LA VOCACIÓNUn pensamiento para cada día del año

José Luis Vázquez Borau

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Introducción

La vocación es un don y para poder acogerlo es necesario dejarle espacio en nuestras vidas, hacer silencio en nuestro interior. La sociedad actual está llena de ruidos, de mil objetos que distraen nuestra atención en una multitud de pequeños detalles intrascendentes. Hoy nada nos invita a la refle-xión. Si queremos reflexionar, que es una actividad muy importante y necesaria, es imprescindible crear silencio a nuestro alrededor para entrar sin miedo en él. El silencio nos ayuda a concentrar nuestra vida, a profundizar en ella, a vivirla en plenitud y a descubrir nuestra vocación.

El silencio es necesario para encontrarnos a nosotros mismos y para autodescubrirnos de manera auténtica; nos ayuda a mirar el pasado con ecuanimidad, el presente con realismo y el futuro con esperanza. El silencio nos permite contemplar a Dios, a los hermanos y a la natura-leza con una mirada nueva, y nos ayuda a pro-yectarnos, en la realización del plan de Dios previsto para cada uno de nosotros, con una gran generosidad.

El silencio habla. Parece una contradicción, pero no lo es. Sin embargo, hay que saber escu-char el silencio, porque nos ofrece siempre un

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mensaje de sabiduría. En el silencio nos auto-descubrimos, vemos con mayor claridad nuestra propia vida, lo que hacemos y lo que dejamos de hacer, la calidad de nuestra existencia y lo que Dios y el prójimo esperan de nosotros. En el silencio nuestra conciencia se abre al diálogo con Dios, que nos ha creado y nos ha salvado por amor y desea mantener un diálogo con cada persona. Sin hacer silencio en nuestra vida es difícil escuchar la voz de Dios y sentir su presencia amorosa. Y, ante la soledad que fomenta nuestra civilización, nos es muy necesario y provechoso este diálogo interpersonal con Dios. El silencio crea un clima propicio para la oración, que es un diálogo de amistad con Dios. Dios habla en el silencio.

El silencio no es algo que hemos de soportar, sino algo que hemos de escuchar. Cuando sabe-mos escuchar el silencio, éste siempre es portador de un anuncio de paz interior y de crecimiento en nuestra vida. El silencio no es sinónimo de vacío o de aburrimiento. Todo lo contrario: en la medida en que nos educamos para captar todos sus mensajes, nos llenamos de riqueza interior y au-menta la creatividad, que da mayor sentido a nuestra vida.

En el silencio surgen las grandes certezas y, entre éstas, la palabra única que el Padre dirige a cada uno de sus hijos y que condensa todo lo que nosotros entendemos por «vocación». Cada perso-na es el resultado de un largo proceso. Sin querer

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ir demasiado lejos, remontándonos tan sólo a la era cristiana, han transcurrido aproximadamente veinte siglos. Si contamos cuatro generaciones por siglo, esto significa que han pasado cuarenta pare-jas anteriores a nosotros, sin apenas tener datos de las mismas.

También sabemos que cada uno de nosotros es el resultado de una unión misteriosa de uno de los cinco millones de espermatozoides del padre con uno de los cuatrocientos óvulos de la madre. Si hubiese sido otro espermatozoide diferente o si en lugar de este óvulo hubiese sido el del mes siguiente, nosotros no hubiésemos existido. ¿Có-mo es que de entre los innumerables seres posibles tan sólo existo yo? Nosotros creemos que no somos fruto del azar, sino que Dios ha intervenido misteriosamente para que naciéramos cada uno de nosotros. ¿Por qué razón? Para ser eternamente felices en Él. Debemos, pues, estar agradecidos por el don de la vida y por la responsabilidad que se nos otorga, que es nuestra propia vocación.

La persona es un adentro que tiene necesidad del afuera. Una persona no debe vivir fuera de sí en el tumulto exterior de la diversión o del consumismo, sin memoria, sin dominio y sin pro-yecto. El primer paso es tratar de unificarse, apartándose del medio para hacer silencio. Se trata de convertirse, de replegarse, para escuchar la voz interior, no para quedarse ahí, sino para cambiar y saltar con mayor fuerza en la realización de aquello a lo que hemos sido llamados.

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La vocación, la llamada, no se me presenta como algo dado ni como pura adquisición. Es una llamada silenciosa que va desplegándose a lo largo de toda nuestra existencia, y sólo al final del camino descubrimos verdaderamente cuál ha sido ésta. Cualquier persona, por el hecho de serlo, es única e irrepetible y no puede ser sustituida en el puesto que ocupa en el universo de la humanidad.

La paz empieza en cada uno, brota de dentro afuera y llega, así, a la sociedad, para construir comunidad, pero no sin obstáculos. La persona está hecha para establecer relaciones interper-sonales de amistad y crear un mundo de justicia, amor y paz. Pero el mal no cesa de tentar y poner trabas en este camino. La mejor manera que tene-mos para construir una comunidad cívica es cultivando la amistad. Ser amigos significa querer y aceptar al otro en lo que es y en lo que algún día llegará a ser, ya que las personas cambiamos a lo largo de nuestra vida.

La amistad requiere tiempo, dedicación, delicadeza, creatividad y respeto total a la libertad de la persona querida. Pide aceptar las limitaciones de la persona amiga y, a su vez, regalar gozo, ternura, alegría y paz. La paz es premisa básica, para lanzarnos a trabajar juntos en pos de un mundo más fraterno. Éste fue el objetivo del primer libro de una trilogía propuesta sobre la amistad (1), 1. J.L. Vázquez Borau, La amistad. Un pensamiento para cada día del año, San Pablo, Madrid 2206

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la vocación y el compromiso. Hoy presentamos el libro sobre la «vocación» dividido en los doce meses del año. Cada mes viene introducido por una pequeña explicación en torno al tema que nos ocupa, seguido de una frase para cada día del mes. Estas frases se pueden leer y utilizar del modo más oportuno que estime cada lector. En mi caso me sirven, al inicio de las clases lectivas, para serenar los ánimos, y como fuente de reflexión y diálogo una vez dictadas, aspecto éste impor-tante en un sistema educativo que huye de la refle-xión. No se puede ni imaginar uno las sorpresas que éstas producen y los impactos que pueden ocasionar. Este hecho, entre los alumnos, crea un hábito, y cada día esperan con curiosidad y nove-dad la «frase del día». Que este libro nos ayude a todos a descubrir y profundizar día a día en nuestra llamada personal y comunitaria para ir constru-yendo poco a poco el Reino de Dios.

El Autor

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La autonomía de la persona

El ser humano tiene, al nacer, la facultad de autorelacionarse, pero esta facultad le es dada como una tarea que ha de realizar. La confor-mación del yo con su ser más profundo le lleva a abrirse al tú y así recíprocamente, como despliegue de uno mismo. Se encuentra a sí mismo como plenificado en el otro, frente al egoísmo, que es el empobrecimiento de la soledad y el aislamiento de su condición connatural. Así la persona es libre en su opción de ser o no ser persona. Pero jamás podrá destruir su capacidad radical de relación, porque eso pertenece a su propia vida de ser humano. Está más allá de su propia libertad.

La personalidad no tiene necesidad de límite para existir, sino al contrario, la singularidad de la conciencia no llega a ser totalmente real si no es universal. La persona no puede realizarse siendo sólo para sí y por sí, por la simple razón de que la persona no puede evitar ser conocida, odiada o amada. El otro no es un límite del yo, sino más bien una fuente del yo. El análisis de los primeros desarrollos de la conciencia infantil probaría que es en el interior de la percepción de la madre donde se desarrolla la conciencia del yo del niño.

MARZO

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El conocimiento personal se obtiene por mediaciones naturales, pero sin reducirse nunca a éstas. Quererse a sí mismo, es querer, al menos oscura-mente, un tú. En el principio fue la relación. Somos personas, desde nuestro origen, siempre en relación. La persona es una realidad intencional, va y viene del tú al yo y en ese ir y venir perma-nente ensancha y madura. La esencia de la perso-na es tender-a. En el fondo de nuestros movi-mientos intencionales sólo existen dos opciones, la del amor, es decir del «yo al tú» y la del desamor, o sea, la del «yo sin el tú». Así, si la relación nos hace, la carencia de relación, por el contrario, nos deshace, nos atormenta en la medida en que nos encierra en nuestro propio caparazón sin ventanas.

La comunión de conciencias no consiste solamente en una especie de admiración por una cualidad que tiene la persona amiga. La verdadera intimidad y el cambio que ella aporta es diferente a una relación de camaradas o la influencia de un yo más fuerte sobre otro menos fuerte. El amor no es una exhortación, sino una complicidad súbita e irresistible. Nuestro yo se promociona gracias a un tú.

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UNA FRASE PARA CADA DÍA:

1. Hay personas que hacen el bien un día y son buenas. Otras lo hacen durante años y son mejores. Pero hay otras que hacen el bien durante toda su vida. Éstas son las personas imprescindibles.

2. Comprendemos la vida mirando al pasado, pero debemos vivirla mirando hacia delante.

3. Tenemos que hacer de la vida un sueño y convertir ese sueño en realidad.

4. El ser humano no está tan sólo para labrar la tierra, esperar la lluvia, sembrar el trigo, recoger el grano y hacer el pan; sino también para buscar la sabiduría.

5. La persona prudente no se sienta para lamen-tarse del mal existente, sino que se levanta con prontitud para repararlo.

6. Decir una verdad puede provocar un gran disgusto, pero la mejor mentira produce mu-chos pequeños disgustos, y, al final, ocasio-na un disgusto mayor.

7. La paciencia es la más heroica de las virtudes, precisamente porque no tiene apariencia de heroísmo.

8. La felicidad de cada uno de nosotros debe estar vinculada a la felicidad de toda la humanidad.

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9. Amamos a una persona cuando sentimos los problemas de ésta como propios.

10. De la misma manera que los ríos no beben de sus aguas, ni los árboles comen de sus frutos, nuestros dones personales son para beneficio de los demás.

11. La persona que no valora la vida no se la me-rece.

12. Una persona no es importante por ser muy poderosa, sino porque no hace daño a nadie y es tolerante con los intolerantes, pacífica con los violentos, libre de codicia entre los avaros, humilde entre los orgullosos y sincera entre los hipócritas.

13. La palabra felicidad hay que entenderla como recompensa y no como fin.

14. Escoger un camino implica abandonar otro.

15. Si esperamos a la suerte para cambiar las cosas, hay que esperar a que ésta llegue; si confiamos en nuestro trabajo las cosas van cambiando poco a poco.

16. La grandeza de una persona no se mide por sus muchos conocimientos, sino por el tiempo que ha dedicado a la reflexión.

17. Sabemos lo que somos, pero no lo que pode-mos ser, que sólo depende de nosotros.

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Índice

Introducción .................................................. 7

ENERO: Invitación a la santidad ................................. 13 Una frase para cada día ................................ 16

FEBRERO: Persona y vocación ...................................... 21 Una frase para cada día ................................ 24

MARZO: La autonomía de la persona ......................... 29 Una frase para cada día ................................ 31

ABRIL: Existir es estar relacionado ............................ 35 Una frase para cada día ................................ 36

MAYO: La civilización de la persona ......................... 41 Una frase para cada día ................................. 44

JUNIO: La estructura del ser personal ....................... 47 Una frase para cada día ............................... 50

JULIO: Descubrir el proyecto de Dios ....................... 55 Una frase para cada día ................................. 57

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AGOSTO: Vivir lo inesperado ....................................... 61 Una frase para cada día ................................. 62 SEPTIEMBRE: El proyecto de ser uno mismo ...................... 67 Una frase para cada día .............................. 69

OCTUBRE: La vida como vocación ................................. 73 Una frase para cada día ................................ 75

NOVIEMBRE: El sentido de la vida ..................................... 79 Una frase para cada día ............................... 82

DICIEMBRE: La vocación en la Biblia ............................. 87 Una frase para cada día ................................. 90

Conclusión ......................................................... 93 La vocación como encuentro con la verdad de uno mismo ......................... 93 La vocación como búsqueda del sentido de la vida ..................................... 96 La vocación como apuesta por el arte de vivir ......................................... 97 La vocación como ayuda para ver más allá de las cosas ........................ 100 La vocación como camino de bondad .......... 101 La vocación como acogida del hermano ...... 102 La vocación como sabiduría ......................... 104

La oración del Horeb ......................................... 106