La Negra TomasaSubí en un carro coloradode Veracruz para Lerdoera en Mayo bien recuerdoy se me sentó al costadouna negra de Alvaradosegún su porte y estiloal decirlo no vaciloy sin ser exageradocon un peso aproximadode ciento cincuenta kilos.

Mi problema comenzócuando se arrancó el camiónpues me ha dado un pisotónque un dedo se lo llevóentonces me dije yoCOSTILLA creo nos quedamosy en otro carro nos vamospero pense a mi maneravoy a torear a esta fieraver a como tocamos.

Un poquito disgustadole dije ya me pisóy al tiro me contestóme tiene a mí sin cuidadoseguramente has pensadoque yo he venido a cuidartea echar pulgas a otra parteque aquí nadie te detieney si algo no te convieneque esperas para bajarte.

Me tocó la ventanillala que abrí de par en pary comenzó el aire a entrarcaliente como una arcillale di un llegue en la tetillacon el codo intencionaly me dijo oye animalque es lo que tu te has pensadoquieres viajar acostadoflétate un coche especial.

Cuando llegó el cobradornos preguntó a donde van y ella respondió a San Juánun boleto por favorhubiera sido mejorpensé ya desesperadoque me hubiera yo quedadono se pa’que me embarquéahora si me equivoquécreí que era de Alvarado.

Le dije por favorcitohágase usted para allátocamos a la mitáy usted lo ocupa toditoy me dijo te repitoque me dejes de chingarsi no lo que va a pasarpa’que veas que soy mujerhago que pare el chofery aquí te voy a bajar.

Fue duro el encontronazoque tuve con esa negrapensé si fuera mi suegrala mato de un garrotazocada vez que alzaba el brazoa propósito yo creodespedía un olor tan feoesta negra tan ladinaque cuando llegué a Saliname habían dado tres mareos.

En Alvarado compródiez tacos de chicharrónde tepache un garrafóny todo se lo ingiriótranquila se acomodócuan voluminosa erame oprimió de tal maneraque me impedía respirary tuve que continuarcon la cabeza de fuera.

Ya llegando a Platanarquizá por tanta comidaal fin se quedo dormiday dijo esa negra a roncary la gente a comentarel escándalo que hacíauno que otro se reíala mayoría se asustabala verdad ya no roncabapitaba como un tranvía.

Cuando gritó el cobradoresos de Lerdo a la puertaiba con la boca abiertay bañadita en sudorreconociendo mi errorque esto por terco me pasame fui derecho a mi casay cuando al fin me refresquéyo mismo me pregunté¿será La Negra Tomasa?

La Negra Tomasa IIDespués de mucho pensary dar vueltas al asuntocon base en el mismo puntohe llegado a descifrarque esa Negra singularque en el carro conocíque mil defectos le vipor su proceder tan durocasi casi estoy seguroque se enamoró de mi.

Si lo que me dio a entenderyo lo hubiera comprendidole hablo a la Negra al oídoy la quito de padecertodo se me echó a perdery ahora lo estoy lamentandopero me estoy preparandopor si la vuelvo a encontrar¡cuando iba yo a imaginarque me estaba coqueteando!

Lo que la Negra queríatarde pude comprenderella me lo dio a entenderpero yo no lo entendíamaldigo la suerte míaotra mas que se me vasin saber a donde estábuscarla resulta en vanose me ha ido de las manosla gran oportunidad.

Si ella buscaba maridoy yo ando en busca de mujerlo lógico podía serllegar a un buen entendidodebe ser un buen partidono cabe la menor dudamorena guapa y piernudaasí quien no la desealo mas probable es que seauna acaudalada viuda.

Como no fui a imaginarmelo que la negra intentabacada vez que me empujabaera para provocarmey a su modo coquetearmeahora si intencionaly yo tomándolo a malsin agarrar la movidaen mi enamorada vidame había pasado algo igual.

El pisotón que me dioaunque fue bastante durocon un poco de mercuroenseguida me sanólo hinchado se me quitócon lienzos de agua de salsi antes me he expresado malahora su conducta abonoy todo se lo perdonopues no lo hizo intencional.

Pienso que su situacióneconómica es solventesencillamente los lenteshan de valer un millónun tremendo pulserónen sus brazos se sujetaen una forma discretatambién le eché una miradaa dos finas arracadascomo ruedas de carreta.

Fino reloj de pulseraen la muñeca traíay la ropa que vestíaera toda de primerasobre su hermosa caderaun cinturón negro mateluciendo como un magnateen cada dedo un anilloy en cada diente un casquillode oro de veinte quilates.

Por ser morena era hermosaesa estupenda mujerel día que la vuelva a verserá distinta la cosale pediré sea mi esposay si me llega a aceptarhe de llevarla al altarel mero día de su santome vale que pese tantoyo no la voy a cargar.

Negra si escuchas mi vozcomunícate conmigoque yo enseguida te escribopara estar junto los dossi nos lo permite dioscomo algo muy perentorioharemos un gran jolgoriopreludio de nuestra unióny si no hay ninguna objeciónrápidamente al casorio.

El CigarroLa otra noche me acostépero me acosté a sufrirno me podía yo dormiry mejor me levantéquise fumar y busquélos cigarros que teníay para desgracia míadespués de mucho buscarlogré la caja encontrarpero ya estaba vacía.

Le hablé al vecino de al ladoporque se que es fumadory le pedí por favorun cigarro regaladoel un poco amodorradopor el sueño que teníame dijo con ironía¿me puede creer usté?que hace un rato me fuméel último que tenía

Me fui para un estanquilloque es de una comadre míapara ver si me vendíaunos Raleigh con cerillosle hablaron unos chiquillosy cuando la despertaroncompungidos regresaronporque la respuesta fuedice que perdone ustépero ayer se terminaron.

Me fui para el bar el tarrode un amigo y compañeroy le dije al cantinerodespáchame unos cigarros¿de dónde te los agarro?me dijo con voz sencillasigue buscando COSTILLAa ver si hallas por ahíhace rato yo vendíla última cajetilla.

Por esos alrededoresbusqué sin nada encontrary las ganas de fumareran cada vez mayoresme encontré con dos señoresque de un carro se bajarony cuando me saludaroncomo cuates los creíun cigarro les pedíy de plano me lo negaron.

Caminé rumbo a la esquinabastante mal humoradoyo que siempre había pensadoque el vicio no me dominallegué y le toqué a Martinay un cigarro le pedípero nada conseguíporque me dijo impacienteno vengas de impertinente¡quisiera uno para mí!

Me fui al Seguro Socialpensando que ahí la haríame le acerque al policíade la puerta principaltras un saludo cordialle dije a boca de jarroregáleme usted un cigarroque me está matando el fríoy me dijo amigo míono fumo tengo catarro.

Le puse el forro al sombreroporque quería lloviznary me fui para otro barllamado El Centro Cañerofue tan fuerte el aguaceroque llegue todo empapadocuando creí haber logradoaquel deseo en cuestióngrande fue mi decepciónporque ya estaba cerrado

A una joven muy galanaque en la calle me encontréla hora le preguntélas cuatro de la mañanale di vuelta a la manzanay unos amigos me hablaroncon atención escucharonque un cigarro les pedíay uno dijo yo traíapero mira se mojaron.

Seguí por aquel senderoaferrado a mi porfíallegue a una tortilleríay le dije al molineroamigo por favor quierome regale una colillay me contestó COSTILLAvas a pescar un catarrotú sufres por un cigarrollévate la cajetilla.

Glosa a “Morena de Labios Rojos”

Morena de labios rojosy caballo ensortijado

a cuantos habrás dejadocon el pecado en los ojos.

Jarocha de sotaventoque en la llanada nacistey ahí en el llano crecistecon el arrullo del viento

quisiera en este momentopoder cumplir tus antojos

el embrujo de tus ojosme hacen perder el control

has de saber a coyolMorena de labios rojos.

Bajo tus cejas pobladasreverberean dos lucerosson tus ojos hechiceros

con sus pestañas quebradastus mejillas dos granadas

que en el huerto han sazonadome tienes embelesadocon tu figura exquisitamujer de cara bonita

y cabello ensortijado.

Cuando sales a la callecon tu cabello tendido

tu porte esbelto y erguidono admite ningún detalle

es tu delineado tallemotivo de todo agrado

hasta el suelo que has pisadopor ti ha sentido ruborsuspirando por tu amor

a cuantos habrás dejado.

Mujer de dulce miraday de caminar garbosome sentiría yo dichoso

si fueras mi prenda amadapor toda una temporadapara cumplir mis antojossi esto no te causa enojo

dame un poquito de amorno me dejes por favor

con el pecado en los ojos.

El PuntalitoAndo mal del apetito es muy poco lo que comome sobo bastante el lomopues mi trabajo es duritode Veracruz yo solitosalí el otro día tempranosiete plátanos manzanosme comí en Boca del Ríoy pa’no sentir el fríoun toro de chabacano.

Me bajé en Paso del Toroa echarme una botanitamedio kilo de carnitaque casi vale un tesoropara salir del azorode masa pedí un tamalcafé con leche un Sidralplátanos con mantequillamedio kilo de tortillay huevo frito al natural.

Un jugo de piña heladome sorrajé en La Lagunay ya sin pena ningunaenfilé rumbo a Alvaradoya lleva yo pensadohacer un alto en Salinaa tomar Jobicilinaantes que otra cosa hacery ahí me logre comerla mitad de una gallina.

Me traje como botanauna pierna de armadilloy me bajé en Arbolilloa echarme una Campechanano me quedé con las ganasde un torito de limónpa’hacer buena digestióny me eche con precaucionesocho docenas de ostionesy un kilo de camarón

llegué al Paso Nacionalcon mas hambre que un coyoteme bajé del carro al trotey me comí otro tamalpor atención especialme hicieron una sangríala tomé con alegríay luego con mucho afánavancé hasta Chocotány me comí una sandía.

Ya con este puntalito llegué a Lerdo sin problemasolo pensando en la cenaque era un potaje exquisitome dio mi mujer bollitosde elote con mantequillay me preguntó COSTILLA¿que otra cosa has de querer?y le dije ¿que ha de ser?carne asada a la parrilla.

Toda la noche dormípero sin probar bocadoy aunque estaba yo acostadomucho apetito sentía mi mujer le pedítemprano antes de pararmealgo que pudiera darmepa’calmar el padrejónno crean que soy comelón¡no me gusta malpasarme!