la quinta cabellera

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DANIEL RODRIGUEZ LIRA

LA QUINTA

CABELLERA

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LA QUINTA CABELLERA

Tenía aproximadamente ocho años y jugaba con unos amigos en la Plaza

de Armas de Azángaro. Es en esas circunstancias que nos topamos con la puerta

del templo de oro de este hermoso pueblo que estaba entreabierta y es por eso

que decidimos entrar a tan santo lugar respetado por todos, éramos cinco niños

muy inquietos que recorrimos todo el largo de la iglesia mirando sus tallados de

pan de oro que se veían por todas las paredes de tan majestuoso templo y en eso

es cuando dimos con una puerta que nos lleva a un patio pequeño y justo en

frente de ella se nos presenta la entrada a la torre del templo donde una puerta

abierta nos invitaba a entrar y pasar definitivamente a la torre misma y como era

ya costumbre entre nosotros, no podíamos perdernos esta divina aventura de

subir a la cima de la torre y ver desde allí todo lo que había debajo como es por

ejemplo este hermoso pueblo pujante que se veía tan lindo al pie del cerro

Choquechambi, como único guardián que nos protege con su poderoso cuerpo a

los Azangarinos que vivimos en la llanura del altiplano. Y en un acto de

competencia nos dispusimos a subir a la torre y es cuando uno de los nuestros

provoca y dice: El último en llegar arriba es un lorna. Ni bien terminó de hablar,

partíamos como un rayo rápidamente, aplicando cada uno de nosotros su máxima

velocidad para ser los primeros, nos pisábamos los talones, porque ninguno

quería perder y en esas circunstancias yo que era el ultimo y me llevaban una

mínima ventaja y casi a media altura de subir las gradas de la torre, me tropiezo y

caigo en uno de los escalones donde mi rodilla golpea bruscamente con la pared

de la torre donde por el dolor después de la caída que tuve, me senté en una de

las gradas por el padecimiento que era tan intenso que incluso sentí una mancha

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negra en mi cabeza pero al mismo me comencé a frotar la rodilla para calmar el

dolor y cuando busco con la mirada donde me había golpeado, recién me doy

cuenta que un pedazo de la pared de la torre se había partido y yo termino de

romperla con mi mano el otro trecho que quedaba de la pared y al mirarlo bien,

descubro que adentro del forado había una especie de urna con un cofrecito muy

decorado, con un tallado que alegraba a la vista al ser muy hermoso, entonces

lo abrí y en su interior había un pedazo de una cabellera seca como de cinco

centímetros por cinco. Cerré el cofrecito y lo puse dentro de mí bolsillo en el

cual cabía y quedaba muy cómodo y continúe mi carrera donde corrí con todas

mis energías y mis fuerzas hacia la cima de la torre a pesar del dolor y cuando

llego arriba ellos ya estaban descansando y me gritaban: ¡Lorna! ¡lorna! ¡lorna!.

Yo no hice les caso y me acerque hacia una de las ventanas de donde mire hacia

la plaza, respire profundamente y sentí que todo lo que me rodeaba era mió, me

sentía el niño más poderoso del mundo.

Y broma tras broma decidimos bajar, lo hicimos caminando sin prisa

conversando de todo aquello que los niños sabemos hablar, salimos por la

puerta de la iglesia y en nuestro camino, no encontramos ningún obstáculo ni

nadie que nos recriminara por haber entrado a la iglesia sin permiso y haber

subido de esa manera alborotada a la torre.

Ya en la plaza, se aparecen unos niños de otro barrio que con balón en

mano nos desafían para jugar un partidito de fútbol, cosa que sucedía con

frecuencia, por que definitivamente tenían el mejor equipo de fútbol de

Azángaro y siempre nos daban unas reverendas palizas.

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Aceptado el reto nos desplazamos hasta la canchita de fútbol que queda a

un costado de la iglesia y yo tenía ganas como nunca de jugar, anime a mis

compañeros, los organice y empezó el partido, ese día jugué con unas ganas

que les dimos una paliza que creo que fue por venganza de todas las

humillaciones deportivas que nos propinaron siempre.

Mire a mis compañeros de juego que tenían una sonrisa de oreja a oreja,

ese día estuvimos muy felices y nos despedimos tanto de nuestros rivales

deportivos como entre nosotros mismos, con la promesa de que al día siguiente

jugaríamos la revancha.

Al llegar a casa saque el cofrecito que contenía la cabellera y lo puse

sobre la mesa de mi habitación, lo quede mirando, quería dar respuesta a mi

imaginación sobre la procedencia del mismo y me preguntaba: “¿Porque lo

habrían dejado ahí, desde cuando estaría y porque lo habrían abandonado en la

torre pues se encontraba demasiado oculto?”. Mire las figuras talladas que tenia

el cofrecito pero no entendía nada, eran cinco figuras de personas que se iban

por diferentes lados, gire el cofre y ya en la otra cara había otra imagen mucho

más impresionante, un hombre con pose de sabio y en su mano sostenía

nuestro planeta.

Me figuraba tantas cosas y quise preguntar a mi padre que era el cofre

pero no me atreví y me quede con la duda durante varios días, el cofrecito

estaba sobre mi mesa y yo lo veía siempre, hasta que un día arregle mi

dormitorio y guarde el cofre en un baúl donde ponía todas las cosas que me

parecían importantes.

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Y así fueron pasando los días y poco a poco me iba olvidando del

cofrecillo y la cabellera, pero debo confesar que desde el momento que

encontré el cofre, mi vida se hacía más interesante, en toda competencia que se

propiciaba participábamos y casi siempre salíamos triunfadores, ese néctar del

éxito me estaba gustando mucho, y así pasaban los días y los años. Hasta que

un día cuando tenía aproximadamente once años, mi familia emprendió un viaje

inesperado hacia la ciudad del Cusco para residir en ella por cuestiones de

trabajo, ciudad donde curse los cinco años de la secundaria. Al término de esta

me presente a la universidad e ingrese.

Es entonces en ese tiempo cuando decido empacar las cosas de mi

habitación. En el cuarto todavía existían objetos de mi niñez y estos tenían que

dar paso a la personalidad del joven universitario, empezaba una nueva vida y

cuando abrí el baúl donde guardaba todas las cosas de mi infancia, de mi vida,

que me parecían importantes, donde habían revistas, juguetes, regalos de

cumpleaños y muchas cosas más hasta que en el fondo del baúl, en una

esquina estaba el cofrecito que contenía la cabellera, lo tome entre mis manos y

vino a mi mente recuerdos de mi niñez y en mi ser unas ganas de visitar de

nuevo Azángaro, la tierra donde pase los mejores años de mi niñez. Tenia

aproximadamente ya diecisiete años y me costo mucho que mis padres me

dieran permiso para viajar después de mucho tiempo de vuelta a la ciudad de

Azángaro.

Ya en Azángaro, comencé a visitar a mis compañeros de mi niñez donde

me reencontré con grandes amigos que así como yo los había extrañado, ellos;

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también sentían lo mismo y nos confundimos en unos fuertes abrazos tratando

de que el tiempo y la distancia no hubiere mermado en nuestra amistad.

Al día siguiente de mi llegada a Azángaro, mi amigo el flaco me invito a su

casa para almorzar y efectivamente a la una en punto estaba allí, salude a sus

padres y a toda su familia, quienes fueron muy afectuosos conmigo, hasta que

llegue a estar frente al abuelo de la familia y este me planta la mirada con una

fuerza que me dejo mudo y me encaja estas palabras:

-Quiero hablar contigo-.

Después del almuerzo y de una breve tertulia, vi que el abuelo se aleja de

la mesa y se sienta en un rincón del patio, su figura laxa, distendida, llamaba mi

atención, sin embargo; una fuerza interior me decía que tenía que conversar

con él, que tenía que acercarme de todas maneras y que él tenía algo que

decirme y efectivamente me levante de la silla, agradecí el almuerzo y pedí

permiso para acercarme donde estaba el abuelo. Él me invito a sentarme y así

lo hice, luego me dijo:

-Te voy a contar una historia que muy pocas personas la conocen y que

costo muchas vidas, realmente esta es un suceso muy triste y sus páginas se

escribieron con sangre y este evento todavía aun no termina-.

Mi cuerpo se estremeció, la piel se me erizo, solo atine a mover nervioso

la cabeza afirmativamente.

-Hace muchos años atrás vivía aquí un hombre sabio, muy sabio, que todo

lo podía y conocía en el pueblo, era querido y odiado a la vez. Lo querían todas

aquellas personas que habían recibido los favores de este, porque este hombre

sabia de medicina, sabia de arquitectura, las casas más bonitas de la región las

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diseño él, las mejores haciendas eran de él y para cualquier problema que se

presentase en la población, él estaba presente para resolverlo y todo esto

ocasionaba la envidia de los pobladores más influyentes de la ciudad, muchas

veces quisieron matarlo, cierto día; cinco ciudadanos se juntaron en la plaza y

planearon matarlo, idearon de una y de otra manera pero al final no llegaron a

nada y al día siguiente también se volvieron a juntar y hablaban siempre como

iban a acabar con la vida del hombre sabio y así se pasaron muchas tardes.

Hasta que un día apareció muerto el hombre sabio, el pueblo lloro amargamente

la pérdida del hombre que siempre los apoyaba y que siempre estaba al auxilio

de los demás. Pero lo más increíble de esta historia es que hasta ahora no se

sabe de que murió, los que conocen este acontecimiento hacen comentarios de

cómo murió pero tratare de no contarte chismes.

Y me recalco:

-Daniel, pon atención a esta parte de la historia que te voy a contar,

sucede que por la noche después de enterrarlo, unos hombres misteriosos

entraron al cementerio y profanaron su tumba, le cortaron la cabellera y lo

dividieron en cinco pedazos y se lo repartieron entre ellos e hicieron un conjuro

maligno que consistía en que cada persona que tenga una parte de la cabellera,

tendría la inteligencia, autoridad e influencia en la sociedad y además el día que

se junten los cinco pedazos de la cabellera, el poseedor tendría un poder

ilimitado y es entonces que los cinco hombres partieron del pueblo con destinos

diferentes, uno se fue para Lima, otro para Arequipa, otro para Bolivia y otro se

fue para Ecuador y del quinto no se sabía nada, de los otro cuatro se sabia que

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eran hombres poderosos en los sitios que radicaban y con el tiempo se perdió

todo rastro de estos hombres-.

Por eso le pregunte el porqué la cabellera les daba tanto poder, él me

explico que en la manera de pensar de los del altiplano, si uno guarda algo de

una persona importante este adquirirá inmediatamente sus poderes.

Entonces recién entendí parte de esta historia que empezaba a

interesarme y me parece que esta fue la razón por la cual viaje de nuevo para

Azángaro, era como una fuerza incontrolable que me llevaba a querer saber

sobre la cabellera que estaba en mi poder.

El abuelo seguía contando la historia y yo me iba enfrascando más en ella y otra

vez me retomo la narración:

-Joven Daniel, el tener una de las partes de la cabellera, trae mucha

responsabilidad, puesto que de ella incluso dependen muchas vidas…-.

-Porque me cuenta esa historia tan antigua y por que hace referencia a mi

persona como si yo lo tuviese, además…-.

-Sabes joven Daniel, desde cuando me entere que esta historia era

verdadera, toda mi vida he querido tener la cabellera, pero entendí que los

poseedores de este poder; tenían que ser personas especiales y presiento

además que una de ellas está en el Cusco, donde vives tú, y sé también que si

tu no lo tienes, en cualquier momento caerá en tu poder y te lo digo con toda

seguridad, porque así lo dictaron las hojas de la coca-.

Al escuchar todo esto quede paralizado, lleno de terror, no sabía cómo

reaccionar y entonces se acerco mi amigo el flaco y le dijo:

-Abuelo, estas asustando a mi amigo con tus benditas historias-(…).

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Y me jalo a un lado y me llevo a visitar a los demás amigos y a pasear por

todo el pueblo.

El paseo en mi no causaba ninguna emoción, ni siquiera el hecho de

reencontrarme con mis amigos, en mi mente solo daba vueltas todo lo que me

había contado el abuelo, donde habían cosas que coincidían como por ejemplo:

¿Cómo sabia que en el Cusco estaba una cabellera y que pronto iba estar en mi

poder si ya no lo estaba? Muchas interrogantes se hacían en mi ser y lo único

que quería en ese momento, era volver donde el abuelo de mi amigo el flaco por

la intriga que me generaba quien veía las cosas en las hojas de la coca.

Le conté al flaco que su abuelo me estaba narrando una historia y que

tenía interés en escucharla y que por favor me llevara de vuelta donde él, me

contesto que si, riéndose y moviendo la cabeza en forma negativa, me llevo

donde el abuelo y en el camino me advierte que no le haga tanto caso al abuelo

y que él ya estaba hablando cosas por demás exageradas y que su imaginación

siempre había sido algo tanto extraña, pero ni eso siquiera me pudo detener,

solo quería escuchar al abuelo.

Al llegar donde el abuelo nos comunican que se había ido al cerro

Choquechambi y que era también raro esa salida puesto que años no subía al

cerro y estaba ya débil para esos menesteres.

Me senté en la banca de piedra que había en el patio de la casa del flaco y

el pensamiento me llevaba a la historia, solo quería saber más sobre las

cabelleras, era un deseo ferviente e incontrolable tanto así que de un salto me

levante, salí de la casa sin siquiera avisar y me dirigí al cerro Choquechambi

para tratar de darle alcance al abuelo. Cruce casi todo Azángaro, corriendo subí

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el cerro con la misma velocidad y ni siquiera voltea a ver el pueblo que estaba a

los pies de este majestuoso cerro de unas formas muy peculiares. Solo quería

llegar a la cima y así fue cuando estuve arriba divise al abuelo donde él estaba

sentado sobre una piedra y tenía una Lliclla tendida en el piso y sin ni siquiera

mirarme me dijo:

-Te estaba esperando, siéntate-(…).

Guarde silencio por un momento, aspire profundo para tratar de controlar

mi respiración, pero no logre puesto que estaba sumamente agitado y todo el

cúmulo de sensaciones sacudían mí exhausto corazón, con tal violencia; que

sentí como mis venas se me abultaban. Trataba de ver sus ojos pero el hecho

de que estaba concentrado mirando la Lliclla, no le permitía levantar la mirada,

saco de su chuspa un puñado de hojas de coca y lo tiro de nuevo sobre la Lliclla

y me enseño a “Picchar” en quintos, me lleve varias veces a la boca quintos de

coca y cuando estaba más tranquilo me anuncio:

-Vamos a averiguar sobre la cabellera, vamos a pedirle a la coca que nos

señale el camino-(…).

Yo le corte y le dije:

-Primero termine de contarme esa historia de la cabellera que su nieto nos

interrumpió-.

El abuelo un poco más calmado retomo la conversación.

-Daniel, después de que los cinco hombres partieron de Azángaro con

rumbos diferentes y lo hicieron en caballos, porque en ese tiempo no habían

carros, cada uno de ellos se volvió millonario y se convirtieron en autoridades

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importantes en los sitios que vivían, pero uno de ellos a pesar de tener el poder

económico y político, su conciencia no lo dejo y volvió para Azángaro, con el

solo fin de subsanar la falta que había cometido, al profanar la tumba del

hombre sabio, durante un año vivió en Azángaro pero era un hombre triste, a

pesar de que lo tenía todo y es más, otro de los poseedores de la cabellera era

también demasiado ambicioso, porque después de tener todo en el sitio que

vivía, por pura codicia quería juntar las cinco cabelleras para agigantar aún más

todavía su poder y riqueza, pero el hombre que volvió para Azángaro

arrepentido de sus actos, se lo impidió; porque el escondió la cabellera donde

nadie pudiera encontrarlo y se desapareció para siempre. Los que conocemos

esta historia en realidad somos unos cuantos, dicen que este se suicido por que

el hombre malo lo persiguió por mucho tiempo, para quitarle la cabellera y este

para no hablar donde lo tenía, se lanzo al rió y allí murió-.

Yo ahora todavía estaba más interesado en la historia, quería saber más

y le pregunte que más sabía y él me dijo:

-Durante muchos años esta historia se callo, por que el hombre malo

causo zozobra a su paso, y todo él que lo conocía le tenía mucho miedo.

Joven Daniel, -Me dijo el abuelo - Ahora vamos a tirar la coca y a ver que nos

dice-.

Yo en mi vanidad al saber que tenia la cabellera le dije que no, que a mí

no me interesaba, solo quería saber de esta historia por pura curiosidad y le pedí

que regresáramos al pueblo, el insistió pero no pudo convencerme puesto que

yo pensaba que si leía la coca el me iba a poner al descubierto. De tal manera

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que nos vimos regresando al pueblo y sentí en su mirada cierta cólera que

brotaba hacia mí, y eso en mí causo una sensación de desconfianza.

Llegamos a la casa del flaco y me agradeció que lo hubiese traído al

abuelo y me dijo:

-Ustedes se están haciendo grandes amigos-.

Sin contestarle nada al flaco me despedí y me fui para el hotel, en el

camino otra vez los pensamientos sobre la cabellera se metían dentro de mí ser,

con una fuerza que era incontrolable y no podía pensar en otra cosa que no

fuera la historia que me contó el abuelo. Ya en la recepción del hotel me senté

en el sillón de espera y frente a mi había un televisor que daba noticias

importantes que a mí no me interesaban, solo quería saber si el cofre que

contenía esa cabellera vieja era parte de la historia y si la historia era verdadera.

No sabia que hacer ni que pensar. En eso se me ocurre investigar sobre la vida

del abuelo del flaco y me acerque muy respetuoso donde la dueña del hotel, la

salude muy amablemente y haciendo gala de mi carisma, entable de inmediato

una conversación con ella y cuando la plática ya había tomado confianza, le

pregunte sobre mi amigo el flaco y me contesto que era un buen muchacho y

continué preguntando por toda su familia y me respondió que era una familia

común y corriente como todas las buenas familias de Azángaro, es entonces

que pregunte por el abuelo y la señora guardo silencio por un momento y recién

de sopetón me respondió:

-El señor dicen qué se ha vuelto loco, que anda contando historias por ahí

y que se cree un curandero, que camina en reuniones de brujería pero nadie le

hace caso; porque creen que es a consecuencia de la vejez-.

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Al escuchar todo esto me quede tranquilo por un momento, pero había

algo que no coincidía con lo que la señora me había contado y que ella no sabía,

era que yo tenia una cabellera y el contaba historias de cabelleras y conjuros

malignos que coincidían con la mía.

Decidí irme a mi dormitorio del hotel, me acosté, apague las luces, pero no

pude conciliar el sueño casi en toda la noche. Todo era muy confuso para mí y

me dio un pánico incontrolable. De repente me estaba viendo envuelto en una

historia que jamás imagine que existiría. Tras varias horas de estar dando

vuelta en la cama recién pude atraer el sueño.

Al día siguiente me desperté como a las cinco de la mañana. Me levante.

Me mude de ropa. Me empeñaba en no creer la historia. Espere y tome el

desayuno y luego me fui a buscar a mis amigos puesto que era el ultimo día y

tenía que regresar de todas maneras de nuevo al Cusco.

Después de visitar a dos amigos más, otra vez se me vino al pensamiento

la historia de la cabellera y de un impulso estaba de nuevo casi sin querer en la

casa de mi amigo el flaco para conversar con el abuelo, pensaba que tenía que

zanjar y poner fin a este asunto que me estaba atormentando en demasía,

estaba decidido a hacer las últimas preguntas para así de esta manera llegar al

final de este sorprendente relato y quedarme tranquilo para siempre.

El abuelo salio y me dijo que me sentara en una banca que había en el

patio y me pregunto a boca de jarro que más quería saber.

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Le dije: -Que todo, pero primero quería conocer cómo sabía él de esta

historia-.

Y él me contesto:

-En Pucará hay un hombre que se dedica al curanderismo y la brujería, él

me contó esta historia con la finalidad de ayudarlo a encontrar la cabellera para

él, conocía esta historia puesto que todos sus antepasados se dedicaron al

curanderismo y esta leyenda se fue transmitiendo de generación en generación

y yo acepte buscar la cabellera porque me ofreció un buen dinero, ese hombre

se llama Cirilo y si quieres saber más búscalo en las afueras de Pucará donde

tiene su casa en la que vive solo.

Dicho esto el abuelo del flaco no quiso contar más y se metió a su

dormitorio, me despedí del flaco y me fui de nuevo al hotel, eran

aproximadamente las once de la mañana y un impulso me decía que tenía que ir

para Pucará, lugar que se encuentra en auto a una hora de Azángaro.

Efectivamente a las doce del día estaba ya viajando hacia Pucará al encuentro

de Cirilo.

Llegue a Pucara e inmediatamente hice mis averiguaciones para encontrar

a Cirilo, resulta que era muy conocido y me indicaron por donde vivía y emprendí

la caminata hacia su casa sin perder tiempo, pero la gente que me daba la

información de donde vivía Cirilo me miraba con desconfianza.

A la salida de Pucara como a unos doscientos metros, se veía una casa solitaria

donde ahí vivía Cirilo, acelere el paso para llegar a la morada, conforme me

acercaba el ambiente se hacía lúgubre y enrarecido, de repente el sol se oculto

tras las nubes y corrió un viento frio y cuando estaba al frente de la casa grite:

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-¡¡Cirilo!!-

Este salió y me sorprendió con su figura, era un hombre de raza blanca,

con barbas espesas de color gris de aproximadamente cincuenta cinco años de

edad, vestido con un poncho de color café de lana de alpaca y un chullo del

mismo color, con la dentadura completa pero amarillenta de tanto picchar coca.

Me miro fijamente, reacciono y se puso mucho mas atento de cuando

había salido de su casa y me invito a pasar, entre en ella y me senté, mire a

todos lados y en las paredes había cuadros de algunos santos, también había

un altar con unas velas encendidas donde aparte de imágenes de santos, había

un cráneo que parecía ser la imagen principal del altar y me pregunto qué

quería:

Le dije sin darle vueltas al asunto y de frente:

-Quiero saber sobre la historia de las cabelleras-.

El levanto la mirada y me miro fijamente a los ojos y me pregunto:

-¿Para qué?-.

Entonces tuve que inventar una respuesta inmediata y le dije:

-Es para un trabajo en la universidad y que nos encontrábamos

recopilando historias y cuentos que se iban perdiendo en el tiempo-.

Y él me respondió:

-Joven, debes saber que hay historias que existen pero que se deben de

callar por que traen mucho dolor y muerte, ¿tú, de dónde sabes esta historia,

quien te contó?-.

Me interrogo.

Yo le respondí:

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-Que fue el abuelo de un amigo en Azángaro quién me contó-.

Él me dijo:

-Mejor regresa por donde viniste y no hagas más preguntas que de mi no

te enteraras nada-.

Es así que salí de su casa desconcertado pero agradeciéndole su

atención para con mí persona y sentí ese viento helado, donde el ambiente era

muy raro, triste y gris que realmente causaba mucho miedo.

Regrese a Pucara, busque un hotel, me recosté y no podía sacar de mi

mente todo lo que me estaba enterando de esta impactante historia, y así de

ese modo me la pase toda la tarde ya en la noche volví a salir en busca de

comida y es cuando ahí sentí que una figura conocida me estaba vigilando, era

la imagen de Cirilo que me perseguía, de modo que encontré un lugar para

cenar y me quede un buen rato y luego salí con dirección al hotel, pero la

presencia de Cirilo se hacía mucho más fuerte, yo lo sentía como si estuviera

oculto entre las calles y me persiguiera y me vigilara. Es cuando decido pensar

en viajar en el primer carro que pase al Cusco de regreso y así me olvido de

toda esta cantaleta y sigo con la vida mía.

La habitación del hotel tenía una ventana hacia la calle, espere que pasara

algún carro y que me pudiera llevar al Cusco, pero por extrañas circunstancias

no transito ni un solo carro esa noche cuando normalmente pasaban por lo

menos veinte cada vez.

Rendido por el cansancio de la espera y el trajín del día, me quede

dormido, al día siguiente me fui para la estación a esperar el tren que me llevase

de vuelta al cusco.

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Efectivamente, aproximadamente a las nueve de la mañana apareció el

tren donde acomode mis cosas y me senté para disfrutar del paisaje del altiplano

y del viaje, de sus extensas pampas llenas de Ichu y adornados por esos sus

bellisimos auquénidos, acompañados de una música que ocasionaba el viento al

encontrarse con la paja de la pampa.

Es cuando entonces veo por la ventana en el mismo tren pero en el

siguiente vagón, la imagen de Cirilo que estaba viajando también al Cusco, pero

lo que más me preocupaba era que sentía que me estaba siguiendo, pensé por

un momento y dije que era solo casualidad y lo deje por un momento así.

Después de un buen rato otra vez se me viene a la cabeza el pensamiento

sobre la cabellera y haciendo conclusiones me dije para mis adentros, “si la

cabellera que esta dentro del cofrecito realmente tiene poderes y, como yo soy

el dueño de esa cabellera, entonces debo de tener poderes”. Al terminar esta

conclusión me sentía fuerte y no tenía miedo de nada, es cuando decido pasar

al otro vagón y conversar de una buena vez con Cirilo.

Efectivamente estaba ahí, me pare frente a él y este levanto la cabeza y

me dijo:

-Buenos días joven-.

Yo respondí de inmediato al saludo.

-Buenos días Cirilo-.

Y le platique:

-Ya que estamos viajando hacia el mismo sitio, hacia el mismo destino, porque

no me cuentas de una vez la historia de la cabellera-.

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Este miro para todos lados para ver que nadie nos estuviera escuchando,

se paro y me dirigió para que nos sentáramos en unos asientos posteriores que

estaban desocupados y que nadie podía ni debia escuchar nuestra

conversación.

Lo más extraño de Cirilo es que parecía un gringo vestido de campesino,

pero el dejo y todas sus actitudes eran de un campesino y esto me causaba

cierto asombro y desconcierto en mi, hablaba incluso el quechua muy bien.

-Esta historia ha traído muchas desgracias, mucha gente a muerto, si

sabes algo de esta historia es mejor que me la cuentes-.

Me dijo Cirilo.

Yo le respondí:

-Sabes Cirilo, si esta historia es verdadera, porque no me cuentas mejor

tú, yo no sé más de lo que me contó el abuelo en Azángaro y de verdad me

interesa saber toda la historia porque no me gustaría que se pierda en el tiempo-

.

Me miro de frente a los ojos y me dijo otra vez testarudamente:

-Si sabes algo cuéntame y si no sabes nada entonces de mi no obtendrás

ni una sola palabra-.

Estaba dispuesto a pararse y a regresar a su asiento y es cuando lo

intercepto y le digo:

-¿Quiénes lo tienen ahora las otras cabelleras?-.

Me mira y me dice:

- Desde el momento en que te vi se que tienes una de las cabelleras, y si

ya lo tienes, tu vida corre peligro por qué uno de los poseedores ya tiene las tres

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cabelleras solo le faltan dos y ese hombre esta dispuesto a encontrarlo a como

de lugar y no va escatimar ni tiempo, ni dinero, para poseerlo-.

Entonces me sentí abrumado por la respuesta que me dio Cirilo. La

historia de la cabellera era verdadera y no la sucesión de casualidades que me

estaba imaginándome.

Siendo así donde mi vida corría peligro, reaccione de inmediato para

seguir interrogando a Cirilo y le dije que me cuente más y le prometí que le

contaría todo lo que sabia sobre la cabellera y el accedió:

-Joven Daniel, existe en la ciudad de Lima un hombre muy poderoso que

esta metido en la política y tiene muchas empresas, el tiene ya las tres

cabelleras, las mismas que la consiguió con sangre y no se sabe cómo se

entero de la historia, desde ese día no descansa hasta tener las cinco

cabelleras, también dicen que asesino a varias personas y que la tercera

cabellera lo consiguió en Bolivia, donde él personalmente había perseguido al

dueño de la cabellera por todo Bolivia y ahora esta tras la cuarta cabellera y

dicen que se fue hasta Ecuador Quito para conseguirla-.

Lo seguí interrogando:

-¿Y cómo sabes tú esta historia o fuiste tu poseedor de alguna de las

cabelleras?-

Él me respondió:

-Joven Daniel, casi todas las personas que nos dedicamos al

curanderismo, conocemos de esta historia; lo bueno que la mayoría solo cree

que es una historia y nada más, porque cuando mataron al hombre sabio de

Azángaro, vinieron los brujos mas reconocidos del sur del Perú, para hacer el

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conjuro que daría poder a los cinco asesinos que se repartieron las cabelleras y

esa mesada que tuvieron fue la más poderosa que se haya realizado por estos

lados, pero en el cofrecito de la quinta cabellera esta tallado el conjuro para

deshacer dicho encantamiento, los curanderos que se dedican a hacer el bien,

quieren también encontrar este cofrecito con la cabellera y el secreto para

romper dicho conjuro-.

Hizo un silencio como si tuviera miedo y continúo:

-Esta cabellera y el cofrecito no pueden caer en las manos del hombre

malo de Lima, porque se convertiría en el hombre más poderoso de la tierra y lo

peor de todo, no tendríamos el cofrecito para romper y acabar con este conjuro

maligno-.

Nos quedamos callados por un momento y yo me dije en silencio, “Daniel,

en que lio te has metido, -ah-, pero si esta historia es verdadera te van a matar y

que tal si este curandero esta tras de mi cabellera y es amigo del malo, no debo

de confiar en nadie, ahora como lo despisto a Cirilo”.

Entonces Cirilo de nuevo me dice:

-Cuéntame ahora lo que tú sabes-.

Y le respondí.

-Yo en realidad no se nada de esta historia, el abuelo de mi amigo me

empezó a contar esta leyenda, tanto me gusto que quise averiguar más y es por

eso que llegue hasta tu persona y pienso seguir averiguando-.

-! Mentira!-.

Dijo casi gritando y colérico:

-Si no me quieres contar yo averiguare todo lo que tú sabes-.

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LA QUINTA CABELLERA

DANIEL RODRIGUEZ LIRA Página 21

Se levanto del asiento y se fue para su sitio.

Después de un rato yo también me levante e igualmente me fui para mi

sitio, clave mi mirada en la ventana y mi pensamiento se perdió en el paisaje

venturoso del altiplano y el tren seguía su marcha inexorable hacia el Cusco.

Desde ese instante sentí que Cirilo me seguía con la mirada y su

presencia me molestaba porque me parecía que era un hombre muy cambiante

y que ocultaba algo y por eso me tenía intrigado y solo sabia que no era un ser

de confianza para mí.

Sentado, mirando el paisaje altiplánico, me puse a meditar como empezó

todo esto si yo solo había hecho un simple viaje para reencontrarme con mis

amigos de la infancia ahora que empezaba una nueva vida, el cual era para mí

ser universitario, dejar todo lo concerniente a mi niñez atrás y empezar una vida

de preparación profesional y ese encuentro que tuve con el abuelo de mi amigo

el flaco, me estaba cambiando la vida en unos cuantos días, me estaba

llenando de incertidumbre, y definitivamente todo lo que estaba pasando era

real, todo coincidía y tantas casualidades solo evidenciaban que las historias de

las cabelleras eran reales, que el cofre con la pelambre que yo tenia también era

una situación real y si era así; pues yo como poseedor de la cabellera, se

supone que también tendría poderes, pero el miedo en ese momento se apodero

de mi, puesto que recién estaba tomando una apreciación real de lo que estaba

pasando, lo cierto era que un hombre poderoso estaba tras la cabellera y eso

solo quería decir una cosa: “Que mi vida estaba en peligro”, y por lo tanto tendría

que idear un plan para poder escapar y buscar una solución. La pregunta de

rigor era: ¿Porque llego a mis manos esta cabellera, esto significaba que yo

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LA QUINTA CABELLERA

DANIEL RODRIGUEZ LIRA Página 22

tenía una misión?, entonces me puse a meditar, ¿cuál sería mi misión y cuál

serian los objetivos que debía de alcanzar? Y así pasaron Las horas, hasta que

de pronto reacciono y el paisaje ya había cambiado, ya estábamos en tierras

Cuzqueñas, esto se puede distinguir muy rápidamente porque todos los terrenos

se ponían mucho más verdes y los valles cada vez más cerrados y pensé:

“Pronto estaré en el Cusco, esto quiere decir que estaré otra vez cerca del cofre

que contiene la cabellera y mi vida esta vez sí peligrara”. Miro al otro coche y por

la puerta de vidrio puedo ver a Cirilo que está dormido y pensaba si este será

bueno o malo, lo cierto es que no se si será bueno o malo, por lo tanto; por el

momento tratare de despistarlo, de alejarme lo más que pueda de él, de repente

es gente del hombre malo de Lima.

Todo el viaje el pensamiento era el mismo y eran ya las siete de la noche

y llegamos al Cusco. Agarre mi mochila y apresuradamente tome un taxi que me

llevara al otro extremo de la ciudad donde yo vivía, con la finalidad de

asegurarme que nadie me estuviese siguiendo, al llegar, baje, me puse a

caminar por algunas calles y estaba seguro que nadie me seguía, el taxi que me

llevo directo a mi casa me dejo unas cuadras más abajo, al llegar a mí casa,

previo al saludo apresurado con toda mi familia, me dirigí a mi habitación,

busque el baúl donde tenia escondido el cofrecito y salí presuroso de mi casa

con dirección a Sacsaywaman, ese lugar lo conocía a la perfección, cuando

estaba en colegio lo visitaba permanentemente, iba a estudiar, me atraían las

piedras gigantes y siempre buscaba una respuesta de saber cómo se había

construido esta formidable fortaleza, y es allí en las chincanas de

Sacsayhuaman que decidí esconder el cofrecito, todas las chincanas también

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LA QUINTA CABELLERA

DANIEL RODRIGUEZ LIRA Página 23

las conocía de memoria, era de noche, aproximadamente las diez pero igual me

fui porque tenía que esconder el cofre entre las rocas que yo solo conocía, deje

el cofre en buen recaudo y regrese a mi casa, eran ya las doce de la noche,

ingrese con cautela, pues todos estaban durmiendo, entre a mi habitación y me

acosté, pensaba mirando el techo de mi habitación, realmente la verdad no

adivinaba que vendría, que me esperaba al día siguiente y en ese intervalo me

quede dormido.

Al otro día eran aproximadamente las ocho de la mañana cuando

desperté, había dormido plácidamente, tome un buen desayuno y salí con

dirección a la universidad, no quería pensar en nada de lo sucedido pero era

imposible y, cuando estoy a medio camino me encuentro de nuevo con Cirilo,

parece que sabía que yo andaría por ahí, porque me estaba esperando y me

saludo y yo le respondí el saludo, me detuvo y me dijo que teníamos que

conversar, accedí, caminamos hacia una placita que estaba unos metros de

donde nos encontramos donde buscamos una banca y nos sentamos y el

comenzó indicándome:

-Tú no puedes negar que tienes la cabellera y el cofre, ahí está el secreto para

poder destruir el secreto del conjuro, tienes que buscar un Chaman que no

conozca esta historia y si verdaderamente es un Chaman él sabrá descifrar este

conjuro y destruirlo, ah; y no te olvides de llevar siempre contigo el cofre que

contiene la cabellera porque esto te dará la fuerza e inteligencia para actuar,

caso contrario, estarás débil como ahora que estas de miedo y no sabes que

hacer, cuando lleves contigo la cabellera esta te guiara y te dará la fuerzas para

que puedas huir de tus enemigos, porque dentro de dos días aproximadamente

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LA QUINTA CABELLERA

DANIEL RODRIGUEZ LIRA Página 24

te estarán persiguiendo para quitártela y si te la encuentran no tendrán

compasión contigo, como no lo tuvieron con los demás y por lo demás Daniel

cuídate mucho tú eres un buen muchacho-. Se despidió así de esta

manera Cirilo y se fue, me dejo sentado en la plazoleta y yo no podía reaccionar,

prácticamente me había sentenciado a muerte y yo sin saber a donde ir ni que

hacer en ese momento.

De inmediato reaccione, me levante muy despacio y comencé a caminar

con rumbo desconocido, solo quería caminar y pensar como escaparía, camine

por varias horas, la verdad que no sabia que hacer hasta que me decido ir de

nuevo para Sacsayhuaman para recuperar mi cofre, solo eso se me ocurría y así

caminaba, quería buscar la solución al problema en el que me había metido.

Recupere el cofre de las Chincanas en las cuales las había escondido y

retorne a la ciudad, camine sin darme cuenta por varias horas hasta que llegue a

la plaza de Armas también conocida como Huacaipata, me senté en el banco

que estaba frente a la catedral, mire la puerta y estaba abierta, camine

lentamente con el pensamiento que allí encontraría respuesta a las interrogantes

que habían en mi, y es así que sentado frente al altar del Señor de los

Temblores, santo protector de los cusqueños, rece y en cada palabra que

expresaba iba encontrando tranquilidad y es así que al termino de buen un rato,

salgo de la catedral fortalecido en mi fe, en Dios, y decidido ir a buscar un lugar

para encontrar la respuesta al conjuro de la quinta cabellera la misma que tenía

que buscarla en un lugar muy lejos del Cusco, donde nadie me pudiera

encontrar y pensé en todos los departamentos que están ubicados alrededor del

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LA QUINTA CABELLERA

DANIEL RODRIGUEZ LIRA Página 25

Cusco, el que más me llamaba y me convencía era Puerto Maldonado, una

ciudad que queda en el sur oriente peruano en la llanura amazónica, en un lugar

donde se encuentran los ríos Amarumayu y Tambopata, es cuando me fui para

mi casa e hice mí mochila y pedí permiso a mi madre diciéndole que volvía para

Puno y ella me lo dio muy a pesar de mi mentira, la cosa era que no quería dejar

huella a donde iba a ir y es así que tome un carro con dirección a Puerto

Maldonado, el viaje fue toda una travesía de nunca acabar, por ratos veía

hermosos paisajes andinos del cual nos fuimos alejando, por momentos

estuvimos a punto de tocar el cielo, era tan alto lo que habíamos subido que

todo lo que había alrededor estaba completamente blanco, cubierto por el

granizo, la nieve y el hielo, un inmenso bloque blanco diseñada por la cordillera

con el clima gélido a más de cinco mil metros de altura, era la mejor muestra,

por ratos la neblina no nos dejaba ver más que a unos pocos metros de

distancia, mientras que el chofer decía que aquí no se podia apagar el carro si

no nos congelaríamos, después pasamos a la ceja de selva, de hermosos

paisajes verdes que eran peinados por cataratas que siempre atraían la mirada

de los viajeros, ríos caudalosos que hacían sentir su poderío en su bajada

impetuosa y bulliciosa golpeándose contra las rocas, donde sus aguas advierten

a los transeúntes de su caudal y de su peligrosidad tan agresiva, como los

zancudos y mosquitos que empezaban a inquietar mi piel, toda esta

melodramática travesía fortalecía todo mi ser.

Los recuerdos de Cirilo y todos sus presagios y esta historia tan loca que

estaba viviendo, solo parecía el fruto de mi imaginación, pero también a cada

instante que pasaba me sentía más fortalecido, estaba más decidido que nunca

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LA QUINTA CABELLERA

DANIEL RODRIGUEZ LIRA Página 26

y por ratos también imaginaba que era la cabellera la que me hacía sentir así,

puesto que lo llevaba en mi bolsillo y su presencia realmente era muy buena

para mi estado de animo y así pasaron varios días de viaje, hasta que llegamos

a la ciudad de Puerto Maldonado, tomo una moto- taxi y le pedí al conductor que

me llevara a un hotel.

El calor era insoportable, unos treinta y ocho grados bajo sombra, hacían

retroceder hasta al más rudo, a pesar de que tome una ducha salí de la

regadera sudando, descanse por un rato y salí a cenar, tome mis alimentos y ya

con el estomago lleno dije que pasearía por la ciudad y me fui para la plaza, es

y allí que me senté en una banca y comencé a mirar a las personas como

caminaban, seguro con la finalidad de refrescarse con la brisa que corría en ese

momento producto del anochecer encantador que tiene esta mágica ciudad y,

así pasaron varios minutos hasta que un hombre se sentó a mi lado y prendió un

cigarrillo y lo fumaba con una paciencia y gusto que era admirable quién miraba

a todas partes, tanto; como queriendo encontrar a alguien pero no lo conseguia,

es así que me pregunta la hora y le respondo que eran las ocho y quince, él me

respondió con un gracias, luego miro al cielo, la luna estaba en todo su

esplendor cubierto por una densa capa de nubes y él mirando también al cielo

dijo a media voz, lloverá en media hora y yo incredulo lo interrogue:

-¿Cómo sabes?-.

-Solo mira el cielo y sabrás-.

-¿Pero que ves en el cielo?.

-El cielo te dice todo.

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LA QUINTA CABELLERA

DANIEL RODRIGUEZ LIRA Página 27

Se levanto y se fue murmurando, esta lluvia no me mojara, mire mi reloj y

comencé a marcar la hora esperando que se cumpliese la media hora y miraba a

todas partes y la gente seguía normal con su rutina, con sus paseos, pero sin

embargo, no dejaba de mirar mi reloj, hasta que exactamente a los treinta

minutos empieza una lluvia que nadie esperaba, la gente comenzó a correr para

refugiarse y yo también corrí con dirección del hotel, llegue completamente

empapado, recogí mi llave en la recepción y me dirigí a mi habitación para

secarme y cambiarme y sentado al filo de la cama me preguntaba, como era

posible que ese hombre sabia con tanta exactitud que iba a llover. Después de

un rato salí a la recepción y continuaba lloviendo y le pregunte al recepcionista si

la gente del lugar podía saber cuando iba a llover con solo mirar al espacio, al

cielo, el me respondió que si había pero que esa gente era muy especial y eran

muy difíciles de encontrar.

Dicho esto me senté y me puse a meditar sobre lo que estaba sucediendo

y dije para mí, si este hombre sabe mirar el cielo y predecir cuándo va llover,

también entonces en el cielo encontrara más respuestas. En aquel momento me

propuse buscarlo y es así que idee la forma de encontrarlo.

Al día siguiente me fui para la plaza, me senté en el mismo banco y

espere que llegara el hombre que miraba el cielo, espere por dos horas y no

apareció, me fui decepcionado para el hotel y me eche sobre la cama con el

cofre de la cabellera, los tallados que habían en el eran realmente

impresionantes, nunca antes lo había visto como ahora; tan detenidamente, trate

de descifrar que decían esas figuras talladas en la madera y los colores con que

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LA QUINTA CABELLERA

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fueron pintados eran muy vivos, las formas parecían reales pero no podían

descifrarse que es lo que querían expresar con esas imágenes que quedaron

grabados en mi mente.

Tenía que planear, como romper el conjuro, tenía que encontrar un

maestro curandero o brujo que haga el conjuro pero no sabia como ni a quien

buscar en esta tierra amazónica, tenía otra vez un gran problema entre mis

manos.

Mientras que en Pucara Cirilo había sido detenido por Fernando. Este era

el hombre poderoso que había llegado de Lima. Este tenía mucho poder

económico y político y lo interrogaba en su pequeña casa que estaba en las

afueras de Pucara y le preguntaba por la quinta cabellera y este negaba

haberme conocido y al no tener respuesta de Cirilo, Fernando y su gente

golpearon duramente a Cirilo hasta hacerle hablar. Cirilo le contó de cómo nos

conocimos y Fernando inmediatamente después de conseguir esta información,

salió raudamente hasta el Cusco en mi búsqueda, mientras que yo estaba en

Puerto Maldonado, tratando de encontrar el camino para destruir el conjuro de la

cabellera y es cuando dirigiéndome al mercado a tomar un desayuno, pude ver

la imagen del hombre que ve el cielo y lo sigo, él se interna en el mercado y

hace algunas compras, de lejos lo miro y lo sigo, el termina de hacer sus

compras y sale del mercado, es entonces que da la vuelta a una esquina y yo

acelero para no perderlo y cuando estoy a punto de darme la vuelta el me sale al

encuentro y me dice:

-Joven, porque me sigue-

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LA QUINTA CABELLERA

DANIEL RODRIGUEZ LIRA Página 29

Reaccione inmediatamente y le dije que quería hablar con él y él me dijo

hablemos pues, le pregunte como era que él mirando el cielo podía adivinar

cuando iba a llover y si podía adivinar esas cosas, que otras cosas más no

podría predecir, no me respondió nada pero me dijo que lo siguiese a su hogar,

en el camino no hablamos de nada porque el calor era insoportable y él me

guiaba sigilosamente hasta que llegamos a su casa, me invito a entrar y a

sentarme en una silla en su patio debajo de un árbol de mango, se metió a su

cocina y luego se apareció con un refresco, inmediatamente saco otra silla y se

sentó a mi lado y comenzó a interrogarme por mis generales de ley, yo respondí

de donde era, como me llamaba, después de un rato de estar indagando sobre

mi persona, me dijo que el era un curandero que conocía muchos secretos de la

selva, de cómo se podían curar las enfermedades físicas y también las

enfermedades que no tenían explicación científica, el hombre que miraba el

cielo se llamaba Lino y después de conocernos me dijo: que yo tenía una

energía fuerte y muy extraña, que él lo podía percibir pero que no sabía explicar

y esto él en el mercado lo descubrió.

Al no poder responder ni explicar eso que percibió en mi, se vino a mi

pensamiento la cabellera que lo estaba llevando en mi bolsillo y la verdad que yo

también sentía esa energía que cada vez me hacía más fuerte y decidido, tanto

así; que toda mi concentración estaba encausándose para destruir ese conjuro y

Lino el curandero, me invito a dar un paseo por la selva, él tenía que mostrarme

muchas secretos que la jungla albergaba y es cuando en eso que partimos

después de un buen rato, nos internamos en la selva, entonces el comenzó con

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LA QUINTA CABELLERA

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la explicación de las hiervas y su poder de curación, para él realmente todas las

enfermedades tenían cura en este lugar , pero muy pocas personas conocían

esas técnicas y es así que me hizo un comentario sobre un brebaje que era un

alucinógeno que servia para los que la tomasen, subieran a un estado superior y

desde este alcanzarían a saber todo en lo que estuvieran preocupados, es por

eso que yo también me interese sobre este brebaje, porque mi intención era

saber como destruir el conjuro de la cabellera.

Lino organizo una mesada para la noche y nos reunimos

aproximadamente a las diez en su casa. Sentados en circulo las cinco personas

quienes también habían sido invitadas por Lino, es en ese momento, cuando

Lino trae el brebaje y nos sirve a todos y lo tomamos al mismo tiempo, de un

rato sentí que perdía el conocimiento y un mareo se apodero de mí, de pronto,

una imagen se dibujo en mi mente, era que estaba parado frente al cerro

Salcantay y la tierra se abría dramáticamente con una boca inmensa y de

adentro escucho una voz gruesa y potente que me pide que buscase a una

mujer de sangre pura y virgen y que la llevase al pie del nevado porque la tierra

quería su pago.

Al día siguiente cuando desperté y tenía un dolor de cabeza insoportable,

inmediatamente vino a mi pensamiento todo lo que había sucedido la noche

anterior, pero sobre la cabellera no pude ver nada, al contrario mi pensamiento

se fue hasta el nevado del Salcantay y su petición. Así fue pasando el día pero

existía una fuerza que yo no podía controlar, era el pedido del nevado; tanto era

que lo sentía en la piel que parecía una orden que se debía de cumplir sí o sí.

Estaba en casa de Lino y le pregunto sobre el pedido del nevado y este me

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responde que si lo vi tenía que cumplir con dicha demanda, porque esta era la

primera parte de algo que había empezado y el pago a la tierra es sagrado en la

sierra peruana. Al dejar a Lino pensaba como y donde iba a conseguir esa mujer

de sangre pura y virgen, pensaba y preguntaba a la gente sobre el pago a la

tierra y quienes podían ser esas mujeres de sangre pura, todas las respuestas

se dirigían a la sierra y solamente las campesinas descendientes de los incas

eran de sangre pura, por consiguiente tenía que buscar en lo más recóndito de

esta zona. Es así que una fuerza inevitable me saco de la selva y de regreso

me fui al poblado de Ocongate y comencé a buscar un hotel. Todos mis

movimientos eran intuitivos.

Mientras tanto, Fernando el hombre que tenía las tres cabelleras y quería

tener la cuarta y la quinta también, estaba en el cusco buscándome,

interrogando a mis vecinos, amigos y familiares sobre mi posible ubicación.

Después de dormir plácidamente toda la noche, al día siguiente me

levante muy temprano y fui a buscar gente que estaría dispuesto a

acompañarme por las alturas, en busca del pedido de la tierra, es así que

averiguando en la plaza preguntaba quien conocía esas tierras y estuviera

dispuesto a acompañarme, de esta manera encontré a un hombre con quien

pacte el monto a pagar, conseguimos dos caballos, nos proveímos de alimentos

y decidimos tomar un caldo de cabeza de cordero para luego salir y es cuando

después de terminar nuestros alimentos; se aparece una figura conocida que se

va acercando muy lentamente, cojeando, yo me lleno de espanto y temor al

reconocerlo, era Cirilo; el brujo gringo que se vestía como campesino quien vivía

en las afueras de Pucara, me acelero en acercarme para enfrentarlo y me dice

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tranquilo niño, vengo en son de paz, inmediatamente pensé y lo interrogue de

cómo me había encontrado y él me respondió:

-Viendo en la hojas de coca, niño-.

-¿Que quieres?- Le Pregunté.

Y él me respondió:

-Fernando el hombre malo y poderoso que tiene las tres cabelleras, ya se

entero que tienes una de ellas y te está buscando vivo o muerto en el Cusco-.

Me conto también que llego a Pucara y lo golpeo para hacerle hablar, pero

él hablo y que se había decidido a protegerme puesto que creía que no debía

de caer la cabellera en poder de Fernando y que Cirilo con sus conocimientos de

brujería me protegería.

Me quede pensando por un buen rato, tratando de digerir todo lo que me

contó Cirilo, había una parte en mi que quería creerle y otra que no, puesto que

tenía que tener mucho cuidado, además mi vida corría peligro, imaginaba que

también Fernando al tener las tres cabelleras, era tres veces más fuerte y

poderoso que yo y, con la experiencia de vida que tenia seria presa fácil de él.

También pudo haber planeado todo esto con Cirilo y es que tenia que pensar

rápido y saque la conclusión de que si tenia que buscar una mujer de sangre

pura y virgen, tenía que internarme en lo mas recóndito de la serranía cuzqueña

donde el no tendría opción de comunicarse con nadie y por lo tanto tendría más

tiempo de saber cuáles eran las verdaderas intenciones de Cirilo.

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Es así que decidimos salir de Ocongate con dirección hacia una

comunidad que se decía que vivían todavía como en el tiempo de los incas

llamados los keros y que eran descendientes directos de estos.

Nos subimos en los caballos y por delante nuestro iba el guía y Cirilo iba a

mi costado sin decir una palabra durante varios minutos.

Se me ocurre preguntarle de donde es y él se sonríe, sabía que me ibas a

preguntar eso y yo le conteste con sarcasmo, como no vas a saber si eres brujo;

tú lo sabes todo y el se ríe y me contesta que sus padres eran europeos, que

vivían en la ciudad de Puno y que murieron cuando él era aún un niño y, la

señora que cuidaba la casa de sus padres al no tener más dinero tuvo que dejar

la ciudad de Puno y se fue para Pucara y lo llevo con ella puesto que él no tenía

más familiares que su padre y ella lo cuido y el padre de la madre sustituta era

un curandero brujo del sector y fue él quien le enseño los secretos y técnicas de

la brujería andina.

Al escuchar la pequeña reseña de su vida que hizo Cirilo, el gringo, sentí

una pena terrible por él, de cómo habría crecido sin sus padres, cuanto habría

sufrido y si todo esto lo habría convertido realmente en un hombre malo y así

continúo nuestra marcha en busca de la niña que la montaña sagrada me pedía.

Por un momento hicimos un silencio, solo se escuchaba los cascos de los

caballos y miro a Cirilo, su cara tenia moretones por todos los lados y le

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pregunte si se había curado esas heridas. Si me dijo. Además que él conocía los

secreto herbolarios de las plantas de la sierra peruana y me indicó que para

todas las enfermedades había cura, hasta para las más crónicas y es así que le

repregunto si tiene más golpes en el cuerpo y él me responde afirmativamente.

Me mostró unas manchas negras en su pecho, en su espalda y en sus piernas,

producto de la coagulación de la sangre a consecuencia de la golpiza

masacrante que le había dado Fernando y sus hombres.

-A pesar de que me masacraron hable y creo que me soltaron porque

vieron que me estaban matando, es por eso que decidí venir contigo para

protegerte y no permitir que la cabellera caiga en manos de Fernando-.

Yo a estas alturas ya estaba convencido de la existencia de la leyenda de

la cabellera y que muy pronto estarían tras de ella y es por eso que exigía tanto

a Cirilo como a nuestro guía, para seguir adelante; hasta que llegamos a la casa

de unos campesinos. Era casi de noche y ellos nos reciben en la puerta y

conversan con Cirilo en quechua, realmente no comprendi lo que conversaron

en el idioma de los incas, lo que si fue que presto y con mucho cariño, nos

invitaron a pasar y de inmediato nos proporcionaron alimentos no solo a

nosotros si no también a los caballos a quienes les dimos agua y luego después

más tarde, unos cueros de ovejas para el piso con los cuales nos pusimos a

descansar.

El cansancio y todo el estrés de pensar de cómo íbamos a romper el

conjuro de la cabellera y la petición de la montaña sagrada, me llevaron a un

sueño profundo, cosa que no lo hacía desde hace mucho tiempo.

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Al día siguiente desperté muy temprano, bien relajado y cuando estuvimos

ensillando los caballos le pregunte a Cirilo de cómo íbamos a romper el conjuro

y el me explico de la siguiente manera:

-Primero es lo primero- Me dijo.

-Primero cumplamos con la tierra. Si la tierra ha pedido su pago

tendremos que hacerlo con todo cariño, porque es justo. La tierra te da y

debemos agradecerle dándole lo mejor de nosotros mismos, o lo que ella nos

pide-.

Es entonces que ahí le hago otra pregunta:

-¿Y qué cosa crees que me pidió la tierra?

Y Cirilo me responde:

-Eso lo sabe usted y solamente usted. Eso no debe de estar

pregonándolo, ese es un asunto entre usted y la montaña sagrada que tiene la

cabellera blanca- Acoto.

Me quede en silencio preguntándome que poderes tienen los brujos que

pueden adivinar lo que va pasar y también saben lo que el otro está pensando, y

como podría comprobar sí Cirilo es de los míos o es un espía de Fernando.

Pienso en Cirilo y creo que debo de ponerlo a prueba. Para comprobar su

fidelidad dejare que en el día que se me ocurra algo, se lo encarare, aunque

imagino que estará preparado para todas las trampas que le pueda yo preparar.

El campesino nos advierte en Quechua que por donde vamos a ir muchas

personas han muerto, el sitio es muy peligroso, misterioso y siniestro, siempre

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está cubierta por una densa neblina, espesa, que no permite ver mas allá de los

pies, pero al pasar todo ese roquerío, el paisaje es impresionantemente, bello;

con las campiñas verdes. Y es así que montados en los caballos partimos y en

menos de una hora estuvimos penetrando en la neblina, miraba el sitio, era

rocoso y un destello de duda atraviesa por mi ser y le pregunto si efectivamente

conoce esta ruta, él guía me responde con seguridad y aplomo que si cual

puma indomable decidido hacer respetar su territorio que lo conoce como la

palma de su mano, me recalco.

Miraba a todos lados, cada vez mas niebla, las piedras filosas se sentían

en los zapatos cuando cortaban el jebe, la ruta tenía que hacerse a pie, puesto

que teníamos que jalar a los caballos y el guía sugiere que debemos amarrar a

los mismos, cosa que así solamente jalamos uno y respondí que no, con

aplomo; con una seguridad que yo mismo no conocía de mi personalidad, y

continuamos cada uno jalando su caballo, primero el guía, segundo yo, y tercero

Cirilo. Miro al piso y veo que las piedras son casi negras y están bañadas en una

escarcha de hielo transparente, veo a un costado donde la pendiente es cada

vez mas profunda y algunas piedras ruedan al barranco y así continuamos

cuando empieza a caer una granizada inesperada que golpea nuestros cuerpos,

causándonos bastante dolor y los caballos también se inquietan por los golpes

de los granizos que son enormes. Uno relincha de dolor y se levanta en dos

patas pero pierde el equilibrio y se va al fondo del barranco.

El guía nos acelera llevándonos a una cueva, entramos en ella, la

granizada ya no nos golpea pero la cueva es inmensamente y grande, tanto; que

salió un eco muy sonoro. El guía busca entre sus cosas, saca un trapo y una

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botella con aceite, saca unos fósforos y los prende y es así que nos pegamos a

la antorcha para calentarnos, el guía mira su reloj, son las cuatro de la tarde,

nos quedaremos a dormir, dice. Cirilo saca las ollas y prepara la cena y

hacemos una conversación con las barrigas llenas, el guía se para y se dirige a

la entrada de la cueva y se regresa rápido y explica que la tormenta no pasara

en toda la noche, mira las paredes de las cueva y me conversa:

-Joven Daniel, estas montañas son hambrientas-

Yo le contesto:

-¿Cómo es eso? (…).

Él me dice:

-Siempre están de hambre, siempre quieren pago, y se llevan a los

animales, a las personas, facilito así como se llevo a nuestro caballo-.

Y lo sigo interrogando.

-¿Entonces como ya se llevo a nuestro caballo, ahora estará satisfecho?.

-No joven Daniel, probablemente no haya venido mucha gente en mucho

tiempo y su hambre será mayor y pedirá mucho mas-.

Es entonces cuando Cirilo interviene y nos dice:

-Estas montañas son sagradas, en los tiempos de los incas ellos traían lo

mejor de sus chacras y se lo entregaban con mucho cariño, pero la gente de

ahora solo recibe y recibe pero no quiere corresponder todo lo que la tierra nos

da-.

Se hizo un silencio sepulcral y me puse a pensar por que me estaba

pidiendo una mujer de sangre pura y virgen, cuál sería el motivo, quise

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preguntarle a Cirilo pero como él me dijo que esto era entre la montaña y yo,

entonces calle.

Cambiamos de tema y comenzamos a pensar como seria nuestro camino

en busca de la comunidad donde se suponía íbamos a encontrar a la mujer que

llevaríamos la montaña, es cuando el guía dice estamos atrapados casi en la

cima de la misma, hoy día dormiremos tranquilos, no nos preocuparemos por

mañana; ya mañana de acuerdo a como este el cielo y como se porte la

montaña, tomaremos decisiones.

Al día siguiente nos dirigimos a la entrada de la cueva, caía una suave

lluvia. Tomamos un café hirviendo. Se estaba despejando el cielo pero no del

todo. Salimos, el guía por delante, Cirilo en segundo lugar, cada uno jalaba un

caballo; yo iba al último, se veía que el camino era delgado, probablemente lo

habrían hecho los incas para llegar a la cima de las montañas, con la finalidad

de entregar sus pagos.

Mire hacia arriba, se podía divisar la cima, estaba muy cerca, pero

conforme íbamos avanzando el cansancio y la altura iba mermando nuestros

físico, el cansancio era mucho mayor, pasaron tres horas y llegamos, al estar

arriba recién pude ver el fondo de esta montaña sagrada, su tamaño era

increíblemente grande, el guía nos apura para bajar, lo seguimos; se hace lento

pero seguro, caminamos conforme, con mucho cuidado, pasaron varias horas

pero llegamos donde empezaba la vegetación y nos sentamos a descansar solo

un instante, de ahí continuamos, el frio era descomunal, pero teníamos que

continuar y doy una vista hacia atrás y veo la montaña que cruzamos y luego

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LA QUINTA CABELLERA

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remiro la montaña sagrada que pedía su pago, la que cruzamos realmente era

muy pequeña a lado de la gran montaña sagrada.

Unas horas más de caminata y divisamos en un valle andino verde un

pueblito. El corazón se acelera de alegría. Sin embargo nos equivocamos, todo

por la distancia y el frío que pasamos en la noche anterior, solamente eran

algunas cabañas que parecían ser grandes. Así continuamos. Cirilo me pide

para que él hable con los comuneros y explicar el motivo de nuestra presencia

en la comunidad.

Cirilo se pone al frente y le salen unos campesinos al encuentro, se

saludan en quechua, yo también los saludo. Cirilo explica el por qué de nuestra

estadía en este sitio tan alejado, el líder de la comunidad me mira sonriente y yo

correspondo el gesto amablemente, nos invitan a sentarnos en una especie de

patio y empiezan los preparativos de la bienvenida, nos reciben con unas papas

sancochadas, con queso mote y habas también sancochadas. Así continúo un

desfile de alimentos, en esos instantes la idea era solamente alimentarnos,

después de eso un descanso breve y Cirilo me dice:

-La cabellera ya está haciendo su efecto-.

-¿Cómo es eso? Pregunto.

-Se acuerda en la montaña, el guía quería amarrar a los tres caballos y

Ud. le dijo que no, imagínese si uno rodaba, jalaba a los demás y así nos

quedábamos sin provisiones, ni abrigo y usted ahora lo veo está mas intuitivo y

más seguro de sí mismo, los campesinos le reconocieron como un hombre de

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LA QUINTA CABELLERA

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bien y están dispuestos a ayudarnos en todo, ellos quieren que nosotros

descansemos mientras ellos tendrán una reunión entre los más importantes-.

Nos acomodamos sobre unos cueros de oveja, sacamos nuestras mantas,

los caballos ya estaban descansando, el guía saca un cigarro y lo prende, lo

miro con detenimiento, lo veo seguro, muy seguro; orgulloso de su reciente

hazaña. Pienso recién, como nos pudimos atrever a pasar esa inmensa

montaña, lo miraba a la distancia era muy alta, siempre rodeada de una extraña

bruma.

Meto las manos en mi bolsillo, saco el cofrecito, lo miro, lo acaricio y le

pregunto en silencio que secretos todavía depositaras. Lo vuelvo a guardar.

Luego, mientras queríamos consolidar el sueño le pregunto al guía sobre

su vida y el muy atento nos responde que nos contara:

-Cuando era niño vivía con mis padres, ellos tenían muchos caballos, mi

padre era domador de estos y era muy famoso por toda la sierra cuzqueña, el

murió cuando tenía diez años, a esa edad yo ya sabía montar caballo, el día

que enterramos a mi padre fue muy triste, mi tío, hermano de mi papá, quería

llevarse a todos los caballos que mi padre tenía diciendo que él los vería, pero

yo se lo impedí no porque yo mandaba si no porque me fui a la caballeriza,

monte en mi caballo y lleve a los potrillos a la parte más alta donde los oculte

entre las rocas y peñas mientras que mi tío nos buscaba junto con otros veinte

hombres montados a caballo. Los caballos que dejo mi padre eran muy finos y

muy fieles, dóciles, estando en la altura yo comía de lo que me daba la tierra,

plantas, yerbas y algunos frutos silvestres. Eso no es problema para mí. De ahí

que mis familiares no querían verme y es así que viví prácticamente solo,

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LA QUINTA CABELLERA

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viajando siempre, hace unos cuantos años atrás recién me hice guía porque me

gusta y donde quieran ir yo les llevo, porque conozco todas estas tierras como la

palma de mi mano, tengo un hijo que también le encanta los caballos, tiene

apenas once años, el estudia ahora en el Cuzco-.

Y así termino de contarnos su agitada vida el guía.

Eran las cinco de la mañana, nos levantamos, fuimos con Cirilo en busca

de la gente de la comunidad y todos estaban en sus quehaceres cotidianos, es

así que sale al encuentro un hombre con un poncho multicolor, donde

predominaba el rojo, nos pide que lo sigamos, caminamos tras del hombre, el

camina casi corriendo y nosotros también no queríamos quedarnos atrás, sus

pasos eran alegres, ello se reflejaba en su modo de andar y nos guío hasta una

especie de patio con cerco aproximadamente de un metro de altura, con el pasto

muy verde, allí habían unos hombres sentados que nos esperan, nos invita a

pasar y luego a sentarnos. Una Lliclla multicolor que se encontraba al centro de

las personas con hojas de coca del cual nos invitan a picchar, las mismas que

aceptamos, tanto el guía, Cirilo y yo; haciendo quintos lo llevamos hasta

nuestras bocas para masticarlos y durante un buen rato nos quedamos en

silencio, miraba con detenimiento a los comuneros, eran de color cobrizo, de

rostro fuerte, con unos rasgos de hombres del ande con la piel maltratada por el

frío y el penetrante viento andino.

Ellos se sentían muy seguros, era lógico, eran sus terrenos, estaban en

sus espacios, rodeados de su familia y de su gente; eran conocedores del

legado de una cultura muy importante donde desde sus principios existia el no

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LA QUINTA CABELLERA

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robar, el no mentir, el no ser ociosos, también estaban acompañados de otros

valores como el ser buenos anfitriones y de tener mucho amor al prójimo y a la

tierra, eran los mejores ecologistas de este planeta.

Uno de los hombres pregunta en quechua que es el idioma de los incas y

Cirilo responde también en el mismo idioma, así la conversación se va tornando

interesante durante varios minutos. Preguntas y respuestas de ambos lados que

van y vienen. Y por lo que se veía Cirilo esta convenciendo a los comuneros

sobre el motivo principal de nuestro viaje, luego se callan y comienzan a hablar

entre ellos mientras yo me quedo en silencio. Cirilo me mira y me hace un gesto

de triunfo y luego el comunero da una respuesta positiva, con lo cual se estaba

sellando un buen trato en esta conversación, osea la situación era positiva de la

mujer de sangre pura y virgen que la montaña sagrada que me estaba pidiendo.

Cirilo se para y me dice:

-Vamos, los comuneros aceptaron, más tarde partiremos a la gran

montaña sagrada con el pedido que está pidiendo el majestuoso Apu.

Por un momento me alegre y de inmediato me pongo a pensar que estoy

haciendo, voy a sacrificar a un ser humano solamente porque la montaña esta

de ¿hambre? (…) Un dilema en mi ser se dibujaba desde ese momento que se

refleja en mí rostro, me iba a convertir en un sanguinario asesino.

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LA QUINTA CABELLERA

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Cirilo tomo el control de la situación, era él que organizaba el viaje hacia la

montaña sagrada, conversaba con uno y con otro e iban cargando los caballos

llenando de provisiones y también algunas llamas, pero lo cierto es que la gente

estaba contenta; yo era el único que estaba triste y lo peor de todo, es que no

podía comunicar a nadie de lo que estaba pensando y sintiendo en ese

momento, porque Cirilo no era de mi confianza, el guía era una persona que

conocí algunos días antes y yo no hablaba quechua, así que la comitiva parte

con dirección a la montaña. Al frente del guía estaba un comunero y el guía de

ese modo se paso a mi lado, una hermosa jovencita de aproximadamente

quince años sube al caballo, ataviada con hermosos trajes multicolores, donde

predomina el rojo, una manta le cubría la cabeza, dos mujeres mayores y cuatro

hombres de aproximadamente treinta años, nos acompañaban; el guía

caminaba a mi lado y le pregunto:

-¿Cuando llegaremos?-.

El me responde:

-En dos días.

-¿Pero si la montaña no esta tan lejos?-.

-Eso parece, pero está lejos, además no iremos en línea recta; tendremos

que darnos la vuelta señalando a la derecha-. Asevero el guía.

Avanzamos lentamente, el paisaje serrano es hermoso, uno de los

campesinos saca una quena y toca canciones tristes donde el pensamiento se

mimetiza con el paisaje. ¿Cómo se hará el pago a la tierra?, pensaba. La mujer

que pedía la tierra atormentaba mis pensamientos, como se podía sacrificar a

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LA QUINTA CABELLERA

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una persona donde los comuneros recibían la idea con algarabía y que incluso

nos ayudaron a organizar todo esto. Realmente estaba confundido pero no me

atrevía a preguntar.

Llego la noche, nos acomodamos al pie de unas rocas que nos protegían

del viento y el frió, la cena tenía una circunstancia especial, la joven de sangre

pura ceno sola y apartada de todo el grupo, la verdad yo no entendía pero me

dejaba llevar por la situación. Mientras yo lo miraba tanto, Cirilo curaba sus

heridas, su rostro estaba menos hinchado, el levanta la cabeza y me mira, se

acerca y me dice:

-Daniel, después del pago a la tierra todo se abrirá y no abra vuelta atrás,

los peligros aumentaran, es una puerta que se abre y no se sabrá su final hasta

que el desenlace llegue a su termino a nuestro favor o en contra, a partir del

pago nos ponemos en evidencia y Fernando y su gente nos perseguirán hasta

que te quiten la cabellera, pero nosotros tenemos que llegar hasta el brujo

mayor, él es que sabe como destruir el conjuro de las cabelleras-.

Yo escuche estas aseveraciones de Cirilo, pero no tuve miedo al contrario

me sentía fortalecido, me sentía fuerte y seguro de llegar al final protegiendo la

cabellera y luego destruirlo con otro conjuro similar.

Una noche de pesadillas y sobresaltos fue la que pase. La seguridad que

tenia solamente era cuando estaba al frente de la gente y después en la soledad

de mis pensamientos, me venían unos temores inenarrables. Esa noche soñé

con el pedido de la montaña, vi como se habría una boca en la tierra, era tan

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inmenso que cuando se lo tragaba a la mujer, ella parecía un granito de arena

en una inmensa playa y también vi a un hombre sin rostro, pero era Fernando,

que acosaba a mi familia para que les diga donde estaba y ellos inocentemente

daban mi paradero equivocado. Ellos no podían encontrarme porque yo no fui

donde les dije, les mentí, y así paso la noche. Amanecí sudando con el cuerpo

pesado que también era producto del ascenso a la montaña sagrada, me

levante desganado y con mucho temor a lo que estaba pasando, levanto la

mirada y veo a la mujer prácticamente toda su cabeza estaba cubierta, no se le

podía ver el rostro, los hombres estaban contentos, hablaban fuerte, hacían las

cosas con verdadera alegría, tomamos un desayuno y partimos inmediatamente,

el día transcurrió sin mayores novedades, sin mayores contratiempos, el paisaje

y el camino se mostraban tranquilos, yo cada vez mas pálido por el frío porque

estábamos aproximadamente a unos cuatro mil metros sobre el nivel del mar y

teníamos que ascender unos mil metros más y es así que llego la noche y nos

pusimos a descansar. Esa noche paso sin novedad, dormí tranquilo y nos

despertamos todos con verdadera alegría menos yo, el pensamiento me

atormentaba pues solo estábamos a unas dos escasas horas para el pago a la

tierra, la gente preparaba la Lliclla donde se pondría la coca, además; también

llevaron otras cosas como caramelos, cereales, frutas, monedas antiguas y

dinero en efectivo y muchas cosas más, nos invitan a sentarnos alrededor de la

Lliclla a todos.

Uno de los hombres que parecía el principal y Cirilo, echaron la coca

sobre la Lliclla y nos invitan a Piccharlo, (el mismo que consiste en masticar la

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LA QUINTA CABELLERA

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Coca para sacarle el jugo) luego de un intercambio breve de palabras donde la

ceremonia se daba inicio, los hombres armaron un paquete con los productos

mirando la montaña sagrada, la cual nosotros estuvimos donde empieza el hielo,

en ese límite que divide la tierra con la corona blanca que tienen los nevados,

agarraban la Coca mirando a la montaña, la soplaban y hacían pedidos y

agradecimientos, es cuando yo también comencé a pedir a la montaña que nos

guiase por el camino correcto, para destruir el conjuro de las cabelleras que ya

me estaban sacando loco.

Se terminaron las peticiones y la mujer se levanta, se dirige hacia la

montaña, sus pisadas se ven en el nevado dejando una huella muy débil, frágil,

como quien quiere pasar desapercibida, entonces a una distancia prudencial se

arrodilla mirando a la cima de la montaña y es cuando se aparece una vicuña

con su figura elegante y su muy fino proceder, se acerca a la joven como si fuera

un manso cordero y se le entrega a los brazos de la mujer, esta saca un cuchillo

y se lo clava en el pecho y le extrae el corazón, el hielo se tiñe de rojo, la joven

se levanta dejando a la vicuña en el piso muerta y con los brazos en alto hace

unas reverencias a la montaña, luego nos acercamos con el paquete, ponemos

sobre este el corazón y en una fogata que ardía con una potencia increíble

donde se coloca todas las ofrendas para que se queme. Este era el pago que se

hacía a la tierra en agradecimiento a todo lo que se recibió y lo que se recibirá

tanto en las cosas espirituales así como también en las cosas materiales. Para

concluir la ceremonia, cuando la fogata termino de arder, se enterró las cenizas

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y los hombres estuvieron contentos, emprendimos prácticamente de inmediato el

regreso.

Y cuando ya estuvimos lo suficientemente lejos del nevado, los

campesinos sacaron aguardiente y comenzaron a festejar, Cirilo junto con ellos,

yo acompañaba; me invitaron algunos sorbos y realmente la alegría era

inmensa, se sentía felices y lo festejaban con mucho jubilo.

Me aparte del grupo, miraba el cofre de la cabellera, recordando las

palabras de Cirilo donde me decía que recién empezaba todo a partir del pago a

la tierra y yo no sabía que íbamos hacer ahora, cuál sería el siguiente paso,

pensando cuan apto seria Fernando como para quitarme la cabellera y si en

realidad era capaz de asesinar y matar a cualquiera que se interponga en sus

planes.

Cirilo se acerca y me dice:

-Mañana caminaremos aproximadamente hasta el medio día con los

hombres de la comunidad, de ahí nos desviaremos, ya hable con el guía y con

los comuneros también, después de eso nos iremos a Puno a buscar a un

familiar del poseedor de la segunda cabellera que fue asesinado por Fernando,

el estuvo a punto de romper el conjuro pero él lo detuvo y lo asesinó

ahogándolo en el Lago Titicaca-.

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Caminamos hasta medio día, nos despedimos de los comuneros y

partimos por otra ruta diferente a la que vinimos, nos dirigimos hacia la carretera

que nos iba a llevar hacia a la ciudad de Puno, yo estaba completamente

perdido, no sabía cuál era el plan ni que paso daríamos y es cuando lo retraso

un poco a Cirilo para interrogarle sobre las posibilidades de los movimientos que

íbamos a dar y tenia que saber lo que íbamos a hacer:

-El hombre que fue asesinado en el lago Titicaca, tiene su hermano, él era

su mano derecha y que sabía los secretos de la cabellera y tenemos que

buscarlo a él porque él nos va guiar por los caminos que tenemos que andar

para destruir este conjuro-.

Y Cirilo también me añadió que:

-Tenemos que encontrarlo a este personaje a como dé lugar, porque este

odiaba en demasía a Fernando por haber matado a su hermano y que había

jurado vengarse hasta la muerte, él se nos aliaria con mucha facilidad-.

Cogimos un carro y nos dirigimos hacia Puno, el viaje duraría toda la

noche y al amanecer estaríamos llegando. La noche se hacía eterna por el

futuro incierto en el que nos cobijábamos. Yo estaba sentado al lado de Cirilo y

le pregunte a secas porque me estaba ayudando tanto y él me contesto:

-Mi padre y mi madre fueron asesinado por culpa de las cabelleras, mi

padre era poseedor de una de ellas y al saber de esto, un hombre malo el padre

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de Fernando, asesino a mi padre para quitarle la cabellera y el padre de

Fernando ya murió, pero este es el heredero de los bienes materiales y de las

maldades de su padre, él nunca parara hasta tener las cinco cabelleras, la

maldad, la codicia; lo lleva en la sangre. La verdad esa familia esta maldita y yo

quiero acabar con ese conjuro que me quito a mis padres cuando era niño y

también quiero acabar con Fernando-.

Se hizo un silencio sepulcral entre nosotros y le volví a preguntar.

-¿Entonces lo que tú quieres es venganza?. Y él me contesto:

-Si quiero venganza, yo llevo todo este odio en mi ser toda la vida y la vez

pasada que Fernando llego a mi casa y me torturo para decirle dónde estabas,

el odio, el rencor se avivo y se fortaleció más en mí-.

- ¿Entonces me utilizas para tu venganza?

Le increpe.

-Te ayudo a destruir el conjuro y tú de esa forma me ayudas a vengarme-.

-Si lo matas yo seré tu cómplice.

-No Daniel, él se morirá solo, cuando se haya destruido el conjuro, porque

su familia y él solo viven para unificar las cabelleras, pero si el conjuro se

destruye, sus riquezas y todo el poder que tienen irán desapareciendo poco a

poco, porque lo que viene del mal se va con él y no dura para siempre-.

Con esta conversación tenía el panorama mucho más claro, ya sabía lo

que quería Cirilo y el motivo por el cual se había aliado a mí y, como deberíamos

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buscar más socios que tengan un motivo para luchar y vengarse de Fernando. A

pesar de que ya habíamos conversado en demasía, tenía muchas preguntas y

no las iba a dejar al aire y seguí preguntando a Cirilo:

-Cirilo, por lo que veo tú y el hombre de Puno tienen motivos para destruir

la cabellera… ¿cuál sería el motivo mío?

-Daniel, yo no sabría decirte pero por algún motivo estas involucrado,

demos tiempo al tiempo, el nos dará la razón-.

Palabras de Cirilo que no satisfacían mi inquietud por saber de este más

sobre la cabellera, pero en esos momentos tenia que resignarme a continuar

con esta lucha y lo poco que sabía sobre la cabellera para mí no era suficiente.

Llegamos a la ciudad de Puno, eran las cinco de la mañana, hacia un frió

aterrador que se sentía en los huesos, tanto Cirilo como yo solo teníamos una

mochila con las cosas más indispensable para el viaje y nos aseamos en el

mismo Terminal terrestre y luego salimos a buscar al hermano del hombre que

fue asesinado por Fernando en el lago Titicaca.

Cirilo sabia donde vivía el hermano del hombre de la cuarta cabellera que

también fue asesinado y fuimos a buscarlo, llegamos a su casa y tocamos la

puerta, una señora nos abrió y preguntamos por el hombre, la señora nos dijo

que se llamaba Pedro pero que no se encontraba en Puno y que ella no sabía

dónde estaba realmente, Cirilo insistió para que nos dijese donde estaba porque

se notaba que ella no nos quería decirnos pero de lo que si estábamos seguros

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LA QUINTA CABELLERA

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era que de la señora si sabia donde estaba y no nos quería decir por qué se

notaba el miedo que tenia y lo traslucía en el rostro, nos despedimos de la

señora quien efectivamente estaba muy triste y preocupada.

Cirilo me dice:

- No sé cómo pero tenemos que encontrar a Pedro, el es la clave para

destruir este conjuro. Más tarde iremos de nuevo a la casa de la señora, e

insistiremos para que nos diga donde esta-.

Y así fuimos de nuevo a la casa de la señora y nos recibió pero no de

buena gana, Cirilo le conto que él también había perdido a sus padres por culpa

de la cabellera y que necesitábamos encontrar a Pedro para destruir este

conjuro, el mismo que tantas vidas estaba cobrando y es así que recién nos dijo

que estaba en un pueblo que se llama Ilave, nos dependimos e inmediatamente

nos dirigimos a Ilave que está situado aproximadamente a una hora de Puno, el

camino se hacía interminable, por la angustia de encontrar a Pedro.

Ya en Ilave nos encaminamos donde nos indico la señora para encontrar a

Pedro. Es así que allá lo encontramos pero lo hallamos en un cuadro

deprimente, era un Pedro consumido totalmente por el alcohol, estaba flaco,

demacrado, con la piel quemada por el consumo enorme de tanta bebida

alcohólica. La verdad es que si intentábamos conversar con él en ese estado, no

íbamos a conseguir nada, esperamos que termine de embriagarse, luego se

marcho a descansar y cuando despertó no le dimos tiempo, inmediatamente lo

abordamos para conversar.

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Cirilo le dice a boca de jarro:

- Pedro, venimos por lo de la cabellera-.

El reacciona, levanta la cabeza, nos mira fijamente como si volviera a la

vida y nos responde de qué cabellera hablan, haciéndose el que no sabe nada

sobre el tema, Cirilo le vuelve a fustigar:

-La cabellera que acabo con la vida de tu hermano y la de mis padres

también-.

Es entonces cuando nos invita a un restaurante y pide que le expliquemos

más, es así que yo le explico que soy el poseedor de la Quinta Cabellera y que

mi objetivo era destruir el conjuro, para lo cual tenía que encontrar el camino que

su hermano localizó antes que lo asesinasen.

Después de escuchar toda la historia, nos indica que él se nos uniría,

porque era necesario destruir el conjuro, además; él quería vengarse de

Fernando, había un gran odio en Pedro. Es así como fue que nos despedimos

para encontrarnos al día siguiente en la noche, para salir de viaje hacia

Desaguadero, un pueblo que queda en la frontera entre Perú y Bolivia en el

departamento de Puno.

Nos encontramos a las siete en punto de la noche, Pedro se había bañado

y cambiado, era un hombre distinto, diferente, elegante y muy bien parecido,

pero estaba temblando, esto era por lo que había dejado de tomar y la angustia

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le hacía crujir los huesos, pero él estaba decidido, creo que en ese momento él

era el más resuelto para ir en busca del final del conjuro de la cabellera.

Pedro nos dijo que cuando estemos en el carro con dirección a

Desaguadero, él nos diría como procederíamos y es así que le pregunte a que

vamos a Desaguadero y el nos contesto:

-Vamos en busca del brujo mayor del altiplano, él nos dirá como

destruiremos el conjuro-.

Al saber esto pensé que en ese momento empezaba la destrucción del

conjuro y tenía un contratiempo, pues para esto yo había escondido el cofre que

contenía la cabellera en la ciudad de Puno, a causa de que estaba teniendo

contacto con gente que no conocía ni sabía de sus intenciones y temía por eso

que me lo quitasen.

Es así como el viaje duro unas cuantas horas y ya estábamos en

Desaguadero. Bajamos. Cirilo y yo seguimos a Pedro que iba en busca del

brujo mayor y llegamos a su casa, él nos recibió y Cirilo y Pedro entraron en una

habitación para conversar con el brujo mayor, pensaba que estaban hablando de

algo que yo no podía escuchar, sería algo a favor o algo en contra, no lo sabía,

la desconfianza en mi era permanente, no podía confiar en nadie por todas la

historias que había detrás de la cabellera y las muertes y los sufrimientos de

tantas personas. La cosa fue más o menos que a la media hora salieron. El brujo

mayor se me acerca y me dice que tuviera fe y que nos fuéramos de viaje donde

nadie nos pudiera encontrar. Es así como salimos presurosamente de

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Desaguadero y yo le pregunte a Cirilo que íbamos a hacer, el me contesto que

por el momento deberíamos esperar y que nos llegaría un mensaje del brujo

mayor muy pronto donde tendríamos que acudir cuando él nos cite.

Volvimos a la ciudad de Puno y en ella Cirilo se despide de mí al igual que

Pedro casi sin decirme nada, solamente me dijeron que muy pronto me

encontrarían, que no me preocupase, que en cuanto todo iba a estar preparado,

ellos me encontrarían y así partieron los dos, yo me quede solo por un

momento, me senté desconcertado por lo que estaba pasando, ordene mis ideas

y dije que visitaría a unos amigos que tenía en Puno, pero un presentimiento me

detuvo y me dije: “¿Qué tal si Fernando averiguo que tengo amigos en Puno y

está indagando con ellos?”, entonces rápidamente me dirigí a un hotel donde me

registre y me eche en la cama para ponerme a buen recaudo.

Me sentía débil, solo y en medio de grandes temores, por primera vez

temía por mi vida, temía por que algo le pasase a Cirilo, temía que mi familia

estuviese en peligro a consecuencia de la maldita cabellera.

Esa noche busque la cabellera y lo saque de su escondite y me lo puse en

el bolsillo y fui a pasear por la ciudad de Puno, camine más o menos hasta las

diez de la noche aproximadamente, de ahí me volvi al hotel y me quede

dormido. La noche y los sueños otra vez se presentaron, donde me indicaban

que tenia que ir al pueblito de Huasao, en las afuera de la ciudad de Cusco, en

mis sueños se me mostraba las características de un brujo que vivía allí, era de

aproximadamente unos treinta y cinco años de edad, de piel cobriza, de

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hombros anchos; que conocía los secretos del curanderismo y la brujería andina

tambien. Así fue como a la mañana siguiente desperté y pude percibir que cada

vez que tenía la cabellera, podía soñar con asuntos que me conducían a la

destrucción del conjuro de la maligna cabellera.

Eran las nueve de la mañana y estaba esperando en el paradero un carro

que me lleve a la ciudad de Cusco y de allí transportarme hasta Huasao, donde

tenía que encontrar al curandero corpulento que la cabellera me había señalado

en mis sueños, viaje todo el día en un bus que parecía que no avanzaba nunca,

tenía el temor de llegar al Cusco, pues lo último que sabía sobre Fernando era

que estaba en esa ciudad y todo hacía presagiar que me encontraría con él en el

Cusco, pero aun así había una fuerza incontrolable que me llevaba a mi destino,

el cual era enfrentar todo lo que se opusiese a la destrucción de la miserable

cabellera, yo pensaba y me motivaba que tenia que enfrentarme a ese hombre

y la verdad que fueron pasando las horas y mis ganas de querer encontrarme

con Fernando eran cada vez más fuertes, la cabellera estaba en el bolsillo de mi

pantalón haciendo seguramente su trabajo de convertirme en persona fuerte y

decidida como poseedor de ella, prácticamente le había perdido el miedo Eran

las seis de la tarde y antes de llegar al Cusco me baje en Huasao, que es un

pueblo que esta antes de llegar a la ciudad Imperial, inmediatamente me puse a

buscar al brujo, pregunte en una tienda y me contestaron que en Huasao había

muchos brujos, que si buscaba a alguien mínimo debería de saber su nombre.

Caminaba por Huasao viendo los letreros de los brujos y de los servicios

que prestaban y no me decían nada, es entonces que voy en busca de un

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hospedaje y de repente siento un frió intenso que no era del viento sino más

bien de una rara sensación por la presencia de alguien, paso ese frió y mas allá

otra vez el mismo estremecimiento del frió como si se tratase de la presencia de

un ser de la otra vida y esto se fue repitiendo varias veces conforme iba

avanzando; hasta que divise una tienda y me cobije en ella y le pregunte a la

señora si había algún hotel y ella me dijo que tenia que ir al siguiente poblado,

entonces así espere en la tienda hasta que apareció el carro y me subí y llegue

al siguiente pueblo en diez minutos, busque un hotel y me quede a dormir allí. Al

día siguiente temprano regrese a Huasao, para buscar al brujo y es así que me

interne en cada casa donde había un aviso de brujo o curandero, entraba y

cotizaba y así pase ocho brujos hasta que llegue donde el brujo Mario, este

reunía las características pero cuando nuestras miradas se cruzaron, yo sentí

como una fuerza que me quería hacer bajar la mirada y pretendía someterme a

sus designios pero yo me resistí, lo mire fuerte a pesar de que ya no tenía

fuerzas, logre que bajara la mirada y él se metió en un cuarto y yo tuve que salir

de esa casa despavorido pues me sentía cansado y no debería de verme así.

Comencé de nuevo a caminar y buscar un lugar para sentarme y descansar,

realmente ese cruce de miradas fue devastador para mí, yo no me imaginaba

que algo así podía suceder con las miradas y; la siguiente pregunta era porque

sucedió ese cruce de miradas con Mario, no lograba entender, pero desde ese

momento me quedo un mal presentimiento con este brujo.

Camine por el pueblo pensando otra vez sobre ese cruce de miradas, que

significado tendría, porque me desgaste tanto. Y así paso como dos horas y me

sentí recuperado, una extraña fuerza en mí me decía que tenia que volver donde

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Mario, pues detrás de este personaje había algo que me intrigaba así que decido

volver donde él, toco su puerta y él me recibe con una sonrisa y me invita a

pasar y me pregunta en que me puede servir, yo con sarcasmo le contesto que

si era brujo de verdad, como me preguntaba eso y el se echo a reír con tanta

fuerza, que su risa creo se escucho por todo el pueblo.

Mario me dice para confirmar lo que yo sospeche, te leeré la suerte en la

coca y le acepte solamente con la intención de saber hasta donde era su

capacidad de adivinación, me hace pasar a un cuarto lleno de figuras

relacionadas a la brujería y me hace sentar frente a él, tiende una Lliclla sobre la

mesa y echa la coca, hace unas oraciones y vuelve a levantar la coca y lo echa

de nuevo sobre la Lliclla, después de mirar un buen rato se queda quieto casi

paralizado, parecía que no lo podía creer lo que decía la coca, otra vez junta la

coca, mira hacia los Apus y vuelve a echar la coca sobre la manta o Lliclla y se

queda callado, solo mira las hojas de coca y quiere decirme algo pero no puede,

se levanta, se sale de la habitación, yo también me retiro de ella, afuera respira

profundo, saca una botella de otra habitación y toma un sorbo, me ofrece y le

digo que no gracias, sobresaltado me indica entonces que la leyenda de las

cabelleras es cierto, con esto soy yo el que queda completamente paralizado, no

salgo de mi asombro, no había forma de que Mario supiera la historia; trato de

reaccionar lo más rápido posible pero me trabo y Mario me toma del brazo y me

lleva a la sala de su casa y me invita a sentarme y me dice en que me puede

servir, le dije que me lea la suerte, él me mira, guarda silencio, prepara su

pregunta; yo también me preparo mentalmente la mía, y casi gritando me dice

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LA QUINTA CABELLERA

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que yo no he venido a eso, entonces le digo a que he venido, tú debes de saber,

tu eres el adivinador y me levanto para retirarme y él me pide que me siente en

un tono más conciliador y me pregunta, que sabía de la leyenda de la quinta

cabellera, le conteste que si sabía y que me habían contado algo por allí, por

eso es que me interesaba saber más sobre esa leyenda y le pedí que me

contase todo, entonces; él comenzó a contarme la historia de la siguiente

manera:

-Hace muchos años atrás unos hombres asesinaron a una persona y le

sacaron la cabellera y lo dividieron en cinco pedazos, estos hicieron un conjuro

tan fuerte que los convirtió en gente poderosa y desde ese momento hay una

lucha entre los que quieren destruirla y los que quieren poseerla para adquirir

más poder y riqueza en este mundo-.

-Y tú de qué lado estas- Le pregunte.

El me dijo:

-En ninguno, si no que un grupo selecto de brujos sabían de esta historia,

yo también pensé que era una leyenda no más, pero hoy pude comprobar en la

coca que tu eres parte de esa mito y que la misma es real, donde cinco brujos

de los más fuertes participaran en la destrucción de este conjuro-.

Y le pregunte:

-¿Si él era uno de los cinco brujos?-.

El me contesto:

-Que eso lo iba a resolver el dueño de la cabellera quien decidirá destruir

o no el conjuro-.

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LA QUINTA CABELLERA

DANIEL RODRIGUEZ LIRA Página 59

Dicho esto guarde silencio, respire profundo, quería seguir conversando

con Mario, pero al parecer me estaba delatando y deje que el hablase pero por

un buen rato los pensamientos se me ausentaron de la conversación y cuando

me di cuenta, Mario me estaba preguntando de nuevo que tenía que ver yo con

la cabellera, no sabía que responderle, le pedí que me contase más sobre esta

historia y él me dijo que había un hombre malo llamado Fernando que tenía un

sequito de brujos norteños, que lo protegían y que por otra parte mandaba a

matar a los brujos que él creía podían colaborar con la destrucción del conjuro,

entonces la mayoría de los brujos le tenían miedo, porque si solo sospechaba

que estaban planeando romper el mismo, él los mandaba a asesinar. Entonces

tu puedes estar en peligro de muerte así como yo, le dije, la verdad que si me

contesto, porque los brujos heredamos de nuestros padres las enseñanzas y

esta historia me lo contó mi padre cuando era niño, después también me entere

que mi padre fue perseguido por causa de la cabellera, porque él iba a participar

en la destrucción del conjuro pero en esa oportunidad se fustro y hubo muchos

asesinatos. Entonces yo le pedí a Mario que me contase con más detalle sobre

su padre y él me acepto:

-Mi padre como yo aprendió también de su |padre el arte del

curanderismo y la brujería, mi padre siempre fue un hombre bueno, quiso

participar en la destrucción del conjuro y esta fue impedida de ahí que mi padre

fue perseguido para ser asesinado, por dicho motivo nos escondió a toda mi

familia en un pueblo donde durante mucho tiempo no se apareció yo ya había

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LA QUINTA CABELLERA

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crecido cuando él llego a buscarnos, lo vi mas acabado, mucho más canoso y en

su rostro con muchas más arrugas, había perdido su fortaleza y su vitalidad. En

ese pueblo nos quedamos hasta la muerte de mi padre, a partir de su retorno, mi

padre solo se dedico a enseñarme y prepararme en las artes del curanderismo.

Cuando mi padre falleció también se llevo a mi madre, ella murió a la semana de

pura pena, mi madre no podía vivir sin mi padre, se querían tanto que se

cuidaban uno al otro, desde entonces mi hermano menor y yo quedamos

desamparados, el tenia diecisiete años y yo veinte, a mi hermano lo deje

trabajando en el Cusco y yo me fui hacia el norte para aprender más, trabaje con

los mejores brujos del norte y cuando tenia veintiséis años me vine de regreso

para el Cusco y en Huasao puse mi primer consultorio y nadie sabe hasta hoy

quien fue mi padre, porque mi padre era muy requerido para hacer su trabajo,

sin embargo; yo no quería tener la influencia de mi padre para desempeñarme

en mi propio arte-.

Lo que me contaba Mario me causaba alguna confianza pero también

tenía conocimiento que los brujos eran personas que podían simular muy bien y

sabían inventarse con mucha facilidad historias y ser expertos en fingir estados

de ánimo, también preferí dudar y dejarme llevar por mi instinto y la

conversación seguía con él hasta que decidí retirarme y le dije a Mario que

realmente había sido un gusto haberle conocido y que pronto lo buscaría.

Después de haber hecho contacto con Mario uno de los cinco brujos

principales, tome un auto y me dirigí hacia la ciudad del Cusco y me baje a la

entrada de la ciudad en un distrito llamado San Jerónimo, donde tome un cuarto

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LA QUINTA CABELLERA

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de hotel y me puse a descansar pensando en el próximo paso que tenía que

dar, el presentimiento de encontrarme con Fernando lo sentía cada vez más

cercano, pero; tenía que prever algunas cosas como tener la cabellera fuera del

alcance de él, estar lo suficientemente preparado y bien dispuesto

psicológicamente al momento de encontrarme, para lo cual busque a un amigo

que era un incondicional de toda la vida quien era muy fornido y decidido y que

me acompañase hasta el momento del encuentro tan esperado con Fernando.

Al momento de encontrarme con mi amigo le dije que lo necesitaba, que

tenía muchos problemas con unos hombres y el presto me dijo que sin duda me

acompañaría todo este tiempo de peligros.

Descanse toda la noche, no tuve ni un sobresalto pues había escondido

la cabellera por que era inminente el encuentro con Fernando, y no debía

de exponer el cofrecito que contenía la cabellera. También yo me estaba

convirtiendo inexplicablemente en un adivinador seguramente gracias a las

influencias del cofrecillo.

Ese día después de desayunar me dirigí hacia la plaza de San Jerónimo,

lugar donde debía de encontrar con mi amigo y luego cuando ingrese por una de

las esquinas él ya estaba sentado esperándome en un banco en el centro de la

plaza, apenas llego con paso lento me dirijo hasta donde estaba mi amigo, él me

mira maliciosamente, nos saludamos y me señala con la vista a dos hombres

que estaban por ahi y me pregunta si los conozco, me volteo a verlos

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LA QUINTA CABELLERA

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disimuladamente y le digo que no, pues entonces esos hombres te están

siguiendo me dice, esos individuos se ven peligrosos, porqué mejor no nos

vamos para el cusco y así comprobamos de paso si te siguen, bueno pues

vamos; nos subimos a un bus de transporte urbano y ellos también se subieron

al mismo, se sentaron al otro extremo de donde estábamos nosotros y de rato

en rato se volteaban para mirarnos sigilosamente.

El bus cuando llego nos dejo como a dos cuadres de la plaza de armas del

Cusco y nos bajamos para irnos a pie hasta la plaza misma, llegamos allí y los

hombres estaban detrás de nosotros, nos seguían, mi amigo me dice que esto

se está poniendo bravo, nos sentamos en una banca con la mirada puesta en la

catedral y de pronto una fuerza que ni yo mismo la conocía, hace que me

enfrente con arrojo a los desconocidos hombres, así que me levante de un salto

y me dirigí a ellos sin dudar y les pregunte casi gritando él porque me seguían y

uno de ellos me contesta sin ningún resquemor:

–Mi jefe el señor Fernando quiere hablar con usted y lo esta esperando en

el hotel-.

Yo le conteste de inmediato.

-Dile a tu jefe que si quiere verme lo espero aquí en la plaza dentro de

media hora-

Dicho esto me volteé y llame a mi amigo y nos retiramos del centro de la

plaza con paso tranquilo pero sereno, a pesar de que nos moríamos de miedo,

mi amigo muy entusiasmado me hace un comentario:

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LA QUINTA CABELLERA

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-Daniel; no pensé que eras tan decidido carajo, macho, los hiciste temblar

de miedo a ese par de gorilas-.

Nos paramos en los portales esperando que pase la media hora que le di

de plazo para que se apareciera Fernando, el tiempo no pasaba y los minutos se

hacían interminables, trataba en mi mente de hacerme la imagen de Fernando

pero no podía hasta que paso la media hora y en la otra esquina aparece de

pronto un tipo enigmático a quien yo lo identifique inmediatamente sin haberlo

visto nunca, era el tal Fernando; se me estremeció el cuerpo, entonces le dije a

mi amigo que me esperase mientras yo tenía la conversación con él pero

también le pedí que tuviese cuidado y este muy alerta.

Camine hacia el centro de la plaza, él también se dirigió hacia el mismo

lugar, nos miramos y él me pregunta:

-¿Tú eres Daniel?-.

Le digo que: -sí-.

Me estira la mano para saludarme pero yo no le correspondo la reverencia

y me dice en tono un poco amable:

– ¿Cuanto quieres por la cabellera?, lo que tú me pidas por ella te la doy,

y si quieres te lo doy en este momento – (…).

En el mismo tono amable le respondí:

-No estaba en venta y que no me este siguiendo porque detrás mío había

mucha gente poderosa que me estaba protegiendo-.

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La reacción de Fernando esta vez se torno mucho más violenta, con

rabia en los ojos y con el hablar me amenazo:

–Daniel, si no me lo entregas por las buenas pues entonces será por las

malas y atente a las consecuencias-.

Yo me di la vuelta y regrese donde estaba mi amigo, creo que lo deje

hablando solo con la palabra en la boca.

Después de conversar con Fernando me quedo una sensación muy

extraña, un vació, sentí que después del enfrentamiento con él me debilite y la

moral se me estaba bajando, al haberme atrevido a contener la mirada a un

hombre realmente malo como era Fernando, verdaderamente me costaba

mucho esfuerzo mantenerme en pie y estaba pálido también.

Caminamos durante varios minutos por el centro del Cusco sin decir

ninguna palabra y es cuando reacciono y le digo a mi amigo que se vaya a su

casa y que tenga cuidado porque no vaya ser que le estén siguiendo, porque

estos hombres definitivamente son malos y a pesar de que no quería dejarme le

insistí, se marcho el amigo, camine solo algunos pasos y me di cuenta que la

gente de Fernando me estaban siguiendo y es cuando decido despistarlos pues;

el Cusco lo conozco como a la palma de mi mano y para esto no debía de haber

ningún problema, me fui de nuevo para la plaza y me senté, para pensar en el

plan que me llevaría a perderlos y alejarme de ellos, es así que madurado el

plan procedí a caminar por las calles en su mayoría delgadas y de piedra hasta

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LA QUINTA CABELLERA

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lograrlos perder, es que tenía que regresar a Puno para reencontrarme con Cirilo

y Pedro.

Ya en el carro y con la tranquilidad de que no me estaban siguiendo me

senté y respire profundo, en el camino comí algunos alimentos y me puse a

pensar en Fernando, por ratos me decía como tuve el valor de enfrentarme a tan

malvado y despiado ser, donde esa su mirada llena de odio realmente me

debilito, para la próxima debo de estar más preparado, debo de buscar a más

personas que me ayuden a combatirlo porque si se da cuenta que estoy solo

entonces acabara conmigo.

De Pedro y Cirilo después que se fueron no conocía nada más de ellos,

su partida me dejo en el aire y por eso no tenía un plan para vencer a Fernando

y destruir el conjuro, no sabía si volverían de acuerdo a lo paneado o tendrían

otros planes, por eso prácticamente me encontraba en cero y tenía que hacer un

nuevo plan porque la verdad que había mucha gente involucrada y si no

destruía ese conjuro, caería sobre nosotros toda la furia de Fernando.

Busque al abuelo del flaco en Azángaro, al recordar que fue con él que

empezó con esta borrascosa historia, él debe de saber cómo se puede destruir

este maleficio me dije; llegue a la casa del flaco, toco la puerta y una voz

cansada me dice pasa Daniel, yo me quedo sorprendido porque nadie sabía que

yo me iba para Azángaro, miro bien, sin duda era el abuelo del flaco que me

extendía la mano y me invita a pasar y me vuele hacer un gesto con la mano

para que me siente a su lado y me dice:

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–Daniel, ahora si estamos en peligro, tenemos que huir donde nadie nos

conozca y preparar el conjuro para su destrucción-.

- Me quede mudo sin poder responder, él se estaba adelantando a todo lo

que yo estaba pensando y agrego:

–Yo conozco algunos lugares donde escondernos y también a gente que

nos ayudara, espérame en la plaza de armas yo saco mis cosas y nos vamos-.

En silencio me retire con apenas una mochila que tenia algunas cosas

personales que servían para mi aseo, tenia que enfrentarme a uno de los

hombres más poderosos y malvados de esta tierra, al verme yo, mi mochila, el

cofre que contiene la cabellera y un abuelo; la verdad que por un momento me

puse pesimista y una de las cosas que me había alterado, era el poder que

tenían estos brujos para la adivinación y la certeza y la seguridad con la que

hablaban.

El abuelo llego a la plaza de armas de Azángaro y le pregunto qué

hacemos, donde él me responde que en unos instantes viene un auto a

recogernos y efectivamente hace su aparición una camioneta que lo conducía

una mujer bella como de unos veinticinco años de edad, subimos al carro, sin

mediar palabras el coche arranca con dirección a Juliaca y yo me encontraba

completamente sumergido en mis pensamientos, quería encontrar la punta de la

madeja porque este ovillo realmente se estaba enredando y me estaba

envolviendo y no encontraba la manera de zafarme de él.

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LA QUINTA CABELLERA

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Sumido en mis sentimientos encontrados, por un lado había algo en mí

que quería destruir este conjuro que envolvía una historia funesta y triste para

los que conocieron de este conjuro, personas que pagaron con su vida la osadía

de querer destruirla y como consecuencia de ello; familias completas derruidas y

sumergidas en el miedo y el dolor, donde Fernando y sus antepasados tuvieron

una vida llena de codicias, queriendo juntar las cabelleras para tener todo el

poder que salga de ellas y yo ahora me encontraba envuelto en una historia que

no era la mía, ni la de mi familia, quienes de repente en estos momentos

estában bajo la furia codiciosa de Fernando y su pretensión de ser considerado

el más poderoso del mundo por medio de la hechicería.

Recordé que los comerciantes todos los años en el mes de Agosto hacen

sus pagos a la tierra, a la Pacha Mama, con la finalidad de que el negocio sea

prospero y entregan lo mejor que tienen para que la tierra les retribuya en

abundancia, se comentaba por ejemplo que en el Cusco, las señoras que

manejaban sus picanterías, ponían una manito de feto en la chicha y esta la

rociaban en la comida y esto hacia que el bocado así como la bebida se venda

siempre en su totalidad, por completo, pero esa manito de feto no se podía

colocar por manos de cualquiera, sino que tenía que intervenir un brujo para que

tenga efecto, es de ese modo como estas empresarias varones y mujeres,

obtenían una ayuda para poder mejorar sus negocios, se cuenta también que en

la selva peruana por los sitios que se extraen el oro, los mineros artesanales

suelen ofrecer a la tierra como pago seres humanos de preferencia niños y

hecho este pago, la tierra les recompensará, dándoles oro en abundancia, no

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LA QUINTA CABELLERA

DANIEL RODRIGUEZ LIRA Página 68

todo esto es habladuría ni producto solo de la fantasía; si no son acciones que

se realizan con la finalidad de creer en algo para motivar las fuerzas en el

trabajo, realmente los hombres siempre desde el principio de nuestra creación,

hemos buscando formas y dioses que nos ayuden a prosperar en nuestra vida

personal y hasta los hemos buscado para la vida sentimental, donde existen

diversas ayudas como por ejemplo en el de la selva peruana donde existe un

perfume que le llaman ……….. Que tiene un encanto y un efecto positivo para

que él ser amado te corresponda. Si todo esto hace la gente por tener felicidad,

entonces que podemos esperar de Fernando, en que espacio caería la maldad

de este, la codicia y la ambición de matar a seres humanos por ser el más

poderoso del mundo. Este hombre llamado así, él y su familia hicieron sufrir

mucho a demasiadas personas, pues con todos los individuos con los que hable

sobre Fernando realmente lo odiaban pero yo no tenía motivo alguno para

odiarlo, porque a mí no me había hecho nada, ni a mi familia, por lo tanto y por

eso no guardaba ningún sentimiento negativo contra él, entonces había que

preguntarse ¿Cuál era mi verdadero sentimiento contra él? Pues fue que por

ciertas circunstancias que me fui envolviendo en esta historia y cada vez la

misma se hacía más complicada y sin solución, ahora me veía a lado del abuelo

viajando sin saber a dónde ni porque. Cuando Cirilo estaba a mi lado el objetivo

era claro, pero ahora no, y otra pregunta que me rondaba en la cabeza; era

pensar de quien era la camioneta que nos llevaba y porque alguien nos lo daría

y cuanto pediría a cambio o este abuelo estaba coludido con Fernando pensé.

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Mire el rostro del abuelo, realmente el tiempo había echo su trabajo,

marcando claramente los surcos del dolor, del sufrimiento en su piel cobriza, el

dormía placidamente y se zarandeaba al ritmo de los huecos y las curvas que la

carretera tenía, entonces; de un momento a otro se despierta y me dice en tono

tierno y amable:

-Que me miras-

Yo le respondí:

–Buscando en tu rostro la verdad y el camino que nos lleve al final de

esta maldita historia-.

Se acomoda y se sienta bien y me revela:

-Lo que está por suceder Daniel ha sido esperado por mucho tiempo, por

mucha gente, en lo personal debo confesarte que toda mi vida me pasado

esperando a que llegue este memorable e histórico momento, el de conocer a

los poseedores de las cabelleras, esta historia me a consumido muchas noches

de insomnio, pensé que solamente era algo que la gente contaba y que lo tenía

solo en la mente, hasta que conocí a Fernando por intermedio de Cirilo,

Fernando tenia a Cirilo sometido y lo estaba obligando a buscar las cabelleras,

cuando lo conocí también me obligo a mí para buscar las mismas y nos

mandaba a sus hombres para golpearnos y seguir buscando las pelambres, por

eso yo odio más a Fernando-.

Volví a Interrumpirle para preguntarle abobado:

-¿Cirilo odia a Fernando, Fernando conoce a Cirilo…, eso es lo que me

estás diciendo?– (…).

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El me contesta con una tranquilidad y parsimonia aunada a una

seguridad en la cual no cabía la posibilidad de que quepe alguna duda:

-¡Sí!, su familia fue asesinado por Fernando y si el alguna vez se sometió

era solo porque quería destruirlo, el conoce a Fernando mejor que nadie, mejor

que todos los brujos juntos, él sabe de sus debilidades y sus fortalezas-.

Me quede estupefacto pensando cómo es que Cirilo conoce bien a

Fernando y que odia a este. Entonces me pregunte si Cirilo pronto vendría en

mi búsqueda. Porque Pedro había demostrado que si él odiaba realmente

mucho más a Fernando.

Todos tenían un motivo en contra de Fernando, de una o de otra manera

habían sufrido por las acciones malévolas de este, pero yo no tenía ningún

motivo para odiarlo y ni siquiera para destruir el conjuro de la cabellera, esta; no

tenia porque estar en mi poder y es cuando se me ocurre preguntarle al abuelo,

porque había caído en mi poder esta y si todo esto fue por mera casualidad o

había un camino marcado y determinado esta vez por el destino en contra mía.

El abuelo suspiro profundo antes de responderme, acomoda su cuerpo

cansado en el asiento y con voz baja y lenta me dice:

–El destino está marcado para ti, así como también para la cabellera, se

sabía que por estos años iba hacer su aparición la quinta cabellera y el poseedor

iba a luchar por su destrucción, lo que no se sabe es si tu lo lograras o no, pues

hay varias personas que están contigo y con la causa para la destrucción del

conjuro, pero lo que no hay que olvidar nunca ni siquiera por un momento, es

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que Fernando está al acecho de la cabellera y en la primera oportunidad que

tenga no tendrá escrúpulos para quitártelo, así eso signifique que tenga que

acabar con tu vida, lo hará sin duda alguna y también lo ejecutara con los que te

estamos apoyando, tengo la plena seguridad que Fernando nos esta pisando los

talones y que pronto nos dará alcance por lo que debemos de movernos rápido-.

-¿Y cuál es el plan?-. Le pregunto al abuelo.

Él me responde: -Primero iremos a Sillustani en Puno, ahí existe una roca

con algunas figuras talladas en la piedra, los brujos y curanderos hacen ahí los

pagos a la tierra, es un sitio sagrado y esos gráficos tallados en la roca podrá ser

descifrardo solo por el poseedor de la quinta cabellera y no podrás contárselo a

nadie y ese secreto si es posible te llevaras a la tumba-.

Me quede pensando como el abuelo me hablaba de la muerte y que

estábamos dentro de esas posibilidades. Para destruir la cabellera realmente yo

no sentía miedo, cada vez estaba más fuerte y decidido a enfrentarme a

Fernando.

Al abuelo le conté que en el Cusco me tope con Fernando y que tuvimos

un cruce de palabras donde ambos nos habíamos amenazado y él me señaló

entonces pudiste percibir lo que es la maldad en vivo, sí, le dije; y sabe abuelo

que cada vez que me enfrento a un ser malvado me desgasto físicamente, de

eso no te preocupes, realmente enfrentar a la maldad cuesta mucho y ellos

también se debilitan porque se están enfrentado a algo que ellos no quieren y

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recuerda siempre esto, que yo te voy aconsejar, por más cansado que te

encuentres, no lo demuestres, nunca bajes la mirada, si tienes golpes en el

cuerpo que te duelen, has de cuenta que no existen y no te toques el cuerpo

golpeado con la mano en las partes adoloridas.

Así pasaron varios minutos de conversación donde yo sentía que el

abuelo me estaba preparando mentalmente para el desenlace final y fue de esa

manera como es que arribamos sin darnos cuenta a Sillustani, apenas llegamos,

el abuelo me lleva de frente a las Chullpas con paso lento pero seguro y es ahí

cuando siento unos escalofríos que recorrieron todo mi cuerpo, sentí en mi nuca

la presencia de alguien que nos estaba observando y de un vuelco imprevisto

logro ver a un hombre con un sombrero grande como lo utilizan en el norte del

Perú, él se esconde pero fue tarde y el abuelo me dice:

–Daniel, no te preocupes, esa gente nos está espiando, pero no nos

harán nada; al contrario, nos tiene miedo, pero de seguro que Fernando en

estos momentos se está enterando que ya estamos aquí-.

Se quedo callado y en silencio, se paro frente a una piedra donde había

en ella unas figuras y el abuelo grita:

-¡Carajo, seguro la gente de Fernando destruyeron los gráficos!-.

Yo mire con atención y había unas señales muy claras, casi de inmediato

pude descifrar lo que decía, inmediatamente le dije al abuelo para retirarnos y él

lo entendió y me acepto:

-Vamos Daniel, tenemos que despistar a estos hombres-.

Caminamos con dirección al carro y de repente el guardián del complejo

arqueológico se aparece y le pregunto:

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-¿Desde cuándo están estos hombres aquí?-.

El me respondió:

-Desde hace una semana, son los primeros en llegar y los últimos en irse,

no hacen nada; solo pasan el día y están observando a los turistas, son dos-. Me

recalco.

Entonces yo aproveche de la situación para suplicarle:

-Si te preguntan de lo que conversamos no les cuentes nada por favor-.

Le pedí al guardián y el abuelo en eso saca un billete y se lo da como

propina y el hombre agradecido nos dice que no nos preocupemos, que nos

vayamos no más.

En la camioneta conducida por la misma bella dama, nos vamos con

dirección a la ciudad de Puno, el abuelo le recuerda al chofer señalándole que

ya sabía lo que tenía que hacer, ella le respondió afirmativamente, es así

cuando en una curva el abuelo me dice bajemos del carro, vamos a cambiar de

movilidad, así casi al vuelo nos subimos a una combi que nos estaba esperando

y la camioneta partió raudamente y nosotros en el combi tras de él, cuando

estábamos en un lugar más abierto donde el carro se podía divisar casi de todas

partes, pasamos vertiginosamente a la camioneta y así entramos primeros a la

ciudad de Puno y le pregunte al abuelo el por qué de este movimiento y él me

contesto:

-Seguro que por aquí nos esta esperando la gente de Fernando, entonces

ahora correrán tras la camioneta que se ira de frente hasta la frontera con

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Bolivia, así lo despistamos y ganamos algunos días para seguir organizándonos-

.

En la ciudad de Puno el combi se para frente al cementerio, el abuelo me

dice que visitaremos a una persona que murió a manos de Fernando y cuando

estábamos frente a la tumba me recuerda:

–Daniel, este fue el poseedor de la tercera cabellera que está ahora en

poder de Fernando, este hombre era bueno y muy querido, el defendió con su

vida la cabellera pero Fernando no tuvo ni pena ni compasión, quiso escaparse,

lo persiguió por donde pudo, hizo que sus empresas quebraran, sus hijos fueron

amenazados, sus hermanos atemorizados; tuvieron que irse de la ciudad de

Puno para empezar otra vida en ciudades donde nadie los conozca, de ellos

ahora no se sabe nada, Pedro era el único hermano de quien se conoce que no

le tenía miedo más pero si un odio incontrolable a Fernando, entonces tenemos

que canalizar ese odio para que nos ayude-.

Y le interrumpí para decirle que:

-Yo ya conozco a Pedro-.

Él me contesto como si lo supiera:

–Efectivamente Daniel, además con el tiempo se ha convertido en un

gran conocedor del conjuro de las cabelleras, entonces Pedro es de toda

nuestra confianza-. Me contesto.

-Ahora Daniel, iremos al encuentro del quinto brujo, yo lo cite a él en esta

ciudad para pedirle que nos ayude con la destrucción del conjuro, seguro que

nos estará esperando en el hotel-.

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Sin mediar palabra alguna nos subimos al carro en un silencio total,

llegamos al hotel y nos pide que esperemos sentados en la recepción hasta que

hace su aparición un hombre de contextura gruesa, sus ojos se veían

pequeñitos porque se perdían en la gordura de su rostro y el hombre me saludo

con mucho respeto; lo hago yo también del mismo modo, se queda mirándome

como si estuviera asombrado de mi presencia, como si no lo podría creer; es

entonces que interviene el abuelo y le dice:

-Hermano, le comente a Daniel que nos podías ayudar apara destruir este

conjuro-.

Él contesto.

-No te preocupes hermanito, tu sabes que yo a ti te debo la vida y

participar de esta mesada para mi al contrario va ser un honor, lo que sí quiero

saber es la hora lugar y fecha y yo estaré ahí sin falta-.

Él abuelo me mira y me pregunta:

-Cuando va ser-.

Yo le dije: -Sabe señor Dante, le enviaremos un mensaje, en realidad no

se que tipo de mensaje pero le llegara y por favor no nos falle, esto es muy

importante para nosotros-.

Y es así que nos despedimos de Dante asi se llamaba el quinto brujo.

Parte de los gráficos tallados en las piedras de Sillustani fue interpretado

por mí, pero faltaba una parte que a pesar que logre memorizarme la figura no

podía interpretarla y eso estaba dando vueltas en mi cabeza, pues de todas

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maneras tenía que encontrar el significado y así todo el mensaje de los gráficos

quedarían interpretados.

Mientras cavilaba en cómo les haría llegar el mensaje a los brujos porque

hasta el momento solo contaba con dos. Dante, el brujo gordo de Puno y el

abuelo; me faltaban tres, confiaba en que Cirilo y el brujo de Desaguadero

también estarían presentes.

Mientras que almorzábamos, un presentimiento y además unas ganas

locas de querer ir para Azángaro se apodero de mí, esto se lo comento al abuelo

y él se ríe fuerte y con una alegría incomparable me dice y presagia:

-Daniel, la hora se está acercando, en realidad a partir de hoy te vendrá

una serie de premoniciones e intuiciones por lo que debes de estar atento y

saber interpretar con serenidad todas esas visiones que quieren decir algo y

siempre van estar conectados a las cabelleras, por lo que tienes que tener

mucho cuidado al desentrañarlas-.

Dicho esto el abuelo se quedo mudo y una sonrisa de medio lado le pude

percibir en su rostro, pero no supe descifrar si era de alegría o de satisfacción o

de otros sentimientos encontrados.

Terminamos de almorzar, el abuelo se levanta y me pregunta con toda

convicción:

-¿Daniel, ahora adónde vamos?-

Y mi respuesta insólita me extraño todavía aún mucho más, y le respondí:

-¡ A Azángaro!-.

El me mira y me dice:

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-Pues así será, pues de aquí en adelante tú tienes el control de la

situación-.

Subí al carro y el chofer partió hacia nuestro destino y yo me puse a

pensar –porque- respondí que teníamos que ir rumbo Azángaro, de donde

saque esto y pensé en las palabras premonicas del abuelo, “Los gráficos de

Sillustani y las intuiciones me estaban guiando”, viajamos de Puno a Juliaca en

un silencio total, hermético, solo divisábamos el paisaje del altiplano áureo

donde a veces la vista se perdía en la meseta, por ratos veía el lago que había

hecho en mí una fijación de cómo iba a completar los brujos para romper el

conjuro.

El abuelo se baja en unas tiendas donde venden artilugios y enceres para

brujos y curanderos por más de media hora, hace compras y regresa con un

costal lleno, entonces, le pide al chofer que nos lleve rumbo Azángaro.

A la sazón le pregunto al abuelo:

-Y que hacemos con los demás brujos-.

-Él me responde:

–Tú sabes, tú tienes que decirme que hacer, que te dicen tus

presentimientos-.

Yo me quedo callado, lo único que quería y sentía era que teníamos que

ir para Azángaro.

-Que piensas de esto, como crees que terminara toda esta historia-.

Le pregunto al abuelo y él me contesta:

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LA QUINTA CABELLERA

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–La verdad nadie lo sabe, solo en el momento en el que nos enfrentemos

a Fernando y destruyamos el conjuro se sabrá quién fue el más fuerte-.

Palabras del abuelo que me dejaron pensando, porque yo sabía que

Fernando nos estaba pisando los talones y haría hasta lo indecible para

adueñarse de la quinta cabellera.

El carro iba a media velocidad, sin ningun apuro pero seguro, el chofer no

decía ni una sola palabra, su silencio parecía sospechoso pero tenia que intentar

saber quien era y le pregunto:

-¿Cómo te llamas maestro?-.

-Yo me llamo Fidel-.

-¿Conoces esta ruta?-.

-Sí, yo soy de Pucara y siempre trabaje como chofer, estas carreteras las

conozco más que a mi mujer, en ellas paro día y noche y a mi casa solo llego

cuando tengo hambre-.

La gracia del chofer causo una risa en todos nosotros, creo que me

estaba riendo recién después de mucho tiempo desde aquella vez que tuve la

primera conversación con el abuelo, ya faltaban algunos kilómetros para llegar a

Azángaro y el abuelo me pregunta:

-¿Que haremos?-.

Y yo le contesto:

- No se-.

Tenia unas ganas de estar en la plaza sentado y solo pensar en todo lo

que estaba ocurriendo y es allí donde fui. Aquí también llegaban los carros que

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LA QUINTA CABELLERA

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traen a la gente de otros lugares y yo miraba como los pasajeros del bus iban

bajando uno a uno y eso me distraía, hasta que de repente baja Lino; el

curandero de la selva, el del trago de Ayahuasca, me paro para saludarlo y me

dice:

-Amigo Daniel, aquí me tiene para servirlo a usted y a su causa-.

-Le agradezco su presencia amigo Lino-.

Le conteste asombrado.

Luego lo llevo y le presento al abuelo, se saludan amablemente, a

continuación nos sentamos y nos preguntamos de cómo estábamos ahora

todos. En cambio en mí no cabía la invitación del que me hablaba Lino porque

yo nunca lo había llamado para que me ayudase y disimulaba sonriendo

tratando de encontrar alguna respuesta a todo lo que Lino hablaba.

Así pasaron varios minutos hablando del viaje, de cómo estaba el camino

a la selva, hasta que de repente llega una camioneta roja y de él desciende

Cirilo, Pedro y el brujo mayor de Desaguadero; camine apresurado al encuentro

de Cirilo con quien nos confundimos en un fuerte abrazo, de esos que se dan

solo a los amigos que se les extraña y otro abrazo con Pedro que tenía un

semblante mucho más respetable a comparación de aquella primera vez; que lo

encontramos en Ilave entregado al alcohol y luego saludo de la misma manera al

brujo mayor del altiplano que vivía en Desaguadero y es entonces que Cirilo me

jala del brazo a un lado y me dice:

-Daniel, yo fui quien llamo al brujo de la selva para que nos ayudase, pero

resulta que te había conocido, y también llame a Mario, el brujo de Huasao; ya

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debe de estar por llegar, con él somos cinco para romper el maldito conjuro,

ahora tú tienes que decir dónde y a qué hora lo hacemos-.

-Muy bien-. Le dije a Cirilo.

-Yo te aviso en cualquier momento hermano, ahora a descansar y por

favor ten listo todo para el momento en que yo te indique-.

Cirilo movió la cabeza afirmativamente y se reunió con el grupo, después

subimos todos a la camioneta que nos llevo a una casa donde había bastante

comida y yo me reparaba cansado, solo quería una ducha y un plato de comida

para poder dormir. Y así fue. Fui el primero en meterme en la ducha, luego me

dieron un chairo y después busque mi cama casi de inmediato y me quede

dormido, puse en mi cabecera el cofrecito con la cabellera y le dije:

“Cuantos problemas me estás acarreando” .

Eran las seis de la tarde, empezaba a anochecer, de un salto me levanto

de la cama, busco y encuentro a los hombres que estaban conversando

picchando coca muy amenamente y les señalo:

-¡Tiene que ser en este mis mismo instante!

Ellos se pararon, cogieron sus Llicllas y se lo amarraron en la espalda,

cogieron algunas otras cosas más y Cirilo me dice:

-¿Donde va ser?-.

Yo les pido que me sigan a pie y en fila india. Salimos de la casa y ellos

me seguían, el cuerpo me llevaba al cerro Choquechambi el cuál empezamos a

subir a paso normal, al cabo de una hora llegamos a la cima y Cirilo me dice:

-Tenemos que empezar por que nos están siguiendo-.

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LA QUINTA CABELLERA

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Y yo le digo:

-Que ya es momento de empezar-.

Nos sentamos en forma circular. Cirilo el brujo de Pucara, Mario el brujo

de Huasao, Lino el brujo de la selva, el abuelo brujo de Azángaro y el brujo

mayor del altiplano y yo sentados, donde ellos comenzaron armar la mesada

que llevaría a la destrucción de este conjuro que partió del mal. y empezaron

con las oraciones y peticiones de cada uno de los brujos y al medio en una

Lliclla, se pone un feto de una llamita, sebo de res y productos comestibles como

arroz ,fideos, azúcar y cada uno con sus oraciones las mismas que no se

entendía de lo que hablaban, unos en Quechua; otros en Aymará, otro en

castellano y Pedro estaba parado viendo que si la gente de Fernando se

aproximaba. Como a media hora del inicio de la ceremonia, Cirilo me dice.

-Pon la cabellera encima de la mesada, sobre todas las cosas que

pusieron ellos encima de la Lliclla-.

Y así lo hago, cojo el cofre y lo pongo en la parte más alta y luego ponen

leña alrededor de la mesada y me alcanzan un fósforo para prenderla, el viento

en la cima del cerro sopla muy fuerte y los palitos se iban acabando hasta que

Cirilo trae unos papeles y hojas de eucalipto y logramos que se prenda el fuego.

Los brujos hacen sus oraciones mirando en dirección de los Apus más

importantes de la región, soplando unas hojas de coca, el fuego ya estaba

consumiendo la mesada pero el cofrecito estaba intacto, muy por el contrario,

pareciera que el fuego le daba vida, sus figuras y colores se avivaron con el

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fuego hasta que el brujo mayor de Desaguadero dice que nos están haciendo la

contra y a Pedro le indica:

-Busca a esos malditos que deben estar cerca y están haciendo otra

mesada para apagarnos-.

Pedro se pierde en la oscuridad y yo al mirar hacia un costado como a

unos cien metros de nosotros observo y descubro que había otra hoguera que

estaba tomando cuerpo y Cirilo me dice angustiado:

-Daniel, tienes que bajar a apagar esa hoguera, nosotros no podemos

movernos hasta que se destruya el conjuro-.

Y así me levante, me dirigí cautelosamente escondiéndome entre las

rocas y pude ver que cinco hombres también estaban haciendo otra mesada,

estos tenían ponchos cafés y sombreros grandes y yo les miraba desde una

altura más o menos de unos veinte metros de distancia y lo único que se me

ocurre en ese momento, es tirar piedras a la hoguera y el impacto resulto pues

empezó a dispersar la leña, una piedra tras otra piedra, los hombres de abajo

estaban desconcertados, tampoco podían dejar su mesada, solo trataban de

ordenar la leña y es en eso es que a unos cinco metros, Pedro estaba

peleándose ferozmente con Fernando, era una pelea a puño limpio y Pedro en

pleno fragor de la batalla me grita:

– ¡¡Daniel!, sigue tirando piedras, yo me encargo de este desgraciado-.

Y así se perdieron en la oscuridad dándose trompadas, revolcones. Eran

como dos horas que lanzaba piedras y cada vez tenia que ir a traerlas de mucho

más lejos, ya se estaban acabando, los brujos de abajo al termino de tres horas

de luchar por tener encendida su hoguera y sus peticiones que no lo lograron, se

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retiraron; me senté por un momento a descansar y reacciono para ir a ver a los

brujos, los encuentro, Mario y Cirilo estaban desmayados en el suelo, el brujo de

la selva estaba con la vista perdida en el vació, como un loco viendo en el

horizonte, él abuelo y el brujo de Desaguadero estaban sentados

completamente agotados, el fuego de la hoguera era fuerte y pude ver que el

cofre estaba abierto y la cabellera calcinada, entonces yo también me senté

junto con ellos y el abuelo me dice fatigoso:

-Tenemos que esperar que termine de quemarse por completo-.

Confirme el hecho moviendo la cabeza, pero en mi mente todavía estaba

la pelea de Pedro con Fernando, que será; me turbe pensando que Fernando se

aparezca y luego acabaría con nosotros, estaba alerta pero también esperando

que se consumiese el fuego, llego la madrugada y el sol empezaba a clarear, los

cinco brujos ya recuperados del cansancio de la noche, cavan un hueco como

de un metro de profundidad y entierran la cenizas y luego Cirilo se me acerca

mientras yo miraba el pueblo y me da el cofre que prácticamente no se había

hecho nada, lo limpie de las cenizas y me lo guarde en el bolsillo como siempre

lo hacía y dije con enorme satisfacción:

-Al fin termino todo esto-.

Los brujos con sus Llicllas en la espalda me dijeron extenuados:

-Vámonos, esto ya concluyo-.

Bajamos en silenció, yo seguía pensando en Pedro y Fernando, no

sabíamos nada de ellos, hasta que llegamos a la plaza y la gente se encontraba

amontonada, es cuando Cirilo me manda:

–Daniel, anda a ver qué ha pasado-.

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Me acerco cautelosamente al grupo y dos cuerpos muertos estaban

tirados allí, uno correspondía a Pedro y el otro de Fernando, voltee la cabeza y

los cinco brujos se perdían por una esquina de la plaza, cuando intento

alcanzarlos una camioneta roja se los llevaba vertiginosamente hasta

desaparecerlos. De eso pasaron veinticuatro años y el cofrecito que contenía la

caballera ahora esta iluminándose de un color azul y cada dia es mas fuerte este

cofre no pudo ser destruido por el fuego de la hoguera y por mas que intente

buscar a los brujos nunca los pude encontrar.

Fiinnnnn……