las virtudes humanas[1]

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 1 LAS VIRTUDES, NECESARIAS PARA EL PERFECCIONAMIENTO Y FELICIDAD HUMANA 1. Concepto. Autor: Dr. Tomás Trigo Universidad de Navarra Con el término “virt ud” se designan cualid ades buenas, firmes y estables de la  ersona, !ue, al erfeccionar su inteligencia y su voluntad, la disonen a conocer me"or la verdad, y a reali#ar, cada ve# con más libertad y go#o, acciones e$celentes, ara alcan#ar su  lenitud %umana y sobren atural. &as virtudes !ue se ad!uieren mediante el esfuer#o ersonal, reali#ando actos  buenos con libertad y constanc ia, son las virtudes humanas o naturales: unas erfeccionan esecialmente a la inteligencia en el conocimiento de la verdad 'intelectuales() y otras, a la voluntad y a los afectos en el amor del bien ' morales(. &as virtudes !ue Dios concede gratuitamente al %ombre ara !ue ueda obrar de modo sobrenatural, como %i"o de Dios, son las virtudes  sobrenaturales o infusas. *olo a estas uede alicarse enteramente la definici+n agustiniana de virtud: una buena cualidad del alma, or la !ue el %ombre vive rectamente, !ue nadie usa mal, y !ue Dios obra en nosotros sin nosotros- '  De libero arbitrio, , c. /0(. 1ntre ellas ocuan un lugar central las teologales  2fe, eseran#a y caridad3, !ue adatan las facultades de la erson a a la articiaci+n de la naturale#a divina, y as4 la caacitan ara unirse a Dios en su vida 4ntima. Con la gracia, se reciben también los dones del Espíritu Santo, !ue son disosiciones ermanentes !ue %acen al %ombre d+cil ara seguir las iluminaciones e imulsos del 1s4ritu *anto. 2. L! "#rtu$e! %u&n!. 2.1. L! "#rtu$e! #nte'ectu'e!. Dios %a uesto en el cora#+n del %ombre el deseo y la necesidad de conocer la verdad ara vivir de acuerdo con ella y comunicarla a los demás. 1sta asiraci+n solo se sacia con la 5erdad absoluta, ues consiste, en el fondo, en el deseo y nostalgia de Dios- '  Fides et ratio, 6(. &a actividad intelectual de la ersona !ue busca la verdad, engendra y, al mismo tiemo, se erfecciona or las virtudes intelectuales. &a ra#+n disone de dos funciones: la eseculativa o te+rica y la ráctica. &a ra#+n eseculativa tiene or fin conocer la verdad) y la ra#+n ráctica, dirigir la acci+n seg7n la verdad conocida. &a rimera are%ende lo real como verdadero ) la segunda, como bueno. &a rimac4a de la ra#+n eseculativa es condici+n de garant4a de !ue el bien ante el !ue la ersona se encuentra es verdadero y no aarente. &as virtudes !ue erfeccionan a la ra#+n eseculativa son el hábito de los primeros  principios especulativos o intellectus, la sabiduría y la ciencia. 8racias al intellectus, la ra#+n ercibe de modo inmediato las verdades evidentes  or s4 mismas. L !(#$ur) es la virtud de la ersona !ue conoce a Dios como causa rimera y fin 7ltimo de todas las cosas, y lo busca como tal. 1l !ue osee ' c#enc#, en cambio, solo conoce y sabe e$licar or sus causas alg7n sector de la realidad. &as virtudes de la ra#+n ráctica son la sindéresis o hábito de los primeros principios  prácticos, la prudencia y el arte.

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INTRODUCCIN GENERAL A LAS VIRTUDES

LAS VIRTUDES, NECESARIAS PARA EL PERFECCIONAMIENTO Y FELICIDAD HUMANA

1. Concepto. Autor: Dr. Toms TrigoUniversidad de NavarraCon el trmino virtud se designan cualidades buenas, firmes y estables de la persona, que, al perfeccionar su inteligencia y su voluntad, la disponen a conocer mejor la verdad, y a realizar, cada vez con ms libertad y gozo, acciones excelentes, para alcanzar su plenitud humana y sobrenatural.Las virtudes que se adquieren mediante el esfuerzo personal, realizando actos buenos con libertad y constancia, son las virtudes humanas o naturales: unas perfeccionan especialmente a la inteligencia en el conocimiento de la verdad (intelectuales); y otras, a la voluntad y a los afectos en el amor del bien (morales).Las virtudes que Dios concede gratuitamente al hombre para que pueda obrar de modo sobrenatural, como hijo de Dios, son las virtudes sobrenaturales o infusas. Solo a estas puede aplicarse enteramente la definicin agustiniana de virtud: una buena cualidad del alma, por la que el hombre vive rectamente, que nadie usa mal, y que Dios obra en nosotros sin nosotros (De libero arbitrio, 2, c. 19).Entre ellas ocupan un lugar central las teologales fe, esperanza y caridad-, que adaptan las facultades de la persona a la participacin de la naturaleza divina, y as la capacitan para unirse a Dios en su vida ntima. Con la gracia, se reciben tambin los dones del Espritu Santo, que son disposiciones permanentes que hacen al hombre dcil para seguir las iluminaciones e impulsos del Espritu Santo.

2. Las virtudes humanas.2.1. Las virtudes intelectuales.Dios ha puesto en el corazn del hombre el deseo y la necesidad de conocer laverdad para vivir de acuerdo con ella y comunicarla a los dems. Esta aspiracin solo se sacia con la Verdad absoluta, pues consiste, en el fondo, en el deseo y nostalgia de Dios (Fides et ratio, 24).La actividad intelectual de la persona que busca la verdad, engendra y, al mismo tiempo, se perfecciona por las virtudes intelectuales. La razn dispone de dos funciones: la especulativa o terica y la prctica.La razn especulativa tiene por fin conocer la verdad; y la razn prctica, dirigir la accin segn la verdad conocida. La primera aprehende lo real como verdadero; la segunda, como bueno. La primaca de la razn especulativa es condicin de garanta de que el bien ante el que la persona se encuentra es verdadero y no aparente.

Las virtudes que perfeccionan a la razn especulativa son el hbito de los primeros principios especulativos o intellectus, la sabidura y la ciencia.Gracias al intellectus, la razn percibe de modo inmediato las verdades evidentes por s mismas.La sabidura es la virtud de la persona que conoce a Dios como causa primera y fin ltimo de todas las cosas, y lo busca como tal.El que posee la ciencia, en cambio, solo conoce y sabe explicar por sus causas algn sector de la realidad.

Las virtudes de la razn prctica son la sindresis o hbito de los primeros principios prcticos, la prudencia y el arte.La sindresis es el hbito por el que se conocen los primeros principios de la ley moral natural; se trata de un conocimiento prctico, es decir, que gua la accin; es como una voz interior que asiente o, por el contrario, protesta de todo aquello que repugna a las verdades fundamentales de la ley natural, y de esta manera orienta a la persona acerca de la moralidad de su conducta.Pero el conocimiento prctico que proporciona la sindresis por ser general- no es apto para dirigir las acciones, siempre particulares. Por eso es necesaria la virtud de la prudencia.La prudencia: que dispone a la razn prctica a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los medios rectos para realizarlo (...) Gracias a esta virtud aplicamos sin error los principios morales a los casos particulares y superamos las dudas sobre el bien que debemos hacer y el mal que debemos evitar.El arte o tcnica consiste en aplicar rectamente la verdad conocida a la produccin o fabricacin de cosas. La ciencia y la tcnica no son virtudes perfectas. Proporcionan, respectivamente, el conocimiento sobre el hombre y el mundo, y la facultad de hacer bien una cosa, pero no garantizan su buen uso. En el campo cientfico y tcnico, el bien consiste en conocer bien un aspecto de la realidad o en hacer bien una obra. La bondad del tcnico en cuanto tal no depende de sus virtudes morales sino de la calidad de la obra que realiza. Pero estas consideraciones abstractas no pueden llevar a concluir que el conocimiento cientfico o la habilidad tcnica son irrelevantes para la vida moral de la persona.

Una perspectiva existencial muestra con ms claridad la dimensin moral y religiosa de la formacin intelectual: para que un cientfico o un tcnico cristianos puedan ser buenos cristianos, es necesario que su trabajo est orientado al bien de la persona y a la gloria de Dios, y para lograrlo es condicin imprescindible que se esfuercen por conocer bien su ciencia y aplicar su tcnica con la mayor perfeccin.Debido a la crisis de la verdad en el pensamiento moderno, se ha difundido la falsa conviccin de que, al no ser posible la rectitud en el pensamiento (ortodoxia), hay que conformarse con la rectitud en la accin (ortopraxis), que, al fin y al cabo, es lo nico importante.La necesidad de superar este aparente conflicto, exige mostrar la ntima relacin de las virtudes morales con las intelectuales, especialmente con la sabidura. La virtud de la sabidura, fundamento humano de la sabidura sobrenatural que proporcionan la fe y los dones del Espritu Santo, no es solo una virtud especulativa, no consiste nicamente en poseer el conocimiento sobre Dios y las causas ltimas de la realidad, sino en tomarlo como criterio de pensamiento y regla de actuacin.As entendida, la sabidura se convierte en la virtud prctica que funda el deber de dar culto a Dios y de ordenar la vida entera a su gloria, fin ltimo de la vida humana (religin). Aporta a las ciencias y tcnicas el horizonte sapiencial, necesario para que se mantengan siempre al servicio de la persona humana. El saber sobre Dios conduce tambin al conocimiento propio, y ste a la humildad, condicin de toda virtud, incluso de la misma sabidura. Por ltimo, la concepcin del mundo que proporciona la sabidura, influye notablemente en el juicio de la prudencia sobre la accin moral concreta que se debe realizar. Por todo ello, el descuido de la formacin de esta virtud pinsese en el olvido y desprecio de la metafsica- tiene como consecuencia la desorientacin general sobre lo ms importante para la realizacin de la persona: el verdadero sentido de su propia existencia.

2.2. Las virtudes morales.Dios ha puesto en el corazn del hombre el deseo y la necesidad de ser amado, no slo por otras personas, sino sobre todo por l, para que lo busque, lo reciba y le responda de la nica manera que se puede responder al amor: amndole libremente y amando ordenadamente a s mismo y a los dems hombres. Las virtudes morales se asientan sobre esta necesidad de amor, y perfeccionan a la persona para responder al amor recibido.La divisin clsica de las virtudes morales, establece cuatro virtudes cardinales (del latn cardo: quicio) prudencia, justicia, fortaleza y templanza-, en torno a las cuales giran otras muchas virtudes particulares.La prudencia -virtud intelectual, por perfeccionar a la inteligencia- es, por su objeto, una virtud moral, madre y gua de todas las dems.La justicia consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prjimo lo que les es debido.La fortaleza reafirma la resolucin de resistir a las tentaciones y de superar los obstculos en la vida moralLa templanza modera la atraccin de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados.Esta clasificacin, que tiene una larga tradicin y serios fundamentos, no debe aplicarse de manera rgida. De hecho, parece olvidar el puesto de primer orden que merece la humildad, base y condicin de todas las virtudes.

2.2.1. Las virtudes morales son hbitos operativos buenosDebido a la persistente influencia de algunas antropologas modernas, se imponeaclarar que el trmino hbito, aplicado a la virtud, no significa costumbre o automatismo, sino perfeccin o cualidad que da al hombre la fuerza (virtus) para obrar moralmente bien y alcanzar su fin como persona.No se trata de una simple cuestin terminolgica; del concepto de hbito operativo depende la adecuada valoracin de la virtud en la teologa y en la vida moral de la persona. Por costumbre o automatismo se entiende un comportamiento maquinal, rutinario, adquirido por la repeticin de un mismo acto, que implica disminucin de la reflexin y de la voluntariedad.Cuando se identifica la virtud -hbito operativo- con la costumbre, se concluye fcilmente que el comportamiento virtuoso apenas tiene valor moral, porque es mecnico, no exige reflexin y resta libertad. Sin embargo, nada ms lejos de la virtud que la disminucin de la libertad. El hbito virtuoso, que nace como fruto del obrar libre, proporciona un mayor dominio de la accin, es decir, un conocimiento ms claro del bien, una voluntariedad ms intensa, y, por tanto, una libertad ms perfecta.La libertad es reforzada tambin por las pasiones, cuando estn ordenadas por la fortaleza y la templanza. Gracias a estas virtudes, la afectividad ejerce una influencia positiva sobre la razn para que cumpla bien su funcin judicativa; y sobre la voluntad, para que quiera el bien con todas sus fuerzas.

2.2.2. Las tres dimensiones de la virtud. Para obrar bien se requiere:a) Recta intencin: que la voluntad quiera un fin bueno, conforme a la recta razn;b) recta eleccin: que la razn determine bien la accin que se va a poner como medio para alcanzar aquel fin bueno, y la voluntad elija esa accin; yc) recta ejecucin de la accin elegida. Pero la razn y la voluntad no estn determinadas por naturaleza a un modo de obrar recto: la voluntad puede querer un bien que no est de acuerdo con la recta razn, ordenado a Dios; la razn puede equivocarse al determinar la accin adecuada para alcanzar un fin bueno; y, por ltimo, los bienes apetecidos por la afectividad sensible no siempre son convenientes para el fin de la persona.Pues bien, gracias a la virtud, la persona puede superar estas dificultades.

a) La virtud es el hbito de la recta intencin. Las virtudes morales perfeccionan a la voluntad para que tienda a los fines que le propone la razn. Pero no slo la voluntad, tambin la afectividad sensible tiene que ser integrada en el orden de la razn de tal modo que, en lugar de ser una rmora para la voluntad, potencie su querer. Pertenece a la perfeccin moral del hombre que se mueva al bien, no slo segn su voluntad, sino tambin segn sus apetitos sensibles (cfr. S.Th., I-II, q. 24, a. 3, co).No se trata, por tanto, de anularlos o reprimirlos, sino de racionalizarlos y educarlos, para que contribuyan con sus energas a conseguir el fin que la razn seala.Gracias a las virtudes, el hombre adquiere el deseo firme de actuar siempre conforme a los fines virtuosos, y los encuentra cada vez ms atractivos, no slo como bienes en s mismos, sino como bienes para l, logrando as una mayor connaturalidad con el bien.

b) La virtud es el hbito de la recta eleccin Para actuar bien no basta desear un fin bueno; es necesario, adems, que sean buenos los medios elegidos para alcanzar el fin, y esta es precisamente la funcin esencial de la virtud: ser hbito de la buena eleccin. Una de las definiciones aristotlicas de virtud subraya este aspecto: La virtud es un hbito electivo que consiste en un trmino medio relativo a nosotros, determinado por la razn, tal como decidira el hombre prudente (cfr. tica a Nicmaco, II, 6).La razn delibera sobre los medios adecuados que hay que poner para conseguir el fin bueno, y, como fruto de esta deliberacin, juzga cul es la accin que se debe realizar aqu y ahora, y de qu modo, e impera su puesta en prctica. Para llegar a este juicio sobre la accin concreta que se debe realizar, la persona debe contar con el conocimiento de las normas (ciencia moral). Pero esto no es suficiente: se puede conocer muy bien la ciencia moral y, a pesar de todo, juzgar mal sobre lo que se debe hacer en un caso concreto.Es preciso que la persona juzgue una accin no solo como buena en general, sino tambin como buena para ella, aqu y ahora, y para eso necesita tener connaturalidad afectiva con el bien (cfr. Veritatis splendor, 64).Pues bien, solo las virtudes morales proporcionan esta connaturalidad, gracias a la cual la razn se hace prudente, es decir, capaz de un conocimiento concreto, directo y prctico, que le permite juzgar rectamente, de modo sencillo y con certeza, sobre la accin que se debe realizar en cada momento (cfr. S.Th., I-II, q. 58, a. 5).La influencia de la voluntad y de los afectos sensibles sobre la razn es decisiva para que esta juzgue acertadamente sobre los medios. Si la voluntad y los afectos estn bien dispuestos por las virtudes morales, estimulan a la razn a conocer mejor la verdad sobre el bien; y si estn desordenados por los vicios, la oscurecen e incluso pueden llegar a cegarla.Para juzgar acertadamente sobre el bien concreto, para ser prudente, el hombre necesita, por tanto, las virtudes morales en la voluntad y en los apetitos sensibles. Pero, a la vez, para adquirir las virtudes morales, necesita la prudencia en la razn. En esta interaccin, la razn juega el papel principal: a ella corresponde sealar a las facultades apetitivas la verdad sobre los fines buenos y los medios excelentes para conseguirlos. Es la razn la que conoce la verdad sobre el bien. De este modo, la razn racionaliza a la voluntad y a los apetitos sensibles, formando las virtudes morales.Se puede concluir, por tanto, que las virtudes morales son el mismo orden de la razn implantado en las facultades apetitivas. Si se olvida o niega esta dimensin esencial, las virtudes quedan reducidas necesariamente a costumbres o automatismos, y pierden su puesto clave en la ciencia y en la vida moral.Por ltimo, la persona virtuosa no elige sin ms una accin buena entre varias posibles, sino la accin ptima. El trmino medio en el que consisten las virtudes no es la accin mediocre, sino la que, por ser excelente, constituye la cumbre entre dos valles igualmente viciosos, uno por exceso y otro por defecto.Las virtudes capacitan a la persona para realizar acciones perfectas y alcanzar su plenitud humana, y la disponen a recibir, con la gracia, la plenitud sobrenatural, la santidad. c) La virtud es el hbito de la recta ejecucin. Una vez elegida la accin buena,hay que ejecutarla, hacerla vida. La verdad prctica conocida por la razn, que seala el bien concreto a realizar, debe convertirse en accin. Y para ello es indispensable mantener el deseo de obrar bien y con recta intencin a lo largo del tiempo que requiera la accin; superar las dificultades internas o externas que se presenten, y llevarla a cabo del modo indicado por la prudencia. Pues bien, gracias a las virtudes, el hombre ejecuta bien la accin buena que ha elegido: no como quien tiene que llevar una carga pesada, reprimiendosus afectos para no volverse atrs, sino con facilidad y alegra, como quien hace algo que de veras le interesa, porque todas sus energas intelectuales y afectivas- cooperan a la realizacin del bien.

2.2.3. La necesidad de las virtudes morales.Cuando el hombre vea a Dios como es, sus deseos de felicidad sern plenamentecolmados, y no querr nada que le aparte de l. Pero mientras est en camino, tiene la posibilidad de amar otros bienes en lugar de Dios, amndose desordenadamente a s mismo y a los dems. Sin embargo, la persona que posee las virtudes o lucha por adquirirlas, siente aversin por todo lo que le aparta de Dios y atraccin por todo lo que le acerca a l.La persona sensata es consciente de que tiene una gran capacidad para el bien y para el mal; es capaz de lo ms sublime y de lo ms horroroso; puede perfeccionarse o corromperse. Y nada le garantiza que, en las diversas circunstancias de la vida, vaya a superar los obstculos que se presenten para la realizacin del bien. Lo nico que le puede asegurar una respuesta adecuada son las virtudes humanas y sobrenaturales. Adems, las circunstancias en las que se encuentra a lo largo de su vida son muy diversas, y a veces requieren respuestas imprevisibles y difciles.Las normas generales no siempre son suficientes para saber qu se debe elegir en cada situacin particular. Solo las virtudes proporcionan la capacidad habitual de juzgar correctamente cul es la eleccin buena en cada circunstancia concreta.La necesidad de las virtudes resulta obvia para quien se sabe llamado a crecer en bondad moral para conseguir su fin ltimo, su perfeccionamiento total. Gracias a ellas, la persona imprime una direccin determinada a su vida moral, una orientacin que se mantiene de modo estable y firme hacia el objetivo de la amistad con Dios.

2.2.4. La educacin en las virtudesSi la formacin moral se reduce a la transmisin terica de las normas morales y sedescuida la formacin prctica en las virtudes, se produce necesariamente una tensin entre la afectividad y la razn: las normas se ven como un obstculo para la expansin de las tendencias; la razn, como hostil al corazn; el orden moral, como lmite y represin de la afectividad. Esta oposicin, caracterstica de las ticas de inspiracin kantiana, es contraria a la naturaleza humana, y por eso no conduce a la perfeccin y armona interior, sino a la ruptura moral y psquica de la persona.a) Adquisicin de las virtudes Las virtudes morales. se adquieren por la repeticin de actos buenos. Pero para que tal repeticin no lleve al automatismo, sino a la libertad, es preciso atender siempre a las dos dimensiones del acto humano. La dimensin interior (acto interior) se encuentra en la razn y en la voluntad: es el ejercicio de lainteligencia, que conoce, delibera y juzga; y de la voluntad, que ama el bien que la inteligencia le seala. La dimensin exterior (acto exterior) es la ejecucin, por parte de las dems facultades, movidas por la voluntad, de la accin conocida y querida.Pues bien, la repeticin de actos con los que se alcanza la virtud, se refiere, en primer lugar, a los actos interiores. Se trata de elegir siempre las mejores acciones, las ms acertadas, para alcanzar un fin bueno, en unas circunstancias determinadas. Y esto no puede hacerse de modo automtico; exige ejercitarse en la reflexin y en el buen juicio.En consecuencia, los actos exteriores que se deben realizar no son siempre los mismos, ni se ejecutan siempre del mismo modo, pues la prudencia puede mandar, segn las cambiantes circunstancias, actos externos muy diferentes, incluso contrarios. La fortaleza, por ejemplo, supone un acto interior de conocimiento y amor al bien que a veces se realiza resistiendo, otras atacando, y otras huyendo.Un acto externo bien realizado no significa, sin ms, la existencia de verdaderavirtud. No es justo el que slo ejecuta un acto externo de justicia de modo correcto, sino el que lo hace, antes de nada, porque quiere el bien del otro. Sin embargo, el valor esencial del acto interior no debe restar importancia al acto exterior. No vive el agradecimiento el que se siente agradecido, sino el que, adems, lo manifiesta de modo adecuado.b) Crecimiento en las virtudes. Las virtudes perfeccionan a la inteligencia y a la voluntad para realizar obras buenas. Pero una vez que estas facultades alcanzan un grado de perfeccin, quedan capacitadas para realizar actos todava mejores, ms perfectos que los anteriores. La vida moral es, por tanto, un constante progreso en el conocimiento de la verdad y en el amor al bien, un continuo crecimiento en humanidad, que tiene como consecuencia la felicidad propia y la de los dems. Cuando la persona advierte que esta realidad est en sus manos, descubre una verdadera motivacin para vivir bien, y adquiere una visin optimista de la vida moral. En cambio, cuando la enseanza moral prescinde de la nocin de virtud, la persona tiende a instalarse en la mediocridad y a conformarse con el cumplimiento de las exigencias mnimas, como atestigua la historia de la tica moderna. Como las virtudes no son independientes unas de otras, sino que estn ntimamente relacionadas, formando un organismo regulado por la prudencia, crecen todas al mismo tiempo. Por eso, el esfuerzo por adquirir una virtud determinada, hace progresar todas las dems; y negarse a luchar en una, impide el desarrollo del conjunto. A esta realidad responde una prctica asctica de gran raigambre en la vida cristiana: el examen particular, que consiste en luchar de modo especial por desterrar un vicio o adquirir una virtud, examinando frecuentemente los avances y retrocesos. En cambio, negarse a vivir una virtud, impide el desarrollo de las dems.

Las virtudes pueden disminuir y perderse por la falta de ejercicio y por la realizacin de acciones contrarias. De ah la importancia de la actitud vigilante, que implica el examen de las propias acciones, y de renovar una y otra vez la lucha a pesar de los errores.

BibliografaG. ABB, Felicidad, vida buena y virtud, Barcelona 1992.R. CESSARIO, Las virtudes, Valencia 1998.R. GARCA DE HARO, Lagire morale e la virt, Milano 1988.A. MACINTYRE, Tras la virtud, Madrid 1987. J. PIEPER, Las virtudes fundamentales, Madrid 1980. M. RHONHEIMER, La perspectiva de la moral, Madrid 2000: especialmente, pp. 199-266.A. RODRGUEZ LUO, La scelta etica. Il rapporto tra libert e virt, Milano 1988.Cuestionario sobre las virtudes humanas

1. Qu son las virtudes humanas?2. Por qu es importante la prctica de las virtudes dentro de la sociedad?3. Qu son las virtudes intelectuales? Cmo las prctico? Coloca 3ejemplos.4. Explica en qu consiste la sindresis?5. Elabora un mapa mental sobre las virtudes intelectuales6. Qu son las virtudes morales? Cul es su implicancia en nuestras vidas?7. Elabora un mapa mental sobre las virtudes morales8. Explica En qu consiste las dimensiones de la virtud?9. por qu es importante educar en virtud?