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1 LA SEGREGACION OCUPACIONAL DE GENERO Y LAS DIFERENCIAS SALARIALES ENTRE LOS ASALARIADOS PRIVADOS (1990-2000) Verónica Amarante Alma Espino Julio 2002 INSTITUTO DE ECONOMIA Serie Avances de Investigación AI 01/02

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LA SEGREGACION OCUPACIONAL DE GENEROY LAS DIFERENCIAS SALARIALES ENTRE LOSASALARIADOS PRIVADOS (1990-2000)

Verónica AmaranteAlma Espino

Julio 2002

INSTITUTO DE ECONOMIASerie Avances de Investigación

AI 01/02

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I. INTRODUCCIÓN.................................................................................................... 3II. EXPLICACIONES TEÓRICAS............................................................................... 3III. ASPECTOS METODOLOGICOS........................................................................... 5

III.1 Estimación de las diferencias salariales................................................................ 5III.2 Elección del universo de estudio........................................................................... 7

IV. Las diferencias por genero en el mercado laboral en Uruguay................................. 7IV.1 Participación, empleo y remuneraciones .............................................................. 8IV.2 Segregación ocupacional.................................................................................... 13

V. ESTIMACION DE LAS ECUACIONES SALARIALES ..................................... 15VI. COMENTARIOS FINALES .................................................................................... 16BIBLIOGRAFIA ............................................................................................................ 17ANEXO 1........................................................................................................................ 19ANEXO METODOLÓGICO ......................................................................................... 20

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I. INTRODUCCIÓN

Las remuneraciones percibidas en promedio por hombres y mujeres en el mercadolaboral uruguayo mantienen significativas diferencias, aunque con una tendenciadecreciente. Cuando esta brecha salarial no resulta de diferencias en la productividad delos trabajadores, se atribuye a factores de discriminación. Investigaciones recientesencuentran que los factores que fundamentalmente explican la disminución en la brechasalarial por sexo son los niveles de capital humano y las características de la inserciónlaboral (Rivas y Rossi 2000). Simultáneamente, la segregación ocupacional, entendidacomo la exclusión de las mujeres de ciertas ocupaciones, también aparece como unfenómeno persistente en Uruguay (Amarante y Espino, 2001). En la medida que ambosfenómenos pueden estar asociados, este trabajo se propone explorar bajo la hipótesis de"crowding" (Bergmann 1974), la incidencia de la segregación ocupacional en lasdiferencias salariales por sexo en el sector privado durante el período 1990-2000.

II. EXPLICACIONES TEÓRICAS

En el marco de la teoría neoclásica, dado el supuesto según el cual las conductas de losempleadores y las firmas se orientan a la maximización de las utilidades, es esperableque los trabajadores se asignen eficientemente a los puestos de trabajo sobre la base delas calificaciones requeridas y la compensación ofrecida. Si existieran factores dediscriminación, las diferencias salariales entre individuos con la misma calificacióndeberían tender a desaparecer a través del tiempo, debido a las presiones de lacompetencia. Sin embargo, las brechas salariales por sexo se mantienen y para explicarsus causas y su persistencia se han ensayado diferentes enfoques enfatizando tanto enfactores de demanda como de oferta.

Entre los primeros, el modelo de Becker (1957, 1971) ha tratado de explicar ladiscriminación laboral y la segregación ocupacional, sobre la base de las preferencias delos empleadores, los consumidores o los compañeros de trabajo1. Por su parte, unenfoque posterior, el de discriminación estadística (Aigner y Cain 1977) señala que losempleadores en un mundo con información imperfecta, utilizan las característicasobservables de un grupo de trabajadores en promedio, para predecir la productividadindividual. Esas predicciones se basan en estereotipos que pueden estar originados endiferencias “naturales” o en los efectos de la discriminación previa.

Entre los factores de discriminación vinculados a la oferta, la teoría neoclásica se hacentrado en el análisis de las diferencias de capital humano entre hombres y mujeres, lasque permitirían explicar las brechas salariales por sexo. Estas diferencias dependeríande decisiones individuales y de las familias, previas al ingreso al mercado laboral.Dichas decisiones se realizan tomando en cuenta no solamente las capacidades humanasy financieras, sino también la perspectiva de utilización de capital humano acumulado(Mincer y Polachek 1974).

Los autores vinculados a la corriente de la Nueva Economía Doméstica en EstadosUnidos (Becker 1965; Mincer 19622) al considerar la división de género predominante 1 Citado en Cain (1986)2 Citado en Gardiner (1996).

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dentro de los hogares, encontraron que esta modificaría la dicotomía clásica en laselecciones económicas ocio - trabajo. Dada la existencia de un patrón de ventajasrelativas, los hombres se verían estimulados a especializarse primordialmente en laproducción para el mercado y las mujeres en las actividades domésticas3. Incluso, bajoel supuesto de la existencia de discriminación, éste podría ser uno de los factores quecontribuyera a desarrollar dichos patrones de especialización (Becker 1985)4.

La discriminación económica en el mercado de trabajo implica que individuos (o gruposde individuos) con las mismas “características económicas” reciben diferentes salarios(en promedio), y estas diferencias están sistemáticamente correlacionadas con ciertascaracterísticas individuales “no económicas”. Las características económicas sonaquellas que afectan la productividad marginal de un individuo. Desde el punto de vistaempírico, comúnmente estas características económicas se identifican con la educación,el ausentismo, la fuerza física, el coeficiente intelectual, etc. (Stiglitz 1973¸ Aigner yCain 1977)

La explicación de las diferencias salariales entre individuos de ambos sexos se haabordado también a través del fenómeno de la segregación ocupacional. Este consiste enla exclusión de las mujeres de ciertas ocupaciones, determinando su concentración enaquéllas de menor remuneración. La segregación horizontal da cuenta de la manera enque se distribuyen hombres y mujeres en diferentes ocupaciones, mientras que lasegregación vertical se refiere a la distribución de hombres y mujeres considerando lasposiciones jerárquicas ocupados por cada uno de ellos.

La segregación ocupacional tiene implicaciones en la persistencia de las desigualdadesde género, entre las que se encuentran las diferencias de ingresos por sexo, no solamenteporque condiciona la elección de puestos de trabajo de las mujeres, sino también lasdecisiones previas al mercado laboral, tanto de participación como de inversión encapital humano. Estos aspectos limitan el desarrollo del capital humano e imponenrigideces en los mercados laborales.

La discriminación económica y la segregación ocupacional pueden estar vinculadas, enla medida que la segregación puede suponer la existencia de alguna forma dediscriminación. Anker (1998) señala la importancia de ésta última como determinantede los diferenciales salariales entre hombres y mujeres, tema que ha sido ampliamenteanalizado en la literatura empírica. Un posible vínculo entre ambos conceptos puedeencontrarse en la “crowding hypothesis”.

El modelo de "over crowding" desarrollado originalmente por Bergmann (1974) explicalas diferencias salariales por sexo basándose en la segregación ocupacional,combinando los factores de oferta y de demanda. La interpretación neoclásica de estaexplicación enfatiza que las mujeres están concentradas en ciertas ocupaciones(“trabajos femeninos”), lo cual causa una exceso de oferta, deprimiendo los salarios5.Esta interpretación se ha cuestionado, en el sentido que la explicación original deBergmann trató de analizar en realidad la construcción cultural e institucional de losmercados de trabajo específicos de género. En este sentido, las prácticas empresariales,

3 Originalmente estas opciones se habían fundamentado en aspectos biológicos o “naturales”.4 Citado en Gardiner (1996)5 continuado por Stevenson (1975), Blau y Hendricks (1979) y Blau (1984)Citados en Wolff (1997)

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las preferencias de los empleadores o sus prejuicios acerca de los roles asociados alsexo, la organización de la reproducción social y la ideología prevaleciente restringen laentrada de las mujeres a un amplio rango de trabajos (Lapidus y Figart 1998). Estosfactores podrían verse reforzados por los provenientes de la oferta, tales como laspreferencias de género que resultan de la socialización a través de la familia y elambiente, y que contribuyen a la creación de roles genéricos para diferentes tipos deocupaciones.

Dada la relevancia del fenómeno de la segregación, su análisis debe incorporarse a laconsideración de las diferencias en las remuneraciones por sexo y sus causas. En esesentido, el objetivo de este documento es analizar y cuantificar la incidencia de lasegregación ocupacional en las diferencias salariales por sexo en el sector privado enUruguay en el período 1990- 2000.

III. ASPECTOS METODOLOGICOS

III.1 Estimación de las diferencias salariales

El abordaje tradicional para el análisis de las desigualdades salariales consiste enrealizar la descomposición de las brechas salariales propuesta por Oaxaca (1973)6. Esteenfoque, que ha sido ampliamente utilizado en los trabajos empíricos, suele analizar labrecha salarial por sexo controlando por una serie de variables asociadas a laproductividad individual. También suelen incluirse variables que dan cuenta de el tipode inserción laboral de los individuos tales como el tipo de ocupación, generalmentemedida a nivel agregado7 y el sector de actividad.

Como se señaló, la hipótesis de crowding provee una explicación sobre la relación entrediferencias salariales y segregación ocupacional, que ha sido constatada en algunostrabajos empíricos. Macpherson y Hirsch (1995) proponen la estimación de ecuacionessalariales que incorporan la composición por género de las ocupaciones, que será lautilizada en este trabajo, y que se expresa de la siguiente forma:

ffffff uFEMXW ++= θβ **

mmmmmm uFEMXW ++= θβ **

donde Wi es el logaritmo del salario, Xi es un vector de variables que contiene lascaracterísticas de los individuos (en general se considera la edad, la experiencia laboral,el nivel educativo, etc.) y la variable FEM que refleja el porcentaje de mujeres en laocupación a la que pertenece el individuo 8. Con esta variable se pretende incorporar elefecto de la segregación ocupacional en la explicación de las diferencias salariales porsexo.

6 Una descripción detallada de esta metodología puede encontrarse en Amarante y Espino (2000).7 Tipos de ocupación a 1 dígito de la Clasificación Ocupacional del Programa del Censo de América de 1970(COTA-70).8 En este trabajo se considera la ocupación a dos dígitos de la COTA 70.

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De este modo , la brecha salarial puede descomponerse de la siguiente manera:

)ˆˆ(*)ˆˆ()ˆˆ(*)ˆˆ(ˆ)(ˆ)( ** θθββθθββθβ −−−−−+−+−+−=− ffffmmmmfmfmfm FEMXFEMXFEMFEMXXWW

el primero y el segundo término de la ecuación corresponden a la parte de la brechasalarial que puede explicarse por diferencias en las características de los individuos y enla composición por género de las ocupaciones 9. Los demás términos reflejan la parte noexplicada de la brecha, que obedece a diferencias en los coeficientes de Xi y FEM. Estoscomponentes usualmente se interpretan como los efectos de la discriminación, aunqueestos términos también pueden ser consecuencia de las diferencias no observables entrelos individuos.

Para los cuatro últimos términos de la descomposición, se está midiendo la diferenciaentre los retornos a las diferentes características prevalecientes para los hombres y lasmujeres y los retornos que existirían en un mercado laboral no discriminatorio( *β̂ y *θ̂ ). Como señaló Neumark (1988), en un mercado no discriminatorio nopredominaría la estructura salarial femenina ni la masculina, sino una mixta. Oaxaca yRansom (1994) mostraron que la estructura no discriminatoria sería la que surge de laestimación de las ecuaciones salariales mediante mínimos cuadrados ordinarios para elhombres y mujeres considerados conjuntamente.

Macpherson y Hirsch (1995) señalan que el modelo de “crowding” es útil para explicarel valor negativo de θ para las mujeres, pero no es tan claro para los hombres. Si θf <0la composición por género de la ocupación como tal explica una parte del diferencialsalarial, dando sustento a la hipótesis de que los “trabajos de mujeres” pagan menos noporque sean de menor productividad, sino por el efecto de “crowding”.

Considerando que los hombres no son discriminados en el mercado laboral, uncoeficiente θm <0 podría interpretarse como que los trabajos femeninos atraeríantrabajadores con menores habilidades, o en forma alternativa que los hombres enocupaciones femeninas prefieren estos trabajos y optan por aceptar menores salarios. Laprimera de estas interpretaciones indicaría que la composición por género de unaocupación equivale a un índice de calidad de los trabajadores hombres10: los menosproductivos aceptarían salarios menores en ocupaciones que son predominantementefemeninas. Una interpretación alternativa para la relación negativa entre los salarios y lavariable FEM es que muchas mujeres y relativamente menos hombres trabajan enocupaciones con características valoradas positivamente y por lo tanto, ese efectonegativo obedece a una diferencia compensatoria.

Macpherson y Hirsch (1995) señalan que si los hombres y las mujeres pueden recibirsalarios diferentes en una misma ocupación, los modelos de discriminación basados enlas preferencias (Becker 1957, 1971) pueden llevar a la predicción de una relación muydébil, e incluso positiva, entre los salarios y la variable FEM para los hombres.

9 Como señalan Altonji y Blank (1999) las barreras discriminatorias pueden afectar lascaracterísticas de los individuos en el mercado laboral, lo que no se recoge en este tipo de análisis.10 Esta interpretación es válida en cierta medida también para las mujeres, ya que las que poseen mayoreshabilidades podrían insertarse en otro tipo de ocupaciones no femeninas.

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Una consideración adicional para estimar ecuaciones salariales para hombres y mujereses la existencia de un sesgo de selección (Heckman 1979). Este se origina en quesolamente se cuenta con observaciones de salarios para aquellos hombres y mujeresocupados, es decir aquellos para quienes el salario de mercado supera al salario dereserva. Pero la participación de los individuos en el mercado laboral depende de unaserie de características personales y de los hogares. Por lo tanto la ecuación salarial seestima en base a una muestra sesgada lo que puede invalidar los resultadoseconométricos. La propuesta de Heckman (1979) para corregir este sesgo de selecciónes la estimación en dos etapas. En la primer, se estima un modelo probit departicipación en el mercado laboral, que permite calcular las variables de selección paracada grupo de trabajadores (en este caso hombres y mujeres) que se incluyen comovariables explicativas en las ecuaciones salariales.

III.2 Elección del universo de estudio

La opción de seleccionar como universo de análisis a los trabajadores asalariados delsector privado se fundamenta en distintos factores: por un lado existe una participaciónmayoritaria en esta categoría ocupacional sobre el total de las mujeres ocupadas (60%),que justifica la importancia del análisis. Con respecto al sector público, existe evidenciaempírica para numerosos países que también se constata en Uruguay (Amarante 2001)respecto a que las diferencias por sexo son insignificantes o inexistentes en estacategoría ocupacional. Esto puede obedecer a que en el sector operan en menor medidalos factores de discriminación por el lado de la demanda, en función de las formas decontratación y promoción, así como en la política de fijación de salarios. La opción deno considerar a los trabajadores por cuenta propia obedece a que si bien un 18% de lasocupadas se inserta en esta categoría, las condiciones de entrada y salida así como defijación de remuneraciones para este segmento de los trabajadores, no obedecen a lasmismas reglas que las del mercado de los asalariados privados. En síntesis, laimportancia cuantitativa de los asalariados privados y el funcionamiento típicamente demercado del sector, regido por las leyes de la demanda y la oferta, justifica su elecciónpara este tipo de estudio.

La información utilizada proviene de la Encuesta Continua de Hogares del InstitutoNacional de Estadística11.

IV. LAS DIFERENCIAS POR GENERO EN EL MERCADO LABORAL ENURUGUAY

La discriminación laboral por razones de sexo ha sido un tema considerado por lalegislación nacional en forma relativamente reciente a partir de la aprobación de la LeyNº 16.045 (1989)12 que prohibe toda discriminación que viole el principio de igualdadde trato y oportunidades para ambos sexos en cualquier sector de actividad. Incluso, esrecién a partir de 1985 en que se eliminan todas las formas de trato desigual en la

11 Debido al cambio de muestra en la ECH a partir de 1998 se consideraron solamente laslocalidades de más de 5000 habitantes en los años anteriores, de manera de contar con series temporalescon mayor compatibilidad.12 Con anterioridad se habían ratificado los Convenios de OIT 100 y 110

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fijación de los salarios de las trabajadoras en el marco de los Consejos de Salarios, quehasta ese momento admitían salarios menores para las mujeres hasta en un 20%. Laprohibición a la que se refiere la ley 16045, es aplicable a los llamados para provisiónde cargos; a los criterios de elección; reclutamiento y contratación, de evaluación derendimiento; al derecho a la promoción y ascenso; a la estabilidad laboral; a losbeneficios sociales; las suspensiones y despidos, particularmente en los casos decambios de estado civil, embarazo o lactancia; las posibilidades de formación oreconversión profesionales y técnica, la capacitación y actualización; el criterio deremuneración. Asimismo, la discriminación de carácter compensatorio orientada apromover la igualdad de oportunidades y trato para ambos sexos en situacionesconcretas de desigualdad, no se encuentra comprendida en la prohibición a que hacereferencia la Ley. Es decir, que no constituye discriminación el hecho de reservar a unsexo determinado la contratación para actividades en que tal condición sea esencial parael cumplimiento de las mismas ni las excepciones que resulten de los ConveniosInternacionales de Trabajo.

No obstante, evaluaciones recientes señalan que en el caso de Uruguay así como en elresto de los países de la región, el problema de la discriminación no es la carencia delegislación y normas, sino más bien las dificultades para su aplicación (Silveira 2000).

IV.1 Participación, empleo y remuneraciones

A lo largo de la década del 90 la tasa de actividad femenina aumentóconsiderablemente, aunque continúa siendo marcadamente menor a la de los hombrespara todos los tramos de edad13. El aumento en los niveles educativos es uno de losfactores más importante para explicar la creciente presencia de las mujeres en la fuerzade trabajo, más allá de otros factores más generales de orden social y cultural14. Estasdiferencias entre tasas de actividad por sexo en la mayor parte de las sociedades sonatribuibles a la división sexual del trabajo, que opera sobre las decisiones laborales delos individuos de ambos sexos. Desde el punto de vista empírico, estos aspectos puedencaptarse al considerar la variable situación conyugal.

Mientras que en el caso de los hombres en la decisión de participar en el mercado detrabajo la variable que parece más significativa es la edad, para cualquier situaciónconyugal, entre las mujeres puede observarse que la tasa de actividad de las casadas esinferior a la de las solteras y las divorciadas, las que presentan tasas similares a las delos hombres. El comportamiento laboral masculino es exactamente contrario alfemenino; la tasa de participación más alta corresponde a los hombres casados y enunión libre. Las mujeres divorciadas por su parte, muestran las mayores tasas departicipación. Estas evidencias reforzarían la hipótesis respecto a que los hombrescontinúan desempeñando de alguna forma el papel de proveedores (bread winners),mientras que las mujeres se mantienen fundamentalmente asociadas a las tareasreproductivas. Sin embargo, la evolución de la tasa de actividad de las mujeres casadasa lo largo del período podría reflejar algunos cambios al respecto, en la medida que para

13 Un análisis del comportamiento de las tasas de actividad por sexo según diversas variables puede verse enAmarante y Espino 200114 La PEA femenina con primaria representaba en 1986 el 40.5% del total, mientras que las universitariasrepresentaban el 7%; para 1999 estas proporciones son 26.6% y 15.5% respectivamente.

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el año 1999, las tasas de actividad de las mujeres casadas resultan similares a las de lassolteras (Amarante y Espino 2001).

A pesar de la evolución en la tasa de actividad mencionada, tanto la tasa de empleocomo la tasa de desempleo confirman la permanencia de una exclusión relativa de lasmujeres del mercado laboral. Asimismo, el promedio de horas trabajadas esconsiderablemente inferior para las mujeres (Cuadro 1).

La participación femenina por categoría de ocupación muestra algunos cambios en ladécada, principalmente en el sector público donde se incrementa. Esto obedeceprincipalmente a la salida de los hombres de este sector en el marco de las políticas dereforma del Estado. El cambio en la participación relativa de los hombres en lacategoría de trabajadores por cuenta propia por su parte, se vincula con undesplazamiento de los hombres desde el trabajo asalariado.

Con respecto a los niveles educativos, se destaca el incremento de la escolaridadpromedio y en particular, la femenina. Esto se refleja también en el aumento de laparticipación femenina entre los asalariados privados con educación media y terciaria.

Cuadro 1. Características del mercado laboral uruguayo1990 2000

Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres TotalTasa de actividad 73.2 43.5 57.0 71.9 49.1 59.6Tasa de empleo 68.2 38.8 52.1 64.1 40.8 51.5Tasa de desempleo 6.9 10.9 8.5 10.9 17.0 13.6Horas promedio trabajadas ( privados) 44.8 35.6 40.7 46.8 36.6 42.1% ocupado en el sector privado 56.0 44.0 100 54.2 45.8 100% ocupado en el sector público 62.2 37.8 100 55.7 44.3 100% ocupado cuenta propia 58.8 41.2 100 65.1 34.9 100Escolaridad promedio (privados) 8.3 8.1 8.2 8.8 9.5 9.1% nivel educativo primario ( privados) 56.1 43.9 100 56.2 43.8 100% nivel educativo secundario (privados) 51.6 48.4 100 50.9 49.1 100% nivel educativo terciario ( privados) 48.7 51.3 100 42.7 57.3 100Fuente: elaborado en base a la ECH.

La distribución de las mujeres por tipo de ocupación15 muestra que aproximadamente latercera parte de las ocupadas se concentra en servicios personales (Amarante y Espino2001). Esta situación normalmente se interpreta como el resultado de condiciones deoferta y demanda que estimulan este tipo de inserción femenina. Por un lado, lascaracterísticas del trabajo desarrollado en estas actividades están vinculadas aaprendizajes realizados por las mujeres como parte de la socialización de género; porotro, son coincidentes con los estereotipos que suelen identificarse por parte de losempleadores con relación a las llamadas cualidades femeninas. En Uruguay buena parte

15 0 Profesionales, técnicos y personas en ocupaciones afines; 1 Gerentes, administradores y funcionarios decategoría directiva; 2 Empleados de oficinas y personas en ocupaciones afines; 3 Comerciantes, vendedores ypersonas en ocupaciones afines; 4 Agricultores, ganaderos, pescadores, cazadores, trabajadores forestales y personasen ocupaciones afines; 5 Conductores de medios de transporte y personas en ocupaciones afines; 6 Artesanos yoperarios en ocupaciones relacionadas con la confección de vestuario y calzado, la carpintería, la mecánica; 7 Otrosartesanos y operarios; 8 Obreros y jornaleros no clasificados en otro grupo; 9 Trabajadores en servicios personales yen ocupaciones afines.

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de la concentración en estas actividades se caracteriza por la alta proporción deempleadas domésticas entre las ocupadas16.

La brecha en las remuneraciones promedio femeninas y masculinas entre los asalariadosprivados es decreciente a lo largo del período de estudio (Gráfico 1 y Cuadro A-1).

G.1. Salarios relativos de las mujeres respecto alos hombres (sector privado)

Total país urbano

0%

1 0 %

2 0 %

3 0 %

4 0 %

5 0 %

6 0 %

7 0 %

8 0 %

9 0 %

100%

1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000Años

Ratio mujeres-hombres

Si consideramos los promedios salariales por sexo según niveles educativos, lasdiferencias han tendido a disminuir en todos los casos. Las mayores diferencias a favorde los hombres se dan entre los ocupados con universidad incompleta y completa(Gráfico 2 y Cuadro A-2).

G.2. Evolución de los salarios relativos por hora de las mujeres respecto a los hombres según niveles educativos (sector privado). Total país urbano

10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

Hasta primariacompleta

Secundariaincompleta

Secundariacompleta

Enseñanza técnica Magisterio yprofesores

Universidadincompleta

Universidadcompleta

1990 2000

La relación positiva entre años de escolaridad y niveles salariales se constata tanto parahombres como para mujeres, sin embargo los niveles salariales de las últimas son

16 En Uruguay las mujeres en el servicio doméstico representan 17% del total de ocupadas.

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siempre inferiores, aunque las diferencias son algo menores al final del período (Gráfico3 y Cuadro A-3).

G.3. Evolución del promedio de salario por hora por sexo según años de escolaridad (sector privado). Total país urbano

3.5

4.0

4.5

5.0

5.5

6.0

Hasta

3

4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 y

másAños

Log

artim

o de

l sal

ario

Mujeres 1990 Hombres 1990

Mujeres 2000 Hombres 2000

Las brechas salariales por sexo también tienden a disminuir cuando se comparan lospromedios de remuneraciones según tipo de ocupación (Gráfico 4 y Cuadro A-4).

G.4. Evolución de los salarios relativos por hora de las mujeresrespecto a los hombres según tipos de ocupación (sector privado).Total país urbano

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

Profesionales, técnicosy directivos

Empleados de oficina Comerciantes ytransportistas

Obreros y operarios Servicios personales

1990 2000

Los salarios de las mujeres presentan menores niveles de desigualdad que los de loshombres. A través del índice de Gini se constata un considerable incremento en ladesigualdad salarial para ambos sexos.

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Cuadro 2. Desigualdad salarial para hombres y mujeres (Gini)Mujeres Hombres

1990 0.406 0.4091991 0.415 0.4421992 0.426 0.4371993 0.408 0.4371994 0.442 0.4601995 0.438 0.4551996 0.443 0.4661997 0.446 0.4621998 0.451 0.4511999 0.434 0.4592000 0.434 0.447

Fuente: elaborado en base a la ECH

La estimación de las funciones de densidad para los salarios privados de mujeres (0) yhombres (1) en 1990 y 2000 permite apreciar estas diferencias en la concentraciónsalarial, así como las diferencias en los promedios. La densidad de los salariosfemeninos siempre se ubican a la izquierda de los masculinos, aunque las diferenciasson menores al final de la década.

Año 1990 Año 2000

Las mayores semejanzas en las funciones de densidad salariales de hombres y mujeresen 2000 se deben principalmente a los movimientos ocurridos en la distribución salarialde las mujeres, ya que la de los hombres no varía significativamente como se aprecia enlas siguientes gráficas.

De

nsity o

f sa

lari

o

salario

0 1

0 299.904

.000223

.00934

Den

sity

of s

alar

io

salario

0 1

0 299.932

.000072

.010487

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Mujeres Hombres

IV.2 Segregación ocupacional

La persistencia de niveles considerables de segregación ocupacional se halla entre losfactores que contribuyen a mantener las desigualdades de género y entre ellas, lasdiferencias de ingresos por trabajo. La segregación ocupacional condiciona la elecciónde puestos de trabajo por parte de las mujeres así como las decisiones previas almercado laboral, tanto de participación como de inversión en capital humano.

Entre 1986 y 1999 las ocupaciones femeninas17 pasan de 20 a 21, debido a que seagregó como femenina la categoría 93, que corresponde a cocineros, meseros, mozos,etc.18. Estas en 1999 representan casi 49% de la ocupación total y en ellas se concentraaproximadamente, el 80% de las ocupadas. Entre estas ocupaciones se destacan lasvinculadas con investigación y docencia, salud, tareas administrativas, serviciospersonales y las relacionadas con el sector textil (Amarante y Espino 2001).

El índice de Duncan (ID)19, un indicador habitualmente utilizado para cuantificar lasegregación ocupacional, no muestra cambios entre 1990 y 2000 si consideramos eltotal de los ocupados. Sin embargo, para los asalariados privados, durante la década delos noventa se verifica un incremento de la segregación ocupacional. Este resultadocoincide con la evolución decreciente de las diferencias salariales por sexo en el mismoperíodo. Esto permite descartar la hipótesis de que la disminución en la brecha salarialpor género se origina en un descenso en la segregación ocupacional.

17 Se consideraron como ocupaciones femeninas aquellas en las cuales la participación de lasmujeres en el total de la ocupación superó el porcentaje de mujeres en el total de la fuerza laboral.18 La clasificación entre femeninas y masculinas se realizó utilizando como límite relativo la participación delas mujeres en el total de la fuerza de trabajo.19 El cálculo del Indice de Duncan se realizó considerando las ocupaciones a dos dígitos de laCOTA 70. Este índice varía entre 0 y 1, aumentando con el nivel de segregación.

Den

sity

of s

alar

io

salario

90 2000

0 299.785

.000073

.010487

Densi

ty o

f sa

lario

salario

90 2000

0 299.932

.000201

.008996

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Cuadro 3. Indice de disimilitud para asalariados privados y total de ocupados.Privados Todos los ocupados

Indice de Duncan Intervalo de confianza Indice de Duncan Intervalo de confianza

1990 0.59 0.58 0.60 0.58 0.57 0.592000 0.62 0.60 0.63 0.58 0.56 0.58

Fuente: elaborado en base a ECH.

La distribución de hombres y mujeres según tramos de participación femenina esexactamente contraria. Los promedios salariales de las mujeres son decrecientes amedida que aumenta el porcentaje de mujeres en las ocupaciones (a partir del segundotramo definido) mientras que para los hombres no sucede lo mismo, a diferencia de laevidencia obtenida en trabajos para otros países (Macpherson y Hirsch 1995). Losniveles de escolaridad de los hombres en las ocupaciones con mayor feminización noson inferiores al promedio masculino del mercado, como sucede en el caso de lasmujeres.

Cuadro 4.Características de los asalariados privados según composición por sexo de lasocupaciones.

1990 2000Porcentaje de mujeres en las ocupaciones Porcentaje de mujeres en las ocupaciones

0-25 25-50 50-75 75-100 0-25 25-50 50-75 75-100MujeresMujeres (%) 7.5 5.7 40.2 46.6 7.2 2.7 42.6 47.5Salarios (promedio) 102.7 144.4 85.1 72.5 125.4 162.3 114.8 101.7Escolaridad (promedio) 8.2 10.3 9.2 7.4 9.9 11.3 10.3 8.7Experiencia (promedio) 19.7 20.5 17.9 21.7 18.3 16.9 18.5 23.8En empresas < de 10 (%) 6.5 5.5 38.9 49.0 3.3 1.5 25.9 69.3En empresas > de 10 (%) 6.3 4.1 25.9 63.8 10.8 3.7 58.1 27.3HombresHombres (%) 65.3 6.9 25.6 2.1 67.0 4.6 25.4 3.1Salarios (promedio) 107.7 169.0 115.2 147.6 113.9 172.2 143.1 144.8Escolaridad (promedio) 7.6 10.2 8.8 9.5 8.3 10.3 10.0 10.2Experiencia (promedio) 20.0 19.6 20.9 17.7 20.4 18.5 20.3 19.9En empresas < de 10 (%) 65.0 7.3 25.6 2.1 67.1 4.3 24.8 3.8En empresas > de 10 (%) 67.7 5.6 24.8 1.9 66.9 4.6 25.6 2.8Fuente: elaborado en base a ECH.

De total de ocupaciones consideradas (75 ocupaciones a dos dígitos), solamente en 19de ellas (25%) los salarios horarios promedio femeninos superan a los masculinos. Estasocupaciones abarcan el 21% del total de ocupados, de los cuales el 83% son hombres.El coeficiente de correlación entre la variable que mide la participación de las mujeres(FEM) y los salarios es –0.013 para 2000. Si consideramos solamente a las mujeres, estecoeficiente vale –0.107 y para los hombres 0.127.

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V. ESTIMACION DE LAS ECUACIONES SALARIALES

El análisis anterior brinda indicios interesantes sobre la relación entre la participaciónfemenina y los niveles salariales en las ocupaciones. Esta información se confirma através de las regresiones que incluyen una variable que refleja el porcentaje de mujerespor tipo de ocupación (variable FEM) para analizar la vinculación entre la segregaciónocupacional y las diferencias salariales. Si se considera la relación lineal existente entrelos salarios y FEM, se verifica que el mayor porcentaje de mujeres en la ocupación serelaciona con menores salarios femeninos, mientras que para los hombres se constata locontrario. El coeficiente de la variable FEM, que denominaremos θ sin ajustar, surge deestimar por mínimos cuadrados ordinarios una ecuación que solamente considera comovariable explicativa del logaritmo del salario por hora a la variable FEM.

Cuadro 5. Coeficientes de FEM (sin ajustar)Mujeres Hombres

θf t P>t θm t P>t1990 -0.815 -21.880 0.000 0.256 7.120 0.0001991 -0.739 -19.090 0.000 0.337 9.310 0.0001992 -0.717 -17.740 0.000 0.358 9.890 0.0001993 -0.674 -18.090 0.000 0.377 10.360 0.0001994 -0.673 -16.600 0.000 0.298 7.990 0.0001995 -0.589 -14.760 0.000 0.420 11.730 0.0001996 -0.662 -16.110 0.000 0.524 14.120 0.0001997 -0.590 -13.990 0.000 0.520 14.050 0.0001998 -0.588 -13.420 0.000 0.447 12.140 0.0001999 -0.561 -12.980 0.000 0.487 13.510 0.0002000 -0.471 -10.800 0.000 0.468 12.780 0.000

Fuente: elaborado en base a ECH

Este primer resultado es interesante ya que estaría indicando que la concentraciónfemenina en las ocupaciones se relaciona con los niveles salariales y que su efecto escontrario para hombres y mujeres. Sin embargo estas estimaciones no toman en cuentalas características personales y de inserción laboral de los individuos. Por ello seestiman las ecuaciones salariales completas, incluyendo esas variables explicativas y laparticipación femenina en la ocupación (ver Anexo Metodológico). Las nuevasestimaciones vuelven a reflejar un efecto significativo y de signo negativo de la variableFEM en los salarios femeninos, aunque, como es de esperar, la magnitud del efecto esmenor que en el caso de las regresiones sin ajustar. Para los hombres sin embargo, losresultados son estadísticamente significativos para algunos años y el efecto vuelve a serpositivo.

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Cuadro 6. Coeficientes de FEM (ajustado)Mujeres Hombres

θaf T P>t θam T P>t1990 -0.329 -5.900 0.000 0.033 0.860 0.3901991 -0.382 -7.600 0.000 0.084 2.160 0.0301992 -0.236 -4.990 0.000 -0.021 -0.560 0.5771993 -0.330 -6.710 0.000 0.048 1.320 0.1881994 -0.355 -7.260 0.000 -0.016 -0.420 0.6711995 -0.264 -5.020 0.000 -0.006 -0.150 0.8781996 -0.282 -6.230 0.000 0.138 3.520 0.0001997 -0.247 -4.840 0.000 0.138 3.380 0.0011998 -0.291 -5.920 0.000 0.090 2.150 0.0321999 -0.249 -5.090 0.000 0.109 2.440 0.0152000 -0.275 -5.490 0.000 0.108 2.570 0.010

La consideración del Cuadro 4 ayuda a comprender mejor estos resultados. Mientrasque los salarios promedio de las mujeres son decrecientes en la medida que aumenta suparticipación en las ocupaciones (para los tres últimos tramos definidos), en el caso delos hombres no sucede lo mismo. Además, la representación de los hombres en lostramos superiores de FEM es escasa, especialmente para el último tramo.

Como la variable FEM no resultó significativa para algunos años en el caso de loshombres, no fue posible realizar la descomposición de la brecha salarial para todo elperíodo.

VI. COMENTARIOS FINALES

El análisis de las diferencias salariales por sexo entre los trabajadores asalariados delsector privado del Uruguay considerando el efecto de la segregación ocupacional, arrojaresultados diferentes a los obtenidos para otros países. El efecto negativo sobre lossalarios femeninos de la concentración de mujeres en las ocupaciones está de acuerdocon las predicciones del modelo de “crowding”. Sin embargo, si se tratara de unproblema exclusivamente de exceso de oferta femenina que rebaja los salarios en esasocupaciones, los salarios masculinos también ser verían afectados en forma negativa.Dado que esto no se verifica mediante las estimaciones realizadas, es necesarioconsiderar hipótesis alternativas que permitan comprender mejor el alcance de losresultados obtenidos. Una primera alternativa es que existan factores de discriminaciónde demanda sobre las mujeres que dan lugar al pago de menores salarios por trabajosiguales. En segundo lugar, podría considerarse el análisis de las ocupaciones en formamás desagregada (a tres dígitos) lo que aportaría más elementos para identificar lasdiferencias en las características del trabajo. Por último, podría haber diferenciasjerárquicas al interior de las ocupaciones o tipos de trabajos de distinta calidad (porejemplo, nocturno) sobre las que pueden operar factores de discriminación previa odecisiones de los trabajadores influidas por la división sexual del trabajo.

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ANEXO 1.

Cuadro A-1. Evolución de los salarios relativospor hora de las mujeres respecto a los hombres(sector privado).Total país urbano

1990 0.731992 0.761994 0.761996 0.811998 0.832000 0.88

Cuadro A-2.Evolución de los salarios relativos por hora de las mujeres respecto a loshombres según niveles educativos (sector privado). Total país urbano.

Hastaprimariacompleta

Secundariaincompleta

Secundariacompleta

Enseñanzatécnica

Magisterioy profesores

Universidadincompleta

Universidadcompleta

1990 0.68 0.73 0.64 0.71 0.71 0.65 0.751992 0.73 0.72 0.61 0.75 0.99 0.68 0.711994 0.76 0.69 0.68 0.82 0.77 0.64 0.591996 0.83 0.83 0.69 0.75 1.17 0.64 0.591998 0.87 0.77 0.73 0.80 0.91 0.71 0.732000 0.89 0.86 0.77 0.84 0.96 0.69 0.82

Cuadro A-3. Evolución de los salarios relativos por hora de las mujeresrespecto a los hombres según tipos de ocupación (sector privado). Total delpaís urbano

Profesionales,téc. y directivos

Empleadosde oficina

Comerciantesy transportistas

Obreros yoperarios

Serviciospersonales

1990 0.6 0.8 0.7 0.7 0.81992 0.6 0.9 0.7 0.7 0.71994 0.6 0.8 0.7 0.7 0.81996 0.7 0.8 0.8 0.8 0.81998 0.7 0.8 0.7 0.8 0.82000 0.7 0.9 0.7 0.8 1.0

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ANEXO METODOLÓGICO

Para la estimación de las ecuaciones salariales se considera como variable dependiente:

LSPRID: la remuneración horaria de la ocupación principal de los asalariados privadosexpresada en logaritmos.. Esta remuneración incluye salarios, comisiones, horas extras,compensaciones e incentivos, beneficios sociales, aguinaldo, salario vacacional,propinas e ingresos en especie.

Las variables explicativas utilizadas son:

ESCOL: promedio de años de estudio o escolaridad,EXPER: experiencia potencial que se calcula como el valor mínimo entre (edad-años deeducación-6) y (edad –14),

EXPERCUA: experiencia potencial al cuadrado,

TAM: Dos variables binarias que distinguen entre los establecimientos de menos de 10y más de 10 ocupados

MONINT: una variable binaria que distingue entre Montevideo (0) y el Interior Urbano(1)

OCUP: variables binarias para cada uno de los tipos de ocupación reclasificados a partirde las ocupaciones a un dígito de la COTA701.Profesionales, técnicos y funcionarios directivos (0 y 1)2.Empleados de oficina (2)3.Comerciantes y transportistas (3 y 5)4Obreros y operarios (6 ,7 y 8)5.Trabajadores de servicios personales (9)6.Otras ocupaciones (4)

RAM: Sector de actividad, Agricultura y canteras y minas (r1) Industria Manufacturera(r3) Construcción (r5), Comercio Rama6 (r6) Transporte y Comunicaciones Rama7 r7Servicios Financieros, inmobiliarios, seguros y servicios a empresas Rama8 r8 Rama9(r9) Servicios comunales, sociales y personales Rama4 (r4),

PFPR: variable de participación de las mujeres en el total de la ocupación definida a dosdígitos.

La variable de selección que también se incluye en las ecuaciones surge de estimar unmodelo Probit de participación laboral en el que las variables independientes son:

ESCOL: promedios de años de estudio o de escolaridad

EXPER: experiencia potencial

Estciv : VARIABLES BINARIAS PARA EL ESTADO CIVIL

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Unión libre y casadoSolteroSeparado y divorciadoViudo

Estruc: VARIABLES BINARIAS ESTRUCTURA DE LOS HOGARES

UnipersonalPareja sin niñosPareja con niñosJefe e hijosExtendidoCompuesto

PRINI: presencia de niños en el hogar que asume el valor 0 si no hay niños y 1 si hayniños (hasta 17 años). El modelo estimado para los hombres incluye las mismasvariables con excepción de presencia de niños en el hogar, que no resultó significativa