la renovación de la novela en el siglo xx

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Tema 6. LA NOVELA EN EL SIGLO XX 6.1 RENOVACIÓN NARRATIVA DE PRINCIPIOS DE SIGLO: KAFKA, PROUST, JOYCE, THOMAS MANN 6.1.1. Introducción. Lo que caracteriza a la novela del siglo XX es la emancipación de las fórmulas tradicionales a partir de la incorporación de nuevas técnicas narrativas. La novela se convierte así en un complejo instrumento de conocimiento y percepción, que cuestiona el modo de captar la realidad e incluso la función del autor. El género ha tratado de adaptarse a los nuevos tiempos: la teoría de la relatividad, el psicoanálisis, las teorías socialistas y los grandes cambios estéticos de las vanguardias han proporcionado nuevas maneras de ver el mundo y el hombre; en consecuencia serán necesarios nuevos procedimientos narrativos para reflejarlo. La renovación narrativa empieza a principios de siglo con Marcel Proust, James Joyce, Franz Kafka , Thomas Mann y, en EEUU, William Faulkner (al que suele incluirse dentro de la llamada Generación perdida). Tras ellos, multitud de narradores. Todos han hecho de la novela el género literario por excelencia del s. XX y la han trasformado de tal forma que, incluso, es difícil definir este género. A pesar de que también sea complicado enunciar unos rasgos caracterizadores, podemos destacar los siguientes: A) El argumento, cuestionado Desaparece la preocupación por el argumento clásico, con su planteamiento, nudo y desenlace. En ocasiones la historia llega a desaparecer o es sustituida por fragmentos que el lector deberá reconstruir para comprenderla. Importará más cómo se cuenta que el argumento en sí; en la novela prevalece la presentación de problemas y mundos interiores. Frente al realismo de la novela decimonónica, la novela actual da entrada a lo imaginativo, lo alucinante, lo irracional y lo onírico; la obra de Franz Kafka, de William Faulkner y la de los narradores hispanoamericanos son buenos ejemplos. B) Personajes colectivos El personaje deja de ser el héroe central en tomo al cual gira el relato y se convierte en un elemento más de éste. El narrador ofrece pocos rasgos del personaje; en algunas ocasiones no se conoce ni su nombre o sólo se conserva de él la inicial, como en El

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La renovación de la novela en el siglo XX y sus principales autores

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Page 1: La renovación de la novela en el siglo xx

Tema 6. LA NOVELA EN EL SIGLO XX

6.1 RENOVACIÓN NARRATIVA DE PRINCIPIOS DE SIGLO: KAFKA, PROUST, JOYCE, THOMAS MANN6.1.1. Introducción.Lo que caracteriza a la novela del siglo  XX es la emancipación de las fórmulas tradicionales a partir de la incorporación de nuevas técnicas narrativas. La novela se convierte así en un complejo instrumento de conocimiento y percepción, que cuestiona el modo de captar la realidad e incluso la función del autor. El género ha tratado de adaptarse a los nuevos tiempos: la teoría de la relatividad, el psicoanálisis, las teorías socialistas y los grandes cambios estéticos de las vanguardias han proporcionado nuevas maneras de ver el mundo y el hombre; en consecuencia serán necesarios nuevos procedimientos narrativos para reflejarlo.La renovación narrativa empieza a principios de siglo con Marcel Proust, James Joyce, Franz Kafka , Thomas Mann y, en EEUU, William Faulkner (al que suele incluirse dentro de la llamada Generación perdida). Tras ellos, multitud de narradores. Todos han hecho de la novela el género literario por excelencia del s. XX y la han trasformado de tal forma que, incluso, es difícil definir este género.

A pesar de que también sea complicado enunciar unos rasgos caracterizadores, podemos destacar los siguientes:

A) El argumento, cuestionadoDesaparece la preocupación por el argumento clásico, con su planteamiento, nudo y desenlace. En ocasiones la historia llega a desaparecer o es sustituida por fragmentos que el lector deberá reconstruir para comprenderla. Importará más cómo se cuenta que el argumento en sí; en la novela prevalece la presentación de problemas y mundos interiores. Frente al realismo de la novela decimonónica, la novela actual da entrada a lo imaginativo, lo alucinante, lo irracional y lo onírico; la obra de Franz Kafka, de William Faulkner y la de los narradores hispanoamericanos son buenos ejemplos.

B) Personajes colectivosEl personaje deja de ser el héroe central en tomo al cual gira el relato y se convierte en un elemento más de éste. El narrador ofrece pocos rasgos del personaje; en algunas ocasiones no se conoce ni su nombre o sólo se conserva de él la inicial, como en El castillo de Franz Kafka donde el protagonista se llama K. El personaje colectivo interesa más a la nueva novela; el hombre masa ha sustituido al antiguo héroe individual. John Dos Passos con su novela Manhattan Transfer y Thomas Mann con La montaña mágica son pioneros en la incorporación del protagonista colectivo. En la narrativa española hay que destacar La colmena (1951) de Camilo José Cela.

C) Tiempo y espacioEn la novela tradicional el relato seguía una presentación de los hechos cronológica y lineal. Los novelistas del siglo xx han prestado gran atención a los aspectos temporales y en algunas novelas de Marcel Proust, Thomas Mann y Virginia Woolf el tiempo es el protagonista. Según el crítico Baquero Goyanes, «el desorden cronológico se ha convertido en uno de los rasgos estructurales más característicos de la novela actual». Es decir, se ha roto la linealidad temporal, intercalando el pasado en el presente, como consecuencia del funcionamiento, no siempre ordenado, de la memoria. En la novela En busca del tiempo perdido de Marcel Proust o en ¡Absalón, Absalón! de William Faulkner, las alteraciones temporales llegan a la fusión del pasado y presente en un único tiempo. Las técnicas

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cinematográficas han facilitado esta nueva concepción del tiempo mediante recursos como la fragmentación del relato en planos o secuencia casi independientes y el «flash back» (En narrativa, se llama analepsis al salto al pasado de la narración y prolepsis, el salto hacia el futuro)Otro aspecto que se ha modificado desde la aparición del Ulises de Joyce es el tiempo externo del relato, que se ha concentrado en unos pocos días e incluso horas. La reducción da mayor complejidad a la narración. La obra de Joyce dura escasamente un día.Las innovaciones en el tratamiento del tiempo han determinado una modificación en el concepto de espacio. En muchas novelas la ubicación también se reduce y en ocasiones el espacio es puramente interior, el del propio protagonista.

D) Narrador y punto de vistaLa novela del siglo XX ha intentado huir del narrador omnisciente. Se trata de dar una visión que esté de acuerdo con los mecanismos humanos de percepción y captación del mundo. Algunos novelistas han reivindicado la total imparcialidad del narrador, para evitar que se inmiscuya en el relato. El narrador actúa como una cámara cinematográfica que limita el campo de sus conocimientos y no cuenta más que lo que ve; no profundiza en la interioridad de los personajes, ya que considera que sólo se les puede conocer desde fuera, por sus gestos, actos o palabras.

La nueva novela también ha empleado con frecuencia la narración en primera persona; de esta manera se transmite una visión limitada de la realidad, algo parecido a lo que ocurre en la vida real. En la segunda mitad del siglo XX se creó la narración en segunda persona, desde el «tú», y no desde la primera o la tercera persona de la novela tradicional. Esta segunda persona suele aparecer en novelas de carácter confesional, en las que el protagonista se dirige a sí mismo como si desdoblara su personalidad. Una estructura muy usada en el siglo XX es el multiperspectivismo: la visión del mismo hecho, o del mismo personaje, desde diferentes perspectivas, no siempre coincidentes y a menudo divergentes. Cada perspectiva puede diferenciarse de las restantes, no sólo por lo que el narrador sabe, sino por cómo lo dice y por el tono de su voz.

Con las diferentes perspectivas se consigue hacer dudar al lector y que él mismo acabe adoptando su propia visión sobre lo narrado. Un buen ejemplo de multiperspectivismo es El cuarteto de Alejandría de Lawrence Durrell, novela que presenta el mismo hecho en cuatro libros diferentes, cada uno de ellos narrado por un personaje; el autor intenta demostrar que no existe una verdad, sino diversas verdades.

E) El monólogo interiorLa eliminación del narrador y la desaparición del interés argumental (o al menos la disminución de su importancia) traen como consecuencia el predominio de lo técnico sobre lo temático. Una de las técnicas más usadas es el monólogo interior, que consiste en reproducir (usando la primera persona) los pensamientos de un personaje, tal como brotarían de su conciencia, es decir, sin someterlos a un orden racional o a una sintaxis lógica.

De esta manera, el lector entra en contacto directo con la vida psíquica del personaje. No hay que confundirlo con el monólogo tradicional (soliloquio) que es un diálogo del personaje consigo mismo y que se atiene a un orden racional y a una sintaxis lógica. Mediante el monólogo interior, los novelistas indican el desordenado fluir de la conciencia eliminando en la escritura los signos de puntuación y las estructuras gramaticales. El monólogo interior fue utilizado con gran maestría por

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James Joyce en Ulises, por William Faulkner y por Virginia Woolf. En España lo han cultivado, entre otros, Camilo José Cela, Miguel Delibes, Luis Martín-Santos y Juan Goytisolo.

F) Renovación estilística y nuevas estructurasSe tiende a borrar la tradicional separación entre el lenguaje narrativo y el poético. Los límites de la novela han desaparecido y en ella tienen cabida los textos periodísticos, los anuncios, los informes… La tipografía se carga de valores expresivos, desaparece la puntuación ortográfica, se utilizan diversos tipos de letra, distintos idiomas. Algunos autores han conseguido efectos singulares jugando con los artificios tipográficos.

En la estructura externa se aprecian cambios como la desaparición en ocasiones de la división en capítulos, surgiendo así la secuencia (fragmentos de texto separados por espacios en blanco). En la estructura interna hay nuevas técnicas como el contrapunto, que consiste en presentar varias historias que se combinan y alternan; un buen ejemplo es la novela Contrapunto de Huxley. Cuando son muchas las anécdotas y los personajes, se habla de técnica caleidoscópica, por ejemplo Manhattan Transfer de John Dos Passos y La colmena de Camilo José Cela.

ConclusiónLa novela  deja de ser puro entretenimiento para convertirse en testimonio de conocimiento, preocupación intelectual y reflejo de profundos problemas humanos. Pero, más importante que el enriquecimiento temático resultará la renovación técnica, el cambio radical de la estructura: desplazamiento del punto de vista narrativo, enfoque de una acción desde distintas perspectivas, ruptura de la secuencia temporal, contrapunto, monólogo interior, etc. El lustro que abarca desde 1920 hasta 1924, se mostró pródigo en la publicación de obras sumamente significativas. En esos cinco años  verán la luz  El Castillo y  El proceso, de Franz Kafka; El mundo de Guermantes, de Marcel Proust; Ulises, de James Joyce y La montaña mágica, de Thomas Mann. En toda esta narrativa se impone  una poderosa introspección anudada a un mágico mundo subyacente. Una consecuencia de este nuevo viraje es el autoanálisis intelectualista de Marcel Proust o la honda penetración de Joyce en los menores secretos de sus protagonistas.

6.1.2. Los grandes innovadores de la novela: Joyce, Proust y Kafka, Thomas Mann

  JAMES JOYCE James Joyce (1882-1941) nació en Dublín en el seno de una acomodada familia numerosa que se empobreció progresivamente. La ciudad de Dublín y la educación religiosa son claves de su obra. Los problemas de vista, la creciente afición al vino y los trastornos mentales de su hija le sumieron en una profunda tristeza.

Antes de publicar  su obra cumbre, Ulises, en 1922, Joyce había escrito una colección de cuentos titulada Dublineses (1914) y la novela Retrato del artista adolescente (1916), relato de aprendizaje en el que ya aparecen temas y personajes recurrentes en su obra. El protagonista, Stephen Dedalus, realiza un auténtico descubrimiento de sí mismo a través de las distintas etapas de su evolución vital. La novela se compone de cinco capítulos con análoga estructura: cada uno de ellos inicia una nueva experiencia que concluye con una caída; ahora bien, cada fracaso supone, sin embargo, un paso adelante en el camino del autoconocimiento. Cuando Stephen acaba conociendo su condición de artista, asume la soledad y el aislamiento que conlleva la creación. Esta obra es una reflexión sobre la función del arte y del artista en el siglo xx.

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 Ulises, la novela rompecabezasUlises constituye una absoluta ruptura con la narrativa tradicional, acaso la más profunda revolución jamás realizada en la novela. Narra un día en la intrascendente vida de tres personajes, Stephen Dedalus (protagonista de la novela anterior), Leopold Bloom y la mujer infiel de este último, Molly. La novela se desarrolla en un período de tiempo muy reducido, durante dieciocho horas de un 16 de junio de 1904. El marco de la acción es Dublín. La trama principal se centra en el ir y venir del señor Bloom mientras resuelve las pequeñas tareas de ese día, pero la acción se intensifica con la incorporación de otros personajes. Conoce al joven Stephen (tratado con mucha ironía en esta novela: ahora es la caricatura de un artista) en un prostíbulo y, desde ese momento, se entrecruzan sus vidas, pues pasa a actuar en la novela como «padre» del joven. La obra funciona como una parodia de la estructura de la Odisea de Homero:Bloom sería un Ulises contemporáneo que cruza los mares de la vida cotidiana, es encontrado por su hijo Telémaco ( Stephen) , que lo salva de Circe (en el burdel) ,vuelve, después de tan arriesgada aventura, a los brazos de su esposa Molly, que le he sido infiel (en necesario contrapunto con la fiel Penélope de la Odisea).

La experimentación lingüística se convierte en un elemento fundamental de la novela; abarca todos los recursos posibles, pero sobre todo se centra en el monólogo interior. Con esta técnica capta y transmite la acción interior del personaje ( sentimientos, ideas y recuerdos), su voz mental que nunca cesa y que no tiene pudor ante nada. Al exponer los pensamientos de los personajes, está desnudándolos como nunca se había hecho. Muestra que el hombre es humano por ser hablante y que la vida mental sólo se desarrolla apoyándose en las palabras. En la novela se mezclan estilos y registros diversos, desde el más culto al más vulgar; alterna géneros literarios y muestra diferentes puntos de vista, en ocasiones opuestos.

MARCEL PROUST.Marcel Proust (187] -1922) nació en París en una familia de la alta burguesía, lo que le permitió una esmerada educación. Era un snob frecuentador de salones aristocráticos, con entreveladas inclinaciones homosexuales. Tras la muerte de su madre en 1906,  tiene una crisis que le lleva a aislarse en un cuarto y refugiarse en la literatura.Su gran obra En busca del tiempo perdido fue publicada entre 1912 y 1927. Está dividida en siete libros: Por el camino de Swann, A la sombra de las muchachas en flor, El mundo de Guermantes, Sodoma y Gomorra, La Prisionera, La fugitiva y El tiempo recobrado. Es uno de los monumentos de la literatura moderna. Es, en cierto modo, una novela circular: narra la infancia, adolescencia, juventud y madurez de un hombre que quiere escribir una novela, pero no se considera capaz, o siente pereza y lo va dejando para más tarde. Al final del último libro comprenderá que ha llegado el momento de ponerse a escribir.Tras múltiples desilusiones y decepciones, el protagonista-narrador se dedicará a la única actividad que no puede decepcionarle: la literatura y el arte. Considera la creación literaria como la actividad más sublime del espíritu, puesto que ordena el pasado y saca a la luz la esencia y la verdad del mundo. Uno de los grandes méritos de Proust es la creación de numerosos personajes; algunos son secundarios y episódicos pero otros están perfectamente caracterizados. Crea hablas individuales características de cada persona, mediante las cuales consigue plasmar una dicción particular, un léxico, unos tics. Como la acción de la novela tiene lugar a lo largo de muchos años, se ve cómo cambian de aspecto físico, de forma de hablar y de pensar.

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El narrador: héroe, actor y espectadorLa novela, salvo raras excepciones, está escrita en primera persona, pero no debe ser identificada con el autor. Proust pretendía que su novela no fuera entendida como una autobiografía. Del narrador-personaje de la novela sabemos que no tiene ocupación alguna, que lleva una vida mundana asistiendo a los más conocidos salones aristocráticos y burgueses de su época, que intenta escribir una novela y que presenta como únicas condiciones físicas un aspecto pálido y una salud débil. A lo largo del extenso relato el narrador muestra cómo cambia su visión del mundo desde la niñez hasta la madurez. Acaba decepcionándose del amor y de la sociedad aristocrática.

La búsqueda de un tiempo subjetivoEl tiempo constituye uno de los elementos principales de la obra. Proust, guiado por la filosofía de Henri Bergson, se dedicó a conquistar el tiempo pasado. En el recuerdo, en la contemplación y en el arte Proust encontró la única manera de poseer la vida. Distingue entre memoria voluntaria, mediante la que reclamamos a nuestra inteligencia elementos o datos del pasado, pero que sólo proporciona imágenes aisladas, y la memoria involuntaria, que brota espontáneamente por una sensación, vivida anteriormente, que actúa de estímulo. El narrador llega a descubrir que todo nuestro pasado permanece vivo, oculto de una forma u otra dentro de nosotros, y puede ser rescatado, involuntariamente, mediante percepciones sensoriales, o por la intervención del arte. Por ejemplo, el narrador siente una gran felicidad cuando moja una magdalena en el té; analizando las causas de este sentimiento recuerda cuando en su niñez realizaba este acto y vuelve a revivir el pasado.

Además de la crónica de una vocación literaria, la obra es una comedia social en la que la aristocracia decadente termina por rendirse ante la clase media, y donde los vicios y falsedades de uno y otro grupo aparecen revelados implacablemente. El amor, heterosexual y homosexual, es analizado con crueldad en varias ocasiones y también acaba decepcionando al narrador. Su único refugio, al final, es la literatura.

 KAFKA: UN MUNDO ABSURDO Y ANGUSTIOSOFranz Kafka (Praga; 1883-1924) refleja la distancia que existe entre el mundo y el hombre. Su concepción del mundo, basada en la minuciosa descripción del absurdo y el horror, inspiró a los existencialistas, que aparecieron tras la Segunda Guerra Mundial, y al teatro del absurdo, que surgió en los años cincuenta.

La biografía de Kafka es un factor primordial para comprender su obra. Perteneció a una familia judía acomodada que se había asimilado a la burguesía alemana. Kafka creció en una encrucijada de culturas -eslava, alemana y judía-, sin identificarse del todo con ninguna. Criticará a su padre la pérdida de identidad, el no haber crecido en un terreno firme que pisar. Todos estos reproches se encuentran en Carta al padre. Tras doctorarse en derecho, se convierte en empleado de una compañía de seguros, trabajo que no le gustaba porque entorpecía su vocación literaria. Kafka fue un inadaptado que vivió completamente volcado en la escritura.Antes de morir ordenó que toda su obra fuera destruida, pero su amigo Max Brod no cumplió sus deseos y llegó a publicar incluso sus cartas y diarios. Hay que destacar Cartas a Felice (mujer con la que se comprometió dos veces aunque en ambas ocasiones Kafka anuló el compromiso) y Cartas a Milena (la mujer que tradujo algunos relatos de Kafka),En sus novelas los  personajes son entidades simbólicas, ficciones o parábolas, siempre sorprendentes. Sus obras reflejan las angustias del hombre contemporáneo. El sentimiento que se transmite es el de hallarse en un mundo sin explicación, regido por no se sabe quién; un mundo que somete, condena o degrada a la persona.

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En 1913 publica La metamorfosis, novela cuyo protagonista despierta convertido en un insecto, condición monstruosa y absurda que tendrá que aceptar como algo inevitable. Al año siguiente comienza a escribir la angustiosa novela de El proceso, en la que un tal Joseph K. se ve procesado sin llegar a saber nunca por qué, perdido en un laberinto de leyes y procedimientos enigmáticos. De esta novela hizo una magnífica adaptación cinematográfica Orson Wells en 1962, en la que capta perfectamente el complejo de culpa del personaje kafkiano. No menos angustiosa es El castillo (1921): un agrimensor llamado también K. ha sido contratado para trabajar en un castillo en el que nunca podrá entrar; tampoco sabrá qué trabajo se le pedía, ni quién es el terrible señor que domina a las gentes del lugar. Esta novela también fue llevada al cine en 1968 con Maximilian Shell.El procesoEn El Proceso, el protagonista se despierta y se ve acusado por dos policías que no le explican cuál es su delito. Él  asume que está procesado y hace todo lo posible por defenderse de algo que nunca se sabe y en un ambiente de situaciones absurdas y terroríficas a la vez. Mientras tanto, sigue viviendo un año: se ocupa de su trabajo, tiene aventuras amorosas…Parece que sus jueces le condenan en una sala oscura y cercana al mundo de los sueños. Al final,  dos señores  bien vestidos y educados  van a buscarle y le invitan a que les siga. Con la mayor cortesía le o Kafcondenado dice solamente: como un perro .José K. es detenido en las vísperas de cumplir treinta años y es asesinado justo antes de cumplir los treinta y uno. En ese mismo intervalo de tiempo Kafka contrajo, para luego romperlo, compromiso matrimonial con Felice Bauer. Los paralelismos existentes entre este noviazgo y el proceso de José K. han sido puestos de manifiesto por distintos autores. De hecho, la ruptura del compromiso  fue siempre vivida por Kafka como la comparecencia ante un tribunal. Así lo puso de manifiesto el propio Kafka en sus diarios: Estaba cogido como un delincuente.  Si me hubieran sentado en un rincón con cadenas de verdad y hubieran puesto guardianes ante mí y hubieran dejado que me viera únicamente de esa forma, no habría sido peor. Y así era mi compromiso…

Pero el significado de esta novela inacabada va mucho más allá de una interpretación biográfica: un ser humano se siente atrapado por una serie de circunstancias que no puede controlar, por unos aparatos represivos que le dominan y por su propia conciencia de culpa.

La metamorfosis o La transformaciónFriedrich Thieberger,  escribe en sus recuerdos sobre Kafka: «Una noche, cuando me encontraba con mi padre justo delante del portal cerrado (debía de ser por tanto después de las diez de la noche, cuando en Praga se cierran todos los portales de las casas de alquiler), llegó Kafka con mis dos hermanas, a las que acompañaba hasta casa. Mi padre había leído unos días antes La transformación, y por más que Kafka se envolviera en una reservada sonrisa cuando se hablaba de sus trabajos, dejó que mi padre le dijera algunas palabras sobre aquella transformación de un ser humano en un escarabajo. Entonces Kafka retrocedió un paso y, con una seriedad espantosa, sacudiendo la cabeza como si se hubiera tratado de un suceso real, dijo: “Hay que ver lo que ocurre en nuestra casa”».Hay suficientes motivos para interpretar esta obra como autobiográfica, lo que se echa de ver suficientemente en la Carta al padre, que escribió el mismo Kafka. Pero, igual que sucede en El proceso, la significación de esta obra supera en mucho lo biográfico para convertirse en una metáfora de la opresión y de la soledad, de la incomunicación humana,  y en una denuncia del autoritarismo. El realismo minucioso que aparece en el relato, como marco de un hecho fantástico (las relaciones laborales y familiares, la situación económica, los detalles domésticos, etc.) refuerzan la interpretación existencial de la obra. Por otra parte, el hecho de que el relato comience al despertar, como el relato de  El proceso nos introduce en el mundo onírico, de pesadilla, que es una importante característica de la literatura de este autor.

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THOMAS MANNNConstruyó toda su obra partiendo de sus decisivas experiencias espirituales con Nietzsche, Schopenhauer y Wagner. Su compromiso le llevó a la pérdida de la nacionalidad alemana en 1936 —a pesar de que había recibido en 1929 el Premio Nobel de Literatura—, y eso que desde 1933 se exilió de Alemania, con la llegada de Adolf Hitler. Mann se refugió primero en Suiza y después en los Estados Unidos (1938), de donde se hizo ciudadano en 1944. En 1953 se estableció cerca de Zurich (Suiza), donde murió el 12 de agosto de 1955. Desde su primer trabajo Mann apuntaba a la crítica del orden burgués a través de un romanticismo decadente de estilo muy bien cuidado y que basó en el conflicto entre la inteligencia y la vida. Y esta será la constante de sus obras futuras, la perenne lucha entre el arte y la vida.Las novelas de Mann se caracterizan por una reproducción precisa de los detalles de la vida moderna y antigua, por un profundo y sutil análisis intelectual de las ideas y los personajes, por un punto de vista distanciado e irónico, combinado con un profundo sentido trágico. Sus héroes son con frecuencia personajes burgueses que sobrellevan un conflicto espiritual. Su primera novela importante y que determinó su reputación literaria es de 1901, Los Buddenbrook. El tema de este libro, el conflicto entre el hombre de temperamento artístico y su entorno de clase media burguesa, volverá a reaparecer en  Muerte en Venecia (1912), llevado al cine por Visconti. En 1924 publica  La montaña mágica, su obra más destacable, tanto por la densidad de sus indagaciones filosóficas (tiempo, muerte, dolor, pasión, etc) como por la pulcritud de su lenguaje puede considerarse una novela total: filosófica, psicológica, del tiempo…

Otros autores:Virginia Woolf:(Londres 1882-1941) Coetánea de Joyce, su nombre está ligado al grupo de Bloomsbury, del que formaban parte connotados nombres de la filosofía y de la literatura que marcaron el siglo XX( Además de su esposo, Leonard Woolf, estaban el filósofo Bertrand Russell y el poeta T.S.Eliot  entre otros) Fue autora de relatos cortos, cuentos, biografías, escritos autobiográficos, ensayos y novelas, entre las que destacan Al faro y Las olas (de esta última se hizo en el año 2002 una adaptación cinematográfica, LAS HORAS de Stephen Daldry). Su obra, de gran intensidad lírica, presta más atención a las emociones y sensaciones que a las propias descripciones: algunas están impregnadas de un alto sentido feminista.En la narrativa en lengua inglesa, además de Joyce y Woolf, podemos mencionar a D.H. Lawrence (El amante de Lady Chatterley), George Orwell (1984, Rebelión en la granja), Aldous Huxley (Un mundo feliz), J.R Tolkien (El señor de los anillos), C.S.Lewis (Crónicas de Narnia)…En lengua alemana, junto a Kafka y a Mann, destaca Robert Musil, autor indispensable para comprender la crisis espiritual de primeros de siglo. Sus obras, entre las que destacan Las tribulaciones del joven Törless y El hombre sin atributos, son pesimistas y muestran su desconfianza hacia el individuo y la sociedad.