la rebelión de las letras. cultura y contradiscursos de la revista sur frente a la irrupción de la...

113
1 LA REBELIÓN DE LAS LETRAS por JULIÁN OTAL LANDI (I.S.P. JOAQUÍN V. GONZÁLEZ) CULTURA Y CONTRADISCURSOS DE SUR FRENTE A LA IRRUPCIÓN DE LA CULTURA PERONISTA

Upload: julian-otal-landi

Post on 27-Jul-2015

2.261 views

Category:

Documents


3 download

TRANSCRIPT

Page 1: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

1

LA REBELIÓN DE LAS

LETRAS

por

JULIÁN OTAL LANDI

(I.S.P. JOAQUÍN V. GONZÁLEZ)

CULTURA Y CONTRADISCURSOS DE SUR FRENTE A LA IRRUPCIÓN DE LA

CULTURA PERONISTA

Page 2: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

2

INDICE

*Introducción p. 3

*Cap. 1:Presencia de Sur; estado de cuestión antes del peronismo p. 4

*Cap. 2: Ascenso del peronismo p. 14

*Cap. 3:Cultura de masas vs. cultura oligárquica p. 26

*Cap. 4:Perón, entre San Martín y Rosas p. 49

*Cap. 5:Distintas posturas sobre una misma problemática:

a) Borges ante la postulación de la realidad p. 66

b) La comunidad organizada de Marechal p. 71

c) Cortázar y el Examen ante la presencia de los otros p. 78

d) Sábato y la teoría del resentimiento popular p. 84

e) Consideraciones finales en torno a los autores p. 89

*Cap. 6: Caída de Perón, decadencia de Sur p. 90

a) Aparición de Contorno p. 93

b) “A rey muerto, no hay rey puesto” p. 99

c) La escisión interna: replegarse en lo tradicional p. 100

d) El derrumbe de la torre de marfil p. 101

e) Al margen de las nuevas tendencias p. 102

f) Crónica de una muerte largamente anunciada p. 104

*Consideraciones finales p. 106

*Bibliografía p. 108

IMAGEN DE PORTADA: “El descamisado gigante irrumpe en un jardín cultivado” (2006) por Daniel Santoro.

Page 3: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

3

“La mayoría de los que escribimos, lo que hacemos es desorientar a la opinión pública. La

gente busca la verdad y nosotros les damos verdades equivocadas. Lo blanco por lo negro.”

ROBERTO ARLT

� Introducción al tema:

Desde un principio, “Sur” fue concebida como una revista cultural que buscaba tender

puentes de unión entre Latinoamérica y la corriente europea. Más allá de haber participado en

sus comienzos autores nacionales e internacionales de distintas posturas ideológicas, la revista

representaba la ideología y gustos de su fundadora Victoria Ocampo, de carácter aristócrata y

liberal. El siguiente trabajo tendrá como meta abordar la postura de “Sur” durante el gobierno

peronista; si bien nunca manifestó su repudio en forma directa hacia el régimen y la

vulgarización de la cultura por la aparición de las masas como sujeto activo, en innumerables

relatos de diversos colaboradores permanentes u ocasionales se hace alusión al fenómeno,

estableciéndose una permanente alteridad y constantes derivados de “civilización y barbarie.”

Durante diez años de gobierno peronista, “Sur” mantuvo un “silencio alusivo”; hasta el

golpe de 1955, cuando se publica un número especial “Por la reconstrucción nacional.” La

revista se politiza y apoya activamente a la dictadura militar “libertadora.”

Sin embargo, luego de la caída del peronismo, la revista “Sur” subyace en una pronta

decadencia llegando a perder su protagonismo y reconocimiento como primer referente cultural.

La hipótesis se basa en que la caída libre de la revista está ligado al derrocamiento de

Perón, enumerando una serie de factores ideológicos y culturales.

Page 4: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

4

� Capitulo 1: Presencia de “Sur”, estado de la cuestión antes del peronismo.

“(...)Sur representa la persistencia y la crisis del europeísmo como tendencia dominante en la

literatura argentina del siglo XIX. En más de un sentido habría que decir que es una revista de la

Generación del 80 publicada con 50 años de atraso...”

RICARDO PIGLIA1

Si habría que llevar a cabo una definición satisfactoria sobre la significativa actividad de

Sur, tendríamos que entenderla, en primer medida, como factor de europeización de la cultura

argentina de elite. Si bien se constituyó como una de las revistas literarias de mayor duración,

no se la puede considerar como bandera de un movimiento cultural. Esencialmente, porque

nunca apuntó a ser una revista de edición masiva (por ende iba dirigido a una minoría selecta

que aparte de poder leer, “sepan leer”2), seguido de que además no constituyó una corriente

homogénea; mas bien valdría decir que reunió a un grupo de notables escritores, poetas e

intelectuales, que en mayor o menor medida tenían una relación amena con Victoria Ocampo.

1 PIGLIA, R. “Sobre Sur”, en Crítica y ficción. Santa Fe. Universidad Nacional del Litoral. 1986. 2 “He dicho que Sur se dirigía a una elite. Cuando veo los libros que se venden en las estaciones de los pueblecitos suburbanos y miro, en el tren que me lleva de San Isidro a Retiro, y viceversa, la clase de lecturas en que engolfan los pasajeros... pienso que de veras quien ha aprendido a leer tiene todavía mucho camino que recorrer antes de saber leer. Y que ese saber leer hay que enseñarlo, pues es tan importante como el otro. Tengo entendido que la lucha contra el analfabetismo tiene prioridad en la UNESCO. Sur le ha dado prioridad a la lucha contra el otro analfabetismo, el de los que pueden y no saben leer.” OCAMPO, VICTORIA. “La misión del intelectual en la comunidad mundial”, Conferencia, 1957.

Page 5: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

5

Desde los comienzos de su juventud, Victoria era una mujer volcada al mundo literario y

que, a través de innumerables viajes y correspondencias, entabló relaciones con numerosas

personalidades del arte y las ciencias3. A partir de una sugerencia del escritor norteamericano

Waldo Frank, Victoria Ocampo lleva a cabo el proyecto que le daría vida a Sur en el verano de

1930 – 1931, con el fin de que se convierta en una tribuna cultural que atienda la “problemática

americana”4.

Revista cosmopolita, donde el lugar del traductor y del introductor era central, Sur se movía

con la convicción de que la literatura argentina precisaba crear un vínculo con la europea y la

norteamericana. Sostenía que la actividad de importación, que incluía a libros y personas,

resultaba imperiosa para atender las necesidades acaecidas sobre una nación joven como la

Argentina y cubrir sus huecos o falencias, producidos por la distancia, por la juventud sin

tradiciones del país, por la ausencia de linajes y maestros. Desde sus inicios, Sur reúne

personalidades que tienen en común el grado de admiración de Victoria Ocampo hacia ellos, al

punto de idealizarlos y buscar siempre la aprobación: es el caso de la relaciones intelectuales

que mantuvo con Ortega y Gasset5, Tagore y el Conde de Keyseling6. Esa pasión tan arbitraria y

preferencial se evidenció a lo largo del tiempo; sumado a su liberalismo y elitismo, llevó a la

revista a asumir distintas posiciones políticas e ideológicas de acuerdo a la tendencia de la

época.

Pese a su importancia póstuma, vale aclarar que existieron, desde principios del siglo

XX, numerosas revistas de crítica literaria que también abordaban diversas problemáticas tanto

políticas o sociales. Entre las más importantes, por su persistencia, por expresar nuevos puntos

de vista, o por su consistencia de ideas, pueden citarse a las siguientes:

Ideas (1903 –1905): Integrado por Manuel Galvez, R. Olivera, Ricardo Rojas, Juan P. Echagüe,

entre otros..

En las décadas siguientes, nuevas revistas hacían referencia a una diversificación de los

espacios del campo literario, correlativa, en el circuito de la cultura alta, del crecimiento del

público lector que fue uno de los logros de las políticas educativas de las primeras décadas del

siglo XX. Ya en los comienzos de ese proceso había aparecido Nosotros (1907-1934, 1936-

1943), que significó la más importante de las revistas literarias argentinas en las primeras

décadas del siglo XX. Los directores fueron Roberto Giusti y Alfredo Bianchi. Colaboraron en

ella casi todos los escritores y críticos argentinos de su época. Revista abierta, liberal, siempre 3 Entre tantos habría que nombrar a Waldo Frank, Rabindranath Tagore, el conde de Keyserling, Paul Valéry, Gropius, Ansermet, Le Corbusier, Drieu La Rochelle, Ortega y Gasset... 4 SARLO, B. “La perspectiva americana en los primeros años de Sur” en ALTAMIRANO, C. – SARLO, B. Ensayos argentinos. De Sarmiento a la vanguardia. Buenos Aires. Ariel. 1997. p. 176. 5 De hecho fue Ortega el que le “sugirió” el nombre de la revista. OCAMPO, V. “Carta a Waldo Frank”, Sur. n°1 1931. En el segundo número Victoria le contesta con admiración, como una discípula se dirige a su maestro, un epílogo que Ortega había redactado en un libro de Victoria titulado De Francesca a Beatrice. OCAMPO, V. “Contestación a un epílogo de Ortega y Gasset”, Sur. n°2. 1931. 6 SITMAN, R. Victoria Ocampo y Sur. Entre Europa y América. Buenos Aires. Lumiere. 2003. p. 55.

Page 6: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

6

tendiente al diálogo y a la polémica. Expresó desde sus comienzos, las ideas de la generación

del Centenario. Poseía una crítica historicista con ribetes impresionistas. Entrando en los años

veinte, vieron la luz revistas que suscribieron renovaciones vanguardistas; y otras con

propósitos menos estruendosos. Entre las primeras se destacan las dos Proa (1922-1923, 1924-

1926) y Martín Fierro (1919, 1924-1927), cuyo director era Evar Méndez. Martín Fierro

expresó, en general, las ideas vanguardistas del grupo “Florida”7. Escribieron en ella J. L.

Borges, Leopoldo Marechal, Oliverio Girondo, Ernesto Palacio, Pettoruti, R. Mariani, Raúl

González Tuñón, etc.

Más allá de las diferencias, la mayoría de los colaboradores de estas revistas circulaban

fluidamente por todas ellas. Casi todos ellos reaparecerán en Sur.

“Al mundo le falta un tornillo, / que venga un mecánico / a ver si lo puede arreglar...” , como

decía el tango de Cadícamo, la revista Sur había nacido en un momento tormentoso, tanto a

nivel nacional como internacional. Con la revolución de 1930 se produjo una ruptura del orden

dictado constitucional que había llegado a durar sesenta y ocho años. La revolución setembrina

de Uriburu se mostró ante los ojos de muchos críticos como el símbolo mismo del fracaso y la

ineptitud de la burguesía inmigratoria, (que había ascendido al poder con Yrigoyen en 1916),

para adaptarse a las nuevas condiciones económicas que dominaban el panorama mundial a

partir de 1920, y para estructurar un programa claro de gobierno con suficiente solidez

ideológica. Sumado a esto se agregó la incapacidad para desplazar del poder real a los

tradicionales grupos terratenientes y cerealistas para poder entablar la búsqueda de una

reconversión que siguiera produciendo réditos favorables a nivel nacional. Argentina, como

dependiente del mercado externo al que proveía de productos primarios, comprobó que los

precios de dichos bienes descienden vertiginosamente en el mundo. Carente de industrialización

y de una política defensiva para ampliar mercados externos e internos, de grupos dirigentes con

sentido nacional, sufrirá la crisis del 29 que empobrecía a una clase monoproductora y

arrastraba al país todo en caída8.

Esta crisis, a primera vista inexplicable para muchos sectores, da sentido a la sensación

de pesimismo histórico, de derrotismo irracional que afloraba en 1929 y se acentuaba después

de 1930 en muchos de los intelectuales, que a su vez gran parte de ellos buscaban en intuiciones

subjetivas cargadas de patetismo, causas para hechos que podían ser comprendidos

7 Cuyo grupo se diferenciaba de los de “Boedo”, que poseían una ideología de izquierda, un marcado realismo, cuya crítica fue “más ideológica que estética”, abordaba una profunda preocupación social. Se destaca la revista Los pensadores (1922-1924, 1924-1926), cuyo director era Antonio Zamora, Esa misma tendencia fue continuada por Claridad (1926-1941). Escribieron entre otros: E. Castelnuovo, L. Barletta, L. Stanchina, J. Ingenieros, Roberto Arlt, C. Mastronardi... BORELLO, R. “La Crítica Moderna” en Capítulo: la historia de la literatura argentina. Buenos Aires. CEAL. 1967. p. 1069. 8 HALPERÍN DONGHI, T. La Argentina y la tormenta del mundo. Ideas e ideologías entre 1930 y 1945. Buenos Aires. Siglo XXI. 2003.

Page 7: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

7

racionalmente9. A este ambiente de crisis, debe agregarse influjos ideológicos europeos. Esas

influencias intelectuales reflejaban otra crisis, mucho más profunda, que vivía por esos años la

cultura europea. Ya a partir de 1910 se anunciaban cataclismos de tipo político, ideológico y

económico que se manifiestan en Europa a partir de 1914. Esta crisis que afloraba conmoción e

incertidumbre en Europa, y que ponía en peligro, a su vez, el modelo liberal en el ámbito

mundial había arrastrado y afectado a los países periféricos, creando una crisis de identidad.

Provocaba que diversas posiciones de índole nacional, americanista o cosmopolita pugnen por

dar respuesta a la problemática. Está situación provocaba la incertidumbre de cómo realizar la

integración americana: si era conveniente adoptar la opción de una integración cultural

latinoamericana o aceptar el agresivo panamericanismo (hegemónico) estadounidense, como

política de reorientación –también cultural- del continente latinoamericano. Tal como había sido

la propuesta de Frank a Ocampo, cuando aún era solo un proyecto, la idea de realizar una revista

que enfoque la problemática cultural americana (estableciendo una conexión que integre a

Estados Unidos) y que no descuide las tendencias europeas10. De esta forma, durante los

primeros años de Sur, coexisten un americanismo optimista y uno pesimista; un americanismo

confiado en la juventud y en la realización de la promesa que estas regiones arrojan hacia el

futuro (Ocampo, Frank) y un americanismo preocupado por los obstáculos reales que persisten

como marcas históricas del continente.11 De todos modos, en ambas flexiones, el americanismo

no se hace cargo de la desigualdad y la violencia que separan a América latina de Estados

Unidos (este punto ciego define así una ideología y una política). No obstante, la intención de la

revista es de declararse apolítica, es decir, no se evidencia en los primeros números ni una

ideología política expresa, ni un debate político abierto, ni tampoco un análisis socio-político

profundo. De hecho, muchos colaboradores tanto nacionales como internacionales participan

dentro de este marco cultural, más allá de su ideología. Podemos ejemplificarlo citando a Julio

Irazusta, Ramón Doll y Ernesto Palacio, intelectuales nacionalistas que participaron

asiduamente en los primeros números de Sur. Desde luego, esta convivencia pacífica detonó al

poco tiempo debido a los conflictos y turbulencias políticas que emergían en Europa y

repercutían en América, obligando a marcar posiciones políticas e ideológicas.

Sur irrumpió en el ámbito cultural argentino como revista trimestral, con una lujosa

edición de 199 páginas, en papel de calidad. Se tiraron 4.000 ejemplares y se reservaron 100

para los suscriptores de la edición de lujo. Se vendió también en París y en Madrid, agotándose

enseguida. Debido al alto costo de publicación y su limitada circulación (se vendía por

9 BORELLO, R. “El ensayo: del 30 a la actualidad” en Capítulo: la historia de la literatura argentina. Buenos Aires. CEAL. 1967.p. 1273. 10 “... al recordar que se me preguntó, con la mayor seriedad del mundo, si mi revista se proponía volverle la espalda a Europa. ¡Sencillamente porque declaré que su fin principal consistiría en estudiar los problemas que nos conciernen, de un modo vital, a los americanos! ¡Volver la espalda a Europa! ¿Siente el ridículo infinito de esa frase?” OCAMPO, V. “Carta a Waldo Frank” en Sur n° 1. 1931. 11 SARLO, B. Op. Cit. p.179.

Page 8: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

8

suscripción y en librerías), sólo los cinco primeros números sobrepasaron las 150 páginas, en

tanto que las fotografías comenzaron a desaparecer a partir del número 8. En general, la revista

solía mantener un promedio de entre 80 y 100 páginas, divididas en una sección para los

artículos de fondo y otro para las notas, de letra más pequeña, que incluía principalmente

reseñas literarias, pero también crítica de música (Juan José Castro), cine (Jorge Luis Borges),

arte (Julio Payró) y teatro. A partir de 1937 Guillermo de Torre (historiador español, marido de

la pintora y también colaboradora Norah Borges, hermana de Jorge Luis) inauguró la sección de

actualidad llamada “Calendario”; en ella se evidenciaba la posición política de la revista y

suscitó acaloradas polémicas.

Los regímenes totalitarios, especialmente el nazismo, pero también, a pesar de algunas

vacilaciones iniciales,12 el fascismo italiano, el franquismo durante la Guerra Civil Española y el

comunismo soviético, sin omitir los nacionalismos y el antisemitismo, suscitaron un claro

rechazo por parte de Sur, pese a su proclama de mantenerse al margen de la política, era

imposible mantener una neutralidad en esos tiempos violentos que empañaban a Europa ya que

podría acometer malentendidos. La obligación de mantener una oposición que denuncie el

autoritarismo que atormentaba a Europa e incidía en América, obligó a que la revista termine de

albergar a intelectuales de distintas ideologías, manteniéndose a favor de la democracia liberal.

Los incidentes que dieron inicio a la Guerra Civil Española en 1936 provocaron

divisiones dentro de la intelectualidad nacional, dando fin a, como recordaba y lamentaba Julio

Irazusta, “un estilo de convivencia notablemente civilizado13”. Mientras la opinión católica,

salvo algunas excepciones, se adhirió a la causa de Franco y los alzados que buscaban “remediar

el mal que aquejaba a España”, al punto que para las altas tribunas eclesiásticas era considerada

una guerra santa; por el contrario en otros sectores, como menciona Halperín Donghi, “la

contienda española logró hacer revivir por un instante moribunda llama de la tradición liberal

argentina”.14 Arturo Peña Lillo describió, a través de sus memorias, el impacto de la contienda

dentro de la opinión pública nacional: “Los diarios populares como Ultima Hora, El Diario y

Crítica hicieron causa común con el bando republicano desde el primer disparo. (...)La Prensa,

La Nación y La Razón estuvieron decididamente del lado franquista, pues entendían que en

España se jugaba la suerte de Europa. De triunfar la Republica, el comunismo soviético

consolidaba una cabecera de puente para avanzar sobre Occidente. (...)El fervor que no había

despertado ninguna lucha política en el país, lo encrespó la guerra de España. Nos definíamos 12 De hecho Victoria Ocampo mantenía una muy buena relación con Benito Mussolini, a comienzos del régimen fascista (SITMAN, R. Op. Cit.) Dice Rogelio García Lupo: “El fascismo se presentó como un modelo capaz de conciliar un espíritu patriótico renovado, y la modernización de la sociedad. Victoria Ocampo, por ejemplo, quiso conocer personalmente a Mussolini y fue recibida por el dictador. También Eduardo Mallea y Manuel Gálvez registraron la atracción del fascismo”.GARCÍA LUPO, R. Ültimas noticias de Perón y su tiempo. Buenos Aires. Vergara. 2006. 13 IRAZUSTA, J. Memorias. Buenos Aires. Ediciones Culturales Argentinas. 1975. pp.219-220. También citado en HALPERÍN DONGHI, T. Op. Cit. p. 100. 14 HALPERÍN DONGHI, T. Op. Cit. p. 102.

Page 9: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

9

en esa “guerra”: ser “leal”, así se denominaba a los republicanos, era ser antifascista,

democrático y paradójicamente “revolucionario”. Ser partidario del franquismo era ser

fascista, reaccionario, defensor de la España oscurantista”.15 De esta forma, Victoria Ocampo

y el grupo de Sur, apoyó la causa republicana ya sea través de artículos propios como la difusión

de artículos de escritores que estaban en contra del autoritarismo fascista, que apoyaba a los

alzados; de hecho, la revista acogió en sus páginas a numerosos escritores españoles exiliados y

se divorció de aquellos que apoyaban a Franco o mantenían ambivalencia con respecto a la

coyuntura política, como es el caso del notable silencio que mantuvo Ortega y Gasset durante el

conflicto.

Así llevó numerosos cruces ideológicos con la revista Criterio, de marcado

nacionalismo católico, en cuanto al conflicto español durante los largos años en que duró la

contienda bélica.

Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939 y su desarrollo inicial, hacía

presumir el golpe de gracia que le faltaba a la desacreditada y decadente democracia liberal,

mientras que a su vez había una intranquila expectativa sobre el surgimiento de la potencia nazi

y el aumento de los regímenes fascistas por Europa. La contienda ahondó aún más las aguas

entre los intelectuales: mientras los comunistas se mantuvieron ambivalentes, debido al pacto de

no beligerancia entre soviéticos y alemanes en los comienzos del conflicto para luego adherirse

a los Aliados, los demócratas liberales apoyaban a los Aliados desde un comienzo y la mayoría

de los representantes eclesiásticos y grupos nacionalistas de derecha no ocultaban su simpatía

hacia el Tercer Reich. La salvedad entre los nacionalistas que apoyaban la política neutral de

Argentina la realizó una corriente radical disidente, que proclamaban el regreso a la bases

yrigoyenistas denominado FORJA, conformado por notables intelectuales nacionalistas

populares: Raúl Scalabrini Ortiz, Luis Dellepiane, Arturo Jauretche, del Mazo, Homero Manzi,

entre otros. FORJA defendía la neutralidad aduciendo que Argentina no iba a sacar nada

favorable participando de la contienda, sobre todo poniéndose del lado de Gran Bretaña, el

eterno y verdadero enemigo nacional. No obstante, más allá de las facilistas acusaciones

atribuidas hacia este grupo de ser simpatizantes nazi – fascistas, por el solo hecho de oponerse a

la política británica, en verdad lo que observaban era una buena oportunidad, en caso de que

triunfe la Alemania nazi, de que el país se libere del yugo inglés y que empiece de una buena

vez a escribir su “destino histórico”; como mencionaba Scalabrini Ortiz: “(...) la convulsión de

Europa nos entreabre una oportunidad para resolver nuestros problemas por nosotros mismos.

No esperemos nada de ella, gane quien gane, sino explotación (...) Dediquemos nuestra

inteligencia y nuestro trabajo a resolver, ante todo, el hambre y la angustia de la

desesperanzada muchedumbre argentina. En ella caben todas las voluntades, todas las

15 PEÑA LILLO, A. Memorias de papel. Los hombres y las ideas de una época. Buenos Aires. Galerna. 1988. pp. 30 – 31.

Page 10: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

10

religiones, todas las razas. Lo único imposible es escapar al destino histórico en que esa

muchedumbre está comprendida. Y por eso toda traición a su destino histórico es una traición a

nosotros mismos”.16

Una vez más, Sur no pretendía mantenerse ajena al debate político e ideológico que

azotaba al país y al mundo; alejándose cada vez más de aquel proyecto apolítico que buscaba

poner sobre el tapete la problemática cultural que aquejaba a América en cuanto a sus

tradiciones y expectativas. Aunque la posición que mantuvo Sur era obvia y no podía

mantenerse al margen: se trataba de una cuestión de principios, y el combate hacia el fascismo

que asfixiaba a las elites y avanzaba teniendo como aliado al vulgo avasallante conformado por

el hombre-masa (tal como profetizaba y lamentaba Ortega17), barbarizando Occidente. Durante

la primera década de la revista, la figura principal era Eduardo Mallea, intelectual amigo de

Victoria, además de ser director de la sección cultural del diario La Nación. Los ensayos de

Mallea enfatizaban en la búsqueda del ser nacional y sostenía, con su enfoque existencialista y

orteguiano por igual, que la auténtica Argentina debía encarnarse en un ethos y un proyecto a

realizar, y no en la pasiva aceptación de un destino trágico (E. Martínez Estrada, “Radiografía

de la Pampa”, dixit) ni una vuelta hacia el pasado, ni bajo perspectivas pesimistas futuras (R.

Scalabrini Ortiz), sino a través de un redescubrimiento de la esencia propia –argentina,

americana- es posible injertarse en la universalidad.18 Así, para Mallea y el grupo Sur en

general, la respuesta es lo nacional como modo de inserción en lo universal19; y estas ideas

implicaban un involucramiento y un compromiso ético con las elites de Occidente, frente a “la

hora de la verdad”. Mientras el presidente Ramón Castillo se empecinaba en mantener la

neutralidad argentina con respecto a la Segunda Guerra Mundial, manteniendo una política

económica pragmática y resistiendo a su vez, las presiones de Estados Unidos cuando entra en

beligerancia, Victoria Ocampo y su grupo apoyaba incondicionalmente a la potencia del Norte y

sostenía que el país no podía estar de brazos cruzados frente al avance nazi –fascista. En

“Nuestra actitud” (1939), Victoria inscribe, una vez más, su defensa de la democracia en la

tradición cristiana: “Estamos contra las dictaduras, contra todas las opresiones, contra todas

las formas de ignominia ejercida sobre la oscura grey humana, que ha sido llamada la santa

plebe de Dios (...) Defendíamos entonces (1937) lo que seguimos defendiendo hoy (...)

levantábamos nuestra voz contra una política que paraliza la inteligencia y a la vez destruye los

principios de la moral evangélica”.20 Meses después, en octubre, sale un número especial

dedicado a la guerra. Allí invoca nuevamente la posición de Sur: “Nosotros, americanos de las

16 Citado en HALPERÍN DONGHI, T. Op. Cit. p. 202. 17 ORTEGA Y GASSET, J. La rebelión de las masas. Barcelona. Planeta.1985. 18 SITMAN, R. Op. Cit. pp. 106 –109. 19 Mientras que Mallea revalorizaba el universalismo, otros colaboradores de la revista, como Erro priorizaba el criollismo, en tanto que Canal Feijoo, el provincialismo. En común, los tres se mantenían en contra de los nacionalistas y la ortodoxia católica. 20 OCAMPO, V. “Nuestra actitud” en Sur, 1939. pp.8 –9.

Page 11: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

11

dos Américas, no podemos titubear en la elección del vencedor sin abjuración total. (...)

Permanecer neutrales ante su suerte (Inglaterra, Francia) equivale a permanecer neutrales

ante nuestra propia suerte”.21 La postura que toma Victoria y su grupo frente a la explosión

bélica no incumbe ningún tipo de duda: ella, ante todo, se considera ciudadana del mundo,

estima que si no se atiende y no se participa activamente del lado de los países centrales,

ineludiblemente, tarde o temprano, los males que aquejan a Europa llegarán a la periferia. Para

ello es necesario mantener y cimentar la unidad americana, estando detrás de la guía de Estados

Unidos. Más claro, imposible.

Ya antes de su ingreso en la guerra, pero más sistemáticamente a partir de éste en 1941, el

estado y la sociedad norteamericana movilizaron sus recursos en apoyo de un proyecto

panamericano en el que la dimensión cultural tenía un rol significativo. Una de las concreciones

importantes que llevó a cabo Waldo Frank, en función de favorecer las políticas de captación

cultural diseñadas por el gobierno norteamericano, en el marco de la good neighbor policy y las

circunstancias de la lucha contra el nazismo y el fascismo, fue la incorporación de María Rosa

Oliver, asidua colaboradora e intima amiga de Victoria, en 1942, a la Oficina de Coordinación

de Asuntos Interamericanos organizada por Nelson Rockefeller. Para Oliver, se vislumbraba las

oportunidades para redescubrir las comunes raíces hispanoamericanas a través del impacto que

ofrecía este empresa panamericana. Nueva York, buscaba ser la estadía cultural que reemplace a

una Europa sumida en el caos.22 A su vez, varios de los Debates de Sur y algunas intervenciones

de Américo Castro y Archibald MacLeish a principios de los años cuarenta deben ser vistos,

también, “como un registro palpable de aquella reorientación hacia el panamericanismo

inducida desde los centros del poder imperial”.23

En tanto, en el país el orden institucional se iba degradando aceleradamente y la legitimidad

del presidente Ramón Castillo se estaba erosionando rápidamente, producto de las numerosas

prácticas fraudulentas y las presiones estadounidenses para que Argentina abandone su

neutralidad. Finalmente, la frágil alianza que mantenía con las Fuerzas Armadas se quebrantó en

el momento que decidió apoyar como sucesor presidencial a un conservador proaliado y

consustanciado en las prácticas políticas tradicionales: el salteño Robustiano Patrón Costas. El 4

de junio de 1943 los militares dieron un golpe que interrumpió la continuidad constitucional.

Este grupo de militares que conformaron el poder, con el apoyo de la Iglesia y de numerosos

nacionalistas que también habían participado activamente en el golpe militar del 30,

mantuvieron la posición neutral frente a las presiones norteamericanos que acusó al régimen de

ser simpatizantes del Eje. A su vez, los sectores medios veían que ciertas medidas contrariaban

21 OCAMPO, V. “Vísperas de guerra” en Sur n° 61, 1939. pp.7 –19. 22 HALPERÍN DONGHI, T. Op. Cit. pp. 168 –172. 23 GRAMUGLIO, M. T. “Posiciones de Sur en el espacio literario. Una política de la cultura” en JITRICK, N (Dir.) Historia Crítica de la Literatura Argentina. El oficio se afirma. Buenos Aires. Emecé. 2004. pp. 99 –100.

Page 12: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

12

su ideario (el retorno a la educación religiosa), mientras que otras los afectaban más o menos

directamente (la contrarreforma ejercida en la Universidad y la expulsión de un gran número de

profesores de ella), y otras podían serle indiferentes (por ejemplo, las mejoras salariales para la

clase obrera). Es que los personajes que tomaban relevancia a partir del 43, eran completamente

opuestos al ideario liberal y democrático: a modo de ejemplo, entre los principales ideólogos en

materia educativa, habría que mencionar a Jordán Bruno Genta, uno de los personajes más

influyentes. Nacionalista fanático, admirador del hitlerismo y defensor acérrimo de la

experiencia franquista que se acercará al grupo de poder conformado luego del golpe. El primer

gabinete tuvo como ministro de Educación al coronel Elbio Anaya, antiguo represor de las

luchas campesinas de la Patagonia de los años 20; luego de la crisis de octubre de 1943 llegaría

al gobierno Gustavo Martínez Zuviría, “Hugo Wast”, conocido escritor del integrismo católico,

respaldado por el general Luis Perliger en Interior; ambos marcarán el pico de poder del

nacionalismo ultramontano, consiguiendo a finales de año la enseñanza religiosa católica.

Confluían dentro del grupo de poder, además una corriente católica conocida como La Pastoral,

adversaria de la reforma universitaria obtenida en 1918. Sus principales voceros desde el diario

El Pueblo como desde el semanario Criterio, denunciaban que la universidad constituía un foco

de “subversión comunista” que se agrupaban dentro de los claustros estudiantiles.24

No obstante, las discrepancia entre los distintos lineamientos que debía seguir la revolución

se hace evidente en los cambios de gabinete, el cambio de dirección ideológica que tuvo por

unos meses asumido por un grupo de proaliados que le declarará la guerra a Alemania a

principios de 1945 (aunque esta nueva posición resultara tibia, y siguiera causando

desconfianza), la caída del régimen fascista y nazi que desorientará a varios integrantes,

mientras un joven coronel, miembro de la logia militar GOU, empieza a alcanzar suma

notoriedad con sus medidas sociales dentro de la Secretaria de trabajo y previsión social, que le

permitirá construir un bloque de poder, hasta ese entonces nunca explotado, apoyado en la clase

obrera.

En tanto, Sur sigue priorizando los sucesos acaecidos en Europa, y en junio de 1945, en un

artículo titulado “Declaraciones sobre la paz”, Victoria Ocampo vuelve a marcar su posición y

la de su revista: “(...) Nosotros no somos neutrales. No lo éramos en 1937. Defendíamos

entonces lo que seguimos defendiendo hoy. Defendíamos lo que ya corría peligro y

levantábamos nuestra voz contra una política que paraliza la inteligencia y a la vez destruye los

principios de la moral evangélica (esa política, cuando no aniquila la enseñanza de Cristo,

traiciona su espíritu reemplazándolo por el de la Inquisición).

“Para nosotros un acto degradante es siempre degradante, aunque favorezca el interés

nacional.

24 MANGONE, C. – WARLEY, J. Universidad y peronismo.1946-1955. Buenos Aires. CEAL. 1984. pp. 10 –12.

Page 13: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

13

“Nosotros necesitamos creer que nuestro país se conduce como una persona decente.

“Otra idea de patria no nos cabe en el corazón ni en la cabeza”.

“Hoy, en julio de 1945, no cambiaríamos una coma a lo que decíamos entonces.

Exceptuando a España, el nazi –fascismo ha sido barrido de Europa. Quisiéramos poder decir

otro tanto de América, del mundo entero. Todavía es demasiado pronto, quizá. La enfermedad

se había generalizado a tal punto que los focos de infección todavía permanecen activos, aquí y

allá, bajo las formas más imprevistas, más nocivas.

“El diario de Ciano nos prueba que los astutos y bajos maquiavelismos, además de ser

innobles, resultan ineficaces a la larga. Si en alguna parte existe un Dios que pudiera librarnos

de ellos, le suplicaríamos de rodillas que lo hiciese. Pero ¿cómo imaginar a Dios ocupándose

de asuntos tan sórdidos? Esta tarea de higiene moral nos incumbe a nosotros. Ayúdate, y Dios

te ayudará”.25

Esta declaración de principios de parte de Sur y de su directora será la misma que

mantendrá en los meses posteriores, que darán comienzo a los años peronistas.

25 OCAMPO, V. “Declaraciones sobre la paz” en Sur n° 129, julio de 1945. pp.7 –9.

Page 14: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

14

� Capítulo 2: Ascenso del peronismo.

“La prensa mitrista llama “descamisados” a todos los que no son partidarios de su ídolo. Esa

prensa podrá reconocer la pobreza de los individuos que insulta, que son argentinos, que tienen

derecho a participar de las conmociones de su patria y a concurrir para la formación de sus

poderes. Pero si los individuos del pueblo que van a dar en tierra con el poder y con la influencia del

caudillo y la aristocracia son descamisados, ¿quién les habrá robado la camisa? ¿Por qué, siendo

argentinos, se encuentran desheredados en su propia Patria?”

EDUARDO WILDE (1874)

“Cuando llegué al país era un observador adelantado, y la gente creía que era comunista o

socialista por las ideas que había traído de Europa”.

JUAN D. PERÓN26

“(...) El coronel Perón es un nuevo Yrigoyen”.

MANUEL GÁLVEZ (1944)27

En un reciente trabajo sobre populismo, Ernesto Laclau identifica las distintas variaciones

del mismo; en el caso de América Latina determina que los movimientos populistas que

surgieron intentaban reforzar el rol del Estado central en oposición a las oligarquías

terratenientes. Fueron principalmente movimientos urbanos, asociados con las emergentes

clases medias y populares durante el período 1910 –1950; aunque se volvieron mucho más

radicales a partir de la gran depresión mundial a comienzos del 30: allí las capacidades

redistributivas de los Estados liberales –oligárquicos se vieron drásticamente limitadas por el

efectos de la crisis, y los sistemas políticos se volvieron cada vez más ineficientes en el

momento de satisfacer las demandas democráticas. Esto condujo a un profundo abismo entre

liberalismo y democracia, que dominaría la escena política durante décadas. “Lo que es

importante destacar –afirma Laclau –es que el “pueblo” constituido mediante las

movilizaciones asociadas a estos regímenes tenía un fuerte componente estatista. La

construcción de un Estado nacional fuerte en oposición al poder oligárquico local fue la marca

característica de este populismo”.28

Lo que realizó, en efecto, el peronismo fue apoyarse sobre la clase obrera, que empezó a

adquirir una presencia política no desdeñable, producto de las migraciones internas que se

habían originado en gran proporción durante el período 1935 –1946, cuando se aceleró

26 PERÓN, J. D. La Revolución justicialista. Filme documentado por Grupo Cine Liberación. SOLANAS –GETINO (Dir.) Madrid. 1971. 27 GÁLVEZ, M. Citado del diario El Pueblo, 13 –8 –1944. En KORN, G. “Conflictos y armonías” en KORN, G. (Comp.) Literatura argentina siglo XX. El peronismo clásico (1945- 1955) Descamisados, gorilas y contreras. Buenos Aires. Paradiso. 2007. p. 11. 28 LACLAU, E. La Razón Populista. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica. 2005. pp.238 –240.

Page 15: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

15

notablemente la industria, aumentando el número de obreros fabriles industriales. Perón, desde

la Secretaría de Trabajo y Previsión, le dio fuerza y legitimidad a los sindicatos, conformando

su principal apoyo y modelo organizativo; a su vez que instaba a grupos nacionalistas, a muchos

conservadores, a dirigentes de distintas organizaciones sociales y vecinales, a los católicos y a

dirigentes empresariales a apoyar sus medidas. Entre uno de los argumentos que vociferaba,

estaba el peligro del comunismo, que estaba en pleno auge, recordaba el caso de la guerra civil

española y de los riesgos que pudiera sufrir Argentina de no atender sus necesidades. Para ello

los convocaba a una acción preventiva, consistente en apoyar su programa de reformas laborales

y la redistribución de ingresos. No obstante, la creciente acumulación de poder que estaba

obteniendo, produjo una creciente desconfianza que culminó en una fuerte presión hacia el

presidente Farrell que instó a la renuncia del coronel Perón de todos sus cargos. Al poco tiempo,

éste es detenido y conducido a la isla Martín García.

Un análisis intenso en cuanto al desarrollo del peronismo denominado clásico (que confiere

al momento de su aparición hasta el golpe militar del ´55) demandaría una extensión que nos

alejaría del tema en cuestión; por ende, lo referido anteriormente es una breve introducción al

espacio –tiempo del momento histórico. Lo que no debemos descuidar es lo significativo de lo

ocurrido el 17 de octubre de 1945, momento en el cual se comprueba la nueva y sorpresiva

polarización política que se venía gestando desde comienzos de la década del 30. Como

menciona Luis Alberto Romero, la manifestación masiva efectuada ese día que se reunió en

Plaza de Mayo, exigiendo la liberación del coronel Perón, no resultaba tan sorpresiva por el

número –él considera que no fue mayor que la realizada en setiembre por la oposición –sino por

su composición: se trataba de trabajadores del cordón industrial, que hacían su entrada

simultáneamente en la ciudad y en la política.29 A partir de ese momento, una facción que hasta

ese entonces era ignota, toma relevancia y causa el desconcierto general de los intelectuales. Las

“masas” se había rebelado, dejaban de serlo para denominarse como “pueblo”, y a su vez, el

“pueblo” para la jerga peronista eran los trabajadores. La polarización fue inmediata, y alcanzó

distintas dicotomías; a partir de ese entonces no existían puntos neutrales, se trataba de pueblo u

oligarquía, barbarie o civilización, patria o antipatria, “Perón o Braden”, alpargatas o libros...

A partir de la irrupción peronista, la democracia adquirió otra relevancia: el peronismo

nacía visceralmente antiliberal y antirrepublicano, porque lo ocurrido anteriormente se

identificaba con la ineficacia y el fraude de sus gobiernos y “porque fue un auténtico producto

de la Argentina que sepultó al nacer. Desplazó al pasado y al campo del enemigo a todo

posible adversario.” 30

29 ROMERO, L. A. Sociedad democrática y política en la Argentina del siglo XX. Buenos Aires. Universidad de Quilmes. 2006. p. 117. 30 PALERMO, V. “El Siglo Peronista” en Punto de Vista n° 89, Dic. 2007. p. 2.

Page 16: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

16

Del lado opositor, se nucleaban los adversarios políticos, los universitarios, y gran parte de

la intelectualidad argentina. Como fue de prever, Victoria Ocampo apoyó activamente la Unión

Democrática y la campaña de Braden, tal como la embajada británica advirtió en ese momento:

“La campaña de Braden se puede resumir en un intento de unir contra Perón a la clase de los

estancieros, quienes tienen mucho que perder, y los radicales intelectuales (especialmente los

ricos, como Victoria Ocampo), cuyas tendencias izquierdistas se unen con su vida acomodada

en su deseo de mantener alejado al fascismo”.31

La irrupción del peronismo englobaba un movimiento de tal envergadura, como también

inédito en la historia argentina, que causó un desconcierto generalizado. Por ello, más allá de la

ideología del intelectual (sea de izquierda o de derecha) el acto inicial fue el de total repudio, no

sólo hacia el líder que se perfilaba como un futuro dictador de la talla de Hitler o Mussolini,

sino además por las masas que lo acompañaba fervorosamente que eran catalogados de “aluvión

zoológico”, “descamisados”, como monstruos o simplemente gente de baja ralea, asociados

como bandidos o delincuentes. Todos ellos, instruidos bajo la democracia liberal, se sentían

sumamente perturbados, invadidos, como evocaba Julio Cortázar en un reconocido cuento

fantástico: “Casa tomada”, por unos seres indescriptibles, que durante todo el tiempo pasado

parecieron sumidos en la clandestinidad, alejados de la vista de la gente bien, y de repente hacen

su presentación como una horda de bárbaros a alterar los hábitos y las buenas costumbres que le

pertenecía por naturaleza a las clases superiores aún con la osadía de usurparles el poder.

Parecería un tanto exagerado, pero las descripciones de los propios protagonistas sólo hacen

afirmar lo expuesto. Una impresión similar a la que tuvo Cortázar en “Casa tomada”32, hizo

Manuel Mújica Láinez en su novela “La Casa” de 1954. En ella no existen fuerzas extrañas e

indescriptibles que desalojan a una pareja de hermanos altoburgueses caídos en desgracia33, sino

que la señora aristocrática presencia, entre nostalgia y recuerdos de un pasado glamoroso, como

un grupo de brutos le destrozan la casa, y ella los mira entre desconsolada y sorprendida por sus

acciones:

“Ahora siento terribles dolores cuando los brutos ésos andan por mis cuartos con sus

hierros golpeando las paredes... Antes, en la época en que la vida era bella, los visitantes

entraban en mí hablando de Francia: -Parece que estuviéramos en París, decían”.34

31 Informe de la Foreign Office, 13 de diciembre de 1945, citado en KING, J. “Victoria Ocampo, Sur y el peronismo, 1946-1955” en Revista de Occidente. Madrid. Junio 1984. N° 37. p.33. 32 CORTÁZAR, J. Bestiario. Buenos Aires. Sudamericana. 1983. 33 Juan José Sebrelli en Buenos Aires, vida cotidiana y alineación (1964) realizó por primera vez esta interpretación de “Casa tomada”, que nunca fue negada, ni admitida por Cortázar. Sebrelli lo concibe a partir de dos sentidos fundamentales: el ingreso de lo extraño como invasión que descompone el mundo familiar y el intento de adaptación a lo invasor, sin ningún interés en conocerlo y menos aún de poder explicarlo. ROSANO, S. “El peronismo a la luz de la desviación latinoamericana: literatura y sujeto popular” en Colorado Review of Hispanic Studies. Vol. 1. n° 1. University of Pittsburgh. 2003. p.15. 34 Seguramente la señora hace referencia a los tiempos de la Belle époque. MUJICA LAINEZ, M. La Casa. Buenos Aires. Sudamericana. 1984.

Page 17: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

17

“Asaron unos trozos de carne al reparo de lo que quedaba del gran comedor y se pusieron

a devorar y pegarle unos besos a la botella de vino. Encendieron el fuego con astillas de la

vieja boiserie y con unos fragmentos del techo italiano irreconocible...”35

“Hoy la emprendieron contra mi fachada principal. Destrozaron los dos Apolos, sus

guirnaldas de rosas, los capiteles corintios. Tanto sufrí que ni siquiera a mediodía, cuando

almorzaron y se tumbaron a dormir entre las ruinas, llenándome de momentáneos cadáveres y

acentuando mi desolado aspecto de casa bombardeada, de casa en la cual se ha combatido

cruelmente, ni siquiera entonces pude reposar...”36

El propio historiador radical Félix Luna, hace también una interesante descripción del 17 de

octubre, y la impresión de su generación: “Bueno, ahí estaban. Como si hubieran querido

mostrar todo su poder para que nadie dudara que realmente existían. Ahí estaban por toda la

ciudad, pululando en grupos. Los mirábamos desde la vereda con un sentimiento de compasión.

¿De dónde salían?¿Entonces existían? ¿Tantos? (...). Habíamos recorrido esos días los

lugares donde se debatían preocupaciones como las nuestras. Nos habíamos movido en un

mapa conocido, familiar: la facultad, la Recoleta, la Plaza San Martín, la Casa Radical. Todo,

hasta entonces, era coherente y lógico (...). Pero ese día, cuando empezaron a estallar las voces

y a desfilar las columnas de rostros anónimos color tierra sentíamos vacilar algo que hasta

entonces había sido inconmovible”.37

El escritor David Viñas, al poco tiempo de la caída del régimen, publicó en la revista

universitaria Centro, número 10, un relato en el cual se refleja crudamente el sentimiento con

que los jóvenes universitarios recibieron el resultado de las elecciones de febrero de 1946.

“La derrota era lo único evidente en 1946. Primero fue un repentino deslumbramiento que

nos sacudió a todos desbaratando toda nuestra eficacia, y todo el valor y el descaro que

habíamos desplegado durante meses se diluyó de pronto. (...)Habíamos apostado a la libertad y

a la mayoría, contábamos con ellas y se volvían contra nosotros. (...)Esas cosas no tenían el

rostro que les habíamos asignado. Les habíamos acordado un rostro sereno, majestuoso. Y no:

eran Furias gritonas de sobacos hediondos pero de manos exactas. Toda nuestra sabiduría

resultaba escolar, un lamentable catecismo de argamasa.

“ –Es necesario que nos pongamos codo contra codo para defender nuestras ideas. La

democracia...” Uno de los dirigentes sindicales que estaba en el escenario se hurgaba las uñas

como desesperado (...)No se me ocurrió pensar que yo parecía un cerdo pretendiendo poseer la

verdad y el camino de salvación. (...) Al terminar se me acercó uno que había estado recostado

contra las bambalinas (...) “ –Estuvo bien” –me dijo. Tenía una mano ancha y me conmovió

35 MUJICA LAINEZ, M. Op. Cit. pp. 58 –59. La descripción de la escena recuerda mucho a la leyenda que divulgaron los antiperonistas, sobre la “teoría” del piso de parquet que era levantado para encender el fuego. 36 MUJICA LAINEZ, M. Op. Cit. p. 146. 37 LUNA, F. El 45. Buenos Aires. Editorial Sudamericana. 1982.

Page 18: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

18

que me palmeara. “ –Estuvo bien” –repitió –“Pero no hay que hablar tanto de los principios,

pibe. A estos guachos, yo los conozco, soy del oficio. Y la semana que viene les cae el

aguinaldo”. Todo el aprendizaje había sido inútil y ahí delante estaba la Gran Eficacia. Una

sola palabra y nada más”.38

Otro cuento clásico relativo a los efectos de la irrupción del peronismo, es “La fiesta del

monstruo”39 escrito por Jorge Luis Borges en colaboración con Adolfo Bioy Casares. Se trata de

uno de los más virulentos y desagradable relatos: el mismo responde con una ironía brutal a la

invasión que realiza el peronismo del espacio simbólico del Estado. Paradójicamente, en este

relato se encuentran todas las características con la que se le acusa al movimiento peronista, y

no deja de ser menos significativo el hecho de que haya sido escrito por el más “cerrado”

antiperonista retrogrado como fue Borges. El narrador de la historia es un personaje anónimo

(El Gordo), que sin dudas constituye un portavoz de la masa peronista: un descamisado. En

primera persona, El Gordo le relata en un carta a una compañera (Nelly), lo que aconteció en la

celebración del 17 de octubre de 1947. El relato se explaya en el trayecto que emprende el

protagonista junto a un grupo de compañeros en dirección a Plaza de Mayo, para escuchar la

voz de su líder carismático, llamado “el Monstruo”, bajo la vigilancia severa de algunos

miembros del partido gobernante. En el trayecto, golpean hasta matar a un estudiante judío por

no reverenciar la imagen del líder.

“Era un miserable de cuatro ojos, sin la musculatura del deportivo. El pelo era colorado;

los libros, bajo el brazo y de estudio. Se registró como un distraído, que cuasi llevaba por

delante a nuestro abanderado, el Spátola. Bonfirraro, que es el chinche de los detalles, dijo que

él no iba a tolerar que un impune desacatara el estandarte y foto del Monstruo. (...) El primer

cascotazo lo acertó, de puro tarro, Tabacman, y le desparramó las encías, y la sangre era un

chorro negro. Yo me calenté con la sangre y le arrimé otro viaje con un cascote que le aplasté

la oreja y ya perdí la cuenta de los impactos, porque el bombardeo era masivo. Fue

desopilante, el jude se puso de rodillas y miró al cielo y rezó como ausente en su media lengua.

Cuando sonaron las campanas de Monserrat se cayó, porque estaba muerto. Nosotros nos

desfogamos un rato más, con pedradas que ya no le dolían. Te lo juro, Nelly, pusimos el

cadáver hecho una lástima”.40

En este relato hace su aparición la masa, el pueblo, caracterizado y asociado con todos los

atributos de lo patológico y lo monstruoso, una perspectiva muy cercana de la que tenían los

38 VIÑAS, D. “Solamente los huesos” (fragmento) Citado en MANGONE, C. – WARLEY, J. Universidad y peronismo.1946-1955. Buenos Aires. CEAL. 1984. pp.82 –83. 39 BORGES –BIOY CASARES. “La fiesta del Monstruo” es original de la selección Nuevos cuentos de Bustos Domeq. Buenos Aires. Emecé. 1997. 40 BORGES –BIOY CASARES. “La fiesta del Monstruo” extraído de OLGUÍN, S (Sel.) Perón Vuelve: cuentos sobre peronismo. Buenos Aires. Norma. 2001. pp. 56 –58.

Page 19: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

19

pensadores del siglo XIX41, hasta podríamos encontrar paralelos de concordancia con el clásico

de Echeverría “El matadero”, que engendra la barbarie característica del período rosista. Cuenta

además con toda la ritualización particular de las celebraciones del 17 de octubre42, con la

burocracia sindical presente, y un fuerte aparato coercitivo al frente del acto. La imagen del

líder carismático, encierra todos los atributos del demagogo, del dictador que se dirige a sus

seguidores con palabras huecas. La caracterización del narrador, también conlleva la

descripción de un estereotipo de la época: el Gordo como todos sus compañeros, provienen de

las afueras de la ciudad de Buenos Aires, o de los barrios del sur: son los grasas, cabecitas

negras. El lenguaje que utiliza es clásico del lunfardo y de la jerga callejera. Otra característica

notable es la violencia irracional, su marcado antisemitismo. “La fiesta del Monstruo” (que

circuló en reuniones privadas durante el peronismo, para salir finalmente publicado por primera

vez en la revista Marcha en 1956) es una parodia que engloba dentro de sí todo la barbarie,

“ l’illusion comique”, la estupidez de la masa. En mayor o menor término, la oposición no supo

comprender el momento histórico. A partir de los sucesos de 1945, tanto la clase media como la

alta cultura argentina percibió al movimiento peronista como una agresión de sectores ajenos

que intentaban apropiarse de espacios culturales y políticos que no les correspondía. De esta

manera, en la oposición peronismo –antiperonismo que se articula desde entonces se reedita en

una nueva inflexión la oposición civilización –barbarie.

Desde su lenguaje ameno, Jauretche simplificó la problemática del desentendimiento de los

intelectuales con la realidad nacional aduciendo que es debido a que “... éstos, que se llaman a

sí mismos intelectuales, de tan afanados de saber lo que pasa en las otras casas, nunca saben

nada de la propia” 43, está en lo cierto, al menos desde esta perspectiva general. Porque el punto

en común entre la intelectualidad de corte liberal y Perón, es que ambos adquirieron y

asimilaron los acontecimientos acaecidos en Europa, desde el impacto de la Revolución rusa en

adelante. Si Perón asumió que fue un “observador privilegiado” de la época debido a la gira

europea que emprendió visitando Rusia, Italia, Alemania y Francia antes del estallido de la

Segunda Guerra Mundial44, le permitió comprender las falencias del gobierno liberal argentino;

los intelectuales nacionales, dentro de los que incluyo al grupo de Sur desde luego, también

supieron avistar los errores y sus causas, pero no quisieron comprender sus dramáticas

41 Laclau en La Razón Populista, analiza estas características que se le adjudicaban a las masas. “La denigración de las masas” en LACLAU, E. Op. Cit. pp. 15 –90. 42 Nuevamente Cortázar describirá el impacto de esas multitudinarias concentraciones en la Plaza de Mayo y la desorientación de la clase media en su primer novela, editada póstumamente, llamada El Examen. 43 “Los intelectuales en política son así. Primero estudian el catálogo y después clasifican por analogía lo que ven en su país. En cuanto hay una pueblada, porque revientan las cinchas artificiales que otros doctores le han puesto a la realidad, andan como los chicos buscando figuritas difíciles, para nominarlas.” JAURETCHE, A. Los profetas del odio y la yapa. Buenos Aires. Peña y Lillo. 1984. p.108 44 Lo afirma Perón en la entrevista antes mencionada. SOLANAS –GETINO (Dir.) -La Revolución justicialista. Filme documentado por Grupo Cine Liberación. Madrid. 1971.

Page 20: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

20

consecuencias, además de creer que la única forma de gobernabilidad era la democrática liberal

tradicional. El historiador José Luis Romero, en un artículo publicado en 1945, comprendía que

la problemática social y la irrupción de las masas era un hecho detonante de la falencia

institucional democrática de la época, a su vez que alertaba, haciendo una analogía entre el

gobierno rosista con la irrupción de Perón, que “es necesario formular con claridad cuáles son

las soluciones a que deben aspirar y cuáles son los ideales políticos que están indisolublemente

unidos a las grandes conquistas sociales. Mientras esta labor no se realice, los caudillos

demagógicos tendrán siempre una base política para su acción contra las instituciones

republicanas y representativas. Esos partidos, por otra parte, deben demostrar la posibilidad

de afrontar los problemas sociales acomodando el régimen institucional a las nuevas

realidades: sólo así se podrá vencer el escepticismo que anida todavía en el espíritu de esa

masa amorfa que perdura como resto no evolucionado de ese complejo social...” 45

En efecto, José Luis Romero vislumbraba una crisis democrática debido al deterioro de las

instituciones y su falta de atención hacia las crecientes demandas sociales. Pero la concepción

que tiene de democracia es eminentemente de corte liberal, donde el equilibrio de fuerzas se

sientan bajo la legitimidad y concordancia de los tres poderes. El peronismo concibió el

gobierno bajo otro orden: la legitimidad la obtiene a través de la delegación de poderes que le

otorga el pueblo por medio de las elecciones. Carlos Floria caracteriza al Estado moderno

entendido por el peronismo como una relación de fuerzas; como percepción maquiaveliana del

Estado, donde el valor relevante es la fuerza, la coerción, y su prolongación en la eficacia.46 Esta

caracterización de un ideal de “comunidad organizada” expuesto como meta por Perón, sofocó

la libertad individual, priorizando al bien colectivo antes que el individualismo proclamado

como principio natural por el liberalismo. Era un avance en la democratización de las relaciones

sociales.

Otro factor importante fue el crecimiento de los sueldos y de innumerables beneficios que

otorgaba los sindicatos, que mejoraron el nivel de vida del trabajador, permitiéndole el acceso a

lugares de esparcimiento, antes pensado solo para unos pocos. En suma, hay que considerar que

la reacción opositora, se dirigió contra una situación política que contribuía a la eliminación de

la tradicional deferencia y que ajustaba las relaciones de dependencia a las pautas contractuales

generales: por ejemplo, el servicio doméstico reclamó su franco dominical, gozaba de

vacaciones pagas e incluso tenía la posibilidad de acceder a lugares de veraneo que antes eran

de exclusividad de la alta sociedad. Inevitablemente, volvemos a la idea de invasión: los brutos

que se mantenían en sectores aledaños a la Casa, o al menos en el cuarto de servicio, ahora

tomaban posesión, se paseaban descaradamente, se sentían en igualdad de condiciones para

45 ROMERO, J. L. “El drama de la democracia argentina” en ROMERO, J. L. Las ideologías de la cultura nacional y otros ensayos. Buenos Aires. CEAL. 1982. pp.9 –27. 46 FLORIA, C. A. “El Peronismo” en Todo es Historia. n° 100. Set. 1975. p.82.

Page 21: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

21

acomodarse en la sala principal, desalojando de la exclusividad de los que se creían dueños. Se

comprende entonces la reacción contra las consecuencias de la pasividad y la movilidad social,

“ la ridiculización en el “peronista” al nuevo rico, de modales juzgados groseros, o al habitante

reciente de la ciudad, ignorante de los hábitos de urbanidad”.47 Se denota entonces un conflicto

cultural además del político.

Si bien el gobierno, como expuso en un trabajo sobre el tema Alberto Ciria, no llevó a cabo

una coherente política cultural característica que podamos denominarla peronista48, no podemos

dejar de asociar a la política del gobierno con la adopción de una cultura de carácter popular,

que atienda las necesidades de las masas, y sirva a su vez como elemento de difusión y

doctrinario; para ello, la cultura oficial apeló a contenidos tradicionales e idealistas. En efecto,

la cultura nacional se asociaba con la estatal y propia del movimiento. Se apuntó al libre acceso

y la divulgación masiva, para ello ayudó notablemente la aparición de la radio, de la cual Perón

hizo una herramienta de comunicación sumamente eficaz49: “Las formas nuevas o modernas

han permitido también mucho de elevación cultural de las masas. Antes se efectuaba mediante

la difusión fragmentaria, difícil, del contacto directo con las masas para poder educarlas o

instruirlas. Hoy, el agricultor, que no baja a una población durante un año, escucha lo que le

decimos todos los días desde aquí mediante la telefonía. Vale decir, que las modernas

conquistas de la ciencia nos van facilitando la tarea”.50 Por otro lado, operó el cine, ocupando

un lugar que poco después le sería disputado por la televisión. El cine fue un entretenimiento

masivo, e ir al cine se convirtió en una ceremonia tan importante como hasta entonces lo había

sido el baile o la conferencia barrial. También al Estado le sirvió como elemento

propagandístico, con los noticieros “Sucesos argentinos” que informaban de todas las acciones

gubernamentales. Entre las acciones de gran impacto, que hizo escandalizar a la alta sociedad,

fue la democratización de lugares exclusivos de la oligarquía, como es el caso del Teatro Colón

para presentaciones de orquestas barriales o sindicales.51 El mejor retrato del “absurdo” que

transmitía a la oposición esas medidas populares, se evidencia en el relato “La banda” de Julio

Cortázar. Allí Cortázar, deja de lado las interpretaciones literarias para hacer la mención de los

sucesos más explícitamente: “En febrero de 1947, Lucio Medina me contó un divertido episodio

que acababa de sucederle. Cuando en setiembre de ese año supe que había renunciado a su

47 ROMERO, L. A. Op. Cit. pp. 134 –135. 48 CIRIA, A. Política y Cultura Popular: la Argentina peronista, 1946-1955. Buenos Aires. De la Flor. 1983. 49 El matrimonio con la actriz y conductora de un programa exitoso de radio, que rendía homenajes a las heroicas mujeres argentinas, Eva Duarte significó un acierto importante para complementar la labor oratoria del líder, gracias a su gran carisma y sus enérgicos discursos partidarios. 50 PERÓN, J. D. Conducción política. Buenos Aires. Presidencia de la Nación. Subsecretaría de Informaciones. 1952. pp. 56-57. 51 “ Nosotros queremos una sola clase de argentinos. (...) ... en el aspecto cultural tenemos teatros obreros, salones de arte obrero, aunque en este aspecto tenemos todavía mucho, mucho que hacer...” PERÓN, EVA. Historia del Peronismo. Buenos Aires. Presidencia de la Nación. Subsecretaría de Informaciones. 1955. p. 76.

Page 22: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

22

profesión y abandona el país, pensé oscuramente una relación entre ambas cosas”. El

protagonista asiste al Gran Cine Opera para ver una película del francés Anatole Litvak, pero al

echar una ojeada a sus ocasionales acompañantes descubre que “había algo ahí que no andaba

bien. (...) Señoras preponderantemente obesas se diseminaban en la platea (...) acompañadas

por una prole más o menos numerosa (...) varias de tales señoras tenían el cutis y el atuendo de

respetables cocineras endomingadas”. Pronto descubre la absurda situación: en lugar de la

película se despliega un cartelón donde puede leerse: Banda de “Alpargatas” (el título de la

banda sugiere la dicotomía antes mencionada). “ De pronto (a Lucio) le pareció entender

aquello en términos que lo excedían infinitamente. Sintió como si le hubiera sido dado ver al

fin la realidad. Un momento de la realidad que le había parecido falsa porque era la

verdadera, la que ahora ya no estaba viendo. Lo que acababa de presenciar era lo cierto, es

decir, lo falso. (...) ... comprendió que esa visión podía prolongarse a la calle, al Galeón, a su

traje azul, a su programa de la noche, a su oficina de mañana, a su plan de ahorro, a su

veraneo de marzo, a su amiga, a su madurez, al día de su muerte” 52. El relato encierra la

interpretación que tenía Cortázar sobre el fenómeno peronista: lo que acontece, esa insurrección

social que procede a elevarse y a alterar las costumbres político culturales se percibe como algo

absurdamente irreal. Sin embargo, “ lo que acaba de presenciar era lo cierto, es decir lo falso”.

El peronismo y la presencia de las masas como sujeto activo vino para quedarse, no hay

explicación razonable: es la cruel realidad para la alta sociedad.

Era entonces inevitable la reacción opositora, la polarización política sin lugar a grises. En

la vereda opuesta al peronismo, estaban los grupos liberales que se refugiaron en el

universalismo y el enciclopedismo, desde Sur hasta el Colegio Libre de Estudios Superiores.

En el caso que nos compete, sobre la actitud de la revista, Sur era declaradamente opositora

al régimen peronista, su desacuerdo con la política que se llevó a cabo la realizó no inquiriendo

crítica alguna, sino cubriendo las ediciones con un “silencio alusivo”.53 Ese silencio se

manifestaba en la abstención de realizar opinión favorable o crítica relacionada al gobierno. No

obstante, impartió su criterio selectivo en cuanto a publicar artículos de intelectuales europeos

que reflexionaban en contra del totalitarismo y a favor de la libertad individual, y de la

democracia liberal. A modo de ilustración, podemos citar artículos de George Orwell, “Retrato

de un antisemitista” (1946) y “El existencialismo es un humanismo” (1947), de Sartre, frente a

“Calígula” (1946), “El artista es el testigo de la libertad” (1949) y “El artista preso” (1953) de

Camus, o “La democracia debe aprender a conocerse” (1949) de Julián Benda.54

52 CORTÁZAR, J. “La banda” en Final de Juego. Buenos Aires. Sudamericana. 1986. (1953). 53 Tal es la denominación que le adjudica Rosalie Sitman en cuanto a la política de la revista de Victoria Ocampo. SITMAN, R. Op. Cit. pp. 219 –237. 54 De hecho, el comienzo del artículo de Benda es bastante sugerente: “Una de las grandes debilidades del demócrata frente a los ataques de su adversario es que no tiene una idea clara de los principios democráticos, de aquello que los opone radicalmente a las demás filosofías políticas; por ignorancia se

Page 23: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

23

Otro hecho significativo, que no es muy tenido en cuenta por los críticos hasta ahora, es la

paradoja de cambio en cuanto al protagonista de la revista: en sus comienzos, dentro del comité

nacional, la figura principal fue Eduardo Mallea, donde sus escritos siempre enfatizaban en la

preocupación de la búsqueda del ser nacional o la “Argentina invisible”, de carácter

universalista; pero a partir de mediados de la década del ´40, auge del peronismo mediante, el

escritor “estrella” de Sur es Jorge Luis Borges, donde adelantará en las páginas de la revista de

Ocampo, sus cuentos más famosos, (que son eminentemente del género fantástico). En efecto,

los cuentos que compondrán sus libros “Ficciones” o “El Aleph”, transcurren en lugares lejanos

(en tiempo y espacio) de la realidad nacional. La hipótesis que se puede barajar al respecto es

que Borges, al igual que el grupo de Sur, perciben la realidad argentina como un espejismo, una

horrible pesadilla, que es necesario evadirse hasta que el tirano caiga y todo vuelva a la

normalidad. La edición extraordinaria dedicada en 1955 a la Revolución Libertadora parece

afirmar lo expuesto.

A su vez, ¿no resulta llamativo el hecho de que la búsqueda del “ser nacional” que

emprendieron los intelectuales como Mallea o Martínez Estrada55 sean partes del pasado una

vez que el peronismo trepó al poder? La única excepción de adherencia la encontramos entre los

radicales de FORJA, que se disolvieron para incorporarse al peronismo, considerando que las

preocupaciones y la lucha que habían emprendido habían surtido efecto con la llegada de Perón

y bajo la política popular y nacional que éste desarrolló.

La oposición se aglutinó, olvidando las disputas internas o sus diferencias frente al enemigo

común. Un ejemplo es la situación de Martínez Estrada, atacado siempre desde Sur por mucho

de sus colaboradores, hasta que mediados del cuarenta, éste se incorpora a la redacción,

convirtiéndose en asiduo colaborador de la revista.

A juicio personal, uno de los más perspicaces intelectuales que participaron activamente en

la revista durante esta época, que tuvo una visión mucho más crítica en cuanto a la realidad

nacional, fue Héctor Murena, que impulsó interesantes polémicas a partir de sus artículos

publicados en Sur titulados “Los penúltimos días”. En la edición de julio de 1949, en su sección

miscelánea, analiza brevemente las fallas del partido socialista y su falta de comprensión del

momento histórico, sin duda, una observación que fue analizada en detalle a partir de 1955, pero

es de destacar la contemporaneidad del artículo, con el fenómeno peronista en plena

efervescencia. Murena fue uno de los pocos intelectuales que intentó comprender sin caer en la

simplicidad, sin duda “los árboles no le impidieron ver parte del bosque”.

“ (...) Los socialistas, acaso inconscientemente, advierten que el peronismo es una terrible

prueba del fracaso de su amor por el país. (...) no encontraron los medios para conquistarlo. deja arrastrar a un terreno, que no es el suyo, donde es vencido de antemano”. BENDA, J. “La democracia...” en Sur n° 187, Mayo 1950. p. 7. 55 A mediados de los cincuenta, Contorno en cierta medida, retomará y revalorizará críticamente la labor intelectual de Martinez Estrada.

Page 24: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

24

Fracasaron por su puritanismo, por su rigidez, por su intelectualismo, porque se obstinaron

en que el pueblo fuera una masa de ascetas cultos y disciplinados, y no entendieron que el

pueblo sólo es capaz de gestos heroicos cuando tiene el alcohol de cualquier índole adentro y

no sabe qué hace. (...) Pero quizás influya para que los socialistas aprendan ciertas cosas: por

de pronto, a entender lo que las cosas son”.56

Sin abandonar cierto menosprecio y desdén hacia las masas, comprende que la principal

falla radica en la falta de asimilación de la realidad social por parte de los partidos y los

intelectuales, cosa que Perón supo adquirir y estimularla, simultáneamente. Para Murena, el

peronismo se había convertido en una realidad demasiado contundente como para no tenerla en

cuenta. Como destacaron Mangone y Warley, se manifiesta en sus escritos con un estilo

“entrecortado y subjetivista”, que tiene como mérito mayor el de convocar a la reflexión sobre

un objeto hasta antes negado.57 Así al poco tiempo, Murena se alejaba de Sur para fundar la

revista universitaria Las Ciento y Una (junio de 1953) con varios de los colaboradores que luego

darán vida a Contorno, conocidos como los “parricidas del 55”. Sin embargo, la revista terminó

siendo un proyecto ambicioso y prometedor que solo duró un número. Habría que esperar varios

meses, para que surgiera Contorno (dirigida por los hermanos Viñas), la revista cultural que

buscó centrarse como espacio alternativo al prestigio y la tendencia elitista-liberal de Sur, y

asumir parte de la herencia como continuación extrauniversitaria de la revista Centro.

Por su carácter elitista, Sur no constituyó una molestia para el gobierno peronista. La

supuesta censura a la que algunos autores hicieron afirmación58, ya fue cuestionada59 (al menos

nunca comprobó su veracidad). De hecho, Sur hacía entregas mensuales con la misma política

de distribución desde sus inicios; en cuanto a la reducción de tamaño, parece indicar más bien

una renovación estilística del diseño de la revista; y sobre la limitación de páginas que se

atribuye a un “recorte” en la distribución de papel que decide el gobierno para perjudicar a las

revistas opositoras60, Pablo Sirvén comprobó, en un libro alusivo al tema61, que las limitaciones

que el Estado impuso en la distribución del papel era semejantes a las de otros países por su

escasez y carestía, más allá que las inhibiciones no eran las mismas para las publicaciones

oficiales62.

56 MURENA, H. “Los penúltimos días” en Sur n° 177. Julio de 1949. p. 94. 57 MANGONE, C. – WARLEY, J. Op. Cit. p. 41. 58 SIGAL, S. “Intelectuales y peronismo” en TORRE, J. C. (comp.) Nueva Historia Argentina. Los años peronistas (1943 –1955).Buenos Aires. Sudamericana. 2002; D´ARINO ARINGOLI, G. La propaganda peronista (1943 –1955) Buenos Aires. Maipue. 2006. 59 KORN, G. “Conflictos y armonías” en KORN, G. (Comp.) Op. Cit. p. 24. 60 SIGAL, S. Op. Cit.; D´ARINO ARINGOLI, G. Op. Cit. pp. 229 –230. LUNA, F. “La razzia de Visca” en Todo es Historia, n° 406.Mayo 2001.pp.18 –19. 61 SIRVÉN, P. Perón y los medios de comunicación. Buenos Aires. CEAL. 1984. 62 Incluso la carestía de papel se hace evidente mediante la arenga del gobierno y los objetivos planteados en el Segundo Plan Quinquenal (Veáse Cap. XVII, Industrias; E. 70. –Pasta para papel; E. 71. –Papel; E. 72. –Alfa celulosa.) En Abril de 1954, el Secretario General de la Federación de Obreros y Empleados de la Industria del Papel, Cartón, Químicos y Afines declaraba: -“(frente a la limitación de páginas de los

Page 25: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

25

De todas maneras, el uso y abuso de la propaganda partidaria generó una reacción contraria

y resultó siendo el verdadero peligro para el gobierno, pues terminó sofocando a la opinión

pública. La peronización, la explotación de la imagen carismática de Eva Perón y, luego de su

desaparición, la incorporación de su culto, todos estos hechos se incrementaron con el segundo

gobierno peronista con el aumento burocrático y “las zalamerías de los alcahuetes de siempre”,

tal como reconoció Jauretche en sus ensayos.63

La balanza empezó a inclinarse favorablemente hacia el lado opositor, cuando el factor

económico entró en crisis y no pudo sostener el equilibrio político y social. En síntesis:

mientras el peronismo confiaba en su justificación militante ante el pueblo, la oposición cumplió

con la crítica sistemática, e irremediablemente ambas cayeron en el ejercicio cotidiano de la

intolerancia. Los protagonistas se trabaron en una lucha política sin cuartel, que traerá aparejado

resentimiento y consecuencias negativas a lo largo de años poniendo en jaque la calidad

institucional argentina a partir del golpe efectuado por el ejército rebelde en setiembre de 1955.

La virulenta campaña ejercida por la Iglesia le había preparado el terreno de la victoria

revanchista. Una vez más, la alianza entre la cruz y la espada decidieron el rumbo de la historia

nacional. Sur celebrará el acontecimiento con un número extraordinario dedicado a la

Libertadora y “Por la reconstrucción nacional”. Paradójicamente, con la caída del peronismo,

Sur empezaba con su inevitable decadencia y pérdida de influencia cultural.

diarios y de las restricciones en el tiraje) Es evidente que necesitamos más papel...Y en eso estamos , fabricando papel a <<marcha forzada>> (...) En cuanto al papel de diario, tenemos un objetivo de 50.000 toneladas anuales, cantidad a la que esperamos llegar en el año 1955. En la actualidad estamos en las 40.000 toneladas. El consumos actual del país es de 67.500 toneladas anuales; por consiguiente, queda un margen de importación necesaria. (...)es digno de tenerse en cuenta que, a excepción del papel de diario, en todos los demás tipos de papel estamos a la altura de los objetivos, que suponen una producción de 230.000 toneladas anuales”. En Mundo Peronista. N° 63. Abril de 1954. pp. 8 –9. 63 “... adulones peronistas terminaban por alterar lo que quedaba de la toponimia auténtica con una lamentable y egolátrica emulación. De la época es el cuento del paisano que en la esquina de Mitre y Pavón, en Avellaneda, le pregunta al vigilante por la calle Mitre. -“¡Cómo Mitre...! ¡Eva Perón... y es esta!”, le señala el policía. -“Disculpe... ¿Y Pavón cuál es?” -“¡Cómo Pavón! ¡Juan Perón...!, lo reta el vigilante. -“No sabía...” –explica el paisano-. “Como soy del Chaco...” -“¡Qué Chaco... Provincia Perón!” –le grita ya irritado el vigilante. El paisano, intimidado, camina pocos metros en dirección a Buenos Aires. Está ahora, sobre el Riachuelo, en el puente y se recuesta a la baranda, pensativo y perplejo. Se le acerca un marinero y le pregunta: -“¿Qué está haciendo, paisano?” El paisano, prudente y avivado ya, le contesta: -“Estoy mirando el Peronchuelo, señor...” JAURETCHE, A. Op. Cit. p.168. “(El peronismo) por un lado lesionó, más allá de lo que era inevitable, conceptos éticos y estéticos incorporados a las modalidades adquiridas por las clases medias en su lenta decantación. Por otro, las agobió con una propaganda masiva que se podía ser eficaz respecto de los trabajadores, era negativa respecto de ellas porque no supo destacar en qué medida eran beneficiarias del proceso que se estaba cumpliendo, como compensación de las lesiones que suponía”. JAURETCHE, A. El medio pelo en la sociedad argentina. Buenos Aires. Peña Lillo Editor. 1966. p.216.

Page 26: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

26

� Capítulo 3: Cultura de masas vs. Cultura oligárquica.

“... debemos llevar un cierto grado de cultura cívica, social y general a la masa.(...)

Nuestra conducción no puede realizarse bien hasta que ese grado de cultura no haya saturado a

toda la población. Cuando ese grado de cultura, que es a la vez de sentido y de sentimiento, se haya

desarrollado, nuestra conducción será sumamente fácil. Bastará difundir lo que sea conveniente

para la Nación, y en eso estaremos todos de acuerdo. Nadie discutirá ya sobre los beneficios de la

independencia económica, de la justicia social o de la soberanía de la Nación. Eso es, en parte, falta

de cultura para los que no lo comprenden, y falta de educación de sus propios sentimientos, para los

que entienden demasiado, pero no quieren sacrificar nada de sí en beneficio del conjunto de la

Nación”.

JUAN PERÓN64

“En estas cosas de edificación sería necesario tener leyes implacables. Incluso establecer una

dictadura no vendría mal. Pero tendría que ser una dictadura de los que más saben. Y a éstos, salvo

raras excepciones, les repugna el papel de dictador, aunque redunde en bien del prójimo.

No queda, pues, otro remedio que tratar de educar pacientemente a todos aquellos que mientras

carezcan de educación, carecerán de discernimiento y de gusto (no sólo en materia de

arquitectura)”.

VICTORIA OCAMPO65

El propósito de este capítulo en cuestión es detallar, con un poco más de detenimiento,

el discernimiento característico que ahondó en profundidad a partir del peronismo: la cultura

“elevada” o clásica en oposición a la cultura de masas o popular; ampliado a partir del combate

ideológico que batalló en las mentes con gran afano con la depresión mundial de 1929 y sus

consecuencias enunciadas en el primer capítulo.

En efecto, finalizando la década del 20 y a principios de la siguiente, la elite (la porteña

principalmente) que había disfrutado de su momento potencial durante la belle époque de

aquellos “locos años veinte” entraba en su ocaso cultural (cultura en el sentido de un conjunto

de valores y conductas que dan cuenta de una determinada visión y concepción de la realidad)

que había permanecido anclado en el siglo XIX, que había definido a la elite del novecientos,

heredera de la generación del ochenta.66 El proceso de modernización provocó cambios en las

experiencias y los comportamientos sociales que se dieron implícitamente en tiempos de la

primer posguerra que incidieron notoriamente: hago referencia del desarrollo tecnológico, el

crecimiento de la población y su nuevo perfil demográfico, la movilidad social, el avance

64 PERÓN, J. D. Conducción política. p. 56. 65 OCAMPO, V. “Sobre pérgolas, bancos, faroles y otras hierbas” en Sur, n° 163. Mayo de 1948. p. 101. 66 ROMERO, J. L. “Las ideologías de la cultura nacional. (1973)” en ROMERO, J. L. Op. Cit. pp. 80 –82.

Page 27: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

27

feminista, la aparición de la juventud como actor social definido, la extensión de nuevas modas

(como el jazz o el tango) que la alejan de los clásicos europeos. La modernización acelerada es

inquietante y las novedades y modificaciones sociales y tecnológicas no dan tregua: las

novedades se hacían eco “(...) bajo el ambiente febril de nuestra cosmópolis... se vive la

temporada de reposo del año, en medio de un vértigo mundano, que no permite el disfrutar si

no a ratos perdidos. (...) la gran ciudad ha logrado su desquite, (...) a veces llega a fatigarnos

el vértigo que nos arrastra”.67

La crisis mundial de 1929, también puso en jaque al imperialismo británico, y el empuje

estadounidense empezó a imponer su presión sobre todo los ordenes, impregnando a toda la

sociedad con su american way life acelerado por una nueva cultura de consumo masiva, que

emergería durante los años posteriores. Como se hizo mención anteriormente, Estados Unidos

hizo hincapié en un orden panamericano donde pueda ejercer una incorporación de líder –guía

indiscutido. Como hemos mencionado, en 1929 llegaba al país Waldo Frank, quien fue recibido

por el presidente Yrigoyen, y saludado por Alfredo Palacios, en representación de la Unión

Latinoamericana, como por la SADE, y el grupo, que posteriormente por idea de Frank y

siguiendo su orientación cultural, conformarían Sur. “Algunos (entre los que me cuento) le

debemos a Frank el haber vuelto la mirada hacia el Norte de nuestro mundo nuevo. Hasta

entonces, salvo raras excepciones –pienso en Sarmiento- la teníamos continuamente fija en

Europa”, recordaba Victoria Ocampo.68 En Argentina, donde las bases de la cultura elevada

fueron tomadas directamente de Europa, ahora bajo este período de crisis que la asolaba con la

amenaza fascista y bolchevilque instaura en estas minorías selectas nacionales, “un horror al

vacío” (debido al aislamiento que acontece), y a su vez a perder su sustento estructural por parte

de los sectores dominantes.69 Esta encrucijada cultural persuadió a los intelectuales a considerar

la problemática de la integración cultural americana, mientras se busca las raíces y valores al

“ser nacional”.En efecto, su revista cumplía con la necesidad de tender puentes entre América y

Europa, apuntando a ser americanista70 sin distinguir la latina de la sajona, así como también

haciendo caso omiso a las desigualdades políticas71 y sociales. Victoria Ocampo, como

representante de la cultura elevada nacional, consideraba que había que defender el buen gusto y 67 “Notas sociales de la Dama Duende” en Caras y Caretas, citado por LOSADO, L. “La Dama Duende de Caras y Caretas” en Todo es Historia, n° 465. Buenos Aires. Abril 2006. p. 25. 68 WARLEY, J. Vida cultural e intelectuales en la década de 1930. Buenos Aires. CEAL. 1985. p. 24. 69 WARLEY, J. Op. Cit. pp.7 –9. 70 Destacaba Drieu La Rochelle en el primer número de Sur: “Sur. ¿Habéis querido colocaros bajo el signo de una patria agrandada? Yo creo que es lo menos que se puede hacer. (...)Hoy un hombre tiene tres patrias: la suya, aquella en que nació, aquella que tiene la medida de sus pasos de niño y de anciano; después su continente, después el planeta” LA ROCHELLE, D. “Carta a unos desconocidos” en Sur, n° 1. Verano 1931. pp. 55 –64. 71 Destaca Warley, que la crisis del 29 provocó el repliegue de los intelectuales representantes de la cultura elevada, pues se los consideraba con la misión de “resguardar” la cultura tradicional frente al avance de un tiempo barbárico. A su vez, la época era reconocida como la época del político, según Benda. La tarea del intelectual, por ende, es considerada ajena a la política. WARLEY, J. Op. Cit. pp. 30 –32.

Page 28: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

28

las buenas costumbres más allá de toda situación. Su revista adhería a un panamericanismo que

carecía de una visión crítica porque no era algo que le incumbiera a los intelectuales. Les servía

de referencia el libro La traición de los intelectuales de Julien Benda. Éste afirmaba: “(...) a

fines del siglo XIX se produjo un cambio capital: los intelectuales se dedican a hacerle el juego

a las pasiones políticas. Los que eran un freno al realismo de los pueblos, se convirtieron en

sus estimuladores. Este trastorno en el funcionamiento se podía, hasta el último siglo, discernir

ahí otra esencialmente distinta y que, en cierta medida, le servía de freno: quiero hablar de esa

clase de individuos a quienes yo llamaría intelectuales (clercs), designando con tal nombre a

todos aquellos cuya actividad, en sustancia, no persigue fines prácticos, pero que, al solicitar

su alegría para el ejercicio del arte, o de la ciencia, o de la especulación metafísica, en suma,

para la posesión de un bien no temporal, dicen en cierto modo: “Mi reino no es de este

mundo”. 72

No obstante, el inicio de la Segunda Guerra Mundial y la entrada en la contienda por parte

de Estados Unidos influyó notablemente sobre los posesores de la “cultura elevada”, que a su

vez no dejó de sacar los ojos sobre los acontecimientos que sacudían a Europa, que imponía una

visión críptica con el avance fascista y su totalitarismo que amenazaba las libertades

individuales. En síntesis, la cultura tradicional elitista, de su característica fe en el progreso

heredada del siglo XIX, adoptando el positivismo; pasaba a una visión pesimista y plena de

incertidumbre, producto de la primer posguerra y agravada por el crack mundial del ’29. Luego

de las consecuencias de la Guerra Civil Española y la cruenta Segunda Guerra Mundial,

obligaron a tomar posiciones político –sociales a favor del liberalismo, que privilegiaba a las

oligarquías.

Los tiempos nuevos, ya expuesto in extenso anteriormente, significaron una amenaza para el

mundo de las artes y la inteligencia. Porque su principal consecuencia fue el avance de las

masas, como nuevo factor de poder.

Uno de los primeros en dar la señal de alarma fue Ortega y Gasset en La Rebelión de las

masas, donde le advertía a las “minorías selectas” que el ámbito cultural había dejado de ser

una comarca pacífica y neutral y que su salvación dependía de la elite, guardiana de los bienes

largamente atesorados, se lanzara a una lucha abierta contra el avance barbárico y corruptor de

las masas: “... fue el llamado “individualismo” quien enriqueció al mundo y a todos en el

mundo y fue esta riqueza quien prolificó tan fabulosamente la planta humana. (...) Ante el feroz

patetismo de esta cuestión que, está ya a la vista, el tema de la “justicia social” con ser tan

respetable, empalidece y se degrada hasta parecer retórico e insincero suspiro romántico.

Pero, al mismo tiempo, orienta sobre los caminos acertados para conseguir lo que de esa

“justicia social” es posible y es justo conseguir, caminos que no parecen pasar por un

72 BENDA, J. La traición de los intelectuales. Buenos Aires. Efecé. 1974. Cap. III.

Page 29: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

29

miserable socialización, sino dirigirse en vía recta hacia un magnánimo solidarismo. Este

último vocablo , es por lo demás, inoperante...”73

Con la irrupción de la masificación, la cultura elevada se sentía sumamente amenazada (lo

que caracteriza a la época de un notable escepticismo y visión apocalíptica) pues había cesado

de ser una comarca pacífica y neutral, y su salvación dependía de que la elite, “guardiana de los

bienes largamente atesorados”, según palabras de Jaime Rest, se lanzara a una lucha abierta

contra el avance corruptor de las masas. Esa era una de las principal misiones que encaraba Sur,

y su desafío es la de conseguir un compromiso fraternal entre las minorías selectas. La revista

desde un comienzo adhiere a la preocupación de Ortega. En la crítica del libro, publicada en el

número 2, el filósofo Francisco Romero advierte: “El hombre-masa, al pasar al primer plano

histórico, impone su torpeza, su mediocridad, y la civilización de Occidente corre peligro de

fracasar asfixiada por esta invasión vertical de bárbaros que se regodean con los productos y

bienes de la cultura, pero que ignoran o desprecian la íntima esencia de esa cultura, sus

principios supremos, las virtudes cardinales sobre las que reposa”.74 La “usurpación” a la que

hace alusión Romero, es una de las causas de la reciente gravitación de las masas en el campo

cultural, debido a que se ha puesto de manifiesto a través del aumento constante de “bienes de

consumo” cuyo aspecto guarda superficial analogía con la apariencia de las obras de arte

tradicionales, “pero cuyo carácter responde a la existencia de un público vasto e indiscriminado

que demanda productos intrascendentes y perecederos, de escasa o ninguna significación

poética e imbuidos de funciones puramente serviles, ya sea como meros pasatiempos o como

vehículos de evasión de una vida, pasiva, sedentaria y monótona”.75

La apertura de un vasto mercado consumidor, integrado por una mayoría aplastante de la

población total, cuya apetencia se vuelca hacia los más variados artículos ofertados (artefactos,

objetos culturales, ideas, programas políticos) se vincula con el ascenso de las masas como

nuevo sujeto activo político. En el país, 1930 constituye para las masas un punto de quiebre de

una fuerte y original tradición cultural popular (que reúne expresiones tales como el tango, la

literatura folletinesca, el sainete), y el surgimiento de nuevas formas o su masificación (el cine,

los teatros independientes, etc.) Estas novedades se pueden leer a través de un amplio proceso

por el cual, la concentración poblacional en las grandes urbes, constituye un fuerte detonante

que provoque modificaciones en el estilo de vida de la sociedad.

Se puede considerar que el autentico sujeto de la transformación política, social y cultural

de los años siguientes, es el movimiento nacional de las masas. Es evidente dilucidar, entonces,

la falta de comprensión de las minorías selectas, ajenas a cualquier movimiento multitudinario y

a un modo de gobierno que sea distinto al proyecto de país oligárquico generado en el 80. Los 73 ORTEGA Y GASSET, J. Op. Cit. p. 31. 74 ROMERO, F. “Al margen de la Rebelión de las masas” en Sur, n° 2. 1931. p. 194. 75 REST, J. “Literatura y cultura de masas” en REST, J. Arte, literatura y cultura popular. Bogotá. Norma. 2006. pp. 94 –95.

Page 30: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

30

primeros indicios de esta ceguera antipopular frente a la realidad es la falta de reconocimiento

del peso político de una nueva parte de la población que emergió después de la primera gestión

radical (1916 –1922) por parte de nacionalistas y liberales. Por devaneos aristocratizantes y

elitistas unos; por dogmatismo ideológico los otros, ambos ignoraban y desdeñaban a las masas.

Esa amenaza bárbara que incidía y ponía en peligro a la cultura occidental, en Europa fue

explorada sus consecuencias por parte de viajeros que alertaban la decadencia del orden liberal.

Tanto Perón como sus adversarios estuvieron atentos a los acontecimientos, pero tomaron

caminos distintos. El coronel a través de su exploración en Europa, comprendió inmediatamente

que el ascenso inevitable de las mayorías tendría que ser organizado por un orden que le de

racionalidad al movimiento social, y su estrategia fue construir un bloque de poder desde su

cargo de Secretario de trabajo y previsión social. Mientras él consideraba que lo ideal era huir

hacia delante, dándole coherencia a la masificación; para la oposición, desde sus distintas

posturas, consideraban que era necesario un orden sistemático que mantenga el status quo

social. Sólo así podemos concebir la conformación de la Unión Democrática que nucleaba a

partidos tan disímiles como radicales, conservadores y comunistas. Para Perón, “la masa es el

instrumento de acción dentro de la política. Para conducirla tenemos que empezar por

conocerla; conocerla, prepararla y organizarla. (...) El conocimiento de este instrumento

presupone, en primer lugar, que el conductor que va a conducir la masa sepa perfectamente

bien cuáles son los factores que influyen en ella, cómo esa masa reacciona, cuál es el medio

habitual de esa masa, dónde incide la acción de esa masa en conjunto o para cada una de sus

partes. (...) El político debe saber perfectamente cuál será la reacción de la masa, porque el

juego, dentro de la conducción de la masa, es siempre un juego de acciones y reacciones; vale

decir que el conductor, no solamente debe conducir la masa por donde él quiere, sino que

también debe considerar lo que la masa quiere”.76 Mientras que por el otro lado, tanto del

nacionalismo oligárquico y liberal, como por parte de la izquierda pseudo marxista, sólo veían

amenaza y desorden, civilización y barbarie. Así, Américo Ghioldi, en su libro panfletario

Alpargatas y libros en la historia argentina (1946) decía: “Viendo moverse en la historia

argentina a esas masas que surgen, que se transforman en proletariado, que participan en la

guerra civil, que se agitan en montoneras, que son gente de los caudillos nos acercamos a la

presencia de los dos elementos que son trama de la historia, que luchan entre sí y forjan

jornadas apasionantes y dramáticas: la vitalidad primitiva, el instinto, la fuerza toda del

primitivo que es lo próximo o lo cercano a la animalidad, y el ideal de la cultura, los progresos

de la inteligencia, la presencia del libro, los movimientos esclarecidos, las acciones dirigidas

por el juicio y el pensamiento”.77 Con el advenimiento del peronismo, sólo se observaba la

76 PERÓN, J. Op. Cit. pp. 260 –261. 77 GHIOLDI, A. Alpargatas y libros en la historia argentina, citado en ROMANO, E y otros. La cultura popular del peronismo. Buenos Aires. Cimarrón. 1973. pp. 17 –19.

Page 31: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

31

proclama de Sarmiento desde su libro Facundo, y veían en Perón y a sus seguidores, el retorno

del tirano sanguinario que encarnó Juan Manuel de Rosas en el siglo XIX, así como también lo

habían visto en Yrigoyen, que llegaron incluso al colmo de adjudicarle la paternidad.78 Esta

analogía que se encontraba lo expondremos en el siguiente capítulo. Lo importante de este

bosquejo histórico es el prejuicio clasista que se remitía a un ideario cultivado en el siglo XIX,

de una mentalidad que aglutinaba y relacionaba lo cultural y social con una forma de gobierno

liberal tradicional, en tanto que por el lado izquierdista que, si bien cuestionaban ese modo de

gobierno, creía imprescindible en un ideario para adquirir esa cultura elevada y poder

transmitirla a las masas para constituir un pueblo instruido.

En la etapa de la cultura popular iniciada en el 43 y consolidada en el lapso 1946 –1955,

podemos distinguir dos formas diversas: la primera se evidencia dentro de la convivencia

ciudadana, donde aparecen nuevas pautas de asociación colectiva, tanto en la vida laboral

(agremiación masiva) como en la política (manifestaciones multitudinarias, sobre todo a partir

de las conmemoraciones del 17 de octubre) y en las diversiones. Los bailes de carnaval, así

como las competencias deportivas en estadios repletos (auge del fútbol, boxeo y turismo

carretera), los torneos populares Evita, las confiterías y los cines colmados, etc. Debemos

destacar la apertura de un turismo social argentino, estimulado por los beneficios que otorgaban

los sindicatos, además del mejoramiento del estándar de vida que obtuvieron los trabajadores

que le permitieron acceder a una amplia oferta, relacionadas al ocio y tiempo libre. Romano

destaca la reestructuración en las relaciones personales que impactan dentro de la sociedad: “El

deterioro de los signos exteriores de pertenencia o jerarquía enferma a muchachos, que sólo

atinan a escudarse en la sobriedad, el saco, la corbata, cierto modales, si bien la situación

desborda y están obligados a alternar con los “cabecitas” en diferentes sitios y ambientes antes

exclusivistas o poco menos. (Nota personal.: léase como ejemplo el cuento Las puertas del cielo

de Julio Cortázar79) En Plaza Italia y adyacencias, principalmente servidoras domésticas y

conscriptos, pero también peones, guardas, obreros, etc., configuran nuevos hábitos de

consumo como el “veinte y veinte” (precio de una porción de pizza y de un vaso de vino), que

se convierte inclusive en título de una columna periodística, o la moda “divito” (pantalón de

tiro alto, con muchos ojales, tiradores anchos, zapatos vistosos o de colores combinados, muy

78 SOLARI YRIGOYEN, E. “Hipólito Yrigoyen, ¿hijo de Rosas ? “ en Todo es Historia, n° 308. Marzo de 1993. pp. 76 –80. 79 “En mis fichas tengo una buena descripción del Santa Fe Palace, (...) Me parece bueno decir aquí que yo iba a esa milonga por los monstruos, y no sé de otra donde se den tantos juntos. Asoman con las once de la noche, bajan de regiones vagas de la ciudad, pausados y seguros de uno o de a dos, las mujeres casi enanas y achinadas, los tipos como javaneses o mocovíes, apretados en trajes a cuadros o negros, el pelo duro peinado con fatiga, brillantina en gotitas contra los reflejos azules y rosa, las mujeres con enormes peinados altos que las hacen más enanas, peinados duros y difíciles de los que les queda el cansancio y el orgullo. (...) Además está el olor, no se concibe a los monstruos sin ese olor a talco mojado contra la piel, a fruta pasada, uno sospecha los lavajes presurosos, el trapo húmedo por la cara y los sobacos...” CORTÁZAR, J. “Las puertas del cielo” en Bestiario. Buenos Aires. Sudamericana. 1983. pp. 85 –87.

Page 32: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

32

llamativos, al igual que las camisas, peinado “a la cachetada”). Los recién llegados a la

ciudad habitan departamentos baratos o casas de inquilinato; se hacían en una pieza hasta que

surgen las primeras villas de emergencia que el gobierno popular trata de paliar con la

edificación de monobloques, los cuales modifican el aspecto de ciertas zonas suburbanas”.80

La otra forma de la cultura popular proviene de la selección y especial lectura de los

mensajes recibidos a través de los medios de comunicación masivos: diarios y revistas, libros de

quiosco, radio, cine, teatro, salas de espectáculo. Tal actitud encierra nuevas exigencias que los

intelectuales y artistas vinculados con los medios van a satisfacer; en consecuencia, su labor se

diferenciará con la que le incumbe a los intelectuales tradicionales, de estirpe liberal

principalmente, debido al menosprecio que les genera la cultura de masas, además de no

concebir la labor social como su principal función; de hecho, como mencionamos

anteriormente, la suya es la de actuar como células defensivas de la alta cultura; como

sostenimiento de pequeños pero selectivos espacios de la “intelligentzia” (según definición

jauretchiana) en un mundo que ven precipitarse ante la barbarie.

No podemos aludir a una conjunción coherente que de forma a una cultura peronista más

que la asociación vaga ligada obligadamente con lo popular. No se encuentran intelectuales

orgánicos81, debido a la desconfianza que tenía Perón hacia ellos, además también conspiró su

afán de “organizarlo todo” ya que Perón intentó organizar a los pocos intelectuales que

adhirieron a su gobierno con poco éxito.82 Estos factores lo detallaremos más adelante.

Los intelectuales que se adhirieron al movimiento peronista, están vinculados a una

tradición nacionalista, al criollismo, vinculados a lenguaje popular, el sainete, en síntesis:

artistas populares, mientras que otros, salvo excepciones, pertenecen a una intelectualidad de

segunda línea, no porque sean considerados mediocres, sino porque estuvieron marginados o se

abstuvieron de adherirse a los círculos de escritores de elite, consagrados por la crítica y

reconocidos internacionalmente. Entre otros se destacan Scalabrini Ortiz; Luis María

Albamonte (Américo Barrios) premiado en 1936 por el diario La Prensa; Roberto Tamango;

Ernesto Palacio; Arturo Cancela; Alberto Vacarezza; Arturo Jauretche; Homero Guglielmini;

Armando Cascella; Manuel Gálvez; Rafael Jijena Sánchez; Luis Cané, León Benarós; Leopoldo 80 ROMANO, E. “Apuntes sobre cultura popular y peronismo” en BRISKY, N. y otros. La cultura popular del peronismo. Buenos Aires. Cimarrón. 1973. p.43. 81 No se pueden denominar intelectuales orgánicos a Jauretche o Scalabrini Ortiz, tan sólo se les puede asignar el papel de ideólogos a partir de la percepción de ideas que utilizó Perón para aplicar en su discurso y medidas populares. Tampoco se los puede considerar intelectuales orgánicos de los sectores subordinados. Se podría aplicar a Scalabrini Ortiz la misma definición que le asigna Horacio J. Pereyra a Jauretche. “Jauretche era, más bien, un empecinado difusor del ideario del nacionalismo popular y antiimperialista, que actuaba coyunturalmente en apoyo de aquellos movimientos que, aún en su impureza doctrinaria o ideológica, más se aproximaba a sus principios políticos”. PEREYRA, H. Arturo Jauretche y el bloque de poder. Buenos Aires. CEAL. 1989. p. 50. 82 “Es necesario que el Estado dé también en este aspecto su propia orientación, que fije los objetivos y que controle la ejecución para ver si cumple o no”. Perón se dirige a los intelectuales... (1947) ; veáse también “Intentos fallidos de crear una cultura peronista alternativa” en PLOTKIN, M. Mañana es San Perón. Buenos Aires. Eduntref. 2007. p. 69.

Page 33: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

33

Marechal; Julia Prilustky Farni; Manuel Ugarte; Carlos Astrada; Jorge del Río; Leonardo

Castellani; Ramón Doll; Juan Carlos Giacobbe; José Imbelloni; Enrique Santos Discépolo;

Homero Manzi; Cátulo Castillo; José Gobello; Hugo del Carril; Tita Merello; María Granata;

Jorge Newton; Enrique Pavón Pereyra; José María Rosa; Fermín Chávez; etc.

Algunos de los artistas llegaron a convertirse en auténticos ídolos populares; en algo muy

distinto de los que se prefabricaron después del 55 bajo el control de las empresas de publicidad,

cuyos grupos de decisión residen en el exterior y cuyos intereses son multinaciones.83 Un caso

ejemplar es el de la TV, que era controlada por la Secretaría de Prensa y Difusión hasta 1955,

cae luego bajo dominio de monopolios que bajo intereses foráneos, aprovechan la apertura de

los mercados de consumo masivo, para dirigir nuevos estilos de consumo, una especie de

“cocalización de la sociedad”, además de intervenir y deformar la opinión pública: así el canal

9 responde a los dictados de la Nacional Broadcasting Co. (NBC); el canal 11 a los de la

American Broadcasting Co. (ABC) y el 13 a los de la Columbia Broadcasting System (CBS),

merced a una desnacionalizadora campaña de privatización. Otro caso ejemplificador, es el de

los grandes mercados editoriales, que ya se habían gestado durante los años peronistas, que

fueron los verdaderos beneficiarios del llamado Boom latinoamericano de la década posterior,

donde los escritores adquieren mayor conciencia profesional, con la categoría cuantitativa del

best seller.84 Lo mencionado lo tenemos que tener sumamente en cuenta, debido a que es uno de

los factores de la decadencia de Sur, que expondremos más adelante.

Es complicado establecer una descripción coherente y satisfactoria que permita definir una

cultura peronista. En realidad, se podría decir que se intentó amalgamar con la cultura popular,

dándole una organización ideológica que no contradiga la doctrina justicialista. Eduardo

Romano la encuentra como un resultado del procesamiento de “una cultura original por parte

de las masas urbanas industriales, resultado de síntesis inéditas entre lo autóctono más arcaico

y los medios de comunicación más modernos”.85 Esta formación es la consagración de enlaces y

rupturas que se habían iniciado con la revolución del 43: no hay que olvidar las contradicciones

que se ejercieron sobre todo al comienzo del golpe militar que nucleaba diversos intereses. Sólo

así podemos entender medidas tales como la Circular de la Dirección General de Correos y

Telégrafos del 10 de junio de 1943, que les recordaba a las radiodifusoras disposiciones

vigentes en cuanto a la publicidad y a la difusión de versiones engañosas; evitar las modalidades

lingüísticas nativas, como el voseo: “Evitar el uso de modismos que bastardeen el idioma y en

particular lo relacionado con la comicidad de bajo tono que se respalda en remedos de otros

83 ROMANO, E. Op. Cit. p. 45. 84 Este inicio de la mercantilización de la cultura que empieza a buscar a las masas, generando una amplia diversificación de géneros y gustos, junto con la conciencia de profesionalización del escritor, la destaca Enrique Anderson Imbert para el período 1955 –1970. ANDERSON IMBERT, E. Historia de la literatura hispano americana (IV) Buenos Aires. FCE. 1988. pp.416 –418. 85 ROMANO, E. Op. Cit. p. 55.

Page 34: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

34

idiomas, equívocos, exclamaciones airadas, voces destempladas, etc.” Tales medidas

emprendidas por facciones del nacionalismo oligárquico, fueron bien recibidas por parte de

grupos liberales (La Nación respaldaba las medidas), conservadores y eclesiásticos. Empero, la

hegemonización cultural que emprendió el peronismo absorbió un lenguaje popular, pues era su

principal herramienta de comunicación para acceder fácilmente a las bases populares, donde

residía su poder. Perón explotó los recursos de su oratoria con fraseologías simples y amenas,

(muchas inspiradas de los discursos que había ejercido FORJA, tomando por ejemplo

denominaciones creadas por Jauretche como “vendepatrias” o “cipayos”) manteniendo un

equilibrio entre la cautela discursiva, que lo constituía en el guía y padre ejemplar

recompensador por momentos, (...Imitemos el ejemplo / de este valor argentino... o Mañana es

San Perón, después de cada concentración multitudinaria que constituía la ceremonia habitual

entre el pueblo y el líder), y el primero inter paris en otros (El primer trabajador o Juan Pueblo

y Juan Perón). Como menciona el sociólogo Horacio González, Perón toma la retórica clásica y

al mismo tiempo intenta presentarla a la luz del Viejo Vizcacha, de cierta fraseología del Martín

Fierro.86 A su vez, su discurso se diferenciaba del que ejerció su mujer, Eva Duarte de Perón,

oradora mucho más enérgica y pasional, cuyos discursos eran verdaderamente incendiarios. Se

podría decir que Evita representaba la voz popular, lleno de sentimiento y agresividad social

(encerraba a todo enemigo de Perón, como enemigo de la patria, dentro de la oligarquía y el

imperialismo), en tanto Perón encarnó una voz mediadora y conciliadora por momentos, y

unanimista y directriz por otros, situándose como un termómetro que regulaba la tensión y el

clamor popular de acuerdo la situación. Esa versatilidad en el discurso de Perón se destacó

como una característica innata: “... las ideas del general Perón resultan tan bien definidas como

plenas de sentido. Bien definidas porque, además de constituir objetivos concretos, ante cada

auditorio las expresa poniéndolas al alcance de la respectiva mentalidad ambiente. Al

descamisado le da el trato de compañero; al mentor le habla como colega; al militar, en el

lenguaje de los camaradas; al sacerdote, como guía; al burócrata, en calidad de funcionario;

al hombre de campo, en gaucho; al diplomático, con la mayor claridad; a los jóvenes, dándoles

ejemplo, en un palabra, va revelándose a cada paso como el político que es...” 87 El peronismo

creó un lenguaje político capaz de dar expresión pública a la experiencia privada de los sectores

populares, lo que Raymond Williams ha denominado “estructura del sentir”, cuya referencia

remite a “las tensiones y desplazamientos que rehúyen a una expresión ideológica formal y sin

embargo definen una cualidad particular de experiencia y relaciones sociales”. (...)El poder del

peronismo radicó en dar expresión pública a lo que era vivido como experiencia privada”.88

86 GONZÁLEZ, H. “Perón, el poder que otorga el lenguaje” en Ñ. Revista de Cultura de Clarín. Buenos Aires. N° 229. Sábado 16 de febrero de 2008. p. 8. 87 CIRIA, A. Op. Cit. p. 308. 88 MARTUCCELLI, D –SVAMPA, M. La plaza vacía. Las transformaciones del peronismo. Buenos Aires. Losada. 1997. pp. 27 –30.

Page 35: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

35

Siguiendo los conceptos que trabajó Raymond Williams se podría aducir, a su vez, que el

peronismo adoptó una hegemonía cultural alternativa, a partir de oficializar y hacer propio una

serie de significados y valores que eran propias de las clases populares, además de alentar

nuevas prácticas, relaciones y tipos de relaciones de carácter emergente que se concibieron a

partir del avance en la democratización de las relaciones sociales con el mejoramiento en la

accesibilidad y mayor participación cultural de las clases bajas89. Un ejemplo del desarrollo de

la hegemonización cultural del peronismo es cuando se incorporó como lectura escolar

obligatoria La razón de mi vida, que significaba algo más que un simple folletín

propagandístico, mezcla de misticismo y del desarrollo de “la misa hereje del peronismo”90,

constituía la perfecta síntesis que evidencia el sentir popular (en la cual los valores superan y

apartan al enjambre teórico, fino y racionalista de la cultura dominante) y la adhesión partidaria

hacia un régimen que se presenta a imagen y semejanza del pueblo; de hecho, en el libro Evita

se reconoce como una persona que forma parte del pueblo (“hablo y siento como ellos, con

sencillez y con franqueza llana y a veces dura, pero siempre leal”) pero que cuenta con el

privilegio de ser además la intermediaria entre el líder y ellos. No muy lejano se encuentra la

apreciación de Evita en el capítulo “Me resigné a ser víctima” de la apreciación del típico obrero

que se encuentra desvinculado frente a las posturas de los teóricos marxistas: “La lectura de la

prensa que ellos difundían me llevó a la conclusión de que la injusticia social de mi Patria sólo

podría ser aniquilada por una revolución; pero me resultaba imposible aceptarla como una

revolución internacional venida desde afuera y creada por hombres extraños a nuestra manera

de ser y de pensar. Yo sólo podía concebir soluciones caseras, resolviendo problemas a la vista,

soluciones simples y no complicadas teorías económicas; en fin, soluciones patrióticas,

nacionales como el propio pueblo que debían redimir” 91.

En síntesis, la cultura popular era la mejor herramienta para apelar a la adherencia de las

masas, y adoctrinarlas simultáneamente. En cuanto a la falta de referentes intelectuales dentro

del movimiento, podemos responder, como primer factor, el “antiintelectualismo” como

tendencia muy acentuada dentro del peronismo (asimismo en sus discursos, Perón mantenía un

continuo descreimiento de los intelectuales; a su vez que siempre destacó que “más importante

que decir, es hacer”), por otro lado, el mundo intelectual mantuvo su celoso resguardo de su

libertad política y cultural con ciertos factores característicos mencionados anteriormente. La

Universidad y la sociedad intelectual, fueron áreas de oposición militante y creciente, sobre todo

a partir de los excesos de peronización nacional que se dio junto con la caída de la bonanza

económica, empezándose a vislumbrar durante el segundo gobierno. Sin embargo, se ensayaron

89 Véase Cáp.6, “La hegemonía”, Cáp. 8, “Dominante, residual y emergente” y Cáp. 9, “Estructuras del sentir” en WILLIAMS, R. Marxismo y literatura. Barcelona. Península. 90 GONZÁLEZ, H. “Misticismo y folletín. El caso de La Razón De Mi Vida” en KORN, G. Op. Cit. pp. 169 –177. 91 PERÓN, E. La razón de mi vida. Buenos Aires. Peuser. 1952.

Page 36: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

36

intentos por parte de algunos intelectuales peronistas de buscar definiciones teóricas sobre la

evolución cultural de la nación, como por ejemplo en la obra colectiva Argentina en marcha

(1947), donde se destacan Leopoldo Marechal, Bruno Jacovella y Carlos Astrada, pero no los

podemos definir como verdaderos intelectuales orgánicos, pues mantenían las mismas

incoherencias que los opositores: no intentaron asimilar el impacto político de las masas como

verdadero factor revolucionario, sino que sostienen el ideario elitista clásico. Por ejemplo,

Marechal opina en su ensayo titulado Proyecciones culturales del momento argentino: “Entre la

minoría creadora y la mayoría asimiladora debe existir, pues, un contacto efectivo y

permanente, una relación que llamaríamos amorosa, gracias a la cual el creador sale de su

mundo para trascender a los otros y lograr su objetivo humano, gracias al cual el asimilador

participa de las iluminaciones que no está en su naturaleza producir”.92 En realidad, habría que

destacar que, los auténticos intelectuales procreadores del peronismo fueron los principales

referentes de FORJA. Perón asimiló en sus discursos y acciones políticas, numerosas

reminiscencias que fueron inspiradas de esa facción del radicalismo, cuya principal finalidad era

la reivindicación popular y nacional, muy distintas a las de los nacionalistas oligárquicos y

católicos de derecha. Una anécdota de 1943 nos puede servir como ejemplo, rescatada por René

Orsi: “Jauretche había hablado con Perón una mañana sobre las lacras de la burocracia

estatal que obliteraba permanentemente las iniciativas revolucionarias. Al rato, Perón leyó un

discurso dirigiéndose a los empleados y funcionarios de la flamante Secretaría de Trabajo. Al

día siguiente, Arturo notó que ese texto explicitaba todo lo que él le había manifestado en la

citada conversación aunque con mayor precisión y galanura, y cuando llegó al ministerio y se

encontró con Estrada, señalándole el diario que venía leyendo, le expresó: -“Mirá que papel

ridículo estuve haciendo; yo queriéndole enseñar un tema a un hombre que lo dominaba de

antemano”. Fernando se lanzó a reír, entrando en ese instante el propio Perón, quien, al

preguntarle de qué se reía y enterarse de lo que se trataba, también se echó a reír, con su

sonrisa abierta y franca: -“Contáselo”. Y Estrada le explicó a Jauretche: -“Cuando te fuiste

anteayer el coronel me dijo: -ya tengo el discurso para esta tarde”.93 Otro dato destacable, es el

hecho de que Perón dentro de sus primeras acciones gubernamentales, realizó la nacionalización

de los ferrocarriles. Sin duda, significó una reivindicación a la prédica que había realizado Raúl

Scalabrini Ortiz en numerosos artículos periodísticos como en su reconocido libro: Política

británica en el Río de la Plata.

Desde el comienzo de su primer gobierno, Perón utilizó muchas características de la cultura

popular, que en poco tiempo adquirió un color partidario al organizarlo con la doctrina

justicialista. En presentación del Primer Plan Quinquenal, se estableció que la formación

cultural sería el resultado de la acción de la tradición nacional, como de la enseñanza,

92 MARECHAL, L. Proyecciones culturales del momento argentino en ROMANO, E. Op. Cit. p. 36. 93 ORSI, R. Jauretche y Scalabrini Ortiz. Buenos Aires. Peña Lillo Editor. 1985. p. 106.

Page 37: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

37

empleando ambos matices. Por tradición se entendía el folklore; danzas; efemérides patrias;

poesía popular; la familia; la historia; la religión cristiana; y los idiomas. A su vez, el Estado

fomentaría la cultura a través del aumento de las garantías de la propiedad intelectual como

estímulo de la cultura nacional. 94 “Esa conservación de la cultura popular, esa conservación de

la cultura confiada a los museos, a los archivos y a las bibliotecas, ha de incrementarse en

sentido no sospechado. Para el fomento integral de nuestra cultura, que es la base espiritual de

nuestra nación y la base del verdadero sentimiento popular, tendremos los centros de difusión

de Bellas Artes, letras y ciencias; conferencias radiotelefónicas, centros de investigación

científica; literaria, histórica, filosófica, ideológica, artística y filológica, como así también las

academias de ciencias, letras, artes, historia y lengua, creencias religiosas, literatura popular y

tradiciones familiares regionales”.95

En la Constitución Nacional de 1949, designa la función de la Universidad, cuyo principal

fin es “que prepare a la juventud para el cultivo de las ciencias al servicio de los fines

espirituales y del engrandecimiento de la Nación y para el ejercicio de las profesiones y de las

artes técnicas en función del bien de la colectividad. (...) Las universidades establecerán cursos

obligatorios y comunes destinados a los estudiantes de todas las facultades para su formación

política, con el propósito de que cada alumno conozca la esencia de lo argentino, la realidad

espiritual, económica, social y política de su país, la evolución y misión histórica de la

República Argentina, y para que adquiera conciencia de la responsabilidad que debe asumir en

la empresa de lograr y afianzar los fines reconocidos y fijados en esta Constitución”.96 Es

conocida, la intervención del Estado dentro de la Universidad, cuyo hecho más notorio fue la

importante democratización, estableciendo la gratuidad de la enseñanza que aumentó

notablemente el número de inscriptos, aunque el número de egresados no fue de una proporción

esperada. El punto oscuro de la intervención, fue la expulsión y separación de notables

académicos, sumados a los que renunciaron, perturbados por la orientación que decidió darle el

gobierno, además de sentir amenazadas sus libertades ideológicas97 (entre de los que se destaca

José Luis Romero, fundador de la revista cultural Imago Mundi, que albergaba a otros ex

catedráticos como Francisco Romero, Vicente Fatone, Roberto Giusti, Jorge Romero Brest,

Alberto Salas, Jaime Rest, Tulio Halperín Donghi. Décadas más tarde su creador, J. L. Romero,

94 PERÓN, J. Plan de Gobierno, 1947 –1951. Buenos Aires. Presidencia de la Nación Argentina. Secretaría Técnica.1947. Tomo II. 95 PERÓN, J. D. “Ante el Congreso de la Nación, explicando el Plan de Gobierno. Octubre 21 de 1946” en Habla Perón. Buenos Aires. Subsecretaría de Informaciones. 1950. p. 201. 96 INDICE ANALÍTICO DE LA CONSTITUCIÓN NACIONAL. Buenos Aires. Presidencia de la Nación. Subsecretaría de Informaciones. 1950. Capítulo III, Art. 37 –IV. 97 “La Universidad Argentina del porvenir no será ya una fábrica al por mayor de títulos facultativos, sino verdadero centro de investigación científica y de altos estudios. Ese sentido se advierte ya en la determinación de las funciones que el artículo 2° de la nueva ley atribuye a la Universidad, no limitándolas a la preparación para el ejercicio de las profesiones libres, sino extendiéndolas a afirmar y desarrollar una conciencia nacional histórica...” “Nueva reforma universitaria” de la serie de artículos escritos por el General Perón y publicados por la prensa mundial (junio de 1948) en Habla Perón. p. 197.

Page 38: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

38

confesó que el fin principal “...era una universidad preparada, una shadow university

preparada para reemplazar a la otra (la peronista, claro)”), que sólo logró exacerbar los ánimos

de los universitarios que se sentían “violados” por la contrarreforma. Al fin que manifestaba la

Constitución del 49, le faltó un coherente plan de adoctrinamiento98, por lo tanto se mezclaron

las adulaciones al líder con una verdadera cultura nacional. Incluso a nivel historiográfico,

existían conflictos de interpretación, entre el llamado revisionismo histórico con el tradicional

liberal, del cual Perón decidió no apartarse. Lo único que se consiguió fue una completa

incoherencia, cuyo principal obstáculo para obtener una cultura nacional popular fue la torpeza

y el sectarismo partidario que terminó por convertir a buena parte del alumnado, hacia 1954, en

un frente opositor que se formaba a la espera de cualquier futuro enfrentamiento.99

Bajo el Segundo Plan Quinquenal, Perón enuncia los objetivos a lograrse en cuanto a

cultura se entiende. “Nuestra política social tiende, ante todo, a cambiar la concepción

materialista de la vida, en una exaltación de los valores espirituales. Por eso aspiramos a

elevar la cultura social”. Ya abordando la problemática enuncia: “El abandono en que yacía

nuestro pueblo en materia de cultura será subsanado mediante los objetivos generales del

Plan... Uno de los principales es el que determina el libre y progresivo acceso del pueblo

trabajador a todas las manifestaciones literarias y a todas las fuentes de cultura científica y

artística que pueda proporcionar el país. (...) Para completar este cuadro de reactuación

general de la cultura argentina, el Plan Quinquenal añade, entre sus objetivos generales, la

más amplia divulgación de todas las expresiones artísticas de inspiración y contenido sociales,

de manera que puedan llegar a todos los sectores del Pueblo y a todos los ámbitos del territorio

patrio. (...) es propósito del Estado promover la formación de una cultura nacional. (...) Se

quiere, pues, orientar organizadamente la cultura literaria, tradicional, artística e histórica,

para que sea unidad, ya en gran parte lograda en las conquistas materiales y políticas, obtenga

la cohesión particular que nace de la unidad espiritual del Pueblo. Difícil era lograr esa

unidad mientras imperaba una cultura de clase, reservada a minorías egoístas y fatuas. (...)

Como el idioma es uno de los elementos primarios de la unidad nacional, el Gobierno ha

decidido romper los viejos moldes de un academicismo arcaico... De ahí la creación de la

Academia Nacional de la Lengua, que deberá preparar el diccionario nacional, incluyendo en

98 Veáse como ejemplo la distinción de perspectivas que enuncia Ciria, encontradas entre la cátedra que realizaba John William Cooke, cuyo fundamentos teóricos se mezclaban con el marxismo científico, frente a las que realizaban otros catedráticos peronistas de bajo contenido crítico, abstenidos ciegamente al manual de adoctrinamiento justicialista, y haciendo una crítica minimalista hacia el marxismo, vinculándolo al peligro soviético. En CIRIA, A. Op. Cit. p. 237. 99 LUNA, F. (Dir.) Historia de la Argentina. La creación cultural, 1949 –1955.pp. 15 –21. Buenos Aires. Crónica –Hyspamerica. 1992.

Page 39: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

39

él las voces propias de las distintas regiones argentinas, típicas del lenguaje popular

cotidiano”.100

En tiempos del peronismo, las crónicas costumbristas, las revistas de historieta, como

también la radio con sus populares radioteatros, estaban en auge. Es destacable dentro de lo que

comprende la estructura ideológica, el uso de diversos medios de comunicación como fin

propagandístico que fueron explotados notablemente por el gobierno peronista. Como menciona

Korn, en muchos de esos géneros se empieza a vislumbrar nuevos tipos sociales, con arraigo en

el gusto masivo, que modelan modos de decir, tics, y situaciones cotidianas.101 El peronismo,

como se enuncia en el segundo plan quinquenal, tomará partido y explotará ese tipo de acceso

hacia las masas. La eficacia de dicho material ideológico ya había sido observado por Gramsci:

“(los medios audio-visuales) son un medio de difusión ideológica que tienen una rapidez, un

campo de acción y un impacto emocional mucho más vasto que la comunicación escrita, pero

superficialmente y no en profundidad” 102. El uso de afiches partidarios fue otro elemento

innovador y destacable por el gobierno peronista. La disposición y rebautización del nombre de

las calles y de otros espacios de la sociedad civil por el de General Perón o Eva Perón, fue otro

elemento explotado sobre todo durante el segundo gobierno, mas el abuso de dichos elementos

aduladores trajo aparejados reacciones adversas.

Entre otras medidas que ejerció el gobierno peronista como fines culturales, fueron

impartidas la mayoría de veces por intervención directa del Poder Ejecutivo. Por ejemplo, en

1950 decreta la obligatoriedad de ejecutar por lo menos un cincuenta por ciento de música

nacional en radios y lugares de recreación. También recurrió a la participación de destacar

figuras para intervenir e incentivar a nivel cultural: el poeta Castiñeira de Dios ocupará la

titularidad en la Subsecretaria de Cultura y Dirección General de Cultura y Leopoldo Marechal,

la Dirección de Enseñanza Artística. Otros puestos claves de ésta área fueron ocupadas por

Francisco Muñoz Azpiri, redactor de los monólogos de radio que representaba Evita en sus

tiempos de artista, que va a Dirección de Acción Cultural; y Carlos Sufren al Departamento de

Música. La difusión de artistas promocionados por el gobierno, fueron participando en un show

musical creado por la Subsecretaría de Informaciones que se transmitía por Radio El Mundo,

titulado Estrellas al Mediodía. En el mismo actúan cuatro cotizadas orquestas de tango (Carlos

Di Sarli, Aníbal Troilo, Ricardo Tanturi y Osvaldo Fresedo); y ocho de jazz (Héctor, Oscar

Alemán, Eduardo Muratore, Raúl Fortunato, etc.). Actores de relieve en la comedia como Luis

Sandrini, Iris Marga y Pringue Farias o la cupletista española Conchita Piquer, participan en los

“sketches”. El final del programa está a cargo de dos poetas de la música ciudadana. Los textos,

encerraban un discurso que resumía toda la finalidad cultural peronista: popular y partidaria, al 100 PERÓN, J. D. Manual práctico del Segundo Plan Quinquenal. Buenos Aires. Presidencia de la Nación. 1953. pp. 81 –87. 101 KORN, G. Op. Cit. pp. 21 –22. 102 PORTELLI, H. Gramsci y el bloque histórico. Buenos Aires. Siglo XXI Editores. 1973. p. 25.

Page 40: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

40

punto que estos parecen indivisibles entre sí, estaban escritos y leídos alternativamente por

Cátulo Castillo y Alberto Vaccarezza. La audición es un éxito rotundo.103

Sin embargo, existieron emprendimientos culturales masivos que muchos detractores evitan

recordar para no contradecir sus intervenciones interpretativas. Por ejemplo, es difícil de

calificar de propagandístico un acto promovido por el gobierno, y conformado por poetas de

renombre internacional y muchos de ellos referentes de una ideología socialista y libertaria.

Estamos mencionando la “olvidada” Fiesta de la Poesía, del 27 de julio de 1947, realizado en

Buenos Aires. El encuentro reunió por primera, y probablemente única, vez en la historia a

Pablo Neruda, León Felipe, Nicolás Guillén y Rafael Alberti quienes recitaron obras personales.

Neruda dijo su Nuevo canto de amor a Stalingrado, León Felipe su Ganarás la luz, el cubano

Guillén su Elegía a García Lorca y Alberti su obra, Madrid, capital de la gloria.104

También durante la presidencia de Perón se generaron importantes obras de infraestructuras

cuyo fin era constituir centros de difusión de cultura nacional y popular. Por ejemplo, se levantó

el Complejo Cultural y Teatro San Martín en la Ciudad de Buenos Aires.

En cuanto a la proliferación de publicaciones y radioemisoras, en 1951 por gestión del

Estado se construyó el Canal 7 de televisión, constituyéndose en la primera televisora de

Argentina y Latinoamérica.105 Durante todo este proceso, como prioridad para la consolidación

y estabilización del orden gubernamental nacional, el peronismo aglutinó importantes medios de

difusión para hegemonizar la opinión pública. Se destaca el grupo editorial Alea, en cuyos

talleres gráficos se imprimían casi todos los diarios. De ella surgió en 1951 un gran edificio

levantado en Bouchard 722, donde se editarían Democracia (donde Perón publicaría numerosos

artículos bajo el seudónimo de Descartes) y El Laborista. Sus modernas maquinarias instaladas

en Bouchard asimilaban también trabajos para terceros; sus rotativas llegaron a imprimir más de

un centenar de semanarios y quincenarios especializados, y sus plantas editaron toda clase de

folletos, revistas y hojas de propaganda para la Subsecretaría de Informaciones y el Partido

Peronista.106

Debemos dedicar particular atención a la revista quincenal difundida por la Escuela

Superior Peronista, de gran eficacia entre partidarios y simpatizantes, llamada Mundo Peronista.

En ella además de mencionar las obras gestionadas por el gobierno, se edifica un culto, que se

extiende a gran magnitud con el paso del tiempo, hacia el Líder y Evita. Es interesante la amplia

variedad de merchandising peronista que sugiere una alta demanda de consumo. Para muchos,

el escudo justicialista que llevaban en el ojal, más que una obligación y muestra de fidelidad, era

el símbolo patrio de la Nueva Argentina. De hecho, el escudo peronista está ampliamente

103 D´ARINO ARINGOLI, G. Op. Cit. pp. 232 –233. 104 SURRA, R. Peronismo y cultura. Buenos Aires. Corregidor. 2003. p. 103. 105 SURRA, R. Op. Cit. p. 106. 106 GAMBINI. H. Historia del peronismo. El poder total. Buenos Aires. Vergara. 2006. pp. 501 –503.

Page 41: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

41

inspirado en el nacional107. Pero además se vendían desde el Departamento de Difusión de la

revista numerosos libros doctrinarios en su distintas variantes de presentación: por ejemplo; La

razón de mi vida en edición de cuero, cartoné y rústica; bustos de Perón y Evita en diversos

tamaños; colección de discos que contenían discursos del Líder y la primera dama; banderas

peronistas, etc.

La revista está dirigida a las clases populares, ¿el fin? Infundir mediante un mensaje claro la

doctrina peronista y el papel que tiene que asumir cada uno dentro de la sociedad. Mundo

Peronista era para toda la familia: una de las secciones iba dirigida a los chicos: “Nuestro

pequeño mundo” contaba con cartas y dibujos enviados a la editorial, crucigramas infantiles con

mensajes ocultos de frases de Perón y Evita, una historieta cuyo dos protagonistas son dos

chicos peronistas (Chispita y Grillito), cronograma de actividades recreativas... pero lo más

destacable son los cuentos que siempre encerraban mensajes de moralidad y doctrina partidaria.

Por ejemplo, uno de los cuentos titulado “Chocolate” incita a que no deben existir diferencias

entre los chicos, menos por cuestiones étnicas: “...en la Nueva Argentina todos los niños son

iguales: el general Perón no quiere diferencias entre sus privilegiados” 108.

107 “Si bien preservaba las referencias a la pica, el gorro frigio, los laureles, el sol y hasta el celeste y blanco de la bandera patria, la mayor discrepancia estaba dada por las manos estrechadas en sentido diagonal antes que el horizontal del modelo: ello podría sugerir la relación de subordinación entre el pueblo unido y organizado y su máximo Conductor”. Mientras que en un manual escolar infantil, se le destina otro significado: “-¿Por qué no están a la misma altura? /-Porque una trata de elevar a la otra. Es como si tú cayeras y yo te ofreciera mi mano para levantarte. (...) Además, esas dos manos simbolizan la hermandad.” CIRIA, A. “Peronismo para escolares” en Todo es Historia. Buenos Aires. n° 199 –200. 1983. p. 76. 108 Mundo Peronista .n° 84. Abril de 1955. p.32.

Page 42: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

42

En Mundo Peronista, se publican poesías partidarias y se satiriza a la oposición. Por

ejemplo, con humor estereotipa al contrera, que lo encarna un personaje llamado Don Cangrejo,

dibujado por Pum.

109

Otra sección paródica se titula Fuerzas de Choque... Fuerzas de Cheque, donde aparecen

oligarcas, radicales y comunistas buscando siempre complotar, alterando el orden público, la

comunidad organizada. Por ejemplo, en una viñeta se ven a dos opositores dejando una bomba

en la entrada de una Unidad Básica, donde se dictará una conferencia sobre el Segundo Plan

Quinquenal. Uno de ellos, asomándose de costado, mientras que el otro sigilosamente coloca la

bomba le dice: -“Apurate Pitoto que viene la poli...”, mientras que otros pasan simultáneamente

en un auto, observando la acción. El conductor, muy contento, le comenta al acompañante: -

“¿Ves? Estas son las fuerzas de la libertad y del respeto a la ciudadanía... Allá adentro están

los salvajes opresores, la chusma enemiga de la cultura...”110

Es importante destacar que los artículos de Mundo Peronista llevan un discurso informal

que pertenece a la jerga cotidiana, así como la asimilación del idioma gauchesco en numerosos

versos dirigidos hacia la oposición (como es el caso de “Al compás de vigüela”) así como

también los hay de veneración hacia Perón, Evita y las concentraciones del 17 de octubre o del 1

de mayo, descriptas como verdaderas fiestas populares:

109 En Mundo Peronista. Buenos Aires. N° 34. Diciembre de 1952. p. 49. 110 En Mundo Peronista. Buenos Aires. N° 43. Junio de 1953. p. 48.

Page 43: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

43

“El gaucho, después de describir la multitud de la plaza, que se mueve como “un hervir de

pororó”, escucha los mensajes de Perón y de Evita.

“¡Que hable Evita! Evita, Evita,

y entre un rumoriar tremendo

salió al frente la bendita:

¡Era un sol amaneciendo!”

...............

“Yo la vide hecha un jilguero,

un copo de oro y de luna,

y linda como no espero

que ensista mujer denguna!

..............

“Los pensamientos de Perón se hacen camperos, folklóricos.

“Dan ganas de hacerse arao,

coyunda, mansera y güey

pa gritarle al mal mandao:

“¡Yo he cumplido con la ley!”111

112

111 MARTÍNEZ PAYVA, C. “Fiesta del pueblo” en Mundo Peronista. Buenos Aires. N° 34. Diciembre de 1952. p. 22. 112 Mundo Peronista. Buenos Aires. N° 77. Diciembre de 1954. p.4 9.

Page 44: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

44

La incitación que hace Mundo Peronista a divulgar la revista y hacerla conocer aún más, es

porque además de difundir la doctrina, su carácter moralizante es modificar la opinión media de

la sociedad a partir de, como distinguía Gramsci, la crítica, la sugerencia, burlando, corrigiendo,

renovando, “en definitiva, introduciendo a nuevos lugares comunes”113.

La instrucción doctrinaria cubría diversos espacios de transmisión cultural e ideológica. Los

manuales escolares estaban ilustrados con retratos y efemérides peronistas, creando un paralelo

con personajes o episodios de la historia patria, dentro de la que se puede llamar la historia

tradicional liberal. En las aulas se leía como libro de cabecera La Razón de mi vida de Eva

Perón, y además se realizaba el curso escolar de Cultura Ciudadana, cuya finalidad era difundir

la obra del gobierno peronista y su doctrina. No obstante, el accionar cultural no debe resultar

sorpresivo, ya que sus fines se encontraban implícitos dentro de los objetivos del Plan de

Gobierno. El sentido al que iba dirigido se resumía en tres palabras: Patria, Pueblo y Perón; es

decir, ambas formaban una unidad homogénea, cuya finalidad era enraizar las costumbres

tradicionales, con una filosofía de índole nacional, popular y partidariamente peronista.

Texto escolar para segundo grado114

113 A su vez, Gramsci las define a esta clase de revista como “de gran difusión y ejercer un influjo profundo. No debe tener <<cara seria>> ni científica ni moralizante, no deben ser <<filisteas>> y académicas” aunque también dice que no deben parecer “fanáticas o exageradamente partidarias”: No obstante, considero que Mundo Peronista cumple con las características de una revista moralizante tal como Gramsci lo entiende, pues en el imaginario social de este período, el peronismo no se diferenciaba del concepto de Patria, y uno de los fines del adoctrinamiento peronista era que sus preceptos políticos e ideológicos desarrollados por Perón formen parte del sentido común popular. GRAMSCI, A. Los intelectuales y la organización de la cultura. Buenos Aires. Juan Pablos Editor. 1975. pp. 156 –157. 114 DE GARCÍA, L. Obreritos. Buenos Aires. Kapelusz. 1953. pp. 34 –35.

Page 45: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

45

Texto escolar para segundo grado115

La revista oficialista Continente ofrece en uno de sus números un panorama cultural del que

forman parte todos los argentinos, ya que “no se circunscribe, como en otras épocas, a un

limitado sector dentro de la sociedad de la república, sino que de su mérito participan todos los

núcleos de la población, ya que ahora puede hablarse de una cultura del pueblo. Carente éste,

durante el siglo XIX –salvo excepciones personales- de los medios de acceso al plano de los

conocimientos superiores, de la educación especializada y del encauzamiento de las

vocaciones, la expresión hallase limitada a unos pocos. De ahí que hasta la obra más popular

de nuestra literatura se deba a José Hernández, surgido del seno de familias de antiguo

arraigo. La incorporación, más tarde, de la clase media a las fuentes de las que pueden

recogerse los materiales para las obras, y la más reciente incorporación del proletariado a

esos mismos veneros, trajeron como consecuencia el notable enriquecimiento humano que hoy

da vida al sorprendente esplendor”. A continuación, la revista amplia con la popularización de

orquestas musicales y la proliferación de conservatorios, teatros; notables obras artísticas

realizadas por gente de distintas clases sociales, el avance científico. Lo destacable del artículo

es el hincapié que se hace sobre el obrero, que en estos tiempos era sinónimo de pueblo: “En

todas esas disciplinas, como en las musicales y literarias, hay, por sobre todas las cosas, la

conciencia de un destino y una inquebrantable voluntad de trabajo”. Finalmente, cuando

menciona el intensivo labor que desarrolla la Comisión Nacional de Cultura, junto con otros

115 RAGGI, A. Pueblo feliz. Buenos Aires. Luis Lasserre. 1953. pp. 12 –13.

Page 46: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

46

organismos similares, se vuelve a remarcar el cauce cultural que ha sido elegido, que nace del

espíritu popular: “Antes hallábase limitada a los claustros universitarios y a los salones

opulentos. Hoy tiene por escenario al país entero, que demuestra con ello cuán grande y

fecunda es su transformación cultural”.116

El peronismo significó un sentimiento que se relacionó íntimamente con la idea de Patria.

En cada acto se cantaba fervorosamente el Himno Nacional y se continuaba con la Marcha

Peronista. Evita decía: “Sabemos perfectamente que el peronismo no se proclama ni se

aprende; el peronismo se siente y se comprende. La nuestra es una lucha abierta y todos los

argentinos tenemos en ella un puesto. Desgraciado de aquel que no está en ningún bando” 117

Por eso, otros conceptos culturales directamente eran marginados, por la simple razón de que no

cohesionaba con la cultura de masas.

La crítica generalizada de la usurpación y monopolio de los medios de difusión por parte del

peronismo es otra consecuencia implícita dentro del Plan de gobierno. La justificación que se da

es otra concepción de lo que significa libertad de opinión. Nuevamente notamos una

predilección de la libertad colectiva por sobre la individual. Perón expone a sus simpatizantes:

“ (...) Cuando algunos países extranjeros dicen que defienden la libertad de prensa o la

libertad de llegar a las fuentes de información, generalmente están mintiendo a sabiendas:

defienden la posibilidad de disfrazar sus espías y sus agentes de información con el hermoso

manto de periodistas. Son lobos con inocente piel de cordero.

Hablamos de ciertas empresas de información: son lo que podríamos llamar empresas de

deformación. Las informaciones originales son remitidas a las centrales de información que

trabajan para los servicios de inteligencia y espionaje, y esa misma noticia notablemente

producida, honradamente transmitida, es guisada en esas cabinas de la miseria y de la mentira,

para repartirla con un sabor distinto del que tenía en sus fuentes originales...

¿Cuál es el mal que ha originado esa deformación informativa y periodística? El que la

verdad, la información y el comentario periodístico estén al servicio de los intereses materiales

y no al servicio de los intereses idealistas y patrióticas del pueblo”.118

A partir del dominio de la estructura ideológica119 y material ideológico de la sociedad civil

por parte del peronismo se lo llega a calificar o comparar con un “Estado de excepción”, como

lo fue el fascista o el nazi.120 Pero si es una característica primordial y común el hecho de que el

espectro del fascismo se agita con frecuencia con el fin de frenar el impulso revolucionario de la

116 “El país y su espíritu” en Continente. Buenos Aires. N° 43. Enero de 1950. p. 48. 117 PERÓN, EVA. La palabra, el pensamiento y la acción de Eva Perón. Buenos Aires. s/e. ¿1952? p. 71. 118 PERÓN, J. D. “Periodismo libre en manos del Pueblo” en Mundo Peronista. Buenos Aires. N° 43. 1 de Junio de 1953. p. 3. 119 Entendiendo la estructura ideológica de la clase dirigente como aquella que determina, según Gramsci, la organización material destinada a mantener, defender y desarrollar el frente teórico e ideológico. PORTELLI, H. Op. Cit. 120 POULANTZAS, N. Fascismo y dictadura. Buenos Aires. Siglo XXI Editores. 1971.

Page 47: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

47

clase obrera y de las masas populares, en el caso de las causas del peronismo las diferencias se

distinguen notoriamente. Compararlos es caer en una inversión de relación causa a efecto. Su

apelación a las masas fue una acción generada a medida que iba creando la base de su poder y

no después de haberlo conseguido. El ascenso de Mussolini y Hitler al poder fue en plena

efervescencia política y social, además en ambos casos su trepada no fue gracias al apoyo

popular.121 Súmase a esto el carácter de la relación entre el Líder y el pueblo. En cuanto a lo que

la estructura ideológica se refiere, tanto el nazismo como el fascismo supusieron una

refundación que incluía lo artístico –cultural, mientras que el peronismo se sumó a las

constantes culturales con criterios definidos dentro de lo que denominamos cultura popular. Por

ello, las elites culturales buscaron en todo momento, diferenciarse y combatir la vulgarización

de la cultura. Su defensa la emprendía la SADE, grupos universitarios, miembros académicos y,

por supuesto, el grupo de escritores adversos al régimen que encabezaba Victoria Ocampo en

Sur. La batalla que se emprendía era a favor de las libertades individuales, que a su vez estaba

relacionada con el carácter cultural, pues todo ello se ligaba a la idiosincrasia liberal y al

derecho natural que poseían las minorías selectas por sobre las masas.

Apelando con guiño al entendimiento de su público, Sur denunciaba la falta de libertades

individuales, además de la imposición política y cultural por parte del Estado. Las referencias y

censuras hacia las formas de gobierno autoritarias y el desborde de las masas, era un tema muy

utilizado por la revista para declarar su posición político, ideológica y cultural frente al

peronismo. Por ejemplo, Eduardo González Lanuza en su artículo “A los intelectuales

comunistas de Hispanoamérica”, hacía referencia indirectamente sobre la situación nacional:

“Todo esto es incalificable. Lo de la intromisión de un partido político, sea el que fuere, para

imponer normas a los creadores artísticos, es ya algo más que ridículo: es siniestro, y si ese

partido político ejerce la dictadura en ese país, tal actitud importa un peligro mortal para su

cultura”.122

Sobre la relevancia que adquieren los derechos sociales por sobre los individuales, Álvaro

Fernández Suárez comenta en un artículo para Sur: “La civilización industrial... vive sobre

delicados artificios que si interrumpen su movimiento ponen en riesgo mortal a todo el

organismo. Por eso los Estados propenden a extender su intervención y a imponer por la fuerza

mayores limitaciones a la libertad del individuos y de los grupos. Las civilizaciones del pasado

estaban formadas por árboles afincados, cada uno de por sí, en la tierra nutricia; la de hoy es

una selva de un solo tronco.

121 El mito de la marcha sobre Roma y la forma de acceder al poder por parte de Mussolini ya es harto conocida; en el caso de Hitler, en un reciente ensayo de Henry Ashby Turner (A treinta días del poder. Barcelona. Edhasa. 2000.) se comprueba que el partido nazi estaba en plena crisis y que ascenso de Hitler fue gracias a las intrigas políticas existentes entre von Papen y su sucesor von Schleicher más que de un efecto del apoyo popular. 122 GONZÁLEZ LANUZA, E. “A los intelectuales comunistas de Hispanoamérica” en Sur. Buenos Aires. N° 160. 1948. Citado en SITMAN, R. Op. Cit. p. 212.

Page 48: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

48

(...) La propaganda moderna es un fenómeno nuevo en dos sentidos: porque dispone de un

técnica psicológica antes ignorada... (...)el tipo humano ya de por sí debilitado en cuanto a la

fuerza de su personalidad, se brinda óptimamente para ser moldeado de una manera uniforme

por un aparato cuyo elevado costo y cuya dificultad de manejo lo ponen fuera del alcance del

individuo como tal, y tiende a ser utilizado por unas pocas organizaciones sociales, o

monopolizado por el Estado”.123

Sebastián Soler menciona por su parte: “La antigua esperanza de dar libertad al hombre

por medio del Estado se ha transformado primero en desconfianza y después en temor. Hoy

parecería que los derechos del hombre se declaran directamente contra el Estado. Llegamos

así a uno de los dilemas modernos de la teoría política: para salvar el derecho es necesario

frenar el Estado, que es precisamente quien tiene el monopolio de aquél. Según algunos, para

obtener este fin no queda más que un camino: el Superestado.

“(...) Pero mientras esa preocupación, por un lado, parece reducir en principio la función

de cada Estado, la doctrina moderna, por otro, propende inadvertidamente a transferir al

Estado amplias zonas de actuación en las que antes no intervenía. A ello han contribuido los

llamados derechos sociales, por oposición a los derechos políticos”.124

Para finalizar este repaso del espectro de concepción individualista bajo el signo de las

masas, Corbalán Pacheco expone la alarma de las minorías: “...el mundo ha cambiado, y sigue

cambiando por propias agencias vertiginosas... (...)El cuadro inutiliza fortuitamente los valores

diferenciales, al mismo tiempo que predispone los puramente ordenatorios y autoritarios. La

totalidad de la vida tiende a convertirse en vida pública y colectiva. Y en esa total alienación

del individuo, en la masa o en la técnica, no sorprende que la norma de convivencia se perfile

de entrada como regla de allanamiento o intervención.

“ ¿Cómo recobrar dentro de ese cuadro los irrenunciables, los que se habían considerado

eternos valores del espíritu? ¿Cómo devolverle al hombre la sagrada individualidad, íntima,

diferencial y señera?”125

En torno a la Declaración Universal de los derechos del hombre aprobada por la UNESCO

en 1948, la revista edita un número especial a favor de las libertades individuales en Agosto –

Setiembre de 1950, “Año del Libertador José de San Martín” disposición decretada por el

gobierno, y por el cual Sur utilizará la figura de San Martín de una forma distinta a la oficial de

la que haremos detalle en el próximo capítulo.

123 FERNÁNDEZ SUÁREZ, A. “El hombre y sus derechos en el mundo moderno” en Sur. Buenos Aires. N° 190/ 191. Agosto –Setiembre de 1950. pp. 77 –78. 124 SOLER, S. “Los difíciles derechos del hombre” en Sur. Buenos Aires. N° 190/ 191. Agosto –Setiembre de 1950. p. 88. 125 CORBALÁN PACHECO, B. “Nota al margen” en Sur. Buenos Aires. N° 190/ 191. Agosto –Setiembre de 1950. pp. 97 –98.

Page 49: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

49

� Capítulo 4: Perón, entre San Martín y Rosas.

“La religiosidad de mi palabra como caballero y como general ha sido el caudal sobre el que han

girado mis especulaciones”.

JOSÉ DE SAN MARTÍN126

“...conozco y respeto mucho los talentos de muchos de los señores que han gobernado el país..., pero a

mi parecer todos cometían un gran error: se conducían muy bien con la clase ilustrada, pero

despreciaban a los hombres de las clases bajas, los de la campaña, que son la gente de acción. (...)Me

pareció, pues, muy importante conseguir una influencia grande sobre esa gente para contenerla, o para

dirigirla... para esto me fue preciso trabajar con mucha constancia, con muchos sacrificios hacerme

gauchos como ellos y hacer cuanto ellos hacían, protegerlos, hacerme su apoderado, cuidar de sus

intereses, en fin no ahorrar trabajo ni medios para adquirir más su concepto”.

JUAN MANUEL DE ROSAS127

En 1950 se conmemoraba el centenario de la muerte del General Don José de San

Martín, considerado el padre de la patria, además de ser el Libertador de Argentina, Chile y

Perú. Durante ese año, el gobierno peronista tendrá como objetivo asociar el presente

justicialista con la memoria y el significado de la figura de San Martín. El fin es demostrar

mediante el homenaje, el logro de Perón de haber concebido “esa Gran Argentina, con que San

Martín soñó...”128 Gracias a una ley sancionada el año anterior129, todos los documentos

impresos debían llevar la leyenda “Año del Libertador General San Martín. 1950”

Para desarrollar a lo largo del año, la ley disponía también una nómina de actos de

honor que deberían realizarse desde el sector público y sin perjuicio de todos los que ofrecieran

las instituciones privadas. Entre ellos se mencionaban:

a) La realización de un Congreso de Historia Sanmartiniana, con una sección juvenil;

b) La formación y publicación del Archivo del General San Martín, incluyendo la

documentación existente en el país y en el extranjero;

126 SAN MARTÍN, J. Textos de ayer para la Argentina de mañana. Buenos Aires. Arte Gráfico Argentino. 2002. p. 39. 127 “Confidencias de Don Juan Manuel de Rosas”, carta del 9 de Diciembre de 1829, en IBARGUREN, C. Juan Manuel de Rosas. Su vida, su drama, su tiempo. Buenos Aires. Theoría. 1972. p.141. 128 Extracto de la Marcha peronista. 129 El proyecto que el Poder Ejecutivo envió al Congreso se convirtió en la ley 13.661, promulgada el 24 de octubre de 1949. El art. 2 de dicha ley disponía: Desde el día 1° de enero hasta el 31 de diciembre del año 1950, todos los documentos oficiales de las autoridades nacionales, provinciales y municipales; los títulos y diplomas expedidos por los institutos de enseñanza de todas las categorías y jurisdicciones, sean del Estado o incorporados; las notas diplomáticas y las fechas y colofones de los libros, periódicos, diarios, revistas y toda clase de publicaciones que se editen en el territorio de la Nación, ya sea oficiales o particulares, nacionales o extranjeras, serán precedidas por la denominación Año del Libertador General San Martín, al indicar el año 1950.

Page 50: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

50

c) La erección, frente a la plaza Grand Bourg de la Capital de la República, de una estatua del

general don José de San Martín;

d) La edición de las obras especiales, trabajos presentados y conclusiones del Congreso prevista

en la misma ley;

e) El traslado e inhumación, en la ciudad de Mendoza de los restos de la hija del prócer, doña

Mercedes de San Martín de Balcarce; de su esposo, don Mariano Balcarce y sus descendientes;

f) La reconstrucción de la casa donde nació el Libertador y del pueblo de Yapeyú;

g) La adquisición de todos los bienes que pertenecieron al general San Martín y constituyeron

su patrimonio, los que se declaran de utilidad pública y sujetos a expropiaciones;

h) La creación del “museo Histórico del General José de San Martín” en el Convento San

Carlos, ubicado en la ciudad de San Lorenzo, provincia de Santa Fe;

i) La instalación de un vivero de vástagos del pino histórico del Convento San Carlos, de San

Lorenzo, suministrándoles a los frailes guardianes los elementos necesarios; y

j) La construcción de un parque en el Campo de la Gloria de San Lorenzo y erigir en él un

monumento de grandes proyecciones.

En la inauguración del año del Libertador, el Presidente Perón decía: “Dios ha querido

que sea yo quien en este acto, como presidente de la nación, interprete al pueblo argentino y

exprese su pensamiento, sus sentimientos y su actitud, en esta hora... Desde el día que abracé

definitivamente la causa de mi pueblo no he hecho otra cosa que tratar de interpretarlo leal y

sinceramente...”.130 Durante su discurso inaugural, Perón enaltece los valores del pueblo

argentino y los compara con los granaderos de San Martín, aquellos que dieron todo por la

dignidad y la liberación nacional. Perón en ningún momento descuida la facultad de militar y de

conductor que tuvo San Martín, el objetivo es claro: es necesario presentar a San Martín como

el Libertador, para que Perón se consagre en su sucesor, el que dará fin a su obra. De esta forma,

Perón luchó junto con el pueblo por la independencia que restaba aún: la económica. “Bastó que

despertásemos en cada argentino explotado y vejado el recuerdo de su condición de argentino,

para que inmediatamente lo tuviéramos de pie, reclamando y exigiendo su derecho a la

dignidad que tienen todos los hombres por la sola razón de ser hombres. Y bastó que

señalásemos a los argentinos su condición de pueblo entregado a las fuerzas económicas

extrañas a la nación, para que en seguida se pusiese otra vez en actitud heroica y aceptase

ayudarnos con todas sus energías en la tarea de conquistar la independencia económica del

país”.131 En el manifiesto podemos encontrar las analogías en las que hace hincapié Perón: la

masa vuelve a organizarse en pueblo frente a la conducción de un libertador que los guíe frente

a la prelación de los intereses foráneos. Eso no es todo: “habrán de permitirnos nuestros

hermanos de América y del mundo que sigamos pensando más en la humanidad que en nosotros

130 PERÓN, J. D. “Nuestro pueblo” en Continente. Buenos Aires. Enero de 1950. p. 35. 131 PERÓN, J. D. “Ser lo que debe ser, o no ser nada” en Continente... p. 36.

Page 51: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

51

mismos, porque, siguiendo la norma sanmartiniana, nuestra acción en bien de los otros pueblos

de la tierra nunca tiene otra ambición que la de compartir con ellos nuestra propia felicidad sin

ningún interés de dominio o ventajas materiales. Por eso hoy, con la misma actitud de la

primera hora de la patria, ofrecemos a los pueblos de América y del mundo las soluciones de

una doctrina que ha resuelto nuestros problemas...”132 Perón se presenta como Libertador a

partir de ofrecer el medio de obtener la liberación económica y la justicia social a los países

vecinos, a partir de la difusión de la doctrina justicialista, que proclama “la tercera posición”, el

punto justo para no caer en manos del capitalismo yanqui, ni del comunismo. Además, el interés

de Perón en el momento de ahondar en la causa sanmartiniana, establece dentro de la

importancia de la conducción el sentido ético y moral como fundamentación doctrinaria. Esa

idea lo acompañaba desde sus comienzos en la carrera militar. En sus Apuntes de Historia

Militar bajo el título Aspecto Moral de una Conducción Estratégica señala que el éxito en la

tarea de la conducción estratégica, San Martín lo conseguirá “con el sacrificio de su vida por el

ideal superior” y agrega: “San Martín era grande por ser el absoluto servidor de una Causa

por la que sacrifica todo. Esta abnegación hace grande al hombre ante los demás y ante sí

mismo”.133En otra parte de los Apuntes, Perón no oculta su admiración hacia San Martín,

cuando puntualiza su característico papel de conductor y a la vez de maestro: “San Martín

caracterizó al conductor reflexivo y consciente. Poseía las grandes cualidades morales

imprescindibles en un comandante de tropas. Era también un acabado maestro y un edificante

ejemplo para sus oficiales.(...) Era así un conductor y un maestro, difícil dualidad que sólo se

consigue en los hombres dotados de un equilibrio extraordinario. He dicho en otra oportunidad

que en tiempo de paz cambiaría un conductor por un maestro. Como también en tiempo de

guerra cambiaría todos los maestros por un conductor” 134. Perón volcará esos conceptos para

adaptarlo como característica de su praxis política, constituyéndose como conductor y maestro

del movimiento.

Ese mismo año, el gobierno editaba un libro de más de 800 páginas a todo color

titulado La Nación Argentina: Justa, Libre y Soberana, consta de un resumen de todos los

logros realizados por el gobierno; la situación deplorable de la Argentina antes del 43 y su

presente potencial. “En la Argentina se ha terminado el hambre y con ello las marcadas

diferencias de clases que son las causas más terminantes de descontentos. Ahora no hay manos

crispadas ni rostros endurecidos. Sólo hay agradecidos y contentos”.135 El monumental libro

termina con una oración dedicada a San Martín: “Padre nuestro que estás en la gloria: Desde la

eminencia en que te ha colocado el amor de un pueblo agradecido, mira cómo cumple su

132 PERÓN, J. D. “El ejemplo del Libertador en Continente... p. 37. 133 URRIZA, M. San Martín y Bolívar vistos por Perón. Buenos Aires. Colihüe. 2007. p. 36. 134 PERÓN, J. D. “Apuntes de Historia Militar (parte teórica)” en Obras Completas III. Buenos Aires. Apechehue. 1984. p. 93. 135 La Nación Argentina. Justa, Libre, Soberana. Buenos Aires. Peuser. 1950. p. 799.

Page 52: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

52

destino esta Patria que soñaste grande, dinámica, generosa, valiente, altiva y abnegada. (...) En

el año consagrado a tu memoria, a cien de tu paso a la inmortalidad, un gobierno argentino

viene a dar cuenta de su obra como debido testimonio de haber cumplido la consigna que nos

diste. (...) Sigue acaudillando desde el comando de la gloria a esta Nación, que quiere cumplir

íntegramente la trayectoria que nos fijara tu ambición argentina, bajo la conducción genial de

un gobernante que ha reconciliado la función del estadista con la tierra, la sangre y la

tradición de este pueblo, y junto a quien esta generación hace solemne juramento de cumplir

hasta el fin la empresa que nos hemos propuesto, empeñando en ella, si fuera necesario, hasta

la última gota de nuestras venas como lo supieron hacer aquellos criollos que tú llevaste en tus

campañas libertadoras”.136

El 17 de Agosto, en el acto central que celebra el centenario del Libertador, un Perón

impecablemente uniformado, montado en su caballo (Mancha, otra analogía con el caballo

blanco de San Martín), pasó revista a las tropas encolumnadas del legendario cuerpo de

Granaderos, caballería creada por el prócer. El acto en cuestión revistió carácter militar, y

participaron las tres Armas. Un enorme retrato de San Martín de pie con los Andes como fondo

presidía la ceremonia. “La subsecretaría de Informaciones de la Presidencia recoge el

acontecimiento en un folleto y en dos películas, una de ellas en edición conjunta para todos los

noticieros, y la otra con el mismo título del folleto: “Desfila la Argentina que soñó San

Martín”. Desde sus páginas, se destacan los “tres tañidos solemnes e inmortales”, arrancados

a la histórica campana de Huaura dedicándole al hecho las páginas centrales. Esta campana,

traída especialmente desde Perú, es la que anunció la libertad de la Nación hermana. Ahora en

la Argentina Justicialista y en medio del desfile, una trompa de Granaderos toca a silencio y se

guarda un minuto de recogimiento; y a las 15 horas, <<en el día y la hora exactos en que el

Libertador entró en la eternidad>>, la campana de Huaura tañe bajo las manos de Perón”.137

136 La Nación Argentina... p. 801. 137 D´ARINO ARINGOLI, G. Op. Cit. pp.246 –247.

Page 53: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

53

La exaltación del Libertador político y del Libertador económico nacional, se verán

reflejados en los textos escolares de la época; donde además las fechas como el 17 de Octubre

de 1945; el 9 de Julio de 1947 (declaración de la independencia económica en Tucumán) y el 26

de Julio de 1952, formarán parte de las efemérides de la patria.

Libro de lectura inicial138

Libro de texto para primer grado superior139

138ROBERT, R. Mamá. Buenos Aires. Kapelusz. p. 84 139 PICCOLO, N. Cajita de música. Buenos Aires. Estrada. 1954. pp. 44 –45.

Page 54: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

54

Dice en el último párrafo: “El general San Martín es su ejemplo. Y es verdad que el discípulo es digno de

su maestro inmortal”. Texto escolar para quinto grado.140

Desde su posición, Sur también tomaba la figura de San Martín para reivindicar sus

propios valores. En conmemoración del centenario del Libertador, la revista publicaba un

número especial titulado Cuaderno San Martín. La referencia a Perón se hacía explícita en la

introducción que realizaba Victoria Ocampo, cuestionando la figura del presidente en los

manuales escolares: “¿Cómo festejar el centenario de San Martín (el que nuestros ojos de niños

veían a caballo sobre las tapas de un cuaderno rosado)?”141 El resto de la revista estaba

dirigido en torno a los derechos del hombre. Para ellos, San Martín es el defensor de los

derechos individuales, el que enfrenta con coraje y decisión a la tiranía española. A diferencia

de lo que expone el oficialismo, para Sur “San Martín fue el menos militarista de los militares” .

Además “demostró tener conciencia profunda y clara de la libertad, como expresión de

autonomía de la personalidad, y un extraordinario respeto por la dignidad humana” Con la

exposición de esta diferente exposición sanmartiniana, lo que se busca es una defensa de la

libertad y de los valores liberales. Se pretende enaltecer sus principios morales, dejando de lado

su uniforme, su disciplina, su función de conductor. El final del artículo que le dedica Sánchez

Viamonte, es más que elocuente; y su intencionalidad más que sugerente: “Es al país –declaró

San Martín al terminar la conversación- a quien corresponde decidir respecto de sus

verdaderos intereses. Es justo que los habitantes den a conocer lo que piensan. La opinión

140 BENARÓS, L. Alma de América. Buenos Aires. Kapelusz. 1955. pp. 30 –31. 141 OCAMPO, V. “Introducción” en Sur. Buenos Aires. N° 190/ 191. Agosto –Setiembre de 1950. p. 7.

Page 55: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

55

pública es un resorte nuevo introducido en los negocios de estas regiones. Los españoles,

incapaces de dirigirla, han comprimido su libre manifestación. Ya ha llegado el día en que va a

manifestar su fuerza e importancia”.

“Podemos señalar el ejemplo de San Martín como una enseñanza, a fin de que las

generaciones actuales comprendan que jamás tendrán validez y eficacia los derechos del

hombre si no se consigue para ellos el respeto sincero y efectivo de los poderosos, que hoy, más

que nunca, parecen tener en sus manos la suerte de sus semejantes; hasta que llegue el día en

que los pueblos cobren inequívoca conciencia de sus derechos, sin entregarlos a cambio de

ningún beneficio material”. 142

A su vez, Carlos Alberto Erro remarca la cuestión de que la libertad y la justicia no se

obtienen por gracia de otro. Tampoco parece ser de una obra en conjunto, sino que la lucha es

exclusivamente personal: “La libertad y la justicia también se ganan. No son donación de

nadie; no constituyen una merced del poderoso. No hay que esperar que bajen del cielo y nos

sean concedidas. Es preciso ganarlas en cada jornada. Se llega a ellas por el camino del dolor

y el sacrificio”.143

De esta forma, San Martín significó el único referente nacional del cual todos le

rindieron honores y acomodaron su figura histórica de acuerdo a su conveniencia. En cambio, el

caso de Rosas se da contrariamente (al menos del lado oficialista a pesar de la insistencia de los

revisionistas que publicitaban el peronismo a través de una analogía con la política nacional de

Rosas), pues desde la perspectiva historiográfica oficial constituye una figura negativa,

considerado como el representante de la barbarie, es el Tirano sanguinario, y sus maldades y

atrocidades se conocen desde la época escolar a partir de lecturas de libros tales como “El

matadero” de Echeverría, o “Amalia” de Mármol, mientras que los alumnos asumen una parte

distorsionada de la historia y mezclan los relatos de las novelas mencionadas con acciones

históricas.

Como mencionamos anteriormente, el peronismo clásico se encontró bajo la disyuntiva

de darle validez e importancia al revisionismo histórico, cuyo dinamismo había adquirido

importancia desde la década del treinta de la mano de nacionalistas de derecha. En las revistas

La Nueva República, fundada en 1927, y Criterio, fundada en 1928 –en torno a la que se

organizaron los “Cursos de Cultura Católica” –y más adelante el Instituto de Investigaciones

Históricas Juan Manuel de Rosas, se nuclearon defensores de la figura del Restaurador144, que

142 SÁNCHEZ VIAMONTE, C. “La declaración y el pensamiento argentino” en Sur. Buenos Aires. N° 190/ 191. Agosto –Setiembre de 1950. pp. 57 –58. 143 ERRO, C. A. “La lucha personal por el derecho” en Sur. Buenos Aires. N° 190/ 191. Agosto –Setiembre de 1950. pp. 60 –63. 144 NEIGBURG, F. Los intelectuales y la invención del peronismo. Buenos Aires. Alianza. 1998. p. 138.

Page 56: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

56

buscaron su reivindicación, como principal oposición a la corriente histórica liberal.145 Mucho

de los revisionistas se adhirieron al peronismo y marcaron las analogías de Rosas con Perón. Sin

embargo, el gobierno peronista desencantó ese entusiasmo revisionista al no querer alejarse de

la historia de corte tradicionalmente liberal. De hecho, en los textos escolares no se alteró la

línea clásica, solamente incorporando a ella, los acontecimientos más importantes del peronismo

dejando de lado cualquier reivindicación de los caudillos federales. Incluso cuando se

nacionalizaron los ferrocarriles, los nombres que acompañaron al de San Martín fueron todos

próceres del olimpo liberal: Belgrano, Sarmiento, Urquiza, Mitre y Roca.

Cualquier tipo de reivindicación dirigida hacia una revisión de la historiografía liberal

era mal vista a los ojos del gobierno: por ejemplo, cuando el diario oficialista La Época en 1949

decidió publicar una serie de artículos sobre historia argentina de neto corte revisionista, alcanzó

una acalorada polémica cuando se consideró ofendido el gobernador de Entre Ríos por uno de

dichos artículos donde se defenestraba a la figura de Urquiza. El resultado fue un fuerte regaño

hacia el dueño del diario, E. Colom, por parte de la mismísima Eva Perón, que mediante una

llamada le recriminó: “ Vos no podés hacer esa campaña que hiciste anti-urquicista, porque el

peronismo es urquicista, y no vale la pena dividirlo o hacer la división con los que están con

Rosas o contra Rosas; seamos todos peronistas, estén todos unidos, pero no traigan cosas

viejas” 146.Y cuando en 1954 comenzó una campaña a favor de la repatriación de los restos de

Rosas, que descansaban en su exilio británico, “una indicación discreta pero precisa de Perón

persuadió rápidamente a los promotores de la inoportunidad de su iniciativa”.147 Como

destaca Ciria, la propia Carta Orgánica de 1954 establecía que se deberían adoptar medidas para

evitar que el Partido Peronista “... intervenga o aparezca interviniendo a través de sus

dirigentes o afiliados en los problemas de revisionismo o antirrevisionismo histórico y en los de

carácter internacional”.148 Se puede argumentar que durante el peronismo clásico, Perón

mantuvo un equilibrio entre Rosas y Sarmiento, mientras se apoyó constantemente en la figura

indiscutible de San Martín.

Son dos los factores preponderantes por los cuales Perón se mantuvo alejado de

cualquier comparación con Rosas, el primero es por una cuestión de su propio pragmatismo

donde evitó cualquier tipo de polémicas que pudiera traer una desbancada de los clásicos

hombres de la patria, por los caudillos federales cuyas figuras aún seguían siendo discutibles

para él. Es sabido su conocimiento de historia argentina desde sus inicios de oficial, sobre todo

interesado en lo concerniente a batallas. Un ejemplo de su interiorización se puede vislumbrar

145 Se distingue a su vez de los primeros historiadores que realizaron una revisión del prócer, dentro del marco liberal, como fueron Adolfo Saldías y Ernesto Quesada. 146 Según testimonio del propio E. Colom. Ver Plotkin, Op. Cit. Apéndice I: “Los comienzos de la prensa peronista”. p. 314. 147 HALPERÍN DONGHI, T. Ensayos de historiografía. Buenos Aires. El Cielo por Asalto. 1996. p.118. 148 CIRIA, A. Política y Cultura Popular: la Argentina peronista, 1946-1955. Buenos Aires. De la Flor. 1983. p. 283.

Page 57: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

57

en su biografía; cuando siendo teniente coronel en el Centro de Instrucción de Montaña, es

invitado a formar parte de una filial mendocina del Instituto Nacional Sanmartiniano, por

tratarse de “un historiador que ha profundizado el estudio de la gesta sanmartiniana desde el

punto de vista militar”, integrándose como vocal de la junta ejecutiva y formando parte de

varias subcomisiones internas. En esos tiempos, tendrá largas conversaciones con el historiador

Roberto Marfany donde explica “su sentido de revisionismo, crítico, pero sin caer en extremos

políticos, dimensionando en su justa medida la figura de Juan Manuel de Rosas”.149Peña Lillo

explica el porqué Perón no adhiere a la reivindicación de Rosas, habiendo sido Jauretche uno de

sus asesores intelectuales: “Perón no era ni rosista ni revisionista, siendo totalmente indiferente

a la presión que se ejerció sobre él para repatriar los restos del Restaurador. Estas discusiones

teóricas las dejó para distracción de los ideólogos. El abrevaba la historia en la monumental

obra de Bartolomé Mitre...”150

El otro factor, es conceptual pues, además de las dificultades que le implicaría, era

mucho más conveniente su comparación con San Martín, centrando su figura como conductor

del pueblo, que compararse con Rosas, el caudillo federal. Su pensamiento distinguía muchas

diferencias entre conductor y caudillo, y desde ya no quería que haya equivocaciones: “El

caudillo improvisa, mientras que el conductor planea y ejecuta; el caudillo anda entre las cosas

creadas por otros, el conductor crea cosas nuevas; el caudillo produce hechos circunstanciales,

mientras que el conductor los produce permanentes; el caudillo destruye su acción cuando

muere; la del conductor sobrevive en lo que organiza y pone en marcha. Por eso el caudillo

actúa inorgánicamente y el conductor organiza, venciendo al tiempo y perdurando en sus

propias creaciones. El caudillismo es un oficio y la conducción es un arte”.151

149 PAVÓN PEREYRA, E. (Dir.) Perón, el hombre del destino. Buenos Aires. Abril Educativa y Cultural. 1974. Tomo I. p. 166 –167. 150 PEÑA LILLO, A. Op. Cit. p. 79. 151 PERÓN, J. D. “El caudillo y el conductor. Discurso pronunciado en la Primera Asamblea Partidaria del Luna Park. Junio 25 de 1949” en Habla Perón. Buenos Aires. Subsecretaría de Informaciones. 1950. p. 33.

Page 58: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

58

Sin embargo, a partir del fenómeno que suscitó el peronismo, fue inevitable para la

oposición encontrar paralelismo entre Rosas y Perón, iniciando un nuevo capítulo en la historia

de “la zoncera que parió a todas” 152: Civilización o Barbarie. El peronismo, a pesar de

mantener la línea historiográfica tradicionalmente liberal, en sus acciones era antiliberal,

mediante su retórica nacionalista y antiimperialista. Estaba en contra de los valores que

permanecían vigentes para la gente que formaba Sur. Desde allí, se intentaba resguardar el

liberalismo esencial con figuras clásicas, como Sarmiento. Para Victoria Ocampo, Sarmiento era

la figura ejemplar, en contraposición a las “espeluznantes historias y las desaforadas

persecuciones de don Juan Manuel”153 La analogía con la tiranía de Rosas sería un recurso

recurrente para Sur para manifestar su oposición al régimen peronista. Desde luego que no era

exclusivo de la revista, ya que basta hacer una recorrida en los diarios que manifestaban su

oposición, como en los discursos de los adversarios, para encontrar las coincidencias que

hallaban con Rosas. Por ejemplo, en el aniversario de Caseros, el socialista Dardo Cúneo

expresaba: “Venimos a celebrar Caseros con el convencimiento de que Rosas, vencido el 3 de

Febrero de 1852, ha reaparecido en la Argentina del 3 de Febrero de 1946. Este recuerdo

nuestro tiene un carácter de una jornada de lucha y quiere ser una batalla más contra la

tiranía”. 154

Las alusiones son muchas y permanentes, en efecto, el peronismo, fue relacionado por

la oposición con los dictadores europeos y con la tiranía rosista, en consecuencia, sus

adversarios levantaban en andas los estándares de la unión panamericana, junto con los valores

liberales heredados de Mayo. En una solicitada publicada en La Prensa, el viernes 1° de Febrero

152 JAURETCHE, A. Manual de Zonceras Argentinas. Buenos Aires. Corregidor. 2002. 153 OCAMPO, V. “Figari” Citado en SITMAN, R. Op. Cit. p. 215. 154 Discurso reproducido en La Prensa, 4 de Febrero de 1946. Citado en SVAMPA. M. El dilema argentino: Civilización o Barbarie. Buenos Aires. Taurus. 2006. p. 328.

Page 59: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

59

de 1946, numerosos escritores defendían las posturas cívicas democráticas brindando apoyo a la

Unión Democrática, “... para salvar los destinos del país, estableciendo el imperio de la

Constitución Nacional y restaurando los principios de Mayo, bajo el régimen de libertad,

justicia y fraternidad humana...”.155 Entre los firmantes, figuraban gran parte de los

colaboradores asiduos de Sur: Victoria y Silvina Ocampo, María Rosa Oliver, Francisco

Romero, Eduardo Mallea, Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Vicente Barbieri, Ernesto

Sábato, Eduardo González Lanuza, Carlos Alberto Erro, entre otros.

El paralelismo entre la figura de Rosas y la de Perón es evidente y se repetiría en varios

de las obras de los colaboradores de Sur: observamos coincidencias en poemas de Alberto Girri

y de Borges, así como también en cuentos de Adolfo Bioy Casares, dentro de los más

recurrentes. Éste último publicaría en Sur, en Julio –Agosto de 1954, un cuento corto titulado

“Homenaje a Francisco Almeyra”, donde la historia transcurría en tiempos de Rosas, y Almeyra

era un escritor joven que tiene que marchar al exilio, luego determina unirse a la lucha contra la

tiranía y termina siendo prisionero y degollado al poco tiempo. Antes de morir, Almeyra medita

sobre el nacionalismo equívoco de Rosas: “pensó que ese énfasis de encono puesto en la

palabra <<extranjero>> traslucía una de las pasiones que siempre flameaban al lado de los

déspotas.” En el final expone implícitamente la analogía Rosas –Perón: “en aquellas épocas

infaustas, y por fortuna, para mí y para ti, querido lector, pretéritas”.156

Otro manifiesto, esta vez pronunciado por Borges en una cena en la que fue agasajado

por la SADE, y al poco de haber sido traslado de auxiliar en la biblioteca municipal a prestar

servicios en la policía municipal como inspector de aves y conejos, no dudaba en expresar los

siguientes conceptos: “(...) las dictaduras fomentan la opresión, las dictaduras fomenta el

servilismo, las dictaduras fomentan la crueldad; más abominable es el hecho que fomentan la

idiotez. Botones que balbucean imperativos, efigies de caudillos, vivas y mueras prefijados,

muros exornados de nombres, ceremonias unánimes, la mera disciplina usurpando el lugar de

la lucidez.... Combatir estas tristes monotonías es uno de los muchos deberes del escritor.

¿Habré de recordar a lectores del Martín Fierro y de Don Segundo que el individualismo es

una vieja virtud argentina?”157

También podemos citar el poema publicado en Sur por Borges en 1953, titulado “Página

para recordar al coronel Suárez, vencedor de Junín”, cuyo alusión refiere a un antepasado

personal, comprometido como él en una batalla cíclica contra los tiranos: “ –Qué importa mi

batalla de Junín si es una gloriosa memoria,/ una fecha que se aprende para un examen o un

155 “Escritores Argentinos definen su posición Cívica Democrática” en KORN, G. (Comp.) Literatura argentina siglo XX. El peronismo clásico (1945- 1955) Descamisados, gorilas y contreras. Buenos Aires. Paradiso. 2007. pp. 27 –29. 156 La utilización de lo irónico y sarcástico es común en las obras de Bioy Casares. “Homenaje a Francisco Almeyra” en Sur. N° 229. Julio –Agosto de 1954. p. 8. 157 BORGES, J. L. en Sur. N° 142. 1946. pp. 114 –115.

Page 60: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

60

lugar en el atlas. /La batalla es eterna y puede prescindir de la pompa/ de visibles clarines;/

Junín son dos civiles que en una esquina maldicen a un tirano / o un hombre oscuro que muere

en la cárcel”.158Como podemos apreciar, Perón no solo encarnaba la figura de Rosas, sino que

se relacionaba con todo lo que representase tiranía y sumisión. No obstante, esa lucha cíclica

que tenía que enfrentar Borges, es característico del mundo borgeano: el concepto del eterno

retorno, los círculos infernales de Dante, todo está íntimamente ligado a la literatura de Borges.

Así, en su mundo fantástico, Borges deberá enfrentarse a la tiranía como si se tratase de una

tortura dantesca: “Cada 100 años Buenos Aires engendra un dictador que de algún modo

siempre es el mismo. Al cabo de un plazo variable, las provincias –conste que soy porteño-

tienen que venir a salvarnos. En 1852 fue Entre Ríos; en 1955 fue Córdoba”.159De hecho, para

Borges la historia ha de repetirse al punto tal que no encuentra diferencias entre Rosas y Perón:

“Creo que Rosas debe haber representado en su época una calamidad igual a la de

Perón”.160Pero en el caso particular de Borges, uno puede quedar perplejo si accidentalmente

obtiene algunas de sus publicaciones en los tiempos martinfierristas, cuando su criollismo

altruista es evidente, donde en esta época vanguardista se busca la reivindicación de Rosas, y se

pierde en el rastreo de la tradición argentina, tratando de encontrar en el malevaje al sucesor del

gaucho (tal como lo satiriza bajo el seudónimo de Luis Pereda, Marechal en su Adán

Buenosayres) Con qué desconcierto nos hallaremos si leemos casualmente un texto del propio

Borges de 1926 que expresa: “Nuestro mayor varón sigue siendo don Juan Manuel: gran

ejemplar de la fortaleza del individuo, gran certidumbre de saberse vivir...”161o encontramos

una carta abierta de Juan Manuel de Rosas a Jorge Luis Borges en la Revista de América; donde

el pseudo Restaurador le escribe: “aunque tu ideología a veces se conforme con algunas

retóricas modernas, eres, esencialmente, un inquilino de esas casas vividas que nos presta el

Pasado.”162 Es que la situación mundial, el inicio de la guerra civil española, obligó a Borges a

optar por uno de los bandos y ponerse del lado republicano; a diferencia de algunos de sus ex

compañeros de Martín Fierro que adhirieron al nacionalismo. Atrás dejaba Borges también su

simpatía hacia FORJA, y su elogioso prólogo de “la patriada” relatada por Jauretche en El

paso de los Libres (1934), frente a tal paradoja, Borges contestaba posteriormente: “yo no tengo

amigos peronistas”. Pero lo sucedido con Borges no es una excepción, ya que esas marcadas

posiciones ideológicas, se representaron a posteriori bajo la nueva dicotomía: peronistas –

antiperonistas. 158 BORGES, J. L. Antología personal. Buenos Aires. Sol 90. 2001. pp.24 –25. En Sur salió en el número 224, Enero –Febrero de 1954. 159 BORGES, J. L. “Nota sobre los argentinos” citado en SVAMPA, M. Op. Cit. p. 335. 160 SORRENTINO, F. Siete conversaciones con Jorge Luis Borges. Buenos Aires. El Ateneo. 2001. p.123. 161 BORGES, J. L. “Nuestro mayor varón”, original de El tamaño de mi esperanza (1926), citado en CHAVEZ, F. La vuelta de Don Juan Manuel. Buenos Aires. Theoría. 1996. p. 255. 162 “Carta abierta de Juan Manuel de Rosas a Jorge Luis Borges” en Las Revistas Literarias. CEAL. 1968. p.140.

Page 61: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

61

Volviendo a la analogía Rosas –Perón, incluso en el luto que se impuso por la muerte de

Evita, se comparaba con el que realizó Rosas al fallecer Doña Encarnación.163 La eficacia

simbólica negativa que tenía el paralelo trazado entre Rosas y Perón sería explotada por la

oposición a lo largo de nueve años de gobierno justicialista, para finalmente sellarse en la

expresión con la que se autodenominaron los golpistas: “Revolución Libertadora”, cuyo fin era

acabar con “La Segunda Tiranía”. A partir de ese momento, las analogías se hicieron mucho

más explícitas, conmemorándose el acontecimiento como un “segundo Caseros”. En la edición

“Por la reconstrucción nacional”, Sur no puede evitar hacer las evocaciones previsibles: por

ejemplo, Aldo Prior expone que los males que aquejan a la Argentina son los mismos que

previó Sarmiento en su Facundo: la barbarie, que en ese caso encarnaba el rosismo y el

caudillaje federal. “Estos acontecimientos... vuelven a aparecer de vez en vez, bastante tercos,

porque denotan la persistencia de lo que no ha cambiado en medio de tantas otras cosas que lo

han hecho. A la barbarie tampoco se la mata. Y esto, aunque ya lo sabía Alberdi, puede ser

olvidado”.164

Canal-Feijóo encuentra que la verdadera problemática radica en una falta de práctica

constitucional que permite emerger la tiranía cada 100 años, encarnando “el mito argentino del

héroe o el prototipo que sale con el objeto de volver, cuaja y rige durante el período de la

tiranía de Rosas, o sea, según las estimaciones consagradas, cuando el turno político social

está concedido en la vida de la nación a <<la barbarie>> (que significa estado

preconstitucional) (...) La constitución nominal del país ha acabado devorada por la

constitución real –estructural- del país. Después de 100 años puede tenerse la impresión de

estarse de nuevo en el principio; pero, es claro, este principio está ahora 100 años después.

Presumo en nuestra presente revolución constitucional argentina (sic); (la primera fue la de

Mayo; la segunda, la del 52); la veo tan importante como las dos primeras... (...) Como hace

cien años, el peor enemigo del país no está afuera, está adentro; y es mil veces más peligroso...,

porque ya no se llama <<desierto>> o caudillismo feudal, ahora tienen el nombre de Suma de

potestades centralizadas, de superconcentraciones urbanas a costa de campañas empobrecidas,

de las inseguridades de una naciente industrialización, de una obnubilación de la verdadera

conciencia constitucional argentina en la mayoría de los dirigentes políticos”.165

Carlos Mastronardi, compara también a Perón con Rosas, en su momento final, por su

“patetismo” y “cobardía” : “Mucho antes de extinguirse Caseros, cuando aun se peleaba

confusamente, el gobernador Rosas abandonó el campo de batalla para buscar refugio en el

Consulado de Inglaterra. Así también, cuando en el mar y en la montaña había sangre, cuando

163 Alicia Jurado lo expresaba en sus memorias. Como punto coincidente entre esta analogía, podemos citar que ambas eran consideradas Jefas espirituales. 164 PRIOR, A. “Apelación a la conciencia” en Sur, n° 237. Noviembre –Diciembre de 1955. p. 81. 165 CANAL-FEIJÓO, B. “¿Qué hacer?” en Sur, n° 237. Noviembre –Diciembre de 1955. pp. 73 –80.

Page 62: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

62

la victoria aun no tenía dueño, nuestro segundo dictador buscó asilo en una Embajada

extranjera.”166

La lista de escritores sigue, y la gran mayoría hace alusión del paralelismo mencionado;

lo cual demuestra esa falta de crítica coherente y profunda hacia la situación real. Se vuelve al

simplismo de encerrar todos los males a un Calígula que hace del país estragos, y que con su

desaparición todo tiene que volver a la normalidad. Para finalizar el repaso, no se puede dejar de

lado los dos poemas que evocan el acto libertador: Silvina Ocampo expone en su “Testimonio

para Marta”:

“Brillaba el sol de octubre y apenas lo veíamos,

cantaban las torcazas y apenas las oíamos,

¡Hablábamos y hablábamos, cruzábamos las calles

como en las pesadillas cargadas de detalles!

El Río de la Plata no parecía el mismo,

La llanura amarilla tampoco. Era un abismo,

(...)

¡Durante cuánto tiempo, la fuerza aniversaria,

el disparate, el libro de enseñanza primaria,

la incesante inscripción, la furia, la vergüenza,

la adulación ardiente, la delación, la ofensa!

¡Durante cuánto tiempo, la cárcel, la locura,

la desaparición de una persona pura!

(...)

Las tiranías son siempre como las pestes.

Tendrás que recordarlas, existen estas cosas:

Hay hombres todavía que veneran a Rosas.

(...)

Que no renazca el sol, que no brille la luna,

Si un tirano como éste siembra nueva infortuna,

Engañando a la patria. Es tiempo ya que muera

Esa raza maldita, esa estirpe rastrera.

Que sólo en los museos estén los dictadores

Como remotos saurios y no como señores”.167

Alberto Girri evoca su “Acto de fe”:

166 MASTRONARDI, C. “El periodismo laudatorio de ayer” en Sur, n° 237. Noviembre –Diciembre de 1955. p.59. 167 OCAMPO, S. “Testimonio para Marta” en Sur, n° 237. Noviembre –Diciembre de 1955. pp. 46 –47.

Page 63: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

63

“(...)

Hemos sido hechos salvos

¿y ahora qué?,

tras el breve gusto de la euforia

el pasado retomará su marcha,

el mismo funeral de hace cien años,

y estos símbolos que se nos devuelven,

este país, este Río de la Plata,

intentarán de nuevo redimirse

olvidando que entre tiempo y tiempo

el espíritu repite sus infecciones”.168

Con el peronismo proscripto, la figura de Rosas será tomada como bandera de lucha por

un nuevo grupo de revisionistas de carácter popular, que denunciaban el derrocamiento de

Perón, como una nueva traición de los “vendepatria”, aquellos que avalan la historia liberal, que

siguen la línea Mayo –Caseros. Así, con su sarcasmo original, Jauretche publicaba en el

semanario Qué: “Qué grande sos, Don Juan Manuel. Sos el primer Restaurador... La oiremos

cantar con la musiquita que ya se sabe. Lo que no pudieron don Leandro y don Hipólito,

Horacio Oyhanarte y Corvalán Mendilaharzu, entre los radicales y una generación entera de

vigorosos historiadores entre los nacionalistas, lo han logrado la SADE, ASCUA y los grandes

diarios. ¡Flor de revisionistas, estos libertadores! Porque la sombra de don Juan Manuel anda

ya entre las multitudes argentinas y su nombre es nombre de libertador con el necesario y fatal

destino de exilado. (...) Así nos bastó que nos demostrasen que esto era el nuevo Caseros, para

que mis paisanos se dieran cuenta, una vez por todas, de lo que fue el otro.”169

168 GIRRI, A. “Acto de fe” en Sur, n° 237. Noviembre –Diciembre de 1955. p. 49. 169 JAURETCHE, A. “Aprendamos a leer los diarios (aunque el pueblo argentino ya aprendió bastante bien)” en Qué sucedió en siete días. Año IV. N° 174. 25 de Marzo de 1958. p. 12.

Page 64: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

64

170

Los textos más difundidos de esta nueva corriente revisionista peronista, verá la luz con dos

de los textos más populares de esa época, que alcanzaron gran difusión: se trata de Los profetas

del odio de Arturo Jauretche e Imperialismo y cultura de Hernández Arregui, ambos de 1957.

Entrando los sesenta, el peronismo adquiriría nuevos matices que incluso lo vinculaban con el

marxismo. El propio Perón, desde su exilio, adquiere una retórica reivindicativa hacia Rosas y

los caudillos, reconociendo su gobierno como auténticamente popular.171

170 Ilustración aparecida junto a la nota de Jauretche, “Aprendamos a ...” en Qué... 171 Se puede apreciar la nueva concepción historiográfica de Perón en el filme Actualización política y doctrinaria para la toma de poder de SOLANAS –GETINO, donde reconoce que los únicos gobiernos que defendieron los intereses nacionales fueron el primer gobierno patrio, el de Rosas, el de Yrigoyen y el suyo. Otro indicio de su giro lo podemos apreciar en el interesante libro de Eugenio Rom: Así hablaba Juan Perón (Peña Lillo, 1980) donde Perón en 1968, expone un panorama histórico de la Argentina desde la formación del Virreinato del Río de la Plata hasta el golpe que lo derrocó en 1955.

Page 65: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

65

172

En definitiva, Sur se cerró sobre sí misma ante la caída del peronismo con conceptos que

habían caducado en los tiempos vertiginosos que le tocaban vivir. Pero, ¿todos habían adquirido

una misma postura ante el peronismo? ¿Era necesario una catarsis ideológica dentro del

quehacer intelectual? Para ello habría que analizar cuatro grandes referentes de la literatura

argentina que vivieron el peronismo y también participaron de Sur, en mayor o menor medida.

A partir de ahí nos podremos interiorizar el porqué de la decadencia de una revista que había

sido la antítesis de la Argentina peronista.

172 Otro ejemplo del cambio de imagen que había adquirido Rosas en los sesenta. Aquí se lo utiliza para promocionar yerba mate La Hoja, algo impensado años atrás.

Page 66: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

66

� Capítulo 5: Distintas posturas sobre una misma problemática: la presencia del

fenómeno peronista en diversos referentes de la literatura argentina.

a) Borges ante la postulación de la realidad.

“(...) La simplificación conceptual de estados complejos es muchas veces una operación

instantánea. El hecho mismo de percibir, de atender, es de orden selectivo: toda atención, toda

fijación de nuestra conciencia, comporta una deliberada omisión de lo no interesante”.

JORGE LUIS BORGES173

El epígrafe expuesto se trata en realidad de una apreciación de Borges en cuanto a la

literatura. Pero esta cita también lo podemos considerar como una postura de él sobre el

peronismo. En efecto, Borges no supo, o no quiso, separar al movimiento del líder; y tratándose

de un escritor de tantos recursos etimológicos, no encontró mejor calificación que asociar al

peronismo y sus derivados con todo lo despreciable, malévolo, irracional, estúpidamente cruel.

Algunos biógrafos encuentran que ese antiperonismo acérrimo nació cuando por la

posición que mantuvo su madre sobre el régimen, sufre la humillación de caer detenida, estando

presa como lo estuvo también Norah, hermana de Jorge Luis.174 La otra posibilidad que se

baraja es cuando termina siendo separado de su puesto de auxiliar bibliotecario municipal para

ser designado inspector de aves en los mercados en 1946. Por ese entonces, Borges era un

personaje reconocido en el mundo de las letras, como también era conocida su postura ante el

golpe militar del ’43 y el posterior ascenso de Perón. Borges abominaba todo lo referido al

nacionalismo. Sin duda, a pesar de no ser de la clase social de Victoria Ocampo, su postura

ideológica se le asimilaba bastante175. Su rechazo hacia el nacionalismo, que lo encontraba muy

peligrosamente fascistoide además de determinista, lo llevó a ser el centro de importantes

debates. Él mismo manifestó su persistencia de mantenerse alejado de todo círculo de escritores

que lo pueda a llegar a catalogar de nacionalista: “... Alfonso Reyes había fundado una revista,

llamada Libre, y me invitó a mí a colaborar en la revista. Pero, como en esa revista

colaboraban muchos nacionalistas y yo sé que a la gente le gusta simplificar, (...)naturalmente

la gente me vería a mí como un nacionalista.”176

173 BORGES, J. L. “La postulación de la realidad” en Discusión. Madrid. Alianza. 1998. p. 88. 174 QUIROGA, O (Dir.) Borges y nosotros. Buenos Aires. Centro Cultural Caras y Caretas. 2007. 175 También Borges venía de una de las familias destacables del siglo XIX, del cual siempre hizo alarde. Más allá de su nostalgia arrabalera, contaba con un pensamiento elitista y liberal como el de Victoria. Sin lugar a dudas, los desbarajustes que sufrió la oligarquía a partir del ’30, la interrupción de las relaciones con Gran Bretaña, sumado a las innovaciones mencionadas, debe haberlo afectado indirectamente. SEBRELI, J. J. Los oligarcas. Buenos Aires. CEAL. 1971. 176 SORRENTINO, F. Op. Cit. p. 40.

Page 67: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

67

Incluso el estilo que adquiere su prosa, en conjunto con la temática y su pensamiento,

amplió el carácter del debate, que a veces excede lo puramente literario. Por ejemplo, en la

década del ’30, la revista Megáfono juntó la opinión de distintas personalidades en torno al tema

Borges. A partir de esa encuesta, Ramón Doll hace su crítica hacia Borges, catalogando sus

escritos de antiargentino y de una frialdad conmensurable: “...su prosa manifiesta un firme

propósito de irritar a los argentinos, con el excesivo cuidado en la propiedad del lenguaje

(purismo); con la preocupación de cargar demasiada intención en las palabras (conceptismo),

y con el pasatiempo de las sorpresas verbales (preciosismo). A nosotros nos irrita esa excesiva

vigilancia del escritor que interrumpe a cada momento el hilo del discurso para obligarnos a

invertir y replegar nuestra atención hacia un trabajo de interpretación de vocablos que nos

incomoda y nos aburre, aunque la palabra venga a resultar de una precisión matemática y

aunque se haya, acaso, sorteado una perífrasis.(...) Esas voliciones e intenciones que

representan las palabras no aparecen sino cuando el parlante habla su lengua, pero la lengua

viva, de validez histórica; como que la otra, la lengua oficial, no existe sino como modelo. Y

Borges, ni siquiera habla en ésta, sino en otra que no el al suya y tal vez la de nadie.”177La

durísima crítica que efectúa Doll, es una de las más emblemáticas, pero la discusión continúa al

día de hoy.

El problema en profundidad, se trata en realidad no de cómo se escribe, sino más bien

para qué, y es una crítica que empieza a adquirir mayor notoriedad a mediados de los

cincuentas con Jean-Paul Sartre y “el compromiso del escritor”, algo muy contrario a lo que

adhería Benda, del cual ya hicimos mención. Sin dudas, tendríamos que partir de esa hipótesis:

para Borges el nacionalismo era algo detestable, porque lo único que hacía era cerrar fronteras,

estar sometidos al Estado, alejarnos de una visión universalista, que era justamente lo que

siempre defendió: “¿Cuál es la tradición argentina? Creo que podemos contestar fácilmente...

nuestra tradición es toda la cultura occidental, y creo que también tenemos derecho a esta

tradición, mayor que el que pueden tener los habitantes de una u otra nación occidental”.178 Y

el peronismo reunió para él todo lo execrable, y por ende, rechaza totalmente lo que considera el

crecimiento del control del Estado peronista. A su manera, también valoró la libertad individual

por sobre la social, y el régimen lo terminó sofocando. El problema, para Borges, radicaba en la

naturaleza del argentino, que nunca logró identificarse con el Estado, por ello es ante todo un

individuo y no un ciudadano. Nunca comprendió lo que sí supo entender Perón: el ascenso de

las masas era irremediable. Lo que Perón llamaba “la hora de los Pueblos”, para Borges sólo

eran grupos de sinvergüenzas o de interesados que buscaban sacar ventajas frente al

desconcierto. Así, para Borges lo sucedido el 17 de octubre de 1945 se trató de una mentira: 177 DOLL, R. “Discusiones con Borges” en AAVV Las revistas literarias. Buenos Aires. CEAL. 1968. pp. 81 –83. 178 BORGES, J. L. “El escritor argentino y la tradición” en Discusión... p. 200. Publicado originariamente en Sur. Buenos Aires. N° 232. Enero –Febrero de 1955.

Page 68: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

68

“La verdad es que yo creí y sigo creyendo que se trata de una especie de farsa: no creo que

sucediera nada realmente. Porque si el dictador hubiera sido secuestrado, y hubiera sido

salvado por una turba, es muy raro –dado el carácter vengativo del hombre- que nunca se

investigara el asunto. Creo que eso fue hecho de un modo un poco escenográfico y en lo cual

nadie creyó, desde luego. Es decir, es algo que existe más ahora que en el momento mismo en

que se produjo”.179 También no puede existir alguien que se considere peronista: “El peronista

es una persona que simula ser peronista, pero que no le importa nada, que lo hace para sus

fines personales. (...)Yo –por lo menos durante la dictadura- no conocí a nadie que se animara

a decir <<soy peronista>>, porque se hubiera dado cuenta de que se ponía en ridículo. Más

bien diría: <<A mí me conviene el peronismo porque le saco tales ventajas>>”.180 En efecto,

Borges hace un razonamiento sumamente simplista y egoísta de la realidad social: en el acto

populista de satisfacer las demandas equivalenciales del pueblo, sólo ve despilfarro económico,

clientelismo, corrupción... “Otro estigma de la época de hoy (Mayo de 1971) afortunadamente

pretérito fueron las delaciones costeadas con el dinero público. Sé de señoras y niñas que se

prestaron al ejercicio de esa indiscreción lucrativa. Otro soborno fue el aguinaldo, curiosa

medida económica –imitada nunca sabré por qué por los gobiernos ulteriores- según la cual se

trabajan doce meses y se pagan trece. Esta ridícula y onerosa medida ha sido decorada con el

título de ‘conquista social’”.181Esa negatividad de Borges también es producto de esa compleja

percepción del tiempo que manifiesta en muchos de sus cuentos. Si en los ’60 se afilió al Partido

Conservador, aduciendo que había sido conservador toda su vida sin darse cuenta hasta ese

momento, es también por esa profunda relación con el pasado, que lo presenta como una

persona extemporal, que reniega del presente. En la carta apócrifa de Rosas a Borges se acusa

también su nostalgia hacia el pasado: “En una de tus primeras cartas me confesabas que te

hubieran gustado los días de mi tiempo para casona y patio de tu vivir. Pues bien; yo estoy

seguro que de haber ocurrido tu presente en mis días, habrían invocado los manes de la Junta;

asomado al Cabildo, limpiando tus anteojos, con los ojos perdidos en una nostalgia azul y

blanca de sangre goda”.182 Pero la particularidad del presente peronista, con el ascenso de las

masas, la retórica y la propaganda masiva, las concentraciones, hace que se le presente a Borges

como algo patético, cuyo fin es encubrir la realidad criminal: las persecuciones y las torturas de

que la gente es consciente, pero asienten en disimular ante la farsa, manteniéndose

condesciendes al agrado de tal ficción. Porque el que dice ser peronista, solamente lo es por

interés, algo natural del argentino “su viveza criolla” 183; por una falta de práctica conciudadana

179 SORRENTINO, F. Op. Cit. p. 115. 180 SORRENTINO, F. Op. Cit. p. 120. 181 Carta publicada en La Nación en Mayo de 1971. Citada en CAPARRÓS, M –ANGUITA, E. La Voluntad. Buenos Aires. Norma. 1997. Tomo I. pp. 452 –453. 182 AAVV Las revistas literarias... p. 140. 183 La Nación en Mayo de 1971. en CAPARRÓS, M –ANGUITA, E. Op. Cit. p.453.

Page 69: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

69

que lo envuelve en un individualismo feroz, del que muchos forman parte dando en

consecuencia a una horda de salvajes insaciables. “Pertenecían al orden de lo patético y de lo

burdamente sentimental; felizmente para la lucidez y la seguridad de los argentinos, el régimen

actual ha comprendido que la función de gobernar no es patética”.184

185

El peronismo significaba una verdadera pesadilla que era imprescindible erradicar, y su

odio llegó a tal extremo, de parecer contradictorio el condenar al peronismo cuyo ascenso se dio

bajo elecciones limpias, catalogándolo de dictadura, y en cambio terminó apoyando golpes

militares que interrumpieron el orden constitucional, culpables de la desaparición y asesinato de

miles de personas (sin contar el industricidio y la malversación económica). Justificó los

fusilamientos efectuados por la Libertadora aduciendo: “Después la gente se pone sentimental

porque fusilan a unos malevos. Qué porquería, los peronistas”,186y celebró a la Junta militar del

’76 y a la dictadura pinochetista: “Hablé con Pinochet acerca del hecho de que aquí, como en

mi patria y en Uruguay, se están salvando la libertad y el orden, sobre todo en un continente

anarquizado y socavado por el comunismo...”187

184 BORGES, J. L. “L’ illusion comique” en Sur, n° 237. Noviembre –Diciembre de 1955. p. 10. 185 Dibujo de Borges del año 1946 titulado Das Hydra der Diktator. Nótese que como cabeza central de la hidra se encuentra Eva Duarte de Perón. Como bien observó Montes –Bradley según el mito la cabeza central constituye lo inmortal, la más peligrosa de erradicar ya que, a diferencia de las otras cabezas del monstruo (Perón, Marx, Mussolini, Hitler, Rosas) que son las que se implican mortales, la central deberá ser sepultada debajo de una roca para evitar su resurrección. Seguramente los de la Libertadora también tenían en cuenta ese mito en el momento de hacer desaparecer el cadáver de Evita... 186 PANESI, J. “Borges y el peronismo” en KORN, G. (Comp.) Literatura argentina siglo XX. El peronismo clásico (1945- 1955) Descamisados, gorilas y contreras. Buenos Aires. Paradiso. 2007. p. 40. 187 Publicado en La Razón, 23 de Setiembre de 1976. Citado en JAURETCHE, A. Las polémicas de Jauretche (tercera parte): Libros y alpargatas. Buenos Aires. Los Nacionales. 1993. p. 128.

Page 70: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

70

Se puede decir que fue uno de los únicos que respaldó siempre al gobierno militar de

Aramburu. Tuvo el privilegio de ser designado Director de la Biblioteca Nacional y también

Profesor de Literatura Inglesa de la Universidad de Buenos Aires. Ese reconocimiento tenía

sabor de revancha en cuanto a la separación de su cargo de auxiliar bibliotecario durante el

peronismo. Al parecer, Borges era una figura de oposición muy peligrosa, por ello tenía que ser

humillado de esa forma, además de ser vigilado día y noche por agentes que le seguían los

pasos. Es cierto que durante el peronismo existió una persecución política, pero en realidad se

acentúa en la segunda presidencia. En cuanto a la separación de su cargo, es una leyenda muy

popular, alimentada por el propio Borges, pero que del cual no poseemos datos fehacientes: el

crítico Jorge Rivera se tomó el trabajo de investigar el expediente municipal que decidió su

traslado, y la conclusión que se ha tomado al respecto es que se trata de un mito biográfico. Lo

cierto es que los agentes municipales tenían prohibido realizar manifestaciones políticas, y que

Borges fue sancionado levemente por esto, antes de que Perón subiera al poder. En cuanto al

oprobioso cargo de inspector de ferias, al parecer no han quedado huellas en el expediente.188

Lo cierto es que Borges creyó que el peronismo, como toda ilusión, tenía que

desaparecer y apoyó la conscripción y la política de desperonización que había efectuado el

gobierno golpista. Pero para lograr esa limpieza, era imprescindible no revalorizar nada que

haya realizado el peronismo; y esa posición lo llevó a enfrentarse con Martínez Estrada en 1956,

a partir del libro ¿Qué es esto? donde se permite analizar el fenómeno peronista, del cuál

Borges supone que Martínez Estrada termina elogiando algunos actos de Perón indirectamente:

“(...)laborioso método regresivo, tan desdeñado por el común de la humanidad, parece

reservado a los comentadores del peronismo, que cautelosamente hablan de necesidades

históricas, de males necesarios, de procesos irreversibles, y no del evidente Perón. (...) en el

universo hay dos hechos elementales, que son el bien y el mal... Creo que el dictador encarnó el

mal y que es un prejuicio romántico suponer que su causa no fue perversa, por la sola razón de

que hoy es una causa perdida”.189 Esa misma postura la mantendrá cuando polemiza al poco

tiempo con Ernesto Sábato, que desde su puesto de Director de la revista intervenida por el

gobierno llamada Mundo Argentino, denuncia las torturas policiales a presos peronistas. En fin,

Borges termina siendo el prototipo del gorila o antiperonista, quizás por el mismo motivo que

entiende a los peronistas. Quizás Borges pensaba “a mí me conviene ser antiperonista porque le

saco la ventaja de presentar mi postura ante el nacionalismo, y a su vez me sirve para defender

el conservadurismo que siempre anhelo”. Como postuló frente al modo de percibir la realidad:

“ toda fijación de nuestra conciencia, comporta una deliberada omisión de lo no interesante”, lo

que no comprendía Borges desde su liberalismo decimonónico, y por ende conservador, no le

188 PANESI, J. Op. Cit. p. 39. 189 BORGES, J. L. “Una efusión de Ezequiel Martínez Estrada” en Sur. Buenos Aires. N° 242. Septiembre –Octubre de 1956. pp. 52 –53.

Page 71: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

71

interesaba... lo consideraba falso, irreal. El problema es su falta de compromiso como escritor,

acción de la cual será criticado tanto por la gente de Contorno190, como por parte de Jauretche o

Hernández Arregui, cada uno desde sus distintas posiciones. La acción de Borges termina

siendo agravada por su verborragia que lo presenta siempre como un provocador. Más allá de

ser antiperonista, es claro que mantiene una postura de cierto escepticismo frente a los cambios

acaecidos después del 55, y en virtud a esos cambios termina siendo un antiintelectual.

b) La comunidad organizada de Marechal.

“-Desde fines de 1955 –les dije-, con un pueblo en derrota y su líder ausente, soy un desterrado

corporal e intelectual. Y añadí: -En nuestra fauna sumergida existen hoy el Gobernante

Depuesto, el Militar Depuesto, el Cura Depuesto, el Juez Depuesto, el Profesor Depuesto y el

Cirujano Depuesto. No quedó aquí ningún hijo de madre sin deponer. -¿Y usted qué lugar ocupa

en esa fauna? –me preguntó Megafón chisporroteante de malicia. –Soy el Poeta Depuesto –le

confesé modestamente”.

LEOPOLDO MARECHAL191

El caso de Leopoldo Marechal constituye una posición opuesta a la de Borges. Sin

haber sido amigos, ni compartir la misma concepción literaria, ambos formaron parte, durante

su juventud, de la revista vanguardista Martín Fierro. Ambos, en distinta medida, colaboraron

en la revista de Victoria Ocampo como otros ex martinfierrista como González Lanuza; pero las

posiciones ideológicas terminaron interviniendo en esa camaradería intelectual. Leopoldo

Marcehal era un escritor católico y nacionalista, y en efecto, la situación mundial terminó

dividiéndolos inevitablemente. Pero también se diferencia a Borges en cuanto a su relación con

el peronismo, ya que Marechal apoyó a Perón desde aquel 17 de Octubre, que si a Borges le

parecía una teatralización baladí, para él fue una invitación para formar parte de un momento

histórico: “Me vestí apresuradamente, bajé a la calle y me uní a la multitud que avanzaba

rumbo a la Plaza de Mayo. Vi, reconocí y amé los miles de rostros que la integraban: no había

rencor en ellos, sino la alegría de salir a la visibilidad en reclamo de su líder. Era la Argentina

<<invisible>> que algunos habían anunciado literariamente192, sin conocer ni amar sus

190 Al respecto, V. Sanromán en su crítica sobre “La fiesta del monstruo” manifiesta: “(...)me interesa lo que el mismo Borges ha querido darnos: su versión del peronismo. Esa versión de Borges parece haberse constituido en el primer momento y se ha mantenido incólume a través de los años. Borges vió de una vez el peronismo y nunca revisó su visión”.en Contorno. N° 7 /8. 191 MARECHAL, L. Megafón o la guerra. Buenos Aires. Sudamericana. 1970. 192 En esa crítica está aludiendo a Eduardo Mallea y su Historia de una pasión argentina donde convergen una Argentina visible y otra invisible. Esa Argentina invisible, para Mallea, era aquella que recuperaría los viejos valores, encarnados en los fundadores de la patria y sus descendientes; es decir, nunca podía representar el lúmpen que se concentró en la plaza.

Page 72: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

72

millones de caras concretas, y que no bien las conocieron les dieron la espalda. Desde aquellas

horas me hice peronista”193.

Sin haber participado nunca políticamente, ofreció sus servicios al por entonces coronel

Perón, así fue que se reunió con un grupo de argentinos como José María Castiñeira de Dios,

Hipólito Jesús Paz y Arturo Cancela, entre otros, para realizar una formulación teórica del

peronismo, para dar forma a lo que sería luego la doctrina partidaria. En el esbozo de su

doctrina el coronel Perón plantea el problema de la cultura como un eje axiomático alrededor

del cual se mueven los factores políticos, sociales y económicos de una nación: si el eje falla, la

rueda no anda.194

Cuando Perón fue elegido presidente en 1946, Leopoldo Marechal ocupó la dirección

General de Cultura y luego el de Enseñanza Artística. Esa participación activa dentro del

gobierno, terminó empañando su trayectoria de escritor y poeta. La mayor parte de la

intelectualidad argentina, era mayoritariamente antiperonista. Incluso la mayoría de las

editoriales albergaban en su seno a toda clase de opositores. Cuando en 1948 salía su laboriosa

novela Adán Buenosayres, fue ignorada impúdicamente. Las pocas críticas que recibió fueron

agresivas, el ex martinfierrista González Lanuza opinaba desde Sur: “El autor estaba

persuadido de estar escribiendo una novela genial y en los hechos solo imita torpemente a

Joyce; el autor abusa de un lenguaje coprológico innecesario y vacío con el superficial

propósito de escandalizar, pero de hecho es tan aburrido que el crítico no alcanza a

comprender como el soportó la lectura de tantas prescindibles páginas, el autor es

malintencionado respecto de sus semejantes, pero en el fondo no es más que un engreído, un

resentido y un tomista”.195 A excepción del todavía ignoto Julio Cortázar196, las críticas fueron

pocas y despiadadas. En efecto, esa ruptura y división que provocó el peronismo llegó al punto

de que partidarios al régimen (en su mayoría nacionalistas) terminaran por optar con la

fundación de una sociedad de escritores paralela a la antiperonista SADE, de la cual era

designado Borges presidente de la misma a partir de 1950. A pesar de que, como destacó

Guillermo Korn, existieron de todas formas casos donde existieron convivencia más allá de la

posición política e ideológica197, sin querer simplificar el cuadro, debemos asumir que en

proporción se trataron de hechos mínimos y excepcionales, sobre todo luego de la llamada

obsecuencia peronista198 que se amplió alarmantemente a partir del segundo gobierno.

193 ANDRÉS, A. Palabras con Leopoldo Marechal. Buenos Aires. Ceyne. 1990. p. 41. 194 MARECHAL, E. R. “El Estado al servicio del hombre” en LUNA, F. (Dir.) Nuestro Siglo. Buenos Aires. Hyspamerica. 1984.Tomo VI. p. 154. 195 GONZÁLEZ LANUSA, E. “Adán Buenosayres de Leopoldo Marechal” en Sur. Buenos Aires. N° 169. Noviembre –Diciembre de 1948. 196 CORTÁZAR, J. “Leopoldo Marechal: Adán Buenosayres” en Realidad. Buenos Aires. N° 14. Marzo –Abril 1949. Extraído de CORTÁZAR, J. Obra crítica. Buenos Aires. Punto de Lectura. 2003. 197 KORN, G. Op. Cit. pp. 23 –25. 198 GAMBINI, H. Historia del peronismo. La obsecuencia (1952 –1955) Buenos Aires. Vergara. 2007.

Page 73: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

73

Volviendo a Marechal y su relación con el peronismo, como mencionamos en la página

33 al abordar el tema de la cultura de masas, Marechal no asimiló, como gran parte de la

intelectualidad, el carácter inédito que había adquirido mediante la irrupción a las masas como

sujeto político. Más bien, su perspectiva es bajo una conductiva unidireccional, enmarcado en

un pensamiento tradicional de corte elitista.199 Así su análisis expuesto en Argentina en marcha

de 1947, no está a la altura de las circunstancias, aunque tampoco desentona en el desconcierto

que había acarreado el peronismo. Sin embargo, su colaboración en la estructuración de la

doctrina, podemos encontrar puntos coincidentes en lo que Perón expone como fundamento

filosófico La Comunidad Organizada en el Congreso de Filosofía en 1949, con uno de los libros

que componen la novela Adán Buenosayres: “El oscuro viaje a la ciudad de Cacodelphia”,

donde el protagonista (Adán Buenosayres) emprende un viaje metafísico con su guía (Schutltze)

hacia un infernal Buenos Aires, donde convergen todos los pecados y actos egoístas que

anarquizan el orden establecido. Se trata mucho más que una parodia del infierno de Dante, sino

más bien una crítica social, del desafío que le corresponde emprender al peronismo en su hora.

Como mencionaba Perón: “En esta fase de la evolución lo colectivo, el <<nosotros>>, está

cegando al individualismo egoísta. Es justo que tratemos de resolver si ha de acentuarse la vida

de la comunidad sobre la materia solamente o si será prudente que impere la libertad del

individuo solo, ciega para los intereses y las necesidades comunes, provista de una irrefrenable

ambición, material también”.200

En la novela, Cacodelphia constituía un espejo deformante de la realidad. Pero en ella el

recorrido condenatorio es hacia el intelectualismo, las individualidades egoístas que intentan

apartar a las masas (demos) de su destino, evitando su organización201. El infierno de Adán

Buenosayres funciona como un catálogo de aquellos sujetos que intentan desviar al pueblo, o en

algunos casos lo marginan, evitando la evolución hacia un colectivismo. En ellas aparecen los

irresponsables, los políticos corruptos, los intelectuales, los hipocondríacos, los oligárquicos,

etc. Lo contrario a Cacodelphia lo constituiría la justicia social, la comunidad organizada que

pregonaba el presidente Perón. Pero ese humor angelicus con el que se excusa Marechal al

incorporar a sus contemporáneos en el averno, decididamente no debe haber causado mucha

gracia, para personajes tan claros como es Luis Pereda (Borges), o el caso de Titania (¿Victoria

Ocampo?) donde la crítica que lleva sobre su papel de falsa intelectual, sumado a ciertos

prejuicios del autor, la dejan muy mal parada:

“-¿Quiénes son esas mujeres lujosas? –le pregunté a Schultze.

199 En cierta medida su pensamiento se asemeja al nacionalismo aristocratizante de la época. 200 PERÓN, J. D. La Comunidad Organizada. Buenos Aires. Secretaría Política de la Presidencia de la Nación. 1974. p. 74. 201 “-Es el pobre Demos- respondió Schultze-: la mayoría nuestra que, inclinada igualmente al bien o al mal, sigue la dirección de cualquier viento”. MARECHAL, L. Adán Buenosayres. Buenos Aires. Sudamericana. 1972. p. 483.

Page 74: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

74

-Las Ultra –me respondió él-. Ultracortesanas, ultrapoetisas, ultraintelectuales:

superhembras templadas como laúdes.(...) –Usted las ve imitar el aire de Safo y la pose de

Lisístrata; y si se les acerca, las oirá debatir arduos problemas de filosofía, de arte o de

ciencias económicas. Pero fácil es advertir que sólo hablan con el sexo.

(...) Meditaba en ello, cuando se me acercó una de las mujeres. Asombrado y confuso,

iba yo a gritar su nombre; pero el astrólogo Schutlze, poniéndome una mano en la boca, evitó

muy a tiempo aquella indiscreción. Entretanto, la Ultra se plantaba delante de nosotros con esa

majestad que tantas veces le había yo admirado en la Buenos Aires visible: era tan alta como

Schutlze, opulenta de formas y enjuta de rostro; en su pelo renegrido se entrelazaban gajos

artificiales de cedrón, adormidera y laurel; dos caracoles de plata le mordían los rosados

lóbulos de las orejas, y una ropa de noche la vestía o la desnudaba rigurosamente hasta los

pies calzados no sé yo si de azafrán o de otoño.(...)

...el astrólogo, mirándola con la severidad de un juez, le dijo entonces:

-¡guarde compostura la acusada! Renuncie a sus pujos intelectuales (que sin duda no

impresionarían al Jurado), y diga si es verdad que, víctima de cierta exaltación nada

intelectual, se entregó a una cosecha bárbara del continente americano. (...)Diga si es cierto

que, no bastándole la producción local, se dedicó a la pesca en otros continentes, atrayendo a

sí a numerosos ejemplares masculinos, todos afinados en el uso y abuso de la inteligencia.

-Necesitaba documentarme –objetó la Ultra.

-Y algo más –insistió Schutlze-. Diga la acusada si es verdad que, regresando luego al

país, se obstinó en la tarea ridícula, peligrosa y afortunadamente inútil de refinar a los peones

de su estancia, obligándolos a escuchar conciertos de Honegger, novelas de Lawrence, páginas

de Gide y lecciones de Freud.

-¡Paisanos brutos!- refunfuño la Ultra (...)

-Lo más oneroso que hallo en Titania es su manía, ciertamente aborrecible, de

subordinar las cosas del espíritu a las vagas, exquisitas e inefables titilaciones de su

<<sensibilidad>>...” 202

Más allá de la polémica que implica ciertos personajes, constituye una novela

experimental, cuyo emprendimiento es la búsqueda del lenguaje que acerque lo nacional, sin

desestimar las raíces grecolatinas, ni la tradición judeocristiana. Lo tenemos que valorar a partir

de su momento histórico, pues su pensamiento no desentona con el nacionalismo católico de

derecha de la época (donde se encierran parte de los prejuicios morales y religiosos que

encuentra Jitrik en su crítica203). Sin embargo, a pesar de ciertas limitaciones ya mencionadas, a

202 MARECHAL, L. Op. Cit. pp. 516 –518. 203 JITRIK, N. “Adán Buenosayres: la novela de Marechal” en Contorno. Buenos Aires. N° 5 /6. Setiembre de 1955. p. 41.

Page 75: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

75

partir de su crítica social que encara en el libro VII de su novela,204 respalda la revolución

justicialista, cuyo fin es armonizar las clases sociales, no enfrentarlas como pregona el

marxismo. Así, Marechal también expone su crítica al orden castrense, cuyo vicio es “la

sensualidad del poder, el orgullo de las armas y la sed de conquista”y para lograr tal fin acude

a la burguesía que “profesa un tierno amor a sus doblones: con el llanto en los ojos ve la

hemorragia creciente en sus bolsas. Y llorando se dice: <<¡Para qué lo ayudé a ese

generalote!>>” es entonces cuando la burguesía busca agitar a las masas para su propio

provecho. Es entonces cuando expone su crítica al ascenso de la burguesía al poder, el

pensamiento nacionalista, vuelve a acusar su posición: “no bien una clase inferior usurpa la

primera jerarquía, impone su mística particular del mundo, y al universalizarla traduce a ella

todos los valores humanos” La burguesía impone su lógica materialista: “ el acento recae sobre

lo económico, y el hombre es medido por su libreta de cheques (...) vendrán los filósofos, los

políticos y los economistas que darán a las ideas de Vaisya (NdA: la burguesía) un estilo

literario” El único desenlace que le encuentra es la revolución de las masas, o por el contrario,

una retorno al orden estructural donde Dios o la lógica divina gobierne.205

A su vez, también para Perón la crisis que se está sufriendo es materialista: “La

evolución del pensamiento humano recuerda también la imagen del centauro: sometido a

altísimas tensiones ideales en largos períodos de su historia, condenado a profundas

oscuridades en otros, esclavo de sordos apetitos materiales a menudo. La crisis de nuestro

tiempo es materialista. Hay demasiados deseos insatisfechos, porque la primera luz de la

cultura moderna se ha esparcido sobre los derechos y no sobre las obligaciones; ha

descubierto lo que es bueno poseer mejor que el buen uso que se ha de dar a lo poseído o a las

propias facultades”.206

En cierta medida, Marechal respalda y asiente la doctrina justicialista, dándole un matiz

más cristiano y espiritual. Lo curioso que ese momento histórico lo percibió como Borges, pues

se trataba de una batalla decisiva entre el bien y el mal. Así lo ilustra en otro pasaje de su

travesía por la oscura ciudad de Cacodelphia: el mal era el grupo gobernante de la situación del

país, cuya inmovilidad, “negándose a toda suerte de acción”llegó al punto de un vacío de poder

que dominaba la escena política, mientras la intelectualidad orgánica “dilapidaban su tiempo en

inútiles especulaciones filosóficas, en vanidosos afanes artísticos o en prosaicos intentos de

204 Graciela Maturo, sostiene que Adán Buenosayres es, de las tres obras, la de menor incidencia política: “elaborada a partir de 1930, recoge principalmente la autobiografía juvenil del escritor, así como el surgimiento de sus preocupaciones metafísicas y religiosas”; en realidad, sobre todo en el libro VII, lo que hace Marechal es utilizar sus preocupaciones metafísicas y religiosas para ilustrar el Caos (Cacodelphia) y el manifiesto de un nuevo Orden (el peronismo), cuya virtud no descuida la espiritualidad del hombre. MATURO, G. El peronismo en la obra de Leopoldo Marechal. Buenos Aires. Rev. Peronistas. p. 105. 205 MARECHAL, L. Op. Cit. 568 –575. 206 PERÓN, J. D. La comunidad... p. 69.

Page 76: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

76

reorganizar la ciudad terrestre” Así estaban las cosas cuando apareció Perón, “un hombre que,

reuniendo en sí la prudencia de la serpiente y el candor de la paloma, vió en aquella locura un

retoño final de la vieja y al parecer agotada herejía quietista.” En esa batalla mística donde

triunfa el bien, Marechal distingue las dos clases de intelectuales (oracionistas): “no tardó en

mostrar dos caras distintas a saber: el aquilismo y el gusanismo.(...) (El aquilismo) dueño de

las alturas, peatón de la Vía Iluminativa y desde ya ciudadano de la Jerusalén Celeste,

mostraba la hosquedad, el orgullo solitario y la fácil irritación del águila que abandona sus

cumbres. ...en la tierra, el oracionista de tipo aquilino clavaba en la humanidad una pupila

irritada, buscando trozos de hígado prometeano en que ejercitar la cólera celeste de su

pico.(...) ...la naturaleza del gusanismo. El oracionista vermiforme se calzaba, se vestía, se

tocaba y se nutría de una humildad tan agobiadora, que nadie, en su presencia, dejaba de

sentirse vanidoso, hueco, la basura del mundo en una palabra. Si le solicitaban una opinión

sobre cualquier asunto, ya fuese humano o divino, el oracionista bajaba los ojos cándidamente

y respondía: <<¡Qué puedo saber yo, pobre gusano de la tierra!>> (...) el oracionista

vermiforme caía una y mil veces en tan arriesgada complacencia, sobre todo en los

anocheceres de esta gran Babilonia que es Buenos Aires, cuando, recorriendo la calle Florida

entre tantos impíos y fornicadores, apenas lograban contener la risa, al vernos caminar hacia

el infierno, mientras él, pobre gusano de la tierra, sentía ya en sus carnes el roce de la blanca

vestidura que han de llevar los justos en el día de la cólera”.207De esta forma, Marechal critica

el papel de la intelectualidad ante el momento histórico: aquellos que desde las alturas hacían su

búsqueda sobre el ser nacional, y que frente a la visibilidad de una Argentina antes invisible

“solían manifestar asombros angelicales como si de pronto se viera en un mundo ajeno; y

ocasiones hubo en que sus discípulos, llorando de piedad, tuvieron que recordarle cuál era el

uso de un tranvía o cómo se empuñaba un tenedor”.208 Pero aún más es el desagrado que siente

por el gusanismo, ya que mantienen renuencias, y su neutralidad termina amparando la quietud.

La falta de percepción de la realidad, la falta de compromiso por parte de la intelectualidad, es

la denuncia que manifiesta Marechal.

Esta relectura de Adán Buenosayres, encierra algo más que lo que supone Rocco-Cruzzi, ya que

aparte de proponer en cierto aspecto una versión judeocristiana de El hombre que está solo y

espera, que le da una nueva resignificancia a la argentinidad209, también busca entablar una

nueva orientación, cuya fin no se basa en una doctrina del Estado tendiente a una adecuación del

hombre a sus intereses, sino que constituye la doctrina del hombre a la que se adecua el Estado

para servir al hombre. Pero sólo ello se logra a través de un colectivismo social: una comunidad

organizada, donde importa no solo la naturaleza corporal del individuo sino también la 207 MARECHAL, L. Op. Cit. pp. 617 –620. 208 MARECHAL, L. Op. Cit. p. 618. 209 ROCCO –CUZZI, R. “Las epopeyas de Leopoldo Marcehal” en JITRICK, N (Dir.) Historia Crítica de la Literatura Argentina. El oficio se afirma. Buenos Aires. Emecé. 2004. p. 472.

Page 77: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

77

espiritual.. Y en dicha utopía justicialista, el intelectual tiene que ofrecer su conocimiento para

el bien común, un compromiso social. Y así lo establece la doctrina justicialista: “(...)La cultura

individual, cuando no cumple con su función social, es un privilegio inadmisible en una

Comunidad justa y solidaria”.210

El vacío que le proporcionaron sus colegas, lo sumergen en el olvido de su trayectoria

durante cerca de diez años, después de la caída del peronismo. Pasaron muchos cambios en el

medio de ese largo trayecto. Fue entonces cuando Marechal redacta junto con el general Juan

José Valle una proclama “al pueblo de la Patria” utilizada durante el frustrado golpe militar de

1956 y años más tarde, con el impacto que causó la revolución cubana mediante, pasa de un

nacionalismo de derecha a uno de carácter popular, (aunque nunca marxista)211. La continuación

de sus obras sigue demostrando lo que entiende él como compromiso del intelectual. Así de la

epopeya paródica que constituyó Adán Buenosayres (convertido en bestseller, por la

revalorización de la nueva generación y con ayuda del Boom latinoamericano) pasa, con otra

alegórica novela llamada El Banquete de Severo Arcángelo mediante, a su novela póstuma que

retrata la gesta del pueblo llamada Megafón, o la guerra (1970), donde el protagonista

emprende la liberación del pueblo de la dictadura militar después de los fusilamientos de José

León Suárez. Se sabe que trabajaba en una cuarta que se llamaría El empresario del caos, cuyo

anticipo lo había anunciado un año antes de su muerte en un encuentro de escritores, en

Santiago de Chile. Allí, indagado sobre el compromiso del escritor con la realidad, respondió:

“El hombre, por el solo hecho de nacer, está comprometido, y también, el no compromiso es

una manera de comprometerse. ¿Saben ustedes que durante una tormenta el león da la cara al

viento para que su pelambre no se desordene? Yo hago lo mismo: doy la cara a todos los

problemas. Es la mejor manera de permanecer peinado”. 212

210 PERÓN, J. D. Doctrina Nacional. Buenos Aires. Ediciones Mundo Peronista. 1952. Sección VIII Doctrina de la Nación en materia cultural. 211 “Me parece que, más que una revolución marxista, la de Cuba es una revolución nacional y popular, como la nuestra, la de Perón; con la diferencia que Fidel ha llevado al socialismo a extremos más rigurosos que Perón”. Entrevista de El Mundo, domingo 29 de Enero de 1967. citado en ANDRÉS. A. Op. Cit. p. 63. 212 BOMPADRE, R. “Leopoldo Marechal, un escritor trascendente y porteño” en Todo es Historia. Buenos Aires. N° 149. Junio del 2002. p. 43.

Page 78: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

78

c) Cortázar y el Examen ante la presencia de los otros.

“ Región de manos sucias de pinceles sin pelo

de niños boca debajo de cepillos de dientes.

Zona donde la rata se ennoblece

y hay banderas innumeras

y cantan himnos

y alguien te prende, hijo de puta,

una medalla sobre el pecho

Y te pudres lo mismo”.

“ A UN GENERAL” –JULIO CORTÁZAR213

Varias diferencias podemos establecer para distinguir la posición de Julio Cortázar ante

la irrupción del peronismo frente a los otros tres escritores que detallamos. Tenemos que

destacar principalmente que por ese entonces Cortázar no era un escritor distinguido, ni mucho

menos, pero no porque sus trabajos no hayan adquirido relevancia; sino más bien que decidió

publicar sus obras tardíamente. Cuando sucedió la revolución del ’43, estaba trabajando de

maestro en una Escuela Normal de Bolívar y más tarde Chivilcoy. En julio de 1944 acepta un

interinato de tres cátedras en la Universidad de Cuyo: dos de Literatura francesa y una de

Europa septentrional. Se mantendrá allí, durante un año y medio, cuando asciende el primer

gobierno peronista y se intervienen las universidades. Cortázar se adhiere a la protesta y a la

lucha universitaria. Termina preso junto con otros profesores. Al comenzar el nuevo año lectivo,

Cortázar observa que la universidad no ofrecía garantías para una libertad de pensamiento,

entonces renuncia y regresa a Buenos Aires. En la facultad de Filosofía y Letras se pliega a las

demandas y a lucha de los centros estudiantiles contra la intervención. La FUA, a pesar de llevar

a cuestas una gran desilusión frente a la derrota de la Unión Democrática, continúa resistiendo a

lo largo de 1946 y comienzos de 1947.214 En una carta a los alumnos del Centro de Estudiantes

de Filosofía y Letras, les explica que éste es el momento en el cual está en juego la libertad de

pensamiento: “...preferí renunciar a mis cátedras antes de verme obligado a <<sacarme el

saco>>, como les pasó a tantos colegas que optaron por seguir en sus puestos”.215

Consigue un modesto empleo en la Cámara del Libro que le permite gozar del tiempo

suficiente como para frecuentar a un grupo de escritores, que le abrirán las puertas para sus

próximas redacciones en revistas tales como Realidad, Sur y Verbum.

213 CORTÁZAR, J. Divertimento. Buenos Aires. Sudamericana. 1986. p. 100. 214 MANGONE, C –WARLEY, J. Op. Cit. p. 26. 215 DELGADO, J. (Dir.) Protagonistas de la cultura argentina. Julio Cortázar. Buenos Aires. Aguilar. 2006. p. 47.

Page 79: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

79

Cinco son sus obras realizadas durante el período peronista: una obra teatral (Los Reyes,

1949), dos novelas que verán la luz póstumamente (Divertimento, 1949 y El Examen, 1950) y

dos libros de relatos (Bestiario, 1951 y Final de Juego, 1956). Todas en mayor o menor medida,

hacen alusión al peronismo y lo que generaba dentro de la burguesía. La crítica que realiza

Cortázar encierra por un lado su defensa a la libertad de pensamiento (algo que se defendía en

común dentro del marco universitario) y por el otro describe desde su percepción y prejuicio

social. Si analizamos el momento en que se publica su tragedia griega Los Reyes podemos

comprobar que lo que trata de expresar es su defensa a la libertad de pensamiento. En dicha obra

se le da un giro a la leyenda griega. El Minotauro representa el poeta, el hombre libre, “el

hombre diferente que el sistema busca encerrar” 216; mientras que Teseo representa el defensor

del orden, el autoritario, cuyo “procedimiento es el de un perfecto fascista”.217 Lo que expresa

Cortázar a través de esta obra, es el sentimiento del universitario, su repudio a la contrarreforma

que genera el peronismo, la defensa del individualismo. A su vez, si lo relacionamos con los

cuentos elaborados en este período, puede hacer alusión a la defensa de la cultura elevada; cuyo

fin es mantenerse incólume, sin posibilidad de mezclarse con la cultura popular:

“ (Minotauro) (...)Salir a la otra cárcel, ya definitiva, ya poblada horriblemente con su

rostro y su peplo. Aquí fui libre, me icé hasta mí mismo en incontables jornadas. Aquí era

especie e individuo, cesaba mi monstruosa discrepancia...” 218

En ocasión del prólogo para la versión francesa, en 1982, Cortázar nuevamente

explayaría su intención: “Comprendo que a pesar de su envoltorio espontáneamente

anacrónico y del lujo verbal fuera de época –y muy especialmente mía, la Argentina de los años

cuarenta –escribí de un modo abstracto aquello que más tarde intentaría comprender y

expresar en el interior de la realidad que me envolvía. Ahora como entonces, sigo creyendo que

el Minotauro –es decir, el poeta, la criatura doble, capaz de percibir una realidad diferente y

más rica que la realidad habitual –no ha dejado de ser ese <<monstruo>> que los tiranos y

sus partidarios de todos los tiempos temen y odian y quieren aniquilar para que su palabra no

llegue a las orejas del pueblo y no derrumbe las murallas que los encierran en sus redes de

leyes y de tradiciones petrificantes”.219

De alguna manera Cortázar es uno de los que mejores describió el mundo de la

burguesía nacional a través de sus cuentos fantásticos, cuyo eje siempre giraba en torno a una

doble realidad paralela en la cual una de ellas, el lado que retrata lo fantástico o lo inexplicable,

irrumpe sobre la otra, alterándola. De esta forma, el peronismo en los cuentos de Cortázar

irrumpe como algo inexplicable, irreal, que altera todos los ordenes, la costumbre, el buen

gusto. Como habíamos mencionado antes sobre su cuento La banda, lo que se creía falso e 216 CORTÁZAR, J. (Entrevista con Joaquín Soler Serrano) A fondo. Televisión Española. 1977. 217 Íbid. 218 CORTÁZAR, J. Los Reyes. Buenos Aires. Punto de Lectura. 2004. p. 61. 219 MONTES-BRADLEY, E. Cortázar sin barba. Buenos Aires. Sudamericana. 2004. p. 289.

Page 80: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

80

inadmisible termina siendo la realidad misma que se había intentado ocultarla hasta ese

entonces. Numerosos fueron los trabajos que emprendieron la interpretación de estos cuentos de

Cortázar bajo una introspección de orden político y social.220 Carlos Gamerro, incluso califica a

Cortázar como “inventor” del peronismo, debido a que fue “el primero en percibir y construir

el peronismo como lo otro por antonomasia; su mirada no intenta inscribir al peronismo en

discursos previos, sino construir un discurso a partir de la irrupción del peronismo como lo

refractario a la comprensión del entendimiento y a la simbolización del lenguaje. El peronismo

es lo que no puede decirse, por eso en su versión más memorable, <<Casa tomada>> se

manifiesta únicamente como ruidos imprecisos y sordos, ahogados susurros. Cortázar es al

peronismo lo que Kafka es al fascismo: no explora su política, sino su metafísica”.221En efecto,

su crítica no es política en concreto, sino que se basa en lo que generó con su política populista

el peronismo. Su novela llamada El Examen, retrata como la barbarie se adueña de la Plaza de

Mayo, mientras un grupo de estudiantes se pierden entre la multitud, totalmente desorientados

frente a lo que están presenciando: “ –Todo Buenos Aires viene a ver el hueso –dijo –Anoche

llegó un tren de Tucumán con mil quinientos obreros. Hay baile popular delante de la

Municipalidad. Fijate como desvían el tráfico en la esquina. Vamos a tener un calor

bárbaro(...) Miles de hombres y mujeres vestidos igual, de gris topo, azul, habano, a veces

verde oscuro...”222 La visión que emula Cortázar está basada en la dicotomía tradicional que

está muy arraigada en la historia argentina: civilización y barbarie, y los derivados de ella. Las

alusiones en ciertos pasajes se vuelve explícita: “Y LOS MONTONEROS ATARON SUS

CABALLOS A LA PIRÁMIDE”223, dice uno de los protagonistas frente a la multitud de personas

que se empieza a concentrar inevitablemente. También existe un enfrentamiento que alude a la

diferencia entre la alta cultura y la popular, cuyos parámetros analizamos anteriormente. Las

menciones que realiza Cortázar, es a través del desprecio que le representa todo lo autóctono y

popular, síntoma que le atribuye al muy mal gusto que tienen las clases bajas. La barbarie se

evidencia hasta en el aire que predomina en la ciudad; en la novela, Buenos Aires está azotada

por una poderosa neblina que impide la visibilidad y una insoportable humedad cuyo hedor se

nota en el aire.

220 Juan José Sebreli fue el primero que interpretó un cuento de Cortázar, dándole una interpretación de orden político y social en Buenos Aires, vida cotidiana y alineación (1964). Por mención de solo algunos, podemos citar GOLOBOFF, M. “Una literatura de puentes y pasajes: Julio Cortázar” en JITRIK, N (Dir.) Op. Cit.; LAGMANOVICH, D. Estudios sobre los cuentos de Julio Cortázar. Barcelona. Hispamérica. 1974. ; SIGAL, S. “Intelectuales y peronismo” en TORRE, J. C. (comp.) Nueva Historia Argentina. Los años peronistas (1943 –1955).Buenos Aires. Sudamericana. 2002.; AVELLANEDA, A. El tema del peronismo en la narrativa argentina. 1973. 221 GAMERRO, C. “Julio Cortázar, inventor del peronismo” en KORN, G. (Comp.) Op. Cit. pp. 56 –57. 222 CORTÁZAR, J. El examen. Buenos Aires. Sudamericana. 1986. p. 48. 223 Íbid. p. 55.

Page 81: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

81

Dentro de la misma escena de la Plaza, presencian un ritual dirigido hacia una mujer,

que por la descripción, la veneración que se le adjudica, y por ser considerada el nexo entre

Perón y el pueblo, da a entender claramente que hace alusión a Eva Perón224:

“...era un círculo, los tipos se tenían del brazo y rodeaban a la mujer vestida de blanco,

una túnica entre delantal de maestra y alegoría de la patria nunca pisoteada por ningún tirano,

el pelo muy rubio desmelenado hasta los senos. Y en el redil había dos o tres hombres de negro,

que servían en la ceremonia con movimientos de pericón desganado. (...) Uno de los tipos de

negro se acercaba a la mujer, le puso la mano en el hombro.

–Ella es buena –dijo-. Ella es muy buena.

-Ella es buena –repitieron los otros.(...)”225

La crítica de la concentración finalmente llega también a la labor oratoria de Perón, que

es representado como “el candidato con voz de urraca” cuyas palabras suenan huecas:

“-Conciudadanos-dijo la urraca-

esta es la hora de la salida,

esta es la hora del trabajo,

la comunión con la reliquia ha terminado para

vosotros

(y de golpe se dieron cuenta de

que el tipo no hablaba para ellos sino para la columna que

salía del Santuario y se cortaba hacia el lado del Cabildo)

pero se la llevaban con ustedes en el corazón

(...)

-¡Y ADEMÁS QUIERO DECIR QUE EN EL ALTAR DE LA

PATRIA!

Hipo

“ “ “ “ “ “ (con una voz de bocina)

quedan depositados nuestros

nuestros humildes

(De ellos será el cielo)

sacrificios

(Aquí te bandeaste: salió la vanidad,

esa naricita en punta)

¡¡ynosdaráfuerzasparacontinuaradelantehastaelfinal

VIVAVIVAVIVA!!”226

224 Dentro de la interpretación también podría caber que la mujer represente a la patria, y el sentido de devoción asimilado, el nacionalismo. 225 CORTÁZAR, J. El examen... pp. 49 –50.

Page 82: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

82

Lo que realiza en esta parte Cortázar es satirizar el discurso, desfragmentándolo,

acusando las palabras que en realidad, a juicio de Cortázar, no tienen una significancia directa.

En conjunto forman parte de un palabrerío vacío, que sólo surten efecto en el medio de ese

ambiente pasional, completamente irracional. Es sofismo puro:

“ -No semos merecedores –dijo el cronista –de una oratoria de tan excelsa alcurnia.

Profundidad de conceptos. Como diría el Dire: inconmensurable.

-Había momentos buenos –dijo Clara -. En realidad usted no tiene por qué aplicar

Demóstenes al hombre de la Plaza de Mayo. Estilos caducos a necesidades nuevas. (...)

-Está muy bien –dijo admirado el cronista-. Yo tampoco creo en las metopas. Pero el

tipo no dijo nada. Claro que peor hubiera sido que nos hiciera creer, técnica ayudando, que

había dicho algo”.227

Sin duda, El examen es el mejor retrato que nos permite comprender los efectos sociales

y culturales que propulsó el peronismo. Existe, incluso, un prejuicio racial tan fuerte por parte

de Cortázar que hasta sorprende con la sinceridad que lo expone:

“(...)-dijo Juan, amargo –nada tiene de brillante pertenecer a la cultura pampeana por

un maldito azar demográfico.

-En el fondo, ¿qué te importa a qué cultura pertenecés, si te has creado la tuya lo

mismo que Andrés y tantos otros? ¿Te molesta la ignorancia y el desamparo de los otros, de

esa gente de la Plaza de Mayo?

-Ellos tienen quimeras –dijo el cronista -. Y son de aquí, más que nosotros.

-No me importan ellos –dijo Juan-. Me importan mis roces con ellos. Me importa que

un tarado que por ser un tarado es mi jefe en la oficina, se meta los dedos en el chaleco y diga

que Picasso habría que caparlo. Me jode que un ministro diga que el surrealismo es

pero para qué seguir

para qué

Me jode no poder convivir, entendés. No-poder-con-vivir. Y esto ya no es asunto de

cultura intelectual, de si Braque o Matisse o los doce tonos o los genes o la archimedusa. Esto

es cosa de la piel y de la sangre. Te voy a decir que cada vez que yo veo un pelo negro lacio,

unos ojos alargados, una piel oscura, una tonada provinciana,

me da asco...”228

Pero en su novela, también criticaba a quienes tenían el deber de defender y difundir la

alta cultura, cuya representación parece indicar a esos grupos de elite como Sur, que

permanecían separados de la realidad, encerrados en un edificio denominado La Casa, donde se

leen textos en francés y se discuten lecturas de grandes autores europeos. A su vez, ese grupo de

226 CORTÁZAR, J. El examen...p. 57. 227 CORTÁZAR, J. El examen...pp. 57 –58. 228 CORTÁZAR, J. El examen...pp. 89 –90.

Page 83: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

83

estudiantes protagonistas asiduos de la Casa, también tendrían cierta culpabilidad de esa

desconexión, que los llevó a golpearse las narices frente a la irrupción del peronismo y su jerga

populista.

Cortázar colaboró con Sur desde 1948 hasta 1953.Sin embargo conservó una libertad de

crítica que lo diferenciaba del resto, ya que no tenía ninguna dificultad en defender, por

ejemplo, la novela del peronista Marechal frente a toda la oposición, diciendo que a través de

Adán Buenosayres, se convertía en uno de los creadores del nuevo lenguaje nacional.229

También con la importante discusión con el secretario de la revista y cuñado de Borges,

Guillermo de Torre230; sirve para ilustrar la independencia intelectual con la que actúa Cortázar.

Llegado los sesenta, la nueva retórica política que ejercía el peronismo, que de la mano

de la juventud militante reclamaba la liberación nacional, la unión latinoamericana, y retomaban

las conquistas sociales que había logrado el peronismo clásico como bandera de lucha; invitaba

a un examen de conciencia, una revisión del pasado, el compromiso de la intelectualidad ante el

momento histórico, que obligó a Cortázar a asumir sus prejuicios y se exculparía, separando su

antiperonismo de lo que había surgido a través de ese gobierno que tanto le repulsaba:

“Yo pertenecí a un grupo –por razones de clase pequeño –burguesa- antiperonista, que

confundió el fenómeno Juan Domingo Perón, Evita Perón y una buena parte de su equipo de

malandras con el hecho, que no debíamos haber ignorado y que ignoramos, de que con Perón

se había creado la primera gran convulsión, la primera gran sacudida de masas en el país;

había empezado una nueva historia argentina. Esto es hoy clarísimo, pero entonces no supimos

verlo.

“Entonces dentro de la Argentina los choques, las fricciones, la sensación de violación

que padecíamos cotidianamente frente a ese desborde popular, nuestra condición de jóvenes

burgueses que leíamos en varios idiomas, nos impidió entender ese fenómeno.

“Nos molestaban mucho los altoparlantes en las esquinas gritando: <<Perón, Perón,

qué grande sos>>, porque se intercalaban con el último concierto de Alban Berg que

estábamos escuchando. Eso produjo en nosotros una equivocación suicida y muchos nos

mandamos a mudar.

“(...) el hecho de que nos hayamos ido, en algunos casos, ha sido bastante útil porque si

yo me hubiera quedado en Argentina probablemente no habría llegado a entender nunca lo que

pasaba en mi propio país.

“Puse un océano de por medio y luego llegó la Revolución Cubana (...) en realidad lo

que me despertó a la realidad latinoamericana fue Cuba (...) ese abrirme de pronto a una serie

de cosas que para mí hasta entonces no habían pasado a ser simples telegramas de prensa: la

guerra de Vietnam, el Tercer Mundo, y que me había conducido a una especie de indignación

229 CORTÁZAR, J. Obra crítica. Buenos Aires. Punto de Lectura. 2003. 230 DELGADO, J. (Dir.) Op. Cit. p. 61.

Page 84: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

84

meramente intelectual, sin ninguna consecuencia práctica, desemboca en un momento dado en

un decirme:¡bueno, hay que hacer algo!, tratar de hacerlo.”231

d) Sábato y la teoría del resentimiento popular.

“-Vos sos obrero –le dijo.

-Sí, señora. Soy textil –respondió el muchacho.

(...) -¿Y sos peronista?

El muchacho se quedó callado y bajó la cabeza.

La mujer lo miró duramente.

-¿Cómo podés ser peronista? ¿No ves las atrocidades que hacen?

-Los que quemaron las iglesias son unos pistoleros, señora –dijo.

-¿Qué? ¿qué? Son peronistas.

-No, señora. No son verdaderos peronistas. No son peronistas de verdad.

-¿Qué? –dijo con furia la mujer-¿qué estás diciendo?(...)¿Y por qué salvaste a la Virgen de los

Desamparados?

–Y yo qué sé, señora. A mí no me gusta quemar iglesias. ¿Y qué tiene la culpa la Virgen de todo esto?

-¿De todo qué?

-De todo el bombardeo de Plaza de Mayo, qué sé yo.

-¿Así que a vos te parece mal el bombardeo de Plaza de Mayo?

(...)-Yo estaba en Plaza Mayo –dijo-. Yo y miles de compañeros más.

Delante de mí a una compañera una bomba le arrancó una pierna.

A un amigo le sacó la cabeza, a otro le abrió el vientre. Ha habido miles de muertos.

La mujer dijo:

-Pero no comprendés que están defendiendo a un canalla.

El muchacho se calló. Luego dijo:

-Nosotros somos pobres, señora. Yo me crié en una pieza donde vivía

con mis padres y siete hermanos más...”

ERNESTO SÁBATO232

Largo y discontinuo fue la búsqueda ideológica que emprendió Sábato desde su

juventud. Su disconformismo lo llevó de la ciencia al surrealismo y políticamente a pasar del

anarquismo al comunismo, hasta que su visita a la Unión Soviética lo terminó decepcionando el

totalitarismo que emprendía Stalin.233 Siempre expresó su preocupación hacia el ser humano,

una lucha utópica a veces, y magra otras, cuyo fin es lograr, a través de sus ensayos y novelas,

231 GONZÁLEZ BERMEJO, E. Revelaciones de un cronopio. Buenos Aires. Contrapunto. 1986. Citado en “Julio Cortázar: juego y literatura” en Todo es Historia. N°442. Mayo 2004. p. 45. 232 SÁBATO, E. Sobre héroes y tumbas. (1961) en MAYER, M. (Comp.) El peronismo. Historias de una pasión argentina. Buenos Aires. Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos. 1994. pp.53 –54. 233 CATANIA, C. Genio y figura de Ernesto Sábato. Buenos Aires. EUDEBA. 1997. pp.39 –57.

Page 85: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

85

reflexiones espirituales y existencialistas. Desde 1943 formó parte del grupo de colaboradores

de la revista Sur, pero al momento de examinar al individuo, difícilmente podríamos encuadrar a

Sábato dentro de este grupo liberal y elitista. Su exitoso debut como novelista con la obra El

túnel (1948) fue promovida y editada por Sur, y tuvo amplias repercusiones. Como todos ellos,

desde un principio se opuso al peronismo. En esos años, Sábato formó parte del Colegio Libre

de Estudios Superiores, donde se concentró gran parte de la oposición que se habían alejado,

obligatoriamente, de la Universidad intervenida por el peronismo. En efecto, si el peronismo

había buscado la intervención como forma de desarticular los medios opositores, lo que

consiguió fue cohesionar a los excluidos en torno de otras actividades y de otras instituciones

que se mantenían independientes del control gubernamental.234

Cuando finalmente se hizo realidad la primavera de 1955, y la libertadora golpeaba las

puertas a la intelectualidad, anunciado el fin de la tiranía, Sábato participaba del número

especial que le dedica Sur a “los héroes que salvaron a la patria de la garras de la dictadura y de

la barbarie peronista”. Su artículo se titulaba “Aquella patria de nuestra infancia”, y en verdad

no desentonó con el resto de los colaboradores, cuyas redacciones estaban llenos de rencor y

revanchismo y vacíos de crítica constructiva. Aunque para ser justos, el texto de Sábato

emprende una melancólica remembranza de tiempos pasados y asimila cierto grado de

culpabilidad por parte de todos los que de algún modo permitieron el ascenso de Perón: “...cada

nación tiene también el rostro que inmanentemente se merece, pues todos somos culpables de

todo, y en cada argentino había y hay un fragmento de Perón”.235

El gobierno provisional , ya en manos de Aramburu, lo designa director del semanario

Mundo Argentino, propiedad intervenida por el Estado debido a sus vínculos con el régimen

peronista. Desde esa posición encararía la problemática del peronismo, formando parte de la

polémica de la que formaron parte muchos referentes de la intelectualidad desde diversas

posiciones políticas e ideológicas. A mediados de 1956, publicaba una carta abierta dirigida al

nacionalista Mario Amadeo que había publicado en abril de ese mismo año Ayer, hoy, mañana.

En dicho libro, Amadeo reflexionaba sobre el porvenir histórico nacional, después de lo que

significancia que tuvo el peronismo. “El éxito o el fracaso del intento de unir al país depende,

en buena medida, de cómo se interprete el hecho peronista”. A continuación muestra un

panorama de las distintas posturas ante el peronismo y su falta de comprensión. Recomienda

que no exista revanchismo hacia los más perjudicados, que sin duda, son las clases bajas:

“Porque no olvidemos el hecho de que la revolución de septiembre de 1955 no fue solamente un

movimiento en que un partido derrotó a su rival o en que una fracción de las Fuerzas Armadas

venció a la contraria sino que fue una revolución en que una clase social impuso su criterio

234 NEIBURG, F. Los intelectuales y la invención del peronismo. Buenos Aires. Alianza. 1998.p.168. 235 SÁBATO, E. “Aquella patria de nuestra infancia” en Sur, n° 237. 1955. p. 103.

Page 86: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

86

sobre otra. Esto acentúa la obligación de cerrar definitivamente el ciclo de la lucha e impone a

los vencedores la obligación de ser especialmente templados y generosos”236.

La réplica que emprende Sábato, en realidad, con El otro rostro del peronismo no

aparenta tantas discrepancias con que las que expone Amadeo, más bien lo que realiza Sábato es

un reproche hacia Amadeo: manifestándole el grado de culpabilidad que tiene el nacionalismo y

a su vez defiende la acusación que se le hace a ASCUA y a sus miembros, de quien él forma

parte aunque no coincida totalmente con ellos. Luego, lo que emprende en su carta es interpretar

el porqué del ascenso de Perón y el papel que generó en las masas a partir de ahí.

El texto se termina distinguiendo notablemente del que había publicado en Sur, pues en

el anterior sólo exponía una parte de la verdad de la victoria libertadora, y al igual que el resto

de los artículos publicados, seguía descreyendo, o al menos no mencionaba, a la otra Argentina:

aquella masa que había salido a la luz con el peronismo, y que serían los principales

perjudicados.

En El otro rostro del peronismo, Sábato expone su teoría del resentimiento popular y

como Perón fue el visionario que con su demagogia tomó la causa popular para sacar provecho:

“(a las masas trabajadoras) se les hablaba de Libertad, pero eran encarcelados cuando iban a

la huelga; se les hablaba de Justicia, pero eran encerrados sin proceso y torturados

bárbaramente en la Sección Especial contra el Comunismo, y el hábeas corpus y los otros

recursos de una justicia teóricamente existentes eran con brutal cinismo burlados en la práctica

de todos los días; se les hablaba de Patria, pero los poderes públicos salían en defensa de

frigoríficos ingleses o norteamericanos. (...)Esos obreros no creían en casi nadie, y tenían todo

el derecho a esa desilusionada actitud. (...)Y así, por obra de un vertiginoso proceso económico

y social, por obra del imperialismo y de sus aliados autóctonos, por obra de políticos cínicos y

acomodaticios, el pueblo argentino terminó en el rencor y en la desilusión”.237

Sábato reconoce que la avidez de Perón fue realizada gracias a la desconexión que

existía entre los doctores (la intelectualidad y los políticos) y el pueblo. Pero Sábato se excusa

de haberse percatado previamente de ese desentendimiento, y afirma que él planteó “ante un

grupo de intelectuales, en el antiguo local del Colegio Libre de Estudios Superiores, el peligro

que significaba un demagogo empuñando las banderas del antiimperialismo y la justicia social,

y la necesidad urgente de crear un movimiento popular, que al mismo tiempo que denunciase la

ascendencia nazi del coronel Perón reivindicase para sí aquellas banderas populares y fuese

capaz de llegar a las masas”238. Reconocía además la incoherencia que se había conformado

con la Unión Democrática que aglutinaba a partidos políticos tan disímiles junto con aquellos

que años atrás nunca habían defendido a los trabajadores, y ahora se congeniaban enarbolando

236 AMADEO, M. Ayer, hoy, mañana. Buenos Aires. Gure. 1956. pp. 89-101. 237 SÁBATO, E. El otro rostro del Peronismo. Buenos Aires. 1956. pp. 18 –19. 238 Íbid. p. 29.

Page 87: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

87

banderas tan abstractas como la de “libertad”, sin reconocer que lo que buscaban las masas

trabajadoras era justicia social.239 Difícilmente podremos comprobar si Sábato había percibido

lo que los otros intelectuales no comprendieron, en realidad lo único que podemos afirmar es

que formó parte de la solicitada que emprendieron los escritores en La Prensa, el 1° de febrero

de 1946, donde respaldaba esas “banderas abstractas”. Allí, interpretaba el hecho peronista tal

como lo veía la denominada “izquierda liberal” , como la llama Amadeo: el peronismo era nada

más ni nada menos que un derivado del nazismo: “...todas las expresiones del pensamiento

favorables a la autocracia, la dictadura, el nazismo y el fascismo han gozado de la más

completa impunidad y nadie ha sido molestado porque renegara de la herencia liberal de Mayo

o porque insultara y vejara la memoria de grandes próceres argentinos”. La intelectualidad de

la que formaba parte Sábato adhería a la fórmula de la Unidad Democrática y expresaba su

solidaridad y apoyo “a las justas reivindicaciones sociales de los obreros y campesinos por la

vía de la ley que respete sus derechos sindicales y asegure su autodeterminación gremial”240, es

decir, defienden la vía tradicional donde el cauce de las leyes favorables a los trabajadores que

emprendían los socialistas siempre iba a parar: perdiéndose entre los papeles del despacho de

los diputados, hasta que éstos se dignen a analizarlas. Incluso ni su artículo publicado en Sur

antes mencionado ni algún otro tipo de manifestación que conozcamos, nos permite apoyar esa

postura diferente por parte de él.

Así, aunque reconoce que la masa trabajadora que apoyó a Perón lo hizo porque estaba

indefensa y desposeída, mantiene una postura ambivalente respecto al futuro del país. Mientras

que por un lado apoya el lema de “Ni vencedores, ni vencidos” que había impuesto el efímero

gobierno provisional de Lonardi, por el otro, busca que se termine con la mentira populista de

que el pueblo argentino lo constituye la masa trabajadora, que sólo es producto de la demagogia

peronista, del resentimiento social que invocaba Perón. Sábato rechaza la violencia partidaria y

revanchista pero tampoco expide una revisión de la política que había realizado el peronismo.

De esta forma, no hace una distinción entre el modus operandi y la praxis política. Si bien

Sábato se esfuerza por querer diferenciarse de los liberales de la línea dura, solo logra hacerlo

tibiamente. Como observa Galasso, “en ese momento de furor antiperonista, la de Amadeo

resulta una posición más popular “ que la de Sábato, incluso su interpretación del fenómeno

“resulta más imbuída de sociología e incluso hasta de ribetes de materialismo histórico que la

del propio Sábato, no obstante haber transcurrido éste varios años militando en el Partido

Comunista”.241 La crítica también vendrá del lado de Jauretche, que en carta dirigida a su amigo

en Setiembre de 1956, y luego transcripta en el prologo de Los profetas del odio, le reprocha su

teoría del resentimiento popular, “No, amigo Sábato. Lo que movilizó las masas hacia Perón no 239 Íbid. pp. 29 –31. 240 “Escritores argentinos definen su posición cívica democrática” en KORN, G (Comp.) Op. Cit. pp.27 –29. 241 Las polémicas de Jauretche. Buenos Aires. Los Nacionales. 1993. p. 153.

Page 88: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

88

fue el resentimiento, fue la esperanza. Recuerde usted aquellas multitudes de octubre del 45,

dueñas de la ciudad durante dos días, que no rompieron una vidriera y cuyo mayor crimen fue

lavarse los pies en Plaza de Mayo, provocando la indignación de la señora de Oyuela, rodeada

de artefactos sanitarios. (...)No eran resentidos. Eran criollos alegres porque podían tirar las

alpargatas para comprar zapatos y hasta libros, discos fonográficos, veranear, concurrir a los

restaurantes, tener seguro el pan y el techo y asomar siquiera a formas de vida “occidentales”

que hasta entonces les habían sido negadas”.242 Para ese entonces, Sábato ya se había sentido

desengañado del gobierno de Aramburu, cuando se ve obligado a renunciar de su puesto de

director de Mundo Argentino, al publicar una nota que denunciaba las torturas efectuadas a

presos peronistas. Instantáneamente, ASCUA lo expulsa y otros liberales, como Borges, lo

marginan y le reprochan su actitud ante el gobierno. La posición de Sábato lo apartó cada vez de

sus excompañeros, al momento de querer sacar del largo silencio que sus enemigos políticos y

literarios le habían impuesto a Marechal por su filiación peronista.

La discusión entre los intelectuales sobre el quehacer del legado peronista, continúa

escindiendo entre grupos cada vez más enfrentados. La discusiones sobre el futuro continuarán a

través de apoyar o no a Frondizi, y a su vez el estallido de la revolución cubana agitaba más los

ánimos de los intelectuales, cuya postura predominante será la del compromiso del escritor ante

la problemática social centrándose cada vez en la problemática latinoamericana. El cambio de la

visión que tiene Sábato hacia el peronismo, lo podemos notar en su novela Sobre héroes y

tumbas, publicada en 1961. La postura entusiasta de Sábato ante los hechos desatados en Cuba a

partir del ’59, lo lleva a apartarse cada vez más de los liberales establecidos en Sur, la discusión

ideológica de Bianco y Sábato ante la postura tradicional que defendía Victoria Ocampo lo

alejan definitivamente de la revista. Hernández Arregui destacaba la reacción de Sábato: “El

caso Sábato es también un síntoma del cambio que se opera en determinados sectores de la

intelectualidad liberal. Este escritor ha sido y sigue siendo adverso a Perón, pero ha planteado

la cuestión argentina en términos de lo nacional y lo antinacional, sobre todo, con referencia al

problema del intelectual y el pueblo. Y lo ha hecho como confesión y acusación.(...)Ernesto

Sábato enjuició también a esa izquierda sin conciencia nacional que invalidó a la propia

generación de Sábato al segregarla del país.(...)dijo: <<Se oye decir en este país, sobre todo en

los llamados sectores democráticos que es malo que exista un conductor>>. Y analizando este

argumento, expresó: <<...No alcanzó a comprender cómo Churchill, por el solo hecho de ser

inglés, haya de ser un líder aceptable y no han de serlo otros que no gozan de tan privilegiada

nacionalidad>>.(...)Sábato, incluyéndose en ella, ha condenado a esa intelectualidad distante

del pueblo y sus símbolos. (...)la actitud de Sábato responde a un reencuentro de parte de esa

242 JAURETCHE, A. Los profetas del odio y la yapa. Buenos Aires. Peña Lillo. 1984. p. 26.

Page 89: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

89

<<intelligentzia>> con el país. Su voz será escuchada por promociones intelectuales más

jóvenes”.243

Sábato termina encontrando en Sastre a la figura clásica del intelectual –con la que se

identifica- y subraya, ante todo, el hecho de que Sartre fuera criticado por la derecha pero

también por la izquierda, como le sucedía a él mismo. Como afirma Altamirano, “Sábato está

impulsado por el aire de los tiempos, al reclamar que no sea sólo un hombre de libros, sino

alguien capaz, si la ocasión llega, de tomar las armas”.244

e) Consideraciones finales en torno a los autores.

“Ya es hora de que cambies en tu imaginación toda aquella fantochada del paisanaje –envuelto en el

poncho de una mentira literaria- por esta dichosa familia donde no hay chinas sotretas, ni matreros, ni

<<¡ahijunas!>>... sino hombres y mujeres cómodos y como todos... que ya no ganan cinco –oíme bien-

¡cinco pesos por mes! (...)es cierto aquello de que <<todo es según el color del cristal con que se

mira>>. Pero yo te invito a que miremos sin ningún cristal, sin ningún color. Con los ojos nada más...

Que mires con la inteligencia o con el corazón, que es la mejor forma de ver las cosas. Que mires con las

manos, tocando la realidad, que también es un estilo sin engaños. ¿Me entendés ahora?”

ENRIQUE SANTOS DISCÉPOLO245

Pasando el análisis de lo micro a lo macro, comprobamos que los autores mencionados,

no desentonaron en conjunto frente a la irrupción del peronismo. Tanto como los que adherían

al nacionalismo (Marechal), como los liberales (Cortázar) y los liberales más conservadores

(Borges), los adherentes al socialismo (Sábato), no lograron comprender los verdaderos motivos

que llevaron al poder al peronismo, ni tampoco su apoyo incondicional de las masas. El modo

coercitivo que mantenía el peronismo frente a la oposición, los llevó a cohesionar más allá de

ciertas divergencias. El desprecio y la desconfianza se alimentaba desde ambos lados.

Finalmente, la caída del peronismo empezó a mostrar las grietas de esa unión y estallaron los

desacuerdos. Ninguno de ellos mantuvo su posición ideológica, sino que evolucionaron,

formando parte de los vientos de cambios, que los obligó a revisar el pasado desde distintas

perspectivas, pero sin poder alejarse de sus pasiones. A su vez, las precedentes generaciones y

las nuevas (y a la vez viejas) problemáticas políticas los empujaban a la autocrítica y a ponderar

una nueva misión como intelectuales: el compromiso frente a la sociedad, contribuir en la lucha

de la liberación nacional eran los nuevos dilemas.

243 HERNANDEZ ARREGUI, J. J. La formación de la conciencia nacional. Buenos Aires. Hachea. 1970. pp. 461 –462. 244 ALTAMIRANO, D. “Estudio preliminar” en SARLO, B. La batalla de las ideas. 1943-1973. Buenos Aires. Emecé. 2007. p. 141. 245 DISCEPOLO, E. Charlas de Mordisquito en MAYER, M. (Comp.) El peronismo. Historias de una pasión argentina. Buenos Aires. Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos. 1994. pp. 30 –31.

Page 90: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

90

� Capítulo 6: Caída de Perón, decadencia de Sur.

“Sentimos de algún modo que somos responsables por lo que los representantes del intelecto, por lo

que los hombres del espíritu no han hecho. Aún más por sus omisiones que por sus actos nos

sentimos culpables”.

JEAN-PAUL SARTRE246

“Decepcionados, aún esperábamos algo de los hombres del espíritu, de aquellos a quienes no les

parecía impuesta la compulsión de la práctica. Hombres vivos buscábamos, no sombras ilustres”.

ISMAEL VIÑAS247

Cuando el acontecimiento cumplió su 50° aniversario, Félix Luna recordaba la “gesta

heroica”, (haciendo caso omiso a la antesala de los sucesos de junio del mismo año, la masacre

de Plaza de Mayo, efectuado por el Ejército con un bombardeo a mansalva):

“ (La Revolución Libertadora) fue un producto de la desesperación de sectores de la

oposición antiperonista que sintieron cerrados todos los caminos para una salida racional de

la situación existente a mediados de 1955. (...)Fue saludada por la mitad del país y tuvo, sin

duda, características heroicas”.248

Salvando las distancias, la opinión del mencionado historiador no está tan alejada de la que

contempló Victoria Ocampo y su grupo. Ese mismo año, Sur celebraba la hora de la libertad y la

caída del tirano con un número extraordinario, dedicado a la nueva realidad con una edición

titulada “ Por la reconstrucción nacional”. Haciendo un seguimiento de los distintos artículos

que conformaron ese número, (donde escriben Victoria Ocampo, Jorge Luis Borges, Ernesto

Sábato, Silvina Ocampo, Carlos Alberto Erro, Vicente Fatone, Tulio Halperín Donghi,

Francisco Romero, Canal Feijó, entre otros) ninguno se detiene en un análisis profundo de la

problemática que legaba el gobierno depuesto. Ellos tampoco consideraron que existiese una

salida racional. Pero la autocrítica ejercida por el grupo, es muy pobre. Se autodenominan

víctimas del peronismo. Del fenómeno no se podía sacar nada positivo. La inevitable

politización de la revista pasa del “silencio alusivo”249 a un “palabrerío infértil”. A diferencia de

la interpretación de Cortázar con su cuento “La banda”, para Victoria Ocampo, como para

Borges, la realidad que deja el peronismo no fue verdadera, ni lo es sino lo falso. En “La hora

de la verdad”, confesaba que percibió la realidad en el momento en que ella estuvo presa; de

hecho la cárcel significaba la verdadera libertad pues afuera se encontraba lo irreal, la farsa. Ella

había sido encarcelada por un supuesto involucramiento en un atentado dirigido contra Perón

durante una concentración en Plaza de Mayo de 1953, (de su círculo durante el peronismo

246 Presentación de Les Temps Modernes. 247 VIÑAS, I. “La traición de los hombres honestos” en Contorno. N° 1. Noviembre de 1953. p. 3. 248 LUNA, F. “Sobre la Revolución Libertadora” en Todo es Historia, n° 458. Setiembre de 2005. p. 4. 249 Tal como lo denominó Rosalie Sitman en su trabajo Victoria Ocampo y Sur.

Page 91: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

91

también habían estado detenidos Carlos Alberto Erro, Vicente Fatone, Francisco Romero, Norah

Borges, entre otros). Concluía su testimonio con la misión que tienen los intelectuales a partir de

ahora:

“...lo que propongo hoy a los intelectuales argentinos es hacer un frente común contra las

mentiras, cualquiera sea su procedencia.

El mal que ha hecho la mentira sistematizada de la dictadura y el mal de las mentiras que

la precedieron, la prepararon y la hicieron viable, es de sobra patente. Cuánto tacto, cuánta

paciencia y cuánto tiempo se necesitará para deshacerlas, para desenmadejarlas; para

extirparlas de los corazones ingenuos donde han anclado, convirtiéndose en creencias”.250

Esta impresión que alberga Sur sobre el peronismo no sufre revisión alguna, aún después de

haber transcurrido la euforia victoriosa del primer momento. Así, podemos citar los números de

Setiembre y Octubre de 1957 y 1958, cuyo motivos de aniversario de la Revolución Libertadora

invitaría a evaluar una nota sobre la situación nacional. En el primer aniversario, encontramos

dos alusiones a la problemática: la primera es una nota de Borges dirigida a Martínez Estrada

mencionada anteriormente, donde se mantiene su posición: “Turiferario a sueldo me llama

Ezequiel Martínez Estrada; la injuria no me alcanza porque yo sé que la felicidad que sentí,

una mañana de septiembre, cuando triunfó la revolución, fue superior a cuantas me depararon

después honras y nombramientos cuya esencial virtud, por lo demás, fue la de ser

reverberaciones o reflejos de aquella gloria. Creí en la revolución cuando ésta no era otra cosa

que una esperanza; sigo prestándole mi fe, ahora que es una realidad victoriosa”251.

El otro artículo es de Francisco Ayala y se titula “El nacionalismo sano, y el otro”. En el

mismo acusa a la predica nacionalista de ser el principal causante del surgimiento del

peronismo, cuyos responsables provienen de la clase media intelectual, desligando gran parte de

la culpa a la antigua clase alta. Ayala sostiene la misma teoría del resentimiento, al igual que

Sábato, pero es el único punto en común que posee, que justamente, como es ya mencionado, es

el menos destacable. El nacionalismo sano, para el autor, es el cual se mantiene entre las clases

cultas, el problema radica cuando un demagogo como Perón lo usa para manipular a “las masas

pseudo –alfabetizadas” para acomodarse en el poder y fomentar el odio. Finalmente, el autor

invoca a la intelectualidad a trabajar en un nacionalismo que no desentone frente al orden

mundial, colaborando y formando parte de éste: “Si la intelectualidad argentina usa esta

experiencia, este escarmiento, para adquirir clara conciencia de que el problema

<<nacional>> es una parte del problema universal de nuestro tiempo, y de que ante los

grandes movimientos sociales, como ante las fuerzas de la naturaleza, es insensato tratar de

cerrar el paso, pero muy factible, en cambio, encauzarlo hacia formas valiosas, creativas,

250 OCAMPO, V. “La hora de la verdad” en Sur, n° 237. Noviembre –Diciembre de 1955. p. 7. 251 BORGES, J. L. “Una efusión de Ezequiel Martínez Estrada” en Sur. N° 242. Setiembre –Octubre de 1956. p.53.

Page 92: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

92

contribuirá, y contribuirá decisivamente, no ya a poner su país en franquía y restituirlo a una

forma pública decente, sino también, simultáneamente, a sacar el mundo de la crisis actual”252.

En la edición de Setiembre de 1957, volvemos a encontrarnos con la misma posición: por

un lado, el dilema nacional que siempre mantienen presente: Civilización o barbarie, que

sostiene las divisiones entre los que adhieren a la línea Mayo –Caseros, y los reivindicadores de

Rosas y Perón. La nota es de Luis de Elizalde y está dedicada a la significancia de Alberdi en el

momento actual. En dicho artículo traza un paréntesis histórico entre los gobiernos de Rosas y

Perón, que obstruyeron el camino al progreso y al colaboracionismo mundial que había

enfatizado Alberdi en sus Bases de partida para la organización política de la República

Argentina. Elizalde manifiesta: “Detrás de Bases- es decir detrás de Caseros- estaba lo que no

volvería nunca, lo irremediablemente muerto; después de Bases lo que existía y seguiría

existiendo, Desde 1943 a 1955 pudimos comprobar que ese presunto pasado era de nuevo el

presente; después de 1955, que el mundo anunciado por Alberdi pervivía también”253. Para

Elizalde, el fantasma del rosismo sobrevivía esperando desde su oscuro refugio el momento

indicado para barbarizar la patria: “La causa externa fue la ruptura de la unidad occidental,

provocada por la rivalidad de las grandes potencias europeas, que fue acentuándose en el final

del siglo XIX y culminó con el estallido de la primera guerra mundial en 1914. Las condiciones

que precisaba el hombre federal para reconquistar el poder volvían a producirse”254. El otro

artículo relacionado es el de Héctor Murena, donde se busca el origen de la crisis nacional, y

como contribuyó el peronismo en ella. Alude también al resentimiento de las masas,

aprovechadas por Perón. “...bajo el peronismo se pretendió organizar una justicia social que a

lo que más se parecía era a una venganza”. En este extenso artículo, Murena enfatiza su teoría

de que la crisis argentina no es de carácter político ni tampoco económico sino espiritual, el

cual nos impide formar una auténtica comunidad.255

Esa posición incólume de Sur, defendiendo los mismos valores y criterios, la volvió

indefectiblemente anacrónica. Porque al poco tiempo de haber caído el peronismo, la

intelectualidad desde distintos márgenes, intentaba descifrar el pasado reciente, se planteaban

preguntas relativas a los cómo, los porqué, y los y ahora qué inevitablemente puestos sobre el

tapete después de la experiencia peronista. A partir de ahí se evidenciaron las primeras grietas

dentro de los grupos antiperonistas: Sur luego de la caída de Perón aceleraba su proceso

decadentista. En el anterior artículo mencionado, Murena, al hablar de la alicaída oligarquía

afirmó que para ascender en su momento Perón no hizo más que “apuñalar a un suicida en

252 AYALA, F. “Nacionalismo sano, y el otro” en Sur. N° 242. Setiembre –Octubre de 1956. p. 9. 253 ELIZALDE, L. “Alberdi y el momento actual” en Sur. N° 248. Setiembre –Octubre de 1957. p. 39. 254 Íbid. p. 52. 255 MURENA, H. “Notas sobre la crisis argentina” en Sur. N° 248. Setiembre –Octubre de 1957. pp. 1 –16.

Page 93: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

93

agonía”256... en el caso de Sur y su defensa de valores elitistas, ¿significó la reacción

desesperada que emplea un animal malherido y moribundo?¿El fin del bonapartismo peronista

determinó lo que al final de cuentas resultaba impostergable?

a) Aparición de Contorno.

La revista Contorno aparece como una respuesta alternativa del por entonces clásico bastión

cultural que significaba Sur. Surgida en setiembre de 1953, Contorno está conformada por

egresados, o a punto de egresar, de la Facultad de Filosofía y Letras. Desde su primer número

emprende una búsqueda distinta o reaccionaria hacia la que consideraba Sur. Unos de los

artículos del primer número, encarado por su director Ismael Viñas, manifiesta un

desprendimiento, un desarraigo de la costumbre estática que llevaba a cabo la intelectualidad

tradicional. El título es más que sugerente: “La traición de los hombres honestos”, se evidencia,

en principio la inspiración sartreana que difundía la revista francesa Les Temps Modernes, que

manifestaba el existencialismo predominante, y funcionaba como modelo a seguir para los

jóvenes intelectuales que despliegan desde sus primeros números la teoría del compromiso

enunciada por Sartre durante su experiencia en la “Resistencia francesa”. La traición que

enfatiza Viñas, está dirigida a esa intelectualidad que nuclea principalmente Sur que viven

apartados de la realidad, cuyo único objetivo parece ser el de ser consagrado y reconocido entre

sus pares. Esta crítica dirigida a la cultura elitista también enfatiza en el usufructo de la

consagración para encabezar emprendimientos comerciales, cuyo único fin es lucrar con los

nombres. “La participación de varios de ellos en una empresa comercial, que lucra con sus

nombres y el espejismo de la cultura; la colaboración de varios de ellos en una colección cuyos

libros llamativos prometen el conocimiento de bolsillo (NdA: hace referencia a la colección El

séptimo círculo de Emecé dirigida por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares); y el tolerante

silencio de los demás, no ha hecho otra cosa que poner el lamentable epílogo a una época

cuyos albores fueron de algarada”.257

Pero la crítica en la que insiste Contorno, no es solamente dirigida al bloque cultural que

conformaba predominantemente Sur sino que también iba encaminada a su directora y

fundadora Victoria Ocampo. El texto de Adelaida Gigli en el número 3 titulado “Victoria

Ocampo: V. O.”, como lo analiza Marcela Croce, “abusa de varios significados desde el título

que se irán desarrollando de una manera por momentos descriptiva y por momentos con una

argumentación virulenta”258Las observaciones de Gigli, recalcan en la personalidad de Ocampo

un egocentrismo que determina en su revista su hegemonía que conspira contra cualquier

trabajo meramente grupal: es a través de sus desarrollo y selección en la revista, en sus

Testimonios que edita a través de su editorial, donde quiere plasmar de alguna forma su

256 Íbid. p. 3. 257 VIÑAS, I. “La traición de los hombres honestos” en Contorno. N° 1. Noviembre de 1953. p. 3. 258 CROCE, M. Contorno. Izquierda y proyecto cultural. Buenos Aires. Colihüe. 1996. p. 39.

Page 94: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

94

apreciación de las cosas, poniéndola en una posición contemplativa y a la vez selectiva: “¿cómo

no hablar de América, de moral, de arquitectura, de música, de cine, de buen gusto, de

Mussolini, de... si todas estas cosas son admirables?(...) V. O. No descubre sino que verifica sus

gustos cultivados; no crea sino que se identifica con las determinadas cosas perdurables en un

cerciorarse constantemente no lanzada a la verdadera vida espiritual (que en muchos sentidos

es soledad) sino a la sociedad de la gente espiritual. Es una búsqueda para afirmarse, para

comprobarse, para adquirirse.”Con su forma de ser, con su discutible modo de defender su

feminidad, Victoria “... ha ganado en conocimiento pero ha perdido en fervor, en el oscuro

fervor de los caudillos, de los santos, de los equivocados”.259Quizás sin quererlo,

inconscientemente, Gigli en su crítica termina dándole una revalorización a la contrafigura, la

persona pública diferente a la persona de Victoria Ocampo en ese entonces: Eva Perón.

De esta forma, el grupo de Contorno lleva a cabo una revisión del quehacer de la

intelectualidad nacional y enfatiza, a través de su crítica, la búsqueda de una necesaria

renovación en la que los intelectuales tengan que cumplir una función de compromiso social y

político. Las acaloradas polémicas que llevaba a cabo Jean-Paul Sartre a través de sus artículos

publicados en Les Temps Modernes, en France-Observateur, en Les Lettres Francaises o en sus

discursos, constituían una evidente referencia para los contornistas, miembros de una

generación que buscaba encarar la problemática nacional y resolver la desconexión que existía

entre la intelectualidad y el pueblo. Así como Sartre se enfrentaba con pensadores teóricos del

marxismo acusando, como en su respuesta dirigida a Claude Lefort, su falta de percepción sobre

la situación del proletariado260, Contorno se enfrenta con los principales referentes de la cultura

argentina acusando su indiferencia o quietismo frente a la realidad nacional.

En los números de Contorno, se revalorizan figuras antes marginadas por criterios estéticos

y políticos como el caso de Roberto Arlt o Güiraldes, y también se revisan a las distintas

personalidades de la intelectualidad criticando la falta de compromiso moral y social de los

consagrados, cuyos trabajos gozan de escaso realismo, los personajes evocados están realizados

con tanto decoro (así califica Adolfo Prieto en su crítica a la novela de Mújica Láinez) que

parecen inanimados, sin vida.

El término que le termina adjudicando Rodríguez Monegal desde la páginas de la revista

Marcha de Montevideo al grupo de Contorno, terminaría siendo la calificación de toda una

generación intelectual que se asoma violentamente luego de la caída del gobierno peronista: los 259 GIGLI, A. “Victoria Ocampo: V. O.” en Contorno. N° 3. Setiembre de 1954. pp. 1 –2. 260 “¿Cómo puede, pues, describir y fijar <<la experiencia subjetiva>> de la clase obrera? Para decirlo todo, la verdad de un movimiento dialéctico sólo puede establecerse de dos maneras: si se está entrenado en el movimiento, la que decide es la praxis. La acción y la idea son una sola, la idea verdadera es una acción eficaz. Si se está afuera de la acción e inmóvil, como está usted, entonces hay que estar colocado exactamente al final de la historia. (...)...consecuencia necesaria de su quietismo. Poco importa que el mundo se salve o se pierda, con tal de que quede bien establecido que usted no ha tenido intervención en ello”. “Respuesta a Claude Lefort” en Les Temps Modernes. n° 89. Abril de 1953 en SARTRE, J. Problemas del marxismo II. Situations, VII. Buenos Aires. Losada. 2004. p. 16.

Page 95: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

95

parricidas, término aprovechado de un concepto acuñado por Héctor Murena, por considerar

que abrogaban los valores de la tradición de la que habían surgido. De hecho, la ruptura con esta

elite cultural es significativa si tenemos en cuenta que tanto Juan José Sebreli como David

Viñas habían participado de la revista Sur anteriormente.

La creciente politización que adquiere la revista luego de la Revolución Libertadora, no es

debido a como cree Terán que “las condiciones de la producción intelectual destinada a dar

cuenta de la realidad nacional fueron altamente sensibles a los acontecimientos políticos” 261, ya

que esta postura que toma para sí el grupo contornista se vino anunciando desde la revista

universitaria Centro, y en sus primeros números ya establece una ruptura de criterio cultural

altamente politizada que resignifica una búsqueda de un medio que no sea determinado por el

bloque oficial peronista ni que se someta al clasicismo liberal de Sur. La politización de la

revista de Victoria Ocampo a partir de su número dedicado al triunfo de la Libertadora,

determinará la posición opuesta de Contorno que se venía anunciando desde su número

inaugural. El número es el de Julio de 1956, dedicado al fenómeno peronista y a la vez una

respuesta crudamente dirigida al grupo de Sur y su edición dedicado “Por la reconstrucción

nacional”. En el primer artículo editorial del número titulado “Peronismo... ¿y lo otro?” marca la

posición de la revista y su declaración ideológica, además explica porque no interrumpieron su

número de setiembre de 1955 para hablar de la revolución Libertadora: “Unos momentos de

reflexión nos convencieron de lo gratuito que sería explicar ninguna circunstancia particular:

caímos en la cuenta de que nuestro lenguaje durante el peronismo más crudo debía seguir

siendo idéntico a sí mismo y que el margen de nuestra libertad había estado mínimamente

fijado por exigencias exteriores”.A renglón seguido determinan su denuncia que establece una

relación con el editorial de Ismael Viñas en el número 1 de Contorno: “ Aquello que a los

intelectuales les fue vedado por la dictadura nunca tuvo un carácter fatalmente

problemático.(...)Los intelectuales argentinos en su casi totalidad preferimos disfrazar

nuestra inepcia con resignadas y lamentosas imputaciones a un sistema que no nos respetaba

ni nos admitía”.262 A partir de ahí, los contornistas saben que la caída del peronismo deja a un

proletariado desheredado y castigado por las posturas deterministas y vengativas que tienen el

antiperonismo retrogrado que cree que la Libertadora significa una restauración de la sociedad y

de la política estatal pre-peronista: “sin pretender la posesión de claves que las reemplacen ni

de verdades necesaria e inmediatamente compatibles, nos hemos propuesto enfrentar el riesgo

de decir: esto del peronismo, sí; esto del peronismo, no”. 263

Esta perspicacia que acompaña a los contornista es compartida por otros intelectuales que

habiendo sido peronistas se apartaron del gobierno a partir de ciertas divergencias, y

261 TERÁN, O. Nuestros años sesenta. Buenos Aires. PuntoSur. 1991. 262 CONTORNO. “Peronismo... ¿y lo otro?” en Contorno. N° 7 /8. Julio de 1956. p.1. 263 Íbid. p. 2.

Page 96: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

96

conformaban una ideología de izquierda popular, como Scalabrini Ortiz, Jauretche y Juan José

Hernández Arregui. Sabían que no se podía mirar hacia un costado y que tenían que surgir en

representación de aquella mitad del país que quedaba proscripta políticamente y necesariamente

tenían que representarlos del único modo posible: asimilando y reivindicando ciertos valores

que dejó el régimen, o de lo contrario formar parte del desencuentro histórico de la izquierda

socialista o comunista, o sino aún peor, negar toda clase de realidad, adhiriendo a una solución

final del peronismo que pregonaba los sectores más gorilas y virulentos. Así los calificaba

Scalabrini Ortiz desde las páginas de la revista Qué: “Los enemigos del general Perón son de

dos clases. Unos lo fueron por sus errores. Otros, por sus aciertos. Los primeros merecen

respeto. Los segundos, desprecio. Los primeros fueron enemigos por la forma personal con que

ejerció el poder, por su origen militar, por su propaganda excesiva que recordaba demasiado

la de los dictadores europeos, por su limitación de la libertad individual, por la coacción

ejercida sobre los partidos opositores o porque esa oposición defendían sus intereses

personales, que deben ser siempre sagrados mientras no se opongan a un más alto interés

nacional o social. A último momento se agregaron los heridos en sus sentimientos religiosos.

La rebelión potencial de todos esos ciudadanos merecen respeto. Pero hubo otro tipo de

opositor. Fue el opositor a los aciertos del general Perón. El enemigo de la industrialización, el

enemigo de la asunción del manejo del crédito y su utilización posterior en beneficio de la

diversificación de cultivos como el arroz, el té, el tung, el olivo y la pequeña ganadería de

chacra. Son los enemigos de la apropiación del comando del comercio exterior que estaba, y ha

vuelto a estar, monopolizado por los frigoríficos y Bunge y Born y sus acólitos. Son los

enemigos de la nacionalización de los ferrocarriles y de los teléfonos que ahora están tratando

de volver a entregar al extranjero. Son los enemigos que la Argentina tenga una política

internacional propia. Los enemigos de los tratados comerciales que abrían amplias

perspectivas al comercio exterior argentino. Los enemigos, en una palabra, de todo cuanto

esfuerzo tendiera a sacar a la Argentina de la innoble posición de factoría inglesa, en que

indebidamente yacía. Dicen que todas esas instituciones y esos actos eran de índole totalitaria,

con cuya calificación solo muestran su ignorancia o su mala fe, porque análogas

organizaciones existen en todos los países civilizados: Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia,

Alemania o Italia”264. Salvando las distancias ideológicas, tanto el grupo de egresados

universitarios que conformaba Contorno como la intelectualidad de la Izquierda popular, tenían

en claro, que tenían que tener un compromiso moral y social con el pueblo, y tendrán una

crudísima crítica hacia el grupo de intelectuales liberales que tenían una concepción tradicional

y elitista. No es casualidad entonces, el foco de acusaciones esté dirigida hacia el grupo Sur y

264 SCALABRINI ORTIZ, R. “La oligarquía porteña, contra la nación y el pueblo” en Qué sucedió en 7 días. N°198. Julio de 1958. en SCALABRINI ORTIZ, R. –JAURETCHE, A. Forjando una nación. Buenos Aires. Ediciones de la UNLa. 2007. Vol.2. pp. 305 –306.

Page 97: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

97

sus principales referentes. La confrontación con Contorno no sólo es cultural y de carácter

estético sino predominantemente político, focalizando su acusación en su antiperonismo gorila y

falto de criterio. El número 7 –8, llamaba en sus diversos artículos a un examen de conciencia o

el que caso más virulento, a responderle a Sur y su antiperonismo colonialista, tal como lo

calificaba Oscar Masotta: “(...)Entendamos: ¿Qué educación –educación en la verdad –pueden

llevar a extender Victoria Ocampo y sus amigos, esa gente que tan desgraciadamente se

encuentra expulsada del terreno de la verdad...? Pero entendamos mejor, es fácil: si los

pueblos dicen <<alpargatas sí, libros no>>, los intelectuales de derecha invertirán el eslogan

y si los pueblos hablan de su necesidad de liberarse ellos les contestan recordándoles los

beneficios de la <<inteligencia (...) y de la moral evangélica>>, pero, se sabe, cometiendo el

error incorregiblemente burgués de asimilar la inteligencia a la necesidad de permanecer

oprimidos...

“(...)Según parece los intelectuales de derecha argentinos, la gente de Sur, puede soportar

cualquier cosa menos el recuerdo de la educación peronista: era una grosería. (...) era el

escándalo. Una puta y un aventurero en las aulas argentinas: era la

ignominia.<<Reconstrucción>>: la palabra fue retomada por ciertos círculos de intelectuales

de ideas muy confusas.

“(...) En Sur juran por el <<libre pensamiento>>, por <<occidente>>, por la <<persona

humana>>. Pero desgraciadamente y de hecho el proletariado se encuentra excluido de esa

zona de valores celestes”.265

¿En qué medida Contorno contribuyó en apuntalar la caída libre de la revista Sur? En

realidad, es un producto generacional inevitable que tampoco había desatendido las tendencias

europeas pero frente a otras necesidades políticas y también culturales se modernizaron, y en

cierto aspecto y aunque suene contradictorio, Sur contribuyó en ello a partir de la difusión de los

trabajos de Sartre publicados a comienzos de los cincuenta. No podemos aglutinar a los que

conformaron Contorno dentro de una misma ideología, pero sí tenían en común la necesidad de

un distanciamiento de la intelectualidad tradicional, de la generación del 25 que dominaba la

escena cultural, dueños de un criterio conservador y liberal decimonónico. Mangone y Warley

vislumbran la coexistencia de tres grupos fundamentales en la etapa inicial de la revista: el

articulado alrededor de los hermanos Viñas, crítico del liberalismo en los planos historiográfico

y político —crítica enraizada en la tradición familiar yrigoyenista—; el de Kusch y Solero, que

prolongaba el irracionalismo intuitivo propuesto por Ezequiel Martínez Estrada en los años

treinta y por Héctor Murena en los del peronismo, y el “existencialista-populista-izquierdista”

265 MASOTTA, O. “Sur o el antiperonismo colonialista” en Contorno. N° 7 /8. Julio de 1956.

Page 98: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

98

de Correas, Masotta y Sebreli que promovía una articulación todavía confusa de Sartre con

Hegel y Marx.266

El final del peronismo y la efusión de la intelectualidad elitista fue el detonante perfecto

para el antagonismo y la predica de un espacio antagónico del tradicional. Sur nunca revisó su

postura, de hecho el entorno del grupo se replegó sobre sí mismo bajo el mismo concepto de

ideas que manifestaron en el n° 237. Sobre el quehacer intelectual sostuvieron el criterio de

Benda sobre el que proponía Sartre. En setiembre de 1957, Héctor Murena en sus “Notas sobre

la crisis argentina” le contestaba a los que sostenían como criterio el compromiso del

intelectual: “(...)Esto es lo que la política ha hecho con ellos. Les ha proporcionado una

coartada, una disculpa. Sé que con el tiempo su resentimiento irá creciendo hasta volverse

feroz. Por ahora llaman a su actitud <<comprometerse>>. Como si alguien que estudia a

Platón o escribe un poema sobre la forma de las nubes no estuviera comprometido con la

creación entera. Como si un artista o un filósofo pudiera ser un faccioso. En realidad, mis

amigos se extravían porque el contorno social les permite lo que se les ocurra: tal como si no

existieran. Incluso los aplaude. La atmósfera politizada encuentra excelente esta prostitución,

este sordo aniquilamiento de los mejores. Aplaude a unos escritores que con su tarea insinúan

que el escribir sólo tiene por objeto la redacción de panfletos y brulotes: la literatura y el arte

constituyen una perversión innecesaria. (...)La política perturba, desquicia y altera el trabajo:

en la cantidad y en la calidad. Aunque los políticos no tengan la culpa. Aunque no hagan más

que dejarse llevar por la fatalidad histórica.(...) es necesaria una resistencia a la política.

Suena a antipatriótico, a anticívico. Sí. Sin embrago, es imprescindible esa resistencia...

Desoírla, darle la espalda...”267Esa visión fatalista y pesimista se contradecía completamente

con la politización de grupos como Contorno y nacionalistas populares de izquierda que veían

en Arturo Frondizi “la defensa de la causa popular” el avance necesario hacia un país

desarrollista.268 Contorno constituiría el germen de la, denominada por Terán, franja

denuncialista269 que en los sesenta entrará en ebullición al ritmo de los cambios políticos y

sociales que se llevaron a cabo en el mundo y repercutían en los conflictivos e impopulares

gobiernos nacionales.

266 MANGONE –WARLEY. “La modernización de la crítica: Contorno” en Capítulo: la historia de la literatura argentina. Buenos Aires. CEAL. 1981. 267 MURENA, H. “Notas sobre la crisis argentina” en Sur. N° 248. Setiembre –Octubre de 1957. p. 13. 268 “Solo hay dos caminos: El país tiene que elegir entre el oficialismo continuista (Balbín) y la defensa de la nación y el pueblo (Frondizi)” enfatizaba la revista Qué sucedió en siete días, cuyo director Rogelio Frigerio fue el nexo para realizar el pacto entre Perón y Frondizi que transfería el 25% de los votos en blanco del peronismo a favor del candidato de la UCRI que lo consagrará presidente de la Nación. Qué sucedió... Año IV. N° 166. 21 de Enero de 1958. 269 TERÁN, O. Op. Cit.

Page 99: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

99

270

b) “A rey muerto, no hay rey puesto”.

La intrincada situación nacional luego del lugar vacío que deja el peronismo, no logra ser

resuelta por la Revolución Libertadora. Su inusitada acción de desperonización, las comisiones

investigadoras que presentaban las acciones turbias y malversaciones de fondo peronista no

lograron su cometido. La negación de todos los ejes políticos que había llevado a cabo Perón,

difícilmente podrían ser apartados para los obreros que habían adquirido una importante

presencia y conciencia política. La represión solo contribuyó a aumentar la resistencia. Gran

parte de la intelectualidad antes mencionada apoyaban en las elecciones a Arturo Frondizi, veían

en él no un aplacamiento de la política peronista, sino una evolución positiva y necesaria que

presentaba en su plan de gobierno un desarrollismo nacional. Veían en él al que podía ocupar el

espacio vacío que había dejado Perón. Jauretche decía que por primera vez un intelectual era

apoyado popularmente. El pacto secreto que llevó a cabo con Perón para conseguir la

importante fracción de votos en blanco peronista lo consagró presidente. Pero el apoyo popular

y de las izquierda nacionales que lo respaldaban pronto se desilusionaron, acusándolo de traidor

debido a que su gobierno no significó un ruptura con la Libertadora y sus medidas económicas

270 La sección de la revista Qué titulada “La macana de oro” estaba destinada a publicar las goriladas y afirmaciones disparatadas del gobierno de Aramburu, y de la intelligentzia local. Siempre desfilaban escritores habitués de publicaciones liberales y contreras como La Nación y Sur. (Qué... N° 166. Enero 1958. p.29.

Page 100: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

100

fueron pocos felices para los que abrogaban un retorno a la política económica nacional y

antiimperialista peronista. Tanto el grupo de Contorno, como los referentes de la izquierda

nacional le retiraron su apoyo y denunciaron su política. Alejandro Horowicz acusa de ingenuos

e imbéciles los que pretendían que el gobierno de Frondizi iba alcanzar tal envergadura: de

ninguna manera podía resucitar una política bonapartista como la que había significado el

peronismo debido a que su apoyo radicaba en el ejercito que es el mismo que terminó

derrocándolo. Además las circunstancias internacionales impedían una política de tal

característica271. El pensamiento determinista y conformista de Horowicz solo trata de explicar

la situación bajo un criterio político ineludible. Lo cierto es que resultaría absurdo creer que

Frondizi pudiera cumplir a rajatabla los condicionamientos exagerados que Perón le proponía;

por otro lado, Perón sabía que nunca podría cumplirlo y de esa forma también mantenía su

fuerza política desde su exilio, conspirando a toda política que se lleve a cabo sin la presencia de

su liderazgo. Pero también hay que asumir que a Frondizi, le faltó entereza, una estrategia

política firme y la consolidación de un bloque de poder que lo respaldara. Sus ambivalencias

entre las dos fuerzas antagónicas solo lo llevaron a su inminente derrocamiento.

La revolución cubana de 1959, cambió el marco de las alternativas políticas e ideológicas

latinoamericanas y ejerció importante influencia en el pensamiento nacional. Esto significó un

ahondamiento más profundo que ya se había desencadenado con la caída del peronismo y las

diferencias entre los diversos grupos opositores se agudizaron, como señala Halperín: “Entre

ese prestigioso pasado y los derechos de un futuro que debía ser necesariamente diferente, se

daba una tensión particularmente dolorosa porque los contendientes habían atravesado juntos

y en el mismo bando, la experiencia peronista y ahora comenzaban a encontrar que corría

entre ellos más distancia que la que los separaba de ese régimen tan aborrecido”.272 La

posición que sostuvo Sur frente a la revolución cubana es otra muestra más de su falta de

comprensión histórica y política. Otro síntoma de su decadencia.

c) La escisión interna: replegarse en lo tradicional.

Victoria Ocampo no pudo soportar las desavenencias internas. Las posiciones políticas

sucumbían dentro de la coherencia cultural e ideología que ella pretendía soslayar a través de su

revista. Las diferencias de interpretación sobre lo que significó el peronismo socavaron en las

relaciones con miembros de la revista, como los casos de Ernesto Sábato y Ezequiel Martínez

Estrada. Lo que significaba en sus inicios un lugar para el debate cultural donde convivían

autores de disímiles características, ya resultaba imposible para una revista que en los sesenta

marcaba una tendencia conservadora, síntoma de no querer asumir que su liberalismo

tradicional era una postura difícil de sostener cuando las circunstancias internacionales y el

surgimiento del peronismo a mediados de los cuarenta le habían firmado su sentencia de muerte

271 HOROWICZ, A. Los cuatro peronismos. Buenos Aires. Hyspamerica. 1986. pp. 164 –167. 272 HALPERÍN DONGHI, T. Argentina : sociedad de masas. Buenos Aires. Paidós. 1967. p. 156.

Page 101: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

101

súbita. La revolución cubana fue otro ejemplo más de su ceguera: las diferencias políticas

provocaron el alejamiento definitivo de Ernesto Sábato y también del que había sido jefe de

redacción y una importante figura dentro de la revista durante largos años: José Bianco.

Para Victoria Ocampo la participación dentro del movimiento cultural que emergía desde

Cuba a través de su Casa de las Américas significaba un colaboracionismo político con el

socialismo revolucionario impuesto por Fidel Castro. Para una adherente a la democracia y al

panamericanismo como Victoria Ocampo, la trascendencia que adquiría la Casa de las Américas

era aberrante273. Es otra demostración de que la revista era solamente un medio de difusión de

los gustos y los criterios personales de Victoria Ocampo, que se replegaba internamente con

miembros de su generación que no renunciaban a su carácter elitista y decimonónico. Por ende,

la falta de recambio generacional o, en todo caso, un mejor condicionamiento para que

convivieran distintas posturas que contribuyan a plantear la búsqueda de las nuevas necesidades

culturales que emergían en los sesenta fue otro factor de su decadencia y el derrumbe de la torre

de marfil donde descansaban los baluartes de la cultura tradicional apartados de la cultura kitsch

y de bajo nivel que significaba lo masivo y popular que había crecido notablemente durante la

década peronista.

d) El derrumbe de la torre de marfil.

Como vimos en el capítulo 3, se venía instalando nuevas costumbres de consumo y un

nuevo y amplio margen de variedades para una sociedad que se diversifica y atiende según sus

gustos y preferencias. Significó un emergente consumo de cultura masiva y popular, que se

debió a un mejoramiento en la calidad de vida que posibilitó el acceso a un mercado creciente.

Desde la década del 50 en Argentina se podía comprobar el crecimiento de importantes

editoriales que hicieron una apertura de mercado nacional y exportaban a toda Latinoamérica.

Significó una contradicción y una inútil resistencia para aquellos grupos intelectuales que

defendían una cultura elevada. La revista Sur, desde sus inicios, jamás apuntó a un mercado de

lectores amplios, más bien iba dirigido a la “gente como uno”. Los objetivos que tenía como

punto de intercambio y difusión cultural queda marginado a una selección de autores extranjeros

que apreciaba Victoria Ocampo. Con motivo al 35° aniversario de la revista Sur, Bernardo

Verbitsky desde la revista Confirmado opina: “solo expresa a un reducido sector de lo

argentino.(...) Victoria Ocampo dice que la calidad fue la única discriminación a que se atuvo

Sur. No es cierto, aunque lo diga de buena fe. De buena fe puede creer que Enrique Pezoni,

digamos, es un valor de la literatura argentina (Se trata del Secretario de redacción de Sur).

273 Halperín Donghi encuentra que el papel que Cuba le asignó a la Casa de las Américas era un medio para contrarrestar los aspectos negativos que le incumbía a la Revolución: “...el papel que tuvo por entonces Casa de las Américas y sus premios; a través de ellos la isla acosada, cuya revolución ganaba en el continente tan vastas simpatías, pero tan pocos apoyos inmediatamente eficaces, defendía y ampliaba su lugar en una comunidad de cultura de la que sus enemigos se habían jurado expulsarla.”HALPERÍN DONGHI, T. El espejo de la historia. Problemas argentinos y perspectivas latinoamericanas. Buenos Aires. Sudamericana. 1998. p. 282.

Page 102: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

102

Con la misma buena fe, seguro que nunca oyó nombrar a Salvador Irigoyen o Amaro

Villanueva... Arlt no se acercó, pero ¿qué les pasó a algunos que sí se acercaron? El novelista

Roger Plá envió hace años un ensayo a Sur por correo. El ensayo apareció y Plá llamó por

teléfono a Sur. Lo atendió el secretario de redacción quien lo felicitó en francés por su trabajo.

Cuando Plá logró detener esa euforia y pudo por fin explicar que había un error, que él sólo

era un escritor argentino, la cordialidad del otro lado se apagó y Roger Plá nunca pudo volver

a colaborar en Sur. Eso, que parece inventado, ocurrió y explica por qué si el aniversario de

Sur puede ser o parece una fiesta cultural, el sector más amplio de nuestra literatura sólo

puede mirarlo como una fiesta ajena”.274

Durante los cincuenta se puede confirmar un afiance y una nueva conciencia de oficio por

parte de nuevos escritores que amputaban con diversas búsquedas literarias y preocupaciones

políticas. Esto repercutió en lugares donde se resistían a admitir nuevas tendencias políticas y

culturales como la SADE. Lo cierto es que el repliegue de Sur, su europeísmo y falta de

incorporación de una mejor amplitud de colaboradores; su eminente carácter elitista, no podía

significar más que estar alejado de todas las nuevas tendencias.

e) Al margen de las nuevas tendencias.

La década del 60 significó el inicio y el avance de nuevas ciencias que analizaban desde

distintos campos las problemáticas socioculturales, como es la Sociología y la aparición del

Psicoanálisis. También en esos tiempos, aparecieron los Centros que siguieron con los mismos

criterios tradicionales de la cultura argentina: adoptar y desarrollar tendencias culturales de

Europa. Tal es el caso de las actividades de los Centros de arte del Instituto Di Tella que se

extendieron durante la década en Buenos Aires, transformándose con el tiempo en la institución

cultural más significativa de la década, incluyendo el teatro y la música. El objetivo de dichos

centros era actualizar y modernizar las diversas disciplinas artísticas con las que estaban

relacionados. Como siempre había creído Sur, el Di Tella pensaba que el desarrollo sólo podía

conseguirse mediante el fortalecimiento de los lazos con Europa y los Estados Unidos pero con

la promoción de Buenos Aires como centro cultural internacional. Guido Di Tella confesaba:

“...creíamos posible incorporar a Buenos Aires al grupo de grandes ciudades con movimientos

propios y reconocidos”275. En conjunto con los nuevos métodos de marketing y publicidad, el

Di Tella tuvo importante trascendencia para rediseñar nuevas tendencias que antes eran

representadas por los valores tradicionales de la oligarquía. “El Di Tella tenía confianza en su

propia calidad y <<vendió>> su producto con trabajos gráficos memorables en forma de

pósters, fotografías, catálogos y memorias”276. El cosmopolitismo dirigido a un público masivo,

obtuvo también resistencias y críticas, como antes lo había tenido Sur. Los aspectos negativos se 274 Confirmado, Junio de 1966 en JAURETCHE, A. Las polémicas de Jauretche. Buenos Aires. Los Nacionales. 1993. p. 81. 275 KING, J. El Di Tella. Buenos Aires. Asunto Impreso. 2007. p. 40. 276 KING, J. Op. Cit. p. 47.

Page 103: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

103

representaron en la literatura de ese entonces que mantenían una crítica directa al Di Tella,

acusado de difundir el neocolonialismo. Un gran ejemplo notorio de la difusión de una imagen

positiva que trataba de impregnar el imperialismo a partir de la publicidad y la difusión de

tendencias, y donde el Di Tella tuvo gran participación mediante su intervención y con los

happening se evidencia en la película de Pino Solanas y Octavio Getino La hora de los hornos,

donde se muestra como el efecto distorsionante de la publicidad masiva es visto, junto con la

acción del Di Tella, como parte de una colonización pedagógica y una negación a los valores

nacionales277. No obstante, como sostiene Pujol, la experiencia del Di Tella “estaba limitada a

un tiempo y un espacio”, es decir, la verdadera evolución cultural moderna y sus productos

realmente masivos fue lo más significativo de la época: la denominada cultura pop, la

culminación estética de aquello que Walter Benjamín denominó “el arte en su etapa de

reproductibilidad mecánica”278. El arte dejaba de ser único e irrepetible para masificarse y

adaptarse a lo popular. El cambio conceptual de lo denominado cultura tenía un resignificado a

partir de todo un aparato comercial que apuntaba al crecimiento constante de la demanda. De

hecho, lo que era denominado cultura popular en la Argentina adquiría un nuevo significado,

muy lejano de aquel con que se había amalgamado con el peronismo. El mercado era tan amplio

y circulaban tantos intereses con la explosión de los medios de comunicación y la adquisición

de una conciencia de consumo por parte de las diversas clases que difícilmente podría catalogar

a la cultura popular dentro de la rúbrica dicotomía “libros o alpargatas”.

Los años 60 se caracterizaron por gozar de un público creciente, una política editorial más

agresiva y la aparición de varios críticos que ofrecían su apoyo a las nuevas tendencias como

Tomás Eloy Martínez o Ernesto Schóo desde las páginas de Primera Plana, que en su cúspide

de su popularidad tenía una circulación de 100.000 ejemplares. Este notorio incremento de

lectores era acompañado en toda Latinoamérica, producto del crecimiento notable del consumo,

y de numerosas editoriales responsables del marketing que significó el reconocido Boom

literario en los sesenta. Este boom fue el resultado de una notable conjunción de grandes

novelas a mediados de la década mencionada y una revalorización de otras, no menos

importantes, que habían sido soslayadas o leídas en distinto contexto. Este fenómeno funcionó

como un imán que concentró la atención sobre un puñado de nuevos autores y sobre sus

inmediatos maestros, creando así una redefinición de la literatura hispanoamericana,

específicamente la novela; es decir, “hubo un sustancial cambio en la relación de fuerzas

sociales, culturales y estéticas que dan origen a nuestra creación literaria”.279 Este cambio

277 SOLANAS –GETINO (Dir.) La hora de los hornos. Buenos Aires –Roma. 1968. 278 PUJOL, S. “Rebeldes y modernos. Una cultura de los jóvenes” en JAMES, D. (Dir.) Nueva Historia Argentina. Violencia, proscripción y autoritarismo (1955- 1976) Buenos Aires. Sudamericana. 2007. p. 303. 279 OVIEDO, J. M. Historia de la literatura hispanoamericana 4. De Borges al presente. Madrid. Alianza. 2002. p. 300.

Page 104: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

104

consistió en el redescubrimiento de autores contemporáneos, como es el caso del crecimiento en

repercusión de Borges o la reivindicación de Leopoldo Marechal, sino en el surgimiento de una

nueva y más amplia capa de lectores, de un auge editorial dentro y fuera del continente y de una

especie de expectativa histórica despertada por la naciente Revolución Cubana. En nuestro país,

a las grandes casas editoriales como Emecé, Losada y Sudamericana se le sumaron varias

empresas pequeñas, como Fabril, Jorge Álvarez, Centro Editor de América Latina y De la Flor.

Cada una de ellas estaba interesada en promover autores contemporáneos. En esta misma época,

la editorial de la Universidad de Buenos Aires (EUDEBA) adquiría gran importancia y difusión

con su producción de ejemplares baratos de textos y clásicos en tiradas de decenas de miles de

ejemplares. Autores latinoamericanos como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario

Vargas Llosa y Carlos Fuentes obtenían importante repercusión vendiendo centenares de miles

de ejemplares. Consternada frente a la masificación, en 1970, cuando la revista cumple 40 años,

Victoria Ocampo comenta: “Al mismo tiempo, hecho insólito, el vulgo compra las obras de

Cortázar (tan luego Cortázar) y se pasea con sus libros en Torino o en subte o en colectivo”.

John King expresa la resignación de Victoria diciendo “nada podía hacer para revertir el

proceso”. Estaba en lo cierto.

f) Crónica de una muerte largamente anunciada.

Durante los sesenta, Sur significaba una revista de culto en el sentido de su antigüedad

siendo una de las que había persistido durante varias décadas gracias al emprendimiento que

nunca había abandonado su creadora, Victoria Ocampo, y no porque haya sido una revista

exitosa (porque tampoco se propuso hacerlo, ya que su tirada era, en relación al crecimiento

comercial de la época, reducida y sólo se conseguía por correo o en librerías especializadas).

Defensora de sus principios nunca traicionados, Victoria comprendía que la cantidad no

acompañaba a la calidad, y así siempre sostuvo su posición selectiva, y enfrentada o

simplemente indistinta a las nuevas vanguardias culturales. En su autobiografía su pensamiento

es conciso y no da lugar a tergiversación alguna: “...en el arte no bastan la verdad, la

sinceridad, la voluntad, la perseverancia, la honestidad intelectual: hace falta talento. (...) Lo

fundamental es mantener y defender el estándar literario. En arte no cabe la igualdad ni la

caridad. Premiar una obra mediocre porque su autor vive en circunstancias difíciles es

inconcebible. La obra está bien o mal escrita... A la exigencia de calidad a que yo me refiero

se resiste cada vez más el mundo moderno. Es impopular, y con eso queda todo dicho” 280.

En 1970 termina de editarse continuadamente, haciéndose entregas especiales de la revista

esporádicamente. Cuando se hizo el cierre de la revista debido al asedio por dificultades

financieras, pero sobre todo por un sentido de inutilidad en que había quedado a partir de los

sesenta, la anfitriona y creadora de la revista que se negaba a desaparecer se despedía con un

280 OCAMPO, V. Autobiografía, citado en AGUIRRE, O. “Sur: de la tradición a la modernidad” en Todo es Historia. Buenos Aires. n° 406. Mayo 2001. p. 74.

Page 105: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

105

comentario irónico:“En toda mujer se oculta una ama de casa que ejerce su vocación de

fregona en los más variados menesteres (...). Barramos pues el piso, enjuaguemos los platos,

colguemos las cacerolas, apaguemos las luces (cuestan caro), abramos la ventana para

ventilar” 281.

281 OCAMPO, V. “Después de cuarenta años” en Sur. N° 325. pp. 1 –5. Citado en KING, J. “Victoria Ocampo, Sur y el peronismo, 1946-1955” en Revista de Occidente. Madrid. Junio 1984. N° 37. p. 44.

Page 106: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

106

� Consideraciones finales.

“...La felicidad de la humanidad sólo puede apoyarse en la mentira metafísica... Privándole de esa

mentira recae en las ilusiones de carácter económico... y entonces me acordé que los únicos que

podían devolverle a la humanidad el paraíso eran los dioses de carne y hueso: Rockefeller, Morgan,

Ford... y concebí un proyecto que puede parecer fantástico a una mente mediocre... Vi que el

callejón sin salida de la realidad social tenía una única salida... y era volver para atrás”.

ROBERTO ARLT282

Antes de terminar con la conclusión, mediante la búsqueda que hemos emprendido a lo

largo de este trayecto, tenía que disentir con algunas reflexiones que había llevado Sitman en su

trabajo sobre Victoria Ocampo y Sur. Está relacionado al sentido de importancia que tenía

América dentro de la revista Sur: allí la autora hace una salvedad con respecto al papel

constitutivo de lo europeo en la identidad latinoamericana diciendo que difícilmente le podemos

adjudicar un sentido periférico como lo tenían los asiáticos o los africanos ya que se habían

constituido en el seno del colonialismo europeo283... pero, ¿acaso Latinoamérica salió de un

repollo? Es evidente la importancia de la cultura hispánica dentro de ella y si bien España perdió

sus colonias mucho más temprano que las colonias africanas y asiáticas en dominio de otros

imperios, no podemos desdeñar tal influencia. El nacionalismo siempre reivindicó los valores

tradicionales hispánicos pero no atendía las nuevas tendencias de los centros culturales

importantes y de gran influencia que constituía Francia desde luego. Entonces el interrogante

que plantea Sitman está mal formulado, o en todo caso no hace alusión a la verdadera

problemática, que es por qué las elites de Latinoamérica construyeron una identidad marginal

con respecto a lo que se entendía con el folklore de las clases bajas y se pusieron de espaldas a

sus necesidades. De hecho, es un factor ineludible que explica su falta de comprensión frente a

los verdaderos significados sociales y políticos que emergían con el populismo, producto del

quiebre de contacto con Europa, el fin del imperialismo británico y el surgimiento de un nuevo

orden mundial con Estados Unidos y la Unión Soviética.

La otra cuestión en realidad tiene que ver con una distinta interpretación: en el importante

trabajo desarrollado por John King Sur (FCE, 1989) se sostiene: “Sur es casi siempre leído

como producto de los antecedentes de clase de Victoria, no como texto variado que intenta

reconciliar tendencias divergentes”284. En realidad, el objetivo en principio de la revista era ese,

y se logró en sus comienzos, pero luego de la politización de la revista con la irrupción de la

Guerra Civil española hasta el fin de su publicación, la revista representó la posición ideológica

y se manejó con los criterios de Victoria Ocampo, respondiendo a sus gustos e intereses ya que

282 ARLT, R. Los siete locos. 283 SITMAN, R. Op. Cit.p. 238. 284 Citado en AGUIRRE, O. Op. Cit. p. 77.

Page 107: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

107

era financiada y sostenida por ella. En realidad tampoco significa algo llamativo: tanto en los

pequeños proyectos editoriales como en todos los grandes medios masivos, los criterios

informativos y culturales están dirigido bajo los intereses del grupo inversor.

Como consideración para dar fin a este repaso, tendríamos que abordar nuevamente el

epígrafe de Ricardo Piglia en el primer capítulo. Como el autor menciona, en cierta medida, Sur

significó el resultado de una larga tradición cultural de la Argentina que se había asentado bajo

la Generación del 80 en el siglo XIX. Jamás traicionó esa posición que la tenía como estandarte

cultural que necesariamente tenía que tender puentes hacia Europa y reflejarse en un

panamericanismo que la representase porque en algún sentido, América no contaba con un

pasado milenario del cual sentirse orgulloso; era imperioso civilizarse con Europa mediante. El

problema está cuando Europa se barbariza con la rebelión de las masas, el ascenso de los

gobiernos totalitarios y la perdida de la libertad que pregonaban la viejas elites liberales. El

concierto del mundo marcó el paso de su decadencia al apostar Sur en unos principios

decimonónicos que expirarían inevitablemente. Sin embargo, la aparición del peronismo y de

una democracia difícil de comprender para el liberalismo tradicional significó un retonificante

para ese alicaído sector, debido justamente al sentido contrario de lo que se proponía Perón: al

asociar la cultura oficial con la cultura de masas, el crecimiento de la propagandística

gubernamental, su postura antiintelectual y las restricciones a la libertad de expresión a la

oposición, aportó una unión significativa de adversarios que, bajo otras circunstancias, jamás se

podrían haber aglutinado.

Solo con la desaparición de la política coercitiva que ejercía el peronismo en el ’55 se

denota inmediatamente la decadencia de una revista que representaba unos valores

opuestos a los que una nueva generación buscaba representar. Con la irrupción de Contorno

y la tendencia a un sentido del compromiso intelectual la posicionó como su eventual antítesis.

Los cambios sociales y políticos no se habían dado únicamente en Argentina, sino que fue

un fenómeno mundial, que se vislumbró notoriamente cuando las divisiones de fuerzas políticas

se ampliaron y se enfrentaron en una Argentina desorientada luego del ocaso del peronismo

clásico: estaba como decía Halperín “en el callejón”. Los turbulentos sesenta sólo le dieron el

tiro de gracia a una revista que en sus inicios buscaba representar las tendencias culturales

hegemónicas y luego del ’55 se encontraba a contracorriente de los procesos socioculturales.

Page 108: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

108

� Bibliografía.

AAVV Las revistas literarias. Buenos Aires. CEAL. 1968.

AGUIRRE, O. “Sur: de la tradición a la modernidad” en Todo es Historia. Buenos

Aires. n° 406. Mayo 2001.

ALTAMIRANO, C. – SARLO, B. Ensayos argentinos. De Sarmiento a la vanguardia.

Buenos Aires. Ariel. 1997.

AMADEO, M. Ayer, hoy, mañana. Buenos Aires. Gure. 1956.

ANDERSON IMBERT, E. Historia de la literatura hispano americana (IV) Buenos

Aires. FCE. 1988.

ANDRÉS, A. Palabras con Leopoldo Marechal. Buenos Aires. Ceyne. 1990.

BENARÓS, L. Alma de América. Buenos Aires. Kapelusz. 1955.

BENDA, J. La traición de los intelectuales. Buenos Aires. Efecé. 1974.

BIOY CASARES y otros. Perón Vuelve: cuentos sobre peronismo. Buenos Aires.

Norma. 2001.

BOMPADRE, R. “Leopoldo Marechal, un escritor trascendente y porteño” en Todo es

Historia. Buenos Aires. N° 149. Junio del 2002

BONASSO, M. “El pecado original del peronismo” en Le Monde Diplomatique. Una

voz clara en el medio del ruido. Buenos Aires. n° 75. Año VII. Setiembre de 2005. p. 4.

BORELLO, R. -“La Crítica Moderna” en Capítulo: la historia de la literatura

argentina. Buenos Aires. CEAL. 1967.

- “El ensayo: del 30 a la actualidad” en Capítulo: la historia de la

literatura argentina. Buenos Aires. CEAL. 1967.

BORGES, J. L. -Antología personal. Buenos Aires. Sol 90. 2001. pp

-Borges en Sur. Buenos Aires. Emecé.

-Discusión. Madrid. Alianza. 1998.

CATANIA, C. Genio y figura de Ernesto Sábato. Buenos Aires. EUDEBA. 1997.

CHAVEZ, F. La vuelta de Don Juan Manuel. Buenos Aires. Theoría. 1996.

CIRIA, A. –Partidos y poder en la Argentina moderna (1930 –1946) Buenos Aires. De

la Flor. 1983.

-Política y Cultura Popular: la Argentina peronista, 1946-1955. Buenos

Aires. De la Flor. 1983.

-“Peronismo para escolares” en Todo es Historia. Buenos Aires. n° 199 –

200. 1983.

CORTÁZAR, J. –Bestiario. Buenos Aires. Sudamericana. 1983.

-Final de Juego. Buenos Aires. Sudamericana.

-Los Reyes. Buenos Aires. Punto de Lectura. 2004.

Page 109: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

109

-El examen. Buenos Aires. Sudamericana. 1986.

-Divertimento. Buenos Aires. Sudamericana. 1986.

- Obra crítica. Buenos Aires. Punto de Lectura. 2003.

CROCE, M. Contorno. Izquierda y proyecto cultural. Buenos Aires. Colihüe. 1996.

D´ARINO ARINGOLI, G. La propaganda peronista (1943 –1955) Buenos Aires.

Maipue. 2006.

DE GARCÍA, L. Obreritos. Buenos Aires. Kapelusz. 1953.

DELGADO, J. (Dir.) Protagonistas de la cultura argentina. Julio Cortázar. Buenos

Aires. Aguilar. 2006.

DEL RÍO, ABEL. “Rosas y Perón” en Biblioteca. Buenos Aires. Año 1. N° 1. Octubre

1968. pp. 9 –133.

DOLL, R. “Discusiones con Borges” en AAVV Las revistas literarias. Buenos Aires.

CEAL. 1968.

FLORIA, C. A. “El Peronismo” en Todo es Historia. Buenos Aires. Set. 1975. N° 100.

GAMBINI. H. -Historia del peronismo. El poder total. Buenos Aires. Vergara. 2006.

-Historia del peronismo. La obsecuencia (1952 –1955) Buenos Aires.

Vergara. 2007.

GARCÍA LUPO, R. Últimas noticias de Perón y su tiempo. Buenos Aires. Vergara.

2006.

GONZÁLEZ, H. “Perón, el poder que otorga el lenguaje” en Ñ. Revista de Cultura de

Clarín. Buenos Aires. Sábado 16 de febrero de 2008. N° 229. p. 8.

GRAMSCI, A. Los intelectuales y la organización de la cultura. Buenos Aires. Juan

Pablos Editor. 1975.

HALPERÍN DONGHI, T. –Argentina : sociedad de masas. Buenos Aires. Paidós. 1967.

–La Argentina y la tormenta del mundo. Ideas e ideologías

entre 1930 y 1945. Buenos Aires. Siglo XXI. 2003.

–El espejo de la historia. Problemas argentinos y

perspectivas latinoamericanas. Buenos Aires. Sudamericana. 1998.

–Ensayos de historiografía. Buenos Aires. El Cielo por

Asalto. 1996.

HERNANDEZ ARREGUI, J. J. La formación de la conciencia nacional. Buenos Aires.

Hachea. 1970.

HOROWICZ, A. Los cuatro peronismos. Buenos Aires. Hyspamerica. 1986.

INDICE ANALÍTICO DE LA CONSTITUCIÓN NACIONAL. Buenos Aires.

Presidencia de la Nación. Subsecretaría de Informaciones. 1950.

IRAZUSTA, J. Memorias. Buenos Aires. Ediciones Culturales Argentinas. 1975.

Page 110: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

110

JAMES, D. (Dir.) Nueva Historia Argentina. Violencia, proscripción y autoritarismo

(1955- 1976) Buenos Aires. Sudamericana. 2007.

JAURETCHE, A. –Los profetas del odio y la yapa. Buenos Aires. Peña Lillo. 1984.

- Las polémicas de Jauretche. Buenos Aires. Los Nacionales. 1993.

- Las polémicas de Jauretche (tercera parte): Libros y alpargatas.

Buenos Aires. Los Nacionales. 1993.

- El medio pelo en la sociedad argentina. Buenos Aires. Peña y

Lillo. 1966.

- Manual de Zonceras Argentinas. Buenos Aires. Corregidor.

2002.

KING, J. –El Di Tella. Buenos Aires. Asunto Impreso. 2007.

–“Victoria Ocampo, Sur y el peronismo, 1946-1955” en Revista de Occidente.

Madrid. Junio 1984. N° 37. pp. 30-46.

JITRICK, N (Dir.) Historia Crítica de la Literatura Argentina. El oficio se afirma.

Buenos Aires. Emecé. 2004.

KORN, G. (Comp.) Literatura argentina siglo XX. El peronismo clásico (1945- 1955)

Descamisados, gorilas y contreras. Buenos Aires. Paradiso. 2007.

LACLAU, E. La Razón Populista. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica. 2005.

LOSADO, L. “La Dama Duende de Caras y Caretas” en Todo es Historia, n° 465.

Buenos Aires. Abril 2006.

LUNA, F. –El 45. Buenos Aires. Editorial Sudamericana. 1982.

–“La razzia de Visca” en Todo es Historia. Buenos Aires. Mayo 2001. N°

406.

-“Sobre la Revolución Libertadora” en Todo es Historia. Buenos Aires.

Setiembre del 2005. N° 458.

LUNA, F. (Dir.) Historia de la Argentina. La creación cultural, 1949 –1955.pp. 15 –21.

Buenos Aires. Crónica –Hyspamerica. 1992.

MANGONE, C. – WARLEY, J. -Universidad y peronismo.1946-1955. Buenos Aires.

CEAL. 1984.

-“La modernización de la crítica: Contorno” en

Capítulo: la historia de la literatura argentina. Buenos Aires. CEAL. 1981

MARECHAL, E. R. “El Estado al servicio del hombre” en LUNA, F. (Dir.) Nuestro

Siglo. Buenos Aires. Hyspamerica. 1984.Tomo VI.

MARECHAL, L. -Adán Buenosayres. Buenos Aires. Sudamericana. 1972.

- Megafón, o la guerra. Buenos Aires. Sudamericana. 1970.

MARTUCCELLI, D –SVAMPA, M. La plaza vacía. Las transformaciones del

peronismo. Buenos Aires. Losada. 1997.

Page 111: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

111

MATURO, G. El peronismo en la obra de Leopoldo Marechal. Buenos Aires. Rev.

Peronistas.

MAYER, M. (Comp.) El peronismo. Historias de una pasión argentina. Buenos Aires.

Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos. 1994.

MONTES-BRADLEY, E. Cortázar sin barba. Buenos Aires. Sudamericana. 2004.

MUJICA LAINEZ, M. La Casa. Buenos Aires. Sudamericana. 1984.

NEIBURG, F. Los intelectuales y la invención del peronismo. Buenos Aires. Alianza.

1998.

NUÑEZ, A. –PRIETO, A. “La novela experimental: Marechal” Capítulo: la historia de

la literatura argentina. Buenos Aires. CEAL. 1968.

OCAMPO, VICTORIA. “La misión del intelectual en la comunidad mundial”.

Conferencia, 1957.

ORSI, R. Jauretche y Scalabrini Ortiz. Buenos Aires. Peña Lillo Editor. 1985.

ORTEGA Y GASSET J. La rebelión de las masas. Barcelona. Planeta.1985.

OVIEDO, J. M. Historia de la literatura hispanoamericana 4. De Borges al presente.

Madrid. Alianza. 2002.

PALERMO, V. “El Siglo Peronista” en Punto de Vista. Buenos Aires. Dic. 2007. N° 89.

PAVÓN PEREYRA, E. (Dir.) Perón, el hombre del destino. Buenos Aires. Abril

Educativa y Cultural. 1974.

PEÑA LILLO, A. Memorias de papel. Los hombres y las ideas de una época. Buenos

Aires. Galerna. 1988.

PEREYRA, H. Arturo Jauretche y el bloque de poder. Buenos Aires. CEAL. 1989

PERÓN, EVA. -Historia del Peronismo. Buenos Aires. Presidencia de la Nación.

Subsecretaría de Informaciones. 1955.

- La palabra, el pensamiento y la acción de Eva Perón. Buenos

Aires. s/e. ¿1952?

- La razón de mi vida. Buenos Aires. Peuser. 1952.

PERÓN, J. D. – Habla Perón. Buenos Aires. Subsecretaría de Informaciones. 1950.

- Doctrina Nacional. Buenos Aires. Ediciones Mundo Peronista. 1952.

- La comunidad organizada. Buenos Aires. Secretaría Política de la

Presidencia de la Nación. 1974.

-Conducción Política. Buenos Aires. Presidencia de la Nación.

Subsecretaría de Informaciones. 1952.

-Manual práctico del Segundo Plan Quinquenal. Buenos Aires.

Presidencia de la Nación. 1953.

- Obras Completas III. Buenos Aires. Apechehue. 1984.

Page 112: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

112

- Plan de Gobierno, 1947 –1951. Buenos Aires. Presidencia de la Nación

Argentina. Secretaría Técnica.1947. Tomo II.

PICCOLO, N. Cajita de música. Buenos Aires. Estrada. 1954.

PIGLIA, R. “Sobre Sur”, en Crítica y ficción. Santa Fe. Universidad Nacional del

Litoral. 1986.

PLOTKIN, M. Mañana es San Perón. Buenos Aires. Eduntref. 2007.

POULANTZAS, N. Fascismo y dictadura. Buenos Aires. Siglo XXI Editores. 1971.

PORTELLI, H. Gramsci y el bloque histórico. Buenos Aires. Siglo XXI Editores. 1973.

PUIGGRÓS, R. Historia crítica de los partidos políticos (III) Buenos Aires.

Hyspamerica. 1986.

RAGGI, A. Pueblo feliz. Buenos Aires. Luis Lasserre. 1953.

REST, J. Arte, literatura y cultura popular. Bogotá. Norma. 2006.

ROBERT, R. Mamá. Buenos Aires. Kapelusz.

ROMANO, E. y otros. La cultura popular del peronismo. Buenos Aires. Cimarrón.

1973.

ROMERO, J. L. Las ideologías de la cultura nacional y otros ensayos. Buenos Aires.

CEAL. 1982.

ROMERO, L. A. Sociedad democrática y política en la Argentina del siglo XX. Buenos

Aires. Universidad de Quilmes. 2006.

ROSANO, S. “El peronismo a la luz de la desviación latinoamericana: literatura y

sujeto popular” en Colorado Review of Hispanic Studies. Vol. 1. n° 1. University of

Pittsburgh. 2003.

SABATO, E. El otro rostro del Peronismo. Buenos Aires. 1956.

SARLO, B. La batalla de las ideas. 1943-1973. Buenos Aires. Emecé. 2007.

SARTRE, J. Problemas del marxismo II. Situations, VII. Buenos Aires. Losada. 2004.

SCALABRINI ORTIZ, R. –JAURETCHE, A. Forjando una nación. Buenos Aires.

Ediciones de la UNLa. 2007. Vol.2.

SEBRELI, J. J. Los oligarcas. Buenos Aires. CEAL. 1971.

SIRVÉN, P. Perón y los medios de comunicación. Buenos Aires. CEAL. 1984.

SITMAN, R. Victoria Ocampo y Sur. Entre Europa y América. Buenos Aires. Lumiere.

2003.

SURRA, R. Peronismo y cultura. Buenos Aires. Corregidor. 2003.

SORRENTINO, F. Siete conversaciones con Jorge Luis Borges. Buenos Aires. El

Ateneo. 2001.

SVAMPA. M. El dilema argentino: Civilización o Barbarie. Buenos Aires. Taurus.

2006.

TERÁN, O. Nuestros años sesenta. Buenos Aires. PuntoSur. 1991.

Page 113: La Rebelión de Las Letras. Cultura y contradiscursos de la revista Sur frente a la irrupción de la contracultura peronista. Julian Otal Landi

113

TORRE, J. C. (comp.) Nueva Historia Argentina. Los años peronistas (1943 –

1955).Buenos Aires. Sudamericana. 2002.

URRIZA, M. San Martín y Bolívar vistos por Perón. Buenos Aires. Colihüe. 2007.

WARLEY, J. Vida cultural e intelectuales en la década de 1930. Buenos Aires. CEAL.

1985.

WILLIAMS, R. Marxismo y literatura. Barcelona. Península.

Revistas:

CONTINENTE. Num. 34.

CONTORNO. Num. 1, 3, 5/6, 7/8.

MUNDO PERONISTA Num. 34 ,43, 63, 77, 84.

QUÉ SUCEDIÓ EN 7 DÍAS. Num. 166, 174.

SUR. Num. 1, 2, 4, 59, 61, 129, 140/141, 163, 169, 177, 187 , 229, 237, 242, 248.

Filmografía:

CORTÁZAR, J. (Entrevista con Joaquín Soler Serrano) A fondo. Televisión Española.

1977.

QUIROGA, O (Dir.) Borges y nosotros. Buenos Aires. Centro Cultural Caras y Caretas.

2007.

SOLANAS –GETINO (Dir.) - La hora de los hornos. Buenos Aires –Roma. 1968.

-La Revolución justicialista. Filme documentado por

Grupo Cine Liberación. Madrid. 1971.

-Actualización Política y Doctrinaria para la toma de

Poder. Filme documentado por Grupo Cine Liberación. Madrid. 1971.