la situación del menor de edad que ha infringido la ley penal en américa latina
DESCRIPTION
Los Estados deben establecer una política general, respecto a la Justicia de menores, vivimos un panpenalismo que pretende regular todas las conductas humanas: Penalizar muchísimas conductas a veces mínimas. Sobre la edad de los niños que tienen conflictos con la justicia, México resolvió con la convención de las naciones unidas sobre los derechos de los niños de 7 u 8 a 14 ó 16 años, para la responsabilidad penal.TRANSCRIPT
Año 5, vol. IX agosto-diciembre 2012/Year 5, vol. IX August-December 2012
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Fecha de recepción: 20/01/2012
Fecha de aceptación: 15/03/2012
LA SITUACIÓN DEL MENOR DE EDAD QUE HA INFRINGIDO LA LEY
PENAL EN AMÉRICA LATINA, Y LA RECIENTE OBSERVACIÓN
GENERAL 10° DEL COMITÉ DE LOS DERECHOS DEL NIÑO DE LAS
NACIONES UNIDAS
THE SITUATION OF THE MINOR WHO HAS VIOLATED THE CRIMINAL
LAW IN LATIN AMERICA, AND THE RECENT GENERAL COMMENT 10th
COMMITTEE ON THE RIGHTS OF THE CHILD OF THE UNITED
NATIONS
Dr. Elías Carranza
Instituto Latinoamericano de Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el
Tratamiento del Delincuente
Costa Rica
2
RESUMEN
Los Estados deben establecer una política general, respecto a la Justicia de menores,
vivimos un panpenalismo que pretende regular todas las conductas humanas:
Penalizar muchísimas conductas a veces mínimas. Sobre la edad de los niños que
tienen conflictos con la justicia, México resolvió con la convención de las naciones
unidas sobre los derechos de los niños de 7 u 8 a 14 ó 16 años, para la responsabilidad
penal.
PALABRAS CLAVE: Delincuencia juvenil, Procedimientos judiciales, Edad mínima,
Garantías jurídicas.
ABSTRACT
States should establish a policy generally, with respect to juvenile justice, live a
panpenalism which intended to regulate all human behavior: penalize many behaviors
sometimes minimal. About the age of children who have conflicts with justice, Mexico
met with the Convention of the United Nations on the rights of children from 7 or 8 to
14 or 16 years, for criminal liability.
KEYWORDS: Juvenile delinquency, Judicial procedures, Minimum age, Legal
guarantees.
Refiriéndose a los informes que los Estados Parte presentan regularmente al Comité
de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, el Comité emitió en Ginebra la
Observación General 10, en febrero 2007, deseando, dice el texto “proporcionar a los
Estados Partes orientación y recomendaciones más precisas para el establecimiento de
una administración de justicia de menores conforme a la Convención”.
Comienza el texto de la Observación 10 diciendo que los estados deben
establecer una política general respecto de la Justicia de menores. No limitándose a los
arts. 37 y 40 de la Convención sobre los Derechos del Niño, sino teniendo también en
cuenta por ejemplo los artículos 2 sobre no discriminación, 3 sobre el interés superior
del niño, 6 sobre el derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo, y 12 sobre el
respeto a la opinión del niño.
Luego, a partir del párrafo 15 la Observación General 10 establece los
elementos básicos de una política general para la justicia de menores. Dice la
Observación 10 en su párrafo 15 que:
Una política general de justicia de menores debe abarcar las siguientes cuestiones
básicas:
a) prevención de la delincuencia juvenil;
b) intervenciones que no supongan el recurso a procedimientos judiciales, e
intervenciones en el contexto de las actuaciones judiciales;
c) edad mínima a efectos de responsabilidad penal y límites de edad superiores
para la justicia de menores;
d) garantías de un juicio imparcial; y
e) privación de libertad, incluida la detención preventiva y la prisión posterior a la
condena.
3
En lo que sigue nos referiremos rápidamente a cada uno de de los cinco puntos
mencionados, y con mayor profundidad al punto a) sobre prevención, que lo dejaremos
para verlo al final.
Comenzando entonces por el punto b) sobre intervenciones que no supongan el
recurso a procedimientos judiciales, e intervenciones en el contexto de las actuaciones
judiciales, lo que con un vocablo renovado nos está diciendo el Comité es que debemos
cumplir con lo que ya las Reglas de Beijing establecieron hace muchos años en su
artículo 11 sobre remisión de casos. La primera edición de las Reglas, que fue
publicada con comentarios explicativos a cada artículo, lo expresaba con palabras muy
sencillas, diciendo que:
En muchos casos la no intervención sería la mejor respuesta … así sucede
especialmente cuando el delito no tiene un carácter grave y cuando la familia, la
escuela u otras instituciones de control social no institucional han reaccionado ya de
forma adecuada y constructiva o es probable que reaccionen de ese modo (Naciones
Unidas, 1986, pp. 50 y ss).
Vivimos una especie de panpenalismo en este momento de la humanidad, que
pretende regular todas las conductas humanas y sancionar penalmente de manera
excesiva también muchísimas conductas, a veces nimias. El exalcalde de Nueva York
Rudoph Giuliani, con su doctrina de la tolerancia cero, es el mayor exponente de esta
filosofía panpenalista.
El punto también significa que en los casos en los que corresponda iniciar
actuaciones judiciales, la actuación de la justicia penal debe ser en todo de acuerdo al
debido proceso establecido en la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos
del niño, y respetando siempre el criterio de la privación de la libertad como último
recurso. Esto significa –dice la Observación General 10:
Que los Estados Partes deben tener un servicio competente de libertad vigilada que
permita recurrir en la mayor medida y con la mayor eficacia posibles a medidas como
las órdenes de orientación y supervisión, la libertad vigilada, el seguimiento
comunitario o los centros de presentación diaria obligatoria, y la posibilidad de una
puesta anticipada en libertad.
Sin embargo –agregaríamos nosotros- la carencia de tales servicios no debe ser
un pretexto para encerrar a los menores de edad negándoles otras formas de sanción
no privativas de libertad. Es contrario al principio de proporcionalidad de las
sanciones que un tribunal diga a un adolescente “a usted le correspondería libertad
vigilada, pero como tenemos pocos funcionarios vigilantes le vamos a imponer pena de
prisión”.
En cuanto al punto c) sobre la edad de los niños que tienen conflictos con la
justicia, desde su reciente reforma constitucional México resolvió el tema de la edad en
un todo de acuerdo con la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del
Niño.
La Observación 10 del Comité dice que respecto de la edad mínima que marca
el ingreso a la responsabilidad penal, los informes presentados por los Estados Partes
ponen de manifiesto la existencia de un amplio margen de edades mínimas, que varían
desde un nivel muy bajo de 7 u 8 años hasta un encomiable máximo de 14 ó 16 años. A
su vez, en un número bastante considerable de Estados Partes hay dos edades
mínimas a efectos de la responsabilidad penal, que se utilizan en relación con el
4
concepto de madurez del menor o la menor. Este sistema induce a confusión señala el
Comité, y puede ocasionar arbitrariedades.
El Comité sugiere recomendaciones a los países partiendo de lo establecido por
el párrafo 3.a. del artículo 40 de la Convención que dice que los niños que cometen un
delito cuando todavía no han cumplido esa edad mínima no podrán considerarse
responsables en un procedimiento penal. Por su parte, los niños que sí tengan la edad
mínima de responsabilidad penal al momento de la comisión de un delito, pero tengan
menos de 18 años, podrán ser objeto de una acusación formal y ser sometidos a un
procedimiento penal acorde con la Convención.
Respecto de la edad mínima, una edad de responsabilidad penal inferior a los
12 años no es internacionalmente aceptable para el Comité, y aconseja a los Estados
Partes que establecieron una edad penal inferior a doce a elevarla hasta 12 como edad
mínima absoluta, y que ojalá sigan elevándola aún más en el futuro. Vale notar aquí
que en Europa la mayoría de los países ha venido fijando la edad mínima en los 14
años. En los cuadros siguientes podemos ver las edades mínimas y máximas que han
venido fijando los países de América Latina que adecuaron sus legislaciones a la
convención de los derechos del Niño, y asimismo las edades que han venido fijando los
países de Europa.
5
EDADES DE INGRESO A LA JUSTICIA PENAL EN PAÍSES DE AMÉRICA LATINA
PAÍS
NOMBRE LEY
VIGENTE
O
PROYECTO EN
TRÁMITE
EDAD DE
ENTRADA AL
SISTEMA DE
JUSTICIA PENAL
JUVENIL
EDAD DE
ENTRADA AL
SISTEMA DE
ADULTOS
BOLIVIA CÓDIGO DEL NIÑO,
NIÑA Y ADOLESCENTE
12 AÑOS 16 AÑOS
BRASIL ESTATUTO DE LA
NIÑEZ Y LA
ADOLESCENCIA
12 AÑOS 18 AÑOS
COSTA RICA LEY DE JUSTICIA
PENAL JUVENIL
12 AÑOS 18 AÑOS
ECUADOR CÓDIGO DE LA NIÑEZ
Y ADOLESCENCIA
12 AÑOS 18 AÑOS
EL SALVADOR CÓDIGO DEL MENOR 12 AÑOS 18 AÑOS(1)
ESPAÑA
LEY ORGÁNICA
REGULADORA DE LA
RESPONSABILIDAD
PENAL DE LOS
MENORES
14 AÑOS
18 AÑOS(2)
HONDURAS CÓDIGO DE LA NIÑEZ 12 AÑOS 18 AÑOS
GUATEMALA CÓDIGO DE LA NIÑEZ
Y LA JUVENTUD
12 AÑOS 18 AÑOS
NICARAGUA CÓDIGO DE LA NIÑEZ
Y LA ADOLESCENCIA
13 AÑOS 18 AÑOS
PANAMÁ LEY DEL RÉGIMEN
ESPECIAL DE
RESPONSABILIDAD
PENAL PARA LA
ADOLESCENCIA
14 AÑOS 18 AÑOS
PARAGUAY
CÓDIGO DE LA NIÑEZ
Y ASOLESCENCIA
14 AÑOS 17 AÑOS(3)
PERU CÓDIGO DEL NIÑO Y
DEL ADOLESCENTE
12 AÑOS 18 AÑOS
R. DOMINICANA
CÓDIGO PARA EL
SISTEMA DE
PROTECCIÓN Y LOS
DERECHOS
FUNDAMENTALES DE
NIÑOS, NIÑAS Y
ADOLESCENTES
13 AÑOS
18AÑOS
URUGUAY
CÓDIGO DE LA NIÑEZ
Y LA ADOLESCENCIA
13 AÑOS 18 AÑOS
VENEZUELA LEY ORGÁNICA PARA
LA PROTECCIÓN DEL
NIÑO Y DEL
ADOLESCENTE
12 AÑOS 18 AÑOS
Rita Maxera y Elías Carranza, ILANUD
6
(1) El Salvador La ley antimaras vigente denominada LEY PARA EL COMBATE DE
LAS ACTIVIDADES DELINCUENCIALES DE GUPOS O ASOCIACIONES
ILÍCITAS DELINCUENCIALES del 1° DE ABRIL DEL 2004, modifica la ley del
Menor Infractor en los referente a la edad ya que incorpora el criterio de
discernimiento al que llama “habilitación de edad” lo que significa que el menor de 18
años que posea”discernimiento de adulto” es juzgado como tal.
(2) España: Excepcionalmente puede aplicarse a los mayores de 18 menores de 21
según lo previsto dicha ley, Artículo 4. Régimen de los mayores de dieciocho años.
1. De conformidad con lo establecido en el artículo 69 de la Ley Orgánica 10/1995, de 23
de noviembre, del Código Penal, la presente Ley se aplicará a las personas mayores de
dieciocho años y menores de veintiuno imputadas en la comisión de hechos delictivos,
cuando el Juez de Instrucción competente, oídos el Ministerio Fiscal, el letrado del
imputado y el equipo técnico a que se refiere el artículo 27 de esta Ley, así lo declare
expresamente mediante auto.
2. Serán condiciones necesarias para la aplicación de lo dispuesto en el apartado
anterior las siguientes:
2.1. Que el imputado hubiere cometido una falta, o un delito menos grave sin violencia o
intimidación en las personas ni grave peligro para la vida o la integridad física de las
mismas, tipificados en el Código Penal o en las leyes penales especiales.
2.2. Que no haya sido condenado en sentencia firme por hechos delictivos cometidos una
vez cumplidos los dieciocho años. A tal efecto no se tendrán en cuenta las anteriores
condenas por delitos o faltas imprudentes ni los antecedentes penales que hayan sido
cancelados, o que debieran serlo con arreglo a lo dispuesto en el artículo 136 del Código
Penal.
2.3. Que las circunstancias personales del imputado y su grado de madurez aconsejen la
aplicación de la presente Ley, especialmente cuando así lo haya recomendado el equipo
técnico en su informe.
(3) Paraguay: El Código de la Niñez establece una edad mínima para la
responsabilidad penal “a partir de la adolescencia”. Esto remite a la Ley 2179 año
2003 que determina que adolescente es toda persona humana desde los 14 hasta los 17
años.
EDADES DE INGRESO A LA RESPONSABILIDAD PENAL
EN PAÍSES EUROPEOS
Países
Responsabilidad
penal atenuada
(derecho penal de
menores)
Responsabilidad
penal (derecho penal
de adultos)
Mayoridad civil
Alemania 14 18/21 18
Inglaterra y Gales 10/15* 18/21 18
Austria 14 19 19
Bulgaria 14 18 18
España 14 18/21 18
Francia 13 18 18
Grecia 13 18/21 18
Holanda 14 18 18
Irlanda 7/15* 18 18
7
Italia 14 18/21 18
Noruega 15 18 18
Países Bajos 12 18/21 18
Ex -Checoslovaquia 15 18 18
Ex - Yugoslavia 14/16* 18/21 18
* Mayoridad penal concerniente a la prisión de los menores
Fuente: Frieder Dünkel, “Orientaciones de la política criminal en la justicia juvenil”,
en el libro Derecho Penal Juvenil, de Carlos Tiffer Sotomayor et alii, ILANUD/DAAD
2002:502
El Comité expresa también su preocupación por la práctica de prever
excepciones a la edad mínima de responsabilidad penal, que permiten la aplicación de
una edad mínima aún menor en los casos en que, por ejemplo, se acusa al niño de
haber cometido un delito grave, o se considera que está suficientemente maduro para
considerársele penalmente responsable. El Comité recomienda firmemente que se fije
una edad y se la respete, y no se permitan luego excepciones para utilizar una edad
aún más baja.
En cuanto al límite de edad superior de la justicia de menores, que marca el
pasaje a la justicia penal de adultos, el Comité adopta el criterio que establece el art. 1
de la Convención de los Derechos del Niño, y propone que los Estados lo fijen por lo
menos en 18 años; es decir, que los y las menores de edad permanezcan en la justicia
penal juvenil hasta los 17 años inclusive. El Comité observa asimismo con
preocupación que aún hay estados que establecen edades de 16 y de 17 años para el
ingreso a la justicia penal de adultos, aplicables a los adolescentes que cometen
determinados delitos que se consideran graves. Por otra parte, expresa reconocimiento
hacia algunos Estados Partes que permiten la aplicación de las normas de la justicia
de menores a personas que tienen 18 años o más, por lo general hasta los 21, bien sea
como norma general o como excepción.
En cuanto al punto d) que se refiere a las garantías de un juicio imparcial, la
Observación General 10 del Comité reitera la necesidad del debido proceso y de que se
respeten en el caso de los menores de edad las mismas garantías penales, procesales y
de ejecución que amparan a las personas adultas, además de las garantías específicas
que les corresponden por su condición de menores de edad. Este punto fue también
resuelto adecuadamente por México a partir de la reciente reforma constitucional.
El documento del Comité destina párrafos a los temas de la garantía de
irretroactividad de la ley penal (art. 40, 2, a), al principio de presunción de inocencia
(art. 40, 2, b, i), al derecho a ser escuchado (art. 12), al derecho a una participación
efectiva en los procedimientos (art. 40, 2, b, iv), a la información directa y sin demora
de los cargos (40, 2, b, ii), al derecho a la asistencia jurídica u otra asistencia
apropiada (40, 2, b, ii), al derecho a las decisiones sin demora y con la participación de
los padres (40, 2, b, iii), al principio de igualdad entre las partes (40, 2, b, iv), al
derecho de apelación (40, 2, b, v), al derecho a la asistencia gratuita de un intérprete
(40, 2, vi), y al derecho al respeto a la vida privada (arts. 16 y 40, 2, b,vii).
En cuanto al punto e) referido a las medidas o sanciones aplicables a los
menores de edad el Comité subraya que la decisión de iniciar un procedimiento penal
contra un menor no implica necesariamente que el proceso deba concluir con el
pronunciamiento de una sentencia formal. El fiscal y el tribunal deben considerar
continuamente las alternativas posibles a una sentencia condenatoria, y considerar
8
asimismo una amplia variedad de alternativas posibles a la privación de libertad e
internación en instituciones.
Respecto de la sanción privativa de libertad y la internación en instituciones, en
la década de los 90 el ILANUD llevó a cabo un proyecto de investigación y acción con la
Cooperación de la Comisión Europea, en el que participaron todos los países de
América Latina más España e Italia, titulado “Derechos Humanos: niños, niñas y
adolescentes privados de libertad en América Latina”. En el caso de México, por su
gran extensión el proyecto se llevó a cabo solo en el Estado de México1, y en el caso de
Argentina en la Provincia de Santa Fe. En el Estado de México recorrimos en aquella
oportunidad la institución Quinta del Bosque, y un gran número de los entonces
existentes Consejos Tutelares de Menores.
Es importante recordar que en aquél entonces, en 1994, con el derecho
tradicional tutelar, el estado de México exhibía un número muy reducido de menores
de edad privados de libertad, con una tasa de 3 por cien mil obtenida sobre la
población de 5 a 17 años ambos extremos incluidos, que era más baja que la de todos
los otros países de América Latina, como asimismo más baja que la que había en
España e Italia (Ver el cuadro). Luego de aquella medición la tasa fue subiendo.
Habría que medirla en la actualidad, ahora, y también cierto tiempo después de que
entre en funcionamiento la futura justicia penal juvenil adecuada a la convención,
para medir el efecto del nuevo sistema. Por muy bien que funcionara en el futuro creo
que difícilmente se alcanzaría la tan baja de encierro que se alcanzara en los años 90.
Creo que tal ejercicio comparativo sería interesante, porque seguramente pondrá de
manifiesto que la ley no lo es todo, y que es muy importante también la actitud y la
forma de trabajar de los operadores de la justicia.
MENORES DE EDAD PRIVADOS DE LIBERTAD POR DELITO,
TASAS POR CIEN MIL 1994-1997
1994 1995 1996 1997
HONDURAS 101 74 1002 80
PANAMÁ 36 59 62 59
URUGUAY 59 73 65 57
ECUADOR 24 33 44 57
COLOMBIA 70 63 60 54
EL SALVADOR 14 153 21 27
NICARAGUA 23 19 23 24
CHILE 8 5 18 18
GUATEMALA 16 12 13 12
ESPAÑA 13 10 11 11
MÉXICO(Edo) 3 74 8 10
1 Los resultados del estudio fueron publicados en un libro titulado “Justicia Juvenil en el
Estado de México y análisis comparativo con los sistemas de tratamiento de menores de la
República Mexicana”, autoras Mireille Rocatti y Evangelina Lara, Toluca 1996. 2 El 5 de septiembre entra en vigencia el nuevo Código de la Niñez y la Adolescencia de
Honduras. 3 El 1 de mayo de 1995 entre en vigencia la nueva Ley del Menor Infractor de El Salvador.
9
BOLIVIA 12 - - 8
BRASIL 5 5,4 8
PERÚ 9 9 7
ITALIA 4 4 4
COSTA RICA 11 12 25 3
Fuente: Elías Carranza, ILANUD. -Las cifras absolutas de privados de libertad
fueron proporcionadas por los Gobiernos de cada país. -Las tasas se obtuvieron
sobre la base de la población de personas entre 5 y 17 años, ambas edades inclusive,
utilizando como fuente el Boletín del Centro Latinoamericano de Demografía
CELADE # 55, año 1995.
-Las tasas de Guatemala incluyen también casos de privados de libertad “por
protección”
Luego de este breve repaso por los otros componentes de la política pública,
regresemos al punto a) sobre prevención del delito:
Algunas de las categorizaciones que pueden hacerse de las diversas formas de
prevención del delito son las siguientes:
i. prevención policial;
ii. prevención por medio de la justicia penal;
iii. prevención situacional;
iv. prevención por medio de la tenencia y portación de armas;
v. prevención por medio de la comunidad o municipales;
vi. primaria o social.
Las diversas categorías no son excluyentes ni tampoco exhaustivas. Por la
naturaleza de esta presentación, en lo que sigue nos detendremos en la llamada
prevención primaria o social, porque no se trata –o no se trata solamente- de poner
más rejas, alarmas y otras tecnologías para defendernos de los adolescentes, sino de
que nuestros adolescentes vivan en una sociedad que no los induzca a cometer delitos,
y que cometan pocos delitos.
Hay algunos hallazgos de la criminología que son tan antiguos casi como la
criminología misma y que han sido constantemente verificados a lo largo del tiempo de
diversas maneras y con distintos marcos teóricos. Son como el tejido de Penélope, se
tejen, destejen y tejen nuevamente con distintas palabras, en distintas sociedades y en
diversos momentos históricos, y siguen siendo válidos, porque, lamentablemente, las
sociedades avanzan científica y tecnológicamente pero son pocos los casos en que
avanzan reduciendo los factores asociados al delito. Uno de tales hallazgos es el de
que la criminalidad ordinaria o común, oficialmente registrada, es cometida en muy
alta proporción por personas pertenecientes a los sectores de menores recursos y
menor poder. Es importante notar que hemos dicho “criminalidad ordinaria
oficialmente registrada”, con lo cual estamos advirtiendo que existen otros casos de
4 El 20 de enero de 1995 entra en vigor la nueva Ley de Prevención Social y Tratamiento de
Menores del Estado de México. 5 El 1 de mayo de 1996 entra en vigencia la nueva Ley de Justicia Penal Juvenil de Costa Rica.
10
criminalidad ordinaria no oficialmente registrada, y también formas de criminalidad
no ordinaria de delitos cometidos por personas de mayores recursos y mayor poder.
Este antiguo hallazgo de la criminología lo corroboramos también nosotros en el
ILANUD durante la investigación citada, encontrando que en todos los países la casi
totalidad de los y las menores de edad privados de libertad por delito pertenecían a los
sectores socioeconómicos medio bajo, bajo, y de excluidos, y que, entre otras
características tenían entre 3 y 5 años de retraso escolar, tanto en los países de
América Latina como en España e Italia.
La relación entre clase social y delito se “redescubre” una vez más a partir de la
década de los 90, pero ahora afinando el conocimiento que se tenía del fenómeno.
Varios investigadores correlacionan indicadores de distribución del ingreso con tasas
de delitos contra la propiedad y contra las personas y verifican que los países que
tienen una distribución del ingreso más inequitativa tienen también una mayor
frecuencia delictiva, y viceversa; y que en un mismo país, si a lo largo del tiempo
aumenta la inequidad de la distribución del ingreso aumenta el delito, y decrece si
sucede lo contrario. Las correlaciones se obtuvieron sobre todo a partir del Índice de
Gini, y fueron verificadas ya por lo menos en 39 países, en el caso de América Latina y
el Caribe en Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Dominica, Jamaica, México, Panamá,
Perú, Trinidad y Tobago, y Venezuela.
Como era de prever, la inequidad de la distribución del ingreso no incide
solamente en las tasas de delito, sino también en la salud, la educación, la vivienda, el
trabajo, y en todos los órdenes sociales, encontrándose siempre que las peores
mediciones de los diversos indicadores se observan en las clases sociales de menores
recursos, a las que más negativamente afecta la inequidad de la distribución. Cada
una de estas variables se retroalimenta a su vez con las otras, o sea que si bien la
variable socioeconómica tiene mucho que ver, no estamos en presencia de un
determinismo exclusivamente economicista, sino de una realidad de sociedades con
gran inequidad en la distribución del ingreso, del bienestar social, y de la
riminalización, realidad que debemos reconocer, y sobre todo debemos tratar de
corregir.
La correlación “inequidad de la distribución del ingreso–delito” es coincidente
con el panorama que se desprende del cuadro del ranking mundial de desarrollo
humano de los países que elabora y distribuye anualmente el PNUD. Al observar
dichos cuadros puede apreciarse que los países que tienen más alta puntuación en
desarrollo humano son también los que tienen menos delito oficialmente registrado, y
viceversa.
En cuanto al retraso escolar, nuevamente tenemos que la criminología ha
medido en numerosos países, -sobre todo en materia de delincuencia juvenil- la
correlación que existe entre éste y el delito oficialmente registrado, o la
“criminalización”. Nuevamente encontramos que hay delito en todas las franjas de
población con diversos niveles de escolaridad o académicos, pero los que tienen grados
más bajos de escolaridad si delinquen tienen mayores posibilidades de ser captados
por la justicia penal, con lo cual, promoviendo que los niños, niñas y adolescentes
completen sus estudios reducimos un factor de riesgo respecto de su posible
criminalización.
De manera que la prevención primaria o social es la principal forma de
prevención para abordar el tema del delito juvenil.
Al respecto, el texto de la Observación General 10 del Comité de los Derechos
del Niño nos recuerda que la Convención de las Naciones Unidas de los Derechos del
11
Niño establece que uno de sus objetivos más importantes es promover el desarrollo
pleno y armonioso de la personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y física del
niño (preámbulo y arts. 6 y 29), y que deben adoptarse
…medidas para el ejercicio pleno y en condiciones de igualdad de los derechos a un
nivel de vida adecuado (art. 27), al disfrute del más alto nivel posible de salud y de
atención sanitaria (art. 24), a la educación (arts. 28 y 29), a la protección contra toda
forma de violencia, perjuicio o abuso físico o mental (art. 19) y explotación económica o
sexual (arts. 32 y 34), así como a otros servicios apropiados de atención o protección de
la infancia.
Dicho en pocas palabras, la Observación General 10 insiste en la imperiosa
necesidad de la prevención primaria al máximo nivel (bienestar social), y ello es cada
vez más urgente en una región de países como la nuestra, algunas de cuyas
características son las siguientes:
i. Exhibe niveles de pobreza altísimos, (ver cuadro sobre pobreza al final de
este trabajo), que van acompañados de altas cifras de inequidad de la
distribución del ingreso que se mantienen en el tiempo. A partr del
coeficiente de Gini, el indicador más utilizado para medir la desigualdad
CEPAL clasífica a los países en cuatro categorías según que su concentración
del ingreso sea baja, media, alta o muy alta. Uruguay es el único país con
concentración del ingreso baja; el estrato medio está integrado por Costa
Rica, Ecuador (área urbana), El Salvador, Panamá (área urbana), Perú y
República Bolivariana de Venezuela. En el estrato de alta concentración del
ingreso se ubican Argentina (área urbana), Chile, Guatemala, México,
Nicaragua, Paraguay y República Dominicana. Por último, Bolivia, Brasil,
Honduras y Colombia, en ese orden, figuran en el estrato de muy alta
concentración del ingreso o inequidad6.
ii. La FAO y otros organismos especializados de las Naciones Unidas han
advertido que como consecuencia de la crisis alimentaria mundial la pobreza
y la pobreza crítica aumentarán gravemente en los países, y que se espera
que la situación se prolongue durante por lo menos quince años;
iii. Tiene altísimos porcentajes de menores de edad que se encuentran fuera de
la escuela, y UNICEF, UNESCO y otros organismos especializados han
anunciado que según las tendencias actuales en materia de educación
ningún país logrará cumplir con el objetivo del milenio de universalizar la
escuela primaria para el año 2015.
iv. Los países han delegado a los ejércitos la represión de las “maras”, y con ello
la represión de la delincuencia juvenil. Las maras son sin duda un grave
fenómeno, resultado de sociedades con gran injusticia social que marginaron
a su niñez y adolescencia en la indigencia y la violencia durante muchísimos
años. Y resolver el problema de las maras no se logrará con la violencia de
los ejércitos ni con ejecuciones paramilitares y parapoliciales. Se logrará con
justicia penal transparente, eficaz y sin impunidad, acompañada de mucha
justicia social. En cuanto a las y los menores de edad que integran maras, la
6 Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Panorama social de América Latina
2006: 90. EUA: Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
12
Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño establece
que los menores de edad que delincan deben ser sometidos a la justicia penal
juvenil especializada, no a los ejércitos.
Por todo lo anterior, reafirmamos que los componentes estratégicos de una
política pública para la prevención del delito en materia penal juvenil deberían ser los
establecidos en la convención de las Naciones Unidas sobre los derechos del Niño7 y en
las “Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia juvenil
(Directrices de Riad)” que con el consenso de todos los países fueran sancionadas por la
Asamblea General en diciembre de 19908, instrumentos ambos que cada vez tienen
más actualidad y vigencia.
Una estrategia para establecer sociedades más equitativas, con más justicia
social en materias de salud, vivienda, trabajo, educación, acceso a la cultura y también
con menos delito, podría iniciarse con una intensa labor por parte de las
organizaciones de la sociedad civil, de los partidos políticos, y de los funcionarios y
funcionarias sensibles de todas las áreas de gobierno, tendiente a comenzar por
redistribuir los presupuestos nacionales y los dineros que ingresan por medio de la
cooperación internacional, elevando significativamente los porcentajes de las áreas de
bienestar social reduciendo proporcionalmente otros renglones que, aunque
importantes, no tienen la misma urgencia.
Es prioritario y urgente destinar mayores recursos a las áreas de bienestar
social, por cuanto porcentajes altísimos de población de los países de la región viven en
situación de estado de necesidad. En promedio el 37 % de los habitantes de América
Latina -en números absolutos casi 200 millones de personas- es pobre, es decir, sus
ingresos no alcanzan a satisfacer sus necesidades básicas, y en numerosos países la
indigencia, es decir la situación de las personas a quienes lo que ganan no les alcanza
ni siquiera para comer lo necesario, supera el 20%9.
La situación ha sido así desde tiempo inmemorial, y CEPAL ha venido
señalándolo con alarma desde 198010. Nos hemos acostumbrado a observar esta
realidad como algo inmutable, que sencillamente es así, y raramente quienes tienen
funciones de gobierno y el control de las economías hacen verdaderos esfuerzos para
corregirla.
Los países requieren con verdadera urgencia una distribución del ingreso más
equitativa, y un paso hacia ello sería comenzar con la redistribución presupuestaria.
Hay que realizar trabajo político para lograr ese objetivo y establecer políticas
universales en materia de salud, vivienda, educación y otras áreas sociales. No
centrarnos en programas focalizados “de emergencia”, de corto plazo, caros, destinados
a consultorías y diagnósticos de situación que se repiten año tras año y década tras
década sin corregir nuestras estructuras sociales injustas.
Deberíamos comenzar esta tarea política con urgencia.
7 Asamblea General (1989). Resolución 44/25. EUA: Asamblea General. 8 ______ (1990). Resolución 45/112. EUA: Asamblea General. 9 CEPALC “Panorama social de América Latina 2007”. 194.400.000 personas la cifra absoluta
de pobres a la fecha del informe. 10 Ver los informes anuales sociales de CEPAL desde 1980 en adelante.
13
AMÉRICA LATINA: POBREZA E INDIGENCIA
POBLACIÓN BAJO LA LÍNEA
DE POBREZA
POBLACIÓN BAJO LA LÍNEA
DE INDIGENCIA
CHILE 13,7 3,2
URUGUAY 18,5 3,2
COSTA RICA 19,0 7,2
ARGENTINA c/ 21,0 7,2
R.B. VENEZUELA 30,2 9,9
PANAMÁ 30,8 15,2
MÉXICO 31,7 8,7
BRASIL 33,3 9,0
ECUADOR 43,0 16,1
PERÚ 44,5 16,1
R. DOMINICANA 44,5 22,0
COLOMBIA 46,8 20,2
EL SALVADOR 47,5 19,0
GUATEMALA 60,2 30,9
PARAGUAY 60,5 32,1
BOLIVIA 63,9 34,7
NICARAGUA 69,4 42,4
HONDURAS 71,5 49,3
E.Carranza, ILANUD, adaptado de Panorama Social de América Latina 2007, CEPAL,
noviembre 2007:9. c/ Área urbana.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Asamblea General (1989). Resolución 44/25. EUA: Asamblea General.
______ (1990). Resolución 45/112. EUA: Asamblea General.
CEPALC. Panorama social de América Latina 2007.
Código de la Niñez y la Adolescencia de Honduras.
Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Panorama social de América
Latina 2006: 90. EUA: Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
Frieder D. (2002). “Orientaciones de la política criminal en la justicia juvenil”. En:
Derecho Penal Juvenil. Tiffer Sotomayor, C. et al. (2002) ILANUD/DAAD.
Ley del Menor Infractor de El Salvador.
Ley de Prevención Social y Tratamiento de Menores del Estado de México.
Ley de Justicia Penal Juvenil de Costa Rica.
Rocatti, M. y Lara, E. (1996). Justicia Juvenil en el Estado de México y análisis
comparativo con los sistemas de tratamiento de menores de la República
Mexicana. México: S.E.