la poción mágica

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LA POCIÓN MÁGICA (Textos colaborativos con Google Docs) Trabajo Trabajo Trabajo Trabajo realizado por los al realizado por los al realizado por los al realizado por los alumnos y alumnas de 6º A umnos y alumnas de 6º A umnos y alumnas de 6º A umnos y alumnas de 6º A CEIP Julián Nieto Tapia (Zaragoza) CEIP Julián Nieto Tapia (Zaragoza) CEIP Julián Nieto Tapia (Zaragoza) CEIP Julián Nieto Tapia (Zaragoza) Curso 2011 Curso 2011 Curso 2011 Curso 2011-2012 2012 2012 2012

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Page 1: La poción mágica

LA POCIÓN MÁGICA (Textos colaborativos con Google Docs)

TrabajoTrabajoTrabajoTrabajo realizado por los alrealizado por los alrealizado por los alrealizado por los alumnos y alumnas de 6º A umnos y alumnas de 6º A umnos y alumnas de 6º A umnos y alumnas de 6º A CEIP Julián Nieto Tapia (Zaragoza)CEIP Julián Nieto Tapia (Zaragoza)CEIP Julián Nieto Tapia (Zaragoza)CEIP Julián Nieto Tapia (Zaragoza)

Curso 2011Curso 2011Curso 2011Curso 2011----2012201220122012

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AUTORESAUTORESAUTORESAUTORES

Cuento 1Cuento 1Cuento 1Cuento 1:::: Laura Sánchez, Álvaro de Francia, Paula Sánchez y Jesús Arroyo. CueCueCueCuento 2:nto 2:nto 2:nto 2: Javier Usón, Lucía Mateos, Adrián Tabares y Manar Erroughi. Cuento 3:Cuento 3:Cuento 3:Cuento 3: Miguel Millán, Carmen González, Maouan Dridi, Talía Clavería y Alberto Martínez. Cuento 4:Cuento 4:Cuento 4:Cuento 4: Isabel Huerta, Sergio Mínguez, Esther Jiménez, Javier Conchello y Camila Martínez. CuCuCuCuento 5:ento 5:ento 5:ento 5: Javier Escolano, Miriam García; Daniel Domínguez y María Sánchez.

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Érase una vez unos niños llamados Alejandra y Jorge que vivían en un pueblo llamado Categoria de Aragón. Les gustaba mucho jugar juntos, sobre todo a exploradores. Un día de aquellos tan maravillosos, sus padres les dijeron que iban a ir al campo a pasar el día. ¡Se pusieron locos de contentos! Cuando llegaron fueron a dar un paseo los dos hermanos juntos por aquel paisaje tan bonito cuando de repente, Jorge se cayó por un agujero del suelo. Alejandra fue a por él y cayeron en un pozo muy profundo. Allí se encontraron un calabozo lleno de frascos con pociones de colores diferentes. Jorge tropezó con uno que destacaba por su color y como estaba sediento bebió un poco de ese frasco. De repente algo estaba cambiando en su cuerpo, no podía controlar sus brazos ni tampoco lo que hacía. Alejandra empezó a buscar la salida. Había que encontrar a alguien que pudiera arreglar este desastre. Jorge no podía ayudarla, estaba muy ocupado intentado controlar sus brazos. Pero entonces una vieja que pasaba por allí vio a los niños. Ella era la dueña de todas aquellas pociones, era una “druida”. No sabía muy bien qué hacer, pero lo primero que le vino a la cabeza fue bajar a ayudar a los niños aunque no les dijo que ella era la dueña de las pociones... Ellos estaban asustados así que confiaron en ella y le dijeron cómo se llamaban y lo que había pasado. Más tarde, salieron del agujero por una escalera que había hecho la vieja y volvieron a su casa. Además le dieron las gracias por haberles sacado del agujero y le invitaron a cenar. Llegaron a casa y de repente el brazo de Jorge empezó a moverse y mientras comían le tiró toda la comida a la cara de Alejandra. La vieja se fue al agujero para coger una poción para que Jorge pudiera controlar su cuerpo. Al llegar no encontraba la poción, así que cogió muchas. Mientras, en casa de Alejandra y Jorge la mesa estaba rota, los vasos también... Cuando volvió la druida le dio a Jorge un trago de una poción y le salieron alas, le dio otra y le salió cola, otra y le salieron orejas de conejo pero la última le curó todas las cosas que le habían salido. La vieja les pidió perdón porque se había equivocado con las pociones y acabaron de comer tan contentos.

Autores: Laura Sánchez, Álvaro de Francia, Autores: Laura Sánchez, Álvaro de Francia, Autores: Laura Sánchez, Álvaro de Francia, Autores: Laura Sánchez, Álvaro de Francia,

Paula Sánchez y Jesús ArroyoPaula Sánchez y Jesús ArroyoPaula Sánchez y Jesús ArroyoPaula Sánchez y Jesús Arroyo

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Érase una vez, en un mundo mágico, nació Leo, un nuevo aprendiz de mago. Su gran ilusión era llegar a mago supremo, pero para ello tenía que aprender a hacer la famosa poción mágica, cosa que hasta ahora nadie había conseguido. La poción consistía en recolectar tres ingredientes repartidos por todo el mundo mágico. Leo fue creciendo y con 12 años ya era un mago estupendo, tenía la varita de última generación, la mejor toga y era superlisto. Un día pensó que ya era hora de empezar a buscar los ingredientes y salió a buscarlos. Lo primero que hizo fue ir a las cavernas de los conejitos, donde pensó que podría estar el primer ingrediente. Una vez allí, vio a un montón de conejitos saltando sobre nubes de algodón. No sabía cómo llegar hasta el fondo de la cueva, así que decidió convertirse en un pequeño conejo. Cuando llegó hasta el fondo de aquella caverna encontró un montón de algodón atado a una nota que decía: “¡Enhorabuena! Has encontrado el primer ingrediente de la poción mágica.” Leo se puso muy contento y con un montón de algodón en la mano, siguió su camino. Leo estaba feliz por haber encontrado su primer ingrediente y continuó buscando el segundo, que eran unas hebras de azafrán. Cuando llegó al monte había todo tipo de clases de hierbas ¿dónde estaría la suya? Al final, después de estar horas y horas buscando, las encontró. Estaban muy escondidas al lado del río, pero no tuvo ningún problema porque haría uno de sus trucos de magia. De repente se puso a decir unas palabras mágicas y moviendo su varita mágica apareció un puente. Lo cruzó y cogió el segundo ingrediente para su pócima mágica. Después pensó que debía encontrar el último ingrediente. Después de un largo camino llegó a su casa y estuvo pensando. Al día siguiente desayuno y se fue en su busca. Pensó que el último ingrediente lo encontraría en el bosque y encontró unos polvos mágicos. Fue a casa, mezcló todos los ingredientes, añadió los polvos mágicos y al final con toda la mezcla obtuvo la poción mágica. Por ese descubrimiento el mago Leo se convirtió en un mago muy famoso.

Autores: Autores: Autores: Autores: Javier Usón, Lucía Mateos, Javier Usón, Lucía Mateos, Javier Usón, Lucía Mateos, Javier Usón, Lucía Mateos, Adrián Tabares y Manar ErroughiAdrián Tabares y Manar ErroughiAdrián Tabares y Manar ErroughiAdrián Tabares y Manar Erroughi

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Érase una vez un país muy lejano en el que vivía un mago llamado Paco. Un día se fue de vacaciones de verano y dejó a sus dos ayudantes al mando. Al segundo día se armó una gorda. Un ayudante, que tenía menos práctica, tiró una bola de cristal. Esta se le cayó encima y se convirtió en una rana. El ayudante más especializado probó con todo tipo de hechizos y uno le salió tan mal que se convirtió en un caballo con 5 patas. Este no tuvo más remedio que molestar a su maestro y decirle lo que había sucedido. El mago les echó una bronca de narices. No obstante, les ayudó y les dijo los ingredientes para que volvieran a ser igual que antes, aunque de momento se iban a quedar como estaban. Tenían que buscar los ingredientes por sí mismos. El mago les dio un mapa en el que ponía dónde estaban. Al día siguiente los dos ayudantes salieron a buscarlos; lo primero eran unos dientes de dragón. Tenían que ir a la montaña ‘’Fuego’’ porque ahí vivía el dragón. Cuando llegaron pensaron que el dragón no estaba, pero en realidad estaba durmiendo. Creían que era muy fácil pero, le abrieron la boca y el dragón se despertó. Se pegaron un pedazo susto por el rugido que lanzó el dragón al despertarse y cuando el dragón iba a morder a un ayudante, el otro cogió una piedra e hizo que el dragón la mordiera. Gracias a la piedra salieron volando unos cuantos dientes y los guardaron en una bolsa de tela. Después miraron el mapa y vieron que tenían que ir al País de los Ogros a coger unas cuantas uñas de ogro. Cuando llegaron estaban medio muertos del cansancio porque se habían tenido que echar unas carreritas por el frío que hacía allí. Tras buscar algunas casas de ogros, encontraron una aislada. Vieron a tres ogros que eran hermanos: el mayor estaba haciendo la comida y los otros dos peleándose; cuando de repente, los dos ayudantes vieron encima de una chimenea un tarro de uñas que por su tamaño debían ser del ogro mayor. La chimenea era enorme y no sabían cómo subir. Entonces...... cogieron una silla y se propusieron subir. Lo hicieron y cogieron el tarro pero... ¿Cómo iban a salir? Por suerte el ogro mayor mandó al hermano pequeño a comprar y los aprendices de mago decidieron meterse en la bolsa y así escapar. Al salir de la casa de los ogros saltaron de la bolsa, se escondieron detrás de unos arbustos y miraron el mapa. Tenían que ir al océano para encontrar una perla en el reino de las sirenas. Cogieron una barca y fueron al Reino de las sirenas. Los dos ayudantes tardaron en llegar porque hacía muchísima calor. Después se pusieron a bucear y vieron a cinco sirenas. Se quedaron sorprendidos porque una sirena tenía una perla. Las sirenas les hicieron una prueba y como la consiguieron superar les dieron el ingrediente que les faltaba. Así que se

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fueron con todos los ingredientes y volvieron al castillo para volver a la normalidad todo lo que habían cambiado.

Autores: Miguel Millán, Carmen González, Maouan Dridi, Autores: Miguel Millán, Carmen González, Maouan Dridi, Autores: Miguel Millán, Carmen González, Maouan Dridi, Autores: Miguel Millán, Carmen González, Maouan Dridi, TalíaTalíaTalíaTalía Clavería yClavería yClavería yClavería y Alberto MartínezAlberto MartínezAlberto MartínezAlberto Martínez

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Érase una vez un niño de 12 años llamado Marcos que vivía con sus padres en una pequeña casa del campo. Esta familia vivía de la limosna que pedían y de los animales que cazaban. Un buen día el niño decidió ir a la ciudad a dar un paseo con su perro Trufo. Mientras paseaban por la ciudad se encontraron con un niño necesitado pidiendo un trozo de comida. Marcos y Trufo se acercaron a preguntar cómo se llamaba y el niño les respondió que se llamaba Leo.

Estuvieron un rato hablando y disfrutando de Trufo. El perro saltaba sin parar todo el tiempo. Pero llegó un momento que decidieron que tenían que pensar en algo para encontrar comida. Decidieron ir a los puestos de un mercado que había cerca. Una vez que llegaron preguntaron a los vendedores por si tenían algo para darles de comer. Había gente muy buena. El verdulero les dio unas cebollas, patatas y mucha fruta. Después siguieron por el mercado y encontraron una pequeña charcutería, allí también se pararon a observar los productos. Preguntaron al charcutero, pero éste no puso muy buena cara.

Llegó una viejecita a la charcutería y vio como el hombre no les dio nada. Entonces la vieja les dijo a los niños: “si de verdad queréis dinero o comida yo sé dónde conseguirlo”. Los niños se quedaron asombrados. La vieja les dijo a los niños: “En el bosque hay una cabaña escondida donde vive un ogro malvado que esconde una poción mágica. Si la bebéis, podréis pedir lo que queráis “. Entonces los niños sin pensárselo 2 veces se fueron en busca de la poción mágica. La vieja les dijo a los niños antes de irse: “¡Cuidado, es muy arriesgado! “, pero los niños no le hicieron ni caso. Se fueron para allí y por el bosque se perdieron, pero Leo encontró en el barro unas huellas de botas y las siguieron. Llegaron a la cabaña y un perro muy grande se lanzó contra ellos. Aunque consiguieron esconderse y dejar el perro atrás, el ogro escuchó lo que había pasado y salió corriendo en busca de ellos. Los niños entraron a la cabaña y buscaron la poción mágica pero ni rastro de ella. Entró de nuevo el ogro y los niños se escondieron. Descubrieron que la tenía en el bolsillo. Los niños esperaron a que se durmiera y le cogieron la poción mágica. Pero de repente el ogro se despertó, los atrapó y se los llevó, porque se los iba a comer. Entonces llegó la vieja de la charcutería y los rescató. Los llevó a un lugar alejado, donde no había nadie, y les dejó una manta y unas velas de colores: rosa, verde, amarilla y azul. La vieja pronunció un hechizo para que volvieran los niños a su casa. Pero no pasó nada y de repente, ¡Chis pum! cada niño regresó a su casa con la poción

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mágica. Con ella consiguieron un jardín lleno de frutas y verduras y Marcos, Leo y sus familias vivieron felices.

Autores: Isabel Huerta, Sergio Mínguez, Esther Jiménez, Javier Conchello Autores: Isabel Huerta, Sergio Mínguez, Esther Jiménez, Javier Conchello Autores: Isabel Huerta, Sergio Mínguez, Esther Jiménez, Javier Conchello Autores: Isabel Huerta, Sergio Mínguez, Esther Jiménez, Javier Conchello y Camila Martínezy Camila Martínezy Camila Martínezy Camila Martínez

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Érase una vez en un pueblo, hace muchos años, un anciano murió y a su vez su corazón se le despegó del pecho. Según sus familiares tenía un corazón de piedra. Un día, su nieto Jorge le preguntó a sus padres: ¿Por qué el abuelo tenía el corazón de piedra? Sus padres le respondieron que tenía el corazón de piedra porque no tenía sentimientos hacia los demás y entonces cuando murió se le despegó de su pecho. A Jorge no le quedó claro así que, decidió pensar cómo podía ir a buscar el corazón de su abuelo. Decidió prepararse para ir a buscar el corazón y preguntarle por qué se había ido. Le dijo a sus padres que se iba a ir al monte de piedra a buscar el corazón de su abuelo. Sus padres le recomendaron que tuviera mucho cuidado porque había un viejo sabio que le intentaría engañar para confundirlo y que volviera a casa. Jorge se preparó para ir al monte de piedra. Después de caminar muy duro encontró el monte y gritó: ¡Hurra, lo he encontrado! Un poco más adelante encontró al viejo sabio que le convenció para fabricar una poción mágica y así poder encontrar el corazón de su abuelo a cambio de dejarle pasar el monte y lo consiguió pero... Cuando Jorge consiguió hacer la poción mágica se puso muy contento y fue a buscar al viejo sabio para enseñársela y que le dejara pasar. Cuando lo encontró el viejo le pidió que hiciera otra poción mágica, entonces se dio cuenta de que lo que le habían dicho sus padres era verdad. Lo que tenía que hacer era engañar al sabio e irse por donde no lo pudiera ver. Dio varias vueltas hasta que pudo encontrar por donde entrar. Cuando estuvo dentro se dio cuenta que el monte era muy grande y que le iba costar mucho encontrar el corazón de su abuelo. Pero él lo iba a seguir buscando hasta que lo consiguiera. Tras unos días buscando el corazón, sus padres estaban muy preocupados y fueron a por él. Al cabo de una hora encontraron pisadas del sabio. Estaban asustados por si los descubría, pero no les vio. Jorge tenía mucha hambre y comía lo que se encontraba porque se le había acabado la comida. De repente Jorge y sus padres se reencontraron en medio del bosque. Le preguntaron por qué se había ido y les respondió que para buscar a la persona que tuviera el corazón de su abuelo. Al final, Jorge y sus padres volvieron a casa y vivieron felices.

Autores: Javier Escolano, Miriam García; Daniel Domínguez y María Autores: Javier Escolano, Miriam García; Daniel Domínguez y María Autores: Javier Escolano, Miriam García; Daniel Domínguez y María Autores: Javier Escolano, Miriam García; Daniel Domínguez y María SánchezSánchezSánchezSánchez

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