la vejez - leon denis

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"La vejez recapitula todo el libro de la vida, resume los dones de otras épocas de la existencia, sin tener las ilusiones, las pasiones, ni los errores..."

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  • La Vejez

    POR

    Lon Denis

    Traduccin del original en francs por Jordi Canals

  • La VejezLon Denis

    La vejez es el otoo de la vida; en su ltimo declive, es su invierno. Slo con pronunciarla palabra vejez, sentimos el fro en el corazn; la vejez, segn la estimacin comn de loshombres, es la decrepitud, la ruina; recapitula todas las tristezas, todos los males, todos losdolores de la vida; es el preludio melanclico y desolado del adis final. En esto hay ungrave error. Primero, por regla general, ninguna fase de la vida humana est totalmentedesheredada de los dones de la naturaleza, y todava menos de las bendiciones de Dios.Por qu la ltima etapa de nuestra existencia, aquella que precede inmediatamente elcoronamiento del destino, debera ser ms afligida que las otras? Sera una contradiccin yno correspondera con la obra divina, pues todo en ella es armona, como en la vivacomposicin de un concierto impecable. Al contrario, la vejez es bella, es grande, es santa;y vamos a estudiarlo un instante, a la luz pura y serena del Espiritismo.

    Cicern escribi un elocuente tratado de la vejez. Sin duda, encontramos en estaspginas clebres algo del genio armonioso de este gran hombre; sin embargo, es una obrapuramente filosfica y que contiene slo puntos de vista fros, una resignacin estril, y deabstracciones puras. Es en otro punto de vista que hay que colocarse, para comprender ypara admirar esta peroracin augusta de la existencia terrestre.

    La vejez recapitula todo el libro de la vida, resume los dones de otras pocas de laexistencia, sin tener las ilusiones, las pasiones, ni los errores. El anciano ha visto la nada detodo lo que deja; ha entrevisto la certeza de todo lo que va a venir, es un vidente. Sabe,cree, ve, espera. Alrededor de su frente, coronada de una cabellera blanca como de unacinta hiertica de los antiguos pontfices, alisa una majestad totalmente sacerdotal. A faltade reyes, en ciertos pueblos, eran los Ancianos quienes gobernaban. La vejez todava es, apesar de todo, una de las bellezas de la vida, y ciertamente una de sus armonas ms altas.A menudo decimos: que guapo anciano! Si la vejez no tuviera su esttica particular, a qudicha exclamacin?

    No obstante, no hay que olvidar que en nuestra poca, como ya lo decaChauteaubriand, hay muchos viejos y pocos ancianos, lo que no es la misma cosa. Elanciano, en efecto, es bueno e indulgente, ama y anima a la juventud, su corazn noenvejeci en absoluto, mientras que los viejos son celosos, malvolos y severos; y sinuestras jvenes generaciones no tienen ya hacia los abuelos el culto de otros tiempos es,precisamente en este caso, porque los viejos perdieron la gran serenidad, la benevolenciaamable que haca antao la poesa de los antiguos hogares. La vejez es santa, es puracomo la primera infancia; es por ello que se acerca a Dios y que ve ms claro y ms lejosen las profundidades del infinito.

    Es, en realidad, un comienzo de desmaterializacin. El insomnio, que es lacaracterstica ordinaria de esta edad, es la prueba material. La vejez se parece a la vsperaprolongada. En vsperas de la eternidad el anciano es como el centinela avanzado en ellmite de la frontera de la vida; ya tiene un pie en la tierra prometida y ve la otra orilla y lasegunda ladera del destino. De ah esas "ausencias extraas", esas distraccionesprolongadas, que se toma por un debilitamiento mental y que son en realidad sloexploraciones momentneas del ms all, es decir, fenmenos de expatriacin pasajera. Heaqu lo que no se comprende siempre. La vejez, como tan a menudo decimos: es el ocasode la vida, es la noche. El ocaso de la vida, es verdad; pero hay tardes muy bellas ypuestas del sol qu tienen reflejos apotesicos! Es la noche, tambin es verdad; pero lanoche es muy bella con sus adornos de constelaciones! Como la noche, la vejez tiene susVas Lcteas, sus caminos blancos y luminosos, reflejo esplndido de una vida larga plenade virtud, de bondad y de honor!

    La vejez es visitada por los Espritus de lo invisible; tiene iluminaciones instintivas; undon maravilloso de adivinacin y de profeca: es la mediumnidad permanente y sus orculosson el eco de la voz; de Dios. Es por eso que las bendiciones del anciano son santas dosveces; debemos guardar en su corazn los ltimos acentos del anciano que muere, como eleco lejano de una voz querida por Dios y respetada por los hombres.

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  • La VejezLon Denis

    La vejez, cuando es digna y pura, se parece al noveno libro de Sybille que l slo, valelo que todos los dems, porque los recapitula y porque resumiendo todo el destino humano,anula a los otros. Persigamos nuestra meditacin sobre la vejez, y estudiemos el trabajointerior que se cumple en ella. De todas las historias, se dice, la ms bella es la de lasalmas. Y esto es verdad. Es bello penetrar en este mundo interior y sorprender en l lasleyes del pensamiento, los movimientos secretos del amor.

    La vejez contemplada en toda su realidad, devuelve al alma la verdadera juventud y elnuevo renacimiento en un mundo mejor. El alma del anciano es una cripta misteriosa,alumbrada por el alba inicial del sol del otro mundo. Lo mismo que las iniciaciones antiguasse cumplan en las salas profundas de las Pirmides, lejos de la mirada y lejos del ruido demortales distrados e inconscientes es, parsimoniosamente, en la cripta subterrnea de lavejez que se cumplen las iniciaciones sagradas que preludian a las revelaciones de lamuerte.

    Las transformaciones o, mejor dicho, las transfiguraciones operadas en las facultadesdel alma por la vejez son admirables. Este trabajo interior se resume en una sola palabra: lasencillez. La vejez es eminentemente simplificadora de toda cosa. Simplifica primero el ladomaterial de la vida; suprime todas las necesidades ficticias, las mil necesidades artificialesque la juventud y la edad madura haban creado, y que haban hecho de nuestracomplicada existencia una verdadera esclavitud, una servidumbre, una tirana. Lo diremosms alto: es un principio de espiritualizacin.

    El mismo trabajo de simplificacin se cumple en la inteligencia. Las cosas admitidas sevuelven ms transparentes; en el fondo de cada palabra encontramos la idea; en el fondode cada idea divisamos a Dios. El anciano tiene una facultad preciosa: la de olvidar. Todo loque fue ftil, intil en su vida, se borra; guarda en su memoria, como en el fondo de uncrisol, slo lo que fue sustancial. La frente del anciano no tiene ya nada de la actitudorgullosa y provocadora de la juventud y de la edad viril; se inclina bajo el peso delpensamiento como de la espiga madura. El anciano baja la cabeza y la inclina sobre sucorazn. Se esfuerza en convertir en amor todo lo que queda en l de facultades, de vigor yde recuerdos. La vejez no es pues una decadencia: realmente es un progreso; una marchaadelante hacia el trmino: a este ttulo es una de las bendiciones del Cielo.

    La vejez es el prefacio de la muerte; es lo que la hace santa como la vspera solemneque hacan los antiguos iniciados antes de levantar el velo que cubra los misterios. Lamuerte es pues una iniciacin. Todas las religiones, todas filosofas intentaron explicar a lamuerte; bien poco conservaron de su verdadero carcter. El cristianismo la diviniz; sussantos la miraron frente a frente noblemente, sus poetas la cantaron como una liberacin.Sin embargo, los santos del catolicismo vieron en ella slo la exoneracin de lasservidumbres de la carne, el rescate del pecado; y a causa de esto, hasta los ritosfunerarios de la liturgia catlica difunden un tipo de espanto por esta peroracin, sinembargo tan natural, la existencia terrestre. La muerte simplemente es un segundonacimiento; dejamos este mundo de la misma forma que entramos en l, segn la orden dela misma ley. Un tiempo antes de la muerte, un trabajo silencioso se cumple: ladesmaterializacin ya ha comenzado. A ciertos signos podramos comprobarlo si los querodean el moribundo no estn distrados en otras cosas. La enfermedad desempea aquun papel considerable: termina en algunos meses, en algunas semanas, en algunos daspuede, lo que el trabajo lento de la edad haba preparado: es la obra de "disolucin" de laque habla el apstol Pablo. Esta palabra "disolucin" es muy significativa: indica claramenteque el organismo se desagrega y que el periespritu se "desata" del resto de la carne con laque fue envuelto.

    Qu sucede en ese momento supremo que todas las lenguas llaman " la agona ", esdecir, decir el ltimo combate? Lo presentimos, lo adivinamos. Un gran poeta moribundotradujo este instante solemne con este verso: Est aqu el combate del da y de la noche.

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  • La VejezLon Denis

    En efecto, el alma entr en un estado crepuscular; est en el lmite extremo, en lafrontera de ambos tipos de mundo y visitada por las visiones iniciales de aquel en el que vaa entrar. El mundo que deja le enva los fantasmas del recuerdo, y toda una comitiva deEspritus le llega del lado de la aurora. Jams morimos solos, igual que jams nacemossolos. Los invisibles que nos conocieron, que nos amaron, que nos prestaron asistenciaaqu abajo vienen para ayudar al moribundo a desembarazarse de las ltimas cadenas de lacautividad terrestre. En esta hora solemne, las facultades crecen; el alma, medio liberada,se dilata; comienza a volver a su atmsfera natural, a repetir su vida vibratoria normal, y espara esto para lo que en este instante se revelan en algunos moribundos fenmenoscuriosos de mediumnidad. La Biblia est llena de estas revelaciones supremas. La muertedel patriarca Jacob es el tipo consumado de desmaterializacin y de sus leyes. Sus docehijos estn reunidos alrededor de su lecho, como viva corona fnebre. El anciano se recoge,y despus de haber recapitulado su pasado, sus memorias, profetiza a cada uno de ellos elfuturo de su familia y su raza. Su vista todava se extiende ms lejos; percibe en laextremidad de los tiempos al que debe un da recapitular toda la mediumnidad secular delviejo Israel: el Mesas; y muestra como el ltimo retoo de su raza, ser el que resumirtoda la gloria de la posteridad de Jacob. Ningn faran, en su orgullo, muri con semejantegrandeza como este anciano oscuro e ignorado que expiraba en un rincn de la tierra deGessen.

    El ocaso de la vida, es el fin de un viaje penoso y a menudo de una prueba dura, es elmomento de la reflexin en la que el pensamiento tranquilo y sereno se eleva hacia lasregiones infinitas.

    Volvamos al mismo acto de la muerte. La desmaterializacin se cumpli, el periesprituse libra del envoltorio carnal, que vive todava algunas horas, algunos das tal vez, de unavida puramente vegetativa. As los estados sucesivos de la personalidad humana secelebran en el orden inverso al que dirigi el nacimiento. La vida vegetativa que habacomenzado en el seno materno se apaga aqu esta vez, la ltima; la vida intelectual y la vidasensitiva son las dos primeras en partir.

    Qu sucede entonces? El Espritu, es decir, el alma y su envoltorio fludico, y porconsiguiente el yo, se lleva la ltima impresin moral y fsica que le golpea sobre la tierra; laguarda un tiempo ms o menos prolongado, segn su grado de evolucin. Es por eso quees importante rodear la agona de los moribundos de palabras dulces y santas, depensamientos elevados, porque son los ltimos ruidos, estos ltimos gestos, estas ltimasimgenes que se imprimen sobre las hojas del libro subconsciente de la conciencia; es laltima lnea que leer el muerto desde su entrada al ms all o tan pronto como seaconsciente de su nuevo modo de ser.

    La muerte es pues, en realidad, un paso; es una transicin y una traslacin. Sidebamos tomar de la vida moderna una imagen, lo compararamos de buena gana con untnel. En efecto, el alma avanza en el desfile de la muerte ms o menos lentamente, segnsu grado de desmaterializacin y espiritualidad.

    La muerte es pues una mentira, ya que la vida, parece apagada, reaparece cada vezms radiante, en la certeza de la inmortalidad del alma. Es el despertar bendito.

    Las almas superiores, que siempre vivieron en las altas esferas del pensamiento y de lavirtud, atraviesan esta oscuridad con la rapidez del expreso que desemboca en un instanteen la luz plena del valle; pero es el privilegio de un pequeo nmero de espritusevolucionados: son los elegidos y los sabios.

    No hablaremos aqu de criminales, seres animalizados a los instintos groseros, quinesvivieron o ms bien vegetaron toda una existencia en las bajuras, fondo del vicio o en lacloaca del crimen. Para ellos, es la noche, y una noche llena de horrorosas pesadillas. Noscuesta, sin embargo, creer que las fronteras del ms all y el paso del tiempo a la vidaerrtica sean pueblos de estos seres horrorosos que los ocultistas llaman los elementales.Hay que ver en ello slo smbolos e imgenes reflejos de las pasiones, los vicios, los

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    crmenes que los perversos cometieron aqu abajo. Contemplemos aqu slo las vidasordinarias, las existencias que siguen tranquilamente las fases lgicas del destino. Es lacondicin comn de la inmensa mayora de los mortales. El alma entr en la galerasombra: queda all en la oscuridad o en la penumbra prxima de la luz. Es el crepsculo delms all. Los poetas devolvieron muy afortunadamente este estado y describieron estemedio da, este claro oscuro del mundo extraterreno.

    Aqu, las analogas entre el nacimiento y la muerte son sorprendentes. El niopermanece varias semanas sin poder ver la luz y tomar conciencia de lo que le rodea. Susojos todava no estn abiertos, no ms que la radiacin de su pensamiento. As, ante elnuevo nacimiento al mundo invisible, l mismo permanece tambin algn tiempo antes dedarse cuenta de su modalidad de ser y de su destino. Oye a la vez los murmullos lejanos oprximos de los dos mundos; divisa movimientos y gestos que no sabra precisar ni definir.Entrando despacio en la cuarta dimensin, pierde la nocin precisa de la tercera, en la cualhaba siempre evolucionado. No se da cuenta ms de la cantidad, ni del nmero, ni delespacio, ni del tiempo, ya que sus sentidos que, como tantos instrumentos de ptica, leayudaban a calcular, a medir y pesar, se cerraron de pronto como una puerta para siemprecondenada. Qu estado extrao el de este alma el que busca a tientas, como el ciego,sobre el camino del ms all! Y sin embargo este estado es real. En este momento, lasinfluencias magnticas de la oracin, de la memoria, del amor pueden desempear un papelconsiderable y apresurar el acceso de las claridades reveladoras que van a iluminar estaconciencia todava adormecida, esta alma en pena de su destino. La oracin, en estecaso, es una evocacin verdadera; es el llamamiento al alma indecisa y flotante. He aquporque el olvido de los muertos, el descuido de su culto son culpables y nos hacen mstarde merecedores de olvidos semejantes. No obstante, este perodo de transicin, estaparada en el tnel de la muerte son absolutamente necesarios, como preparacin para lavisin de luz que debe suceder a la oscuridad. Hace falta que los sentidos psquicos seproporcionen gradualmente al nuevo hogar que va a alumbrarlos. Un paso sbito, sintransicin alguna, de esta vida a la otra, sera un deslumbramiento que producira unaconfusin prolongada. Natura no facit saltus (La naturaleza no da saltos) dice el granLimado; esta ley rige parsimoniosamente las etapas progresivas del desempeo espiritual.Es preciso que la visin del alma aumente para que el ave nocturna, que no puede fijar lasubida de la aurora, consolide su endrina y pueda, como el guila, mirar frente a frente elsol, de un ojo intrpido. Este trabajo de preparacin se cumple progresivamente, durante laparada ms o menos prolongada en el tnel que precede la vida errtica propiamente dicha,poco a poco la luz se hace primero muy plida, como el alba inicial que se levanta sobre lacresta de los montes; luego, al amanecer sucede la aurora; esta vez, el alma divisa el nuevomundo que habita: se mira y se comprende, gracias a una luz sutil que la penetra en toda suesencia.

    Gradualmente, todo su destino, con sus vidas anteriores y sobre todo con la nocinconsciente y refleja de la ltima, va a revelarse como en un clich cinematogrfico vibratorioy animado. El espritu, entonces, comprende lo que es, dnde est, lo que vale. Las almasvan con un instinto infalible a la esfera proporcionada a su grado de evolucin, en sufacultad de iluminacin, a su aptitud actual de perfectibilidad. Las afinidades fludicas leconducen, como una brisa dulce pero imperiosa que empuja una barquita, hacia otras almassimilares, con las cuales va a unirse en un tipo de amistad, de parentesco magntico; y asla vida, la vida verdaderamente social pero de un grado superior, se reconstituyeabsolutamente como en otro tiempo aqu abajo, porque el alma humana no sabra renunciara su naturaleza. Su estructura ntima, su facultad de brillo le imponen la sociedad quemerece.

    En el ms all se reforman las familias, los grupos de almas, los crculos de espritus,segn las leyes de la afinidad y de la simpata. El purgatorio es visitado por los ngeles,dicen los msticos telogos. El mundo errtico es visitado, dirigido, armonizado por losEspritus superiores, diremos nosotros. Aqu abajo, entre los elegidos del genio, de lasantidad y de la gloria, hubo y habr siempre unos iniciadores. Son predestinados,

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    misioneros, que recibieron para tarea de hacer adelantar al mundo en la verdad y la justicia,al precio de sus esfuerzos, de sus lgrimas y algunas veces de su sangre. Las altasmisiones del alma jams cesan. Los Espritus sublimes, que instruyeron y mejoraron a sussemejantes sobre la tierra, continan en un mundo superior, en un marco ms vasto, suapostolado de luz y su redencin de amor.

    Es as, como lo decamos al principio de estas pginas, que la historia eternamenterecomienza y se torna cada vez ms universal. La ley circular que preside el eternoprogreso de los estados y de los mundos se celebra sin cesar en esferas y en orbes cadavez mayores; todo empieza de nuevo arriba, en virtud de la misma ley que hace que todoevolucione abajo. Todo el secreto del universo est all. Las almas que son conscientes dehaber carecido de su ltima existencia comprenden la necesidad de reencarnarse y sepreparan para ello. Todo se agita, todo se mueve en estas esferas siempre en vibracin yen movimiento. Es la actividad incesante, ininterrumpida, progresiva y eterna. El trabajo delos pueblos sobre la tierra no es nada en comparacin de este trabajo armonioso de loInvisible. All arriba, ninguna traba material, ningn obstculo carnal detiene los arranques,desanima o disminuye el vuelo. Ninguna vacilacin, ninguna ansiedad, ningunaincertidumbre. El alma ve el fin, sabe los medios, se precipita en la direccin donde debealcanzarlo. Quin nos describir la armona en estas inteligencias puras, el esfuerzo deestas voluntades derechas, el arranque de estos amores ms fuertes que la muerte? Qulengua jams podr repetir la comunin sublime y fraternal de estos espritus que tienenentre ellos dilogos ardientes como la luz, sutiles como perfumes, donde cada vibracinmagntica tiene su eco en el corazn mismo de Dios? Tal es la vida celeste; tal es la vidaeterna, y estas son las perspectivas que la muerte abre indefinidamente delante denosotros! Oh hombre! Comprende pues tu destino, s orgulloso y feliz de vivir; noblasfemes la ley del amor y de la belleza qu traza delante de ti caminos tan amplios y tanradiantes! Acepta la vida tal como es, con sus fases, sus alternativas, sus vicisitudes; esslo el prefacio, el preludio de una vida ms alta, donde planears como el guila en lainmensidad, despus de haberse arrastrado a duras penas en un mundo material eimperfecto. No es pues en absoluto por un himno fnebre que hay que acoger a la muerte,sino por un canto de vida; porque no es en absoluto el astro de tarde que se levanta, cruel,sino ms bien la estrella radiante de la verdadera maana. Canta, oh alma, el himno triunfal,hosanna del siglo nuevo, en el cual todo va a nacer para destinos ms gloriosos. Montasiempre ms alto en la pirmide infinita de luz; y como el hroe de la leyenda de Excelsior,ves a plantar tu tienda sobre el Tabor radiante de lo inconmensurable, de lo Eterno!

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