la tradición de la ruptura

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7/17/2019 La Tradición de La Ruptura http://slidepdf.com/reader/full/la-tradicion-de-la-ruptura-568cdc6f2976b 1/7 La tradición de la ruptura El tema de este libro es la tradición moderna de la poesía. La expresión no sólo significa que hay una poesía moderna sino que lo moderno es una tradición. Una tradición hecha de interrupciones y en la que cada ruptura es un comienzo. Se entiende por tradición la transmisión de una generación a otra de noticias, leyendas, historias, creencias, costumbres, formas literarias y artísticas, ideas, estilos por tanto, cualquier interrupción en la transmisión equi!ale a quebrantar la tradición. Si la ruptura es destrucción del !ínculo que nos une al pasado, negación de la continuidad entre una generación y otra, "puede llamarse tradición a aquello que rompe el !ínculo e interrumpe la continuidad# $ hay m%s& inclusi!e si se aceptase que la negación de la tradición a la larga podría, por la repetición del acto a tra!'s de generaciones de iconoclastas, constituir una tradición, "cómo llegaría a serlo realmente sin negarse a sí misma, quiero decir, sin afirmar en un momento dado, no la interrupción, sino la continuidad# La tradición de la ruptura implica no sólo la negación de la tradición sino tambi'n de la ruptura... La contradicción subsiste si en lugar de las palabras interrupción o ruptura empleamos otra que se oponga con menos !iolencia a las ideas de transmisión y de continuidad. (or e)emplo& la tradición moderna. Si lo tradicional es por excelencia lo antiguo, "cómo puede lo moderno ser tradicional# Si tradición significa continuidad del pasado en el presente, "cómo puede hablarse de una tradición sin pasado y que consiste en la exaltación de aquello que lo niega& la pura actualidad#  * pesar de la contradicción que entra+a, y a !eces con plena conciencia de ella, como en el caso de las reflexiones de audelaire en U*rt romantique, desde principios del siglo pasado se habla de la modernidad como de una tradición y se piensa que la ruptura es la forma pri!ilegiada del cambio. *l decir que la modernidad es una tradición cometo una le!e inexactitud& debería haber dicho, otra tradición. La modernidad es una tradición pol'mica y que desalo)a a la tradición imperante, cualquiera que 'sta sea pero la desalo)a sólo para, un instante despu's, ceder el sitio a otra tradición que, a su !ez, es otra manifestación moment%nea de la actualidad. La modernidad nunca es ella misma& siempre es otra. Lo moderno no se caracteriza -nicamente por su no!edad, sino por su heterogeneidad. radición heterog'nea o de lo heterog'neo, la modernidad est% condenada a la pluralidad& la antigua tradición era siempre la misma, la moderna es siempre distinta. La primera postula la unidad entre el pasado y el hoy la segunda, no contenta con subrayar las diferencias entre ambos, afirma que ese pasado no es uno sino plural. radición de lo moderno& heterogeneidad, pluralidad de pasados, extra+eza radical. /i lo moderno es la continuidad del pasado en el presente ni el hoy es el hi)o del ayer& son su ruptura, su negación. Lo moderno es autosuficiente& cada !ez que aparece, funda su propia tradición. Un e)emplo reciente de esta manera de pensar es el libro que publicó hace algunos a+os el crítico norteamericano 0arold 1osenberg& he radition of the /e2. *unque lo nue!o no sea exactamente lo moderno 3 hay no!edades que no son modernas3, el título del libro de 1osenberg expresa con saludable y l-cida insolencia la parado)a que ha fundado al arte y a la poesía de nuestro tiempo. Una parado)a que es, simult%neamente, el principio intelectual que los )ustifica y que los niega, su alimento y su !eneno. El arte y la poesía de nuestro tiempo !i!en de modernidad y mueren por ella. En la historia de la poesía de 4ccidente el culto a lo nue!o, el amor por las no!edades, aparece con una regularidad que no me atre!o a llamar cíclica pero que tampoco es casual. 0ay 'pocas en que el ideal est'tico consiste en la imitación de los antiguos hay otras en que se exalta a la no!edad y a la sorpresa. *penas si es necesario recordar, como e)emplo de lo segundo, a los poetas 5metafísicos6 ingleses y a los barrocos espa+oles. Unos y otros practicaron con igual entusiasmo lo que podría llamarse la est'tica de la sorpresa. /o!edad y sorpresa son t'rminos afines, no equi!alentes. Los conceptos, met%foras, agudezas y otras combinaciones !erbales del poema barroco est%n destinados a pro!ocar el asombro& lo nue!o es nue!o si es lo inesperado. La no!edad del siglo 7899 no era crítica ni entra+aba la negación de la tradición. *l contrario, afirmaba su continuidad :raci%n dice que los modernos son m%s agudos que los antiguos, no que son distintos. Se entusiasma ante ciertas obras de sus contempor%neos no porque sus autores hayan

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literatura, la tradición de la ruptura

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7/17/2019 La Tradición de La Ruptura

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La tradición de la ruptura

El tema de este libro es la tradición moderna de la poesía. La expresión no sólo significa que

hay una poesía moderna sino que lo moderno es una tradición. Una tradición hecha deinterrupciones y en la que cada ruptura es un comienzo. Se entiende por tradición la transmisión deuna generación a otra de noticias, leyendas, historias, creencias, costumbres, formas literarias yartísticas, ideas, estilos por tanto, cualquier interrupción en la transmisión equi!ale a quebrantar latradición.  Si la ruptura es destrucción del !ínculo que nos une al pasado, negación de lacontinuidad entre una generación y otra, "puede llamarse tradición a aquello que rompe el !ínculoe interrumpe la continuidad# $ hay m%s& inclusi!e si se aceptase que la negación de la tradición ala larga podría, por la repetición del acto a tra!'s de generaciones de iconoclastas, constituir unatradición, "cómo llegaría a serlo realmente sin negarse a sí misma, quiero decir, sin afirmar en unmomento dado, no la interrupción, sino la continuidad# La tradición de la ruptura implica no sólo lanegación de la tradición sino tambi'n de la ruptura... La contradicción subsiste si en lugar de laspalabras interrupción o ruptura empleamos otra que se oponga con menos !iolencia a las ideas detransmisión y de continuidad. (or e)emplo& la tradición moderna. Si lo tradicional es por excelencia

lo antiguo, "cómo puede lo moderno ser tradicional# Si tradición significa continuidad del pasadoen el presente, "cómo puede hablarse de una tradición sin pasado y que consiste en la exaltaciónde aquello que lo niega& la pura actualidad#

 * pesar de la contradicción que entra+a, y a !eces con plena conciencia de ella, como en elcaso de las reflexiones de audelaire en U*rt romantique, desde principios del siglo pasado sehabla de la modernidad como de una tradición y se piensa que la ruptura es la forma pri!ilegiadadel cambio. *l decir que la modernidad es una tradición cometo una le!e inexactitud& debería haber dicho, otra tradición. La modernidad es una tradición pol'mica y que desalo)a a la tradiciónimperante, cualquiera que 'sta sea pero la desalo)a sólo para, un instante despu's, ceder el sitio aotra tradición que, a su !ez, es otra manifestación moment%nea de la actualidad. La modernidadnunca es ella misma& siempre es otra. Lo moderno no se caracteriza -nicamente por su no!edad,sino por su heterogeneidad. radición heterog'nea o de lo heterog'neo, la modernidad est%condenada a la pluralidad& la antigua tradición era siempre la misma, la moderna es siempre

distinta. La primera postula la unidad entre el pasado y el hoy la segunda, no contenta consubrayar las diferencias entre ambos, afirma que ese pasado no es uno sino plural. radición de lomoderno& heterogeneidad, pluralidad de pasados, extra+eza radical. /i lo moderno es lacontinuidad del pasado en el presente ni el hoy es el hi)o del ayer& son su ruptura, su negación.  Lomoderno es autosuficiente& cada !ez que aparece, funda su propia tradición. Un e)emplo recientede esta manera de pensar es el libro que publicó hace algunos a+os el crítico norteamericano0arold 1osenberg& he radition of the /e2. *unque lo nue!o no sea exactamente lo moderno 3hay no!edades que no son modernas3, el título del libro de 1osenberg expresa con saludable yl-cida insolencia la parado)a que ha fundado al arte y a la poesía de nuestro tiempo. Una parado)aque es, simult%neamente, el principio intelectual que los )ustifica y que los niega, su alimento y su!eneno. El arte y la poesía de nuestro tiempo !i!en de modernidad y mueren por ella.

En la historia de la poesía de 4ccidente el culto a lo nue!o, el amor por las no!edades,aparece con una regularidad que no me atre!o a llamar cíclica pero que tampoco es casual. 0ay

'pocas en que el ideal est'tico consiste en la imitación de los antiguos hay otras en que se exaltaa la no!edad y a la sorpresa. *penas si es necesario recordar, como e)emplo de lo segundo, a lospoetas 5metafísicos6 ingleses y a los barrocos espa+oles. Unos y otros practicaron con igualentusiasmo lo que podría llamarse la est'tica de la sorpresa. /o!edad y sorpresa son t'rminosafines, no equi!alentes. Los conceptos, met%foras, agudezas y otras combinaciones !erbales delpoema barroco est%n destinados a pro!ocar el asombro& lo nue!o es nue!o si es lo inesperado. Lano!edad del siglo 7899 no era crítica ni entra+aba la negación de la tradición. *l contrario, afirmabasu continuidad :raci%n dice que los modernos son m%s agudos que los antiguos, no que sondistintos. Se entusiasma ante ciertas obras de sus contempor%neos no porque sus autores hayan

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negado el estilo antiguo, sino porque ofrecen nue!as y sorprendentes combinaciones de losmismos elementos.

/i :óngora ni :raci%n fueron re!olucionarios, en el sentido que ahora damos a esta palabrano se propusieron cambiar los ideales de belleza de su 'poca, aunque :óngora los hayaefecti!amente cambiado& no!edad para ellos no era sinónimo de cambio, sino de asombro. (araencontrar esta extra+a alianza entre la est'tica de la sorpresa y la de la negación, hay que llegar al

final del siglo 78999, es decir, al principio de la edad moderna. ;esde su nacimiento, la modernidades una pasión crítica y así es una doble negación, como crítica y como pasión, tanto de lasgeometrías cl%sicas como de los laberintos barrocos. (asión !ertiginosa, pues culmina en lanegación de sí misma& la modernidad es una suerte de autodestrucción creadora.  ;esde hace dossiglos la imaginación po'tica ele!a sus arquitecturas sobre un terreno minado por la crítica. $ lohace a sabiendas de que est% minado... Lo que distingue a nuestra modernidad de las de otras'pocas no es la celebración de lo nue!o y sorprendente, aunque tambi'n eso cuente, sino el ser una ruptura& crítica del pasado inmediato, interrupción de la continuidad. El arte moderno no sóloes el hi)o de la edad crítica sino que tambi'n es el crítico de sí mismo.

;i)e que lo nue!o no es exactamente lo moderno, sal!o si es portador de la doble cargaexplosi!a& ser negación del pasado y ser afirmación de algo distinto.  Ese algo ha cambiado denombre y de forma en el curso de los -ltimos siglos 3de la sensibilidad de los prerrom%nticos a lametaironia de ;uchamp3, pero siempre ha sido aquello que es a)eno y extra+o a la tradición

reinante, la heterogeneidad que irrumpe en el presente y tuerce su curso en dirección inesperada./o sólo es lo diferente sino lo que se opone a los gustos tradicionales& extra+eza pol'mica,oposición acti!a. Lo nue!o nos seduce no por nue!o sino por distinto y lo distinto es la negación, elcuchillo que parte en dos al tiempo& antes y ahora.

Lo !ie)o de milenios tambi'n puede acceder a la modernidad& basta con que se presentecomo una negación de la tradición y que nos proponga otra. Ungido por los mismos poderespol'micos que lo nue!o, lo antiquísimo no es un pasado& es un comienzo. La pasión contradictorialo resucita, lo anima y lo con!ierte en nuestro contempor%neo. En el arte y en la literatura de la'poca moderna hay una persistente corriente arcaizante que !a de la poesía popular germ%nica de0erder a la poesía china desenterrada por (ound, y del 4riente de ;elacroix al arte de 4ceaníaamado por retón. odos esos ob)etos, tr%tese de pinturas y esculturas o de poemas, tienen encom-n lo siguiente& cualquiera que sea la ci!ilización a que pertenezcan, su aparición en nuestrohorizonte est'tico significó una ruptura, un cambio. Esas no!edades centenarias o milenarias han

interrumpido una !ez y otra !ez nuestra tradición, al grado de que la historia del arte moderno de4ccidente es tambi'n la de las resurrecciones de las artes de muchas ci!ilizacionesdesaparecidas. <anifestaciones de la est'tica de la sorpresa y de sus poderes de contagio, perosobre todo encarnaciones moment%neas de la negación crítica, los productos del arte arcaico y delas ci!ilizaciones le)anas se inscriben con naturalidad en la tradición de la ruptura. Son una de lasm%scaras que ostenta la modernidad.

La tradición moderna borra las oposiciones entre lo antiguo y lo contempor%neo y entre lodistante y lo próximo.  El %cido que disuel!e todas esas oposiciones es la crítica.  Sólo que lapalabra crítica posee demasiadas resonancias intelectuales y de ahí que prefiera acoplarla con otrapalabra& pasión. La unión de pasión y crítica subraya el car%cter paradó)ico de nuestro culto a lomoderno. (asión crítica& amor inmoderado, pasional, por la crítica y sus precisos mecanismos dedesconstrucción, pero tambi'n crítica enamorada de su ob)eto, crítica apasionada por aquellomismo que niega. Enamorada de sí misma y siempre en guerra consigo misma, no afirma nada

permanente ni se funda en ning-n principio& la negación de todos los principios, el cambioperpetuo, es su principio. Una crítica así no puede sino culminar en un amor pasional por lamanifestación m%s pura e inmediata del cambio& el ahora. Un presente -nico, distinto a todos losotros. El sentido singular de este culto por el presente se nos escapar% si no ad!ertimos que sefunda en una curiosa concepción del tiempo. =uriosa porque antes de la edad moderna no aparecesino aislada y excepcionalmente para los antiguos el ahora repite al ayer, para los modernos es sunegación. En un caso, el tiempo es !isto y sentido como una regularidad, como un proceso en elque las !ariaciones y las excepciones son realmente !ariaciones y excepciones de la regla en elotro, el proceso es un te)ido de irregularidades porque la !ariación y la excepción son la regla. (ara

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nosotros el tiempo no es la repetición de instantes o siglos id'nticos& cada siglo y cada instante es-nico, distinto, otro.

La tradición de lo moderno encierra una parado)a mayor que la que de)a entre!er lacontradicción entre lo antiguo y lo nue!o, lo moderno y lo tradicional. La oposición entre el pasadoy el presente literalmente se e!apora, porque el tiempo transcurre con tal celeridad, que lasdistinciones entre los di!ersos tiempos 3pasado, presente, futuro3 se borran o, al menos, se

!uel!en instant%neas, imperceptibles e insignificantes. (odemos hablar de tradición moderna sinque nos parezca incurrir en contradicción porque la era moderna ha limado, hasta des!anecerlocasi del todo, el antagonismo entre lo antiguo y lo actual, lo nue!o y lo tradicional.  La aceleracióndel tiempo no sólo !uel!e ociosas las distinciones entre lo que ya pasó y lo que est% pasando sinoque anula las diferencias entre !e)ez y )u!entud.  /uestra 'poca ha exaltado a la )u!entud y sus!alores con tal frenesí que ha hecho de ese culto, ya que no una religión, una superstición sinembargo, nunca se había en!e)ecido tanto y tan pronto como ahora. /uestras colecciones de arte,nuestras antologías de poesía y nuestras bibliotecas est%n llenas de estilos, mo!imientos, cuadros,esculturas, no!elas y poemas prematuramente en!e)ecidos.

;oble y !ertiginosa sensación& lo que acaba de ocurrir pertenece ya al mundo de loinfinitamente le)ano y, al mismo tiempo, la antig>edad milenaria est% infinitamente cerca... (uedeconcluirse de todo esto que la tradición moderna, y las ideas e im%genes contradictorias quesuscita esta expresión, no son sino la consecuencia de un fenómeno a-n m%s turbador& la 'poca

moderna es la de la aceleración del tiempo histórico. /o digo, naturalmente, que hoy pasen m%sr%pidamente los a+os y los días, sino que pasan m%s cosas en ellos. (asan m%s cosas y todaspasan casi al mismo tiempo, no una detr%s de otra, sino simult%neamente. *celeración es fusión&todos los tiempos y todos los espacios confluyen en un aquí y un ahora.

/o faltar% quien se pregunte si realmente la historia transcurre m%s de prisa que antes.=onfieso que yo no podría responder a esta pregunta y creo que nadie podría hacerlo con enteracerteza. /o sería imposible que la aceleración del tiempo histórico fuese una ilusión quiz% loscambios y con!ulsiones que a !eces nos angustian y otras nos mara!illan sean mucho menosprofundos y decisi!os de lo que pensamos. (or e)emplo, la 1e!olución so!i'tica nos pareció unaruptura de tal modo radical entre el pasado y el futuro, que un libro de !ia)e a 1usia se llamó, si norecuerdo mal, 8isita al por!enir. 0oy, medio siglo despu's de ese acontecimiento en el que !imosalgo así como la encarnación fulgurante del futuro, lo que sorprende al estudioso o al simple !ia)eroes la persistencia de los rasgos tradicionales de la !ie)a 1usia. El famoso libro de ?ohn 1eed en

que cuenta los días el'ctricos de @A@B nos parece que describe un pasado remoto, en tanto que eldel <arqu's de =oustine, que tiene por tema el mundo burocr%tico y policíaco del zarismo, resultaactual en m%s de un aspecto. El e)emplo de la re!olución mexicana tambi'n nos incita a dudar dela pretendida aceleración de la historia fue un inmenso sacudimiento que tu!o por ob)etomodernizar al país y, no obstante, lo notable del <'xico contempor%neo es precisamente lapresencia de maneras de pensar y de sentir que pertenecen a la 'poca !irreinal y aun al mundoprehisp%nico. Lo mismo puede decirse en materia de arte y de literatura& durante el -ltimo siglo ymedio se han sucedido los cambios y las re!oluciones est'ticas, pero "cómo no ad!ertir que esasucesión de rupturas es asimismo una continuidad# El tema de este libro es mostrar que un mismoprincipio inspira a los rom%nticos alemanes e ingleses, a los simbolistas franceses y a la!anguardia cosmopolita de la primera mitad del siglo 77. Un e)emplo entre muchos& en !ariasocasiones Criedrich !on Schlegel define al amor, la poesía y la ironía de los rom%nticos en t'rminosno muy ale)ados de los que, un siglo despu's, emplearía *ndr' retón al hablar del erotismo, laimaginación y el humor de los surrealistas. "9nfluencias, coincidencias# /i lo uno ni lo otro&persistencia de ciertas maneras de pensar, !er y sentir.

/uestras dudas crecen y se fortalecen si, en lugar de acudir a e)emplos del pasado reciente,interrogamos a 'pocas distantes o a ci!ilizaciones distintas a la nuestra. En sus estudios demitología comparada, :eorges ;um'zil ha mostrado la existencia de una 5ideología6 com-n atodos los pueblos indoeuropeos, de la 9ndia y el 9r%n al mundo celta y germ%nico, que resistió y a-nresiste a la doble erosión del aislamiento geogr%fico e histórico. Separados por miles de Dilómetrosy de a+os, los pueblos indoeuropeos toda!ía conser!an restos de una concepción tripartita delmundo. Estoy con!encido de que algo seme)ante ocurre con los pueblos del %rea mongoloide,tanto asi%ticos como americanos. Ese mundo est% en espera de un ;um'zil que muestre su

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profunda unidad. ;esde antes de en)amin Lee horf, el primero en formular de una manerasistem%tica el contraste entre las estructuras mentales subyacentes de los europeos y las de loshopi, !arios in!estigadores habían reparado en la existencia y la persistencia de una !isióncuatripartita del mundo com-n a los indios americanos. /o obstante, tal !ez las oposiciones entrelas ci!ilizaciones recubren una secreta unidad& la del hombre. al !ez las diferencias culturales ehistóricas son la obra de un autor -nico y que cambia poco. La naturaleza humana no es unailusión& es el in!ariante que produce los cambios y la di!ersidad de culturas, historias, religiones,artes.

Las reflexiones anteriores podrían lle!arnos a sostener que la aceleración de la historia esilusoria o, m%s probablemente, que los cambios afectan a la superficie sin alterar la realidadprofunda. Los acontecimientos se suceden unos a otros y la impetuosidad del olea)e histórico nosoculta el paisa)e submarino de !alles y monta+as inmó!iles que lo sustenta. Entonces, "en qu'sentido podemos hablar de tradición moderna# *unque la aceleración de la historia puede ser ilusoria o real 3sobre esto la duda es lícita3, podemos decir con cierta confianza que la sociedadque ha in!entado la expresión la tradición moderna es una sociedad singular. Esa frase encierraalgo m%s que una contradicción lógica y ling>ística& es la expresión de la condición dram%tica denuestra ci!ilización que busca su fundamento, no en el pasado ni en ning-n principio inconmo!ible,sino en el cambio. =reamos que las estructuras sociales cambian muy lentamente y que lasestructuras mentales son in!ariantes, o seamos creyentes en la historia y sus incesantestransformaciones, hay algo innegable& nuestra imagen del tiempo ha cambiado. asta comparar nuestra idea del tiempo con la de un cristiano del siglo 799 para ad!ertir inmediatamente ladiferencia.

 *l cambiar nuestra imagen del tiempo, cambió nuestra relación con la tradición. <e)or dicho,porque cambió nuestra idea del tiempo, tu!imos conciencia de la tradición. Los pueblostradicionalistas !i!en inmersos en su pasado sin interrogarlo m%s que tener conciencia de sustradiciones, !i!en con ellas y en ellas. *quel que sabe que pertenece a una tradición se sabe ya,implícitamente, distinto de ella, y ese saber lo lle!a, tarde o temprano, a interrogarla y, a !eces,negarla. La crítica de la tradición se inicia como conciencia de pertenecer a una tradición. /uestrotiempo se distingue de otras 'pocas y sociedades por la imagen que nos hacemos del transcurrir&nuestra conciencia de la historia. *parece ahora con mayor claridad el significado de lo quellamamos la tradición modernaF, es una expresión de nuestra conciencia histórica. (or una parte,es una crítica del pasado, una crítica de la tradición por la otra, es una tentati!a, repetida una yotra !ez a lo largo de los dos -ltimos siglos, por fundar una tradición en el -nico principio inmune ala crítica, ya que se confunde con ella misma& el cambio, la historia.

La relación entre los tres tiempos 3pasado, presente y futuro3 es distinta en cadaci!ilización. (ara las sociedades primiti!as el arquetipo temporal, el modelo del presente y delfuturo, es el pasado. /o el pasado reciente, sino un pasado inmemorial que est% m%s all% de todoslos pasados, en el origen del origen. =omo si fuese un manantial, este pasado de pasados fluyecontinuamente, desemboca en el presente y, confundido con 'l, es la -nica actualidad que de!erdad cuenta. La !ida social no es histórica, sino ritual no est% hecha de cambios sucesi!os, sinoque consiste en la repetición rítmica del pasado intemporal. El pasado es un arquetipo y elpresente debe a)ustarse a ese modelo inmutable adem%s, ese pasado est% presente siempre, yaque regresa en el rito y en la fiesta. *sí,   tanto por ser un modelo continuamente imitado cuantoporque el rito periódicamente lo actualiza, el pasado defiende a la sociedad del cambio.   ;oblecar%cter de ese pasado& es un tiempo inmutable, impermeable a los cambios no es lo que pasóuna !ez, sino lo que est% pasando siempre& es un presente. ;e una y otra manera, el pasadoarquetípico escapa al accidente y a la contingencia aunque es tiempo, es asimismo la negacióndel tiempo& disuel!e las contradicciones entre lo que pasó ayer y lo que pasa ahora, suprime lasdiferencias y hace triunfar la regularidad y la identidad. 9nsensible al cambio, es por excelencia lanorma& las cosas deben pasar tal como pasaron en ese pasado inmemorial.

/ada m%s opuesto a nuestra concepción del tiempo que la de los primiti!os& para nosotros eltiempo es el portador del cambio, para ellos es el agente que lo suprime. <%s que una categoríatemporal, el pasado arquetípico del primiti!o es una realidad que est% m%s all% del tiempo& es elprincipio original. odas las sociedades, excepto la nuestra, han imaginado un m%s all% en el que eltiempo reposa, por decirlo así, reconciliado consigo mismo& ya no cambia porque, !uelto inmó!il

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transparencia, ha cesado de fluir o porque, aunque fluye sin cesar, es siempre id'ntico a sí mismo.Extra+o triunfo del principio de identidad& desaparecen las contradicciones porque el tiempoperfecto es atemporal. (ara los primiti!os, el modelo atemporal no est% despu's, sino antes, no enel fin de los tiempos, sino en el comienzo del comienzo. /o es aquel estado al que ha de acceder el cristiano, sea para sal!arse o para perderse, en la consumación del tiempo& es aquello quedebemos imitar desde el principio.

La sociedad primiti!a !e con horror las ine!itables !ariaciones que implica el paso deltiempo le)os de ser considerados ben'ficos, esos cambios son nefastos& lo que llamamos historiaes para los primiti!os falta y caída. Las ci!ilizaciones del 4riente y del <editerr%neo, lo mismo quelas de la *m'rica precolombina, !ieron con la misma desconfianza a la historia, pero no la negarontan radicalmente. (ara todas ellas el pasado de los primiti!os, siempre inmó!il y siempre presente,se despliega en círculos y en espirales& las edades del mundo. Sorprendente transformación delpasado atemporal& transcurre, est% su)eto al cambio y, en una palabra, se temporaliza. El pasadose anima, es la semilla primordial que germina, crece, se agota y muere 3para renacer de nue!o.El modelo sigue siendo el pasado anterior a todos los tiempos, la edad feliz del principio regida por la armonía entre el cielo y la tierra. Es un pasado que posee las mismas propiedades de las plantasy los seres !i!os es una substancia animada, algo que cambia y, sobre todo, algo que nace ymuere. La historia es una degradación del tiempo original, un lento pero inexorable proceso dedecadencia que culmina en la muerte.

El remedio contra el cambio y la extinción es la recurrencia& el pasado es un tiempo quereaparece y que nos espera al fin de cada ciclo . El pasado es una edad !enidera. *sí, el futuro nosofrece una doble imagen& es el fin de los tiempos y es su recomienzo, es la degradación delpasado arquetípico y es su resurrección. El fin del ciclo es la restauración del pasado original 3y elcomienzo de la ine!itable degradación. La diferencia entre esta concepción y la de los cristianos ylos modernos es notable& para los cristianos el tiempo perfecto es la eternidad& una abolición deltiempo, una anulación de la historia para los modernos la perfección no puede estar en otra parte,si est% en alguna, que en el futuro. 4tra diferencia& nuestro futuro es por definición aquello que nose parece ni al pasado ni al presente& es la región de lo inesperado, mientras que el futuro de losantiguos mediterr%neos y de los orientales desemboca siempre en el pasado. El tiempo cíclicotranscurre, es historia igualmente es una reiteración que, cada !ez que se repite, niega altranscurrir y a la historia.

El tiempo primordial modelo de todos los tiempos, la era de la concordia entre el hombre y la

naturaleza y entre el hombre y los hombres, se llama en 4ccidente la edad de oro. (ara otrasci!ilizaciones 3la china, la mesoamericana3 no fue ese metal, sino el )ade, el símbolo de laarmonía entre la sociedad humana y la sociedad natural. En el )ade se condensa el perpetuore!erdecer de la naturaleza como en el oro presenciamos una suerte de materialización de la luzsolar. ?ade y oro son símbolos dobles, como todo lo que expresa las sucesi!as muertes yresurrecciones del tiempo cíclico. En una fase el tiempo se condensa y se transmuta en materiadura y preciosa, como si quisiese escapar del cambio y sus degradaciones en la otra, piedra ymetal se ablandan, el tiempo se disgrega y corrompe !uelto excremento y pudrición !egetal yanimal. (ero la fase de la desintegración y putrefacción es tambi'n la de la resurrección y lafertilidad& los antiguos mexicanos colocaban sobre la boca de los muertos una cuenta de )ade.

La ambig>edad del oro y del )ade refle)a la ambig>edad del tiempo cíclico& el arquetipotemporal est% en el tiempo y adopta la forma de un pasado que regresa 3sólo que regresa paraale)arse nue!amente. 8erde o dorada, la edad dichosa es un tiempo de acuerdo, una con)unción de

los tiempos, que dura sólo un momento. Es un !erdadero acorde& a la prodigiosa condensación deltiempo en una gota de )ade o una espiga de oro, suceden la dispersión y la corrupción . Larecurrencia nos preser!a de los cambios de la historia sólo para someternos a ellos m%sduramente& de)an de ser un accidente, una caída o una falta, para con!ertirse en los momentossucesi!os de un proceso inexorable. /i los dioses escapan al ciclo. Guetzalcóatl desaparece por elmismo sitio por el que se pierden las di!inidades que /er!al in!oca en !ano& ese lugar, dice elpoema n%huatl, 5donde el agua del mar se )unta con la del cielo6, ese horizonte donde el alba escrep-sculo.

"/o hay manera de salir del círculo del tiempo# ;esde los albores de su ci!ilización, losindios imaginaron un m%s all% que no es propiamente tiempo, sino su negación& el ser inmó!il igual

7/17/2019 La Tradición de La Ruptura

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a sí mismo siempre Hbrahm%nI o la !acuidad igualmente inmó!il Hnir!anaI. rahm%n nunca cambiay sobre 'l nada se puede decir excepto que es sobre nir!ana tampoco nada se puede decir, nisiquiera que no es. En uno y otro caso& realidad m%s all% delF tiempo y del lengua)e. 1ealidad queno admite m%s nombres que los de la negación uni!ersal& no es esto ni aquello ni lo de m%s all%./o es esto ni aquello y, no obstante, es. La ci!ilización india no rompe el tiempo cíclico& sin negar su realidad empírica, lo disuel!e y lo con!iene en una fantasmagoría insustancial. La crítica deltiempo reduce el cambio a una ilusión y así no es sino otra manera, quiz% la m%s radical, deoponerse a la historiaJ El pasado atemporal del primiti!o se temporaliza, encarna y se !uel!etiempo cíclico en las grandes ci!ilizaciones de 4riente y del <editerr%neo la 9ndia disipa los ciclos&son literalmente el sue+o de rahma. =ada !ez que el dios despierta, el sue+o se disipa. <eespanta la duración de ese sue+o seg-n los indios, esta edad que !i!imos ahora, caracterizadapor la in)usta posesión de riquezas, durar% KM.NNN a+os. $ m%s me espanta saber que el dios est%condenado, cada !ez que despierta, a !ol!erse a dormir y a so+ar el mismo sue+o. Ese enormesue+o circular, irreal para el que lo sue+a pero real para el so+ado, es monótono& inflexiblerepetición de las mismas abominaciones. El peligro de este radicalismo metafísico es que tampocoel hombre escapa a su negación. Entre la historia con sus ciclos irreales y una realidad sin color,sabor ni atributos& "qu' le queda al hombre# Una y otra son inhabitables@.

El indio disipó los ciclos el cristiano los rompió& todo sucede sólo una !ez. *ntes de alcanzar la iluminación, :autama recuerda sus !idas pasadas y !e, en otros uni!ersos y en otras edadescósmicas, a otros :autamas disol!erse en la !acuidad =risto !ino a la tierra sólo una !ez. Elmundo en que se propagó el cristianismo estaba poseído por el sentimiento de su irremediabledecadencia y los hombres tenían la con!icción de que !i!ían el fin de un ciclo. * !eces esta idea seexpresaba en t'rminos casi cristianos& 5Los elementos terrestres se disol!er%n y todo ser%destruido para que todo sea creado de nue!o en su primera inocencia...6. La primera parte de estafrase de S'neca corresponde a lo que creían y esperaban los cristianos& el próximo fin del mundo.Una de las razones del crecido n-mero de con!ersiones a la nue!a religión fue la creencia en lainminencia del fin el cristianismo ofrecía una respuesta a la amenaza que se cernía sobre loshombres. "Se habrían con!ertido tantos si hubiesen sabido que el mundo duraría !arios mileniosm%s# San *gustín pensaba que la primera 'poca de la humanidad, de la caída de *d%n al sacrificiode =risto, había durado un poco menos de seis mil a+os y que la segunda 'poca, la nuestra, seríala -ltima y no duraría sino unos cuantos siglos.

La creencia en la cercanía del fin requería una doctrina que respondiese con mayor calor alos temores y a los deseos de los hombres. El tiempo circular de los filósofos paganos entra+aba la!uelta de una edad de oro pero esa regeneración uni!ersal, aparte de ser sólo una tregua en elinexorable mo!imiento hacia la decadencia, no era estrictamente sinónimo de sal!ación indi!idual.El cristianismo prometía una sal!ación personal y así su ad!enimiento produ)o un cambio esencial&el protagonista del drama cósmico ya no fue el mundo, sino el hombre. <e)or dicho& cada uno delos hombres. El centro de gra!edad de la historia cambió& el tiempo circular de los paganos erainfinito e impersonal, el tiempo cristiano fue finito y personal.

San *gustín refuta la idea de los ciclos. Le parece absurdo que las almas racionales norecuerden haber !i!ido todas esas !idas de que hablan los filósofos paganos. *-n m%s absurdo leparece postular simult%neamente la sabiduría y el eterno retorno& 5"cómo el alma inmortal que haalcanzado la sabiduría puede estar sometida a esas incesantes migraciones entre una beatitudilusoria y una desdicha real#6M. El dibu)o que traza el tiempo circular es demoníaco y har% decir m%s tarde a 1amón Llull& 5*sí es la pena en el infierno, como el mo!imiento en el círculo6. Cinito ypersonal, el tiempo cristiano es irre!ersible no es !erdad, dice San *gustín, que por ciclos sincuento el filósofo (latón est' condenado a ense+ar en una escuela de *tenas llamada la *cademiaa los mismos discípulos las mismas doctrinas& 5sólo una !ez =risto murió por nuestros pecados,resucitó entre los muertos y no morir% m%s6. *l romper los ciclos e introducir la idea de un tiempofinito a irre!ersible, el cristianismo acentuó la heterogeneidad del tiempo quiero decir& puso de

@ Ver Apéndice 1, página 477.

M San Agustín, De ávitate Dei

7/17/2019 La Tradición de La Ruptura

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manifiesto esa propiedad que lo hace romper consigo mismo, di!idirse y separarse, ser otrosiempre distinto. La caída de *d%n significa la ruptura del paradisíaco presente eterno& el comienzode la sucesión es el comienzo de la escisión. El tiempo en su continuo di!idirse no hace sino repetir la escisión original, la ruptura del principio& la di!isión del presente eterno e id'ntico a sí mismo enun ayer, un hoy y un ma+ana, cada uno distinto, -nico. Ese continuo cambio es la marca de laimperfección, la se+al de la =aída. Cinitud, irre!ersibilidad y heterogeneidad son manifestacionesde la imperfección& cada minuto es -nico y distinto porque est% separado, escindido de la unidad.0istoria es sinónimo de caída.

 * la heterogeneidad del tiempo histórico, se opone la unidad del tiempo que est% despu's delos tiempos& en la eternidad cesan las contradicciones, todo se ha reconciliado consigo mismo y enesa reconciliación cada cosa alcanza su perfección inalterable, su primera y final unidad. El regresodel eterno presente, despu's del ?uicio Cinal, es la muerte del cambio 3la muerte de la muerte. Laafirmación ontológica de la eternidad cristiana no es menos aterradora que la negación de la 9ndia,como puede !erse en un pasa)e de la ;i!ina =omedia. En uno de los primeros círculos del 9nfierno,en el tercero, donde padecen los glotones en un lago excremencial, ;ante se encuentra con unpaisano suyo, un pobre hombre, =íacco Hel (uerquitoI. El condenado, tras de profetizar nue!ascalamidades ci!iles en Clorencia 3los reprobos poseen el don de la doble !ista3 y pedir al poetaque cuando regrese a su tierra recuerde a la gente su memoria, se hunde en las aguas inmundas.5/o !ol!er% a salir 3dice 8irgilio3 hasta que suene la trompeta ang'lica6, anuncio del ?uicioCinal. ;ante pregunta a su guía si, despu's de la 5gran sentencia6, la pena de ese pobre ser%mayor o m%s ligera. $ 8irgilio responde con impecable lógica& sufrir% m%s porque, a mayor perfección, mayor goce o mayor dolor. *l fin de los tiempos cada cosa y cada ser ser%n m%stotalmente lo que son& la plenitud del goce en el paraíso corresponde exactamente y punto por punto a la plenitud del dolor en el infierno.

 Divina Comedia, «Inierno!, canto IV.