la nocion de totalidad en las ciencias sociales lefebvre

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La nocion de totalidad en las ciencias sociales lefebvre

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  • 1. Disponible en: http://www.redalyc.org/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=99318408008 Redalyc Sistema de Informacin Cientfica Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal Lefebvre, Henri La nocin de totalidad en las ciencias sociales Telos, vol. 13, nm. 1, enero-abril, 2011, pp. 105-124 Universidad Rafael Belloso Chacn Maracaibo, Venezuela Cmo citar? Nmero completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista Telos ISSN (Versin impresa): 1317-0570 [email protected] Universidad Rafael Belloso Chacn Venezuela www.redalyc.org Proyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

2. TELOS. Revista de Estudios Interdisciplinarios en Ciencias Sociales UNIVERSIDAD Rafael Belloso Chacn ISSN 1317-0570 ~ Depsito legal pp: 199702ZU31 Vol. 13 (1): 105 - 124, 2011 La nocin de totalidad en las ciencias sociales Henri Lefebvre* Traduccin por Roy Alfaro** La nocin de totalidad es una nocin filosfica. Tal vez se le deba considerar como una categora de la filosofa. No hay un filsofo digno de este nombre que no haya contribuido a elaborarla. No hay un filsofo digno de este nombre que no se haya esforzado en alcanzar una representacin del Universo como tota- lidad. El empirismo, el pluralismo, en la medida en que permanecen siendo filo- sofas, no escapan a esta constatacin. Sealemos aqu, desde el principio de este estudio, una distincin funda- mental. La nocin de Totalidad se puede comprender de dos maneras opuestas: como totalidad cerrada y esttica como totalidad abierta y cambiante. Cuando se quiere aplicar a realidades concretas, particularmente a las realidades humanas y sociales, esta nocin, las modalidades de su aplicacin difieren profundamente se- gn la interpretacin de tal concepto. Una totalidad cerrada excluye otras totali- dades, o bien se considera solo una en perjuicio de las otras, o bien las totalidades consideradas permanecen exteriores con respecto a las otras. Por el contrario, una totalidad abierta puede envolver otras totalidades igualmente abiertas, pudin- dose implicarse a profundidad, etc... La nocin de totalidad abierta es adems ms sutil, ms difcil de asir que aquella, ms simple, denominada totalidad cerra- da, se presentan como unos sistemas. La nocin de totalidad abierta corresponde a otro tipo de investigacin y de pensamiento filosficos. 105 * Este texto de Lefebvre fue originalmente publicado en Cahiers Internationaux de So- ciologie, 18 (Enero-Junio), 1955. Agradezco a la Biblioteca de La Sorbona (Francia) y especialmente ah a Marie-Jolle Tarin por haberme facilitado el texto en francs de Lefebvre. ** Bachiller en la Enseanza del Castellano y la Literatura. Magister en Literatura Latinoamericana. Profesor de la Universidad de Costa Rica y del Instituto Tecnolgico de Costa Rica. Corrector de estilo e Investigador. Alajuela, Costa Rica. Correo electrnico: [email protected] 1 Lefebvre utiliza indistintamente, a lo largo del texto, el concepto de totalidad con ma- yscula y con minscula (nota del traductor). 3. Expresemos la cuestin de otro modo: es preciso cuidarse de confundir to- tal y totalitario, a pesar de que la confusin es bastante frecuente, provocando el descrdito de la reflexin filosfica, considerada fcilmente como sistemtica, metafsica y totalitaria. El pensamiento de los filsofos no opera en el vaco, en lo abstracto o en un dominio aislado y trascendente. Consecuentemente, otros investigadores pueden alcanzar las mismas nociones de los filsofos por otras vas. Es as que en la histo- ria del conocimiento, la filosofa y la ciencia se reencuentran, se confirman sin ce- sar y constituyen a veces unidades, sin por eso coincidir. De igual modo en las ciencias experimentales, el cientfico puede presentir a travs de tal o cual ley que l asla, una totalidad confusamente presupuesta: la Naturaleza o el conocimiento humano. Esta confusa nocin a veces paraliza la in- vestigacin, pero ms a menudo quizs la fecunda. (Un ejemplo: la manera en la cual Pasteur conceba la naturaleza, generalizando intuitivamente algunas estruc- turas simtricas o asimtricas). En las ciencias sociales, la nocin de Totalidad se ha impuesto, lentamente, de una manera especfica y adems tal vez an ms confusa que en las otras cien- cias. A la representacin confusa e intuitiva de la naturaleza o de la materia como un todo corresponde en primer lugar la nocin no menos confusa de la sociedad como un Todo. Luego, la nocin se ha elaborado, afinado, diferenciado. As, los tericos y especialistas de las ciencias sociales han reencontrado por su propia cuenta la nocin de Totalidad, en la medida donde no se limitan a la pura y simple descripcin de hechos aislados. Sin embargo, la nocin considerada es en el fondo una nocin filosfica. Su empleo en un dominio concreto plantea algunos problemas y no sean riesgos. Debe examinarse con prudencia y rigor. La confluencia de la filosofa con las cien- cias (aqu las ciencias del hombre y de la sociedad), si sale bien, tiene una impor- tancia considerable. Si fracasa, este fracaso tendr graves consecuencias.... Desde la aurora de la filosofa, la nocin de Totalidad (unidad y multiplici- dad indisolublemente ligadas, constituyendo un conjunto o un todo) aparece como esencial. Los filsofos griegos la planteaban ingenuamente, en el sentido de una objetividad inmediata, dada, fcilmente asible. La naturaleza, para ellos, con- tena algunas caractersticas contradictorias: unidad y multiplicidad, movilidad y profundidad, cambios superficiales y leyes. Hegel, en sus Leons sur lhistoire de la philosophie, muestra el sentido de las imgenes ingenuas, frescas y profundas, que 106 Henri Lefebvre Telos Vol. 13, No. 1 (2011) 105 - 124 2 El mundo, uno y todo, no ha sido creado por ningn dios, ni por ningn hombre, sin ha sido, es y ser un fuego eternamente viviente que se enciende segn una ley y se extin- gue segn otra (Clment DAlexandre, Stromates, t. V, p. 14, resumiendo el pensamien- to de Herclito. Cf. Hegel, Leons sur lhistoire de la Philosophie, edicin alemana, t. I, p. 352). 4. encontramos en Herclito. El fuego creador, ausencia completa de reposo, pasa sin cesar de un elemento o aspecto distinto a otro, y contiene su unidad. Comentando esta objetividad heraclitiana en su relacin con las ciencias, Hegel muestra tambin que desde el principio histrico del conocimiento, los cientficos propiamente dichos (siempre ms o menos especialistas) han pecado por estrechez. Ellos no aceptan sin reserva alguna la ingenuidad objetiva heracli- tiana, la ms simple nocin de objetividad y de totalidad. Ellos parten (y deben partir) de los hechos, de propiedades analizadas, clasificadas en gneros y espe- cies, de cantidades separadas de las cualidades. Aunque ellos crean partir de he- chos puros y simples; sin embargo, en verdad ellos piensan; ellos no quieren no pensar; ellos emplean sin saberlo categoras; ellos conceptualizan, pero lo ms a menudo sin saberlo y sin saber cmo permaneciendo de este lado de la primera nocin filosfica de objetividad, aquella de Herclito. Si uno los escucha ellos observan, ellos dicen esto que ven, pero esto no es verdad, ya que, sin tener con- ciencia de ello, ellos transforman esto que ven en concepto. En ninguna parte de su obra, donde esta crtica del empirismo simple se repite a menudo, Hegel solo la ha presentado de una manera tan convincente a propsito de Herclito. En toda la historia de la ciencia como tal, se manifestar una cierta estrechez, una cierta inexperiencia en el manejo de los conceptos (salvo cuando el cientfico es tambin filsofo) y, por consecuencia, una cierta incapacidad de asir las transformaciones, los movimientos.! Segn la filosofa realista ingenua de los primeros filsofos griegos, segn la objetividad heraclitiana, la nocin de totalidad se desdobla contradictoriamen- te. Se desarrolla e dos direcciones incompatibles; necesariamente, el conflicto se agrava entre dos interpretaciones que adems se interfieren y se mezclan. A veces la totalidad es concebida como cerrada, fija, as pues como trascendente a los fe- nmenos y a la multiplicidad dados, as pues como metafsica, mas con dificulta- des insolubles (lo absoluto o Dios, es el Todo y no es el todo...). A veces la totali- dad se concibe como inmanente, as pues de manera naturalista o materialista y, ms o menos claramente, como cambiante y abierta. 107 La nocin de totalidad en las ciencias sociales 3 Engels ha retomado en el Anti-Dhring estas reflexiones de Hegel. El arte de manejar los conceptos no es innata; la filosofa la elabora en la lgica y la dialctica. Sin embargo, los metafsicos llegan hbilmente a manejar unos conceptos fijos, aislados, separados del contenido. La correspondencia entre las reflexiones de Hegel y las de Engels es indicada por Lenin, en los Cahiers Philosophiques, sobre la historia de la filosofa de Hegel, a prop- sito precisamente de Herclito. Cf. tambin la muy interesante carta de Engels a Marx del 30 de mayo de 1873. l critica la mala educacin de los cientficos desde el punto de vista de la metodologa general (la lgica y la dialctica). l ataca de manera viva y emo- tiva al empirismo puro y al positivismo, segn el cual el fenmeno disimula lo incog- noscible y la cosa-en-s. Que pensaramos de un zologo que dijera: este perro parece tener cuatro patas; pero en realidad no las tiene del todo o tal vez tenga cuatro millones. 5. No tenemos que seguir aqu esta laboriosa elaboracin, compleja, de la no- cin filosfica. Pero es preciso sealar de ella un aspecto. En los sistemas de los grandes filsofos cartesianos, el hombre y lo humano se integran a una Totalidad objetivamente definida. Tenemos aqu un nuevo grado, una profundizacin filo- sfica de la objetividad. La Totalidad no es colocada fuera del hombre y de lo hu- mano, en una brutal objetividad, no es concebida como una pura y trascendente subjetividad (esto que har ms tarde la filosofa post-kantiana con Fichte). Esta tendencia a considerar al hombre como un todo en la Totalidad aparece ya en Descartes, a pesar del dualismo (particularmente en su Tratado de las pasio- nes); se confirma en Spinoza, en la tica (teora de la substancia y de la causa sui teora del grado superior de conocimiento y de la beatitud). Por ltimo, ella se encuentra en la Monadologa. No obstante, en esta lnea del racionalismo cartesiano, el hombre y lo hu- mano (concebidos como una totalidad en la totalidad del universo) solamente se definen, aunque de manera unilateral, incompleta, abstracta. Se determinan esen- cialmente por y en el conocimiento. Los otros aspectos concretos de la realidad humana (el sentido, la prctica, la vida social, la imaginacin, etc.) son desatendi- dos o eliminados. Entre el individuo (el yo) y el universal, punto de mediacin. La naturaleza misma se concibe de una manera abstracta, privilegiando las deter- minaciones matemticas. El cartesianismo no puede superar (dpasser) estas uni- lateralidades. De una manera notable, fueron en primer lugar algunos pensadores litera- tos, algunos escritores (Diderot, Goethe) quienes comprendieron al hombre y lo humano como totalidad. Diderot, sin abandonar la Razn universal y el conoci- miento, devuelve su dignidad y su rol a los sentidos, a las pasiones, a la imagina- cin y a la vida social. Y esto sobre todo en sus novelas. De manera general, en la obra de los filsofos materialistas franceses del siglo XVIII, el hombre y lo huma- no (vida individual y vida social) se toman como un todo dado, en primer lugar informe,# que el educador viene a formar y que l orienta hacia un pleno desarro- llo: la felicidad. En la obra del joven Goethe, la nocin del hombre total aparece ms bien como una reivindicacin que como una realidad dada. Y es esto lo que hace interesante, le da grandeza a su Werther y a su Wilhem Meister, tipos de gran aspiracin humana. George Lukcs ha en efecto puesto en evidencia este as- pecto de la obra del poeta. En el centro de Werther se encuentra el gran proble- ma del humanismo revolucionario: el problema del desarrollo libre y universal de la personalidad humana.... La profundidad y la universalidad de la posicin del 108 Henri Lefebvre Telos Vol. 13, No. 1 (2011) 105 - 124 4 El verbo alemn aufheben (superar, conservar) es asimilado por Lefebvre en la palabra dpasser, remitiendo a la idea hegeliano-marxiana de la superacin dialctica (Aufhe- bung). Dentro de este contexto y siguiendo la misma lnea, traduzco dpass (superado) y dpassement (superacin). (Nota del traductor). 5 Amorfo. Nota del traductor. 6. problema en el joven Goethe reside en el hecho de que concierne al absolutismo del inoperante semifeudalismo de la Alemania de entonces, pero tambin en la so- ciedad burguesa en general (Goethe et son poque, trad. Ed. Nagel, p. 29-30). Y, sin embargo, en Feuerbach (quien retoma y desarrolla hasta cierto punto el materialismo francs del siglo XVIII) el hombre completo y total reaparece ms bien como dado naturalmente que como reivindicacin tica y social. El hombre total existe en nosotros, en cada uno de nosotros naturalmente. Le basta reencontrarse, retomarse sobre sus proyecciones y exteriorizaciones religiosas, fi- losficas, morales (alienaciones). Este retomar o reconquista de s puede cumplir- se inmediatamente, por la sola filosofa. A la vez, totalidad y parte integrando la naturaleza, el hombre tiene segn Feuerbach los rganos precisos y necesarios para asir el universo en su totalidad. Entre estos rganos figuran los sentidos, el sexo, el cerebro y el pensamiento. Y Feuerbach demanda que el ideal humano no sea castrado, privado del cuerpo y del sentido, abstracto, pero verdaderamente el hombre completo o total fisiolgicamente dado (cf. Leons sur lEssence du Chris- tianisme uvres, id., 1851, t. VIII, p. 324). Lenin que estudi con cuidado esta obra de Feuerbach nota en sus Cahiers philosophiques que es el ideal de la burguesa democrtica revolucionaria, correspondiente a la posicin de Tchernichvski en la antigua Rusia. En los dos casos, los lmites del principio antropolgico aplica- do al estudio del hombre y de la sociedad son los mismos: un cierto desdn por la historia y la historicidad de lo humano, una cierta ignorancia de los esfuerzos gi- gantescos, necesarios para que el hombre triunfe sobre las alienaciones concretas y prcticas, as pues una cierta estrechez. Solo son unas versiones debilitadas del materialismo histrico y dialctico (Lenin). Una exposicin ms completa anali- zara aqu la posicin de Stendhal sobre la felicidad y el pleno desarrollo del indi- viduo, as como aquella de los socialistas utpicos franceses (Fourier particular- mente). Hegel, el primero, ha conferido la ms alta dignidad filosfica a la nocin de Totalidad. l la ha liberado con esmero, analizado, examinado en s misma, elabo- rado en su Lgica. Ella se encuentra adems en todas partes en el hegelianismo. Ella atraviesa, anima el sistema, esfuerzo de gigante por asir la Totalidad del universo, de la historia, del hombre. En el hegelianismo en conjunto, la Fenome- nologa, la Lgica, la historia son totalidades parciales, abiertas sobre el todo. La nocin de Totalidad se reencuentra aqu con la contradiccin interna puesta en evidencia por los marxistas: a veces nocin abierta, cambiante, dialctica a veces nocin cerrada, sistmica, metafsicamente impuesta desde afuera y separada del contenido viviente del pensamiento hegeliano. As la contradiccin interna de la nocin, inherente a ella misma en el curso de la historia de la filosofa, estalla en el hegelianismo y produce el estallido del sistema! El examen detallado de la nocin de desarrollo en la tercera seccin (la Rea- lidad) del segundo libro (teora de la Esencia) de la primera parte (Lgica objeti- va) de la Grande Logique (por completar con los textos, a menudo ms simples y claros de la pequea lgica o Lgica de la Enciclopedia). Cuando a l se le ocu- rre examinar la nocin de Totalidad, Hegel ya ha establecido que el camino del 109 La nocin de totalidad en las ciencias sociales 7. conocimiento va del fenmeno a la Ley, de la manifestacin o apariencia superfi- cial a la esencia oculta. Tesis que nosotros precisaremos comprender dialcticamente. Lo inmedia- to, fenmeno o hecho, no se basta, ya que solo es manifestacin, apariencia. Es preciso ir ms lejos, o ms bien ms profundamente, y cavar para descubrir eso que se oculta, no detrs de l, sino en l. Es preciso, para conocer, desprender lo esencial y alcanzar la necesidad, el determinismo: la Ley. Y, sin embargo, en un sentido, el fenmeno (inmediato, dado, presente delante de nosotros) es siempre ms rico, ms complejo, que toda ley y toda esencia. La Ley, la esencia (objetiva) solo es una parte de ello, por liberarse mediante el anlisis. El fenmeno, por rela- cin con la Ley, es as pues una Totalidad. Ya que l es una mediacin entre la esencia oculta y otras realidades, otras esencias: con el universo entero. Ya que l contiene una profundidad, una multiplicidad de esencias y de leyes que se imbri- can. Tenemos aqu una notable nocin de objetividad: un grado ms elevado de esta nocin, de su elaboracin filosfica. Qu es la Ley segn Hegel? el reflejo de lo esencial en el movimiento del universo. El reino de la ley, es el apacible con- tenido de fenmeno: esto que, en el devenir, de manera inmanente e interna, per- manece relativamente estable. As, el fenmeno contiene ms que la Ley, debido a que l contiene la Ley, y ms, el movimiento, el devenir universal, la relacin de la Ley y de la esencia inmanente con la Totalidad. La Ley no est ms all del fen- meno sino presente en l; el dominio de las Leyes es el tranquilo reflejo del mun- do fenomnico. Frmulas profundas, extraas, difciles de asir. El mundo feno- mnico (inmediato, dado) es agitado, contradictorio, mvil. Su reflejo (la refle- xin sobre l; la manera en la cual se refleja o repercute sobre l mismo en su pro- pio movimiento interno, y as en donde se refleja en nuestro conocimiento) com- prendido aqu el reflejo de sus contradicciones, de su movimiento, toma en nues- tro pensamiento alguna clase de soberana tranquilidad. Esta tranquilidad no debe inducir a error a la filosofa y disimularle el carcter profundamente agitado, con- tradictorio y enredado del devenir. El reflejo de las contradicciones debe ser no-contradictoria. Esta exigencia de la lgica dialctica y del conocimiento ha mantenido algunas ilusiones sobre el conocimiento filosfico, que debemos re- chazar. La ley as pues es inmanente a los fenmenos: la ley de su devenir, de su compleja agitacin, de sus entremezclamientos y contradicciones. Ms an, pro- sigue Hegel,$ los dos (a saber el fenmeno y la Ley) constituyen una Totalidad. El mundo existente es l mismo el dominio de las Leyes, y la Ley es el fenmeno esencial o la relacin esencial. Cmo comprender estas frmulas que parecen 110 Henri Lefebvre Telos Vol. 13, No. 1 (2011) 105 - 124 6 Textos reunidos en Morceaux choisis de Hegel, traduccin e introduccin de N. Guter- man y H. Lefebvre, Gallimard, 1939, pp. 135 y ss. Se remite igualmente a la edicin, por los mismos autores, de los Cahiers philosophiques de Lenin, sobre la Lgica de Hegel (mis- ma editorial, mismo ao). 8. contradecir las precedentes? Es preciso comprenderlas dialcticamente! Los con- ceptos y las apacibles abstracciones, el anlisis de lo concreto mvil, solo apartn- dose momentneamente y en apariencia, a causa de la estabilidad relativa de los conceptos y de las leyes, del movimiento real. La verdad del mundo inesencial es en primer lugar un mundo ajeno, dice Hegel, pero este mundo es la Totalidad en tanto que es l mismo y tambin el primero.... La palabra Mundo expresa la totalidad bajo la forma de la diversidad. El mundo, bajo sus dos aspectos, es supe- rado (dpass) cuando la diversidad cesa de ser simplemente diversa; as es an Totalidad o Universo, en tanto que relacin esencial. As solo hay un Universo, una Totalidad, ya presente profundamente en el fenmeno. Este contiene la esen- cia y la Ley: l las revela y al mismo tiempo las disimula. As, segn el ejemplo, que comenta Lenin en tono de aprobacin en sus Cahiers, la espuma y las corrientes del ro, ella las muestra y, sin embargo, las oculta; la observacin parte de la espu- ma, pero es preciso apartarla para alcanzar las corrientes profundas. El conocimiento debe as pues en todos los dominios partir de la unidad de los aspectos contradictorios del universo: lo fenomnico y lo esencial, ntima y objetivamente mezclados. El anlisis rompe y separa la Totalidad, que nosotros debemos enseguida reencontrar. Imposible proceder de otro modo. Aquel que cree simplemente constatar o describir comienza ya, a pesar de l, a conceptuali- zar, es decir, a buscar lo esencial bajo lo accidental y lo aparente; pero l lo realiza mal su investigacin. Imposible para el pensamiento del simple constatar: la infi- nita complejidad de lo concreto lo confundira. Aquel que pretende solamente constatar, introduce algunas presuposiciones, o incluso empobrece el contenido infinitamente rico que hace lo concreto, y tambin la dificultad del conocimiento. El verdadero mtodo parte de esta complejidad, para no perderla ms de vista a travs de los recodos de la investigacin. Tal es, parece, la primera significacin de la teora hegeliana de la Totalidad. De manera general, las diferencias, oposiciones, contradicciones, antago- nismos ms o menos profundos que tome el pensamiento constituyendo un todo, ms o menos profundo (esencial) l mismo, en el seno del cual se desarrolla el conflicto dialctico de los elementos de la Totalidad asida. La unidad no debe nunca disimular la contradiccin y el conflicto ms esenciales y ms profundos, en un sentido, que la unidad, ms ricos y ms complejos. En comparacin con la contradiccin, la unidad considerada en s misma solo es una apariencia. Pero re- cprocamente, la contradiccin no debe disimular la unidad. Los dos aspectos ha- cen la Totalidad. La palabra mundo, insiste fuertemente Hegel, se toma muy a menudo de manera incompleta y engaosa: a veces como abstraccin vaca, a ve- ces como pseudo-totalidad amorfa. A estos torpes usos, sustituymoslos por la nocin dialctica. El universo (que envuelve la Naturaleza, el hombre, la historia) se presenta como Totalidad infinita de totalidades parciales, crculo de crculos o ms bien esfera de esferas (la imagen es defectuosa, evocadora de figuras cerra- das). Y este Universo est all, delante de nosotros, presente en todo evento, todo acto, todo fenmeno de la naturaleza o de la sociedad. El anlisis nos obliga a se- 111 La nocin de totalidad en las ciencias sociales 9. parar, pero de otra parte a reencontrar el todo, a penetrar en esferas cada vez ms profundas, anchas y ocultas. Afirmamos aqu estos principios del mtodo dialctico objetivo, que en particular ciertos marxistas (que ignoran o han asimilado mal los Cahiers de Le- nin sobre Hegel) tienen la tendencia de dejarlo de lado. Se entra en el dominio de Leyes o esencias, consideradas como autosuficientes, es tambin perderse en el desierto de las esencias. Este dominio es calmo, fro, endurecido. La dialctica nos propone en primer lugar una nocin de lo concreto, que los marxistas han con- servado de la enseanza hegeliana, transformndola. Lo concreto es inagotable y las apariencias o fenmenos infinitamente com- plejos e interesantes. Y esto no solamente porque contienen las Leyes, sino por- que ellos contienen ms que las Leyes. El mundo se desdobla para el conoci- miento: abstracto y concreto, pensamiento y realidad, el concepto y lo dado, fe- nmeno y esencia, determinacin y devenir, etc... Pero estos dos mundos solo ha- cen uno. Se implican el uno al otro. Cada uno de ellos constituye una Totalidad, pero los dos constituyen el Universo porque cada uno de ellos contiene esencial- mente un momento que corresponde al otro. Aquel que quiere conocer la realidad humana (social) debe as pues intere- sarse en los hombres. Lo concreto humano es la vida real de los seres humanos, en su infinita complejidad. Las Leyes o las esencias deben interesarnos, no tanto en s mismas sino que para comprender y servir a lo humano. Y esta afirmacin no comporta ningn subjetivismo, sino al contrario una nocin enraizada profunda- mente en la objetividad (en la totalidad). En toda realidad as pues, en todo even- to, en todo acto humano, la Totalidad se presenta toda entera, pero dispersada (cf. Grande Logique, t. IV, p. 194). Adems, si la nocin de Totalidad no debe nunca comprenderse de manera lgica, entonces ella no debe comprenderse de manera esttica. Las totalidades son cambiantes. As, todo es un todo todo est en todo. Con un pequeo esfuerzo, el buen sentido e igualmente el empirismo puro convienen en ello. Pero tomado formalmente, estas expresiones son vacas, huecas, estriles. Se reducen a una tautologa! Es preciso superar (dpasser) dialcticamente sus sentidos formal y lgico: todo no est en todo y cada todo es complejo, contra- dictorio. Cada totalidad (dispersa, cambiante, parcial) exige un anlisis especfi- co, aunque ligado a la metodologa dialctica general. De tal suerte que la nocin de Totalidad solo se revela fecundamente a aquel que la considera dialcticamente. Postulado o crculo vicioso, dirn los adversa- rios de la dialctica. Para responderles, el dialctico podr solamente mostrar (no demostrar lgicamente) que todo pensamiento que avanza procede, ingenua o conscientemente, de manera dialctica. Y esto tanto en las ciencias sociales como en las ciencias naturales.... Pero es el anlisis de la relacin de causalidad lo que nos permite (leyendo a Hegel de modo crtico) penetrar profundamente en la nocin de Totalidad. La re- lacin de causa y efecto solo expresa de manera incompleta, fragmentaria, unilate- ral, la realidad y su movimiento. Lo real se ofrece al anlisis como una mezcla de 112 Henri Lefebvre Telos Vol. 13, No. 1 (2011) 105 - 124 10. relaciones, de causas y de efectos. Cada causa reenva a otra causa, todo efecto de- viene causa a su vez. La causa aparece como efecto y el efecto como causa. En fin y sobre todo el efecto reacta sobre la causa e inversamente. La causa no se extingue en el efecto como en la causalidad formal (aristotlica). La relacin de causa y efec- to capta, as pues, ms o menos profundamente una conexin. Causa y efecto solo son momentos de la interdependencia universal. Y nosotros pasamos as de la causalidad a la reciprocidad de la accin o accin recproca. La accin recproca se presenta en primer lugar como causalidad recproca de sustancias presupuestas, se condicionan una a la otra, cada una siendo por relacin a la otra activa y pasi- va. Pero enseguida estas sustancias presupuestas pierden su independencia y su exterioridad aparentes. La exterioridad de la causa y del efecto desaparece ante el pensamiento, para dejar aparecer una unidad y una diversidad internas: una to- talidad, en la cual la relacin causal solo era una primera expresin para el anlisis. El empirismo puro, criticando las dificultades de la causalidad, no va ms all. Rechaza el concepto; y refutando comprometerse en la bsqueda de cone- xiones, reconoce su importancia. Permanece as pues en la exterioridad en rela- cin con algo real que pretende constatar tal como es. Pero, el concepto de la ac- cin recproca, escrutado, considerado aisladamente, permanece insuficiente y vaco. (Sealamos esta frmula por razones que aparecern despus). Ya que esto que nos importa, esto que es preciso alcanzar y asir, es una totalidad (una es- tructura global, un conjunto). La accin recproca es una nocin ms alta que la causalidad; ella contiene, dice Hegel, la verdad de la relacin causa-efecto. Pero est, por as decirlo, en el umbral del concepto. Considerar un contenido sola- mente desde el punto de vista de la accin recproca, es una actitud irreflexiva. Se tiene solo delante de s un hecho seco; la exigencia de la investigacin permanece de nuevo insatisfecha. Es preciso ir ms lejos, ms profundo. Y para explicar su pensamiento, Hegel toma un ejemplo de la historia de la sociedad. Si estudio las costumbres de los espartanos, los pongo en relacin con su estructura social y su constitucin poltica. Inversamente, si yo estudio su estructura social y su consti- tucin poltica, las pongo en relacin con sus costumbres. Los dos puntos de vis- ta estn fundados e insuficientes. El uno lo reenva al otro, sin fin. Es preciso profundizar. Estos son solo los aspectos de una totalidad que conviene ahora asir por el concepto verdadero. Cmo se presenta esta totalidad? Como un movi- miento de conjunto que atraviesa y rene sus aspectos, sus momentos. Es el con- junto de momentos de esta realidad que, tomado en su desarrollo, se revela nece- sidad, es decir determinismo o ley. Nos encontramos delante de lo concreto humano, social. Situacin singular, contradictoria: tal hecho humano va a parecernos de vez en cuando profundo, inasible a causa de esto que l revela y banal, insignificante, familiar, cotidiano. El movimiento del conocimiento resuelve esta contradiccin inicial y fecunda, que el empirismo elude y que sumerge al metafsico en la inquietud. La investiga- cin parte de la unidad de estos dos aspectos. Marx, en el Capital, analiza en primer lugar esto que hay de ms simple, de ms habitual, de fundamental, de ms frecuente en las masas y en la vida cotidia- 113 La nocin de totalidad en las ciencias sociales 11. na, esto que se reencuentra a todo instante, la relacin de cambio (Lenin). Pun- to de partida, el ser ms simple, lo ms ordinario, lo ms comn, lo ms inmedia- to, tal o cual mercanca (Lenin, Remarques sur lEncyclopdie de Hegel, en su Cahiers). As, yo observo esta mujer que compra azcar, este hombre en un caf. Para comprenderlos, me acerco a toda sociedad actual, a toda su historia. Descubro una confusa mezcla de causas y efectos, de acciones recprocas, de esferas, de esencias ocultas: la vida de este hombre o de esta mujer, su oficio, su familia, su nivel social, su clase, su biografa, etc.... As pues, tambin la estructura global del capitalismo. Pero el pequeo hecho inicial aparece como an ms rico y com- plejo, en su humildad, que las esencias, y las leyes y las profundidades implicadas. El anlisis econmico-social alcanza las determinaciones esenciales, pero no las agota. El psiclogo, por ejemplo, o el fisilogo, pueden encontrar aqu un objeto, para sus investigaciones. El socilogo no debera siempre mantener delante de su pensamiento estas caractersticas de lo concreto, es decir, a la vez, su riqueza y su banalidad? No de- bera ir sin cesar de lo uno a lo otro y alcanzar bajo el fenmeno tal o cual determi- nacin esencial, ms o menos profunda, por ejemplo la clase social o an la nacio- nalidad, la familia, etc...? Aqu podran tomar lugar, en esta exposicin, los con- ceptos o procedimientos originales de conceptualizacin empleados por M. Gur- vitch: implicacin de lo micro sociolgico y de lo macro sociolgico niveles de profundidad estructuras globales, etc... La situacin de la sociologa cientfica, hoy, en Francia se caracteriza por un cierto reencuentro entre el mtodo del h- per-empirismo dialctico y el mtodo del materialismo dialctico, o mtodo de la objetividad profunda. Este notable reencuentro no debe velar ciertas diferen- cias, en particular esta que concierne a la teora general del conocimiento. La nocin de totalidad aparece en las obras del joven Marx, de una manera profundamente original: en la nocin de hombre total que l toma de Feuerbach, pero profundizada y transformada. El individuo es social, sin que se tenga el dere- cho de fijarlo, por el pensamiento, a la Sociedad en una abstraccin exterior a l. Ni la naturaleza y la vida biolgica, ni la vida de la especie humana y su historia, ni la vida individual y la vida social, no pueden separarse. El hombre es totalidad. Por sus necesidades y sus rganos, por sus sentidos y sus manos, por su trabajo, por la praxis que lo transforma transformando el mundo, el hombre se apropia to- talmente de la naturaleza entera y de su propia naturaleza. El hombre se apropia de su ser universal de manera universal, pues en tanto hombre total (Manuscrits de 1844). Esta nocin de hombre total difiere radicalmente de aquella expuesta por Feuerbach y por el principio antropolgico. Marx no toma el hombre total como un hecho, como un todo dado, como una realidad natural. l lo considera histricamente, como el sentido de la historia y dado solamente a travs de las contradicciones, de las mutilaciones, de las realidades principales, cambiantes, dispersas. 114 Henri Lefebvre Telos Vol. 13, No. 1 (2011) 105 - 124 12. La apropiacin (nocin profunda y obscura, que espera todava su completa elucidacin filosfica; pero no est aqu el vnculo...) no ha podido cumplirse his- tricamente, sin un proceso contradictorio: la alienacin del hombre. Esto toma esencialmente, pero no exclusivamente, la forma de la propiedad privada, esta desa- propiacin del hombre, que remplaza todos los sentidos por el solo sentido del tener. La alienacin es mltiple y multiforme. Por ejemplo, el individuo siendo fundamentalmente social, puede oponerse a la sociedad; se opone necesariamente a la sociedad en ciertas condiciones igualmente sociales (concurrencia, individualis- mo). Si bien el individuo pertenece a una clase, hay, sin embargo, en el seno de esta clase individuos variados; ellos se entregan a la concurrencia en tanto indivi- duos, de igual modo ellos pueden aislarse. Y la clase que los determina en un sen- tido y los define desde adentro (en el fondo prctico de su individualidad y su cons- ciencia) se manifiesta tambin para ellos desde afuera, exteriormente, como con- junto de compartimientos e ideas que tienden a imponerse, pero que los indivi- duos pueden aceptar o rechazar. De tal suerte que el anlisis marxista no parte de la conciencia de clase, an menos de la subjetividad individual, de la conciencia que los individuos toman de su clase o de las clases en general. Marx indica sola- mente que el proletariado y la riqueza son opuestos; como tales ellos constituyen un todo (Sainte-Famille, Francfort, 1845, p. 205). La nocin de totalidad se in- troduce aqu bajo un nuevo aspecto, correlativo al precedente. El proletariado es el lado negativo de la oposicin..., la propiedad privada disuelta y disolvindo- se... En su movimiento econmico, la propiedad privada se encamina hacia su propia disolucin; pero lo hace nicamente por una evolucin independiente de ella, inconsciente, realizndose contra la voluntad y condicionada por la naturale- za de la cosa: nicamente engendrando al proletariado en tanto que proletariado, la miseria consciente de su miseria... El proletariado ejecuta el juicio que, por la concepcin del proletariado, de propiedad privada pronuncia sobre ella misma (id.). Otra escisin interna del hombre total, que Marx seala en sus obras de ju- ventud, es aquella que separa la consciencia privada (el individuo interior) de la vida pblica, el hombre real del ciudadano. Los derechos del hombre en general y del ciudadano permanecen abstractos; niegan las necesidades reales, las condicio- nes reales. El individuo concreto, privado, permanece sin expresin, sin dere- chos. Salvo sobre un punto: su egosmo. La libertad del ciudadano reconoce y consagra el egosmo privado, en el derecho a la propiedad privada. Y, sin embar- go, la esfera poltica es aquella donde se confrontan y afrontan los intereses ms amplios, las ideas, los hombres. He aqu por qu el Estado democrtico (bur- gus) hace abstraccin del hombre real y solo satisface al hombre total de una manera imaginaria Critique de la philosophie du droit de Hegel (cf. Morceaux choisis de Marx, Gallimard, p. 214). Aqu se presenta un problema. Las teoras filosficas del hombre total y de la alienacin desaparecen como tales en las obras cientficas de Marx, aquellos de su madurez; y tambin en las obras de Engels y de los continuadores de Marx. Cul 115 La nocin de totalidad en las ciencias sociales 13. lugar debemos as pues atribuir en el marxismo a las obras de la juventud, a las obras filosficas? Es preciso considerarlas caducas? O como conteniendo ya el marxismo entero, mezclado con temas especulativos (hegelianos) abandonados ms tarde? El problema ha sido puesto en frente de los marxistas por MM. Merlau- Ponty y Sartre, y tambin por Gurvitch (La Vocation actuelle de la Sociologie, 1950, p. 508 y ss). En casa de los marxistas mismos da lugar a algunas discusiones y de igual modo en un sentido a algunas sentencias un poco diferentes. Parece que uno puede sostener que: a) Las obras de la juventud son obras de transicin, en las cuales Marx tiene ya el germen o el ncleo de la nueva doctrina, pero solo el germen. No obstante, para el pensador dialctico, tales transiciones tienen un gran inters. Repre- sentan el devenir, el movimiento, la formacin; tomadas fuera de ella, fuera del proceso viviente, no est el resultado endurecido, escueto, muerto? b) Los temas filosficos pasan a las obras cientficas (as la teora de la alienacin deviene teora del fetichismo del dinero y del capital aquella del hombre to- tal deviene teora de la divisin del trabajo y de la superacin (dpassement) de su carcter parcelario puesto al mximo en la sociedad capitalista, etc....). c) Ha habido pues un desarrollo del marxismo, que ha transformado ciertos te- mas. Nada impide sin embargo retomarlos bajo su forma inicial (filosfica). d) Es preciso no sobrestimar ni subestimar las obras de la juventud. e) Las teoras de la alineacin y del hombre total son adems, en tanto que teo- ras filosficas, susceptibles de interpretaciones diferentes. Son pues lo que est en juego y el lugar de discusiones, de polmicas, discusiones ciertamente fecundas.% Notemos que Lenin, en sus Cahiers, ha retomado y sealado los textos so- bre la Totalidad que concluyen la Grande Logique de Hegel. El mtodo, es el concepto puro... pero tambin es el ser en tanto que Totalidad concreta. Frase archi-notable comenta Lenin. Transicin de la idea lgica a la Naturaleza... En la obra ms idealista de Hegel, lo que menos hay es idealismo... Es contradictorio, pero es un hecho. Se comprende as por qu los filsofos marxistas no han nunca abandonado la nocin de Totalidad. 116 Henri Lefebvre Telos Vol. 13, No. 1 (2011) 105 - 124 7 Tal es el punto de vista sostenido en Comment comprendre la pense de Marx, edit. Bordas, 1947; pero habra espacio de profundizar lo expuesto. Segn P. Togliatti: Marx se pren- de del concepto y del trmino de alineacin... pero renueva completamente su conteni- do (cf. Rinascita, julio 1954). El conjunto del artculo de Palmiro Togliatti: sobre Hegel y Marx ha sido traducido en La Nouvelle Critique, N 62, pp. 17 y ss. 14. En su obra, Histoire et consciente de classe, Georges Lukcs la asume como nocin central. Pero hace un uso abusivo de ella. No ha distinguido claramente la totalidad cerrada (abstrada, inmvil) de la totalidad cambiante, abierta. Y sobre- todo ha aplicado la nocin de totalidad cerrada a la conciencia de clase del pro- letariado (cf. el curso mimeografiado de M. G. Gurvitch sobre Le Concept de clas- ses sociales de Marx nos jours, 1954, y su crtica de Lukcs, p. 48 y ss). Gramsci, por el contrario, en su polmica contra Croce, no cesaba de insistir sobre el hecho que la base y las superestructuras constituyen una totalidad (dialctica, cam- biante) en la cual la base es el elemento, el aspecto esencial. l iba tras la correc- ta aplicacin de la nocin (cf. Matrialisme historique et philosophie de Croce). *** El positivismo tiende a separar los dominios, a aislar los fenmenos de la realidad incognoscible. La sociologa de inspiracin positivista niega pues la nocin de totalidad. Esta reingresa en escena con Marcel Mauss. En estos fenmenos sociales, como proponemos llamarlos, se expresan a la vez y de un golpe toda clase de insti- tuciones... (cf. Sociologie et Anthropologie, p. 147). Mauss se propone as pues expresamente superar (dpasser) la sociologa analtica, positivista, que se preo- cupa sobre todo por distinguir algunas instituciones (religiosas, jurdicas, mora- les, econmicas, etc.) y estudiarlas aisladamente. l se esfuerza en constituir una sociologa sinttica, partiendo del carcter complejo y total de los fenmenos sociales, como un medio para reconstituir el todo (cf. id. p. 276). Estas declara- ciones datando de 1923 tienen una gran importancia, al indicar un cambio de orientacin en la sociologa francesa. Sin embargo, permanece la nocin de totalidad de Mauss, a la vez, intuiti- va y ambigua? Qu es el fenmeno social total? Corresponde a todo hecho so- cial este carcter? O lo reserva para algunos hechos privilegiados? En este caso, la totalidad es dada en el hecho? A ttulo de qu? Se determina ella por el anli- sis o, en fin, se reconstruye por el pensamiento sinttico del socilogo? La definicin citada ms arriba viene al inicio del Essai sur le don, y Mauss lo retoma al final de este ensayo privilegiado, as pues total. Pero en el curso de la obra, esta palabra toma algunos sentidos un poco diferentes como, por ejemplo, cuando el autor describe en las sociedades primitivas un sistema de prestaciones totales (p. 151) o an cuando escribe que uno puede estudiar en ciertos casos el comportamiento humano total. Cules son esos casos? Cul es el criterio que nos permite determinarlos, clasificarlos? Este criterio es emprico 117 La nocin de totalidad en las ciencias sociales 8 George Lukcs ha desde hace mucho tiempo desaprobado este libro y esta teora. 15. o racional, histrico o psicolgico? Cul es, en otros trminos, el uso metodol- gico del concepto de totalidad? Cuando Mauss escribe: Es considerando todo el conjunto que nosotros hemos podido percibir lo esencial, el movimiento del todo, l se orienta hacia una metodologa dialctica; pero prosigue l: ... el aspecto viviente, el instante fugitivo o la sociedad lleva, donde los hombres toman conciencia sentimental de ellos mismos, esto que relaciona lo total no a la estructura de la sociedad, sino a la conciencia, y orienta la investigacin en un sentido psicolgico y subjetivista (cf. p. 234, sobre la idea de la muerte como un hecho total). La nocin (justa y fundada) de la interaccin de los hechos y de las instituciones no resuelve, pues, completamente los problemas. A decir verdad, esta nocin de la interaccin y la causalidad recproca inva- de, poco a poco, las ciencias sociales, en la medida en que los investigadores no van ms all del puro y simple empirismo descriptivo. Desde antes de la guerra, en su libro sobre La Crise du Progress, M. Friedmann afirmaba que la historia es una totalidad donde ningn factor puede ser abstractamente aislado (cf. p. 175). Frmula que deja en la oscuridad, como aquellas de Marcel Mauss, algunos pun- tos importantes. Estos factores en los cuales se concibe as la accin recproca en una totalidad, nos son dados? O resultan de un anlisis o de una construccin? Cul es su relacin con la totalidad? Son ellos mismos unos fenmenos totales o, al contrario, unos elementos simples e irreducibles? Desde entonces, estos cuestionamientos solo han provocado su oscureci- miento. Accin recproca y totalidad se introducen, sin precauciones metodolgi- cas, en algunas obras de cualidad y de importancia, por otra parte, muy desigua- les. Tomemos algunos ejemplos un poco al azar. M. Philippe Aris, historiador perspicaz y penetrante, critica a los especialistas que recortan la vida social en as- pectos, elementos, factores (econmicos, morales, etc...) aunque en verdad no existe un hombre total y solitario, sino ms bien una totalidad humana.... El he- cho demogrfico... es tal vez el mejor reactivo del cual disponemos para fijar la inexplicable unidad de esta misteriosa totalidad y por tanto esencial (Populations franaises et leurs attitudes devant la vie, pp. 549-550). M. Aris resume as las po- siciones de una importante escuela contempornea; la confusin sobre la palabra total solamente es ms interesante y significativa. Se pasa del hombre total (in- dividuo como un todo dado) a la sociedad global, a la civilizacin tomada como la unidad de sus aspectos e instituciones para volver enseguida al hecho demogr- fico como hecho privilegiado, esencial, total. En una reciente y buena mono- grafa, un joven investigador, consagrndose a la sociologa rural, afirma que se trata ahora de escribir una historia total de las poblaciones, donde todos los ele- mentos se tienen, donde todos intervienen por turno como causa y efecto (Eco- nomie et Sociologie de la Seine-et-Marne, por P. Bernard, Cahiers de la Fonda- tion des Sciences Politiques, n 43, p. 7). Con una vlida ambicin cientfica, la con- fusin de los conceptos estalla, falta de conocimientos filosficos y de elaboracin metodolgica. La reciprocidad de la accin se confunde, en una frase, con la tota- lidad (lo que cae bajo la crtica hegeliana mencionada anteriormente). Arriesga- 118 Henri Lefebvre Telos Vol. 13, No. 1 (2011) 105 - 124 16. mos volver al todo est en todo, lo cual esteriliza y desanima la investigacin. C- mo comenzar el anlisis de lo total? Dnde se encuentra lo esencial? En la confusa mezcla de las causas y de los efectos, donde se encuentran el determinis- mo, las leyes? En su curso sobre el concepto de las clases sociales, M. Gurvitch cita una frmula de Georges Lukcs: Para el marxismo no existe a fin de cuentas una ciencia del derecho, una economa poltica, una historia, y as continuamente, se- paradas, sino exclusivamente una sola ciencia histrico-dialctica del desarrollo de la sociedad como totalidad (p. 48 y ss). Frmula notable si Lukcs no la orientara en el sentido de un subjetivismo de clase, interpretacin discutible del marxismo, considerado como expresin de la conciencia de clase del proletariado. Uno puede preguntarse, prosigue M. Gurvitch, si esta posicin est tan alejada de la concepcin de Mauss concerniente a los fenmenos sociales y de mi inter- pretacin segn la cual estos pueden ser estudiados por diferentes mtodos y bajo diferentes aspectos. Las clases sociales son, en particular, para M. G. Gurvitch ta- les fenmenos sociales totales y no colecciones de ejemplares similaridades, de categoras sociales o agregados puramente nominales, ni de relaciones sociales, ni de combinaciones de estatus, ni confusas mezclas de comportamientos realizando algunos modelos, reglas y normas, ni algunas asociaciones voluntarias, o en fin de simples asociaciones. M. G. Gurvitch elimina as las interpretaciones que reducen lo esencial a lo superficial, la realidad profunda a sus manifestaciones y apariencias, lo total a la subjetividad (del socilogo o de los individuos considerados). l precisa su pen- samiento en su reciente libro Dterminismes Sociaux et Libert Humaine (P.U.F., 1955, particularmente p. 37). La historia y la sociologa estudian una y la misma realidad, los fenmenos sociales totales en todas sus capas a profundidad, y bajo todos sus aspectos. Pero el historiador y el socilogo construyen objetos diferen- tes. La sociologa tiene por objeto la tipologa de los fenmenos sociales totales, colocados en el tiempo, reconstituidos segn su ruptura... en proceso de hacerse y de deshacerse... Ella acenta as pues la discontinuidad. Mientras que la historia se lanza a llenar las rupturas, a acentuar las continuidades. Las dos ciencias se complementan, pero la sociologa estudia los fenmenos totales en su movi- miento perpetuo de estructuracin y de desestructuracin de tipos micro sociol- gicos, grupales y globales, en los cuales ella acenta las discontinuidades. En la obra de M. Gurvitch, el esfuerzo por pensar la sociedad (y su cien- cia) para elevar los hechos a las alturas del concepto, para introducir la metodolo- ga dialctica en el estudio de lo concreto social, renueva con resplandor la socio- loga francesa. Todo naturalmente, con el sentido de lo concreto social y aquel de la elaboracin conceptual, la nocin de clase y la teora de las clases retoman su lu- gar, de primer nivel, en el conocimiento de la realidad social actual. Es un evento de gran importancia en la historia de pensamiento francs contemporneo. El pensamiento de M. Gurvitch, de una extrema flexibilidad, penetra la rea- lidad social en sus recodos y sus detalles como en las estructuras y totalidades con- 119 La nocin de totalidad en las ciencias sociales 17. cretas. Alcanza una visin de conjunto. La sociologa, en este sentido, puede en- trar en contacto y colaborar con ciertas cuestiones con la filosofa; y la filosofa a su vez en ciertos dominios (teora del conocimiento, teora de la libertad) puede reencontrarse con la sociologa y obtener provecho de esto. Esta concepcin sus- cita las objeciones violentas de los empiristas puros, a la manera americana, aun- que se trata precisamente de elevar la sociologa al nivel de una verdadera ciencia. Sin embargo, no se puede pensar que subsistan algunas dificultades meto- dolgicas, que tienden a la posibilidad de dos interpretaciones del fenmeno so- cial total, o ms exactamente a la cuestin del primado de lo objetivo o de lo subje- tivo en lo total? Tomemos como ejemplo un fenmeno social total: la clase social, en cuanto clase. Aparece como total de dos maneras. Por una parte objetivamente. La clase no se define por tal o cual funcin social, dice M. G. Gurvitch, sino por una totalidad de funciones. Es en este sentido que esta se define como supra-fun- cional (Le Concept des Classes Sociales, passim, pero sobretodo p. 120, p. 133). Ella tiene su propia cohesin, sus obras culturales especficas, su conciencia colectiva predominante. Por otra parte, metodolgicamente (pues para la sociologa), la clase se estudia por medio de diferentes mtodos, bajo diferentes aspectos, bajo diver- sos enfoques. Y es an en este sentido que ella es un hecho total, relevante para una metodologa dialctica. Es un enfoque diferente que hace prevalecer el punto de vista del historia- dor o el del socilogo? Lo total se construye dialcticamente? O hay un movi- miento dialctico total? O bien esta ltima nocin restablece un realismo inge- nuo? O bien an el movimiento dialctico viene de las complementariedades, in- teracciones, reciprocidades de la accin, etc.... que descubre el socilogo en su es- fuerzo para representar conceptualmente (dialcticamente) lo social total? La cuestin puede plantearse. La respuesta de M. G. Gurvitch, en sus obras citadas, parece la siguiente, s es posible, sin simplificarla y sin dejar escapar lo esencial, definirla en unas cuantas frases. Hay determinismos sociales mltiples, diversos, especficos, relativos, sin que ninguno de ellos tenga un carcter rgido. Y de cara a estos grados de deter- minismo, hay grados de libertad (cf. Dterminismes sociaux et Libert Humaine, p. 96 y tambin las conclusiones). As pues, ni determinismo o coherencia absolutos y puramente objetivos, ni libertas absoluta y puramente subjetiva, sino diferentes grados de esfuerzos colectivos de unificacin. La presencia y la interaccin del socilogo, en primer lugar, en tanto obser- vador de lo real (hper-empirismo) y, enseguida, en tanto pensador y hombre de ciencia (dialctico) correspondera al menos cierto tipo de sociedades de cara al determinismo global de estructuras, integrando la multiplicidad de los determi- nismos y de las totalidades parciales. De suerte que podramos encontrarnos, en ciertos casos, elevado, por este anlisis sociolgico, hasta la unidad ms alta del sujeto y del objeto. Entre el objeto y el sujeto, entre el determinismo y la libertad, 120 Henri Lefebvre Telos Vol. 13, No. 1 (2011) 105 - 124 18. entre la realidad y el conocimiento (dialctico) podra establecerse as una unidad, siendo ella misma dialctica.... No obstante, esta unidad (admitiendo que las formulaciones precedentes son exactas) solo podra interpretarse a veces como integracin de lo subjetivo en lo objetivo (la realidad social total) a veces como absorcin de lo objetivo en lo subjetivo (el pensamiento, la conciencia, la libertad)? *** Del marxismo, hemos ya dicho que le ha sido preciso curarse de dos enfer- medades infantiles: el subjetivismo de clase y el objetivismo la interpretacin mecanicista vulgar, segn la cual toda sociedad se desmontara fcilmente en pie- zas desmontables, las clases. El verdadero mtodo del materialismo dialctico, lo hemos de definir por la objetividad profundizada. La totalidad abarca la naturaleza y su devenir, el hombre y su historia, su conciencia y sus conocimientos, sus ideas e ideologas. Ella se determina como esfera de esferas, totalidad infinita de totalidades cambiantes, parciales, impli- cndose recprocamente a profundidad, en y por los conflictos mismos. En el l- mite, la totalidad del conocimiento coincidira con la totalidad del universo. Ob- jetividad y totalidad no pueden separarse. La verdad absoluta y la objetividad to- tal coincidiran; adems en un lmite en la infinitud del desarrollo del conocimien- to, del hombre y de su poder sobre la naturaleza. Pero este lmite al infinito, debe ser planteado para determinar la significacin del conocimiento humano. Es decir, en un sentido, que todo acto social, toda cultura, todo pensamiento hasta el ms abstracto, toda imagen hasta la ms fantstica, permanece ligada a la naturaleza; ms an: permanece un hecho de la naturaleza. Imposible separar na- turaleza y cultura. Pero, en otro sentido, todo objeto, toda realidad alcanzada, es un hecho hu- mano, una conquista del hombre, un producto de su actividad, por la cual se realiza. Lo uno no impide lo otro, al contrario. En su devenir complejo y contradic- torio, ms emerge el hombre de la naturaleza en lucha encarnada contra ella, tan- to ms profundamente l penetra y se sumerge en ella. l se apropia, esto que im- plica que l no se separa de ella. l la transforma y se transforma, sin liberarse de la naturaleza (y de su propia naturaleza). Ms l se subjetiviza, tanto ms l devie- ne consciente; as pues ms l conoce y gana poder sobre las cosas y sobre l, tanto ms l se objetiviza y deviene as real. Este proceso es pues a la vez objetivo y marcha hacia la objetivacin (la realizacin) de lo humano y marcha hacia la subjetividad, es decir, hacia una realidad ms y ms viviente y actuante de la conciencia, del conocimiento, de la libertad. 121 La nocin de totalidad en las ciencias sociales 19. El hombre, productor de s mismo a travs de su historia, solo se realiza en los objetos y los productos (las obras materiales o espirituales). Pero al mismo tiempo, l se esclaviza a ciertas obras, momentneamente, en el curso de su histo- ria. Es su alienacin. Pero, observacin capital, la historia de su alienacin es tam- bin la de su realizacin, en un inmenso devenir dialctico. Los clsicos de marxis- mo han insistido sobre el carcter objetivo de este desarrollo social, en tanto que proceder independiente de la voluntad de los hombres que son, sin embargo, los autores y los actores de ella. Ellos hacen su destino, pero no lo hacen voluntariamente, con la concien- cia del resultado de sus actos e iniciativas. En la produccin social de su existencia los hombres entran en determinadas relaciones, necesarias, independientes de su voluntad, ha escrito Marx en un texto fundamental. Estas relaciones de produc- cin corresponden a un nivel determinado del desarrollo de las fuerzas producti- vas, es decir del poder sobre la naturaleza. En cuanto a la conciencia, ella misma es una realidad histrica y social, en tanto que expresa o refleja sus propias contra- dicciones de existencia, condiciones cambiantes, contradictorias, as pues plan- teando siempre algunos problemas y envolviendo algunas posibilidades de solu- cin. Este reflejo no tiene nada de irreal, de pasivo, de intil. l mismo es com- plejo y contradictorio, a veces orientado hacia lo posible, otras hacia el pasado a veces mutilado, deformado, invertido (ideolgico), otras fundado sobre lo real (conocimiento). La historia es as concebida como historia natural del hombre. Yo veo en el desarrollo de la formacin econmica de la sociedad un proceso de historia natu- ral, ha escrito Marx (prefacio de El Capital, texto comentado por Lenin, cf. uvres choisis, t. I, p. 89). El desarrollo de la sociedad, su formacin puede pues estudiarse cientficamente como proceso objetivo, complejo, contradictorio, so- metido a leyes (dialcticas). Un marxista no sabra, sin comprometer el marxis- mo, volver sobre estos puntos, ms an cuando el subjetivismo de clase y el marxismo vulgar han precisamente desatendido estos puntos fundamentales. El problema, ya planteado, y que es preciso sealar con insistencia, se for- mula entonces as: Podemos nosotros, sin abandonar la teora del desarrollo objetivo de la formacin econmico-social, sin recular sobre estas afirmaciones fundamentales del marxismo como ciencia, retomar la teora filosfica del hombre total? Podemos promoverla, desarrollarla filosficamente, as como la teora de la alineacin, sin volverse hacia el hegelianismo? Sin comprometerse en una filo- sofa autnoma en el sentido de la filosofa tradicional? Puede parecer que el mero humanismo (revolucionario, socialista) perma- nece filosficamente sin fundamentos suficientes, si uno se limita a la teora del proceso de la historia natural, es decir si uno no muestra claramente la unidad dialctica entre este aspecto del desarrollo total (aspecto real y objetivo, histrico y social) y el otro aspecto, el desarrollo del hombre. No hay ningn problema insolu- ble, ninguna contradiccin interna, sino tal vez la exigencia de un profundiza- miento de las nociones de historia y de objetividad. Exigencia que se acompaa 122 Henri Lefebvre Telos Vol. 13, No. 1 (2011) 105 - 124 20. de una promocin renovada de temas propiamente filosficos y sociolgicos. Marx no mostraba ya que la historia natural del hombre es tambin y al mismo tiempo la historia humana de la naturaleza (comprendida aqu la naturaleza del hombre, fundamento inicial de lo humano). Esto no significa absolutamente que la naturaleza solo existe por y para el hombre interpretacin subjetivista sino que el hombre transforma la naturaleza transformndose en ella: La naturaleza que nace en la historia humana es la naturaleza real del hombre, leemos en un manuscrito de 1844. En la misma poca, Marx defina la sociedad futura (comunista) por la apropiacin completa, para y por el hombre, de la naturaleza y de su propia natu- raleza o esencia, pues como retorno del hombre a s mismo en tanto que hombre social, es decir el hombre humano, retorno completo, consiente, con el manteni- miento de toda la riqueza del desarrollo anterior. Y agregaba l, en este clebre texto y lleno de un inagotable sentido, que el comunismo siendo un naturalismo acabado coincide con el humanismo; es el verdadero fin de la querella entre el hombre y la naturaleza, y entre el hombre y el hombre; entre la existencia y la esencia, entre la objetivacin y la afirmacin de s, entre la libertad y la necesidad, entre el individuo y la especie. l resuelve el misterio de la historia y sabe que lo resuelve (cf. Morceaux choisis, edit. Gallimard, p. 229). Intil sealar de nuevo la profundidad filosfico-sociolgica y el sentido moderno de este texto. La nocin de hombre total puede librarse de la ciencia econmica e histrica, an solamente en germen en las obras de la juventud de Marx? Nosotros no lo pensamos. Pero seria, por otra parte, falso conferir a esta nocin alguna clase de actualidad filosfica o tica substrayndola del contexto histrico y social. Entonces, el filsofo, en nombre de la totalidad y del hom- bre total, saltara al futuro, por encima de la historia y de los problemas existen- tes. Como el metafsico en su Absoluta metafsica! Una nocin profunda, tal vez coronando la filosofa, se transformara en un utopismo especulativo; y el filsofo recaera en la forma filosfica de la alienacin humana. En otras palabras, es preci- so concebir al hombre total ni cmo dado, segn el principio antropolgico, ni como una determinacin, imagen o representacin definidas. Pero, entonces, qu es el hombre total? Cmo nos da filosficamente el sentido de la historia y del desarrollo social? Cmo se nocin resuelve el proble- ma planteado ms arriba, aquel de la unidad dialctica entre el desarrollo social concebido como proceso natural y el humanismo? Cmo une objetividad y sub- jetividad, en el sentido filosficamente aceptable de la objetividad profundizada? Nos parece que la nocin del hombre total juega en la teora del desarrollo social, el mismo rol que la nocin de lo absoluto en la teora del conocimiento. Contraria- mente a las interpretaciones vulgares o idealistas, la teora del conocimiento (dia- lctica y materialista) no rechaza lo absoluto. Ella considera dialcticamente las re- laciones entre lo absoluto y lo relativo. Por otra parte, en lo relativo se halla lo ab- soluto (en todo momento del conocimiento, hay un grano de verdad). Por otra parte, el conocimiento absoluto, o el conocimiento de la totalidad, se coloca como un lmite al infinito de los conocimientos aproximativos y relativos. De 123 La nocin de totalidad en las ciencias sociales 21. suerte que los conocimientos relativos efectivamente (histricamente) alcanzados se relacionan indefinidamente a este lmite, sin poder alcanzarlo; sin embargo, el lmite determina el sentido de la curva seguida por el conocimiento y no puede pasar de l. As, el hombre total no sera dado (teora antropolgica que cae bajo la cr- tica marxista). Y, no obstante, no sera una abstraccin, un sueo, un idea vaco de sentido, sino al contrario un nocin plena y rica, implicada en aquella del desa- rrollo social. En todo momento de la realidad humana, habra as algo de totali- dad; del mismo modo que todo conocimiento parcial contiene su grano de ver- dad, que el anlisis y la serie de investigaciones liberan de sus envolturas y formas momentneas, de las palabras y de la paja de las ideologas. Pero, entonces, las totalidades parciales (cambiantes, abiertas, confusa- mente mezcladas, contradictorias) que descubren los anlisis dialcticos, estas totalidades no se determinaran a la vez como naturales e histricas, como so- ciales y humanas? No nos perteneceran a la vez como momentos (objetivos) de un proceso histrico y social objetivo y como momentos de lo humano, de la cultura, de la libertad, en una palabra de la subjetividad? La unidad de estos dos aspectos se manifiesta plenamente si consideramos el hombre total, su for- macin, y, tambin, en tal estructura global como la estructura capitalista su dispersin, sus mutilaciones, su alienacin mltiple? Ya que la nocin del hom- bre total no tiene nada de una idea pura, realizndose por su propia fuerza, susci- tando sus etapas y momentos (interpretacin idealista y metafsica). Y, no obstan- te, la realidad humana avanza hacia esta idea, como demandndole a estos que busquen un ideal, a la vez histrico, social, tico y humanista.... Lo social tomado en toda su complejidad y sus contradicciones solo sera as lo humano total tomado en toda la amplitud de su desarrollo. Con esto que muere y esto que nace en l, esto que desaparece y lo que lo engrandece, lo que su- pera (dpasse) y tiende hacia su idea. No podemos nosotros encontrar aqu un terreno de discusin, de investi- gaciones comunes y quizs de acuerdo entre aquellos que quieren conocer y defi- nir las estructuras globales y aquellos que los critican, entre aquellos que buscan leyes y aquellos que quieren encontrar al hombre y a lo humano entre los parti- darios de la objetividad y aquellos que ponen el acento sobre la subjetividad? La nocin de totalidad dialcticamente concebida devendra as la clave de la bveda no solamente de la filosofa, de la teora del conocimiento, de la teora de la libertad sino de las ciencias en general y de las ciencias sociales en particular. Ella coronara el edificio en tanto unidad de la investigacin cientfica y de la in- vestigacin filosfica. Centre dEtudes Sociologiques, Paris 124 Henri Lefebvre Telos Vol. 13, No. 1 (2011) 105 - 124