las normas de la casa de la sidra - john irving

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I hospital St. Cloud’s se acercan muchas parejas o mujeres solas en situaciones desesperadas, dispuestas a abortar o abandonar a un hijo no deseado, que ponen en manos de un médico modélico, el doctor Larch. Éste siente un cariño especial por Homer Wells, su pupilo, al que transmite cuanto sabe de medicina. Homer, sin embargo, no comparte sus criterios sobre el aborto, y cree que necesita crecer fuera del hospicio y conocer mundo. La ocasión se le presenta cuando una joven pareja acomodada hace su aparición con la intención de abortar. Homer abandona con ellos el hospital y consigue trabajo como recolector de manzanas junto con unos temporeros negros. En la casa de la sidra donde se aloja conocerá el amor, pero también que las verdaderas normas que rigen nuestra vida sólo puede dictarlas el corazón. Éste es el guión con el que el propio John Irving batalló durante trece años y por el que finalmente obtuvo el Oscar al mejor guión adaptado. Michael Caine mereció también el Oscar al mejor actor secundario por su memorable interpretación del doctor Larch. JOHN IRVING LAS NORMAS

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I hospital St. Cloud’s se acercan muchas

parejas o mujeres solas en situaciones

desesperadas, dispuestas a abortar o

abandonar a un hijo no deseado, que ponen

en manos de un médico modélico, el

doctor Larch. Éste siente un cariño

especial por Homer Wells, su pupilo, al

que transmite cuanto sabe de medicina.

Homer, sin embargo, no comparte sus

criterios sobre el aborto, y cree que

necesita crecer fuera del hospicio y

conocer mundo. La ocasión se le presenta

cuando una joven pareja acomodada hace

su aparición con la intención de abortar.

Homer abandona con ellos el hospital y

consigue trabajo como recolector de

manzanas junto con unos temporeros

negros. En la casa de la sidra donde se

aloja conocerá el amor, pero también que

las verdaderas normas que rigen nuestra

vida sólo puede dictarlas el corazón.

Éste es el guión con el que el propio John

Irving batalló durante trece años y por el

que finalmente obtuvo el Oscar al mejor

guión adaptado. Michael Caine mereció

también el Oscar al mejor actor secundario

por su memorable interpretación del doctor

Larch.

JOHN IRVING

LAS NORMASDE LA CASA DE

LA SIDRA

Libros de John Irving en Tusquets Editores

ANDANZAS

El mundo según Garp

El Hotel New HampshirePríncipes de Maine Reyes de Nueva Inglaterra

La epopeya del bebedor de agua

Oración por Owen

Libertad para los osos

Un hijo del circo

La novia imaginaria

Una mujer difícil

Mis líos con el cine

FÁBULA

El mundo según Garp

El Hotel New HampshirePríncipes de Maine Reyes de Nueva Inglaterra

La epopeya del bebedor de aguaOración por Owen

Las normas de la casa de la sidra (Guión)

Las normas de la casa de la sidra

Guiónbasado en su novela Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra

Traducción de Jordi Fibla

F A B U L ATUSOUETS

%/EDITORES

© 1999 Garp Enterprises, Ltd.

Diseño de lá colección: Pierluigi Cerri

Ilustración de la cubierta: fotografía de John Irving © Radial Press, 1999 Fotografías del interior: © 1999 Miramax © déja traducción:

Jordi Fibla, 2000

Reservados todos los. derechos de esta edición para Tusquets Editores, S.Á. - Cesare Cantü, 8 - 08023 Barcelona

ISBN: 84-8310-697-3 Depósito legal: B. 21.738-2000

Impresión y encuadernación: GRAFOS, S.A. Arte sobre papel Sector C, Calle D, n.° 36, Zona Franca - 08040 Barcelona Impreso

en España✓

Indice

Introducción ................................................................... 9

Ficha técnica................................................................. 13

Las normas de la casa de la sidra ................................. 17

Introducción

Empecé a estudiar los procedimientos obstétricos y ginecológicos en 1980, y estas observaciones, junto con ciertas lecturas que llevé a cabo en la biblioteca es-pecializada en historia de la medicina de la Universidad de Yale, constituyeron la investigación inicial para escribir mi sexta novela, Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra, que se publicó en 1985. Ese mismo año inicié este guión, y lo

proseguí a lo largo de catorce años.Cuatro directores se ocuparon del proyecto, y ninguno de ellos era escritor. Si

bien soy el único responsable del texto, baste decir que las sugerencias de los distintos directores han influido en el guión, y a veces de un modo conflictivo.

El primer director, Phillip Borsos, ya fallecido, fue quien me aconsejó que me distanciara cuanto pudiese de la novela; en esa versión no había un triángulo amo-roso entre Homer, Candy y Wally, y el único amor que le interesaba a Homer, no correspondido, era el de la hija del señor Rose. (Al examinarlas con suficiente pers-pectiva, resulta evidente que estas ideas no eran plausibles.)

De los tres directores que siguieron a Phillip Borsos, Michael Winterbottom fue quien siguió con mayor

fidelidad la novela, pero bajo la influencia de Winter- bottom la aventura amorosa entre Homer y Candy resultaba demasiado dominante. La versión definitiva del guión, que llevé a cabo con Lasse Hallstróm, el cuarto director, también reintegraba la relación de Homer con Candy, si bien esa relación no es una historia de amor tan completa como en la novela. La relación dominante en la película de Lasse Hallstróm es la de Homer con el doctor Larch, tal como debía ser. (Me he ocupado con más detalle de estas diferencias, así como del proceso de adapación de un guión basado en una novela, en mi obra autobiográfica Mis líos con el cine.)

Por supuesto, en el guión de rodaje figuran unas pocas escenas que no se

rodaron, mientras que Lasse cortó muchas más durante el montaje de la cinta. Pero el guión, tal como aparece aquí, es la versión que Lasse y yo convinimos en rodar en septiembre de 1998.

Los lectores que hayan visto la película observarán que gran parte del diálogo se adaptó ligeramente, o se improvisó, a partir del diálogo ofrecido en estas páginas. Por otro lado, algunas de las escenas que se conservan en la película terminada no aparecen en la misma secuencia exacta en que fueron escritas. No he creído necesario indicar estas discrepancias en el texto, pues ya es bastante difícil leer un guión de cine sin esa clase de interpolaciones. Un guión de rodaje no es el registro fiel de lo rodado, y este guión tampoco refleja la manera en que se montó la película.

Lasse Hallstróm es sueco. Dado su acento, que me gusta mucho, la palabra inglesa great [estupendo] posee una sonoridad original. Ésta es la versión del guión de la que Lasse dijo «Great!». Fue el punto de partida, el texto a partir del cual empezó a dirigir la película.

Yo soy ll guionista, el guión es mío. Lasse es el director y la película le pertenece. Como he dicho en otra ocasión, cuando me apetece dirigir, escribo una novela.

Junio de 1999

LAS NORMAS DE LA CASA DE LA SIDRA 1999

Reparto:

Homer Wells Tobey Maguire

Candy Kendall Charlize TheronSeñor Rose Delroy LindoWally Worthington Paul RuddDr. Wilbur Larch Michael CaineEnfermera Edna Jane AlexanderEnfermera Angela Kathy BakerRose Rose Erykah BaduBuster Kieran CulkinOlive Worthington Kate NelliganPeaches Heavy DMuddy K. Todd FreemanMary Agnes Paz de la HuertaRay Kendall J. K. Simmons

Jack Evan Dexter ParkeVernon Jimmy FlynnHéroe Lonnie R. FarmerFuzzy Erik Per SullivanCurly Spencer DiamondCopperfield Sean AndrewSteerforth John AlbanoHazel Sky McCole-BartusiakClara Clare DalyComandante Winslow Colin IrvingCarla Annie CorleyPadre adoptivo Patrick DonnellyMadre adoptiva Edie SchechterNiña de doce años Kasey BerryBig Dot Mary BogueDebra . Victoria Stankiewicz

Christine Stevens Earle C. Batchelder Norma Fine John Irving

Florence Dr. Holtz Señora Goodball Jefe de estación

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Producción: Richard N. Gladstein Distribución: Miramax Films Director: Lasse Hallstróm Guión: John IrvingDirector de fotografía: Oliver Stapleton

Montaje: Lisa Zeno ChurginMúsica: Rachel Portman y Jeff AtmajianAyudantes de dirección: Edie Schechter, Paul Prenderville

Las normas de la casa de la sidravoz DE LARCH: Aquí, en St. Cloud’s, he llegado a comprender que las promesas rara

vez se mantienen, que la batalla no es tanto contra el mal como contra la ignorancia y que tener éxito no puede compararse con ser útil.

La pareja entra en el orfanato, donde oímos los llantos de varios bebés.voz DE LARCH: Tampoco he resuelto el problema que vine a solucionar aquí.

Interior. Orfanato. Mañana.Dos enfermeras, Edna y Angela, persiguen a unos niños, como cada mañana.voz DE LARCH: Incluso en una época en que la gente está bien informada, los bebés

no deseados se las ingenian para nacer. En realidad, la certeza de que siempre

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habrá huérfanos no plantea un problema que precise remedio. Aquí, en St. Cloud’s, no consideramos como problemas los hechos sórdidos de la vida.

La cámara sube por la escalera con algunos de los chicos.

Interior. Consultorio de Larch. Día.Entramos en un consultorio donde el doctor Larch muestra a la 1.a pareja su hijo recién adoptado, Homer, un bebé que sonríe en los brazos del doctor Larch. voz DE LARCH: La verdad es que nunca hemos tenido más que un auténtico problema.Nos acercamos al bebé hasta que su cara llena toda la pantalla.voz DE larch: Se llamaba Homer Wells.El doctor Larch entrega el bebé a los padres adoptivos.

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LARCH: Le he puesto el nombre del escritor griego. Conocen ustedes a Homero, claro.

Gestos de asentimiento vacilantes. (No parecen aficionados a la lectura.)LARCH (cont.): En cuanto al apellido, se lo puse porque me di cuenta de que era muy

profundo.*

Los padres miran con orgullo a su hijo adoptado. voz DE LARCH: En realidad, fue la enfermera Angela quien se lo puso, pues su padre era perforador de pozos, y «Homer» se llamaba uno de los innumerables gatos de su familia.

Interior /.exterior. Orfanato. Día.En la entrada principal, Larch y las enfermeras agitan las manos, dicen adiós a Homer y cierran la puerta.Interior / exterior. Orfanato. Noche.Se abre la misma puerta; es otra noche. La misma pareja trae a Homer. Sus semblantes muestran expresiones preocupadas. La enfermera Edna los hace

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pasar.

Interior. Sección de los chicos, entrada. Noche.Larch está impartiendo su bendición a los chicos. LARCH: «¡Buenas noches, príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra!»Cuando se vuelve, se sobresalta al ver a la enfermera Edna que espera con la 1.apareja y el bebé Homer. MADRE ADOPTIVA: ¡Tiene algo raro! No hace nunca el menor ruido.Larch mira rápidamente a Homer. voz DE LARCH: No se lo creerán, pero no lloraba lo suficiente para su gusto. PADRE ADOPTIVO: ¿Podríamos echar un vistazo a otro niño un poco diferente?

La madre entrega el bebé a Larch. El bebé Homer lanza un alegre chillido en cuanto está en brazos de Larch. Los padres lo miran incrédulos. voz DE LARCH: ASÍ

nos devolvieron a Homer. Era un bebé demasiado alegre.

Exterior. Orfanato. Día.Angela y Edna despiden agitando las manos y llaman a un Homer de dos años que se marcha con la 2.a pareja. Larch, en el porche, contempla a la familia que se aleja colina abajo.voz DE LARCH: La segunda familia tenía el desdichado don de lograr que Homer

hiciera ruido.Interior. Hogdf de la 2.a pareja. Día.

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Larch entra bruscamente en el hogar de la segunda pareja y levanta de la cama a Homer, que presenta mora- tones y está llorando. Larch mira enfurecido a la pareja. voz DE LARCH: El rumor era cierto. Le pegaban. El niño lloraba sin poder contenerse.

Exterior. Colina de St. Cloud’s. Día.Larch sube la cuesta hacia el orfanato con Homer. voz DE LARCH: Aquí, en St. Cloud’s, con cada norma que establezco o que no respeto procuro considerar que lo prioritario es el futuro de un huérfano.

Interior. Sala de partos. Día.El vientre desnudo de una mujer en avanzado estado de gestación.voz DE LARCH: Es más fácil decirlo que hacerlo.Una mano diminuta aparece con un estetoscopio y lo aplica al voluminoso vientre. La cabeza del pequeño Homer, con el estetoscopio alrededor del cuello, asoma detrás del vientre, y cierra los ojos mientras se concentra en escuchar los sonidos del feto. Larch se detiene en el umbral, al ver a Homer. Sonríe levemente.

Exterior. Hogar de la 3.apareja. Día.Se abre la puerta y aparece una tercera pareja que nos sonríe, da la bienvenida y

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abraza a un Homer de dieciséis años. Detrás de ellos espera la que será la her-mana adoptiva, una chica atractiva, algo mayor que Homer.voz DE LARCH: Pedí a la tercera familia que lo cuidaran bien..., era un chico especial.

Interior. Dormitorio de la hermana adoptiva. Noche. Homer y la hermana adoptiva están juntos en la cama. Los padres irrumpen en el cuarto; el padre persigue a Homer alrededor de la cama y la madre pega a su hija, la cual se cubre con una almohada. voz DE LARCH: Era Homer quien cuidaba de sí mismo demasiado bien.

Exterior. Hogar de la 3.apareja. Noche.Desde su ventana, la hermana adoptiva observa a Homer, que sale de la casa con su maleta. Este alza la cabeza para mirarla mientras se dirige con paso ligero a la calle.

Exterior. Orfanato. Por la mañana temprano.Ha amanecido, pero aún está un poco oscuro mientras Homer se dirige a la puerta del orfanato con la maleta en la mano. Una mujer en avanzado estado de gestación llega al mismo tiempo. Permanecen incómodos uno al lado del otro, esperando que alguien abra la puerta. La mujer está llorando. Homer le toma la mano. HOMER: No tema. Aquí todo el mundo es agradable. MUJER EMBARAZADA:

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¿Vives aquí? HOMER: Bueno, soy de aquí.La mujer lloriquea y asiente vagamente. La puerta se abre. La enfermera Edna hace pasar a la mujer y abraza a Homer.

fvoz DE LARCH,: ¿Qué podía hacer con él? ¡Regresaba una y otra yez!Larch instruye a un Homer crecido con un Manual de Anatomía. Homer, aburrido, mira por la ventana. LARCH: Homer, si vas a quedarte en el St. Cloud’s, espero que seas útil.

Interior. Sala de partos. Día.Homer mira con adoración al doctor Larch mientras éste examina a otra

embarazada. Larch hace un gesto a Homer para que se acerque y coloca la mano de Homer sobre el abdomen de la mujer, a fin de que note el movimiento del feto.voz DE larch: Pero ¿habría creado un huérfano para siempre por no haber puesto

límites al afecto? Tuve demasiado éxito con Homer Wells: logré convertir el orfanato en su hogar.

Interior. Quirófano. Día.Larch cierra rápidamente una puerta a sus espaldas (para que Homer no vea a la paciente a quien va a practicar un aborto).

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Interior. Sala de partos. Día,Homer ayuda a Larch en la asistencia a un parto.

Exterior. Incinerador. Día.Homer se dirige al incinerador con un cubo blanco esmaltado. Mira el interior del cubo y se detiene.

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voz DE LARCH: Que Dios me perdone. He hecho de él un huérfano por quererle tanto. Homer Wells pertenecerá a St. Cloud’s para siempre.

La cámara sigue enfocando la expresión de repugnancia de Homer mientras contempla el contenido del cubo.Final de los títulos de crédito. Fundido en negro. Se oye una canción que emite un viejo fonógrafo.

Interior. Dispensario. Día.Se ve el viejo fonógrafo que emite la canción. El doctor Larch está tomando éter. Sostiene el frasco con una mano y con la otra se aplica la mascarilla a la boca y la nariz.Rótulo superpuesto: ST. CLOUD’S, MAINE, MARZO DE 1943.Cuando Larch se amodorra, su mano afloja la presión sobre la mascarilla, ésta le cae de la cara y él se despierta. Entonces vuelve a colocarse la mascarilla y vierte unas gotas más de éter sobre la gasa que la cubre. Panorámica del dispensario, que sirve también como galería fotográfica y dormitorio de Larch. La cama donde éste aspira el éter está separada de la habitación por una mampara de hospital (de las que tienen ruede- cillas). Se ve el disco que gira, las vitrinas con instrumental médico, las viejas fotografías de St. Cloud’s. Entra Homer y permanece de pie, incómodo, contemplando un momento a Larch. Entonces da media vuelta y regresa al pasillo.

Interior. Pasillo. Día.

Homer alza m voz, como si estuviera llegando por el pasillo.HOMER: ¡Doctor Larch! ¡Doctor Larch!

Interior. Dispensario. Día.Larch se despierta y sale del aletargamiento producidopor el éter. Homer entra de nuevo.HOMER: Tenemos dos nuevas pacientes, una de parto.El doctor Larch y Homer salen juntos.* Wells, en inglés, «pozos». (TV. del T.)

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Interior. Pasillo. Día.Los «dos» doctores avanzan briosamente por el corredor, con todo el aspecto de un par de profesionales. LARCH: ¿ES un primer embarazo? HOMER: Sí, las dos.

LARCH (sarcásticamente): Supongo que preferirías encargarte del parto. HOMER (con voz cansada; es un viejo tema): Lo único que dije es que no quería practicar abortos. Si usted los practica, no tengo nada que discutir. LARCH: Conoces la manera de ayudar a esas mujeres..., ¿cómo es posible que no te sientas obligado a hacerlo cuando no pueden recibir ayuda de nadie más? HOMER: En primer lugar, es ilegal. En segundo lugar, no le pedí que me enseñara a hacerlo; usted me lo enseñó sin más.LARCH: ¿Qué otra cosa podría haberte enseñado, Homer? ¡Lo único que puedo enseñarte es lo que sé! Sea cual fuere la carrera que elijas, has de ser útil. Homer y Larch se separan y entran en dos quirófanos distintos. Homer musita: «Util, útil, útil».Interior. Quirófano. Día.Larch y Angela están preparando el éter para Dorothy, una mujer a la que no se le nota el embarazo. Se oyen los sonidos del parto al otro lado del corredor. LARCH

(sostiene la mascarilla): ¿Te han dado éter alguna vez, Dorothy? DOROTHY: Una vez, cuando me quitaron el apéndice. ANGELA (busca la cicatriz): No te han tocado el apéndice. DOROTHY: LO que fuera..., el éter me mareó. LARCH: Esta vez no te va a marear, Dorothy... No tal como yo lo hago, sólo una gota a la vez. DOROTHY: NO

puedo pagarle por esto, ¿sabe? No tengo dinero.LARCH: Si algún día, Dorothy, tienes dinero, te agradeceríamos mucho una donación al orfanato. ANGELA: Sólo si te lo puedes permitir. LARCH (sostiene el frasco de éter): Procura no pensar en nada, Dorothy.Angela aplica la mascarilla a la boca y la nariz de Dorothy. Larch vierte el éter. Se oye el llanto de un recién nacido desde el otro quirófano.

Interior. Sala de partos. Día.Homer está atendiendo a la jadeante Carla. Un recién nacido llora en los brazos de la enfermera Edna. HOMER: Eso ha estado muy bien, Carla..., ha sido perfecto. Todo va de maravilla. CARLA: ¡No quiero verlo! EDNA: No lo verás, querida. No te preocupes. CARLA: Ni tan sólo quiero saber cuál es su sexo. ¡No me lo digáis!HOMER: No te lo diremos, Carla. Vas a ponerte bien.EDNA: El bebé también. CARLA: ¡No quiero saberlo!

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Larch se asoma a la sala de partos y mira al bebé.LARCH: ¡Es un chico grande!CARLA: Dejádmelo ver, por Dios..., quiero verlo.Edna muestra el bebé a Carla, ésta lo mira y vuelve lacabeza. Larch susurra a Homer.LARCH: ¿Te importaría echarle un vistazo a Dorothy?

Interior. Quirófano. Día.Angela se sienta al lado de Dorothy, todavía sedada, mientras Larch y Homer conversan ante una palangana que contiene la matriz de Dorothy. homer: ¿NO había ninguna herida visible? larch: NO. El feto estaba muerto. La matriz práctica-mente se estaba desintegrando... ¡Los puntos se desprendían del tejido! homer

(perplejo): Esto parece un caso de escorbuto. larch (burlonamente sarcástico): ¡Escorbuto! Ah, sí, la maldición de los marineros de antaño, que se pasaban largas temporadas en el mar sin frutas ni verduras frescas. ¡Dorothy no es un marinero, Homer! angela: Es una prostituta, ¿verdad? homer (a Angela): ¿Ha mirado el contenido de su bolso? larch (frustrado): ¡Lo he mirado todo menos eso! Angela entrega a Larch un frasco de líquido marrón. angela: Se llama Solución Lunar Francesa.Larch lo huele y arruga la nariz- LARCH: No es cornezuelo, no es extracto de pituitaria, no es aceite de ruda... ANGELA: Aquí dice que devuelve la regularidad de la menstruación.HOMER: Está claro que es un abortivo. LARCH: Desde luego.Larch se humedece un dedo con la sustancia y se lo lleva a la lengua.LARCH (escupe): ¡Dios mío, es aceite de tanaceto! HOMER: No lo conozco.

LARCH: Si lo tomas en cantidad suficiente, tus intestinos pierden la capacidad de absorber la vitamina C. HOMER: En otras palabras, escorbuto. LARCH: Muy bien,

muchacho, un buen trabajo. ¡Y tú mismo dices que no eres médico! (A Angela:) No la pierdas de vista..., está en un aprieto.

Cuando Homer se vuelve para salir, Larch lo detiene yle señala la palangana.LARCH (cont.): Ocúpate de eso, ¿quieres?Homer, con expresión de fastidio, toma la palangana y vierte su contenido en un cubo blanco esmaltado.

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Interior. Comedor. Tarde.La señorita Titcomb está enseñando matemáticas a unos niños y niñas distraídos en un ángulo del comedor. Una pizarra sobre ruedas muestra una nube de nú-meros. Al cruzar el comedor con el cubo blanco esmaltado, Homer atrae la atención de Buster, un chico de dieciséis años que está examinando una fuente de pastelillos sobre una mesa. Buster va enseguida al encuentro de Homer. BUSTER: Te ayudaré.Homer hace un gesto negativo con la cabeza y sigue caminando. Buster le sigue. El doctor Larch pasa cerca de Buster. Este hace una mueca de aversión.

Í■b-,

Exterior. Inciherador. Tarde.Buster y Homer caminan pesadamente por la nieve hacia el incinerador. Homer todavía lleva el cubo. BUSTER: ¡Ése aspira éter! ¡Le he visto hacerlo! HOMER: LO hace porque está tan cansado que no puede dormir. Tiene que hacer eso. BUSTER: ¡De la manera que huele, parece como si pudiera hacerte dormir! HOMER: ES médico, Buster, y los médicos huelen a éter.BUSTER: Tú eres médico, Homer, y no hueles a éter. HOMER: YO no soy médico. No he ido a ninguna facultad de medicina... ¡Ni siquiera he ido al instituto! BUSTER:

¡Pero has estudiado durante años con el viejo! HOMER: ¡Te digo que no soy médico! BUSTER: Perdona, Homer.Buster observa a Homer mientras éste vacía el cubo en el incinerador.

Interior. Dispensario. Noche.Con la cabeza inclinada hacia la gran bocina del fonógrafo de Larch, Fuzzy, de seis años, delgado, pálido y con un notable parecido a un embrión, está escuchando un disco. No puede oír lo que Larch y Homer dicen de él mientras levantan una especie de tienda de campaña humidificada sobre una pequeña cama de hospital con ruedas. Una batería de coche proporciona energía al humidificador.LARCH: Fuzzy no es excepcional. Créeme, algo les pasa a los hijos prematuros de

madres alcohólicas. Parecen susceptibles a cualquier puñetero germen que se presente.

HOMER: Nunca he leído tal cosa. LARCH: Ni yo tampoco, pero lo leerás. Los imbéciles que escriben los libros deberían hacer aquí sus investigaciones.

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HOMER: ¿Pero Fuzzy no está sólo... poco desarrollado?LARCH: ¿Cuando no tiene bronquitis? Yo no diría que sus infecciones bronquiales

están «poco desarrolladas». ¿Y tú?Larch alza al niño que estaba junto al fonógrafo y lo introduce en la tienda de respiración. Fuzzy sonríe. Cuando, Larch se marcha, Mary Agnes, una adolescente bonita pero de aspecto duro, entra en el dispensario. HOMER: ¿Qué quieres, Mary Agnes?Mary Agnes sonríe a Homer y entonces le saca la lengua. Homer la mira con indiferencia, pero como la escena se prolonga, su expresión revela que está molesto. Fuzzy empieza a toser, resuella al respirar con dificultad. Homer se inclina y mira a Fuzzy a través de un orificio cercano a la cremallera de la tienda. MARY AGNES (confusamente porque sigue con la lengua fuera): ¡Mira!Homer examina la lengua de Mary Agnes. HOMER: ¿Te la has mordido? MARY AGNES: NO me acuerdo.HOMER (sin tomárselo en serio): Parece como si te la hubieras mordido un poco..., no será nada. MARY AGNES: A lo mejor estaba besando a alguien y me la mordió.HOMER (le mira de nuevo la lengua): No, te lo has hecho tú misma, tal vez durmiendo. MARY AGNES: Debo de haber soñado que besaba a alguien.Homer no reacciona a su insinuación. Empuja la cama de Fuzzy y salen al corredor. HOMER: ¡ES la hora del cuento, Fuzzy!

Interior. Sección de las niñas. Noche.En el dormitorio de las niñas, la enfermera Edna está orando. Las niñas yacen con las palmas unidas sobre el pecho.EDNA: Señor, apóyanos a lo largo de la jomada...

Exterior. St. Cloud’s. La colina. Noche.El edificio de St. Cloud’s se recorta contra el cielo. Carla, la mujer cuyo parto

hemos presenciado, baja sola por la pendiente y solloza, sin mirar atrás. voz DE

EDNA: «... hasta que se alarguen las sombras y llegue la noche, el ajetreado mundo quede en silencio, finalice la fiebre de la vida y hayamos hecho el trabajo.»

Interior. Sección de las niñas. Noche.

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De nuevo en el dormitorio, con Edna y las niñas. EDNA: «Y en Tu misericordia concédenos un abrigo seguro, un bendito descanso y por fin la paz.» TODAS LAS

NIÑAS: ¡Amén! ¡Amén! ¡Amén!

Interior. Sección de los niños. Noche.El doctor Larch está leyendo Oliver Twist, la escena de la muerte del perro de Bill Sikes. Los niños le escuchan horrorizados en sus camas.LARCH: «Un perro, que hasta entonces había estado escondido, corría adelante y atrás

por el parapeto, lanzando un aullido lastimero, y al final, sosegándose, saltó a los hombros del muerto.»

Entra Homer y se encamina en silencio a su cama, en el extremo de la sala, donde empieza a desvestirse. LARCH (cont.): «Se desvió de su objetivo y cayó a una zanja, dando una vuelta completa en el aire, se rompió la crisma al chocar con una

piedra y brotaron los sesos de la cabeza abierta.»Larch apaga las luces. Desde el umbral abierto de la puerta que da al pasillo, Larch les imparte su bendición nocturna.LARCH (cont.): ¡Buenas noches, príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra!Larch cierra la puerta y deja a los muchachos en la se- mipenumbra. Uno de los chicos corre a la cama de Homer, riendo nerviosamente.FUZZY (en su tienda de respiración): ¿Por qué el doctor Larch hace eso cada noche? CURLY (de unos siete años): Puede que para asustamos... COPPERFIELD (de unos once): No, memo. STEERFORTH (de unos nueve): ¡El doctor Larch nos quiere! FUZZY: ¿Pero por qué hace eso? BUSTER: LO hace porque nos gusta.Los chicos aceptan esta explicación en silencio, Homer entre ellos.

Exterior. St. Cloud’s. Primera hora de la mañana.Las niñas, precedidas por Mary Agnes, rodean una esquina del orfanato, arrastrando un trineo cargado de bolas de nieve.

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MARY AGNES: Buster es mío. Vosotras id a por Copper- field y Curly. Que nadie toque a Fuzzy.

Gritan cuando los muchachos las sorprenden de improviso. Buster lanza dos duras bolas de nieve que alcanzan a Mary Agnes y Clara (de ocho o nueve años), antes de que Mary Agnes lo arrolle y le hunda la cabeza una y otra vez en la nieve. Copperfield, temeroso de Mary Agnes, huye. Curly falla el tiro y entonces derriba el trineo cargado de bolas de nieve mientras Clara y la adorable Hazel (de cinco o seis años) le arrojan al suelo. Fuzzy lanza su única bola de nieve y corre sin objeto, en círculo, tosiendo, cuando la enfermera Edna cruza bruscamente una puerta del orfanato. EDNA: ¡Basta! ¡Nada de peleas! ¡Compartid las bolas de nieve!BUSTER (con la boca llena de nieve): ¡Las bolas son nuestras! ¡Ellas nos las han robado! MARY AGNES: Nos han atacado... ¡Igual que los japos!Fuzzy tose y resuella, tratando de recuperar el aliento. EDNA: ¡Escucha, Fuzzy! Has estado corriendo. ¡Vete a la ducha!Una nueva pareja sube por la cuesta. Los huérfanos se detienen y los miran mientras se sacuden la nieve de encima, tratando de parecer presentables. Curly trata por todos los medios de tener buen aspecto. Mary Agnes no se molesta en arreglarse. Susurra a Clara y Hazel. MARY AGNES: Conozco a esa clase de gente..., se llevarán uno de los bebés.

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Interior. Comedor. Por la mañana.Los niños están desayunando mientras los posibles padres adoptivos se desplazan alrededor de las mesas, mirando a los huérfanos reunidos. Curly hace gala de sus modales en la mesa, corta y se lleva a la boca un trozo de torta con elegancia. Angela y Edna intentan que la pareja mire con más atención a los niños mayo-res, pero ellos se detienen ante la adorable Hazel.

Interior. Habitación de los bebés. Por la mañana.Larch y Homer están examinando los bebés. Comprueban la fuerza con que aferran los dedos de los doctores, les miran los ojos, oídos y gargantas.Angela aparece en el umbral.ANGELA: La pareja espera en el consultorio, Wilbur.LARCH (irritado): La vida espera.Angela se marcha. Larch lee el historial médico del bebé siguiente (fijado a la cama). LARCH (cont.): ¿Dónde está la hoja con el nombre? HOMER: A éste todavía no se le ha puesto nombre.

LARCH: ¡Me toca a mí!Homer está cansado de este juego. Larch toca la frente del niño con el dedo índice.

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LARCH (cont.): A partir de ahora te llamarás... ¡la Pequeña Dorrit!El bebé se echa a llorar.HOMER: NO le gusta. (Mira el historial.) Es un chico, ahí tiene el motivo. LARCH: ¿Un chico no puede llamarse Dorrit? HOMER: Me temo que no. LARCH. Hazlo tú, entonces.Homer apunta con el dedo la frente del niño, como si fuese una pistola.HOMER: A partir de ahora te llamarás... el Pequeño Wil- bur.LARCH: No me hace ninguna gracia lo de «Pequeño»...Homer está anotando el nombre.HOMER: Bueno, entonces lo dejaremos en Wilbur.LARCH: No teníamos un Wilbur por lo menos desde hacía un año, ¿verdad? ¡Antes los teníamos a docenas! Los interrumpe Copperfield, quien llega corriendo desde el pasillo.COPPERFIELD: ¡Se quedan con Hazel! ¡Esos idiotas han elegido a Hazel!

Interior. Sección de las niñas. Día.Edna hace fiestas a Hazel, la cual toma una maleta de cartón y una raída muñeca de trapo. Mary Agnes, que es bastante mayor que los demás, está sentada en una cama. MARY AGNES: Si la gente quiere adoptar a uno de nosotros, primero deberían empezar por los más mayores. EDNA: ¡Por favor, Mary Agnes! Hoy es el día especial de Hazel, no la entristezcas. MARY AGNES: Hazel es prácticamente la más pequeña de todos nosotros. ¡Debería ser la última en marcharse! CLARA: Por lo menos Hazel habla. Lo normal es que se lleven a uno de los estúpidos bebés. MARY

AGNES: ¡Se llevan a los bebés para no tener que decirles nunca que son huérfanos! HAZEL (se echa a llorar): ¡No soy un bebé! MARY AGNES: Si lloras, Hazel, te devolverán. EDNA: ¡ESO no es cierto, Mary Agnes!Hazel llora más fuerte.MARY AGNES: ¡ESO es lo que hicieron conmigo! EDNA: Eras tú quien querías volver, por eso llorabas. (A Hazel:) Llora si te apetece, Hazel. Llora tanto como quieras.

Interior. Consultorio de Larch. Día.

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Homer está en el pasillo, ante la puerta del consultorio, y oye el sermoneo de Larch a los padres adoptivos de Hazel.LARCH: Si destruyo los

datos de sus madres naturales, es estrictamente por el bien de nuestros

huérfanos. Por supuesto, un día querrán saber estas cosas. Pero los huérfanos, sobre todo, deberían mirar al futuro, no al pasado.

Interior. Ventana del pasillo. Día.Homer ve a Curly solo, de pie junto a una ventana delpasillo, con una maleta al lado.HOMER: Hola, Curly. ¿Vas a alguna parte?Curly sacude la cabeza.CURLY: Pensé que podrían elegirme a mí.HOMER: Querían una chica.CURLY: ¡Nadie me quiere nunca!

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Homer abraza a Curly y lo alza en brazos, coge la maleta y avanza por el pasillo.HOMER: Eres uno de los mejores, Curly. No permitiríamos que se te llevara cualquiera. CURLY: ¡El doctor Larch no permitiría que cualquiera se llevara a uno de nosotros! HOMER: Eso es cierto.CURLY: Nadie se ha interesado por mí, ¿verdad? HOMER: Nadie lo bastante especial, Curly. CURLY: ¿Quieres decir que alguien se ha interesado? HOMER: Sólo las personas adecuadas pueden quedarse contigo, Curly.Homer entra en el dormitorio de los niños cargado con Curly y la maleta de éste. El pasillo se queda vacío.

Interior/exterior. Orfanato. Día.Rostros en las ventanas: los huérfanos observan a Hazel, que camina por el césped nevado con sus nuevos padres.

Interior. Sección de las niñas. Noche.Edna (con las chicas) le da a Hazel su bendición de despedida.EDNA: Alegrémonos por Hazel, porque ha encontrado una familia. Buenas noches, Hazel. LAS NIÑAS: ¡Buenas noches, Hazel! ¡Buenas noches, Hazel! ¡Buenas noches, Hazel!

Interior / exterior. Orfanato. Entrada principal. Día.Se abre la puerta. Los huérfanos, llenos de agitación,salen corriendo al verde césped, en el cálido ambiente primaveral.

Interior. Dispensario. Mañana.Angela canta la misma canción que toca el fonógrafo, una canción más romántica que la anterior y que hace salir a Larch de la modorra causada por el éter. Está malhumorado, pero ella le canta al oído y no le devuelve la mascarilla del éter. El se vuelve en la cama, dándole la espalda, pero ella le hace cosquillas y le mordisquea la oreja, hasta que sus mimos ponen a Larch' de un talante más retozón.LARCH: Estaba soñando contigo. ¡Qué hermosa eras! ANGELA: No soñabas

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conmigo. LARCH: ¡De veras!Ella se zafa juguetonamente de su abrazo. ANGELA: Entonces no era hermosa. LARCH: ¡Lo eras! ¡Lo eres! Era fantástico. ANGELA: Sólo ha sido efecto del éter, Wilbur...

Interior. Sala del hospital. Noche.Homer empuja entre las camas un carrito con una bandeja que contiene vasos de agua. Una embarazada en un considerable estado de turbación lo detiene junto a su cama.HOMER: ¿Está usted bien? ¿Quiere que le traiga algo? MUJER TURBADA: Nadie me ha puesto la mano encima para palpar el bebé. ¿Quieres tocarlo o poner ahí el oído? HOMER: De acuerdo.Homer toca el vientre de la mujer.MUJER TURBADA: Vamos, acerca el oído.Homer aplica con cautela el oído al vientre de la mujer. MUJER TURBADA (cont.): ¡Una no debería tener un hijo si no hay nadie que quiera poner su cara ahí!Sujeta la cabeza de Homer contra su vientre, le aprieta la cabeza y cierra los ojos. Homer tiene los suyos muy abiertos y fijos. El doctor Larch se detiene en el umbral y observa la escena con una expresión preocupada. MUJER TURBADA (cont.): Quédate ahí. Quédate donde estás. Quédate ahí, ahí.

Exterior. St. Cloud’s. Estación del ferrocarril. Día. Homer, en la estación, contempla las vías. Buster, que está cerca de él, da puntapiés a una piedra. BUSTER:

¿No piensas algunas veces en irte de aquí para ir a buscarlos?Homer no le responde. Cuando el tren se acerca, Homer y Buster se dirigen a un carro de carga, donde se sientan. Ven a la mujer turbada (ya no está embaraza-da) que protagonizó el incidente con Homer hace unos días. Se marcha de St. Cloud’s sin su hijo, y aguarda al tren que se aproxima. Su rostro parece una máscara. El jefe de estación reprobador le dirige una dura mirada.BUSTER (cont.): Me refiero a tus padres. HOMER: Pienso en marcharme de aquí, pero no en buscarlos. BUSTER: ¿Por qué no?HOMER: No sé quiénes fueron, pero no hicieron nada de lo que deben hacer unos

padres. Fueron el doctor Larch y las enfermeras Edna y Angela quienes se encargaron.

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BUSTER: Ya. Péro, de todos modos, a veces me gustaría conocer a los míos. HOMER:

¿Para qué, Buster? ¿Qué harías si los conocieras?BUSTER: Pues... me gustaría demostrarles que sé cocinar, un poco. HOMER: ¡Cocinas muy bien! BUSTER: ¡Y que sé conducir una camioneta! HOMER (riendo): ¡Conduces mejor que yo! BUSTER: A veces quisiera conocerlos para poder matarlos. Sólo a veces.Buster está avergonzado, consciente de que ha dicho algo impropio.BUSTER (cont.): Sabes que nunca mataría a nadie, Homer. Lo sabes. HOMER: Sí, lo sé.El tren, que avanzaba lentamente, se ha detenido. Los soldados se asoman a las ventanillas. Buster se vuelve y ve a Mary Agnes que camina al lado del tren. Se esfuerza por parecer adulta y mundana. Uno de los soldados estira el brazo y le da un ligero tirón de pelo. Mary Agnes, enfurecida, escupe al soldado. BUSTER:

Creo que Mary Agnes sería capaz de matar a alguien. HOMER: Lo dudo. Es sólo una...Mary Agnes escupe a todos los soldados. HOMER (cont.):... chica emotiva.Los soldados suben las ventanillas mientras Mary Agnes improvisa una sarta de insultos. BUSTER: ¿Qué le hace ser tan emotiva? HOMER (se encoge de hombros): No lo sé. La dejaron aquí, como al resto de nosotros, ¿no?La cámara se acerca a Homer.Interior. Comedor. Noche.Los huérfanos están viendo King Kong, la escena en que el gigantesco gorila captura a Fay Wray y ella grita. Vemos a King Kong y al mismo tiempo los rostros arrobados de los huérfanos. Homer se sienta cerca de la primera fila, fascinado por la película. El doctor Larch y Angela están sentados al lado del proyector. Larch lee una carta. Fuzzy señala la pantalla. FUZZY (tosiendo): ¡Cree que es su madre!King Kong está desnudando a Fay Wray en la caverna.COPPERFIELD: NO cree que es su madre, Fuzzy. FUZZY: ¡Sí que lo cree! ¡La quiere! CLARA: ¿Cómo podría ser su madre?Larch agita la carta ante la cara de Angela. LARCH (un áspero susurro): ¡Quieren sustituirme! ¡La Junta de Administración quiere sustituirme! ANGELA (susurra a su vez): Tan sólo quieren que contrates a un nuevo ayudante. LARCH: Cierto material nuevo sí que sería útil, pero no necesito ningún «nuevo ayudante».La película se rompe y los huérfanos lanzan gritos de decepción. Fuzzy tose una y otra vez mientras Larch manosea el proyector. Angela enciende la luz y Larch

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mira la cinta rota con los ojos entrecerrados. Los huérfanos entonan: «¡Kong! ¡Kong!». LARCH (cont.): ¡Homer! ¡Te necesito!Homer se levanta y se acerca al proyector. LARCH (cont.): Creía que te ocupabas de esto. Siempre se rompe por el mismo sitio. Tú has hecho el empalme, ¿no?HOMER (enojado): ¡Lo ha hecho usted! ¡Me echa la culpa de todo!

Larch suelta bruscamente la película. LARCH: Angela, necesitamos una nueva película, un nuevo proyector, una nueva máquina de escribir..., ¡eso es lo que deberían reemplazar aquí!Entra Edna, habla con Larch y sale enseguida. EDNA: Tenemos un parto, y

creo que es inminente... Larch se vuelve hacia Homer. LARCH: ¿Te encargas de este parto, Homer?Homer, irritado, permanece donde está. HOMER: ES una paciente, ¿no? Debería visitarla un médico.Homer y Larch se miran fijamente. LARCH (procurando mantener la calma): Eres un cirujano hábil y dotado, Homer. Tu técnica obstétrica y ginecológica es casi perfecta.Homer también intenta evitar una discusión. HOMER: Sólo quería decir que esta noche preferiría arreglar la película.Larch no puede ocultar su decepción. LARCH: Claro, de acuerdo. Tú empalma la cinta, yo me encargaré del parto.Han llegado a una paz precaria.

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Interior. Sección de los niños. Noche (más tarde). Homer regula la máquina de respiración de Fuzzy mientras los demás chicos se acuestan. FUZZY: Homer..., ¿King Kong no cree que esa mujer es su madre?HOMER: Humm, claro..., eso es lo que Kong cree, desde luego.FUZZY: ¡Por eso Kong la quiere!Entra Larch y se acerca a Homer y Fuzzy. Larch y Homer intercambian una mirada. HOMER: Creía que era mi tumo. LARCH: LO es, pero deja que me ocupe de éste. Vamos, adelante.Homer se sienta con un ejemplar de David Copperfield. Los niños esperan ansiosos y en silencio mientras Homer se prepara para leer.HOMER (lee): «Si he de resultar yo el héroe de mi propia vida, o si ha de ocupar ese

puesto otro cualquiera, habrán de revelarlo estas páginas.»Larch sigue regulando la máquina de respiración de Fuzzy.

HOMER (cont.): «Fui hijo postumo. Los ojos de mi padre se habían cerrado a la luz de este mundo seis meses antes de que los míos se abrieran a ella.» FUZZY (susurra a

Larch): Su padre ha muerto, ¿verdad? LARCH (susurra a su vez): Así es, Fuzz.La cámara se acerca a Fuzzy.HOMER (off) (sigue leyendo): «Para mí hay algo extraño, aún hoy, en la idea de que él jamás me vio...» Mientras Larch se inclina sobre Fuzzy para fijar el aparato respirador, el pequeño le susurra. FUZZY: ¿TU padre ha muerto?LARCH (asiente, susurra): Cirrosis... Es una enfermedad del hígado. FUZZY: ¿Le mató el hígado? LARCH: Le mató el alcohol... La bebida acabó con él. FUZZY: ¿Pero le conociste? LARCH: Apenas. Poco importaba que le conociera. FUZZY: ¿Conociste mejor a tu madre? LARCH (asiente, todavía susurra): También ha muerto.

Era institutriz. FUZZY: ¿Qué hace una institutriz? LARCH: Cuida de los hijos de otras personas. FUZZY: ¿Creciste por aquí? LARCH: NO, ella era inmigrante. FUZZY: ¿Qué es ser inmigrante? LARCH: Alguien que no es de Maine.

Exterior. St. Cloud’s. Noche.

El orfanato a la luz de la luna. El silencio es absoluto. Exterior. St. Cloud’s.

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Mañana.

Los niños corren en pos de una pelota cerca del incinerador.Una niña muy asustada, que no pertenece al grupo de huérfanos, está tendida al lado del incinerador.Edna se arrodilla al lado de la niña desconocida, la cual se encoge de miedo.EDNA: Nadie va a hacerte daño, querida. ¿Has venido a visitamos? Tenemos camas,

¿sabes? ¿Has desayunado? ¿Cómo te llamas?La chica no responde. Cuando Edna le toca la frente, retira la mano alarmada.

Interior. Quirófano. Mañana.Edna sostiene la cabeza de la muchacha asustada. Ésta tiene fiebre alta y gime. Se mira una y otra vez los pies en los estribos, como si fuese un animal que ha caído en una trampa. Larch y Homer están a cada lado de ella. EDNA: Está a cuarenta de fiebre.LARCH (con mucha suavidad): ¿Qué edad tienes, cariño? ¿Trece?La muchacha sacude la cabeza. Aparece en su rostro una nueva mueca de dolor.LARCH (cont.): ¿Doce? ¿Tienes doce años, cariño? (La chica asiente.) Debes

decirme cuánto tiempo hace que estás embarazada. (La chica se queda inmóvil.) ¿Tres meses?

La niña se contorsiona a causa de otra punzada de dolor. LARCH (cont.): ¿Estás embarazada de cuatro meses?Ella retiene el aliento mientras el médico le examina el abdomen. Homer también lo examina, con suma delicadeza.HOMER (susurra a Larch): Por lo menos está de cinco meses.La chica se pone rígida mientras Larch se coloca en posición.LARCH: Por mirar, no voy a hacerte daño, pequeña. Y sólo voy a mirar.Homer ayuda a Larch con el espéculo.

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larch (coñt.): Dime una cosa. No te habrás hecho nada, ¿verdad? niña de doce años: ¡No he sido yo! larch: ¿Has ido a ver a alguien más? niña de doce años: Dijo que era médico. ¡Yo nunca me habría metido eso! homer: ¿Qué te has metido? niña de doce años: ¡No he sido yo!

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Homer mantiene quieta a la niña, que barbulla sin cesar mientras Larch la examina. niña de doce años (cont.): ¡No he sido yo! ¡Nunca habría hecho una cosa así! ¡No habría metido eso dentro de mi cuerpo! ¡No he sido yo!Larch, mirando frenéticamente el espéculo, apenas puede ahogar un grito al ver lo que hay en las entrañas de la muchacha. Le dice a Homer que eche un vistazo, y entonces le susurra algo a Edna. Esta se apresura a traer el frasco y la mascarilla de éter. Larch empieza a aplicar la mascarilla sobre la nariz y la boca de la niña asustada. Homer se agacha para mirar el espéculo. larch (ala niña de doce años): Mira, has sido muy valiente. Voy a dormirte..., no sentirás nada más. Ya has sido bastante valiente.Homer mira el espéculo y cierra los ojos. La niña opone resistencia al éter, pero pestañea hasta que se le cierran los párpados. edna: Es una sedación profunda. larch:

¡Por supuesto que es una sedación profunda! No ha expelido el feto, el útero está perforado, tiene una peritonitis aguda y ahí dentro hay un objeto extraño. Creo que es una aguja de ganchillo.Homer se ha quitado la mascarilla quirúrgica. Se inclina sobre la pila y se lava la cara con agua fría.LARCH (cont.) (A Homer): Si hubiera venido aquí hace cuatro meses, pidiéndote un

simple raspado, ¿qué habrías decidido hacer? ¿Nada? No hacer nada conduce a esto, Homer. Significa que otro hará el trabajo..., ¡algún imbécil que no sabe hacerlo!

Homer, enfurecido, abandona el quirófano. Edna abre los párpados de la niña para que Larch pueda comprobar la profundidad de la anestesia. LARCH (cont.): Ojalá hubieras venido a verme, pequeña. Es a mí a quien deberías haber acudido.

Interior. Pasillo. Mañana.Homer avanza por el pasillo como un huracán, se detiene y se quita la bata blanca. Está enojado, va de un lado a otro y da patadas al aire.

Exterior. Cementerio de St. Cloud’s. Por la mañana, temprano.Buster y Homer están cavando la fosa. Larch pasa ante el ataúd de la niña de doce años. BUSTER: ¿De qué ha muerto?LARCH (aspira profundamente): Ha muerto de ocultación, ha muerto de

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ignorancia...Buster asiente, pero su perplejidad es total. LARCH (cont.) (A Homer): Si esperas que la gente sea responsable de sus hijos, has de concederles el derecho a decidir si quieren tenerlos o no. ¿No estás de acuerdo? Buster no entiende estas palabras. Homer las ha oído demasiadas veces, y pone los ojos en blanco. HOMER: ¿Y si, en principio, la gente fuese lo bastante responsable para controlarse?LARCH: ¿Qué me dices de esta niña? ¿Esperas que ella sea responsable?Homer desvía la mirada.HOMER: No me refería a ella. Estoy hablando de... adultos. (Irritado.) ¡Ya sabe a

quiénes me refiero!Larch se lo queda mirando.

Exterior/interior. Carretera de St. Cloud’s. Cabina de camioneta. Día.Buster conduce la vieja camioneta en cuyo remolque están las palas y la carretilla. Larch y Homer viajan en la cabina, y la alocada conducción de Buster los zarandea de un lado a otro. Larch mira a Homer, fijamente y con una curiosa sonrisa. HOMER: ¿Qué pasa?

Larch no dice nada. Homer le mira. LARCH (sonriendo): Me maravilla que todavía esperes tanto de la gente. HOMER: ES un placer divertirle. LARCH (a Homer): Procura verlo de este modo. ¿Qué alternativa tiene Buster? ¿Cuáles son sus opciones? Nadie querrá adoptarlo jamás. (Buster reflexiona en ello.)HOMER: Y usted procure verlo de este modo. Buster y yo estamos sentados aquí, a su lado. ¡Podríamos haber terminado en el incinerador! (Buster sonríe.) LARCH:

Contento de estar vivo, bajo cualquier circunstancia... ¿es ése tu punto de vista?Buster, que está distraído, se desvía a la cuneta y el vehículo brinca y no choca con un árbol por unos pocos centímetros. Vuelve a la calzada al cabo de unos se-gundos.HOMER: Contento de estar vivo... supongo que sí.Les llama la atención un lujoso vehículo descapotable que les adelanta en la cuesta del orfanato. Conduce el veloz coche un hombre apuesto con uniforme del Ejército del Aire, un joven oficial. Desde el asiento del pasajero, una mujer joven y bella les sonríe y los deja sin habla.

Exterior. Sendero de acceso al orfanato. Día.

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El lujoso descapotable (ahora aparcado) ha atraído a todos los huérfanos. El apuesto y joven oficial (Wally) y la mujer joven y bella (Candy) están de pie, confusos, al lado del coche, rodeados por los huérfanos curiosos, ante los que se sienten muy cohibidos. Se muestran tan excesivamente amistosos con los niños como inquietos al ver a Larch, Homer y Buster (con sus atuendos de enterradores), que bajan de la camioneta. Con gesto nervioso, Wally reparte chocolatinas entre los niños. CANDY: Cuántos niños. ¿Son todos huérfanos? WALLY:

Bueno, esto es un orfanato.Los niños suben al coche de Wally. CANDY: Oh, están subiendo al coche... ¡Cuidado con lo que tocáis!Curly tira del vestido de Candy, mirándola, la cara ya embadurnada de chocolate. CURLY: Soy el mejor. CANDY (cariñosamente): ¿Ah, sí? WALLY (entiende de niños): ¿El mejor? ¡Vaya! ¿El mejor en qué? CURLY: Soy el mejor de todos.Curly tiene la nariz rebosante de mocos. Candy se arrodilla a su lado, saca un pañuelo y se lo aplica a la nariz. CANDY: Vamos, suénate...

Curly intenta hablar mientras ella le sujeta la nariz. CURLY: Soy el mejor, de veras. Sólo estoy resfriado. CANDY: ¡Suénate! Así, ya verás como te sientes mejor. CURLY (sorbe por la nariz): Sí.Los demás huérfanos están muertos de envidia, pues

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Candy es tan hermosa... (Algunos, como Buster, sesienten divididos entre Candy y el coche.)LARCH: ¡Ven aquí, Curly!CURLY (a Larch): ¡Díselo! Soy único.Prácticamente todos los huérfanos han subido al coche de Wally.HOMER (a Wally): Lo siento. No están acostumbrados a ver un coche como éste. WALLY: ES igual, no me importa.Larch, con el ceño fruncido, se presenta a la nueva pareja.wat t y (cont.): Hemos traído unas chocolatinas para los niños.LARCH (lo fulmina con la mirada): Chocolatinas. Qué considerados.Larch toma en brazos a Curly y lo lleva hacia la sección de los chicos. CURLY: ¡Soy el mejor! ¡Díselo! LARCH: Eres el mejor, Curly.

Interior. Consultorio de Larch. Día.Homer está sentado en la silla de la recepción. La impresionante pareja se sienta ante él. HOMER: Entonces, señora... CANDY: Candy. Candy Kendall.Wally se levanta bruscamente para estrechar la mano de Homer.WALLY: ¡Wally! Wally Worthington.Wally se sienta. Durante un incómodo momento los tres guardan silencio.HOMER (a Candy): ¿De cuántos meses está embarazada?CANDY (susurra): De dos.Homer escribe en una hoja de papel. Candy y Wally intercambian una mirada de preocupación. WALLY: Por cierto, no será usted..., quiero decir quien haga la...HOMER: No. El doctor Larch efectuará la operación. WALLY (aliviado): Ah, bien..., de acuerdo. ¡Muy bien!

Sólo me preguntaba...Edna asoma la cabeza en el vano de la puerta. EDNA: Disculpa, Homer. El doctor Larch dice que eso te corresponde.Edna se da cuenta enseguida de que los tres la han malentendido.EDNA (cont.): Oh, lo siento. Me refería a la circuncisión. Ese niño que nació el martes... HOMER: Sí, claro. ¿Lo has preparado? EDNA: Ahora lo haré.Candy y Wally no pueden ocultar lo mucho que les impresiona el joven Homer.

Interior. Pasillo. Día.

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Homer avanza por el pasillo, vestido con la bata quirúrgica, mientras se abre la puerta del quirófano y Wally sale tambaleándose y se apresura a abrir una ventana. Aspira hondo para recobrar la compostura. WALLY: Creo que ha sido el éter, ese olor me ha afectado. (Pausa.) Dios mío, tengo la culpa de todo esto.Edna recorre el pasillo con Curly. El niño, sucio y lloroso, se tapa un ojo.EDNA (por encima del ruido): Steerforth ha entrado en la despensa y se ha comido

toda la masa para hacer pasteles.CURLY (sollozando): Y no ha dado ni pizca a nadie. EDNA: Está en el lavabo, vomitando.Homer hace un gesto de asentimiento a Edna, la cual prosigue su camino con Curly. Wally sonríe a Homer. HOMER: ¿Qué clase de avión pilota usted? WALLY: Un B-24 Liberador. HOMER: Liberador... WALLY: ¿Y usted se ha alistado? HOMER: NO me aceptaron. Pertenezco a la cuarta clase..., tengo un defecto cardiaco. WALLY: ¡NO me diga! ¿Es grave? HOMER: NO, no es grave, pero no debo excitarme, ¿sa-

be? Nada de tensión, de estrés. Procuro estar siempre sosegado.Wally percibe la ironía de Homer, lo cansado que está de su defecto cardiaco.WALLY. Sí, claro. ¡Supongo que por aquí la tensión y el estrés son desconocidos!Homer aprecia la broma.La puerta del quirófano por la que Wally ha salido se abre al pasillo y por ella salen Larch y Angela, empujando una camilla en la que Candy está tendida. Wally corre al lado de Candy. Homer les sigue lentamente. Candy está saliendo de la inconsciencia causada por el éter.WALLY (cont.): ¿Cómo está?

LARCH: Muy bien.CANDY (farfulla): ¿Niño o niña?ANGELA: No ha sido nada. Todo ha terminado.WALLY: Todo ha terminado, cariño.Se llevan a Candy en la camilla. Homer los mira mientras se alejan.CANDY (farfulla): Algún día me gustaría tener un hijo, de veras.ANGELA: Pues claro, podrá tener tantos hijos como desee. Estoy segura de que serán

muy guapos.Larch empuja la camilla de Candy y la coloca detrás de una mampara.LARCH: ¡Tendrán príncipes de Maine! ¡Tendrán reyes de Nueva Inglaterra!El tono de Larch es distinto cuando se dirige a Wally. LARCH (cont.): Le sugiero que salga a tomar un poco de aire fresco, teniente.Wally se queda solo en el pasillo.

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Interior. Sección de los niños. Día.Fuzzy está sentado en su cama de hospital, sin la parte superior de su tienda. El pequeño jadea y tose. Está absorto en la ejecución de un dibujo, con lápices de colores y una hoja de papel sujeta a un portapapeles. Homer, que se sienta a los pies de la cama de Fuzzy, limpia a Steerforth. Hace una pausa para mirar a través de la ventana, ve a Wally de uniforme, elegante e impecable, al lado de su vistoso coche. La expresión de Homer refleja que está pensando en una clase de vida que él podría haber llevado.FUZZY (off): ¿Cuándo es Halloween, Homer?Homer se vuelve a Fuzzy, que le muestra su dibujo, una gran calabaza con incisiones, de las que se emplean a modo de linternas en Halloween. HOMER

(distraído): Pues... a fines de octubre. FUZZY: ¿Tan pronto?Homer mira a Fuzzy. El pequeño ha de hacer un gran esfuerzo tan sólo para respirar. STEERFORTH: Aún faltan algunos meses, Fuzz. (A Homer:) Creo que todavía no estoy muy bien. FUZZY (decepcionado): Ah. ¡Ése es el mejor tiempo! ¿Cómo es que sólo tenemos calabazas una vez al año?Fuzzy tose sin cesar. HOMER: No te excites demasiado, Fuzzy. FUZZY: ¿Por qué no podemos tener también calabazas en Navidad? Al fin y al cabo, en Navidad no nos hacen buenos regalos.Homer mira de nuevo a Wally a través de la ventana. Ha tomado una decisión.

Exterior. Sendero de acceso del orfanato. Día.

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Homer se acerca al llamativo coche, junto al que Wally sigue yendo de un lado a otro. HOMER: ¿NO te han ofrecido algo de comer? WALLY: Sí, pero la verdad es que no tenía

apetito.

Homer disimula la incomodidad del silencio examinando el coche.HOMER (esforzándose por parecer tranquilo): Estaba pensando si podríais llevarme en vuestro coche. WALLY: ¡Claro! Con mucho gusto... ¿Adónde quieres ir? HOMER

(desprevenido): ¿Adónde vais? WALLY: Regresamos a Cabo Kenneth.Homer asiente, pero no tiene la menor idea de dónde está Cabo Kenneth. HOMER:

Cabo Kenneth...Wally asiente.HOMER (cont.): Me parece bien ese sitio.Interior. Escdíera /pasillo. Día.Homer sube corriendo los escalones de dos en dos y avanza por un corredor a toda prisa, alborozado. De repente el doctor Larch aparece ante él. Homer se de-tiene bruscamente, sin aliento, incapaz de hablar.

Interior. Consultorio de Larch. Día.Mientras Homer permanece de pie con expresión de culpabilidad, Larch busca en un archivo de radiografías y examina varias de ellas a la luz de la pantalla. Pronto encuentra la que está buscando y la fija un momento a la pantalla para confirmarlo. Es una radiografía de corazón, que Larch agita ante Homer mientras le habla.LARCH (sarcástico): Sin duda me permitirás saber qué es eso tan válido o por lo

menos útil que te propones hacer.HOMER (se domina): No pensaba irme de aquí para ser totalmente inútil. Espero

encontrar alguna manera de ser útil.LARCH: Supongo que hay otras maneras... en otros lugares del mundo. HOMER (sigue

dominándose): Por supuesto. LARCH (estalla): ¿Eres de veras tan estúpido que imaginas que vas a encontrar una vida más gratificante? Lo que vas a encontrar es gente como los pobres a los que abandonan aquí, ¡sólo que nadie cuida de ellos ni la mitad de bien! Y tú tampoco serás capaz de cuidarlos. ¡Ahí afuera nadie cuida de nadie!

HOMER (sintiéndose atrapado): Ya sabe cuánto le agradezco todo lo que ha hecho por mí...

LARCH (sosegado): No necesito tu gratitud.

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Larch tiende a Homer la radiografía del corazón. HOMER (exasperado): No necesito esto. ¡Sé muy bien cuál es mi estado! LARCH: ES tu corazón, deberías llevártelo.La cámara se acerca a Homer con la radiografía.

Interior. Cocina. Atardecer.Buster y Mary Agnes sirven la cena mientras Larch riñe a Angela y Edna, que ayudan a Buster y Mary Agnes. El ruido de los niños en el comedor es intermitente y caótico.EDNA: ¿Adónde va? ¿Tiene algún plan? ANGELA: ¿Volverá pronto?LARCH: ¡No lo sé! Se marcha y ya está. (A Angela:) ¡Eres tú quien dice que necesita ver mundo! (A Edna:) Eso es lo que va a hacer. ¡Verá mundo! EDNA (aturdida): Se marcha... ANGELA: Necesitará ropa..., algo de dinero... LARCH: ¡Dejémosle que se gane la vida! Eso forma parte de «ver mundo», ¿no? ANGELA (enojada): ¡Bueno, basta! Sabías que iba a ocurrir esto. Es joven. LARCH (a punto de desmoronarse): Todavía es un chiquillo. Ahí afuera, en el mundo, todavía es un chiquillo. ANGELA

(comprensiva): Iré a buscarle ropa, Wilbur. Le hará falta.La cámara se acerca a Larch, quien se esfuerza por contener las lágrimas.

Interior. Sección de los niños. Tarde.

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Homer está recogiendo sus cosas. Vemos la radiografía del corazón y algunas fotos de Larch, Edna y Angela.Larch se acerca a Homer con un hatillo de ropa. LARCH (amable, casi reverente): Creo que estas prendas te irán bien.Homer se siente agradecido y avergonzado. Antes de que pueda hablar, aparece Edna con un fajo de billetes en la mano. Intenta meterle el dinero en el bolsillo y, como él se niega, se limita a dejarlo en la maleta abierta. Coloca los billetes bajo la ropa.EDNA: Necesitarás algún dinero... Es poca cosa, sólo hasta que encuentres trabajo.Larch y Edna se apartan de él, con humildad, como si fuesen sus sirvientes.

Exterior. Sendero de acceso. Tarde.

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Mientras Homer introduce el equipaje en el maletero del coche de Wally, Angela no se resiste a tocarle la cara. Está demasiado trastornada para hablar.Desde una ventana, Larch observa la partida. Ve que Homer se despide de los niños, los abraza.Desde otra ventana, Fuzzy se limita a mirar. (Tose, por supuesto.)Vemos que Wally lleva a Candy en brazos al coche. CANDY (aturdida): Estoy bien, puedo andar. WALLY: No quiero que andes, quiero llevarte. ¿Levanto la capota? Podría hacer frío, CANDY: No, no la levantes. Quiero que me dé el aire.Se dirige a Homer, tocándole la manga, como soñolienta, mientras Wally la deposita suavemente en el asiento trasero.CANDY (cont.) (Todavía aturdida): ¿Vienes con nosotros? Siempre viene bien viajar

en compañía de un médico.Homer se acomoda en el asiento del pasajero al lado de Wally, quien pone el coche en marcha. De repente aparece Curly. Homer no puede mirar al niño, cuya expresión revela que se siente traicionado. Edna toma a Curly en brazos y lo lleva a la ventanilla del pasajero. Curly solloza.HOMER: He de irme, Curly, lo siento. (A Edna:) No he visto a Buster. Le dirás...No puede terminar la frase. Edna le da un beso de despedida.Desde la ventana, Larch observa la partida del coche. Buster, que está afilando un palo, no mira.

Interior/exterior. Coche de Wally. En la carretera. Tarde. Guardan silencio durante el viaje. Wally mira una y otra vez a Candy por el retrovisor. Ella parece distante, sumida en sus pensamientos. Homer se fija en todo, la velocidad, la carretera, el viento en la cara.

Interior. Sección de los niños. Noche.Angela habla con los chicos.ANGELA: Alegrémonos por Homer Wells...

Interior. Sección de las niñas. Noche En el lavabo de las chicas, ante el espejo junto a la hilera de las pilas del lavabo, Mary Agnes se abofetea repetidamente. Como fondo de esta escena de violencia que la muchacha se inflige a sí misma,

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se oye la bendición de Angela. Salvo por el sonido de las bofetadas, Mary Agnes no produce sonido alguno. ANGELA (ojf): Homer Wells ha encontrado una familia.

¡Buenas noches, Homer! TODOS LOS NIÑOS (ojf): ¡Buenas noches, Homer!

Interior. Dispensario. Noche.Larch, tendido en la cama, aspira éter. Oímos, como fondo, el estribillo de los chicos en el dormitorio.

TODOS LOS NIÑOS (off): ¡Buenas noches, Homer! ¡Buenas noches, Homer! ¡Buenas noches, Homer Wells!

Interior. Coche de Wally. Noche.Suena la radio. Candy está tendida, con las rodillas dobladas, en el asiento trasero, y parece dormida, ajena a la conversación de Homer y Wally. WALLY : La verdad es que el Ejército me ha dado permiso en dos ocasiones. Primero cuando murió mi padre, y ahora para ayudar a mi madre. Intento prepararla para la cosecha. Ella no es campesina, las manzanas eran el negocio de mi padre. Y ahora, con la guerra, le faltan recolectores.Candy tiene los ojos abiertos, pero su voz es confusa. CANDY (a Homer): Wally cree que eso de las manzanas es aburrido.WALLY (a Homer): Nunca he dicho que lo fuera. CANDY: Dijiste que «lo de las manzanas no es exactamente como volar». WALLY: Bueno, no lo es.Homer se vuelve para mirar a Candy. Ella cierra los ojos.HOMER: Creo que a lo mejor me gusta el negocio de las manzanas.WALLY : Tienes demasiados estudios para dedicarte a eso, ¿no?HOMER: No, qué va. Necesito un empleo. WALLY : Los únicos empleos que hay son de recolección, y recolectar manzanas es de lo más aburrido.Candy abre bruscamente los ojos y se incorpora un poco.CANDY: ¿Lo ves? Dijiste que era aburrido.WALLY: ¡Bueno, recogerlas lo es! Es tan emocionante como... ¡caminar!Candy parece irritada con Wally. Homer intenta atraerla hacia su causa.HOMER: ¿Tu familia también se dedica al negocio de las manzanas?CANDY: NO, pero trabajo ahí..., me gusta. Mi padre es langostero. HOMER: Nunca he visto una langosta. CANDY: ¿De veras? HOMER: Tampoco he visto el mar. WALLY

(asombrado): ¿Nunca has visto el mar?

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Homer sacude la cabeza y sonríe.WALLY (cont.): Eso no es nada gracioso..., es muy serio.

Exterior/interior. Carretera/coche. Noche.El coche está aparcado en la cuneta de la carretera. Wally está oculto a medias detrás de un árbol. Candy y Homer se han quedado solos en el coche, y el silencio resulta embarazoso mientras Homer finge que no oye la excesiva meada de Wally. De repente, Candy empieza a sollozar.CANDY: No podía tener un hijo con un hombre que me abandona. ¡No sabía qué otra

cosa hacer!Homer es médico y está acostumbrado a las reacciones posteriores al aborto. HOMER: LO sé.

CANDY: ¡Va a lanzar bombas sobre Mandalay! ¡Dispararán contra él! HOMER: ¿Dónde está Mandalay? CANDY: ¡En Birmania! HOMER: Ah...CANDY: No puedo tener un hijo sola. ¡Ni siquiera sé si volverá! HOMER: Comprendo.En realidad, no lo comprende. Wally regresa al coche y se inclina sobre Candy para abrazarla. WALLY: Cariño, cariño..., claro que volveré.Candy le golpea el pecho con los puños. CANDY: No lo sabes, Wally. ¡No tienes la menor idea! Wally retrocede. Candy solloza sin poder controlarse. CANDY (cont.): ¡Apártate de mí!Wally hace una señal a Homer para que baje del coche. Más tarde, Wally y Homer permanecen de pie al lado del coche y oyen los sollozos de Candy. Homer fuma nerviosamente.HOMER (en el tono de un profesional): Todo esto es normal. No te preocupes. La

operación del aborto..., eso afecta, y el éter también. Necesitará un poco de tiempo.

WALLY: No tengo nada de tiempo. ¡Hay una guerra! HOMER: Todo es muy normal.Wally mira a Homer, y éste, nervioso, da una calada al cigarrillo.WALLY: Deberías dejar esta mierda. Es muy mala para ti. Homer mira a Wally y ve la autoridad en sus ojos. Arroja el cigarrillo al suelo y lo apaga con el pie. Observan que Candy ha dejado de llorar. Wally la encuentra dormida en el asiento trasero.

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Exterior. Coche de Wally. En la carretera. Noche cerrada. El coche solitario en la carretera. Los retazos de noticias sobre la guerra que emite la radio constituyen el único sonido mientras las luces iluminan la oscura calzada.

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Exterior. Costa de Maine. Mañana.El coche está aparcado y Homer duerme en su interior, solo. Los sonidos del mar van en aumento mientras Homer abre los ojos. Baja del coche y camina hacia la playa, encantado. Ahí está: el mar que ve por primera vez, el horizonte, el sol que destella en el agua. Can- dy está tendida sobre una manta en la arena. Wally lanza piedras al agua. Homer lo observa todo fijamente. Cuando Candy le llama, Homer se encamina hacia ella.CANDY: Estoy un poco preocupada por la... (Se señala por debajo de la cintura.) No

sé qué cantidad de sangre es normal. HOMER: Mañana debería disminuir, pero puede volver a presentarse. ¿Tienes calambres? (Candy asiente.) No tardarán en desaparecer casi del todo. Mientras no sangres demasiado, es normal. WALLY

(off): ¡Tuyo!Un balón de fútbol americano vuela hacia Homer y rebota en su pecho. Wally se ríe. WALLY (cont.) (Refiriéndose al balón): ¡Dámelo!Homer lanza el balón. Es evidente que no lo había hecho nunca.WALLY (cont.): ¿Qué ha sido eso? ¡Ven aquí!Homer corre hacia Wally, que le enseña la manera de pasar el balón. Retazos de sus instrucciones llegan a Candy, que entretanto cierra los ojos. «Pon los dedos en los cordones... No, el balón descansa en la palma, ¡así! Los cordones han de estar hacia arriba... ¡sí, eso es!»

Exterior. Costa de Maine. Día (más tarde).Homer y Wally se sientan en la playa, a corta distanciade Candy, quien sigue tendida sobre la manta y parece dormida. Wally mira en su dirección antes de hablar con Homer.WALLY: Se llama el pasillo birmano, y es un viaje de ida y vuelta entre la India y

China que dura unas siete horas.Wally traza un tosco mapa en la arena. HOMER: «Pasillo birmano» porque vuelas sobre Birmania...WALLY: Y sobre el Himalaya. A eso se le llama sobrevolar la joroba.La cámara enfoca el rostro de Candy: no está dormida, les escucha.HOMER (off): ¿A qué altitud?WALLY (off): Dispongo de treinta y cinco minutos para subir a quince mil pies..., ése

es el primer puerto de montaña.Homer, pensativo, mira a Wally.

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HOMER: Qué mala suerte. Me refiero a tus órdenes...¡Menudo encargo te hacen! WALLY (en tono de conspiración): La verdad es que

me ofrecí voluntario.Homer, sorprendido, se vuelve para mirar a Candy y baja la voz.HOMER: ES el vuelo, ¿verdad? Te encanta volar, ¿no es cierto?Wally asiente, y también mira en dirección a Candy antes de responder.WALLY: Y me gusta el bombardeo, pero también está el Himalaya, con las corrientes

de aire más perversas del mundo. Por nada me perdería la ocasión de volar en ese sitio.

La sonrisa de Homer sugiere que está impresionado, pe-ro que él no tenaria el entusiasmo de Wally para la tarea. Wally se ríe y pone la

mano sobre el hombro de Homer. WALLY (cont.): Por cierto, si dices en serio eso de que quieres un empleo, recolectar manzanas no es tan aburrido.

HOMER: Sí, eso me encantaría, Wally.

Exterior. Cabo Kenneth. Criadero de langostas. Tarde. El coche está aparcado en un criadero de langostas. Homer, sentado en el vehículo, mira a Wally, quien lle-va la bolsa de Candy a la puerta. Candy, de pie junto al coche, estrecha la mano de Homer. CANDY: Supongo que nos veremos en el manzanar. Gracias por todo. HOMER: Claro, ya nos veremos.Candy se vuelve y se dirige a la casa, en pos de Wally. Un hombre se aproxima en su barca al embarcadero. Es Ray, el padre de Candy. Ésta le saluda agitando la mano. «¡Hola, papá!» Homer mira a Candy y Wally en el embarcadero. Se están dando un beso de despedida. CANDY (susurra): Te quiero, Wally. WALLY: Yo también te quiero. Hasta mañana.

Exterior. Ocean View. Casa de la familia Worthington. Atardecer.Wally detiene el vehículo ante la casa de la familia y baja. Homer permanece sentado en el coche, admirando la hermosa casa de campo.WALLY: Vamos. Tienes que conocer a mi madre. (En tono de conspiración:) Si sale

a relucir, he asistido a una boda. Ahí es donde te he conocido, en una boda.Interior. Casa de los Worthington. Dormitorio de Wally. Atardecer.Homer nunca ha visto una habitación semejante: los trofeos deportivos, las fotos de equipos atléticos y de Candy con Wally. Hay maquetas de aviones por todas

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partes. La voz de la señora Worthington llega desde el pasillo.OLIVE (off): ¿Wally? Esperaba que llegaras antes... Aparece en el umbral de la habitación de Wally. La señora Worthington (Olive) es una mujer elegante, cin-cuentona, natural de Nueva Inglaterra, tan bien parecida como Wally, pero más reservada. Se sorprende al ver a Homer.watt . y : Te presento a Homer Wells, mamá. Nunca conocerás a nadie con tantos

estudios que trabaje de recolector de manzanas, pero está deseando aprender el oficio.

Wally se quita el uniforme mientras habla, deja caer las prendas en el suelo y se pone ropa para las faenas del campo.OLIVE: Encantada de conocerte, Homer Wells...Homer nunca ha conocido a nadie como ella. HOMER: ¿Cómo está usted?La señora Worthington empieza a recoger del suelo el uniforme de su hijo. Muestra una curiosidad cortés hacia Homer.OLIVE: ¿Eres amigo del novio o de la novia?Homer parece confuso, como si se hubiera olvidado por completo de la supuesta boda. Wally le pone el brazo alrededor del hombro y lo conduce hacia el pasillo.WALLY: Homer es amigo de todo el mundo, mamá: de la novia, del novio, mío, de

Candy, de todo el mundo.

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Homer se siente azorado, pero los buenos modales de Olive son inamovibles.OLIVE: Bueno, Homer, podrías venir a cenar...Wally se dirige a ella mientras empuja a Homer por el pasillo.WALLY: Esta noche no, mamá. ¡Tiene que conocer al señor Rose!

Exterior. Casa de la sidra. Anochecer.Homer y Wally bajan del Jeep junto a la casa de la sidra, un edificio parecido a un establo con cobertizos adyacentes y, detrás, una hilera tras otra de árboles: el manzanar.Homer ve una ducha exterior donde tres hombres de raza negra se están duchando. Es una casilla de madera que permite ver la cabeza y los pies de sus ocupantes. Un cuarto negro aparece desnudo, corre hacia la parte trasera de la casa, al tiempo que se cubre con una toalla, y se pierde de vista. JACK: ¡Ya has gastado toda el agua caliente! MUDDY: Y tú usas mi jabón, ¿no? JACK: Nada de eso. ¡El agua está demasiado fría para que me moleste en usar jabón! MUDDY: Nunca hay bastante agua caliente, con o sin jabón.WALLY: Son temporeros. HOMER (desconoce esa palabra): ¿Temporeros? WALLY: Sí, recolectan fruta de todas clases. Viajan por la costa, arriba y abajo, según las temporadas. (Se inclina para acercarse más a Homer.) La clave con el señor Rose es dejarle ser el jefe.Homer se pregunta qué significan esas palabras, mien-tras Wally extiende la mano para llamar a la puerta de la casa de la sidra. Antes de que pueda hacerlo, una guapa muchacha de color, Rose Rose, abre la puerta mosquitera dándole un golpe con la cadera y arroja un cubo de agua a la hierba, casi alcanzando a Homer y Wally. ROSE ROSE: El fregadero vuelve a estar atascado, Wally.

Creía que ibas a enviarme un fontanero. WALLY: Éste es Homer, Rose... Homer, te presento a Rose, la hija del señor Rose. HOMER: ¿Rose Rose?ROSE ROSE: Bonito, ¿verdad? ¿Eres fontanero? WALLY: NO, no, Homer es un nuevo recolector. Se alojará aquí, con vosotros.Estas palabras llaman la atención de los hombres que han salido de las duchas, con las toallas alrededor de las cinturas, y que se les acercan. ROSE ROSE (con suspicacia): ¿Se alojará aquí?La puerta mosquitera se abre y cierra, sorprendiéndolos a todos, y el señor Rose sale de la casa. SEÑOR ROSE: Esta hija mía es la señorita Hospitalidad en persona,

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¿no es cierto, Wally?Sonriente, el señor Rose estrecha la mano de Wally. Rose Rose entra en la casa mientras el señor Rose estrecha la mano de Homer. Este se presenta. SEÑOR ROSE

(cont.): Supongo que tienes mucha experiencia como recolector. WALLY: Homer no tiene ninguna experiencia, Arthur, pero es más listo que yo. Aprende con rapidez.El señor Rose mira brevemente a los hombres, que aguardan su reacción.SEÑOR ROSE: Esto es histórico. ¿No es eso lo que estás diciendo, Wally? Supongo

que estamos haciendo historia... ¡al tener a este joven con nosotros!

Wally le da a Homer una palmada en el hombro y entra en la casa para ayudar a Rose Rose en el desatasco del fregadero.WALLY (por encima del hombro): Hasta luego.Homer mira al señor Rose, en espera de instrucciones. El señor Rose le devuelve la mirada, con su sonrisa enigmática.HOMER: Bueno, ¿qué debo hacer? SEÑOR ROSE: Ahí detrás hay un cobertizo que está hecho un desastre. Si ese cobertizo estuviera mejor organizado, podría meter ahí la camioneta.Homer mira al señor Rose, y su expresión indica que no le comprende.señor ROSE (cont.): Si eres tan listo como dice Wally, sabes que a veces has de hacer un

trabajo antes de que hagas otro.Homer reflexiona en estas palabras.

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Más tarde, Homer está limpiando el cobertizo.Exterior. Casa de la sidra. Noche.Los recolectores están sentados alrededor de una mesa campestre. Homer entre el señor Rose, Rose Rose y los demás recolectores negros. El señor Rose toma una manzana de un cuenco sobre la mesa. Entonces saca una navaja y la abre con un solo movimiento ágil, tan rápido que la navaja parece materializarse de la nada. Empieza a pelar la manzana. Homer le mira, pero el señor Rose está concentrado en la manzana y la larga y perfecta tira de piel que cuelga de ella.SEÑOR ROSE: Has hecho un buen trabajo en ese cobertizo, Homer.Peaches rompe el embarazoso silencio. PEACHES: ¿Qué clase de nombre es Homer? HOMER: ES el nombre de un gato. En su origen. Bueno, no en su origen.Homer prefiere no seguir. Se hace otro silencio. SEÑOR ROSE: Vamos, vamos, todos

tenemos nombre, tanto si es juicioso como si no. (A Homer:) Peaches es de Georgia, donde le conocimos recolectando melocotones. Es incluso más hábil con los melocotones que con las manzanas. (Peaches sonríe.) Jack es nuevo. Y éste es Héroe, porque cierta vez fue un héroe de una u otra clase. ¿No es eso cierto, Héroe?

(Hay algunas sugerencias poco respetuosas por parte de los recolectores con respecto a cuál podría haber sido su heroísmo.)SEÑOR ROSE (cont.): Y este tío de aspecto sensible es Muddy. Cuanto menos se diga

de Muddy, tanto mejor. ¿No es verdad, Muddy?Muddy mira a Homer con el ceño fruncido, pero sonríe al señor Rose.Interior. Dormitorio. Noche.Homer deshace la maleta. (Su cama debe ser la más cercana a las de Muddy y el señor Rose.) Jack está tendido en la cama, fumando. Muddy; que también fuma, está sentado en la cama, afilando una navaja. Héroe y Peaches juegan a cartas en una de sus camas. El señor Rose está terminando de afeitarse. Rose Rose mira a Homer mientras éste deshace el equipaje. ROSE ROSE: ¿Qué es eso? HOMER: Sólo es mi corazón. ROSE ROSE: ¿Para qué tienes una foto de tu corazón? Homer alza la radiografía para mostrárselo. HOMER: Hay una ligera anormalidad. Esta parte de aquí..., el ventrículo derecho. Es un poco más grande de lo que debería ser. ROSE

ROSE: ¿Y qué?HOMER: Ya ves, en realidad no es nada grave, sólo un pequeño defecto. SEÑOR ROSE:

Supongo que es lo bastante grande para librarte de la guerra, ¿no es cierto? HOMER:

Sí.Rose Rose toma el libro que Homer ha dejado sobre la cama y examina la

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cubierta. Es Grandes esperanzas, de Charles Dickens. Lo deja, impaciente. SEÑOR

ROSE: A mí me dijeron que era demasiado viejo para servir.PEACHES: ¡A Muddy que tenía los pies demasiado planos!Todos se ríen, excepto Muddy.MUDDY (a Peaches): Y tú, por lo que recuerdo, eras «no apto en general».Una vez ha terminado de deshacer el equipaje, Homer se sienta en la cama, toma Grandes esperanzas y se pone a leer. Rose Rose se sienta a su lado y le mira mientras él lee. Homer repara en su interés. HOMER: ¿Te gusta leer?ROSE ROSE (azorada): No sé leer. Nadie me enseñó. Homer sonríe cortésmente y vuelve a concentrarse en la lectura. Rose Rose sigue mirando las páginas por encima de su hombro.ROSE ROSE (cont.) (Señalando la página): ¿Qué dice ahí?

Homer mira a los recolectores tendidos en sus camas, que fuman y escuchan. (Piensa que es como el cuento antes de dormir en el orfanato, pero la actitud de

los recolectores es suspicaz, reservada.) HOMER (lee): «Miré las estrellas, y reflexioné en lo terrible que sería para un hombre dirigir el rostro hacia ellas mientras muere de frío y no ver el menor rastro de ayuda o de piedad en esa

brillante muchedumbre.»Homer alza la vista; ella no dice nada. HOMER (cont.) (A Rose Rose): ¿Más?Hay algunos murmullos y risas, pero se impone el silencio. Rose Rose quiere que lea más, pero de repente Jack se levanta de la cama y se dirige al extremo de la sala que sirve de cocina, en cuya pared está clavada una hoja de papel con una chincheta. Mientras se mueve, Jack habla, dirigiéndose a Homer. JACK: Ya que eres tan listo que sabes leer... ¿qué es esto? Jack señala la hoja de papel. Homer se levanta y echa un vistazo.HOMER: Parece una lista de normas.Todos los hombres rezongan; Jack suelta un juramento y Peaches se ríe.ROSE ROSE: ¿Las normas de quién?MUDDY: Supongo que son para nosotros.JACK: Vamos, léelas, Homer.HOMER: «Primero. Por favor, no fumen en la cama.»ROSE ROSE: ¡ES demasiado tarde para eso!

Todos los fumadores ríen y tosen en sus camas.SEÑOR ROSE (con una brusquedad impropia de él): Basta, Homer. No son nuestras normas. Nosotros no las hemos escrito, y no veo ninguna razón para leerlas. HOMER: De acuerdo...

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Rose Rose regresa a su cama pisando fuerte. Su padre, distraído, hace restallar la toalla.

Interior. Dormitorio. Noche (más tarde).Todos duermen, excepto Homer. Contempla el techo en la semipenumbra, el libro sobre el pecho. LARCH (ojf) (Su voz suena distante, como un eco): ¡Buenas noches, príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra!

Interior. Sección de los niños. Noche.El doctor Larch está en el umbral del dormitorio de los niños. Cierra la puerta.

Interior. Dormitorio. Noche.Homer, en la cama, cierra los ojos.

Interior. Dispensario. Noche.Larch yace en la cama con los ojos abiertos. (No inhala éter.)Exterior. Casa de la sidra. Noche.La casa y el manzanar bajo la luna.

Exterior. Manzanar. Mañana.Wally, vestido con ropa de faena, al volante del Jeep: corre por el manzanar, esquivando los árboles. Homer ocupa el asiento del pasajero, agarrándose con todas sus fuerzas.WALLY: ¡Recuerda esto! Por la mañana, cuando la hierba alta está mojada, puedes

hacer que el Jeep se deslice por ella. ¿Lo notas?Homer está excitado mientras Wally serpentea entre los árboles, cada vez más rápido. WALLY (cont.): Es casi como volar. HOMER: ¿Y qué me dices de los árboles? WALLY: Los árboles son fuego antiaéreo que disparan esos desgraciados desde el suelo.Wally frena en seco. El Jeep se detiene en la zona donde se alza el almacén de embalaje.Candy ha estado esperando en la plataforma de carga. Los recolectores trabajan

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en segundo plano. WALLY (cont.) (A la defensiva, se dirige a Candy): Le he enseñado el manzanar a Homer..., una especie de lección de geografía. CANDY (de buen humor): Sé lo que has estado haciendo. Extrae una rama de manzano, con una o dos manzanas, de la rejilla del vehículo, o bien la rama está encajada en el parachoques delantero o la zona de los faros. Juguetonamente, Candy toquetea a Wally con la rama.CANDY (cont.) (A Wally): ¡Le has dado una lección de vuelo!

WALLY (tomándole el pelo): ¡Le ha encantado! (A Homer:) ¿No es cierto? HOMER: Sí, ha sido estupendo.Wally le quita a Candy la rama de manzano. Le inmoviliza los brazos a los costados, la abraza, la besa. Ella se deja hacer.CANDY (a Homer, riendo): Cree que a la gente le gusta que las ramas les aticen. WALLY: ¡A Homer le ha gustado! (A Homer:) ¿No es cierto?HOMER: Sí, claro. Aquí no hay tensión ni estrés...Todos se ríen. Homer observa a la feliz pareja.

Exterior. Manzanar. Día.Homer camina con Wally y Candy. El manzanar es hermoso.

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Exterior. Almacén de embalaje. Mañana.Mucha actividad: los recolectores descargan cajas de manzanas de un remolque plano. Vemon, con aspecto enojado, dirige a Homer una maligna mirada. Al alzar una caja para llevarla a la plataforma de carga, Homer derrama unas manzanas. VERNON: ¿Qué te pasa?

El señor Rose lleva a Homer aparte. SEÑOR ROSE: Será mejor que te alejes de él hasta que llegue a conocerte mejor... ¡Y entonces será mejor que te alejes todavía más!Wally, de uniforme, sale del almacén de embalaje y llama a Homer.SEÑOR ROSE (cont.): Nuestro teniente te llama, Homer.

Date prisa.Homer sonríe y corre hacia Wally.

Interior/exterior. Almacén de embalaje. Mañana. Homer y Wally avanzan por el almacén de embalaje, donde las mujeres robustas y ruidosas clasifican las manzanas de la correa transportadora. Wally le quita una manzana a una de ellas y se la da a Homer. WALLY (a Homer): ¿Te llevas bien con ellos?Antes de que Homer pueda responder, las mujeres le interrumpen.BIG DOT: ¿Dónde está esa Candy? FLORENCE: ¿Te ha abandonado, Wally? DEBRA: ¿Quién es este chico?Wally se esfuerza por presentar a Homer, pero le interrumpen.FLORENCE: ¡Wally, cásate con Debra si Candy te abandona!BIG DOT: ¡Si Candy le deja, Wally se casará conmigo! DEBRA: ¡Puedes casarte con las tres, Wally! FLORENCE: Podríamos turnamos.Wally se lleva la mano al corazón. WALLY: Hacéis que a uno le resulte difícil irse a la guerra, chicas. (Señala a Homer.) Pero dejo aquí al mejor de mis hombres para que me sustituya en esta emergencia.Las mujeres sueltan risitas. Quedan al margen mientras Wally sigue hablando con Homer. WALLY (cont.): Bueno, voy a irme antes de lo que espe-raba. Sólo quería asegurarme de que estás bien instalado y satisfecho, teniendo en cuenta que... (Toma otra manzana de una caja.) ¿Te aburres mucho o puedes aguantarlo un poco más? HOMER: La verdad es que, de momento, no necesito más diversión que la de recolectar manzanas. Te estoy agradecido por el trabajo. WALLY (apoya la mano en el hombro de Homer):

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Eres tú quien me ayuda, Homer. Así mi madre estará un poco tranquila durante mi ausencia. Y Candy también. HOMER: Eso es bueno, entonces... (Pausa embarazosa.)

Quiero decir que he tenido suerte al conocerte. WALLY: NO lo creo, Homer. He sido yo el afortunado. Homer sacude la cabeza. Wally se detiene en sus pasos y Homer también.WALLY (cont.) (Más serio): ¿Quieres que nos peleemos por eso?Homer no .está familiarizado con esta clase de bromas y al principio se sobresalta, pero luego se ríe. Wally también se ríe. Se estrechan las manos.El señor Rose llama a Homer desde el tractor. Los recolectores le aguardan impacientes en el remolqueplano, listos para regresar al manzanar. Homer tiene que correr para reunirse con ellos. Sube a la plataforma de un salto. Ve que Wally se despide agitando la mano.

Exterior. Manzanar. Día.Encaramados a un alto árbol, sobre un par de escaleras, el señor Rose y Homer recolectan uno al lado del otro. El señor Rose lo hace a la perfección, velozmente, pero Homer es más lento y desmañado. De vez en cuando alguna manzana cae al suelo. SEÑOR ROSE: La mayor parte de las manzanas que recoges es para sidra. Las que caen al suelo sólo sirven para eso. Y sólo la mitad de las veces las recoges con el tallo. Si no tienen el tallo, no sirven para otra cosa que para hacer sidra. (Homer le observa.) Tienes que recoger la manzana con el tallo, Homer, ésa es la regla. Y mira esto... ¿Ves este brote que está por encima del tallo? Es el brote para la manzana del próximo año, se le llama el ramal. Si cortas el ramal, cortas dos años en uno, cortas la manzana del próximo año antes de que haya tenido ocasión de crecer. Tienes que dejarlo en la rama, ¿me oyes? Homer asiente y recolecta más cuidadosamente, con mayor concentración.SEÑOR ROSE (cont.) (Aprobándole): Eso está mejor. Se nota que has recibido educación. Tienes buenas manos, Homer. Esas manos tuyas saben lo que están haciendo, ¿no es cierto? HOMER: Supongo que sí...Desde lo alto del árbol, Homer contempla el aparcamiento del centro de expedición de manzanas. Ve el

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sendero de la casa de la familia Worthington, donde Candy y Olive se despiden llorosas de Wally. Distraído, se le cae otro par de manzanas. El señor Rose lo observa con una sonrisa irónica. ANGELA (off): ¡Wilbur! ¡Wilbur!

Interior. Consultorio de Larch. Día.Larch está haciendo algo en su mesa de trabajo cuando entra Angela.ANGELA: Debes leer esto, Wilbur.Larch mira a Angela, quien sostiene una carta. ANGELA (cont.): Es de la Junta. Otra carta.

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Interior. Consultorio de Larch. Noche.El doctor Larch está de pie ante un caballete de dibujo. Pone toda su atención en el trabajo que realiza con una pluma caligráfica, pero no vemos lo que está haciendo. Angela y Edna se sientan a la mesa y examinan la carta.ANGELA (cita frases de la carta): Eh... «tan sólo sugiero que una persona más joven podría beneficiarles a todos..., alguien con nuevas ideas en los campos obstétrico y pediátrico». (Alza la vista y mira a Larch.) Creo que están poniendo a prueba algunas ideas para la próxima reunión. EDNA: El doctor Holtz parece amable. Creo que sólo quiere ayudar... LARCH: Es un puñetero psiquiatra... ¡Pues claro que quiere «ayudar»! ¡Estaría la mar de contento si pudiera ayudar a recluirme! ANGELA: Con quien debes tener cuidado, Wilbur, es con la señora Goodhall. LARCH: Uno ha de tener algo más que «cuidado» con la señora Goodhall... ¡Tiene suficiente entusiasmo cristiano para fundar su propio país! Me gustaría darle un poco de éter. EDNA: Bueno, ¿qué vas a hacer?Larch deja la pluma, se aparta del caballete, abre un cajón de un archivo y tiende a Edna un dossier que contiene unas pocas páginas pulcramente mecanografiadas. Vuelve a colocarse detrás del caballete y reanuda su minucioso trabajo. Edna abre el dossier. Mien-

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tras ella y Angela leen el contenido, Larch lo recita de memoria al tiempo que trabaja. LARCH: «Homer Wells, nacido en Portland, Maine, el 2 de marzo de 1915...» EDNA: Homer nació aquí en, ¿cuándo fue?, ¿1922? LARCH: «... graduado por el Bowdoin College en 1935 y la Facultad de Medicina de Harvard en 1939.» ANGELA: ¡Éste es tu historial, Wilbur! ¡Sólo has cambiado las fechas! LARCH: «Un internado y dos años de adiestramiento en la Maternidad del Hospital de Boston, filial del South End. A pesar de su edad, fue considerado un consumado cirujano giricecológico y obstétrico. También tiene experiencia en cuidados pediátricos...»ANGELA: ¡Te lo has inventado! ¡Todo eso es falso de arriba abajo!LARCH: ¿ES que no lo comprendéis? ¡La Junta va a sustituirme! ¡Eso es lo que

significa «una persona más joven»!EDNA: Quieres decir que van a sustituirte por alguien que no practicará abortos. LARCH (sarcásticamente): Bueno, eso sólo podemos conjeturarlo, Edna. Ellos están en contra de la ley. ANGELA: ¡Estas credenciales están en contra de la ley! LARCH:

Todos sabemos quién adiestró a Homer. Sus credenciales son tan buenas como las mías. ¡No me vengas con monsergas santurronas acerca de la ley! ¿Qué ha hecho la ley por cualquiera de nosotros?Edna y Angela piensan en ello.LARCH (cont.) (Señala un dossier): Bueno, éste es mi candidato. ¿Qué os parece?EDNA: Pero ¿y su expediente académico? Homer no tiene ningún título...Larch hace girar el caballete, el cual tiene fijado un pergamino con el encabezamiento: FACULTAD DE MEDICINA DE HARVARD. Está confeccionando a mano un título universitario. LARCH: Lo tendrá, Edna.Las mujeres están aturdidas y atemorizadas. ANGELA: Oh, Wilbur, no sé... (Tiene un súbito pensamiento.) ¡Ni siquiera sabemos dónde está!

Exterior. Casa de la sidra, tejado. Noche. ROSE ROSE (ojf): ¿Dónde está ese Homer?Homer está delante de una escalera de mano apoyada en la casa de la sidra. Empieza a subir, atraído por los murmullos y las risas bajas. JACK (ojf): ¿A quién le importa? SEÑOR ROSE (ojf): Vamos, vamos, es un buen chico. JACK (ojf): Mierda. No sabemos cómo es. SEÑOR ROSE (ojf): Jack, cuidado con tu lenguaje delante de mi hija.Homer llega a lo alto y los ve sentados en una larga tabla, un banco fijado al vértice del tejado: es evidente que se trata de un sitio popular. SEÑOR ROSE (cont.): Aquí está.

Nadie se mueve.SEÑOR ROSE (cont.): ¿Dónde están vuestros modales? Haced sitio a Homer, para que

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pueda disfrutar del panorama. MUDDY: ¿Qué panorama?Peaches se hace a un lado y Homer toma asiento. HOMER: ¿Podemos estar aquí arriba? Las normas dicen...SEÑOR ROSE: Mira, Homer, eres el único que las ha leído, por lo que eres el único que

tiene la sensación de que está haciendo algo incorrecto.Los demás se ríen. MUDDY: ¿Qué panorama?SEÑOR ROSE: Bueno, Muddy, podemos mirar todas esas estrellas enfadadas sobre las

que Homer nos ha leído antes.Más risas. Homer sonríe, saboreando la broma.JACK (señalando la casa de los Worthington): Supongo que el panorama es mejor desde ahí. SEÑOR ROSE: ¿LO crees así, Jack? En fin, no quisiera estar en el pellejo de Wally esta noche. ROSE ROSE (juguetonamente, bromeando): Yo quisiera estar cada noche en el pellejo de Wally, papá. SEÑOR ROSE (bromea a su vez): Tienes suerte de estar en tu propio pellejo, chiquilla... ROSE ROSE: ¿Qué clase de suerte es ésa?Rose Rose se muestra físicamente cariñosa con su padre, le da ligeros golpecitos en el brazo, le restriega el cuero cabelludo.SEÑOR ROSE: ¿Sabes dónde está Wally esta noche, cariño? Está arriba, entre las

estrellas enfadadas (señala el cielo oscuro). Está volando por ahí arriba... y los japos le disparan.

Todos alzan la vista, imaginando la escena, Homer más que los otros. Rose Rose, pensativa, apoya la cabeza en el hombro de su padre. Existe una completa naturalidad entre ellos.

Exterior. Cabo Kenneth. Centro de expedición de manzanas. Día.Homer y los recolectores están cargando cajas de manzanas en un camión. Olive y Candy consultan unos papeles (el registro de envíos) en un portapapeles. El se-ñor Rose está a su lado.SEÑOR ROSE: Todas están cargadas, señora Worthington. OLIVE: Gracias, Arthur. (Mira a Homer.) ¿Y qué tal trabaja nuestro Homer?Sus ojos se encuentran con los de Homer. Este sonríe y se reúne con ellos. El señor Rose le rodea con el brazo. SEÑOR ROSE: Es un joven listo, casi siempre lo hace bien... Wally estaba en lo cierto.Olive mira al resto del equipo de recolectores. OLIVE: ¿NO hay manzanas

podridas?

SEÑOR ROSE (es una vieja manera de hablar entre ellos): No, no, este año no. Bueno..., tal vez tenemos una, pero no es Homer.

Se rejiere a Jack, quien a su vez dirige a Olive, Candy y el señor Rose una mirada furtiva. Olive sonríe a Rose Rose, cuando ésta se acerca a ella y a Candy. Olive

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toca a Rose Rose con afecto.OLIVE: Rose..., muchacha, estoy segura de que te podré encontrar otra ropa. (A

Candy:) Debes de tener algo que le vaya bien.Candy toma a Rose Rose por los hombros y le da la vuelta. Rose Rose disfruta de la situación. CANDY: Tengo un montón de cosas que te irían bien. SEÑOR ROSE:

Vamos, vamos, Candy, esta chica no necesita más ropa, no le hace falta para recolectar. Empieza a llevarse a su hija.OLIVE (seductora): Arthur, no hay ninguna mujer joven que tenga toda la ropa que

necesita.Olive se despide agitando la mano mientras se encamina a su coche. Candy se vuelve a Homer.

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CANDY: Bueno. ¿Aún no te has aburrido? HOMER: ¡Nunca me aburro! Aquí todo es... muy diferente... para mí.A Homer le resulta muy embarazoso mirar a Candy. HOMER (cont.): ¿Ya te sientes

bien? CANDY: Cuando no pienso en Wally. No me gusta estar sola. (Cae en la cuenta.) Oh, Dios mío, quiero decir..., estoy bien, sí. Yo... (esforzándose por cambiar de tema)... Supongo que aún no has visto una langosta.

Homer sacude la cabeza. Mira el tractor y el remolque vacío. El señor Rose y los recolectores los están mirando.CANDY (cont.) (Más seriamente): Entonces tienes que ir al criadero de mi padre y verlas. HOMER: De acuerdo...Homer mira hacia los recolectores sentados en la plataforma del remolque cuando oye que el tractor se pone en marcha. Candy sigue la dirección de su mirada. HOMER (cont.): Será mejor que me vaya. CANDY: NO creo que el señor Rose se marchara sin ti.El señor Rose hace un gesto a Muddy para que arranque; el tractor se mueve. CANDY (cont.) (Riendo): ¡Lo siento!Homer tiene que correr para darles alcance. CANDY (cont.) (Gritando): ¡Ven la próxima semana! Homer salta a la plataforma del remolque en movimiento y se coloca entre el señor Rose y su hija, mientras Candy los mira.

Interior. Dormitorio. Anochecer.Un fontanero blanco de semblante inquieto está arreglando el fregadero de la cocina mientras los recolectores (con sus toallas) le rodean y observan.Homer se está poniendo su mejor camisa. Peaches admira la camisa mientras Rose Rose prepara la cena en la cocina de leña.PEACHES: ¡Yaya! ¡Mirad a Homer! ¡Se está poniendo guapo para cenar! ROSE ROSE:

¡NO se viste para cenar con nosotros, Pea- ches!Todos los recolectores miran a Homer, que parece sentirse culpable cuando se marcha. SEÑOR ROSE (al fontanero): No permita que le pongamos nervioso ni nada de eso..., sabemos que tiene trabajo.

MUDDY: Sí, podemos esperar toda la noche a que vuelva el agua. Usted siga con lo suyo y tómese su tiempo.

Exterior. Camino interior. Anochecer.Homer va en bicicleta por un camino de tierra.

Exterior. Criadero de langostas. Anochecer.

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Ray muestra una langosta a la cámara. Vemos los anticuados recipientes de madera que flotan al lado del embarcadero. RAY: ¿Tienes apetito?Homer parece inseguro.

Exterior. Pasarela del embarcadero. Anochecer.Homer, Ray y Candy recorren la pasarela desde el embarcadero al criadero.RAY: Son los basureros del suelo oceánico. Las gaviotas limpian la orilla. Las

langostas limpian el fondo del mar.HOMER: ¿Comen de todo? RAY: Todo lo que cae al fondo. CANDY: Ya es hora de que alguien se las coma a ellas. RAY (a Candy): Estaba buscando la carta de Wally. Iba a enseñársela a Homer... (A Homer:) Ya le han ascendido a capitán. ¡El capitán Worthington! CANDY: La carta es para mí, papá. RAY: También menciona a Homer, ¿sabes? CANDY (azorada): Wally dice que le dé recuerdos. HOMER (también azorado): Oh, es... muy amable. RAY (a Homer): Dice Wally que los blancos más espectaculares fueron los pozos petrolíferos de Yenangyat. Más tarde, a través de la ventana del criadero, les vemos comer langosta alrededor de una mesa de cocina. Nos llegan risas y un diálogo ininteligible.

Exterior/interior. Cabo Kenneth. Coche de Wally. Noche. Con la bicicleta en el maletero del coche, Candy lleva a Homer de regreso a la casa de la sidra. Pasan ante un cine al aire libre, en cuya marquesina un letrero dice CERRADO

TEMPORALMENTE. Homer contempla asombrado la gigantesca pantalla blanca. HOMER: ¿Cine al aire libre?CANDY: Sí, pero ahora siempre está cerrado, porque de noche todas las luces han de estar apagadas. HOMER: ¿La gente veía las películas en sus coches? CANDY

(sonriendo): Cuando las veían... ¿Te gusta el cine?HOMER: ¡Sí! Aunque sólo he visto una película.Candy le mira; él no está bromeando. CANDY: ¿Has visto una sola película? ¿Cuál? HOMER: King Kong. Es muy buena.Candy se ríe.CANDY: ¡Yo no he visto King Kong desde que era pequeña!Homer se ríe con cierta timidez. Junto a ella todavía se siente como un chiquillo.

Interior. Orfanato de St. Cloud’s. Comedor. Por la mañana, temprano.En una mesa, los chicos comen alegremente manzanas. Algunos toman fruta de un gran cuenco y se la guardan en los bolsillos. En otra mesa, Larch, Edna y Angela están sentados alrededor de una caja de manzanas abierta. Larch da un

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bocado a una manzana y escupe el fragmento. Angela le quita la manzana. ANGELA: Es una manzana para tarta, Wilbur. ¡Homer ha dicho que éstas no son para comer!Angela le ofrece otra manzana.LARCH: De modo que es un experto en manzanas, ¿eh? Angela le dirige una mirada crítica mientras él toma un bocado de la nueva manzana.LARCH (cont.) (Sarcásticamente): ¡Sí, claro! Esta sabe mucho mejor, y tiene la

carne firme. Muchas manzanas son tan harinosas que te decepcionan. ¡A lo mejor la mayoría de las manzanas que he comido en mi vida era para hacer tarta! ANGELA: Él mismo las ha recogido para nosotros, Wilbur... LARCH

(incrédulo): ¿No te parece deprimente que Homer Wells se dedique a recoger manzanas?

Tanto Edna como Angela le miran furibundas.«a-í

LARCH (cont.): ¿O que no pueda molestarse en escribirnos una carta como es debido? ¡Una disertación sobre las manzanas que no nos hace ninguna falta! EDNA

(irritada): Probablemente no gana mucho dinero recogiendo manzanas... y, además, debe de haber tenido que pagar por el envío. LARCH: Yo no me preocuparía por su falta de dinero, Edna. ¡Si tiene hambre, puede recolectar su cena! Larch arroja

airadamente la manzana medio comida a la basura.EDNA: ¡ES un regalo, Wilbur! ¿Cómo puedes enfadarte con Homer por enviamos un

regalo?Larch mira fijamente el vacío, deprimido. Entonces examina la caja y ve la

etiqueta de envío que dice: HUERTAS DE OCEAN VIEW. CABO KENNETH, MAINE. La arranca y la sostiene en alto, con una expresión de triunfo. LARCH: ¡Voy a

mostrarle un regalo! ¡Voy a hacerle un regalo útil!Larch sale como un huracán de la sala.

Interior. Cabo Kenneth. Cine. Noche.Están proyectando un noticiario de la guerra: soldados que desfilan, sonríen y saludan a la cámara. Homer y Candy están sentados juntos, mirándolo. La fascinación de Homer es total, y Candy le mira tanto como al noticiario. Su expresión cambia cuando aparecen imágenes de un ataque aéreo.

Exterior. Cabo Kenneth. Cine. Noche.

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Candy y Homer salen del cine, caminan bajo la marquesina y pasan ante el cartel de Cumbres borrascosas.CANDY (decepcionada): Pero parecía como si te gustara.HOMER (sonriente): Y me ha gustado. Tan sólo he dicho que no es King Kong.Candy hace una mueca, pero es evidente que se lo toma a broma.HOMER (cont.): Primero le quería, luego no, entonces él no podía ser de ninguna otra... CANDY: ¡Le quería! (Tomándole el pelo.) ¿A cuántas mujeres has conocido?Homer, azorado, esquiva la pregunta. HOMER: ¿Y de qué muere exactamente? CANDY: ¡Estaba atormentada! Murió porque tenía el corazón destrozado. HOMER: ¡Sí, claro!Homer sonríe y sacude la cabeza. Candy empieza a reírse.HOMER (cont.): ¿Cuál es la explicación médica? CANDY: Bueno, estaba debilitada... (Se ríe.) ¡No lo sé! ¿Qué me dices de King Kong? ¿Es eso médicamente posible?Homer sonríe, sabe que ella le toma el pelo, y eso le gusta.HOMER (más serio): Por lo menos King Kong sabía lo que quería.Candy le empuja juguetonamente. Los dos se lo están pasando bien, demasiado bien.

Exterior. Manzanar. Día.Homer está recogiendo manzanas en un árbol alto. Rose Rose, encaramada a una escalera de mano, está en el árbol contiguo. Recolecta más o menos el doble derápido que Homer, a quien se le cae una manzana tras otra. En otro árbol, Muddy le observa.ROSE ROSE: ¿Qué estás haciendo con esa Candy, Homer?MUDDY (imitando al señor Rose): Supongo que está haciendo historia.Desde los árboles circundantes, los otros recolectores se ríen.ROSE ROSE: Espero que no te estés metiendo en un lío. HOMER: Ningún lío.En los árboles adyacentes, Peaches y Héroe están recolectando manzanas, y también oyen a Homer y Rose Rose (lo mismo que el señor Rose). PEACHES: Esa Candy... ¡es la chica más simpática que conozco!MUDDY: ES la chica más guapa que he visto jamás..., no sé si es la más simpática. HOMER: ES la

chica más simpática y más guapa que he conocido.

Los hombres, y también el señor Rose, prorrumpen en exclamaciones de «oh» y «ah» tras esta afirmación de Homer.ROSE ROSE: Me parece, Homer, que ya estás metido en un lío.SEÑOR ROSE: Tienes razón, Rose Rose, yo diría que está en un aprieto. HOMER: No estoy en ningún aprieto. ROSE ROSE: Sí que lo estás. Sé cuándo la gente está en un

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aprieto, y tú lo estás.La cámara se acerca al rostro de Homer, el cual sigue recolectando.LARCH (ojf): Se llama Homer Wells...Interior. St. Cloud’s. Comedor. Noche.Edna y Angela están frente a la Junta de Administración, alrededor de una mesa. Larch rodea la mesa mientras los reunidos leen el contenido de un dossier. Larch ha hecho una copia para cada miembro. Los tres ancianos caballeros de la Junta no hablan, y se limitan a asentir a cuanto dicen el doctor Holtz y la señora Goodhall.LARCH: ... y su patético currículum es el mejor que he visto. Aunque me resulta difícil creer que la Junta se interese por este personaje. DOCTOR HOLTZ: ¡Pero parece un joven excelente, un candidato de primera! LARCH: A mí me parece un imbécil misionero de gran corazón, ¡pero ése va a ser el problema con cualquier médico interesado en venir aquí! SEÑORA GOODHALL: ¿Le conoce usted? LARCH: ¡No! ¡No quiero conocerle! Está haciendo una labor misionera... ¡en la India! Le escribí hace semanas, pero es demasiado venerable o está demasiado ocupado para responder. ¡A lo mejor ha muerto a causa de la guerra!De súbito, Sieerforth entra bruscamente, pues Mary Agnes le ha empujado por detrás. Los dos se detienen cuando ven lo que sucede, por no mencionar la severa expresión de Larch. Retroceden, y Mary Agnes guiña un ojo al doctor Holtz antes de cerrar la puerta. La señora Goodhall se dispone a continuar. SEÑORA GOODHALL:

No acabo de entender cómo una persona que tiene el valor suficiente para comprometerse en una misión extranjera es rechazable de manera automática. Esa parte del mundo requiere precisamente la clase de dedicación que se necesita aquí.

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LARCH: ¿Nieva en Bombay? Un invierno aquí y le enviaremos al sur... ¡dentro de un ataúd! SEÑORA GOODHALL: Es impensable que a un hombre que ha servido en unas condiciones como las que se dan allí le intimide lo más mínimo un poco de nieve... ¿Tiene usted idea de lo dura, primitiva y plagada de enfermedades que es esa parte del mundo?

LARCH: ¡Entonces podemos esperar que nos pegue unas cuantas enfermedades! DOCTOR HOLTZ: Pero, doctor Larch, parece tener una cualificación excepcional... LARCH: NO estoy hablando de sus cualificaciones médicas. Lo que me fastidia es esa vertiente cristiana. No creo que nos sea de mucha utilidad aquí. SEÑORA GOODHALL

(disgustada): ¡No veo que un poco de cristianismo pueda perjudicar a nadie! LARCH: En cualquier caso, sólo les he hablado de este

individuo como un ejemplo de lo que está disponible... No pensé que pudiera interesarles. DOCTOR HOLTZ: ¡Estamos muy interesados! SEÑORA GOODHALL: ¡Sí, mucho! DOCTOR HOLTZ: ¿NO se opondría usted a que tuviéramos una reunión con él? LARCH: Supongo que no nos haría ningún daño mantener una entrevista con él. A ver, ¿quieres repetirme su nombre? ANGELA: Doctor Homer Wells.LARCH (mascullando): Confío en que no espere que recemos continuamente.Los tres caballeros de edad avanzada repiten el nombre.SEÑORA GOODHALL: Es un bonito nombre, muy de Nueva Inglaterra.DOCTOR HOLTZ: Muy de Maine, es un nombre con un sonido muy local. EDNA: ¡Ya lo creo!

Interior. Dispensario. Noche.El fonógrafo emite una canción mientras Larch y Angela bailan, felices. Edna los interrumpe. EDNA: Sólo quería preguntarte... LARCH: ¡Edna! ¡Ven a bailar conmigo! Hagamos el tonto esta noche.EDNA: ¿Sabe él que se le cree en la India? ¿Tenemos la seguridad de que quiere

volver?Estas preguntas hacen que Larch levante la aguja del disco.LARCH (irritado): ¡Es un bracero! ¿Qué podría retenerle ahí?

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Exterior. Casa de la sidra. Día lluvioso.La lluvia azota el coche de Olive. Homer se empapa al inclinarse para hablar con Candy, quien está al volante. El señor Rose llama a Homer desde el umbral del lagar.

Interior. Lagar. Día lluvioso.El señor Rose da instrucciones a Homer mientras embotellan sidra. Llevan

impermeables amarillos y botas de goma. Rose Rose lava con una manguera las tablas de prensado; Muddy, Héroe y Peaches manipulan la muela y la prensa.

Jack está agitando el líquido de la cuba. De una manera desafiante y despectiva, Jack deja caer una y otra vez en la cuba la ceniza de su cigarrillo. Esto hace que

todos se sientan incómodos, pero sólo el señor Rose parece no darse cuenta. SEÑOR ROSE: La sidra no sabe a nada hasta fines de octubre, ahora es demasiado

acuosa, cuando usamos las primeras Macs y luego las Gravensteins. No se • obtiene buena sidra hasta las recolecciones de las Deliciosas Doradas, luego las Bananas de Invierno, luego las Baldwin... y las Russet... HOMER: ¿Qué me dices de los gusanos? La mayor parte de estas manzanas han caído al suelo, ¿no? Deben de tener gusanos.

SEÑOR ROSE: ¡Pues claro que hay gusanos, Homer! ¿Y qué son en realidad los gusanos? ¡No son más que proteínas! ¡Son buenos para ti!

Todos se ríen menos Jack, quien da una última calada al pitillo y arroja la colilla ex profeso a la cuba. SEÑOR ROSE (cont.): Eso no está bien, Jack... ¡Tu cigarrillo acabará en treinta o cuarenta litros de este lote de sidra! Eso no está bien.JACK: ¡La gente que toma esa sidra no sabe que hay un cigarrillo ahí dentro! SEÑOR

ROSE: No es difícil encontrarlo ahí dentro, Jack, no necesitas más de un minuto. Sólo tienes que ir de pesca.JACK: Querrás decir a nadar. ¡No voy a meterme en esta cuba para sacar la colilla! SEÑOR ROSE: A ver, Jack, ¿qué negocio es el tuyo?, ¿quieres decírmelo?Jack mira a los demás hombres, que están nerviosos, para que le traduzcan esas palabras. MUDDY: Dile que es el negocio de las manzanas, hombre. Eso es lo único que quieres hacer. Vamos, dí- selo.Jack saca una navaja con la que amenaza al señor Rose. PEACHES (susurra agitadamente a Jack): No te las des de entendido en navajas con el señor Rose... ¡Dile tan sólo que tu negocio son las manzanas, Jack! JACK (al señor Rose): ¿Y cuál es tu negocio?No vemos en ningún momento la navaja del señor Rose. Vemos que los dos hombres trazan círculos uno alrededor del otro. Jack intenta asestar un golpe a la cabeza del señor Rose, y entonces retrocede, con el impermeable amarillo rasgado de arriba abajo, abierto por la mitad. La camisa, debajo del

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impermeable, también está rasgada. Se palpa el pecho y el vientre desnudos, en busca del corte, pero no hay corte alguno. Jack no sangra, no ha sufrido siquiera un rasguño. La navaja sólo le ha cortado la ropa.SEÑOR ROSE: El de la navaja, Jack. No te conviene competir en eso conmigo.Muddy da la vuelta a Jack y contempla sus ropas rasgadas.MUDDY: Has temdo suerte de que no te haya cortado los pezones, tío.

PEACHES: Lo bueno del asunto, Jack, es que ya estás medio desnudo para nadar. MUDDY: Sí, no te será difícil encontrar esa colilla cuando estés desnudo del todo.Jack empieza a desvestirse para meterse en la cuba.El señor Rose acompaña a Homer y Rose Rose al exterior.

Interior. Dormitorio. Día lluvioso.El señor Rose se ha hecho un corte en la mano durante la pelea. Homer se siente profesionalmente ofendido al ver los esfuerzos de aficionada de Rose Rose por coser la herida de su padre, pero es evidente que no es ésta la primera vez que ella lo hace. HOMER: Dame eso. Sé hacerlo. ROSE ROSE: Ah, ¿es que eres médico, Homer? HOMER: Casi.SEÑOR ROSE: NO necesito ningún «casi» doctor, Homer. Homer no soporta ver cómo

Rose Rose maneja la aguja. ROSE ROSE: Deberíamos ahogar al maldito Jack en la cuba. SEÑOR ROSE: Ahora, ahora, tesoro... Jack sólo necesita saber cuál es su negocio.

ROSE ROSE: Bien que se lo has enseñado, papi: tú te cortas en la mano y a él sólo le rasgas la ropa. SEÑOR ROSE: Deberías saber que no meten a nadie en la cárcel por

rasgar la ropa, ¿no es cierto Homer?

Interior. Coche de Wally. Cine al aire libre. Atardecer. El coche de Wally avanza dando tumbos a lo largo de

las cunetas del cine al aire libre cerrado. Homer se sienta al volante. Candy le grita instrucciones de conducción. El coche se detiene cerca de un poste con un altavoz. Candy se asoma al exterior, toma el altavoz y lo cuelga sobre la ventanilla. Homer se relaja, saca un brazo por la ventanilla y extiende el otro sobre el asiento. Se siente eufórico.CANDY: Tienes un talento innato. Has nacido para conducir un coche como éste. HOMER: ¿Tú crees? Tal vez sí. (Mira a su alrededor.)

¡Me encanta este sitio!Homer alza la vista hacia la pantalla gigantesca. HOMER (cont.): ¡La pantalla es enorme! ¡Imagina a King Kong ahí arriba! ¿Has visto muchas películas aquí?CANDY: Sí... y no. Cuando vienes aquí, la verdad es que la película te importa poco.

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Homer mira a Candy con una expresión incrédula. HOMER: ¿NO te importa la

película?

Candy se queda un momento mirándole. CANDY: ¿Por qué te entusiasma tanto el cine? HOMER: Era mi noche favorita en el orfanato..., la noche del cine. íbamos corriendo al comedor. Todos querían sentarse en primera fila, claro, y estábamos tan apretujados que notabas el aliento del chico sentado a tu lado.

CANDY: Por lo menos nunca te sentías solo. HOMER: NO he dicho eso. Cuando creces en un orfanato, siempre te sientes solo, aunque nunca lo estés. Candy está conmovida. Homer tiene la sensación de que se pone en ridículo. Intenta cambiar su disposición de ánimo, tomándose a la ligera lo que acaba de decir.

HOMER (cont.): No estás solo en el baño ni... ni en la ducha..., nunca estás solo cuando esperas la última porción de empanada, o incluso en tu cama, una mañana fría.

Candy se ríe. CANDY: ¿NO lo añoras?

HOMER: Añoro algunas cosas..., a la gente. (Con certidumbre.) Añoro la lectura a los chicos. CANDY: Pero tenías demasiada responsabilidad. HOMER: Nunca pedí tener responsabilidad. CANDY: Sólo un poco de intimidad.Homer se ríe.CANDY (cont.): La intimidad es precisamente lo que se busca en el cine al aire libre. HOMER: ¿Venías aquí con Wally... para no ver las películas?A la mención de Wally ambos parecen un poco cohibidos.

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CANDY: A veces... A Wally le aburren la mayor parte de las películas.HOMER: Ya. (Señala el altavoz.) ¿Qué es eso? ¿Una radio?CANDY: El altavoz. Para el sonido de la película.Candy mira a Homer. CANDY (cont.): Ponte como yo.Candy se recuesta en su asiento, y él la imita. Homer está concentrado en la pantalla gigante. HOMER: ¿Cómo es posible que no te interese la película?

CANDY: Te tocas, te abrazas..., te besas. No vienes aquí para ver la película. HOMER

(en broma): Eso es lo que yo vendría a hacer.Miraría la película. candy: NO, con la chica adecuada no lo harías.

La expresión de Homer cambia, de regocijo a culpabilidad. Se recuesta en el asiento y mira la pantalla que tiene delante. Candy, vacilante, apoya la cabeza en su hombro. Homer parece temeroso de respirar.Desde atrás, con la cabeza de Candy sobre su hombro, parecen una pareja normal. Avanzamos hacia la enorme pantalla hasta que sólo vemos ésta. Hay sombras en la pantalla blanca. De repente aparece la película King Kong.

Interior. Comedor. Noche.King Kong proyectada en la pared desnuda y blanca. Fuzzy está muy débil, pero sonríe al ver al enamorado Kong que sujeta en su mano gigantesca a Fay Wray, que grita aterrada. El doctor Larch se ocupa del proyector, sentado al lado de Fuzzy■ Cuando la película serompe en el lugar predecible, Fuzzy no protesta. El doctor Larch mira al niño, que ha dejado de respirar y tiene los ojos cerrados. LARCH: ¿Fuzzy? ¿Fuzz?Están solos en el comedor. Larch lo ha llevado allí en la cama de ruedas para un sesión de cine privada.

Exterior. St. Cloud’s. Cementerio. Mañana.Buster ayuda a Larch a introducir en la fosa el pequeño ataúd. La minúscula lápida tiene grabadas las letras «F.S.».BUSTER: ¿Qué les dirá a los pequeños? LARCH: Les diré que Fuzzy ha sido adoptado. BUSTER: ¿Por qué van a creer los pequeños que alguien le adoptaría? LARCH: LO

creerán porque quieren creerlo. BUSTER: ¿No deberíamos decírselo a Homer? LARCH:

Si Homer quisiera saber lo que ocurre aquí, podría telefoneamos.

Interior. Sección de los niños. Noche.Los chicos escuchan desde sus camas a Buster, quien se está inventando a la «familia» de Fuzzy. BUSTER: Era una familia con una máquina de respiración

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mejor que la que construyó el doctor Larch.

Interior. St. Cloud’s. Pasillo. Noche.Larch, que acierta a oír a los niños, se apoya en la pared y se cubre los ojos con la mano. BUSTER (ojf): La familia adoptiva de Fuzzy ha inventa-

do la máquina de respirar. Ése es su negocio: las máquinas de respirar.Larch aguarda; quiere ver si los niños se lo creen. CURLY (off): ¡Qué suerte, Fuzzy!Larch reprime un sollozo, a punto de perder el dominio de sí mismo.

TODOS LOS NIÑOS (off): ¡Buenas noches, Fuzzy! ¡Buenas noches, Fuzzy! ¡Buenas noches, Fuzzy Stone!

Exterior. Casa de la sidra. Mañana.Mientras los hombres están sentados alrededor de la mesa campestre, comiendo tortas de maíz, Rose Rose sirve café. Un Jeep llega por el camino del manzanar hacia ellos. Es Olive. El señor Rose inicia el saludo: «¡Buenos días, señora Worthington!». Olive lleva un montón de prendas de vestir bajo el brazo y un paquete de tamaño considerable. Este último se lo entrega a Homer. OLIVE:

Correo para ti, Homer.Homer sacude el paquete y lo deja al lado de la mesa, sin abrir. Olive se vuelve hacia Rose Rose. OLIVE (cont.): Y algo de ropa para ti, querida. (Señala con la cabeza la casa de la sidra.) Veamos si te sientan bien.El señor Rose mira a su hija y a Olive hasta que entran en el edificio. Los demás hombres contemplan el paquete de Homer con curiosidad, sobre todo Peaches. PEACHES: ¿NO vas a mirar qué es, Homer? SEÑOR ROSE: Ocúpate de tus propios asuntos, Peaches. PEACHES: Disculpa, Homer...

Interior. Dormitorio. Más tarde, por la noche.

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Homer está tendido en la cama, despierto. Todos los demás duermen. Saca el paquete que había metido debajo de la cama y lo abre sólo lo suficiente para ver qué es. Entonces vuelve a dejarlo debajo de la cama.

Exterior. Océano /playa. Crepúsculo.La playa cuando se pone el sol. Candy y Homer, vestidos para un tiempo más

cálido, están solos en el borde del agua. Candy saca de una bolsa de papel unas esquirlas de vidrio de brillantes colores y las esparce. HOMER: ¿No te preocupa que la gente se corte los pies? CANDY: Nadie se bañará aquí hasta el próximo verano. Por

entonces el agua habrá restregado el vidrio contra la arena hasta dejarlo redondeado. No habrá ninguna arista afilada.

Encuentra un viejo fragmento de vidrio entre las piedras y las conchas, en la marca de la marea alta.CANDY (cont.): ¿Lo ves? Es el vidrio del año pasado, o tal vez antes. Todos los años

echo aquí trozos de vidrio. El mar los embellece.Candy alza un trozo de vidrio al sol para que Homer lo vea. El océano es de color gris verdoso, el vidrio de una tonalidad verde más clara. CANDY (cont.): Dame la mano.Restriega el suave trozo de vidrio contra su mano, y entonces lo lanza hacia el mar. El fragmento cae antes de llegar al agua y Homer lo recoge. Candy le salpica juguetonamente. El la persigue a través de la playa y entran en el pinar. Homer la rodea con los brazos desde atrás. No puede soltarla. Ella le permite que la retenga, y entonces se zafa y se vuelve hacia él. Es más alta y mayor que él, y

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es evidente que tiene más experiencia. Se echan al suelo allí mismo y hacen el amor junto a las raíces de un árbol. Candy le guía.

Exterior. Coche de Wally. Aparcamiento de la playa. Noche.Salen del pinar y se dirigen al coche, Candy delante. Oímos hablar a Candy poco antes de verlos a los dos.CANDY (cada vez más enfadada): Nadie se ofrece voluntario para el pasillo birmano,

él mismo lo dijo. ¡Y nadie me conoce mejor que él! ¿Cómo voy a sentirme? Es piloto de bombardero y yo sólo soy egoísta, lo sé. En fin, no soy una chiquilla valiente y no lo siento.

Se acomoda en el asiento del pasajero y Homer se pone al volante.CANDY (cont.): Sé que ha sido correcto. (Pausa.) Ya te

lo dije, no me gusta estar sola. (Pausa, en un susurro.) A él también se lo dije.Homer se concentra en poner el coche en marcha. CANDY (cont.) (Repite): Sé que ha sido correcto. HOMER: De acuerdo.Sus expresiones, mientras el coche se pone en marcha, desmienten sus palabras.

Exterior. Casa de la sidra. Final del día.Homer y el señor Rose se sientan uno frente al otro a la mesa campestre. Rose Rose está de pie detrás de su padre, con las manos en los hombros de éste, y observa cómo Homer quita con mucha rapidez los puntos de la mano del señor Rose.SEÑOR ROSE: Más despacio, Homer, no tengas tanta prisa. HOMER: Esto es fácil, no me apresuro. SEÑOR ROSE: ¡Sigues haciéndolo demasiado rápido! Finalizada la tarea, Homer se levanta de la mesa, da unas zancadas hasta la bicicleta y se aleja pedaleando. Rose Rose mira a Homer mientras el señor Rose flexio- na la mano curada.ROSE ROSE: Tiene mucha prisa, desde luego. Te dije que estaba en un aprieto.

Exterior. Cabo Kenneth. Criadero de langostas. Atardecer.Candy y Homer están sentados en el embarcadero. Candy todavía parece debatirse con su conciencia. Homer arroja caracoles al mar. Hace frío. HOMER:

Bueno, dime, ¿quieres que me vaya o que me quede?CANDY: Ya se arreglará. HOMER: ¿Qué es lo que se arreglará? CANDY: Tenemos que esperar y ver. Creo que, en todas las cosas de la vida, tienes que esperar y ver.Homer arroja un caracol con más fuerza. HOMER: Me marcharé, buscaré otro

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empleo en alguna parte.Ray llega al embarcadero y ve que Homer arroja otro caracol al agua.RAY: Cada vez que lanzas un caracol desde aquí, haces que alguien empiece de

nuevo su vida.Candy arroja al agua un puñado de caracoles. CANDY: Tal vez les hacemos un favor a los caracoles, papá.Ray los mira a los dos y suspira.RAY: Se está haciendo tarde. Creo que me voy a dormir.CANDY: Buenas noches, papá.Ray responde moviendo la cabeza y se va. Homer miracon expectación a Candy.CANDY (cont.): Tendremos que esperar y ver.

Interior. Casa de los Worthington. Comedor. Noche. Olive y Homer se sientan ante la mesa del comedor, los restos de una tarta de manzana ante ellos. Homer aún está comiendo. Hay fotos de Wally en la pared. OLIVE: Cuando Wally volvía a la universidad, yo no podía soportarlo... ¡Incluso cuando sólo se trataba de la universidad! Y eso era cuando su padre aún vivía... Incluso entonces detestaba que se marchara. Como es natural, esto me resulta más detestable. Homer hace un gesto de asentimiento, comprensivo. Tiene la boca llena de tarta de manzana.OLIVE (cont.): Lo que quiero decir es... si pudieras quedarte aquí, me harías muy

feliz, Homer. HOMER (limpiándose los labios): Me siento muy afortunado de estar aquí, señora Worthington. OLIVE: En invierno no hay mucho trabajo, y tendrás que tolerar a Vernon. Incluso Wally le desprecia, y a Wally le gusta todo el mundo.

Olive se sume en sus pensamientos, mirando una foto de Wally.HOMER: Creo que Wally estará bien, señora Worthington. Me parece indestructible.OLIVE (distraída): No sé. (Mira fijamente a Homer.)

Prométeme una cosa.Homer se pone tenso. ¿Sospecha Olive su relación con Candy?HOMER: Sí..., claro.OLIVE: Prométeme que, si hay una tormenta de nieve, te alojarás en la habitación de

Wally hasta que haya pasado.Ambos se ríen, pero a Homer le resulta difícil mirarla a los ojos.

Exterior. Casa de la sidra. Día.Los recolectores se marchan. Ha terminado la cosecha. Olive y Homer están

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cerca de la puerta del dormitorio, hablando; no podemos oír su conversación. Rose Rose y los demás hombres pasan por su lado, llevando el resto de sus pertenencias a la camioneta. Olive y Homer se acercan al vehículo.OLIVE: Adiós, que tengáis un buen viaje de regreso a casa. Gracias de nuevo por lo

bien que habéis trabajado.SEÑOR ROSE: Cuídese, señora Worthington.Se dan la mano.OLIVE: Adiós, Arthur. (Abraza a Rose Rose.) ¿Nos veremos mañana, Homer? HOMER: Sí.Olive sube al Jeep y se marcha.La camioneta está cargada. Muddy tira de una cuerda que asegura la carga.MUDDY (al señor Rose): Creo que estamos listos.El señor Rose asiente y se pone al volante. Rose Rose y Muddy se sientan, al lado del conductor, en la cabina. Los demás se apretujan en la caja abierta de la camioneta. Mientras se alejan, Homer los saluda agitando el brazo. Los recolectores se dirigen a él a gritos. SEÑOR ROSE: ¡Cuídate también, Homer! PEACHES: Nos veremos en la próxima cosecha. MUDDY: NO te mueras congelado, Homer. JACK: Muérete congelado si te da la gana, Homer. SEÑOR ROSE: Vamos, vamos, Jack, eso no está bien. ROSE ROSE: ¡NO te metas en líos, Homer!Homer sigue de pie, mirando en la dirección que han seguido, después de que se hayan perdido de vista.

Interior. Dormitorio. Ese mismo día, más tarde.Homer está solo, ordenando de nuevo sus cosas, esparciéndolas un poco, aposentándose en la habitación. (Vemos los colchones enrollados sobre los somieres de las otras camas.) CANDY (off): Así que te quedas.Homer se vuelve. No la ha oído entrar. CANDY (cont.): Me lo ha dicho Olive. (Pausa embarazosa.) Podrías habérmelo dicho tú mismo.HOMER: Sólo estoy esperando, a ver qué pasa, como tú dijiste.Candy sonríe. Homer se acerca a ella y se abrazan.

COMIENZA UN MONTAJE DE LOS SIGUIENTES

NUEVE O DIEZ MESES.

Exterior. Tejado de la casa de la sidra. Mañana. Mientras toma café, Homer escribe una carta en un bloc de notas.voz DE HOMER: Querido doctor Larch: Gracias por su maletín de médico...

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Exterior. Barca langostera de Ray. Día.Homer, con las orientaciones de Ray y Candy, aprende a alzar una nasa de langostas.voz DE HOMER: ... aunque parece que no tendré la ocasión de usarlo.

Exterior. Vivero de langostas, recintos flotantes. Atardecer.Siguiendo el ejemplo de Ray, Homer intenta «desarmar» las grandes pinzas de las langostas, bloqueándolas con las pequeñas cuñas de madera. Ray trabaja con rapidez y no sufre un solo pellizco. Mientras Candy le observa, Homer recibe uno.voz DE HOMER: Exceptuando alguna emergencia, por supuesto, no soy médico. Con

todos mis respetos a su profesión, disfruto de la vida que llevo aquí.Interior. Dormitorio. Noche.Homer y Candy están desnudos. Han juntado dos camas para formar una doble. El no puede apartar los ojos de la joven.HOMER: He mirado a tantas mujeres... Quiero decir que lo he visto todo de ellas,

todo..., pero nunca sentía nada, nada en absoluto. Ahora... contigo, me duele... mirarte.

Interior. Dispensario. Día.Edna, Angela y Larch están leyendo la carta de Homer. Sus labios se mueven en silencio mientras leen. voz DE HOMER: Me gusta trabajar como langostero y hor-telano. La verdad es que nunca había disfrutado tanto.

Interior. Casa de los Worthington, chimenea. Noche. Olive, Homer y Candy juegan alrededor de un tablero ante la chimenea.voz DE HOMER: La verdad es que quiero quedarme aquí. Creo que estoy siendo de

alguna utilidad.

Interior. Consultorio de Larch. Noche.Desde el umbral, Edna y Angela miran a Larch con inquietud, mientras él aporrea las teclas de la máquina de escribir.voz DE LARCH: Mi querido Homer: Creía que habías superado la adolescencia, ese

periodo que definiría como la primera vez en la vida en el que imaginamos tener algo terrible que debemos ocultar a quienes nos quieren.

Interior. Coche de Wally. Día.

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Candy canta con el fondo musical de la radio del coche, tan animada y feliz como la hemos visto siempre. Homer, al volante, apenas puede mantener los ojos fijos en la carretera, tan fuerte es el impulso de mirarla. voz DE LARCH: ¿Crees que no vemos con claridad lo que te ha ocurrido?

Interior. Dormitorio. Noche.La radio emite una canción popular, y Homer brincapor el suelo mientras se pone los pantalones cortos. Abre la puerta y aparece Olive, quien le trae unas mantas. El se lo agradece tímidamente. Cuando Homer cierra la puerta, vemos a la oculta (y agobiada) Candy, desnuda. Su madre les ha interrumpido cuando hacían el amor.voz DE LARCH: Te has enamorado, ¿verdad? Por cierto, cualquier cosa que te

propongas hacer no puede ser muy buena para tu corazón. Ahora bien, es la clase de dolencia que puede empeorar si uno se preocupa por ella. ¡Así que no te preocupes por ella!

Exterior. Manzanar. Día.Vemon y Homer trabajan bajo un manzano, esparciendo veneno contra los ratones.voz DE HOMER: Querido doctor Larch: Tal vez lo que estoy aprendiendo aquí no sea

tan importante como lo que usted me enseñó, pero todo es nuevo para mí. Ayer aprendí a envenenar ratones. Se usa avena y maíz envenenados.

Interior. Comedor. Anochecer.Reina un caos enorme. Buster y Mary Agnes hacen lo que pueden por poner fin

a una pelea entre los chicos por la comida, mientras Larch, Angela y Edna están totalmente absortos leyendo la carta de Homer. voz DE HOMER: Los ratones de

campo roen la corteza del manzano, los ratones del pino matan las raíces. Sé lo que uno ha de hacer, ha de jugar a ser Dios. Bueno..., matar ratones es la única manera

en que quiero practicar el juego de ser Dios.Interior. Cine. Cabo Kenneth.Homer y Candy están viendo Rebeca, voz DE LARCH: ¿Me entrometo? Cuando unas

mujeres totalmente desamparadas me dicen que no pueden abortar, que han de tener otro huérfano, y luego otro más..., ¿me entrometo? ¿Hago tal cosa? No. Ni siquiera se lo recomiendo. Me limito a darles lo que desean: un huérfano o un aborto. (La cámara enfoca a Homer.) Tú eres mi obra de arte, Homer. Todo lo demás no ha sido más que un trabajo. No sé si hay en tu interior una obra de

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arte, pero sé cuál es tu trabajo. ¡Eres médico!

Interior. Dormitorio. Día.La radio emite una melodía bailable,, lenta y sensual. Las gruesas mujeres del centro de expedición bailan mientras pintan las paredes interiores del dormitorio.voz DE HOMER: NO soy médico, voz DE LARCH: Sabes todo lo que yo sé, más lo que has

aprendido por tu cuenta. ¡Eres mejor médico que yo, y lo sabes!

Homer está terminando de pintar las paredes de la cocina. Cuando llega a la lista de normas fijada en la pared, la quita y termina de pintar debajo de donde estaba el papel.voz DE LARCH: ¡Van a sustituirme, Homer! ¡La Junta de Administración está

buscando mi sustituto!Dos de las mujeres desenrollan los colchones enrollados sobre los somieres, mientras Vemon entra con un montón de mantas y almohadas. voz DE HOMER: ¡NO

puedo sustituirle! Lo lamento...

Homer toma la lista de reglas, la relee con rapidez, se dirige a una viga sin pintar, una viga de apoyo, y clava en ella la hoja de las normas.

Exterior. Casa de la sidra. Tejado. Mañana.Homer lee la carta de Larch mientras toma café. voz DE LARCH: ¿Lo lamentas? ¡Yo no digo tal cosa por nada de lo que he hecho! ¡Ni siquiera lamento quererte!

Interior. Dispensario. Noche.Larch se sienta en la cama que usa para aspirar el éter, con una carta de Homer en la mano. Parece totalmente deprimido. Angela está en el umbral. larch: Creo que lo hemos perdido, el mundo se ha quedado con él. No va a volver.

FIN DEL MONTAJE.

Interior. Dormitorio. Atardecer.En la casa de la sidra recién pintada y arreglada, Homer y Candy bailan con el acompañamiento de otra canción lenta y sensual que emite la radio. El le desa-brocha la blusa, le palpa debajo; ella empieza a desabrocharle la camisa. Se besan mientras bailan, pero la música cambia bruscamente, y ahora la radio emite una canción más rápida y tonta.

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Homer responde a la música bailando con desmaña; ha abandonado en un abrir y cerrar de ojos el talante

romántico. Candy se ríe, pero agarra una almohada con la que le golpea. Homer se aleja de ella bailando. Candy le arroja la almohada, él la esquiva y la almo-hada aterriza cerca de la puerta. Entonces Homer toma a su vez una almohada y persigue a Candy de una cama a otra. Ella chilla, ambos se ríen. Provistos de sendas almohadas, los dos se sacuden mutuamente, sin dejar de reírse, hasta que él le inmoviliza los brazos a la espalda y, con la respiración entrecortada (ya pesar de la música estúpida que antes rompió el hechizo), vuelven a besarse apasionadamente.De repente se oye el fuerte ruido de un motor.

Exterior. Casa de la sidra. Día.Ha llegado la camioneta del señor Rose. Los recolectores saltan al suelo y cargan con su equipo.Interior. Dormitorio. Día.La puerta se abre. Héroe y Peaches irrumpen mientrasHomer y Candy se apresuran a devolver las almohadasa las camas.HÉROE: ¿Quién es ése?PEACHES: ¡Es Homer!Muddy está detrás de ellos. Recoge una almohada del suelo y busca con la mirada la cama a la que pertenece.

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MUDDY: Y ésa es Candy...Entonces entra el señor Rose, con una sonrisa socarrona, fijándose en todo: es imposible ocultar lo que está sucediendo. Han sorprendido a Homer y Candy, con las camisas por fuera de los pantalones y a medio abrochar, y todavía sin aliento. Las almohadas, todas pisoteadas, están diseminadas absurdamente sobre las camas.SEÑOR ROSE: Esto parece el hogar, ¿verdad? PEACHES: ¡Mucho más bonito que el hogar! SEÑOR ROSE: ¿Qué habéis estado haciendo vosotros dos para que parezca tan bonito?Entra Rose Rose. Parece haberse endurecido, y da la sensación de que no es feliz. Deja caer el equipaje sobre su cama y sólo mira a Candy. ROSE ROSE: ¿Qué tal le va a Wally? CANDY: ¡Pues está bien! Acabo de tener noticias suyas.

Está bombardeando todos esos sitios...Homer intenta ayudarla.HOMER (murmurando): ... puentes, refinerías de petróleo, depósitos de

combustible...Se interrumpe, porque sabe cuánto le abruma a Candy oír esas cosas. Intenta cambiar de tema. HOMER (cont.): ¿Dónde está Jack?Se produce una incómoda pausa de silencio. MUDDY: NO estaba preparado

para el viaje.

Más silencio.SEÑOR ROSE: Ese Jack nunca tenía claro cuál era su negocio.Una mirada a Muddy y sabemos que algo muy malo le ha ocurrido a Jack.

Exterior. Manzanar. Día.Los recolectores están en sus escaleras, todos trabajando. Ahora Homer es un buen recolector. Mira a Rose Rose, que se apoya en su escalera, sin recolectar, haciendo caso omiso de una discusión en el pasillo entre los árboles. (El señor Rose está revisando las manzanas que Peaches acaba de recoger.) SEÑOR ROSE:

Sólo recoges manzanas para sidra, Pea- ches... Espero que lo comprendas. PEACHES: NO han caído al suelo, ¡las he arrancado del árbol!SEÑOR ROSE: Entonces las recoges demasiado rápido, y para mí no son mejores que si

se hubieran caído al suelo. ¿Ves el golpe que tiene ésa? ¿Y esa de ahí? ¡La mitad de estas manzanas están golpeadas! ¡Mira ésta! ¡No tiene tallo! Es lo mismo que si la hubieras pisado, sólo sirve para hacer sidra.

Exterior. Manzanar. Anochecer.

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En el pasillo entre los árboles, Homer y Candy están discutiendo en uno de los vehículos usados para la recolección.CANDY: ¿Crees que yo lo estoy pasando bien? ¿Crees

que sólo te estoy fastidiando? ¿Crees que sé si te quiero a ti o a Wally? HOMER:

¿Hasta cuándo debemos «esperar y ver qué pasa»? CANDY: Crecí con Wally, empecé con él mi vida adulta. HOMER: Estupendo. Entonces sólo se trata de eso. CANDY: ¡No! ¡No se trata sólo de eso! También te quiero a ti, lo sé.HOMER: Bueno, bueno, yo también sé que me quieres. CANDY (resentida): Menos mal que no tuve aquel bebé, ¿verdad?Su repentina aspereza deja a Homer sin habla, mientras toman diferentes rumbos. Candy se aleja en el vehículo.

Exterior. Casa de la sidra. Mañana soleada.Hora del desayuno alrededor de la mesa campestre. Rose Rose se sienta sola, apartada del resto. No tiene buen aspecto. De improviso regresa al interior del dormitorio.PEACHES (llamándola): ¿No comes con nosotros, Rose? PEACHES (cont.) (A los hombres): Antes comía con nosotros. Supongo que ahora no somos bastante bue-nos para ella. HÉROE: A lo mejor no tiene apetito. MUDDY: Nunca tiene apetito por la mañana, porque se encuentra mal.Homer se levanta para llevar los platos al interior.

Interior. Cocina y dormitorio. Mañana.Cuando Homer entra, Rose Rose está vomitando en el fregadero.HOMER: ¿Estás bien, Rose?ROSE ROSE: Supongo que te gusta verme vomitar...HOMER: NO me gusta ver vomitar a nadie.

Rose Rose se tiende en su cama con la cortina descorrida. Hay algo familiar en la manera en que Homer se acerca a su cama; lo hace con la autoridad de un médico. Se sienta en el borde de la cama con tal seguridad en sí mismo que ella no protesta. HOMER (cont.): ¿De cuántos meses estás embarazada? Ella le mira fijamente, pero no le impide que le palpe el vientre. Es como si supiera que él sabe lo que está haciendo.HOMER (cont.): Aún no estás de tres meses, ¿verdad? ROSE ROSE: Todavía no. ¿Qué sabes tú de eso? HOMER: Sé más de lo que quisiera saber. ¿Quién es el padre?ROSE ROSE: NO te molestes por ello, Homer, no es asunto tuyo.HOMER: Pero no pareces muy feliz. ROSE ROSE: ¡Feliz! ¿En qué estás pensando?

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¿Cómo crees que voy a cuidar de un bebé? No puedo tener un hijo.HOMER: Escucha, Rose, por favor. No importa lo que quieras hacer, en cualquier caso puedo ayudarte. Ella se muestra desconcertada.HOMER (cont.): Lo que quiero decir es que, si no deseas...

tener el niño, conozco un sitio adonde puedes ir. ROSE ROSE: ¿Crees que mi padre me dejará ir? No voy a ninguna parte.Se da la vuelta en la cama y se queda de nuevo de espaldas a él.ROSE ROSE (cont.): ¿Por qué no sigues trabajando, Homer? ¡Puedo cuidar de mí

misma!HOMER: Escucha, Rose, no hagas nada. Ya sabes, quiero decir que no te hagas nada

tú misma. Escucha, por favor...voz DEL SEÑOR ROSE (llamándole): ¡Homer! ¿Hoy es día festivo o qué?

Exterior. Criadero de langostas. Anochecer.Homer y Candy están sentados en el embarcadero. CANDY: Deberíamos llevarla a St. Cloud’s. Eso es evidente, ¿no? Dejar que se decida cuando llegue allí... HOMER:

¡Ya se lo dije! Pero ella no cree que pueda hacer eso. Parece ser que su padre no la deja ir a ninguna parte... CANDY: ¡Pues tenemos que ayudarla!Homer no le responde.CANDY (cont.): Tenemos que hacer algo, ¿no crees? (Al cabo de un instante.)

¿Homer?Homer contempla el océano y sigue sin responderle.

Exterior. Casa de la sidra. Mediodía.Rose Rose está poniendo los cubiertos del almuerzo en la mesa cuando llega Candy. CANDY: Hola. ROSE ROSE: Hola.Sigue poniendo la mesa.CANDY: Tengo más ropa para ti, pero siempre me olvido de traértela. ROSE ROSE: NO

necesito más ropa, gracias. CANDY (en voz baja): Sé lo que ocurre, Rose. Homer me lo ha dicho. También yo me quedé encinta, hace cosa de un año. (Pausa.) He pasado por esto.Rose Rose baja la vista.ROSE ROSE: NO has pasado por lo mismo que yo, Candy. CANDY (no lo entiende): ¡Pues claro que sí!Rose Rose desecha esa afirmación con un gesto de la mano.CANDY (cont.): ¿Quién es el padre, Rose?Rose mira a Candy y sacude la cabeza. CANDY (cont.): ¿Quieres tener el bebé?

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Rose Rose sacude de nuevo la cabeza, con más brío. CANDY (cont.): Conozco un sitio adonde puedes ir. Homer y yo podemos llevarte... ROSE ROSE: NO puedo ir a ninguna parte. CANDY: ¿Por qué?Rose Rose guarda silencio.CANDY (cont.): ¿Es por el padre? ¿Lo sabe él?Rose Rose se aparta de Candy. CANDY (cont.): Puedes confiar en mí. ¿Es Jack? No es Jack, ¿verdad? ¡Es Muddy! ¿Es él? ROSE ROSE (casi como si deseara que lo juera): No, no es Muddy. Muddy es sólo...Rose Rose se interrumpe, ni siquiera puede seguir poniendo la mesa. Su tono se vuelve áspero, desesperado. ROSE ROSE (cont.): Seguro que no es Jack.De repente aparece el señor Rose, quien pasa por su lado. Muestra una vacilación impropia de él. SEÑOR ROSE (a su hija): Estaré ahí arriba...El señor Rose deja solas a Candy y Rose Rose. Esta asiente de una manera casi invisible en la dirección que ha seguido su padre, y entonces mira significativamente a Candy, asintiendo. Poco a poco Candy lo comprende. ¡El padre es el señor Rose! Rose Rose deja que eso surta efecto y mira a Candy con una expresión avergonzada.

Exterior. Manzanar. Día.Los recolectores están trabajando en sus escaleras cuando Candy corre por el pasillo entre las dos hileras de árboles. Se detiene al pie de la escalera de Homer, sin aliento. Muddy, Peaches y Héroe, que están en las copas de los árboles, observan y escuchan. CANDY: ¡No quiere ir a St. Cloud’s! HOMER (encogiéndose de hombros): Bueno, no podemos forzarla. La decisión es suya. CANDY: ¡No lo entiendes! Es su padre... HOMER: ¿El señor Rose lo sabe? CANDY (gritando): ¡Él es

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el padre! ¡Es el padre de su bebé!Los recolectores también lo oyen sin poder evitarlo. Candy empieza a marcharse, y Homer corre tras ella. HOMER: Espera..., ¡espera! ¿Estás segura? CANDY:

¡Tenemos que mantenerla apartada de ese cabrón!

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Candy se marcha. Homer empieza a buscar al señor Rose.

Exterior. Manzanar, cerca de la casa de la sidra. Poco después.Con su enigmática sonrisa, el señor Rose sigue recolectando lentamente mientras Homer permanece al pie de su escalera.SEÑOR ROSE: NO he visto dónde recolectabas esta mañana, Homer, pero debes de tener un gran apetito. ¡Parece que-estás deseando ir a comer! HOMER: ¿ES cierto?El señor Rose deja de recolectar y sus ojos se mueven veloces a uno y otro lado para ver quién hay alrededor.HOMER (cont.): ¿Se acuesta con su propia hija?Con una lentitud expresa, el señor Rose baja la escalera.

SEÑOR ROSE (solapadamente, todavía tranquilo): Creo que has estado levantado hasta muy tarde, Homer. HOMER: ¿De veras tiene relaciones sexuales con su chica?

¿Es posible tal cosa? SEÑOR ROSE: Nadie tiene relaciones sexuales con mi chica, Homer. Eso es algo que un padre sabe. HOMER: Está mintiendo. Cómo puede... ¡con

su propia hija!El señor Rose pasa de solapado a amenazador en una fracción de segundo.SEÑOR ROSE: ¿No sabes en qué te estás metiendo, Homer? No te conviene meterte conmigo, ¿de acuerdo? HOMER: Ande, córteme la ropa. Tengo más.El señor Rose se indigna.SEÑOR ROSE: Bueno eres tú para hablarme de mentiras. ¡Qué vergüenza! Esta gente te

acogió en su casa. ¡Ese chico, Wally, está en la guerra!Esto reduce en parte la sensación de superioridad que tiene Homer.HOMER: Pero ella es su hija...

SEÑOR ROSE: ¡Y la quiero! ¡Nadie va a tratarla tan bien como lo hago yo! (Desvía la mirada.) Nunca le haría daño, Homer, debes saber eso.

Homer se vuelve y habla por encima del hombro mientras se aleja.HOMER: Está embarazada. ¿Lo sabía?A juzgar por su expresión (parece como si le hubiesen dado un puñetazo) es evidente que el señor Rose no sabía eso.Los demás recolectores se encaminan a la mesa para comer. Resulta claro que Muddy, Peaches y Héroe ya saben que el señor Rose se acuesta con su hija.

Exterior. Casa de la sidra. Lugar donde comen al aire libre. Hora del almuerzo.Rose Rose está sentada a la mesa cuando llegan los recolectores a comer, casi al mismo tiempo que Homer. Este mira a Rose Rose y entonces desvía la mirada. El señor Rose es el último en sentarse a la mesa, mientras comienza un almuerzo

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muy tenso y silencioso.

Exterior. Manzanar. Día.Homer está en una escalera, recolectando manzanas. Muddy sube por una escalera en el otro lado del mismo árbol.MUDDY: Oye, Homer, si sabes lo que te conviene, no te metas en esto. HOMER:

¿Cuánto tiempo lleva haciendo eso, Muddy? MUDDY: Bastante. No vas a impedírselo.Muddy mira a su alrededor, en busca del señor Rose, y entonces le da a Homer su navaja. MUDDY (cont.): Aquí tienes mi navaja, Homer. No va a servirme de nada. Dásela a Rose Rose, ¿de acuerdo? Homer asiente y se guarda la navaja en el bolsillo. Mientras Muddy baja y lleva la escalera a un árbol contiguo, sigue hablando con Homer hasta que desaparece entre las hojas.MUDDY (cont.): ¡Será mejor que te andes con cuidado, Homer! ¡No vayas a acabar

como Jack!Homer reanuda su trabajo, pensativo.

Interior. Dormitorio. En plena noche.Homer yace despierto en la cama.

Exterior. Manzanar. Atardecer. Otro día.Los recolectores en sus escaleras apoyadas en los árboles. Nadie habla. Bajo los últimos rayos del sol, las hojas tienen un brillo rojizo, llameante.

Exterior. Manzanar. Otro día.Hace mucho más frío. De nuevo los recolectores están en las escaleras, pero abrigados contra el frío. Desde lo alto de la escalera, Homer vuelve la cabeza hacia la casa de los Worthington cuando oye que un coche frena con un chirrido en el sendero. Ve que Candy baja delcoche de Wally, deja la portezuela abierta y corre hacia la casa. Aparcado delante del coche de Wally hay un Jeep del Ejército, en el que se apoya un militar. Éste, indiferente, fuma un cigarrillo mientras observa a Candy. CANDY: ¡NO! ¡NO!

Homer baja de la escalera y corre a la casa por un pasillo entre las hileras de árboles. Los recolectores le miran.

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Interior. Casa de los Worthington, sala de estar. Día.La cámara sigue a Homer al interior de la casa, donde, desde el vestíbulo, el joven ve a Olive y Candy (de perfil) sentadas en el sofá. No vemos quién habla ni reconocemos la voz. Cuando Homer entra en la sala de estar, vemos al comandante Winslow sentado en un sillón (también de perfil), hablando con Olive y Candy.El comandante Winslow es un oficial afable, apuesto, bien aleccionado, perteneciente a la sección de bajas del Ejército del Aire. Está bien preparado, pero no se limita a ir al grano, pues es dolorosamente consciente de la delicada naturaleza de su informe. COMANDANTE WINSLOW: Cuando el avión fue alcanzado, el jefe de tripulación y el radiotelegrafista saltaron muy juntos. El copiloto saltó en tercer lugar. Lo hicieron por orden del capitán Worthington, quien todavía pilotaba el aparato. Ninguno de los hombres que estaban en el suelo podía ver el cielo, tan densa era la jungla. Ni vieron caer el avión ni oyeron el estrépito cuando se estrelló. Tampoco vieron el paracaídas del capitán Worthington. OLIVE: ¿Por qué le dieron por desaparecido durante veinte días?

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COMANDANTE WINSLOW: Porque la tripulación pensó que había caído con el avión. Estuvieron hospitalizados durante casi una semana en China antes de que los trasladaran por vía aérea a la India. Fue entonces cuando ordenaron su equipo... CANDY: ¿A quién le importa su equipo? COMANDANTE WINSLOW: Tres hombres saltaron del avión, pero llevaban cuatro brújulas. Un miembro de la tripulación saltó con la brújula del capitán Worthington. CANDY: ¿Estuvo en Birmania veinte días sin brújula? COMANDANTE WINSLOW: Siguió el curso del río Irra- waddy, hasta Rangún. De alguna manera se las arregló para evitar a los japos, pero no a los mosquitos. OLIVE: ¿Es entonces malaria?COMANDANTE WINSLOW: ES encefalitis B. Está convaleciendo en el hospital Mount

Lavinia de Ceilán... (Pausa.) El capitán Worthington está paralizado. (Olive ahoga un grito.) De cintura para abajo. No volverá a caminar.

Candy se levanta y abandona la sala. COMANDANTE WINSLOW (cont.) (A Olive): Lo siento. HOMER (pregunta al comandante): No hay efectos autónomos, ¿verdad?El comandante Winslow tiene que consultar sus notas. COMANDANTE WINSLOW: NO

hay efectos sobre el sistema autónomo... eso es cierto. OLIVE: ¿Cuándo volverá a casa, comandante? COMANDANTE WINSLOW: Dentro de un mes, más o menos, alrededor de Halloween.

Interior / exterior. Coche de Wally. Vivero de langostas. Final del día.Homer y Candy están sentados en silencio en el coche aparcado.HOMER (en conclusión): No hay efectos autónomos, sólo la parálisis de las extremidades

inferiores.

Candy le mira sin comprender.HOMER (cont.): Wally puede tener hijos, llevar una vida sexual normal...Candy llora.

Exterior. Vivero de langostas. Anochecer.Ray está arrojando caracoles al agua. Candy se sienta en el extremo del embarcadero, apoyada en el hombro de Homer.RAY: ¡ASÍ que no necesitaba la puñetera brújula! ¿Qué te parece? CANDY: Papá, por favor...Ray sabe que su hija quiere que se vaya. Recorre el embarcadero arrastrando los pies, hacia la casa. Sabe cómo deben de sentirse los dos.RAY: Buenas noches, chicos. No os resfriéis..., ya empieza a hacer frío. CANDY:

Buenas noches, papá. HOMER: Buenas noches, Ray.Homer intenta arrimarse más a ella, pero Candy permanece erguida y absorta.

HOMER (cont.): Dime qué quieres que haga. Haré lo que sea. CANDY: Nada.HOMER: ¿Como cuando dices que esperemos a ver qué pasa?CANDY: No. Nada significa nada. Quiero que Wally vuelva a casa, pero también

temo verle.HOMER: LO sé. (La besa.) ¿Esto es nada? CANDY: No, no sigas, eso es algo. Nada es nada. (Homer sonríe tristemente.) No me mires siquiera. No quiero...Candy oculta la cara en el pecho de Homer. CANDY (cont.):... hacer nada.Homer la abraza, sin hacer nada, mientras ella solloza. Cuando los sollozos remiten, los pensamientos de Homer están lejos. Candy se apoya en él, abrazándole, y él ni siquiera la mira. Contempla el mar y la costa que se oscurece, mientras las palabras de Candy resuenan en su mente. Su rostro tiene una expresión extraña. HOMER (musitando para sus adentros): Es una idea tentadora,

lo sé..., no hacer nada.

Candy guarda silencio. Homer se siente extrañamente agitado, y cambia de postura.CANDY (gime): No te muevas, por favor, no vayas a ninguna parte.HOMER (demasiado sincero): ¿Ir adónde? ¡Claro que no! Eso sería hacer algo, ¿no

es cierto? Y no queremos hacer algo. ¡Pasémonos aquí sentados toda la noche!CANDY (irritada): Si tratas de ser gracioso, Homer... HOMER (también irritado): No

intento ser nada. ¡Simplemente no estoy haciendo nada! ¡Si espero a ver qué pasa durante bastante tiempo, entonces, con suerte, no tendré que tomar ninguna decisión! Al fin y al cabo, las decisiones pueden ser dolo- rosas... .

Candy está enojada. Se levanta y le dirige una dura mirada.CANDY: ¡Basta! ¡No sigas!HOMER (con fingida sorpresa):, ¡Te has levantado! ¡Has

hecho algo! ¡Si sigues así podrías correr el peligro de tomar una decisión! CANDY: ¡Por el amor de Dios, Homer! ¡Han derribado el avión de Wally!Candy solloza. Homer se cubre el rostro con las manos durante un momento. Recobra la calma y se levanta. HOMER (sinceramente contrito): Lo sé, lo siento. CANDY (gritando y sollozando): ¡Está paralizado! HOMER (impasible, limitándose a los hechos): Está vivo. Todavía te quiere. (Pausa.) Y yo también. CANDY

(angustiada): ¿Qué quieres que haga?El desvía la cara para no mirarla. HOMER (con serena resolución): Nada. No eres tú quien ha de hacer nada.

Exterior. Casa de la sidra. Noche.Homer está en la semipenumbra mientras camina hacia la casa de la sidra.

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voz DEL SEÑOR ROSE: ¿Adónde crees que vas? voz DE ROSE ROSE: Tienes que dejarme ir, papá, por favor...Homer camina con más rapidez. Cuando llega a la casa de la sidra, ve al señor Rose y su hija discutiendo. Rose está sentada en la bicicleta, con un fardo de ropa atado detrás del sillín.SEÑOR ROSE: ¡NO vas a ninguna parte en plena noche, chiquilla!ROSE ROSE: Esto ya no es asunto tuyo, papá. Déjame ir, por favor.Rose Rose empieza a pedalear, pero el señor Rose la detiene. Ella forcejea.HOMER: ¡Eh! ¡Eh! Basta. Tal vez pueda ayudaros.

Padre e hija se vuelven hacia Homer. SEÑOR ROSE: Ve adentro, Homer. No necesitamos ayuda de nadie.rose rose: ESO es cierto, Homer. Esto no es asunto tuyo.La joven intenta librarse de su padre y alejarse pedaleando, pero él la detiene de nuevo. Siguen con el forcejeo.HOMER: ¡Escuchadme, por favor! Los dos... SEÑOR ROSE: Te estás propasando, Homer. ¡Ésta es mi hija! Tienes tu propio lío del que ocuparte, ¿no es cierto?Homer se interpone entre los dos, lo cual enfurece al señor Rose.SEÑOR ROSE (cont.): ¿Cuál es tu negocio, Homer? HOMER: La medicina, señor Rose. (A Rose Rose:) Si quieres, puedo ayudarte. No tienes que ir a ninguna parte.Rose Rose y su padre dejan de pelearse. De repente Homer se ha hecho cargo de la situación.

Interior. Dormitorio. Noche.Muddy, Héroe y Peaches fuman en la cama. Rose Rose descorre la cortina y mira afuera desde la cama. Se levanta vestida con la camisa de noche y se encamina a la zona de la cocina. Se detiene en una cama sin usar, cubierta ahora con una sábana blanca. Los instrumentos están expuestos y preparados. Homer termina de lavarse las manos en el fregadero. Lleva la máscara quirúrgica atada holgadamente al cuello.El señor Rose está mirando los instrumentos quirúrgicos cuando Rose Rose se reúne con él.SEÑOR ROSE (a Homer): ¿Qué es esto? ¿Cómo se llama?HOMER: Un estabilizador cervical, una cureta de tamaño mediano y otra pequeña, un espéculo mediano y otro grande, dos volsellas. SEÑOR ROSE: Aquí no se improvisa nada, ¿no es cierto, Homer? No existe el «casi».Homer le hace caso omiso y sigue pasando revista a su equipo.HOMER: Metiolato, éter, compresas vulvares, gasa..., mucha gasa.SEÑOR ROSE: Cuando haces esto no hay quien te tosa.

¿Es eso lo que estás diciendo?Homer mira al señor Rose y ala hija de éste. HOMER: En esta cuestión no hay «casi» que valga. Soy médico.Homer se vuelve hacia Peaches, Héroe y Muddy. HOMER (cont.): Salid de aquí, por favor.Muddy conduce a Peaches y Héroe juera del dormitorio. SEÑOR ROSE: Yo me quedo, Homer. HOMER: De acuerdo, entonces podrá ser útil.

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Interior. Dormitorio. Noche.El señor Rose lleva una mascarilla quirúrgica. Está sudando, a pesar del frío, y la expresión de sus ojos es de agobio mientras observa cómo Homer practica el aborto. El señor Rose aplica la máscara del éter al rostro de Rose Rose. Vierte unas gotas del frasco de éter en la máscara.Pase rápido del rostro de Rose Rose anestesiada... a los ojos del señor Rose por encima de la mascarilla..., a Homer, trabajando con la mirada fija en el espéculo...Exterior. Casa de la sidra. Noche....a Muddy, Peaches y Héroe acurrucados bajo el saledizo del tejado para resguardarse de la lluvia...

Interior. Dormitorio. Noche.El señor Rose tiene dificultades para respirar. HOMER: Será mejor que salga a tomar el aire.

Exterior. Casa de la sidra. Noche.La lluvia se abate sobre la casa de la sidra. El señor Rose sale tambaleándose y se queda bajo la lluvia, tratando de recobrar el dominio de sí mismo. Empieza a gritar.Otro ángulo: acurrucados bajo el saledizo del tejado, Muddy, Peaches y Héroe lo están observando.

Interior. Dormitorio. Día lluvioso.Rose Rose, hecha un ovillo, en posición fetal, escucha el sonido de la lluvia en el tejado. Candy se sienta en la cama, a su lado. La ayuda a enderezarse, a tomar un vaso de agua, y entonces Rose Rose se tiende de nuevo. Su expresión no cambia mientras Candy le habla. El señor Rose yace en la cama en la misma posición fetal que su hija. También él está escuchando a Candy. Homer guarda los instrumentos.CANDY: La hemorragia debería disminuir mañana, pero puede volver a presentarse.

Los calambres no tardarán en desaparecer casi del todo. Mientras no sangres demasiado, es normal.

Muddy entra en la casa de la sidra, dejando atrás latormenta: Mira a Candy y Rose Rose, y entonces a Homer. Se dirige al señor Rose.MUDDY: ES ese Vernon, que no deja de preguntar dónde estáis tú, Homer y Rose

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Rose. SEÑOR ROSE: Dile a Vernon que se ocupe de sus propios asuntos, Muddy. MUDDY: Le he dicho que todos os encontráis mal. SEÑOR ROSE: Dile lo que quieras, Muddy. Hoy eres tú el jefe de la cuadrilla.Entran Héroe y Peaches, completamente mojados. Pea- ches se queda junto a la lista de normas fijada a la viga de apoyo de la cocina.PEACHES: Mirad eso. ¡Las malditas normas vuelven a estar clavadas ahí!Homer ha terminado de guardar los instrumentos. MUDDY: ¿Por qué no echas al fuego las malditas normas, Peaches?Mientras los hombres murmuran su aprobación de esaidea, Rose Rose interviene.ROSE ROSE: Primero quiero saber qué dicen.Los hombres rezongan, pero el señor Rose no se opone a su hija en esa cuestión, esta vez no. Sigue acostado. ROSE ROSE (cont.): Léemelas, Homer.Homer empieza a leer.HOMER: Uno. Por favor, no fumen en la cama. MUDDY: Esa ya la conocemos, Homer. HOMER: Dos. Por favor, no suban al tejado a almorzar. PEACHES: ¡Es el mejor sitio para almorzar! HOMER: Tres. Por favor, aunque tengan mucho calor, no suban al tejado a dormir. HÉROE: ¿Qué piensa esa gente? ¡Deben de creer que estamos locos!MUDDY: Creen que somos unos negros estúpidos que

necesitan unas normas estúpidas. Eso es lo que creen.HOMER: Esta es la última.Los hombres rezongan, fingiéndose decepcionados. HOMER (cont.): Cuatro. No deben subir al tejado de noche. PEACHES: ¿Por qué no se limitan a decir: «¡No suban al tejado!»?HÉROE: ¡ESO, no quieren que subamos ahí para nada! Homer arruga la lista y la arroja al hogar de la estufa de leña.ROSE ROSE (a Homer): ¿Eso es todo? HOMER: ESO es todo.ROSE ROSE: ¡NO significa nada en absoluto! ¡Y eso nos ha intrigado durante tanto tiempo! PEACHES: ¡Son unas normas escandalosas! SEÑOR ROSE: ¿Quién vive aquí, en esta casa de la sidra, Peaches? ¿Quién tritura las manzanas, quién prensa la sidra, quién limpia el estropicio y quién, sencillamente, vive aquí... respirando los vapores del vinagre? (Hace una pausa.) Alguien que no vive aquí ha hecho esas normas. No son unas normas para nosotros. Somos nosotros quienes hacemos las normas. Hacemos nuestras propias normas, cada día. ¿No es cierto, Homer? HOMER:

ES cierto.La cámara enfoca a Candy.

Interior / exterior. Coche de Wally. Cine al aire libre. Anochecer.

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Homer y Candy están sentados y contemplan la blanca pantalla. No se miran el uno al otro. Candy aferra el volante del coche aparcado.CANDY: Por favor, no me hagas decirlo de nuevo. HOMER: NO, no es eso. Sólo quiero asegurarme de que te comprendo.Candy se inclina adelante y apoya la frente en el volante del automóvil.HOMER (cont.): Te ayudé a no pensar en Wally. Estabas muy trastornada, era insoportable la preocupación por él, que lo mataran y no volviera. Pero cuando estabas conmigo, podías dejar de preocuparte..., durante un rato, por lo menos. Así es como te he ayudado, ¿no es cierto? CANDY: Basta..., por favor. Yo también te quería, sabes que es verdad. HOMER: «Me querías.» En fin, está bien. CANDY: Por favor, no...HOMER (sarcásticamente): Y ahora que Wally regresa y que sin duda te va a necesitar... CANDY: ¡Dices eso como si fuese algo terrible! (Enojada.) ¡Nunca he dejado de querer a Wally!Homer deja que estas palabras surtan efecto. HOMER (todavía con sarcasmo): Por lo menos se terminó lo de esperar y ver qué pasa. Por lo menos he visto el mar.Candy se cubre el rostro con las manos y llora sin poder evitarlo ni detenerse. El enojo de Homer le hace insensible a sus lágrimas. Es otra de esas cosas que le suceden por primera vez. Se vuelve y la mira con una curiosidad casi clínica, y entonces contempla de nuevo la blanca pantalla.

Exterior. Manzanar. Delante del centro de expediciones. Amanecer.Ha dejado de llover pero la hierba está mojada, los árboles brillan a la luz del amanecer cuando el coche de Wally se detiene y Homer baja. El coche sale del cuadro por una dirección. Homer, a pie, sale por la otra.

Exterior. Casa de la sidra. Amanecer.Mientras se encamina a la casa de la sidra, Homer ve a Muddy, Peaches y Héroe que le hacen señas desde el tejado.MUDDY: ¡Rose Rose se ha escapado! PEACHES: ¡Ha huido durante la noche! MUDDY: Se ha ido en la bicicleta, tío.Homer aprieta el paso y entonces echa a correr hacia la casa de la sidra. Muddy baja por la escalera a su encuentro.

Interior. Dormitorio. Por la mañana, temprano.La cama de Rose Rose está vacía. Las cortinas, descorridas. El señor Rose sigue en su cama, en la posición fetal en que le hemos visto antes. Su expresión

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pasmada no cambia cuando entran Homer y Muddy. SEÑOR ROSE: Que nadie vaya a buscarla, Homer, hace mucho que se ha ido. (Pausa.) No intenté detenerla, lo juro, sólo quería tocarle la mano antes de que se marchara. Eso es todo lo que quería hacer, lo juro. (Pausa.) ¿De dónde sacó esa navaja, Muddy? Por lo que he visto de ella, parecía tu navaja.Muddy está asustado. Mira a Homer en busca de consejo.

SEÑOR ROSE (cont.): Si ésa era tu navaja, Muddy, quiero darte las gracias por habérsela dado. Ninguna

chica debería hacer autoestop sin llevar una buena navaja.HOMER (al ver la sangre): ¿Dónde te ha dado? SEÑOR ROSE: Me entendió mal, eso es todo. Intentaba darle mi navaja, iba a tocarle la mano. Pero, si me entendió mal, lo comprendo. La culpa ha sido mía, ¿no es cierto?Homer retira la manta y Muddy sofoca un grito. Homer intenta examinar la herida. El señor Rose le sonríe. SEÑOR ROSE (cont.): Ya es demasiado tarde para que el médico pueda hacer algo, ¿verdad?Homer no responde. Sabe que el señor Rose va a morir. SEÑOR ROSE (cont.) (Orgullosamente): ¡Maneja bien esa navaja! Es bien rápida. ¡Es mucho mejor que tú con la navaja, Muddy! ¿Y quién crees que le enseñó? MUDDY: Supongo que tú...

SEÑOR ROSE: ¡ESO es! Una chica tiene que saber defenderse, ¿no crees?

Hace una mueca de dolor cuando Homer le examina. HOMER (sorprendido): Hay más de una laceración, más de un corte.SEÑOR ROSE: ESO es porque he metido mi navaja en la herida. Después de que se

marchara, he metido ahí mi navaja. He estado hurgando, tratando de encontrar el mismo sitio donde me clavó la suya.

Homer encuentra la navaja del señor Rose. Hay sangre por todas partes.SEÑOR ROSE (cont.): Escúchame. Dirás a la policía cómo ha ocurrido esto, se lo dirás

así, ¿me oyes? Mi hija se fugó, y yo estaba tan afectado que me clavé la navaja. Me dolía tanto su fuga que me maté. Eso es lo que dirás, ¿me oyes? Es la historia verdadera, ¿no es cierto?

Homer y Muddy intercambian una mirada. De repente, el señor Rose, con la mano empapada en sangre, agarra a Homer por la garganta.SEÑOR ROSE (cont.): ¡Quiero oírte decir eso! Me sentí tan desgraciado cuando huyó que me suicidé. Eso es lo que ha ocurrido aquí, ¿no es cierto? HOMER: Sí.MUDDY: ESO es lo que ha ocurrido. ¡Perdiste a tu única hija, y por eso te mataste! Eso

es lo que diremos, ¿de acuerdo?SEÑOR ROSE: Muy bien. Sé que comprendes cómo me siento Homer. Tú tampoco

obedeces las normas. ¿No es cierto?El señor Rose fallece. Muddy se vuelve. Homer cierra los ojos del muerto.

Exterior. Casa de la sidra, tejado. Mañana.Muddy, Héroe y Peaches están sentados muy juntos en el tejado, como niños castigados. Desde su perspectiva vemos el coche policial y la ambulancia. Dos hombres sacan el cadáver de la casa de la sidra, uno o dos policías hablan con Homer y Olive, y Homer les responde. No oímos el diálogo.

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Exterior. Centro de expediciones. Crepúsculo.Homer y los hombres cargan cajas de jalea de manzana en un camión. Tienen un aire de seriedad y trabajan con fatiga. Llega Candy en el coche. Los hombres se muestran evasivos con ella y encuentran algún motivo para trabajar al otro lado del centro de expediciones. Candy se acerca a Homer y permanece a su lado. No sedicen nada durante un momento, hasta que Candy rompe el silencio.CANDY: ¿Crees que Rose estará bien? HOMER: Sabe cuidar de sí misma.Candy aparta la vista; no se le ocurre nada más que decir. Se mete las manos en los bolsillos y encuentra ahí una carta, que le tiende a Homer. CANDY: Llegó hace un par de días. Olive me pidió que te la diera. Con todo lo que ha ocurrido, me había olvidado. HOMER: Claro, gracias.Homer mira la carta de St. Cloud’s y, sin pensarlo dos veces, se la guarda cerrada en el bolsillo. Candy no puede dejar que las cosas terminen así. CANDY: Sé que tienes un concepto más bien bajo de lo necesario que eres, y de mí también... HOMER: Siento haberte dicho lo de que Wally te necesita. Fue... innecesario. CANDY:

NO, soy yo quien debe disculparse. Tienes todo el derecho a enfadarte. HOMER: NO,

me lo advertiste. No te hice caso, pero me lo advertiste.Candy parece sorprendida.HOMER (cont.): Me dijiste que no te gustaba estar sola.

(Pausa.) También se lo dijiste a Wally, ¿no es cierto? Candy sólo puede mirar adelante. HOMER (cont.) (Ablandándose): Se pondrá bien, ya lo verás, Wally se pondrá bien, lo sé.Una lágrima se desliza por la mejilla de Candy. Homer se la enjuga. Entonces deja de tocarla y su mirada se pierde en el tranquilo manzanar.

Interior. Dormitorio. Noche.

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Los recolectores están acostados, fumando. Homer está vestido. Se saca la carta del bolsillo y se sienta en la cama. Abre la carta sin entusiasmo y se pone a leerla. voz DE ANGELA: Querido Homer: Te escribo para contarte lo que le ha ocurrido a Wilbur.

Interior. Dispensario. Noche.Suena la música del viejo fonógrafo mientras el exhausto Larch aspira éter.

Interior. Sección de las niñas. Noche.Edna prepara a las niñas para acostarse. La música continúa.

Interior. Dispensario. Noche.Larch se ha dado la vuelta en la estrecha cama y la cara le ha quedado demasiado cerca del alféizar de la ventana. La mascarilla del éter se desprende poco a poco de la cara —seguida de la mano relajada, que queda colgando al lado de la cama— y queda aprisionada contra el alféizar.Larch intenta apartar la cara de la mascarilla, pero el movimiento no hace más que presionarle el rostro contra el alféizar, reteniendo así la mascarilla empapada de éter sobre la boca y la nariz. Sus manos se crispan, intenta despertar. La mano que sostiene el frasco lo deja caer. El frasco se rompe contra el alféizar, el éter se expande, enrojecido con la sangre de un corte que el doctor Larch se ha hecho en la mano o en un dedo. La música sigue sonando. Es una marcha fúnebre.Interior. Pasillo. Noche.Buster trae la leña mientras suena la música. El muchacho nota el olor del éter derramado. Se encamina al dispensario, husmeando. La cámara le sigue al interior del dispensario.En el dispensario, Buster se acerca a la cama de Larch. BUSTER: ¿Doctor Larch? ¿Doctor Larch?El muchacho deja caer la carga de leña y corre en busca de ayuda.

Interior. Dispensario. Noche.Entra Angela. Toma el pulso a Larch y comprueba que éste ha muerto. Angela abre una ventana. Aparta el cuerpo de Larch del alféizar. Buster se reúne con ella junto a la cama.voz DE ANGELA: Puedo asegurarte que la sobredosis fue totalmente accidental.

Interior. Dormitorio. Noche.Homer termina de leer la carta, la deja, se levanta y se acerca a una ventana, a

cuyo través contempla la noche. voz DE ANGELA: Alegrémonos por el doctor Larch. El doctor Larch ha encontrado una familia. VOCES DE LOS NIÑOS: ¡Buenas noches,

doctor Larch! ¡Buenas noches, doctor Larch! ¡Buenas noches, doctor Larch!Homer se enjuga una lágrima en la mejilla.

Exterior. Camioneta de los recolectores. Sección de embalaje. Mañana.La camioneta está cargada para el largo viaje hacia el sur. Pasa ante la sección de embalaje, que parece cerrada hasta la nueva temporada. No se ve a nadie más. Muddy conduce lentamente, con el brazo sobre la ventanilla abierta. Detrás, acurrucados entre sus pertenencias, están Peaches y Héroe (a un lado) y Homer (al otro). Los recolectores intentan que Homer participe de su conversación, mientras que la mirada de Homer recorre por última vez la finca. Ha tomado una decisión. MUDDY: ¿Has visto alguna vez una palmera, Homer? PEACHES: ¡Nunca ha salido de Maine! HÉROE: ¿Estás harto de los pinos, Homer?Homer se limita a sonreír y sacude la cabeza.

Exterior. Casa de los Worthington, sendero de acceso. Mañana.Homer se sienta en el lado de la camioneta más próximo a la casa de los Worthington y al sendero de acceso. Ve a Olive, Candy y Ray que ayudan a Wally a bajar del coche y sentarse en una silla de ruedas. Hay una enfermera a su lado.Wally lleva una especie de guerrera de oficial o chaqueta de vuelo demasiado grande, y su cara parece pequeña en contraste con las prendas de talla excesiva. No puede mover en absoluto las piernas, y sus labios dibujan una tensa sonrisa.voz DE PEACHES: Déjame que te diga algo acerca de Florida, Homer. voz DE HÉROE:

¡El Estado del Sol! voz DE PEACHES: Allí hace un tiempo tan cálido que, si te apetece, puedes recoger desnudo los pomelos y las naranjas.Olive se deshace en lágrimas. Candy solloza y besa a Wally sin cesar, mientras él, vacilante, le toca la cara y el cabello.En el camión, la sonrisa ha desaparecido del rostro de Homer, que sacude la cabeza. HOMER: Gracias, muchachos... Me gustaría ir con vosotros, pero tengo que seguir adelante. MUDDY: Sí, claro..., ¡podrías seguir adelante con nosotros, tío! ¡Podrías seguir adelante hacia un sitio más cálido!PEACHES: ¡Quedarte en Maine no es seguir adelante, Homer!Estas palabras hacen reír a todos los recolectores, pero Homer se limita a sonreír y sacude la cabeza. Contempla la casa de los Worthington hasta que desaparece

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de vista.

Interior. Tren en marcha. Vagón. Noche.El revisor, que pide los billetes, llega al lado de Homer, mejor vestido de lo que nunca le hemos visto. Está mirando el reflejo de su rostro serio en la negrura de la noche que llena el cristal de la ventanilla cuando el revisor le llama la atención. El revisor sigue adelante, y entonces Homer se saca del bolsillo la carta de Angela y se salta el texto hasta el final. voz DE ANGELA: El doctor Larch se preguntaba a menudo cómo te estaría tratando el mundo.

Exterior. St. Cloud’s. Cementerio. Tarde. voz DE ANGELA: Hablaba mucho de ti, y

confiaba en que, hicieras lo que hicieses, serías útil.Angela, Buster, Mary Agnes y Edna llevan el ataúd de

Larch y lo dejan al lado de la fosa. El montón de tierra fresca resalta contra la nieve recién caída, el hoyo negro contra la nueva blancura.voz DE EDNA: «Oh, Señor, apóyanos a lo largo de la jornada...»Vemos la carretilla con la lápida. voz DE EDNA: «... hasta que se alarguen las sombras, llegue la noche, el ajetreado mundo quede en silencio, finalice la fiebre de la vida y hayamos hecho el trabajo.»

Interior. Sección de las niñas. Noche.Vemos los rostros de las niñas que oran por Larch (Mary Agnes también), mientras Edna termina su oración favorita.EDNA: «Entonces, en Tu misericordia, concédenos abrigo seguro, un

bendito.descanso y por fin la paz.»Interior. Tren en marcha. Vagón. Noche.La cámara enfoca a Homer, quien duerme arrullado por el sonido y el movimiento del tren. Tiene la carta de Angela en el regazo.VOCES DE LAS NIÑAS: ¡Amén! ¡Amén! ¡Amén!

Exterior. St. Cloud’s. Estación de ferrocarril. Por la mañana, temprano.El tren se detiene, aventando nieve. Homer baja del vagón con una maleta y el maletín de médico qué le regaló el doctor Larch. El jefe de estación desaprobador sigue con su expresión de censura. Suena una música, algo triunfal.

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Exterior. St. Cloud’s. La colina. Por la mañana, temprano.Homer sube la cuesta hacia el orfanato. Música.

Exterior. Orfanato. Por la mañana, temprano.Edna está poniendo fin a las peleas. Esta vez, en lugar de pelearse por las bolas de nieve, los huérfanos se pelean por sus calabazas. De improviso Homer llega a lo alto de la colina y todos le ven. Buster es el primero en atisbarle, y corre hacia él. Mary Agnes también ve a Homer, e inmediatamente se da la vuelta y corre al interior. La música se desvanece gradualmente.

Interior. Cuarto de los lavabos de St. Cloud’s. Por la mañana, temprano.

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Mary Agnes entra precipitadamente en el baño y avanza dando traspiés hasta el espejo. Empieza a arreglarse con manos temblorosas.

Interior. Orfanato. Vestíbulo. Por la mañana, temprano. Todos se han enterado de la noticia y llegan a la carrera. Los niños rodean a Homer y le abrazan. Homer rodea con los brazos a Angela y Edna. Mary Agnes se une al grupo. Homer se fija en el cambio que ha experimentado y lo atractiva que es. Se sonríen desmañadamente.

Interior. Sección de los niños. Noche.La maleta de Homer está abierta sobre la cama. Vemos las manos de Homer mientras empieza a deshacer el equipaje. Unas manos más pequeñas hurgan entre la ropa.voz DE CURLY: ¿Me has traído algo?Curly prosigue su búsqueda. Homer piensa un instante y entonces se mete la mano en el bolsillo y saca el fragmento de vidrio verde claro. HOMER: ¿Sabes una cosa? Lo hice.Homer le da el fragmento de vidrio a Curly. HOMER (cont.): Es del mar, para ti.Curly está adecuadamente impresionado, y se aleja para examinar su nuevo tesoro. Homer sigue deshaciendo el equipaje. Saca la radiografía y la deja a un lado. BUSTER: ¿Qué estás haciendo aquí?Homer se vuelve y ve a Buster, Mary Agnes, Angela y Edna en el umbral.MARY AGNES: Te hemos preparado una habitación. ANGELA: ¿NO estarías más cómodo a solas?Homer sonríe y asiente.Angela y Mary Agnes empiezan a colocar de nuevo las prendas en la maleta de Homer. Edna toma la radiografía y la mira con una expresión sombría. EDNA:

¿Sabes qué es esto, Homer? HOMER: Claro, es mi corazón.ANGELA (sacude la cabeza): En realidad es el de Fuzzy.

Tu corazón no tiene ningún problema. HOMER: ¿¡El de Fuzzy!?EDNA: El doctor Larch no quería que fueras a la guerra, Homer, por eso lo hizo. Por

eso dijo que está radiografía era tuya.Homer está aturdido. Se lleva la mano al corazón. ANGELA: Creo que le preocupaba su propio corazón. Dijo que, si Homer Wells iba a la guerra, no podría resistirlo.Homer asimila esta revelación y asiente. Mary Agnes le toca cariñosamente.

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Interior. Consultorio de Larch. Noche.Homer mira sus títulos falsos, ahora enmarcados y colgados de la pared. Contempla el consultorio como si lo viera por primera vez y se sienta en el sillón ante el escritorio, como si poco a poco se estuviera acostumbrando a su nueva posición.

Interior. Sección de los niños. Noche.Homer lee a los niños David Copperfield. Aunque su voz es recia (positiva, optimista, desde luego tranquilizadora para los chicos), en la conclusión del capítulo hay algo que le perturba. Parece titubear, pierde una o dos líneas y quizá se salta a propósito una o dos más. (Posiblemente los ojos de Homer se dirigen al título del capítulo siguiente: «Comienzo de nuevo».) HOMER: «ASÍ

comencé mi nueva vida, con un nombre nuevo y con todo nuevo sobre mi persona..., me sentí... como en un sueño... El recuerdo de aquella vida está tan lleno de... desesperanza... Si duró un año, o más, o menos, no lo sé. Sólo sé que fue, y que dejó de ser; y... en eso acaba.»Homer se interrumpe y mira las caras de los niños. CURLY: ¿Qué pasa después?Homer sonríe.HOMER: Eso será mañana, Curly. No revelemos la historia.Homer apaga las luces y deja a los niños en la familiar semipenumbra. Al cabo de unos segundos, se abre la puerta que da al pasillo, inundando la habitación de luz, y Homer, vestido con la larga bata blanca y con todo el aspecto del doctor, hace su mejor imitación de la popular bendición de Larch.HOMER (cont.): ¡Buenas noches, príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra!La cámara enfoca a Copperfield, Steerforth y Curly al tiempo que se cierra la puerta del pasillo y la semipenumbra reina de nuevo en la sala. Copperfield, sonriente, cierra los ojos. Al cabo de un instante, Steerforth, que los tenía abiertos de par en par, cierra los suyos. Luego Curly. El último en cerrar los ojos es Buster.

Fundido en negro.84. Brasil John Updike

85. El ocaso de los ídolos Friedrich Nietzsche

86. Los caballeros las prefieren rubias Pero se casan con las morenas Anita Loos

87. Yo acuso La verdad en marcha Émile Zola

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88. Las mejores intenciones Ingmar Bergman

89. Los vecinos de enfrente Georges Simenon

90. Lady sings the Blues Billie Holiday

91. Balas sobre Broadway Woody Alien

92. Todo modo Leonardo Sciascia

93. Mi filosofía de AaB y de B aA Andy Warhol

94. Hotel du Lac Anita Brookner

95. Al amigo que no me salvó la vidaHervé Guibert

96. El amante de la China del NorteMarguerite Duras

97. Fábulas y leyendas de la mar Alvaro Cunqueiro

98. Pura pasión Annie Ernaux

99. Heredarás la tierraJane Smiley

100. Modelos de mujer Almudena Grandes

101. Nombre de torero Luis Sepúlveda

102. El fantasma de la Ópera Gastón Leroux

103. Un campeón desparejo Adolfo Bioy Casares

104. El amor Marguerite Duras

105- No sé si casarme o comprarme un perro Paula Pérez Alonso

106. Griego busca griega Friedricli Dürrenmatt

107■ Annie Hall Woody Alien

108. Mundo del fin del mundo Luis Sepúlveda

109. Carta a mi juez Georges Simenon

110. Borges.Esplendor y derrota María Esther Vázquez

111. Siete manifiestos Dadá Tristan Tzara

112. La gran bonanza de las Antillas Italo Calvino

113. El valle del Issa Czeslaw Milosz

114. Las noches del Buen Retiro Pío Baroja

115. Bouvardy Pécuchet Gustave Flaubert

116. Hablaba con las bestias, los peces y los pájaros Konrad Lorenz

117. Groucho & Chico, abogados Groucho Marx

118. Matemática demente Lewis Carrol]

119. La Celestina Versión teatral de Luis García Montero Fernando de Rojas

120. Manhattan Woody Alien

121. Adiós, luz de veranos Jorge Semprún

122. La perspectiva como forma simbólica Erwin Panofsky

123. La visita de la vieja dama Friedrich Diirrenmatt

124. Un disgusto pasajero Franipoise Sagan

125. El aire de Chanel Paul Morand

126. El orden del discurso Michel Foucault

127. Malena es un nombre de tango Almudena Grandes

128. Bajo el volcán Malcolm Lowiy

129. Cuando el hombre encontró al perro Konrad Lorenz

130. La lentitud Milán Kundera

131. El juez y su verdugo Friedrich Diirrenmatt

132.Por último, el cuervo Italo Calvino

133. Contra las patrias Fernando Savater

134. Una chica cualquiera Arthur Miller

135. El contexto Leonardo Sciascia

136. Escribir Marguerite Duras

137. Fuego de marzo Eduardo Mendicutti

138. Oración por Owen John Irving

139. Diario de un killer sentimental seguido de Yacaré Luis Sepúlveda

140. Hannah y sus hermanas Woody Alien

141. La viuda Couderc Georges Simenon

142. Los cornudos del viejo arte moderno Salvador Dalí

143. El arte de la novela Milán Kundera

144. De jardines ajenos Adolfo Bioy Casares

145. Las normas de la casa de la sidra John Irving

Nació en Exeter, New Hampshire, en 1942. Estudió literatura inglesa en la Universidad de New Hampshire y en 1963 se trasladó a Viena, donde pasó dos años en el Instituto de Estudios Europeos. Entre 1965 y 1967 escribió su primera novela, Libertad para los osos (Andanzas 167), a la que seguiría La epopeya del bebedor de agua (Andanzas 88 y Fábula 70), pero con la aparición de El mundo según Garp (Andanzas 27 y Fábula 11), en 1976, consiguió por fin el éxito y la fama tanto en Estados Unidos como en las múltiples lenguas a las que fue traducida. Desde entonces crítica y público han aclamado al unísono cada una de sus siguientes obras: El Hotel New Hampshire (Andanzas 28 y Fábula 27), Principes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra, Un hijo del circo y, en especial, Una mujer difícil (Andanzas 29 -y Fábula 43-, 238 y 369). Irving ha recreado asimismo sus experiencias personales con la es-critura y el cine en dos jugosos volúmenes, La novia imaginaria y Mis líos con el cine (Andanzas 299 y 403).