la polémica del quijote como libro de lectura escolar en españa

14
SANTIAGO LÔPEZ-RIOS MORENO JOSÉ MANUEL HERRERO MASSARI LA POLÉMICA DEL QUIJOTE COMO LIBRO DE LECTURA ESCOLAR EN ESPAÑA (1900-1920) El 11 de marzo de 1920, a raíz de un decreto del Gobierno que imponía la lectura del Quijote en las escuelas, el diario El Sol publi- caba el siguiente anuncio: El Quijote en las escuelas como enseñanza obligatoria es una plausible iniciativa del ministro de Instrucción Pública, porque los niños hasta aprenderán HIGIENE DE LA BOCA al leer la sentencia de Cervantes En mucho más se ha de estimar un diente que un diamante. Y aquella otra Boca sin muelas es como molino sin piedras. En las escuelas norteamericanas se dan cursos especiales sobre la profila- xis de dientes, boca y garganta: y nuestro público puede formarse idea de lo que es y significa la CREMA DENTAL CIENTÍFICA KOLYNOS, sabiendo que en aquel país, que va a la cabeza de la odontología, 32.000 dentistas usan y recetan en sus clínicas este moderno preparado, reconocido mundialmente como preventivo con- tra enfermedades 1 . Este anuncio, que hoy nos parece tan divertido como precedente de las campañas actuales de higiene bucal, es un testimonio claro de la importancia y vitalidad que tuvo en la España de principios de siglo el debate sobre la lectura escolar del Quijote, tema central de esta comunicación. Queremos aquí presentar los primeros resultados de una investigación que no es sencilla ni carece de implicaciones varias, puesto que aborda un capítulo, y tal vez de los más jugosos, del pro- ceso de renovación pedagógica que entonces se desarrollaba y que implicó directamente a intelectuales, editores y maestros. En la segunda mitad del siglo XIX, el panorama de la enseñanza en España cambia de manera radical con la Ley Moyano 2 de 1857. Se 1 El Sol, 11 de marzo de 1920, p. 2. Un anuncio similar se encuentra en el Suple- mento que dedicó El Sol a Cervantes el 19 de marzo de 1920, p. 2. 2 «Lors de sa publication, cette loi ne fut pas un acte révolutionnaire, mais simple- ment un effort d'organisation générale de l'enseignement. Son principal souci ne fut pas pédagogique, mais administratif. Plutôt que d'imposer des changements, il s'agit de regrou- per les multiples décrets existants, d'unifier et d'assurer à l'enseignement une base juridi- que claire. C'est un travail qui cherche plus à mettre de l'ordre dans l'héritage du passé. ACTAS II - ASOC. CERVANTISTAS. Santiago LÓPEZ-RÍOS MORENO, José Manuel HERRERO MASSARI.

Upload: vuongthuan

Post on 06-Jan-2017

222 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

SANTIAGO LÔPEZ-RIOS M O R E N O JOSÉ M A N U E L H E R R E R O MASSARI

LA POLÉMICA DEL QUIJOTE COMO LIBRO DE LECTURA ESCOLAR EN ESPAÑA (1900-1920)

El 11 de marzo de 1920, a raíz de un decreto del Gobierno que imponía la lectura del Quijote en las escuelas, el diario El Sol publi­caba el siguiente anuncio:

El Quijote en las escuelas como enseñanza obligatoria es una plausible iniciativa del ministro de Instrucción Pública, porque los niños hasta aprenderán HIGIENE DE LA BOCA al leer la sentencia de Cervantes En mucho más se ha de estimar un diente que un diamante. Y aquella otra Boca sin muelas es como molino sin piedras. En las escuelas norteamericanas se dan cursos especiales sobre la profila­xis de dientes, boca y garganta: y nuestro público puede formarse idea de lo que es y significa la CREMA DENTAL CIENTÍFICA KOLYNOS, sabiendo que en aquel país, que va a la cabeza de la odontología, 32.000 dentistas usan y recetan en sus clínicas este moderno preparado, reconocido mundialmente como preventivo con­tra enfermedades 1 .

Este anuncio, que hoy nos parece tan divertido como precedente de las campañas actuales de higiene bucal, es un testimonio claro de la importancia y vitalidad que tuvo en la España de principios de siglo el debate sobre la lectura escolar del Quijote, tema central de esta comunicación. Queremos aquí presentar los primeros resultados de una investigación que no es sencilla ni carece de implicaciones varias, puesto que aborda un capítulo, y tal vez de los más jugosos, del pro­ceso de renovación pedagógica que entonces se desarrollaba y que implicó directamente a intelectuales, editores y maestros.

En la segunda mitad del siglo XIX, el panorama de la enseñanza en España cambia de manera radical con la Ley Moyano 2 de 1857. Se

1 El Sol, 11 de marzo de 1920, p. 2. Un anuncio similar se encuentra en el Suple­mento que dedicó El Sol a Cervantes el 19 de marzo de 1920, p. 2.

2 «Lors de sa publication, cette loi ne fut pas un acte révolutionnaire, mais simple­ment un effort d'organisation générale de l'enseignement. Son principal souci ne fut pas pédagogique, mais administratif. Plutôt que d'imposer des changements, il s'agit de regrou­per les multiples décrets existants, d'unifier et d'assurer à l'enseignement une base juridi­que claire. C'est un travail qui cherche plus à mettre de l'ordre dans l'héritage du passé.

ACTAS II - ASOC. CERVANTISTAS. Santiago LÓPEZ-RÍOS MORENO, José Manuel HERRERO MASSARI. La...

puede decir que a partir de este momento se empieza a abrir camino

a las grandes reformas educativas que se ensayarán en el primer tercio

del siglo XX, entre las que la escuela y los cambios que ésta necesita

se convierten en centro de las discusiones y objeto principal de preocu­

pación de pedagogos y legisladores 3.

Uno de los principales argumentos de debate fue, por ejemplo,

decidir cuáles debían ser las lecturas y los libros de texto utilizados

en las escuelas. A este respecto, es con toda probabilidad significativo

que, ya en 1873, la edición compendiada del Quijote de Fernando de

Castro, una obra específicamente pensada para la inteligencia de los

niños 4, figurara como libro de texto para la escuela. Y éste no es un

hecho aislado; antes bien, es un precedente de la intensa preocupación

por dar a los niños lecturas apropiadas que se desató desde distintos

ámbitos a principios de siglo. Baste recordar a este propósito que la

Dirección General de Primera Enseñanza, fundada en 1911, creaba al

año siguiente la «Biblioteca Circulante» 5; y que por Real Decreto de

1920 se establecía en el edificio de la Biblioteca Nacional de Madrid

la «Biblioteca de la Niñez» 6 . Pero, además, el asunto tuvo amplio eco

en la prensa especializada y aun llegó a interesar a intelectuales de

prestigio 7.

qu'à orienter l'avenir. Mais, étant donné son étendue et, semble-t il, sa qualité, cette loi devait rester jusqu'à la fin du X I X e et même après, le texte fondamental pour l'organisa­tion de l'enseignement primaire. C'est une sorte de loi de base...» (Yvonne Turin, L'éduca­tion et l'école en Espagne de 1874 a 1902. Libéralisme et tradition, Paris, Presses Universitai­res de France. 1959, p. 98).

3 Cfr. Mariano Yela, «La educación y la pedagogía», en Historia de España Menéndez Pidal, X X X I X [La Edad de Plata de la cultura española (1898-1936)], vol II [Letras. Ciencia. Arte. Sociedad v Culturas], Madrid, Espasa Calpe, 1994, p. 288.

4 El Quijote de los niños y para el pueblo, abreviado por un entusiasta de su autor Miguel de Cervantes, Madrid, 1856: una edición del Quijote, según dice el autor en el Pró­logo, «no de cuerpo entero para los que estudian le que leen o para los que leen por gusto y pasatiempo, sino en boceto para los que comienzan a deletrear y han de llegar a leer»; El Quijote de los niños, abreviado por un entusiasta de su autor Miguel de Cervantes Saave-dra y declarado de texto para las escuelas por el Consejo de Instrucción Pública, Madrid, 1873 (5 a edición).

5 Gaceta de Madrid, 22 de noviembre 1912: «...una Biblioteca escolar circulante que lleve periódicamente a las últimas aldeas colecciones de libros, renovadas según el criterio del maestro y las aficiones de los niños». Cfr. también Bernât Sureda García, Jordi Valle-spir Soler y Elies Alies Pons, La producción de obras escolares en Baleares (1775-1975), Palma de Mallorca, 1992, pp. 61-64.

6 Gaceta de Madrid, 3 de enero 1920, n. 3, p. 29. El decreto fue elogiado en «Notas a un decreto. Bibliotecas infantiles», El So!, lunes 5 de enero de 1920 (sección «Pedagogia e Instrucción Pública»).

7 Vid. por ejemplo: «Encuesta sobre libros de lectura especialmente de cuentos», Revista de Educación, I, núm. 9 (septiembre 1911), pp. 584-585; Marcelino Domingo, « Lo que leen los estudiantes», Rexnsta de Educación, II, núm. 5 (mayo 1912), pp. 263-264; Amos Salvador, «Sobre la lectura». Estudios Pedagógicos, núm. 9 (10 de abril de 1913), pp. 1-7 y núm. 10 (17 de abril de 1913), pp. 1-4; Miguel de Unamuno, «Bibliotecas para analfabe­tos». El Imparcial, 23 de octubre de 1916, p. 3; J. Herrero Vila, «Bibliotecas escolares», Revista de Pedagogía, núm. 6 (junio 1922), pp. 212-215; «Sobre las lecturas de los niños».

ACTAS II - ASOC. CERVANTISTAS. Santiago LÓPEZ-RÍOS MORENO, José Manuel HERRERO MASSARI. La...

Si la lectura en ia escuela era ya tema de polémica, obtuvo aún mayor resonancia para el caso del Quijote, pues coincidió en el tiempo con los centenarios de 1905 y 1916, y con el conjunto de iniciativas y actividades que los acompañaron.

En 1903, Mariano de Cavia lanza en un artículo de prensa varias propuestas para celebrar la publicación del Quijote, entre las que destaca la enderezada a las editoriales para que publiquen ediciones económicas de la obra y a la Academia para que disponga una nueva edición oficial 8. No nos detenemos en describir la multitud de cele­braciones que en 1905 tuvieron lugar 9, aunque sí es pertinente dar cuenta de algunas publicaciones.

Inspirado en el Real Decreto del 1 de enero de 1904 1 0, por el que el Gobierno de Maura, secundando la iniciativa de Cavia, se compro­mete a participar en el centenario, el diputado y consejero de Instruc­ción Pública Eduardo Vincenti expone ante el Congreso el 13 de febrero de 1904 una proposición de ley en la que sugería imponer el Quijote como

lectura obligatoria en todas las escuelas primarias, a cuyo objeto el Ministerio de Instrucción Pública abrirá un concurso libre para elegir la obra que bajo el título de El Quijote de los niños responda más fielmente al fin ind icado" .

Aunque esta proposición de ley no prosperó como tal, su espíritu sí fue recogido en una Real Orden de diciembre de 1906, que dispone la utilización del Quijote por los maestros para la lectura en las escuelas n .

En respuesta a la idea de Vincenti, A. Cremades y Bernal publica en Valencia en 1905 un opúsculo donde desaconseja vivamente la lec­tura íntegra del Quijote en las escuelas primarias, por considerar que en nada se adapta a las necesidades de los niños 1 3 . Al año siguiente,

Revista de Pedagogía, núm. 11 (noviembre 1922), pp. 432-433; Juan Antonio Onieva, «El libro de lectura», Revista de Pedagogía, núm. 12 (diciembre 1922), pp. 447-452; Victoriano F. Ascarza y Ezequiel Solana, Anuario de la escuela para el curso 1922-23, Madrid, Magiste­rio Español, 1922, pp. 208-18; hay un estudio general del asunto en Bernat Sureda García y otros, op. cit., pp. 61-64.

8 El Imparcial, 2 diciembre 1903; el artículo aparece también reproducido en la Cró­nica del Centenario de Don Quijote, publicada bajo la dirección de Miguel Sawa y Pablo Becerra, Madrid, 1905, pp. 93-102.

9 Aunque sea de pasada, conviene recordar que el 6 de marzo de 1905 el Ministerio de Intrucción Pública y Bellas Artes dictó una Real Orden por la que disponía «en todos los centros de enseñanza oficial la organización de festivales en celebración del Tercer Cen­tenario de la publicación del Quijote», apud Revista Escolar, Barcelona, 1905, p. I I I .

1 0 Publicado en la Gaceta de Madrid, 2 enero 1904, tomo I, p. 25. " El documento se recoge en: Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo don Quijote

de la Mancha, reducido y compulsado por don Eduardo Vincenti, Consejero de Instrucción Pública; Madrid, 1908 ( 5 a ed.), pp. 11-12.

12 Gaceta de Madrid, 6 de diciembre 1906; vid. también Vincenti, op. cit., pp. 9-10. 13 El Quijote en las escuelas. ¿Es conveniente declarar «El Quijote» como texto obliga­

torio de lectura para las escuelas de Primera Enseñanza?, estudio premiado por la Asocia-

ACTAS II - ASOC. CERVANTISTAS. Santiago LÓPEZ-RÍOS MORENO, José Manuel HERRERO MASSARI. La...

sin embargo, matiza un tanto su ciega oposición a semejante práctica escolar en un estudio sobre la aplicación pedagógica de la novela:

El Quijote es una obra eminentemente educativa, donde se contiene profunda cien­cia pedagógica, pero esa cualidad es más bien de efectos seguros para la escuela de los hombres que para la sociedad de los n iños ' 4 .

El mismo Vincenti publica en 1905 una edición reducida del Quijote15:

si la Biblia es el libro de la Iglesia — dice en el prólogo el cervantófilo diputado —, el Quijote debiera ser el libro de las escuelas 1 6 ,

defendiendo la postura de que ni la pretendida grosería e irreverencia de algunos pasajes ni la complejidad estilística de otros deben desa­consejar la lectura de la obra.

En esta misma línea se sitúa el Catecismo de Cervantes de Acisclo Muñiz Vigo de 1905 , 7 , pequeña antología de pasajes, pensamientos y refranes del Quijote destinada a los más pequeños. Saturnino Calleja, el famoso editor de cuentos infantiles, publicó ese mismo año una edi­ción reducida para niños del Quijote18, que aspiraba a poner en con­

dón Provincial de Maestros de las Escuelas Públicas de Barcelona, en el certamen literario con que conmemoran la tercera fecha centenaria de El Quijote, por Antonio Cremades y Bernal..., Valencia, 1905. El autor considera que la novela peca a veces de inmoralidad, que tiene algunas escenas picantes, que utiliza a veces un lenguaje grosero y otras oscuro, por todo lo cual concluye: «el pensamiento de El Quijote, aun siendo muy noble y moral-mente bueno, pues según el sentir de casi todos sus comentadores y críticos, consiste en corregir uno de los más grandes defectos de su época, cual fuese la extremada afición a los libros de caballerías, es, actualmente sobre todo, poco digno para constituir el fondo de una obra de lectura para niños (p. 23).

1 4 Antonio Cremades y Bernal, Comentarios sobre frases de «El Quijote» que tienen relación con la educación e instrucción públicas, tema que obtuvo el primer premio en el certamen nacional celebrado por la Asociación Provincial de Maestros Públicos de Barce­lona para solemnizar el III centenario de la obra inmortal de Cervantes..., Valencia, 1906, p. 39.

1 5 Miguel de Cervantes, El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, reducido y compulsado por don Eduardo Vincenti, Madrid, 1905. Esta adaptación del Quijote gozó de un notable éxito en la época, prueba de ello es que en 1908 salía a la luz su quinta edición. G. M. Vergara («Las bibliotecas populares», Revista de Educación, II, núm. 10 [octubre 1912], pp. 473-474) la cita en la lista de libros que creía debía tener una biblioteca popular modelo. También hace mención de ella Miguel de Toro Gómez en su reedición del Quijote de Clemencín: «Todos los países civilizados inculcan en la juventud escolar el respeto y la admiración a los grandes escritores, por medio de la lectura y explicación de sus obras. España es una excepción. Con motivo del tercer centenario del Quijote, se ha intentado en parte remediar esto. Recuerdo en particular la notable iniciativa del Sr. Vincenti con su edición escolar del Quijote» (Miguel de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha; comentado por D. Diego Clemencín; nueva edición ano­tada por Miguel de Toro Gómez; tomo III, París, 1913, p. 44, nota [alfa]).

6 E. Vincenti, op. cit., p. 14. 1 7 Acisclo Muñiz Vigo, Catecismo de Cervantes, Oviedo, 1905. I S Miguel de Cervantes, Don Quijote de ¡a Mancha, Madrid, Saturnino Calleja, 1905.

ACTAS II - ASOC. CERVANTISTAS. Santiago LÓPEZ-RÍOS MORENO, José Manuel HERRERO MASSARI. La...

tacto a la infancia con el bello estilo y la sabiduría del texto. Se duele Calleja de la decadencia del estilo y de la intromisión de extranjeri­smos en la lengua de su tiempo, y piensa que la lectura de este libro ayudará a fomentar la afición a lo clásico. Cercena algunos pasajes que no afectan al fondo de la obra, elimina alguna frase de Sancho que pudiera herir, en palabras suyas, «los inocentes oídos de los lectorci-tos » 1 9 , pero mantiene tal cual lo escrito por Cervantes, pues consi­dera «inaudita falta de respeto» 2 0 modificarlo. Calleja alude al decir esto a la práctica de algunos editores que, con la excusa de clarificar el texto de la inmortal obra, a menudo caían en la ñoñería 2 1.

Precisamente contra este proceder alzan también su crítica Miguel de Unamuno, en un artículo de 1906 2 2 en el que defiende que los niños lean en su forma original los textos clásicos, y, desde el Instituto Escuela, María de Maeztu, que igualmente se opondrá al infantilismo pedagógico de los libros de lectura 2 3. En lo referido al caso concreto del Quijote, el Instituto Escuela, años más tarde, propondrá en las cla­ses de literatura de los primeros grados la lectura en voz alta de algu­nos trozos de la obra y su comentario, para que los alumnos se familia­ricen con la figura del inmortal hidalgo 2 4 .

Un punto de vista diferente, y que enlazaba con la peculiar situa­ción de la mujer, fue el de una maestra de escuela, Carmen García de Castro, que en un trabajo de 1906 se valía del ejemplo de la locura de don Quijote para desaconsejar a la mujer la lectura sin medida de todo tipo de l ibros 2 5 .

Las voces que se levantaron a favor de la lectura escolar del Qui­jote tuvieron satisfacción cuando, en una fecha harto significativa como la del 12 de octubre de 1912, el Gobierno, por mediación de su Ministro de Instrucción Pública D. Santiago Alba, promulgó una Real Orden que, aunque principalmente alusiva a la construcción de un monumento a Cervantes, también establecía en uno de sus artículos la obligación de que los maestros nacionales incluyesen todos los días desde el 1 de enero del año siguiente,

19 Ibid. en el prólogo titulado «A los señores profesores de Primera Enseñanza». 20 Ibid. 2 1 Un claro ejemplo de este proceder es la Historia compendiada del caballero

andante don Quijote de la Mancha y su escudero Sancho Panza, arreglada por el abogado D. Joaquín Bohigas de Arguüol (Manresa,1905), donde, en las sesenta y cuatro páginas a que queda reducida la novela, apenas si queda traza de la florida lengua cervantina.

2 Miguel de Unamuno, «La enseñanza de la Gramática», Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, X X X (1906), p. 353-362; la referencia aludida en la p. 360.

2 3 Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, Vn ensayo pedagó­gico: el Instituto Escuela de Segunda Enseñanza de Madrid (organización, métodos y resulta­dos), Madrid, 1925, pp. 35-36; Luis Palacios Bañuelos, Instituto-Escuela. Historia de una renovación educativa, Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, 1988, pp. 100-101.

2 4 L. Palacios Bañuelos, op. cit., p. 254. 2 5 Carmen García de Castro, El «Quijote» en la Escuela. Desarrollo del tema. Enseñan­

zas literarias y pedagógicas contenidas en el «Quijote», Écija, 1906,

ACTAS II - ASOC. CERVANTISTAS. Santiago LÓPEZ-RÍOS MORENO, José Manuel HERRERO MASSARI. La...

en sus enseñanzas una dedicada a leer y explicar brevemente trozos de las obras cervantinas más al alcance de los escolares

Acisclo Muñiz Vigo, animado por el éxito de su Catecismo de Cervantes21 de 1905 — seis ediciones agotadas hasta 1912, cuatro de ellas en 1905 — y por la aparición de la Real Orden, compone su Cer­vantes en la Escuela:

vida, obras, trozos selectos — dice el autor —, juicios críticos, máximas, sentencias, refranes, todo, todo cuanto debe y puede ser estudiado y admirado como produccio­nes de Cervantes, hállase recogido con esmero en este nuestro librito que fruicio-nalmente dedicamos a los señores maestros encargados de enseñar, educando e instruyendo a la juventud escolar española e hispanófila en Amér ica 2 8 .

Bajo el mismo estímulo, Ezequiel Solana, célebre entre otras razo­nes por la publicación de libros de texto escolares de todo tipo, editó en 1913 su Cervantes, educador29, una obra escrita y premiada en 1905, con motivo del centenario, pero no publicada entonces. En ella, y casi como si quisiera invertir los términos de la crítica que en 1905 dirigió A. Cremades 3 0 a la lectura del Quijote en las escuelas, pro­pone utilizar la novela como una verdadera enciclopedia para todo tipo de enseñanza y actividad en las escuelas, arremete contra quienes creen que el Quijote tiene escenas y términos poco edificantes, reco­mienda que los niños aprendan el riquísimo léxico cervantino y, por último, antepone la belleza literaria de la obra a cualquier considera­ción sobre si tiene o no actualidad la crítica de las caballerías que en su tiempo se propuso hacer.

El librito de Solana es, sin duda, paradigmático del auge que tuvo por aquellos años la utilización doctrinal, moralizante y pedagógica del Quijote31. Y no es extraño que así fuera; en realidad sucede que

6 Gaceta de Madrid, 13 de octubre de 1912, núm. 287, p. 100. La Real Orden fue reproducida también en: El Globo, martes 15 de octubre de 1912: El Correo Español, mar­tes 15 de octubre de 1912; Victoriano F. Ascarza, Anuario del maestro para 1913, Madrid, Magisterio Español, 1913, pp. 541-544.

2 7 Cfr. nota 17. 2 8 Acisclo Muñiz Vigo, Cervantes en la Escuela, Burgos, 1913; la obra fue elogiada por

el Real Consejo de Instrucción Pública en una Real Orden del 27 de enero de 1916, docu­mento que el autor recoge en la sexta edición de su obra [Oviedo, 1935, pp. 9-10]. Citamos por esta misma sexta edición: Prefación, p. 14.

2 9 Ezequiel Solana, Cervantes, educador (obra premiada en público certamen). Colec­ción de trozos de obras cervantinas dispuestos para ser leídos en las escuelas, Madrid, 1913. Tuvo una reseña elogiosa en Estudios pedagógicos. Revista semanal (Órgano de la Asocia­ción de Alumnos de la Escuela de Estudio Superiores del Magisterio), n° 4 (6 de marzo de 1913), p. 15. Del éxito del libro no cabe dudar, pues todavía en 1954 Francisca Montilla lo cita y reseña en su Selección de libros escolares de lectura, Madrid, C.S.I.C., Instituto San José de Calasanz, 1954, p. 88.

3 0 Cfr. nota 13. 3 1 José de Paso y Fernández-Calvo, Las enseñanzas del Quijote con relación a la

Higiene, undécimo trabajo de los leídos en el acto literario celebrado en la Universidad

ACTAS II - ASOC. CERVANTISTAS. Santiago LÓPEZ-RÍOS MORENO, José Manuel HERRERO MASSARI. La...

el Quijote, que ya entonces pasaba por ser la obra emblemática de nuestra literatura, la suma de las virtudes y los vicios nacionales, se hace reflejo de la moda pedagógica al uso 3 2 , se llena de ella y se pre­senta a las generaciones más jóvenes como un manual de pedagogía.

Coincidiendo con este momento de efervescencia de ediciones qui­jotescas, Francisco Rodríguez Marín saca a la luz, entre 1911 y 1913, una edición brevemente anotada en la colección Clásicos Castellanos de la editorial La Lectura y posteriormente, entre 1916 y 1917, su monumental edición crítica profusamente anotada, que desde princi­pios de siglo estaba preparando. Aunque ya entonces quedó claro que tamaña empresa significaba un enorme paso adelante para el cervantismo, alguna voz menor consideró que, desde el punto de vista de la difusión entre los escolares del Quijote, aquella podría resultar

la razón viva para que deje de ser el Quijote, lectura de principiantes en el caste­llano y solaz de almas y de oídos no af icionados 3 3 ,

según la opinión de Martín D. Berrueta, quien preparó una colección de episodios del Quijote para uso infantil que alteraba considerable­mente el texto original.

Conforme se acercaba la fecha del Tercer Centenario de la muerte de Cervantes, la polémica tomó nuevos bríos. A un inspector de pri­mera enseñanza de Oviedo, Juan Antonio Onieva, se le ocurrió realizar una encuesta entre los escolares asturianos, tratando de averiguar los gustos infantiles ante una obra cuya lectura imponía el Gobierno. Obtuvo unas mil respuestas, que publicó en la Revista Escolar de Astu­rias a partir de diciembre de 1915, fecha del primer número 3 4 . Lamentablemente, no hemos podido consultar esta revista, a pesar de haberla buscado en numerosas hemerotecas y bibliotecas 3 5; sin

de Granada, en homenaje a Miguel de Cervantes Saavedra el día 8 de mayo de 1905 con motivo de! tercer centenario de la publicación del Quijote, Granada, 1905; A. Cremades y Bernai, Comentarios sobre frases... cit., Valencia, 1906; C. García de Castro, El «Quijote» en ¡a Escuela... cit., Écija 1906; Ricardo Monner Sans, Valor docente del Quijote, Buenos Aires, 1916; «Introducción ética a la Pedagogía», La educación hispanoamericana. Revista pedagógica para la familia y la escuela, n° 70 (octubre 1916), p. 60; Rufino Blanco y Sán­chez, «Interés pedagógico de la vida de Cervantes», Boletín Escolar, n° 116 (4 mayo 1918), pp. 1617-1618, n° 119, pp. 1709-1711.

3 2 Al interés generalizado por la pedagogía en la España del último cuarto del siglo X IX se refiere Yvonne Turin (op. cit., pp. 3-19): «Philosophes, juristes, théoriciens politi­ques, médecins, ecclésiastiques, tous s'intéressent à l'enseignement. Il-y-a en réalité peu de pédagogues purs parmi les maîtres espagnols qui traitent de pédagogie» (p. 7).

33 Historias de Don Quijote, por Martín D. Berrueta, con ilustraciones de Evaristo Barrio, Burgos, 1913, pp. 5-7.

3 4 Cfr. reseñas en: Quaderns d'Estudi, n° 2 (noviembre 1915), pp. 71-72; Estudios Pedagógicos, 21 (1916), 2 a época, p. 33.

3 ' Hemos podido averiguar que el Conseil de Pedagogía tuvo en su poder esta publica­ción (cfr. «Catáleg de Revistes. Biblioteca del Conseil de Pedagogía», Quaderns d'Lstudi. n° 2, marc 1917, p. 191), pero, a pesar de haber contado con la ayuda de la Biblioteca de Catalu­nya, no hemos logrado localizar los ejemplares de esta revista que tuvo este fondo.

ACTAS II - ASOC. CERVANTISTAS. Santiago LÓPEZ-RÍOS MORENO, José Manuel HERRERO MASSARI. La...

embargo, y por fortuna, conocemos algunos resultados, pues la presti­giosa revista Quaderns d'Estudi publicó algunas de las respuestas más significativas 3 6. Es imposible juzgar con los escasos datos que tene­mos la calidad científica de la encuesta; lo que sí se advierte es que, aunque su promotor se propuso no condicionar la espontaneidad de los alumnos, hay afirmaciones en las que se intuye que los niños hablan por boca de ganso. Sirva de botón de muestra la contestación de Julia, una niña de once años, a la pregunta «¿qué libro te gusta más leer, el Quijote o cualquier otro que no sea el Quijote?»:

el Quijote, porque entiendo mejor lo que dice, porque no me canso nunca de leerlo, porque tiene cuentos que me gustan mucho, porque me enseña muchos consejos 3 7 .

Pero no nos tenemos que fiar del ejemplo. La mayoría de las respuestas fueron de signo contrario al que en él se expresa y ello obligó a Onieva a concluir que la lectura del Quijote en la escuela no era muy popular y por lo mismo desaconsejable 3 8.

Como era de esperar, esta encuesta suscitó reacciones 3 9. Nueva­mente Unamuno tomó parte en la discusión en un artículo que apare­ció en El Imparcial el 13 de diciembre de 19154 0. En él se oponía vehementemente a la «aplicación pedagógica» del Quijote41, como en general a los intentos de adaptar los textos clásicos para la escuela. También se refiere con escepticismo al resultado de la encuesta de Onieva, por considerar manipulada en general la opinión de los niños.

A los pocos días de aparecer el artículo de Unamuno, las celebra­ciones previstas para el Tercer Centenario de la muerte de Cervantes 4 2 tuvieron que ser canceladas, en un acto de solidaridad moral con los pueblos beligerantes en la contienda europea 4 3. Pese a

3 6 Quaderns d'Estudi, n° 2 (noviembre 1915), pp. 42-43. El mismo Onieva alude a los resultados de su encuesta en dos artículos: «Lo que los niños piensan del Quijote», El Sol, jueves 25 de marzo 1920, sección «Pedagogía e Instrucción Pública», última página; y «El libro de lectura», Revista de Pedagogía, n° 12 (diciembre 1922).

3 7 Quaderns d'Estudi, núm. 2 (noviembre 1915), p. 43. En catalán en el original; la tra­ducción es nuestra.

3 8 Cfr. Onieva, « L o que los niños piensan del Quijote» cit.; «El libro de lectura» cit., pp. 448-449.

3 9 Según dice el propio Onieva, Mariano de Cavia le salió al paso en una columna de El Imparcial («El libro de lectura», art. cit., p. 448), dato que no hemos podido comprobar.

4 0 Miguel de Unamuno, «El Quijote de los niños», Los lunes de El Imparcial, 13 de diciembre de 1915; reproducido en Obras Completas, V (De esto y aquello), Madrid, Afrodi-sio Aguado, 1958, pp. 750-755 (Citamos por esta edición).

4 1 «De todas las aplicaciones descentradas que del Quijote quieren hacerse, la más absurda y peligrosa acaso es la aplicación pedagógica. Dudo que pueda haber disparate mayor que el Quijote para los niños. Ello proviene no sólo de la cervantomanía, sino tam­bién de la manía pedagógica; es el encuentro de dos manías. (...) El arte para niños es cosa tan desatinada como el arte para el pueblo» (Miguel de Unamuno, ibid., pp. 750-751).

4 2 Recogidas en la Gaceta de Madrid, 22 de abril de 1914. 4 Gaceta de Madrid, n° 31, 31 de enero de 1916. El Imparcial del martes 1 de febrero

de 1916 reproduce en primera página la Real Orden.

ACTAS II - ASOC. CERVANTISTAS. Santiago LÓPEZ-RÍOS MORENO, José Manuel HERRERO MASSARI. La...

ello, algunos homenajes a Cervantes sí se celebraron y no faltaron nue­vos elementos que ampliaron la polémica. Sirva como testimonio de lo que acabamos de decir el que en un diario de tanto prestigio como El Imparcial, desde el 21 de febrero de 1916 hasta marzo del mismo año, se publicase semanalmente una sección titulada «Don Quijote en París y en las trincheras»; en ella se reproducían las respuestas de escritores franceses a diversas preguntas sobre la novela de Cervantes. Es muy significativo que las dos primeras preguntas fueran: «¿leyó Ud. el Quijote en la infancia?, ¿qué recuerdo conserva de esa lectura?» 4 4 . Hubo contestaciones de todo tipo, pero la mayoría confesó haberlo leído en la infancia y dio una opinión favorable de esta lectura.

Volviendo a las celebraciones nacionales, el 23 de abril los niños tuvieron un papel destacado en la única fiesta conmemorativa que tuvo lugar en la capital; desfilaron ante la estatua de Cervantes de la Plaza de las Cortes alumnos de todas escuelas públicas con estandar­tes. La primera página de El Imparcial del martes 18 de abril de 1916 da cuenta exacta de cómo iba a ser el acto, promovido por el Ministro de Instrucción Pública Sr. Burell:

Los hombres de las futuras generaciones depositarán flores y cantarán himnos alu­sivos al acto que habrá de celebrarse el próximo domingo. Sumarán algunos miles de niños, acompañados de sus maestros y otras personas del elemento escolar, los que desfilen por la Plaza de Las Cortes ante el busto de Miguel de Cervantes Saave-dra. La fiesta comenzará a las diez de la mañana y será amenizada por la banda municipal. Por iniciativa del Ministro de Instrucción Pública, a cada uno de los niños que desfile ante el busto del famoso novelista se le entregará un ejemplar de uno de los entremeses de Cervantes como recuerdo de la memorable fecha. De los detalles del festival se han encargado D. Cristóbal de Castro y el Sr. Valle-Inc lán 4 5 .

Al otro lado del Atlántico, en un acto celebrado en el Colegio Nacional de Buenos Aires el 24 de abril, Ricardo Monner Sans leyó una conferencia donde se pronunciaba en contra de la lectura escolar del Quijote:

...no es el Quijote, tal y cual salió de las manos de su autor, un libro escolar. Leerlo en clases inferiores, como brotó de la mente del cautivo de Argel, se me antojó siempre enormidad pedagógica; mutilarlo para suavizar asperezas propias de aquellos siglos, o aclarar conceptos para que hallen franca entrada en las infantiles inteligencias, me sonó siempre a irreverente profanación 4 6 .

44 El Imparcial, lunes 21 de febrero de 1916. «El Centenario de Cervantes. Una fiesta escolar». El Imparcial, martes 18 de abril

de 1916, p. 1 (el entremés que se entregó a los escolares fue La guarda cuidadosa, cfr. El Imparcial, sábado 22 de abril 1916, p. 3). Otro buen ejemplo del interés por fomentar la lectura infantil del Quijote fue un homenaje que tributaron al novelista los niños ciegos de la Primera Escuela Municipal de sordomudos y ciegos. Todos leyeron «en alta voz las obras del famoso escritor en caracteres asequibles a los privados de vista» (El Imparcial, sábado 28 de mayo de 1916, p. 1).

4 6 Ricardo Monner Sans, Valor docente del Quijote, Buenos Aires, 1916, pp. 5-6.

ACTAS II - ASOC. CERVANTISTAS. Santiago LÓPEZ-RÍOS MORENO, José Manuel HERRERO MASSARI. La...

Poco tiempo después, en la Escuela Superior de Magisterio de Madrid, Rufino Blanco 4 7 leyó una conferencia del insigne cervantista Francisco Rodríguez Marín en la que se quejaba de lo poco que se leía a Cervantes. Según informa un resumen publicado en El Imparcial4S, acabó proponiendo a los maestros que contribuyesen a la divulgación de las obras de Cervantes, y al Ministro de Instrucción Pública que hiciese obligatoria la lectura del Quijote en las escuelas. El Ministro, el Sr. Burell, acogió favorablemente esta propuesta y anunció un futuro decreto, que tendría como preámbulo las propias palabras de Rodríguez Marín.

No obstante, hay que ser cautos a la hora de aceptar que Rodrí­guez Marín propusiera realmente la lectura del texto íntegro de Cer­vantes en las escuelas, opinión que en definitiva sólo conocemos por el testimonio periodístico, y, en general, hay que mostrarse precavidos al interpretar los múltiples matices de la polémica. En el prólogo de un compendio de máximas cervantinas para niños publicado el mismo año, Rodríguez Marín manifiesta que

la lectura del Quijote, aun abreviándolo sobremanera, más es para adultos que para niños. Esto, amén de que mutilar la historia de El Ingenioso Hidalgo, es atrevida libertad que en ningún buen propósito puede hallar bastante justif icación 4 9 .

En cambio, sí se muestra enteramente partidario de

dar a las escuelas, el alma de Cervantes, la flor de su sentir y de su pensar. ¡Esto sí que sería trasplantar al espíritu de los niños, con esperanza de ricos frutos, el noble y cristiano espíritu del autor del Quijote1. •

Pese a todas las iniciativas favorables a la lectura infantil del Qui­jote en el año del Centenario, hubo que esperar a 1920 para que el gobierno promulgase, a instancias del Ministro de Instrucción Pública D. Natalio Rivas, una nueva «Real Orden quijotesca», en ingeniosas palabras de José Ortega y Gasset 5 1. En realidad, el Decreto trataba de poner remedio a lo poco que era leído entre los españoles el Quijote. Establecía

Merece la pena recordar que dos años después Rufino Blanco publicó un artículo de significativo título: «Interés pedagógico de la vida de Cervantes», cit.

4 Cfr. «¿Se lee mucho a Cervantes?», El Imparcial, lunes 29 de mayo de 1916, p. 3. 4 9 Manuel de la Cueva. Pensamientos, máximas y consejos entresacados de las obras

de Cervantes al alcance de la inteligencia de los niños, s.l., Talleres Renacimiento, 1916, p. 10.

5 0 Ibid., pp. 10-11. 5 1 José Ortega y Gasset, «El Quijote en la escuela», Obras Completas, tomo II,

Madrid, Alianza Editorial, 1983, pp. 273-306 (la cita está en la p. 273; citamos siempre por esta edición). El artículo apareció en entregas sucesivas en el diario El Sol de Madrid desde el 16 de marzo de 1920.

ACTAS II - ASOC. CERVANTISTAS. Santiago LÓPEZ-RÍOS MORENO, José Manuel HERRERO MASSARI. La...

como obligatoria en las escuelas nacionales la lectura diaria de un trozo c1 i Qui­jote, a fin de que los niños, practicándola repetidamente, sientan un estímulo sin duda poderoso, por la virtualidad misma de las galas y donaires cervantinos, que les aficione a repasar una y cien veces durante el resto de su vida las páginas del libro más educativo que ha producido el ingenio humano 5 2 .

El decreto señalaba puntualmente que cada día laborable se dedi­case el primer cuarto de hora a la lectura del Quijote, después de lo cual el maestro explicaría a los alumnos la significación e importancia del fragmento seleccionado. Con el objeto de que las escuelas pudieran contar con el material necesario, el artículo tercero disponía la publi­cación de una edición abreviada del Quijote a cargo de importantes personalidades del mundo de las letras 5 3 .

Este decreto tuvo una gran difusión y fue de sobras conocido en los círculos intelectuales de la época. El preámbulo lo leyó el mismo Ministro de Instrucción Pública en el acto de inauguración de la Sala Cervantes de la Biblioteca Nacional de Madrid, el mismo día en que fue aprobado el decreto 5 4 . Pero el debate, sin duda, más interesante fue el que provocaron el periodista Antonio Zozaya y José Ortega y Gasset.

En un artículo del 12 de marzo de 1920 titulado «Aprendamos a v iv i r » 5 5 , Antonio Zozaya se pronuncia decididamente en contra de la lectura por los niños del Quijote, al considerar que no es ni «para pár­vulos ni adolescentes». Cree también que al niño le aburre la lectura en voz alta del maestro, tal y como establecía el decreto, y que, en defi­nitiva, la Real Orden quedaría sin cumplimiento. Propone, en cambio, la lectura de fragmentos de todos los clásicos de la literatura española, lo que daría al alumno «una cultura superficial, pero general y orienta­dora», con la que, a la postre, el niño acabaría buscando por sí mismo la lectura del Quijote. En fin, con una personalísima concepción de la pedagogía, observa que en la escuela primaria «sobran todos los libros y faltan periódicos», que son los que, de verdad, preparan para la vida, pues «la novela más interesante es la vida y hay que capacitarse para ella».

Tomando como punto de partida el artículo de Antonio Zozaya, José Ortega y Gasset empieza a publicar con el marbete «El Quijote

Gacela de Madrid, domingo 7 de marzo de 1920, n° 67, p. 874. Sobre el valor peda­gógico del Quijote, cfr. nota 31.

53 Ibid. Este decreto se reprodujo íntegramente también en el Boletín Escolar, n° 389, 9 de marzo de 1920, p. 365. En relación directa con este hecho está, sin lugar a dudas, la aparición de la sexta edición (la primera es de 1904) del Quijote compendiado de Fer­nando de Castro, autor también, en la temprana fecha de 1856, de uno de los primeros Quijotes abreviados.

5 4 El día 7 de marzo de 1920 El Imparcial publica la crónica de dicho acto. 5 5 Antonio Zozaya, «Aprendamos a v iv ir » . La Libertad, Madrid, viernes 12 de marzo

de 1920, p. 1.

ACTAS II - ASOC. CERVANTISTAS. Santiago LÓPEZ-RÍOS MORENO, José Manuel HERRERO MASSARI. La...

en la escuela» una serie de entregas periodísticas en El Sol a partir del 16 de marzo de 19205 6. Aunque los dos autores coincidían en defender que el Quijote no debe darse como lectura infantil, difieren en las razones y, de modo general, en la concepción de la pedagogía. A una pedagogía practicista de Zozaya, opone Ortega un tipo de educa­ción elemental que, lejos de cualquier mecanización y especialización, someta al niño a los imperativos de la espontaneidad, de la vitalidad, del entusiasmo 5 7. Por todo ello, dice Ortega:

Mi oposición a la escolaridad del Quijote no se funda en un practicismo miope. No me estorba el Quijote en la escuela porque sea un libro añejo, inadaptado a la realidad contemporánea; al contrario, me parece un libro de espíritu demasiado moderno para el ambiente de las aulas infantiles, que debe mantenerse perenne­mente antiguo, primitivo, siempre entre luces y rumores de aurora 5 8 .

A los pocos días de publicarse en la Gaceta de Madrid el Real Decreto, el Boletín Escolar, en una nota anónima, rompía una lanza a favor de la decisión ministerial y, en contra de los que se oponían a ella, utilizaba un tono agresivo:

Estos señores critican en sus respectivos escritos el Real Decreto y dicen lo que deben hacer los maestros y dejar de hacer, según su criterio. Están en su derecho. Nosotros creemos que los maestros saben cuál es su deber, y que en la mayoría de las escuelas nacionales se leía y se lee no sólo el Quijote, sino trozos de nuestros autores clásicos, y que agradeceríamos mucho más los maestros que sus brillantes y bien cortadas plumas las emplearan en propagar y defender la necesidad de que los niños vayan a las escuelas y de que la edad escolar se prolongara lo más posible (...). Esperamos el día en que el que hable, ordene y critique las cosas de la escuela primaria sea el que las conozca. Seguramente, cuando llegue este día, la escuela primaria dará buenos frutos y los maestros tendrán la consideración social y econó-

S9 mica que se merecen

Esta opinión, desde luego, no la sustentaban todos los maestros. Un buen ejemplo del espíritu abierto al debate del Boletín Escolar es que, en ese mismo número, uno de sus colaboradores más asiduos, Vir­gilio Hueso, arremetía contra lo estipulado en el Decreto, pero coinci­día con la opinión anterior al criticar que el Ministerio de Instrucción Pública no se enfrentara a los graves problemas de la educación en España 6 0.

José Ortega y Gasset, art. cit. 5 7 Estas ideas de Ortega conectan con el espíritu de lo que se llamó genéricamente

«Escuela Nueva» (cfr. Mariano Yela, op. cit., p. 290). s 8 José Ortega y Gasset, art. cit., p. 296. Informa de esta opinión, conectándola con

otras, Helmut Hake en «Don Quijote de la Mancha, libro juvenil. Elementos y evolución de una interpretación literaria», Anales Cervantinos, V I I I (1959-60), p. 135. Aunque el tema que trata Hake es interesante, es un trabajo que tiene serios defectos en las referencias de las fuentes consultadas.

5 9 Boletín Escolar, n° 391, 13 de marzo de 1920, p. 383. 6 Virgil io Hueso, «Frivolidad y relumbrón. El presupuesto», Boletín Escolar, n° 391,

13 de marzo de 1920, p. 383.

ACTAS II - ASOC. CERVANTISTAS. Santiago LÓPEZ-RÍOS MORENO, José Manuel HERRERO MASSARI. La...

La polémica estaba en este momento tan encendida que casi a dia­rio aparecían opiniones en los periódicos. Manuel Machado terció en el debate elogiando la decisión del Ministro D. Natalio Rivas:

Los grandes libros — dice el poeta — hay que leerlos, en efecto, desde que se sabe leer. (...) Tienen esos libros la rara virtud de ser de todo tiempo y de toda edad, y, en la infancia, encanto maravilloso y sano, a! par que sedimenta en las almas nacientes la semilla del gusto y la base única firme de la cultura

Cree, en cambio, que el profesor no debe insistir demasiado en dar explicaciones profundas de la novela, porque correría el riesgo de transmitir al alumno la insondable tristeza que del libro se desprende.

Este decreto incitó a volver a tomar parte en la polémica a una de las personas a las que más preocupó el asunto en la España de prin­cipio de siglo. Juan Antonio Onieva, el inspector de Primera Enseñanza de Oviedo que en 1915 había realizado una encuesta escolar, escribió un artículo en el importante suplemento de «Pedagogía e Instrucción Pública» que tenía El Sol. Tomando como base los datos de su encues­ta, que, en general, manifestaban la impopularidad del Quijote entre los niños, deja constancia de su desacuerdo con la medida del Gobierno porque:

por grandes esfuerzos que emplee un maestro culto y discreto, difícilmente conse­guirá que niños de diez, once y doce años (...), experimenten la emoción intelectual y cordial que a un espíritu comprensivo imprime el agridulce de la clásica nove la 6 2 .

Se podría seguir el hilo de la polémica en el curso de los años siguientes, pero ello nos alejaría del marco cronológico que nos hemos fijado y que hemos querido ceñir a la época de los centenarios; tan sólo diremos que a medida que éstos se alejaban en el tiempo el debate fue perdiendo fuerza. Sí es en cambio el momento de recapitular y de pergeñar algunas conclusiones.

Cuando, según se nos dice en la dedicatoria al Conde de Lemos de la segunda parte del Quijote, el emperador de la China escribe a Cervantes pidiéndole que le envíe un ejemplar de su libro, «porque quería fundar un colegio donde se leyese la lengua castellana, y quería que el libro que se leyese fuese el de la historia de don Quijote», poco o nada podía imaginar Cervantes que con el tiempo su novela no sólo llegaría a ser lectura escolar, sino lectura obligatoria; pero aún más lejos estaba de imaginar el revuelo que esta imposición iba a provocar.

El panorama que a grandes rasgos hemos reconstruido sugiere que la polémica no se caracterizó por un enfrentamiento continuo y

6 Manuel Machado, «Don Quijote en la escuela», La Libertad, Madrid, 16 de marzo de 1920.

6 2 Juan Antonio Onieva, « L o que los niños piensan del Quijote» cit.

ACTAS II - ASOC. CERVANTISTAS. Santiago LÓPEZ-RÍOS MORENO, José Manuel HERRERO MASSARI. La...

886 [14]

s is temát ico de dos corr ientes pedagóg icas def inidas. En unas ocasio­nes, op in iones part icu lares respondían a tomas de postura en la cien­cia pedagóg ica , p e ro en muchas otras só lo se fundamentaban en con­v icc iones y pre ju ic ios personales sobre el Quijote. Por o t r o lado, con la excepc ión de la encuesta que rea l i zó Onieva en Asturias, las ideas expresadas sobre la convenienc ia o no de la lectura del Quijote rara vez tuv ieron una comprobac i ón empír i ca , c omprobac i ón que de hecho falta en la genera l idad de los debates pedagóg i cos de la é p o c a 6 3 . Rep i t i endo a lgo que apuntamos al pr inc ip io , la po l émica se desató en buena par te al co inc id i r las discusiones sobre la lectura en la escuela con esa suerte de moda qui jotesca que p rovocaron los centenar ios de 1905 y 1916. Esto expl ica, en conclus ión, que l legase a ser al m i s m o t i empo mo t i v o de inquietud para inte lectuales de pres t i g i o y argu­men to publ ic i tar io en un anuncio de pasta de d i en t e s 6 6 .

6 3 Cfr. Mariano Yela, op. cit., p. 301. 6 4 Agradecemos en especial la ayuda prestada en esta investigación a Carmen Ortega,

del Servicio de Préstamo Interbibliotecario de la Biblioteca Nacional de Madrid, y a las bibliotecarias del Instituto de Pedagogía del C.S.I.C. (Madrid).

ACTAS II - ASOC. CERVANTISTAS. Santiago LÓPEZ-RÍOS MORENO, José Manuel HERRERO MASSARI. La...