la propietaria

7/23/2019 LA PROPIETARIA

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Billy Weaver habra salido de Londres en el cansino tren de latarde, con cambio en Swindon, y a su Ilegada a Bath, a eso de lasnueve de la noche, la luna comenzaba a emerger de un cielo claro yestrellado, por encima de las casas que daban frente a la estacion.La atmosfera, sin embargo, era mortalmente frfa, y el viento,como una plana cuchilla de hielo aplicada a las mejillas del viajero.-Perdone -dijo Billy-, L,sabe de alqun hotel barato y queno quede lejos?-Pruebe en La Campana y el Dragon -Ie respondio el mozoal tiempo que indicaba hacia el otro extremo de la calle-. Ouizaalii. Esta a unos cuatrocientos metros en esa direccion.Billy Ie dio las gracias, volvio a cargar la maleta y se dispuso acubrir los cuatrocientos metros que Ie separaban de La Campana yel Dragon. Nunca habfa estado en Bath ni conocfa a nadie allf; peroel senor Greenslade, de la central de Londres, Ie habra aseguradoque era una ciudad esplendida. Busquese alojamiento -dijo-, y,en cuanto se haya instalado, presentese al director de la sucursal.Billy contaba diecisiete aries. Llevaba un sobretodo nuevo,color azul marino, un sombrero flexible nuevo, color matron, yun traje tam bien matron y nuevo, y se sentfa la mar de bien.Caminaba a paso vivo calle abajo. En los ultirnos tiempos tratabade hacerlo todo con viveza. La viveza, habfa resuelto, era, porexcelencia, caracterfstica cornun a cuantos hombres de negociosconocfan el exito. Los jefazos de la casa matriz semostraban en todo momenta duerios de una absoluta, tantasticaviveza. Eran asombrosos.No habra tiendas en la anchurosa calle por dondeavanzaba, solo una hilera de altas casas a ambos lados, identicastodas elias Dotadas de porticos y columnas, y de escalinatasde cuatro 0 cinco peldarios que daban acceso a la puerta principal,era evidente que en otros tiempos habfan sido residenciasde mucho postin. Ahora sin embargo, observe Billy pese a laoscuridad, la pintura de puertas y ventanas se estabadescascarillando y las hermosas fachadas blancas tenfan manchasy resquebrajaduras debidas a la incuria.

De pronto, en una ventana de tarios bajos brillantementeiluminados por una farol a distante menos de seis metros, Billypercibio un rotulo impreso que, apoyado en el cristal de uno de loscuarterones altos, rezaba: ALOJAMIENTO Y DESAYUNO. Justodebajo del cartel habfa un hermoso y alto jarron con amentosde sauce.

Billy se detuvo. Se acerco un poco. Cortinas verdes (unaespecie de tejido como aterciopelado) pend fan a ambos lados de la


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ventana. Junto a elias, los amentos de saucequedaban maravillosos. Aproxirnandose ahora hasta los mismoscristales, Billy echo una ojeada al interior. Lo primero que distinquiofue el alegre fuego que ardla en la chimenea .En laalfombra, delante del hogar, un bonito y pequerio basset dorrnlaovillado, el hocico prieto contra el vientre. La estancia, en cuanto Iepermitfa apreciar la penumbra, estabaIlena de muebles de agradable aspecto: un piano de mediacola, un amplio sofa y varios macizos butacones. En una esquina,en su jaula, advirtio un lora grande. En lugares como aquel, lapresencia de animales era siempre un buen indicio, se dijo Billy; y Ieparecio que la casa, en conjunto, debra de resultar un alojamientoharto aceptable. Y a buen seguro mas comedo que La Campana yel Dragon.Una taberna, por otra parte, resultaria mas sirnpatica que unapension: por la noche habrla cerveza y juego de dardos y cantidadde gente con quien conversar; y ademas era probable que elhospedaje fuese alll mucho mas barato. En otra ocasion habraparado un par de noches en una taberna, y Ie gusto. En casasde huespedes, en cambio, no se habra alojado nunca, y. para serdel todo sincero, Ie asustaban una pizca. Su propio tftulo Ie evocabaimaqenes de aguanosos guisos de repollo, patronas rapaces y,en el cuarto de estar, un fuerte olor a arenques ahumados. Trasunos minutos de vacilacion, expuesto al frio, Billy resolvio lIegarse aLa Campana y el Dragon y echarle un vistazo antes dedecidirse. Se dispuso a marchar.Y, en ese instante, Ie ocurrio una cosa extraria: a punta yade retroceder y volverle la espalda a la ventana, subitarnente yde forma en extremo singular via atralda su atencion por el rotulitoque alll habra. ALOJAMIENTO Y DESAYUNO, proclamaba.ALOJAMIENTOY DESAYUNO, ALOJAMIENTO Y DESAYUNO,ALOJAMIENTO Y DESAYUNO. Las tres palabras eran como otrostantos grandes ojos negros que, rnirandole de hito en hito tras elcristal, Ie sujetaran, Ie obligasen, Ie impusieran permanecer dondeestaba, no alejarse de aquella casa; y, cuando quiso darsecuenta, ya se habra apartado de la ventana y, subiendo losescalones que Ie daban acceso, se encaminaba hacia la puertaprincipal y alcanzaba el timbre.

Pulse el Ilamador, cuya campanilla oyo sonar lejana, en alquncuarto trasero; y enseguida -tuvo que ser en se g u ida, pues nisiquiera Ie habra dado tiempo a retirar el dedo apoyado en elboton-, la puerta se abrio de golpe y en el vane aparecio unamujer.


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En condiciones ordinarias, uno llama al timbre y dispone almenos de medio minuto antes de que la puerta se abra. Perode aquella senora se hubiera dicho que era un murieco de resortecomprimido en una caja de sorpresas: el apretaba el boton deltimbre y... jhela allf! La brusca aparicion hizo respingar a Billy.La mujer, de unos cuarenta y cinco aries, Ie saludo apenas verle,con una afable sonrisa acogedora.-Entre, por favor -Ie dijo en tone agradable sequn se hacfa aun lade y abrfa de paren par la puerta.Y, de forma autornatica, Billy se encontro trasponiendo el umbral.EI impulso, 0, para

ser mas precisos, el deseo de seguirla al interior de aquella casa, erapoderosfsimo.-He visto el anuncio que tiene en la ventana -dijo conteniendose.-Sf, ya 1 0 se.-Andaba en busca de una habitacion.-Lo tiene todo preparado, joven -dijo ella. Tenfa la cara redonda yrosada, y losojos, azules, eran de expresion muy amable.-Me dirigfa a La Campana y el Dragon -explico Billy-, pero,casual mente, me

llarno la atencion el cartel que tiene en la ventana.-Mi querido muchacho -repuso ella-, l,por que no entra y sequita de ese frfo?-l,Cuanto cobra usted?-Cinco chelines y seis peniques por noche, incluido el desayuno.Era prodigiosamente barato: menos de la mitad de 1 0 que estabadispuesto a pagar.-Si 1 0 encuentra caro -continuo ella-,ajustarselo un poco. l,Desea un huevo con elhuevos estan caros en este momento. Sin huevo,peniques mas barato.-Cinco chelines y seis peniques esta muy bien -contesto Billy-.Me gustarfaalojarme aquf.-Estaba segura de ello. Entre, entre usted.

Parecfa tremendamente amable: ni mas ni menos como lamadre de un con discfpulo, nuestro mejor amigo, al acogerle a uno

quiza pudieradesayuno? LosIe saldrfa seis


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en su casa cuando Ilega para pasar las vacaciones de Navidad.Billy se quito el sombrero y traspuso el umbral.-Cuelguelo ahf ---dijo ella-, y permftame que Ie ayude a quitarseel abrigo.No habfa otros sombreros ni abrigos en el recibidor; tam pocoparaguas ni bastones:nada.

-Tenemos toda la casa para nosotros dos -comento ellacon una sonrisa, la cabeza vuelta, mientras Ie precedfa por lasescaleras hacia el piso superior-. Muy rara vez tengo el placerde recibir huespedes en mi pequerio nido, (,sabe?Esta un poco chalada, la pobre, se dijo Billy; pero, a cinco chelines y. .sets peruquespor noche, (,que puede importarle eso a nadie?-Yo hubiera pensado que estarfa usted 1 0 que se dice asediadade demandas -apunto cortes.-Oh, y 1 0 estoy, querido, 1 0 estoy; desde luego que 1 0 estoy. Perola verdad es quetiendo a ser un poquitfn selectiva y exigente ... , no se si me explico.-Oh, sl.

-De todas formas, siempre estoy a punto. En esta casa estatodo a punto, noche y dla, ante la remota posibilidad de que seme presente alqun joven caballero aceptable. Y resulta un placertan grande, realmente tan inmenso, cuando, de tarde en tarde, abrola puerta y me encuentro con la personaverdaderamente adecuada.Se encontraba a mitad de la escalera, y allf se detuvo, apoyando lamana en labarandilla, para volverse y ofrecerle la sonrisa de sus palidos labios.-Como usted -concluyo al tiempo que sus ojos azulesrecorrian lentamente el

cuerpo de Billy de la cabeza a los pies y, luego, en direccion inversa.AI alcanzar el primer descansillo, aqreqo:-Esta planta es la mfa. Y tras subir otro piso:-Y esta es enteramente suya -proclamo-. Su cuarto eseste. Espero que Ie guste.Y Ie condujo al interior de una reducida pero seductorahabitacion delantera cuya luzencendio al entrar.


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-EI sol de la mariana da de pieno en la ventana, senor Perkins.Porque se llamausted Perkins, l,no es asf?-No, me lIamo WeaverChristopher Mulholland231 Cathedral Road, CardiffGregory W. Temple27 Sycamore Drive, BristolA decir verdad, y ahora que se detenia a pensarlo, no estaba muysegura de que elsegundo nombre no Ie sonase casi tanto como el primero.-Gregory Temple -dijo en voz alta mientras exploraba en surnemona=-.Christopher Mulholland ...-Encantadores muchachos -apunt6 una voz a su espalda.AI volverse vio a su patrona, que entraba en la sala como flotando,cargada con unagran bandeja de plata para el teo La sostenia muy en alto, como sifueran las riendas de un

caballo retoz6n.-No se de que, pero esos nombres me suenan -dijo Billy.-l,Oe veras? Que interesante.-Estoy casi convencido de haberlos oldo ya en alguna parte. l,Noes extrario? Ouizalos leyese en el peri6dico. No serian famosos por algo,l,verdad? Quiero decir, famososjugadores de cricket 0 de futbol, 0 algo por el estilo ...-l,Famosos? -repiti6 ella al dejar la bandeja en la mesita quedaba frente al hogar-. Oh, no, no creo que fueran famosos. Pero,de eso sl puedo darle fe, ambos eran extraordinariamente guapos:altos, j6venes, apuestos ..., justo como usted, querido joven.Una vez mas, Billy oje6 el registro.-Pero oiga -dijo al reparar en las fechas-, estaultima anotaci6n tiene mas de dosaries.-l,En serio?-Oesde luego. Y Christopher Mulholland Ie precede en casiun ario. Hace, pues,mas de tres alios de eso.


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-Santo cielo -exclamo ella meneando la cabeza ycon un pequerio suspire melifluo-. Nunca 1 0 hubiera pensado. Como vuela el tiempo, t_,verdad,senor Wilkins?-Weaver -corrigio Billy-. Me Ilamo W-e-a-v-e-r.-jOh, por supuesto! -grito al tiempo que se sentaba en elsofa-. Que tonta soy.Mil perdones. Las cosas, senor Weaver,me entran por un ofdo y me salen por el otro. Asf soy yo.-t_,Sabe que hay de verdaderamente extraordinario en todoesto? -replico Billy.-No, mi querido joven, no 1 0 se.-Pues vera usted ... estos dos apellidos, Mulholland y Temple,no solo me da la irnpresion de recordarlos separadamente, por asfdecirlo, sino que, por el motivo que sea, y de forma muy singular,parecen, al mismo tiempo, como relacionados entre sf. Corno siambos fuesen famosos por un misino motive, no se si me explico ...como ... bueno ... como Dempsey y Tunney, por ejemplo, 0 Churchilly Roosevelt.-Que divertido =respondlo ella-; pero acerquese, querido,sientese aquf a mi ladoen el sofa, y tome una buena taza de te y una galleta de jengibreantes de irse a la cama.-No deberia molestarse, de veras -dijo Billy-. No hablanecesidad de preparartantas cosas.Lo dijo plantado en pie junto al piano, observandolaconforme manipulaba ella las tazas y los platillos. Reparo en susmanos, que eran pequerias, blancas, agiles, de urias esmaltadasde rojo.-Estoy casi segura de que ha sido en los periodicos donde he vistoesos nombres-insistio el muchacho-. Lo recordare en cualquier momento. Estoyseguro.No hay mayor tormento que esa sensacion de un recuerdo que nosroza la memoriasin penetrar en ella. Billy no se avenfa a desistir.-Un momento -dijo-, espere un momento... Mulholland ...Christopher Mulholland ...t_,Nose Ilamaba as! aquel colegial de Eton,que recorrfa a pie el oeste del pafs, cuando, depron ...?-t_,Leche? -pregunto ella-. t_,Azucartarnbien?-Sf, gracias. Cuando, de pronto ...

-t_,Un colegial de Eton? -repitio la patrona-. Oh, no,imposible, querido; no puede tratarse, en forma alguna, del


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mismo senor Mulholland: el rnlo, cuando vino a mf, no eraciertamente un colegial de Eton sino un universitario de Cambridge.Y ahora, venga aqul, sientese a mi lado y entre en calor frente aeste fuego esplendido. Vamos. Su te Ie esta esperando.Y, con unas palmaditas en el asiento que quedaba libre a sulado, son rio a Billy a la espera de que se acercase. EI muchachocruzo lentamente la estancia y se sento en el borde del sofa. Ella Ie

puso delante la taza de te, en la mesita.-Bueno, pues aquf estamos -dijo ella-. Que agradable, queacogedor resultaesto, (,verdad?Billy dio un primer sorbo a su teo Ella hizo otro tanto. Porespacio, quiza, de medio minuto, ambos guardaron silencio. Billy,sin embargo, se daba cuenta de que ella Ie miraba. Parcialmentevuelta hacia el, sus ojos, asl 10 percibfa, Ie observaban porencima de la taza, fijos en su rostro. De vez en cuando el muchachosentfa halites de un peculiar perfume queparecfa emanardirectamente de ella. De forma algo desagradable, Ie recordaba ... ,bueno, no hubiera sabido decir a que Ie recordaba. (,Las castariasconfitadas? (,EI cuero por estrenar? (,0 serfa, acaso, los pasillosde los hospitales?-EI senor Mulholland -comento ella por fin- eraun extraordinario bebedor de teo En la vida he conocido a nadie quebebiera tanto te como el adorable, encantador senor Mulholland.-Imagino que marcharfa hace no mucho -dijo Billy, quecontinuaba devanandoselos sesos en relacion con ambos apellidos.Ahora tenia ya la absoluta certeza de haberlos lefdo en laprensa, en los titulares.-(,Marchar, dice? -contesto ella arqueando las cejas-. Peroquerido joven, el senor Mulholland jarnas hizo tal cosa. Sigue aquf.Como el senor Temple. Estan los dos en el tercer piso, juntos.

Billy deposito con cuidado la taza en la mesa y rniro de hitoen hito a su patrona. Ella Ie son rio, avanzo una de sus blancasmanos y Ie dio unas confortables palmaditas en la rodilla.-(,Que edad tiene usted, mi querido muchacho? -quiso saber.-Diecisiete aries.-iDiecisiete ariosl -exclamo la patrona-. iOh, la edad ideal!La misma que tenia el senor Mulholland. Aunque el, dirfa yo, eraun poquitfn mas bajo; 10 que es mas, 10 asegurarfa; y no acababade tener tan blancos los dientes. Sus dientes son una preciosidad,senor Weaver, (,10 sabfa usted?


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-No estan tan sanos como parecen -respondio Billy-.Tienen montones deempastes detras.-EI senor Temple era, desde luego, algo mayor -continuoella, pasando por alto la observacion-> La verdad es que tenfaveintiocho arios. Pero, de no habermelo dicho el, yo nunca 1 0hubiera imaginado. .Jarnas en la vida. No tenfa una macula en elcuerpo.-L,Una que?-Que su piel era 1 0 mismito que la de un bebe.Siguio un silencio. Billy recupero la taza, sorbic de nuevo yvolvio a depositarla cuidadosamente en el plato. Espero a que supatrona interviniera de nuevo; pero ella dabalairnpresion de haberse sumido en otro de aquellos silencios suyos.Billy se quedo mirando con fijeza hacia el rincon opuesto, losdientes clavados en el labio inferior.-Ese loro -dijo finalmente-, L,sabe que me enqario por completo,cuando 1 0 vi

desde la calle? Hubiera jurado que estaba vivo.-Ay, ya no.-La diseccion es habilfsima -ariadio el-. No se Ie venada muerto. L,Quien la hizo?-La hice yo.-L,Usted?-Claro esta. Y ya se habra fijado, tarnbien, en mi pequerio Basil -dijo, serialandocon la cabeza al basset tan placidarnente ovillado ante el hogar.Vueltos hacia el los ojos, Billy se percato, de repente, de que elperro habfa permanecido todo el rato tan inrnovil y silenciosocomo el loro. Extendio una mana y Ie palpo suavemente 1 0 alto dellomo. Lo encontro duro y frio, y, al peinarle el pelo con los dedos,vio que la piel, de un negro ceniciento, estaba seca y perfectamenteconservada.-Por todos los santos -exclamo-, esto es de todo puntafascinante. -Olvidando al perro, observecon profunda adrniracion a la mujer menudita que ocupaba el sofa asu lade y ariadio-: Un trabajo como este debe de resultarledificilfsimo.-En absoluto -replico ella-. Diseco personalmente a todas mismascotas cuando


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pasan a mejor vida. l,Le apetece otra taza de te?-No, gracias -respondi6 Billy.Tenia la infusi6n un cierto sabor a almendras amargas y no Ie atrafademasiado.-Ha firmado usted el registro, l,verdad?-Sf, claro.

-Buena cosa. Lo digo porque, si mas adelante lIego a olvidarc6mo se llama bausted, siempre me queda la soluci6n de bajar yconsultarlo. Lo sigo haciendo, casi a diario, en cuanto al senorMulholland y el senor ... el senor ...-Temple -apunt6 Billy-. Gregory Temple. Perdone lapregunta, pero l,acaso no hatenido, en estos ultirnos dos 0 tres aries, mas huespedes que ellos?Con la taza de te en una mane y sostenida en alto, la cabezaligeramente ladeada ala izquierda, la patrona Ie mir6 de soslayo y, con otra de aquellasamables sonrisitas, dijo:-No, querido. S610usted.

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