la producción cultural dentro de los paisajes del dolor y olvido

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UNIVERSIDAD ACADEMIA DE HUMANISMO CRISTIANO Ensayo de POCE La producción cultural dentro de los paisajes del dolor y el olvido Gustavo Zavala Garretón 25/06/2010 Ensayo para la cátedra de Producción y Organización Cultural del Espacio

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UNIVERSIDAD ACADEMIA DE HUMANISMO CRISTIANO

Ensayo de POCELa producción cultural dentro de los paisajes

del dolor y el olvido

Gustavo Zavala Garretón

25/06/2010

Ensayo para la cátedra de Producción y Organización Cultural del Espacio

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La producción Cultural dentro de los Paisajes del dolor y olvido.

Introducción.

Sabemos que la producción cultural es una creación colectiva. Que debe ser estudiada desde la óptica de la comunicación que esta ligada estrechamente con el espacio geográfico dependiendo de lo que “se produce”, entonces bien comprendemos como por ejemplo este espacio productivo se relaciona con la categoría de análisis geográfica del Paisaje.

En este ensayo discutiremos esta relación ya mencionada la cual se manifiesta de una forma un tanto especial para el caso de la percepción paisajística en torno a la temática de la producción agraria por parte de los inmigrantes ilegales en el sur de Estados Unidos como temporeros y más aun con respecto a la muerte de estos inmigrantes, los cuales muchas veces simplemente no son identificados, quedando así a merced del olvido en el Cementerio de Holtville. Para esto tomaremos como texto base, La construcción social del paisaje, de Joan Nogue, centrados en el articulo uno de la parte II “Muerte entre la Abundancia”.

El fin que buscamos al poner en tela de juicio este tema, es confrontar el modo en que la cultura se va creando y construyendo desde los paisajes del dolor y del olvido, lo que podemos ver con el ejemplo del cementerio de Holtville, como una configuración cultural que el mundo ajeno desconoce a menos de que se vean involucrados con ella de algún modo. Es decir, sabemos que la producción paisajística configura una manera de producción cultural, pero sin embargo el ordenamiento, la organización de esta cultura ¿es tan válida como la que se configura desde cualquier otro ámbito? ¿Vale menos por venir de un paisaje de dolor?

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Desarrollo

El hecho concreto acerca de lo que trata el artículo de Don Mitchell es el cementerio en Holtville, California. Lugar al cual llegan los cuerpos de inmigrantes ilegales que trabajan como temporeros en las miles de hectáreas agrícolas del condado de Valle Imperial. Lugar que es una de las principales potencias agrícolas mundiales ya que gran parte de la producción no se queda en casa, sino que es exportada, hoy por hoy conocido como “la ensaladera de América” todo esto generando un conflicto social por parte de las personas que reclaman la sangre de sus hermanos caídos de los cuales se ha borrado todo rastro de pasado.

El punto neurálgico de la discusión teórica que se gesta entorno a este caso es, la forma en que, desde distintas partes se están formando nociones culturales del paisaje imperante, y como dice el autor “si tenemos que entender la producción social de paisajes,… entonces tenemos que entender este cementerio, ya que en él podemos aprender mucho respecto a cómo se producen los paisajes contemporáneos y, especialmente, para qué” (Mitchell, 2007)por lo tanto conociendo bajo los principios de autores como Claval, las formas mediante las cuales se da la producción cultural cabe preguntarnos si el caso del cementerio de Holtville no es un ejemplo para el mundo, sobre lo que estamos haciendo con las vidas de las personas que sustentan nuestra cultura. ¿Es acaso la explotación de las clases trabajadoras la forma más óptima de burlar el sistema y acaparar riquezas?, ¿pensamos que de este modo, y en el olvido no se está gestando una cultura? ¿Una cultura quizás distinta? Pues precisamente es lo que sucede. “Concebida de este modo, la cultura no se nos muestra como una totalidad que se pueda encontrar de forma idéntica en todos los miembros de una sociedad, como podría serlo un mismo programa instalado en millares de ordenadores. La cultura resulta de un proceso de construcción inacabado llevado a cabo por los individuos…” (Claval, 1999). Entonces tenemos que la cultura forja identidades, y la identidad de las personas muertas en Holtville está configurando las maneras de entender este paisaje cultural, como la representación de miles de voces que toman conciencia sobre las practicas globales que llevan a muchos a la muerte, es decir, en base a la experiencia del cementerio de Holtville tenemos que comprender que un ladrillo en la tierra con la inscripción “John Doe” o “Jane Doe” 1 forja tanta identidad como cualquier pueblo o nación, y que por sobre todo, produce un sentimiento de pertenencia cultural en quienes hacen mención de ellos y les recuerdan sabiendo que la injusticia para con los inmigrantes no ha sido reconocida y que es una deuda que no ha sido saldada.

En febrero del presente año, se llevo a cabo la 5° marcha migrante2 en conmemoración de los muertos de Holtville como un modo de protesta contra la operación “gatekeeper” de

1 Ver Anexo 12 Ver Anexos 2, 3 y 4

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Estados Unidos, o como mejor lo explica el autor “… la causa de las protestas era el draconiano proyecto de ley de inmigración presentado al Congreso. Este proyecto de ley criminaliza a una ya explotada clase obrera, unos obreros sin los cuales el país sencillamente dejaría de funcionar” (Mitchell, 2007)estos movimientos son una clara forma de ver como la gente esta enlazada a la memoria de Holtville, y como esta memoria e identidad van marcando la pauta de un paisaje del dolor y del olvido, que quiere transformarse y dejar de ser olvidado. “El interés reciente por la memoria colectiva se incardinaría, asimismo, en el viraje triple de las disciplinas sociales hacia lo subjetivo, lo narrativo y lo hermenéutico. Más aún, la valoración creciente de la memoria como medio de aproximación al pasado…” (Álvarez, 2009) de este modo la forma de aproximación al pasado nos lleva a relacionar precisamente la comunicación con la producción paisajística y cultural del tema, a entender que el cementerio de Holtville es resultado de la cultura material, es decir, a que este paisaje se comprende bajo la idea del palimpsesto: este es el desarrollo del paisaje a través del tiempo y la difusión espacial de la cultura como una extensión de ideas, practicas y técnicas. Dice Mike Crang que “los paisajes se comprenden como el reflejo de una sociedad, de una cultura” (Crang)por lo tanto es así como entonces también podemos ver que esta construcción tiene dos lados como mínimo en cuanto sabemos que por el otro lado hay gente dispuesta a mantener la situación tal y como esta, solo para garantizar la expansión de sus bolsillos y obtener “seguridad”. “… es la evidencia, en ladrillos y hormigón, en vidrio y acero, de que no solo no tenemos respuesta ante esa economía global, inicua y violenta que hace tan necesario el cementerio de pobres, sino que eses cementerio (o todas las cárceles, la valla a lo largo de la frontera, los helicópteros dando vueltas en el aire) no es suficiente; algunos de estos pobres desesperados escaparan de la muerte y hay que protegerse de ellos…” (Mitchell, 2007)de un modo irónico pero concreto, la producción cultural se da en ambos bandos con efusión y con poder. Aunque unos sin razón, pretenden desconocer la importancia de los trabajadores inmigrantes, sin embargo existen los medios para que desde la otra cara de la moneda pueda comprenderse esta post-producción desde los muertos en Holtville, como cultura y como un análisis de la cultura del paisaje.

Volviendo al tema de la memoria, esta tiene una especial relación con la tierra o mejor dicho con el espacio geográfico, no hay que olvidar que la importancia del cementerio de Holtville radica precisamente en la memoria de aquellos que “fueron olvidados”3 entonces como bien afirma García Álvarez a cerca de Halbwachs: “Maurice Halbwachs, presta una considerable atención a los modos en que la memoria colectiva se constituye espacialmente mediante su anclaje en ciertos lugares materiales…” (Álvarez, 2009) El cementerio en Holtville es la materialidad sobre la cual se estaría anclando la construcción de la memoria, así como también la cultura, es decir, lo que ocurre es que el paisaje tiende a ser funcional, y Don Mitchell afirma que el paisaje “… es también un espacio vivido y por ello crucial para la reproducción de la fuerza del trabajo… por eso el paisaje expresa y naturaliza las diferencias…” (Mitchell, 2007) esto representa el modo ideológico en el que se estructura el discurso paisajístico, señala las condiciones de aquellos que están insertos en el paisaje, para nuestro caso, la fuerza laboral “muerta” del condado de Valle Imperial. Es de este modo que le vamos dando poder a los sucesos a los hechos y 3 Ver anexo 5

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también al espacio geográfico, la manifestación de ciertos hechos que primeramente no tienen cabida en las mentes que creen que el mundo se auto regula. La creación de una memorial colectivo sobre personas que primeramente fueron olvidados, que en el más absoluto de los anonimatos y sin un pasado han configurado una cultura establecida en la tierra que los vio morir y que en su lecho de muerte los cobijó despectivamente con unos ladrillos sobre sus entidades. Borrando todo rastro de sí mismos, pero que como hemos dicho resurgieron desde ese anonimato, y se les dio una nueva identidad. Una identidad que los reconoce como seres importantes, que les demarco un territorio y les dio significado dentro del mismo, son las personas del pasado, aquellas que hoy no son olvidadas. Que han sido valoradas desde los mecanismos del paisaje por medio de la cultura. Como lo expresa Claval “Entonces, ¿por qué no nos hemos dedicado anteriormente a la variabilidad de los instrumentos a través de los cuales lo real es aprehendido? Considerándolos como datos, los elementos que han sido creados por los grupos se transforman en categorías naturales; se les mantiene fuera de toda duda; se les da autoridad” (Claval, 1999). Es decir, claval deja una pregunta que es pertinente para esta discusión, porque un hecho como el cementerio de Holtville no es primeramente entendido como una producción cultural, como un paisaje producido e interpretado bajo la experiencia, es necesario que las nuevas tendencias dentro de los estudios culturales inserten dentro de la sociedad los instrumentos para que estos sucesos tengan autoridad. La autoridad necesaria para que marchas como las que se realizan desde el año 2006, ya no sean necesarias porque la conciencia sobre la cultura en el paisaje estará inculcada en las nuevas generaciones. Es decir, esto se expresa en el párrafo final del texto “…Mientras el cementerio de Holtville se entienda –como decía el New York Times- como un mero coste de la inmigración ilegal, mientras no consigamos verlo como un nudo vital en la reproducción tanto del capital como de la mano de obra, nunca seremos capaces de resucitar los ideales de justicia y emancipación que están sepultados con todos aquellos que cruzaron la frontera. No tendremos nunca la oportunidad de construir un paisaje justo. Nunca se realizara el sueño de todos esos inmigrantes que marchaban por las calles de América”.

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Conclusiones:

Si bien hemos esclarecido ciertos puntos sobre la producción cultural de los paisajes del dolor o del olvido, no podemos afirmar que se haya dicho todo sobre la materia, seguirá siendo un tema a considerar. Sin embargo como postura personal, puedo decir que las configuraciones culturales en torno al tema son tan validas como cualquier otra forma de producción cultural, y es más, debieran ser tomadas de una manera especial debido a la naturaleza de aquellas producciones, como bien nos referíamos dentro del desarrollo del ensayo, son temas pendientes con deudas que no han sido saldadas.

En lo teórico, es un tema que cobra fuerza con el tiempo pero que no se verá establecido dentro de los instrumentos de aprendizaje amenos que primeramente tomemos conciencia real de lo que significa la producción cultural desde el análisis paisajístico, con respecto a temas tan menospreciados por la sociedad a escala global. Solo nos queda comenzar a difundir el conocimiento y hacernos participes de la producción cultural de de los paisajes del dolor y olvido.

La conciencia colectiva sobre la experiencia de un espacio geográfico como el cementerio de Holtville genera un conflicto en la sociedad de hoy, cuando ésta se convierte en una cultura que cobra fuerza con los años y el dolor de la muerte.

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Anexos

ANEXO 1:

- Imperial Valley’s Holtville cemetery, where some 350 John and Jane Doe migrants are buried (the largest anywhere along the border).

- Photo: Marcos Najera

- Fuente: www.theworld.org/?q=node/11928 

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ANEXO 2:

- Afiche sobre la 5° Marcha migrante- Photo: anónima- Fuente:

http://hphotos-snc3.fbcdn.net/hs223.snc3/21066_290243676885_109962126885_3894342_594538_n.jpg

ANEXO 3:

- FROM LEFT: Enrique Morones of the Border Angels, Francisco Herrera and Danny Morales sing with protesters on the Mexican side of the international fence during a rally Friday in Calexico

- Photo: Joselito Villero- Fuente: ivpressonline.com

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ANEXO 6:

- Enrique Morones of Border Angels leads a group to Terrace Park Cemetery in Holtville on Friday, where they planted wooden crosses on unmarked graves.

- Photo: Joselito Villero- Fuente: ivpressonline.com

ANEXO 5:

- Gravestone marked John Doe in a cemetery for people who've died crossing the desert border in Holtville, California

- Photo: Marcos Najera

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- Fuente: www.theworld.org/?q=node/11928 

Bibliografía:

Álvarez, J. G. (2009). LUGARES, PAISAJES Y POLÍTICAS DE MEMORIA:UNA LECTURA GEOGRÁFICA. Boletín de la A.G.E. N.º 51 , 175-202.

Claval, P. (1999). Los fundamentos actuales de la geografía cultural. Doc. Anàl. Geogr. 34 , 25-40.

Crang, M. Personas, Paisajes y Tiempos.

Mitchell, D. (2007). Muerte entre la Abundancia: los paisajes como sistemas de reproducción social. En J. Nogue, La Construccion Social del Paisaje (págs. 85-106). Madrid: Biblioteca Nueva.