la perseverancia cristiana

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ÁREA DE SEGUIMIENTO AÑO 2014. Así que no pierdan la confianza, porque esta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que Él ha prometido. Hebreos 10:35-36. “Mes de la PerseveranciaMaterial mes de Noviembre 2014. Objetivo general para este mes: Comprender la necesitad e importancia de la virtud de la perseverancia tanto en nuestra vida diaria como en nuestra vida espiritual para poder continuar en la realización de nuestras metas, a pesar de las dificultades que encontremos en el camino. Objetivos específicos: Conocer que la perseverancia es la madre de todas las virtudes, las cuales necesitan de la ayuda de esta para realizarse a su perfección. Saber que en nuestra vida siempre tendremos dificultades que nos impulsarán a abandonar lo que hemos comenzado, pero al ser perseverantes seremos capaces de vencer y así cumplir nuestros objetivos trazados. Fechas a desarrollar este material: Jueves 6 de noviembre: Tema: “Conozcamos la virtud de la perseverancia” Jueves 13 de noviembre: Lectio Divina: Orar sin cansarse Jueves 20 de noviembre: Apertura: ¿Somos perseverantes? Jueves 27 de noviembre: Reunión Libre “La perseverancia es clave en la vida diaria y vital en la vida espiritual. Solo el persistente ve, lo que los inconsistentes no ven”

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Es una guia sobre la virtud de la Perseverancia Cristiana.Seguir a Cristo es una desición de vida, debes seguirlo por convicción. Cristo no es un sentimiento ni una emoción. Cristo es real y es una forma de vida.Para un jóven en muy dificil ser radical y amar y enten

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Page 1: La Perseverancia Cristiana

ÁREA DE SEGUIMIENTO AÑO 2014.

Así que no pierdan la confianza, porque esta será grandemente recompensada.

Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios,

reciban lo que Él ha prometido. Hebreos 10:35-36.

“Mes de la Perseverancia” Material mes de Noviembre 2014.

Objetivo general para este mes: Comprender la necesitad e importancia de la virtud de la perseverancia tanto en nuestra vida diaria como en

nuestra vida espiritual para poder continuar en la realización de nuestras metas, a pesar de las dificultades

que encontremos en el camino.

Objetivos específicos:

Conocer que la perseverancia es la madre de todas las virtudes, las cuales necesitan de la ayuda de

esta para realizarse a su perfección.

Saber que en nuestra vida siempre tendremos dificultades que nos impulsarán a abandonar lo que

hemos comenzado, pero al ser perseverantes seremos capaces de vencer y así cumplir nuestros

objetivos trazados.

Fechas a desarrollar este material:

Jueves 6 de noviembre: Tema: “Conozcamos la virtud de la perseverancia”

Jueves 13 de noviembre: Lectio Divina: Orar sin cansarse

Jueves 20 de noviembre: Apertura: ¿Somos perseverantes?

Jueves 27 de noviembre: Reunión Libre

“La perseverancia es clave en la vida diaria

y vital en la vida espiritual.

Solo el persistente ve, lo que los

inconsistentes no ven”

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LA VIRTUD DE LA PERSEVERANCIA.

El término perseverancia proviene del latín perseverantia, que significa constancia, persistencia,

firmeza, dedicación o tesón, tanto en las ideas, como en las actitudes, en la ejecución de los propósitos y

también en las resoluciones del ánimo.

La perseverancia es “una virtud adjunta a la fortaleza, que inclina a persistir en el ejercicio del bien a

pesar de la molestia que su prolongación nos ocasione”

Es la capacidad para continuar y seguir adelante a pesar de las dificultades, los obstáculos, la frustración, el

desánimo, el aburrimiento, o los deseos de rendirse o abandonar ante una situación.

La perseverancia es la continuación del camino ya emprendido, es la firmeza que nos hace resistir y

continuar en nuestras metas, en nuestros objetivos, que generalmente estarán plagados de obstáculos.

Se dice que la perseverancia es la madre de todas las demás virtudes, las cuales necesitan de la ayuda y

complemento de esta, sin la cual ninguna podría ser perfecta ni siquiera mantenerse mucho tiempo.

¿Qué nos dice la biblia de la perseverancia?

La Biblia pone de relieve la importancia de la perseverancia. Por ejemplo, nos da los siguientes consejos:

“Sigan, pues, buscando primero el reino de Dios y su Justicia”, “perseveren en la oración” y “adhiéranse

firmemente a lo que es excelente” (Mateo 6:33; Romanos 12:12; 1 Tesalonicenses 5:21).

Un aspecto importante de la perseverancia es hacer frente a las dificultades que inevitablemente se sufrirán.

Proverbios 24:16 dice: “Puede que el justo caiga hasta siete veces, y ciertamente se levantará”. En lugar de

rendirse cuando se presenta una dificultad o se tiene un fracaso, quien persevera ‘se levanta’, sigue adelante

y lo intenta de nuevo.

No obstante, muchas personas no están preparadas para afrontar las dificultades y los fracasos que pudieran

surgir. Como nunca han desarrollado el deseo de perseverar, se dan por vencidas fácilmente. “Muchos

reaccionan ante el fracaso de un modo perjudicial para sí mismos. Se autocompadecen, culpan a todo el

mundo, se amargan y se rinden.”

Es lamentable que se reaccione así. “Nos olvidamos que hay razones para sufrir pruebas penosas, que en la

adversidad puede haber algo de valor.” ¿De qué se trata? “Aprendes que los fracasos no son fatales, ni

eternos. Te ayuda a ser más profundo. Te prepara para afrontar otras situaciones”. La Biblia dice

sencillamente: “Todo trabajo afanoso tiene su recompensa, pero lo que se queda en palabras lleva a la

miseria” (Proverbios 14:23).

¿Qué nos ayuda a perseverar? El primer paso para perseverar en el camino elegido es fijarse objetivos asequibles y que merezcan la pena.

El apóstol Pablo entendía, sin duda, este punto. Dijo a los corintios: “La manera como estoy corriendo no

es incierta; la manera como estoy dirigiendo mis golpes es como para no estar hiriendo el aire”. Pablo sabía

que si quería que sus esfuerzos dieran fruto, necesitaba objetivos claros, como el atleta que centra su

atención en cruzar la línea de meta. “¿No saben ustedes que los atletas en una carrera todos corren, pero

solo uno recibe el premio? Corran de tal modo que lo alcancen”. Fue la exhortación que dio a aquellos

cristianos (1 Corintios 9:24-26).

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¿Cómo podemos hacerlo?

“El sagaz considera sus pasos”, dice Proverbios 14:15. Es prudente reevaluar de vez en cuando nuestras

estrategias en la vida y preguntarnos adónde nos dirigimos y si hemos de hacer algunos cambios. Es de

capital importancia tener muy claro qué deseamos lograr y porqué. Nos sentiremos menos dispuestos a

renunciar si no perdemos de vista nuestro destino final. “En cuanto a tus ojos, directamente adelante deben

mirar”, nos exhorta el proverbio inspirado, para que ‘puedan establecerse firmemente todos tus propios

caminos’ (Proverbios 4:25, 26).

Una vez identificados los objetivos, el siguiente paso es analizar cómo proceder para alcanzarlos. Jesús

preguntó: “¿Quién de ustedes que quiere edificar una torre no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si

tiene lo suficiente para completarla?” (Lucas 14:28). Las personas que triunfan entienden que si desean

algo, han de hacer todo lo necesario para conseguirlo”. Comprender con claridad todos los pasos necesarios

que hemos de dar para lograr lo que queremos nos ayudará a mantenernos concentrados.

Por tanto, cuando suframos contratiempos, hagamos lo posible por verlos de manera positiva y como una

experiencia instructiva. Analicemos la situación, percibamos qué hicimos mal y corrijamos el error.

Un tercer aspecto esencial de la perseverancia es la acción regular. El apóstol Pablo hace esta exhortación:

“Hasta donde hayamos progresado, sigamos andando ordenadamente en esta misma rutina” (Filipenses

3:16). Un educador dijo: “La moderación y la regularidad durante un tiempo producen resultados

significativos”. Ilustra bien este punto la conocida fábula de Esopo sobre la liebre y la tortuga. Esta ganó la

carrera aun siendo mucho más lenta que la liebre. ¿Por qué? Porque fue constante y disciplinada. No se dio

por vencida, sino que escogió con realismo una velocidad adecuada para ella y la mantuvo hasta que cruzó

la línea de meta. En vista de que la persona constante y organizada hace progresos continuos, conserva la

motivación, por lo que es menos probable que abandone o que quede fuera de la carrera. En efecto,

‘corramos de tal modo’ que podamos alcanzar la meta.

La perseverancia, un don especial.

Muchas veces sentimos cansancio, flojera, pesimismo, desinterés o una desgana espiritual. Deseos de

abandonar porque “ya no podemos más” es entonces cuando tenemos que pedir este don.

Dice el refrán: "El que persevera alcanza". De nada nos sirve empezar con mucho afán algo que queremos

lograr si no tenemos perseverancia. La mitad de los anhelos en nuestra vida se nos quedan en eso, en

anhelos, en deseos, en sueños no realizados... y si analizamos bien el por qué no se hicieron realidad fue

porque nos faltó perseverancia.

La perseverancia es la firmeza y constancia en la ejecución de los propósitos y en las resoluciones del

ánimo. Cuanta cosa emprendemos en la vida tienen que tener perseverancia pues sin ella, todo lo

emprendido se irá diluyendo como agua en nuestras manos, como humo en el azul del cielo. El ánimo

resuelto ante una cosa que emprendemos y la voluntad firme nos llevará al éxito.

Cuando fracasamos no solemos reconocer que generalmente fueron la falta de esos factores, tan

importantes y necesarios, lo que hizo que no llegáramos a obtener los resultados que esperábamos. Siempre

encontramos otras causas para "echarle la culpa" a nuestras derrotas, a nuestras frustraciones. Nada

podemos lograr sin disciplina y perseverancia, en lo físico, en lo intelectual como en lo espiritual. Nadie

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logrará tener un cuerpo bien modelado o poderosamente musculoso sin hacer ejercicio día con día, no le va

a bastar correr y sudar, o pasarse todo un día en el gimnasio si es tan solo por una sola vez.

No le va a bastar al que quiere cultivar su mente leer todo un día cuanto libro tenga a su alcance si no lo

vuelve a repetir, si no impone una vida de constante lectura y estudio y no adelantaremos en nuestra vida

espiritual sin tan solo nos dejamos llevar por arrebatos místicos, con promesas a Dios de rezar más, de amar

más a nuestro prójimo y tener una vida más apegada a los sacramentos, de ir más a la iglesia si todo esto es

como "llamarada de petate", como algo que empezamos con mucho ímpetu y ardor y enseguida nos

cansamos y pronto olvidamos todo ese entusiasmo porque eso cuesta, porque nos está pidiendo un gran

esfuerzo, porque esos proyectos nos piden disciplina y perseverancia.

En el aspecto espiritual tal vez haya personas que al mirar su vida pasada encuentren una trayectoria directa

con Dios a pesar de las caídas y miserias naturales de la debilidad humana, pero... ¿y la perseverancia final?

A veces con los años sentimos ese cansancio, esa acedia, nos descuidamos de todo. Ya no hay el ardor

juvenil, se fueron los días en que el alma ponía en juego toda su fuerza para los sacrificios y la voluntad

estaba al servicio de la fogosidad del espíritu para agradar a Dios. Es el momento del peligro. Peligro de

abandonar el estar en pie de lucha.

El enemigo, el demonio ha esperado mucho tiempo, muchos años ese momento, este atardecer de nuestra

vida, este estado de pereza espiritual. Ha esperado y ya saborea su triunfo al vernos flaquear, al ver nuestra

tibieza, como poco a poco vamos dejando a un lado el sentido de nuestra fe y llenándonos de dudas

acabamos por permanecer indolentes a todo lo referente a nuestra vida espiritual.

Ante esta circunstancia, pidamos como un don especial, que acompañe hasta nuestro último día la

perseverancia final.

Perseverancia: la virtud de los ganadores Si hay una virtud que define a un ganador o ganadora es la: perseverancia.

Comenzar es de todos; perseverar de santos: Que tu perseverancia no sea consecuencia ciega del primer

impulso, obra de la inercia: que sea una perseverancia reflexiva. (Josemaría Escrivá de Balaguer)

La perseverancia es no darse por vencido. Es continuar, persistir hasta lograr la meta que queremos. Es

saber superar los obstáculos. Los obstáculos nos dan el músculo emocional, esa fuerza motriz que

necesitamos para seguir adelante. También, la perseverancia es esfuerzo.

A veces, pareciera que esforzarnos un poco menos, evitando ciertos obstáculos, es lo mejor. ¿Realmente es

así? Veamos lo que relata esta fábula, con su moraleja, sobre la importancia de perseverar:

La mariposita:

Un día, una pequeña abertura apareció en un capullo. Un hombre se sentó y observó a la mariposa por

varias horas, y cómo ella se esforzaba para que su cuerpo pasara a través de aquel pequeño espacio.

Entonces, parecía que se había dado por vencida, pues no se veía ningún movimiento y no parecía hacer

ningún progreso. Por el contrario, parecía que había hecho más de lo que podía, y aun así, no conseguía

salir.

Entonces el hombre decidió ayudarla. Tomo una tijera y con ella cortó el capullo para que la mariposa

pudiese salir. La mariposa salió con una gran facilidad. Pero su cuerpo estaba atrofiado, muy pequeño y

con las alas maltratadas. El hombre continuó observando a la mariposa, porque esperaba que en cualquier

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momento, sus alas se fortalecieran, se abrieran con fuerza y fueran capaces de soportar su peso,

afirmándose con el tiempo.

Pero nada pasó. En realidad, la mariposa pasó el resto de su vida arrastrándose con el cuerpo atrofiado y

con las alas maltratadas y encogidas. Nunca fue capaz de volar. Lo que el hombre en su gentileza y deseo

de ayudar, no comprendía, era que el capullo apretado y el esfuerzo necesario para salir por el pequeño

agujero, eran el modo en que Dios hacía que el fluido del cuerpo de la mariposa, fuese hacia sus alas, de

modo que estuviera lista para volar, una vez que hubiese salido del capullo.

Así, algunas veces es el esfuerzo lo que justamente necesitamos en nuestras vidas. Si Dios nos dejase pasar

por la vida sin ningún esfuerzo, sin ningún obstáculo, nos dejaría "incapacitados", "inválidos".

Hay procesos en nuestra vida, situaciones que ya comenzaron, pero que deben seguir su curso, permitiendo

que Dios lo concluya con éxito. En los procesos, parece a veces, que damos dos pasos adelante y uno atrás.

La sensación es de que no se avanza, y si se avanza, es poco.

Pero no hay que perder la fe, Dios es el que hace que todas las cosas ayuden a bien, para los que le aman.

Así que, si le dejas a El que te dirija, ten tú la perseverancia y el aguante para continuar, que a su debido

tiempo, verás los frutos de tu esfuerzo.

Esta breve historia, nos recuerda también, que los obstáculos a vencer, nos sirven de trampolín para

impulsarnos hacia adelante, a seguir con lo que queremos. No veamos las dificultades como algo que indica

que "no me conviene" o "Dios no quiere esto para mí". Pide valor, fuerza y perseverancia, y sigue.

Si no se practica la virtud de la perseverancia, será muy difícil cumplir los objetivos propuestos, para

cualquiera de las actividades personales, profesionales o espirituales, por mucho que se hayan estudiado,

programado y establecido controles de seguimiento. Empezar a circular por la avenida propuesta, ya es

difícil, continuar en ella manteniéndose hasta el final propuesto, es mucho más todavía. En esa avenida

suelen salir otros senderos, que parecen atajos muy tentadores, cuyo objetivo es alejarnos de la avenida

principal. Ahí es donde entra la práctica de la virtud de la perseverancia.

Pistas para trabajar en la perseverancia Poner nuestra confianza en Dios: Para no dejarnos abatir por el desaliento.

Contar con la propia debilidad: Nada podemos por nosotros mismos; pero si con la ayuda de Dios.

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Esa certeza es la que nos da audacia para permanecer en

la virtud.

Nuestra verdadera y definitiva felicidad está en el Cielo. Todo aquí es pasajero y sombra de la

verdadera felicidad.

Armarse para la lucha (Efesios 6,10-17). Sabiendo que Dios lucha por nosotros. (leerlo)

Trabajar en lo pequeño

Las pequeñas victorias son importantes, porque entonan y dan ánimo para las grandes cosas. Ej.:

terminar lo que se empieza: un libro, una tarea; cumplir con la palabra y con los compromisos:

detrás de cada compromiso hay personas concretas; poner dedicación en cosas que no me gustan;

trazarse un programa y cumplirlo; ordenarse: las cosas, el cuarto, el armario, etc.

Así que no pierdan la confianza, porque esta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar

para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que Él ha prometido. (Hebreos 10:36-

37.)

Confía y Persevera y veras las promesas de Dios cumplidas en Tu Vida.

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MATERIAL PARA LA LECTIO DIVINA

«Orar sin cansarse»

Dios escuchará nuestras plegarias si somos perseverantes y no nos cansamos de presentarle

nuestras peticiones. ¿O acaso Dios, no hará justicia a sus elegidos si claman a él día y noche?

TEXTO BIBLICO: Lucas 18, 1-8 1Jesus les mostró con un ejemplo que debían orar siempre, sin desanimarse jamás:

2—Había en una ciudad

un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. 3Había en la misma ciudad una viuda que acudía a

él para decirle: Hazme justicia contra mi adversario. 4Por un tiempo se negó, pero más tarde se dijo:

Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, 5como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, de

lo contrario acabara rompiéndome la cabeza. 6El Señor añadió:—Fíjense en lo que dice el juez injusto;

7y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos si claman

a él día y noche? ¿Los hará esperar? 8Les digo que inmediatamente les hará justicia. Sólo que, cuando

llegue el Hijo del Hombre, ¿encontrará esa fe en la tierra?

1. LECTURA ¿Qué dice el texto?

Es muy interesante lo que nos dice el mismo san Lucas al inicio de esta exhortación: Jesús nos refiere—

para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola. El

objetivo está bastante claro: quiere enseñarnos a orar siempre y con perseverancia, y a no cansarnos ante las

dificultades, incluso cuando parezca que Dios no escucha nuestras plegarias.

Esta historia resulta bastante sugerente. Nuestro Señor nos presenta a un juez inicuo, sin escrúpulos,

despreocupado, injusto y sin ningún temor de Dios ni de los hombres. Y había también una pobre viuda,

que acudía a él con frecuencia y le pedía que le hiciera justicia. El juez, altanero e irresponsable, al

principio se negó. ¡Total, se trata de una pobre mujer, y además viuda!, tal vez pensaría ese juez injusto. En

Israel, como en todo el antiguo Oriente, los huérfanos y las viudas eran el símbolo de la debilidad, pues no

contaban con un padre o un esposo que pudiera protegerlos y velar por ellos. Tal vez por eso aquel juez se

sentía seguro en su indolencia.

Sin embargo, aquella mujer le seguía insistiendo. Y es impresionante la descripción que nos hace Jesús de

ese juez: Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres -se dijo- como esa viuda me está fastidiando,

le haré justicia, no vaya a acabar rompiéndome la cabeza. Y es el mismo Señor quien pondera la actitud y

la respuesta de este desalmado. Y enseguida viene la pregunta y la aplicación de Jesús: pues Dios, ¿no hará

justicia a sus elegidos que le gritan de día y de noche? Os digo que les hará justicia sin tardar.

Está claro que Dios escuchará nuestras plegarias sólo si nosotros somos perseverantes y no nos cansamos

de presentarle nuestras peticiones. Por supuesto que Dios no se identifica, absolutamente, con ese juez. La

parábola nos impresiona por el contraste: si aquél, siendo tan canalla, atiende a la viuda porque se lo pide

hasta hartarlo, ¿cómo no hará caso nuestro Padre celestial a las súplicas que le dirigimos, si Él es

infinitamente bueno y generoso?

Pero cabría ahora preguntarnos si nosotros, efectivamente, somos perseverantes en la oración, o si

desistimos después de dos o tres intentos. Se cuenta que un joven sacerdote que trabajaba en una parroquia

cercana a Ars, fue un día a desahogarse con el santo Cura y a expresarle toda su amargura porque, no

obstante todo el trabajo pastoral que realizaba, sólo veía escasos frutos en las almas. Y se lamentó: ¡He

hecho todo lo posible, pero no veo ningún fruto! A lo cual, el cura de Ars le respondió: ¿Has hecho

realmente todo lo posible? ¿De verdad rezas con toda el alma a Dios? ¿Has pasado noches en oración

pidiendo al buen Dios que te ayude?” .

Page 7: La Perseverancia Cristiana

Debemos aprender la lección. Tal vez nos contentamos con pedirle a Dios una o dos veces aquello que

necesitamos, y ya. Pero Jesús nos enseña una cosa muy distinta. Nos viene casi a decir que Dios quiere que

lo hartemos con nuestras súplicas; que Él quiere que insistamos en la oración y no nos preocupemos si

podemos resultarle cansones, pues así probamos la fe, la confianza y el amor filial que le tenemos.

Pero, para ello, necesitamos de una fe muy grande y muy viva en Dios nuestro Padre; y una fe en que,

aquello que le pedimos, nos lo va a conceder.

Preguntémonos:

Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra? Es una pregunta muy fuerte e

impresionante. Al menos, ¿tenemos nosotros esa fe que nos pide nuestro Señor?

¿Es tan grande nuestra fe que es capaz de iluminar las tinieblas del mundo en que vivimos y de

alimentar la fe de los demás?...... Ojalá que sí. Pidámosle hoy a Jesús esa gracia.

Finalmente lo que alaba Jesús de esta historia de la viuda es su perseverancia, su insistencia en pedir la

justicia, aun cuando el juez era un corrupto. Dice que decide hacer la justicia, para que no lo molestara más.

¿Pero acaso Dios, el Padre que es totalmente justo, no hará justicia con los que claman a Él día y noche?

Por un lado la perseverancia y la insistencia en la oración y por el otro lado la confianza en el Padre, que

hace las cosas a su tiempo, y ama de corazón a aquellos que se fían de Él.

2. MEDITACION: ¿Qué me dice a mí el texto? a. En mi vida, ¿cuánto tiempo dedico a la oración, a la comunicación con Dios?

b. ¿Estoy convencido que orar con mayor fervor, puede ayudarme a mí a conocer más los

planes que Dios tiene para mí?

c. ¿Con qué frecuencia, en mi vida voy mejorando mi encuentro de oración y mi dedicación

al Señor?

d. ¿Tengo verdadera confianza en que Dios puede librarme de todos los males?

e. ¿Hasta dónde yo me pongo en las manos del Señor, o quiero ser justiciero a mi manera?

3. ORACION: ¿Qué le digo yo al Señor? Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra. Esta Palabra

es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor:

“Gracias porque voy aprendiendo a confiar más en Ti, me doy cuenta que te conozco poco, porque aun

cuando me siento cristiano, mi oración necesita un refuerzo.

Te pido Señor que aumentes mi voluntad para vivir confiando en tu amor y en tu justicia, y que lo aprenda

en la oración constante. Que todos los que me vean, encuentren en mí una persona de oración, de contacto

y amistad contigo, que pueda irradiar la luz de santidad y amor hacia los demás. Gracias Señor.

Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor.

4. CONTEMPLACION: ¿Cómo interiorizo el texto?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que

vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos si claman a él día y

noche? (Versículo 8)

Y de esta forma nos ponemos en contemplación.

5. ACCION: ¿A qué me comprometo?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Hacer un profundo examen de conciencia sobre mi oración y el tiempo, la devoción y la perseverancia en la

relación con el Señor. Proponerse una meta de oración diaria y presentársela al Señor.

Page 8: La Perseverancia Cristiana

MATERIAL PARA LA APERTURA ¿Somos perseverantes?

La perseverancia es la madre de todas las virtudes. Y es la virtud de los ganadores porque es gracias a ella

que conseguimos nuestras metas, venciendo todas las dificultades que se nos presentan en el camino.

“Comenzar es de todos, terminar es de santos”, “El que persevere hasta el fin ese se salvará” dijo Jesús.

1. ¿Enfrentas tus retos sin miedo, con un compromiso pleno y decidido para cumplir con tu vocación,

sea lo que sea? ¿Tengo claro y decidido lo que soy y lo que espero?

2. ¿Eres perseverante? ¿Cuáles son los medios que más te ayudan? ¿Voluntad? ¿disciplina?

¿persistencia? ¿diligencia? ¿optimismo?

3. ¿Convencido que en el camino hay caídas, eres pronto en levantarte? ¿Tienes firmeza en las

dificultades?

4. ¿Por deseo de terminar nunca hago perfectamente lo que debo hacer? ¿abandono el esfuerzo y

trabajo logrado?

5. ¿Tengo muchos fracasos en los que al examinarme puedo descubrir como su causa la falta de

perseverancia? ¿Si la dificultad es muy grande o molesta me rindo ante ella?

6. ¿Me sostiene la seguridad de que Dios me acompaña? ¿Esta certeza me sirve para ser constante en

la fe, en la esperanza y en la caridad?

7. ¿Mi primer ejercicio de perseverancia consiste en obedecer a Dios? ¿Puedo decir que por ello tengo

la fuerza de voluntad suficiente para evitar el pecado, el dominio necesario para prevenir y modelar

los movimientos violentos de mis pasiones?

8. ¿Soy perseverante al poner por obra mis propósitos? ¿O son fruto del sentimentalismo? ¿Me

excuso constantemente ante el incumplimiento pero en el fondo es porque no tengo la decisión ni la

voluntad para hacerlo?

9. ¿Piensas positivamente? ¿Cuáles son las dificultades que no te dejan avanzar para lograr tus

propósitos? ¿pesimismo? ¿desaliento? ¿pereza? ¿desidia?

10. ¿Qué opinas de “la perseverancia es la virtud de los ganadores”? ¿y tú como te consideras?

11. ¿Crees que la perseverancia es la madre de todas las demás virtudes? ¿Por qué?

12. ¿Aprendemos a valernos por nosotros mismos y trabajamos con empeño para alcanzar nuestras

metas?

“Insiste, persiste, resiste. Pero jamás desiste. Porque las grandes obras son hechas

no con la fuerza, sino con la perseverancia.”

Recuerda: “Cuando dejas de hacer lo que debes hacer, también dejas de ser lo

que debes ser”.

Page 9: La Perseverancia Cristiana

ANEXOS

La perseverancia es tan crucial para Nuestro Dios que nos ha dejado varios versículos en la

Biblia que hablan acerca de su importancia. Aquí tienes algunos de ellos:

“Y si persevera en cumplir mis leyes y mis normas, como lo hace hoy, entonces afirmaré su reino para

siempre." 1 Crónicas 28:7

“Pero tú, persevera hasta el fin y descansa, que al final de los tiempos te levantarás para recibir tu

recompensa." Daniel 12:13

Pero la parte que cayó en buen terreno son los que oyen la palabra con corazón noble y bueno, y la

retienen; y perseverando dan fruto. Lucas 8:15

Fortaleciendo a los discípulos y animándolos a perseverar en la fe. «Es necesario pasar por muchas

dificultades para entrar en el reino de Dios», les decían. Hechos 14:22

Él dará vida eterna a los que, perseverando en las buenas obras, buscan gloria, honor e inmortalidad.

Romanos 2:7

También por medio de él, y mediante la fe, tenemos acceso a esta gracia en la cual nos mantenemos firmes.

Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y no sólo en esto, sino también en

nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza

de carácter; la entereza de carácter, esperanza. Romanos 5:2-4

Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración.

Romanos 12:12

Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y perseveren en oración

por todos los santos. Efesios 6:18

Así que nos sentimos orgullosos de ustedes ante las iglesias de Dios por la perseverancia y la fe que

muestran al soportar toda clase de persecuciones y sufrimientos. 2 Tesalonicenses 1:4

Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha

prometido. Hebreos 10:36

Dios disciplina a sus hijos Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de

testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con

perseverancia la carrera que tenemos por delante. Hebreos 12:1

Pero quien se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad, y persevera en ella, no olvidando lo que ha

oído, sino haciéndolo, recibirá bendición al practicarla. Santiago 1:25

En verdad, consideramos dichosos a los que perseveraron. Ustedes han oído hablar de la perseverancia de

Job, y han visto lo que al final le dio el Señor. Es que el Señor es muy compasivo y misericordioso.

Santiago 5:11

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Frases de la perseverancia del Libro de Camino. San Josemaría Escrivá de Balaguer.

984. Comenzar es de todos; perseverar de santos: Que tu perseverancia no sea consecuencia ciega

del primer impulso, obra de la inercia: que sea una perseverancia reflexiva.

985. Te apartaste del camino, y no volvías porque te daba vergüenza. —Es más lógico que te diera

vergüenza no rectificar.

986. "La verdad es que no hace falta ser ningún héroe —me confiesas— para, sin rarezas ni

gazmoñerías, saber aislarse lo que sea necesario según los casos..., y perseverar". —Y añades:

"mientras cumpla las normas que me dio, no me preocupan los enredos del ambiente: lo que me

asustaría es tener miedo a esas pequeñeces." —Magnífico.

987. Fomenta y preserva ese ideal nobilísimo que acaba de nacer en ti. —Mira que se abren

muchas flores en la primavera, y son pocas las que cuajan en fruto.

988. El desaliento es enemigo de tu perseverancia. —Si no luchas contra el desaliento, llegarás al

pesimismo, primero, y a la tibieza, después. —Sé optimista.

990. Constancia, que nada desconcierte. —Te hace falta. Pídela al Señor y haz lo que puedas por

obtenerla: porque es un gran medio para que no te separes del fecundo camino que has

emprendido.

992. Da gracias a Dios, que te ayudó, y gózate en tu victoria. —¡Qué alegría más honda, esa que

siente tu alma, después de haber correspondido!

993. Discurres... bien, fríamente: ¡cuántos motivos para abandonar la tarea! —Y alguno, al

parecer, capital. Veo, sin duda, que tienes razones. —Pero no tienes razón.

994. "Se me ha pasado el entusiasmo", me has escrito. —Tú no has de trabajar por entusiasmo,

sino por Amor: con conciencia del deber, que es abnegación.

995. Inconmovible: así has de ser. —Si hacen vacilar tu perseverancia las miserias ajenas o las

propias, formo un triste concepto de tu ideal. Decídete de una vez para siempre.

996. Tienes una pobre idea de tu camino, cuando, al sentirte frío, crees que lo has perdido: es la

hora de la prueba; por eso te han quitado los consuelos sensibles.

997. Ausencia, aislamiento: pruebas para la perseverancia. —Santa Misa, oración, sacramentos,

sacrificios: ¡comunión delos santos!: armas para vencer en la prueba.

999. ¿Que cuál es el secreto de la perseverancia? El Amor. —Enamórate, y no "le" dejarás.

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¿Por qué no nos rendimos? Es tiempo de que los buenos propósitos se vuelvan realidad.

Es interesante cómo muchos jóvenes inician con entusiasmo y disposición la vida... pero, también

es cierto que muchos se rinden en el camino, y ante esta realidad yo te pregunto… ¿Eres una

persona que persevera en lo que haces? Si la respuesta es sí, ¡fantástico! Mantén ese espíritu de

superación y logro, que a su tiempo cosecharás el fruto de tu esfuerzo al perseverar. Dice este

refrán:

“La perseverancia es un árbol de raíz amarga, pero de frutos muy dulces”.

Es posible que tus metas y proyectos de vida estén exigiendo de ti un doble esfuerzo, lo que en-

tenderíamos como un llamado a la perseverancia. Ante esta experiencia, ¿cómo decidir finalmen-

te? Rendirnos sería la decisión más cómoda, pero no la mejor.

Déjame que te cuente parte de la historia de uno de los grandes oradores que tuvo la antigua

Grecia. Además de ser un gran político, fue defensor de la democracia en ese lugar. Me refiero a

Demóstenes.

El joven Demóstenes soñaba con ser un gran orador, sin embargo este propósito parecía una

locura desde todo punto de vista. No tenía el dinero para pagar a sus maestros, ni ningún tipo de

conocimientos. Además tenía otra gran limitación: era tartamudo. Demóstenes sabía que la per-

severancia y la tenacidad hacen milagros y, cultivando estas virtudes, pudo asistir a los discursos

de los oradores y filósofos más prominentes de la época. Ansioso por empezar, no perdió tiempo

en preparar su primer discurso. Su entusiasmo duro poco: la presentación fue un gran fracaso. A la

tercera frase fue interrumpido por los gritos de protesta de la audiencia:

- ¿Para qué nos repite diez veces la misma frase? - dijo un hombre, seguido de las carcajadas del

público.

- ¡Hable más alto! - exclamó otro-. No se escucha, ¡ponga el aire en sus pulmones y no en su

cerebro!

Las burlas acentuaron el nerviosismo y el tartamudeo de Demóstenes, quien se retiró entre los

abucheos sin siquiera terminar su discurso. Cualquier otra persona hubiera olvidado sus sueños

para siempre. Fueron muchos los que le aconsejaron ¬y muchos otros los que lo humillaron, para

que desistiera de tan absurdo propósito.

En vez de sentirse desanimado, Demóstenes tomaba esas afirmaciones como un desafío, como un

juego que él quería ganar. Usaba la frustración para agrandarse, para llenarse de fuerza, para mirar

más lejos. Sabía que los premios de la vida eran para quienes tenían la paciencia y perseverancia

de saber crecer.

- Tengo que trabajar en mi estilo - se decía a sí mismo.

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Se afeitó la cabeza, para así resistir la tentación de salir a las calles. En los atardeceres corría por

las playas, gritándole al sol con todas sus fuerzas, para así ejercitar sus pulmones.

Más entrada la noche, se llenaba la boca con piedras y se ponía un cuchillo afilado entre los

dientes para forzarse a hablar sin tartamudear. Al regresar a la casa se paraba durante horas frente

a un espejo para mejorar su postura y sus gestos.

Así pasaron meses y años, antes de que reapareciera de nuevo ante la asamblea defendiendo con

éxito a un fabricante de lámparas, a quien sus ingratos hijos le querían arrebatar su patrimonio. En

esa ocasión la seguridad, la elocuencia y la sabiduría de Demóstenes fueron ovacionadas por el

público hasta el cansancio.

Demóstenes fue posteriormente elegido como embajador de la ciudad. Su perseverancia convirtió

las piedras del camino en las rocas sobre las cuales levantó sus sueños.

¡Por eso no nos rendimos! Porque sólo siendo perseverante conquistarás tus sueños. Por eso

concluimos que la perseverancia también es clave para triunfar espiritualmente. El apóstol declara

en Hebreos 10:36 “Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad

de Dios, reciban lo que Él ha prometido. . .” La perseverancia es una parte integral de nuestra fe.

La perseverancia es algo que el mundo poco valora. La cultura actual tiene su enfoque en la

satisfacción inmediata, no da cabida a la perseverancia.

En esta ocasión te exhorto para que no pierdas la firmeza, ya que “Cuando dejas de hacer lo que

debes hacer, también dejas de ser lo que debes ser”. Considera esta promesa, para no rendirte en

el gran desafío que tienes por delante.

“Por cuanto has guardado mi Palabra de perseverar con paciencia, yo también te guardaré de

la hora de prueba que ha de venir en todo el mundo, para probar a los que habitan en la tierra.

“Yo vengo pronto. Retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona”. Apoc. 3:10 y 11.