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2 El lenguaje FERRUCCIO ROSSI-LANDI Universidad de Trieste MASSIMO PESARESI

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  • 2 El lenguaje FERRUCCIO ROSSI-LANDI Universidad de Trieste MASSIMO PESARESI

  • Algunas teoras sobre el origen del lenguaje del siglo XVIII a Engels

    En el pensamiento occidental, el origen del lenguaje ha ocupado siempre un lugar importante en el debate sobre el origen del hombre. Desde que se empez a elaborar el concepto de ser humano, el len-guaje, en relacin directa con el pensamiento, ha sido siempre con-siderado un atributo fundamental de la especie humana.

    Si rechazamos esa especie de optimismo cientfico que considera la historia de un problema sencillamente como una aproximacin progresiva a una realidad dada, podemos ver las distintas maneras de formular la pregunta, y las distintas respuestas aportadas por las sociedades en un intento de formarse una idea del origen del hombre y, por consiguiente, del de la naturaleza humana..., y, en los ltimos siglos, del de la historia del hombre. En este sentido, cada sociedad promueve una imagen asaz definitiva de s misma.

    La necesidad de definir la brecha entre el hombre y el mundo animal se ha hecho sentir en diversas formas. En un mundo esttico -donde no tena lugar el paso del tiempo-, las diversas formas de vida eran consideradas producto, no de la evolucin, sino de la creacin directa. De aqu la idea del origen divino del lenguaje. La incapacidad de explicar un fenmeno mediante la investigacin de la naturaleza recibi expresin metafrica en la forma de una in-tervencin exterior.

  • 48 Raymond Williams Ed. Este gran edificio ideolgico, expresado de forma ms completa

    y consciente dentro del mundo feudal, entr definitivamente en cri-sis con el nacimiento de la cultura de la ilustracin. La antropologa del siglo XVIII se fundaba sobre la base de la existencia de un in-dividuo natural que no era producto de la historia sino su punto de origen. La historia misma era considerada como el desarrollo de dos atributos humanos esenciales: el pensamiento y la sociabilidad. El problema fundamental era, pues, el papel del lenguaje y de la sociedad en el surgimiento del hombre del mundo animal.

    Para ceirse al concepto bblico de creacin, las antropologas de este tipo tomaban como punto de partida un gnero humano reducido a la animalidad tras el Diluvio, o una pareja primigenia que, separada en la infancia de todo contexto social, estaba en si-tuacin de recrear las artes y las instituciones de la vida civilizada sobre la nica base de sus propias potencialidades humanas.

    Al inicio de la segunda parte de su Essai sur 'origine des con-naissances humaines (1746), Condillac esboza una filosofa del de-sarrollo del lenguaje. Su descripcin empieza con signos naturales (gritos que expresan las pasiones) y presupone una aproximacin naturalista a los orgenes de la sociedad, considerada como inter-pretacin de las necesidades y los instintos individuales. El descu-brimiento de la naturaleza original del hombre se lleva a cabo me-diante la sustraccin progresiva de todo lo que parece adquirido en la mente individual con el objeto de alcanzar la potencialidad pura de la naturaleza humana.

    Este proceso era hipottico, pero la posibilidad de experimen-tacin se abri con el estudio de los as denominados nios sal-vajes: nios o adolescentes abandonados de pequeos y encontra-dos en estado salvaje tras un perodo ms o menos largo de aislamiento. Vctor, encontrado en los bosques de Aveyron en 1799, es un caso tpico. Itard, el mdico que intent reeducarlo, nos dej un informe detallado de este caso. Sus investigaciones se basaron en la firme creencia de que la observacin minuciosa de las facul-tades humanas ausentes en Vctor le permitiran calcular la suma de los conocimientos y las ideas que el hombre le debe a la educacin. Los estudios de Itard le llevaron a la conclusin de que el hombre no tiene una naturaleza presocial. La nica caracterstica del hombre es la adaptabilidad. Antes de humanizarse, el hombre estaba des-

  • Historia de la comunicacin 49

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  • 50 Raymond Williams Ed.

    Y si consideramos debidamente la cuestin, veremos que nuestra na-turaleza est constituida principalmente por hbitos adquiridos, y que somos antes criaturas de costumbre y de arte que de naturaleza [...] Porque es caracterstica fundamental y distintiva de nuestra especie que nos podamos volver a hacer como ramos antes, de modo que apenas se puede ver nuestra naturaleza original y es sumamente difcil distinguirla de la adquirida.

    El principal motor de este proceso de auto-produccin es la ne-cesidad. Las respuestas a esta necesidad las hace posible, no el ins-tinto, que buscara nicamente la preservacin del individuo, sino la asociacin.

    Monboddo estudia el origen de la sociedad en estrecha relacin con el del lenguaje, y no duda en afirmar que en el orden de las cosas, la sociedad ocupa el primer lugar, ya que

    aunque un salvaje solitario podra, con el paso del tiempo, adquirir el hbito de formarse ideas, es imposible suponer que podra inventar un mtodo para comunicarlas, para el que no tuvo ocasin.

    Era habitual en la antropologa del siglo XVIII atribuir una par-ticular importancia a la sociedad en el desarrollo de la facultad lin-gstica. La originalidad de Monboddo consisti en el amplio con-cepto que tena de la sociedad como asociacin para la organizacin del trabajo comunal. Los pensadores alemanes de la Ilustracin (Her-der, Tetens, et al.) atribuyen al hombre una sociabilidad genrica que abarca la comunicacin recproca de los deseos, los sentimientos y las necesidades, claro, pero no la dimensin de la produccin or-ganizada que tambin se puede hallar en un organismo social. El carcter humanizador del trabajo fue confirmado nuevamente, segn Monboddo, por la agrupacin social de los orangutanes, que ley en Orang-Outang sive Homo silvestris (1699), de Tyson. Estos animales carecen de lenguaje pero son inteligentes, viven en familias y pe-queos grupos sociales, poseen afecto y sentimientos similares a los del hombre, y se comunican entre s. Slo el relativo aislamiento en el que se les ha encontrado ha impedido que desarrollaran el len-guaje. Pero ello no resta valor a su humanidad potencial. En este sentido, el enorme inters de Monboddo por el orangutn tiene un

  • Historia de la comunicacin 51 doble fin: constatar su propia hiptesis de la conexin entre lenguaje y sociedad, y confirmar que estas criaturas pertenecen a la misma especie que el hombre. Este segundo punto permite situar la aparente anticipacin del filsofo escocs a la teora de la evolucin en el marco de su metafsica espiritualista. La evolucin del hombre es producto del desarrollo de ciertas potencialidades naturales que sur-gen en el contexto apropiado. As, el lenguaje slo puede aparecer en la situacin particular creada por la necesidad de trabajar en grupo. La idea de que los orangutanes, si bien no haban tenido la oportunidad de desarrollar esta potencialidad, pertenecan a la raza humana, pareci verse confirmada por otros indicios (por ejemplo, el empleo de utensilios como el bastn, con el que se les describa tradicionalmente). Sin embargo, Monboddo no da ninguna respuesta al problema de la transicin de las formas inarticuladas de expresin animal al lenguaje humano. Atribuye a ciertos simios antropoides la potencialidad del lenguaje, no en cuanto animales, sino en cuanto miembros del gnero Homo, asignados a una especie distinta a la del hombre por una evaluacin errada. Monboddo, como muchos pensadores anteriores y posteriores, estaba convencido de que la nica barrera entre el hombre y los animales era el lenguaje. En palabras de Max Mller, el lenguaje establece una frontera ina-movible entre el hombre y la bestia.

    El inters por la continuidad esencial entre las capacidades hu-manas en general y las de otros animales, en particular las de los primates, fue un avance importante llevado a cabo por los materia-listas de la Ilustracin. Por desgracia, no tuvo consecuencias en el siglo XIX. No obstante, este siglo vio interesantes progresos en el planteamiento del problema de Monboddo sobre el origen del hom-bre y, por consiguiente, del lenguaje. Sus ideas sobre la evolucin de la naturaleza original a la naturaleza adquirida, y sobre la auto-creacin del hombre a travs del trabajo, guarda muchas analogas con el captulo de Engels sobre La dialctica de la naturaleza, en el papel desempeado por el trabajo en la evolucin de los simios al hombre, aunque probablemente no se trate de una derivacin di-recta.

    Engels rechaza la metafsica espiritualista y la concepcin de la naturaleza humana como algo cuyas potencialidades se desarrollan gradualmente en y por el entorno. Reduce el origen del hombre a

  • 52 Raymond Williams Ed. un proceso de auto-creacin con la ayuda del entorno social. El motor de la produccin del hombre es el trabajo, que es la condicin bsica primordial de toda existencia humana. As, cabe decir que el trabajo cre al propio hombre. Cuando a la sociabilidad natural del hombre se sum la prctica de trabajar en asociacin, los hom-bres, en vas de formacin, llegaron al punto de tener algo que decirse unos a otros. En esta etapa, la necesidad permiti el desarrollo del rgano necesario. La subdesarrollada laringe del simio se transfor-m lenta pero firmemente por medio de la modulacin para producir una modulacin cada vez ms desarrollada, y los rganos de la boca aprendieron gradualmente a pronunciar una letra articulada tras otra. El trabajo, en primer lugar, y el lenguaje, despus, fueron los dos estmulos principales en el proceso de transformacin del ce-rebro del simio al cerebro humano.

    Un cierto lamarckismo traiciona la falta de entendimiento de Engels de algunos conceptos darwinianos fundamentales. Es casi como si las ideas de Engels hubiesen sido infectadas por la creencia optimista en la providencia, segn la cual la evolucin produce de forma espontnea lo que una especie necesita. Este optimismo le fue muy til a Engels el revolucionario, pero se transform en un pre-juicio terico y an perdura en ciertos informes etolgicos, que hacen de la adaptacin del organismo al entorno el nico motor de la evolucin. Al proponer que el cerebro es el resultado del trabajo y del lenguaje (por ejemplo, por el entorno social), y que el lenguaje surge de forma espontnea cuando los hombres tienen algo que decirse unos a otros, Engels parece decir, esencialmente, que la especiacin misma es resultado de la necesidad impuesta por el en-torno.

    Al final de su exposicin, Engels critica el idealismo de los que atribuyen el progreso de la civilizacin al desarrollo y a la actividad del cerebro, explicando el comportamiento del hombre por su pen-samiento ms que por su necesidad. Podemos, sin reservas, hacernos eco de esta crtica, dirigida, como est, a una de las inversiones explicativas ms flagrantes de todos los tiempos, pero debemos, al mismo tiempo, sealar el peligro de dejar que la importancia del trabajo del hombre, ciertamente innegable, oscurezca la lenta y di-fcil labor de la naturaleza en la produccin de estructuras biolgicas en organismos intrincadamente ligados al entorno.

  • Historia de la comunicacin 53 Tendencias modernas

    En Le geste et la parole, el escritor francs Andr Leroi-Gourhan proporciona un esquema interpretativo decididamente anti-ideals-tico y anti-teolgico del proceso evolutivo que dio origen al lenguaje. Leroi-Gourhan intenta exponer, en una nica vista panormica, los principales factores funcionales operativos en el curso de esta evo-lucin. Para facilitar su comprensin, stos se pueden reducir a cin-co: (i) la mecnica y la organizacin de la columna vertebral y de los miembros; (ii) el mtodo de suspensin del crneo y la posicin relativa del foramen occipital (el agujero en la base del crneo), cuya ubicacin hace de ste uno de los puntos ms sensibles del meca-nismo funcional del cuerpo; (iii) la denticin y su importancia en la vida social (considrese nicamente el papel de los dientes en la defensa, la predacin y la preparacin de la comida); (iv) la mano y (v) el cerebro, cuyo papel de coordinacin es, sin duda, central, pero que, desde un punto de vista funcional, parece habitar la to-talidad de la estructura del cuerpo. Un estudio cuidadoso del de-sarrollo de la cavidad cerebral y del consiguiente aumento del tejido cerebral nos permite decir, de hecho, que en la progresiva adaptacin de las especies ms evolucionadas el papel desempeado por el cerebro es evidente, pero es el de proporcionar ventajas en la selec-cin natural de los tipos, y no el de guiar directamente la adaptacin fsica.

    Es decir, el cerebro ha sido capaz de beneficiarse de la adaptacin progresiva de los medios de locomocin. Segn Leroi-Gourhan, es aqu donde debemos buscar el factor determinante en la evolucin biolgica. En la interaccin de las sucesivas adaptaciones al entorno, que ha dado origen a un sistema nervioso cada vez ms eficiente y complejo, desempean un papel fundamental el campo relacional anterior (por ejemplo, el mbito de contacto frontal con el entorno y con otros organismos) y su constitucin. En niveles evolutivos superiores, este campo se divide en dos territorios complementarios definidos por la accin de los rganos faciales y de las extremidades de los miembros anteriores respectivamente. Los polos facial y ma-nual operan en estrecha colaboracin en las ms complicadas ope-raciones tcnicas, que afectan la captura de la presa y la preparacin de la comida. Cuando la mano dej de cumplir su funcin loco-

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    / nivel de comunicacin entre los individuos implcito en la fa-bricacin de estas elaboradas he-rramientas prehistricas (arpo-nes, arriba, y esptulas, abajo), y el desarrollo cerebral necesario para concebirlas y utilizarlas, proporcionan evidencia especfi-ca de la existencia del lenguaje hace 10.000 o 20.000 aos.

  • Historia de la comunicacin 55 motora con la asuncin de la postura erecta, se pudo especializar lo suficientemente como para desempear las tareas tcnicas llevadas a cabo previamente por los rganos faciales: se hicieron, por tanto, ms asequibles a una comunicacin vocal ms refinada. Leroi-Gour-han descubri un inesperado precursor en el telogo del siglo IV Gregorio de Niza:

    Las manos se han hecho cargo de esta tarea [la de la alimentacin] y han dejado la boca libre para servir a travs de la palabra.

    (De creatione hominis, 379 d.C.)

    En un marco descriptivo como el que acabamos de sealar, la evolucin paralela de las capacidades lingsticas y de manipulacin en el proceso del surgimiento del hombre puede considerarse la l-tima etapa de una tendencia general con orgenes evolutivos de gran antigedad.

    Compleja como es, esta hiptesis esencialmente paleontolgica se apoya tambin en evidencias neuroanatmicas o antropolgicas precisas. Ejemplos de ello son la contigidad en la corteza senso-motriz de las reas cerebrales para la mano y la cara; la estrecha conexin entre las disfunciones lingsticas orales y escritas (afasia y agrafa) y la observada inseparabilidad del lenguaje y los imple-mentos de estructura en la sociedad humana. Partiendo de esta base, Leroi-Gourhan llega inclusive a esbozar una paleontologa del len-guaje por inferencia de la evidencia arqueolgica de la manufactura de los implementos. As, los primeros homnidos alcanzaron un nivel tcnico que postulara la existencia de un lenguaje, no un simple sistema de signos comparable a la comunicacin vocal espontnea de los primates. Esto es as porque, cuando se hacen los utensilios, sus diversos usos tienen que existir previamente a las ocasiones reales de utilizacin y, adems, porque el implemento se conserva con vistas a una sucesin de acciones. Es por ello que tiene que haber un proceso de abstraccin del contexto similar al que ha permitido el surgimiento del lenguaje humano que ya no est directamente ligado a los estmulos ambientales.

    Las conexiones entre las funciones lingsticas y las funciones de manipulacin, tan lcidamente expresadas por Leroi-Gourhan, han

  • 56 Raymond Williams Ed. sido objeto, en aos recientes, de investigacin detallada en diversos campos, y tambin han dado pie a nuevas especulaciones sobre el origen del lenguaje, considerado ahora bajo la luz de una red ms vasta y complicada de operaciones y relaciones sociales.

    En el campo neurolgico, el principal objeto de observacin es el fenmeno de la lateralizacin cerebral -el proceso por el que, en la mayora de los individuos, el hemisferio izquierdo es dominante en el lenguaje y en las operaciones manuales (por ejemplo, son dies-tros). Algunos han credo ver en la asimetra de ambas funciones prueba del desarrollo paralelo del lenguaje y de la construccin y la utilizacin de implementos. As, un autor, Gordon Hewes, habla de una secuencia de tiempo en la que la lateralizacin de los ambi-diestros condujo a la del lenguaje verbal, pasando por el lenguaje gestual, el eslabn ms prximo entre estas dos funciones complejas y asimtricas.

    No han faltado estudios interesantes de paleoneurologa con el objeto de determinar la existencia de la lateralizacin en fsiles hu-manos. Se estudian los crneos por medio de moldes, por lo general artificiales, a veces naturales (cuando la arena ha remplazado los tejidos suaves). Estos muestran un mayor desarrollo en las reas frontal y posterior del hemisferio izquierdo. La observacin de los astillamientos de las piedras tambin confirma el predominio de la condicin de ambidiestro en el hombre primitivo: algunos estudiosos han sido inducidos a intentar establecer conexiones precisas entre la evolucin del lenguaje y la de la tcnica de picar. Pero, en primer lugar, el lenguaje verbal no es un prerrequisito esencial de activi-dades como la caza o la fabricacin de implementos, como lo prue-ban las transmisiones no verbales de complejas tcnicas laborales por artesanos de nuestros das. En segundo lugar, la analoga entre el empleo de herramientas y el uso del lenguaje no supone la exis-tencia de un mecanismo cognitivo comn, por la cual el lenguaje tendra que ser considerado como una elaboracin de la funcin herramienta. Ambos son casos de actividad secuencio-motriz pla-nificada y especializada, pero que no nos permiten inferir nada acerca del origen del lenguaje ni identificar las caractersticas cog-nitivas que distinguen el lenguaje de las dems formas de actividad especializada. Tal vez lo nico que se puede afirmar es que la co-nocida complejidad de ciertas operaciones nos obliga a asumir fun-

  • Historia de la comunicacin 57 ciones mentales de semejante refinamiento que la ausencia de una capacidad para la comunicacin lingstica sera sorprendente. Los artesanos que se transmiten tcnicas de trabajo unos a otros son seres hablantes (se han convertido en seres hablantes), aun si en determinado momento no hacen uso del habla.

    La gesticulacin se considera a menudo el vnculo ms directo entre la manualizacin y el lenguaje, segn lo expuesto anterior-mente. Los argumentos a favor de la prioridad del gesto sobre el discurso son de diversa ndole. Gordon Hewes tiene una teora con base experimental del origen gestual del lenguaje. En lo referente al campo neurolgico, Hewes aborda, no slo el complejo tema de la lateralizacin, sino tambin las dos formas distintas de control neu-ronal del mecanismo de la voz que se encuentran respectivamente en los primates superiores y en el hombre. En los primates, la vo-calizacin es controlada por lo que son, desde un punto de vista evolutivo, regiones cerebrales ms primitivas. Los primates carecen del control cortical presente en el hombre, de modo que su vocali-zacin es altamente estereotipada y escasamente abierta al apren-dizaje. Ahora bien, mientras que el mecanismo vocal de los primates, en virtud de su propia estructura neuronal, no se presta a formas de comunicacin superiores a la simple sealizacin, la situacin cambia por completo en lo que se refiere a sus miembros delanteros, dotados de una amplia gama de actividades conductuales que les permiten actuar sobre el entorno y ser guiados por la retroinfor-macin que de l extraen. De todo esto se puede inferir que las complejas secuencias motrices requeridas por cualquier forma de lenguaje fueron realizadas, en fechas tempranas, por las manos y por los brazos. Aqu debemos tomar en consideracin, tambin, el alto grado de precisin manual que poseen los homnidos, contro-lado por regiones ms avanzadas del cerebro que en el caso de otros primates. Tambin lo evidencia el hecho de que, mientras que los intentos por ensear un lenguaje vocal a los chimpancs han resul-tado infructuosos (como los Hayes encontraron en Viki), se han obtenido buenos resultados con experimentos concebidos para uti-lizar sus capacidades manuales para el aprendizaje de lenguajes es-peciales.

    La hiptesis de un origen gestual del lenguaje puede, pues, ba-sarse, al rnenos en parte, en las diferencias existentes en el control

  • Raymond Williams Ed.

    Se ha sugerido que el lenguaje evolucion a partir de la gesticulacin manual. Una mujer de la tribu de los Nemadi, del Sahara, explica la llegada de su esposo cazador: Volver... en un da... y una noche... con cuernos de antlope.

  • Historia de la comunicacin 59 neural de la vocalizacin en hombres y en animales. De esto se seguira que el lenguaje verbal no se deriv de las respuestas vocales de los primates inferiores, sino que fue una caracterstica comple-tamente nueva:

    Desde un punto de vista neurolgico, la evolucin del habla debe representar la evolucin de los mecanismos del cerebro localizadas en la parte posterior, en zonas del crtex que funcionan para analizar la informacin de los sentidos, para establecer recuerdos de stos y para organizar respuestas voluntaras que proceden del anlisis de los recuerdos.

    RONALD MYERS Comparative neurology ofvocalization and speech

    Reducir la funcin del lenguaje a la mera elaboracin de infor-macin y a la preparacin de planes puede dar lugar a una inter-pretacin peligrosa: al hablar del lenguaje, no se debe desestimar el lado afectivo y motivacional del ser humano. Nos parece til situar las funciones motivacionales en un esquema general del desarrollo de las funciones fsicas (ms adelante presentamos un esbozo del marco neurofisiolgico al que hemos hecho referencia). Los trminos afecto o sentimiento no se aplican al conocimiento del mundo exterior, sino que hay un desarrollo y una modificacin del afecto en cada nivel del proceso cognitivo: El afecto es como la forma al contenido en desarrollo. Cabe decir que cada accin, cada percep-cin, cada expresin, tiene su lado afectivo (Jason Brown, Mind, Brain and Consciousness). As, en el marco dinmico, el sentimiento no se considera energa dirigida a objetos dados: de hecho, el mundo externo y la carga afectiva que le corresponde son productos, ambos, de la misma actividad de construccin de la realidad por parte del sistema nervioso.

    El lenguaje, como la conciencia, empieza a ser por la exigencia, la necesidad de relacionarse con otras personas, segn la famosa afirmacin de Marx y Engels. (Para Marx era importante el hecho de que la necesidad surgiera en el contexto de los procesos de pro-duccin y de consumo, en contraste con la idea de que la necesidad es natural, constituyendo, as, la base biolgica de la cultura (Malinowski). Podemos afirmar con firmeza que el lenguaje no sur-gi sencillamente de una necesidad general de comunicacin, sino

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    5e cree que estos dibujos pre-histricos en las rocas de Glen Canyon, Colorado River, po-sean significados simblicos con poder de motivar a los hombres. Desde el principio, el lenguaje ha estado presen-te en la organizacin social, en esta funcin y en la de la simple comunicacin.

  • Historia de la comunicacin 61 de la necesidad de un cierto nivel de comunicacin derivada de un cierto tipo de organizacin social, y que fue posible gracias al nivel de comunicacin ya existente. Debi de haber una nueva totalidad dinmica en la forma de la prctica social de los homnidos, ex-pulsados del bosque hacia la sabana e intentando superar las difi-cultades de la adaptacin a su nuevo nicho ecolgico, obligados a moverse en parajes abiertos ms que a travs de los rboles, con ms predadores alrededor y unos pies no tan disponibles como antes. Podemos intentar aislar algunos contextos dentro de semejante prc-tica social en la que el lenguaje pudo haber sido de particular valor evolutivo.

    Primero hemos de sealar que el lenguaje no se puede reducir a simple comunicacin. En Evoluion of the Brain and Intelligence, Harry Jerson sugiere que si la presin evolutiva bsica que favorece el desarrollo del lenguaje hubiese sido simple comunicacin, la res-puesta hubiese consistido en el desarrollo de sistemas lingsticos preconstruidos, con sonidos y smbolos convencionales, que no hu-biesen requerido, ni un perodo largo de aprendizaje, ni un sistema neuronal complejo, como ocurri con los pjaros, por ejemplo. Pero el lenguaje humano se puede considerar la expresin de una con-tribucin adicional del sistema nervioso a la formacin de imgenes mentales, anloga a la contribucin de los sistemas sensorial y aso-ciativo del cerebro. Esto supone una mente capaz de separar imagen y objeto, palabra y cosa, referencia y objeto referido. Y no basta con ello: tiene que existir la posibilidad de referirse a algo que no est presente, inexistente. De modo que el poder de informar conlleva el poder de fesinformar. Umberto Eco define la semitica como el estudio de todo aquello que pueda servir para mentir.

    La importancia de las capacidades simblicas superiores puede juzgarse adecuadamente slo en situaciones de conflicto como las que a menudo surgen en grupos sociales fundados sobre jerarquas complejas y sobre luchas constantes por la supremaca, como los primates. El estudio del comportamiento de rivalidad pre-humano nos permite entender ciertas dimensiones sociales que se perderan de vista si fijramos nuestra atencin exclusivamente en la coope-racin econmica. La bsqueda del prestigio social como el mayor bien independiente de las ventajas materiales concretas muestra el enorme peso de los valores afectivos y simblicos en el proceso

  • 62 Raymond Williams Ed. social. Un hecho paradjico como la destruccin de bienes en el potlatch demuestra que el hombre no busca los objetos y los bienes simplemente por su valor de uso. En la produccin de objetos re-queridos por el hombre, una dimensin importante es, precisamente, la produccin de su significado afectivo y simblico.

    Sociedad, pensamiento y lenguaje

    Al considerar el problema del lenguaje en la sociedad, debemos llevar a cabo dos operaciones preliminares. La primera es condenar como inadecuada la propia frase lenguaje en sociedad. Sugiere una especie de recipiente en el que se encuentra el lenguaje junto con todo lo dems. Preferimos considerar el lenguaje en coexistencia, a su modo, con la sociedad, esta ltima compuesta de otras muchas instituciones, pero el primero integrado en todo. Peor aun sera la frase lenguaje y sociedad, un contraste habitual aunque absurdo, como si en una mano tuvisemos la sociedad y en la otra el lenguaje: una sociedad sin lenguaje y un lenguaje aislado de la sociedad. Una investigacin como la nuestra consistira, pues, en el intento de unir lo que ha sido separado torpemente.

    Una vez hecha la aclaracin, podemos examinar en el interior del lenguaje (y, por tanto, en el interior de la sociedad humana, dado nuestro principio de coexistencia) tanto los aspectos biolgicos como los sociales. La diseccin es til cuando se aplica a una verdadera totalidad aceptada como tal.

    La segunda operacin preliminar (que ahora trataremos) es la de enriquecer o, al menos, dar mayor consistencia y articular nuestra nocin general de sociedad. Hemos de traducirla a la de reproduc-cin social, siguiendo la lnea de interpretacin empleada por Rossi-Landi durante varios aos.

    Reproduccin social y sistemas de signos La reproduccin social es el complejo de todos los procesos me-

    diante el cual una comunidad o una sociedad sobrevive, bien crezca, bien contine existiendo. La nocin tiene fuertes connotaciones eco-

  • Historia de la comunicacin 63 nmicas, pero no es reducible a actividades productivas de bienes. Aun cuando se trata de satisfacer necesidades elementales mediante el consumo inmediato, desde el principio los seres humanos han formado grupos y han puesto en marcha complejos procesos supe-rindividuales, uno de los cuales es, precisamente, la comunicacin verbal como una variedad particular de la totalidad de su sistema de signos. De hecho, para establecer un enfoque bastante distinto, fue slo cuando se alcanz todo esto que los hombres empezaron a aislarse unos de otros. La necesidad de acumular y distribuir luego las materias no consumidas de inmediato requera formas superiores de organizacin. Todos los procesos principales que se dan en una sociedad, y no sencillamente aquellos que son inmediatamente pro-ductivos, forman partes integrantes de la reproduccin social.

    Conviene sealar que hasta ahora hemos venido hablando de sistemas de signos y no de simples cdigos. Un sistema de signos comprende al menos un cdigo (por ejemplo, materiales con los que trabajar y herramientas para trabajar en ellos), pero tambin las reglas para aplicar el segundo al primero (estas reglas tienen una doble situacin, residiendo, desde ciertos puntos de vista, en el c-digo pero, de forma ms amplia, en los que lo utilizan); un sistema tambin comprende los canales dla comunicacin -as como las circunstancias necesarias para la misma- y, adems, los emisores y receptores que emplean el cdigo. De esta forma, un sistema de seales comprende, tambin, todos los mensajes intercambiados y susceptibles de ser intercambiados dentro del universo establecido por el sistema. El hecho es que un sistema de signos es una porcin de realidad social y, ciertamente, no slo una mquina simblica a disposicin de cualquiera (de modo que su uso sera, al menos, a medias ahistrico). No hay reproduccin social sin sistemas de sig-nos, ni los sistemas de signos existen como no sea dentro del alcance de un verdadero caso histrico de reproduccin social.

    Los sistemas de signos son una parte integrante de la reproduc-cin social como un todo. Operan en cada nivel de su interior y a lo largo de cada lnea de influencia, y son condicionados por -a la vez que condicionan- todo lo dems. Al mismo tiempo, ha de ad-mitirse que los sistemas de signos, grandes o pequeos, poseen una independencia relativa, que les permite desarrollarse conforme a leyes organizativas que les son propias. Esto es particularmente cier-

  • 64 Raymond Williams Ed. to en los sistemas de signos verbales, por ejemplo del lenguaje en general, que en cierto sentido es independiente del resto precisa-mente en la medida en que es un complejo sistema auto-regulador. El lenguaje es algo tan poderoso que genera una ilusin especializada, la de su total independencia en relacin con la reproduccin social, de la que es en realidad parte integrante, siendo al mismo tiempo productor, herramienta y producto. Esta ilusin se ha visto forta-lecida por el hbito de considerar el lenguaje independientemente de otros sistemas de signos o como particularmente pre-eminente en comparacin con stos. Se ha olvidado as que, no slo para el lenguaje, sino tambin para todos los dems sistemas de signos, de hecho para todo mecanismo socialmente efectivo e histricamente transmitido, el solo hecho de formar un todo requiere la operacin de leyes de organizacin interna. Sin embargo, el advenimiento de las mquinas, en sentido literal, de las ms primitivas a las ms modernas y auto-reguladoras, ha estado disponible como una fuente obvia de comparaciones.

    Sistemas de signos verbales Toda accin humana es capaz de comunicar, es decir, es parte

    potencial de un sistema de signos. El lenguaje es slo un complejo de sistemas de signos de los muchos que la sociedad necesita para reproducirse. Denominarlo el ms rico e importante es afrmar lo obvio y lo banal, pero desde un punto de vista riguroso puede ser simplista. La preeminencia del lenguaje se debe, principalmente, a razones ideolgicas. El lenguaje ha sido siempre, por excelencia, el depositario y el portador de poder en la medida en que las clases o los grupos dominantes lo han empleado en su propio beneficio. En cualquier parte del mundo la gente habla -o hablara espontnea-mente- en algn dialecto u otro. Un lenguaje nacional es como una manta que cubre la enorme variedad de dialectos, porque ello res-ponde a los intereses del poder estatal. La oposicin entre trabajo intelectual y manual ha sido desde el principio, nter alia, una opo-sicin entre sistemas de signos verbales y no-verbales: Yo hablo y te doy rdenes; t obedeces y las ejecutas con tus manos. Tampoco se puede decir que el otro sistema de signos dependa del lenguaje.

  • Dolgellau

    El lenguaje como forma de control social: las minoras lingsticas disidentes, el ca-taln (arriba) y el gales (aba-jo), llaman la atencin sobre la homogenizacin de la len-gua nacional en inters del

  • 66 Raymond Williams Ed. De hecho, lo opuesto s es cierto, al menos para muchos de ellos: en primer lugar, porque los otros preceden genticamente al lenguaje y, por lo tanto, lo condicionan; en segundo lugar, porque el lenguaje se apoya, por decirlo as, en varios sistemas de signos a los que hace referencia. El lenguaje, en s mismo, no existe en la realidad: porque la realidad es siempre verbal y no-verbal, se compone de signos y de no-signos. Decir que el lenguaje es ms importante que otros sistemas de signos suena un poco a decir que los pulmones son ms importantes que los rones, o que la digestin es menos importante que la respiracin. En realidad, la cuestin es que si los rones dejan de funcionar, tambin lo harn los pulmones, y que si cesa la di-gestin, tambin cesa la respiracin.

    Para algunos lingistas tericos, por otra parte, la preeminencia del lenguaje consiste en ciertos criterios abstractos y formales que, hasta cierto punto, ellos mismos imponen a su material. Ejemplos de semejantes criterios son los universales de Chomsky, las reglas de un hablante idealizado perteneciente a una comunidad lin-

    gstica homognea por la que las estructuras profundas se trans-forman en estructuras superficiales. El peligro de semejante en-foque es que cualquier forma de comunicacin que no satisfaga los criterios puede ser excluida como no-lingstica. As, la facultad lin-gstica puede ser considerada responsable de las diferencias entre el hombre y los dems animales, convirtindose *en un concepto metafrico semejante a la razn para los idealistas o el alma para la tradicin cristiana.

    Una nota sobre relatividad lingstica Una buena forma de garantizar un anlisis frontal de las rela-

    ciones entre pensamiento y lenguaje en general puede ser el estudio de las relaciones entre pensamiento y lenguajes individuales o na-turales. Segn el lingista americano Benjamn Lee Whorf, la es-tructura global de cada lenguaje ejerce una influencia diferencial en la manera en que un hablante (sobre todo, pero no nicamente, si es su lengua materna) percibe y concibe el mundo, en cmo desa-rrolla y emplea su propio pensamiento y en cmo se comporta ante la realidad. No vamos a tratar en detalle aqu este complejo de

  • Historia de la comunicacin

    El hind, el urdu y el ingls en el cartel de un vendedor ambulante de Delhi. Distin-tas lenguas ofrecen distintas posibilidades de expresin, lo cual dista mucho de decir que el equipamiento mental de una cultura el el producto de una lengua con la que ha sido dotada de alguna forma a priori.

  • 68 Raymond Williams Ed. proposiciones pero, siguiendo los pasos de la crtica que le dirige Rossi-Landi, adelantaremos algunas observaciones que nos llevarn al umbral de nuestro siguiente tema, el de las relaciones entre len-guaje y pensamiento en general. Nuestra discusin puede parecer demasiado esquemtica, pero si decimos que los dos trminos fun-damentales sobre los que gira todo el tema son el lenguaje (los lenguajes particulares), el lector sagaz adivinar hacia dnde vamos. De lo que se trata es de dos restricciones injustificadas de vastas totalidades, complicadas por otras operaciones ilegtimas. Intenta-remos ennumerar una a una, pero sin la intencin de ser exhaustivos, algunas de las partes principales en las que se puede disecar la tesis.

    (i) El lenguaje, en el sentido de los lenguajes individuales, es separado del lenguaje en general y, en particular, del complejo de tcnicas sociales que estn en la base de la comunicacin y que mejor resume la idea de una comunidad idiomtica. As, el sistema de herramientas y materiales es analizado por separado del proceso social que lo ha producido y lo pone en movimiento.

    (ii) No slo es la idea de un lenguaje congelado e hipostnico en este sentido, sino que surge una concepcin simplista de ste, ig-norando los elementos polismicos y sinnimos, por ejemplo, no tomando en cuenta la multiformidad del contenido que puede sub-yacer a cada palabra. Se toma aun menos en cuenta los elementos metafricos y metonmicos.

    (iii) Tambin se omite el hecho de que se pueden encontrar dis-tintas unidades lingsticas con distintas estructuras semnticas en el curso de la evolucin histrica y del desarrollo humano individual.

    Ya a esta altura encontramos totalmente oscurecida, no slo la complejidad de conexiones entre la designacin verbal de los fe-nmenos y la percepcin real de stos, sino tambin la intrincada red de relaciones que cobra vida entre la estructura gramatical de una lengua y el sistema de conceptos que expresa, representa o trans-mite. Entonces parecer extrao, por no decir metodolgicamente incorrecto, que estas mismas relaciones y conexiones tengan que ser recuperadas a posteriori, despus de que la lengua ha sido empo-brecida de esta manera. Pero hay ms.

    (iv) Se trata el sistema de signos verbales de que se compone una lengua aislado de otros sistemas de signos, y esto en dos sentidos: por un lado, no se toma en cuenta los desarrollos adicionales de los

  • Historia de la comunicacin 69 que puede ser objeto una lengua, por ejemplo, se omite el poder auto-extensivo del lenguaje y su capacidad de formar lenguas es-peciales, tcnicas o ideales, o lenguas secundaras de cualquier tipo en relacin a la que se habla habitualmente; por otro -y an es ms serio-, se ignora por completo la existencia contempornea e innegable de los sistemas de signos no-verbales.

    (v) As, una lengua emerge como algo totalmente aislado del proceso real de reproduccin social. Los mensajes compuestos o transmitidos con o en la lengua y dentro de la realidad social apa-recen, consecuentemente, como simple producto de las estructuras concretas del mismo lenguaje, y cualquier otro factor considerado contribuyente a su produccin tendra que ser, por definicin, no-lingstico y, estrictamente hablando, ni siquiera susceptible de des-cripcin por palabras.

    Quiz ya haya quedado claro que, sea lo que sea que se quiera dar a entender por pensamiento, el paralelo entre y, an ms, la interpenetracin del lenguaje (una lengua) y el pensamiento es, bien imposible, bien totalmente artificial. Pero si pasamos a lo que los partidarios de la relatividad lingstica entienden por el segundo trmino de su comparacin, la cosas se ponen an peores.

    (vi) El pensamiento mismo, que un complejo de actividades en uno u otro sentido mental, tambin parece aislado de la reproduccin social. Se habla de l como de un proceso que va ms all de su propio impulso, como una constante independiente de las verda-deras variables de la vida social.

    (vii) Ms an, bajo el trmino-paraguas pensamiento, ha de incluirse, no slo las categoras fundamentales del pensamiento for-malmente considerado, sino tambin los contenidos presentes -im-genes, intuiciones, representaciones, ideas- y, adems, los hbitos psicolgicos colectivos y, finalmente, todo lo que se quiere decir comnmente por conciencia y cosmovisin.

    Pero, puede que se objete, siempre es legtimo hacer uso de las abstracciones. Si deseo aislar una lengua, o el mismo pensamiento, dentro de una totalidad ms vasta, no est claro por qu edicto me he de guiar. Inclusive una concepcin bastante parcial del lenguaje y/o del pensamiento puede ser til para concentrar la atencin de la investigacin. Mucho se podra decir aqu. En parte, ya hemos empezado a decirlo con nuestra discusin sobre la reproduccin

  • 70 Raymond Williams Ed. social, ya que la tesis de la relatividad lingstica descansa, en el fondo, en una operacin adicional de cuya ilegitimidad no puede haber dudas.

    (viii) Las dos sub-totalidades separadas denominadas lenguaje y pensamiento se combinan en una relacin causal de una sola direccin: a la lengua, aislada por todas las operaciones que hemos descrito, se la dota del poder de condicionar continua y sistemti-camente a una cosa denominada pensamiento, igualmente aislada en la forma descrita. No slo se invoca dos sub-totalidades arbitraria e inadecuadamente denidas para formar una totalidad claramente espuria sin existencia real, sino que en el interior de esa totalidad imaginaria se crea una dinmica supuestamente real para ayudarnos a explicar el curso de los acontecimientos.

    El resultado de todo esto es que el pensamiento queda reducido a la categora de simple producto del lenguaje. Semejante teora jams conseguir comprender la contribucin de los sistemas de signos no-verbales y de diversos factores extra-lingsticos a la formacin de cualquier estado o proceso que de cualquier forma merezca el ape-lativo de mental. Sin embargo, est claro que todos los factores de lo que es mental son conjuntamente operativos en todos los procesos de la reproduccin social. Asimismo, el lenguaje es el pro-ducto de una prctica social. El veredicto inevitable es que la tesis de relatividad lingstica supone un favoritismo idealista en relacin al papel del lenguaje en la reproduccin social y, por tanto, en la gnesis de ese vasto complejo comnmente llamado pensamiento.

    Estas crticas son totalmente negativas en trminos del funda-mento terico de la relatividad lingstica y de su utilidad para arro-jar luz sobre nuestros problemas, pero no nos deben hacer olvidar la gracia y la delicadeza de ciertas descripciones desde el interior de lenguas remotas como las amerindias, ni la fertilidad de algunas de las intuiciones de Whorf y otros en campos esencialmente socio-lingsticos. El solo hecho de que cada lengua sea el producto his-trico de cierta comunidad de hablantes distinta de todas las dems supone que sus posibilidades de expresin tambin sern irrepeti-bles. Segn Dell Hymes, ste es el elemento irreductible de verdad en lo que se conoce como la hiptesis whorfiana. Los medios dis-ponibles condicionan lo que se puede hacer con ellas y, en el caso del lenguaje, condiciona los significados que pueden ser creados y

  • Historia de la comunicacin 71 transmitidos. El lingista ingls Basil Bernstein propuso extender el concepto de relatividad a la comparacin de usos de la misma lengua (ingls) por nios de distintas clases sociales.

    La precedente discusin del complicado problema de las rela-ciones entre distintas lenguas y el pensamiento nos lleva a otro plano, donde podemos volver a formular los problemas ms profundos y unitarios de la relacin entre el lenguaje y el pensamiento en general.

    Cmo se forman las estructuras del lenguaje y el pensamiento

    Intentemos situar nuestro problema dentro de la dialctica del mundo externo y el mundo interno que ha sido tan til en la tradicin filosfica y puede proporcionar ideas sugerentes en la es-fera neuro-psicolgica.

    Es posible interpretar la evolucin de las funciones cerebrales y de las estructuras relevantes vinculadas a la percepcin y la accin, y sus consecuencias en el desarrollo de un individuo, como la cons-truccin progresiva de un espacio exterior. En Mind, Brain and Cons-ciousness, Jason Brown proporciona un modelo detallado de desa-rrollo cognitivo. En el nivel sensomotor (formacin reticular, cerebro medio, techo, ganglios bsales), el espacio perceptual y motor se concentra en el cuerpo y en una rea muy limitada alrededor del cuerpo. Luego, en el nivel de representacin limbal (hipotlamo, cin-gulate gyrus, hipocampo y otros grupos subcorticales como las amg-dalas, el septum y el ncleo dorsomedial del tlamo) se empieza a formar un espacio extrapersonal, aunque an es substancialmente intrapsquico: los objetos no existen en l como realidades indepen-dientes, sino que son de la naturaleza de las imgenes de los sueos o las alucinaciones. En el nivel de representacin cortical (neocrtex) el objeto es exteriorizado por completo y situado en un espacio abstracto, y tambin el yo es percibido como un objeto (como en el caso del autorreconocimiento en espejos por primates no huma-nos). El hombre, pues, posee todos estos niveles en comn con otros animales. A nivel de la especie humana encontramos un distancia-miento an mayor entre la accin y la percepcin, ambos ahora completamente exteriorizados, situados, de hecho, en el mundo exterior. Mientras tanto, el surgimiento del lenguaje conduce a la

  • 72 Raymond Williams Ed. construccin de un mundo interior y el yo se constituye como un sujeto consciente, ya no ms como un simple objeto de conciencia en pie de igualdad con otros objetos del mundo fsico.

    Esta es la base biolgica para un esquema conceptual en el que enmarcar nuestra aproximacin al problema de la reflexividad, el ncleo, quiz, de cualquier discusin sobre las relaciones entre pen-samiento y lenguaje. Lo que se pretende denominando biolgica a esta base es que el esquema adecuado incluya factores sociales.

    Hemos visto que una tendencia fundamental en la historia de la evolucin del sistema nervioso es la de apartar el organismo de una dependencia inmediata en los estmulos ambientales. Uno de los aspectos ms importantes de la fenomenologa relativamente variada de esta tendencia es la construccin gradual de un espacio abstracto en el que se proyectan las sensaciones en la forma de objetos y acciones. La exteriorzacin implica el surgimiento de la consciencia del mundo exterior como algo distinto del sujeto que percibe.

    En Fenomenologa del espritu (1807), Hegel observa que el len-guaje y el trabajo son expresiones exteriores en las que el individuo ya no es dueo de s mismo, sino que deja que lo interior salga de l, y lo entrega a otra cosa. A la luz de la neuro-psicologa moderna, las profundas introspecciones de Hegel adquieren un significado mu-cho ms amplio. Podemos localizar el trabajo y el lenguaje dentro del proceso evolutivo de la exteriorzacin en la que el sistema ner-vioso se exterioriza y pasa a la condicin de permanencia, palabras perfectamente comprensibles y modernas, pero una traduccin exac-ta de la afirmacin de Hegel. El resultado de este proceso es la constitucin de un espacio y de objetos dotados de una mayor es-tabilidad perceptual.

    La produccin de material modifica directamente el entorno na-tural, por as decir, mientras que la produccin lingstica (y la pro-duccin simblica en general) funciona de una forma mucho ms indirecta y compleja. En primer lugar, segn Marx, el lenguaje pro-yecta las palabras al espacio exterior, no slo en el sentido obvio de capas de aire puestas en movimiento, sino produciendo signifi-cados que tienen vida propia en el mundo exterior. Esta vida adquiere el carcter de cosa, presencia la adhesin del significado al referente en las culturas primitivas y la tendencia, en las primeras etapas del aprendizaje del lenguaje, a concebir el mundo como una

  • Historia de la comunicacin 73

    propiedad de la cosa; pero, inclusive a un nivel ms alto de abs-traccin conceptual, los signos verbales asumen an un carcter ob-jetivo, que les confiere la fidelidad del significado o la denotacin.

    Sin embargo, junto al significado objetivo existe el sentido per-sonal en toda su riqueza, que se refiere al mundo privado de las experiencias de un individuo, pero sin dejar de ser sociales. Este carcter doble, tan esencial a los signos lingsticos, es quizs el rasgo que permite la construccin de un espacio interior -la mente-, ba-sado en el modelo del espacio exterior. Ninguno de estos espacios est metafsicamente dado: ambos son el producto de la evolucin y de la historia del ser humano.

    El punto central del lenguaje fluye del hecho de que no es el origen de la conciencia sino la forma en que sta existe. La conciencia

    El lenguaje ^ produce significados con vida propia en el mundo exterior: el dibujo de Steinberg alude a las frases verbales que los individuos pueden percibir como apoyos objetivos para su identidad y su seguridad.

  • 74 Raymond Williams Ed.

    se genera a travs de la reflexin interior, llevada a cabo mediante la actividad del sistema nervioso.

    El aspecto ms importante y delicado del problema, por lo tanto, tiene que ver con los modos de exteriorizacin o, para emplear el trmino del psiclogo sovitico Lev Vygotsky, transplantacin. En qu consiste esencialmente? Convencido de que el estudio de las funciones psquicas superiores no puede abordarse mediante m-todos reduccionistas, Vygotsky destaca la estructuracin mediadora de los procesos mentales (la dependencia en estructuras inmediatas), en los que los sistemas de signos desempean un papel fundamental.

    Particularmente importante es la capacidad especficamente hu-mana de crear estmulos artificiales -medios-estmulos-. Por ejemplo, segn Vygotsky, el lenguaje, las distintas formas de contar y calcular, los ejercicios mnemotcnicos, los smbolos algebraicos, las obras de arte, la escritura, los esbozos, los diagramas, los mapas, los cianotipos, etc.. Mediante estos medios y, sobre todo, mediante el lenguaje, el hombre puede organizar su propio comportamiento, no sobre la base del estmulo directo, sino a travs de un campo de signos interior que refleja las influencias ambientales de forma ms o menos generalizada. Con la interiorizacin progresiva del lenguaje intersubjetivo (por ejemplo, el lenguaje empleado en la comunica-cin primaria), se alcanzan formas de reflexin ms complejas, hasta que, despus de la reorganizacin repetida de los procesos psquicos del hombre, sistemas enteros de conceptos mediatizan su reflexin.

    Vygotsky colabor con su alumno Luria en investigaciones lle-vadas a cabo en el campo, en Uzbekistn, entre 1930 y 1932: el propio Luria le dara forma filosfica sistemtica a los resultados obtenidos en su Desarrollo cognitivo: sus bases culturales y sociales. A principios de la dcada de los treinta, aquel remoto distrito de la URSS estaba en proceso de transformacin del sistema agrario feu-dal a la economa socialista. La tesis central es que los procesos de abstraccin y generalizacin son producto del desarrollo econmico y cultural. El lenguaje desempea un papel fundamental en la evo-lucin de formas de pensamiento concretas y situacionales a las operaciones tericas tpicas del pensamiento abstracto desarrollado, incluida, precisamente, la abstraccin de las caractersticas de las cosas a partir de las cosas mismas, y la atribucin de las cosas per-cibidas a categoras lgicas. En otras palabras, aun si el paso a nuevas

  • Historia de la comunicacin 75 formas tericas de generalizacin es causado por cambios en las condiciones reales de la vida, los medios que las hacen posibles son esencialmente lingsticos. Las palabras son ya conceptos, el lenguaje es ya un pensamiento categrico. Ensear a hablar mejor equivale a mejorar la capacidad de abstraccin.

    La nica reserva que, creemos, conviene hacer a la posicin de Lura es que no deja de ser un plano demasiado general. No ocurre lo mismo con las teoras propuestas por el historiador y clasicista George Thomson. En Studies in Ancient Greek Society, Thomson hace una doble lectura del principio segn el cual nada hay en la conciencia que no haya existido previamente en la realidad social: por una parte, la formacin de ideas y conceptos refleja las relaciones sociales actuales; por otra, las situaciones antecedentes de signos no

    _-cuJu. fian, {ti nuccst

    Las paradojas de Magritte sobre el tema de la equivalencia de las pa-labras y las imgenes como repre-sentaciones grficas de objetos, muestra cmo a veces pensamos en palabras, no slo como instrumentos de referencia, sino tambin como propiedad de las cosas que describen.

    a

  • 76 Raymond Williams Ed. verbales reciben formulacin verbal. Junto con la formulacin de una economa monetaria, y slo entonces, aparece en Grecia por vez primera el concepto parmenideano de un ser unitario, que tiene valor slo por existir, con gran independencia de cualquier diferencia observable por los sentidos y modificable mediante labor manual.

    El filsofo Alfred Sohn-Rethel extiende el anlisis al papel mo-neda. El intercambio de mercancas, dice, como cualquier tipo de intercambio, constituye en s mismo un sistema de signos no verbales que se complica cada vez ms y alcanza un mayor nivel de abstrac-cin con la institucin, primero monetaria, luego de papel moneda. Las estructuras de este sistema de signos no verbales quedan refle-jadas en el lenguaje como resultado de procesos super-personales que son, en su mayor parte, subconscientes. Es as cmo aparece la posibilidad de un conocimiento desvinculado del trabajo manual. Dentro del lenguaje se empiezan a formar conceptos abstractos y formales, que con el paso del tiempo facilitan la construccin de una ciencia natural objetiva como la fsica de Galileo.

    La psicoanalista hngara Melanie Klein hace una formulacin extraordinariamente completa y coherente del papel de los factores afectivos en la gnesis de los procesos simblicos y de pensamiento, siguiendo una tradicin de investigaciones psicoanalticas exhaus-tivas que se remontan a Freud. Identificada tanto con los datos clnicos como con las ideas de sus maestros, Klein establece los valores afectivos y fantasiosos que acompaan a las operaciones iniciales de inteligencia y creatividad, y muestra que tanto el con-tenido como la forma de estas ltimas estn revestidos de significado afectivo. Su conocida tesis de ansiedad de separacin y los intentos de su escuela por llegar al fondo del complejo problema de las re-laciones-objeto ms tempranas y los mecanismos de defensa em-pleados por el nio han revelado la serie de operaciones que llevan al nio al reconocimiento gradual de la diferencia entre yo y madre y padre. Estas operaciones forman la base afectiva del pensamiento y preceden temporalmente los primeros rudimentos del lenguaje. Todos los aparatos complejos, los mecanismos de divisin y nega-cin, etc., son en s mismos una especie de gramtica y sintaxis emocional que desempea un papel estructural en el fomento o, en casos patolgicos, en el entorpecimiento, de la gnesis de las primeras etapas del lenguaje. Segn Wilfred Bion, por ejemplo, las operaciones

  • Historia de la comunicacin 11

    mentales bsicas de conexin y diferenciacin se originan en las experiencias afectivas del contacto oral con el pecho y, por consi-guiente, del vnculo entre el padre y la madre, por no mencionar las de la separacin del cuerpo de la madre. En este nexo, Ricardo Steiner no duda en ver el desarrollo de:

    la capacidad para tolerar una diferenciacin mnima entre el yo y el mundo exterior como una de las condiciones necesarias de esa ca-pacidad discriminatoria en la que se basa la formacin de los grupos fonmicos particulares y que para Jacobson, como sabemos, consti-tuye una forma primaria y fundamental de operacin lgica, ya que inicia el proceso que da origen a las formas ms elaboradas de pen-samiento.

    // processo di simbolizzazione nell'opera di Melanie Klein

    Insistiendo constantemente, como hace ella, en la importancia de la experiencia temprana (en sus ltimos trabajos, aun en la de la vida prenatal) en la formacin de la conciencia, Klein deja claro el origen pre-significante, por no mencionar el pre-verbal, de los pro-cesos psquicos ms importantes. Ms adelante se ver que, al tratar estos temas, no pretendemos, bajo ningn concepto, hacer una ex-tirpacin idealista o biolgica del individuo de la reproduccin so-cial. Slo queremos destacar la importancia de la experiencia de su propio cuerpo y del mundo exterior que el nio atraviesa antes de ser expuesto a los sistemas de signos.

    Estamos llegando a una cierta visin de la articulacin interior y del delicado tejido presente en constructos tericos como pen-samiento y

  • 78 Raymond Williams Ed. nativos. En lugar de hablar ilegtimamente del pensamiento y el lenguaje como entidades uniformes, bastante alejados uno del otro en ese sentido, nos parece ms interesante estudiar porciones in-dividuales de la reproduccin social a la luz de varios aspectos del comportamiento..., comportamiento con los signos; comportamien-to verbal, afectivo y econmico; comportamiento fantstico, etc.

    Los prejuicios etnocntricos, qu duda cabe, desempean an un papel en las referencias bastante frecuentes al pensamiento y el len-guaje como nociones generalizadas. Nuestra lengua nativa parece ser idntica al lenguaje, nuestra manera de pensar al pensamiento. El etnocentrismo absorbe para s mismo, por decirlo de algn modo, todas las dems caractersticas de la reproduccin social: slo porque nos pertenece, no se le toma en cuenta, como si se tratase de algo sencillamente natural. Una especie de mirage entra entonces en jue-go, por el cual creemos ver ya presente y operando algo que, en realidad, no es ms que la meta de una planificacin social ms o menos consciente. Es innegable que la homogeneizacin mundial promovida por el neo-capitalismo estatal o monopolstico conduce a la unificacin de innumerables sistemas de signos no verbales (di-ferencias de lenguaje aparte) y a un papel casi uniforme para los sistemas de signos no verbales dentro de distintas formas de prctica social. El capitalismo temprano nos ha cargado con enormes y ho-rribles ejemplos de unificacin. No hay ms que pensar en la destruccin de miles de culturas y lenguas en las dos Amricas, lle-vada a cabo, principalmente el siglo pasado, mediante la destruccin fsica de sus depositarios o hablantes. La brutalidad ms restringida de las formas de homogeneizacin actuales no las hace menos ra-dicales.

    Problemas del innatismo lingstico La importancia de la tesis de innatismo para los seguidores del

    renombrado lingista americano Noam Chomsky reside en su con-viccin de que la provisin de conocimientos innatos de un hablante (en donde su competencia es la formalizacin de ese conocimiento) es descriptible en trminos biolgicos y puede proponerse como un modelo de la mente.

  • Historia de la comunicacin 79

    La hiptesis del innatismo puede formularse de la siguiente forma: la teora lingstica de la G.U. (Gramtica Universal), construida de la forma recin esbozada, es una propiedad innata de la mente hu-mana. En principio, debemos de ser capaces de demostrarlo en tr-minos de biologa humana.

    CHOMSKY, Reflexiones sobre el lenguaje

    De esta forma, la nocin general de lenguaje como espejo de la mente recibe un contenido preciso. La gramtica universal basada en el sistema de condiciones que todas las gramticas deben cumplir, y al mismo tiempo en un conjunto de hiptesis empricas relativas a la habilidad lingstica, debe ser susceptible de transformacin a una estructura psico-fisiolgica. Aun en el ltimo trabajo terico, citado anteriormente, Chomsky respalda la posicin de sus Aspectos de la teora de la sintaxis, donde seala la ambigedad sistemtica de su propio uso de la frase teora del lenguaje para referirse tanto a la predisposicin innata del nio para aprender un gnero de lenguaje como a la explicacin que el lingista hace de esto.

    A raz de esta confusin casi deliberada, la gramtica universal asume a los ojos de Chomsky -o al menos de muchos de sus segui-dores- toda la concrecin de un rgano fsico. No es casual que hable de un rgano mental. Eric Lenneberg, compatriota de Chomsky, estaba convencido de que todo comportamiento era parte integral de la estructura de un organismo. De ah que se dedicara a investigar la base biolgica del comportamiento lingstico, que, se-gn se dice, distingue al hombre de las dems especies. Tambin estaba convencido de que la relacin entre estructura del organismo y forma de comportamiento no era directa o necesaria. Se vio obli-gado, por tanto, a encontrar el equivalente neurolgico del lenguaje, no en alguna estructura especfica, sino en la forma de funcionar del cerebro, por ejemplo, en la maduracin del encfalo y en la latera-lizacin de las funciones. El punto central de la explicacin se hizo consistente al considerar estas correlaciones biolgicas como impresas en el cdigo gentico del hombre y tambin como espe-cficas del ser humano. La exhibicin de competencia lingstica es, por lo tanto, considerada como un proceso de tipo mecnico, donde el entorno lingstico de la sociedad humana desempea el papel de liberador, es decir, un estmulo-clave capaz de activar, pero, cier-

  • 80 Raymond Williams Ed. tamente, no de moldear, una forma de comportamiento. Dado este punto de vista, pareciera que en cualquier investigacin el origen evolutivo del lenguaje no slo es intil, sino que, adems, ni siquiera se podra empezar. Se nos presenta el lenguaje como una facultad unitaria aislada de otros sistemas cognitivos y surgiendo de novo como resultado de la mutacin gentica.

    Cules son los elementos principales de esta construccin te-rica? Antes que nada, la concepcin de lenguaje como una facultad de la mente puede criticarse fcilmente a la luz de los avances hechos por la psicologa sovitica. 1 concepto de un sistema fun-cional o de la funcin global de varios tejidos u rganos, aplicado primero por Bernstein y Anokhin a los sistemas respiratorio y motor, fue extendido por Luria a las funciones mentales, sustituyendo as tanto la localizacin rgida como la teora de no-especificidad del tejido cerebral. La tesis de pluripotencialismo funcional significa que una formacin nica puede, bajo distintas condiciones, ser in-cluida en distintos sistemas funcionales y contribuir a la realizacin de diversas tareas. As pues, para los centros donde se solan lo-calizar las funciones, sustituye los sistemas dinmicos, con ele-mentos bastante distintos desempeando papeles altamente espe-cializados en la ejecucin de una funcin dada. Semejantes sistemas son complejos y dinmicos de un modo que no nos permite concebir la actividad mental como un conjunto de facultades simples e in-dependientes.

    Mayor confirmacin del carcter de constelacin de las fun-ciones psquicas superiores lo proporciona el estudio de su colapso patolgico. La hiptesis bsica de la neurologa clnica, que considera el sistema nervioso como una organizacin jerarquizada de subsis-temas interdependientes, muchos de los cuales pueden ser analizados en relativo aislamiento, puede ser considerada como vlida tambin en el caso del lenguaje. Un estudio de los sndromes originados en la lesin de diferentes sistemas neurales nos permite observar, de vez en cuando, la prdida de una u otra funcin lingstica: reco-nocimiento de la significacin de los sonidos (agnosia auditiva), de-nominacin de objetos (afasia anmica), operaciones lgico-gra-maticales (afasia semntica), etc.

    Adems, la conviccin de Lenneberg de que el lenguaje slo se puede aprender dentro de cierto perodo crtico (entre los dos y los

  • Historia de la comunicacin 81 12 aos, antes del cual el cerebro, en proceso de maduracin, an no ha adquirido, y despus del cual ha perdido, la plasticidad ne-cesaria) ha sido recientemente refutada. Nos referimos al caso de Genie, la chica de Los Angeles que fue mantenida en cautividad por su padre psictico hasta la edad de 13 aos y reducida, en el mo-mento de su liberacin (1973) a un estado de deficiencia psquica y orgnica. Tras un largo tratamiento, Genie alcanz un dominio re-lativamente bueno del lenguaje a una edad claramente fuera del as llamado perodo crtico. Su caso se relaciona con los de los nios salvajes mencionados anteriormente.

    Como Robert Hinde ha sealado (Biological Bases of Human Social Behaviour), el error fundamental del razonamiento de Chomsky consiste en transformar el descubrimiento de una diferencia innata obtenida entre dos formas de comportamiento en una afirmacin acerca de su propio innatismo. Pero del hecho de que hay una di-ferencia innata en la capacidad de adquisicin de lenguaje entre el hombre y otras especies animales no se puede inferir que la capa-cidad misma es innata y que, por lo tanto, no depende del apren-dizaje de al menos una lengua. Esto conduce a una confusin de perspectiva: las caractersticas estructurales comunes de todo len-guaje -los universales lingsticos- son atribuidos a una predispo-sicin gentica sin prestar la menor atencin a las caractersticas constantes del entorno fsico y social de la especie Homo.

    Permtasenos volver a examinar, por un momento, los casos de nios salvajes, junto con los casos de chimpancs a los que se les ha enseado una forma de lenguaje basada en smbolos arbitrarios. Washoe empleaba el lenguaje gestual de los sordomudos, lenguaje de signos americano; Sarn ordenaba piezas de colores en una pi-zarra magntica segn una sintaxis; Lana es capaz de manejar un aparato diseado especialmente para ella y conectado a un orde-nador. Estas dos categoras de quasi-hablantes contradicen cla-ramente todas las teoras del innatismo o de la especificidad segn la especie del lenguaje humano..., la forma de la ltima aqu refutada es aquella absoluta por un dato biolgico. Cuando los monos em-piezan a hablar, una parte del territorio que originalmente se cree puramente humano se desmorona, pero no se sigue que el uso com-pletamente elaborado del lenguaje en su escenario histrico social deja de ser puramente humano. Los nios salvajes no son los nicos

  • 82 Raymond Williams Ed. en mostrar que en ausencia de un entorno apropiado el comporta-miento lingstico sencillamente no cobra forma, y slo en ciertos casos es posible recuperarlo despus. Cuando los nios son criados por animales como lobos, osos, cabras o gacelas, el adolescente hu-mano muestra un sorprendente grado de adaptacin, tanto en tr-minos del comportamiento general como del comportamiento co-municativo, a las especies animales con las que ha vivido. Todo esto destaca la extraordinaria importancia del entorno, para el desarrollo de formas de comportamiento.

    En cuanto a los experimentos con chimpancs, stos muestran qu poderes intelectuales inesperados pueden desarrollarse en miem-bros de especies no humanas, despus de que los individuos son expuestos a los estmulos de un entorno tan sofisticado como un laboratorio de investigacin. Para interpretar correctamente el fe-nmeno es necesario volver a considerar el problema de las relacio-nes entre estructura y funcin. Notamos primero la imposibilidad de descubrir una diferencia estructural entre el cerebro del hombre y el de los grandes simios. Las investigaciones ms recientes mues-tran que inclusive la asimetra anatmica de los dos hemisferios (la lateralizacin, que Chomsky considera tan importante) est tambin presente en los primates mayores no humanos. Marjorie Le May ha descubierto que, en los chimpancs y los orangutanes, dos caracte-rsticas anatmicas, la fisura sylviana y el polo occipital son ms largos en el hemisferio izquierdo. As pues, no puede haber diferencia de localizacin: tenemos que volver a recurrir al pluripotencialismo funcional de las estructuras cerebrales anteriormente mencionadas. Los chimpancs seran capaces de una forma de lenguaje, slo que nunca han encontrado el entorno apropiado. Este hecho parecer un milagro extraordinario (Chomsky, Meditaciones sobre el lenguaje) slo a aquellos que subestimen la complejidad de la relacin es-tructura-funcin. No es nuestra intencin negar la diversidad de los distintos niveles evolutivos, sino sealar que para conseguir las for-mas ms complejas de comportamiento es requisito que las condi-ciones necesarias de estructura sean complementadas por condicio-nes funcionalmente suficientes proporcionadas por la actividad de interacciones individuales con el entorno natural y cultural.