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S i he comenzado por poner este texto en el frontispicio del escrito de La Novia ha sido para comenzar rindiendo un homenaje a todas aquellas personas que sin titulación alguna, pero que llenas de ilusión, espíritu creador y, de un gran poder de obser- vación, fueron y son capa- ces de llevar a buen térmi- no las directrices y normas que otras, con mayor baga- je intelectual y licenciadas en estudios superiores, su- pieron ver en los primeros a unos buenos colaborado- res. Tuvieron a bien el to- mar en consideración como apoyo a sus investigaciones, las observaciones realizadas durante el proyecto por algu- nos aficionados en la histo- ria y por la experiencia de quien fue capaz de llevar a la práctica su conocimiento en el arte noble de la made- ra. Al final del largo camino que juntas emprendieron, con franqueza de ánimo lle- garon a tratarse de tú, crean- do lazos de amistad que se honran hoy en demostrar y recordar, cuando del tema hablan con amigos, hijos y hasta nietos. Sé que ésta, es una Revista de Modelismo Naval y, por lo tanto siempre tendrá un pe- queño txoko para que entre sus páginas tenga cabida el trabajo de hoy dedicado a La Novia, porque quieran o no ha sido de verdad una novia para muchos. Novia fue para quien escribió el manuscrito pues sin conocerla se ena- moró de ella y comenzó a su aire el ir tomado apuntes de su galanura. A aquél, le siguieron quienes descubrie- ron el manuscrito y trabaja- ron sobre él, a estos quien lo llevó a la práctica y esta especie de cuentas de rosa- rio se le unieron, la prensa, el fotógrafo y la cohorte de personas que la vieron mien- tras desfiló por conocidas pasarelas de amantes de la historia y de la ciencia. De entrada veis que no se puede ventilar toda una historia tan larga con cua- tro pinceladas; será preciso enfocarlo de una manera un poco diferente de la que he presentado hasta ahora al tratar de vosotros y de vues- tros modelos, lo haré con la misma dignidad, admiración y respeto pero, extendién- dome un poco más. Como lo más seguro es, que lo pri- mero que os extrañe sea el nombre, pues bien, con el fin de centraros un poco y refrescaros la memoria os recordaré que es el nombre con el que la definí al hablar de ella, un poco de pasada en los nº (44-45 ) de la Re- vista Más Navíos; se trata de Nuestra Señora de la Con- cepción y de las Ánimas. Ga- león que se encuentra en el Museo Naval de Madrid en la Sala de Felipe V. De entrada me encuentro con el dilema, de que han pasado muchos años des- de su terminación, de tener que rebuscar entre papeles archivados que se guardaron en áticos y desvanes creyen- do que este momento nun- ca llegaría, ya que el fuerte de toda la investigación se encuentra repartida entre La Novia Incontables veces he visto confirmado en la vida práctica el hecho de que libreros de viejo suelen conocer mejor los libros que muchísimos catedráticos; que tratantes en arte entienden más que eruditos; que una buena parte de las iniciativas y los descubrimientos en todos los campos provienen de fuera de la universidad. Por muy práctica, útil y provechosa que pueda ser la actividad académica para los talentos medianos, yo la encuentro superflua para los espíritus creadores, en los que puede incluso tener un efecto contraproducente. Stephan Zweig en su obra El mundo de ayer. Texto y fotos de Jesús Mª Lizarraga Gurrea Nuestra Señora de la Concepción y de las Ánimas 34 · MÁS NAVÍOS ARTÍCULO

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Si he comenzado por poner este texto en el frontispicio del escrito de La Novia ha sido

para comenzar rindiendo un homenaje a todas aquellas personas que sin titulación alguna, pero que llenas de ilusión, espíritu creador y, de un gran poder de obser-vación, fueron y son capa-ces de llevar a buen térmi-no las directrices y normas que otras, con mayor baga-je intelectual y licenciadas en estudios superiores, su-pieron ver en los primeros a unos buenos colaborado-res. Tuvieron a bien el to-mar en consideración como apoyo a sus investigaciones, las observaciones realizadas durante el proyecto por algu-nos aficionados en la histo-ria y por la experiencia de

quien fue capaz de llevar a la práctica su conocimiento en el arte noble de la made-ra. Al final del largo camino que juntas emprendieron, con franqueza de ánimo lle-garon a tratarse de tú, crean-do lazos de amistad que se honran hoy en demostrar y recordar, cuando del tema hablan con amigos, hijos y hasta nietos.

Sé que ésta, es una Revista de Modelismo Naval y, por lo tanto siempre tendrá un pe-queño txoko para que entre sus páginas tenga cabida el trabajo de hoy dedicado a La Novia, porque quieran o no ha sido de verdad una novia para muchos. Novia fue para quien escribió el manuscrito pues sin conocerla se ena-moró de ella y comenzó a su aire el ir tomado apuntes

de su galanura. A aquél, le siguieron quienes descubrie-ron el manuscrito y trabaja-ron sobre él, a estos quien lo llevó a la práctica y esta especie de cuentas de rosa-rio se le unieron, la prensa, el fotógrafo y la cohorte de personas que la vieron mien-tras desfiló por conocidas pasarelas de amantes de la historia y de la ciencia.

De entrada veis que no se puede ventilar toda una historia tan larga con cua-tro pinceladas; será preciso enfocarlo de una manera un poco diferente de la que he presentado hasta ahora al tratar de vosotros y de vues-tros modelos, lo haré con la misma dignidad, admiración y respeto pero, extendién-dome un poco más. Como lo más seguro es, que lo pri-

mero que os extrañe sea el nombre, pues bien, con el fin de centraros un poco y refrescaros la memoria os recordaré que es el nombre con el que la definí al hablar de ella, un poco de pasada en los nº (44-45 ) de la Re-vista Más Navíos; se trata de Nuestra Señora de la Con-cepción y de las Ánimas. Ga-león que se encuentra en el Museo Naval de Madrid en la Sala de Felipe V.

De entrada me encuentro con el dilema, de que han pasado muchos años des-de su terminación, de tener que rebuscar entre papeles archivados que se guardaron en áticos y desvanes creyen-do que este momento nun-ca llegaría, ya que el fuerte de toda la investigación se encuentra repartida entre

La NoviaIncontables veces he visto confirmado en la vida práctica el hecho de que libreros de viejo suelen conocer mejor los libros que muchísimos catedráticos; que tratantes en arte entienden más que eruditos; que una buena parte de las iniciativas y los descubrimientos en todos los campos provienen de fuera de la universidad.Por muy práctica, útil y provechosa que pueda ser la actividad académica para los talentos medianos, yo la encuentro superflua para los espíritus creadores, en los que puede incluso tener un efecto contraproducente.

Stephan Zweig en su obra El mundo de ayer.

Texto y fotos de Jesús Mª Lizarraga Gurrea

Nuestra Señora de la Concepción y de las Ánimas

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Agradecemos al Ilmo. Sr. D. Enrique de Areilza, Conde de Motrico, el habernos concedido su permiso para la inserción de alguna página del manuscrito de su propiedad en el tema que exponemos.

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los dos grandes autores del trabajo. El Dr. D. Francisco González, catedrático de la Escuela Técnica Superior In-genieros Navales de Madrid y el realizador material de la obra Sr. D. Jesús Mª Perona. El primero de ellos la deposi-tó en el Museo Naval al fina-lizar la investigación; la más numerosa quizás, la que tuvo el Sr. Perona fue depositada en manos de un joven inge-niero Sr. D. Cruz Apestegui quien se encargaría de po-ner en orden todo aquello y transformarlo en planos rea-les que ayudasen a compren-der el trabajo realizado.

Por mi parte, soy la perso-na que siguió el proceso del mismo durante los diez años, máquina en ristre, haciendo llegar fotos a los ingenieros y a la prensa local, pero me encuentro con la dificultad de seleccionar entre más de doscientas imágenes que re-gistré durante el proceso de construcción. Inconveniente también será poder hablar de las que seleccione, pues unas serán para mí las más importantes técnicamente y, otras serán simplemente bo-nitas. El hablar de un trabajo que ha durado tantos años, el ser capaz de transmitiros

todos los momentos de ale-gría sin olvidar los días tristes y de desánimo, cuando no de abandono es lo que hace difícil el abordarlo. O se hace técnicamente y lo leen dos, emocionalmente y lo leen los interesados o en plan de no-vela técnica con mezcla de historia local, a título de en-tremés y sin que por eso se pierda la calidad del trabajo y el calor con el que muchas personas trabajaron.

Hubo de todo, como en la viña del Señor, alegrías y felicitaciones, impotencia y desesperación, incompren-sión y envidias, al final siem-pre superados estos bajones gracias a los apoyos de un reducido grupo de personas amigas a las que desde es-tas líneas el Sr. D. Jesús Mª Perona, autor del modelo a escala 1/20 agradece.

Jesús Mª Perona nace en Orio, puerto célebre para las nuevas generaciones por sus remeros y por sus regatas de traineras, pero en la bruma de los tiempos, pueblo pes-quero, de hombres de mar. Desde pequeño, nace su afi-ción por estas costumbres, mientras permanece sentado en las escalinatas del muelle ve entrar o salir a los barcos

donde, van familiares o ve-cinos. Él crece, pero no se decide a embarcar y perder de vista la costa; rema en tra-inera como afición, pero su trabajo está en la ebanistería que es donde destaca como maestro. Con la reconversión tiene que pasar a carpintero ilustrado, pero en el fondo de su alma está en el mar, en los carpinteros de ribera vecinos suyos donde acude a ver y charlar y, cómo no, en su fi-no saber hacer como maes-tro industrial ebanista.

Se considera amigo de to-dos y su taller está abierto a cualquier visita, discípulo del investigador D. Miguel La-buru, parece haber heredado de él el afán por historiar a su pueblo; en la actualidad

con un estudio sobre los din-teles navales en los caseríos vascos. Trabajo que espera terminar antes que se arrui-nen estos testigos mudos y con la esperanza de que al-gún ente público amante de la cultura naval de este pue-blo se anime a publicarlo.

Al ser este artículo , como una continuación con mu-chos añadidos a lo descrito en los números nº ( 44 y 45 ) procuraré evitar repeticiones y me centraré más en las ob-servaciones que su autor me vaya contando a la vista de las fotos que vaya poniendo sobre la mesa mientras me habla de todo lo que recuer-da y le viene a la mente.

Por mi parte, creo que una obra de este calado la puedo enfocar desde la perspectiva de quien hizo famoso al ga-león y que sin embargo no lo construyó, pero escribió el manuscrito. Primeros pa-sos y estudios; quizás lo más difícil de todo, sea el explicar a falta de un tablero, cómo fueron los trabajos de estu-dio y delineación del proyec-to. Es interesante el conocer cómo se lo tomaron algunos periódicos y revistas locales el seguimiento o descubri-miento de este trabajo que estaba a la vuelta de la es-quina. Punto aparte figuran las exposiciones y viajes que hizo La Novia y el número de galanes que pretendie-ron su mano. Las fotos que acompañen el trabajo serán el pequeño aporte de quien cámara en mano siempre estuvo presente durante

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el desarrollo del proyecto; proyecto que sin el reporta-je gráfico existente, quedaría sólo en la memoria de algu-nos y que ésta, por ser frágil y selectiva, motiva que los acontecimientos estén ya un poco desdibujados con esa patina que da el tiempo a las grandes obras o a nuestros recuerdos más hermosos. Finalmente creo que es de justicia el agradecer a cuan-tos le acompañaron hasta su casa; el Museo Naval de Madrid.

EL AUTOR DEL MANUSCRITOD. Antonio de Gaztañeta es el autor del manuscrito, de un original manuscrito. Na-ce en Motrico en 1556 en el seno de una familia fuer-temente vinculada al mar pues desde comienzos del siglo XVII la familia paterna mantiene relaciones comer-ciales con Andalucía y su pa-dre, piloto de altura aporta sus barcos a la Carrera de Indias. Por parte de la línea materna -los Iturribalzaga- su

larga tradición en el mar se entronca en la caza de la ballena y la pesca del baca-lao en Terranova.

Con estos mim-bres no es raro que comience a nave-gar a los 12 años de edad y, cumplidos los 16, estando em-barcado en un navío de avi-so, fallece su padre y será él mismo quien se encargue de dirigir la derrota del na-vío desde Veracruz (México) hasta Pasajes (Guipúzcoa- España).

Para los 28 años, después de varias travesías atlánticas, pasa a servir en la Armada del Mar Océano, llegando con el paso de los años a Almirante Real y Teniente General, encargándose de la elaboración de todas las derrotas.

En la Armada dio pruebas de su capacidad como orga-nizador de expediciones; te-niendo en cuenta los medios y la logística del momento,

en nueve días preparó desde Barcelona rumbo a Italia una expedición del Rey Felipe V, en la que transportó 3.000 hombres y sus pertrechos. También tuvo sus derrotas, en el cabo Passaro, donde resultó herido de bala y, ha-blando de éxitos hay que mencionar la salvación de la Flota de Indias en 1727 al romper el bloqueo inglés de la Habana y traer a España un importante tesoro.

Pero a nosotros nos inte-resa ahora como Arquitec-to naval, que es cuando se le destina a los Astilleros de Colindres en Santander. Ahí es donde comienza a escribir «Arte de Fabricar Reales», es-pecie de diario donde va es-cribiendo anotaciones sobre los buques que se van cons-truyendo. Entre ellos está el manuscrito que ha permiti-do llevar a realizar el modelo de la Capitana Real, Nuestra Señora de la Concepción y de las Ánimas.

El galeón se construyó en-tre los años 1682 y 1690, comenzó con los trabajos el General D. Millán Ignacio de Iriarte y Gaztelu, pero el pri-mer proyecto de la Capitana

viene redactado en un memorial del 23 de Julio de 1680 y que se correspondía con un buque de arqueo 1.250 toneladas. El 2 de Septiembre del año siguiente se or-dena a D. Millán que comience el acopio de materiales y se cambia

el arqueo a 1.300 toneladas.Tras la modificación de las

medidas el 29 de Mayo de 1685 se ordena a D. Millán la construcción de la Almi-ranta aprovechando una qui-lla que está colocada en el astillero de Colindres, alar-gándola lo necesario y em-pleando para el trazado de gálibos el método del ovalo.

El documento original de esta orden; primer docu-mento, del que se tiene no-ticia donde se insta a utilizar este método, se encuentra en el Untzi Museoa de San Sebastián, dependiente de la Excma. Diputación Foral de Guipúzcoa.

El navío se bota el 24 de Septiembre de 1687, va hasta la segunda cubierta, se traslada al puerto de Santo-ña para completar su cons-trucción.

Creo que con estos prime-ros esbozos conocemos algo del galeón y de quien escri-bió el manuscrito. Y con el manuscrito tropezaron unas personas en la Sociedad de Oceanografía de Guipúzcoa (ver nº 44-45 artículos ante-riores). Con ese manuscrito comenzaron los trabajos.

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