la responsabilida del sujeto
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Adriana Puiggrós y John DeweyTRANSCRIPT
EDUCACIÓN Y CRISIS; EL PAPEL DE LA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO,
LA SOCIEDAD Y EL SUJETO, EN LA MIRADA DE JOHN DEWEY Y ADRIANA
PUIGGRÓS.
ABSTRAC
Ambos autores realizan el análisis situacional de la educación en el marco de dos crisis
distantes en el tiempo más de medio siglo, en realidades político-económicas muy
diferentes- E.E.U.U. vs América Latina- y en contextos mundiales marcados por dos
revoluciones que influirán sobre la economía, la sociedad y la educación: las
consecuencias de la segunda revolución industrial (Dewey ,1859-1952) y los acelerados
avances de una revolución informática y tecnológica (Puiggrós,1941) unido a dos
guerras mundiales que llevaron a reorganizar, e hicieron surgir nuevos aspectos
políticos e ideológicos tanto a nivel mundial como estatal.
Si bien recorreremos diferentes obras de Dewey y de Puiggrós tomaremos como base
para este análisis El hombre y sus problemas, Dewey, 1946 y Volver a educar,
Puiggrós, 1995
En escenarios influidos por ideologías políticas distintas, con las características propias
de cada época, será posible que ambos autores lleguen a una misma conclusión luego de
analizar las causas de la crisis en la educación? ¿A quién corresponde en última
instancia la responsabilidad de que la educación esté en crisis? En el hipotético caso de
que lleguemos a una misma respuesta en ambos autores, será entonces que las
diferencias políticas y de época no son tales? La responsabilidad del estado, puede
separarse de la política? El tema de la responsabilidad en Dewey está presente a lo largo
de su obra, buscaremos en Puiggrós coincidencias y diferencias en su concepción de
responsabilidad y en qué puntos ambas se relacionan con la crisis en la educación.
Adriana Puiggrós es política y pedagoga, vinculada activamente a la educación desde su
función política y pública como diputada, John Dewey fue filósofo, pedagogo, analista
de la política norteamericana y mundial. En ambos lo político ocupa un lugar
primordial, sobre todo en el caso de Puiggrós, nuestro análisis se centrará en el terreno
pedagógico e histórico es desde allí que nos posicionaremos, aunque no será fácil y en
ocasiones no será posible apartar lo político, ni lo político-partidario, de la educación,
trataremos de ir más allá, buscando, si es que lo hay, un concepto de responsabilidad
fuera de lo político-partidario.
La crisis que analiza Puiggrós:
“El discurso pedagógico moderno muestra que se ha llegado al límite de la pedagogía
normalizadora, concepción que rigió la escuela argentina desde 1880. Su objetivo
principal fue lograr una uniformización de las conductas y los modos de pensar para
formar ciudadanos que repitieran los usos y costumbres de la sociedad y que hablaran
el lenguaje impuesto en los espacios públicos”1
La educación Argentina está en crisis, desfragmentada, la sociedad argentina producto
de las políticas neoliberales hace gala de un desarrollo “desigual y combinado”.
“Sujetos profundamente desiguales convergen sin articularse entre sí en un espacio
común hegemonizado por los sectores dominantes…” 2. Las estrategias educativas,
guiadas por los mismos intereses económicos, tienden a dejar fuera de la educación a las
clases sociales populares, limitan la educación a unos pocos al restringir los sistemas de
educación públicos y no contempla la relación del hombre con la naturaleza,
el equilibrio con el medio natural*, en realidad educa en el presente y en la ley del
mayor beneficio económico; no mira al futuro, no se nutre del pasado.
Otro de los síntomas de la crisis es la pérdida del sentido histórico. Existe una real
pérdida de la memoria, que incide en la formación de una juventud sin lazos culturales
conscientes con su pasado y por lo tanto, sin la perspectiva necesaria para proyectar su
futuro. Los valores, los fines, las idealizaciones parecen no haber dejado rastros en los
discursos pedagógicos actuales 3
Producto de esa política de vivir en el presente, sin vinculación con el pasado, con las
tradiciones y sin aspiraciones de futuro es que se ha producido una escisión, un corte
inter generacional. “Entre el lenguaje adolescente y el lenguaje escolar media la
incomunicación. No hay enfrentamientos entre adultos y chicos, sino aislamiento,
ruptura de vínculos.”4 Puiggrós sostiene la hipótesis que muchos de los procesos de
enseñanza/aprendizaje se interrumpieron y toma como metáfora el concepto de crisis
orgánica de Gramsci para explicar esta ruptura, por la cual la clase dominante pierde el
consenso, ya no es clase dirigente, solo dominante. Lejos de este análisis los adultos, los
dominantes, sostienen: “Los chicos de hoy tienen la mente vacía, no leen, no les interesa
la cultura, no les interesa la política, no se sienten ciudadanos responsables, no hay
lazos entre su lenguaje y el nuestro”.5 Por otra parte, junto a las voces de los adultos que
señalan a los jóvenes como faltos de interés en nada que no sea su propio círculo,
muchas veces violentos y sin interés por su educación, futuro y/o sociedad, Puiggrós ve
en esto la consecuencia de políticas neoliberales, de destrucción del espacio público
educativo y de programas de control que unen en nuevos vínculos mediáticos a los
sujetos. El desfasaje en los nuevos lenguajes e intereses de los jóvenes producto del
crecimiento acelerado de las nuevas tecnologías, el sistema de control estatal disfrazado
bajo las formas de evaluaciones que encasillan y etiquetan a la educación como un
producto sin importar si está desprovista de contenido educativo, la descentralización, la
instalación del concepto de inmediatez, sin vínculo con el pasado ,sin proyección al
futuro, escondido entre otros en la ignorancia a nivel estudiantil sobre la historia tanto
nacional como universal. “Los problemas anteriores son algunas de las consecuencias
de la enorme fuerza disolvente del neoliberalismo pedagógico, que niega el conflicto
como constitutivo de los social.”6
Podríamos extendernos en el análisis de Puiggrós acerca de la crisis tanto social como
en la educación, pero nada cambiaría lo que deja claramente planteado desde el
principio: la causa de la crisis es la aplicación de una política neoliberal,
la des-responsabilización del Estado en lo que a educación se refiere, entendida esta
responsabilidad , no solo en cuanto a las políticas específicamente educativas sino a
todas las políticas sociales y económicas que deben interactuar y complementar a las
primeras.
Presentada la situación de la educación en el contexto de Adriana Puiggrós nos
situaremos ahora en la educación objeto de análisis de John Dewey.
La crisis que analiza Dewey:
“El problema educacional de la actualidad es más profundo, más agudo, es
infinitamente más difícil porque debe encarar todos los problemas del mundo
moderno”7
En un contexto mundial distante, casi opuesto, del que se preveía en vista de los avances
tecnológicos - fruto de la revolución industrial- y de la ilustración, de la difusión de las
ideas democráticas de libertad e igualdad, luego de dos guerras mundiales y del
surgimiento de estados totalitarios, “…nos encontramos hoy con un gran crecimiento en
extensión e intensidad de las crisis industriales, con gran aumento de la imposibilidad
para los trabajadores de encontrar ocupación. La inestabilidad social ha alcanzado un
punto que puede presagiar una revolución si se la deja continuar incontrolada.”8
Como ya analizamos en el ensayo de mayo 2015, John Dewey, Ciencia, Educación y Democracia:
“La causa de ésta dicotomía entre lo esperado y la realidad, para Dewey no es otra cosa que la confianza del hombre “… en la política de dejarse ir a la deriva; la política de dejar que un robot en forma de Naturaleza y Ley Natural haga el trabajo que solo la inteligencia y el esfuerzo humano puedan quizás realizar.” Esta confianza en dejar que otro haga y decida, lleva necesariamente implícita la renuncia a la capacidad personal, al poder y al control sobre nuestros actos y decisiones. Dos corrientes de pensamiento permitieron y avalaron -ya sea por acción u omisión, por interés personal y egoísmo o
por confianza e idealismo- esa “…completa destrucción y ruina de los recursos naturales, el aumento de la inestabilidad social, y la hipoteca del futuro a un presente
transitorio y fugaz de pretendida prosperidad.” Ambas corrientes identificadas por Dewey como idealistas y realistas desvían la mirada del hombre, desvinculándolo de
toda responsabilidad sobre la situación, ésta recayó entonces, en la ciencia y la técnica olvidando qué; “… ni la ciencia ni la técnica son fuerzas cósmicas impersonales. Operan sólo en el medio del deseo, las previsiones, las finalidades y el esfuerzo
humanos.”
Para Dewey entonces, la responsabilidad de la crisis la tiene el hombre, por no hacerse cargo, confiar en el fluir de las cosas; la única manera de revertir esto, es mediante la educación, la cual necesita acompañar la vertiginosa evolución de las sociedades y debe ella misma transformarse, evolucionar, ser capaz de educar personas críticas, educar en, por y para la democracia,
“ Dado que las condiciones de vida cambian, el problema de mantener una democracia
se renueva, y la tarea que a la escuela y al sistema educacional compete no consiste
simplemente en exponer las ideas de los hombres que han construido este país, sus
esperanzas e intenciones, sino enseñar lo que significa una sociedad democrática en las
condiciones actuales.”9
Hasta ahora tenemos que la responsabilidad de la crisis en la educación para Puiggrós
se ubica en las políticas neoliberales aplicadas por el gobierno y repercuten en la
sociedad y el sistema educativo, mientras que Dewey responsabiliza al hombre de no
estar atento, de no evaluar primero y de no hacerse cargo después de las consecuencias
de sus acciones. Acciones que repercuten en lo social, lo político- pone en tela de juicio
la propia democracia- lo económico y la educación. Ya que la responsabilidad de la
crisis por la que atraviesa la sociedad norteamericana corresponde al hombre, el lugar
desde donde se debe combatir es la escuela, entendiendo ésta como el lugar en el que se
educa para una verdadera democracia “ Solo si la futura generación aprendiera en la
escuela a comprender las fuerzas sociales operantes, las direcciones en que se mueven
y el modo en que se entrecruzan, las consecuencias que producen y las que producirían
si se las entendiera y manejara con inteligencia-solo si las escuelas facilitaran esta
comprensión, tendríamos alguna seguridad de que atienden al llamado que les formula
la democracia.” 10
La educación es la base de la responsabilidad de todos los actores que intervienen en la
sociedad, Dewey parte de la responsabilidad del hombre individual – la formación de
un espíritu crítico y responsable- pero estos hombres serán los profesores, los
ciudadanos, los legisladores, quienes tendrán la responsabilidad de la sociedad del
mañana. Esta responsabilidad es en principio la de conservar y elaborar
permanentemente la democracia**. Parte de una responsabilidad individual, pero para
proyectar luego una responsabilidad de la sociedad y una responsabilidad del estado.
Volvamos a Puiggrós, sí las políticas neoliberales son la causa de que la educación y la
sociedad toda se encuentre fragmentada, sin conciencia de pertenencia, disgregada. Si el
estado es responsable políticamente de la crisis; el sujeto lo es en la misma medida de
renunciar a su capacidad de hacerse cargo de sus propios actos. “La sociedad está
abandonando la tarea de enseñar, está renunciando a la transmisión de la cultura. Por
eso es posible destruir los espacios públicos educativos.”11 La sociedad abandonó a los
jóvenes, por un lado por no comprender sus códigos, por considerarlos no dignos de la
cultura, por otro por caer en el funcionalismo pedagógico y abandonar sus ilusiones en
un futuro mejor. El camino es inverso, Puiggrós parte de la responsabilidad del estado,
pero en el correr de su análisis, podemos vislumbrar, la responsabilidad inherente al
sujeto. Es justamente esta responsabilidad del sujeto frente a la del estado, la que brinda
la posibilidad de superar la crisis: “La lucha por la producción de mayorías distintas de
las que gobierna, capaces de instituir programas democráticos, es una tarea político-
pedagógica prioritaria. Se trata de construir, en resumidas cuentas, un nuevo bloque
ideológico”12 Esto se logra al igual que en Dewey a través de la educación: “La cultura
moderna no puede terminar de realizarse en la Argentina sino por la vía d la
construcción de nuevos sujetos democráticos.”13
Dewey analiza una sociedad que pasó por una crisis económica (recesión del 29), dos
guerras mundiales, afectada en todos sus aspectos por una revolución industrial y en la
cual la educación era lo único capaz de encauzar y prevenir crisis mayores y garantizar
una verdadera democracia. Su análisis educativo hace énfasis en la educación primaria.
La responsabilidad primaria es del hombre individual, pero entendida la sociedad como
una suma de individualidades, esa responsabilidad es compartida por la sociedad y por
el estado. La manera de asumir esa responsabilidad es
Puiggrós analiza una sociedad en plena crisis económica, política y social, que se
recomponía tras la dictadura militar finalizada apenas una década atrás. No solo la
educación está en crisis, también los jóvenes, y con ellos el futuro está empeñado.
Todo el sistema educativo está en crisis, desde lo institucional hasta la currícula, los
docentes y los educandos. La asunción de la responsabilidad individual y la suma de
esas individualidades pueden ser las brechas en las que se instale y de las que surjan
cambios políticos y sociales: “Es responsabilidad de los sectores progresistas y
democráticos proyectar nuevas articulaciones entre fragmentos del antiguo docente
normalista y el trabajador de la educación de nuestra época, entre la escuela masiva y el
respeto de las particularidades, entre el relato y el zapping.”14
* Puiggrós ve en esta vinculación: educación-hombre-naturaleza, la consecuencia de la
aplicación de políticas democráticas o neoliberales, según como sea el tipo de
vinculación.
Citas
1-A. Puiggrós, Volver a educar.1995, 24
2-A. Puiggrós, Volver a educar.1995, 14
3- A. Puiggrós, Volver a educar. 1995, 29
4- A. Puiggrós, Volver a educar. 1995,31
“DE NUESTRA POSICIÓN DE SUJETOS,
SOMOS SIEMPRE RESPONSABLES”
LACAN, 1965