangre,comohilosbajoelcontroldeuntitiriteroexperimentado.Lasensaciónfuedesagradable,casidolorosa.
—¿Es...humana?Aldertreelanzóunarisita.
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—¡Muchacho!Noseasridículo.Essangredeciervo.Totalmentefresca.Simon no dijo nada. Sintió una punzada en el labio inferior allí donde los
colmillos sehabíandeslizado fuerade las fundas,ypaladeó lapropia sangreen suboca.Leprodujonáuseas.
ElrostrodeAldertreesearrugócomounaciruelapasa.—Vamos, querido. —Volvió la cabeza hacia los guardas—. Dejadnos ahora,
caballeros—dijo,yéstossedieronlavueltaparairse.ÚnicamenteelCónsulsedetuvobrevementeenlapuertaparaecharleunaojeada
aSimonconunaexpresióndeinequívocarepugnancia.—No, gracias—dijo Simon a través de la pastosidad de la boca—.No quiero
sangre.—Tuscolmillosdicen locontrario, jovenSimon—respondióAldertreeen tono
jovial—.Toma.Cógela.Alargólacopa,yelolorasangreparecióflotaratravésdelahabitacióncomoel
aromaarosasdeunjardín.Los incisivosdeSimondescendieroncomocuchillos, totalmenteextendidosya,
hundiéndosele en los labios. El dolor fue como una bofetada; avanzó, casi sinvoluntadpropia,ylearrebatólacopadelamanoalInquisidor.Lavacióentreslargostragos;luego,advirtiendoloquehabíahecho,ladepositósobreelbrazodelsofá.Lamanoletemblaba.«Inquisidoruno—pensó—.Yocero.»
—Confíoenquelanochepasadaenlasceldasnofuerademasiadodesagradable.Noestánpensadasparasercámarasdetortura,muchacho,sonmásbienlugaresparalareflexiónforzosa.Consideroquelareflexióncentraporcompletolamente,¿noteparece?Esesencialparapensarconclaridad.Realmenteesperoquededicarasalgúntiempoapensar.Parecesunmuchachoreflexivo.—ElInquisidorladeólacabeza—.Bajéaquellamantapara ticonmispropiasmanos,yasabes.Nomehabríagustadoquesintiesefrío.
—Soyunvampiro—dijoSimon—.Nosentimosfrío.—Ah.—ElInquisidorpareciódecepcionado.—ApreciélodelasEstrellasdeDavidyelSellodeSalomón.—añadióSimonen
tonoseco—.Siempreesagradableverquealguienmuestrainteréspormireligión.—¡Ah sí, desde luego, desde luego!—Aldertree se animó—. Fabuloso, ¿no es
cierto,losgrabados?Absolutamentepreciososyporsupuestoinfalibles.¡Yodiríaquecualquierintentodetocarlapuertadelaceldatederretiríadirectamentelapieldelamano!—Lanzó una risita, claramente divertido por la idea—. En cualquier caso,¿podríasretrocederunpaso,amigomío?Comounfavor,unsencillofavor,yasabes.
Simondiounpasoatrás.Nopasónada,perolosojosdelInquisidorseabrieroncomoplatos;lahinchada
pieldesualrededorsetornabatersaybrillante.
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—Yaveo—musitó.—¿Elqué?—Miradóndeestás,jovenSimon.Miraatualrededor.Simonechóunaojeadaasualrededor;nadahabíacambiadoenlahabitación,yle
llevóunmomentocomprenderaquésereferíaAldertree.Estabadepieenunazonabrillanteiluminadaporelsolqueentrabaoblicuamenteporunaventanasituadamuyarriba.
Aldertreecasiseretorcíadeemoción.—Estásdepiebajo la luzdirectadel solyno teafectaenabsoluto.Casino lo
habría creído..., quierodecir,me lo contaron,por supuesto,peronuncaanteshabíavistonadaasí.
Simonnocontestó.Noparecíaquehubiesenadaquedecir.—Lacuestión,desdeluego—siguióAldertree—,essisabesporquéeresasí.—Alomejorsencillamentesoymásbajoquelosotrosvampiros.Simon lamentó inmediatamente haber hablado. Los ojos de Aldertree se
entrecerraron,yunavenasobresalióensusiencomoungusanogordo.Estabaclaroquenolegustabanloschistesamenosqueprovinierandeél.
—Muydivertidomuydivertido—dijo—.Dejaquetepreguntealgo:¿hassidounvampirodiurnodesdeelmomentoenquetealzastedelatumba?
—No.—Simonhablóconcuidado—.Alprincipioelsolmequemaba.Inclusounsimpletrocitodeluzsolarmequemabalapiel.
—No me digas. —Aldertree asintió con energía, confirmando que ése era elmodoenque las cosas teníanque ser—.Asípues, ¿Cuándoadvertisteporprimeravezquepodíasandaralaluzdeldíasinsentirdolor?
—FuelamañanasiguientealagranbatallaenelbarcodeValentine...—DurantelacualValentinetecapturó,¿noescorrecto?Tehabíacapturadoyte
tenía prisionero en subarco, con la intencióndeusar tu sangrepara contemplar elRitualdeConversiónInfernal.
—Imaginoqueyalosabetodo—repusoSimon—.Nomenecesita.—¡Ahno,nadadeeso!—exclamóAldertree,alzandolasmanos.Tenía unas manos muy pequeñas, advirtió Simon, tan pequeñas que parecían
fueradelugarenlosextremosdesusrollizosbrazos.—¡Tienes tanto con lo que contribuir, mi querido muchacho! Por ejemplo, no
puedoevitarpreguntarmesihuboalgoquesucedieraenelbarco,algoquetecambió.¿Seteocurrealgunacosa?
«BebílasangredeJace»,pensóSimon,ciertamentetentadoderepetirleaquelloalInquisidorsóloparaserdesagradable...yentonces,conunasacudida,locomprendió:«BebílasangredeJace».¿Podríahabersidoesoloquelecambió?¿Eraposible?Ytantosieraposiblecomosino,¿podríacontaralInquisidorloqueJacehabíahecho?
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ProtegeraClaryeraunacosa;protegeraJace,otra.NoledebíanadaaJace.Salvoqueesoeraestrictamentecierto.Jacelehabíaofrecidosusangreparaque
la bebiera, le había salvado la vida con ella. ¿Habría hecho eso otro cazador desombrasporunvampiro?AunquesólolohubiesehechoporClary,¿quéimportaba?Pensó en sí mismo diciendo: «Podría haberte matado». Y Jace: «Yo te lo habríapermitido». A saber la clase de problemas en que se metería Jace si la Clave seenteraradequehabíasalvadolavidaaSimon,ycómo.
—No recuero nada de lo sucedido en el barco —dijo Simon—. Creo queValentinedebiódrogarmeoalgoasí.
Aldertreepusocaralarga.—Ésaesunanoticiaterrible.Terrible.Meapenatantooírla.—Yotambiénlosiento—dijoSimon,aunquenoeraverdad.—¿Asíquenohayniunasolacosaquerecuerdes?¿Ningúndetallepintoresco?—Simplemente recuerdo haberme desmayado cuando Valentine me atacó, y
luegodespertémástarde...enlafurgonetadeLuke,dirigiéndomeacasa.Norecuerdonadamás.
—Cielo, cielos.—Aldertree se arrebujó en la capa—. Veo que los Lightwoodparecenhabertecogidounciertocariño,perolosotrosmiembrosdelaClavenosontan...comprensivos.FuistecapturadoporValentine,emergistedeestaconfrontaciónconunpeculiarpodernuevoquenohabíasposeídoantes,yahorahasencontradoelmododellegaralcorazóndeIdris.¿Tedascuentadeloqueparece?
SielcorazóndeSimonhubiesesidocapazdelatirtodavía,sehabríaacelerado.—PiensaquesoyunespíadeValentine.Aldertreeparecióhorrorizado.—Muchacho,muchacho..., confío en ti, desde luego. ¡Confío en ti ciegamente!
Pero la Clave, ah, la Clave... Me temo que ellos pueden ser muy suspicaces.Habíamos tenido tantas esperanzas de que pudieses ayudarnos.Verás...No deberíaestar contándote esto, pero siento que puedo confiar en ti, querido muchacho: laClaveseencuentraenunapuroespantoso.
—¿LaClave?—Simonsesintióaturdido—.Pero¿quétieneesoquevercon...?—Mira —prosiguió Aldertree—, la Clave está dividida, enfrentada consigo
misma, podrías decir. Es tiempo de guerra. Se cometieron errores por parte de laanteriorInquisidoraydeotros;talvezseamejornoextenderseenello.Pero,verás,laautoridad misma de la Clave, del Cónsul y del Inquisidor está bajo cuestión.Valentinesiemprepareceirunpasopordelantedenosotros,comosisupiesenuestrosplanesporadelantado.ElConsejonoescucharámisugerenciani ladeMalachi,nodespuésdelosucedidoenNuevaYork.
—PensabaquefuelaInquisidora...—YMalachifuequiénlanombró.Claroque,porsupuesto,élnoteníaniideade
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queenloqueceríadeesemodo...—Pero—dijoSimon,conciertaacritud—estálacuestióndelaapariencia.LavenavolvióasobresalirenlafrentedeAldertree.—Inteligente—dijo—.Yacertado.Lasapariencias son importantes, sobre todo
en la política. Siempre puedes influir a lamultitud, a condición de que tengas unahistoriarealmentebuena.—Seinclinóalfrente,conlosojosfijosenSimon—.Ahoradeja que te cuente una historia. Los Lightwood pertenecieron e una ocasión alCírculo.Enalgúnmomentoseretractarondeelloyselesconcedióclemenciaconlacondición de que permaneciesen fuera de Idris, se marcharan a Nueva York ydirigieran el Instituto que hay allí. Su historial sin tacha empezó a granjearles denuevolaconfianzadelaClave.PeroenaquelentoncesellosyasabíanqueValentineseguíavivo.Durantetodoesetiempofueronsuslealesservidores.Sehicieroncargodesuhijo...
—Peroellosnosabían...—Cállate —le gruñó el Inquisidor, y Simon cerró la boca—. Lo ayudaron a
encontrar los Instrumentos Mortales y lo auxiliaron con el Ritual de ConversiónInfernal. Cuando la Inquisidora descubrió lo que tramaban en secreto, ellos loarreglaronparaquemurieradurantelabatallaenelbarco.Yahorahanvenidoaquí,al corazón de la Clave, para espiar nuestros planes y revelárselos a Valentine amedidaquesurjan,demodoquepuedaderrotarnosyenúltimainstanciadoblegaratodoslosnefilimasuvoluntad.Ytehantraídoaticonellos...,ati,unvampiroquepuedesoportarlaluzdelsol...,paradistraernosdesusauténticosplanesparadevolveralCírculoasuantiguagloriaydestruir laLey.—ElInquisidorseinclinóalfrente;susojillosdecerdorelucían—.¿Quétepareceesahistoria,vampiro?
—Creoqueesdescabellada—dijoSimon—.YtienemásagujerosgigantesquelaavenidaKentenBrooklyn...lacual,porcierto,nosehavueltoapavimentarenaños.Noentiendoquéesloqueesperaconseguirdeesto.
—¿Esperar?—repitió el Inquisidor—.Los grandes políticos tejen relatos parainspiraralagente.
—NohaynadadeinspiradorenculparalosLightwooddetodo...—Algunosdebensersacrificados—repusoAldertree,ysurostrobrillóconuna
luzsudorosa—.UnavezqueelConsejotengaunenemigocomún,yunarazónparavolveraconfiaren laClave, seunirán.¿Quévaleuna familiacomparadacon todoesto?Dehecho,dudoquevayaasucederlesgrancosaaloshijosdelosLightwood.Noselosculpará.Bueno,quizáalchicomayor.Perolosotros...
—Nopuedehaceresto—dijoSimon—.Nadiecreeráesahistoria.—Lagentecreeloquequierecreer—replicóél—,ylaClavequiereaalguiena
quienculpar.Puedoofrecerleseso.Sólotenecesitoati.—¿Amí?¿Quétieneestoqueverconmigo?
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—Confiesa. —El rostro del Inquisidor estaba colorado por la excitación—.ConfiesaqueeresunsirvientedelosLightwood,queestáistodosconfabuladosconValentine. Confiesa ymemostraré indulgente. Lo juro. Pero necesito tu confesiónparaconseguirquelaClavemecrea.
—Quierequeconfieseunamentira—dijoSimon.SabíaquesencillamenterepetíaloqueelInquisidorhabíadicho,perolamentele
daba vueltas; no parecía capaz de pensar. Las caras de los Lightwood pasaronvertiginosamenteporsucabeza:AlecjadeandoenelsenderoquesubíaalGard;losojososcurosdeIsabellemirándole;Maxinclinadosobreunlibro.
Y Jace. Jace era uno de ellos tanto como si compartiese su misma sangreLightwood. El Inquisidor no había pronunciado su nombre, pero Simon sabía queJacepagaríajuntoconelrestodeellos.Yfueraloquefueraqueleaconteciera,Clarysufriría. ¿Cómo había llegado a suceder, se dijo Simon, que estuviese ligado aaquellas personas..., a gente que no lo considerabamás que un subterráneo,mediohumanoenelmejordeloscasos?
Levantó la vista hacia el Inquisidor. Los ojos de Aldertree eran de un curiosonegrocarbón;mirarensuinterioreracomocontemplarlaoscuridad.
—No—dijoSimon—.No,noloharé.—Esasangrequetedi—repusoAldertree—estodalasangrequeveráshastaque
cambies de opinión.—Nohabía amabilidad en su voz, ni siquiera una amabilidadfingida—.Tesorprenderíahastaquépuntopuedesllegaratenersed.
Simonnodijonada.—Otra noche en las celdas, entonces—dijo el Inquisidor, poniéndose en pie y
alargando lamano hacia una campanilla para llamar a los guardas—.Se estámuytranquiloahíabajo,¿verdad?Realmenteconsideroqueunaatmósferatranquilapuedeayudarconunpequeñoproblemadememoria...¿nocrees?
AunqueClarysehabíadichoque recordabaelcaminoporelquehabía llegado
conLukelanocheanterior,esoresultónosertantotalmentecierto.Dirigirsehaciaelcentrodelaciudadparecíalomásacertadoparaconseguirindicaciones,perounavezqueencontróelpatiodepiedraconelpozoendesusonoconsiguiórecordarsidebíagiraralaizquierdaoaladerechadesdeél.Giróalaizquierda,loquelasumióenunlaberintodecallesserpenteantes,cadaunamuyparecidaa lasiguiente,dondecadagiroladesorientabamás.
Finalmente fue a salir a una calle más amplia bordeada de tiendas. La gentetransitaba apresuradamente, sin que ninguno de ellos le dedicara ni una mirada.Algunosvestíantambiénprendasdecombate,aunquelamayoríano:hacíafríoenla
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calle,ylosabrigoslargosyanticuadosestabanalaordendeldía.Elvientoerafresco,y, con una punzada, Clary pensó en su abrigo de terciopelo verde, colgado en lahabitacióndeinvitadosdeAmatis.
Lukenomentíacuandolehabíadichoquehabíanacudidocazadoresdesombrasde todo el mundo para la cumbre. Clary pasó junto a una india que llevaba unmagníficosaridorado,conunpardecuchilloscurvoscolgadosdeunacadenaquelerodeaba la cintura. Un hombre alto de piel morena con anguloso rostro aztecacontemplaba un escaparate repleto de armamento; sus brazos lucían brazaletesfabricadosconelmismomaterial relucienteyduroque las torresde losdemonios.Calleabajo,unhombreconunatúnicanómadablancaconsultabaloqueparecíaunmapa de la ciudad. Su visión le proporcionó aClary el valor para acercarse a unamujerquepasabaataviadaconungruesoabrigodebrocadoypreguntarleelcaminohastalacallePrincewater.Sihabíaunmomentoenqueloshabitantesdelaciudadnofuerannecesariamentearecelardealguienquenoparecierasaberadónde iba,seríaaquel.
Suinstintonolaengañó;sinelmenorindiciodevacilación,lamujerlediounaseriedeapresuradasindicaciones.
—YentoncessiguerectohastaelfinaldelcanalOldcastle,alotroladodelpuentedepiedra,yallíesdondeencontrarásPrincewater.—LededicóunasonrisaaClary—.¿Vasavisitaraalguienenconcreto?
—AlosPenhallow.—Ah,vivenenlacasaazul;tieneunrebordedorado,lapartetraseradaalcanal.
Esunedificiogrande....,nopuedesequivocarte.Lamujerteníarazónamedias.Eraunedificiogrande,peroClarypasójustopor
delantedeélantesdeadvertir suerrorydar lavueltabruscamenteparavolverseamirarlo.Era en realidadmás índigoque azul, sedijo, aunquede todasmanerasnotodo el mundo veía los colores del mismo modo. La mayoría de personas eranincapacesdedistinguirladiferenciaentreelamarillolimónyelcolorazafrán.¡Comosiseparecieran!Yelrebordedelacasanoeradorado,sinodecolorbronce,unlindobronce oscuro, como si la casa hubiese estado allí durante muchos años, lo queprobablementeeracierto.Todoenaquellugareratanantiguo...
«Essuficiente», sedijoClary.Siemprehacía lomismocuandoestabanerviosa:dejarquelamentevagaraentodasdireccionesalazar.Sefrotólasmanosalolargode los costadosde lospantalones; suspalmasestaban sudorosas.El tejido teníauntactoásperoysecocontralapiel,igualqueescamasdeserpiente.
Subiólospeldañosyagarrólapesadaaldaba,queteníalaformadeunpardealasdeángel.Cuandoladejócaer,resonóeltañidodeunacampanaenorme.Alcabodeun instante lapuertaseabriódegolpe,e IsabelleLightwoodaparecióenelumbralconojoscomoplatosporlasorpresa.
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—¿Clary?Clarysonriódébilmente.—Hola,Isabelle.Isabelleserecostóenelmarcodelapuertaconexpresióndesconsolada.—Ah,mierda.Devueltaen lacelda,Simonsedesplomósobre lacama,escuchandocómo las
pisadasdelosguardassealejabandelapuerta.Otranoche.Otranocheallíabajoenprisión,mientraselInquisidoraguardabaaqueél«recordase».«Lasapariencias.»NiensuspeorespesadillasselehabríaocurridoaSimonquealguienpudiesepensarqueestabaconfabuladoconValentine.Valentineerafamosoporodiaralossubterráneos.Valentinelehabíaapuñalado,lehabíaextraídotodalasangreylehabíaabandonadoparaquemuriese.Aunque,habíaquereconocerlo,elInquisidornolosabía.
Seoyóuncrujidoalotroladodelapareddelacelda.—Deboadmitirquemepreguntabasiregresarías—dijolavozroncaqueSimon
recordabadelanocheanterior—.¿DeboentenderpuesquenodistealInquisidorloquequiere?
—Esocreo—replicóSimon,acercándosealapared.Pasólosdedosporlapiedrabuscandounagrietaenella,algoatravésdeloque
pudieramirar,peronohabíanada.—¿Quiéneres?—Aldertree es un hombre obstinado—dijo la voz, como si Simon no hubiese
hablado—.Loseguiráintentando.Simonseapoyóenlahúmedapared.—Entoncesimaginoqueseguiréaquíabajodurantealgúntiempo.—Supongoquenoestarásdispuestoacontarmequéesloquequieredeti.—¿Porquéquieressaberlo?LarisitaquerespondióaSimonparecióunmetalquerascaselapiedra.—Heestadoenestaceldamástiempodelquellevastú,vampirodiurno,ycomo
puedesver,nohaygrancosaenlaqueocuparlamente.Cualquierdistracciónayuda.Simonentrelazólasmanossobreelestómago.Lasangredeciervohabíacalmado
un poco el hambre, pero había sido suficiente. Su cuerpo seguía dolorosamentesediento.
—Nohacesmásquellamarmeasí—dijo—,vampirodiurno.—Escuchéalosguardashablarsobreti.Unvampiroquepuededeambularbajola
luzdelsol.Nadiehavistonadaparecidoantes.—Ysinembargotenéisunmododenombrarme.Conveniente.
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—Proviene de los subterráneos, no de la Clave. Ellos tienen leyendas sobrecriaturascomotú.Mesorprendequenolosepas.
—Nopuededecirsequellevemuchotiemposiendosubterráneo—repusoSimon—.Ytúparecessabermuchosobremí.
—A los guardas les gusta chismorrear—dijo la voz—. Y la aparición de losLightwoodatravésdelPortalconunvampiroagonizantequesedesangraba...éseesun chismorreomuy interesante.Aunque la verdad es que no esperaba que fuese aaparecer por aquí... al menos hasta que empezaron a arreglar la celda para ti.MesorprendequelosLightwoodloconsintieran.
—¿Por qué iban a oponerse?—inquirió Simon con amargura—.No soy nada.Sólounsubterráneo.
—TalvezparaelCónsul—dijolavoz—.PerolosLightwood...—¿Quépasaconellos?Hubounacortapausa.—LoscazadoresdesombrasquevivenfueradeIdris...enespeciallosquedirigen
Institutos... tienden a ser más tolerantes. La Clave, por su parte, es mucho más...retrógrada.
—¿Yquéhaydeti?—quisosaberSimon—.¿Eresunsubterráneo?—¿Unsubterráneo?—Simonnopodíaestarseguro,peropercibióciertairaenla
voz del desconocido, como si le ofendiera la pregunta—. Mi nombre es Samuel.Samuel Blackburn. Soy nefilim. Hace años estuve en el Círculo, con Valentine.MasacrésubterráneosduranteelLevantamiento.Nosoyunodeellos,desdeluego.
—Vaya.Simontragósaliva.Notóunsaborsaladoenlaboca.LaClavehabíacapturadoy
castigadoalosmiembrosdelCírculodeValentine,recordó;aexcepcióndeaquellosque,comolosLightwood,habíanconseguidollegaraacuerdosoaceptarelexilioacambiodeperdón.
—¿Hasestadoaquíabajodesdeentonces?—No. Tras el Levantamiento escapé de Idris antes de que me cogieran. He
permanecidolejosduranteaños...hastaque,comounidiota,pensandoquesehabríanolvidado demí, volví. Por supuesto,me atraparon cuando regresé. La Clave tienesistemasparaseguirlapistaasusenemigos.MearrastraronanteelInquisidorymeinterrogarondurantedías.Cuandoacabaron,mearrojaronaquí.—Samuelsuspiró—.En francés esta clase de prisión recibe el nombre de oubliette. «Un lugar paraolvidar.» Es donde arrojas la basura que no quieres recordar, para que sedescompongasinmolestarteconsuhedor.
—Fantástico.Soyunsubterráneo,asíquesoybasura.Perotúnoloeres.Túeresnefilim.
—SoyunnefilimqueestabaaliadoconValentine.Esohacequenoseamejorque
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tú.Peor,incluso.Soyunrenegado.—Peromuchos otros cazadores de sombras fueronmiembros del Círculo... los
LightwoodylosPenhallow...—Todosseretractaron.LedieronlaespaldaaValentine.Yono.—¿Nolohiciste?¿Porqué?—PorquesientomásmiedodeValentinequedelaClave—dijoSamuel—,ysitú
fuesessensato,vampirodiurno,sentiríaslomismo.—¡PerosesuponequeestásenNuevaYork!—exclamóIsabelle—.Jacedijoque
habíascambiadodeideasobrelodevenir.¡Dijoquequeríasquedartecontumadre!—Jacemintió—dijoClarytajante—.Nomequeríaaquí,asíquememintiósobre
el momento de la partida, y luego os mintió a vosotros diciendo que yo habíacambiado de idea. ¿Recuerdas cuandome dijiste que él nuncamiente? Pues no esverdad.
—Normalmente nunca lo hace—repuso Isabelle, que había palidecido—.Oye,vinisteaquí...,quierodecir,¿tieneestoalgoqueverconSimon?
—¿ConSimon?No.SimonestáasalvoenNuevaYork,graciasaDios.Aunquevaaenfadarseunabarbaridadpornohabertenidooportunidaddedespedirsedemí.—La expresión desconcertada de Isabelle empezaba amolestar aClary—.Vamos,Isabelle.Déjameentrar.NecesitoveraJace.
—Oseaque...¿vinisteportucuenta,asísinmás?¿TeníaspermisodelaClave?Porfavor,dimequeteníaspermisodelaClave.
—Noexactamente...—¿Hasviolado laLey?—Lavozde Isabelleseelevó,yenseguidadescendió;
siguióhablando, casi enun susurro—.Si Jace lodescubre, levaadaralgo.Clary,tienesqueregresaracasa.
—No;deboestaraquí—dijoClary,aunquedesconocíaelorigendesutestarudez—.YnecesitohablarconJace.
—Ahoranoesunbuenmomento.—Isabellemiróasualrededoransiosamente,comosi esperasequehubieraalguienaquienpudieseapelarparaque laayudaraasacaraClarydeallí—.Porfavor,regresaaNuevaYork.¿Loharás?
—Pensabaquetecaíabien,Izzy.—Claryrecurrióalsentimientodeculpabilidad.Isabelle se mordió el labio. Llevaba un vestido blanco y tenía los cabellos
recogidosenloaltoconhorquillas.Parecíamuchomásjovendelohabitual.DetrásdeellaClaryalcanzóaverlaentrada,detechomuyalto,enlaquecolgabanóleosdeaspectoantiguo.
—Yme caes bien. Es sólo que Jace..., Diosmío, ¿qué llevas puesto? ¿Dónde
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conseguisteelequipodecombate?Claryinclinólacabezaparacontemplarse.—Esunalargahistoria.—Nopuedesentraraquídeesemodo.SiJaceteve...—¿Yquésimeve?Isabelle,vineaquípormimadre...Pormimadre.Puedeque
Jacenomequieraaquí,peronopuedeobligarmeaquemequedeencasa.Sesuponequedeboestaraquí.Mimadreesperabaquehicieseestoporella.Túloharíasporlatuya,¿verdad?
—Desde luego que lo haría —respondió ella—. Pero Clary, Jace tiene susrazones...
—Entoncesme encantaría escucharlas.—Clary se agachó, pasó por debajo delbrazodeIsabelleyseintrodujoenlacasa.
—¡Clary! —aulló Isabelle, y salió disparada tras ella, aunque Clary habíarecorridoyalamitaddelpasillo.
Éstaobservó,conlapartedesumentequenoestabaconcentradaenesquivaraIsabelle,quelacasaestabaconstruidacomoladeAmatis,altayestrecha,aunqueeraconsiderablementemayoryestabadecoradaconmáslujo.Elpasillofinalizabaenunahabitación con ventanas altas que daban a un canal amplio. Unos botes blancossurcabanlasaguas,susvelassedesplegabansinrumboigualquefloresdedientedeleónzarandeadasporelviento.Unmuchachodecabellososcurosestabasentadoenunsofájuntoaunadelasventanas,alparecerleyendounlibro.
—¡Sebastian!—llamóIsabelle—.¡Noladejesirarriba!Elmuchachoalzólosojos,sobresaltado,yalcabodeuninstanteestabafrentea
Clary, cerrándole el acceso a la escalera. Clary se detuvo con un brusco patinazo;jamás había visto a nadie moverse a tal velocidad; salvo a Jace. El muchacho nisiquieraestabasinaliento;dehecho,lesonreía.
—AsíqueéstaeslafamosaClary.Lasonrisaleiluminóelrostro,yClarysintióquesequedabasinrespiraciónpor
elasombro.Duranteañoshabíadibujadosupropiorelatográficoprogresivo:elrelatodelhijodeunreyqueestababajounamaldiciónsegúnlacualtodaslaspersonasalasqueamasemorirían.Ellahabíapuestotodosuafánenidearaunsombrío,románticoyenigmáticopríncipe,yallíestabaél,depie frenteaella; lamisma tezpálida, losmismos cabellos despeinados, y ojos tan oscuros que las pupilas parecían fundirseconeliris.Losmismospómulosprominentesyojoshundidosylóbregosbordeadosdelargaspestañas.Sabíaquenuncaanteshabíapuestolosojossobreaquelchico,ysinembargo...
Elmuchachoparecíadesconcertado—Nocreoque...¿noshemosvistoantes?Estupefacta,Clarynegóconlacabeza.
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—¡Sebastian!—Los cabellos de Isabelle se habían soltado de las horquillas ycolgabansobreloshombros,ylajovenmostrabaunaexpresióniracunda—.Noseasamableconella.Nodebeestaraquí.Clary,veteacasa.
Condificultad,ClaryapartólamiradadeSebastianymirófuriosaaIsabelle.—¿Qué?¿DevueltaaNuevaYork?¿Ycómosesuponequeregresoallí?—¿Cómollegastehastaaquí?—inquirióSebastian—PenetrarenAlacanteestoda
unahazaña.—VineatravésdeunPortal—respondióClary.—¿UnPortal?—Isabellesemostróatónita—.NoquedaningúnPortalenNueva
York.Valentinelosdestruyó...—Notedeboningunaexplicación—replicóClary—.Almenoshastaquetúme
desalgunas.Paraempezar,¿dóndeestáJace?—Noestáaquí—respondióIsabelle,justoalmismotiempoqueSebastiandecía:—Estáarriba.Isabelleserevolviócontraél.—¡Sebastian!Cállate.Sebastiansemostróperplejo.—Peroessuhermana.¿Noquerráverla?Isabelleabriólabocayluegolavolvióacerrar.Clarypudoverquelamuchacha
sopesaba la conveniencia de explicar su complicada relación con Jace aSebastian,que era totalmente ajeno a ella, sin darle una desagradable sorpresa a Jace.Finalmentealzólasmanosaltechoenungestodedesesperación.
—Fantástico,Clary—dijoconunairainsólitaparatratarsedeIsabelle—.Sigueadelanteyhazloquequieras,sinqueimporteaquiénlastimas.Siemprelohacesdetodosmodos,¿noescierto?
«¡Ay!»ClarylanzóaIsabelleunamiradadereprocheantesdevolversedenuevohacia Sebastian, que se apartó en silencio. Pasó como una exhalación junto a él yascendiólaescalera,vagamenteconscientedelosgritosdeIsabellealdesventuradoSebastian.PeroésaeraIsabelle;sihabíaunchicoporallíyunaculpaqueadjudicaraalguien,Isabelleselacargaríaaél.
Laescaleraseensanchóhastaconvertirseenunrellanoconunhuecoenformadeventanamiradorquedabaalaciudad.Unchicoestabasentadoenelhueco,leyendo.AlzólosojoscuandoClaryllegóaloaltodelaescalera,ypestañeósorprendido.
—Yoteconozco.—Hola,Max.SoyClary...,lahermanadeJace,¿Recuerdas?Maxseanimó.—MeenseñastealeerNaruto—dijo,tendiéndoleellibro—.Mira,conseguíotro.
Éstesellama...—Max,nopuedohablarahora.Prometoquemiraré tu libromás tarde...¿Sabes
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dóndeestáJace?Maxsemostróalicaído.—Ensuhabitación—dijo,yseñalólaúltimapuertadelpasillo—.Quiseentrar,
peromedijo que tenía quehacer cosas de adultos.Todo elmundo se pasa la vidadiciéndomelomismo.
—Lo siento —repuso Clary, pero su mente ya no estaba puesta en laconversación.
Lasideasseagolpabanensucabeza;¿quélediríaaJacecuandoleviera,quélediría él? Mientras avanzaba por el pasillo hasta la puerta, pensó: «Sería mejormostrarse simpática, no enojada, chillarle no harámás que ponerlo a la defensiva.Tienequecomprenderquepertenezcoaestelugar,igualqueél.Nonecesitoquemeprotejancomounapiezadedelicadaporcelana.Soyfuertetambién...».
Abriólapuertadeparenpar.Lahabitaciónparecíaserunaespeciedebiblioteca,conlasparedescubiertasdelibros.Estababrillantementeiluminada,laluzpenetrabaa raudales por un alto ventanal. Enmedio de la habitación estaba Jace de pie.Noestabasolo,sinembargo...Niporasomo.Habíaunachicadecabellososcurosconél,una chica a la que Clary no había visto nunca, y los dos estaban fundidos en unabrazoapasionado.
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ANIMOSIDAD
Un vahído embargó a Clary, como si hubiesen absorbido todo el aire de lahabitación.Intentóretroceder,perotropezóygolpeólapuertaconelhombro.Éstasecerróconunportazo,YJaceylachicasesepararon.
Clarysequedóparalizada.Amboslamirabanfijamente.Reparóenquelachicateníaunalisamelenaoscuraquelellegabahastaloshombrosyqueerasumamentebonita.Teníadesabrochados losbotonessuperioresde lablusa,mostrandoun trozodesujetadordeencaje.Clarysintiónáuseas.
Las manos de la chica abrocharon rápidamente los botones de la blusa. Noparecíacomplacida.
—Perdona—dijoconcaradepocosamigos—,¿quiéneres?Clarynocontestó;mirabaaJace,quelacontemplabafijamenteconincredulidad.
Sehabíaquedadototalmentelívido, loquedestacabalasoscurassombrasqueteníaalrededordelosojos.MiróaClarycomoquienmirafijamenteelextremodelcañóndeunarma.
—Aline. —La voz del muchacho no tenía calidez ni timbre—. Ésta es mihermanaClary.
—Ah.—El rostro deAline se relajó en una sonrisa levemente avergonzada—.¡Losiento!Vayamododeconocerte.Hola,soyAline.
Avanzó hacia Clary, todavía sonriendo, con la mano extendida. «No creo quepuedatocarla»,pensóClaryconhorrorizadodesaliento.MiróaJace,queparecióleerlaexpresióndesusojos;congestoadusto,sujetóaAlineporloshombrosyledijoalgoaloído.Ellapareciósorprendida,seencogiódehombros,ysemarchósindecirnadamás.
Clary se quedó sola con Jace. Sola con alguien que todavía lamiraba como sifuesesupeorpesadillahecharealidad.
—Jace—dijoella,ydiounpasohaciaél.Élseapartódeellacomosiestuviesecubiertadealgovenenoso.—¿Qué?—.dijo—.EnelnombredelÁngel,Clary,¿quéestáshaciendotúaquí?Apesardetodo,laasperezadeltonóledolió.—Almenospodríasfingirquetealegrasdeverme.Aunquefueseunpoco.—Nomealegrodeverde—dijoél.Había recuperado algo de color, pero las sombras bajo los ojos seguían siendo
manchurronesgrises sobre lapiel.Claryaguardóaqueañadiesealgo,peropareciócontentarse con mirarla fijamente, horrorizado. Advirtió con aturdida claridad que
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llevabaunsuéternegroqueleveníaanchoenlasmuñecascomosihubieseperdidopeso,yqueteníalasuñasdelasmanosencarnevivadetantomordérselas.
—Nisiquieraunpoco.—Éstenoerestú—dijoella—.Odiocuandoactúasasí...—Vaya, lo odias, ¿no es cierto? Bueno, pues será mejor que deje de hacerlo,
entonces,¿verdad?Quierodecir...quetúhacestodoloquetepidoquehagas.—¡No tenías derecho a hacer lo que hiciste! —le soltó ella, repentinamente
enfurecida—.Mentirmedeesemodo.Noteníasderecho...—¡Tenía todo el derecho!—gritó él, y ella no recordó que le hubiese chillado
nuncaantes—Teníatodoelderecho,estúpida.Soytuhermanoy...—¿Yqué?¿Tepertenezco?¡Noeresmidueño,tantosieresmihermanocomosi
no!LapuertadetrásdeClary seabriódegolpe.EraAlec, sobriamentevestidocon
una larga chaqueta azul oscuro y los cabellos negros desordenados. Llevaba unasbotasembarradasymostrabaunaexpresiónincrédulaensuporlogeneraltranquilorostro.
—Por todas las dimensiones posibles, ¿qué sucede aquí? —dijo mirandoalternativamente a Jace y a Clary con asombro—. ¿Estáis intentando mataros,vosotrosdos?
—Enabsoluto—respondióJace.Comoporartedemagia,advirtióClary, todohabíadesaparecido: lacólerayel
pánico,yleenvolvíaunacalmaglacial.—Claryyaseiba.—Estupendo—dijoAlec—,porquenecesitohablarcontigo,Jace.—¿Es que nadie en esta casa dice alguna vez: «Hola, encantado de verte»?—
inquirióClarysindirigirseanadieenparticular.EramuchísimomásfácilhacersentirculpableaAlecqueaIsabelle.—Me alegro de verte, Clary —dijo éste—, excepto por el hecho de que en
realidadnotendríasqueestaraquí,claro.Isabellemehacontadoquehasllegadoaquíportucuentadealgúnmodo,ymesientoimpresionado...
—¿Podríasdejardeanimarla?—inquirióJace.—Pero es que realmente..., realmente necesito hablar con Jace sobre algo.
¿Puedesdarnosunosminutos?—Yotambiénnecesitohablarconél—replicóella—.Sobrenuestramadre...—Puesyono tengoganasdehablar—dijoJace—,conningunodevosotros,si
queréisqueosdigalaverdad.—Teequivocas—indicóAlec—.Realmentesíquiereshablarconmigo.—Lodudo—dijoJace,quehabíavuelto lamiradadenuevohaciaClary—.No
viniste sola, ¿verdad? —preguntó lentamente, como dándose cuenta de que la
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situacióneraaúnpeordeloquehabíapensado—¿Quiénvinocontigo?Noparecíatenersentidomentirsobreello.—Luke—respondióClary—.Lukevinoconmigo.Jacepalideció.—PeroLukeesunsubterráneo.¿SabesloquelaClaveleshacealossubterráneos
no registrados que entran en laCiudad deCristal, que cruzan las salvaguardas sinpermiso?VeniraIdrisesunacosa,pero¡entrarenAlacante!¡Sindecírseloanadie!
—No—dijoClaryenunmediosusurro—,peroséloquevasadecir...—¿QuesitúyLukenoregresáisaNuevaYorkinmediatamentelodescubriréis?Por unmomento Jace permaneció en silencio, trabando lamirada con ella. La
desesperación de su expresión la impresionó. Era él quién la amenazaba no ella,despuésdetodo,ynoalcontrario.
—Jace.—Alecinterrumpióelsilencio,conundejodepánicodeslizándoseensuvoz—.¿Notehaspreguntadodóndeheestadodurantetodoeldía?
—Eso que llevas es un abrigo nuevo—respondió él, sin mirar a su amigo—.Imaginoquehasidodecompras.Aunquedesconozcoporquéestástanansiosopordarmelalataconeso.
—Noheidodecompras—replicóAlec,furioso—.Heido...Lapuertavolvióaabrirse.Conunrevuelodevestidoblanco,Isabelleentrócomo
unaflecha,cerrandolapuertatrasella.MiróaClaryymeneólacabeza.—Tedijequesepondríahechounafuria—dijo—.¿Noescierto?—Ah,el«yatedije»—dijoJace—.Siempreesunajugadaexcelente.Clarylemiróconhorror.—¿Cómo puedes bromear?—musitó—.Acabas de amenazar a Luke. A Luke,
alguienaquienlecaesbienyqueconfíaenti.Porserunsubterráneo.¿Quétepasa?Isabelleparecióhorrorizada.—¿Lukeestáaquí?Vaya,Clary...—Noestáaquí—dijoClary—.Sehaidoestamañana...,ynoséadónde.Perome
doyperfectacuentadesusmotivosparairse.—ApenaspodíasoportarmiraraJace—.Genial.Túganas.Nuncadeberíamoshabervenido. JamásdeberíahabercreadoesePortal...
—¿CreadounPortal?—Isabelleparecíaperpleja—.Clary,únicamenteunbrujopuedehacerunPortal.Ynoexistenmuchos.ElúnicoPortalqueestáaquíen IdrisestáenelGard.
—Precisamente quería hablarte sobre eso —siseó Alec a Jace, que tenía unaspecto, como advirtió Clary con sorpresa, aún peor del que tenía antes, como siestuvieseapuntodedesmayarse—.Sobreelrecadoquellevéacaboanoche...aquelloquetuvequeentregarenelGard...
—Alec,para.Stop—dijoJace,ylaacerbadesesperacióndesuvozacallóalotro
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muchacho;AleccerrólabocaysequedómirandoaJace,conellabioapretadoentrelosdientes.
Pero Jacenoparecíaverle;miraba aClary, y susojos eran inflexibles comoelcristal.
—Tienes razón —dijo con voz entrecortada, como si tuviese que forzar laspalabras—Jamásdeberíashabervenido.Séquetedijequenoesseguroparatiestaraquí,peroesonoescierto.Laverdadesquenotequieroaquíporqueeresimpetuosae irreflexiva y lo embrollarás todo. Es simplemente tu forma de ser. No erescuidadosa,Clary.
—¿Embrollar...lo... todo?—Claryno consiguió introducir aire suficiente en lospulmonesparaemitirotracosaqueunsusurro.
—Oh, Jace—dijo Isabelle con tristeza, como si fuese él quien había resultadoherido.
Élnolamiró.TeníalosojosfijosenClary.—Tú siempre te limitas a correr hacia adelante sin pensar—dijo—. Lo sabes,
Clary.JamáshabríamosacabadoenelDumortdenohabersidoporti.—¡YSimonestaríamuerto!¿Esonoteimporta?Talvezfueimprudente,pero...—¿Talvez?—inquirióJace,elevandolavoz.—¡Peroesono significaquecadadecisiónquehaya tomado fueseequivocada!
Dijiste,despuésdeloquehiceenelbarco,dijistequehabíasalvadolavidadetodoelmundo...
TodoelcolorquequedabaenelrostrodeJacedesapareció.Hablóconrepentinaypasmosabrutalidad.
—Cállate,Clary,CÁLLATE...—¿Enelbarco?—LamiradadeAlecfuedeunoaotro,perpleja—.¿Quésucedió
enelbarco?Jace...—¡Sólotedijeesoparaevitarquelloriqueases!—chillóJace,ignorandoaAlec,
ignorándolotodoexceptoaClary.Éstapudosentirlafuerzadesurepentinacóleraigualqueunaolaqueamenazaba
conderribarla.—¡Eres un desastre para nosotros,Clary! Eres unamundana, siempre lo serás,
jamásserásunacazadoradesombras.Nosabespensarcomolohacemosnosotros,enlomejorparaelbiende todos... ¡Sólopiensasen timisma!Peroahoraestamosenguerra,oloestaremos,¡ynotengotiemponiganasdeandarpersiguiéndoteporahí,intentandoasegurarmedequenoacabesconsiguiendoquematenaunodenosotros!
Ellase limitóamirarleatónita.Nose leocurríanadaquedecir;nunca lehabíahablado de aquel modo. Por muy furioso que hubiese conseguido ponerlo en elpasado,nuncaanteslehabíahabladocomosilaodiase.
—Veteacasa,Clary—dijo.
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Parecíamuycansado,comosielesfuerzodeexpresarsussentimientoslohubiesedejadosinfuerzas.
—Veteacasa.Todoslosplanesdelajovenseevaporaron—lasesperanzasdeirtrasFell,salvar
asumadre,inclusoladeencontraraLuke—,nadaimportaba,noencontrópalabras.Sedirigióhacialapuerta.AleceIsabelleseapartaronparadejarlapasar.Ningunodeellos quería mirarla; miraron hacia otro lado, con expresiones horrorizadas yturbadas. Clary sabía que probablemente debería sentirse humillada a la vez queenojada,peronoeraasí.Sesentíamuertaensuinterior.
Sevolvióalllegaralapuertaylosmiró.Jacemanteníalosojosclavadosenella.Laluzquepenetrabaaraudalesporlaventanaasuespaldaensombrecíasurostro;tansólo pudo ver los brillantes pedazos de luz solar que le espolvoreaban los rubioscabellos,comofragmentosdecristalesrotos.
—Cuandome contaste queValentine era tu padre, no te creí—dijo ella—.Noporquenoquisieraquefueracierto,sinoporquenoteparecíanennadaaél.Jamáshecreídoqueteparecierasennadaaél.Perotepareces.Tepareces.
Abandonólahabitación,cerrandolapuertatrasella.—Vanadejarmemorirdehambre—dijoSimon.Estabatumbadoenelsuelodesucelda,conlapiedrafríabajolaespalda.Desde
aquelángulo,noobstante,podíaverelcieloatravésdelaventana.EnlosdíasquehabíaseguidoalaconversióndeSimonenvampiro,cuandopensabaquenovolveríaaver la luzdeldía,sehabíadescubiertopensandoincesantementeenelsolyenelcielo.En losmodosenqueelcolordelcielocambiabaduranteeldía;enelpálidocielo de la mañana, el ardiente azul del mediodía y la oscuridad cobalto delcrepúsculo.Habíayacidodespiertoenlaoscuridadrepasandoundesfiledeazulesensucerebro.Ahora,tendidodeespaldasenlaceldasituadabajoelGard,sepreguntósile habían devuelto la luz diurna y todos sus azules simplemente para que pudierapasarelcortoydesagradablerestodesuvidaenaquelespaciodiminutotansóloconuntrozodecielovisibleatravésdelaúnicaventanaconbarrotesdelapared.
—¿Hasescuchadoloquetedecía?—Alzólavoz—.ElInquisidorvaamatarmedehambre.Nomássangre.
Seoyóunsusurro.Unsuspiroaudible.EntoncesSamuelhabló:—Sí.Peronoséquéquieresquehagaalrespecto.—Hizounapausa—.Losiento
porti,vampirodiurno,siesotesirvedealgo.—Enrealidad,no—dijoSimon—.ElInquisidorquierequemienta.Quierequele
diga que los Lightwood están confabulados con Valentine. Entoncesme enviará a
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casa.—Girósobresubarriga,ylaspiedrasselefueronclavandoenlacarne—.Noimporta.Noséporquétecuentotodoesto.Probablementenotienesniideadesobrequéestoyhablando.
Samuelemitióunsonidoamediocaminoentreunarisayunatos.—Laverdadesquesí.Losé.ConocíalosLightwood.EstuvimosenelCírculo
junto. Los Lightwood, losWayland, Los Pangborn, los Heraldene, los Penhallow.TodaslasdistinguidasfamiliasdeAlacante.
—YHodgeStarkweather—dijoSimon,pensabaeneltutordelosLightwood—.Éltambiénestabaallí,¿verdad?
—Sí —respondió Samuel—. Pero su familia no era precisamente de las másrespetadas. Hodge prometía en un principio, perome temo que jamás estuvo a laaltura.—Callóunmomento—.AldertreesiempreodióalosLightwood,desdeluego,desde que éramos niños. Él no era ni rico ni listo ni atractivo, y, bueno, ellos nofuerondemasiadoamablesconél.Nocreoquelohayasuperadojamás.
—¿Rico?—inquirióSimon—.PensabaqueatodosloscazadoresdesombraslespagabalaClave.Como...nosé,elcomunismoyesascosas.
—En teoría se les paga a todos los cazadores de sombras equitativamente—respondióSamuel—.Algunos, comoaquellos queocupanposiciones elevada en laClave, o los que tienen una gran responsabilidad, como dirigir un Instituto, porejemplo,recibenunsalariomáselevado.LuegoestánlosquevivenfueradeIdrisyeligen ganar dinero en el mundo de los mundanos; no está prohibido, siempre ycuandoentregueneldiezmocorrespondientea laClave.Pero...—Samuelvaciló—.TúvistelacasadelosPenhallow,¿verdad?¿Quétepareció?
Simontratóderecordar.—Muylujosa.—EsunadelascasasmásmagníficasdeAlacante—repusoSamuel—.Ytienen
otra, una casa solariega en el campo.Casi todas las familias ricas la tienen.Verás,existeotromododequelosnefilimadquieranriquezas.Lollaman«botin».Cualquiercosa propiedad de un demonio o un subterráneo quemate un cazador de sombraspasaaserpropiedaddelcazadordesombras.Asípues,siunbrujoadineradoinfringelaLeyyunnefilimlomata...
Simonseestremeció.—¿Asíquematarsubterráneosesunnegociolucrativo?—Puede serlo —repuso Samuel con amargura—, si no eres demasiado
quisquillosorespectoaquiénmatas.YapuedesimaginarporquéhaytantaoposiciónalosAcuerdos.Afectaa lascarterasdelagentetenerquesercuidadosorespectoaasesinarsubterráneos.AlomejormeuníalCírculoporesemotivo.Mifamiliajamásfuerica,yquetemirenporencimadelhombropornoaceptardinerosucio...—Seinterrumpió.
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—PeroelCírculotambiénasesinabasubterráneos—dijoSimon.—Porque consideraba que era su sagrado deber —repuso Samuel—. No por
codicia.Aunque no puedo imaginar ahora por qué pensé jamás que eso importabaalgo.—Parecíaagotado—.EraValentine.Teníaunmododeser...Podríaconvencertedecualquiercosa.Recuerdohaberestadodepieasuladoconlasmanoscubiertasdesangre, contemplandoel cuerpodeunamujermuerta, yhaberpensadoúnicamentequeloquehacíateníaquesercorrectoporqueValentinedecíaqueloera.
—¿Unasubterráneamuerta?Samuelsuspiróentrecortadamentealotroladodelapared.Porfin,dijo:—Tienes que comprender que habría hecho cualquier cosa que él me pidiera.
Cualquiera de nosotros lo habría hecho. Los Lightwood también. El Inquisidor losabe, y eso es lo que está intentando explotar. Pero deberías saber que... existe laposibilidad de que si cedes ante él y culpas a los Lightwood, él temate de todosmodosparacerrartelaboca.Dependedesilaideadesercompasivolehacesentirsepoderosoenesemomento.
—No importa —replicó Simon—. No voy a hacerlo. No traicionará a losLightwood.
—¿De verdad?—Samuel sonó poco convencido—. ¿Existe algúnmotivo paraquelohagas?¿TantoteimportanlosLightwood?
—Cualquiercosaquelecontasesobreellosseríamentira.—Pero podría ser la mentira que quiere escuchar. Tú quieres volver a casa,
¿verdad?Simonclavólamiradaenlaparedcomosidealgúnmodopudieraveratravésde
ellaalhombredelotrolado.—¿Esesoloquetúharías?¿Mentirle?Samuel tosió... una especie de tos espasmódica, como si no tuvieramuybuena
salud. Luego volvió a hacerlo, había humedad y hacía frío allí abajo, algo que noafectabaaSimon,peroqueprobablementeafectaríaengranmedidaaunserhumanonormal.
—Yonoaceptaríaasesoramientomoraldealguiencomoyo—dijoelhombre—.Pero,sí,probablementeloharía.Siemprehepreferidosalvarelpellejo.
—Estoysegurodequeesonoescierto.—Adecirverdad—repusoSamuel—,loes.Algoqueaprenderásamedidaquete
hagasmayor,Simon,esquecuandoalguientecuentaalgodesagradabledesímismo,suelesercierto.
«Peroyonomeharémayor»,pensóSimon.Envozaltadijo:—EslaprimeravezquemellamasSimon.Simonynovampirodiurno.—Supongoquesí.—YencuantoalosLightwood—siguióSimon—,nosetratadequelosaprecie
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tanto.Quiero decir queme cae bien Isabelle, y digamos que tambiénAlec y Jace.Peroestáesachica.YJaceessuhermano.
Cuandorespondió,Samuelsonó,porprimeravez,genuinamentedivertido.—¿Nohaysiempreunachica?Encuanto lapuerta se cerródetrásdeClary, Jace sedesplomócontra lapared,
como si le hubiesen cortado las piernas. Estaba lívido con una mezcla de horror,conmovióyloquecasiparecíaalivio,comosisehubieseevitadounacatástrofepormuypoco.
—Jace—dijoAlec,dandounpasohaciasuamigo—,¿realmentecrees...?Jacehablóenvozbaja,interrumpiéndole.—Salid—dijo—.Losdos.—¿Paraquepuedashacerqué?—exigióIsabelle—.¿Destrozarunpocomás tu
vida?¿Dequédemoniosibatodoesto?Jacenegóconlacabeza.—Laheenviadoacasa.Eralomejorparaella.—Hashechomuchísimomásqueenviarlaacasa.Lahasdestruido.¿Hasvistosu
cara?—Havalidolapena—dijoJace—.Nolocomprenderías.—Paraella,quizá—dijoIsabelle—.Esperoqueacabemereciendolapenaparati.Jacedesviólacabeza.—Déjamesolo,Isabelle.Porfavor.Isabellelanzóunamiradasobresaltadaasuhermano.Jacejamáspedíanadapor
favor.Aleclepusounamanoenelhombro.—Olvídalo,Jace—dijo,contodalaamabilidadquepudo—.Estoysegurodeque
ellaestarábien.Jacealzó lacabezaymiróaAlecsinmirarleen realidad;parecía tener lavista
puestaenlanada.—No,no loestará—dijo—.Peroya lo sabía.Porcierto,¿podríasdecirmequé
vinisteacontarme?Haceunmomentoparecíamuyimportante.AlecretirólamanodelhombrodeIsabelle.—NoquisedecírtelodelantedeClary...LosojosdeJacefinalmenteseconcentraronenAlec.—¿Noquisistedecirmequé?Alecvaciló.RarasveceshabíavistoaJacetantrastornado,ysólopodíaimaginar
qué efecto podría tener en élmás sorpresas desagradables. Sin embargo, no habíamododeocultaraquello.Jaceteníaquesaberlo.
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—Ayer—dijo,envozbaja—,cuandollevéaSimonarribaalGard,Malachimecontó que Magnus Bane esperaría a Simon en el otro extremo del Portal. Recibínoticias suyasestamañana.No recogióaSimon.Dehecho,dicequenohahabidoactividaddePortalesenNuevaYorkdesdequeClarycruzó.
—AlomejorMalachi seequivocó—sugirió Isabelle, trasuna rápidamiradaalrostrocenicientodeJace—.AlomejorotrapersonarecibióaSimonenelotrolado.YMagnuspodríaequivocarsesobrelodelaactividaddelosPortales...
Alecnegóconlacabeza.—SubíalGardestamañanaconmamá.Miintenciónerapreguntarleyomismoa
Malachisobreello,perocuandolevi...,noséporqué...,meescondítrasunaesquinaatodaprisa.Entonces leoíhablaraunodelosguardas.LesordenabaquehicieransubiralvampiroporqueelInquisidorqueríavolverahablarconél.
—¿EstássegurodequesereferíaaSimon?—preguntóIsabellesinconvicciónenvoz—.Quizá...
—Hablaban sobre lo estúpido que había sido el subterráneo al creer que loenviaríanasísinmásdevueltaaNuevaYorksininterrogarlo.Unodeellosdijoquepara empezar no podía creer que nadie hubiese tenido la desfachatez de intentarintroducirloahurtadillasenAlacante.YMalachidijo:«Bueno,¿quéesperáisdelhijodeValentine?».
—Oh—musitó Isabelle—.Oh,Diosmío.—Echóunaojeadaalotro ladode lahabitación—Jace...
Lasmanosde Jace estaban firmemente cerradas a los costadosdel cuerpo.Losojos parecían hundidos, como si se estuviesen adentrando en el cráneo. En otrascircunstancias,Alec lehabríapuesto lamanoenelhombro,peronoahora;algoenJacelocontuvo.
—Denohabersidoyoquienlotrajo—dijoJaceenunavozquedaymesurada,comosiestuvieserecitandoalgo—,alomejorsimplementelohabríandejadovolveracasa.Quizáhabríancreído...
—No—repusoAlec—.No,Jace,noesculpatuya.Lesalvastelavida.—LosalvéparaquelaClavepudieratorturarlo—respondióél—.Menudofavor
lehehecho.CuandoClaryloaverigüe...—Sacudiólacabezaciegamente—.Pensaráque lo traje aquí a propósito, que lo entregué a la Clave sabiendo lo que ellos leharían.
—Ellanopensaráeso.Notendríasmotivosparahaceralgoasí.—Talvez—dijoél,despacio—,perodespuésdecómolaacabodetratar...—Nadiepodríacreer jamásquehiciesesalgoasí, Jace—dijo Isabelle—.Nadie
queteconozca.Nadie...Pero Jace no siguió escuchándola. Se dio la vuelta y fue hacia el ventanal que
daba al canal. Se quedó allí quieto un momento, con la luz que penetraba por la
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ventana convirtiendo los bordes de sus cabellos en oro. Luego se movió con talrapidezqueAlecnotuvotiempodereaccionar.Paracuandovioloqueibaasucederyselanzóalfrenteparaimpedirlo,yaerademasiadotarde.
Hubounestrépito—elsonidodealgoqueserompía—yunrepentinosurtidodecristales rotos sobre una lluvia de estrellas irregulares. Jace contempló su manoizquierda, que tenía los nudillos surcados de escarlata, con interés clínicomientrasgruesasgotasdesangreseagrupabanysalpicabanelsueloasuspies.
IsabellemiróatónitaaJaceyluegocontemplóelagujeroqueelcristal,alrededordelcualsehabíaformadounatelarañadefinasgrietasplateadas.
—Jace—dijo, con la vozmás queda queAlec le había oído nunca—. ¿CómodiablosvamosaexplicarestoalosPenhallow?
Dealgúnmodo,Claryconsiguiósalirdelacasa.Noestabaseguradecómo;todo
fueunvelozremolinoborrosodeescalerasypasillos,yacontinuacióncorríayaalapuertaprincipalysalíaporella,ysinsabercómoseencontróenlospeldañosdelaentradadelosPenhallow,intentandodecidirsiibaavomitaronoenlosrosales.
Estaban colocados de un modo ideal para hacerlo, y sentía el estómagodolorosamenterevuelto,aunqueelhechodehabercomidotansólounpocodesopaerauninconveniente.Nocreyóquetuviesenadaquevomitarenelestómago.Ensulugar descendió los peldaños y salió casi como una autómata por la verja de laentrada;yanorecordabadedóndehabíallegadoocómoregresaracasadeAmatis,peronoparecíaimportarlemucho.NoteníaganasderegresaryexplicaraLukequeteníanqueabandonarAlacanteoJacelosentregaríaalaClave.
A lomejor Jace tenía razón. A lomejor ella era impetuosa e irreflexiva. A lomejorjamáspensabaencómoloquehacíaafectabaalagentequeamaba.Elrostrode Simon cruzó como una exhalación ante sus ojos, nítido como una fotografía, yluegoeldeLuke.
Sedetuvoyseapoyóenunfarol.Elcuadradoartefactodecristalparecíalaclasede farola de gas que coronaba los postes de época que había frente a las casas depiedrarojizadeParkSlope.Dealgúnmodo,leresultóreconfortante.
—¡Clary!Era la voz inquieta de un chico. Inmediatamente, Clary pesó: «Jace». Giró en
redondo.NoeraJace.Sebastian,elmuchachodecabellososcurosdelasaladeestardelos
Penhallow, estabaante ella, jadeandounpoco, comosi lahubieseperseguidocalleabajoalacarrera.
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Clary sintió un estallido de lamisma sensación que la había invadido antes, alverleporprimeravez:reconocimientomezcladoconalgoquenopudoidentificar.Noeraque legustaseo ledesagradase...Eraunaespeciedeatracción,comosialgo laarrastrara hacia aquel muchacho que no conocía. A lo mejor era simplemente suaspecto.Eraapuesto,tanapuestocomoJace,aunquedondeesteeratodooro,aquelchicoerapalidezysombras.Peroahoraque lemirabaconmásatención,podíaverque el parecido con su príncipe imaginario no era tan exacto como había creído.Inclusoelcolordelatezyloscabellosdelosdoserandiferentes.Eransimplementealgoenlaformadelacara,elporte,eloscurohermetismodelosojos...
—¿Estás bien? —dijo él, y su voz era suave—. Saliste corriendo de la casacomo...
La voz se apagómientras la contemplaba. Ella seguía aferrando el poste de lafarolacomosilnecesitaseparamantenerseenpie.
—¿Quéhapasado?—Tuve una pelea con Jace —respondió ella, intentando mantener la voz
ecuánime—.Yasabes.—En realidad no.—Sonó casi como si se disculpara—.No tengohermanas ni
hermanos.—Tienessuerte—dijoella,ylesobresaltólaamarguradesupropiavoz.—Nolodicesenserio.Diounpasomáshaciaella,yalhacerlo,lafarolaseencendióconunparpadeo,
proyectandounhazdeblancaluzmágicasobreambos.Sebastianalzólosojoshacialaluzysonrió.
—Esunaseñal.—¿Unaseñaldequé?—Unaseñaldequedeberíasdejarqueteacompañaseacasa.—Perono tengoni ideadedóndeestá—dijoella,dándosecuentadeello—Me
escapéparaveniraquí.Norecuerdoelcamino.—Bien,¿conquiéntealojas?Ellavacilóantesderesponder.—Noselodiréanadie—dijoél—LojuroporelÁngel.Ellalemirósorprendida.Eratodounjuramentoparauncazadordesombras.—De acuerdo—respondió, antes de poder replantearse su decisión—Me alojo
conAmatisHerondale.—Estupendo.Sédóndevive.—Leofrecióelbrazo—¿Vamos?Ellaselasapañóparasonreír.—Eresbastanteinsistente,¿sabes?Élseencogiódehombros.—Sientounaespeciedeatracciónporlasdoncellasenapuros.
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—Noseassexista.—Enabsoluto.Misserviciostambiénestánadisposicióndecaballerosenapuros.
Es un fetiche con igualdad de oportunidades—dijo, y, con una floritura, volvió aofrecerelbrazo.
Enestaocasión,ellaloaceptó.Aleccerrólapuertadelapequeñahabitacióndeldesvándetrásdeélysevolvió
hacia Jace. Sus ojos por lo general tenían el color del lago Lyn, un azul pálido yapacible,aunquetendíaacambiarconsusestadosdeánimo.Enaquelmomentoeradel color del East River durante una tormenta eléctrica. Su expresión también eratormentosa.
—Siéntate—leordenóa Jace, señalandounasillabajacercade laventanacongablete—.Traerévendas.
Jacesesentó.LahabitaciónquecompartíaconAlecenelúltimopisodelacasade los Penhallow era pequeña, con dos camas estrechas en ella, una contra cadapared.Las ropasdeambospendíandeunahileradecolgadoresen lapared.Habíaunaúnicaventana, quedejaba entrar una luz tenue; empezaba a oscurecer ya, y elcielo al otro lado del cristal era de un color añil. Jace observó cómo Alec searrodillabaparaagarrarlabolsadelonadedebajodesucamaylaabríadeuntirón.Revolvióruidosamentesucontenidohastaponerseenpieconunacajaenlasmanos.Jacelareconociócomolacajadematerialdeprimerosauxiliosqueusabancuandolasrunasnoeranunaopción:antiséptico,vendas,tijerasygasa.
—¿Novasausarunarunadecuración?—preguntóJace,másporcuriosidadqueporcualquierotromotivo.
—No.Puedes...Alecseinterrumpió,lanzandolacajasobrelamesaconunapalabrotainaudible.
Fuealpequeño lavamanosquehabíacontra laparedyse lavó lasmanoscon tantafuerza que el agua salpicó hacia arriba en una fina ducha. Jace le contempló condistante curiosidad. La mano le había empezado a arder con un dolor sordo yabrasador.
Alecrecuperólacaja,acercóunasillahastacolocarlafrentealadeJace,ysedejócaersobreella.
—Damelamano.Jaceextendiólamano.Tuvoqueadmitirqueteníamuymalaspecto.Loscuatro
nudillos estaban abiertos igual que rojas estrellas reventadas. Había sangre secapegadaalosdedos;unguantemarrónrojizoqueseescamaba.
Alechizounamueca.
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—Eresunidiota.—Gracias—respondióJace.Observó pacientemente como Alec se inclinaba sobre su mano con un par de
pinzasyextraíaconsuavidadunpedazodecristalincrustadoenlacarne.—Asípues,¿porquéno?—¿Porquénoqué?—¿Por quénousar una runade curación?Esto no es unaherida hechapor un
demonio.—Porquecreoqueteharábiensentireldolor—Alecrecuperólabotellaazulde
antiséptico—.Puedessanarcomounmundano.Despacioydeunmododesagradable.Quizáasíaprendasalgo.—Echóalgodelíquido,queescocíaterriblemente,sobreloscortesdeJace—.Aunquelodudo.
—Siemprepuedoponermemipropiarunacurativa,yalosabes.AlecempezóaenvolverconvendaslamanodeJace.—ÚnicamentesiquieresquecuentealosPenhallowloquelesucediórealmentea
suventana,enlugardedejarlescreerquefueunaccidente.—Apretóconuntirónunnudo hecho en la venda, provocando una mueca de dolor en Jace—. ¿Sabes?, dehabersabidoqueibasahacerteesto,jamástehabríadichonada.
—Sí,lohabríashecho.—Jaceladeóprofundamentelacabeza—.Nomedicuentadequemiataquealventanaltealteraríahastaesepunto.
—Essóloque...Acabada laoperacióndevendarle,Alecobservó lamanode Jace, lamanoque
todavíasosteníaen lasuya.Eraungarrotedevendasblancas,manchadodesangreallídondelosdedosdeAleclohabíantocado.
—¿Porquétehacesesto?Nosóloloquelehicistealaventana,sinoelmodoenque le hablaste a Clary. ¿Por qué te castigas? No puedes luchar contra tussentimientos.
LavozdeJacesonótranquila.—¿Cuálessonmissentimientos?—Hevisto cómo lamiras.—Losojos deAlec eran distantes, observando algo
más allá de Jace, algo que no estaba allí—. Y no puedes tenerla. A lo mejorsimplementenuncasupistequésesientealquereralgoquenopuedestener.
Jacelemiróconfijeza.—¿QuéhayentretúyMagnusBane?LacabezadeAlecdiounasacudidahaciaatrás.—No...nohaynada...—No soy estúpido. Acudiste directamente a Magnus después de hablar con
Malachi.AntesdehablarconmigooconIsabelleoconcualquierotro...—Éleraelúnicoquepodíacontestaramipregunta,éseeselmotivo.Noexiste
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nadaentrenosotros—respondióAlec;yluego,advirtiendolaexpresióndesuamigo,añadiócongranrenuencia—:Noexistenadaentrenosotros.¿Deacuerdo?
—Esperoqueesonoseadebidoami—dijoJace.Alecsequedóblancoyseechóhaciaatrás,comosiseprepararapararechazarun
golpe.—¿Aquéterefieres?—Sé qué crees que sientes algo pormí—respondió Jace—.Pero no es cierto.
Simplementetegustoporquemevesseguro.Noexisteriesgo.Asínuncatienesquejugártelaconunarelaciónauténticaporquepuedesusarmecomoexcusa.
Jace sabíaque estaba siendo cruel, y apenas le importaba.Herir a lagentequequeríaeracasitansatisfactoriocomohacersedañoasímismocuandoestabaenaquelestadodeánimo.
—Locapto—dijoAlecconvoztensa—.PrimeroClary,luegotumano,ahorayo.Alinfiernocontigo,Jace.
—¿Nome crees?—preguntó Jace—. Estupendo. Anda, vamos. Bésame ahoramismo.
Aleclecontemplóhorrorizado.—¿Loves?Apesardemideslumbrantebelleza,en realidadno tegustodeese
modo.Y si estásdejándolopasar conMagnus,no esdebidoamí.Esporque estásdemasiado asustado para confesarle a nadie a quién amas realmente. El amor nosvuelvementirosos—dijoJace—.Lareinaseelielodijo.Asíquenomejuzguespormentir sobremis sentimientos. Tú también lo haces.—Se puso en pie—.Y ahoraquieroquevuelvasahacerlo.
ElrostrodeAlecreflejabaunarígidaexpresióndolida.—Miente pormí—dijo Jace, tomando su chaqueta del colgador de la pared y
poniéndosela—.Seponeelsol.EstaránempezandoaregresardelGard.Quieroqueledigasatodoelmundoquenomesientobienyqueporesemotivonovoyabajar.Dilesquemediounmareoytropecé,yqueasíescomoserompiólaventana.
AlecinclinólacabezaatrásymiróaJacedirectamentealacara.—Deacuerdo,loharé—contestó—,simedicesadóndevasenrealidad.—VoyasubiralGard—declaróJace—.VoyasacaraSimondelacárcel.LamadredeClarysiemprehabíallamadoalahoradeldíaentreelcrepúsculoy
elanochecer«lahoraazul».Decíaquelaluzeramásfuerteymásespecialentonces,yqueeralamejorhoraparapintar.Clarynuncahabíacomprendidorealmenteaquésereferíaperoenaquellosmomentos,recorriendoAlacantealponerseelsol,lohizo.
LahoraazulenNuevaYorknoera realmenteazul;estabademasiadodesteñida
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por las farolas y los letreros de neón. Jocelyn debía de haber estado pensando enIdris.Aquílaluzcaíaenfranjasdepurocolorvioletasobrelamamposteríadoradadelaciudad,ylasfarolasdeluzmágicaproyectabancharcoscircularesdeluzblancatanintensa que Clary esperaba sentir calor cuando los cruzaba. Deseó que su madreestuvieraconella.JocelynlehabríamostradopartesdeAlacanteconlasqueestabafamiliarizada,queocupabanunlugarensusrecuerdos.
«Peroellanoquisocontartenuncaningunadeesas cosas.Te lashaocultadoapropósito.Y ahora puede que jamás las conozcas.»Un dolor agudo, entre ira y elpesar,seapoderódelcorazóndeClary.
—Estásterriblementecallada—dijoSebastian.Estaban cruzando un puente sobre el canal, cuyos pretiles de cantería estaban
talladosconrunas.—Simplementemepreguntabaenqué líomeverémetidacuandoregrese.Tuve
quesaltarporunaventanaparaescaparme;Amatisprobablementeyasehayadadocuentadequenoestoy.
Sebastianfruncióelceño.—¿Porquésaliraescondidas?¿Notepermitíanveratuhermano?—Sesuponequenodebería estar enAlacante—respondióClary—.Se supone
quedeboestarencasa,observandosinpeligrodesdelabarrera.—Ah.Esoexplicamuchascosas.—¿Ah,sí?Lelanzódesoslayounamiradacuriosa.Teníasombrasazuladasatrapadasenlos
cabellososcuros.—Todo el mundo palideció cuando surgió tu nombre antes. Deduje que había
algodeanimosidadentretuhermanoytú.—¿Animosidad?Bueno,esunmododeexpresarlo.—¿Notecaebien?—¿CaermebienJace?Aquellas últimas semanas se había dedicado tanto a pensar en si amaba a Jace
Waylandquenosehabíadetenidoaconsiderarsilecaíabien.—Losiento.Esdelafamilia...nosetratarealmentedesitecaebienono.—Síquemecaebien—dijoella,sorprendiéndoseasímisma—.Mecaebien,es
sólo...quemeenfurece.Mediceloquepuedoynopuedohacer...—Noparecequeesofuncionedemasiado.—comentóSebastian.—¿Quéquieresdecir?—Sediríaquetúhacesloquequieresdetodosmodos.—Supongo.—La conversación la había sobresaltado, por provenir de alguien
casi desconocido—. Pero parece que le ha enfurecido mucho más de lo que yopensaba.
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—Losuperará.—EltonodeSebastianeradisplicente.Clarylemiróconcuriosidad.—¿Atitecaebien?—Megusta.Peronocreoqueyolegustedemasiado.—Sebastiansonópesaroso
—Todoloquedigoparececabrearle.Abandonaronlacalleparaentrarenunaampliaplazapavimentadaconadoquines
rodeadaporedificiosaltosyestrechos.Enelcentroseelevabalaestatuadebroncedeunángel...ElÁngel,elquehabíadadosusangrepararcrearlarazadeloscazadoresde sombras. En el extremo septentrional de la plaza había una impresionanteconstrucción de piedra blanca. Una cascada de amplios escalones de mármolascendíanhastaunaarcadasostenidaporpilares,traslacualhabíaunpardeenormespuertas dobles. El efecto general a la luz del atardecer era deslumbrante... yextrañamentefamiliar.Clarysepreguntósinohabríavistouncuadrodel lugarconanterioridad.
¿Talvezsumadrehabríapintadouno?—Ésta es la plaza del Ángel—dijo Sebastian—, y eso era el Gran Salón del
Ángel.LosAcuerdosefirmaronporprimeravezahí,puestoquealossubterráneosnoselespermiteelaccesoalinteriordelGard;ahorarecibeelnombredeSalóndelosAcuerdos.Esunlugarprincipaldereunión;secelebranfestejos,bodas,bailes,esaclasedecosas.Eselcentrode laciudad.Dicenque todas lascalzadasconducenalSalón.
—Tieneunciertoairedeiglesia...,perovosotrosnotenéisiglesiasaquí,¿verdad?—Nohaynecesidad—respondióél—.Lastorresdelosdemoniosnosmantienen
a salvo. No necesitamos nada más. Por eso me gusta venir aquí. Produce unasensaciónde...tranquilidad.
Clarylemirósorprendida.—Entonces,¿túnovivesaquí?—No;vivoenParís.TansóloestabavisitandoaAline;esmiprima.Mimadrey
supadre,mitíoPatrick,eranhermanos.LospadresdeAlinedirigieronelInstitutodeBeijingduranteaños.RegresaronaviviraAlacanteharáunosdiezaños.
—Estaban...losPenhallownoestabanenelCírculo,¿verdad?Una expresión sobresaltada apareció fugazmente en el rostro de Sebastian.
Permaneció silencioso mientras daban la vuelta y dejaban la plaza tras ellos,penetraronenelinteriordeunlaberintodecallesoscuras.
—¿Porquélopreguntas?—dijoporfin.—Bueno...porquelosLightwoodsíloestuvieron.Pasaron bajo una farola.Clary dirigió unamirada de reojo aSebastian.Con el
largo abrigo negro y la camisa blanca, bajo el charco de luz blanca, parecía unailustración en blanco y negro de un caballero sacado de un libro de recortes
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victoriano.Elcabellooscuroserizabapegadoalassienesdeunmodoquelehacíaansiardibujarloaplumaytinta.
—Tienes que comprender—dijo él—que lamitad de los jóvenes cazadores desombrasdeIdrisformabanpartedelCírculo,ymuchosdeaquellosquenoestabanenIdris también.TíoPatrickpertenecióaélenlosprimerostiempos,perosesaliódelCírculounavezqueempezóadarsecuentadeloenserioqueselotomabaValentine.Los padres de Aline no tomaron parte en el Levantamiento; mi tío se marchó aBeijingparaalejarsedeValentineyconocióalamadredeAlineenelInstitutoquehabíaallí.CuandoalosLightwoodyaotrosmiembrosdelCírculoselesjuzgóportraición contra la Clave, los Penhallow votaron a favor de la indulgencia.ConsiguieronquelosenviaranaNuevaYorkenlugardesermaldecidos.AsíquelosLightwoodsiempresehanmostradoagradecidos.
—¿Quéhaydetuspadres?—preguntóClary—.¿Estabanenél?—En realidad, no. Mi madre era más joven que Patrick... él la envió a París
cuandosefueaBeijing.Ellaconocióamipadreallí.—¿TumadreeramásjovenquePatrick?—Estámuerta—dijoSebastian—.Mipadretambién.MitíaÉlodiemecrió.—Ah—dijoClary,sintiéndoseestúpida—.Losiento.—No los recuerdo —repuso Sebastian—. En realidad, no. Cuando era más
pequeño deseaba tener una hermana o un hermano mayor, alguien que pudiesedecirme cómo era tenerlos por padres.—Lamiró pensativo—. ¿Puedo preguntartealgo,Clary?¿PorquévinisteaIdriscuandosabíaslomalqueselotomaríaJace?
Antesdequepudieracontestarle,pasarondelestrechocallejónquehabíanestadosiguiendo a un patio familiar sin iluminación, en cuyo centro un pozo en desusobrillabaalaluzdelaluna.
—La plaza de la Cisterna —dijo Sebastian con una inconfundible nota dedecepciónenlavoz—.Hemosllegadomásdeprisadeloquepensaba.
Clary echóunaojeada al otro ladodelpuentedemampostería tendido sobre elcercano canal. Pudo ver la casa de Amatis a lo lejos. Todas las ventanas estabaniluminadas.Suspiró.
—Puedoregresaryosoladesdeaquí,gracias.—¿Noquieresqueteacompañehasta...?—No.Noamenosquetambiéntúquierastenerproblemas.—¿Creesqueyo tendríaproblemas?¿Porser lobastantecaballerosocomopara
acompañarteacasa?—SesuponequenadiedebesaberqueestoyenAlacante—dijoella—.Sesupone
queesunsecreto.Ynoteofendas,perotúeresundesconocido.—Megustaríadejardeserlo—repusoél—.Megustaríallegaraconocertemejor.La miraba con una mezcla de diversión y una ciertas timidez, como si no
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estuviesesegurodecómoseríarecibidoloqueacabadedecir.—Sebastian—dijoella,conunarepentinasensacióndeabrumadorcansancio—,
mealegrodequequierasllegaraconocerme.Peroesqueyonotengoenergíaparallegaraconocerte.Losiento.
—Noeramiintención...Peroellasealejabayadeél,endirecciónalpuente.Amitaddecaminogiró la
cabezayechóunaojeadaaSebastian.Ésteparecíacuriosamentedesamparadoenunretazodeluzdeluna,conlososcuroscabelloscayéndolesobreelrostro.
—RagnorFell—dijoella.Éllamirófijamente.—¿Qué?—Mepreguntasteporquévineaquíapesardequenodebía—respondióClary—
Mi madre está enferma. Muy enferma. Tal vez muera. La única cosa que puedeayudarla,laúnicapersonaquepuedeayudarla,esunbrujollamadoRagnorFell.Peronotengoniideadedóndeencontrarlo.
—Clary...Ellavolvióavolverseendirecciónalacasa.—Buenasnoche,Sebastian.Resultómásdifíciltreparporelenrejadoquedescenderporél.LasbotasdeClary
resbalaronvariasvecesenlahúmedapareddepiedra,ysesintióaliviadacuandoporfinseelevódentrodeldormitorio.
Su euforia duró poco. Aún no había apoyado totalmente las botas en el suelocuandollameóunaluzintensa,unestallidosuavequeiluminólahabitaciónconunaclaridaddiurna.
Amatisestabasentadaenelbordedelacama,conlaespaldamuytiesayunaluzmágicaenlamanoqueardíaconunaluzbrillantequenosuavizabaladurezadesurostroni las líneasen lascomisurasde laboca.Miró fijamenteaClaryen silencioduranteunlargoinstante.Finalmentedijo:
—Conesasropas,eresexactaaJocelyn.Claryseincorporóatodaprisa.—Lo...losiento—dijo—.Salirasídeese...Amatiscerrólamanoalrededordelaluzmágica,apagandosuresplandor.Clary
pestañeóenlarepentinapenumbra.—Quítateesaropa—indicóAmatis—,yreúneteconmigoabajoenlacocina.Y
niseteocurravolveraescabullirteporlaventaba—añadió—,ocuandoregresesaestacasalaencontrarásselladaparati.
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Tragandosalivaconfuerza,Claryasintió.Amatissepusoenpieysaliósinañadirnadamás.Clarysedespojóatodaprisa
de las prendas y se vistió con sus propias ropas, que colgaban sobre el pilar de lacama,ahorasecas;losvaquerosestabanunpocotiesos,peroleresultóagradablelafamiliaridaddesucamiseta.Sacudiólosenmarañadoscaballosyseencaminóabajo.
LaúnicavezquehabíavistolaplantabajodelacasadeAmatisestabadelirandoypadecía alucinaciones.Recordabapasillosque se alargabanhasta el infinitoyunenorme reloj de pie cuyo tictac había sonado como los latidos de un corazónmoribundo. Ahora se encontró en una salita pequeña y acogedora, con sencillosmueblesdemaderayunaalfombraderetazosenelsuelo.Supequeñotamañoyloscolores vivos le recordaban la salita de su propia casa de Brooklyn. La cruzó ensilencioyentróenlacocina,dondeardíaunfuegoenelhogarylahabitaciónestaballenadeunacálidaluzamarilla.Amatissesentabaantelamesa.Llevabaunchalazulalrededordeloshombrosquehacíaquesupelopareciesemásgris.
—Hola.Clarysedetuvoindecisaenlaentrada.NosabíasiAmatisestabaenojadaono.—Supongoquenonecesitopreguntarteadóndefuiste—dijoAmatis,sinlevantar
lavistadelamesa—.FuisteaveraJonathan¿verdad?Supongoqueeradeesperar.Quizásihubiesetenidohijospropios,habríasabidocuándounacriaturamemiente.Peroconfiaba,en,almenosestavez,nodecepcionarcompletamenteamihermano.
—¿DecepcionaraLuke?—¿Sabes qué sucedió cuando le mordieron?—Amatis miró hacia adelante—.
Cuandoamihermano lemordióunhombre loboydesde luego teníaque suceder,porque Valentine siempre corría riesgos estúpidos consigo mismo y con susseguidores,porloquenoeramásqueunacuestióndetiempo,vinoymecontóloquehabíasucedidoyelmiedoquesentíadequepudierahabercontraídolaenfermedaddelalicantropía.Yyoledije...,ledije...
—Amatis,notienesquecontármelo...—Ledijequesalierademicasaynoregresarahastaqueestuviesesegurodeno
tenerla.Retrocedíasustadaenteél...nopudeevitarlo.—Lavozletembló—.Élpudoverlarepugnanciaquesentíadibujadaenmicara.Teníamiedodequesiseconvertíaenunacriaturalobo,Valentinefueseapedirlequemematase,yyoledije...,ledijequealomejoresoseríalomejor.
Claryemitióunapequeñaexclamaciónahogada;nopudoevitarlo.Amatisalzórápidamentelosojos.Todosurostromostrabarepugnanciahaciasí
misma.—Luke fue siempre bueno. A veces pensaba que él y Jocelyn eran las únicas
personasrealmentebuenasqueconocía...FueseloquefuesequeValentineintentabaconseguirquehiciese..., avecespensabaque ély Jocelyneran lasúnicaspersonas
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realmente buenas que conocía... yo no podía soportar la idea de que se vieseconvertidoenunmonstruo...
—Peroélnoesasí.Noesunmonstruo.—Yo no lo sabía. Después de que cambiara, después de que huyera de aquí,
Jocelynseesforzómuchoenconvencermedequetodavíaeralamismapersonapordentro,quetodavíaeramihermano.Denohabersidoporella,jamáshabríaaceptadovolveraverle.DejéquesequedaraaquícuandovinoantesdelLevantamiento..., lepermitíocultarseenelsótano...Peronotabaqueélenrealidadnoconfiabaenmí,nodespuésdequelehubiesedadolaespalda.Creoquesiguesinhacerlo.
—Confió lo suficiente como para acudir a ti cuando yo estaba enferma—dijoClary—.Confióentilosuficientecomoparadejarmeaquícontigo...
—Noteníaningúnotrositioalqueir—replicóAmatis—Ymiralobienquemehaidocontigo.Nisiquierapudemantenertedentrodelacasaunsolodía.
Lamuchachaseestremeció.Aquelloerapeorquerecibirunatandadegritos.—Noesculpatuya.Tementíymefuiahurtadillas.Nopodíashaberloevitado.—Clary—dijoAmatis—.¿Esquenoloves?Siempresepuedehaceralgo.Pero
lagentecomoyosiempreseconvencerasímismadelocontrario.MeconvencídequenohabíanadaquehacerporLuke.MeconvencídequenohabíanadaquehacerparaqueStephennomeabandonase.Ymenuevoinclusoaasistiralasreunionesdela Clave porque me digo a mi misma que no hay nada que pueda hacer parainfluenciarensusdecisiones,inclusocuandoaborrezcoloquehacen.Ycuandoelijohaceralgo...bueno,ni siquierapuedohacerlobien.—Susojos refulgieron,durosybrillantes a la luz de las llamas—.Vete a la cama,Clary—finalizó—.Apartir deahora, puedes entrar y salir a tus anchas.No haré nada para detenerte.Al fin y alcabo,comotúdijiste,nohaynadaquepuedahacer.
—Amatis...—No.—Amatisnegóconlacabeza.—Sólovetealacama.Porfavor.Suvozteníaunanotadefinalidad;volviólacabeza,comosiClaryyasehubiese
ido,ysequedómirandolaparedsinpestañear.Clarygirósobresustalonesycorrióescalerasarriba.Unavezenlahabitaciónde
invitados,cerró lapuertadeunapataday searrojó sobre lacama.Habíapensandoque quería llorar, pero las lágrimas no querían acudir. «Jace me odia—pensó—.Amatismeodia.Nisiquiera lleguéadespedirmedeSimon.Mimadresemuere.YLukemehaabandonado.Estoysola.Jamásheestadotansola,yestodoculpamía.»Alomejoreraporesoquenopodíallorar,comprendió,clavandolosojos,totalmentesecos, en el techo. Porque ¿de qué servía llorar cuando no había nadie allí paraconsolarla?Yloqueerapeor,¿Cuándounanopodíasiquieraconsolarseasímisma?
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DONDELOSÁNGELESNOSEAVENTURAN
Saliendodeunsueñodesangreyluzsolar,Simondespertódeimprovisoconelsonidodeunavozquepronunciabasunombre.
—Simon.—Lavozeraunsusurrosibilante—Simon,levanta.Simonyaestabaenpie—enocasiones,larapidezconlaquepodíamoverseahora
lesorprendíainclusoaél—ysehabíadadolavueltaenlaoscuridaddelacelda.—¿Samuel?—susurró,clavandolamiradaenlassombras—.Samuel,¿erestú?—Date la vuelta, Simon.—Ahora la voz, levemente familiar, tenía un dejo de
irritabilidad—.Yacércatealaventana.Simonsupoinmediatamentedequiénsetratabaymiróatravésdelosbarrotesde
laventanaparaencontraraJacearrodilladoenlahierbadelexterior,conunapiedradeluzmágicaenlamano.MirabaaSimonconunaexpresióncrispada.
—¿Esquepensabasqueteníasunapesadilla?—Quizásaúnlatengo.Simon notó un zumbido en los oídos; de haberle latido el corazón, habría
pensando que era la sangre corriéndole por las venas, pero era algo distinto, algomenoscorpóreoperomáscercanoquelasangre.
LaluzmágicaproyectabaunmosaicodeluzysombrasobreelrostropálidodeJace.
—Oseaqueesaquídondetemetieron.Creíaqueyanousabanestasceldas—Echóunamiradadesoslayo—.Meheequivocadodeventanalaprimeravez.Lediatu amigode la celda contigua unbuen susto.Un tipo atractivo, con la barba y losandrajos.Merecordóunpocoalosvagabundosquetenemosallíencasa.
Y Simon se dio cuenta de qué era el zumbido en sus oídos. Cólera. En algúnlejano rincón de sumente notó que tenía los labios tensados hacia atrás, como laspuntasdeloscolmillosarañándoleellabioinferior.
—Mealegrodequeconsideresquetodoestoesdivertido.—¿No te alegras de verme, entonces? —dijo Jace—. Debo admitir que me
sorprende.Siempremehandichoquemipresencia iluminabacualquierhabitación.Unopensaríaqueesoaúnseríamásevidentecuandosetratadehúmedasceldasbajotierra.
—Sabíasloquesucedería,¿verdad?«TeenviarándirectamentedevueltaaNuevaYork», dijiste. «No hay ningún problema.» Pero ellos jamás tuvieron la menorintencióndehacerlo.
—No lo sabía.—Jace se encontró con sus ojos a través de los barrotes, y su
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mirada era clara y firme—. Sé que no me creerás, pero pensaba que te decía laverdad.
—Oestásmintiendooeresestúpido...—Entoncessoyestúpido.—...oambascosas—finalizóSimon—Mesientoinclinadoapensarqueambas.—No tengomotivosparamentirte.Noahora.—Lamiradade Jacepermaneció
firme—.Ydejadeenseñarmeloscolmillos.Meestánponiendonervioso.—Estupendo—dijo Simon—. Si quieres saber el motivo, es porque hueles a
sangre.—Esmicolonia.EaudeHeridaReciente.Jacealzó lamano izquierda.Eraunguantedevendajesblancos,manchadosen
losnudillos,dondelasangresehabíafiltrado.Simonfruncióelentrecejo.—Pensabaquelosdetuclasenopodíantenerheridas.Nodelasqueduran.—Atravesé con él una ventana—explicó Jace—, y Alec me está obligando a
curarmecomounmundanopara enseñarmeuna lección. ¿Ves?, te conté laverdad.¿Impresionado?
—No—dijoSimon—; tengootrosproblemasmayoresque tú.El Inquisidornodejadehacermepreguntasquenopuedoresponder.NodejadeacusarmedeobtenermispoderescomovampirodiurnodeValentine.Deserunespíasuyo.
LaalarmachispeóenlosojosdeJace.—¿Aldertreedijoeso?—AldertreemedioaentenderquetodalaClavelopensaba.—Esonoesmalo.Sidecidenqueeresunespía, entonces losAcuerdosno son
aplicables.No si pueden convencerse de que has violado laLey.—Jacemiró a sualrededor rápidamente antes de devolver la mirada a Simon—. Será mejor que tesaquemosdeaquí.
—¿Yluegoqué?Simoncasinopodíacreerloqueestabadiciendo.Queríasalirdeaquellugartan
desesperadamente que podía paladearlo, pero no pudo impedir que las palabrasbrotarandesuboca.
—¿Dóndeplaneasocultarme?—HayunPortalaquíenelGard.Siloencontramos,puedoenviartedevueltapor
él...—Ytodoelmundosabráquemeayudaste.Jace,laClavenosóloandatrasdemí.
De hecho, dudo que sientan elmenor interés por un subterráneo.Están intentandodemostraralgosobre tu familia..., sobre losLightwood.Están intentandodemostrarqueestánconectadosconValentine.QuenuncaabandonaronrealmenteelCírculo.
Inclusoenlaoscuridad,fueposiblevercómoelcoloraflorabaalasmejillasde
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Jace.—Peroesoesridículo.PelearoncontraValentineenelbarco,Robertcasimurió...—ElInquisidorquierecreerquesacrificaronalosotrosnefilimquelucharonen
elbarcoparaprotegerlailusióndequeestabanencontradeValentine.PeroaúnasíperdieronlaEspadaMortal,yesoesloqueleimporta.Mira,túintentasteadvertiralaClave,yellosnotehicieronelmenorcaso.AhoraelInquisidorbuscaaalguienaquien cargarle todas las culpas. Si puede tachar a tu familia de traidores, entoncesnadieculparáalaClaveporloquesucedió,yélpodrállevaracabocualquierpolíticaquedeseesinoposición.
Jacehundiólacabezaenlasmanos;loslargosdedostirabanalocadamentedeloscabellos.
—Peronopuedodejarteaquí.SiClarylodescubre...—Debería haber sabido que era eso lo que te preocupaba.—Simon lanzó una
ásperacarcajada—.Puesnoselodigas.EstáenNuevaYork,detodosmodos,graciasa...—Seinterrumpió,incapazdepronunciarlapalabra—.Teníasrazón—dijoensulugar—.Mealegrodequenoestéaquí.
Jacealzóelrostrodelasmanos.—¿Qué?—La Clave ha perdido el juicio. Quién sabe lo que harían si supiesen lo que
puedehacer.Teníasrazón—repitióSimon,ycuandoJacenodijonadaenrespuesta,añadió—: Y será mejor que disfrutes lo que acabo de decirte. Probablemente novolveréadecirlo.
Jace le miró fijamente con el rostro inexpresivo, y Simon rememoró con unadesagradable sacudida el aspecto que tenía Jace en el barco, ensangrentado ymoribundosobreelsuelodemetal.Finalmente,Jacehabló.
—¿Así queme estás diciendo que planeas quedarte aquí? ¿En prisión? ¿Hastacuándo?
—Hastaque senosocurrauna ideamejor—respondióSimon—.Perohayunacosa.
—¿Qué?—preguntóJace,enarcandolascejas.—Sangre—dijoSimon—.ElInquisidorestáintentandomatarmedehambrepara
que hable. Yame sientomuy débil. Cuando lleguemañana estaré..., bueno, no sécómo estaré. Pero no quiero ceder ante él. No volveré a beber tu sangre, ni la deningúnotro—añadiórápidamente,antesdequeJacepudieraofrecerse—.Sangredeanimalservirá.
—Te puedo conseguir sangre —repuso Jace; luego vaciló—. ¿Le dijiste alInquisidorquetedejébebermisangre?¿Quétesalvé?
Simonnegóconlacabeza.LosojosdeJacebrillaronconluzreflejada.
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—¿Porquéno?—Supongoquenoqueríameterteenmásproblemas.—Mira,vampiro—dijoJace—.ProtegealosLightwoodsiquieres.Peronome
protejasamí.—¿Porquéno?—Simonalzólacabeza.—Supongo—dijoJace,yporunmomento,mientrasmirabaabajoatravésdelos
barrotes,SimonpudocasiimaginarqueélestabafuerayeraJacequienestabadentrodelacelda—quenolomerezco.
Clary despertó al oír un sonido como de granizo sobre un tejado demetal. Se
sentó en la cama,mirando a su alrededor como atontada. El sonido se repitió, unagudogolpeteoquesurgíade laventana.Echólamantaatrásdemalaganayfueainvestigar.
Abrirdeparenparlaventanadejóentrarunaráfagadeairefríoquetraspasóelpijamacomouncuchillo.Tiritóyseinclinóhaciafueraporencimadelalféizar.
Habíaalguiendepieeneljardínsituadoabajo,yporunmomento,conelcorazóndándole un brinco, todo lo que vio fue que la figura era esbelta y alta, condespeinados cabellos juveniles. Entonces él alzó la cara y vio que el cabello eraoscuro,norubio,ysediocuentadeque,porsegundavez,habíaesperadoaJaceySebastianhabíaaparecidoensulugar.
El muchacho sostenía un puñado de guijarros en una mano. Sonrió al verlaasomarlacabeza,yseseñalóasímismoyluegoalenrejadodelrosa.«Baja.»
Ella negó con la cabeza y señaló en dirección a la parte delantera de la casa.«Reúneteconmigoenlapuertaprincipal.»Cerrólaventanaycorrióescalerasabajo.Eraentradalamañana;laluzquepenetrabaporlasventanaserafuerteydorada,perotodas las lucesestabanapagadasy lacasaestabaen silencio.«Amatisdebedormiraún»,pensó.
Claryfuea lapuertaprincipal,descorrióelcerrojo,y laabrió.Sebastianestabaallí, de pie en el escalónde la entrada, y unavezmás ella tuvo aquella sensación,aquelextrañoestallidodereconocimiento,aunquefuemásleveenestaocasión.Lesonriódébilmente.
—Hasarrojadopiedrasamiventana—dijo—.Pensabaque lagente sólohacíaesoenlaspelículas.
Élsonrióburlón.—Bonitopijama.¿Tehedespertado?—Quizá.—Losiento—dijoél,aunquenoparecíasentirlo—Peroestonopodíaesperar.A
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propósito,talvezquierascorrerescalerasarribayvestirte.Pasaremoseldíajuntos.—Vaya.Muysegurodetimismo,¿verdad?—dijoella,aunqueprobablementelos
chicosconelaspectodeSebastianenrealidadnoteníanmotivosparasentirotracosaque seguridad en símismos.Negó con la cabeza—.Lo siento, pero no puedo.Nopuedoabandonarlacasa.Hoyno.
Unatenuearrugadepreocupaciónaparecióentrelosojosdelmuchacho.—Ayersaliste.—Losé,peroesofueantesde...—«AntesdequeAmatismehicierasentircomo
unaenanadecincocentímetros.»—Simplementenopuedo.Yporfavornointentespersuadirmedequelohaga,¿deacuerdo?
—Deacuerdo—dijoél—.Nodiscutiré.Peroalmenosdejaquetedigaloquehevenidoadecirte.Luego,loprometo,sitodavíaquieresquemevaya,meiré.
—¿Quées?Él alzó el rostro, y ella se preguntó cómo era posible que unos ojos oscuros
pudiesenresplandecerexactamentecomolosdorados.—SédóndepuedesencontraraRagnorFell.Clarynecesitómenosdediezminutospara correr escaleras arribayvestirsede
cualquiermanera, garabatear una nota aAmatis y volver a reunirse conSebastian,que la esperaba junto al canal. El muchacho sonrió de oreja a ojeramientras ellacorríaasuencuentro,sinaliento,conelabrigoverdeechandosobreunbrazo.
—Yaestoyaquí—dijoella,deteniéndoseconunpatinazo—.¿Podemosirahora?Sebastianinsistióenayudarlaaponerseelabrigo.—No creo que nadieme haya ayudado jamás con el abrigo—comentó Clary,
liberando los cabellos que habían quedado atrapados bajo el cuello—.Bueno, a lomejoralgúncamarero.¿Hassidocamareroalgunavez?
—No, pero me crió una francesa —le recordó Sebastian—. Ello implica unadiestramientoaúnmásriguroso.
Clarysonrió,peseasunerviosismo.Sebastiansedababuenamañaparahacerlasonreír,advirtióconunalevesensacióndesorpresa.Casidemasiado.
—¿Adónde vamos?—preguntó bruscamente—. ¿Está cerca de aquí la casa deFell?
—Vivefueradelaciudadenrealidad—respondióél,yendohaciaelpuente.Claryseunióasupaso.—¿Esunlargopaseo?—Demasiadolargoparaandar.Nosllevarán.—¿Nos llevarán? ¿Quién?—Se detuvo en seco—. Sebastian, hemos de tener
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cuidado.Nopodemosconfiarasícomoasíacualquieralainformaciónsobreloquehacemos...,loquehago.Esunsecreto.
Sebastianlacontemplóconpensativosojososcuros.—JuroporelÁngelqueelamigoquenos llevaránomusitarániunapalabraa
nadiesobreloqueestamoshaciendo.—¿Estásseguro?—Estoymuyseguro.«RagnorFell—pensóClarymientrasseabríancaminoporlasatestadascalles—.
VoyaveraRagnorFell.»Unaexcitaciónalocadacolisionóconinquietud;Madeleinele había hechoparecer alguien formidable. ¿Y si no tenía paciencia con ella, si noteníatiempo?¿Ysinopodíahacerlecreerqueeraquiéndecíaser?¿Ysiélnisiquierarecordabaasumadre?
NoayudabaasusnerviosquecadavezquepasabajuntoaunhombrerubioounachicaconunalargamelenaoscuralastripasseletensaranporquecreíareconoceraJace o a Isabelle. Pero Isabelle probablemente se limitaría a ignorarla, pensó condesánimo, y Jace habría regresado sin duda a casa de los Penhallow y estaríabesuqueándoseconsunuevanovia.
—¿Tepreocupaquetesigan?—lepreguntóSebastianmientrasdoblabanporunacallelateralquelosalejabadelcentrodelaciudad,aladvertirsusinquietasmiradas.
—Nodejodepensarqueveoapersonasqueconozco—admitióella—.AJace,oalosLightwood.
—NocreoqueJacehayaabandonadolacasadelosPenhallowdesdequellegaronaquí.Parecepasarlamayorpartedeltiempoescondiéndoseensuhabitación.Sehizobastantedañoenlamanoayerademás...
—¿Sehahechodañoenlamano?¿Cómo?Clary,olvidandomirarpordóndeiba,tropezóconunapiedra.Lacalzadaporla
que habían estado andando había pasado de adoquines a gravilla sin que ella loadvirtiera.
—Uy.—Ya estamos —anunció Sebastian, deteniéndose frente a una valla alta de
maderayalambre.No había casas por allí; habían dejado atrás de un modo súbito el distrito
residencial,ytansóloaquellavallaenunladoyunaladerapedregosaquemarchabaendirecciónalbosqueenelotro.
Lavallateníaunapuerta,peroestabacerradaconuncandado.Sebastiansacódelbolsillounagruesallavedeaceroyabrióelportón.
—Regresaréenseguidaconnuestrotransporte.Cerró la puerta detrás de él. Clary acercó el ojo a los listones. Por entre las
aberturaspudovislumbrar loqueparecíauna casabajade tablas rojas.Aunqueno
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parecíatenerrealmenteunapuerta...oauténticasventanas.ElportónseabrióySebastianreapareció,sonriendodeorejaaoreja.Sujetabauna
correa en una mano: detrás de él avanzaba dócilmente un enorme caballo gris yblancoconunamanchaenformadeestrellaenlafrente.
—¿Uncaballo?¿Tienesuncaballo?—Clarylemirófijamenteatónita—.¿Quiéntieneuncaballo?
Sebastianacariciócariñosamentealcaballoenelcuartodelantero.—Gran cantidad de familias de cazadores de sombras tienen caballos en los
establos que hay aquí en Alacante. Si te has fijado, no hay coches en Idris. Nofuncionanbiencontodaslassalvaguardasquehayporahí—.Palmeóelpálidocuerodelasilladelcaballo,grabadoconunemblemaquemostrabaaunaserpienteacuáticaemergiendodeunlagoenunaseriedearos.ElnombreVerlacestabaescritodebajoconesmeradacaligrafía.
—Vamos,sube.Claryretrocedió.—Jamáshemontadoauncaballoantes.—YoseréquienmontaráaCaminante—latranquilizóSebastian—.Tútansólo
irassentadadelantedemí.El caballo resoplóquedamente.Tenía unosdientes enormes, advirtióClary con
inquietud.Imaginóaquellosdienteshundiéndoseleenlapiernaypensóentodaslasniñasquehabíaconocidoenprimariaquehabíanqueridotenerponis.Sepreguntósiestabanlocas.
«Sévaliente—sedijo—.Esloquetumadreharía.»Inspiróprofundamente.—Deacuerdo.Vamos.LadeterminacióndeClarydeservalientedurócuantotardóSebastian—después
deayudarlaasubiralasilla—ensaltarsobreelcaballodetrásdeellayhundirlelostalonesenlosflancos.Caminantesaliódisparadocomounabala,golpeandoelsuelode grava con una energía que le envió violentas sacudidas que ascendían por sucolumnavertebral.Seaferróal trozodesillaquesobresalíahaciaarribadelantedeella,hundiendolasuñasconfuerzasuficienteparadejarmarcasenelcuero.
Lacarreteraporlaqueavanzabanseestrechóamedidaquesalíandelaciudad,yenaquelmomentohabíaterraplenesdegruesosárbolesaambosladosdeellos,murosdevegetaciónqueimpedíancualquiervisiónmásamplia.Sebastiantiródelasriendasyelcaballodetuvosufrenéticogalope.LoslatidosdelcorazóndeClaryaminoraronjuntos el paso del animal. A medida que su pánico se desvanecía, la muchacha
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empezó,pocoapoco,aserconscientedelapresenciadeSebastianasuespalda;eljovensosteníalasriendasaambosladosdeella,creandoasualrededorunaespeciedejaulaconlosbrazosqueleimpedíansentirquepodíaresbalarfueradelcaballo.Sesintió repentinamentemuy consciente de la presencia delmuchacho, no sólo de lafuerteenergíadelosbrazosquelasujetaban,sinodequeellaestabarecostadacontrasupechoyqueélolía,poralgúnmotivo,apimientanegra.Noleresultómolesto;eraaromáticoyagradable,muydiferentealolordeJaceajabónyluzsolar.Aunquenoesquelaluzdelsoltuvieraolor,enrealidad,perosilotuviese...
Apretó los dientes. Estaba con Sebastian, de camino a encontrarse con unpoderoso brujo, y divagaba sobre el modo en que olía Jace. Se forzó a mirar enderredor.Losverdesterraplenesdeárbolesempezabanasermenosdensosyyapodíaver una franja de campiña verde interrumpida aquí y allí por la cicatriz de unacarretera de piedra gris o un risco de roca negra alzándose fuera de los pastos.Macizosdedelicadasfloresblancas,lasmismasquehabíavistoenlanecrópolisconLuke,adornabanlascolinascomounaesporádicanevada.
—¿CómohasaveriguadodóndeestáRagnusFell?—preguntómientrasSebastianconducíaconhabilidadalcaballoalrededordelsurcodelacarretera.
—MitíaÉlodie.Poseetodaunareddeinformadores.SabetodoloquesucedeenIdris, incluso a pesar de que ella misma nunca viene aquí. Odia abandonar elInstituto.
—¿Quéhaydeti?¿VienesmuchoaIdris?—Enrealidad,no.Laúltimavezqueestuveaquíteníacincoaños.NOhabíavisto
a mis tíos desde entonces, así que me alegro de estar aquí ahora. Me ofrece laoportunidaddeponermealdía.Además,echoenfaltaIdriscuandonoestoyaquí.Noexisteningúnotrositiocomoéste.Esalgoqueestáenlatierradellugar.Empezarásasentirlo,yentoncesloecharásdemenoscuandonoestésaquí.
—Séque Jace lo echabademenos—dijo ella—.Peropensabaque eraporquevivióaquíduranteaños.Secrióaquí.
—En la casa solariegade losWayland—repusoSebastian—.Noestá lejosdellugaralquevamos,dehecho.
—Parecessaberlotodo.—No todo —respondió él con una carcajada que Clary sintió a través de la
espalda—.Sí,Idrisllevaacabosumagiasobretodoelmundo...InclusoaquellosquecomoJacetienenmotivosparaodiarellugar.
—¿Porquédiceseso?—Bueno, lo crióValentine, ¿no es cierto?Yesodebedehaber sidode lomás
espantoso.—No lo sé—vaciló Clary—. Lo cierto es que tiene sentimientos encontrados
sobre ello.CreoqueValentine fue en ciertomodounpadrehorrible, peropor otra
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parte las escasas muestras de amabilidad y amor que le mostró fueron toda laamabilidadyamorqueJaceconociójamás.—Sintióunaoleadadetristezamientrashablaba—.CreoquerecordóaValentineconmuchoafectodurantemuchotiempo.
—Nopuedo creer queValentinemostrara jamás amabilidado amorhacia Jace.Valentineesunmonstruo.
—Bueno,sí,peroJaceessuhijo.Ynoeramásqueunniñopequeño.CreoqueValentinesíleamaba,asumanera...
—No—lavozdeSebastiansonócortante—;metemoqueesoesimposible.Claryparpadeóyestuvoapuntodevolverseparamirarlelacara,perolopensó
mejor.Todos los cazadores de sombras semostraban fanáticos respecto al temadeValentine—pensóenlaInquisidorayseestremecióinteriormente—,yellanopodíaculparlosprecisamente.
—Probablementetienesrazón.—Yahemosllegado—dijoSebastianconbrusquedad,contantabrusquedadque
Clarysepreguntósirealmentelohabríaofendidodealgúnmodo,ysedeslizófueradellomodelcaballo.
Perocuandoalzólosojoshaciaella,sonreía.—Hemos tardado poco—dijo, atando las riendas a la rama baja de un árbol
cercano—.Menosdeloquepensaba.Leindicóconunademánquedebíadesmontar,y,trasunmomentodevacilación,
Clarysedeslizófueradelcaballohaciasusbrazos.Seaferróaélcuandolasujetó;suspiernasflojeabantraslalargacabalgata.
—Losiento—dijotímidamente—,noeramiintenciónagarrartetanfuerte.—Yonomedisculparíaporeso.El aliento del muchacho era cálido sobre su cuello, y ella se estremeció. Las
manos de Sebastian se demoraron sólo un instantemás sobre la espalda de Claryantesdesoltarlacondesgana.
TodoellonoayudabaaquelaspiernasdeClarysesintieranmásfirmes.—Gracias—dijo,sabiendoalaperfecciónqueestabaruborizadaydeseandode
todocorazónquesupielclaranomostraraelruborcontantafacilidad—.Asíque...¿esaquí?
Miró a su alrededor. Estaban en un pequeño valle entre colinas bajas. Habíavarios árboles de aspecto nudoso alineados alrededor de un claro, cuyas ramasretorcidasposeíanunabellezaescultural recortadasenaquelcieloazulacero.Pero,apartedeeso...
—Aquínohaynada—dijofrunciendoelentrecejo.—Clary.Concéntrate.—¿Quieresdecir...unglamour?Peroporlogeneralnotengoque...—Losglamouresen Idrisamenudosonmás fuertesqueenotraspartes.Puede
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quetengasqueesforzartemásdelohabitual.—Posólasmanossobreloshombrosdeellaylahizogirarconsuavidad—.Observaelclaro.
Claryefectuóensilencioeltrucomentalquelepermitíadesprenderlailusióndelacosaquedisfrazaba.Seimaginófrotandotrementinasobreunatela,desprendiendocapasdepinturaparadelaaldescubiertolaauténticaimagenquehabíadebajo...yallíestaba, una pequeña casa de piedra con un puntiagudo tejado a dos aguas y humoserpenteando desde la chimenea en un elegante arabesco. Un sendero sinuosoflanqueadodepiedrasconducíahasta lapuertaprincipal.Mientrasmiraba,elhumoquesalíaabocanadasdelachimeneadejódeascenderenespiralyempezóaadoptarlaformadeunondulantesignodeinterrogación.
Sebastianrió.—Creoqueesosignifica:«¿Quiénestáahí?».Claryseenvolviómásenelabrigo.Elvientoquesoplabaatravésdelauniforme
hierbanoeratanfresco,perosentíahieloenloshuesosdetodosmodos.—Parecesalidodeuncuentodehadas.—¿Tienesfrío?Sebastian la rodeó con un brazo. Inmediatamente, el humo que ascendía en
espiraldelachimeneadejódeformaruninterroganteyadoptólaformadecorazonesladeados. Clary se zafó de él, sintiéndose a la vez avergonzada y en cierto modoculpable,comosihubiesehechoalgomalo.Marchóatodaprisahaciaelsenderoqueconducíaalapartedelanteradelacasa,conSebastianjustodetrásdeella.Llevabanrecorridoslamitaddelsenderodeaccesocuandolapuertaseabriódeparenpar.
A pesar de haber estado obsesionada con encontrar a Ragnor Fell desde elmomentoenqueMadeleinelehabíadichosunombre,Claryjamássehabíadetenidoaimaginarquéaspectopodíateneréste.Unhombretónbarbudo,habríapensando,dehaberreflexionadosobreello.Alguienconaspectodevikingo,conenormesespaldasanchas.,
Perolapersonaquesalióporlapuertaprincipaleraaltaydelgada,concabelloscortosypuntiagudos.Llevabapuestounchalecodemalladoradayunospantalonesdepijamadeseda.ContemplóaClaryconleveinterés,dandosuavescaladasaunapipa fantásticamente grandemientras lo hacía.Aunque no se parecía en nada a unvikingo,enseguidaleresultótotalmentefamiliar.
MagnusBane.—Pero...SebastianparecíatanestupefactocomoClary.MirabafijamenteaMagnusconla
bocaligeramenteabiertayunamiradavagaenelrostro.Finalmente,tartamudeó:—¿Eres...RagnorFell?¿Elbrujo?Magnussesacólapipadelaboca.—Bueno,desdeluegonosoyRagnorFelllabailarinaexótica.
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—Yo...Sebastian parecía no saber qué decir. Clary no estaba segura de lo que él
esperaba,peroMagnusnoresultabafácildeasimilar.—Esperaba que pudieras ayudarnos. Soy Sebastian Verlac, y ésta es Clarissa
Morgenstern.SumadreesJocelynFairchild...—Nomeimportaquiénseasumadre—dijoMagnus—.Nopodéisvermesinuna
cita.Regresadmásadelante.Elpróximomarzoestaríabien.—¿Marzo?—Sebastianparecíahorrorizado.—Tienesrazón—dijoMagnus—.Demasiadolluvioso.¿Quétaljunio?Sebastianseirguióentodasuestatura.—NOcreoquecomprendasloimportantequeesesto...—Sebastian,notemolestes—dijoClaryconrepugnancia—.Teestátomandoel
pelo.NOpuedeayudarnosdetodosmodos.Sebastiansemostróaúnmásconfundido.—Peronoveoporquénopuede...—Deacuerdo,esoessuficiente—dijoMagnus,ychasqueólosdedosunavez.Sebastian se quedó paralizado donde estaba, la boca todavía abierta, la mano
parcialmenteextendida.—¡Sebastian!Clary alargó el brazo para tocarlo, pero estaba rígido como una estatua.
Únicamente el levemovimiento ascendente y descendente del pecho indicaba queseguíavivo.
—¿Sebastian?—repitióella,peroerainútil:dealgúnmodo,sabíaqueélnopodíaverlanioírla.
SevolviófuriosahaciaMagnus.—Nopuedocreerqueacabesdehacereso.¿Quédemoniostesucede?¿Esquelo
quehayenesapipatehaderretidoelcerebro?Sebastianperteneceanuestrobando.—Yonotengounbando,miqueridaClary—dijoMagnushaciendounademán
con la pipa—.Y, en realidad, es culpa tuya que tuviese que congelarlo durante uncortoespaciodetiempo.EstabasterriblementecercadecontarlequenosoyRagnorFell.
—EsoesporquetúnoeresRagnorFell.Magnus expulsó un chorro de humo por la boca y la contempló pensativo por
entrelaneblina.—Ven—dijo—.Dejaquetemuestrealgo.Sostuvo la puerta de la pequeña casa abierta, indicándole que entrara.Conuna
últimaeincrédulamiradaaSebastian,Clarylesiguió.El interiorde lacasitadecampoestabaaoscuras,pero la tenue luzdiurnaque
penetraba por las ventanas fue suficiente para mostrar a Clary que se encontraba
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dentrodeunagranhabitaciónatestadadesombrasnegras.Habíaunolorcuriosoenelaire, como de basura quemándose. Efectuó un leve sonido estrangulado mientrasMagnusalzabalamanoyvolvíaachasquearlosdedosunavez.Unaintensaluzazulaparecióenlasyemasdesusdedos.
Clary lanzó una exclamación de sorpresa. La habitación estaba patas arriba:mobiliario hecho astillas, cajones abiertos y su contenido desperdigado. Páginasarrancadasdelibrosflotabanenelairecomocenizas.Inclusoelcristaldelaventanaestabahechoañicos.
—Recibí un mensaje de Fell anoche —dijo Magnus—, pidiéndome que mereuniera aquí con él. Aparecí... y lo encontré así. Todo destruido, y este hedor ademoniosportodaspartes.
—¿Demonios?PerolosdemoniosnopuedenentrarenIdris...—Yonohedichoquelohayanhecho.Sóloteestoycontandoloquesucedió.—
Magnushablaba sin inflexión—.El lugar apestaba a algodemoníaco enorigen.Elcuerpo deRagnor estaba en el suelo.No estabamuerto cuando lo dejaron, pero sícuandoyollegué.—Volviólacabezahaciaella—.¿Quiénsabíaquelobuscabas?
—Madeleine—musitóClary—.Peroestámuerta.Sebastian,JaceySimon.LosLightwood...
—Ah—dijoMagnus—.SilosLightwoodlosaben,laClavepuedeperfectamentesaberloaestashoras,yValentinetieneespíasenlaClave.
—Deberíahaberlomantenidoensecretoen lugardepreguntara todoelmundoporél—repusoClary,horrorizada—.Esculpamía.DeberíahaberadvertidoaFell...
—Semepermiteseñalar—indicóMagnus—quetúnopodíasencontrarlo,loquedehechoconstituyemotivosuficienteparaquepreguntarasa lagenteporél.Mira,Madeleine...ytú...simplementepensabaisenFellcomoalguienquepodíaayudaratumadre.NoenalguienenquienValentinepodríaestarinteresadomásalládeeso.Perohayalgomás.Valentinetalveznosabíacómodespertaratumadre,peroparecesaberqueloqueellahizoparaponerseeneseestadoguardabaconexiónconalgoqueéldeseabamuchísimo.Unlibrodehechizosconcreto.
—¿Cómosabestodoeso?—preguntóClary.—PorqueRagnormelocontó.—Pero...Magnuslainterrumpióconunademán.—Los brujos tienenmodos de comunicarse entre sí. Tenemos nuestros propios
idiomas.—Alzólamanoquesosteníalallamaazul—.Logos.Letrasdefuego,almenosdequincecentímetrosdealturacadauna,aparecieron
enlasparedescomograbadasenlapiedraconorolíquido.Lasletrascorrieronporlasparedes,deletreandopalabrasqueClarynocomprendió.SevolvióhaciaMagnus.
—¿Quédice?
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—Ragnorlohizocuandosupoquemoría.Cuentaacualquierbrujoquevengaensu busca lo sucedido.—MientrasMagnus se volvía, el resplandor de las ardientesletras dio una luz dorada a sus ojos de gato—. Le atacaron aquí sirvientes deValentine.Le exigieron elLibro de loBlanco.Aparte delLibroGris, se encuentraentre losvolúmenesmásfamososde temasobrenaturalquesehayanescritonunca.TantolarecetaparalapociónquetomóJocelyncomolarecetadelantídotoparaellaestáncontenidaseneselibro.
Clarysequedóboquiabierta.—¿Demodoqueestabaaquí?—No. Pertenecía a tu madre. Todo lo que Ragnor hizo fue aconsejarle sobre
dóndeesconderlodeValentine—Demodoqueestá...—Está en la casa solariegade losWayland.LosWayland tenían suhogarmuy
cercadedondeJocelynyValentinevivían;eransusvecinosmáspróximos.Ragnorlesugirióatumadrequeocultaraellibroensucasa,dondeValentinejamáslobuscaría.Enlabiblioteca,dehecho.
—PeroValentinevivióenlacasasolariegadelosWaylanddurantemuchosañosdespuésdeeso—protestóClary—.¿Nolohabráencontrado?
—Estaba oculto dentro de otro libro. Uno que era improbable que Valentineabriera jamás.—Magnussonriómalicioso—.Recetas sencillasparaamasdecasa.Nadiepuededecirquetumadrenotuvierasentidodelhumor.
—Entonces¿hasidoalacasadelosWayland?¿Hasbuscadoellibro?Magnusnegóconlacabeza.—Clary,enesacasahaysalvaguardasqueteenvíanenladirecciónequivocada.
Y no sólo mantienen alejada a la Clave; mantienen alejado a todo el mundo.Especialmente a los subterráneos. Tal vez si tuviese tiempo para trabajar en ellas,podríadescifrarlas,pero...
—Entonces, ¿nadie puede entrar allí?—La desesperación le arañó el pecho—.¿Esimposible?
—Yonohedichoeso—repusoMagnus—.Semeocurrealmenosunapersonaquepodríacasicontodaseguridadentrarenlacasa.
—¿TerefieresaValentine?—MerefieroalhijodeValentine—dijoél.Clarysacudiólacabeza.—Jacenomeayudará,Magnus.Nomequiereaquí.Dehecho,dudosiquieraque
quierahablarconmigo.Magnuslacontemplómeditabundo.—Creo—dijo—queJaceharíacualquiercosaporti,sitúselopidieras.Claryabrió labocay luegovolvióacerrarla.RecordóelmodoenqueMagnus
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siemprehabía parecido saber lo queAlec sentía por Jace, lo queSimon sentía porella.SussentimientoshaciaJacedebíandeestarescritosensurostroinclusoahora,yMagnuseraunlectorexperto.Miróhaciaotrolado.
—DigamosqueconvenzoaJaceparaquevengaalacasaconmigoyconsigaellibro —dijo—. Entonces ¿qué? No sé cómo lanzar un hechizo, o preparar unantídoto...
Magnuslanzóunbufido.—¿Esquecreesqueteestoyofreciendotodoesteasesoramientogratis?Unavez
que tengas en tus manos el Libro de los Blanco, quiero que me lo traigasdirectamente.
—¿ElLibro?¿Loquieres?—Es uno de los libros de hechizos más poderosos del mundo. Claro que lo
quiero.Además,pertenece,porderecho,aloshijosdeLilith,noalosRaziel.Esunlibrodebrujoydeberíaestarenmanosdeunbrujo.
—Peroyolonecesito...paracuraramimadre...—Necesitasunapáginadeél,quetepuedesquedar.Elrestoesmío.Yacambio,
cuandometraigasellibro,prepararéelantídotoparatiyseloadministraréaJocelyn.Nomedigasquenoesuntratojusto.—Extendióunamano—.¿Cerramoseltrato?
TrasunmomentodevacilaciónClryleestrechólamano.—Esperonotenerquelamentarlo.—Esoespero—dijoMagnus,volviéndosealegrementehacialapuertaprincipal;
en las paredes, las letras de fuego se desvanecían ya—.El arrepentimiento es unaemocióncarentedesentido,¿noteparece?
Elsolenelexteriorparecíaespecialmentebrillantetraslaoscuridaddelacasita.Clary se quedó pestañeandomientras el paisaje se iba aclarando ante sus ojos: lasmontañas a lo lejos, Caminante masticando hierba con satisfacción y Sebastianinmóvilcomounaestatuadejardín,conunamanotodavíaextendida.SevolvióhaciaMagnus.
—¿Podríasdescongelarlo,porfavor?Magnuspareciódivertido.—Mehe sorprendido al recibir elmensaje de Sebastian estamañana—dijo—,
diciendoqueteestabahaciendounfavor,nadamenos.¿Cómoloconociste?—Es primo de uno amigos de los Lightwood o algo así. Es agradable, te lo
prometo.—Agradable, ¡bah! Es divino. —Magnus miró con los ojos soñadores en su
dirección—.Deberíasdejarloaquí.Podríacolgarsombrerosenélyotrascosas.—No;nopuedesquedártelo.—¿Porquéno?¿Tegusta?—LosojosdeMagnuscentellearon—.Parecequele
gustas.Leviyendoaportumanoahífueraigualqueunaardillalanzándosesobreun
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cacahuete.—¿Por qué no hablamos sobre tu vida amorosa?—contraatacó Clary—. ¿Qué
haydetiyAlec?—Alecseniegaaadmitirquetenemosunarelación,yporlotantoyomeniegoa
hacerle caso.Me envió unmensaje de fuego pidiéndome un favor el otro día. Ibadirigidoal«BrujoBane»,comosiyofueseunperfectodesconocido.Siguecolgadode Jace, aunque esa relación nunca irá a ninguna parte.Un problema sobre el queimaginoquetúnosabesnada...
—Vamos, cállate. —Clary observó a Magnus con desagrado—. Oye, si nodescongelasaSebastian,nopodréirmedeaquíyjamásconseguiráselLibrodelosBlanco.
—Deacuerdo,deacuerdo.Pero¿puedopedirte algo?No le cuentesnadade loqueteacabodeexplicar,seaamigodelosLightwoodono.—Magnuschasqueólosdedosmalhumorado.
El rostro de Sebastian cobró vida, igual que una cinta de video poniéndose denuevoenmarchadespuésdehaberestadoenpausa.
—...ayudarnos—dijo—.Estonoesunproblemamenor.Escuestióndevidaomuerte.
—Vosotros los nefilimpensáis que todos vuestros problemas son cuestiones devidaomuerte—replicóMagnus—.Ahoramarchaos.Habéisempezadoaaburrirme.
—Pero...—Marchaos—dijoMagnus,adoptandountonodevozpeligroso.Chispas azules centellearon en la punta de sus largos dedos, y de improviso
aparecióunolorrepugnanteenelaire,comoaquemado.LosojosfelinosdeMagnusrefulgieron. Incluso a pesar de que sabía que era todo un número, Clary no pudoevitarretroceder.
—Creoquedeberíamosirnos,Sebastian—dijo.Elmuchachoentrecerrólosojos.—Pero,Clary...—Nos vamos —insistió ella, y, agarrándole del brazo, medio lo arrastró en
direcciónaCaminante.Sebastianlasiguiódemalagana,refunfuñandoentredientes.Conunsuspirode
alivio,Claryechóunaojeadaatrásporencimadelhombro.Magnusestabadepieenlaentradade lacasita,con losbrazoscruzadossobreelpecho.Trabando lamiradaconella,lesonrióydejócaerunpárpadoenunsolitarioycentelleanteguiño.
—Lolamento,Clary.
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Sebastianteníaunamanosobreelhombrodeellaylaotraensucinturamientraslaayudabaamontarenelamplio lomodeCaminante.Claryreprimióunavocecitadentrodesucabezaqueleadvertíadequenovolvieseasubiralcaballo—aningúncaballo—ylepermitióquelaalzara.Pasóunapiernaporencimayseacomodóenlasilla,diciéndosequesemanteníaenequilibriosobreunenormesofáenmovimientoyno sobre una criatura viva que podría volver la cabeza y morderla en cualquiermomento.
—¿Quéesloquelamentas?—lepreguntómientrasélmontabadetrásdeella.Resultabacasiirritantelafacilidadconquemontaba—comosidanzara—,pero
erareconfortantecontemplarlo.Estabaclaroquesabíaloquehacía,sedijomientrasél alargaba los brazos por delante de ella para tomar las riendas. Supuso que erabuenoqueunodeelloslosupiese.
—LodeRagnorFell.Noesperabaquesemostrasetanreacioaayudar.Aunquelosbrujossoncaprichosos.Túyahasconocidoauno,¿verdad?
—ConocíaMagnusBane.Sevolvióunmomentoparamirarmás alládeSebastian, hacia la casitaque se
perdíaen ladistanciadetrásdeellos.Elhumobrotabade lachimeneaenformadepequeñasfigurasdanzantes.¿Magnusesdanzantes?Nopudosaberlodesdeallí.
—EselGranBrujodeBrooklyn.—¿EsmuyparecidoaFell?—Increíblemente similar. No te preocupes por Fell. Sabía que existía una
posibilidaddequesenegaseaayudarnos.—Pero te prometí ayuda. —Sebastian parecía genuinamente disgustado—.
Bueno, almenos hay algomás que puedomostrarte, así el día no habrá sido unacompletapérdidadetiempo.
—¿Quées?Volvió a retorcerse para alzar lamirada hacia él. El sol estaba alto en el cielo
detrás del muchacho, y encendía los mechones de sus oscuros cabellos con uncontornodefuego.
—Yaloverás—respondióSebastianconunaampliasonrisa.A medida que se alejaban más de Alacante, muros de verde follaje aparecían
fugazmente en ambos lados, dejando paso de vez en cuando a panoramas de unabelleza inverosímil: lagos de un azul escarcha, valles verdes, montañas grises,plateadas esquirlas de ríos y riachuelos flanqueados por orillas cubiertas de flores.Clarysepreguntócómoseríavivirenunlugarcomoaquél.Nopodíaevitarsentirse
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nerviosa,casidesprotegidasinelabrigodeedificiosaltoscercándola.Aunquenoesquenohubieseningúnedificio.Devezencuandoeltejadodeun
gran edificio de piedra se alzaba ante la vista por encima de los árboles. Eran lascasas solariegas, explicó Sebastian (gritándole al oído): las casas de campo de lasfamilias adineradas de cazadores de sombras. A Clary le recordaban las antiguasmansionesenormessituadasalolargodelríoHudson,alnortedeManhattandondelosneoyorquinosricoshabíanveraneadohacíacientosdeaños.
La carretera a sus pies había pasado de grava a tierra. Clary fue sacadaviolentamentedesuensoñacióncuandocoronaronunacolinaySebastiandetuvoensecoaCaminante.
—Aquíestá—dijo.Claryabriólosojosdeparenpar.Loque«estaba»eraunaderrumbadacasade
piedracarbonizadayennegrecida,reconociblesóloporelcontornocomoalgoqueenuna ocasión había sido una casa: conservaba la estructura de una chimenea, quetodavía señalaba hacia el cielo, y un pedazo de pared con una ventana sin cristalabiertaenelcentro.Crecíamalezaentreloscimientos,verdeenmediodelnegro.
—Noentiendo—dijoella—.¿Porquéestamosaquí?—¿No lo sabes?—preguntó Sebastian—.Aquí es donde vivían tumadre y tu
padre.Dondenaciótuhermano.EstoeralacasadelosFairchild.Noera laprimeravezqueClaryoía lavozdeHodgeen sucabeza:«Valentine
encendióunagranhogueraysequemóasímismojuntoconsufamilia,suesposaysuhijo. Dejó la tierra negra. Nadie quiere construir allí aún. Dicen que el lugar estámaldito».
Sindecirnadamáslamuchachasedeslizófueradellomodelcaballo.OyócomoSebastianlallamaba,perodescendíaya,mediocorriendo,medioresbalando,labajacolina. El terreno se nivelaba allí donde la casa se había alzado; las piedrasennegrecidas de lo que en una ocasión había sido un sendero yacían secas yagrietadas a sus pies. Por entre las malas hierbas pudo ver unos escalones quefinalizabanabruptamenteunospocoscentímetrosporencimadelsuelo.
—Clary...Sebastianlasiguióatravésdeloshierbajos,peroellaapenaseraconscientedesu
presencia.Girandoenun lentocírculo, loasimiló todo.Árbolesquemadosymediomuertos.Loque seguramente había sidoun césped sombreado, extendiéndose a lolejosporeldeclivedeunacolina.Pudovereltejadodeloqueprobablementeeraotracasasolariegapróximaalolejos,justoporencimadelalíneadelosárboles.Elsolcentelleabaenlospedazosrotosdecristaldelaventanaenlaúnicaparedenteraqueseguía en pie. Penetró en las ruinas sobre una plataforma de piedras ennegrecidas.Pudodistinguir loscontornosdehabitaciones,algunasentradas; inclusounavitrinachamuscada, casi intacta, caída de costado con pedazos triturados de porcelana
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derramándose,mezclándoseconlatierranegra.En una ocasión aquello había sido una casa auténtica, habitada por personas
vivas.Sumadrehabíavividoallí, sehabía casadoallí, había tenidounhijo allí.Yentonces Valentine había llegado y lo había convertido todo en polvo y cenizas,dejando que Jocelyn pensara que su hijo habíamuerto, induciéndola a ocultarle laverdad sobreelmundoa suhija...Una sensacióndedesgarradora tristeza invadióaClary.Másdeunavidahabíaquedadodestrozadaenaquellugar.Sellevólamanoalrostro y casi le sorprendió descubrir que estaba húmedo: había estado llorando sindarsecuenta.
—Clary,losiento.Pensabaquequerríasverlo.Era Sebastian, avanzando entre crujidos hacia ella a través de los escombros,
levantandovolutasdecenizasconlasbotas.Parecíapreocupado.Ellasevolvióhaciaél.—Asíes.Gracias.Elvientohabíaempezadoasoplarconfuerzayazotabael rostrodelmuchacho
conmechonesdesuspropioscabellosnegros.Éllededicóunasonrisapesarosa.—Debedeserduropensarentodoloquesucedióenestelugar,enValentine,en
tumadre...Tuvounvalorincreíble.—Losé—dijoClary—.Lotuvo.Lotiene.Élletocólevementeelrostro.—Tambiéntú.—Sebastian,nosabesnadasobremí.—Esonoescierto.La otra mano se alzó, y ahora le sujetaba la cara con ambas. Su contacto era
delicado,casivacilante.—Loheoídotodosobreti,Clary.Sobreelmodoenquepeleastecontupadrepor
laCopaMortal,elmodoenqueentrasteenesehotelinfestadodevampirosenbuscade tu amigo. Isabelleme contó cosas, y he oído rumores, también. Y ya desde elprimerodeellos...,desde laprimeravezqueoí tunombre...,hequeridoconocerte.Sabíaqueseríasextraordinaria.
Ellariótrémulamente.—Esperoquenotesientasdemasiadodecepcionado.—No—musitó él, deslizándole las yemas de los dedos bajo la barbilla—. En
absoluto.Le alzó el rostro hacia el suyo y ella se sintió demasiado sorprendida para
moverse,inclusocuandoseinclinóhaciaellaysediocuenta,conciertoretraso,deloque él hacía: de unmodo reflejo cerró los ojosmientras los labios del muchachorozabanconsuavidadlossuyos,provocándoleescalofríos.Unrepentinoanheloferozdeserabrazadaybesadadeunmodoquelehicieraolvidartodolodemásseapoderó
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deella.Alzólosbrazos,entrelazándolosalrededordelcuellodeSebastian,enparteparamantenerseenpieyenparteparaatraerlomáshaciaella.
Los cabellos del joven le cosquillearon en las yemas de los dedos; no eransedososcomolosdeJacesinofinosysuaves,y«NodeberíaestarpensandoenJace».Apartó sus pensamientos sobre élmientras los dedos de Sebastian le recorrían lasmejillasylalíneadelamandíbula.Elcontactoerasuave,apesardelascallosidadesde las yemas. Desde luego, Jace tenía las mismas callosidades, producto de loscombates;probablemente,todosloscazadoresdesombraslastenían...
Trató de no pensar en Jace, pero no sirvió de nada. Podía verle con los ojoscerrados; los pronunciados ángulos y planosdeun rostroque jamáspodría dibujarcomoeradebido,sinimportarhastaquépuntoteníasuimagengrabadaenlamente;veíalosdelicadoshuesosdesusmanos,lapielllenadecicatricesdeloshombros...
El feroz anheloque la había invadido se retiró conunviolento retroceso comounagomaelásticaque saltasehacia atrás.Sequedócomoaterida, justocuando loslabios de Sebastian presionaban contra los suyos y las manos del muchacho semovíanparasostenerlelanuca;tuvolagélidaimpresióndequeaquelloestabamal.Algo estabamal, algo erapeorque su imposible anhelopor alguien aquien jamáspodría tener. Se trataba de otra cosa: una repentina sacudida de horror, como sihubiese estado dando un tranquilo paso al frente y se hubiese precipitado deimprovisoaunoscurovacío.
DioungritoahogadoyseseparóviolentamentedeSebastiancontalfuerzaquecasidiountraspié.Denohaberlaestadosujetandoél,habríacaídoalsuelo.
—Clary. —Sebastian tenía la mirada perdida, las mejillas encendidas con unintensoarrebol—.Clary,¿quésucede?
—Nada.—Lavozsonóunpocodébilensuspropiosoídos—.Nada...erasólo,nodeberíahaber...Noestoyrealmentepreparada...
—¿Hemosidodemasiadorápido?Podemostomarloconmáscalma...Alargó la mano para cogerla, y antes de poderse contener, ella retrocedió
asustada.Sebastianparecióafligido.—Novoyahacertedaño,Clary.—Losé.—¿Hapasadoalgo?—Sumanosealzó,leacaricióelcabelloechándoselohacia
atrás;ellareprimióelimpulsodeapartarseviolentamente—.AcasoJace...—¿Jace?¿SabríaélquehabíaestadopensandoenJace?¿Habíapodidodarsecuenta?Yal
mismotiempo...—Jace es mi hermano. ¿Por qué tienes que sacarlo a colación? ¿Qué quieres
decir?—Simplemente pensé... —Sacudió la cabeza; el dolor y la confusión se
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perseguían mutuamente por sus facciones—que a lo mejor alguien más te habíaherido.
Todavíateníalamanosobresumejilla;ellaalzósumanoyconsuavidadperoconfirmezaleapartólasuya,devolviéndolaasucostado.
—No.Nadadeeso.Essóloque...—Vaciló—.Meparecíamal.—¿Mal? —La expresión dolida de su rostro desapareció, reemplazada por
incredulidad—.Clary, entre nosotros hayuna conexión.Lo sabes.Desde el primermomentoenquetevi...
—Sebastian,no...—Sentícomosifuesesalguienaquiensiemprehabíaestadoesperando.Viquetú
tambiénlosentías.Nomedigasquenofueasí.Peroesonohabíasidoloqueellahabíasentido.Habíasentidocomosihubiese
doblado una esquina en una ciudad desconocida y de improviso hubiese visto supropiacasadeladrillorojoalzándosefrenteaella.Unreconocimientosorprendenteynodeltodoagradable,casiun«¿Cómoesposiblequeestoestéaquí?».
—Yonolosentí—respondió.Lairaqueafloróalosojosdeljoven—repentina,oscura,incontrolada—lacogió
porsorpresa.Lasujetóporlasmuñecasconunadolorosatenaza.—Esonoescierto.Ellaintentódesasirse.—Sebastian...—Noescierto.Lanegruradesusojosparecíahaberengullidolaspupilas.Elrostroeracomouna
máscarablanca,tensayrígida.—Sebastian—dijoellacontodalacalmaquepudo—,meestáshaciendodaño.Lasoltó.Teníalarespiraciónacelerada.—Losiento—dijo—.Losiento.Pensaba...«Bueno,puesteequivocabas»,quisodecirleClary,peroreprimiólaspalabras.No
queríavolveraverleaquellaexpresiónenelrostro.—Deberíamosregresar—dijoensulugar—.Prontooscurecerá.Él asintió comoatontado, al parecer tan escandalizadopor su arrebato como lo
estabaella.SevolvióysedirigióhaciaCaminante,quepastababajolalargasombradeunárbol.Claryvacilóunmomento, luegolesiguió;noparecía teneralternativa.Lamuchachaechóunasubrepticiaojeadaasusmuñecasmientrasseacercabaaél:conservabaunasmarcasrojasallídondelosdedosdeéllahabíanagarrado,yloqueeramásextraño,teníalasyemasdelosdedosemborronadosdenegro,comosiselashubiesemanchadocontinta.
Sebastian permaneció en silencio mientras la ayudaba a subir al lomo deCaminante.
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—Siento si te di a entender algo sobre Jace —dijo por fin mientras ella seinstalaba sobre la silla—.Él jamásharíanadaparaherirte.Séqueespor tiquehaestadovisitandoaesevampiroprisioneroenelGard...
Fue como si todo elmundo se detuviera con un gran chirrido de frenos.Clarypudooírsupropiarespiraciónsilbandodentroyfueradesusoídos,yviosusmanos,congeladascomolasmanosdeunaestatua,descansandomuyquietassobreelpomodelasilla.
—¿Vampiroprisionero?—susurró.Sebastianalzósurostrosorprendidohaciaella.—Sí—dijo—; Simon, ese vampiro que trajeron con ellos desde Nueva York.
Pensaba...,quierodecir,estabasegurodequelosabías.¿NotelocontóJace?
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UNODELOSVIVOS
Simondespertóyseencontróconquelaluzdelsoldestellabaenunobjetoquehabíanempujadoatravésdelosbarrotesdelaventana.Sepusoenpie,conelcuerpodolorido por el hambre, y vio que era un frasco de metal, aproximadamente deltamañodeltermodeunafiambrera.Lehabíanatadounpedazoenrolladodepapelalcuello.Loarrancó,desenrollóelpapelyleyó:
Simon: Esto es sangre de vaca, directamente del carnicero. Espero quesirva.Jacemelocontótodo,yquieroquesepasquecreoqueeresmuyvaliente.Aguantaahídentroydaremosconunmododesacarte.
Muac,Isabelle.Simonsonrióalverel«muac»garabateadoquerecorríaelfinaldelapágina.Era
buenosaberqueelexuberantecariñode Isabellenosehabíavistoafectadopor lascircunstancias actuales. Desenroscó la parte superior del frasco y engulló variostragos antes de que una aguda sensación hormigueante entre los omóplatos lehiciesenvolverse.
Raphael estaba tranquilamente de pie en el centro de la habitación. Tenía lasmanos cruzadas a la espalda, los menudos hombros rígidos. Llevaba una camisablancaperfectamenteplanchadayunacazadoraoscura.Unacadenadeorobrillabaensugarganta.
Simoncasiseatragantóconlasangrequeestababebiendo.Tragócondificultad,sindejardemirarleconasombro.
—Tú...túnopuedesestaraquí.La sonrisadeRaphael se las compusodealgúnmodoparadar la impresiónde
queleasomabanloscolmillos,inclusoapesardequenoeraasí.—Notedejesllevarporelpánico,vampirodiurno.—Nomeestoydejandollevarporelpánico.No era estrictamente cierto. Simon se sentía como si se hubiese tragado algo
afilado.NohabíavistoaRaphaeldesde lanocheenquesehabíadesenterradoasímismo con lasmanos, ensangrentado ymagullado, fuera de la sepultura cavada atodaprisaenQueens.TodavíarecordabaaRaphaelarrojándolepaquetesdesangredeanimal, y elmodo en que los había desgarrado con los dientes como si élmismofueseunanimal.Noeraalgoquelegustaserecordar.Lehabríaencantadonovolveraveraljovenvampironuncamás.
—Elsoltodavíasigueenelcielo.¿Cómoesqueestásaquí?
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—Noestoyaquí.—LavozdeRaphaelerasuavecomolamantequilla—.Soyunaproyección.Mira.—Balanceólamano,pasándolaatravésdelapareddepiedraqueteníaal lado—.Soycomohumo.Nopuedohacertedaño.Desde luego, tampocotúpuedeshacermedaño.
—Noquierohacertedaño.—Simondepositóel frasco sobreel camastro—.Loquesíquierosaberesquéestáshaciendoaquí.
—AbandonasteNuevaYorkmuyrepentinamente,vampirodiurno.Sabesquesesupone que tienes que informar al vampiro jefe de tu zona cuando abandonas laciudad,¿verdad?
—¿Vampirojefe?¿Terefieresati?Pensabaqueelvampirojefeeraotrapersona...—Camille no ha regresado aún junto a nosotros —dijo Raphael sin ninguna
emociónaparente—.Yoestoyalfrenteensulugar.Sabríastodoestosi tehubiesesmolestadoenfamiliarizarteconlasleyesdelosdetuespecie.
—MipartidadeNuevaYorknofueexactamenteplaneadadeantemano.Ynoteofendas,peroenrealidadnopiensoenvosotroscomolosdemiespecie.
—Dios.—Raphaelbajólosojos,comoocultandosudiversión—.Erestozudo.—¿Cómopuedesdecireso?—Pareceevidente,¿noesasí?—Me refiero...—La garganta de Simon se bloqueó—.Esa palabra. Tú puedes
decirla,yyonopuedo...«Dios.»LosojosdeRaphaelsealzaronveloceshaciaeltecho;noparecíadivertido.—La edad—respondió—.Y la práctica.Y la ge, o su pérdida... son en cierto
sentidolamismacosa.Aprenderásconeltiempo,pequeñopolluelo.—Nomellamesasí.—Peroesloqueeres.EresHijodelaNoche.¿NoesporesoporloqueValentine
tecapturóytomótusangre?¿Debidoaloqueeres?—Parecesmuybieninformado—dijoSimon—.Quizásdeberíascontármelotú.LosojosdeRaphaelseentornaron.—Tambiénoíunrumorsobrequebebistelasangredeuncazadordesombrasy
que eso es lo que te dio tu don, tu capacidad para pasear bajo la luz del sol. ¿Escierto?
ASimonseleerizaronloscabellos.—Esoesridículo.Silasangredeuncazadordesombraspudieraproporcionara
los vampiros la capacidadde pasear bajo la luz del día, todo elmundo lo sabría aestasalturas.Lasangredenefilimestaríadelomássolicitada.Yjamásexistiríapazentrevampirosycazadoresdesombrasdespuésdeeso.Asíqueesbuenoquenoseacierto.
UnatenuesonrisacurvólascomisurasdeloslabiosdeRaphael.
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—Sí.Hablandodecosasdifícilesdeconseguir,¿tedascuenta,verdad,vampirodiurno,dequeeresunamercancíavaliosaahora?Nohayunsubterráneoenestatierraquenoquieraponertelasmanosencima.
—¿Teincluyeesoati?—Porsupuesto.—¿Yquéharíassimepusieseslasmanosencima?Raphaelseencogiódehombros.—Quizáseayoelúnicoquepiensequelacapacidadparadeambularalaluzdel
díapodríanosereldonqueotrosvampiroscreen.SomosHijosdelaNocheporunmotivo.Esposiblequeteconsideretanabominablecomolahumanidadmeconsideraamí.
—¿Ah,sí?—Quizá.—LaexpresióndeRaphaeleraneutral—.Creoqueeresunpeligropara
todos nosotros. Un peligro para la raza de los vampiros, si quieres. Y no puedespermanecer enesta celdaeternamente,vampirodiurno.Al final tendrásque saliryvolveraenfrentartealmundo.Enfrentarteamídenuevo.Perotediréalgo.Juronohacertedañoynointentarencontrartesitú,portuparte,jurasocultartelejosunavezqueAldertreetelibere.Sijurasmarchartanlejosquenadiepuedaencontrartejamásynovolver a ponerte en contacto connadie que conocieses en tu vidamortal.Nopuedoofrecertemásqueeso.
PeroSimonnegabayaconlacabeza.—Nopuedoabandonaramifamilia.OaClary.Raphaelemitióunruiditoirritado.—Ellosyanoformanpartedeloqueeres.Ahoraeresunvampiro.—Peronoquieroserlo—dijoSimon.—Mírate, quejándote—replicóRaphael—. Jamás enfermarás, jamásmorirás, y
serásfuerteyjoveneternamente.Nuncaenvejecerás.¿Dequétequejas?«Eternamentejoven»,pensóSimon.Sonababien,pero¿queríaalguienrealmente
tener dieciséis años eternamente? Una cosa habría sido quedar congelado parasiempre en los veintiuno, pero ¿dieciséis? ¿Ser siempre tan desgarbado, noconvertirserealmenteenloqueteníaqueser,nienelrostronienelcuerpo?Pornomencionarque,conaquelaspecto,jamáspodríaentrarenunbarypedirunabebidaalcohólica.Jamás.Entodalaeternidad.
—Ynisiquieratienesquerenunciaralsol—añadióRaphael.Simonnodeseabavolversobreaquello.—Oía losotroshablandosobre tienelDumort—dijo—.Séque teponesuna
cruzcadadomingoyvasaveratufamilia.Apuestoaqueellosnisiquierasabenqueeresunvampiro.Asíquenomepidasquedejeatrásatodalagentedemivida.Noloharé,ynomentiréprometiéndotelocontrario.
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LosojosdeRaphaelcentellearon.—Lo que mi familia crea no importa. Es lo que yo creo. Lo que yo sé. Un
auténticovampirosabequeestámuerto.Aceptasumuerte.Perotúcreesquetodavíaeresunodelosvivos.Esesoloquetevuelvepeligroso.Noerescapazdereconocerquenoestásvivo.
ElsolseponíacuandoClarycerrólapuertadecasadeAmatistrasellaycorrió
loscerrojos.Serecostóenlapuertaduranteunlargoratoenlaentradaensombras,conlosojosentrecerrados.Elagotamientoembargabacadaunadesusextremidades,ylaspiernasledolíanterriblemente.
—¿Clary?—LavozinsistentedeAmatishendióelsilencio—.¿Erestú?Clarypermaneciódondeestaba,aladerivaenlatranquilizanteoscuridadtrassus
ojos cerrados. Deseaba terriblemente estar en casa, casi podía paladear el airemetálicodelascallesdeBrooklyn.Podíaverasumadresentadaensusillajuntoalaventana, con la luz polvorienta de un amarillo pálido penetrando por las ventanasabiertasdelapartamento.,iluminandolatelamientraspintaba.Laañoranzadelhogarseretorcióensusentrañascomounapunzadadedolor.
—Clary.Lavozlellegódesdemuchomáscercaestavez.LosojosdeClaryseabrieronde
golpe.Amatisestabafrenteaella,loscabelloscanososrecogidosatrásausteramente,losbrazosenjarra.
—Tuhermanohavenidoaverte.Teesperaenlacocina.—¿Jaceestáaquí?Claryluchópormantenerlacóleraylaestupefacciónfueradelrostro.Noserviría
denadamostrarloenojadaqueestabadelantedelahermanadeLuke.Amatislacontemplabaconcuriosidad.—¿Nodeberíahaberledejadoentrar?Penséquequerríasverle.—No te preocupes, está bien—dijo Clary,manteniendo el tono ecuánime con
ciertadificultad—.Essóloqueestoycansada.—Ya.—Amatisdiolaimpresióndequenolacreía—.Bueno,estaréarribasime
necesitas.Deberíadormirunpoco.A Clary no se le ocurría para qué podría necesitar a Amatis, pero asintió y
renqueópasilloadelantehastaentraren lacocina,queestaba inundadadebrillanteluz.Había un cuenco de fruta sobre lamesa—naranjas,manzanas y peras—, unahogazadegruesopanjuntoconmantequillayquesoyunabandejaalladoconloqueparecían...¿galletitas?¿HabíahechogalletasAmatis?
Jaceestabasentadoantelamesa,inclinadoalfrentesobreloscodos,loscabellos
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doradosrepeinados,lacamisaligeramenteabiertaenelcuello.PudoverlostupidosribetesdeMarcasnegrasquelerecorríanlaclavícula.Sosteníaunagalletaenlamanovendada.Así que Sebastian tenía razón; se había hecho daño.No es que a ella leimportara.
—Bueno—dijoél—,estásdevuelta.Empezabaapensarquetehabíascaídoauncanal.
Claryselimitóamirarlefijamente,muda.Sepreguntósiélpodíaleerlacóleraensus ojos. Jace se recostó en la silla, echando un brazo informalmente sobre elrespaldo.De no haber sido por el veloz latido de la base de la garganta, ella casipodríahabersecreídosuairedeindiferencia.
—Parecesagotada—añadióél—.¿Dóndehasestadotodoeldía?—EstuveporahíconSebastian.—¿Sebastian? —Su expresión de total estupefacción fue momentáneamente
gratificante.—Meacompañóacasaanoche—dijoClary,yensumentelaspalabras«Apartir
de ahora seré sólo tu hermano, solo tu hermano» redoblaron como el ritmo de uncorazón dañado—. Por ahora, es la única persona en esta ciudad que ha sidoremotamenteamableconmigo.Demodoquesí,salíconSebastian.
—Ya veo. —Jace depositó la galleta de nuevo en la bandeja, con el rostroinexpresivo—.Clary,hevenidoadisculparme.Nodeberíahabertehabladodelmodoenquelohice.
—No—dijoella—;nodeberíashaberlohecho.—tambiénhevenidoapreguntartesireconsideraríasregresaraNuevaYork.—Cielos—replicóClary—.Otravez...—Noesseguroparatipermaneceraquí.—¿Qué te preocupa?—preguntó ella en voz apagada—. ¿Qué me encarcelen
comohanhechoconSimon?LaexpresióndeJacenocambió,perosebalanceóhaciaatrásenlasilla,laspatas
delanterasalzándosedelsuelo,casicomosihubiesesidoempujado.—¿Simon...?—Sebastianmehacontandoloquelesucedió—prosiguióellaenelmismotono
de voz sin inflexión—. Lo que hiciste. Cómo lo trajiste aquí y permitiste que lometieranenprisión.¿Estásintentandoconseguirqueteodie?
—¿YtúconfíasenSebastian?—preguntóJace—.Apenasloconoces,Clary.Ellalemirófijamente.—¿Noesverdad?Él le devolvió lamirada, pero su rostro se había quedado inmóvil, como el de
Sebastiancuandoellalohabíaapartado.—Sí.
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Claryagarróunplatode lamesay se lo arrojó.Él lo esquivó,haciendoque lasillagirarasobresímisma,yelplatogolpeólaparedporencimadelfregaderoysehizoañicosenunestallidodeporcelanarota.Jacesaliódelasillacuandoellacogióotroplatoyseloarrojó,sinlamenorpuntería:ésterebotóenlaneveraygolpeóelsueloalospiesdeJace,dondesepartióendospedazosiguales.
—¿Cómo pudiste? Simon confiaba en ti. ¿Dónde está ahora? ¿Qué le estánhaciendo?
—Nada—respondióJace—.Estábien.Levianoche...—¿Antesodespuésdequeyo teviera?¿Antesodespuésdeque fingierasque
todoestababienyquetúestabasperfectamente?—¿Tefuistepensandoqueyoestabaperfectamente?—Jaceseatragantóconalgo
queeracasiunacarcajada—.Debodesermejoractordeloquepensaba.Unasonrisaretorcidaaparecióensucara.Fuecomounacerillaparalayescaque
era la cóleradeClary. ¿Cómose atrevía él a reírsede ella en aquellosmomentos?Pensóenagarrarelcuencodefruta,perodeimprovisonolepareciósuficiente.Pateólasillaconfuerzadelpasoysearrojósobreél,sabiendoqueseríaloúltimoqueélesperaríaquehiciese.
La fuerza del repentino ataque le cogió desprevenido.Se estrelló contra Jace yéste se tambaleó hacia atrás, yendo a parar violentamente contra el borde de laencimera.Ellacasicayósobreél,leoyólanzarungritoahogadoyechóelbrazoatrásciegamente,sinsiquierasaberquéteníaintencióndehacer...
Habíaolvidadolorápidoqueeraél.Supuñonolealcanzóelrostro,sinoqueseestrelló contra su mano alzada; Jace cerró los dedos alrededor de los de ella,obligándola a bajar el brazo de nuevo al costado.Clary reparó de improviso en locercaqueestabanelunodelotro;ellaestabaapoyadacontraél,presionándolehaciaatráscontralaencimeraconelligeropesodesucuerpo.
—Suéltamelamano.—¿Vas a pegarme si te suelto? —Su voz era áspera y queda, y sus ojos
llameaban.—¿Nocreesquetelomereces?PercibiócomoelpechodeJaceascendíaydescendíapegadoalsuyomientrasél
reíasinganas.—¿Creesqueplaneetodoesto?¿Realmentecreesqueloharía?—Bueno,atinotegustaSimon,¿verdad?Quizánuncatehagustado.Jaceemitióunsonidodiscordanteeincréduloylesoltólamano.CuandoClary
retrocedió, extendió el brazo derecho con la palma hacia arriba. Ella tardó unmomentoencomprenderloqueleestabamostrando:lairregularcicatrizalolargodelamuñeca.
—Aquí—dijoconvoztirantecomounalambre—.Esdondemecortélamuñeca
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paradejarquetuamigovampirobebieramisangre.Casimemató.¿Yahoratodavíacreesquesimplementeleabandonésinmás?
Ellamiró fijamente la cicatriz de lamuñeca de Jace..., una de lasmuchas queteníaentodoelcuerpo,cicatricesdetodasformasytamaños.
—SebastianmecontóquetrajisteaSimonaquí,yluegoAleclocondujoalGard.DejóquelaClavesehicieraconél.Debíashabersabido...
—Lotrajeaquíporaccidente.LepedíquevinieraalInstitutoparapoderhablarconél.Sobreti,enrealidad.PensabaquetalvezélpodríaconvencertedeabandonarlaideadeveniraIdris.Sitesirvedeconsuelo,élnoquisoniconsiderarlo.Mientrasestaba allí nos atacaron los repudiados. Tuve que arrastrarlo a través del Portalconmigo.Eraesoodejarloallíparaquemuriera.
—Pero¿porquéllevarlealaClave?Teníasquehabersabido...—LeenviamosallíporqueelúnicoPortaldeIdrisestáenelGard.Nosdijeron
queibanaenviarlodevueltaaNuevaYork.—¿Ylescreíste?¿DespuésdelosucedidoconlaInquisidora?—Clary, la Inquisidora fue una anomalía.Ésa quizá fue tu primera experiencia
conlaClave,peronoenmicaso,laClavesomosnosotros.Losnefilim.EllosacatanlaLey.
—Exceptoquenolohicieron.—No—dijoJace—.Nolohicieron.—Sonómuycansado—.Ylopeordetodo
—añadió—es recordar aValentinedespotricandocontra laClave, sobre locorruptaqueesycómonecesitaquelapurifiquen.YporelÁngelsinoestoydeacuerdoconél.
Clarypermanecióensilencio,enprimer lugarporquenose leocurríanadaquedecir,yluegoconalarmacuandoJacealargólasmanos—casicomosinpensarenloque hacía—y la atrajo hacia él. Ante su sorpresa, ella le dejó. A través de la telablanca de la camisa pudo ver los contornos de sus Marcas, negras y enroscadas,acariciándolelapielcomolengüetazosdefuego.Deseórecostarlacabezacontraél,deseó sentir sus brazos alrededor del cuerpo del modo en que había deseado airecuandoseestabaahogandoenellagoLyn.
—PuedequeValentinetengarazónsobrelanecesidaddearreglarlascosas—dijoClaryporfin—.Peronosobreelmodoenquesedeberíanarreglar.Loves,¿verdad?
Élentrecerrólosojos.Habíamedialunadesombragrisbajoellos,advirtióClary,losrestosdenochesenblanco.
—No estoy tan seguro. Tienes motivos para estar enojada, Clary. No deberíahaberconfiadoenlaClave.QueríacontantoahíncopensarquelaInquisidorafueunaanomalía, que actuaba sin su autoridad, que todavía existía alguna parte de sercazadordesombrasenlaquepodíaconfiar.
—Jace—susurróella.
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Élabriólosojosylosbajóhaciaella.Estabanmuycercaelunodelotro;advirtióqueestabantanpegadosqueinclusosusrodillassetocaban,ypodíasentirloslatidosdel corazóndelmuchacho. «Apártate de él», se dijo, pero las piernas noquisieronobedecer.
—¿Qué?—dijoél,conlavozmuyqueda.—QuieroveraSimon—respondióella—.¿Puedesllevarmeaverle?Conlamismabrusquedadconquelahabíaabrazado,lasoltó.—No;nisiquieratendríasqueestarenIdris.Nopuedesentrarasícomoasíenel
Gard.—Peropensaráquetodoelmundolehaabandonado.Pensará...—Fui a verle —dijo Jace—. Iba a sacarlo. Iba a arrancar los barrotes de la
ventanaconlasmanos.—Lodijocontodanaturalidad—.Peronomedejó.—¿Notedejó?¿Queríaquedarseenlaprisión?—Dijo que el Inquisidor andaba tras mi familia, tras de mí. Aldertree quiere
cargarnos con la culpa de lo sucedido en Nueva York. No puede coger a uno denosotrosysacarnoslaconfesióncontorturas,laClavenoselopermitiría,peroestáintentando conseguir que Simon le cuente una historia en la que todos estemosconchabadosconValentine.Simondijoquesilosacabadeallí,entonceselInquisidorsabríaqueyolohabíahecho,yseríaaúnpeorparalosLightwood.
—Eso es muy noble por su parte, pero ¿cuál es su plan a largo plazo?¿Permanecerenprisiónparasiempre?
—Nolohemosresueltoexactamente—repusoJace,encogiéndosedehombros.Clarysoltóunaexasperadabocanadadeaire.—Chicos...—dijo—.Deacuerdo,mira.Todo loquenecesitáisesunacoartada.
Nosaseguraremosdequeestásenunlugardondetodoelmundotepuedaver,yquelosLightwoodesténallítambién,yentoncesharemosqueMagnussaqueaSimondelaprisiónylollevedevueltaaNuevaYork.
—Odio decirte esto, Clary, pero no hay modo de que Magnus haga eso. Noimporta lo atraído que se sienta porAlec, no va a enfrentarse a laClave comounfavorhacianosotros.
—Loharía—dijoella—porelLibrodeloBlanco.Jacepestañeó.—¿Qué?Rápidamente,ClarylehablósobrelamuertedeRagnorFell,sobrecómoMagnus
había aparecido en lugar de él, y sobre el libro de hechizos. Jace la escuchó conanonadadaatenciónhastaqueacabó.
—¿Demonios?—inquirió—. ¿Magnus te ha dicho que a Fell lo han asesinadodemonios?
Claryrememorólaentrevista.
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—No...dijoqueel lugar apestabaa algodemoníacoenorigen.YqueaFell lomataron«sirvientesdeValentine».Esofuetodoloquemedijo.
—Existenmagiasarcanasquedejanunauraqueapestaigualquelosdemonios—indicó Jace—. Si Magnus no se mostró preciso, probablemente sea porque no lecomplace en absoluto que haya algún brujo por ahí practicando magia arcana,violandolaLey.PeronoseríalaprimeravezqueValentineconsiguequeunodeloshijos de Lilith obedezca sus repugnantes órdenes. ¿Recuerdas al chaval brujo quematóenNuevaYork?
—ValentineusósusangreparaelRitual.Lorecuerdo.—Claryseestremeció—.Jace, ¿quiere Valentine el libro por el mismo motivo que lo quiero yo? ¿Paradespertaramimadre?
—Podríaser.AunquesiesciertoloqueMagnusdice,Valentinepodríaquererlosimplementeporelpoderqueconseguiríadeél.Encualquiercaso,seríamejorqueloencontráramosantesdequelohagaél.
—¿Crees que existe alguna posibilidad de que esté en la casa solariega de losWayland?
—Séqueestáallí—respondióél,antesusorpresa—.Eselibrodecocina,Recetasparaamasdecasaocomosellame...Lohevisto.Enlabibliotecadelacasa.Eraelúnicolibrodecocinaquehabíaallí.
Clarytuvounasensacióndemareo.Casinosehabíapermitidocreerquepodríasercierto.
—Jace... sime llevas allí y conseguimos el libro, regresaré a casa con Simon.HazlopormíyvolveréaNuevaYork,ynoregresaré,lojuro.
—Magnusteníarazón;enlacasahaysalvaguardasquetellevanenladirecciónequivocada —dijo despacio—. Te llevaré, pero no está cerca. Andando puedellevarnoscincohoras.
Claryalargólamanoylesacólaesteladelatrabilladelcinturón.Lasostuvoenaltoentreellos,donderesplandecióconunatenueluzblancanomuydistintadelaluzdelastorresdecristal.
—¿Quiéndijonadasobreandar?—recibes unos visitantes muy curiosos, vampiro diurno —dijo Samuel—.
Primero Jonathan Morgenstern, y ahora el vampiro jefe de Nueva York. Estoyimpresionado.
«¿JonathanMorgenstern?» Simon necesitó un instante para comprender que setrataba, por supuesto, de Jace.Estaba sentado en el centro de la habitación, dandovueltasociosamente,unayotravez,alfrascovacíoqueteníaenlasmanos.
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—Imaginoquesoymásimportantedeloquecreía.—EIsabelleLightwoodtrayéndotesangre—repusoSamuel—.Esoesunservicio
derepartoadomiciliodeprimera.Simonalzólacabeza.—¿CómosabesqueIsabellelatrajo?Yonodijenada...—La vi por la ventana. Es idéntica a sumadre—dijo Samuel—, al menos, a
comoerasumadrehaceaños.—Hubounapausaincómoda—.Yasabesquelasangrees sólo un recurso provisional—añadió—. Muy pronto el Inquisidor empezará apreguntarse si ya estásmuerto de hambre. Si te encuentran perfectamente sano, seimaginaráquesucedealgoytematarádetodosmodos.
Simonmiró al techo.Las runas talladas en la piedra se solapaban unas a otrascomoarenacompuestaporguijarrosenunaplaya.
—TendréqueconfiarenJacecuandodicequeencontraránunmododesacarmedeaquí—contestó,ycomoSamuelnodijonadaenrespuesta,agregó—:Lepediréquetesaquetambiénati,loprometo.Notedejaréaquíabajo.
Samuelemitióunsonidoestrangulado,comounacarcajadaquenoconsiguiósalirdeltododelagarganta.
—Bueno, no creo que Jace Morgenstern vaya a querer rescatarme —dijo—.Además,morirtedehambreaquíabajoeselmenordetusproblemas,vampirodiurno.MuyprontoValentineatacarálaciudad,yentoncesesprobablequeacabemostodosmuertos.
Simonpestañeó.—¿Cómopuedesestartanseguro?—Duranteuntiempoestuvemuyunidoaél.Conocíasusplanes.Susobjetivos.
TieneintencióndedestruirlassalvaguardasdeAlacanteyatacaralaClavedesdeelcorazónmismodesupoder.
—Peroyopensabaqueningúndemoniopodíapasaratravésdelassalvaguardas.Pensabaqueeranimpenetrables.
—Eso se dice.Hace falta sangre de demonio para desactivas las salvaguardas,¿sabes?,ysólosepuedehacerdesdedentrodeAlacante.Perocomoningúndemoniopuedecruzarlassalvaguardas...bueno,esunaparadojaperfecta,odeberíaserlo.PeroValentineafirmabaquehabíaencontradounmododesorteareso,unmododeabrirsepaso al interior. Y yo le creo. Encontrará un modo de derribar las salvaguardas,entraráenlaciudadconsuejércitodedemoniosynosmataráatodos.
LacategóricacertezaenlavozdeSamuelprovocóenSimonunescalofríoenlaespalda.
—Es terrible lo resignadoquepareces.¿Nodeberíashaceralgo?¿Advertira laClave?
—Lesadvertí.Cuandomeinterrogaron.LescontéqueValentinepensabadestruir
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las salvaguardas, pero no me hicieron caso. La Clave cree que las salvaguardasresistiráneternamenteporquehanresistidodurantemilaños.PerolomismopasóconRoma, hasta que llegaron los bárbaros. Todo cae algún día.—Rió: era un sonidoamargo y enojado—. Considéralo una carrera para ver quién te mata primero,vampirodiurno:Valentine,lossubterráneosolaClave.
EnalgúnpuntodelcaminolamanodeClaryfuearrancadadeladeJace.Cuando
elhuracánlaescupiófueraygolpeócontraelsuelo,logolpeósola,confuerza,yrodójadeandohastadetenerse.
Sesentóenelsuelodespacioymiróasualrededor.Estabaenelcentrodeunaalfombra persa extendida sobre el suelo de una enorme habitación de paredes depiedra.Habíamueblescubiertosdesábanasblancasque loconvertíanenfantasmasjorobadosyabultados.Cortinasdeterciopelosecombabansobreventanalesenormes;el terciopelo de un tono gris blanquecino debido al polvo, y las motas de polvodanzabanalaluzdelaluna.
—¿Clary? —Jace emergió de detrás de una inmensa forma cubierta con unasábanablanca;podríahabersidounpianodecola—¿Estásbien?
—Perfectamente.—Lamuchachaseincorporó,haciendounapequeñamueca.Ledolíaelcodo—.ApartedequeAmatisprobablementemematarácuandoregrese.SitenemosencuentaqueacabécontodossusplatosyabríunPortalensucocina.
Éllealargólamano.—Por si sirve de algo —dijo, ayudándola a ponerse en pie—, me has
impresionado.—Gracias.—Clarymiróenderredor—.¿Asíqueaquíesdondecreciste?Parece
sacadodeuncuento.—Yopensaba enunapelículade terror—dijo Jace—.Cielos, hanpasadoaños
desdequeviestelugarporúltimavez.Noacostumbrabaaestartan...—¿Tanfrío?Clarytiritóunpoco.Seabotonóelabrigo,peroelfríodelacasaeratansoloun
frío físico: el lugar producía una sensación de frío como si nunca hubiese habidocalidezniluznirisasensuinterior.
—NO—respondióJace—;siemprefuefrío.Ibaadecirpolvoriento.Sacóunapiedradeluzmágicadelbolsilloyéstaseencendióentresusdedos.El
resplandorblancoresaltólassombrasbajosuspómulos,loshuecosenlassienes.—Estoeselestudio,ynosotrosnecesitamosencontrarlabiblioteca.Vamos.Lacondujofueradelahabitaciónporunlargopasillocubiertodeespejosqueles
devolvieronsureflejo.Clarynohabíaadvertido lodesaliñadaqueestaba:elabrigo
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repleto de polvo, el cabello enmarañado por el viento. Intentó alisárselodiscretamente y captó la sonrisa burlona de Jace en el siguiente espejo. Por algúnmotivo,debidosindudaaunamisteriosamagiadecazadordesombrasqueellanotenía la menos esperanza de llegar a comprender, el pelo del joven permanecíaperfecto.
El pasillo estaba bordeado de puertas, algunas de las cuales estaban abiertas; atravésdeellasClarypudovislumbrarotrashabitaciones,deaspectotanpolvorientoysin usar con el del estudio. Michael Wayland no había tenido parientes, segúnValentine,asíquesupusoquenadiehabíaheredadoellugartrassu«muerte»;habíadadopor supuestoqueValentinehabía seguidoviviendoallí, peroparecía evidentequenoeraasí.Todorespirabapesarydesuso.EnRenwick,Valentinehabíallamado«hogar»aestelugar,selohabíamostradoaJaceenelespejoPortal,unrecuerdoconmarco dorado de campos verdes y piedras acogedoras; pero eso, se dijo Clary,tambiénhabíasidounamentira.EstabaclaroqueValentinenohabíavividorealmenteallíenaños...quizássimplemente lohabíadejadoallíparaquesepudriera,ohabíaacudidosólomuydevezencuando,pararecorrerlosdébilmenteiluminadospasilloscomounfantasma.
LlegaronaunapuertaenelextremodelpasilloyJacelaabrióconunempujóndel hombro; luego dejó pasar primero a Clary al interior de la habitación. Ella sehabía estado imaginando la biblioteca del Instituto, y esa habitación no era muydiferente: lasmismasparedesrepletasconunahilera trasotradelibros, lasmismasescalasmontadassobreruedecitasparapoderalcanzarlosestanteselevados.Eltechoeraplanoyconvigas,aunquenocónico,ynohabíaescritorio.Cortinasdeterciopeloverdecon losplieguesespolvoreadosdepolvoblancocolgabansobreventanasquealternaban vidrios de cristal verde y azul. A la luz de la luna centelleaban comoescarchadecolores.Alotroladodelcristaltodoestabanegro.
—¿Esto es la biblioteca? —preguntó a Jace en un susurro, aunque no estabasegurodeporquésusurraba.
Aquellaenormecasavacíatransmitíaunasensacióndeprofundaquietud.Élmirabamásalládeella,conlosojososcurecidosporlosrecuerdos.—Acostumbrabaa sentarmeeneseasientoempotradobajo laventanay leía lo
quemi padreme hubiera asignado ese día. Idiomas diferentes en días diferentes...francéselsábado,ingléseldomingo...aunquenoconsigorecordarahoraquédíaeraeldellatín,siellunesoelmartes...
ClarytuvounarepentinaimagenfugazdeJacedeniño,conunlibroenequilibriosobrelasrodillasmientraspermanecíasentadoenelalféizardelaventana,mirandoalexteriora...¿Aqué?¿Quizáhabíajardines?¿Vistas?¿Unaltomurodeespinoscomoelmuroque rodeabaelcastillode laBellaDurmiente?Leviomientras leía; la luzquepenetrabaporlaventanaproyectabacuadradosdeazulyverdesobresuscabellos
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rubiosyelmenudorostrosemostrabamásseriodeloquedeberíaestarelrostrodecualquierniñodediezaños.
—Nopuedorecordarlo—volvióadecirél,clavandolavistaenlaoscuridad.—Noimporta,Jace—ledijoella,tocándoleelhombro.—Supongoqueno.Se sacudió, como si despertara de un sueño, y cruzó la habitación, con la luz
mágicailuminándoleelcamino.Searrodillóparainspeccionarunahileradelibrosyseenderezóconunodeellosenlamano.
—Recetassencillasparaamasdecasa—dijo—.Aquíestá.Ella cruzó a toda prisa la habitación y lo tomó de susmanos. Era un libro de
aspecto corriente con una tapa azul, polvoriento, como todo en la casa.Cuando loabrió,elpolvoselevantóenmasadesdelaspáginasigualqueunacongregacióndepolillas.
Habíancortadounagujerograndeycuadradoenelcentrodellibroy,encajadoenel agujero igual que una gema en un engaste, había un volumenmás pequeño, deltamaño aproximado de un libro de bolsillo, encuadernado en cuero blanco con eltítulo en latín impreso en letras doradas. Clary reconoció las palabras quesignificaban «blanco» y «libro», pero cuando lo alzó fuera de allí y lo abrió,descubrió con sorpresa que las páginas estaban cubiertas de una escritura tenue detrazoslargosydelgadosenunidiomaquenoconsiguiócomprender.
—Griego —dijo Jace, mirando por encima de su hombro—. De la variedadantigua.
—¿Puedesleerlo?—No con facilidad —admitió él—. Han pasado años. Pero Magnus podrá,
imagino.Cerróellibroylodeslizódentrodelbolsillodelabrigoverdedelajovenantesde
volverse de nuevo hacia los estantes y rozar apenas con los dedos las hileras delibros,mientraslasyemasreseguíanloslomos.
—¿Hay alguno que quieras llevarte? —preguntó ella con delicadeza—. Siquieres...
Jacerióydejócaerlamano.—Sólo se me permitía leer lo que se me asignaba —dijo—. Algunos de los
estantesconteníanlibrosquenisiquierasemepermitíatocar.—Señalóunahileradelibros,más arriba, encuadernados en idéntico cueromarrón—.Leí uno de ellos enuna ocasión, cuando tenía unos seis años, simplemente para ver a qué venía tantoalboroto.Resultó serundiarioquemanteníamipadre.Sobremí.Notas sobre«Mihijo,JonathanChristopher».Meazotóconsucinturóncuandodescubrióquelohabíaleído.Enrealidad,fuelaprimeravezquesupequeteníaunsegundonombre.
UnarepentinapunzadadeodiohaciasupadrerecorrióaClary.
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—Bueno,Valentinenoestáaquíahora.—Clary...—EmpezóadecirJace,conunanotadeadvertenciaenlavoz:peroella
yahabíaalargadoelbrazoarribaysacadodeunviolentotirónunodeloslibrosdelestante prohibido, arrojándolo al suelo. Chocó contra él con un satisfactorio golpesordo.
—¡Clary!—¡Ah,vamos!Volvióahacerlo,derribandootrolibro,yluegootro.Volutasdepolvosealzaban
delaspáginasamedidaquechocabancontraelsuelo.—Ahoratú.Jacelacontemplóduranteuninstante,yluegounamediasonrisaasomóburlona
enlacomisuradesuboca.Alzóelbrazo,lopasóporelestanteyarrojóalsueloelresto de libros con un fuerte estrépito. Rió... y luego se interrumpió, alzando lacabeza,comoungatoqueirguieralasorejasanteunsonidodistante.
—¿Oyeseso?«Oír,¿qué?»,estuvoapuntodepreguntarClary,perosecontuvo.Síquehabíaun
sonido, que aumentaba en intensidad: un runruneo y un chirrido agudos, como elsonido de una maquinaria poniéndose en marcha. El sonido parecía provenir delinteriorde lapared.Dioun involuntariopasoatrás justoenelmomentoenque laspiedras que tenían delante se deslizaban hacia atrás con un chillido quejoso yherrumbroso. Una abertura apareció tras las piedras: una especie de entrada,toscamenteabiertaenlapared.
Másalládelaentradahabíaunaescaleraquedescendíaalaoscuridad.
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ESTASSANGRECULPABLE
—No recordaba que aquí hubiese un sótano—dijo Jace, mirandomás allá deClaryalagujeroabiertoenlapared.
Alzólaluzmágica,ysuresplandorrebotóeneltúnelqueconducíahaciaabajo.Lasparedeserannegrasy resbaladizas,construidasdeunapiedra lisayoscuraqueClary no reconoció. Los peldaños relucían como si estuviesen húmedos. Un olorextrañoemergióa travésde laabertura: fríoymohoso,conun raromatizmetálicoquelepusolosnerviosdepunta.
—¿Quécreesquepodríahaberahíabajo?—Nolosé.Jaceavanzóendirecciónalaescalera;pusounpiesobreelpeldañosuperiorpara
probarlo, y luego se encogió de hombros como si hubiese tomado una decisión.Empezóadescenderlospeldaños,moviéndoseconcuidado.Descendióunoscuantos,volviólacabezayalzólosojoshaciaClary.
—¿Vienes?Puedesesperarmeaquíarribasiloprefieres.Ellaechóunvistazoalabibliotecavacía,seestremecióyavanzópresurosatras
él.Laescaleradescendíagirandosobresímismaencírculoscadavezmáscerrados,
como si se estuviesen abriendopaso al interior deuna enormecaracola.El olor seintensificócuandollegaronalpie,ylospeldañosseensancharonfinalizandoenunagran habitación cuadrada cuyas paredes de piedra estaban surcadas con lasmarcasdejadas por la humedad... y otras manchas más oscuras. El suelo estaba lleno demarcas garabateadas: un revoltijo de pentagramas y runas con piedras blancasdesperdigadasaquíyallá.
Jacediounpasoalfrenteylospiesaplastaronalgo.ÉlyClarymiraronabajoalmismotiempo.
—Huesos—susurróClary.No se trataba de piedras blancas después de todo, sino de huesos de todas las
formasytamañosdesperdigadosporelsuelo.—¿Quédebíadehacerélaquíabajo?La luz mágica brillaba en la mano de Jace, proyectando su fantasmagórico
resplandorsobrelahabitación.—Experimentos—contestóJaceenunavozsecaytensa—.Lareinaseeliedijo...—¿Quéclasedehuesossonéstos?—LavozdeClaryseelevó—.¿Sonhuesosde
animales?
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—No —Jace dio una patada a un montón de huesos que tenía a los pies,desperdigándolos—;notodos.
Clarysintióunaopresiónenelpecho.—Creoquedeberíamosregresar.En lugar de eso Jace levantó la luzmágica que tenía en lamano. Llameó con
fuerza y luego conmayor intensidad aún, iluminando el aire con un crudo fulgorblanco.Lasesquinasmásalejadasde lahabitaciónquedaronclaramenteenfocadas.Tres de ellas estaban vacías. La cuarta quedaba tapada por una tela que colgaba.Habíaalgodetrásdelatela,unaformajorobada...
—Jace—musitóClary—.¿Quéeseso?Élnorespondió.Depronto teníauncuchilloserafínen lamano libre;Claryno
sabía cuando lo había sacado, pero brillaba en la luzmágica como un cuchillo dehielo.
—Jace, no lo hagas —dijo, pero era demasiado tarde... el joven avanzó conzancadasdecididasydiounbruscotirónlateralalatelaconlapuntadelarma;luegola agarró y la lanzó al suelo con una violenta sacudida. Cayó en medio de unacrecientenubedepolvo.
Jace retrocedió tambaleante; la luz mágica se cayó de su mano. Mientras larefulgente luzcaía,Clarycaptóunaúnicavisiónfugazdesurostro:eraunablancamáscaradehorror.Lamuchachaagarrólaluzmágicaantesdequepudieseapagarseylaalzóbienarriba,desesperadaporverquépodríahaberconmocionadoaJace—alimperturbableJace—hastatalextremo.
Alprincipiotodoloqueviofuelaformadeunhombre...unhombreenvueltoenunsuciotrapoblanco,acurrucadoenelsuelo.Unosgrilleteslerodeabanmuñecasytobillos, sujetos a gruesas argollas clavadas en el suelo de piedra. «¿Cómo puedeestarvivo?»,pensóClary,horrorizada,ysintióbilisascendiéndoleporlagarganta.Lapiedra-runa le temblóen lamano,y la luzdanzóa retazos sobreelprisionero.Viounosbrazosypiernasdemacrados,desfiguradospor todaspartesconlasseñalesdeincontables torturas.Un rostroqueeracomounacalavera sevolvióhaciaella, connegrascuencasvacíasallídondedeberíanhaberestadolosojos...yentoncesseoyóuncrujidoseco,yadvirtióqueloquehabíacreídoqueerauntrapoblancoenrealidaderan unas alas, alas blancas elevándose tras su espalda en dosmedias lunas de unblancoinmaculado,loúnicoinmaculadoenaquellahabitacióninmunda.
Clarylanzóunaexclamación.—Jace.¿Ves...?—Loveo.—Jace,depiejuntoaella,hablóenunavozqueseresquebrajóigual
quecristalroto.—Dijistequenohabíaángeles;quenadiehabíavistojamásuno...Jace musitaba algo entre dientes, una retahíla de imprecaciones aterrorizadas.
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Avanzótambaleantehacialacriaturaqueyacíaacurrucadaenelsuelo...yretrocedió,comosihubieserebotadocontraunaparedinvisible.Almiraralsuelo,Claryvioqueelángelestabapostradodentrodeunpentagramahechoderunasconectadastalladasprofundamenteenelsuelo;resplandecíanconunatenueluzfosforescente.
—Lasrunas—susurró—.Nopodemospasaralotro...—Perodebedehaberalgo...—dijoJace;suvozcasiselequebraba—,algoque
podamoshacer.Elángelalzólacabeza.Clarycontemplóconunapiedadterribleyaturdidaque
teníaensortijadoscabellosrubioscomolosdeJace.,quebrillabandébilmentebajolaluz.Unos aros colgaban pegados a los huecos del cráneo. Sus ojos eran hoyos, surostro estaba acuchillado de cicatrices, como una hermosa pintura destruida porvándalos.Mientrasellalemirabaatónita,labocadelserseabrióyunsonidobrotódesu garganta... no fueron palabras sino una desgarradora música dorada, una únicanotacantaría,mantenidaymantenidaymantenida tanagudaydulcequeel sonidoeracomodolor...
UnaavalanchadeimágenessealzóantelosojosdeClary.Ellaseguíaaferrandolapiedra-runa,perosuluzhabíadesaparecido;ellahabíadesaparecido,yanoestabaallí sinoenotraparte,donde las imágenesdelpasado fluíananteellaenunsueño:fragmentos,colores,sonidos.
Estaba en una bodega, vacía y limpia; había una única runa garabateada en elsuelodepiedra.Habíaunhombredepiejuntoalaruna;sosteníaunlibroabiertoenunamanoyunallameanteantorchablancaenlaotra.Cuandoalzólacabeza,ClaryvioqueeraValentine:muchomásjoven,sinarrugasenelrostro,apuesto,susoscurosojos transparentes y brillantes. Mientras salmodiaba, la runa se encendió con unallamarada, y cuando las llamas se retiraron, una figura encogida yacía entre lascenizas:unángel,conlasalasextendidasyensangrentadas,comounaavederribadadelcielodeundisparo...
Laescenacambió.Valentineestaba juntoaunaventana,yasu ladoestabaunajovendebrillantescabellosrojos.UnfamiliaranillodeplatabrillabaenlamanodeValentinecuandoloalargópararodearalamujerconlosbrazos.Conunapunzadadedolor, Clary reconoció a su madre; pero ésta era joven, y sus facciones, tersas yvulnerables.Llevabauncamisónblancoyeraevidentequeestabaembarazada.
—LosAcuerdosnosólofueronlapeorideaquelaClavehatenidojamás—decíaValentineconvozfuriosa—,sinolopeorquelespodíasucederalosnefilim.Quenosveamosligadosalossubterráneos,atadosaesascriaturas...
—Valentine—le pidió Jocelyn con una sonrisa—, dejemos ya la política, porfavor.
Alzó los brazos y los entrelazó alrededor del cuello deValentine; su expresiónestaba llenadeamor...y también loestaba ladeél,aunquehabíaalgomásenella,
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algoqueaClaryleprovocóunescalofríoenlaespalda...Valentine estaba arrodillado en el centro de un círculo de árboles. En lo alto
brillaba una luna refulgente, iluminando el pentagrama negro que había sidogarabateado en el suelo despejado del claro. Las copas de los árboles creaban unaespesa red en lo alto; donde se extendían sobre el pentagrama, sus hojas seenroscaban y se volvían negras. En el centro de la estrella de cinco puntas estabasentadaunamujerdelargoscabellosbrillantes;sufiguraeradelgadayexquisita,surostro permanecía oculto en las sombras, los brazos desnudos y blancos. Tenía lamanoderechaextendidaalfrente,ycuandoabriólosdedos,Clarypudoverqueteníaunalargacuchilladaenlapalma,queunlentoriachuelodesangregoteabaalinteriordeunacopadeplataquedescansabaenelbordedelpentagrama.Lasangreparecíanegraalaluzdelaluna,otalvezloera.
—El niño nacido con esta sangre en su interior—dijo, y su voz era suave ydeliciosa—excederá en poder a los Demonios Mayores de los abismos entre losmundos. Será más poderoso que Asmodei, más fuerte que los shedim de lastormentas.Siseleadiestraadecuadamente,nohabránadaqueseaincapazdehacer.Aunqueteloadvierto—añadió—,consumirásuhumanidad,igualqueelvenenoleconsumelavidaalasangre.
—Miagradecimiento,damadeEdom—dijoValentine,ycuandoalargólamanopara tomar la copa de sangre, lamujer alzó el rostro, yClary vio que aunque erahermosa, sus ojos eranhuecos agujeros negros de los que serpenteabanondulantestentáculosnegros,comoantenasquesondearanelaire.Clarysofocóunchillido.
Lanoche,elbosque,desaparecieron.JocelynestabadepiedecaraaalguienqueClary no podía ver. Ya no estaba embarazada, y la brillante melena caíadesordenadamentealrededordesurostroacongojadoydesesperado.
—Nopuedopermaneceratulado,Ragnor—decía—.Niundíamás.Leíellibro.¿SabesquélehizoaJonathan?PensabaquenisiquieraValentineseríacapazdehacereso.—Sushombrosseestremecieron—.Usósangrededemonio...Jonathanyanoesunbebé.Noesnisiquierahumano;esunmonstruo...
Desapareció.Valentinepaseabanerviosamentealrededordelcírculoderunas,conuncuchilloserafínbrillandoenlamano.
—¿Porquénoquiereshablar?—masculló—.¿Porquéteniegasadarmeloquequiero?—Hincó el cuchillo, y el ángel se contorsionómientras un líquido doradobrotabadelaheridacomoluzsolarderramada—.Sinoquieresdarmerespuestas—siseóValentine—,puedesdarmetusangre.Meharáamíyalosmíosmásbiendelqueteharáati.
AhoraestabanenlabibliotecadelosWayland.Laluzdelsolbrillabaatravésdelas ventanas con cristales romboidales, inundando la habitación de azul y verde.Llegabanvocesprocedentesdeotrahabitación:lossonidosderisasyconversaciones,
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unafiestaenplenoauge.Jocelynestabaarrodilladajuntoalalibrería,mirandoaunlado y a otro. Extrajo un grueso libro de su bolsillo y lo deslizó al interior delestante...
Y desapareció. La escena mostró un sótano, el mismo sótano en el que Clarysabía que se encontraban precisamente en aquel momento. El mismo pentagramagarabateadohería profundamente el suelo, y en el interior de la parte central de laestrellayacíaunángel.Valentineestabadepieaunlado,denuevoconunllameantecuchilloserafínenlamano.Parecíaañosmásviejoahora,yanoeraunhombrejoven.
—Ithuriel—dijo—.Somosyaviejosamigos,¿noescierto?Podríahabertedejadoenterradovivoenaquellasruinas,perono,tetrajeaquíconmigo.Todosestosañostehe mantenido cerca de mí, esperando que un día me dijeses lo que quería...,necesitaba...saber.—Seacercómás,alargandoelcuchillo,cuyoresplandoriluminólabarrerarúnicahastadarleunaluztrémula—.Cuandoteinvoquéamilado,soñabaqueme explicarías el porqué. Por qué Raziel nos creó, a su raza de cazadores desombras,aunquesinembargononosdiolospoderesquetienenlossubterráneos:lavelocidaddeloslobos,lainmortalidaddelosseresmágicos,lamagiadelosbrujos,nisiquiera laresistenciafísicade losvampiros.Nosdejódesnudosante lashuestesdelinfiernosalvoporestaslíneaspintadasennuestrapiel.¿Porquédeberíansersuspoderesmayoresque losnuestros?¿Porquénopodemosparticiparde loqueellostienen?¿Cómopuedeseresojusto?
Enelinteriordelaestrellaprisiónelángelpermaneciósentadoensilenciocomounaestatuademármol,sinmoverse,con lasalasplegadas.Losojosnoexpresabannadamásalládeunterribleysilenciosopesar.Valentineesbozóunamueca.
—Muybien.Manténtusilencio.Tendrémioportunidad.—Valentinealzóelarma—.TengolaCopaMortal,Ithuriel,yprontotendrélaEspada...perosinelespejonopuedo iniciar la invocación. El Espejo es todo lo que necesito. Dime dónde está.Dimedóndeestá,Ithuriel,ytedejarémorir.
Laescenasedesmenuzóenfragmentos,yamedidaquesuvisiónsedesvanecía,Clary captó vislumbres de imágenes que le resultaban familiares de sus propiaspesadillas—ángeles con alas tanto blancas como negras, extensiones de agua queeran como espejos, oro y sangre—y Jace, alejándose de ella, siempre alejándose.Claryalargólamanohaciaél,yporprimeravezlavozdelángellehablóasumenteconpalabrasquepudocomprender.
«Éstossonlosprimerossueñosquetehemostrado.»Laimagendeunarunaestallótrassusojos,comofuegosartificiales...,noerauna
runa que hubiese visto antes; era fuerte, simple y directa como un nudo apretado.Desaparecióenuninstantetambién,yaldesvanecerse,elcantodelángelcesó.Claryvolvía a estar de regreso en su propio cuerpo, tambaleándose en la mugrienta yapestosa habitación. El ángel permanecía callado, totalmente inmóvil, con las alas
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plegadas,comounaefigieacongojada.Clarysoltóaireconunsollozo.—Ithuriel.Alargó lamanohacia el ángel, sabiendoquenopodría cruzar las runas, con el
corazóndolorido.Duranteañoselángelhabíaestadoallíabajo,sentadoensilencioysoloenlaoscuridad,encadenadoymuriéndosedehambreperoincapazdemorir...
Jaceestaba juntoaella.Pudoverpor su rostroafligidoquehabíavisto todo loqueellahabíavisto.Elmuchachobajólosojoshaciaelcuchilloserafínqueteníaenlamanoyluegovolvióamiraralángel.Surostrociegoestabavueltohaciaellosensilenciosasúplica.
Jace dio un paso al frente, y luego otro.Tenía los ojos fijos en el ángel, y fuecomosiexistieraunasilenciosacomunicaciónentreellos,sedijoClary,unlenguajequeellanopodíaoír.Losojosde Jacebrillabancomodiscosdeoro, llenosde luzreflejada.
—Ithuriel—musitó.Elcuchilloquesosteníallameócomounaantorcha.Elresplandoreracegador.El
ángelalzóelrostro,comosilaluzfuesevisibleasusojosciegos.Alargólasmanos,lascadenasquelesujetabanlasmuñecastintinearoncomomúsicadiscordante.
Jacevolviólacabezahaciaella.—Clary—dijo—.Lasrunas.Las runas. Por unmomento lemiró fijamente, desconcertada, pero sus ojos la
instaronaseguir.EntregóaJacelaluzmágica,sacólaesteladelmuchachoqueteníaen el bolsillo y se arrodilló junto a las runas garabateadas. Parecía como si lashubiesentalladoenlapiedraconalgoafilado.
EchóunvistazoaJace.Suexpresiónlasobresaltó,elfulgordesusojos:estabanllenosdeesperanzaenella,deseguridadensushabilidades.Conlapuntadelaestelagrabó varias líneas en el suelo, cambiando las runas de ligazón por runas deliberación,deencierroaapertura.Llamearonmientraslasdibujaba,comosiestuviesearrastrandolapuntadeunacerillasobreazufre.
Unavezacabó,sepusoenpie.Lasrunastitilaronanteella.Súbitamente,Jacesemovió para colocarse junto a ella. La piedra de luzmágica había desaparecido, laúnica iluminaciónproveníadel cuchillo serafín al queél habíadadoel nombredelángel,quellameabaensumano.Loalargóalfrente,yenestaocasiónlamanopasóatravésdelabarreradelasrunascomosinohubiesenadaallí.
Elángelalargólasmanosytomóelarmaenlassuyas.Cerrólosojosciegos,yClarypensóporunmomentoquesonreía.Hizogirarelarmaenlasmanoshastaquecolocólapuntaafiladajustodebajodelesternón.Clarysoltóunaleveexclamacióndesorpresayseadelanto,peroJace laagarródelbrazoconmanoférreay tiródeellahaciaatrás...justoenelmomentoenqueelángelhundíaelcuchillo.
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La cabeza del ángel cayó hacia atrás y susmanos soltaron la empuñadura delcuchillo,quesobresalíajustodellugardondedebíadeestarelcorazón...Siesquelosángeles tenían corazón; Clary no lo sabía. Estallaron llamas de la herida, que sepropagaron hacia fuera desde la hoja. El cuerpo del ángel titiló convertido en unallama blanca, las cadenas de la muñeca ardían escarlatas, como hierro dejadodemasiadotiempoalfuego.Claryrecordópinturasmedievalesdesantosconsumidospor la llama del sagrado éxtasis... y las alas del ángel se abrieron de par en par yblancas antes de que, también ellas, prendieran y llamearan, en un entramado derelucientefuego.
Clary no pudo seguirmirando. Se volvió y enterró la cabeza en el hombro deJace.Elbrazodeéstelarodeó,sujetándoladeunmodotensoyfuerte.
—Todovabien—ledijo,hablándoleentreelcabello—,todovabien.—Peroelaireestaballenodehumoyelsuelodabalaimpresióndebalancearsebajolospiesdelamuchacha.
HastaqueJacenodiountraspiéClarynosediocuentadequenoeraefectodelaconmoción recibida: el suelo se movía. Soltó a Jace y se tambaleó; las piernasrechinabanentresíbajosuspies,yunafinalluviadepolvosedesprendíadeltecho.Elángeleraunacolumnadehumo; las runasasualrededorbrillabancondolorosaintensidad. Clary las contempló con atención, descifrando su significado, y luegomiróaJaceconojosdesorbitados.
—Lacasa...estabaligadaaIthuriel.Sielángelmuere,lacasa...Noterminólafrase.Élyalahabíaagarradodelamanoycorríaendirecciónala
escalera,tirandodeellatrasdesí.Laescaleramismaselevantabaycombaba;Clarycayó,golpeándoselarodilladolorosamentecontraunescalón,perolamanodeJacesobresubrazonoseaflojó.Lamuchachasiguiócorriendo,ignorandoeldolordelapierna,conlospulmonesllenosdeasfixiantepolvo.
Llegaronarribaysalierondisparadosalabiblioteca.DetrásdeellosClarypudooírelquedorugidocuandoelrestodelaescalerasedesplomó.Lasituaciónarribanoeramuchomejor;lahabitaciónseestremecía,loslibroscaíandesusestantes.Habíauna estatua tumbada allí donde se había desplomado, convertida en unmontón defragmentosirregulares.JacesoltólamanodeClary,agarróunasilla,y,antesdequeellapudiesepreguntarlequépensabahacer,laestrellócontralaventanaemplomada.
Lasillapasóatravésdeunacascadadevidriosrotos.Jacesevolvióyletendióunamano.Detrásdeél,atravésdelmarcoirregularquequedaba,ellapudoverunaextensiónde hierba empapadade luz de luna y una línea de copas de árboles a lolejos.Parecíanestarmuchomásabajo.«Nopudosaltaresaaltura»,pensó,yestabaapuntodedecirlequenoconlacabezaaJacecuandovioquelosojosdeésteseabríande par en par y su boca formulaba una advertencia.Uno de los pesados bustos demármolqueflanqueabanlasestanteríassuperioressehabíadesprendidoycaíahacia
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ella;Clary loesquivóechándoseaun lado,yéstegolpeóel sueloacentímetrosdedondeellahabíaestado,dejandounabuenamarcaenelsuelo.
AlcabodeunsegundolosbrazosdeJacelarodeabanylaalzabanyadelsuelo.La jovense sintiódemasiadosorprendidapara forcejearcuandoél la llevóhasta laventanarotaylaarrojósinmiramientosalexterior.
Golpeóunaelevacióncubiertadehierbajustodebajodelaventanayrodóporlafuertependiente,ganandovelocidadhastaquefueadetenersecontraunaltozanoconfuerzasuficientecomoparaquedarsesinaliento.Sesentóenelsuelo,sacudiéndosehierbadeloscabellos.AlcabodeunsegundoJacesedetuvoasulado;adiferenciadeella,rodóinmediatamenteaunaposiciónagazapada,mirandoconatencióncolinaarribahacialacasasolariega.
Clarysevolvióparamirarhaciadondeélmiraba,peroyalahabíaagarradoylaempujaba contra el suelo en el interior de la depresión entre las dos colinas.Mástardeencontraríaoscurosmoretonesenlapartesuperiordelosbrazos,allídondeéllahabíasujetado;enaquellosmomentosselimitóalanzarunaexclamacióndesorpresacuandoladerribóyrodósobreella,protegiéndolaconelcuerpoalavezqueseoíaunenormerugido.Sonócomosilatierrasedesgajara,comounvolcánenerupción.Unchorrodepolvoblancosaliódisparadohaciaelcielo.Claryoyóunagudotamborileoa su alrededor y durante un desconcertantemomento pensó que había empezado allover;entoncesadvirtióqueerancascotesytierraycristalesrotos:losdesechosdeladestrozadacasacayendoasualrededorcomomortíferogranizo.
Jacelaapretóconmásfuerzacontraelsuelo,consucuerpoestiradosobreeldeella; loslatidosdesucorazónsonabancasi tanfuertesenlosoídosdelamuchachacomoelsonidodelasruinasdelacasamientrascaían.
Elrugidodelderrumbesefueapagandopocoapoco,comohumoquesedisipaseenelaire.Fuereemplazadoporunsonoropiardepájarossobresaltados;Clarypudoverlos por encima del hombro de Jace, describiendo círculos, llenos de curiosidad,recortadosenelcielooscuro.
—Jace—dijoenvozqueda—,creoquehedejadocaertuestelaenalgunaparte.Élseechóhaciaatrásligeramente,sosteniéndosesobreloscodos,ybajólosojos
haciaella.Inclusoenlaoscuridadpudoversereflejadaensusojos;elrostrodeJaceestabasurcadodehollínytierra,yelcuellodesucamisaestabaroto.
—Nopasanada.Mientrasnoestésherida.—Estoyperfectamente.Sinpensar,alzó lamanoysusdedosacariciaron levementesuscabellos.Sintió
cómoélsetensabaysusojosseoscurecían.—Tieneshierbaenelpelo—dijo.Clary sentía la boca seca; la adrenalina zumbaba por sus venas. Todo lo que
acababadesuceder—elángel,lacasahaciéndosepedazos—parecíamenosrealdelo
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queveíaenlosojosdeJace.—Nodeberíastocarme—dijoél.Lamanode lamuchacha sequedóparalizadadondeestaba, lapalmacontra su
mejilla.—¿Porquéno?—Sabespor qué—dijo él, y semoviópara apartarse de ella, rodando sobre la
espalda—.Hasvistolomismoqueyo,¿verdad?Elpasado,elángel.Nuestrospadres.Eralaprimeravez,sedijoella,queélloshabíallamadoasí.«Nuestrospadres.»
Girósobreelcostado,deseandoalargarlamanoparatocarloperosinestarseguradesidebíahacerlo.Élmirabaciegamentearriba,alcielo.
—Sí.—Sabesloquesoy.—Laspalabrasfueronmusitadasenunsusurroangustiado—.
Soy en parte demonio, Clary. En parte demonio. Has comprendido eso al menos,¿verdad? —Los ojos la perforaron como taladros—. Has visto lo que Valentineintentabahacer.Usósangrededemonio...lausóenmíantessiquieraqueyonaciera.Soyenparteunmonstruo.Formopartedetodoaquelloqueheintentandocontantoahíncoextinguir,destruir.
ClaryapartóelrecuerdodelavozdeValentinediciendo:«Meabandonóporqueconvertíasuprimerhijoenunmonstruo».
—Perolosbrujossonenpartedemonios.ComoMagnus.Yesonolosconvierteenmalvados...
—PeronounDemonioMayor.Hasoídoloquelamujerdemoniodijo.«Consumirásuhumanidad,igualqueelvenenoleconsumelavidaalasangre.»
LavozdeClarytembló.—Noescierto.Nopuedeser.Notienesentido...—Síquelotiene.HabíaunadesesperaciónfuriosaenlaexpresióndeJace.Ellapudovereldestello
de la cadena de plata que rodeaba su garganta desnuda, iluminada en forma dellamaradablancaporlaluzdelasestrellas.
—Esoexplicatodo.—¿Quieresdecirqueexplicaporquéeresuncazadordesombrastanasombroso?
¿Porquéereslealeintrépidoyhonestoytodoloquelosdemoniosnoson?—Explica—dijoél,sinperderlacalma—porquésientoloquesientoporti.—¿Quéquieresdecir?Él permaneció en silencio un largo rato, mirándola fijamente a través del
diminutoespacioquelosseparaba.Pudosentirlo,inclusoapesardequenolatocaba,comositodavíaestuviesetumbadosonelcuerpocontraelsuyo.
—Eresmihermana—dijoporfin—.Mihermana,misangre,mifamilia.Deberíaquererprotegerte...—Lanzóunacarcajadamuda—.Protegertede lacasedechicos
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quequierenhacercontigoexactamenteloqueyoquierohacer.Clarysequedósinaliento.—Dijistequequeríassersólomihermanoapartirdeahora.—Mentí —dijo él—. Los demonios mienten, Clary. Ya lo sabes, hay algunas
clases deheridas quepueden recibir cuando eres un cazador de sombras...Heridasinternasproductodelvenenodedemonio.NIsiquierasabesquéesloquetesucede,perotedesangrasinternamentepocoapocohastamorir.Esoessersólotuhermano.
—PeroAline...—Tenía que intentarlo. Y lo hice.—La voz carecía de inflexión—. PeroDios
sabequenoquieroanadieexceptoati.Nisiquieraquieroquereranadiequenoseastú.—Alargólamano,arrastrólosdedosligeramenteporsuscabellos,acariciandolamejillaconlasyemas—.Ahoraalmenosconozcoelmotivo.
LavozdeClaryhabíadescendidohastaconvertirseenunsusurro.—Yotampocoquieroanadiequenoseastú.Viocómose leentrecortabalarespiración.Lentamente,Jacese irguiósobrelos
codos.Lamirabayadesdemásarriba,ysuexpresiónhabíacambiado;nuncalehabíavistoaquellacara;habíaunaluzaletargada,casimortífera,ensusojos.Dejóquelosdedossearrastraranporsumejillahastaloslabios,trazandolaformadelabocaconlapuntadesudedo.
—Probablemente—dijo—deberíasdecirmequenohicieseesto.Ellanodijonada.Noqueríadecirlequeparara.Estabacansadadedecirlenoa
Jace... de no permitirse sentir lo que todo su corazón quería que sintiese. NO leimportabaelprecio.
Élseinclinóhaciaabajo,loslabioscontrasumejilla,rozándolaligeramente...yconaquel levecontacto leenvióescalofríosa travésde losnervios,escalofríosquehicieronqueletemblaratodoelcuerpo.
—Siquieresquepare,dímeloahora—susurróél.Ellasiguiócallada,yentoncesleacaricióconlabocaelhuecodelasien.—Oahora.Trazólalíneadesupómulo.—Oahora.Teníaloslabiosposadosenlosdeella.—O...Pero ella ya había alzado las manos y tirado de él hacia sí, y el resto de las
palabrasseperdieronensuboca.Labesócondelicadeza,concuidado,peronoeradelicadezaloqueellaquería,noenaquelmomento,nodespuésdetodoaqueltiempo,y cerró los puños sobre su camisa, acercándolomás a ella. Él gruñó suavemente,apretándolacontraél,y rodaronsobre lahierba, enredados, sindejardebesarse.AClary se le clavaban rocas en la espalda y le dolía el hombro allí donde se había
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golpeadoalcaerde laventana,perono le importaba.Todo loqueexistíaera Jace;todoloquesentía,esperaba,respiraba,queríayveíaeraJace.Nadamásimportaba.
Apesardelabrigo,podíasentirsucalorardiendoa travésdesusropasy lasdeella.Lesdespojóde lacazadora,y luego lequitó también lacamisa.Leexploróelcuerpoconlosdedosmientrassubocaexplorabaladeella:pielsuavesobremúsculodelgado,concicatricesqueerancomoalambres finos.Tocó lacicatrizen formadeestrella de su hombro; era suave y plana, como si formara parte de la piel, no enrelieve como las otras cicatrices. Supuso que aquellasmarcas eran imperfecciones,peroaellanoledabanesaimpresión;eranunahistoriatalladaensucuerpo:elmapadeunavidadeguerraincesante.
Él intentó desabrocharle torpemente los botones del abrigo, le temblaban lasmanos.EllanocreíahabervistojamástemblarlasmanosdeJace.
—Yoloharé—dijo,yacercólasmanosalúltimobotón;mientrasseincorporaba,algo frío y metálico le golpeó la clavícula, y lanzó una exclamación ahogada desorpresa.
—¿Quées?—Jacesequedóparalizado—.¿Tehehechodaño?—No.Hasidoesto.Tocó la cadena de plata que rodeaba el cuello del muchacho. En el extremo
colgabaunpequeñoaroplateadodemetal.Habíachocadocontraellaalinclinarsealfrente.Seloquedómirandofijamente.
Aquel anillo—elmetal desgastado por el tiempo con su dibujo de estrellas—,conocíaaquelanillo.
ElanillodelosMorgenstern.EraelúnicoanilloquehabíacentelleadoenlamanodeValentineenelsueñoqueelángelleshabíamostrado.Lehabíapertenecidoaél,yselohabíaentregadoaJacecomosehabíatransmitidosiempre,depadreahijo.
—Losiento—dijoJace; lerecorrióla líneadelamejillaconlayemadeldedo,conunasoñadoraintensidadenlamirada—.Habíaolvidadoquellevabaestamalditacosa.
UnfríorepentinoinundólasvenasdeClary.—Jace—dijoenvozbaja—.Jace,no.—No¿qué?¿Quenolleveelanillo?—No,no...,nometoques.Paraduranteunsegundo.Elrostrodeljovenquedótotalmenteinmóvil.Laspreguntashabíanahuyentadola
ensoñadoraconfusióndesusojos,peronodijonada,selimitóaretirarlamano.—Jace—volvióadecirella—.¿Porqué?¿Porquéahora?LoslabiosdeJaceseabrieronsorprendidosyellapudoverunalíneaoscuraallí
dondesehabíamordidoellabioinferior,oalomejorhabíasidoellaquienlehabíamordido.
—¿Porquéahoraqué?
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—Dijiste que no había nada entre nosotros. Que si nosotros..., si nosotros nospermitíamos sentir lo que deseábamos sentir, estaríamos haciendo daño a todas laspersonasquenosimportaban.
—Telodije.Mentía.—Susojossedulcificaron—.¿Creesquenoquiero...?—No—dijoella—.No,nosoyestúpida, séque sí.Perocuandohasdichoque
ahora finalmente comprendes por qué sientes de ese modo por mí, ¿qué queríasdecir?
Noeraqueellanolosupiese,sedijo,peroteníaquepreguntarle,teníaqueoírledecirlo.
Jaceleagarrólasmuñecasylealzólasmanoshastasurostro,entrelazandosusdedosconlosdeél.
—¿RecuerdasloquetedijeencasadelosPenhallow?—preguntó—.¿Quéjamáspiensasenloquehacesantesdehacerlo,yqueesporesoquedestrozastodoloquetocas?
—No,lohabíaolvidado.Graciasporrecordármelo.Élapenasparecióadvertirelsarcasmoensuvoz.—No estaba hablando sobre ti,Clary.Hablaba demí.Así es como soy yo.—
Volvió levemente la cabeza y los dedos de Clary resbalaron por su mejilla—. Almenos ahora sé por qué. Sé qué es lo queme sucede.Y quizá..., quizá por eso tenecesito tanto.PorquesiValentinemeconvirtióenunmonstruo,entoncessupongoqueatiteconvirtióenunaespeciedeángel.YLuciferamabaaDios,¿noescierto?EsodiceMilton,almenos.
Claryinhalóprofundamente.—Yonosoyunángel.TúnisiquierasabesparaquéusóValentine lasangrede
Ithuriel;alomejorlaqueríaparasímismo...—Dijoque la sangre era para «mí y losmíos»—dijo Jace envozbaja—.Eso
explicaporquétúpuedeshacerloquepuedeshacer,Clary.Lareinaseeliedijoqueamboséramosexperimentos.Nosóloyo.
—Nosoyunángel,Jace—repitióella—.Nodevuelvoloslibrosalabiblioteca.MebajomúsicadeInternet.Lemientoamimadre.Soytotalmentecorriente.
—Paramíno.Bajólosojoshaciaellaysurostroflotócontrauntelóndefondodeestrellas.No
habíanadadesuacostumbradaarroganciaensuexpresión;jamáslehabíaparecidotan indefenso, pero incluso aquella indefensión estaba mezclada con un odio a símismoquediscurríatanprofundocomounaherida.
—Clary...—Apartademí—dijoella.—¿Qué?Eldensodesusojosseresquebrajóenunmillardepedazoscomolosfragmentos
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delPortalespejodeRenwick,yporunmomentosuexpresiónfuededesconcertadasorpresa.Ellaapenaspodíasoportarmirarleyseguirnegándose.Nopodíamirarle...Inclusoaunquenohubieseestadoenamoradadeél, aquellapartedeellaqueera lahijadesumadre,queamabatodaslascosashermosassimplementeporsubelleza,lehabríaqueridodetodosmodos.
Yeraprecisamenteporserlahijadesumadrequeaquelloeraimposible.—Yamehasoído—dijo—.Ydejaenpazmismanos.Las retiró violentamente, cerrándolas en crispados puños para impedir que
temblaran.Él no se movió. Sus labios se tensaron, y por un momento ella volvió a ver
aquellaluzdedepredadorensusojos,aunqueahoraestabamezcladaconcólera.—Supongoquenoquerrásdecirmeporqué...—Creesquesólomequieresporqueeresmalvado,nohumano.Sólobuscasotro
motivo para odiarte.No dejaré queme utilices para demostrar lo despreciable queeres.
—Yonuncahedichoeso.Jamáshedichoqueteestuvieseutilizando.—Estupendo—replicóella—.Ahoradimequenoeresunmonstruo.Dimeque
nohaynadademaloenti.Ydimequemequerríasinclusosinotuviesessangrededemonio.
«Porquenotengosangrededemonio.Ysinembargotequiero.»Las miradas de ambos se trabaron, la de él ciegamente enfurecida; por un
momentoningunorespiró,yentoncesélseapartóviolentamentedeella,maldiciendo,y se puso en pie a toda prisa. Recogió su camisa de la hierba y se la pasó por lacabeza,conlamiradairacundaaún.Tiródelaprendahaciaabajosobrelostejanosylediolaespaldaparabuscarlacazadora.
Clary se puso en pie, tambaleándose un poco. El cortante aire hizo que se lepusieraencarnedegallinalosbrazos.Sentíalaspiernascomosiestuviesenhechasdecera medio derretida. Abrochó los botones del abrigo con los dedos entumecidos,reprimiendo el impulso de echarse a llorar. Llorar no ayudaría a nadie en aquelmomento.
Elaireseguía llenodepolvoycenizasenmovimiento, lahierbaasualrededorestabacubiertadeescombrosdesperdigados:trozosdemueblesdestrozados,lashojasdelibrosvolandolastimeramenteenelviento,astillasdemaderadorada,unpedazode casimedia escalera,misteriosamente intacta.Clary se volvió paramirar a Jace;éstepateabatrozosdedesechosconsalvajesatisfacción.
—Bueno—dijo—,lahemosfastidiadobien.Noeraloqueellahabríaesperado.Pestañeó.—¿Qué?—¿Recuerdas? Perdiste mi estela. Ahora no hay ninguna posibilidad de que
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dibujesunPortal.—Pronunciólaspalabrasconamargoplacer,comosilasituaciónlesatisficieradealgúnmodoextraño—.No tenemosotromodode regresar.Vamosatenerqueandar.
No habría sido una caminata placentera ni bajo circunstancias normales.
Acostumbrada a las luces de la ciudad, Clary no podía creer lo oscuro que estabaIdrispor lanoche.Lasespesassombrasnegrasquebordeaban lacarreteraaambosladosparecíanplagadasdeelementosapenasvisibles,einclusoconlaluzmágicadeJace sólo podía ver a unos pocos metros por delante de ellos. Echaba de menossonidosde la ciudad.Todo lo quepodía oír en aquellosmomentos era el continuocrujir de las botas de ambos sobre la grava y, de vez en cuando, su propio alientoresoplandosorprendidocuandotropezabaconunarocasuelta.
Alcabodeunaspocashoraslospiesleempezaronadolerysintiólabocasecacomo un pergamino. El aire se había tornado muy frío, y marchaba encogida,tiritando, con las manos bien metidas en los bolsillos. Pero incluso todo aquellohabríaresultadosoportablesialmenosJacelehubieseestadohablando.Nolehabíadichoniunapalabradesdequehabíanabandonadolacasasolariegasalvoparadarleindicacionesentonobrusco,diciéndoleenquédireccióngirarenunaencrucijadadelcamino,uordenándolequerodearaunbache.Inclusoentoncesdudabadequeaéllehubieseimportadomuchoqueellasehubiesecaídoenelbache,exceptoporqueloshabríaretrasado.
Finalmente, el cielo empezó a aclarar por el este. Clary, dando traspiésmediodormida,alzólacabezasorprendida.
—Estempranoparaqueamanezca.Jacelacontemplócondesabridodesdén.—EsoesAlacante.Elsolnosaldráhastadentrodetreshorasalmenos.Ésasson
laslucesdelaciudad.Demasiado aliviada ante la idea de que ya estaban casi en casa para que le
importase su actitud,Clary apresuró el paso.Doblaronun recodoy se encontraronandando por un amplio sendero de tierra abierto en la ladera de una colina.Serpenteaba siguiendo la curva de la ladera y desparecía tras un recodo a lo lejos.Aunquelaciudadtodavíanoeravisible,elairesehabíavueltomásluminoso,yunpeculiarresplandorrojizosurcabaelcielo.
—Debemosdeestarmuycerca—dijoClary—.¿Hayalgúnatajocolinaabajo?Jaceteníaelceñofruncido.—Algonovabien—dijosúbitamente.
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Se adelantó, medio corriendo carretera adelante, las botas lanzando volutas depolvo que brillaban ocres bajo la extraña luz. Clary corrió para mantenerse a sualtura, haciendo caso omiso de las protestas de los ampollados pies. Doblaron lasiguientecurvayJacesedetuvodegolpe.ProvocandoqueClarychocaracontraél.Enotrascircunstanciaspodríahaberresultadocómico.Peronoenaquelmomento.
Laluzrojizaeramáspotenteahora,yproyectabaunresplandorescarlatahaciaelcielonocturno,iluminandolacolinaenlaqueseencontrabancomosifuesededía.Columnasdehumoascendíanenespiraldesdeelvallesituadoabajocomolasplumasdeunpavorealnegrodesplegándose.PorencimadelnegrovaporestabanlastorresdelosdemoniosdeAlacante,susestructurascristalinasperforabanigualqueflechasdefuegoelairehumeante.Porentreelespesohumo,Claryconsiguióvislumbrarelsaltaríncolorescarlatadelasllamas,desperdigadasporlaciudadcomounpuñadoderefulgentesjoyassobreunatelaoscura.
Parecíaincreíble,peroasíera:estabandepieenlaladeradeunacolinamuyporencimadeAlacante,yasuspieslaciudadardía.
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SegundaparteLosastrosbrillansombríamente
ANTONIO¿Noquieresquedartemásniquieresquevayacontigo?
SEBASTIÁNContupermiso,no.Misastrosbrillansombríamentesobremí.Laadversidaddemidestinopodríaquizásperturbareltuyo,asíquetesuplicoquemedejesparaquepuedasoportarmismalesasolas.Recompensaríamaltucariñosihiciese
recaercualquieradeellossobreti.
WILLIAMSHAKESPEARE,NochedeReyes
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FUEGOYESPADA
—Estarde—dijoIsabelle.Volviendoacorrerconansiedadlacortinadeencajesobreelaltoventanaldelasalita—.Deberíaestaryadevuelta.
—Sé razonable, Isabelle —indicó Alec, con aquel tono de superioridad dehermanomayorqueparecíadaraentenderquemientrasqueella,Isabelle,podíaserpropensaalahisteria,él,Alec,permanecíasiempretotalmentetranquilo.
Inclusolaposturadesuhermano—estabarepantigadoenunodelosrehenchidossillonessituadosjuntoalachimeneadelosPenhallowcomosinotuvieseniunasolapreocupaciónenelmundo—parecíadiseñadaparaexhibirsudespreocupación.
—Jacerespondeasícuandoestáalterado:sevaydeambulaporahí.Hadichoqueibaadarunavuelta.Regresará.
Isabelle suspiró. Casi deseó que sus padres estuvieran allí, pero seguían en elGard. La reunión del Consejo se estaba prolongando hasta una hora brutalmentetardía.
—PeroélconoceNuevaYork.NoconoceAlacante...—Probablementelaconocemejorquevosotros.Aline estaba sentada en el sofá leyendo un libro, cuyas páginas estaban
encuadernadasencuerorojo.Llevabalosnegroscabellosrecogidostraslacabezaenunatrenzafrancesa,conlosojosclavadoseneltomoabiertosobreelregazo.Isabelle,quejamáshabíasidodemasiadoamantedelalectura,envidiabalacapacidaddeotraspersonas para abstraerse en un libro. Había gran cantidad de cosas que en otromomento habría envidiado en Aline: ser menuda y delicadamente bonita, paraempezar,nograndotacomounaamazonaytanaltaquecontaconessealzabacasiporencimadecualquierchicoqueconocía.Pero,sinembargo,nohacíamucho,Isabellehabíacomprendidoquelasotraschicasnoexistíansimplementeparaserenvidiadas,evitadasoparaprovocarantipatía.
—Vivióaquíhasta losdiezaños.Vosotros, chicos, sólohabéisvenidodevisitaunascuantasveces.
Isabellesellevólamanoalagargantatorciendoelgesto.Elcolgantesujetoaunacadena que llevaba al cuello había emitido un repentino y agudo latido... aunquenormalmentesólolohacíaenpresenciadedemonios,yestabaenAlacante.Nohabíamododepudierahaberdemonioscerca.Alomejorelcolgantenofuncionababien.
—Nocreoqueestévagandoporahí,detodosmodos.Creoqueresultadeltodoevidenteadóndehaido—respondióIsabelle.
—¿CreesquehaidoaveraClary?—inquirióAlec,alzandolosojos.
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—¿Aúnsigueaquí?PensabaqueibaaregresaraNuevaYork—Alinedejóqueellibrosecerrara—.¿DóndesealojalahermanadeJaceatodoesto?
Isabelleseencogiódehombros.—Pregúntaleaél—dijo,moviendolosojoshaciaSebastian.Sebastian estaba despatarrado en el sofá situado frente al deAline.También él
teníaunlibroenlamano,ysuoscuracabezaestabainclinadahaciaél.AlzólosojoscomosipudiesepercibirlamiradadeIsabellesobresí.
—¿Habláisdemí?—preguntóentonoapacible.TodoenSebastianeraapacible,sedijoIsabelleconundejodefastidio.Sehabía
sentido impresionada por su atractivo al principio—aquellos pómulos nítidamentemarcados y aquellos ojos negros insondables—, pero su personalidad afable ycomprensivalacrispabaahora.Nolegustabanloschicosquedabanlaimpresióndenoenfurecersenuncapornada.EnelmundodeIsabelle,lacólerasignificabapasiónydiversión.
—¿Quéestásleyendo?—preguntó,conmásacrituddelapretendida—.¿EsunodeloscómicsdeMax?
—Puessí.—Sebastianbajólosojoshaciaelcómicmangaapoyadosobreelbrazodelsofá—.Megustanlasilustraciones.
Isabellelanzóunsuspiroexasperado.Dirigiéndoleunamiradareprobatorio,Alecdijo:
—Sebastian,aprimerahoradehoy...¿SabeJaceadóndehasido?—¿TerefieresaquehesalidoconClary?—Sebastianpareciódivertido—.Oíd,
noesunsecreto.SelohabríacontadoaJacedehaberlevisto.—Noveoporquéleibaaimportar.—Alinedejósulibroaunlado,ysuvoztenía
untonocortante—.Noesnadamalo.¿QuépasasilehaqueridomostraraClarissaalgodeIdrisantesdequeellavuelvaacasa?Jacedeberíasentirsecomplacidodequesuhermananoestéahísentadaaburridayenojada.
—Puedesermuy...protector—dijoAlectrasunalevevacilación.Alinefruncióelceño.—Debería mantenerse al margen. No puede ser bueno para ella estar tan
sobreprotegida.Laexpresióndesurostrocuandonoscogióporsorpresafuecomosinuncahubiesevistoanadiebesarse.Quierodecir,quiénsabe,alomejoresasí.
—Pues no—repuso Isabelle, recordando el modo en que Jace había besado aClaryenlacorteseelie.
Noeraalgoenloquelegustasepensar;aIsabellenolegustabaregodearseconsuspropiaspenas,ymuchomenosconlasdelosdemás.
—Noeseso.—Entonces¿quées?Sebastianseirguió,apartándoseunmechóndecabellooscurodelosojos.Isabelle
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captóunafugazvisióndealgo...,unalínearojoalolargodelapalma,unaespeciedecicatriz.
—¿Osólomeodiaamíenparticular?Porquenoséquéesloqueyohe...—Éseesmilibro.UnavocecitainterrumpióeldiscursodeSebastian.EraMax,depieenlaentrada
delasala.Llevabapuestounpijamagrisysuscabelloscastañosestabanalborotadoscomosi acabaradedespertarse.Mirabaconexpresión iracundael libromangaquedescansabajuntoaSebastian.
—¿Elqué,esto?—Sebastianlealargóellibro—.Aquítienes,chaval.Maxcruzó lahabitaciónmuydignoyrecuperódeun tirónel libro.Dirigióuna
miradafuribundaaSebastian.—Nomellameschaval.Sebastianrióysepusoenpie.—Voyabuscarcafé—dijo,ysalióendirecciónalacocina.Sedetuvoysevolvió
enelumbraldelapuerta—.¿Alguienquierealgo?Hubouncorodenegativas.Sebastianseencogiódehombrosydesaparecióenla
cocina,dejandoquelapuertasecerraraasuespalda.—Max—dijoIsabelleentonoseco—,noseasgrosero.—No me gusta que nadie toque mis cosas.—Max abrazó el cómic contra el
pecho.—Creceunpoco,Max.Sólolohabíacogidoprestado.La voz de Isabelle surgió más irritada de lo que ella habría querido; seguía
preocupadaporJace,losabía,yseestabadesquitandoconsuhermanopequeño.—Deberíasestarenlacamadetodosmodos.Estarde.—Se oían ruidos arriba en la colina.Me despertaron.—Max pestañeó; sin sus
gafas,todoeramuyparecidoaunamanchaborrosaparaél—.Isabelle...Lanotainterroganteensuvozatrajolaatencióndelajoven.Suhermanadiola
espaldaalaventana.—¿Qué?—¿Escalaalgunavezlagentelastorresdelosdemonios?¿Poralgúnmotivo?Alinealzólacabeza.—¿Trepara las torresdelosdemonios?—Rió—.No,nadiehaceesojamás.Es
totalmenteilegal,paraempezar,yademás,¿porquéquerríanhacerlo?Aline,pensóIsabelle,no teníamucha imaginación.Ellamismapodíapensaren
un montón de razones por las que alguien podría querer escalar las torres de losdemonios,aunquesólofueseparaescupirchiclesobrelosquepasabanpordebajo.
Maxparecíacontrariado.—Peroalguienlohahecho.Séquehevisto...—Seguramentelohassoñado—ledijoIsabelle.
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ElrostrodeMaxsearrugó.Intuyendoquepodíavenirseabajo,Alecsepusoenpieyletomódelamano.
—Vamos,Max—dijo,afectuosamente—.Volvamosalacama.—Todosdeberíamosirnosadormir—dijoAline,poniéndoseenpie;fuehastala
ventana donde estaba Isabelle y cerró bien las cortinas—.Ya es casimedianoche;¿quiénsabecuándoregresarándelConsejo?Nosirvedenadaesperar...
ElcolgantedelagargantadeIsabellevolvióalatirviolentamente...ylaventanaante la que estaba Aline se hizo pedazos hacia dentro. Aline chilló cuando unasmanos entraron a través del agujero abierto... En realidad, advirtió Isabelle conclaridad,noeranmanos,sinoenormeszarpasconescamas,quechorreabansangreyun fluidonegruzco.Agarraron aAliney tiraronde ella a travésde la ventana rotaantesdequeéstapudieseproferirunsegundogrito.
El látigodeIsabelledescansabasobre lamesajuntoa lachimenea.LajovenseabalanzósobreélesquivandoaSebastian,quehabíasalidocorriendodelacocina.
—Consiguearmas—leespetómientras élojeaba lahabitaciónconasombro—.¡Vamos!—chilló,ycorrióalaventana.
Junto a la chimenea, Alec sujetaba aMaxmientras el muchacho se retorcía ychillaba,intentandoescabullirsedelasmanosdesuhermano.Alecloarrastróhacialapuerta.«Bien—pensóIsabelle—.SacaaMaxdeaquí.»
Entrabaairefríoporlaventanarota.Isabellesesubiólafaldaypateóelrestodelcristalroto,dandograciasporquesusbotastuviesenunassuelasgruesas.Cuandoelcristaldesapareció,agachólacabezaysaltófueraporelenormeagujerodelmarco,aterrizandoconunfuerteimpactosobreelsenderodepiedrasituadodebajo.
Aprimeravistaelsenderoparecíavacío.Nohabíafarolasalolargodelcanal;lailuminaciónprincipalproveníadelasventanasdelascasascercanas.Isabelleavanzóconcautela,conellátigodeelectroenroscadoalcostado.Poseíaellátigodesdehaciatantotiempo—habíasidounregalodesupadreporsudecimosegundocumpleaños—que losentíayacomopartedesímisma,comounagrácilextensióndesubrazoderecho.
Lassombrasseintensificaronamedidaquesealejabadelacasayseaproximabaal puente Oldcastle, que trazaba un arco sobre el canal Princewater en un ánguloextrañoconelsendero.Lassombrasdesubaseestabanapelotonadastandensamentecomomoscasnegras...yentonces,mientrasIsabellemirabafijamente,algosemoviódentrodelasombra,algoblancoyvelozcomounaflecha.
Isabellecorrió,abriéndosepasoatravésdeunsetobajoquedelimitabaeljardínde alguien, y se lanzó sobre el estrecho paso elevado de ladrillo que discurría pordebajo del puente. El látigo había empezado a resplandecer con una cruda luzplateada,yconsutenueiluminaciónpudoveraAlineinerteenelbordedelcanal.Unenorme demonio recubierto de escamas estaba tumbado sobre ella, presionándola
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contraelsueloconungruesocuerpodelagartoyelrostroenterradoensucuello...No podía ser un demonio. Nunca había habido demonios en Alacante. Jamás.
Mientras Isabelle lomirabaconmocionada, el ser alzó la cabezayolisqueóel aire,comosilapercibieraallí.Eraciego,advirtió,yunagruesalíneadedientesserradossedibujabacomounacremallerasobrelafrentedondedeberíanhaberestadolosojos.Teníaotrabocaenlamitadinferiordelacara,ocupadaporcolmillos.Loscostadosdesuestrechacolacentellearonmientraslaagitabaaunladoyaotro,eIsabellevio,al acercarse más, que la cola estaba ribeteada de hileras de hueso afilado comocuchillas.
Alineseretorcióyemitióunsonido,ungemidojadeante.UnasensacióndealivioinvadióaIsabelle—habíaestadomedioseguradequelamuchachaestabamuerta—,perodurópoco.AlmoverseAline,Isabellevioquelehabíandesgarradolablusaalolargo de la parte delantera. Tenía marcas de zarpazos en el pecho, y la criaturasujetabaconotrazarpalacinturilladelosvaqueros.
Una oleada de náuseas invadió a Isabelle. El demonio no intentaba matar aAline..., aún no. El látigo cobró vida en la mano de Isabelle igual que la espadallameantedeunángelvengador;lajovenseabalanzóalfrente,asestandounlatigazoenlaespaldaaldemonio.
ElserlanzóunchillidoagudoyseapartódeAline.AvanzóhaciaIsabelle,conlasdos bocas bien abiertas, lanzando zarpazos con las garras hacia su rostro. Lamuchachabrincóhaciaatrásyvolvióaazotarellátigoalfrente;golpeóaldemonioenel rostro, elpechoy laspiernas.Unamiríadademarcasde látigoentrecruzadasapareciósobrelapielcubiertadeescamasdeldemonio,goteandosangreeicor.UnalargalenguabífidasaliódisparadadelabocasuperiorenbuscadelrostrodeIsabelle.Habíaunbulboenelextremo,unaespeciedeaguijón,comoeldeunescorpión.Diouna fuerte sacudida lateral a la muñeca y el látigo se enroscó en la lengua deldemonio, amarrándola con bandas de flexible electro. El demonio chilló y chillómientrasellaapretabaelnudoy tirabaviolentamente.La lenguadeldemoniocayóconunhúmedoynauseabundogolpesordosobrelosladrillosdelacalzada.
Isabellerecogióellátigoconunasacudida.Eldemoniodiomediavueltayhuyó,moviéndosealavelocidaddeunaserpiente.Isabellecorriótrasél.Eldemonioestabaamediocaminodelsenderoqueascendíadesdelacalzadacuandounafiguraoscuraseplantóanteél.Algocentelleóenlaoscuridad,ylacriaturacayóretorciéndosealsuelo.
Isabellesedetuvobruscamente.Alineestabadepieobservandoaldemoniocaído,conunafinadagaenlamano;debíadellevarlaenelcinturón.Lasrunasdelahojabrillaron como relámpagos cuando hundió la daga y la clavó una y otra vez en elcuerpoconvulsionadodelserhastaque lacriaturadejódemoverseporcompletoydesapareció.
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Aline alzó los ojos. Su rostro permanecía inexpresivo.No hizo elmenor gestoparamantenerlablusacerrada,apesardelosbotonesarrancados.Rezumabasangredelasprofundasmarcasdearañazosdesupecho.
Isabellesoltóunquedosilbido.—Aline...¿estásbien?Alinedejócaer ladagaalsueloconun tintineo.Sindecirunapalabrasedio la
vueltaycorrió,desapareciendoenlaoscuridadquehabíabajoelpuente.Cogidapor sorpresa, Isabelle lanzóuna imprecacióny saliódisparada tras ella.
Deseóhaberllevadopuestoalgomásprácticoqueunvestidodeterciopelo,aunquealmenos llevaba las botas. Dudaba que hubiera podido alcanzar a Aline llevandotacones.
Había escaleras demetal al otro lado de la calzada elevada, que conducían devueltaalacallePrincewater.Alineeraunamanchaborrosaenloaltodelaescalera.Serecogióelgruesodobladillodelvestidoylasiguió,conlasbotastaconeandosobrelosescalones.Alllegararriba,miróasualrededorbuscandoalamuchacha.
Sequedóatónita.EstabadepiealfinaldelaampliacallealaquedabalacasadelosPenhallow.Yanoveía aAline:habíadesaparecido en la arremolinadamultitudqueatestabalacalle.Ynosetratabasólodepersonas,además.Había«cosas»enlacalle—demonios—,docenasdeellos,quizásmás,igualesalacriaturaconzarpasyaspectodelagartoalaqueAlinehabíaeliminadobajoelpuente.Yacíanyadosotrescadáveresen lacalle,unoasólounospocosmetrosde Isabelle:unhombre,con lamitaddelacajatorácicadesgarrada.Isabellepudoadvertirporsuscabelloscanososquesetratabadeunanciano.«Claro»sedijo;sucerebrofuncionabadespacio,pieslavelocidad de sus pensamientos estaba embotada por el pánico. «Todos los adultosestán en el Gard.» En la ciudad sólo quedaban los niños, los ancianos y losenfermos...
Elaireteñidoderojorezumabaoloraquemado,lanocheerahendidaporalaridosychillidos.Laspuertasestabanabiertasalolargodelashilerasdeedificios...lagentesalíadisparadadecasaparaacontinuacióndetenerseensecoalverlacallerepletademonstruos.
Eraimposible,inimaginable.Nuncaenlahistoriaunsolodemoniohabíacruzadolassalvaguardasdelastorresdelosdemonios.Yahorahabíadocenas,cientosotalvez más inundando las calles como una marea venenosa. Isabelle sintió como siestuviese atrapada tras una pared de cristal, capaz de verlo todo pero incapaz demoverse;observaba,paralizada,cómoundemonioagarrabaaunmuchachoquehuíayloalzabaenvolandasdelsueloantesdehundirsusdientesserradosenelhombro.
Elmuchachochilló,peroloschillidosseperdieronenelclamorquedesgarrabalanoche.Elestruendoaumentó:elaullardedemonios,personasquellamabanaotras,lossonidosdepiesquecorríanydecristalqueserompía.Calleabajo,alguiengritaba
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palabras que ella apenas consiguió comprender... Algo sobre las torres de losdemonios. Isabellealzó lavista.Lasaltasagujasmontabanguardia sobre laciudadcomosiemprehabíanhecho,peroenlugardereflejarlaluzplateadadelasestrellas,oinclusolaluzrojadelaciudadenllamas,mostrabanunblancoapagadocomolapieldeuncadáver.Suluminiscenciahabíadesaparecido.Larecorrióunescalofrío.Noerade extrañar que las calles estuvieran llenas de monstruos; de algún modo,increíblemente,lastorresdelosdemonioshabíanperdidosumagia.LassalvaguardasquehabíanprotegidoAlacantedurantemilañossehabíanesfumado.
Samuel sehabíaquedadoen silenciohaciahoras, peroSimon seguíadespierto,
conlavistafija,insomne,enlaoscuridad,cuandooyólosgritos.Alzó la cabeza violentamente. Silencio. Miró a su alrededor con inquietud...
¿habría imaginado el ruido?Aguzó los oídos, pero incluso con su recién adquiridacapacidadauditivanooyónada.Estabaapuntodevolverseatumbarcuandosonarondenuevolosgritosclavándoseensusoídosigualqueagujas.ParecíanprovenirdelexteriordelGard.
Se puso de pie sobre la cama y se asomó a la ventana. Vio el verde céspedextendiéndosea lo lejos,y la luzdistantede laciudadconvertidaenun resplandortenueenlalejanía.Entrecerrólosojos.Habíaalgoquenoeranormalenlaluzdelaciudad,algo...apagado.Eraunpocomástenuedeloquerecordaba...yhabíapuntosenmovimientoportodaspartesenlaoscuridad,comoagujasdefuego,zigzagueandopor las calles.Unanubepálida se alzabapor encimade las torres, y el aire estaballenodelhedorahumano.
—Samuel.—Simonpudopercibirlaalarmaensupropiavoz—.Algonovabien.Oyó puertas que se abrían de golpe y pies que corrían. Unas voces roncas
gritaron.Simonapretólacaracontralosbarrotesmientrasparesdebotaspasabanatoda velocidad por el exterior, pateando piedras en su carrera; los cazadores desombras se llamaban unos a otrosmientras semarchaban a toda prisa del Gard ybajabanendirecciónalaciudad.
—¡Lassalvaguardashancaído!¡Lassalvaguardashancaído!—¡NopodemosabandonarelGard!—¡ElGardnoimporta!¡Nuestroshijosestánahíabajo!Las voces eran ya cada vezmás débiles. Simon se apartó violentamente de la
ventana,jadeando.—¡Samuel!Lassalvaguardas...—Losé.Loheoído.
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LavozdeSamuelllegóconfuerzaatravésdelapared.Noparecíaasustadosinoresignado,talvezinclusountantotriunfantealhabersedemostradoqueteníarazón.
—ValentinehaatacadomientraslaClaveestabareunida.Inteligente.—PeroelGard...estáfortificado...¿Porquénosequedanaquíarriba?—Ya lo has oído. Porque todos los niños están en la ciudad. Niños... padres
ancianos...Nopuedenabandonarlosahíabajo.«Los Lightwood.» Simon pensó en Jace, y luego, con terrible claridad, en el
rostro menudo y pálido de Isabelle bajo su corona de cabellos oscuros, en sudeterminaciónenunapelea,enel«Muac»deniñapequeñade lanotaque lehabíaescrito.
—Pero tú se lodijiste... lecontastea laClave loquesucedería. ¿Porquéno tecreyeron?
—Porque las salvaguardas son su religión. No creer en el poder de lassalvaguardassignificadejardecreerquesonespeciales,elegidosyprotegidosporelÁngel.Seríatantocomoconsiderarsesimplesmundanoscorrientes.
Simonsevolviódenuevoparamirarconatenciónporlaventanaotravez,peroelhumoeramás espeso e inundaba el aire conunapalidezgrisácea.Yanopodíaoírvocesgritandofuera;habíagritosalolejos,peroeranmuydébiles.
—Creoquelaciudadestáenllamas.—No.—LavozdeSamueleramuy tranquila—;creoqueeselGard loquese
quema.Probablementefuegodemoníaco.ValentineiríatraselGard,sipudiera.—Pero...—LaspalabrasdeSimonsalieronatropelladamenteunassobreotras—:
Alguienvendráynosdejarásalir,¿verdad?ElCónsul,o...,oAldertree.Nopuedenlimitarseadejarnosaquíabajoparaquemuramos.
—Túeresunsubterráneo—dijoSamuel—.Yyosoyuntraidor.¿Realmentecreesprobablequehaganotracosa?
—¡Isabelle!¡Isabelle!Alecteníalasmanossobresushombrosylazarandeaba.Isabellealzólacabeza
despacio; el rostro blanco de su hermano flotó recortado en la oscuridad que teníadetrás.Unapiezacurvademaderasobresalíadetrásdesuhombroderecho;llevabasuarco sujeto a la espalda, el mismo arco que Simon había usado para matar alDemonioMayorAbbadon.No podía recordar aAlec acercándose a ella, no podíarecordarenabsolutoverleenlacalle;eracomosisehubiesematerializadoasuladodeimproviso,comounfantasma.
—Alec.—Suvozsurgiólentaeirregular—.Alec,para.Estoybien.Se zafó de él. NO había demonios a la vista; había alguien sentado en los
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escalonesdelanterosdelacasasituadafrenteaellos,y llorabaemitiendosonorosychirrianteschillidos.Elcuerpodelancianoseguíaenlacalle,yelolorademoniosloinundabatodo.
—Aline...Unodelosdemonioshaintentado...,haintentado...Contuvo el aliento, lo retuvo. Ella era Isabelle Lightwood. Ella no se ponía
histérica,noimportabalaprovocación.—Lohemosmatado,peroentoncesellahasalidohuyendo.Heintentadoseguirla,
perohasalidodemasiadoveloz.—Alzólosojoshaciasuhermano—.Demoniosenlaciudad—dijo—.¿Cómoesposible?
—Nolosé.—Alecnegóconlacabeza—.Lassalvaguardasdebendehabercaído.Había cuatro o cinco demonios oni aquí fuera cuando he salido de la casa. Heacabado con uno que acechaba junto a los matorrales. Los otros han huido, peropodríanregresar.Vamos.Volvamosalacasa.
La persona de la escalera seguía sollozando. El sonido los siguió mientrasregresabanatodaprisaalacasadelosPenhallow.Lacalleseguíavacíadedemonios,pero podían oír explosiones, gritos, y el correr de los pies resonando desde lassombrasdeotrascallesoscurecidas.Mientrasascendíanlospeldañosdelaentradadelos Penhallow, Isabelle echó un vistazo atrás justo a tiempo de ver cómo un largotentáculoserpenteantesalíaderepentedeentrelasdoscasasysellevabaalamujerquesollozabaenlosescalonesdelaentrada.Lossollozosseconvirtieronenchillidos.Isabelleintentódarmediavuelta,peroAlexyalahabíaagarradoylaempujabapordelantedeélalinteriordelacasa,cerrandodeunportazoycorriendoelcerrojodelapuertaprincipaltrasellos.Lacasaestabaaoscuras.
—He apagado las luces. No quería atraer a ningún otro —explicó Alec,empujandoaIsabellepordelantedeélalinteriordelasaladeestar.
Max estaba sentado en el suelo junto a la escalera, abrazándose las rodillas.Sebastianestabajuntoalaventana,clavandotroncosdemaderaquehabíacogidodelachimeneasobreelagujeroabiertoenelcristal.
—Yaestá—dijo,apartándoseunpocoydejandoqueelmartillocayerasobreelestante—.Estodeberíaaguantaruntiempo.
IsabellesedejócaerjuntoaMaxyleacaricióloscabellos.—¿Estásbien?—No—tenía los ojos muy abiertos y asustados—; he intentado mirar por la
ventana,peroSebastianmehadichoquemeagachara.—Sebastianteníarazón—dijoAlec—.Habíademoniosenlacalle.—¿Todavíaestánaquí?—No,peroaúnhayalgunosen la ciudad.Tenemosquepensar loquevamosa
hacer.Sebastiansemostrabapreocupado.
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—¿DóndeestáAline?—Hasalidocorriendo—explicóIsabelle—.Hasidoculpamía.Deberíahaber...—No ha sido culpa tuya. Sin tu intervención ahora estaría muerta. —Alec
hablabaenun tonofirme—.Mira,no tenemos tiempopara reproches.Voya ir trasAline.Quieroquelostresosquedéisaquí.Isabelle,cuidadeMax.Sebastian,acabadeasegurarlacasa.
—¡No quiero que salgas ahí fuera solo! —Isabelle alzó la voz, indignada—.Llévamecontigo.
—Yosoyelmayor.Sehará loqueyodiga.—El tonodeAlecera tranquilo—.ExistelaposibilidaddequenuestrospadresregresenencualquiermomentodelGard.Cuantosmásdenosotrosestemosaquí,mejor.Seríademasiadofácilquequedásemosseparados ahí fuera. No voy a correr ese riesgo, Isabelle. —Dirigió la mirada aSebastian—.¿Locomprendes?
Sebastianyahabíasacadosuestela.—MededicaréasalvaguardarlacasaconMarcas.—Gracias.Alecestabayaamediocaminodelapuerta;volviólacabezaymiróaIsabelle.
Ella cruzó la mirada con su hermano durante una fracción de segundo. Luego éldesapareció.
—Isabelle.—EraladébilvozdeMax—.Tesangralamuñeca.Lamuchachabajólamirada.Norecordabahaberseheridolamuñeca,peroMax
teníarazón:lasangreyahabíamanchadolamangadesuchaquetablanca.Sepusoenpie.
—Voy a coger mi estela. Regresaré en seguida y te ayudaré con las runas,Sebastian.
—Meiríabienalgodeayuda—asintióél—.Lasrunasnosonmiespecialidad.Isabelle subió a su cuarto sin preguntarle cuál era su especialidad. Se sentía
exhausta,necesitabadesesperadamentedeunaMarcaenergética.Podíahacerunaellamismasieranecesario,aunqueAlecyJacesiemprehabíansidomejoresconaquellaclasederunas.
Una vez en su habitación, revolvió sus cosas en busca de la estela y de unascuantasarmasextras.Mientrasintroducíacuchillosserafínenlapartesuperiordelasbotas,pensabaenAlecyenlamiradaquehabíancompartidomientrasélsalíaporlapuerta. No era la primera vez que había contemplado cómo su hermano partíasabiendo que quizá no volvería a verle jamás.Era algo que aceptaba, que siemprehabíaaceptado,comopartedesuvida;hastaqueconocióaClaryyaSimonjamáshabría pensado que para la mayoría de las personas, desde luego, no era así. Losdemásnovivíanconlamuertecomoconstantecompañera,comounfríoalientoenlanuca incluso en los días más normales. Siempre había sentido desprecio por los
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mundanos, como los demás cazadores de sombras; siempre había creído que eranblandos, estúpidos, como corderos autocomplacientes. Ahora se preguntó si todoaquelodionoproveníadeloscelos.Debíadeseragradablenosentir,cadavezquealguienentufamiliasemarchaba,lapreocupacióndequetalveznoregresaríajamás.
Habíadescendidoyalamitaddelaescalera,estelaenmano,cuandopercibióalgoquenoestabaenorden.Encontrólasaladeestarvacía.AMaxyaSebastiannoselosveíaporningunaparte.HabíaunaMarcadeprotecciónamedioterminarenunodelostroncosqueSebastianhabíaclavadosobrelaventanarota.Elmartilloquehabíausadohabíadesaparecido.
Sintióunnudoenelestómago.—¡Max!—gritó,girandoenuncírculo—.¡Sebastian!¿Dóndeestáis?LavozdeSebastianlecontestódesdelacocina.—Isabelle...aquídentro.Elaliviolainundó,dejándolaaturdida.—No tienegracia,Sebastian—dijo, entrandodecidida en la cocina—.Pensaba
queestabas...Dejóquelapuertasecerraradetrásdeella.Lacocinaestabaoscura,másoscura
que la saladeestar.Forzó lavistaparaveraSebastianyaMax,peronovionadaexceptosombras.
—¿Sebastian?—Laincertidumbreseapoderódesuvoz—.Sebastian,¿quéhacesaquídentro?¿DóndeestáMax?
—Isabelle.Leparecióquealgosemovía,unasombraoscurarecortadacontrasombrasmás
claras.Lavozdelmuchachoerasuave,amable,casiencantadora.Nohabíareparadohastaaquelmomentoenlavoztanhermosaquetenía.
—Isabelle,losiento.—Sebastian,estásactuandodeunmodoraro.Para.—Sientoqueseastú—dijoél—.Verás,deentretodosellos,túeraslaquemejor
mecaía.—Sebastian...—Deentretodosellos—volvióadecir,conlamismavozqueda—,pensabaque
túeraslamásparecidaamí.Entonces,Sebastiandejócaerelpuño,enelquesujetabaunmartillo.Alec corrió a toda velocidad por las calles oscuras que ardían, llamando una y
otravezaAline.AlabandonareldistritodePrincewaterypenetrarenelcorazóndelaciudad,supulsoseaceleró.LascalleserancomouncuadrodelBoscoquehubiese
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cobradovida:llenasdecriaturas:llenadecriaturasmacabrasygrotescasyescenasderepentinayhorrendaviolencia.Desconocidos aterrorizados empujabanaAlec aunladosinmirarypasabancorriendoporsulado,chillando,sinundestinoaparente.Elaire apestaba a humo y demonios. Algunas casas estaban en llamas; otras teníanventanas rotas.Losadoquinescentelleabancubiertosdecristales rotos.Mientras seacercaba a un edificio, comprobóque lo que le había parecidoun trozodepinturadescoloridaeraunaenormefranjadesangrefrescaquehabíasalpicadoelenlucido.Giró en redondo,mirandoen todasdirecciones, peronovionadaque lo explicara;contodo,sealejótandeprisacomopudo.
SóloAlec,deentretodosloshijosdelosLightwood,recordabaAlacante.Eraaúnpequeñocuandosemarcharondeallí,perosinembargotodavíaconservabarecuerdosdelasrelucientestorres,delascallesllenasdenieveeninvierno,decadenasdeluzmágicaengalanandolastiendasycasas,deaguachapoteandoenlafuentedelasirenaenelSalón.SiemprehabíasentidounaextrañapunzadaenelcorazónalpensarenAlacante,ciertadolorosaesperanzadequesufamiliaregresaraundíaallugaralquepertenecían. Ver la ciudad de estemodo representaba lamuerte de toda dicha. Aldoblarhaciaunaavenidamásamplia,unadelascallesquediscurríandesdeelSalóndelosAcuerdos,viounajauríadedemoniosbelialqueseescabullíanporunaentradaenarco,siseandoyaullando.Arrastrabanalgotrasellos...Algoqueseretorcíaysecontraíamientrasresbalabaporlacalledeadoquines.Echóacorreradelante,perolosdemonios ya se habían marchado. Encogida contra la base de un pilar había unaforma inerte que derramaba un delgado rastro de sangre. Cristales rotos crujieroncomoguijarrosbajolasbotascuandoAlecsearrodillóparadarlelavueltaalcuerpo.Lebastóunaúnicaojeadaalrostromoradoydeformado;seestremecióysealejódeallí,dandograciasporquenofuesenadiequeconociera.
Un ruido le hizo ponerse en pie a toda prisa. Olió el hedor antes de verla: lasombradealgojorobadoyenormesedeslizabahaciaéldesdeelotroextremodelacalle.¿UnDemonioMayor?Alecnoaguardóparaaveriguarlo.Cruzólacallecomounaflechaendirecciónaunadelascasasmásaltas,saltandosobreelalféizardeunaventanacuyocristalhabíanhechopedazos.Unospocosminutosmás tardese izabayasobreeltejado,conlasmanosdoloridasylasrodillasarañadas.Sepusoenpie,sesacudióelpolvodelasmanosycontemplóAlacantedesdeallí.
Las inservibles torres de los demonios proyectaban su apagada luz sin vida alsuelosobrelascallesenardecidasdelaciudad,donde«cosas»trotaban,searrastrabanyseescabullíanentrelassombrasdelosedificios,igualquecucarachasquecorreteanpor un apartamento a oscuras. El aire contenía gritos y chillidos, el sonido dealaridos,denombrespronunciadosalviento...ytambiéngritosdedemonios,aullidosdecaosysatisfacción,chillidosqueperforabaneloídohumanocomounapunzadadedolor.Elhumosealzabaporencimadelascasasdepiedradecolormielenformade
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neblina,envolviendolasagujasdelSalóndelosAcuerdos.AlzandolavistahaciaelGard,Alecviounaavalanchadecazadoresdesombrasquedescendíanalacarreterael sendero de la colina, iluminados por las luces mágicas que llevaban. La Clavedescendíaapresentarbatalla.
Seacercóalbordedel tejado.Losedificiosenesazonaestabanmuypegadosylosaleroscasise tocaban.Fuefácilsaltardel techoenelqueestabaalsiguiente,yluegoalsituadomásallá.Seencontrócorriendoágilmenteporlostejados,saltandolas escasas distancias entre casas. Era agradable sentir el aire frío en el rostro,sofocandoelhedorademonios.
Llevaba corriendo unos cuantos minutos cuando advirtió dos cosas: una, quecorríaendirecciónalasagujasblancasdelSalóndelosAcuerdos.Ydos,quehabíaalgomásallídelante,enunaplazaentredoscallejones,algoqueparecíaunalluviadechispasqueseelevaban...Exceptoqueeranazules,deloscuroazuldeunallamadegas. Alec había visto chispas azules como aquéllas antes. Se las quedó mirandofijamenteduranteuninstanteantesdeempezaracorrer.
Eltejadomáspróximoalaplazateníaunapronunciadainclinación.Alecresbalópor la pendiente y sus botas golpearon algunas tejas planas sueltas. Suspendidoprecariamenteenelborde,miróabajo.
Laplazade laCisternaestabaa suspies,y suvisiónquedabaobstaculizadaenparte por un enorme poste de metal que sobresalía de la mitad de la fachada deledificiosobreelqueseencontraba.Unletrerodemaderadeunatiendacolgabadeél,balanceándose con la brisa. La plaza que tenía debajo estaba repleta de demoniosiblis:teníanfigurahumanaperoestabanformadosdeunasustanciaparecidaahumonegroenroscado,cadaunoconunpardeardientesojosamarillos.Habían formadounalíneayavanzabanlentamenteendirecciónalasolitariafiguradeunhombrequellevaba un amplio abrigo gris, obligándolo a retroceder contra una pared. Alec nopudohacerotracosaquemiraratónito.Todoenaquelhombreleresultabafamiliar;laenjutacurvadelaespalda,ladesgreñadamarañadecabellososcuros,yelmodoenque el fuego azul brotaba de las yemas de sus dedos igual que cianóticas libélulasdesenfrenadas.
«Magnus.»Elbrujoestabaarrojando lanzasdefuegoazula losdemonios iblis;unalanzaalcanzóenelpechoaundemonioqueavanzabahaciaél.Lacriaturaemitióunsonidoque fuecomounbaldedeaguaarrojadosobreel fuego, seestremecióydesapareció en medio de una explosión de cenizas. Los otros se movieron paraocupar su lugar —los demonios iblis no eran muy listos—y Magnus arrojó otrotorrente de lanzas llameantes. Varios iblis cayeron, pero en esta ocasión otrodemonio, más astuto que los demás, había flotado alrededor de Magnus y seaglutinabatrasél,listoparaatacar...
Alecnosedetuvoapensar.Enlugardeeso,saltó,agarrandoelbordedeltejado
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mientras caía, y luego sedejó caer, se sujetó alpostedemetaly se columpióparareducir la velocidad de caída.Al soltarse cayó con suavidad al suelo.El demonio,sobresaltado, tratódevolverseconlosojosamarilloscomogemasllameantes;Alecsólo tuvo tiempo para reflexionar que, de ser Jace, se le habría ocurrido algoingeniosoquedecirantesdesacarelcuchilloserafíndelcinturónyatravesarconélaldemonio. Con un alarido confuso el demonio se desvaneció y la violencia de supartidadeestadimensiónsalpicóaAlecconunafinalluviadecenizas.
—¿Alec?Magnuslemirabaconasombro.Habíadespachadoalrestodelosdemoniosiblis,
ylaplazaestabavacíaaexcepcióndeellosdos.—¿Acabasde...acabasdesalvarmelavida?Alecsabíaquedeberíaencontraralgoquedecircomo:«Porsupuesto,porquesoy
uncazadordesombrasyesoesloquehacemos»,o«Éseesmitrabajo».Jacehabríadichoalgoparecido.Jacesiempresabíaloquehabíaquedecir.Perolaspalabrasquerealmentesurgieronde labocadeAlecfueronmuydistintas...ysonaron irascibles,inclusoasuspropiosoídos.
—Jamásmedevolviste las llamadas—dijo—.Te llamémuchísimas veces y túnuncamedevolvistelasllamadas.
MagnusmiróaAleccomosiéstesehubiesevueltoloco.—Tuciudadestá siendoatacada—dijo—.Las salvaguardasno funcionany las
callesestánrepletasdedemonios.¿Ytúquieressaberporquénotehellamado?Alecapretólamandíbulaenunaobstinadalínea.—Sí,quierosaberporquénomedevolvistelasllamadas.Magnuslevantólasmanosenungestodeexasperación.Alecadvirtióconinterés
que,cuandolohizo,unascuantaschispassalierandelasyemasdesusdedos,comolibélulasescapandodeuntarro.
—Eresunidiota.—¿Poresonomehasllamado?¿Porquésoyunidiota?—No.—Magnus fue hacia él a grandes zancadas—.No te he llamado porque
estoycansadodeque sólomequierasvercuandonecesitasalgo.Estoycansadodeverteenamoradodeotrapersona...dealguien,porcierto,quejamástedevolveráeseamor.Nocomoyoteamo.
—¿Meamas?—Nefilimestúpido—dijoMagnusentonopaciente—.¿Porquéotracosaibaa
estar aquí? ¿Por quéotromotivohabría pasado las últimas semanas remendando atodos tus imbéciles amigos cada vez que los hieren y sacándote de cada situaciónridículaenlaquetemetes?PornomencionarelayudarteaganarunabatallacontraValentine.¡Ytodototalmentegratis!
—Nolohabíaconsideradodeesemodo—admitióAlec.
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—Por supuesto que no. Jamás lo consideraste de ningúnmodo.—Los ojos degato deMagnus brillaban de ira—. Tengo setecientos años, Alexander. Sé cuandoalgonovaafuncionar.Túnisiquieraquieresadmitirqueexistoantesuspadres.
Aleclemirósorprendido.—¿Tienessetecientosaños?—Bueno—corrigióMagnus—,ochocientos.Peronoloparezco.Detodosmodos
creoquenolohasentendido.Lacuestiónes...PeroAlecnopudoaveriguarcuáleralacuestiónporqueenaquelmomentouna
docena más de demonios iblis llegaron en tropel a la plaza. Sintió que se ledesencajabalaboca.
—Maldición.Magnus siguió la dirección de su mirada. Los demonios se abrían ya en
semicírculoasualrededor,conlosojosamarillosrefulgiendo.—Eselmomentodecambiardetema,Lightwood.—Tediréqué—Alecalargólamanoparasacarunsegundocuchilloserafín—.Si
salimosconvidadeesto,teprometoquetepresentaréatodamifamilia.Magnusalzó lasmanos; susdedosbrillabancon individuales llamasazulesque
iluminaronsuampliasonrisaconunardienteresplandor.—Tratohecho.
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TODASLASHUESTESDELINFIERNO
—Valentine—musitóJace,pálido,mientrascontemplabalaciudad.A travésde las capasdehumo, aClary leparecióquecasipodíavislumbrar el
angosto laberinto que tramaban las calles de la ciudad, atestadas de figuras quecorrían,diminutashormigasnegrasmoviéndosedesesperadamentedeunladoaotro;perovolvióamirarynovionada,nadasalvolasespesasnubesdevapornegroyelhedordelasllamasyelfuego.
—¿CreesqueescosadeValentine?—ElhumoamargabalagargantadeClary—.Pareceunincendio.Alomejorhaempezadoespontáneamente.
—La Puerta Norte está abierta. —Jace indicó hacia algo que Clary apenasconsiguiódiscernir,dadaladistanciayelhumoquelodistorsionabatodo—.Jamássedejaabierta.Ylastorresdelosdemonioshanperdidosuluz.Lassalvaguardasdebendehabercaído—Sacóuncuchillosefaríndelcinturón,aferrándolocontalfuerzaquesusnudillosadquirieronelcolordelmarfil—.Tengoquellegarallí.
UnnudodetemoroprimiólagargantadeClary.—Simon...—Lo habrán evacuado del Gard. No te preocupes, Clary. Probablemente está
mejorquelamayoríadelosquehayahíabajo.Noesprobablequelosdemonioslosmolesten.Acostumbranadejarenpazalossubterráneos.
—Losiento—susurróella—.LosLightwood...Alec...Isabelle...—Jahoel—dijoJace,yelcuchillodelángelllameó,brillantecomolaluzdeldía
ensumanovendada—.Clary,quieroquepermanezcasaquí.Regresaréaporti.Lairaquealbergabansusojosdesdequehabíanabandonadolacasasolariegase
habíaevaporado.Eratodosoldadoenaquellosmomentos.Ellanegóconlacabeza.—No.Quieroircontigo.—Clary...Seinterrumpió,rígidodepiesacabeza.AlcabodeunmomentoClarytambiénlo
oyó:unintensoyrítmicomartilleo,y,porencima,unsonidoparecidoalchisporroteodeunahogueraenorme.Clarynecesitóunosinstantesparadesmantelarelsonidoensumente,paradescomponerlocomounopodríahacerloconunapiezamusicalenlasnotasquelacomponían...
—Son...—Hombreslobo.Jacemirabadetrásdeella.Siguiendoladireccióndesumiradalosvio,surgiendo
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delacolinamáspróximacomounasombraqueseextendía,iluminadaaquíyalláporfierosojosbrillantes.Unamanadade lobos...Másqueunamanada;debíadehabercientosdeellos,inclusomiles.Susladridosyaullidoshabíansidoelsonidoqueellahabíaconfundidoconelfuego,ysealzabaenlanochecrispadoydiscordante.
AClaryelestómagolediounvuelco.Conocíaaloshombreslobo.Habíapeleadojuntoaellos.PeroéstosnoeranloslobosdeLuke,noeranlobosconinstruccionesdecuidar de ella y no hacerle daño. Pensó en el terrible poder de destrucción de lamanadadeLukecuandoeraliberado,yderepentesintiómiedo.
OyóaJacemaldecirunavez,conferocidad.Nohabíatiempodesacarotraarma;elcazadordesombraslaapretóconfuerzacontraél,rodeándolaconelbrazolibreycon la otra mano alzó a Jahoel bien alto sobre sus cabezas. La luz del arma eracegadora.Claryapretólosdientes.
Los lobosestabanyasobreellos.Fuecomounaolaestrellándose:un repentinoestallidoderuidoensordecedoryunaráfagadeairecuandolosprimeroslobosdelamanadaseabrieronpasoalfrenteysaltaron—habíaojosardientesyfaucesabiertas—;JacehundiólosdedosenelcostadodeClary...
Yloslobospasaronmajestuososaambosladosdeellos,evitandoelespacioenelqueellosseencontrabanporunmargendemásdemediometro.Clarygirólacabezaa todavelocidad, incrédula,cuandodos lobos—unodepielbrillanteymoteada,elotroenormeydeungrisacerado—golpearonelsueloconsuavidaddetrásdeellos,haciendo una pausa, y siguieron corriendo, sin echar siquiera la vista atrás. Habíalobos por todas partes a su alrededor, y ni uno solo los había tocado.Pasaron a lacarrerajuntoaellos,unaavalanchadesombras,conlospelajesreflejandolaluzdelalunaenformadedestellosplateadosdemodoquecasiparecíanconstituirunúnicoríoenmovimientodeformasqueavanzabanatronadorendirecciónaJaceyClary...yluego se dividía a su alrededor como el agua al topar con una piedra. Los doscazadores de sombras podrían muy bien haber sido estatuas a juzgar por la pocaatención que los licántropos les prestaronmientras pasaban raudos, con las faucesbienabiertasylosojosfijosenlacarreteraqueteníandelante.
Yacontinuaciónyanoestaban.Jacesevolvióparaobservarcómoelúltimodeloslobospasabaporsuladoycorríaparaatraparasuscompañeros.Volvíaareinarelsilencio,tansóloalteradoporlossonidosmuyquedosdelaciudadsituadaalolejos.
JacesoltóaClary,bajandoaJahoelmientraslohacía.—¿Estásbien?—¿Quéhapasado?—musitóella—.Esoshombreslobo...hanpasadosinmáspor
nuestrolado...—Vanalaciudad.AAlacante.—Sacóunsegundocuchilloserafíndelcinturóny
selotendió—.Necesitaríaesto.—¿Novasadejarmeaquí,entonces?
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—No serviría de nada. Ningún lugar es seguro. Pero... —Vaciló—. ¿Tendráscuidado?
—Lotendré—dijoClary—.¿Quéhacemosahora?JacebajólamiradahaciaAlacante,queardíaasuspies.—Corramos.Nunca era fácil seguir el ritmo de Jace, y ahora que corría a toda velocidad
resultabacasi imposible.Clarypercibióquedehechoélseestabaconteniendo,quereducíalavelocidadparaqueellapudieraalcanzarlo,yquelohacíaaregañadientes.
Lacarreteraseallanabaenlabasedelacolinaydescribíaunacurvaatravésdeun grupo de árboles altos y conmuchas ramas que creaban la ilusión de un túnel.CuandoClary salió por el otro lado se encontró ante laPuertaNorte.A través delarco,Clarypudoverunaconfusióndehumoyllamas.Jacelaesperabadepieenlapuerta.SosteníaaJahoelenunamanoyunsegundocuchilloserafínenlaotra,peroincluso la luz conjunta de ambos era absorbida por el resplandor de la ciudad queardíaasusespaldas.
—Losguardas—jadeóella,corriendohastaél—.¿Porquénoestánaquí?—Almenosunodeellossigueahí,enaquelgrupodeárboles.—Jaceindicócon
labarbillaal caminoporelquehabía llegado—.Hechopedazos.No,nomires.—Bajólamirada—.Sostienesmaltucuchilloserafín.Sujétaloasí.—Selomostró—.Además,necesitasdarleunnombre.Cassielpodríaserunbuennombre.
—Cassiel—repitióClary,ylaluzdelarmallameó.Jacelamiróconserenidad.—Ojaláhubiese tenido tiempodeentrenarteparaesto.Desde luego,en justicia,
nadie con tan poco adiestramiento como tú debería ser capaz de usar un cuchilloserafín. Ya me ha sorprendido antes, aunque ahora que sabemos lo que Valentinehizo...
ClarynodeseabadeningunamaneahablarsobreloqueValentinehabíahecho.—Alomejorsólotepreocupabaquesideverdadmeadiestrabasdebidamenteyo
acabaríasiendomejorquetú—replicóella.UnamagodesonrisaaparecióenlacomisuradeloslabiosdeJace.—Sucedaloquesuceda,Clary—dijoél,mirándolaatravésdelaluzdeJahoel
—,permaneceamilado.¿Entiendes?—Lamirófijamente,exigiéndoleunapromesa.Por un motivo, el recuerdo de haberle besado en la hierba en la casa de los
Waylandvolvióasumente.Parecíacomosihubiesentranscurridounmillóndeaños.Comosilehubiesesucedidoaotrapersona.
—Permaneceréatulado.
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—Estupendo.—Desviólamiradaylasoltó—.Vamos.Cruzaron lapuertadespacio,unoal ladodelotro.Alpenetraren laciudad,ella
fue consciente del ruido de la batalla por vez primera. Una barrera de sonidoconformada por gritos humanos y aullidos inhumanos, por el sonido de cristaleshaciéndoseañicosyporelchisporroteodelfuego.Lasangrelezumboenlosoídos.
El patio situado justo al otro lado de la puerta estaba vacío. Había formasapiñadas desperdigadas allí sobre los adoquines. Clary intentó no prestarlesdemasiada atención. Se preguntó cómo podría uno saber si alguien estaba muertodesde tantadistancia, sinmirarcondetenimiento.Loscuerposmuertosnoparecíanpersonasinconscientes;eracomosisepudiesepercibirquealgohabíahuidodeellos,quealgunachispaesencialyanoestabaenellos.
Jacehizoquecruzaranelpatioatodaprisa—Clarysediocuentadequeaélnolegustabapermanecerenlazonasabiertasydesprotegidas—yquesiguieranporunadelas calles que salían de él. Encontraron más escombros. Habían destrozadoescaparates,habían saqueadoel contenidoy luego lohabíanesparcidopor lacalle.Tambiénhabíaolorenelaire,unrancioyespesoolorabasura.Claryconocíaaquelolor.Significabaquehabíademonioscerca.
—Poraquí—siseóJace.Seintrodujeronporotracallemásestrecha.Unfuegoardíaenelpisosuperiorde
unacasa,aunqueningunodelosedificioscolindantesparecíahabersidoafectado.AClarylerecordódeunmodoextrañoalasfotosquehabíavistodebombardeoalemándeLondres,quehabíaesparcidoladestrucciónalazardesdeelcielo.
Allevantarlamiradavioquelafortalezasituadaenelpuntomásaltodelaciudadestabaenvueltaenelhumonegro.
—ElGard.—Yatelodije,lohabránevacuado...Jaceseinterrumpiócuandosalierondelacalleestrechaypenetraronenunavía
más grande. Había varios cuerpos en mitad de la calle. Algunos eran cuerpospequeños. Niños. Jace corrió hacia delante, con Clary siguiéndolo más vacilante.Eran tres, como pudo comprobar ésta cuando estuvieron más cerca... ninguno deellos, se dijo con culpable alivio, lo bastantemayorpara serMax. Junto a ellos sehallabaelcadáverdeunhombredeedadavanzada,conlosbrazostodavíaabiertosdeparenparcomosihubieseestadoprotegiendoalospequeñosconsupropiocuerpo.
LaexpresióndeJaceeradura.—Clary...Datelavuelta.Despacio.Clarysevolvió.Justodetrásdeellahabíaunescaparaterotodondehabíahabido
pastelesexpuestosenalgúnmomento...pastelescubiertosconunbrillanteglaseado.Enaquellosmomentosestabanesparcidosporelsueloentreloscristalesrotos.Sobrelosadoquines,lasangresemezclabaconelglaseadoenlargostrazosrosáceos.Pero
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esonoeraloquehabíaalertadoaJace.Algosearrastrabafueradelescaparate...algoinforme,enormeyviscoso.Algoequipadoconunadoblehileradedientesdistribuidaalolargodetodosucuerpooblongo,embadurnadodeglaseadoyespolvoreadoconcristalesrotoscomosisetratasedeunacapadeazúcarcentelleante.
El demonio se dejó caer fuera del escaparate sobre los adoquines y empezó adeslizarse hacia ellos.Algo en sumovimiento rezumante y carente de huesos hizoqueaClaryleentraranganasdevomitar.Retrocedió,chocandocasiconJace.
—Es un demonio behemot—le explicó él, con la vista clavada en la criaturareptantequeteníananteellos—.Selocomentodo.
—¿Comen...?—¿Gente?Sí—dijoJace—.Pontedetrásdemí.Ellaretrocedióparasituarsetrasél,sindejardeobservaralbehemot.Habíaalgo
en aquella criatura que la repelía aúnmás que los demonios con los que se habíaencontrado otras veces. Parecía una babosa ciega con dientes, y supuraba de unmodo... Aunque al menos no se movía de prisa. Jace no debería tener muchosproblemasparamatarla.
Comoespoleadoporsuspensamientos, Jacecorrióhaciaeldemonio,asestandouna cuchillada con el llameante cuchillo serafín, que se hundió en la espalda delbehemotemitiendounsonidoparecidoaldeunafrutademasiadomaduracuandolapisan. El demonio pareció contraerse, luego se estremeció y finalmente volvió aformarsedeimprovisoavariosmetrosdellugaranterior.
JacemiróaJahoel.—Melotemía—masculló—.Essólomediocorpóreo.Difícildematar.—Entoncesno lohagas.—Clary le tiróde lamanga—.Almenosnosemueve
deprisa.Salgamosdeaquí.Jacedejódemalaganaquelearrastraratrasella.Sevolvieronycorrieronenla
direcciónporlaquehabíanvenido.Peroeldemoniovolvíaaestarallí,delantedeellos,obstruyendolacalle.Parecía
habercrecido,ydeélbrotabaunaespeciedeenojadochirridodeinsecto.—Creoquenoquierequenosvayamos—dijoJace.—Jace...Peroélyacorríahacialacriatura,blandiendoaJahoelytrazandounlargoarco
para decapitarla. Sin embargo, aquella cosa se limitó a estremecerse otra vez y seformódenuevo,enestaocasióndetrásdeél.Seirguió,mostrandounaparteinferioracanalada como la de una cucaracha. Jace giró en redondo y descargó a Jahoel,hundiéndolaenlaseccióndetrásdelacriatura.Unfluidoverde,espero,manósobreelcuchillo.
Jace retrocedió, con el rostro contraído por la repugnancia. El behemot seguíemitiendoelmismoruidochirriante.Aquellíquidoseguíabrotandoachorrosdeél,
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peronoparecíaherido.Avanzabacondeterminación.—¡Jace!—gritóClary—.Tucuchillo...LamucosidaddeldemoniobehemothabíarecubiertolahojadeJahoel,volviendo
opaca su llama. Mientras él la contemplaba con asombro, el cuchillo serafínchisporroteóy seextinguiócomoun fuegoapagadoconarena.Soltóel armaentreimproperiosantesdequelababadeldemoniopudiesetocarle.
Elbehemotvolvióalevantarse,dispuestoaatacar.Jaceseechóhaciaatrásparaesquivarlo... y entonces Clary se interpuso como una exhalación entre él y eldemonio,blandiendosucuchilloserafín.Loclavóenlacriaturajustopordebajodelahilera de dientes, hundiendo la hoja en su masa con un sonido húmedo ydesagradable.
Seretiróviolentamente,jadeando,mientraseldemoniovolvíaacontraerse.Alacriaturaparecía costarleunacierta cantidaddeenergía el formarsecadavezque laherían.Sisimplementepudieranherirlalasuficientecantidaddeveces...
Algo se movió en el límite de visión de Clary. Un parpadeo gris y marrónmoviéndoseveloz.Noestabansolos.Jacesevolvióyabrióbienlosojos.
—¡Clary!—chilló—.¡Detrásdeti!La muchacha giró en redondo, conCassiel llameando en su mano, al mismo
tiempoqueel lobosearrojabasobreella,con los labios tensadoshaciaatrásenunferozgruñidoylasfaucesbienabiertas.
Jacegritóalgo;Claryno leentendió,peropercibió laenloquecidaexpresióndesusojosysearrojóaunlado,fueradelcaminodelanimal,quevoló,conlaszarpasextendidasyel cuerpoarqueado... y alcanzóa sublanco, elbehemot,derribándolocontraelsueloantesdeempezaradesgarrarloadentelladas.
Eldemoniochilló,oemitiólomásparecidoaunchillidoquepudo:ungimoteoagudo,similaralsonidodelairealescapardeunglobo.Elloboestabaencimadeél,inmovilizándolo, con el hocico profundamente enterrado en el pellejo viscoso deldemonio.Elbehemotseestremecióytratódesesperadamentedeformarseycurarsusheridas, pero el lobo no le concedía la menor oportunidad. Con las zarpasprofundamentehundidasenlacriatura,elloboarrancabaconlosdientespedazosdecarnegelatinosadelcuerpodelbehemot, ignorandoloschorrosdefluidoverdequellovían sobre él. El behemot inició una última y desesperada serie de convulsascontorsiones, con las mandíbulas dentadas chasqueando entre sí mientras serevolvía... y entonces desapareció, dejando sólo un charco viscoso de fluido verdehumeandoenlosadoquinesdondehabíaestado.
Elloboemitióunaespeciedegruñidodesatisfacciónysevolvióparacontemplara Jace y a Clary con ojos que la luz de la luna volvía plateados. Jace sacó otrocuchillodesucinturónylosostuvoenalto,dibujandounallameantelíneaenelaireentreellosyelhombrelobo.
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Ellobogruñóysupelajeseerizóalolargodellomo.Clarylesujetóelbrazo.—No...,nolohagas.—Esunhombrelobo,Clary...—¡Matóaldemoniopornosotros!¡Estádenuestrolado!SeseparódeJaceantesdequeéstepudieraretenerlayseacercóallobo,conlas
palmasdelasmanosextendidas.Lehablóenvozbajaytranquila.—Losiento.Losentimos.Sabemosquenoquiereshacernosdaño.—Sedetuvo,
conlasmanosextendidasaún,mientrasellobolacontemplabaconojosinexpresivos—.¿Quién...quiéneres?—lepreguntó,ymiróhaciaatrásaJaceyfruncióelceño—.¿Podríasguardaresacosa?
Jace dio la impresión de querer explicarle que uno no guardaba un cuchilloserafínllameanteenpresencialdelpeligro,peroantesdequepudieradecirnada,ellobo profirió otro gruñido quedo y empezó a levantarse.Las patas se alargaron, lacolumna se enderezó, las fauces se retrajeron. En unos pocos segundos una jovenapareciódepieanteellos;unachicaquellevabaunmanchadovestidosueltodecolorblanco,conlosrizadoscabelloshaciaatrásformandomúltiplestrenzas,yunacicatrizribeteándolalagarganta.
—«¿Quiéneres?»—remedólamuchachaconindignación—Nopuedocreerquenomereconocierais.Comositodosloslobosfuéramosiguales.Humanos...
Clarysoltóungritodealivio.—¡Maia!—Ésasoyyo.Salvándooseltrasero,comodecostumbre.Sonrióampliamente.Estabasalpicadadesangreeicor;sobreelpelajedellobono
había resultado visible, pero las listas negras y rojas destacaban alarmantementesobresupielmorena.Sellevólamanoalestómago.
—¡Quéasco!Nopuedocreerquemehayazampadotantacantidaddedemonio.Esperonoseralérgica.
—Pero¿quéhacesaquí?—exigióClary—.Noesquenonosalegremosdeverte,pero...
—¿Nolosabéis?—Maialosmiróconperplejidad—.Lukenostrajoaquí.—¿Luke?—Clarylamiróconasombro—.¿Lukeestá...aquí?Maiaasintió.—Sepusoencontactoconsumanadaycontodaslasotrasquepudoynosavisó
deque teníamosquevenira Idris.Volamoshasta la fronterayviajamosdesdeallí.Luke nos dijo que los nefilim iban a necesitar nuestra ayuda... —Su voz se fueapagando—.¿Nolosabíais?
—No—dijo Jace—, y dudo que laClave lo sepa tampoco.No les entusiasmademasiadoaceptarayudadelossubterráneos.
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Maiaseirguióentodasualtura;susojoscentelleabanencolerizados.—De no haber sido por nosotros, habríais sido masacrados. Nadie protegía la
ciudadcuandonosotrosllegamos...—No —terció Clary, dirigiendo una furiosa mirada a Jace—. Te estoy muy
agradecida por salvarnos, de verdad,Maia, y también Jace, a pesar de que es tantozudoquepreferiríaclavarseuncuchilloserafínantesdeadmitirlo.Ynoesperesquelo haga —añadió en seguida, viendo la expresión del rostro de la muchacha—,porque no serviría de nada. Necesitamos llegar a casa de los Lightwood, y luegotengoqueencontraraLuke...
—¿LosLightwood?CreoqueestánenelSalóndelosAcuerdos.Hemosllevadoallíatodoelmundo.Alecestabaallí,almenos—dijoMaia—,yelbrujotambién,eldelpelopuntiagudo.Magnus.
—SiAlecestáallí,losdemástambién.LaexpresióndealivioenelrostrodeJacehizoqueClarydesearaposarlamano
ensuhombro.Nolohizo.—HasidomuyinteligentellevaratodoelmundoalSalón;tienesalvaguardas.—
Deslizóelrefulgentecuchilloserafíndentrodelcinturón—.Vamos.Clary reconocióenel interiordelSalónde losAcuerdosencuantoentróenél.
Eraellugarquehabíasoñado,dondehabíabailadoconSimonyluegoconJace.«Éste es el lugar al que intentaba enviarme cuando atravesé el Portal», pensó,
paseando la mirada por las paredes de un blanco pálido y el alto techo con lasenormes claraboyas de cristal a través de la cual podía ver el cielo nocturno. Laestancia,aunquemuygrande,parecíadealgúnmodomáspequeñaydeslucidadeloque le habíaparecido en el sueño.La fuentede la sirena seguía en el centrode lahabitación,borboteandoagua,peroteníaunaspectodeslustrado,ylospeldañosqueconducían hasta ella estaban atestados de personas, muchas de las cuales lucíanvendajes.Elsitioestaballenodecazadoresdesombras,depersonasquecorríandeunladoaotro,avecesdeteniéndoseparamirarconatenciónlosrostrosdeotrosquepasaban esperando hallar a algún amigo o a un pariente. El suelo estaba sucio detierra,cubiertodebarroysangre.
LoqueimpresionóaClaryfuefundamentalmenteelsilencio.Siaquellohubiesensido las consecuencias de algún desastre en el mundo mundano, habría habidopersonas gritando, chillando, llamándose unas a otras. Pero la estancia permanecíacasi silente. La gente estaba sentada sin hacer ruido, con la cabeza en lasmanos;algunosdeellosteníanlamiradaperdida.Losniñosseapretabancontrasuspadres,peroningunodeelloslloraba.
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Tambiénadvirtióalgomás,mientrasseabríapasoalinteriordelahabitación,conJaceyMaiaasulado.Habíaungrupodepersonasdeaspectodesaliñadodepiejuntoa la fuente en un círculo irregular. Semantenían apartados de lamultitud.CuandoMaialosdescubrióysonrió,Clarycomprendióelmotivo.
—¡Mimanada!—exclamóMaia.Salió disparada hacia ellos, deteniéndose tan sólo para echar una ojeada por
encimadelhombroaClarymientrassemarchaba.—EstoyseguradequeLukeandaporahíenalgunaparte—gritó,ydesapareció
enelinteriordelgrupo,quesecerróasualrededor.Clarysepreguntó,porunmomento,quésucederíasiseguíaalamuchachalobaal
interiordelcírculo.¿LedaríanlabienvenidacomoamigadeLuke,odesconfiaríandeellaporserotracazadoradesombras?
—Nolohagas—dijoJace,comosileleyeralamente—.Noesunabuena...PeroClarynopudoacabardeescucharla,porque resonóungritode«¡Jace!»y
Alecapareciójadeantedetantoabrirsepasoentrelamultitudparallegarhastaellos.Sus cabellos oscuros estaban hechos un desastre y su ropa estaba manchada desangre,perosusojosbrillabanconunamezcladealivioycólera.AgarróaJaceporlapartedelanteradelacazadora.
—¿Quétehasucedido?Jaceparecióofendido.—¿Amí?—¡Hasdichoqueibasadarunpaseo!¿Quéclasedepaseonecesitaseishoras?—¿Unpaseolargo?—sugirióJace.—Podría matarte —dijo Alec, soltando la ropa de su amigo—. Me lo estoy
pensando.—Esoloecharíatodoaperder,¿noteparece?—dijoJace,ymiróasualrededor
—.¿Dóndeestátodoelmundo?Isabelle,y...—IsabelleyMaxestánencasadelosPenhallow,conSebastian—contestóAlec
—.Mamáypapáhan idoabuscarlos.YAlineestáaquí,consuspadres,peroestámuycallada.Hatenidoundesagradableencontronazoconundemoniorahabjuntoaunodeloscanales.PeroIzzylahasalvado.
—¿Y Simon?—preguntó Clary con ansiedad—. ¿Has visto a Simon?DeberíahaberbajadojuntoconlosdemásdesdeelGard.
Alecnegóconlacabeza.—No, no lo he visto... pero tampoco he visto al Inquisidor, o al Cónsul.
Probablementeestéconunodeellos.Alomejorsehandetenidoenalgúnotrolugar,o...
Se interrumpió mientras un murmullo recorría la habitación; Clary vio que elgrupodelicántroposalzabalavista,alertacomoungrupodeperrosdecazaoliendo
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lapresa.Sevolvió...YvioaLuke,cansadoymanchadodesangre,atravesandolaspuertasdoblesdel
Salón.Corrióhaciaél.Habíaolvidadoyaeldisgustoquelehabíaocasionadosupartida,
yelenojodeélconellaporllevarlosallí;lohabíaolvidadotodoexceptolaalegríadeverle.Pareciósorprendidoporunmomentomientrasellasealzabasobreél...Luegosonrió,extendiólosbrazosylalevantóenaltoalavezquelaabrazaba,comohabíahecho cuando erapequeña.Olía a sangre, franelayhumo.Porunmomento,Clarycerrólosojos,recordandoelmodoenqueAlecsehabíaaferradoaJaceencuantolohabía visto en el Salón, porque eso era lo que uno hacía con la familia cuando sehabíapreocupadoporellos:abrazarlosyapretarsecontraellos,ydecirles lomuchoque te han hecho enfadar, y no pasa nada, porque pormuy enojado que llegues asentirteconellos,siguensiendopartedeti.YloquehabíadichoValentineeracierto.Lukeerasufamilia.
Élladejódepieenelsuelo,esbozandounalevemuecadedoloralhacerlo.—Concuidado—dijo—.Undemonio crouchermeha alcanzado en el hombro
alláabajojuntoalpuenteMerryweather.—Pusolasmanossobreloshombrosdelachica,estudiándoleelrostro—Túestásbien,¿verdad?
—Vaya,unaescenaconmovedora—dijounavozfría—,¿noescierto?Clarysediolavuelta,conlamanodeLuketodavíasobreelhombro.Detrásde
ella había un hombre alto conuna capa azul que se arremolinaba alrededor de suspiesmientrasavanzabahaciaellos.Elrostrobajolacapuchadelacapaeraelrostrode una estatua tallada: pómulos prominentes con facciones aguileñas y ojos depárpadoscaídos.
—Lucian—dijo el hombre, sinmirar aClary—.Debería haber imaginado queerastúquienestabatrasesta...estainvasión.
—¿Invasión? —repitió Luke, y, de improviso, allí estaba su manada delicántropos,depiedetrásdeél.Habíanaparecidoconlamismarapidezyquietudquesisehubiesenmaterializadodelanada.
—No somos nosotros los que hemos invadido vuestra ciudad, Cónsul, sinoValentine.Nosotrossólotratábamosdeayudar.
—La Clave no necesita ayuda—soltó el Cónsul—. NO de los que son comovosotros.EstáisviolandolaLeysóloconelhechodehaberentradoenlaCiudaddeCristal,hayaonosalvaguardas.Deberíassaberlo.
—Estámuy claro que laClave necesita ayuda.De no haber llegado cuando lohicimos,muchosmásdevosotrosestaríaismuertosahora.
Lukeechóunaojeadaporlahabitación;variosgruposdecazadoresdesombrassehabíanacercadoaellos,atraídosporloquesucedía.AlgunosdeellosledevolvieronlamiradaaLuke;otrosbajaronlosojos,comoavergonzados.Peroningunodeellos,
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pensóClaryconunarepentinaoleadadesorpresa,parecíaenojado.—Lohehechoparademostrarunacosa,Malachi.LavozdeMalachisonófría:—¿Cuálesesacosa?—Quenosnecesitáis—dijoLuke—.ParaderrotaraValentinenecesitáisnuestra
ayuda.Nosóloladeloslicántropos,sinoladetodoslossubterráneos.—¿QuépuedenhacerlossubterráneoscontraValentine?—inquirióMalachicon
desdén—.Lucian,tecreíamáslisto.Fuisteunodelosnuestros.Siemprenoshemosenfrentado solos a todos los peligros y hemos protegido al mundo del mal.Volveremos a enfrentarnos a Valentine ahora con nuestros propios poderes. Lossubterráneos harían bien en mantenerse alejados de nosotros. Somos nefilim;libramosnuestraspropiasbatallas.
—Esonoesdeltodocierto,¿verdad?—dijounavozaterciopelada.EraMagnusBane,vestidoconunabrigolargoyrutilante,conmúltiplesarosen
lasorejas,yunaexpresiónpícara.Claryignorabadedóndehabíasalido.—Vosotros,chicos,habéisusadolaayudadebrujosenmásdeunaocasiónenel
pasado,yhabéispagadoespléndidamenteporello,además.Malachipusomalacara.—No recuerdo que la Clave te haya invitado a la Ciudad de Cristal, Magnus
Bane.—Nolohahecho—respondióél—.Vuestrassalvaguardashancaído.—¿De veras? —La voz del Cónsul denotaba sarcasmo—No me había dado
cuenta.Magnuspareciópreocupado.—Peroesoesterrible...Alguiendeberíahabértelocontado.—Echóunvistazoa
Luke—.Dilequelassalvaguardashancaído.Lukeparecíaexasperado.—Malachi,porelamordeDios,lossubterráneossonfuertes;somosmuchos.Te
lohedicho,podemosayudaros.ElCónsulelevólavoz.—Yotambiéntelohedicho,¡ninecesitamosniqueremosvuestraayuda!—Magnus—susurróClary,quesehabíadeslizadoensilenciojuntoalbrujo.UnapequeñamultitudsehabíareunidoparaobservarladiscusióndeLukeconel
Cónsul;lamuchachaestacacasiseguradequenadieleprestabaatención.—Ven conmigo. Todos están demasiado ocupados con la disputa para darse
cuenta.Magnus lamiró interrogante, asintió y la condujo a otro lugar abriéndose paso
entrelamultitudcomounabrelatas.Ningunodeloscazadoresdesombrasuhombreslobo allí reunidos parecía querer impedirle el paso a un brujo de más de metro
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ochenta con ojos de gato y una sonría de maníaco. La empujó a un rincón mástranquilo.
—¿Quésucede?—He conseguido el libro. —Clary lo sacó del bolsillo del desaliñado abrigo,
dejando sus huellasmarcadas sobre la tapa de colormarfil—.He ido a la casa decampo de Valentine. Estaba en la biblioteca como dijiste. Y... —Se interrumpió,pensandoenelángelprisionero—.Noimporta.—LeofrecióelLibrodeloBlanco—.Toma.Cógelo.
Magnus le arrebató el libro con una mano de dedos largos. Ojeó las páginas,abriendomucholosojos.
—Es aúnmejor de lo que había oído—anunció jubiloso—.No puedo esperarparaempezaratrabajarconestoshechizos.
—¡Magnus!—LavozagudadeClary lovolvióabajara la tierra—.Mimadreprimero.Loprometiste.
—Ycumplomispromesas.Elbrujoasintiócongravedad,aunquehabíaalgoensusojos,algoenloqueClary
noacabódeconfiar.—Hayalgomás—añadió,pensandoenSimon—.Antesdeque...—¡Clary!Una voz habló, sin aliento, a su lado. Se volvió sorprendida se encontró con
Sebastiandepie a su lado.Llevabael equipodecombatepuesto,y le sentabaa laperfección, sedijoella, comosihubiesenacidopara llevarlo.Mientrasque todoelmundoaparecíamanchadodesangreydespeinado,élnoteníaniunamarca...salvounadoblehileradearañazosquediscurríanalolargodesumejillaizquierda,comosialgolehubiesearañadoconunagarra.
—Estabapreocupadoporti.HepasadoporcasadeAmatisdecaminohaciaaquí,peronoestabasallí,yellamehadichoquenotehabíavisto...
—Bueno,puesestoyperfectamente.ClarymiróaSebastianyaMagnus,quesujetabaelLibrodeloBlancocontrael
pecho.LasangulosascejasdeSebastianestabanenarcadas.—¿Estásbien?Tucara...Alargó la mano para tocarle las heridas. Los arañazos todavía rezumaban un
pequeñorastrodesangre.Sebastianseencogiódehombros,apartándolelamanoconsuavidad.—UnadiablesasmeatacócercadelacasadelosPenhallow.Estoyperfectamente,
noobstante.¿Quésucede?—Nada. Estaba hablando con Ma... Ragnor —se apresuró a decir Clary,
advirtiendoconrepentinohorrorqueSebastiannoteníaniideadequiéneraMagnusenrealidad.
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—¿Maragnor?—Sebastianenarcólascejas—.Deacuerdo,entonces.ElmuchachodirigióunaojeadacuriosaalLibrode loBlanco.Clarydeseóque
Magnus lo guardara; del modo en que lo sostenía, las letras doradas resultabanclaramentevisibles.
—¿Quéeseso?Magnusloestudióporunmomento,ysusojosfelinosloevaluaron.—Unlibrodehechizos—dijoporfin—.Nadaquepuedainteresarauncazador
desombras.—Adecirverdad,mitíacoleccionalibrosdehechizos.¿Puedoverlo?Sebastian extendió la mano, pero antes de que Magnus pudiese pronunciarse,
Clary oyó que alguien la llamaba y Jace y Alec cayeron sobre ellos, nadacomplacidosdeveraSebastian.
—¡Creohabertedichoque tequedarasconMaxeIsabelle!—leespetóAlec—.¿Loshasdejadosolos?
Pocoapoco,losojosdeSebastianpasarondeMagnusaAlec.—Tuspadreshanvenidoacasa, talycomohasdichoqueharían.—Suvozera
fría—.Mehanenviadopordelanteparadecirtequeestánbien,tantoelloscomoIzzyyMax.Vienendecamino.
—Bien—dijoJaceconlavozllenadesarcasmo—,graciaspor transmitirnos lanoticianadamásllegaraquí.
—Nooshabíavisto—replicóSebastian—.SólohevistoaClary.—Porquelabuscabas.—Porquenecesitabahablarconella.Asolas.Volvióa intercambiarunamiradaconClary,y la intensidadqueéstavioensus
ojoslahizovacilar.QuisopedirlequenolamirasedeaquelmodocuandoJaceestabadelante, pero eso habría sonado irrazonable y estúpido, y además, a lomejor teníaalgoimportantequedecirleenrealidad.
—¿Clary?—Deacuerdo.Sólounsegundo—dijoella,asintiendo;vioque laexpresiónde
Jacecambiaba:nopusomalacara,perosurostrosequedómuyquieto—.Regresoenseguida—añadió,aunqueJacenolamiró;mirabaaSebastian.
Sebastianlacogióporlamuñecaylaapartódelosdemás,tirandodeellahacialazonadondeseamontonabamásgente.Ellaechóunvistazoporencimadelhombro.Todos la observaban, incluso Magnus. Le vio sacudir la cabeza una vez, muylentamente.
Sedetuvoenseco.—Sebastian.Detente.¿Quépasa?¿Quétienesquedecirme?Élsevolviódecaraaella,sujetándoleaúnlamuñeca.—Creíaquepodríamosirafuera—dijo—.Hablarenprivado...
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—No.Quieropermaneceraquí—dijoella,yoyócómosupropiavoz titubeabalevemente,comosinoestuviesesegura.
Perosíloestaba.Tiróhaciaatrásdelbrazoyliberósumano.—¿Quétesucede?—Ese libro—dijo él—. El libro que Fell sostenía... el Libro de los Blanco...
¿sabesdóndeloconsiguió?—¿Deesoqueríashablarme?—Esun librodehechizosextraordinariamentepoderoso—explicóSebastian—.
Muchagentelohaestadobuscandodurantelargotiempo.Ellasoltóunsuspiroexasperado.—Deacuerdo,Sebastian,mira—dijo—.ÉsenoesRagnorFell.EsMagnusBane.—¿Ése esMagnus Bane?—Sebastian giró en redondo y se lo quedómirando
atónitoantesdevolversedenuevohaciaClaryconunamiradaacusadoraenlosojos—.Túlohassabidotodoeltiempo¿verdad?ConocesaBane.
—Sí, y lo siento. Pero él no quería que te lo dijese. Y es el único que puedeayudarme a salvar a mi madre. Por eso le he entregado el Libro de lo Blanco.Contieneunhechizoquepodríaayudarla.
Algocentelleó tras losojosdeSebastian,yClary tuvo lamismasensaciónquehabíatenidodespuésdequelabesara:unarepentinapunzadaquelaavisabadequealgoestabamal,comosihubiesedadounpasoalfrenteesperandoencontrarterrenofirme bajo los pies y en su lugar se hubiese precipitado al vacío. La mano deSebastiansemovióvelozmenteyleagarrólamuñeca.
—¿Túlehasdadoellibro...elLibrodeloBlanco...aunbrujo?¿Aunasquerososubterráneo?
Clarysequedómuyquieta.—Nopuedocreerquehayasdichoeso.—Bajólosojosallugardondelamanode
Sebastianlerodeabalamuñeca—.Magnusesmiamigo.Sebastianaflojólapresiónsobrelamuñeca,aunquemuyligeramente.—Losiento—dijo—.Nodeberíahaberdichoeso.Essóloque...¿hastaquépunto
conocesaMagnusBane?—Mejordeloqueteconozcoati—respondióellaconfrialdad.EchóunaojeadaatrásendirecciónallugardondehabíadejadoaMagnusdepie
con Jace y Alec... y se sobresaltó. Magnus no estaba. Jace y Alec estaban solos,observándolosaellayaSebastian.PudopercibirelcalordeladesaprobacióndeJacecomounhornoabierto.
Sebastiansiguiósumiradaysusojosseensombrecieron.—¿Lobastantebiencomoparasaberadóndehaidocontulibro?—Noesmilibro.Seloentregué—ledijoellaconbrusquedad,aunqueteníauna
sensaciónheladaenelestómagoalrecordaramiradaoscuraenlosojosdeMagnus
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—.Ynoveoquéteimportaati.Mira,agradezcoqueteofrecierasparaayudarmeaencontraraRagnorFellayer,peromeestásponiendodelosnervios.Voyaregresarconmisamigos.
Empezóadarselavuelta,peroélsemovióparacerrarleelpaso.—Losiento.Nodeberíahaberdicholoquehedicho.Essóloque...haymásen
todoestodeloquesabes.—Entoncescuéntame.—Salafueraconmigo.Telocontarétodo.—Sutonoeraansioso,preocupado—.
Clary,porfavor.—Tengo que quedarme aquí—dijo ella, negando con la cabeza—. Tengo que
esperaraSimon.—Eraenpartecierto,yenparteunaexcusa—.Alecmedijoquetraeríanalosprisionerosaquí...
Sebastiannegóconlacabeza.—Clary, ¿no te lo ha dicho nadie? Han abandonado a los prisioneros. Oí que
Malachilodecía.Cuandolaciudadhasidoatacada,hanevacuadoelGard,peronohan sacado a los dos prisioneros.Malachi ha dicho que estaban confabulados conValentine.Quedejarlossalirsuponíaunriesgodemasiadogrande.
LacabezadeClaryparecíanublarse;sesintiómareadaytuvonáuseas.—Nopudesercierto.—Loes—dijoSebastian—.Tejuroqueloes.—Sumanovolvióacerrarsecon
másfuerzasobrelamuñecadeClary,yellasetambaleó—.Puedollevarteallíarriba.AlGard.Puedoayudarteasacarlo.Perotienesqueprometermeque...
—Ellanotienequeprometertenada—dijoJace—.Suéltala,Sebastian.Sebastian,sobresaltado,aflojólapresiónsobrelamuñecadeClary,quelaliberó
violentamente, volviéndose y encontrándose con Jace y Alec, que tenían cara depocosamigos.Lamanode Jacedescansabacon suavidad sobre la empuñaduradelcuchilloserafínquellevabaalacintura.
—Clarypuedehacerloquequiera—replicóSebastian.El muchacho no mostraba un aspecto amenazador, pero había una curiosa
expresiónfijaensurostroqueresultabahastaciertopuntopeor.—Yprecisamenteahoraquierevenirconmigoasalvara suamigo.Elamigoal
queconseguistequemetieranenprisión.Alecpalidecióanteaquello,peroJaceselimitóamenearlacabeza.—Nomegustas—dijoconairepensativo—.Séqueatodoslosdemáslescaes
bien,Sebastian,peroamíno.Alomejoresporquesoyunbastardoalquelolegustallevar la contraria. Pero no me gustas, y no me gusta el modo en que intentasconseguir quemi hermana te siga. Si ella quiere subir al Gard y buscar a Simon,estupendo.Iráconnosotros.Nocontigo.
LaexpresiónfijadeSebastiannocambió.
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—Creoqueesodeberíaserelecciónsuya—dijo—.¿Noteparece?AmbosmiraronaClary.Ellamiródetrásdeellos,endirecciónaLuke,queseguía
discutiendoconMalachi.—Iréconmihermano—dijo.Algo aleteó en lamirada de Sebastian... demasiado de prisa para queClary lo
identificara, aunque sintió un escalofrío en la nuca, como si una mano helada lahubieseacariciado.
—Porsupuesto—dijoél,ysehizoaunlado.FueAlecquiensemovióprimero,empujandoaJacepordelantedeél,haciéndole
andar. Estaban a mitad de camino hacia las puertas cuando ella reparó en que lamuñecaledolía...Leescocíacomosilahubiesenquemado.BajólavistaesperandoencontrarunaseñalenlamuñecaallídondeSebastianlahabíasujetado,peronovionada.Tansólounamanchadesangreen lamangadondeellahabía tocadoelcortequeSebastianteníaenlacara.Frunciendoelceño,conlamuñecaescociéndoleaún,lacubrióconlamangayapresuróelpasoparaatraparalosotros.
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DEPROFUNDIS
Simonteníalasmanosnegrasacausadelasangre.Habíaintentadoarrancarlosbarrotesdelaventanaydelapuertadelacelda,pero
tocarlosdurantemuchotiempoledejabaunasabrasadorasmarcassangrantesenlaspalmas.Finalmentesedejócaer,jadeando,alsuelo,ycontemplóaturdidosusmanosmientras las heridas cicatrizaban rápidamente, las lesiones se cerraban y la pielennegrecidasedesprendíacomocuandoenunacintadevídeosepresionabaelbotóndeavancerápido.
Alotroladodelapareddelacelda,Samuelrezaba.—«Simal viniere sobrenosotros, o cuchillo de juicio, o pestilencia, o hambre,
nospresentaremosdelantedeestaCasa,ydelantede ti (porque tuNombreestáenestaCasa),ydenuestrastribulacionesclamaremosati,ytúnosoirásysalvarás...»
Simonsabíaqueélnopodíarezar.Lohabía intentadoantes,peroelnombredeDioslequemabalabocayleobstruíalagarganta.Sepreguntóporquépodíapensarlas palabras pero no pronunciarlas. Y por qué podía permanecer bajo la luz delmediodíaynomorirperonopodíadecirsusúltimasoraciones.
Elhumohabíaempezadoadescenderpasilloabajoigualqueunespectroresuelto.Olía a quemado y oía el chisporroteo del fuego propagándose, pero se sentíacuriosamenteindiferente,lejosdetodo.Eraextrañoconvertirseenvampiro,queseteobsequiaraconloquesólopodíadescribirsecomolavidaeterna,yluegoextinguirsealosdieciséis.
—¡Simon!La voz era débil, pero su oído la captó por encima de los estallidos y los
chasquidosdelascrecientesllamas.Elhumodelpasillohabíapresagiadocaloryelcalorestaballegando,presionándolocontraélcomounabarrerasofocante.
—¡Simon!EralavozdeClary.Lareconoceríaencualquierparte.Sepreguntósisumentela
estabaconjurandoenaquelmomento, comounaespeciede recuerdode loquemáshabíaamadodurantesuvidaparapodersobrellevarlamuerte.
—¡Simon,estúpidoidiota!¡Estoyaquí,alotrolado!¡Enlaventana!Simonsepusoenpiedeunsalto.Dudabaquesumentefuesecapazdeconjurar
aquello.Atravésdelhumocadavezmásespesovioalgoblancoquesemovíasobrelosbarrotesdelaventana.Alacercarsemás,losobjetosblancossetransformaronenmanosqueaferraban losbarrotes.Saltósobreelcamastro,aullandoporencimadelcrepitardelfuego.
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—¿Clary?—Vaya,graciasaDios.—Claryalargóelbrazoyletocóelhombro—.Vamosa
sacartedeahí.—¿Cómo? —preguntó Simon, razonablemente, pero se oyó el sonido de una
escaramuza y las manos de Clary desaparecieron, reemplazadas al cabo de unmomento por otro par de manos más grandes, indudablemente masculinas, connudillosllenosdecicatricesyfinosdedosdepianista.
—Aguanta.—LavozdeJaceeratranquila,llenadeseguridad,comosiestuvieseconversandoenunafiestaenlugardeatravésdelosbarrotesdeunamazmorraqueardíarápidamente—.Talvezseríamejorqueteechaseshaciaatrás.
Simon obedeció asustado. Lasmanos de Jace se cerraron con fuerza sobre losbarrotes, y sus nudillos se tornaron alarmantemente blancos. Se oyó un crujidoquejumbroso, y el cuadro de barrotes se liberó violentamente de la piedra que lossujetabaycayóconestruendoalsuelojuntoalacama.Unalluviadepolvodepiedracayóenformadeasfixiantenubeblanca.
ElrostodeJaceaparecióenelvacíodelaventana.—Simon,¡VAMOS!—Jacealargólosbrazoshaciaabajo.ElvampiroalzólossuyosyagarrólasmanosdeJace.Sintiócomoleizaban,ya
continuaciónpudosujetarseyaalbordedelaventanaparadarseimpulsoatravésdelangostocuadradocomounaserpientequeseretorcieraatravésdeuntúnel.Alcabodeunsegundoestabaextendidocuanlargoerasobrelahierbahúmeda,contemplandoatónitouncírculoderostrospreocupadosqueleobservabandesdearriba.Jace,ClaryyAleclemirabanconinquietud.
—Estáshechounaporquería, vampiro—dijo Jace—.¿Qué leshapasadoa tusmanos?
Simon se sentó en el suelo. Las heridas de lasmanos habían cicatrizado, peroestaban todavíanegrasallídondehabíaagarrado losbarrotesde la celda.Antesdequepudieraresponder,Claryloestrujóconunrepentinoyferozabrazo.
—Simon—musitó—.Nopuedocreerlo.Nisiquierasabíaqueestabasaquí.HastaanochepensabaqueestabasenNuevaYork...
—Sí, bueno—dijo Simon—.Yo tampoco sabía que tú estabas aquí.—DirigióunamiradafuriosaaJaceporencimadelhombrodelamuchacha—.Dehecho,creoquesemedijoconcretamentequenoestabas.
—Yojamásdijeeso—indicóJace—.Simplementenotecorregícuandotú,comosabes,dijisteloquenoera.Detodosmodos,acabodesalvartedequemartevivo,asíquecreoquenosetepermiteenojarte.
Quemadovivo.SimonseapartódeClaryymiróasualrededor.Seencontrabaenunjardíncuadrado,rodeadopordosladosporparedesdelafortalezayporlosotrosdos lados por unadensa arboleda.Se habían talado tan sólo los árboles necesarios
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para que un sendero de gravilla descendiera hasta la ciudad; el camino estababordeadodeantorchasdeluzmágica,peroúnicamenteunaspocasardíanconlaluztenueyerrática.Alzó lamiradahaciaelGard.Vistodesdeaquelángulo,apenassepercibíalamagnitudelincendio;humonegromanchabaelcieloenloalto,ylaluzdeunas pocas ventanas parecía anormalmente brillante, pero los muros de piedraocultabanbiensusecreto.
—Samuel—dijo—.TenemosquesacaraSamuel.Clarypermaneciódesconcertada.—¿Quién?—Yonoeraelúnicoahíabajo.Samuel...,élestabaenlaceldacontigua.—¿Elmontóndeandrajosqueviporlaventana?—recordóJace.—Eso.Esuntipoextraño,peroesunbuentipo.Nopodemosdejarloahíabajo.
—Simonseincorporóatodaprisa—.¿Samuel?¿Samuel?No obtuvo respuesta. Simon corrió a la ventana baja cerrada con barrotes que
habíajuntoaaquellaporlaqueélacababadearrastrarse.Atravésdelosbarrotessólopudoverhumoarremolinado.
—¡Samuel!¿Estásahídentro?Algosemoviódentrodelhumo... algoencorvadoyoscuro.LavozdeSamuel,
roncaporelhumo,seelevóquebrada.—¡Déjameenpaz!¡Vete!—¡Samuel!Morirásahíabajo.Simontiródelosbarrotes.Nadasucedió.—¡No!¡Déjamesolo!¡Quieroquedarme!SimonmiródesesperadamenteasualrededoryseencontróconJacedetrásdeél.—Aparta—ledijoéste,ycuandoSimonseinclinóaunlado,éllanzóunapatada
consubota.El golpe alcanzó los barrotes, que se soltaron violentamente de su anclaje y
rodaronalinteriordelaceldadeSamuel.Éstelanzóungritoronco.—¡Samuel!¿Estásbien?UnavisióndeSamuelconlacrismarotaacausadelosbarrotesaparecióantelos
ojosdeSimon.LavozdeSamuelseelevóhastaserunladrido.—¡MARCHAOS!SimonmiróaJacedesoslayo.—Creoquelodiceenserio.Jacesacudiólarubiacabezaconexasperación.—Teníasquehacerteamigodeuncompañerodeceldaloco,¿verdad?¿Nopodías
limitarte a contar las baldosas del techo o a domesticar un ratón como hacen losprisionerosnormales?
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Sinaguardarunarespuesta,Jacesetumbóenelsueloysearrastróatravésdelaventana.
—¡Jace!—chilló Clary, y ella y Alec se acercaron corriendo, pero Jace habíafranqueado ya la ventana, dejándose caer al interior de la celda situada debajo—.¿Cómohaspodidodejarquehicieraeso?—ClarylanzóaSimonunamiradafuriosa.
—Bueno, no podía dejar a ese tipo ahí abajo para que muriera —dijo Alecinesperadamente,aunqueparecíaunpocoansioso—.EstamoshablandodeJace...
Seinterrumpiócuandodosmanosseabrieronpasoatravésdelhumo.Alecagarróuna y Simon la otra, y juntos izaron a Samuel, como si fuera un flácido saco depatatas, y lo depositaron sobre el césped.Al cabo de unmomento, SimonyClaryagarraban las manos de Jace y lo sacaban, aunque él resultaba considerablementemenosflácidoysoltóunapalabrotacuandolegolpearonsinquererlacabezaconlarepisa.Selosquitódeencima,gateandohastalahierbaporsísoloyluegodejándosecaersobrelaespalda.
—Uf—dijo,conlavistafijaenelcielo—.Creoquemehedislocadoalgo.—SesentósobreelsueloyechóunaojeadaendirecciónaSamuel—.¿Estábien?
Samuel estaba sentado acurrucado sobre el suelo, con las manos bien abiertassobreelrostro.Sebalanceabaaunladoyaotrosinemitirningúnsonido.
—Creoquelesucedealgo—dijoAlec.AlargólamanoparatocarelhombrodeSamuelyésteseapartóconunviolento
movimientoquecasilehizoperderelequilibrioycaer.—Dejadmeenpaz—dijoconvozquebrada—.Porfavor.Déjamesólo,Alec.Alecsequedótotalmenteinmóvil.—¿Quéhasdicho?—Hapedidoqueledejemossolo—dijoSimon,peroAlecnolemirabaaél,ni
parecióescucharle.Alec miraba a Jace..., quién, de improviso muy pálido, ya había empezado a
ponerseenpie.—Samuel—dijoAlec,ysuvozeraextrañamenteáspera—,apartalasmanosde
lacara.—No.—Samuelbajólabarbillacontraelpecho;sushombrostemblaban—.No,
porfavor.No.—¡Alec!—protestóSimon—.¿Notedascuentadequenoestábien?Claryagarrólamangadesuamigo.—Simon,aquípasaalgo.Tenía los ojos puestos en Jace—¿y cuándo no?—mientras éste avanzaba para
escrutar atentamente la figura acurrucada de Samuel. Las yemas de los dedos delmuchachosangrabanallídondeselashabíaarañadoconelalféizardelaventana,yalapartarse el pelode losojos le dejaronmarcasde sangre en lamejilla.Nopareció
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advertirlo.Teníalosojosmuyabiertos,yunalíneafuriosayuniformeenlaboca.—Cazadordesombras—dijo,ysuvozsonóletalmentenítida—,muéstranostu
cara.Samuel vaciló, pero luegodejó caer lasmanos.Simonnohabía visto su rostro
anteriormente,ynosehabíadadocuentade lodemacradoqueestabaSamuel,o loancianoqueparecía.Surostroestabamediocubiertoporunamatadeespesabarbagris,susojosflotabanenoscuroshuecos,ysusmejillasestabansurcadasdearrugas.Pero a pesar de todo eso le seguía resultando —en cierto modo—peculiarmentefamiliar.
Los labiosdeAlec semovieron,peronoemitióningún sonido.Fue Jacequienhabló.
—Hodge—dijo.—¿Hodge?—repitióSimonconperplejidad—.Peronopuedeser.Hodgeera...y
Samuel,nopuedeser...—Bueno, es la especialidaddeHodge, al parecer—dijoAlec con amargura—.
Hacertecreerquiennoes.—Peroéldijo...—empezóadecirSimon.Lamano deClary se cerró conmás fuerza sobre lamanga de su amigo, y las
palabras de éste murieron en sus labios. La expresión del rostro de Hodge erasuficiente.Noera culpa, en realidad;ni siquierahorrorporhaber sidodescubierto,sinounaterriblepesadumbrequeresultabadurocontemplardurantemuchotiempo.
—Jace—dijoHodgeconvozmuybaja—.Alec...,losientomucho.Jacesemovióentoncesdelmodoenquesemovíacuandopeleaba,igualquela
luzdelsolsobreelagua,ysecolocóanteHodgeconuncuchilloen lamanocuyaafiladapuntasedirigíaa lagargantadesuviejo tutor.El reflejodel resplandordelfuegoresbalóporlahoja.
—Noquierotusdisculpas.Quierounmotivoporelquenodeberíamatarteahoramismo,justoaquí.
—Jace—Alecparecióalarmado—.Jace,aguarda.SonóunrugidorepentinocuandopartedeltejadodelGardsellenódelenguasde
fuegoanaranjadas.Elcalortitilóenelaireeiluminólanoche.Clarypudovercadabriznadehierbadelsuelo,cadalíneadelrostrodelgadoysuciodeHodge.
—No—dijoJace,y su rostrocarentedeexpresiónmientrasmirabaaHodge lerecordóaClaryotrorostroqueeracomounamáscara:eldeValentine—.Sabíasloquemipadremehizo,¿verdad?Conocíastodossussuciossecretos.
AlecpaseabalamiradaconestupordesdeJacehastasuviejotutor.
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—¿Dequéestáshablando?¿Quésucede?ElrostrodeHodgesearrugó.—Jonathan...—Siempre lo has sabido, y jamás me dijiste nada. Todos estos años en el
Instituto...yjamásmedijistenada.LabocadeHodgeseentreabrióflácida.—No...noestabaseguro—musitó—.Cuandonohasvistoaunniñodesdeque
eraunbebé...Noestabasegurodequiéneras,ymuchomenosdeloqueeras.—¿Jace?Alec los miraba alternativamente, con consternación, pero ninguno de ellos le
prestaba lamenor atención a nada que no fuese el otro.Hodgeparecía un hombreatrapado en un torno que se fuese tensando; sus manos daban sacudidas a loscostadoscomoatenazadasporeldolorysusojossemovíanvelocesdeunladoaotro.Clarypensóenelhombrepulcramentevestidoensubibliotecarepletadelibrosquelehabíaofrecidotéybondadososconsejos.Parecíacomosihubiesentranscurridomilañosdeeso.
—Notecreo—dijoJace—.CuandolosLightwoodmeinformarondequeibanahacersecargodelhijodeMichaelWayland,yonosabíanadadeValentinedesdeelLevantamiento.Lleguéapensarquesehabíaolvidadodemí.Inclusorecéparaqueestuviesemuerto,perojamáslosupe.Yentonces,lanocheantesdetullegada,HugovinoconunmensajedeValentineparamí.«Elchicoesmihijo.»Esoera todo.—Respiróentrecortadamente—.Nosabíasicreerle.Penséquelosabría...,penséquelosabría,simplementemirándote,peronohabíanada,nadaquemedieraesaseguridad.YpenséquesetratabadeunaestratagemadeValentine,pero¿quéestratagema?¿Quéintentaba hacer? Tú no tenías ni idea, pero lo tuve muy claro, pero en cuanto alpropósitodeValentine...
—Deberíashabermecontado loqueyoera—replicó Jace,deun sologolpedevoz, como si le extrajesen las palabras a puñetazos—. Podría haber hecho algo alrespecto.Matarme,quizá.
Hodge alzó la cabeza, levantando los ojos hacia Jace por entre los cabellosenmarañadosysucios.
—Noestabaseguro—volvióadecir,medioparasí—,yenlosmomentosenqueme lo preguntaba... pensaba que, tal vez, la educación podría importarmás que lasangre...quesetepodíaenseñar...
—¿Enseñar qué? ¿A no ser un monstruo? —La voz de Jace tembló, pero elcuchilloquesujetabasemanteníafirme—.Nodeberíashabersidotanestúpido.Élteconvirtióenuncobarde rastrero,¿verdad?Y túnoerasun indefensoniñopequeñocuandolohizo.Podríashabertedefendido.
LosojosdeHodgedescendieron.
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—Intentéhacertodoloquepudeporti—dijo,peroinclusoalosoídosdeClarysuspalabrassonaronpobres.
—HastaqueValentineregresó—repusoJace—,yentonceshicistetodoloquetepidió;meentregasteaélcomosi fueseunperroque lehubiesepertenecidoenunaocasión, un perro que él te hubiese pedido que le cuidases durante unos cuantosaños...
—Yluegotefuiste—dijoAlec—.Nosabandonasteatodos.¿Realmentepensastequepodíasocultarteaquí,enAlacante?
—Novineaquíaocultarme—dijoHodge,convozapagada—.VineadeteneraValentine.
—Noesperarásquetecreamos.—Alecvolvíaasonarfuriosoahora—.SiemprehasestadodelladodeValentine.Podríashaberelegidodarlelaespalda...
—¡Jamáspodríahaberelegidoeso!—LavozdeHodgeseelevó—.Avuestrospadresse lesofreció laoportunidaddeunanuevavida; ¡amí jamássemeofreció!EstuveatrapadoenelInstitutodurantequinceaños...
—¡ElInstitutoeranuestrohogar!—dijoAlec—.¿Realmenteeratanterriblevivirconnosotros...serpartedenuestrafamilia?
—No era por vosotros.—La voz de Hodge sonaba entrecortada—.Os quería,pequeños.Peroeraisniños.Yunlugarquenosetepermiteabandonarjamáspuedeserunhogar.Avecespasabasemanassinhablarconotroadulto.Ningúnotrocazadorde sombras quería confiar en mí. Ni siquiera les gustaba realmente que vuestrospadres;metolerabanporquenoteníanelección.Nuncapodríacasarme.Nuncapodríatenerhijospropios.Nuncapodríatenerunavida.Yconeltiempo,vosotros,chicos,habríaiscrecidoyoshabríaisido,yentoncesnohabríatenidonisiquieraeso.Vivíaconmiedo,siesqueaquelloeravida.
—Noconseguirás que sintamos lástimapor ti—dijo Jace—.Nodespués de loque hiciste. ¿Y de qué demonios tenías miedo, si pasabas todo el tiempo en labiblioteca? ¿De los ácaros del polvo? ¡Éramos nosotros los que salíamos ypeleábamoscontrademonios!
—TeníamiedodeValentine—intervinoSimon—.Noloentiendes...Jacelelanzóunamiradaponzoñosa.—Cállate,vampiro.Estonotienenadaquevercontigo.—NoexactamentedeValentine—dijoHodge,mirandoaSimonporprimeravez
desdequelohabíansacadoarastrasdelacelda.Hubo algo en aquella mirada que sorprendió a Clary, una especie de afecto
cansado.—De mi propia debilidad en lo relativo a Valentine. Sabía que algún día
regresaría.Sabíaquevolveríaaintentarhacerseconelpoder,aintentargobernarlaClave.Ysabíaloquemeofrecía.Liberarmedemimaldición.Unavida.Unlugaren
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elmundo. Podría haber vuelto a ser un cazador de sombras. En sumundo. Jamáspodríavolveraseruncazadordesombrasenéste.—Habíaunanhelodescarnadoensu voz que resultaba doloroso escuchar—.Y sabía que sería demasiado débil paranegarmecuandomeloofreciera.
—Ymira la vida que conseguiste—escupió Jace—. Pudrirte en las celdas delGard.¿Valiólapenatraicionarnos?
—Conoceslarespuestaaeso.—Hodgesonabaagotado—.Valentinemeretirólamaldición.Había juradoque loharía,y lohizo.Penséqueme llevaríadevueltaalCírculooa loquequedasedeél.Nolohizo.Nisiquieraélmequiso.Supequenohabríalugarparamíensunuevomundo.Ysupequehabíavendidotodoloqueteníaporunamentira.—Bajólosojoshastasuscerradasymugrientasmanos—.Sólomequedabaunacosa:laposibilidaddellevaracaboalgoquepermitiesequemividanofueseuntotaldesperdicio.DespuésdeenterarmedequeValentinehabíamatadoalosHermanosSilenciosos,queteníalaEspadaMortal,supequeacontinuacióniríatraselCristalMortal.Sabíaquenecesitaba los tres Instrumentos.YsabíaqueelCristalMortalestabaaquíenIdris.
—Aguarda.—Alecalzólamano—.¿ElCristalMortal?¿Quieresdecirquesabesdóndeestá?¿Yquiénlotiene?
—Nadie lo tiene—respondióHodge—.Nadie podría poseer el CristalMortal.Ningúnnefilim,yningúnsubterráneo.
—Realmentetehasvueltolocoahíabajo—dijoJace,moviendobruscamentelabarbillaendirecciónalasquemadasventanasdelasmazmorras—,¿verdad?
—Jace.—ClarymirabaconinquietudhaciaelGard,cuyotejadoestabacoronadopor una espinosa red de llamas de un rojo dorado—. El fuego se extiende.Deberíamosirnosdeaquí.Podemoshablarabajoenlaciudad...
—EstuveencerradoenelInstitutodurantequinceaños—prosiguióHodge,comosi Clary no hubiese hablado—. No podía sacar ni siquiera una mano o un pie alexterior. Pasaba todo el tiempo en la biblioteca, investigando modos de retirar lamaldiciónquelaClavemehabíaimpuesto.AverigüequesólounInstrumentoMortalpodía revocarla. Leí, uno tras otro, los libros donde se relataban la mitología deÁngel, cómo se alzó del lago llevando con él los InstrumentosMortales y se losentregóaJonathanCazadordeSombras,elprimernefilim.Erantres:Copa,EspadayEspejo...
—Losabemos—leinterrumpióJace,exasperado—.Túnosloenseñaste.—Creéisquelosabéistodo,peronoesasí.Mientrasrepasabaunayotravezlas
diferentes versiones de los relato, encontré una y otra vez lamisma ilustración, lamismaimagen...Todoslahemosvisto:elÁngelsurgiendodellagoconlaEspadaenlamano y la Copa en la otra. Jamás conseguí comprender por qué no aparecía elEspejo.Entoncesloentendí.ElEspejoesellago.EllagoeselEspejo.Sonlamisma
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cosa.Lentamente,Jacebajóelcuchillo.—¿ElLagoLyn?Clary pensó en el lago, como un espejo alzándose a su encuentro, el agua
haciéndoseañicosconelimpacto.—Caíenellagoalllegaraquí.Descubríalgorespectoaél.Lukemeexplicóque
tienepropiedadesextrañasyquelosseresmágicoslollamanelEspejodelosSueños.—Exactamente—empezóadecirHodgeconavidez—.YcomprendíquelaClave
no lo sabía, que la información se había perdido con el transcurso del tiempo.NisiquieraValentinelosabía....
Leinterrumpióunespantosorugido,elsonidodeunatorrequesedesplomabaenel extremo opuesto del Gard. El derrumbe provocó una exhibición de fuegosartificialesrojosychispascentelleantes.
—Jace—dijo Alec, alzando la cabeza alarmado—. Jace, tenemos que salir deaquí. Levanta—le ordenó a Hodge, tirándole de un brazo para ponerlo en pie—.PuedescontaralaClaveloqueacabasdecontarnos.
Hodgeseincorporóvacilante.«¿Cómodebeser—pensóClaryconunapunzadadeinoportunapiedad—vivirlapropiavidaavergonzadonosólodeloquehashechosinodeloqueestuvistehaciendoydeloquesabíasquevolveríasahacer?»Hodgehabía renunciado hacía mucho tiempo a intentar vivir una vida mejor o una vidadiferente; todo loquequería eradejarde sentirmiedo,ypor lo tanto sentíamiedotodoeltiempo.
—Vamos.Alec, sujetandoaúnelbrazodeHodge, lo impulsóhaciaadelante.PeroJacese
colocóanteellos,impidiéndoleselpaso.—SiValentineconsigueelCristalMortal—dijo—,¿quésucederáentonces?—Jace—dijoAlec,asiendotodavíaelbrazodeHodge—,ahorano...—SiselocuentaalaClave,ellosjamásnoslocontaránanosotros—replicóJace
—.Paraellossomossimplementeniños.PeroHodgenoslodebe.—Sevolvióhaciasuantiguotutor—.DijistequetedistecuentadequeteníasquedeteneraValentine.¿Detenerleparaquenohiciesequé?¿QuépoderleconferiríaelEspejo?
Hodgenegóconlacabeza.—Nopuedo...—Y sin mentiras.—El cuchillo centelleó en el costado de Jace; la mano asía
fuertementeelmango—.Porquequizás,porcadamentira,tecortaréundedo.Odos.Hodge se encogió hacia atrás, con auténtico miedo en los ojos. Alex parecía
anonadado.—Jace.No.Asíescomolohacetupadre.Ésenoerestú.—Alec—dijoJacesinmirarasuamigo,aunquesutonofuecomoelcontactode
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unamanopesarosa—.Túnosabescómosoyenrealidad.LosojosdeAlecseencontraronconlosdeClaryporencimade lahierba.«No
puedeniimaginarporquéJaceactúadeestemodo—pensóella—.Nolosabe.»Diounpasoalfrente.
—Jace, Alec tiene razón... Podemos llevar a Hodge abajo, al Salón, y puedecontaralaClaveloquenosacabadeexplicar...
—DehaberestadodispuestoadecírseloalaClave,lohabríahechoya—contestóélconbrusquedad,sinmirarla—.Quenolohayahechotodavíademuestraqueesunmentiroso.
—¡NosepuedeconfiarenlaClave!—protestóHodgecondesesperación—.Hayespíasenella...hombresdeValentine...nopodíacontarlesdondeestáelEspejo.SiValentineencontraraelEspejo,sería...
Nopudoacabar lafrase.Algobrillantedeuncolorplateadosurgiócentelleantedelanoche, lacabezadeunclavodeluzenlaoscuridad.Alexlanzóungrito.LosojosdeHodgesedesorbitaronalavezquedabauntraspié,llevándoselasmanosalpecho.Mientrascaíadeespaldas,Clarycomprendióelmotivo:laempuñaduradeunadaga larga sobresalía de su caja torácica, como el asta de una flecha muy tiesaclavadaenelblanco.
Alec,saltandoal frente,atrapóasuviejo tutormientraséstecaía,y lodepositóconsuavidadsobreelsuelo.Alzólosojosconimpotencia;lasangredeHodgehabíasalpicadosurostro.
—Jace,¿porqué...?—Yonolohehecho...—ElrostrodeJaceestabablanco,yClaryvioquetodavía
sujetabaelcuchillo,aferradoconfuerzaalcostado—.No...SimonyClarysevolvieronen redondo,clavando lamiradaen laoscuridad.El
fuegoiluminabalahierbaconuninfernalresplandornaranja,perotodopermanecíanegro entre los árboles de la ladera; y entonces algo emergió de la oscuridad, unafiguravaga,conun familiarcabellonegroalborotado.Avanzóhaciaellos; la luz ledabaenelrostroysereflejabaensusoscurosojos,queparecíanarder.
—¿Sebastian?—dijoClary.Jacepaseó lamirada frenéticamentedeHodgeaSebastianypermaneciódepie
conairevacilanteenelbordedeljardín;parecíacasiaturdido.—Tú—dijo—.¿Hassido...?—Teníaquehacerlo—respondióSebastian—.Oshabríamatado.—¿Conqué?—LavozdeJacesealzóysequebró—.Nisiquierateníaunarma...—Jace—interrumpió Alec los gritos de su amigo—. Ven aquí. Ayúdanos con
Hodge.—Oshabríamatado—volvióadecirSebastian—.Oshabría...PeroJacehabíaacudidoaarrodillarsejuntoaAlec,enfundandoelcuchilloensu
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cinturón.AlecsosteníaaHodgeensusbrazos,teníasangreenlapartedelanteradelacamiseta.
—Sacalaestelademibolsillo—ledijoaJace—.Pruebauniratze...Clary;paralizadaporelhorror,sintióqueSimonseremovíajuntoaella.Volvióla
cabezaparamirarleysequedóhorrorizada;Simonestabablancocomoelpapelsalvoporunruborfebrilenambospómulos.Pudoverlelasvenasserpenteandobajolapiel,comolaexpansióndeundelicadocoralbifurcándose.
—Lasangre—susurróél,sinmirarla—.Tengoquealejarme.Clary alargó lamano para sujetarle lamanga, pero él se tambaleó hacia atrás,
liberandodeuntirónelbrazo.—No,Clary,porfavor.Déjamemarchar.Estarébien;regresaré.Ellaempezóaseguirlo,peroélerademasiadovelozparaquepudieseretenerlo.
Desaparecióenlaoscuridadquehabíaentrelosárboles.—Hodge...—Alecparecióllenodepánico—.Hodge,quédatequieto...Pero el tutor forcejeabadébilmente, intentandoapartarsede él, de la estelaque
Jacesostenía.—No.—El rostro deHodge tenía el color de lamasilla; sus ojos semovieron
velocesdeJaceaSebastian,quetodavíapermanecíaenlassombras—.Jonathan...—Jace—dijoelchico,casienunsusurro—.LlámameJace...LosojosdeHodgeseposaronenél.Clarynoconsiguiódescifrarlaexpresiónque
habíaenellosdetemor.Súplica,sí,peroalgomásqueeso,estabanllenosdetemor,odealgoparecido,ydenecesidad.Alzóunamanocomoparaprotegerse—.Túno.—musitó,ybrotósangredesubocajuntoalaspalabras.
UnaexpresióndedoloratravesófugazmenteelrostrodeJace.—Alec,hazeliratze...Creoquenoquierequeyoletoque.LamanodeHodgesecerrócomounagarra;aferrólamandadeJace.Sualiento
surgióconunestertoraudible.—Túnunca...fuiste...Ymurió.Clary se dio cuenta en seguida.No fue algo silencioso e instantáneo,
comoenunapelícula; lavozseapagóconungorgoteo, losojosse lequedaronenblancoyélsequedóflácidoypesado,conelbrazodobladodesgarbadamentebajoelcuerpo.
AleccerrólosojosdeHodgeconlasyemasdelosdedos.—Adiós,HodgeStarkweather.—Noselomerece.—LavozdeSebastianeracortante—.Noerauncazadorde
sombras;erauntraidor.Nomereceelúltimoadiós.Alecalzó lacabezadesafiante.DejóaHodgeenel sueloy sepusoenpie; sus
ojosazuleseranfríoscomoelhielo.Teníalasropasmanchadasdesangre.—¿Ytúquesabes?Hasmatadoaunhombredesarmado,aunnefilim.Eresun
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asesino.EllabiodeSebastiansecrispó.—¿Creesqueno sé quién era?—Señaló aHodge—.Starkweather estaba en el
Círculo.TraicionóalaClaveentoncesylomaldijeronporello.Deberíahabermuertopor lo que hizo, pero la Clave fue indulgente... ¿y qué les reportó? Volvió atraicionarnosatodoscuandolevendiólaCopaMortalaValentinetansóloparaquelolibraradelamaldiciónquemerecía.—Hizounapausa;respirandocondificultad—.Nodeberíahaberlohecho,peronopodéisdecirquenoselomerecía.
—¿Cómo sabes tanto sobre Hodge? —quiso saber Clary—. Y ¿qué estáshaciendoaquí?CreíaquehabíaquedadoclaroquepermanecierasenelSalón.
Sebastianvaciló.—Tardabais tanto—dijopor fin—quemehepreocupado.Pensabaquepodríais
necesitarmiayuda.—¿Así que has decidido ayudarnos matando al tipo con el que estábamos
hablando?—inquirióella—.¿Porquepensabasqueteníaunpasadoturbio?¿Quién...quiénactúaasí?Notienesentido.
—Esoesporquemiente—dijoJace,quemirabaaSebastianconunamiradafríayanalítica—.Ynolohacenadabien.Pensabaqueseríasunpocomejoreneso,Verlac.
Sebastianledevolviólamiradasininmutarse.—Loquequieredecir—explicóAlec,adelantándose—esquesirealmentecrees
queloquehicisteestabajustificado,note importarábajarconnosotrosalSalóndelosAcuerdosyofrecertusexplicacionesalConsejo.¿Loharás?
TranscurrióuninstanteantesdequeSebastiansonriera...conlasonrisaquehabíacautivadoaClaryenotromomento,peroqueahoraconteníaalgodesesgado,comosisetrataradeuncuadroquecolgaraligeramentetorcidoenlapared.
—Porsupuestoquenomeimporta.Avanzó hacia ellos lentamente, casi paseando, como si no tuviera ninguna
preocupaciónenlavida.Comosinoacabaradecometerunasesinato.—Desdeluego—dijo—,esuntantocuriosoqueestéistanalteradosporquehaya
matadoaunhombrecuandoJaceplaneabacortarlelosdedosunoauno.LabocadeAlecsetensó.—Nolohabríahecho.—Tú...—Jacemiró a Sebastian con aversión—, tú no tienes ni idea de lo que
dices.—Oalomejor—dijoSebastian—realmenteestántansóloenojadoporquebeséa
tuhermana.Porqueellamedeseaba.—Noesverdad—dijoClary,peroningunodeelloslamiraba—.Notedeseaba.—Tiene esa costumbre, ya sabes... ¿el modo en que lanza esa exclamación
ahogada cuando la besas, como si la sorprendiera?—Sebastian se había detenido
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ahorafrenteaJace,ysonreíacomounángel—Resultadelomáscautivador;debesdehaberloadvertido.
Jaceparecíaestarapuntodevomitar.—Mihermana....—Tuhermana—dijoSebastian—.¿Loes?Porquevosotrosdosnoactuáiscomo
si lo fuerais. ¿Pensáisque losdemásnosedancuentadelmodoenqueosmiráis?¿Creéisqueocultáisloquesentís?¿Creéisquenadiepiensaqueesantinatural?Loes.
—Essuficiente.—LaexpresiónenelrostrodeJaceeraasesina.—¿Porquéhacesesto?—preguntóClary—.Sebastian,¿porquédicestodasesas
cosas?—Porque finalmente puedo—dijoSebastian—.No tienes ni idea de lo que ha
sidoestarjuntoatodosvosotrosestosúltimosdías,teniendoquefingirqueospodíasoportar.Queverosnomeenfermaba.Tú—dijoaJace—,quededicascadasegundoenelquenosuspirarportupropiahermanaagimotearsinpararportupapiquenotequería.Bueno,¿quiénpodríaculparle?T tú,estúpidazorra—sevolvióhaciaClary—,entregandoeselibrodeunvalorincalculableaunbrujomestizo;¿tienesalgunaneuronaenesacabecitatuya?Ytú...—dirigiósusiguientemuecadespectivaaAlec—, creo que todos sabemos qué pasa contigo.No deberían permitir que los de tuclasepertenecieranalaClave.Eresrepugnante.
Alec palideció, aunque pareció más estupefacto que otra cosa. Clary no podíaculparle;resultabadifícilcontemplaraSebastian,contemplarsusonrisaangelical,eimaginarquepudiesedecirtalescosas.
—¿Fingirquepodíassoportarnos?—repitió—.Pero¿porquétendríasquefingirquelohacías...?Amenosquenosestuviesesespiando.—Clarycomprendiólaverdadalmismotiempoquelodecía—.AmenosquefuesesunespíadeValentine.
ElapuestorostrodeSebastiansedesfiguró,subocacarnosaseaplastó,suslargosyelegantesojosseentornaronhastaconvertirseenrendijas.
—Y por fin lo entienden —dijo—. Juro que existen dimensiones demoníacastotalmentedesprovistasdeluzquesonmenoscortasdelucesquetodosvosotros.
—Puedequenoseamostanlistos—dijoJace—,peroalmenosestamosvivos.Sebastianlemiróconasco.—Yotambiénestoyvivo—indicó.—Nopormuchotiempo—replicóJace.Laluzdelalunarestallóenlahojadesucuchillosmientrasseabalanzabasobre
Sebastianconunmovimientotanvelozqueparecióunamanchaborrosa,másvelozquecualquiermovimientohumanoqueClaryhubiesevistojamás.
Hastaaquelmomento.Sebastiansearrojóaunlado,esquivandoelgolpe,yatrapóelbrazodeJaceque
empuñabaelcuchillomientraséstedescendía.Elcuchillotintineócontraelsuelo.A
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continuación,SebastiansujetóaJaceporlaparteposteriordelacazadora,loalzóyloarrojólejosconincreíblepotencia;Jacevolóporlosaires,golpeólapareddelGardconunaterribleviolencia,ycayóalsuelohechounovillo.
—¡Jace!Clary lo vio todo blanco. Corrió hacia Sebastian para estrangularle. Pero él la
esquivóybajólamanoconindiferenciacomosiapartarauninsectodeunmanotazo.Elgolpe laalcanzóconfuerzaenun ladode lacabezay laenviódando tumbosalsuelo.Lamuchacharodósobresímisma,pestañeandoparaeliminarunarojaneblinadedolorenlosojos.
Alec sostenía el arco que llevaba a la espalda; estaba tensado, con una flechacolocadaytotalmentelista.SusmanosnotemblaroncuandoapuntóaSebastian.
—Quédatedondeestás—leordenó—.Yporlasmanosalaespalda.Sebastianrió.—Nomedispararías—dijo.AvanzóhaciaAlecconpaso tranquiloydespreocupado,comosiascendiera los
escalonesdelapuertaprincipaldesucasa.Alecentrecerrólosojos,yalzólasmanosenunaseriedemovimientoselegantes
yuniformes;tiróhaciaatrásdelaflechayladisparó.EstavolóhaciaSebastian...Y falló.Sebastian sehabía agachadoomovidode algúnmodo,Clarynopodía
decirlo,ylaflechahabíapasadoporsuladoytemblabaeneltrocodeunárbol.AlecsólotuvotiempoparaunamomentáneaexpresióndesorpresaantesdequeSebastiancayera sobre él, le arrebatara el arcoy lo partiera con lasmanos; lo rompiópor lamitad, y el chasquidode lamadera al astillarse hizo estremecerse aClary como siescuchara huesos astillándose. Ésta intentó arrastrarse a una posición sentada,haciendocasoomisodelpunzantedolorde sucabeza. Jaceyacíaunosmetrosmásallá, totalmente inmóvil. Clary intentó levantarse, pero las piernas no parecíanfuncionarlecomoeradebido.
Sebastian arrojó a un lado las dos mitades destrozadas del arco y empezó aacercarseaAlec.Alechabíasacadoyauncuchilloserafín,querelucíaensumano,peroSebastian lo apartó aun ladocuandoAlex se le lanzóencima; lo apartó aunlado y agarró al muchacho por la garganta, levantándolo casi del suelo. Apretódespiadadamente, con ferocidad, sonriendo burlón mientras Alec se ahogaba yforcejeaba.
—Lightwood —musitó—, ya me he ocupado de uno de vosotros hoy. Noesperabatenerlamismasuerteporsegundavez.
Retrocedió con una sacudida, como una marioneta a cuyos hilos han dado untirón.Liberado,Alecsedesplomósobreelsuelo,conlasmanosenlagarganta.Clarypudooír su respiraciónentrecortadaydesesperada... pero tenía losojospuestos enSebastian.Unasombraoscurasehabíaadheridoasuespaldayseaferrabaaélcomo
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una sanguijuela. Sebastian asestaba zarpazos a su garganta, dando boqueadas yahogándosemientras giraba en redondo, tratando de arañar a la cosa aferrada a sucuello.Algirar,laluzdelalunacayósobreél,yClarylovio.
EraSimon.RodeabaconlosbrazoselcuellodeSebastian;susblancosincisivosbrillabancomoagujasdehueso.EralaprimeravezqueClaryleveíaconelaspectodeunauténticovampirodesdelanocheenquesehabíalevantadodesutumba,ylecontempló con horrorizada sorpresa, incapaz de desviar la mirada. La boca delvampiroemitióungruñido,conloscolmillostotalmenteextendidosyafiladoscomodagas.LoshundióenelantebrazodeSebastian,abriendounlargoyrojodesgarrónenlacarne.
Sebastianlanzóunalaridoysearrojóhaciaatrás,aterrizandoviolentamentesobreelsuelo.RodóconSimonmedioencimadeél,ambosintentandoarañarseelunoalotro, desgarrándose y gruñendo como perros en un foso. Sebastian sangraba endistintoslugarescuandoporfinseincorporótambaleanteypudoasestardosfuertespatadas a la caja torácica de Simon, quien se dobló hacia adelante sujetándose elestómago.
—Garrapatarepugnante—gruñóSebastian,echandoelpieatrásparaasestarotrogolpe.
—Yodetinoloharía—dijounavozsosegada.LacabezadeClarysealzóbruscamente,yunanuevapunzadadedolorgolpeóla
parte posterior de sus ojos. Jace estaba a unos pocos pasos de Sebastian. Tenía elrostroensangrentado,unojohinchadoyentrecerrado,peroenunamanososteníaunllameantecuchilloserafín,ylamanoqueloempuñabaerafirme.
—Nuncaanteshematadoaunserhumanoconunodeéstos—dijoJace—.Peroestoydispuestoaprobar.
ElrostrodeSebastiansecrispó.EchóunvistazoaSimonyluegoalzólacabezayescupió.LaspalabrasquepronuncióprocedíandeunidiomaqueClarynoreconoció;y a continuación se dio la vuelta con lamisma aterradora velocidad con la que sehabíamovidoalatacaraJaceydesaparecióenlaoscuridad.
—¡No!—chillóClary.Intentó ponerse en pie, pero el dolor fue como una flecha abriéndose paso
abrasadora por su cerebro. Se desplomó sobre la hierba húmeda. Al cabo de unmomentoJaceestabainclinadosobreella,pálidoyansioso.Levantólosojoshaciaél;suvisiónsetornóborrosa...Porfuerzateníaqueestarborrosa,desdeluego,ojamáspodríahaberimaginadoaquellablancuraasualrededor,unaespeciedeluz...
OyólavozdeSimonyluegoladeAlex,queleentregaronalgoaJace:unaestela.El brazo le ardió, y al cabo de unmomento el dolor empezó a desvanecerse, y sucabezaseaclaró.Parpadeóyobservólostresrostrosqueflotabansobreelsuyo.
—Micabeza...
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—Tienesunaconmoción—dijoJace—.Eliratzedeberíaayudar,perotendríamosque llevarte a un médico de la Clave. Las lesiones en la cabeza pueden serproblemáticas.—LedevolviólaestelaaAlec—.¿Creesquepuedesponerteenpie?
Ella asintió. Se equivocaba. El dolor volvió a lacerarla mientras unas manosdescendían y la ayudaban a levantarse. Simon. Se recostó en él agradecida,aguardando a recuperar el equilibro. Todavía se sentía como si pudiese caer encualquierinstante.
Jaceteníaelrostroenfurruñado.—NodeberíashaberatacadoaSebastiandeesemodo.Nisiquierateníasunarma.
¿Enquépensabas?—Enlomismoquetodos—acudióAlex,inesperadamente,ensudefensa—.Que
élacababadearrojarteporlosairescomounapelota.Jace,nuncahevistoanadiequetesuperaradeesemodo.
—Bue...mecogióporsorpresa—dijoJaceunpocoasupesar—.Desdedehaberrecibidoalgúntipodeadiestramientoespecial.Noloesperaba.
—Sí, bueno.—Simon se palpó el tórax e hizo unamueca—.Creo queme hahundidounpardecostillas.Nopasanada—añadióalverlaexpresiónpreocupadadeClary—.Seestáncurando.PeroSebastianesdecididamentefuerte.Realmentefuerte.—MiróaJace—.¿Cuántotiempocreesquellevabaenlassombras?
Jaceadoptóunaexpresiónseria.EchóunaojeadaentrelosárbolesenladirecciónporlaquehabíamarchadoSebastian.
—Bueno,laClavelocogerá...ylomaldeciráprobablemente.MegustaríaverlosimponiéndoleslamismamaldiciónqueleecharonaHodge.Esoseríajusticiapoética.
Simonsediolavueltayescupióalosmatorrales.Selimpiólabocaconeldorsodelamano,teníaelrostrocrispadoenunamuecadeasco.
—Susangretieneunsaborasqueroso...comoveneno.—Supongoquepodemosañadiresoatulistadecualidadesfascinantes—repuso
Jace—.Mepreguntoenquéotrascosasestuvometidoestanoche.—TenemosqueregresaralSalón.—ElrostrodeAlecteníaunaexpresióntensa,y
ClaryrecordóqueSebastianlehabíadichoalgo,algosobrelosotrosLightwood...—.¿Puedesandar,Clary?
—Sí—respondió, apartándose de Simon—. ¿Qué hay deHodge?No podemosdejarloasísinmás.
—Notenemosalternativa—dijoAlec—.Yahabrátiempopararegresarporélsitodossobrevivimosaestanoche.
Cuandoabandonaronel jardín,Jacesedetuvo,sequitó lacazadora,y lacolocósobreelrostroflácidoyvueltohaciaarribadeHodge.ClaryquisoacercarseaJace,posar unamano sobre su hombro incluso, pero algo en su porte le dijo que no lohiciera.NisiquieraAlecseacercóaéloleofrecióunarunacurativa,apesardeque
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Jacecojeabamientrasdescendíalacolina.Marcharon juntos por el zigzagueante sendero, con las armas desenvainadas y
listasyelcieloiluminadoporelGardardiendotrasellos.Peronovierondemonios.La quietud y la luz fantasmagórica le producían a Clary un dolor punzante en lacabeza; era como si estuviese enun sueño.El agotamiento la atenazaba.El simplehechodeponerunpiedelantedelotroeracomoalzarunbloquedecementoydejarlocaerunayotravez.OíaaJaceyaAlechablandomásadelanteenelsendero,perolasvocessevolvíanlevementeconfusasapesardesuproximidad.
Alechablabaconvozsuave,casisuplicante:—Jace,elmodoenquehablabasahíarriba,aHodge.Nopuedespensarasí.Ser
hijo de Valentine no te convierte en un monstruo. Lo que fuera que él te hiciesecuandoerasuncrío,loquefueraqueteenseñase,tienesquecomprenderquenoesculpatuya...
—No quiero hablar sobre eso, Alec. No ahora, ni nunca. No vuelvas amencionarlo.
El tono de Jace era feroz, y Alec calló. Clary casi pudo percibir su aflicción.«Vayanoche»,pensólajoven.Unanochemuydolorosaparatodoelmundo.
IntentónopensarenHodge,en laexpresiónsuplicantey lastimeradeunrostroantesdemorir.NolehabíagustadoHodge,peronohabíamerecidoloqueSebastianlehabíahecho.Nadie lomerecía.Pensó enSebastian, en elmodoenque sehabíamovido,comochispasvolando.Nuncahabíavistoanadiemoversedeaquelmodoexcepto a Jace.Quiso entenderlo... ¿qué e había sucedido a Sebastian? ¿Cómo eraposiblequeun sobrinode losPenhallowsehubiesedescarriado tanto?,y ¿porquéjamássehabíandadocuenta?Habíacreídoquequeríaayudarlaasalvarasumadre,pero sólo había querido el Libro de los Blanco para Valentine. Magnus se habíaequivocado;ValentinehabíaaveriguadolodeRagnorFellatravésdelosLightwood.PorqueellaselohabíadichoaSebastian.¿Cómohabíasidotanestúpida?
Consternada,apenasadvirtióqueelsenderoseconvertíaenunaavenidaquelosconducía al interior de la ciudad. Las calles estaban desiertas, las casas a oscuras,muchas de las farolas de luz mágica permanecían hecha pedazos, con sus vidriosdesperdigados sobre los adoquines. Se podían oír voces resonando a lo lejos, y elbrillodeantorchaseravisibleaquíyalláenlassombrasentrelosedificios,pero...
—Está sumamente silencioso—dijoAlec,mirandoa su alrededor con sorpresa—.Y...
—Y no huele a demonios. —Jace frunció el entrecejo—. Es extraño. Vamos.VayamosalSalón.
Aunque Clary prácticamente estaba preparada para un ataque, no vieron ni unsolodemoniosmientrasrecorríanlascalles.Ningunovivo,almenos;aunquecuandopasaronanteuncallejónestrecho,lajovenvioaungrupodetresocuatrocazadores
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desombrasreunidosenuncírculoalrededordealgoquevibrabayseretorcíaenelsuelo.Seturnabanparaacuchillarloconlargasbarrasafiladas.Estremecida,desviólamirada.
El Salón de los Acuerdos estaba iluminado como una fogata, con luz mágicaderramándosede suspuertasyventanas.Ascendieron apresuradamente la escalera;Claryrecuperabaelequilibriocadavezquedabauntraspié.Elmareoempeoraba.Elmundo parecía columpiarse a su alrededor, como si estuviese en el interior de unenormeglobogiratorio.Sobresucabezalasestrellaserantrazosblancospintadosenelfirmamento.
—Deberíastumbarte—dijoSimon,yañadió,alverquenorespondía—:¿Clary?Conunesfuerzoenorme,ellaseobligóasonreírle.—Estoybien.Jace, parado en la entrada del Salón, volvió la cabeza paramirarla en silencio.
Bajoelfuerteresplandordelalucesmágicastransportadasportodaspartes,leabrasólosojosyfragmentósuvisión;enaquellosmomentossólopodíadistinguirformasycoloresvasgos.Blanco,dorado,yluegoelcuelonocturnoarriba,pasandodeunazuloscuroaunomásclaro.¿Quéhorasería?
—Nolosveo.—Alecbuscabaansiosamenteasufamiliaporlahabitación,ysonócomo si se hallara a kilómetros de distancia, o bajo el agua a gran profundida—.Deberíanhaberllegado...
SuvozsedesvanecióamedidaqueelmareodeClaryaumentaba.Lamuchachaposó una mano sobre un pilar cercano para no caer. Una mano le recorrió consuavidadlaespalda:Simon,queledecíaalgoaJaceentonopreocupado.Lavozsedesvaneció en el conjunto de docenas de otras, alzándose y descendiendo a sualrededorcomoolasrompiendocontralaorilla.
—Jamás había visto nada parecido. Los demonios simplemente dieron mediavueltaysemarcharon,desaparecieron.
—Elamanecer,probablemente.Temíanalamanecer,yyanoestámuylejos.—No,fuealgomás.—Talveznecesitascreerqueregresaránlapróximanoche,olasiguiente.—Nodigaseso;nohaymotivo.Volverásacolocarlassalvaguardas.—YValentineselimitaráaeliminarlasotravez.—Alomejoresloquemerecemos.AlomejorValentineteníarazón...quizásal
aliarnosconlossubterráneoshemosperdidolabendicióndelÁngel.—Calla.Unpocoderespeto.EstáncontandolosmuertosenlaplazadelÁngel.—Ahíestán—dijoAlec—.Allí,juntoalestrado.Parececomosi...Su voz se apagó, y a continuación desapareció, abriéndose paso por entre la
multitud. Clary entrecerró los ojos, intentando aguzar la visión. Sólo podría vermanchasborrosas...
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Oyó que Jace contenía el aliento, y luego, sin decir nada más, pasaba aempellones por entre la gente tras Alec. Clary soltó el pilar, con la intención deseguirlos,perodiountraspié.Simonlasujetó.
—Necesitasecharte,Clary—dijo.—No—susurróella—.Quierosaberquéhasucedido.Seinterrumpió.Élmirabafijamentemásalládeella,trasJace,yparecíaafligido.
Sujetándosealpilar,Clarysealzósobrelaspuntasdelospies,esforzándoseporverporencimadelgentío...
Allí estaban los Lightwood:Maryse con los brazos alrededor de Isabelle, quesollozaba,yRobertLightwoodsentadoenelsueloysosteniendoalgo...no,aalguien,y Clary recordó la primera vez que había visto a Max, en el Instituto, yaciendoflácido y dormido en un sofá, con las gafas torcidas y lamano arrastrando por elsuelo. «Puede dormir en cualquier parte», había dicho Jace, y casi parecía queestuviesedormidoahora,enelregazodesupadre,peroClarysabíaquenoeraasí.
Alec estabade rodillas, sosteniendounamanodeMax, pero Jace se limitaba apermanecerdepie,sinmoverse;parecíaperdido,comosinosupiesedóndeestabaoquéhacíaallí.TodoloqueClarydeseófuecorrerhastaélyrodearloconlosbrazos,perolaexpresióndelrostrodeSimonleaconsejóquenolohiciera;elrecuerdodelacasasolariegaydelosbrazosdeJacerodeándolaallítambiénladetuvieron.Ellaeralaúltimapersonadelatierraquepodíaproporcionarlealgúnconsuelo.
—Clary—dijo Simon, pero ella se apartaba ya de él, a pesar delmareo y deldolordecabeza.
Corrióhacialapuertadelsalónylaabriódeparenpar,hastalaescalinata,ysequedóallí,engullendobocanadasdeairefrío.Alolejos,elhorizonteestabasurcadoporelfuegorojo,lasestrellassedesvanecíanyperdíancolorbajouncielocadavezmásiluminado.Lanochehabíaterminado.Llegabaelamanecer.
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DONDEHAYPESAR
Clarydespertódandoboqueadasdeun sueñodeángelesque sangrabancon lassábanasenroscadasasualrededorenunatiranteespiral.LahabitacióndeinvitadosdeAmatisestaba totalmenteaoscurasy resultabamuybochornosa, igualqueestarencerradoenunataúd.Alargóelbrazoydescorriódeuntirónlascortinas.Laluzdeldíaentróaborbotones.Fruncióelceñoyvolvióacerrarlas.
Los cazadores de sombras quemaban a sus muertos, y, desde el ataque de losdemonios,elcieloaloestedelaciudadhabíaestadoteñidodehumo.ContemplarloatravésdelaventanahizoqueClarysesintiesemareada,asíquemantuvolascortinascerradas. En la oscuridad de la habitación cerró los ojos, intentando recordar susueño. Había habido ángeles en él, y la imagen de la runa que Ithuriel le habíamostradocentelleabaunoyotravezcontralaparedinteriordesuspárpadoscomolaintermitente señal de un semáforo indicando que se podía cruzar. Era una runasencilla, tan sencilla como un nudo, pero por mucho que se concentraba, noconseguíaleerla,nolograbaaveriguarquésignificaba.Todoloquesabíaeraqueleresultaba de algún modo incompleta, como si quienquiera que hubiese creado eldibujonolohubieseterminadodeltodo.
«Éstos no son los primeros sueños que te he mostrado», había dicho Ithuriel.Pensóen susotros sueños:Simonconcrucesmarcadasa fuegoen lasmanos, Jaceconalas,lagosdehieloresquebrajándosequebrillabancomoelcristaldeunespejo.¿Seloshabíaenviadotambiénelángel?
Seincorporóconunsuspiro.Lossueñospodíansermalos,perolasimágenesquedesfilabanporsucerebrounavezdespiertanoeranmuchomejores.Isabelle,llorandoen el suelo del Salón de los Acuerdos, tirando con tal fuerza del negro peloentrelazado en sus dedos que a Clary le preocupó que pudiera arrancarlo.MarysechillándoleaJiaPenhallowqueelchicoquehabíaacogidoensucasa,susobrino,eraelcausantedeaquello,yquesiélestabataníntimamentealiadoconValentine,¿quédecíaesodeellos?Alecintentandotranquilizarasumadre,pidiéndoleaJacequeloayudara,peroJacesehabíalimitadoapermanecerallíquietomientraselsolsealzabasobreAlacanteyresplandecíaatravésdeltechodelSalón.
—Haamanecido—habíadichoLuke,consuaspectomáscansadodelqueClarylehabíavistonunca—.Eshoradetraeraquíloscuerpos.
Y había enviado al exterior patrullas para que recogieran a los cazadores desombrasyaloslicántroposmuertosqueyacíanenlascallesylosllevaranalaplazasituadafueradelSalón,laplazaqueClaryhabíacruzadoconSebastiancuandohabía
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comentado que el Salón parecía una iglesia. Le había parecido entonces un lugarbonito, bordeado con jardineras y tiendas pintadas de brillantes colores. Y ahoraestaballenodecadáveres.
IncluidoMax. Pensar en el niño que con tanta seriedad había hablado con ellasobremangaleprovocóunnudoenelestómago.Lehabíaprometidoquelollevaríaaunalibreríadecómics,peroesoyanosucedería.«Lehabríacompradolibros—pensó—.Todosloslibrosquehubieraquerido.»Aunqueesoyanoimportaba.
«Nopiensesenello.»Volvióapatear las sábanashaciaatrásyse levantó.Trasuna rápida ducha se puso los vaqueros y el jersey que había llevado el día de sullegadadesdeNuevaYork.Apretósurostrocontralatelaantesdeponerseeljersey,esperandocaptarelolordeBrooklyn,oelolordeldetergentedelalavandería—algoquelerecordaraasuhogar—perolohabíanlavadoyolíaajabóndelimón.Conunnuevosuspiro,marchóescaleraabajo.
EnlacasasóloestabaSimon,sentadoenelsofádelasalita.Lasventanasabiertasdetrásdeéldejabanentrar la luzdeldía a raudales.Clary sedijoque suamigo sehabíaconvertidoenalgoparecidoaungato,quesiemprebuscabaespaciosbañadosporelsolenlosqueenroscarse.Sinembargo,noimportabacuántosolrecibieseyaquesupielseguíateniendoelmismoblancomarfileño.
Clarycogióunamanzanadelcuencoquehabíasobrelamesaysedejócaerjuntoaél,doblandolaspiernasbajoelcuerpo.
—¿Haspodidodormir?—Unpoco.—Lamiró—.Deberíaseryoquienpreguntara.Eres tú laque tiene
sombrasbajolosojos.¿Máspesadillas?Ellaseencogiódehombros.—Otravezlomismo.Muerte,destrucción,ángelesperversos.—Osea:igualitoalavidareal,entonces.—Sí,peroalmenos,cuandodespierto,finaliza.—Diounmordiscoalamanzana
—.Déjameadivinar.LukeyAmatisestánenelSalónde losAcuerdos,celebrandootrareunión.
—Sí.Creoqueestáncelebrandolareuniónenlaquesejuntanydecidenquéotrasreuniones tienen que llevar a cabo.—Simon se puso a juguetear con el fleco quebordeabauncojín—.¿HasrecibidonoticiasdeMagnus?
—No.Claryintentabanopensarenelhechodequehabíanpasadotresdíasdesdeque
había visto aMagnus, y que éste no había enviado aún ningúnmensaje; o que nohabíanadaqueleimpidiesealbrujocogerelLibrodelosBlancoydesaparecereneléter,sinquesevolvieraasabernadadeél.Sepreguntóporquéhabíacreídoalgunavezqueeraunabuenaideaconfiarenalguienqueempleabatantoperfiladordeojos.
TocósuavementeaSimonenlamuñeca.
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—¿Ytú?¿Quéhaydeti?¿Siguessintiéndotebienaquí?Había intentado que Simon semarchara a casa en cuanto finalizó la batalla; a
casa,queeraunlugarseguro.Peroélhabíamostradounacuriosaresistenciaaello.Porlarazónquefuese,parecíaquererquedarse.Ellaesperabaquenosedebieraaquepensaseque teníaque cuidar de ella; había estado apuntode tomar la iniciativaydecirlequenonecesitabasuprotección,perono lohabíahechoporqueenpartenopodía soportar verle marchar. Así que se quedó, y Clary se sentía secreta yculpablementecomplacida.
—¿Estásconsiguiendo...yasabes...loquenecesitas?—¿Te refieres a sangre? Claro, Maia me trae botellas cada día. Pero no me
preguntesdedóndelassaca.LaprimeramañanaqueSimonhabíapasadoenlacasadeAmatis,unlicántropo
sonrientehabíaaparecidoenlapuertaconungatovivoparaél.—Sangre—dijo.Conunfuerteacentoenlavoz—.Parati.¡Fresca!Simonlehabíadadolasgraciasalhombrelobo,habíaesperadoaquemarchasey
luego había dejado marchar al gato, que tenía un color levemente verdoso en elrostro.
—Bueno, pues tendrás que obtener tu sangre de algúnmodo—comentóLuke,conexpresióndivertida.
—Tengoungatoencasa—respondióSimon—.Nihablar.—SelodiréaMaia—prometióLuke,ydesdeentonceslasangrehabíallegadoen
discretasbotellasdeleche.Clary no tenía ni idea de cómo se las apañaba Maia y, al igual que Simon,
tampocoqueríapreguntar.Nohabíavistoalachicalobodesdelanochedelabatalla,pues los licántropospermanecían acampados en algunapartedel cercanobosqueytansóloLukeseguíaenlaciudad.
—¿Qué sucede?—Simon echó la cabeza hacia atrás, mirándola por entre laspestañas—.Parececomosiquisieraspreguntarmealgo.
HabíavariascosasqueClaryqueríapreguntarle,perodecidióapostarporunadelasopcionesmásseguras.
—Hodge—dijo,yvaciló—,cuandoestabasen lacelda...,¿realmentenosabíasqueeraél?
—Nopodíaverle.Tansólooírleatravésdelapared.Charlamosunabarbaridad.—¿Ytecayóbien?Quierodecir...¿eraagradable?—¿Agradable?No lo sé.Torturado, triste, inteligente, compasivo enmomentos
fugaces...Sí,mecaíabien.Creoqueyolerecordabaasímismo,enciertomodo.—¡Nodigaseso!—Clarysesentómuytiesa,soltandocasilamanzana—.Túno
eresenabsolutocomoeraHodge.—¿Nocreesquesoytorturadoeinteligente?
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—Hodgeeramalvado.Túno—dijoClarycondecisión—.Esoestodo.—Lagentenonacebuenaomala—repusoSimonconunsuspiro—.Quizánace
con tendencias hacia un lado u otro, pero es elmodo en que vives tu vida lo queimporta.Ylagentealaqueconoces.ValentineeraamigodeHodge,ynocreoqueHodgeenrealidadtuvieseanadiemásensuvidaparaquelecuestionaseolehicieseser una personamejor. Si yo hubiese tenido esa vida, no sé cómo habría acabadosiendo.Peronolatuve.Tengoamifamilia.Ytetengoati.
Clary le sonrió, pero sus palabras resonaron dolorosamente en sus oídos. «Lagentenonacebuenaomala.»Siemprehabíapensandoqueesoeracierto,peroenlasimágenesqueelángel lehabíamostradohabíaoídoa sumadre llamara supropiohijomalvado,«monstruo».DeseópoderhablaraSimonsobreaquello,contarletodoloqueelángellehabíamostrado,peronopodía.HabríasignificadocontarleloquehabíadescubiertosobreJaceyesonopodríahacerlo.EraelsecretodeJaceydebíaserélquienloexplicasesiquería,noella.Simonlehabíapreguntadoenunocasiónqué había querido decir Jace cuando había hablado con Hodge, por qué se habíallamadoasímismomonstruo,peroellasehabíalimitadoaresponderqueeradifícilcomprenderloqueJacequeríadecirconcualquiercosadelasquedecíaenelmejorde los casos. No estaba segura de que Simon la hubiese creído, pero él no habíavueltoapreguntarle.
Un fuerte golpe en la puerta le ahorró tenerquedecir nada.Contrariada,Clarydejóelcorazóndelamanzanaqueseacababadecomersobrelamesa.
—Iréyo.Lapuerta abiertadejó entrarunaoleadade aire fríoy limpio.AlinePenhallow
estabaenlospeldañosdelaentrada,vestidaconunachaquetadesedarosaoscuroycasihacíajuegoconloscírculosqueteníabajolosojos.
—Necesitohablarcontigo—ledijosinpreámbulos.Sorprendida,Clarysólopudoasentirymantenerlapuertaabierta.—Deacuerdo.Entra.—Gracias.Alinepasójuntoaellaconbrusquedadyentróenlasala.Sequedóparalizadaal
veraSimonsentadoenelsofá,conlabocaentreabiertaporelasombro.—¿Noesese...?—¿Elvampiro?—Simonsonrióampliamente.Laleveperoinhumanaagudezadesusincisivosresultabaapenasvisiblesobreel
labioinferiorcuandosonreíadeaquelmodo.Clarydeseóquenolohiciera.AlinesevolvióhaciaClary.—¿Puedohablarcontigoasolas?—No—dijoClary, y se sentó en el sofá junto a Simon—.Cualquier cosa que
tengasquedecir,noslapuedesdeciralosdos.
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Alinesemordióellabio.—Bien.Mirad, hay algo que quiero contarles a Alec, Jace e Isabelle, pero no
tengoniideadedóndeencontrarlosprecisamenteahora.Clarysuspiró.—Movieronunoscuantoshilosyseinstalaronenunacasavacía.Lafamiliaque
vivíaallísemarchóalcampo.Alineasintió.GrancantidaddegentehabíaabandonadoIdrisdesdelosataques.
La mayoría se había quedado —más de los que Clary habría esperado—, perobastantes otros había recogido sus cosas y se habíanmarchado, dejando sus casasvacías.
—Estánperfectamente, si es eso loquequieres saber.Mira, yo tampoco leshevistodesdelabatalla.PodríaenviarlesunmensajeatravésdeLukesiquieres...
—Nosé.—Aline semordisqueabael labio inferior—.Mispadres tuvieronquecontarlealatíadeSebastianenParísloqueélhabíahecho.Sedisgustómucho.
—Pues como cualquiera si su sobrino resultara ser un cerebro diabólico —comentóSimon.
Alinelelanzóunamiradasombría.—Contestó que eso no se correspondía en absoluto con sumanera de ser, que
debíadehaberalgúnerror.Asíquemeenvióalgunasfotossuyas.—Alineintrodujolamanoenelbolsilloysacóvariasfotografíasligeramentedobladas,queleentregóaClary—.Mira.
Clarymiró. Las fotografíasmostraban a unmuchacho de cabellos oscuros quereía, apuesto en cierto modo, con una sonrisa pícara y una nariz ligeramentedemasiadogrande.Parecíalaclasedechicoconelqueseríadivertidosalirporahí.Además,noseparecíaennadaaSebastian.
—¿Ésteestuprimo?—ÉseesSebastianVerlac.Loquesignifica...—Que le chico que estaba aquí, que decía llamarse Sebastian, es alguien
totalmentedistinto.—Clarysededicóapensarenlasfotosconcrecienteagitación.—Hepensandoque...—Alinevolvíaamordisquearseellabio—.Penséquesilos
LightwoodsabíanqueSebastian,oquienquieraquefueseesechico,noerarealmentenuestroprimo,alomejormeperdonarían.Nosperdonarían.
—Estoyseguradequeloharán.—Claryintentóquesuvozsonasetodoloamablequepudo—.Peroesto esmuymás importantequeeso.LaClavequerrá saberqueSebastian no era simplemente un muchacho cazador de sombras mal aconsejado.Valentineloenvióaquídeliberadamenteaespiar.
—Lociertoesquefuemuyconvincente—dijoAline—.Conocíacosasquesólomifamiliaconoce.Sabíacosasdenuestrainfancia...
—Esohacequeunosepreguntequé le sucedióal auténticoSebastian—indicó
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Simon—.Atuprimo.ParecequeabandonóParís,endirecciónaIdris,ynuncallegóaquí.Asípues,¿quélesucedióduranteelcamino?
Claryfuequienrespondió.—LoquelesucediófueValentine.Debedehaberloplaneadotodoysabíadónde
estaría Sebastian y cómo interceptarlo durante el camino. Y si hizo eso conSebastian...
—Entonces puede haber otros —dijo Aline—. Deberías decírselo a la Clave.DecídseloaLucianGraymark—CaptólamiradasorprendidadeClary—.Lagenteleescucha.Esodicenmispadres.
—AlomejordeberíasveniralSalónconnosotros—sugirióSimon—Contárselotúmisma.
Alinesacudiólacabeza.—NopuedoenfrentarmealosLightwood.EnespecialaIsabelle.Ellamesalvóla
vida,yyo...yohuí.Nopudeimpedirlo,porquehuí.—Estabasconmocionada.Nofueculpatuya.Alinenoparecióconvencida.—Yahorasuhermano...—Seinterrumpió,volviéndoseamorderellabio—.De
todosmodos,Clary,hayalgoquequeríadecirte.—¿Amí?—Clarysesintióperpleja.—Sí.—Alineinspiróprofundamente—.Mira,cuandonospescasteamíyaJace,
noeranada.Yolebesé.Fue...unexperimento.Yenrealidadnofuncionó.Claryseruborizómuchísimo.«¿Porquémecuentaesto?»—Oye,estábien.EsasuntodeJace,nomío.—Bueno,enesemomentomeparecióquetealterabas.—Unasonrisitaapareció
enlascomisurasdeloslabiosdeAline—.Ycreosaberelmotivo.Clarytragósalivaparaeliminarelsaborácidoquenotabaenlaboca.—¿Losabes?—Mira,tuhermanotienemuchoéxito.Todoelmundolosabe;hasalidoconuna
barbaridaddechicas.Tepreocupaquesitonteabaconmigosemetieraenproblemas.Al fin y al cabo, nuestras familias son... Eran... amigas.No necesitas preocuparte,¿vale?Noesmitipo.
—Nocreoquehayaoídonuncaaunachicadeciresoantes—repusoSimon—.PensabaqueJaceeralaclasedechicoqueencajaconeltipodeltodoelmundo.
—También yo lo pensaba—dijo Aline despacio—; por eso le besé. Intentabadescubrirsicualquierchicoesmitipo.
«EllabesóaJace—pensóClary—.Élnolabesó.Ellalebesó.»SeencontróconlosojosdeSimonporencimadelacabezadeAline.Simonparecíadivertido.
—Bien,¿quéhasdecidido?—Aúnnoestoysegura.—Alineseencogiódehombros—.Pero,oye,almenos
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notienesquepreocuparteporJace.«Ojalá»—Siempretengoquepreocuparmeporél.El espacio en el interior del Salón de los Acuerdos había sido reconfigurado
rápidamente desde la noche de la batalla. Desaparecido el Gard, servía como salaparaelConsejo,lugardereuniónparagentequebuscabamiembrosdesaparecidosdesu familia o lugar donde enterarse de las últimas noticias.La fuente central estabaseca,yaambosladosdeellasehabíancolocadolargosbancosenhilerasdecaraaunestrado elevado en el extremo de la estancia. Mientras algunos nefilim estabansentados en los bancos en lo queparecía una sesióndelConsejo, en los pasillos ybajo lasarcadasquebordeaba laenormehabitación,docenasdeotroscazadoresdesombras daban vueltas con ansiedad. El Salón ya no parecía un lugar en el quecualquiera querría bailar. Había una atmósfera peculiar en el aire, una mezcla detensiónyanticipación.
Pese a la reunión de la Clave en el centro, por todas partes se sucedíanconversacionessusurradas.ClarycaptófragmentosdecharlasmientrasSimonyellacruzaban la habitación: las torres de los demonios volvían a funcionar. Lassalvaguardas volvían a ocupar su lugar, aunque más débiles que antes. Se habíanavistado demonios en las colinas al sur de la ciudad. Las casas de campo estabanabandonas, nuevas familiar habían abandonado la ciudad, y algunas habíanabandonadolaClaveporcompleto.
En la plataforma elevada, rodeado de mapas de la ciudad colgados, estaba elCónsul, con el ceño fruncido como un guardaespaldas junto a un hombre bajo yregordete vestido de gris. El hombre regordete gesticulaba furibundo mientrashablaba,peronadieparecíaestarprestándoleatención.
—Ah, mierda, ése es el Inquisidor —masculló Simon al oído de Clary,señalándolo—.Aldertree.
—YahíestáLuke—dijoClary,distinguiéndoloentrelamultitud.Lukeestabacercade la fuenteseca,absortoensuconversaciónconunhombre
que llevaba un equipo de combatemuy dañado y un vendaje cubriéndole lamitadizquierdade lacara.ClarybuscóaAmatiscon lamiraday ladescubriósentadaensilencioenelextremodeunbanco,tanlejosdelosotroscazadoresdesombrascomopodía colocarse. Lamujer descubrió a Clary,mostró una expresión sobresaltada yempezóaponerseenpie.
LukevioaClary,pusomalacarayhablóconelhombredelvendajeenvozbaja,excusándose.CruzólaestanciahaciadondeestabanellaySimondepiejuntoauno
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delospilares,conelceñomásymásfruncidoamedidaqueseaproximaba.—¿Quéhacéisaquí?YasabéisquelaClavenoadmiteaniñosensusreuniones,y
encuanto a ti...—Miró furibundoaSimon—.Probablementeno sea lamejor ideaquetemuestresanteelInquisidor,inclusoaunquenohayaabsolutamentenadaqueélpuedahacealrespecto.—Unasonrisalecrispólacomisuradellabio—.Almenossinhacer peligrar cualquier alianza que la Clave pudiera querer establecer consubterráneosenelfuturo.
—Eso es cierto. —Simon agitó los dedos en un saludo al Inquisidor, queAldertreeignoró.
—Simon,para.Estamosaquíporunmotivo.—ClaryletendiólasfotografíasdeSebastianaLuke—.ÉsteesSebastianVerlac.ElauténticoSebastianVerlac.
LaexpresióndeLukeseensombreció.Pasólasfotosunatrasotrasindecirnadamientras Clary le repetía lo que Aline le había contado. Simon, entretanto,permanecía en pie nervioso, mirando de forma fulminante a Aldertree, quien seesforzabaporignorarlo.
—¿YseparecemuchoelauténticoSebastianasuimpostor?—preguntóporfinLuke.
—En realidadno—respondióClary—.El falsoSebastian eramás alto.Y creoqueprobablementeerarubio,porquedefinitivamenteseteníaelpelo.Nadietieneelpelotannegro.
«Y el tinte manchó mis dedos cuando lo toqué», pensó, aunque se guardó elpensamientoparasí.
—Detodosmodos,AlinequeríaqueoslasmostrásemosatiyalosLightwood.PensóquealomejorsisabíanqueélnoeraenrealidadunparientedelosPenhallow,entonces...
—Nolehahabladodesuspadresdeesto,¿verdad?—Lukeseñalólasfotos.—Meparecequeaúnno—dijoClary—.Creoquevinodirectamenteamí.Quería
quetelocontase.Dijoquelagenteteescucha.—Quizás algunos sí.—Luke volvió a echarle un vistazo al hombre del rostro
vendado—.PrecisamenteestabahablandoconPatrickPenhallowenestosmomentos.Valentinefueunbuenamigosuyoenelpasadoypodríahabermantenidovigiladaalafamiliadeunmodoyotroenlosañostranscurridosdesdeentonces.—DevolviólasfotosaClary—.Pordesgracia,losLightwoodnovanaformarpartedelConsejohoy.Esta mañana fue el funeral deMax.—Al ver la expresión en el rostro de Clary,añadió—:Fueunaceremoniamuyíntima,Clary.Sólolafamilia.
«PeroyosoylafamiliadeJace»,dijounavocecitaentonodeprotestadentrodesucabeza.Sinembargoenseguidasurgióotramáspotentequelasorprendióconsuamargura.«Yéltedijoqueestarcercadetieracomodesangrarselentamentehastamorir.¿RealmentecreesquenecesitasentiresoenelfuneraldeMax?»
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—Entoncespuedesdecírselo esta noche, tal vez—dijoClary—.Quierodecir...que creo que serán buenas noticias.Quienquiera que seaSebastian en realidad, noestáemparentadoconsusamigos.
—Seríanmejoresnoticias si supiésemosdóndeestá—mascullóLuke—.OquéotrosespíastieneValentineaquí.Handebidoservariosdeelloslosimplicadosenladesactivacióndelassalvaguardas.Sólopusohacersedesdeelinteriordelaciudad.
—HodgedijoqueValentinehabíadescubiertocómohacerlo—indicóSimon—.Dijoquehacíafaltasangrededemoniosparadesactivarlassalvaguardas,aunquenoexistíaningúnmododehacerentrarsangrededemoniosenlaciudad.PerodijoqueValentinehabíaencontradounmodo.
—Alguien pintó una runa con sangre de demonios en la cúspide de una de lastorres—dijoLukeconunsuspiro—,asíqueestáclaroqueHodge tenía razón.Pordesgracia,laClavesiemprehaconfiadodemasiadoensussalvaguardas.Peroinclusoelrompecabezasmásingeniosotieneunasolución.
—A mí me parece la clase de ingenio que consigue que te pateen el traserocuando juegas—dijoSimon—.Encuantoproteges tu fortalezaconunHechizodeinvisibilidadTotal,alguienapareceydescubrecómohacetrizasellugar.
—Simon—intervinoClary—,cállate.—No va tan desencaminado —repuso Luke—. Lo que no sabemos es cómo
consiguieronintroducirsangrededemonioenlaciudadsindispararlassalvaguardasprimero.—Seencogiódehombros—.Aunqueeselmenordenuestrosproblemasenestemomento.Las salvaguardas vuelven a funcionar, pero ya sabemosque no soninfalibles.Valentinepodríaregresarencualquiermomentoconunafuerzaaúnmayor,y dudoque pudiésemos rechazarlo.Nohay suficientes nefilim, y los que hay aquíestántotalmentedesmoralizados.
—Pero¿quéhaydelossubterráneos?—preguntóClary—.DijistealCónsulquelaClavetienequepelearjuntoconlossubterráneos.
—Puedodecirle eso aMalachi y aAldertree hasta quedarme sin resuello, peroesonosignificaquevayanaescucharme—dijoLukeconvozcansina—.LaúnicarazónporlaquedejanquemequedeesporquelaClavevotómantenermeaquícomoconsejero.Yúnicamentehicieronesoporqueaunoscuantosdeelloslessalvólavidamimanada.PeroesonosignificaquequieranmássubterráneosenIdris...
Alguienchilló.Amatis estaba de pie, con la mano sobre la boca y la mirada fija en la parte
delantera del Salón. Había un hombre de pie en la entrada, enmarcado por elresplandordelaluzdelsoldelexterior.Noeramásqueunasilueta,hastaquediounpasoalfrente,alinteriordelSalón,yClarypudoversurostro.
Valentine.Por algún motivo, lo primero que la muchacha advirtió fue que no llevaba ni
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barbanibigote.Ellolohacíaparecermásjoven,másparecidoalmuchachoenojadode los recuerdos que Ithuriel le habíamostrado. En lugar de un traje de combate,vestía un traje oscuro de raya diplomática de elegante corte y una corbata. Ibadesarmado. Podría haber pasado por cualquiera de los hombres que recorrían lascallesdeManhattan.Podríahaberpasadoporelpadredecualquiera.
No miró en dirección a Clary, ni dio muestras de advertir su presencia enabsoluto.Tenía los ojos puestos enLukemientras avanzabapor el estrechopasilloentrelosbancos.
«¿Cómo puede entrar aquí de estemodo sin armas?», se preguntó Clary, y supreguntaobtuvo respuestaalcabodeun instante:el InquisidorAldertreeemitióunruidoparecidoaldeunosoherido; sedesasiódeMalachi, que intentaba retenerlo,descendiódelestradoconpasostambaleantesysearrojósobreValentine.
Pasó a través de su cuerpo igual que un cuchillo abriéndose paso a través delpapel.ValentinesevolvióparacontemplaraAldertreeconunaexpresióndeanodinointerés mientras el Inquisidor se tambaleaba, chocaba con un pilar y caía,desgarbadamente,debrucescontraelsuelo.ElCónsul,siguiéndolo,se inclinóparaayudarloaponerseenpie;habíaunaexpresiónderepugnanciaapenasdisimuladaensu rostro mientras lo hacía, y Clary se preguntó si la repugnancia iba dirigida aValentineoaAldertreeporactuartanestúpidamente.
Otro tenue murmullo se propagó por la estancia. El Inquisidor chirriaba yforcejeaba como una rata en una trampa; Malachi lo sujetaba firmemente por losbrazos mientras Valentine se adentraba en la habitación sin dedicar otra mirada aningunodelosdos.Loscazadoresdesombrasquehabíanestadoagrupadosalrededorde losbancos retrocedieron, como las aguasdelmarRojoabriéndoseparaMoisés,dejando una senda despejada hasta el centro de la sala. Clary sintió un escalofríocuandoseaproximóadondeestabaellaconLukeySimon.«Essólounaproyección—sedijo—.Noestáaquíenrealidad.Nopuedehacertedaño.»
Asulado,Simonseestremeció.ClarylecogiólamanojustocuandoValentinesedeteníaenlospeldañosdelestradoysevolvíapararmirarladirectamente.Susojoslaescudriñaron una vez, con indiferencia, como para tomarle la medida; pasaroncompletamenteporencimadeSimon,yfueronaposarseenLuke.
—Lucian—dijo.Lukeledevolviólamirada,fijayuniforme,sindecirnada.Eralaprimeravezque
estabanjuntosenlamismahabitacióndesdeRenwick,sedijoClary,yentoncesLukeestabamediomuertotraslaluchaycubiertodesangre.Eramásfácilahoraadvertirtanto las diferencias como las similitudes entre los dos hombres: Luke, con sudesastradacamisadefranelayvaqueros,yValentine,consuhermosotrajedeaspectocaro;Luke,conbarbadeundíaycanasenelcabello,yValentine,conunaspectomuyparecidoalqueteníaalosveinticincoaños...sóloquemásfrío,enciertomodo,
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ymásduro,comosielpasodelosañoslohubieranconvertidoenpiedrapocoapoco.—HeoídoquelaClavetehahechoformarpartedelConsejo—dijoValentine—.
Sería muy propio de una Clave diluida por la corrupción y la alcahuetería verseinfiltradapormestizosdegenerados.
Suvozeraplácida,casijovial;hastatalpuntoqueeradifícilpercibirelvenenodesuspalabras,ocreerrealmentequelasdecíaenserio.SumiradasevolviódenuevohaciaClary.
—Clarissa—dijo—, aquí con el vampiro, ya veo. Cuando las cosas se hayanarregladounpoco,debemosdiscutirenseriotueleccióndemascotas.
Ungruñido sordobrotóde lagargantadeSimon.Clary lo agarró lamano, confuerza..., tan fuerte que habría habido una época en que él se habría desasidoviolentamentedebidoaldolor.Ahoranoparecíasentirlo.
—No—susurróella—.Claroqueno.Valentineyahabíaapartadolaatencióndeellos.Ascendiólospeldañosalestrado
ysediolavueltaparamiraratodoslosallíreunidos.—Tantosrostrosfamiliares—comentó—.Patrick.Malachi.Amatis.Amatispermanecíarígida;losojosleardíandeodio.El Inquisidor seguía forcejeandosujetoporMalachi.LamiradadeValentine se
movió,mediodivertida.—Incluso tú, Aldertree. He oído que fuiste indirectamente responsable de la
muertedemiviejoamigoHodgeStarkweather.Fueunalástima.Lukeconsiguióhablarporfin.—Loadmites,entonces—dijo—.Túeliminaste lassalvaguardas.Túenviastea
losdemonios.—En efecto —respondió Valentine—Y puedo enviar más. Seguramente la
Clave...,inclusolaClave,tanestúpidoscomoson...,debedehaberloimaginado.Túsílosospechabas,¿verdad,Lucian?
LosojosdeLuketeníanunseverotonoazul.—Sí.Peroyoteconozco,Valentine.¿Hasvenidoanegociaroarefocilarte?—Ningunadelasdoscosas.—Valentinecontemplóalasilenciosamuchedumbre
—.Notengonecesidaddenegociar—dijo,yaunquesutonoeratranquilo,lavozsepropagó como si estuviera amplificada—. Y no deseo refocilarme. No disfrutocausando la muerte de cazadores de sombras; ya quedan demasiado pocos, en unmundo que nos necesita desesperadamente. Pero así es como le gusta a la Clave,¿verdad?Es otra de sus reglas disparatadas, las reglas que usan para oprimir a loscazadoresdesombrascorrientes.Hiceloquehiceporqueteníaquehacerlo.HiceloquehiceporqueeraelúnicomododeconseguirquelaClaveescuchara.Nomurieroncazadoresdesombradebidoamí;murieronporquelaClavemeignoró.—TrabólamiradaconAldertreeatravésdelamultitud;elrostrodelInquisidorestabalívidoy
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se crispaba espasmódicamente—.Muchos de vosotros pertenecisteis una vez amiCírculo—siguióValentinelentamente—.Oshabloavosotrosahora,yaaquellosqueconocíanelCírculoperosemantuvieronalmargen.¿Recordáis loquepredijehacequince años? ¿Qué a menos que actuásemos contra los Acuerdos, la ciudad deAlacante, nuestra preciosa capital, sería invadida por multitudes babeantes demestizos, con las razas degeneradas pisoteando todo lo que nos es tan querido?Escoria medio humana atreviéndose a liderarnos. Así pues, mis amigos, misenemigos,mis hermanos en elÁngel, os pregunto: ¿me creéis ahora?—Suvoz sealzóhastatransformarseenungrito—:¿MECREEISAHORA?
Barrió la habitación con la mirada como si esperase una respuesta. No huboninguna...únicamenteunamultitudderostrosquelemirabanfijamente.
—Valentine.—LavozdeLuke,aunquequeda,rompióelsilencio—.¿Notedascuenta de lo que has hecho? LosAcuerdos que tanto temías no convirtieron a lossubterráneosenigualesalosnefilim.NIaseguraronalosmediohumanosunlugarenelConsejo.Losviejosodiosseguíanallí.Deberíashaberconfiadoenellos,peronolohiciste...,nopodías...,yahoranoshasdadolaúnicacosaquepodíaunirnosatodos.—SusojosbuscaronlosdeValentine—.Unenemigocomún.
UnruborrecorriólapalidezdelrostrodeValentine.—Yono soyun enemigo.No soyenemigode losnefilim.Tú sí.Eres túquién
intenta engatusarlos para conducirlos a una lucha imposible. ¿Crees que esosdemonios que visteis son todos los que tengo? Eran unamínima parte de los quepuedoconvocar.
—Tambiénnosotrossomosmás—dijoLuke—.Másnefilimymássubterráneos.—Subterráneos—seburlóValentine—.Saldráncorriendoa laprimeraseñalde
auténticopeligro.Losnefilimnacenparaserguerreros,paraprotegeralmundo,peroelmundoodiaalosdetuespecie.ExisteunmotivoporelquelaplatapuraosquemaylaluzdeldíaabrasaalosHijosdelaNoche.
—Aminomeabrasa—dijoSimonconunavozdurayclara,apesardelamanodeClaryquelosujetaba—.Aquíestoy,depiealaluzdelsol...
PeroValentineselimitóareír.—TehevistoatragantarteconelnombredeDios,vampiro—dijo—.Encuantoa
porquépuedespermanecerbajolaluzdelsol...—Seinterrumpióysonrióburlón—.Eresunaanomalía,talvez.Unfenómeno.Peosiguessiendounmonstruo.
«Unmonstruo.—ClarypensóenValentineenelbarco,enloquehabíadichoallí—:“Tumadremedijoqueyohabíaconvertidoasuprimerhijoenunmonstruo.Meabandonóantesdequepudierahacerlomismoconelsegundo”.»
«Jace.» Pensar en él le produjo un dolor agudo. «Después de lo queValentinehizo,vaysequedaahíparadohablandodemonstruos...»
—ElúnicomonstruoquehayenesteSalón—dijo,muyasupesary tambiéna
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pesardesudecisióndepermanecercallada—erestú.ViaIthuriel—siguiócuandoélvolviólacabezaparamirarlasorprendido—Losétodo...
—Lodudo—replicóValentine—;sifueraasí,mantendríaslabocacerrada.Porelbiendetuhermano,yporeltuyo.
«¡NomencionesaJace!»,quisogritarle,perootravozsurgióparainterrumpirlasuya,unafríaeinesperadavozfemenina,valienteyllenadeamargura.
—¿Yquéhaydemihermano?Amatis fue a colocarse a los piesdel estrado, alzando losojoshaciaValentine.
Lukediounrespingodesorpresaysacudiólacabezaendirecciónaella,peroAmatisleignoró.
Valentinearrugólafrente.—¿QuépasaconLucian?Clarypercibióque la preguntadeAmatis lohabíadesconcertado, o tal vez era
simplemente que Amatis estaba allí, preguntando, enfrentándose a él. Valentine lahabía despreciado años atrás por débil, como alguien con pocas probabilidades dedesafiarle.AValentinenolegustabaquelagentelesorprendiese.
—Medijistequeyanoeramihermano—dijoAmatis—.TellevasteaStephendemi lado.Destruistemi familia.Dicesquenoeresenemigode losnefilim,peronosenfrentasaunoscontraotros, familiacontra familia,destrozandonuestrasvidassinescrúpulos.DicesqueodiasalaClave,peroerestúquiénlosconvirtióenloquesonahora:mezquinosyparanoicos.Losnefilimacostumbrábamosaconfiarlosunosenlosotros.Fuistetúquienlocambió.Jamásteperdonaráporello.—Lavozletembló—.NiporhacerquetrataraaLuciacomosiyanofuesemíhermano.Noteperdonarétampocoporeso.Nimeperdonaréamimismaporescucharte.
—Amatis...Luke dio un paso al frente, pero su hermana alzó una mano para detenerlo.
Brillabanlágrimasensusojos,peromanteníalaespaldaerguidaysuvozerafirmeydecidida.
—Hubountiempoenelquetodosestábamosdispuestosaescucharte,Valentine—dijo—. Y todos tenemos eso clavado en nuestras conciencias. Pero ya no. Esetiempoacabó.¿Hayalguienaquíquenoestédeacuerdoconmigo?
Clary irguió con energía la cabeza y miró a los cazadores de sombras allícongregados: leparecieronel toscoesbozodeunamultitudconmanchonesblancospor caras.Vio a PatrickPenhallow, con lamandíbula erguida, y al Inquisidor, quetemblabacomounfrágilárbolanteunfuerteviento.YaMalachi,cuyorostrooscuroyrefinadoresultabaextrañamenteilegible.
Nadiedijounapalabra.SiClaryhabía esperadoqueValentine se enfureciera ante tal faltade respuesta
porpartedelosnefilimalosquehabíaesperadoliderar,seviodecepcionada.Aparte
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deunaligeracrispaciónenelmúsculodelamandíbula,semostróinexpresivo.Comosihubieseesperadoesarespuesta.Comosihubieseplaneadoquefueseasí.
—Muybien—dijo—.Sinoqueréisatenderarazones,tendréisquehacerloporlafuerza.Yaoshemostradoquepuedodesactivarlassalvaguardasquerodeanvuestraciudad.Veoquelashabéisvueltoacolocar,peroesonotieneimportancia;volveréainutilizarlassinproblemas.OaccedéisamisexigenciasuosenfrentaréisatodoslosdemoniosquelaEspadaMortalpuedainvocar.Lesdiréquenoleperdonenlavidaniaunosolodevosotros,hombre,mujeroniño.Vosotroselegís.
Unmurmullorecorriólahabitación;Lukelemirabaatónito.—¿Destruiríasdeliberadamentealostuyos,Valentine?—En ocasiones hay que sacrificar selectivamente a las plantas enfermas para
protegertodoeljardín—dijoValentine—.Ysitodas,sinexcepción,estánenfermas...—Sevolvióparacontemplaralahorrorizadamultitud—.Vosotroselegís—prosiguió—.TengolaCopaMortal.Sidebohacerlo,empezarédesdeelprincipioconunnuevomundodecazadoresdesombras,creadosyadiestradospormí.Peroospuedodarestaoportunidad. Si laClaveme cede todos los poderes delConsejo amí y aceptamiinequívoca soberanía y gobierno, me contendré. Todos los cazadores de sombrasefectuaránun juramentodeobedienciay aceptaránuna runade lealtadpermanentequelosligueamí.Éstossonmistérminos.
Seprodujoelsilencio.Amatisteníalamanosobrelaboca;elrestodelasaladiovueltas ante los ojos de Clary en una arremolinada masa borrosa. «No puedenrendirseaél—pensó—.Nopueden.»Pero,¿quéeleccióntenían?¿Quéeleccióntuvonunca ninguno de ellos? «Valentine los tiene atrapados—pensó sin ánimo—, tanindudablemente como Jace y yo estamos atrapados por aquello en lo que nosconvirtió.Estamostodosencadenadosaélpornuestrapropiasangre.»
Transcurriósólounmomento,aunqueaClarylepareciócomounahora,antesdeque una voz débil se abriera paso entre el silencio: la voz aguda y trémula delInquisidor.
—¿SoberaníayGobierno?—chilló—.¿Tugobierno?—Aldertree...ElCónsulsemovióparadetenerlo,peroelInquisidorfuedemasiadorápido.Se
liberóconunaviolentatorsiónycorrióendirecciónalestrado.Decíaalgoagritos,lasmismaspalabrasunayotravez,comosihubieseperdidototalmenteeljuicio,conlos ojos prácticamente en blanco. Apartó a Amatis de un empujón y ascendiótambaleantelospeldañosparacolocarseanteValentine.
—Yosoyel Inquisidor,¿entiendes?, ¡el Inquisidor!—chilló—.¡Soypartede laClave! ¡El Consejo! ¡Yo hago las normas, no tú! ¡Yo gobierno, no tú! No voy apermitirquetesalgasconlatuya,canallaadvenedizo,amantedelosdemonios...
Conunaexpresiónmuyparecidaalaburrimiento,Valentinealargóunamano,casi
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comosiquisieratocaralInquisidorenelhombro.PeroValentinenopodíatocarnada—erasimplementeunaproyección—yentoncesClarylanzóungritoahogadocuandola mano de Valentine pasó a través de la piel, huesos y carne del Inquisidor,desapareciendoensutórax.Hubounsegundo—únicamenteunsegundo—duranteelcual todoelSalónpareciócontemplarboquiabiertoelbrazoizquierdodeValentine,enterradoenalgúnmodohastalamuñeca,increíblemente,enelpechodeAldertree.Entonces Valentine movió violenta y bruscamente la muñeca hacia la izquierda...efectuandounatorsión,comosigiraraunobstinadopomooxidado.
ElInquisidorprofirióunúnicogritoysedesplomócomounapiedra.Valentine retiró lamano. La cara lana del traje que llevaba estaba pegajosa de
sangre hasta la mitad del antebrazo. Bajó la mano ensangrentada, contempló a lahorrorizadamultitudyposóporfinsumiradaenLuke.
—Osdaréhastamañanaamedianocheparaqueconsideréismiscondiciones.Enesemomentotraeréamiejército,contodossusefectivos,alallanuraBrocelind.SiparaentoncesnoherecibidoaúnunmensajederendicióndelaClave,marcharéconmiejércitohastaAlacante,yestaveznodejaremosnadaconvida.Tenéisesetiempoparaconsiderarmiscondiciones.Usadlosabiamente.
Ydichoeso,desapareció.
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ENELBOSQUEOSCURO
—Vaya,¿quéosparece?—dijoJace,todavíasinmiraraClary;enrealidadnolahabíamiradodesdequeellaySimonhabíanllegadoalapuertaprincipaldelacasaenlaquehabitabanahoralosLightwood.
Estabarecostadocontraunadelasaltasventanasdelasaladeestar,mirandoalexteriorendirecciónalcielo,queseoscurecíarápidamente.
—Uno asiste al funeral de su hermano de nueve años y se pierde toda ladiversión.
—Jace—intervinoAlec,conunavozquesonabacansada—.No.Alec estaba tumbado en uno de los sillones desgastados y rehenchidos que
constituíanlosúnicosasientosdelahabitación.Laviviendateníalacuriosayextrañaatmósferadelascasasquepertenecenadesconocidos.Estabadecoradacontejidosdeestampadosflorales,recargadosydetonospastel,y todoenellaestabaligeramenteraído o deshilachado. Había un cuenco de crista lleno de bombones sobre unapequeñamesaauxiliarcercadeAlec;Clary,muertadehambre,habíacomidounoscuantosylehabíanparecidoqueestabansecosysedesmigajaban.Sepreguntóquéclasedegentehabíavividoallí.«Laclasedegentequesalehuyendocuandolascosasseponendifíciles»,pensóagriamente;merecíanqueleshubieserequisadolacasa.
—¿Noqué?—preguntóJace.Enel exterior estaba lobastanteoscuroyacomoparaqueClarypudiesever el
rostrodeJacereflejadoenelcristaldelaventana.Susojosparecíannegros.Llevabaropasde lutodecazadordesombras;ellosnovestíandenegroen losfunerales,yaqueelnegroeraelcolordelequipodecombate.Elcolorparalamuerteeraelblanco,y lachaquetablancaqueJace llevabapuesta teníarunasescarlataentretejidasen latelaalrededordelcuelloylospuños.Adiferenciadelasrunasdecombate,queeratodasdeagresiónyprotección,éstashablabanunidiomamásbenévolodecuraciónypesar.Llevabaabrazaderasdemetalbatidoalrededorde lasmuñecas, también, conrunassimilaresenellas.Alecibavestidodelmismomodo,tododeblancoexceptolasmismas runas en un dorado rojizo trazadas sobre el tejido.Hacía que sus cabellospareciesenmuynegros.
Porotraparte, Jace, tododeblanco, parecíaun ángel, pensóClary.Unode losángelesvengadores.
—NoestásfuriosoconClary.NiconSimon—dijoAlec—.Almenos—añadió,con una leve crispación preocupada en el rostro—, no creo que estés furioso conSimon.
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ClarycasiesperoqueJacereplicaraenojado,perotodoloqueéstedijofue:—Clarysabequenoestoyenfadadoconella.Simonapoyóloscodosenelrespaldodelsofáypusolosojosenblanco,perose
limitóadecir:—LoquenoentiendoescómoValentineconsiguiómataralInquisidor.Pensaba
quelasproyeccionesnopodíanafectaranada.—En principio, no—respondióAlec—.No sonmás que ilusiones. Una cierta
cantidaddeairecoloreado,porasídecirlo.—Bien,puesenestecaso,no.MetiólamanodentrodelInquisidoryloretorció...
—Claryseestremeció—.Hubograncantidaddesangre.—Comounabonificaciónespecialparati—ledijoJaceaSimon.Simonleignoró.—¿HaexistidoalgúnInquisidorquenohayamuertodeunmodohorrible?—se
maravillóenvozalta—.EscomoserelbateríadeSpinalTap.Alecsefrotóelrostroconunamano.—No puedo creer que mis padres no lo sepan todavía —dijo—. No me
entusiasmanadatenerquedecírselo.—¿Dóndeestántuspadres?—preguntóClary—.Pensabaqueestabanarriba.Alecnegóconlacabeza.—Siguen en la necrópolis. En la tumba de Max. Nos han enviado de vuelta.
Queríanestarallísolosunrato.—¿QuéhaydeIsabelle?—preguntóSimon—.¿Dóndeestá?Elhumor,loquequedabadeél,desapareciódelrostrodeJace.—Noquieresalirdesuhabitación—dijo—.CreequeloquelesucedióaMaxfue
culpasuya.Nisiquierahaqueridoveniralfuneral.—¿Habéisintentandohablarconella?—No —respondió Jace, irónico—. Hemos optado por darle de puñetazos sin
pararenlacara.¿Creesquefuncionará?—Sólopreguntaba.—EltonodeSimoneraafable.—Bueno, explícale que Sebastian no era en realidad Sebastian—dijo Alec—.
Quizásesientamejor.Creeque tendríaquehabersedadocuentadequehabíaalgoraroenSebastian,perosieraunespía...—Seencogiódehombros—.Nadieadvirtiónadaextrañoenél.NisiquieralosPenhallow.
—Yopenséqueeraunimbécil—indicóJace.—Sí,peroesoessimplementeporque...Alecsehundiómásenelsillón.Parecíaexhausto;sutezmostrabaungrispálido
encontrasteconelblancorigurosodelasropas.—Apenasimporta.UnavezqueseenteredelasamenazasdeValentine,nadala
animará.
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—¿Creéisqueloharárealmente?—quisosaberClary—.¿Enviarunejércitodedemonioscontralosnefilim;esdecir,éltodavíaesuncazadordesombras,¿no?Nopuededestruirasupropiasangre.
—Ni siquiera le importaron lo suficiente sus hijos comoparanodestruirlos—dijoJace,trabandolamiradaconladeellaatravésdelahabitación—.¿Quétehacepensarqueibaaimportarlesugente?
AleclosmiróalosdosyClarysediocuentaporsuexpresióndequeJacenolehabíahabladodeIthurieltodavía.Parecíadesconcertado,ymuytriste.
—Jace...—De todas maneras, esto explica una cosa —dijo Jace sin mirar a Alec—.
MagnusestuvointentandoversipodíausarunarunadelocalizaciónenalgunadelascosasqueSebastianhabíadejadoensudormitorioparaversipodíamoslocalizarlodeesemodo.Dijo que no conseguía ninguna lectura interesante de nada de lo que ledimos.Simplemente...unaseñalplana.
—¿Quésignificaeso?—Eran cosas de Sebastian Verlac. El falso Sebastian probablemente las cogió
donde lo interceptó. Y Magnus no consigue nada de ellas porque el auténticoSebastian...
—Probablementeestémuerto—finalizóAlec—.YelSebastianqueconocemosesdemasiadolistoparadejarnadatrasélquepudierausarsepararastrearle.Quierodecir quenopuedes rastrear a alguien a partir de cualquier cosa.Tieneque ser unobjetoqueestéenciertomodomuyconectadoaesapersona.Unareliquiafamiliar,ounaestela,ouncepilloconunpocodepelodeél,algoasí.
—Lo que es una lástima —dijo Jace—, porque si pudiésemos seguirlo, élprobablementepodríallevarnosdirectamenteaValentine.Estoysegurodequesehaescabullido de vuelta junto a su amo con un informe completo. Probablemente lecontólateoríadescabelladadeHodgesobreellago-espejo.
—Podría no ser descabellada —indicó Alec—. Han apostado guardas en lossenderos que llevan al lago, y se han colocado salvaguardas que los avisaran sialguiensetransportaallímedianteunPortal.
—Fantástico.Estoysegurodequetodosnossentimosmásasalvoahora.—Jaceserecostócontralapared.
—Loquenoentiendo—dijoSimon—esporquérazónSebastiansequedóenlazona.DespuésdeloqueleshizoaIzzyyaMax,ibanacogerle,yanopodíaseguirfingiendo.Quierodecirque,inclusoaunquepensasequehabíamatadoaIzzyenlugardedejarlasinsentido,¿cómoibaaexplicarquelosdosestuviesenmuertosyqueélestuviese perfectamente? No, él había quedado al descubierto. Así que ¿por quéquedarseporaquídurantelalucha?¿PorquésubiralGardapormí?Estoymásquesegurodequeenrealidadleeraindiferentesiyovivíaomoría.
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—Ahoraestás siendodemasiadoduroconél—repuso Jace—.Estoy segurodequehabríapreferidoquemurieras.
—Enrealidad—intervinoClary—,creoquesequedópormí.LamiradadeJacesemovióatodavelocidadhaciaellaconsudestellodorado.—¿Porti?¿Esperabaconseguirotraardientecita?Clarysintióqueseruborizaba.—No.Ynuestracitanofuenadaardiente.Dehecho,nisiquierafueunacita.En
todocaso,ésanoeslacuestión.CuandovinoalSalón,nodejódeintentarquesalierafueraconélparaquepudiésemoshablar.Queríaalgodemí.Peronoséelqué.
—O quizá simplemente te quería a ti—replicó Jace, y al ver la expresión deClary,añadió—:QuierodecirquetalvezqueríallevarteanteValentine.
—YonoleimportoaValentine—dijoClary—.Aélúnicamentelehasimportadosiempretú.
AlgoaleteóenlasprofundidadesdelosojosdeJace.—¿Esasícomolollamas?—Suexpresióneraalarmantementesombría—.Traslo
sucedidoenelbarco,estáinteresadoenti.Loquesignificaquedebestenercuidado.Muchocuidado.Dehecho,noestaríamalquepasases lospróximosdíasdentrodecasa.Puedesencerrarteentuhabitación,comoIsabelle.
—Nihablar.—Nihablar,claro—dijoJace—,porquevivesparatorturarme,¿noesasí?—NoJace,notodotienequevercontigo—replicóella,furiosa.—Esposible—repusoél—,sinembargotienesqueadmitirquecasitodo.Claryresistióelimpulsodeponerseachillar.Simoncarraspeó.—HablandodeIsabelle...Creoquetalvezdeberíairahablarconella.—¿Tú?—dijoAlec,yluego,mostrándoselevementeavergonzadoporsupropia
turbación, añadió a toda prisa—: Es sólo que... ni siquiera accede a salir de suhabitaciónpornosotros.¿Porquésaldríaporti?
—Quizáporqueyonosoydesufamilia—respondióSimon.Estaba de pie con lasmanos en los bolsillos y los hombros hacia atrás.Horas
antes,cuandoClaryhabíaestadosentadacercadeél,comprobóquetodavíateníaunafina línea blanca alrededor del cuello, allí donde Valentine le había cortado lagarganta, y cicatrices en las muñecas donde también había recibido cortes. Susencuentrosconelmundodeloscazadoresdesombraslohabíancambiado,ynosóloenlasuperficie,oinclusoensusangre;elcambioeramásprofundoqueeso.
Semantenía erguido, con la cabeza alta, y aceptaba cualquier cosa que Jace yAlecle lanzaransinquepareciera importarle.ElSimonalquehabríanhechosentirmiedo,oquesehubierasentidoincómodojuntoaellos,habíadesaparecido.
Sintió un repentino dolor en el corazón, y comprendió con un estremecimiento
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quésucedía.Leechabademenos...EchabademenosaSimon.AlSimonquehabíasido.
—CreoqueprobaréaversiconsigoqueIsabellehableconmigo—dijoSimon—.NIpuedehacerledaño.
—Pero casi ha oscurecido—dijoClary—.Les dijimos aLuke y aAmatis queestaríamosdevueltaantesdelapuestadesol.
—Yo te acompañaré a casa —se ofreció Jace—. En cuanto a Simon, puedeencontrarporsímismoelcaminodevueltaenlaoscuridad...¿verdad,Simon?
—Por supuesto que puede —dijo Alec, indignado, ansioso por compensar suanteriordesaireconSimon—.Esunvampiroy...—añadió—acabodedarmecuentadequeprobablementeestabasbromeando.Nomehagáiscaso.
Simonsonrió.Claryabriólabocaparavolveraprotestar...ylacerróenseguida.Enparteporqueseestabamostrando,ylossabía,pocorazonable.Yenparteporquedescubrió una expresión en el rostro de Jace mientras miraba más allá de ella, aSimon, una mirada que la sobresaltó y la hizo callar: era diversión, se dijo ella,mezcladacongratitudytalvezincluso—loqueresultabaaúnmássorprendente—unpocoderespeto.
ErauncortopaseoelquemediabaentrelanuevacasadelosLightwoodylade
Amatis; Clary deseó que hubiese sido más largo. No podía quitarse de encima lasensacióndequecadamomentoquepasabaconJaceeradealgúnmodopreciosoolimitado, que se estaban acercando a algún invisible plazo límite que los separaríaparasiempre.
Lemiródereojo.Élteníalavistafijaalfrente,casicomosiellanoestuvieseallí.La línea de su perfil era afilada y de rebordes nítidos bajo la luz mágica queiluminabalascalles.Elcabelloselerizabasobrelamejilla,ynoocultabadeltodolacicatriz blanca en la sien donde había habido una Marca. Pudo ver, centelleandoalrededor de la garganta una cadena de metal, de la cual colgaba el anillo de losMorgenstern. Su mano izquierda estaba destapada; los nudillos parecían en carneviva. Así que realmente estaba sanando como un mundano, como Alec le habíapedidoquehiciese.
Tiritó.Jaceleechóunaojeada.—¿Tienesfrío?—No.Simplementepensaba...—dijoella—.MesorprendequeValentinefuesea
porelInquisidorenlugardeaporLuke.ElInquisidoresuncazadordesombras,yLuke...Lukeesunsubterráneo.Además,Valentineleodia.
—Pero en ciertomodo, le respeta, incuso aunque sea un subterráneo—replicó
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Jace,yClarypensóen lamiradaqueéstehabíadirigidoaSimonunpocoantes,yluegointentónopensarenello;nosoportabaencontrarlesparecidos,inclusoenalgotantrivialcomounamirada—.LukeestáintentandoconseguirquelaClavecambie,quepiensedeunmododiferente.EsoesexactamenteloqueValentinehizo,inclusoaunque los objetivos de ambos fuesen..., bueno, distintos. Luke es un iconoclasta.Quiere un cambio. Para Valentine, el Inquisidor representa la antigua Claveretrógradaqueéltantoodia.
—Yfueronamigosenunaocasión—dijoClary—.LukeyValentine.—LasMarcasdeaquelloqueenunaocasiónhabíasido—repusoJace,yClaryse
diocuentadequecitabaalgo,poreltonomedioburlóndesuvoz—.Pordesgracia,unonuncaodiarealmenteanadietantocomoaalguienqueleimportóenelpasado.ImaginoqueValentinetieneplaneadoalgoespecialparaLuke,másadelante,unavezquesehagaconelpoder.
—Peronoseharáconelpoder—dijoClary,ycuandoJacenodijonada,suvozse elevó—. No vencerá... no puede. No quiere realmente una guerra, no contracazadoresdesombrasysubterráneos...
—¿Qué te hace pensar que los cazadores de sombras pelearán junto a lossubterráneos?—quisosaberJace,ysiguiósinmirarla;andabanporlacalledelcanalyelmuchachoteníalavistapuestaenelaguaylamandíbulaalzada—.¿SóloporqueLukelodice?Lukeesunidealista.
—¿Yesoesmalo?—No.Peroyonosoyunodeellos—dijoJace,yClarysintióunafríapunzadaen
elcorazónanteelvacíoquehabíaensuvoz.«Desesperación, ira, odio.Ésas son cualidadesdemoníacas.Actúadelmodo en
quecreequedeberíaactuar.»Habían llegado a casa deAmatis;Clary se detuvo al pie de los escalones y se
volvióhaciaél.—Talvez—dijo—.Perotúnoerescomoél,tampoco.Jacesesobresaltóligeramenteanteaquello,oquizáfuetansólolafirmezadesu
tono.VolviólacabezaparamirarlaporprimeravezdesdequehabíansalidodecasadelosLightwood.
—Clary... —empezó a decir, y se interrumpió, inhalando con fuerza—. Haysangreentumanga.¿Estásherida?
Se acercó a ella y le tomó lamuñeca. Clary comprobó con sorpresa que teníarazón: había una mancha irregular de color escarlata en la manga derecha de suabrigo.Locuriosoeraqueseguíasiendodeunrojo intenso.¿Nodeberíaserdeuncolormásoscurolasangreseca?Fruncióelceño.
—Estasangrenoesmía.Élserelajóligeramenteyaflojólapresiónsobrelamuñeca.
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—¿EsdelInquisidor?Ellanegóconlacabeza.—LociertoesquecreoqueesdeSebastian.—¿SangredeSebastian?—Sí;cuandoentróenelSalónlaotranoche,¿recuerdas?,teníasangreenlacara.
Creo que Isabelle debió de arañarle, pero sea como sea... le toqué la cara y memanché con su sangre—Lamiró conmás atención—. Pensaba queAmatis habíalavadoelabrigo.
Esperaba que él la soltara, pero en su lugar la sostuvo la muñeca un largomomento, examinando la sangre, antes de devolverle el brazo, aparentementesatisfecho.
—Gracias.Ellalemirófijamenteuninstanteantesdesacudirlacabeza.—Novasacontármelo,¿verdad?—Imposible.Claryalzólosbrazosconexasperación.—Entro.Teverémástarde.Sediolavueltayascendiólosescalonesqueconducíanalapuertaprincipalde
Amatis.Nohabíaformadequepudiesehabersabidoqueencuantolediolaespalda,la sonrisa desapareció del rosto de Jace, ni que él permaneció un largo rato en laoscuridadunavezquelapuertasecerrótrasella,mirandoenladirecciónporlaquesehabíamarchadoyretorciendountrocitodehilounayotravezentrelosdedos.
—Isabelle—dijoSimon.Lehabíacostadoencontrarlapuertadelamuchacha,peroelgritode«¡Lárgate!»
quehabíaemanadodedetrásdeaquéllaloconvenciódequehabíaencontradoalfinlacorrecta.
—Isabelle,déjameentrar.Sonó un golpe amortiguado y la puerta retumbó levemente, como si Isabelle
hubiesearrojadoalgocontraella.Posiblementeunzapato.—NoquierohablarcontigoniconClary.Noquierohablarnadie.Déjamesola,
Simon.—Clary no está aquí —dijo Simon—. Y no me voy a air hasta que hables
conmigo.—¡Alec!—aullóIsabelle—.¡Jace!¡Hacedquesevaya!Simon aguardó. No llegó ningún sonido procedente de abajo. O bien Alec se
habíaidootratabadepasarinadvertido.
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—Noestánaquí,Isabelle.Sóloestoyyo.Hubo un silencio. Finalmente, Isabelle volvió a hablar. Esta vez su voz sonó
muchomáspróxima,comosiestuviesejustoalotroladodelapuerta.—¿Estássolo?—Estoysolo—dijoSimon.La puerta se abrió con un chasquido. Isabelle estaba allí de pie con una
combinaciónnegra;loscabellossueltosyenredadoscaíansobresushombros.Simonno la había visto nunca de aquel modo; descalza, con el pelo sin peinar y sinmaquillaje.
—Puedesentrar.Simonpasóalahabitación.Alaluzqueentrabaporlapuertapudoverquedaba
laimpresión,comohabríadichosumadre,queuntornadohubiesepasadoporallí.Enel suelo había ropa esparcida en montones y una bolsa de lona abierta como sihubieseestallado.ElbrillantelátigodeplatayorodeIsabelleestabacolgadodeunpostedelacama,yunsujetadordeencajeblancocolgabadeotro.Simondesviólamirada.Lascortinasestabancorridas;laslámparas,apagadas.
Isabellesedejócaersobreelbordedelacamaylemiróconamargadiversión.—Unvampiroqueseruboriza.Quiénlohabríaimaginado.—Alzólabarbilla—.
Bien,tehepermitidoentrar.¿Quéquieres?A pesar de su iracunda mirada, Simon se dijo que parecía más joven de lo
acostumbrado,conaquellosojosenormesynegrosenelblancorostrocrispado.Pudoverlascicatricesblancasquelerecorríanlapálidapiel,sobrelosbrazosdesnudos,laespalday lasclavículas, incluso laspiernas.«SiClarycontinúasiendocazadoradesombras—pensó—,undía tendráesteaspecto,concicatricespor todaspartes.»Laideanoloalterócomolohubierahechoenelpasado.HabíaalgoenelmodoenqueIsabellemostrabasuscicatrices,comosiestuvieraorgullosadeellas.
Lamuchachateníaalgoenlasmanos,algoa loquedabavueltasymásvueltasentrelosdedos.Eraalgopequeñoquecentelleabadeunmodoopacoenlapenumbra.Porunmomentopensóquepodríaserunaalhaja.
—LoquelesucedióaMax—dijoSimon—nofueculpatuya.Ellanolemiró.Teníalavistafijaenelobjetoqueteníaenlasmanos.—¿Sabesquéesesto?—preguntó,ylosostuvoenalgo.Parecía ser un pequeño soldado de juguete tallado enmadera. «Un cazador de
sombrasdejuguete—advirtióSimon—,conelequipopintadoennegroytodo.»Eldestello plateado que había percibido era la pintura de la pequeña espada queempuñaba;estacacasitotalmenteborrada.
—EradeJace—dijo,sinaguardaraqueélcontestara—.EraelúnicojuguetequeteníacuandollegóaIdris.Nosé,alomejoranteshabíaformadopartedeunjuegoconotras figuras.Yocreoque lohizoélmismo,pero jamásnosexplicógrancosa
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sobre él. Tenía por costumbre llevarlo a todos lados consigo cuando era pequeño,siempreenunbolsillooenalgunaotraparte.UndíareparéenqueMaxlo llevabaconél.Jacedebíadetenerunostreceañosporentonces.SelodioaMax,imagino,cuandosehizodemasiadomayorparallevarlo.Seacomosea,estabaenlamanodeMaxcuandoloencontraron.EracomosilohubiesecogidoparaaferrarseaélcuandoSebastian...Cuandoél...—Seinterrumpió.
ElesfuerzoqueIsabellehabíaparanollorareravisible;subocaestabaapretadaenunamueca,comosiseestuvieseesforzando.
—Yodebería haber estado allí protegiéndolo.Yodebería haber estado allí paraqueélseaferraseamí,noaunestúpidojuguetedemadera.
Loarrojósobrelacamaconojosbrillantes.—Estabas inconsciente—protestó Simon—.Casimueres, Izzy. No había nada
quepudierashacer.Isabelle negó con la cabeza y los enmarañados cabellos rebotaron sobre sus
hombros.Teníaunaspectoferozysalvaje.—¿Quésabestúalrespecto?—exigió—.¿SabíasqueMaxvinoavernoslanoche
en que murió y nos dijo que había visto a alguien escalando las torres de losdemonios,yyoledijequeestabasoñandoyloeché?Yélteníarazón.Apuestoaquefue ese bastardo de Sebastian quién trepó a la torre para poder retirar lassalvaguardas.Y Sebastian lemató para que no pudiese decir a nadie lo que habíavisto. Si hubiera escuchado... si simplemente hubiese dedicado un segundo aescucharlo...nohabríasucedido.
—Nohaymododequepudierashaberlosabido—replicóSimon—.Yencuantoa Sebastian..., no era en realidad el sobrino de los Penhallow. Engañó a todo elmundo.
Isabellenopareciósorprendida.—Losé—dijo—,teoíhablandoconAlecyJace.Escuchabadesdeloaltodela
escalera.—¿Escuchabasaescondidas?Ellaseencogiódehombros.—Hasta la parte en que dijiste que ibas a venir a hablar conmigo. Entonces
regreséaquí.Nomesentíaconganasdeverte.—Lemiródereojo—.Teconcederéalgo,noobstante:erespersistente.
—Mira,Isabelle.Simon dio un paso hacia adelante. Se sentía curioso y fue repentinamente
conscientedequeellanoibademasiadovestida,asíquereprimióelimpulsodeposaruna mano sobre su hombro o de hacer cualquier cosa que fuese abiertamentetranquilizadora.
—Cuandomipadremurió,yo sabíaquenoeraculpamía,perocon todo seguí
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pensandounayotravezentodaslascosasquepodríahaberhecho,quedeberíahaberdicho,antesdequemuriera.
—Sí, bueno, pero esto sí es culpamía—dijo Isabelle—.Y lo que tendría quehaberhechoesescuchar.Y loque todavíapuedohaceres localizaralbastardequehizoestoymatarlo.
—Noestoysegurodequeesovayaaayudar...—¿Cómolosabes?—exigióella—.¿Encontrastealapersonaresponsabledela
muertedetupadreylemataste?—Mipadretuvounataquealcorazón—dijoSimon—.Asíquenolohice.—Entoncesnosabesdequéestáshablando,¿verdad?—Isabellealzólabarbillay
lemiródirectamentealacara—.Venaquí.—¿Qué?Ellalehizoseñasimperiosasconelíndice.—Venaquí,Simon.Demalagana,fuehaciaella.Seencontrabaapenasaunpasodedistanciacuando
ellaloagarróporlapecheradelacamisa,tirandodeélhaciasí.Losrostrosdeambosquedaronacentímetrosdedistancia;Simonpudoverquelapielbajolosojosbrillabaconlashuellasdelágrimasrecientes.
—¿Sabes lo que realmente necesito justo ahora?—dijo ella, enunciando cadapalabraconclaridad.
—Esto...—respondióél—.No.—Quemeentretengan—dijo,ydándoselavueltatiródeélyloarrojóalafuerza
sobrelacamajuntoaella.Simonaterrizósobrelaespaldaenmediodeunrevueltomontónderopa.—Isabelle—protestódébilmente—,¿creesdeverdadqueestovaahacertesentir
mejor?—Confíaenmí—dijoella,posandounamanosobresupecho, justoencimade
aquelcorazónsuyoqueyanolatía—.Yamesientomejor.Claryyacíadespiertaenlacama,conlavistaclavadaenunúnicopedazodeluz
de luna que se desplazaba poco a poco por el techo. Tenía los nervios todavíademasiado crispados por los acontecimientos del día para poder dormir, y no laayudabaqueSimonnohubieseregresadoantesdelacena...nidespués.FinalmentelehabíaexpresadosupreocupaciónaLuke,quiensehabíaechadounabrigoporencimay se habíamarchado a casa de losLightwood.Había regresado con una expresióndivertida.
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—Simonestáperfectamente,Clary—dijo—.Acuéstate.Yluegohabíavueltoasalir,conAmatis,aotradelasinterminablesreunionesen
elSalóndelosAcuerdos.EllasepreguntósialguienhabríalimpiadoyalasangredelInquisidor.
Sinnadamásquehacer,sehabíaacostado,perohabíasidoincapazdeconciliarelsueño.ClarynopodíadejardeveraValentineensumente,alargandolamanohaciael interior del Inquisidor y arrancándole el corazón.Recordaba elmodo en que sehabíavueltohaciaellaylehabíadicho:«Mantendríaslabocacerrada.Porelbiendetuhermano,yporeltuyo».Porencimadetodo,lossecretosquehabíaaveriguadodeIthuriel eran como una losa sobre su pecho. Bajo todas aquellas ansiedades seescondía el miedo, constante como un latido, de que su madre muriese. ¿DóndeestabaMagnus?
Sonóunsonidosusurrantejuntoalascortinas,yunrepentinoflujodeluzdelunapenetró a raudales en la habitación. Clary se irguió de repente, buscandodesesperadamenteelcuchilloserafínquemanteníasobrelamesilladenoche.
—Nopasanada.—Unamanodescendiósobrelasuya...unamanodelgada,llenadecicatrices,yfamiliar—.Soyyo.
Claryinhalóprofundamente,yélretirólamano.—Jace—dijoella—.¿Quéhacesaquí?¿Quésucede?Duranteunmomentoélnorespondió,yellaseretorcióparamirarle,alzandolas
sábanas a su alrededor. Se sintió enrojecer, agudamente consciente de que sólollevabaunpantalóndepijamayunacamisolafinísima...,yentoncesviosuexpresión,ysusensacióndebochornodesapareció.
—¿Jace?—musitó.Élestabadepie juntoa lacabecerade lacama,vestido todavíacon lasblancas
prendasdeluto,ynohabíanadadefrívolo,sarcásticoodistanteenelmodoenquelamiraba. Estaba muy pálido, y sus ojos parecían angustiados y casi negros por latensión.
—¿Estásbien?—Nolosé—dijoélconlaactitudaturdidadealguienqueacabadedespertarde
unsueño—.Nopensabaveniraquí.Heestadodeambulandoporahítodalanoche...Nopodíadormir...ysiempreacaboviniendoapararaquí.Ati.
Ella se sentóen lacamamáserguida,dejandoque la ropadeacama lecayeraalrededordelascaderas.
—¿Porquénopuedesdormir?¿Haocurridoalgo?—preguntó,einmediatamentesesintiócomounaestúpida.
¿Quénohabíasucedido?Jace,noobstante,apenasparecióoírlapregunta.—Teníaqueverte—dijo,principalmenteparasí—Séquenodebería.Perotenía
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quehacerlo.—Bien,siéntate,entonces—dijoella,echandolaspiernashaciaatrásparahacerle
espacio para que se pudiera sentar en el borde de la cama—. Porque me estásponiendonerviosa.¿Estássegurodequenohapasadonada?
—Yonohedichoeso.Se sentó en la cama, frente a ella. Estaba tan cerca que Clary podría haberse
inclinadohaciaadelanteybesarle...—¿Haymalasnoticias?—preguntó,sintiendounaopresiónenelpecho—.¿Está
todo...estátodoelmundo...?—No esmalo—dijo Jace—, y no es ninguna noticia.Es todo lo contrario.Es
algoque siemprehe sabido, y tú...Túprobablemente, también lo sabes.Dios sabeque no lo he ocultado demasiado bien. —Le escudriñó el rostro con los ojos,lentamente, como con la intención dememorizarlo—.Lo que ha pasado—dijo, yvaciló—...esquehecomprendidoalgo.
—Jace—susurró ella de improviso, y sin saber por qué, le asustaba lo que élestabaapuntodedecir—.Jace,notienesque...
—Intentaba ir... a alguna parte —dijo él—. Pero no hacía más que vermearrastradodevueltaaquí.Nopodíadejardeandar,nopodíadejardepensar.Sobrelaprimeravezquetevi,ycómodespuésdeesonopodíaolvidarte.Queríahacerlo,peronopodía.ObliguéaHodgeaquemedejaraserquienfueseentubuscaytellevaradevuelta al Instituto. E incluso entonces, en aquella estúpida cafetería, cuando te visentadaen aquel sofá conSimon, incluso entonces aquellomedio la impresióndequenoeraloqueteníaqueser,que...deberíaseryoquienestuviesesentadocontigo.Quientehiciesereírdeaquelmodo.Nopodíalibrarmedeaquellasensación.Dequedeberíaseryo.Ycuantomásteconocía,máslosentía;jamásmehabíasucedidoalgoasí antes. Cuando había querido a una chica y había conseguido conocerla, acontinuaciónyanomehabíainteresadosabermásdeella,perocontigoelsentimientosimplementesehizomásymásfuertehastaesanochecuandoaparecisteenRenwickylosupe.
«Yluegoaveriguarqueelmotivodequesintieradeesemodo...comosifuesesunapartedemíquehabíaperdidoyquejamáshabíasabidoquemefaltabahastaquevolvíaverte...queelmotivoeraqueerasmihermana;parecióunaespeciedechistecósmico.ComosiDiosmeestuvieseescupiendo.Nisiquieraséporqué;porpensarquerealmentepodíaconseguirtenerte,queeramerecedordealgoasí,desertanfeliz.Nopodíaimaginarquéeraloquehabíahechopararecibiresecastigo...
—Sitúestássiendocastigado—dijoClary—,entoncestambiénsemecastigaamí. Porque todas esas cosas que sentías, las sentí también, pero no podemos...tenemosquedejardesentireso,porqueesnuestraúnicaposibilidad.
Jaceteníalasmanosmuyapretadasaloscostados.
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—Nuestraúnicaposibilidad¿dequé?—Depoderestarjuntos.Porquedelocontrarionopodremosestarjamáseluno
cercadelotro,nisiquieraenlamismahabitación.Ynolopodrésoportar.Preferiríatenerteenmividaaunquefuesecomounhermanoquenotenerteenabsoluto...
—¿Ysesuponequetengoquequedarmeahísentadomientrastúsalesconchicos,te enamoras de otro, te casas...?—Su voz se crispó—.Y entretanto, yomoriré unpocomáscadadía,observando.
—No. Para entonces ya no te importará —dijo ella, preguntándose inclusomientraslodecíasipodríasoportarlaideadeunJaceaquienellanoleimportara.
Clary no había pensando tan anticipadamente como él, y cuando intentóimaginarlo enamorándose de otra persona, casándose con otra persona, ni siquierapudo verlo, no pudo ver nada excepto un negro túnel vacío alargándose ante ella,eternamente.
—Porfavor.Sinodecimosnada,sifingimos...—Nohaymodode fingir—replicó Jace con absoluta claridad—.Te amo,y te
amaré hasta que me muera, y si hay una vida después de ésta, te amaré tambiénentonces.
Ellacontuvoelaliento.Éllohabíadicho...laspalabrasquenopodíandecirse.Seesforzópordarunarespuesta,peronoencontróninguna.
—Yséquecreesquesimplementequieroestarcontigopara...parademostrarteelmonstruoquesoy.Peroséconcertezaque,inclusoaunquehayasangrededemonioenmiinterior,tambiénalbergasangrehumana.Ynopodríaamartecomolohagosinofuesealmenosunpoquitohumano.Porquelosdemoniosdesea,peronoaman.Yyo...
Él se levantó entonces, con una especie de violenta brusquedad, y cruzó lahabitaciónhacialaventana.Parecíaperdido,tanperdidocomolohabíaestadoenelGranSalóndepieobservandoelcuerpodeMax.
—¿Jace?—llamóClary, alarmada, y cuando él no respondió, se puso en pie atodaprisayfuehastaél,posandolamanoensubrazo.
Él siguiómirando por la ventana; los reflejos de ambos en el cristal eran casitransparentes... los contornos fantasmales de un muchacho alto y una chica másmenudaqueteníalamanocerradaconansiedadsobresumanga.
—¿Quésucede?—No debería habértelo dicho así —dijo él, sin mirarla—. Lo siento.
Probablemente es difícil de asimilar. Parecías tan... anonadada. —La tensión erapalpableensuvoz.
—Loestaba—repusoella—.Mehepasadolosúltimosdíaspreguntándomesimeodiabas.Tehevistoestanocheypenséqueeraasí.
—¿Odiarte?—repitióélconexpresiónperpleja.
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Alargó entonces lamano y le tocó el rostro, levemente, sólo las yemas de losdedossobrelapiel.
—Ya te dije que no podía dormir. Cuando llegue la medianoche de mañanaestaremosobienenguerraobajoelgobiernodeValentine.Éstapodríaserlaúltimanochedenuestrasvidas,nuestraúltimanochenormalycorriente.Laúltimanocheenquenosvamosadormirydespertaremostalycomohemoshechosiempre.Yentodoloquepodíapensareraenquequeríapasarlacontigo.
AClaryelcorazónlediounvuelco.—Jace...—Nomerefieroa...—aclaró—.Note tocarésinoquieresquelohaga.Séque
estámal...Dios,estámal...perosóloquierotumbarmecontigoydespertaratulado,sólounavez,sólounavezentodamivida.—Habíadesesperaciónensuvoz—.Sóloseráestanoche.Enelgrandiosoordendelascosas,¿cuántopuedeimportarunasolanoche?
«Peropiensaencómonos sentiremospor lamañana.Piensaen lohorriblequeseráfingirquenosignificamosnadaelunoparaelotrodelantedetodoslosdemásdespuésdequehayamospasadolanochejuntos,inclusoaunquetodoloquehagamossea dormir. Es como tomar sólo un poquitín de una droga...No consiguemás quehacertedesearmás.»
Pero ése era el motivo de que le hubiera contado lo que le había contado,comprendióella.Porqueparaélnoseríaasí;nohabíanadaquepudieseempeorarlo,delmismomodoquenohabíanadaquepudieramejorarlo.Loqueélsentíaeratandefinitivocomounacadenaperpetua,¿ypodíaellaafirmarqueeradistintoenella?Einclusoaunqueesperasequepudieraserlo,inclusosiesperabaquealgúndíapudieseverse persuadida por el tiempo, la razón o un desgaste natural a dejar de sentir deaquelmodo,noimportaba.NohabíanadaquehubiesequeridoenlavidamásdeloquequeríaesanocheconJace.
—Corre las cortinas, entonces, antes de venir a la cama —dijo—. No puedodormircontantaluzenlahabitación.
LaexpresiónquerecorrióelrostrodeJacefuedepuraincredulidad.Enrealidadnohabíaesperadoqueellaaceptase,comprendióClaryconsorpresa;alcabodeuninstante, ya la había cogido entre sus brazos y la abrazaba contra él, con el rostrosumergidoenloscabellostodavíaalborotadosporelsueñodelamuchacha.
—Clary...—Vamosalacama—dijoellacondulzura—.Estarde.Seapartódeélyregresóallecho,trepandoaélyestirandolassábanashastala
alturadesucintura.Dealgúnmodo,mirándoseasí,casipodíaimaginarquelascosaseran distintas, que habían transcurridomuchísimos años desde esemomento y quehabíanestado juntos tanto tiempoquehabíanhechoestouncentenardeveces,que
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cada noche les pertenecía, y no sólo ésa. Apoyó la barbilla en las manos y lecontempló mientras Jace corría las cortinas y luego se quitaba la cazadora y lacolgaba en el respaldodeuna silla.Llevabauna camiseta gris pálidodebajo, y lasMarcas que le rodeaban los brazos desnudos brillaron oscuramente mientras sedesabrochabaelcinturóndelasarmasylodepositabaenelsuelo.Desatólasbotasyse las quitómientras se acercaba a la cama, y se tendió con sumocuidado junto aClary. Tumbado sobre la espalda, giró la cara para mirarla. Por el borde de lascortinassefiltrabaunpoquitíndeluz,lasuficienteparaqueellavieseelcontornodesurostroyelbrillantedestellodesusojos.
—Buenasnoches,Clary—dijoél.Sus manos descansaban extendidas a ambos lados del cuerpo, con los brazos
pegadosaloscostados.Apenasparecíarespirar;ellatampocoestabamuyseguradeestar respirando.Deslizó lamano a través de la sábana, lo suficiente para que susdedos se tocaran... tan levemente que probablemente apenas lo habría notado dehaber estado tocando a cualquiera que no fuese Jace; pero lo cierto era que lasterminacionesnerviosasdelasyemasdesusdedoshormigueabansuavemente;comosu lasmantuviera sobreuna llamabaja.Percibió cómoél se tensaba junto a ella yluego se relajaba. Había cerrado los ojos, y sus pestañas proyectaban delicadassombras sobre la curva de los pómulos. En su boca apareció una sonrisa como sipercibiera que ella le observaba, yClary se preguntó qué aspecto tendría él por lamañana, conelpelodespeinadoymarcasde sueñobajo losojos.Apesarde todo,pensarloleprovocóunapunzadadefelicidad.
Entrelazólosdedosconlosdeél.—Buenasnoches—susurró.Con las manos cogidas como niños de un cuento, se durmió junto a él en la
oscuridad.
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TODOSEDESMORONA
LukehabíapasadolamayorpartedelanochecontemplandoelavancedelaluzatravésdeltejadotraslúcidodelSalóndelosAcuerdosigualqueunamonedadeplataruedasobrelasuperficietransparentedeunamesadevidrio.Cuandolalunaestabacerca de ser luna llena, como sucedía en aquellos instantes, sentía una equivalenteagudizaciónenlavisiónyelsentidodelolfato,inclusoestandobajoformahumana.Ahora,porejemplo,podíaolerelsudordeladudaenlahabitación,yelsubyacenteolorpenetrantedelmiedo.Podíapercibir lapreocupaciónimpacientedesumanadade lobos allá en el bosque deBrocelindmientras deambulaban en la oscuridad dedebajodelosárbolesyaguardabanoticiassuyas.
—Lucian.—LavozdeAmatisensuoídoerabajaperopenetrante—.¡Lucian!Atrancadoviolentamenteensuensoñación,Lukeluchóporenfocarlosagotados
ojos sobre la escena que tenía delante. Era un pequeño grupo variopinto, el queformaban aquellos que habían estado de acuerdo en al menos escuchar su plan.Menosdelosquehabíaesperando.AmuchoslosconocíadesuvidaanteriorenIdris—losPenhallow, losLightwood, losRavenscar—yjustoalmismonúmerodeelloslosacababadeconocer,comolosMonteverde,quedirigíanelInstitutodeLisboayhablaban unamezcla de portugués e inglés, o Nasreen Chaudhury, la directora defacciones severas del Instituto deMumbai. Su sari verde oscuro estaba estampadoconcomplejasrunasdeunplateadotanintensoqueLukeinstintivamenteseencogíacuandoellapasabademasiadocerca.
—Realmente,Lucian—dijoMaryseLightwood.Elmenudorostroblancodelamujerestabatransidodeagotamientoypena.Luke
nohabíaesperadoqueniellanisuesposoacudiesen,perohabíanaceptadocasiencuantoél se lohabíamencionado.Supusoquedebíade sentirse agradecidodequeestuvieranallí,inclusoaunqueeldolortendieraahacerqueMarysesemostraramásirascibledeloacostumbrado.
—Erestúquiénnosconvencióparavenir;lomínimoquepuedeshaceresprestaratención.
—Yesoesloquehace.—Amatisestabasentadaconlaspiernasrecogidasbajoelcuerpocomounajovencita,perosuexpresiónerafirme—.NoesculpadeLucianquehayamosestadodandovueltasencírculosdurantelaúltimahora.
—Yseguiremosdandovueltasyvueltashastaquesenosocurraunasolución—dijoPatrickPenhallowconuntonocortanteenlavoz.
—Con el debido respeto, Patrick —repuso Nasreen, con su fuerte acento—,
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puede que no exista una solución para este problema. Tal vez tendríamos queconformarnosconencontrarunplan.
—Unplanquenosuponganilaesclavitudenmasani...—empezóJia,laesposadePatrick,yluegoseinterrumpió,mordiéndoseellabio.
Era una mujer bonita y esbelta que se parecía mucho a su hija, Aline. LukerecordócuandoPatrickhabíahuidoalInstitutodeBeijingysehabíacasadoconella.Aquello había significado una especie de escándalo, pues se suponía que debíahabersecasadoconunajovendeIdrisquesuspadreshabíanelegidoparaél.PeroaPatrick nunca le había gustado hacer lo que le decían, una cualidad que Lukeagradecíaenaquellosmomentos.
—¿Oaliarosa los subterráneos?—dijoLuke—.Me temoquenohaymododeevitarlo.
—Ésenoeselproblema,ylosabes—indicóMaryse—.Estodoelasuntodelosescaños en el Consejo. La Clave jamás estará de acuerdo en ese caso. Lo sabes.Cuatroescañoscompletos...
—Cuatro,no—dijoLuke—.Unoparalosseresmágicos,unoparalosHijosdelaLunayunoparaloshijosdeLilith.
—Losbrujos,lashadasyloslicántropos—enumeróelseñorMonteverdeconsuvozsuave—.¿Yquéhaydelosvampiros?
—No me han prometido nada—admitió Luke—. Y, por tanto, yo tampoco aellos. Puede que no les interese formar parte del Consejo, no sienten demasiadocariño por los demi especie, y tampoco les gustan demasiado las reuniones y lasnormas.Perotienenlapuertaabiertaenelcasodequecambiasendeidea.
—Malachi y sus amigos jamás estarán de acuerdo, y puede que no tengamossuficientes votos en el Consejo sin ellos —masculló Patrick—. Además, sin losvampiros,¿quéposibilidadtenemos?
—Unainmejorable—replicóAmatis,queparecíaconfiarenelplandeLukeaúnmás que éste—. Hay muchos subterráneos que lucharán con nosotros, y sonrealmentepoderosos.Losbrujosporsísolos...
LaseñoraMonteverdesacudiólacabezaysevolvióhaciasuesposo.—Este plan es una locura. Jamás funcionará. No se puede confiar en los
subterráneos.—FuncionóduranteelLevantamiento—dijoLuke.Laportuguesahizounamueca.—Únicamente porqueValentine contaba conun ejército de idiotas—respondió
—. No con demonios. ¿Y cómo podemos saber que los miembros de su antiguoCírculonoregresaránconélencuantolosllameasulado.
—Tengacuidadoconloquedice,señora—gruñóRobertLightwood.Eralaprimeravezqueabríalabocaenmásdeunahora;habíapasadolamayor
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parte de la tarde quieto, inmovilizado por la pena.Había arrugas en su rostro queLuke habría jurado que no estaban allí tres días atrás. Su tormento se apreciabaclaramente en la tensiónde sushombrosy en suspuños apretados;Lukenopodíaculparlo.JamáslehabíagustadomuchoRobert,perohabíaalgoenlavisióndeaquelhombrequebradoporlapenaqueresultabadolorosodecontemplar.
—¿CreequemeuniríaaValentinedespuésdelamuertedeMax...?Élhizoqueasesinaranamihijo...
—Robert—murmuróMaryse,yleposólamanoenelhombro.—Si no nos unimos a él —dijo el señor Monteverde—, todos nuestros hijos
morirán.—Si piensa esto, entonces ¿por qué están aquí? —Amatis se puso en pie—.
Pensabaquehabíamosacordado...«Tambiényo.»ALukeledolíalacabeza.Siemprelamismahistoria,sedijo,dos
pasosalfrenteyunoatrás.Erantannocivoscomolospropiossubterráneoscuandoseenfrentaban;sialmenospudierandarsecuentadeello...Alomejora todos les iríamejorsisolucionabansusproblemascombatiendo,comolohacíasumanada.
UnlevemovimientoenlapuertadelSalóncaptósumirada.Fueuninstante,ydeno haber faltado tan poco para la luna llena, quizá no lo hubiera visto, ni hubierareconocidoalafiguraquepasóvelozantelaspuertas.Sepreguntóporunmomentosi estaba imaginando cosas.Enocasiones, cuando estabamuy cansado, creía ver aJocelyn...enelparpadeodeunasombra,enunjuegodelucesenunapared.
PeronosetratabadeJocelyn.Lukesepusoenpie.—Voyasalircincominutosatomarelaire.Regresaré.Lukenotócómoleobservabanmientrasseencaminabaalaspuertasdeentrada;
todos ellos, incluso Amatis. El señor Monteverde susurró algo a su esposa enportugués;Lukecaptólapalabra«lobo»enel torrentedepalabras.«Probablementecreenquevoyasalirparacorrerencírculosyaullarlealaluna.»
Elaireenelexterioreralimpioyfrío;elcielomostrabaunaceradogrispizarra.Elamanecerenrojecíaelcieloenelesteyproporcionabaun tinte rosapálidoa lospeldaños de mármol blanco que descendían desde las puertas del Salón. Jace loesperabaenmitaddelaescalinata.LasblancasropasdelutoquellevabangolpearonaLukecomounabofetada,unrecordatoriodetodaslasmuertesquehabíanpadecidoallíyqueprontovolveríanapadecer.
LukesedetuvovariospeldañosporencimadeJace.—¿Quéhacesaquí,Jonathan?Jacenodijonada,yLukesemaldijomentalmenteporsumalamemoria;aJace
nolegustabaquelollamasenJonathanyporlogeneralrespondíaalnombreconunaagudaprotesta.Enestaocasión,noobstantenoparecióimportarle.Elrostroquealzóhacia Luke estaba tan sombrío como los rostros de cualquiera de los adultos del
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Salón.AunqueaJacetodavíalefaltabaunañoparaserconsideradoadultosegúnlaleydelaClave,sehabíaenfrentadoyaacircunstanciaspeoresensucortavidadelasquelamayoríadelosadultospodíanimaginarsiquiera.
—¿Buscabasatupadres?—¿Te refieres a los Lightwood?—Jace negó con la cabeza—.No. No quiero
hablarconellos.Tebuscabaati.—¿SetratadeClary?—Lukedescendióvariosescaloneshastaquedarunpeldaño
porencimadeJace—.¿Estábien?—Estáperfectamente.LamencióndeClaryparecióhacerqueJacesepusieraentensión,loqueasuvez
disparólosnerviosdeLuke;detodosmodos,JacejamásdiríaqueClaryestababiensinoloestaba.
—Entonces¿quésucede?Jacemirómásalládeél,hacialaspuertasdelSalón.—¿Quétalvaahídentro?¿Algúnprogreso?—Enrealidad,no—admitióLuke—.Apesarde lopocoquedesean rendirsea
Valentine,lesgustaaúnmenoslaideadequehayasubterráneosenelConsejo.YsinlapromesadeescañosenelConsejo,migentenopeleará.
LosojosdeJacecentellearon.—LaClavenoaceptaráesapropuesta.—Notieneporquéencantarles.Sólohadegustarlesmásquelaideadelsuicidio.—Intentaránganartiempo—leinformóJace—.Siyofueratú,lesdaríaunplazo
límite.LaClavefuncionamejordeestamanera.Lukenopudoevitarsonreír.—TodoslossubterráneosalosquepuedoconvocarseacercaránalaPuertaNorte
alponerseelsol.SilaClavehaaceptadopelearjuntoaellos,entraránenlaciudad.Sino, darán media vuelta. No he podido posponerlo más; apenas nos da tiemposuficienteparallegaraBrocelindamedianoche.
Jacesilbó.—Resulta teatral.¿Esperasque lavisiónde todosesossubterráneos inspirea la
Clave,oquelesasuste?—Probablementeunpocodeambascosas.MuchosdelosmiembrosdelaClave
están asociados a Institutos, como tú; están mucho más acostumbrados a versubterráneos. Son los nativos de Idris los que me preocupan. La visión desubterráneos ante sus puertas puede provocarles pánico. Por otra parte, no puedeperjudicarlesquelesrecuerdeslovulnerablesqueson.
Comosi aquellohubiese sidouna señal, lamiradade Jace sealzó rápidamentehacialasruinasdelGard,unacicatriznegraenlaladeradelacolinasobrelaciudad.
—Noestoy segurodequenadienecesitemás recordatoriosdeeso.—Volvió la
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mirada hacia Luke, con sus limpios ojos muy serios—. Quiero decirte algo, y noquieroquesalgadeaquí.
Lukenopudoocultarlasorpresa.—¿Porquédecírmeloamí?¿PorquénoalosLightwood?—Porqueerestúquiénestáalmandoaquí,enrealidad.Losabes.Lukevaciló.AlgoenelrostropálidoycansadodeJaceprovocabalaempatíacon
su propio cansancio... empatía y un deseo de demostrarle a aquel muchacho, quehabíasidotraicionadoyutilizadodeunmodotanperversoporlosadultosalolargode su vida, que no todos los adultos eran así, que había algunos en los que podíaconfiar.
—Deacuerdo.—Y—dijoJace—porqueconfíoenquetúsabráscómoexplicárseloaClary.—¿ExplicarleaClaryqué?—Porquétengoquehacerlo.—LosojosdeJaceestabanmuyabiertosbajolaluz
delsolquesalía;lehacíaparecerañosmásjoven—.VoyasalirtrasSebastian,Luke.Sécómoencontrarle,yvoyaseguirlehastaquemeconduzcaaValentine.
Lukesoltóunaexclamacióndesorpresa.—¿Sabescómoencontrarle?—Magnusmeenseñócómousarunhechizodelocalizaciónmientrasmealojaba
con él en Brooklyn. Intentábamos usar el anillo demi padre para encontrarle. Nofuncionó,pero...
—Túnoeresunbrujo.Nodeberíaspoderrealidadunhechizodelocalización.—Setrataderunas.ComoelmodoenquelaInquisidoramevigilócuandofuia
veraValentinealbarco.TansólonecesitabaalgodeSebastian.—Pero ya nos ocupamos de eso con los Penhallow. No dejó nada tras él. La
habitaciónestabatotalmentevacíayordenada,probablementejustoporesemotivo.—Encontré algo—dijo Jace—.Unhilo empapadoen su sangre.Noesmucho,
peroessuficiente.Loprobé,yfuncionó.—NopuedessalircorriendotrasValentinetúsolo,Jace.Notedejaré.—Nopuedesdetenerme.Amenosquequieraspelearconmigoaquímismoenla
escalinata.Ynovencerás, tampoco.Lo sabes tanbien comoyo.—HabíaunanotacuriosaenlavozdeJace,unamezcladecertezayodiohaciasímismo.
—Mira,pormuydecididoqueestésahacerelpapeldehéroesolitario...—Nosoyunhéroe—respondióJace,ylavozsonóclaraysininflexión,comosi
expusieraelmássimpledeloshechos.—PiensaenlosLightwood,inclusoaunqueresultesileso.PiensaenClary...—¿CreesquenohepensadoenClary?¿Creesquenohepensadoenmifamilia?
¿Porquécreesquelohago?—¿Creesqueno recuerdo loquesesientecuandose tienendiecisieteaños?—
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respondióLuke—.Pensarquetieneselpoderdesalvarelmundo...ynosóloelpodersinolaresponsabilidad...
—Mírame —dijo Jace—. Mírame y dime si soy un chico de diecisiete añoscorriente.
Lukesuspiró.—Nohaynadadecorrienteenti.—Ahoradimequees imposible.Dimequeloquesugieronopuedehacerse.—
ComoLukenodijonada, Jaceprosiguió—:Mira, tuplanes estupendo talycomoestá.Traealossubterráneos,combatidcontraValentinehastalaspuertasmismasdeAlacante.Esmejorquesimplementetumbarseypermitirlequepasesobrenosotros.Pero loesperará.No lecogeréispor sorpresa.Yo...yopodríacogerlepor sorpresa.PuedequenosepaquesiguenaSebastian.Esunaposibilidadalmenos,y tenemosqueaprovechartodaslasposibilidadesquepodamosconseguir.
—Talveztengasrazón—indicóLuke—.Peroesosuponeesperardemasiadodeunasolapersona.Inclusotratándosedeti.
—Pero ¿no te das cuenta...? Sólo puedo ser yo —dijo Jace a la vez que ladesesperaciónsedeslizabaasuvoz—.InclusoaunqueValentinepercibaqueleestoysiguiendo,podríadejarmellegarlobastantecerca...
—¿Lobastantecercaparaqué?—Paramatarle—dijoJace—.¿Quéotracosa?Luke contempló al muchacho. Deseó de algún modo poder conectar y ver a
Jocelyn en suhijo, delmodo enque la veía enClary, pero Jace era únicamente, ysiempre,élmismo...contenido,solitarioyaparte.
—¿Seríascapazdehacerlo?—preguntó—.¿Podríasmataratupropiopadre?—Sí—respondióél,conunavoztandistantecomouneco—.¿Esahoracuando
medicesquenopuedomatarleporqueéles,alfinyalcabo,mipadre,yelparricidioesuncrimenimperdonable?
—No; ahora viene cuando te digo que tienes que estar seguro de ser capaz dehacerlo—dijoLuke,ycomprendió,antesupropiasorpresa,quealgunapartedeélhabía aceptado ya que Jace iba a hacer exactamente lo que decía, y que él se lopermitiría—.Nopuedeshacertodoesto,cortartuslazosaquíeirtrasValentineportucuenta,parafracasarsinmásenelúltimoobstáculo.
—¡Ah!—replicóJace—.Sí,soycapazdehacerlo.—ApartólamiradadeLuke,dirigiéndola escalera abajo en dirección a la plaza, que hasta la mañana del díaanteriorhabíaestadollenadecadáveres—.Mipadremehizoloquesoy.Yleodioporeso.Puedomatarle.Élseaseguródeeso.
Lukesacudiólacabeza.—Cualquieraquefueselaeducaciónquerecibiste,Jace,teopusisteaella.Note
corrompió...
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—No—dijoJace—.Nofuenecesario.—Echóunaojeadaalcuelo,cubiertodelistasazulesygrises;lospájaroshabíaniniciadosuscánticosmatinalesenlosárbolesquebordeabanlaplaza—.Serámejorquemevaya.
—¿QuieresquelesdigaalgoalosLightwood?—No.No les digas nada. Si descubren que lo sabías yme dejastemarchar, te
culparándeello.Hedejadonotas—añadió—.Seloimaginarán.—Entoncesporqué...—¿Porquételocuento?Porquequieroquetúlosepas.Quieroquelotengasen
mentemientraspreparas tusplanespara labatalla.Queestoyahí fuera,buscandoaValentine.Sileencuentro,teloharésaber.—Lededicóunafugazsonrisa—.Piensaenmícomotuplanderefuerzo.
Lukealargóelbrazoyleestrechólamano.—Situpadrenofuesequienes—dijo—,estaríaorgullosodeti.Jacepareciósorprendidoduranteunmomento,y luegoconlamismarapidezse
sonrojóyretirólamano.—Sitúsupieras...—empezó,ysemordióellabio—.Noimporta.Buenasuerte,
LucianGraymark.Aveatquevale.—Esperemosquenoseaunaauténticadespedida—dijoLuke.Elsolsealzabadeprisa,ymientrasJacelevantabalacabeza,frunciendoelceño
ante la repentina intensificaciónde la luz,huboalgoensu rostroque impresionóaLuke:algoenaquellamezcladevulnerabilidadyorgulloobstinado.
—Merecuerdasaalguien—dijosinpensar—.Aalguienqueconocíhaceaños.—Losé—repusoélconunamuecadeamargura—,terecuerdoaValentine.—NO—contestóLuke,llenodecuriosidad;perocuandoJacevolviólacabeza,el
parecidodesapareció, desvaneciendo los fugaces recuerdos—.No..., nopensaba enabsolutoenValentine.
Encuantodespertó,ClarysupoqueJacesehabíaido, inclusoantesdeabrir los
ojos. Sumano, todavía alargada sobre la cama, estaba hueca; no había dedos querespondieranalapresióndelossuyos.Seincorporódespacio,conunaopresiónenelpecho.
Debíadehaberdescorridolascortinasantesdeirse,porquelasventanasestabanabiertasybrillantesfranjasdeluzsolarcaíansobrelacama.Sepreguntóporquélaluznolahabíadespertado.Porlaposicióndelsol,teníaqueserdespuésdemediodía.Sentía la cabeza pesada y espesa, los ojosmedio adormilados.Quizás porque, porprimera vez en tanto tiempo, no había tenido pesadillas y su cuerpo habíaaprovechadopararecuperarelsueñoperdido.
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Hasta que no se puso en pie no advirtió el papel doblado sobre la mesilla denoche.Lorecogióconunasonrisaenloslabios—asíqueJacehabíadejadounanota—.Cuandoalgopesadoresbalódedebajodelpapelycayóasuspies,sesintiótansorprendidaquediounsaltoatrás,pensandoqueestabavivo.
Erauntrozoenrolladodemetalreluciente.Supoloqueeraantesdeinclinarseyrecogerlo.LacadenayelanillodeplataqueJacehabíallevadoalrededordelcuello.Elanillodelafamilia.Rarasveceslehabíavistosinél.Unarepentinasensacióndetemorlainundó.
Abriólanotayleyórápidamentelasprimeraslíneas:«Apesardetodo,nopuedosoportar la idea de que este anillo se pierda para siempre, como tampoco puedosoportar la ideadedejarteparasiempre.Aunquenotengoelecciónsobre louno,almenospuedoelegirsobrelootro».
Elrestodelacartapareciódesleírseenunconjuntodeletrasborrosassinsentido;tuvo que leerla una y otra vez para entender lo que decía. Cuando finalmentecomprendió,sequedóquietamirándolofijamente,observandoaletearelpapelensumanotemblorosa.ComprendióentoncesporquéJacelehabíacontandotodoloquelehabíacontando,yporquéhabíadichoqueunanocheno importaba.Se lepuededecirtodoaalguienaquiensecreequenoseveránuncamás.
Norecordó,mástarde,haberdecididoquéhaceracontinuación,nihaberbuscadoalgo que ponerse, pero de alguna manera se encontró corriendo escaleras abajo,vestidaconelequipodecazadordesombras,conlacartaenunamanoylacadenaconelanilloabrochadaapresuradamentealrededordelcuello.
Lasaladeestarpermanecíavacía;el fuegode lachimeneasehabía reducidoacenizasgrises,peroemanabaruidoyluzdelacocina:unparloteodevoces,yelolorde algo cocinándose. «¿Tortitas?», pensó Clary con sorpresa. Jamás se le habríaocurridoqueAmatissupiesecómohacerlas.
Yteníarazón.Alentrarenlacocina,Clarysintióquelosojosseleabríancomoplatos:Isabelle,conlosbrillantescabellosnegrosrecogidosenunnudoenlabasedelcuello,estabadepieantelosfogones,conundelantalalrededordelacinturayunacucharademetalenlamano.Simonestabasentadosobrelamesadetrásdeella,conlospiessobreunasilla,yAmatis,enlugardedecirlequesebajaradelosmuebles,estabarecostadacontralaencimeraconaspectodeestarsedivirtiendoenormemente.
IsabelleagitólacucharaendirecciónaClary.—Buenosdías—saludó—.¿Quieresdesayunar?Aunque,bueno...,supongoque
esmásbienlahoradelalmuerzo.Totalmentemuda,ClarymiróaAmatis,queseencogiódehombros.—Aparecieronsinmásyseempeñaronenreparareldesayuno—dijo—,ytengo
queadmitirqueyonosoytanbuenacocinera.Clary pensó en la espantosa sopa de Isabelle en el Instituto y reprimió un
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escalofrío.—¿DóndeestáLuke?—En Brocelind, con sumanada—respondió Amatis—. ¿Va todo bien, Clary?
Parecesunpoco...—Agitada—finalizóSimonporella—.¿Vatodobiendeverdad?Por un momento Clary no supo que responder. «Aparecieron», había dicho
Amatis.Loque significaqueSimonhabíapasado lanocheencasade Isabelle.Lemirófijamente.Noparecíanadadistinto.
—Estoy perfectamente —dijo; aquél no era precisamente el momento depreocuparseporlavidaamorosadeSimon—.NecesitohablarconIsabelle.
—Pueshabla—repusoésta,dandogolpecitosaunobjetodeformadoenelfondodelasarténqueera,temióClary,unatortita—.Estoyescuchando.
—Asolas—dijoClary.—¿No puede esperar? —preguntó Isabelle, arrugando la frente—. Casi he
acabado...—No—respondióClary,yhuboalgoensutonoquehizoqueSimon,almenos,
tensarasuposición—.Nopuedeesperar.Simonsedeslizófueradelamesa.—Muybien.Osdaremosunpocodeintimidad—dijo,yvolviólacabezahacia
Amatis—.Quizáspodríasmostrarmeesas fotosdeLukecuandoeraunbebéde lasqueestábamoshablando.
Amatis lanzó unamirada preocupada aClary, pero siguió a Simon fuera de lahabitación.
—Supongoquesí...Isabelle meneó la cabeza mientras la puerta se cerraba detrás de ellos. Algo
centelleóensucogote;unbrillanteydelicadamentefinocuchilloestabaintroducidoenelmoño,manteniéndolofijo.Apesardelretablodevidadoméstica,seguíasiendounacazadoradesombras.
—Oye—dijo—.SiestoessobreSimon...—NosetratadeSimon.SetratadeJace.—Lealargólanota—Leeesto.Conunsuspiro, Isabelleapagóel fogón, tomólanotaysesentóa leerla.Clary
sacó unamanzana del cesto que había sobre lamesa y se sentómientras Isabelle,frenteaellaalotroladodelamesa,escrutabalanotaensilencio.Clarysededicóatoquetearlapieldelamanzanasindecirnada;nopodíaimaginarsecomiéndosela,ni,dehecho,comiendonadaenabsoluto,nuncamás.
Isabellealzólosojosdelanotaconlascejasenarcadas.—Estoparecemásbien...persona.¿Estásseguradequedeboleerlo?«Probablementeno.»Claryapenasrecordabasiquieralaspalabrasdelacartaen
aquellos momentos; en cualquier otra situación, jamás se la habría mostrado a
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Isabelle,peroelpánicorespectoaJaceinvalidabacualquierotrapreocupación.—Leehastaelfinal.Isabelleregresóalanota.Cuandoterminó,dejóelpapelsobrelamesa.—Pensabaquepodríahaceralgocomoesto.—¿Tedascuentadeloquequierodecir?—dijoClaryatrompicones—.Nopuede
habersalidohacetantotiempo,ollegadotanlejos.Tenemosqueir trasély...—Seinterrumpió;sucerebroprocesabafinalmenteloqueIsabellehabíadichoylohacíallegarasuboca—.¿Quéquieresdecirconquepensabasquepodríahaceralgocomoesto?
—Justo lo que he dicho.—Isabelle empujó unmechónde cabello que colgabadetrásdelaoreja—.DesdeelmomentoenqueSebastiandesapareció,todoelmundohaestadobuscandoelmododeencontrarlo.YodespedacésuhabitaciónencasadelosPenhallowbuscandocualquiercosaquesepudierausarparalocalizarlo...peronohabíanada.DeberíahabersabidoquesiJaceencontrabaalgoquepudiesepermitirlelocalizaraSebastian,saldríadisparadotrasél—Semordióellabio—.AunquehabríadeseadoquesehubiesellevadoaAlecconél.Amihermanolegustará.
—¿AsíquepiensasqueAlecquerrá ir tras él, entonces?—preguntóClary, conrenovadasesperanzas.
—Clary.—Isabellesonólevementeexasperada—.¿Cómosesuponequevamosairtrasél?¿Cómosesuponequevamosatenerlamásleveideadeadóndehaido?
—Debedeexistiralgúnmodo...—Podemosintentarlocalizarle.PeroJaceeslisto.Habráencontradoalgúnmodo
deimpedirlalocalización,igualquehizoSebastian.UnacólerafríaseagitóenelpechodeClary.—¿Estásseguradequequieresencontrarlo?¿Noteimportasiquieraquesehaya
marchadoaunamisiónsuicida?NopuedeenfrentarseaValentineélsolo.—Probablemente no —repuso Isabelle—. Pero confío en que Jace tiene sus
motivospara...—¿Paraqué?¿Paraquerermorir?—Clary. —Los ojos de Isabelle llamearon con una repentina luz colérica—.
¿Creesqueelrestodenosotrosestamosasalvo?Todosestamosaguardandomoriroconvertirnos en esclavos. ¿Puedes imaginar a Jace sentándose tan tranquilo yaguardandoaquealgohorriblesuceda?¿Realmentepuedesver...?
—LoqueveoesqueJaceestuhermanoigualcomoloeraMax—dijoClary—,yatiteimportósumuerte.
Lolamentóencuantolodijo;elrostrodeIsabellepalideció,comosilaspalabrasdeClarylehubiesenarrebatadoelcolor.
—Max —dijo Isabelle con una furia rigurosamente controlada —era un niñopequeño, no un luchador..., tenía nueve años. Jace es un cazador de sombras, un
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guerrero. Si peleamos contra Valentine, ¿crees que Alec no estará en la batalla?¿Creesque todosnosotrosno estamos, en todomomento, preparadosparamorir sidebemoshacerlo,silacausaeslobastanteimportante?ValentineeselpadredeJace;Jaceprobablementetienelaposibilidaddeacercarseaélparahacerloquetienequehacer...
—ValentinemataráaJacesitieneoportunidad—dijoClary—.Noleperdonarálavida.
—Losé.—Pero¿todoloqueimportaessiélmueregloriosamente?¿Nisiquieraleecharás
enfalta?—Leecharé en falta cadadía—dijo Isabelle—,durante el restodemivida, la
cual, enfrentémonos a ellos, si Jace fracasa, probablemente durará una semana.—Sacudió la cabeza—.Túno lo entiendes,Clary.Túno comprendes lo que es vivirsiempreenguerra, crecerconbatallasy sacrificios.Supongoquenoesculpa tuya.Asíescomotecriaron...
Claryalzólasmanos.—Síqueloentiendo.Séquenotegusto,Isabelle.Porquesoyunamundanapara
ti.—¿Creesqueeseeselmotivo...?—Isabelleseinterrumpió,susojosbrillaban;no
sólo por la ira, advirtió Clary con sorpresa, sino por las lágrimas—. Dios, noentiendesnada¿verdad?¿CuántohacequeconocesaJace?,¿unmes?Yohacesieteañosque leconozco.Yen todoese tiempo jamás lehevistoenamorarse, jamáshevistosiquieraque legustasenadie.Ligabaconchicas,claro.Laschicassiempreseenamorabandeél,peroaélnuncaleimportóningunarealmente.CreoqueesporesoqueAlecpensó...
Isabellesedetuvoporunmomento,quedándosemuyquieta.«Estáintentandonollorar»,pensóClaryconasombro;Isabelle,quedabalaimpresióndenollorarnunca.
—Siempre me preocupó, y a mi madre también..., quiero decir, ¿qué clase deadolescente no pierde la cabeza por nadie jamás? Era como si siempre estuviesemediodespiertoenloreferenteaotraspersonas.Penséquealomejorloquelehabíasucedidoasupadrelehabíacausadoalgunaespeciedetraumaqueleimpedíaamar.Si almenos hubiese sabido lo que había sucedido de verdad con su padre..., peroentoncesprobablementehabríapensadolomismo,¿nocrees?Quierodecir,¿aquiénnolehabríaafectadoeso?
»Yentonces teconocimos,yfiecomosidespertara.Túnopodíasdartecuenta,porquenuncalehabíasconocidodeotromodo.Peroyolovi.Hodgelovio.Aleclovio...¿Porquécreesqueélteodiabatanto?Fueasídesdeelmismoinstanteenqueteconocimos.Túpensastequeera asombrosopodervernos,y lo era,pero loqueeraasombrosoparamíeraqueJacepudieraverterealmente.Nodejódehablardetien
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todoelcaminoderegresoalInstituto;hizoqueHodgeleenviaseabuscarte;yunavez que te trajo con él, no quería que te fueses.Donde fuera que estuvieses en lahabitación,teobservaba...InclusoestabacelosodeSimon.Noestoyseguradequeélfuera consciente, pero lo estaba. Podía darme cuenta. Celoso de un mundano. Yluego, tras lo que le sucedió a Simon en la fiesta, estuvo dispuesto a ir contigo aDumort,aviolarlaLeydelaClave,sóloparasalvaraunmundanoquenisiquieralegustaba.Lohizoporti.PorquesialgoleocurríaaSimon,atitehabríadolido.Eraslaprimerapersonafueradenuestrafamiliacuyafelicidadlehabíavistotenerencuentajamás.Porqueteamaba.
Claryprofirióunruiditodesdeelfondodelagarganta.—Peroesofueantesde...—Antesdequedescubrieraqueerassuhermana.Losé.Ynoosculpoporeso.
Nopodíais saberlo.Y supongoque tú nopudiste evitar seguir adelante y salir conSimondespuéscomosinosiquierateimportase.PenséqueunavezqueJacesupieraqueerassuhermanarenunciaríaylosuperaría,peronolohizo,ynopudo.Noséloque Valentine le hizo cuando era niño. No sé si es así por ese motivo, o si essimplementesumododeser,peronosuperará lo tuyo,Clary.Nopuede.Empecéaodiar verte.Odiaba verte por Jace. Es como una herida que te causa el veneno dedemonio; tienes quedejarla enpazypermitir que cure.Cadavezque arrancas losvendajes,vuelvesaabrir laherida.Cadavezqueteve,escomosisearrancase losvendajes.
—Losé—musitóClary—.¿Cómocreesquemesientoyo?—Nolosé.Yonopuedosaberloquetúsientes.Noeresmihermana.Noteodio,
Clary.Inclusomegustas.Sifueseposible,noexistenadiequemegustasemásparaJace.Peroesperoquelopuedascomprendercuandotedigoquesiporalgúnmilagrosalimos de ésta, espero quemi familia se traslade a algún lugar tan lejano que novolvamosavertejamás.
LaslágrimasleescocieronaClaryenelfondodelosojos.Eraextraño,Isabelleyellasentadasallíanteaquellamesa,llorandoporJacepormotivosqueeranalavezmuydistintosyextrañamentesimilares.
—¿Porquémecuentastodoestoahora?—Porquemeestásacusandodenoquererprotegera Jace.Ynoescierto. ¿Por
qué crees que me alteré tanto cuando apareciste de improviso en casa de losPenhallow? Actúas como si no fueses parte de todo esto, de nuestro mundo;permanecesalmargen,perosíqueformaspartedeello.Eresunapartefundamental.Nopuedeslimitarteafingirserunactorsecundarioeternamente,Clary,cuandoereslahijadeValentine,porqueJaceestáhaciendoloqueestáhaciendoenpartedebidoati.
—¿Debidoamí?
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—¿Porquécreesqueestá tandispuestoaarriesgarse?¿Porquécreesqueno leimportasimuere?
LaspalabrasdeIsabelleseclavabanenlosoídosdeClarycomoafiladasagujas.«Sé por qué—pensó ella—. Cree que es un demonio, cree que no es realmentehumano, ése es elmotivo..., peroyonopuedodecírtelo, nopuedodecirte la únicacosaqueteharíacomprender.»
—Élsiemprehapensadoquehayalgoquenoestábienenél,yahora,debidoati,piensaqueestámalditoparasiempre.LeoídecírseloaAlec.¿Porquénoarriesgarlavida,sinoquieresvivirdetodosmodos?¿Porquénoarriesgarlavidasijamásserásfelizhagasloquehagas?
—Isabelle,basta,porfavor.Lapuertaseabrió,casisinhacerruido,ySimonaparecióenelumbral.Clarycasi
habíaolvidadocuántohabíamejoradosuoído.—NoesculpadeClary.ElrostrodeIsabelleenrojeció.—Mantentealmargen,Simon.Nosabesnada.Simonentróenlacocina,cerrandolapuertatrasél.—Heoído lamayorpartede loquehabéisestadodiciendo—lesdijocon total
naturalidad—. Incluso a través de la pared. Has dicho que no sabes lo que Clarysienteporquenolahasconocidoeltiemposuficiente.Bueno,yosílaconozcobien,.SicreesqueJaceeselúnicoquehasufrido,teequivocas.
Hubo un silencio; la ferocidad en la expresión de Isabelle se desvaneciólevemente.A lo lejos, aClary leparecióoír el sonidode alguienque llamaba a lapuertadelacalle:Luke,probablemente,oMaia,conmássangreparaSimon.
—Nosehaidopormí—dijoClary,ysucorazónempezóalatirconviolencia.«¿PuedocontarleselsecretodeJace,ahoraqueélsehaido?¿Puedocontarlesla
auténticarazónporlaquesehamarchado,laauténticarazónporlaquenoleimportamorir?»Laspalabrasempezaronabrotasdeella,casiencontradesuvoluntad.
—CuandoJaceyyofuimosalacasasolariegadelosWayland...cuandofuimosenbuscadelLibrodeloBlanco...
Seinterrumpióalabrirsedeparenparlapuertadelacocina.Amatisaparecióallídepie,conlamásextrañadelasexpresionesenlacara.PorunmomentoClarypensíqueestabaasustada,yelcorazónlediounvuelco.Peronoeramiedoloquehabíaenelrostrodelamujer.ReflejabalamismaexpresiónquehabíatenidocuandoClaryyLukehabíanaparecidodeimprovisoenlapuertadesucasa.Parecíacomosihubiesevistounfantasma.
—Clary—dijodespacio—.Alguienhavenidoaverte...Antesdequepudieseterminar,alguienseabriópasoasuladoparaentrarenla
cocina.Amatisseechóhaciaatrás,yClarypudoobservarbienalintruso:unamujer
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esbelta, vestida de negro. En un principio, todo lo queClary vio fue el equipo decazadordesombras.Casinolareconoció,almenoshastaquesusojosalcanzaronelrostro de lamujer y sintió que el estómago le dabaunvuelco tal y como lo habíahecho cuando Jace había conducido la motocicleta en la que iban por encima delbordedeltejadodelDumort,enunacaídadediezpisos.
Erasumadre.
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TerceraparteElcaminoalcielo
Oh,sí,yaséqueelcaminoalcieloerafácil.Encontramoselpequeñoreinodenuestrapasiónquepuedencompartirtodos
losquesiguenelcaminodelosamantes.Consalvajeysecretafelicidaddimos;ydiosesydemoniosclamaronennuestros
sentidos.
SIEGFRIEDSASSOON,Elamanteimperfecto
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ARTICULOSDEFE
Desdelanocheenquellegóacasayvioquesumadrehabíadesaparecido,Claryhabíaimaginadovolverlaaver,bienyenperfectoestadodesalud.Loimaginabatanamenudoquehabíaadquiridolacualidaddeunafotografíaquehabíaidoperdiendocolordetantosacarlaycontemplarla.Aquellasimágenessealzaronanteellaahora,ala vez que abría enormemente los ojos con incredulidad: imágenes en las que sumadre,conaspectosaludableyfeliz, laabrazaba,lecontabalomuchoquelahabíaechadodemenos,yleasegurabaquetodoibaairbienapartirdeentonces.
Lamujerdesuimaginaciónseparecíamuypocoalamujerqueteníaanteellaenaquelmomento.Había recordado a Jocelyn en su faceta dulce y artística, un pocobohemia,consumonosalpicadodepintura,loscabellosrojosrecogidosencoletasosujetosenaltoconunlápizenunmoñodesmadejado.LaJocelynqueteníadelanteaparecía tan radiante y aguda como un cuchillo, los cabellos recogidos atrás conseveridad,niunmechófueradelugar;elnegrointensodelavestimentahacíaqueelrostro luciera pálido y duro. Tampoco mostraba la expresión que Clary habíaimaginado:enlugardeplacer,habíaalgomuyparecidoalhorrorenelmodoenquemiróaClaryconaquellosojosverdestanabiertos.
—Clary—musitó—.Turopa.Clary bajó los ojos para mirarse. Llevaba puesto el equipo de cazadora de
sombras de Amatis, exactamente lo que su madre se había pasado toda la vidaintentandoevitar.Clarytragósalivaconfuerzayselevantó,aferrandoelbordedelamesaconlasmanos.Podíaver loblancosqueestabanlosnudillos,perosusmanosparecían desconectadas del cuerpo de algún modo, como si perteneciesen a otrapersona.
Jocelynavanzóhaciaella,alargandolosbrazos.—Clary...YClaryseencontróretrocediendo tanprecipitadamentequegolpeó laencimera
con la parte baja de la espalda. El dolor llameó a través de ella, pero apenas loadvirtió;mirabafijamenteasumadre.LomismohacíaSimon,conlabocalevementeabierta;tambiénAmatisparecíaacongojada.
Isabellesepusoenpie,colocándoseentreClaryysumadre.Deslizólamanobajoeldelantal,yClarytuvolaimpresióndequecuandolasacaraempuñaríaeldelgadolátigodeelectro.
—¿Quépasaaquí?—inquirióIsabelle—.¿Quiénesusted?Suvoz recia titubeó ligeramenteamedidaqueparecíaadvertir laexpresióndel
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rostrodelJocelyn;éstalamirabafijamente,conlamanosobreelcorazón.—Maryse.—LavozdeJocelynfueapenasunsusurro.Isabellepareciósobresaltada.—¿Cómosabeelnombredemimadre?ElrostrodeJocelynseruborizódegolpe.—Desdeluego.EreslahijadeMaryse.Essólo...queteparecestantoaella.—
Bajólamanodespacio—.SoyJocelynFr...Fairchild.SoylamadredeClary.IsabellesacólamanodedebajodeldelantalymiróaClary,confusa.—Peroustedestabaenelhospital...enNuevaYork...—Sí—dijoJocelynconvozfirme—.Pero,graciasamihija,estoyperfectamente
ahora.Ymegustaríaestarunmomentoasolasconella.—Noestoysegura—dijoAmatis—dequeellaquieraestarunmomentoasolas
contigo.—AlargóelbrazoparaposarlamanosobreelhombrodeJocelyn—.Sehallevadounabuenaimpresión...
JocelynsedesasiódeAmatisyavanzóhaciaClary,alargandolasmanos.—Clary...Por fin Clary recuperó la voz. Era una voz fría, gélida, tan enojada que la
sorprendió:—¿Cómohasllegadoaquí,Jocelyn?Sumadresedetuvoensecoyunaexpresióndeincertidumbreasomóasurostro.—Viajé a través de un Portal hasta las afueras de la ciudad en compañía de
MagnusBane.Ayervinoaverlealhospital...,trajoelantídoto.Mecontótodoloquehiciste por mí. Lo único que deseaba desde que desperté era verte...—Su voz seapagó—.Clary,¿sucedealgo?
—¿Porquénomecontastenuncaqueteníaunhermano?—dijoella.No era lo que había esperado decir, no era siquiera lo que había planeado que
salieradesuboca.Peroahíestaba.Jocelynbajólasmanos.—Pensabaqueestabamuerto.Pensabaquesaberlosóloteharíadaño.—Dejaquetedigaalgo,mamá—repusoClary—.Saberesmejorquenosaber.
Siempre.—Losiento...—empezóJocelyn.—¿Quélosientes?—FuecomosialgodentrodeClarysehubiesedesgarradoy
todo se vertiera al exterior, toda su amargura, su cólera contenida—¿Quieresexplicarmeporquéjamásmecontastequeeraunacazadoradesombras?¿Oquemipadreseguíavivo?Ah,¿yquéhaydelaparteenlaquepagasteaMagnusparaquemerobaralosrecuerdos?
—Intentabaprotegerte...—Bien,¡pueslohicistefatal!—LavozdeClaryseelevó—.¿Quéesperabasque
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ibaapasardespuésdequedesaparecieras?DenohabersidoporJacey losdemás,estaríamuerta.Jamásmemostrastecómoprotegerme.Jamásmecontastelospeligrosque existían realmente. ¿Qué pensabas? ¿Qué si yo no podía ver los peligros,desaparecerían?—Losojos leardían—.SabiasqueValentinenoestabamuerto.LedijisteaLukequecreíasqueseguíavivo.
—Poresoteníaqueocultarte—dijoJocelyn—.NopodíaarriesgarmeadejarqueValentinesupiesedóndeestabas.Nopodíapermitirquetetocara...
—Porque convirtió a tu primer hijo en un monstruo —replicó Clary—, y noqueríasquemehicieselomismoamí.
Mudadelasombro,Jocelynnopodíahacerotracosaquemirarlaatónita.—Sí—dijoporfin—.Sí,peroesonoestodo,Clary...l—Merobastelosrecuerdos—dijoClary—.Melosquitaste.Mearrebatastequién
erayo.—¡Túnoereseso!—exclamóJocelyn—.Jamásquisequelofueras...—¡No importa loque túquerías!—chillóClary—. ¡Importaquién soy! ¡Me lo
quitastetodoynoteníasderecho!Jocelynestabalívida.AlosojosdeClaryafloraronlágrimas—nopodíasoportar
verasumadreasí,verla tandolida,ysinembargoeraellaquién lahería—ysabíaquesivolvíaaabrirlaboca,pronunciaríamáspalabrasterribles,másfrasesodiosasyfuribundas.Setapólabocaconunamanoysaliódisparadahaciaelpasillo,apartandoa su madre, rechazando la mano extendida de Simon. Sólo quería huir. Empujóciegamentelapuertaprincipalycasicayóalacalle.Detrásdeella,alguiengritósunombre,peronosevolvió.Corríaya.
AJacelesorprendióuntantodescubrirqueSebastianhabíadejadoelcaballode
losVerlacenlosestablosenlugardepartiralgalopeenéllanochequehuyó.AlomejorhabíatemidoqueCaminantepudieseserlocalizadodealgúnmodo.
Leproporcionóunaciertasatisfacciónensillaralsementalycabalgarenélfueradelaciudad.Sindudaalguna,siSebastianhubiesequeridorealmenteaCaminante,no lo habría dejado atrás...Además, para empezar, el caballo nohabía pertenecidorealmenteaSebastian.Peroelhechoeraques Jace legustaban loscaballos.Teníadiez años la últimavez quehabíamontandouno, pero los recuerdos, le complacióadvertir,regresaronrápidamente.
Clary y él habían necesitado seis horas para regresar andando desde la casaWaylandaAlacante.Cabalgandoa todogalope, sólonecesitóunasdoshoras.Paracuandofrenósobrelacrestadelaquesedivisabalacasaylosjardines,tantoélcomoelcaballoestabancubiertosdeunalevepátinadesudor.
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Lassalvaguardasqueimpedíanhallarelcaminohastaallíyquehabíanocultadoelasaanteshabíanquedadodestruidasjuntoconloscimientosdelaconstrucción.Loquequedabadeleleganteedificioeraunmontóndepiedrahumeante.Los jardines,chamuscados en los bordes ahora, todavía le devolvieron recuerdos de la época enque había vivido allí de niño. Recordó los rosales, despojados de sus flores yentretejidos de verdes hierbajos; los bancos de piedra colocados junto a estanquesvacíos;ylahondonadadondehabíayacidoconClarylanocheenquelacasasehabíaderrumbado.Podíavereldestelloazuldellagoentrelosárboles.
Una oleada de amargura le embargó. Introdujo violentamente la mano en elbolsilloyextrajoprimerounaestela—lahabía«tomadoprestada»delahabitacióndeAlecantesdepartir,parareemplazarlaqueClaryhabíaperdido;Alecsiemprepodíaconseguirotra—yluegoelhiloquehabíarecogidodelamangadelabrigodeClary.Descansabaensupalma,manchandodeunrojoamarronadoenunextremo.Cerróelpuñoasualrededor,confuerzasuficienteparahacerqueloshuesossobresaliesebajolapiel,yconlaestelatrazóunarunasobreeldorsodelamano.Elleveescozorfuemásfamiliarquedoloroso.Contemplócómolarunasehundíaen lapielcomounapiedrahundiéndoseatravésdelagua,ycerrólosojos.
Enlugardelaparteposteriordelospárpadosviounvalle.Seencontródepieenuna cresta contemplándolo a sus pies, y como si estuviese mirando un mapa queindicaba suubicación, supoexactamentedondeestaba.Recordóelmodoenque laInquisidorahabíasabidodóndeestabaexactamenteelbarcodeValentineenmitaddelEast River y comprendió: «Así es como lo hizo». Cada detalle era nítido—cadabriznadehierba,elpuñadodehojascadavezmássecasasuspies—,peronohabíaningúnsonido.Laescenaestabafantasmagóricamentesilenciosa.
Elvalleteníaformadeherraduraconunextremomásestrechoqueelotro.Unacintadebrillanteaguaplateada—unriachueloounarroyo—discurríaporelcentroydesaparecíaentrerocasenelextremoestrecho.Juntoalarroyosealzabaunacasadepiedra gris, con humo blanco surgiendo de la chimenea cuadrada. Era una curiosaescena bucólica, tranquila bajo la mirada azul del cielo. Mientras observaba, unafiguraesbeltahizosuaparición:Sebastian.Ahoraquenosemolestabaenfingir,suarroganciaerapatenteenelmododeandar,enlaproyeccióndeloshombros,enlalevesonrisitaburlonadel rostro.Sebastiansearrodilló juntoalarroyoyhundió lasmanosenél,echándoseaguasobreelrostroyloscabellos.
Jaceabriólosojos.Detrásdeél,Caminantepacíamuysatisfecho.Jacevolvióaintroducirestelaehiloenelbolsillo,ytrasunaúltimamiradaalasruinasdelacasaen la que había crecido, recogió las riendas y hundió los tacones en los ijares delcaballo.
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Clary yacía en la hierba cerca del borde de la Colina delGard y contemplaba
fijamente,conairetaciturno,Alacante.Lavistadesdeallíeradelomásespectacular,tuvo que admitirlo. Podía contemplar los tejados de la ciudad, con sus elegantesesculturasyveletasconrunasdibujadas,vermásalládelasagujasdelSalóndelosAcuerdosydirigirlamiradahaciaalgoquerelucíamuyalolejoscomoelbordedeuna moneda de plata... ¿el lago Lyn? Las ruinas negras del Gard se alzabanvoluminosastraslaciudad,ylastorresdelosdemoniosbrillabancomoelcristal.AClary casi le pareció que podía ver las salvaguardas, rielando igual que una redinvisibletejidaalrededordelosbordesdelaciudad.
Se miró las manos. Había arrancado varios puñados de hierba en los últimosespasmos de su cólera, y los dedos estaban pegajosos de tierra y sangre donde sehabíapartidounauña.Unavezquehubopasadolafuria,unasensacióndetotalvacíolahabíareemplazado.Nosehabíadadocuentadeloenfadadaquehabíaestadoconsumadre,nohastaqueéstahabíacruzadolapuertayClaryhabíadejadoaunladosupánicoporlavidadeJocelynyhabíareparadoenloquehabíapordebajo.Ahoraquese encontrabamuchomás tranquila, se preguntó si una parte de ella había queridocastigarasumadreporloquelehabíasucedidoaJace.Siaélnolehubiesementido—sialosdosnoleshubiesenmentido—entoncestalvezelimpactodedescubrirloqueValentinelehabíahechocuandonoeramásqueunbebénolehabríaempujadoaungestotanpróximoalsuicidio.
—¿Teimportasitehagocompañía?Diounbrincodesorpresayrodósobreelcostadoparamirararriba.Simonestaba
de pie observándola, con las manos en los bolsillos. Alguien —Isabelle,probablemente—lehabíadadounacazadoraoscuradelresistentematerialnegroqueloscazadoresdesombrasusabanparasuequipo.Unvampiroequipado,sedijoClary,pensandosiseríalaprimeravezquesucedía.
—Tehas acercado sinquemediera cuenta—dijo—. Imaginoqueno soygrancosacomocazadoradesombras,¿eh?
Simonseencogiódehombros.—Bueno, en tudefensadiréque lo cierto esquememuevoconuna silenciosa
eleganciadepantera.Muyasupesar,Clarysonrió.Sesentóenelsuelo,sacudiéndoselatierradelas
manos.—Adelante,úneteamí.Estafiestadeprimenteestáabiertaatodoelmundo.Sentándosejuntoaella,Simoncontemplólaciudadysilbó.—Bonitasvistas.—Sí—Clarylemiródesoslayo—.¿Cómomehasencontrado?—Bueno, necesité unas cuantas horas. —Sonrió, un poco picarón—. Luego
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recordéquecuandodiscutíamos,enprimero,túsubíasaenfurruñarteamitejadoymimadreteníaquehacertebajar.
—¿Y?—Teconozco—dijo—.Cuandotedisgustas,huyesazonaselevadas.Letendióalgo:suabrigoverde,pulcramentedoblando.Ellalotomóyselopuso;
lapobreprendamostrabayaclarasseñalesdeuso.Inclusohabíaunpequeñoagujeroenelcodolobastantegrandecomoparameterundedoporél.
—Gracias,Simon.Entrelazólasmanosalrededordelasrodillasycontemplóconfijezalaciudad.El
solestababajo,ylastorreshabíanempezadoaresplandecerconuntenuerosarojizo.—¿Tehaenviadomimadreaquíarribaabuscarme?Simonmeneólacabeza.—Luke, en realidad. Y simplemente me ha pedido que te dijera que tal vez
queríasregresarantesdelcrepúsculo.Algobastanteimportantevaaocurrir.—¿Elqué?—Luke dio de plazo a la Clave hasta el crepúsculo para decidir si estaban de
acuerdo en ceder escaños a los subterráneos en elConsejo.Todos los subterráneosvanaveniralaPuertaNortecuandosepongaelsol.SilaClaveacepta,entraránenAlacante.Sino...
—Selosechará—finalizóClary—.YlaClaveserendiráaValentine.—Sí.—Todosestarándeacuerdo—repusoella—.Tienenquehacerlo.—Seabrazólas
rodillas—.JamáselegiríanaValentine.Nadieloharía.—Mealegrodeverquetuidealismonohasufridodaños—dijoSimon,yaunque
suvozsonófrívola,Claryoyóotravozatravésdeella:ladeJacediciéndolequeélnoeraunidealista;seestremecióapesardelabrigo.
—Simon—dijo—,tengounapreguntaestúpida.—¿Cuál?—¿HasdormidoconIsabelle?Simonemitióunsonidoestrangulado.Clarysevolviólentamenteparamirarle.—¿Estásbien?—lepreguntó.—Esocreo—dijoél,recuperandoelaplomoconaparenteesfuerzo—.¿Hablasen
serio?—Bueno,hasestadofueratodalanoche.Simonpermanecióensilenciounlargorato.Porfindijo:—Noestoysegurodequeseaasuntotuyo,perono.—Bueno—repuso ella, tras una juiciosa pausa—. Imagino que no te habrías
aprovechadodeellacuandoestátandesconsoladaytodoeso.Simonlanzóunbufido.
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—SialgunavezconocesaunhombrequehayapodidoaprovecharsedeIsabelle,dímelo.Megustaríaestrecharlelamano.Osalirhuyendodeélatodavelocidad,noestoyseguro.
—DemodoquenoestássaliendoconIsabelle.—Clary—dijo Simon—, ¿por quéme preguntas sobre Isabelle? ¿No prefieres
hablardetumadre?¿OdeJace?Izzymehacontadoquesehamarchado.Sécómotedebesdesentir.,
—No—dijoClary—.No,nocreoquelosepas.—Noereslaúnicapersonaquesehasentidoabandonadaalgunavez.—Habíaun
tinte de impaciencia en la voz de Simon—. Imagino que simplemente pensaba...Quiero decir, jamás te había visto tan enojada.Y contra tumadre. Pensaba que laechabasdemenos.
—¡Desde luego que la echaba de menos! —respondió ella, comprendiendomientraslodecíaloquedebíadehaberparecidolaescenadelacocina,yenespecialasumadre;apartólaideadesumente—.Essóloquehabíaestadotanconcentradaenrescatarla... salvándoladeValentine,buscandounmodode curarla... que jamásmedetuvesiquieraapensaren loenfadadaqueestabaporquemehabíamentido todosestosaños,porquemehayaocultadolaverdad.Nuncamehadejadosaberquiénerayoenrealidad.
—Peroesonoesloquedijistecuandoentróenlahabitación—explicóSimonenvozqueda—.Dijiste:«¿Porquénomecontastenuncaqueteníaunhermano?»
—Losé.—Claryarrancóunabriznadehierbaenlatierra,retorciéndolaentresusdedos—.Supongo que no puedo evitar pensar que si hubiese sabido la verdad, nohabríaconocidoaJacedelmodoenquelohice.Nomehabríaenamoradodeél.
Simonpermanecióensilenciounmomento.—Nocreohaberteoídodeciresoantes.—¿Quéleamo?—Claryrió,perosonódeprimenteinclusoasusoídos—.Parece
inútilfingirquenoaestasalturas.Alomejornoimporta.Probablementenovolveréaverlejamás,detodosmodos.
—Regresará.—Quizá.—Regresará—repitióSimon—.Porti.—Nolosé.Clarynegóconlacabeza.Latemperaturadescendíaamedidaqueelsolsehundía
paratocarlalíneadelhorizonte.Entornólosojos,inclinándosealfrenteymirándoloconfijeza.
—Simon.Mira.Élsiguiósumirada.Másalládelassalvaguardas,enlaPuertaNortedelaciudad,
cientos de figuras oscuras se congregaban, algunas apelotonadas, otras
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manteniéndoseaparte:lossubterráneosalosqueLukehabíaconvocadoenauxiliodelaciudadaguardabanpacientementelanoticiadequelaClavelosdejabaentrar.UnescalofríochisporroteóporlacolumnavertebraldeClary.Nosehallabatansóloenlacresta de aquella colina, contemplando en una inclinada pendiente la ciudad a suspies,sinoenelfilodeunacrisis,unacontecimientoquecambiaríaelfuncionamientodetodoelmundodeloscazadoresdesombras.
—Estánaquí—dijoSimon,medioparasí—.MepreguntosiesosignificaquelaClavesehadecidido.
—Esoespero.—LabriznadehierbaconlaqueClaryhabíaestadojugueteandoeraunadestrozadamasaverde;laarrojóaunladoyarrancóotra—.NoséquéharésidecidenrendirseaValentine.AlomejorpuedocrearunPortalquenoslleveatodoslejosaalgúnlugardondeélnonosencuentrenunca.Unaisladesiertaoalgoasí.
—Vale,ahorasoyyoquientieneunapreguntaestúpida—dijoSimon—.Puedescrearrunasnuevas,¿verdad?¿Porquénopuedescrearunaquedestruyaatodoslosdemoniosdelmundo?¿OquemateaValentine?
—Nofuncionaasí—respondióella—.Sólopuedocrearrunasquesoycapazdevisualizar. La imagen tiene que aparecer en mi cabeza, como un cuadro. Cuandointentovisualizar«mataaValentine»o«gobiernaelmundo»oalgoasí,noobtengoningunaimagen.Sóloveoblanco.
—Pero,¿dedóndecreesqueprovienenlasimágenesdelasrunas?—Nolosé—dijoClary—.Todaslasrunasdeloscazadoresdesombrasproceden
delLibroGris.Esporesoquesólosepuedencolocarsobrenefilim;essufinalidad.Peroexistenotrasrunasmásantiguas.Magnusmelocontó.ComolaMarcadeCaín.Eraunamarcadeprotección,peronoprocededelLibroGris.Asíquecuandopiensoenestasrunas,comolarunaparanotenermiedo,nosésiesalgoqueestoyviendo,oalgo que recuerdo; runas más antiguas que los cazadores de sombras. Runas tanantiguascomolosángelesmismos.
PensóenlarunaqueIthuriellehabíamostrado,laqueeratansencillacomounnudo.¿Habíasurgidodesumenteodeladelángel?¿Oeraalgoquesiemprehabíaexistido,comoelmaroelcielo?Esepensamientolahizotiritar.
—¿Tienesfrío?—preguntóSimon.—Sí...¿túno?—Yoyanosientofrío.La rodeó con los brazos, frotándole la espalda con lamano en lentos círculos.
Lanzóunarisitapesarosa.—Imagino que esto probablemente no sirve de mucho; como no poseo calor
corporalnitodoeso...—No—dijoClary—.Quierodecir...sí,claroquesirve.Quédateasí.Ledirigióunaojeada.TeníalavistafijaenlaPuertaNorte,alrededordelacual
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lasfigurasdelossubterráneostodavíaseamontonaban,casiinmóviles.Laluzrojadelastorresdelosdemoniossereflejabaensusojos;parecíaalguienenunafotografíatomada con un flash. Pudo ver las tenues venas azules extendiéndose como unatelaraña justo por debajo de la superficie de la piel allí donde eramás fina: en lassienes,enlabasedelaclavícula.Ellaconocíalosuficientesobrelosvampirosparasaberquesignificabaquehabíatranscurridounciertotiempodesdelaúltimavezquesehabíaalimentado.
—¿Tieneshambre?Ahorafueélquienlamiró.—¿Temesquevayaamorderte?—Yasabesquepuedestomarmisangresiemprequelodesees.Unescalofrío,quenoeradefrío,lerecorrió,ylaapretómáscontrasucostado.—Jamásharíaeso—dijo,yluego,entonomásligero—:Además,yahebebidola
sangredeJace...Yamehecansadodeviviracostademisamigos.Clary pensó en la cicatriz plateada que tenía Jace en un lado de la garganta.
Lentamente,conlamentetodavíaocupadaporlaimagendeJace,dijo:—¿Creesqueesporesoque...?—¿Poresoqué?—Que el sol no te daña.Quiero decir, antes de aquello sí te dañaba, ¿verdad?
¿Antesdeaquellanocheenelbarco?Élasintiódemalagana.—¿Cambióalgunaotracosa?¿Oessimplementeporquebebistesusangre?—¿Terefieresaqueesdebidoaqueélesunnefilim?No.Hayalgomás.Túy
Jace... vosotros no sois del todo normales, ¿verdad? Me refiero a que no soiscazadores de sombras normales.Hay algo especial envosotros dos.Como la reinaseelie dijo, sois experimentos.—Sonrió ante su expresión sobresaltada—. No soyestúpido.Puedosumardosmásdos.Túconpoderesparacrearrunas,yJace,bueno...nadiepodríasertanirritantesinalgunaclasedeayudasobrenatural.
—¿Realmentetedesagradatanto?—Jacenomedesagrada—protestóSimon—.Quierodecir,leodiabaalprincipio,
claro.Parecíatanarroganteysegurodesímismo,ytúactuabascomosiélfueselacosamásmaravillosadelmundo...
—Noesverdad.—Déjameterminar,Clary.HabíauntrasfondoentrecortadoenlavozdeSimon.Dabalaimpresióndecorrer
haciaalgo.—Medabacuentadelomuchoquetegustaba,ypensabaqueteestabautilizando,
quenoerasmásqueunaestúpidachicamundanaalaquepodíaimpresionarconsustrucosdecazadordesombras.Primeromedijequenuncatelotragarías,yluegoque,
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inclusoaunquelohicieses,élseacabaríacansandodetiyturegresaríasamilado.Noestoy orgulloso de eso, pero cuando estás desesperado creerías cualquier cosa,supongo.Yluego,cuandoresultóqueeratuhermano,mepareciócomounindultodeúltimahora...ymealegré.Inclusomealegréalverlomuchoqueparecíasufrir,hastaesanocheenlacorteseeliecuandolebesaste.Pudever...
—¿Verqué?—preguntóClary,incapazdesoportarlapausa.—Elmodoenquetemiraba.Locomprendíentonces.Nuncateestuvoutilizando.
Teamaba,yesoleestabamatando.—¿PoresofuistealDumort?—susurróella.Era algo que siempre había querido saber pero que nunca había sido capaz de
preguntar.—¿Por vosotros? No, en realidad no. Desde aquella noche en el hotel, había
deseadoregresar.Soñabaconello.Ymedespertabafueradelacama,vistiéndome,oya en la calle, y sabía que quería regresar al hotel.De noche, era siempre peor, ymuchopeor cuantomás cercame encontrabadel hotel.NO semeocurrió siquieraque fuese algo sobrenatural; pensaba que era estrés postraumático o algo así. Esanocheestabatanagotadoyfurioso,yestábamostancercadelhotel,yeradenoche...Apenas recuerdo siquiera lo sucedido.Sólo recuerdoquememarchédel parque, yluego...nada.
—Perosinohubierasestadoenojadoconmigo...sinotehubiésemosdisgustado...—NOpodíasevitarloquesentías—dijoSimon—.Yyo,dehecho,losabía.Sólo
puedesreprimirlaverdadduranteuntiempolimitado,yluegovuelveaborbotearalasuperficie.Elerrorquecometífuenodecirteloquemeestabapasando,nohablartede mis sueños. Pero no lamento haber salido contigo. Me alegro de que lointentásemos.Ytequieroporprobarlo,inclusoaunquenofueseafuncionarjamás.
—Yo deseaba mucho que saliera bien —repuso ella con voz queda—. Jamásquiseherirte.
—Yo no lo cambiaría por nada—dijo Simon—.No renunciaría a amarte. Pornada. ¿Sabes loquemedijoRaphael?Queno sabíacómoserunvampiro,que losvampiros aceptan que están muertos. Mientras recuerde lo que sentí al amarte,siempremesentirécomosiestuvieravivo.
—Simon...—Mira.—Lainterrumpióconunademán,abriendomássusojososcuros—.Ahí
abajo.El sol era una esquirla roja en el horizonte; mientras ella miraba, titiló y se
desvaneció, desapareciendo tras el oscuro borde del mundo. Las torres de losdemoniosdeAlacantellamearonadquiriendounarepentinavidaincandescente.AsuluzClarypudoverque laoscuramultitud searremolinaba inquieta alrededorde laPuertaNorte.
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—¿Qué sucede? —susurró—. El sol se ha puesto; ¿por qué no se abren laspuertas?
Simonestabatotalmenteinmóvil.—LaClave—dijo—.DebendehaberrechazadoeltratadodeLuke.—¡Peronopuedenhacerlo!—LavozdeClarysealzóaguda—.Esosignificaría...—VanarendirseaValentine.—¡No pueden! —volvió a gritar Clary, pero vio cómo los grupos de oscuras
figurasquerodeabanlassalvaguardassedabanlavueltaysealejabandelaciudad,marchandoentropeligualquelashormigasdeunhormiguerodestruido.
ElrostrodeSimonaparecíaamarillentobajolaluzquesedesvanecía.—Supongo—dijo—querealmentenosodianhastaesepunto.Prefierenelegira
Valentine.—Noesodio—replicóClary—.Sientenmiedo.InclusoValentinesentíamiedo.
—Lodijosinpensar,ycomprendiómientraslodecíaqueeracierto—.Sientemiedoycelos.
Simonlamirósorprendido.—¿Celos?PeroClaryhabía regresadoal sueloque Ithuriel lehabíamostrado,y lavozde
Valentineresonabaensusoído.«Queríapreguntarleporqué.Porquénoscreóasurazadecazadoresdesombras,perosinembargononosdiolospoderesquetienenlossubterráneos;lavelocidaddeloslobos,lainmortalidaddelosseresmágicos,lamagiadelosbrujos,nisiquieralaresistenciafísicadelosvampiros.Nosdejódesnudosantelas huestes de infierno salvo por estas líneas pintadas en nuestra piel. ¿Por quédeberíansersuspoderesmayoresquelosnuestros?¿Porquénopodemosparticipardeloqueellostienen?»
Suslabiosseentreabrieronycontemplófijamente,sinverla,laciudadasuspies.Era vagamente consciente de que Simon estaba pronunciando su nombre, pero lasideasseagolpabanensucabeza.Elángelpodríahaberlemostradocualquiercosa,sedijo, pero había elegido mostrarle aquellas escenas, aquellos recuerdos, por unmotivo.PensóenValentinechillando:«¡Quénosveamosligadosalossubterráneos,atadosaesascriaturas!».
Ylaruna.Larunaquehabíasoñado.Larunaqueeratansencillacomounnudo.«¿Porquénopodemosparticipardeloqueellostienen?»—Ligazón—dijoenvozalta—.Esunarunadeconexión.Uneloparecidoylo
distinto.—¿Qué?—Simonalzólosojosparamirarlaperplejo.Ellasepusoenpieprecipitadamente,sacudiéndoselatierra.—Tengoquebajarahí.¿Dóndeestán?—¿Dóndeestánquiénes?Clary...
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—LaClave.¿Dóndesereúnen?¿DóndeestáLuke?Simonselevantó.—EnelSalóndelosAcuerdos.Clary...Pero ella corría ya en dirección al sinuoso sendero que conducía a la ciudad.
Maldiciendoporlobajo,Simonlasiguió.«Dicen que todas las calzadas conducen al Salón.» Las palabras de Sebastian
martilleabanunayotravezenlacabezadeClarymientrascorríaatodavelocidadporlasangostascallesdeAlacante.Esperabaquefueseverdad,porquedelocontrarioibaaperdersecontodaseguridad.Lascallesserpenteabanenextrañosángulos,nocomolasencantadorascallesencuadrículadeManhattan.EnManhattanunosiempresabíadóndeestaba.Todoestabaclaramentenumeradoydispuesto.Estoeraunlaberinto.
Cruzócomounaexhalaciónunpatiodiminutoysiguióporunodelosestrechossenderosdeloscanales,sabiendoquesiseguíaelagua,acabaríaporsaliralaplazadelÁngel.Conciertasorpresaporsuparte,elsenderolacondujofrentealacasadeAmatis, y a continuación ya pudo correr, jadeante, por una calle más amplia yfamiliar que describía una curva. Por ella, fue a dar a la plaza; el Salón de losAcuerdos se alzaba amplio y blanco ante ella y la estatua del ángel brillaba en elcentrodelaplaza.DepiejuntoalaestatuaestabaSimon,conlosbrazoscruzados,contemplándolasombrío.
—Podríashabermeesperado—dijo.Ella se dobló hacia delante con lasmanos sobre las rodillas, para recuperar el
aliento.—No...nopuedesdecirloenserio...sidetodosmodoshasllegadoaquíantesque
yo.—Velocidaddevampiro—repusoélconciertasatisfacción—.Cuandovolvamos
acasa,deberíadedicarmealatletismo.—Eso sería... hacer trampas. —Con una última profunda bocanada, Clary se
irguióyseapartólossudadoscabellosdelosojos—.Ven.Entremos.ElSalónestaballenodecazadoresdesombras,másdelosqueClaryhabíavisto
nuncajuntos,inclusolanochedelataquedeValentine.Susvocesformabanunrugidoquerecordabaunviolentoalud;lamayoríadeellossehabíanreunidoengruposquediscutían a gritos... El estrado estaba desierto, y elmapa de Idris colgaba solitariodetrásdeél.
Clarymiró a su alrededor buscando aLuke. Tardó unmomento en localizarlo,apoyado contra un pilar con los ojos entrecerrados. Tenía un aspecto espantoso...hechopolvo,conloshombroshundidos.Amatisestabadepiedetrásdeél,dándole
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palmadas en el hombro con aire de preocupación. Clary paseó la mirada por laestancia,peronovioaJocelynporningunaparte.
Vaciló tan sólo un momento. Luego pensó en Jace yendo tras Valentine, solo,sabiendoperfectamentequepodíamorir.Élsabíaqueformabapartedetodoaquello,igual que ella; desde siempre.La adrenalina todavía corría por ella, agudizando supercepción, consiguiendo que todo pareciera claro. Demasiado claro. Oprimió lamanodeSimon.
—Deséamesuerte—dijo,yentonces lospiesempezaronaconducirlahacia lospeldañosdelestrado,casisinpretenderlo,yacontinuaciónseencontrósobreésteyencarandoatodos.
Noestabaseguradeloqueesperaba.¿Exclamacionesdesorpresa?¿Unamultitudde rostros callados y expectantes? Ellos apenas se percataron de su presencia;únicamenteLukealzólosojos,comosilapercibieraallí,ysequedóparalizadoconunaexpresiónestupefactaenelrostro.Además,alguiensedirigíahaciaellaporentreelgentío:unhombrealtoconhuesostanprominentescomolaproadeunvelero.ElCónsulMalachi.Lehacíagestosparaquebajaradelestrado,sacudiendolacabezaala vez que gritaba algo que ella no oía. Otros cazadores de sombras empezaron avolversehaciaellamientrastanto.
Claryteníayaloquequería:quetodosleprestaranatención.Oyólossusurrosquecorríanentrelagente:«Esella.LahijadeValentine».
—Tenéis razón—dijo, proyectando la voz tan lejos y con tanta potencia comopudo—.SoylahijadeValentine.Nisiquierasabíaqueeramipadrehastahaceunaspocas semanas. Sé quemuchos de vosotros no vais a creerme, pero no pasa nada.Creedloquequeráis.SiempreycuandocreáistambiénquesécosassobreValentineque vosotros desconocéis, cosas que podrían ayudarnos a ganar esta batalla contraél...simedejáisqueoscuentecuálesson.
—Ridículo—Malachi estaba parado al pie de los escalones que conducían alestrado—.Estoesridículo.Tansóloeresunaniñita...
—EslahijadeJocelynFairchild.EraPatrickPenhallow.Sehabíaabiertopasoentrelamultitudyalzóunamano.—Dejaquelachicadigaloquetengaquedecir,Malachi.Lagentenodejabadecuchichear.—Tú—le dijo Clary al Cónsul—. Tú y el Inquisidor encerrasteis ami amigo
Simon.—¿Tuamigoelvampiro?—inquirióMalachiconunamuecadespectiva.—MecontóquelepreguntasteisquélepasóalbarcodeValentineaquellanoche
enelEastRiver.CreéisqueValentinedebiódehaceralgo,algunaespeciedemagianegra.Bien,nolohizo.Siqueréissaberquédestruyóesebarco,larespuestasoyyo.Yolohice.
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LascarcajadasincrédulasdeMalachiencontraronecoentrelamultitud.Lukelamiraba,sacudiendolacabeza,peroClaryprosiguió:
—Lohicegraciasaunaruna—dijo—.Eraunarunatanpotentequehizoqueelbarco se hiciera pedazos.Puedo crear runas nuevas.No tan sólo las quehay en elLibroGris.Runasquenadiehavistomás...Runaspoderosas...
—Es suficiente—rugió Malachi—. Esto es ridículo. Nadie puede crear runasnuevas.Estotalmenteimposible.—Sevolvióhaciaelgentío—.Estaniñanoesmásqueunamentirosa,comosupadre.
—Noestámintiendo.Lavozsurgiódelapartedeatrásdelamultitud.Eraclara,fuerteyresuelta.La
gentesevolvióyClarypudoverquiénhabíahablado;eraAlec.EstabadepieconIsabelle a un lado y Magnus al otro. Simon estaba con ellos, y también MaryseLightwood.Formabanungrupopequeñoydeaspectodecididojuntoalaspuertasdelacalle.
—Yolahevistocrearunaruna.Inclusolausóenmí.Funcionó.—Mientes—dijoelCónsul,peroladudasehabíadeslizadoyahastasusojos—.
Paraprotegeratuamiga...—Dice la verdad, Malachi —intervino Maryse en tono resuelto—. ¿Por qué
tendría mi hijo que mentir sobre algo tan importante, cuando la verdad se puededescubrir tan fácilmente? Proporciónale una estela a la chica y deja que cree unaruna.
UnmurmullodeasentimientorecorrióelSalón.PatrickPenhallowseadelantóyalzóunaestelaendirecciónaClary.Ésta la tomóagradeciday sevolviódenuevohaciatodos.
Labocaselesecó.Laadrenalinaseguíaallí,peronoerasuficienteparasofocarporcompletosumiedoescénico.¿Quésesuponíaqueteníaquehacer?¿Quéclasederuna podía crear para convencer a aquella muchedumbre de que decía la verdad?¿Quélesmostraríalaverdad?
Miró entoncesmás allá, por entre la gente, y vio a Simon con los Lightwood,mirándola a través del espaciovacíoque los separaba.Era elmismomodo enqueJace le había mirado en la casa solariega. Era el hilo que vinculaba a los dosmuchachosquetantoquería,sedijo,loúnicoqueteníanencomún:amboscreíanenellainclusocuandoellamismanolohacía.
MirandoaSimonypensandoenJace,bajólaestelaydirigiólaafiladapuntaalinteriordelsupropiamuñeca,dondelatíaelpulso.Nomiróabajomientraslohacíasinoquedibujóciegamente,confiandoensímismayenlaestelaparacrearlarunaquenecesitaba.Ladibujótenuemente,sinapretar—lanecesitaríasólounmomento—perosinningunavacilación.Cuandoterminó,alzólacabezayabriólosojos.
LoprimeroqueviofueaMalachi.Surostrohabíapalidecido,retrocedíaanteella
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con una expresión de horror. Dijo algo —una palabra en un idioma que ella noreconoció—.Detrás de él vio aLuke,mirándola fijamente, con la boca levementeabierta.
—¿Jocelyn?—dijoLuke.Clarysacudiólacabezahaciaél,muylevemente,ycontemplóalamultitud.Era
una masa borrosa de rostros, que aparecían y desaparecían mientras los mirabafijamente. Algunos sonreían, otros paseaban la mirada por los ahí reunidos conexpresión sorprendida, algunos sevolvíanhacia lapersonaque tenía al lado.Unospocosmostrabanexpresionesdehorroroasombro,conlasmanosapretadassobresusbocas.VioqueAlecleechabaunvistazoaMagnus,yluegoaella,conincredulidad,yvioaSimoncontemplándolaconperplejidad.LuegoAmatisseadelantó,apartandodeunempujónelcorpachóndePatrickPenhallow,ycorrióhastaelbordedelestrado.
—¡Stephen!—dijo, alzando los ojos hacia Clary con una especie de aturdidoasombro—.¡Stephen!
—¡Ah!—dijoClary—.¡Ah,Amatis,no!Yentoncessintiócomolamagiadelarunasedeslizabafueradeella,comosise
hubiesedespojadodeunafinaprendainvisible.ElrostroansiosodeAmatissequedóboquiabierto, y la mujer se apartó del estrado, con una expresión entre alicaída yatónita.
Clarycontemplóatodos.Estabanenabsolutosilencio,mirándola.—Séloqueacabáisdever—dijo—.Yséquesabéisqueesaclasedemagiaestá
másalládecualquierglamouroilusión.Ylohehechoconunaruna,unaúnicaruna,unarunaquehecreado.Existenrazonesqueexplicanporquétengoestahabilidad,yséquepodríannogustarosoque inclusopodríaisnocreerlas,perono importa.LoqueimportaesquepuedoayudarosaganarestabatallacontraValentine,simedejáis.
—No habrá batalla contra Valentine—dijo Malachi, sin mirarla a los ojos alhablar—. La Clave ha decidido. Aceptaremos los términos de Valentine ydepondremoslasarmasmañanaporlamañana.
—Nopodéis hacerlo—replicó ella, con un dejo de desesperación en la voz—.¿Pensáis que todo irá bien por el mero hecho de ceder? ¿Creéis que Valentine ospermitiráseguirviviendocomo lohabéisestadohaciendohastaahora?¿Creéisquelimitará sus matanzas a demonios y subterráneos? —Barrió la habitación con lamirada—.Lamayoría devosotros nohavisto aValentine enquince años.Tal vezhabéis olvidado cómo es en realidad. Pero yo lo sé. Le he oído hablar sobre susplanes. Pensáis que podréis seguir viviendo vuestras vidas bajo el gobierno deValentine, pero no podréis. Os controlará completamente, porque siempre podráamenazaros con destruiros mediante los InstrumentosMortales. Empezará con lossubterráneos,desdeluego.PeroluegoiráaporlaClave.Losmataráaellosprimeroporquecreequesondébilesycorruptos.Luegoempezaráconcualquieraque tenga
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un subterráneo en la familia. Tal vez un hermano hombre lobo... —sus ojos semovieronhastaAmatis—,ounarebeldehijaadolescentequesaledevezencuandoconuncaballerohada...—yentoncesmiróalosLightwood—,ocualquieraquehayatenidounasimpleamistadconunsubterráneo.Yluegoirátrascualquieraquehayacontratadojamáslosserviciosdeunbrujo.¿Acuántosdevosotrosincluyeeso?
—Eso es una estupidez —dijo Malachi en tono seco—. Valentine no estáinteresadoendestruiralosnefilim.
—Perocreequenadiequeserelacioneconsubterráneosesdignodeserllamadonefilim—insistióClary—.Mirad,vuestraguerranoescontraValentine.Escontralosdemonios.Mantener a los demonios fuera de este mundo es vuestro mandato, unmandatodivino.Ynopodéisignorarunmandatodivinoasísinmás.Lossubterráneostambién odian a los demonios. También los destruyen. Si Valentine se sale con lasuya, pasará tanto tiempo intentando asesinar a cualquier subterráneo, y a todocazadordesombrasquesehayaasociadoalgunavezconellos,queseolvidarádelosdemonios, y lo mismo haréis vosotros, porque estaréis muy ocupados sintiendomiedodeValentine.Yellosinvadiránelmundo,yasíseacabarátodo.
—Veo adóndequiere ir a parar—dijoMalachi entre dientes—.Nopelearemosjuntoalossubterráneosenunabatallaquenopodemosganar...
—Peropodéisganarla—dijoClary—.Claroquepodéis.Tenía la garganta seca, le dolía la cabeza, y los rostros de lamultitud parecían
fusionarse en unamasa borrosa sin rasgos característicos, puntuada aquí y allí porsuaves estallidos luminosos. «Pero no puedes detenerte ahora. Tienes que seguiradelante.Tienesqueintentarlo.»
—Mi padre odia a los subterráneos porque les tiene celos —prosiguió; laspalabras tropezabanunasconotras—.Estácelosoy tienemiedode todas lascosasqueellospuedenhaceryélno.Aborrecequeenciertosaspectosseanmáspoderososque los nefilim, y apuesto a que amuchos os pasa igual. Es fácil sentirmiedo deaquelloqueunonocomparte.—Tomóaire—.Pero¿ysipudieraiscompartirlo?¿Ysiyo fuera capaz de crear una runa que os conectara a cada uno de vosotros, a cadacazador de sombras, con un subterráneos que estuviese luchando a vuestro lado, ypudierais compartir vuestros poderes: si vosotros sanarais tan de prisa como unvampiro, fuerais tan resistentes como un hombre lobo o tan veloces como uncaballero hada, y ellos, por su parte, pudiesen compartir vuestro adiestramiento,vuestrashabilidadesparaelcombate?Seríaisunafuerzainvencible...sidejáisqueospongalaMarcaypeleáisjuntoalossubterráneos.Porquesinopeleáisasulado,lasrunasnofuncionarán.—Hizounapausa—.Porfavor—dijo,perolapalabrasurgiócasiinaudibledesugargantareseca—.Porfavor,dejadqueoshagalaMarca.
Sus palabras cayeron sobre un silencio resonante. El mundo se movió en uncambianteremolinoborroso,yreparóenquehabíapronunciadolaúltimamitaddel
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discursoconlavistaclavadaeneltechodelSalónyquelossuavesestallidosblancosquehabíavistohabíansidolasestrellasqueibanapareciendoenelcielonocturnounaa una. El silencio se prolongó mientras sus manos, a los costados, se cerrabanlentamenteenpuños.Yluego,lentamente,muylentamente,bajólamiradaylacruzóconlosojosdelamultitudquelamirabaconfijeza.
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ELRELATODELACAZADORADESOMBRAS
Clary estaba sentada en el peldaño superior del Salón de los Acuerdos,contemplando la plaza del Ángel. La luna había salido un poco antes y resultabaapenas visible por encima de los tejados de las casas. Las torres de los demoniosreflejabansobreelsuelosuluzdeunblancoplateado.Laoscuridadocultabatanbienlascicatricesymagulladurasdelaciudad,queteníaunaspectoapaciblebajoelcielonocturno...siunonomirabaarribahacialaColinadelGardyelcontornoenruinasdela ciudadela. Algunos guardas patrullaban la plaza a sus pies, y aparecían ydesaparecíanamedidaqueentrabanysalíandelazonailuminadaporlasfarolasdeluzmágica,ignorandodeliberadamentelapresenciadeClary.
Unospocosescalonespordebajodeella,Simonpaseabadeun ladoaotro;suspisadasresultabantotalmentesilenciosas.Teníalasmanosenlosbolsillos,ycuandodabalavueltaalfinaldelaescalinataparavolverainiciarlamarchahaciaelextremodonde estaba ella, la luz de la luna brillaba en su tez pálida como si fuese unasuperficiereflectante.
—Dejadedarvueltas—ledijoella—.Meponesnerviosa.—Losiento.—Escomosillevásemosaquífueradesdehaceunaeternidad.—Claryaguzóel
oído,peronopudooírmásqueelamortiguadomurmullodevocesquellegabandelascerradaspuertasdoblesdelSalón—.¿Oyesloquedicendentro?
Simonentrecerrólosojos;parecióconcentrarseprofundamente.—Unpoco—dijotrasunapausa.—Ojalá estuviésemos ahí dentro —dijo Clary, golpeando los tacones con
irritacióncontralospeldaños.LukelehabíapedidoqueaguardaraalotroladodelaspuertasmientraslaClave
deliberaba;habíaqueridoenviaraAmatisfueraconella,peroSimonhabíainsistidoenirensulugar,argumentandoqueseríamejorteneraAmatisdentroparaapoyaraClary.
—Ojalápudieseparticiparenlareunión.—No—dijoSimon—.Mejorno.LajovensabíaporquéLukelehabíapedidoqueaguardasefuera.Podíaimaginar
loqueestabandiciendosobreellaallídentro.«Mentirosa.Bichoraro. Idiota.Loca.Estúpida.Monstruo.LahijadeValentine.»TalvezestabamejorfueradelSalón,pero
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latensióndeanticiparladecisióndelaClaveresultabacasidolorosa.—A lomejorpuedoescalarunode ésos—dijoSimon,observando losgruesos
pilaresblancosquesosteníaneltejadoinclinadodelSalón.Habíarunastalladasenellosendibujosquesesolapaban,peroapartedeesono
habíaasiderosvisibles.—Asíestaríanmenosnervioso.—Vamos,Simon—dijoClary—.Eresunvampiro,noSpiderman.LaúnicarespuestadeSimonfuetrotarsuavementeescalonesarribahastalabase
de un pilar. Lo contempló pensativamente por un momento antes de colocar lasmanosenélyempezaratrepar.Clarylecontemplóboquiabierta,mientaslasyemasdesusdedosylospiesencontrabanasiderosimposiblesenlapiedrallenadearistas.
—¡EresSpiderman!—exclamó.Simon echó una ojeada abajo desde su posición a medio camino de la parte
superiordelpilar.—Eso te convierte enMary Jace.Espelirroja—dijo; echóunaojeada sobre la
ciudadyentrecerrólosojos—.CreíquepodríaverlaPuertaNortedesdeaquí,peronoestoylobastantealto.
Clarysabíaporquéqueríaverlapuerta.Habíandespachadomensajeroshaciaallíparapedir a los subterráneosque aguardaranmientras laClavedeliberaba, yClarysólopodíaesperarqueestuviesendispuestosahacerlo.Ysieraasí,¿cómoestabanlascosasallífuera?Claryseimaginóalamultitudesperando,dandovueltas,haciéndosepreguntas...
Las puertas dobles del Salón se abrieron ligeramente. Una figura delgada sedeslizó por la abertura, cerró la puerta, y se acercó aClary. Estaba en sombras, yhastaquenoavanzóyestuvomáscercadelaluzmágicaqueiluminabalosescalones,Clarynodistinguiólabrillantellamaradadesumelenarojayreconocióasumadre.
Jocelynalzólamiradaconexpresióndesconcertada.—Bueno,hola,Simon.Mealegrodeverqueteestás...adaptando.Simon soltó el pilar y se dejó caer, aterrizando suavemente a los pies de la
columna.Parecíauntantoavergonzado.—Hola,señoraFray.—Nosésisirvedegrancosaquemellamesasíahora—dijolamadredeClary
—.Quizá deberías llamarme Jocelyn a secas.—Vaciló—. Sabes, extraña con es...esta... situación,me reconfortaverte aquí conClary.Ni siquiera recuerdo laúltimavezqueestuvisteisseparados.
Simonsemostrósumamenteturbado.—Mealegrodeverla,también.—Gracias,Simon.—Jocelyndirigióunarápidamiradaasuhija—.Bien,Clary,
¿habríaalgúninconvenienteenqueconversáramosunmomento?¿Asolas?
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Clarypermaneciósentadatotalmenteinmóvilduranteunmomento,conlamiradafija en sumadre. Le resultaba difícil no sentirse como si estuviesemirando a unadesconocida.Notabaunnudoenlagarganta,unnudoquecasileimpedíahablar.Leechó un vistazo a Simon, que aguardaba inequívocamente una señal suya que leindicarasidebíaquedarseomarchar.Lamuchachasuspiró.
—Deacuerdo.SimondedicóaClaryunalentadorgestocon lospulgareshaciaarribaantesde
desaparecerdevueltaal interiordelSalón.Claryvolvió lacabezaymirófijamenteabajohacialaplaza,contempladoalosguardasquehacíanronda,mientrasJocelynseacercabaysesentabaasulado.UnapartedeClaryqueríainclinarsehaciaelcostadoydescansarsucabezasobreelhombrodesumadre.Podríainclusocerrarlosojosyfingir que todo iba bien. Pero otra parte de ella sabía que no serviría de nada; nopodíamantenerlosojoscerradoseternamente.
—Clary—dijoJocelynporfin,envozmuybaja—,losientomucho.Clary se contempló las manos. Reparó en que todavía sujetaban la estela de
PatrickPenhallow.Esperóqueélnopensaraqueteníaintenciónderobársela.—Jamáspenséquevolveríaaverestelugar—siguióJocelyn.Clarydedicóunafurtivamiradadesoslayoasumadreyvioquemirabahaciala
ciudad,hacialastorresdelosdemonios,queproyectabansupálidaluzblanquecinasobrelalíneadelhorizonte.
—Soñabaconélaveces.Inclusoqueríapintarlo,pintarmisrecuerdosdeél,perono podía hacerlo. Pensaba que si alguna vez veías las pinturas, podrías hacerpreguntas, podrías preguntarte cómo habían aparecido aquellas imágenes en micabeza.Measustabatantoquedescubrierasdedóndeprocedíayorealmente...Quiéneraenrealidad.
—Yahoralohedescubierto.—Asíes—dijoJocelynconundejodenostalgiaenlavoz—.Ytienesmotivos
paraodiarme.—Noteodio,mamá—dijoClary—.Pero...—Noconfíasenmí—replicóella—.Nopuedoculparte.Deberíahabertecontado
laverdad.—TocóelhombrodeClarylevementeypareciósentirseanimadacuandosuhijanoseapartó—.Podríadecirtequelohiceparaprotegerte,perosécómodebedesonar.Estabaahí,enelSalón,observándote,haceunrato...
—¿Estabasallí?—Clarysesobresaltó—.Notehevisto.—Estaba justo al fondo del Salón. Luke me había pedido que no fuera a la
reunión, quemi presencia no haríamás que alterar a todo elmundoy confundirlotodo,yprobablemente tenía razón,perodeseaba tantoestarallí.Meheescabullidodentrounavez iniciada la reuniónymeheocultadoentre lassombras.Peroestabaallí.Yqueríadecirte...
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—¿Quéhiceunridículoespantoso?—preguntóClaryconamargura—.Esoyalosé.
—No.Queríadecirtequemehesentidoorgullosadeti.Clarysediolavueltaparamirarasumadre.—¿Deverdad?—Desdeluegoquesí.—Jocelynasintió—Elmodoenquetehasplantadoantela
Clave. El modo en que les has mostrado lo que podías hacer. Has hecho que temiraranyvieranalapersonaquemasamabanenelmundo,¿verdad?
—Sí—dijoClary—.¿Cómolohassabido?—Porquelosheoídoatodospronunciarnombresdiferentes—respondióJocelyn
consuavidad—.Peroyoseguíaviéndoteati.—Ah.—Clarybajó lavistahaciasuspies—.Bueno,sigosinestarseguradesi
mecreensobrelodelasrunas.Quierodecir,esperoquesí,pero...—¿Puedoverla?—preguntóJocelyn.—¿Verqué?—La runa. La que has creado para conectar a los cazadores de sombras y
subterráneos.—Vaciló—.Sinomelapuedesmostrar...—No,nopasanada.Conlaestela,ClarytrazósobreelmármoldelescalóndelSalóndelosAcuerdos
laslíneasdelarunaqueelángellehabíamostrado,yéstasllamearonconardienteslíneasdoradasmientrasdibujaba.Erauna runapoderosa,unmapade líneascurvasque se sobreponían a una matriz de líneas rectas. Simple y compleja al mismotiempo. Clary comprendió entonces por qué le había parecido de algún modoincompletacuando lahabíavisualizadoantes:necesitabauna runaequivalenteparahacerlafuncionar.Unagemela.Unacompañera.
—Alianza—dijo,retirandolaestela—.Asíescomolallamo.Jocelynobservóensilenciomientras la runa llameabaysedesvanecía,dejando
tenueslíneasnegrassobrelapiedra.—Cuando era joven —dijo por fin—, luché con tanta energía para unir a
subterráneos y cazadores de sombras, para proteger los Acuerdos. Pensaba queperseguíaunaespeciedesueño... algoque lamayoríade loscazadoresdesombrasapenaspodíanimaginar.Yahoratúlohashechoposible.—Pestañeóconenergía—.MehedadocuentadealgoobservándoteenelSalón.¿Sabes?, todosestosañosheintentado protegerte ocultándote. Por eso odiaba que fueses a esa discoteca, alPandemónium. Sabía que era un lugar donde los subterráneos y los mundanos semezclaban...yqueesosignificabaquehabríacazadoresdesombrasallí. Imaginabaque era algo que llevabas en la sangre lo que te arrastraba a aquel lugar, algo quereconocía en mundo de las sombras incluso sin tu Visión. Pensaba que estarías asalvo si conseguía ocultarte ese mundo. Jamás se me ocurrió intentar protegerte
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ayudándoteaserfuerteypelear.—Parecíatriste—.Perodealgúnmodoconseguisteser fuerte igualmente. Lo bastante fuerte para que te cuente la verdad, si todavíaquieresescucharla.
—Nolosé.—Clarypensóenlasimágenesqueelángellehabíamostrado,enloterriblesquehabíansido—.Séqueestabaenfadadacontigopormentirme.Peronoestoyseguradequereraveriguarmáscosashorribles.
—HabléconLuke.Élpensóquedeberíassaberloquetengoquecontarte.Todalahistoria.Alcompleto.Cosasquejamáshecontandoanadie,quenuncalehecontadonisiquieraaél.Nopuedoprometertequelaverdadseaagradable.Peroeslaverdad.
«LaLeyesdura,peroeslaLey.»LedebíaaJaceaveriguarlaverdadtantocomose lo debía a símisma. Clary cerró conmás fuerza lamano sobre la estela y susnudillossetornaronblancos.
—Quierosaberlotodo.—Todo...—Jocelyninspiróprofundamente—Nisiquierasépordóndeempezar.—¿Qué tal comenzar por cómo pudiste casarte con Valentine? Cómo pudiste
casarteconunhombreasí,convertirloenmipadre...Esunmonstruo.—No;esunhombre.Noesunbuenhombre.Pero siquieres saberporquéme
caséconél,fueporqueleamaba.—Nopuedeshaberleamado—dijoClary—.Nadiepodría.—Teníatuedadcuandomeenamorédeél—respondióJocelyn—.Penséqueera
perfecto:brillante,listo,maravilloso,divertido,encantador.Yaséquememirascomosi hubiese perdido el juicio. Tú sólo conoces aValentine tal y como es ahora.Nopuedes imaginar cómo era entonces. Cuando íbamos juntos a la escuela, todo elmundo le quería. Parecía desprender luz, en cierto modo, como si hubiese algunaparteespecialybrillanteiluminadadeluniversoalaquesóloéltuvieseaccesoyque,siteníamossuerte,podríacompartirconnosotros,aunquesólofueseunpoco.Todaslaschicaslequerían,yyopensabaquenoteníalamenorposibilidad.Nohabíanadade especial en mí. Yo no siquiera era demasiado popular; Luke era uno de mismejores amigos, y yo pasaba lamayor parte del tiempo con él. Pero con todo, dealgúnmodo,Valentinemeeligió.
«Asqueroso»,quisodecirClary.Perosecontuvo.Quizáeralanostalgiaenlavozde su madre, mezclada con el pesar. Quizás era lo que había dicho sobre queValentinedesprendíaluz.ClaryhabíapensandolomismodeJaceenunaocasión,yluegosehabíasentidoestúpidaporhacerlo.Peroalomejortodoelqueseenamorasientelomismo.
—Deacuerdo—dijo—,loentiendo.Pero tú teníasdieciséisañosentonces.Esonosignificaquetuviesesquecasarteconélmástarde.
—Yoteníadieciochoañoscuandonoscasamos.Él,diecinueve—repusoJocelyncontotalnaturalidad.
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—Ah,Diosmío—exclamóClary,horrorizada—.Túmemataríassiyoquisieracasarmealosdieciocho.
—Nolodudes—convinoella—.Peroloscazadoresdesombrastiendenacasarseantesquelosmundanos.Su...,nuestra...vidatieneunaduraciónmáscorta;muchosfallecendemuerteviolenta.Tendemosahacerlotodomásprontodebidoaeso.Aúnasí,escierto,yoerajovenparacasarme.Pero,contodo,mifamiliasesintiófelizpormí...InclusoLukesesintiófelizpormí.TodoelmundopensabaqueValentineeraunchicomaravilloso.Y loera,¿sabes?, sóloeraunchico,entonces.LaúnicapersonaquemedijoalgunavezquenodebíacasarmeconélfueMadeleine.Habíamossidoamigasenlaescuela,perocuandolecontéqueestabaprometida,dijoqueValentineeraegoístayodioso,quesuencantoocultabaunaterribleamoralidad.Yomedijequeestabacelosa.
—¿Loestaba?—No—dijoJocelyn—;medecíalaverdad.Peronoquiseescucharla.—Bajólos
ojoshaciasusmanos.—Te arrepentiste, ¿no? —repuso Clary—. Después de casarte con él, te
arrepentistedehaberlohecho,¿verdad?—Clary—dijoJocelyn,yparecíacansada—.Éramosfelices.Almenosdurante
losprimerosaños.Fuimosaviviralacasasolariegademispadres,dondeyohabíacrecido;Valentinenoqueríapermaneceren laciudad,yqueríaademásqueel restodelCírculoevitaraAlacanteylosojosfisgonesdelaClave.LosWaylandvivíanenlacasaqueestabasituadaamenosdedoskilómetrosdelasnuestra,yhabíaotrosenlasproximidades:LosLightwood,losPenhallow.Eracomoestarenelcentrodelmundo,con todaesaactividadgirandoanuestroalrededor, todaesapasión;yyoestabaenmedio de todo ello, junto a Valentine. Jamás me hizo sentir rechazada o sinimportancia.No,yoeraunaparteclavedelCírculo.Yoeraunodelospocosencuyasopinionesconfiaba.Medecíaunayotravezquesinmínopodríahacernadadetodoello.Quesinmí,élnoseríanada.
—¿En serio?—Clary no podía imaginar a Valentine diciendo nada como eso,nadaquelehicierasonar...vulnerable.
—Sí,lodecía,peronoeracierto.Valentinejamáshabríapodidoserunceroalaizquierda.Habíanacidoparaserunlíder,paraserelcentrodeunarevolución.Másymásconversosacudíanaél.Eranatraídosporsupasiónylabrillantezdesusideas.Raras vecesmencionaba siquiera a los subterráneos en aquellos primeros tiempos.Todo giraba en torno a la Clave, a cambiar leyes que eran antiguas y rígidas yerróneas.Valentinedecíaquedeberíahabermáscazadoresdesombras,paracombatira los demonios,más Institutos, que debíamospreocuparnosmenos de ocultarnos ymásdeprotegeralmundodelarazademoníaca.Quedeberíamosandarconlacabezabien alta por elmundo. Su visión era seductora: unmundo lleno de cazadores de
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sombras,enelquelosdemonioshuíanasustadosylosmundanos,enlugardecreerque no existíamos, nos daban las gracias por lo que hacíamos por ellos. Éramosjóvenes; pensábamos que era importante que nos dieran las gracias. No sabíamosnada.—Jocelyninspiróprofundamente,comosiestuvieraapuntodesumergirsebajolasaguas—.Entoncesmequedéembarazada.
Clarysintióunaheladapicazónenelcogoteydeimproviso—nopodríadescribirelmotivo—yanoestuvoseguradequererquesumadrelecontaralaverdad,yanoestuvoseguradequereroír,otravez,comoValentinehabíaconvertidoaJaceenunmonstruo.
—Mamá...Jocelynsacudiólacabezaciegamente.—Me preguntaste por qué nunca te conté que tenías un hermano. Éste es el
motivo—Tomóaireentrecortadamente—.¡Mesentítanfelizcuandolodescubrí!YValentine;élsiemprehabíaqueridoserpadre,dijo.Adiestrarasuhijoparaquefueseunguerrerotalycomosupadrelohabíaadiestradoaél.«Oatuhija»,ledecíayo,yélsonreíaydecíaqueunahijapodíaserunaguerreraigualqueunchicho,yquesesentiríafelizconcualquieradelasdoscosas.Yopensabaquetodoeraperfecto.
»Y entonces a Luke le mordió un hombre lobo. Te contarán que existe unaposibilidadentredosdequeunmordiscotetransmitalalicantropía.Yocreoquelomásprobableesqueseantresdecadacuatro.Rarasveceshevistoanadieescapardela enfermedad, yLuke no fue una excepción.En la siguiente luna llena efectuó elCambio. Estaba allí, en nuestra puerta, por lamañana, cubierto de sangre, con lasropas hechas jirones. Quise reconfortarle, pero Valentine me apartó a un lado.«Jocelyn—dijo—, el bebé.» Como si Luke estuviese a punto de caer sobremí yarrancarme al bebé del vientre. Era Luke, pero Valentine me apartó y lo arrastróescaleraabajohaciaelinteriordelbosque.Cuandoregresó,muchomástarde,veníasolo. Corrí hasta él, pero me dijo que Luke se había matado en un acto dedesesperaciónporhabercontraídolalicantropía.Queestaba...muerto.
EldolorenlavozdeJocelyneracrudoyáspero,pensóClary,inclusoahora,quesabía que Luke no había muerto entonces. Pero Clary recordó su desesperacióncuando había sostenido a Simon en sus brazos mientras éste se moría sobre losescalonesdelInstituto.Hayalgunossentimientosqueunojamásolvida.
—PeroValentinelediouncuchilloaLuke—dijoClaryconunhilodevoz—,lepidióquesemataseehizoqueelesposodeAmatissedivorciasedeellasóloporquesuhermanosehabíaconvertidoenunhombrelobo.
—Yonolosabía—dijoJocelyn—.DespuésdelodeLuke,fuecomosihubiesecaído en un pozo negro. Pasémeses enmi dormitorio, durmiendo todo el tiempo,comiendo sólo por el bebé.Losmundanos dirían que tuve una depresión, pero loscazadoresdesombrascarecemosdeesaclasedetérmino.Valentinecreyóquetenía
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un embarazo complicado. Le dijo a todo elmundo que estaba enferma. Sí, estabaenferma;nopodíadormir.Nodejabadepensarqueoíaruidosextraños,gritosdurantela noche. Valentine me daba pociones para dormir, pero sólo me provocabanpesadillas Terribles sueños en los que Valentine me inmovilizaba e intentabaclavarmeuncuchillo,oenlosqueyomeahogabaconveneno.Porlamañanaestabaagotada,ydormíadurantetodoeldíaNoteníaniideadequésucedíaenelexterior,ni idea de qué había obligado a Stephen a divorciarse de Amatis y a casarse conCéline. Yo estaba aturdida. Y entonces... —Jocelyn entrelazó las manos sobre elregazo;letemblabanviolentamente—Yentoncestuvealbebé.
SequedócalladadurantetantotiempoqueClarysepreguntósivolveríaahablar.Jocelyn miraba sin ver en dirección a las torres de los demonios, tamborileandonerviosamenteconlosdedossobrelasrodillas.Porfindijo:
—Mi madre estaba conmigo cuando nació el bebé. Tú jamás conociste a tuabuela.Eraunamujermuybuena.Tehabríagustado,creo.Meentregóamihijo,yalprincipiosólosupequeencajabaalaperfecciónenmisbrazos,quelamantaqueloenvolvíaerasuave,yqueeramuypequeñoydelicado,con tansólounmechóndepelorubioenloaltodelacabeza...Yentoncesabriólosojos.
La voz de Jocelyn carecía de inflexión, era casi monótona; con todo, Clarydescubrióquetiritaba, temiendoloquesumadrepudieradeciracontinuación.«No—quería pedirle—. No me lo digas.» Pero Jocelyn siguió hablando, las palabrasbrotabandeellaigualqueunvenenohelado.
—El horror me inundó. Fue como verse bañado en ácido; mi piel parecióconsumirseydesprendersedeloshuesos,ytuvequehacerungranesfuerzoparanodejar caer al bebé y empezar a chillar. Dicen que toda madre conoce a su hijoinstintivamente. Supongo que lo opuesto también es verdad. Cada nervio de micuerpo chillaba que aquel no erami bebé, que era algo horrible y antinatural, taninhumano como un parásito. ¿Cómo podía no darse cuenta mi madre? Ella mesonreíacomosinadamalosucediera.
»”SellamaJonathan”,dijounavozdesdelapuerta.AlcélosojosyviaValentinecontemplando la escena con una expresión complacida. El bebé volvió a abrir losojos,comosireconocieraelsonidodesunombre.Teníalosojosnegros,negroscomola noche, insondables como túneles excavados en su cráneo. No había nada dehumanoenellos.
Hubo un largo silencio. Clary permanecía paralizada, mirando fijamente a sumadre,horrorizada.«EstáhablandodeJace—pensó—.DeJacecuandoeraunbebé.¿Cómopuedeunosentiresohaciaunbebé?»
—Mamá—susurró—.Alomejor...alomejorestabasenestadodeshockoalgo.Oalomejorestabasenferma...
—Eso fue lo queValentinemedijo—repuso Jocelyn sin lamenor emoción—.
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Queestabaenferma.ValentineadorabaaJonathan.Nopodíacomprenderquéeraloquemesucedía.Yyosabíaqueélteníarazón.Yoeraunmonstruo,unamadrequenosoportabaasupropiohijo.Penséenmatarme.Podríahaberlohechotambién...,peroentoncesrecibíunmensaje,entregadomedianteunacartadefuego,deRagnorFell.Eraunbrujoque siemprehabía sido amigodemi familia; era aquién recurríamoscuandonecesitábamosunhechizocurativo,esaclasedecosas.HabíaaveriguadoqueLuke se había convertido en líder de una manada de seres lobo en el bosque deBrocelind,juntoalafronteraoriental.Quemélanotaencuantolarecibí.SabíaqueValentinenopodíasaberlojamás.PerohastaquenofuialcampamentodeseresloboyviaLukenosupeconseguridadqueValentinemehabíamentidosobreelsuicidiodeLuke.Fueentoncescuandoempecéaodiarleverdaderamente.
—Pero Luke dijo que tú sabías que había algo en Valentine que no era comodebía ser..., que tú sabías que estaba haciendo algo terrible. Dijo que tú lo sabíasinclusoantesdequeélsufrieraelCambio.
Porunmomento,Jocelynnorespondió.—¿Sabes?,aLukenodeberíanhaberlemordido.Nodeberíahabersucedido.Era
unapatrullarutinariaporlosbosques,habíasalidoconValentine...,nodeberíahabersucedido.
—Mamá...—Luke dice que yo le conté que teníamiedo deValentine incluso antes de su
Cambio.Dicequelecontéquepodíaoírgritosatravésdelasparedesdelacasa,queyo sospechaba algo, que temía algo. Y Luke..., el confiado Luke..., le preguntó aValentine sobre ello justo al día siguiente.Esa nocheValentine se llevó aLukedecaza,ylemordieron.Creo...,creoqueValentinemehizoolvidarloquehabíavisto,loquefuesequemeasustaba.Mehizocreerquesetratabadepesadillas.Ycreoquese aseguró de que a Luke lemordieran esa noche. Creo que quería deshacerse deLukedemodoquenadiepudieserecordarmequesentíamiedodemiesposo.Peronome di cuenta de eso, no inmediatamente. Luke y yo nos vimos por un espacio detiempotanbreveaqueldía,yyodeseabacontantoahíncocontarlelodeJonathan...Peronopodía,nopodía.Jonathaneramihijo.Contodo,veraLuke,tansóloelhechodeverle,mehizomásfuerte.FueacasadiciéndomequeharíaunnuevoesfuerzoconJonathan,queaprenderíaaamarle.Meobligaríaaamarle.
»Aquellanochemedespertóelsonidodeunbebéquelloraba.Mesentémuytiesaenlacama,solaeneldormitorio.ValentineestabafueraenunareunióndelCírculo,así que no tenía a nadie con quien compartir mi asombro. Jonathan, sabes, jamáslloraba...Nuncahacíaelmenorruido.Susilencioeraunade lascosasquemásmealterabadeél.Corríporelpasillohastasuhabitación,perodormíasilenciosamente.Apesardetodo,podíaoírlloraraunbebé,estabaseguradeello.Corríescaleraabajo,siguiendo el sonido del llanto. Parecía provenir del interior de la bodega, pero la
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puertaestabacerradaconllaveporquelabodeganoseusabanunca.Sinembargo,yohabíacrecidoenlacasa.Sabíadóndeocultabamipadreunallave...
JocelynnomirabaaClarymientrashablaba;parecíainmersaenlahistoria,ensusrecuerdos.
—¿Nunca te conté la historia de la esposa deBarbaAzul, verdad, cuando eraspequeña?Elesposodijoasuesposaquenuncamiraseenlahabitacióncerrada,yellamiró, y encontró los restos de todas las esposas que él había asesinado antes decasarseconella,exhibidascomomariposasenunavitrinadecristal.Yonoteníaniideacuandogirélallaveenlacerraduradeloqueencontraríadentro.Situviesequehacerlootravez,¿seríacapazdeobligarmeaabrir lapuerta,deusarmiluzmágicaparaquemeguiaraenlaoscuridad?Nolosé,Clary.Nolosé.
«Elolor...ah,elolorallíabajo,comoasangreymuerteyputrefacción.Valentinehabía excavado un lugar bajo el suelo, en lo que en una ocasión había sido unabodega.Noeraunniñoaquienhabíaoídollorar,despuésdetodo.Habíaceldasallíabajo, con cosas encerradas en ellas. Criaturas demoníacas, atadas con cadenas deelectro,seretorcían,aleteabanygorgoteabanensusceldas,perohabíamás,muchomás; cuerpos de subterráneos, en diferentes estados de muerte y agonía. Habíahombres lobo cuyos cuerpos estabanmedio disueltos en polvo de plata; vampirossumergidoscabezaabajoenaguabenditahastaquelacarneselesdesprendíadeloshuesos;hadasalasquehabíanperforadolapielconhierrofrío.
»Incluso ahora no pienso en él como un torturador. En realidad, no. Parecíaperseguirunfincasicientífico.Habíalibrosdenotasjuntoalapuertadecadacelda,anotacionesminuciosas de sus experimentos, de cuánto tiempo había tardado cadacriaturaenmorir.Habíaunvampiroalquehabíaquemadolapielunayotravezparaversiexistíaunpudomásalládelcuallapobrecriaturayanopudieraregenerarse.Era duro leer sus anotaciones sin desmayarse o vomitar.No sé cómo lo conseguí,peronohiceningunadelasdoscosas.
«Había una página consagrada a experimentos que había realizado consigomismo.Habíaleídoenalgunapartequelasangredelosdemoniospodíaactuarcomoamplificador de los poderes de los que nacen de forma innata los cazadores desombras.Lohabíaprobado inyectándose la sangre, sinconseguirnada.Nadahabíasucedido aparte de náuseas. Al final llegó a la conclusión de que era demasiadomayorparaquelasangreleafectara,queseleteníaqueadministraraunniñoparaquetuvieratodosuefecto...preferiblementeaunoquenohubiesenacidoaún.
»En la página contigua a aquella en la que constaban tales conclusiones habíaescritounaseriedenotasconunencabezamientoquereconocí.Minombre.JocelynMorgenstern.
»Recuerdoelmodoenquemetemblabanlosdedosmientraspasabalaspáginasylaspalabrassegrababanafuegoenmicerebro.“Jocelynhavueltoabeberlamezcla
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estanoche.Nohaycambiosvisiblesenella,perounavezmáseselniñoloquemeinteresa... Con infusiones regulares de icor demoníacos como las que le he estadosuministrando, el niño puede ser capaz de cualquier proeza... Anoche oí latir elcorazóndelniño,conmásfuerzaquecualquiercorazónhumano,conunsonidocomoel de una campana poderosa, anunciando el principio de una nueva generación decazadores de sombras, la sangre de ángeles y demonios mezclada para producirpoderesmásalládeningunoquesehayapodidoimaginaranteriormente...Elpoderdelossubterráneosyanoseráelmásgrandeenestatierra...”
»Habíamás,muchomás.Arañé laspáginas, losdedosme temblaban, lamenterememoraba a toda velocidad, recordando los preparados que Valentine me habíadado para beber cada noche, las pesadillas sobre ser apuñalada, asfixiada,envenenada.Peronoeraamíaquiénhabíaestadoenvenenando.EraaJonathan.Eraa Jonathan a quien había convertido en una especie de criaturamedio demonio.Yentonces,Clary...,entoncesfuecuandocomprendíloqueValentineeraenrealidad.
Clary soltó un aliento que no era consciente de haber estado conteniendo. Erahorrible—¡tanhorrible!—ysinembargotodoencajabaconlavisiónqueIthuriel lehabía mostrado. NO estaba segura de a quién compadecía más, a su madre o aJonathan.Jonathan—nopodíapensarenélcomoJace,noconsumadreallí,noconlahistoriatanfrescaenlamente—condenadoanoserdeltodohumanoporunpadreaquiénlehabíaimportadomásasesinarsubterráneosdeloquelehabíaimportadosupropiafamilia.
—Pero...nohuisteentonces,¿verdad?—preguntóClary,conunavozdébilasuspropiosoídos—.Tequedaste...
—Pordosmotivos—dijoJocelyn—.UnofueelLevantamiento.Loqueencontréenlabodegaaquellanochefuecomounabofetada.Medespertódemisufrimientoymehizoverloquesucedíaamíalrededor.UnavezquecomprendíloqueValentineplaneaba—lamatanza sistemática de subterráneos—, supequenopodía dejar quesucediera. Empecé a reunirme en secreto con Luke. No podía contarle lo queValentine nos había hecho amí y a nuestro hijo. Sabía que eso no haríamás queenfurecerlo,quesería incapazdeno intentar ir trasValentineydarlemuerte,yquesóloconseguiríamorirenelintento.YtampocopodíapermitirquenadiemássupieseloqueselehabíahechoaJonathan.Apesardetodo,seguíasiendomihijo.Perosíleconté a Luke los horrores que había visto en la bodega, mi convicción de queValentine estaba perdiendo el juicio, que enloquecía paulatinamente. JuntosplaneamosfrustrarelLevantamiento.Mesentíacompelidaahacerlo,Clary.Eraunaespecie de expiación, el únicomodo de que podía hacerme sentir como si hubiesepagadoporelpecadodehabermeunidoalCírculo,dehaberconfiadoenValentine.Dehaberleamado.
—¿Y él no lo supo? Valentine, quiero decir. ¿No se figuró lo que estabas
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haciendo?Jocelynnegóconlacabeza,—Cuando lagente tequiere,confíaen ti.Además,encasa intentaba fingirque
todoeranormal.MecomportabacomosimirepugnanciainicialporJonathanhubiesedesaparecido.Lo llevaba a casa deMaryseLightwood, le dejaba jugar con su hijopequeño,Alec.AvecesCélineHerondaleseuníaanosotros;ellaestabaembarazadapor entonces. «Tu esposo es tan amable», me decía. «Está tan preocupado porStephen y por mí. Me da pociones y preparados para la salud de mi bebé; sonfabulosos.»
—¡Ah!—dijoClary—.¡Ah,Diosmío!—Esofue loqueyopensé—repusoJocelynen tonosombrío—.Queríadecirle
quenoconfiaseenValentineniaceptaranadadeloquelediese,peronopodía.Suesposo era el amigo más íntimo de Valentine, y ella me habría delatado a élinmediatamente.Mantuvelabocacerrada.Yentonces...
—Ellasemató—dijoClary,recordandolahistoria—.Pero...¿sedebióaloqueValentinelehizo?
Jocelynnegóconlacabeza.—Sinceramente, no lo creo. A Stephen lomataron en una incursión, y ella se
cortólasmuñecascuandoseenteródelanoticia.Estabaembarazadadeochomeses.Sedesangró...—Hizounapausa—.FueHodgequienencontróelcuerpo.Ylociertoes queValentine sí pareció consternado por susmuertes.Desapareció durante casitodoundíadespuésdeeso,yregresóacasaconcaradesueñoytambaleante.Ysinembargo,enciertomodo,yomesentíacasiagradecidaporsudesconsuelo.Almenossignificabaquenoprestabaatenciónaloqueyohacía.CadadíatemíamásymásqueValentinedescubrieralaconspiracióneintentasesacarmelaverdadabasedetortura:¿quiénestabaennuestraalianzasecreta?,¿cuántohabíatraicionadoyodesusplanes?Mepreguntabacómosoportaríayolatortura,sipodríaresistirla.Temíaterriblementeque no podría. Finalmente decidí tomar medidas para asegurarme de que esto nosucederíajamás.FuiaverasFellconmistemoresyélcreóunapociónparamí...
—LapociónprocedentedelLibrode loBlanco—indicóClary,comprendiendo—.Asíquelaqueríasparaeso.Yelantídoto...¿cómofueapararalabibliotecadelosWayland?
—Loocultéallíunanocheduranteunafiesta—respondióJocelynconunasomode sonrisa—.No se lo quería decir a Luke; sabía que no le gustaría la idea de lapoción,perotodaslasdemáspersonasqueconocíanestabanenelCírculo.Enviéunmensaje aRagnor, pero semarchaba de Idris y no quería decir cuándo regresaría.Dijo que siempre se le podía contactar con unmensaje..., pero ¿quién lo enviaría?Finalmente, comprendí que existía una persona a quién sí podía decírselo, unapersonaqueodiabaaValentinelobastanteparanodelatarmejamásaél.Enviéuna
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carta a Madeleine explicándole lo que planeaba hacer y que el único modo derevivirmeeraencontraraRagnorFell.Jamásrecibíunarespuestadeella,peroteníaquecreerquelohabíaleídoyquelocomprendía.Eratodoacuantopodíaaferrarme.
—Dos razones—dijoClary—.Hasdichoquehabíados razonespor lasque tequedaste.UnaeraelLevantamiento.¿Cuáleralaotra?
LosojosdeJocelynestabancansado,peroluminososymuyabiertos.—Clary—respondió—,¿noloadivinas?Lasegundarazónesquevolvíaaestar
embarazada.Embarazadadeti.—Ah—dijolachicaconunhilodevoz.Recordó aLuke diciendo: «Volvía a estar embarazada, y hacía semanas que lo
sabía».—Pero¿esonohizoquequisierashuiraúnmás?—Sí—dijoJocelyn—.Perosabíaquenopodía.DehaberhuidodeValentine,él
habríamovidocieloeinfiernoparaconseguirrecuperarme.Mehabríaseguidoalfindelmundoporqueyolepertenecíayjamásmedejaríamarchar.Yalomejorlehabríapermitidoirtrasdemí,yarriesgarme,perojamáslehabríadejadoirtrasdeti.—Seapartó los cabellos del rostro cansado—. Existía sólo un modo de que pudieraasegurarmedequejamáslohiciera.Yeraquemuriese.
Clarymiróasumadresorprendida. Jocelynseguíapareciendocansada,perosurostrobrillabaconunaluzardiente.
—PensabaquelomataríanduranteelLevantamiento—dijo—.Poralgunarazón,yojamáshabríapodidomatarle.Nohabríapodidoobligarmeahacerlo.Peronuncapenséquesobreviviríaalabatalla.Ymástarde,cuandolacasaardió,quisecreerqueestabamuerto.MedijeunayotravezqueélyJonathanhabíanmuertoquemadosenelincendio.Perosabía...—Suvozseapagó—.Poresohiceloquehice.Penséqueeraelúnicomododeprotegerte:quitarte tusrecuerdos,convertirteen tanmundanacomopude.Ocultarte en elmundode losmundanos.Fue estúpido,medoy cuentaahora, estúpido y equivocado. Y lo siento, Clary. Sólo espero que puedasperdonarme...,sinoahora,enelfuturo.
—Mamá.Claryseaclarólagarganta.Sehabíasentidocomosiestuvieseapuntodellorar
durantelamayorpartedelosúltimosdiezminutos.—Estábien.Essólo...hayunacosaquenoentiendo.—Enredó losdedosenel
tejidodelabrigo—.Quierodecir,conocíayaalgodeloqueValentinelehizoaJace...quierodecir, a Jonathan.Peroporelmodoenquedescribesa Jonathanescomosifuese un monstruo. Y mamá, Jace no es así. No se parece en nada a eso. Si leconocieses....Sipudierassimplementeverle...
—Clary.—Jocelyn alargó lamano y tomó la deClary en la suya—.Haymáscosasquetengoquecontarte.Noteheocultadonadamásnihaymásmentiras.Pero
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haycosasquenuncasupe,cosasqueacabodedescubrir.Ypuedensermuydurasdeoír.
«¿Peores que las que yame has contado», pensó lamuchacha, y semordió ellabioyasintió.
—Sigueadelanteycuéntamelas.Prefierosaberlas.—CuandoDorotheamedijoquesehabíavistoaValentineenlaciudad,supeque
estaba allí pormí... por laCopa.Quise huir, pero no conseguía tener el valor paradecirteelmotivo.No teculpoenabsolutoporhuirdemíaquellanocheespantosa,Clary.Mealegrédequenoestuviesesallícuandotupadre...,cuandoValentineysusdemonios irrumpieron en nuestro apartamento. Sólo tuve tiempo para tragarme lapoción; pude oírlos derribando la puerta...—Dejó de hablar, tensa—. Esperé queValentinemedejara allí creyéndomemuerta, pero no lo hizo.Me llevó aRenwickconél. Intentóvariosmétodosparadespertarme,peronada funcionó.Yoestabaenunaespeciedeestadode sueño; eramedioconscientede supresenciaallí,peronopodíamovermeniresponderle.Dudoquepensaraquepodíaoírleocomprenderle.Ycontodosesentabajuntoamicamamientrasyodormíaymehablaba.
—¿Tehablaba?¿Sobrequé?—Sobre nuestro pasado. Nuestro matrimonio. Cómo me había amado y yo le
habíatraicionado.Cómonohabíaamadoanadiedesdeentonces.Creoquelodecíaenserio,además.Yosiemprehabíasidounapersonaconlaquehabíahabladosobrelasdudasquetenía,laculpaquesentía,yenlosañosdesdequelohabíaabandonadonocreoquehubiesehabidonuncanadiemás.Creoqueeraincapazdenohablarme,inclusoaunquesabíaquenodebía.Creoquesimplementequeríahablarconalguien.Unohabríapensandoqueloquelepreocupabaseríaloqueleshabíahechoaaquellaspobrespersonas,convirtiéndolasenrepudiados,yloqueplaneabahaceralaClave.Peronoeraasí.DeloquequeríahablarerasobreJonathan.
—¿Quéteníaquedecirsobreél?Jocelynapretóloslabios.—QueríadecirmequelamentabaloquelehabíahechoaJonathanantesdeque
naciera,porquesabíaquecasimehabíadestruidoamí.Habíasabidoqueyohabíaestado a punto de suicidarme por ello, aunque no sabía que yo también estabadesconsoladapor loquehabíadescubiertodeél.Dealgúnmodo,habíaconseguidosangredeángel.Esunasustanciacasilegendariaparaloscazadoresdesombras.Sesuponequebeberlateproporcionaunafuerzaincreíble.Valentinelahabíaprobadoensímismoy había descubierto que le daba no tan sólo una energíamayor sino unasensacióndeeuforiay felicidadcadavezquese la inyectabaen lasangre.Asíquetomó un poco, la deshidrató convirtiéndola en polvo, y lamezcló conmi comida,esperandoquemeayudaríaenmidesesperación.
«Yosédedóndesacólasangredeángel»,sedijoClary,pensandoenIthurielcon
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intensatristeza.—¿Creesquefuncionó?—Mepreguntosiésefueelmotivodequerepentinamenteencontraseelnortey
la capacidad para seguir adelante y ayudar a Luke a frustrar el Levantamiento.Resultaría irónico si fuese así, teniendo en cuenta por qué lo hizo Valentine, paraempezar.Peroloqueélnosabíaeraquemientraslohacía,yoestabaembarazadadeti.Asíquesiamípodíahabermeafectadoligeramente,atiteafectósindudamuchomás.Creoqueeselmotivodequepuedashacerloquehacesconlasrunas.
—Ytalvez—dijoClary—,elmotivodequetúpuedashacercosascomoatraparla imagen de laCopaMortal en una carta del tarot.Y elmotivo de queValentinepuedahacercosascomoliberardelamaldiciónaHodge...
—Valentinehapasadoañosexperimentandosobresímismodemuchasmaneras—repusoJocelyn—.Ahoraeslomásparecidoqueunserhumano,queuncazadordesombras,puedellegaraseraunbrujo.PeronadadeloquepuedahacerseasímismotendríalaclasedeefectoprofundoenélquepudotenerentioenJonathan,porquevosotros erais pequeños. No estoy segura de que nadie haya hecho nunca lo queValentinehizo;almenos,aunbebéantesdequenaciese.
—AsíqueJace...Jonathan...yyoenrealidadfuimosexperimentoslosdos.—Tú lo fuiste involuntariamente. Con Jonathan, Valentine quería crear alguna
especiedesuperguerrero,másfuerte,velozymejorqueotroscazadoresdesombras.EnRenwick,ValentinemecontóqueJonathanerarealmentetodasesascosas.Peroquetambiéneracruelyamoralyextrañamentevacío.JonathaneralealaValentine,perosupongoqueéstesediocuentaenalgúnmomentoduranteelprocesodequealintentar crear aunniñoqueera superior aotros,habíacreadoaunhijoque jamáspodríaamarle.
ClarypensóenJace,enlaexpresiónquehabíatenidoenRenwick,enelmodoenque había aferrado aquel pedazo de Portal roto con tanta fuerza que los dedos lehabíansangrando.
—No—dijo—.Noyno.Jacenoesasí.ÉlsíquiereaValentine.Nodebería,perolohace.Unoestávacío.Estodolocontrarioaloquedices.
Lasmanosde Jocelyn se retorcieron en su regazo.Estaban recubiertasde finascicatricesblancas,lasdelicadascicatricesblancasquetodosloscazadoresdesombraslucían, el recuero de las Marcas que había desaparecido. Pero, en realidad, Clarynuncaanteshabíavistolascicatricesdesumadre.LamagiadeMagnussiempreselashabíahechoolvidar.Habíauna,enelinteriordelamuñeca,queteníaunaformamuyparecidaaunaestrella...
Sumadrehablóentonces,ycualquierotropensamientohuyódesumente.,—NoestoyhablandodeJace.—Pero...—empezóClary.
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Todose ralentizó, comosi soñara.«A lomejor estoy soñando—pensó—.A lomejormimadrenohadespertadoytodoestoesunsueño.»
—Jace—continuóClary—eselhijodeValentine.Quierodecir,¿quéotrapersonapodríaser?
Jocelynmiróasuhijadirectamentealosojos.—La noche que Céline Herondale murió estaba embarazada de ocho meses.
Valentinelehabíaestadodandopociones,polvos;probabaenellaloquehabíaestadoprobando en símismo, con la sangre de ángel, con la esperanza de que el hijo deStephenseríatanfuerteypoderosocomosospechabaqueseríaJonathan,perosinlaspeorescualidadesdeéste.Nopodíasoportarquesuexperimentosedesperdiciase,asíqueconlaayudadeHodgeleabrióelvientreaCélineysacóalbebé.Ella llevabamuertamuypocotiempo...
Claryemitióunsonidocomosifueseavomitar.—Esonoesposible.Jocelynsiguióadelantecomosisuhijanohubiesehablado.—ValentinecogióalacriaturaehizoqueHodgelallevaraasupropiohogarde
infancia, en un valle no lejos del lago Lyn. Por eso estuvo ausente toda la noche.Hodge se ocupó del bebé hasta el Levantamiento. Tras eso, puesto que ValentinefingíaserMichaelWayland,se trasladóa lacasade losWaylandy locriócomosifueseelhijodeMichaelWayland.
—Entonces—susurróClary—,¿Jacenoesmihermano?Sintiócomosumadreleoprimíalamano...unapretóncompasivo.—No,Clary.Noloes.La visión de la muchacha se oscureció. Podía sentir el corazón latiendo
violentamente en golpes separados y nítidos. «Mi madre me compadece —pensóvagamente—.Creequeparamíesunamalanoticia.»Lasmanosletemblaban.
—Entonces¿dequiéneranloshuesosdelincendio?Lukedijoqueeranloshuesosdeunniño...
Jocelynmeneólacabeza.—Ésoseran loshuesosdeMichaelWayland,y loshuesosdesuhijo.Valentine
losmató a los dos y quemó los cuerpos.Quería que laClave creyese que tanto élcomosihijoestabanmuertos.
—EntoncesJonathan....—Estávivo—dijoJocelyn,mientraseldolorpasabacomounrelámpagoporsu
cara—.EsomecontóValentineenRenwick.ValentinecrióaJaceenlacasasolariegadelosWayland,yaJonathanenlacasacercadellago.Selasapañóparadividirsutiempoentrelosdosviajandodeunacasaalaotra,enocasionesdejandosoloaunode losdosdurante largosperiodosde tiempo.PareceserqueJace jamásconoció laexistencia de Jonathan, aunque Jonathan puede que sí supiera de Jace. Jamás se
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vieron,apesardequeprobablementevivieransóloaunoskilómetrosunodelotro.—¿YJacenollevasangrededemonioensuinterior?¿Noestámaldito?—¿Maldito?—Jocelynparecíasorprendida—.No,no tienesangrededemonio.
Clary,ValentineexperimentoenJacecuandoeraunbebécon lamismasangrequeusóenmíyenti.Sangredeángel.Jacenoestámaldito.Másbientodolocontrario.Todos los cazadores de sombras tienen algo de la sangre delÁngel en ellos, perovosotrosdostenéisunpocomás.
La mente de Clary estaba llena de confusión. Intentó imaginarse a Valentinecriandoadoshijosalmismotiempo,unoenpartedemonio,elotroenparteángel.Unchicoqueeraoscuridad,yunoqueeraluz.Amandoaambos,quizás,tantocomoeracapazdeamarnada. Jacenohabíasabidonuncade laexistenciadeJonathan,pero¿quéhabíasabidoelotromuchachosobreél?Supartecomplementaria,suopuesto.¿Habría odiado pensar que existía? ¿Habría ansiado conocerlo? ¿Habría sentidoindiferencia? Ambos habían estado tan solo. Y uno de ellos era su hermano... suauténticohermanodesangre.
—¿Crees que él sigue siendo igual? Jonathan, quiero decir, ¿crees que podríahabersevuelto...mejor?
—Nolocreo—respondióJocelynconsuavidad.—Pero,¿quéhacequeestéstansegura?—Clarysevolvióparamirarasumadre,
repentinamente ansiosa—.Me refiero a que a lo mejor ha cambiado. Han pasadoaños.Quizás...
—ValentinemecontóquehabíapasadoañosenseñandoaJonathancómoresultaragradable,inclusoencantador.Queríautilizarlocomoespía,nopuedesserunespíasiaterras a todo el que se cruza en tu camino. Jonathan incluso aprendió una ciertafacultad para proyectar glamoures sutiles, para convencer a la gente de que erasimpáticoydignodeconfianza.—Jocelynsuspiró—.Tecuentoestoparaquenotesientasmalporhabertedejadoengañar.Clary,túhasconocidoaJonathan.Sóloqueél no te dijo nunca su nombre autentico porque se hacía pasar por otra persona:SebastianVerlac.
Clary se quedómirando a sumadre con asombro. «Pero él es el primo de losPenhallow»,insistiópartedesumente,aunquedesdeluegoSebastiannohabíasidonuncaquienafirmabaser;todoloquehabíadichohabíasidounamentira.Pensóenelmodo en que se había sentido ella la primera vez que le había visto, como sireconocieraaalguienquehabíaconocidode toda suvida, alguien tan íntimamentefamiliarparaellacomosupropioser.JamássehabíasentidoasíconrespectoaJace.
—¿Sebastianesmihermano?El rostro de huesosmenudos de Jocelyn estaba contraído, lasmanos apretadas
una con otra. Las puntas de los dedos estaban blancas, como si las estuvierapresionandocondemasiadafuerzaentresí.
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—Hoy hablé con Luke durante mucho rato sobre todo lo que ha sucedido enAlacante desde que llegasteis. Me contó lo de las torres de los demonios, y sussospechadequeSebastianhabíadestruídolassalvaguardasaunquenoteníani ideadecómo.MedicuentaentoncesdequiénerarealmenteSebastian.
—¿PorquémintiósobreserSebastianVerlacyporqueesunespíadeValentine?—Poresasdoscosas,sí—dijoJocelyn—,peroenrealidadnolosupehastaque
Luke me dijo que le habías contado que Sebastian se teñía el cabello. Y podríaequivocarme,perounmuchachosólounpocomayorquetú,decabellosrubiosyojososcuros,sinpadresaparentes,totalmentelealaValentine...,nopudeevitarpensarquedebía de ser Jonathan. Además, Valentine siempre estaba intentando encontrar unmododederribarlassalvaguardas,siempreconvencidodequeexistíaunamaneradehacerlo.ExperimentarenJonathanconsangrededemonio...,dijoqueeraunmododehacerlomásfuerte,unguerreromejor,perohayalgomás...
—¿Aquéterefieres?—Clarylamiróatónita.—Fuecómoeliminó las salvaguardas—dijo sumadre—.Nopuedes traeraun
demonioaAlacante,peronecesitassangrededemonioparaderribarlassalvaguardas.Jonathantienesangrededemonio;estáensusvenas.Yseruncazadordesombraslegarantizalaentradaalaciudadsiemprequequieraentrar,paseloquepase.Usósupropiasangreparasuprimirlassalvaguardas,estoyseguradeellos.
ClarypensóenSebastiandepiefrenteaellaenlahierbacercadelasruinasdelacasadelosFairchild.Elmodoenqueelvientolehabíaazotadolososcuroscabellossobreelrostro.Elmodoenquelehabíasujetadolasmuñecas,clavándolelasuñasenla carne. El modo en que había dicho que era imposible que Valentine hubiesequeridonuncaaJace.EllahabíapensadoquesedebíaaqueodiabaaValentine.Peronoeraasí.Sebastianhabíaestado...celoso.
Pensó en el sombrío príncipe de sus dibujos, el que se había parecido tanto aSebastian. Había desechado el parecido como una coincidencia, una broma de suimaginación,peroahorasepreguntósieraelvínculodelasangrequecompartíanloque la había impulsado a dar al desdichado héroes de su historia el rostro de suhermano. Intentó visualizar otra vez al príncipe, pero la imagen pareció hacerseañicos y disolverse ante sus ojos, igual que cenizas arrastradas por el viento.Únicamentepodíaver alSebastianpresente, con la luz rojade la ciudaden llamasreflejadaenlosojos.
—Jace—dijo—.Alguientienequedecírselo.Debesaberlaverdad.Sus pensamientos dieron tumbos sobre sí mismos, atropelladamente; si Jace
hubiese sabido que no tenía sangre de demonio, a lo mejor no habría ido trasValentine.SihubiesesabidoquenoeraelhermanodeClary...
—Peropensabaquenadiesabíadóndeestaba...—repusoJocelyn,conunamezcladelástimayperplejidad.
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AntesdequeClarypudieseresponder,laspuertasdoblesdelSalónseabrierondepar en par, derramando luz sobre la arcada sostenida con pilares y los escalonessituadosdebajodeésta.Elsordorugidodevoces,queyanoquedabaamortiguado,seelevóalavezqueLukecruzabalaspuertas.Parecíaexhausto,perohabíaunaligerezaenélquenohabíaestadoallíantes.Parecíacasialiviado.
Jocelynsepusoenpie.—Luke.¿Quésucede?Él dio unos pocos pasos hacia ellas, luego se detuvo entre a entrada y la
escalinata.—Jocelyn—dijo—,lamentointerrumpiros.—Nopasanada,Luke.Inclusosumidaensuaturdimiento,Clarypensó:«¿Porquénodejandellamarse
porsususnombresdeesemodo?».Habíaunaespeciedeembarazoentreellos,unaturbaciónquenoestabaahíantes.
—¿Ocurrealgo?Élnegóconlacabeza.—No.Para variar, algomarcha bien.—Sonrió aClary, y no había ni rastro de
embarazoensusonrisa:parecíacomplacidoconlamuchacha,einclusoorgulloso—.Lohiciste,Clary—dijo—.LaClavehaaccedidoapermitirquelespongaslaMarca.Novaahaberrendición.
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SALVEYADIÓS
ElvalleeramáshermosoenlarealidaddeloquehabíasidoenlavisióndeJace.Quizáseralabrillanteluzdelalunadandouncolorplateadoalríoqueatravesabaelverde suelo. Abedules blancos y álamos salpicaban los costados del valle,estremeciendolashojasbajolafrescabrisa;hacíafríoarribaenelcerro,sinningunaproteccióndelviento.
Se trataba sin duda del valle donde había visto por última vez a Sebastian.Finalmente,empezabaaalcanzarlo.TrasamarraraCaminanteaunárbol,Jacesacóelhiloensangrentadodelbolsilloyrepitióelritualdelocalización,simplementeparaestarseguro.
Cerró losojos, esperandover aSebastian; confiaba enque enalgún lugarmuycercano,talvezinclusotodavíaenelvalle...
Ensulugarvioúnicamenteoscuridad.Elcorazónleempezóalatirconviolencia.Volvióa intentarlo,pasandoelhiloalpuño izquierdoygrabando torpemente la
runa localizadora sobre el dorso de su mano menos ágil, la derecha. Inspiróprofundamenteantesdecerrarlosojosesavez.
Denuevo,nada.Únicamentenegruraoscilantellenadesombras.Permanecióallídurante unminuto, apretando los dientes; el viento traspasaba su cazadora y habíaqueselepusieralacarnedegallina.Finalmente,entremaldiciones,abriólosojos...yluego,enunarranquededesesperadacólera,elpuño;elvientotomóelhiloyselollevó, tan de prisa que incluso aunque lo hubiera lamentado inmediatamente nopodríahaberloatrapadootravez.
Empezó a pensar a toda prisa. Estaba claro que la runa localizadora ya nofuncionaba.AlomejorSebastianhabíaadvertidoqueloseguíanyhabíahechoalgopara romper el encantamiento... Pero ¿qué podía hacer uno para detener unalocalización?Alomejorhabíaencontradounagranmasadeagua.Elaguaafectabaalamagia.
NoesqueesoayudasedemasiadoaJace.Noeracomosipudieseiracadalagodel país y comprobar si Sebastian flotaba en su centro. Había estado tan cerca,además...,tancerca.HabíavistoaquelvalleyaSebastianenél.Yallíestabalacasa,apenasvisible,alabrigodeunbosquecillo.AlmenosnoestaríademásbajaraecharunvistazoalrededordelacasaparaversihabíaalgoquepudieseindicarlaubicacióndeSebastian,oladeValentine.
Conunsentimientoderesignación,Jaceusólaestelaparamarcarseconunaserie
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de Marcas de combate de actuación veloz y desaparición rápida: una paraproporcionarlessilencio,otraparadarlevelocidad,yunaúltimaparaandarconpasofirme.Cuandohuboterminado—ysentíaelfamiliarescozorardiéndoleenlapiel—deslizólaestelaalinteriordelbolsillo,dioaCaminanteunapalmadaenérgicaenelcuelloydescendióendirecciónalvalle.
Las laderas eran engañosamente empinadas y estaban cubiertas de traicionerosguijarros sueltos. Jace alternó entre avanzar cautelosamente y resbalar por elpedregal, lo que era veloz pero peligroso.Cuandopor fin llegó al fondodel valle,teníalasmanosensangrentadasallídondehabíancaídosobrelagravillasueltaenmásdeunaocasión.Selaslavóenlaslimpiasyvelocesaguasdelarroyo;elaguaestabaespantosamentehelada.
Cuandoseirguióymiróasualrededor,advirtióquecontemplabaelvalledesdeun ángulo distinto al que había tenido en la visión localizadora. Vio un retorcidobosquecilloconramasentrelazándoseylasparedesdelvallealzándoseportodosloslados, y vio la casita. Las ventanas permanecían oscuras y no surgía humo en lachimenea.Sintióunapunzadamezcladealivioydecepción.Seríamásfácilregistrarlacasasinohabíanadieenella.Yasíera,nohabíanadieenella.
Amedidaqueseaproximabasepreguntóquéhabíahabidoenlacasadelavisiónque le había parecido tan fantasmagórico. De cerca, no era más que una granjacorrientedeIdris,construidaconbloquesdepiedrablancaygris.Lospostigoshabíanestado pintados en una ocasión de azul intenso, pero parecía como si hubiesentranscurridoañosdesdequealguienloshubierarepintado.Estabandescoloridosylosañoshabíandesconchadolapintura.
Alcanzóunade lasventanas, se encaramóal alféizary atisbópor el empañadocristal.Viounahabitacióngrandeyligeramentepolvorientaconunaespeciedebancodetrabajoqueocupabaellargodeunapared.Lasherramientasquehabíasobreélnoeradelasqueunousaríaparatrabajosartesanales;eranlasherramientasdeunbrujo:montonesdepergaminostiznados,velasdeceranegra;gruesoscuencosdecobreconun líquidooscurosecopegadoa losbordes;unavariedaddecuchillos,algunos tanfinos como punzones, algunos con amplias hojas cuadradas. Había un pentagramadibujadoconunatizaenelsuelo,conloscontornosborrosos,cadaunadelascincopuntasdecoradaconunarunadiferente.AJaceselehizounnudoenelestómago...Las runas se parecían a las que habían estado grabadas alrededor de los pies deIthuriel.¿PodíaValentinehaberhechoesto...?¿Podíanseréstassuscosas?¿Eraéstesu escondite... un escondite que Jace no había visitado nunca y del cual no habíaconocidolaexistencia?
Se deslizó fuera del alféizar, aterrizando en un pedazo de hierba seca... justocuandounasombrapasabasobrelafazdelaluna.Peroallínohabíapájaros,sedijo,yalzólavista justoa tiempodeveruncuervoquedescribíacírculosenloalto.Se
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quedóparalizado,luegosesumergióatodaprisaenlassombrasdeunárbolyatisbóarribaporentrelasramas.Amedidaqueelcuervodescendíaenpicadomáscercadelsuelo, Jace supo que su primer instinto había sido correcto. No se trataba de uncuervo cualquiera: se trataba de Hugo, el cuervo que en una ocasión habíapertenecido a Hodge; Hodge lo había usado de vez en cuando para transportarmensajesfueradelInstituto.Desdeentonces,JacehabíaaveriguadoqueHugohabíapertenecidooriginalmenteasupadre.
Jace se apretó más contra el tronco del árbol. El corazón volvía a latirle confuerza, esta vez con entusiasmo. Si Hugo estaba allí, sólo podía significar quetransportabaunmensaje,yenestaocasiónelmensajenoseríaparaHodge.SeríaparaValentine.Teníaqueserlo.SiJacepudieseapañárselasparaseguirlo...
Posándoseenunalféizar,Hugoatisbóatravésdeunadelasventanasdelacasa.Aparentemente,advirtióquelacasaestabavacía,élremontóelvueloconungraznidoyaleteóendirecciónalarroyo.
Jacesaliódelassombraseiniciólapersecucióndelcuervo.—Así que técnicamente —dijo Simon—, incluso aunque Jace no está
emparentadocontigo,síquehasbesadoatuhermano.—¡Simon!—Claryestabaconsternada—.¡CÁLLATE!Giró sobre su asiento para ver si alguien escuchaba, pero, por suerte, nadie
parecíahacerlo.EstabasentadaenunasilladerespaldoaltosobreelestradodelSalóndelosAcuerdos,conSimonasulado.Sumadreestabadepieenelbordedelestrado,inclinadahaciaabajoparahablarconAmatis.
Asualrededor,elSalónerauncaosmientraslossubterráneosquehabíanllegadoprocedentes de la Puerta Norte entraban en tropel, franqueando las puertas yapelotonándosecontralasparedes.Claryreconocióavariosmiembrosdelamanadade Luke, incluida Maia, que le sonrió ampliamente desde el otro extremo de lahabitación.Habíahadaspálidas,fríasybellascomocarámbanos,ybrujosconalasdemurciélago y pies de macho cabrío, e incluso uno con astas, con fuego azulchisporroteandoenlaspuntasdelosdedosmientrassemovíanporlahabitación.Loscazadores de sombras daban vueltas de un lado a otro entre ellos, con aspectonervioso.
Aferrando su estela con ambas manos, Clary paseó la mirada ansiosamente.¿DóndeestabaLuke?Habíadesaparecidoentrelamultitud.Lodivisóalcabodeuninstante, hablando con Malachi, que sacudía la cabeza violentamente. Amatispermanecíaapocadistancia,lanzandoalCónsulmiradasasesinas.
—No me hagas lamentar jamás haberte contado nada de esto, Simon —dijo
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Clary,mirándolefuriosa.Habíahechotodoloposibleporproporcionarleunaversiónreducidadelrelatode
Jocelyn,ensumayorpartesiseadaporlobajomientraséllaayudabaaabrirsepasopenosamente por entre el gentío hasta el estrado y tomaba asiento allí. Resultabafantásticoestarallíarriba,contempladolasalacomosifueselareinadetodoloqueveía.Perounareinanoseríapresadelpánicohastaesepunto.
—Además,besabafatal.—Oquizássimplementefueasqueroso,porqueélera,yasabes, tuhermano.—
SimonparecíamásdivertidoportodoelasuntodeloqueClaryconsiderabaqueteníaderechoaestar.
—No digas eso donde mi madre pueda oírte o te mataré—dijo ella con unasegunda mirada iracunda—Ya me siendo como si estuviera a punto de vomitar odesmayarme.Noloempeores.
Jocelyn regresó del borde del estrado a tiempo de oír las últimas palabras deClary—aunque, por suerte, no lo que ella y Simon habían estado hablado—y leasestóunapalmadatranquilizadoraenelhombroasuhija.
—No estés nerviosa, pequeña. Estuviste tan magnífica antes. ¿Necesitas algo?Unamanta,unpocodeaguacaliente...
—No tengo frío—respondió ella en tono paciente—, y no necesito un baño,tampoco.Estoyperfectamente.SóloquieroqueLukesubaaquíymedigaquéestápasando.
Jocelyn hizo señas en dirección a Luke para atraer su atención, articulando ensilencioalgoqueClarynoconsiguiódescifrardeltodo.
—Mamá—soltó—,no.Pero ya era demasiado tarde. Luke alzó lamirada... y lomismo hicieron otros
cazadoresdesombras.Lamayoríadeellosdesviaronlamiradaigualderápido,peroClarypercibiólafascinaciónensusmiradasfijas.Resultabainverosímilpensarquesumadreeraalgoparecidoaunafiguralegendariaenaquelsitio.Podíadecirsequecasitodoelmundopresenteenlasalahabíaoídosunombreyteníaalgunaclasedeopiniónsobreella,buenaomala.Clarysepreguntócómoevitabasumadrequeesolamolestara.Noparecíamolesta...parecíaimpasible,serenaypeligrosa.
Alcabodeunmomento,Luke sehabía reunidoconellos sobreel estrado, conAmatis a su lado.Todavía tenía aspecto cansado, pero también alerta e incluso unpocoagitado.Dijo:
—Sóloaguardadunsegundo.Todoelmundovienehaciaaquí.—Malachi —dijo Jocelyn, sin mirar del todo directamente a Luke mientras
hablaba—.¿teestabacausandoproblemas?Lukeefectuóungestodisplicente.—Piensa que deberíamos enviar un mensaje a Valentine, rechazando sus
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condiciones.Yodigoquenodeberíamosponerlosobreaviso.QueValentineaparezcacon su ejército en la llanura Brocelind esperando una rendición. Malachi parecíapensarqueesonoseríadeportivo,ycuandoledijequelaguerranoeraunpartidodecriquet escolar, respondió que si alguno de los subterráneos que hay aquí sedesmandaba,intervendríaypondríafinatodoelasunto;comosilossubterráneosnopudiesendejardepelearaunqueseadurantecincominutos.
—Esoesexactamenteloquepiensa—dijoAmatis—.EsMalachi.Probablementelepreocupaqueempecéisacomerosunosaotros.
—Amatis—dijoLuke—;alguienpodríaoírte.Sediolavueltaentonces,cuandodoshombresascendieronlospeldañosdetrásde
él:unoeraunaltoyesbeltocaballerohadaconlargoscabellososcurosquecaíanencapas a ambos lados del estrecho rostro. Llevaba una túnica de blanco blindaje:pálidometalresistentecompuestopordiminutoscírculosquesesuperponían,comolasescamasdeunpez.Susojoserandecolorverdehoja.
El otro hombre eraMagnus Bane. Se colocó junto a Luke. Llevaba un abrigolargoyoscuroabotonadohastaelcuello,ysuscabellosnegrosestabanechadoshaciaatrás,fueradelacara.
—Tienesunaspectotancorriente—dijoClary,mirándoleboquiabierta.Magnussonriódébilmente.—Heoídoqueteníasunarunaquemostrarnos—fuetodoloquedijo.ClarymiróaLuke,quienasintió.—Ah,sí—dijo—.Simplementenecesitoalgosobreloqueescribir...untrozode
papel.—Te he preguntado si necesitabas algo—dijo Jocelyn entre dientes, sonando
muyparecidaalamadrequeClaryrecordaba.—Yotengopapel—indicóSimon,sacandoalgodelbolsillodelosvaqueros.Seloentregóasuamiga.Eraunfolletoarrugadodelaactuacióndesugrupoen
laKnittingFactoryenjulio.Ellaseencogiódehombrosylediolavuelta,alzandolaestelaquelehabíanprestado.Centelleólevementecuandotocóelpapelconlapunta,y a la muchacha le inquietó por un momento que el folleto se quemase, pero ladiminutallamaseapagó.Empezóadibujar,haciendotodoloposiblepordejarfueratodolodemás:elruidodelamultitudylasensacióndequetodoelmundolamirabaconatención.
Larunasurgiótalycomohabíahechoantes:undiseñodelíneasquesecurvabanconenergíaunasal interiorde lasotrasy luegoseextendíansobre lapáginacomoesperando una finalización que no estaba allí. Quitó el polvo de la página con lamanoylasostuvoenalto,sintiendoabsurdamentecomosiestuvieseenlaescuelaymostrasealgunaespeciedepresentaciónalaclase.
—Éstaeslaruna—dijo—.Requiereunasegundarunaparacompletarla,paraque
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funcioneadecuadamente.Una...runagemela.—Unsubterráneos,uncazadordesombras.Cadamitaddelaasociacióntieneque
llevar laMarca—dijoLuke.Garabateó una copia de la runa al final de la página,partióelpapelporlamitadyentregóunodelosdibujoaAmatis—.Empiezaahacercircularlaruna—dijo—.Enseñaalosnefilimcómofunciona.
Con un asentimiento de cabeza, Amatis desapareció escalera abajo y entre lamultitud.Elcaballerohada,dirigiendounarápidamiradatrasella,sacudiólacabeza.
—SiempresemehadichoqueúnicamentelosnefilimpuedenllevarlasMarcasdel Ángel —dijo, con una cierta desconfianza—. Que el resto de nosotros nosvolveríamoslocos,omoriríamos,silasllevásemos.
—ÉstanoesunadelasMarcasdelÁngel—respondióClary—.NopertenecealLibroGris.Essegura,loprometo.
Elcaballerohadanoparecióconvencido.Conunsuspiro,MagnusseechólamangahaciaatrásyalargóunamanoaClary.—Adelante.—No puedo—dijo—. El cazador de sombras que te ponga la Marca será tu
compañero,yyonovoyacombatirenlabatalla.—Menosmal—dijoMagnus.MiróendirecciónaLukeyaJocelyn,queseencontrabandepiejuntos.—Vosotrosdos—dijo—.Adelante,entonces.Mostradalhadacómofunciona.Jocelynparpadeósorprendida.—¿Qué?—Suponía que vosotros dos seríais compañeros —dijo Magnus—puesto que
estáisprácticamentecasadosdetodosmodos.ElrostrodeJocelynenrojecióviolentamente,yéstaevitómiraraLuke.—Notengounaestela...—Tomalamía—Claryselaentregó—.Adelante,mostrádselo.Jocelyn se volvió hacia Luke, que pareció totalmente desconcertado.Alargó la
manoantesdequeellapudierapedirla,yellalehizolaMarcaenlapalmaconunaapresurada precisión. Lamano de él temblabamientras ella dibujaba, y Jocelyn lesujetó lamuñeca paramantenerla inmóvil; Luke bajó lamirada para contemplarlatrabajar,yClarypensóenlaconversaciónquehabíantenidosobresumadreyloqueéllehabíadichosobresussentimientosporJocelyn,ysintióunapunzadadetristeza.SepreguntósisumadresabíasiquieraqueLukelaamaba,ysilosabía,quédiría.
—Yaestá.—Jocelynretirólaestela—.Hecho.Luke alzó lamano, con la palma hacia fuera, ymostró la arremolinadamarca
negradesucentroalcaballerohada.—¿Estássatisfecho,Meliorn?—¿Meliorn?—dijoClary—.Yotehevistoantes,¿verdad?TúsalíasconIsabelle
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Lightwood.Meliornsemostrócasi inexpresivo,peroClarypodríahaber juradoqueparecía
ligerísimamenteincómodo.Lukesacudiólacabeza.—Clary,Meliornesuncaballerodelacorteseelie.Esmuypocoprobableque...—SalíaconIsabelle,sinduda—dijoSimon—,yellalodejó,además.Almenos
dijoqueibaahacerlo.Unarupturadura,amigo.Meliornlemiróconunpestañeo.—¿Tú—dijocondesagrado—,túereselrepresentanteelegidoporlosHijodela
Noche?Simonnegóconlacabeza.—No.Sóloestoyaquíporella.—SeñalóaClary.—Los Hijos de la Noche no están aquí, Meliorn—dijo Luke, tras una breve
vacilación—. Lo cierto es que transmití la información a tu esposa. Ellos hanelegido...seguirsupropiocamino.
LasdelicadasfaccionesdeMeliornsefruncieronenunamuecadedesagrado.—Ojalálohubiesesabido—repuso—.LosHijodelaNochesonunpueblosabio
yprudente.Cualquierplanquesuscitasuirasuscitamidesconfianza.—Nohedichonada respecto a ira—empezó a decirLuke, conunamezcla de
calmadeliberadayleveexasperación;Clarydudóquenadiequenoloconocierabiensediesecuentadequeestabairritado.
La muchacha pudo percibir cómo varió su atención: Luke miraba abajo endirección a lamultitud. Siguiendo sumirada,Clary vio una figura familiar que seabríapasoporlahabitación...Isabelle,consulargamelenabalanceándoseyellátigoenroscadoalacinturacomounaseriedebrazaletesdorados.
ClaryagarrólamuñecadeSimon.—LosLightwood.AcabodeveraIsabelle.Élechóunvistazohacialamultitud,frunciendoelceño.—Nomehabíadadocuentadequelosbuscases.—Porfavor,veahablarconellapormí—susurróClary,echandounaojeadapara
versialguienlesprestabaatención;nadielohacía.Luke hacía señas en dirección a alguien que había entre el gentío; entretanto,
JocelynledecíaalgoaMeliorn,quelacontemplabacasialarmado.—Yo tengo que permanecer aquí—siguió Clary—, pero... por favor, necesito
contarleaellayaAlecloquemimadremehacontado.SobreJaceysobrequiénesrealmente,ysobreSebastian.Tienenquesaberlo.Dilesquevenganahablarconmigoencuantopuedan.Porfavor,Simon.
—Deacuerdo.—Atodaslucespreocupadoporlaintensidaddesutonodevoz,Simon desasió la muñeca de su mano y le acarició la mejilla con un gestotranquilizador—.Regresaré.
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Descendiólospeldañosydesaparecióentrelamuchedumbre;cuandoellavolviólacabeza,vioqueMagnuslamiraba,conlabocacrispadaenunamueca.
—Nohayproblema—dijo,evidentementerespondiendoacualquieraquefueselapregunta que Luke acababa de hacerle—. Estoy familiarizado con la llanuraBrocelind.ColocaréunPortalenlaplaza.Unotangrandenodurarámuchotiempo,noobstante,asíqueserámejorqueloshagascruzaratodosmuydeprisaencuantotenganlaMarca.
MientrasLuke asentía y se volvía para decirle algo a Jocelyn,Clary se inclinóparasusurraralbrujo:
—Graciasportodoloquehicistepormimadre.LasonrisairregulardeMagnusseensanchó.—Nocreíasquefueseahacerlo,¿verdad?—Melopregunté—admitióClary—.Enespecialteniendoencuentaquecuando
tevienlacasitanoconsiderasteconvenientecontarmequeJacetrajoaSimonconélatravésdelPortalcuandovinoaAlacante.Notuvelaoportunidaddeenfadarmeporesoantes,pero¿enquéestabaspensando?¿Quénomeinteresaría?
—Queteinteresaríademasiado—respondióél—.QuelodejaríastodoysubiríascorriendoalGard.YnecesitabaquebuscaseselLibrodeloBlanco.
—Esoesdespiadado—dijoClaryenojada—.Yteequivocas.Habría...—...hecholoquecualquierahubierahecho.Loqueyohabríahechosisetratase
de alguienqueme importase.No te culpo,Clary, yno lohiceporquepensasequeeras débil. Lo hice porque eres humana, y sé cómo funciona la humanidad. Llevovivomuchotiempo.
—Como si tú nunca cometieses estupideces porque tienes sentimientos—dijoClary—.¿DóndeestáAlec,porcierto?¿Porquénoestásporahíeligiéndolocomocompañeroenesteinstante?
Magnusparecióestremecerse.—Nomeacercaríaaélconsuspadresahí.Yalosabes.Claryapoyólabarbillaenlamano.—Hacerlocorrectoporquequieresaalguienesunfastidioaveces.—Yalocreo—respondióMagnus.Elcuervovolóenlentoscírculosperezosos,avanzandoporencimadelascopas
delosárbolesendirecciónalaparedoccidentaldelvalle.Lalunaestabaalta,loqueeliminabalanecesidaddeunaluzmágicamientrasJaceloseguía,manteniéndoseenellindedelosárboles.
Lapareddelvallesealzabahaciaelcieloenformadeescarpadaparedderoca
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gris.Lasendadelcuervoparecíaseguirlacurvadelarroyoamedidaqueserpenteabahaciaeloesteparadesaparecerfinalmenteenelinteriordeunafisuraestrechadelapared.Jacecasisetorcióeltobillovariasvecessobrerocashúmedasydeseópodermaldecirenvozalta,peroHugoleoiríasinduda.Dobladoenunaincómodaposiciónmedioacuclillada,ensulugarseconcentróennoromperseunapierna.
Tenía lacamisetaempapadadesudorcuandoporfinalcanzóelbordedelvalle.PorunmomentocreyóhaberperdidodevistaaHugo,yselecayóelalmaalospies,luegoviolanegrafiguradescendentecuandoelcuervoinicióunpicadomuybajoydesaparecióenelinteriordelaoscurafisuraabiertaenlapareddelarocadelvalle.Jacecorrióhaciaelfrente,saboreandoelaliviodepodercorrenenlugardegatear.Amedidaqueseacercabaalagrieta,pudoverunaaberturamásgrandeyoscuraalotrolado: una ensenada.Rebuscando en el bolsillo para sacar su piedra de luzmágica,Jaceselanzóadentroenposdelcuervo.
Únicamente se filtraba por la entrada de la cueva un poco de luz, que fueengullidaporlaopresivaoscuridadtrasunospocospasos.Jacealzósuluzmágicaydejóquelosrayossurgieranporentrelosdedos.
Alprincipiopensóquelasestrellashabíanhalladoelmododeaparecerdenuevo,yeranvisiblesenloaltoentodasuresplandecientegloria.LasestrellasnobrillabanenningunaotrapartecomolohacíanenIdris...Ynobrillabanenaquelmomento.Laluz mágica revelaba docenas de centelleantes depósitos de mica en la roca a sualrededor,ylasparedessehabíaniluminadoconbrillantespuntosluminosos.
Éstoslemostrabanqueestabaenunespacioestrechoexcavadoenlarocamisma,con la entrada de la cueva a su espalda y dos túneles oscuros que se bifurcabandelante. Jace pensó en las historias que su padre le había contando sobre héroesperdidosenlaberintosqueusaroncuerdaocordelparaencontrarelcaminodevuelta.Sinembargo,élnollevabaencimanadaquepudieraservirleparaesefin.Seacercómásalostúnelesypermanecióensilenciounlargorato,escuchando.Oyóelgoteardelagua,tenue,desdealgúnlugarlejano;elfluirdelarroyo,unsusurrocomodealas,y...voces.
Retrocedió violentamente. Las voces venían del túnel de la izquierda, estabaseguro.Pasóelpulgar sobre la luzmágicaparaatenuarla,hastaqueéstaemitióuntenue resplandor, justo el suficiente para iluminar el camino. Luego se lanzó alinteriordelaoscuridad.
—¿Lodicesenserio,Simon?¿Esverdad?¡Esoesfantástico!¡Esmaravilloso!—
Isabellealargóelbrazoparacogerlamanodesuhermano—.Alec,¿hasoídoloquehadichoSimon?JacenoeselhijodeValentine.¡Nuncalohasido!
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—Entonces ¿de quién es hijo? —respondió Alec, aunque Simon tuvo laimpresióndequesóloprestabaatenciónenparte.
Elmuchachoparecíaestarrecorriendolaestanciaconlamiradaenbuscadealgo.Sus padres permanecían cerca, mirando con cara de pocos amigos en dirección aellos;aSimonlehabíapreocupadoquetalveztendríaqueexplicarlestodoelasuntotambién,peroelloslehabíanpermitidoamablementedisponerdeunospocosminutosasolasconIsabelleyAlec.
—¡Aquiénleimporta!—Jubilosa,Isabellealzólasmanosalcieloyluegotorcióelgesto—.Adecirverdad,ésaesunabuenapregunta.¿Quiénerasupadre?¿MichaelWayland,despuésdetodo?
Simonnegóconlacabeza.—StephenHerondale.—AsíqueeraelnietodelaInquisidora—dijoAlec—.Ésedebedeserelmotivo
porelqueella...—Seinterrumpió,mirandoalolejos.—¿Elmotivo por el que qué?—exigió Isabelle—.Alec, presta atención. O al
menosdinosquéestásbuscando.—No «qué» —respondió Alec—: a quién. A Magnus. Quería preguntarle si
querríasermicompañeroenlabatalla.Peronotengoniideadedóndeestá.¿Lehasvisto,porcasualidad?—preguntó,dirigiéndoseaSimon.
Éstemeneólacabezaafirmativamente.—Estaba arriba en el estrado conClary, pero...—estiró el cuello paramirar—
ahoranoestáallí.Probablementeestáentrelamultitud.—¿Deveras?¿Vasapedirlequeseatucompañero?—preguntóIsabelle—.Este
asuntodeloscompañerosescomouncotillón,exceptoqueincluyematar.—Asíes,exactamentecomouncotillón—afirmóelvampiro.—Alomejortepediréqueseasmicompañero,Simon—dijoIsabelle,enarcando
unacejacondelicadeza.Al oírla,Alec se puso serio. Iba, como el resto de cazadores de sombras de la
estancia,totalmenteequipado:tododenegro,conuncintodelquecolgabanmúltiplesarmas. Sujeto a la espalda llevaba un arco; a Simon le alegró ver que habíaencontradounsustitutoparaelarcoqueSebastianhabíahechopedazos.
—Isabelle, túnonecesitasuncompañero,peronovasapelear.Eresdemasiadojoven.Ysiseteocurresiquierapensarlo,temataré.—Alzólacabezaviolentamente—.Aguardad...¿EséseMagnus?
Isabelle,siguiendosumirada,resopló:—Alec,esunamujerlobo.Unachicalobo.Dehecho,laconozco,es...May.—Maia—corrigióSimon.Lamuchachaestabaunpocoalejada,ataviadaconpantalonesdecueromarróny
una ajustada camiseta negra en la que ponía «LO QUE NOMEMATE... SERÁ
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MEJOR QUE ECHE A CORRER». Un cordón le sujetaba los trenzados cabellosatrás.Sediolavuelta,comosipercibieraqueteníanlosojospuestosenella,ysonrió.Simonledevolviólasonrisa.Isabellepusomalacara.Simondejódesonreíratodaprisa...¿Enquémomentoexactosehabíavueltotancomplicadalavida?
ElrostrodeAlecseiluminó.—AhíestáMagnus—dijo,yselargósinsiquieramiraratrás,abriéndosepasopor
entrelamuchedumbrehastalazonadondeelaltobrujoestabaparado.LasorpresadeMagnusamedidaqueAlecseacercabaerapatente,inclusodesde
aquelladistancia.—Es más bien dulce—dijo Isabelle, mirándolos—, ya sabes, de un modo un
tantolamentable.—¿Porquélamentable?—PorqueAlecestáintentandoconseguirqueMagnuslotomeenserio—explicó
Isabelle—,perojamásleshahabladoanuestrospadressobreMagnus,nisiquieraleshadichoquelegustan,yasabes...
—¿Losmagos?—inquirióél.—Quégracioso—Isabelleledirigióunamiradairacunda—.Yasabesaloqueme
refiero.Loqueocurreasíesque...—¿Quéesloqueocurre,exactamente?—preguntóMaia,acercándoseagrandes
zancadas de modo que la oyeran—. Quiero decir que no acabo de entender esteasuntodeloscompañeros.¿Cómosesuponequefunciona?
—Deesemodo.SimonseñalóendirecciónaAlecyMagnus,quesemanteníanunpocoapartede
la multitud, en su propio pequeño espacio privado. Alec dibujaba en la mano deMagnus,conelrostroconcentradoyloscabellososcuroscayéndolesobrelosojos.
—¿Así es que todos tenemos que hacer eso?—dijoMaia—Conseguir que noshaganundibujo,quierodecir.
—Únicamentesivasapelear—respondióIsabelle,mirandoa laotramuchachaconfrialdad—.Noparecequetengaslosdieciochoaún.
Maialemostróunasonrisatirante.—Nosoyunacazadoradesombras.Aloslicántroposselosconsideraadultosa
losdieciséis.—Bien, pues tienenquehacerte el dibujo, entonces—dijo Isabelle—.Lo tiene
quehaceruncazadordesombras.Asíqueserámejorquetebusquesuno.—Pero...Maia,mirandoaúnendirecciónaAlecyaMagnus,seinterrumpióyenarcólas
cejas.Simonvolviólacabezaparaverquéeraloquemiraba...yabriólosojoscomoplatos.
AlecrodeabaconsusbrazosaMagnusyleestababesando,enlaboca.Magnus,
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queparecíaestarenestadodeshock,permanecíaparalizado.Variosgruposdegente—cazadores de sombras y subterráneos por igual—los miraban atónitos ycuchicheaban.Echandounaojeadaaamboslados,SimonvioalosLightwood,que,con los ojos desorbitados, contemplaban boquiabiertos la exhibición. Maryse secubriólabocaconlamano.
Maiaparecióperpleja.—Aguardadunsegundo—dijo—.¿Todostenemosquehacereso,también?Por sexta vez, Clary escudriñó la multitud, buscando a Simon. No pudo
encontrarlo. La estancia era una masa arremolinada de cazadores de sombras ysubterráneos; la multitud se dispersaba a través de las puertas abiertas y sobre laescalinatadelexterior.Portodaspartescentelleabanlasestelasmientrassubterráneosycazadoresdesombrasseuníanporparejasysemarcabanunosaotros.ClaryvioaMaryse Lightwood tendiendo su mano a una hada alta y de piel verde que eraexactamente igual de pálida y regia que ella. Patrick Penhallow intercambiabasolemnementeMarcas conunbrujo cuyos cabellosbrillaban con chispas azules.AtravésdelaspuertasdelSalón,ClarypodíaverelbrillanteresplandordelPortalenlaplaza.La luzde la lunaquepenetrabapor laclaraboyadecristalproporcionabaunairesurrealistaalconjunto.
—Asombroso, ¿no es cierto? —dijo Luke, que estaba de pie en el borde delestrado, contemplando la habitación—. Cazadores de sombras y subterráneosmezclándoseenlamismahabitación.Trabajandojuntos.
Parecíasobrecogido,peroClarynopodíapensarenotracosaquenofueradesearque Jaceestuvieseallíparaver loque sucedía.Nopodíadejarde temerporél.LaideadequepodíaenfrentarseaValentine,quepodíaarriesgarsuvidaporquepensabaqueestabamaldito...quepodíamorirsinsaberjamásquenoeracierto.
—Clary—dijoJocelyn,conundejodivertido—,¿hasoídoloquehedicho?—Sí—respondióella—,yesasombroso,losé.JocelynpusolamanosobreladeClary.—Eso no es lo que te estaba diciendo. Luke y yo combatiremos juntos. Tú te
quedarásaquíconIsabelleylosotrosniños.—Nosoyunaniña.—Ya no, pero eres demasiado joven para combatir. E, incluso, aunque no lo
fueses,jamáshassidoadiestrada.—Noquierolimitarmeapermaneceraquísentadasinhacernada.—¿Nada?—dijoJocelynasombrada—.Clary,nadadeestoestaríasucediendode
noserporti.Estoymuyorgullosa.SóloqueríadecirtequeLukeyyoregresaremos.Todovaairbien.
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Clary alzó los ojos hacia su madre, al interior de aquellos ojos verdes tanparecidosalossuyos.
—Mamá—dijo—.Nomientas.Jocelyn inspiró con fuerza y se puso en pie, retirando la mano. Antes de que
pudiese decir nada, algo atrajo la mirada de Clary: un rostro familiar entre lamultitud. Una figura esbelta y oscura, que avanzaba con decisión hacia ellos,deslizándoseatravésdelatestadoSalónconunafacilidadpausadaysorprendente...,comosipudieseflotaratravésdelamultitud,comohumoatravésdelasaberturasdeunavalla.
Yenefectolohacía,comprendióClary,amedidaqueélseacercabaalestrado.EraRaphael,vestidoconlamismacamisablancaypantalonesnegrosconlosquelehabíavistolaprimeravez.Habíaolvidadolomenudoqueera.Apenasparecíatenercatorce añosmientras ascendía la escalera, el rostro delgado tranquilo y angelical,comounniñodecorosubiendolospeldañosdelpresbiterio.
—Raphael.—LavozdeLukeconteníaunamezcladeasombroyalivio—.NOcreíaquefuesesavenir.¿HanreconsideradolosHijosdelaNocheunirseanosotrosen la lucha contra Valentine? Todavía hay un escaño del Consejo a vuestradisposición,siqueréisaceptarlo.—Letendióunamanoalvampiro.
LosojosclarosyhermososdeRaphaellecontemplaroninexpresivos.—Nopuedoestrechartelamano,hombrelobo.—CuandoLukeparecióofendido,
élsonrió, justo losuficienteparamostrar lasblancaspuntasdesuscolmillo—.Soyuna proyección—dijo, alzando lamano para que todos pudiesen ver cómo la luzbrillabaatravésdeella—.Nopuedotocarnada.
—Pero... —Luke echó una ojeada arriba a la luz de la luna que penetraba araudalesatravésdeltecho—¿Porqué...?—Bajólamano—.Bueno,mesatisfacequeestésaquí.Seacualseaelmodoenquehayaselegidoaparecer.
Raphaelsacudiólacabeza.PorunmomentosusojosseentretuvieronenClary—unamiradaqueaellanolegustónada—yluegovolviólamiradahaciaJocelyn,ysusonrisaseensanchó.
—Tú—dijo—,laesposadeValentine.Otrosdemiespecie,quepelearoncontigoduranteelLevantamiento,mehablaronde ti.Admitoque jamáspenséque teveríaconmispropiosojos.
Jocelyninclinólacabeza.—Muchos de losHijos de laNoche combatieronmuy valientemente entonces.
¿Indicatupresenciaaquíquepodríamospelearcodoconcododenuevo?Resultaba curioso, pensó Clary, oír a su madre hablar de aquel modo frío y
formal,ysinembargoparecíanaturalenJocelyn.Tannaturalcomocuando,encasa,sumadresesentabaenelsueloconunmonoviejo,sosteniendounpincelsalpicadodepintura.
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—Eso espero—dijoRaphael, y sumirada volvió a acariciar a Clary; como elcontactodeunamanofría—.Sólotenemosunademanda,unasimple...ysencilla...petición.Silaaceptáis,losHijosdelaNochedemuchastierrasacudiránconmuchogustoalabatallaparalucharavuestrolado.
—ElescañoenelConsejo—replicóLuke—Desdeluego...sepuedeformalizar,losdocumentospuedenestarlistosenunahora...
—No—dijoRaphael—,nosetratadelescañoenelConsejo.Esotracosa.—¿Otra... cosa?—repitióLuke sin comprender.—¿Dequé se trata?Te aseguro
quesiestáennuestropoder...—Ah, lo está.—La sonrisa deRaphael era deslumbrante—.Dehecho, es algo
queseencuentraentrelosmurosdeesteSalónmientrashablamos.—Sediolavueltaeindicóconunelegantegestoalamultitud—.QueremosalchicollamadoSimon—indicó—.Alvampirodiurno.
El túnel era largo y sinuoso, y discurría en zigzag sin parar como si Jace se
arrastraraporlasentrañasdeunmonstruoenorme.Olíaarocamojadayacenizasyaalgomás, algo frío y húmero y extraño que a Jace le recordabamuy levemente laCiudaddeHueso.
Por fin el túnel terminó en una estancia circular. Estalactitas enormes, con lassuperficies tan bruñidas como gemas, colgaban de un elevado techo acanalado depiedra.Elsueloestabatanlisocomosilohubiesenpulido,yaquíyalláalternabacondibujos arcanos de centelleante piedra con incrustaciones. Una serie de toscasestalagmitastrazabanuncírculoalrededordelaestancia.Justoenelcentrosealzabauna única estalagmita enorme de cuarzo, que se elevaba desde el suelo como uncolmillogigantesco,decoradaaquíyalláconundibujorojizo.Escudriñándolamásdecerca,Jacevioquelosladosdelaestalagmitaerantransparentes,yqueeldibujorojizoeraelresultadodealgoquesearremolinabaysemovíaensuinterior,comountubodeensayodecristalllenodehumodecolor.
Muyenloalto,sefiltrabaluzhaciaabajoprocedenteenunagujerocircularenlapiedra, una claraboya natura. La estancia, desde luego, había sido planeada, y nofrutodelacasualidad—losintrincadosdibujosquerecorríanenelsuelolodejabanclaro—,pero¿quiénpodríahaberexcavadounacámarasubterráneatanenormeyporqué?
Ungraznidoagudoresonóenlasala,provocandounsobresaltoalosnerviosdeJace. Se escabulló tras una voluminosa estalagmita y apagó la luz mágica justocuando dos figuras surgían de las sombras del extremo opuesto de la estancia y
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avanzabanhaciaél,conversandoconlascabezasmuyjuntas.Nolosreconocióhastaquellegaronalcentrodelahabitaciónylaluzlesdiodelleno.
Sebastian.YValentine.Esperando esquivar la multitud, Simon tomó el camino largo para regresar al
estrado,escabulléndosepordetrásde lashilerasdepilaresquebordeaban los ladosdelSalón.Mantuvolacabezagachamientrascaminaba,absortoensuspensamientos.ParecíaextrañoqueAlec,sólounañoodosmayorqueIsabelle,fueseapelearenunaguerra mientras el resto de ellos se quedaba atrás. Isabelle parecía tomárselo contranquilidad. No había gritos, ni histerias. Era como si lo hubiese esperado. A lomejoreraasí.Alomejortodosloaceptaban.
Estabacercadelospeldañosdelestradocuandoechóunvistazoarribayvio,antesusorpresa,aRaphael,depiealotroladodeLuke,consuacostumbradosemblantecasiinexpresivo.Luke,porotraparte,parecíanervioso:negabaconlacabeza,conlasmanosalzadasenactituddeprotesta;Jocelyn,juntoaél,parecíaindignada.SimonnopodíaverelrostrodeClary—estabadeespaldasaél—,perolaconocíalobastantebiencomoparareconocersutensiónsimplementeporlaposicióndeloshombros.
PuestoquenoqueríaqueRaphaelleviese,Simonseescabullótrasunpilarparaescucharlos.Inclusoporencimadelmurmullodevoces,pudooírlavozdeLukecadavezmáselevada.
—Nihablar—decíaLuke—.Nopuedocreersiquieraquelopidas.—Yyonopuedocreerquerehúses—LavozdeRaphaelerafríaynítida;lavoz
cortanteytodavíaatipladadeunmuchachojoven—.Estanpocacosa.—Noesunacosa.—Clarysonóenojada—.EsSimon.Esunapersona.—Esunvampiro—dijoRaphael—.Algoqueparecesolvidarcontinuamente.—¿Noerestúunvampirotambién?—preguntóJocelyn,conel tonodevoztan
gélidocomolohabíasidocadavezqueClaryySimonsehabíanmetidoenlíosporcometeralgunaestupidez—.¿Estásdiciendoquetuvidacarecedevalor?
Simonseapretócontraelpilar.¿Quésucedía?—Mi vida tiene gran valor—replicó Raphael—, ya que es, a diferencia de la
vuestra,eterna.Esinfinitoloqueyopodríallevaracabo,mientrasqueexisteunclarofinalenloquerespectaavosotros.Peroésanoeslacuestión.Esunvampiro,unodelosmíos,yestoypidiendosuvuelta.
—No puedes recuperarlo—le espetó Clary—. Jamás lo tuviste para empezar.Nuncasiquieraestuviste interesadoenél, tampoco,hastaquedescubristequepodíaandarporahíalaluzdeldía...
—Posiblemente—repusoRaphael—,peronoporlarazónquecrees.—Ladeólacabeza;susoscurosojosbrillantesydulcessemovíanvelocesdeunladoaotrocomolos de una ave—. Ningún vampiro debería poseer el poder que él tiene—dijo—,
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igual queningún cazador de sombras debería poseer el poder que tú y tu hermanoposeéis. Durante años se nos ha dicho que no deberíamos existir y que somosanormales.Peroeso...esosíqueesanormal.
—Raphael—el tono deLuke era de advertencia—, no sé qué esperas obtener.PeronoexistelamenorposibilidaddequeconsintamosquelehagasdañoaSimon.
—EncambiodejaréisqueValentineysuejércitodedemonioshagadañoatodaestagente,avuestrosaliados.—Raphaelefectuóunampliogestoqueabarcótodalahabitación—.¿LespermitiréisquearriesguensusvidassegúnsupropiocriterioperonoledaréisaSimonlamismaelección?Alomejorélelegiríadeunmododistintoalvuestro.—Bajóelbrazo—.Sabesquenopelearemosavuestroladodelocontrario.LosHijosdelaNochenotomaránparteenaquelloquesucedahoy.
—Entonces no lo hagáis—dijoLuke—.No compraré vuestra cooperación conunavidainocente.NosoyValentine.
RaphaelsevolvióhaciaJocelyn.—¿Quéhaydeti,cazadoradesombras?¿Vasadejarqueestehombrelobodecida
loqueesmejorparatugente?JocelyncontemplabaaRaphaelcomosifueseunescarabajoquehabíaencontrado
arrastrándoseporellimpiosuelodelacocina.Muydespacio,contestó:—SileponesunamanoencimaaSimon,vampiro,tecortaréenpedacitosyselos
daréamigato.¿Entendido?LabocadeRaphaelsecrispó.—Muybien—dijo—.Cuandoestésagonizandoenla llanuraBrocelind,puedes
preguntartesiunavidarealmentevalíatantasotras.Desapareció. Luke se volvió rápidamente hacia Clary, pero Simon ya no los
observaba: tenía la vista clavada en sus manos. Había pensado que estaríantemblando, pero estaban tan inmóviles como las de un cadáver.Muy despacio, lascerróconvirtiéndolasenpuños.
Valentine tenía el mismo aspecto de siempre: el de un hombre fuerte con un
equipo de cazador de sombrasmodificado, con las amplias y fornidas espaldas endesacuerdo con el rostro de planos agudos y facciones delicadas. Tenía la EspadaMortal sujeta a la espalda junto conunavoluminosa cartera, y llevabaun cinturónamplio connumerosas armasmetidas en él: gruesasdagasde caza, finopuñales, ycuchillosdedespellejar.ContemplandofijamenteaValentinedesdedetrásdelaroca,Jace sintió loque siempre sentía ahora cuandopensabaen supadre:unpersistenteafectofilialcorroídopordesolación,desilusiónydesconfianza.
Resultaba extraño ver a su padre con Sebastian, que parecía... diferente. Éste
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tambiénllevabapuestoelequipodecombate,yunalargaespadaconempuñaduradeplatasujetaalacintura,peronoeraloquellevabapuestoloqueleresultóextrañoaJace.Era sucabello,queyanoerauncascode rizososcuros, sino rubio,un rubiobrillante,unaespeciededoradoblanco.Lociertoeraquelesentababien,mejordeloque lehabía sentadoel cabellooscuro; su tezyanoparecía tan sorprendentementepálida. Sin duda se había teñido el cabello para parecerse al auténtico SebastianVerlac,yeldeahoraerasuauténticoaspecto.UnaagriayenfurecidaoleadadeodiorecorrióaJace,ytuvoquehacerunsupremoesfuerzoparapermanecerocultotraslarocaynoabalanzarsealfrenteparacerrarlasmanossobrelagargantadeSebastian.
Hugo volvió a graznar y descendió en picado para posarse en el hombro deValentine.UnacuriosapunzadarecorrióaJaceralveralcuervoenlamismaposiciónque adoptaba con Hodge cuando éste aún dirigía el Instituto.Hugo prácticamentevivíaenelhombrodesututor,yverlesobreeldeValentineresultabacuriosamenteextraño,inclusoincorrecto,apesardetodoloqueHodgehabíahecho.
Valentinealzólamanoyacariciólaslustrosasplumasdelpájaro,asintiendocomosiambosestuviesenenplenaconversación.Sebastianobservabaconlaspálidascejasenarcadas.
—¿AlgunanoticiadeAlacante?—preguntómientrasHugosaltabadelhombrodeValentine y volvía a emprender el vuelo: sus alas rozaron las puntas parecidas agemasdelasestalactitas.
—Nadatancomprensiblecomomegustaría—respondióValentine.Elsonidodelavozdesupadre,fríayserenacomosiempre,atravesóaJacecomo
una flecha. Las manos se le crisparon involuntariamente y las apretó con fuerzacontraloscostados,agradecidodequelamasaderocaloocultara.
—Unacosaescierta.LaClaveseestáaliandoconlafuerzadesubterráneosdeLucian.
Sebastianfruncióelceño.—PeroMalachidijo...—Malachihafracasado.—Valentineteníalamandíbulamuyerguida.AntelasorpresadeJace,Sebastianseadelantóyposóunamanoenelbrazode
Valentine.Hubo algo en aquel contacto—algo íntimo y seguro de símismo—quehizo que Jace sintiera como si su estómago hubiese sido invadido por un nido degusanos.NadietocabaaValentinedeaquelmodo.Nisiquieraélhabríatocadoasupadreasí.
—¿Estásdisgustado?—preguntóSebastian,yelmismotonoaparecióensuvoz,lamismagrotescaypeculiarasuncióndecercanía.
—LaClaveestámuchopeordeloquehabíapensado.SabíaquelosLightwoodestabancorrompidossinremedio,yesaclasedecorrupciónescontagiosa.EsporloqueintentéimpedirqueentraranenIdris.Peroqueelrestosehayadejadollenarla
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mentecontantafacilidadporelvenenodeLucian,cuandoélnisiquieraesnefilim...—ElascodeValentineeraevidente,peronoseapartódeSebastian,advirtióJaceconcreciente incredulidad, no hizo ningún movimiento para apartar la mano delmuchacho de su hombro—. Estoy decepcionado. Pensaba que entrarían en razón.Habríapreferidonoponerfinalascosasdeestemodo.
Sebastianpareciódivertido.—Yo no estoy de acuerdo —dijo—. Piensa en ellos, listos para combatir,
cabalgandoalagloria,sóloparadescubrirquenadadeelloimporta.Quesugestoesinútil.Piensaenlaexpresióndesuscaras.—Tensólabocaenunamuecaburlona.
—Jonathan—suspiróValentine—.Esoesunadesagradablenecesidad,nadaconloquegozar.
«¿Jonathan?» Jace se aferró a la roca, las manos repentinamente resbaladizas.¿Por qué tendría que llamarValentine a Sebastian con su nombre? ¿Era un error?PeroSebastiannoparecíasorprendido.
—¿No es mejor si disfruto con lo que hago? —preguntó Sebastian—.CiertamentemedivertíenAlacante.LosLightwoodfueronmejorcompañíadeloquemehicistecreer,enespecialesaIsabelle.Desdeluegonosseparamosalogrande.YencuantoaClary...
SólooíraSebastianpronunciarelnombredeClaryhizoqueaJaceelcorazónledieseunrepentinoydolorosovuelco.
—No se parecía en nada a lo que pensé que sería—prosiguió Sebastian conpetulancia—.Noseparecíaennadaamí.
—No hay nadie más en el mundo como tú, Jonathan. Clary siempre ha sidoexactamenteigualasumadre.
—No quiere admitir lo que realmente desea—dijo Sebastian—.Aún no. Peroacabaráaceptándolo.
Valentineenarcóunaceja.—¿Quéquieresdecirconeso?Sebastian sonrió burlón: fue una mueca que inundó a Jace de una ira casi
incontrolable.Semordióconfuerzaellabio,notandoelsaborasangre.—Bueno,yasabes—dijoSebastian—.Estardenuestrolado.Nopuedoesperar.
Engañarlameproporcionólamayordiversiónquehetenidodesdequeunaeternidad.—Noteníasquedivertirte.Debíasaveriguarquéeraloquebuscaba.Ycuandolo
encontró...sinti,deberíaañadir,permitistequeseloentregaraaunbrujo.Yluegonoconseguiste traerlacontigocuando te fuiste,pesea laamenazaque representaparanosotros.Noesexactamenteunéxitoglorioso,Jonathan.
—Intenté traerla. Pero ellos no la perdían de vista, y no podía secuestrarlaprecisamenteenmitaddelSalónde losAcuerdos.—Sebastianparecíaenfadado—.Además,yatelodije,notieneniideadecómousaresepodersuyoconlasrunas.Es
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demasiadoingenuapararepresentarningúnpeligro...—SealoqueseaquelaClaveestéplaneandoahora,ellaestáenelcentrodeello.
—dijoValentine—.Hugodiceesoalmenos.LavioallísobreelestradoenelSalóndelosAcuerdos.SepuededemostrarlealaClavesupoder...
JacesintióunramalazodetemorporClary,mezcladoconunacuriosaespeciedeorgullo;porsupuestoqueellaestabaenelcentrode loquesucedía.AquéllaerasuClary.
—Entonces pelearán—repuso Sebastian—.Que es lo que queremos, ¿verdad?Clarynoimporta.Eslabatallaloqueimporta.
—Lasubestimas,creo—dijoValentineenvozbaja.—La estuve vigilando —replicó Sebastian—. Si su poder fuese tan ilimitado
como pareces creer, podría haberlo usado para sacar a su amiguito vampiro de laprisión...,oparasalvaraaquelestúpidodeHodgemientrassemoría...
—Elpoderno tieneque ser ilimitadopara ser letal—indicóValentine—.YencuantoaHodge,quizáspodríasmostrarteunpocomásrespetuosoasumuerte,puestoquefuistetúquienlomató.
—EstabaapuntodecontarleslodelÁngel.Teníaquehacerlo.—Queríashacerlo.Siempreesasí.—Valentinesacóunpardegruesosguantesde
cuero del bolsillo y se los pusodespacio—.A lomejor se lo habría contado.A lomejor,no.TodosestosañoscuidódeJaceenelInstitutoydebíadehaberpreguntadoaquiénestabaeducando.Hodgeeraunodelospocosquesabíaqueexistíamásdeunniño.Yosabíaquenometraicionaría...Erademasiadocobardeparaeso.—Flexionólosdedosparaintroducirlosdentrodelosguantes.
«¿Másdeunniño?»¿DequéhablabaValentine?SebastiandesechóaHodgeconunademán.—¿Aquiénleimportaloquepensase?Estámuertoyenbuenahora.—Susojos
centellearonmuynegros—.¿Vasallago?—Sí. ¿Tienes claro lo quedebes hacer?—Valentine hizounvelozmovimiento
con la barbilla para indicar la espada del cinto de Sebastian—.Usa ésa. No es laEspadaMortal,perosualianzaeslobastantedemoníacaparaestepropósito.
—¿No puedo ir al lago contigo? —Su voz había adoptado un claro tonoquejumbroso—.¿Nopodemosliberaralejércitoya?
—No es medianoche aún. Dije que les daría hasta medianoche. Aún puedencambiardeidea.
—Noloharán...—Di mi palabra. La mantendré. —El tono de Valentine era tajante—. Si no
recibes ninguna noticia de Malachi a medianoche, abre la puerta. —Al ver lavacilacióndeSebastian,Valentinesemostróimpaciente—.Necesitoquelohagastú,Jonathan.Nopuedo aguardar aquí a que llegue lamedianoche, necesitaré casi una
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horaparallegarallagoatravésdelostúneles,ynotengointencióndepermitirquelabatalla se alarguemucho tiempo.Las generaciones futuras tienen que saber que laClaveperdió,ylodecisivaquefuenuestravictoria.
—Essóloquelamentaréperdermelainvocación.Megustaríaestarallícuandolohagas.
LaexpresióndeSebastianeranostálgica,perohabíaalgocalculadopordebajodeella,algodespectivo,codicioso,planificadoyextrañamente,deliberadamente...frío.AunquenoesqueValentinepareciesepreocuparle.
Ante el desconcierto de Jace, Valentine acarició lamejilla de Sebastian, en ungestovelozymanifiestamenteafectuoso,antesdeapartarseymarcharsehaciaelotroextremodelacaverna,dondesecongregabanespesassombras.
—Jonathan —dijo, volviendo la cabeza, y Jace alzó la mirada, incapaz decontenerse—,contemplarás lacaradelÁngelalgúndía.Alfinyalcabo,heredaráslosInstrumentosMortalesunavezqueyoyanoesté.AlomejorundíatambiéntúinvocarásaRaziel.
—Megustaría—dijoSebastian,ysequedómuyquietomientrasValentine,conunúltimomovimientodecabeza,desaparecíaenlaoscuridad.
LavozdeSebastiandescendióhastaunmediosusurro.—Me gustaría muchísimo —gruñó—. Me gustaría escupirle en su cara de
bastardo.—Giróenredondo;surostroeraunamáscarablancabajo la tenue luz—.Serámejorquesalgas,Jace.—dijo—.Séqueestásaquí.
Jacesequedóparalizado...perosóloporunsegundo.Sucuerposemovióantesdequelamentetuvieratiempodereaccionar,catapultándolodepie.Corrióhacialaentradadel túnel, pensando sólo en conseguir salir al exterior, enhacerle llegar unmensaje,dealgúnmodo,aLuke.
Pero la entrada estaba bloqueada. Sebastian estaba allí, con su expresión fría yllenaderegocijo,losbrazosextendidos,losdedostocandocasilasparedesdeltúnel.
—Vaya—dijo—,nopensaríasrealmentequeerasmásrápidoqueyo,¿verdad?Jacesedetuvobruscamente.Elcorazónlelatíairregularmenteenelpecho,como
unmetrónomoroto,perosuvozerafirme.—Puestoquesoymejorquetúencualquierotracosaimaginable,eralógico.Sebastianselimitóasonreír.—Puedo oír el latido de tu corazón —dijo con suavidad—. Cuando me
observabasconValentine.¿Temolestó?—¿Quéparezcaqueestássaliendoconmipapi?—Jaceseencogiódehombros
—.Eresunpocojovenparaél,sihedesertesincero.—¿Qué?PorprimeravezdesdequeJacelohabíaconocido,Sebastianparecióestupefacto.
Aunque Jace sólo pudo disfrutar de ello por un momento, antes de que el otro
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recuperaralacompostura.PerohabíaunoscurodestelloensusojosqueindicabaquenohabíaperdonadoaJaceporhacerleperderlacalma.
—A veces me preguntaba cosas por ti —siguió Sebastian, con la misma vozsuave—.Parecíahaberalgoenti,algotrasesosojosamarillostuyos.Undestellodeinteligencia,adiferenciadelrestodetulerdafamiliaadoptiva.Perosupongoquenoeramásqueafectación,unaactitud.Erestanidiotacomoelresto,peseatudécadadebuenaeducación.
—¿Quésabestúdemieducación?—Másdeloquepodríaspensar.—Sebastianbajólasmanos—.Elmismohombre
que te educó a ti me educó a mí. Sólo que él no se cansó de mí después de losprimerosdiezaños.
—¿Aquéterefieres?LavozdeJacesurgióenunsusurro,yluego,mientrasmirabafijamenteelrostro
inmóvilyadustodeSebastian,parecióveralotromuchachocomosi lohicieraporprimeravez—elcabelloblanco, losojosdeunnegroantracita, lasduras líneasdelrostro,comoalgocinceladoenpiedra—ydescubrióensumenteelrostrodesupadretalycomoelángelselohabíamostrado;joven,perspicaz,alertayávido,ylosupo.
—Tú—dijo—.Valentineestupadre.Eresmihermano.PeroSebastianyanoestabadepiedelantedeél;deprontoestabadetrás,ysus
brazos rodeaban los hombros de Jace como si quisieran abrazarlo, pero lasmanosestabanapretadasenformadepuños.
—Salveyadiós,hermanomío—escupió,yentonceslosbrazosdieronunfuertetirónhaciaarribayseapretaronmás,cortándolelarespiraciónaJace.
Clary estaba exhausta.Un dolor de cabeza sordo, la secuela de dibujar la runa
Alianza, se había instalado en su lóbulo frontal. Parecía como si alguien intentasederribarunapuertaapatadasdesdeelladoequivocado.
—¿Estás bien? —Jocelyn pasó una mano en el hombro de Clary—. Da laimpresióndequeteencuentrasmal.
Clarybajólosojos...yviolalargayfinarunanegraquecruzabaeldorsodelamanodesumadre,lagemeladelaqueteníaLukeenlapalma.Selehizounnudoenelestómago.Selasibaapañandoparalidiarconelhechodequedentrodeunaspocashoras su madre podría estar «combatiendo realmente contra un ejército dedemonios»...perosóloporquereprimíatestarudamenteelpensamientocadavezqueafloraba.
—MepreguntodóndeestáSimon.—Clarysepusoenpie—.Voyairabuscarlo.—¿Ahíabajo?
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Jocelyndirigióunamiradapreocupadaalamultitud.Éstaempezabaadisminuir,advirtióClary,amedidaquelosquehabíanrecibidolaMarcasalíanentropelporlaspuertas principales a la plaza situada fuera.Malachi permanecía de pie junto a laentrada, con su rostro broncíneo impasible, mientras indicaba a subterráneos y acazadoresdesombrasadóndeir.
—Estaréperfectamente.—ClaryseabriópasopordelantedesumadreydeLukeendirecciónalospeldañosdelestrado—.Regresaréenseguida.
Lagentesevolvióparamirarlaconfijezamientrasdescendía lospeldañosyseescurríaentrelamultitud.Podíasentirsusojospuestosenella,elpesodelasmiradasfijas.Escudriñólamuchedumbre,buscandoalosLightwoodoaSimon,peronovioanadie que conociera... y ya era bastante difícil ver nada por encima del gentío,teniendoencuentalobajitaqueera.Conunsuspiro,seescabullóhaciaelladooestedelSalón,dondeelgentíoeramenor.
En cuanto se aproximó a la alta hilera de pilares de mármol, una mano saliódisparadadeentredosdeellosytiródelachicahaciaunlateral.Clarytuvotiempoparalanzarungritoahogadodesorpresa,yluegoseencontródepieenlaoscuridaddetrásdelmásgrandedelospilares,conlaespaldacontralafríapareddemármolylasmanosdeSimonsujetándolelosbrazos.
—Nogrites,¿deacuerdo?Soyyo—dijoél.—Puesclaroquenovoyagritar.Noseasridículo.—Claryechóunaojeadaaun
ladoyaotro,preguntándosequéestabasucediendo,puessólopodíaverlosretazosde la zonamás grande del Salón, por entre los pilares—. Pero ¿qué significa estaescenadeespionajealoJamesBond?Veníaabuscartedetodosmodos.
—Lo sé.He estado esperando a que bajases del estrado.Quería hablar contigodondenadiemásnospudieraoír.—Selamióloslabiosnerviosamente—.HeoídoloquedijoRaphael.Loquequería.
—Ah,Simon.—LoshombrosdeClary se encorvaron—.Mira, noha sucedidonada.Lukelehaechado...
—Quizánodeberíahaberlohecho—dijoSimon—.QuizásdeberíahaberledadoaRaphaelloquequería.
Clarylemirópestañeando.—¿Terefieresati?Noseasidiota.Deningúnmodo...—Existeunmodo.—Lapresiónque ejercía sobre susbrazos se incrementó—.
Quiero hacerlo.Quiero queLuke le diga aRaphael que hay trato.O se lo diré yomismo.
—Séporquélohaces—protestóClary—.Ylorespetoyteadmiroporello,perono tienes que hacerlo, Simon, no tienes por qué. Lo queRaphael pide estámal, ynadietejuzgarápornosacrificarteporunaguerraenlaquenotienesporquépelear...
—Precisamenteporeso—dijoSimon—.LoqueRaphaelhadichoescierto.Soy
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unvampiro,ynohacesmásqueolvidarlo.Oquizássimplementequierasolvidarlo.Perosoyunsubterráneoytúeresunacazadoradesombras,yestaluchanosincumbealosdos.
—Perotúnoerescomoellos...—Soyunodeellos.—Hablabadespaciodeliberadamente,comoparaasegurarse
porcompletodequeellacomprendíacadaunadelaspalabrasquepronunciaba—.Ysiempre lo seré. Si los subterráneos libran esta guerra junto a los cazadores desombrassinlaparticipacióndelagentedeRaphael,entoncesnohabráescañoenelConsejoparalosHijosdelaNoche.NoformaránpartedelmundoqueLukeintentacrear,unmundodondecazadoresdesombrasysubterráneostrabajenjuntosyesténunidos.Losvampirosquedaránalmarguendeeso.Seránenemigosdeloscazadoresdesombras.Yoserétuenemigo.
—Yojamáspodríasertuenemiga.—Eso me mataría —se limitó a decir Simon—. Pero no puedo evitar nada
manteniéndome aparte y fingiendo que estoy al margen de todo esto. No estoypidiendo tu permiso. Me gustaría recibir tu ayuda. Pero si no quieres dármela,conseguiréqueMaiamellevealcampamentodelosvampirosdetodosmodosymeentregaréaRaphael.¿Loentiendes?
Lemiró boquiabierta. Simon le sujetaba los brazos con tanta fuerza que podíasentir la sangre palpitando en la piel bajo susmanos. Se pasó la lengua sobre loslabiosresecos;subocateníaunsaboramargo.
—¿Quépuedohacerparaayudarte?—susurró.Clarylecontemplóconincredulidadmientrasselocontaba,ynegabayaconla
cabeza antes de que él finalizara; sus cabellos se balanceaban de un lado a otro,cubriéndolecasilosojos.
—No—dijo—,esunaideademencia,Simon.Noesundon;esuncastigo...—Talveznoparamí—replicóél.El muchacho echó una ojeada a la multitud, y Clary vio a Maia allí de pie,
observándolos,conunaexpresiónabiertamentecuriosa.EstabaclaroqueesperabaaSimon.«Demasiado rápido—pensóClary—.Todoestoestásucediendodemasiadodeprisa.»
—Esmejorquetualternativa,Clary.—No...—Podría no perjudicarme en absoluto. Quiero decir... ya me han castigado,
¿verdad?Ya no puedo entrar en una iglesia, en una sinagoga, no puedo decir... nopuedo decir nombres sagrados, no puedo envejecer, ya estoy apartado de la vidanormal.Alomejorestonocambiaránada.
—Peroalomejorsí.Éllesoltólosbrazos,deslizólamanoalcostadodesuamigaylesacólaestelade
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Patrickdelcinturón.Selatendió.—Clary—dijo—.Hazestopormí.Porfavor.Ellatomólaestelacondedosentumecidosylaalzó,posandoelextremosobrela
piel de Simon, justo por encima de los ojos. «La primera Marca», había dichoMagnus.Laprimeradetodas.Pensóenella,ylaestelaempezóamoversetalycomouna danzarina empieza a moverse cuando se inicia la música. Líneas negras setrazaron sobre la frente comouna flor que se abriera en una película proyectada agranvelocidad.Cuandoterminó,lamanoderechaledolíayleescocía,peromientraslaretirabaymirabaconatención,supoquehabíadibujadoalgoperfecto,extrañoyantiguo, algo del principio mismo de la historia. Resplandeció como una estrellasobrelosojosdeSimoncuandoésteseacariciólafrenteconlosdedos,conexpresiónaturdidayconfusa.
—Puedosentirla—dijo—.Comounaquemadura.—Noséquésucederá—murmuróella—.Noséquéefectossecundariostendráa
largoplazo.Conunamediasonrisa,élalzólamanoparaacariciarlelamejilla.—Esperemosquetengamoslaoportunidaddedescubrirlo.
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PENIEL
Maiapermaneciócalladalamayorpartedelcaminohastaelbosque,manteniendolacabezagachayechandoojeadasaunladoyaotrodevezencuandoconlanarizarrugadapor laconcentración.Simonsepreguntó siolfateabael caminoquedebíaseguir,ydecidióqueaunqueesopodríaparecerunpocoraro,desdeluegoresultabauntalentoútil.Tambiéndescubrióquenoteníaqueapresurarelpasoparamantenerseasualtura,sinimportarlodeprisaqueellasemoviera.Inclusocuandoalcanzaronelespecialmente frecuentado sendero que conducía al interior del bosque y Maiaempezóacorrer—veloz,ensilencioymanteniéndosemuyagachadasobreelsuelo—,élnotuvoproblemasparaigualarlasupaso.Eraunaconsecuenciadeservampiroquepodíaadmitirhonestamentequelegustaba.
Elsenderofinalizódemasiadopronto;elbosqueseespesóysehallaroncorriendoentre los árboles, sobre el terreno removido y repleto de raíces cubierto por unaespesacapadehojasmuertas.Lasramasde loaltocreabandibujosquerecordabanencajes al recortarse en el firmamento iluminado por las estrellas. Salieron de losárbolesaunclarosalpicadodeenormespeñascosquerelucíancomoblancosdientescuadrados. Habíamontones de hojas apiladas aquí y allí, como si alguien hubiesepasadoporellugarconunrastrillogigante.
—¡Raphael!—Maiahizobocinacon lasmanosygritóconunavoz lobastantepotente para espantar a las aves de las copas de los árboles sobre sus cabezas—.¡Raphael,muéstrate!
Silencio.Entonces lassombrassusurraron; sonóunsuave tamborileo, igualquelluvia golpeando un tejado de zinc. Las hojas amontonadas en el suelo salieronvolandoporlosairescomociclonesdiminutos.SimonoyótoseraMaia;éstateníalasmanosalzadas,comoparaapartarlashojasdesurostroydesusojos.
Tanrepentinamentecomosehabíaalzado,elvientoamainó.Raphaelestabaallíde pie, apenas a unos pocos metros de Simon. A su alrededor había un grupo devampiros,pálidoseinmóvilescomoárbolesalaluzdelaluna.Susexpresioneseranfrías,desprovistasdetodoloquenofueraunatotalhostilidad.Reconocióaalgunodeellosdel hotelDumort: lamenudaLilyy el rubio Jacob, con lamirada tan afiladacomocuchillos.Peroaotrosmuchosdeellosnoloshabíavistonuncaantes.
Raphael se adelantó. Tenía la piel cetrina y los ojos rodeados por una negrasombra,perosonrióalveraSimon.
—Vampirodiurno—musitó—.Hasvenido.—Hevenido—dijoSimon—.Estoyaquí,asíque...seacabó.
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—Nada ha acabado, vampiro diurno. —Raphael miró en dirección a Maia—.Licántropa —dijo—, regresa junto al líder de tu manada y dale las gracias porcambiar de idea. Dile que los Hijos de la Noche pelearán junto a su gente en lallanuraBrocelind.
ElrostrodeMaiaestabatenso.—Lukenocambió...Simonlainterrumpióatodaprisa.—Todovabien,Maia.Vete.Losojosdelamuchachaseveíanluminososyentristecidos.—Simon,piensa—dijo—.Notienesquehacerlo.—Sí, tengo que hacerlo.—Su tono era firme—.Maia,muchísimas gracias por
traermeaquí.Ahoravete.—Simon...Élbajólavoz.—Sinotevas,nosmataránaambos,ytodoestohabrásidopornada.Vete.Por
favor.Ella sintió y diomedia vuelta, cambiandomientras se volvía, demodo que un
momento antes era unamenuda joven humana, con las trenzas sujetas con cuentasrebotandosobreloshombros,yalsiguienteyagolpeabaelsuelocorriendoacuatropatascomouna lobavelozy silenciosa.Abandonócomounaexhalaciónel claroydesaparecióenlassombras.
Simon se volvió de nuevohacia los vampiros... y casi suelta ungrito;Raphaelestaba de pie justo frente a él, a centímetros de distancia. Vista de cerca, su pielmostrabalosrelevadorestrazosdelhambre.SimonrecordóaquellanocheenelhotelDumort—rostrossurgiendodelassombras,carcajadasfugaces,elolordelasangre—yseestremeció.
Raphaelalargó losbrazoshaciaSimony loagarrópor loshombros; susmanosengañosamentemenudaslosujetabancomotenazasdehierro.
—Giralacabeza—dijo—ymiralasestrellas;serámásfácilasí.—Asíquevasamatarme—dijoSimon.Antesusorpresa,nosesentíaasustado,nisiquieraparticularmentenervioso;todo
parecía haberse ralentizado hasta adquirir una claridad perfecta. Era consciente decadahojaenlasramassobresucabeza,decadaguijarrodiminutodelsuelo,decadapardeojospuestosenél.
—¿Quécreías?—dijoRaphael;concierta tristeza,pensóSimon—.Noesnadapersonal, te loaseguro.Comodijeantes...,eresdemasiadopeligrosoparaquese tepermitaseguirtalycomoeres.Dehabersabidoenloqueteconvertirías...
—Jamásmehabríasdejadoarrastrarmefueradeaquellasepultura,losé—repusoSimon.
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Raphaelcruzólamiradaconél.—Todo el mundo hace lo que debe para sobrevivir. Es ese aspecto incluso
nosotrossomosigualesaloshumano.—Losdientesafiladoscomoagujasresbalaronfueradesusfundascomodelicadascuchillas—.Quédatequieto—dijo—.Estoserárápido.—Seinclinóhaciaelmuchacho.
—Espera —dijo Simon, y cuando Raphael se echó atrás con una mueca dedesagrado, volvió a decirlo, con más energía—: Espera. Hay algo que tengo quemostrarte.
Raphaelemitióunquedosiseo.—Serámejorquepretendasalgomásqueintentardemorarme,vampirodiurno.—Lohago.Hayalgoquepenséquedeberíasver.Simon alzó la mano y se apartó los cabellos de la frente. Pareció un gesto
estúpido, teatral incluso,peroalhacerlo,vioelblanco rostrodesesperadodeClarymientrasalzabalavistahaciaél,conlaestelaenlamano,ypensó:«Bueno,porella,almenosloheintentado».
El efecto sobre Raphael fue a la vez sorprendente e instantáneo. RetrocedióviolentamentecomosiSimonhubieseblandidouncrucifijoanteél,abriendolosojosdehitoenhito.
—Vampirodiurno—escupió—.¿Quiéntehizoeso?Simonselimitóamirarleconasombro.Noestabasegurodequéreacciónhabía
esperado,peronoeraaquélla.—Clary —dijo Raphael, respondiendo a su propia pregunta—, por supuesto.
Únicamenteunpodercomoelsuyopermitiríaesto...UnvampiroconunaMarca,yunaMarcacomoésta...
—¿Una Marca como qué? —quiso saber Jacob, el delgado muchacho rubiosituadojustodetrásdeRaphael.
El resto de vampiros también miraba atentamente, con expresiones quemezclabanconfusiónyuntemorcreciente.CualquiercosaqueasústateaRaphael,sedijoSimon,eraseguroquelosasustaríatambiénaellos.
—Esta Marca —dijo Raphael, todavía mirando únicamente a Simon—nopertenecealLibroGris.EsunaMarcaaúnmásviejaqueeso.Esunadelasantiguas,dibujada por la propia mano del Creador. —Hizo intención de tocar la frente deSimon pero no pareció capaz de obligarse a hacerlo; su mano flotó en el aire unmomento,peroluegocayósobresucostado—.TalesMarcassemencionan,peroyojamáshabíavistouna.Yésta...
Simonrecitó:—«CiertamentecualquieraquematareaCaínsietevecesserácastigado.Entonces
JehovápusounaMarcaenCaín,paraqueno lomatasecualquieraque lehallara.»Puedesintentarmatarme,Raphael.Peroyonoteloaconsejaría.
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—¿La Marca de Caín? —inquirió Jacob con incredulidad—. ¿Esa Marca quellevaseslaMarcadeCaín?
—Mátalo—dijo una vampira pelirroja que estaba muy cerca de Jacob y quehablabaconunfuerteacento:ruso,sedijoSimon,aunquenoestabaseguro—.Mátalodetodosmodos.
LaexpresióndeRaphaeleraunamezcladefuriayrecelo.—Noloharé—replicó—.Cualquierdañoqueselecauserepercutirásobreelque
lo haga siete veces. Ésa es la naturaleza de la Marca. Desde luego, si alguno devosotrosquiereserquiencorratanriesgo,yonotengoningúninconveniente.
Nadiehablónisemovió.—Ya sabía yo que no—repuso Raphael, y sus ojos escudriñaron a Simon—.
Como la reina malvada del cuento, Lucia Graymark me ha enviado una manzanaenvenenada.Supongoqueesperabaquetehicieradaño,ycosecharíaelconsiguientecastigo.
—No—seapresuróadecirSimon—.No...,Lukenosabíaesto.Sugestofuedebuenafe.Tienesquecumplirlapalabradada.
—¿Y,asípues,loelegistetú?—Porprimeravezhabíaalgodistintoaldesprecio,sedijoSimon,enelmodoenqueRaphaellemiraba—.Estonoesunsimplehechizodeprotección,vampirodiurno.¿SabescuálfueelcastigodeCaín?—Hablóenvozbaja, comosi compartieraunsecretoconSimon—:«Yahoramaldito seas túde latierra.YerranteyextranjeroserásenlaTierra».
—Entonces—dijo Simon—, andaré errante, si es necesario.Haré lo que tengaquehacer.
—Todoesto—repusoRaphael—,todoestoporlosnefelim.—No tan sólopor losnefilim—respondióSimon—.Hagoesto tambiénpor ti.
Incluso aunqueno lodesees.—Alzó la vozdemodoque los silenciososvampirosquelorodeabanpudiesenoírle—.Ospreocupaquesiotrosvampirosseenterabandeloquemehabíasucedido,fueranapensarquelasangredeloscazadoresdesombraspodíapermitirlestambiénpasearalaluzdeldía.Peronodeboestepoderaeso.Fuealgo que Valentine hizo. Un experimento. Él lo causó, no Jace. Y no se puedereproducir.Novolveráasucederjamás.
—Imagino que dice la verdad —dijo Jacob, ante la sorpresa de Simon—.CiertamenteheconocidoaunoodosHijosdelaNochequehanprobadolasangredeuncazadordesombrasenelpasado.Ningunodeellosha toleradonunca la luzdelsol.
—Una cosa era no ayudar a los cazadores de sombras antes—siguió Simon,volviendo la cabeza de nuevo hacia Raphael—, pero ahora, ahora que me hanenviadoavosotros...—Dejóqueelrestodelafraseflotaraenelaire,sinterminar.
—No intenteshacermechantaje,vampirodiurno—dijoRaphael—.Cuando los
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HijosdelaNochehacenuntrato,lomantienen,sinimportarlomalqueseleshayatratado.—Sonrió levemente; sus afilados dientes brillaron en la oscuridad—. Sólohayunacosa—continuó—.Unúltimoactoquerequierode tiparaquedemuestresque realmente has actuado de buena fe.—El énfasis que puso en las últimas dospalabrasllevabaungélidolastre.
—¿Quées?—preguntóSimon.—Nosotrosno seremos losúnicosvampirosque luchenen labatalladeLucian
Graymark—respondióél—.Tútambiénloharás.Jaceabriólosojosenmediodeunremolinoplateado.Teníalabocallenadeun
líquidoamargo.Tosió,preguntándoseporunmomentosiseestabaahogando;pero,sieraasí,lohacíaentierrafirme.Estabasentadoconlaespaldamuyrectaapoyadaenunaestalagmitay tenía lasmanosatadas.Volvióa tosery labocase le llenódeunsabor salado.No se estaba ahogando, comprendió, simplemente se atragantaba consangre.
—¿Despierto,hermanito?—Sebastianestabaarrodilladofrenteaél,conuntrozodesogaenlasmanosylasonrisasimilarauncuchillodesenvainado—.Bien.Temíporunmomentohabertematadodemasiadopronto.
Jacegirólacaraaunladoyescupióunabocanadadesangrealsuelo.Sentíalacabezacomosileestuviesenhinchandounglobodentrodeellayéstepresionaseconfuerzacontraelinteriordelcráneo.Elplateadoremolinosobresucabezaaminoróyse detuvo, convirtiéndose en un brillante dibujo de estrellas visibles a través delagujerodeltechodelacueva.
—¿Aguardandounaocasiónespecialparamatarme?SeacercalaNavidad.SebastiandedicóaJaceunamiradapensativa.—Eres muy insolente. Eso no lo aprendiste de Valentine. ¿Qué aprendiste
realmentedeél?Tampocomeparecequeteadiestrasedemasiadoenlalucha.—Seinclinómás cerca—. ¿Sabes lo queme dio el día demi noveno aniversario?Unalección.Meenseñóquehayunlugarenlaespaldadeunhombredonde,sihundesuncuchillo,puedesperforarle el corazóny seccionarle la espinadorsal, todoa lavez.¿Quérecibistetúendíadetunovenoaniversario,angelito?¿Unagalletita?
«¿Novenoaniversario?»Jacetragósalivaconfuerzaantesdesoltar:—Dimeentonces,¿enquéagujeroteteníaescondidomientrasyocrecía?Porque
norecuerdohabertevistoporlacasadecampo.—Crecíenestevalle.—Sebastianindicóconlabarbillalasalidadelacueva—.
No recuerdo haberte visto tampoco a ti por aquí, ahora que lo pienso.Aunque yoconocíadetuexistencia.Apuestoaquetúnosabíasnadadelamía.
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Jacenegóconlacabeza.—Valentinenoeramuydadoaalardeardeti.Nopuedoimaginarelmotivo.Los ojos de Sebastian centellearon. Era fácil contrastar, ahora, el parecido de
Valentine:lamismainsólitacombinacióndecabellodeunblancoplateadoylosojosnegros, los mismos huesos finos que en otro rostro moldeado con menos energíahabríanparecidodelicados.
—Yolosabíatodosobreti.—dijo—.Perotúnosabesnada¿verdad?—Sebastiansepusoenpie—.Tequeríavivoparaquecontemplasesesto,hermanito—siguió—.Asíqueobserva,yobservaconatención.
Conunmovimiento tanvelozque fuecasi invisible, sacó laespadade lavainaque llevabaa lacintura.Teníaunaempuñaduradeplata,ycomolaEspadaMortal,brillaba con unamortecina luz oscura. Había un dibujo de estrellas grabado en lasuperficiedelanegrahoja;laespadaatrapólaauténticaluzestelarcuandoSebastianhizogirarlahoja,yardiócomoelfuego.
Jacecontuvoelaliento.SepreguntósiSebastiansimplementeteníaintencióndematarlo, perono, lo habríamatadoya,mientras estaba inconsciente, si ésa hubierasidosuintención.Jaceobservómientraselotromuchachosealejabahaciaelcentrode la estancia, con la espada sujeta levemente en lamano, a pesar de que parecíabastante pesada. Su mente trabajaba frenéticamente. ¿Cómo podía Valentine tenerotrohijo?¿Quiénerasumadre?¿AlgunaotrapersonadelCírculo?¿EraélmayoromásjovenqueJace?
Sebastianhabíallegadohastalaenormeestalagmitadetinterojizodelcentrodela habitación. Ésta pareció latir a medida que él se aproximaba, y el humo de suinteriorempezóagirarmásdeprisa.Sebastianentrecerrólosojosyalzólahoja.Dijoalgo —una palabra en un discordante idioma demoníaco—y descargó la espadatransversalmente,conviolenciayatodavelocidad,enunarcocortante.
Lapartesuperiordelaestalagmitaserompió.Dentroestabahuecacomountubodeensayo, llenadeunamasadehumonegroy rojo,queascendióenun torbellinocomogasescapandodeunglobopinchado.Hubounrugido,unaespeciedepresiónexplosiva.Jacesintióunestallidoenlosoídos.Deimprovisoresultódifícilrespirar.Quisotirardelcuellodesucamiseta,peronopodíamoverlasmanos.Estabanatadascondemasiadafuerzatrasél.
Sebastianestabamedioocultotraslacolumnadelaquemanabaaquellasustanciarojaynegraqueseenroscabasobresímisma,ascendiendoenespiral...«¡Observa!»,gritóconelrostroresplandeciente.Teníalosojosiluminados;loscabellosblancosleazotabanelrostroporelcrecienteviento,yJacesepreguntósisupadrehabíatenidoaquelaspectocuandoerajoven:terribleyalavezenciertomodofascinante.
—¡ContemplaelejércitodeValentine!Su voz quedó ahogada entonces por el sonido. Era un sonido como la marea
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estrellándose contra la orilla, el romper de una ola enorme que arrastrara detritosinmensosconella, loshuesoshechospedazosdeciudadesenteras,elembatedeunpoderinmensoydiabólico.Unacolumnaenormedeoscuridadqueseretorcía,corríay aleteaba manó de la estalagmita hecha pedazos, ascendiendo a través del aire,fluyendoendirección—yatravés—delaaberturahoradaeneltechodelacaverna.Demonios. Se elevaron entre alaridos, aullidos y gruñidos, una masa hirviente degarras, zarpas, dientesyojos llameantes. Jace recordó estar caído sobre la cubiertadel barco de Valentine mientras el cielo, la tierra y el mar se convertían en unapesadillaasualrededor; loqueestabaviendoeraaúnpeor.Eracomosi la tierrasehubiese desgarrado y el infierno se hubiese vertido al exterior de la abertura. Losdemoniostransportabanconellosunhedorparecidoamilesdecadáveresputrefactos.LasmanosdeJaceseretorcieronentresí,hastaquelacuerdalesególasmuñecasylehizosangrar.Unsaboramargoascendióhastasuboca,yseatragantóimpotenteconsangreybilismientraselúltimodelosdemoniossealzabaydesaparecíaenloalto,enunaoscurariadadehorror,ocultandolasestrellas.
Jace pensó que tal vez podría haberse desmayado durante un minuto o dos.Ciertamentehubounperíododenegruraduranteelcuallosalaridosyaullidosenloalto se apagaron y él pareció flotar en el espacio, inmovilizado entre la tierra y elcielo,sintiendounaespeciededespreocupaciónquefuedealgúnmodo...apacible.
Finalizódemasiadopronto.Derepenteseviolanzadoviolentamentedevueltaalinteriordesucuerpo,conlasmuñecasterriblementedoloridas,loshombrostensadoshaciaatrásyelhedorademoniotanfuerteenelairequegirólacabezaaunladoyvomitósinremediosobreelsuelo.Oyóunarisitasecayalzólosojos,tragandoconfuerzaparaeliminarelgustoácidodelagarganta.Sebastiansearrodillósobreél,conlaspiernasahorcajadassobrelasdeJaceylosojosbrillantes.
—Yaestá,hermanito—dijo—.Sehanido.AJacelellorabanlosojosyteníalagargantairritada.Suvozsalióronca.—Hadichomedianoche.Valentinehadichoqueabrieraslapuertaamedianoche.
Nopuedesermedianochetodavía.—Siempre imagino que es mejor pedir perdón que permiso en esta clase de
situaciones. —Sebastian echó una ojeada hacia el cielo, ahora vacío—. DeberíannecesitarcincominutosparallegaralallanuraBrocelinddesdeaquí,unpocomenosdetiempodelquenecesitarámipadreparallegaral lago.Quieroverderramadaunpocode sangrenefilim.Quieroque se retuerzanymueran en el suelo.Merecen ladeshonraantesdeconseguirelolvido.
—¿Realmente crees que los nefilim tienen tan pocas posibilidades contra losdemonios?¿Creesquenoestánsuficientementepreparados...?
SebastiandesechóloqueJacedecíaconunviolentogestodemuñeca.—Pensabaquenosestabasescuchando.¿Nocomprendisteelplan?¿Nosabeslo
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quevaahacermipadre?Jacenodijonada.—Fueunagrancosaportuparte—comentóSebastian—conducirmehastaHodge
esanoche.SinohubiesereveladoqueelEspejoquebuscábamoseraellagoLyn,noestoysegurodequeestanochehubiesesidoposible.PorquecualquieraquelleveconéllosprimerosdosInstrumentosMortalesysecoloqueanteelCristalMortalpuedeinvocar al Ángel Raziel para que salga de él, tal y como Jonathan Cazador deSombras hizo hacemil años. Y una vez que has hecho aparecer al Ángel, puedespedirleunacosa.Unatarea.Un...favor.
—¿Unfavor?—Jacesequedóhelado—.¿YValentinevaaexigir laderrotadeloscazadorasdesombrasenBrocelind?
Sebastiansepusoenpie.—Esoseríaundesperdicio—repuso—.No.Vaaexigirquetodosloscazadores
desombrasquenohayanbebidodelaCopaMortal...todosaquellosquenosonsusseguidores...quedendespojadosdesuspoderes.Yanoseránnefilim.Y,comotales,luciendo las Marcas que llevan... —Sonrió—. Se convertirán en repudiados, unapresa fácil para los demonios, y aquellos subterráneos que no hayan huido seránerradicadosrápidamente.
AJacelosoídoslezumbabanconundiscordantesonidoapenasaudible.Sesintiómareado.
—NisiquieraValentine—dijo—,nisiquieraValentineloharíajamás...—Por favor—replicó Sebastian—. ¿Realmente crees quemi padre no seguirá
adelanteconloquehaplaneado?—Nuestropadre—dijoJace.Sebastian bajó los ojos hacia él. Su cabello era una aureola blanca; parecía la
clasedeángelmalvadoquepodríahaberseguidoaLuciferfueradelcielo.—Disculpa—dijo,conciertodejodivertido—.¿Estásrezando?—No; dije nuestro padre. Me refería a Valentine. No es sólo tu padre. Es el
nuestro.PorunmomentoSebastianpermanecióimpasible; luegolabocasecurvóenlas
comisurasysonrióburlón.—Angelito—dijo—. Eres estúpido, ¿verdad?... Tal y como mi padre siempre
dijo.—¿Porquénohacesmásquellamarmeasí?—exigióJace—.¿Porquénohaces
másqueparlotearsobreángeles...?—Dios—dijoelotro—,nosabesnada,¿verdad?¿Tedijoalgunavezmipadre
algoquenofueseunamentira?Jace sacudió la cabeza. Había estado tirando de las cuerdas que le ataban las
muñecas,perocadavezquelesdabauntirón,parecíanapretarsemás.Sentíaellatir
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desupulsoencadaunodelosdedos.—¿Cómosabesquenotementíaati?—Porque soy de su sangre. Soy exactamente como él. Cuando él no esté, yo
gobernaréalaClave.—Yonomejactaríadeserexactamentecomoélsifuesetú.—Esverdad.—LavozdeSebastiancarecíadeemoción—.Tampocopretendoser
otracosaqueloquesoy.Nomecomportocomosimehorrorizaraquemipadrehagaloquenecesitahacerparasalvarasugente, inclusoaunqueellosnoquieran...o,sime lo preguntas, merezcan... ser salvados. ¿A quién prefiere tener por hijo, a unmuchacho que está orgulloso de que seas su padre o a uno que se encoge ante tiavergonzadoytemeroso?
—Valentinenomedamiedo—dijoJace.—Nodeberíadártelo—respondióSebastian—.Deberíastemermeamí.HuboalgoensuvozquehizoqueJaceabandonaraelforcejeoconlasligadurasy
alzaralosojos.Sebastianseguíaempuñandoaquellaespadaqueresplandecíaconunfulgor negruzco. Era un objeto siniestro y hermoso, pensó Jace, incluso cuandoSebastianbajósupuntahastahacerladescansarporencimade laclavículadeJace,efectuandojustounamuescaensunuez.
Jaceseesforzópormantenerlavozfirme.—¿Ahoraqué?¿Vasamatarmemientrasestoyatado?¿Tantoteasustalaideade
pelearconmigo?Nada,niunatisbodeemoción,cruzóporelpálidorostrodeSebastian.—Tú no supones una amenaza para mí —respondió—. Eres una plaga. Una
molestia.—Entonces,¿porquénomedesataslasmanos?Sebastian,totalmenteinmóvil,lemirófijamente.Parecíaunaestatua,sedijoJace,
comolaestatuadealgúnpríncipemuertojovenymalcriado.Yésaeraladiferenciaentre Sebastian yValentine; aunque compartían elmismo aspecto de fríomármol,Sebastian tenía un aire a su alrededor de algo en ruinas... algo carcomido desdedentro.
—Nosoyidiota—respondióSebastian—,ynomeharáspicar.Tedejéconvidasólo el tiempo suficiente para que pudieses ver los demonios. Cuando mueras yregresesatusantepasadosángeles,puedasdecirlesqueyanohaylugarparaellosenestemundo.LefallaronalaClave,yalaClaveyanolosnecesita.AhoratenemosaValentine.
—¿Mematas porque quieres que le de unmensaje aDios de tu parte?—Jacesacudiólacabezamientraslapuntadelaespadalearañabalagarganta—.Estásmáslocodeloquepensaba.
Sebastian se limitó a sonreíry empujó lahojaunpocomás; cuando Jace tragó
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saliva,pudosentirlapuntadelarmahaciendounamuescaensutráquea.—Sitienesquerezar,hermanito,hazloya.—No voy a rezar —respondió Jace—. Tengo un mensaje, no obstante. Para
nuestropadre.¿Selodarás?—Porsupuesto—dijoSebastianconsoltura,perohuboalgoenelmodoenquelo
dijo,unachispadevacilaciónantesdehablar,queconfirmóloqueJaceyapensaba.—Mientes—dijo—.Noledaráselmensaje,porquenovasacontarleloquehas
hecho.Jamástepidióquememataras,ynolegustarácuandolodescubra.—Tonterías.Nosignificasnadaparaél.—Piensasquejamássabráloquesucediósimematasahora,aquí.Puedesdecirle
quemoríenlabatalla,oélsimplementesupondráqueesoesloquesucedió.Peroteequivocassicreesquenoseenterará.Valentinesiemprelodescubretodo.
—No sabes de lo que estás hablando—dijo Sebastian, pero su rostro se habíacrispado.
Jacesiguióhablando,aprovechandosuventaja.—Nopuedesocultarloqueestáshaciendo.Hayuntestigo.—¿Untestigo?—Sebastiancasisesorprendió, loqueparaJacerepresentóalgo
parecidoaunavictoria—.¿Dequéhablas?—Elcuervo—respondióJace—.Haestadoobservandodesdelassombras.Élse
locontarátodoaValentine.—¿Hugo?LamiradadeSebastiansealzóviolentamente,yaunquealcuervonose leveía
porningunaparte,el rostrodelmuchachocuandovolvióabajar lavistahaciaJaceestaballenodedudas.
—SiValentineseenteradequemeasesinastemientrasestabaatadoeindefenso,se disgustará contigo —siguió Jace, y escuchó como su propia voz asumía lascadenciasde ladesupadre,elmodoenqueValentinehablabacuandoqueríaalgo:convozquedaypersuasiva—Tellamarácobarde.Jamásteperdonará.
Sebastiannodijonada.TeníalavistaclavadaenJace;loslabiosletemblaban,yelodiohervíatrassusojosigualqueveneno.
—Desátame—ledijoJaceconunavozcalmada—.Desátameypeleaconmigo.Eselúnicomodo.
EllabiodeSebastianvolvióacrisparse,confuerza,yenestaocasiónJacepensóquehabíaidodemasiadolejos.Sebastianretirólaespadaylaalzó,ylaluzdelalunaestallósobreellaenunamilladefragmentosplateados,plateadoscomolasestrellas,plateadoscomoelcolordesuscabellos.Sonriómostrandolosdientes...yelalientosibilante de la espada hendió la noche con un chillido mientras la hacía bajardibujandounarco.
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Clary estaba sentada en los peldaños del estrado del Salón de los Acuerdos,
sujetando la estela en lasmanos. Jamás se había sentido tan sola. El Salón estabatotalmente vacío. Clary había buscado a Isabelle por todas partes una vez que losluchadoreshabíancruzadoelPortal,peronolahabíapodidoencontrar.AlinelehabíadichoqueIsabelleprobablementehabíaregresadoalacasadelosPenhallow,dondeAlineyunospocosadolescentesmás teníanquecuidardealmenosunadocenadeniñosquenoalcanzaban laedaddepelear.La jovenhabía intentadoconseguirqueClary fuese allí con ella, pero Clary había declinado el ofrecimiento. Si no podíaencontrar a Isabelle, prefería estar sola. O eso había pensado. Pero, sentada allí,descubrióqueelsilencioyelvacio,sevolvíancadavezmásopresivos.Contodo,nosehabíamovido.Ponía todo su empeñoennopensar en Jace, ni enSimon, ennopensar en sumadre ni en Luke ni el Alec... y el únicomodo de no pensar, habíadescubierto,erapermanecerinmóvilyclavarlavistaenunúnicorecuadrodemármoldelsuelo,contandolasgrietasque tenía,unayotravez.Eranseis.«Una,dos, tres,cuatro, cinco, seis.» Terminó la cuenta y empezó otra vez, desde el principio.«Una...»
Elcieloestallósobresucabeza.Oalmenosasí fuecomosonó.Claryechó lacabezaatrásymiróconatención
haciaarriba,atravésdeltechotransparentedelSalón.Elcielohabíaestadonegrounmomento antes; ahora era unamasa arremolinada de llamas y oscuridad, recorridaporunadesagradableluznaranja.Semovíancosasenaquellaluz:cosasrepugnantesque ella no quería ver, cosas que le habían estar agradecida a las tinieblas poroscurecerlelaimagen.Laaisladavisiónfugazyafuebastantedesagradable.
Laclaraboyatransparentedeloaltoseondulóysedoblóalpasodelahuestededemonios,comosilapandearauncalortremendo.Porfinseoyóunsonidocomodeundisparo,yunagrietaenormeaparecióenelcristal,queseconvirtióenunatelarañade incontables fisuras. Clary corrió a esconderse, cubriéndose la cabeza con lasmanos,mientrasunalluviadecristalescaíaasualrededorigualquelágrimas.
Casihabíallegadoalcampodebatallacuandolosalcanzóelsonidoquedesgarró
lanocheporlamitad.Enunmomentoelbosqueestabatansilenciosocomooscuroyal siguiente el cielo se iluminó con un infernal resplandor naranja. Simon dio untraspiéy estuvo apuntode caer; se agarró al troncodeun árbol paranoperder elequilibrioyalzólosojos,apenascapazdecreerloqueveía.Asualrededorlosotrosvampiros tenían la mirada fija en el cielo, los rostros blancos igual que flores
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nocturnas, alzándose para captar la luz de la lunamientras una pesadilla tras otracruzabaelcielocomounaexhalación.
—No haces más que desmayarte —dijo Sebastian—. Resulta sumamente
fastidioso.Jaceabriólosojos.Sintióunapunzadadedolorenlacabeza.Alzólamanopara
tocarse el costado de la cara... y advirtió que ya no tenía las manos atadas a laespalda. Un pedazo de soga colgaba de la muñeca. Lamano se apartó de la caranegra:sangre,oscuraalaluzdelaluna.
Miróasualrededor.Yanoestabanenlacueva.Yacíasobreblandatierrayhierbaenelsuelodelvalle,nolejosdelacasadepiedra.Podíaoírelsonidodelaguaenelarroyo,atodaslucesmuycerca.Nudosasramasdeárbolessobresucabezaimpedíanelpasoapartedelaluzdelaluna,perodetodosmodoshabíabastanteiluminación.
—Levanta—dijoSebastian—.Tienescincosegundosantesdequetematedondeestás.
Jace se levantó tan despacio como consideró que podía sin que parecieradeliberado.Todavíaestabaunpocoaturdido.Intentandorecuperarelequilibrio,clavólostaconesdelasbotasenlablandatierra,procurandodarseunpocodeestabilidad.
—¿Porquémehastraídoaquífuera?—Pordosmotivos—respondió el otro—.Uno, porquemehadivertidodejarte
sinsentido.Dos,porquenoseríabuenoparaningunodenosotrosquecayerasangreen el suelo de esa caverna. Confía en mí. Y tengo intención de derramar grancantidaddetusangre.
Jacesepalpóelcinturón,yselecayóelalmaalospies.ObiensehabíacaídogranpartedelasarmasmientrasSebastianloarrastrabaporlostúneles,o,loqueeramásprobable,Sebastianlashabíatirado.Todoloquelequedabaeraunadaga.Erauncuchillocorto...,demasiadocorto,quenoerarivalparalaespada.
—Eso no es gran cosa como arma.—Sebastian sonrió burlón, blanco bajo laoscuridadiluminadaporlaluna.
—Nopuedopelearconesto—dijoJace,intentandosonartantrémuloynerviosocomopudo.
—Quélástima.—Sebastianseacercómásaél,sonriendo.Sosteníalaespadasinapretar,conteatralindiferencia,mientraslaspuntasdelos
dedostamborileabanunsuaveritmoenlaempuñadura.Sialgunavezibaaexistirunaoportunidadparaél,sedijoJace,probablementeeraésa.EchóelbrazoatrásygolpeóaSebastiancontodassusfuerzasenlacara.
Crujióunhuesobajosusnudillos.ElgolpederribóaSebastianalsuelocuanlargoera.Resbalóhaciaatrássobrelatierraylaespadaescapódesumano.Jacelaatrapóa
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lavezquecorríaalfrente,yalcabodeunsegundoestabadepiejuntoaSebastian,contemplándolo,espadaenmano.
La nariz de Sebastian sangraba; la sangre dibujaba un trazo escarlata sobre surostro. Alzó la mano y apartó a un lado el cuello de la chaqueta para dejar aldescubiertolagarganta.
—Adelante—dijo—.Mátameya.Jace vaciló.No quería vacilar, pero ahí estaba: esamolesta renuncia amatar a
nadie que yaciera indefenso en el suelo frente a él. Jace recordó a Valentineprovocándolo,alláenRenwick,retandoasuhijoamatarlo,yJacenohabíapodidohacerlo.PeroSebastianeraunasesino.HabíamatadoaMaxyaHodge.
Alzólaespada.YSebastianselevantódisparadodelsuelomásrápidoquelavista.Parecióvolar
en el aire, efectuandoun elegante saltomortal hacia atrás y aterrizando congraciasobrelahierbaapenasatreintacentímetrosdedistancia.Alhacerlo,lanzóunapatadaygolpeólamanodeJace.Lapatadalanzólaespadaporlosaires,Sebastianlaatrapóalvuelo,riendo,ylanzóunmandobleconella,blandiéndolaendirecciónalcorazónde Jace.Éste saltó atrás y la hojahendió el aire justo en frentede él, haciendouncorte en lapartedelanterade la camiseta. Jace sintióundolorpunzanteypercibiócomolasangremanabadeuntajopocoprofundosobreelpecho.
SebastianrióporlobajomientrasavanzabahaciaJace,quienretrocedió,sacandoa tientas la insuficiente daga del cinturón mientras lo hacía. Miró a su alrededor,confiando desesperadamente en que hubiese algo que pudiera usar como arma: unpalo largo,cualquiercosa.Nohabíanadaa sualrededor salvo lahierba,el ríoquediscurríaapocadistancia,ylosárbolesenloalto,extendiendolasgruesasramasporencima de su cabeza como una red verde.De improviso recordó laConfiguraciónMalachienlaquelaInquisidoralohabíaencerrado.Sebastiannoeraelúnicocapazdesaltar.
Sebastianvolvióalanzarunmandoblehaciaél,peroJaceyahabíasaltado...Seencontrabaenelaire.Laramamásbajaestabaaunosseismetrosdealtura;laagarró,columpiándose hacia arriba y sobre ella. Arrodillándose sobre la rama, vio aSebastiangirarenredondoenelsueloymirarhaciaarriba.JacearrojóladagayoyógritaraSebastian.Jadeante,seirguió...
YSebastianestabadeimprovisosobrelaramajuntoaél.Supálidorostroestabaenrojecidoporlaira;elbrazoqueusabaparaempuñarlaespadachorreabasangre.Selehabíacaídolaespada,evidentemente,sobrelahierba,aunqueesosimplementelosponía en igualdad de condiciones, se dijo Jace, ya que su daga también habíadesaparecido. Vio con cierta satisfacción que por ver primera Sebastian parecíaenojado..., enojadoysorprendido,comosiunamascotaa laquehabíaconsideradomansalehubieramordido.
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—Hasidodivertido—dijoSebastian—.Peroahorasehaacabado.Se abalanzó sobre Jace, agarrándolo por la cintura y derribándolo fuera de la
rama.Cayendo seismetros por los aires cogidos el uno al otro, arañándose... y segolpearonviolentamentecontraelsuelo,contalfuerzaqueJacevioestrellastraslosojos.SelanzóaporelbrazoheridodeSebastianyleclavólosdedos;SebastianchillóygolpeóaJaceenlacaraconeldorsodelamano.Labocadelmuchachosellenódesangresalada;seatragantóconellamientrasrodabanjuntosporlatierra,asestándosepuñetazoselunoalotro.Sintióelrepentinoshockdeunfríogélido;habíarodadoporla suavependiente al interior del ríoyyacíanmediodentro,medio fueradel agua.Sebastian lanzó un grito ahogado y Jace aprovechó la oportunidad para agarrar lagargantadesuadversarioycerrarlasmanosasualrededor,apretando.Sebastiandioboqueadas,agarrandolamuñecaderechadeJaceconsumanoytirandodeellahaciaatrás, con fuerza suficiente para partirle los huesos. Jace se oyó chillar como siestuvieralejos,ySebastiansacópartidodelaventaja,retorciendolamuñecarotasinpiedadhastaqueJacelosoltóycayóhaciaatrásenelfríoyaguadolodo,conelbrazoaullandodedolor.
MedioarrodilladosobreelpechodeJace,conunarodillaclavándoseconfuerzaen sus costillas,Sebastian le sonrióburlón.Susojos centelleabanblancosynegrosdesdeunamáscaradetierraysangre.Algobrillabaensumanoderecha.LadagadeJace.Debíadehaberlarecogidodelsuelo.LapuntadescansabadirectamentesobreelcorazóndeJace.
—Y nos encontramos exactamente donde estábamos hace cinco minutos —comentóSebastian—.Hastenidotuoportunidad,Wayland.¿Tusúltimaspalabras?
Jacelemirófijamente;lemanabasangredelabocayelsudorleescocíaenlosojos,ytuvounasensacióndeagotamientototalyvacío.¿Erarealmenteasícomoibaamorir?
—¿Wayland?—dijo—.Sabesqueésenoesminombre.—TienestantoderechoaélcomolotienesalnombredeMorgenstern—replicó
Sebastian,queseinclinóhaciasuenemigoapoyandosupesosobreladaga.LapuntaperforólapieldeJace,enviandounaardientepunzadadedoloratravés
desucuerpo.ElrostrodeSebastianestabaacentímetrosdedistancia;suvozeraunsusurrosibilante.
—¿RealmentecreíasqueerashijodeValentine?¿RealmentecreíasqueunacosalloriqueanteypatéticacomotúeradignadeserunMorgenstern,desermihermano?—Echólosblancoscabellosatrás:estabanlaciosporelsudoryelaguadelarroyo—.Eresunniñosustituto—dijo—.Mipadreabrióencanaluncadáverpara sacarteyconvertirteenunodesusexperimentos. Intentócriartecomoasupropiohijo,peroerasdemasiadodébilparaserledeutilidad.Nopodíasserunguerrero.Noeresnada.Inútil. Así que se te quitó de encima entregándote a los Lightwood y esperó que
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pudierasserledeutilidadmástarde,comoseñuelo.Ocomocebo.Éljamástequiso.LosardientesojosdeJacepestañearon.—Entoncestú...—Yo soy el hijo de Valentine. Joanthan Christopher Morgenstern. Tú jamás
tuvisteningúnderechoaesenombre.Eresunfantasma.Unaspirante.Susojoserannegrosy relucían,comodoscaparazonesde insectosmuertos;de
improvisoJaceoyólavozdesumadre,comoenunsueño—aunqueellanoeraunmadre—diciendo: «Jonathan ya no es un bebé. No es ni siquiera humano; es unmonstruo».
—Setratadeti—dijoJaceconvozasfixiada—.Erestuquientienelasangrededemonio.Noyo.
—Exacto.LadagaresbalóotromilímetroalinteriordelacarnedeJace.Sebastiantodavía
sonreía,peroeraunrictus,comoeldeunacalavera.—Túeresel chicoángel.Tuvequeoírlo todo respectoa ti.Túcon tuhermosa
caradeángelytusbonitosmodalesytusdelicados,tustandelicadossentimientos.Nisiquiera podías contemplar morir un pájaro sin llorar. NO es de extrañar queValentinesesintieraavergonzadodeti.
—No—Jaceolvidólasangredesuboca,olvidóeldolor—.Esdetidequienseavergüenza. ¿Crees que no quería llevarte con él al lago porque necesitaba queestuvieses aquí y abrieses la puerta amedianoche? Él sabía que serías incapaz deesperar.NotellevóconélporqueleavergüenzapresentarseanteelÁngelymostrarlelo que ha hecho. Enseñarle la criatura que creó.Mostrarte a él.—Alzó lamiradahaciaSebastian;podíasentirunaterribleytriunfalpiedadllameandoensuspropiosojos—.Sabequenohaynadadehumanoenti.Quizásteama,peroteodiatambién...
—¡Cállate!Sebastianpresionósobreladaga,retorciendolaempuñadura.Jacesearqueóhacia
atrásconungrito,yundolorinsoportableleestallócomounrelámpagotraslosojos.«Voyamorir—pensó—.Meestoymuriendo.Seacabó.»Sepreguntósiyalehabríaperforado el corazón. NO podía moverse, ni podía respirar. Supo entonces lo quedebíadesentirunamariposaclavadasobreunacartulina.Intentóhablar,intentódecirsunombre,peronadasaliódesubocasalvomássangre.
YsinembargoSebastianparecióleersusojos.—Clary.Casilohabíaolvidado.Estasenamoradodeella,¿verdad?Lavergüenza
devuestrosasquerososimpulsosincestuososcasidebedehabertematado.Quémalasuertequenosupiesesquenoesrealmentetuhermana.Podríashaberpasadoelrestodetuvidaconella,sinofuesestanestúpido.—Seinclinó,empujandoelcuchilloconmás fuerza, arañando hueso con su filo, y le habló a Jace al oído, en una voz tanquedacomounsusurro—.Ellateamabatambién—dijo—.Tenesopresentemientras
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mueres.LaoscuridadentróaraudalesdesdelosbordesdelavisióndeJace,igualquetinta
derramándosesobreunafotografíay tapandola imagen.Deprontonohuboningúndolor.No sintió nada, ni siquiera el peso de Sebastian sobre él, como si estuvieseflotando.ElrostrodeSebastiansediluyósobreél,blancocontralaoscuridad,conladaga en lamano. Algo de un dorado brillante relució en lamuñeca de Sebastian,comosi llevaraunbrazalete.Peronoeraunbrazalete, porque semovía.Sebastianmiróendirecciónalamano,sorprendido,alavezqueladagacaíaenellaalaflojarselapresiónygolpeabacontraellodoconunsonidoaudible.
Luego la manomisma, separada de la muñeca, chocó contra el suelo junto alarma.
JacecontemplóconasombrocómolamanoseccionadadeSebastianrebotabaeibaadetenersecontraunpardebotasnegrasaltas.Lasbotasibanunidasaunpardedelicadaspiernas,quesealzabanhastauntorsoesbeltoyunrostrofamiliarcoronadoporunacascadadecabellosnegros.JacealzólosojosyvioaIsabelle,queteníaellátigo empapado en sangre y los ojos clavados en Sebastian, quien contemplabafijamenteelensangrentadomuñóndesumuñecaconterriblesorpresa.
Isabellelededicóunasonrisalúgubre.—EsohasidoporMax,bastardo.—Zorra—siseóSebastian...y se incorporódeunsaltoalmismo tiempoqueel
látigodeIsabelledescendíahaciaélaunavelocidadincreíble.Elmuchachosearrojóaunladoydesapareció.Seescuchóunsusurrodehojas;
sin duda se había esfumado al interior del los árboles, pensó Jace, aunque sentíademasiadodolorparagirarlacabezaymirar.
—¡Jace!Isabellesearrodillójuntoaél;suestelabrillabaenlamanoizquierda.Teníalos
ojosllenosdelágrimas;debíadetenerbastantemalaspecto,comprendióJace,paraqueIsabellemostraraaquellaexpresión.
«Isabelle», intentó decir. Quería decirle que se marchara, que huyera, que noimportaba lo espectacular, valiente y llena de talento que fuera—y era todas esascosas—,quenoerarivalparaSebastian.YnohabíamododequeSebastianfueseadejar que algo sin importancia como que le hubiesen rebanado la mano fuera adetenerlo. Pero todo lo que surgió de la boca del muchacho fue una especie deborboteo.
—No hables.—Notó la punta de la estela arder sobre la piel del pecho—. Tepondrásbien.—Isabelle lesonrió temblorosamente—.Seguroque tepreguntasquédiablos hago yo aquí —dijo—. No sé cuanto sabes... No sé lo que Sebastian tecontó...perotúnoereselhijodeValentine.
Eliratzeestabacasiterminado;Jacepodíasentiryacómoeldolorsedesvanecía.
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Asintiólevemente,intentandodecirle:«Losé».—Detodosmodos,yonoibaavenirabuscartedespuésdequesalieraspitando,
porquedecíasen tunotaqueno lohiciésemos,yeso loentendí.Peropornadadelmundoteibaadejarmorircreyendoqueteníassangrededemonio,osindecirtequenohaynadamaloenti,aunquefrancamente,paraempezar,cómopudistepensarunaestupidezasí...—LamanodeIsabellediounasacudida,yellasequedóinmóvil,sinquererestropearlaruna—.YeranecesarioquesupiesesqueClarynoestuhermana—siguió,conmásdulzura—.Porque...porqueteníasquesaberlo.AsíqueconseguíqueMagnusmeayudaraalocalizarte.Uséaquelpequeñosoldadodemaderaquelediste aMax.No creo queMagnusme hubiera echado unamano en una situaciónnormal,perodigamossimplementequeestabaenun«inusual»buenhumor,yqueledijequeAlecqueríairentubusca...aunqueesonoera«estrictamente»cierto,peropara cuando él lo descubra ya será demasiado tarde, puesto que una vez que supedóndeestabas,porqueélyahabíainstaladoaquelPortal,meescabullí...
Isabellelanzóungrito.Jaceintentóagarrarla,peroestabafueradesualcance;fuealzadayarrojadaaunlado.Ellátigoseleescapódelamano.Sepusoderodillasatodaprisa,peroSebastianestabayadelantedeella.Losojoslellameabanfuriososyhabíaunatelaensangrentadaalrededordelmuñón.Isabellese lanzóaporel látigo,peroSebastiansemoviómásdeprisa.Giróenredondoy leasestóunapatada,confuerza.Labotaquecubríasupielaalcanzóenlacajatorácica.AJacecasileparecióoír cómo las costillas de Isabelle se quebrabanmientras ésta volaba hacia atrás yaterrizaba desmañadamente de costado. La oyó lanzar un grito —a Isabelle, quejamásgritabadedolor—cuandoSebastianvolvióapatearlayluegolevantósulátigodelsuelo,blandiéndoloenlamano.
Jacerodósobreelcostado.Eliratzecasiterminadohabíaayudado,peroeldolordelpechotodavíaerafuerteysabía,dealgúnextrañomodo,queelhechodeescupirsangreprobablementesignificabaque teníaunpulmónperforado.Noestabasegurode cuánto tiempo le daba eso. Minutos, probablemente. Escarbó en el suelo pararecogerladagadedondeSebastianlahabíadejadocaer,juntoalosespantososrestosdesumano,ysepusoenpietambaleante.Olíaasangreportodaspartes.PensóenlavisióndeMagnus,elmundoconvertidoensangre,ysuresbaladizamanosecerróconfuerzaenelmangodeladaga.
Diounpasoalfrente.Luegootro.Cadapasoeracomosiarrastraralospiesporcemento. Isabelle insultaba a gritos a Sebastian, que reía mientras la asestabalatigazossobreelcuerpo.Loschillidosde lamuchachaarrastrabanaJacecomounpezenunanzuelo,perosetornaronmásdébilesamedidaqueélavanzaba.Elmundogritabaasualrededorcomounaatraccióndeferia.
«Un paso más», se dijo. Uno más. Sebastian le daba la espalda; estabaconcentradoenIsabelle.ProbablementepensabaqueJaceyaestabamuerto.Ycasilo
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estaba. «Un paso», se dijo, pero no podía hacerlo, no podía moverse, no podíaobligarseaarrastrarlospiesunpasomás.Lastinieblaspenetrabanaraudalesporlosbordes de su visión..., una negruramás profunda que la oscuridad del sueño.Unanegruraqueborraría todo loquehabíavisto jamásy leproporcionaríaundescansoqueseríaabsoluto.Pacífico.Pensó,deimproviso,enClary;Clarytalycomolahabíavistolaúltimavez,dormida,conelcabelloextendidosobrelaalmohadaylamejillasobrelamano.Habíapensandoentoncesquenohabíavistonuncanadatanapacibleensuvida,perodesdeluegoellasólohabíaestadodormida,igualquecualquierotrapersona dormiría. No había sido su paz lo que le había sorprendido, sino la suyapropia.Lapazquesentíaalestarconellanoseparecíaanadaquehubieseconocidoantes.
Eldolorleestremeciólacolumnavertebral,yadvirtióconsorpresaquedealgúnmodo, sin una volición propia, las piernas habían dado el último paso crucial.Sebastian teníaelbrazoatrás, el látigobrillabaen sumano; Isabelleyacía sobre lahierba,hechaunguiñapo,yyanogritaba...yanosemovíaenabsoluto.
—PequeñazorraLightwood—decíaenaquellosmomentosSebastian—.Deberíahaberteaplastadolacaraconaquelmartillocuandotuvelaoportunidad...
Y Jace alzó la mano, con la daga en ella, y hundió la hoja en la espalda deSebastian.
Sebastiansetambaleóyellátigoescapódesumano.SevolviódespacioymiróaJace, y éste pensó, con distante horror, que quizás Sebastian realmente no erahumano,quenoselopodíamatardespuésdetodo.ElrostrodeSebastiancarecíadeexpresión,lahostilidadhabíadesaparecidodeél,yeloscurofuegotambiénsehabíamarchadodesusojos.YanoseparecíaaValentine,endefinitiva.Parecía...asustado.
Abriólaboca,comosituvieseintencióndedecirlealgoaJace,perolasrodillasseledoblabanya.Seestrellócontraelsuelo;lafuerzadelacaídahizoqueresbalaraporlapendienteycayeradentrodelrío.Acabótumbadosobrelaespalda,consusojossinvidaclavadosenelcielo;elaguafluyóasualrededor,arrastrandooscuroshilillosdesangrecorrienteabajo.
«Me enseñóque hay un lugar en la espalda de un hombre donde si hundes uncuchillo,puedesperforarleelcorazónyseccionarlelaespinadorsal,todoalavez»,habíadichoSebastian.«Imaginoquetuvimoselmismoregalodecumpleañoseseaño—pensóJace—,¿verdad?»
—¡Jace!—EraIsabelle,conelrostroensangrentado,queluchabaporsentarseenelsuelo—.¡Jace!
Intentó volverse hacia ella, intentó decir algo, pero las palabras habíandesaparecido. Resbaló hasta quedar de rodillas. Un gran peso le presionaba loshombros, y la tierra lo llamaba: abajo, abajo, abajo.Apenas era consciente de queIsabellechillabasunombremientraslaoscuridadloengullía.
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Simon era un veterano de incontables batallas. Es decir, si uno contaba las
batallasenquehabíatomadopartemientrasjugabaaDragonesyMazmorras,claro.Su amigo Eric era un entusiasta de la historia militar y era quien por lo generalorganizabalorelacionadoconlasguerrasenlaspartidas,queinvolucrabanadocenasdediminutasfigurasmoviéndoseenrectasfilasporunpaisajeplanodibujadosobrepapeldeestraza.
Así era como él había imaginado siempre las batallas... O del modo en queaparecenenlaspelículas,condosgruposdepersonasavanzandounoshacialosotrosatravésdeunallanaexpansióndetierra.Filasrectasyunaprogresiónordenada.
Aquellonoseleparecíaennada.Eraelcaos,untumultodegritosymovimiento,yelpaisajenoerallanosinouna
masa de barro y sangre revuelta hasta quedar convertida en una pasta inestable.SimonhabíaimaginadoquelosHijosdelaNochellegaríanalcampodebatallaylosrecibiríaalguienqueestuviesealmando; imaginabaquevería labatalladesdelejosprimero y podría observar mientras los dos bandos se enfrentaban. Pero no huborecibimiento,ynohabíabandos.Labatallasurgiódelaoscuridadcomosiélhubiesesalidoporcasualidadaunacallejueladesiertayhubieseidoapararenmediodeundisturbio en pleno Tines Square; de repente había muchedumbre moviéndose entropel a su alrededor, manos que lo agarraban, empujándolo fuera del paso, y losvampirossedesperdigaron, lanzándosealcombatesinsiquieravolver lavistahaciaél.
Y había demonios..., demonios por todas partes, y jamás había imaginado lossonidosquepodíanemitir,losalaridos,ululacionesygruñidos,yloqueerapeor,lossonidosdecarnedesgarraday trituradaydeávidasatisfacción.Simondeseópoderdesconectarsucapacidadauditivadevampiro,peronopodía,ylossonioserancomocuchillosperforándolelostímpanos.
Diountraspiéconuncuerpoqueyacíamediosepultadoenellodo,sevolvióparaversipodíaserdeayuda,yvioquealcazadordesombrasqueestabaasuspies lefaltabalapartequeibadeloshombroshaciaarriba.Elhuesoblancobrillabasobrelatierra oscura, y a pesar de la naturaleza vampírica del muchacho, sintió náuseas.«Debodeserelúnicovampirodelmundoalqueleenfermalavisióndelasangre»,pensó,yentoncesalgologolpeóconviolenciapordetrásyseviolanzadoalfrente,resbalandoporunapendientedelodoalinteriordeunhoyo.
EldeSimonnoeraelúnicocuerpoquehabíaallíabajo.Rodósobre laespaldajustoalmismotiempoqueundemoniosealzabaanteél.SeparecíaalaimagendelaMuerteenungrabadomedieval:unesqueletoanimado,conunahachaensangrentada
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aferrada en una mano huesuda. Se arrojó a un lado mientras la hoja caídaruidosamente,acentímetrosdesurostro.Elesqueletoemitióundesilusionadosiseoyvolvióaalzarelhacha...
Yrecibióungolpeenelcostadodeungarrotedemaderacubiertodenudos.Elesqueleto estalló en pedazos como una piñata repleta de huesos, que tintinearonhaciéndoseañicosantesdedesaparecerenlaoscuridadconunsonidoparecidoaldecastañuelas.
Un cazador de sombras observaba a Simon desde arriba.No era nadie a quienhubiesevistojamás.Unhombrealto,barbudoysalpicadodesangre,quesepasóunamano mugrienta por la frente mientras bajaba la vista hacia Simon, dejando unaoscurarayatrasella.
—¿Estásbien?Anonadado,Simonasintióyempezóaponerseenpieatodaprisa.—Gracias.Eldesconocidoseinclinóhaciaabajoyleofrecióunamanoparaayudarloasubir.
Simonaceptó...y saliódisparadohaciaarriba fueradelhoyo.Aterrizódepieenelborde, con lospies patinando sobre el lodohúmedo.El desconocido le dedicóunasonrisaavergonzada.
—Losiento.Fuerzadesubterráneo;micompañeroesunhombrelobo.Noestoyacostumbrado a ella.—Miró con atención el rostro deSimon—.Eres un vampiro,¿verdad?
—¿Cómolohassabido?El otro sonrió. Era una especie de sonrisa cansada, pero no había nada poco
amistosoenella.—Tuscolmillos.Salencuandopeleáis.Loséporque...Seinterrumpió.Simonpodíahaberañadidoloquefaltabaporél:«Loséporque
hematadoaunabuenacantidaddevampiros».—Noimporta.Gracias.Porpelearconnosotros.—No...Simonestabaapuntodedecirquenohabíapeleadoexactamenteaún.Queaúnno
había contribuidoconnada, en realidad.Volvió la cabezaparadecirlo,y consiguióhacer salir exactamente una palabra de la boca antes de que algo increíblementeenorme,conzarpasyconalas raídas,descendieraenpicadodelcieloyclavara lasgarrasenlaespaldadelcazadordesombras.
Elhombreni siquiera lanzóungrito.Sucabeza se inclinóhacia atrás, comosimiraraarribasorprendido,preguntándosequélohabíaagarrado...yluegodesaparecióysaliódespedidoalinteriordelvacíocielonegroenunremolinodedientesyalas.ElgarrotecayóruidosamentealsueloalospiesdeSimon.
Simonnosemovió.Todo,desdeelmomentoenquehabíacaídoalhoyo,había
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ocupadomenosdeunminuto.Sevolviócomoatontadoycontemplófijamenteasualrededorlasespaldasquesemovíanatodavelocidadenlaoscuridad,lasgarrasdelos demonios que acuchillaban el aire, los puntos de luz que corrían aquí y allá atravésdelaoscuridadcomolibélulasmoviéndoseraudasentreelfollaje...yentoncescomprendióqueeranrestos.Eranlasrefulgenteslucesdecuchillosserafín.
No veía ni a losLightwood, ni a los Penhallow, ni a Luke, ni a nadie a quienpudiese reconocer. Él no era un cazador de sombras.Y sin embargo el hombre lehabíadadolasgracias,lehabíadadolasgraciasporpelear.LoquehabíadichoClaryeracierto...,tambiénerasubatallaylonecesitabanallí.NoalSimonhumano,queeraamable y pazguato y odiaba la visión de la sangre, sino al Simon vampiro, unacriaturaalaqueapenasconocíasiquiera.
«Losauténticosvampiros sabenqueestánmuertos»,habíadichoRaphael.PeroSimonnosesentíamuerto.Jamássehabíasentidomásvivo.Sevolviómientrasotrodemoniosealzabafrenteaél;eraunacriaturaparecidaaunlagarto,conescamasydientesderoedor.SeabalanzósobreSimonconlasnegraszarpasextendidas.
Simonsaltó.Golpeóelinmensocostadodelacriaturayseaferróallímientraslasuñas se hundían y las escamas cedían bajo sumano. LaMarca que llevaba en lafrentelatióconfuerzamientrashundíaloscolmillosenelcuellodeldemonio.
Sabíafatal.Cuandoelcristaldejódecaer,quedóunagujeroeneltechodevariosmetrosde
anchura,comosihubiesecaídounmeteoritoporél.Penetróairefríoporlaabertura.Tiritando,Clarysepusoenpieysesacudióelpolvodecristaldelasropas.
LaluzmágicaquehabíailuminadoelSalónhabíaquedadoapagada:enaquellosmomentos el interior resultaba lóbrego, lleno de sombras y polvo. La tenueiluminacióndelPortalquesedesvanecíaen laplazaeraapenasvisible,brillandoatravésdelaspuertasabiertasdelaentrada.
Probablemente ya no era seguro para ella permanecer allí dentro, se dijo. LomejorseríairacasadelosPenhallowyunirseaAline.Habíacruzadocasilamitaddel Salón cuando sonaron pisadas en el suelo de mármol. Su corazón latíaviolentamente;volvió lacabezayvioaMalachi,una sombra largaydelgadaen lapenumbra, que avanzaba a grandes zancadas hacia el estrado. Pero, ¿qué hacía éltodavía allí? ¿No debería de estar con el resto de los cazadores de sombras en elcampodebatalla?
Amedidaqueelhombreseacercabamásalestrado,ellaadvirtióalgoquehizoquesellevaraunamanoalaboca,sofocandoungritodesorpresa.Habíaunaoscurafigura encorvadaposadaen el hombrodeMalachi.Unpájaro.Uncuerpo,para ser
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exactos.Hugo.Clarycorrióaacurrucarse trasunpilarmientrasMalachisubía lospeldañosdel
estrado. Había algo inconfundiblemente furtivo en el modo en que éste echabamiradas fugaces a un lado y a otro. Aparentemente satisfecho de que no leobservaran,extrajoalgopequeñoyrelucientedelbolsilloyselocolocóeneldedo.¿Unanillo?Alargó laotramanoparadarlevueltas,yClary recordóaHodgeen labibliotecadelInstituto,tomandoelanillodelamanodeJace...
ElairefrenteaMalachirielótenuemente,comoconcalor.Unavozhablódesdeél,unavozfamiliar,fríayculta,teñidaahoraconapenasunlevísimotonodefastidio.
—¿Quésucede,Malachi?Noestoydehumorparacharlasjustoahora.—Mi señor Valentine —dijo Malachi; su acostumbrada hostilidad había sido
reemplazadaporunobsequiososervilismo—.Hugomehavisitadohaceuninstante,trayendonoticias.Hesupuestoqueyahabíais llegadohastaelEspejo,yquepor lotantomehabuscadoamíenlugardeacudiravos.Hepensadoquepodríaisquererconocerlas.
—Muybien.—EltonodeValentineeraseco—.¿Quénoticias?—Esvuestrohijo,señor.Vuestrootrohijo.Hugo lehaseguido lapistahastael
valledelacueva.Inclusopodríahaberosseguidoatravésdelostúnelesquellevanallago.
Claryseaferróalpilarconlosdedosblancosporlatensión.HablabandeJace.Valentinelanzóungruñido.—¿SehaencontradoconJonathan?—Hugodicequeloshadejadoaambospeleando.Clary sintióqueel estómago ledabaunvuelco. ¿JacepeleandoconSebastian?
PensóenelmodoenqueSebastianhabíaalzadoaJaceenelGardylohabíalanzadoporlosaires,comosinopesaranada.Unaoleadadepánicolainundó,tanintensaquepor un momento los oídos le zumbaron. Para cuando volvió a tener enfocada lahabitación,yasehabíaperdidoloquefuesequeValentinelehabíadichoaMalachienrespuesta.
—Los queme preocupan son aquellos que son lo bastantemayores comopararecibirlasMarcasperonolosuficientecomoparapelear—decíaMalachienaquellosinstantes—.EllosnohanvotadoenladecisióndelConsejo.Pareceinjustocastigarlesdelmismomodoenquedebensercastigadosaquellosqueestánpeleando.
—Yaloheconsiderado.—LavozdeValentineeraunretumbograve—.Debidoaque a los adolescentes se les ponen Marcas más tenues, éstos tardan más enconvertirseenrepudiados.Variosdías,almenos.Creoquepodríaserperfectamentereversible.
—Mientras que aquellos de nosotros que hemosbebido de lasCopaMortal no
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nosveremosafectadosenningúnmodo,¿verdad?—Estoyocupado,Malachi—dijoValentine—.Tehedichoqueestarása salvo.
Mevalavidaenesto.Tenunpocodefe.Malachiinclinólacabeza.—Tengogran fe,mi señor.Lahemantenidodurantemuchos años, en silencio,
sirviéndoossiempre.—Yserásrecompensado—repusoValentine.Malachialzólosojos.—Miseñor...Pero el aire había dejado de rielar. Valentine se había ido.Malachi frunció el
ceño,luegodescendió,decidido,lospeldañosdelestradoysemarchóendirecciónalaspuertasprincipales.Claryseencogiótraselpilar,confiandodesesperadamenteenquenolaviese.Elcorazónlelatíaconviolencia.¿Quéhabíasidotodoaquello?¿Quésignificabansuspalabrassobrerepudiados?Larespuestabrillótrémulaenunrincóndesumente,peroparecíademasiadohorribleparaconsiderarla.NisiquieraValentineharía...
Algovolóhaciasurostro,algooscuroquegirabaveloz.Apenastuvotiempodealzarlosbrazosparacubrirselosojoscuandoalgoleacuchillóeldorsodelamano.Oyóunferozgraznido,yelbatirdealassobrelasmuñecasalzadas.
—¡Hugo!¡Essuficiente!—EralaagudavozdeMalachi—.¡Hugo!Hubootrograznidoyungolpesordo,yluegosilencio.Clarybajólosbrazosyvio
alcuervoqueyacía inmóvila lospiesdelCónsul...aturdidoomuerto,no losabía.Conungraznidofurioso,Malachipateósalvajementealcuerpoparaapartarlodesucamino y avanzómajestuoso hacia Clary, conmirada iracunda. La sujetó por unamuñecaensangrentadaylaincorporóviolentamente.
—Chicaestúpida—dijo—.¿Cuántotiempohasestadoahíescuchando?—El tiempo suficiente para saber que perteneces al Círculo —escupió ella,
retorciendolamuñecaqueélsujetabaconfirmeza—.EstásdelladodeValentine.—Sóloexisteunlado.—Lavozdelhombrefueunsiseo—.LaClaveesestúpida,
está mal aconsejada, les hace el juego a semihombres y monstruos. Todo lo quequiero es hacerla pura, devolverla a su antigua gloria.Un objetivo que uno podríapensar que contaría con la aprobación de todo cazador de sombras, pero no...escuchana idiotasy agentequeamaademonios, como túyLucianGraymark.Yahora habéis enviado a la flor de los nefilim amorir en esta batalla ridícula... Ungesto vacío que no conseguirá nada. Valentine ha iniciado ya el ritual; pronto elÁngel se alzará, y los nefilim se convertirán en repudiados.Todos salvo los pocosqueestánbajolaproteccióndeValentine...
—¡Esoesasesinato!¡Estáasesinandoacazadoresdesombras!—Noesasesinato—dijoelCónsul,ysuvozsonóllenadefanáticapasión—.Es
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depuración.Valentinecrearáunmundonuevodecazadoresdesombras,unmundoalquesehabrálibradodeladebilidadylacorrupción.
—Ladebilidadylacorrupciónnoformanpartedelmundo—lereplicóClaryconbrusquedad—. Están en la gente. Y siempre lo estarán. El mundo necesita gentebuenaparamantenerelequilibrio.Yestáisplaneandomatarlos.
Éllamiróporunmomentoconfrancasorpresa,comosiledejaraestupefactolafuerzadesutono.
—Hermosas palabras para una chica capaz de traicionar a su propio padre.—Malachi la atrajo violentamente hacia él, tirando con brutalidad de la sangrantemuñeca—. Quizás deberíamos comprobar cuánto le importaría a Valentine si teenseñara...
Pero Clary jamás descubrió qué quería enseñarle. Una forma oscura se colocócomounaexhalaciónentreellos...conlasalasdesplegadasylaszarpasextendidas.
ElcuervoalcanzóaMalachiconlapuntadeunagarra,abriéndoleunsangrientosurcoenlacara.Conunalarido,elCónsulsoltóaClary,yalzólosbrazos,peroHugohabía vuelto a girar y lo acuchillaba brutalmente con pico y garras. Malachi setambaleó hacia atrás, agitando los brazos en el aire, hasta que se golpeó contra elborde de un banco con fuerza. Éste se volcó con un gran estrépito; perdió elequilibrio,elhombrecayócuanlargoera trasélconungritoestrangulado...queseinterrumpiórápidamente.
ClarycorrióhastadondeMalachiyacíahechounovillosobreelsuelodemármol,conuncírculodesangreasualrededor.Habíaaterrizadosobreunmontóndecristalesdeltechoroto,yunodelosirregularespedazoslehabíaatravesadolagarganta.Hugoseguíarevoloteandoenelaire,describiendocírculosalrededordelcuerpodeMalachi.EmitióungraznidotriunfalmientrasClarylomirabafijamente;alparecerelavenolehabíangustadolaspatadasygolpesdelCónsul.MalachideberíahabersabidoquenodebíaatacaraunadelascriaturasdeValentine,pensóClaryconamargura.Elaveeratanpocoindulgentecomosuamo.
PeronohabíatiempoparapensarenMalachiahora.Alechabíadichoquehabíasalvaguardasalrededordel lago,yquesialguiense transportabaallíconunPortal,saltaríanlasalarmas.Valentineprobablementeseencontrabayaenelespejo;nohabíatiempo que perder. Clary se apartó despacio del cuervo, se dio la vuelta y saliódisparadahacialaspuertasdeentradasdelSalónyeltenueresplandordelPortalquehabíaalotrolado.
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PESADOENLABALANZA
El agua la golpeó en la cara como un puñetazo. Clary se hundió, dandoboqueadas,enunaoscuridadhelada;loprimeroquepensófuequeelPortalsehabíadesvanecidosinposibilidaddearreglo,yqueellaestabaatrapadaenelarremolinadolugarentinieblasintermedio,dondeseasfixiaríaymoriría,talycomoJacelehabíaadvertidoquepodríasucederlaprimeravezqueellahabíausadounPortal.
Losegundoquepensófuequeyaestabamuerta.Probablemente sólo estuvo inconsciente unos pocos segundos, aunque pareció
comosifueseelfindetodo.Cuandodespertó,sufrióunsobresaltoquefuecomoelimpactodeabrirsepasoa travésdeunacapadehielo.Habíaestado inconscienteyahora, de improviso, no lo estaba; yacía de espaldas sobre tierra fría y húmeda,contemplandouncielotanrepletodeestrellasqueparecíacomosihubiesenarrojadoun puñado demonedas de plata sobre su oscura superficie. Tenía la boca llena delíquidosalobre;volvió lacabezaaun lado, tosióyescupióy jadeóhastaquepudovolverarespirar.
Cuandofinalizaronlosespasmosdesuestómagorodósobreelcostado.Teníalasmuñecasatadasconuna tenue tirade luz refulgente,y sentía laspiernaspesadasyraras, como un hormigueo que las recorría de arriba abajo. Se preguntó si habríaestadoechadasobreellasenunaposiciónextraña,oquizáeraunefectosecundariodehaber estado a punto de ahogarse.Le ardía la nuca como si le hubiese picado unaavispa.Conun jadeose incorporóaunaposiciónsentada,con laspiernasestiradasincómodamentefreneaella,ymiróasualrededor.
Estaba en la orilla del lago Lyn, donde el agua dejaba paso a una arenapulverulenta. Una negra pared de roca se alzaba tras ella, los precipicios querecordabadecuandoestuvoallíconLuke.Laarenamismaeraoscura,ycentelleabacon mica de plata. Aquí y allá en la arena había antorchas de luz mágica, quellenabanelaireconsuresplandorplateado,dejandounatraceríadelíneasrefulgentessobrelasuperficiedelagua.
Juntoalaorilladellago,aunospocosmetrosdedondeestabasentada,habíaunamesa baja hecha con piedras planas apiladas una sobre otra. Estaba claro que lahabíanmontadoatodaprisa;aunquelasbrechasentrelaspiedrasestabanrellenasconarena húmeda, algunas de las rocas empezaban a resbalar y a torcerse.DepositadosobrelasuperficiedelaspiedrashabíaalgoquehizoqueClarycontuvieseelaliento:LaCopaMortal,ycolocadaatravesadasobreella, laEspadaMortal,una lenguadellama negra bajo la luz mágica. Alrededor del altar observó las líneas de runas
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grabadas en la arena. Las contempló con atención, pero estaban embarulladas, sinsentido...
Unasombrapasópor laarena,moviéndoseveloz: la largasobradeunhombre,convertidaenoscilanteyvagaporlaluzparpadeantedelasantorchas.CuandoClaryalzóporfinlacabeza,élestabadepiejuntoaella,observándola.
Valentine.Elimpactodeverlefuetanenormequecasinoleocasionónisiquieraimpresión.
Nosintiónadamientrasalzabalavistahaciasupadre,cuyorostroflotabarecortadoenelnegrofirmamentocomolaluna:blanco,austero,horadadoporojosnegrosqueerancomocráteresdemeteoritos.
Por encima de la camisa llevaba sujetas una cantidad de correas de cuero quesujetabanunadocenaomásdearmasqueseerizabanasuespaldacomolasespinasdeunerizo.Presentabaunaspecto increíblemente fornido;aparentaba laaterradoraestatuadealgúndiosguerrerodedicadoaladestrucción.
—Clarissa—dijo—.HascorridounbuenriesgollegandohastaaquíenunPortal.Tienessuertedequetevieraaparecerenelaguacasiencuantohasllegado.Estabasinconsciente;denoserpormí,tehabríasahogado.—Unmúsculojuntoasubocasemoviólevemente—.YyonomepreocuparíaexcesivamenteporlassalvaguardasdealarmaquelaClavehacolocadoalrededordellago.Lashesuprimidoencuantohellegado.Nadiesabequeestásaquí.
«¡Notecreo!»Claryabriólabocaparaarrojarlelaspalabrasalrostro.Nosalióningún sonido. Era como en una de esas pesadillas en las que intentaba chillar ychillar y nada sucedía.Únicamente una seca bocanada de aire brotó de la boca, eljadeodealguienqueintentabachillarconlagargantaseccionada.
Valentinemeneólacabeza.—Notemolestesenintentarhablar.Heusadounarunadesilencio,unadeesas
queusaban losHermanosSilenciosos,en tunuca.Hayuna runadesujeciónen tusmuñecas,yotraque te inutiliza laspiernas.Yono intentaríaponermeenpie...Laspiernasnotesostendrán,ysóloteprovocarádolor.
Clary lecontempló iracunda, intentando taladrarlecon lamirada,herirleconsuodio.Peroélnoleprestólamenoratención,
—Podría haber sido peor, ¿sabes? Para cuanto te he arrastrado a la orilla, elvenenodellagoyahabíaempezadoahacersuefecto.Tehecuradodeél,porcierto.Aunque no espero tu agradecimiento.—Sonrió fugazmente—. Tú y yo no hemostenidonuncauna conversación, ¿verdad?Almenosnouna auténtica conservación.Debesdepreguntarteporquénuncaparecíteneruninteréspaternalporti.Losientosiesotelastimó.
Ahora la mirada fija de la muchacha pasó del odio a la incredulidad. ¿Cómopodían tenerunaconversaciónsiellanisiquierapodíahablar?Intentóobligara las
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palabrasasalir,peronadasurgiódelagargantasalvoundébiljadeo.Valentine se volvió de nuevo hacia su altar y posó la mano sobre la Espada
Mortal.Elarmadespidióunaluznegra,unaespeciederesplandorinvertido,comosiabsorbieralailuminacióndelairequelarodeaba.
—Nosabíaquetumadreestabaembarazadadeticuandomeabandonó—dijo.Clary se dijo que le hablaba como nunca lo había hecho antes. Su tono era
sosegado,inclusocoloquial,peronosetratabadeunaconversación.—Yosabíaquealgonoibabien.Ellapensabaqueocultabasuinfelicidad.Tomé
unpocodesangrede Ithuriel, ladeshidratéhastaconvertirlaenpolvo,y lamezcléconsucomida,pensabaquepodríacurarsuinfelicidad.Dehabersabidoqueestabaembarazada,nolohabríahecho.Yahabíadecididonovolveraexperimentarconunhijodemipropiasangre.
«Mientes»,quisochillarleClary.Peronoestabaseguradequemintiese.Todavíalesonabadeunmodoextraño.Diferente.Quizássedebíaaquedecíalaverdad.
—DespuésdequehuyeradeIdris,labusquéduranteaños—siguióél—.YnotansóloporquetuvieselaCopaMortal.Sinoporquelaamaba.Penséquesiporlomenospodía hablar con ella, podría hacer que entrara en razón.Hice lo que hice aquellanocheenAlacanteenunarranquedecólera,deseandodestruirla,destruirtodoloqueteníaqueverconnuestravidajuntos.Perodespués...—Sacudiólacabeza,dándoselavueltaparadirigirlamiradaallago—.Cuandoporfinlalocalicé,habíaoídorumoresdequehabíatenidootrobebé,unahija.SupusequeerashijadeLucian.Élsiemprelahabíaamado,siemprequisoquitármela.Penséquefinalmentedebíadehabercedido.Quehabíaconsentidotenerunhijoconunrepugnantesubterráneo.—Suvozsetornótensa—.Cuando laencontréenvuestroapartamentodeNuevaYork, apenasestabaconsciente.Meescupióquehabíaconvertidoenunmonstruoasuprimerhijo,yquemehabíaabandonadoantesdequepudiesehacerlomismoconelsegundo.Entoncessequedóinerteenmisbrazos.Todosaquellosañoslahabíaestadobuscando,yesofuetodoeltiempodequedispuseconella.Aquellospocossegundosenlosquememiróconelodioacumuladodurantetodasuvida.Entoncescomprendíalgo.
Alzó a Maellartach. Clary recordó lo pesada que había resultado la Espadainclusocuandoestabaamedioconvertir,yviocómo,amedidaquelahojasealzaba,losmúsculosdelbrazodeValentinesobresalían,durosyencordelados,comosogasserpenteandobajolapiel.
—Comprendí—siguióél—queelmotivodequemeabandonasefueprotegerte.AJonathan loodiaba,peroa ti...Habríahechocualquiercosaparaprotegerte.Paraprotegertedemí.Inclusohabíavividoentremundanos,loqueséquedebíaproducirleunagranangustia.Debiódedolertenopodereducartejamásenningunadenuestratradiciones.Ereslamitaddeloquepodríshabersido.Poseestalentoconlasrunas,perolohamalbaratadotueducaciónmundana.
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BajólaEspada.Lapuntadeéstasecernía,ahora,justojuntoalacaradeClary;lamuchachapodíaverlaconelrabillodelojo,flotandoenellímitedesuvisióncomounapolillaplateada.
—SupeentoncesqueJocelynjamásregresaríaamídebidoati.Ereslaúnicacosaenelmundoqueha llegadoaamarmásde loquemeamóamí.Ydebidoa timeaborrece.Ydebidoaeso,yoteaborrezco.
Clarydesviólacara.Siibaamatarla,noqueríavervenirlamuerte.—Clarissa—dijoValentine—,mírame.«No.»Clavó lamiradaenel lago.Másallá, alotro ladodel aguapodíaverun
tenue resplandor rojo, como fuego sumergido en cenizas. Sabía que era luz de labatalla. Sumadre estaba allí, y Luke.Quizás era apropiado que estuviesen juntos,inclusoaunqueellanolosacompañase.
«Mantendrélosojosfijoenesaluz—pensó—.Seguirémirándolasinimportarloquepase.Serálaúltimacosaquevea.»
—Clarissa—volvióadecirValentine—,eresigualqueella,¿losabías?IgualqueJocelyn.
Sintió un dolor agudo en lamejilla.Era la hoja de laEspada.Él presionaba elbordecontrasucarne,intentandoobligarlaagirarlacabezahaciaél.
—VoyahacerqueelÁngelsealceahora—dijoél—.Yquieroquecontemplescómosucede.
Clarysentíaunsaboramargoenlaboca.«Séporquéestástanobsesionadoconmimadre.Porqueellahasido loúnicoquepensabasquesecontrolabas totalmentequeserevolviócontratiytemordió.Creíasquetepertenecíaynoeraasí.Poresolaquieresaquí,enestemomento,paraquepresenciecómovences.Poresotendrásqueconformarteconmigo.»
LaEspadaseclavómásensumejilla.Valentinedijo:—Mírame,Clary.Ella miró. No quería hacerlo, pero el dolor era excesivo; su cabeza se volvió
bruscamentecasicontrasuvoluntad;lasangrediscurríaengruesasgotasporelrostroysalpicabalaarena.Undolornauseabundoladominómientrasalzabalacabezaparamirarasupadre.
Éste tenía la vista bajada hacia la hoja deMaellartach. También ella estabamanchada con su sangre. Cuando Valentine volvió a mirarla, le brillaba una luzextrañaenlosojos.
—Esnecesaria sangre para completar esta ceremonia—dijo—.Tenía intencióndeusarlamía,perocuandotehevistoenellagohesabidoqueeraelmodoqueteníaRazieldedecirmequeusaralademihijaensulugar.Esporesoquehelimpiadotusangre de la mácula del lago. Ahora estás purificada... purificada y lista. Así quegracias,Clarissa,pordejarmeusartusangre.
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Ydealgúnmodo,PensóClary,lodecíaenserio,sugratituderaauténtica.Hacíatiempo que Valentine había perdido la capacidad de distinguir entre fuerza ycooperación, entre miedo y buena disposición, entre amor y tortura. Y con esacomprensión llegóunaavalanchadeaturdimiento:¿dequéservíaodiaraValentineporserunmonstruocuandoélnisiquierasabíaqueloera?
—Yoahora—siguióValentine—,simplementenecesitounpocomás.YClarypensó:«¿Unpocomásdequé?»,justomientrasélbalanceabalaEspada
haciaatrásy la luzde lasestrellas rebotabaenellaconunestallido,ysedijo«Porsupuesto.Noessólosangreloquequiere,sinomuerte».AaquellasalturaslaEspadasehabíaalimentadoyadesangremásquesuficiente;probablementelegustaba,igualquealmismoValentine.LosojosdelajovensiguieronlanegraluzdeMaellartachmientrashendíaelairehaciaella...
Y salía volando por los aires. Arrancada de la mano de Valentine, el arma seprecipitóalinteriordelaoscuridad.Losojosdelhombreseabrierondeparenpar;sumirada descendió veloz, clavándose primero en la ensangrentada mano que habíaempuñado la espada... y luego se alzó y vio, en el mismomomento que lo hacíaClary,quélehabíaarrancadolaEspadaMortaldelamano.
Jace,conunaespadaqueleresultabafamiliarsujetaenlamanoizquierda,estabaparado en el borde de un montículo de arena, apenas a treinta centímetros deValentine.Clarypudoverporlaexpresióndelhombreque,aligualqueella,tampocohabíaoídoacercarsealmuchacho.
AClarylediounvuelcoelcorazónalversuaspecto.Teníaunacostradesangresecaenunladodelacara,ylucíaunalívidamarcarojaenlagarganta.Losojoslebrillabancomoespejos,ybajolaluzmágicaparecíannegros...,negroscomolosdeSebastian.
—Clary—dijo,sinapartarlosojosdesupadre—.Clary,¿estásbien?«¡Jace!»Luchópordecirsunombre,peronadapodíaatravesarelbloqueodesu
garganta.Sintiócomosiseahogara.—Nopuederesponderte—dijoValentine—.Nopuedehablar.LosojosdeJacecentellearon.—¿Quélehashecho?AlargólaespadahaciaValentinequiendiounpasoatrás.Lamiradaenelrostro
de su padre era de cautela, pero no de miedo. Había una premeditación en laexpresión que a Clary no le gustó. Sabía que debería sentirse triunfal, pero no sesentíaasí;siacaso,sesentíamásaterradaqueunmomentoantes.HabíacomprendidoqueValentineibaamatarla—lohabíaaceptado—yahoraJaceestabaallí,ysumiedosehabíaexpandidoparaabarcarlotambiénaél.Yélparecíatan...destrozado.Eltrajeestabadesgarradoy abierto a lo largode lamitaddeunbrazo,y lapiel dedebajoentrecruzadadelíneasblancas.Lacamisetaestabarotaenlapartedelantera,yhabía
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uniratzesobresucorazónqueempezabaadesvanecerseyquenohabíaconseguidodeltodoborrarlainflamadacicatrizsituadadebajo.Lasropasestabanmanchadasdetierra,comosihubieseestadorodandoporelsuelo.Peroerasuexpresiónloquemáslaasustaba.Eratan...desolada.
—Unarunadequietud.Nolalastimará.—LosojosdeValentineseclavaronenJace...ávidamente,sedijoClary,comosiseempaparadesuvisión—.Supongo—dijo—quenohasvenidoaunirteamí.AserbendecidoporelÁngeljuntoamí.
La expresión de Jace no varió. Tenía los ojos fijos en su padre adoptivo, y nohabíanadaenellos...nosubsistíaenellosniunabriznadeafecto,amororecuerdo.Nisiquierahabíaodio.Sólo...desdén,pensóClary.Unfríodesdén.
—Séloqueplaneashacer—dijoJace—.SéporquéestásinvocandoalÁngel.Ynotedejaréhacerlo.HeenviadoaIsabelleaadvertiralejército...
—Lasadvertenciaslesservirándepoco.Éstanoeslaclasedepeligrodelaquepuedashuir.—LamiradadeValentinedescendióvelozalaespadaquesosteníaJace—.Bajaeso—empezó—yhablaremos...—Seinterrumpióentonces—.Ésanoestuespada.ÉsaesunaespadaMorgenstern.
Jace,sonrió,conunasonrisadulceysiniestra.—EradeJonathan.Estámuerto.Valentinesemostróanonadado.—Quieresdecirque...—La he cogido del suelo donde él la ha dejado caer —respondió Jace, sin
emoción—,despuésdematarlo.Valentineparecióatónito.—¿HasmatadoaJonathan?¿Cómohaspodidohacerlo?—Mehabríamatadoamí—dijoJace—.Nohetenidoelección.—Nome refería a eso.—Valentinemeneó la cabeza; todavía parecía aturdido,
como un boxeador al que han golpeado demasiado fuerte el momento antes dedesplomarsesobrelacolchoneta—.CriéaJonathan...leadiestréyomismo.Nohabíaunguerreromejor.
—Alparecer—repusoJace—,lohabía.—Pero... —Ya la voz de Valentine se quebró; era la primera vez que Clary
escuchabaunfalloenlatranquilaeinmutablefachadadeaquellavoz—.Peroeratuhermano.
—No.Noloera.—Jacediounpasoalfrente,empujandolahojauncentímetromáscercadelcorazóndeValentine—.¿Quélesucedióamiauténticopadre?Isabellemehaexplicadoquemurióenunaincursión,pero¿lohizorealmente?¿Lomatasteigualquematasteamimadre?
Valentineseguíapareciendoaturdido.Clarypercibióqueluchabapormantenerelcontrol...¿Luchabacontralapena?¿Osimplementetemíamorir?
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—Yonomatéatumadre.Ellasesuicidó.Tesaquédesucuerposinvida.Denohaberlohecho,habríasmuertoconella.
—Pero¿porqué?¡Nonecesitabasunhijo,yateníasuno!Jace tenía un aspecto mortífero a la luz de la luna, se dijo Clary, mortífero y
extraño,comosifuesealguienaquienconocía.LamanoquesosteníalaespadasobrelagargantadeValentinenotemblaba.
—Dime la verdad —dijo Jace—. No más mentiras... como que somos de lamismasangre.Lospadresmientenasushijos,perotú...túnoeresmipadre.Yquierolaverdad.
—No era un hijo lo que necesitaba—respondió Valentine—. Era un soldado.Había pensando que Jonathan podría ser ese soldado, pero tenía demasiado de lanaturaleza de los demonios en él. Era demasiado salvaje, demasiado brusco, no lobastante sutil. Ya temía entonces, cuando él apenas había dejado la infancia, quejamás tendría lapacienciao lacompasiónparaseguirme,paraguiara laClave trasmispasos.Asíquevolvíaprobarcontigo.Ycontigotuveelproblemaopuesto.Erasdemasiadodulce.Demasiadocategórico.Sentíaseldolordelosdemáscomosifueseeltuyo;nisiquierapodíassoportarlamuertedetusmascotas.Tienesquecomprenderesto,hijomío:teamabaporesascosas.Perolasmismascosasqueamabaentihacíanquenomefuesesútil.
—Así que pensabas que era blando e inútil —dijo Jace—. Supongo que teresultará sorprendente, entonces, cuando tu «hijo» blando e inútil te rebane lagarganta.
—Yahemospasadoporesto.—LavozdeValentineerafirme,peroClarycreyópoder ver el sudor brillándole en las sienes, en la base de la garganta—.Tú no loharías.NoquisistehacerloenRenwick,ynoquiereshacerloahora.
—Te equivocas. —Jace hablaba en un tono comedido—. He lamentado nohaberte matado cada día desde que te dejé marchar. Máx, al que sí considero mihermano, estámuerto porque yo no tematé ese día.Docenas de personas, tal vezcientos, estánmuertas porque contuvemimano. Conozco tu plan. Sé que esperasmasacrar a casi todos los cazadores de sombras de Idris.Ymepregunto: ¿cuántosmás tiene que morir antes de que haga lo que debería haber hecho en la isla deBlackwell?No—dijo—.Noquieromatarte.Peroloharé.
—Nolohagas—dijoValentine—.Porfavor.Noquiero...—¿Morir?Nadiequieremorir,«padre».La punta de la espada de Jace resbalómás abajo, y luegomás hasta descansar
sobreelcorazóndeValentine.ElrostrodeJaceestabatranquilo,parecíalacaradeunángeldespachandojusticiadivina.
—¿Tuúltimaspalabras?—Jonathan...
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La sangre manaba la camisa de Valentine allí donde la punta de la hojadescansaba,yClaryvio,mentalmente,aJaceenRenwock,conlamanotemblorosa,sin atreverse a hacerle daño a Valentine. Y a éste, provocándole. «Hunde la hoja.Sietecentímetros...talvezocho.»Noeraasíenaquelmomento.LamanodeJaceerafirme.YValentineparecíaasustado.
—Tusúltimaspalabras—siseóJace—.¿Cuálesson?Valentinealzólacabeza.Susojosnegrosalmiraralmuchachoqueteníadelante
teníanunamiradagrave.—Losiento—dijo—.Losientomucho.Alargó una mano, como si tuviese intención de tendérsela a Jace, incluso de
tocarle—lamanogiró,conlapalmahaciaarriba,losdedosabriéndose—yentonceshuboundestelloplateadoyalgopasóvolando juntoaClaryen laoscuridadcomounabalasalidadeunapistola.Sintiócómoelairedesplazadoleacariciabalamejillaalpasar,yacontinuaciónValentinelohabíaatrapadoenelaire,unalargalenguadefuegoplanteadoquecentelleóunavezensumanomientraslabajaba.
Era la EspadaMortal, que dejó una tracería de luz negra en el aire al hundirValentinesuhojaenelcorazóndeJace.
Los ojos del muchacho se abrieron de par en par. Una mirada de incrédulaconfusión pasó por su rostro; echó una mirada fugaz al lugar dondeMaellartachsobresalíagrotescamentede supecho: su aspecto eramásestrafalarioquehorrible,comounelementodeunapesadillacarentedelógica.Valentineechólamanohaciaatrásentonces,extrayendodeuntirónlaEspadadelpechodeJacetalycomopodríahabersacadounadagadesufunda;comosiellohubiesesidotodoloquelomanteníaenpie,Jacecayóderodillas.Laespadaqueempuñabaresbalódesumanoygolpeólatierrahúmeda.Bajólamiradahaciaellaconperplejidad,comosinotuvieseniideadeporqué lahabíaestadosujetando,nideporqué lahabíasoltado.Abrió labocacomosifueraahacerunapregunta,ylasangresederramóporencimadesubarbilla,impregnandoloquequedabadelacamisetahechajirones.
AClary le pareció que después de eso todo sucedíamuy despacio, como si eltiemposealargase.VioaValentinecaeralsueloysujetaraJaceensuregazocomosiJacefuesetodavíamuypequeñoyselepudieracogerconfacilidad.Loapretócontraélyloacunó,ybajóelrostroylopresionócontraelhombrodelmuchacho,yClarypensóporunmomentoqueinclusopodríahaberllorado,perocuandoalzólacabeza,losojosdeValentineestabansecos.
—Mihijo—susurró—.Mimuchacho.Laterribleralentizacióndel tiemposealargóalrededordeClarycomounasoga
asfixiante, mientras Valentine sostenía a Jace y le apartaba los cabellosensangrentadosdelafrente.SostuvoaJacemientrasmoríaylaluzseapagabadesusojos,yluegoValentinedepositócondelicadezaelcuerpodesuhijoadoptivosobreel
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suelo, cruzándole los brazos sobre el pecho como para ocultar la herida abierta ysangrantequehabíaenél.«Ave...»empezóadecir,comosiquisierapronunciar laspalabrassobreJace,ladespedidadeloscazadoresdesombras,perosuvozsequebró,sevolvióbruscamenteysedirigiódevueltaalaltar.
Clarynopodíamoverse.Apenaspodíarespirar.Podíaoírloslatidosdesupropiocorazón,elchirridodesupropiarespiraciónenlagargantareseca.ConelrabillodelojopudoveraValentinedepiejuntoalaorilladel lago;lasangreresbalabaporlahoja de Maellartach y goteaba al interior de la cazoleta de la Copa Mortal.Salmodiaba palabras que ella no comprendía. Que no tenía ningún interés encomprender. Todo terminaríamuy pronto, y casi se alegraba. Se preguntó si teníaenergíasuficienteparaarrastrarsehastadondeyacíaJace,sipodíatumbarsejuntoaélyaguardaraqueaquelloterminara.Lemirófijamente,allí,caído,inmóvilenlaarenaremovidayensangrentada.Teníalosojoscerrados,elrostroquieto;denoserporelcortedelpecho,podríahabersedichoasímismaqueestabadormido.
Peronoloestaba.Erauncazadordesombras;habíamuertoencombate;merecíala última bendición. Ave atque vale. Formó las palabras con los labios, aunquesurgieron de la boca en silenciosas bocanadas de aire. Enmitad del enunciado sedetuvo, conteniendo la respiración. ¿Qué debería decir? ¿Salve y adiós, JaceWayland?Elnombrenoerarealmentesuyo.Enrealidad jamás lehabíanpuestounnombre,pensó llenadezozobra, sólo lehabíandadoelnombredeunniñomuertoporqueeraloquehabíaconvenidoalospropósitosdeValentineenaquelmomento.Yhabíatantopoderenunnombre...
Volvióderepentelacabeza,ymirófijamenteelaltar.Lasrunasquelorodeabanhabíanempezadoa resplandecer.Eran runasde invocación, runasdedesignaciónyrunasdevinculación.NoerandistintasdelasrunasquehabíanmantenidoaIthurielprisioneroenlasbodegasdelacasaWayland.Enaquelmomento,muyencontradesuvoluntad,pensóenelmodoenqueJacelahabíamiradoentonces,lallamaradadefe en susojos, su confianzaenella.Siempre lahabía considerado fuerte.Lohabíamostradoentodoloquehacía,encadamiradaycadacontacto.Simontambiénteníafeenella;sinembargo,cuandolahabíaabrazadolohabíahechocomosiellafuesealgofrágil, realizadoendelicadocristal.PeroJace lahabíasostenidocon todassusfuerzas, sin preguntarse jamás si ella podía soportarlo; él había sabido que era tanfuertecomoélmismo.
Valentinecerrólosojos.RecordóelmodoenqueJacelahabíamiradolanochequehabíaliberadoaIthurielynopudoevitarimaginarelmodoenquelamiraríaaellaenaquellosmomentossilavieseintentandotumbarseamorirenlaarenajuntoaél.Nosesentiríaconmovido,nopensaríaqueeraunhermosogesto.Seenfureceríaconellaporrendirse.Sesentiríatan...decepcionado.
Claryseagachódemodoquequedótumbadaenelsuelo, tirandode las inertes
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piernastrasella.Lentamente,searrastróporlaarenaempujándosealfrenteconlasrodillasy lasmanosatadas.Lacinta refulgenteque le rodeaba lasmuñecasardíayescocía.Lacamisaseledesgarróalarrastrarseporelsueloylaarenalearañólapieldesnudadelestómago.Apenaslonotó.Eraunatareaarduaarrastrarsehaciadelantedeaquelmodo;elsudorlecorríaporlaespaldaentrelosomoplatos.Cuandoporfinalcanzó el círculo de runas, jadeaba tan fuerte que le aterró queValentine fuese aoírla.
Peroélnisiquierasediolavuelta.TeníalaCopaMortalenunamanoylaespadaen la otra. Mientras ella observaba, Valentine echó la mano derecha hacia atrás,pronunció varias palabras que parecían provenir del griego, y arrojó la Copa, quebrilló como una estrella fugaz mientras salía despedida hacia el agua del lago ydesaparecíabajolasuperficieconunlevechapoteo.
El círculo de runas desprendía un leve calor, como un fuego a medio apagar.Clarytuvoqueretorcerseyforcejearparaconseguirhacerllegarlamanoalaestelaquellevabaensucinturón.Eldolordelasmuñecassetornómáspunzantecuandolosdedos se cerraronalrededordelmango; la liberóconuna sofocadaexclamacióndealivio.
No podía separar las muñecas, así que agarró la estela torpemente entre lasmanos.Se irguiósobre loscodosbajó lavistahacia las runas.Podíasentirelcalorquedesprendíanenel rostro;habíanempezadoa titilarcomoluzmágica.Valentinetenía la Espada Mortal en posición, listo para lanzarla; salmodiaba las últimaspalabrasdelhechizodeinvocación.Conunúltimoarranquedeenergía,Claryhundiólapuntadelaestelaenlaarena,peronoraspólasrunasqueValentinehabíadibujadopara eliminarlas, sino que trazó su propio dibujo sobre ellas, escribiendo una runanuevasobrelaquesimbolizabaelnombredeValentine.Eraunarunatanpequeña,sedijo,uncambiotanpequeño...,ennadacomparableasuinmensamentepoderosarunadealianza,nadacomparablealaMarcadeCaín.
Pero era todo lo que podía hacer. Agotada, Clary rodó sobre el costado justocuandoValentineechabaelbrazoatrásyhacíavolarlaEspadaMortal.
Maellartachvológirandosobresímisma,unamasaborrosanegrayplateadasefueaunirsesinhacerruidoconellagonegroyplateado.Unagrancolumnasealzóen el lugar adonde había ido a caer: una fluorescencia de agua color platino. Lacolumna se alzómás ymás alta, un géiser de plata fundida, como lluvia cayendohaciaarriba.Seoyóungranestrépito,elsonidode líeloquesehacíaañicos,deunglaciaralpartirse...yacontinuaciónellagoparecióestallar,aguaplateadaestallandohaciaarribacomounagranizadainvertida.
Y alzándose con la granizada llegó elÁngel.Clary no estaba segura de lo quehabía esperado..., imaginaba algo como Ithuriel, pero a Ithuriel lo habían idoapagandoañosdecautividadytormento.Ésteeraunángelenlaplenituddesugloria.
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Mientras se alzaba del agua, los ojos de la joven empezaron a escocerle como sicontemplaradirectamentealsol.
Lamanos deValentine habían caído a sus costados.Miraba a lo algo con unaexpresiónembelesada;eraunhombrecontemplandosumayor sueñoconvertidoenrealidad.
—Raziel—musitó.ElÁngelsiguióelevándose,comosiel lagoseestuviesehundiendo,dejandoal
descubiertounagrancolumnademármolenelcentro.Primerofuelacabezalaqueemergió del agua, con cabellos ondeando como cadenas de plata y oro. Luego loshombros,blancoscomolapiedra,yacontinuaciónuntorsodesnudo;yClaryvioqueelÁngelllevabaMarcasderunasportodoelcuerpoigualquelosNefilim,aunquelasrunasdeRazieleradoradasydotadasdevida,ysemovíanporlablancapielcomochispas que brillaban de un fuego.De algúnmodo, elÁngel era almismo tiempoenorme y no más grande que un hombre: a Clary le dolían los ojos de intentarasimilarlo totalmente, y aún así, era todo lo que podía ver. Mientras se alzaba,brotaronalasdesuespaldaqueseabrieronporcompletosobreellago;tambiénerandeoro, y conplumas, e incrustado en cadaplumahabía unúnicoojo doradomuyabierto.
Resultaba hermoso, y también aterrador.Clary quiso apartar lamirada, pero senegóahacerlo.Locontemplaríatodo.LocontemplaríaporJace,porqueélnopodía.
«Escomoentodosesoscuadros»,pensó.ElÁngelalzándosedellago,laEspadaenunamanoylaCopaenlaotra.Ambaschorreabanagua,peroRazielestabasecocomounhueso,ytambiénsusalas.Lospiesdescansaron,blancosydescalzos,sobrela superficie del lago, removiendo las aguas en pequeñas ondulaciones demovimiento.Surostro,hermosoeinhumano,contemplóaValentinedesdeloalto.
Yentonceshabló.Suvozeraun llanto,comoungritoycomomúsica, todoa lavez.Nocontenía
palabras,perosinembargoresultabatotalmentecomprensible.Lafuerzadesualientocasi hizo retroceder a Valentine; éste clavó los tacones de las botas en la arena ymantuvolacabezainclinadaatráscomosianduviesehaciendofrenteaunvendaval.ClarysintiócomoelvientolevantadoporelalientodelÁngelpasabasobreella:eracalientecomoelairequeescapadeunhorno,yolíaaespeciasextrañas.
«Hantranscurridomilañosdesdelaúltimavezquesemeinvocóaestelugar—dijoRaziel—. JonathanCazadordeSombrasme llamóentonces,yme suplicóquemezclasemisangreconlasangredehombresmortalesenunaCopaycrearaaunanuevarazadeguerrerosque liberaríaaesta tierrade la razade losdemonios.Hicetodoloquemepidióyleaseguréquenoharíanadamás.¿Porquémeinvocasahora,nefilim?
LavozdeValentinesonóansiosa.
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—Han transcurrido mil años, Criatura Gloriosa, pero la raza de los demoniossigueaquí.
«¿Quéesesoparamí?Milañostranscurrenparaunángelcomounabrirycerrardeojos.»
—LosNefilimquecreasteiseranunagranrazadehombres.Durantemuchosañoscombatieronvalientementeparaliberaresteplanodelamáculademoníaca.Perohanfracasado debido a la debilidad de la corrupción en sus filas. Tengo intención dedevolverlosasuantiguagloria...
«¿Gloria?»ElÁngelsonólevementecurioso,comosilapalabaleresultaseextraña.«LaGloriapertenecesóloaDios.»Valentinenotitubeó.—LaClavetalycomolosprimerosNefilimlacrearonyanoexiste.Sehanaliado
consubterráneos,losnohumanosquellevanlamáculadelosdemoniosqueinfestanestemundoigualquemoscassobreelcadáverdeunarata.Esmiintencióndepurarestemundo,destruiratodoslossubterráneosyatodoslosdemonios...
«Losdemoniosnoposeenalma.Peroencuantoalascriaturasdelasquehablas,losHijosdelaLuna,delaNoche,deLilithylosseresmágicos,todostienenalma.Parecequetucriteriosobreloqueconstituyeonounserhumanoesmásestrictoqueelnuestro.—ClaryhabríajuradoquelavozdelÁngelhabíaadoptadountonoseco—. ¿Tienes intención de desafiar al cielo como aquel otro Lucero del Alba cuyonombrellevas,cazadordesombras?
—No,desafiaralcielo,no,lordRaziel.Aliarmeconelcielo...«¿En una guerra creada por ti? Nosotros somos el cielo, cazador de sombras.
Nosotrosnopeleamosenvuestrasbatallasmundanas.»Cuandovolvióahablar,Valentineparecíacasidolido.—LordRaziel.Sindudanohabríaispermitidolaexistenciadeunritualporelque
seospudierainvocarsinotuvieseisintencióndeserinvocado.NosotroslosNefilimsomosvuestroshijos.Necesitamosvuestraguía.
«¿Guía? —Ahora el Ángel sonó divertido—. Ése no parece precisamente elmotivodequemehayastraídoaquí.Buscasmásbientupropiorenombre.»
—¿Renombre?—repitióValentineconvozquebrada—.Lohedadotodoporestacausa.Miesposa.Mishijos.Hedadotodoloquetengoporesto...todo.
ElÁngelse limitóaflotar,contemplandoaValentineconsusojosfantásticoseinhumanos.Susalassemovíanenlentosmovimientosnodeliberados,comoelpasodenubesporelcielo.Porfindijo:
«Dios le pidió aAbrahamque sacrificase a suhijo enun altarmuyparecido aéste,paraveraquiénamabamásAbraham,aIsaacoaDios.Peronadietepidióatiquesacrificasesatuhijo,Valentine».
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Valentine hecho un vistazo abajo al altar situado a sus pies, salpicado con lasangredeJace,yluegomiródenuevoalÁngel.
—Si no tengo otro remedio, te obligaré a hacerlo —dijo—. Pero preferiríaobtenertucooperaciónvoluntaria.
«CuandoJonathanCazadordeSombrasme invocó—dijoelÁngel—, leprestémiayudaporquepudeverquesusueñodeunmundolibrededemonioseraauténtico.Élimaginabauncieloenestatierra.Perotúsueñasúnicamentecontupropiagloria,ynoamasalcielo.MihermanoIthurielpuedeatestiguarlo.
Valentinepalideció.—Pero...«¿Pensastequenolosabría?»ElÁngelsonrió.FuelasonrisamásterriblequeClaryhabíavistonunca.«Es cierto que el amodel círculo que has dibujado puede obligarme a llevar a
cabounúnicoacto.Perotúnoereseseamo.»Valentinelemiróconasombro.—MiseñorRaziel...Nohaynadiemás...«Síquelohay—dijoelÁngel—.Tuhija.»Valentinesevolvióenredondo.Clary,caídasemiinconscientesobrelaarena,con
lasmuñecasy los brazos atenazadospor undolor atroz, le devolvió lamirada conexpresión desafiante. Por unmomento, los ojos de ambos se encontraron... y él lamiró, realmente lamiró, y ella comprendióque era laprimeravezque supadre lahabíamiradojamásalacaraylahabíavisto.Laprimerayúnicavez.
—Clarissa—dijo—.¿Quéhashecho?Claryalargólamano,yconeldedoescribióenlaarenaalospiesdeValentine.
Nodibujórunas.Dibujópalabras: laspalabrasqueél lehabíadicho laprimeravezquevioloqueellaeracapazdehacer,cuandohabíadibujadolarunaquedestruyóelbarco.
MENEMENETEKELUPHARSINLos ojos de su padre se abrieron de par en par, igual que los ojos de Jace se
habían abierto antes de morir. Valentine se había quedado totalmente blanco. SevolviódespaciodecaraalÁngel,alzandolasmanosengestodesúplica.
—MiseñorRaziel...ElÁngelabriólabocayescupió.OalmenosesofueloqueleparecióaClary:
que elÁngel escupía, y que lo que salía disparado de su boca era una centella defuegoblanco, comouna flecha llameante.La flechavolódirectay certera sobre elaguayenterróenelpechodeValentine.Aunquequizá«enterrar»nofueselapalabra:seabriópasoatravésdeél,comounarocaatravésdefinopapel,dejandounagujerohumeantedeltamañodeunpuño.Porunmomento,Clary,conlavistaalzada,pudomiraratravésdelpechodesupadreyverellagoyelardienteresplandordelÁngel
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alotrolado.Elmomentopasó.Comounárboltalado,Valentineseestrellócontraelsueloyse
quedóinmóvil,conlabocaabiertaenungritomudoyunaúltimamiradadeincrédulatraiciónfijadaparasiempreensusojosciegos.
«Esahasidolajusticiadelcielo.Confíoenquenotesientasconsternada.»Claryalzólosojos.ElÁngelflotabasobreella,comounatorredellamablanca,
cubriendoelcuelo.Teníalasmanosvacías,laCopaMortalylaEspadadescansabanahorajuntoalaorilladellago.
«Puedesobligarmeallevaracabounasolacosa,ClarissaMorgenstern.¿Quéesloquedeseas?»
Claryabriólaboca.Nobrotódeellaningúnsonido.«Ah,sí—dijoelÁngel,yhabíadulzuraenlavozahora—.Laruna.Lamultituddeojosdesusalaspestañearon.Algolarozó.Erasuave,mássuave
quelasedaocualquierotratela,mássuavequeunsusurroolacariciadeunapluma.Erael tactoqueella imaginabaquepodrían tener lasnubes si tuviesen textura.Unlevearomaacompañóalcontacto...unaromaagradable,embriagadorydulce.
Eldolordesapareciódesusmuñecas.Puestoqueyanoestabanatadas,lasmanoslecayerona loscostados.Elescozoren laparteposteriordelcuello tambiénhabíadesaparecido,ylapesadezdelaspiernas.Sepusoderodillascongrandificultad.Másquenadaenelmundo,deseabaarrastrarseporlaarenaensangrentadahaciaellugardondeyacíaelcuerpodeJace,arrastrarsehastaélytumbarseasuladoyrodearloconlos brazos, incluso aunque el muchacho ya no estaba. Pero la voz del Ángel laconstreñía;permaneciódondeestaba,conlavistapuestaensubrillanteluzdorada.
«LabatalladelallanuradeBrocelindestáfinalizando.EldominodeMorgensternsobre sus demonios ha desaparecido con sumuerte.Muchos huyen ya; el resto notardaráenserdestruido.Haynefelimquecabalganhacia lasorillasdeeste lagoenestos momentos. Si tienes una petición, cazadora de sombras, habla ahora. —ElÁngel hizo una pausa—. Y recuerda que no soy un genio. Elige tu deseo consabiduría.»
Claryvaciló...sóloporunmomento,peroelmomentoseprolongócomonuncasehabía prolongado un instante. Podía pedir cualquier cosa, pensó llena deaturdimiento,cualquiercosa:un finalaldoloroalhambreoa laenfermedadenelmundo, o la paz en la tierra.Pero también eraposibleque los ángelesno tuviesenpoder para conceder tales cosas, o ya habrían sido concedidas. Y a lo mejor sesuponíaquelaspersonasteníanqueencontraresascosasporsímismas.
Noimportaba,detodosmodos.Sólohabíaunacosaquepodíapedir,unaelecciónauténtica.
AlzólosojoshaciaelÁngel.—Jace—dijo.
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LaexpresióndelÁngelnocambió.EllanoteníaniideadesiRazielconsiderabasupeticiónbuenaomala,nisi—pensóconunrepentinoestallidodepánico—teníaintencióndeconcederla.
«Cierralosojos,ClarissaMorgenstern»,dijoelÁngel.Clarycerró losojos.Unono ledicequenoaunángel, sin importarloqueéste
tengaenmente.Sucorazónlatíaviolentamenteyellapermaneciósentadaflotandoenlaoscuridaddedetrásdesuspárpados, intentandoresueltamentenopensarenJace.Perosurostroapareciórecortado,nosonriéndolesinomirándoladereojo,ypudoverlacicatrizenlasien,lamuecadelacomisuradeloslabiosylalíneaplateadasobrelagarganta allí donde Simon le había mordido, todas las marcas y defectos eimperfeccionesqueconformabanalapersonaquemásamabaenelmundo.Jace.Unaluz brillante iluminó su visión con un tono escarlata, y cayó hacia atrás contra laarena, preguntándose si iba a desmayarse; quizás estabamuriendo, pero no queríamorir,noahoraquepodíaverelrostrodeJacecontantaclaridadanteella.Casipodíaoír su voz, también, pronunciando su nombre, tal y como lo había susurrado enRenwick,unayotravez...Clary,Clary,Clary.
—Clary—dijoJace—.Abrelosojos.Lohizo.Estaba tumbada sobre la arena, con las ropas desgarradas, mojadas y
ensangrentadas.Peronoimportaba:elÁngelhabíadesaparecido,yconéllacegadoraluzblancaquehabíailuminadolaoscuridadconvirtiéndolaendía.Clarymiróalcielonocturno sembrado de estrellas blancas como espejos brillando en la negrura.Inclinado sobre ella, la luz de sus ojos, más brillante que la de cualquier estrella,estabaJace.
Susojosseempaparondeél,decadapartedeél,desdeloscabellosenmarañadosalrostromanchadodesangreymugrientoylosojosquebrillabanporentrelascapasde suciedad; desde los moretones visibles a través de las mangas desgarradas alenormerotoempapadoensangredelapartefrontaldelacamiseta,atravésdelcualse veía la piel desnuda; y no había marca ni corte que indicase por donde habíaentrado laEspada. Pudover el pulso latiéndole en la garganta, y casi le arrojó losbrazos al cuello ante aquella visión porque significaba que el corazón latía y esoqueríadecir...
—Estasvivo—susurró—.Realmentevivo.Conunlentogestomaravilladoélalargólamanoparatocarlelacara.—Estabaenlaoscuridad—dijoenvozbaja—.Nohabíanadamásquesombras,
yyoeraunasombra,ysabíaqueestabamuerto,yquetodohabíaacabado,todo.Yentoncesheoídotuvoz.Teheoídodecirminombre,yesometrajodevuelta.
—Yono.—Clarysintióunnudoenlagarganta—.ElÁngeltehatraídodevuelta.—Porquetúselohaspedido.—Ensilenciotrazóelcontornodesucaraconlos
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dedos,comoparaasegurarsedequeerareal—.Podíashabertenidocualquiercosaenelmundo,ymehaspedidoamí.
Ella sonrió. Mugriento como estaba, cubierto de sangre y tierra, era lo máshermosoquehabíacontempladonunca.
—Peroyonoquieroningunaotracosaenelmundo.Anteeso,laluzdesusojos,yabrillante,adquiriótal intensidadqueellaapenas
pudomirarle.PensóenelÁngel,ylamaneraenquehabíaardidocomounmillardeantorchas,yqueJaceteníaensuinterioralgodeaquellamismasangreincandescente,yencómoaquella llamabrillabaa travésdeél enaquelmomento, a travésde susojos,comoluzporentrelasrendijasdeunapuerta.
«Teamo»,quisodecirClary.Y«volveríaahacerlo.Siempretepediríaati».Peronofueronesaslaspalabrasquedijo.
—Noeresmihermano—lecontó,unpocojadeante,comosi,habiendoadvertidoque aún no las había dicho, no pudiese hacer salir las palabras de la boca con lasuficienterapidez—.Losabes,¿verdad?
Deunmodomuyleve,porentrelamugreylasangre,Jacesonrió.—Sí—dijo—.Losé.
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EPÍLOGO
CONESTRELLASENELCIELO
Yotequería,poresoatrajeamismanosestasMareasdehombres
Yescribíconestrellasmivoluntadenelcielo.
T.E.LAWRENCE
Elhumosealzabaenunaindolenteespiral,trazandodelicadaslíneasnegrasenelairediáfano.Jace,soloenlacolinaquedabasobreelcementerio,estabasentadoconlos codos sobre las rodillas y contemplaba cómo el humo flotaba en dirección alcielo.Loirónicodetodoellonolepasabaporalto:aquelloseranlosrestosdelquelehabíahechodepadre,despuésdetodo.
Podíaver las andasdesdedondeestaba sentado,oscurecidaspor el humoy lasllamas,yalpequeñogrupodepieasualrededor.ReconociólosbrillantescabellosdeJocelyndesdeallí,yaLukejuntoaella,conlamanosobresuespalda.Jocelynteníaelrostrovuelto,apartadodelaardientepira.
Jacepodíahabersidounmiembrodelgrupo,dehaberloquerido.Habíapasadolosúltimosdosdíasenlaenfermería,ynolehabíandejadosalirhastaesamañana,enparteparaquepudieseasistiralfuneraldeValentine.Perohabíallegadoamitaddecamino de la pira, unmontón de leña descortezada, blanca como huesos, y habíacomprendido que no podía ir más allá; así que había dado media vuelta y habíaascendidoalacolina,lejosdelcortejofúnebre.Lukelohabíallamado,peroJacenosehabíavuelto.
Se había sentado y había contemplado cómo se congregaban alrededor de lasandas,cómoPatrickPenhallow,consutrajedecolorblancopergamino,encendíalaleña.Eralasegundavezaquellasemanaquecontemplabaarderuncuerpo,peroeldeMax había sido desgarradoramente pequeño, y Valentine era un hombre de grantamaño... incluso tendido sobre la espalda con los brazos cruzados sobre el pecho,conuncuchilloserafínenelpuño.Teníalosojosvendadosconsedablanca,comoeralacostumbre.Habíanhecholodebidoporél,pensóJace,apesardetodo.
No habían enterrado a Sebastian. Un grupo de cazadores de sombras habíaregresadoalvalle,peronohabíaencontradoelcuerpo;habíasidoarrastradoporelrío,lehabíandichoaJace,aunqueélteníasusdudas.
HabíabuscadoaClaryentreelgrupoquerodeabalasandas,peronoestabaallí.
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Habíantranscurridoyacasidosdíasdesdequelahabíanvistoporúltimavez,enellago,ylaechabaenfaltaconunasensacióncasifísicadeañoranza.Noeraculpadelamuchachaquenosehubiesenvisto.AellalehabíapreocupadoqueélnotuviesefuerzassuficientespararegresaraAlacantedesdeellagoatravésdeunPortalaquellanoche,yhabíatenidorazón.Paracuandolosprimeroscazadoresdesombrashabíanllegadohastaellos,Jacehabíaidoderivandohaciaunaaturdidainconsciencia.Habíadespertadoaldíasiguienteenelhospitalde laciudadconMagnusBanemirándolefijamente con una expresión curiosa; podría haber sido profunda inquietud osimplementecuriosidad,eradifícilsaberloconMagnus.ElbrujolecontóqueaunqueelÁngel le había curado físicamente, parecíaque su espírituy sumente sehabíanagotadohastaelpuntodequeúnicamenteeldescansopodíasanarlos.Encualquiercaso,sesentíamejorahora.Justoatiempoparaelfuneral.
Sehabíaalzadovientoyéstesellevabaelhumolejosdeél.EnlalejaníapodíaverlascentelleantestorresdeAlacante,alasquesehabíarestituidosuantiguagloria.Jace no estaba totalmente seguro de lo que esperaba conseguir sentándose allí ycontemplandocómoardíaelcuerpodeValentine,oquéhabríadichosiestuvieseallíabajoentreelduelo,diciendosusúltimaspalabrasaldifunto.«Jamásfuisterealmentemi padre —podría decir, o tal vez—: Fuiste al único padre que conocí.» Ambasafirmacioneseranigualmenteciertas,sinimportarlocontradictoriasqueeran.
Cuando había abierto los ojos en el lago la primera vez—sabiendo, de algúnmodo,quevolvíadelamuerte—,sólopudopensarenClary,queyacíaconlosojoscerrados a poca distancia de él, sobre la arena ensangrentada.Había gateado hastaella casi presa del pánico, pensando que podría estar herida, o inclusomuerta... ycuando ella había abierto los ojos, todo en lo que había podido pensar era en queseguíaviva.Hastaquenohubootraspersonasallíqueloayudaronaponerseenpie,prorrumpiendoensorprendidasexclamacionesante laescenaquecontemplaban,noadvirtióéllapresenciadelcuerpodeValentinecaídoyhechounguiñapocercadelaorilla del lago, y sintió la fuerza de todo ello como un puñetazo en el estómago.HabíasabidoqueValentineestabamuerto—lohabríamatadoélmismo—,perocontodo, de algún modo, la visión fue dolorosa. Clary había mirado a Jace con ojosentristecidos, y él había comprendido que aunque ella había odiado a Valentine yjamáshabíatenidomotivoparamatarle,sentíalapérdidaparaJace.
Entrecerrólosojosyunaavalanchadeimágenespasóraudaporelinteriordesuspárpados: Valentine levantándolo de la hierba en un amplio abrazo, Valentinemanteniéndoloenpieenlaproadeunboteenunlago,enseñándolecómomantenerelequilibrio.Yotrosrecuerdosmássombríos: lamanodeValentinegolpeándole lamejilla,unhalcónmuerto,elángelencadenadoenlabodegadelosWayland.
—Jace.Alzólavista.Lukeestabadepie juntoaél,observándoleconatención;erauna
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siluetanegraesbozadaporelsol.Llevabavaquerosyunacamisadefranelacomodecostumbre;nadadelblancodellutoparaél.
—Finalizó—dijoLuke—.Laceremonia.Hasidobreve.—Breve,claro.—Jacehundió losdedosen la tierra juntoaél, agradeciendoel
dolorosoarañazodelsueloenlasyemasdelosdedos—.¿Hadichoalguienalgo?—Sólolaspalabrasdecostumbre.LukeseacomodóenelsuelojuntoaJace,efectuandounalevemuecadedolor.
Jacenolehabíapreguntadocómohabíasidolabatalla;enrealidadnohabíaqueridosaberlo. Sabía que había terminado mucho más de prisa de lo que nadie habíaesperado; tras lamuerte deValentine, los demonios a los que éste había invocadohabían huido en la noche igual que la neblina consumida por el sol. Pero eso nosignificaba que no hubiese habidomuertes.El deValentine no había sido el únicocuerpoquemadoenAlacanteaquellosúltimosdías.
—YClarynoestaba...,quierodecir,ellano...—No.Clarynohaqueridoveniralfuneral—respondióellicántropo.Jacepudo
percibircómoLukelemirabadesoslayo—.¿Nolahasvisto?Nodesde...—No,nodesdeellago—respondióJace—.Éstahasidolaprimeravezqueme
dejabansalirdelhospital,yteníaqueveniraquí.—Noteníasporqué—dijoLuke.—Queríavenir—admitióelmuchacho—.Medaigualloquepiensendemí.—Losfuneralessonparalosvivos,Jace,noparalosmuertos.Valentineeramás
tupadrede loqueeradeClary, inclusoaunquenocompartieseis lamisma sangre.Erestúquientienequedespedirse.Erestúquienleecharádemenos.
—Nopensabaquesemepermitieraecharledemenos.—Jamás conociste a Stephen Herondale —dijo Luke—. Y fuiste a vivir con
RobertLightwoodcuandoyacasihabíasdejadodeserunniño.Valentinefueelpadredetuinfancia.Deberíasecharleenfalta.
—NodejodepensarenHodge—repusoJace—.ArribaenelGard,yonohacíamás que preguntarle por qué jamásme había contado lo que yo era... Yo todavíapensabaentoncesque era enpartedemonio...Yél nohacíamásquedecir que eraporquenolosabía.Melimitéapensarquementía.Peroahoracreoquehablabadeverdad.EraunadelasúnicaspersonasquesabíanquehabíaunbebéHerondalequehabíasobrevivido.CuandoyoaparecíenelInstituto,noteníaniideadecuáldeloshijos de Valentine era yo. El auténtico o el adoptado. Y yo podía haber sidocualquieradeellos.Eldemoniooelángel.Ylociertoesquenocreoquelosupiesenunca,nohastaquevioaJonathanenelGardysediocuenta.Asíquesimplementeintentóhacertodoloquepudopormídurantetodosesosaños,detodosmodos,hastaqueValentinevolvióaaparecer.Esodebióderequerirunaespeciedefe...¿nocrees?
—Sí—dijoLuke—,esocreo.
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—Hodge dijo que pensaba que tal vez la educación podría tener un efecto, sinimportar la sangre. Yo no hago más que pensar... de haber permanecido junto aValentine, si él no me hubiese enviado a los Lightwood, ¿habría sido igual queJonathan?¿Esasícomoseríayoahora?
—¿Importa?—preguntóLuke—.Eresquieneresahoraporunmotivo.Ysimepreguntas, creo queValentine te envió con los Lightwood porque sabía que era tumejorposibilidad.Talvezteníatambiénotrasrazones.Perotienesquereconocerquete envió con personas que sabía que te amarían y te criarían con amor. Puede quehayasidounadelaspocascosasquejamáshizorealmenteporotrapersona.—DiounapalmadaaJaceenelhombro,yfueungestotanpaternalquecasihizoqueéstesonriera—.Yonoloolvidaría,sifueratú.
Clary, de pie, miraba por la ventana de Isabelle, observaba cómo el humo
manchabaelcielosobreAlacantecomounamanotiznadasobreunaventana.SabíaqueaqueldíaquemabanaValentine,asupadre,enlanecrópolissituadajustoalotroladodelaspuertas.
—Sabes lode lacelebracióndeestanoche,¿verdad?—ClarysevolvióyvioaIsabelle,detrásdeella,sosteniendoenaltodosvestidoscontraelcuerpo,unoazulyotrogrisacero—.¿Quécreesquedeberíaponerme?
ParaIsabelle,sedijoClary,laropasiempreseríaunaterapia.—Elazul.Isabelledepositólosvestidossobrelacama.—¿Quévasaponertetú?Vasair,¿verdad?Clary pensó en el vestido plateado del fondo del arcón de Amatis, en aquella
preciosasedatandelicada.PeroAmatisprobablementejamáslepermitiríallevarlo.—Nolosé—respondió—.Probablementevaquerosymiabrigoverde.—Aburrido—dijoIsabelle,yechóunvistazoaAline,queestabasentadaenuna
sillajuntoalacama,leyendo—.¿Nocreesqueesaburrido?—CreoquedeberíasdejarqueClarysepongaloquequiera—Alinenodespegó
losojosdellibro—.Además,noescomosifueseaponerseeleganteparanadie.—VaaponerseeleganteparaJace—repusoIsabelle,comosifuesealgoobvio—.
Yalocreo.Alinealzólavista,pestañeandocondesconcierto;luegosonrió.—Ah,escierto.Nohagomásqueolvidarlo.¿Debede resultarcurioso,verdad,
saberquenoestuhermano?—No—dijoClaryconfirmeza—.Pensarqueeramihermanoeraloextraño.Esto
resulta...locorrecto—Volvióamirarhacialaventana—.Aunquenoesquelehaya
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vistodesdequelodescubrí.NodesdequehemosregresadoaAlacante.—Esextraño—repusoAline.—Noloes—replicóIsabelle,lanzandoaAlineunamiradaelocuente,queéstano
parecióadvertir—.Haestadoenelhospital.Nohasalidohastahoy.—¿Ynohavenidoaverteenseguida?—preguntóAlineaClary.—No podía—respondió ella—. Tenía que asistir al funeral de Valentine. NO
podíafaltar.—Quizás—dijoAlinealegremente—.Oquizásyanoestá tan interesadoen ti.
Quierodecir,ahoraquenoesalgoprohibido.Algunaspersonassóloquierenloquenopuedentener.
—Jaceno—seapresuróaintervenirIsabelle—.Jacenoesasí.Alineselevantó,dejandocaerellibrosobrelacama.—Deberíairaarreglarme.¿Nosvemosestanoche,chicas?Yconeso,abandonólahabitacióntancampante,tarareandoparasí.Isabelle,contemplándolamarchar,meneólacabeza.—¿Creesquenolecaesbien?—dijo—.Quierodecir,¿estácelosa?Comoestaba
interesadaporJace...—¡Ja!—Clarysesintióbrevementedivertida—.No,noesporJace.Creoquees
simplementeunadeesaspersonasquediceloquepiensa.Yquiénsaber,alomejortienerazón.
Isabellesequitóelpasadordelpelo,dejandoqueéstelecayeraalrededordeloshombros.Cruzó la habitación y se reunió conClary en la ventana.El cielo estabadespejadoyamásalládelastorresdelosdemonios;elhumohabíadesaparecido.
—¿Túcreesquetienerazón?—Nolosé.TendréquepreguntarleaJace.Imaginoqueleveréestanocheenla
fiesta,ocelebracióndelavictoriaocomoseaqueselellame.—AlzólosojoshaciaIsabelle—.¿Sabescómoserá?
—Habrá un desfile —respondió ésta—, y fuegos artificiales, probablemente.Música, baile, juegos, esa clase de cosas.Como una gran feria callejera enNuevaYork.—Echóunvistazoporlaventana,conexpresiónnostálgica—.AMaxlehabríaencantado.
Clary alargó la mano y acarició los cabellos de Isabelle, del modo en queacariciaríaloscabellosdesuhermanasilatuviera.
—Seguroquesí.Jacetuvoquellamardosvecesalapuertadelaviejacasadelcanalantesdeoír
rápidaspisadasqueseapresurabanaresponder;elcorazónlediounvuelco,yluego
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se tranquilizócuando lapuertaseabrióyAmatisHerondaleaparecióenelumbral,mirándole con sorpresa. Parecía como si se hubiese estado preparando para lacelebración: lucía un vestido de color gris perla y pendientes de pálidometal queresaltabanlosmechonesplateadosdesuscabelloscanosos.
—¿Sí?—Clary—empezóadecirél,ysedetuvo,insegurosobrequédecirexactamente.¿Adóndehabíaidoapararsuelocuencia?Siemprelahabíatenido,inclusocuando
nohabíaposeídonadamás,peroenaquellosmomentossesentíacomosilohubiesenvertidoafuera,dejándolevacío.
—MepreguntabasiClaryestabaaquí.Esperabahablarconella.Amatisnegóconlacabeza.Laperplejidadhabíaabandonadosuexpresión,y le
mirabaconsuficienteintensidadcomoparaponerlonervioso.—Noestá.CreoqueestáconlosLightwood.—Vaya. —Le sorprendió lo decepcionado que se sintió—. Lamento haberla
molestado.—Noesningunamolestia.Lo cierto esquemealegrodeverte—dijo ella con
energía—.Hay algo sobre lo que quería hablarte. Pasa al recibidor; regreso en unmomento.
Jaceentróyelladesapareciópasilloadelante.Sepreguntódequédiablosqueríahablarle.AlomejorClaryhabíadecididoquenoqueríasabernadamásdeélyhabíaelegidoaAmatisparaentregarleelmensaje.
Amatisregresóalcabodeuninstante.Nososteníanadaqueparecieseunanota—paraelaliviodeJace—,sinoquemásbienllevabaunapequeñacajademetalenlasmanos.Eraunobjetoprimorosocinceladoconundibujodepájaros.
—Jace—dijoAmatis—,LukemecontóqueereshijodeStephen...queStephenHerondaleeratupadre.Mecontótodolosucedido.
Jaceasintió,queeratodoloquesentíaqueestabaobligadoahacer.Lanoticiasefiltrabalentamente,queeracomoélqueríaquesucediese;consuerteestaríadevueltaen Nueva York antes de que todos en Idris lo supieran y se pasaran el tiempomirándolocomoaunbichoraro.
—YasabesqueestuvecasadaconStephenantesdequeloestuvieracontumadre—prosiguióAmatis,convoztensa,comosiledolierapronunciarlaspalabras.
Jaceselaquedómirando...¿setratabadesumadre?¿Lemolestabasupresenciaporquesacabaarelucirmalosrecuerdosdeunamujerquehabíamuertoantesdequeélnaciesesiquiera?
—De todas laspersonasqueestánvivasen laactualidad,probablementeyo fuiquienmejorconocióatupadre—siguióella.
—Sí—dijoJace,deseandoestarenotraparte—;estoysegurodequeesasí.—Séqueprobablemente tendrássentimientosmuyencontradosrespectoaél—
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repusoella,yaéllesorprendiósentirqueeracierto—.Nuncaleconociste,ynofueelhombrequetecrió,peroteparecesaél...exceptoenlosojos,ésossondetumadre.Y a lo mejor estoy sintiendo una estúpida, molestándote con esto. A lo mejor enrealidadnoquieres saber nada sobreStephen.Pero él fue tupadre, y si te hubieseconocido...—Le tendió bruscamente la caja entonces, casi haciéndole dar un saltoatrás—.Éstas son algunas cosas suyas que yo he guardado a lo largo de los años.Cartasqueescribió,fotografías,unárbolgenealógico.Supiedradeluzmágica.Alomejor ahorano tienespreguntas, pero algúndía las tendrás, y cuando las tengas...,cuandolastengas,podrásrecurriraesto.
Sequedóinmóvil,tendiéndolelacajacomosuleofrecierauntesorovalioso.Jacealargólasmanosylatomósinunapalabra;erapesada,yelmetalteníauntactofríocontrasupiel.
—Gracias—dijo.Eralomejorquepodíahacer.Vaciló,yluegodijo.—Hayunacosa.Algoquemeheestadopreguntando.—¿Sí?—SiStepheneramipadre,entonceslaInquisidora...,Imogen...,eramiabuela.—Sí...—Amatishizounapausa—.Unamujermuydifícil.Pero,sí,eratuabuela.—Me salvó la vida—dijo Jace—. Quiero decir, durante mucho tiempo actuó
como si no pudiese ni verme. Pero entonces vio esto. —Apartó el cuello de lacamiseta a un lado,mostrando aAmatis la blanca cicatriz en formade estrella delhombro—.Ymesalvólavida.Pero¿quépodíasignificarmicicatrizparaella?
LosojosdeAmatissehabíanabiertodeparenpar.—Norecuerdashabertehechoesacicatriz,¿verdad?Jacenegóconlacabeza.—Valentinemeexplicóqueerademasiadopequeñopararecordarlaherida,pero
ahora...meparecequenolecreo.—No es una cicatriz. Es unamarca de nacimiento. Existe una antigua leyenda
familiarsobreella,quecuentaqueunodelosprimerosHerondalequeseconvirtióencazadordesombrasrecibiólavisitadeunángelenunsueño.Elángelletocóenelhombro,ycuandodespertó,teníaunamarcacomoésa.Ytodossusdescendienteslatienentambién.—Seencogiódehombros—.Nosésilahistoriaescierta,perotodoslosHerondaletienenlamarca.Tupadreteníaunatambién,aquí.—Setocólapartesuperior del brazo derecho—.Dicen que significa que has tenido contacto con unángel.Quehassidobendecido,dealgúnmodo.ImogendebiódehabervistolaMarcayadivinadoquiénerasenrealidad.
JacesequedómirandoaAmatis,peronolaveíaaella.Veíaaquellanocheenelbarco;lacubiertahúmedaynegrayalaInquisidoraagonizandoasuspies.
—Medijoalgomientrassemoría.Dijo:«Tupadreestaríaorgullosodeti».Pensé
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queeracruel.PenséquesereferíaaValentine...Amatisnegóconlacabeza.—SereferíaaStephen—indicóenvozqueda—.Yteníarazón.Lohabríaestado.ClaryempujólapuertaprincipaldeAmatisyentró,pensandoenlarapidezcon
quelacasasehabíavueltofamiliarparaella.Yanoteníaqueesforzarsepararecordarelcaminohastalapuertaprincipal,oelmodoenqueelpomoseatascabaligeramentecuandoloempujaba.Elreflejodelaluzdelsolenelcanalleresultabafamiliar,comoloeralavistadeAlacanteatravésdelaventana.Casisepodíaimaginarviviendoallí,casipodíaimaginarcómoseríasiIdrisfuesesuhogar.Sepreguntóquéempezaríaaechardemenosprimero.¿Lacomidachinaparallevar?¿Laspelículas?¿Sulibreríafavorita,MidtownComincs?
Seencaminabaalaescaleracuandooyólavozdesumadreprocedentedelasaladeestar:secay levementeagitada.Pero¿quépodíahaberalteradoaJocelyn?Todoestababienahora,¿no?Sinpensar,Claryretrocedióhacialaparedcercanaalapuertadelasalitayescuchó.
—¿Quéquieresdecirconquetequedas?—decíaJocelyn—.¿EstásdiciéndomequenovasaregresaraNuevaYork?
—SemehapedidoquepermanezcaenAlacanteyrepresentealosseresloboenelConsejo—respondióLuke—.Lesdijequelesdaríalarespuestaestanoche.
—¿Nopodríaencargarseotrodeeso?¿NoestuvounodeloslíderesdelamanadaaquíenIdris?
—Soyelúnicolíderdemanaquehasidocazadordesombrasenelpasado.Poresomequierenamí.—Suspiró—.Yoiniciétodoesto,Jocelyn.Deberíaquedarmeyocuparmedequefuncione.
Hubouncortosilencio.—Siesoesloquesientes,entoncesdesdeluegoquedeberíasquedarte—dijopor
finJocelyn,convozinsegura.—Tendréquevenderlalibrería.Organizarmisasuntos.—LavozdeLukesonó
ronca—.Noescomosifueseamudarmeenseguida.—Yopuedoocuparmedeeso.Despuésdetodoloquehashecho...Jocelynnoparecíatenerenergíaparamantenersutonovivaracho.Suvozsefue
apagandohastaquedarensilencio,unsilencioqueseprolongótantoqueClarypensóencarraspearyentrarenlasaladeestarparahacerlessaquequeestabaallí.
Alcabodeunmomentosealegródenohaberlohecho.—Mira—dijoLuke—.Hequeridodecirteestodesdehacemuchotiempo...Sabía
quejamásimportaría,inclusoaunquelodijese,debidoaloquesoy.Tújamásquisiste
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queesoformasepartedelavidadeClary.Peroahoraellalosabe,asíquesupongoqueyanoimporta.Demodoqueporquénodecírtelo:teamo,Jocelyn.Teheamadoduranteveinteaños.
Calló.Claryaguzóeloídoparaescucharlarespuestadesumadre,peroJocelynpermanecióensilencio.PorfinLukevolvióahablar;convozabatida.
—Tengo que regresar al Consejo y decirles que me quedaré. No tenemos quevolverahablarnuncamássobreesto.Peromesientomejorhabiéndoteloconfesadotrastodoestetiempo.
Clary se apretó de nuevo contra la pared cuando Luke, con la cabeza gacha,abandonó con paso digno la salita. Pasó rozándola sin parecer verla en absoluto yabriólapuertadelacalledeuntirón.Permanecióallíporunmomento,mirandosinverelsolquesereflejabaenelaguadelcanal.Luegosefue,cerrandolapuertadeunfuertegolpetrasél.
Clary permaneció donde estaba, con la espalda contra la pared. Se sentíaterriblemente triste porLuke, y terriblemente triste por sumadre, también. ParecíaqueJocelynnoamaba realmenteaLuke,yquizás jamáspodría.Era lomismoqueentreSimonyella,salvoqueellanoveíaningúnmodoenelqueLukeysumadrepudiesensolucionarlo.Nosi él ibaapermaneceren Idris.Las lágrimasafloraronasusojos.Estabaapuntodevolverseyentrarenlasalitacuandooyóelsonidodelapuertadelacocinaalabrirseyotravoz,cansadayunpocoresignada.Amatis.
—Lamentohaberoídovuestraconversaciónsinquerer,peromealegrodequesequede—dijo la hermana de Luke—. No tan sólo porque estará cerca de mí sinoporqueleproporcionaráunaoportunidaddeolvidarte.
Jocelynsonóaladefensiva.—Amatis...—Ha pasadomucho tiempo, Jocelyn—dijoAmatis—.Si no le amas, deberías
dejarloir.Jocelynpermanecióensilencio.Clarydeseópoderverlaexpresióndesumadre...
¿Pareceríatriste?¿Enojada?¿Resignada?Amatisprofirióunaleveexclamaciónahogada.—Amenosque...¿túsíleamas?—Amatis,nopuedo...—¡Leamas!¡Leamas!—Seoyóunsonidoseco,comosiAmatishubiesedado
unapalmada—.¡Sabíaquelequerías!¡Siemprelosupe!—Noimporta.—Jocelynsonabacansada—.NoseríajustoparaLuke.—Noquieronioírlo.Seoyóunaespeciede tráfago,yJocelynemitióunsonidodeprotesta.Claryse
preguntósiAmatishabríaagarradoasumadredelosbrazos.—Si le amas, ve ahora mismo y díselo. Ahora mismo, antes de que vaya al
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Consejo.—¡PeroellosquierenqueseasumiembroenelConsejo!Yélquiere...—TodoloqueLucianquiere—replicóAmatisconfuerza—esati.AtiyaClary.
Estoestodoloquehaqueridosiempre.Ahorave.Antes de queClary tuviese oportunidad demoverse, Jocelyn salió disparada al
pasillo.Ibahacialapuerta...cuandovioaClarypegadaalapared.Sedetuvoyabriólabocasorprendida.
—¡Clary!—exclamó,intentandoconseguirquesuvozparecieseanimadayjovial—.Nomehabíadadocuentadequeestabasaquí.
Claryseseparódelapared,agarróelpomodelapuerta,ylaabriódeparenpar.La radiante luz solar entró a raudales en el vestíbulo. Jocelynpermaneció inmóvil,pestañeando,bajolapotenteiluminación,conlosojospuestosensuhija.
—Si no vas tras Luke —dijo Clary, articulando con suma claridad—, yo,personalmente,temataré.
Porunmomento,Jocelynparecióestupefacta.Luegosonrió.—Bueno—replicó—,siteponesasí.Al cabo de un momento ya estaba fuera de casa, andando a toda prisa por el
senderodelcanalendirecciónalSalónde losAcuerdos.Clary,cerró lapuerta trasellayserecostóenlamadera.
Amatis, emergiendo de la salita, pasó como una exhalación junto a ella paraapoyarseenelalféizardelaventana,mirandoconansiedadporelcristal.
—¿CreesqueloalcanzaráantesdequelleguealSalón?—Mimadre se ha pasado toda la vida persiguiéndome por todas partes—dijo
Clary—.Semuevedeprisa.Amatisledirigióunaojeadaysonrió.—Ah, esome recuerda algo—dijo—. Jacehavenido averte.Creoque espera
encontrarteenlacelebracióndeestanoche.—¿Sí?—dijoClarypensativa.«Podríapreguntar.Quiénnadaarriesganadagana.»—Amatis—siguió,ylahermanadeLukeseapartódelaventana,mirándolacon
curiosidad.—¿Sí?—Esevestidoplateadotuyodelbaúl—dijoClary—.¿Puedocogerloprestado?Las calles ya empezaban a llenarse de gente cuando Clary volvió a cruzar la
ciudad en dirección a la casa de los Lightwood. El sol se ponía, y las lucesempezaban a encenderse, llenando el aire con un resplandor pálido. Ramilletes de
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flores blancas de aspecto familiar colgaban de cestos colocados en las paredes,llenando el aire con sus aromáticos olores. Runas de fuego de un dorado oscuroardíanenlaspuertasdelascasasantelasquepasaba;lasrunashablabandevictoriayjúbilo.
Habíacazadoresdesombrasporlascalles,peroningunovestidoconelequipodecombate: todos lucían susmejores galas, que iban desde el estilomoderno al quebordeaba el vestuario histórico. Era una noche excepcionalmente cálida, así quepocaspersonasllevabanabrigo,perosíhabíagrannúmerodemujeresquellevabanloqueaClaryleparecíanvestidosdefiesta,barriendolascallesconlasampliasfaldas.UnadelgadafiguraoscuraatravesólacalzadapordelantedeellacuandodoblóporlacalledondevivíanlosLightwood,yvioqueeraRaphael,cogidodelamanodeunamujeraltadecabellososcurosquellevabauntrajedefiestarojo.ÉlechóunaojeadaporencimadelhombroydedicóunasonrisaaClary,unasonrisaqueprovocóenellaun pequeño escalofrío, y le hizo pensar que era cierto que a veces había algorealmente extraño en los subterráneos, algo extraño y aterrador. Quizás sucedíasimplementequetodoloqueeraaterradornoeranecesariamentemalotambién.
AunqueteníasusdudasrespectoaRaphael.La puerta principal de la casa de losLightwood estaba abierta, y varios de los
miembrosde la familia estabanyadepie en la acera.MaryseyRobertLightwoodestabanallí,conversandoconotrosdosadultos;cuandoéstossevolvieron.ClaryvioconunalevesorpresaquesetratabadelosPenhallow,lospadresdeAline.Maryselededicóunasonrisa;estabamuyeleganteconsuvestidodesedaazuloscuro,elpelosujetotraselseverorostroporunagruesacintaplateada.SeparecíaaIsabelle...TantoqueClaryquisoalargarelbrazoyposarlelamanosobreelhombro.Marysetodavíaparecíamuytriste,inclusomientrassonreía,yClarypensó:«EstárecordandoaMax,tal y como lo hacía Isabelle, y pensando en lomucho que le habría gustado todoesto».
—¡Clary!Isabelle descendió a saltos los peldaños de la entrada, con los oscuros cabellos
flotandotrasella.Nollevabapuestoningunodelosconjuntosquelehabíaenseñadoa Clary horas antes, sino un increíble vestido de raso dorado que se pegaba a sucuerpocomo lospétaloscerradosdeuna flor.Calzabaunas sandalias con tacóndeaguja,yClaryrecordó loqueIsabelle lehabíadichoenunaocasiónsobrecómolegustabansuszapatosdetacón,yrióparasí.
—Tienesunaspectofantástico—comentólajoven.—Gracias—dijoClary,ytiróconciertatimidezdeldiáfanomaterialdelvestido
plateado.Probablementeeralacosamásfemeninaquehabíallevadojamás.Ledejabalos
hombros al descubierto, y cada vez que sentía cómo las puntas del cabello le
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cosquilleabansobrelapieldesnuda,teníaquesofocarelimpulsodesirenbuscadeunarebecaounsuéterconcapuchaparaenvolverseenél.
—Tútambién.Isabelleseinclinóhaciaellaparasusurrarlealoído:—Jacenoestáaquí.Claryseapartó.—Entonces¿dónde...?—Alecdicequepodríaestarenlaplaza,dondevaahaberlosfuegosartificiales.
Losiento...notengoniideadequélepasa.Claryseencogiódehombros,intentandoocultarsudesilusión.—Nopasanada.AlecyAlinesalieronatodaprisadelacasatrasIsabelle;Alinellevabaunvestido
enunrojointensoquehacíaquesuscabellosresultaranincreíblementenegros.Alecse había vestido como acostumbraba, con un suéter y pantalones oscuros, aunqueClarytuvoqueadmitirquealmenoselsuéternoparecíateneragujeros.Elchicolesonrióyellapensó,consorpresa,querealmenteparecíadistinto.Menosserio,comosisehubiesequitadounpesodeencima.
—Nuncaheestadoenunacelebraciónen laqueparticipen subterráneos—dijoAline,mirandonerviosamentecalleabajo,dondeunamuchachahadaquellevabaloslargos cabellos trenzados con flores (no, se dijo Clary, los cabellos eran flores,conectadaspordelicadoszarcillosverdes)arrancabaalgunasdelasfloresblancasdeuncestocolgante,lascontemplabapensativa,yselascomía.
—Teencantará—dijoIsabelle—.Sabencómocelebrarunafiesta.Sedespidióconlamanodesuspadresysepusieronenmarchaendirecciónala
plaza;Claryluchabaaúncontrael impulsodecubrirselamitadsuperiordelcuerpocruzandolosbrazossobreellecho.Elvestidosearremolinabaalrededordesuspiesigualquehumoque formaraespiralesenelviento.PensóenelhumoquesehabíaalzadosobreAlacanteaprimerahoradeldía,ytiritó.
—¡Hola!—saludóIsabelle,y,alalzarlavista,ClaryvioaSimonyaMaia,queavanzabanhaciaellosporlacalle.
NohabíavistoaSimondurantelamayorpartedeldía;éstehabíabajadoalSalónparaobservarlareuniónpreliminardelConsejoporque,dijo,sentíacuriosidadsobreaquiénelegiríanparaocuparelescañodelosvampirosenelConsejo.ClarynopodíaimaginaraMaialuciendonadatanfemeninocomounvestido,ydesdeluegoéstaibaataviadaconunospantalonesdecamuflajedecinturabajayunacamisetanegraenlaque se leía: «ELIGE TU ARMA» y que tenía el dibujo de unos dados bajo laspalabras. Era una camiseta de jugador de rol, pensó Clary, preguntándose siMaiarealmentejugabaollevabalacamisetaparaimpresionaraSimon.Deserasí,eraunabuenaelección.
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—¿VaisavolverabajaralaplazadelÁngel?MaiaySimonreconocieronquesí,porloquesedirigierontodosjuntosalSalón
constituyendoun amigable grupo.Simon se rezagópara colocarse junto aClary, yanduvieron juntos en silencio. Era agradable simplemente volver a estar cerca deSimon;élhabíasidolaprimerapersonaalaqueellahabíaqueridoverunavezqueestuvo de vuelta en Alacante. Lo había abrazado muy fuerte, contenta de queestuviesevivo,yhabíatocadolaMarcadesufrente.
—¿Te salvó?—preguntó, desesperadaporoír quenohabíahecho loquehabíahechoparanada.
—Mesalvó—fuetodoloqueélhabíadichoenrespuesta.—Ojalá pudiese quitártela —había dicho ella—. Ojalá supiese qué podría
sucedertedebidoaella.Élsehabíasujetadolamuñecayhabíavueltoabajarsumanoconsuavidadhacia
elcostadodelajoven.—Aguardaremos—habíadicho—.Yaveremos.Ellalehabíaestadoobservandoconatención,peroteníaqueadmitirquelaMarca
noparecíaestarafectándoledeningúnmodovisible.Parecía talycomohabíasidosiempre.Simon.Únicamentequehabíaadoptadolacostumbredepeinarseelpelodeunmodounpocodistinto, para cubrir laMarca; si unono supiese que estaba allí,jamásloadivinaría.
—¿Cómohaidolareunión?—preguntóClary,echándoleunvistazodereojoparaversisehabíaengalanadoparalacelebración.
No era así, pero ella apenas le culpó; los vaqueos y la camiseta que llevabapuestoserantodoloqueteníaparaponerse.
—¿Aquiénhanelegido?—A Raphael no —respondió Simon, como si ello le complaciera—. A otro
vampiro.Tieneunnombrepretencioso.Nightshadeoalgoparecido.—¿Sabes?,mehapedidosiqueríadibujarelsímbolodelNuevoConsejo—dijo
Clary—.Esunhonor.Hedichoqueloharía.VaaserlarunadelConsejorodeadaporlossímbolosdelascuatrofamiliasdesubterráneos.Unalunaparaloshombreslobo,yestabapensandoenuntréboldecuatrohojasparalashagas.Unlibrodeconjurosparalosbrujos.Peronosemeocurrenadaparalosvampiros.
—¿Qué tal un colmillo? —sugirió Simon—. Tal vez goteando sangre. —Lemostrólosdientes.
—Gracias—dijoClary—.Esoresultamuyútil.—Me alegro de que te lo pidieran—repuso Simon, en un tonomás serio—.
Merecesesehonor.Merecesunamedalla,enrealidad,porloquehiciste.Larunadelaalianzaytodolodemás.
—Nosé.—Claryseencogiódehombros—.Quierodecir,labatallaapenasduró
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diezminutos,despuésdetodo.Nosécuántoayudé.—Yoestuveenlabatalla,Clary—dijoSimon—.Puedequeduraradiezminutos,
perofueronlospeoresdiezminutosdemivida.Yenrealidadnoquierohablarsobreello. Pero te diré que, incluso en aquellos diezminutos, habría habidomuchamásmuertedenohabersidopor ti.Además, labatalla fuesólopartedeun todo.Sinohubieses hecho lo que hiciste, no habría Nuevo Consejo. Seríamos cazadores desombrasysubterráneosodiándonosunosaotros,enlugardecazadoresdesombrasysubterráneosyendojuntosaunafiesta.
Clarysintióqueselehacíaunnudoenlagargantaymiródirectamentealfrente,deseandonoempezarallorar.
—Gracias,Simon.Vaciló,tanbrevementequenadiequenofueseSimonlohabríaadvertido.Peroél
lohizo.—¿Quépasa?—lepreguntó.—Sólomeestabapreguntandoquévamosahacercuandoregresemosacasa—
dijo—.Quierodecir,séqueMagnusseocupódetumadredemodoquenoledieraningún ataque pensando que habías desaparecido, pero... la escuela. Nos hemosperdidounatoneladadeclases.Ynisiquierasé...
—Túnovasaregresar—repusoSimonenvozsosegada—.¿Creesquenolosé?Ahoraeresunacazadoradesombras.AcabarástueducaciónenelInstituto.
—¿Yquépasacontigo?Eresunvampiro.¿Regresarásalasclasesdesecundariacomosinada?
—Sí —dijo Simon, sorprendiéndola—. Quiero una vida normal, tanto comopuedatenerla.Quieroiralinstituto,yalauniversidadytodoeso.
Ellaleoprimiólamano.—Entonces hazlo. —Le sonrió—. Desde luego, todo el mundo va a alucinar
cuandoaparezcasenlaescuela.—¿Alucinar?¿Porqué?—Porqueeresmuchomásatractivoahoraquecuantotefuiste.—Seencogióde
hombros—.Escierto.Debedeseralgorelacionadoconservampiro.Simonpareciódesconcertado.—¿Soymásatractivo?—¡Yalocreo!Quierodecir,miraaesasdos.Lastienestotalmenteencandiladas.Señalóaunospocospasospordelantedeellos,dondeIsabelleyMaiacaminaban
launajuntoalaotra,conlascabezasmuyjuntasmientrasconversaban.Simonmiróalasmuchachas.Clarycasihabríajuradoqueseruborizaba.—¿Túcrees?Avecessejuntasycuchicheanysemequedanmirando.Notengo
niideadeporquélohacen.—Normal. —Clary sonrió ampliamente—. Pobrecito, tienes a dos chicas
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guapísimascompitiendoportuamor.Tuvidaesdura.—Estupendo.Dimetúaquiénelijo,entonces.—Nihablar.Esoescosatuya.—Volvióabajarlavoz—.Mira,puedessalircon
quien quieras y yo te apoyaré totalmente. Soy toda apoyo. Apoyo es mi segundonombre.
—Así que ése es el motivo de que jamás me dijeses tu segundo nombre. Yaimaginabaqueseríaalgovergonzoso.
Claryhizocomosinoleoyera.—Pero sólo prométeme algo, ¿de acuerdo? Sé cómo pueden llegar a ser las
chicas.Séelmodoenqueodianquesusnoviostenganungranamigoíntimoqueseauna chica. Sólo prométeme que no me eliminarás de tu vida por completo. Quetodavíapodremossalirporahídevezencuando.
—¿Devezencuando?—Simonnegóconlacabeza—.Clary,estásloca.Aellaselecayóelalmaalospies.—Quieresdecirque...—Quierodecirquejamásdelosjamasessaldríaconunachicaqueinsistieseen
queteeliminarademivida.Noesnegociable.¿Quiereunpedazodetodaestacosafabulosa?—Seseñalóa símismo—.Bien,piesmimejoramigava incluida.No teeliminaríademivida,Clary,delmismomodoquenomecortaríalamanoderechayseladaríaaalguiencomoregalodeSanValentín.
—Repugnante—dijoClary—.¿Tienesqueserasí?Élsonrióampliamente.—Sabesquesí.La plaza delÁngel resultaba casi irreconocible. El Salón refulgía blanco en el
otroextremodelaplaza,ocultoenparteporunelaboradobosquedeárbolesenormesque había brotado en el centro de ésta. Eran a todas luces producto de lamagia...Aunque,pensóClary,recordandolahabilidaddeMagnusparaescamotearmobiliarioytazasdecaféatravésdetodoManhattanenunabrirycerrardeojos,quizáseranreales,aunquetrasplantados.Losárbolessealzabancasihastalaalturadelastorresdelosdemonios,ysustroncosplateadosestabanenvueltosconcintasyconlucesdecolores enganchadas en los susurrantes nidos verdes de sus ramas. La plaza olía afloresblancas,humoyhojas.Alrededordesusextremossehabíandispuestomesasybancoslargos,ygruposdecazadoresdesombrasysubterráneosseamontonabanasualrededor,riendo,bebiendoyconversando.Contodo,noobstantelasrisas,habíaalgolóbregomezcladoenlaatmósferafestiva:unpesarpresentejuntoaljúbilo.
Lastiendasquebordeabanlaplazateníanlaspuertasabiertasdeparenparyla
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luzsederramabasobrelasaceras.Losasistentesalafiestapasabanentropeljuntoaellas, transportandobandejasdecomidaycopasaltasdevinoy líquidosdecoloresintensos.Simoncontemplócómounkelpiepasabadandosaltitosconunacopadeunlíquidoazul,yenarcóunaceja.
—No es como en la fiesta de Magnus —le tranquilizó Isabelle—. Todo aquídeberíapodersebebersinpeligro.
—¿Debería?—Alinemostróunaexpresiónpreocupada.Alec echó una ojeada en dirección al mini bosque; las luces de colores se
reflejabanenelirisazuldesusojos.Magnusestabadepiealasombradeunárbol,charlandoconunachicaquellevabaunvestidoblancoyunhalodecabellocastañoclaro.LamuchachasediolavueltacuandoMagnusmiróhaciaellos,yClarycruzólamiradaconellaporunmomentoatravésdeladistanciaquelosseparaba.Habíaalgofamiliarenella,aunqueClarynosupodistinguirdequésetrataba.
Magnusseseparódelachicayfuehaciaellos,mientrasqueellaseintrodujoenlas sombras de los árboles y despareció. Magnus iba vestido como un caballerovictoriano,conunalargalevitanegrasobreunchalecodesedavioleta.UnpañueloenelbolsillocuadradobordadoconlasinicialesM.B.sobresalíadelbolsillodelchaleco.
—Bonitochaleco—dijoAlecconunasonrisa.—¿Te gustaría uno exactamente igual?—preguntóMagnus—. En el color que
prefieras,desdeluego.—Enrealidadnomepreocupademasiadolaropa—protestóAlec.—Y yo adoro eso de ti —anunció Magnus—, aunque también te amaría si
tuvierasentuarmario,talvez,untrajedediseño.¿Quéteparece?¿Dolce?¿Zegna?¿Armani?
Alec empezó a farfullar mientras Isabelle reía, y Magnus aprovechó laoportunidadparainclinarsemuycercadeClaryymusitarlealoído:
—LosescalonesdelSalóndelosAcuerdos.Veallí.Ellaquisopreguntarlequéqueríadecir,peroélyasehabíavueltodenuevohacia
Alecylosotros.Además,ellateníalasensacióndequelosabía.OprimiólamuñecadeSimonalmarcharse,yéllededicóunasonrisaantesderegresarasuconversaciónconMaia.
Atajóporellindedelbosqueilusorioparacruzarlaplaza,zigzagueandoporentrelassombras.LosárbolesllegabanhastaelpiedelaescalinatadelSalón.Motivoporelqueprobablementelosescalonesestabancasidesiertos.Aunquenoporcompleto.Echó un vistazo en dirección a las puertas y pudo distinguir un oscuro contornofamiliar,sentadoalasombradeunacolumna.Elcorazónempezóalatirleconfuerza.
Jace.Tuvoquerecogeryalzarlafaldaenlasmanosparasubirlaescalera,nofuesea
pisarydesgarrareldelicadomaterial.Casideseóhaber llevadosus ropasnormales
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mientras se acercaba a Jace, que estaba sentado dándole la espalda a un pilar,contemplandolaplaza,vestidoconsusropasmásmundanas:vaqueos,unacamisetablanca y una cazadora oscura encima. Y casi por primera vez desde que lo habíaconocido,sedijo,noparecíallevarencimaningunaarma.
Súbitamentesesintióexcesivamentearreglada.Sedetuvoaescasadistanciadeél,indecisadeprontosobrequédecir.
Comopercibiendosupresenciaallí,Jacealzólosojos.Sosteníaalgoenequilibriosobreelregazo,advirtióella,unacajaplateada.Parecíacansado.Habíasombrasbajosusojos,ylospálidoscabellosdoradosestabandesaliñados.Abriólosojosdeparenpar.
—¿Clary?—¿Quiénmáspodríaser?Élnosonrió.—Noparecestú.—Eselvestido.—Alisólatelaconlasmanostímidamente—.Noacostumbroa
llevarcosastan...bonitas.—Túsiempreestáshermosa—dijoél,yellarecordólaprimeravezquelehabía
llamadohermosa,enelinvernaderodelInstituto.Él no lo había dicho como si fuese un cumplido, sino simplemente como un
hechoaceptado,comoelhechodequeellatuvieseelpelorojoylegustasedibujar.—Peropareces...distante.Comosinopudiesetocarte.Fuehaciaélentoncesysesentóa su ladosobreelamplioescalónsuperior.La
piedraresultabafríaatravésdelateladelvestido.Letendiólamano,temblorosa.—Tócame—dijo—.Siquieres.Élletomólamanoylaapoyócontrasumejillaporunmomento.Luegovolvióa
dejarlasobreelregazodelamuchacha.Claryseestremecióunpoco,recordandolaspalabrasdeAlineeneldormitoriodeIsabelle.«Quizásyanoestáinteresado,ahoraquenoesalgoprohibido.»Élhabíadichoqueellaparecíadistante,perolaexpresiónensusojoseratanremotacomounagalaxialejana.
—¿Quéhayenlacaja?—preguntóella.Élseguíaaferrandoconfuerzaelrectángulodeplataenunamano.Eraunobjeto
deaspectocaro,delicadamentelabradoconundibujodepájaros.—HeidoacasadeAmatishaceunashoras,abuscarte—dijo—.Peronoestabas,
así quehe hablado con ella.Meha dado esto.—Indicó la caja—.Perteneció amipadre.
Porunmomentoellaselimitóamirarlesincomprender.«¿EstoeradeValentine?—pensó,yluego,conunasacudida—.No,noesesoloqueélquieredecir.»
—Claro—dijo—,AmatisestuvocasadaconStephenHerondale.—Laheestadorevisando—indicóél—.Leyendolascartas,lashojasdeldiario.
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Pensabaque si lo hacía podría sentir alguna especie de conexión con él.Algoquesaltaríadelaspáginasantemí,diciendo:«Sí,ésteestupadre».Peronosiendonada.Sonsólopedazosdepapel.Cualquierapodríahaberescritoestascosas.
—Jace—dijoellaconsuavidad.—Ése es otro tema —dijo él—. Ya no tengo un nombre, ¿verdad? No soy
JonathanChristopher... éseeselnombredeotrapersona.Peroeselnombrealqueestoyacostumbrado.
—¿AquiénseleocurrióelapododeJace?¿Seteocurrióati?Jacenegóconlacabeza.—No.ValentinesiempremellamóJonathan.Yasíescomomellamabancuando
lleguéporprimeravezalInstituto.Jamástendríaquehaberpensandoqueminombreera Jonathan Christopher, ¿sabes?... Eso fue una casualidad. Saqué el nombre deldiariodemipadre,peronoerademídequienhablaba.Noeranmisprogresos losqueanotaba.EranlosdeSeb...LosdeJonathan.AsíquelaprimeravezqueledijeaMarysequemisegundonombreeraChristpher,ellasedijoasímismaquesindudalohabía recordadomal, y queChristopher había sido el segundo nombre del hijo deMichael.Habíantranscurridodiezaños,despuésdetodo.PerofueentoncescuandoellaempezóallamarmeJace:eracomosiquisieradarmeunnombrenuevo,algoquelepertenecieraaella,amividaenNuevaYork.Ymegustó.NuncamehabíagustadoJonathan.—Diolavueltaalacajaqueteníaenlasmanos—.MepreguntositalvezMaryselosabía,oloadivinaríaperosimplementenoqueríasaber.Mequería...ynoqueríacreerlo.
—Por eso se alteró tanto cuando pensó que sí eras el hijo deValentine—dijoClary—.Porquepensóquetendríaquehaberlosabido.Enciertomodo,losabía.Perosiemprenosnegamosacreercosascomoésasobrelagentequeamamos.Y,Jace,ellateníarazónrespectoati.Teníarazónsobrequiéneresenrealidad.Ysítienesqueunnombre.TunombreesJace.Valentinenotedioesenombre.Maryselohizo.Laúnicacosaquehacequeunnombreseaimportante,ytepertenezca,esquetelodealguienquetequiere.
—¿Jacequé?—dijoél—.¿JaceHerondale?—Ah,porfavor—repusoella—.TúeresJaceLightwood.Ylosabes.Él alzó los ojos hacia ella. Las pestañas proyectaban una espesa sombra sobre
ellos, oscureciendo el dorado. A Clary le dio la impresión de que parecía menoslejano,aunquetalvezloestabaimaginando.
—Alomejoreresunapersonadiferentedelaquepensabaqueeras—prosiguióella, deseando con toda esperanza que comprendiera lo que quería decirle—. Peronadie se convierte en una persona totalmente distinta de la noche a lamañana. ElsimplehechodedescubrirqueStephenfue tupadrebiológiconovaahacerque leamesautomáticamente.Ynotienesquehacerlo.Valentinenoeratuauténticopadre,
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peronoporquenotengassusangreentusvenas.Noeratuauténticopadreporquenoactuócomounpadre.Noseocupódeti.SiemprehansidolosLightwoodlosquesehanocupadode ti.Ellosson tu familia, IgualquemimadreyLukeson lamía.—Alargó lamanopara tocarleelhombro, luegolaretiró—.Losiento—dijo—.Aquíestoyyosermoneándote,ytúprobablementehasvenidoaquíarribaparaestarsolo.
—Tienesrazón—dijoél.Clarysintióquesequedabasinaliento.—Muybien.Entoncesmeiré.Sepusoenpie,olvidandomantenerenaltoelvestido,ycasipisóeldobladillo.—¡Clary!—Depositando la caja en el suelo, Jace se incorporó a toda prisa—.
Clary,espera.Noqueríadecireso.Nomereferíaaquequeríaestarsolo.MereferíaaqueteníasrazónsobreValentine...sobrelosLightwood...
Ellasevolvióylemiró.Jaceestabadepieentrelassombras;lasbrillanteslucesdecoloresdelafiestaquesecelebrabaabajoproyectabanextrañosdibujossobresupiel.Recordólaprimeravezquelehabíavisto.Habíapensandoqueparecíaunleón.Hermoso y mortífero. Ahora le parecía distinto. Aquel revestimiento rígido ydefensivo que llevaba como armadura había desaparecido, y lucía sus heridas,visibles y con orgullo. Ni siquiera había usado su estela para eliminar lasmagulladuras del rostro, a lo largo de la línea de la mandíbula, y en la garganta,donde lapiel sedejabaverpor encimadel cuellode la camiseta.Pero con todo leparecíanhermoso,másqueantes,porqueahoraparecíahumano...humanoyreal.
—¿Sabes?—dijo—, Aline pensaba que tal vez ya no sentirías interés por mí.Ahoraquenosoyalgoprohibido.Ahoraquepodríasestarconmigosiquisieras.—Tiritóunpocobajoeldelgadoyfinovestido,agarrándoseloscodosconlasmanos—.¿Esesocierto?¿Yanoestás...interesado?
—¿Interesado?¿Cómosifuesesunlibroounanoticia?No,noestoyinteresado.Estoy...—Seinterrumpió,buscandoatientaslapalabraigualquealguienbuscaríaatientasun interruptorde la luzen laoscuridad—.¿Recuerdas loque tedijeenunaocasión sobre mi sensación de que el hecho de que fueras mi hermana fuese unaespeciadechistecósmicohechoamicosta?¿Acostadeambos?
—Lorecuerdo.—Jamáslocreí—dijoél—.Quierodecir,locreíenciertomodo...,dejéqueme
arrastraraaladesesperación,perojamáslosentí.Jamássentíquefuerasmihermana.Porquenosentíahacia tiunamor fraternal.Peroesonosignificabaquenosintieraque eras parte de mí. Siempre lo he sentido. —Al ver su expresión perpleja, seinterrumpióemitiendounruiditoimpaciente—.Nomeestoyexplicandobien.Clary,he odiado cada segundo en el que pensabas que erasmi hermana.Heodiado cadamomentoenelquepensabaqueloquesentíaportisignificabaquehabíaalgoenmíquenoestababien.Pero...
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—Pero¿qué?ElcorazóndeClarylatíacontantafuerzaquelaestabahaciendosentirbastante
mareada.—Podía ver cómogozabaValentine con lo que yo sentía por ti.Con lo que tú
sentíaspormí.Lousócomounaarmacontranosotros.Yesomehizoodiarlo.Másqueningunaotracosaquemehubiesehechojamás,esomehizoodiarloyconsiguióquemevolvieraensucontra,yquizásesoeraloquenecesitabahacer.Porquehabíamomentosenlosquenosabíasiqueríaseguirleono.Fueunaelecciónardua...,másarduadeloquemegustarecordar.—Suvozeratensa.
—En una ocasión te pregunté si yo tenía elección—le recordó Clary—. Y túdijiste:«Siemprepodemoselegir».TúelegisteencontradeValentine.Alfinalfuelaelecciónquehiciste,ynoimportaloarduoquefuesetomarla.Loqueimportaesquelohiciste.
—Losé—repusoél—.Tansóloestoydiciendoquecreoqueelegícomolohiceenpartedebidoa ti.Desdeque teconozco,estáspresenteen todo loquehago.Nopuedodesligarmedeti,Clary...Nopuedenhacerlonimicorazón,nimisangre,nimimente,niningunapartedemí.Ynoquierohacerlo.
—¿Noquieres?—musitóella.ÉldiounpasohaciaClary.Teníalamiradaclavadaenella,comosinopudiese
apartarla.—Siemprehepensandoqueel amor tevuelve estúpido.Tehacedébil.Unmal
cazadordesombras.Amaresdestruir.Yocreíaeso.Ellasemordióellabio,perotampocopodíaapartarlamiradadeél.—Pensabaqueserunbuenguerrerosignificabaquenoteimportabanada—dijo
él—.Nadaenabsoluto,niyomismoespecialmente.Hecorridotodoslosriesgosquehe podido. Me he arrojado en el camino de demonios. Creo que le provoqué uncomplejoaAlecsobrelaclasedeluchadorqueélera,simplementeporqueélqueríavivir.—Hizounamueca—.Yentoncesteconocíati.Túerasunamundana.Débil.NO eras una guerrera. Nunca te habían adiestrado. Y entonces vi lo mucho queamabasatumadreyaSimonyelmodoenqueerascapazdepenetrarenelinfiernopara salvarlos. Realmente penetraste en aquel hotel de vampiros. Cazadores desombrasconunadécadadeexperiencianolohabríanintentado.Elamornotevolvíadébil,tevolvíamásfuertequecualquieraquehubieraconocidonunca.Ycomprendíqueeldébilerayo.
—No.—Lamuchachaestabahorrorizada—.Noloeres.—Talvezyano.—Diootropaso,estabalobastantecercacomoparatocarla—.
ValentinenopodíacreerquehubiesematadoaJonathan—dijo—.NopodíacreerloporqueyoeraeldébilyJonathaneraelquehabíarecibidomáspreparación.Entodajusticia, probablemente él debería haberme matado. Casi lo consigue. Pero yo
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pensaba en ti... Te veía allí, claramente, como si estuvieses de pie delante demí,contemplándome, y sabía que quería vivir, lo deseabamás de lo que nunca habíadeseadonada,aunquesólofueseparapodervertucaraunavezmás.
Ellaquisopodermoverse,poderalargarlamanoytocarle,peronopodía.Teníalos brazos paralizados a los costados. El rostro de Jace estaba cerca del suyo, tancercaqueveíasupropioreflejoenlaspupilasdesusojos.
—Yahorateestoymirando—siguióél—,ytúmepreguntassitodavíatequiero,como si pudiese dejar d amarte.Como si fuese a renunciar a lo queme hacemásfuertequeningunaotracosa.Jamásmehabíaatrevidoantesaofrecermuchodemímismopornadie...HabíaentregadopedacitosdemíalosLightwood,aIsabelleyaAlec, pero hicieron falta años para hacerlo... Sin embargo,Clary, desde la primeravez que te vi, te he pertenecido completamente.Y todavía te pertenezco. Si túmequieres.
Duranteunafraccióndesegundoellapermanecióinmóvil.Luegodealgúnmodo,seencontróagarrándoloporlacamisetayatrayéndolohaciaello.LosbrazosdeJacelarodearon,yacontinuaciónlabesaba...oellalebesabaaél,noestabasegura,ynoimportaba.Elcontactodesubocaconladeellaeraelectrizante;lesujetólosbrazoscon lasmanos, apretándolo contra ella. Sentir su corazónpalpitando a través de lacamisetaleproporcionóunamareantesensacióndejúbilo.NingúnotrocorazónlatíacomoeldeJace.Nipodríahacerlojamás.
Éllasoltóporfinyellajadeó;habíaolvidadorespirar.Élletomóelrostroentrelasmanosyresiguiólacurvadesuspómulosconlosdedos.Laluzhabíaregresadoasusojos, tanbrillantecomo lohabíanestado juntoal lago,aunqueahorahabíaunachispapícaraenella.
—Bueno—dijo—.Esonohaestadotanmal,¿verdad?Inclusoaunqueyanoestéprohibido.
—Loshetenidopeores—replicóella,conunacarcajadatemblorosa.—¿Sabes?—repusoél,inclinándosepararozarlelabocaconlasuya—,eslafalta
de«prohibiciones»loquetepreocupa,todavíapuedesprohibirmehacercosas.—¿Quéclasedecosas?Losintiósonreírcontrasuboca.—Cosascomoésta.Alcabodeunciertotiempodescendieronlosescalonesypenetraronenlaplaza,
en la que se había empezado a congregar una multitud en espera de los fuegosartificiales.Isabelleylosdemáshabíanencontradounamesacercadelaesquinadelaplaza y estaban apelotonados a su alrededor en bancos y sillas. Mientras seaproximaban al grupo, Clary se preparó para retirar la mano de la de Jace... pero
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entonces se detuvo.Podían cogersede lamano si querían.Nohabía nadamalo enello.Esepensamientocasiladejósinaliento.
—¡Aquí estás!—Isabelle danzó hasta ellos jubilosa, sosteniendo una copa delíquidofucsia,quetendióaClary—.¡Tomaunpocodeesto!
Clarylomiróentrecerrandolosojosconsuspicacia.—¿Vaaconvertirmeenunroedor?—¿Dóndeestátuconfianza=Creoqueeszumodefresa—dijoIsabelle—Entodo
caso,estáriquísimo.¿Jace?—Leofreciólacopa.—Soyunhombre—ledijoélconsorna—,yloshombresnoconsumenbebidas
decolorrosa.Anda,mujer,ytráemealgomarrón.—¿Marrón?—Isabelletorcióelgesto.—Elmarrónesuncolorvaronil—dijoJaceburlón,y tiródeunmechónsuelto
delpelodeIsabelleconlamanolibre—.Dehecho,fíjate...Aleclollevapuesto.Éstebajólamirada,pesaroso,haciasusuéter.—Eranegro—dijo—.Peroluegoperdióelcolor.—Podrías engalanarlo con una cinta para el pelo con lentejuelas —sugirió
Magnus—,ofreciéndoleasunovioalgoazulycentelleante—.Essólounaidea.—Resisteelimpulso,Alec.—Simonestabasentadoenelbordedeunaparedbaja
conMaiaasulado,aunqueéstaestabaenplenaconversaciónconAline—.ParecerásOliviaNewton-JohnenXanadú.
—Haycosaspeores—comentóMagnus.SimonseseparódelaparedyfuehaciadondeestabaClaryyJace.Conlasmanos
enlosbolsillosposterioresdelosvaqueros,loscontemplópensativoduranteunlargorato.Porfinhabló.
—Parecesfeliz—ledijoaClary,yvolviólamiradahaciaJace—.Yesoesbueno.Jaceenarcóunaceja.—¿Éstaeslaparteenquemedicesquesilehagodañomematarás?—No—replicóSimon—.Si lehacesdañoaClary, ella es totalmentecapazde
matarteporsísola.Posiblemente,congranvariedaddearmas.Jacepareciócomplacidoantelaidea.—Mira—dijoSimon—,sóloqueríadecirtequenopasanadasino tegusto.Si
hacesfelizaClary,amíyamepareceperfecto.Le tendió lamano,y Jace sacósupropiamanode ladeClaryyestrechó lade
Simon,conunaexpresióndedesconciertoenlosojos.—No me caes mal—dijo—. De hecho, porque en realidad me gustas, voy a
ofrecerteunconsejo.—¿Unconsejo?—Simonsemostrócauteloso.—Veoqueestáscultivandoesavertientevampíricaconciertoéxito—dijoJace,
señalando a Isabelle y a Maia con un movimiento de cabeza—. Y gloria. A
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muchísimas chicas les gusta ese lado delicado de nomuerto. Pero yo abandonaríatodo el enfoque música si fuera tú. Lo de los vampiros estrellas del rock estácaducado,yademástúnopuedessermuybueno.
Simonsuspiró.—¿Supongoquenohayningunaposibilidaddequepudiesesreconsiderarlaparte
enlaqueyonotegustaba?—Yabasta,losdos—dijoClary—.Nopodéiscomportaroscomounoscompletos
estúpidoselunoconelotroeternamente,yalosabéis.—Técnicamente—repusoSimon—,yosípuedo.Jace emitió un ruidito nada elegante; tras unmomento, Clary comprendió que
hacíaesfuerzospornoreír,yqueloconseguíasóloamedias.Simonsonrióburlón.—Yepillé.—Bien—dijoClary—,ésteesunmomentohermoso.Paseó la mirada en busca de Isabelle, quien probablemente estaría casi tan
complacidacomoloestabaelladeverqueSimonyJaceempezabanallevarsebien,aunquefueraasumanera.
Ensulugarvioaotrapersona.De pie en el linde mismo del bosque creado mediante un glamour, donde la
oscuridadsefundíaconlaluz,habíaunamujeresbeltaquelucíaunvestidoverdedelcolordelashojasyunalargamelenaescarlataceñidaatrásconunarodeoro.
Lareinaseelie.LamujermirabadirectamenteaClary,ycuandoClaryledevolviólamirada,alzounadelgadamanoylehizoseñas.«Ven.»
Nosupoconseguridadsifuepordeseopropioodebidoalaextrañacompulsiónqueejercíaelpueblomágico,peromurmuróunaexcusa,seapartódelosdemásyfuehaciaellindedelbosque,abriéndosecaminoporentredesenfrenadosasistentesalafiesta. Advirtió, a medida que se acercaba a la reina, la existencia de unapreponderancia de hadas de pie muy cerca de ella, en un círculo alrededor de suseñora.Inclusoaunquequisieraaparecersola,alareinanolefaltabansuscortesanos.
Lareinaalzóunamanocongestoimperioso.—Ahí—dijo—.Ynomáscerca.Clary,aunospocospasosdelareina,sedetuvo.—Mi señora —dijo, recordando el modo ceremonioso en que Jace se había
dirigidoalareinadentrodelacorte—.¿Porquémellamáisavuestrolado?—Quisieraunfavordeti—respondiólareinasinpreámbulos—.Y,desdeluego,
teprometeríaunfavoracambio.—¿Un favordemi?—inquirióClaryconcuriosidad—.Pero... sini siquieraos
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gusto.Lareinasetocóloslabiospensativamenteconundedolargoyblanco.—Alosseresmágicos,adiferenciadeloshumanos,nolesinteresaenexcesoel
conceptode«gustar»...—Seencogiódehombrosconelegancia—.ElConsejonohaelegidoaúnquiéndenuestropueblolesgustaríaqueocupaseelescaño—dijo—.SéqueLucianGraymarkescomounpadreparati.Élescucharíaloquetúlepidieras.MegustaríaquelepidierasqueeligieraamicaballeroMeliornparalatarea.
Clary recordó el Salón de los Acuerdos, y a Meliorn diciendo que no queríapelearenlabatallaamenosquelosHijosdelaNochetambiénpelearan.
—NocreoqueéllegustemuchoaLuke.—Ydenuevo—dijolareina—hablassobregustar.—Cuandoosvilaotravez,enlacorteseelie—indicóClary—,nosllamasteisa
Jaceyamíhermanos.Perovossabíaisquenoéramosrealmentehermano.¿Verdad?Lareinasonrió.—Lamisma sangre correporvuestrasvenas—repuso—.La sangredelÁngel.
TodosaquellosquellevansangredelÁngelsonhermanosbajolapiel.Claryseestremeció.—Podríaishabernosdicholaverdad,noobstante.Ynolohicisteis.—Osdije laverdad taly como laveía.Todosdecimos laverdad taly como la
vemos, ¿no es cierto? ¿Te has detenido a preguntarte alguna vez qué falsedadespodría haber habido en el relato que te contó tu madre? ¿Realmente crees queconocescadaunodelossecretosdetupasado?
Claryvaciló.Sinsaberporqué,derepenteoyólavozdemadameDorotheaensucabeza. «Te enamorarás de la persona equivocada», le había dicho la falsa bruja aJace.ClaryhabíaacabadoporaceptarqueDorotheasólosehabíaestadorefiriendoalagrancantidaddeproblemasqueelafectodeJaceporClarylesacarrearíaaambos.Pero, con todo, había espacios en blanco, lo sabía, en sumemoria; incluso ahora,cosas,acontecimientos,quenohabíaregresadoaella.Secretoscuyasverdadesjamássabría.Ellaloshabíadadoporperdidosycarentesdeimportancia,peroquizá...
No.Sintióquelasmanosseletensabanaloscostados.Elvenenodelareinaerasutil,peropoderoso.¿Existíaalguienenelmundoquepudiesedecir realmentequeconocíacadasecretodesímismo?¿Ynoeramejordejartranquilosalgunossecretos?
Sacudiólacabeza.—Loquehicisteisenlacorte...—dijo—.Sí, talveznomentisteis,perofuisteis
poco amable. —Empezó a darse la vuelta—. Y ya estoy hasta de tanta falta deamabilidad.
—¿Realmente rechazarías un favor de la reina de la corte seelie?—inquirió lareina—.NOatodoslosmortalesselesconcedetalposibilidad.
—Nonecesitounfavordevos—dijoClary—.Tengotodoloquequiero.
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Lediolaespaldaalareinaysealejó.Cuandoregresójuntoasugrupodeamigosdescubrióquesehabíanunidoaellos
RobertyMaryseLightwood,queestaban—observóconsorpresa—.Estrechandolamano deMagnusBane, que había guardado la centelleante cinta para el pelo y semostrabacomounmodelodedecoro.Maryse rodeaba loshombrosdeAlecconelbrazo.ElrestodelosamigosdeClaryestabansentadosenungrupoalolargodelapared;Clarysedirigíaareunirseconellos,cuandosintióungolpecitoenelhombro.
—¡Clary!Erasumadre,quelesonreía...yLukeestabajuntoaella,cogiéndoladelamano.
Jocelynnoibanadaengalanada;llevabavaquerosyunacamisaholgadaquealmenosnoestabamanchadadepintura.Noobstante,nadiepodríahaberdichoporelmodoenqueLukelamirabaqueestabamenosqueperfecta.
—Mealegrodequefinalmentetehayamosencontrado.ClarysonrióradianteaLuke.—¿AsíquenotevasamudaraIdris,supongo?—No—dijo él, y parecíamás feliz de loque le habíavisto jamás—.Lapizza
aquíesterrible.Jocelyn lanzó una carcajada y se apartó para hablar con Amatis, que estaba
admirandounaburbujaflotantedecristalllenadehumoquenodejabadecambiardecolor.ClarymiróaLuke.
—¿Estabas dispuesto a dejar Nueva York de verdad, o sólo lo dijiste paraconseguirqueellaporfindieraelpaso?
—Clary—dijo Luke—, me escandaliza que puedas sugerir tal cosa.—Sonrióampliamente, luegosetornóbruscamentemásserio—.Atinoteimporta,¿verdad?Sé que esto significaría un gran cambio en tu vida...Os iba a preguntar si tú y tumadre querríais trasladaros a vivir conmigo, ya que vuestro apartamento esinhabitableenestosmomentos...
Clarylanzóunresoplido.—¿Ungrancambio?Mividayahacambiadoporcompleto.Variasveces.LukeechóunvistazohaciadondeestabaJace,quelosobservabadesdesuasiento
sobre la pared. El muchacho los saludó con la cabeza, dedicándoles una sonrisadivertida.
—Supongoquesí—dijoLuke.—Elcambioespositivo—indicóClary.Lukealzólamano;larunadelaalianzasehabíaborrado,comolehabíasucedido
atodoelmundo,perolapieltodavíamostrabasudelatorrastroblanco,lacicatrizque
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nuncadesapareceríaporcompleto.SecontemplólaMarcapensativo.—Sí,loes.—¡Clary!—llamóIsabelledesdelapared—.¡Losfuegosartificiales!ClarydioungolpecitoaLukeenelhombroyfueareunirseconsusamigos,que
estabansentadosenfilaalolargodelapared:Jace,Isabelle,Simon,MaiayAline.SedetuvojuntoaJace.
—No veo fuegos artificiales—dijo, dedicando una fingida mueca de enojo aIsabelle.
—Paciencia,saltamontes—indicóMaia—.Lascosasbuenasleslleganaaquellosquesabesesperar.
—Yosiemprehabíapensandoque«lascosasbuenaslleganaaquellosquehacenlaola»—dijoSimon—.NOesdeextrañarquehayaestadotanconfundidotodamivida.
—«Confundido»esunabuenamaneradedecirlo—dijoJace,aunqueestabamásconcentrado en otras cosas; alargó los brazos y atrajo a Clary hacia él, casidistraídamente,comosufueseunactoreflejo.
Ella se enroscó en su hombro, alzando los ojos al cielo. Nada iluminaba elfirmamentosalvolastorresdelosdemonios,querefulgíanconunsuavetonoblancoplateadoenlaoscuridad.
—¿Adondehasido?—preguntóél, lobastantesuaveparaquesóloellapudieraoírlapregunta.
—La reina seeliequeríaque lehicieraun favor—respondióClary—.Yqueríahacermeunfavoracambio.—SintiócómoJaceseponíaentensión—.Relájate.Lehedichoqueno.
—Nomuchagenterechazaríaunfavordelareinaseelie—dijoJace.—Lehedichoquenonecesitabaunfavor—repusoClary—.Lehedioquetenía
todoloquequería.Jacerióanteaquello,consuavidad,ehizoascenderlamanoporelbrazodeClary
hasta alcanzar el hombro; los dedos juguetearon distraídamente con la cadena querodeabaelcuellode la joven,yClaryechóunaojeadaaldestelloplateadosobreelvestido.Había llevadoelanilloMorgensterndesdequeJace lohabíadejandoen lahabitaciónparaella,yavecessepreguntabaporqué.¿RealmentequeríarecordaraValentine?Ysinembargo,almismotiempo,¿eracorrectoolvidar?
Unonopodíaborrar todo loque lecausabadolorcuando lo recordaba.EllanoqueríaolvidaraMaxni aMadeleine,ni aHodge,ni a la Inquisidora,ni siquieraaSebastian. Cada recuerdo era valioso; incluso los malos. Valentine había queridoolvidar: olvidar que el mundo tenía que cambiar, y que los cazadores de sombrasteníanquecambiarconél...Olvidarquelossubterráneosteníanalma,yquetodaslasalmaseranimportantesenlaestructuradelmundo.Habíaqueridopensarúnicamente
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en loquediferenciabaa loscazadoresdesombrasde los subterráneos.Pero loquehabíasidosuperdiciónhabíasidoelmodoenquetodoselloseraniguales.
—Clary—dijoJace,sacándoladesuensoñación.Apretómáslosbrazosalrededordelamuchacha,yellaalzólacabeza;lamultitud
vitoreabaamedidaquelosprimeroscohetesascendían.—Mira.Ella mirómientras los fuegos artificiales estallaban en una lluvia de chispas...
Chispasquepintaronlasnubessobresuscabezasamedidaquecaían,unaauna,enveloceslíneasdefuegodorado,comoángelescayendodelcielo.
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