lazo social miller

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  • 8/12/2019 Lazo Social Miller

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    1. Lazo social

    Jacques-Alain Miller

    Modernidad

    El psicoanlisis, la clnica analtica, la posicin del analista, el discurso del analista, por un lado, yla sociedad, por otro, estos son los trminos que me propongo interrogar.[*]Nosotros y nuestroOtro, aquello que consideramos nuestro Otro: la sociedad.

    No se trata tanto de un trmino que yo haya elegido como de un trmino con el que he topado, aldecir que Lacan, y con l, el psicoanalista lacaniano, conceba que su posicin en la sociedad era

    la de un exiliado en el interior. Esto lo he dicho en el curso de mi reflexin sobre la comunidad dedestino existente entre el psicoanlisis y la poesa. Es preciso reconocer esto a los poetas, sonellos -al menos en Francia- quienes se sublevaron contra lo que llamaron la modernidad.

    No es indiferente que fuera Baudelaire quien forj el trmino "modernidad". Los poetas fueron losprimeros en captar aquello que los socilogos, especialmente Max Weber, llamaron" el desencantodel mundo". Fueron ellos quienes percibieron que naca un mundo nuevo regido por la utilidad, "lautilidad directa" como deca Edgar Poe, y que este mundo de la utilidad directa ahuyentaba lapoesa.

    En ese momento naci Freud. No es excesivo decir que el psicoanlisis tom el relevo de la poesay que, a su manera, cumple un reencantamiento del mundo. Reencantar el mundo, no es lo quese consigue en cada sesin de psicoanlisis?

    Una sesin de anlisisEn una sesin de psicoanlisis se prescinde de cualquier evaluacin de utilidad directa. La verdades que no se sabe para qu sirve. Uno cuenta cosas. Da un lugar a lo que podramos llamar suautobiografa, escribe un captulo de ella. Salvo que, en lugar de escribirla, la cuenta, la narra. Esla auto bionarracin -con lo que comporta de auto ficcin- que, en la actualidad, se quiere convertiren un gnero literario, tributario en cierta medida de la prctica del psicoanlisis.

    Cada sesin de anlisis, con la contingencia, azar y miseria que conlleva, afirma que lo que vivomerece ser dicho. Por esto, una sesin de anlisis -que no es nada, que se substrae al curso de laexistencia, en la que se formula lo que se puede cuando se est asfixiado y se saca una hora parapoder hablar, antes de quedar de nuevo atrapado, rpidamente, por el ritmo de la existencia-, unasesin de anlisis, por poco que sea, desmiente el principio de utilidad directa. Supone confiar en

    una utilidad indirecta, una utilidad misteriosa, una causalidad difcil de precisar, de la que no seconocen los medios de los que se sirve, pero, en definitiva, necesaria.

    En este sentido, una sesin de anlisis constituye siempre un esfuerzo de poesa, una franja depoesa, que el sujeto se reserva en una existencia, la suya, determinada, gobernada por la utilidaddirecta -que es hoy en da la suerte de todos.

    Qu quiere decir "poesa"? No es una cuestin de talento. Cuando hablamos de una sesin deanlisis, "poesa" quiere decir que uno no se preocupa por la exactitud, por la conformidad entre loque digo y lo que los dems puedan pensar, ni tampoco por lo que pueda transmitir. La sesin deanlisis es un lugar donde podemos dejar de lado la preocupacin por lo comn. En la vida social,dependemos de ello, pero en una sesin de anlisis podemos abstraemos, no nos ocupamos de lo

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    que es comn, comn a todos, a muchos o a algunos. Uno puede concentrarse en aquello que lees propio y que alcanza a decir a uno slo, a decir en la lengua -lo que le hace, ya, compartir.

    En una sesin uno no habla al analista, habla a su analista, a ste, a uno que diferencia de lamasa, que extrae de ella. Se vincula con l a travs de la lengua y, aunque la lengua es comn, eldestinatario es nico. Si no es ste, es otro. Es Uno, que est all para dar su conformidad. Lo quehace fundamentalmente es acoger, decir s, acusar recibo en nombre de la humanidad, en nombrede los que hablan. El analista no est all para acusarme, para juzgarme, sino para acusar recibo y,al hacerlo, me disculpa.

    Los que entran en anlisis son culpables, inocentes que se creen culpables. Estn bajo el yugo deuna ley lo suficientemente abstracta e ilegible para que el hecho de someterse a ella no lesconvierta en inocentes. No deja de ser una aberracin propia de los tiempos modernos, que secaracterizan por haber dado origen a una ley tal que uno nunca puede ajustarse a ella, por lo querequieren la mediacin de alguien en quien uno pueda confiarse, a quien pueda confiar susangustias para estar en paz -hasta la prxima sesin.

    Una sesin de anlisis es como un parntesis. Nada ms y nada menos. Un parntesis en laexistencia cronometrada del sujeto contemporneo, este sujeto condenado a la utilidad directa.

    La sesin analtica es una playa de goce sustrada a la ley del mundo, pero que permite a staejercer su reinado porque le procura un descanso, un alivio, un alto, mientras se prosigue esaextraccin incansable, esa extraccin de plusvala, que justifica -es lo que se cree- que uno exista.

    Un concepto dudosoDigo "el psicoanlisis y la sociedad" para hacerme comprender porque, desde la perspectiva delpsicoanlisis, hay la sociedad? Tenemos que preguntrnoslo porque no es seguro.

    Consideramos que la sociedad es una evidencia y esto nos lleva a confiar en unas maquinariasque no tenemos la menor idea de cmo funcionan. Pensamos que tenemos luz -mientras laEDF[**]no haga huelga-, que hay salas abiertas para estar cmodos, confiamos en poder tomar eltren a la hora anunciada, subimos a mquinas itinerantes. Esto es la sociedad, un sujeto supuestoque suscita nuestra confianza, aunque no tengamos la menor idea de cmo se sostiene y cmofunciona. Vivimos en medio del sujeto supuesto saber sin pensar en este acto de fe -que no estreferido a la divinidad, sino a la divinidad social. Hacemos un acto de fe en la sociedad.

    Sin embargo, la sociedad es un concepto dudoso. Lacan habla de lazo social -lo haceatentamente, para no perturbarnos- y esto nos permite seguir soando. El lazo social quiere decirque el sujeto no est solo con su ello, su yo y su superyo, que la verdad de la vida psquica no esel solipsismo, que el sujeto no es autista, que est siempre el campo del Otro, e incluso, que elcampo del Otro precede al sujeto, el sujeto nace en el campo del Otro. Pero el lazo social noequivale a la sociedad.

    He aqu la prestidigitacin que Lacan opera sin que nos demos cuenta. La promocin del conceptode lazo social hace estallar el Uno de la sociedad, pluraliza aquello que nos fascina como el todode la sociedad. El materna de los cuatro discursos fundados sobre el lazo social, que Lacanintrodujo en los aos 70 -en consonancia con el movimiento de oposicin que provena, enaquellos momentos, de la juventud instruida, los estudiantes-, sin que en aquellos momentos secomprendiera nada, tena como efecto pluralizar el dolo de la sociedad, hacer aparecer que el Unode la sociedad es ilusorio. Ello no impide que esta sociedad tenga un porvenir, a ttulo de ilusin,pero la sociedad como tal es ilusoria, una ilusin.

    Esto inspir a Lacan la operacin que nos ha orientado durante muchos aos -y que est en eltexto mismo de Freud- de comparar la accin de gobernar, la de educar y la de psicoanalizar.

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    Lacan aadi la de la histeria, que no es ni gobernar, ni educar, ni psicoanalizar, sino contestar alamo. La histeria apunta al amo significante. El la aadi en el momento preciso, despus de 1968,cuando se vio que la histeria poda convocar masas, ser una pasin social e inspirar la irona y la

    stira.

    Me recomiendo esta stira a m mismo. Sin embargo, no me hago ilusiones sobre los efectos quepueda tener de reafirmar lo que ya existe, puesto que permite que uno se burle de ello. Esto nohace dao a las instituciones, que son ms slidas en la medida que toleran las burlas.

    Lazo dominialPara Lacan, el lazo social es una relacin de dominacin, una relacin de dominante a dominado.Si se quiere escribir abstractamente, esto figura en sus esquemas como "x domina y".

    Lacan llama lazo social -no se interesa por la sociedad- a la articulacin de dos lugares y estojustifica preguntarse cada vez quin es dominante y quin es dominado. El considera que lasociedad est intrnsecamente fragmentada en diversos lazos sociales. Pensar que se rene en untodo no es ms que un acto de fe. Sera mejor utilizar un neologismo y hablar de un lazo dominial,es decir, un lazo que comporta la dominacin de uno sobre otro.

    Para Lacan, el lazo social no consiste en el intercambio, la cooperacin, la coordinacin de unoscon otros, la complementariedad, la divisin del trabajo. No se trata tampoco del don, ni de ladistribucin justa, que supone un Otro que calcula de manera impecable.

    Si hubiera un Otro que calculase as, no se entendera porqu dara el falo a unos y no a otros.

    Esta constituye la primera infraccin contra la justicia distributiva, que se vuelve dudosa cuandoconsideramos la relacin sexual, la sexuacin. Sin embargo, tenemos la idea que el espritu no serealiza por las vas de la justicia distributiva.

    Lo que Lacan llama dominacin, y que yo traduzco como lazo dominial, proscribe y vuelveextremadamente sospechoso todo lo que se enuncia, inclusive en el discurso poltico, en nombrede lo igualitario. Y justifica que se interrogue a lo igualitario acerca de lo que esconde. Tambinvuelve sospechoso todo aquello que se enuncia como una variante del reconocimiento: "Yo tereconozco de pleno derecho como aquel que puede reconocerme. Se ve bien el inters que tengoen ello". En determinado momento, esto se enunci -y tuvo sus efectos en la historia de las ideas-en trminos de intersubjetividad igualitaria, la que se establece en la relacin yo-t y promovi untal Martn Buber.

    Esa relacin parece inspirar determinada poltica actual, la que se embriaga con el derechointernacional, aquella en la que cada cual podra estar tranquilamente en su lugar porque serareconocido de manera simtrica a que l diera su reconocimiento al otro. Europa se distingue porsu fe admirable en las virtudes del reconocimiento jurdico. O es el paraso o no es ms que unsueo despierto, hay que elegir. Hay un continente, Europa, que cree en el fin de la Historia, quecree que se ha acabado, que ya no hay nada que sea absolutamente incompatible o heterogneo yque siempre podemos llegar a un acuerdo. Es una conviccin firmemente arraigada en el Antiguomundo.

    El Nuevo mundo, que no cree eso, parece salvaje. El porvenir dir si es que verdaderamente lahistoria ha llegado a un momento en el que gracias al significante todo puede resolverse, es decir,siempre puede llegarse a un acuerdo. No es seguro que el psicoanlisis induzca a pensar eso.

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    Ms bien ensea que hay elementos que son radicalmente no significantes, que no se tratan conbuenas palabras.

    Para Lacan, lo social no es igualitario sino dominial. Esto no quiere decir que no exista loigualitario, sino que lo igualitario, en el fondo, es asocial, es decir, no permite establecer yestabilizar un lazo. Es lo que l enunci con "El estadio del espejo", que podemos tratar como unenunciado de filosofa poltica. Hay muchas consideraciones de orden clnico que tienen unaincidencia poltica directa; ste es el caso de lo que llamamos el estadio del espejo.

    Desde el punto de vista de la filosofa poltica, no es otra cosa que el enunciado de aquello quecomporta un lazo igualitario, la relacin del semejante con el semejante. Lacan repite lo queHobbes dice al respecto: "Es la guerra!". La relacin del semejante con el semejante, la relacinentre dos trminos que slo tienen entre ellos una diferencia numrica implica que sonequivalentes en cuanto a su contenido, que hay uno y otro, y no uno slo. Uno vale por otro,simplemente hay dos en lugar de haber uno slo. En cuanto tenemos esta relacin del semejantecon el semejante, que slo se distinguen por una diferencia numrica, de manera que t no eres

    distinto de m, Lacan formula que no hay posibi lidad de acuerdo. Es preciso que desaparezca unoporque t, el otro, eres y tienes ms de lo que yo soy y tengo. La epistemologa de Lacan estambin una filosofa poltica y comporta que, en el plano imaginario, slo es posible la guerra. Esnecesario lo simblico para poner orden, jerarqua, para introducir lo dominial. Y si no ocurre queuno pueda ms que otro, es la guerra!

    2. El poder del significante-amo

    Evaluacin significante del OtroLa sociedad es lo simblico, implica superar el estadio del espejo: hay lazo social a partir delmomento en que se supera la relacin dual. Es una definicin de la sociedad perfectamente vlida,que comporta pensar lo simblico como el principio que otorga a cada uno su lugar, en la medidaque este lugar es compatible con otros. Si se concibe al analista como el guardin de lo simblico,

    como aquel que restituye la instancia de lo simblico en los conflictos imaginarios, esto hara delanalista el guardin de la sociedad.

    Se puede ver esto en la posicin del analista cuando se dirigen a l, en la indigencia actual, comoa un sabio que les dice "mejor por aqu que por all", "acepte esta indignidad para evitar un malmayor", "baje la cabeza porque no tiene con qu oponerse al orden del mundo". El analista quedademasiado a menudo reducido a dorar la pldora a la necesidad, a distribuida, a hacer entenderque las cosas son como son. Usted no tiene con qu cambiadas. Desde esta perspectiva, elpsicoanlisis constituye una leccin de humildad. Ensea a dejar en los libros los grandespensamientos, la creencia en la voluntad. Y, adems, en la prctica, les ensea a ponerse en la filacomo todo el mundo. Yo no lo he hecho del todo. Por esto reflexiono sobre qu quiere decir lasociedad.

    Lacan hizo su tesis de medicina sobre la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad.Por qu eligi la paranoia? La paranoia concierne a la relacin con el Otro, con los otros; semanifiesta de entrada como un trastorno de la relacin social. El defini, en primer lugar, losfenmenos de personalidad a partir de la biografa, que es la manera en que el sujeto cuenta suhistoria y la experimenta afectivamente. Ms tarde hablar del psicoanlisis en trminos denarracin y construccin de la propia epopeya, en la confluencia entre la biografa y la ficcin, yhasta su tesis sobre el pase, donde ver urdirse conjuntamente el relato de la vida, eldesprendimiento de la estructura y la ficcin que necesariamente se aade a ello, la ficcin quieredecir "hacer verdaderos" los datos de la existencia.

    En segundo lugar, Lacan plante que la personalidad implica una concepcin de s mismo, laautoconcepcin que el sujeto tiene de s mismo, el enunciado de sus imgenes ideales.

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    Y en tercer lugar, dice que la personalidad se caracteriza por la tensin de las relaciones socialesque en ella actan, por sus lazos de participacin tica, es decir, por el valor representativo del queel sujeto se siente afectado &ente al prjimo. Lacan formalizar este valor representativo de cada

    cual con el nombre de significante-amo, que es de entrada el valor representativo del sujeto frenteal prjimo, su valor representativo social. El problema es saber quin le da su valor representativo.

    Cuando Lacan escribe el discurso del amo, entiende que es el Otro con mayscula quien le da suvalor representativo. La dominacin quiere decir, ante todo, que es el Otro quien hace laevaluacin significante del sujeto, la evaluacin que hace de l una persona.

    GaysActualmente podemos ver, cada da, cmo esto se cuestiona. Los sujetos no validan la evaluacinrepresentativa del Otro sino que elaboran minuciosamente sus propios significantes-amo. Losconstruyen, se los adjudican.

    Un ejemplo actual: la Escuela de la Causa freudiana convoca las Jornadas de Estudio sobre Gays

    en anlisis. Ah! Los psicoanalistas estn perdidos, porque el significante "gay" no es unsignificante que provenga del discurso analtico. El discurso analtico poda validar el significante"homosexual" o, incluso, dar sentido al significan te "perverso". Es formidable! Estabaverdaderamente bien construido y validado tanto por Freud como por Lacan. El nico problema esque ellos no lo quieren. Y hala! Han creado un significan te para ellos.

    Hay que hacer una eleccin. Podemos decir: "Se trata de eso, es el diagnstico, se funda en laestructura". Por qu no? No tengo nada en contra de hacer valer el principio de autoridad. Alivia,pero no funciona. Los sujetos de los que hablamos han buscado cuidadosamente un significantepara ellos perfectamente barroco, que han tomado, adems, de una lengua extranjera. Es unsignificante que les representa y rompe con el discurso del Otro. Tenemos que elegir: o invalidar elsignifican te-amo que ellos han escogido y preferir los significantes-amo de la tradicin o, por elcontrario, remitimos a la invencin de los sujetos. La Escuela de la Causa freudiana eligi tener en

    consideracin la invencin de los sujetos, y poner en el ttulo de las Jornadas un signo deinterrogacin, que slo seala su propia vacilacin en ir en ese sentido, a la vez que indica algodeterminante: el discurso del amo fue vlido desde la Antigedad hasta 1950, despus se debilita,hay otra cosa que Lacan puso en su lugar. El discurso del amo comporta que el sujeto estrepresentado por un significante-amo, un significante del Otro. En los aos 70, Lacan indic quehaba otro tipo de discurso, que l llam el discurso capitalista, que comportaba que el sujeto, ennombre del que ese discurso se sostena, no tena un significante y, por lo tanto, era libre deinventarlo; su significante era imposible de encontrar. Se entraba en una poca en que los sujetosinventaran sus significantes-amo. En adelante, no se determinarn en el discurso del Otro paradesignarse a s mismos.

    La Escuela de la Causa freudiana ha registrado el cambio de poca. Esta deferencia, estahumildad pareca prescrita, indicada por Lacan. El deca que el lazo social es significante, es decir,que el poder es del significante.

    IndiscutibleEsto signifca dos cosas. En primer lugar, que lo que se llama el poder es siempre un podersignificante, el significante es la sustancia del poder. El poder no es la fuerza. La fuerza sigue alsignificante, es la fuerza ilocutoria, la fuerza del significante en tanto que se emite desde un lugarsignificado como el del poder. En segundo lugar, el poder es el poder sobre el significante. Esto eslo que comporta el discurso del amo en el sentido de Lacan. Por un lado el S1 identifica, fija,

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    captura al sujeto. El significante-amo permite decir: "Soy esto a los ojos del otro". Pero, al mismotiempo, ordena el conjunto de los significantes que designa S2.

    El significante-amo es poder sobre el significante, el poder de hacerlo legible. Lacan lo indica en elseminario El reverso del psicoanlisis: "Sea como fuere, lo seguro es que esta introduccin del SI'del significan te-amo, la tienen a su alcance en el menor discurso, es lo que define su legibilidad.[...]

    Qu hace que podamos preguntamos siempre, cuando leemos cualquier texto, en qu sedistingue como legible? Debemos buscar el secreto por el lado de lo que hace el significante-amo".[1]Explica que lo que l llam en otro tiempo el punto de almohadillado como metfora

    designaba el S1 como significante-amo. El significante-amo da cuenta de que lo "que se extiendeen el lenguaje como un reguero de plvora, es legible, es decir, que prende, hace discurso".

    Lacan llama significante-amo a lo que constituye la juntura, por un lado con el sujeto y, por el otro,con el conjunto de los signif icantes. Es, por una parte, el amo del sujeto, aquello por lo que elsujeto se representa como teniendo un valor en el discurso universal y, por otra, lo que ordena, loque enmarca el orden de los significantes. Es el mediador entre el sujeto y el conjunto de lossignificantes.

    En s mismo, el significante-amo es indiscutible. Hoy en da si uno se dedica a la poltica, lo que esindiscutible, aquello respecto a lo que no se puede cometer ninguna infraccin, es el significante-amo de la democracia. Esto se conoce en filosofa poltica como el valor, es decir, aquello que sesabe que es relativo, que viene al lugar de lo que es indiscutible, y en nombre de lo que se lee lo

    que pasa y se acta.

    Es lo postmoderno. En qu consiste? Consiste en saber que el lugar del valor es ms importanteque el valor en s, el valor en que creen, y que lo que se inscribe en ese lugar es contingente -puede ser una cosa u otra. Este es el efecto postmoderno por excelencia: conocer el poder dellugar, relativizar aquello que lo ocupa, saber que no existe ningn absoluto. El discurso de lademocracia difunde S ( ): no hay significante ltimo. Slo hay el lugar en el que se inscriben lossignificantes que nos permiten orientamos y los valores que ocultan el agujero que hay de un valorltimo.

    La democracia -de la que se hace un principio de accin y, llegado el caso, de guerra- es elenunciado de que no hay significante-amo ltimo, de manera que la tolerancia, valor que promoviel discurso de las Luces, constituye de hecho una intolerancia al significante-amo absoluto, una

    invitacin a soportar que haya otros valores. Esto es lo que las distintas versiones del absolutismo,el integrismo, el fundamentalismo. . ., sitan como enemigo. El valor emergente es el relativismo,es decir, "t no vales ms que otro".

    3. Una contra-sociedad

    Tratemos, en la medida de lo posible, de echar una mirada fra sobre nuestro modo de existencia ypensemos cmo se ha cumplido o realizado esto en psicoanlisis. De esto, ha nacido enpsicoanlisis una contra-sociedad. La sociedad de los analistas se concibe como una contra-sociedad establecida sobre el rechazo al significante-amo, que pone en cuestin a la sociedadcomo tal por el bies de lo que produce, el plus-de-gozar como residuo.

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    En los aos 70 -en los que la juventud estudiante contest al amo Lacan hizo del psicoanlisis elreverso del discurso del amo. El nos instal en ese lugar y all nos quedamos. Instal elpsicoanlisis en la posicin de invalidar el discurso del amo y, tambin, de invalidar las

    reivindicaciones contra el discurso del amo. Lo enunci en 'Televisin, cuando yo le hacapreguntas, y lleg a decir que protestar contra el discurso del amo es entrar en l -se entrara en la ttulo de protestar contra l. Se trataba entonces de rechazar los trminos mismos del debate, deinscribir al psicoanlisis y al psicoanalista en otro lugar.

    El se preguntaba:" Esto quiere decir reprobar la poltica?"Y responda: "Lo tengo por algoexcluido". Pero, estimaba que entrar en las consideraciones del discurso del amo, incluso paraprotestar, era del orden de la colaboracin. Protestar es igual que colaborar, puesto que protestares aceptar los trminos del discurso contra los cuales uno se alza y tratar de corregir susconsecuencias. Se trataba de situar el psicoanlisis en otro lugar, de rechazar toda colaboracin,toda entrada en lo que estructura el funcionamiento social como discurso del amo y establecer elgrupo analtico como contra-sociedad, lanzar una maldicin, que podemos llamar gnstica, sobre lasociedad. Entrar en el funcionamiento social, incluso para protestar, es colaborar con la explotacin

    del plus-de-gozar, con la representacin por el significante-amo. Se trata de predicar una posicinxtima del analista, la extimidad del psicoanalista.

    Nosotros nos hemos mantenido all y esto es lo que ahora interrogamos. La democracia autoriza lapluralidad del lazo social, el lazo social universitario puede mantenerse como lazo social fundadoen la relacin al saber en un rgimen democrtico. Tenemos el ejemplo de otros tipos de sociedadque no permiten en absoluto la autonoma de la relacin al saber.

    El discurso de la histeria es una disidencia discursiva'. Sabemos que hay regmenes sociales quereprimen la disidencia en tanto tal, que la medicalizan y la encierran, No hablamos del discurso delanlisis que est estrictamente prohibido en ciertos tipos de regmenes sociales. En otras palabras,la subsistencia misma del discurso analtico en tanto que lazo social especfico, al igual que eldiscurso universitario o el discurso de la histeria, supone una forma determinada de organizacin

    social. En particular, la que conocemos como forma totalitaria no permite esta fragmentacin y estapluralizacin del lazo social.

    Se trata de saber qu medida y qu sentido hay que dar a esta sustraccin, del psicoanlisisrespecto a la sociedad, qu sentido dar a la posicin de extimidad del analista. Se trata, sin duda,de una posicin de exterioridad con relacin a los significantes-amo, con relacin a las exigenciasde la justicia distributiva; pero esta posicin no se puede sostener en cualquier rgimen social.

    Por este mismo hecho, se plantea la cuestin de saber qu puede, junto al acto analtico tal comoLacan lo ha definido, tomar lugar como accin analtica o, incluso me atrevo a decir, accinlacaniana que da en la sociedad, al acto analtico, sus consecuencias. Al mismo tiempo que ponael acento sobre el apartheid psicoanaltico, Lacan no cesaba de deplorar que su enseanza notuviera las consecuencias que l habra deseado en la sociedad. Es este campo el que se nos abre

    ahora.

    1. Fbrica de actus

    Un objeto ideolgico no identificadoVengo de la radio, donde he tenido que responder a algunas preguntas que me han permitidoexplicar qu me impuls a redactar una obra tan absolutamente rara.[2]Me movi a ello elsentimiento de que un objeto ideolgico no identificado pasaba por el cielo, por el campo pblico.Se trataba de este pequeo libro, sin duda ya olvidado, pero que funcion, sin duda, durante untiempo como una bola en un juego de bolos y que dejaba ver algo raro en la manera en que estabaconformado -tambin de la primera pgina del diario Le Monde

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    la exclusiva- que es interpretar. En qu sentido? Se ven aumentar los actu-objetos, algunos delos cuales me parecen muy calculados, y calculados con mucha inteligencia. Se trata de objetosmuy complejos, como lo son los ms nnimos empaquetados. Se puede leer la historia del

    embalaje de los objetos mercantiles, que explica en qu momento se comenz a pensar en elembalaje.[4]Se vio que ste constitua una parte esencial de la plusvala que se trataba de extraery que, para obtener el reflejo de compra, era necesario calcular mucho el embalaje. No es slo quethe medium is the message, es que la botella es la embriaguez. Cada uno de estos actu-objetospuede desmontarse, deshacerse, es algo absorbente. Me he aficionado a desmenuzar estospequeos objetos, por ejemplo, los editoriales de los diarios. Como son perecederos, no han sidoobjeto del estudio crtico que merecen en la medida que crean opinin. En ocasiones se compilan,pero estos volmenes no siempre se leen. Todo esto se disipa, pasa, como pasan las sesiones deanlisis. Pero stas ltimas estn enmarcadas en una estructura, mientras que en la actualidad, almismo tiempo que algo se disipa, se ve la consistencia de este objeto tan particular que se llama laopinin.

    Tenemos la impresin de que el planeta est sincronizado. Actualmente, y en torno a un

    acontecimiento del que podramos decir, si se pudiera evaluar por fuera del discurso del actu, queno es demasiado extraordinario -se han lanzado bombas muchas veces y con intenciones muchoms sanguinarias-, asistimos al nacimiento de una opinin mundial, y no muy dividida. Esto es loasombroso: hay un debate que estos das toma ms consistencia que nunca. Pasa algo. No hayque cegarse diciendo que "es siempre lo mismo"; hay all un acontecimiento.

    2. Un debate universal

    Born againQu es lo que vemos emerger? No puedo evitar pensar en lo que me deca uno de nuestroscolegas italianos que estaba muy introducido en las ms altas esferas de la Iglesia: "Ver queenfrente de Washington, slo est Roma". Estos das podemos comprobar la profundidad de estedicho y que, lo que est a punto de pasar, ya se haba pensado, reflexionado. No se trata slo de

    la vieja Europa cuya unidad es, por otra parte, absolutamente sorprendente. Alcanza tambin alncleo duro del evangelismo americano, a los representantes y guas de las principales familiasespirituales religiosas. Lo que est enfrente es lo Antiguo, una anciana sabidura que dice:"Nocrean que en la historia, las cosas se consiguen a travs de la fuerza, forzndolas". Esto ocurre aveces pero finalmente siempre queda reabsorbido; hay que tocar lo que existe con muchaprudencia, sin provocar. Es la idea de que las cosas progresan finalmente en el buen sentido -hayen ella cierta creencia. Los partidarios de forzar las cosas lo llaman" creer en Pap Noel", creer queall arriba hay, en definitiva, alguien que vela.

    Del otro lado, los dirigentes son los llamados born again, aquellos que han vuelto a nacer, que endeterminado momento rectifican sus errores y se unen a Cristo. El presidente de los EstadosUnidos pertenece al tipo born again, recin nacido, nacido por segunda vez. En la Antigedad setena idea del born again a travs del personaje de Dionisos, que haba nacido una vez y luego otra

    ms. Sabemos lo que poda llegar a hacer en ese momento. El born again piensa que, en unmomento dado, se puede cortar, romper, recomenzar, reconfigurar de golpe. Podemos verclaramente hoy que los otros estn animados por otra visin del mundo.

    Envoltura discursivaHay un pensador que recientemente ha teorizado sobre esto. Se trata de un terico, un ensayistaamericano que distingue en Estados Unidos y Europa dos posturas, dos convicciones exactamenteopuestas. Ms femeninas de un lado -y tal como l lo considera, ms maternales- y la virilidadarmada del otro. En Europa se decide no hacer la guerra pero, por otra parte, se pensara enhacerla aunque no se pudiese. Se observa all una satisfaccin, una gloria de la impotenciabastante importante pero tambin la potencia del discurso para retener a aquellos que tienen losmedios.

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    Cuando se empezaban a or los tambores de la guerra la primera idea del presidente Bush, muysaludable desde su punto de vista, fue no pasar por la ONU. Era la lgica misma. Esta maanahaba en Internet el artculo de un periodista que recordaba este hecho: "Por qu decidi pasar

    por la ONU? Porque vio a su pap". Supone que habl con l, que es multilateralista, y acabdecidiendo pasar por la ONU.

    Cuando se trata de entrar en el campo de la palabra y el lenguaje y la negociacin, y no en el de lafuerza, le vemos liado, embrollado. Hay que hacerse a la idea de lo que significa para losamericanos tener en cuenta lo que Guinea y Mxico opinan. Tienen un millar de bajas. Les pareceintolerable que los franceses se comporten de esa manera. Las represalias son inmediatas:desbautizan las patatas fritas, que ya no se llaman french frites, sino liberty fries, o free fries, y lastostadas, en lugar de frenchtoasts, devienen free-toasts. Hay un precedente: durante la SegundaGuerra mundial, no queran seguir diciendo "hamburguesas". Este es el marco en que nosinscriben.

    Los americanos son mucho ms antifranceses que los franceses, antiamericanos. Pero despus

    de Francia, ponen a Chile, Mxico, Guinea... La lista se hace muy larga. Y segn las ltimasnoticias, tambin Inglaterra ha entrado en ella. Asistimos a un extraordinario y paralizanteenvolvimiento discursivo. y comprobamos hasta qu punto la que es, de lejos, la fuerza militar msimportante del mundo se envuelve con cierto nmero de valores progresistas y cristianos -cuyosrepresentantes ms eminentes son las Iglesias cristianas, inclusive la ms importante,numricamente, de ellas. He aqu la novela que leemos ahora cada da y que es apasionante.Nadie sabe cmo acabar esto. La contingencia est manos a la obra. Es un objeto de actualidadque concierne a cierta fractura del discurso universal y justifica que se le preste mucha atencin.

    Sobre el fondo del Otro que no existe, se ve emerger un discurso universal como nunca habaocurrido antes.Y; dentro de l, surge un debate, tambin, universal. No creo que en mi poca hayahabido nunca una cuestin que diera rostro, de esta manera, a la humanidad discursiva.

    Extimidad del analistaEsto no quiere decir que el psicoanlisis se inscriba en este debate o que tenga un lugar parainscribirse, salvo por la posicin de extimidad en la cual Lacan trat de inscribir al psicoanlisis,que es de pura procedencia freudiana. El psicoanalista se ocupa de lo que no es til en la vidacotidiana activa, se ocupa de lo que hace figura de desecho en la vida pragmtica y en la vidasocial, incluso cuando estos desechos se pescan en las relaciones sociales. El lapsus, porejemplo, se pesca en las relaciones sociales, pero hasta que no llega Freud, y con l entra en eldiscurso universal, no tiene ninguna funcin. Despus tiene una, por supuesto. Esta verdadfreudiana se ha extendido de tal manera que Lacan no tuvo otro remedio que separarse de elladiciendo: "Un lapsus es una burda equivocacin". Trata de tomar de revs la banalizacin de laverdad freudiana. Incluso, un objeto psicoanaltico como el sueo, tomado de un dominio queconstituye un enclave en lo social, pareca ser la parte no socializada del hombre. Las pulsionestambin fueron acometidas como la parte no socializada.

    Lacan denunci que el psicoanlisis se satisfaca en su extraterritorialidad. l mismo conden a laorganizacin analtica por estar demasiado satisfecha en una posicin extraterritorial, sin tener quedemostrar nada, negndose a la prueba cientfica, resistindose tambin a la exposicin pblica, oreclamando el privilegio de ser una experiencia incommuntable. Al principio de su enseanzaencontramos esta crtica de la extraterritorialidad, mientras que al final, o en todo caso ms tarde,vemos la valoracin de lo que he llamado la extimidad del psicoanlisis: "No crean que, por serpsis, son psicoanalistas".

    Esto traduce muy bien los cambios que han tenido lugar en la sociedad entre los aos 50 y losaos 70. En los aos 50, Lacan se dirige hacia la sociedad, con un movimiento que contrara eldeslizamiento extraterritorial del psicoanlisis. El mismo Lacan, en lo que en la poca es la SocitFranaise de Psychanalyse, invita a los filsofos, Merleau-Ponty, Claude Lvi-Strauss, les plantea

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    preguntas, y se hace invitar por la Socit Franaise de Philosophie, al tiempo que explica que elpsicoanlisis est aliado con la antropologa estructural de Lvi-Strauss y que avanza gracias a lalingstica estructural de Saussure y Jakobson.

    3. Santos

    ExclusinLacan construye una sociedad intelectual y aloja en ella al psicoanlisis. La misma publicacin delos Escritos cumple este movimiento de desextraterritorializacin, de intra-territorializacin, devolver a entrar en el debate pblico, de suscitado. En ese momento se produjo un esbozo dedebate pblico que no satisfizo a Lacan, pero que dio a conocer su nombre. Cuando manejamoseste libro manejamos este punto de almohadillado.

    Progresivamente, Lacan despega el psicoanlisis de esta sociedad que l haba creado. En Scilicety sus textos de los Otros escritos, rechaza la antropologa estructural-aunque en el ltimo texto delos Escritos, "La ciencia y la verdad", para definir al sujeto de la ciencia que es el del inconsciente,

    se apoya por el contrario, de manera eminente, en el captulo "La ilusin arcaica" de Lasestructuras elementales del parentesco de Lvi-Strauss.

    No a la antropologa, no a la lingstica, no a la filosofa. Estos discursos quedan situados en elsaco del discurso universitario. El psicoanlisis es el reverso de lo que domina en la sociedad. Eldiscurso del amo es, sin duda, el del inconsciente, pero estructura el orden social. Como no le faltael aliento, en el movimiento de mayo del 68, Lacan dice:"Todo esto es el reverso del psicoanlisis".No se puede decir mejor que los psicoanalistas, si llegan a entenderse entre ellos, estn en laposicin, lo quieran o no, de una contrasociedad. De todos modos, a partir de este momento lejosde abrirse, la Escuela de Lacan se puso a vivir como una contrasociedad.

    Lacan dio un nombre a esta posicin xtima del psicoanalista: el santo, ser un santo -desdeentonces, este nombre no ha dejado de tener resonancias para nosotros. Fue a buscado en

    Baltasar Gracin, un jesuita que haba tenido severas dificultades con su orden. Dice "el santo", no"el religioso". Si bien introduce, a travs de sus cuatro discursos, que la sociedad no existe, no tratala religin como un lazo social, o en todo caso no le da un lugar aparte. Todo induce a creer que, situviera que inscribirla en sus discursos, la ordenara en el discurso del amo, menos si tomara comoreferencia la organizacin eclesistica, la Iglesia catlica. El no toma la religin, no toma la Iglesia,que evoc, por el contrario, como un contramodelo en el momento en que comenz su seminarioLos cuatro conceptos. Para condenar a la Asociacin Internacional de Psicoanlisis, IPA, la calificade "Iglesia" y, l mismo, se identifica con Spinoza, aquel que la Sinagoga haba anatemizado. Estoes lo que Lacan entiende por "el santo". Se ve bien que el elemento comn entre el santo ySpinoza es la exclusin, la posicin de desecho de una orden. Cuando homologa al psicoanalistacon el santo validado por la Iglesia catlica, Lacan apunta, pone de relieve que el sujeto no sabednde meterse.

    Desecho de la ordenSera necesario entrar en la tipologa de los santos. No viven todos en el desierto. Al contrario, setrata de sujetos que se dieron a conocer, en determinado momento, al crear su propio espacioprecisamente porque no se saba dnde meterles y porque ellos mismos no saban dnde meterse.Es lo que vemos en santa Teresa de vila, que es una extraordinaria jefa de empresa y tambin ensan Ignacio de Loyola, que cre una extraordinaria empresa multinacional, un imperio de la fe. Los

    jesuitas mismos se pavonean, llegado el caso, comparndose con los conquistadores y coqueteancon lo que ellos reconocen como su realismo -todo y recordando que se trata de un realismo confines sobrenaturales.

    Pero no es el espritu de empresa lo que Lacan seala en ellos -aunque, despus de todo, Freudquiso una empresa multinacional y consigui crear una. Subraya que el muchacho que est enposicin de desecho es especialmente apropiado para producir un mundo. Es lgico: no encuentra

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    su lugar en el mundo de los otros y por ello fabrica uno, construye un mundo en el que ubicarse. Auno le gusta recordar que Ignacio de Loyola, aunque fuese cojo, vistiera harapos y tuviera malaspecto, tena el poder de modificar la cabeza de la gente, lo que le vali algunos problemas

    cuando estudiaba en la montaa de Sainte Genevive. No tena muchos medios y por eso estuvoprimero en el colegio de Montaigu; los ricos estaban en Sainte-Barbe, donde l fue ms tarde.Todo el mundo qued perturbado cuando los hijos de buena familia de Sainte-Barbe comenzaron adecir:"No queremos ms de todo esto, renunciamos a nuestras herencias". Las familias seinquietaron. "Qu os ocurre?". Era que Ignacio les hablaba muy de cerca. El pobre Ignacio fueexaminado por los Doctores, los Inquisidores. Tena reputacin de excntrico Y mantuvo su estilode desecho, incluso cuando comenz a cartearse con todo el mundo -con emperadores e hijas deemperadores- desde esas tres pequeas habitaciones que estaban situadas al lado de lo queahora es la sede romana de la Compaa de Jess. Podemos dejamos deslumbrar por la grandezade la empresa y de su realizacin pero, en el corazn de ellas, encontramos lo que Lacan llama eldesecho de la orden. l dirige su mirada hacia ese lugar.

    Al mismo tiempo dice que el santo no alborota. Aunque esto sea ms propio de Baltasar Gracin

    que de Ignacio de Loyola, cuya obra es motivo de escndalo. Pero podemos pensar que no seconoce todo, que lo ms esencial de la empresa pasa desapercibido. El gran alboroto que se creano deja ver lo que opera realmente.

    4. Vaco de verdad

    Desvalorizacin de la verdadSi planteamos la cuestin de la religin, de su ausencia en la tipologa del lazo social que proponeLacan, vemos que, en el ltimo texto de los Escritos, trata explcitamente la religin dentro de unconjunto de cuatro campos, que precede en cinco o seis aos a su construccin de los cuatrodiscursos.

    Estos cuatro campos son la magia, la religin, la ciencia y el psicoanlisis mientras que, en los

    cuatro discursos, tendremos una serie de cuatro distinta: el amo, la universidad, la histrica y elanalista. En el marco de los cuatro discursos, y precisamente a propsito del discurso del analista,Lacan introduce su "ser un santo", mientras que en el texto de los cuatro campos, "La ciencia y laverdad", introduce la religin en su diferencia con el psicoanlisis.

    Estos campos se agrupan segn un principio comn: se trata de campos que apelan a laverdad.[5]Lacan los distribuye en funcin de esta nocin. De dnde le viene? En esa fecha, eindudablemente con el efecto conclusivo que produce el punto de almohadillado de la publicacinde sus Escritos, considera que la nocin de verdad es hasta entonces el hilo conductor de suproduccin. Es evidente que los cuatro discursos se organizarn a partir de otro principio, el delgoce o plus-de-gozar, e implicarn una desvalorizacin de la funcin de la verdad en psicoanlisis.

    Al final de los Escritos, Lacan considera que la palabra "verdad" es el punto de almohadillado de su

    enseanza y hace referencia a "La cosa freudiana", donde celebra la prosopopeya de la verdad.Escribe este texto para decir: das Ding, la Cosa freudiana, es la verdad. Es la consecuencia de queel inconsciente sea lenguaje y la verdad, palabra, o para decido mejor, que la verdad es "Yo hablo".No se puede decir que la verdad es palabra de la misma manera que se dice que el inconscientees lenguaje. Cuando se trata de la palabra, es preciso que uno trabaje, que hable o est transidopor ella. Al concluir en 1966, Lacan piensa que la funcin de la palabra y el campo del lenguaje,puntos de partida de su enseanza, culminan en esta prosopopeya de la verdad.

    En "La cosa freudiana", Lacan habla de "horror" y dice, incluso, que prestar su voz a "Yo, la verdadhablo": resulta intolerable. Por qu introduce el horror a propsito de "Yo, la verdad hablo"? No espor la castracin, sino esencialmente porque nos refiere una propiedad esencial de la verdad, asaber, que "no hay metalenguaje", "no hay lo verdadero de lo verdadero" y "no hay Dios" -"Dios esdecir". Los valores en que ustedes creen, los valores a los que se consagran, slo son velos de

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    esta ausencia de lo verdadero de lo verdadero. Si esto causa horror es porque desnuda a Dios ypermite ver que no hay nada detrs del velo. Lacan considera que "Yo, la verdad hablo" al enunciareste vaco, enuncia todo lo que hay que decir de la verdad.

    Neurosis de la religinPodemos apreciar el desplazamiento que se produce en television, donde Lacan retorna lacuestin de la verdad. Comienza diciendo ms o menos lo mismo: la verdad, "decida toda esimposible". Pero aade: "Por ese imposible la verdad toca lo real".[6]El trmino "real", que seintroduce en este "Yo, la verdad hablo", con la falta que ella designa pone de relieve eldesplazamiento de Lacan.

    El es muy freudiano al denunciar toda encarnacin que vele esta ausencia todos los falsossemblantes -como dice en 1966, despus dir simplemente "semblantes". Se arma con estanocin, la toma para ubicar, para hacer gravitar alrededor suyo la magia, la religin y la ciencia.

    Vayamos directos a lo que Lacan dice de la religin. Esto me afecta ahora que s lo que sucedaentonces en torno a l. Cierto colectivo se haba reunido y refunfuaba por el lugar queconsideraban que l conceda, o por la influencia que ejerce cierto nmero de malos esprituslgicos y descredos; malos espritus que desvan a Lacan de lo que se haba esperado de l, asaber, que hiciera florecer el injerto cristiano en el cuerpo del psicoanlisis. En el momento de lapublicacin de sus Escritos, habra podido pedir, naturalmente, a algunos estudiosos que saban

    elaborar ndices que le ayudaran a hacerla. A falta de bol, otro recogi sus fresas.

    Lacan tiene la necesidad de hacer una pequea perorata sobre la religin, del estilo de: "Al buenentendedor, pocas palabras bastan". Lo haba ledo a menudo, pero no me he dado cuenta hastaahora de que, en parte, est dedicada al foro. No es que Lacan fuera un enemigo de la religin.Curiosamente, algunos aos ms tarde, en relacin con aquel a quien haba confiado su ndice,hizo su pequea perorata sobre "ser un santo", otro "Al buen entendedor, pocas palabras bastan",del gnero "No alborotes demasiado, querido". Cuando trata la religin al final de los Escritos,como har ms tarde con la sociedad, recuerda a los buenos padres que l valida todo lo queFreud dijo de la religin, a saber, que est relacionada con la neurosis obsesiva. No se trata delgran Otro, all no se trata del otro de la palabra del cual Althusser le haba dicho era el buen Dios.No se ocupa del pequeo a, del significante, sino que les dice: neurosis obsesiva.

    Horror o esplendorQu esquema nos dibuja de la posicin religiosa? -se trata esencialmente de la posicin catlica.Lacan se excusa por tratar slo religiones de la familia judeocristiana. En efecto, poco inclinado porla religin reformada y el judasmo su debate es con la religin, es decir, con la religin catlica. Daun esquema muy preciso de cul es, para l, en esa fecha, la posicin catlica: consiste en remitira Dios la carga de la verdad y alojar, en l, en el mismo movimiento, el objeto del sacrificio, unobjeto sacrificado.

    Si la posicin del sujeto se sita aqu, es inevitable que el Otro como Dios sea el lugar donde seinscribe el objeto del sacrificio, al mismo tiempo que la carga de la verdad.

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    El sacrificio a Dios es una posicin que, con todas sus variaciones, recorre, anima a toda la familiajudeocristiana. Cuando los misioneros jesuitas se instalan entre los indios guaranes, que se casanmuy jvenes -la poligamia est permitida, la antropofagia est bien vista-, quieren poner orden entodo ello. Si seguimos la admirable organizacin que introducen en esta poblacin, vemos cmo elgoce se desborda. Corre por todas partes, se entra en un horrible desorden de adulterios, incestos,ya no se sabe quin es quin. En cuanto llegan, el goce es apartado, frenado, controlado.

    Para Lacan, decir que la verdad queda remitida a la divinidad apunta a algo muy preciso. Es unadenegacin de la verdad como causa. l entiende por esto que creer en una religin revelada, enuna revelacin, es creer que el Otro ha hablado. Es lo opuesto a "Yo, la verdad hablo". Es el Otrola verdad quien habla. Es preciso absorberla, comerla -eventualmente en forma del Libro-, digerirla,asumida, destacada. Pero la verdad est en otra parte, yeso puede justificar el magisterio de losque la guardan, la encierran o vienen como el Inquisidor a escudriadas -como le pas al pocoortodoxo Loyola.

    En ese momento, Lacan considera que hay una Verneinung constitutiva de la posicin delreligioso. Y esto le lleva a oponerla al psicoanlisis, que designa como el campo en que "Yo, laverdad hablo" mana de la fuente, est permitido -por el Contrario, la verdad tiene, en la religin, unestatuto de culpabilidad. La verdad est permitida en psicoanlisis: "T ests invitado a ponerte enposicin de 'Yo, la verdad, hablo", "T ests invitado a prestar tu voz a la verdad", para que ellahable.

    En la religin, no se trata exactamente de buscar la verdad. sta queda, all, Postergada. Lacandice que se reenva al Juicio final, al ltimo juicio. En la religin reina la causa final. La verdad slopodr aparecer en el final de los finales, en el registro escatolgico, no en el horror de la falta defundamento porque todo son relatos-, en el horror de la falla que se trata de velar, sino en elesplendor. Bello ttulo el de esta Encclica: El esplendor de lo verdadero.

    Quizs Karol Wojtyla, que fue filsofo antes de ser Juan Pablo 11, leyera "La ciencia y la verdad" y"La cosa freudiana" y se escandalizara ante la nocin de horror de la verdad, por lo que con suEncclica, quisiera reafirmar: "No se trata del horror de la verdad, sino del esplendor de loverdadero".

    Traduccin: Margarita lvarez | Fuente Freudiana 43/44, marzo - octubre 2005, pp 7-30.

    Notas1-

    Jacques Lacan, Le Sminaire, livre XVII: L' envers de la psychanalyse (1969-70), Seuil, Paris, 1991, pp. 218-219. Encastellano: El reverso del psicoanlisis, Paids, Barcelona, 1992, pp. 204-205.

    2-Cj Jacques-Alain Miller, Le neveu de Lacan, Verdier, Lagrasse, 2003.

    3-Cj Eric Laurent,).-A, Miller, L'autre qui n'existe pas et ses comits d'thique (1996-97). Seminario pronunciado en elmarco de la Seccin Clnica de ParisSaint Denis.

    4-Cf. T. Hine, The 7btal Package: the Evolution and secret Meanings of Boxes, Bottles, Can and Tubes, hardcoveredition, Litde, Brown & Company, 1995.

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    5-Jacques Lacan, "La science et la vrit" (1966), crits, Paris, Seuil, 1966, pp. 866-868. En castellano:"La ciencia y laverdad", Escritos 2, Siglo XXI, Mxico, 1984, pp. 844-847.

    6-

    Jacques Lacan, "Tlvision" (1973), Autres crits, Seuil, Paris, 2001, p. 509. *Textos y notas establecidas por Catherine Bonnigue a partir de las lecciones del S, 12, 19,26 de marzo y 2 de abrilde 2003 de L'orientation lacanienne llI, 5, Un q[ort de posie, pronunciado en el marco del Dpartement dePsychanalyse de Paris VIII y de la Section Clinique de Paris Saint-Dnis. Se leer aqu la primera parte (leccionesdel 5 Y 12 de marzo). Este texto ha sido publicado originalmente en francs en la revista Quarto 83, Bruxelles, enerode 2005, con la amable autorizacin de Jacques-Alain Miller.

    **EDF son la siglas de la empresa Electricit de France. (Nota de la traduccin)

    *Philippe Cohen, Pierre Pan, La face cache du Monde. Du contre-pouvoir aux abus de pouvoir, document Mille etune nuit, fvrier 2003. (Nota de la traduccin)

    *Francs, "Moi,la vrit,je parle". (Nota de la traduccin).