la psicologia del exito

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  • 8/13/2019 La Psicologia Del Exito

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    PSICOLOGA DEL XITO

    VERSIN ESPAOLA DEAGUSTN DE MENA Y DEL VALLE

    William W. ATKINSON

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    PSICOLOGA DEL XITOVERSIN ESPAOLA DE

    AGUSTN DE MENA Y DEL VALLE

    Trascrito porEduardo Jos Pelez Pelez

    y revisado

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    CAPTULO PRIMERO

    LA PSICOLOGA DEL XITOExplicacin del ttulo de este libro. Lo que procura el xito. Cualidades indispensables Norma para adquirirlas. Nuestro plan.

    Quizs el ttulo de este libro, Psicologa del xito, parezca a muchas personas comola indicacin de una innegable prueba de que existe una gran contradiccin entre las dosideas de Psicologa y xito, respectivamente. Dichas personas entienden que la Psicologaes un asunto que se relaciona exclusivamente con las teoras metafsicas e idneas ideassobre la labor de la mente humana; pero que tiene muy poco o ningn contacto con losasuntos de la vida prctica. Estas mismas personas, entienden asimismo que el xito es unasunto eminentemente prctico y relacionado tan slo con las propuestas realidades de lavida. Para ellas, por consiguiente, los dos respectivos asuntos indicados parecen estar tandistantes el uno del otro como los dos polos. Pero, los que consideran la materia condetenimiento, llegaran a cerciorarse de que la Psicologa est ntimamente relacionada conel xito, es decir, de que la Psicologa es realmente la verdadera esencia del xito.

    La Psicologa se ha definido como la ciencia de la mente, y concierne a laconsideracin de los estados mentales y de los actos que resultan de ellos. Tal como unhombre piensa, as es. Tal como un hombre piensa, as obra. Los pensamientos tomanforma en accin, sea en accin positiva o en la represin de esta misma accin. El xito sedefine como un favorable o prspero resultado o determinacin de cualquier tentativa.

    Nadie que est familiarizado con la historia de los hombres que han triunfado y consus mtodos negar que sus cualidades mentales han tenido siempre una relacin directacon su obra. Ciertas cualidades mentales producen ciertos resultados directos o indirectos,buenos o malos. Cuando intentamos explicar el fracaso de un individuo, sealamosprontamente ciertos rasgos mentales que creemos han de haber sido un obstculo para eltriunfo, cierta debilidad de carcter que ha contribuido al fracaso. La misma regla puedeaplicarse a los que triunfan; pero la influencia mental exacta no puede discernirse tanclaramente, pues la mayora de los hombres que no son palpablemente coronados por elxito, inducen a la creencia de cierta falta de cualidades mentales y, por consiguiente, noestn dispuestos a reconocer estas cualidades en otros, como lo estn para reconocer lasnegativas ms comunes. Mientras que es cierto que circunstancias exteriores contribuyenfrecuentemente en gran manera al xito o fracaso de un individuo en casos especiales,tambin es un hecho reconocido que los hombres que poseen ciertas cualidades mentales,con mucha frecuencia son aptos para convertir en xito un fracaso o remediar ste medianteun nuevo esfuerzo. Esos tambin obtienen el xito cuando ste se obtiene ocasionalmentey tienen la ventaja de la oportunidad al alcance de la mano. Al contrario, la falta de ciertascualidades mentales impide que un individuo reconozca la oportunidad que llama a su

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    puerta, impidindole, por tanto, que pueda levantarse despus de una cada. As, pues, es lamente, o las cualidades mentales, en ltimo resultado, lo que constituye la esencia real deun xito o un fracaso. Y como la Psicologa es la ciencia de la mente, se sigue que laPsicologa est ntimamente relacionada y en estrecho contacto con la consideracin delxito, o el favorable o prspero resultado o terminacin de cualquier tentativa.

    Si las cualidades mentales de un hombre fuesen irrevocablemente fijadas por lanaturaleza o algn otro elevado poder, si estuviera predestinado al xito o al fracaso desdeel principio, sin probabilidad alguna para cambiar, modificar, mejorar y fortalecer suscualidades o facultades mentales, entonces sera de perfecta inutilidad escribir libros sobreeste asunto, a no ser, quiz, como una materia de clasificacin cientfica. Pero esto distamuchsimo del verdadero estado de las cosas. Si hay algn punto sobre el cual la nuevaPsicologa insiste particularmente, es en el hecho de que uno puede cambiar, modificar,alterar, desarrollar y fortalecer sus cualidades y facultades mentales, siguiendo mtodosapropiados. As como es indudablemente cierto que cada persona ha nacido con tendenciasen ciertas direcciones y con ciertas facultades, ms ciertas unas que otras, lo es asimismoque siguiendo ciertos mtodos prcticos bien fundamentales, y que se basan en profundosprincipios psicolgicos, un hombre con suficiente voluntad, aplicacin y perseverancia,puede desarrollar cualquier cualidad de la mente, y puede, al contrario, reprimir aquellasque le sean perjudiciales. Ms todava; aun aquellos que se encuentran faltos de lavoluntad, aplicacin y perseverancia necesarias para desarrollar estas facultades, puedenfortalecer su voluntad y llegar a un mayor grado de aplicacin y perseverancia, por mediode la autosugestin y de los mtodos asociados a ella .

    Casi todo el mundo reconoce en s mismo la existencia de ciertos puntos dbiles decarcter, que deseara reforzar, o algunas otras cualidades en las cuales nota deficiencia yque desarrollara con gusto. Pero a la mayora de estas personas les falta el conocimientode los principios y mtodos necesarios para restringir las cualidades desagradables odesarrollar las deseadas. Ms todava; aun aquellas que reconocen cierta debilidad en smismas pueden fracasar en llevar a cabo el pleno requisito de un amplio desarrollo decualidades mentales positivas, tales como son conocidas por los psiclogos a travs de susinvestigaciones y experimentos. La mayora de las gentes no tienen el tiempo necesariopara hojear numerosos volmenes sobre Psicologa prctica ni, por tanto, conocer por sumediacin los informes que les son necesarios. Esta es la razn que nos ha inducido apublicar la presente obra. Es nuestro propsito presentar en forma sencilla y prctica losresultados de las investigaciones y experimentos de los maestros de la nueva Psicologa,como tambin ofrecer sus resultados y mtodos a ese gran nmero de gentes laboriosas, conobjeto de que sean capaces de utilizar estas ventajas de una vez, sin necesidad de devorarvolumen tras volumen de exposiciones tcnicas y discursos acadmicos.

    No faltan ciertamente libros dedicados a este asunto del xito, en los cuales se da allector extensa y variada informacin acerca de lo que debe hacerpara obtener un ventajosoresultado en cualquier empresa. Se le indica que es preciso que haga esto o aquello con elfin de llegar a la meta, se le presentan ejemplos de hombres de todas las edades que hanconseguido sus propsitos, se le estimula para que marche y haga otro tanto. Algunos vantan lejos que llegan a enumerar las cualidades mentales particulares conducentes al xito,cualidades que con frecuencia forman numerosos catlogos (casi todas las cualidades que

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    mencionan los diccionarios), tanto que el lector, a la primera ojeada, queda abrumado antelas enormes proporciones de la tarea que ha de ejecutar. Nosotros creemos, de todasmaneras, que existe una vasta diferencia entre el asunto general de la formacin delCarcter y el especial desarrollo de las cualidades mentales conducentes al xito.

    En el asunto general de la formacin del carcter es necesario considerar cadacualidad de la mente humana en su relacin con los extremos de la tica y la Moral, con elfin de que uno pueda adquirir por s mismo un carcter bien formado. En el especial asuntode que vamos a tratar, por el contrario, es de necesidad para el lector la mera consideracinde las cualidades o facultades especiales y particulares que conciernen a la obtencin delxito, del mismo modo que uno que desease llegar a ser un experto tirador al blanco,necesitara dedicarse exclusivamente al desarrollo de las cualidades necesarias para esteramo particular.

    Es innegable que el xito necesita la posesin de ciertas cualidades mentales,generalmente clasificadas como morales o ticas y, en consecuencia, dichas cualidadessern estudiadas en este libro. Pero, todas las cualidades de esa especie que aquestudiemos, tratarmoslas no derivndolas de su valor moral o tico, sino simplemente acausa de su influencia sobre el xito general de la persona que la posea. Por ejemplo,estudiando la Honradez, no nos detendremos sobre su valor mirado desde un punto de vistamoral o religioso (pues hay otros muchos libros o artculos que tratan la materia), sinoexclusivamente en lo que concierna a lo que nos dice el antiguo: La honradez es la mejorpoltica. Hacindolo as no es que ignoremos el ms alto aspecto de estas cualidades, sinoque queremos ceirnos estrictamente al terreno especial que hemos elegido. En unapalabra, queremos hablar atenindonos a la posicin de psiclogo y hombre de negocios,dejando el resto de esta materia para el sacerdote o el moralista. Y, aun cuando tengamosla conviccin de que la moral en general es conducente al xito, su campo es mucho mayorque el especial que queremos considerar y, por tanto, creemos ms prctico circunscribirnosa l.

    A mayor abundamiento, mientras muchas de las obras que tratan del xito, como yahemos dicho, instruyen al lector de las muchas cosas que ha de hacer para obtenerlo,usualmente dan poqusimos informes de cmo debe hacerlas. Creemos que, en este punto,los mtodos de la Nueva Psicologa son indispensables. Si un hombre ya sabe lo que ldebe ser para alcanzar el xito, no necesita instruccin en este asunto, pues posee lo que losdems necesitan aprender para conseguirlo. Y si un hombre no es lo que debe serparaobtener xito, queda en una posicin bastante inferior, si estas cosas que no posee le sonsealadas sin que se le explique el cmo las debe hacer. Muchas personas han abandonadoel caso, despus de muchas consideraciones sobre el asunto, por este hbito de presentarlesla materia con los nombres y la forma de instruccin. Y no es eso; necesitan los mtodosprcticos de la Nueva Psicologa, mediante los cuales pueden demostrarse a s mismos lafirmeza de los mtodos y el valor de los principios.

    Supongamos un estudiante poco familiarizado con la aritmtica, a quien se le digaque para sumar y obtener el resultado de varias columnas de cifras debe aadir unosnmeros a otros, esto y nada ms, sin otras reglas de la adicin ni explicacin de losprincipios. Cabe suponer que llevar a cabo la operacin siguiendo estas instrucciones?

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    No, ciertamente. Y sin embargo, esto es lo que muchos maestros que pretenden instruirsobre el xito, ensean a sus alumnos. As dicen: Es preciso que haga usted esto; espreciso que haga usted aquello; es necesario que posea usted tal y cul cualidad; esindispensable que usted desarrolle esta y la otra facultad. Y esto sin la menor indicacinde cmoha de hacer esto y aquello, y lo otro y lo de ms all. Es, pues, de admirar que

    muchos adeptos, despus de una instruccin prctica, hayan abandonado toda esta jerigonzadel xito y que aun el mero nombre de ste llegue a serles desagradable? No tenemos lapretensin de que este libro nos resulte perfecto, pero nos esforzaremos en que resulteprctico y til siguiendo los mtodos ms escogidos de la Nueva Psicologa.

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    CAPTULO II

    FORMANDO EL IDEALLa educacin de la mente es una ciencia. Opiniones yejemplos terminantes. La idealizacin, primer paso en eldesarrollo del poder mental. Lo que es una Idea eimportancia de saber formarse Ideas. El Ideal y el progresomental.

    Uno de los ms importantes entre los muchos descubrimientos de la NuevaPsicologa, es el que concierne al desarrollo y educacin de las varias facultades o rasgosmentales. Crease en un principio que el carcter general de un hombre y sus rasgosparticulares eran invariablemente fijos o poco menos, de manera que slo un milagro o ungran cambio moral o la influencia de alguna gran crisis en la vida, era capaz de producir unmarcado efecto sobre el mismo. Pero la Nueva Psicologa apoya la idea de que por mediode mtodos perfectamente naturales y cientficos, el individuo puede desarrollar cualquierfacultad mental deseada, siempre y cuando posea paciencia y perseverancia. Esta verdad esaceptada por aquellos que consideran la mente como un producto de la actividad cerebral,as como tambin los que consideran la mente como una entidad distinta. En ambos casos,la idea fundamental es que las facultades mentales pueden ser desarrolladas por el uso y elejercicio, y que puede conseguirse la realizacin de cualquier ideal por medio de la imagenpersistente.

    Para aquellos que conocen esta idea en su fase de las afirmaciones y conclusionesde los cultos metafsicos y escuelas de nuestros das, no dejar de ser interesante el conocerque esta misma verdad general ha sido manifestada en otra fase, la fase del desarrollo de lasclulas cerebrales por experimentos en laboratorios psicolgicos, y principalmente por elprofesor Elmer Gates, de Washington, cuyos experimentos han llamado poderosamente laatencin de estos ltimos aos. Las siguientes conclusiones del Profesor Gates, expuestasen una interview publicada en el Metaphysical Megazine, no hace mucho tiempo,reforzarn este aspecto del asunto. Dice as:

    El primer experimento, en mis investigaciones acerca de la mente, consista en dara los animales una extraordinaria y excesiva educacin en una facultad mental determinada,por ejemplo, la vista y el odo, y en privar a otros de la misma raza de la oportunidad deusar estas facultades. Ms tarde, mat a los unos y los otros y examin sus cerebros paraver si haba resultado alguna diferencia de estructura por la excesiva actividad mental,comparndolos con los que haban estado privados de ella. Durante cinco o seis meses ypor cinco o seis horas diarios, eduqu gran nmero de perros ensendoles a distinguirciertos colores. El resultado fue que, examinada el ala occipital de sus cerebros, encontrun nmero mayor de clulas cerebrales que en cualquier otro grupo de animales nosometidos al tratamiento. Estos experimentos sirven para localizar ciertas facultadesmentales, y sobre todo, para demostrar el hecho de que se puede robustecer el cerebro, tanto

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    en el animal como en el ser humano, por medio del mejor uso de las facultades mentales.Los perros as educados eran capaces de distinguir siete gradaciones del color rojo y seis uocho del verde, adems de manifestar en otras cosas mucha mayor habilidad mental quecualquier otro perro no educado. La aplicacin de estos principios a la educacin humana,es obvia. Un nio que haba sido acostumbrado desde las seis semanas de su nacimiento a

    los extremos excesivos de temperatura, present, despus de su muerte, en la regin detemperatura del cerebro, ms de veinticuatro veces el trmino medio del nmero de clulas.Este nio tambin perciba diferencias de temperatura que pasaban inadvertidas para otrosnios de su edad. En circunstancias ordinarias de educacin, los nios aumentan menos deun 10 por 100 de las clulas en sus regiones cerebrales. Por procedimientos de formacincerebral pueden crearse en estas regiones deficientes, gran nmero de clulas cerebralesconstituyendo un cerebro mayor y de mejor poder mental. Esta formacin del cerebropuede comenzar despus de pocas semanas del nacimiento, a causa de que, tan pronto comoel cerebro est plenamente desarrollado en todas sus regiones, queda preparado paraadquirir, mediante una educacin profesional y tcnica, conocimiento especial y particularconformacin del crneo.

    Otros hombres de ciencia han hecho experimentos que vienen a demostrar que lasclulas cerebrales pueden ser aumentadas mediante un ejercicio y uso apropiado de acuerdocon los mtodos cientficos. El cerebro est compuesto de gran nmero de diminutasclulas que son empleadas en todos los procedimientos de la actividad mental. Algunosespecialistas estiman que el cerebro contiene de 500 a 2.000 millones de clulas,dependiendo el nmero de la actividad mental de la persona. Pero slo una pequeaporcin de estas clulas estn en plena actividad durante todo el tiempo, quedando unaenorme reserva que puede emplearse en ciertas contingencias. Esto no obstante, talesclulas se multiplican rpidamente respondiendo a actividades especiales, como quedaindicado por los experimentos de Gates. Cuando alguna regin particular del cerebro oalguna facultad especial o grupo de facultades son activamente empleadas, la naturalezaaumenta el nmero de clulas activas en aquella regin particular, procurando as poderadicional a la facultad o grupo de facultades en cuestin. Estos hechos concernientes a lasclulas del cerebro son tomados en consideracin por los hombres de ciencia en vista de losresultados obtenidos por un ejercicio apropiado y la educacin de la mente a los efectos desu desarrollo.

    Otras autoridades que consideran el cerebro como el efecto, mejor que como lacausa del pensamiento, prefieren creer que la mente es una entidad inmaterial que, sinembargo, puede ser desarrollada por un ejercicio adecuado, tanto como pueda serlocualquier msculo del cuerpo. Sus mtodos de desarrollar este msculo mentalson, en laprctica, los mismos empleados por los que acogen la teora de la clula del cerebro, as quees imposible decidir entre las dos opiniones, tanto ms cuanto que, siendo iguales los dosmtodos, puede ser utilizada una u otra explicacin, en vista de los resultados obtenidos.As, pues, en este libro no intentamos realizar las miras de ninguna de las dos escuelas,contentndonos con indicar los mtodos apropiados para conseguir nuestro propsito. Paralos efectos de este opsculo no tiene importancia el que el pensamiento sea producido porlas clulas cerebrales o, al contrario, que las clulas cerebrales sean el resultado delpensamiento. Probablemente, la verdad real podra encontrarse en la conciliacin de estas

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    dos miras opuestas, siendo, quiz, cada una de ellas una media verdad, resultando la verdadentera de la sntesis de las dos fases y elementos opuestos.

    IDEALIZACIN

    El primer paso en el mtodo de la Nueva Psicologa, para el desarrollo de los rasgosmentales, es el de la Idealizacin. La idealizacin consiste en formar tan claramente comosea posible un ideal del rasgo mental deseado, y conservarlo luego en la mente con tantafirmeza como se pueda. El ideal as creado y hecho nuestro, sirve como un molde o patrnmental en torno del cual el individuo procura materializar la realidad. Por ejemplo, si unodesea desarrollar el rasgo mental del valor, procede primeramente a crear en su cerebro elideal de esta cualidad. Encuentra que el valor se define como bravura, osada, valenta,intrepidez. Se familiariza con el propio significado de estos trminos y considera estascualidades tal como se manifiestan en los individuos que las poseen. En una palabra, seesfuerza en formarse del valor una idea tan clara como le sea posible, de modo que tenga unpatrn bien conformado sobre el cual materialice la cualidad mental en su ser ntimo. Lamayora de las gentes, quiz, consideran este paso como superfluo, pues piensan que tienenuna clara idea de cualquier estado mental que deseen. Pero un pequeo examen hecho debuena fe les revelar el hecho sorprendente de que no poseen sino una muy remota idea decualquier cualidad mental. Encontrarn que son incapaces de definir inteligentemente elrasgo mental deseado y que no aciertan a agrupar en su concepto de dicha cualidad losatributos y propiedades asociados y correlativos. Para ponerse en condiciones de idealizarel concepto, es preciso que seamos capaces de considerarlo en su plena aplicacin. Porejemplo, en el caso del Valor es preciso conocer las diferentes clases de valor; la diferenciaentre el Verdadero valor y la Temeridad; la diferencia entre el valor fsico y moral; el valorque se manifiesta en la lucha tanto como en el sufrimiento; etc. En una palabra, el quedesee idealizar el Valor debe procurar agrupar alrededor de la idea tantos hechos asociadoscomo le sea posible. Y, naturalmente, lo mismo ocurre con cualquier otra cualidad mentaldeseada. Hemos empleado el Valor solamente como un ejemplo.

    Muy pocas personas tienen un conocimiento real de lo que es una idea, aunque usenel trmino frecuentemente. Los diccionarios la definen diciendo que es una imagen, formao representacin mental de alguna cosa. Las ideas siempre han de ir precedidas de unamanifestacin material por parte del hombre. Como Halleck dice: Existi primero en lamente, antes de llegar a ser una realidad objetiva. Los constructores trazaron primero unplan de lo que queran hacer; desarrollaron este plan sobre el papel en forma de dibujo,adelantndose la mente al lpiz, ordenando a los dedos el trazo de la siguiente lnea.nicamente despus que el mental objeto estaba completo, se le verti en su molde mental.Solamente entonces este admirable puente que une dos grandes ciudades, fue una realidad.Lo propio es verdad en cada paso del progreso material, desde la mquina de coser hasta eltelfono. En la batalla de la vida, aquellos que pueden formarse ideas definidas de lo quepueden hacer antes de ponerlas en prctica, son los que tienen mayores posibilidades dexito. Los que no obran as se ocasionan molestias y con frecuencia tienen que desandar elcamino.

    Idealizar es personificar o representar en una forma ideal. La importancia de laidealizacin en el desarrollo de los rasgos mentales, se basa en el hecho de que la

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    imaginacin ha formado realmente una idea correcta de lo que uno desea adquirir enpuridad de verdad, o la formacin de un acabado modelo mental de lo que uno esperamaterializar en objetiva realidad. La sola palabra Valor sera intil como modelo paracualquiera que no conociese lo que la palabra significa. Y para aquellos que slo conocenuna parte de lo que ello significa, es tan solamente un modelo parcial. As, pues,

    nicamente para los que se hayan formado una completa idea o concepto de su realsignificacin y aplicacin, servir la palabra como un pleno y completo modelo. Por estarazn es altamente importante la formacin de una plena, clara y completa ideadel rasgomental deseado. Cuando estudiemos en este libro cada uno de los ms importantes rasgosmentales, ofreceremos al lector una idea o concepto completo de ellos.

    Habindose formado mentalmente la idea de la cosa deseada, uno puede asirentonces firmemente esta idea y fijarla en la imaginacin. Procurar por todos los mediosque dicha idea forme parte de su activa conscientividad, una parte de su ser ntimo. Cuantoms piense en este ideal mayor ser la tendencia de verlo realizado. El hombre llegar a serlo que piensa ser.

    Hemos odo con frecuencia hablar de personas que han sido inspiradas por unelevado ideal y que han realizado grandes cosas a causa del mismo. Pero rara vez nosdetenemos a considerar que el ideal que ha ejercido tamaa presin, no tan slo era precisoque fuese elevado, sino que, adems, debi ser firme y claramente fijado en la mente de lapersona. A fin de realizar y materializar un ideal debe el individuo identificarlo consigomismode tal modo que viva con l da y noche. Los hombres de definidos y firmes idealesson lo que realizan las grandes cosas de la vida. Estos se han creado una idea clarsima delo que necesitan y luego han inclinado todos y cada uno de sus esfuerzos y energas amaterializar ese ideal.

    Hay gran nmero de personas que fracasan principalmente a causa de no haberconcebido una clara idea de lo que desean. Las calles estn atestadas de gentes de granhabilidad, pero faltas del ideal dinmico.

    El que no se encuentre capaz de formarse un ideal completo, procure dibujarse undiseo general en primer lugar, y en seguida complete este dibujo con detalles, ahora ydespus, segn sus adelantos y progresos. Las leyes de la mente hacen imposible elprogreso mental, a menos que uno precisamente se forme una idea general, patrn o molde.La idealizacin no es ensueo del da, como creen algunas personas mal informadas; muyal contrario, forma una legtima parte de la ejecucin de los actos resultantes. Qupensaramos de un hombre que se propusiese construir una casa sin preparar de antemano elplano de construccin? Qu hubiese sido del puente de Broklyn sin los diseos delingeniero?

    Preguntse a un arquitecto acerca de la diferencia que haba entre un arquitecto y unconstructor. Dio la explicacin pedida, y uno de los oyentes le interrog con sorna:Quisiera usted decirme, seor arquitecto, quin fue el arquitecto de la torre de Babel? Elinterrogado respondi. All no hubo arquitecto, seor, y he aqu la causa de la confusin.

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    Algo semejante ocurre en los asuntos de la vida; el hombre no slo necesita ser elconstructor de su propio carcter y fortuna, sino tambin el arquitecto. La idealizacin es latarea del arquitecto mental, sin el que la confusin resultara como consecuencia inevitable.Por consiguiente, recomendamos al lector la conveniencia de dar este primer paso antes decontinuar adelante.

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    CAPTULO III

    FORMACIN DE LOS SENDEROS MENTALESLa Visualizacin. Definicin y objeto. La fuerza de lacostumbre. Modo de luchar contra las malas costumbres yde desarrollar las buenas. Prctica de la Visualizacin. Opiniones valiossimas.

    El segundo paso en los mtodos de la Nueva Psicologa, para desarrollar los rasgosmentales, es el que llamaremos la Visualizacin. El trmino se define del siguiente modo:Representacin de una imagen o cuadro mental con la mayor aproximacin a la visin dela imagen material.

    En los mtodos de la Nueva Psicologa, la persona cultiva el poder de visualizaroformar imgenes mentales de s mismo como si poseyese el deseado rasgo mental yactuase de acuerdo con l.

    La explicacin de este nuevo grado del mtodo, es que sirve para establecer lo quelos psiclogos llaman la senda mental o hbito mental, que hace relativamente fcil parael individuo el actuar ms tarde con la idea visualizada. La mente en sus actividades siguela ley universal de la lnea de menor resistencia. La lnea de menor resistencia en laactividad mental, sigue la direccin de un hbito mental ya establecido. La humanidad espresa de los hbitos mentales. La mayora de nuestros pensamientos y actos estn influidospor la fuerza del hbito. As como un pliego de papel previamente doblado en ciertadireccin obedecer sin esperar a doblarse en la misma cuantas veces se intente; as comola ropa, guantes y zapatos se adaptan muy pronto a las formas y manera del que los lleva asla mente forma pliegues y cadas que prefiere a inusitadas formas y arreglos. El hbito llegaa ser una segunda naturaleza, y en verdad de realidad, con harta frecuencia viene a sernuestra naturaleza real.

    Kay dice:

    Los hbitos y prcticas que han sido permitidos largo tiempo, pueden llegar aarraigar de tal modo, que desafen todo esfuerzo para extirparlos. Por tanto, la voluntad odeseo de llevar a cabo cualquier designio particular o desarrollar cierta lnea de conducta,no es bastante. El individuo debe ser instruido acerca de los medios de lograrlo... Sideseamos que un nio obre de una manera particular, ser preciso, no tan slo instruir sumente e inculcarle el deseo de que obre en tal sentido, sino adems implantar en l el podery hbito de actuar como nosotros deseamos... Con harta frecuencia castigamos oregaamos a los nios por ciertas faltas acaloramientos, obstinacin en un momento dado-, que dependen poco del poder de su voluntad. Aun la misma voluntad requiere sueducacin a fin de que pueda comprender cmo debe gobernar y guiar a sus subordinados.Nadie le pedir a un nio las fuerzas fsicas y la resistencia de un hombre; pero pocos

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    consideran que es igualmente absurdo esperar de l la misma fuerza de mente o poder devoluntad... Tanto en uno como en otro caso, son necesarios tiempo y paciencia y cuidadosoejercicio, empezando por lo que sea ms sencillo y fcil yendo por grados a lo ms difcil yms arduo.

    Lo que Kay dice respecto a la mente y voluntad del nio es igualmente ciertotratndose del adulto; los msculos mentalespueden ser educados del mismo modo que losmsculos del cuerpo.

    Enrique Ward Beecher ha escrito:

    Es una filosofa equivocada el suponer que un hbito que ha encarnado en lanaturaleza humana puede ser dominado por la mera imposicin de la voluntad. Esto no esbastante para resolverse contra l. No se puede vencer por el solo poder de una resolucin.A sta hay que aadir una continua educacin y un ejercicio persistente.

    Watheley ha dicho:

    Sea lo que quiera lo que un hombre pueda pensar interiormente y decir conperfecta sinceridad, no probar a nadie cul sea su conducta, hasta que no conozca uno sumanera prctica de obrar. Porque una accin continuada es semejante a una corrientecontinua de agua, que abre por su esfuerzo un cauce y difcilmente se le puede hacer volveratrs.

    Dice San Pablo:

    Veo en mis miembros otra ley que lucha con las leyes de mi mente. El bien que yoquierono lo tengo; pero el mal que yo no quiero, ese lo tengo... la voluntad est conmigo;pero el realizar lo que es bueno, eso es lo que yo no s.

    Halleck ha dicho:

    Los animales nacen con instinto. El hbito es el resultado de una adquisicin. Lams importante de las tareas de la voluntad es la formacin de hbitos correctos. Estoshbitos se forman siempre por un esfuerzo de la voluntad. Una semilla echada al acasopuede madurar sin cultivo. El sistema nervioso del hombre... posee una rara capacidad parala modificacin o adaptabilidad, que hace posible la gran variedad en la vida y el esfuerzohumanos. Las tendencias de los msculos y nervios para responder a los estmulos de lavida, son alteradas. Este es un hecho comprobado, bien sea debido a perturbacionesmusculares o a otra cualquiera causa. No nos encontramos en aptitud de dar unaexplicacin cientfica de por qu un traje sienta mejor a los tres o cuatro das de llevarloque cuando se estrena, pero aceptamos el hecho y lo aprovechamos para nuestraexperiencia.

    Mientras que el poder del hbito es admitido generalmente por los pensadores, estosmismos tienen slo la idea de que el hbito adquirido lo es nicamente por el continuoejercicio y la accin ininterrumpida. Esta es meramente una fase de la operacin del

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    hbito. La gran regin subconsciente mental, el campo real de todos los hbitos, esafectado por las impresiones recibidas desde la imaginacin de la persona, tanto como porlas recibidas desde las otras regiones de la mente que entran en juego en el hbito de que setrata. La imaginacin es uno de los ms poderosos campos de la actividad mental. Estmuy lejos de ser exclusivamente el centro de la fantasa y el ensueo; posee una fuerza

    dinmica propia, que se pone de manifiesto en nuestros actos. Los psiclogos comienzan adarse cuenta de la importantsima influencia de la imaginacin en el sentido de la creacinde sendas mentales, que son seguidas de accin.

    Halleck reconoce esto en la siguiente sentencia:

    No se permita abrigar demasiadas ideas sobre otras cosas que absorban la atencinen tanto que uno est echando los cimientos de un hbito. La voluntad es siempre definiday tiene por objeto una idea central. Esta idea puede, naturalmente, ser reforzada por otrasideas secundarias, tal como aquellas que pueden poner de manifiesto las ventajas quepueden resultar de la adquisicin de este hbito. Destirrese todo cuanto pueda sugerir latentacin de romper con el hbito. Si un hombre desea dejar el vicio de la bebida, loprimero que debe hacer es no entrar en ningn sitio donde se expendan licores, pues suvista puede despertarle un conjunto de ideas propendentes a desarrollar un deseo demasiadofuerte para resistirlo. Debe evitar la compaa de aquellas personas que pudieran inducirleal placer de beber una copa. Un nio que desee formarse el hbito del estudio, no debedetenerse, camino de la escuela, delante de un grupo de nios que jueguen. Estos puedensuplicarle que entre a cubrir una vacante en una partida de pelota, y la tentacin es muyfuerte para negarse. Ms de una persona se mantiene firme solamente por el hecho de huirde toda idea peligrosa. Los compaeros de Ulises obraron sabiamente tapndose los odoscon cera para no or el canto de las sirenas. Ulises las oy y fue dominado del deseo de irhacia ellas, y de no estar amarrado al mstil, hubiese perecido all. Cuando la distanciaapag sus voces, volvi a ser el hombre fuerte de siempre. Esta fbula puede aplicarse atodo en la vida. En una u otra forma, ciertas ideas deben ser alejadas de la mente. Tan sloel que nunca ha sido herido aconseja arrancarse las costras de las heridas. Aquellos quehan corrido el peligro de las fuertes tentaciones, son precisamente los que no se ren delpoder de aqullas. Se necesita mucho ms esfuerzo de voluntad para volver la espalda aciertas ideas que para afrontarlas, y muchas veces es el cobarde el que se queda en escena.

    El Profesor W. James dice:

    El hbito es una segunda naturaleza. El hbito es diez veces una naturaleza, dicenque exclam Wellington en cierta ocasin. Y el grado de verdad de esto nadieprobablemente podr apreciarlo tanto como un veterano encanecido en la guerra. La diariainstruccin y los hbitos de disciplina acaban por hacer a un hombre completamente nuevo,sobre todo en su conducta moral y material... En ms de una batalla se vio a caballos sinjinete reunirse en grupos y ejecutar sus acostumbradas evoluciones al son de los clarines.Muchos animales domsticos parecen puramente simples mquinas cumpliendo sinvacilaciones, de un momento a otro, los deberes a que han sido acostumbrados, sin dar elmenor signo de que la posibilidad de una alternativa pudiera sugerirse en su mente.Hombres que han envejecido en la crcel, al cumplir su condena han solicitadohumildemente volver a ser encerrados en su celda. En un accidente ferroviario, un tigre de

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    una coleccin de un domador, aprovech la rotura de la jaula para salir de ella; perodespus de dar algunos pasos volvi de nuevo a su encierro y se acurruc en el fondo, comoasustado de su atrevimiento, dejndose apresar sin dificultad ninguna. El hbito es as elvolante de la rueda de la sociedad y su ms precioso agente conservador. Es l solo el quenos mantiene dentro de los lmites del buen orden y salva a los hijos de la fortuna de las

    envidiosas presiones del pobre. De l slo proviene el que sean abandonados los msridos y repulsivos caminos de la vida por aquellos que continan frecuentndolos sinexcesiva repugnancia. El guarda al pescador y al barquero en el mar a travs de lascrudezas de un invierno; alienta al minero en su oscuridad y anima al campesino en supobre choza y en su solitaria granja cuando la nieve cubre la tierra; y l nos protege de lainvasin de los nativos del desierto y de la zona glacial. El nos impulsa a dar la batalla dela vida segn nuestro destino a nuestra temprana decisin y a sacar el mejor partido de loscasos desagradables, puesto que no tenemos otro para el cual estemos formados y serademasiado tarde para empezar otra vez... Ya a la edad de 25 aos pueden notarse lasmaneras profesionales de que est dotado el viajante de comercio, o el mdico, o elsacerdote o el abogado. El menos observador apreciar los pequeos detalles de carcter,los pormenores de pensamiento, los prejuicios, las maneras, en fin, de presentarse, y de lascuales el hombre no puede escapar, pues hay para ello tanta dificultad como si sepretendiese que la manga de su chaqueta tomase en un momento dado una forma distinta depliegues de los que ya tena marcados.

    La gran equivocacin en que incurren la mayora de las personas es la de imaginarque estos hbitos todopoderosos son el resultado de simples actividades mecnicas, que lamente no toma parte despus que el hbito est formado. Pero esto dista mucho de ser as,pues el hbito es exclusivamente un fenmeno de la mente subconsciente. Est establecidoen esta regin de la mente y puede ser cambiado o dominado en esa misma parte. Laantigua Psicologa sostena que era casi imposible de introducir un cambio en el hbito, unavez fijado: pero la Nueva Psicologa nos ha demostrado que por medio de la visualizacin,la autosugestin y otros mtodos similares, la mente subconsciente puede ser alcanzada ylos antiguos hbitos cambiados o dominados. Antiguas sendas mentales pueden serdestruidas y creadas otras nuevas por medio de aquellos mtodos. Lo que hubieserequerido muchos aos en este sentido siguiendo las lneas antiguas, puede ser realizado enalgunos meses de una persistente aplicacin de la Nueva Psicologa.

    Las siguientes lneas, tomadas de nuestro libro Concete!, nos muestran elprincipio general referente a la visualizacin:

    La Nueva Psicologa deja a un lado las antiguas explicaciones y teoras tcnicasconcernientes al hbito. Ve en ste las actividades y fenmenos de la subconscientividad y,por consiguiente, lo trata en este terreno. Demuestra que todas las acciones, ideas oactividades mentales de cualquier especie tienden a pasar del dominio del campo voluntariode accin a la regin subconsciente o involuntaria. El sendero mental es una parte de lamente subconsciente y esta regin domina la mayor parte de nuestra vida mental. Porconsiguiente, en lugar de atacar la subconscientividad con la voluntad, una larga ydesalentadora tarea, aconsejamos la neutralizacin de las impresiones del hbitosubconsciente mediante la formacin de un nuevo grupo de impresiones diametralmenteopuestas a aquellas antiguas que deseamos extirpar. En otros trminos, se trata de matar los

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    hbitos antiguos formando otros nuevos de naturaleza opuesta. Luchamos contra elnegativo con un arma positiva. Procedemos a construir nuevos senderos mentales y luego acaminar por ellos con tanta frecuencia como sea posible. As que, al fin, le ser ms fcil ala mente su acceso que el de los antiguos, en particular si nos abstenemos de transitar porellos en cuanto podamos. Toda la prctica y teora pueden ser resumidas en estas palabras:

    Formar nuevas sendas mentales y transitar por ellas con tanta frecuencia como sea posible.Al practicar la visualizacin el individuo debe procurarse formarse una imagen

    mental o pintura imaginaria tan clara como sea posible, en la cual se vea a s mismo enposesin del rasgo mental deseado y obrando de acuerdo con l. Rehusar admitir en sumente cualquier pintura de s mismo que acte de distinto modo que aquello que est deacuerdo con las cualidades del rasgo deseado. Debe recordar que en su imaginacin estformando un modelo mental de un futuro ser, y que tal como es este modelo, as ser sufuturo ser en un tiempo dado. Rehse la entrada en su mente de cuadros representativos delfracaso o debilidad o cualquier cualidad negativa. La Visualizacinsigue a laIdealizaciny es el primer paso hacia la Materializacin. En la Idealizacin uno forma el claroconcepto mental del rasgo o cualidad deseados y en la Visualizacin hace la pintura mentalde s mismo tal como si poseyese ya esta cualidad o rasgo y como si actuase de acuerdo conella. En resumen, la Visualizacin consiste en la representacin mental de uno mismo tal ycomo uno quisiera ser.

    En la Visualizacin el individuo puede recibir mucha ayuda de las autosugestionesapropiadas o de conclusiones verbales conducentes al objeto. Por ejemplo, si uno estdesarrollando la cualidad o rasgo del Valor, debe animarse a s mismo sentandoconclusiones como Yo soy valeroso; yo tengo valor, etc., o preferentemente dirigindosea s mismo en tercera persona, como: Juan Fernndez el nombre que sea-, estsdesarrollando valor; cada da te ests volviendo ms valiente, etc. Estas sugestiones llegana imprimirse en la regin subconsciente y ocasionan por grados el cambio deseado enaquella regin, cooperando as a la formacin del nuevo y deseado hbito.

    Hablando con otros, naturalmente, no debe llegar uno al extremo de afirmar que les lo que desea ser esto parecera ridculo y jactancioso y las gentes se reiran del que talhiciera -; pero uno puede y debe evitar el exponer como un hecho la existencia de lacualidad negativa que desea echar fuera de s. Por ejemplo, mientras no es de aconsejar quediga uno delante de los amigos yo soy valeroso, por las razones expuestas, aun lo sermenos el expresar el concepto negativo de yo soy cobarde, me falta valor, etc. Estasaserciones, afirmaciones o conclusiones negativas tiende a crear en la mente subconscienteimpresiones adicionales de perjudicial especie, cohibiendo el desarrollo de las cualidadespositivas. Las personas que persisten en hablar de sus cualidades y rasgos negativos nohacen ms que aumentar su negatividad. Pinsese lo menos posible en las cualidadesdesagradables y reconcntrese el pensamiento en las posibles opuestas. Vulvase laespalda a la oscuridad y confrntese con la luz, y la oscuridad desaparecer. Las positivastienden a destruir las negativas. Vivamos, pues, tanto como sea posible, sobre las positivasy tratemos de olvidar las negativas.

    El principio de Visualizacin y su complemento de Autosugestin pueden serresumidos en el trminoAptitud mental. Esta aptitud mental es la que ejerce constante

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    efecto sobre la mente subconsciente del individuo y la que determina las sendas mentales oactos mentales. Cambiando su preponderante actitud mental empieza uno a crear nuevassendas y hbitos mentales sobre lneas positivas, y las antiguas condiciones negativasdesaparecern gradualmente por idntica razn.

    Para aquellos que dictaminan que la Visualizacines mera fantasa, reproducimosla conocida conclusin de Sir Benjamn Brodie:

    La investigacin fsica, ms que cualquier otra cosa, viene a ensearnos el valor yrecto uso de la imaginacin, de esa admirable facultad que, abandonada a su albedro, nosconducira a un laberinto de perplejidades y errores, a un pas de nieblas y sombras, peroque, apropiadamente dirigida por la experiencia y la razn, llega a ser el ms noble atributodel hombre, el manantial del genio potico, el instrumento de los descubrimientoscientficos, sin la ayuda del cual ni Newton hubiese inventado jams las fluxiones, ni Dhabidescompuesto las tierras y los lcalis, ni Coln descubierto otro continente.

    John Tindall expone lo siguiente:

    Estamos dotados del poder de la imaginacin y con este poder somos capaces deiluminar la oscuridad que rodea el mundo de los sentidos. Hay conservadores, aun enciencia, que consideran la imaginacin como una facultad temida y evitada, mejor queempleada. Hacen observar su accin en dbiles bajeles y estn debidamente impresionadospor sus desastres, pero con igual verdad pudieran denunciar las calderas que hacenexplosin como un argumento contra el uso del vapor. Refrenada y puesta en condicionespor la razn, la imaginacin llega a ser el ms elevado instrumento de los descubrimientosfsicos. El paso de Newton de la cada de una manzana a la cada de la luna, no fue en suprincipio ms que un rasgo de la imaginacin.

    Recurdese que existe una imaginacin constructiva que forma no solamentecarcter, cualidades y rasgos mentales, sino tambin las ms atrevidas y grandes empresasdel mundo. El que dice eso es slo imaginacin, demuestra que no se ha dado enteracuenta de los mejores pensamientos de su poca.

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    CAPTULO IV

    EL PENSAMIENTO EN ACCINLa Accin Idealstica o transformacin del Pensamiento enaccin. Bases y reglas prcticas.

    En los dos extremos de Visualizacin e Idealizacin hemos considerado elpensamiento en su doble aspecto de concepcin e imaginacin. En el tercer extremo, el deAccin Idealstica, consideraremos el pensamiento transformado en accin. Todopensamiento toma cuerpo en accin; todo procedimiento mental tiene su fase motriz. En lamayora de los casos, sin embargo, el pensamiento se transmuta en accin involuntaria ycon frecuencia inconsciente. La Nueva Psicologa, esto no obstante, sostiene que cuando elpensamiento est conscientemente, inteligentemente y apropiadamente dirigido hacia elcanal de la accin, resulta una impresin mucho ms profunda sobre la mentesubconsciente, y practicadas en su consecuencia, ms profundas y amplias sendas mentales.

    Las personas que se contentan con el uso pasivo de la Imaginacin y de laIdealizacin, vienen a ser poco ms que un soador despierto; no realizan nada. Esnecesario que el individuo exprese su pensamiento en accin; es preciso que materialice susideales, que use su imaginacin constructivamente, antes de que su Idealizacin yVisualizacinlleguen a ser activas y positivas. Como Halleck ha dicho muy bien: Los quesuean despiertos, alcanzan la eminencia en cierto modo. Son, sin ninguna molestia,generales victoriosos en un vasto campo de batalla, oradores que arrastran a las multitudes,millonarios con todos los refinamientos a su alcance, hombres de instruccin quecomprenden el ms sabio, presidentes, emperadores, zares. Al despertar de estas grandezasimaginarias, el pan seco de la vida cotidiana, sabe aun peor que de costumbre. Es muchoms fcil vivir en regiones en donde todo surge al golpe de la varita mgica de la fantasa.No debe permitirse que la Imaginacin se limite a meras ilusiones y ensueos; esta esnicamente su fase pasiva. Es necesario que se la use constructivamente; esta es su faseactiva. Es necesario que los pensamientos sean convertidos en accin.

    En el extremo de accin idealstica, la labor del desarrollo de rasgos y cualidadesmentales se ejecuta en expresin material. En otras palabras, la persona acta sus idealestodos los das de su vida. Por el trmino actuar no queremos significar la actuacininconsciente, natural y habitual que viene despus que las sendas y hbitos mentales estnbien establecidos, sino la voluntaria y consciente actuacin en el sentido de prctica. Antesque los senderos mentales sean a propsito para una fcil y rpida travesa, es preciso queestn allanados y nivelados por el paso de la accin sobre ellos. Justamente as como elactor necesita practicar una larga y cuidadosa serie de ensayos para posesionarse de supapel, el que busca su desarrollo mental debe emprender una serie de ensayos y de prcticasantes que llegue a adquirir el hbito natural de pensamiento y accin en determinadaslneas. En el desarrollo mental, como en todo lo dems, la regla esprctica, PRACTICA yPRACTICA.

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    En el cultivo de hbitos nuevos, es de la mayor importancia que uno acte la parte

    con tanta frecuencia como sea posible, hasta que llegue a ser habitual y como una segundanaturaleza. En otros trminos, hasta que la mente subconsciente se apodere de ellos y actesobre los mismos automticamente. Del propio modo que la mente subconsciente aprende

    a conducir los dedos del piano, o del mecangrafo o de cualquier operario que usemquinas similares, as debe aprender tambin a actuar sobre ciertos senderos fsicos ymentales, como el resultado de la prctica. La Idealizacin y Visualizacin son los dosprimeros pasos que deben darse en la senda mental; el paso presente es el trnsito prcticosobre aquellos senderos con el propsito de hacerlos ms llanos.

    Halleck dice:

    Cada momento ofrece una probabilidad; repetid la accin hasta que se hagahabitual. Supongamos que uno desea formarse el hbito de concentracin mental. Lee unapgina con intensa atencin. Si despus lee las seis siguientes pginas con esfuerzodisminuido, pierde terreno en la formacin del hbito deseado. Jams un buen hbito hasido el resultado de semejante esfuerzo intermitente. Se ha de dedicar de una maneracontinua la misma atencin. Cuando el cansancio invada la mente, emprndase otracualquier tarea distinta. Slo siguiendo este camino puede uno progresar en la formacin deun buen hbito. La deficiencia en observar esto implica un retroceso. El comienzo de laformacin de un hbito constituye realmente una hora crtica. No debe tolerarse la menorexcepcin hasta que el hbito haya ganado considerable ascendiente. La persona que sefuma un magnfico cigarro con sus amigos despus de declarar que dejaba el vicio; elbebedor que, como Rip Van Rhinkle, toma otra copita diciendo que sta no entra en lacuenta, no tiene la menor ida de la ley del hbito. La ley de la invariable asociacin es elfundamento sobre el cual se edifica el hbito. Si una persona que desea aprender el alfabetodice a, b, c, hoy; maana a, c, by al siguiente da b, a, c, jams conocer las letras en elorden fijado. Desde cierto punto de vista, el hbito es la asociacin por aproximacin y deaqu que la asociacin haya de ser invariable, de manera que pueda dependerse de ella.Algunas veces ciertas personas que no ponen las cosas en su lugar, tratan de cultivar unsentido de orden. Durante dos das, cada cosa est en su sitio; al tercero tiene mucha prisaporque se han levantado tarde y vuelven al antiguo desorden. Si se hubiesen dado cuentade la seriedad de la situacin, debieran haber ordenado que les despertasen una hora antes,mejor que permitir que semejante excepcin produjrase al tercer da. Sucede con elhbito, que una simple omisin no puede ser remediada en un da ni en una semana. Si lasreglas mencionadas son seguidas fielmente durante un lapso considerable de tiempo, elhbito llega a ser finalmente memoria orgnica. Una persona puede entonces sin esfuerzoconsciente actuar de una manera inequvoca en la direccin indicada por el hbito encuestin. El hacer una cosa impropiamente ocasionar entonces una lucha, porque se hacemuy difcil romper un hbito hijo de hacer las cosas bien, y la mente debe quedar libre paraprogresar en otras direcciones. El hbito opera automticamente y la atencin puedereconcentrarse en cualquier otra cosa.

    Dumont dice:

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    Una cerradura obedece mejor despus de haber sido usada algn tiempo; en loscomienzos requiere mayor fuerza para vencer cierta rigidez en el mecanismo. Elvencimiento de esta resistencia es un fenmeno de hbito. Cuesta muchsimo menos doblarun papel en cierto sentido cuando ha sido ya doblado alguna otra vez.

    El Profesor W. James da el siguiente excelente consejo respecto a este paso en laformacin de ese hbito mental:

    En el captulo sobre Los hbitos morales del Profesor Bain, hemos encontradoalgunas admirables observaciones prcticas. Dos grandes mximas surgen de su tratado.La primera es que en la adquisicin de un nuevo hbito o en el abandono de otros antiguoses necesario que cuidemos de declararnos como ms fuertes y decidir una iniciativa encuanto sea posible. Acumulemos todas las circunstancias posibles que puedan reforzar losrectos motivos; pongmonos en condiciones que animen al nuevo paso; contraigamoscompromisos con el antiguo; hagamos pblico el deseo, si el caso lo permite; en unapalabra, rodeemos nuestra resolucin de cuanta ayuda nos sea dable. Tomadas todas estasprecauciones, el momento de flaqueza que pudiera sobrevenir luego, no vendr tan prontocomo hubiera venido del otro modo; y cada da durante el cual una infraccin puedaremediarse, aumenta el nmero de probabilidades de que no ocurrir nunca. La segundamxima es: NOpermitis jams que ocurra la menor excepcin hasta que el nuevo hbitoest seguramente arraigado en vuestra vida.

    Bain dice:

    La peculiaridad de los hbitos morales, distinguindolos de las adquisicionesintelectuales, es la presencia de dos poderes hostiles, uno de los cuales se elevagradualmente y toma cierto ascendiente sobre el otro. Es necesario, sobre todo, no perderjams la batalla. Cada victoria en el lado perjudicial destruye el efecto de muchasconquistas del legtimo. La precaucin esencial, por consiguiente, es regular estos dospoderes opuestos, de forma que uno de ellos pueda alcanzar una serie de no interrumpidostriunfos hasta que la repeticin lo fortifique en tal grado que se encuentre con aptitud pararesistir a la oposicin de cualquier circunstancia. Esta es, terminantemente, la mejor carreradel progreso mental.

    El Profesor James dice ms adelante:

    Una tercera mxima puede aadirse a las dos precedentes: Aprovechar la primeraoportunidad posible para actuar en cada resolucin que se tome y en cada momento elmotivo que se pueda experimentar en la direccin de los hbitos que se pretende adquirir.No es en el momento de su formacin, sino en el momento de su produccin de efectomotriz cuando las resoluciones y aspiraciones son comunicadas al cerebro.

    El Profesor James, despus, cita a otro escritor, que dice:

    La presencia momentnea de la oportunidad prctica, slo proporciona el planosobre el cual descansa el nivel por medio del cual pudese multiplicar su fuerza y elevarse

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    por s mismo. El que no posea una slida base para hacer presin sobre ella, no pasarnunca de ser un vulgar gesticulador.

    El Profesor James termina con las siguientes palabras, que merecen ser escritas enletras de oro, tanta es la verdad e importancia que encierran:

    Consrvese la facultad de esfuerzo viva en nuestro ser mediante un pequeoejercicio cada da. Esto es, sase sistemticamente asctico o heroico en insignificantes einnecesarios puntos, haciendo cada da algo sin ms razn que la de que nos gustara msno hacerlo; as que, cuando la hora de la necesidad llegue, no nos coja enervados eincapacitados para sufrir la prueba. Un ascetismo de esta especie es semejante al seguroque un hombre paga por su casa y bienes. La prima puede acrecentarse con el tiempo, yprobablemente ser un dinero perdido; pero si llegase el siniestro el pago de esa prima sersu salvacin de la ruina. Otro tanto ocurre con el hombre que ha ejercitado diariamente loshbitos de la atencin reconcentrada, volicin enrgica y prctica de cosas desagradables.Permanecer semejante a una torre cuando los vientos contrarios rujan en torno suyo ycuando sus semejantes, menos fortificados sean llevados de ac para all como la hoja delrbol.

    Por consiguiente, insistimos en que todos aquellos que deseen desarrollar cualidadesy rasgos mentales, deben ejercitar la parte que deseen hacer habitual y natural. Manifiestenen toda ocasin propicia la cualidad deseada. Si sta es el valor, procrese manifestar valory desarrollar el msculo mentalque lo gobierna. Si es la perseverancia, desarrllese por elejercicio el msculo mental apropiado. No se pierda oportunidad ninguna en que elmsculo mental pueda ser apropiadamente empleado y ejercitado. Practquese en eldesempeo de la parte y actesecon tanta habilidad como pueda, tal como si se estuvieseensayando un papel importante que uno quiera desempear.

    Considerando esta labor de desempear la parte adecuada, debemos llamar laatencin del lector sobre el hecho de que, as como el pensamiento toma forma en accin,del propio modo las acciones fsicas muestran tendencia a despertar los correspondientespensamientos, sentimientos e ideas. Algunos de los ms afamados psiclogos hacenhincapi en el hecho de que si uno quiere deliberadamente asumir ciertas posiciones fijas yejecutar ciertos movimientos, ha de estimular en s mismo los estados mentales apropiados,y esto completa en gran manera la direccin en el establecimiento de senderos mentalespreferidos, La ley de accin y reaccin entre el estado mental y la expresin fsica ha sidomencionada en varios de los libros que componen esta serie, y la siguiente regla ha sidoexpuesta en algunos de ellos:

    Una expresin fsica voluntariamente inducida, referida a un estado mental, tiendea inducir el estado mental correspondiente.

    En vista de la importancia de este principio en relacin con la fase del asunto deldesarrollo mental, a que hacemos mencin, nos tomamos la libertad de dar aqu, como lohemos hecho ya en otros libros, las siguientes expresiones definitivas, debidas a diferentesautoridades de reputacin mundial.

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    El Profesor Halleck dice:

    Por la induccin de una impresin podemos con frecuencia producir su emocincorrespondiente. Los actores han comprobado con frecuencia el hecho de que la emocinsuele apoderarse de ellos cuando ejecutan los apropiados movimientos musculares. En susdilogos con un personaje en escena, si ste frunce el entrecejo y entorna los ojos, elinterlocutor frecuentemente queda sorprendido al sentir que la clera se apodera de l. Perosi, por el contrario, el personaje en cuestin re a carcajadas, el otro siente comunicrseleesta alegra. Un profesor alemn dice que nunca ha podido pasear con una colegiala depaso y aire encogido sin que se le ocurran sentimientos frvolos.

    El Profesor W. James dice:

    El silbar para conservar nuestra presencia de nimo, no es una mera figura dellenguaje. Por el contrario, sintese uno en postura indolente, suspire y conteste a todo conlacrimoso tono, y la melancola acabar por apoderarse de l... Si deseamos vencertendencias o motivos desagradables, es preciso que asiduamente y particularmente con gransangre fra ejecutemos los movimientos exteriores de aquellas disposiciones contrarias quedeseemos cultivar. Elevar la frente, dar brillantez a la mirada, contraer el abdomen ylevantar el pecho y hablar en tono mayor, son todos actos que, si los ejecuta un individuoque no tenga el corazn completamente helado, sentir penetrar el calor en l.

    El Doctor Woods Hutchinson aade el siguiente testimonio al ya expuesto:

    Hasta qu punto pueden las construcciones musculares regular ciertas emociones,como el profesor James ha sugerido, puede comprobarse fcilmente por un sencillo y fcilexperimento sobre un haz de los ms pequeos msculos del cuerpo; por ejemplo, los quemueve el globo del ojo. Eljase el sitio ms apartado de una habitacin, donde puedaestarse ajeno a toda influencia exterior. Entonces, cmodamente sentado y adoptando unaposicin indolente, vulvase la mirada hacia arriba, permaneciendo en esta posicin unostreinta segundos. Instantnea e involuntariamente llega uno a sentir cierta tendencia haciaidea y pensamientos religiosos y contemplativos. Luego vulvase los ojos a uno y otrolado, mirando directamente a la izquierda o a la derecha con los prpados entornados.Transcurridos otros treinta segundos surgen en la mente imgenes de sospecha, deinquietud o de desagrado. Vulvase los ojos a un lado y ligeramente cados, y entoncespueden nacer sugestiones de celos o coquetera. Dirjase la mirada hacia el suelo yprobablemente se caer en un acceso de ensueo o de meditacin.

    El Profesor Maudsley, hace notar que la accin especfica muscular no esmeramente un exponente de la pasin, sino, en realidad, una parte esencial de ella. Sitratamos, mientras el gesto est fijo en la expresin de una pasin, de evocar en la menteotra distinta, veremos que la cosa es imposible.

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    La leccin que se ha de desprender de lo expresado antes, es bien sencilla. Consistetan slo en el hecho, ya mencionado por nosotros, de que, si ejercitamosla expresin fsicade algn estado mental deseado, llegaremos gradualmente a ser semejantes a lo quetratamos de imitar. El estado mental interno ha de ser inducido por la expresin fsicaexterna. Si discurrimos por una calle con expresin malhumorada y arrugada frente, pronto

    empezaremos a sentirnos impacientes e irritables, y si nos cruzamos con otros evocaremosen ellos, probablemente, un sentimiento parecido, que a su vez reaccionar sobre nosotros.Si, por el contrario, asumimos deliberadamente la expresin de contento, tranquilidad ybuen humor, no ha de pasar mucho tiempo sin despertar en nosotros el correspondienteestado mental, que ser contagioso para los dems y que influir luego sobre nosotros.

    Despus de haber formado un correcto y claro idealde la cualidad que uno deseaadquirir y de haber aprendido a visualizar este ideal en su forma real, se debe procurarreproducir en sus propias acciones la correcta expresin fsica de este rasgo o cualidad yejercitarla cada da con la mayor habilidad de que se sea capaz. La prctica nos har msperfectos en la expresin cada da, hasta que, finalmente, la actuacin surgir en nuestraexpresin y sentimiento habitual y natural; el ideal se habr convertido en una realidad.

    En estos tres escalones, a saber:Idealizacin, Visualizacin y Accin Idealstica, elindividuo saca ventaja de las dos grandes actividades mentales, impresin y expresin, consu cortejo de acciones y reacciones mutuas. Se procura ventajas de lo interior y de loexterior y ambos forman el carcter completo. Hemos examinado estos tres escalones conbastante amplitud y detalle, porque los principios que envuelven son operativos en elcultivo y desarrollo de todas y cada una de las cualidades mentales y rasgos que acontinuacin se expresan. Deseamos que el lector se familiarice plenamente con estos tresprincipios, pues no disponemos de bastante espacio para mencionarlos en detalle, y confrecuencia nos referiremos a estos tres captulos. Sin una clara comprensin de los tresprincipios mencionados el lector malograr mucho de la esencia de nuestra instruccin. Porconsiguiente, lo repetimos una vez ms. Domnense estos tres principios antes de seguiradelante.

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    CAPTULO V

    DESEO INSISTENTEDeseo insistente. El hombre es lo que desea ser. Lo que senecesita para desear ser algo y para serlo. La ciencia y elarte del deseo, segn los grandes pensadores.

    Hace muchos siglos alguno de los antiguos maestros en materia mstica, formul unaxioma personificando los principios prcticos de la accin mental, axioma que es hoy tanverdadero como cuando fue formulado y tan aplicable a los problemas de la vida febril denuestro tiempo como a los problemas de los antiguos msticos. Libremente traducido, esteaxioma dice:

    Esta es la clave de la obtencin de: 1),Deseo insistente.2), Expectacin confiaday3), Voluntad persistente.

    Con objeto de que apreciemos plenamente el valor de este antiguo axioma, esnecesario considerarlo en detalle. Cada uno de los tres elementos contiene poder y energay los tres combinados presentan una fuerza dinmica casi irresistible.

    Deseo insistente. El deseo es el fuego que produce el vapor de la accin. Ordenatoda accin consciente e inconsciente del hombre y de otros seres inferiores a l. Tiene sucorrespondencia aun en la materia inanimada y los hombres de ciencia, dejando volar suimaginacin, pueden hablar, sin ser tachados de extravagantes del deseo de lagravitacin, del deseo de los tomos y del deseo del magnesio.

    Haeckel, el gran fsico alemn, dice:

    Yo no puedo imaginar el ms simple procedimiento fsico y qumico sin atribuir elmovimiento de las partculas materiales a una sensacin inconsciente. La idea de laafinidad qumica, consiste en el hecho de varios elementos qumicos que perciben lasdiferencias cualitativas en otros elementos; experimentan placer o repulsin al contactocon ellos y ejecutan movimientos especficos en este sentido.

    Nageli dice:

    Si las molculas poseen algo que est relacionado, aun cuando sea a gran distancia,con la sensacin, indudablemente se encontrarn en su centro cuando les sea permitidoseguir sus atracciones y repulsiones, y fuera de l cuando se vean forzadas a lo contrario.

    La repulsin no es ms que una fase negativa del deseo y consiste en un deseo encontra. El amor y el odio no son sino manifestaciones del deseo.

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    Otro escritor ha dicho:

    Todo hecho que llevemos a cabo, bueno o malo, est impulsado por el deseo.Somos caritativos porque deseamosaliviar nuestra pena interior a la vista del sufrimiento; opor un deseode simpatas; o por el deseode ser considerados en este mundo o por asegurar

    un puesto en el otro. Un hombre es bueno porque desea ser bueno, porque le causasatisfaccin el serlo, mientras que otro hombre es cruel porque desea serlo. Un hombrecumple sus deberes, porque desea hacerlo as; se procura una mayor satisfaccin por eldeber cumplido que por su negligencia transigiendo con algunos otros deseos contrarios. Elhombre religioso es religioso porque sus deseos religiosos son ms fuertes que losirreligiosos y porque encuentra una satisfaccin mucho mayor en la religin que siguiendolas corrientes mundanas. El hombre moral lo es porque sus deseosmorales son ms fuertesque sus deseos inmorales y siente mayor satisfaccin siendo moral que siendo inmoral.Cada uno de nosotros obra impulsado por el deseo en alguna manera o forma, elevada obaja. El hombre no puede estar exento de deseoy actuar sin l en ningn sentido. El deseoes el poder motor que impulsa toda accin, es una ley natural de la vida. Todo, desde eltomo a la nnada; desde la nnada al insecto; desde el insecto hasta el hombre; desde elhombre a la naturaleza, acta y hace cosas por razn y fuerza del DESEO, ese motoranimado.

    Halleck, ha dicho:

    En el umbral de cada acto de voluntad yace el deseo. Este es un complejo estadomental y contiene los elementos de la voluntad y de la emocin.

    En cada estado del deseo hay: 1. el sentimiento consciente; 2. la tensinconsciente, que con facilidad se transforma en accin.

    Todo sentimiento tiende a excitar el deseo. Algunas veces el deseo hace nacer unsentimiento intenso. En un aspecto el deseo es sentimiento; en otro, es voluntad o unaactiva tensin que pasa imperceptiblemente a la voluntad. El deseo tiene por objetivo algoque proporciona placer o ahuyenta el dolor, inmediata o remotamente, bien del individuo oya de otra persona por la cual est interesado. La aversin o la repugnancia que inspiraalgo es meramente una forma negativa del deseo.

    El hombre siempre acta a travs de un deseo; no sobre tododeseo, sino sobre elmsfuertede ellos o sobre la serie de los mejores. Y acta hasta el grado indicado por lafuerza de estos mismos deseos. Lo que nosotros llamamos voluntad, en ciertos hombresfuertes no es con frecuencia otra cosa que un deseo insistente. Conceptuamos que los quebarren los obstculos y se encaraman sobre toda obstruccin que se les oponga, sonprecisamente los hombres que desean algo insistentemente. Recordaremos el adagio vulgarque dice que uno puede alcanzar todo cuanto desea con slo desearlo persistentemente.Nosotros hemos escrito, no recordamos dnde: El deseo se agita en el fondo de todosentimiento. Antes de que amemos u odiemos, es preciso que hayamos sentido el deseo.Antes de que sintamos ambiciones o aspiraciones, es preciso que sintamos el deseo. Antesde que manifestemos valor o energa, es preciso el impulso del deseo. El deseo por algonecesita absorber toda la accin de una vida, sea consciente o subconsciente este deseo. El

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    pensamiento abstracto es una cosa fra y desnuda, falta de vitalidad y calor; el deseo estlleno de vida; es turbacin, ansia, necesidad, actividad, insistencia, siempre impulsandohacia la accin. El deseo es realmente la fase de accin mental que se convierte en fuerzamotriz.

    El grado de deseo indica el grado de accin. La cualidad de nuestros deseos, indicaqu acciones particulares deberemos ejecutar; pero el gradode nuestros deseos indica hastaqu punto debemos proseguir por la senda de la accin, cunta distancia habremos deatravesar y cunta fuerza habremos de gastar en nuestras acciones. Es cosa muy corrienteque la mayora de las personas no sepan realmente lo que desean; se contentan slo condesear; esperan, ansan algo; pero todo pasivamente. Este estado pasivo del deseo es todolo que la mayora de las gentes acaban por sentir; la fase activa est reservada a loshombres de accin y energa. Ese estado pasivo hace soar a tales personas que hacencosas. El deseo pasivo es semejante al fuego lento, que calienta slo el agua de la mente unpoco menos que hasta el punto de ebullicin y que, por lo tanto, no produce vapor. Eldeseo activo es el fuego vivo que rpidamente calienta hasta producir el vapor de lavoluntad; entonces el vapor se precipita en las vlvulas y en un momento se ponen enmovimiento los mbolos y empiezan a girar las grandes ruedas de la accin.

    El Profesor W. James, hablando de los varios tipos de decisin o determinacin,dice:

    En el tercer tipo, la determinacin parece igualmente accidental, pero proviene dedentro y no de fuera. Ocurre con frecuencia que la ausencia del principio imperativo esaltamente desconcertadora, que nos encontramos a veces actuando automticamente, comopor una espontnea descarga de nuestros nervios en la direccin de uno de los puntos deldilema; pero tal sobreexcitacin produce este sentimiento de emocin, despus delintolerable quietismo, que nos arrojamos ansiosamente en ella. Adelante, pues!, gritamosen nuestro interior, aun cuando el firmamento caiga. Esta inquietante y repentinaexposicin de una energa tan poco premeditada, que nos pone en la condicin de aparecermejor como espectadores pasivos que se deleitan en la contemplacin de alguna extraafuerza, que no como agentes voluntarios, es un tipo de decisin demasiado brusca ytumultuosa para que ocurra con frecuencia en naturalezas reservadas y de extraordinariasangre fra. Pero es probablemente frecuente en personas sujetas a fuertes emociones... yen hombres de constitucin particular como los Napolen, los Lutero, etc, en los cuales unapasin tenaz se combina con una actividad bulliciosa; cuando por algn motivo la vlvulade la pasin ha sido deteriorada por escrpulos o aprensiones, la resolucin, con frecuencia,ser probablemente catastrfica. La explosin sigue inesperada y casi inmediatamente a laproduccin del vapor. Tales maneras de ser demuestran inequvocamente la tendencia deestos caracteres a cierta conformacin fatalista de la mente. Y esta conformacinrobustece, seguramente, la fuerza de energa precisamente en el momento psicolgico deescape.

    Quisiramos imprimir indeleblemente en la mente del lector que el deseo es el realpoder motor mental, el fuego que produce el vapor de la fase de accin de la voluntad.

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    Un individuo que quiera realizar alguna cosa, necesita, primero, animarse a smismo y retener en su ser interno el fuego vivo del Deseo Insistente, el deseo que abrasa yquema hasta el momento de conseguirse el objeto. Si se permite que este fuego vayaextinguindose, perder su potencia y la mquina funcionar lentamente a impulsos delreducido poder del vapor.

    Un hombre puede poseer otras cualidades superiores, puede tener otras dotes decarcter o inteligencia; si el fuego del deseo languidece en l, fracasar en la obtencin delfin propuesto. Es preciso desear una cosa hasta el grado mximo antes de desplegar lasenergas para obtenerla. Los grandes caracteres de la historia, tanto antigua como moderna,los hombres y mujeres que han hecho algo, han demostrado un insaciable e insistente deseopor la conclusin u obtencin, y el fuego del deseo arda vivamente en sus almas, y lasexplosiones en accin eran constantes y poderosas. Hablamos con frecuencia de la fuerzade voluntad de las personas; pero imaginemos por un momento cun pronto podranconcluir estas voluntades de hierro no siendo movidas por el insistente deseo que estsiempre detrs de la fase de accin de la voluntad.

    Dejemos que cada lector dilucide esta cuestin por s mismo; es importante quecada uno procure darle forma en su propia conciencia a la importantsima partedesempeada por el deseo insistente.

    Considere cada cual sus propias acciones, pasadas y presentes, y encontrar quetoda obra que ha llevado a cabo ha sido casi tan slo en aquellos casos en que su deseo erafirmemente estimulado y retenido, en aquellas ocasiones en que deseaba tenazmente.Corazn dbil no conquista dama hermosa, y el dbil deseo tampoco alcanza nada.

    Desgnese este deseo con otro cualquier nombre: ambicin, aspiracin, necesidad,empeo, ansia, anhelo o cosa semejante, y se ver que est siempre presente en todos ycada uno de nuestros actos. Ha hecho alguien algo en tanto que no manifest deseos dehacerlo? Ha llamado nadie a captulo sus ms enrgicos poderes, excepto ante la urgenciade un fuerte, vivo e insistente deseo? Creemos que no. No hay vapor sin fuego, no hayaccin grande sin un deseo insistente. No es de admirar, pues, que muchos psiclogosdigan que el deseo es el umbral de la voluntad.

    Como otro escritor dice:

    A menos que uno no necesite una cosa por encima de todo y d a este deseo laforma de una enrgica fuerza impelente, no podr contar con una voluntad que le lleve a laobtencin de lo deseado. No basta con desear hacer una cosa o poseerla, sino que espreciso desearla a todo trance. Es preciso desearla como desea pan el hambriento; comodesea aire el que se asfixia; y si uno despierta en s mismo un vivo, ardiente e insaciabledeseo, la voluntad pondr en accin una de las ms potentes fuerzas mentales de lanaturaleza.

    Pero hasta aqu slo hemos contado la mitad de la historia.

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    Si el hombre fuese slo el autmata movido por el impulso de los deseos y sesintiese incapaz de dominar o crear los ltimos, vendra a ser un esclavo en lugar delDueo, como insiste la Nueva Psicologa que debe ser. La verdad entera se obtienesolamente por la consideracin detenida de las dos medias verdades. As como un hombrees movido por el gran poder mental que es la fuerza motriz-deseo, del mismo modo es

    capaz de crear, desarrollar, estimular, aumentar y restringir o matar el deseo por la fuerzade su Imaginacin Y Voluntad. Para muchos de nuestros lectores esta conclusin parecercomo una sorpresa. Pero consideremos lo que las mejores autoridades han dicho respecto aella.

    El Profesor Halleck se expresa en estos trminos:

    Una imaginacin de la cosa deseada es el antecedente indispensable del deseo.

    Un nio pide un melocotn. Si el nio no hubiese visto ni odo hablar nunca demelocotones, no tendra el menor deseo de ellos. Si exige ese melocotn, el primero que havisto, el movimiento ser reflejo, impulsivo o intuitivo. El deseo no nace hasta que unaidea representativa del melocotn acude a la mente del nio. Se ha dicho con muchafrecuencia que donde no hay conocimiento, no puede haber deseo y que ste aumenta amedia que aqul crece. Un nio ve un nuevo juguete y lo desea. Un hombre observa unanueva mejora en la casa de su vecino y la desea para la suya.

    Una nacin observa que otra posee un buque de guerra de un modelo superior yacto continuo desea algo que sea tan bueno o mejor. Un erudito ve una nueva Enciclopediau obra de consulta y nace en l el deseo de adquirirla. Una persona regresa y refiere a susamigos cun delicioso es un viaje por el extranjero. Sus deseos de viajar aumentan.

    El conocimiento da origen al deseo y el deseo seala un camino para la voluntad.Todos los objetos o ideas derivadas de ellos no excitan el deseo en igual grado, pues todaslas cosas no despiertan la misma forma de inters. Hablando en general, podemos decirque el deseo es proporcional a la suma de placer o dolor representados con la idea. La ideade loprximodespierta con mayor frecuencia un deseo ms fuerte que la de lo remoto.

    De lo expuesto puede desprenderse que antes que se despierte en nosotros el deseopor una cosa es preciso que tengamos un conocimientode la cosa deseada. Por lo tanto, sesigue que cuanto ms pleno y claro sea el conocimiento que poseamos del objeto deseado,mayor ser el grado de deseo que se engendre.

    Y aqu tenemos la clave al efecto de la idealizacin de un objeto, de que nos hemosocupado en un captulo anterior. Podemos ver all la razndel hecho de que si formamosuna clara ideade cualquier objeto deseado, tendemos a aumentar el grado de deseo por talobjeto, que aumenta considerablemente. Si deseamos un hermoso cuadro, una casaatractiva, una posicin ventajosa, cuanto ms sepamos acerca de las ventajas y virtudes dela cosa deseada, cuanto ms claro sea el ideal formado, mayor ser el grado de deseo quenos anime.

    Cuanta ms clara cuenta nos demos de la bondad de la cosa en cuestin, mayor sernuestro deseo por ella y mayor la fuerza que pondremos en conseguirla. Conforme se ve,

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    pues, el primer paso en la creacin, desarrollo o desenvolvimiento del deseo, es el deidealizar el objeto deseado.

    Llegados a la idealizacin, un nuevo paso nos conduce a la visualizacin, o sea a laformacin de una imagen mental de la cosa deseada y de nosotros mismos en posesin de

    ella. Veamos lo que dicen las autoridades acerca de este nuevo paso.Halleck ha escrito:

    En el ms elevado tipo de accin, la voluntad puede obrar nicamente en ladireccin de una idea. Cada idea que se convierte en un objeto de deseo, es un motor.Verdad es que la voluntad tiende a operar en la direccin del motor ms potente, esto es,hacia el objeto que parece ms deseado. Pero la voluntad, mediante la atencin voluntaria,adiciona energa a una idea motriz, hacindola as ms fuerte.

    Es imposible concentrar la atencin largo tiempo en una idea sin desarrollar uninters positivo o negativo, de atraccin o de repulsin.. Exponemos como una ley el hechode que la voluntad determina cul de los motores ser el ms fuerte, determinando quideas ocuparn el campo de la conscientividad.

    Hemos visto que la emocin y el deseo nacen en presencia de las ideas y que lavoluntad tiene influencias para detener o borrar una idea dada. Si una idea se conserva en lamente, un deseo y un fuerte motor pueden nacer de esta idea. Pero si se llama otra ideanueva, declinar el poder de la primera.

    A medida que Macbeth y su esposa acariciaban la idea de la fama y el poder queel trono podra proporcionarles, ms fuerte era el deseo de asesinar al rey hasta llegar a serdemasiado poderosos para poderlo arruinar. Su crimen fue, por consiguiente, el alentar estedeseo. Si hubiesen pensado resueltamente en otra cualquier cosa, el criminal deseo sehubiese debilitado.-

    Una persona puede poseer un len de cra, alimentarlo y cuidarlo solcitamente; sise le avisase del peligro, pudiera replicar: Miren ustedes; yo puedo dejar a este animal quepasee por toda mi casa, puedo matarle en el acto con un golpe de esta barra de hierro. Soydemasiado fuerte para temerle. Contina, pues, cuidando a su len hasta que finalmentellega un da en que ste mata y devora a su dueo. Este es precisamente el caso de los quecobijan un mal deseo; llegar un da en que ste se haga dueo de su voluntad.

    -Esta grfica imagen del leoncillo, usada por el Profesor Halleck, puede aplicarse

    tambin a las ideas y deseos ventajosos lo mismo que a los opuestos. As como los malosdeseos pueden y son estimulados, desarrollados y fortalecidos alimentndolos conoportunos cuadros e imgenes mentales, del mismo modo los buenos deseos pueden y sonfortalecidos y desarrollados alimentndolos con oportunos cuadros e imgenes mentales.La idealizacin obra en las dos direcciones, buena y mala, como todas las otras leyesnaturales. As, pues, la prctica activa de la visualizacin, tiende al desarrollo,acrecimiento y fortalecimiento de todo deseo especial

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    De la misma manera el desarrollo de cualquier deseo negativo puede ser prevenidoy retardado practicando la visualizacin sobre la base de un deseo positivo y opuesto.Cuanto mayor sea el grado de claridad con que uno se represente su imagen mental, mayorser la nutricin y alimentacin del deseo. Cada cuadro mental que se forme es unaimpresin hecha en la mente subconsciente del individuo, una simiente-deseo que germina,

    crece y fructifica a su debido tiempo.Se puede comprobar la verdad de estas afirmaciones pensando en algn plato

    favorito. Encontraremos que formndonos la imagen mental del plato en cuestin ante losojos de la mente, el deseo crecer hasta el punto de convertirse en una necesidadirresistible. Lo mismo ocurre con otras cosas que uno pueda desear. Cuanto ms nos lasrepresentamos, y a nosotros en posesin de ellas, ms fuerte ser el deseo de obtenerlas.

    Vulvase a leer lo que hemos dicho acerca de la visualizacin en un captulo previoy aplquense los mtodos recomendados. El deseo es el fuego que crea el vapor de accin,y la visualizacin es el aceite que lubrifica los mbolos.

    El tercer escaln, o sea el de la accin idealstica, es tambin aplicable a la creaciny desarrollo del deseo. Cuanto ms uno acte sobre el deseo en la direccin de realizarlo punto de realizacin-, mayor ser su tendencia a estimular este deseo. Y esto no tan sloporque aumenta su apetito, mediante sus esfuerzos, sino tambin porque establece el hbitode este deseo.

    En los animales inferiores, tanto como en el hombre, no nacen ms fuertes deseosque aquellos que brotan del sentimiento y emocin durante la cazade algo. Es un conceptoaceptado desde hace mucho tiempo que hay mayor placer en la persecucin que en lacaptura, o que es mayor el goce en la anticipacin que en la realizacin. Todos los quehan sentido el nerviosismo de la caza o pesca, atestiguarn que el deseo crece en la medidaque las dificultades de la persecucin, poniendo en juego la imagen-accin todas lasastucias conducentes al objeto.

    El deseo es un apetitoy est sujeto a todas las reglas del apetito. Nada resulta tansabroso y atractivo para uno como la caza y alimentos que se proporciona por s mismo. Elnade silvestre disfruta mucho ms con su comida que el pato domstico. Esto es tan ciertotratndose de los herbvoros como de los carnvoros. Y es asimismo tanta verdad en elorden mental como en el fsico.

    El deseo del enamorado por la conquista de las afecciones de su amada, aumentainmensamente si su camino aparece erizado de dificultades, y cuanto ms grandes sean,mayor ser el deseo por la posesin de la mujer amada. El deseo del estudiante por elpremio ser tanto mayor cuanto mayores sean los esfuerzos para conseguirlo.

    Existe algo en la naturaleza de todas las cosas vivientes que hace arder el fuego deldeseo con mayor intensidad a medida que son mayores los deseos de satisfacerlo, enparticular, si uno ha dado realmente un paso decisivo hacia el objeto deseado.

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    Estimlese a un perro con una pelota o un bastn y veremos que a cada intento paraatrapar el objeto deseado, aumenta su excitacin y afn. Es una vulgaridad lo de que eldeseo por una cosa aumenta a medida que se trabaja por ella. Esto nace de la accin yreaccin entre lo mental y lo fsico, que se excitan mutuamente. Por tanto, cada esfuerzotiende a formar una senda mental por donde el deseo prefiere transitar.

    As, adems de la idealizacin y de la visualizacin, es preciso practicar la accinidealstica, si se quiere incitar, desarrollar y alimentar un deseo. Se debe fijarfirmemente el pensamiento, crear y retener la imagen mental y despus poner elpensamiento y la imagen en accin. En esta forma, el deseo es engendrado por la accin y,recprocamente, la accin tiende a manifestarse en s misma con mayores actividades. Deeste modo se aseguran los efectos combinados de las formas interna y externa del deseo,esa gran potencia motriz de la mente. EL INSISTENTE DESEO es el principio de la clavede la obtencin. Hgase, pues, un esfuerzo para desarrollarlo y conservarlo.

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    CAPTULO VI

    EXPECTACIN CONFIADALa Expectacin Confiada, sinnimo de Fe, Esperanza yEntusiasmo. Valor de la Fe, sostenida por la razn deljuicio. Debemos tener fe en nosotros mismos. Eficacia dela Esperanza razonada. Esperanza, sinnimo de Optimismo. Tengamos Esperanza en nosotros mismos, seamosoptimistas. El Entusiasmo, complemento de la Fe y laEsperanza.

    Hemos visto que la clave de la obtencin se compone del deseo insistente, laexpectacin confiaday la voluntad persistente.

    Habiendo estudiado el primer elemento, el deseo insistente, vamos a tratar delsegundo, de la expectacin confiada.

    En este elemento tenemos una combinacin de los estados mentales conocidosrespectivamente con los nombres de Fe, Esperanza y Entusiasmo, cada uno de los cualesposee el poder de despertar y mantener la energa y todo cuanto tiende a incitar la accin.

    Las cualidades psicolgicas de este elemento pueden ser claramente comprendidascon slo una cuidadosa consideracin de sus partes constructivas.

    Fe es el asentimiento de la mente a lo que ha sido expuesto o sentado por otros;verdad o confianza; firme y resuelta creencia, etc.

    Aun cuando la Fe, sin el apoyo de la razn y el juicio, degenera en ciega credulidade irracional creencia, cosa que debe, por consiguiente, evitarse, fundamentada y sostenidapor la razn del juicio, es una de las ms positivas cualidades mentales e incita al individuoa actividades imposibles sin la presencia de esta cualidad. Sin la creencia en una cosa esimposible manifestar esperanza y entusiasmo, y sin estos elementos muy poco sera lo quese pudiera llevar a cabo en la vida. Y sobre todo, sin Fe en uno mismo, es imposiblemarchar adelante.

    La cualidad ms marcada en los grandes hombres, en todos y en cada uno de loscampos de actividad, es la de la fe y confianza en s mismo. Estos hombres tienen siempreuna Fe profundamente arraigada en sus condiciones para el xito. Pueden reconocer queotros hombres son ms ntegros que ellos; pero sienten en su fuero interno la presencia deun algoque les conduce hacia el triunfo, un algoque les empuja por el verdadero camino.

    Algunos de estos hombres parecen sentir que este algo existe fuera de ellos, peroque, en cierto modo, opera a travs de ellos. Pueden llamarle destino, suerte, estrella

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    o lo que sea, pero el principio siempre es el mismo. Es siempre una fe en s mismo y de laque van siempre acompaados. No conocemos mejor manera de expresar este sentimientoque por las palabras Puedo y Quiero. La carencia de fe en s mismo, ejerce una depresiva ynegativa influencia y acta como un lienzo mojado en sentido de contener el fuego deldeseo.

    Y la fe en s mismo se necesita ms que nunca al objeto de alcanzar el xito. Espreciso, asimismo, tener fe en el objetivo de nuestros esfuerzos. Es preciso creer en lafuerza que nos impulsa. Si uno no cree en su propia empresa, no puede esperar que losdems crean. Hay algo de contagio en la fe, como tambin en el escepticismo. Otrasgentes abrigan el espritu de lo uno y de lo otro y son afectados en este sentido.

    El mundo cree en aquel que cree en s mismo, e igualmente no tiene fe en el que nola tiene en s mismo. Y el hombre que pierde la fe en s propio, no slo impresiona a losdems desfavorablemente, sino que cierra las puertas interiores y exteriores. La mentesubconsciente acepta nuestras propias sugestiones y obra de acuerdo con ellas.

    La esperanza cuando se basa en el juicio, es otra cualidad mental positiva. Es lacualidad mental cuya expresin conocemos bajo el nombre de Optimismo. Alguien hadicho muy bien que el optimista ve el meollo de la nuez y el pesimista slo ve la cscara.Y como alguien, asimismo, ha expresado ms terminantemente. el pesimista dice: Cules su uso?; y el optimista dice: Veamos su uso. Cuando las esperanzas de un hombremueren, su energa, en la mayora de los casos, muere tambin.

    La esperanza es el eslabn que une la fe con el entusiasmo y representa la esencia dela expectacin confiada. Camina sin vacilaciones hacia su ideal y no se detiene hastarealizarlo. Esto se basa en la fe y en la creencia y aun posee el principio estimulante delentusiasmo. No solamente cree en una cosa, sino que acta en el sentido de esta creencia.Ve las cosas como manifestadas de acuerdo con los deseos de uno; cree sin vacilaciones loas manifestado y acta de acuerdo con los resultados esperados. Es la activa expresin yfase del deseo. Suspira e impulsa a la vez.

    Dice el Profesor James:

    Una anticipada imagen de la seorial consecuencia de un movimiento, mas el Fiat,en ciertas ocasiones, de que estas consecuencias pueden convertirse en realidades, es elnico estado psquico cuya introinspeccin nos permite sealarlo como el predecesor denuestros actos voluntarios.

    Y el Profesor Halleck afirma:

    El segundo escaln en el desarrollo de la voluntad, consiste en gobernar las ideas.La atencin es el principal poder de la voluntad desarrollada. La atencin crea vigor en unaidea y es una fuerza motriz tan buena como otra cualquiera. La voluntad destaca, pues,algunas ideas, para que se abran un paso en el frente y deja a otras a la retaguardia paradistraer su atencin. La persona que puede hacer esto con las ideas, segn se presenten,manifiesta una voluntad altamente desarrollada.

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    La importancia de lo expuesto, se ve cuando se considera el principio psicolgico

    conocido como atencin expectante, en el cual la esperanza y la fe se alan alprocedimient