la perseverancia

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Al igual que la hormiga, no debemos dejar de luchar por nuestros ideales. Es muy común que el ser humano desista cuando las cosas empiezan a complicarse. Pero es aquí cuando más debemos insistir. Ya bien lo decía Napoleón: “La victoria es del más perseverante”. La Perseverancia es un valor fundamental en el que ponemos nuestras fuerzas mentales, intelectuales, espirituales y emocionales para lograr resultados concretos en las metas, objetivos y propósitos que queremos lograr en el desarrollo nuestra vida familiar, profesional, como estudiantes y en fin como persona. Además, es la fuerza interior, constancia que se adquiere y se desarrolla en los más jóvenes y sobre todo en los niños y niñas como expresión de confianza en sí mismos, estabilidad y madurez emocional. Es por el valor de la perseverancia que aprendemos a actuar con disciplina, compromiso, poder de decisión y firmeza frente a los retos que enfrentamos y que nos permite actuar de manera positiva en las dificultades y con la capacidad de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas ante los distintos eventos de la vida. La Perseverancia se aprende en el proceso de socialización en la familia, la escuela y el entorno social que nos rodea. De ahí que los maestros, padres y personas mayores que rodean y educan a los niños y niñas deben educar con el ejemplo y fomentar este valor en ellos. La perseverancia es un gran componente del éxito; si golpea a la puerta con la persistencia y el ruido suficientes, seguramente despertará a alguien. Sin embargo, también por la falta de perseverancia muchos grandes esfuerzos, proyectos de vida importantes se ven desvanecer en el último momento. Casi todos sabemos del dicho que dice “El que persevera triunfa”. A nuestro alrededor vemos cada día a héroes y heroínas anónimas que logran grandes realizaciones de la vida en base a la perseverancia principalmente. Para fortalecer nuestra capacidad de perseverancia es importante: Ejercitar nuestra fuerza de voluntad. Fomentar la disciplina para poder persistir en los deseos. Fortalecer el carácter para poder mantenernos firmes frente a los obstáculos. Claridad en las metas que se quieren alcanzar. Respetemos el Decálogo del Esfuerzo para alimentar la Perseverancia: 1. Todo lo que vale, exige esfuerzo, disciplina, dedicación. Decídase a emprender ese camino, cada día. 2. La paciencia todo lo alcanza. Cambie la impaciencia por la perseverancia en el empeño. El tiempo es necesario para alcanzar cualquier objetivo. 3. Ejercitar la paciencia es una manera de fortalecer la voluntad: paciencia para escuchar a los inoportunos, para controlar los impulsos, para no contestar mal, etc.

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Page 1: La Perseverancia

Al igual que la hormiga, no debemos dejar de luchar por nuestros ideales. Es muy común que el ser humano desista cuando las cosas empiezan a complicarse. Pero es aquí cuando más debemos insistir. Ya bien lo decía Napoleón: “La victoria es del más perseverante”. La Perseverancia es un valor fundamental en el que ponemos nuestras fuerzas mentales, intelectuales, espirituales y emocionales para lograr resultados concretos en las metas, objetivos y propósitos que queremos lograr en el desarrollo nuestra vida familiar, profesional, como estudiantes y en fin como persona.Además, es la fuerza interior, constancia que se adquiere y se desarrolla en los más jóvenes y sobre todo en los niños y niñas como expresión de confianza en sí mismos, estabilidad y madurez emocional.Es por el valor de la perseverancia que aprendemos a actuar con disciplina, compromiso, poder de decisión y firmeza frente a los retos que enfrentamos y que nos permite actuar de manera positiva en las dificultades y con la capacidad de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas ante los distintos eventos de la vida.La Perseverancia se aprende en el proceso de socialización en la familia, la escuela y el entorno social que nos rodea. De ahí que los maestros, padres y personas mayores que rodean y educan a los niños y niñas deben educar con el ejemplo y fomentar este valor en ellos.La perseverancia es un gran componente del éxito; si golpea a la puerta con la persistencia y el ruido suficientes, seguramente despertará a alguien.

Sin embargo, también por la falta de perseverancia muchos grandes esfuerzos, proyectos de vida importantes se ven desvanecer en el último momento.Casi todos sabemos del dicho que dice “El que persevera triunfa”. A nuestro alrededor vemos cada día a héroes y heroínas anónimas que logran grandes realizaciones de la vida en base a la perseverancia principalmente. Para fortalecer nuestra capacidad de perseverancia es importante:Ejercitar nuestra fuerza de voluntad.Fomentar la disciplina para poder persistir en los deseos.Fortalecer el carácter para poder mantenernos firmes frente a los obstáculos.Claridad en las metas que se quieren alcanzar.Respetemos el Decálogo del Esfuerzo para alimentar la Perseverancia:1. Todo lo que vale, exige esfuerzo, disciplina, dedicación. Decídase a emprender ese camino, cada día.2. La paciencia todo lo alcanza. Cambie la impaciencia por la perseverancia en el empeño. El tiempo es necesario para alcanzar cualquier objetivo.3. Ejercitar la paciencia es una manera de fortalecer la voluntad: paciencia para escuchar a los inoportunos, para controlar los impulsos, para no contestar mal, etc.4. Establezca un horario para su vida y ajústese a él, con flexibilidad, pero con exigencia. No lo cambie por cualquier excusa.5. Lo que hay que hacer, se hace: ¡ahora! Sin aplazarlo. Si algo le supone esfuerzo, esa es una buena razón para hacerlo. Ahí radica la clave de la superación personal.6. Hable claro, aunque pase un mal rato. Pero hágalo como le gustaría que lo hicieran con usted.7. ¡Atrévase! Corra riesgos, sin dejar de ser prudente. No se asuste por el miedo a fracasar o por las dificultades que encontrará. Sea audaz.8. Ejercite la voluntad cuidando los detalles pequeños: organizar el escritorio, recoger un papel del piso, sonreír a alguien, contestar bien el teléfono, cumplir un plazo, etc.9. Otras maneras de fortalecer la voluntad es perseverar en lo que comienza: una dieta, un plan de ejercicios, el aprendizaje de un idioma, la lectura de un libro… Comenzar lo hace cualquiera; sólo los triunfadores van hasta el final.10. El autodominio es importante para ser libre, pues de lo contrario se es prisionero de uno mismo. No acepte ser esclavo de sus vicios o de sus sentimientos negativos: sublévese, sepárelos de su vidaPerseverancia es una semilla que cuando germina produce uno de los árboles más frondosos de la vida.Si no existieran limitaciones que superar, la maravillosa riqueza de la experiencia humana perdería parte de su gozo

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En la antigua Tartaria (nombre que le daban los viejos geógrafos al centro de Asia), vivía el rey Tamerlán. Un día, el rey se encontraba bastante deprimido por diversas preocupaciones que no podía sacar de su cabeza. Absorto estaba en sus pensamientos, cuando en eso descubrió una hormiga, que lentamente subía por una pared. Con la ayuda de un pequeño palo, Tamerlán lanzó la hormiga contra el suelo, buscando con ello distraerse un poco. Inmediatamente, el insecto volvió a ascender por la pared. El rey volvió a arrojar la hormiga al suelo y aquella nuevamente tomó su rumbo habitual. Con paciencia infinita y por espacio de ochenta veces, el rey tiró la hormiga al suelo. ¡Y por espacio de ochenta veces la hormiga volvió a subir por el mismo sitio de la pared! El rey se maravilló por la perseverancia demostrada por aquel insecto y, recapacitando, se dijo: "La imitaré y venceré". Y el rey tártaro procedió a invadir el reino de Persia, Jorezn, Georgia, Armenia y Mesopotamia, entre otra serie de tierras, siendo recordado por la historia como uno de los grandes conquistadores que han existido. 

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En la antigua Tartaria (nombre que le daban los viejos geógrafos al centro de Asia), vivía el rey Tamerlán. Un día, el rey se encontraba bastante deprimido por diversas preocupaciones que no podía sacar de su cabeza. Absorto estaba en sus pensamientos, cuando en eso descubrió una hormiga, que lentamente subía por una pared. Con la ayuda de un pequeño palo, Tamerlán lanzó la hormiga contra el suelo, buscando con ello distraerse un poco. Inmediatamente, el insecto volvió a ascender por la pared. El rey volvió a arrojar la hormiga al suelo y aquella nuevamente tomó su rumbo habitual. Con paciencia infinita y por espacio de ochenta veces, el rey tiró la hormiga al suelo. ¡Y por espacio de ochenta veces la hormiga volvió a subir por el mismo sitio de la pared! El rey se maravilló por la perseverancia demostrada por aquel insecto y, recapacitando, se dijo: "La imitaré y venceré". Y el rey tártaro procedió a invadir el reino de Persia, Jorezn, Georgia, Armenia y Mesopotamia, entre otra serie de tierras, siendo recordado por la historia como uno de los grandes conquistadores que han existido. 

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En la antigua Tartaria (nombre que le daban los viejos geógrafos al centro de Asia), vivía el rey Tamerlán. Un día, el rey se encontraba bastante deprimido por diversas preocupaciones que no podía sacar desu cabeza. Absorto estaba en sus pensamientos, cuando en eso descubrió una hormiga, que lentamente subía por una pared. Con la ayuda de un pequeño palo, Tamerlán lanzó la hormiga contra el suelo, buscando con ello distraerse un poco. Inmediatamente, el insecto volvió a ascender por la pared. El rey volvió a arrojar la hormiga al suelo y aquella nuevamente tomó su rumbo habitual. Con paciencia infinita y por espacio de ochenta veces, el rey tiró la hormiga al suelo. ¡Y por espacio de ochenta veces la hormiga volvió a subir por el mismo sitio de la pared! El rey se maravilló por la perseverancia demostrada por aquel insecto y, recapacitando, se dijo: "La imitaré y venceré". Y el rey tártaro procedió a invadir el reino de Persia, Jorezn, Georgia, Armenia y Mesopotamia, entre otra serie de tierras, siendo recordado por la historia como uno de los grandes conquistadores que han existido. 

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En la antigua Tartaria (nombre que le daban los viejos geógrafos al centro de Asia), vivía el rey Tamerlán. Un día, el rey se encontraba bastante deprimido por diversas preocupaciones que no podía sacar de su cabeza. Absorto estaba en sus pensamientos, cuando en eso descubrió una hormiga, que lentamente subía por una pared. Con la ayuda de un pequeño palo, Tamerlán lanzó la hormiga contra el suelo, buscando con ello distraerse un poco. Inmediatamente, el insecto volvió a ascender por la pared. El rey volvió a arrojar la hormiga al suelo y aquella nuevamente tomó su rumbo habitual. Con paciencia infinita y por espacio de ochenta veces, el rey tiró la hormiga al suelo. ¡Y por espacio de ochenta veces la hormiga volvió a subir por el mismo sitio de la pared! El rey se maravilló por la perseverancia demostrada por aquel insecto y, recapacitando, se dijo: "La imitaré y venceré". Y el rey tártaro procedió a invadir el reino de Persia, Jorezn, Georgia, Armenia y Mesopotamia, entre otra serie de tierras, siendo recordado por la historia como uno de los grandes conquistadores que han existido.

Un estudio conducido por la National Retail Dry Goods Association señala que los primeros intentos sin éxito llevan a casi la mitad de los vendedores a cierto fracaso. Ponga atención:

48 por ciento de los vendedores hacen una llamada y desisten.25 por ciento de los vendedores hacen dos llamadas y desisten.15 por ciento de todos los vendedores hacen tres llamadas y desisten.

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12 por ciento de todos los vendedores insisten e insisten e insisten e insisten.Ellos hacen el 80 por ciento de todas las ventas.Insistencia es un resorte que nos impulsa al gran salto de las nuevas oportunidades. Son muchos los que se han quedado frustrados en el camino, cuando en realidad había delante de ellos la oportunidad más grande de su vida. Insista, insista e insista porque muy pronto la puerta se te abrirá.

La perseverancia es hermana de la fortaleza. Si somos como un barquito de papel, la menor llovizna nos hunde irremediablemente. Por eso debemos fortalecernos mentalmente y emocionalmente para no vencernos en los pequeños obstáculos.

La perseverancia es un esfuerzo continuado. Es un valor fundamental en la vida para obtener un resultado concreto. Existen muchos matices al vivir la perseverancia: existen aquellos que son necios irremediables, y otros que son veletas que cambian de rumbo. Estos últimos, tienen grandes problemas.

Siempre es emocionante iniciar algo: existe una gran ilusión, sueños y esperanzas. Ese "algo" puede ser un nuevo trabajo, vivir en una nueva ciudad, conocer a una persona que potencialmente puede ser nuestra pareja, un nuevo proyecto de trabajo. Sin embargo, fácilmente comenzarán a existir resistencia y problemas. En el nuevo trabajo, comenzaremos a conocer gente que no nos agrada, o las exigencias podrán ser agotadoras, al vivir en una nueva ciudad tal vez la gente no nos acepte fácilmente por nuestro acento o nuestra costumbres, tras el "enamoramiento" inicial, comenzamos a descubrir que esa persona ideal no lo es tanto y que en su personalidad hay aspectos que pueden rayar en lo insoportable. Si una persona abandona un trabajo porque su jefe no le agrada, tras cambiarse de ciudad decide regresar a su lugar de origen porque el hicieron el feo por su acento, si abandonamos a la pareja porque "no es perfecta", entonces estamos ante la falta de perseverancia, y en el fondo siempre existe un sentimiento en el corazón: el de haber sido derrotado, vencido y el no haber luchado por algo que valía la pena.

El combustible para que la perseverancia pueda moverse largamente es el de la visión de largo plazo y la profundidad. Los seres humanos somos hedonistas, es decir, preferimos el bien inmediato. Una persona puede utilizar una droga porque en el momento de administrársela a su cuerpo percibe sensaciones que le gustan, pero no le importa que su cuerpo se dañe en el largo plazo. Esa miopía provoca que hagamos grandes tonterías en nuestras vidas por obtener satisfacción instantánea. El punto es que con la perseverancia, debemos tener la fortaleza de no dejarnos llevar por lo fácil y lo cómodo, a cambio de obtener algo más grande y mejor en el futuro. Si vemos la vida con superficialidad entonces nos dejaremos llevar por las cosas inmediatas.

Normalmente a principios de año comenzamos nuestra lista de "buenos propósitos". Todos sabemos cuán efímeros son esos propósitos, y que no pasarán ni siquiera un par de semanas antes de que se olviden. Sin embargo, esto no solo ocurre en año nuevo, puede ocurrirnos en nuestras vidas en muchos aspectos.

Cuando hablamos de perseverancia, valdría la pena tomar un papel y ver nuestros propósitos de año nuevo. El problema con los propósitos es que siempre decimos el "qué" pero nunca el "cómo". Por otro lado, a veces no

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conocemos a fondo nuestras capacidades (o falta de ellas) para poder establecer objetivos que realmente podamos alcanzar.

La lista de año nuevo, y cualquier propósito que emprendamos debería estar acompañado de un recuento de los medios con los que vamos a lograr ese trabajo. Si queremos arreglar una cañería rota, necesitaremos herramientas, y sería muy bobo desalentarnos porque no pudimos llegar hasta la cañería por el muro con las uñas ¡Hacen falta herramientas! Esas herramientas son nuestras habilidades, circunstancias, posibilidades y conocimientos.

La perseverancia requiere sentido común. A cambio de contar con el valor de la perseverancia obtendremos el gozo de luchar por lo que queremos. Tal vez no lo logremos de inmediato, incluso tal vez no logremos algo en el final, sin embargo es importante disfrutar el camino. La perseverancia brinda estabilidad, confianza y es un signo de madurez.

Ejemplos de perseverancia abundan en la historia de la humanidad. Uno de los más célebres, sin lugar a dudas, es el de Thomas Alva Edison y los incontables “fracasos” en los que tuvo que incurrir para obtener la bombilla eléctrica. Pero mencionemos otros, tal vez no tan conocidos. El famoso escritor Richard Bach tuvo la paciencia y la perseverancia, dos cualidades que van indiscutiblemente de la mano, de ver rechazada por veinte veces consecutivas una de sus máximas obras, antes de que finalmente la publicaran: Juan Salvador Gaviota.

Sir Edmund Hillary y Tenzing Norkay, los primeros hombres que ascendieron el monte Everest, son otro ejemplo de esa perseverancia que todos debemos tener. Ellos tenían muy claro cuál era su meta: conquistar la cima más alta del mundo. Una empresa que hasta ese momento nadie había logrado realizar. Por eso, poco les importó el frío, el cansancio y los comentarios, que insistían en que debían abandonar su sueño. No permitieron que su entusiasmo fuera diezmado, y, pacientemente, en el último trecho avanzaron a un ritmo de... ¡30 centímetros por minuto! ¡Nada más imaginen su persistencia! Pero no cejaron en su esfuerzo, hasta obtener el éxito. ¿Qué podemos apreciar en estas grandes figuras? Que las personas triunfadoras no ven con desagrado el esfuerzo extra que deben realizar para conseguir sus ideales. Perseveran, sin pensar siquiera en abandonar lo emprendido. Son conscientes de que el éxito estriba en levantarse una y cuantas veces sea necesario, de los tropiezos en los cuales hayan incurrido. Y son, además, conscientes de que no hay lugar disponible para el cansancio.

Es propicio el momento para revisar nuestros niveles de compromiso y esfuerzos realizados para alcanzar nuestras metas, aunque también al final de todo proceso es importante reflexionar acerca de nuestra  actitud, esfuerzo continuo y constante, compromisos aportados para lograr la culminación exitosa de cada propósito.

Por eso, ten muy en cuenta que lo que aspiras obtener en el futuro, eso por lo que tanto estás luchando, dependerá en gran medida de cuánta insistencia le agregues al trabajo que estás realizando hoy.

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