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Jana respondió: “No, no es el vino, sino que es mi alma la que se derrama frente a Di-s. Porque mi deseo por un hijo tiene un propósito y significado más allá de las búsquedas e insensateces del hombre. Mi hijo, la joya preciosa del deseo de mi corazón, ya se lo entregué a Di-s”.Lo mismo sucede con nuestras oraciones, rezamos por las cosas materiales, pero no es lo material sino lo espiritual que hay dentro de ellos, lo que nuestra alma desea. LA PLEGARIA DE JANA

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Jana respondió: “No, no es el vino, sino

que es mi alma la que se derrama

frente a Di-s. Porque mi deseo por un

hijo tiene un propósito y significado más

allá de las búsquedas e insensateces

del hombre. Mi hijo, la joya preciosa del

deseo de mi corazón, ya se lo entregué

a Di-s”.Lo mismo sucede con nuestras

oraciones, rezamos por las cosas

materiales, pero no es lo material sino

lo espiritual que hay dentro de ellos, lo

que nuestra alma desea.

LA

PLEGARIA

DE JANA

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La plegaria de Jana

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La plegaria de Jana Algunas personas ven al ser humano como una criatura solitaria en un universo indiferente, y hasta hostil. Si vieran un poco más profundamente, verían que los dos son en esencia uno solo: el alma del hombre es Divina y el alma del universo es Di-s. Solo en su expresión externa aparece un conflicto o surge aquello que aparenta indiferencia. Pero interiormente, es una historia de amor, un abrazo eterno, inseparable. Un drama que el Rey Salomón titula el “Cantar de los Cantares”, porque es lo que yace en el núcleo de cada canción, en cada expresión humana y en el cosmos entero: el anhelo de reunirse, de ser uno, de crear una armonía en el mundo exterior que coincida con la unión perfecta que se encuentra por debajo.

Esto, también, es obra de la plegaria: Tenemos nuestras preocupaciones. Di-os parece tan distante de ellas. Hay un gran abismo entre nuestro mundo y el suyo. Pero luego nos dice, "Háblame de lo que te molesta. Dime con todo tu corazón lo que deseas y te escucharé. Porque lo que es importante para ti es importante para mí. Háblame. Quiero vivir en tu mundo”.

El abismo se une y se funde. Lo externo y lo interno, lo elevado y lo bajo, lo espiritual y lo físico, sagrado y mundano, cielo y tierra, se besan y se transforman en uno.

Hay una condición, sin embargo, para la curación de los corazones de los amantes: primero, tenemos que encontrar la santidad interior que hay detrás de nuestros propios deseos y conflictos. Porque no hay nada en este mundo que no contenga una chispa Divina, y no hay movimiento del alma sin un propósito Divino.

Solo una vez que hemos construido esta paz dentro de nosotros mismos, entre nuestras almas interiores y nuestros deseos exteriores, entre el santuario de nuestros corazones y las palabras de nuestros labios, solo entonces podremos crear esa paz cósmica entre la Esencia de Todo Ser y nuestro ocupado mundo material.

Es por esto que la plegaria es llamada a lo largo de los Salmos “una efusión del alma”. Aquello que se encuentra en el interior, se derrama hacia afuera sin un dique que lo obstruya ni barro que lo manche, nada que lo cambie en su camino. El mundo entero se puede estar desgarrando en las costuras, pero el corazón del suplicante y sus labios están en paz como uno solo. Y luego, esta paz se esparce hacia afuera en todas las cosas.

Hay muchas cosas que aprendemos de la plegaria de Jana (narrada en Samuel I, capítulo 1, y leída como haftará en el primer día de Rosh Hashaná). Aprendemos que nuestros labios se deben mover en la plegaria, que debemos poder escuchar nuestras palabras, pero nadie más debe oírlas. Aprendemos que la plegaria se debe decir de pie.

Pero lo más importante, aprendemos cómo derramar nuestra alma.

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Eli pensó que Jana estaba borracha de vino. Él era el sumo sacerdote, el más sagrado de los miembros de la nación judía. El espíritu divino se posó sobre él, y así él era capaz de ver dentro de los corazones de los hombres y mujeres. Sin embargo, vio a Jana como una borracha, ebria, con un deseo terrenal, el deseo de un niño para no sufrir más la vergüenza y el ridículo que recibía de Penina.

Pero Jana respondió: “No, no es el vino, sino que es mi alma la que se derrama frente a Di-s. Porque mi deseo por un hijo tiene un propósito y significado más allá de las búsquedas e insensateces del hombre. Mi hijo, la joya preciosa del deseo de mi corazón, ya se lo entregué a Di-s”.

Lo mismo sucede con nuestras oraciones, rezamos por las cosas materiales, pero no es lo material sino lo espiritual que hay dentro de ellos, lo que nuestra alma desea.

La misión de cada ser humano es traer todas las cosas de este mundo caótico hacia una armonía con el propósito interior y la unidad que subyace en ellas. Para hacer esto, cada uno de nosotros debe tener aquellas cosas en relación con nuestra misión: nuestra familia, nuestra salud, nuestros hogares, nuestros ingresos. Rezamos por ellas desde lo más profundo de nuestro corazón, nuestra alma se derrama por ellas, porque sabe que, sin ellas, no puede cumplir su misión en el mundo.

Y Di-s escucha. Porque Él quiere vivir en nuestro mundo terrenal.

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La historia entre Janah y Penináh puede tener cierta similitud con la de Sarah y Hagar, pero en este caso, Sarah quiso obtener un hijo por sus propios medios al creer que el hijo vendría a través de su sierva, pues recordemos que cuando a Abraham se le dio la promesa de un hijo en un principio no se le especificó que el hijo vendría de su esposa (cap. 17), fue hasta que ya había nacido Ismael (cap. 16) que el Eterno le dijo que también de Sarah tendría un hijo, así Sarah se adelantó al Eterno trayendo un hijo a Abraham por medios humanos, aunque no fuera de la voluntad del Eterno, pues recordemos que también Ismael y su descendencia recibió bendición, aunque no la de la promesa. En el caso de Janah, ella sólo elevó su petición al Eterno, clamó con fe y el Eterno le concedió la petición de su corazón. Así que antes de tratar de solucionar las cosas a nuestra manera o haciendo uso de nuestros recursos primero llevémosle al Eterno nuestra carga y que El sea quien provea la mejor solución. Otra similitud entre Janah y la vida de los patriarcas y matriarcas de Israel es cuando Isaac vio que rebeca no podía concebir, lo primero que hizo no fue tomar una concubina sino orar por su esposa, esto nos confirma que es mejor primero orar y después actuar. Inmediatamente después de que Janah oró al Eterno, se levantó junto con su esposo muy de mañana y adoró al Eterno, aún no había venido una respuesta cuando ella ya estaba engrandeciendo al Todopoderoso, lo mismo pasa con nuestras peticiones, apenas nos disponemos a orar (como pasó con Daniel, Dan 10:12) y ya el Eterno tiene la respuesta, esto nos ayuda a confiar plenamente en que lo que suceda después de nuestra oración será conforme a Su voluntad. Una vez que nace Shmuel, Janah decide esperar hasta destetar al niño para subir a dedicarlo a Silo (o Jerusalem), esto porque los primeros 3 años del niño (según la tradición hebrea) es un tiempo importante para arraigar en el corazón del niño el entendimiento del Eterno y Su instrucción. De hecho Moisés fue destetado a los 3 años (según la tradición hebrea) y durante ese tiempo su madre Jocabed le enseñaba la verdad de su fe, es por eso que al llega a reconocer de qué pueblo proviene entendió que sólo hay un solo poderoso. Janah sabiendo esto decide esperar a que Shmuel pueda ingerir completamente alimento sólido para entonces dejarlo en manos del Eterno quien guiaría toda su vida. 1Sa 1:22 al 28. El cántico de Janah se asocia mucho con el cántico de Miriam , obviamente Miriam como una mujer hebrea conocía la historia y las mujeres de su pueblo y se inspiró en el cántico de Janah que además viene a confirmar la profecía que Janah habla en su cántico: 1Sa 2:1 Y Janah oró y dijo: Mi corazón se regocija en El Eterno, Mi poder se exalta en El Eterno; Mi boca se ensanchó sobre mis enemigos,

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Por cuanto me alegr en tu salvación. ki smajtí bishuateja, hablando de la palabra raí que es justamente eshuá el nombre que fue dicho debía ser el del Mesías de Israel (Y pondrás por nombre: Yeshúa) Donde vemos que Jana profetiza por primera vez al Mesías. *Tan solo en este versículo uno vemos cómo Janah exalta con TODO su ser: Mi corazón: El centro del ser humano. Mi poder: La fuerza con la que dispone el hombre. Mi boca se ensanchó: simboliza la sonrisa, por la victoria otorgada por el Eterno sobre los enemigos (Salmo35:21-25) 1Sa 2:2 No hay santo como El Eterno; Porque no hay ninguno fuera de ti, Y no hay refugio como el Poderoso nuestro. *Aquí Janah reconoce al único poderoso. 1Sa 2:3 No multipliquéis palabras de grandeza y altanería; Cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; Porque el Poderoso de todo saber es el Eterno, Y a él toca el pesar las acciones. En otra versión más clara vemos: Dejad de hablar con tanto orgullo y altivez; ¡no profiráis palabras soberbias! El Señor es un Poderoso que todo lo sabe, y él es quien juzga las acciones. 1Sa 2:4 Los arcos de los fuertes fueron quebrados, Y los débiles se ciñeron de poder. 1Sa 2:5 Los saciados se alquilaron por pan, Y los hambrientos dejaron de tener hambre; Hasta la estéril ha dado a luz siete, Y la que tenía muchos hijos languidece. *En los versos 3, 4 y 5 Janah habla de su rival Penina, y muestra cómo el Eterno resiste a los soberbios y da GRACIA a los humildes. El 7 es una referencia de plenitud o completitud. Con tan solo un hijo se sintió plena, aún así veremos que el Eterno le dio más de lo que pidió. 1Sa 2:6 El Eterno mata, y él da vida; El hace descender al Seol, y hace subir. 1Sa 2:7 El Eterno empobrece, y él enriquece; Abate, y enaltece. *Janah confía plenamente en el Eterno, en las buenas y en las malas, tal como lo hizo Job, reconociendo Su Omnipotencia sobre todas las cosas.

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1Sa 2:8 El levanta del polvo al pobre, Y del muladar exalta al menesteroso, Para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor. Porque de el Eterno son las columnas de la tierra, Y él afirmó sobre ellas el mundo. *Aquí Janah hace la primera mención de la profecía mesiánica, hablando de la resurrección del mesías y del poderío que se concedió sobre príncipes, reyes y dominio sobre toda potestad. 1Sa 2:9 El guarda los pies de sus santos, Mas los impíos perecen en tinieblas; Porque nadie será fuerte por su propia fuerza. *Janah reitera la soberanía del Eterno y cómo el bendice a los que guardan su Toráh, o sea a sus santos (apartados del pecado -1 Juan 3:4- por medio de la Palabra). Los impíos son los que no guardan los mandamientos y por lo tanto están en tinieblas. 1Sa 2:10 Delante de El Eterno serán quebrantados sus adversarios, Y sobre ellos tronará desde los cielos; El Eterno juzgará los confines de la tierra, Dará poder a su Rey, Y exaltará el poderío de su Ungido. Ésta palabra UNGIDO es justamente la palabra hebrea Mashíaj/Mesías que viene de la palabra Mashaj y de la cual han traducido al griego como Cristo. *Todo este versículo 10 habla del reinado del Mesías, en el ocho habla de su muerte y su resurrección, pero en el 10 ya habla de su segunda venida, es decir, cuando desde los cielos se escuchará el shofar o el sonido de trompeta para reunir a sus escogidos y traer el juicio a las naciones, para colocar a los suyos en los cielos nuevos y tierra nueva, en la Jerusalén celestial que ha sido preparada para los santos. Desde Génesis la primera vez que se hace mención al Ungido como Rey es justamente aquí, en 1ª de Samuel 2:10 y fue dicho por una mujer. Poco más de mil años después, otra mujer llamada Jana vio parte del cumplimiento de la profecía de éste cántico: Lucas 2:36-38: Estaba también la profetisa Janah, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada. Se había casado muy joven, y a los siete años de matrimonio había enviudado. Tenía ochenta y cuatro años. Estaba siempre en el templo, sirviendo al Poderoso noche y día con ayunos y oraciones. Se presentó en aquel mismo momento, y daba gloria al Eterno hablando del niño a todos los que esperaban la liberación de Israel.

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Nada es coincidencia, la primer mujer que profetizó a cerca del Rey Mesías (o Ungido en hebreo Mashíaj), se llamaba Janah, que su principal don era el de la oración y consagración completa al Eterno, por eso es que dedicó a su hijo al servicio del templo porque tenía un corazón completamente entregado a El. Y la mujer que vio el cumplimiento de las profecías respecto al Mesías también se llamó Janah, y también tenía un corazón completamente consagrado al Eterno, desde que enviudó (muy joven por cierto) se dedicó al servicio del Templo, y tenía que hacerle honor a su nombre, se dedicaba a orar y ayunar por el pueblo del Israel, de día y de noche, lo que nos habla de una entrega total a la oración y una devoción y fe tan plenas que el Eterno seguro la escuchaba como escuchó a Janah la madre de Shamuel. Cabe mencionar que Janah la anciana profetisa era hija de Fanuel, que en hebreo es Peniel o Penuel y significa Rostro del Eterno, o sea que podemos pensar que estas dos mujeres cuando oraban lo hacían con tanta confianza en que serían escuchadas que era como si platicaran con el Eterno cara a cara. Vaya “coincidencias”!! Otra sombra muy hermosa en la vida de Janah madre de Shmuel es nada menos que el nombre de su esposo como comentábamos al principio. Su nombre transliterado al español es Elcana, pero así nada más no nos dice mucho, o nada!, pero desde el idioma original hebreo significa Elohim (o el Poderoso) ha adquirido, comprado, obtenido etc. Janah elevó un cántico cuando concibió a Shmuel, lo que habla en ese cántico ciertamente es profético, pero además Shmuel cumple la sombra de cómo sería o qué haría el Mesías, Samuel llegó a ser ungido por el Eterno siendo el Sumo Sacerdote y llegó a profetizar al pueblo y aún a juzgarlo, obviamente a través de los mandamientos, y es exactamente la misma labor del Mesías de Israel, vino a hablarnos la palabra del Eterno y enseñarnos la manera correcta de obedecerla (profetizó), es el Sumo sacerdote quien ha hecho expiación por nuestros pecados y él es nuestro juez, quien juzgará a vivos y muertos en su segunda venida. Por parte del esposo de Jana (quien vendría entonces a representar de una manera alegórica al Eterno) viendo el significado de su nombre “Elohim ha adquirido” nos habla de cómo el Padre Eterno ha adquirido o redimió o comprado a Su pueblo a través de un pago, La sangre de Su hijo. Entonces entenderíamos la analogía de la siguiente manera: El Eterno redimió a Su pueblo… 1- A través de una estéril, o sea judáh, quien no daba a luz, pero que por la fidelidad de un remanente trajo la lu para las naciones, eshúa dijo: “La salvación viene de los judíos”. Un dato “curioso” es que cuando eshúa dijo esta frase se la dijo a la mujer samaritana, Samaria fue puesta como la capital de las tribus del norte o las tribus de Efraín, y Elcana y su familia estaba ministrando en una región de Efrata, lo cual nos confirma la sombra que vivió Jana y su familia con respecto a la futura redención.

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2- La manera en que el Eterno adquirió nuevamente a Su pueblo es por precio de sangre, el nombre de Elcana viene de las palabras EL= PODEROSO y CANÁ= COMPRAR POR PRECIO, obviamente por precio de sangre. 3- Cuando Janah elevó este cántico lo hacía en referencia a su hijo, pero en realidad estaba profetizando, y también lo que decidió hacer con el, es decir, consagrarlo al Eterno completamente y para siempre llegando a ser sumo sacerdote, profeta y juez, eso ya vimos que nos habla del mesías que habría de venir. En 1ª Sam 2:18-20 vemos que después de que Janah dedica a Shmuel en el templo lo visitaba cada año cuando subía con su esposo a Siló para ofrecer el sacrificio acostumbrado (el de la pascua) llevándole una túnica, manto o vestido sin mangas que seguramente en el transcurso de cada año iba confeccionando para llevárselo a su hijo quien comenzaba con sus primeros servicios podemos llamarles “inferiores” en los patios del tabernáculo, así seguramente Shmuel se sentía más cerca de su madre, o simplemente era un obsequio de mucho valor para ambos, ya que Janah hacía la tela y la tejía para elaborar el pequeño manto. Las Escrituras dicen que ella hacía esto cada año, y se refieren a Shmuel como un joven. No sabemos con exactitud cuántos años pasaron, pero al menos poco mas de diez, hasta que el Eterno le envía más hijos a Janah para que ella los pueda disfrutar, además no concibió uno ni dos mas, el Eterno le dio cinco hijos, tres varones y dos mujercitas, con esto seguramente Janah vivía plenamente feliz y agradecida con el Eterno. Además seguramente les instruyó en los caminos de la Toráh con mucha diligencia y dedicación, y oraba por ellos para que fueran hombres y mujeres consagrados al Eterno. El nombre de Jana aparece 15 veces en 13 versículos en toda la Escritura, uno de ellos se refiere a la Profetisa del Nuevo Testamento y ya no se vuelve a hablar más de ella. Los últimos textos dicen así: 1Sa 2:20 Y Elí bendijo a Elcana y a su mujer, diciendo: El Eterno te dé hijos de esta mujer en lugar del que pidió al Eterno. Y se volvieron a su casa. 21 Y visitó el Eterno a Janah, y ella concibió, y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el joven Shmuel crecía delante del Eterno. Finalmente Janah transmitió consagración a sus hijos, en especial a Shmuel, quien fue un celoso profeta del Eterno. De la muerte de Jana no hay registros Bíblicos, ni nunca más se habla de ella, pero ha dejado una importante marca dentro de la historias del pueblo de Israel.

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10 cosas que nos enseña la vida de Janah:

1. Humildad. Ella era oprimida por Peniná, pero nunca tomó represalias contra ella. 2. Ante su problema y su dolor lo primero que hizo fue llevarlo en oración al Eterno y dejar que él se encargue de hacerle justicia. 3. Janah nos enseña que es muy importante llevar una vida continua de oración y exaltación al Eterno, ante tribulación o ante victoria. 4. Después de que Janah elevó su petición se levantó muy de mañana a exaltar al Eterno, sin saber si El le cumpliría lo que anhelaba, simplemente confió y le fuera otorgada su petición o no ella siempre exaltaría al Eterno con todo su ser. 5. Janah fue una madre excepcional. Una vez nacido Shmuel el principal objetivo fue instruirlo en las escrituras y consagrarlo al Eterno. Nuestros hijos realmente no son nuestros, son del Eterno que envió esas almas al mundo para cumplir con su voluntad, es por eso que nuestra prioridad debe ser guiarlos en un camino de consagración a la Toráh. 6. Jana tuvo un corazón de sierva, por eso el Eterno la puso en un lugar de mucha estima. Nos confirma lo que dicen las escrituras “El que se humilla será exaltado pero el que se exalte será humillado”. 7. En su cántico Janah nos recuerda la grandeza del Creador ante toda circunstancia, si lo tenemos siempre presente nos aligerará muchas cargas. 8. Janah no pidió más, sólo un hijo y el Eterno le dio mucho mas abundantemente, esto nos recuerda que sólo el Eterno conoce las peticiones de nuestro corazón, no nos afanemos por lo que no tenemos aún, demos gracias por lo que ya hemos recibido y el Eterno nos dará más de lo que podamos entender si así es su voluntad. 9. Janah era una mujer trabajadora, seguramente era como la mujer descrita en proverbios 31, trabajaba e hilaba para hacerse sus vestidos y vestir a su familia. Lo que habla de su dedicación y empeño a sus labores. 10. Janah, una mujer sin igual, nos enseña que todo depende de nuestro corazón, de nuestros pensamientos, que al final proyectaremos en nuestros actos. Sometamos todo nuestro ser al Creador haciendo tesoros en los cielos, los cuales nunca perecerán y recibiremos una recompensa en el plano celestial.