la transformación de las impresiones: la alquimia interior ... · es menos importante que el lugar...

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La transformación de las impresiones: la alquimia interior. Cómo transformar el plomo en oro Parte 1 DOSSIER 37 21 de noviembre de 2018

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La transformación de las impresiones:

la alquimia interior.

Cómo transformar el plomo en oro

Parte 1

DOSSIER 37

21 de noviembre de 2018

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ÍNDICE

Utilidad del dossier

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1. Introducción

2. La transformación alquímica

3. La alquimia de las impresiones

4. Retos para esta semana

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UTILIDAD DEL DOSSIER

Cada semana, recibirás un dossier que resume los contenidos impartidos

en la sesión para que puedas completar tus apuntes.

Además, de este modo, no hará falta que tomes apuntes si no lo deseas.

Para algunas personas tomar apuntes facilita aprender, para otras persones

les dificulta seguir la clase. Sabiendo que recibirás el resumen de la sesión,

podrás decidir si tomas muchos o pocos apuntes en clase: ¡siempre lo

tendrás todo!

Sin embargo el dossier no sustituye la sesión, porque en la sesión hay cosas

que se cuentan y no pueden plasmarse por escrito. A veces lo que se dice

es menos importante que el lugar desde donde se dice y eso es difícil de

captar por escrito. Recuerda que la asistencia a la clase en directo o en

diferido es el 80% del resultado del mismo.

También te invitamos a hacer preguntas sobre el tema tratado en la sesión

usando el espacio que hay para preguntas que encontrarás en la pestaña

“Acceso Alumnado” de www.universidaddevida.online.

Te rogamos que solamente hagas preguntas sobre el tema y no consultas

privadas: no es un consultorio personal y eso bloquearía tanto a Daniel

como a Sergi. Las preguntas contestadas se enviarán los lunes en un boletín

de dudas donde aparecerán las respuestas de forma anónima: así podrás

preguntar libremente y, además, podrás disfrutar de las respuestas que se

den sobre el tema a otras compañeras o compañeros del curso.

¡Ah! Una última cosa: no dudes en proponer temas para que sean

abordados en el curso si crees que hay un aspecto que te interesa o en el

que quieres profundizar. ¿Te parece?

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1. INTRODUCCIÓN

Esta semana hablaremos sobre la Alquimia interior. Los textos de los

alquimistas antiguos son realmente enigmáticos.

Los alquimistas vivieron en el siglo XVI y

se les considera los precursores de la

química moderna, antes del

establecimiento del método científico,

en los siglos XVII y XVIII con Robert Boyle

y Antoine Lavoisier, entre otros. Su

objetivo era transformar cualquier

material en oro, gracias a tres fases

principales de purificación y sublimación.

Para ellos, lo más importante era

encontrar la piedra filosofal: aquella

piedra que lo transformaba todo en oro.

Todo esto es una gran metáfora, pues la verdadera transformación se

produce dentro del ser humano.

Hoy espero que entendamos en profundidad esta metáfora.

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2. LA TRANSFORMACIÓN ALQUÍMICA

El lugar dónde trabajaban los alquimistas era su laboratorio, dónde tenían

máquinas e instrumentos que les permitían realizar sus experimentos.

En nuestro caso, La transformación del Ego en algo mucho más profundo y

esencial, no se produce en ningún laboratorio sino que se da en nuestra

máquina humana. Hoy veremos que nuestra máquina está compuesta por

diferentes partes, los llamados ‘cuerpos sutiles’.

Aunque no lo creamos, cada uno de nosotros tenemos todos los

instrumentos para realizar esta transformación interna. Para ello,

necesitamos, ante todo, la materia prima que transformaremos, después,

en algo puro y sublime.

¿Y qué materias llegan a nuestro laboratorio interno?

A nuestro cuerpo humano, llegan tres tipos de materias:

1. La comida y la bebida: esta materia prima es fundamental, pues nos

permite seguir funcionando. Los alimentos, sin lugar a duda,

colaboran en nuestra supervivencia. Nuestro aparato digestivo nos

permite transformar la comida y la bebida en energía útil para vivir,

sentir y pensar. Absolutamente todo lo que hace nuestra máquina

consume energía. Por lo tanto, esta energía tenemos que obtenerla

de algún lugar: los alimentos.

2. El oxígeno: cuando respiramos, absorbemos energía a través del aire.

Esta es otra materia que necesitamos para vivir: si no respiramos, es

imposible vivir. Nuestra máquina también tiene un aparato (el

sistema respiratorio) para transformar el aire en energía útil para

pensar, sentir, hacer y mantener activas las funciones vitales.

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3. Las impresiones: Es todo lo que recibimos a través de los cinco

sentidos. Los sentidos son las ventanas a través de las cuales se

comunica el dentro y fuera (la realidad interna y la realidad externa).

A través de los sentidos entran en nosotros una serie de influencias,

como si una corriente de energía con distintas vibraciones penetrara

en nosotros. Ejemplos de impresiones son los colores, los sonidos, la

luz, los olores, las formas, las influencias planetarias, etc. Estas

influencias/impresiones son, textualmente, distintas

manifestaciones de la misma energía universal (el prana de los

hindús). Al final, lo que llamamos impresiones no son más que las

distintas escenas de nuestra vida con las que nos relacionamos.

Podría decirse, por lo tanto, que las impresiones son lo que hasta

ahora hemos estado llamando la “realidad exterior”.

Nuestro cuerpo tiene órganos específicos que nos permiten digerir y

transformar los alimentos y el aire en energía útil. Pero no tenemos todavía

ningún sistema que sea capaz de transformar las impresiones. En este

punto es donde entra la alquimia en su aspecto más elevado:

La alquimia nos permite transformar las impresiones y obtener las energías

más finas/elevadas, necesarias para nuestro desarrollo interior. Con la

transformación del alimento y del aire, obtenemos energía útil para el

funcionamiento de la máquina, pero con la transformación de las

impresiones obtenemos el material necesario para transmutar los cuerpos

energético, emocional y mental en vehículos mucho más apropiados para

la actividad natural de nuestra esencia/consciencia.

Las impresiones son la materia prima y nuestros cuerpos sutiles

transformados en una materia mucho más pura, son el resultado de la

alquimia interior (la obra).

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La alquimia consiste en “hacer algo” en nuestro laboratorio para

transformar estas energías sutiles (impresiones), en algo todavía más

sutil, más puro.

Veremos ahora, cómo transformar las impresiones y extraer estas energías

más finas, necesarias para la formación de unos vehículos sutiles más

adecuados para la expresión natural de nuestra esencia.

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3. LA ALQUIMIA DE LAS IMPRESIONES

Con la transformación de las impresiones, obtenemos las energías más

elevadas para poder desarrollarnos, para transformar nuestros vehículos.

Las personas tenemos un cuerpo físico y otros

cuerpos que los envuelven más sutiles, como

si fueran unas matrioshkas.

Cuando somos capaces de transformar las

impresiones que nos llegan, que es la misma

Vida, el fruto será energía de una calidad

purísima que modificará estos cuerpos sutiles

a una mejor calidad. Es como si mejorásemos

los vehículos que ahora tenemos, para que

nuestra Esencia tenga unos vehículos más apropiados para poder

expresarse. Algunas tradiciones antiguas lo consideran como un ‘segundo

nacimiento’, puesto que se trata exactamente de eso: del nacimiento de

nuevos vehículos con los que la vida pasa a otro nivel.

Una vez dicho esto, ¿dónde se transforman las impresiones?

Para una persona que actúa mecánicamente, quién abre la puerta a las

impresiones (quién se relaciona con la vida) es el Ego. La Vida es recogida

entonces por la parte más mecánica. El Ego no tiene capacidad de

comprensión y, consecuentemente, su capacidad de digestión/asimilación

de las experiencias de vida es nula. Precisamente, una definición de Ego

podría ser: tiempo acumulado no asimilado.

El ego/personaje es absolutamente incapaz de transformar las impresiones

en una materia más sutil. Le falta luz. Por eso, transforma en plomo todo lo

que toca, ya sea la visión de un partido de fútbol o la audición de una

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sinfonía de Beethoven. Como dicen los alquimistas: “Para reconocer el oro,

primero debemos tener un poco de oro”.

Si, por ejemplo, alguien nos insulta, el Ego va a recoger esa impresión y se

identificará con su reactividad automática. El resultado: nos indignaremos,

nos enfadaremos, nos asustaremos, etc. Y esos estados mecánicos son

generadores de energía de baja calidad, que alimentan con materia grosera

los cuerpos sutiles (energético, mental y emocional).

El Ego siempre se encarga de dar una baja calidad energética a cualquier

impresión, sea la que sea.

En cambio, cuando es la Conciencia quién abre la puerta , tenemos la

capacidad de transformar las materias que nos entran a través de las

impresiones en energía de alta calidad. Cuando ponemos conciencia entre

la Vida y nuestro mundo interior, todo lo que tocamos lo convertimos en

oro.

La conciencia nada más y nada menos que la mítica piedra filosofal que

buscaban los alquimistas. Si vivimos conscientemente, ocurra lo que ocurra,

podremos transformarlo en oro. Esta es la piedra que usaremos para

transformar nuestros vehículos.

Volviendo al ejemplo de antes, si alguien nos insulta, la conciencia será

capaz de empatizar, comprender, digerir, asimilar y transformar todo ese

odio en amor. Lo más importante es que esa transformación sucede dentro

de nosotros y en lugar de vivir esa situación desde el odio, la viviremos

desde el amor. Habremos recibido una energía de baja frecuencia (la

ofensa) y la habremos transformado en una energía de alta frecuencia

gracias a la presencia de la consciencia y de sus estados asociados como el

amor, la compasión, la comprensión, la empatía, etc.

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No importa si estamos viendo un partido de futbol o una escena afectuosa

entre un padre y un hijo. Si en nuestro interior gobierna la Conciencia,

podremos transformar cualquier impresión en algo nutritivo.

El ser humano es una fábrica de luz, de comprensión, de sabiduría y de

amor. Lo fundamental no es lo que sucede, sino cómo recibimos la Vida.

Cuando somos capaces de poner la piedra filosofal (la consciencia activa)

delante de la vida, se produce un “choque consciente”, y la vida se convierte

en un conjunto de energías sublimadas que pasan a alimentar con energía

de alta calidad nuestros cuerpos sutiles.

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4. RETOS PARA ESTA SEMANA

Esta semana, os voy a proponer un nuevo despertador muy potente.

Si hemos sabido captar la esencia de esta sesión, encontraremos la

motivación suficiente para realizar esta práctica. La idea sería entrenarnos

en transformar el plomo en oro en nuestra cotidianidad y convertirnos en

auténticos alquimistas, que son capaces de extraer pepitas de oro de las

experiencias de vida en las que, habitualmente, tan solo sacábamos

sufrimiento.

Los pasos serían los siguientes:

o Antes de nada, comprar un mineral. Os aconsejo que compréis el que

más os guste. No tiene que poseer ninguna propiedad especial, su

función es recordarnos que llevamos con nosotros la piedra filosofal.

o Llevadla siempre encima: en el pantalón, en el bolso, en el

monedero…

o Esta piedra será la metáfora de la piedra filosofal, aquella que

transforma todo lo que toca en oro.

o Cuando, en nuestra cotidianidad, nos acordemos de la piedra, el

objetivo será transformar una situación de poca calidad en algo

mucho más puro. Podemos, si queremos, sacar la piedra y sostenerla

en la mano. Imaginaros que, por ejemplo estamos sufriendo por algo.

Lo que haríamos sería coger la piedra, que es el símbolo de la

conciencia, e intentaremos transformar ese momento en sabiduría.

La piedra, por ejemplo, nos recordará que podemos observarnos, y

esa observación será capaz de transformar el sufrimiento en

comprensión. O, por ejemplo, si sabemos que tenemos que vivir una

situación que nos generará preocupación, miedo, enfado, etc.,

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sacamos la piedra (textual o metafóricamente), y afrontamos esa

situación con la máxima presencia posible.

Recordad que la piedra es solo un símbolo de la conciencia activa. La piedra

no nos será de ninguna utilidad si no somos capaces de asociarla a estados

de creciente consciencia (autoobservación y presencia, básicamente).

¡Bienvenidos/das a la comunidad alquimista! ¡La Gran Obra (opus magnum)

nos espera!