la zorra y las uvas

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La zorra y las uvas Había una vez una zorra que llevaba casi una semana sin comer, había tenido muy mala suerte, le robaban las presas y el gallinero que encontró tenía un perro guardián muy atento y un amo rápido en acudir con la escopeta. Ciertamente estaba muertecita de hambre cuando encontró unas parras silvestres de las que colgaban unos suculentos racimos de doradas uvas, debajo de la parra había unas piedras, como protegiéndolas.—Al fin va a cambiar mi suerte, —pensó relamiéndose —, parecen muy dulces. Se puso a brincar, intentando alcanzarlos, pero se sentía muy débil, sus saltos se quedaban cortos los racimos estaban muy altos y no llegaba. Así que se dijo: —Para que perder el tiempo y esforzarme, no las quiero, no están maduras. Pero resulta que si la zorra hubiese trepado por las piedras parándose en dos patas hubiese alcanzado los racimos, esta vez le faltó algo de astucia a doña zorra, parece ser que el hambre no la deja pensar. MORALEJA: Hay que esforzarse para conseguir lo que se desea pero pensando primero que es lo que queremos y como conseguirlo, no sea que nos pongamos a dar brincos cuando lo que necesitamos es estirarnos, y perdamos el tiempo y el esfuerzo. El burro y la flauta Esta fabulilla, salga bien o mal, me ha ocurrido ahora por casualidad. Cerca de unos prados que hay en mi lugar, pasaba un borrico por casualidad. Una flauta en ellos halló, que un zagal se dejó olvidada por casualidad. Acercóse a olerla el dicho animal y dio un resoplido por casualidad. En la flauta el aire se hubo de colar, y sonó la flauta por casualidad. «¡Oh!», dijo el borrico. «¡Qué bien sé tocar! ¡Y dirán que es mala la música asnal!» Sin reglas del arte borriquitos hay que una vez aciertan por casualidad. MORALEJA: Sin reglas del arte, el que en algo acierta, acierta por casualidad.

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La zorra y las uvasHaba una vez una zorra que llevaba casi una semana sin comer, haba tenido muy mala suerte, le robaban las presas y el gallinero que encontr tena un perro guardin muy atento y un amo rpido en acudir con la escopeta.Ciertamente estaba muertecita de hambre cuando encontr unas parras silvestres de las que colgaban unos suculentos racimos de doradas uvas, debajo de la parra haba unas piedras, como protegindolas.Al fin va a cambiar mi suerte, pens relamindose, parecen muy dulces. Se puso a brincar, intentando alcanzarlos, pero se senta muy dbil, sus saltos se quedaban cortos los racimos estaban muy altos y no llegaba. As que se dijo: Para que perder el tiempo y esforzarme, no las quiero, no estn maduras. Pero resulta que si la zorra hubiese trepado por las piedras parndose en dos patas hubiese alcanzado los racimos, esta vez le falt algo de astucia a doa zorra, parece ser que el hambre no la deja pensar.MORALEJA:Hay que esforzarse para conseguir lo que se desea pero pensando primero que es lo que queremos y como conseguirlo, no sea que nos pongamos a dar brincos cuando lo que necesitamos es estirarnos, y perdamos el tiempo y el esfuerzo.El burro y la flautaEsta fabulilla, salga bien o mal, me ha ocurrido ahora por casualidad. Cerca de unos prados que hay en mi lugar, pasaba un borrico por casualidad. Una flauta en ellos hall, que un zagal se dej olvidada por casualidad. Acercse a olerla el dicho animal y dio un resoplido por casualidad.En la flauta el aire se hubo de colar, y son la flauta por casualidad. Oh!, dijo el borrico. Qu bien s tocar! Y dirn que es mala la msica asnal! Sin reglas del arte borriquitos hay que una vez aciertan por casualidad.MORALEJA:Sin reglas del arte, el que en algo acierta, acierta por casualidad.El pastor mentirosoApacentando un joven su ganado, grit desde la cima de un collado: Favor! que viene el lobo, labradores. stos, abandonando sus labores, acuden prontamente, y hallan que es una chanza solamente. Vuelve a clamar, y temen la desgracia; segunda vez la burla. Linda gracia!Pero qu sucedi la vez tercera? que vino en realidad la hambrienta fiera. Entonces el zagal se desgaita, y por ms que patea, llora y grita, no se mueve la gente, escarmentada; y el lobo se devora la manada.MORALEJA:Cuntas veces resulta de un engao contra el engaador el mayor dao!

Gallina de los huevos de oroUn buen da, un hombre paseaba por el bosque y se encontr una hermosa gallina. Se la llev a su casa y a los pocos das se dio cuenta de que cada da pona un huevo de oro . Se crey que dentro del estmago de la gallina habra mucho oro y se hara rico y la mat.Pero cual fue su sorpresa cuando al abrirla vio que por dentro era igual que las dems gallinas.Resulta que la gallina pona huevos de oro pero ella no era de oro. De modo que como la haba matado se qued sin la riqueza que la madre naturaleza le haba otorgado al dejarle en el bosque la gallina de los huevos de oro.MORALEJA:Estad contentos con lo que tenis y huid de la insaciable codiciaEl len y el ratnUnos ratoncitos, jugando sin cuidado en un prado, despertaron a un len que dorma plcidamente al pie de un rbol. La fiera, levantndose de pronto, atrap entre sus garras al ms atrevido de la pandilla.El ratoncillo, preso de terror, prometi al len que si le perdonaba la vida la empleara en servirlo; y aunque esta promesa lo hizo rer, el len termin por soltarlo. Tiempo despus, la fiera cay en las redes que un cazador le haba tendido y como, a pesar de su fuerza, no poda librarse, atron la selva con sus furiosos rugidos. El ratoncillo, al orlo, acudi presuroso y rompi las redes con sus afilados dientes. De esta manera el pequeo exprisionero cumpli su promesa, y salv la vida del rey de los animales. El len medit seriamente en el favor que acababa de recibir y prometi ser en adelante ms generoso.MORALEJA:En los cambios de fortuna, los poderosos necesitan la ayuda de los dbiles.