las flores de hiroshima

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Hiroshima

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Edita Morris nos relata con dulzura y mucho sentimiento las diversas facetasyaspectosdeldramadelasvctimasdeHiroshimaatravsdelpersonajeprincipal y protagonista de la novela, Yuka, una joven esposa, madre, hija yhermanadealgunodeaquellosseressacrificadosoafectadosposteriormente por los efectos derivados de la explosin atmica. Es un libromuyhermosoquevalelapenaleerparaacercarnosaesembitoinconcebible de sacrificio y dolor gratuito.www.lectulandia.com - Pgina 2Edita MorrisLas flores de HiroshimaePUB v1.0Salay 11.07.13www.lectulandia.com - Pgina 3Ttulo original: The flowers of HiroshimaEdita Morris, 1959.Traduccin: Mercedes A. Carrera.Editor original: Salay (v1.0).ePub base v2.1www.lectulandia.com - Pgina 4A Alice y Barrows,con amistad.www.lectulandia.com - Pgina 5PrlogoNunca ms HiroshimaNunca ms Hiroshima! Decidlo con palabras negras y rojas, vosotros, los milesdeportadoresdepancartasquecaminabaisbajolosdiezmilsolesdelluviadelascarreterasinglesas.Decidloconlasoriflamasdevuestrosdeslumbrantesbubes[1],jvenesafricanosaquienesvimosrecorrerlargotiempoelasfaltodeNuevaYork,exorcizando contra la odiosa bomba francesa. Dgalo usted con las imgenes negras yblancasdesusinfrangiblespelculas,AlainResnais,glorianuestra.NuncamsHiroshima.EditaMorrislodicetambinasumanera,conlasmismasfloresdeHiroshima, con esos ramilletes de pensamientos blancos que los que sobrevivieron ala bomba dejan flotar en las negras aguas del ro Otha.LassetentayochomilcientocincuentavctimasdeHiroshimaresultanpoconumerosas si se las compara con los treinta y ocho millones y algunos centenares demilesdemuertosquesesuponequehuboenlaltimaguerramundial.Pero,comoocurreconloscarbonizadosenOradourylosfusiladosenChteaubriantoenPhilippeville,esassetentayochomilcientocincuentavctimaspesan,enlaconciencia criminal de los hombres, ms que todas las dems juntas. Se ha castigadoaalgunaspersonasysecastigartodavaaalgunasms.Peroquinorganizarunda u otro, el Nuremberg de los vencedores? Acta de acusacin: Hiroshima.En Okinawa, la primera base japonesa en las islas Riu-Kiu, tras veintitrs das deencarnizada lucha, se hizo una relacin de ciento diez mil sesenta y un muertos. Eraenjuniode1945.PeroelnombredeOkinawanohaentradoennuestramemoria.Desdeelmesdemayodeaquelao,Tokio,Kawasaki,Yokohama,Nagoya,KobyOsaka fueron bombardeadas muchas veces: luego, incendiadas y casi destruidas. Perolo que gritan y repiten por todas partes los pueblos del mundo entero es: Nunca msHiroshima!, Nunca ms Hiroshima!.EntrelasislasdeHondo,deKiu-shiu,deShi-koku,seextiendeunmarinterior,tranquiloypocoprofundo,quelosniponesllamanelMediterrneojapons.Lascostasdeesemar,maravillosamentearticuladas,dibujanallsoberbiasbahas.Y,enelfondodeunadeellas,Hiroshima,unadelasmshermosasciudadesdelJapn,reposa entre las cinco ramas del ro Otha. Es necesario leer las geografas publicadasantesdelaguerraparaintentarcomprenderenquregindelmundosearrojlaprimerabombaatmica.Enlasregionesdondesepracticalapescacosteraescribaningenuamente,poraquelentonces,losgegrafos,seagrupalavigsimaparte de la poblacin del Japn Hay que sealar que las costas tienen una densidaddepoblacinmuyelevada,quepuedellegaralosmildoscientoshabitantesporwww.lectulandia.com - Pgina 6kilmetrocuadradoHiroshima,puertodelmarinterior,tienetrescientossesentamil habitantes.Noquieroquenadiesufraunerror:nilostrescientossesentamilhabitantesdeHiroshima, ni los setenta y dos millones de seres de la poblacin total del Japn eranen su totalidad pacficos pescadores. Un pueblo es responsable de su historia, tanto sisesienteorgullosodeellacomosileavergenza.Ciegamentesometidoaunemperador-dios al que jams ha querido desautorizar o negar, el Japn haba atacadoa China, bombardeando Tientsin y la Universidad de Nankin; se haba separado de laSociedaddeNaciones,sellandoconHitler,enBerln,unaprovocadoraalianzamilitar; todo el mundo sabe con qu rabia atac el ejrcito nipn a la flota americanaanclada en Pearl Harbour, con qu salvajismo se apoder de Manila y de las Filipinas.Pero el pueblo japons ha sido, en cierto modo, bruscamente absuelto de todo ello, acausa de la monstruosa expiacin que se le hizo padecer; y nada, ni la Historia ni laJusticia, puede impedir que los pueblos griten: Nunca ms Hiroshima!.Aquellamaana,el6deagostode1945(hayquedecirqueyaelmundovolvaentonces, a la vida, en la alegra de la victoria, que ya la bestia aplastada, moribunda,expiraba desde Berln a Tokio), un joven piloto de veinticinco aos, Claude Eatherly,volaba sobre el Japn en un avin de reconocimiento. Le segua un bombardero quellevaba en sus entraas una bomba de nueva especie, de tres metros de longitud y decuatrotoneladasdepeso,bombaqueelejrcitoamericanohababautizadoconelnombredeLittleBoy,esdecir,muchachito.LossupervivientesdeHiroshimahabandellamarlamstardepika-don,quesignificaluzyruido.Alasochoycuarto,EatherlyseencuentraexactamentesobreHiroshima,ydaalbombarderolaorden de que suelte su Little Boy. A las ocho y diecisis minutos, Hiroshima quedaborrada de la superficie de la Tierra.Comorecompensaporsusservicios,seconcediaEatherlylaDistinguishedFlyingCross,unodelosmsaltosgalardonesdelaaviacinamericana.Slomstarde lleg a formarse una idea del cataclismo que haba desencadenado; enfermo degravesdesrdenesmentales,seencuentrahoydarecluidoenelhospitalparaexcombatientes de Waco, en el Estado de Texas.As pues,del lado americanoen lavictoriosa batalla de Hiroshima: unavctima.DurantequinceaosdeclarabahacepocoEatherlyelrecuerdodeHiroshimamehaimpedidodormir.Elserviciomdicodelejrcitoamericanomecuidaconrespeto.Eatherlyencarnaabuenpreciolosremordimientosdetodounpueblo.Dellado japons, y segn las opiniones ms dignas de tenerse en cuenta: setenta y ochomil muertos, cincuenta y nueve mil cuatrocientos heridos o desaparecidos en sesentasegundos.Peroestonosonsinonmeros.EscuchemosmsbienaYuka,labonitajaponesaquenoshablapormediodeEditaMorris.Yukaestuvoenaquelgranespectculo de luz y ruido y no le gustan las estadsticas.www.lectulandia.com - Pgina 7alrededor de m, hay por todas partes gente que corre, que corre Mepersiguen,conlacaracarbonizada,conloshombrosdestrozados,colgandoen jirones La muchacha cuya cara devoran las llamas, el hombre que cargaenlaespaldaconsumujermuertaAquhayungrupodecolegialesdesplomadosunossobreotros,muertostodos.All,unperroconlaspatasaprisionadasenelasfaltofundido.Estoesloquenosesperaatodos,sinocorremoslobastantedeprisa.Rpido,rpido,omoriremosasadosAntem,alolejos,veolalneanegradelroylassombrasquesezambullenensusaguas.Semejantesaantorchasvivas,conelcabelloenllamas,lasmujeres saltan desde la orilla, en apretados racimosSegn Yuka, veinte mil personas reposan en el fondo del ro. Yuka y su hermanaOhatsu vienen hoy, una vez ms, a dejar flores en la superficie de las aguas. Con unoscordeles, atan sus ramilletes a la orilla del ro, en el mismo lugar donde su madre seahog. En Hiroshima, el ro es la nica tumba a la que se puede llevar flores.YohevistoloscementeriosdeBerln,cavadosatodaprisaenlosjardinespblicos, en medio de los calcinados esqueletos de la ciudad, y adornados con flores,undadeTodoslosSantos,enlaposguerra.YlaverdadmefuerzaacreerquelasmujeresalemanasalcanzadasporlosbombardeosdefsforodeColoniaodeHamburgofueronlashermanasendesgraciadeOhatsuydeYuka.PeroloquelasmuchachasgritanhoyendaentodoelmundonoesNuncamsHamburgo!niNunca ms Colonia!. Es Nunca ms Hiroshima!.Yesto,porqu?Porquelaguerra,enHamburgo,est(cmolodira?)msacabada que nunca. En primavera, las muchachas, las mujeres an jvenes pasean porlasorillasdelAlsterconsombreritosblancos,ensusMercedesdescapotables;enverano, toman el ferry-boat entre risas, camino de Suecia; en invierno, alumbran a sushijos sin dolor en clnicas de cristal. Mientras que en Hiroshima, quince aos despusde aquel horrible acontecimiento, la guerra contina, y en su peor aspecto. La guerraatmica (nos enteramos de ello por Edita Morris) ha creado en el olvidado rincn unanueva especie de seres humanos: los hombres radiactivos. Son los supervivientes deHiroshima, los seizonshas. En apariencia, son exactamente como ustedes y como yo:tienen una cabeza, dos brazos, dos piernas Eso cuando no ocultan bajo su kimonoanchas queloides, que no cicatrizan nunca y que les comen los hombros y la espalda.Sinolesfaltan,porejemplo,lasorejas,destruidasporlasradiaciones,dirasedevoradasporunafiera,porunaespeciedeosoblancoalquelegustasenlasorejasdelhombre.Amenosdequesuinteligencianoseparasedepronto,comotodoslosrelojes de Hiroshima, aquella maana del 6 de agosto de 1945, a las ocho y cuarto. Awww.lectulandia.com - Pgina 8menosque,enunmomentodeterminado,nolesataqueunaenfermedadmisteriosaque les hincha las manos y la cara, que les llena de grietas los labios y los mata antela mirada de los impotentes mdicos.Peronoesestolopeor.Lopeoresquelosseresradiactivos,loshombresylasmujeresdeHiroshima,nosaben,nosiemprepuedensaber,qugnerodeanimalhumano, qu clase de monstruo engendrarn tal vez. Los sabios japoneses han hechoterribles descubrimientos. Uno de ellos, el doctor Domoto, le explica a Edita Morris,en su pattico lenguaje:alcabodeunasemana,lesalenalpezdoscabezas,cuatroojos.Lomismo puede pasarles a los hijos de las personas antes de nacer, si la madresufrelaradiactividad,yhastaaloshijosdesushijosLaspersonasradiactivas no pueden estar nunca seguras de que sus hijos, sus nietos o susbiznietos no sern como estos terribles pecesAsesHiroshima,quinceaosdespusdelatragedia.EditaMorrishaqueridohacernoscomprendercmosiguenintentandovivirYukaysuhermanaOhatsu,supervivientesdeHiroshima.Noacusanicondenaanadie.Secontentaconpreguntar,conlasmssencillaspalabras:Cmolograquellabombacriminalmancharlasangre,lameduladeloshuesosyhastalasentraasdeunajovencitallamada Ohatsu?.Cmo?CreoquelossabiosamericanosqueprepararonydejaronapuntolabombaensulaboratoriosecretodeLoslamos,creoquelosmilitaresquelaprobaron, rodeados de toda clase de seguridades, en el desierto de Nuevo Mjico, losabanperfectamente.Creoquelosabatambinaquelpastorprotestanteque,enelaerdromodeTinan,unahoraantesdelahoraH,bendijoelavindeHiroshimayrezpblicamenteporelxitodelraid.Ylosabatambin,sindudaalguna,elpresidente Truman, que iba a hacer poco despus esta pasmosa declaracin: Hemosjugado dos mil millones de dlares al ms sensacional azar cientfico de la HistoriaY hemos ganado.Ellossabencmo.Ellossabenporqu.Perojamshanqueridoresponderalasencilla pregunta referente a Ohatsu. El periodista alemn Robert Jungk ha reveladorecientementeque,desde1945,lastropasdeocupacinimplantaronenelJapnlamsestrictacensura.Quedprohibidatodaalusinalabombaatmica,nosloenlosperidicos,enlaradioyenloslibros,sinotambin,ysobretodo,enlaspublicacionesdecarctercientfico.Durantelosmesesdeoctubreynoviembrede1945,algunoscomandosdeestiloparticular,delosEstadosUnidos,confiscaronlaspreparaciones anatmicas que ciertos sabios japoneses haban podido realizar, a basedefragmentosdetejidoarrancadosaloscuerposdelasvctimasatomizadas.Todowww.lectulandia.com - Pgina 9aquel que, a causa de sus investigaciones y de sus anlisis, perjudicaba a las fuerzasdeocupacin,eraresponsableanteelConsejodeGuerra.ElprofesorTsuzukiprotest en estos trminos: En el momento en que la gente muere en Hiroshima y enNagasakiacausadeunaenfermedadnueva,la"enfermedaddelabombaatmica",cuyos enigmas no hemos podido resolver an es imperdonable que se prohban lostrabajos y las publicaciones referentes a cuestiones cientficas de carcter mdico.Pero al mismo tiempo, los servicios de la Defensa americana organizaban, bajo elnombre de A. B. C. C., la investigacin ms sistemtica que se haya concebido en lahistoria de la Medicina. Financiada por la Comisin de la Energa Atmica, que, porotra parte, tena a su cargo perfeccionar incesantemente el armamento nuclear de losEstados Unidos, tal investigacin (que hizo averiguaciones, segn se dice, acerca demsdesetentamilindividuos)notenaotroobjetosinoeldeestudiarsistemticamentelosefectosmdicosybiolgicosdelaradiactividad.Semejantesestudios,escribaelministrodelaDefensa,JamesForrestal,sondelamayorimportancia para los Estados Unidos. Hiroshima y Nagasaki se convirtieron prontoenciudades-laboratoriosdelascomisionesmilitaresamericanasPeroelGobiernodelosEstadosUnidosnodestinjamsniunsolodlarparaeltratamientodelasvctimas japonesas de la bomba. Las nicas clnicas autnticas de Hiroshima se debena iniciativa particular Y los lectores de este libro se alegrarn sin duda de saber quehoy da se levanta en las orillas del Otha una casa de convalecencia para las vctimasdelabombaH,casaquellevaelnombredeFundacinMorrisS,Morris,comoEditaMorris,comoIraMorris,sumarido,elgenerosoycombativoescritoramericano. Llega uno a preguntarse si Ohatsu, si Yuka, si Fumio, si todos los demsatomizadosdeHiroshimanofueronvctimas,muchomsquedeunaoperacinmilitarhorriblementeintil,deungigantescoymonstruosoexperimentocientfico,organizadoyllevadoacaboenunincreblemovimientoreflejodeautodefensaalargo plazo.Sea como fuere, la condena universal ha incidido sobre el criminal xito de lospolticos,deloshombresdecienciaydelosmilitares.EnYuka,lamuchacharescatadaentremilesdeotrosseres,quenoshablapormediodelapatticavozdeEdita Morris, no hay rencor ni odio, ni siquiera desesperacin. Pero todos los pueblosdel Mundo estn detrs de ella cuando, al evocar, a orillas del ro donde desapareci,el rostro ennegrecido y el cabello en llamas de su madre, exclama apasionadamente:Juro consagrar el resto de mi vida a impedir que tales horrores vuelvan a producirsealguna vez!.Nunca ms, no, nunca ms Hiroshima.MAURICE PONSwww.lectulandia.com - Pgina 10Significado de algunas palabras japonesas empleadas en el textoFusuma:Biombodegrantamaoquepuedeservirparadividirendosunaestancia.Futon:Colchnquesecolocaenelsuelo.Deda,sedoblayseguardaenunarmario.Geta: Sandalias de madera.Hishimoshi: Pasteles de arroz.Mompe: Pantalones para el trabajo.Obi: Ancho cinturn que se anuda alrededor del kimono.San: Ttulo honorfico equivalente a seor o seora, que sigue al apellido, ytambin al nombre.Shojii: Puerta corredera.Suchi: Pastelillo de arroz, cubierto de carne o de pescado crudo.Sukiyaki: Plato nacional confeccionado con carne, verduras a medio cocer, etc.Tabi: Calcetines japoneses.Tanka: Poema corto, de estilo clsico.Tatami: Estera de paja.Yukata: Kimono ligero que se lleva para andar por casa.www.lectulandia.com - Pgina 11Captulo primeroDiosmo!Lascincoya!Qudeprisapasaeltiempo!Elfusumanoestarpreparado,ynuncaterminarestacolcha.Nuestrohuspedvaavolverdeunmomento a otro, y me hubiera gustado que todo hubiera estado a punto para recibir aesemuchachotansimptico.Siseencuentraagustoentrenosotros,talvezpudierarecomendarnuestracasaamisamigosdeTokio,yquizlavidanosseraentoncesms fcil (Mi querido seor pinzn, hgame el favor de no cantar tan a voz en gritoen la jaula. Me estorba usted y distrae mis pensamientos).Mepreguntosinuestrohuspedamericanoseacostumbraralasalmohadasrellenasdearrozysisoportaracostarseenelsuelo.Contalquenosemuestredemasiadodifcil!Mientrastanto,hedeterminarlacolcha,ycuantoantes,mejor!Espero que la tela le guste. Es una tela muy bonita: unos ramajes de tono naranja enun fondo verde espinaca. Una cosa completamente moderna.Megustacosercontranquilidad,arrodilladaenelsuelo,mientraselaguadelthierveenelhornillo.Megustatrabajaras,enmicasita.Nomefaltatarea.Tengotanto que hacer, con un marido endeble, con dos hijos alborotadores y con Ohatsu, mibonita hermana pequea, que se va a trabajar desde por la maana! Con otro husped,tendr trabajo desde que el sol se levante hasta que se ponga. Qu alegra!Cuandopiensoquemihermanaestuvoapuntodehacernosperderestaocasinprovidencial(Vaya!Qupasaahora,seorpinzn?Acabodedarleaustedunahoja de lechuga. La ha dejado caer, verdad? Qu pjaro ms malo! Espere, que se lavoy a recoger. Es una suerte que no me canse nunca. Me levanto, me arrodillo sobremispiernasymevuelvoalevantarcienvecesalda.Tenga,aqutieneustedsulechuga. Y ahora, djeme trabajar en paz, por favor).Dnde estbamos? Ah, s, pensaba en nuestro husped americano y en Ohatsu!Mihermanayyoestbamoscharlando,cercadelapuertadebamb,cuandosedetuvo junto a nosotras, para preguntarnos el camino, un chico alto, de cabello claro yrizado, que vesta una camisa azul y una chaqueta deportiva. Sus ojos eran tan azulescomo su camisa, y su voz era agradable. No hablaba a gritos, como hacen la mayorade los extranjeros. Fue mi hermana la que no fue corts.Va usted a aplastar ese saltamontes, seor! exclam.Sonreaaldecirlo,peroyosabaqueestabatemblandoderabiaensuinterior.Ohatsuodiaalosextranjeros.Sacalverdeinsectocasidelosmismospiesdelamericano y ech a correr hacia casa.Ante tamaa descortesa, me acerqu muy confusa al joven extranjero, dicindoleen mi mejor ingls:Tal vez pueda informarle yo, seor.Pero el joven no tena ojos ms que para Ohatsu. Era tan alto como un rbol y suwww.lectulandia.com - Pgina 12cuello pareca de jirafa. Estir tan largo pescuezo mientras devoraba con los ojos a labonita Ohatsu, que corra por el jardn, con el kimono flotando a su alrededor.Dispense usted a mi hermana dije. Le gustan tanto los los saltamontes!Yasqueesaspalabrassonabanafalso,perocmoexplicarleaunextranjero(sobretodoaunamericano),lomuchoquequiereOhatsuatodoslosseresvivos,hasta el ms insignificante saltamontes?Es hermana de usted? pregunt el desconocido. No hay duda de que esuna muchacha muy bonita!Al decirlo, se ruboriz. Seguramente crea haber cometido una torpeza. Pero, congran asombro por su parte, me ech a rer. Era tan divertido lo que estaba pasando!Ver a aquel diablo de americano, tan alto, avergonzado y en un aprieto por culpa deldiablillodemihermana,ytodoacausadeunpobresaltamontessinlamenorimportancia Me tap la boca con la mano, tal como me haban enseado a hacerlo,y casi al punto logr recobrar la seriedad.Mireustedmedijoelextranjero,hedejadolamaletaenelhotelNewHiroshima, y ahora me es del todo imposible encontrar el camino de vuelta. Diantre!No s cmo no se pierden ustedes siempre, en esta ciudad!Tuve que reprimir de nuevo una carcajada. Tengo una cara redonda, con una bocaque tira hacia arriba y dos hoyuelos en las mejillas, y cualquier cosa me hace rer: unapalabraunpocorara,comodiantre,olosapurosdeunextranjeroperdidoenunaciudad cuyas calles no tienen nombre y cuyas casas no tienen nmero.Tambin al joven americano pareca divertirle la situacin.EnTokio,pasmstiempobuscandodireccionesqueocupndomedemisasuntos me dijo sonriendo.Volviaruborizarse,talvezporquetemahabermemolestadoalcriticaramipas.Parecetenermuchasensibilidad.Qutiernodecoraznser,apesardesuaspecto un poco rudo! Me apresur a tranquilizarle, dicindole:Tambin yo he estado en Tokio, seor, y comprendo lo que quiere usted decir.De veras? Pues entonces, enseme algn truco para encontrar el camino.Oh! Por qu ha de ponerse a hervir el agua precisamente ahora? No puedo sufrirque nada venga a estorbarme cuando me dedico a soar. Por qu borbotea el agua, sila he retirado del hornillo? Por mucho que hierva, yo he de terminar la colcha. Y yahevueltoaperderelhilodemispensamientos.Peronoimportanada.Enresumen,cuandoledije,depaso,quetenaunahabitacinporalquilar,eljovenextranjerodecidi dejar el cuarto de su hotel y venirse a vivir con nosotros. Yo me alegr tantoalpensarenlosyenessuplementariosquebamosatener,quemeecharerdenuevo.Nuestracharlaprosiguiagradablemente,yalpocoratosabatodoloreferenteaaquelmuchacho.LohabaenviadoalJapnunacompaanavieradeSeattle. Cre comprender que su padrastro era accionista de la Compaa en cuestinwww.lectulandia.com - Pgina 13y que l, que desde haca aos soaba con visitar nuestro pas, se haba agarrado a laprimera ocasin de venir a estas tierras.Conocaunajaponesahacemuchotiempo,enSeattlemeexplic.Sellamaba Tosho Hamada, y era la chica ms guapa del colegio.Mientrasdecaesto,eljovenamericanonoapartabalosojosdelashojiidenuestra casa, detrs de la cual haba desaparecido Ohatsu. Inmediatamente descubr lailacin: Ohatsu-Tosho Hamada. Por esto deseaba tanto el extranjero dejar su hermosahabitacin del New Hiroshima.En realidad, nunca trat a aquella chica, a Tosho Hamada sigui diciendo.Yosloeraunnio,pero,apesardeeso,estuvemuyenamoradodeella.Hastallegu a escribirle versos!Hizo una mueca muy simptica.EnTokio,novinuncaaningunachicatanguapacomoella.Noquieredecireso que no hubiera chicas guapas en Tokio; las haba incluso preciosas, peroElamericanocontemplabanuestroapaciblejardn,consunicocerezo,crecidojunto a las tranquilas aguas. Tal vez pensaba que el jardn de Tosho Hamada deba deparecerse a ste.Qu bien se vivir seguramente aqu con ustedes! dijo de pronto.Sonreylevantelbrazoparaarreglarmeunpocoelpelo,peroenseguidalament tal gesto imprudente: la manga de mi kimono se haba deslizado hacia abajo,descubriendoporuninstantemibrazodesnudo.Seor,pens,contaldequeelextranjeronosehayafijadoenlascicatrices!Porsuerte,enaquelmomentomellamaron.Yuka! Yuka-san!Dispnseme, seor.Escuche:mellamoSam.SamWilloughby,peroelapellidoesdemasiadodifcil. Llmeme Sam.Gracias, seor. Dispnseme, he de irme.LaviejaNakano-sanseguallamndomedesdeelotroextremodelacalle,yelextranjero y yo la veamos acercarse. Qu cosa ms extraa! De pronto vi a Nakano-san con los ojos del extranjero. Quiero mucho a mi vecina y a la otra seora vieja quecomparte su cabaa; pero al mirarlas con los ojos del occidental comprend hasta qupunto se las vea envejecidas y caducas. Realmente, tenan un aspecto absolutamentemiserable, como tantos otros supervivientes de Hiroshima.Veaustedleexpliqualjovenamericano,notenemosennuestrascasasninguna instalacin sanitaria. As es que todas las tardes llevo a mis vecinas al bosqueo algn lugar del campo.En seguida desvi la mirada. Qu curiosas son las reacciones de los extranjeros!Escuche empez a decirme.www.lectulandia.com - Pgina 14Perosedetuvoinmediatamente,porqueOhatsuhabaaparecidodenuevoennuestrominsculojardnyseestabasentandograciosamenteenelbanco,bajoelcerezo.Bueno, voy a ir por mis cosas anunci el extranjero. Les parece bien quevuelva hacia las cinco?Cuando usted quiera, seor le contest.Yuka-san! Yuka-san! gritaba mientras tanto Nakano-san.He de irme volando dije al extranjero. Pero lo tendr usted todo preparadoa las cinco. Voy a instalar un fusuma, yUn fusuma?Ciertamente, no iba a contar a nuestro precioso husped que nuestra casa constabaslo de dos pequeas habitaciones y que tendra que dividir una de ellas por medio deun tabique mvil que aqu llamamos fusuma. Hay muchas cosas que deseo ocultar anuestro visitante, cosas que impediran que nos enviase otros huspedes. Y ya s quetendrqueponerenjuegotodamiinteligenciaymiastuciaparaevitarqueadivinecon qu clase de gente viveInclinndome rpidamente ante l, me alej tan de prisa como pude con mi largokimono,teniendocuidadodenotropezarenningunodelosprofundosbachesquehacen tan intransitable nuestra tortuosa calle. Me preguntaba si aquel joven extranjeropodra acostumbrarse a vivir en la oscura callejuela, si no le molestara demasiado laalgarabadelosnios,sisoportaralosgritosdelasmujeresquesellamanunasaotrasdesdesusrespectivascasuchas.Cmoreaccionaraantelosolores,antelosgatos pendencieros y sarnosos del barrio?Me reun con Nakano-san y con la vieja Tamura-san. Me tomaron del brazo y lastres nos alejamos camino del campo. Volv la cabeza y vi que el joven americano nosmiraba con ojos agrandados por el asombro. Tena la mirada fija en el crneo de misdosamigas;aNakano-sanyaTamura-sannolesquedabayaunsolocabelloenlacabeza,niunosolo.Apretabancontramsusviejosbrazostemblorosos,dirigunaamplia sonrisa a Sam-san antes de dar la vuelta a la esquina de la calle.Ya est. Ya he dado el ltimo punto. Vaya! Qu pasa ahora, seor pinzn? Unahojadealcaravea?Espere,voyadarleuna.Perooigofueradelacasaunospasospesados que se acercan, pasos resueltos, de occidental. Es mi husped, no hay duda.Deprisa,seorpinzn!Cojaustedlahojadealcaravea,querido!Sincumplidos.Seor! An no he instalado el fusumawww.lectulandia.com - Pgina 15Captulo segundoEstemuchachoamericanovaapasarunoscuantosdasconnosotros,hermanita.As di la noticia a Ohatsu, que la tom muy a mal. Naturalmente, no dijo una solapalabra, porque resultara absurdo imaginar que una hermana menor diera su opinin.Pero le vi hinchar las mejillas como una nia encolerizada y, mientras le hablaba, semantuvo uniforme y aparentemente impasible.Sers amable con l, verdad, Ohatsu? segu dicindole. Si se encuentra agusto aqu, podr recomendar nuestra casa a otros extranjeros. Le hars compaa enel jardn, despus de cenar, verdad?Ya sabes que no me gustan los ricanos!Me gustara que olvidases esa palabra tan estpida.La re, pero, al mismo tiempo, no poda evitar una sonrisa. Yo tambin llamaba amenudo ricanosalosamericanos.Estonto,perosuelenserlotambinmuchasotrasexpresiones que se emplean por aqu desde que termin la guerra. Y, no obstante, lasusamos.EntodocasoledijeaOhatsu,tegusteonoteguste,esperoqueseasamable con l.Lo ser me contest con mucha calma.Semellenaronlosojosdelgrimasdevergenza.Ohatsuhabacomprendidomuy bien que yo me serva de su belleza como de un anzuelo. Si no nos adorsemoslas dos, me hubiera odiado por ello.Pero tan desagradable momento pertenece ya al pasado. Ahora estoy sentada en elsuelo,cosiendo,mientrasfueradelacasaOhatsucharlaconnuestrohusped,sentados ambos en el banco del jardn. Es noche cerrada, pero la suave luz de nuestrofarol de piedra baa sus rostros. En la mesa de madera, hay un jarro de sake. Ohatsulo toma y, con gracia y precaucin, llena la taza de Sam-san.Dozo!Cadavezquelevuelveallenarlataza,murmura:Porfavor,inclinandosuesbelta silueta. Oh, dulce voz de mi hermana menor, ms dulce que el gorjear de mipinzn, ahora dormido en su jaula de mimbre!Porunarendijadelashojii,veoquenuestrohuspeddevoraaOhatsuconlosojos. Qu cmodas son estas shojii que se abren y se cierran, deslizndose sin ruido!Sam-san suspiraPor favor, por qu suspira usted? le pregunta Ohatsu con inquietud.Espero que el joven americano no se ra de su pronunciacin.Que por qu suspiro? Pues porque estoy contento! le contesta.El timbre de su voz es clido e ingenuo, como toda su persona.www.lectulandia.com - Pgina 16Novoyaquererirmenuncadeaqu,sabe?dice.Novoyaquerersalirnunca del Japn.Por favor, por qu? Le gusta ms el Japn que Amrica?Que si me gusta ms que Amrica?El extranjero abre mucho los ojos, asombrado.Lopreguntaustedenbroma?No,noesporeso;esquecuandovuelvaall,volver a tropezarme con un estilo de vida que no me gusta demasiado.Nuestro husped calla, y me sorprende la dura expresin de su boca, en contrasteconlaserenidaddesufrenteyconsumiradasoadora.Cuandovuelveahablar,eltono de su voz es ms seco, ms tajante.EsetrabajoqueheaceptadoenlaCompaaMartimanoesparam.Adecirverdad, es mi padrastro quien me ha empujado a aceptarlo. Mi padre era mdico. Sehaba instalado en el campo, en los alrededores de Seattle.HadetrabajarustedmuchoenesaCompaa?Haceamenudohorasextraordinarias? le pregunta cortsmente Ohatsu.Horas extraordinarias? No, no, nada de eso! Ya tengo bastante con el trabajocorriente.Y de noche, estudia usted? le vuelve a preguntar Ohatsu.Nada de eso.El joven americano parece ofendido ante semejante suposicin.Denoche,procurodivertirme.Sihacebuentiempo,cojomicocheyvoyapasear con unos amigos.Y adnde va usted?A cualquier parte. Damos vueltas. A veces, nos detenemos en un cine, o vamosa tomar una cerveza. O nos encontramos con chicasPor la rendija de la shojii, veo desconcertada a Ohatsu. Y tiene por qu estarlo!Tambinloestoyyo.Elamericanodebedehaberloadvertido,porquerenunciaaexplicarle a Ohatsu cmo se divierten los occidentales, y le pregunta cmo pasa ellasus veladas.Cuando mi hermana le contesta que su empleo de telefonista le ocupa casi todaslas noches, es Sam-san el que parece asombrado.Y, sin embargo, no parece usted fuerte como para trabajar tanto le dice.Aade, mirndola fijamente:Sabe usted lo que parece, con ese kimono blanco y esas flores en la mano? Unfantasma en pequeo.Un fantasma?Ohatsu baja los ojos y contempla los pensamientos que acaba de coger en nuestrojardn. (Es triste! Mi hermana no puede soportar or hablar de fantasmas, ni de nadaque recuerde la muerte).www.lectulandia.com - Pgina 17Porfavor,ququiereusteddecirconeso?preguntaconacentoprofundamente conmovido.Es que es usted tan delgada y est tan plida! Es casi etrea, como un fantasmale explica nuestro husped.YveoqueOhatsulesonreamablemente.Cuntodebeaborreceraestemuchacho, para sonrerle de una forma tan encantadora!Pero el joven toma tal aborrecimiento por simpata y se acerca tiernamente a ella,en el banco donde ambos se sientan.Pequea Ohatsu le dice en tono adulador, sabe usted que tiene un nombreadorable? Hay en el Japn muchas chicas que se llamen Ohatsu?Mihermanamenorleexplicaentonceslaleyendadeunamuchachadeotrostiempos que se llamaba Ohatsu y que se suicid por desesperacin amorosa. A causade ese gesto romntico, hace siglos que se la recuerda con todos los honores.Suicidarseporamor!Esosqueescompletamentejapons!exclamaelamericano.Ohatsu,pequea,seraustedcapazdehacereso?Podrasuicidarsepor amor?Oh, s, claro que s! Claro que s! exclama apasionadamente mi hermana.Diosmo!Conlafrenteapoyadaenlashojii,observolaexpresinexaltadadeOhatsu. Qu le pasa? Parece enamorada. Pero no puede ser; est dispuesta a amar, yeso es todo. Siente impaciencia por entregarse, como una hermosa fruta madura, unamaana de septiembre.Elcoraznmelateinquietoy,almismotiempo,exaltado.Peroestoyseguradeque,enloqueataeanuestrohusped,nohaymsquecoqueteraenlaactituddeOhatsu.Veoqueelamericano,extiendeelbrazoytomaunpensamientoblancodelramillete de mi hermana. Contempla largamente la flor y pregunta en voz baja:Quiere usted drmela, pequea Ohatsu, como recuerdo suyo?Qu equivocacin! Mi hermana menor observa fijamente a nuestro husped, tanhorrorizadacomosi,enlugardeesepensamiento,lehubieraarrancadoelmismocorazn.Apretandoelramilletecontrasupecho,selevantadeprontoyseprecipitahacia la casa, tropezando conmigo en la oscuridad, al pasar.Ohatsu!Djame, hermana mayor! exclama. Djame!Corre hacia la pared de papel, saca su colchn, se deja caer en l y solloza con lacara hundida en la almohada.Quhacer?Siteencuentrasenunasituacindifcil,ofrecesiempresake,decataMatsui,aquellaancianatanagudayprudente.Elsakehasalvadoinnumerables situaciones, y an salvar muchas ms.Retirodelaguacalienteunjarrodesakeysalgoaljardn.Sonriendo,colocoelvino en la mesa y murmuro cualquier frase vulgar, con tono tranquilo y amable, comowww.lectulandia.com - Pgina 18taMatsuimeenseahacerloconlosinvitadosaquienessequiereagasajar,especialmente con los seores:Le gusta a usted el ruido que hacen los grillos de noche?Pero el muchacho, en lugar de contestarme, me pregunta a su vez:Dgame, Yuka, se ha enfadado su hermana conmigo?Comprendoqueleimportaramuypocoqueelcantodelosgrillossetransformaseenelchirridodeunamquinadecoser,yqueelresplandordelasestrellas le da lo mismo que la luz de los tubos de nen.Lasituacinesdelicada:hedearreglarlotodoenseguida,operderemosaestemaravilloso husped.Cuando uno de mis hijos se enfurrua, le pongo un caramelo en la boca. De igualmodo,pongoahoraunatazadesakeentrelasmanosdelamericano.Lobebemaquinalmente,comositomaraunlquidocualquiera,ylevuelvoallenarlataza,dicindole:Mi hermana es muy nerviosa. No tiene usted que guardarle rencor.Guardarle rencor? Diantre! Si he debido ofenderla! Todo empez cuando lecog esa florNuestro husped da vueltas y ms vueltas a sus pensamientos en su cabeza, y sele ensombrece la expresin.No, no, no se inquiete usted! le digo, bruscamente horrorizada ante la ideade que vuelva a hablar del ramillete de Ohatsu. Mi hermana tena sueo, y eso estodo.EnelJapn,todoelmundotienequelevantarsedemadrugada,sabeusted?Todos tienen varios empleos. Es el nico medio de (Dios mo! Iba a decir: De nomorirsedehambre)elnicomediodepoderllegarterminolamentablemente.Yalosmecontestasonriendo,yesunasuerteparamquehayannecesitado ustedes tomar un husped. De no haber sido as, yo estara instalado ahoraen un hotel ultramoderno, como todos los americanos que estn aqu de paso. Y no esesoloquehevenidoabuscaralJapn.Loquemeinteresaaqu,sonlaspersonas.Qu mal hombre de negocios soy!Sam-san sigue sonriendo, pero vuelve a tener en torno a la boca aquella particularexpresin de tirantez.Contina sentado, contemplando su taza de sake y haciendo dar vueltas sin pausaal plido vino de arroz, con la mirada fija en la pagoda de vivos colores que decora elfondo de la taza.Mi pobre padre andaba por el campo catorce horas al da dice de pronto,visitandoaenfermosque,casisiempre,notenanconqupagarle.Alnoleimportaba.Loqueleinteresabaeranlossereshumanos.Tambinporeso,sinduda,me hubiera gustado ser mdico.www.lectulandia.com - Pgina 19No ha pensado nunca en serlo?Claroquelohepensado.Hastalleguacursardosaosdelacarrera,enlaFacultad de Medicina. Pero mi padre muri sin dejarnos nada. Creo que demasiadosenfermosolvidaronpagarle.Cuandomimadrevolviacasarse,mipadrastromeofreci un trabajo de oficina en su Compaa. No est mal, pero a veces pienso quehubiera debido seguir estudiando para mdico y ser lo que era mi padre.Frunce el entrecejo, pero en seguida prosigue, riendo:LoquetienedebuenomiempleoesquemehatradoalJapn.Sihubieratenido que venir aqu por mis propios medios, habra necesitado esperar por lo menoscincuentaaos.Estepasesexactamentecomoyolohabaimaginado,einclusomejor.Estirasuslargaspiernasyserecuestaenelbanco.Sumiradasepaseaporlacurva techumbre de nuestra casa, detenindose luego en los blancos pensamientos deOhatsuy,pocodespus,enelviejofaroldepiedraquebrillaapaciblementeenlaoscuridad de la noche.S,esexactamenteasdiceconsuavidad.Elestanque,elcerezoTodoperfecto. No puedo quitarme de la cabeza que fue aqu donde cay la bomba atmica,hace quince aos. Usted y Ohatsu tuvieron mucha suerte.Oh, s exclamo, tuvimos una suerte enorme!Sam-san levanta rpidamente los ojos. Ha advertido, tal vez, en mi voz algo quelepreocupa?Pero,seacomosea,estoymuybienentrenada.Sonroinclinndomeante l,y todo cuanto puedever alaluz delas estrellas es la cara satisfecha deunamujer joven que ha tenido mucha suertewww.lectulandia.com - Pgina 20Captulo terceroQu lindos estn estos pescaditos en su lecho de arroz blanco!Arrodillada sobre una estera, admiro la apetitosa presentacin del almuerzo que lehe trado a mi marido en una caja de laca. He de esperar a que Fumio haya terminadode hablar con su patrn; por la ventana les estoy viendo discutir.Un garaje, como lleno que est de olores y de ruidos, es un lugar que aturde y queensordece;peromebastacerrarlosojosparavolveraencontrarmiuniversoparticular.Meolvidoentoncesdetodocuantomerodeaypuedoaguardarhorasenteras, si es preciso. No sera la primera vez! Cuando Fumio estaba en el Ejrcito,tenaqueesperarleavecesdasenteros.LeesperabatodoslosdomingosenlaestacindeHiroshima,juntoconotrosmilesno,digamosotroscentenaresdeesposasdeguerra.Desdequemecas,hepasadomstiempoesperandoaFumioque viviendo a su lado. Recuerdo queQuiere usted un peridico, Nakamura-san?ElqueacabadehablarmeesKomako-san,eljefedelosmecnicos,quesemuestratanamablecomosiempre.Ledoylasgraciashacindoleunaprofundareverencia, pero le ruego que no se moleste.Dndeestbamos?Ah,s,enlaestacindeHiroshima!RecordabacuntomeentristecaverapareceramiFumioconlasenormesbotasquelehabandadoenelEjrcito.Erantangrandesquefcilmentehubierapodidometerlosdospiesenuna.Apenasleveasemellenabanlosojosdelgrimas;peroluegomeechabaarer,porque as es mi carcter. Cuando le preguntaba por qu no poda tener otra clase decalzado, Fumio me contestaba:El Ejrcito nos proporciona las botas, no nos suministra los pies!Cunto reamos entonces! Poco despus se march a la guerra.Tiln Tiln Tiln!La campanilla del garaje ha sonado tres veces. De qu hablarn los dos hombrestantotiempo,eneldespachitodeFumio?Acabandesaliralacalledoscamionescompletamentenuevos.Elpatrnharamuybienenimitarlesyendejarlibreamimarido. Va a volverse loco con tanta charla.QuplidoparecemiFumio!Anmsplidoqueayer.Otalvezessloimaginacin ma? Oh, de ninguna manera he de estar preocupada y nerviosa, comolo estaba durante la guerra! Cuntos abortos tuve entonces! No pude llevar a trminofelizningnembarazohastaquenuestraexistenciavolviasernormalo,porlomenos, hasta que me pareci que volva a serlo. Una vez ms, tengo el corazn llenode inquietud, y me vuelvo angustiada hacia el jefe de los mecnicos, para preguntarle:Sehadesayunadobienmimaridoestamaana?Sehatomadotodasusopade judas?www.lectulandia.com - Pgina 21Komako-san,quesedirigealdespachodeFumioyllevaenlamanounfajodepapeles, se detiene, pero no me contesta.Le dirijo una sonrisa graciosa (para qu vamos a molestar a la gente con nuestraspreocupaciones personales?), y le pregunto, haciendo un pequeo mohn:Habr comido algo, verdad? Un poco de arroz? Un poco de sopa?Komako-san balancea de un lado a otro la cabeza como el pndulo de un reloj.Hay demasiado ruido en este garaje para dormir por la noche me contesta.Por eso nuestro tenedor de libros no tiene apetito por la maana.Mehablaconamabilidadycortesa,tapndoselabocaconlamano.Llevaunchaquetndecuero,alamodaoccidental,yunagorraamericana,perosusmodalessondeltodojaponeses.Mealegromuchodeello.Nopuedoimpedirpensarquenuestros modales japoneses son mejores que los de otros pases, aunque el amigo queme ense el ingls me explic que no eran mejores, sino nicamente distintos.Es una tontera creer que son mejores deca mi amigo.Komako-sanseinclinaantemysiguediciendo,manteniendosiemprecortsmente la mano ante la boca:No soy yo quien debe decirlo, pero el tenedor de libros no debera pasar tantasnochesenesedespacho.Yasquetienemuchotrabajo,yquenopuedehacerlotande prisa como antes PeroAh,siesofueraverdad!Quierodecir,siFumiosequedaraadormireneldespachosloporelmuchotrabajoquetiene!Pero,desgraciadamente,squenoesverdad.Mimaridoesunempleadoescrupulosoyconcienzudo,comotodoslosjaponeses, pero no es su celo profesional lo que motiva que con tanta frecuencia paselanocheeneseagujerosinventilacin.Smuybien,aunquememoriraantesdeconfesarlo, que es su creciente impotencia lo que le aleja de m por la noche. No sonesashorasextraordinariasdequehabla,sinolamisteriosadificultadcuyaraznnoquiere que yo adivine. En qu triste atolladero estamos los dos! Si, por lo menos, yono sintiera tanta necesidad de amar!Ah!Porfinhasalidoelpatrn.Yaseva.No!Vuelveacambiardeidea.Sacando de su repleta cartera de documentos un legajo de papeles, vuelve a entrar enel despacho de mi marido, y Fumio se inclina ante l y sonre. Se inclina y sonre, s,perosesecadisimuladamentelasgotitasdesudorquelebaanlashundidassienes.Vivimoshorrorizadosantelaideadequepierdasutrabajo.Seraundesastretanenormequenisiquieranosatrevemosapensarenello.Ymimaridosigueescuchandorespetuosamenteasupatrn,mientrasyocierrolosojosymepreparopara una nueva espera.A estos gruesos patrones les gusta dominar, les encanta tener como sobre ascuas asus subordinados, mientras ellos, satisfechos de s mismos, escuchan su propia voz.El sub-off japons (es una palabra que he aprendido en el cine) conserv a Fumiowww.lectulandia.com - Pgina 22cuatro aos bajo su mando autoritario. Y cuando mi marido consigui un empleo enun Banco, el director de ste le trat exactamente igual.Qullenaderebeldamesentaenaquellapoca,quirritadaestabamientrasesperaba dcilmente a Fumio a la puerta del Banco!Igualquemuchosmilesdejvenesjaponeses,Fumionopudoconcluirsusestudios,nologrobtenerdiplomasquelehubieranpermitidoaspiraraunempleohonroso.Vctimadelapocaenquevive,nuncatuvounaoportunidad,nuncaencontrunempleoasumedida.Aunqueconcertadapormediodeunaagentematrimonial,nuestrabodafueunxito.Lequierocontodamialmaymeadmiraconstantementesuheroicaresignacinantelascircunstancias.Tieneunainquebrantablealtivezinterior,yestalaltivezloquehacedelunhombretanrespetable.Estoyarrodillada,peromelevantorpidamentealorqueKomako-sanmedice,siempre con la mano ante la boca:Tiene una visita, un americano que pregunta por usted, ah fuera.Un extranjero? le pregunto, fingindome sorprendida.Naturalmente,nohedichoaququetuvieraunhusped.SeramalvistoenHiroshima.Podrahacercreeralagentequetemoquevenganmalostiempos;ysiKomako-san tuviera la ocurrencia de descubrirle el pastel al patrn qu sucedera?Soy yo, Yuka-san!Elamericanoenpersona!Nuncameacostumbrarasusmodalesdecolegial,pero no le dejar advertir que me chocan. El amigo que me ense ingls me repeta amenudo: Donde fueres, haz lo que vieres. As es que exclamo, como una verdaderaneoyorquina:Hello, Sam!AcabodedejaralseorYamomotomediceelamericano,pasndoseelpauelo por la frente.Viste un impecable traje gris y, por casualidad, se ha pasado el peine.Santo Dios! exclama. Seguramente no soy lo que se llama un hombre denegocios,yeseendiabladoYamomotolohaadvertidoenseguida.Mehaenredadodesde la primera palabra, exactamente igual que ocurre con mi padrastro, en Seattle.Calla bruscamente y, mirando a su alrededor, busca otro tema de conversacin.Mire usted qu coleccin de viejos cacharros! exclama alegremente.Subuenhumormeresultacontagioso,ymeanimotambin.Esmaravillosoencontrar a alguien con quien poder rer sin encogimiento, siquiera por una vez.Leconcedoqueestoscochesnosonparacarrerasdigo,peronohavistousted an el ms bonito de todos. Est en el patio, y le llamamos el Venerable Pato,porque cuando est en marcha se contonea realmente de un lado a otro. El patrn deFumio nos lo deja a veces para salir de excursin.www.lectulandia.com - Pgina 23De pronto, tengo una idea, y no pierdo el tiempo dndole vueltas en la cabeza. Eltiempo es oro, sobre todo en este caso.Porqunosequedaustedhastaeldomingo?preguntoamihusped.Iramos a Miyajima. Es la fiesta de las cerezas, y todo el mundo va all.Pero Sam-san menea la cabeza, diciendo:Me parece que no podrn contar conmigo. He de ver an a dos o tres hombresdenegocios,ydespusdeelloyanomequedarnadaquehacerenHiroshima.Megustara dar tambin una vuelta por Nara y por Kioto, antes de volver a Amrica.Qu buena idea! digo sonriendo, para disimular mi decepcin.ElpatrndeFumio,corpulentocomounluchadorprofesional,pasajuntoanosotroscontodalamajestuosamasadesucuerpo.Mesaludaconunrpidogestocon la cabeza, segn la moda occidental.Mi marido est libre ahora; venga usted a su despacho, les voy a presentar digo al americano.El despacho de Fumio no es en realidad ms que un pasillo, al que alumbra unaventanapequesimaquedaalpatio.Ademsdeunalitera,hayallmuchsimostrastos: montones de neumticos, rollos de cuerdas, bidones de aceite Y, como todoeso est casi a oscuras, al principio no veo a mi marido. Ah, s, aqu est! En el otroextremo de esta sombra habitacin, bajo la escasa luz que entra por la ventana, miraalgo que tiene en la mano. Qu es? Estar leyendo una carta? O tal vez una facturaque le ha entregado el patrn?Deprontomellevolamanoalaboca,Noesunafactura,ouninforme,loqueexamina Fumio, sino su propio cuello. Tiene en la mano un espejito, en el que se estcontemplandoelladoizquierdodelcuello,tanconcentradoenloquehacequenisiquiera se da cuenta de nuestra presencia.Toso ligeramente. Fumio vuelve la cara y puedo ver la expresin de ansiedad y detorturapintadaenella,susojosextraviados.Peroenseguidasedominaysecalma.(Qu orgullosa me siento de ti, mi querido Fumio!).Saludaanuestrojovenhusped,conexpresintantranquilayagradablecomosiempre.Tiendoamimaridosualmuerzo,quelcolocadistradamenteenlamesa,junto a una caja de bujas. Quiero entonces alejar rpidamente a nuestro husped de lahabitacin,porquetodohasidoenellademasiadorevelador:elespejo,lacomidaacogida con tanta indiferenciaVenga usted, Sam-san le digo, le voy a ensear el Venerable Pato.Me alegro de que sea extranjero, porque as no puede comprender ciertos giros dela conversacin. Estoy tan emocionada que me olvido de toda mi buena educacin, ysalgo yo primero, delante de los dos hombres.ElviejoBuickcubiertodepolvoestllenodepasajeros.Alzoenbrazosalconductor y le doy un par de besos en los bonitos y gruesos carrillos. Luego le vuelvowww.lectulandia.com - Pgina 24a dejar en el suelo y le doy un golpecito en la cabeza, por detrs, para recordarle quedebe inclinarse.AqutieneustedaTadeo,Sam-san,ystaessuhermanadigo,sealandoami hijita, que est sentada en el asiento posterior.Muchsimo gusto! exclama el americano.Ysularguiruchoydesmadejadocuerposeinclinaantemishijos,siguiendolacostumbre japonesa.Y los otros seis nios son tambin suyos? me pregunta.No, son unos amiguitos.Remos todos, con lo que queda roto el hielo entre los dos hombres. Mis dos hijosllevankimonosencarnados,iguales,enlosqueseveundibujoquerepresentaunMickey. Estoy segura de que son los nios ms guapos del mundo. Sam-san saltaal asiento del coche (como un cow-boy en la silla de su caballo, en las pelculas quetantogustan),yaterrizaenlosviejosalmohadonesdestripados,delosquesaleunanube de polvo. Nuestro hroe tose y grita. Todo esto es muy divertido.AnestoyriendocuandoadviertodequeFumioseestmirandodenuevoelcuello.Sehasentadoenelasientodelconductor,juntoaSam-san,ysemiradisimuladamenteenelespejitoretrovisor.Vuelveahaberunaexpresindeextravoensumirada.Todoellonoduramsqueunsegundo,peromehequedadohelada.Noto como si fuera a asfixiarme, y he de abrir la boca para poder respirar.Divirtmonos! dice el americano.Ymepreguntosinohavistonada,osi,porelcontrario,hacomprendidodemasiado.Vengan sigue diciendo, vamos a pasear un poco. Si por fin hemos de ir eldomingoaesafiestadelascerezas,valemsquenosaseguremosdequeestecacharro funciona todava.Lodicetranquilamente,sinsonrersiquiera.Cuntasensibilidadycuntotactotiene este joven extranjero! Seguramente ha adivinado mis deseos de que se quedaraunosdasmsencasay,haciendocomosinosehubieradadocuentadenada,seesfuerza en estar de tan buen humor como quiero que est. Qu gesto tan noble! Nolo olvidar nunca.Todasestascosassehansucedidounasaotrasmuydeprisa,comoenunapelcula. Me instalo en el asiento posterior, y mi marido pone en marcha el coche, congransuavidad.ElamericanosacalacabezaporlaventanilladelVenerablePato,que se contonea mientras avanza en direccin a la calle.Sayonara! Cuidado, nios! grita el muchacho, agitando los brazos.Elsolsedeslizasobresusrubioscabellos.Cuntolegustalavida!Losnios,apiados alrededor del jefe de los mecnicos, retroceden. Todo el mundo se pone enmovimiento,hastaMickey,enelkimonodeTadeoydeMichiko.Siheescogidowww.lectulandia.com - Pgina 25alegresratoncitosparaadornarloskimonosdelosnios,esporquelavidanoessiempre alegre para nosotroswww.lectulandia.com - Pgina 26Captulo cuartoCmoibaasuponerquepasaraunratotanagradable!Enrealidad,nomemerecaunpaseotanbonito,ofrecidoespontneamentesegnlacostumbreoccidental. Heme aqu hundida en los almohadones llenos de polvo de nuestro viejocarricoche, que traquetea a lo largo de las calles. Lo conduce Fumio, que se abre pasoa golpes de claxon.EstamosenelnuevobarriodeHiroshima,cuyascallesnoestnanpavimentadas. Ya es medioda, y la agitacin est en su punto mximo. La gente saledelasoficinasparairacomeralgo,mientrasotrosvuelvenyaaltrabajo,consufiambrerabajoelbrazo.Quacumulacindegenteydecoches!Enunaesquina,estamosapuntodeatropellaradosmuchachasquecruzanlacalle.Seechanatrsriendo y les hago con la mano un gesto amistoso, mientras contemplo con envidia labonitateladesukimonodeprimavera.Mevieneenaquelinstanteunpensamientodesagradable,quememortificacomounapiedraenelzapato.Qumepondreldomingo para ir a la fiesta de las cerezas de Miyajima?.Antes de saber que Sam-san vendra con nosotros, pens vagamente en ponermeel vestido verde que una de mis amigas me envi desde Tokio. Pero, por desgracia, setratadeunvestidooccidental,demangacorta.Keiko,alcomprarlo,debideolvidarse de lo que yo no podr olvidar nunca: de estas cicatrices tan elocuentes quetengoenelbrazo.Sidejaraverestasmanchasdecarnelvida,queporsuertesueledisimular mi kimono, todo mi placer se ira al agua.Alejoresueltamenteelproblemademispensamientos,dicindomequesoyunamujer de treinta y un aos, casada y madre de familia, y que a mi edad el afn de lucirya no tiene razn de ser. Ohatsu es la nica que cuenta, y me preocupar de que estencantadora para nuestro amigo americano. Tengo una idea. Si empeo mis peinetasdeplataparacomprartela?LediraaFukuda,nuestramodista,quehicieraatodaprisaunkimonoparamihermanita.Fukudaesunavecinamuyamable,yestoysegura de que nos complacer.Le doy un dlar por sus pensamientos, Yuka-san!Sam-sanvuelvehaciamsurostrosonriente,yyotambinlesonro,aunque,naturalmente, sin contestarle. No dira a nadie lo que estoy pensando, ni por un dlarni por un milln de yen. De pequea, deca todo lo que me pasaba por la cabeza; peroa los seis aos mi madre me ense ya buenos modales. Y me pregunto qu es mejor,sidecirlotodo,comohacenlosoccidentales,oguardarensecretoloquesepiensa.Confesando los sentimientos se corre el peligro de perder la faz, pero disimularlospuede causar terribles dolores de estmago.Sehabrvueltoloconuestropatomotorizado?Sebamboleacontantarapidezquedejamosatrsaunabicicleta,yFumiosevuelvehaciamconunadiscretawww.lectulandia.com - Pgina 27sonrisa de triunfo. Querido Fumio! Cuando, al sol, resalta la blancura de sus dientes,parece disfrutar de tan buena salud como Sam-san, y me siento feliz al pensar que talvez no haya motivo para inquietarse.Adndevamos?preguntaelextranjero.AnnohevistonadadeHiroshima.Mitrabajomehaocupadotodalamaana.Laciudadpareceestarcompletamentereconstruida,comoTokio.Hantrabajadoustedesenseriodesdelaguerra! exclama mirando a su alrededor.Oh, s! digo rpidamente. Todo est reconstruido, todo es nuevo.Paseloquepase,noquieroqueelamericanodescubraquelaviejaHiroshimavive todava. Pero, para nosotros, existe otra ciudad, y la antigua poblacin, quemadao dispersa, vive todava, en cuchitriles que los extranjeros no ven jams.Fumionosabeingls,perohacomprendidoloqueacabadedecirSam-san.Sinvolver la cabeza, me seala con el dedo el pequeo departamento que hay en la parteposteriordelcoche.Sacodeallunaviejaguadecantosdeterioradosyempiezoaleer:Hiroshimaestsituadasobreundelta,enellugardondelascincoramasdelroOthadesembocanenelmardelJapn.Meoyeusted,Sam-san?grito,enmedio de la batahola de la circulacin.Coja usted un micrfono, seor gua!Antes del 6 de agosto de 1945, Hiroshima era un prspero puerto de mar, conuna poblacin de 360.000 habitantes. Pero en la maana de aquel da, la ciudad enteraqued borrada de la superficie de la Tierra.Eshorrible!Semejantepapeldeguaesmsdeloquepuedosoportar.Diceellibroqueel6deagosto,enunsolominuto,entrelasochoycuartoylasochoydiecisisdelamaana,sesentamilcasasquedaronreducidasacenizasycienmilpersonasmurieroncarbonizadasyaplastadas.Odiolasestadsticas.Detrsdecadacifra,veorostroshumanosquememirandesdeelabismodesuagona.Interrumpoaqu mi lectura, diciendo:Hay tanto ruido que no puedo seguir leyendo. Ya podr usted mirar el libro encasa.Gracias a Dios que he salido del apuro. Vuelvo a colocar el libro en su sitio, perotropiezo con nuevas dificultades. Pasamos en este momento por delante del Museo dela Bomba Atmica. Bajando de dos enormes autocares, unos turistas, con la mquinafotogrficaenlamano,seempujanunosaotros,alaentrada,paravisitarnuestrahorrible coleccin de recuerdos y de fotografas. Y, por desgracia, Sam-san, que no hacomprendido de qu museo se trata, nos pide que paremos para visitarlo tambin.Intento disuadirle.Sera mejor venir por la maana. Habra menos gente.Peroelamericanonoquiereescucharme,ynotenemosmsremedioquewww.lectulandia.com - Pgina 28obedecerle.Estonosestropearlatarde.Qulevamosahacer!Alfinyalcabo,Sam-san es nuestro husped y hemos de colmarle de atenciones.Para el coche, Fumio, dozo! murmuro en japons.Peroenvezdepararse,nuestroVenerablePatodaunsaltohaciaadelante.Fumio aprieta a fondo el acelerador, y veo por el espejo que se le ensombrece la cara.Qutieneesodeparticular?LossupervivientesdeHiroshimadicenqueentrareneste museo es como visitar la propia tumba.Nuestrocarricochebajahaciaelroconruidodehierroviejo,aunavelocidadvertiginosa.Ahogoungritodeespanto.Simimaridonodesaprobaralacostumbreque tienen las mujeres occidentales de intervenir continuamente en la conversacin yentodoloquepasa,lepediraquecondujeraelcochemsdespacio.Perolonicoquepuedohaceresmordermeloslabiosyquedarmequietaenmiasiento.Enelmismo instante, el automvil da un viraje impensado y se detiene bruscamente ante elpuente. Bajamos los tres.Qu carrera! dice riendo el americano.Se dirige apresuradamente hacia la parte delantera del coche, pero mi marido halevantado ya el capot y examina el motor. Me dirige una mirada de angustia y leo unasplica en sus ojos: Llvatelo de aqu!.Venga usted a ver el ro, Sam-san! digo entonces a nuestro husped.Yleconduzcohacialaescarpadaorilla,sinesperarsurespuesta.Resbaloycasimecaigo,completamenteapropsito,ymeechoarerparademostrarlequenoocurrenadagrave.SiSam-sanfuerajapons,hubierainterpretadodeunmodocorrecto mi buen humor y se habra echado a rer an ms alto que yo. En vez de eso,mira intrigado a Fumio, que revuelve dentro del motor.Nocomprendoenabsolutodice.Qulepasa?Porquhasalidodisparado de esa manera? Por qu no quiere que le ayude?No se preocupe usted, Sam-san; no ocurre nada.Conservopuesta,casiautomticamente,mimscaradebuenhumor.Esintildecir que no puedo contestar a su primera pregunta. En cuanto a la segunda, hasta unamericanodeberacomprenderqueFumioestturbado.Alconducircomounloco,ha averiado el coche, y ahora se siente culpable.Mireesaschicastanbonitasquevanporelroledigoparadistraersuatencin.Loshombressoncomolosnios:seolvidandetodoencuantoseleshabladeotra cosa. El americano tiene an el entrecejo fruncido, pero al ver pasar la barca sesuavizasuexpresin.Vanenellastresmuchachas,decutistansuaveytersocomocorrespondeasuedad;arrodilladassobreunaesteradepaja,cantanunaantiguaytriste cancin, acompandose de un samisen.Por qu las tres van vestidas iguales? me pregunta Sam-san.www.lectulandia.com - Pgina 29Porquesonhurfanas.Llevaneluniformedelorfanatolecontesto,esperandoquenomehagamspreguntasdifcilesdecontestar.PeroenHiroshimahay tantas cosas embarazosas y molestas!Queseseramodefloresquebajaporelro,Yuka-san?vuelveaindagarmi husped.Unramo?Semehielalasangreenlasvenas.Sonfloresmustiasquealguien ha tirado al agua.PeroSam-sancontinasiguiendoconlosojoselramodepensamientosblancosquesebalanceaenunaoladeplata,ysacudeobstinadamentelacabeza.Laobstinacinesunacualidadmuyapreciable,deacuerdo,peroqudesgraciatenerque luchar contra ella!Noesverdad!exclamaporfinelamericano.Esunramodeveras!Mire!Lostallosdelasfloresestnatadosconuncordelverde.Leapuestoloquequieraaque,siestnah,noesporcasualidad.Alguienlashaatadoaestagruesapiedra.Medirigeunamiradainterrogantequemehielahastalameduladeloshuesos.Las muchachas acaban de pasar por delante de nosotros en su pequea barca y, al verel ramo, la que rema ha levantado las palas todo lo posible, para no tocarlo. Cae sobrelas flores una lluvia de gotitas semejantes a lgrimas. Las muchachas bajan la voz, ysu canto parece ms triste.Eh! grita de pronto nuestro husped. Qu le pasa al pobre Fumio?Mevuelvoyveoamimaridoapoyado,lvido,sobreelcapotabiertodelcoche.Subo con prisa febril por el ribazo, exclamando:Qu te pasa, Fumio? Contstame?Peroelamericanoestyajuntoalyleincorporaconesadecisinqueadmirotanto en los occidentales. Le hace sentar en el estribo del viejo Buick.Tome,Yuka-san.Cojamipaueloyvayaamojarloenelromedice.Dese prisa.Mientrasbajodenuevohacialaorilla,tengotiempodeapreciarcmolohatomadotodoporsucuenta.Sienteunaprofundasimpataporlosseresqueseencuentranenalgnapuro.Perotalpensamientoapenasmehapasadoporlaimaginacin, sin detenerse. Cuando vuelvo al coche, tiemblo de pies a cabeza. Qule debe pasar a Fumio? Esto es lo que me preocupa y me llena de angustia. Pero no,no;nosetratamsquedelcalordelmesdemayo,quehacadosobrenosotrosimpensadamente. No es sino el esfuerzo que ha hecho Fumio para reparar este viejotrasto.YocreoqueesunainsolacinmeaseguraSam-san,sentndosealvolantedespus de ayudarme a instalar a Fumio en el asiento de atrs. Hay que ver cmoaprietaelsoldelmedioda,noscaeencimacontodassusfuerzas.Voyallevarasuwww.lectulandia.com - Pgina 30marido directamente al hospital.Nic.Fumio ha comprendido sin duda la palabra hospital, y protesta enrgicamente.Como es natural, si mi marido entrara en tal establecimiento, el barrio entero lo sabraantes de una hora. Nuestro terrible casero se enterara de ello tambin en seguida, sinhablar del patrn de Fumio. Qu sera entonces de nosotros?Llvenosacasa,Sam-sandigo,apretandolosheladosdedosdemimarido,para tranquilizarle.No quiere usted ir al hospital? Est segura?No, no, a casa, por favor, Sam-san.De acuerdo. A casa, entonces dice el americano, volvindose hacia nosotrospara ver si Fumio est bien instalado en los maltrechos muelles del coche.Leveofruncirelentrecejo,yestoyseguradequediceparasusadentros:Nocomprendo.Ah,queridoSam-san,haytantascosasenHiroshimaquenoquieroquecomprenda!Mesientodeprontocienaosmsviejaqueusted.Esustedtaninocente!Nohavistoannadadetrsdenuestrasparedes,detrsdenuestrasdefensas.Paratranquilidadsuya,ledeseoquesevayadeHiroshimasinhaberadivinado nada de lo que se oculta detrs de ellas!www.lectulandia.com - Pgina 31Captulo quintoQutiendamsbonitaeselFukuyayqubuendaestamospasando!Hesaltado de alegra al enterarme de que Fumio no haba tenido ms que una insolacin,tal como lo haba adivinado Sam-san; absolutamente nada ms. Como es natural, nollamalmdico,porqueellohubieraprovocadolashabladurasdelagente;peroHashimoto-san,eljovenestudiantedeMedicinaqueviveenlaesquinadelacalle,vino a visitarle, y, sin dudar, diagnostic una ligera insolacin. Mi marido se encontrmejor casi en seguida, y volvi a su trabajo. Ahora somos todos tan felices cmo esposible, y he venido con Sam-san a los almacenes Fukuya para comprarle a Ohatsuropa de primavera, con los yenes obtenidos al empear mis peinetas de plata.Notengoocasindeirdecomprasmuyamenudo,porquesomosdemasiadopobresparaello.Poresomesientoahoratancontentaalirdemostradorenmostrador,sinquelaexpresindivertidadenuestrohuspedmecohbalomsmnimo. Tal vez exteriorizo demasiado ingenuamente mi satisfaccin, pero no puedoimpedirlo.Sam-sannopuedeimaginarqueheestadorarasvecesenunosgrandesalmacenes,nisabetampocoquehevistotodoesteedificioderrumbadosobresmismo, con cuerpos humanos mezclados con los escombros. Mientras contemplo lossuntuososmostradoresquemerodean,notoqueSam-sanmeaprietaligeramenteelbrazo; le sonro y marchamos en busca de nuevos descubrimientos maravillosos. Eneste momento, an estamos en la seccin de las sedas a buen precio.Hey! empieza a decir Sam-san.Al or su expresin favorita, me echo a rer de nuevo.Hey, qu? digo para que rabie un poco.PuedeusteddecirmeporqunecesitaOhatsudoskimonosinteriores?Estamos en mayo, y se va a ahogar con tanta ropa!Roconmsganasan,ymeveoobligadaaexplicarlacausademiruidosaalegraalpequeogrupoquenoshaseguidodemostradorenmostrador.Ellosseechanarerasuvezcortsmente,ponindoselamanodelantedelaboca,paranocohibir al extranjero, y yo le explico a ste que, durante siglos enteros, las muchachasjaponesashanllevado,enciertasocasiones,nodos,sinomuchsimoskimonosinteriores.En los pases jvenes y elegantes como el suyo, la moda puede cambiar en unanocheledigo,peroaqusenecesitansiglosenterosparaello.Porejemplo,lacostumbreexigequeunodeloskimonosinterioresrepitaelcolordominanteenelkimono exterior. En nuestro caso, el color es lila.No, seor!Estas palabras, pronunciadas en incorrecto ingls, no provienen de Sam-san, sinodeunodelosdependientesdelaseccin.Sabealgunaspalabrasinglesas,quewww.lectulandia.com - Pgina 32probablemente ha aprendido en el cine.Lila, terminado. Todo el mundo va de lila esta primavera nos explica. Lasseoras gritar: Lila, lila, lila buen precio!. Toda seccin terminada.Consubolgrafo,sedaunoscuantosgolpecitossobresushermososdientesdeoro, mientras sonre levemente.Yo propongo amarillo mostaza. Mucho, mucho, gran surtido.Por qu nadie lo quiere?Dios mo! Por qu este americano ha de decir siempre lo que piensa? Le seraacaso insoportable callarse de vez en cuando? Pero los comerciantes son tenaces; delocontrario,semorirandehambre.YnuestrodependienteledirigeaSam-sanunasonrisa que deja al descubierto todos sus dientes de oro.Usted, seor, comprar ropa interior para honorable novia?Para mi novia? Vaya, vaya! Me gustara mucho que lo fuese!Y a m, cunto me gustara tambin! Sera para m la mayor felicidad imaginablesaber a mi frgil hermana confiada al cuidado de un joven fuerte y bueno como Sam-san.Escomosivieraloshermososrosdesangrerojaque,ademsdepequeosynumerossimoscanales,correnbajolasanapieldeesteamericano.Naturalmente,aOhatsu le indignara saber que la estoy casando en la imaginacin con un extranjero.Es muy dulce de carcter, pero, no obstante, hay en ella una indomable voluntad, uninquebrantabledeseodeabrirsecaminoporssola;deseoquemeasustasiempre.ComomuchasotraspersonasjvenesdeHiroshimaquehanconocidohorriblesacontecimientos durante su infancia, siempre parece hallarse a dos dedos de la locura.Seacercaahoraunoriginalhombrecilloqueempiezaadiscutirconnuestrodependiente.Encorvadobajosutrajedecampesinoyconunagruesagorradelanaencasquetadaenlacabeza,hacecasiunahoraquenossigueporlosalmacenes,interesndosepornuestrascomprasmsquenosotrosmismos.Empiezaahoraadiscutirviolentamenteacercadeesetejidodecolormostaza.Diosmo!Eldependientehaquedadocasidesconcertado,perdiendotodosuaplomo.Cmopodra distraer la atencin del campesino? Inclinndome ante l, le pregunto de dndeviene;lseinclinaasuvezymecontestaquetrabajaenlosalrededoresdeHiroshima. Hoy ha venido a visitar la ciudad, y como los almacenes Fukuya son lamximaatraccindelanuevaHiroshima,hapasadoaqutodoelda.Encuantohaacertadoaveralamericano,consuestaturaderascacielosysupelorubio,nolehaquitado ya la vista de encima. Se ha pegado a l como una lapa.Encuantoalateladecolormostazadice,volviendoobstinadamenteasuprimera idea, no la compren ustedes. Es el color de laAnuestroalrededor,loshombressonrentapndoselabocaconlamano,ylasmujeres ocultando la cara tras sus nuevos abanicos de primavera.Tradzcameloquedicen,Yuka-sansequejaelamericano.Mefastidiawww.lectulandia.com - Pgina 33muchsimo no entender lo que se habla delante de m.No puedo explicrselo le contesto. Es algo demasiado ordinario.Losoccidentalespresentanunacuriosamezcladegazmoeraydeordinariez,que me impide traducir a nuestro husped la broma, algo cruda, del campesino.Pero Sam-san ha fijado ya su atencin en otra cosa.Dgame Hay algo queQupasa?Quesloquenocomprendeahora?ledigobromeandoyempleando su palabra favorita.Sam-sanhaceunamuecaymecontestaquenocomprendeporqunossiguelagente por toda la tienda.Se nos pegan como moscas grue.Efectivamente,nosrodeantrescolegialasquevancogidasdelamano;tambin,una pareja joven, unos recin casados, a juzgar por su expresin radiante; una mujergruesa,queseabanicaconenerga,llegahastaelextremodetocartodoloquecompramos,entantoqueelhombrecillocampesinonoseseparaniunsegundodenosotros.CuandocomprbamoslassandaliasdeOhatsu,nonosseguanmsqueestasmujeresmeexplicaSam-san.Recogimosalosrecincasadoscuandocomprbamoselcinturn,yalosdemsenlaseccindelassombrillas.Ahoratenemos a ocho personas alrededor de nosotros, si contamos al dependiente. Hay quever! No nos pueden dejar en paz?Tienecasidosmetrosdeestaturaynomssesosqueunmosquito!Talvezsefiguraquevoyadispersaraestagentedandounascuantaspalmadas,comosehaceconlospolluelos.Estejovenamericanonocomprendequealosjaponesesquenotienendineronolesquedaotroremedioquecomprarconlosojos.Participanas,humildemente,delaslujosascomprasdelosmsafortunadosqueellosy,desdeluego, por qu iban a privarse de eso?Hey, este hombre est loco!Elvendedoracabadeamontonaramablementelospaquetesenmisbrazos,ySam-sanabrelosojosestupefactos.Ledigoporlobajoquenointervengayseencoge de hombros con gesto de resignacin.Est bien! exclama. Convirtase usted en un animal de carga, puesto quees la regla! Y no cuente con que yo se lo impida. Adnde vamos ahora?A casa le contesto.QuagradablemeresultadecirleaSam-san:Acasa!Yasquenoesunsentimientoconfesable,peroesalgotannuevoparamteneruncompaerojovenyalegre que la satisfaccin se me ha subido un poco a la cabeza.Pero nuestro husped protesta diciendo:No, ahora vamos a comprar algo para usted, Yuka-san.www.lectulandia.com - Pgina 34Oh, s, qu buena idea!Esto lo ha dicho la pareja de recin casados. Evidentemente, entienden el ingls.Sam-san se queda estupefacto una vez ms, y les mira con los ojos muy abiertos.Creo que empiezo a comprender! dice.A comprender qu? le pregunto.Pasea los claros ojos por el pequeo grupo que nos rodea y sacude lentamente lacabeza.Talvezempiezayaacomprenderelsentidodelasrelacioneshumanasentre unos y otros en nuestro pas. Quiz le recuerda esta escena el trato de su padre,elmdicorural,consusenfermos,queamenudonolepagabanmsqueconsugratitud y su amistad.Sam-san me coge ahora del brazo, preguntndome:Qudirausteddeunpardeesosalfileresparaelcabello,esosqueparecencaramelos?Unos buyen! Ya s que no es costumbre que una mujer casada acepte regalos deunhombre,peromegustaratantollevarunosalfileresdesoscuandovayamosaMiyajima!Seramaravillosolecontesto.Yprosigoimprudentemente:Sabeusted?Las peinetas de plata que tenaCallo de pronto, pero ya es demasiado tarde. Acabo de descubrir el pastel. Y, porel modo como me mira Sam-san, s que ha adivinado de qu manera he conseguidoel dinero necesario para todas estas compras.Loscompraremosotrodadigorpidamente.Ahorahemosdevolveracasa, porque ya es tarde.Peroelamericanonosemueve.Sigueobservndomedemaneraalgoextraa,yme siento terriblemente azorada. Me dirijo por fin hacia la escalera mecnica, seguidaportodonuestropequeogrupo,peroestoytanaturdidaque,enlugardecogerlaescalera que baja, me meto por la que sube hacia la seccin de bisutera. Y, mientrasvoysubiendo,experimentoenlohondodelpechounasensacindeliciosa.Meimaginoestarenlasalasdeunpjaroquesemellevacaminodecielosmsclementes que ste. Ya s que es un pensamiento intil, pero me siento feliz al pensarque Sam-san no me guardar rencor, sino todo lo contrario.Llegoalfinaldelaescalera,seguidasiemprepornuestrogrupitodeacompaantes, que observan sonrientes al joven extranjero, quien se ha quedado en elpiso deabajoy se disponeareunirseconnosotros.A sulado, el campesino,con undedo sobre la boca, nos contempla con la expresin de un nio que se ha quedado a laentrada de la fiesta. No haba visto en su vida una escalera, y menos an una escaleramecnica. Se muere de ganas de subir por ella, pero no se atreve. Mas, he aqu que elimpetuoso occidental le toma por la manga y con gestos vehementes le muestra cmohadeponerlospiesenelmismoescalnyhadepermanecerquietohastaquelawww.lectulandia.com - Pgina 35gruesaorugametlicalehayatransportadoarriba.Elhombrecillosemuestraextasiado.Tanprontocomolaextravaganteparejallegaalfinal,unodesuscomponentes, alto como el monte Fuji, y el otro bajito y regordete como los capullosdesusgusanosdeseda,elcampesinoarrastraaSam-sanhacialaescaleradedescenso. Bajan por ella y vuelven a subir y a bajar una vez ms. Todos se mueren derisadetrsdesusabanicosdepapel.Luego,todosmesaludan,inclinndoseprofundamente, y se van, cada cual por su lado.Aquestndenuevoelamericanoyelcampesino.Estavez,Sam-sanvieneareunirseconmigo.Elaldeanomesaludavariasvecesyluegovuelveacorrerhaciasusqueridasescaleras.Hacomprendidoyaelsistemayvaadivertirsesubiendoybajando hasta que cierren los almacenes.Qu chiquillo! me dice riendo Sam-san. Pero qu le pasa en la cabeza?No se ha fijado usted, Yuka-san? Debajo de su gorra.Atravesamos ahora la seccin de modas y, entre la multitud, me resulta fcil hacercomo si no hubiera odo. Nada debe estropearnos esta salida.Llevaba la gorra encasquetada hasta ms no poder insiste el americano. Ysabe usted por qu? Porque le faltan las orejas. Se lo aseguro, ese hombre ya no tieneorejas. Cmo le ha podido pasar eso? Tena tambin cicatrices en el cuello, como sihubierasufridoquemadurasprofundasocomosilehubiesemordidoalgnbicho.Qu le habr pasado, Yuka-san?Nosqucontestarle.Yaquenohacomprendidolaverdad,dejemosqueestapregunta se pierda en vaguedades. Por qu voy a explicarle a mi amigo qu clase debicholearranclasorejasalcampesinoymemordielbrazohastaelhueso?ConozcoyalosuficientementeaSam-sanparasaberquetieneelcoraznsensible,demasiadosensible.Paraquhacerlesufrirrecordndoleloquepasaquhacequince aos?Ah, ya hemos llegado! exclamo, con un alivio tal vez demasiado visible.Aqu estn los alfileres para el pelo.Sam-sanexaminalosalfileresdeplsticoqueadornanelmostrador.Loshayadocenas,detodosloscoloresydetodaslasmedidas;perosenseguidaculesquiero,culesmesentarnbien.Casiinmediatamente,Sam-sanmeloscolocaenelcabello; son de color gris trtola, adornados con una hermosa perla. Qu suerte quel tambin haya escogido precisamente stos, y que tengamos el mismo gusto!Caramba, Yuka-san!Qu pasa?An no me haba dado cuenta de lo muy bonita que es usted!Siento que me ruborizo. Sin esperar siquiera a que Sam-san haya pagado, salgo deall a toda prisa y me encuentro de pronto en el bar, donde las parejas charlan y renfrente a sus montaas de helado o sus copas de fruta.www.lectulandia.com - Pgina 36Qu va usted a tomar? me pregunta Sam-san, reunindose conmigo.Cuando nos subimos a los altos taburetes y encargamos las consumiciones, tengola impresin de estar viviendo una pelcula americana. Qu maravilloso es todo esto!MisojosseencuentranconlosdeSam-san,mientrassorbemosnuestraslimonadasfrescasconunapajitatransparente.Dejamosdebeberparasonremos,yestavezsque somos ya verdaderos amigos.www.lectulandia.com - Pgina 37Captulo sextoConunpocodeperspicacia,hubierapodidoevitartalpasoenfalso.Habrapodido arreglrmelas para retrasar la vuelta de nuestro husped e impedir as que seencontrara con nuestro viejo amigo, el pintor Maeda-san. Pero vivo en un verdaderotorbellinodeacontecimientosydecosasporhacer.Comomeocupotodoeldadeque a nuestro husped no le falte nada durante su estancia en casa, estoy en pie desdeque se levanta el sol hasta que se pone, desde el instante en que entreabro el fusumahasta aquel en que me dejo caer rendida en mi estera. Si he cometido esta torpeza, hasido seguramente por cansancio.A veces, me siento muy desanimada. Las principales virtudes de un ama de casajaponesasonlaprudenciayelsentidocomn;peroyonollegarasernuncatanperspicaz como mi madre ni tan sagaz como mi ta Matsui. Tengo tal vez un carcterdemasiadofrvolo?Megustacharlar,cantar,tocarelsamisen,peroesesomuygrave?Ay!Esteincidentepuedetalvezimpedirnostenernuevoshuspedesenlosucesivo.En cuanto abr la puerta y vi a Maeda-san y a mis tres vecinas sentadas una juntoa otra, en el banco del jardn, record que estbamos a mircoles por la noche: el daconsagradoalbao.Nopudehacersinoinclinarmeprofundamenteyencaminarmehaciaellassonriendo,mientrasensayabaenmiinteriorlasfrmulasdecortesaqueempleara al presentar a Sam-san a mis invitados.Me hubiera gustado persuadir a nuestro husped de que volviese a entrar en casaconmigo,peromisesfuerzosperecieronenembrin(paraemplearunahermosaypoticaexpresinoccidental)cuandoMaeda-sansevolviresueltamentehaciaelextranjero, con una de sus incomparables sonrisas, dicindole:Me alegro mucho de saludar al honorable husped de nuestros amigos.Maeda-san tiene quemadas las cuerdas vocales, pero la sonrisa con que acompaasus palabras hace olvidar el sonido horriblemente ronco de su voz. Qu encanto hayen este hombre tan delicado, que cautiva instantneamente a quien le conoce? Maeda-sanessemejanteaunjardn,aunjardincillollenodefloresmaravillosas.Cadadadesbroza una nueva parcela de s mismo, remueve y levanta la tierra con la azada, lequitalasmalashierbas,lariega,ysiembranuevasflores.Dicequesiseleprivadecuidados,elespritullegaaconvertirseenunatierrasalvaje,plagadadeserpientesvenenosas, e invadida por las zarzas y los espinos.Sehaapresuradoasacarelpolvodenuestrobanco,einvitaalextranjeroasentarse en l. Sam-san lo hace as con gran diligencia. Es natural! Nuestro huspedes precisamente el tipo de hombre capaz de comprender quin es Maeda-san, a pesarde su voz ronca y de su piel quemada. Tras otro saludo corts, el pintor se sienta a suvezenelbanco,mientraslastresancianassearrodillansobresuspiernas,enlawww.lectulandia.com - Pgina 38hierba,arespetuosadistancia.Ocultandomiinquietudtrasmimsgraciosasonrisa,vuelvo a entrar en la casa, mientras digo:Les ruego que me perdonen, he de preparar la merienda de mis invitados.Pero no tengo la menor intencin de ir a la cocina. Una mujer prudente debe estarapercibida en todas las situaciones, como me ense mi ta Matsui. Me quedo detrsdelashojii,conelodoalacecho,dispuestaasaliryaalejardeljardnanuestrohusped si las palabras de Maeda-san se vuelven demasiado embarazosas, demasiadoreveladoras.Todopareceirmuybienalprincipio:Maeda-sanselimitaadecirlastrivialidades que le dicta la buena educacin.MealegromuchodesaberqueirustedeldomingoaMiyajima.Yotambinvoy all con unos amigos, y espero verle, seor Willoughby.Pordesgracia,nuestropinznseponeacantar;lavozdeMaeda-sanestanapagadaquecasinopuedoorloquedice.Yconelcantoagudodelpjaroresultaimposible entender una sola palabra. Oigo decir por fin:Con mucho gusto, seor.Sam-san ha hablado con tono firme y entusiasta, y se dira que no puede apartarlos ojos de mi amigo.El viejo Maeda-san lleva, como de costumbre, una flor en la solapa de su kimonogris.Tienelabarbillabienmodelada,lanarizfinayrecta,ynoabandonaniunmomento su graciosa e inmutable sonrisa.Le gusta a usted mucho el ofuro? pregunta a Sam-san.Y doy gracias al cielo de que haya tocado un tema tan inofensivo.Cuandomihuspedlecontestaqueannohatenidoelgustodetomarunbaojapons, Maeda-san le pregunta si le gustara que le inicisemos en semejante rito.Claro que s. Quiero conocer todo lo del Japn exclama el americano, que, asu manera, tiene tambin mucho atractivo.No cabe duda de que le resulta simptico a Maeda-san.Puesbien,losjaponesessientenverdaderapasinporelaguacalienteleexplicaelpintor,comolosamericanosporelwhiskyylosinglesesporelt.Nosotros, los japoneses, somos los mayores baistas del mundo termina riendo Sam-san.Eso mismo contina Maeda-san, sin falsa modestia. Pues bien, lo primeroque hay que saber acerca del ofuro es que baarse no quiere decir lavarse.No se lava uno?No.Hayquelavarseantes.Elbaosirvesolamenteparacalentarse,reposaryrelajar la tensin de los msculos, los nervios y el espritu. Fjese como se realiza laceremonia: primero se zambulle en el agua caliente el jefe de familia, saltando luegofueradeella.Despussezambulleelhijoysaledelmismomodo.Despus,lamadrewww.lectulandia.com - Pgina 39Cmo! Quiere usted darme a entender que la madre se baa delante del hijo?pregunta intrigado Sam-san.Yo me ruborizo detrs de la shojii. Qu van a pensar mis amigas de una preguntatanabsurda?Porsimpatahaciamijovenhusped,sientodeseosdesalirdemiescondite y de protegerle contra los severos juicios que les merezca.Naturalmente le replica Maeda-san; y se apresura a aadir, con mucho tacto: Luego son las hijas las que entran en el bao, y, por ltimo, la criada, si la tienen.Y si hay perros en la casa, pues tambin toman su bao, cuando les llega el turno.Menos mal que pasan los ltimos murmura Sam-san.Cmo?Oh, nada! contesta, con expresin contrita.Maeda-sanlevantaunadesusdelicadasmanos,manchadadepintura,comosupongo lo estn las de todos los pintores.Otracosa!exclama.Antesdeentrarenelagua,amigomo,acurdeseusted siempre de saludar con una profunda inclinacin a toda su familia, exclamando:Hofuroni,esdecir,Voyatomarmibao.Ycuandosalgadel,inclnesedenuevodiciendo:HofuroMashita,esdecir,Hetomadomibao.Comprendeusted?Ho furoni! exclama nuestro impetuoso americano, ponindose en pie de unsalto.Parece sentirse feliz, como lo es uno cuando est rodeado de buenos amigos.Y en esa ceremonia, cundo me bao yo? Despus del perro?Maeda-san le dirige una sonrisa llena de simpata y de encanto.Antesquenadie,naturalmentelecontestaporqueesustedelhonorablehusped. Ahora estamos todos esperando a que se caliente el agua. Estas tres seorashan venido a tomar su bao, como yo.Maeda-sansealaconungestoamistresvecinas,quesiguenarrodilladasenlahierba,consusviejosmompesmanchadosdegrasa.(Lospobresygastadospantalones de trabajo atestiguan realmente su miseria).Veusted?prosigueMaeda-san.Estasseorasnotienenmediosparacontarconunbaopropio.AsesqueYuka-sanyyolasinvitamosaveniracasa,cadaunodenosotrosdosvecesporsemana.Lostiemposhancambiadomuchodespus de la guerra. Desde que nos han excluido de los baos pblicosExcluido?Ah, estaba segura! Ha llegado el momento que tanto tema.Yaest servidoel t!exclamoalegremente, saliendoatoda prisadedetrsde mi shojii. Quiere entrar, Sam-san?Hubiera debido preverlo: la obstinacin que he admirado tan a menudo en nuestrohusped llega a convertirse en terquedad. Nos ignora resueltamente, a m y a mi t.www.lectulandia.com - Pgina 40Cmo, excluido? repite la pregunta con insistencia.Por culpa de nuestras llagas le contesta suavemente Maeda-san. MientrasnuestrascicatricesnoacabendecerrarseygranularNosabeustedquesomosvctimas de la bomba atmica?Esta vez, Maeda-san ha metido realmente la pata, como dicen los occidentales. Yestoyseguradequelohahechoadrede.Unhombrequetienetantadelicadezadecarcter no hubiese herido de frente a nuestro husped sin un motivo determinado.LoscincoqueestamosaquYuka-san,estastresseorasyyo,noscontamosentrelascienmilpersonasqueescaparondelabombaatmicasiguediciendo.Lamayoradenosotrossufrimoshorriblesquemaduras,sinhablardelesionesinternas ms serias. Por esto, los nuevos habitantes de Hiroshima, que vinieron aqudespusdelaguerrayqueseencuentranmuybiendesalud,hacentodoloquepuedenparaevitarnos.Prorrumpenengritoscuandovennuestrasrepugnantescicatrices. No soportan ver nuestros cuerpos desnudos en los baos pblicos.Ahora s que me siento furiosa contra nuestro querido y viejo amigo. Maeda-san,queconoceafondoelcoraznhumano,hubieradebidoadivinarlasensibilidaddeestemuchachooccidental.Porqulehatratadocontanpocadelicadeza?Voyaintentar salvar an la situacin.Quieren ustedes que traiga el t al jardn? propongo como ltimo recurso.Nadie me contesta, pero me dirijo apresuradamente hacia la cocina y vuelvo conla bandeja.Una buena taza de t verde es algo muy agradable, pero, aunque mis invitados laaceptan con gratitud, la tirantez no parece disminuir. Trato de hacer callar a Maeda-sanllevndomediscretamenteundedoaloslabios,pero,congransorpresapormiparte, sacude la cabeza.Comprendoentoncesquelospuntosdevistadenuestroamigosonbastantedistintosdelosmosyqueseproponedirigireljuegoasumodo.Miindignacindesaparece entonces. Casi experimento cierto alivio.Harada-san es una vctima caracterstica de la bomba atmica sigue diciendoelviejopintor.Ycambiaunamiradaconunadelastresmujeresarrodilladasenlahierba,detrsdel.Veaustedqucaramsanchatiene.Laencontraronbajolosescombrosdeunaestacindelmetro,yfueelcementoloqueladefendidelasradiacionesatmicas.Harada-sanhavividomomentosterribles;tenaunafloristeraque qued destruida; tena hijos, y los perdi. Perdi a su marido, perdi su salud ysu belleza en un minuto, aquella famosa maana del 6 de agosto. Ahora est inscritacomo pen caminero en la Oficina del Trabajo de la ciudad. Como la mayora de lassupervivientes faltas de recursos para vivir, trabaja en la reconstruccin de carreteras.Sam-san ha palidecido bajo el color bronceado de su tez. Dirige a Harada-san unarpida mirada, pero desva los ojos sin saber ya hacia dnde volverlos.www.lectulandia.com - Pgina 41Desde entonces, Harada-san se levanta al amanecer, recorre kilmetros enteroscon sus piernas hinchadasS ahora que Maeda-san no omitir ningn detalle.Despus de haber trabajado durante todo el da hasta quedar rendida, se arrastrahastalaorilladelmarparapescarmoluscos,ohastalascolinasparacogerhierbascomestibles. Su salario no le permite ni siquiera comprarse arroz suficiente para vivir.Luego, ha de hacer an horas extraordinarias y pasar toda la noche en pie para ganarunos cuantos yenes. Trabaja para un restaurante, desmenuzando y amasando bacalao,que reduce a una especie de pasta. Es un trabajo muy duro. Y Harada-san no es msqueuncasoentremil,entredecenasdemillares.Ah,queridoamigo,hacemuchotiempo que nuestra vecina no se ha redo a gusto!Maeda-san ha terminado. Observo a hurtadillas a Sam-san y, naturalmente, leo ensu cara la desesperacin que tema. No ha soportado el saber la verdad sobre nosotrosysobrenuestramiseria.PeroaciertoamirarentoncesaHarada-sany,depronto,elextranjeronocuentayaenabsolutoparam.Quextraollegaraesteextremo,despus de haber hecho tantos esfuerzos para resultarle agradable!MedirijolentamentehaciaHarada-san,caminandosobreelcspedy,arrodillndome ante ella, le presento la bandeja.Quiere t, Harada-san?Cogeelboldetqueletiendoy,alrozarsenuestrasmanos,hayentrenosotrascomounrelmpagodeamistad.Ah,cmomegustarapoderestrecharlaentremisbrazos, poder abrazarnos, como aquellas dos extranjeras que vi una vez en la estacindeTokio!Perolosjaponesesnodejamosqueseexterioricenuestratristeza.Noobstante,nuestrasdosmiradassecomprenden,yelvaporquesaledelateterallenadethirvienteextiendeunvelodemisericordiaporlaspobresfaccionesdemivecina.Sucedeentoncesalgoextraordinario:detrsdelanubedevapor,vuelvoaveraHarada-santalcomoeraantesdequelabombaledestrozaselacara:joven,encantadora,amadaNuestravecinaseinclinahaciaadelanteyveenmisojoslaverdaderaimagendesmisma;supobrerostroseiluminaentoncesconunasonrisade gratitud y se echa a rer, con risa clara y juvenil.Arigato murmura, cogiendo el bol de t. Gracias, graciasPorencimadelhombrodeHarada-san,veolacaradenuestrohusped.Quangustia se lee en su mirada! Ahora sabe la verdad. Huir acaso de nuestra miseria?Pues bien, si quiere irse, que se vaya! Que se vaya! Pero yo me quedo con losmos. Me quedo contigo, Harada-san, porque hacia ti camina mi corazn.www.lectulandia.com - Pgina 42Captulo sptimoSi Sam-san fuera japons, fingira que no se ha fijado en nada. Pero no lo es. Suprimer contacto con el mundo secreto de Hiroshima le ha conmovido profundamente,y no sabe cmo ocultarlo. Desde que se fueron mis invitados, pasea arriba y abajo poreljardn,conelrostroendurecidoylaexpresinpreocupada.YanoeselmismoSam-san de siempre.Vuelvosilenciosamentealacocina,porquecomprendosinlugaradudasquenuestro husped quiere estar solo.Pongoelarrozenunboldetierracocidayechoelaguahirvienteporencima.Cuntomegustamicocina!Espequeayestmuyvaca,noofrecelamenorcomodidad,y,sinembargo,esaqudondemesientomsenmicasa.Solaenmicocina,puedodarlibrecursoamispensamientosymeditaracercademispenassecretas. Mientras preparo al caldo de algas, pienso en Fumio y me asaltan de nuevomis temores de siempre, semejantes a grandes pjaros negros.Tantantan!Yasonlasocho!Fumiocadanochetardaunpocomsenrecorrer la distancia que media entre el garaje y nuestra casa.Cada noche parece un poco ms cansado que el da anterior.El Fumio con quien me cas hubiera tardado diez minutos en recorrer ese mismotrayecto,inclusoyendocalzadoconsusgruesasbotasdemilitar.Mesientotaninquieta que, al querer encender el fuego, mis dedos dejan escapar la cerilla, que caey abre un agujero en mi yukata.Seoyedeprontounacarcajadaenlacasa.MiroenseguidaporlarendijadelashojiiyveoaSam-sanyalosnios,queestnsentadosenelsueloyqueparecendivertirsemucho.Sam-sanlesenseacmosepuedehacer,conunpauelogrande,un conejo de orejas puntiagudas. Qu a sus anchas parece estar aqu este muchachoamericano!Sediraqueesdelafamiliay,noobstante,hacetresdasnoleconocamos an. Ha preferido instalarse aqu, dormir en el suelo y renunciar a todassuscomodidades,sloporquelegustaelambientedenuestracasita.Vuelvoamicocina algo ms tranquila. Esta ser la primera vez que Sam-san cene con nosotros.Por fin oigo en el jardn los pasos de mi marido y el rumor de la puerta de bambal abrirse y volverse a cerrar. Es la seal que estaba esperando para preparar el platode arroz y verter el caldo de algas en nuestros bonitos bols de porcelana. Oigo comosesaludanlosdoshombresenlahabitacincontiguaalacocina,ycmoexclamaalegrementeMichiko:konichiwa,pap-san!.Estaveladatienequeserparticularmentealegre,paraqueSam-sanolvidelatristeconversacindelatarde.QulstimaqueOhatsutrabajeestanoche!Suencantadorrostroquetalvezrecuerda a nuestro husped el de Tosho Hamada le pone siempre de buen humor.Qu bien se han instalado ustedes! digo, abriendo la shojii.www.lectulandia.com - Pgina 43Estn todos reunidos en torno a la mesa, bajo la cual arde el brasero suavemente.Mi marido se ha envuelto las piernas en una gruesa manta acolchada, porque, aunqueestemos en mayo, tiene fro en cuanto se hace de noche. Y le gusta encontrar un buenfuego en casa al volver del trabajo.Michiko est tratando de ensear seriamente a Sam-san a utilizar los palillos.No, no! dice mi hija, con mucha paciencia. No se hace as, Sammy!Michiko! exclamo, asombrada al orla.SoyyoquienlehadichoquemellameSammymeexplicaSam-san,sonriendo.Rodea a Michiko con su brazo y la atrae hacia s, aadiendo:No la ria usted, Yuka-san. Es casi mi hija.Dejo en la mesa el plato de arroz y, al levantar la tapa, se desprende de l un olordelicioso. Remos al ver como lucha Sam-san con sus palillos de marfil.Quenomehablenmsdeesosviejosyridculostenedores!exclamaalegremente. De hoy en adelante, adopto los palillos!Hasta el mismo Fumio sonre. Querido mo, qu alegra me da verte sonrer! Enestostiemposestanpocofrecuente!Noquieroturbarteexpresndotemissentimientosdelantedeunextranjero,perosientounaoleadadeafectoquemeempujahaciati.MearrodillojuntoaSam-sanydejodelantedelunboldesopa.Sobre la tapa del recipiente se ve dibujada una cigea que se traga a una rana.Esperoquelegusteelcaldodealgas,Sam-sanledigo.Yaadomaliciosamente: Lo he perfumado con las hierbas que Ohatsu cultiva en su jardn.Ohatsu cultiva hierbas?ParecesorprenderanuestrohuspedqueunamuchachatanfrgilcomoOhatsupuedadedicarsealajardinera.Exclama,sinaguardarsiquieraahaberprobadolasopa:Est buensima!Pasea luego los ojos por la habitacin, y aade muy convencido:Qu bien se est aqu!Y con ello vuelvo a encontrar al Sam-san que tanto me gusta.Miroamivezlaestancia,queconozcotanbien,y,alverlaconlosojosdelextranjero, es como si la viera por vez primera. Qu sencilla y armoniosa es! En unlargorollodepergaminoextendidosobrelapared,Maeda-sanhapintadoalgunasbrazadas de flores raras y escrito este antiguo pensamiento japons:Cultiva las flores de tu esprituy perfumarn al mundo.Delantedem,unhumilderamillete(trestulipanesblancosenunflorerodelwww.lectulandia.com - Pgina 44mismocolor),llenadepaznuestroscorazonesfatigados.Porlapuertaentreabierta,veonuestrofaroldepiedra,quebaadesuaveluzelplidocerezo,cuyosbrotesduermen.Aqu se siente uno del todo en su casa! dice calurosamente el americano.Se necesita a alguien como usted, Yuka-san, para hacer de una casa un hogar dondepuedan vivir felices los nios.Me siento horriblemente turbada. Que una mujer mayor como yo, que tiene msdetreintaaos,casadaymadredefamilia,escuchesemejantesalabanzas!Yanoshacia dnde volver los ojos, y escondo la cara en el cabello de Michiko, que me echalos brazos al cuello.La vida es demasiado maravillosa! Para disimular mi alegra, me precipito haciala cocina y vuelvo con un plato lleno de deliciosas tajadas de pescado crudo, blancasy sonrosadas, adornadas con rodajas de rbanos a la vinagreta. Despus de servir estacomidadefiesta,preparadaespecialmenteenhonordenuestrohusped,llenolastazas de sake. Luego, me vuelvo a sentar y contemplo a mis pequeos, que comen yse divierten.Tenemoslospiesmuycalientes,graciasalbrasero,ylabuenamantaacolchadanosprotegelaspiernas.Estnplantadosenlamesacincoparesdecodos,ycinconarices aspiran, con expresin de felicidad, el delicioso olor de los platos. Los palillosno se dan punto de descanso, y las tazas de sake se vacan. El vino de arroz nos animay alegra, y sentimos un perfecto bienestar.Es casi increble que pueda sentir yo tanta felicidad. No saba que amase hasta talpuntoamifamiliaymihogar,ycasimesientoavergonzadodeello.Duranteaosenteros, lo nico que me ha preocupado ha sido reconstruir nuestro nido, hacerlo tanmullido y blando como me fuera posible. Es una falta no haber pensado ms que ennuestra felicidad? Hay tanto que hacer en esta ciudad martirizada, hay en ella tantasvctimas, abandonadas a su miseria! A ellas debiera consagrar mi tiempo y mi amor.As me lo ha dicho Maeda-san, que es la generosidad en persona.Atencin amigos mos. Escchenme ustedes bien.Fumio y yo, intrigados, nos inclinamos a un tiempo hacia nuestro husped.Quierobrindarporlaspersonasmsencantadorasqueheconocidonunca.Larga y feliz vida, amigos mos! Feliz vida a sus hijos y, como estamos en el Japn,larga vida a todos sus honorables nietos! termina Sam-san, riendo.Tal vez est un poquito achispado, pero se muestra tan simptico! Vaca su taza yme la tiende en seguida, para que se la vuelva a llenar.Y ahora exclama, bebamos por la felicidad del mundo!TraduzcosuspalabrasaFumioylessirvoalosniosunaspocasgotasdesake.Luego, levanto mi taza y me inclino sucesivamente ante nuestro husped, mi marido,mi hijo y mi hija.www.lectulandia.com - Pgina 45A continuacin, me vuelvo una vez ms hacia Fumio. Se cruzan nuestras miradasy no leo en la suya ms que desesperacin y sufrimiento. Veo que se escapan de susojosdoslgrimas,queoscilanalbordedesuslargaspestaasyresbalanluego,lentamente, por sus mejillas. Me tiembla de emocin la mano y me caen en los dedosalgunas gotas de sake hirviente.Semehielaelcoraznyahogoungrito.SahoraqueelmomentodedebilidadquetuvoelotrodaFumio,cercadelro,noeradebidoaningunainsolacin.Temiendo perder la serenidad, me alejo bruscamente de la mesa, murmurando:Dispnsenme, por favor.Sam-san me mira con inquietud; luego vuelve los ojos hacia Fumio y comprendeque algo pasa.Me he quemado la mano con el sake. Qu mano ms tonta! digo, dndomeun golpe en la mano para hacer rer a los nios.Ellos,asuvez,sediviertendndosegolpecitossemejantes,yyoloaprovechopara desaparecer sin llamar la atencin.Unavezenlacocina,meapoyoenlaparedyestalloensollozos.Llorosilenciosamente,golpeandoelsueloconelpiesinhacerruidoymordindomeloslabios hasta hacerlos sangrar. Ahogo el rumor de mis sollozos. Fumio! Oh, Fumio!Talveznohapasadomsqueunminuto,perosmuybien,enelfondodemialma,queyaeshoradevolveralamesa.Miausenciapuedeextraaranuestrohusped. Sollozo todava convulsivamente. Pero esta vez levanto la cabeza y reprimomi ltimo sollozo. Me arreglo el pelo, compongo mi expresin y me fuerzo a sonrer.Vamos!Cojounafuentedehermosasciruelasverdesquehepreparadoantesdecenar y, recurriendo a todo mi valor, la llevo a la mesa, con gran alegra de los nios.www.lectulandia.com - Pgina 46Captulo octavoQu asco de babosas! Las hay por todas partes!Arrodillada ante su manta de flores, Ohatsu quita una babosa de un pensamientoblanco y contempla con desconsuelo la estropeada corola de la flor.Sielmundopudieraverselibrealfindeesosasquerososbichos!dicemihermana pequea con voz temblorosa.MegustaraqueOhatsunopusieratantoardorentodoloquediceyhace.Conqu pasin se ocupa ahora de sus flores! Tiene cogida a la babosa entre dos dedos y,alvercmoletiemblandeterrorloscuernos,leconcedeimpulsivamentealgodesimpata.Crees que sufren cuando se las aplasta?Observoquelecuestapronunciarestapalabra:aplastar.Sloquesignificaparaella.Estamos sentadas en el csped, una junto a otra, y Ohatsu me habla en voz baja,portemoraromperlaarmonadeestatranquilanochedemayo.Sientoquesemecontagiasucompasinportodoslosseresvivientes.Mevuelvenalamemorialoshorriblesgritosconquemurieronlosanimalesd