las ceremonias vasalláticas e investidura

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Las ceremonias vasalláticas e investidura Homenaje e Investidura E vasallaje se confirmaba a través de dos ceremonias: el homenaje y la investidura. En el acto de homenaje, el futuro vasallo se arrodillaba ante su señor; le juraba fidelidad ofreciéndole combatir a su lado y otorgarle toda clase de ayuda, y le pedía que lo aceptara como vasallo. Si el señor aceptaba, se daba paso a la investidura. En la ceremonia de investidura el señor tomaba las manos del vasallo entre las suyas y le preguntaba si quería servirle: el pacto se sellaba con la cesión de parte del señor de una espada, un ramo de flores o un puñado de tierra que simbolizaba la entrega de tierras o algún otro objeto a su vasallo. Si cualquiera de las partes violaba el juramento del vasallaje, pasaba a ser un felón o traidor era considerado el peor de los delitos que un hombre podía cometer. El contrato del vasallaje se mantenía hasta la muerte de una de las partes. Sin embargo, los herederos podían renovarlo repitiendo las ceremonias. Por otro lado, un vasallo podía realizar este contrato con varios señores y adquirir, por lo tanto, varios feudos. Cuando esto ocurría, el vasallo le debía fidelidad total a uno de sus señores, al que le entregaba homenaje absoluto: el homenaje ligio.

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Page 1: Las Ceremonias Vasalláticas e Investidura

Las ceremonias vasalláticas e investidura

Homenaje e Investidura

E vasallaje se confirmaba a través de dos ceremonias: el homenaje y la investidura. En el acto de homenaje, el futuro vasallo se arrodillaba ante su señor; le juraba fidelidad ofreciéndole combatir a su lado y otorgarle toda clase de ayuda, y le pedía que lo aceptara como vasallo. Si el señor aceptaba, se daba paso a la investidura.

En la ceremonia de investidura el señor tomaba las manos del vasallo entre las suyas y le preguntaba si quería servirle: el pacto se sellaba con la cesión de parte del señor de una espada, un ramo de flores o un puñado de tierra que simbolizaba la entrega de tierras o algún otro objeto a su vasallo. Si cualquiera de las partes violaba el juramento del vasallaje, pasaba a ser un felón o traidor era considerado el peor de los delitos que un hombre podía cometer. El contrato del vasallaje se mantenía hasta la muerte de una de las partes. Sin embargo, los herederos podían renovarlo repitiendo las ceremonias.

Por otro lado, un vasallo podía realizar este contrato con varios señores y adquirir, por lo tanto, varios feudos. Cuando esto ocurría, el vasallo le debía fidelidad total a uno de sus señores, al que le entregaba homenaje absoluto: el homenaje ligio.

Page 2: Las Ceremonias Vasalláticas e Investidura

Los estamentos sociales

La división en tres órdenes se subdividía a su vez en estamentos compactos y perfectamente delimitados.

En una primera división, se encuentra el grupo de los privilegiados, todos ellos señores, eclesiásticos o caballeros. En la cúspide se hallaba el Rey, después el Alto Clero integrado por arzobispos, obispos y abades y el Bajo Clero formado por los curas y sacerdotes, y por último la nobleza. Es este grupo de privilegiados el que forma los señores y los caballeros, y éstos últimos a su vez podían ser señores de otros caballeros, dependiendo de su poder y de la capacidad de subinfeudar sus tierras. El Alto Clero, además de las tareas que dentro de los tres órdenes le habían sido encomendadas, la guía espiritual y sostener la doctrina moral que mantenía el feudalismo, podían ser a su vez señores y entregar parte de sus bienes para la defensa de su comunidad. Los privilegiados no pagaban impuestos.

Los no privilegiados eran la burguesía, los artesanos, los sirvientes y los campesinos, que se subdividían a su vez en colonos y aldeanos. A éstos correspondía el sometimiento a la tierra y, por tanto, a quien de ella dependiera, trabajándola y entregando una parte de sus frutos al señor, o bien, en el caso de artesanos y burgueses, debían obediencia a quien les garantizaba la defensa de la ciudad y la entrega de bienes o dinero.