lcde028 - glenn parrish - ladron de robots

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LCDE028 - Glenn Parrish - Ladron de Robots

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Ladrn de robots

Ladrn de robotsGlenn Parrish

La Conquista del Espacio/028

CAPTULO PRIMERO

Un hombre! Un hombre! gritaron los robots. Ha llegado un hombre! Un humano, un humano... Los gritos, todos ellos proferidos con la misma voz, el mismo tono y el mismo volumen sonoro, se expandan en todas direcciones por la llanura. Un hombre! Un hombre! S, era un hombre. Sentase la mar de perplejo oyendo aquellas voces que anunciaban su presencia, porque no vea a quienes las proferan. Pero no tard mucho en divisar al primer robot. La mquina, con forma humana, avanzaba resueltamente hacia l. El hombre, Jimmy Harris, levant tmidamente la mano derecha en seal de paz. Ms robots empezaron a surgir de todas las partes. Todos convergan hacia Harris, gritando con mecnica excitacin: Ha llegado un hombre! El hombre ha llegado a nuestro mundo! Los robots aparecan a decenas, a centenares, a millares ... Harris tena los ojos fuera de las rbitas. Eran cientos, tal vez miles de seres mecnicos exactamente iguales los unos a los otros, como vomitados por una extraa mquina que reprodujese un determinado original con absoluta fidelidad. So... soy un hombre... U... un nufra... frago del espa... espacio... tartamude Harris, que, sin saber por qu, senta un miedo pavoroso. No..., no os quiero hacer dao... Es un hombre dijo uno de los robots, en cuyo rostro no se adverta la menor expresin de ira o complacencia. Nunca he tocado a un hombre manifest, y le puso la mano encima de un hombro. El robot apret. Harris lanz un grito de insufrible angustia. Incapaz de dominar el dolor, cay de rodillas. No me hagis dao gimi, con el hombro destrozado por aquel brbaro apretn. La sangre corra a lo largo de su costado derecho. Los huesos de la articulacin haban quedado completamente destrozados. Otro robot le toc el brazo derecho. El resultado fue que con un leve tirn, Harris se qued sin aquel miembro. El dolor, afortunadamente, le hizo desvanecerse. Otro robot se apoder de una pierna. As tienen los miembros estos seres humanos? pregunt, encendido el circuito de la perplejidad. Dos robots rasgaron el vientre de Harris. Las vsceras se desparramaron por el suelo. Repugnante. Asqueroso. Varios robots empezaron a dar la vuelta. Para eso hemos abandonado nuestros quehaceres? Yo crea que un hombre era otra cosa. Me siento decepcionado. Quin fue el idiota que dijo que ramos una obra de los seres humanos? Est visto: nada como los robots. Somos una cosa grande: la ms grande del mundo. Decididamente, donde est un robot, que se quiten los humanos. En pocos minutos, la llanura qued desierta. Sobre la hierba yaca el cuerpo destrozado de un nufrago del espacio. No haba seres humanos en aquel planeta, pero s animales. Las moscas empezaron a zumbar bien pronto en torno al cadver.

* * *

Delante de la astronave Sylvia T. se encendieron de repente tres gigantescos fogonazos rojos. El oficial de guardia en el puente parpade, asombrado. Orden de detencin! exclam. Era una frase tpica. En realidad, una astronave que viaja por el espacio no se puede detener como se detienen un tren o un automvil, a menos que aterrice. Lo que en realidad significaban aquellos tres fogonazos rojos era que la Sylvia T. deba mantener su velocidad de crucero, sin intentar la menor maniobra de evasin. El oficial de guardia toc un interruptor. Capitn, al puente! llam. Acabo de percibir la seal de parada. De nuevo se produjeron ms fogonazos: tres anaranjados, alternados con tres blancos. Su significado de las seales luminosas era el siguiente: Desconecten las mquinas de traslacin superestelar. Finalmente, lleg otra seal luminosa: tres destellos rojos y dos amarillos, tambin alternados. Obedezcan o les destruiremos! Mientras llegaba el capitn, el oficial de guardia tom un micrfono. Pero, quines diablos son ustedes? clam. Alguien deba tener conectada la radio a todas las frecuencias posible de la astronave, porque, inmediatamente, se percibi una respuesta: Encienda su pantalla telescpica. El oficial de guardia obedeci. Segundos despus, en la pantalla de observacin pudo contemplar, con el resto de los tripulantes de guardia en el puente, una extraa grabacin. Era una bandera negra, con una calavera blanca y dos tibias cruzadas en el centro. Piratas! exclam. En efecto contest la misma voz. Les estamos hablando desde la astronave Zig, al mando de la capitn Lyra de Thurm. Vamos a asaltarles, y, por su propio bien, esperamos no opongan la menor resistencia.

* * *

Las esclusas internas de la astronave Sylvia T. se abrieron; un pelotn de individuos se precipit a travs de las aberturas, capitaneados por una hermosa mujer. Era una joven alta, esbelta, de senos rotundos y pelo negro. Vesta ropajes ceidos y escasos de tela, sujetaba su pelo con un pauelo negro y usaba botas blandas de media caa y tacn alto. Pendiente de la cintura llevaba las fundas de dos pistolas radinicas, una de las cuales luca en su mano derecha. Lo curioso del caso era que la joven tena el ojo izquierdo tapado por un parche negro. Pero ello aada un extrao incentivo a su belleza. Dnde est el capitn de la nave? pregunt. Soy Lyra de Thurm, comandante de la Zig. Yo soy se present un sujeto. Mi nombre es Ferdy Halm. Encantada, capitn dijo Lyra. Ha reunido a todos los pasajeros en el saln principal, como le orden? Seora, permtame que le exprese mi ms enrgica protesta... No le permito nada cort Lyra, secamente. Vamos all. Pedro! Un pirata se destac en el acto. Seora... Llvate dos hombres y vigila el puente. Sigue all hasta nueva orden. S, seora. Los dems, conmigo. Vamos, capitn Helm? El comandante de la Sylvia T. bramaba de ira interiormente. Slo el pensamiento de que, por encima de todo, deba velar por las vidas de sus ciento veinte pasajeros y treinta tripulantes le haba impedido intentar una maniobra de evasin. Los pasajeros estaban reunidos ya en la gran sala de la nave. Todos tenan en las manos sus objetos personales. Lyra sonri burlonamente. As me gusta, como borreguitos dijo. Kent, empieza ya. S, seora. Kent Ardiss, tercer oficial de la Zig, inici la operacin de desvalijar a los pasajeros, secundado por cuatro piratas, mientras seis ms, en fila, tenan sus pistolas radinicas listas para cortar en el acto cualquier tentativa de rebelin. Los sacos que haban llevado a prevencin quedaron bien pronto llenos de dinero y joyas de gran valor. Se ve que la Sylvia T. es una nave de lujo coment Lyra, burlonamente. Kent, los camarotes. S, seora. El registro de los camarotes dur una hora, lo que proporcion unos ingresos suplementarios de varios millones en dinero y joyas escondidas por los pasajeros. Ardiss anunci el final de la operacin por medio de un interfono. Muy bien decidi Lyra, nos vamos. Regresaron a la cmara de acceso. Lyra llam a Pedro Tsartsan, su segundo de a bordo: Todo listo, Pedro. Ahora mismo voy. Tsartsan y sus dos hombres se dispusieron a abandonar el puente. Entonces, aprovechando un momento de descuido, el oficial de guardia puls un botn. Una estela de fuego apareci inmediatamente en el espacio. La astronave se estremeci un poco. Qu ha sido eso? grit Lyra. Tsartsan lanz un juramento. Maldicin! Han disparado una bengala de socorro! Su pistola se elev y descendi contundentemente. El oficial de guardia se desplom fulminado, con una brecha en el crneo, de la que empez a manar la sangre en el acto. Tsartsan corri hacia la cmara de acceso, donde le aguardaban Lyra y los dems. El oficial de guardia ha lanzado una bengala de socorro! exclam. Lyra mir severamente al capitn Halm. Se le dieron rdenes de permanecer absolutamente quieto dijo. Halm se encogi de hombros. El teniente Day es un joven impulsivo se excus. Esa bengala delatar nuestra posicin dijo Tsartsan, alarmado. A dos millones de kilmetros de aqu su emisora de radio empezar a lanzar seales de socorro..., y ya ha recorrido la cuarta parte de la distancia, por lo menos. No te preocupes, Pedro sonri Lyra. Dnde hay un transmisor porttil? Uno de los piratas se lo entreg en el acto. Lyra llam: Oficial de artillera de la Zig, conteste en el acto! Habla el teniente Womer son una voz segundos ms tarde. Estoy a sus rdenes, seora. Womer, dispare un torpedo ultrarrpido con cabeza rastreadora. Rumbo, el de la Sylvia T.. Programe y acte inmediatamente. Le quedan menos de milln y medio de kilmetros para alcanzar el blanco. Me sobran milln y cuarto respondi Womer, con acento ufano. Lyra devolvi el transmisor a su portador. Luego, salud burlonamente el capitn Halm. Ha sido un placer dijo. Y un buen provecho. Halm crisp los puos. Espero leer algn da en los noticiarios que su nave ha sido destruida, con todos los forajidos que transporta, usted incluida dijo, dominando difcilmente el furor que senta. Procuraremos no darle ese gusto ri Lyra. Vamos, muchachos? Minutos despus, se vio un gran fogonazo en las profundidades del espacio. El oficial de artillera de la nave pirata anunci: Destruida la bengala de socorro antes de iniciarse las transmisiones de radio.

CAPTULO II

La patrulla era de rutina. Al menos, as lo pensaba el capitn Juan Guildax, de la Polica Interestelar. Sentado cmodamente en uno de los butacones de su patrullera, que navegaba por el piloto automtico, con una rbita programada de antemano, se entretena en contemplar las noticias televisadas que llegaban a su receptor. Por una persona desconocida, se ha reclamado la propiedad del planeta denominado Mechnos por el propio interesado dijo el locutor. El Registro Estelar de Propiedades del Espacio ha accedido a la peticin, y ello nos hace pensar que se trata de una broma, porque, quin conoce al desconocido que desea convertirse en el dueo de un planeta cuya existencia es una fantasa? Guildax cambi el canal. Su rostro se anim. Este noticiario es mucho ms atractivo dijo. Iba a procederse a la eleccin de Miss Octavo Sistema. Sesenta espectaculares bellezas iniciaron el desfile por el escenario del lugar donde se celebraba el festejo. La imagen se reciba en color y relieve. Algunos primeros planos de la cara y el busto de las misses resultaban realmente sensacionales. Para Guildax, la distraccin se acab bien pronto. Una campana empez a taer en la sala de pilotaje. Lanzando un suspiro de resignacin. Guildax cort el programa. En la sala de mando, conect la radio. Una voz dijo: Use la frecuencia RE-3, conectada a la descifradora de mensajes. Clave U-7. Repita. Frecuencia RE-3, clave U-7 dijo Guildax. Perfecto. Atienda a la transmisin y acuse recibo. O.K. Guildax manej los controles de la radio. Alguien, a billones de kilmetros de distancia, empez a decir lo que, en apariencia, eran puros disparates. Sin embargo, la traductora de claves haca perfectamente inteligibles aquellas frases que parecan salidas de los labios de un demente: Se ha perdido todo rastro de la patrullera WU-02, pilotada por James Harris. Investigue, siguiendo rastreador de rbitas hasta coordenadas 09-L5, y a partir de ah, hasta que tenga noticias de Harris. S, seor. Informe reservado: La astronave de pasajeros Sylvia T. fue asaltada por los piratas de la nave Zig, al mando de Lyra de Thurm. Si la avista, destryala sin previo aviso. Sus cifras de identificacin, que captar en su detector, son: EE-17-83-KI. Grabe los mensajes y acuse recibo. Eso es todo. Mensajes recibidos en ptimas condiciones anunci Guildax. Eso es todo, capitn. Buena suerte. Guildax cerr la comunicacin y se qued pensativo unos momentos. Los piratas de la nave Zig. Haca aos que operaban en el espacio, pero, hasta entonces, nadie haba podido echarles el guante. Lo curioso era que estaban mandados por una hermosa mujer. Caprichosa, adems, si uno se fijaba en el detalle del parche negro que cubra su ojo izquierdo. Un detalle de coquetera femenina, se dijo. Las mujeres, en el siglo XXIV, eran tan raras! Pero a l, cuando estaba con una mujer joven y hermosa, le gustaba contemplarle los dos ojos, sin parches ni tonteras por el estilo. Lanzando un suspiro, empez a buscar la mejor rbita para alcanzar las coordenadas sealadas. Lo ms interesante, por el momento, era encontrar el rastro del patrullero Harris. Dos semanas ms tarde, el capitn Guildax abandon la empresa. Su nave necesitaba combustible y l iba a tomarse otras dos semanas de descanso en Haaven City, capital de Orthar, 9 Planeta del 11 Sistema, donde su divisin policial tena su cuartel general.

* * *

El rastro del patrullero Harris se haba perdido por completo. Nadie tena la menor idea de lo que le haba podido pasar. Tal vez un accidente a bordo de la nave sugiri el coronel Fagus, jefe de la divisin. Perdi el control de la misma y la patrullera se zambull en nuestro Sol, donde se convirti en cenizas instantneamente. Es posible admiti Guildax. Siento mucho no haber encontrado rastro alguno del pobre Harris. No se preocupe dijo Fagus. Ahora tmese su descanso, que bien le conviene. Dentro de dos semanas, su nave estar completamente lista, revisada y repostada para una nueva patrulla. Guildax se llev una mano a la sien. A sus rdenes se despidi de su jefe. Guildax tena un apartamento propio en Haaven City. Era un piso pequeo, pero bien decorado, en el que le gustaba residir mejor que en un hotel. Lleg a su casa y se meti en el bao. Despus, vestido con ropas ligeras y frescas, se dispuso a prepararse algo de comida. El zumbador del visfono son de pronto. Guildax abandon la cocina y se dirigi a la sala. Buenos das, seor le salud un tipo de cara sonriente, desde la pantalla del aparato. Soy Penf Darhan, vendedor. Tengo el gusto de ofrecerle un robot a precio verdaderamente increble... Guildax sonri. No, muchas gracias, no necesito ningn robot por ahora contest. Djeme que le hable un momento, seor pidi Darhan. Los robots corrientes, es decir, los que salen de las fbricas, cuestan un ojo de la cara, aparte de que suelen ser imperfectos. El robot que yo le ofrezco es la perfeccin en el ms estricto sentido de la palabra y, adems, se lo vendo solamente por diez mil discos. Vaya usted a una fbrica y ver que el robot ms tonto no le cuesta menos de treinta mil... Aun as sonri Guildax. Mi sueldo de capitn de polica no da para semejantes dispendioso.Darhan dej de sonrer inmediatamente. Ha dicho capitn de polica? En efecto, eso mismo he dicho. Perra suerte la ma! mascull el ex sonriente vendedor. Y sin aadir una sola palabra ms, cort la comunicacin. Guildax se sinti un tanto preocupado. A qu vena aquella extraa actitud? Muchos aos atrs, haba estado en las divisiones criminales de la polica, antes de pasar a las patrullas del espacio. Guildax tena un buen amigo en la Divisin Antirrobo. Momentos despus, estaba en contacto con el teniente Frangi. Hola, Juan salud Frangi. Qu caro resultas de ver! Cuando uno est en las patrullas del espacio, siempre es caro de ver. Oye, Frangi, tienes noticia de algn robo de robots en la fbrica de Haaven City? No, ninguna contest Frangi, asombrado. Nadie ha denunciado hasta ahora un robo de esa ndole. Por qu lo dices? Me han ofrecido un robot por slo diez mil discos, cuando el ms barato cuesta treinta mil. Eso me huele a poco limpio, comprendes? Tambin a m, Juan. Quin te ha ofrecido un robot que slo vale la tercera parte del precio habitual? No s quin es, pero dijo llamarse Penf Darhan. Seas personales: treinta y pocos aos, medio calvo, pelo oscuro y ojos negros. No puedo decirte ms, Frangi. Poco es, pero algo haremos. Gracias por el aviso, Juan. Ha sido un placer, Frangi. Guildax cort la comunicacin. Quin era el loco que ofreca robots, segn l, perfectos, a un precio que resultaba ser la tercera parte de los que regan actualmente en el mercado? Acab por encogerse de hombros. El robo ya no era problema suyo. Al menos, cuando estaba en tierra. En tierra, su problema era divertirse, pues aunque Guildax era un estricto cumplidor de su deber cuando estaba de servicio, tambin era joven y el cuerpo le peda un poco de jarana despus de una patrulla.

* * *

El local era grande, esplndidamente decorado, y tena fama de buena cocina. Tambin tena fama de excelentes diversiones. En el escenario, una hermosa muchacha haca las ms audaces contorsiones, cubierto su delgado cuerpo con una sucinta indumentaria, a fin de permitirle facilidad de movimientos. Guildax ocup una mesa vaca y eligi el men. En el cuerpo de bailarinas del Hipergalaxy haba una que se sentira muy contenta de verle. Tom la sopa. Una mujer entr y el maestresala la atendi de inmediato, conducindola a la mesa contigua de Guildax. El polica la observ con discrecin. Era una chica alta, muy esbelta, vestida con singular audacia, de pelo intensamente negro, recogido en una altsima pirmide sobre su cabeza, pero el conjunto, en cierto modo, quedaba afeado por las gafas absolutamente negras que ella usaba. Guildax se dio cuenta de que el lado externo de los cristales era negro, a fin de impedir que la gente viera los ojos de la persona que los usaba. Pero el lado opuesto era perfectamente transparente. Ella se sent y pidi la carta. Las bailarinas salieron al escenario y Guildax se desinteres por el momento de la hermosa vecina. Escrut entre los dieciocho sonrientes rostros que se vean en el escenario. De pronto, reconoci a su amiga y agit ligeramente la mano. Dyvia Soumt le gui un ojo. Guildax saba lo que quera decir aquel gesto: Esprame a la salida. Hizo una seal afirmativa y continu cenando. El camarero trajo el segundo plato a la joven de las gafas negras. Guildax miraba accidentalmente en aquella direccin y apreci un bulto extrao en la indumentaria del sirviente a la altura del estmago. El camarero empez a llenar el plato de la hermosa cliente. De sbito, Guildax se dio cuenta de que el bulto del estmago haba desaparecido. El camarero se alej. A Guildax le pareci que lo haca con demasiadas prisas. Un oscuro sentimiento de alarma invadi su subconsciente. Con un sbito impulso se agach y mir por debajo de la mesa. La joven frunci el ceo, enojada por lo que consideraba una desagradable impertinencia. Pero casi en el acto vio que la mesa en que estaba cenando sala disparada a un lado. El contenido del plato fue a parar a su regazo, ponindole el traje perdido de salsa. Ella se indign violentamente. Se ha vuelto loco? grit, en medio del asombro de los ocupantes de las mesas vecinas. Una mano de dedos de hierro agarr su mueca y tir de ella. Casi en el acto se vio un vivo fogonazo y se escuch una sorda detonacin. Saltaron algunas astillas de la mesa. En la pared apareci un negruzco orificio, de algunos centmetros de dimetro y bordes irregulares. La joven pugn por levantarse de las rodillas del individuo que la haba sentado sobre s a la fuerza. Guildax sonri. Ya puede considerarse a salvo, seora dijo. Ella le mir extraada, mientras los camareros corran hacia aquel lugar. Pero... Tiene usted enemigos, seora? pregunt Guildax. La joven no saba qu decir. Guildax termin de volcar la mesa y dej al descubierto la cara inferior del tablero, que ahora quedaba hacia arriba. Adosado a la misma, por medio de una ventosa, haba un extrao artefacto, que pareca el can de un arma antigua, dotado de una larga protuberancia en uno de sus extremos. Guildax se inclin y tir del artefacto. Una vieja pistola de perdigones dijo. Pero ha sido modernizada y le han puesto silenciador y un mecanismo de disparo automtico a tiempo. La joven estaba lvida. Estuve a punto de morir murmur. Los perdigones se habran aadido a la sopa que usted tom poco antes sonri Guildax. Pero el plomo es siempre un alimento indiscreto. El gerente del local apareci en aquel momento. Oh, es usted, capitn Guildax dijo. Perdone que no le haya reconocido antes... No tiene importancia sonri el polica. Alguien intent atentar contra esta encantadora dama, pero yo he conseguido evitarlo a tiempo, por fortuna. Capitn Guildax! repiti la joven. El mismo, seora. Oficial de las patrullas del espacio, a sus rdenes en todo momento. El gerente empez a dar rdenes para que los camareros repararan los desperfectos producidos por el incidente. Guildax empez a pensar en algo que le haba pasado inadvertido, debido a la confusin del momento.

CAPTULO III

Dnde est el camarero que sirvi a la dama? pregunt. El gerente le mir sorprendido. Un momento, por favor, capitn. Se volvi hacia el maestresala y pregunt: Quin serva la mesa veintids, Jules? Mentkx, seor..., pero no le veo por aqu en estos momentos... Vaya a buscarlo orden Guildax, perentoriamente. Mir a la joven. Alguien intent matarla, seora, esto es evidente. Ella hizo un signo de asentimiento. Tal vez se trate de una confusin apunt. El asesino lo hizo deliberadamente afirm Guildax. Yo le vi un bulto en la cintura y luego me di cuenta de que ya no lo tena. Manipul hbilmente para sujetar la pistola debajo de la mesa, pero se march con demasiadas prisas y eso me hizo recelar. No s... La joven se pas una mano por la frente. Me siento mal... Adems, tengo el vestido hecho una lstima... Todava no s su nombre, seora dijo Guildax. Oh, perdone, estoy tan aturdida! Soy Wania Lerd, capitn. Le doy las gracias por haberme salvado la vida. No tiene importancia, seora. El gerente extendi una mano. Seora Lerd, tenga la bondad; en los lavabos encontrar sirvientas que le ayudarn a reparar los desperfectos de su vestido. S, muchas gracias. Con su permiso, capitn. Wania y el gerente se alejaron. Guildax se senta bastante preocupado. El maestresala lleg en aquel momento. Se le vea muy agitado. Qu pasa, Jules? Hemos encontrado a Mentkx, seor, el camarero que deba haber servido la mesa. Estaba atado y amordazado en uno de los vestuarios. Dice que un desconocido le atac y le golpe, pero que ya no recuerda nada ms. Usted no not la falta de Mentkx, Jules. Comprenda, capitn se disculp el maestresala, esta noche haba ms gente que nunca, y son casi cincuenta camareros los que estn trotando continuamente entre las mesas. S, es cierto admiti Guildax, de mala gana. Gracias de todos modos. A usted, seor. El gerente vino a los pocos momentos. No me gusta esta clase de incidentes en mi local refunfu. Publicidad sonri Guildax. Bernie, conoca usted a la seora Lerd?La he visto un par de veces por aqu, pero no es una cliente asidua, capitn. Entonces, no sabe dnde vive? No, pero si le interesa... Guildax hizo un gesto con la mano. No se preocupe, Bernie; yo mismo la acompaar a su casa. Qu opina usted del atentado? El gerente se encogi de hombros. Un marido demasiado celoso contest. Quiz admiti Guildax, pensativamente. Est bien, Bernie, haga que me sirvan una copa; la estoy necesitando. Al momento, capitn. Bernie se march. Diez minutos ms tarde, regres, con el desconcierto pintado en su rostro. La seora Lerd ha desaparecido, capitn inform. Qu? exclam Guildax. Se encerr en uno de los lavabos y escap a travs de la ventana que da a la explanada posterior dijo el gerente.

* * *

Es curioso dijo el teniente Frangi. Qu es lo gue encuentras de curioso, muchacho? pregunt Guildax. Estaba sentado en un ngulo de la mesa de trabajo de Frangi. El teniente respondi: He logrado echar mano a uno de los robots que venden a una tercera parte de su valor. Uno de mis agentes se fingi comprador y... Y...? Frangi le tir una fotografa. Ah tienes a la mquina dijo. Como no hay puntos de referencia, te dir que su estatura es de un metro y noventa centmetros. Un buen mozo sonri Guildax. Examin la fotografa. El robot tena enteramente la figura de un hombre, slo que no llevaba encima la menor prenda de ropa, lo que permita apreciar que era la reproduccin asexuada de un ser humano. La cara estaba poco definida, si bien se apreciaban los rasgos principales. La boca careca de labios y los ojos eran completamente redondos. Aqu los hacen de mejor aspecto dijo. Pero tres veces ms caros y tal vez no tan eficientes respondi Frangi. Dnde los fabrican? Oh, eso es lo peliagudo del caso. Ese robot tiene un nmero de serie, pero no hay marcas de origen que permitan averiguar el lugar de fabricacin. Es ilegal eso? En absoluto, mientras comprador y vendedor abonen los impuestos correspondientes, lo cual ya no es de mi competencia. Entonces, por qu diablos Darhan cort apenas conoci mi identidad? Frangi se encogi de hombros. No lo s, Juan repuso. Quiz fue delincuente en tiempos y su reaccin fue meramente instintiva en cuanto supo que eres un polica. Pero, por ahora, no hay ninguna duda de que puede vender los robots con toda legalidad. Mientras pague impuestos dijo Guildax, con sorna. La fbrica de Haaven City va a sufrir una dura competencia. En confianza, Juan, se lo tienen bien merecido los del sindicato; son unos ladrones ri el teniente. Llamaron a la puerta. Frangi dio permiso. Un hombre, con galones de sargento, penetr en el despacho. Traa un sobre en la mano. Un mensaje para usted, capitn anunci. Del coronel en persona. Ah, y hemos averiguado el domicilio de la seora Lerd. Interesante, sargento contest Guildax, mientras abra el sobre. Dnde vive? Avenida Ochenta y Seis, sptimo nivel, nmero dos mil doscientos treinta y cinco, departamento E-B. Magnfico. Gracias, sargento. Guildax extrajo el contenido del sobre. Haba una nota y una fotografa: La nota deca:

Le acompao fotografa de Lyra de Thurm, tomada por uno de los pasajeros de la Sylvia T., sin que la interesada se apercibiese de ello.

Guildax contempl la fotografa. Estaba en colores naturales y era de una fidelidad asombrosa. Frangi se levant para mirarla por encima del hombro de su amigo. Vaya fulana! silb. Es muy guapa, en efecto convino Guildax, sonriendo. Pero lleva un parche sobre el ojo izquierdo. Oh, algunas mujeres lo hacen por coquetera, y ms Lyra, si se considera de veras un pirata en versin femenina. Guildax estudi la fotografa durante algunos instantes. El negativo haba sido ampliado de tal modo, que el rostro de Lyra apareca solamente a un tercio de su tamao natural. De pronto, encontr algo familiar en aquel rostro. Dame un lpiz, Frangi pidi. El teniente se lo entreg. Con mano nerviosa, Guildax tap el ojo libre de la fotografa y complet el parche del otro, de modo que pareciera que Lyra llevaba puestas unas gafas negras. Maldicin! jur. Qu te pasa, Juan? pregunt. Ella, es ella! exclam Guildax. Wania Lerd es Lyra de Thurm, la capitn de la astronave Zig. Demonios, vaya noticia! dijo Frangi. Guildax se precipit hacia la puerta. Mira que no haberlo sabido ver hace dos noches! exclam, mientras abandonaba el despacho a todo correr. Sus prisas resultaron intiles. Wania Lerd no estaba en su casa. Los informes que Guildax pudo reunir le dijeron que Lyra de Thurm se haba marchado sin dejar constancia de su paradero. Despus de lo que le sucedi la otra noche, es lo ms natural se dijo Guildax, sintiendo en su interior la amargura del fracaso de su gestin.

* * *

Tengan cuidado. Los robots ya no pueden hallarse muy lejos de aqu. Toms Gaylon se pas el dorso de la mano por los labios. Tengo los nervios a punto de estallar mascull. Junto a l avanzaban cuatro o cinco individuos ms, todos ellos armados con sendos aparatos semejantes a escopetas de grueso can y muy cortos. Un hombre capitaneaba al grupo. Era un sujeto de unos cuarenta y tantos aos, alto, tremendamente robusto, de nariz aquilina, quien tambin empuaba uno de aquellos extraos aparatos. Pero, adems, llevaba colgado del cuello un diminuto radar porttil, con detector de seales sonoras. Seor dijo de pronto Gaylon. Qu pasa, Toms? Yo... yo me pregunto si no habr algo ilegal en lo que estamos haciendo... Por qu, Toms? A quin pertenece el planeta? A usted, claro, pero... Entonces..., ya no hay ms dudas. Mechnos estaba deshabitado cuando yo lo descubr. La ley me asiste para convertirme en dueo de cuanto hay sobre su superficie y tambin de las posibles riquezas de su subsuelo. S, pero los robots... Son seres humanos? Tienen inteligencia natural? No, seor, desde luego que no. En ese caso, y puesto que nadie antes se ha presentado a reclamar su propiedad, son mos y dispongo de ellos a mi capricho. Est claro? Clarsimo, jefe terci otro de los miembros del grupo. Me gustara saber quin los fabrica y cmo los fabrica. Importa eso algo? sonri Wences de Vroot. Estn aqu y es todo lo que interesa, Ernley. S, seor, y lo que interesa... es muy interesante dijo Ernley Darmis, soltando una estrepitosa carcajada. El radar porttil empez a lanzar de pronto seales sonoras. Cuidado! dijo De Vroot. Se acerca una masa metlica. El grupo se detuvo en seco. Delante de ellos se oy ruido de matorrales agitados con cierta violencia. Un robot apareci a la vista de los humanos. Rpido como el pensamiento, De Vroot apret el gatillo y un extrao proyectil, semejante a una infantil flecha de ventosa, pero mucho mayor, parti disparado hacia el cuerpo del robot. El robot se detuvo en el acto. Darmis manej un transmisor porttil y, a los pocos momentos, una pequea astronave se detuvo en la vertical del robot. Unas ligaduras especiales descendieron del vientre de la navecilla. Los hombres de De Vroot sujetaron al robot y alguien lo iz a bordo del aparato. De Vroot habl a continuacin por la radio: Mantnganse continuamente a la expectativa. La caza es abundante en este sector. Si, seor. De Vroot devolvi la radio a su portador. Luego agit la mano: Sigamos! orden. Y tengan los ojos bien abiertos recomend; si un robot les echa encima sus zarpas mecnicas, no tendrn mucho tiempo de lamentarlo.

CAPTULO IV

En aquel abordaje hubo un muerto. Uno de los tripulantes de la nave atacada hizo un extrao movimiento, que un pirata interpret mal. En consecuencia, el pirata us su pistola y el viajero qued fulminado. A Lyra de Thurm le impresion muchsimo la muerte del infeliz pasajero. Adems de enfurecerla, claro. Dije que era preciso respetar a toda costa las vidas humanas! grit, una vez de vuelta en la Zig. No es lo mismo dar un golpe en un crneo, para atontar a una persona, que matarla. Lo primero tiene remedio, lo segundo no lo tiene. Y qu quera que hiciese? contest el pirata, de mal humor. A m me pareci que el tipo iba a sacar un arma. Luego result que no la tena. Pero, y si la llega a tener? Uno no puede dejar la iniciativa al adversario, verdad? A pesar de todo... A pesar de todo, est hecho ya. Qu quiere, que me eche a llorar? Los ojos de Lyra fulguraron de un modo extrao. Sharron, voy a despedirte anunci. E pirata hizo una mueca de rabia. Usted no puede hacer eso, maldita sea contest. Quin te ha dicho que no puedo hacerlo? exclam ella. Soy la propietaria de la astronave, adems de tu jefe, y contrato y despido quien me parece, cmo, dnde y cundo me parece. Qu te has credo, que estamos en una fbrica, con sindicatos, seguros sociales, tribunales de trabajo y dems? Cuando te alistaste en la Zig sabas que debas obedecer ciegamente mis rdenes. No lo has hecho, atente, pues, a las consecuencias. Pero... Basta, Sharron! Abandonars la nave en la prxima escala! No quiero asesinos a bordo! El pirata perdi los estribos y trat de sacar su pistola, pero Lyra, ms rpida, tena la suya al alcance de su mano. Sharron se desplom, fulminado por la descarga radinica. Lyra inspir con fuerza y luego se cubri la cara con las manos. As la encontr Pedro Tsartsan, su segundo, momentos despus. Qu ha pasado aqu? pregunt. Lyra se levant. Estaba muy plida. Quiso matarme explic, sucintamente. Pero, por qu? inquiri el segundo. Le dije que estaba despedido. Lyra se sirvi una copa. Pedro, no quiero asesinos a bordo. Tsartsan hizo un gesto pesimista con la cabeza. A la gente no le va a gustar esto, capitn dijo. Sharron desobedeci mis rdenes! grit ella. Aunque as sea. Cometi una equivocacin, pero no haba para tanto, capitn. Te pones al lado de l? Pienso en lo que puede suceder contest Tsartsan, sombramente. Tal vez Sharron cometi un error, pero haba otras maneras de formularle la advertencia. Le desped. El se enfureci y quiso matarme. No ves todava la pistola en su mano? Tsartsan la mir de frente. Los muchachos drn que usted se la puso en la mano, despus de haberle matado dijo. Lyra acab el contenido de la copa y se encogi de hombros. Que piensen lo que quieran contest. Lo que est hecho es ya inevitable. Ojala sea evitable lo que todava est por hacer dese Tsartsan, con acento pesimista. Los presentimientos de Tsartsan no se cumplieron, no se pudo evitar lo que todava estaba por hacer. Tres noches ms tarde, varos piratas irrumpieron bruscamente en la cmara de la joven. Lyra, sobresaltada, se sent en el lecho y les mir colricamente. Qu es esto? grit. Un motn? Justamente contest Ardiss. Un motn. Capitn, debe saber que le hemos depuesto de su cargo y que, desde ahora, la nave es nuestra. Lyra recorri con la vista los rostros de los tripulantes, que formaban un semicrculo frente a ella. Tsartsan figuraba entre los amotinados. Tambin t dijo, doloridamente. El segundo se encogi de hombros. He tratado de convencerles, pero ha sido intil respondi. Al menos, podras haberte mantenido neutral. No me han dejado. Quieren que yo sea su capitn. Por el ttulo que posees. S. Los labios de la joven temblaron. Vais a ejecutarme dijo. Tsartsan hizo un gesto negativo. No. Simplemente, nos apoderamos de su nave. Y a m me desembarcis en... El lugar donde ha de ser desembarcada est ya elegido declar Ardiss. Hubo un momento de silencio. Luego, Lyra, resignndose a lo inevitable, dijo: Al menos, dejaris que me vista a solas. Ardiss alarg la mano y se apoder de la pistola de la joven. S, pero habr de permitirnos que le quitemos los dientes..., ex capitn dijo, con retorcida sonrisa de triunfo.

* * *

Los destellos del radar mostraron trazas de una astronave en las inmediaciones de la patrullera. Guildax observ los movimientos de la nave y se sinti muy preocupado. Aquel aparato se mova por una rbita no registrada hasta entonces. A Guildax se le antojaba sumamente sospechoso. Consult la computadora, despus de suministrarle los datos precisos. La mquina confirm sus primeras sospechas: la astronave orbitaba fuera de las espaciolneas marcadas para aquel sector. Temiendo algo turbio, Guildax decidi intervenir. Sus llamadas de radio podan no ser atendidas, por lo que decidi disparar un torpedo de atencin. El proyectil sali disparado con tremenda velocidad. A un milln de kilmetros de distancia, un pequeo sol se encendi y apag en el espacio tres veces seguidas. Era la seal interestelar de llamada para conectar la radio, cuando haba probabilidades de no ser escuchado. Aquellos fogonazos eran visibles en decenas de millones de kilmetros a la redonda. Guildax conect la radio, segn la frecuencia adoptada para tales casos. Tom el micrfono y dijo: Habla el capitn Guildax, nave patrullera EE-6. Contesten! Necesito hablar con ustedes. Una voz irrumpi en la cmara segundos ms tarde. Esta es la nave comercial Technos, capitn De Vroot al mando. Le escuchamos perfectamente, capitn Guildax. Puede decimos por qu llama nuestra atencin? Estn ustedes fuera de las rbitas legales acus el joven. Deseo una explicacin de ese suceso. Lo siento, capitn, pero creo que se equivoca. Tenemos pleno derecho a viajar por este sector del espacio. Es cierto eso? Absolutamente, capitn Guildax. Muy bien. Le importara que examinase su documentacin? Deseara tambin echar un vistazo a su nave capitn De Vroot. No hay inconveniente, capitn Guildax. A partir de este momento, establecemos una rbita de aproximacin. Perfectamente. Estar con ustedes dentro de una hora. Sesenta minutos ms tarde, Guildax examinaba los documentos que un satisfecho Wences de Vroot le tenda en su propio camarote. Guildax hubo de admitir que, en efecto, el viaje de De Vroot estaba perfectamente legalizado. S, pero aqu no se indican los motivos de ese viaje aleg, al terminar el examen de la documentacin de la astronave. Quin le ha dicho que no se indican? ri De Vroot. Lea, lea la casilla correspondiente. Motivos del viaje: Comercio interestelar. No le parece suficiente, capitn? Guildax se mordi los labios. Aparentemente, De Vroot tena razn, pero... Deseo inspeccionar su nave expres. De Vroot sonri, a la vez que extenda una mano. Estoy a su disposicin, capitn Guildax respondi, con acento lleno de amabilidad. Minutos despus, De Vroot abra una puerta. Guildax se qued pasmado al ver el espectculo que se ofreca ante sus ojos. Estaba en la puerta de una vasta estancia, de forma alargada. A derecha e izquierda haba dos dobles hileras de figuras absolutamente inmviles, ocupando casi por completo el espacio de la sala, a excepcin de un pasillo central, no demasiado amplio, lo suficiente para que los tripulantes pudieran moverse con un mnimo de holgura. Son robots! exclam Guildax, pasmado. En efecto, capitn corrobor De Vroot con la sonrisa en los labios. Usted es el que vende los robots a un tercio del valor habitual en el mercado. Lo admito dijo De Vroot, sin dejar de sonrer. Aqu hay ms de doscientos... Doscientos sesenta, exactamente. A diez mil discos, suman ms de dos millones y medio. Es usted un buen matemtico, capitn. De dnde saca esos robots, seor De Vroot? Ah, se es ya un asunto que no entra en la esfera de su competencia, capitn. Va a arruinar a las fbricas de robots! De Vroot se encogi de hombros. Si puedo vender ms barato, no veo por qu he de subir los precios contest, con acento de indiferencia. Me gustara saber dnde tiene usted su fbrica de robots dijo Guildax. De Vroot hizo un signo negativo. Su autoridad no llega a tanto declar. Ha inspeccionado mi nave y ha podido apreciar que no llevo ningn cargamento ilegal. Eso es todo lo que puede importarle, capitn. Guildax apret los labios. La ley estaba del lado de De Vroot. No poda ejercer presin sobre l, porque corra el riesgo de encontrarse en un serio compromiso ante sus superiores. Est bien dijo, al cabo. Sellar sus documentos, para probar que ha sufrido una inspeccin de las patrullas del espacio. De Vroot se inclin cortsmente. El encuentro con usted, capitn Guildax, no ha podido ser ms grato manifest.

CAPTULO V

Lyra de Thurm salt al suelo. Un pirata lanz por la escotilla un par de bultos que contenan su equipaje. Dentro hay un rifle antiguo y municiones anunci Tsartsan. Es todo lo que he podido hacer por usted. Lyra apret los labios. Este es un mundo desierto aleg. Precisamente por eso la hemos desembarcado aqu ri Ardiss, desde la escotilla. La joven ya no quiso decir nada. Para qu? Sus splicas seran desatendidas. Era intil rogar una piedad que no iban a tener con ella. Ardiss volvi a rer. Luego, cerr la escotilla. La nave auxiliar empez a elevarse para regresar a la Zig. Lyra la vio elevarse con lgrimas en los ojos. De repente, se dio cuenta de que un objeto se desprenda del vientre del aparato. La cosa cay entre unos arbustos. Lyra corri a recoger aquel objeto. Una sonrisa se dibuj en sus labios. Tsartsan haba sido siempre un leal subordinado. Ahora acababa de demostrrselo, dejndola una radio de llamada automtica de socorro. No obstante, antes de ponerla en funcionamiento, deba esperar a que la Zig se hubiese alejado lo suficiente para que no pudiera captar los SOS que el emisor lanzara a intervalos regulares. Era preciso evitar todo riesgo al fiel Tsartsan. Pero entonces le asalt una duda. Quin acudira a sus llamadas? Lyra permaneci irresoluta ms de cuarenta y ocho horas. Al fin, lleg a una conclusin. Tena una colosal fortuna. Toda nave que captase un SOS espacial estaba obligada a acudir en socorro del autor de la llamada. Empleara una buena parte del dinero que tena en cerrar algunas bocas comprometedoras, decidi, finalmente. Y ya resuelta a abandonar aquel planeta deshabitado, despleg la antena del transmisor y presion el botn de puesta en funcionamiento.

* * *

El locutor de noticias ley: Los piratas del espacio han dado un nuevo golpe, asaltando la astronave de pasajeros Malcolm Mallory, apoderndose de un inmenso botn y causando diecinueve vctimas, de las cuales once son pasajeros muertos por sus disparos. Las patrullas del espacio han recibido orden de redoblar su vigilancia y... Guildax dej de escuchar una noticia que ya se saba de memoria. Pero no lo hizo porque ya la conociera, sino porque en el panel de mandos de la nave acababa de percibir el centelleo de una lmpara roja, acompaado de una serie de taidos muy rpidos y seguidos. Un SOS espacial! exclam. Empez a manejar los instrumentos de deteccin y localizacin. Minutos ms tarde, conoca la posicin del emisor. Una vez localizado el supuesto nufrago, conect la radio subespacial y lanz un mensaje: Habla el capitn Guildax, nave de patrulla EE-6. Acabo de captar un SOS espacial en coordenadas ND-S2. Me dispongo a acudir en socorro del nufrago. Informar. Eso es todo. Guildax cerr el contacto y luego encendi los motores ultrarrpidos. La patrullera se desliz por el espacio a una velocidad cercana a la de la luz. Una esfera azulada apareci en su pantalla pocas horas ms tarde. Los instrumentos de examen le indicaron que era un planeta habitable. Estudi su posicin en la carta estelar y supo que era el llamado Fardhawee, un mundo deshabitado, si bien situado en la lista de los astros colonizables, lo que se hara, segn sus noticias, un siglo ms tarde, cuando las necesidades de espacio impulsaran a la emigracin a los habitantes de otros planetas. Guildax describi una rbita completa en torno a Fardhawee. Luego, guindose por los destellos del emisor de radio, perdi altura y acab aterrizando en las inmediaciones del supuesto naufragio. Una vez que la patrullera se hubo detenido, Guildax salt a tierra. Alguien sali a su encuentro. Guildax y Lyra se contemplaron con recproco asombro. Usted! dijo ella. Lyra de Thurm! exclam Guildax. Y luego, rehacindose en parte, pregunt; Debo llamarla mejor Wania Lerd? Lyra apret los labios. No creo que el nombre importe demasiado ahora contest. A m s me importa, seora. Creo que tiene la suficiente memoria como para recordar mi nombre y grado. En efecto, capitn, le recuerdo perfectamente. Los ojos de Guildax examinaron con atencin el transmisor que se hallaba a unos pasos de distancia. Dnde estn los dems? pregunt. Lyra se encogi de hombros. No lo s respondi. Es raro dijo l. Usted mandaba la nave pirata... Ya no soy el capitn de la Zig declar Lyra. Por qu? Se amotinaron contra m y me abandonaron en este planeta desierto. Un motn? sonri Guildax. S, en efecto. Por qu? Lyra vacil. Tiene miedo de contarme lo que pas? pregunt l. No se decidi la joven. Asaltamos una astronave y uno de mis subordinados mat a uno de los pasajeros. Se lo reproch ms tarde y el hombre trat de matarme. Yo me anticip a l. Ya los dems, por lo visto, no les gust su hazaa. En efecto, capitn. Lo siento, seora... O debo llamarla seorita? Lyra se encogi de hombros. Soy soltera declar. Tan bella y soltera? A los hombres no les gustan las mujeres con defectos fsicos respondi Lyra, con acento envarado. Pero ese parche sobre el ojo no es sino pura coquetera... Por favor! rog ella, con voz crispada. Lamento haberla enojado se disculp Guildax. Ahora, de todas formas, debo cumplir con mi deber. Va a llevarme arrestada. En efecto. Lo siento, pero no puedo obrar de otro modo. Lyra suspir. Imagino que sera intil intentar establecer un trato con usted dijo. Guildax sonri. Si se trata de un soborno, olvdelo aconsej. Ya me lo figuraba. Se dice que los hombres de las patrullas del espacio son incorruptibles. A veces, se producen excepciones, pero son las menos. Conmigo, en ese aspecto, no ha tenido suerte, seorita de Thurm. Ms bien ha sido desgracia murmur ella. Hubiese preferido seguir viviendo sola en este planeta abandonado? Siempre ser una vida mejor que la que llevar en lo sucesivo en una penitenciaria, perdida tal vez en un remoto asteroide. Guildax se encogi de hombros. Yo no he sido el autor de los asaltos a pacficas naves comerciales respondi. Vamos? Lyra vacil un momento. Luego, decidindose al fin, avanz hacia la patrullera. Con el pie en el primer peldao de la escalerilla de acceso, se volvi hacia el polica y le pregunt: Capitn, en su opinin, cul es la pena que puede corresponderme por mis delitos? Guildax la mir gravemente. Cadena perpetua, seorita Thurm contest, sin rodeos. Lyra palideci. Luego, sin pronunciar una sola palabra, entr en la nave. Era su primer paso hacia la penitenciara donde haba de permanecer recluida durante el resto de sus das.

CAPTULO VI

Pedro Tsartsan se senta abrumado. No, Kent, no! se lament. Esto no es lo acordado... De qu te quejas? Cada golpe que asestamos, nos proporciona un fabuloso botn... A costa de las vidas de unos inocentes, que no tienen la menor culpa de lo que pasa. Ardiss se encogi de hombros. Mala suerte para ellos respondi, framente. Si nos atrapan, acabaremos en la horca se lament Tsartsan. Qu anticuado eres! ri Ardiss. Ahora ya no se ahorca a los piratas, Pedro. No, claro que no; slo los meten en una cmara desintegradora. Por lo dems... Bueno, pero, de qu diablos te ests quejando? Ya sabas lo que poda suceder cuando te uniste a nosotros, as que deja ya de verter lgrimas. Te guste o no, no tienes ms remedio que seguir adelante, Pedro. Los dos hombres hablaban a solas en la cmara del capitn, ahora ocupada por Tsartsan. De pronto, sonaron unos golpes en la puerta. Pase! dijo Tsartsan. La puerta se abri. Un hombre asom la cabeza. Seor Ardiss, puedo hablar unos momentos a solas con usted? consult. Por supuesto, Lenner accedi el interpelado. Me disculpas, verdad, Pedro? Ardiss abandon la cmara. Tsartsan qued solo, abandonado a sus tristes pensamientos. Ardiss regres minutos ms tarde. Sus ojos brillaban de furor y en la mano derecha tena una pistola. Traidor! rugi, lvido de ira. Tsartsan se puso en pie. Kent! Qu diablos te ocurre? grit. Ocurre, sencillamente, que Lyra ha sido rescatada. Pero no la ha rescatado cualquiera, sino un oficial de las patrullas del espacio, el capitn Guildax, para ms seas. Eso seria lo de menos, si se tratase de un caso accidental, pero resulta que Guildax rescat a Lyra porque capt sus seales de socorro. Comprendes lo que quiero decir? Espera, Kent, deja que te explique... No hay nada que explicar! aull Ardiss. Y apret el gatillo. El cuerpo de Tsartsan se retorci epilpticamente al recibir la descarga radinica. Cay al suelo, estremecindose an dbilmente. Furioso, Ardiss liber otra descarga. Era ya intil, porque Tsartsan estaba muerto. Ardiss procur recuperarse. Luego, se acerc al interfono y movi la palanca de contacto general. Habla el segundo Ardiss! dijo. A partir de este momento, y por fallecimiento del capitn Tsartsan, me hago cargo del mando de la astronave.

* * *

Las acciones de las empresas fabricantes de robots continan perdiendo valor. Aunque los precios de sus productos han sido sustancialmente rebajados en los ltimos meses, la empresa De Vroot y Compaa contina lanzando al mercado sus robots, acaso tal vez menos atractivos exteriormente que los conocidos hasta ahora, pero en ningn modo menos eficientes. Su precio, sustancialmente reducido, hace que tengan una gran demanda por parte del pblico y... El locutor dio otras noticias momentos ms tarde. Las depredaciones de los piratas del espacio continan en aumento. Lo que hace un par de aos pareca ser una especie de simptico movimiento de rebelda, se ha convertido hoy en una sanguinaria serie de asaltos y asesinatos, a la que las autoridades no parecen capaces de poner fin. En el ltimo de sus delictuosos ataques, los piratas, aparte de hacerse con un valioso botn, asesinaron a seis tripulantes y doce pasajeros de la nave asaltada... Os estn poniendo verdes dijo el teniente Frangi, despus de cerrar el receptor de televisin. Guildax hizo una mueca. Haba un plan para atraparlos, pero me lo rechazaron contest. Requerir la ayuda de Lyra de Thurm, no? En efecto. Crees que lo conseguirs con ella? Estoy seguro, Frangi. La verdad, no comprendo entonces por qu no aceptan. A fin de cuentas, esa chica no cometi ningn asesinato. Ya lo s, pero los jefazos no quieren ni or hablar de ese plan respondi Guildax, malhumoradamente. Lyra conoce todos los escondites de la banda asegur Frangi. De cuando en cuando, es decir, entre golpe y golpe, los piratas se retiran a disfrutar de sus ganancias. Antes, tambin lo hacan. Y siguen hacindolo, Frangi. T sabes que hay asteroides y planetoides fuera de control policial, en los que, segn la ley, no se puede intervenir. Hay, al menos, una docena, y todos ellos son refugio de asesinos, ladrones y maleantes. La ley es demasiado respetuosa con esos nidos de vboras, Juan. Pero es la ley y nosotros estamos obligados a hacerla cumplir sin que podamos violarla. Bien, gracias por tu taza de caf y... El zumbador del interfono son en aquel momento. Frangi se inclin hacia adelante y dijo: Despacho del teniente Frangi. Qu sucede? Seor, ruego comunique al capitn Guildax que debe presentarse inmediatamente en el despacho del coronel Fagus dijo una voz femenina. Muy bien, Rita; se lo dir de inmediato. Frangi se volvi hacia su amigo. Has odo, Juan? S. Guildax se puso en pie. Ahora mismo ir, aunque no me imagino para qu diablos me llama. Yo te lo dir, Juan sonri el teniente. Esa llamada est relacionada con los piratas del espacio. Es posible que tengas razn convino Guildax, pensativamente. Una nueva misin en puertas, se dijo, mientras recorra los pasillos del edificio. Y en esta ocasin, no iba a gozar de ninguna clase de facilidades, sino que, a menos que anduviese con el ojo bien abierto, poda dejarse el pellejo en la empresa.

* * *

Lyra de Thurm escuch atnita la narracin que le haca su visitante en el locutorio de la penitenciara en que cumpla su condena. Pero..., eso es increble! exclam, cuando el abogado Thaddan hubo terminado de hablar. Marcus Thaddan le tendi un grueso sobre, lleno de papeles. Aqu tiene los documentos que demuestran sus derechos a la propiedad dijo. Todo est en orden y absolutamente legitimado, seorita Thurm. Pap no me habl nunca de este asunto dijo Lyra. A eso ya no le puedo responder yo, seorita manifest el abogado. Slo s que su padre nos encomend sus documentos en el testamento, que fue abierto hace tan slo unos das, al recibir la noticia oficial de su muerte. Pobre pap mascull ella, melanclicamente. Siempre fue un espritu inquieto y aventurero; nunca pudo permanecer mucho tiempo en el mismo sitio, sobre todo, desde que se qued viudo, cuando yo tena unos pocos aos... Bien dijo Thaddan, por mi parte, es todo cuanto tengo que decirle, seorita. Lo nico que siento es que no pueda disfrutar de su propiedad..., pero no debe desesperar. Quiz un da consiga la revisin de su caso o se promulgue algn indulto... Lyra hizo un movimiento negativo con la cabeza. Fui una pirata y el juez decidi que deba dar un escarmiento contest. Aqu estar hasta que me muera. Thaddan no dijo nada. Lyra tena razn. La condena de reclusin perpetua era firme y nada podra aliviarla. Sin embargo, tanto Lyra como el abogado estaban equivocados.

* * *

Lyra se sorprendi muchsimo de ver a un conocido en el locutorio, das despus de la visita del abogado Thaddan. Ha venido a burlarse de m, capitn? pregunt, con los labios muy prietos. Guildax contempl a la joven unos momentos, antes de empezar a hablar. El impersonal mono de uniforme, de color gris, no era suficiente para ocultar las rotundas curvas de su cuerpo joven y bien formado. Sobre el seno izquierdo haba una tira de tela, con una inscripcin: Penitenciara Interestelar nmero 6. El nmero de serie estaba en la espalda del uniforme carcelario. No contest Guildax, al cabo. Jams me he burlado de un delincuente al cual haya arrestado; en todo caso, me he compadecido de l. No necesito su compasin para nada, capitn respondi Lyra, acremente, y de haberme enterado de que la visita era usted, no hubiera acudido al locutorio. Por eso mismo le dije al director de la penitenciara que ocultase mi nombre sonri el polica. Pero, sintese, por favor; tenemos que hablar. Lyra vacil, pero acab por acceder. Qu es lo que quiere de m, capitn? pregunt. Guildax sac un sobre alargado del interior de su chaquetilla de uniforme y lo puso sobre la mesa. Su indulto, Lyra anunci. Ella le mir con ojos desorbitados. Est de broma, capitn! exclam. No, no es una broma. Se trata de un indulto total, pero condicionado. Entrar en vigor en el momento en que se considere que su misin est concluida satisfactoriamente. Lyra entorn los ojos. Ya me pareca a m dijo. Ustedes, los policas, no dan nada a cambio de nada. En la situacin en que nos encontramos, necesitamos de usted, sta es la verdad dijo Guildax, impasible. Para qu me necesitan? Usted tiene ahora veinticinco aos. Le quedan ochenta, noventa, tal vez cien de crcel. Para su condena, no habr indultos ni rebajas por buena conducta, Lyra. Lo s admiti ella. Pero no quiero que me pida nada que vaya contra mi dignidad personal. Lyra, cuando una persona tiene ante s la perspectiva de un siglo de crcel, deja que su dignidad se arrastre por los suelos todas las veces que sea necesario. Pero yo no... Usted, s afirm Guildax, con dureza. Usted saldr libre, si promete ayudarme incondicionalmente. A qu? Todava no me lo ha dicho! grit ella. Tenemos que detener la carrera de crmenes a que se han lanzado sus antiguos subordinados. Por eso necesitamos que nos ayude. Lyra vacil un momento. Tiempo atrs, ellos eran... Eran unos piratas, siguen sindolo y, adems, ahora son unos asesinos. Es preciso acabar con ellos, Lyra. Y a cambio, me concedern el indulto. En cuanto hayamos destruido la banda de la Zig. Y quedar libre. Absolutamente libre. Lyra reflexion un momento. De pronto, solt una estridente carcajada. De qu se re? pregunt Guildax, asombrado. Tiene gracia contest ella. Hace cuatro das vino a verme el abogado de mi padre y a hacerme entrega de su testamento. Oh, no lo saba. Por supuesto, capitn. Sabe que soy inmensamente rica? No me extraa. Despus de tantos abordajes... No diga tonteras. Los amotinados se quedaron con buena parte de mi fortuna. Ahora soy rica por herencia. Ah, una buena noticia. Y, qu es lo que ha heredado, si puede saberse? Lyra le dirigi una aguda mirada. Capitn, me jura usted que ser libre en cuanto hayamos terminado la misin? El ndice de Guildax se apoy en el sobre que yaca encima de la mesa. Est aqu escrito, firmado y rubricado por el hiperministro de Justicia contest. Muy bien. En tal caso, acepto. Cundo empezamos? Le he trado ropa de calle sonri l. Pero todava no me ha dicho qu es lo que ha heredado, Lyra. Ella tambin sonri. Lo que menos podra esperarme, capitn. He heredado un planeta declar.

CAPTULO VII

Bueno, muchachos dijo Ardiss, es hora de empezar la diversin. Hay dinero en abundancia, as que, a qu esperamos? Un coro de aullidos de jbilo fue la respuesta a sus palabras. En confuso y alborotado tropel, los tripulantes de la Zig se precipitaron hacia la puerta de la taberna. Gritos de alegra saludaron su llegada. Abundaban las mujeres jvenes y bonitas, y todas ellas saban que los hombres de la Zig disponan de dinero en abundancia. El vino y los licores empezaron a correr de inmediato. Ardiss, sentado a una mesa, con alguno de los ms conspicuos, sonrea complacido. Un hombre se le acerc de pronto. Era el dueo de la taberna. Capitn Ardiss, tengo un mensaje para usted anunci. Ardiss le mir con expresin suspicaz. Qu pasa, Borgus? pregunt. Un hombre le espera en el reservado nmero siete contest el dueo del local. Quiere hablar con usted. Dice que es muy interesante. Y por qu no viene l aqu a hablar conmigo? gru el pirata. Borgus se encogi de hombros. Yo ya le he transmitido el recado, capitn respondi. Aceptar o no es cosa suya, pero el tipo me dijo que se trataba de un asunto de mucho dinero. Muchsimo dinero recalc. Ardiss se puso en pie. Ir dijo. Por tu bien, Borgus, espero que no se trate de un truco de mala ley, porque luego te despellejara vivo, entiendes? Borgus emiti una risita de conejo. Soy incapaz de engaar al mejor de mis clientes respondi, aduIadoramente. Ardiss contest con un bufido. Dijo a sus acompaantes que volvera enseguida y luego se dirigi hacia las escaleras que comunicaban la sala con el primer piso de reservados. Busc la puerta nmero siete. Abri con la mano izquierda; la derecha estaba apoyada en la culata de su pistola. Un hombre le mir desde el otro lado de una mesa en la que haba una botella y dos vasos. Era un sujeto de rostro agudo y mirada fra y desapasionada, vestido con ropas corrientes. Entre, capitn dijo. No tema, no voy a tenderle ninguna trampa. No sera yo quien peor lo pasara declar Ardiss framente, mientras cerraba la puerta. Quin es usted y qu quiere de m? Mi nombre es Vevrom, pero no me diga que es un seudnimo, porque yo soy el primero en reconocerlo. De todas formas, para usted es un nombre que debe ser suficiente. Quiere beber, capitn? No, gracias, ya lo har ms tarde, all abajo. Ahora, dgame de una vez qu es lo que quiere. Un trato, capitn. Quiero establecer un trato con usted. Qu clase de trato? pregunt Ardiss, desconfiadamente. Ha odo hablar alguna vez de la nave Technos? No, nunca, seor Vevrom. La manda un tal capitn De Vroot. Transporta robots. Quiero que acabe con sus actividades. Ardiss puso un Pie sobre uno de los taburetes que haba en la estancia y contempl de hito en hito a su interlocutor. Por qu quiere que acabe con la Technos? pregunt. Se lo dir claramente respondi Vevrom, sin perder la calma un solo instante. Represento al Sindicato de Fabricantes de Robots. Vamos a pagarle veinticinco millones por la destruccin de la Technos, eso es todo. Ardiss solt una leve risita. He odo hablar de robots perfectsimos a un tercio de los que se venden corrientemente en el mercado. Ustedes quieren acabar con esa competencia manifest. Exactamente confirm Vevrom, sin pestaear. Y me pagarn veinticinco millones cuando yo haya destruido a la Technos. En efecto. Qu hacemos con la tripulacin? La humana, por supuesto. Vevrom se encogi de hombros. Eso no me interesa en absoluto respondi. Entiendo. Cmo se har el pago, seor Vevrom? Vevrom extrajo un rectngulo de papel metalizado y lo parti en dos mitades, entregando una al pirata. Venga a verme cuando haya acabado con la Technos contest. Le dar la otra mitad sin ms trmites. Los cheques no me gustan refunfu Ardiss. Acaso otro lo hara por la mitad de ese dinero. Quiz, pero no resultara. Eso han temido mis representados, y por eso me enviaron a hablar con usted. De todas formas, si no acepta, ese medio cheque que tiene no le servir de nada, ni a m tampoco el otro medio. El Banco Interestelar nmero doce slo paga cheques completos. Ardiss vacil un momento. Luego, pregunt: Hay algn plazo para ejecutar el plan? Se encarece la brevedad, pero ms an, una perfecta realizacin dijo Vevrom. Entiendo. Cmo podr recoger el otro medio cheque? Venga aqu y espreme, capitn. Despus de que se anuncie la destruccin de la Technos, no tardar yo mucho en llegar. Entendido. Slo le voy a dar un consejo, seor Vevrom. S, capitn? No me engae. No vivira mucho para contarlo. Amigo Ardiss, en esta clase de negocios no puede haber engao por ninguna de ambas partes. El sindicato est acostumbrado a realizar toda clase de negocios discretos, sin que sus miembros hayan abierto la boca jams acerca de mtodos penados por el cdigo. Menos que a usted nos convendra el engao, comprende? Ardiss sonri. Celebro su punto de vista. Quit el pie del taburete y aadi: Hemos llevado una campaa un poco agitada. Mis hombres quieren un poco de esparcimiento y debo concederles, por lo menos, dos semanas. Es un deseo muy natural aprob Vevrom. Suerte, capitn. Ardiss hizo un ligero gesto con la mano izquierda. Guard la mitad del cheque y sali del reservado. En el corredor se detuvo un momento. Destruir una nave que transporta robots murmur. Estuvo as unos instantes. Luego, de repente, se ech a rer. S, sera un buen negocio convino consigo mismo.

* * *

Esta nave no es una patrullera dijo Lyra. Guildax sonri. Quiere que lo vayamos anunciando por ah a bombo y platillo? contest, intencionadamente. Usted se ha evadido de la penitenciara y yo le he ayudado a escapar. Lyra hizo un signo negativo. Ese plan fracasar augur. Por qu? pregunt Guildax. Mire, capitn, no recurra a trucos ingenuos y pasados de moda. En los sitios donde pueden estar mis antiguos subordinados me conocen a m de sobra. Todo el mundo sabe que usted no ha pertenecido jams a la tripulacin de la Zig. Por tanto, recelarn de usted y de m inmediatamente. Muy bien. Demos ahora la vuelta al asunto. A usted se le amotinaron los tripulantes, no es eso? Efectivamente. Muy bien. Yo soy ahora un caballero particular al que usted contrat para ayudarla a evadirse de presidio y a vengarse de sus antiguos subordinados. Lyra vacil un instante. Ese plan queda algo mejor admiti, al cabo. Lo ve? sonri Guildax. Vamos, suba ya. Lyra penetr en la astronave. Es la primera vez que pongo el pie en una nave de la polica confes. No mienta contest l. Es la segunda vez. Ella se sonroj vivamente. S, es cierto; haba olvidado que usted me rescat dijo. Pase la mirada por el interior del aparato. No parece en absoluto una nave de la polica. Lyra, en todas las pocas y lugares, la polica ha utilizado siempre los ms variados vehculos. Por qu ahora, en pleno siglo XXIV, bamos a hacer las cosas de diferente manera? En lugar de caballos o automviles, utilizamos astronaves, eso es todo. Tiene usted razn, capitn. Despus de que hayamos despegado, le ensear el interior dijo Guildax. Pero antes tiene que indicarme el rumbo. Hacia dnde despegamos? Lyra medit unos instantes. Despus, respondi: Iremos a Eueneii en primer lugar. Es muy probable que all encontremos ya rastros de la Zig y su tripulacin.

CAPTULO VIII

Hay una cosa que todava no he conseguido explicarme dijo Guildax, una semana ms tarde, mientras orbitaba en, torno al asteroide que era su punto de destino. Lyra estaba sentada junto a l. Tena un espejito en la mano izquierda, con la ayuda del cual se retocaba los labios. Qu es, capitn? pregunt. El atentado que sufri usted en el Hipergalaxy. Por qu queran matarla? No lo s. Lyra se encogi de hombros. Respecto a ese asunto, estoy tan bien informada como usted, capitn. No sera obra, tal vez, de Ardiss? Por qu iba a hacerla? Me tuvo a su disposicin, lo mismo que Tsartsan. Pudieron haberme matado entonces, pero se limitaron a dejarme abandonada en un planeta deshabitado. Eso s es verdad convino Guildax, pensativamente. Pero no cabe la menor duda de que el atentado estaba dirigido contra usted y no contra otra persona. Lyra hizo un gesto de indiferencia. Yo ya he dejado de pensar en ello, capitn respondi. Lyra, voy a darte un consejo dijo l. S, capitn? Nada de capitn en lo sucesivo. Juan, y tutame. Slo faltara que fueses por Eueneii diciendo a derecha e izquierda: S, capitn; no, capitn... Comprendes lo que te quiero decir? S, capitn... Digo, s, Juan. As est mejor. Guildax la mir de reojo. Por qu no usas gafas de color oscuro, como en el Hipergalaxy? All quera pasar desapercibida contest Lyra. Te gusta ms el parche? Por favor! Quieres dejar de hablar de este asunto de una vez? rog ella, exasperadamente. Guildax guard silencio y se aplic a la maniobra de aterrizaje. Deba hacerlo con gran cuidado, pues en Eueneii no haba torres de control ni cosa parecida. Cada astronauta que dispona de una nave aterrizaba y despegaba como y cuando le pareca y en el lugar ms adecuado a las propias necesidades. Eueneii era un asteroide de menos de mil kilmetros de dimetro, situado fuera de los lmites de la Liga de Sistemas Solares. Un ncleo central de una densidad extraordinaria, le proporcionaba una gravedad casi normal, lo que, adems, le permita retener una envoltura atmosfrica respirable sin necesidad de mscaras ni escafandras. T conoces bien Eueneii dijo Guildax, en el momento de aterrizar. Dnde nos alojaremos? El mejor hotel es el Extra-Palace, pero te vaya dar un consejo: duerme con los ojos abiertos. Guildax se ech a rer. Eso es algo en lo que tengo mucha prctica contest.

* * *

La anarqua era absoluta en la nica ciudad habitada del asteroide: anarqua urbanstica, anarqua en la indumentaria de sus habitantes y anarqua en su comportamiento. Slo se exiga una cosa a los visitantes del asteroide, asiduos o no: un absoluto respeto a los comerciantes establecidos en l. Por lo dems, la libertad era absoluta. Guildax esper a Lyra en el bar del hotel. La joven baj minutos despus, ataviada con un vestido rojo de fascinante escote, sin espalda, largo hasta los tobillos y abierto enteramente por uno de los costados, desde la cintura. Encantadora aprob l. El detalle del parche, sobre todo, es magnfico. Lyra le sac la lengua en son de burla. Si el vestido es rojo, por qu no iba a ponerme un parche tambin rojo? contest. A m me gustara saber si lo hace por coquetera. T, qu crees? sonri ella. Guildax se encogi de hombros. Me gustan todas las modas, menos las incmodas respondi. Y un parche sobre un ojo, se mire como se mire, que eso no es mirar, resulta siempre incmodo. En fin, a dnde nos dirigimos? El Ghermar es el sitio donde mejor podrn damos detalles de la Zig contest ella. El dueo me conoce mucho. Ser por el dinero que le habrs dejado. Hubo un tiempo en que yo era bailarina en su local. Tena mucho xito, creme. No me lo jures. Con esa silueta, lo raro sera que no lo hubieras tenido. Lyra se sonroj ligeramente. Salieron a la calle y caminaron a pie, sorteando la abigarrada multitud que pululaba por todas partes. La ciudad no era excesivamente grande. Un cuarto de hora ms tarde, entraron en el Ghermar. Un tragafuegos demostraba sus habilidades en el escenario de la taberna. Mujeres jvenes y hermosas se movan entre la concurrencia. Guildax conoca bien aquellos ambientes. Haba ladrones, asesinos, tahres, desertores y sujetos de otras razas galcticas, con figuras de pesadilla. Pero a nadie le importaba la figura o el color de la piel, con tal de que tuviese dinero para pagar sus caprichos o sus diversiones. Guildax pudo alcanzar una mesa. Una camarera de senos pomposos se acerc al momento y le mir con sonrisa incitante. Qu les sirvo, pareja? pregunt. Champaa pidi Lyra. Natural y no duplicado. baj la mano y arre a la camarera un feroz pellizco en su muslo izquierdo. Oye, gorda, olvida a este hombre que viene conmigo o te pondr la cara tan hinchada como la tripa de Kirt, estamos? La camarera lanz un aullido y luego se alej ms que a la carrera. Guildax se ech a rer. Tienes un genio de mil demonios coment. Lyra se puso un cigarrillo entre los labios. Tengo que desempear mi papel, no? Anda, dame fuego. Yo no fumo, Lyra dijo l. Ah, s, olvidaba que eres un puritano capitn de polica. Bueno, lo mismo da; otro me encender el cigarrillo. Fumar no es costumbre en nuestros mundos, Lyra. Aqu no se observan leyes ni costumbres, mtetelo en la cabeza de una vez. La camarera lleg en aquel momento con la botella y dos copas. Sirvi y se march, no sin echar una furibunda mirada a la joven. Est enojada contigo dijo Guildax. No presumas, no es por ti, sino porque la he llamado gorda. Ah, ah tienes un tipo conocido, a dos metros detrs de la hebilla de tu cinturn exclam ella, mordazmente. El dueo de la taberna se detuvo junto a la mesa. Lyra, es un placer saludarla dijo. Gracias, Kirt; tambin yo me alegro de verle a usted, aunque sea por etapas. El obeso individuo lanz una estruendosa carcajada, que agit su enorme vientre con temblores de terremoto. Usted siempre de tan buen humor, y ms ahora, despus de haber conseguido escapar de la crcel contest. Me ayud este buen mozo. Kirt, te presento a Juan. Juan es el mayor propagandista de la Liga contra el Alcohol. Pero si aqu no se sirve una gota de agua protest Kirt. Porque la da mezclada a partes iguales con el vino contest ella, riendo. Sintese, Kirt; quiero hablarle. El gordo tom una silla y se sent muy despacio. La ma est reforzada. No s si sta resistir sonri. De qu se trata, Lyra? Kirt, usted ya sabe lo que me pas a m en la Zig. Es de dominio pblico, Lyra. Aquellos bergantes se me amotinaron. Por lo menos, quiero recobrar la nave. Comprendo, pero ha errado el golpe. Ardiss y los suyos no han estado en Eueneii desde la ltima vez..., y usted mandaba todava la nave. Lyra suspir. He perdido el tiempo dijo. Tal vez los encuentre en el Kok-o-Kuk sugiri el tabernero. Tendr que ir a preguntar all. Gracias de todos modos, Kirt. A su disposicin siempre, ya sabe. Y si un da se encuentra en un apuro, no olvide que en mi local tendr un puesto. Todava hay muchos que se acuerdan de usted. Ella sonri. Gracias, Kirt. Tom un sorbo de vino y se puso en pie. Tendrn que dispensarme un momento; voy al tocador. Lyra se alej. Los dos hombres volvieron a sentarse. Lstima de chica dijo Kirt, con acento apesadumbrado. Qu le pasa? pregunt Guildax. Es que no lo ve? El ojo, hombre, el ojo. Tiene algn defecto? Juan, por qu se cree que lleva ella el parche? Guildax se encogi de hombros. Nunca ha querido decrmelo contest. Y usted la ayud a fugarse? se asombr Kirt. Me pag bien y acept. Ah, claro... Bueno, a Lyra le falta el ojo izquierdo. Guildax resping. Entonces, no es coquetera? dijo, asombrado. Coquetera! buf Kirt. Se lo sac un rufin de una cuchillada, para vengarse de sus desdenes. Estaba loco por ella y Lyra lo envi al diablo mil veces. Cuando fue a verla la vez mil y una, y ella insisti en sus negativas, sac su navaja y le tir un viaje al globo ocular, partindoselo como si fuera una naranja. Guildax se estremeci. Un tipo salvaje coment. Sobre cuyo cuerpo tuve yo el placer de estar sentado hasta que muri asfixiado dijo Kirt. Entonces ya pesaba ciento setenta kilos. No dur mucho, de todas formas aadi, con indiferencia. Una bonita fachada, pero nada ms. Lo siento, Kirt. Pero ella, con parche o sin parche, sigue siendo la ms guapa de todas. Cuando bailaba en mi escenario, haba que hacer cola para entrar en la taberna. Lyra volvi en aquel momento. Sonri, disculpndose: Lamento haberles hecho esperar... De sbito, dej de sonrer. Guildax apreci que ella tena la vista fija en un determinado punto de la sala. Lyra! Qu te sucede? exclam. Juan, si mi memoria no me falla, estoy viendo al tipo que quiso asesinarme en el Hipergalaxy.

CAPTULO IX

Guildax fue a levantarse, pero Kirt extendi la mano. Quieto, Juan dijo. No espantes la pieza. Lyra, quiere sealarme al tipo? Ella se sent. Est sentado cuatro mesas a tu izquierda, junto con una mujer de raza orionita indic. Kirt no pestae siquiera. Lyra, usted conoce mi despacho. Vaya all con Juan y esperen dispuso. Si quieren beber ms, all tienen botellas. Gracias, Kirt. No has preguntado por qu quiso matarme el tipo. Jams hago preguntas cuando tratan de hacer dao a un amigo mo contest el dueo del local. Vamos, levntense y dejen que yo me encargue del sujeto. Guildax y Lyra obedecieron. Ella le sigui hasta el despacho, en donde permanecieron en silencio durante un buen rato. Diez minutos ms tarde, se abri la puerta y entr Kirt, seguido de dos fornidos camareros, que traan en volandas al frustrado asesino de la joven. Sultenme! gritaba el individuo, forcejeando desesperadamente. Les digo que yo no he hecho nada, que he pagado las consumiciones puntualmente!Kirt hizo una seal a sus subordinados, quienes tendieron en el suelo al prisionero. A continuacin, Kirt se sent sobre su pecho, sostenido parcialmente por los camareros. Por qu quisiste matar a Lyra? pregunt. Quin, yo? Kirt, usted est loco... Levntese, me va a juntar el pecho con la espalda. Eso es lo que te pasar si no hablas dijo el dueo del local, inflexible. Contesta y har que me levanten. Le repito que no s nada... Aflojad un poco, chicos. Los camareros obedecieron. Se oy un ligero crujido de huesos. Me va a asfixiar! grit el prisionero, lleno de pnico. Si me sueltan, morirs con los pulmones reventados anunci Kirt, framente. El prisionero solloz. Est bien, lo dir, pero levntese pidi. Habla primero exigi Kirt. Fue... Se llama Wences de Vroot. De Vroot? repiti Guildax. Lo conoces t, Lyra? Ella hizo un signo negativo. Jams he odo ese nombre en mi vida contest. Dnde vive De Vroot? pregunt Guildax, inclinndose hacia el prisionero. No lo s. Tiene una nave... Es la Technos... Levantadme, muchachos pidi Kirt. El prisionero se incorpor, frotndose el trax, dolorido. Puedo irme ya? consult, temblorosamente. Lyra volvi los ojos a Kirt. Me gustara que lo retuviese algunos das indic. Todo lo que usted quiera, hermosa accedi el gordo, sonriente. Hizo una seal con la mano: Llevoslo, muchachos, ya sabis adnde. Los tres hombres desaparecieron. Guildax, pensativo, repiti: Technos. Ese nombre me es familiar, aunque me gustara saber dnde est ahora De Vroot. A m lo que me preocupa es que un sujeto que me resulta perfectamente desconocido quisiera atentar contra mi vida dijo Lyra. Por ahora es un problema secundario manifest Guildax. Lyra, sintindolo mucho, tendr que decirte que nuestra estancia en Eueneii va a durar muy poco. Ella se volvi hacia el dueo de la taberna. Recordar siempre este favor, Kirt dijo, agradecidamente. Cuando necesite de m, no lo dude contest el gordo. La pareja abandon el despacho y cruz la sala en direccin a la calle. Ninguno de los dos se dio cuenta de que dos ojos de mirada recelosa observaban disimuladamente sus movimientos. Guildax y Lyra salieron a la calle. Zarparemos maana decidi l. Como gustes acept Lyra, sin ms.

* * *

El rtulo que haba sobre la puerta de la casa deca: Raph Kayro. Agencia particular de mensajes. Despachamos espaciogramas a todas partes. El hombre abri la puerta y se detuvo ante un pequeo mostrador, tras el que estaba sentado un sujeto de aspecto aburrido. Hola, Kayro salud. Quiero enviar un espaciograma. La tarifa es de diez discos por palabra. Veinte, si el mensaje est destinado a una astronave en vuelo contest el dueo de la agencia. Dame un papel pidi el visitante. Kayro se lo entreg. Quiz el destinatario est en vuelo advirti el hombre. Mis corresponsales lo encontrarn asegur Kayro. Pero ponga su direccin habitual indicando adems o en rbita. Eso bastar. De acuerdo. El visitante escribi: He visto a Lyra con el capitn Guildax. Ten cuidado; seguramente andan buscndote. Ted. Pero el destinatario no leera el mensaje tan fcilmente, sino despus de descifrarlo de la clave convenida con los informadores que tena en los asteroides fuera de lmites. Al leerlo, Kayro frunci el ceo: Est en clave dijo, observando la aparente incoherencia de las frases escritas. Eleva eso el importe del mensaje? pregunt Ted. Oh, no, era un simple comentario... Envalo y no te preocupes de ms, Kayro. Salvo de cobrar, por supuesto. Eso lo tienes asegurado dijo Ted, indiferentemente.

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La mano de Ardiss estruj con furia la copia descifrada del mensaje que acababa de recibir. Esa zorra! dijo colricamente. Ya me figuraba yo que no sabra estarse quieta... Doce horas ms tarde, le entregaron un segundo mensaje, firmado asimismo por Ted. Lyra y Guildax viajan a bordo de astronave privada matrcula NYR-4.077-IV. Calculo orbitan rumbo a Zarbha. Conque a Zarbha, eh? murmur Ardiss .. Por fortuna no nos hallamos demasiado lejos de ese asteroide y... Se acerc al interfono y llam: Puente! Aqu el capitn. Adelante, capitn; le escuchamos. Calcule una rbita de intercepcin, tomando Eueneii como punto de partida y Zarbha de llegada. Hgalo pronto y tome el nuevo rumbo apenas haya hecho los clculos pertinentes. Es la Technos, capitn? pregunt el oficial de guardia. Eso no le importa. Obedezca mis rdenes, simplemente. S, seor. Ah, y otra cosa; ordene al oficial de artillera que tenga todos los torpedos listos. Entendido? Bien, seor. La nave que hemos de interceptar tiene la matrcula NYR-4.077-IV. Apenas sea avistada, haremos fuego sobre ella. Capitn, me permite una sugerencia? consult el oficial de guardia. S, desde luego. Calcular la rbita de intercepcin por el sector ms alejado de Zarbha. Aunque parezca un contrasentido y perdamos algunas horas, creo que ser ms seguro as, ya que evitaremos los inconvenientes del Muro Negro. No es mala idea sonri Ardiss. S, haga los clculos de acuerdo con lo que acaba de exponerme. Y no lo olvide: esa nave ha de ser destruida apenas est a tiro. Naturalmente, no se trataba de la Technos. Para la Technos los planes de Ardiss eran muy distintos.

* * *

Si se miraba a la izquierda de la nave, el cielo apareca completamente negro. Resulta pavoroso ver un sector del espacio en el que han desaparecido las estrellas por completo dijo Lyra. S, parece como si fuera una masa opaca, pero, en realidad, se trata solamente de una colosal nube de gas opaco, que es una gran esfera de varios aos luz de dimetro. En realidad, las molculas de este gas se hallan muy separadas entre s, pero las mismas dimensiones de la nube provocan su opacidad. La atmsfera terrestre, a cien kilmetros de altura de la superficie, es veinte veces ms densa que la masa de gas del Muro Negro. Un fenmeno curioso, no? Restos de una estrella muerta y disgregada a lo largo de incontables billones de aos explic l. Sabes de alguien que haya pasado al otro lado? Exploradores y cientficos contest Guildax. Pero el Muro Negro forma parte de los lmites de la Liga de Sistemas y nuestras patrullas no llegan nunca tan lejos. La pantalla de radar emiti de repente un vivo destello. Qu es eso, Juan? exclam Lyra. Guildax fij los ojos en la pantalla. Inmediatamente, conect otra de mayor tamao, orientada automticamente por los sistemas de deteccin de la astronave. La segunda pantalla mostr en el acto la imagen de una astronave que los objetivos de aproximacin situaban a pocos millares de metros de distancia. Lyra la reconoci en el acto y lanz un grito: Juan! Es mi astronave! Tan pronto? exclam l, lleno de asombro. Pero ninguno de los dos tuvo tiempo de decir nada. Sbitamente, en la proa de la Zig se encendieron seis bocas de fuego al mismo tiempo.

CAPTULO X

Nos torpedean, Juan! grit la joven. Era aterrador ver los torpedos crecer de tamao vertiginosamente. Sin embargo, la distancia era todava de varias decenas de miles de kilmetros. Por fortuna, no llevan cabeza rastreadora subespacial dijo Guildax. Pero nosotros no vamos armados y no nos queda otro remedio que eludir los impactos. Sus dedos se movieron rpida y velozmente sobre el teclado del panel de mandos. Luego, el ndice se apoy sobre un botn de tamao algo mayor que los restantes. Un vivsimo fogonazo disip las tinieblas espaciales en una vasta extensin. Dentro de la nave se sinti una terrible sacudida. El aparato fue lanzado a lo que pareca un pozo sin fondo. Lyra observ una vez los instrumentos de control y vio que las agujas de muchas de las esferas parecan haber enloquecido. Los cinturones de seguridad les retuvieron en el asiento. Una o dos veces grit, pero no saba si Guildax la oa o era ella que se haba quedado sin voz. Guildax luchaba con los instrumentos. La astronave pareca una frgil barquilla, bailando una enloquecida danza en las olas de un mar tempestuoso. Casi lo ms aterrador de todo era que no se perciba el menor ruido. Transcurrieron algunos minutos, que a Lyra le parecieron interminables. De pronto oy la voz de Guildax: Por fin! Segundos despus desapareci la oscuridad y se encontraron ante el siempre fascinante espectculo del Universo contemplado sin la barrera visual de una atmsfera. Lyra se puso ambas manos sobre la boca y luego las despidi hacia adelante, como si lanzase un beso. Es la cosa ms hermosa que he visto en mucho tiempo dijo, rebosante de jbilo. Guildax sonri. La verdad es que las hemos pasado muy apuradas confes. Pero todava no ha llegado lo peor, Lyra. Qu es lo que quiere decir? pregunt ella. Hay algo que no funciona bien a bordo y tengo que averiguarlo repuso Guildax. Qu es, Juan? Vers, Lyra. Recuerdas el fogonazo que se produjo a poco de haber sido disparados torpedos? S, desde luego. En ese mismo momento, yo haba iniciado una maniobra de evasin, utilizando los propulsores hiperespaciales, a fin de acelerar el alejamiento. Ambas cosas, nuestro arranque y la explosin simultnea de los seis torpedos, se produjeron con menos de medio segundo de diferencia, a favor nuestro, claro, porque si hubiera sido al revs, ahora no lo estaramos contando. Voy entendiendo dijo Lyra. Qu ms, Juan? Repito que hay algo estropeado, aunque no puedo definirlo todava con exactitud. Sin embargo, es lo suficiente para que yo no me atreva o iniciar una nueva maniobra de inmersin en el espacio. Ella le mir fijamente. Podramos quedamos all para siempre, no? O convertimos en polvillo csmico, Lyra. Por eso prefiero utilizar los motores espaciales normales y buscar un lugar donde aterrzar y reparar la avera con comodidad y sin prisas. Tardaremos mucho, Juan? Guildax se encogi de hombros. Imposible saberlo respondi. Tengo que desmontar todos los circuitos principales y secundarios de los mecanismos de control de los propulsores superespaciales y eso me llevar tiempo, si quiero hacerla a conciencia. Por supuesto, y ms vale que lo hagas as. Pero me asalta una duda, Juan. S, Lyra? Ella sonri. No me llames mujer prosaica, pero... hay bastante comida en la despensa de a bordo? En todo caso, te llamara mujer prctica contest l, riendo. S, hay comida suficiente Y. adems, armas ligeras para cazar, si tenemos la suerte de topar con un planeta susceptible de ser habitado: Slo susceptible? Y, por qu no habitado? Lyra, debes saber que esa maniobra de evasin nos ha llevado al otro lado del Muro Negro, en donde las exploraciones que se han realizado hasta ahora no han dado el menor resultado en cuanto al hallazgo de planetas habitados por seres inteligentes, que es, sin duda, lo que t queras decir. Exactamente, Juan. De modo que estamos del otro lado del Muro Negro. En efecto, y como lo primero que tenemos que hacer es buscar un planeta con atmsfera respirable, voy a conectar los detectores de exploracin desde este mismo momento_ No habrn sufrido con la explosin, Juan? dud la joven. No, en absoluto; son unos mecanismos mucho ms sencillos y de superior resistencia. Antes de veinticuatro horas, espero, habremos encontrado un planeta con las condiciones suficientes para poder vivir en su superficie un par de semanas concluy Guildax con acento de seguridad en s mismo.

* * *

Un suspiro de satisfaccin se escap de labios de Guildax cuando, tras diez das de trabajo continuo, encontr al fin el cable roto. Parece mentira coment para s. Un simple cable, compuesto por seis hilos de cobre de una vigsima de milmetro de grosor... y podra haber provocado una catstrofe irreparable. Rpidamente hizo el empalme y coloc el circuito en su sitio. Luego, juzgando que ya haba trabajado bastante, decidi que deba concederse un respiro. Se puso en pie y tom un rifle corto. Hasta el momento slo haban visto animales salvajes, de no gran tamao, pero no poda descartarse la presencia de fieras dainas. Sali de la nave. Reinaba una temperatura esplndida y el paisaje era muy agradable de contemplar. Abundaba la vegetacin y el aire, perfectamente respirable, despeda efluvios de flores silvestres. No lejos del punto donde haban aterrizado, pasaba un ro. Guildax camin lentamente hacia la orilla, pero cuando ya la alcanzaba, oy una voz alarmada: No te acerques! Guildax mir a todas partes. De pronto, divis un bulto de ropas en el suelo, junto a la orilla. Alarg el cuello. Dentro del agua se vea una mancha blanquecina, de forma alargada. Lyra sac la cabeza fuera y agit un brazo. Estoy terminando de baarme anunci. Guildax sonri. Esperar todo lo que quieras junto a aquel rbol seal uno de gruesa copa, situado a cincuenta pasos de distancia. Lyra vino minutos ms tarde, cubierto con un mono de tejido esponjoso y muy ajustado a su esbelto cuerpo. El cabello de la joven penda suelto para que se secase despus del bao. Estoy presintiendo que vas a darme buenas noticias, Juan dijo al ver su cara de satisfaccin. En efecto. Ya he encontrado la avera. Era grave? Un simple cable roto por una violenta sacudida. Ya est empalmado, aunque, para mayor seguridad, examinar los tres circuitos que me quedan por ver. Es una noticia confortadora, desde luego dijo ella. Me pregunto por qu nos atacaron los de la Zig, Juan. Bueno, quisieron eliminar un obstculo, eso es todo. Indudablemente, pero, cmo saban que ramos nosotros? Porque si se hubiese tratado de un asalto, no hubieran tirado a matar, quiero decir, para destruir la nave. Guildax se qued perplejo. Es verdad dijo. Cmo saban que ramos nosotros? No hay ms que una respuesta, Juan. Di, Lyra. Ardiss tiene informadores en todas partes..., los mismos que yo empleaba cuando mandaba la Zig. Alguno de ellos nos vio en Eueneii y le envi un mensaje. Es posible, Lyra? S, Juan. Una incgnita resuelta murmur Guildax. Pero al mismo tiempo demuestra una cosa, Ardiss nos teme. Yo tambin opino lo mismo y ello me hace concebir una idea, Juan. Guildax la mir fijamente. Lyra aadi: Nuestra labor ser, en lo sucesivo, ms fcil, puesto que l nos cree muertos. Es probable que tengas razn convino l sonriendo. De todas formas, en cuanto despeguemos de aqu, iremos a Zarbha. S, Juan. Lyra suspir. Echar de menos este planeta asegur. Es un mundo muy agradable de contemplar, en efecto. Pero no veo nada especial que haya podido dejar recuerdos imperecederos en tu mente. No? Con voz ensoadora, Lyra dijo. Por primera vez en muchos aos he sentido lo que es calma absoluta, tranquilidad de nimo, paz sin lmites... Te aseguro que no me importara quedarme a vivir aqu, Juan. Sola? pregunt l intencionadamente. Lyra vacil. Quin iba a querer hacerme compaa? dijo. Un hombre, por supuesto. Eres mujer, joven y hermosa. Ella ri nerviosamente. No te burles de m pidi. T ya sabes cul es mi defecto. Kirt te lo cont todo. S, me lo cont. Pero... Los brazos del joven asieran repentinamente la cintura de Lyra. Juan! dijo ella, con los ojos muy brillantes y la respiracin entrecortada. Guildax no dijo nada. Hizo fuerza y la atrajo hacia s. Por favor, Juan rog ella dbilmente. Guildax sonrea. Lyra le mir. De pronto, obedeciendo a un impulso irresistible, le ech los brazos al cuello. Los labios de los dos jvenes se fundieron en un beso estallante de pasin. Todo cuanto les rodeaba desapareci, absorbido en la vorgine de la embriaguez del momento.

* * *

Supongo que habrs marcado las coordenadas de este planeta dijo ella, acaricindole las mejillas. Guildax estaba tendido de espaldas en el suelo, con la cabeza apoyada en el regazo de la joven. Lyra se hallaba sentada al pie de un rbol de grueso tronco y frondoso ramaje. S, desde luego. Incluso me las s de memoria contest. No podra olvidarlas aunque quisiera. EG-EG-II y VX-TT-9 recit. Lyra se estremeci. Cmo has dicho? exclam. Acabo de citar las coordenadas de este planeta para demostrarte que las conozco de memoria dijo l. Las repito otra vez? Una sonrisa indefinible apareci en los labios de la joven. No, querido, no es necesario contest. Parece como si te hubiera extraado mucho dijo l. Oh, no, en absoluto. No te preocupes ms, Juan. Guildax se sent en el suelo y se volvi hacia ella. Querida, en cuanto haya terminado esta misin, te pedir que te cases conmigo anunci. Luego solicitar una licencia de dos aos. Vendremos aqu y, si nos va bien la cosa, nos quedaremos en este planeta para siempre. Qu te parece la perspectiva? Los labios de la joven temblaron. Oh, querido dijo con voz insegura. Pero mi defecto... Ese es un asunto resuelto ya afirm l. En cuanto regresemos a Haaven City, yo... Guildax no pudo continuar. Algo hizo crujir con fuerza los ramajes de un gran matorral cercano a ellos. Guildax agarr el rifle y se puso en pie de un salto. No te muevas, Lyra recomend a media voz, mientras conectaba el mecanismo elctrico de disparo del arma. Los crujidos se repitieron. Prudentemente, Guildax agarr la mano de Lyra y tir de ella, guarecindose ambos detrs del rbol, cuyo grueso tronco era suficiente para cubrir sus cuerpos. El autor de los crujidos se hizo visible de pronto. Guildax y Lyra se quedaron pasmados de asombro al ver a aquel extrao individuo. Cielos musit Lyra. Es un robot!

CAPTULO XI

El robot se alej sin verles. Guildax vacil un momento y luego propuso: Vamos a seguirle. Lyra acept de inmediato. Caminando a prudente distancia, ocultndose cuando lo estimaban necesario, los dos jvenes siguieron al robot durante algunos centenares de metros. Guildax observ que la mquina con figura humana llevaba una trayectoria completamente rectilnea. En ocasiones, se desviaba si encontraba algn obstculo, pero no tardaba mucho en volver a su ruta primitiva. Guildax se detuvo de pronto. Lyra, as no podemos seguir dijo. Ser mejor que volvamos a la nave y le sigamos con ms comodidad. Ese robot puede estar caminando das enteros, cosa que de la que nosotros somos incapaces. Es cierto, Juan. Pero, cmo es posible que haya robots en este planeta? Significa que est habitado, no? Indudablemente, puesto que alguien tiene que construir los robots. Regresemos ya, Lyra. De pronto, cuando ya se disponan a dar media vuelta, Lyra lanz una exclamacin: Mira, Juan! Guildax volvi los ojos. A quince o veinte pasos de distancia, divis un bulto de ropas, del que sobresalan unos huesos que blanqueaban al sol. Invadido por la curiosidad, se acerc a aquellos restos humanos. Con gran asombro por su parte, reconoci un uniforme de las patrullas del espacio. Presa de una sbita sospecha, se arrodill junto a los huesos. Busc en los ropajes y extrajo la documentacin de uno de los bolsillos del uniforme. Esto lo explica todo dijo a poco. Qu es lo que explica, Juan? pregunt ella. Hace mucho tiempo, uno de nuestros patrulleros, Jimmy Harris, se perdi misteriosamente, sin que hasta ahora hayamos vuelto a tener noticias suyas. Estos huesos que ves son todo lo que queda de l, Lyra. Pobre hombre se doli la joven. Pero, cmo vino a parar a este planeta? Tal vez, si encontrsemos su patrullera... Pero ya lo haremos luego; ahora, por el momento, nos interesa ms seguir al robot. Guildax se puso en pie. Ms tarde volveremos para enterrar al pobre Jimmy dijo. Agarr la mano de Lyra y ambos echaron a correr.

* * *

La nave se deslizaba lentamente, a pocos metros de la copa de los rboles. El robot continuaba caminando, sin dar muestras de haber percibido la persecucin de que era objeto. Guildax y Lyra se sentan llenos de estupefaccin. Aquel robot no era el nico que haba en el planeta. Durante el viaje haban divisado m