la propuesta (magnus)

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Los labios de Alec eran suaves, dulces y muy familiares para Magnus. Ambos estaban envueltos en uno del otro sobre el sillón en el apartamento de Brooklyn, Magnus diestramente acariciaba el cuello de Alec sin separa sus labios de los de su novio. Alec sujetaba a Magnus firmemente, ambos entregados a esa tarde tranquila llena de plenos besos. Habían pasado un par de días de la celebración de la boda de Luke y Jocelyn y todo parecía estar tranquilo, Magnus sabía que era una tranquilidad aparente, las hadas estaban planeando su venganza y como dijo Catarina eso podría pasar dentro de décadas pero aun así, las hadas eran un pueblo poderoso y el cual debía ser temido. -¿Estás bien? –Alec tenía su rostro enterrado en el cuello de Magnus, su respiración apenas volviendo a la normalidad. -¿Te parece que no? –Magnus coloco su mano bajo el mentón de Alec para levantarlo y mirarle a los ojos. –Extrañaba tanto esto. –Dijo en un murmullo. -No volverás a extrañarlo. –Contesto Alec. Magnus sonrió con picardía. –Pero si ya lo extraño. –Y volvió a los labios ahora más fervientes de Alec. Alec estaba ya sobre Magnus y este tiraba de la sudadera gris y horrible que llevaba puesta para hacerla pasar sobre su cabeza y apartarla del camino. En ese momento un ruido extraño surgió de la ventana sobre ellos, ambos dirigieron su mirada a la misma dirección. Lenta pero fielmente las ramas del árbol que se encontraba fuera del edificio y que sin dificultar pasaba lo alto del segundo piso en donde se encontraba el apartamento, comenzó a moldearse sobre la ventana formando símbolos claros pero no tan conocidos para Alec, sin embargo Magnus los conocía muy bien.

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Magnus se las ingenia para proponerle matrimonio a Alec y tomarlo por sorpresa, o eso piensa el.

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Page 1: La propuesta (Magnus)

Los labios de Alec eran suaves, dulces y muy familiares para Magnus.

Ambos estaban envueltos en uno del otro sobre el sillón en el

apartamento de Brooklyn, Magnus diestramente acariciaba el cuello de

Alec sin separa sus labios de los de su novio. Alec sujetaba a Magnus

firmemente, ambos entregados a esa tarde tranquila llena de plenos

besos.

Habían pasado un par de días de la celebración de la boda de Luke y

Jocelyn y todo parecía estar tranquilo, Magnus sabía que era una

tranquilidad aparente, las hadas estaban planeando su venganza y como

dijo Catarina eso podría pasar dentro de décadas pero aun así, las hadas

eran un pueblo poderoso y el cual debía ser temido.

-¿Estás bien? –Alec tenía su rostro enterrado en el cuello de Magnus, su

respiración apenas volviendo a la normalidad.

-¿Te parece que no? –Magnus coloco su mano bajo el mentón de Alec

para levantarlo y mirarle a los ojos. –Extrañaba tanto esto. –Dijo en un

murmullo.

-No volverás a extrañarlo. –Contesto Alec.

Magnus sonrió con picardía. –Pero si ya lo extraño. –Y volvió a los labios

ahora más fervientes de Alec.

Alec estaba ya sobre Magnus y este tiraba de la sudadera gris y horrible

que llevaba puesta para hacerla pasar sobre su cabeza y apartarla del

camino. En ese momento un ruido extraño surgió de la ventana sobre

ellos, ambos dirigieron su mirada a la misma dirección. Lenta pero

fielmente las ramas del árbol que se encontraba fuera del edificio y que

sin dificultar pasaba lo alto del segundo piso en donde se encontraba el

apartamento, comenzó a moldearse sobre la ventana formando símbolos

claros pero no tan conocidos para Alec, sin embargo Magnus los conocía

muy bien.

Page 2: La propuesta (Magnus)

-¿No es esa una forma que tienen las hadas para enviar mensajes? –Dijo

Alec sin apartar la mirada de la ventana.

Magnus que aun estaba bajo Alec le dedico una mirada de culpabilidad

nerviosa. Alec le respondió con otra, claramente decía: No quiero saber.

Este se levanto, tomo su sudadera del suelo y se dirigió a la cocina. –

Buscare algo de comer. –Magnus entendió que le estaba dando espacio

para atender al mensaje.

Una vez que el mensaje fue recibido y contestado mágicamente, Alec

regreso a la sala en el momento en que Magnus tomaba su abrigo de la

percha en la pared, Alec llevaba en su mano una caja de galletas que

había conseguido de la cocina, la cual sostenía con desgane, observo a

su novio esperando lo que probablemente sería una explicación.

-Lo lamento –Dijo Magnus. –Debo irme.

-Supongo que no puedo acompañarte.

-No, al menos que no te importe romper La Ley.

-No me importa romper la ley por ti Magnus. –Dijo Alec poniendo la caja

sobre la mesa de café. –Pero aun estoy pagando por las leyes que

rompimos hace unas semanas.

-Ser hijo del inquisidor es agotador, supongo.

-No tanto como ser El Gran Brujo de Brooklyn.

-Alec…

-Está bien –Dijo Alec comprensivo -Solo, ten mucho cuidado.

Page 3: La propuesta (Magnus)

Alec y Magnus se besaron nuevamente antes de que este saliera del

edificio.

* * * * *

El Reino de las hadas había sido condenado a perder su lugar en los

acuerdos y a cualquier tipo de ayuda que pudiera necesitar de La Clave,

habían sido despojados de sus fuerzas guerreras y de toda posibilidad de

defenderse a sí mismos, prohibición de armas era la cubierta del gran

problema que posaban sobre los hombros de este reino, el cual estaba

pagando por la terrible traición que la Reina Seelie había realizado en

contra de los Nephilim, para Magnus esto era una muy gran injusticia,

había hablado a favor de la corte de hadas intentando que los Nephilim

se dieran cuenta de su error, pero todo en vano, los Cazadores de

Sombras estaban asustados y heridos por las terribles perdidas que

habían sufrido, no era que Magnus las hiciera menos, él mismo había

perdido a Raphael a manos de Sebastián, pero si algo sabia después de

cientos de años era que la venganza no lleva más que a mas dolor y

destrucción.

El lugar al que Magnus había sido citado era un restaurante mundano o

eso parecía, fue recibido por un camarero de aspecto muy común, las

mesas estaban considerablemente concurridas pero Magnus fue guiado a

través del salón principal hasta un pasillo que se dividía en dos

direcciones, una de ellas era la cocina, la otra, que fue por donde fue

conducido, llevaba hacia un salón un poco más pequeño.

-Por favor, tome asiento. –Dijo el eficiente camarero apuntando a una de

las mesas que se encontraban ahí. –Enseguida vendrán a hablar con

usted.

Magnus asintió con la cabeza y tomo asiento, esperaría a Aeval quien

había sido su informante hada desde hace décadas, no se consideraban

amigos, era mucho más apropiado llamarla una relación útil y necesaria.

Page 4: La propuesta (Magnus)

No estaba exactamente rompiendo la ley, ya que no estaba prohibido

contactar a las hadas, sin embargo sabía que si Aeval lo llamaba era

porque necesitaba de sus servicios y eso podría implicar cualquier

circunstancia ilegal. Se quedo sentado esperando y sus pensamientos

fueron de inmediato hacia Alec ¿Qué pensaría de sus tratos con las

hadas, ahora que irremediablemente se convirtieron en los indeseables

del Submundo? sabia que Alexander entendería, lo demostró esa misma

tarde al no cuestionarlo con respecto al mensaje, Alec entendía que no

podía alejarse de ellos tan fácilmente, su lealtad era hacia los de su

especie, eran ellos quienes necesitaban su ayuda, la ayuda de todo el

submundo y necesitaba hacer lo posible para salvar a este reino. Se

dibujo una sonrisa en su rostro al darse cuenta de que su Alec

entendería todo esto. El ruido de puerta siendo abierta despertó a

Magnus, el cual se quedo un poco más que asombrado cuando se

percato de que quien había entrado a la habitación no era Aeval, sino

Kaelie, la cual conocía de las cientos de veces que había ido a Takis y

después, en la corte del Gard donde habían sido sentenciados, Kaelie

había sido la representante de este reino y había pedido misericordia de

los Cazadores, algo que no obtuvo.

-Le agradezco. –Dijo la pequeña hada, sus ojos tan azules que no podían

pasar como naturales. –Señor Bane por venir a mi ayuda.

-En realidad. –Dijo Magnus levantando una ceja. –Vine por el llamado de

alguien más, ¿Venir a tu ayuda? No me has comunicado el porqué la

necesitas. No podemos decir que eso hare, si pudiera hacerlo claro está.

La joven hada se tenso. Magnus se compadeció. –Hablar nunca ha

dañado a nadie. –Dijo Magnus señalando el lugar vacio a su lado. -

¿Quieres intentarlo?

Kaelie dio un suspiro, parecía de alivio y tomo asiento.

Page 5: La propuesta (Magnus)

-Somos una gran cantidad de Feys. –Inicio Kaelie. –Nos hemos

organizado para introducir armamento a los territorios de distintas

cortes de hadas… -Kaelie hablaba precipitadamente, con angustia, nada

de lo que pronunciaba le estaba gustando en lo absoluto a Magnus. –hay

suficiente armamento para formar un pequeño ejército, para crear una

resistencia… podemos…

-¡Espera! ¡Espera! ¡Espera! –Magnus tallo su rostro con cansancio. -

¿Armas? ¿Ejercito? Y no menos importante ¿Resistencia? ¿Resistencia

contra qué o quién?

-¡Contra los Nephilim!

-Oh dios

-Ellos nos castigaron a todos nosotros por algo que hicieron unos

cuantos…

-Algo de lo cual no estabas enterada ¿Cierto? –Esto era claramente una

acusación.

-El que hayamos estado enterados… no… no significa nada. Nosotros no

hicimos nada…

-¡Exacto! -dijo Magnus, su voz severa. –No hicieron nada, a pesar de que

muchas vidas pudieron haberse salvado…

-¡No era nuestra responsabilidad!

-Salvar una vida es siempre responsabilidad de aquel quien puede

salvarla.

Page 6: La propuesta (Magnus)

Kaelie enmudeció e incluso bajo la mirada. –Creí… yo pensé… por la

manera en que hablaste por nosotros en el consejo, que podrías

ayudarnos. ¡Que querrías ayudarnos!

-En absoluto no para lo que intentan.

Magnus comenzó a levantarse de la mesa cuando la puerta nuevamente

fue abierta, en esta ocasión fue Aeval quien entro, sus alas y su piel

amatista resaltaban en la habitación.

-Es increíble –Dijo la Hada con ironía –Tu amante en verdad te tiene bien

enganchado. ¿Qué dice eso del magnífico Bane?

-Las hadas y sus anticuadas palabras. –Dijo Magnus sin dejar que Aeval

lo afectara. –Adelante, continua, convenceme.

-Recuerdo muy bien –Dijo Aeval pasando a lado de Magnus y

acercándose a Kaelie. –Tu ayuda a los subterráneas y mundanos siempre

ha sido desinteresada…

-Disculpa. –Dijo Magnus enarcando ambas cejas. -¿Hablas de mí?

-Ha sido a los Nephilim a los cuales has cargado con tus precios

exorbitantes, -Continúo Aeval como si Magnus no hubiera hablado. –

Magnus sabes que no son de fiar, lo que hicieron con nuestro reino

podría ser el principio de todo.

-Hablas como si no tuvieran culpa alguna.

-Es posible. –Dijo el hada tranquilamente. –Pero ¿Quiénes son ellos para

reprendernos?

Page 7: La propuesta (Magnus)

-Se supone que esa es su misión. –Dijo Magnus con desgane, fingiendo

desinterés. –ya sabes, los hijos del ángel, como sea, no estoy interesado

en ayudarlas con su muy estúpida idea. Y por favor, no se ofendan.

-Nuestro pueblo perecerá. –Dijo Kaelie con tristeza.

Magnus que ya se dirigía a la salida se detuvo en seco al escuchar a la

pequeña hada, miro a sus ojos azules. –Tu pueblo no desaparecerá, no

con integrantes como tú, que intentan ayudar. El problema es: Esta no

es la solución, sino una forma de hacer empeorar las cosas, los feys

recibieron un castigo severo pero merecido, está en ustedes redimirse y

demostrar que no hay maldad que pueda perjudicar a los mundanos,

que pueden convivir con los demás subterráneos y con los propios

Nephilim.

-Los Nephilim nunca harían eso. –Dijo Aeval.

-Yo pensaba igual. –Dijo Magnus. –Pero las cosas están cambiando, las

nuevas generaciones de los hijos del ángel piensan de una manera muy

distinta.

Aeval soltó un bufido, estaba claramente furiosa. –El que tu nuevo

juguete ángel te acepte no significa…

Aeval no termino de hablar, las cosas que estaban creadas de cristal en

la habitación estallaron en un segundo, las tazas sobre la mesa, las

lámparas y jarrones, todos pulverizados, las dos hadas se pusieron en

alerta, Magnus entrecerró sus ojos en su dirección. –Debes tener cuidado

con lo que dices –Dijo Magnus peligroso. –ciertamente no me interesa

explicar lo que Alexander es para mí, te recomiendo que simplemente te

despreocupes de eso.

Magnus salió de la habitación sin detenerse y sin mirar atrás.

Page 8: La propuesta (Magnus)

* * * * *

Las luces de la ciudad se reflejaban a través de la ventana del taxi que

Magnus había tomado al salir del restaurante, claramente afectado por

las palabras de Aeval, no era que ella fuera de gran importancia para él o

lo que pudiera salir de su boca, pero Alec lo era, y que hablaran de esa

manera de él definitivamente lo afectaba. En ese momento su celular

sonó.

-Hola Magnus. –La voz de Catarina era clara y concisa. –¿Están listos ya?

Magnus parpadeo con su teléfono pegado a su oído. –No podría decir

precisamente que sí. –Dijo Magnus con duda.

-Lo olvidaste, ¿cierto?

-Recuerda querida que todo es en perspectiva.

-¿Y tienes alguna?

Magnus quedo en silencio, intentando que su memoria le ayudara con la

situación, después de un momento escucho claramente como su amiga

daba un fuerte y muy pronunciado suspiro. –Me pediste que te ayudara

con la sesión de esta tarde de Simon, ¿Lo recuerdas ya?

-Nunca lo olvide…

-Magnus…

Magnus aclaro su garganta, -Te parece que nos veamos en el instituto… -

En ese momento se escucho un bip de su celular. –Espera Catarina. –

Dijo Magnus. –Tengo otra llamada. –Al revisar la pantalla del celular sus

ojos se abrieron considerablemente. Robert Lightwood estaba llamándolo

Page 9: La propuesta (Magnus)

lo cual significaba que se encontraba fuera de Alicante, tal vez en Nueva

York, tal vez en el instituto. Magnus regreso el celular a su oído.

-Disculpa Catarina. –Dijo. –Robert está llamando y…

-Oh. –Se apresuro a decir la bruja. –Debe ser importante, pues, buena

suerte con eso.

-¿Suerte? –Dijo Magnus con sarcasmo. –Es el padre inflexible de mi

novio, el cual me detesta, ¿Qué podría salir mal?

-Como dije –Dijo Catarina y Magnus podía imaginar claramente su

sonrisa de burla a través del auricular. –Buena suerte.

* * * * *

El lugar era realmente hermoso y espectacular, enormes flores iridiscentes como copas en forma de pétalos, que brillan con el color y el agua. Había ranas dentro de los huecos de las brillantes de las flores. Estaba tan inmerso en tanta maravilla que no me di cuenta de inmediato de los ojos marrones redondos que me observaba los cuales le pertenecían a un mono. "Hola, compañero," Le dije y el mono hizo un ruido terrible, medio gruñido y medio silbido. "Empiezo a dudar de la belleza de nuestra amistad," Le dije. Y recordé lo que Giuliana me había dicho, dijo que no dieran marcha atrás al ser abordado por monos, pero este mono era mucho más grande que los otros monos que había visto, con los hombros agrupados, amplios y gruesos, casi negro de piel, un mono aullador, o creo que algo así eran llamados. En fin, le lance un higo y este lo tomo y pensé que con eso el problema estaba resuelto, pero el mono comenzó a caminar hacia mí, masticando de manera amenazante, y me comencé a cuestionar acerca de mi estancia allí, ya que tú lo sabes Alexander disfruto de la vida de la ciudad: Las luces brillantes, la compañía constante, el entretenimiento líquido. Y sobre todo; la falta de monos repentinos. Hice caso omiso de los consejos de

Page 10: La propuesta (Magnus)

Giuliana y di un muy poco inteligente paso atrás, y también lance otra pieza de fruta la cual el mono ignoro por completo. Se enrolló y se sacudió con un gruñido, y di varios pasos más hacia atrás y me estampe contra un árbol. Me golpe al impacto y estuve brevemente agradecido de que nadie me observaba ya que como tú lo sabes me gusta conservar lo sofisticado, eso termino cuando el mono me asaltó directamente a la cara. Grite, gire y corrí a través de la selva tropical. Ni siquiera se me ocurrió dejar la fruta. Caía una por una en una cascada brillante mientras ¡corría por mi vida frente a la amenaza del simio! Escuche algo en la persecución y hui rápidamente hasta perder todas mis frutas fue entonces que me tropecé con Ragnor. Con un poco mas de alivio escuche como este se quejaba como de costumbre pero me defendí diciéndole que estaba muy bien camuflado, sabes a lo que me refiero ¿cierto?... De inmediato detalle y relate mi muy terrible aventura con el mono dos veces, una vez para Giuliana en su idioma, y de nuevo para Ragnor en el nuestro. Giuliana no fue muy amable, me dijo que había sido un idiota y que tenía suerte de estar con vida. Mientras que Ragnor parecía muy arrepentido por todas las elecciones que habían llevado a su ser a estar en este lugar y sobre todo en esta compañía, algo de lo cual aun me siento íntimamente ofendido debo agregar. Luego se inclinó y susurró, suficientemente bajo como para Giuliana no pudiera oírnos de una manera que me recordara lo fatal de mi mono némesis: "¿Has olvidado que puedes hacer magia?" Dedique un momento para echar una mirada desdeñosa sobre mi hombro para poder decirle: "¡Yo no voy a embrujar a un mono! Sinceramente, Ragnor. ¿Por quién me tomas?"

Alec bajo el cuaderno mientras echaba la cabeza hacia atrás riendo sobre el sofá del apartamento de Brooklyn. Pensando en que definitivamente Magnus había olvidado la magia por el pánico que lo había inundado y en lo gracioso que eso era. Presidente brinco a su lado exigiendo atención, Alec miro al reloj en la pared. –Por el ángel. –Dijo sorprendido. -¿Cuánto tiempo he estado leyendo? –Presidente estaba de acuerdo con eso y brinco sobre su regazo. –Debes de tener hambre, ¿Cierto? –Dijo y amablemente aparto al felino para

Page 11: La propuesta (Magnus)

poder levantarse, se dirigió a la cocina y vertió la comida sobre el plato de presidente. Presidente se abalanzo contra él con satisfacción mientras Alec lo observaba. Los pensamientos del chico en realidad seguían en la historia que acababa de leer. -Un mono. –Dijo sonriendo. –Tal vez sea un buen obsequio para su siguiente cumpleaños.

* * * * *

Magnus llamo al ascensor en el instituto, antes de que tomara la reja para correrla este se abrió tomando por sorpresa al brujo y dejando ver a Isabelle tan radiante como siempre, ella lo observo y su rostro cambio de inmediato. -Oh –Dijo Isabelle con desilusión. –Eres tú. -También me alegro de verte. -Lo que sucede es que creí que era Simon. -De eso me doy cuenta. –Magnus entro al ascensor mirando de soslayo hacia Isabelle. –Entonces, ¿todo bien con Simon? -En lo que cabe, tú lo sabes, nos has ayudado con lo de su memoria, cada día es mejor al anterior, -Isabelle suspiro. –Es lento pero todo está mejorando. -Me alegra escuchar eso. -¿Y tú qué haces aquí Magnus? –Pregunto Isabelle y se notaba que intentaba recorrer sus pensamientos para averiguar si no había olvidado algo importante. -Fui convocado aquí por tu padre. Isabelle bajo la mirada. –él llego aquí esta mañana, mama y él se saludaron y han pasado la mayor parte de su tiempo en ambos extremos del instituto.

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-Hay cosas que simplemente tenemos que aceptar. -¿Qué tenemos que aceptar? –Jace se encamino hacia ellos, en cuanto ambos salieron del ascensor y comenzaron a adentrarse hacia el instituto. -Las desgracias de nuestra familia, supongo. –Dijo Isabelle con ironía descarada. Jace le dedico una sonrisa a su hermana –Y hablando de familia. –Dijo y esta vez miro a Magnus. -¿Dónde está mi hermano? -Esposado a mi cama. -Brujo degenerado. –Replico Jace. -Esos comentarios no son tan graciosos si no está Alec para escucharlos. –Dijo Isabelle. -Oh mi dulce y tierno novio, hace tanta falta aquí para burlarnos de su inocencia. Esto si logro hacer sonreír a ambos Nephilim, la llamada al ascensor despertó a Isabelle. –Debe ser él. –Dijo y regreso con entusiasmo a la entrada del instituto. -¿Tu no reaccionaras así? –Dijo Magnus a Jace. -Ver a Clary me entusiasma. –Confeso Jace. –Pero correr hacia la puerta como una colegiala. –Movió la cabeza de forma negativa. –No lo creo. -En realidad estaba hablando de Simon. –Dijo Magnus. –Pero, lo que digas. Jace puso los ojos en blanco. –Robert te está esperando en la biblioteca. -Y voy hacia allá en este momento.

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Magnus comenzó a adentrarse por el instituto cuando escucho nuevamente hablar a Jace. –Suerte. –Le dijo el chico. Magnus se detuvo un poco. -¿Por qué todos dicen eso?

* * * * *

Magnus llego a la puerta de la biblioteca, no tenía idea de que era lo que le esperaba del otro lado, pero siempre había sido una persona valiente y deseoso de nuevas anécdotas y sin detenerse se aventuro a lo desconocido llamando a ella. Un pase recibió como respuesta y fue ahí

donde entro. Robert Lightwood estaba parado frente al escritorio concentrado en los papeles que se encontraban sobre él, levanto la mirada para encontrarse con la de Magnus. -Magnus –Dijo a modo de saludo. -Robert. –Respondió el brujo y noto lo desconcertante del rostro del Cazador, Magnus pensó que estaría acostumbrado a que una persona de su apariencia debiera llamarlo Señor Lightwood o Inquisidor Tal vez a

Robert se le olvidaba que Magnus no era para nada la persona que aparentaba ser. Robert pareció entenderlo y resignarse, todo en un segundo. –Te convoque por un asunto importante. -¿Debo suponer que esta conversación será bajo la seguridad del sello de la alianza? Robert entrecerró sus ojos, Magnus a cada segundo daba a conocer más su increíble experiencia. –Por supuesto. –Dijo Robert. –Si así es como lo deseas. -Lo deseo. –Dijo sencillamente Magnus. -Bien. Hay fuertes rumores en el submundo de una rebelión del reino Seelie en contra de los Nephilim. –Dijo Robert. –Nuestra fuente actual no

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es confiable, la manada de Nueva York no tiene nociones de esto y Lili… -Robert suspiro. –Bueno a ella, simplemente no le interesa el tema. -Comprensible. -Lo que requiero de usted, Señor Bane es que nos conecte con alguien confiable, alguien que pueda confirmar estas sospechas… -O desmentirlas. -Eso en realidad es poco probable. -Claro. –Dijo Magnus con sarcasmo. –Ya que su fuente es tan fiable. -Sabemos que el reino de las hadas cobrara saldos. -Pero parece que no les molesta. -Era necesario… -¿Castigarlos? -Imponer justicia. -La verdadera justicia conlleva a la condescendencia. -No podíamos darnos ese placer, el daño realizado es irreparable, deben pagar. Magnus siempre había sido experto en leer almas y ahora a través de los feroces ojos de Robert Lightwood logro ver una sombra de dolor, un terrible dolor que arrastraría toda su vida, una vida sin Max. -La pregunta es: -Dijo Magnus sin titubeos. –¿La Clave hubiera realizado la misma sentencia en el caso de que los únicos perjudicados hubieran sido cualquier especie del submundo a excepción de los Nephilim? -Eso no tiene ninguna importancia. No es el caso.

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-No para las hadas. Ya que es en lo único que piensan. Robert y Magnus quedaron en silencio por unos momentos. Hasta que el brujo decidió romperlo. -Como sea. –Dijo Magnus. –Hay algo que debes saber. Magnus relato con eficiencia y gracia los recientes acontecimientos que lo habían llevado a la presencia de dos hadas que habían pedido su ayuda para organizar un ataque hacia los Nephilim, omitió sus nombres y agrego que debía ser considerado la frustración que les llevo a tomar tan temeraria decisión. -Están desesperados. –Dijo Magnus. –Por salvar a su reino. -¿Contare con tu testimonio? -Bajo una condición, -Advirtió Magnus. -Te escucho. -Hablare ante La Cónsul y El Consejo, pero solo ante ellos. Este acontecimiento deberá permanecer en secreto, era algo que estaba destinado a fracasar de cualquier manera, y al darlo a conocer no se obtendrá más que mas conflictos entre los Cazadores y las Hadas, esa es mi condición. Robert miro a Magnus con sospecha. –Lo que pides no es fácil de conceder. -Te pido que consideres lo que ofrezco, si aceptas, tomare toda responsabilidad de lo que digo. Podrás entrar a cada región de hadas y hacerte con cada arma que posean, podrás incluir mi nombre y el poder de él en el momento en que te pidan el lugar de donde obtuviste la información. -Eso te pondrá en conflicto con las hadas.

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-No me importa. –Dijo Magnus tomando asiento de forma grácil sobre uno de los sofás de la biblioteca. Sus dedos enjoyados se entrelazaban frente a él, sus ojos de gato verde dorado brillaban un poco más por la oscuridad del lugar. –Yo puedo arreglármelas con las rabietas de las hadas. Entonces ¿Qué dices? Magnus no tenía ningún problema con tomar la responsabilidad de lo dicho por él si esto evitaba la muy probable muerte de cientos de hadas rebeldes que no habían medido bien sus fuerzas, sabía que nadie atacaría al Gran Brujo de Brooklyn y menos ahora que estaba bajo el cobijo de los Cazadores de Sombras y de Alec. Robert lo considero por solo un segundo. –Lo acepto. La comisura del labio de Magnus se levanto en una sonrisa sutil y elegante. –No te arrepentirás. –Dijo Magnus tenaz. –Mis tratos son de los mejores. ¿Ya lo habías escuchado? -He escuchado demasiadas cosas de ti Magnus Bane. –Dijo Robert alejándose de Magnus, volviendo a su escritorio. –Entonces convocare al consejo, probablemente sea solicitada tu presencia el día de mañana. Por el momento es todo, Magnus, te lo agradezco. -No lo hagas, lo hago por nuestro propio bien. Magnus y Robert pudieron haber iniciado una muy impresionante batalla de miradas pero Magnus supuso que al final de cuentas eso sería algo infantil. –Entonces. –Dijo el brujo. -¿Es todo? Es decir, ¿En verdad es todo? -Así es, -Robert lo miro extrañado. –¿Hay algo más de lo que quieras tratar? -No realmente, pero bueno, supuse, que quizás quisiera saber de Alec, ya sabes por consideración ¿preguntar por tu hijo? -Puedo llamar a mi hijo yo mismo para saber de él. -¿Y lo harás?

Page 17: La propuesta (Magnus)

-Magnus, la relación con mi hijo no es de tu incumbencia. -Todo lo referente a Alec es de mi incumbencia. -¿Por qué? –Pregunto Robert desafiante. -¿Crees que el ser su?... –Robert se tropezó en la oración, claramente buscando la palabra, Magnus se imagino que palabra no quería usar. -¿Novio? –Dijo finalmente Robert respectivamente. –¿Te da algún derecho a él? -Me preocupo por él –Dijo Magnus. –Y tengo el derecho a él tal como él lo tiene hacia mí, ya lo sabes, -Magnus hablo ahora con ironía. –Una relación de pareja es reciproca, como lo serian tu y Maryse, hubo un tiempo en el que ustedes dos eran una matrimonio ¿No? -¿Cómo te atreves a comparar mi matrimonio con lo que sea que tienes con mi hijo? -0h no. –Dijo Magnus molesto. –Mi relación con Alexander no se parece en NADA a tu matrimonio, y por dios, nunca se parecerá. -No puedes darle a mi hijo más que palabras y buenos deseos, eso al final de cuentas no es mucho por lo que esperar. Y el hecho de que probablemente te aburras de Alec pronto… -¿Qué demonios? -Esas son el tipo de cosas que he escuchado de ti, no puedes culparme por esperar lo peor, tu reputación te precede. -¿Y no crees que el estar con Alec sea suficiente para querer cambiar eso? -Tus buenas intenciones no evitara que le rompas el corazón cuando te aburras y te alejes. -¿Por qué? –Dijo Magnus -¿Por qué juzgarme y no solo aceptar lo que Alec quiere? ¿Por qué no aceptar a tu hijo?

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-¡Acepto y amo a mi hijo! –Robert pareció tomar fuerza de flaqueza para controlarse. –Ni siquiera importa, nunca lo entenderías. -¿Qué no entendería? -Lo que es ser un padre, el desear lo mejor para tus hijos y Magnus. –Robert miro a Magnus como muchos Cazadores lo habían hecho durante cientos de años. –Tú no eres lo que quería para él. -¿Algo cambiaria si fuera yo un Cazador de Sombras? -¡No te burles brujo! -he ahí. Robert se giro hacia la ventana, las luces de los automóviles del tránsito de Nueva York formaban reflejos uniformes en su dura expresión, su mirada perdida en un futuro que sentía había perdido. –Alexander merece algo más. –Dijo sin compasión. –Merece una familia, seguridad. –Robert suspiro. –Como dije, no importa. -Importa mucho. –Dijo Magnus. –Más de lo que te imaginas. Al final ambos quedaron de acuerdo en una cosa: La conversación había terminado, sin decir palabra Magnus se dirigió a la salida de la biblioteca, antes de que este girara el picaporte… -Magnus. –Dijo Robert y Magnus sintió vulnerabilidad en su voz. – Por favor, saluda a Alec de mi parte. Una sonrisa se escapo de Magnus mirando hacia la puerta, este solo giro un poco su rostro para contestar con un asentimiento de cabeza antes de salir de la habitación.

* * * * *

Las palabras de Robert hacían estragos en la cabeza de Magnus mientras se dirigía a Brooklyn en el taxi que serpenteaba por entre el tráfico y las calles de Manhattan, para la mayoría esto podría ser aterrador, no para

Page 19: La propuesta (Magnus)

Magnus que estaba más preocupado por cómo debería de actuar al llegar con Alec. Su celular lo despertó. -¿Hola? -Magnus, estoy retrasada pero llegare en cuanto pueda. –Voces revoloteaban a través del auricular, al parecer había mucho movimiento en el hospital donde Catarina trabajaba. -¿Pueden esperarme? -¿Esperarte? –Magnus estaba muy aturdido como para tomarse la molestia de disimular. -¡Wow! –Dijo Catarina. –Lo olvidaste de nuevo. ¡Y en menos de una hora! -Querida… –Inicio Magnus pero su mente estaba hecha estragos. -No importa. –Dijo su amiga. –Noto que no la has pasado muy bien. -En lo absoluto. –Dijo Magnus vivas. –Estoy de maravilla. -Lo que digas. Como sea, ¿Me avisaras cuando quieras la sesión con Simon?

-Catarina ¿Qué piensas de mi relación con Alec?

La pregunta fue tan fuera de tema y tan inesperada que a Catarina le

tomo unos segundos contestar.

-Valla esto es… Magnus te lo dije, nunca te había visto tan feliz por estar

enamorado y definitivamente Alec te hace muy bien. No entiendo, ¿Hay

algún problema?

-Hace mucho que dejo de importarme lo que las personas piensan de mí.

-Eso me consta.

Page 20: La propuesta (Magnus)

-Pero esto ya no se trata solo de mi, ¿Cierto?

-¿Temes que tu pasado alcance a Alexander?

-Temo no poder darle lo que merece.

-Lo que importa es que quieras darle lo que él quiere, lo que ambos

quieren.

-Todo lo que quiero es a él.

-Por el amor de… No entiendo Magnus, ¿Cuál es el problema entonces?

-Sé que es él, sé que es la persona que estará en mi corazón para

siempre, se que después de él no habrá nadie más, lo que no sé es como

demostrarlo, como demostrarle a los que lo quieren y al resto del mundo

que no es uno más.

-Tienes una vida para poder demostrar eso.

-No es suficiente, no para mí.

-¡Pues soluciónalo idiota!

El sonido de una llamada cortada resonó en su oído, Magnus estaba

completamente perplejo por lo recién sucedido, sabía que Catarina

difícilmente lo dejaría colgado con un problema serio como el que tenia

ahora, así que no se explicaba el por qué de su reacción.

Magnus observo por un momento su celular. –Eso no fue exactamente de

mucha ayuda. –Dijo en voz alta al aparato en su mano, dirigiéndose

hacia su casa.

Page 21: La propuesta (Magnus)

* * * * *

Evidentemente Ragnor no se encontraba de humor para mis chistes, pero,

¿Cuándo lo estaba? Le recordé que estábamos de vacaciones en un

hermoso lugar pero eso no lo ablando en lo mas mínimo, me respondió

diciendo que yo siempre me encontraba de vacaciones, o por lo menos lo

había estado los últimos treinta años a esa época, y era verdad. No había

logrado establecerme en ningún lugar, o tal vez era que simplemente no lo

quería, no desde la muerte de mi mas reciente pareja, no te voy a mentir,

no era mi primera amante, pero si era la primera que había vivido a mi

lado durante toda su vida y muerto en mis brazos, era algo a lo que me

había preparado desde la primera vez que me enamore e imagine que

estaba listo para dejar ir a esas personas que se quedan a tu lado durante

su vida mortal, pero en cada ocasión se hacía más difícil, hasta que te

resignas, así es mi querido Alec, llega el momento en que te endureces

tanto que terminas aceptando lo inevitable, es horrible, suena cruel, pero

es verdad, así que tengo que decirte una vez más que te debo mi vida, una

vida real, una vida en la que hago eso precisamente: Vivir.

Alec bajo el cuaderno a su regazo, sabía, Magnus le había advertido

sobre las cosas que podían provocarle las anécdotas de su vida, No

quisiera sobrecargarte con este tipo de cosas, le había dicho Magnus y

entendió que debía ser fuerte y valiente, no solo por él, sino por ambos.

Alec se desenredo de sus pensamientos al escuchar las llaves chocando

con el picaporte de la puerta. Magnus estaba de vuelta.

-Hola. –Le dijo el brujo con los ojos brillando al momento de ver a Alec de

pie frente a él.

-Hola. –Respondió Alexander.

El silencio flotaba entre ellos, fuerte y vulnerable.

Page 22: La propuesta (Magnus)

Tu amante en verdad te tiene bien enganchado.

La primera que había vivido conmigo y muerto en mis brazos.

Merece algo mas, merece seguridad.

Llega el momento en que te endureces tanto que terminas aceptando lo

inevitable.

-Magnus. –Dijo Alec apenas en un murmullo y levanto su mano en la

dirección del brujo, un movimiento sutil pero con toda la intensidad que

había en él.

Magnus entendió la indirecta mucho mejor de lo que Alec hubiera

deseado y como si esto hubiera sido un interruptor, Magnus sujeto su

mano solo para jalarlo hacia él con fuerza y terminar con el indeseable

espacio que los separaba, en un segundo sus labios estaban juntos y

deseosos de mas.

El beso en un instante se convirtió en una llama, Alec podía sentir las

frescas y suaves manos de Magnus a través de su cuello bajando por su

espalda hasta encontrar el borde de su camiseta y colar sus manos hacia

el interior, acariciando su espalda. Los labios de Magnus dejaron los de

Alec para bajar a su cuello haciéndolo sentir dolor y placer al mismo

tiempo en cada ocasión en la que Magnus mordía, sabía que lo suficiente

como para dejar marcas, esas marcas que por alguna razón hacían sentir

orgulloso a Magnus. Alec mantenía sus ojos cerrados, mirando chispas a

través de sus parpados, chipas que le recordaban a la magia de Magnus,

solo para variar, disfrutaba inmensamente del momento. Alec

repentinamente empujo a Magnus contra una de las paredes del

apartamento, donde este sintió el ya conocido salvajismo en sus besos y

el cuerpo de Alec contra el suyo, el aire podía ser escaso en este

momento pero eso no tenía ninguna importancia. Alec quito el abrigo

purpura que Magnus llevaba dejando que este callera al suelo, sus labios

Page 23: La propuesta (Magnus)

se separaron por un segundo, ya que fisiológicamente era necesario

respirar incluso para un Cazador de Sombras y un brujo. Aun así Alec

no tenía intenciones de perder el tiempo, sus dedos comenzaron a

deshacer los botones de la camisa de Magnus. Magnus inclino su cabeza

para que quedara pegada a la de Alec mientras ambos recuperaban el

aliento y Alec siguiera ocupándose de los botones de una manera lenta y

tortuosa.

-Te amo. –Dijo Magnus con respiración fuerte.

Alec lo beso con fuerza haciendo que Magnus soltara un leve sonido de

satisfacción. –Lo sé. -Dijo Alec después del intenso beso. –También te

amo.

Ambos cayeron sobre la cama de la habitación, Alec besaba la fina línea

de la mandíbula de Magnus hasta llegar a su garganta, Magnus que se

encontraba bajo él besaba las cicatrices plateadas de sus hombros, este

lo sujeto aun más fuerte, pasando sus brazos por su fornida espalda,

haciendo que Alec colapsara aun mas sobre su cuerpo, su piel fresca

ardía por el aliento y labios de Alec.

-No sé lo que te paso hoy. –Dijo Alec inesperadamente en un murmullo

con su respiración agitada. –Pero quiero que lo olvides.

Magnus pensó en que si acaso su esfuerzo por ocultar sus desastrosos

pensamientos habían sido un total fracaso o acaso era algo más, algo

que implicaba a Alexander en su totalidad.

-Yo…

-Está bien. –Dijo Alec dulcemente. –Intentare hacer que lo olvides.

Alec se esmero en la tarea y pronto Magnus perdió su capacidad de

pensar en nada en lo absoluto, un estado vulnerable que en otro tiempo

Page 24: La propuesta (Magnus)

hubiera odiado, pero no ahora, su corazón y su alma podrían estar

expuestos ante Alexander pero no había duda en ello. Alec es su

verdadero amor y no quería más que entregarle su alma y su corazón por

completo. Sus cuerpos se envolvieron el uno del otro hasta convertirse en

uno solo, así como lo era su corazón.

* * * * *

A mitad de la noche Magnus despertó, una sensación de frio lo incomodo

y con un leve movimiento de su mano, en medio de la habitación

apareció un pequeño fuego azul flotando sobre la alfombra e irradiando

calor confortable, la chimenea improvisada también brindo nueva luz a

la habitación y logro distinguir una línea formada de ropa que creaba un

camino de la sala a la habitación terminando precisamente donde se

encontraban, la habitación era un desastre por la reciente demostración

de amor que habían tenido, las sabanas revueltas sobre la cama

haciendo un nudo en el cuerpo de Alec que dormía tranquilamente

cubriendo solo parcialmente su torso dejando ver su piel de pergamino

con marcas plateadas y negras. Magnus sonrió por tan maravillosa

imagen y se resigno a renunciar a ella por el momento, ya que la

habitación era fría y no se arriesgaría a que Alec se enfermara. Lo cubrió

con cariño y cuidado haciendo que Alec se moviera entre sueños y se

acomodara sobre uno de sus brazos, Magnus lo observo y su pecho se

lleno de amor por el Nephilim, la forma tan natural y simple de Alec al

amar era lo único que nunca hubiera podido desear. Y estaba ahí, justo

a su lado y se pregunto por qué no se sentía satisfecho, por qué no podía

disfrutar plenamente de su amor.

¡Pues soluciónalo idiota!

La voz de Catarina le inundo la cabeza y la razón, fue una revelación

instantánea, con el rostro de Alec cerca del suyo se dio cuenta de que era

lo que quería, y él era Magnus Bane, tendría que lograr conseguir lo que

Page 25: La propuesta (Magnus)

deseaba a como diera lugar, un plan se empezó a formar en su cabeza

mientras sentía la respiración de Alec sobre su cuello. Giro hacia su

novio, beso sus labios y dijo:

-Ya sé lo que quiero hacer mi ángel. –Alec lanzo su brazo alrededor de

Magnus y pareció entrar de inmediato a un nivel más profundo de sueño

del que se encontraba, Magnus lanzo un pronunciado y profundo suspiro

antes de cerrar los ojos y quedarse nuevamente dormido entre los brazos

de Alec.

* * * * *

Alec e Isabelle entraron de manera precipitada al departamento de

Magnus, Alec giraba su cabeza en ambas direcciones sobre el escritorio

de Magnus, claramente buscando algo.

-Alec… -Dijo Isabelle nerviosa.

-¡Lo tengo! –Exclamo Alec y levanto su mano, de ella colgaba el collar con

el rubí rojo brillante.

-¡Dios, Creí que lo había perdido!

-Eso era poco probable. –Dijo Alec a su hermana. –No te desprendes de

él, ¿No es así?

-Sí, pero no recordaba si lo había dejado aquí o en… -Isabelle se detuvo

para pensar mejor en si continuar o no.

Alec noto la incertidumbre. -¿Aquí o en el instituto? Eso era obvio. –Dijo

Alec. –Solo te lo quitas al ir a dormir, ¿En donde más podría…?

Alec entendió y cerró sus ojos dolorosamente. –Olvídalo. –Dijo el

hermano mayor, -No quiero saber.

Page 26: La propuesta (Magnus)

Isabelle rio a su hermano. –Y por cierto. –Dijo. Ambos estaban con

intenciones de salir nuevamente del departamento. -¿Listo para esta

noche?

Alec se detuvo. -¿Qué hay esta noche?

-¿Bromeas?

-No Isabelle –Dijo Alec. -¿Qué hay esta noche además de ir a pelear con

demonios?

-Wow estás hablando en serio. –Dijo Isabelle con ojos muy abiertos y fijos

en Alec.

-En serio. –Dijo tranquilo. –No tengo idea de que hablas.

-Pero, Magnus envió invitaciones a todo el mundo y no estoy exagerando,

todo aquel que los conozca a ti o a él estarán en Central Park esta noche.

Alec se quedo en silencio, intentando averiguar de qué hablaba su

hermana.

-Esas invitaciones, -Dijo Isabelle y Alec se pregunto qué tan asombrada

podrías estar por una invitación. -Es decir, es un brujo y todo, pero, que

brille todo el tiempo de esa manera. -Isabelle libero un bufido. -Tuve que

meterla a uno de mis gabinetes para poder dormir.

-¿La invitación brilla?

Isabelle movió sus manos en muchas direcciones. –Salen chispas de

colores, Simon dijo que parecían polvos de hadas, pero no de los que

conocemos. –Agrego rápidamente. –Sino de un cuento mundano, una tal

Tinkerbell.

Page 27: La propuesta (Magnus)

-Chispas –Repitió Alec incrédulo.

-Si Alec, chispas. –Isabelle miro más allá de su hermano hacia la puerta

parcialmente abierta de la habitación en donde algo llamo su atención. –

chispas como esas. –Dijo y señalo hacia esa dirección.

Alec giro de inmediato y miro a lo que su hermana se refería. Ambos

entraron a la habitación y sobre la cama perfectamente ordenada se

encontraban varias curiosidades, entre ellas la antes mencionada

invitación, Alec la observo un poco antes de levantarla, parecía estar

impresa sobre papel tornasol, este cambiaba de distintos colores, las

letras sobre la portada se movían como en una cartelera de cine que

decía: Alexander y Magnus los invitan cordialmente. Cada vez que el

mensaje terminaba de aparecer, chispas doradas y plateadas brotaban

del papel como si hiciera falta algún tipo de énfasis. Alec levanto la

invitación y dentro de ella descubrió el lugar y la fecha en que los

invitados fueron citados, tenía esa información pero su cabeza seguía

aturdida y en blanco, sacudió su cabeza y ahora presto atención a lo que

además de la invitación se encontraba sobre la cama, era un traje de

diseñador, claramente de su talla, zapatos, corbata, todo en un conjunto

perfecto, estético y abrumador. Isabelle se movió al lado de la cama.

-¿Ya viste esto? –Le tendió a su hermano una tarjeta del tamaño de un

sobre, que había tomado del bolsillo de la chaqueta, Alec la tomo, en la

cubierta con letras doradas decía: Querido Alec. Y la leyó en silencio.

Debes de estar haciéndote miles de preguntas, solo puedo adelantarte que

todas ellas serán contestadas esta noche, quisiera... No. Es más

apropiado decir “deseo” mi adorado Alexander que me acompañes esta

noche al lugar que ahora sabes, para pasar una de las mejores veladas de

nuestra existencia, una velada que recordaremos por siempre.

Te ama

Page 28: La propuesta (Magnus)

Magnus Bane.

PD. No es necesario que uses lo que elegí para ti, es solo… una sugerencia,

usa lo que tu prefieras mi amor, pero pienso, que lucirías exquisito en este

conjunto.

Alec sonreía abiertamente a la tarjeta en su mano.

-¿Y bien? –pregunto ansiosa su hermana.

-¿Qué?

-¿Ya sabes a que va todo esto?

-No lo dice. –Dijo Alec sencillamente.

-¡Oh Grandioso! –Aspecto Isabelle, -Estoy que me muero de la curiosidad.

–Miro hacia su hermano con sospecha. -¿Seguro que no tienes idea de lo

que planea?

-No. –Dijo Alec. –Ni idea.

Isabelle rodo los ojos y salió de la habitación recordando lo pésimo que

era Alec para mentir.

* * * * *

Central Park nunca había lucido tan deslumbrante como esta noche , era

una de esas zonas más adentradas en lo profundo del parque en donde

difícilmente llegaban los senderos que los mundanos utilizaban para

hacer sus ejercicios matutinos, estaban un tanto ocultos por las grandes

rocas que los rodeaban y la densa línea de arboles a su alrededor, de las

mesas colgaban brillantes y elegante manteles azules, flores flotaban en

recipientes de cristal en sus centros, los invitados esperaban ansiosos

bajo grandes carpas que a Clary le recordaban a las películas de la edad

Page 29: La propuesta (Magnus)

media en donde los reyes dejaban la comodidad de sus castillos para

realizar los largos viajes de reino a reino. Todo era digno de la realeza en

este pedazo del oscuro Central Park, iluminado por lámparas flotando

mágicamente en los alrededores. Magnus como los invitados esperaba

con una ansiedad que inútilmente intentaba disimular.

-¿Y bien? –Jace se acerco a Magnus, una bebida descansaba en su

mano, resaltaba el traje con corbata que llevaba. -¿Nos dirás que pasa

aquí?

-No, aun no.

Jace lo miro con recelo. -Esto no es una boda ¿Verdad brujo?

-No seas ordinario Herondale.

-Bueno, no puedes culparme esto…

-¡Es grandioso! –Dijo Isabelle, acercándose dando brincos con gracia

hacia Jace y Magnus, del brazo de Simon. -Fácilmente podría ser la

celebración de una boda.

-No mi boda. –Dijo Magnus pretencioso.

Clary no podía estar más de acuerdo con ello. Y le asusto un poco el

pensar en la boda de Magnus Bane.

-Es increíble como logras estas cosas. –Dijo Jace señalando hacia los

invitados, Maia y Catarina conversaban alegremente a lado de la fuente

impresionante al final del lugar.

Magnus quito la mirada de lo alto de las escaleras por las cuales Alec

llegaría en cualquier momento, por lo menos Magnus deseaba que fuera

Page 30: La propuesta (Magnus)

en cualquier momento. –En realidad no es gran cosa. –Dijo Magnus

secamente. –Soy un brujo. ¿Recuerdas?

-No me refiero a la decoración en realidad. –Dijo Jace. –Sino al hecho de

que Robert este aquí.

-¿Y qué me dices del hecho de que Maryse y él estén en la misma mesa?

–Dijo Clary.

Magnus dirigió su atención hacia la mesa en cuestión. Tanto Luke,

Jocelyn y Maryse se encontraban en una animada conversación, la

imagen le hizo preguntarse a Magnus, que tan unidos debieron haber

sido en el pasado, antes del circulo.

-Bueno. –Dujo Magnus a los chicos. –Claramente yo los invite, sin

embargo el que estén en la misma mesa. Eso es asunto de ellos.

Isabelle y Jace se miraron.

-Y la comida es fantástica. –Agrego Simon. El chico no estaba muy

seguro de lo que estaban hablando, su memoria un tenía algunas

lagunas, pero sabía que estaba en el lugar correcto con las personas

indicadas, con las personas con quienes de alguna extraña razón, quería

estar.

-Lo es. –Dijo Isabelle en cooperación. –Y no te preocupes por nada, no

dejare que nadie te convierta en cualquier especie de cuatro patas.

-¿Qué? –Simon estaba más confundido.

-Es una increíble historia. –Dijo Jace. –Muy simpática en realidad.

-No hay nada de simpático en ella. –Protesto Clary. –Magnus me apoya,

¿No Magnus?

Page 31: La propuesta (Magnus)

Magnus no estaba prestando atención, toda su energía ahora estaba

enfocada en la persona que bajaba por las escaleras, se notaba

claramente tímido y avergonzado por el enrojecimiento en sus mejillas.

Magnus se apresuro hacia él. Se sintió complacido al ver lo que vestía. Lo

alcanzo en medio de la escalera adornada por luces blancas como

luciérnagas, en el descanso de esta Alec se detuvo para observar la

deslumbrante decoración.

-Hola –Dijo Magnus.

-Valla. –Dijo Alec. –Esto es…

-¿Te agrada?

-¿Cómo podría no? es… espectacular.

Magnus lucia un poco mas aliviado. –Bien. –Dijo y trago saliva. –Supongo

que es hora.

Alec no recordaba a Magnus sentirse temeroso alguna vez, esto lo

conmovió. Magnus se coloco frente a Alec y tomo su mano, sabía que

todos prestaban atención a ellos, no podría ser de otra manera. Alec le

cedió su mano con naturalidad y sintió un leve temblor en la de Magnus,

podría ser algo muy sutil pero estaba ahí, Alec se compadeció aun más.

-¿No vas a saludarme? –Dijo Alec con el rostro enrojecido y pasando su

pulgar lentamente por sobre los labios de Magnus. Para Magnus el

tiempo se detuvo en el momento en que se inclino para unir sus labios

con los de Alec, un beso dulce y lento pero que hizo que su estomago

viajara a la luna y volviera en un segundo.

Y toda duda o miedo se fue rápido y lejos.

Page 32: La propuesta (Magnus)

-Invite a nuestros amigos y tu familia, porque quería que estuvieras con

ellos hoy, se lo importante que son para ti. -Comenzó Magnus –Y

necesitaba crear una noche perfecta…

-¿Para ambos?

-Sí. –Dijo Magnus. –Una de las más importantes de nuestras vidas.

-Y todo este brillo es para que no se desborre en la memoria. Lo entiendo.

–dijo Alec con un cierto tono divertido.

-Bueno, eso podría ser simplemente que…

-Eres Magnus Bane, también lo entiendo.

Magnus sonrió, y sus hombros se relajaron inmensamente. Alexander

tenía ese efecto en él siempre.

Magnus aferro aun más las manos de Alec entre las suyas. –Haces que

todo entre nosotros sea tan sencillo. –Murmuro Magnus.

-Alguien tiene que hacerlo.

Y de nuevo Magnus sonrió.

-Han sido casi cuatrocientos años –Dijo Magnus. –De enamorarse, de

tropezar, de perder, de disfrazar dolor con diversión, pero ahora. Ahora te

tengo a ti. Y la vida nunca había sido así, diferente de un modo

impresionante. Amo la manera en que me haces sentir, amo la forma en

que amas mi manera de ser. Sin reproches, sin fachadas. Tu sencillez es

lo más impactante en mi vida y la quiero tener conmigo para siempre.

Por esto y por muchísimas cosas más que te iré diciendo y demostrando

en el trascurso de nuestra vida juntos. Esta noche, quiero pedirte,

Alexander Gideon Lightwood… ¿Te casarías conmigo?

Page 33: La propuesta (Magnus)

En ese momento fuegos artificiales cubrieron el pequeño espacio aéreo

que cubría a Magnus, Alec y sus invitados. Todas las miradas se

movieron de ellos hacia el cielo, incluso la de Alec.

-Claro. –Dijo Alec con una sonrisa radiante, como pocas veces podría

plasmar su rostro. –No podían faltar.

Magnus sonreía cuando Alec regreso su rostro al de él. Se miro reflejado

en sus ojos de gato verde dorado y se perdió en su propio futuro a lado

de Magnus.

Paso saliva y contesto. –Sí. –Dijo firmemente. –Magnus, quiero casarme

contigo.

El rostro de Magnus se ilumino, casi tanto como los fuegos artificiales en

el cielo. Esto había ocurrido, había propuesto matrimonio por primera

vez en su larga vida, le había pedido matrimonio a Alexander y él había

dicho que si.

Un coro de aplausos interrumpió el fuerte enlace que mantenían sus

miradas, Alec se pregunto cómo había sido que estando tan retirados,

todos parecieron haberse enterado de lo ocurrido. Pero no paso mucho

tiempo antes de que levantara su mirada y se diera cuenta de la leyenda

que se encontraba trazada en el cielo con brillantes letras fluorescentes:

Dijo si. Alec rio por aquel tan impresionante hecho.

-Eres… Tú eres… -Dijo Alec maravillado. –Te amo.

Radiante era la sonrisa de Magnus. –Oh. –Dijo él. –Aun falta algo.

–Sirvan la Champagne Se escucho de entre los presentes, había un muy

agradable ambiente de celebración.

Page 34: La propuesta (Magnus)

Magnus saco del bolsillo interno de su saco una caja aterciopelada azul.

La abrió y dentro estaba su anillo. El anillo que había llevado consigo

durante siglos, brillante y con su topacio azul.

Alec suspiro. –Tonto soy por esperar algo discreto.

Magnus coloco el anillo en el anular izquierdo de Alec. –Pronto serás mi

esposo. –Dijo Magnus. –Debes comenzar a acostumbrarte a este tipo de

obsequios, sin importar lo despampanantes que pudieran parecerte. –

Magnus miraba con orgullo su anillo ahora en la mano de Alec.

-¿Y tú? –Dijo Alec. -¿Podrás acostumbrarte a que te llamen Señor

Lightwood?

Corchos saltaban de un lado a otro, abajo, entre los invitados.

–Adoptar el apellido de tu conyugue es del siglo pasado. –Dijo Magnus

arrugando la nariz. –Presumo que seremos un matrimonio un tanto más

moderno.

Alec hizo un gesto de protesta, coloco su mano alrededor de la cintura de

Magnus y lo jalo hacia sí. –Serás el Señor Lightwood. –Dijo Alec posesivo.

–No te escaparas de eso.

Magnus mordió su labio, sonreía complacido. –Señor Lightwood seré. –

Dijo y se inclino para besar a su prometido.

Ambos se separaron cuando se percataron de Isabelle corriendo hacia

ellos subiendo las escaleras. -¡Vamos chicos! Es hora de unirse a la

fiesta. –Los ojos de Isabelle brillaban con ilusión. –Papá quiere hacer un

brindis.

-¿Qué? –Dijo Alec.

Page 35: La propuesta (Magnus)

-¿Quien? –Agrego Magnus.

Isabelle rio ante sus reacciones. –Sí, mi padre. Él… –Dijo y miro a Alec. –

Se mira contento.

-Pues no deberíamos de perdernos eso. –Dijo Alec y sintió un leve agarre

de Magnus sobre su brazo.

-claro. –Dijo Magnus. –Pero en un momento, -Le dijo a Isabelle. –

Estaremos con ustedes en seguida. Si me disculpas.

-Claro. –Dijo Isabelle y se alejo sonriendo.

-¿Todo bien? –Pregunto Alec.

-Es solo que… -Comenzó Magnus con sus brazos alrededor de Alec. –

Tengo que admitir que no me imagine que lo tomaras con tanta calma, es

decir, yo era todo menos calma y tú… Es como si hubieras tenido una

idea de lo que iba a pasar.

-La tenía. –Dijo Alec sencillamente.

-Dime Lightwood –Pregunto el brujo. -¿Qué me delato?

Alec se aferro un poco más a los brazos de su prometido. Mirando

fijamente cada facción de su peculiar y hermoso rostro –Magnus Bane. –

Dijo sonriendo. –Debes entender que ahora, para mí, eres un mágico y

un muy impresionante… libro abierto.

\(*_*)/

MayGraciela♥