las personas mayores que vienen. autonomía solidaridad y participación social

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  1. 1. LAS PERSONAS MAYORES QUE VIENEN Autonoma, Solidaridad y Participacin social Gregorio Rodrguez Cabrero Pilar Rodrguez Rodrguez Penlope Castejn Villarejo Enrique Morn Alez O.M.S. Envejecimiento activo: un marco poltico
  2. 2. Estudios de la Fundacin Pilares para la autonoma personal. N 1, 2013 LAS PERSONAS MAYORES QUE VIENEN. Autonoma, Solidaridad y Participacin social [email protected] | www.fundacionpilares.org ISBN: 978-84-616-5512-0 | Depsito Legal: M-24011-2013 Diseo de la coleccin: Carlos Molinero Brizuela Fundacin Pilares para la autonoma personal, 2013. Con la colaboracin de:
  3. 3. Introduccin................................................................................................1 Envejecimiento activo, participacin y capital social.............................. 1 Metodologa..........................................................................................15 Estructura del estudio...........................................................................16 1. Envejecimiento demogrfico y polticas de Envejecimiento Activo ..... 19 1.1 Dinmica del envejecimiento en Espaa........................................19 1.2 El envejecimiento en el contexto de la UE..................................... 38 1.3 Polticas de envejecimiento (activo) en Espaa.............................47 2. Trabajo y jubilacin. Percepciones sobre la nueva etapa vital.............55 2.1 Jubilacin y actividad......................................................................55 2.2 Aspectos importantes hoy y percepciones de cambio respecto el pasado .....................................................................................................72 2.3 La satisfaccin con la vida..............................................................77 2.4 Significado de la edad y expectativas personales..........................83 3. Cuidados y otros apoyos informales.................................................... 99 3.1 Cuidados a personas en situacin de dependencia.....................103 3.2 Ayudas familiares econmicas y de acogimiento.........................108 3.3 El cuidado de los nietos: beneficios, coste y ambivalencia.......... 111 4. El tiempo social de las personas mayores......................................... 127 4.1 La preparacin a la jubilacin y las actividades de ocio, formacin y tiempo libre.............................................................................................129 4.2 Los Centros sociales para mayores: uso y utilidad social............141 4.3 Las TIC y las redes sociales ........................................................147 4.4 La ocupacin y uso del tiempo.....................................................156
  4. 4. 5. Participacin social y voluntariado..................................................... 163 5.1 La participacin social de las personas mayores en la investigacin social y en las polticas pblicas.............................................................163 5.2 Participacin social y capital social.............................................. 177 5.3 El desarrollo de la participacin social......................................... 181 5.4 La participacin poltica................................................................200 6. Conclusiones y recomendaciones......................................................209 Referencias bibliogrficas...................................................................... 245 ndice de tablas y grficos......................................................................259 Anexo metodolgico.............................................................................. 269
  5. 5. Coleccin
  6. 6. Envejecimiento activo, participacin y capital social Esta obra contiene los principales resultados de una investigacin exploratoria sobre el envejecimiento activo que se enmarca en el Ao Europeo del Envejecimiento Activo y la Solidaridad Intergeneracional celebrado en 2012. Su objetivo general es contribuir al conocimiento de la potencialidad social que supone el envejecimiento de la poblacin en su triple vertiente de bienestar y calidad de vida para las personas mayores, reforzamiento de la solidaridad entre generaciones y contribucin a la construccin de una sociedad integrada y solidaria. El llamado envejecimiento activo es el nuevo paradigma que predomina en el discurso poltico en la investigacin social sobre el envejecimiento. Sin embargo, no todas las definiciones son coincidentes. As, la OMS (2002) define el envejecimiento activo de manera ms amplia y completa que la UE, como un proceso de optimizacin de las oportunidades de salud, participacin y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen. Efectivamente, estos tres pilares - salud, seguridad y participacin - son determinantes e interdependientes para alcanzar la calidad de vida que propugna el modelo de envejecimiento activo de la OMS: vivir con salud, entendida sta como bienestar fsico, mental y social; envejecer con seguridad, mediante sistemas de proteccin que aseguren frente a los riesgos asociados al envejecimiento (econmicos, de salud y de cuidados,); y permanecer incluidos o integrados en la sociedad, participando de acuerdo con los deseos y capacidades (acceso a la formacin permanente, participacin en actividades econmicas formales y de apoyo familiar, en la vida sociopoltica de la comunidad y en actividades de voluntariado). En lo que s coinciden ambas definiciones, la de la OMS y la de la UE, es
  7. 7. 2 en una perspectiva del envejecimiento activo alejada de toda concepcin unidimensional y de visiones instrumentales o centradas nicamente en la utilidad social y econmica del colectivo de personas mayores. Con independencia de la complejidad del concepto, tal como ha sido sealado por otros autores (Ramiro, 2012), aqu adoptamos una concepcin cercana a la de la UE, ms restringida que la de la OMS y, por tanto, nos centramos en la participacin renunciando a un anlisis de las dimensiones de seguridad y salud, no porque no sean importantes sino porque entendemos que seguridad y salud son las condiciones previas para una participacin social que reducimos operativamente a tres ejes: cuidados y apoyos informales, participacin en actividades de ocio y cultura y desarrollo de la accin cvica y voluntaria. As, entendemos por envejecimiento activo, acercndonos a la definicin de la Comisin Europea (Eurobarmetro n 378, 2012), no solo el logro de una mayor participacin de los trabajadores de edad en el mercado de trabajo, sino su contribucin activa a la sociedad a travs del trabajo voluntario y los cuidados familiares. No abordamos en este trabajo otros condicionantes del envejecimiento activo, de los que la propia C.E. parte, como son la garanta de una vivienda e infraestructuras y servicios adecuados para la promocin y mantenimiento de la salud. Pero incorporamos en nuestro anlisis otra dimensin al estudiar tambin el grado de participacin de las personas mayores en actividades formativas, culturales y de ocio por considerar estos aspectos como favorecedores de una vida ms activa seguramente ms proclive a la participacin cvica que quienes no lo hacen. Y, por otra parte, porque los mbitos desde los que se realizan este tipo de actuaciones tienen potencialidad de desarrollar, mediante procesos educativos adecuados, nuevos roles socialmente significativos.
  8. 8. 3 En consecuencia, analizamos, sobre todo con los resultados de una encuesta que hemos aplicado a la poblacin espaola entre 50 y 69 aos, las tres dimensiones que incluimos en nuestra definicin de envejecimiento activo: su implicacin, opiniones y actitudes en relacin con la participacin en los cuidados y apoyos informales; el uso del tiempo que realizan en el mbito de la cultura y del ocio; y, finalmente y como dimensin especialmente relevante, su participacin cvica y el trabajo voluntario. A partir de estos tres ejes y complementarios de nuestra investigacin pretendemos aportar nuevo conocimiento y contribuir al logro de los cinco objetivos siguientes: 1. Obtener informacin relacionada con la participacin social del grupo de poblacin de 50-69 aos y comparar los resultados tanto entre los subgrupos de edad de la encuesta como con los datos ya conocidos de las personas mayores de 65 aos con la idea complementaria de esbozar tendencias de cambio en un escenario de futuro. 2. Cuantificar y recoger percepciones y valoraciones sobre el caudal de solidaridad intrafamiliar de esta poblacin en forma de ayudas y cuidados a hijos, nietos y personas en situacin de dependencia. 3. Identificar expectativas y preferencias en el mbito de la formacin, cultura y ocio de los encuestados para detectar lagunas e insuficiencias en relacin a la oferta. 4. Ofrecer nuevos datos sobre cuestiones no suficientemente investigadas relacionadas con las percepciones, expectativas,
  9. 9. 4 motivaciones e intereses relacionados con su potencial de participacin cvica y de voluntariado, y la adecuacin con la oferta existente. 5. Explorar y sugerir nuevas vas de aprovechamiento del potencial participativo de la poblacin estudiada en funcin de los resultados obtenidos. Estos cinco objetivos se enmarcan en una reflexin ms global sobre el fenmeno del envejecimiento que nos permiten poner en contexto el estudio y acercarnos a la comprensin del significado de la transicin del trabajo a la jubilacin. Esta reflexin, que se corresponde con los primeros captulos del estudio, nos permite: a) En primer lugar, el anlisis sinttico del contexto del envejecimiento demogrfico y las polticas pblicas que han dado progresivamente respuesta a las necesidades de las personas mayores en Espaa. b) En segundo lugar, el anlisis de la percepcin que tienen las personas de la muestra sobre el paso a la jubilacin y las expectativas que se crean en la transicin y primeros aos de experiencia de la misma. El lector encontrar en las pginas que siguen un anlisis descriptivo de las diferentes opiniones, actitudes, preferencias y expectativas acerca de la jubilacin y la participacin o, tal como hemos dicho, de envejecimiento activo, con el que pretendemos poner en valor la idea central de participacin social de las personas de ese grupo de edad. En l confluyen quienes ven la jubilacin a cierta distancia, quienes estn en su antesala o transitando hacia la misma y quienes se han incorporado recientemente al
  10. 10. 5 grupo oficial de mayores. Es decir, estudiamos el grupo poblacional que constituir el grueso de las personas mayores del futuro inmediato, pues dentro de quince aos las personas que hemos encuestado tendrn entre 65 y 85 aos de edad. La participacin social es analizada, pues, en su percepcin actual pero tambin en su potencial de desarrollo futuro. De ah el recurso al conocimiento de la opinin, actitudes y expectativas de las personas que se hallan entre los 50 y los 69 aos pues, en muchos sentidos, pueden ofrecer pistas sobre tendencias de futuro en cuanto a los postulados del envejecimiento activo entre el grupo clsico de personas mayores (las que han sobrepasado los 65 y ms aos). Por otra parte, y aunque en esta investigacin hemos adoptado esa concepcin amplia de la participacin, damos una especial relevancia al objetivo de la participacin social cvica y de desarrollo del voluntariado (captulo 5) por ser la va de mayor valor aadido social en la creacin de cohesin social intergeneracional, en el empoderamiento de las generaciones que se acercan o van entrando en la jubilacin y por contribuir a la creacin de capital social o nuevas formas de desarrollo cvico a partir del reconocimiento de la diversidad de los diferentes grupos sociales que forman el colectivo de personas que envejecen. Entendemos por capital social, siguiendo tanto la conceptualizacin de Putnam (1993), como la muy concreta de la propia Comisin Europea (Eurostat, 2012, b) como el fruto y resultado de aquellas actuaciones colectivas de carcter cooperativo que remarcan no solo la riqueza de las relaciones dentro de la sociedad, sino que tambin se perciben como un bien social generado gracias a las actividades de las propias comunidades y redes sociales. En cierto modo el concepto de capital social sobre el que volveremos despus- se asocia a la participacin cvica, organizada e
  11. 11. 6 informal, pero la desborda al extenderse al enriquecimiento de las redes sociales en el conjunto de la sociedad civil. Este mbito de la participacin cvica es, entre los tres componentes del envejecimiento activo que hemos explorado, el que permite transformar a las personas mayores de objetos de las polticas sociales en sujetos con voz en las instituciones y servicios, con capacidad de iniciativa para promover una sociedad inclusiva y crear espacios intergeneracionales de solidaridad. Una vez destacada la importancia de este objetivo de la participacin cvica, a lo largo de nuestro estudio enfatizamos, sin embargo, que el concepto de envejecimiento activo es ms amplio que aqulla y equivale al logro de la triple participacin social que se expresa y manifiesta en cuidados y ayudas informales, formacin, ocio y cultura y participacin cvica. La jubilacin y la vejez (trminos afortunadamente diferenciados pues en su utilizacin se confunda la retirada del mercado de trabajo con la experiencia vital de la edad provecta) ya no son solo ni principalmente un coste o carga social, visin superada en la investigacin social (pero an presente con fuerza en la visin de distintas perspectivas econmicas y polticas), sino una oportunidad como ya sealaba Joan Subirats (1992) hace veinte aos. Una oportunidad del uso del tiempo individual que se transforma en variadas formas de tiempo social y modalidades de participacin que, en general, reflejan tambin la trayectoria vital de las personas mayores (Subirats y Prez Salanova, 2011). Pero al mismo tiempo, la participacin social de las personas mayores depende de las diferencias interindividuales, lo que produce una gran diversidad en las formas de envejecer (Fernndez Ballesteros, 2011), en
  12. 12. 7 las que, asimismo, influye la interaccin de factores histricos y del presente que concluyen en unas u otras maneras de hacerse mayor y que, para una parte creciente de personas, son formas de envejecimiento activo. En este sentido, y como seala la citada autora, las distintas manifestaciones de discriminacin y estereotipos existentes sobre la vejez son factores limitativos para el desarrollo del envejecimiento activo. Por otra parte, la participacin social forma parte de las actividades avanzadas de la vida diaria de las personas mayores. Una vez que stas tienen resuelta su autonoma para la realizacin de actividades bsicas e instrumentales de la vida cotidiana se dan las condiciones para el desarrollo de actividades avanzadas como son las referentes a la participacin social en el sentido que aqu hemos adoptado, segn se ha sealado tambin por otros autores (Rogero, 2010). Y aunque la denominacin de la participacin como actividad avanzada podra indicar cierta excepcionalidad o limitacin de su prctica a una parte de la poblacin mayor, realmente sucede lo contrario: las llamadas actividades avanzadas son en la actualidad una prctica bastante generalizada y en proceso de cambio. Pero sin dejar de lado otros enfoques que iremos analizando a lo largo de las pginas de esta obra, el modelo terico que mejor encaja con los objetivos de nuestra investigacin es el que gira en torno al concepto de generatividad. El mismo podra sintetizarse como un desarrollo de la propuesta de Erik Erikson (1982), que describi el anlisis del ciclo vital del ser humano ms all de las fases clsicas descritas por Piaget. Erikson propone que el proceso de desarrollo humano abarca toda la vida y que en todas sus etapas existen prdidas y ganancias. La generatividad para este autor se produce al llegar a la mediana edad y consiste en un proceso en el que se reconocen y ponen en valor las contribuciones
  13. 13. 8 positivas que se han hecho a lo largo de la vida tanto en el mbito familiar como en el social para, desde ese reconocimiento, potenciar el logro de mayores cotas de participacin en forma de contribuciones a la familia y a la sociedad que, a modo de legado, les sobreviva. Segn Erikson, la superacin con xito de las sucesivas etapas de la vida van aportando densidad y fortaleza al yo de manera que se incrementan las posibilidades de abordar con xito los retos de las etapas que siguen. Se trata de una teora del desarrollo humano que se va forjando a partir de las crisis de los eventos y fases de la vida de cada individuo, con cuya superacin ste va adquiriendo competencia acumulativa y madurez. En el modelo de la generatividad el concepto de cuidado resulta esencial (cuidado de la familia, de la comunidad, de la empresa, del medio ambiente) y se expresa a travs de actividades muy variadas como son el cuidados de hijos y nietos, la atencin a personas en situacin de dependencia, la participacin cvica y poltica, la mentorizacin o tutora intergeneracional o el voluntariado. Implica, por tanto, una contribucin al bien comn que refuerza y enriquece las instituciones sociales, asegura la continuidad entre generaciones o plantea mejoras sociales que sirvan a la colectividad. Pero lo que nos interesa destacar de la teora de la generatividad es el doble beneficio que se obtiene con su ejercicio (colectivo e individual), en cuanto a que las diferentes aportaciones que se realizan al bien comn repercuten, asimismo, en propio beneficio de quienes las realizan. A partir de esta aportacin de Erikson, en la actualidad se estn desarrollando nuevas lneas de investigacin (Cheng, 2009; Villar, 2011, 2012) mediante las que se trata de mostrar que la generatividad no se limita a la mediana edad sino que tambin puede tener lugar y extenderse a edades avanzadas de manera que quienes envejecen de manera
  14. 14. 9 satisfactoria y aceptan positivamente la integridad de su vida anterior, pueden desarrollar proactivamente actividades que redundan en beneficio de las nuevas generaciones (cuidado de los nietos, por ejemplo) y en incremento del capital social (participacin social y cvica). La teora psicolgica de la generatividad ofrece un marco muy positivo para el anlisis de la vejez, pues en l pueden inscribirse mltiples aspectos que se han relacionado con el llamado buen envejecer (tal como seala Fierro, 1994) y que tienen que ver, sobre todo, con la posibilidad de desarrollar roles que estn llenos de sentido para las personas que los realizan y, por tanto, son beneficiosos y satisfactorios para ellas y, al tiempo, resultan de utilidad social. Por nuestra parte entendemos que lograr un mayor grado de participacin social depende tanto de factores socio-demogrficos y psicolgicos, como de las prcticas sociales histricas y en curso, as como de factores institucionales. De la ptima combinacin entre todos esos factores emergen formas diversas de participacin que dan respuesta tanto a las necesidades de las personas (autonoma y bienestar) como a las necesidades de la sociedad (creacin de capital social y extensin de la democracia participativa). Por tanto, desde la ptica del paradigma del envejecimiento activo la participacin debe ser asumida en este texto como un enfoque que combina al mismo tiempo la utilidad socio-econmica de las personas mayores, la ampliacin de su autonoma y bienestar y la extensin de la participacin cvica de los distintos grupos de edad desde una perspectiva intergeneracional. En general, se puede afirmar que la participacin social de las personas mayores europeas es muy amplia en lo referente a cuidados y ayudas, extensa en cuanto a actividades socioculturales y de ocio y limitada en lo
  15. 15. 10 que atae a participacin en iniciativas cvicas y de voluntariado (Eurostat, 2012). Si consideramos las dos ltimas dimensiones citadas de la participacin social constataremos, tal como se extrae de los resultados de nuestro estudio, cmo los dispositivos tradicionales de apoyo a la actividad social de las personas mayores (centros sociales u hogares, viajes, actividades recreativas), sin perder su importancia, dan respuesta solo a una parte de las expectativas de las personas mayores y a muchas menos de las que estn cerca pero an no han llegado a la edad de la jubilacin. Con la llegada de nuevas generaciones de personas jubiladas y prejubiladas en el campo social de la vejez el panorama se hace ms rico y complejo. Junto al tiempo de ocio y entretenimiento, el dedicado a la formacin y al tiempo de cuidados informales (siempre presente y ahora con mayor intensidad en el cuidado de nietos y personas en situacin de dependencia), se est ampliando el tiempo social cvico en el que caben desde los distintos tipos de voluntariado (cultural, social) hasta las nuevas modalidades de participacin cvica que contribuyen a la creacin de espacios de ciudadana ms amplios. La participacin social es plural y abierta, puede ser formal e informal, puede situarse en el espacio privado y en el pblico y, en la prctica, es un entreverado de prcticas sociales en el que no es ni fcil ni posible hacer diferenciaciones tajantes entre formas de participacin en las que los agentes de la misma (personas jubiladas, prejubiladas, activas, dedicadas a las tareas domsticas) pasan de la accin personal a la social y a la poltica combinando sus espacios privados con los pblicos. La participacin social no puede reducirse, por tanto, al voluntariado, por mucho que sea su expresin ms llamativa mediticamente en la actualidad, ya que las sociedades europeas y, entre ellas la espaola, estn creando nuevas expectativas y formas de participacin que
  16. 16. 11 desbordan los canales conocidos y crean otros nuevos. Las trayectorias vitales individuales y el modo en que tienen lugar las transiciones hacia la jubilacin son, pues, factores condicionantes de la participacin social. Vctor Prez Daz y Juan Carlos Rodrguez (2007), se preguntaban cmo se estaba produciendo la transicin entre el trabajo y la jubilacin en el seno de una generacin socio-demogrfica calificada por los autores como de transicin en la que coinciden profundas transformaciones econmicas y sociales en Espaa. En realidad se trata de varios tipos de transicin con sus caractersticas especficas que es preciso poner en relacin con el tiempo histrico y social. En nuestro caso, tambin hemos centrado nuestro estudio en el grupo de poblacin con edades comprendidas entre los 50 y 69 aos de edad (categorizndolo la mayora de las veces en grupos quinquenales) y referirlo, no ya a las personas de 65 y ms aos en exclusiva, sino a quienes se encuentran en proceso de envejecimiento, desde una perspectiva de curso vital: El nio de ayer es el adulto de hoy y ser la abuela o el abuelo de maana (OMS, 2002). Y nos centramos en las cohortes de edad sealadas porque es a partir de la cincuentena cuando se comienza a sentir de manera experiencial y en mayor medida el propio proceso de envejecimiento, con lo que ello significa de declive pero tambin de crecimiento (Fernndez Ballesteros, 2011). Con esta investigacin, en definitiva, hemos pretendido recoger, mediante una encuesta ad hoc, aquella informacin cuyo anlisis nos permita un mejor conocimiento de la situacin actual y potencialidad futura de participacin social de un segmento amplio de poblacin en la que se contemplan las personas mayores del futuro prximo y las ms jvenes de las de hoy. Y analizamos no solo aspectos relacionados con el desarrollo personal (nuevos aprendizajes, cultivo de aficiones, viajes) y de apoyo
  17. 17. 12 familiar, sino tambin aquellos otros en los que las personas de estas edades ofrecen parte de su energa, esfuerzo, ideas y experiencia a la comunidad ya sea bajo frmulas de voluntariado, asociacionismo, participacin cvica o relaciones intergeneracionales, como frmulas diversas de incrementar nuestro capital social. Desde esta perspectiva, y tratando de aportar un anlisis comparado entre grupos poblacionales, as como nuevas ideas e informacin que pueda sumarse al acervo de conocimiento que se est desarrollando en torno al concepto de generatividad, hemos analizado la experiencia, percepciones, opiniones y expectativas de tres segmentos de poblacin diferentes (siguiendo en cierto modo la idea de generaciones de Ortega y Gasset, 1951): a) Los nacidos en los primeros aos 40 del pasado siglo que experimentaron en su entrada al mercado de trabajo el paso de la Espaa de la autarqua a la de la modernizacin capitalista, el reinicio de la sociedad de consumo y la extensin de la Seguridad Social; se podra decir que son la generacin del desarrollismo franquista, y a ella pertenece la poblacin ms veterana considerada en este estudio, comprendida en el tramo de 65 a 69 aos de edad. b) Los nacidos a finales de los 40 y principios de la dcada de los 50 del pasado siglo que son los que constituyen la generacin triunfante por haberse beneficiado de los efectos positivos de la modernizacin y liderar el proceso de consolidacin de la democracia, de la entrada en la UE y del desarrollo del Estado de Bienestar; su madurez coincide con la larga fase socialdemcrata en Espaa. Los dos tramos centrales de la categorizacin de edad utilizada en este trabajo (55 a 59 y 60 a 64 aos de edad)
  18. 18. 13 corresponden a esta generacin. c) Finalmente, los hijos de la sociedad de consumo (baby-boomers espaoles), incluidos los que cumplen 50 aos en 2012, que han accedido a una educacin ampliada pero al mismo tiempo han afrontado un mercado de trabajo ms precario; se enfrentarn en unos aos a una nueva reforma social emergente cuyos trazos actuales caminan por la va de la minimizacin del Estado de Bienestar y una deriva de individualizacin en cuanto a modos de vida y fragmentacin de la solidaridad intergeneracional tpica de los regmenes de bienestar. El grupo de edad ms joven considerado en nuestros anlisis (50-55 aos de edad) pertenece a las primeras cohortes de nuestros baby-boomers. Al poner de manifiesto esta diversidad de experiencias y prcticas sociales queremos enfatizar que las propuestas de avance que se hagan en pro de una extensin de la participacin social tendrn que construirse a partir de dichas trayectorias socio-histricas y vitales que, a su vez, vienen marcadas por variables clave como son el gnero, la situacin econmica, la formacin y la ocupacin. De qu depende la propensin participativa? Nuestra hiptesis, desarrollada con mayor detalle en los captulos 3, 4 y 5, es que depende de varios factores: 1) De la disponibilidad de tiempo libre para uno mismo y para los dems, que se multiplica casi por tres (o se dobla si no tenemos en cuenta las horas dedicadas al descanso nocturno) en el caso de las personas jubiladas situadas en gran medida en el primer subgrupo de los citados (apartado a), y casi por dos en el segundo (apartado b) en el paso del tramo de edad de 55-59 al
  19. 19. 14 de 60-64, momento en que se acelera la retirada del mercado de trabajo y la disminucin de los cuidados a la familia (solo el 45,2 % del total de poblacin comprendida entre estos dos tramos de edad tienen un empleo). Esta afirmacin resulta obvia pues sin disponibilidad de tiempo no puede haber participacin o, si existe, es muy limitada. Se trata, empero, de una condicin que no determina ni los usos del tiempo ni su intensidad. 2) Del conjunto de variables dependientes o expectativas de futuro (como son las percepciones sobre el valor de experiencia, de la importancia de involucrarse en actuaciones colectivas o de creer que se ocupa un papel importante en la sociedad) e independientes (en particular, las variables de edad, gnero, estudios e ingresos, que discriminan en favor de unas u otras preferencias de participacin). 3) De la adecuacin que se produzca entre la oferta de actividades (de participacin cvica, culturales y de ocio, voluntariado) y las demandas, preferencias y expectativas de las personas a las que se dirige, as como de los canales utilizados para conectar con las mismas. La investigacin trata, por tanto, de dar respuesta a la cuestin de la propensin participativa en el colectivo de 50 a 69 aos indagando en la disponibilidad de tiempo y sus diferentes usos personales, familiares y sociales en relacin con la edad, el gnero, los estudios y los ingresos. Para ello, como explicamos a continuacin, nos basamos en una encuesta realizada para tal fin, mediante la cual nos aproximamos a una respuesta tentativa que, sin duda, no se agota con la encuesta. Con la encuesta trazamos un mapa de opiniones y actitudes sobre el uso del tiempo en su dimensin participativa.
  20. 20. 15 Metodologa La metodologa en que se basa este estudio es una combinacin de anlisis de fuentes secundarias y una encuesta dirigida a una muestra de 1.001 personas con edades comprendidas entre 50 y 69 aos en el momento de realizacin de la encuesta (Mayo-Junio de 2012) que se ajusta al total de la poblacin de esta cohorte de edad en relacin con sus variables sociodemogrficas ms relevantes: sexo, grupos de edad quinquenal, relacin con la actividad, estado civil y nivel de estudios. Con el soporte de la encuesta, que constituye el ncleo central de la investigacin, construimos como punto de partida los itinerarios de la jubilacin y las distintas formas de participacin social o uso del tiempo social en su diversidad y complementariedad. Las opiniones de las personas entrevistadas nos permiten trazar los perfiles de las prcticas sociales en la utilizacin del tiempo en cuidados y apoyos, ocio y formacin y, finalmente, participacin cvica. La encuesta realizada ha sido aplicada, como decimos, a una muestra representativa de la poblacin espaola no institucionalizada comprendida entre los 50 y los 69 aos de edad mediante muestreo aleatorio estratificado segn criterios de Comunidad Autnoma y hbitat. Se ha considerado clave en el estudio, y por tanto en la muestra, la relacin con la actividad econmica. Tanto en esta variable como en las de sexo, estado civil, edad y estudios, los porcentajes de las principales categoras son muy similares a los de la Encuesta de la EPA del 2 trimestre de 2012. El trabajo de campo fue realizado en los meses de mayo y junio de 2012 por la empresa Demomtrica mediante entrevista telefnica asistida por ordenador.
  21. 21. 16 Estructura del estudio En la presente publicacin se dedica un primer captulo a la descripcin del contexto general y caractersticas del fenmeno del envejecimiento demogrfico en Espaa. Tambin se analizan sintticamente las polticas de envejecimiento promovidas por la UE y se hace un recorrido sucinto sobre el desarrollo de las polticas pblicas que promueven el envejecimiento activo en Espaa desde 1992 hasta la actualidad. En el captulo segundo se analiza el trnsito de la actividad a la jubilacin y cmo se percibe por las personas entrevistadas dicha transicin o transiciones, cmo se construye el tiempo social e individual de la jubilacin, el significado de la edad y las expectativas asociadas a la nueva etapa, que son muy diferentes de las que se producen durante la poca de ocupacin laboral. Es decir, tratamos de conocer, comprender y describir las caractersticas del tiempo de la jubilacin en una fase vital que supone nuevas oportunidades de bienestar individual y familiar pero, a la vez, nuevos usos del tiempo personal y cvico. A partir del anlisis de este doble contexto general (envejecimiento) y especfico (jubilacin) del envejecimiento activo se analizan las tres formas concretas en que se traduce la actividad participativa en las dimensiones analizadas y que constituyen los ejes de nuestra investigacin: el tiempo de cuidados y otros apoyos informales, el tiempo ldico-formativo y el tiempo cvico. Tres tiempos que hemos seleccionado como centrales en este estudio si bien, y este es su pretendido valor aadido, privilegia, analiza y desarrolla con mayor detenimiento el tiempo cvico (latente o manifiesto) de este grupo de poblacin y el desarrollo del voluntariado. En efecto, el objetivo final de este estudio es poner de manifiesto el potencial de participacin cvica de las personas que todava no han
  22. 22. 17 llegado a la jubilacin o se encuentran en los primeros aos de la misma, subrayando su valor e importancia para el diseo de nuevas polticas pblicas de envejecimiento, no en su versin instrumental, pues no se trata de abaratar costes del Estado de Bienestar a travs del voluntariado social, sino de promover una sociedad ms cohesionada e inclusiva.
  23. 23. Coleccin
  24. 24. 20 En este captulo se analiza de manera sinttica el contexto sociodemogrfico del envejecimiento activo en Espaa y en la Unin Europea en el que han cristalizado nuevas pautas de reproduccin y solidaridad intergeneracional. Por otra parte, trazamos un esquema del desarrollo de las polticas de envejecimiento activo en Espaa desde 1992, ao de aprobacin del primer Plan Gerontolgico Nacional, que constituye el punto de partida de las polticas pblicas de envejecimiento en Espaa. Con ello tratamos de destacar la idea de que el envejecimiento activo es tanto la expresin del cambo sociodemogrfico como el resultado de polticas dirigidas a la gestin proactiva de la nueva dinmica social y de sus impactos sociales, econmicos e institucionales. 1.1 Dinmica del envejecimiento en Espaa No pueden abordarse polticas y programas de participacin social de las personas mayores de hoy y de las de maana sin tener en cuenta la base socio-demogrfica en que se incardinan y, sobre todo, la dinmica que afecta a dicha base que, en el caso de Espaa, tiene rasgos muy concretos que, no por conocidos, deben dejar de ser destacados como paso previo al anlisis de los perfiles de las prcticas sociales participativas de la poblacin estudiada. En el anlisis del envejecimiento de la poblacin confluyen diferentes perspectivas y enfoques, unos problematizando su significado para el futuro de las sociedades modernas, otros desde posiciones contrarias que enfatizan que el envejecimiento no es el problema a combatir, sino una mejora social sin precedentes con la que conviene aliarse y de la que se pueden obtener ventajas (Prez Daz et al, 2012). Pero lo que resulta palmario es que este fenmeno tiene una especial repercusin en la estructura demogrfica, el mercado de trabajo y la jubilacin, la salud, las 1
  25. 25. 21 condiciones de vida y la participacin social, tal como nos recuerda la Comisin Europea con motivo del Ao del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad intergeneracional (Comisin Europea, 2011). Diferentes trabajos han dado cuenta detallada de dicha dinmica (Abelln et al, 2011) y su relacin con los estilos de vida de las personas mayores y, en general, con los usos del tiempo (Barrio, 2007) en el marco de una sociedad que algunos autores han denominado anciana (Bazo, 1990) pero que es profundamente cambiante en cuanto a formas de vida, estilos de consumo y adaptacin al cambio social y familiar (Prez Ortiz, 2006). El envejecimiento de la poblacin es fruto de un conjunto de cambios relacionados tanto con la mejora de las condiciones de salud como demogrficos, econmicos y culturales. Su explicacin no solo reside en las extraordinarias ganancias en la esperanza de vida al nacer (ver Grfico 1.1.), que se ha ms que duplicado en los ltimos cien aos, aunque su crecimiento inevitablemente se ralentice y se est reduciendo la diferencia existente entre hombres y mujeres. Asimismo hay que tener en cuenta que este proceso de envejecimiento tiene su contrapartida y aceleracin en la cada abrupta de la fecundidad por debajo del nivel de reemplazo debido a cambios profundos en la mentalidad y prcticas sociales de la mujer espaola respecto a la natalidad en las que confluyen nuevas formas de moral, de trabajo y estilos de vida. Tambin se explica el fenmeno del envejecimiento en base a cambios demogrficos de nuevo tipo, como ha sido la gran oleada de inmigracin que ha tenido lugar en Espaa y que ha amortiguado en los ltimos decenios el agudizamiento del envejecimiento de nuestra pirmide: si en 1981 la poblacin extranjera censada en nuestro pas era de 198.042, esa cifra lleg a alcanzar en 2010 las 5.747.734 personas. Al tiempo, esta llegada de jvenes inmigrantes ha hecho posible la actividad de cuidados
  26. 26. 22 en casa evitando la institucionalizacin y manteniendo el control familiar de los mismos, sobre todo por una parte importante de las mujeres trabajadoras de clase media, mediante un sistema vicario de cuidados. La inmigracin, pues, no solo retroalimenta la pirmide de poblacin con un nuevo aliento en la tasa de fecundidad sino que tambin est permitiendo la transicin hacia un modelo de cuidados en el hogar, sobre todo de atencin a personas en situacin de dependencia, en el que se dan nuevas combinaciones de cuidados y control familiar y, a la vez, se crean nuevos excedentes de tiempo que fundamentalmente se utiliza para la incorporacin o mantenimiento de las mujeres nativas en la esfera laboral.
  27. 27. 23 Pero los factores institucionales y culturales son tambin clave y recorren todas las edades. La universalizacin de la atencin sanitaria y la extensin de los servicios sociales y de atencin a la dependencia han permitido mejoras en la calidad de vida de los ciudadanos mayores. Por otra parte, con el envejecimiento de la poblacin y una mayor esperanza de vida, unido a otros factores econmicos y tecnolgicos, toda la estructura de edades se ve afectada, de modo que es posible ampliar en algunos casos la vida laboral y planificar un perodo de vida sin la obligacin de trabajar de ms de veinte aos de duracin. Del mismo modo, un horizonte de vida ms largo permite, en unin de otros factores que lo determinan relacionados con el mercado laboral, una extensin mayor de la etapa educativa posponiendo la edad de entrada en el mercado de trabajo de las nuevas generaciones. Los factores culturales son tambin muy relevantes y se relacionan directamente con nuevos estilos de vida y de consumo asociados a una sociedad ms rica y estable de la que han podido beneficiarse las personas mayores, parte de las cuales proceden de una Espaa autrquica y pobre. Una mayor individualizacin y autonoma personal, la liberacin parcial de la carga del trabajo domstico, las nuevas posibilidades de formacin y una moral ms secularizada contribuyen a forjar una mirada ms liberadora y autnoma de una parte de las personas mayores. Su concrecin en los procesos de envejecimiento individual dependen tanto de la generacin o cohorte donde se integran los individuos como de los condicionantes ocupacionales, ingresos y modos de vida que los diferencian entre s. As, la experiencia comn del envejecimiento se vivir de manera diferente por los nacidos al final de la dcada de los aos 40 del siglo XX que por los nacidos en la dcada de los 60 de dicho siglo (los
  28. 28. 24 llamados babyboomers). Este ltimo grupo, nacido en el seno de la naciente sociedad de consumo espaola desarrollar su juventud y madurez bajo el Estado de Bienestar y llegar a la jubilacin entrada ya la dcada de los aos 20 del presente siglo, justo en el momento histrico en que coincidirn un volumen creciente de poblacin de 65 y ms aos y la consolidacin de nuevas formas de solidaridad intrafamiliar (cadenas de apoyos de varias generaciones) e intergeneracional (reformulacin del pacto intergeneracional en una u otra direccin sociopoltica), siendo este ltimo un cambio que afectar a la estructura y dinmica del sistema de proteccin social, es decir, a la seguridad econmica y a la atencin social y sanitaria. En 2011 la poblacin de 65 y ms aos alcanzaba un volumen de algo ms de 8 millones de personas, el 17,2% de la poblacin espaola, con una presencia mayoritaria de mujeres (57,4%) y con un peso relativo muy importante de la poblacin de 80 y ms, casi un tercio de las personas mayores (2.404.094). Uno de los cambios ms relevantes que revelan las ltimas proyecciones demogrficas del INE (2012) es precisamente que la tasa de dependencia de la poblacin de 65 y ms aos1 super a la de menores de 16 en el ao 2000 y llegar casi a triplicarla a mitad de siglo. El peso relativo del grupo de 65 y ms aos proyectado al 2051 se estima en un 37% de la poblacin espaola. Las generaciones nacidas en la etapa del desarrollismo (1959-1975) son las que aportarn un volumen particularmente elevado a este grupo de poblacin. Por otra parte, el envejecimiento se extiende a edades cada vez ms elevadas, lo que ha sido llamado envejecimiento del envejecimiento. Si la evolucin de la poblacin mayor de 80 aos constituye un verdadero reto 1 La Tasa de Dependencia se define como la relacin (en tanto por cien) existente entre la poblacin que no est en edad de trabajar (por ser menor de 16 aos o mayor de 64) y la poblacin que s lo est. La Tasa de Dependencia de la poblacin mayor de 64 aos es el cociente entre la poblacin mayor de 64 aos y la poblacin de 16 a 64 aos, expresado en tanto por cien. (INE, 2012 a)
  29. 29. 25 ya en la actualidad, ste se agudizar en los aos venideros, pues la previsin que estamos analizando vaticina que en el ao 2051 la proporcin de mayores de 80 sobre el total de mayores de 65 ser casi del 42%, 12 puntos ms que en 2011 (ver Grfico 1.2). Las estimaciones para 2051 nos invitan a ser prudentes pero el horizonte que nos presentan
  30. 30. 26 obliga a pensar en polticas combinadas de prevencin de la discapacidad y de la dependencia, nuevas formas de atencin social y sanitaria, nuevas combinaciones entre la atencin formal e informal y en la definicin y reorganizacin del tiempo que las personas jubiladas podrn dedicar a los cuidados, el ocio, la formacin y participacin. La edad de 65 aos, como norma de jubilacin, ha sido alterada por la Ley 27/2011, de 1 de agosto, sobre actualizacin, adecuacin y modernizacin de la Seguridad Social, al fijarse en los 67 aos, lo que parece ajustado y necesario porque, adems, la edad efectiva de retiro laboral en la actualidad no se corresponde con la dinmica de las edades sociolgicas. Con una expectativa media de esperanza de vida a los 65 aos en torno a 20 aos o ms el diseo o plan de vida de las personas mayores ha cambiado radicalmente respecto de los ltimos veinte aos. Dicho de otra manera, la expectativa de vida tras la jubilacin se ha incrementado notablemente y, con ello, se han ganado aos de vida al servicio de la autonoma de las personas y, potencialmente, del desarrollo participativo. Como puede observarse en la Tabla 1.1, la esperanza de vida en Espaa a diferentes edades a partir de los 50 aos constituye un indicador muy expresivo del amplio horizonte vital con el que contamos para desarrollar nuestro proyecto de vida durante muchos aos ms all de la cincuentena.
  31. 31. 27
  32. 32. 28 No obtante, ese excedente de tiempo no es vivido siempre en optimas condiciones de salud ni en plenas capacidades; indicadores como la esperanza de vida en buena salud o la esperanza de vida libre de discapacidad confieren complejidad al anlisis del fenmeno de la longevidad. Cierto es que se vive ms tiempo, pero tambin que los ltimos aos en la vejez se viven en peores condiciones de salud, sobre todo en el caso de la poblacin femenina. Segn los datos de Eurostat para Espaa la esperanza de vida libre de discapacidad en 2010 estaba en torno a los 64 aos, es decir, unos 15 aos menos del promedio esperado de vida para los hombres y 21 menos en el caso de las mujeres (Tabla 1.2). Vemos as cmo la diferencia de aos en favor de las mujeres, que reiteradamente aparece en los clculos de expectativa de vida, se reduce de manera importante e incluso se invierte cuando se trata de analizar los aos vividos sin problemas de salud severos o moderados. Este patrn se repite en todos los pases de la Europa de los 27. Una vez cumplidos los 65 aos, las diferencias por sexo en nuestro pas son, si cabe, ms reveladoras: se calcula que los hombres aun viviran un promedio de 19 aos, de los cuales la mitad (9,6) podran disfrutarse en buena salud. Sus coetneas tendran por delante un periodo ms largo de vida (22,7 aos), sin embargo, tan slo dos quintas partes (8,9 aos) de este lapso se viviran, de media, libres de discapadidad. Las mujeres son ms longevas, pero ese saldo positivo respecto a los varones se produce a expensas de aos vividos en situacin de discapacidad o dependencia. En base a estos datos de Eurostat las perspectivas que se dibujan para la salud de las personas mayores varan mucho de unos lugares a otros. En pases como Irlanda, Reino Unido, Luxemburgo, Malta, Dinamarca o Suecia un individuo de 65 aos puede vivir de media al menos otra dcada
  33. 33. 29 en buenas condiciones de funcionalidad; en el otro extremo estaran pases como Hungra, Rumana, Estonia, Letonia o Eslovaquia donde la esperanza de vida libre de discapacidad una vez cumplidos los 65 aos es inferior a 6 aos. Podemos encontrar a Espaa en la mitad superior de dicho ranking. Prever el futuro es el mejor modo de enfrentarnos al mismo y reducir en parte la incertidumbre que genera. Una forma adecuada de definir las tendencias en participacin social de las personas mayores es indagar las opiniones, motivaciones y expectativas de los grupos de poblacin previos a edad de la jubilacin o con experiencia reciente de la misma. En 2011 el colectivo de personas entre 50 y 59 aos estaba constituido por 5,8 millones de personas y el de 60-69 por 4,6 millones ms. Estudiamos, pues, un segmento poblacional de ms de diez millones de personas, que se considera clave conocer para comprender el proceso de envejecimiento y prever su evolucin futura. Coincidimos as con algn otro estudio transversal y tambin con otros de diseo longitudinal, y en especial el Survey of Health, Ageing and Retirement in Europe (SHARE), aplicado en diez pases europeos, incluida Espaa, a una muestra de personas mayores de 50 aos, habindose comenzado a aplicar en 2004. Algunos de nuestros resultados sern contrastados y comparados con los que se van obteniendo en las primeras oleadas del SHARE, como iremos viendo ms adelante. Es justamente a partir de los 50 aos, tal y como puede observarse en el grfico 1.3, cuando la diferencia entre el nmero de mujeres y hombres no deja de crecer en favor de las primeras hasta encontrar una diferencia de cerca de 402.000 mujeres ms que hombres en las cohortes ms ancianas, o expresado de otro modo, 46 hombres por cada 100 mujeres de 85 y ms aos. Esto supone que hablar del envejecimiento es
  34. 34. 30 referirnos en mayor medida a mujeres, cuyas actividades en materia de formacin, empleo, cuidados y ocio son muy diferentes a las de los hombres. Por ello nos interesa contrastar no solo la diferencia entre las edades sino tambin la de gnero por su importancia en la organizacin y uso del tiempo social de las personas mayores. La estructura por edad de la poblacin espaola est cambiando rpidamente, al igual que ocurre en los pases de nuestro entorno; si bien
  35. 35. 31
  36. 36. 32 es cierto que existen diferencias entre unos y otros (ver grfico 1.4), como resultado de la interaccin de fenmenos demogrficos con otros factores sociales y culturales, como los estilos de vida o los sistemas de provisin de servicios sociales y sanitarios. (Eurostat 2011, INE 2012) Las cifras de Eurostat reflejan que en 2010 la poblacin de la UE-27 era de 501,1 millones de personas; de ellos, unos 87,1 millones eran mayores de 65 aos, o si se prefiere el 17,4%. Estas cifras suponen un considerable aumento respecto de las que se obtenan 20 aos antes; en concreto, el peso de la poblacin mayor respecto del total aument 3,7 puntos porcentuales. El crecimiento fue particularmente rpido en Eslovenia, Alemania, Italia, los Estados Blticos miembros y Grecia, donde el porcentaje de personas mayores creci al menos 5 puntos porcentuales. Por otro lado Dinamarca, Reino Unido, Luxemburgo y Suecia apenas han experimentado un incremento en cuanto al peso de las personas mayores. Irlanda es el nico pas miembro que redujo esta proporcin (aunque apenas una dcima). Espaa estuvo y se mantiene cerca de la media europea, habiendo pasado de un 13,4% en 1990 al 17,1% en 2010. Una de las notas importantes a la hora de caracterizar a la poblacin mayor de 65 aos es la relativa a las modalidades de convivencia. Aunque la mayora viven en pareja y algunas bajo frmulas de tipo multigeneracional en su casa o en la de sus hijos, un dato a destacar es el importante crecimiento de los hogares unipersonales y, en consecuencia, el porcentaje de personas mayores que viven solas, que es una tendencia general en las sociedades desarrolladas y tambin en la espaola, si bien a considerable distancia an de los indicadores que se registran en muchos pases de nuestro entorno. Los datos de Eurostat sealan que en 2011 el 20% de las personas mayores en Espaa vivian solas; slo Malta y Chipre obtienen porcentajes inferiores. En el otro extremo se encuentran
  37. 37. 33
  38. 38. 34 pases como Lituania, Francia y Pases Bajos, donde la proporcin de hogares unipersonales entre las personas mayores supera el 35% (Grfico 1.5). Adems, la inmensa mayora de estos hogares estn compuestos por mujeres, lo que se explica por dos fenmenos confluyentes; por una parte, la mayor esperanza de vida de las mujeres hace que stas tengan ms riesgo que los varones de perder a su pareja lo que las aboca a vivir en solitario, pero ello se agudiza por la pauta cultural dominante de que las mujeres suelen ser algunos aos ms jvenes que sus parejas. Pese a ser Espaa uno de los pases con menores tasas de soledad entre la poblacin mayor, dicha cifra se ha incrementado de manera manifiesta en los ltimos 20 aos, y muy especialmente entre la poblacin octogenaria: si a principios de la dcada de los 90 alrededor de un 17% de las personas con 80 o ms aos vivan solas, en 2010 la proporcin alcanza a una de cada cuatro. Y si es cierto que vivir solos o solas no implica necesariamente que las personas experimenten sentimientos de soledad ni que estn aisladas, tambin lo es que la relacin entre vida en solitario y soledad tiende a acentuarse con la edad y en situaciones en las que las relaciones sociales se deterioran o desaparecen (Lpez Doblas, 2005). As en 2010 entre las personas de 65 a 79 aos la vivencia en solitario afectaba al 9,2% de los hombres y al 23,0% de las mujeres, pero dichos porcentajes se elevan para el segmento de 80 y ms aos al 13,4% y 31,7% respectivamente, justamente cuando existen ms probabilidades de desarrollar situaciones de fragilidad o de dependencia (Grfico 1.6). El hogar familiar es, como aparece recurrentemente en las encuestas de condiciones de vida de las personas mayores, su espacio vital preferido y donde prefieren residir aun en condiciones de fragilidad y soledad (la ltima, IMSERSO, 2010). As, las redes familiares de relacin y cuidados siguen teniendo un papel central y recorren varias generaciones con nuevas formas de gestin de la escasez de efectivos, que an siguen
  39. 39. 35 recayendo sobre las mujeres. Se han ido desarrollando nuevas redes de cuidados en las que se combinan abuelas/abuelos, hijas/hijos y mujeres inmigrantes y se modula la interrelacin familiar entre generaciones huyendo de la institucionalizacin a la que se tiende a optar en situaciones muy concretas (insuficiencia de relaciones familiares y de posibilidad de apoyo y enfermedades altamente invalidantes).
  40. 40. 36 Por otra parte, de los resultados de la misma encuesta entre personas mayores de 65 aos (IMSERSO, 2010) se apunta, en mayor medida de lo que apareca en estudios transversales anteriores, la opcin de las personas mayores por la autonoma tambin en las decisiones sobre sus estilos de vida. Esa tendencia se acenta con contundencia en los resultados de nuestra encuesta a personas entre 50 y 69 aos, como se ver a lo largo de los captulos siguientes. Se trata del cambio por excelencia a la hora de analizar la participacin social de este grupo de edad: el uso del tiempo de manera libre aunque est condicionado por los compromisos y obligaciones que conllevan los cuidados de nietos y personas en situacin de dependencia. Lo que destacamos aqu es que los cambios demogrficos y los cambios sociales, en este caso relacionados con estilos de vida y relaciones familiares, forman parte de una misma realidad. La demografa, como es sabido, no determina la dinmica del cambio social al igual que sta no se adapta mecnicamente a la primera. Entre ambas se dan relaciones de condicionalidad. En este sentido el cambio demogrfico no ha supuesto, como algunos vaticinaron, la crisis del sistema de cuidados y apoyo familiar sino la creacin de pequeas redes de varias generaciones, hasta cuatro, mediante las cuales se da respuesta a las necesidades de apoyo y cuidados de sus miembros y que estructuran de manera novedosa las relaciones intrafamiliares: es la llamada verticalizacin de la familia (Abelln et al, 2011). El cambio en favor de la autonoma de las personas mayores que se ha apuntado ha sido posible al confluir diferentes factores como son la garanta de rentas del sistema pblico de pensiones, la gratuidad del sistema sanitario (hoy en proceso de recorte en lo tocante a la prestacin farmacutica) y la oferta de servicios sociales. Una autonoma tambin apoyada en una mayor individualizacin de las expectativas y un nivel de
  41. 41. 37 formacin cuyo cambio positivo se observa sobre todo cuando comparamos el grupo de poblacin de 50-69 aos, que es el estudiado por nosotros, con el de 70 y ms (ver Grfico 1.7). En conjunto, el porcentaje de este colectivo que tena estudios secundarios y superiores en 2001 (24,8%) se ha ms que duplicado en 2011 (58,5%). Y con una extensin y mejora de la formacin tan llamativa, las expectativas y exigencias de autonoma, calidad de vida y participacin aumentan potencialmente si
  42. 42. 38 bien su desarrollo depende de la movilizacin de la sociedad y del papel de las polticas pblicas. La mejora de la seguridad econmica, la apuesta de las personas por modos de vida ajustados a sus necesidades individuales y el creciente nivel de formacin de la poblacin que hemos encuestado suponen que el modelo de uso del tiempo haya cambiado progresivamente y que, por ejemplo, el centro social de mayores est dejando de ser el espacio social central para el encuentro personal, la accin cultural y el ocio. Una creciente pluralidad en el uso del tiempo y en las modalidades y espacios preferidos se est abriendo camino en favor de formas de participacin en las que se combinan al mismo tiempo individualizacin y accin cvica, autonoma personal y formas de accin participativa que entremezlan el voluntariado asistencial y cultural con nuevas formas de desarrollo de la ciudadana. Es en este contexto de cambio socio-demogrfico en el que aparece lo que se denomina como economa relacional (Rodrguez Cabrero, 2011) cuyo desarrollo tiene lugar en tres niveles complementarios: economa relacional familiar o de cuidados; economa relacional de carcter recreativo, formativo y cuidado de la salud; y economa relacional de carcter cvico y solidario. La informacin de las Encuestas de Empleo del Tiempo del INE (2002-2003 y 2009-2010) nos muestra claramente la jerarqua en el uso del tiempo de la poblacin mayor: la importancia predominante del tiempo relacional recreativo, seguida del tiempo relacional domstico (prcticamente al mismo nivel) y, finalmente, del relacional cvico y solidario. En resumen, el envejecimiento de la poblacin espaola nos sita ante una doble realidad. Por una parte, ante el hecho de que a largo plazo la poblacin mayor de 65 aos podr llegar a tener un peso del 37% en el
  43. 43. 39 conjunto de la poblacin espaola con lo que ello implica en cuanto a organizacin social y gestin de los recursos (INE, 2012, a). Por otra parte, este proceso de cambio supone la adopcin de nuevas estrategias de solidaridad intrafamiliar e intergeneracional en cuanto a ayudas, consumo y ocio y participacin cvica. Una mayor esperanza de vida y el aumento del tiempo disponible despus de la jubilacin estn diversificando el tiempo de las personas mayores que, en funcin de variables como los estudios e ingresos, combinan de manera diferenciada el tiempo de cuidados, el tiempo de ocio y el tiempo cvico, que son los que analizamos en este estudio, aunque prestaremos una atencin ms detenida al ltimo de los citados, el tiempo cvico, tratando de explorar de manera especial su posible extensin y contenidos. 1.2 El envejecimiento en el contexto de la UE Espaa forma parte del conjunto de pases de la UE caracterizados por un intenso envejecimiento de la poblacin. El impacto de este fenmeno es contemplado por sus instituciones, sobre todo por la Comisin Europea, desde diferentes perspectivas, en la medida en que confluyen en la UE diferentes regmenes de bienestar con enfoques distintos en cuando a la orientacin de las polticas de envejecimiento. Se articulan as, a travs de los entramados institucionales de bienestar, las ideas e intereses, las ideologas y las demandas sociales existentes en cada rgimen de bienestar (Moreno, 2009). Las ideas e ideologas sobre el envejecimiento no son neutras, tienen un impacto profundo y articulan intereses materiales muchas veces enfrentados. Simplemente confrontar de manera esquemtica la visin del envejecimiento como carga social y econmica o como oportunidad y desarrollo social nos conduce a contraponer, por ejemplo, las ideas del supuesto enfrentamiento intergeneracional por los recursos escasos frente
  44. 44. 40 a las de la solidaridad intergeneracional. Tal contraste terico-ideolgico nadie lo plantea en puridad ya que la realidad es lo suficientemente compleja como para que se den combinaciones variadas de ideas que articulan en mayor o menor medida ambas visiones del envejecimiento. Lo que la Comisin Europea ha desarrollado en los ltimos veinte aos, a travs de diferentes comunicaciones, es una lnea de pensamiento que combina la incertidumbre del coste del envejecimiento con la oportunidad del valor aadido del mismo, con un mayor o menor peso de cada una de las dos opciones polticas en funcin de la correlacin de fuerzas institucionales en el seno de la UE. El paradigma del envejecimiento activo pretende desarrollar una definicin ms completa de lo que hasta su aparicin se haba venido denominando envejecimiento saludable, satisfactorio, competente o productivo, tratando de superar en un solo trmino las anteriores denominaciones, todas ellas enmarcadas en una concepcin positiva del envejecimiento. Las caractersticas del envejecimiento con xito (successful aging) fueron descritas por Rowe y Khan (1998) como el que se produce cuando se renen en la persona una baja probabilidad de contraer enfermedades crnicas y discapacidades asociadas, el mantenimiento de una buena capacidad funcional y una implicacin activa con la vida, entendida sta como mantenimiento de actividades productivas y de vnculos relacionales con otras personas. Las polticas de promocin de la salud y de prevencin de enfermedades llevadas a cabo en los ltimos aos en los pases ms desarrollados han fomentado los estilos de vida que propugna el modelo consiguiendo as el retraso, minimizacin o evitacin de los efectos negativos que quiebran las posibilidades de envejecer de manera exitosa. Pero este modelo presenta algunas debilidades como es la jerarquizacin implcita de esos tres criterios, puesto que la implicacin
  45. 45. 41 activa est condicionada por el mantenimiento de una buena capacidad funcional y sta, a su vez, requiere carecer de enfermedades y discapacidades asociadas a las mismas. De esta manera el envejecimiento exitoso, que puede y debe promoverse como de hecho se est haciendo con buenos resultados en las sociedades avanzadas, queda restringido a un nmero limitado de personas mayores, pues obviamente no todos pueden reunir durante todo el proceso de envejecimiento los tres criterios conjuntamente. Es desde el campo de la psicologa y, en concreto, en el contexto de las teoras del ciclo vital (lifespan) donde se viene aportando evidencias sobre la capacidad de ganancia y desarrollo de las personas como un atributo que se conserva a lo largo de toda la vida y que resulta esencial en la edad avanzada. Se trata de un proceso adaptativo de seleccin, optimizacin y compensacin (SOC) mediante el que se mantienen los estados que resultan satisfactorios a la persona al tiempo que se minimizan las prdidas que ocurren en mayor medida durante la vejez (Baltes y Baltes, 1990; Freund, 2008), aprovechando as de la manera ms ptima los recursos que pueden disminuir con la edad. En esta lnea, desde este mbito de la psicologa se estn realizado contribuciones de inters a uno de los hallazgos de la investigacin ms importantes de las ltimas dcadas, cual es la plasticidad neuronal que permite que las personas optimicen sus capacidades fsicas, cognitivas y emocionales, y que puedan continuar aprendiendo durante toda la vida (Fernndez Ballesteros, 2011). Otro modelo de envejecimiento positivo postula la necesidad de trasladar el foco de inters desde la actuacin y bsqueda de la satisfaccin individual al campo de lo social buscando la inclusin y participacin de las personas en entornos comunitarios o cvicos con el propsito de contribuir
  46. 46. 42 a alcanzar metas que constituyan mejoras de la sociedad. Se trata del denominado envejecimiento productivo, que se concreta en aquellas actividades, sean remuneradas o no, que llevan a cabo las personas mayores para producir bienes o servicios (Bass et al, 1993). Sin duda esta propuesta contribuye sobremanera a disminuir la imagen negativa y de carga social que muchas veces se presenta en las sociedades modernas al negar la improductividad de las personas mayores mediante el reconocimiento social de las aportaciones que realizan a la sociedad, ya sea porque algunas siguen participando en el trabajo retribuido, bien porque muchas cuidan de nietos y de personas en situacin de dependencia y tambin porque otras se comprometen en acciones de voluntariado. La implicacin en estas actividades socialmente productivas se asocia cada vez ms con el mantenimiento de la capacidad funcional (Jung et al, 2010) as como con el bienestar subjetivo (Wahrendorf et al, 2006), pero estos beneficios individuales no suelen ser considerados clave a la hora de desarrollar actuaciones tendentes a su promocin. Finalmente, surge el modelo de la generatividad en la vejez al que ya hemos aludido en la introduccin, que busca comprender y analizar en qu consiste el buen envejecimiento aunando sus aspectos positivos individuales y los beneficios sociales que reporta. Se trata de desarrollar un concepto que ofrezca metas claras de desarrollo fundamentadas en las contribuciones de las personas mayores a los contextos sociales en los que participan y que, al mismo tiempo, enmarque esas contribuciones dentro de un esquema de desarrollo individual, de consecucin de ganancias y beneficios personales que tambin sean posibles en la ltima etapa de la vida (Villar, 2012). En este sentido contamos con diversas lneas de investigacin que se estn llevando a cabo en los ltimos aos que parecen avalar el potencial del modelo de generatividad en la vejez (Schoklitsch y Baumann, 2012).
  47. 47. 43 Retornando al concepto europeo de envejecimiento activo en lo que atae a la participacin social, est abierto a un debate en el que cabe encontrar visiones funcionalistas del mismo (ideas de retirada o pasividad de las personas mayores y de carga y alarma financiera) y visiones psico-socio- histricas (ideas de actividad, valor aadido y oportunidad social), as como posiciones intermedias que son las dominantes que reflejan los debates ideolgicos y la diversidad de propuestas de la UE en materia de envejecimiento. En la prctica, la tesis de que las personas mayores son un coste econmico-financiero del envejecimiento se presenta ampliamente matizada por la idea fuerte de que aqullas constituyen un grupo de poblacin que aporta a la sociedad amplios cuidados informales, consumo y ahorro y, sobre todo, trabajo voluntario, lo que refleja la ambivalencia de la opinin pblica europea que valora positivamente la aportacin de las personas mayores a la sociedad a la vez que expresa una creciente preocupacin por el impacto futuro del envejecimiento (Eurostat, 2012, b). A su vez, la tesis de la actividad y oportunidad se presenta matizada por la importancia que se da a la extensin de la vida laboral y una mayor asuncin del coste va formas privadas de financiacin de las pensiones, la sanidad y los servicios sociales, que tienden a reducir el espacio de las polticas redistributivas cuyo papel intenta orillarse. El barmetro especial 378 sobre Envejecimiento Activo (Eurostat, 2012, a) refleja la mirada que tienen los ciudadanos europeos sobre el fenmeno del envejecimiento y el papel de las personas mayores. Segn esos resultados, las personas que han superado los 55 aos de edad son percibidas de manera ampliamente positiva (61% de la poblacin mayor de 15 aos, que en el caso de Espaa se reduce al 54%), se considera que juegan un papel crucial en el seno de la familia (82%), en la poltica
  48. 48. 44 (71%), en los asuntos de la comunidad donde viven (70%) y en la economa (67%). Igualmente, se valora el tiempo de cuidados en el seno de los hogares y, por ello, se pide el reconocimiento por parte de los gobiernos bajo la forma de remuneracin de los cuidadores, flexibilizacin en los horarios del trabajo para poder cuidar o en la extensin de licencias o permisos en el trabajo por razn de los cuidados a enfermos y personas con discapacidad. Por otra parte, ms de la cuarta parte (27%) de las personas mayores de 55 aos participan en organizaciones voluntarias de todo tipo. Los puentes entre las diversas concepciones acerca de la solidaridad intergeneracional proceden de la idea de sostenibilidad social (Zaidi, 2011) que pretende combinar la sostenibilidad financiera de las pensiones y la atencin sanitaria con la extensin de las actividades ms relacionadas con la prestacin de cuidados y acciones solidarias, concepciones que, como decimos, recoge la Comisin Europea en sus diferentes comunicaciones y estudios de opinin. Por parte de sta, insistimos en ello, se ha desarrollado un enfoque sui generis del envejecimiento ya que en sus anlisis vienen a coincidir enfoques terico- ideolgicos en los que prima la incertidumbre financiera sobre el sistema de pensiones y la atencin socio-sanitaria con enfoques en los que el envejecimiento se contempla como la combinacin de xito social, la consolidacin de sistemas de proteccin social que garantizan la satisfaccin de necesidades de ingresos y acceso a los servicios sociales y sanitarios y, por ltimo, como una oportunidad para hacer del mismo un verdadero envejecimiento activo mediante el que reconstruir la solidaridad intergeneracional con apoyos intrafamiliares, la economa relacional y la participacin cvica. Ello ha supuesto que la filosofa poltica del envejecimiento activo por parte
  49. 49. 45 de la UE est siendo una combinacin de objetivos que en cierto modo son un reflejo de la influencia relativa de cada uno de los regmenes de bienestar existentes: sostenibilidad financiera (rgimen anglosajn), solidaridad intergeneracional (rgimen nrdico), activacin y extensin de la vida laboral (rgimen continental) y apoyo a la familia (rgimen mediterrneo), si bien dentro de cada rgimen los modelos nacionales varan entre s en cuanto al peso de dichos objetivos. As, la Comunicacin de 1999 Hacia una Europa para todas las Edades adopta un enfoque amplio en el que la respuesta al envejecimiento pasa por una combinacin de polticas de promocin del empleo (alargar la vida laboral), polticas financieras (garanta del sistema pblico de pensiones mediante fondos privados complementarios), mejoras en la calidad sanitaria y de los servicios para la tercera edad y lucha contra la discriminacin y la exclusin social. Otras Comunicaciones de la Comisin Europea se centran en la variable de la eficiencia econmica y sostenibilidad financiera del envejecimiento como sucede con la de 2006 sobre El futuro demogrfico: transformar un reto en una oportunidad bajo el objetivo de lograr una Europa productiva y eficiente. En esta misma direccin o enfoque se encuentra el informe de la UE sobre cmo Abordar los efectos del envejecimiento de la poblacin de la UE. Finalmente otras apelan al papel de la familia en los cuidados personales y a la conciliacin de la vida personal, profesional y familiar como medio que facilite la solidaridad y el apoyo en el seno de las familias (Comunicacin de 2007 sobre Promover la solidaridad entre generaciones) en lnea con las obligaciones (pases del rgimen de bienestar continental) o compromisos morales (rgimen mediterrneo) que la familia tiene con las personas mayores que precisan de cuidados personales o apoyo en general.
  50. 50. 46 Esta pluralidad de perspectivas queda claramente sintetizada en la Decisin de 2011 del Parlamento Europeo y del Consejo de celebrar en 2012 el Ao Europeo del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad Intergeneracional creando sinergias con el Ao Europeo de Lucha contra la Pobreza y la Exclusin Social (2010) y el Ao Europeo de las Actividades de Voluntariado que Fomenten una Ciudadana Activa (2011). En la Estrategia Europa 2020 para el desarrollo de un crecimiento inteligente, sostenible e integrador, de 2010, la Comisin Europea destaca la relevancia de la promocin de un envejecimiento activo y saludable de la poblacin para mantener la cohesin social y aumentar la productividad. En el seno de esta Estrategia se encuentra la iniciativa emblemtica de 2010: Una agenda para nuevas cualificaciones y empleos: una contribucin europea por el pleno empleo, en cuyo marco los Estados miembros deben promover polticas de envejecimiento activo. As, las polticas de envejecimiento forman parte de la nueva Estrategia 2020 de la UE, que destaca la idea de que es necesario desplegar completamente los sistemas de Seguridad Social y de pensiones para asegurar una renta adecuada y el acceso a la atencin sanitaria, as como la reduccin de la pobreza en un 25 por cien. Estas polticas tienen como marco de referencia general la solidaridad entre generaciones. Una solidaridad que no es rechazada, todo lo contrario, por los ciudadanos europeos que siguen viendo a las personas mayores como un activo, tal como puede verse en la Tabla 1.3. Reconocimiento que aparece compatible, no obstante, con la incertidumbre que se detecta en cuanto al futuro de la financiacin del coste del sistema de pensiones y la atencin sanitaria El relativo pesimismo existente entre los ciudadanos de la UE sobre el devenir de los sistemas pblicos de pensiones no se traslada, pues, a la
  51. 51. 47 consideracin ciudadana acerca de la valoracin del papel activo de las personas mayores, de forma que la inmensa mayora de los ciudadanos de la UE reconoce la importancia de la contribucin financiera de las personas mayores a su familia (87 por cien), en los cuidados informales (77 por cien) y en su participacin en organizaciones comunitarias y de voluntariado (estn muy de acuerdo y de acuerdo el 78 por cien; 67 por cien en el caso de Espaa) y en la opinin de que el envejecimiento abre nuevas vas de desarrollo econmico (64 por cien). Existe una opinin tambin mayoritaria entre los resultados del Eurobarmetro 269 acerca de
  52. 52. 48 que los cuidados informales a cargo de las personas mayores no son valorados suficientemente por la sociedad (77 por cien en la UE-27, mismo porcentaje en Espaa). De este modo la preocupacin respecto de la financiacin de los sistemas pblicos de pensiones, sanitarios y sociales tiene como contrarrplica la elevada valoracin de los ciudadanos a la aportacin que hacen las personas mayores en los campos de la economa de los cuidados y en la creacin de capital social. Esta visin positiva del envejecimiento se refleja en los objetivos del Ao Europeo del Envejecimiento Activo de 2012: sensibilizar a la sociedad en general sobre el valor del envejecimiento activo y sus distintas dimensiones, y garantizar que se le concede una posicin preeminente en las agendas polticas de las partes interesadas a todos los niveles, a fin de destacar y de apreciar en mayor medida la valiosa contribucin que las personas de ms edad hacen a la sociedad y a la economa, promover el envejecimiento activo, la solidaridad intergeneracional y la vitalidad y dignidad de todas las personas, y esforzarse ms por movilizar el potencial de las personas mayores, independientemente de su origen, posibilitando que lleven una vida independiente. 1.3 Polticas de envejecimiento (activo) en Espaa Existe un amplio consenso en que las polticas de envejecimiento en Espaa se inician con el Plan Gerontolgico de 1992 aprobado por el entonces Ministerio de Asuntos Sociales despus de una amplia consulta realizada a consejos y asociaciones de personas mayores, Administraciones Pblicas y sociedades cientficas. Es el primer esfuerzo de ordenacin de las prioridades de las polticas de envejecimiento en torno a una visin omnicomprensiva de la realidad del envejecimiento y de
  53. 53. 49 las polticas pblicas dirigidas a cinco campos: pensiones, salud, servicios sociales, ocio y cultura y participacin. De este modo la participacin social se convierte en un objetivo estratgico de las polticas de personas mayores, sobre todo la canalizada a travs de organizaciones voluntarias. En este sentido venan a coincidir la necesidad de canalizar los excedentes de tiempo de las personas mayores con las aspiraciones de crecientes grupos de poblacin de dedicar parte de su tiempo a actividades de ayuda mutua, de difusin cultural y de ayuda solidaria. Con el desarrollo del Plan Gerontolgico tiene lugar una eclosin de organizaciones a las que progresivamente se dar voz a travs de Consejos de Personas Mayores a nivel estatal, autonmico y local incardinados en las instituciones pblicas. El Informe de valoracin del Plan Gerontolgico 1992-1997 pone de manifiesto no solo el hecho de que ste es referente para el diseo de polticas integrales de envejecimiento a nivel autonmico y local sino que destaca y refuerza el objetivo de la participacin social en lnea con lo que hoy entendemos como envejecimiento activo. Este ltimo objetivo se consolida a partir de 2000 cuando la Estrategia de Lisboa 2000 y la propia actividad de la ONU siten como objetivo central de las polticas pblicas de envejecimiento el denominado envejecimiento activo. La Estrategia de Lisboa 2000 integrar las polticas de envejecimiento en las polticas generales de inclusin a travs de los Planes Nacionales de Accin de Inclusin Social a partir de 2004, de modo que los objetivos del Plan Gerontolgico y de su posterior desarrollo se vern reflejados de manera omnicomprensiva. La idea de inclusin social a travs de la garanta de pensiones suficientes, sistemas sanitarios universales y de calidad y cuidados de larga duracin o atencin a la dependencia ser posteriormente enriquecida con la de inclusin activa
  54. 54. 50 que, en el caso de las personas mayores, implica el desarrollo de polticas de extensin de la actividad laboral, formas de vida saludable, contribucin a la actividad de cuidados familiares (superando la feminizacin de los mismos) y promocin de la participacin social. Por su parte, el papel de la ONU a travs de la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento celebrada en Madrid en 2002 refuerza la visin del envejecimiento activo, pues es precisamente en este contexto en el que aparece el documento de la OMS El envejecimiento activo: un marco poltico, como contribucin de este Organismo a la Asamblea. Las recomendaciones del Foro Mundial de ONG, celebrado tambin en el contexto de la Asamblea Mundial de 2002, abogan asimismo en favor del envejecimiento activo, lo mismo que las recomendaciones del Consejo Estatal de Personas Mayores (2009), consolidando as la centralidad de este paradigma en todos los discursos sociales e institucionales. El Plan Internacional de Accin de Madrid sobre Envejecimiento pone de manifiesto la importancia de la solidaridad intergeneracional (a la que contribuye especialmente la participacin social) al afirmar que: Reconocemos la necesidad de fortalecer la solidaridad entre las generaciones y las asociaciones intergeneracionales, teniendo presentes las necesidades particulares de los ms mayores y los ms jvenes y de alentar las relaciones solidarias entre generaciones. En este mismo sentido se pronuncia la Conferencia Ministerial sobre Envejecimiento en Len celebrada en 2007. El Plan de Accin para las Personas Mayores 2003-2007 (IMSERSO, 2003) actualiza el Plan Gerontolgico de 1992 y asume la idea central del envejecimiento activo que estar presente en todos los diseos de polticas pblicas y con una cierta orientacin transversal que se refleja, por ejemplo, en la Ley de promocin de la autonoma personal y atencin
  55. 55. 51 a las personas en situacin de dependencia (LAPAD) de 2006 y, sobre todo, en el Libro Blanco del Envejecimiento Activo de 2011. En este ltimo documento tiene lugar la confirmacin definitiva y ampliada de la filosofa del envejecimiento activo y da un paso ms en favor de la promocin de polticas y programas de desarrollo de una participacin no solo solidaria sino cvica. La sociodemografa del envejecimiento ha cambiado de manera muy importante en los ltimos 20 aos entre el Plan Gerontolgico Nacional de 1992 y el momento en que se realiza este estudio (2012). As, el volumen de personas mayores de 65 aos que en 1992 era de 5,7 millones alcanza diecinueve aos despus los 8 millones de personas, 2,3 millones adicionales. Por otra parte se estn incorporando progresivamente a la jubilacin ordinaria y anticipada generaciones de personas con un nivel creciente de ingresos y, sobre todo, de formacin; se estn consolidando estilos de vida en los que el consumo y el ocio ocupan un papel importante en la vida cotidiana; y la autonoma personal y la solidaridad son dos ejes de comportamiento cuyo peso crece de da en da. Adems, la estructura social de las personas en proceso de envejecimiento es muy diversa y no caben reduccionismos, y esto obliga a que las polticas pblicas sean flexibles y abiertas. Uno de las consecuencias del proceso de envejecimiento es la liberacin de tiempo de uso individual y social para los cuidados, el ocio, la formacin y la participacin. Una liberacin de tiempo con un horizonte vital ampliado que obliga a las personas mayores a organizarlo y a las instituciones a maximizar su valor aadido social desde un enfoque activo y de cohesin entre generaciones. La crisis econmica y financiera de los ltimos cinco aos destaca ms an si cabe el potencial solidario de las personas mayores en general y, en
  56. 56. 52 especial, de las que estn comprendidas entre 50 y 69 aos, que son las que hemos estudiado en nuestra investigacin. Como se ver ms adelante, en los resultados de la encuesta se refleja que el esfuerzo de solidaridad intrafamiliar es muy notable, y cmo esa solidaridad se canaliza tambin a travs de las organizaciones cvicas de ayuda mutua y altruista en el que participan las personas de este grupo de poblacin. En este captulo se han presentado los datos ms significativos y actualizados que describen el fenmeno del envejecimiento, partiendo de la conviccin de que para abordar el objeto de nuestro estudio (la participacin social de las personas mayores de hoy y de maana) hay que partir del conocimiento del contexto sociodemogrfico en el que se enmarca. Partiendo de las extraordinarias ganancias de la esperanza de vida neta y libre de discapacidad que se han venido registrando en Espaa en las ltimas dcadas, se ha presentado el escenario evolutivo de nuestra pirmide de poblacin, que prev que las personas mayores de 65 aos constituirn a mitad del siglo XXI el 37% de la poblacin espaola. Para poder anticipar las tendencias futuras en el mbito de la participacin, hemos justificado por qu en nuestro estudio decidimos explorar las opiniones, motivaciones y expectativas de los grupos de poblacin previos a edad de la jubilacin o con experiencia reciente de la misma. En concreto, hemos encuestado a una muestra de la poblacin espaola que se encuentra en el tramo de edad entre 50 y 69 aos, lo que significa un segmento de ms de diez millones de personas, cuyas caractersticas dibujan un perfil ms favorable a la participacin social que las generaciones precedentes (mayor grado de formacin, ms alto nivel de ingresos, ms utilizacin de las TIC). Y despus de hacer un recorrido por las principales teoras del envejecimiento positivo hasta llegarse al concepto de activo, que se
  57. 57. 53 considera ms completo que los anteriores, tambin se han analizado las directricen y propuestas polticas que se han venido produciendo en torno al envejecimiento tanto en el seno de la Unin Europea como en Espaa en los ltimos aos, con el fin de contextualizar de esta manera los resultados de nuestra investigacin.
  58. 58. 54
  59. 59. Coleccin
  60. 60. 56 En este captulo se describen y analizan los aspectos que han resultado ms relevantes en nuestra encuesta en cuanto a las opiniones y percepciones bsicas del grupo de poblacin de personas comprendidas entre los 50 y los 69 aos en lo referente a la vida activa y el paso a la situacin de jubilacin. Igualmente se analiza cmo perciben el tiempo de dicha etapa, su salud y satisfaccin con la vida y, sobre todo, el significado de la edad y las expectativas que genera la jubilacin. El objetivo del captulo trata de mostrar que, segn los resultados de nuestra encuesta, el paso a la jubilacin no se experimenta en general como un corte radical con la vida pasada sino como un proceso de adaptacin progresivo que se contempla como una oportunidad vital de desarrollo personal y dedicacin a la familia y a actividades sociales de diferente tenor. Una amplia satisfaccin con la vida y una salud subjetiva elevada refuerzan la idea de la jubilacin como oportunidad de desarrollo de comportamientos y actividades tpicas del envejecimiento activo. 2.1. Jubilacin y actividad Teniendo en cuenta los objetivos y las hiptesis de nuestra investigacin, hemos considerado clave en relacin con el grupo de poblacin a estudiar la relacin con la actividad econmica, y, en consecuencia, que la distribucin final de nuestra muestra se realizase segn esta variable. En la tabla 2.1 se puede observar la distribucin de la poblacin espaola entre 50 y 69 aos atendiendo a estos criterios, segn la Encuesta de poblacin activa (EPA), y la muestra representativa que se dise para la Encuesta de la Fundacin Pilares. Con bastante correspondencia con la situacin que describe la EPA, en el momento de la recogida de informacin slo la mitad de nuestros 2
  61. 61. 57 encuestados son activos, siendo el 40% los que estn ocupados; el resto son personas que han abandonado el mercado de trabajo o que nunca han participado en l. Pero algo ms de tres cuartas partes de ellas han estado en algn momento trabajando, para luego dejarlo ya sea por jubilacin, desempleo, atencin a la familia u otros motivos. La tasa de ocupacin supera el 50% entre la poblacin comprendida entre los 50 y los 59 para reducirse de manera abrupta a partir de los 60 aos en que solo
  62. 62. 58 est ocupado el 34% de los entrevistados del tramo de edad de 60-64 aos y un pequeo porcentaje (5,4%) en el tramo de 65-69 aos. Las personas prejubiladas, una proporcin tambin pequea de la muestra (6%), se concentran sobre todo, como cabra esperar, en el tramo de 60- 64 aos de edad (12%), aunque los menores de esa edad son el 7,8%. Especial relieve adquiere en nuestro estudio el dato del segmento de esta poblacin que se encuentra en situacin de desempleo, que alcanza alrededor de un 10 por ciento de la poblacin o, lo que es lo mismo, a un milln de personas. Son conocidas las dificultades mucho ms agudizadas en la coyuntura econmica actual- que tienen las personas que pierden su empleo despus de los 50 aos ya que buena parte de ellas se convierten en parados, no ya de larga duracin, sino que esa situacin se cronifica en muchos casos hasta llegar a la edad de jubilacin. Las condiciones de precariedad con respecto a los ingresos econmicos de estas personas, ms o menos graves segn si existe o no cobertura de prestacin o subsidio de desempleo, unido a la incertidumbre con respecto al futuro y el resto de efectos psicolgicos adversos que provoca este tipo de desempleo, como la prdida progresiva de autoestima, marcan la vida y las expectativas de este subgrupo de poblacin. Y tambin matizan las tendencias de futuro que para el conjunto de las personas de 50-69 aos, por otros indicadores como el ms alto nivel de estudios y mejores condiciones de salud, podra ser ms positivas. Por otra parte en el perfil de los entrevistados destacan datos como los siguientes: en su inmensa mayora se trata de personas que estn casadas o que viven en pareja (79%); los separados o divorciados son casi el 7% y el estado de viudez llega escasamente al 8% (13% en las mujeres); la mayora vive en hogares de tres o ms personas (57%) y solos nicamente el 9%. El resto habitan en hogares de dos personas; el
  63. 63. 59 porcentaje de los que tienen estudios medios y superiores alcanza al 24% del total, con un peso superior en los tramos de edad de 50 a 59 aos (28%). Es precisamente el indicador relativo al nivel de estudios uno de los ms reveladores del cambio que se est experimentando en cuanto al perfil de las cohortes de edad que van llegando a la jubilacin pues, tal como se refleja en el grfico 2.1, que muestra la evolucin del mismo en el segmento de la poblacin de 55 a 69 aos a lo largo del periodo 2001- 2011, las personas con educacin secundaria o superior han pasado de significar un 25% hasta alcanzar ms del 50%. La actividad laboral Ciertamente, la inmensa mayora de las personas entrevistadas considera que su ocupacin laboral era o es, antes que nada, una fuente de ingresos, el origen del sustento, tal como se recoge en el grfico 2.2 donde
  64. 64. 60 se presentan las respuestas obtenidas sobre lo que significa ahora o significaba antes (cuando todava trabajaba) la ocupacin laboral para las personas encuestadas. Pero a muy poca distancia, con porcentajes prximos al 90% y en congruencia con investigaciones anteriores sobre dichos significados y el papel que cumple el empleo (Jahoda, 1987, Martnez et al, 2006), figuran tres respuestas que nos hablan de la ocupacin como va de relacin con otras personas, como instrumento para la estructuracin cotidiana del tiempo y como algo a lo que se concede importancia porque conduce o favorece la realizacin personal. En cambio, poco ms del 10% de los encuestados viven o han vivido su
  65. 65. 61 ocupacin profesional como una obligacin, una carga impuesta que se han visto o se ven en la necesidad de sobrellevar. El trabajo es considerado como una de las dimensiones definitorias de la identidad de las personas en las sociedades desarrolladas y por ello su importancia se pone de manifiesto especialmente durante la fase en la que permanecen activas. En nuestra encuesta son sobre todo las personas comprendidas entre los 50 y 60 aos y es con la llegada de la jubilacin cuando la valoracin del trabajo empieza a pasar a un segundo plano relativo por detrs, por ejemplo, de los hijos. Si tomamos como referencia el aspecto de relacin y disfrute con los compaeros, no se observan diferencias significativas entre los distintos subgrupos que hemos analizado, pero s destacamos que las opiniones ms favorables a esta opcin son las de los hombres, las personas de 65- 69 aos, las paradas y jubiladas y las asalariadas del sector pblico, mientras que las mujeres, las personas de 50-54 aos, las ocupadas y, en particular, las autnomas y las empresarias presentan porcentajes ms bajos. Quizs, el hecho de tener una ocupacin ms solitaria explique por qu son las personas que trabajan por cuenta propia quienes tienen la proporcin positiva ms baja sobre esta cuestin, que aun as alcanza el 83% Quines viven o han vivido el trabajo como una pesada carga? Las personas que trabajan o han trabajado por su cuenta (21%), las de 65-69 aos (18%), las jubiladas y las ocupadas (14%) y, en general, los hombres (13%), son los colectivos que se sitan por encima de la media en las respuestas de este tenor, indudablemente negativo. En el lado opuesto figuran las personas asalariadas del sector pblico y las paradas (8%), alejados de la visin de la ocupacin como una forma de esclavitud.
  66. 66. 62 La jubilacin Cuando en 2009 se aplic la ltima encuesta entre la poblacin espaola de 65 y ms aos (IMSERSO, 2010), ya se busc obtener informacin acerca de su opinin valorativa sobre la etapa de la jubilacin segn su experiencia vital (ver grfico 2.3). Las respuestas obtenidas mostraron diferencias significativas segn sexo. Solo el 8,4% de las mujeres informaron vivir esta fase de su vida como una liberacin para poder dedicar su tiempo a lo que quieren frente a un 28,3% de los hombres. Un
  67. 67. 63 60% de las mujeres respondieron no haber tenido sensaciones especiales, mientras que ese porcentaje baja hasta el 47,2% entre los varones. Estos resultados pueden ser interpretados como congruentes con los obtenidos en otros estudios que se han acercado a analizar desde la perspectiva de gnero al grupo de personas mayores de 65 aos (Rodrguez Rodrguez, 2002) y que podran condensarse en la imagen de que la mayor parte de las mujeres mayores no se jubilan nunca, al continuar realizando las funciones y tareas reproductivas asignadas a su rol, an muy presente entre este segmento de poblacin, y que tiene por otra parte una escasa presencia en la actividad laboral formal, tal como