la queja rodriguez nebot

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TEXTO : “Multiplicidad y subjetividad” de Joaquín Rodriguez Nebot LA QUEJA Lo que intentamos hacer es una aproximación a un análisis que dé cuenta del mecanismo psicológico-social de la queja. En lo cotidiano la queja funciona como una forma de comunicación . Esto es, uno aporta una serie de signos e inmediatamente nuestro interlocutor engancha en el mecanismo del diálogo. A veces ocurre una suerte de competencia – en el intercambio de quejas- más agudas unas de otras y/o a quién le ocurrió la desgracia mayor. El tema, generalmente, refiere a un tercero ausente - presente en el diálogo- que finalmente se lleva todas las palmas. Este tercero puede ser desde una institución o establecimiento determinado, generalmente relativo al tema servicios , o a una persona pública de importancia . Los temas que contienen esta forma de comunicación son de lo más variados, y abarcan la casi totalidad de las preocupaciones de la sociedad civil: van desde el seleccionado de fútbol, pasando por los pozos de las calles, la intendencia municipal, la Presidencia de la Nación, los bajos salarios, los reclamos gremiales, los paros. Y no se nos escapa el vecino de al lado. Parecería, entonces, que todos somos portadores de quejas, y que nadie está librado de este brillante mecanismo de apropiarse de las acciones o inacciones de los otros. El análisis de estos relatos, casi folklórico en nuestro medio, nos lleva a realizar una serie de precisiones. Lo primero que salta a la vista es que el contenido del enunciado de la queja funciona como un objeto frustrante: el tema revela una carencia, una falta; o dicho en otros términos; por allí circula un anhelo, un deseo que no es correspondido. Lo que aparece, entonces, es una actitud de espera, reflejando una cierta pasividad . Se espera que un tercero accione ante una demanda . Dicha demanda es frustrada generando el mecanismo de precipitación en un discurso de queja. Sintéticamente podríamos afirmar que hay una demanda- ilusión- , hay una ausencia de respuesta en la demanda, se produce un sentimiento de pérdida-frustración- y se genera la queja. La frustración es el registro de un dolor que produce un tipo de pensamiento lógico muy primario . Tiene la característica de ser unidireccional , proyectivo , y toma la parte por el todo , y en consecuencia produce un efecto de totalización. En la comunicación entre pares este efecto produce la sensación de ser todos iguales, homogeneizando a todos , generando un efecto “espejo” donde todos se identifican. La lógica del pensamiento es binaria : los “buenos” y los “malos”. Esta dualidad de la estructura del pensamiento llega a dilematizar los aspectos tratados y no se encuentran opciones de salida : “Las cosas son siempre así”. Por lo tanto, es un tipo particular de pensamiento que no problematiza, no analiza y no profundiza los temas tratados y tiende a una simplificación muy 1

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TEXTO: “Multiplicidad y subjetividad” de Joaquín Rodriguez Nebot

LA QUEJA

Lo que intentamos hacer es una aproximación a un análisis que dé cuenta del mecanismo psicológico-social de la queja.

En lo cotidiano la queja funciona como una forma de comunicación. Esto es, uno aporta una serie de signos e inmediatamente nuestro interlocutor engancha en el mecanismo del diálogo. A veces ocurre una suerte de competencia – en el intercambio de quejas- más agudas unas de otras y/o a quién le ocurrió la desgracia mayor. El tema, generalmente, refiere a un tercero ausente- presente en el diálogo- que finalmente se lleva todas las palmas. Este tercero puede ser desde una institución o establecimiento determinado, generalmente relativo al tema servicios, o a una persona pública de importancia. Los temas que contienen esta forma de comunicación son de lo más variados, y abarcan la casi totalidad de las preocupaciones de la sociedad civil: van desde el seleccionado de fútbol, pasando por los pozos de las calles, la intendencia municipal, la Presidencia de la Nación, los bajos salarios, los reclamos gremiales, los paros. Y no se nos escapa el vecino de al lado. Parecería, entonces, que todos somos portadores de quejas, y que nadie está librado de este brillante mecanismo de apropiarse de las acciones o inacciones de los otros.

El análisis de estos relatos, casi folklórico en nuestro medio, nos lleva a realizar una serie de precisiones. Lo primero que salta a la vista es que el contenido del enunciado de la queja funciona como un objeto frustrante: el tema revela una carencia, una falta; o dicho en otros términos; por allí circula un anhelo, un deseo que no es correspondido. Lo que aparece, entonces, es una actitud de espera, reflejando una cierta pasividad .

Se espera que un tercero accione ante una demanda. Dicha demanda es frustrada generando el mecanismo de precipitación en un discurso de queja. Sintéticamente podríamos afirmar que hay una demanda- ilusión- , hay una ausencia de respuesta en la demanda, se produce un sentimiento de pérdida-frustración- y se genera la queja. La frustración es el registro de un dolor que produce un tipo de pensamiento lógico muy primario . Tiene la característica de ser unidireccional , proyectivo , y toma la parte por el todo , y en consecuencia produce un efecto de totalización. En la comunicación entre pares este efecto produce la sensación de ser todos iguales, homogeneizando a todos , generando un efecto “espejo” donde todos se identifican. La lógica del pensamiento es binaria : los “buenos” y los “malos”. Esta dualidad de la estructura del pensamiento llega a dilematizar los aspectos tratados y no se encuentran opciones de salida : “Las cosas son siempre así”. Por lo tanto, es un tipo particular de pensamiento que no problematiza, no analiza y no profundiza los temas tratados y tiende a una simplificación muy

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grande del entorno social. En definitiva este mecanismo funciona como un elemento compensatorio ante la carencia.

Muchas veces nos hemos preguntado acerca del origen de este mecanismo con fuerte raigambre en nuestro país (Uruguay). Trataremos de ensayar algunas hipótesis.

1-La primera es la del mito del paraíso perdido o más bien la Suiza de América , dónde antes todo era- supuestamente- fácil y éramos todos “ricos”.

2-Otro mito tan importante como el anterior es el de la medianía, esto es, todos somos iguales y todos tenemos las mismas oportunidades: es una suerte de nivelar para abajo.

3-El siguiente es la famosa “Garra Charrúa”: con habilidad, fuerza y coraje siempre ganamos algún campeonato. Este se emparenta con el de la “Viveza criolla” que es la ley del mínimo esfuerzo y máxima productividad, que es en última instancia la legalización de cierta impunidad de acción.

Estos mitos como al decir de Roland Barthes: “se piensan en los hombres”, que unidos a una práctica estatal paternalista – en otra época histórica- van a ir conformando y cristalizando un imaginario social particular, en dónde, la ilusión de que nada nos falte es lo esencial. Esto produce un campo de subjetividades en dónde todos esperamos que el otro accione ante nuestra demanda. De allí al inmovilismo hay un solo paso.

Otra hipótesis del origen de la queja son los inmigrantes. Esto es, ellos construyeron también este país, vinieron al Paraíso y poco a poco el Paraíso se fue convirtiendo en otra cosa. Las carencias actuales se conectan con el sufrimiento del desarraigo y las limitaciones y carencias de sus países de origen. Dichos sentimientos posteriormente se descargan en forma de un estilo quejoso. A pesar de que algunos hicieron la América y ven como sus hijos parten al país de sus ancestros, igual re-editan el estilo de la queja.

Como última hipótesis, creemos que la ausencia de proyectos viables en lo socio-económico para la casi totalidad de la sociedad civil uruguaya, es el elemento más fuerte de la queja de todos los uruguayos. O sea un país que expulsa –llámese inmigración- a un promedio de 50 personas diarias, preferentemente jóvenes, habla del inmovilismo social y la falta de alternativas adecuadas en el plano cultural y socio-económico.

Ahora bien; la queja tiende a estereotiparse y repetirse, lleva a inhibir una acción programada transformadora del entorno. Se transforma en pura catarsis colectiva y descarga de sentimientos, que por ser confusos y simples no tienden a una actitud activa de transformación. La queja se muda en algo quejumbroso y termina en una suerte de adaptación pasiva al medio social. Dicho mecanismo lleva a veces a una situación de anulación de la capacidad de placer y de disfrutar de las pequeñas cosas. Otras veces lleva a la producción de un tipo de pensamiento escéptico y descreído de todo lo que rodea al hombre. En sus formas más extremas lleva, entonces, a anular la capacidad de ilusión de los grupos humanos, cayéndose en estados depresivos.

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Con todo lo expuesto anteriormente, no queremos negar el hecho de que hoy en día hay razones suficientes para quejarse: lo que tratamos de indagar es cómo este mecanismo -lo quejumbroso- tiende a funcionar como un elemento más de poder que nos implica a todos. No es que exista un sector social determinado que manipula la queja a su antojo, sino que por el contrario, la queja funciona en todos los sectores sociales con particularidades propias a cada uno. Si la sociedad civil uruguaya se queja es porque razones de sobra hay, pero el tema es cómo la queja se transforma en un mecanismo de anulación de la capacidad creadora de los hombres, grupos e instituciones.

La queja habla del sufrimiento de todos, pero también habla de nuestra pasividad y por repetición, de nuestra insensibilidad hacia el otro que sufre; ya que siempre hay algo de nuestro sufrimiento puesto en juego y que es prioritario ante todo lo demás. Esto nos lleva a pensar que hay formas de la queja como la del ocultamiento. Generalmente escuchamos a personas que se quejan muchísimo – como forma de hábito- y lo hacen para ocultar una realidad material de prosperidad.

En suma, tenemos entonces, una queja real, nacida de la situación de sufrimiento por la carencia impuesta por el medio social. Por otro lado, existe un mecanismo quejumbroso, que tiende al inmovilismo social y a la pasividad. Tenemos también un estilo quejoso que sirve para la identificación de los hombres en la comunicación cotidiana.

La pregunta que nos hacemos es de si algún día , o en algún momento, podremos abandonar todo esto, quedarnos con el sufrimiento y a partir de allí transformarlo en una alternativa creadora y placentera.

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