la muerte en méxico de víctor serge

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8/14/2019 La muerte en México de Víctor Serge http://slidepdf.com/reader/full/la-muerte-en-mexico-de-victor-serge 1/72  Serge, Victor (1890-1947) Anarquista, luego bolchevique, nacido en Francia de padres rusos. Fue encarcelado durante la I Guerra Mundial, y luego deportado a Rusia, donde devino Sub-Secretario de la Comintern. Criticó la represión de socialistas y anarquistas opositores al gobierno bolchevique durante la Guerra Civil, pero al estallar la rebelión en la base naval de Kronstadt, a pesar de simpatizar con los alzados, apoyó al gobierno bolchevique. Luego se unió a la Oposición de Izquierda y fue el último miembro de la Oposición de Izquierda dentro de la URRS en poder criticar públicamente a Stalin. Fue encarcelado en 1933, pero fue soltado y exiliado en 1936 tras una campaña internacional en su favor. En el exilio se integró a la IV Internacional, pero al poco tiempo tuvo diferencias con su línea y se separó de ella en 1937. Julián Gorkin La muerte en México de Víctor Serge Escrito: En París - Francia, en marzo de 1957. Edición Digital: Fundación Andreu Nin. Esta edición: 2001, Marxists Internet Archive. Víctor Serge dice, al final de sus Memorias, que el primer rostro que vio a la llegada de su avión al aeródromo de México fue el mío. Era en agosto de 1941. El lunes 17 de noviembre de 1947, la última mano amiga que estrechó la suya, un par de horas antes de su muerte en medio de la calle, fue la mía. Estos seis años fueron los más tranquilos -relativamente tranquilos, como veremos- y literariamente los más fecundos de la vida de ese combatiente eternamente  perseguido. Un resumen de ese periodo me parece indispensable a manera de epílogo de su documento autobiográfico. Desde su salida de la URSS -casi un milagro: unos meses más y lo hubiera condenado la GPU a la fosa común de los oposicionistas-, nuestras vidas habían estado muy unidas. A su llegada a Bruselas -había estallado ya la guerra civil española-, corrí a verle desde Barcelona y, con una clarividencia que yo, con menos experiencia que él y absorbido por la acción de cada hora, no alcanzaba a tener me anunció los peligros que se cernían sobre nuestro partido independiente y antiestalinista. "Si Stalin ha decidido intervenir en España en plena liquidación de las oposiciones en Rusia, no podrá tolerar una oposici6n exterior como la vuestra". Le escuché un tanto escéptico. ¡Tenía una fe tal en el espíritu de rebeldía y de independencia del pueblo español! Por iniciativa suya, visitamos a los jefes de la II Internacional: no nos ocultaron éstos que, tratándose de una lucha entre fracciones obreras, preferían no intervenir. "El espíritu de frente popular y de no intervención los ciega", comentó Serge al salir de la entrevista. Y añadió moviendo tristemente la cabeza: Tendréis que batiros en dos frentes: e1 fascista y el estalinista. El más  peligroso para vosotros es el segundo. Os encontraréis solos o casi solos". Le rogué que aceptara el cargo de consejero y de corresponsal del diario que yo dirigía en Barcelona. Lo digo por vez  primera: un documento que presenté en un Congreso, sobre el comunismo mundial y la intervenci6n soviética en España, lo había redactado él. Unas semanas más tarde nos anunció, a  Nin y a mí, que el estalinismo preparaba activamente nuestro exterminio físico. Cuando nos detuvo la GPU -iba a ser el nuestro "el primer proceso de Moscú en el extranjero"-, se convirtió en el más obstinado y diligente de nuestros defensores; Nin fue torturado y asesinado en una  Lubianka madrileña, pero Serge contribuyó enormemente a salvarme a mi y otros compañeros.

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Serge, Victor (1890-1947)

Anarquista, luego bolchevique, nacido en Francia de padres rusos. Fue encarcelado durante la IGuerra Mundial, y luego deportado a Rusia, donde devino Sub-Secretario de la Comintern.Criticó la represión de socialistas y anarquistas opositores al gobierno bolchevique durante laGuerra Civil, pero al estallar la rebelión en la base naval de Kronstadt, a pesar de simpatizar conlos alzados, apoyó al gobierno bolchevique. Luego se unió a la Oposición de Izquierda y fue elúltimo miembro de la Oposición de Izquierda dentro de la URRS en poder criticar públicamente aStalin. Fue encarcelado en 1933, pero fue soltado y exiliado en 1936 tras una campañainternacional en su favor. En el exilio se integró a la IV Internacional, pero al poco tiempo tuvodiferencias con su línea y se separó de ella en 1937.

Julián Gorkin

La muerte en México de Víctor Serge

Escrito: En París - Francia, en marzo de 1957.Edición Digital: Fundación Andreu Nin.

Esta edición: 2001, Marxists Internet Archive.

Víctor Serge dice, al final de sus Memorias, que el primer rostro que vio a la llegada de suavión al aeródromo de México fue el mío. Era en agosto de 1941. El lunes 17 de noviembre de1947, la última mano amiga que estrechó la suya, un par de horas antes de su muerte en medio dela calle, fue la mía. Estos seis años fueron los más tranquilos -relativamente tranquilos, como

veremos- y literariamente los más fecundos de la vida de ese combatiente eternamente perseguido. Un resumen de ese periodo me parece indispensable a manera de epílogo de sudocumento autobiográfico.

Desde su salida de la URSS -casi un milagro: unos meses más y lo hubiera condenado la GPU ala fosa común de los oposicionistas-, nuestras vidas habían estado muy unidas. A su llegada aBruselas -había estallado ya la guerra civil española-, corrí a verle desde Barcelona y, con unaclarividencia que yo, con menos experiencia que él y absorbido por la acción de cada hora, noalcanzaba a tener me anunció los peligros que se cernían sobre nuestro partido independiente yantiestalinista. "Si Stalin ha decidido intervenir en España en plena liquidación de las oposicionesen Rusia, no podrá tolerar una oposici6n exterior como la vuestra". Le escuché un tanto

escéptico. ¡Tenía una fe tal en el espíritu de rebeldía y de independencia del pueblo español! Por iniciativa suya, visitamos a los jefes de la II Internacional: no nos ocultaron éstos que, tratándosede una lucha entre fracciones obreras, preferían no intervenir. "El espíritu de frente popular y deno intervención los ciega", comentó Serge al salir de la entrevista. Y añadió moviendotristemente la cabeza: Tendréis que batiros en dos frentes: e1 fascista y el estalinista. El más peligroso para vosotros es el segundo. Os encontraréis solos o casi solos". Le rogué que aceptarael cargo de consejero y de corresponsal del diario que yo dirigía en Barcelona. Lo digo por vez primera: un documento que presenté en un Congreso, sobre el comunismo mundial y laintervenci6n soviética en España, lo había redactado él. Unas semanas más tarde nos anunció, a Nin y a mí, que el estalinismo preparaba activamente nuestro exterminio físico. Cuando nosdetuvo la GPU -iba a ser el nuestro "el primer proceso de Moscú en el extranjero"-, se convirtió

en el más obstinado y diligente de nuestros defensores; Nin fue torturado y asesinado en una Lubianka madrileña, pero Serge contribuyó enormemente a salvarme a mi y otros compañeros.

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Contribuí yo a salvarle después del gran naufragio europeo. Puede decirse que nos debíamosmutuamente la vida. Por eso nos unía ya para siempre el más só1ido de los lazos humanos: el dela solidaridad.

Para, Serge y para mí -y para otros veinte mil europeos, republicanos españoles en su aplastantemayoría-, México era la vida a salvo. Casi el único país que, en medio del hundimiento de todoslos va1ores universales y humanos, mantenía el derecho de asilo. Lejos de los angustiosos dramasde aquellos momentos, se respiraba el aire libre a todo pulmón. En contacto con mi naturalezaoptimista y fácilmente irónica, tenía momentos de alegría e incluso de risa; pero no tardaba enensombrecerse su rostro. Se encerraba durante largas horas en la meditación y en el silencio.Hablaba poco y, cuando hablaba, era con un fondo amargo y dramático. Habituado a pensar mucho en los demás y poco en sí mismo, su drama era el angustioso drama humano y suconciencia una especie de purgatorio universal. Llevaba a cuestas el drama de la revolución rusadevorándose a sí misma, con los rostros de todos los grandes revolucionarios desaparecidos,exterminados -y la URSS invadida por Hitler no obstante el infame pacto firmado con él-; eldrama del valiente pueblo español vencido, traicionado, con más de un millón de muertosclamando al cielo; el de Bélgica y Francia ocupadas por el nazismo... El ruso, el español, el belgay el francés, eran sus pueblos predilectos; había luchado y sufrido con ellos y su suerte le

acongojaba el ánimo. Amaba, como todos los pensadores y todos los que han vividointensamente, el retiro y la soledad; comprendí, sin embargo, que no convenía dejarle solo.Durante los dos primeros años compartimos el mismo departamento: una habitación cada uno yun comedor común. Nuestros adversarios nos decían vendidos, por turno, a todas las potenciascapitalistas; aislados, incomprendidos, sin lugar entre las corrientes encontradas, cada día era unalucha para subsistir.

El general Lázaro Cárdenas, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos nos había ofrecidogeneroso asilo; pero también se lo había ofrecido a nuestros enemigos mortales. Nosotros, losrevolucionarios independientes, éramos un puñado y carecíamos de medios y de influencia; por elcontrario, nuestros enemigos eran bastante numerosos, disponían de abundantes medios y

gozaban de gran influencia. Pululaba México de agentes comunistas de las más diversasnacionalidades; resultaba difícil distinguir al simple militante político del agente de la GPU. Casitodos habían pasado por esa escuela de los verdugos que fue la España de la guerra civil; casitodos aguardaban el fin de la guerra mundial para partir a la conquista de sus respectivos países.(En México estaba, por ejemplo, Otto Katz –André Simne- colgado con Slansky en Praga; allí,también, estaba Vittorio Vidali, uno de los organizadores del asesinato de Trotski, jefe hoy delcomunismo en Trieste. Y otros muchos). El partido comunista mexicano, -controlado por esosagentes, era poco numeroso: dos mil miembros apenas. Dominaban, sin embargo, la CTM(Confederación de Trabajadores Mexicanos), uno de los puntales del régimen, gracias al entonceslíder sindical mexicano y continental Lombardo Toledano, instrumento número uno de Moscú.Dominaban asimismo la Universidad Obrera, subvencionada por el Estado y nido de esos agentes

disfrazados de profesores. Y contaban con elementos seguros en casi todos los departamentosministeriales y en casi todos los periódicos.

Cuando Víctor Serge llegó a México hacía justamente un año que habían asesinado a LeónTrotski. En su habitaci6n de hotel de Washington había aparecido –"suicidado"- el cadáver delgenera1 Krivitsky. En Nueva York había sido ametrallado el gran anarquista italiano CarloTresca. Yo mismo había sufrido ya cuatro tentativas consecutivas de asesinato. ¿Cuánto tardaríanen suprimirnos? Que Serge no permanecería en México silencioso e inactivo, eso lo sabían perfectamente los agentes comunistas. Precedieron su llegada dos tarjetas de presentación. Unaño antes, coincidiendo con el asesinato de Trotski, publiqué su Retrato de Stalin en una pequeñaeditorial fundada con mucha voluntad y escasos medios. Fracasó la empresa, pero ahí quedaba el

libro. Media docena de miembros de la rica colonia francesa, que querían encenderle una vela en público a la Francia Libre mientras le encendían otra en privado a la Francia de Vichy, me proporcionaron unos miles de pesos para la fundación de otra editorial. Acababa de llegar Serge aSanto Domingo cuando invadió Hitler a la URSS por sorpresa. Le cablegrafié: "Prepárame eltexto de un libro a toda prisa". Agobiado por el calor tropical y por el sentimiento de que "duranteestos mismos días, se fusila en las prisiones de Rusia a mis últimos camaradas", escribió en unmes un libro fuerte y ágil: Hitler contra Stalin. Presentía toda suerte de hecatombes para laURSS, con sus estados mayores político y militar decapitados y sus pueblos esclavizados.Anunciaba que las masas campesinas soviéticas recibirían a las tropas alemanas con los brazosabiertos, pero que al final el hitlerismo se hundiría. Tenía que reprochársele este libro como ungrave error; sin embargo los acontecimientos, los más de ellos conocidos en la posguerra, le han

dado la razón. En un solo punto se equivocó: previó la democratización de la vida soviética como

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consecuencia de las derrotas del régimen y esta democratización no se ha producido. Pero hoysabemos que la responsabilidad incumbe a la ceguera y a las concesiones hechas a Stalin por lasgrandes potencias democráticas. La consecuencia para mí fue la pérdida de la nueva empresaeditorial.

Conocíamos bien la psicología de nuestros adversarios: si nos acobardábamos, si nosmanteníamos a la defensiva, estábamos perdidos; teníamos, por el contrario, que disimular nuestra debilidad y nuestra falta de medios tras una actitud firme, gallarda, desafiante.Anunciamos una conferencia de Serge en el imponente Palacio de Bellas Artes, vetusto y pretencioso edificio en mármoles, de la época porfiriana. Bajo la amenazadora presión estalinista,el escritor mexicano que debía presidirla desapareció. Nos encontramos Serge y yo solos en latribuna. Los comunistas tomaron ésta por asalto, pero el numeroso auditorio reaccion6 y los pusoen la puerta. No estábamos solos. Los anarcosindicalistas y los socialistas de izquierda españoles,que habían hecho la experiencia del comunismo durante nuestra guerra, se colocabandecididamente a nuestro lado. Una buena parte de la colonia judía -sobre todo los socialistas deorigen ruso y polaco-, también. Y casi todos los socialistas independientes de la Europaoccidental, muchos de ellos procedentes del campo comunista (les había decidido a la ruptura el pacto Berlín-Moscú). Pero puede decirse que no contábamos con ningún apoyo propiamente

mexicano. Ese magnífico, complejo y pintoresco país que es México, en el que se rinde culto a lamuerte como en ningún otro, vivía sus propios problemas posrevolucionarios bajo el signo de unnacionalismo mucho más susceptible que exaltado; tradicionalmente las colonias extranjeras sehabían dedicado a crear riquezas y a ganar dinero -la española y la francesa poseían, sobre todo,colosales fortunas-, pero sin meterse en líos políticos. ¿Qué querían todos esos estalinistas,trotskistas, bundistas, socialistas de derecha y de izquierda, anarquistas y por qué venían allí adirimir sus pleitos? La opinión mexicana no nos comprendía; para ella representábamos, a losumo, un espectáculo curioso.

Entre 1942 y 1944, nuestra vida se vio frecuentemente amenazada. Varias veces, durantesemanas y a veces meses enteros, tuvimos que permanecer ocultos. Se preparaba abiertamente

nuestro asesinato. El mío fue anunciado públicamente en las columnas del diario que inspirabaLombardo Toledano. Le dirigimos una "carta abierta" al Presidente de la República. Recibió ésteun mensaje firmado por más de doscientas personalidades intelectuales, políticas y sindicalesnorteamericanas, muchas de ellas de gran renombre, y otro firmado por una docena de diputadosy de publicistas británicos; le instaban a tomar providencias para la protección de nuestras vidasamenazadas. Hicimos públicos esos y otros documentos en un folleto titulado "La GPU preparaun nuevo crimen", con las firmas de Víctor Serge, Marceau Pivert, Gustavo Regler y JuliánGorkin. (El probo y dinámico socialista Marceau Pivert, condenado por Vichy, se ganaba la vidadando lecciones de francés antes de fundar con Paul Rivet el Instituto Francés de América Latina.El escritor sarrés Gustavo Regler había sido comisario comunista en las Brigadas Internacionalesy había recibido una grave herida en el frente de Huesca; era reciente su ruptura con el

comunismo). Redactó Víctor Serge la declaración común que servía de introducción a estefolleto. Decía entre otras cosas: "La consigna del todopoderoso Secretario General (Stalin) es quese aproveche la justa popularidad que las admirables hazañas del Ejército Rojo le valen a laURSS, y la alianza de este país con las democracias en guerra, para desacreditarnos, ahogar nuestra voz y suprimirnos". "No consentimos ni consentiremos nunca que se confunda a los pueblos encadenados con sus tiranos. Estamos y estaremos al lado del pueblo alemán, del puebloitaliano, del pueblo español, del pueblo francés y del pueblo ruso contra los regímenes totalitariosy al servicio de todos los pueblos oprimidos. Tal ha sido siempre la línea de nuestra vida"."Fundamos nuestra confianza en el porvenir sobre la destrucción y el hundimiento de los Estadostotalitarios y en el nacimiento, en medio de las luchas presentes, de una nueva Europa en la que la palabra democracia encuentre al fin su significación integral para todos los pueblos sacrificados,

 para todas las minorías, para todos los hombres. Queremos laborar en favor de un socialismorescatado a su dignidad y a sus verdaderos fines, que no pueden ser otros que la organización delos hombres libres. Queremos unas ideas limpias y claras en un movimiento obrero sano,vivificado por las emulaciones fraternales y las investigaciones libres. En el seno de lademocracia amenazada, del socialismo y del movimiento obrero, defendemos esencialmente lalibertad de opinión, la dignidad del militante, el derecho de las minorías, el espíritu crítico.Combatimos y seguiremos combatiendo sin cuartel el pensamiento dirigido, el culto al Jefe, laobediencia pasiva y las bajas maniobras de los partidos de disciplina ciega; así como el empleosistemático de la mentira y la calumnia y los métodos de asesinato. En este combate sabemos quetenemos tras de nosotros -y esto jamás lo olvidaremos- los innumerables fusilados de Rusia, loscombatientes de España apuñalados por la espalda, los revolucionarios decapitados en Alemania,

los cautivos de los campos de concentración de Dachau lo mismo que los de la islas Solovietski".

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Esta declaración, que merecería ser reproducida íntegramente, está fechada en abril de 1942.¿Contribuyó todo esto a salvarnos la vida? Sin duda alguna.

Pero Moscú les había ordenado a sus agentes que acallaran nuestra voz, así como nuestrasupresión física, y la campaña contra nosotros continuaba sin tregua. Al saberse en abr1l de 1943que Stalin había fusilado a Alter y Ehrlig, los dos jefes del socialismo judío polaco refugiados enla URSS huyendo del hitlerismo, organizamos un acto de protesta en el Centro Cultural Ibero-Mexicano. Constituido éste por un buen número de refugiados españoles, figuraba yo comoPresidente de la Comisión de Cultura. No había dado todavía comienzo al acto, cuando un par decentenares de comunistas llegados en camiones y armados asaltaron violentamente el local. Hiceocultar a Víctor Serge, sin duda el más amenazado, y nos defendimos. Tuvieron ellos una docenade heridos leves; entre nosotros hubo dos heridos de cierta gravedad: mi compañero EnriqueGironella y yo (Gironella tenía que ser más tarde el fundador y el secretario general delMovimiento Socialista por los Estados Unidos de Europa). En la misma ambulancia quecondujera a León Trotski, mortalmente herido, en agosto de 1940, nos condujeron a nosotros a laCruz Verde. Y fuimos operados en la misma sala en que lo operaran a él. Este miserable atentado provocó unánime repulsa en México, con repercusiones en los Estados Unidos y en varios paíseslatinoamericanos.

 No solo teníamos que luchar contra las campañas de calumnias, verdaderamente elevadas al paroxismo, y contra los peligros de supresión física, sino contra una casi total penuria de medioseconómicos. En el periodo de lucha contra las oposiciones, Stalin había hecho aplicar unaconsigna brutal: "atacar al estómago". Sus agentes en México trataban de aplicarnos la mismaconsigna. México era, sin lugar a dudas, un país libre; sin embargo nuestros enemigos gozaban de poderosísimos medios de presión y de corrupción. El Kremlin había enviado como embajador enMéxico a un hombre relativamente joven, inteligente, dinámico, elegante y no exento deseducción: Constantino Oumansky, que tenía que morir en 1943 en un misterioso accidente deaviación en México mismo. Éste había asumido anteriormente la direcci6n de la Agencia Tass ygozaba de la confianza de Beria, Manuilsky y Vichinsky. Pertenecía a la más pura escuela

estaliniana. Le acompañaba un personal numerosísimo y bien preparado. Mientras Oumanskyorganizaba costosas recepciones, hacía vida de sociedad y conquistaba el favor público, suscolaboradores, agentes de la GPU muchos de ellos, introducían sus hombres en la Administracióny en los periódicos y preparaban sus maniobras en la sombra. Muchos de los artículos queaparecían en los periódicos independientes, con firmas mexicanas y españolas o sin firmar, salíandirectamente de la Embajada soviética. A nosotros, por el contrario, se nos fueron cerrando unatras otra todas las tribunas.

Vale la pena apuntar aquí una experiencia concreta y por demás elocuente. Dirigía yo la secciónde política internacional de una revista semanal indudablemente independiente. Víctor Serge publicaba en ella importantes artículos. El director era un excelente amigo nuestro. Cierto día le

llamó el Secretario de Gobernación y futuro Presidente de la República, Miguel Alemán, y ledijo: "Los embajadores de la URSS y de Inglaterra realizan constantes presiones sobre nuestrogobierno para que se les cierren todas las tribunas a Serge y a Gorkin. Se les tacha de enemigosde la causa aliada y de agentes ocultos de Hitler. Sabemos que esto no es cierto, pero, ¿cómoresistir a tales presiones? Parece que Moscú ha dirigido una reclamación a Londres y aWashington en este sentido y que Washington se ha negado a intervenir. Somos un gobiernoindependiente, pero no queremos crearnos dificultades". No obstante esta insólita gestión, eldirector de la revista siguió publicando nuestros artículos. Pero la revista arrastraba una vidadifícil. Cierto día ocupó la gerencia un ex diputado y aportó importantes medios financieros. Notardamos en descubrir que procedían de la Embajada soviética. Serge y yo tuvimos queabandonar la última tribuna que nos quedaba; no tardó el propio director en perder su cargo. En

un país libre unos escritores libres encontraban cerradas todas las tribunas sedicentemente libresincluso para restablecer la simple verdad frente a las calumnias más groseras y desorbitadas. Estamisma experiencia había tenido yo ocasión de hacerla durante la guerra civil española en la zonarepublicana.

Víctor Serge se dedica a escribir, a escribir casi sin tregua ni descanso. Sa1e apenas de sumodesto departamento y, cuando lo hace, toma toda suerte de precauciones. Recibe muy pocasvisitas; cuando suena el timbre de su puerta, antes de abrirla observa por una mirilla al visitante.Se confina en la soledad, se hunde en el trabajo. Escribe sus libros directamente a máquina, a unsolo espacio, en papel de copia de la peor calidad; corrige apenas sus textos. Está seguro de símismo, de sus ideas y sus conclusiones, de sus recuerdos, incluso de su estilo. En sus Memorias 

explica por qué decidió hacerse escritor en 1928, a su salida de prisión y de una grave

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enfermedad. "me sentía lo bastante seguro de mi mismo para escribir". En México ese acuerdoconsigo mismo es mayor que nunca; no le importa la soledad y la incomprensión momentáneas.En este documento autobiográfico dice también: "es preciso dar testimonio de este tiempo; eltestigo pasa, pero el testimonio queda, y la vida continua". Es su suprema justificación deescritor, de un escritor que preferiría ser ante todo un hombre de acción en cumplimiento de "undeber dictado por la propia historia".

Yo creo que lo más maduro y denso de su obra es lo que escribió en México. Sin embargo lanzaen sus Carnets este lamento: "Es terriblemente difícil crear en el vacío; sin el menor apoyo, sin elmenor entorno...Escribir para el simple cajón, pasados los cincuenta años, con un futuro oscuro por delante y sin excluir la hipótesis de que las tiranías durarán más de lo que me queda devida...". Sus cajones van llenándose de manuscritos, pero por el momento el mundo editorial estácerrado para sus libros. El mercado mexicano es todavía pobre; los refugiados españoles hancontribuido grandemente a desarrollarlo y, gracias sobre todo a su impulso, se celebra cada añouna imponente "Feria del Libro", pero no tendría Serge más de unas docenas de lectores. LosEstados Unidos, fácilmente confiados y de un ingenuo y elemental pragmatismo, están en plenaluna de miel con la URSS del uncle Joe; el lúcido y probo educador John Dewey ha tenido queescribir un artículo diciéndoles a sus compatriotas, y en primer lugar a Roosevelt: "Francia fue la

aliada de la Rusia zarista durante la primera guerra mundial, pero esto no la obligaba a proclamar que el zarismo era un régimen democrático; la invasión hitleriana ha convertido a la URSS deStalin en la aliada de los Estados Unidos, pero esto no nos obliga a ocultar que el estalinismo esun régimen totalitario". Fue una prédica en el desierto. Los libros de Serge no encontraron editor en Norteamérica. El Stalin de Trotski, editado cuando Hitler invadió a la URSS, tenía que permanecer oculto en los sótanos del editor hasta un año después de terminada la guerra. Sobre la base de la documentación oficial, yo había escrito el libro sobre el asesinato de Trotski; un amigonorteamericano, que sabía a qué atenerse, vino a decirme: "En estos momentos no encontraráusted un editor en mi país". En la más joven y pujante democracia del mundo estaba prohibidodecir ciertas verdades. ¿Cómo sorprendernos de los groseros errores que iban a cometerse y delas dramáticas consecuencias que estos errores iban a tener para el mundo?

Serge llegó a preguntarse si su nombre no sería un obstáculo para la publicación de sus libros.¿No debería ocultarse tras un seudónimo anodino? Naturalmente, el obstáculo no lo constituía sunombre, sino el clarividente contenido de sus propios libros, su testimonio por demás molesto enlas circunstancias por las que atravesaba el mundo, sus anticipaciones respecto del porvenir. Sólouno de sus libros encontró editor en el Canadá: Les derniers temps, la novela sobre la caída deFrancia y sobre los comienzos de la resistencia. Se trata, a mi juicio, de una excelente novela, la primera en su género; pasó casi desapercibida y son contadísimas las personas que la han leído enFrancia. Escribió después sus Memorias. Leí casi de un tirón el manuscrito y le dije con lasinceridad del viejo y fraternal amigo: "Un magnífico documento, uno de los documentos de estemedio siglo. Pero demasiado condensado y lacónico, en lenguaje casi telegráfico. Tan ricos y

variados materiales exigen -y merecen- todo un ciclo. Sonrió escépticamente, casi con amargura."¿Para qué? -me replicó-. ¿Quién lo editaría? Además, tengo prisa. Hay otros libros que esperan".Tenía prisa... ¿Presentía la muerte no muy lejana? La atmósfera que nos rodeaba era de muerte;con frecuencia nos preguntaban algunos conocidos en medio de la calle, creyendo hacernosgracia: "¿Pero aun no los han matado a ustedes? ¡Pues vayan con cuidado!". Diríase que lesrobábamos una pequeña emoción.

 El caso Tulaev es, para mí, la mejor novela que se ha escrito sobre las purgas estalinianas y sobrelos procesos. Y la obra más fuerte y más acabada de Serge. El Cero y el Infinito, de Arthur Koestler, es quizá, técnica y psicológicamente más sugestiva y de más fácil lectura; El casoTulaev es más fuerte y más real o realista. Koestler ha imaginado su trama y sus personajes;

Serge ha vivido la primera y ha conocido a los segundos. Se trata de personajes de carne y hueso,como lo eran los de su novela Medianoche en el siglo cuyo terrible realismo nos negábamos acomprender cuando apareció. Cuando leí el manuscrito de El caso Tulaev le dije: "Ahora debeshacer la novela de la NKVD actuando fuera de la URSS. El asesinato de Nin y nuestro proceso,el asesinato de Reiss, el de Krivitsky... ¿Quizás el asesinato de Trotski? Que nadie crea que la NKVD solo actúa en el imperio estaliniano". Me dijo que le seducía la idea, pero cuandoterminara otro trabajo emprendido. La muerte tenía que impedirle realizar esa idea.

El otro trabajo era Los años sin perdón, la última novela que escribió, todavía inédita [en 1957, alescribir Gorkin su texto]. La obra se divide en cuatro partes, al parecer sin ilación entre sí: la primera se desarrolla en París, antes de la guerra, si bien ésta se anuncia ya; en la segunda

asistimos a la defensa de Leningrado bajo el acoso nazi; describe la tercera el hundimiento del

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hitlerismo a través de una ciudad de provincias; la cuarta, la más floja, transcurre en México. Enesta última parte muere un personaje acosado por la NKVD. En Les derniers temps mueretambién un personaje en un barco y a manos de los agentes secretos soviéticos. Esos dramáticos personajes ¿no son él mismo, con el presentimiento o la obsesión de su destino? Sin duda alguna.Encerrado en su casa o andando por la calle, despierto o en sueños, le acompañaba durante losúltimos años ese presentimiento de una muerte violenta. Físicamente parecía un hombre sano,fuerte, só1ido; sin embargo, sus cabellos se blanqueaban y andaba cada día un poco másencorvado. Se diría que llevaba la muerte a cuestas: la de millares de compañeros y la suya propia. Los totalitarismos terroristas no matan tan solo violentamente y bajo sus dominios; matantambién de lejos y lentamente, creando, en el ánimo del adversario la obsesión de la muerte. Y peor que la muerte misma suele ser el miedo de cada minuto a la muerte.

Víctor Serge trabajaba sin descanso no só1o porque tenía prisa, temeroso de dejar su obrainacabada, sino porque gracias al trabajo neutralizaba en parte 1a idea de la muerte. Siempre evitécon él este tema; procuraba, por el contrario, insuflarle optimismo, provocar su risa. No eran éstassino breves treguas en su pesadumbre. En sus Carnets, que no destinaba a la publicación -peroque merecían publicarse y que se han publicado-, reflejaba íntimamente sus preocupaciones y susangustias. En una de sus notas dice: "Lo más trágico de la muerte, lo más inaceptable para la

inteligencia es la completa desaparición de una grandeza espiritual hecha de experiencia, deelaboración intelectual, de conocimiento y de comprensión, en gran parte intransferibles".

Serge no se limitaba a sus libros; leía sin descanso todo lo que de algún interés -y en mediadocena de idiomas- caía en sus manos: libros, revistas, boletines, periódicos... Seguía al día lamarcha de los acontecimientos y las corrientes del pensamiento vivo; enriquecía así susconocimientos y su comprensión y establecía las perspectivas universales. Parecía informado detodo. Mantenía al mismo tiempo una nutrida correspondencia; no escribía nunca cartas inútiles osimplemente corteses, sino que cada una de ellas reflejaba profundas reflexiones y tenía uncontenido. Despreciaba las fórmulas hechas, los lugares comunes, la "esclerosis de las doctrinas".Se barruntaba el final de la guerra, sobre todo en Europa; los socialistas europeos refugiados en

México -la parte más independiente- habíamos fundado la Comisión Socialista Internacional y larevista mensual Mundo, bajo el lema de Socialismo y Libertad . Celebrábamos frecuentesreuniones y debates. El animador de la revista era mi compañero Gironella y el secretario de laComisión Internacional yo mismo, pero el pensamiento vivo -la inspiración creadora- venía principalmente de Serge. Para éste, los términos de derecha y de izquierda habían perdido todasignificación real; en el porvenir no habría lugar para los grupos y las capillas, sino para lasgrandes formaciones democráticas capaces de comprender y de obrar de cara a las nuevasnecesidades y los nuevos problemas. A los doctrinarios anquilosados o infantiles que anunciabanla inevitable revolución europea al final de la guerra, les replicaba: "Se abre un periodo por demás oscuro para Europa y para el mundo. Los mejores cuadros han sido destruidos por lasderrotas pasadas y por la guerra; pasará tiempo antes de que se formen los nuevos cuadros. Los

viejos programas y las viejas rutinas socialistas han quedado superados y necesitan renovarse. Elestalinismo, victorioso gracias a la ayuda incondicional y a las concesiones de las democracias,será más peligroso que nunca. si queremos salvar a Europa, tendremos que empezar agrupando atodas las fuerzas libres y democráticas para aplicar el arte de no perecer". Su lenguaje realistaencontraba escaso eco; casi estaba solo.

Ya en octubre de 1944 habla de la "guerra permanente": preveía un largo periodo de guerrasininterrumpidas, de conflictos al parecer locales pero de importancia universal. "En el fondo seráuna compleja guerra civil universal". Anota en sus Carnets: "Se aproxima el fin de la guerracontra el nazismo, pero se ve perfilarse claramente el conflicto entre la economía soviética y losotros sistemas. No hay ninguna solución visible para los asuntos de Asia. Creer en victorias

totales sería pueril". Prevé una situación por demás confusa para la Europa de la postgerra:"Estoy inclinado a pensar que la suerte de Europa sólo podrá decidirse cuando el totalitarismoestaliniano haya sido debilitado o destruido por los nuevos conflictos que él generanecesariamente...La victoriosa imposición de su hegemonía a la mayor parte de Europa y de Asiaanunciaría una tercera guerra mundial". Tengo que proclamarlo honestamente: losacontecimientos han demostrado que Serge tenía razón sobre todos nosotros. Hace unos tres años,el líder socialista español Indalecio Prieto me decía con acento de admiración "¡Qué hombre tanextraordinario! Todo lo que me anunció que sucedería ha sucedido. ¡Que un hombre así hayamuerto tan oscuramente!".

Oscuramente, con los cajones llenos de manuscritos y de notas, con una asombrosa lucidez

mental en torno a la defensa del hombre y de su libertad... El antiguo anarquista había logrado

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salvar el espíritu humanista -y liberal o libertario- del socialismo no obstante su paso por el bolchevismo autoritario y dictatorial. Nunca fue un verdadero bolchevique; la línea directriz desus Memorias y, sobre todo, su capitulo de conclusiones lo prueban. Serge tenía que desaparecer cuando más íbamos a necesitarlo.

El año 1947 lo dedicamos casi íntegro a preparar nuestro retorno a Francia. El mío debía preceder al suyo en unos meses. Acariciábamos grandes proyectos en torno a los problemas de launificación europea y de la defensa de la libertad cultural y humana. Y en torno a la necesidad derevigorizar y de renovar el socialismo. "La única posibilidad de vida y de victoria está en laintransigencia frontal ante el totalitarismo estaliniano, por el mantenimiento de una doctrina dedemocracia y de humanismo (excluyendo el pensamiento dirigido); frontal ante elconservadurismo capitalista, en el combate por el restablecimiento de las libertades democráticastradicionales reconvertidas en revolucionarias".

Pero le veía fatigado, envejecido. A los 56 años. Cierto día su médico, un compañero que loestimaba de veras, me anunció sencillamente: "Está condenado". Y al leer la sorpresa en misojos: "El corazón". ¿Lo sabía él? Lo sospechaba, lo intuía. Había sufrido mucho, había fatigadoterriblemente su corazón: en las cárceles francesas en su época de anarquista, en España con los

sindicalistas, en la URSS con las necesidades del periodo heroico y luego de la resistenciaoposicionista...Y al final México, esa magnífica y terrible capital mexicana, a cerca de dos milcuatrocientos metros de altura, de clima único, siempre límpido y suave...La tercera parte de losrefugiados españoles han muerto cardiacos. México no era el lugar apropiado para el coraz6n deVíctor Serge.

Hacia las diez de la noche me separé de él en una calle céntrica. Me dio un vigoroso apretón demanos. Fue a ver a su hijo Vlady y no lo encontró (Vlady: excelente dibujante y pintor, cuyaadmiración por su padre crece con el tiempo). Se sintió desfallecer en medio de la calle; requirióun taxi, tomó asiento en el interior y no pudo ni tan solo dar una dirección: quedó muerto en elacto. El chofer llevó el cadáver del desconocido a un puesto de policía. Allí lo encontramos

 pasada la medianoche. En una estancia desnuda y miserable, de muros grises, estaba tendido, laespalda sobre una vieja mesa de operaciones mostrando las suelas agujeradas, una de ellascompletamente gastada, una camisa de obrero...Una tira de tela cerraba su boca, esa boca a la quetodas las tiranías del siglo no habían podido callar. Podría haber parecido un vagabundo recogido por caridad. ¿Acaso no había sido un eterno vagabundo de la vida y de un ideal? Su rostro aúntenía impresa una ironía amarga, una expresión de protesta, la última protesta de Víctor Serge, deun hombre que, durante toda su vida, había protestado contra las injusticias humanas

Guardo un recuerdo particularmente penoso; si lo apunto aquí es como demostración de lainmensa pobreza en medio de la cual murió Víctor Serge. Ante el cadáver, un amigo suyomanifestó el deseo de comunicarme algo importante. ¿Qué revelación quería hacerme? Lo llevé

hacia el patio de la comisaría. "¿Quién me devolverá ciento cincuenta pesos que le presté a Víctor hace una semana?". Estuve tentado de abofetearle.

Trasladamos el cadáver al salón principal de una empresa de pompas fúnebres. Le elegimos unataúd de cierto precio. Lo rodeamos de flores, Víctor Serge se lo merecía. Entre todos sus íntimos juntos no teníamos con qué enterrarlo. Pero Víctor Serge se lo merecía. Pedí prestados milquinientos pesos: una fortuna. Al llenar la hoja para la inhumación y llegar a la nacionalidad le puse "apátrida". Lo que era. El director de la empresa funeraria empezó a gritar que no se le podíaenterrar si no tenía una nacionalidad. ¿Cómo iba a enterrar él a un sin patria? Llamé a Vlady."¿Qué nacionalidad hubiera elegido tu padre de poder elegir?". "La española", me dijo sinvacilar. El escritor ruso-belga-francés Víctor Serge está enterrado en México en el Panteón

Francés con la nacionalidad española.

París, marzo de 1957

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Víctor Serge

LO QUE TODO REVOLUCIONARIO

DEBE SABER SOBRE LA REPRESION

Indice

Presentación del Grupo Socialista Guernica 

LO QUE TODO REVOLUCIONARIO DEBE SABER 

SOBRE LA REPRESION 

 INTRODUCCION  

1. LA OJRANA RUSA 

•  I. El policía. Su especial presentación •  II. La vigilancia exterior  •  III. Los arcanos de la provocación •  IV. Instructivo sobre reclutamiento y servicio de agentes provocadores •  V. Una monografía de la provocación en Moscú (1912) •  VI. Expedientes de agentes provocadores •  VII. Un espectro. Una página de historial •  VIII. Malinovsky •  IX. La mentalidad del provocador, la provocación y el partido comunista •  X. La provocación, arma de dos filos •  XI. Los soplones rusos en el extranjero. El señor Raymond Recouly •  XII. Los gabinetes negros y la policía internacional •  XIII. Los criptogramas. De nuevo el gabinete negro •  XIV. Síntesis informativa. El método de las gráficas •  XV. Antropometría, filiación... y liquidación •  XVI. Estudio científico del movimiento revolucionario •  XVII. La protección de la persona del zar  •  XVIII. Lo que cuesta una ejecución •  XIX. Conclusión. Por qué resulta invencible la revolución 

2. EL PROBLEMA DE LA ILEGALIDAD 

•  I. Jamás ser ingenuo •  II. Experiencia de posguerra: no dejarse sorprender  •  III. Los límites de la acción revolucionaria legal •  IV. Policías privadas •  V. Conclusiones 

3. CONSEJOS SENCILLOS AL MILITANTE  

•  I. Seguir los pasos •  II. La correspondencia y los apuntes •  III. Conducta general •  IV. Entre compañeros •  V. En caso de detención •  VI. Frente a jueces y policías •  VII. Ingeniosidad •  VIII. Una recomendación fundamental 

4. EL PROBLEMA DE LA REPRESION REVOLUCIONARIA 

•  I. ¿Ametralladora, máquina de escribir, o...?•  II. La experiencia de dos revoluciones

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•  III. El terror ha durado siglos•  IV. De Gallifet a Mussolini•  V. Ley burguesa y ley proletaria•  VI. Los dos sistemas. ¿Combatir los efectos o remontarse a las causas?•  VII. La violencia económica: por hambre•  VIII. La eliminación. Errores y abusos. Control•  IX. Represión y provocación•  X. ¿Cuándo es eficaz la represión?•  XI. Conciencia del riesgo y conciencia del fin

Primera edición: En 1925, con el título Ce que tout révolutionnaire soit savoir sur la répression.

Digitalización: Por Grupo Socialista Guernica; Convertido a html por Juan Fajardo, para el MIA.Fuente: Victor Serge, Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión, publicado eninternet por Grupo Socialista Guernica (1997), por cortesía de quien aparece aquí y en cuya página (http://www.geocities.com/gguernica/)

Víctor Serge

 LO QUE TODO REVOLUCIONARIO

 DEBE SABER SOBRE LA REPRESION  

Presentación

El presente trabajo es la síntesis Víctor Serge quien luego de la Revolución de Octubre entra enlos archivos de la Ojrana, la policía de estado del zarismo. Eran los buenos tiempos de la IIIInternacional, anteriores a su burocratización.

Lejos de ser un documento histórico, de las conclusiones de Serge se desprenden no pocaslecciones para el presente. En primer lugar desmitifica el poder de los servicios de inteligencia y

 policías políticas. La Ojrana fue modelo de policía de estado para su época, por ejemplo exportósus técnicas a no pocos países, entre ellos la Argentina. Sin embargo a la hora de enfrentarse a unmovimiento revolucionario insurreccional desnudó su total impotencia.

En segundo lugar muchas veces se teme porque no se conoce, conocer los fundamentos de todaacción represiva sistemática y su metodología permite conocer de qué nos debemos cuidar perotambién conocer las imposibilidades de las fuerzas reaccionarias. Otro acierto importante deSerge es poner el acento en la sistematicidad de la represión y en explicar su lógica interna. Estole permite advertir a los recién iniciados sobre las actitudes conspirativas que en nada ayudan.Finalmente brinda sencillas advertencias a los militantes que en su esencia siguen siendo válidos:los consejos en relación al correo bien pueden aplicarse hoy en sus fundamentos en relación con

los correos electrónicos así como todos los demás.

 Editado por el Grupo Socialista Guernica 

 Publicado en Abril de 1997  

Víctor Serge

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LO QUE TODO REVOLUCIONARIO

DEBE SABER SOBRE LA REPRESION

INTRODUCCION

La victoria de la revolución en Rusia puso en manos de los revolucionarios todo el mecanismo dela policía política más moderna, más poderosa y experimentada, forjada en más de cincuenta añosde lucha contra las élites de un gran pueblo.

Conocer los métodos y los procedimientos de esta policía, interesa de inmediato a todo militante:la defensa capitalista emplea en todas partes los mismos medios; todas las policías, solidarias por lo demás, se parecen.

Esa ciencia de la lucha revolucionaria, que los rusos adquirieron en más de medio siglo deesfuerzos y sacrificios inmensos, los militantes de los países donde actualmente se desarrolla laacción deberán asimilarla en un lapso mucho más corto, dadas las circunstancias creadas por laguerra, por las victorias del proletariado ruso y por las derrotas del proletariado internacional:crisis del capitalismo mundial, nacimiento de la Internacional Comunista, desarrollo repentino dela conciencia de clase en la burguesía; fascismo, dictaduras militares, terror blanco, leyes inicuas.Esto es necesario desde ahora. Si se tiene un buen conocimiento de los medios de que dispone elenemigo, las pérdidas podrán ser menores. Resulta pues necesario, para un fin práctico, estudiar  bien el instrumento principal de toda reacción y de toda represión: esa máquina de estrangular revueltas llamada policía. Nosotros lo logramos, porque el arma perfeccionada que forjó laautocracia para defender su existencia -la Ojrana (la Defensiva), o Seguridad General del imperio

ruso cayó en nuestras manos.

Este estudio, para ser realizado a fondo, lo cual seria muy útil, exigiría un tiempo que el autor no posee. Las páginas que siguen no pretenden suplirlo. Bastarán, espero, para poner sobre aviso alos camaradas y para hacerles evidente una importante verdad que me conmovió desde la primeravisita a los archivos de la policía rusa: la de que no hay fuerza en el mundo capaz de contener lamarea revolucionaria cuando ésta asciende, y que todas las policías, no importa sumaquiavelismo, su ciencia y sus crímenes, son casi del todo impotentes.

El presente trabajo, publicado por primera vez en el Boletín comunista de noviembre de 1921, fuecompletado cuidadosamente. Los problemas teóricos y prácticos que el estudio del mecanismo de

una policía no dejan de suscitar en la mente del lector obrero, cualquiera que- sea su formación política, son examinados en dos nuevos ensayos. Los Consejos al militante, de cuya utilidad, noobstante su evidente simplismo, la experiencia no permite dudar, esbozan las reglas primordialesde la defensa obrera contra la vigilancia, la soplonería y la provocación.

Desde la guerra y la Revolución de Octubre, la clase obrera no se puede conformar con realizar una tarea únicamente negativa, destructora. Se ha abierto la era de las guerras civiles. Sea suactualidad algo cotidiano, o esté aplazada "por años", no es menos cierto que en la mayoría de los partidos comunistas se presentan desde ahora las múltiples cuestiones de la toma del poder. A principios de 1923, el orden capitalista de Europa parecía gozar de una estabilidad capaz dedescorazonar a los impacientes. Sin embargo, la ocupación "pacífica" del Ruhr, a fines de año,

hacía flotar sobre Alemania, tremendamente real, el espectro de la revolución.Por otra parte, toda acción tendiente a la destrucción de las instituciones capitalistas necesita ser complementada con una preparación, aunque sea teórica, de la obra creadora del mañana. "Elespíritu destructor decía Bakunin- es al mismo tiempo espíritu creador." Este gran pensamiento,cuya interpretación literal, lamentablemente, ha alucinado a algunos revoltosos, se acaba deconvertir en una verdad práctica. El mismo espíritu de la lucha clasista lleva hoy a los comunistasa destruir y a crear simultáneamente. De igual manera que el antimilitarismo actual necesita ser complementado por la preparación del Ejército Rojo, el problema de la represión planteado por la policía y la justicia burguesas tiene un aspecto positivo de gran importancia. He creídoconveniente definirlo a grandes rasgos. Debemos conocer los medios del enemigo; debemos

conocer también nuestra tarea en toda su amplitud.

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Victor Serge, marzo de 1925 

1.

LA OJRANA RUSA

I. El policía. Su especial presentación

La Ojrana sucedió, en 1881, a la famosa 3ª Sección del Ministerio del Interior. Pero no se

desarrolló verdaderamente sino a partir de 1900, fecha en la que fue encabezada por una nueva promoción de gendarmes. Los viejos oficiales de gendarmería, principalmente de gradossuperiores, consideraron contrario al honor militar dedicarse a determinados quehaceres policiales. La nueva promoción pasó por alto aquellos escrúpulos y comenzó a organizar científicamente la policía secreta, la provocación, la delación y la traición en los partidosrevolucionarios. De ella surgirán hombres eruditos y talentosos, como aquel coronel Spiridovich,quien nos dejara una voluminosa Historia del partido socialista-revolucionario y una Historiadel partido socialdemócrata.

El reclutamiento, la instrucción y el adiestramiento profesional se realizaban con cuidados muyespeciales. En la Dirección General, cada uno tenía su ficha, documento completísimo en el que

incluso se hallan detalles graciosos. Carácter, grado de escolaridad, inteligencia, años de servicio,todo está allí anotado con un propósito de utilidad práctica. Un oficial, por ejemplo, es calificadocomo "limitado" -bueno para los empleos subalternos, siempre que se le trate con rigor-, y otroseñalado como "inclinado a cortejar a las damas".

Entre las muchas preguntas del cuestionario, destaco éstas: "¿Conoce los estatutos y programasde los partidos? ¿De cuáles?" Y hallo que nuestro amigo cortejador de damas "conoce bien lasideas socialistas-revolucionarias y anarquistas -regularmente las del partido socialdemócrata- ysuperficialmente las del Partido Socialista Polaco". Hay aquí toda una erudición sabiamenteescalonada. Pero continuemos el examen de la misma ficha. Nuestro policía "¿ha seguido el cursode historia del movimiento revolucionario? " "¿En cuántos y en cuáles partidos hay agentes

secretos?" ¿Intelectuales? ¿Obreros? Fácilmente se comprende que, para formar a sus sabuesos,la Ojrana organizaba cursos en los que se estudiaba cada partido, sus orígenes, su programa, susmétodos y hasta la biografía de los militantes conocidos.

Anotemos aquí que esta gendarmería rusa, adiestrada para los fines más delicados de la policía política, no tenía nada en común con las gendarmerías de los países de Europa occidental. Suequivalente lo tiene en las policías secretas de todos los Estados capitalistas.

II. La vigilancia exterior

 Por principio, toda vigilancia es exterior. Se trata siempre de seguir al individuo, de conocer susactividades y sus movimientos, sus contactos, y luego de penetrar sus intenciones. Estos serviciostambién están desarrollados en todas las policías y la organización rusa nos proporciona, sinduda, el prototipo de todos los servicios parecidos.

Los agentes rusos (de vigilancia exterior) pertenecían, igual que los "agentes secretos" en realidad

soplones y provocadores- a la Ojrana o Seguridad Política. Eran parte del servicio deinvestigaciones, que sólo podía detener a alguien por un mes; en general, el servicio de

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investigaciones solía pasar sus detenidos a la Dirección de la gendarmería, la cual continuaba lainstrucción.

El servicio de vigilancia exterior era el más sencillo. Sus abundantes agentes, de los que poseemos las fotografías de identidad, pagados con 50 rublos al mes, tenían por única tarea espiar a la persona que se les designaba de hora en hora, de día y de noche, sin interrupción alguna. Nodebían saber, en principio, ni su nombre ni el fin de tal espionaje, sin duda para precaver cualquier torpeza o una traición. La persona vigilada recibía un sobrenombre; el Rubio, la Patrona, Vladímir, el Cochero, etc. Hemos encontrado estos sobrenombres encabezandoinformes diarios, en voluminosos infolios, que contenían los informes consignados por losagentes. Los informes son de una minuciosa exactitud y no deben contener lagunas. El texto sehalla redactado más o menos como sigue:

 El 17 de abril, a las 9.54 hs. de la mañana, el Ama salió de su casa, puso dos cartas en el correode la esquina de la calle Pushkin; entró a varios almacenes del bulevar x; entró a las 10.30 en el número 30 de la calle Z, salió a las 11 y 20, etc. 

En los casos más serios, dos agentes espiaban a la misma persona sin conocerse, sus informes seconfrontaban y complementaban.

Estos informes diarios eran enviados a la gendarmería para ser analizados por especialistas. Estosfuncionarios sabuesos de cámara de una peligrosa perspicacia, elaboraban cuadros sinópticos para resumir las actividades y los movimientos de la persona, el número de sus visitas, suregularidad, duración, etc.; en ciertas partes, estos esquemas permitían apreciar la importancia delas relaciones de un militante y su probable influencia.

El policía Zubátov, quien hacia 1905 trató de apoderarse del movimiento obrero de los grandescentros, creando en ellos sindicatos llevó el espionaje a su más alto grado de perfección. Sus brigadas especiales podían seguir a un hombre por toda Rusia, incluso por toda Europa,

desplazándose tras él de ciudad en ciudad o de país en país. Los agentes secretos, por lo demás,no debían reparar en gastos. El carnet de viáticos de uno de ellos, relativo al mes de enero de1905, nos muestra una cifra de gastos generales que se elevaba a 637.35 rublos. Para que nosimaginemos la cantidad del crédito de que gozaba un simple soplón, bastará con que recordemosque, por esta época, un estudiante vivía fácilmente con 25 rublos al mes. Hacia 1911 aparece lacostumbre de enviar agentes secretos al extranjero para vigilar a los emigrados y para tomar contacto con las policías europeas. Los soplones de su majestad imperial estuvieron a sus anchasen todas las capitales del mundo.

La Ojrana tenía la particular misión de buscar y vigilar constantemente a determinadosrevolucionarios, considerados como los más peligrosos, principalmente a los terroristas o a los

miembros del partido socialista-revolucionario que practicaban el terrorismo. Sus agentes debíanllevar siempre consigo colecciones de fotografías formadas de 50 a 70 retratos, entre los cuales,al azar, reconocemos a Savinkov, al difunto Nathanson, a Argunov, a Avkséntiev (¡ay!), aKarelin, a Ovsiánikov, a Vera Figner, a Pechkova (la señora Gorki), a Fabrikant. Tambiénestaban a su disposición reproducciones del retrato de Marx, pues la presencia de este retrato enun cuarto o en un libro constituía un indicio.

Un detalle cómico: la vigilancia exterior no se ejercía solamente sobre los enemigos del antiguorégimen. Tenemos en nuestro poder agendas que atestiguan que las actividades y losmovimientos de los ministros del imperio no escapaban a la vigilancia de la policía. ¡Una Agendade control de las conversaciones telefónicas del Ministerio de Guerra, en 1916, nos muestra, por 

ejemplo, cuántas veces por día diferentes personajes de la corte preguntaron por la precaria saludde la señora Sujomlinov!

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III. Los arcanos de la provocación

El mecanismo más importante de la policía rusa era seguramente su "agencia secreta", nombredecente del servicio de provocación, cuyos orígenes se remontan a las primeras luchasrevolucionarias y que adquirió un desarrollo extraordinario después de la revolución de 1905.

Policías (llamados oficiales de gendarmería) preparados especialmente, instruidos yseleccionados, se ocupaban del reclutamiento de los agentes provocadores. Sus mayores omenores éxitos en ese dominio eran tomados en cuenta para calificarlos y hacerlos ascender.Precisos instructivos establecían hasta los menores detalles de sus relaciones con loscolaboradores secretos. Especialistas altamente retribuidos reunían, finalmente, todas lasinformaciones proporcionadas por los provocadores, las estudiaban, las ordenaban y lasarchivaban en expedientes.

En los edificios de la Ojrana (Fontanka 16, Petrogrado) había una habitación secreta a la que sóloentraban el director de la policía y el funcionario encargado de clasificar las piezas. Era el localde la agencia secreta. Contenía fundamentalmente el anaquel con las fichas de los provocadores,en el que encontramos más de 35 mil nombres. En la mayoría de los casos, el nombre del "agentesecreto" se hallaba reemplazado por un seudónimo por motivos de precaución, lo cual motivó quela identificación de muchos de estos miserables, al caer los expedientes completos, después deltriunfo de la revolución, en manos de los camaradas, fuera particularmente difícil. El nombre del provocador no debía ser conocido más que por el director de la Ojrana y por el oficial encargadode mantener con él relaciones permanentes. Los mismos recibos que los provocadores firmabancada fin de mes, cobrados tan normal y pacíficamente como los recibos de los demásfuncionarios, por sumas que iban de 3, 10, 15 rublos mensuales hasta 150 o 200 como máximo noaparecen por lo regular más que con el seudónimo. Pero la administración, desconfiando de susagentes y celosa de que los oficiales de gendarmería no inventaran colaboradores imaginarios, procedía muy frecuentemente a minuciosas investigaciones para revisar las diferentes ramas de laorganización. Un inspector provisto de amplios poderes investigaba personalmente a loscolaboradores secretos, los entrevistaba a discreción, los despedía o les aumentaba el sueldo.Agreguemos que sus informes eran cuidadosamente verificados -tanto como fuera posible- unosmediante otros.

IV. Instructivo sobre reclutamiento y servicio de agentes provocadoresVeamos seguidamente un documento que podemos considerar como el abecé de la provocación.Se trata del Instructivo relativo a la agencia secreta, folleto de 27 páginas mecanografiadas en pequeño formato. Nuestro ejemplar (el número 35), trae además, en la parte superior estas tresadvertencias: "Muy secreto", "Uso confidencial", "Secreto profesional". ¡Qué insistencia enrecomendar misterio! Pronto se comprenderá por que.

Este documento, que denotaba conocimientos psicológicos y prácticos, espíritu meticulosamente previsor, una muy curiosa mezcla de cinismo y de hipocresía moral oficial, habrá de interesar undía a los psicólogos. Comienza con indicaciones generales:

 La Seguridad Política debe tender a destruir el movimiento revolucionario en el momento de sumayor actividad y no desviar su trabajo dedicándose a empresas menores.  

De manera que el principio es: dejar desarrollarse el movimiento para luego liquidarlo mejor.

 Los agentes secretos recibirán un trato fijo, proporcional a los servicios prestados. 

La Seguridad debe:

 Evitar con el mayor cuidado entregar a sus colaboradores. A este fin, no detenerlos ni dejarlosen libertad más que cuando otros miembros de igual importancia pertenecientes a la mismaorganización revolucionaria puedan ser detenidos o liberados. 

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La Seguridad debe:

 Facilitar a sus colaboradores el ganar la confianza de los militantes. 

Sigue un capitulo dedicado al reclutamiento.

 El reclutamiento de agentes secretos debe ser la constante preocupación del director de Investigaciones y de sus colaboradores. No deben desaprovechar ninguna oportunidad, aunque presente pocas probabilidades de conseguir agentes...

 Esta tarea es extremadamente delicada. Es necesario, para poder realizarla, tomar contactocon los detenidos políticos... Deberán ser considerados como propensos a ingresar al servicio los revolucionarios débiles de

carácter, los agraviados por el partido, los que vivan en la miseria, los evadidos de lugares dedeportación o los pendientes de ser deportados. 

El Instructivo recomienda estudiar "con cuidado" las debilidades del individuo y aprovecharlas;conversar con sus amigos y parientes, etc.; multiplicar "constantemente los contactos con losobreros, con los testigos, con los padres, etc., sin jamás perder de vista el objetivo...".

¡ Extraña duplicidad del alma humana! Traduzco literalmente tres desconcertantes líneas:

 Podemos utilizar los servicios de revolucionarios que se hallen en la miseria que, sin renunciar a sus convicciones, acepten entregar informaciones por necesidad... 

Entonces, ¿los había? Pero continuemos.

Colocar soplones junto con los detenidos es de una excelente utilidad.Cuando una persona parece madura para entrar en el servicio -es decir, cuando se trata, por 

ejemplo, de un revolucionario moralmente destruido, atribulado, desorientado tal vez por sus

 propios fracasos-, deberán agregársele a su causa otras acusaciones peores para tenerlo mejor atrapado.

Capturar a todo el grupo al que pertenece y conducir a la persona en cuestión ante el director de la policía; tener motivos graves para acusarlo, reservándose sin embargo la posibilidad deliberarlo al mismo tiempo que a los otros revolucionarios encarcelados, sin provocar escándalo. Interrogar a la persona en una entrevista personal. Sacar ventaja, para convencerlo, de

querellas entre los grupos, de errores de militantes, de cosas que hieran su amor propio.  

Se vislumbra, leyendo estas líneas, al policía paternal que se apiada de la suerte de su víctima:

Claro, mientras que usted irá a trabajos forzados por sus ideas, su camarada X..., quien le ha

 jugado tan malas pasadas, se dará una vida regalada a costa suya. ¿Qué quiere? ¡ Justos pagan por pecadores!

 Esto puede resultar si se trata de un débil, o de alguien sobre el que pesan años dedeportación...

Tanto como sea posible, tener muchos colaboradores en cada organización. La Seguridad debe ser la que dirija a sus colaboradores y no ser dirigida por ellos. Los agentes secretos no deberán conocer jamás las informaciones proporcionadas por sus

colegas. 

Y he aquí un pasaje que Maquiavelo no habría desaprobado:

Un colaborador nuestro que trabaja en puestos de segunda en una organización revolucionaria, puede ascender en ésta con sólo que sean arrestados militantes de mayor importancia.

Mantener el absoluto secreto de la provocación es, naturalmente, uno de los mayores cuidadosde la policía.

 El agente jura guardar secreto absoluto; al entrar en servicio no debe modificar en nada suscostumbres habituales

 Las relaciones con él son rodeadas de preocupaciones difícilmente superables. Pueden ser asignadas entrevistas a colaboradores dignos de toda confianza. Tendrán lugar en apartamentosclandestinos, compuestos por varias piezas que no tengan comunicación directa entre ellas,donde, en caso de necesidad, se pueda aislar a diferentes visitantes. El encargado de la casadebe ser un empleado civil. Jamás podrá recibir visitas personales. Tampoco deberá conocer a

los agentes secretos ni hablarles. Estará obligado a abrir personalmente, asegurándose de que

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antes de su salida no haya nadie en las escaleras. Las entrevistas tendrán lugar en cuartos bajollave. No deberán descuidarse papeles comprometedores. Se tendrá cuidado de no sentar aningún visitante cerca de ventanas o espejos. A la menor sospecha, cambiar de apartamento.

 El provocador no podrá, en ningún caso, presentarse en la Seguridad. No podrá emprender ninguna misión importante sin el consentimiento de su jefe.

 Los contactos se hacen por medio de señales convenidas de antemano. La correspondencia sedirigirá a direcciones convencionales.

 Las cartas de los colaboradores secretos deben estar escritas con escritura irreconocible y nocontendrán sino expresiones corrientes. Servirse de papel y de sobres que estén de acuerdo conel nivel social del destinatario. Emplear tinta simpática. El colaborador deposita él mismo suscartas. Cuando las recibe, está obligado a quemarlas después de haberlas leído. Las direccionesconvencionales no deben apuntarse nunca. 

Un problema grave era el de liberar a un agente secreto arrestado entre los que él habíaentregado. A este respecto, el instructivo no recomienda emplear el recurso de la evasión, pues:

 Las evasiones llaman la atención de los revolucionarios. Previamente a la liquidación decualquier organización, consultar a los agentes secretos acerca de las personas que deberán

dejarse en libertad, con vistas a no traicionar a nuestros medios de información.  

V. Una monografía de la provocación en Moscú (1912)

Otra pieza escogida en los archivos de la provocación nos ayudará a abarcar la extensión de ésta.Se trata de una especie de monografía de la provocación en Moscú, en 1912. Es el informe de unalto funcionario, el señor Vissariánov, quien fuera comisionado aquel año para hacer un viaje deinspección a la agencia secreta de Moscú.

El señor Vissariánov cumplió su misión del 1º de abril al 22 del mismo mes. Su informeconstituye un grueso cuaderno mecanografiado. Consagra a cada provocador, señalado, claroestá, por su seudónimo, una noticia detalladísima. Las hay muy curiosas.

El 6 de abril de 1912 había en Moscú 55 agentes provocadores oficialmente en funciones. Serepartían como sigue:

Socialistas revolucionarios, 17; socialdemócratas, 20; anarquistas, 3; estudiantes (movimiento delas escuelas), 11; instituciones filantrópicas, etc., 2; sociedades científicas, 1; zemstvos, 1.Además, "la agencia secreta de Moscú controla también a la prensa, a los octubristas (partido K.D. constitucional-democrático), a los agentes de Búrtzev, a los armenios, a la extrema derecha y alos jesuitas".

Los colaboradores eran caracterizados en informes bastante concisos.

 Partido socialdemócrata. Fracción bolchevique. Portnói (el Sastre), tornero en madera,inteligente. En servicio desde 1910. Recibe 100 rublos al mes. Colaborador muy bien informado.Será candidato a la Duma. Participó en la conferencia bolchevique de Praga. De 5 militantesenviados desde Rusia a esta conferencia, 3 fueron detenidos... 

Por lo demás, en cuanto a la conferencia bolchevique de Praga, nuestro alto funcionario de policía se congratulaba de los resultados obtenidos por los agentes secretos. Algunos habíanlogrado infiltrarse en el Comité Central, y uno de ellos, un soplón, fue comisionado por el partido para introducir literatura en Rusia. "Así tenemos a todo el aparato de propaganda", constatanuestro policía.

Aquí se impone un paréntesis. Sí, ellos tenían en las manos, en ese momento, el aparato de propaganda bolchevique. Pero, ¿la eficacia de esta propaganda se aminoró? ¿La palabra escrita deLenin perdió algo de su valor al pasar por las manos de los soplones? La palabra revolucionariatiene su fuerza en ella misma, sólo necesita ser escuchada. No importa quién la transmita. El éxito

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de la Ojrana habría sido de verdad decisivo si hubiera logrado impedir aprovisionarse a lasorganizaciones bolcheviques de literatura procedente del extranjero. Pero no podía hacerlo másque en cierta medida, a riesgo de desenmascarar a sus cuadros.

VI. Expedientes de agentes provocadores

¿Qué es un agente provocador? Poseemos millares de expedientes donde hallamos unadocumentación abundante sobre las personas y las actividades de estos miserables. Ojeemosalgunos:

Expediente 378. Julia Oréstovna Serova (alias Pravdivy [la Verídica] y Uliánova). A una pregunta del ministro sobre la hoja de servicio de esta colaboradora despedida (por estar "quemada"), el director de la policía responde enumerando sus excelentes trabajos. La carta tienecuatro largas páginas. Yo la resumo, pero en términos casi textuales:

Julia Oréstovna Serova fue empleada, de septiembre de 1907 a 1910, en la vigilancia de lasorganizaciones socialdemócratas. Ocupaba puestos relativamente importantes en el partido, y por ello pudo rendirnos grandes servicios, tanto en Petersburgo como en provincias. Toda una seriede arrestos fue lograda gracias a sus informaciones.

En septiembre de 1907 hizo arrestar al diputado de la Duma, Sergio Saltykov.

A fines de abril de 1908 hizo arrestar a 4 militantes: Ríkov, Noguin, Gregorio y Kamenev.

El 9 de marzo de 1908 hizo arrestar una asamblea completa del partido.

En el otoño de 1908 hizo arrestar al miembro del Comité Central, Inocente Dubrobsky.

En febrero de 1909 hizo decomisar los materiales de una imprenta clandestina y allanar la oficinade pasaportes del partido.

El 1º de marzo de 1905 hizo arrestar a todo el comité de Petersburgo.

Contribuyó, además, a arrestar a una banda de expropiadores (mayo de 1907), a decomisar remesas de literatura y especialmente el transporte de literatura ilegal por Vilna. En 1908 nostuvo al corriente de todas las reuniones del Comité Central e indicó la composición de loscomités. En 1909 participó en una conferencia del partido en el extranjero, de la que nos informó.En 1909 controló las actividades de Alexis Ríkov.

Esa era su bella hoja de servicios. Pero Serova terminó por "quemarse". Su marido, diputado dela Duma, declaró en los diarios de la capital que ya no la consideraba su mujer. Esto fuecomprendido. Como ya no podía prestar servicios, sus superiores jerárquicos le dieron lasgracias. Cayó en la miseria. El expediente está colmado de cartas que enviaba al director de laSeguridad: protestas de fidelidad, recordatorios de servicios prestados, pedidos de ayuda.

 No conozco nada más aflictivo que estas cartas escritas con letra nerviosa y apretada deintelectual. La "provocadora desocupada", como ella se califica en alguna parte, pareceacorralada, hostigada por la miseria, en una total desintegración moral. Es necesario subsistir. Nosabe hacer nada con las manos. Su desarreglo interior le impide hallar una solución, un trabajosimple y razonable.

El 16 de agosto de 1912, le escribe al director de la policía:

Mis dos hijos, de los cuales el primogénito tiene 5 años, carecen de vestidos y de calzado.Carezco de mobiliario. Estoy demasiado mal vestida para poder encontrar trabajo. Si usted nome asigna un socorro, me veré obligada al suicidio... 

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Le asignan 150 rublos.

El 17 de septiembre, en otra carta, a la que se adjunta una misiva para su marido, que el director de policía tendrá a bien poner al correo:

Usted verá, en la última carta que escribo a mi marido, que en vísperas de acabar con mi vidatodavía niego haber servido a la policía. He decidido acabar. No es comedia, ni efectismo. Ya nome creo capaz de recomenzar la vida. 

Sin embargo, Serova no se matará todavía. Algunos días más tarde denuncia a un anciano señor que esconde armas.

Las cartas forman un grueso volumen. He aquí una, conmovedora: unas pocas líneas dedespedida para el hombre que fuera su marido:

Con frecuencia he sido culpable respecto a ti. Incluso hasta ahora no te había escrito. Peroolvida lo malo y recuerda sólo nuestra vida en común, nuestro trabajo común, y perdóname. Dejo la vida. Estoy cansada. Siento que muchas cosas se han roto dentro de mí. No podríamaldecir a nadie; pero ¡malditos sean los "camaradas"! 

¿Dónde comienza, en estas cartas, la sinceridad? ¿Dónde acaba la doblez? No se sabe. Estamosfrente a un alma compleja, malvada, dolorosa, manchada, prostituida, desnuda.

Sin embargo, la Seguridad no fue sorda a sus llamados. Cada una de las cartas de la Serova, de puño y letra del jefe de servicios, lleva al reverso la resolución del director: "Enviarle 250rublos", "Destinarle 50 rublos". La vieja colaboradora anuncia la muerte de uno de sus hijos."Verificarlo", escribe el director. Después, pedirá que se le facilite una máquina de escribir paraaprender mecanografía. La Seguridad no tiene máquinas disponibles. Finalmente, sus cartas sehacen más y más apremiantes.

 En nombre de mis hijos -escribe el 14 de diciembre- le escribo con lágrimas y sangre.Concédame un último socorro de 300 rublos. Con eso me bastará. 

Se le concede, a cambio de que deje Petrogrado. En total, en 1911, Serova recibe 743 rublos entres remesas; en 1912, 788 rublos en seis remesas. En aquella época, esto era considerable.

Luego de un último socorro enviado en febrero de 1914, Serova recibe un pequeño empleo en laadministración de ferrocarriles. Bien pronto lo perderá por estafar pequeñas sumas a suscompañeros de trabajo. Se anota en su expediente: "Culpable de extorsión. Ya no merece ningunaconfianza." Bajo el nombre de Petrova logra, sin embargo, entrar al servicio de la policía de

ferrocarriles donde, descubierta, la despiden. En 1915 todavía solicita un empleo como delatora.El 28 de enero de 1917, en vísperas de la revolución, esta anciana secretaria de un comitérevolucionario le escribía a "Su excelencia, señor Director de la Policía", le recordaba sus buenosy leales servicios y le proponía informarle de la actividad del partido socialdemócrata, en el que podía hacer entrar a su segundo marido.

 En vísperas de los grandes acontecimientos que se sienten venir, sufro por no poderos ser útil.  

Expediente 383. Osipov, Nicolái Nicoláievich Veretsky, hijo de un pope. Estudiante. Colaborador secreto desde 1903, para vigilar la organización socialdemócrata y la juventud de las escuelas dePavlograd.

Enviado a Petersburgo por el partido en 1905, con la misión de introducir armas en Finlandia, se presenta inmediatamente a la dirección de la policía para recibir instrucciones.

Al sospechar de él sus compañeros, es arrestado, permanece 3 meses en la sección secreta de laOjrana y logra ser enviado al extranjero a fin de "rehabilitarse a los ojos de los militantes".

Cito textualmente la conclusión de un informe:

Veretsky da la impresión de ser un hombre muy inteligente y culto, de una gran modestia,concienzudo y honesto; digamos en su alabanza que la mayor parte de sus honorarios (150

rublos) los dedica a sus ancianos padres. 

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En 1915, este excelente joven se retira del servicio y recibe todavía doce mensualidades de 75rublos.

Expediente 317. El Enfermo. Vladímir Ivánovich Lorberg. Obrero. Escribe torpemente. Trabajaen una fábrica y recibe 10 rublos al mes. Un proletario de la provocación.

Expediente 81. Serguéi Vasilievich Práotsev, hijo de un miembro de la Narodnaia Volia, se jactade haber crecido en un medio revolucionario y de poseer vastas y útiles relaciones.

Poseemos millares de expedientes parecidos.

Porque la bajeza y la miseria de ciertas almas humanas son insondables.

Todavía no nos hemos ocupado de los expedientes de dos colaboradores secretos cuyos nombresdiremos. Deben, sin embargo, ser mencionados aquí como casos típicos: un intelectual valioso,un tribuno.

Stanislaw Brozozowski, escritor polaco de apreciable talento, respetado por la juventud, autor deensayos críticos sobre Kant, Zola, Mijailovsky, Avenarius, "heraldo del socialismo, en el cualveía la más profunda síntesis del espíritu humano y del que quisiera hacer un sistema filosóficoque abarcara la naturaleza y la sociedad" ( Naprzod , 5 de mayo de 1908), autor de la novelarevolucionaria La llama, reclutado por la Ojrana de Varsovia por sus relaciones en los mediosrevolucionarios y "progresistas", con honorarios mensuales de 150 rublos.

El pope Gapón, alma de todo el movimiento obrero de Petersburgo y Moscú antes de larevolución de 1905; organizador de la manifestación obrera de enero de 1905, ensangrentada bajolas ventanas del Palacio de Invierno por las descargas de fusilería dirigidas sobre una multitudsuplicante encabezada por dos sacerdotes que portaban en alto el retrato del zar; el pope Gapón,verdadera encarnación de un momento de la Revolución Rusa, terminó vendiéndose a la Ojrana 

y, convicto del delito de provocación, fue colgado por el socialista-revolucionario Ruthemberg.

VII. Un espectro. Una página de historia

Todavía hoy, están lejos de haber sido identificados todos los agentes provocadores de la Ojrana cuyos expedientes poseemos.

 No pasa mes sin que los tribunales revolucionarios de la Unión Soviética juzguen a algunos deestos hombres. Se los encuentra, se los identifica por azar. En 1924, un miserable se nos apareció,regresando hasta nosotros desde un pasado de cincuenta años, como en un acceso de náusea, yera un perfecto espectro. Este espectro evocaba una página de historia, y la intercalamos aquí sólo para proyectar en estas páginas de cieno un poco de la luz del heroísmo revolucionario.

Este agente provocador había rendido 37 años de buenos servicios (de 1880 a 1917) y, ya ancianoencanecido. burló durante siete años las pesquisas de la Cheka.

Hacia 1879, el estudiante de 20 años Okladsky, revolucionario desde los 15, miembro del partidode la Narodnaia Volia [La Voluntad del Pueblo], terrorista, preparó con Jeliabov un atentadocontra el zar Alejandro II. El tren imperial debía saltar. Pasó sobre las minas sin estorbo. Elaparato infernal no funcionó .¿Accidente fortuito? Así se pensó. Sin embargo, 16 revolucionarios,entre ellos Okladsky, debieron responder por el "crimen". Okladsky fue condenado a muerte.¿Comenzaba su brillante carrera? ¿Había comenzado ya? La clemencia del emperador le concedela vida, a cambio de prisión perpetua.

Ahí comienza, en todo caso, la serie de inapreciables servicios que Okladsky habría de rendir a la policía del zar. En la larga lista de revolucionarios que entregará, hay cuatro de los nombres máshermosos de nuestra historia: Baránnikov, Jeliabov, Trigoni, Vera Figner. De esos cuatro, laúnica que sobrevive es Vera Nicoláievna Figner. Pasó veinte años en la fortaleza de

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Schlusselburg. Baránnikov murió. Trigoni, luego de haber sufrido veinte años en Schlusselburg y pasado cuatro de exilio en Shajalin, vio antes de morir, en 1917, el derrumbe de la autocracia.Jeliabov murió en el patíbulo.

Estos valientes pertenecían a la Narodnaia Volia, primer partido revolucionario ruso que, antesdel nacimiento del movimiento proletario, le había declarado la guerra a la autocracia. Su programa proponía una revolución liberal, cuyo cumplimiento habría significado para Rusia un progreso inmenso. En una época en que ninguna otra acción era posible, se sirvió del terrorismo,golpeando sin cesar al zarismo enloquecido por momentos, y decapitado el 1º de marzo de 1881.En la lucha de este puñado de héroes contra toda la vieja sociedad poderosamente armada secrearon las costumbres, las tradiciones, las mentalidades que, perpetuadas por el proletariado,habrían de templar numerosas generaciones para la victoria de octubre de 1917. De todos estoshéroes, Alexandr Jeliabov fue quizá el más grande, y rindió sin duda los más grandes servicios al partido que había contribuido a fundar. Denunciado por Okladsky, se le detiene el 27 de febrerode 1881, en un departamento de la perspectiva Nevsky, en compañía de un joven abogado deOdesa, Trigoni, miembro también del misterioso Comité Ejecutivo de la Narodnaia Volia. Dosdías más tarde, las bombas del partido despedazaban a Alejandro II en una calle de SanPetersburgo. Al día siguiente, las autoridades judiciales recibían de Jeliabov una carta asombrosa,

desde la prisión de Pedro y Pablo. Rara vez jueces y monarca recibirían bofetada semejante. Raravez jefe alguno de partido sabría cumplir con tal firmeza su último deber. La carta decía:

Si el nuevo soberano, recibiendo el cetro de manos de la revolución, proyecta tener consideración por los regicidas al antiguo modo; si proyecta ejecutar a Rissakov, seria una irritante injusticiaconcederme la vida a mí, que tantas veces he atentado contra la vida de Alejandro II y a quiensólo un azar fortuito impidió participar en su ejecución. Me siento muy inquieto pensando que elgobierno podría concederle mayor precio a la justicia formal que a la justicia real y adornar lacorona del nuevo monarca con el cadáver de un joven héroe, solamente a causa de falta de pruebas formales contra mí, que soy un veterano de la revolución.

Con todas las fuerzas de mi alma protesto contra esta iniquidad.

Sólo la cobardía del gobierno podría explicar que no se levantaran dos horcas en vez de una.

El nuevo zar Alejandro III hizo alzar seis horcas para los regicidas. En el último momento, una joven, Jesy Helfman, que se hallaba encinta, fue perdonada. Jeliabov murió junto a su compañeraSofía Peróvskaya, junto a Rissakov (que había defeccionado inútilmente), junto a Mijailov y junto al químico Kibalchich. Mijailov sufrió tres veces el suplicio. Dos veces, la cuerda delverdugo se rompió. Dos veces cayó Mijailov, envuelto en su sudario y encapuchado, paralevantarse por sí mismo.

El provocador Okladsky, mientras tanto, continuaba sus servicios. ¡Entre la generosa juventudque incansablemente "iba al pueblo", a la pobreza, la prisión, el exilio, la muerte para abrir elcamino de la revolución, era fácil propinar golpes ocultos! Apenas llegado a Kiev, Okladskyentrega a Vera Nikoláievna Figner al policía Sudeikin. Luego sirve en Tbilisi como un profesional de la traición, experto en el arte de relacionarse con los mejores hombres, deconquistar simpatías, de fingir entusiasmo, para hacer luego, un buen día, una señal, enterrar vivos a sus camaradas... y recibir las esperadas gratificaciones.

En 1889, la Seguridad imperial lo llama a San Petersburgo. El ministro Durnovo, purificando aOkladsky de todo pasado indigno, lo convierte en el "honorable ciudadano" Petrovsky, siemprerevolucionario, claro está, y confidente de revolucionarios. Habría de continuar "en actividad"

hasta la revolución de marzo de 1917. Hasta 1924 logró hacerse pasar por un pacífico habitantede Petrogrado. Más tarde, encerrado en Leningrado, en la misma prisión donde muchas de susvíctimas esperaron la muerte, aceptó escribir la confesión de su vida hasta el año 1890.

Más allá de esta fecha, el viejo agente provocador no quiso decir palabra. No consintió en hablar de un pasado del cual casi nadie de entre los revolucionarios sobrevivía, pero que él pobló demuertos y mártires.

El tribunal revolucionario de Leningrado juzga a Okladsky en la primera quincena de enero de1925. La revolución no se venga. Este espectro pertenecía a un pasado demasiado remoto ydemasiado muerto. El proceso, dirigido por veteranos de la revolución, parecía un debate

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científico de historia y de psicología. Era el estudio del más lastimoso de los documentoshumanos. Okladsky fue condenado a diez años de prisión.

VIII. Malinovsky

Detengámonos todavía brevemente en un caso de provocación de los que la historia delmovimiento revolucionario conociera tantos: la provocación de un jefe de partido. He aquí laenigmática figura de Malinovsky.(1

)

Una mañana de 1918 el terrible año que siguió a la Revolución de Octubre: guerra civil,requisiciones rurales, sabotajes técnicos, complots, sublevación de los checos, intervencionesextranjeras, paz asquerosa (según la definición de Lenin) de Brest-Litovsk, dos tentativas deasesinato contra Vladímir Ilich. Una mañana de aquel año, un hombre se presentó tranquilamenteal comandante del Smolny (Soviet de Petrogrado) y le dijo:

-Soy el provocador Malinovsky. Le ruego arrestarme.

El humor tiene lugar en toda tragedia. Impávido, el comandante del Smolny hizo poner en la puerta a aquel inoportuno.

-¡A mí nadie me manda, ni es mi trabajo arrestarlo!

-Entonces hágame conducir al comité del partido.

Y en el comité se reconocerá con asombro al hombre más execrable, al más despreciable del partido. Se le arresta.

Su carrera, en dos palabras, es ésta:

Anverso: un adolescente difícil, tres condenas por robo. Muy dotado, muy activo, militante dediversas organizaciones, tan apreciado que en 1910 se le ofrece ingresar al Comité Central delPartido Obrero Socialdemócrata Ruso, y durante la conferencia bolchevique de Praga (1912)ingresa al CC efectivamente. A fines del mismo año es diputado bolchevique en la IV Duma delImperio. En 1913 es presidente del grupo parlamentario bolchevique.

Reverso: chivato de la Ojrana ( Ernesto, luego el Sastre) desde 1907. A partir de 1910, honorariosde 100 rublos mensuales (principesco). El ex jefe de la policía Beletsky, dice: "Malinovsky era elorgullo de la Seguridad, que lo preparaba para ser ano de los jefes del partido." Hizo arrestar agrupos de bolcheviques en Moscú, Tula, etc. Entrega a la policía a Miliutin, Noguin, MariaSmidóvich, Stalin, Sverdlov. Denuncia a la Ojrana los archivos secretos del partido. Es elegidoen la Duma con la ayuda tan discreta como eficaz de la policía...

Desenmascarado, recibe del Ministerio del Interior una fuerte recompensa y desaparece.Sobreviene la guerra. Hecho prisionero en combate, recomienza su militancia en el campo deconcentración. Retorna finalmente a Rusia, para declarar al tribunal revolucionario: "¡ Hacedmefusilar! " Revela haber sufrido enormemente con su existencia dual; no haber comprendidoverdaderamente la revolución sino tardíamente; haberse dejado ganar por la ambición y elespíritu de aventura. Krylenko refuta despiadadamente que esta argumentación fuese sincera: "¡Elaventurero juega su última carta!"

Una revolución no puede detenerse en descifrar enigmas psicológicos. No puede correr el riesgode ser estafada una vez más por un jugador turbulento y apasionado. El tribunal revolucionarioemitió el veredicto reclamado a la vez por el acusador y el acusado. La misma noche, pocas horasmás tarde, Malinovsky, cuando atravesaba un solitario patio del Kremlin, recibiósubrepticiamente una bala en la nuca.

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IX. La mentalidad del provocador, la provocación y el partido comunista

Aquí se nos presenta el problema de la psicología del provocador. Psicología morbosa, segura-mente, pero que no debe sorprendernos más de lo debido. Hemos visto, en el Instructivo de laOjrana, a qué personas "trabaja" la policía y por qué medios. Una Serova, considerada débil decarácter, vive difícilmente, milita con valor. Se la arresta. Bruscamente arrancada de su medio, sesiente perdida. Los trabajos forzados la esperan, quizás la horca. Bien podría decir una palabra,una sola palabra, sobre alguien que, precisamente, le ha hecho daño... Vacila. Le basta un instantede cobardía; o quizás hay demasiada cobardía en el fondo del ser humano. Lo más terrible es que,en adelante, no podrá resistirse más. Ahora la tienen en sus manos. Si se niega a continuar, se learrojará a la cara, en pleno tribunal, su primera delación. A la vuelta del tiempo se acostumbrará alas ventajas materiales de esta odiosa situación, tanto más cuanto que en el secreto de su actividadse sentirá perfectamente segura...

Pero no hay sólo estos agentes secretos por cobardía: hay, y son mucho más peligrosos, losdiletantes, aventureros que no creen en nada, hastiados del ideal que servían hasta hacia poco, prendados del peligro, de la intriga, de la conspiración, de un complicado juego en el que se burlan de todo el mundo. Pueden tener talento, actuar un papel casi indescifrable. Tal parecehaber sido Malinovsky. La literatura rusa que siguió a la derrota de 1905 nos ofrece muchoscasos psicológicos de una perversión semejante. El revolucionario ilegal -sobre todo el terroristaadquiere un temple de carácter, una voluntad, un valor, un amor al peligro terribles. Si entonces,al influjo de pequeñas experiencias personales -fracasos, decepciones, extravíos intelectuales- o por la derrota temporal del movimiento, llega a perder su idealismo, ¿en qué puede convertirse?Si de verdad es fuerte, escapará a la neurastenia y al suicidio; pero también es muy probable quese convierta en un aventurero sin fe, al que todos los medios le parecerán buenos para lograr susfines personales. Y la provocación es un medio que, de proponérsele, seguramente lo tentará.

Todos los movimientos de masas que abarcan millares y millares de hombres arrastran escoriassemejantes. No debe asombrarnos. La acción de semejantes parásitos no tiene sino un ínfimo poder sobre el vigor y la salud moral del proletariado. Creemos que, cuanto más el movimientorevolucionario sea proletario, es decir, netamente, enérgicamente comunista, menos le serán peligrosos los agentes provocadores. Existirán probablemente mientras haya lucha social. Peroson individualidades a las que el hábito del trabajo y del pensamiento colectivo, de la disciplinaestricta, de la acción calculada por las masas e inspira- da por una teoría científica de la situaciónsocial, ofrece escasas posibilidades de hazañas. Nada más contrario al aventurerismo pequeño ogrande, en efecto, que la acción amplia, seria, profunda y metódica de un gran partido marxistarevolucionario, incluso ilegal. La ilegalidad comunista no es la de los carbonari, la preparacióncomunista de la insurrección no es la de los blanquistas. Los carbonari y los blanquistas eran puñados de conspiradores, dirigidos por algunos idealistas inteligentes y enérgicos. Un partidocomunista, incluso numéricamente débil, representa siempre, por su ideología, a la clase obrera.Encarna la conciencia de clase de centenares de miles o de millones de hombres. Su papel esinmenso, ya que es el de cerebro de un sistema nervioso, pero inseparable de las aspiraciones, delas necesidades, de la actividad del proletariado entero, de manera que los designios individuales,cuando no se ajustan a las necesidades del partido o lo que es igual, al proletariado(2) pierdenmucha de su importancia.

En este sentido, el partido comunista es, entre todas las organizaciones revolucionarias que la

historia ha producido hasta hoy, la menos vulnerable a los golpes de la provocación.

X. La provocación, arma de dos filos

Algunos expedientes especiales contienen las ofertas de servicio dirigidas a la policía. He ojeadoal azar un tomo de correspondencia con el extranjero, donde se puede ver sucesivamente a un

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súbdito danés poseedor de instrucción superior" y a un "estudiante salido de buena familia"solicitar empleo en la policía secreta de su majestad el zar de Rusia...

Las múltiples ayudas monetarias concedidas a Serova, dan fe de la atención de la policía conrelación a sus servidores, incluso los retirados. La administración no ponía en la lista negra sino alos agentes sorprendidos en flagrante delito de fraude o de extorsión. Calificados como"chantajistas", e inscritos en las listas negras, perdían todo el derecho al reconocimiento delEstado.

Los otros, en cambio, podían obtener todo. Prórrogas o dispensas del servicio militar, perdones,amnistías, favores diversos tras condenas oficiales, pensiones temporales o de viaje, todo, inclusofavores del mismo zar. Se vio al zar conceder a viejos provocadores nombres y apellidos nobles.El apellido y el nombre tenían, según el rito ortodoxo, valor religioso; el jefe espiritual de laiglesia rusa infringía así las leyes de la misma religión. ¡Todo era poco para gratificar a un buensoplón!

La provocación terminó convirtiéndose en toda una institución. La cifra completa de personasque a lo largo de veinte años de movimiento revolucionario rindieron servicios a la policía, puedevariar entre los 35 y los 40 mil. Se estima que la mitad de ellos, más o menos, fuedesenmascarada. Algunos miles de antiguos soplones y provocadores sobreviven todavía hoyimpunemente en la misma Rusia, pues su identificación todavía no ha sido posible. Entre estamultitud habla hombres de valor e incluso algunos que desempeñaron un papel importante en elmovimiento revolucionario.

A la cabeza del partido socialista-revolucionario y de su organización de choque, se hallaba,hacia 1909, el ingeniero Evno Azev, quien, a partir de 1890, firmaba con su nombre sus informesa la policía. Azev fue uno de los organizadores de la ejecución del gran duque Sergio, de la delministro Plehve y de muchos otros. Era él quien dirigía, antes de enviarlos a la muerte, a héroestales como Kaliáev y Egor Sazónov.(3

)

En el Comité Central bolchevique, encabezando su fracción en la Duma, se hallaba, como vimos,el agente secreto Malinovsky.

La provocación, al alcanzar semejante amplitud, se convertía también en un peligro para elrégimen que servía y sobre todo para los hombres de ese régimen. Se sabe, por ejemplo, que unode los más altos funcionarios del Ministerio del Interior, el policía Rachkovsky, conoció y aprobólos proyectos de ejecución de Plehve y del gran duque Sergio. Stolypin,(4) perfectamenteenterado de los casos, se hacia acompañar en sus salidas por el jefe de la policía Guerásimov, pues su presencia le parecía una garantía contra los atentados cometidos por instigación de los provocadores. Stolypin fue, sin embargo, muerto por el anarquista Bagrof, que había pertenecido

a la policía.

La provocación, a pesar de todo, prosperaba todavía en el momento de estallar la revolución. Losagentes provocadores recibieron su última mensualidad en los días finales de febrero de 1917,una semana antes del derrumbe de la autocracia.

Revolucionarios abnegados se vieron tentados a servirse de la provocación. Petrov, socialista-revolucionario, quien dejara memorias dé un intenso dramatismo, entró a la Ojrana paracombatirla mejor. Hecho prisionero y habiendo experimentado un primer rechazo por parte deldirector dé la policía, se finge loco para lograr ser enviado a un asilo de donde la evasión fuera posible, lográndolo, y regresa, ya libre, a ofrecer sus servicios. Pero - convencido pronto dé que

había llegado demasiado lejos y de que traicionaba a su pesar, Petrov se suicida luego de haber ejecutado al coronel Kárpov (1909).

El maximalista(5

) Salomón Ryss (Mortimer ), organizador de un grupo terrorista extremadamenteaudaz (1906-07), llega a burlarse un tiempo de la Seguridad, dé la que se habla convertido encolaborador secreto. El caso de Salomón Ryss constituye una excepción digna de mencionarse,casi increíble, que no se explicaría más que por los muy particulares hábitos de la Ojrana despuésde la revolución de 1905. Por regla general, es imposible burlar a la policía; es imposible para unrevolucionario penetrar en sus secretos. El agente secreto de más confianza no tiene relación sinocon uno o dos policías, a los que nada les puede sacar, pero a los que, sin embargo, les son útileshasta las menores palabras e incluso las mentiras que se les diga, las que son aclaradas en el

mismo día.(6)

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El desarrollo de la provocación, por otra parte, indujo a veces a la Ojrana a urdir complicadasintrigas en las que a menudo no pudo decir la última palabra. Fue así como, en 1907, resultónecesario para sus designios hacer evadirse al mismo Ryss. Para lograrlo, el director dé la policíano vacila en llegar incluso al crimen. Cumpliendo instrucciones, dos gendarmes organizaron lafuga del revolucionario. La encuesta judicial, torpe- - mente conducida, reveló su participación.Llevados a consejo de guerra y degradados oficialmente por sus superiores, se les condenó atrabajos - forzados.

XI. Los soplones rusos en el extranjero.

El señor Raymond Recouly

 Naturalmente, las ramificaciones de la Ojrana se extendían hasta el extranjero. Sus archivosincluían informaciones relativas a la gran cantidad de personas que vivían entonces más allá delas fronteras del Imperio y que incluso jamás habían estado en Rusia. Recién llegado a Rusia por  primera vez en 1919, hallé una serie de fichas sobre mi persona. La policía rusa seguía con lamayor atención las actividades de los revolucionarios en el extranjero. Acerca del caso de losanarquistas rusos Troianovsky y Kirichek, capturados durante la guerra de París, encontrévoluminosos expedientes. La reseña de los interrogatorios celebrados en el Palacio de Justicia deParís, estaba completa. Por lo demás, rusos o extranjeros, los anarquistas estaban totalmente vigilados en todas las partes, a cargo dé la Ojrana, la que para aquel fin mantenía unacorrespondencia constante con los servicios de seguridad de Londres, Roma, Berlín, etc.

En todas las capitales importantes residía permanentemente un jefe de policía ruso. Durante laguerra, M. Krassílnikov, oficialmente consejero de la Embajada, desempeñaba este delicado puesto en París.

En el momento de estallar la revolución en Rusia, unos quince agentes provocadores trabajabanen París entre los diferentes grupos de emigrados rusos. Cuando el último embajador del últimozar debió entregar la legación a un sucesor nombrado por el gobierno provisional, una comisiónintegrada por altos personajes de la colonia dé emigrados en París, se encargó de estudiar los papeles del señor Krassílnikov. Sin dificultad identificaron a los agentes secretos. Hallaron, entreotras sorpresas, que un miembro de la prensa francesa, patriota de buen tono, aparecía en la ruede Grenelle en calidad de soplón y espía. Se trataba del señor Raymond Recouly, redactor 

entonces de Le Figaro, en el que se encargaba de la política exterior. En su oculta colaboracióncon el señor Krassílnikov, Recouly, siguiendo los imperativos señalados a los confidentes, habíatrocado su nombre por el seudónimo poco literario de Ratmir . Oficio de perro, nombre de perro.

Ratmir informaba a la Ojrana sobre sus colegas de la prensa francesa. En Le Fígaro y otroslugares llevaba la política de la Ojrana. Recibía 500 francos al mes. Sus actividades son notorias.Se las halla completas, impresas, parece que desde 1918, en París, en un voluminoso informe delseñor Agafonov, miembro de la comisión investigadora de los emigrados parisienses en torno a la provocación rusa en Francia. Los miembros de esta comisión - algunos de ellos deben vivir aúnen París , no han olvidado, por cierto, a Ratmir -Recouly. Por otra parte, René Marchand publicóen 1924, en L'Humanité , las pruebas tomadas de archivos de la Ojrana de Petrogrado, de laactividad policial del señor Recouly. Este señor se limitó a lanzar un desmentido que nadie creyó,ni fue repelido por sus colegas.(7) Y se explica. Su caso, dada la corrupción de la prensa por losgobiernos extranjeros, es corrientísimo.

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XII. Los gabinetes negros y la policía internacional

Krassílnikov también tenía a sus órdenes todo un equipo de detectives, delatores, imprecisosasalariados que se ocupaban de los trabajos menores, tales como la vigilancia de lacorrespondencia de los revolucionarios (gabinetes negros privados, etc.).

En 1913-14 (y no creo que hasta la revolución sufriera modificaciones importantes), la agenciasecreta de la Ojrana en Francia era dirigida prácticamente por cierto Bittard-Monin, quien recibía1000 francos mensuales. De los recibos que por honorarios firmaban sus agentes he tomado losnombres de éstos y sus lugares de residencia. Su publicación quizás no sea del todo inútil. Helosaquí:

Agentes secretos de la policía en el extranjero, situados bajo la dirección de Bittard-Monin(París): E. Invernitzi (Calvi, Córcega), Henri Durin (Génova), Sambaine (París), A. o R. Sauvard(Cannes), Vogt (Menton), Berthold (París), Fontaine (Cap Martin), Henri Neuhaus (Cap Martin),Vincení Vizardelli (Grenoble), Barthes (San Remo), Ch. Delangle (San Remo), GeorgesCoussonet (Cap Martin), O. Rougeaux (Menton), E. Levéque (Cap Martin), Fontana (CapMartin), Artur Frumento (Alassis), Sustrov o Surjánov y David (París), Dussosois (Cap Martin),R. Gottlieb (Niza), Roselli (Zurich), señora G. Richard (París), Jean Abersoid (Londres), J. Bint(Cannes), -Karl Voltz (Berlín), señorita Drouchot, señora Tiercelin, señora Fagon, Jollivet, Rivet.

Tres personas tenían una pensión de la agencia rusa de París. La viuda Farse (¿o Farsa? ), laviuda Rigo (¿o Rigault?) y N. N. Chachnikov.

La presencia temporal de numerosos agentes en Cap Martin o en otras localidades de menor importancia se explica por la necesidad de chivateos. Todos estos agentes no hallaban incómododesplazarse.

Habían logrado organizar en toda Europa un maravilloso gabinete negro privado. En Petrogrado poseemos legajos de copias de cartas cambiadas entre París y Niza, Roma y Ginebra, Berlín yLondres, etc. Toda la correspondencia de Savinkov y de Chernov en el momento en que ambosvivían en Francia, fue conservada en los archivos de la policía de Petrogado. Correspondenciaentre Haase y Dan(8) también fue interceptada, como muchas otras. ¿Cómo? El conserje o elcartero, o simplemente un empleado de correos, sin duda retribuidos generosamente, reteníandurante algunas horas el tiempo preciso para copiarlas las cartas dirigidas a las personasvigiladas. Las copias se hacían a menudo por personas que no conocían la lengua empleada por tos autores de las cartas; torpezas, por demás insignificantes, lo delatan. Traían también copiado-el sello de expedición y la dirección. Eran enviadas a Petrogrado con la mayor rapidez.

 Naturalmente, la policía rusa en el extranjero colaboraba con las policías locales.(9) Mientras quelos agentes provocadores, desconocidos de todos, hacían su papel de revolucionarios, alrededor suyo operaban los detectives de Krassílnikov, ignorados oficialmente pero en realidad alentados yayudados. Detalles típicos muestran de qué naturaleza era la ayuda que les prestaban lasautoridades francesas. El agente Francesco Leone, que había estado en relaciones conBúrtzev(10) había consentido en entregarle por dinero algunos secretos del señor Bittard-Monin.Su colega, Fontana, del que había hecho robar la fotografía, lo hiere de un bastonazo en un cafécerca de la Gare de Lyon (París, 28 de junio de 1913). Detenido el agresor y habiéndosele halladodos carnets de agente de la Seguridad francesa y un revólver, fue enviado a la comisaría bajo lacuádruple acusación de "usurpación de funciones, portación de armas prohibidas, golpes yheridas y amenazas de muerte". Veinticuatro horas después era dejado en libertad por intervención de Krassllnikov, luego de haberse desmentido oficialmente su calidad de agente dela Seguridad rusa. En cuanto al indiscreto Leone, la Embajada rusa obtuvo su expulsión de Francia. Una carta de Krassílnikov relata al director de la Seguridad todos estos incidentes y lo pone al corriente de las gestiones emprendidas para hacer expulsar a Búrtzev de Italia.

En otra carta, el mismo Krassílnikov informa a la Ojrana que una interpelación socialista sobrelas maniobras de la policía rusa, en las que aparecía implicado, "no es ya de temer por parte delas autoridades francesas. Los parlamentarios socialistas tienen otras ocupaciones en estosmomentos".(11)

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XIII.Los criptogramas.

De nuevo el gabinete negro

Pero ¿y si los revolucionarios utilizaban claves en sus cartas?

Entonces la Ojrana le encargaba a un investigador genial que descifrara el mensaje. Y se mecertifica que jamás falló. Este especialista excepcional, nombrado Zybin, había conquistado talreputación de infalibilidad, que durante la revolución de marzo... se le conservó. Pasó al serviciodel nuevo gobierno, que lo empleó, me parece, en contraespionaje.

Las más diversas claves, según parece, pueden ser 'descifradas. Si se emplean combinacionesgeométricas o aritméticas, el cálculo de posibilidades puede ofrecer algunos indicios. Basta un punto de partida la menor clave para descifrar un mensaje. Para cartearse, algunos camaradas seservían -se me dice- de ciertos libros en los cuales habían convenido marcar ciertas páginas. Buen psicólogo, Zybin hallaba los libros y las páginas. "Las claves basadas en textos de escritores

conocidos, en modelos aportados por manuales de las organizaciones revolucionarias, en ladisposición vertical de nombres o divisas", no valen nada, escribe el ex policía M. E. Bakai.(12

)Las claves de las organizaciones centrales son las más frecuentemente denunciadas por los provocadores o descifradas a la larga, luego de un trabajo minucioso. Bakai considera como lasmejores claves de uso corriente aquellas que pueden proceder de textos impresos poco conocidos.Zybin se había hecho de una colección de gavetas y ficheros donde se podía hallar instantáneamente el nombre de todas las ciudades de Rusia donde, por ejemplo, hay cierta calleSan Alejandro; el nombre de todas las ciudades donde había estas o aquellas fábricas o escuelas;los apodos y seudónimos de todas las personas sospechosas que vivían en el imperio, etc. Poseíalistas alfabéticas de estudiantes, de marinos, de oficiales, etc. Hallábase en una carta, muyinocente en apariencia, estas simples palabras: " El Morenito fue esta noche a la calle Mayor", y

más adelante una frase relativa a un "estudiante de medicina". Bastaba echar mano a algunasgavetas para saber si el Morenito ya había sido fichado, y en que ciudad que poseyera unafacultad de medicina había una calle Mayor. Tres o cuatro indicios semejantes eran ya una posibilidad digna de considerarse.

En toda la correspondencia vigilada o incautada, las menores alusiones a determinada personaeran trasladadas a fichas, en las que ciertos números remitían al texto de las cartas. Archivosenteros estaban llenos de cartas semejantes. Tres cartas totalmente corrientes, provenientes detres militantes dispersos en una región y que hicieran alusión incidental a un cuarto, podíandelatarlo perfectamente.

Subrayémoslo: el control de la correspondencia por los gabinetes negros cuya existencia esrigurosa y tradicionalmente negada por la policía, pero sin los cuales no existiría policía, es degran importancia. El correo de las personas conocidas o sospechosas es vigilado por principio;después, una sustracción, practicada al azar, intercepta las cartas que llevan en la cubierta"entregar a", aquellas cuyos caracteres parecen representar algo convenido, aquellas con alguna palabra que, de alguna manera, llama la atención. La apertura de cartas al azar proporciona unadocumentación tan útil como el control de la correspondencia de los militantes bien conocidos.Estos, en efecto, tratan de escribir con prudencia (bien que la única prudencia real, la únicaefectiva, es no tratar por carta asuntos relativos a la acción ni siquiera indirectamente), mientrasque el común de los miembros del partido -los desconocidos- se olvida de las precauciones máselementales.

La Ojrana hacía tres copias de las cartas interesantes: una para la dirección de la censura, otra para la dirección de la Seguridad General y otra más para la dirección de la policía local. La cartallegaba a su destinatario. En ciertos casos -por ejemplo en aquellos en que se había hecho revelar químicamente una tinta simpática-- la policía guardaba el original y le hacia llegar al destinatariouna copia perfectamente imitada, obra de cierto especialista que era todo un virtuoso.

Para abrir cartas se seguían procedimientos que variaban según la ingeniosidad de losfuncionarios: despegar las cubiertas con vapor, despegar sellos lacrados -que en seguida eranrepuestos

con una hoja de afeitar calentada, etc. Lo más corriente es que las esquinas del sobre no estén bien pegadas. Se introduce entonces por la abertura un aparato hecho de una varilla metálica,

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alrededor del cual se enrolla suavemente la carta, que así resulta fácil de sacar y de retornar alsobre sin abrirlo.

Las cartas interceptadas jamás eran consignadas a la justicia, a fin de no arrojar la menor luz, nisiquiera indirecta, sobre el trabajo del gabinete negro. Se las utilizaba en la confección deinformes policiales.

El gabinete de cifrado no se ocupaba más que de las claves de los revolucionarios. Tambiéncoleccionaba fotografías de claves diplomáticas de las grandes potencias.

XIV. Síntesis informativa.

El método de las gráficas

Hasta ahora no hemos examinado más que los mecanismos de observación de la Seguridad rusa.Sus procedimientos son de alguna manera analíticos. Se investiga, se indaga, se registra. Se tratede una organización o de un militante, los métodos son los mismos. Al cabo de cierto tiempo --que puede ser cortísimo la Seguridad dispone de cierto tipo de datos sobre el adversario:

1) Los de la vigilancia exterior, cuyos resultados se resumen en cuadros sinópticos, esclarecensus actividades y sus movimientos, sus hábitos, sus relaciones, su medio, etc.;

2) los de la agencia secreta o los informantes, que declaran sobre sus ideas, intenciones, trabajos,

actividad clandestina;3) lo que se puede obtener de la lectura atenta de periódicos y publicaciones revolucionarias;

4) los de su correspondencia, o de la correspondencia de terceros con él, completan el asunto.

El grado de precisión de las informaciones logradas por los agentes secretos era, naturalmente,variable. La impresión general que dan los expedientes es, sin embargo, de una exactitud muygrande, sobre todo los que se refieren a organizaciones sólidamente establecidas. Los expedientes policiales contienen información verbal muy detallada de cada reunión secreta, resúmenes decada discurso importante, ejemplares de cada publicación clandestina, incluso multicopiados.(13)

Tenemos ya a la Seguridad en posesión de información abundante. El trabajo de observación yanálisis está hecho. Según el método científico, debe seguir entonces un trabajo de clasificación yde síntesis.

Sus resultados se expresarán en gráficas. Vamos a desplegar una.

Títulos: Relaciones de Borís Savinkov. Este cuadro, de 40 cm de alto por 70 cm de largo, resume,de manera que se pueda abarcar de una ojeada, todos los datos obtenidos sobre las relaciones delterrorista.

Al centro, un rectángulo, en forma de tarjeta de visita, con su nombre escrito a mano. De esterectángulo irradian líneas que lo ligan a pequeños círculos de color. Por lo regular, éstos son a suvez centros de donde parten otras líneas que los ligan a otros círculos. Así sucesivamente. Lasrelaciones, incluso indirectas, de un hombre, pueden de este modo ser captadas sobre la marcha,cualquiera que sea el nombre de los intermediarios, conscientes o no, que los relacionan con una persona dada. En el cuadro de relaciones de Savinkov, los círculos rojos que representan susrelaciones de "lucha", se dividen en tres grupos de nueve, ocho y seis personas, todosconsignados con sus nombres y apellidos. Los círculos verdes representan a personas con lascuales tuvo o tiene relaciones directas, políticas o de otro tipo: aparecen 37; los círculos amarillosrepresentan parientes (son 9); los círculos cafés indican a personas relacionadas con sus amigos yconocidos... Todo esto en Petrogrado. Otros signos representan sus relaciones en Kiev. Leamos, por ejemplo: B. S. conocía a Varvara Eduárdovna Varsovskaya, quien conocía a su vez 12 personas en Petrogrado (nombres, apellidos, etc.) y 5 en Kiev. Bien puede ser que B. S. no

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supiera nada de estas 12 y de estas 5 personas. ¡ Pero la policía conocía mejor que él mismo a quéovillos llevaban sus hilos!

¿Se trata de una organización? Tomemos una serie de cuadros de estudio, evidentemente reseñas,de una organización socialista-revolucionaria del gobierno de Vilna. Los círculos rojos forman,aquí y allá, especies de constelaciones: entre ellos, las líneas se entrecruzan extrañamente.Descifremos: Vilna. Un circulo rojo: Ivanov, alias El hielo, calle, número, profesión. Una flechalo refiere a Pável (iguales datos). Y algunas flechas nos indican que el 23 de febrero (de 16 a 17hs.), el 27 (a las 21 hs.) y el 28 (a las 16 hs.) Ivanov visitó a Pável. Otra flecha lo refiere a Marfa,que lo visitó el 27 al mediodía. Así sucesivamente, estas líneas se confunden como los pasos en lacalle. Este cuadro permite seguir, hora por hora, la actividad de una organización.

XV Antropometría, filiación... y liquidación

Mencionemos aquí un medio accesorio, muy útil, de que disponía la Seguridad: la antropometría(el bertillonnage, del nombre del señor Bertillon, quien inventara el sistema), valiosísima para losservicios de identificación judicial. De toda persona arrestada se hace una ficha antropométrica:es fotografiada desde diferentes ángulos, de frente, de perfil, de pie, sentada; medida con ayudade instrumentos de precisión (forma y dimensión del cráneo, del antebrazo, del pie, de la mano,etc.), examinada por especialistas que ratifican su filiación científica (forma de la nariz y de laoreja, matiz de los ojos, cicatrices y señales en el cuerpo). Se le toman las huellas digitales: elestudio de las más mínimas sinuosidades de la epidermis podrá servir a los fines de establecer suidentidad, casi indefectiblemente, sirviéndose de una huella digital, dejada en un vaso o en el pomo de una cerradura. En todas las investigaciones judiciales las fichas antropométricas,clasificadas por índices característicos, aportan su cúmulo de informaciones.

Las más ínfimas señales pueden ser peligrosas. La conformación de la oreja, el matiz de las niñasdel ojo, la forma de la nariz pueden ser observadas en la calle sin llamar la atención. Estos datos bastarán en seguida al policía experimentado para identificar al hombre, a despecho de loscambios que se haya hecho en el físico. Unas letras convencionales transmitirán por telegramauna filiación científica.

Ya los principales militantes son perfectamente conocidos. La policía está muy bien enterada dela organización en su conjunto. Sólo queda hacer una síntesis, esta vez, en concreto. ¡Hagamosalgo hermoso y formal! Y lo hacen. Estos son los cuadros a colores, cuidadosos como trabajos dearquitecto, artísticos. Los signos son explicados con leyendas. Este es un Esquema deorganización del partido socialista-revolucionario, que ni los mismos miembros del ComitéCentral poseen; o el cuadro de organización del Partido Socialista Polaco, del Bund judío, de la propaganda en las fábricas de Petrogrado, etc. Todos los partidos, todos los grupos son estudiadosa fondo.

 Nada platónicamente, por cierto! Henos aquí cerca de la meta. Un elegante dibujo nos muestra el"proyecto de liquidación de la organización socialdemócrata de Riga". En lo alto el ComitéCentral (4 nombres) y la comisión de propaganda (2 nombres); abajo, el comité de Riga, enrelación con 5 grupos, del que dependen 26 subgrupos. En total, 76 nombres de personas para unatreintena de organizaciones. No falta ya más que agarrar a todo el mundo en una sola redada paraextirpar completamente a la organización socialdemócrata de Riga.

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XVI. Estudio científico del movimiento revolucionario

Terminado el trabajo, sus autores sienten un legítimo orgullo por conservar su memoria. Editancasi con lujo un álbum de fotografías de miembros de la organización liquidada. Tengo frente amí un álbum consagrado a la liquidación del grupo anarquista-comunista "Los Comuneros", por la policía de Moscú, en agosto de 1910. Cuatro láminas muestran el armamento y el equipo delgrupo: siguen 18 retratos acompañados de datos biográficos.

Los materiales informes, expedientes, gráficas, etc., que hasta ese momento habían sidoutilizados con un propósito práctico, inmediato, van a serlo desde ahora con un espíritu en ciertaforma científico.

Cada año, se publicaba un volumen a cargo de la Ojrana y exclusivamente para sus funcionarios,el cual contiene una completa aunque sucinta exposición de los principales casos sucedidos einformes sobre la situación actual del movimiento revolucionario.

Voluminosos tratados fueron escritos sobre el movimiento revolucionario para instruir a las jóvenes generaciones de gendarmes. De cada partido se lee su historia (origen y desarrollo), unresumen de sus ideas y programas, una serie de dibujos acompañados de textos explicativos que proporcionan el esquema de su organización, las resoluciones de sus últimas asambleas y datosde sus militantes más conocidos. En resumen, una monografía breve y completa. La historia delmovimiento anarquista de Rusia será, por ejemplo, extraordinariamente difícil de reconstruir acausa de la dispersión de hombres y grupos, de las pérdidas inauditas que sufriera esemovimiento durante la revolución y finalmente de su ulterior desintegración. Sin embargo,tenemos la suerte de bailar, en los archivos de la policía, un pequeño y excelente volumen,detalladísimo, donde se encuentra resumida esta historia. Bastará agregar algunas notas y uncorto prefacio para entregarle al público un libro del mayor interés.

Sobre los grandes partidos, la Ojrana publicó concienzudos trabajos, algunos de los cuales seríandignos de reimprimirse y que, en conjunto, servirán alguna vez. Sobre el movimiento sionista judío, 156 páginas en gran formato. Informe dirigido a la dirección de la policía. La actividad dela socialdemocracia durante la guerra, 102 páginas a renglón cerrado. Situación del partido socialista-revolucionario en 1908, etc. Son algunos de los títulos escogidos al azar de entre losfolletos salidos de las prensas de la policía imperial.

El Departamento de la Policía también editaba hojas periódicas de información, para uso de losfuncionarios superiores.

Para uso del zar se confeccionaba, en ejemplar único, una especie de revista manuscrita queaparecía de diez a quince veces al año, en la que los más mínimos incidentes del movimientorevolucionario, capturas aisladas, pesquisas exitosas, represiones eran registrados, Nicolás II losabía todo, Nicolás II no desdeñaba las informaciones obtenidas por los gabinetes negros. Losinformes están a menudo anotados de su puño y letra.

La Ojrana no vigilaba solamente a los enemigos de la autocracia. Se consideraba bueno tener enla mano a los amigos, y sobre todo saber qué pensaban. El gabinete negro estudiaba muyespecialmente las cartas de los altos funcionarios, consejeros de Estado, ministros, cortesanos,generales, etc. Los pasajes interesantes de estas cartas, ordenadas por temas y fechas, formabancada semestre un grueso volumen mecanografiado que leían sólo dos o tres personajes poderosos.La generala Z . escribe a la princesa T... que desaprueba la nominación de M. Cierto personajedel Consejo Imperial que se burla del ministro ... en los salones. Esto es anotado. Un ministrocomenta a su modo una propuesta de ley, un deceso, un discurso. Copiado, anotado. A título de"informaciones sobre la opinión pública".

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XVII, La protección de la persona del zar

La protección de la sacra persona del zar exigía un mecanismo especial. He leído una treintena defolletos consagrados a la forma de preparar los viajes de su majestad imperial por tierra, por agua,en ferrocarril, en automóvil, en el interior, en las calles, en los campos. Innumerables reglas presiden la organización de cada desplazamiento del soberano. Incluso cuando durante unasolemnidad debe cruzar ciertas calles, se estudia su itinerario casa por casa, ventana por ventana,a manera de saber exactamente qué personas habitan a lo largo del recorrido y quiénes los visitan.Planos de todas las casas, de todas las calles por donde pasará el cortejo son levantados; dibujosde las fachadas y con el número de apartamientos, así como los nombres de los inquilinos,facilitan los aprestos.

Varias veces, sin embargo, la vida de Nicolás II estuvo a merced de los terroristas. Circunstanciasfortuitas lo salvaron. No la Ojrana.

XVIII. Lo que cuesta una ejecución

Entre los papelotes de la policía zarista abundan los más tristes documentos humanos, como yavimos. Aunque un poco fuera del tema, creo que debemos consagrar algunas líneas a una serie desimples recibos de sumas menudas de dinero, halladas junto a un expediente. Tanto más cuantoque estos papelitos aparecen muy a menudo después de la "liquidación" de gruposrevolucionarios, engordando y cerrando los expedientes ya de por sí voluminosos por la

vigilancia y la delación. A manera de epílogo...Estos documentos nos muestran cuánto costaba a la policía zarista una ejecución. Son los recibosfirmados por todos aquellos que, directa o indirectamente, colaboraban con el verdugo,

Gastos de la ejecución de los hermanos Modal

y Djavat Mustafá Oglí, condenados por el

tribunal militar del Cáucaso 

 Rublos Transporte de los condenados de lafortaleza de Metek a la prisión, a loscarreteros

4

Otros gastos 4

Por haber cavado y tapado dos fosas(seis sepultureros firman cada unoun recibo dedos rublos)

12

Por haber armado el patíbulo 4

Por vigilar el trabajo 8

Gastos de viaje de un sacerdote (y regreso) 2Al médico, por el certificadode defunción

2

Al verdugo 50Gastos de viaje del verdugo 2

En resumidas cuentas, no es caro. El padre y el médico sobre todo, son modestos. El sacerdociodel uno y la profesión del otro implican, ¿no es así? , devoción por la humanidad.

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A estas alturas pensamos que aquí deberíamos iniciar un capítulo intitulado: "La tortura", Todaslas policías hacen uso más o menos frecuente del "interrogatorio" medieval, En los EEUU se practica el terrible "3er. interrogatorio". En la mayoría de los países de Europa, la tortura se hageneralizado después del recrudecimiento de la lucha de clases a raíz de la guerra. La Siguranza rumana, la Defensa polaca, las policías alemana, italiana, yugoslava, española, búlgara -alguna senos escapa seguramente- la usan con frecuencia. La Ojrana rusa las había precedido en estecamino, aunque con cierta moderación. Aunque se dan casos, incluso numerosos, de castigoscorporales -el Knut ¡látigo} en algunas prisiones, el tratamiento infligido a sus prisioneros por la policía rusa antes de la revolución de 1905"parece haber sido más humano que el que se le infligehoy, en caso de arresto, a los militantes obreros de una docena de países de Europa. Después de1905, la Ojrana poseía cámaras de tortura en Varsovia, Riga, Odesa, y, según parece, en lamayoría de los grandes centros urbanos.

XIX. Conclusión. Por qué resulta invencible la revolución

La policía debía verlo todo, entenderlo todo, saberlo todo, poderlo todo. El poderío y la perfección de su aparato parecía tanto más terrible cuanto que hallaba recursos insospechados enlos bajos fondos del alma humana.

Sin embargo, no pudo impedir nada. Durante medio siglo defendió inútilmente a la autocraciacontra la revolución, la que cada año se bacía más fuerte.

Por otra parte, sería erróneo dejarse impresionar por el mecanismo aparentemente perfecto de laSeguridad imperial. Es cierto que al frente suyo se hallaban algunos hombres inteligentes,algunos técnicos de gran valer profesional; pero toda la maquinaria reposaba sobre el trabajo deuna caterva de funcionarios ignorantes. En los informes mejor confeccionados se hallan los másdivertidos disparates. El dinero aceitaba todos los engranajes de la enorme máquina; la gananciaes un fuerte estimulo, pero ineficaz. Nada de grande se hace sin noble desinterés. Y la autocraciasólo tenía defensores interesados en su provecho.

Si después del derrumbe del 26 de marzo de 1917, todavía fuera necesario demostrar, con hechostomados de la historia de la Revolución Rusa, la vanidad de los esfuerzos del director delDepartamento de la Policía, podemos citar multitud de argumentos como el que nos ofrece elexpolicía M. E. Bakai. En 1906, tras la represión de la primera revolución, cuando el jefe de la policía Trusévich reorganizó la Ojrana. las organizaciones revolucionarias de Varsovia, principalmente las del Partido Socialista Polaco, (14) "suprimieron durante el año, 20 militares, 7gendarmes, 56 policías, e hirieron 92; en resumen, pusieron fuera de combate a 179 agentes de laautoridad, Destruyeron además 149 expendios de alcohol de la administración. En la preparaciónde estas acciones participaron centenares de hombres que en la mayoría de los casos continuaronignorados por la policía". M. E. Bakai observa que, en los períodos de auge de la revolución, losagentes provocadores frecuentemente hacían mutis; pero reaparecían cuando ascendía lareacción. Igual que los cuervos en los campos de batalla.

En 1917, la autocracia se derrumbó sin que las legiones de soplones, de provocadores, degendarmes, de verdugos, de guardias municipales, de cosacos, de jueces, de generales, de popes, pudieran desviar el curso inflexible de la historia. Los informes de la Ojrana redactados por elgeneral Globachev constatan la proximidad de la revolución y prodigan al zar advertenciasinútiles. Lo mismo que los más sabios médicos llamados para asistir a un moribundo no puedensino constatar, minuto a minuto, los progresos de la enfermedad, los omniscientes policías delimperio veían impotentes cómo el mundo zarista se precipitaba al abismo...

Porque la revolución era consecuencia de causas económicas, psicológicas, morales, situadas másallá de ellos y fuera de su alcance. Estaban condenados a resistirle inútilmente y a sucumbir.Porque es la eterna ilusión de los gobernantes creer que pueden anular los efectos sin considerar las causas, legislar contra la anarquía o contra el sindicalismo (como en los Estados Unidos),contra el socialismo (como Bismarck lo hizo en Alemania), contra el comunismo, como se hace

hoy un poco por doquier. Vieja experiencia histórica. El imperio romano también persiguió

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inútilmente a los cristianos. El catolicismo inundó Europa de hogueras, sin lograr derrotar laherejía, la vida.

En verdad, la policía rusa se vio desbordada. La simpatía instintiva o consciente de la inmensamayoría de la población estuvo con los enemigos del antiguo régimen. El martirio cotidiano deéstos suscitaba la adhesión de algunos y la admiración del gran número. Sobre este viejo pueblocristiano ejercía una influencia irresistible la vida de apóstoles de los propagandistas que,renuncian- do al bienestar y a la seguridad, afrontaban, para llevarle un nuevo evangelio a losmiserables, la prisión, el exilio siberiano y la muerte misma. Volvían a ser "la sal de la tierra":eran los mejores, los únicos portadores de una inmensa esperanza y por eso se les perseguía.

Tenían de su lado sólo la fuerza moral, la de las ideas y los sentimientos. La autocracia ya no eraun principio vivo, Nadie creía ya en su necesidad, Carecía de ideólogos. La religión misma, por  boca de sus pensadores más sinceros, condenaba a aquel régimen que no reposaba sino en elempleo sistemático de la violencia. Los más grandes cristianos de la Rusia moderna, dujobortzi ytolstoianos, eran anarquistas. Pero una sociedad que ya no reposa en ideas vivas, aquella en lacual los principios fundamentales están muertos, sobrevive, cuando mucho, por la fuerza de lainercia.

Pero en la sociedad rusa de los últimos años del antiguo régimen, las ideas nuevas -subversivas-habían logrado una fuerza sin contrapeso. lodo el que en la clase obrera, en la pequeña burguesía,en el ejército y en la marina, en las profesiones liberales pensaba y obraba, era revolucionario, esdecir "socialista" de alguna manera. No existía una mediana burguesía satisfecha, como en los países de la Europa occidental. El antiguo régimen no era defendido más que por el clero, lanobleza cortesana, los financieros, algunos políticos, en resumen, por una aristocracia ínfima. Lasideas revolucionarias hallaban terreno favorable en cualquier lugar. Durante mucho tiempo, lanobleza y la burguesía entregaron a la revolución sus mejores hijos. Cuando un militante seescondía, hallaba numerosas ayudas espontáneas, desinteresadas, devotas. Cuando unrevolucionario era arrestado hallaba cada vez más frecuentemente que los soldados encargados de

conducirlo simpatizaban con él y entre los carceleros casi hubo "camaradas". Tan era cierto queen la mayoría de las prisiones resultaba fácil comunicarse clandestinamente con el exterior. Estasimpatía también facilitaba las evasiones. Guerchuni, condenado a muerte y transferido de una prisión a otra, encontró gendarmes que eran "amigos". Búrtzev, en su lucha contra la provocación, halló antaño preciosa colaboración en un alto funcionario del Ministerio delInterior, el señor Lopujin, casualmente un hombre honesto, y en un viejo policía, Bakai. Yoconocí a un revolucionario que había sido vigilante en una prisión. Los casos de "vigilantes"convertidos por los detenidos no eran raros... En cuanto al estado de espíritu de los elementosmás atrasados de la población -desde el punto de vista revolucionario- estos hechos sonsintomáticos.

Y éstas no son más que causas aparentes, superficiales, superpuestas a otras más profundas. El poder de las ideas, la fuerza moral, la organización y la mentalidad revolucionaria no eran másque los resultados de una situación económica cuyo desarrollo se encaminaba hacia larevolución. La autocracia rusa encarnaba el poder de una aristocracia de grandes terratenientes yde una oligarquía financiera, sometida a influencias extranjeras a las que, por lo demás, lesestorbaban las instituciones poco propicias al desarrollo de la burguesía, Poco numerosa,desprovista de influencia política, descontenta, la clase media urbana daba sus hijos juventudestudiantil, intelectuales- a la revolución, a una revolución liberal, se comprende, pues no queríaver subir al mujik y al obrero. La gran burguesía industrial, comerciante, financiera, deseaba unamonarquía constitucional "a la inglesa", en la que, naturalmente, ejercería el poder. Abrumada por los impuestos, presa en los tiempos de paz, en la época de la prosperidad europea, de hambres

 periódicas, desmoralizada por el monopolio del vodka, explotada brutalmente por popes, policías, burócratas y grandes propietarios, la masa rural acogía con fervor, después de más de mediosiglo, los llamamientos de los revolucionarios: "¡Campesino, apodérate de la tierra!" Y como estamasa proporcionaba al ejército la inmensa mayoría de sus efectivos, la carne de cañón deLyaoyang y Mukden, así como los verdugos de todas las sublevaciones, el ejército, trabajado por las organizaciones militares de los partidos clandestinos, ese ejército mantenido en la obediencia por los consejos de guerra y por "el gobierno del puñetazo en el hocico", bullía de amargura. Unaclase obrera todavía joven, multiplicada tan rápidamente como se desarrollaba la industriacapitalista, privada del elemental derecho de hablar sus idiomas propios, de conciencia, deorganización de prensa (derechos que eran desconocidos por el antiguo régimen ruso), ignorantede los engaños del régimen parlamentario, viviendo en cuchitriles, recibiendo salarios bajos,

sometida al policía arbitrario, en resumen, colocada frente a las nuevas realidades de la lucha de

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clases, tomaba más clara conciencia de sus intereses cada día que pasaba. Treinta nacionalidadesalógenas, o vencidas por el imperio, privadas del elemental derecho de hablar sus lenguas,colocadas en la imposibilidad de tener una cultura nacional, rusificadas a golpes de látigo, noeran mantenidas bajo el yugo más que por constantes medidas represivas. En Polonia, enFinlandia, en Ucrania, en los países bálticos, en el Cáucaso, se gestaban revoluciones nacionales, prestas a aliarse con la revolución agraria, la insurrección obrera, la revolución burguesa... Lacuestión judía surgía por todas partes.

En la cúspide del poder, una dinastía degenerada rodeada de imbéciles. El peluquero Felipecuidaba mediante hipnotismo la salud vacilante del presunto heredero. Rasputín quitaba y poníaministros desde sus habitaciones privadas. Los generales robaban al ejército, los grandesdignatarios saqueaban el Estado. Entre este poder y la nación, una burocracia, innumerable, quevivía sobre todo del cohecho.

En el seno de las masas, las organizaciones revolucionarias, amplias y disciplinadas, activasconstantemente, poseedoras tanto de una vasta experiencia como del prestigio y del apoyo de unamagnífica tradición... Tales eran las fuerzas profundas que trabajaban por la revolución. ¡Y contraellas, en la vana esperanza de impedir la avalancha, la Ojrana tensaba sus delgados alambrados!

En esta deplorable situación, la policía obraba sabiamente. Bueno. Lograba, digamos, "liquidar" ala organización socialdemócrata de Riga. Setenta capturas decapitaban al movimiento en la zona.Imaginémonos por un momento una liquidación total. Nadie ha escapado. ¿Y luego?

Para comenzar, estas setenta capturas no dejaban de ser advertidas. Cada uno de los militantesestaba en relación con por lo menos una docena de personas. Setecientas personas, cuandomenos, se hallaban repentinamente encaradas con este hecho brutal: la captura de gentes honestasy valientes, cuyo crimen consistía en querer el bien común... El proceso, las condenas, los dramas privados que conllevan, provocaban una explosión de simpatía e interés hacia losrevolucionarios. Si alguno de ellos lograba hacer oír una voz enérgica desde el banquillo de los

acusados, podía decirse con certeza que la organización, al conjuro de esta voz, renacería de suscenizas. Era cuestión de tiempo.

Luego, ¿qué hacer con los setenta militantes presos? No se podía más que encerrarlos durante untiempo largo o deportarlos a las regiones desiertas de Siberia. Bueno. En la prisión -o en Siberia-hallan camaradas, maestros y alumnos. Los ocios obligatorios los dedican al estudio, a laformación teórica de sus ideas. Sufriendo en común se endurecen, adquieren temple, seapasionan. Tarde o temprano, evadidos, amnistiados -gracias a las huelgas generales- o liberados provisionalmente, se reintegraran a la vida social como revolucionarios "veteranos" o "ilegales",ahora mucho más fuertes que nunca. No todos, claro. Algunos morirán en el camino; dolorosaselección que tiene su virtud. Y el recuerdo de los amigos desaparecidos hará intransigentes a los

que sobrevivan...

En fin, una liquidación nunca es total. Las precauciones de los revolucionarios preservarán aalgunos. Los mismos intereses de la provocación exigen que se dejen algunos presos en libertad.Y el azar incide en el mismo sentido. Los "escapa- dos", aunque metidos en situaciones difíciles,se hallan en capacidad de aprovechar las circunstancias favorables del medio...

La represión no se vale en definitiva más que del miedo. Pero ¿basta el miedo para anular lasnecesidades, el anhelo de justicia, la inteligencia, la razón, el idealismo, todas aquellas fuerzasrevolucionarias que expresan la pujanza formidable y profunda de los factores económicos de unaevolución? Valiéndose de la intimidación, los reaccionarios se olvidan que causaron más

indignación, más odios, más sed de martirio que temor verdadero. No intimidan sino a losdébiles: exasperan a los mejores y templan la resolución de los más fuertes.

¿Y los provocadores? A primera vista, pueden causarle al movimiento revolucionario perjuicios terribles. Pero, ¿de

verdad es así?

Gracias a su concurso, la policía puede, ciertamente, multiplicar las capturas y las "liquidaciones"de grupos. En determinadas circunstancias, puede contrarrestar los más profundos planes políticos. Puede acabar con militantes valiosos. Los provocadores han sido a menudo los proveedores directos del verdugo. Todo ello es terrible, ciertamente. Pero tampoco es menos

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cierto que la provocación nunca puede anular sino a individuos o a grupos y que es casiimpotente contra el movimiento revolucionario en su conjunto.

Hemos visto cómo un agente provocador se encargaba de hacer entrar a Rusia (en 1912) propaganda bolchevique; cómo otro (Malinovsky) pronunciaba en la Duma discursos redactados por Lenin; cómo un tercero organizaba la ejecución de Plehve. En el primer caso, nuestro pillo puede entregar a la policía una cantidad considerable de literatura; sin embargo, no puede, ariesgo de quemarse inmediatamente, entregar toda la literatura, incluso no podrá sino entregar una cantidad muy restringida. Buena o malamente contribuye, pues, a su difusión. Si un folleto propagandístico es divulgado por un agente secreto o por un devoto militante, los resultados sonsiempre los mismos: lo esencial es que sea leído. Si la ejecución de Plehve fue preparada por Azev o por Savinkov, no debe importamos saberlo. Aun si fuese el resultado de la lucha entre lascamarillas de la policía, tampoco. Lo importante es que Plehve desaparezca. Los intereses de larevolución en este caso son mucho más importantes que los maquiavelismos ínfimos e infamesde la Ojrana Cuando el agente secreto Malinovsky hace oír en la Duma la voz de Lenin, elministro del Interior hacia mal en regocijarse por el éxito de su agente pagado. La importanciaque la palabra de Lenin tiene para el país no puede compararse con la que pueda tener la voz deun miserable. De manera que se puede, me parece, dar del agente provocador dos definiciones

que se compensan, pero de las cuales la segunda es más significativa.

1) El agente provocador es un falso revolucionario;

2) El agente provocador es un policía que, sin querer, sirve a la revolución.

 Aparenta que la sirve. Pero en semejante oficio no existen las apariencias. Propaganda, combate,terrorismo, todo es realidad . No se milita a medias o superficialmente.

Los miserables que en un momento de cobardía se precipitaron en este fango, lo pagaron.Recientemente, Máximo Gorki publicó en sus Consideraciones retrospectivas la curiosa carta de

un agente provocador. El hombre escribía más o menos esto: "Yo estaba consciente de miinfamia, pero también sabia que ella no podía retardar ni un segundo el triunfo de la revolución."

Lo cierto es que la provocación hace más enconada la lucha. Incita al terrorismo, incluso a unterrorismo que los revolucionarios preferirían abstenerse de realizar. ¿Qué hacer, en efecto, conun traidor? La idea de perdonarlo no se le ocurriría a nadie. En el duelo entre la policía y losrevolucionarios, la provocación agrega un elemento de intriga, de sufrimiento, de odio, demenosprecio. ¿Es más peligrosa para la revolución que para la policía? Yo creo lo contrario.Desde otros puntos de vista, la provocación y la policía tienen un interés inmediato en quesiempre esté amenazado aquello que es la razón de ser del movimiento revolucionario. En casode necesidad, antes que renunciar a una segunda fuente de beneficios, urden complots ellos

mismos; es algo ya visto. En este caso, el interés de la policía está totalmente en contradiccióncon el del régimen que tiene por misión defender. Los manejos de provocadores de ciertaenvergadura pueden ser peligrosos incluso para el mismo Estado. Azev organizó un atentadocontra el zar, atentado que se frustró únicamente por circunstancias totalmente fortuitas eimprevistas (el desfallecimiento de uno de los revolucionarios). En ese instante, el interés personal de Azev -el cual le era más caro, sin duda, que la seguridad del imperio- exigía unaacción de mucho ruido; pesaba sobre él en el partido socialista-revolucionario una sospecha que ponía en peligro su vida. Por otra parte, existió la duda de si los atentados que él había hecho posibles no servían a los designios de algún Fouché. Es posible. Pero intrigas semejantes entre losdetentadores del poder sólo revelan la gangrena de un régimen y contribuyen no poco a su caída.

La provocación es mucho más peligrosa por la desconfianza que siembra entre losrevolucionarios. Tan pronto algunos traidores han sido desenmascarados, la confianza desaparecedel seno de las organizaciones. Es terrible, porque la confianza en el partido es la base de todafuerza revolucionaria. Se murmuran acusaciones, luego se dicen en voz alta, generalmente no se pueden aclarar. De ahí resultan males en cierto sentido peores que los que podría ocasionar lamisma provocación. Hay que recordar ciertos casos lamentables: Barbés acuso al heroico Blanquiy Blanqui, a pesar de sus cuarenta años de reclusión, a pesar de toda su vida ejemplar, de su vidaindomable, jamás pudo quitarse de encima la infame calumnia. Bakunin también fue acusado. Yqué diremos de víctimas menos conocidas -y no por ello menos dañadas por la calumnia-: Girier-Lorion, anarquista, es acusado de provocación por el diputado "socialista" Delory; para sacudirseesta intolerable sospecha, dispara sobre los agentes y muere en el presidio. Parecido resultó el fin

de otro valiente, anarquista también, en Bélgica: Hartenstein-Sokolov (Proceso de Gante, en

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1909), a quien toda la prensa socialista enlodó innoblemente y que murió en la prisión... Estradicional: ¡los enemigos de la acción, los cobardes, los cómodos, los oportunistas, gustosostoman su artillería de las cloacas! La sospecha y la calumnia les sirven para desacreditar revolucionarios. Y así seguirá siendo.

Este mal la sospecha y la desconfianza entre nosotros sólo puede ser limitado y aislado por ungran esfuerzo de voluntad. Se debe impedir -y ésta es condición previa de toda lucha victoriosacontra la verdadera provocación, que al acusar calumniosamente a un militante "hace el juego"-que nadie sea acusado a la ligera, e impedir además que una acusación formulada contra unrevolucionario sea simplemente aceptada sin discusión. Cada vez que un hombre sea siquierarozado por una sospecha, un jurado formado por camaradas deberá determinar si se trata de unaacusación fundada o de una calumnia. Son simples reglas que se deberán observar con inflexiblerigor si se quiere preservar la salud moral de las organizaciones revolucionarias.

Y, por lo demás, aunque fuera peligroso para los individuos, no se deberán sobreestimar lasfuerzas del agente provocador: en gran medida, depende también de cada militante defenderseeficazmente.

Los revolucionarios rusos, en su larga lucha contra la policía del antiguo régimen, habíanalcanzado un conocimiento práctico y seguro de los procedimientos y métodos de la policía. Siella era fuerte, ellos lo eran más. Cualquiera que sea la perfección de las gráficas elaboradas por los especialistas de la Ojrana sobre la actividad de una organización dada, se puede estar segurode antemano de encontrar en ellas lagunas. Difícilmente -decíamos era completa una"liquidación" de grupo, porque a fuerza de precauciones, siempre escapará alguno. En la tanlaboriosa gráfica de las relaciones de B. Savinkov, faltan, por cierto, algunos nombres; y acasolos más importantes. Los militantes rusos consideraban, en efecto, que la acción clandestina(ilegal) está sujeta a leyes inflexibles. A cada instante se preguntaban:

"¿Estará esto de acuerdo con las reglas de la conspiración?" (15

)

El código de la conspiración tuvo en Rusia, entre los grandes enemigos de la autocracia y delcapital, teóricos y prácticos destacados. Estudiarlo a fondo seria de gran utilidad. Debe contener las reglas más sencillas, precisamente aquellas que, a causa de su sencillez, se olvidan a menudo.

Gracias a esta ciencia de la conspiración, los revolucionarios pudieron vivir ilegalmente en lascapitales rusas durante meses y años. Eran capaces de convertirse, según lo exigiera el caso, encomerciantes viajeros, en cocheros, en "extranjeros adinerados", en sirvientes, etc. En todos estoscasos era indispensable que dominaran sus papeles. Para volar el Palacio de Invierno, el obreroStepán Jalturin estudió durante semanas la vida de los obreros que trabajaban regularmente en el palacio.(16) Kaliáev, para vigilar a Plehve en Petrogrado, se hizo cochero. Lenin y Zinóviev,acorralados por la policía de Kerensky, lograron refugiarse en Petrogrado y sólo salían

maquillados. Lenin fue obrero fabril.

La acción ilegal, a la larga, crea hábitos y una mentalidad que se puede considerar como la mejor garantía contra los métodos policíacos. ¿Qué policías talentosos, qué pícaros hábiles se podráncomparar con los revolucionarios seguros de si mismos, circunspectos, reflexivos y valientes queobedecen una consigna común?

Cualquiera que sea la perfección de los métodos empleados para vigilar a los revolucionarios, ¿nose encontrará siempre en los movimientos y en las acciones de éstos una incógnita irreductible?¿No aparecerá siempre, en las ecuaciones más cuidadosamente elaboradas por el enemigo, unaenorme y temible X? ¿Qué traidor, soplón o sabueso sagaz descifrará la inteligencia

revolucionaria? ¿quién medirá el poder de la voluntad revolucionaria?

Cuando se tiene a favor las leyes de la historia, los intereses del futuro, los requerimientoseconómicos y morales que conducen a la revolución cuando se sabe con certeza lo que se quiere,las armas propias y las del enemigo; cuando se ha elegido la acción ilegal; cuando hay confianzaen uno mismo y sólo se trabaja con aquellos en los cuales se tiene confianza; cuando se sabe quela obra revolucionaria exige sacrificios y que toda devota semilla fructificará centuplicada,entonces se es invencible.

La prueba es que los miles de expedientes de la Ojrana, los millones de fichas del servicio deinformación, las maravillosas gráficas de sus técnicos, las obras de sus científicos, todo este

mirífico arsenal está ahora en manos de los comunistas rusos. Los policías, un día de disturbios,

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huyeron entre el griterío de la muchedumbre; a los que se logró agarrar por el pescuezo se leszambulló, definitivamente en los canales de Petrogrado; en su mayoría los funcionarios de laOjrana fueron fusilados.(17) Todos los provocadores que se pudo identificar corrieron la mismasuerte. Y un día, un poco para ilustrar a los camaradas extranjeros, reunimos en una especie demuseo cierto número de piezas particularmente curiosas, tomadas de los archivos secretos de laSeguridad del imperio... Nuestra exposición se realizó en una de las salas más bellas del Palaciode Invierno; los visitantes podían hojear, junto a una ventana situada entre dos columnas demalaquita, el libro de registro de la fortaleza de Pedro y Pablo, la tenebrosa Bastilla del zar, sobrecuyos viejos torreones se veía, del otro lado del Neva, ondear la bandera roja.

Aquellos que lo vieron saben que la revolución es invencible aun antes de vencer.

 __________________________ 

NOTAS 

1. Los socialistas-revolucionarios de la buena época del partido tuvieron a Azev, cuya actividadfue quizás más amplia y singular aún que en los tiempos de Malinovsky. Consultar al respecto ellibro de Jean Longet, Terroristes et policiers.

2. Por el contrario, las iniciativas individuales o colectivas acordes con las necesidades y lasaspiraciones del partido -es decir, del proletariado- adquieren en ello su máxima eficacia.

3. I. Kaliáev ejecutó, por orden del partido socialista_revolucionario, al gran duque Sergio(Moscú, 1905), y fue ahorcado. Egor Sazónov ejecuto asimismo, el mismo año, en SanPetersburgo, al presidente del consejo Plehve. Condenado a muerte, perdonado, enviado a,trabajos forzados, amnistiado, se suicidó en el penal de Akatuí, pocos meses antes de concluir sucondena, para protestar por el maltrato que recibían sus compañeros detenidos. Estos doshombres de gran belleza moral, dejaron en Rusia un profundo recuerdo.

4. Stolypin, jefe del gobierno del zar en el período de reacción implacable que siguió a larevolución de 1905, se dedicó a consolidar el régimen por medio de una represión sistemática yde reformas agrarias.

5. Poco numerosos, los maximalistas, disidentes del partido socialista-revolucionario, a los cualesreprochaban la corrupción de sus jefes y una ideología oportunista, fueron principalmente,aunque con teorías tan radicales como fantasiosas, terroristas intrépidos. Aún existe un puñado,enredado con los socialistas-revolucionarios de izquierda.

6. Salomón Ryss pagaría cara su audacia. Arrestado en el sur de Rusia, luego de algunas accionesarriesgadas, tuvo que defenderse, frente a los jueces, de la terrible sospecha de sus compañeros de

lucha, rechazó "reemprender el servicio" en la Ojrana, y, condenado a muerte, murió comorevolucionario.

7. El señor Raymond Recouly destila todavía en los periódicos burgueses su esclarecido patriotismo... El dinero no tiene olor.

8. Haase, líder de la socialdemocracia alemana, muerto en 1919 por un loco; Dan, mencheviqueruso.

9. La colaboración estrecha es casi la regla entre las policías de los Estados capitalistas, de suerteque en cierto sentido se- podría hablar de policía internacional. En relación a los inicios de la

colaboración entre la Ojrana zarista y la Seguridad de la III República francesa, se hallarán

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curiosas y detalladas páginas en un viejo libro de Ernest Daudet, Histoire diplomatique del'alliance franco-russe, 1894. Ahí se verá cómo los señores Freyssinet, Ribot, Constant, entoncesministros, conciertan con el embajador de Rusia, Morenheim, la detención de un grupo denihilistas, organizado, por lo demás, por el soplón Landesen (quien, más tarde, bajo el nombre deHarting, hizo carrera diplomática en Francia, recibiendo la Legión de Honor). Otro libro, nomenos olvidado, L'alliance franco-russe, de Jules Hansen, confirma esta versión. Finalmente elantiguo jefe de la Seguridad, Goron, relata en sus memorias que el prefecto de París pidió al jefede la policía rusa en París (Rachkovsky) la colaboración de sus agentes para el control de ciertosemigrados (citado por V. Búrtzev). Anotemos estas confesiones, a pesar de su vejez: estánfirmadas por hombres de los cuales no cabe la sospecha de querer calumniar al gobierno francés.Refirámonos a hechos mucho más recientes que, desgraciadamente, no tuvieron la resonancia quedebieran ni aun en la prensa obrera. En febrero de 1922, Nicolau Fort, uno de los presuntosasesinos del ministro español Dato, y de su compañera Joaquina Concepción, fue entregado por la policía alemana a la policía española, por intermedio de la policía francesa. El traslado de losextraditados se realiza en el mayor de los secretos. El gobierno español pagó a la policía berlinesauna cuantiosa suma. En 1925, durante el gobierno Henriot, la gendarmería y la policía francesasrechazaban en diversas oportunidades, en la frontera de los Pirineos, a los obreros españolesacorralados por la policía de Primo de Rivera.

10. Publicista, liberal, Vladímir Búrtzev se consagró a la historia del movimiento revolucionarioy a la lucha contra la provocación policial. Desenmascaró a los provocadores Azev, Harting-Landesen, y a muchos otros. Preconizó el terrorismo individual contra el antiguo régimen. Tras lacaída del zarismo, evolucionó rápidamente, como la mayoría de los socialistas-revolucionarios,sus compañeros de lucha, hacia la contrarrevolución. Amigo y colaborador de G. Hervé, partidario de la intervención en Rusia, se convertirá en agente de propaganda de Denikin,Kolchak, Wrangel, en París.

11. Toda la correspondencia de este personaje y de sus jefes es altamente edificante. Vemos aldirector de la Seguridad de Petersburgo asegurarle al señor Krassílnikov que las autoridades rusas

desmentirán en todas las circunstancias su papel la policía rusa; vemos a este extraño consejerodiplomático título oficial--- maquinar, para burlar las encuestas de Búrtzev, una intriga prodigiosamente complicada. Un ex agente de la Seguridad rusa en el extranjero, Jollivet, entraen relación con Búrtzev, le hace revelaciones y se encarga de vigilar a una persona sospechosa de provocación, pero en realidad vigila al propio Búrtzev, del que informa a la Ojrana. ¡Soploneríay traición en tercer grado! Un laberinto.

12. Byloé, Le passé, París, 1908.

13. El expediente de vigilancia de las organizaciones socialdemócratas, solamente para el año1912, constaba de 250 gruesos volúmenes.

14. Convertido más tarde en patriota, gubernamental y policíaco. El partido de Pilsudski.

15. Konspirativno?

16. El carpintero Stepán Jalturin, fundador en 1878 de la Unión Septentrional de Obreros Rusos,fue uno de los verdaderos precursores del movimiento obrero ruso. Adelantándose un cuarto desiglo a su tiempo, concibió la revolución como realizable a través de la huelga general. Colocadocomo carpintero entre el personal obrero del Palacio de Invierno, durmió mucho tiempo sobre uncolchón que poco a poco fue llenando de dinamita... Alejandro II escapé a la explosión del 5 defebrero de 1880. Jalturin fue ahorcado dos años más tarde, después de haber ejecutado al

 procurador Srélnikov, de Kiev. Había sido obligado al terrorismo a causa de la provocación policial que asoló a su agrupación obrera. Es una de las más grandes y nobles figuras de lahistoria de la Revolución Rusa.

17. La república democrática de Kerensky creyó poder protegerlos, logrando algunos pasar alextranjero.

CAPITULO II

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2.

EL PROBLEMA DE LA ILEGALIDAD

I. Jamás ser ingenuo

Sin una visión clara de este problema, el conocimiento de los métodos y procedimientos policiales no tendría ninguna utilidad práctica.

El fetichismo de la legalidad fue y sigue siendo uno de los rasgos característicos del socialismofavorable a la colaboración de clases. Lo cual conlleva la creencia en la posibilidad detransformar el orden capitalista sin entrar en conflicto con sus privilegiados. Pero esto más que

indicio de un candor poco compatible con la mentalidad de los políticos, lo es de la corrupción delos líderes. Instalados en una sociedad que fingen combatir, recomiendan respeto a las reglas del juego. La clase obrera no puede respetar la legalidad burguesa, salvo que ignore el verdadero papel del Estado, el carácter engañoso de la democracia; en pocas palabras, los principios básicosde la lucha de clases.

Si el trabajador sabe que el Estado es un haz de instituciones destinadas a defender los interesesde los propietarios contra los no-propietarios, es decir, a mantener la explotación del trabajo; quela ley, siempre promulgada por los ricos en contra de los pobres, es aplicada por magistradosinvariablemente tomados de la clase dominante; que invariablemente la ley es aplicada con unriguroso espíritu de clase; que la coerción -que comienza con la pacífica orden del agente de

 policía y termina con el golpe de la guillotina, pasando por presidios y penitenciarías, es elejercicio sistemático de la violencia legal contra los explotados, ese trabajador no puede yaconsiderar la legalidad más que como un hecho, del cual se deben conocer los diversos aspectos,sus diversas aplicaciones, las trampas, las consecuencias -y también las ventajas- de las cualesdeberá sacar partido alguna vez, pero que no debe ser frente a su clase más que un obstáculo puramente material.

¿Es necesario que demostremos el carácter antiproletario de toda legalidad burguesa? Podría ser.En nuestra desigual lucha contra el viejo mundo, las demostraciones más sencillas deben hacerseuna y otra vez. Nos bastará mencionar brevemente un número de hechos bastante conocidos. Entodos los países, el movimiento obrero ha debido conquistar, a fuerza de combates prolongados

 por más de medio siglo, el derecho de asociación y de huelga. Este derecho aún no es reconocido,en la misma Francia, a los trabajadores del Estado y a los de las empresas consideradas deutilidad pública (¡como si no lo fueran todas!), tales como los ferroviarios. En los conflictos entreel capital y el trabajo, el ejército siempre ha intervenido contra el trabajo; nunca contra el capital.En los tribunales, la defensa de los pobres es poco menos que imposible, a causa de los gastos detoda acción judicial; en realidad, un obrero no puede ni intentar ni sostener un proceso. Lainmensa mayoría de delitos y crímenes tiene por causa directa la miseria y entra en la categoríade atentados a la propiedad.

Las prisiones están pobladas de una inmensa mayoría de pobres. Hasta la guerra, en Bélgica,existía el sufragio censual: un capitalista, un cura, un oficial, frente a un solo abogado quecontrabalanceaba los votos de dos o tres trabajadores, según el caso. En el momento en queescribimos se trata de restablecer el sufragio censual en Italia.

Respetar esta legalidad es cosa de tontos.

Sin embargo, desdeñarla no sería menos funesto. Sus ventajas para el movimiento obrero sontanto más reales cuanto menos ingenuo se es. El derecho a la existencia y a la acción legal es, para las organizaciones del proletariado, algo que se debe reconquistar y ampliar constantemente.Lo subrayamos porque la inclinación opuesta al fetichismo de la legalidad se manifiesta a vecesentre los buenos revolucionarios, inclinados -por una especie de tendencia al menor esfuerzo en política (es más fácil conspirar que dirigir una acción de masas)- a cierto desdén por la acciónlegal. Nos parece que, en los países donde la reacción todavía no ha triunfado destruyendo lasconquistas democráticas del pasado, los trabajadores deberán defender firmemente su situación

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legal, y en los otros países luchar por conquistarlas. En la misma Francia, la libertad de que gozael movimiento obrero necesita ser ampliada, y lo será sólo mediante la lucha. El derecho deasociación y de huelga es todavía negado o discutido a los funcionarios del Estado y a ciertascategorías de trabajadores; la libertad de manifestación es mucho menor que en los paísesanglosajones; las avanzadas de la defensa obrera todavía no han conquistado la calle y lalegalidad como en Alemania y Austria.

II. Experiencia de posguerra: no dejarse sorprender

Durante la guerra se vio a todos los gobiernos de los países beligerantes sustituir las institucionesdemocráticas por la dictadura militar (estado de sitio, supresión práctica del derecho de huelga, prórroga y receso de los parlamentos, omnipotencia de los generales, régimen de consejos deguerra). Las necesidades excepcionales de la defensa nacional les proporcionaban una justificación plausible. Desde que al acabar la guerra la marejada roja surgida de Rusia sedesbordó por toda Europa, casi todos los Estados capitalistas -combatientes esta vez en la guerrade clases_, amenazados por el movimiento obrero, trataron como "papeluchos" los textos antessagrados de sus propias legislaciones.

Los Estados bálticos (Finlandia, Estonia, Lituania, Letonia) y Polonia, Rumania, Yugoslavia,fraguaron contra la clase obrera leyes pérfidas no disfrazadas por ninguna hipocresíademocrática. Bulgaria perfeccionó los efectos de su legislación canallesca con violenciasextralegales. Hungría, Italia, España se contentaron con abolir, en lo tocante a obreros ycampesinos, todo tipo de legalidad. Más cultivada, mejor organizada, Alemania estableció, sinrecurrir a leyes de excepción, un régimen que podríamos llamar de terrorismo judicial y policiaco.(1) Los Estados Unidos aplican brutalmente sus leyes sobre el "sindicalismo criminal",el sabotaje y... ¡ espionaje! : miles de obreros fueron detenidos en virtud de un espionnage act promulgado durante la guerra contra los súbditos alemanes que habitaban en los EE UU.

 No quedan en Europa más que los países escandinavos, Inglaterra, Francia y algunos pequeños países donde el movimiento obrero todavía goza del beneficio de la legalidad democrática. Se puede afirmar, sin temer ser desmentido por los acontecimientos, que con la primera crisis socialrealmente peligrosa este beneficio le será retirado irrestricta y vigorosamente. Indicios muy precisos reclaman nuestra atención. En noviembre de 1924, las elecciones británicas se hicieronsobre la base de una campaña anticomunista, en la que una falsa carta de Zinóviev, pretendidamente dirigida al partido laborista inglés e interceptada por un gabinete negro, proporcionaba la prueba de convicción principal. En Francia se trató en varias oportunidades dedisolver la CGT. Si no nos equivocamos, esta disolución llegó a ser formalmente aprobada.Briand, en su tiempo, para romper la huelga de ferrocarriles llegó incluso a militarizar -ilegalmente- a los ferrocarrileros. El clemencismo* no pertenece a un pasado suficientementelejano; y Poincaré ha demostrado, desde la ocupación del Ruhr, una evidente veleidad por imitarlo.

Ahora bien, para un partido revolucionario, dejarse sorprender por ser puesto fuera de la ley seríatanto como desaparecer. Por el contrario preparar el funcionamiento ilegal es tener la certeza desobrevivir a todas las medidas de la represión. Tres ejemplos impresionantes, tomados de lahistoria cercana, ilustran esta verdad.

1. Un gran partido comunista que se deja sorprender al ser ilegalizado:  El PC de Yugoslavia, partido de masas, que contaba, en 1920, con más de 120 mil miembros ycon 60 diputados en la Skúpchina, es disuelto en 1921, en cumplimiento de la Ley de Defensa delEstado. Su derrota es instantánea y total. Desaparece de la escena política.(2) 

2. Un partido comunista que es destruido a medias: El Partido Comunista Italiano estaba obligado, desde antes de la subida de Mussolini al poder, auna existencia más que semi-ilegal como consecuencia de la persecución fascista. La furiosarepresión -4000 detenciones de obreros en la primera semana de 1923- no logró quebrar en

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ningún momento al PCI, que, por el contrario, fortificado y ampliado, pasó de tener 10 000miembros en 1923 a casi 30000 miembros en los comienzos de 1925.

3. Un gran partido comunista que no es sorprendido en absoluto: A finales de 1923, después de los aprestos revolucionarios de octubre y de la insurrección deHamburgo, el PC alemán es disuelto por el general von Seeckt. Provisto desde hacía mucho deflexibles organizaciones ilegales, logra continuar, sin embargo, su existencia normal. El gobiernodebe muy poco después reconsiderar una medida cuya inanidad resulta evidente. El PC alemánsale de la ilegalidad con sus efectivos tan poco golpeados, que logra en las elecciones de 1924más de tres millones y medio de votos.

III. Los límites de la acción revolucionaria legal

La legalidad, por lo demás, tiene, en las democracias capitalistas más "avanzadas", limites que el proletariado no puede respetar sin condenarse a la derrota. La propaganda en el ejército,necesidad vital, no es legalmente tolerada. Sin la defección de por lo menos una parte del ejército,no hay revolución victoriosa. Esta es la ley de la historia. En todo ejército burgués, el partido del proletariado debe hacer nacer y cultivar tradiciones revolucionarias, poseer organizacionesramificadas, tenaces en el trabajo, más vigilantes que el enemigo. La más democrática de laslegalidades no tolerarla en absoluto la existencia de comités de acción donde precisamente sonnecesarios: en los nudos ferroviarios, en los puertos, en los arsenales, en los aeropuertos. La másdemocrática de las legalidades no tolera la propaganda comunista en las colonias: como prueba,la persecución de los militantes hindúes y egipcios por las autoridades inglesas; e igualmente elrégimen de provocaciones policíacas instituido por las autoridades francesas en Túnez. En fin, noes necesario decir que los servicios de enlace internacionales deben siempre ser sustraídos a lacuriosidad del espionaje estatal.

 Nadie ha sostenido con más firmeza que Lenin -en la época de la fundación del partido bolchevique ruso y más tarde, durante la fundación de los partidos comunistas europeos- lanecesidad de la organización revolucionaria ilegal. Nadie ha combatido más el fetichismo de lalegalidad. En el II Congreso de la Socialdemocracia Rusa (Bruselas-Londres, 1903) la división demencheviques y bolcheviques se asentó principalmente sobre la cuestión de la organizaciónilegal. La discusión del primer párrafo de los estatutos fue el motivo.

L. Mártov, quien habría de ser durante 20 años el líder del menchevismo, quería concederle lacalidad de Miembro del partido a cualquiera que le prestara servicios a éste (bajo el control del partido), es decir, en realidad a los simpatizantes, numerosos sobre todo en los mediosintelectuales, que se esforzarían a no comprometerse al punto de colaborar en la acción ilegal.Con brusquedad, Lenin sostuvo que para pertenecer al partido era necesario "participar en eltrabajo de una de sus organizaciones" (ilegales). La discusión parecía excesivamente puntillosa.Pero Lenin tenía una inmensa razón. No se puede ser la mitad o una tercera parte de unrevolucionario. El partido de la revolución debe aprovechar, es cierto, toda contribución; pero no puede contentarse con recibir, de parte de sus miembros una vaga simpatía, discreta, verbal,inactiva. Aquellos que no consienten en arriesgar por la clase obrera una situación material privilegiada, no deben estar en situación de ejercer una influencia determinante en el interior del partido. La actitud respecto a la ilegalidad fue para Lenin la piedra de toque que le sirvió paradiferenciar a los verdaderos revolucionarios de los... otros.(3) 

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IV. Policías privadas

Deberá tenerse en cuenta otro factor: la existencia de policías privadas, extralegales, capaces de proporcionar a la burguesía excelentes manos armadas a sueldo.

Durante el conflicto mundial, los servicios de información de la Action Francaise sedesempeñaron con un éxito notable como proveedores de los consejos de guerra de Clemenceau.Se sabe que Marius Plateau estuvo a la cabeza de la policía privada de la Ah. Por otra parte, untal Jean Maxe, compilador y divagador intemperante de los Cahiers de L'antifrance, se consagróal espionaje de los movimientos de avanzada.(4) 

Es muy poco probable que todas las formaciones reaccionarias inspiradas en el fascio italiano posean servicios de espionaje y de policía.

En Alemania, las fuerzas vitales de la reacción se concentran, desde el desarme oficial del país,en organizaciones más que semisecretas. La reacción ha comprendido que, incluso en los partidossecundados por el Estado, la clandestinidad es un recurso precioso. Se comprende que todas estasorganizaciones asumen contra el proletariado más o menos las funciones de una policía oculta.

En Italia, el partido fascista no se contentó con disponer de la policía oficial. Tiene sus propiosservicios de espionaje y contraespionaje. Por todas partes diseminó sus soplones, sus agentessecretos, sus provocadores, sus esbirros. Y fue esta mafia, a la vez policial y terrorista, la que"suprimió a Matteoti, además de muchos otros.

En los Estados Unidos, la participación de las policías privadas en los conflictos entre el capital yel trabajo ha tomado una amplitud temible. Las oficinas de célebres detectives privados proporcionan a los capitalistas soplones discretos, expertos provocadores, riflemen (tiradores deélite), guardias, capataces y también "militantes de trade unions" placenteramente corrompidos.Las compañías de detectives Pinkerton, Burns y Thiele poseen 100 oficinas y cerca de 10.000sucursales; emplean, según se dice, 135.000 personas. Su presupuesto anual se calcula en 65millones de dólares. Estas firmas son las creadoras del espionaje industrial, del espionaje en lafábrica, en el taller, en los astilleros, de oficina, de todo lugar donde trabajen asalariados. Hancreado el prototipo del obrero soplón.(5) 

Un sistema análogo, denunciado por Upton Sinclair, funciona en las universidades y en lasescuelas de la gran democracia cantada por Walt Whitman.

V.Conclusiones

Resumiendo: el estudio del mecanismo de la Ojrana nos revela que el fin inmediato de la policíaes más el de conocer que el de reprimir. Conocer para poder reprimir a la hora señalada, en lamedida deseada, si no totalmente. Frente a este sagaz adversario, poderoso y disimulado, un partido obrero carente de organizaciones clandestinas, un partido que no oculta nada, hace pensar en un hombre desarmado, sin abrigo, situado en la mira de un tirador bien parapetado. La

seriedad del trabajo revolucionario no puede habitar una casa de cristal. El partido de larevolución debe organizarse para evitar lo más posible la vigilancia enemiga; con el fin de ocultar absolutamente sus resortes más importantes; con el fin, en los países todavía democráticos de noestar a merced de un bandazo a la derecha de la burguesía o de una declaración de guerra;(6) conel fin de inculcar a nuestros camaradas hábitos de acuerdo a tales necesidades.

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NOTAS 

* Por Clemenceau, el llamado "estadista de hierro". [E.]

1. Una circular del ministro Jarres prescribía a las autoridades locales, en 1924, el arresto y la persecución de todos los militantes obreros revolucionarios. Se sabe que ella conllevó ladetención de cerca de 7 000 comunistas.

2. El PC yugoslavo se reorganizó en la ilegalidad. Cuenta actualmente con varios miles demiembros.

3. Consultar al respecto, V. I. Lenin, ¿Qué hacer? 

4. Jean Maxe fue identificado por la revista Les Humbles. Es un tal Jean Didier, residente enParís (XVIIIe). A decir verdad, sus laboriosas compilaciones sobre "el complot clartista-judeo-germano-bolchevique" (¡uf!) Y más parecen literatura para chiflados que trabajo policial. Contodo, la burguesía francesa los aprecia.

5. Véase S. Howard y Robert W. Dunn, "The Labour Spy" (El obrero espía), en The New Republic, Nueva York; y la novela, de Upton Sinclair, 100%.

6. En lo sucesivo, en los grandes países capitalistas, toda guerra tenderá a desdoblarse cada vezmás en una guerra de clases en el interior. La movilización industrial y el colocar a la naciónentera en estado de guerra necesitan el aplastamiento previo del movimiento obrerorevolucionario. Me he dedicado a demostrar, en una serie de artículos sobre la futura guerra, quela movilización será el estrangulamiento, tan repentino cuanto posible, del movimiento obrero. No aguantarán el golpe más que aquellos partidos, sindicatos y organizaciones que se hayan preparado. Sería útil examinar a fondo esas cuestiones.

CAPITULO III

3.

CONSEJOS SENCILLOS AL MILITANTE

Los grandes bolcheviques rusos se califican gustosos como "revolucionarios profesionales". Atodos los verdaderos artífices de la transformación social, esta calificación les va perfectamente.Excluye de la actividad revolucionaria el diletantismo, el amateurismo, el deporte, la pose; sitúadefinitivamente al militante en el mundo del trabajo, donde no se trata de "actitudes", ni de lanaturaleza más o menos interesante de las tareas, ni del placer espiritual y moral de tener ideas"avanzadas". El oficio (o la profesión) llena la mayor parte de la vida de los que trabajan. Sabenque es cosa seria, de la cual depende el pan cotidiano; saben también, más o menosconscientemente, que de ellos depende toda la vida social y el destino de los hombres.

El oficio de revolucionario exige un largo aprendizaje, conocimientos puramente técnicos, amor ala tarea tanto como entendimiento de la causa, los fines y los medios. Si, como es frecuente, sesuperpone a otro oficio para vivir, es el de revolucionario el que llena la vida y el otro no es sinoalgo accesorio. La Revolución Rusa pudo vencer porque en veinticinco años de actividad políticahabía formado fuertes equipos de revolucionarios profesionales, preparados para realizar unaobra casi sobrehumana.

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Esta experiencia y esta verdad debieran estar presentes siempre en el espíritu de todorevolucionario digno de tal nombre. En la complejidad actual de la guerra de clases, se necesitanaños de esfuerzo para formar un militante, pruebas, estudio, preparación consciente. Todo obreroanimado del deseo de no pasar como un ser insignificante entre la masa explotada, sino de servir a su clase y vivir una vida más plena participando en el combate por la transformación social,deberá esforzarse por ser también, en la medida de lo posible, por pequeña que sea unrevolucionario profesional... Y en el trabajo de partido, de sindicato o de grupo, deberá mostrarse-es lo que ahora nos ocupa- suficientemente al tanto de la vigilancia policial, incluso de lainvisible, incluso de la inofensiva, como parece serlo en los períodos de calma, y descubrirla.

Las recomendaciones siguientes podrán servirle mucho.

 No son por cierto un código completo de las reglas de la clandestinidad, ni siquiera de la precaución revolucionaria. No contienen ninguna receta sensacional. Son apenas reglaselementales. El buen sentido bastaría en rigor para sugerirlas. Pero, desgraciadamente,experiencias amargas demuestran que su enumeración no es superflua. La imprudencia de losrevolucionarios es siempre el mejor auxiliar de la policía.

I. Seguir los pasos

La vigilancia secreta, paso a paso, fundamento de toda vigilancia, es casi siempre fácil dedescubrir. Todo militante deberá considerarse seguido permanentemente; por principio, jamásdejará de tomar las precauciones necesarias para impedir que lo sigan. En las ciudades grandesdonde el tráfico es intenso, donde los medios de locomoción son variados, el éxito de la policía sedebe exclusivamente a una culpable negligencia de los camaradas.

Las reglas más simples son: no dirigirse directamente a donde uno va; dar un rodeo por una calle poco frecuentada, para asegurarse de que no se está siendo seguido; en caso de duda, regresar sobre los propios pasos; en caso de advertir que se es seguido usar un medio de locomoción ytransbordar.

Es un poco difícil "plantar" a los agentes en una ciudad pequeña; pero al hacerse ostensible, talvigilancia pierde una gran parte de su valor.

Desconfiar de la imagen preconcebida del "agente de paisano". Este tiene frecuentemente unafisonomía bastante característica. Pero los buenos policías saben adaptarse a la variedad de sustareas. El transeúnte más corriente, el obrero en mangas de camisa, el vendedor ambulante, elchofer, el soldado pueden ser policías. Prever la utilización de mujeres, de jóvenes y de niñosentre ellos. Sabemos de una circular de la policía rusa recomendando emplear escolares enmisiones que los agentes no podrían cumplir sin hacerse notar.

Cuidarse también de la enfadosa manía de ver un soplón en todo el que pasa.

II. La correspondencia y los apuntes

Escribir lo menos posible. Mejor no escribir. No tomar notas sobre temas delicados: más valememorizar ciertas cosas que tomarlas por escrito. Para ello, ejercitarse en retener por  procedimientos mnemotécnicos las direcciones y particularmente los números de las calles.

 La libreta En caso necesario, tomar notas inteligibles sólo para uno mismo. Cada quien inventará

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 procedimientos de abreviatura, de inversión y de cambio de las cifras (24 por 42; 1 significa g, gsignifica 1, etc.). Poner, uno mismo, nombre a las plazas, a las calles, etc.; para disminuir las posibilidades de error, valerse de asociaciones de ideas (la calle Lenoir* se convertirá en La Negra; la calle Lepica... en erizo o espina, etc.).

 Las cartas Con la correspondencia, tomar en cuenta los gabinetes negros. Decir lo mínimo de lo que haya

que decir, esforzándose por no ser comprendido más que por el destinatario. No mencionar terceros sin necesidad. En caso de necesidad, recordar que un nombre es mejor que un apellido, yque una inicial sobre todo convencional, es mejor que un nombre.

Variar las designaciones convencionales.

Evitar todas las precisiones (de lugar, de trabajo, de fecha, de carácter, etc.).

Saber recurrir, aun sin entendimiento previo, a estratagemas que siempre deberán ser muysencillas, y trivializar la información. No decir, por ejemplo: "el camarada Pedro fue detenido",sino "el tío Peter cayó enfermo repentinamente".

Recibir la correspondencia a través de terceros.

Sellar bien las cartas. No considerar los sellos de cera como garantía absoluta; hacerlos muydelgados; los más gruesos son más fáciles de despegar.

Un buen método consiste en pegar la carta por detrás de la cubierta y recubrir la pestaña con unelegante sello de cera.

Recordar siempre:

"Dame tres líneas escritas por un hombre y te lo haré detener."

Expresión de un axioma familiar de todas las policías.

III. Conducta general

· Desconfiar de los teléfonos. No hay nada más fácil de controlar.

La conversación telefónica entre dos aparatos públicos (en cafés, teléfonos automáticos,estaciones) presenta menos inconvenientes.

 No hacer citas por teléfono más que en términos convencionales.

· Conocer bien los lugares, En caso de necesidad, estudiarlos con antelación en un plano. Fijarseen las casas, los pasajes, los lugares públicos (estaciones, museos, cafés, grandes tiendas) quetengan varias salidas.

· En un lugar público, en el tren, en una visita privada, tener presentes las posibilidades deobservación y por lo tanto del alumbrado. Tratar de observar bien sin ser observado a la vez. Es bueno sentarse de preferencia a contraluz: se ve bien y a la vez se es menos visible. No es buenodejarse ver en una ventana.

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IV. Entre compañeros

Tener como principio que, en la actividad ilegal, un militante no debe saber sino aquello que esútil que sepa; y que frecuentemente es peligroso saber o dar a conocer más.

Mientras menos conocida es una tarea, más seguridad y posibilidades de éxito ofrece.

Cuidarse de la inclinación a las confidencias. Saber callar : callarse es un deber hacia el partido,hacia la revolución.

Saber ignorar voluntariamente aquello que no se debe conocer.

Es un error, que puede llegar a ser grave, confiarle al amigo mas íntimo, a la novia, al camaradamás seguro, un secreto de partido que no es indispensable que conozca. A veces es algo que puede dañarlos a ellos; porque se es responsable de lo que se sabe, y esa responsabilidad puedeestar cargada de consecuencias.

 No molestarse ni ofenderse por el silencio de un camarada. Ello no es indice de falta deconfianza, sino más bien de una estima fraternal y de una conciencia que debe ser común deldeber revolucionario.

V. En caso de detención

Mantener absolutamente la sangre fría. No dejarse intimidar ni provocar.

 No responder a ningún interrogatorio sin estar asistido por un defensor y antes de haberseaconsejado con éste que, de ser posible, deberá ser un camarada del partido. O, en su defecto, sinhaber reflexionado suficientemente. Toda la prensa revolucionaria rusa publicaba otrora, engrandes caracteres, esta constante recomendación:

"¡Camaradas, no hagan declaraciones!

¡No digan nada!"

En principio: no decir nada.

Explicarse es peligroso; se está en manos de profesionales capaces de sacar partido de la menor  palabra. Toda "explicación" les proporcionará información valiosa.

Mentir es extremadamente peligroso; es difícil construir una historia sin defectos demasiadoevidentes. Es casi imposible improvisarla.

 No tratar de hacerse el más astuto: la desproporción de fuerzas es demasiado grande.

Los reincidentes escriben en los muros de las prisiones esta enérgica recomendación que puedeser aprovechada por los revolucionarios: "¡No confesar jamás!"

Cuando se niega algo, negarlo de plano. Saber que el adversario es capaz de todo.(1) 

 No dejarse sorprender ni desconcertar por el clásico:

-¡Lo sabemos todo! 

Esto nunca es cierto. Es un truco impúdico usado por todas las policías y por todos los jueces de

instrucción con todos los detenidos.

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 No dejarse intimidar por la sempiterna amenaza:

-¡Le costará caro! 

Las confesiones, las malas justificaciones, la creencia en triquiñuelas, los momentos de pánico si pueden costar caros; pero cualquiera que sea la situación de un acusado, una defensa firme yhermética, construida de muchos silencios y de pocas afirmaciones y negaciones, sólidas, no puede más que mejorarla.

 No creer en nada: es también un argumento clásico cuando se nos dice:

-Ya lo sabemos todo por boca de su compañero tal y tal! 

 No creer en nada, ni aunque traten de probarlo. Con unos pocos indicios hábilmente reunidos, elenemigo es capaz de fingir un conocimiento profundo de las cosas. Incluso si algún Tal "ya lodijo todo", esto ha de ser una razón más para redoblar la circunspección.

 No saber o saber lo menos posible sobre quiénes se nos está preguntando.

En las confrontaciones: conservar la sangre fría. No manifestar asombro. Insistamos: no decir nada.

Jamás firmar un documento sin haberlo leído bien y comprendido completamente. A la menor duda, negarse a firmarlo.

Si la acusación se basa en una falsedad -lo cual es frecuente- no indignarse: dejarla pasar antes decombatirla. No hacer nada más sin ayuda del defensor, que debe ser un camarada.

VI. Frente a jueces y policías

 No ceder a la inclinación, inculcada por la educación idealista burguesa, de establecer orestablecer "la verdad".

En el conflicto social no hay verdad común para las clases explotadas y para las clasesexplotadoras.

 No hay verdad -ni pequeña ni grande- impersonal, suprema, imperante que esté por encima de lalucha de clases.

Para la clase propietaria, la verdad es su derecho: su derecho a explotar, a expoliar, a legislar; aacorralar a los que quieren un futuro mejor, a golpear sin piedad a los difusores de la concienciade clase del proletariado: llaman verdad al engaño útil. Verdad científica, dicen sus sociólogos, laeternidad de la propiedad individual (abolida por los soviets). Verdad legal es una irritantefalsedad: ¡la igualdad de pobres y ricos ante la ley! Verdad oficial, la imparcialidad de la justicia,arma de una clase contra las otras.

La verdad de ellos no es la nuestra.

A los jueces de la clase burguesa, el militante no tiene por qué darles cuenta de sus actos ni tiene por qué tenerle respeto a ninguna pretendida verdad. Llega coaccionado frente a ellos. Sufreviolencia. Su única meta debe ser servir también aquí a la clase obrera. Por ella, puede hablar,hacer del banquillo de los acusados una tribuna, convertirse de acusado en acusador. Por elladebe saber callar. O defenderse inteligentemente para reconquistar con la libertad sus posibilidades de acción.

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La verdad no se la debemos sino a nuestros camaradas, a nuestra clase, a nuestro partido.

Frente a jueces y policías, no olvidarse de que son sirvientes de los ricos, encargados de las másviles tareas.

Que si son los más fuertes, somos nosotros entonces los que, necesariamente, tenemos razóncontra ellos; que ellos defienden servilmente un orden inicuo, malvado, condenado por el mismodesarrollo histórico, mientras que nosotros trabajamos por la única causa noble de nuestrotiempo: la transformación del mundo por la liberación del trabajo.

VII. Ingeniosidad

La aplicación de estas cuantas reglas exige una cualidad que todo militante debiera tratar decultivar: la ingeniosidad.

...Un camarada llega a una casa vigilada, va al departamento situado en el cuarto piso. Apenasllega a las escaleras, tres sujetos de aspecto patibulario lo siguen. Van en la misma dirección. Enel segundo piso el camarada se detiene, toca a la puerta de un médico y pregunta por las horas deconsulta. Los policías siguen de largo.

Perseguido en una calle de Petrogrado y a punto de ser aprehendido por sus seguidores, unrevolucionario se resguarda sorpresivamente en el quicio de una puerta, blandiendo en la manoun objeto negro. "¡ Cuidado con la bomba! " Los perseguidores hacen un gesto de retirada. El perseguido se esfuma por un pasillo: la casa tiene dos salidas. Se larga. ¡La bomba no era másque un sombrero enrollado!

En un país en el que toda literatura comunista está prohibida, un librero introduce al por mayor las memorias de John Rockefeller: Cómo me hice millonario. A partir de la cuarta página, el textoes de Lenin: La vía de la insurrección.

VIII. Una recomendación fundamental

Cuidarse de las manías conspiradoras, de la pose de iniciado, de los aires de misterio, dedramatizar los casos simples, de la actitud "conspiradora". La mayor virtud de un revolucionarioes la sencillez, el desprecio de toda pose, incluso... "revolucionaria", y principalmenteconspiradora.

 ___________________ 

NOTAS 

1. Cuando Egor Sazónov colocó su bomba bajo la carroza de von Plehve (Petersburgo, 1905), elministro quedó muerto y el terrorista gravemente herido. Al trasladarlo al hospital, el herido fue

rodeado por hábiles soplones, a los que se les dio la orden de taquigrafiar cualquier palabra que pronunciara durante su delirio. En cuanto Sazónov recobró la conciencia, fue interrogado con

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rudeza. Desde la prisión escribió a sus camaradas: "¡Recuerden que el enemigo es infinitamentevil! " La Ojrana llegó a la impudicia de enviar abogados falsos a los inculpados.

CAPITULO IV

4.

EL PROBLEMA DE LA REPRESION REVOLUCIONARIA

I. ¿Ametralladora, máquina de escribir, o...?

¿Qué piensa usted de la ametralladora? ¿No prefiere una máquina de escribir o un aparatofotográfico?

Gentes honestas, y que se ocupan de sociología, plantean a veces, a propósito de las realidades dela revolución, preguntas de tal calibre. Hay los que reprueban con lirismo toda violencia, todadictadura, confiados, para lograr el fin de la opresión, de la miseria, de la prostitución y de laguerra, tan sólo en la intervención, sobre todo literaria, del espíritu. Gozando en realidad de unconfort considerable, en la sociedad tal cual es, se sitúan altaneramente "por encima del conflictosocial". En vez de la metralleta, prefieren, muy particularmente, la máquina de escribir.

Otros sin repudiar la violencia, repudian formalmente la dictadura. La revolución les parece unaliberación milagrosa. Sueñan con una humanidad que, con sólo liberarse de sus trabas se haría pacífica y buena. A despecho de la historia, de la verosimilitud, del sentido común y de sus propósitos, sueñan con una revolución total, no sólo idílica, claro, aunque sí breve, decisiva,definitiva, con futuros radiantes. "Fresca y alegre", quisieran agregar, pues en el fondo mucho se parece esta concepción de la lucha al mito oficial de la "última guerra" imaginada en 1914 por las burguesías aliadas. Nada de época de transición; nada de dictadura del proletariado ("¡Contratodas las dictaduras! "); nada de represión después de la victoria de los trabajadores; nada detribunales revolucionarios; nada de Cheka, sobre todo, ¡por todos los dioses! , ¡nada de Cheka! ;nada de prisiones... La entrada con pie firme en la libre ciudad del comunismo; el arriboinmediato, después de la tormenta, a las Islas Afortunadas. A las metralletas, estosrevolucionarios, nuestros hermanos libertarios prefieren... las guirnaldas de rosas, de rosas rojas.

Otros, en fin, creen que, por ahora, se le debe dejar el monopolio del uso de la metralleta a lasclases poseedoras, y tratar de inducirlos suavemente, por persuasión, a renunciar a ellas.

Mientras tanto estos reformadores padecen penas sin cuento tratando de obtener de conferenciasinternacionales la reglamentación del uso de disparos en ráfaga... Parece que se dividen en doscategorías: los que al uso de la metralleta prefieren sinceramente el uso de la mesa dediscusiones; y los que, más prácticos y desilusionados, prefieren in petio el uso de los gasesasfixiantes.

En verdad, nadie -salvo tal vez algún fabricante de armas y municiones- tiene especial predilección por el uso de la metralleta. Pero la metralleta existe. Es una realidad. Una vezrecibida la orden de movilización, hay que elegir entre estar delante de esta cosa real o estar detrás de ella, entre servirse de la simbólica máquina de matar o servirle de blanco. Nosotros preconizamos entre los trabajadores el uso de una tercera solución: tomar este instrumento demuerte y volverlo contra sus fabricantes. Los bolcheviques rusos decían desde 1915:"Transformar la guerra imperialista en guerra civil."

Todo lo que hemos dicho de la metralleta se aplica al Estado y a su aparato de dominación: prisiones, tribunales, policía, servicios policíacos. La revolución no escoge las armas. Recoge delcampo ensangrentado las que la historia ha forjado, las que caen de las manos de la clasedirigente vencida. Ayer a la burguesía, para reprimir a los explotados, le era necesario un poderoso aparato coercitivo: ahora también un poderoso aparato represivo le sirve a los obreros y

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campesinos para vencer la extrema resistencia de los poseedores desposeídos, para impedirlesretornar al poder, para mantenerlos en una constante carencia de sus privilegios. La metralleta nodesaparece: cambia de manos. No es preferible el arado, por ahora...

Pero dejemos las metáforas y las analogías simplistas. La característica de la metralleta es que nose modifica, cualquiera sea la manera de usarla. Si se la instala en un museo, amordazada por unrótulo de cartón; si se la emplea inofensivamente en ejercicios de academia militar; si, agazapadaen un agujero de obús, le sirve a un campesino de Beauce para perforar la carne de su hermano, elcultivador de Westfalia; si, instalada en el umbral de un palacio expropiado, mantiene en jaque ala contrarrevolución, no se le modifica ni un tornillo, ni una tuerca.

Por el contrario, una institución es modificada por los hombres, y más aún, infinitamente más por las clases que se sirven de ella. El ejército de la monarquía feudal francesa de antes de larevolución de 1789-93, aquel pequeño ejército profesional, formado por mercenarios a sueldo y por pobres diablos reclutados a la fuerza, dirigidos por nobles, se parece muy poco al ejército quese formó al día siguiente de la revolución burguesa, aquella nación en armas, constituidaespontáneamente al llamado de "la patria en peligro", dirigida por viejos sargentos y por diputados. Igualmente profunda era la diferencia entre el ejército del antiguo régimen ruso

imperial, llevado a la derrota por el gran duque Nicolás, con su casta de oficiales, servicioduramente impuesto, régimen del "puñetazo en el hocico", y el Ejército Rojo organizado por el partido comunista, por su gran animador Trotsky, con sus comisarios obreros, su servicio de propaganda, sus cotidianos llamados a la conciencia de clase del soldado, sus épicas victorias...Igualmente profunda, si no más, la diferencia entre el Estado burgués destruido de arriba abajo por la Revolución Rusa de octubre de 1917, y el Estado proletario edificado sobre sus escombros.Planteamos el problema de la represión. Veremos que la analogía entre el aparato represivo delEstado burgués y el del Estado proletario, es mucho más aparente que real.

II. La experiencia de dos revoluciones

A mediados de noviembre de 1917, los soviets, detentadores exclusivos del poder desde hacía pocos días, lograda en toda Rusia una completa victoria insurreccional, vieron abrirse la era delas dificultades. Continuar la revolución resulté cien veces más difícil de lo que costó tomar el poder. En las grandes ciudades no había ni servicios públicos ni administración que funcionara.La huelga de técnicos amenazaba con provocar las peores aglomeraciones y con calamidades sincuento. El agua, la electricidad, los víveres, podían faltar a los tres días; el alcantarillado nofuncionaba, y esto hacía temer epidemias; los transportes eran más precarios, problemático elavituallamiento. Los primeros comisarios del pueblo que llegaron a tomar posesión de losministerios, hallaron las oficinas vacías, cerradas, con los estantes bajo llave y algunos ujiereshostiles y obsequiosos esperando que los nuevos jefes hicieran romper los cajones vacíos de lossecretarios... Este sabotaje de la burocracia y de los técnicos, organizado por los capitalistas (losfuncionarios "en huelga" recibían subsidios de un comité de plutócratas), dura algunas semanascon carácter critico, y meses e incluso años en forma más atenuada. Mientras tanto, la guerra civilse encendía lentamente. La revolución victoriosa, poco inclinada a derramar sangre, muestrahacia sus enemigos más bien una peligrosa indulgencia. Libres bajo palabra (ése fue el caso delgeneral Krasnov) o ignorados, los oficiales zaristas se reagrupaban apresuradamente en el sur,formando los primeros núcleos de los ejércitos de Kornilov, de Alexéiev, de Krasnov, deDenikin, de Wrangel. La generosidad de la joven república soviética habría de costarle, duranteaños, ríos de sangre. Algún día los historiadores se preguntarán y los teóricos comunistasindudablemente harían bien anticipándose a los trabajos de los historiadores, si la Rusia roja nose hubiera ahorrado una parte de los horrores de la guerra civil y del doble terror blanco y rojo,con un mayor rigor en sus inicios, con una dictadura que se hubiera esforzado en reducir sintregua a las clases enemigas a la impotencia mediante medidas de seguridad públicas, incluso alas clases que parecían pasivas. Este era, parece, el pensamiento de Lenin, quien se dedicó enmuy buena hora a combatir las vacilaciones y las medias tintas, tanto en la represión como enotros asuntos. Esta era la concepción de Trotsky, concretada en algunas órdenes draconianas alEjército Rojo y en Terrorismo y comunismo. Es lo que Robespierre decía ante la Convención, el

16 de enero de 1792: "La clemencia que contemporiza con los tiranos es bárbara." La conclusión

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teórica que nos parece se debe extraer de la experiencia rusa es que, en sus inicios, unarevolución no puede ser ni clemente ni indulgente, sino más bien dura. En la guerra de clases sedebe golpear duro, lograr victorias decisivas, para no tener que reconquistar constantemente,siempre con nuevos riesgos y nuevos sacrificios, el mismo terreno.

Entre octubre y noviembre de 1917, la justicia revolucionaria sólo efectuó 22 ejecucionescapitales, principalmente de enemigos públicos. La Comisión extraordinaria para la represión dela contrarrevolución y de la especulación, por abreviatura Cheka, fue fundada el 7 de diciembre,en razón de actividades cada vez más atrevidas del enemigo interior. ¿Cuál era la situación en esemomento? A grandes rasgos: las embajadas y las misiones militares de los aliados son permanentes focos de conspiración. Los contrarrevolucionarios de todo cariz encuentran en ellasaliento, subsidios, armas, dirección política. Los industriales colocados bajo control obrero odesposeídos sabotean la producción, conjuntamente con los técnicos. Todas las herramientas, lasmaterias primas, las existencias, los secretos laborales, todo lo que se podía esconder, seescondía; todo lo que se podía volar, se volaba. El sindicato de transportes y la cooperativadirigida por los mencheviques acentuaron con su resistencia los obstáculos para elavituallamiento. La especulación agrava la escasez, el agio agrava la inflación. Los cadetes -demócratas constitucionales- burgueses, conspiran; los socialistas-revolucionarios conspiran; los

anarquistas conspiran; los intelectuales conspiran; los oficiales conspiran. Cada ciudad tiene suestado mayor secreto, su gobierno provisional, acompañados de prefectos y de habladores prestosa surgir de la penumbra después del golpe inminente. Los adheridos son sospechosos. En el frentechecoslovaco, el comandante en jefe del Ejército Rojo, Muraviev, traiciona, quiere pasarse alenemigo. Los socialistas-revolucionarios preparan el asesinato de Lenin y de Trotsky. Uritsky yVolodarsky son muertos en Petrogrado. Najimsón es muerto en Jaroslaví. Sublevación de loschecoslovacos; sublevaciones en Jaroslaví, Rybinsk, Mourom, Kazán... Complot de la Unión por la Patria y la Libertad, complots de los socialistas-revolucionarios de derecha; golpe de lossocialistas-revolucionarios de izquierda; caso Lokhart (a este cónsul general de la Gran Bretaña leva menos bien que a Noulens). Los complots se sucederán por años. Era la labor de zapa en elinterior, coordinada con la ofensiva en el exterior de los ejércitos blancos y de los

intervencionistas extranjeros. Se darán el caso del Centro Táctico, en Moscú, las actividades delinglés Paul Dux y el caso Tagántsev en Petrogrado; el atentado del Leóntievsky Pereúlok enMoscú (caso de "los anarquistas clandestinos"); las traiciones del fuerte de Krásnaya-Gorka y delregimiento de Seménovsky;(1) la contrarrevolución económica y la especulación. Durante años,los directores de empresas nacionalizadas siguieron en realidad al servicio de los capitalistasexpropiados; les informan, ejecutan sus órdenes, sabotean en su interés la producción; hayinnumerables excesos y abusos de todas clases, infiltraciones de pescadores en río revuelto en el partido dirigente; los errores de unos, la corrupción de los otros; hay el individualismo pequeñoburgués enredado en luchas caóticas... Nada de problemas de represión. La Cheka es tannecesaria como el Ejército Rojo o como el Comisariado de Avituallamiento.

Ciento veinte años antes, la Revolución Francesa, en situaciones semejantes, había reaccionadode manera casi idéntica. Los revolucionarios de 1792 tenían el Comité de Salud Pública, elTribunal Revolucionario, Fouquier-Tinville, la guillotina. No olvidemos tampoco a "Jourdan-corta-cabezas" ni a Carrier de Nantes.

Jornadas de septiembre, proscripción de los emigrados, ley contra los sospechosos, cacería desacerdotes hostiles, despoblación de la Vendée, destrucción de Lyon. "Se debe matar a todos losenemigos interiores -decía simplemente Dantón a los convencionistas- para triunfar sobre losenemigos del exterior." Y frente al tribunal Revolucionario, él, el "ministro de la Revolución",acusado de las matanzas de septiembre, acusado de querer la clemencia, exclama "¿Qué meimporta ser llamado bebedor de sangre? Bebamos, si es necesario, la sangre de los enemigos de la

humanidad". No citaremos a Marat, al que los revolucionarios proletarios podrían considerar suyo con alguna razón, pero sí al gran orador del partido moderado de la revolución burguesa,Vergniaud. Exigiéndole a la asamblea legislativa una actitud sumaria terrorista contra losemigrados, el tribuno de la Gironda decía el 25 de octubre de 1791:

"¡Pruebas legales! ¡Entonces no tenéis en nada la sangre que os costarán! ¡Pruebas legales!¡Ah! ¡Prevengamos más bien los desastres que podrían procurarnos tales pruebas! ¡Tomemos yamedidas drásticas!"  

¿Por qué extraña aberración, los burgueses de la III República, en la que los abuelos vencieron por medio del terror a la monarquía, a la nobleza, al clero feudal, a la intervención extranjera, se

habrían de indignar vehementemente contra el terror rojo?

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III. El terror ha durado siglos No negaremos que el terror es terrible. Amenazada de muerte, la revolución proletaria lo utilizóen Rusia durante tres años, de 1918 a 1921. De muy buen grado suele olvidarse que la sociedad burguesa, además de las revoluciones que terminaron formándola, tuvo necesidad, para nacer ycrecer, de siglos de terror . La gran propiedad capitalista se formó a lo largo de los siglos por medio de la expropiación implacable de los campesinos. El capital manufacturero y después elindustrial se formaron por la explotación implacable, complementada por una legislaciónsanguinaria, de los campesinos desposeídos, reducidos al vagabundaje. Esta espantosa página dela historia es pasada en silencio en los manuales escolares e incluso en las obras serias. La únicaexposición de conjunto, concisa pero magistral, que conocemos, es la de Carlos Marx, en elcapítulo XXIV de El Capital: "La acumulación originaria."

"A fines del siglo XV y durante todo el siglo XVI -escribe Marx- rigió en toda la Europaoccidental una legislación sanguinaria contra el vagabundaje. Los antepasados de los obrerosactuales fueron de hecho castigados por haberse dejado convertir en vagabundos y enmiserables."  

Uno de los fines de esta legislación muy precisa era el de proporcionar mano de obra a laindustria. Pena de látigo para los vagabundos, esclavitud para quien se negara a trabajar (edictode Eduardo VI, rey de Inglaterra, 1547), marca al rojo vivo para el que trate de evadirse, ¡muerteen caso de reincidencia! El robo se castigaba con la muerte. Según Tomás Moro, "72.000 pequeños o grandes ladrones fueron ejecutados bajo el reinado de Enrique VIII", quien reinara 24años, de 1485 a 1509. Inglaterra tenía entonces de 3 a 4 millones de habitantes. "En tiempos de lareina Isabel, los vagabundos eran ahorcados por series, y cada año se hacia ahorcar de 300 a400." Bajo esta gran reina, los vagabundos de más de 18 años que nadie quisiera emplear durante por lo menos dos años, eran condenados a muerte. En Francia, "bajo Luis XVI [ordenanza del 13de julio de 1777] todo hombre apto, de 16 a 60 años, que careciera de medios de subsistencia yque no ejerciera alguna profesión, debía ser enviado a galeras". En una de sus cartas, tanapreciadas por los literatos, madame de Sevigné hablaba con una encantadora sencillez deacostumbrados "colgamientos" de campesinos.

Durante siglos, la justicia no fue más que terror, utilitariamente organizado por las clases poseedoras. Robarle a un rico ha sido siempre mayor crimen que matar a un pobre. Lafalsificación de la historia, hecha de acuerdo a los intereses de clase de la burguesía, es la regla enla enseñanza de los países democráticos, y todavía no existe en francés, que nosotros sepamos,una historia seria de las instituciones sociales que esté a disposición de las escuelas o del gran público. Por ello necesitaremos recurrir a una documentación referente a Rusia. El historiador marxista M.

 N. Pokrovsky, le dedica a la justicia, en su destacada obra Historia de la cultura rusa, un capítulode una veintena de páginas. Bajo Juan III, en el siglo XV, la justicia era aplicada por losboyardos, los dvorian -casta privilegiada de grandes terratenientes- y por los buenos (es decir,más exactamente, por los ricos) campesinos. La opinión de estas "honradas gentes" bastaba para justificar completamente una condena a muerte, siempre que se tratara, claro está, de un pobre.

"A fines del siglo XV -escribe M. N. Pokrovsky ya es evidente que la supresión de los elementossospechosos es la esencia de este derecho." ¿Sospechosos para quién? Sospechosos para los ricos.Un documento que data de 1539 otorga el derecho de aplicar la justicia a los nobles (boyardos)asistidos por "personas honradas" (los campesinos ricos). El acuerdo prescribe la pena de muerte para los "ladrones sorprendidos infraganti o no". Y autoriza la pena de tormento para los"malhechores". Obtenida la confesión, el "culpable" será colgado; si no confiesa, se le puedeencarcelar a perpetuidad. Las ordenanzas que establecen este derecho no admiten que un noble pueda ser juzgado. La justicia no comienza a ser efectiva sino tratándose de campesinos, deartesanos, de comerciantes y se hace de verdad rigurosa sólo con los pobres. Para convencerse dela crueldad de esta justicia, bastará con recorrer la historia de las revoluciones campesinas guerras

campesinas de Alemania, jacqueries en Francia- que señalaron el surgimiento de la propiedad

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capitalista. Parecidas instituciones han existido en todos los países donde hubo servidumbre. Esta justicia de clase de la propiedad latifundista feudal no ha desaparecido, y sólo muy lentamentecede su puesto a la de las monarquías absolutas -más completa pero no menos ferozcaracterizadas por la importancia creciente del comercio. Hasta la revolución burguesa, hastaépocas recientísimas de la historia, ninguna igualdad frente a la "justicia", ni siquiera puramenteformal, ha existido entre pobres y ricos.

Es claro: las revoluciones nada innovan en materia de represión y de terror; no hacen más queresucitar, en forma de medidas extraordinarias, los principios de justicia y de derecho que durantesiglos han sido los mismos de las clases poseedoras contra las clases desposeídas.

IV. De Gallifet a Mussolini

Toda vez que las crisis sociales han puesto frente a la burguesía moderna el problema de larepresión, ésta no ha vacilado en recurrir a los procedimientos más sumarios de la justicia declase, tratando a sus enemigos como trataba a los vagabundos en el siglo XV. Colgó, ametralló por millares, en 1848, a los insurgentes parisinos del barrio Saint-Antoine, que no eran más quecesantes exasperados por hábiles provocadores. Estos grandes hechos históricos no se debenolvidar. Dos veces, con la mejor sangre humana, la burguesía ha escrito en el libro de la historiala justificación anticipada del terror rojo: decapitando, para tomar el poder, a los aristócratasfeudales y a dos reyes Carlos 1 de Inglaterra en 1649 y Luis XVI- y reprimiendo lassublevaciones proletarias. Dejemos por un momento que hablen las fechas y los números.

La Comuna de París, respondiendo a las ejecuciones sumarias de sus soldados hechos prisioneros por los versalleses, pasa por las armas a 60 rehenes. Los versalleses diezmaron al pueblo de París.Según estimaciones moderadas, la represión dejó en París más de 100.000 víctimas. Veinte milcomuneros, por lo menos, fueron ametrallados, y no durante la batalla sino después. Tres milmurieron en los presidios.

La revolución soviética de Finlandia, reprimida en 1918 por los guardias blancos de Mannerheimaliados a los soldados alemanes de Van der Goíz, ¿reprimió antes de caer a algunos de susenemigos? Es posible; pero el número fue tan reducido que ni la misma burguesía los toma encuenta. Pero por el contrario, en este país de 3.500.000 habitantes, donde el proletariado no existeen gran proporción, 11.000 obreros fueron fusilados por las fuerzas del orden y más de 70.000internados en campos de concentración.

La República de los Soviets de Hungría (1919), se funda casi sin derramamiento de sangre,gracias a la abdicación voluntaria del gobierno burgués del conde Károlyi. Cuando los comisariosdel pueblo de Budapest juzgan desesperada la situación, abdican a su vez, entregándole el poder alos socialdemócratas. Durante los tres meses que duró, la dictadura del proletariado húngaro, bienque amenazada sin cesar por las invasiones checoslovaca y rumana en sus fronteras y por loscomplots internos, golpeó en total 350 enemigos: están comprendidos en esta cifra loscontrarrevolucionarios caídos armas en mano durante las sublevaciones locales. Las bandas deoficiales y los tribunales de Horthy hicieron perecer "en represalia" a muchos miles de personas einternaron, encarcelaron, vejaron a decenas de miles.

El Soviet de Munich (1919) hizo pasar por las armas, en respuesta a la masacre de 23 prisionerosrojos por el ejército regular, a 12 rehenes. Después de la entrada de la Reichswehr en Munich,505 personas fueron fusiladas en la ciudad, de las cuales 321 sin el menor simulacro de justicia.De ese número, 60 eran rusos aprehendidos en la confusión.

De las víctimas del terror blanco que desoló las regiones donde la contrarrevolución triunfó,momentáneamente, en Rusia, no poseemos estadísticas. Sin embargo, se ha calculado en unmillón las victimas tan sólo de los pogroms antisemitas en Ucrania, en tiempos del generalDenikin. La población judía de ciudades enteras (Festov) fue degollada sistemáticamente.

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Se estima en 15.000 el número de obreros que perecieron por la represión, durante lasinsurrecciones obreras de Alemania, de 1918 a 1921.

 No mencionaremos aquí nombres de mártires ni episodios simbólicos. No tratamos más que de basar algunos principios sobre cifras. Demasiadas experiencias dolorosas debieran haber enseñado al proletariado sobre este punto, demasiados regímenes de terror blanco están todavíaen acción como para que se necesiten demostraciones minuciosas.

De Gallifet a Mussolini, pasando por Noske, la represión de los movimientos revolucionariosobreros, incluso los que los socialdemócratas aceptan presidir, como ha sucedido en Alemania, secaracteriza por el designio de golpear a las clases trabajadoras en sus fuerzas vivas: en otras palabras, de exterminar físicamente, y completamente si fuera posible, a sus élites.

V. Ley burguesa y ley proletaria

La represión es una de las funciones esenciales de todo poder político. El Estado revolucionario,en su primera fase de existencia por lo menos, lo necesita más que cualquiera. Pero parece que,en sus tres elementos fundamentales -policía, ejército, tribunales, prisiones- el mecanismo de larepresión y de la coerción casi no varía. Acabamos de estudiar una policía secreta. Hemosdescendido hasta sus más sucios y secretos reductos. Y hemos constatado su impotencia. Estaarma, en manos del antiguo régimen, dijimos, no podía salvarlo ni matar a la revolución.Admitimos, sin embargo, la decisiva eficacia de esta arma en manos de la revolución. El arma esla misma sólo en apariencia: una institución, repitámoslo, sufre profundas transformacionessegún la clase a la que sirve y los fines que persigue.

La Revolución Rusa destruyó el aparato coercitivo del antiguo régimen, de abajo arriba. Sobreesas ruinas jubilosamente amontonadas creó el suyo propio.

Esforcémonos por esbozar las diferencias fundamentales entre la represión tal y como la ejerce laclase dominante y la represión tal y como la ejerce la clase revolucionaria. De los principiosgenerales que un análisis somero nos revele, deduciremos algunos corolarios sobre el papel de la policía en uno y otro lado.

En la sociedad burguesa, el poder es ejercido por la minoría rica contra las mayorías pobres. Ungobierno no es más que el comité ejecutivo de una oligarquía de financieros apoyados por lasclases privilegiadas. La legislación destinada a mantener en la obediencia al conjunto deasalariados -la mayoría de la población- debe ser forzosamente muy compleja y muy severa.Hace que todo atentado serio a la propiedad entrañe de una u otra manera la supresión delculpable. Ya no se ahorca al ladrón; y no porque los principios "humanitarios" hayan"progresado", sino porque la proporción de fuerzas entre las clases poseedoras y no poseedoras ytambién el desarrollo de la conciencia de clase de los pobres, ya no permite al juez lanzarle unreto semejante a la miseria. Pero nos limitamos a seguir la legislación francesa que es de unaferocidad media- el robo calificado es penado con trabajos forzados; y la pena de trabajosforzados se cumple en condiciones tales, se agrava de tal manera con penas accesorias", que lavida del culpable queda casi destruida. Toda pena de trabajos forzados significa el doble: elcondenado está obligado a residir en alguna colonia un tiempo igual a la duración de su estadía enla prisión; los condenados a más de 8 años de trabajos forzados quedan obligados a residencia perpetua en la Guayana. ¡ Se trata de la más malsana de las colonias francesas! El confinamiento, pena "accesoria" perpetua, que también se cumple en la Guayana, bastante parecida de hecho alos trabajos forzados, es precisamente el destino de los reincidentes de robo no calificado. Cuatrocondenas por robo, estafas, etc. -el robo sucesivo de 4 piezas de cien sous constituiría un casoideal; he visto muchos expedientes de confinados para saber qué es de los casos de este tipo- pueden entrañar confinamiento; también siete condenas por vagabundaje: en otras palabras,hallarse siete veces seguidas sin pan ni albergue en los adoquinados de París es un crimencastigado con pena perpetua. En Inglaterra y en Bélgica, donde existen workhouses (casas detrabajos forzados) y asilos de mendicidad , la represión de la mendicidad y del vagabundaje no es

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menos implacable. Otro rasgo. El patronazgo tiene necesidad de mano de obra y de carne decañón: la ley castiga implacablemente el aborto.

Con la propiedad privada y el sistema asalariado como principio, ningún remedio eficaz puedeser aplicado a las enfermedades sociales tales como la criminalidad. Una batalla permanente selibra entre el orden y el crimen; el "ejército del crimen" se dice, ejército de miserables, ejército devictimas, ejército de inocentes inútil e indefinidamente diezmado. Lo siguiente todavía no ha sidorecalcado con suficiente insistencia: la lucha contra la criminalidad es un aspecto de la lucha declases. Tres cuartas partes de los criminales de derecho común, por lo menos, pertenecen a lasclases explotadas.

El código penal del Estado proletario, por regía general, no admite la pena de muerte en materiacriminal (otra cosa es que la supresión física de ciertos anormales incurables y peligrosos sea aveces la única solución). Tampoco admite penas a perpetuidad. La pena más severa es de diezaños de prisión. La privación de libertad, medida de seguridad social y de reeducación, queexcluye la idea medieval del castigo, es la pena que se impone. En ese dominio y en la situaciónactual de la Unión de Soviets, las posibilidades materiales son naturalmente muy inferiores a loapetecido. La edificación de la sociedad nueva -que será sin prisiones no comienza por la

erección de prisiones ideales. El impulso existe, sin duda; ha comenzado una reforma profunda.Igual que el legislador, los tribunales tienen en cuenta, con un claro sentido de clase, las causassociales del delito, los orígenes y las condiciones sociales del delincuente. Veíamos que el hechode hallarse sin pan ni techo constituye un delito grave en París; en Moscú es, si está en relacióncon otro delito, una importante circunstancia atenuante.

Frente a la ley burguesa, ser pobre es frecuentemente un crimen, siempre una circunstanciaagravante o una presunción de culpabilidad. Frente a la ley proletaria, ser rico incluso dentro delos estrictos limites en que durante la NEP se permitía el enriquecimiento es siempre unacircunstancia agravante.

VI. Los dos sistemas. ¿Combatir los efectos o remontarse a las causas?

La gran doctrina liberal del Estado que los gobernantes capitalistas no han derogado en serio másque en tiempos de guerra entonces tienen su capitalismo de guerra, caracterizado por laestatización de la producción, el riguroso control del comercio y de la distribución de los productos (libretas de racionamiento, el estado de sitio, etc.) preconiza la no ingerencia delEstado en la vida económica. Esta doctrina se reduce en economía política al laisser-faire, allaisser-passer de la escuela manchesteriana. Considera al Estado principalmente comoinstrumento de defensa colectiva de los intereses de los poseedores; máquina de guerra contra losgrupos nacionales competidores, máquina de reprimir a los explotados. Reduce al mínimo lasfunciones administrativas del Estado; es bajo la influencia del socialismo y bajo la influencia dela presión de las masas que el Estado ha asumido recientemente la dirección de la enseñanza pública. Las funciones económicas del Estado se reducen, en la medida de lo posible, alestablecimiento de tarifas aduanales destinadas a proteger a los industriales contra la competenciaextranjera. (La legislación laboral siempre es una conquista del movimiento obrero.) En una palabra, el respeto a la anarquía capitalista es la regla del Estado. Que produzca, venda, revenda,especule sin freno alguno, sin cuidarse del interés general: está bien. La libre concurrencia es laley del mercado. Las crisis se convierten así en las grandes reguladoras de la vida económica; sonlas que reparan, a expensas de los trabajadores, de las clases medias inferiores y de loscapitalistas más débiles, los errores de los jefes de la industria. Incluso cuando los grandes trustsdictan la ley a todo el país, suprimiendo de hecho la competencia en vastos sectores de la producción y del comercio, la vieja doctrina del Estado, si no choca con los intereses de los reyesdel acero, del carbón, de la carne de puerco o de los transportes marítimos, continúa intacta: asísucede en los Estados Unidos.

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La enumeración de estos hechos que todos debiéramos conocer se nos hace necesaria para mejor  poder definir el Estado obrero y campesino tal como lo realiza la Unión de Soviets, con lanacionalización del suelo, del subsuelo, de los transportes, de la gran industria, del comercioexterior. El Estado soviético gobierna la vida económica. Influye diaria y directamente sobre losfactores esenciales de la vida económica. En los mismos límites en que permite la iniciativacapitalista, la controla y la rige, ejerciendo sobre ella una doble tutela: por la ley y por la acciónque llamamos directa sobre el mercado, el crédito, la producción. La previsión de las crisis es unade las más características tareas del Estado soviético. Se esfuerza por contener las crisis a los primeros síntomas; no es exagerado prever, en cierto momento del desarrollo social, sueliminación completa.

Donde el Estado capitalista se contenta por principio con combatir los últimos efectos de lascausas sociales que le está vedado tocar, el Estado soviético actúa sobre esas causas. Laindigencia, la prostitución, la precaria situación de la salud pública, la criminalidad, el deteriorode las poblaciones, el bajo índice de natalidad no son sino efectos de causas económicas profundas.(2) Después de cada crisis económica aumenta la criminalidad; no puede ser de otramanera. Y los tribunales capitalistas redoblan su severidad. A los trastornos provocados por elfuncionamiento natural de la economía capitalista -anárquica, irracional, regida por los egoísmos

individuales y por el egoísmo colectivo de las clases poseedoras- la burguesía no conoce otroremedio que la represión.(3) El Estado soviético, al concentrarse sobre las causas del mal, tieneevidentemente menos necesidad de la represión. Mientras más se desarrolle, más su accióneconómica será eficaz, concertada, previsora, y menos necesidad tendrá de la represión, hasta eldía en que una inteligente gestión de la producción suprima, con la prosperidad, males socialestales como la criminalidad, cuyo contagio se esfuerza en aminorar por medio de la coercion... Serobará menos cuando el hambre no exista; y menos aún se robará cuando el bienestar de todos sehaya realizado.

Desde ahora -y aún estamos lejos de la meta- nuestra convicción es, contrariamente a lasapariencias, que el Estado soviético usa la represión infinitamente menos que otros. Piénsese en

la situación económica actual de Rusia, ¿no se vería obligado un gobierno burgués a gobernar  por la fuerza infinitamente más que el listado soviético? El campesino está a menudo descontento.Los impuestos le parecen demasiado altos, los artículos industriales muy caros. Su descontentosuele traducirse en actos que a menudo podrían calificarse de contrarrevolucionarios. Sinembargo, los campesinos en su conjunto le dieron a los soviets la victoria militar -el Ejército Rojoestaba compuesto principalmente de campesinos- y continúan apoyándolos. Un gobiernocapitalista que le restituyera la tierra a los latifundistas tendría que contener y no podría hacerlomás que por medio de una represión continua y despiadada- la cólera de cien millones decampesinos. He aquí por qué cayeron todos los gobiernos sobornados por las fuerzas extranjeras.

En su actual penuria, después de años de guerra imperialista, de guerra civil, de bloqueo, de

carestía, cercada por Estados capitalistas, objeto del bloqueo financiero, de intrigas diplomáticas,de preparativos bélicos, la Unión Soviética, semejante a un campo atrincherado sitiado por elenemigo, ocupada además con las contradicciones internas, propias de un período de transicióntan difícil, tiene todavía mucha necesidad de la represión. Sería equivocarse mucho creer concluida la etapa de las tentativas contrarrevolucionarias. Pero cualesquiera que sean lasdificultades actuales de la Revolución Rusa y sus formas de resolverlas, las característicasesenciales del Estado soviético no se modificarán y en consecuencia tampoco ck papel que larepresión ha jugado.

VII. La violencia económica: por hambre

Se olvida a menudo esta otra verdad: que la sociedad soviética, en su octavo año de vida, no puede ser comparada en justicia a la sociedad burguesa, que goza de una tradición de autoridadde varios siglos y de más de un siglo de experiencias políticas. Mucho antes de 1789, el tercer estado era, contra la vehemente afirmación de Sieyes, una fuerza respetada dentro del Estado. Los primeros cincuenta años de desarrollo económico de la burguesía no dejaron de ser años de atroz

dictadura de clase. Los falsificadores oficiales de la historia voluntariamente olvidan la verdad

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sobre la primera mitad del siglo XIX. El capitalismo moderno, en su camino hacia la opulencia, pasó sobre los cadáveres de muchas generaciones de trabajadores que habitaban pocilgas,trabajaban del alba al oscurecer, desconocían toda libertad democrática y entregaban a la fábricadevoradora hasta los débiles músculos de chiquillos de ocho años... Sobre los huesos, la carne, lasangre y el sudor de estas generaciones sacrificadas se erigió toda la civilización moderna. Laciencia burguesa los ignora. De nuevo nos es forzoso remitir al lector a El Capital de Karl Marx.En el capítulo XXIII hallará páginas terribles sobre la Inglaterra de 1846 a 1866. No resistimos latentación de citar algunas líneas. Un médico, encargado de una encuesta oficial, constata que"incluso entre los obreros de la ciudad, el trabajo que de ordinario apenas les permite no morirsede hambre, se prolonga más allá de toda medida... No hay derecho a decir que el trabajo da paracomer a un hombre." Otro investigador constata que en Londres hay "veinte grandes barrios poblados cada uno por cerca de 10000 individuos; su miseria sobrepasa todo lo que se puede ver en Inglaterra". "Newcastle --dice el doctor Hunter ofrece el ejemplo de cómo una de las mejorescastas de compatriotas ha caído en una degeneración casi salvaje por obra de circunstancias puramente exteriores: la habitación y la calle." El Standard , diario conservador inglés, escribe el5 de abril de 1866, a propósito de los desocupados de Londres: "Recordémonos lo que padeceesta población. Muere de hambre. Son 40 000. Y esto en nuestra época, en uno de los barrios deesta maravillosa metrópoli, junto a la mayor acumulación de riquezas jamás vista en el mundo."

En 1846 el hambre hizo perecer en Irlanda a más de un millón de individuos... Ello no afectó enla menor medida a la riqueza del país (Marx).

Para transformar en guineas constantes y sonantes con la efigie de la reina Victoria, la sangre y elsudor de este pueblo miserable; para que los inútiles condenados por el desarrollo delmaquinismo y de las crisis a morir de miseria consientan en morir sin rebelarse como bestiasencadenadas, ¿qué formidable opresión no sería necesaria? Ahora percibimos con nitidez uno delos principales medios de la violencia capitalista: el hambre. Hace medio siglo que se puedehablar de terror económico. El obrero amenazado de desempleo, amenazado de morirse dehambre, trabaja entre la chusma industrial, trabaja como un bruto para no morirse de hambre másque a la larga: en quince años. (No poseemos datos sobre la duración media de la vida de esos

asalariados; lo deploramos; esas cifras lo resumirían todo.) En nuestros días es igual: a laviolencia económica por hambre, con todo la más importante, en definitiva la única eficaz, larepresión no hace sino proporcionarle el complemento exigido por "la defensa del orden"capitalista contra determinado tipo de víctimas particularmente inquietantes (los malhechores) ycontra los revolucionarios.

VIII. La eliminación. Errores y abusos.

Control

Repitámoslo: el terror es terrible. En la guerra civil, todo combatiente -y esta guerra no conoceneutrales- arriesga la vida. Instruida en la escuela de los reaccionarios, la clase obrera, a la quelos complots mantienen amenazada de asesinato, debe golpear ella misma a sus enemigosmortales. La prisión a nadie intimida; el motín arranca fácilmente las puertas aherrojadas quetambién abren la corrupción o la ingeniosidad de tos conspiradores.

En el paroxismo de la lucha, otra necesidad contribuye a extender los estragos del terror. Desdelos ejércitos antiguos, la eliminación es el medio clásico de mantener disciplinadas a las tropas.Fue practicada durante la Gran Guerra, especialmente en el frente francés después de losamotinamientos de abril de 1917. No se debiera olvidar. Consiste en pasar por las armas a uno deentre cada diez hombres, sin considerar la inocencia o la culpabilidad individual. A propósito,una observación de orden histórico. En 1871, los de la Comuna fueron más que diezmados por los versalleses. Ya hemos citado el cálculo medio del número de fusilados por Gallifet: 20.000; laComuna contó con 160.000 combatientes. La burguesía francesa, la más esclarecida del mundo lamisma de Taine y de Renan , nos enseña hasta con cifras la temible lógica de la guerra de clases.Una clase no se declara vencida, una clase no es vencida mientras no se le inflige una elevadacantidad de bajas. Supongamos -y Rusia conoció situaciones parecidas durante los arios heroicosde la revolución- una ciudad de 100.000 almas, dividida en 70.000 proletarios (simplificando, proletarios y elementos cercanos al proletariado) y 30.000 personas pertenecientes a la burguesía

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y a las clases medias, habituadas a considerarse como pertenecientes a la clase dirigente,instruida, poseedora de medios de producción. ¿No resulta evidente, sobre todo si la lucha secircunscribe a la ciudad, que la resistencia más o menos organizada de esta fuerzacontrarrevolucionaria no será derrotada mientras no haya sufrido pérdidas bastanteconsiderables? ¿No resulta menos peligroso para la revolución golpear fuerte y no débilmente?

La burguesía ha prodigado a los explotados advertencias sangrientas. Sucede que ahora losexplotados se vuelven contra ella. La historia lo advierte: cuantos más sufrimientos y miserias la burguesía le haya ocasionado a las clases trabajadoras, con tanto mayor ahínco resistirá el día delarreglo de cuentas y más caro lo pagará.

Igual que el Tribunal Revolucionario, de la Revolución Francesa, sólo que con procedimientos engeneral un poco menos sumarios, la Cheka de la Revolución Rusa juzgaba irrecusable,implacablemente a sus enemigos de clase; igual que el Tribunal Revolucionario, juzgaba menos por cargos y acusaciones concretos que por el origen social, por la actitud política, por lamentalidad, por la capacidad de dañar del enemigo. Se trataba más bien de golpear una clase através de sus hombres que de sopesar hechos concretos. La justicia de clase no se detiene en elexamen de casos individuales sino en los períodos de calma.

Los errores, los abusos, los excesos nos parecen funestos sobre todo frente a los sectores socialesque el proletariado debe tratar de agrupar: campesinado medio, capas inferiores de las clasesmedias, intelectuales sin fortuna; de igual manera con respecto a los disidentes de la revolución,revolucionarios sinceros a los cuales las ideologías demasiado alejadas de la comprensión de lasrealidades de la revolución hacen adoptar actitudes objetivamente contrarrevolucionarias. Meacuerdo de aquellos anarquistas que cuando la flota roja defendía desesperadamente Kronstadt yPetrogrado (1920) contra una escuadra inglesa, ¡continuaban imperturbablemente, a bordo dealgunos buques, su buena y vieja propaganda antimilitarista! Pienso también en los socialistas-revolucionarios de izquierda que, en 1918, se esforzaban por meter a la República de los Soviets,desprovista de ejército y de todo tipo de recursos, en una nueva guerra contra el imperialismo

alemán, todavía vigoroso. Entre ésos "revolucionarios" equivocados y los hombres del antiguorégimen, la represión revolucionaria se esfuerza y deberá siempre esforzarse por distinguir; perono siempre es posible lograrlo.

En toda batalla social, determinado porcentaje de excesos, de abusos, de errores no podrán ser evitados. El deber del partido y de todo revolucionario es trabajar por aminorarlos. Suimportancia en definitiva, no depende sino de los siguientes factores:

1] La proporción de las fuerzas enfrentadas y el grado de encarnizamiento de la lucha;

2] el grado de organización de la acción; la eficacia del control del partido del proletariado sobre

la acción;

3] el grado de cultura de las masas proletarias y campesinas.

Una cierta crueldad resulta de las circunstancias materiales de la lucha: repletas, las prisiones deuna revolución proletaria no soportan, en lo relativo a la higiene, la comparación con las "buenas prisiones" de la burguesía... en tiempos normales. En las ciudades sitiadas, donde reinan elhambre y el tifus, en esas prisiones se muere un poco más que afuera. ¿Qué hacer? Cuando lacárcel está llena de obreros y campesinos, esta ociosa cuestión no preocupa ni siquiera a losfilántropos. Cuando los communards prisioneros en el campo de Satory dormían a cielo abiertosobre el barro y las piedras, tiritando en las noches heladas, bajo la lluvia torrencial -con

 prohibición de incorporarse, orden a los centinelas de disparar sobre cualquiera que seincorporara un gran filósofo, Taine, escribía: "Esos miserables se pusieron fuera de lahumanidad...

Al día siguiente de tomar el poder, el proletariado, solicitado por innumerables tareas, resuelve,naturalmente, las más importantes: avituallamiento, organización urbana, defensa exterior einterior, inventario de los bienes expropiados, embargo de riquezas. Consagra a esto sus mejoresfuerzas. Para la represión revolucionaria no queda -y es una causa de errores y de abusos- másque un personal subalterno bajo la jefatura de hombres que deben buscarse entre los más firmes y puros (lo cual hizo la dictadura del proletariado en Rusia -Djerjinsky- y en Polonia -Otto Corvin).Los asuntos de la defensa interior de una revolución son los más delicados, los más difíciles, los

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más dolorosos y a veces los más espantosos. Los mejores de entre los revolucionarios conelevada conciencia, espíritu escrupuloso y carácter firme se le deben consagrar.

Por medio de ellos se ejerce el control del partido. Este control, moral y político, permanente enéste y los otros dominios, expresa al mismo tiempo la intervención de la élite más consciente - dela clase obrera, y la intervención un tanto menos directa de las masas populares bajo el controlefectivo de aquellos para los que el partido está presente en todos los actos de su vida. Tambiéngarantiza el espíritu de clase de la represión. Las posibilidades de errores y de abusos se reduciránen la medida en que las fuerzas de vanguardia del proletariado puedan actuar en este sector.

IX. Represión y provocación

En el curso de nuestro estudio sobre la Ojrana, nos ocupamos largamente de la provocación. Ellano es un elemento necesario en la técnica de toda policía. La tarea de una policía es la decontrolar, la de saber, la de prevenir. No la de provocar, cultivar o suscitar. En el Estado burgués,la provocación judicial policiaca, casi desconocida en las épocas de estabilidad, toma unaimportancia creciente a medida que el régimen declina, se debilita, resbala en el abismo. Laactualidad basta para convencernos. Prácticamente insignificante en este momento en elmovimiento obrero de Francia, Bélgica, Inglaterra, países con una relativa prosperidad capitalista,la provocación no tuvo en Alemania, inmediatamente después de las crisis revolucionarias defines de 1923, una importancia menor de la que tuvo en Rusia después de la revolución derrotadade 1905. El proceso de Leipzig, llamado de la "cheka alemana", durante el cual se vio a la policía berlinesa montar, en casa de uno de los defensores del socialista Kurt Rosenfeld, un robonocturno (abril-mayo de 1925), revela en la Seguridad General del Reich manejos muy parecidosa los de la Ojrana. En otro país, donde la reacción se enfrenta desde hace casi dos años con unarevolución popular -Bulgaria-, el mismo fenómeno, pero más acentuado todavía. En Polonia, la provocación se ha convertido en el arma por excelencia de la reacción contra el movimientoobrero. Limitémonos a estos ejemplos.

La provocación policial es principalmente el arma -o el mal- de los Regímenes endescomposición. Consciente de su impotencia para prevenir o para impedir, su policía suscitainiciativas que reprime inmediatamente. La provocación también es un hecho espontáneo,elemental, resultante de la desmoralización de una policía acorralada, desbordada por losacontecimientos, que no puede con una tarea infinitamente superior a sus fuerzas y que trata almenos de justificar la atención y el favor de sus patrones.

X. ¿Cuándo es eficaz la represión?

La Ojrana no pudo impedir la caída de la autocracia.Pero la Cheka contribuyó poderosamente a impedir el derrocamiento del poder de los soviets.

La autocracia rusa, más que ser derribada, cayó por si misma. Le bastó un empujón. Aquel viejoedificio carcomido, del cual la inmensa mayoría de la población deseaba la caída, se derrumbó.El desarrollo económico de Rusia necesitaba una revolución, ¿qué podía contra ello la SeguridadGeneral? ¿Le incumbía remediar los conflictos de intereses enfrentados, irreconciliables,decididos a todo para salir de una situación que no ofrecía otra salida que la guerra de clases,conflicto entre la burguesía industrial y financiera, los grandes latifundistas, la nobleza, losintelectuales, los desclasados, el proletariado y las masas campesinas? Su acción no podía proporcionarle al antiguo régimen, aun a condición de contar con hábiles medidas de políticageneral, más que recursos limitados. Aquel cordón de policías y de agentes provocadores trataba

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a ciegas de contener el empuje de la oleada contra el viejo farallón resquebrajado, bamboleante,que pronto los enterraría bajo sus escombros. ¡ Qué ironía!

La Cheka no cumplió funciones tan absurdas.

En un país dividido en blancos y rojos, donde los rojos eran forzosamente la mayoría, busca alenemigo, lo desarma, lo golpea. No es sino un atina en manos de la mayoría contra la minoría, unarma entre muchas otras, accesoria después de todo y que no adquiere gran importancia más queen razón del peligro de que la revolución sea herida en la cabeza por los golpes del enemigo. Secuenta que al otro día de haber tomado el poder, Lenin pasó una noche en claro redactando eldecreto de expropiación de la tierra. "Con tal que tengamos tiempo de promulgarlo", decía. "Aver quién intenta entonces derogarlo." La expropiación de los dominios señoriales proporcionóinstantáneamente a los bolcheviques el apoyo de cien millones de campesinos.

La represión es eficaz cuando complementa el efecto de medidas eficaces de política general.Antes de la Revolución de Octubre, cuando el gabinete de Kerensky rechaza satisfacer lasdemandas de los campesinos, la detención de los agitadores revolucionarios no hacia más queaumentar la irritación y la desesperación en las aldeas. Después del desplazamiento de las fuerzassociales operado en los campos por la expropiación de los dominios, el interés de los campesinoslos lleva a defender el poder de los soviets; el arresto de los agitadores socialistas-revolucionarioso monárquicos, decididos los unos a explotar en los campos su pasada popularidad y los otros aespecular con el espíritu religioso, suprimió una fuente de confusiones.

La represión es un arma eficaz en manos de una clase enérgica, consciente de lo que quiere y quesirve los intereses de la inmensa mayoría. En manos de una aristocracia degenerada, cuyos privilegios constituyen un obstáculo al desarrollo económico de la sociedad, es históricamenteineficaz. No lo disimulemos más: a una burguesía fuerte en los períodos decisivos, le puede prestar casi los mismos servicios que al proletariado durante la guerra civil.

La represión es eficaz cuando va en el sentido del desarrollo histórico; es, en fin de cuentas,impotente cuando va contra el sentido del desarrollo histórico.

XI. Conciencia del riesgo y conciencia del fin

En veinte ocasiones, tanto durante lo más intenso de la guerra civil como antes de la toma del poder, Lenin se dedicó a restablecer las teorías de Marx sobre la desaparición del Estado y sobrela abolición final de la violencia en la sociedad comunista. Una de las razones que invoca para preconizar la sustitución de la palabra socialdemócrata por la palabra comunista para ladesignación del partido bolchevique, es que "el término socialdemócrata es científicamenteinexacto. La democracia es una de las formas del Estado. Pero, como marxistas, estamos contratodo Estado".(4) También recordamos un artículo que escribió en tiempos difíciles, con ocasióndel primero de mayo (en 1920, nos parece). El puño de hierro del partido proletario todavíamantenía el comunismo de guerra. El terror rojo sólo estaba amodorrado. Por encima de ese presente heroico y terrible, los hombres de la revolución mantenían los ojos calmadamente fijosen la meta. Cerrado a todo utopismo, desdeñoso de los sueños, pero dedicadoinquebrantablemente al logro de los objetivos esenciales de la revolución, Lenin, jefe indiscutidodel primer Estado proletario, Lenin, el animador de una dictadura, evocaba un futuro en el que eltrabajo v la repartición del producto estarían regidos por el principio: "De cada uno según suscapacidades, a cada uno según sus necesidades."

La diferencia fundamental entre el Estado capitalista y el Estado proletario es ésta: el Estado delos trabajadores trabaja por su propia desaparición. La diferencia fundamental entre la violencia-represión ejercida por la dictadura del proletariado, es que esta última constituye un armanecesaria de la clase trabajadora para la abolición de toda violencia.

 No se debe olvidar jamás. La conciencia de los fines supremos también es una fuerza.

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A fines del siglo anterior se podía alimentar el gran sueño de una transformación social idílica.Generosos espíritus se dedicaron a él, desdeñando o deformando la ciencia de Marx. Seimaginaban la revolución social como la expropiación casi indolora de una ínfima minoría de plutócratas. ¿Por qué el proletariado magnánimo, rompiendo las viejas espadas y los fusilesmodernos, no habría de perdonar a sus desposeídos explotadores de la víspera? Los últimos ricosse extinguirían pacíficamente, ociosos, rodeados de un burlón menosprecio. La expropiación delos tesoros acumulados por el capitalismo, unida a la reorganización racional de la producción, le proporcionaría a la sociedad entera, en su momento, la seguridad y la comodidad. Todas lasideologías obreras de anteguerra estaban más o menos penetradas de esas falsas ideas. El mitoradical del progreso las dominaba. Mientras tanto, los capitalistas perfeccionaban su artillería. Enla II Internacional, un puñado de marxistas revolucionarios desentrañaban solos las grandesvertientes del desarrollo histórico. En Francia, en torno al problema de la violencia proletaria,algunos sindicalistas revolucionarios veían claro.

Pero el capitalismo, en otra época inicuo y cruel sin duda, pero creador de riquezas, se convirtió,en el apogeo de su historia, que comienza el 2 de agosto de 1914, en el exterminador de su propiacivilización, en el exterminador de sus pueblos... Desarrollado prodigiosamente durante un siglode descubrimientos y de labor encarnizada, con la técnica científica en manos de los grandes

 burgueses, de los jefes de bancos y trusts, se volvió contra el hombre. Todo lo que servia para producir, para extender el poder humano sobre la naturaleza, para enriquecer la vida, sirvió paradestruir y para matar con un poderío repentinamente acrecentado. Basta una tarde de bombardeo para destruir una ciudad, obra de siglos de cultura. Basta una bala de 6 milímetros para paralizar totalmente el cerebro mejor organizado. No podemos ignorar que una nueva conflagraciónimperialista podría herir de muerte la civilización europea ya bastante golpeada. Es razonable prever, en razón del progreso del "arte militar" la despoblación de países enteros por una aviación provista de armas químicas, cuyo enorme peligro denunció en 1924 la Sociedad de Naciones -¡yno se la acusará de demagogia revolucionaria!- en un documento oficial. Todavía no hanterminado de ser acondicionados en los monumentos patrióticos la sangre y los huesos demillones de muertos de 1914-18 cuando esta amenaza se cierne nuevamente sobre la humanidad.

Teniendo presentes las duras realidades de la revolución, es necesario recordar estas cosas. Lossacrificios impuestos por la guerra civil, la implacable necesidad del terror, los rigores de larepresión revolucionaria, los errores ineluctables y dolorosos aparecen entonces reducidos a sus justas proporciones. Son males ínfimos comparados con esas inmensas calamidades. Si noestuviera de más, el solo osario de Verdún los justificaría ampliamente.

"La revolución o la muerte." Esta frase de un combatiente de Verdún sigue siendo una profundaverdad. En las próximas horas terribles de la historia, ése será el dilema. Habrá llegado elmomento para la clase obrera de cumplir con esta dura, aunque saludable y salvadora tarea: larevolución.

 _____________________  

NOTAS 

1. He relatado estos episodios en Pendant la guerre civil. Ed. Librairie du Travail, París, 1921.

2. El bajo índice de natalidad inquieta sensiblemente a los jefes de la burguesía francesa. Lascomisiones instituidas para investigar sus causas han llegado a la conclusión, lo que es totalmente justo, de que este fenómeno es característico de un Estado de pequeños rentistas. ¿Qué puede ellegislador en contra? Sólo le queda amonestar platónicamente al pequeño rentista egoísta quesólo quiere un hijo.

3. Ya hemos hecho alusión en otra parte a las jornadas de junio de 1848. Es deplorable el olvidoen que ha caído esta página edificante y gloriosa de la historia del proletariado francés. La burguesía de la II República atravesaba una crisis cuya consecuencia fue la extensión deldesempleo. Para el problema del desempleo sólo encontró una solución: promover la sublevacióny luego reprimirla. Paul-Luis ofrece en su Histoire du socialisme francais un cuadro conciso deestos acontecimientos.

4. Véase Victor Serge, Lenín, 1917. Librairie du Travail, París, 1925.

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Víctor Serge

Vida temprana de Stalin

Escrito: En 1940.Primera edición: En 1940, como parte de la biografía Portrait of Stalin.Esta edición: Marxists Internet Archive, febrero de 2001

El 21 de diciembre de 1879, en el pueblo de Didi-Lilo, cerca de Tiflis, Ekaterina Dzhugashvili,que era de origen alano, le dio a su marido, Visarión Dzhugashvili, un hijo al que llamaron Iosif,

José, y apodaron afectuosamente Sosó. Casi no se sabe nada del padre. De cepa campesina, fueartesano, zapatero; tal vez, bebedor. El niño parece haber sido educado por la madre, que queríaque se instruyera. De una escuela provinciana pasó al seminario de Tiflis para volverse sacerdote, pues esta era la única carrera que se ofrecía a los jóvenes del pueblo. Ekaterina Dzhugashviliacabó sus días hace pocos años en el modesto departamento de la antigua residencia de losvirreyes del Cáucaso. Se saben muy pocas cosas sobre la infancia y la adolescencia delseminarista. Georgia, pobre y desprovista de medios de comunicación, sufría en aquella época devarios yugos sobrepuestos. La administración rusa trataba a los georgianos como puebloconquistado, pero se sometían mal, pues eran demasiado orgullosos, demasiado buenos tiradores.Sus propios príncipes, arruinados en su mayoría, eran cazadores, bebedores, aventureros,orgullosos como los hidalgos de la decadencia de España y los maltrataban voluntaria,

 paternalmente. Vivían en la miseria y la opresión, eran sacudidos por revueltas periódicas yalimentaban su alma con relatos de la resistencia al invasor del norte. Siete años antes que JoséDzhugashvili llegase al seminario un rector-arcipreste había sido apuñalado por un seminarista.El ferrocarril de Bakú acababa de llegar a Tiflis; en torno a las primeras industrias mecanizadasnacía un proletariado miserable y fatigado al que los seminaristas, ellos mismos convertidos alsocialismo por el Manifiesto comunista de Karl Marx, aportaban con ardor un nuevo ideal.Hagamos notar que el Manifiesto, escrito en Francia a principios del desarrollo industrial deOccidente, podía aplicarse bastante bien a un país donde el capitalismo hacía brutalmente suaparición. El seminario de Tiflis ya había formado varios hombres llamados a desempeñar un papel en la historia, como Noé Jordania, fundador de la socialdemocracia georgiana, y Chjeidze,que en 1917 debía presidir el soviet de Petrogrado. La enseñanza religiosa era ritual y limitada, e

inferior en mucho a la enseñanza revolucionaria, por elemental que fuese ésta. Dzhugashvili sevolvió ateo en el seminario al leer algo sobre Darwin; al comprender los esquemas más claros delManifiesto se consideró marxista. Así, la revuelta natural que incubaba su generación tomó en éluna forma consciente.

 No se sabe si fue expulsado del seminario o si su madre lo sacó de ahí como lo sigue sosteniendoella, por razones de salud. Este detalle podría tener una importancia psicológica. ¿Dio muestrasde ser un hábil simulador para parecer inteligente, o fue expulsado, pero por incapacidad? Losarchivos del seminario existen y si no se ha querido sacar nada de ahí es, ciertamente, con razón.

Estamos entre 1898 y 1900. La vieja santa Rusia imperial, señorial, burocrática y campesina haentrado en, las tormentas de la industrialización. Señalemos brevemente algunas fechas. 1861:emancipación --más bien teórica-- de los siervos por un decreto de Alexandr II. El "zar liberador"murió en 1881, en una calle de San Petersburgo, despedazado por las bombas del partido de la"Voluntad del Pueblo", que se limitaba a exigir una constitución. Se ahorcó a los regicidas y se proclamó, bajo Alexandr III, la autocracia "inquebrantable". El terrorismo se extinguió, pero lashuelgas iban a multiplicarse. La industria rusa, ampliamente alimentada por los capitalesextranjeros, se benefició, en su desarrollo, con todos los recursos, materias primas, mercados,mano de obra a precios irrisorios de un vasto país primitivo. ¿Por qué fabrica revolucionarios enserie? Porque los contrastes sociales son extremadamente marcados. La burguesía creciente es

embromada por las instituciones burocráticas y aristocráticas del Antiguo Régimen, a las queaprende a odiar. Las clases medias de las ciudades no tienen derechos ni porvenir y he aquí que

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es de ellas de donde salen los intelectuales. El campesinado, totalmente abajo en la escala social,carece de tierras, de recursos, de todo. El campesinado el que proporciona obreros a lasmanufacturas y a las fábricas, donde se trabaja hasta catorce horas al día. En 1898 fue necesariauna huelga en la capital para que los tejedores obtuvieran la jornada de 11 horas y media. El pagode los salarios dependía, a menudo, de la arbitrariedad patronal.

En 1876 se llevó a cabo, en una plaza de San Petersburgo, la primera manifestación deestudiantes socialistas bajo la insignia de la bandera roja. En 1892 se forman los primeroscírculos socialistas en los que se encuentran, entre otros estudiantes, Vladimir Ulianov, que luegoserá Lenin, y su compañera Nadiezhda Krúpskaia. En 1887 el hermano de Vladimir, Aleksander,fue ahorcado por haber participado en un complot terrorista en el qué también se hallabanimplicados dos jóvenes polacos, Bronislaw y José Pilsudsky... En 1896 León Bronstein, queluego sería Trotsky, funda un círculo obrero en el sur de Rusia. Desde 1894 existe un partidosocialdemócrata ruso, aunque todavía insignificante. Sus fundadores se hallan en prisión, dondeleen a Marx. Lenin escribe en prisión su primer folleto. Luego se fuga de Siberia y se va aMunich a redactar Iskra (La chispa), para agrupar a la juventud militante. Pese a su sólidaapariencia, todo el viejo imperio entra poco a poco en fermentación. En la Europa de ese tiempoes el único Estado que se puede comparar, a causa de su régimen interior, con los Estados

totalitarios de hoy. Su secular robustez parece desafiar al tiempo. Es precisa la audacia de los jóvenes cirujanos apasionados para osar decir que el paciente, ese coloso, ha sido atacado por unmal mortal.

La verdad estalla en 1905. El imperialismo ruso, que progresa sin cesar en Asia desde hace variossiglos, llegó a los bordes del Pacífico. En las fronteras de Manchuria y Corea choca con elimperialismo japonés, nacido de la revolución de 1868. En un año los rusos sufren en los camposde batalla de Manchuria, en Liao-Yang y Mukden, irreparables derrotas. Su flota, llegada deEuropa, es destruida en el estrecho de Tsushima por el almirante Tojo. Pierden la fortaleza dePort Arthur. Independientemente del valor de los mujiks, a los que se les han dado fusiles, pierden todo porque el estado de los transportes es inverosímil y la corrupción de los funcionarios

es comparable con la incapacidad de los generales de la corte. La incuria del régimen se agravacon sus contradicciones políticas, que hacen desear la derrota a gran parte de la poblaciónilustrada. De esta derrota nace una Jacquerie,es decir, la arremetida de los campesinos contra lastierras señoriales. Los nidos de los señores arden, los atentados, las huelgas, los motines militaresse producen por centenas. El 17 de octubre de 1905 una huelga general espontánea obliga al zar  Nikolai II a conceder a su pueblo un régimen constitucional cuasiparlamentario y libertadesdemocráticas... A estos días de alegría les siguen días de sangre; y es entonces cuando lareacción, tras haberse recuperado, gracias a la fidelidad del grueso del ejército, reprimedespiadadamente las insurrecciones, hace pedazos el levantamiento de Moscú, hace arrestar alSoviet, es decir al Consejo de diputados obreros de San Petersburgo, presidido por el jovenrevolucionario llamado León Trotsky que acaba de decretar la jornada de ocho horas...

La primera Revolución rusa fue una prodigiosa llamarada. Produjo, por millares, combatientes,héroes, ideólogos, políticos, fanáticos, aventureros. Todos los nombres que entraron en la historiaunos doce años más tarde ya entonces figuraron en un buen lugar excepto el de JoséDzhugashvili. En el Cáucaso, sin embargo, la tormenta tuvo tal violencia que arrasó con tododurante algunos momentos y la revolución gobernó el país, con excepción de algunos islotes.

Dzhugashvili tiene veintiséis años. Milita en los círculos social-demócratas de Tiflis, de Batumi,en el Mar Negro, de Bakú, en el Mar Caspio, bajo diversos seudónimos, de los cuales prefiereuno, significativo: Koba, que tomó del personaje de una novela. Esto, que data de su primera juventud, revela tal vez el único impulso que tuvo hacía un destino patético. Sabemos que

escribía versos detestables y se nos ha asegurado que existen, y que se le conocieron tragedias deun movimiento y una grandilocuencia impetuosas, a la manera del escritor polaco, entonces demoda, Pzybychevsky, que a su vez se inspiraba en Nietzsche. Si estos ensayos literarios existenestán bien ocultos y, sin duda, con razón. Sobre la actividad revolucionaria de Koba se sabe poco.Biógrafos tan atentos como Boris Suvorin y León Trotsky (en una gran obra aún inédita) hanestudiado, línea por línea, la vasta documentación existente y no han encontrado nada notable,aunque sí han advertido muchos puntos oscuros.

Dzhugashvili fue empleado del observatorio de Tiflis, pero vivió sobre todo de la vida pobre yazarosa del militante, más o menos alimentado a expensas de las pequeñas organizaciones quetambién eran muy pobres. Afiliado al círculo del Partido Obrero Socialdemócrata de Tiflis, desde

1898 se hizo notar, entre los obreros del depósito de ferrocarriles, por su carácter antisocial --e

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incluso se ha escrito intrigante--; y en 1908 tuvo que abandonar la pequeña capital para ir amilitar a Batumi. Tal vez había sido expulsado del grupo de Tiflis por haber calumniado aalgunos de sus miembros con el fin de adquirir él mismo más autoridad. Un viejo revolucionariogeorgiano que le conoció en esa época me decía: "Era un muchachito desenvuelto. Capaz. Perosoberanamente socarrón, que sabía muy bien sembrar la cizaña..." En Batumi fundó un círculo deobreros, participó en una huelga, a la que siguió una manifestación en la calle, donde corrió lasangre. La represión, severa, no lo golpeó sino con moderación y esto prueba que en todo aquellodesempeñó un oscuro papel o que se mostró muy hábil para hacer que otros actuaran sin que elfuera percibido.

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Víctor Serge

Treinta años después de la Revolución Rusa

Escrito: En 1947.Edición Digital: Fundación Andreu Nin.Esta edición: Marxists Internet Archive.

 Escrito en en el exilio, en el año 1947, este texto es comunmente considerado como el "testamento político" de Serge. 

Los años 1938-1939 han marcado un nuevo rumbo decisivo. Se ha concluido la transformación

de las instituciones y de las hábitos de los cuadros del Estado, llamado todavía soviético aunqueno lo sea para nada, gracias a las "depuraciones" implacables, dando lugar a un sistema perfectamente totalitario, pues sus dirigentes son los dueños absolutos de la vida social,económica, política y espiritual del país; el individuo y las masas no poseen ningún derecho. Lacondición material de las ocho o nueve décimas partes de la población se mantiene en un nivelmuy bajo. El conflicto abierto con los campesinos se prolonga bajo formas atenuadas. Se haceevidente que, poco a poco, una contrarrevolución ha triunfado. La URSS, al intervenir en laguerra civil española, ha intentando controlar al gobierno de la república y se ha opuesto, con los peores medios -corrupción, chantaje, represión, asesinato-, al movimiento obrero que se inspirabaen los ideales un día compartidos. Una vez consumada la derrota de la República española, no sinque Stalin tenga parte de responsabilidad, la URSS pactó pronto, al principio en secreto, con el

Tercer Reich. En el punto más álgido de la crisis europea pueden verse a las dos potencias, lafascista y la antifascista, la bolchevique y la antibolchevique, abandonar sus máscaras y unirse enel reparto de Polonia. La URSS extiende, con el consentimiento de la Alemania nazi, suhegemonía sobre los países bálticos que se separaron de Rusia durante las luchas de 1917-1919.Este cambio de la política internacional rusa se explica por los intereses de una casta dirigenteávida e inquieta, reducida a una capitulación moral frente al Tercer Reich al que teme por susuperioridad técnica. Las similitudes internas de las dos dictaduras lo han facilitado.

¡Qué espantoso camino hemos recorrido en estos treinta años! El acontecimiento másesperanzador, más grandioso de nuestro tiempo, parece volverse contra nosotros. ¿Qué nos quedadel entusiasmo inolvidable de 1917? Muchos hombres de mi generación, que fueron comunistas

desde el primer momento, no guardan otro sentimiento que el rencor hacia la revolución rusa.Quedan muy pocos testigos y participantes. El partido de Lenin y Trotsky ha sido fusilado. Los

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documentos han sido destruidos, escondidos o falsificados. Sobreviven sólo y en gran número losemigrados que estuvieron siempre en contra de la revolución. Escriben libros, son enseñantes,cuentan con el apoyo del conservadurismo, todavía poderoso y, por otra parte, incapaz, en estaépoca de convulsión mundial, de desarmarse o de demostrar objetividad.... Una pobre lógica,mostrándonos el negro espectáculo de la URSS estalinista, afirma la debacle del bolchevismo, ladel marxismo, la del socialismo... Escamoteo fácil, en apariencia, de los problemas mundialesque aquejan al mundo y que no dejarán de lastrarle de inmediato. ¿Olvidan las otras debacles?¿Qué ha hecho el cristianismo durante las catástrofes sociales? ¿Qué ha pasado con elliberalismo? ¿Qué ha producido el conservadurismo ilustrado o reaccionario? ¿No hanengendrado a Mussolini, a Hitler, a Salazar o a Franco? Si se tratara de plantear con honestidadlas debacles de las ideologías, tendríamos trabajo para largo. Y nada ha acabado aún...

Todo acontecimiento es a la vez definitivo y transitorio. Se prolonga en el tiempo bajo aspectos, aveces, imprevisibles. Antes de esbozar un juicio sobre la revolución rusa, recordemos loscambios de rumbo y de perspectivas de la revolución francesa. El entusiasmo de Kant ante latoma de la Bastilla... El Terror, Termidor, el Directorio, Napoleón. Entre 1789 y 1802, larepública libertaria, igualitaria y fraternal fue absolutamente negada. Las conquistasnapoleónicas, creadoras de un orden nuevo, sólo en el nombre, chocan por su similitud con las de

Hitler. El emperador se convirtió en "el Ogro". El mundo civilizado se unió contra él, la SantaAlianza pretendía restablecer y estabilizar en toda Europa el antiguo régimen… Sin embargo,vemos que la revolución francesa, con la irrupción de la burguesía, del espíritu científico y de laindustria, alimentó al siglo XIX. Pero treinta años después, en 1819, en el tiempo de Luis XVIII ydel zar Alejandro I, ¿no parece como uno de los más costosos fracasos históricos? ¡Cuántascabezas cortadas, cuántas guerras, para llegar a una mezquina restauración monárquica!

Es natural que la falsificación de la historia esté hoy al orden del día. Entre las ciencias inexactas,la historia es aquella que lesiona más intereses materiales y psicológicos. Sobre la revolución rusa pululan leyendas, errores, interpretaciones tendenciosas, aunque sea fácil informarse sobre loshechos… Pero, evidentemente, es más cómodo escribir y hablar sin informarse.

A menudo se afirma que "el golpe de mano bolchevique de octubre-noviembre de 1917 derribóuna democracia naciente..." Nada más falso. En Rusia, la República no había sido proclamada, noexistía ninguna institución democrática fuera de los Sóviets o de los Consejos obreros, decampesinos y de soldados... El gobierno provisional, presidido por Kerenski, se había negado allevar a cabo la reforma agraria, a abrir las negociaciones de paz reclamadas por la voluntad popular, a tomar medidas efectivas contra la reacción. Vivía una transición entre dos complots  permanentes: el de los generales y el de las masas revolucionarias. Nada hacía pensar en elestablecimiento pacífico de una democracia socializante, la única que hubiera sidohipotéticamente viable. A partir de septiembre de 1917 la alternativa se daba entre la dictadura delos generales reaccionarios o en la de los Sóviets. En ésto coinciden dos historiadores desde

 posiciones opuestas: Trotsky y el hombre de Estado liberal de derechas, Miliukov. La revoluciónsoviética o bolchevique fue el resultado de la incapacidad de la revolución democrática,moderada, inestable e inoperante que la burguesía liberal y los partidos socialistascontemporizadores dirigieron después de la caída de la autocracia.

Se continúa afirmando que la insurrección del 7 de noviembre (25 de octubre al viejo estilo) de1917 fue la obra de una minoría de conspiradores: el Partido bolchevique. Nada se opone más alos hechos verificables. 1917 fue un año de acción de masas asombroso por la multiplicidad, lavariedad, la potencia, la perseverancia de las iniciativas populares que empujaron a levantarse alos bolcheviques. Las demandas agrarias se extendían por toda Rusia. En el ejército, lainsubordinación aniquilaba la vieja disciplina. Cronstadt y la flota del Báltico habían rechazado

categóricamente obedecer al gobierno provisional y sólo la intervención de Trotsky en el Sóvietde la base naval evitó un conflicto armado. El Sóviet de Tachkent, en Turkestán, había tomado el poder por su propia cuenta.... Kerenski amenazaba al Sóviet de Kaluga con la artillería... Unejército de 40.000 hombres en el Volga se negaba a obedecer. En las afueras de Petrogrado y deMoscú se formaban guardias rojos obreros. La guarnición de Petrogrado se ponía a las órdenesdel Sóviet. En los Sóviets, la mayoría de los socialistas moderados se pasaban pacíficamente a los bolcheviques, sorprendiéndoles a ellos mismos este cambio. Los socialistas moderadosabandonaban a Kerenski, que no podía contar más que con los militares que llegaron a ser tremendamente impopulares. Estas son las razones por las cuales la insurrección venció enPetrogrado, casi sin derramamiento de sangre, con entusiasmo. Hay que volver a leer, sobre estosacontecimientos, las formidables páginas de John Reed y de Jacques Sadoul, testigos

 presenciales. El complot bolchevique fue literalmente conducido por una colosal ola ascendente.

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Conviene recordar que el imperio se había hundido en febrero-marzo de 1917 bajo el empuje del pueblo desarmado de las afueras de Petrogrado. La confraternización espontánea de la guarnicióncon las manifestaciones obreras decidió la suerte de la autocracia. Más tarde, se buscaría a losdesconocidos que tomaron la iniciativa de esta confraternización; se encontró a muchos, lamayoría de ellos ha quedado en el anonimato... Los dirigentes y militantes más cualificados detodos los partidos revolucionarios estaban en esos momentos en el extranjero o presos. Los pequeños grupos que existían en Petrogrado estaban tan sorprendidos y sobrepasados por losacontecimientos ¡que los bolcheviques se proponían publicar un llamamiento a la vuelta altrabajo en las fábricas! Cuatro meses más tarde, la experiencia del gobierno de coalición de lossocialistas moderados y de la burguesía liberal suscitó una cólera tal que a principios de julio laguarnición y los barrios obreros organizaron, ellos mismos, una gran manifestación armada bajola consigna de todo el poder a los Sóviets. Los bolcheviques desaprobaron esta iniciativa tomada por desconocidos, uniéndose de mala gana al movimiento para conducirle a una liquidación tandolorosa como peligrosa. Estimaban, probablemente con razón, que el país no seguiría a lacapital. Se convirtieron, naturalmente, en la cabeza de turco. La persecución y la calumnia("agentes de Alemania") cayó inmediatamente sobre ellos. A partir de ese momento supieron quesi no se ponían a la cabeza del movimiento de masas ganarían la impopularidad y los generalescumplirían su objetivo.

El general Kornilov se mete en la aventura en septiembre de 1917, con la complicidad manifiestade una parte del gobierno Kerenski. Lenin y Zinoviev escondidos, Trotsky en prisión, los bolcheviques están acosados. Las tropas de Kornilov se disgregan al contacto con los ferroviariosy los agitadores obreros.

Los funcionarios de la autocracia vieron venir la revolución; no supieron impedirla. Los partidosrevolucionarios la esperaban; no supieron, no pudieron provocarla. Una vez desencadenados losacontecimientos, no les quedaba más que participar con más o menos clarividencia y voluntad

Los bolcheviques asumieron el poder porque, en la selección natural que se produjo entre los

 partidos revolucionarios, ellos fueron los más aptos para expresar de una forma coherente,clarividente y voluntariosa, las aspiraciones de las masas movilizadas. Conservaron el poder,vencieron en la guerra civil porque las masas populares finalmente les apoyaron, a pesar de lasvacilaciones y los conflictos, del Báltico al Pacífico. Este gran hecho histórico ha sido reconocido por la mayoría de los enemigos rusos del bolchevismo. Hélène Kousskova, propagandista liberalen la emigración, escribía recientemente que es "incontestable que el pueblo no apoyaba ni almovimiento de los Blancos (...) ni la lucha por la Asamblea Constituyente (...)". Los Blancosrepresentaban la contrarrevolución monárquica, los Constituyentes, el antibolchevismodemocrático. Por eso, hasta el final de la guerra civil, en 1920-1921, la revolución rusa apareceante nosotros como un inmenso movimiento popular al que el Partido bolchevique dota de uncerebro y un sistema nervioso, así como de dirigentes y cuadros.

Se afirma que los bolcheviques quisieron inmediatamente el monopolio del poder. ¡Otraleyenda!. Al contrario, temían el aislamiento en el poder. Muchos de ellos fueron partidarios, al principio, de un gobierno de coalición socialista. Lenin y Trotsky rechazaron la coalición con los partidos socialistas moderados que habían conducido la revolución de marzo al fracaso y que senegaban a reconocer al régimen de los Sóviets. Pero el Partido bolchevique solicitó y obtuvo lacolaboración del Partido socialista revolucionario de izquierdas, partido campesino dirigido por intelectuales idealistas hostiles al marxismo. A partir de noviembre de 1917 hasta el 6 de julio de1918, los socialistas-revolucionarios de izquierda participaron en el gobierno. Rechazaron, juntoa un tercio de conocidos bolcheviques, admitir la paz de Brest-Litovsky y, el 6 de julio de 1918,dieron una batalla insurreccional en Moscú en la que proclamaban su intención de "gobernar 

solos" y de "recomenzar la guerra contra el imperialismo alemán". Su mensaje radiado ese día fuela primera proclamación de un gobierno de partido único. Fueron vencidos y los bolcheviquestuvieron que gobernar solos. A partir de ese momento, su responsabilidad aumentó, sumentalidad cambió.

¿Constituían antes o después de la escisión del Partido obrero socialdemócrata ruso en mayoría(bolcheviques) y minoría (mencheviques), un partido profundamente diferente a otros partidosrevolucionarios rusos? Se les imputa un carácter autoritario, intolerante, amoral en la elección delos medios; una organización centralizada y disciplinada que contenía el germen del estatismo burocrático; un carácter dictatorial e inhumano. Tanto autores eruditos como ignorantescoinciden en señalar la "amoralidad" de Lenin, su "jacobinismo proletario", su "revolucionarismo

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 profesional". Una mención a la novela-panfleto de Dostoievski, Los Poseídos, y el ensayista creehaber esclarecido los problemas por él creados.

Todos los partidos revolucionarios rusos, ya desde 1870-1880, fueron autoritarios, fuertementecentralizados y disciplinados en la ilegalidad, para la ilegalidad; todos formaron "revolucionarios profesionales", es decir, hombres que vivían exclusivamente para la lucha; todos podrían,ocasionalmente, ser acusados de una cierta amoralidad práctica, aunque sea justo reconocerles unidealismo ardiente y desinteresado. Casi todos estaban imbuidos de una mentalidad jacobina, proletaria o no. Todos crearon héroes y fanáticos. Todos, con excepción de los mencheviques,aspiraban a una dictadura, y los mencheviques georgianos recurrieron a procedimientosdictatoriales. Todos los grandes partidos eran estatalistas, tanto por su estructura como por lafinalidad que se asignaban. En realidad, había, más allá de las divergencias doctrinalesimportantes, una única mentalidad revolucionaria.

Recordemos el temperamento autoritario del anarquista Bakunin y sus métodos de organizaciónclandestina en el seno de la primera Internacional. En su Confesión Bakunin preconiza unadictadura ilustrada, pero sin piedad, ejercida por el pueblo… El Partido socialista-revolucionario,imbuido de un ideal republicano, más radical que socialista, formó, para combatir la autocracia

 por el terrorismo, un "aparato" rigurosamente centralizado, disciplinado, autoritario, presa fácilde la provocación policial. La socialdemocracia rusa, de conjunto, ambicionaba la conquista delEstado. Nadie tuvo un lenguaje más jacobino en relación a la futura revolución rusa que sudirigente Plejánov. El gobierno Kerenski, donde los socialistas-revolucionarios y losmencheviques tenían bastante fuerza, utilizaba, sin cesar, un lenguaje dictatorial, totalmenteveleidoso. Los mismos anarquistas, en las regiones ocupadas por el Ejército Negro de Nestor Makhno, ejercían una auténtica dictadura, acompañada de confiscaciones, requerimientos,arrestos y ejecuciones. Y Makhno fue "batko", padrecito, jefe...

Los socialdemócratas mencheviques de derecha, como Dan y Tseretelli, deseaban un poder fuerte. Tseretelli recomendó la represión del bolchevismo antes de que fuera tarde... Los

mencheviques de izquierda, de la tendencia de Martov, parecen haber sido el único grupo político profundamente interesado en una concepción democrática de la revolución, lo que constituye,desde un punto de vista filosófico, una honrosa excepción.

Las características propias del bolchevismo que le confieren una innegable superioridad sobre los partidos rivales con los que compartía una amplia mentalidad común son: a) la convicciónmarxista; b) la doctrina de la hegemonía del proletariado en la revolución; c) el internacionalismointransigente; d) la unidad de pensamiento y acción. Entre muchos hombres, la unidad de pensamiento y acción condujo a la fe en su propia voluntad.

El realismo marxista de 1917 nos parece hoy un poco esquemático. El mundo ha cambiado, las

luchas sociales son mucho más complejas de lo que eran entonces. Durante la revolución rusa,este realismo, apoyado por importantes conocimientos económicos e históricos, estuvo a la alturade las circunstancias. Contenía eficaces antídotos contra la fraseología liberal, el doble juego, ladilación interesada, la abdicación honorable e hipócrita. Los socialistas moderados estimaban queRusia llevaba a cabo una "revolución burguesa", destinada a abrir al capitalismo una era dedesarrollo, dotándose del estatuto político de democracia burguesa... Los bolcheviques creían quesólo el proletariado podía hacer la revolución "burguesa", pero sin ir más allá; que el socialismono podía triunfar en un país tan atrasado, pero que correspondería a una Rusia socializante dar elimpulso al movimiento obrero europeo. Lenin no preveía, en 1917, la nacionalización completade la producción, sino sólo el control obrero sobre ella; más tarde pensó en un régimen mixto, decapitalismo y estatalismo; sin embargo, en 1918, el estallido de la guerra civil impuso la

nacionalización completa como medida inmediata de defensa... La intransigenciainternacionalista de los bolcheviques descansaba en la fe en una próxima revolución europea,más madura y más fecunda que la revolución rusa... Esta visión de futuro no les era exclusiva.Era compartida, también, por la ideología socialista europea, aunque, de hecho, los grandes partidos no creían en la revolución. El continuador alemán de Marx, Karl Kautsky, habíateorizado hasta 1908 la próxima revolución socialista; Rosa Luxemburgo, Franz Mehring, KarlLiebknecht profesaban la misma convicción. La diferencia esencial entre los bolcheviques y losotros socialistas parece haber sido de naturaleza psicológica, debido a la formación particular dela intelligentsia revolucionaria y del proletariado ruso. No había lugar en el Imperio de los zaresni para el oportunismo parlamentario, ni para los compromisos cotidianos; una realidad social tansimple como brutal engendró una fe completa y activa. En este sentido, los bolcheviques fueron

más rusos y estuvieron más al unísono con las masas rusas que los socialistas-revolucionarios y

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los mencheviques, cuyos cuadros estaban empapados de una mentalidad occidental,evolucionista, democrática, según las tradiciones de los países capitalistas avanzados.

Abramos el difícil capítulo de los errores y las responsabilidades. No sin lamentar que en unestudio tan breve no nos sea posible considerar los errores, las responsabilidades y los crímenesde las potencias y de los partidos que combatieron la revolución soviética-bolchevique. A falta deeste contexto decisivo, estamos obligados a contentarnos con una visión unilateral.

Yo escribía, en 1929, en mi libro Retrato de Stalin, publicado en París (Grasset): "(...) el error más incomprensible -porque fue deliberado- que estos socialistas (los bolcheviques), dotados degrandes conocimientos históricos, cometieron, fue el de crear la Comisión extraordinaria deRepresión de la Contra-Revolución, de la Especulación, del Espionaje, de la Deserción, llamadaabreviadamente Checa, que juzgaba a los acusados y a los simples sospechosos sin ni siquieraescucharlos o verlos, sin permitirles, en consecuencia, ninguna posibilidad de defensa (...),deteniendo en secreto y ejecutando. ¿Qué era sino una Inquisición? Sin duda, un estado de sitio ouna dura guerra civil necesitan medidas extraordinarias; pero, ¿les está permitido a los socialistasolvidar que la publicidad de los procesos es la única garantía contra la arbitrariedad y lacorrupción para no retroceder más allá de los procedimientos expeditivos de Fouquier-Tinville?

El error y la responsabilidad son patentes, las consecuencias han sido espantosas ya que la GPU,es decir, la Checa, ampliada bajo nuevo nombre, acabó por exterminar toda la generaciónrevolucionaria bolchevique (...)" No queda más que remarcar, en favor del Comité central deLenin, algunas circunstancias atenuantes, importantes a los ojos de la sociología. La jovenrepública vivía expuesta a mortales peligros. Su indulgencia hacia generales como Krasnov yKornilov les costó sangre a raudales. El antiguo régimen había utilizado ampliamente el terror.La iniciativa del terror fue tomada por los Blancos, ya en noviembre de 1917, para masacrar a losobreros del arsenal del Kremlin; vuelta a tomar por los reaccionarios finlandeses en los primerosmeses de 1918, a mayor escala, antes de que el "terror rojo" fuera proclamado en Rusia. Lasguerras sociales del siglo XIX, después de las jornadas de junio de 1848 y de la Comuna de Parísen 1871, estuvieron caracterizadas por el exterminio en masa de los proletarios vencidos. Los

revolucionarios rusos sabían lo que les esperaba en caso de derrota. Sin embargo, la Checa fue benigna en sus comienzos, justo hasta el verano de 1918. Y cuando el "terror rojo" fue proclamado, después de los alzamientos contrarrevolucionarios, después del asesinato de los bolcheviques Volodarski y Ouritski, después de los dos atentados contra Lenin, la Checa empezóa fusilar a los rehenes, a los sospechosos y a los enemigos, sólo para canalizar, para controlar elfuror popular. Dzerjinski temía mucho los excesos de las Checas locales; la estadística de loschequistas fusilados es, en este sentido, edificante.

Releyendo últimamente un pequeño libro, deplorablemente traducido al francés, los Recuerdos deun comisario del pueblo, del socialista-revolucionario de izquierdas Steinberg, he vuelto aencontrarme con esos dos significativos episodios. Habiendo sido disparados dos tiros contra

Lenin a finales de 1917, una delegación obrera vino a decirle que si la contrarrevolución hacíaderramar una sola gota de su sangre, el proletariado de Petrogrado le vengaría con creces...Steinberg, que colaboraba entonces con Lenin, hace notar el embarazo de éste. El episodio no fuedifundido, justamente para evitar consecuencias trágicas. Por otro lado, los dos socialistas-revolucionarios que dispararon fueron arrestados, perdonados y, más tarde, pertenecieron alPartido bolchevique... Dos ex-ministros liberales, Chingariov y Kokochkine, al encontrarseenfermos en la cárcel, fueron trasladados al hospital. Fueron asesinados en sus lechos; cuandoinformaron a Lenin, éste, absolutamente trastornado, ordenó al gobierno abrir una investigación ydescubrieron que los autores de los crímenes eran marineros revolucionarios, apoyados y protegidos por el conjunto de sus camaradas. Rechazando la "mansedumbre" de los que estabanen el poder, los marineros la habían suplido mediante una iniciativa terrorista. De hecho, la

tripulación de la flota rehusó entregar a los culpables. Los comisarios del pueblo decidieron"dejar pasar" el asunto. ¿Podían, en el momento en el que el sacrificio de los marineros era cadadía más necesario para el bien de la revolución, abrir un conflicto con el terrorismo espontáneo?En 1920, la pena de muerte fue abolida en Rusia. Se creía próximo el final de la guerra civil. Yocreía que todo el Partido deseaba una normalización del régimen, el fin del estado de sitio, unavuelta a la democracia soviética, la limitación de los poderes de la Checa o, mejor, su supresión.Todo esto era posible, lo que equivale a decir que la salud de la revolución era posible. El país,agotado, quería comenzar la reconstrucción. Sus reservas de entusiasmo y de fe continuabansiendo grandes.

El verano de 1920 marca un fecha fatal. Hay que tener muy mala fe, por parte de los

historiadores, para no señalarlo. Rusia entera vivía con la esperanza de la pacificación en el

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momento en que Pilsudski lanzó los ejércitos polacos contra Ucrania. Esta agresión, claramenteinspirada por ánimos de conquista, coincidió con el reconocimiento acordado por Francia eInglaterra al general barón Wrangel que ocupaba por entonces Crimea. La resistencia de larevolución fue instantánea. Polonia vencida, el Comité central pensó en provocar una revoluciónsoviética. El fracaso del Ejército Rojo ante Varsovia hizo cambiar los propósitos de Lenin, perolo peor fue que, a resultas de esta penosa guerra, en un país desangrado y empobrecido, ya noentró en consideración abolir la pena de muerte ni comenzar la reconstrucción sobre las bases deuna democracia soviética... La miseria y el peligro esclerotizaron al Estado-Partido inmerso enese régimen económico, intolerable para la población y inviable en sí, que se ha dado en llamar el"comunismo de guerra".

A principios de 1921 la sublevación de los marineros de Cronstadt fue, precisamente, unarespuesta contra ese régimen económico y contra la dictadura del Partido. Sean cuales sean susintenciones, un partido que gobierna a un país hambriento no podrá mantener su popularidad. Laespontaneidad de las masas se había apagado; los sacrificios y las privaciones habían agotado a laminoría activa de la revolución. Los inviernos helados, las raciones insuficientes, las epidemias,los requerimientos en el campo extendían el rencor, la desesperanza, la ideología confusa de lacontrarrevolución por el pan blanco. Si el Partido bolchevique hubiera aflojado las riendas del

 poder, ¿quién lo habría sucedido? ¿No era su deber mantenerlo? Hizo bien en hacerlo.

Se equivocó, sin embargo, al enloquecer ante la sublevación de Cronstad, ya que le era posiblehacerlo de otra forma, como sabemos los que estábamos allí, en Petrogrado. Los errores y lasresponsabilidades del poder se funden en lo que respecta a Cronstadt en 1921. Los marineros sesublevaron porque Kalinin rehusó escucharles. Donde era necesaria la persuasión y lacomprensión, el presidente del Comité ejecutivo de los Sóviets empleó la amenaza y el insulto.La delegación de Cronstadt al Sóviet de Petrogrado, en lugar de ser recibida fraternalmente, fuearrestada por la Checa. La verdad sobre el conflicto fue hurtada al país y al Partido por la prensa,que, por vez primera mintió, publicando que un general blanco, Kozlovski, ejercía la autoridad enCronstadt. La mediación propuesta por los influyentes y bienintencionados anarquistas

americanos, Emma Goldman y Alexandre Berkman, fue rechazada. Sonaron los cañones en una batalla fraticida y la Checa, después, fusiló a los prisioneros. Si, como indica Trotsky, losmarineros habían cambiado después de 1918 y expresaban las aspiraciones del campesinadoatrasado, hay que reconocer que el poder también había cambiado.

Lenin, al proclamar el fin del "comunismo de guerra" y la "nueva política económica", satisfizolas reivindicaciones económicas de Cronstadt después de la batalla y de la masacre. Reconocíaasí que el Partido y él mismo se habían aferrado a un régimen insostenible que ya Trotsky habíaalertado sobre sus peligros y propuesto un cambio un año atrás. La nueva política económicaabolía las requisiciones en el campo, reemplazándolas por un impuesto en especie, restablecía lalibertad de comercio y de la pequeña empresa, desterraba, en una palabra, la armazón mortal de la

estatalización completa de la producción y del intercambio. Hubiera sido natural aflojar, almismo tiempo, la armadura del gobierno por una política de tolerancia y reconciliación hacia loselementos socialistas y libertarios dispuesto a situarse sobre el terreno de la constituciónsoviética. Rafael Abramovitch reprocha a los bolcheviques, con razón, no haber entrado en 1921en esta vía. Por el contrario, el Comité central puso fuera de la ley a los mencheviques yanarquistas. Un gobierno de coalición socialista, si se hubiera formado en esa época, habríaimplicado algunos peligros internos, menores, sin embargo -a las pruebas me remito- que los delmonopolio del poder... En efecto, el descontento del Partido y de la clase obrera obligó al Comitécentral a establecer, en lo sucesivo, el estado de sitio; un estado de sitio clemente, es cierto, en elinterior del Partido. La oposición obrera fue condenada, y una depuración acarreó exclusiones.

¿Qué profundas razones motivaron la decisión del Comité central para mantener y fortalecer elmonopolio del poder? En primer lugar, en estas crisis los bolcheviques no tenían confianza másque en ellos mismos. Acarreando solos las pesadas responsabilidades, singularmente agravadas por el drama de Cronstadt, temían abrir la competición política a los socialdemócratasmencheviques y al partido "campesino" de los socialistas-revolucionarios de izquierda.Finalmente, y sobre todo, creían en la revolución mundial, es decir, en la inminente revolucióneuropea, sobre todo en Europa central. Un gobierno de coalición socialista y democrático hubieradebilitado a la Internacional comunista llamada a dirigir las próximas revoluciones. Quizáestamos tratando el error más grande y grave del Partido de Lenin-Trotsky. Como ocurre siempreen el pensamiento creativo, el error se mezcla con la verdad, con el sentimiento voluntarioso, conla intuición subjetiva. No se emprende nada sin creer en la empresa, sin medir los datos tangibles,

sin perseguir el éxito, sin entrar en lo problemático y lo incierto. Toda acción se proyecta en el

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 presente real hacia el futuro desconocido. La acción justificada por la inteligencia es aquella quese proyecta a sabiendas. La doctrina de la revolución europea ¿estaba, bajo éste ángulo, justificada?

 No creo que seamos capaces de responder a esta cuestión de forma satisfactoria, solamente me propongo delimitarla. No queda ninguna duda de que el capitalismo estable, creciente,relativamente pacífico, del siglo XIX, acabó en la primera guerra mundial. Tenían razón losmarxistas revolucionarios que preconizaban que se abría una era de revoluciones que abarcaría al planeta entero y que si el socialismo no lograba imponerse en los principales países de Europa la barbarie y otro ciclo de "guerras y revoluciones", según lo definía Lenin citando a su vez aEngels, se impondrían. Los conservadores, los evolucionistas y los reformistas que creyeron en elfuturo de la Europa burguesa, sabiamente recortada por el Tratado de Versalles, apañada enLocarno, empapada de frases huecas por la Sociedad de Naciones, aparecen hoy como políticossin visión. ¿Qué estamos viviendo sino una transformación mundial de las relaciones sociales, delos regímenes de producción, de las relaciones intercontinentales, de los equilibrios de fuerzas, delas ideas y las costumbres, es decir, una revolución mundial tan viva en Indonesia como incierta ytitubeante en Europa? América, con sus formidables progresos técnicos, sus abrumadorasresponsabilidades a escala mundial, sus impulsos sociales contradictorios, mantiene un lugar 

 privilegiado, como corresponde al país industrial más rico y mejor organizado; pero nada de loque pase en Grecia, en Japón, en las más remotas zonas árticas de la URSS; nada de lo que sehaga o trame en Trieste o Madrid puede serle ajeno...

Los marxistas revolucionarios de la escuela bolchevique deseaban, querían, la transformaciónsocial de Europa y del mundo mediante la toma de conciencia de las masas trabajadoras,mediante la organización racional y justa de una sociedad nueva; se proponían trabajar para queel hombre dominara, por fin, su propio destino. Y es aquí donde se equivocaron, pues fueronvencidos. La transformación del mundo se desarrolla en medio de la confusión de lasinstituciones, de los movimientos y de las creencias, sin la aparición de una clara consciencia ode un humanismo renovado e, incluso, poniendo en peligro todos los valores, todas las esperanzas

de los hombres. La tendencia general sigue siendo, sin embargo, la que el socialismo de acción yaindicaba desde 1917-1920: hacia la colectivización y la planificación de la economía, hacia lainternacionalización del mundo, hacia la emancipación de los pueblos y las colonias, hacia laformación de democracias de masas de un nuevo tipo. La alternativa continúa siendo la que elsocialismo preveía: la barbarie y la guerra, la guerra y la barbarie, el monstruo con dos cabezas.

Los bolcheviques creían, con razón, que la salud de la revolución rusa dependía de la posiblevictoria de una revolución en Alemania. La Rusia agrícola y la Alemania industrial hubieransufrido, bajo el socialismo, un desarrollo extraordinario y pacífico. Con esta hipótesis cumplida,la república de los Sóviets no hubiera padecido la asfixia burocrática interna... Alemania hubieraescapado de las tinieblas del nazismo y de la catástrofe. El mundo hubiera podido conocer otras

luchas, pero nada nos autoriza a pensar que esas luchas hubieran producido maquinariasinfernales como el hitlerismo y el estalinismo. Por el contrario, todo nos induce a pensar que unarevolución triunfante en Alemania después de la primera guerra mundial hubiera sidoinfinitamente fecunda para el desarrollo social de la humanidad. Tales especulaciones sobre las posibles variantes de la historia son legítimas e incluso necesarias, si se quiere comprender el pasado y orientarse en el presente; para condenarlas, habría que considerar la historia como unencadenamiento de fatalidades mecánicas y no como el desarrollo de la vida humana en eltiempo.

Luchando por la revolución, los espartakistas alemanes, los bolcheviques rusos y sus camaradasde todos los países, luchaban para impedir el cataclismo mundial que acabamos de sobrevivir.

Ellos lo sabían. Maduraron con una generosa voluntad de liberación. Quien quiera que hayaestado con ellos no los olvidará nunca. Pocos hombres fueron tan devotos de la causa de loshombres. Ahora está de moda imputar a los revolucionarios de los años 1917-1927 una intenciónde hegemonía y de conquista mundial, pero conocemos muy bien los rencores y los intereses quetrabajan por desnaturalizar la verdad histórica. En lo inmediato, el error del bolchevismo fue, noobstante, patente. La inestabilidad reinaba en Europa, la revolución socialista parecíateóricamente posible, racionalmente necesaria, pero no se hizo. La inmensa mayoría de la claseobrera de los países occidentales rechazó impulsar o sostener el combate; creyó en la vuelta del progreso social de antes de la guerra; se encontraba lo suficientemente bien como para temer losriesgos; se dejó alimentar por las ilusiones. La socialdemocracia alemana, conducida por dirigentes mediocres y moderados, temía los esfuerzos generales de una revolución fácilmente

iniciada en noviembre de 1918 y siguieron las vías democráticas de la república de Weimar...

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Cuando se reprocha al bolchevismo haber llevado a cabo una revolución por la violencia y ladictadura del proletariado, no sería justo dejar de considerar la experiencia contraria, la delsocialismo moderado, reformista, que intentó agotar las posibilidades de la democracia burguesahasta la llegada de Hitler. Los bolcheviques se equivocaron al valorar la capacidad política y laenergía de las clases obreras de Occidente y, en principio, de la clase obrera alemana. Este error,deudor de su idealismo militante, arrastró graves consecuencias. Perdieron el contacto con lasmasas de Occidente. La Internacional comunista pasó a ser un anexo del Estado-partido soviético.La doctrina del "socialismo en un solo país" nació de la decepción. En su momento, las tácticasestúpidas e incluso perversas de la Internacional estalinista facilitaron el triunfo del nazismo enAlemania...

Un primer balance de la revolución rusa hay que hacerlo sobre el año 1927. Han pasado ya diezaños. La dictadura del proletariado se ha convertidor, después de 1920-1921, -datos aproximadosy discutibles- en la dictadura del Partido comunista, sometido éste, a su vez, a la dictadura de la"vieja guardia bolchevique". Esta "vieja guardia" constituye, en general, una élite notable,inteligente, desinteresada, activa, tenaz. Los resultados obtenidos son grandiosos. En elextranjero, la URSS es respetada, reconocida, y, a menudo, admirada. En el interior, lareconstrucción económica ha llegado a su fin, sobre las ruinas dejadas por las guerras, con los

únicos recursos del país y de la energía popular. Un nuevo sistema de producción colectivista hasustituido al capitalismo y funciona bastante bien. Las masas trabajadoras de las Rusias handemostrado su capacidad de victoria, de organización y de producción. Se han instalado nuevascostumbres así como un nuevo sentimiento de dignidad en el trabajador. El sentimiento de la propiedad privada, que los filósofos de la burguesía consideraban como innato, está en vías deextinción natural. La agricultura se ha reconstruido a un nivel que alcanza e incluso sobrepasa alde 1913. El salario real de los trabajadores está sensiblemente por encima del de 1913, es decir,del de antes de la guerra. Ha surgido una nueva literatura llena de vigor. El balance de larevolución proletaria es netamente positivo. Pero ya no se trata sólo de reconstruir, sino deconstruir: de ampliar la producción, de crear nuevas industrias (automóvil, aviación, química,aluminio...); se trata de remediar la desproporción entre una agricultura restablecida y una

industria débil.

La URSS está aislada y amenazada. Se trata de asegurar su defensa. Los marxistas no tienenmucha ilusión en el pacto Briand-Kellog que pone a la guerra "fuera de la ley"... El régimen estáen una encrucijada, el Partido desgarrado por la lucha por el poder, y por el programa del poder,disponiendo a los viejos bolcheviques los unos contra los otros. Los continuadores más lúcidos delos tiempos heroicos se han agrupado en torno a Trotsky. Pueden cometer errores tácticos,formular tesis insuficientes, vacilar, pero su mérito y su coraje no serán puestos en duda.Preconizan la industrialización planificada, la lucha contra las fuerzas reaccionarias y, sobre todo,contra la burocracia, por el internacionalismo militante, la democratización del régimen,empezando por el Partido. Han sido vencidos por la jerarquía de los secretarios, que se confunde

con la jerarquía de los comisarios de la GPU, bajo la égida del secretario general, el obscurogeorgiano de hace poco, Stalin. Los miles de fundadores de la URSS que habían dado ejemplo desu devoción al pensamiento socialista, se encuentran ahora en prisión o deportados. Lo que lesimputan es contradictorio, pero poco importa. El hecho esencial es que en 1927-1928, gracias aun golpe de mano dado en el Partido, el Estado-Partido revolucionario ha pasado a ser un Estado- policial-burocrático, reaccionario, sobre el terreno creado por la revolución. El cambio deideología se acentúa brutalmente. El marxismo de fórmulas planas elaborado por los verdugossustituye al marxismo crítico de los hombres con ideas. Se establece el culto al Jefe. El"socialismo en un solo país" ha pasado a ser el cliché válido para todos los advenedizos quetienen, como único interés, conservar sus privilegios. Los opositores observan, con angustia,cómo se perfila un nuevo régimen, un régimen autoritario. Cuando los viejos bolcheviques que

acabaron con la oposición trotskista, los Bujarin, Rykov, Tomski, Rioutine, se den cuenta,espantados, pasarán ellos mismos a la resistencia. Demasiado tarde. La lucha de la generaciónrevolucionaria contra el totalitarismo duró diez años, de 1927 a 1937.

Las peripecias confusas y a veces desconcertantes de esta lucha no nos deben oscurecer susignificado. Las personalidades han podido enfrentarse las unas a las otras, combatirse,reconciliarse, incluso traicionarse; han podido perderse, humillarse ante la tiranía, intentar ser astutos ante los verdugos, dejarse utilizar, alzarse desesperadamente. El Estado totalitario utilizóa unos contra otros eficazmente, ya que había aprisionado sus almas. El patriotismo del Partido yde la revolución, cimentado por el sacrificio, los servicios, los resultados obtenidos, el apego a prodigiosas visiones de futuro, el sentimiento del peligro común, borró el sentido de la realidad

en las mentes más claras. La resistencia de la generación revolucionaria, a la cabeza de la cual se

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encontraban la mayor parte de los viejos socialistas bolcheviques, fue tan tenaz que en 1936-1938, durante los procesos de Moscú, debió ser exterminada para que el nuevo régimen seestabilizara. Fue el golpe de mano más sangrante de la historia. Los bolcheviques perecieron por decenas de miles, los combatientes de la guerra civil por centenares de miles, los ciudadanossoviéticos, portadores de un idealismo condenado, por millones. Algunas decenas de compañerosde Lenin y Trotsky consintieron en deshonrarse, en un supremo acto de abnegación hacia elPartido, antes de ser fusilados. Miles más fueron fusilados en los sótanos. Los campos deconcentración más grandes del mundo se encargaron de la aniquilación física de masas decondenados. La sangrienta ruptura fue llevada a cabo entre el bolchevismo, forma rusa ardiente ycreadora del socialismo, y el estalinismo, forma igualmente rusa, es decir, condicionada por todoel pasado y el presente de Rusia, del totalitarismo. A fin de que este último término tenga susentido preciso, definámosle: el totalitarismo, tal y como se estableció en la URSS, en el Tercer Reich, y esbozado en la Italia fascista y en otras partes, es un régimen caracterizado por laexplotación despótica del trabajo, la colectivización y la producción, el monopolio burocrático y policial (mejor valdría decir terrorista) del poder, el pensamiento sojuzgado, el mito del jefe-símbolo. Un régimen de esta naturaleza tiende, por fuerza, a la expansión, es decir, a la guerra deconquista, ya que es incompatible con la existencia de vecinos diferentes y más humanos; ya quesufre, inevitablemente, de sus propias psicosis de inquietud; ya que vive sobre la represión

 permanente de las fuerzas explosivas de su interior.

Un autor americano, James Burnham, sostiene que Stalin es el verdadero continuador de Lenin.La paradoja, llevada a la hipérbole, no carece de un cierto atractivo estimulante en los medios de pensamiento perezoso e ignorante... Es evidente que un parricida es el continuador biológico desu padre. Y es, asimismo, evidente, que no se continúa un movimiento masacrándole, unaideología renegando de ella, una revolución de trabajadores mediante la más cruda explotación deesos mismos trabajadores, la obra de Trotsky asesinando a Trotsky y quemando sus libros... O las palabras continuación, ruptura, negación, renegar, destrucción, no tendrían sentido inteligible, loque podría interesar, por otra parte, a los intelectuales brillantemente oscurantistas. Yo no sueñocon meter a James Burnham en esta categoría. La paradoja que ha desarrollado, sin duda por 

amor a la teoría irritante, es tan falsa como peligrosa. Bajo miles de formas planas se encuentrahoy en la prensa y en los libros, justo antes de la preparación de la tercera guerra mundial. Losreaccionarios tienen un interés evidente en confundir el totalitarismo estalinista, exterminador delos bolcheviques, con el bolchevismo, a fin de perjudicar a la clase obrera, al socialismo, almarxismo e, incluso, al liberalismo...

El caso personal de Stalin, ex viejo bolchevique, así como el de Mussolini, ex viejo socialista de Avanti, es totalmente secundario a efectos sociológicos. Que el autoritarismo, la intolerancia yciertos errores del bolchevismo hayan labrado un terreno favorable al totalitarismo estalinista, nose puede negar. Una sociedad contiene, como un organismo, gérmenes de muerte. Pero hace faltaque las circunstancias históricas les faciliten su eclosión. Ni la intolerancia ni el autoritarismo de

los bolcheviques (y de la mayor parte de sus adversarios) permiten poner en cuestión sumentalidad socialista o las conquistas de los diez primeros años de la revolución. Y estasconquistas son tan reales que dos sabios americanos, estudiosos del desarrollo cíclico de losorganismos y de las sociedades, constatan que "en 1917-1918, Rusia entró en un nuevo ciclo decrecimiento, de suerte que hoy podemos situarla como la más joven de las grandes naciones delmundo (...) (1)".

En el momento del estallido de la revolución rusa, los efectivos organizados de todos los partidosrevolucionarios eran inferiores al 1% de la población del Imperio. Los bolcheviques constituíanuna fracción de ese menos del uno por ciento. La ínfima levadura creció pero rápidamente seagotó. La revolución de octubre-noviembre de 1917 fue dirigida por un partido de hombres

 jóvenes. El mayor de entre ellos, Lenin, tenía 47 años, Trotsky 38; Bujarin, 29; Kamenev yZinoviev, 34. Diez a veinte años más tarde, la resistencia al totalitarismo fue llevada a cabo por una generación envejecida. Y esta generación no sucumbió solamente bajo el peso de una joven burocracia policial ávidamente agarrada a los privilegios del poder, sino además por la pasividad política de las masas agotadas, subalimentadas, paralizadas por el sistema terrorista y laintoxicación de la propaganda. Por otra parte, se encontraron sin el más mínimo apoyo eficaz enel exterior. Durante su resistencia en la URSS la escalada de las fuerzas reaccionarias en elmundo fue casi ininterrumpida. Las potencias democráticas trataban con miramientos o alentabana Mussolini y Hitler. El impulso de los frentes populares, ese combate de retaguardia de lasmasas trabajadoras de Occidente, quebrado en España por la coalición del nazismo, del fascismoy de Franco, en el momento preciso en que los verdugos de Stalin procedían, en Rusia, a la

liquidación del bolchevismo...

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VII. ¿Podemos defender algo de la revolución rusa después de esos diez primeros años exaltantesy de los veinte negros años que les siguieron? Sí, y no poco: una inmensa experiencia histórica,recuerdos llenos de orgullo, ejemplos inapreciables... La doctrina y las tácticas del bolchevismonecesitan, sin embargo, un estudio crítico. Se han producido tantos cambios en este mundocaótico que ninguna concepción marxista -o socialista- válida en 1920 tendría aplicación prácticasin una revisión esencial. No creo que en un sistema de producción en donde el laboratorio haadquirido, en relación al taller, una creciente preponderancia, la hegemonía del proletariado pueda imponerse si no es bajo formas morales y políticas que impliquen, en realidad, la renunciaa la hegemonía. No creo que la "dictadura del proletariado" pueda revivir en las luchas del futuro.Habrá, sin duda, dictaduras más o menos revolucionarias; la tarea del movimiento obrero serásiempre, estoy convencido, mantener un carácter democrático, no sólo en beneficio del proletariado, sino también para el conjunto de los trabajadores y de las naciones. En este sentido,la revolución proletaria no es, según creo, nuestro fin; la revolución que nos proponemos debe ser socialista, en el sentido humanista de la palabra; más exactamente, socializante, democrática,libertariamente realizada... Fuera de Rusia, la teoría bolchevique del Partido ha fracasado. Lavariedad de los intereses y de las formaciones psicológicas no ha permitido constituir la cohortehomogénea de militantes dedicados a una obra común tan noblemente loada por el pobreBujarin... La centralización, la disciplina, la ideología dirigida nos deben inspirar una justa

desconfianza, por más que necesitemos organizaciones serias...

¿Y que le queda al pueblo ruso? Por ironía de la historia, sólo perder sus cadenas. Espero que pronto se traduzca al francés el libro objetivamente implacable de David J. Dallin y Boris l. Nicolaevski sobre El trabajo forzado en la Rusia soviética. En él se nos habla que en 1928, en laépoca del Termidor soviético, en los campos de concentración de la GPU se hallaban unos treintamil condenados. Nos es imposible saber, sin embargo, cuántos millones de esclavos encerradoshay hoy en los campos de Stalin. Las cifras más modestas los sitúan entre diez o doce millonesque, según estos autores, constituyen el 16% de la población adulta masculina, siendosensiblemente inferior el de las mujeres. Reciente he subrayado en Masses la importanciadecisiva de estos datos. Admitiendo la cifra del 15% de privilegiados del régimen, que gozan en

la URSS de una condición comparable a la de europeos civilizados, cifra probablementeoptimista en este momento y que habría que dividir por dos para obtener el porcentaje detrabajadores adultos privilegiados, yo escribía: "Desde entonces: 7% de trabajadores adultos privilegiados, 15% de parias, 78% de explotados en condiciones pobres o miserables (...)" ¿Cómoquieren calificar a esta estructura social? ¿Es defendible?

En el exterior, la influencia de este "universo concentracionario" ha sido capaz de impedir laandadura del socialismo y la reorganización de Europa. La tragedia no es específicamente rusa,es universal. La tercera guerra mundial parece ser la salida lógica. No nos resignamos, sinembargo, a las soluciones catastrofistas siempre y cuando haya otras posibilidades. Laagresividad del régimen estalinista en el exterior está condicionada por la gravedad de su

situación interna. La rebelión latente de las masas rusas y no rusas contra este régimen ha sidodemostrada por el derrotismo de las poblaciones que, al principio de la invasión, acogieron a losinvasores como a liberadores; probada por los disturbios del día siguiente de la victoria; por elmovimiento mucho más complejo de lo que se creía del ejército Vlassov que se batíaalternativamente por los nazis y contra ellos; por los dos o trescientos mil refugiados rusos enAlemania; por la población de los campos de concentración. Opino que los regímenes totalitariosconstituyen colosales fábricas de rebeliones. Aquel más que otro en razón de su tradiciónrevolucionaria.

La documentación sobre el estado de espíritu de las masas rusas crece día a día. Cualquiera queconozca Rusia sabe que, bajo el caparazón de bronce del régimen, existe una profunda vitalidad.

Las nueve décimas partes de los hombres que trabajan, construyen, inventan o administran, podrían, si rompieran sus cadenas, convertirse rápidamente en ciudadanos de una democracia deltrabajo... ¿Podrán librarse a tiempo de sus cadenas para que una Rusia socialista pueda prevenir el desencadenamiento de la guerra?.

Lo que ha hecho el estalinismo por inculcar a sus oprimidos el horror y la repugnancia por elsocialismo es inimaginable, siendo previsible que se produzcan reacciones tanto en Rusia como,y sobre todo, entre los pueblos no rusos, como los musulmanes de Asia central, recorridos por aspiraciones pan-islámicas. Estimo, no obstante, fundándome sobre muchas observacioneshechas en la URSS en años particularmente crueles para las masas, que la gran mayoría del pueblo ruso se da perfectamente cuenta de la impostura del socialismo oficial. No es posible la

vuelta al antiguo régimen o, incluso, a un capitalismo desarrollado, en razón del alto grado de

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desarrollo conseguido por la producción estatalizada, en el momento en el que Europa enteracamina hacia las nacionalizaciones y la planificación. La democracia rusa tendría que sanear,limpiar de mugre, reorganizar, en interés de los productores, la producción socializada. El interéstécnico de la producción, el sentido de la justicia social, la libertad recobrada, se conjugarían, por la fuerza de las cosas, en volver a poner a la economía al servicio de la comunidad... No está todo perdido ya que nos queda esta esperanza racional, fuertemente motivada.

México, julio-agosto de 1947.