la profesión en mi humanidad

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LA PROFESIÓN EN MI HUMANIDAD En cualquier carrera o profesión que el ser humano se desempeñe, será exigido por su razón y sentimiento de humanidad por varios deseos, ya sean justicia, amor, belleza, felicidad, incluso todas juntas. La labor es una responsabilidad social, pero no sólo con los demás para devolverles lo que en beneficio de cada uno han hecho, no, es también una responsabilidad consigo mismo que invade cada momento de su trabajo, el cual le requiere que reconozca su deseo de felicidad y amor a sí mismo. No se trata de todo lo que yo hago por los demás o por la sociedad, se trata de realizar y cumplir apasionadamente los gustos y trabajos, que por ser deseados de corazón, siempre traen beneficios generales y globales. Además, el ser humano trae consigo algo que superficialmente no es agradable, esta cosa es el darse cuenta de que no podemos solos, que no podemos echarnos toda nuestra vida y existencia a nuestras espaldas, precisamente porque como somos hombres tenemos errores, ausencias y limites, pero esto no es una razón para sentarse a llorar porque la solución a esta “cosa” está a nuestro alrededor, nuestro deseo de comunidad. En el campo laboral, a esta comunidad se le llama camaradería o agremiación, una comunidad que sabe que cada uno de sus integrantes tiene falencias y no puede solo, pero este individuo se hace perteneciente a una comunidad que trata, desea y logra, con ferviente amor a su profesión, llenar estas falencias para lograr un verdadero desarrollo que no se impone a los hechos de la naturaleza sino, que observa, se deja estuporizar, acepta y ante esto actúa como su corazón de profesional lo alegremente lo exige para Algo más allá. La compañía nos llama no por ti, ni por mí, sino por Otro.

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Visión de un católico de su mirada a su vocación como algo más que un hacer.

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Page 1: La Profesión en Mi Humanidad

LA PROFESIÓN EN MI HUMANIDAD

En cualquier carrera o profesión que el ser humano se desempeñe, será exigido por su razón y sentimiento de humanidad por varios deseos, ya sean justicia, amor, belleza, felicidad, incluso todas juntas.

La labor es una responsabilidad social, pero no sólo con los demás para devolverles lo que en beneficio de cada uno han hecho, no, es también una responsabilidad consigo mismo que invade cada momento de su trabajo, el cual le requiere que reconozca su deseo de felicidad y amor a sí mismo. No se trata de todo lo que yo hago por los demás o por la sociedad, se trata de realizar y cumplir apasionadamente los gustos y trabajos, que por ser deseados de corazón, siempre traen beneficios generales y globales.

Además, el ser humano trae consigo algo que superficialmente no es agradable, esta cosa es el darse cuenta de que no podemos solos, que no podemos echarnos toda nuestra vida y existencia a nuestras espaldas, precisamente porque como somos hombres tenemos errores, ausencias y limites, pero esto no es una razón para sentarse a llorar porque la solución a esta “cosa” está a nuestro alrededor, nuestro deseo de comunidad. En el campo laboral, a esta comunidad se le llama camaradería o agremiación, una comunidad que sabe que cada uno de sus integrantes tiene falencias y no puede solo, pero este individuo se hace perteneciente a una comunidad que trata, desea y logra, con ferviente amor a su profesión, llenar estas falencias para lograr un verdadero desarrollo que no se impone a los hechos de la naturaleza sino, que observa, se deja estuporizar, acepta y ante esto actúa como su corazón de profesional lo alegremente lo exige para Algo más allá.

La compañía nos llama no por ti, ni por mí, sino por Otro.