la tc7ma* por r|...ro de espaoles era sólo de 1500, tanto que el de los indios aliados de cortés...

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LA "TC7MA"* k * POR "r| ACS vi»; . la Ciudad j de Tenoxtitlii. o Méxi- | «. ·. 'a cj;n:.i! del Imperio i dei · y seora 'le ! muchpui· '.c»s lu* j !>· scjuasjidv, cay·'· '\ ;> -rj-r· ·'._· lo·» espaoles. al i aianc o·.- H-.rr.is Cor- l és. La H:stvr . iv . cvnuuista <i·. - I xict·. v- «ie sangre y <:· lgrimas» de | Colores y ruinas. pero !a <_ :or·? ur. j atmósfera de r»-spar. lores. Es u:-a üe las grandes epopey.-is de la huma- nidad en que vencido.» y \encedores aiquirivron inmensa gl< «r.a y uaoe y * oros son acre^or— a a admiratv«n universal. Cuiih>nK»c es digno rival J ta Hernn Cortés. ;.i nación azteca compitió dignamente con "a raza, es- paola en aquella con" :enda de tita- nes. Espaa era ·:: el s-lo XVI la pri- ] niera nación do Europa y México era j la primera d<· América. Acuella ha- ba conquistado ·- ··'. siglo anterior |fc tu iadepeo tr..s u- sie i·" üe rudo batallar. y premio ·!·· su V ti fe fui da<io e! dco:>:u:s- tar y civilizar .i ur. mur.d·». Dos siglos farda que !cs m'xica lr\ ban fundado en un isl\-.yermo d-1 lago de excoco >,i capital, com- puesta entonóos de unas mié rabias chozas > del teocali·, humilde vi l»ios Huitzilopochtli. qu·· los haba acompaado en una peregrinación cular emprea: ]a para hallar < ".i ta que hablan de establecer el a»ien- o de su poder, de su grandeza y >•4 gloria. El dioe? les fcab- dado es- a seal: un guila sobre un nopal ^ .evorondo una serpiente. Y aquellos ' nahoas emprendieron vi viaje desd·: el remoto Aztlin hasta. que después de caminar n-.s de un siglo encon- traron ei 1S de julio de 13^5 la nii»·- tenosa seal sobre un islot" raqui- tico, pero eso no obstante, ah v,· :".- jaron y comenzaron inmediatamente u trabajar para levantar u:::i ciudad sobre las ogua<. « osa que pitrwia im- posible, pero di sr. a silo de la é ? de la audacia de los n>'xica. Y el prodigio se -tiz·:·. Cv»n esta- cas y lodo de a mismo, laguna fue- ron extendiera el islote, ivco des- pués inventaron la» "chinampas", o I sea los huertos flotantes construidos cot estacas y Iodo del lago y ue eran verdaderas islas movibles _-n se cultivaban legumbres que se ven- dan a buenos precios, tanto en ciudad de México como en los pue- fjlos ribereos. En do? siglos donde habla un islote solitario, hubo una nación» ur.a ciudad con grandes edi- icios, ampliad calies j con calzadas que la uafan con la tierra irroe. I'ero si grande fué el prodigio de haber creado una ciudad opulenta de la cenagosas aguas del lase, mayor fue >! que obtuvieron los méxica lle- v.uvdo .-us armas victoriosas de t ".o -i o'.rv océano. y >_»r t-1 sur hasta la remota '.uatemala. Y sin embarco, <·: esa misma grrup deza. vn e.sas importantes conquistas ••tat-i a debilidad de! Imper;o Azic- ca. q' r.unc.t sapo atraerse a los pue- blos vencidos. sino q' los hera en lo n timo del .iiina aestruyendo sus teoca- li:* y agobiiniolos de impuestix? sin consideración alguna, de manera que todos .-quellos pueblos esclavizados •Tur. otros tantos enemigos del Im- perio Azteca. que sWo esperaban una oportunidad para levantarse contra sus amos. As las cosas sube al truno de An·' - huac Moctechuzoma II, qu«* haba si lo ' valiente gue.-rpro >' i'.ev-uio muchas j veces las huestes mexicanas a la vic- ! toria. pero que después se volvió .n- I dolente y cobarde. ^a superstición de j ••se monarca fué una de las circuns- ! tandas ms favorables para .a cor.- quista espiola. yuet7.alcon!i. el misterioso persona je que lepó a Tolian en el siglo X. pa - trd<> después a ChoWIaa y de ah a Yucatn, y tal vez a la América, del Sur. dijo al abandonar las playas me- xicanas que algn d'a vendran deJ Oriente hombres blancos y barbados como él. que se haran dueos de es- tas regic-nes. lusa tradición se c.-n- servó inalterable y se crea que "os blancos en los dueos de estas re- giones. Por eso la llagada de los es- paoles a las Antillas fué un gran acontecimiento para todos los pueblos de América. El peligro se presentó a la vista de Moctechuzoma · 1517 cuando la expe dición mandada de Cuba, tccó las costas de Yucatn y Campeche. Un ao después se aproximó el peligre hasta Veracruz cuando la expedición de Juan de Grijalen llegó hasta San Juan de Ula. Al in k~» blancos de- sembarcaron en 1519 en las playas del Golfo, en ol lugar de la Antigua Veracruz, dispuestos a internarse cr. México. Moctechuzoma, por medio del admirable servicio de correos que te- na establecido, supo e! desembarco de los espaoles 24 horas después y «--» vez de enviar un ejército a com- batirlos. mandó una embajada que les llev ricos presentes de oro y pie- dras preciosas, creyendo que conton- : tos los invasores con aquellos regalos se reembarcaran para su pas, Pronto supieron os compaeros de Cortés qae el Imperio Azteca «.Ta un pueblo guerrero y conquistador que habla sojuzgado muchas nacivnes y quo poda levantar cientos tie miles de guerrero.·» ni un momento d.uio, por lo qu~ viendo que t-Hos sólo eran 60s hombres se desalentaron y juz- gando la. empresa imposible resoi- vu-roa regrescir a. Cuba. Pero Cortés estaba decidido llevar adelant« la cx-n«iu:sta do' México « inutilizó sus naves para »o:ier asi a todos los su- yos en el duro trance de. vencer o morir. Hbil capitn e insigne j*>l- tico vi6 .siempre, como en la Batalla do Otunsba, --d lugar en que se ha- llaba la victoria" y comprendió monto que aprovechando astutamen- te ei odio de los pueblos conquista- dos se hara dueo del Imperio Me- xicano. KI cobarde monarca azteca e.nviO nuevas emt-aj.idas a Cortés suplicn- dole que regres:rse a su pais y mien- tras tanto ios espaoles iban avan- zando hacia a ciudad de México, dan do libertad a todos los pueblos so- juzgados. los que les facilitaron, un gran contingente de indios guerre- ros al grado de que cuando se puso sitio a ciudad d~ México el nme- ro de espaoles era sólo de 1500, tanto que el de los indios aliados de Cortés era de cerca de 150.000. EN LA CIUDAD DE MEXICO Cortas emprendió '.a marcha resuel- tamente hacia la capital del imperio azteca, teniendo que librar cuatro L-.i tallas contra lo* tlaxcaltecas, que fue ron siempre Vencidos y a! fin se de- clararon sus aliados, por el odio secu- lar que haba .mtre la Repblica de l'kixcaia y el Imperio Mexicano, y el S de noviembre llegó a la ciudad de México, saliendo a recibirlo el Em- porador en persona, rodeado de toda a rrobieza. Al ua siguiente Cortés le cagó la visita y como no estaba per- mitido a nadie penetrar calzado en el salón del trono del monarca, el conquistador se vi'» obligado a des- calzarse para entrar a saludar al se- or de Anhuac y hacerle las reve- rencias que ordenaba *l protocolo az teca. Pocos das después el conquis- tador. con ur. golpe de audacia in- ma en «i palacio y le llevó prisione- ro al palacio de Axayacatl. que «ra* el que se haba destinado a los espa- oles. Moctechuzoma haba jurado ya obediencia a Carlos V. el soberano espaol. Coa esc reconocimiento de la sobe- rana del Emperador de Espaa cre- Moctecuhzoma que los espaoles se retiraran. naturalmente se I equivoco. La irritación comenzaba a apoderarse de los niéxica, que vean a su emperador cautivo, por irAa que se Its dijes·.· que estaba «ompaftla de lo.-· espaola por su propia volun- tad. y t^do haca prewer que el dis- gusto popular pronto tomara la for- ma de un levantamiento en masa. aquellos momentos crticos tu- be Hernn Cortés qu<· haba llegado a Veraeruz P&nlo de Xarvaez con una fuerza de 1000 hombres y con or den de quitarle el mando, hacer él la conquista de México por su cuenta, y mandar a Cortés encadenado a Cuba. Es propio ilel genio y del hombre resolución sacar partido de las circunstancias mils adversas y hacer de lo que aparece un seguro desastre un triunfo esplendente. Cortés com- prendió que los soldados que Xarvaez traa para combatirlo tenan que in- gresar a su filas y aumentar as el puado de espaoles con que se atre- ' viO a internarse hasta la Capital dei Anühuac. y concibió el pensamiento temerario <le batir y derrotar a Xar- vaez. a pesar de la superioridad nu- mérica. ]*ara ésto salió d·· la ciudad de Mé- xico con la rn-tyor j>arte de los espa- oles y se diritrió a Cempoala, donde se hallaba su r.emigo. Kste i-onfiado en que ten;a mayor nfimero de sol- dados que su adversario, a quien crea desalentado y temeroso del cas- tigo que aguardaba en Cuba, es- taba muy jejos de sospechar que una noche se presentara en su campa- mento el mismo· Cortés, sorprendién- dolo y haciendo imposible toda resis- tencia, ai grado de que en pocos mo- mentos qued'» preso Xarvaez y toda su tropa a disposición del vencedor. Con aquellos nuevos elementos vuelve Cortés a la Ciudad de México en los momentos en que el pueblo, exasperado por la matanza que I'edro de Al varad o hita hecho do muchos nobles en el templo mayor, tenia si- tiados a los espaoles. La vspera la situación de los invasores era tal que Aivarado rogi a Moctecunzoma que saliese a la azotea del palacio y pi- diese a los mexicanos que dejasen de combatir a los· espaoles, que eran sus mejores amigos. E; pueblo, acos- tumbrado a obedeces· al monarca y a »no levantar los ojos siquiera en su presencia, suspendió la lucha aunque con disgusto y as se salvaron en aquel da los espaoles. La llegada de Cortés con sus nue- vos refuerzos suspendió por algunos das las hostilidades, pero al in el pueblo en masa volvió a levantarse contra los espaoles y a sitiarlos. arrojando tal cantidad de piedras y de flechas sobre a azotea., que todos tuvieron que refugiarse en el Inte- rior. Algunos prendieron fuego ai pa- lacio y todo fjé confusión. Entonces Aivarado sugirió a Cortés que rogara a Moctecuhzoma que saliera nueva- mente a hablar al pueblo. Rzalo as ci monarca y por un momento logró 1 que suspendiera la lucha, p<jro al- guno le lanzO a a cara el atroz in- sula de llamarle "mujer de loe espa- oles", y otro le arrojó una piedra que le hirió en la cabeza, con lo cual llovieron sobre o desgraciado em- perador piedras y flechas, habiendo tenido qtK· retir.trlo de !a -azotea ios mismos espaoles. LA NOCHE TRISTE La situación era cada da niii in- tolerable para los espaoles, pues se haban agotado los vveres y estaban amenazados de quedarse sin agua. En tales circunstancias haba necesidad de salir de la ciudad o de perecer en ella. Se discutió si la salida se em- prendera do da o de noche y Cortés se atuvo a lu opinión de un astrólogo, llamado Botello y se dispuso la salida la noche del 30 de junio de 1520. A media noche, cuando las sombras eran inis espesas abandonó el ejér- cito espaol .-1 palacio de Axayacati y con el mayor sigilo emprendió la salida de la ciudad de México, pero su salida fué notada por los guardas de la ciudad y ai punto resonó en la torre del templo mayor el caracol de guerra, que pareció a los espaoles la trompeta del Juicio Fina!, y al punto brotaron de las acequias y de las ca- lles multitud de guerreros aztecas q' atacaron a os espaoles con todo de- nuedo e intrepidez. Para cruzar las acequias que se encontraban a cada paso en la ciudad se construyó un puente porttil de madera. }ue sirvió para que pasaran k«s fugitivos la pri mera acequia, pero al tratar de le- vantarlo para ponerlo en la de ms adelante, se vió que era imposible porque se hab-a adherido al fondo de la laguna, y as quedaron ios espao- les sitiados por una multitud de gue- rreros aztecas en un espacio muy re- ducido, sin poder avanzar ni retroce- der ni hacer funcionar la artillera, por lo que la mortandad fué grande. Los que iban a1' frente de la colum- na. empujados por los que les se- guan cayeron a la acequia y sobre ellos otros muchos, hasta que se ce- el foso de cadveres y sobre ellos pasaron los supervivientes de la i or-' nada que no haban perecido a los golpee de las armas mexicanas. Unos cuantos espooies Tosraroa volver al palacio de AxayacatL donde fueron hechos prisioneros y sacrificado» al da siguiente en aras del dioe Hult- zUopocbitL A la maana eigueinte Cortés sen- tado a] pie del rbol que aun existe en PopoUa, cerca de la ciudad de i£é c<>, revisó aus mermadas huestes, en- contrando que i as bajas hablan, sido nis de 400. Se dice que ai ver ta- mao desastre sus ojos se nublaroo por as lgrimas, pero reaccionado inmediatamente dió orden de que se reanudase la marcha hacia lax cala. CU1TLAHUATZIN El h£roo de la Noche "Driste fué t emperador azteca Cuitiahuatzin, que haba sucedido ai cobarde Moctecuh- zorruu y que en unos cuantos das reu nió numerosos ejércitos para comba- tir a ios espaoles y acabar oon elk» o hacerles huir de México, como io lo gró. Inmediatamente mandó un nume- roso ejército en persecución de los fu gitivos, a los cuales alcanzó en Otum ba. Los espaoles, desalentados co- rn-;· estaban per la derrota de la No- che Triste, creyeron que era llegada su ltima hora y todos se dispusie- ron xt morir como cristianos, pero Cortós confiaba en Ja victoria y sa- bia que su gonio le haba de sacar avante en aquella lucha en que el triunfo pareca impossible. Se trabó el combate y los espao- les pelearon como bravos, pero eran cercados a cada momento por masas compactas de guerreros y ya comen- zaban a huir cuando Hernn Corté? parndose en los estribos de su ca- ' bailo tendió su mirada de guila so- bre el campo de batalla y dijo a los bravos capitanes que le rodeaban: l'ile visto el lugar donde se halla la vktoivi, seguidme", y partió a galope abriéndose paso con su lanza entre las masas de indios y llegó hasta don de se hallaba el general en jefe del ejército mexicano, que era llevado en unas lujosas andas sobre las que flotaba el pabellón de guerra de los méxica, inmediatamente io derribó de una lanzada y al ver aquello ee pusieron en fuga los escuadrones me xi canos. Cuitlahmtzin no se desalentó por aquel descalabro de sus armas y con- tinuó levantaniio nuevos ejércitos, cuando le sorprendió la muerte a con secuencia de la viruela negra, enfer- medad desconocida en el Achuac y que llevó un soldado de ]a expedi- ción de Narvaez. LA TOMA DE MEXICO Cortés ee dirigió a Tlaxcala» donde fué bien recibido, « pesar de que ya se sabia la derrota de la Noche Me- te 7 ah construyó 18 bergantines pa- ra sitiar a México por agua y tierra. Hizo varias expediciones por los poe- bk>s vecinos y logró reunir cerca de 150,000 indios ttHadoe 00a loe coaleo avanzó nuevamente sobre la eras Te noxtitln, resuelto a tomarla defi- nitivamente y el 20 de may· de 1621 se presento nuevamente ante la do- dad, dividiendo-sus tropas en tres «ee cionea una a las Ordenes de Pedro de Ai varado, que se sitó en Tacaba: otra, mandada por GrfstobaJ de Olid, estableció su cuartel general en Co- yoac.n, 7 fe. tercera, a tas órdenes de Gonzalo de Sandoval, fijó 00 cuar- tel general en Itztapalapaa. Ia ar- mada. que se compona de los ber gantinee construidos por Cortés en TlarcaJa y que desarmados fnreon Ut vados por los indios basta el lago de Tercoco, y de multitud de canoas tripuladas por los aliados, quedó a las órdenes inmediatas de Córate. El 20 de mayo empezó pues, el si- tio riguroso de México» pues ese da so demolió parte del, acueducto que conduca de Chapul topee el agua a la ciudad. Ese da se apoderó Cortés personalmente del Peón Viejo, desde donde observaban los mexicano» to- dos los movimientos del enemigo y los comunicaban a la capital por me- dio de humaredas, y tomó también dos torreones fortificados quo habla en el punto de reunión de la calzada principal y de la de Coyoacin, pun- to desde el cual se podia hacer mu- cho dao a la capital por lo que Cuauhtemoc, e! ltimo emperador az- teca. trató de recuperarlos por !a no- che sin poder lograrlo y repitió por una semana diariamente loe asoleos. Desde aquel da los combatos en- tre sitiados y sitiadores fueron casi diarios, sta otro resultado que el de Ir destruyendo la ciudad, pues loe asaltantes se ocupaban en el dia en destruir loe parapetos de ios edificios y por la noche los defensores los le- vantaban de nuevo, por lo que fué preciso que Cortés organizara un cuerpo de zapadores cuyo objeto ora cegar las acequias con los restos de los edificios demolidos, a fin de que do pudiesen volver a utilizarse. Cuauhtemoc obtuvo un triunfo du- rante aquel sitio, pero de nada, sir- vió para contener la catstrofe que oe avecinaba. A principios de agosto la gran Te- Pasa a la peg 11

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Page 1: LA TC7MA* POR r|...ro de espaoles era sólo de 1500, tanto que el de los indios aliados de Cortés era de cerca de 150.000. EN LA CIUDAD DE MEXICO Cortas emprendió '.a marcha resuel-

LA "TC7MA"* k

*

POR "r|

ACS vi»; . la Ciudad j de Tenoxtitlii. o Méxi- |

«. ·. 'a cj;n:.i! del Imperio i

dei · y seora 'le !

muchpui· '.c»s lu* j !>· scjuasjidv, cay·'· '\

;> -rj-r· ·'._· lo·» espaoles. al i aianc o·.- H-.rr.is Cor-

l és.

La H:stvr . iv . cvnuuista <i·. - I

xict·. v- «ie sangre y <:· lgrimas» de | Colores y ruinas. pero !a <_ :or·? ur. j atmósfera de r»-spar. lores. Es u:-a

üe las grandes epopey.-is de la huma-

nidad en que vencido.» y \encedores

aiquirivron inmensa gl< «r.a y uaoe y *

oros son acre^or— a a admiratv«n

universal. Cuiih>nK»c es digno rival J

ta Hernn Cortés. ;.i nación azteca

compitió dignamente con "a raza, es-

paola en aquella con" :enda de tita-

nes.

Espaa era ·:: el s-lo XVI la pri- ] niera nación do Europa y México era j la primera d<· América. Acuella ha-

ba conquistado ·- ··'. siglo anterior

|fc tu iadepeo tr..s u- sie i·"

üe rudo batallar. y premio ·!·· su

V ti fe fui da<io e! dco:>:u:s-

tar y civilizar .i ur. mur.d·».

Dos siglos farda que !cs m'xica lr\

ban fundado en un isl\-.yermo d-1

lago de excoco >,i capital, com-

puesta entonóos de unas mié rabias

chozas > del teocali·, humilde vi

l»ios Huitzilopochtli. qu·· los haba

acompaado en una peregrinación cular emprea: ]a para hallar

< ".i

ta que hablan de establecer el a»ien-

o de su poder, de su grandeza y d·

>•4 gloria. El dioe? les fcab- dado es-

a seal: un guila sobre un nopal

^ .evorondo una serpiente. Y aquellos ' nahoas emprendieron vi viaje desd·:

el remoto Aztlin hasta. que después

de caminar n-.s de un siglo encon-

traron ei 1S de julio de 13^5 la nii»·-

tenosa seal sobre un islot" raqui- tico, pero eso no obstante, ah v,· :".-

jaron y comenzaron inmediatamente

u trabajar para levantar u:::i ciudad

sobre las ogua<. « osa que pitrwia im-

posible, pero di sr. a silo de la é ?

de la audacia de los n>'xica.

Y el prodigio se -tiz·:·. Cv»n esta-

cas y lodo de a mismo, laguna fue-

ron extendiera el islote, ivco des-

pués inventaron la» "chinampas", o I

sea los huertos flotantes construidos

cot estacas y Iodo del lago y ue

eran verdaderas islas movibles _-n

se cultivaban legumbres que se ven-

dan a buenos precios, tanto en

ciudad de México como en los pue-

fjlos ribereos. En do? siglos donde

habla un islote solitario, hubo una

nación» ur.a ciudad con grandes edi-

icios, ampliad calies j con calzadas

que la uafan con la tierra irroe.

I'ero si grande fué el prodigio de haber creado una ciudad opulenta de

la cenagosas aguas del lase, mayor fue >! que obtuvieron los méxica lle-

v.uvdo .-us armas victoriosas de t ".o

-i o'.rv océano. y >_»r t-1 sur hasta la

remota '.uatemala. Y sin embarco, <·: esa misma grrup

deza. vn e.sas importantes conquistas ••tat-i a debilidad de! Imper;o Azic-

ca. q' r.unc.t sapo atraerse a los pue- blos vencidos. sino q' los hera en lo n

timo del .iiina aestruyendo sus teoca- li:* y agobiiniolos de impuestix? sin

consideración alguna, de manera que todos .-quellos pueblos esclavizados

•Tur. otros tantos enemigos del Im-

perio Azteca. que sWo esperaban una

oportunidad para levantarse contra

sus amos.

As las cosas sube al truno de An·' -

huac Moctechuzoma II, qu«* haba si lo '

valiente gue.-rpro >' i'.ev-uio muchas j veces las huestes mexicanas a la vic- ! toria. pero que después se volvió .n- I dolente y cobarde. ^a superstición de j ••se monarca fué una de las circuns- ! tandas ms favorables para .a cor.-

quista espiola.

yuet7.alcon!i. el misterioso persona

je que lepó a Tolian en el siglo X. pa - trd<> después a ChoWIaa y de ah a

Yucatn, y tal vez a la América, del

Sur. dijo al abandonar las playas me- xicanas que algn d'a vendran deJ

Oriente hombres blancos y barbados como él. que se haran dueos de es-

tas regic-nes. lusa tradición se c.-n-

servó inalterable y se crea que "os blancos en los dueos de estas re-

giones. Por eso la llagada de los es-

paoles a las Antillas fué un gran

acontecimiento para todos los pueblos de América.

El peligro se presentó a la vista de Moctechuzoma · 1517 cuando la expe dición mandada de Cuba, tccó las

costas de Yucatn y Campeche. Un

ao después se aproximó el peligre hasta Veracruz cuando la expedición de Juan de Grijalen llegó hasta San

Juan de Ula. Al in k~» blancos de-

sembarcaron en 1519 en las playas del Golfo, en ol lugar de la Antigua Veracruz, dispuestos a internarse cr.

México. Moctechuzoma, por medio del

admirable servicio de correos que te-

na establecido, supo e! desembarco de los espaoles 24 horas después y

«--» vez de enviar un ejército a com- batirlos. mandó una embajada que

les llev '· ricos presentes de oro y pie- dras preciosas, creyendo que conton-

: tos los invasores con aquellos regalos se reembarcaran para su pas, Pronto supieron os compaeros de

Cortés qae el Imperio Azteca «.Ta un

pueblo guerrero y conquistador que habla sojuzgado muchas nacivnes y

quo poda levantar cientos tie miles

de guerrero.·» ni un momento d.uio,

por lo qu~ viendo que t-Hos sólo eran

60s hombres se desalentaron y juz-

gando la. empresa imposible resoi-

vu-roa regrescir a. Cuba. Pero Cortés

estaba decidido llevar adelant« la

cx-n«iu:sta do' México « inutilizó sus

naves para »o:ier asi a todos los su-

yos en el duro trance de. vencer o

morir. Hbil capitn e insigne j*>l- tico vi6 .siempre, como en la Batalla

do Otunsba, --d lugar en que se ha-

llaba la victoria" y comprendió monto que aprovechando astutamen- te ei odio de los pueblos conquista- dos se hara dueo del Imperio Me-

xicano. KI cobarde monarca azteca e.nviO

nuevas emt-aj.idas a Cortés suplicn- dole que regres:rse a su pais y mien- tras tanto ios espaoles iban avan-

zando hacia a ciudad de México, dan

do libertad a todos los pueblos so-

juzgados. los que les facilitaron, un

gran contingente de indios guerre-

ros al grado de que cuando se puso

sitio a ciudad d~ México el nme-

ro de espaoles era sólo de 1500,

tanto que el de los indios aliados de

Cortés era de cerca de 150.000.

EN LA CIUDAD DE MEXICO

Cortas emprendió '.a marcha resuel-

tamente hacia la capital del imperio azteca, teniendo que librar cuatro L-.i

tallas contra lo* tlaxcaltecas, que fue

ron siempre Vencidos y a! fin se de-

clararon sus aliados, por el odio secu-

lar que haba .mtre la Repblica de

l'kixcaia y el Imperio Mexicano, y

el S de noviembre llegó a la ciudad

de México, saliendo a recibirlo el Em-

porador en persona, rodeado de toda a rrobieza. Al ua siguiente Cortés le

cagó la visita y como no estaba per- mitido a nadie penetrar calzado en

el salón del trono del monarca, el

conquistador se vi'» obligado a des-

calzarse para entrar a saludar al se- or de Anhuac y hacerle las reve-

rencias que ordenaba *l protocolo az

teca. Pocos das después el conquis-

tador. con ur. golpe de audacia in-

ma en «i palacio y le llevó prisione- ro al palacio de Axayacatl. que «ra* el que se haba destinado a los espa- oles. Moctechuzoma haba jurado ya obediencia a Carlos V. el soberano

espaol. Coa esc reconocimiento de la sobe-

rana del Emperador de Espaa cre-

yó Moctecuhzoma que los espaoles

se retiraran. naturalmente se

I

equivoco. La irritación comenzaba a

apoderarse de los niéxica, que vean

a su emperador cautivo, por irAa que

se Its dijes·.· que estaba «ompaftla de lo.-· espaola por su propia volun- tad. y t^do haca prewer que el dis-

gusto popular pronto tomara la for- ma de un levantamiento en masa.

E» aquellos momentos crticos tu-

be Hernn Cortés qu<· haba llegado

a Veraeruz P&nlo de Xarvaez con

una fuerza de 1000 hombres y con or

den de quitarle el mando, hacer él la

conquista de México por su cuenta, y

mandar a Cortés encadenado a Cuba.

Es propio ilel genio y del hombre

d» resolución sacar partido de las

circunstancias mils adversas y hacer

de lo que aparece un seguro desastre

un triunfo esplendente. Cortés com-

prendió que los soldados que Xarvaez traa para combatirlo tenan que in-

gresar a su filas y aumentar as el

puado de espaoles con que se atre- ' viO a internarse hasta la Capital dei

Anühuac. y concibió el pensamiento temerario <le batir y derrotar a Xar-

vaez. a pesar de la superioridad nu- mérica.

]*ara ésto salió d·· la ciudad de Mé-

xico con la rn-tyor j>arte de los espa- oles y se diritrió a Cempoala, donde

se hallaba su r.emigo. Kste i-onfiado

en que ten;a mayor nfimero de sol-

dados que su adversario, a quien crea desalentado y temeroso del cas-

tigo que !« aguardaba en Cuba, es-

taba muy jejos de sospechar que una

noche se presentara en su campa-

mento el mismo· Cortés, sorprendién- dolo y haciendo imposible toda resis- tencia, ai grado de que en pocos mo- mentos qued'» preso Xarvaez y toda

su tropa a disposición del vencedor.

Con aquellos nuevos elementos

vuelve Cortés a la Ciudad de México

en los momentos en que el pueblo, exasperado por la matanza que I'edro de Al varad o hita hecho do muchos

nobles en el templo mayor, tenia si- tiados a los espaoles. La vspera la

situación de los invasores era tal que Aivarado rogi a Moctecunzoma que saliese a la azotea del palacio y pi- diese a los mexicanos que dejasen de

combatir a los· espaoles, que eran

sus mejores amigos. E; pueblo, acos-

tumbrado a obedeces· al monarca y a

»no levantar los ojos siquiera en su

presencia, suspendió la lucha aunque con disgusto y as se salvaron en

aquel da los espaoles.

La llegada de Cortés con sus nue- vos refuerzos suspendió por algunos das las hostilidades, pero al in el

pueblo en masa volvió a levantarse

contra los espaoles y a sitiarlos.

arrojando tal cantidad de piedras y

de flechas sobre a azotea., que todos tuvieron que refugiarse en el Inte-

rior. Algunos prendieron fuego ai pa- lacio y todo fjé confusión. Entonces Aivarado sugirió a Cortés que rogara a Moctecuhzoma que saliera nueva- mente a hablar al pueblo. Rzalo as ci monarca y por un momento logró 1

que s» suspendiera la lucha, p<jro al-

guno le lanzO a a cara el atroz in-

sula de llamarle "mujer de loe espa- oles", y otro le arrojó una piedra que le hirió en la cabeza, con lo cual

llovieron sobre o desgraciado em-

perador piedras y flechas, habiendo

tenido qtK· retir.trlo de !a -azotea ios

mismos espaoles.

LA NOCHE TRISTE

La situación era cada da niii in-

tolerable para los espaoles, pues se

haban agotado los vveres y estaban

amenazados de quedarse sin agua. En

tales circunstancias haba necesidad

de salir de la ciudad o de perecer en

ella. Se discutió si la salida se em-

prendera do da o de noche y Cortés se atuvo a lu opinión de un astrólogo, llamado Botello y se dispuso la salida

la noche del 30 de junio de 1520. A media noche, cuando las sombras

eran inis espesas abandonó el ejér- cito espaol .-1 palacio de Axayacati y con el mayor sigilo emprendió la

salida de la ciudad de México, pero su salida fué notada por los guardas de la ciudad y ai punto resonó en la

torre del templo mayor el caracol de

guerra, que pareció a los espaoles la

trompeta del Juicio Fina!, y al punto brotaron de las acequias y de las ca-

lles multitud de guerreros aztecas q' atacaron a os espaoles con todo de-

nuedo e intrepidez. Para cruzar las

acequias que se encontraban a cada

paso en la ciudad se construyó un

puente porttil de madera. }ue sirvió

para que pasaran k«s fugitivos la pri

mera acequia, pero al tratar de le-

vantarlo para ponerlo en la de ms

adelante, se vió que era imposible porque se hab-a adherido al fondo de

la laguna, y as quedaron ios espao-

les sitiados por una multitud de gue-

rreros aztecas en un espacio muy re-

ducido, sin poder avanzar ni retroce-

der ni hacer funcionar la artillera, por lo que la mortandad fué grande. Los que iban a1' frente de la colum- na. empujados por los que les se-

guan cayeron a la acequia y sobre

ellos otros muchos, hasta que se ce-

gó el foso de cadveres y sobre ellos

pasaron los supervivientes de la i or-'

nada que no haban perecido a los

golpee de las armas mexicanas. Unos

cuantos espooies Tosraroa volver al

palacio de AxayacatL donde fueron

hechos prisioneros y sacrificado» al

da siguiente en aras del dioe Hult-

zUopocbitL A la maana eigueinte Cortés sen-

tado a] pie del rbol que aun existe

en PopoUa, cerca de la ciudad de i£é c<>, revisó aus mermadas huestes, en-

contrando que i as bajas hablan, sido

nis de 400. Se dice que ai ver ta-

mao desastre sus ojos se nublaroo

por as lgrimas, pero reaccionado

inmediatamente dió orden de que se

reanudase la marcha hacia lax cala.

CU1TLAHUATZIN

El h£roo de la Noche "Driste fué t

emperador azteca Cuitiahuatzin, que

haba sucedido ai cobarde Moctecuh-

zorruu y que en unos cuantos das reu

nió numerosos ejércitos para comba-

tir a ios espaoles y acabar oon elk» o hacerles huir de México, como io lo

gró. Inmediatamente mandó un nume-

roso ejército en persecución de los fu

gitivos, a los cuales alcanzó en Otum

ba. Los espaoles, desalentados co-

rn-;· estaban per la derrota de la No-

che Triste, creyeron que era llegada su ltima hora y todos se dispusie- ron xt morir como cristianos, pero

Cortós confiaba en Ja victoria y sa-

bia que su gonio le haba de sacar

avante en aquella lucha en que el

triunfo pareca impossible. Se trabó el combate y los espao-

les pelearon como bravos, pero eran

cercados a cada momento por masas

compactas de guerreros y ya comen-

zaban a huir cuando Hernn Corté?

parndose en los estribos de su ca- '

bailo tendió su mirada de guila so- bre el campo de batalla y dijo a los

bravos capitanes que le rodeaban:

l'ile visto el lugar donde se halla la

vktoivi, seguidme", y partió a galope abriéndose paso con su lanza entre

las masas de indios y llegó hasta don

de se hallaba el general en jefe del

ejército mexicano, que era llevado

en unas lujosas andas sobre las que

flotaba el pabellón de guerra de los

méxica, inmediatamente io derribó

de una lanzada y al ver aquello ee

pusieron en fuga los escuadrones me

xi canos.

Cuitlahmtzin no se desalentó por

aquel descalabro de sus armas y con- tinuó levantaniio nuevos ejércitos,

cuando le sorprendió la muerte a con

secuencia de la viruela negra, enfer-

medad desconocida en el Achuac y

que llevó un soldado de ]a expedi-

ción de Narvaez.

LA TOMA DE MEXICO

Cortés ee dirigió a Tlaxcala» donde fué bien recibido, « pesar de que ya se sabia la derrota de la Noche Me-

te 7 ah construyó 18 bergantines pa- ra sitiar a México por agua y tierra.

Hizo varias expediciones por los poe- bk>s vecinos y logró reunir cerca de 150,000 indios ttHadoe 00a loe coaleo avanzó nuevamente sobre la eras Te

noxtitln, resuelto a tomarla defi-

nitivamente y el 20 de may· de 1621

se presento nuevamente ante la do-

dad, dividiendo-sus tropas en tres «ee

cionea una a las Ordenes de Pedro de Ai varado, que se sitó en Tacaba:

otra, mandada por GrfstobaJ de Olid, estableció su cuartel general en Co- yoac.n, 7 fe. tercera, a tas órdenes de Gonzalo de Sandoval, fijó 00 cuar-

tel general en Itztapalapaa. Ia ar- mada. que se compona de los ber

gantinee construidos por Cortés en TlarcaJa y que desarmados fnreon Ut

vados por los indios basta el lago de Tercoco, y de multitud de canoas

tripuladas por los aliados, quedó a las órdenes inmediatas de Córate. El 20 de mayo empezó pues, el si-

tio riguroso de México» pues ese da so demolió parte del, acueducto que conduca de Chapul topee el agua a la ciudad. Ese da se apoderó Cortés

personalmente del Peón Viejo, desde donde observaban los mexicano» to-

dos los movimientos del enemigo y

los comunicaban a la capital por me-

dio de humaredas, y tomó también

dos torreones fortificados quo habla

en el punto de reunión de la calzada

principal y de la de Coyoacin, pun- to desde el cual se podia hacer mu-

cho dao a la capital por lo que Cuauhtemoc, e! ltimo emperador az-

teca. trató de recuperarlos por !a no- che sin poder lograrlo y repitió por una semana diariamente loe asoleos.

Desde aquel da los combatos en-

tre sitiados y sitiadores fueron casi

diarios, sta otro resultado que el de

Ir destruyendo la ciudad, pues loe

asaltantes se ocupaban en el dia en

destruir loe parapetos de ios edificios

y por la noche los defensores los le-

vantaban de nuevo, por lo que fué

preciso que Cortés organizara un

cuerpo de zapadores cuyo objeto ora

cegar las acequias con los restos de los edificios demolidos, a fin de que do pudiesen volver a utilizarse. Cuauhtemoc obtuvo un triunfo du-

rante aquel sitio, pero de nada, sir-

vió para contener la catstrofe que

oe avecinaba. A principios de agosto la gran Te-

Pasa a la peg 11