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LA UTOPÍA
DEL ANARQUISMO
EN MÉXICO
Repensar las ideas libertarias a través de
imaginarios, experiencias y constelaciones
Una tentativa de investigación a modo benjaminiano
Fernando Cabrera Parra
Revés Histórico – Pasajes Anarquizantes
Cabrera Parra, Fernando.
La utopía del anarquismo en México. Repensar las ideas libertarias a través de
imaginarios, experiencias y constelaciones. (Una tentativa de investigación a modo
benjaminiano) / Fernando Cabrera Parra.- Puebla, México: Revés Histórico - Pasajes
Anarquizantes, 2019.
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Revés Histórico – Pasajes Anarquizantes Abril 2019, Puebla, México.
Introducción
El tiempo histórico no existe de manera independiente de los acontecimientos, no existe al margen de los sucesos, no tiene sentido ni realidad fuera del torrente de la historia. Estos acontecimientos y sucesos que conforman la historia están, a su turno, fuertemente marcados por la ruptura, de allí que el tiempo histórico, en su dimensión pasada y futura, sea más visible en los momentos de ruptura y de crisis que en los tiempos de relativa calma.
Antonio García de León
Bajo una concepción diferente a la historia oficial de corte
historicista, lineal y progresista, con el objetivo de hacer efectivo el
potencial crítico del pasado y las exigencias epistemológicas, éticas
y políticas planteadas según Walter Benjamin por la escritura de la
historia. Esta tentativa de investigación gira en torno a la presencia
actual (ideológica, social, política y cultural) de la utopía del
pensamiento anarquista en México a través de imaginarios y
resonancias que han configurado históricamente el devenir de éste,
así como sus alcances, limitaciones y contradicciones. Permitiendo
una reconfiguración latente entre distintas constelaciones y un
repensar en la expresión de las ideas libertarias en nuestros días, lo
que hace del anarquismo en México, un fenómeno social e
histórico y un pensamiento multiforme en movimiento que se
reelabora en función de nuevas circunstancias como una ruptura
del tiempo continuo de la dominación.
Como historiador he orientado la mirada al estudio del
anarquismo en diferentes escalas, es por ello que, con el objetivo
de ir más allá del quehacer histórico tradicional el cual gira en
torno a una concepción de la historia que rinde culto vacío a los
hechos y a la larga duración, surge la necesidad de aplicar una
visión multidisciplinaria, específicamente sociológica.
3
La intención es enfocar con una mirada más profunda, radical y
subversiva de la historia y del tiempo, donde el reto es desarrollar
un trabajo que aborde procesos de realización y no simplemente
procesos históricos continuos fundados en la idea sostenida por el
historicismo y que constituye el fundamento de la Historia
Universal. Un método de conocimiento que concibe al ser como
un devenir, un proceso temporal que sólo puede ser captado por la
exploración sistemática de los hechos mediante el recurso a los
documentos escritos oficiales. El historicismo es, en consecuencia,
la tendencia a hacer de la historia la ciencia fundamental para la
interpretación de acontecimientos continuos, causales y de
progreso inalterable.
Considero que el diálogo entre la historia y la sociología, así
como con otras ciencias sociales, es una necesidad epistemológica,
teórica y metodológica para el avance del conocimiento científico.
La diversidad del diálogo es una constante del desarrollo de cada
una de las disciplinas y de los intereses propios de las sociedades
por comprender mejor la complejidad de un mundo, no sólo en
sus dinámicas histórico-sociales donde mantiene la permanencia
de estructuras a la par que construye nuevas realidades en todos
los ámbitos de lo humano, sino por comprender también los
intentos de inteligibilidad del mismo.
Los diversos caminos construidos por la historia y la sociología
requieren una reflexión más amplia sobre los pasajes paralelos,
yuxtapuestos, confluencias y divergencias. Donde lo fundamental
es reinsertar el tiempo y el espacio como variables constitutivas
internas en nuestros análisis y no meramente como realidades
físicas invariables dentro de las cuales existe el universo social.1
Es por ello que esta tentativa de investigación pretende abordar
una epistemología del conocimiento diferente al simple rescate de
los hechos, a la acumulación de bloques de datos y a la
consecuencia de acontecimientos.
1 Blas S. Zubiría Mutis, “Convergencias y divergencias entre Sociología e Historia”, en Historia Caribe, Vol. X No. 27 (Julio-Diciembre 2015): 231-268. DOI: http://dx.doi.org/10.15648/ hc.27.2015.8
4
Pasar el cepillo a “contrapelo” guiado por las tesis sobre el concepto
de historia de Walter Benjamin, así como la integración de otros
conceptos benjaminianos como categorías de análisis, permitirá
vislumbrar un nuevo enfoque sobre cuál es el sentido crítico del
pasado y de la actualidad del anarquismo en México. Visto como
una nueva constelación de la lucha de clases bajo la propuesta
teórico-epistemológica (poco estudiada) del anarquismo benjaminiano.
Y sobre todo, abrirá el debate en torno a ¿qué tiene que decirnos la
historia frente a los problemas de hoy?
El diálogo entre la historia y la sociología es una necesidad
donde la reflexión es permanente no sólo por su nivel teórico-
epistemológico, sino por la importancia social de las ciencias y por
el enriquecimiento mutuo. Recurrir tanto a métodos y modelos
explicativos de las ciencias sociales, como a perspectivas históricas
abiertas a muchas posibilidades, es una amalgama fundamental
para llevar a cabo los objetivos de esta tentativa de investigación.2
¿Qué tiene que decirnos la historia frente a los problemas de hoy?
Durante siglos el pasado formó parte del presente y del futuro de
los hombres, como ha apuntado Pierre Nora,3 las sociedades
rurales vivían en contextos o ambientes de memoria donde el
pasado era el marco en el que se desarrollaba el presente y en el
que se inscribiría el futuro. Este tiempo lento de la historia
empezó a verse decisivamente superado a lo largo del siglo XVIII.
Las revoluciones científica, política y tecnológica imprimieron un
nuevo ritmo a la historia.
2 Estudiar las memorias históricas no se hace con el fin de afirmar una historia profesional, sino sobre todo para ver desde una perspectiva sociológica cómo en el lenguaje se manifiestan múltiples formas populares ligadas a los mitos de origen, a las leyendas, rituales emocionales, todos ligados a los mensajes mesiánicos y utópicos de los movimientos colectivos. Véase Fernando Matamoros Ponce, Memoria y utopía en México. Imaginarios en la génesis del neozapatismo, Xalapa, Ver., México: Universidad Veracruzana; [Puebla, Pue.,]: BUAP-ICSyH, 2005, p. 43. 3 Pierre Nora, Les lieux de mémoire, París, 1984.
5
El nuevo paradigma histórico se consolidó durante el siglo
XIX, donde el progreso y el cambio se convirtieron en la bandera
del siglo y en una experiencia histórica compartida. Los
campesinos migraban a las ciudades, los inventos tecnológicos
proliferaban, las revoluciones políticas se sucedían y los medios de
comunicación difundían una nueva concepción del tiempo y del
espacio. Como ha sintetizado Reinhart Koselleck,4 los “espacios de
experiencia” y los “horizontes de espera”, que hasta entonces
habían sido similares, comenzaron a distanciarse.
Los ciudadanos del siglo XIX, y más todavía los del XX, sabían
que el futuro sería diferente del pasado. La experiencia pasada no
servía ya para pintar los imaginarios del futuro. La Modernidad
Ilustrada y la Revolución Industrial crearon un nuevo régimen de
historicidad,5 una nueva noción del tiempo histórico caracterizada
por la ruptura con el pasado, la idea de progreso y la amplitud de
los horizontes de espera inmediatos.
La mentalidad moderna confiaba su vida y su identidad en la
plenitud del futuro, sin embargo, las tragedias del siglo XX y la
crisis de las grandes narrativas truncaron la certeza y el optimismo
ilustrado. Así, al despertar el siglo XXI, el pasado se ausenta
progresivamente del presente, donde el hombre posmoderno se
percata de que la historia avanza a gran velocidad, pero no sabe
exactamente hacia dónde.
Ante el vértigo producido por la aceleración de la historia, la
fragilidad del presente y la incertidumbre del futuro, algunos
historiadores desde sus trincheras han sugerido que se ha
producido un renovado interés social por la memoria. Así, el
pasado que desaparece progresivamente reaparece como memoria,
y ya que no podemos vivir en él, procuramos retenerlo en forma
de recuerdo y de historia. El pasado, que ya “no forma parte de
nuestra experiencia cotidiana”, es visto como un anclaje seguro en
el que podemos amarrar y aclarar nuestra tambaleante identidad
social.
4 Reinhart Koselleck, “Time and History”, in Koselleck (ed.), The Practice of Conceptual History. Timing History, Spacing Concepts, Stanford University Press, 2002, pp. 100-114. 5 Véase François Hartog, Regímenes de historicidad, México: Universidad Iberoamericana, 2007.
6
Sin embargo, siguiendo a Walter Benjamin “no sirve de nada
decir que el pasado aclara el presente o que el presente aclara el
pasado”,6 considerando sólo una relación puramente temporal. Por
ende, surge la necesidad de vislumbrar una imagen dialéctica en
que el Antes encuentra al Ahora en un relámpago fugaz y para
formar una constelación. Una relación no de simple naturaleza
temporal, sino figurativa y de brusca discontinuidad y ruptura.
Los acontecimientos y los sucesos del tiempo histórico están
marcados por rupturas y por crisis, más que por relativa calma y
no son únicamente producto de la mirada del historiador, sino
procesos de la memoria colectiva. Existe una guerra por la
apropiación de imágenes de la historia, una movilización de la
memoria contra el olvido.7
La perspectiva moderna de la historia ha marcado de forma
persistente la autocomprensión del manejo científico del pasado.
Ella se expresa a través del conocido dicho de Leopold von Ranke
quien quiso "sólo mostrar cómo algo verdaderamente fue".8 Aquí,
el trabajo de los historiadores se orienta por los hechos
empíricamente determinables.
Lo básico en este tipo de pensamiento histórico en forma de
disciplina científica es la revisión crítica de las fuentes y, lo que es
determinante para las estrategias cognitivas del pensamiento
histórico en su presentación moderna de disciplina científica, es el
ideal de objetividad de la investigación histórica. Y aunque hoy
acostumbran a preferirse aproximaciones más vivenciales al
pasado, el aprendizaje cognitivo y erudito de la Historia que
predominó en el siglo XIX, se mantiene vigente en nuestra
sociedad como un cómodo “neopositivismo”, por lo que es
necesario dar paso a la interpretación de procesos sociales en
donde el sujeto histórico está siempre en movimiento y en ruptura
con la continuidad temporal.
6 Antonio García de León, “El pasado-presente: a propósito del tiempo y el lenguaje en Walter Benjamin”, en Patricia Nettel y Sergio Raúl Arroyo (Edits.), Aproximaciones a la modernidad, México: UAM-Xochimilco, 1997, pp. 69-90. 7 Fernando Matamoros, “1968-2008. Constelación y lucha de clases, las esperanzas del pasado en el presente”, en Bajo el Volcán (Año 7, número 13, 2008). Puebla: ICSyH-BUAP, p. 61. 8 Jörn Rüsen, “¿Puede mejorar el ayer? Sobre la transformación del pasado en historia”, pp. 477-501.
7
El estallido posmoderno de la práctica historiográfica en
múltiples fragmentos no sólo ha permitido cuestionar los grandes
paradigmas teóricos que han monopolizado el estudio sobre el
pasado, sino que ha abierto nuevas perspectivas, métodos de
investigación y diversas reflexiones sobre cómo abordar el pasado
hoy en día. Pero más allá de pensar en modelos historiográficos
como prácticas científico-académicas que prolongan la
objetivación de la historia y el “culto al hecho” por encima del
sujeto, surge el interés por abrir la discusión sobre la historia y
preguntarse sobre la disciplina misma en torno a su apertura y al
potencial crítico del pasado.
¿Qué tiene que decirnos la historia frente a los problemas de
hoy? Demasiado si nuestras inquietudes epistemológicas, éticas y
políticas van más allá del canon clásico de interpretación histórica
con el compromiso de contribuir y discutir complejidades
inherentes a la historia y su relación con otros campos del saber.
Ya que como afirma Benjamin, la historia “es objeto de
construcción cuyo lugar no es el tiempo homogéneo y vacío, sino
tiempo saturado de ahora”.9 Con ello, la imagen verdadera del
pasado sólo se da cuando el historiador es capaz de citar desde un
presente que se asume en un “instante de peligro”.
Gran parte de la historia es una historia de la continuidad, un
dispositivo de poder, por lo que según John Holloway, la
trayectoria de la historia parece estar cerrada y sellada, por eso
tenemos que hacer todo lo posible -y lo imposible- para abrirla.10
Una crítica implacable a la idea historicista es la postura teórica de
Walter Benjamin, que con mayor agudeza definió el potencial
crítico del pasado. Sus tesis sobre filosofía de la historia están en
gran medida dedicadas a criticar las nociones de tiempo de la
modernidad y el mito inscrito en la idea de progreso.
Para Benjamin, dice Sergio Tischler, el futuro no es la
prolongación del presente como lo es en la noción lineal de
tiempo. El futuro, se podría decir, está cargado de pasado, es la
9 Michael Löwy, Walter Benjamin: aviso de incendio, Buenos Aires: FCE, 2012, pp. 37-167. 10 John Holloway, “Disparando contra relojes. Revolución y tiempo”, en Recordar la Historia, Puebla: ICSyH-BUAP, 2006.
8
“redención del pasado”, porque la duración es una duración del
poder que produce un pasado como parte de la negación de las
clases oprimidas. Redimir es actualizar lo negado que se encierra o
se encubre en la categoría de pasado. De tal suerte que el futuro no
es una prolongación lineal y abstracta del presente sino un tiempo
de redención de lo reprimido, un corte radical del tiempo lineal,
homogéneo y abstracto. Este tipo de historia es una historia a
“contrapelo” y no es atributo privativo de las instituciones y de las
universidades. Más bien, son los sujetos en situación de
“emergencia”, los que la producen en una disputa abierta por la
memoria; la memoria de los subalternos que tiene una
temporalidad diferente a la de la historia, una temporalidad a
“contrapelo” de lo que la historia corrientemente produce como
discurso.11
Ante una situación de “emergencia”, es necesario repensar la
historia del pensamiento anarquista en México a través de
resonancias y constelaciones que han permitido dimensionar su
horizonte ético-político. Tal “emergencia” consiste en apoderarse
del recuerdo dando cita a la imagen del pasado fugaz de las luchas
del anarquismo en nuestro país, con el objetivo de que éstas se
enlacen con las distintas luchas actuales en un momento de
peligro, resistencia e insubordinación que servirá de combustible
utópico concreto para las luchas de hoy.
Se trata de rememorar esa imagen en el tiempo-ahora visualizando
en el pasado, no la necesidad irreductible de aquello que realmente
ocurrió, sino las experiencias de gran intensidad social con
múltiples posibilidades que aún esperan alguna resolución y
redención.
11 Sergio Tischler, “Tiempo, memoria y sujeto. Una crítica al pasado como servidumbre del presente”, en Recordar la Historia…, pp.175-187.
9
Anarquismo en México, una nueva constelación
Hablar históricamente del pensamiento anarquista en México, es
referirse a una ideología de amplia y compleja tradición que desde
mediados del siglo XIX impactó en el movimiento obrero y
campesino bajo la influencia teórica y práctica del anarquismo
vivido en Europa; principalmente en países como España, Italia y
Francia. Sin embargo, este pensamiento supo adaptarse a la
realidad mexicana planteando un programa integral que pugnaba
por la expropiación de los bienes y los instrumentos de
producción, la restitución de las tierras despojadas, la creación de
comunas agrarias libres y organizaciones obreras, la conformación
de federaciones autónomas y en general, una organización popular
libertaria. Por lo que fue y hoy es visto como un pensamiento
peligroso a los intereses del Estado y el capitalismo.
El anarquismo en México experimentó cuatro fases: el
mutualismo, el colectivismo, el comunismo libertario y el
anarcosindicalismo dando cabida a diversas expresiones
contestatarias. De tal manera, hay que considerar el aporte de las
primeras experiencias de la organización mutualista y
cooperativista surgidas desde la segunda mitad del siglo XIX, así
como de las acciones revolucionarias que se manifestaron a lo
largo del siglo XX.
Bajo la mirada de John Mason Hart, a principios del siglo XX
gran parte de la desorganizada estructura de las asociaciones de
obreros urbanos anarquistas, y aún su estrategia política, fue
corregida por la aparición de la Casa del Obrero Mundial y el
programa de los floresmagonistas. Reforzado, el anarquismo
mexicano se enfrentó a un conflicto abierto contra el gobierno
durante la revolución y en los años posteriores a este
enfrentamiento, el reformismo activo de Obregón y Cárdenas
minimizó la influencia de éste pensamiento.12
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el ideal anarquista
siguió latente en pequeños grupos radicales como la Federación
12 John Mason Hart, El anarquismo y la clase obrera mexicana, 1860-1931, México: Siglo XXI, 1980.
10
Anarquista Mexicana (FAM) y en los esfuerzos de propaganda
libertaria de los anarquistas exiliados españoles. Adaptándose a las
nuevas circunstancias sociales, políticas, económicas, ideológicas y
culturales de un México en proceso de articulación
posrevolucionaria, donde las formas de poder se
institucionalizaron por medio de leyes a través de un partido
único, asumiendo el Estado, el papel de interventor y generador de
cultura e identidad nacional.
Como condensación de una diversidad de revoluciones,
rebeliones, iniciativas insurreccionales, huelgas, luchas y
construcciones de horizontes de futuro con la perspectiva de crear
relaciones sociales sin el Estado y sin el capitalismo, el movimiento
anarquista en México ha manifestado procesos político-
organizativos y formas de pensar el anarquismo que se han
extendido de manera discontinua, en el encuentro-
acompañamiento con pueblos indígenas, campesinos, artesanos,
obreros, exiliados políticos y con jóvenes de barrios marginales. A
grandes rasgos, es una imagen de múltiples experiencias que se
constituye desde la ruptura y la lucha contra las relaciones sociales
estatales y capitalistas, al mismo tiempo que en función de sus
propuestas de organizar la vida de un modo autónomo,
autogestivo y de apoyo mutuo.13
De entre las diversas experiencias históricas (momentos-
relámpagos) del anarquismo en México, podemos alumbrar el
pasado de las ideas del greco-socialista Plotino Rhodakanaty; del
Club de Estudiantes Socialistas, de la organización La Social, del
Partido Liberal Mexicano (PLM), del grupo de los “rebeldes y
revoltoso magonistas”, del periódico Regeneración, del Grupo
Anarquista Luz, de la Casa del Obrero Mundial (COM), de la
Confederación General de Trabajadores (CGT), del Grupo
Cultural Ricardo Flores Magón, de la Federación Anarquista del
Centro de la Republica (FAC), de la Federación Anarquista
Mexicana (FAM), de los anarquistas del exilio español republicano,
13 Hugo Marcelo Sandoval Vargas, La configuración del pensamiento anarquista en México. Horizonte libertario de La Social y el Partido Liberal Mexicano, México: Grietas Editores, 2011, p. 15.
11
de la delegación de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT)
de España en México, así como de organizaciones e individuos
como los catalanes, Ricardo Mestre Ventura y Fidel Miró Solanes
en torno a la difusión de ideas libertarias a través de la Biblioteca
Social Recontruir, entre muchos otros esfuerzos.
Estas experiencias del pasado permiten vislumbrar una visión
de la historia como una lucha permanente a través de la
rememoración; una redención mesiánica y revolucionaria como
una misión que nos asignan las generaciones pasadas. Como
afirma Michael Löwy, sin la exigencia que viene del pasado, no
habrá redención para la generación presente si ésta hace poco caso
de esa reivindicación de la historia.14
Es así como a través de la exigencia de rescate que el pasado le
confiere al presente, las experiencias de las luchas del anarquismo
en México iluminan nuevos pasajes ante la imposición de las
políticas económicas neoliberales junto con una pluralidad de
movimientos y resistencias que se enfrentan a una nueva
modalidad del capitalismo.
Los nuevos momentos se han nutrido de resonancias en el seno
del movimiento anarcopunk, con jóvenes que desde los barrios
periféricos se apropiaron el anarquismo para autogestionar su
propio proyecto de futuro al margen de las relaciones estatales; y
con el levantamiento indígena del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) en 1994, que en sus comunidades practican la
autonomía en los hechos, al generarse formas de autogobierno en
sus municipios autónomos y Juntas de Buen Gobierno, de
autoeducación, salud y de trabajo colectivo en sus tierras
recuperadas y socializadas, basando su organización en lo
comunitario, la asamblea, la horizontalidad, la democracia directa y
el consenso, al mismo tiempo que planteando formas de hacer
política que no buscan el poder ni el control del Estado y que se
niegan a ser vanguardia.15
También el movimiento social de Oaxaca en 2006 en donde las
barricadas estuvieron integradas por jóvenes del movimiento
14 Löwy, Walter Benjamin: aviso de incendio…, p. 60. 15 Sandoval Vargas, La configuración del pensamiento anarquista en México…, p. 25.
12
anarcopunk y donde los grupos campesinos como El Consejo
Indígena Popular de Oaxaca “Ricardo Flores Magón” (CIPO-
RFM), herederos de las ideas magonistas, tuvieron una importante
participación.
De entre las diversas manifestaciones actuales del anarquismo
en México, podemos encontrar a individuos y colectividades
inmersos en el movimiento libertario anarcopunk, grupos
contraculturales que han creado proyectos y espacios autogestivos
no sólo de trabajo, sino de política organizativa que intenta generar
iniciativas conjuntas en todo el país y crear una organización
anarquista de alcance nacional. Los saberes, experiencias y formas
de hacer, que una buena parte de personas han vivido dentro del
movimiento anarcopunk, han permitido crear medios de trabajo
autogestivos y relaciones desde la horizontalidad, el apoyo mutuo y
la autonomía en el barrio, la escuela, el trabajo y con la comunidad.
Desde el horizonte ético-político anarcopunk se ha logrado
romper con una concepción militante y organizativa que
caracteriza a los movimientos de izquierda anticapitalistas a lo
largo de la historia a la hora de pensar la acción política y los
proyectos de autogestión. Quizá pueda verse como una imagen-
testimonio pequeña, apenas visible y tal vez insignificante para la
capacidad de dominación, explotación, despojo y represión del
Estado y el capital, pero todo sujeto individual y colectivo que diga
no y que genere formas de insubordinación crea grietas en la
dominación, en la sociedad dividida entre dirigentes y ejecutantes;
pone en cuestión toda la dominación pasada y presente en tanto
contienen temporalidades revolucionarias y de emancipación
latentes, que al estar-ser en colectivo, instituyéndose como
conflicto social, genera las crisis en la reproducción del capital y
crisis de dominación en los Estados.16
Existe una amplia gama de colectivos (no sólo de carácter
anarcopunk) interesados en difundir el pensamiento anarquista,
entre los cuales se encuentran la Federación Anarquista de México
16 Para más detalles véase Hugo Marcelo Sandoval Vargas, “El movimiento anarcopunk de Guadalajara. Una apuesta por resistir-existir contra y más allá del Estado/capital”, en Desacatos (No. 37, septiembre-diciembre, 2011), pp. 183-190.
13
(FAM), el Colectivo Autónomo Magonista (CAMA), la Biblioteca
Social Reconstruir, el Bloque Negro, el Espacio Autónomo de
Trabajo Autogestivo Okupache, la movilización anarcofeminista
entre muchos otros que se van reconfigurando al furor de los
movimientos sociales y las protestas mundiales.
Es innegable que la Historia oficial ha condenado, tergiversado
y categorizado el pensamiento anarquista como una ideología
peligrosa de excesivas libertades, un crimen político inadecuado
para el progreso social de México y para el desarrollo de las
estructuras de dominación. Se ha considerado al anarquismo como
una ideología marginal destinada al silencio y al más profundo
olvido; enfermedad de rebeldes vencidos inscritos el en dolor
constante de la derrota. Por lo que hoy debemos recuperar el
tiempo de las esperanzas del pasado, mirando atrevidamente las
cicatrices de la historia y resaltando los antagonismos.
Repensar la historia del anarquismo en México requiere una
investigación desde una perspectiva presente que considere la idea
de resonancias como una recuperación de las experiencias de las
luchas del pasado y su conexión con las del presente, con lo que
está pasando en este momento. El vínculo básico, dice John
Holloway, es que todos estamos sufriendo y participando en una
reorganización radical (restructuración, recomposición) de las
relaciones sociales a nivel mundial, una reorganización que ha
adquirido el nombre de neoliberalismo.17
Ser parte de este proceso global es la base de las resonancias de
las luchas del anarquismo en México, como un proceso de
reorganización social donde la resistencia toma nuevas formas.
Pero ¿Cuáles son esas expresiones concretas del anarquismo actual
en México?
Si pensamos en las luchas sociales de México de las últimas
décadas, si visualizamos en aquella parte del movimiento social
que marcha lejos de la política institucional podemos encontrar
que la utopía anarquista encuentra correspondencia. Por citar sólo
en algunos ejemplos, en los que este estudio propone indagar, las
17 Véase John Holloway, “La Resonancia del Zapatismo”, en Chiapas (No. 3, México, 1997), pp. 43-54.
14
luchas de las últimas décadas han tenido una fuerte influencia de
las ideas libertarias. Los jóvenes que cuestionaron en 1999-2000 la
posibilidad de la privatización de la educación pública en la
UNAM e idearon formas asamblearias horizontales (a reserva de
su efectividad) para acordar el camino de la lucha enarbolaron en
sus formas y demandas los ideales libertarios. La barricada de
Cinco Señores en la Ciudad de Oaxaca en la insurrección popular
de 2006 estaba integrada en gran medida por jóvenes punks
anarquistas que habían crecido en sus espacios contraculturales en
medio de un gran debate político respecto a la forma del cambio
social desde una perspectiva anarquista. En la misma insurrección
de la Ciudad de Oaxaca en 2006 algunos grupos indígenas como el
CIPO-RFM revivían en sus posturas los ideales magonistas.
En la Ciudad de México, por lo menos en la última década,
distintos experimentos contraculturales de Centros Sociales,
espacios ocupados y campamentos subversivos han sido
conformados y mantenidos desde el imaginario anarquista, desde
la utopía ácrata.
La gama de experiencias de inspiración ácrata que emergen en
el México de los últimos años es vasta, sin duda, una parte
importante del movimiento social ha estado integrado por gente
cuyo imaginario revolucionario se centra en la utopía anarquista.
Ante esto cabe preguntarse ¿Existe correspondencia entre las
luchas anarquistas del pasado y las de los últimos años? ¿Existe un
secreto acuerdo entre las generaciones pasadas y la nuestra que
apunte a la redención? ¿Qué hay de maravilloso en el nacimiento y
desarrollo de estas modernas luchas anarquistas del México
contemporáneo? ¿Cuáles son las zonas de oscuridad en la
organización de las luchas? y ¿Cuáles son los límites políticos que
la lucha anarquista tiene?
Bajo la mirada benjaminiana, la concepción de la historia se
abre a un campo de posibilidades revolucionarias y de
emancipación utópica con el objetivo de ver los procesos
históricos de otra manera. Alumbrar el pasado trayendo al presente
las experiencias históricas e ideológicas del anarquismo en México
no como simple acumulación de luchas, sino como resonancias y
constelaciones, permitirá descubrir los alcances, limitaciones,
15
necesidades y contradicciones de este pensamiento revolucionario.
Afirma Walter Benjamin, “Sólo aquel que sabe mirar su propio
pasado como el monstruoso producto de la compulsión y la
necesidad será capaz de recuperarlo como algo valioso para sí
mismo en el presente. Porque lo que se ha vivido es comparable a
una bella estatua a la que se le han roto todas sus extremidades al
transportarla, y de la que ahora sólo queda el suntuoso torso, a
partir del cual habrá que labrar la imagen de su futuro”.18
El anarquismo en México puede ser considerado como un grito
que tiene una resonancia histórica y política presente en contra del
tiempo continuo de la dominación, múltiples grietas en la historia
que incitan a la transformación de la sociedad y a una proyección
que permite soñar, hablar y actuar aquí y ahora.19
Hoy el pensamiento anarquista en México se manifiesta como
una nueva constelación que ha tratado de generar organización,
lucha y resistencia; proponiendo horizontes de vida libertaria
basada en autonomía, autogestión, acción directa, horizontalidad y
consenso. Acuerdos colectivos, vínculos federativos, socialización
de medios de trabajo, relaciones solidarias y apoyo mutuo en
función de una autorganización de la sociedad. Una nueva
generación que encara las consecuencias del neoliberalismo y la
globalización con la necesidad de crítica y autocrítica en
funcionamiento de una cultura de la resistencia. Una imagen-
testimonio de insubordinación (individual y colectiva) que crea
grietas y cuestiona la duración y la dominación pasada y presente.
Sin embargo, es fundamental preguntarse también (bajo un análisis
histórico-sociológico) sobre los alcances y las limitaciones político-
sociales de este pensamiento ante la pluralidad de las resistencias y
la imposición de las políticas económicas neoliberales. ¿Realmente
ha sabido reconfigurarse en función de las nuevas circunstancias?
Es lo que se pretende abordar en esta tentativa de investigación a
través de métodos explicativos y perspectivas históricas.
18 Walter Benjamin, Dirección única, Madrid: Alfaguara, 2005. 19 Consultar John Holloway, Cambiar el mundo sin tomar el poder. El significado de la revolución hoy, Buenos Aires: Herramienta/BUAP, 2002 y Agrietar el capitalismo. El hacer contra el trabajo, Buenos Aires: Herramienta, 2011.
16
Un revés histórico al estudio del anarquismo en México
Michael de Certeau propone que todo investigador debería definir
su posición afectiva ante su objeto de estudio; concibiendo una
epistemología que no niegue las pasiones con el fin de explicitar la
posición del investigador.20 De tal modo, puedo manifestar que los
motivos primordiales por los que me he adentrado al estudio del
anarquismo corresponden a una reflexión formal de su historia y a
un análisis pertinente de su presencia actual. Con la sólida
inquietud de explorarlo a un nivel internacional y sobre todo,
dentro del plano mexicano en diversas etapas de la historia; desde
sus primeras manifestaciones hasta su reconfiguración presente en
función de nuevas realidades, acciones y propósitos.
Debido a mi formación como historiador he indagado procesos
históricos del anarquismo bajo los cánones de la disciplina.21 Por
ello, se debe abordar esta investigación bajo un enfoque
sociológico ya que es fundamental entender la actualidad del
anarquismo en los procesos de las luchas sociales actuales. Dar un
revés histórico (como hecho) y un revés historiográfico (como
escritura) a la manera cómo se ha concebido o visto el
pensamiento anarquista en México, nos conducirá a la crítica de la
historia y de la producción historiográfica oficial en torno al tema.
Pero sobre todo, nos brindará distintos elementos teórico-
epistemológicos que harán efectivo el potencial crítico del pasado
de dicho pensamiento.
Los estudios sobre el anarquismo se han ido multiplicando
convirtiéndose en objeto de renovado interés, por lo que hoy
20 Véase Michael De Certeau, Historia y Psicoanálisis, entre ciencia y ficción, tr; de Alfonso Mendiola y Marcela Cinta, 2ª Edición revisada y aumentada, México: UIA/ITESO, 2003, p. 51. 21 De entre las investigaciones realizadas destaca mi tesis de licenciatura El anarcomagonismo. La visión anarquista de un México revolucionario, Puebla: FFyL-BUAP, 2009; mi tesis de maestría Fidel Miró Solanes. Memorias anarquistas de un catalán exiliado. Puebla: ICSyH-BUAP, 2011 (investigación publicada como libro con el título Fidel Miró, un catalán anarquista, Jalisco: INAH-CONACULTA-Impronta Catalana en México, 2015). Anarquismo, guerra y exilio. Miradas alternas al exilio republicano español en México, tras la huellas de los refugiados anarquistas: Revés Histórico/Pasajes Anarquizantes, Puebla, México, 2019, entre otros artículos relacionados con Ricardo Flores Magón.
17
podemos explorar un vasto campo de investigaciones realizadas
desde diferentes áreas y disciplinas. Los diversos intereses sobre el
estudio de este pensamiento dan cuenta de un gran número de
perspectivas históricas, sociológicas, antropológicas, filosóficas y
literarias, así como de una constante manifestación de propaganda,
divulgación de acción y publicación de textos de carácter ácrata a
través de medios independientes, colectivos, bibliotecas, grupos de
estudio y simpatizante del pensamiento libertario. Sin embargo, en
materia historiográfica la mayoría de los trabajos giran en torno a
la práctica tradicional de la disciplina, justificando una historia que
descansa sólo en hechos, datos y consecuencia de acontecimientos.
Al anarquismo se le han consagrado obras, monografías y
antologías que por momentos lo hacen ver sólo como un tema de
entretenimiento; donde las experiencias revolucionarias y las
resonancias presentes son tergiversadas, minimizadas y
acomodadas para brindar un discurso manipulador de escaso
conocimiento de la historia y de la presencia actual que
necesitamos rescatar.
Si bien, la historia ha dado a conocer aspectos considerables del
anarquismo, también se ha encargado de categorizar este
pensamiento como una simple ideología del pasado; ello implica la
idea de que el anarquismo es algo muerto, inadecuado al mundo
del presente y ausente en los procesos sociales, políticos,
ideológicos y culturales de hoy. Por ello la necesidad de una
concepción benjaminiana de la historia para brindar una propuesta
que rescate la actualidad de las ideas libertarias.
La importancia de estudiar las resonancias del pensamiento
anarquista en México nos conduce a la “emergencia” de
vislumbrar la cita del pasado con el presente. Un encuentro
necesario del Antes con el Ahora para formar una constelación y
reactualizar las urgencias de los peligros cotidianos. El pasado, dice
Walter Benjamin, tiene un derecho sobre el presente, exigirle que
lo rescate, que salga en su defensa, que pelee por él; le confiere
capacidad de fuerza mesiánica redentora. Es así como entre las
generaciones del pasado y la nuestra, está vigente una cita secreta.
Nos ha sido conferida una débil fuerza mesiánica a la cual el
pasado tiene derecho a dirigir sus reclamos, y sólo el presente es
18
capaz de aceptar el desafío que el pasado le lanza a su fuerza
mesiánica, capaz de reconocerse y asumirse como reclamado por
él.22
Es primordial preguntarse ¿Cuál es el nexo secreto que existe
entre las generaciones anteriores del anarquismo y las actuales? Sin
duda, la imagen fugaz que enlaza las luchas pasadas con las del
presente no como acumulación o como lo que realmente ocurrió,
sino como experiencias de gran intensidad que aún esperan
resolución y redención. La rememoración de las experiencias
históricas del anarquismo en México nos brinda una visión de la
historia como una misión que nos asignan las generaciones
pasadas, donde las resonancias permiten la configuración de un
proceso de reorganización socio-política de ruptura con el tiempo
continuo de la dominación; redimir es actualizar lo negado, lo
reprimido, lo olvidado. Constelaciones de rupturas con la
dominación y momentos de abolición real y simbólica del tiempo
como forma externa y ajena, es decir, momentos de abolición de la
historia como Historia General pensada a partir de la idea
burguesa lineal de progreso.23
Este tipo de enfoque sobre el pasado hace justicia a las
prácticas de las generaciones que lucharon, pues demuestra que
sus luchas no fueron en vano ya que resonaron.
Es preciso entender el anarquismo como un movimiento y no
como un simple ideario cronológico. Un aglomerado de
experiencias contra la dominación, una temporalidad histórica de
lucha y resistencia que subvierte el presente, un pensamiento
negado por la historia del poder; sujetos y colectividades
rechazadas y tergiversadas por la historia oficial. Una historia del
todavía-no como potencial, de la utopía que encara el mito del
progreso y desafía al tiempo muerto, una constelación que busca la
actualización del pasado en la forma del “tiempo mesiánico” como
“fuerza redentora”; el tiempo de la rebelión como una forma de
existir en la lucha contra la homogeneización y cuantificación del
22 Bolívar Echeverría, “La historia como desencubrimiento”, en Recordar la Historia…, pp.10-11. 23 Sergio Tischler, “Los disparos de los obreros de París contra los relojes en 1830 y la toma de San Cristóbal de las Casas por indígenas zapatistas en 1994. Algunas notas sobre la discontinuidad”, en Bajo el Volcán (Año 7, número 13, 2008)… pp. 155-159.
19
tiempo, así como una crítica constante a la reproducción de la
dominación y la explotación.
Una historia que quiere recuperar la centralidad del hacer
humano, dar cabida a suspiros, susurros y sueños incumplidos, de
apertura y apuesta de lo que podría ser. De los que rompen con el
tejido histórico del Estado y el capital, de los vencidos del pasado
y de aquella débil fuerza mesiánica que se le ha dado a las
generaciones con la posibilidad de rescatarse en el presente.
Como dice Bolívar Echeverría, el ser humano es histórico
porque las acciones que emprende cada una de las generaciones,
desde las más fundamentales hasta las más insignificantes,
comprometen a las generaciones siguientes. Acciones que implican
transformaciones de lo otro, lo extrahumano y la construcción de
un mundo para la vida; que dan lugar a creaciones que perduran,
que tienen que ser re-asumidas, continuadas o trasformadas por
ellas.24
La intención es reconfigurar un nuevo horizonte libertario del
anarquismo en México, dando cuenta de su actualización para una
nueva comprensión de un proyecto aún pendiente, de rupturas,
tensiones, antagonismos, contradicciones, discontinuidades, saltos,
virajes, distorsiones y fisuras no determinadas únicamente por la
línea temporal o por la suma cronológica de hechos, sino por la
temporalidad de lucha, resistencia y rebelión. Una idea de
temporalidad como fuerza crítica que no es continuum, sino
creación de lo nuevo a partir de umbrales de tiempo heterogéneo.
¿Puede el pensamiento anarquista en México aportar algo bajo
esta concepción de temporalidad? La respuesta radica en tratar de
recuperar un pasado con potencial crítico a través de una
epistemología del conocimiento diferente a la simple acumulación
de datos y a la consecuencia de hechos, con el objetivo de
adentrarse a la presencia actual de dicho pensamiento por medio
de una relación dialéctica entre el ahora y lo que fue.
Walter Benjamin manifiesta que, el presente es, en tanto lo han
hecho los sujetos, y la postura sobre el devenir histórico se hará en
función de las circunstancias sociales de cada tiempo actual en el
24 Bolívar Echeverría, Bolívar, “La historia como desencubrimiento”…, pp.10.
20
que se esté situado, ya que las temporalidades están en
movimiento; lo que se recupere hoy, lo que adquiera un carácter
histórico, tal vez ya no lo será para mañana ni lo fue ayer.
Depende del momento mismo desde el que se realice la mirada y
de la perspectiva ético-política del sujeto que lleva a cabo este
proceso. Quedando fuera de esta configuración historiográfica
cualquier pretensión de objetividad e imparcialidad, la historia se
hace desde donde estamos y lo que somos, porque “la historia no
sólo es una ciencia, sino no menos una forma de rememoración”.25
Bajo esta mirada de la historia se concentra la viabilidad de
desarrollar este tema; desde un presente lleno de posibilidades para
la rememorización histórica del anarquismo en México acorde a las
nuevas circunstancias sociales, políticas, ideológicas y culturales.
Así como para repensar las ideas libertarias en la actualidad ya que
el pensar y el hacer del anarquismo se han ido instituyendo en un
proceso que se va configurando en cada momento del hacer
cotidiano; a partir de la recomposición del horizonte ético-político
que reivindica el pensamiento ácrata.
¿Por qué la necesidad de una crítica al historicismo? ¿De qué
nos sirve conocer las experiencias pasadas del anarquismo en
México? ¿Cómo entender las resonancias del anarquismo en
México a través de puntos de “quiebre” y de “encuentros” entre
pasado y presente? ¿Cuáles han sido los alcances, limitaciones y
contradicciones del pensamiento anarquista ante el panorama
actual? y sobre todo ¿Por qué proponer una perspectiva teórico-
epistemológica que permita una nueva manera de estudiar el
pasado y el presente del anarquismo bajo conceptos benjaminianos
como categorías de análisis? Son las problemáticas a abordar no
sólo reconociendo antecedentes y fundamentos, sino evidenciando
que aún hay algo por decir respecto al tema.
25 Walter Benjamin, Libro de los pasajes, España: Ediciones Akal, 2005, p. 473.
21
Anarquismo Benjaminiano: relaciones de afinidad
Considerado por el amplio espectro de investigadores y
conocedores de su producción intelectual, Walter Benjamin es uno
de los grandes autores con los que contó la cultura occidental
europea en los años veinte y treinta del siglo pasado; uno de los
más inquietos y agudos cultivadores y críticos de esa cultura y de la
vida moderna que la ha sustentado. Es prototípico del intelectual
europeo moderno, dice Bolívar Echeverría, pero lo es de un modo
particular, propio de una condición específica a la que suele
llamarse la “condición judía”.26
Como señala Stéphane Mosès, en la Alemania del primer tercio
de siglo XX se dieron cita tres pensadores judíos que, marcados
por la Primera Guerra Mundial, se propusieron resaltar la
esperanza de entre las ruinas: Franz Rosenzweig, Gershom
Scholem y Walter Benjamin.27 Este último con la propuesta de
construir una historia vista “a contrapelo” cuyo auténtico sujeto es
aquel que conoce el pasado y lo aprehende.
Crítico revolucionario de la filosofía del progreso, romántico
adversario del conservadurismo, un nostálgico del pasado que
sueña con el futuro y un materialista fascinado por la teología,
Walter Benjamin es por esencia un pensador inclasificable con
presencia en el panorama intelectual y sus reflexiones constituyen
un todo en el cual arte, historia, cultura, política, literatura y
teología son inseparables.
Su encrucijada principal, como nos recuerda Michael Löwy, se
atrevía a trenzar el romanticismo alemán, el mesianismo judío y el
marxismo.28 Sin embargo, esta tentativa de investigación no
pretende presentar una biografía más de Walter Benjamin (ya lo
26 Véase Bolívar Echeverría (edición y traducción), Tesis sobre la historia y otros fragmentos, México: Ítaca/UNAM, 2008. 27 Stéphane Mosès, El Ángel de la Historia, Rosenzweig, Benjamin, Scholem (Traducción de Alicia Martorell), Madrid: Cátedra-Universitat de Valencia, 1997. 28 Consideraciones de Michael Löwy en: “El punto de vista de los vencidos en la historia de América Latina” en Constelaciones dialécticas. Tentativas sobre Walter Benjamin; y Walter Benjamin: aviso de incendio. Una lectura sobre el concepto de historia.
22
han hecho otros con determinadas pretensiones, alcances y
limitaciones) ni mucho menos una ambiciosa compilación tanto de
sus obras como de los diversos trabajos realizados en torno a su
pensamiento.
El objetivo es realizar un profundo análisis de las tesis sobre el
concepto de historia, así como de las diversas categorías y distintos
conceptos que muchos autores han sabido rescatar de los escritos
de Benjamin, con la cualidad de apropiarse de los elementos
explicativos necesarios para comenzar a construir una nueva
perspectiva teórico-epistemológica que nos incite a repensar el
anarquismo en México, incluso un nuevo conocimiento del
anarquismo a nivel mundial.
Bajo la perspectiva de Bolívar Echeverría, es difícil imaginar un
texto más incómodo para un historiador, para un profesional del
discurso histórico, que el de las tesis de Walter Benjamin sobre el
conocimiento histórico. Entre enigmático y retador, es un texto
que pareciera a ratos querer convencerlo de la imposibilidad de su
oficio. Tan altas son las exigencias epistemológicas, éticas y
políticas planteadas, según Benjamin, por la escritura de la historia,
que el historiador académico, cuando no las deja de lado por
ilusorias, tiende a verlas como inalcanzables.29
Estas tesis sobre el concepto de historia, también conocidas como tesis
de filosofía de la historia (como las tituló Adorno en su primera
edición),30 han sido tratadas de diversas maneras a través de
minuciosos exámenes y, según Michael Löwy, constituyen uno de
los textos filosóficos y políticos más importantes del siglo XX. En
el pensamiento revolucionario, es tal vez el documento más 29 Bolívar Echeverría, “La historia como desencubrimiento”…, p. 9. 30 Las Tesis fueron publicadas por primera vez en Los Ángeles, en 1942, a dos años de la muerte de su autor, del suicidio al que lo obligó la persecución nacionalsocialista, en una entrega especial, impresa en mimeógrafo de la revista que el Institut für Sozialforschung editaba en Frankfurt antes del exilio a los Estados Unidos de su principal animador, Max Horkheimer. No hay un texto acabado de este, que es el último escrito de Benjamin. Sobre el concepto de historia es un borrador compuesto en diferentes momentos entre fines de 1939 y comienzos de 1940, a partir de notas escritas en un cuaderno, en papeles de muy distintos formatos, inclusive en bordes de periódicos. Es el escrito de un hombre que huye, de un judío perseguido. Se trata de reflexiones que, en 1940, cuando las circunstancias en torno a la guerra le impelen a escribirlas, llevan a su autor a percatarse de que “las había tenido en resguardo consigo mismo, a salvo incluso de él mismo, durante unos veinte años”. Véase Bolívar Echeverría, Tesis sobre la historia y otros fragmentos…
23
significativo luego de las “tesis sobre Feuerbach” de Marx. Texto
enigmático, alusivo y hasta sibilino, su hermetismo está constelado
de imágenes, alegorías e iluminaciones, sembrado de extrañas
paradojas y atravesado por intuiciones fulgurantes.31
Cabe destacar que Walter Benjamin hizo un esfuerzo por
condensar en pocas imágenes sus posiciones acerca del progreso,
la historia, el tiempo y la cultura a través de dieciocho tesis,
proponiendo una crítica de la concepción habitual del devenir
histórico como un proceso con un sentido propio, implícito en los
acontecimientos, de orden positivo.
Benjamin plantea que la historia es un conjunto insignificante
de deshechos y ruinas a los que dotamos de sentido desde el
presente al excavarlos en una dirección u otra, sin que nada al
margen de la coherencia y el rigor nos obligue a escoger una
secuencia determinada, dice en la Tesis III: “Nada de lo que una
vez haya acontecido ha de darse por perdido para la historia”.32
Las tesis polemizan abiertamente contra las teorías del progreso
y el historicismo, ambas cimentadas en la causalidad y la
continuidad; por lo que Benjamin critica la lectura “objetiva y
científica del pasado” y arremete contra este proceder
historiográfico de legitimación de la continuidad de la dominación.
Benjamin denuncia que el historicismo hace una historia de y para
los vencedores que reitera la injusticia real como injusticia
memorística, por lo que Benjamin vislumbra un “pesimismo
revolucionario” no de resignación fatalista ni de carácter
conservador y reaccionario, sino al servicio de las clases oprimidas,
a la par de recurrir a la tradición religiosa en una particular
alquimia adaptando el materialismo y la idea de la lucha de clases
interpretada como enfrentamiento desigual entre vencedores y
vencidos.
Las tesis surgen ante la necesidad de construir un “armazón
teórico” destinado a sustentar esa historia crítica de la génesis de la
sociedad moderna, introduciendo un nuevo tipo de discurso
31 Michael Löwy, Walter Benjamin: aviso de incendio…, p. 16. 32 Walter Benjamin, Tesis de filosofía de la historia (Traducción de Jesús Aguirre), Madrid: Taurus, 1973.
24
reflexivo a través de fragmentos e indicios. Redactado dentro de
una atmósfera anímica de impotencia y de fracaso intelectual,
Walter Benjamin parte del doloroso reconocimiento de que todo
el movimiento histórico conocido desde mediados del siglo XIX
como “revolución comunista” o “socialista” ha terminado por ser
un intento fracasado, y se imagina lo que podría ser o lo que
debería ser el núcleo de un discurso socialista o comunista
diferente, verdaderamente histórico y verdaderamente materialista.
Un discurso revolucionario adecuado a la época del ocaso de la
modernidad capitalista escrito de intenciones primordialmente
políticas, para unos hipotéticos “comunistas”, “socialistas” o
“anarquistas” del futuro.33
Pero ¿En qué radica la actualidad de las tesis de Walter
Benjamin? Como bien señala Michael Löwy, las tesis van más allá
del contexto histórico inmediato de su redacción ya que platean
cuestiones que se refieren de manera crítica a la concepción de la
historia moderna en su conjunto. De allí el enorme interés que han
despertado en otros contextos histórico-culturales, como el
latinoamericano,34 en el que además de las discusiones sobre los
contenidos de las tesis, algunas de sus ideas han sido actualizadas
para pensar críticamente los procesos históricos fuera de
Occidente.35
Stefan Gandler dice que hay actualmente por lo menos tres
razones por las que el texto “sobre el concepto de historia” debe
ser releído directamente, superando algunas limitaciones implícitas
que fueron establecidas por diversos intérpretes desde su primera
publicación. La más importante de estas limitaciones es el acuerdo
secreto existente (en los términos de Benjamin) de evitar cualquier
discusión de su crítica radical del concepto existente de tiempo
como homogéneo, ininterrumpido, y claramente dirigido. Así, para
Gandler, la primera razón consiste en la necesidad renovada de
33 Véase Bolívar Echeverría, Tesis sobre la historia y otros fragmentos… 34 Para el investigador brasileño, Márcio Seligmann-Silva, la obra de Benjamin es esencial para pensar el "desastre del siglo" en América Latina, y considera una "clase de anarquismo melancólico de izquierda" en Walter Benjamin. 35 Véase Michael Löwy, “El punto de vista de los vencidos en la historia de América Latina”, en Vedda, M., Constelaciones dialécticas. Tentativas sobre Walter Benjamin, Buenos Aires: Herramienta, 2008, pp. 81-89.
25
mejorar “nuestra posición en la lucha contra el fascismo”, la
segunda plantea el desarrollo de una teoría crítica para la
comprensión de la realidad social política y económica de las
relaciones culturales a nivel mundial y la tercer porque es uno de
los mejores textos filosóficos escritos en la tradición occidental
que no ha perdido su fuerza explosiva para la comprensión de las
relaciones sociales de hoy.36
Por otro lado, Javier Sigüenza señala que el interés por la obra
de Benjamin se debe a su gran apertura intelectual, en la que se
ponen en juego el discurso filosófico y la crítica de arte, la
sociología y la crítica literaria, la teología y el materialismo
histórico, el marxismo y el anarquismo, pero no con la intención
de llegar a una síntesis superior, sino como un esfuerzo intelectual
para aproximarse a la diversidad de lo real, sin reducirla a alguna
disciplina académica o a una concepción ideológica en particular.
Desde una perspectiva filosófica es posible ubicar el pensamiento
de Benjamin en la encrucijada de la historia de los fenómenos
culturales y de la crítica de la economía política, pero a diferencia
del marxismo economicista, Benjamin no pretendió reducir los
fenómenos culturales a los hechos económico-políticos, sino más
bien intentó penetrar de forma crítica en los hechos histórico-
sociales a partir de los fenómenos culturales. Y aunque estuvo muy
cercano a las posiciones libertarias (anarquistas), Benjamin
perteneció a una izquierda intelectual de nuevo cuño, desde la que
se cuestionaron los presupuestos teóricos que guiaban la práctica
política de la izquierda comunista, del marxismo vulgar, como
también lo llamó y que renovó el carácter crítico del discurso de
Marx, desde una posición libertaria, asumida tanto por anarquistas
como por algunos miembros de las vanguardias artísticas de
principios del siglo XX.37
Siguiendo a Michael Löwy, bajo la atmósfera neo-romántica en
tanto critica moral y social del progreso y de la civilización
moderna, así como una reacción frente al proceso de
36 Stefan Gandler, “Para un concepto de no lineal de Historia. Reflexiones a partir de Walter Benjamin”, en Artigos, Estudos e Pesquisas em Psicologia (V. 11, N. 1, 2011), pp. 57-58. 37 Javier Sigüenza, “El enigma de Walter Benjamin”, en Acta Poética (32-2, julio-diciembre 2013).
26
industrialización y la producción mercantil brutal de Europa,
muchos escritores y filósofos de lengua alemana desarrollaron
simultáneamente una versión romántica del mesianismo judío y
una versión romántica de la utopía revolucionaria tales como
Martin Buber, Gershom Scholem, Gustav Landauer, Ernst Bloch
y György Lukács.38
Walter Benjamin se relaciona en ese contexto porque concentra
en su vida y en su pensamiento todas las contradicciones,
tensiones y oposiciones que divide la cultura judeo-germana neo-
romántica, entre teología judía y materialismo marxista, asimilación
y sionismo, comunismo y anarquismo, romanticismo conservador
y revolución nihilista, mesianismo místico y utopía profana.39
Es así como Löwy, en su libro Redención y utopía, indaga las
relaciones entre mesianismo judío y utopía libertaria cuestionando
¿Qué pueden tener en común el judaísmo y el anarquismo? Por lo
que Löwy habla de una afinidad electiva entre mesianismo y
anarquismo, aludiendo a varios aspectos comunes o cercanos en
uno y otro como:
Restauración y Utopismo. El judaísmo tiene una
pretensión de restablecer la Edad de Oro perdida, esto es
volver al Edén, pero esa restauración se combina con una
dimensión utópica, que aspira a un futuro completamente
nuevo. Una expresión de dualismo en tanto que supone la
restauración de ese orden original, pero por medio de su
superación. Se trata de una relación dialéctica que se puede
encontrar también en el movimiento revolucionario, que
idealiza un pasado que se tiene por edénico no con la vana
38 Löwy distingue dos corrientes: los judíos religiosos anarquizantes (Buber, Rosenzweig, Scholem, Löwenthal), en los que predominaría la dimensión judía, nacional/cultural y religiosa y los judíos asimilados ateo-religiosos (Landauer, Bloch, Lukács, Fromm), que combinan el rechazo de las creencias religiosas con un interés apasionado por las corrientes místicas y milenaristas tanto judías como cristianas. Junto a ellos, entrecruzando todas las corrientes, Löwy sitúa a dos pensadores inclasificables: Franz Kafka y Walter Benjamin. Véase Michael Löwy, Redención y utopía. El judaísmo libertario en Europa Central. Un estudio de afinidad electiva (Traducción de H. Tarcus), Buenos Aires: El cielo por asalto, 1997. 39 Michael Löwy, “El anarquismo mesiánico de Walter Benjamin”. El cielo por asalto (año II, n. 4, Argentina, 1992), p. 5.
27
pretensión de volver a él sino de conquistar un nuevo reino
de la abundancia.
Crítica del progreso. El mesianismo judío niega la
posibilidad de llegar a la redención por la vía de un
desarrollo gradual, tiene que ocurrir una ruptura, una
interrupción del mundo, exactamente igual que en el
anarquismo, que niega la posibilidad de llegar a una sociedad
socialista por medio de las reformas, sino que se precisa de
una revolución que rompa el continuum de la historia.
Ruptura radical. En la tradición mesiánica judía, la llegada
del fin de los tiempos, supone la ruptura total con este
mundo, que sería sustituido por otro enteramente nuevo. El
anarquismo tampoco pretende mejorar este mundo, sino
destruirlo para crear otro nuevo sobre sus cenizas.
Negación de todo poder. El mesianismo se impone la
destrucción de todo poder terrenal, si bien admite la
existencia de un poder teocrático, lo que, evidentemente le
aleja del anarquismo. Pero ese poder teocrático no admite la
delegación, no existirían, por tanto, sacerdotes o cualquier
otra clase de intermediarios con la divinidad, por lo que
tendríamos un Dios sin religión, una teología antirreligiosa,
no tan distante de lo que propone el anarquismo como a
primera vista podría parecer.
Abolición de las leyes. Algunas sectas mesiánicas afirman
que la llegada del Mesías supondría la abolición de las
restricciones de la Torah, que sería sustituida por una Torah
de la Redención que acabaría con todas las prohibiciones, al
igual que propone el anarquismo. La ley, por tanto es vista
como una traba para la libertad humana, como algo que hay
que combatir.
Estas relaciones de afinidad entre mesianismo judío y
socialismo libertario, dice Löwy, se articulan hasta llegar a fundirse
en una figura única ante el desarrollo vertiginoso del capitalismo, la
industria y otros factores políticos, sociales y culturales. La
asociación íntima entre temas mesiánicos y utópico-anarquistas –
partiendo de la crítica neo-romántica del “progreso”- es una de las
28
figuras capitales de la filosofía política de Walter Benjamin. Desde
sus primeros escritos como La vida de los estudiantes (1914), su
afinidad con el anarquismo está sugerida por la afirmación de que
toda ciencia y todo arte libres son necesariamente “extraños al
Estado y a menudo enemigos del Estado”, pero se expresa de un
modo directo cuando se refiere al espíritu tolstoiano, con su
llamado al ponerse al servicio de los pobres, “espíritu que nació en
las concepciones de los anarquistas más profundos y dentro de las
comunidades monásticas”.40
Utopía, anarquismo, revolución y mesianismo se combinan
alquímicamente y se articulan como una crítica cultural neo-
romántica del “progreso” y del conocimiento puramente
científico-técnico. De un modo general, las concepciones políticas
de Benjamin están influidas por las de los pensadores libertarios,
anarquistas o anarcosindicalistas, más profundamente
emparentados con el romanticismo anticapitalista y con sus
aspiraciones restitucionistas: Georges Sorel, Gustav Landauer,
Tolstoi, Strindberg. No obstante, sus ideas están lejos de ser
“políticas” en el sentido habitual del término y sus convicciones
espirituales y libertarias se amalgaman al comunismo y al
materialismo histórico.41
La clave para la comprensión del carácter particular del
anarquismo de Benjamin es su relación con el mesianismo judío
bajo una relación de afinidad electiva: estas figuras culturales tienen
en común una estructura utópica-restauracioinista, una perspectiva
revolucionario/catastrófica de la historia y una imagen libertaria
del porvenir edénico.
En Para una crítica de la violencia (1921), Benjamin desprecia las
instituciones estatales, aprueba la radicalidad anarcosindicalista
como asociación reveladora y la huelga como tarea para destruir la
violencia del estado. Traza una concepción anarquista
auténticamente moral y revolucionaria, introduce la teología
mesiánica y confía en la violencia divina/revolucionaria que se
40 Ibid., p. 6. 41 Según Werner Kraft, el anarquismo de Benjamin tenía cierta cualidad “simbólica”; Benjamin emplea el término nihilismo para designar sus ideas políticas durante los años 20. Véase Löwy, “El anarquismo mesiánico de Walter Benjamin”…
29
opone a la violencia del Estado y a la violencia conservadora del
derecho. Mientras que en su Fragmento teológico político (1920-21), a
Benjamin se le atribuye un anarquismo metafísico al tratar de
construir un extraño puente dialectico que puede ser atravesado en
dos caminos: del cielo hacia la tierra (en la búsqueda de la felicidad
humana con el impulso mesiánico) y de la tierra hacia el cielo
(aspecto profano que favorece el advenimiento del reino
mesiánico).42
Los objetivos mesiánicos y anarquistas están estrechamente
vinculados bajo la observación religiosa y política de Benjamin, en
su ensayo El surrealismo, la última instantánea de la inteligencia europea
(1929), Benjamin exalta a los surrealistas como herederos de la
tradición libertaria y ya en la década de años los 30, atraído por la
praxis política del comunismo, las referencias de Benjamin hacia el
anarquismo parecen desaparecer; aunque aún existe en él una fe
anarquista esotérica como especie de espíritu entusiasta y
espontáneamente libertario en su filosofía antipolítica y antiestatal
que impregna de coloración libertaria su marxismo.43
La teoría crítica de la historia de Benjamin recogida en las tesis
sobre el concepto de historia, trataría de articular dialécticamente la
correspondencia entre mesianismo y revolución, entre la historia
de la redención y la historia de la lucha de clases, entre
restauración y utopía, hasta llegar a una teología de la revolución
que todavía tiene mucho que decirnos y que contiene en sí la más
intensa crítica revolucionaria junto a la esperanza de que todavía es
posible torcer el curso de la historia. Esta afinidad electiva entre
mesianismo y utopía libertaria puede alcanzar un grado de fusión
que dé lugar a una nueva forma, ésta es, según Löwy, la de una
nueva concepción de la historia y de la temporalidad que se podría
calificar de “mesianismo histórico” o “concepción
romántico/mesiánica de la historia”, tal y como aparece
especialmente en Walter Benjamin.44
42 Ibid., p. 8. 43 Ibid., p. 10. 44 Este mesianismo histórico se inscribiría en la tradición de los “aceleradores del fin”, aquellos que quieren forzar la llegada del Reino, es decir, precipitar el momento revolucionario, no esperar la evolución de los acontecimientos, no esperar la llegada de tiempos mejores, sino ir,
30
Opera, dice Löwy, una convergencia entre mesianismo y
revolución libertaria/comunista en últimos escritos de Benjamin,
una afinidad electiva fundamentada en la estructura restitucionista-
utópica y la restauración del pasado perdido; donde la crítica
adquiere un nueva calidad utópica contra el positivismo, el
desarrollo tecnológico, el evolucionismo darwinista, el desarrollo
capitalista y la catástrofe del progreso. Benjamin opone su visión
de la revolución como interrupción redentora de la continuidad de
la historia, como el accionar de los frenos de emergencia por parte
de la humanidad que viaja en el tren de la historia, revolución es
redención y sin una visón mesiánica/redentora de la historia, no
hay praxis revolucionaria auténticamente radical. Por consiguiente,
la consecuencia profana del mesianismo de los últimos escritos de
Benjamin consiste en alimentar su carga explosiva; contribuye a
darles el carácter subversivo único que hace de las tesis de filosofía de
la historia, uno de los documentos más radicales, innovadores y
visionarios del pensamiento revolucionario.45
El núcleo reflexivo o el punto teórico central en torno al que
giran los muy variados temas que Benjamin aborda en sus Tesis
está dado por el intento de mostrar que una teoría de la revolución
adecuada a la crisis de la modernidad capitalista sólo puede
cumplir su tarea de reflexión si es capaz de construirse al combinar
el utopismo con el mesianismo, haciendo que ambos se exijan
mutuamente a dar más de sí mismos. Es así, como ya se ha hecho
constante mención, esta investigación pretende abordar el estudio
de la historia del pensamiento anarquista en México, a través de
una epistemología del conocimiento diferente al simple rescate de
los hechos con el objetivo de adentrarse a la presencia actual de
dicho pensamiento a través de experiencias, resonancias y
constelaciones. Pasar el cepillo a “contrapelo” guiado por las tesis
sobre el concepto de historia de Walter Benjamin, así como la
integración de otros conceptos benjaminianos como categorías de
análisis permitirá vislumbrar un nuevo enfoque sobre ¿Cuál es el
decidida y enérgicamente, en busca de la utopía, de la revolución, destruir este ordenamiento del mundo hasta hacerlo añicos para que de las cenizas de lo viejo pueda surgir lo nuevo. 45 Ibid., p.p. 12-15.
31
potencial crítico del pasado y de la actualidad del anarquismo en
México? visto como una nueva constelación de la lucha de clases
bajo la propuesta teórico-epistemológica del anarquismo
benjaminiano.
El anarquismo, como la concepción de historia de Walter
Benjamin, rompen con la historia lineal del Estado como lenguaje
divino a través de la destrucción del futuro como concreción y la
importancia de la redención del pasado, buscando en la historia
esas imágenes dialécticas que ilustran la lucha permanente del
hombre por su liberación de los mecanismos de dominación,
indagando en la constelación por los rastros del nombre inscrito
en la tarea emancipadora. La acción directa del anarquismo es una
verdadera irrupción mesiánica, una manifestación que pretende
romper la historia lineal y reconciliar al hombre con su fuerza
espontánea, natural.
Viabilidad y limitaciones
Esta tentativa de investigación debe sustentarse tanto en la
búsqueda de fuentes de información directas como en la
indagación de fuentes documentales y bibliográficas, conjuntando
un trabajo histórico-sociológico que encamine los procesos
prácticos de la investigación y el abordaje teórico-conceptual de
problemáticas esenciales. Es así como a través de una detallada
revisión documental y bibliográfica (considerando viabilidad y
limitaciones teóricas, conceptuales, categóricas y conocimientos
científicos) es conveniente analizar las diferentes aportaciones de
ciertos estudios con el objetivo de dar claridad y validez teórica al
tema, para así fortificar la plataforma sobre la cual se está
construyendo esta investigación.
La bibliografía sugerida es extensa y gira en torno al
cuestionamiento crítico con relación a la visión historicista de la
historia, al pasado-presente del anarquismo en México, a los
bagajes teórico-prácticos del anarquismo en la actualidad y a la
revisión de las obras de Walter Benjamin con relación a la apertura
32
de la historia; así como a los numerosos estudios (obras completas
y artículos) sobre categorías benjaminianas realizados por distintos
investigadores.
Es conveniente distinguir los aportes teórico-filosóficos que
nos ofrece Walter Benjamin a través de sus diversos escritos,
actualizando perspectivas con trabajos esenciales como los de
Michael Löwy, Susan Buck-Morss, Reyes Mate, Stéphane Mosès,
Bolívar Echeverría entre muchos otros. Por otro lado, es necesario
encarar el desafío ante algunas obras de corte teórico-filosófico e
historiográfico las cuales nos adentrarán a la reflexión y al análisis
de la problemática historicista ante la concepción benjaminiana.
En cuanto a la producción historiográfica del pensamiento
anarquista en México (de manera general) existen trabajos de
considerable rigurosidad enfocados en la exposición de hechos,
datos y consecuencia de acontecimientos los cuales se encuentran
en la bibliografía sugerida. Cabe mencionar que la utilización de
este material bibliográfico representa un sostén crítico más allá de
considerarlo como un banco de datos o justificación de hechos
pasados, lo que implica el abordaje teórico de algunas obras que
han limitado la potencialidad del conocimiento histórico y
actualidad del anarquismo en México.
33
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La utopía del anarquismo en México.
Repensar las ideas libertarias a través de imaginarios, experiencias y constelaciones. Una tentativa de
investigación a modo benjaminiano. Revés Histórico - Pasajes Anarquizantes
Abril 2019, Puebla, México