la moda medieval

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  • La moda medieval navarra:siglos XII, XIII y XIV*

    ESPERANZA ARAGONS ESTELLA

    El estudio de la vestimenta en los siglos XII, XIII y XIV muestra la difusinen Navarra de una serie de prendas conocidas en todo el Occidente me-dieval. Esta vestimenta presenta una caracterizacin social fundamental, demodo que su conocimiento es al mismo tiempo una revisin de las prendasusadas por los distintos grupos sociales. Adems las ropas son privativas decada estamento y no de cada sexo.

    Este estudio parte de representaciones artsticas, principalmente escultri-cas, por lo que tenemos que atenernos al inconveniente de que no son fuentesde primera mano. El recurrir a las imgenes trae ciertos problemas ya que noexiste tanto inters por retratar con total fidelidad las ropas, frente a la mayorimportancia que se da al mensaje cannico o simblico. Igualmente no pode-mos decir con seguridad que la prenda reproducida en determinadas represen-taciones artsticas confirme que exista verdaderamente en aquel lugar y mo-mento preciso o que, por el contrario, los rasgos del vestir sean fruto de una di-vulgacin artstica como el total de la imagen y no exista la intencin de serveraces a la hora de retratar estos grupos humanos en la escultura medieval, pri-mando, sin embargo, el contenido ideal de la representacin.

    SIGLO XII

    La prenda que viste el hombre, en primer lugar, son las bragas, asimila-bles a los actuales calzones. Muy difcil de encontrar en las representaciones,conocemos sin embargo un tipo de escenas de luchadores que visten estospantalones cortos. Se ven, claramente, en los personajes que luchan con lasmanos en la portada de Santa Mara de Sangesa o en la escena del mismotipo en el claustro de San Pedro de la Ra de Estella (fig. 1). Las bragas ape-nas tienen variaciones en los siglos siguientes y las encontramos en iglesias del

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    * Este trabajo ha contado con la inestimable colaboracin de la profesora M Raquel Garca Aran-cn, a la que agradecemos desde aqu la informacin prestada.

  • siglo XIV como la portada de Santa Mara de Olite o incluso en la centuria si-guiente, en un capitel de San Andrs de Zizur Mayor.

    Sobre las bragas se viste la saya, prenda prctica y funcional que conti-nuar con ligeras variaciones hasta la baja Edad Media. En esquema es unatnica ms o menos larga, en algunos casos talar, de mangas ceidas y con elcuello abierto en forma de amigaut. Esta abertura, que parece que se difun-di en Occidente por las cruzadas, tiene su origen en los trajes orientales1. Ve-mos la saya vestida a cuerpo por campesinos y artesanos, mientras que per-sonajes de un grupo social ms elevado la llevan bajo el pellizn y el manto.

    Un zapatero que trabaja en un resto de arquivolta de la catedral romni-ca de Pamplona viste la saya con su cuello abierto, adems de estar tocadocon un gorro de menestral (fig. 2). Los artesanos y matarifes de las arquivol-tas de la iglesia de Sangesa llevan tambin esta prenda que en algunos casosaparece acinturillada. Adn la suele vestir en varias representaciones de su tra-bajo en el campo, como se ve en la Puerta del Juicio de la catedral de Tude-la. Hecha frecuentemente con tejido de lana, la saya se sola teir de variadoscolores: rojo, morado, ocre, azul, verde, blanco y negro. En algunos casos te-na una gran calidad, de manera que las hallamos forradas de distintas telasy hasta de finas pieles.

    Sobre la saya se viste un segundo traje, tnica de encima, que es la piel opellizn. Esta constituye una ropa talar de mangas anchas: amplias mangasperdidas, de origen bizantino, que en ocasiones se anudaban en los extremospara evitar pisarlas. La piel tena generalmente un gran escote en el cuello enforma de trapecio por delante y elevado por detrs. Esta pieza se llama asporque estaba forrada de ricas pieles y tena bordados o margomaduras en lasmangas y en el cuello. El rey Herodes en la Magdalena de Tudela (fig. 3) vis-te una elegante piel que le cubre prcticamente los pies y que deja ver en lasamplias mangas cenefas trabajadas con motivos de retcula. En ella no seaprecia el escote porque est cubierto por un manto afiblado. Como comen-tario a la moda del cabello en esta poca, citaremos el gusto de los varones endejarse crecer una larga barba y cabellera muchas veces adornada con rizos enlas puntas, tal como usa este soberano.

    La piel es igualmente una prenda femenina y la encontramos vestida pormujeres de distinta condicin. La llevan las parteras que atienden a la Virgenen la Natividad, tal como se aprecia en la escena esculpida en la Magdalenade Tudela; vemos, como variedad, el uso de un escote en amigaut en lugar dela forma de trapecio. En el claustro catedralicio de la misma ciudad navarra,la bailarina Salom viste esta elegante prenda muy ceida al cuerpo, por me-dio de cinturn, y con amplias mangas colgantes en los brazos que facilitansus movimientos (fig. 4).

    Sobre el pellizn, las clases sociales ms altas vestan el manto. Se trata deuna ropa de origen muy antiguo ya que era muy usada por griegos y roma-nos, de donde su uso pas a las poblaciones germnicas y de aqu a la socie-dad medieval. Este manto tena formas muy variadas de acuerdo con los dis-tintos grupos que lo vestan. As, el llevado por los personajes sagrados es latoga clsica, sin fbulas o broches, enrollada al cuerpo. Rescatada de la anti-gedad proporciona solemnidad y distanciamiento a estos personajes, frente

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    1 BOUCHER, F., A history of costume in the West, London, 1988, p. 174.

  • a la temporalidad de las ropas romnicas vestidas por el resto de los morta-les. Este manto embraza a las figuras de Cristo Pantcrator, ngeles y aps-toles, entre otros. Altos grupos sociales, reyes, mandatarios, vestan el mantode patrn rectangular sujeto al hombro por medio de una fbula. Es habitualencontrarlo vestido por figuras reales en la portada de San Miguel de Estella,tal y como lo llevan los Reyes Magos en la Epifana y el rey Herodes. Otravariedad es el manto de patrn semicircular, que presenta un broche en elcuello y tambin lo usaban personajes sagrados; lo encontramos en dos su-puestos reyes magos de un altorrelieve conservado en San Pedro de la Ra deEstella. Estas figuras visten sobre la saya acinturillada un manto ricamentedecorado en los bordes con cenefa de pedrera (fig. 5). Del manto semicircu-lar pasamos al circular, cerrado y con un agujero en el centro, al que se coseuna capucha: San Jos lo lleva en el capitel de la Anunciacin de San Miguelde Estella, al igual que su conocido gorro gallonado (fig. 6). Como rasgo deautor se aprecia el gusto por determinadas prendas de vestir que hace que serepitan en las escenas de este taller de San Miguel de Estella. As la capa quelleva uno de los sabios a quien consulta el rey Herodes, en un capitel de laportada, cubre igualmente a un nio de una dovela en la que se representa elmilagro de la multiplicacin de los panes y los peces.

    Los grupos sociales ms bajos dedicados al trabajo en el campo, campesi-nos y pastores, visten ropas ms apropiadas para su actividad. Ya hemos cita-do el uso de la saya para labradores, tambin conocen la capa como ropa deabrigo. Las denominaciones para esta ltima varan segn los autores: gen-ricamente se habla de gonela (trmino tambin aplicado a la saya), perpunte(usado igualmente para determinada ropa militar)2 o balandre. En esencia, esuna capa de patrn rectangular con un agujero en el centro por donde se me-te la cabeza, usualmente cubierta con capucha. Segn Guerrero Lovillo, sellega a esta prenda una vez que se prolonga hacia abajo el clsico capern cas-tellano. Una forma bsica de esta ropa no tiene costuras en los laterales y sim-plemente se sujetan los dos paos de tela con una cuerda. El Can de la Puer-ta del Juicio de la catedral de Tudela (fig. 7) vestira esta capa llamada gone-la o perpunte. El balandre presenta cierta evolucin respecto al primer tipo ytiene las costuras cosidas, lo cual hace innecesario el uso de cordel.

    Los trabajadores del campo visten igualmente pieles muy bastas, sin ape-nas tratamiento, que dejan ver los vellones de que estn hechas. Estas pielesvelladas se trabajan en forma de sayas y as las llevan los pastores en un capi-tel del claustro de la catedral de Tudela. En San Miguel de Estella uno de loscuidadores del rebao lleva una capa de piel vellada (fig. 8) y en la portadaya gtica de Santa Mara de Uju (fig. 9) el pastor deja ver los vellones de laropa sobre la que viste una gonela.

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    2 En el libro de J. GUERRERO LOVILLO, Las Cantigas: Estudio arqueolgico de sus miniaturas, Ma-drid, 1949, pp. 87-90, la gonela se llama a una capa corta con capucha, usada por las gentes de campoy pastores. En el libro de Boucher tal capa se identifica con el balandre (p. 181 y tambin en G. Me-nndez Pidal). En el Diccionario de la Real Academia, la gonela (trmino actual) es la prenda corta,de seda o piel, sin mangas, que se ponen los maceros, hombres de armas y que puede llevar seales he-rldicas. El perpunte, que podra responder a esta descripcin, segn se empieza a usar en la segundamitad del siglo XII, es un jubn acolchado que se pone sobre la cota de malla y sirve para resistir losembates de las armas (p. 121 de J. GUERRERO LOVILLO).

  • Los ms bajos grupos sociales, adems de los pobres y desheredados, son,sin embargo, los que visten los primeros pantalones. Los tubrucos, pantalnal que se ha llegado como una evolucin de las calzas germnicas, que enprincipio cubran nicamente los muslos (femoralia)3, es una prenda cmo-da usada por el propio San Jos en el camino a Egipto (San Miguel de Este-lla). Tambin visten pantalones los judos en distintas representaciones delclaustro de la catedral de Tudela, concretamente en el pacto con Judas o enel momento del prendimiento de Cristo (fig. 10).

    Al margen de los distintos grupos que forman la pirmide social, se en-cuentran los agentes ldicos, los juglares. Las bailarinas llevan ropas cmodasque facilitan la libertad de movimientos e igualmente les proporcionan dina-mismo y sensualidad. El uso de la saya muy ajustada al cuerpo y ceida concinturn es una de las prendas ms caractersticas, como se puede ver en las bai-larinas presentes en un capitel de San Miguel de Estella, animadas por la m-sica de un vihuelista. Una de ellas aparece boca abajo y deja ver en su voltere-ta los pliegues de la saya, generalmente la de las mujeres con ms vuelo y lon-gitud que la masculina. El movimiento de los brazos se anima con ayuda degrandes mangas perdidas, las tpicas de la moda del siglo XII, exageradas en laropa de las juglaresas, como la lleva Salom en un capitel del claustro de la ca-tedral de Tudela. Otras veces, las mangas son falsas, por ellas no se meten losbrazos sino que cuelgan a la altura del hombro y se enredan en el brazo o seanudan para no arrastrarlas por el suelo. Mangas voltiles que acompaan losmovimientos de una bailarina del infierno de San Miguel de Estella o anuda-das, como las lleva Salom en dos dovelas de la misma portada (fig. 11)4.

    La representacin de los juglares deja ver ciertos rasgos del vestir propios desu profesin que, igualmente, les facilitan sus contorsiones. As, en dos figurasde malabaristas presentes en la portada de Santa Mara de Sangesa aparece elcinturn de fuerza, cinto que presenta un ligero engrosamiento a la altura delos riones y evita, por la propia fuerza de las contorsiones, el descoyunta-miento de los miembros. En un modilln de la cabecera de Santa Catalina deAzcona, aparece un hombre tocado con un turbante de dos picos como cuer-nos, el llamado gorro de los locos, que proporciona un detalle llamativo e hi-larante en el atuendo, lo que colabora en su actuacin5 (fig. 12).

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    3 BERNS MADRAZO, C., Indumentaria medieval espaola, Madrid, 1956, p. 10.4 La segunda de las escenas en que aparece la bailarina es la ltima de la arquivolta. En ella se re-

    presenta la decapitacin de San Juan Bautista a manos de un verdugo negro. Tradicionalmente no sehaba concretado ms sobre la otra figura que apareca junto a l y haba sido vista como un segundoverdugo que recoge en la bandeja la cabeza del Precursor. La posibilidad iconogrfica que nos brinda elanlisis de la moda nos permite identificar una mujer que lleva las mismas ropas de bailarina con man-gas anudadas que vesta en la escena superior Salom, por lo que volvemos a encontrarla en esta escenadel martirio. R. CROZET en un artculo titulado Sur un dtail vestimentaire fminin du XIIme sicleen Cahiers de civilisation mdivale, I, (1961), pp. 55-56, analiza las largas mangas colgantes que llevandeterminadas figuras femeninas en representaciones escultricas y pictricas del siglo XII francs. Sonlargas mangas por las que s se meten los brazos y tapan en consecuencia las manos; las visten mujeresms significadas que las del romnico navarro, porque este detalle lo viste una santa (la identificada conSanta Blandine, en la iglesia de Hrie de Matha) y en otro caso lo lleva una virgen prudente en Mont-morillon, Vienne.

    5 En las marginalias de los manuscritos encontramos, como comparacin, varias representacionesde locos que llevan extraos gorros con picos exagerados terminados en campanillas o cascabeles; cita-remos el reproducido en el Salterio Luttrell, datado ca. de 1340 y el que aparece en un salterio conser-vado en Oxford y datado en el primer cuarto del siglo XIV, llamado Calendario de San Pedro de Blan-

  • Las balarinas llevan el pelo suelto y muy largo, en ocasiones adornado conuna cinta. Las mujeres casadas y viudas tenan la obligacin de llevar la ca-beza cubierta, lo que ocasiona que haya gran variedad de velos. El ms prc-tico consiste en un velo anudado en la parte de atrs de la cabeza, es la tocaceida tal como viste Eva en un capitel de la Puerta del Juicio de Tudela.Otros ms estticos adornan de diversas formas la cabeza. Las formas geo-mtricas de la toca tipo almzar se consiguen a base de cruzar hbilmente yde forma prefijada las bandas de tela. El almzar es casi un rasgo de autor delartista de San Miguel de Estella y lo llevan mujeres de distinto rango, desdela Virgen del tmpano a la pecadora avariciosa. Los modillones de la cabece-ra de Irache, de los que en otras ocasiones he nombrado la similitud de tallercon los de Estella6, ensean una dama tocada con el almzar (fig. 13). La im-pla es otra variedad de velo que se frunce en torno a la cara. Este velo la lle-va una mujer que acompaa a Job en el capitel del mismo tema del claustroromnico de la catedral de Pamplona. Finalmente, las tocas formadas a par-tir de un velo ceido a la cara y otro mayor que cae sobre los hombros, cu-brecabezas caracterstico de las Vrgenes y personajes sagrados, lo lleva una delas tres Maras que acuden al sepulcro vaco de Cristo en la escena de San Mi-guel de Estella. Curiosamente esta representacin presenta a las tres Marascada una de ellas tocada con los tres velos caractersticos, la primera (MariaMagdalene, segn inscripcin) viste almzar, la segunda (Maria Iacobi) llevaimpla y la tercera (altera Maria) lleva tocas (fig. 14).

    SIGLO XIII

    Es el siglo XIII una centuria en la que se introducen importantes noveda-des en la moda, evolucionan las prendas del siglo anterior y se crean otrasnuevas. Si partimos de la conocida saya, veremos cmo avanza a la saya en-cordada. Las deficiencias que presentaba sta en poca romnica, en cuantose buscaba un total ceimiento al cuerpo, se consiguen en el siglo XIII pormedio de las cuerdas que cierran grandes aberturas practicadas en la prenda,ya fuera en un lateral o en la espalda. Una dama presente en la pila bautis-mal de San Martn de Unx (fig. 15) lleva una de las primeras sayas de este ti-po conocidas en el arte medieval navarro. Continuadora de la esttica rom-nica arcos de medio punto, fustes variados en las columnas esta pila in-troduce novedades en la iconografa y vestimenta de las figuras, que la datana principios del siglo XIII. La dama viste la saya con cuerdas se aprecian oje-tes practicados en los laterales para enganchar los cordones y produce unefecto de ajuste al cuerpo hasta la cintura, a partir de la cual cae con ampliovuelo cubriendo hasta los pies. Curiosamente, cuelgan del hombro grandesmangas falsas que se enrollan por los brazos. La presencia de estos apndices,sumado a que la mujer lleve el pelo suelto adornado con una cinta, contri-buye a su identificacin con una bailarina y rechaza la supuesta presencia deEva. Difcilmente encontramos a nuestra primera madre vestida de esta for-

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    digny; ambos recogidos por L. RANDALL, Images in the margin of gothic manuscripts, Berkeley, 1966, figs.52 y 187. Igualmente estos gorros tan exagerados servan para identificar y ridiculizar al pagano en im-genes artsticas.

    6 ARAGONS ESTELLA, E., El Maestro de San Miguel de Estella y su escuela.

  • ma y destocada ya que, en las representaciones posteriores al pecado, apare-ce como madre y trabajadora, vestida generalmente de saya y tocada su ca-beza como mujer casada.

    Un traje de encima de gran xito, tanto en esta centuria como en la si-guiente, es el pellote. Este es un vestido sin mangas que presenta grandes aber-turas laterales que dejan ver las prendas de debajo; puede estar o no forradode piel. Es una prenda original de la indumentaria gtica espaola y de aqupasa su uso a todo el Occidente, que lo adopta introduciendo, en algunos ca-sos, variaciones7. Una de las primeras representaciones del pellote la encon-tramos en la portada del Juicio de la catedral de Tudela, vestido por un mer-cader de telas, atento, por tanto, a las nuevas modas. Se aprecia la ropa delmercader en la dovela en la que comercia fraudulentamente con el cliente yse percibe con ms claridad en la escena siguiente en que es llevado al infier-no por un demonio. El paero carga con el fardo de telas a sus hombros, ade-ms lleva en la mano la vara de medir y viste un pellote que deja ver, a travsde las aberturas, lo que parecen los cordones de la saya (fig. 16).

    De principios del siglo XIII a finales de esta centuria, el traje continasiendo usado por muy variados grupos sociales. Desde el burgus de Tudelaal caballero en la fachada de Santa Mara de La Oliva (hacia 1300)8. La por-tada de Santa Mara de Olite (datada en el ltimo cuarto del siglo XIII) pre-senta dos claras representaciones de esta prenda, una de ellas la viste un ado-rador del grupo de la Virgen y el Nio, en un capitel de la portada; tambinen el lateral derecho, un personaje con vihuela identificado como pastorlleva un pellote de grandes aberturas sobre la saya. La diferencia entre el pe-llote de Olite (fig. 17) y el de Tudela est en que el del primero presenta unasaberturas laterales tan grandes que dejan ver frontalmente la reduccin de laprenda por las escotaduras, frente al de Tudela, ms tapado. El pellote de Oli-te es el tpicamente hispano, y el de la capital ribera es un vestido francs queha evolucionado desde el espaol, reduciendo las aberturas y hacindolo mscerrado. Segn C. Berns, este traje haba aparecido en Francia hacia 12209 yla Puerta del Juicio se data a principios del siglo XIII10.

    Otra prenda de encima que aparece en el siglo XIII es la garnacha11: ropagruesa, amplia y cmoda. Es una vestidura talar con mangas cortas unidas la-teralmente a la prenda y que no llegan ms all del codo el efecto a simplevista es el de una capelina, puede llevar o no capucha. Los brazos se puedensacar tanto por las anchas mangas como por las hendiduras laterales que pre-senta la pieza. La garnacha puede estar forrada de piel, de diversos tipos, en-tre ellas los documentos navarros hablan de pieles de ardilla.

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    7 BERNS MADRAZO, C., Indumentaria medieval, p. 21.8 GARCA GAINZA, et. al., Catlogo Monumental de Navarra, t. I: Tudela, Pamplona, 1982, pp. 204-

    205. 9 BERNS MADRAZO, C., Indumentaria medieval, p. 2110 MELERO MONEO, M L., Los textos musulmanes y la Puerta del Juicio de Tudela(Navarra) en

    Actas del V Congreso del CEHA. Seccin 1: Originalidad, modelo y copia en el Arte Medieval Hispni-co, Barcelona, 1984, p. 203.

    11 Segn el Diccionario RAE, la garnacha es una especie de toga que usan los distinguidos con talcondicin; ropa talar, con mangas y amplios cuellos desde los hombros hasta la espalda (como la de losjueces y doctores).

  • Si no me equivoco, una de las primeras garnachas que encontramos enla estatuaria aparece en la portada de San Saturnino de Artajona (se data enel ltimo cuarto del siglo XIII)12. La primera de las representaciones es rela-tivamente tarda y la viste uno de los personajes que colaboran en el marti-rio de San Saturnino. Tras la figura del mandatario que ordena la muerte delsanto aparece una segunda escena en que un grupo de personas arrastran alobispo por los suelos para atarle al toro, entre ellas se encuentra un perso-naje en pie, con la espada en alto, que viste la garnacha. Los datos docu-mentales informan del uso de esta prenda anteriormente, ya que sabemosque el rey Teobaldo II en 1266 encarga una garnacha de pieles de vair y unascalzas escarlata13.

    Otra de las ropas que nacen en esta centuria es el tabardo14 segnA. Garca Cuadrado15 y G. Menendez Pidal16; se caracteriza por sus largasmangas colgantes, que caen desde los hombros hasta media pierna. Tenien-do en cuenta esta longitud, claramente no servan para meter por ella los bra-zos, sino que estos salan por unas aberturas llamadas maneras. Como en lamoda del siglo XII, el juego de las mangas va a caracterizar tambin las pren-das de este siglo. En principio, era ropa propia de caminantes y poda serimpermeable para la lluvia, pero, posteriormente, pas a ser un vestido muygeneralizado en todo el Occidente cristiano, y lo usaba desde el rey a las gen-tes de la ciudad o del campo. Conociendo la comodidad de esta ropa paraviajeros y caminantes es fcil que la encontremos vestida por uno de los Re-yes Magos, los cuales en algunas ocasiones todava llevan las pruebas de sucabalgata, como son las espuelas de su calzado. En la portada de Olite apare-ce uno de los primeros tabardos conocidos del gtico navarro, lo viste el reyBaltasar an de raza blanca (fig. 18) y su uso caracterizar, posteriormen-te, a uno de los miembros de esta comitiva, por lo menos en algunas ocasio-nes. As aparece vestido por el tercer rey mago en la portada de la primeramitad del siglo XIV de San Cernin de Pamplona y en un capitelillo de la fa-chada del Santo Sepulcro de Estella17, datada en las mismas fechas18 (fig. 19).

    Un capitel del ala este de la catedral de Pamplona presenta, en una suce-sin de escenas, varios personajes vestidos de garnachas y tabardos. Este aladel claustro se data en las dos primeras dcadas del siglo XIV19. El capitel, pri-

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    12 GARCA GAINZA, et. al., Catlogo Monumental de Navarra, t. III, p. 6.13 GARCA ARANCN M R., Teobaldo II de Navarra 1253-1270, Pamplona, 1985.14 Segn el Diccionario RAE, el tabardo es una prenda de abrigo, hecha con telas toscas y usada

    por la gente de campo.15 GARCA CUADRADO, A., Las Cantigas: el cdice de Florencia, Murcia, 1993, p. 112.16 MENNDEZ PIDAL, G., La Espaa del s. XIII leda en imgenes, p. 65.17 La portada gtica de la iglesia del Santo Sepulcro presenta en su lateral derecho, sendos arcoso-

    lios que apean sobre columnas rematadas por capiteles. Estos capiteles, de muy pequea escala estndecorados con escenas. En uno de ellos se representa la Epifana con un tratamiento iconogrfico muyavanzado porque aparece la Virgen con el Nio en el centro y a un lado un ngel vestido de dalmti-ca (el ngel que introduce a los Magos), a la derecha las tres figuras de los Reyes en actitud de adora-cin, el tercero de ellos vestido con tabardo; ms a la derecha un bellsimo detalle del paje de los Ma-gos guardando los tres caballos, reducidos a sus cabezas. Esta ltima escena es una de las primeras re-presentaciones en el arte medieval navarro de la custodia de las cabalgaduras, que por s solas son unaalusin a los tres reyes.

    18 GARCA GAINZA, et al., Catlogo Monumental de Navarra, t. II*, p. 516.19 Sobre la cronologa vese: FERNNDEZ LADREDA, C. y LORDA, J., Arquitectura en La catedral

    de Pamplona, t. I, Pamplona, 1994, para la datacin pp. 170-172. La documentacin cita abundantes

  • mero del ala norte, ha recibido distintas interpretaciones de acuerdo con losautores, las ms argumentadas ven una representacin del cambista en su tra-bajo20. Un anlisis de las vestimentas identifica dos grupos distintos de per-sonajes, por un lado los vestidos de tabardo y con cabezas cubiertas, frente alos que usan garnacha y aparecen destocados. Existen ciertas alusiones jerr-quicas como es el recurso a la desproporcin en el tamao, visible en el late-ral izquierdo del capitel o en la ms conocida escena del cambista con un jo-ven, que diferencia al hombre maduro del nio; as como el hecho de que elenseante aparezca sentado junto a otras figuras en pie, lo cual establece unavisin categrica de los personajes. La lectura del capitel podra hacerse de iz-quierda a derecha (y no de derecha a izquierda, como se ha hecho en otrasocasiones), y nos encontraramos con una posible representacin acadmica,en la que el profesor, sentado y armado de la fusta, dicta sus clases a unos per-sonajillos, destocados, y sentados en pupitres21 (fig. 20). Las siguientes esce-nas diferencian a dos hombres sentados y vestidos de tabardo que cubren suscabezas con capirote; frente a la continuacin del capitel, que muestra al pro-fesor sentado junto a dos jvenes en pie, destocados y vestidos de garnacha.As, llegaramos a la escena ms conocida en que el hombre de tabardo, demayor tamao, parece ensear a un joven de corta melena y vestido de gar-nacha ante una mesa numularia, cmo se llevan las cuentas (fig. 21). El ca-pitel podran interpretarse como una escena de tipo acadmico, aunque nouniversitaria, sino de escuela catedralicia, en la que el maestre-escuela, arma-do con la fusta, da sus lecciones ms tericas, al igual que tambin se impar-ten enseanzas prcticas como la de cambista22. Como un rasgo de la modadel momento estamos en las primeras dcadas del siglo XIV aludiremos aluso de una capucha separada de la prenda y que presenta una ligera pro-

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    muestras del uso de la garnacha a lo largo del siglo XIV que, como hemos visto, tambin ensean lasrepresentaciones monumentales. Entre las prendas donadas en los testamentos encontramos varias re-ferencias a esta vestimenta, as en el de Maria Domivuytz de Gaizarin (fechado el 6 de enero de 1328)que entrega su garnacha de morer y su garnacha de blau entre otras ropas. En el de Flandina Crozat (26de diciembre de 1346), que da sus garnaches bones; finalmente en el de Mara Teresa Dez, fechado el3 de enero de 1377, que dona su ganacha de vei de soir; todas estas citas aparecen en la documentacindel archivo parroquial de San Cernin de Pamplona, publicada por S. GARCA LARRAGUETA, Pamplona,1976, pp. 57-95 y 125, respectivamente.

    20 MARTNEZ-LAVA, C., op. cit., pp. 285-286, ve as el capitel y lo reinterpreta con fines morali-zantes de acuerdo con una representacin simblica de la avaricia. Una tesis posterior de MARTNEZDE LAGOS, E., Lo profano en la Iglesia gtica, Vitoria-Gasteiz, 1997, p. 484, con ligeras variantes so-bre la identificacin de las escenas, coincide en la escenificacin del cambista en su sede. (Agradece-mos a esta autora la posibilidad brindada de consultar su tesis indita).

    21 Ciertas representaciones pardicas de las marginalias ensean un grupo de monos que atiendena las clases del simio profesor. El preceptor, sentado en posicin ms elevada y tocado con la boina,dicta sus clases desde el escao (imagen del Metz Pontifical, por Reynaud de Bar, 1302-1316). En otramarginalia de corte acadmico, igualmente protagonizada por monos, el profesor vestido de tabardopega con una fusta a quien sera un alumno poco aplicado, quien todava sostiene entre sus manos elcuaderno (aparece en la Historia del Grial de Robert de Boron, ilustrada en la Picarda, a fines del si-glo XIII; ambas marginalias reproducidas en RANDALL, L., Images in the margin, figs. 635-636). Lacomparacin de estas escenas escolares con el capitel del claustro iruniense nos muestra ciertas notascomunes, como es la vestimenta: tabardo para el instructor y garnacha para los alumnos; la posicinelevada para el profesor frente a los escaos ms bajos de sus seguidores, y lo que es ms curioso, loque parece una fusta en manos del supuesto preceptor de la imagen de Pamplona, identificada graciasa la escena de castigo de la marginalia.

    22 Desde aqu agradecemos al profesor Pascual Tamburri la gran cantidad de informacin pro-porcionada tanto sobre la identificacin del capitel como sobre la enseanza universitaria en la EdadMedia.

  • longacin hacia abajo de la punta, algo que se exagerar desproporcionada-mente a lo largo de esta centuria. El recurso iconogrfico de la barba, que enotros tiempos servira para diferenciar el hombre maduro del joven, no se uti-liza aqu por total fidelidad a la moda, ya que desde el siglo XIII los hombresabandonan las barbas y pasan a afeitarse la cara, al tiempo que se cortan elpelo.

    Los mantos siguen siendo las prendas sobretodo ms solicitadas. De la ca-pa afiblada propia del siglo XII se pasa a subsanar ciertas dificultades de estaropa, por medio de la capa con cuerdas. Este manto de patrn semicircularse anudaba a los hombros por medio de cordones, lo que daba gran libertadde movimientos. Una de las primeras prendas de este tipo la viste una mujeren la puerta del Juicio de Tudela, situada junto a su pareja en el cortejo de loselegidos. Mientras que el caballero lleva vestimenta clsica, la mujer incor-pora las nuevas modas por el uso de la capa sujeta con cuerdas y un nuevotocado: el capiello (fig. 22). Este tocado se compone de un armazn de per-gamino forrado de telas y sujeto a la barbilla por medio del barboquejo. Degran xito en este siglo, este tocado lo veremos al final de la centuria llevadopor Eva en la portada de Olite. Igualmente, las escenas veterotestamentariasde la catedral de Pamplona ensean varias mujeres tocadas de esta manera,con la particularidad de que dejan suelta la melena, lo que supone una grannovedad en la imagen femenina.

    Llegando al apartado de los sombreros, el siglo XIII trajo grandes innova-ciones en los cubrecabezas. Del capiello para las mujeres y la posibilidad dedejar al descubierto su cabello, se pasa al capirote de los hombres, que no esotro que independizar la capucha de la tnica. La aludida portada de SantaMara de Olite presenta en su dintel un centauro cubierto de capucha quecae sobre los hombros y presenta un ligero alargamiento de su extremo res-pecto de las que habamos visto en el siglo XII. La capucha poda ser intro-ducida normalmente por el agujero destinado a la cabeza o meterse por laabertura de la cara; esta forma tan peculiar de ponerse el verdugo es un ras-go del vestir que nace en este siglo y tendr continuidad en la centuria si-guiente. En Navarra encontramos un personaje tocado de esta manera en unintersticio de arco en el apostolado de la portada de Olite (fig. 23).

    El sombrero de ala ancha tpico de los peregrinos contina caracterizan-do a Santiago, a quien vemos ocupando una hornacina en los apostolados deOlite y Santo Sepulcro de Estella. Lo que parece un sombrero de cazador, sinque vaya a tener gran xito, cubre la cabeza de Lamek en un capitel del claus-tro de la catedral de Pamplona. Los gorros picudos con forma de embudo,que tanto xito adquieren para la caracterizacin de los judos, los llevan dosluchadores montados sobre cabras, en el dintel de la portada de Olite (fig.24). Ya en el Hortus Deliciarum de Herrade de Landsberg (ltimo tercio delsiglo XII) la escena del infierno presenta a unos judos identificados, judei, su-mergidos en una caldera y tocados con estos exagerados gorros23. Se encon-trarn tambin en las marginalias de los manuscritos caracterizando a acr-

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    23 Segn el estudio de SCHERECKENBERG, H. y SCHUBERT, K., Jewish historiography and icono-graphy in early and medieval christianity, Minneapolis, 1992, p. 94, este gorro puntiagudo es un con-vencional signo de reconocimiento y semeja en la forma a un gorro frigio; y en nota: el gorro frigio se-ala a los judos medievales como un grupo extranjero de origen oriental.

  • batas y luchadores o a profetas ridiculizados24. La cofia aparece como tocadode carcter civil en el siglo XIII. El nombre se empleaba ya para designar elgorro de tela con que cean el pelo los guerreros y sobre el que se acoplabael almfar de la loriga. En este siglo se independiz del traje militar y pas aconstituir un tocado de carcter civil de mucho xito en todos los grupos so-ciales. La principal diferencia entre las clases consista en que los grupos su-periores no la llevaban a cuerpo sino que dejaban ver la cofia bajo un tocadoms complicado; los trabajadores del campo y de la ciudad la vestan gene-ralmente sola. El que algunos personajes aparezcan descubiertos permite verla evolucin en la moda del cabello. El pelo se corta, la melena no es muy lar-ga y el flequillo se trata especialmente, muy corto y liso o, avanzando el si-glo, se riza en forma de bucles (copete o tapet), que se dejan ver bajo el som-brero. Los varones abandonan la larga barba rizada y, en su lugar, la mayorase afeita la cara o ensean una barba corta. Los personajes representados enel ala este y norte del claustro de la catedral de Pamplona presentan este gus-to por la nueva moda de las cabezas, que tendr una larga permanencia has-ta la primera mitad del siglo XIV. El copete se deja ver en escasas excepciones,aunque dignas de mencin: as lo lleva Virgilio bajo la cofia en la ridiculiza-da escena en que aparece metido en el cesto y el matarife de la clave de no-viembre, en el ala norte (fig. 25).

    Desde este tocado nos acercamos al tercer grupo social, los laboratores.Los localizamos en las conocidas escenas del campo, pero tambin en la ciu-dad participando en trabajos mecnicos y constructivos. Las escenas del An-tiguo Testamento de la catedral de Pamplona muestran un gran desarrollo detrabajos dedicados a la construccin del Arca de No y de la Torre de Babel,lo que nos introduce en la vida laboral del momento, a travs de sus herra-mientas, mtodos constuctivos y organizacin del trabajo. En las delicadasescenas de la construccin de la torre participan tanto los hombres como lasmujeres, cargando sobre sus espaldas los materiales. Centrndonos en la ro-pa que llevan los trabajadores que caminan por el plano inclinado, diferen-ciamos rpidamente la tnica larga de las mujeres que cubre los pies de la sa-ya corta de los varones que no llega ms abajo de la rodilla. Esta saya, pren-da ya conocida, se frunce a la cintura y cae la falda abierta en dos partes, loque facilita los movimientos; en algunos casos, uno de los picos de la saya seanuda al cinturn. Algunos trabajadores llevan capirote sobre la tnica (fig.26). El arquitecto que dirige la obra, sentado en un rico sitial y atendido pordos sirvientes que le traen la bebida, aparece destocado pero lleva a los hom-bros el capirote de largo pico. Viste una amplia y larga tnica, sin fruncir ala cintura, que apenas deja ver las muestras de los zapatos, ms puntiagudosque los de sus trabajadores25 (fig. 27).

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    24 Los luchadores se encuentran en un ms.: Voeux du Paon, franco-flamenco, datado mediado elsiglo XIV. A principios de esta centuria un Libro de Horas flamenco presentaba en un margen de unfolio un profeta con filacteria, tocado de la forma que venimos comentando; segn recoge RANDALL,L., Images in the margin, figs. 179 y 508 respectivamente.

    25 No parece que exista un traje privativo del arquitecto en el ejercicio de su profesin, simple-mente se distingue su categora por los detalles que le acompaan en su representacin. El hecho deque est sentado en un destacado asiento, ante una mesa sobre la que tambin se apoya la escuadra, altiempo que es atendido por sirvientes, denota su papel director ante el trabajo manual de los otros. Susropas, tnica de amplio vuelo y capirote, son las propias de la moda del siglo XIV. Si comparamos con

  • Los laboratores son tambin los pastores que aparecen en las escenas ga-naderas de la vida de Job. Las prendas de estos grupos son una continuidadde las que ya habamos descrito en la centuria anterior. La gonela es vestidapor dos de los mensajeros que acuden a Job a comunicarle la prdida de susganados, al igual que por el pastor que custodia los bueyes, y que es asesi-nado por los sabeos. Capa vellada viste el tercero de los mensajeros, ademsde llevar calcetines que, por estas fechas, slo los llevaban los trabajadoresdel campo. Si nos adelantamos a la primera mitad del siglo XIV veremos c-mo las prendas siguen siendo muy semejantes. As en la portada de SantaMara de Uju, un pastor que toca la trompa viste una capa de vellones muymarcados, sobre la que se marca la punta exagerada del capirote. Por las mis-mas fechas las pinturas del Campanal, en el castillo de Olite, ensean unAnuncio a los Pastores, que visten grandes capas colgantes que se conocencomo aguaderas.

    SIGLO XIV

    El siglo XIV va a traer la continuidad de varias de estas prendas que na-cieron en el siglo anterior, as como la introduccin de elementos muy nove-dosos que van a transformar los rasgos del vestir. Los cambios no consistenen la creacin de vestidos nuevos, sino en la conversin en los elementos dela prenda, que tienden a una mayor exageracin. Las partes colgantes de lasmangas y la capucha se prolongan hasta la desproporcin. Los botones, ob-jetos que haban nacido en el siglo anterior, se usan exageradamente, prolife-rando en partes impensables de la pieza: delanteros, mangas, calcetines Laatraccin por los colores trae, en esta centuria, el gusto por combinarlos has-ta lmites que rompen la armona y el equilibrio de la prenda. Es en esta po-ca cuando se compone a dos colores la ropa, a partir de una lnea simtrica,lo mismo la cofia, que la garnacha o las calzas, y aparecen las primeras telasdecoradas. El arte medieval navarro presenta en el siglo XIV conjuntos de ex-cepcin, como el del claustro de la catedral de Pamplona, con pinturas mu-rales y mnsulas pintadas, lo que proporciona un elemento indispensable pa-ra el anlisis de esta moda gtica. El hecho de que hayan llegado estos con-juntos pintados nos puede mover a pensar que por no haberse conservado enotras pocas, romnica por ejemplo, no tenemos posibilidad de saber si en si-glos anteriores exista este juego de tonos; sin embargo, un anlisis minucio-so de los restos escultricos nos ensea que no practicaban este contraste decolores.

    Una de las primeras muestras del uso de botones aparece en un capitelsimblico localizado en el ala este del claustro iruniense y datado a fines delsiglo XIII. En l se representa una fbula de alerta a los ricos sobre el peligrodel apego a los bienes materiales y la tardanza que ocasiona en el camino alParaso. En la escena, aparece una mujer partiendo el pan sobre una mesa ri-camente servida y un hombre que alza los brazos en seal de sorpresa ante

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    otras representaciones del maestro de obras, anteriores o coetneas, tampoco llegaremos a grandes con-clusiones sobre su vestimenta. As, en una miniatura de las Cantigas en las que un arquitecto acude aver el desarrollo de una obra, va vestido con un tabardo de cortas mangas y tocado con cofia, frente ala sencilla saya que visten el resto de los obreros.

  • una tortuga que sale de un cofre. El varn viste una tnica de amplios vue-los y mangas ceidas en los puos, pero lo ms nuevo es el uso de botonesen la pechera y en los extremos de las mangas (fig. 28). Sin salirnos de la ca-tedral de Pamplona, pero avanzando a las primeras dcadas del siglo siguien-te, veremos cmo los botones adornan garnachas, cuellos de las capuchas ypuos de las mangas. En otros conjuntos de la primera mitad del siglo XIV,como la portada del Santo Sepulcro de Estella, volvemos a encontrar los bo-tones como adorno de calcetines en los dos soldados junto a la Cruz o ja-lonando los puos, en los atlantes caracterizados como judos de la mismaportada (fig. 29). La imagen orante de un comitente, en el tmpano de Uju,presenta unos elegantes guantes, de amplio y largo puo, adornados con es-tos objetos.

    El juego que prestan las mangas, como elemento mvil y adaptable a lasdistintas novedades de la moda, lo hemos visto desde el siglo XII, hace quetambin en esta centuria sea un elemento de incorporacin de cambios. Lospuos ribeteados de botones, fundamentalmente en la saya, y sobre ellosunas mangas, las de la tnica de encima, que presenta un extremo que tien-de a alargarse. Lo que en principio es un pico pasar a colgar cada vez msexageradamente hasta casi llegar al suelo. Una de las mnsulas del interiorde la iglesia de San Zoilo de Cseda26 (fig. 30) presenta un msico que tocael lad. La saya que viste tiene unas mangas ribeteadas de botones y sobreellas los puos de la tnica muy anchos y de los que cuelgan los extremoscomo lengetas. En las pinturas murales del refectorio de la catedral dePamplona, uno de los sayones que lleva el martillo, en la escena de Cristocamino del Calvario, presenta este elemento colgante en la manga. La mu-jer que toca el rabel, en el friso inferior del mural, viste una tnica rosa quedeja ver los puos estrechos de la saya, sobre estos puos cuelgan las len-getas del vestido de encima. El cuello est ampliamente escotado, novedadque presenta el vestido femenino en las primeras dcadas del siglo XIV, fren-te a los cuellos totalmente cerrados de siglos anteriores. El capirote que lecubre la cabeza est vestido al modo del siglo XIII. La prolongacin exagera-da a la que llega el extremo de la capucha se hace ms patente en las oca-siones en que el personaje aparece destocado y la lleva despreocupadamentepor delante. Esto es especialmente observable en imgenes de martirio enque uno de los sayones la lleva de esta manera. La escena de la Crucifixinen este conjunto presenta un sayn de frente al espectador, que viste as lacapucha. Una de las claves de la catedral, en el ala sur, ocupada con el mar-tirio de San Esteban, presenta uno de los lapidadores con el largo capirotevestido por delante (fig. 31).

    A la par que las mujeres ensean el escote, los hombres se cortan el ves-tido. La revolucin que supuso el traje corto para el varn no ser totalmen-te aceptada hasta el ltimo cuarto del siglo XIV y dominar para el traje acuerpo en la centuria siguiente27. Navarra presenta un predominio de la t-

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    26 Se data la portada en el segundo cuarto del siglo XIV segn noticias del Catlogo Monumentalde Navarra, t. IV*: Sangesa, 1989, p. 184.

    27 Las representaciones coetneas, preferentemente las de los manuscritos, ensean en el segundocuarto del siglo XIV variedad de trajes cortos para el varn, que conviven con la tnica talar. El RomancedAlexander, pintado entre 1338-1344 y los Smithfield Decretals (de Gregorio IX), escritos en Italia e ilu-

  • nica larga para el varn, ms corta que la de las mujeres, aunque escasas ex-cepciones nos ensean que la tnica comienza a recortarse. As, las pinturasmurales de San Saturnino de Artajona, fechadas y firmadas por el MaestroRoque en 1340, nos muestran, entre el grupo de vasallos del rey, un perso-naje vestido con una tnica corta acinturillada, de la que cuelga el monede-ro. La imagen es totalmente novedosa, no slo por la introduccin de la fal-da corta, sino tambin por el uso de la bolsa de monedas, complemento queformar parte del traje civil en el siglo XV.

    El siglo XIV ser la poca en la que se introduzcan cambios fundamenta-les en la decoracin de las telas del vestido, predominando la combinacinde colores en la pieza. Las mnsulas pintadas del refectorio de la catedral dePamplona ensean variedad de personajes vestidos con ropas, en las que cam-bia el tono a partir de una lnea divisoria central28. Las figuras pertenecen amuy variada extraccin social. As, el rey, tocado de corona y armado de es-pada, lleva con elegancia una garnacha decorada una mitad a rayas y la otraen un tono azul liso (fig. 32). Viste calzas rojas, las ms apreciadas y en algu-nos reinos privativas de la realeza y nobles. Sabemos que las medias de mejorcalidad se forraban de caamazado doblado, por lo que no eran muy flexi-bles; las ms sencillas eran de pao o estamea29. Otro joven, que acaricia unlen, viste una saya en la que la combinacin de color se hace en el cuerpode la prenda y en cada manga. Ms variado es el juego de matices que intro-ducen las ropas de un juglar, en una mnsula del mismo conjunto. La cofiadel juglar est pintada a dos colores, sobre ella la capucha con amplio cubre-hombros se decora en tonos azul y rojo a partir de una lnea central que serla que marque los dos colores amarillo y azul de la tnica (fig. 33)30. El jue-go de matices invade hasta las calzas de la pierna, ms difcil de encontrar es-ta particularidad en el exquisito conjunto del claustro catedralicio, slo po-demos sealarlo en la clave del mes de septiembre dedicada al trasiego de losodres.

    De las calzas haremos una referencia a los zapatos, los cuales no habansufrido cambios en los dos siglos anteriores. Los zapatos romnicos que co-

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    minados en Inglaterra en el segundo cuarto del siglo XIV, presentan en las variadas escenas de las mar-ginalia, gran nmero de hombres vestidos con traje corto de cuyo cinturn cuelga el saco de monedas.

    28 Segn C. BERNS, op.cit., p. 66: los trajes a dos colores son los que los textos del siglo XIII lla-man paos a metad [] Tanto xito tuvieron estos trajes que llegaron a ser usados por los clrigos, aun-que se considerase que no eran adecuados para ellos. En las Cantigas ya hay figuras vestidas con sayasa dos colores.

    29 Segn C. BERNS, op.cit., p. 72: En todo tiempo las calzas rojas fueron las ms apreciadas. Enlas leyes suntuarias del siglo XIII, las calzas bermejas se prohibieron a los judos y las calzas de escarlataa los clrigos. G. MENNDEZ PIDAL en La Espaa del s. XIII leda en imgenes, p. 61, nos explica cmolas Ordenanzas restringen el uso de estas medias al rey y nobles; por ejemplo, una ley suntuaria dicta-da por Jaime I en 1234 extiende esta prohibicin a los hijos de los caballeros que no fueran recibidoscomo tales. Por el contrario se permita a juglares y bufones, los cuales las reciban en pago de aque-llos seores ante quienes lucan sus habilidades.

    30 El uso de los colores rojo y azul en la decoracin pictrica de la catedral de Pamplona recuerdaigualmente dos de los cinco tonos emblemticos elegidos por el rey Carlos III, comitente del edificio.Junto a los dos colores citados estn el blanco, negro y verde. Segn informacin de M. RAMOS AGUI-RRE a quien seguimos: eran as rojos y verdes los mantos de los caballeros de la Orden del Lebrel Blan-co en 1391, al ao siguiente se dispona de una librea de azul y rojo con forro rojo, otra en verde en1396 y la librea de 1408 en rojo, negro y azul con forro blanco, en Cimeras, colores y divisas, de Sig-nos de Identidad Histrica, t. I, Pamplona, 1966, p. 366.

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    nocamos eran cerrados y terminados en pico, apenas presentaban decora-cin, salvo escasas excepciones que no parecen reproducirlo fielmente; talcomo se ven en el capitel dedicado a San Juan Bautista, en el claustro de lacatedral de Tudela. Las botas aparecen reproducidas desde principios del si-glo XII, no calzadas por la gente, sino en el regazo de los zapateros, como he-mos visto en la arquivolta de la catedral de Pamplona y tambin se ven enSanta Mara de Sangesa. Desde el siglo XIII, en el panorama internacionalse observa el gusto por variar la forma del calzado y aparecen los zapatos conuna gran abertura en el empeine y atados al tobillo, que se conocern en to-da Europa. Una de las primeras muestras se observa en la recin descubier-ta escultura de la cabecera de la catedral calceatense, concretamente en laimagen del rey David tocando la vihuela. Curiosamente calza un zapato ce-rrado, de tradicin romnica y un zapato abierto al estilo merceditas, queinaugurar la nueva moda gtica. El siglo XIII muestra gran variedad de re-presentaciones, con este elegante calzado usado preferentemente en m-bientes cortesanos; los vemos en la Biblia moralizada de la Reina Blanca deCastilla (c. 1230), en los pies de un escriba. Estos zapatos los encontraremos,fcilmente, en los pies de los personajes de las Cantigas de Alfonso X (se-gunda mitad del siglo XIII) y continuar con xito en el siglo XIV. En Nava-rra, aunque las muestras sean tardas, presentan una gran calidad. Parece lle-varlos San Juan Evangelista en el apostolado de la portada de Olite (h.1280), pero se acepta con normalidad en el claustro de la catedral de Pam-plona, preferentemente en la segunda etapa (1318-1355). As, la peana deSan Pedro, en la entrada de la capilla Barbazana, muestra una escena de lapredicacin del apstol, en la que tanto el mandatario como otras figurasque le rodean llevan este tipo de zapatos. En la Epifana de Jacques Perut,Baltasar lleva merceditas, pero Gaspar calza un modelo nuevo, cerrado yatado al tobillo por medio de hebillas. Este nuevo zapato tiene gran acepta-cin en muchos personajes del claustro catedralicio, de muy variada extrac-cin social. Desde el rey Gaspar a varios espectadores de la entrada de Cris-to en Jerusaln, que aparecen en la puerta del Refectorio. Igualmente uncampesino que ara la tierra, en la clave del mes de octubre, lleva estos zapa-tos con hebillas. Esta centuria deja ver, igualmente, un gusto por los com-plementos de la ropa, que demuestra un avance respecto de la sobriedad desiglos anteriores; as, del cinturn como una cuerda que se usaba en el sigloXII, se pasa al cinto cerrado con una trabajada hebilla.

    El manto, sobre todo generalizado desde la Alta Edad Media, apenas tie-ne xito en el siglo XIV. Prendas como la garnacha y el tabardo forradas depiel proporcionan suficiente calor para no necesitar ms abrigo. Sin embar-go, seguimos viendo el manto con cuerdas vestido por personajes sagrados enlos tmpanos y apostolados de las portada; junto a ste, ms clsico, se pro-ducen innovaciones en capas ya conocidas. El manto redondel se transformacon una abertura practicada en un lateral que en algunas ocasiones se cierracon botones en el hombro. Lo visten los reyes y altos grupos sociales y en Na-varra nicamente lo encontramos cubriendo a uno de los soldados que acom-paan al cortejo, en el mural del refectorio de la catedral de Pamplona (fig.34). En el mismo conjunto catedralicio, el grupo de la Epifana, en el claus-tro, presenta a los dos primeros reyes vestidos con capas tradicionales frenteal largo manto redondo, a su vez tapado con capirote, del rey Baltasar.

  • Respecto a la materia prima, las telas finas o bastas, las pieles y diversomaterial para la confeccin de las prendas de vestir, proviene del ganado quese cra en el reino, as como de las materias naturales que aporta la tierra; pe-ro fundamentalmente del comercio. Desde la Alta Edad Media, el intercam-bio de productos con Al Andalus proporciona un trasiego de materias que seconcreta en especias, sedas, tejidos finos y tintes aportados por los musulma-nes, a cambio de las pieles, tejidos bastos, metales y armas, que proporcionanlos europeos. Este trfico de productos se canaliza a travs de los Pirineos, loque concede una posicin privilegiada a los reinos de Navarra y Aragn31. Losnegocios, en el propio reino de Navarra, de paos, peletera y joyas eran unmonopolio de los mercaderes judos, quienes contaban con instalaciones pro-pias para la manipulacin y tintura de las telas. El aprovisionamiento lo rea-lizan en mercados franceses de Burdeos, Bayona, Avin, y aragoneses de Za-ragoza y Barcelona, donde, adems de los productos propios se pueden ad-quirir los preciados paos de Bristol, Ypres y Flandes. De resultas de esta ac-tividad no es extrao que nos encontremos a la poblacin hebrea, entre otrasprofesiones, dedicada a actividades textiles: sastres, perleros, bordadores, cor-daleros, zapateros El tratamiento de los cueros y metales es una actividadartesanal practicamente realizada por la poblacin mudjar32.

    Entre las telas usadas en el siglo XIII encontramos en la documentacinabundantes menciones de variados paos que se siguen usando en el siglo si-guiente. Entre las citadas por Garca Arancn estn las de lujo y las de usocorriente. De las primeras recogemos el camelot, tejido confeccionado conpelo de camello o de cabra33; la escarlata, tela de calidad, roja, teida de co-chinilla; se usa para las calzas del rey y para su capel de feltre34; seda y sus va-riedades, como el cendal y tafetn35. Entre las telas corrientes est la bruneta,tejido de color oscuro, fino y ligero36. La blanqueta es un pao crudo, gene-ralmente sin teir y algo ms barata que la bruneta. sta se fabrica en el ba-tn de Villava, en dos variedades, barrada o con listas. El blanco o blanque-ta de Ypres, de importacin, es mucho ms cara. El camelin se confeccionacon lana o seda. Para capas se usa el pers, tejido de lana grosera, en tono azuloscuro o negruzco. Tambin est el cordat, grueso pao de tela; la arpillera yel sayal, tela burda de lana. Entre las pieles, las ms apreciadas eran las devair, hechas con lomos y vientres de ardillas del norte, alternativamente gri-ses y blancas, dispuestas en damero: menu vair. Las pellizas seguramente sonde piel de cordero.

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    31 FORTN DE CIRIZA, L. J., Historia de Navarra, t. I: Antigedad y Alta Edad Media, Pamplona,1993, p. 108.

    32 CARRASCO PREZ, J., Judos y moros: La Navarra de las tres religiones en Historia de Navarra,Diario de Navarra, 1993, pp. 155-160.

    33 CASTRO, J. R., Archivo General de Navarra. Seccin de Comptos, t. IX, p. 107: se le paga el 10 dejunio de 1374 a Frederic Bonini mercader de Barcelona: 3 paos de oro, 20 piezas de camelot y 12 detafetn plateado. Segn el estudio de F. PIPPONIER, Costume et vie sociale: La cour DAnjou XIV-XV si-cle, Pars, 1970, p. 112, el camelot se produca en Turqua y de aqu se provea a gran parte de Europa.

    34 Ibdem, t. IX, p. 311: el 16 de marzo de 1375 Carlos II paga 12 codos de escarlata bermeja de Bru-selas, para hacer una hopalanda, un manto y un capirote doble para el infante Carlos.

    35 Espaa era uno de los principales productores de seda, junto a frica del norte y la misma Fran-cia, segn indica F. PIPPONIER, op.cit., p. 112.

    36 CASTRO, J. R., op.cit., t. X, p. 170. La bruneta de Bristol es utilizada en 1376 para hacer un man-to y una sobrecota para cabalgar, del infante Carlos.

  • Durante el siglo XIV y en el registro de cuentas reales, encontramos losmismos tejidos junto a unas telas importadas que nos hablan de la calidad delas ropas de palacio. As, se mencionan cendal bermejo, grana de Malinas,gris de Moustiervillier37, pao blanco de Bristol, brocado y azul de Bristol,pao rojo de Londres38, pao de Bruselas, pao de Ipres39, seda de VeneciaEncontramos calidades conocidas desde el siglo pasado como el terciopelo40,fustn41 y bocacn42. Entre las pieles se citan armios43, abortones, esquiroles44y forro de zorro45.

    Igualmente, para el segundo tercio del siglo XIV vemos alusiones a vesti-dos como la hopalanda, de origen borgon, que fue rpidamente incorpo-rada por la monarqua navarra dada su vinculacin a la corona francesa. Es-te traje talar, hendido, de amplias mangas y muy lujoso, era fundamental-mente un vestido cortesano de altos grupos sociales. Desde el ao 1362, se-gn la documentacin consultada, se menciona el pago de una hopalanda depao de Bruselas y vuelve a pagarse en otoo de este mismo ao (4 de octu-bre) un forro de abortones por la misma prenda para el infante Luis46. Lasmenciones de la hopalanda continuarn a lo largo de esta centuria, encar-gndose igual para el rey que para sus hijos e hijas. Otras prendas que se do-cumentan por estas fechas son las cotardas. En diciembre de 1361 se pagauna cothardia para el infante Felipe de Francia, el 3 de noviembre de 1372 sevuelve a pagar para el infante Carlos y en 1381 para las hijas de Carlos II; conlo cual deducimos que es un traje tanto de uso femenino, como masculino47.A pesar de las citas documentales, no encontramos representaciones de la co-tarda que, segn Berns, es un traje de encima de origen francs48.

    Como conclusin, podramos aludir a la relativa rapidez en la incorpora-cin de ropas por parte del reino de Navarra, con respecto a las novedades

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    37 Ibdem, t. IX, p. 311. 38 Ibdem, t. XIII, p. 368. En 1381 el rey paga una cantidad de pao gris de Londres para hacer una

    pelliza, una hopalanda, un manto para cabalgar y un sercot para l; 3 mantos de capilla para sus hijas,pao rojo de Londres y pao de Bristol para forrar algunas de las prendas anteriores; bruneta y mediocodo de pao blanco de Bristol para hacer calzas.

    39 ANGLS, H., Historia de la msica medieval en Navarra, Pamplona, 1970, p. 212: en 1365 Car-los II ordena un pago por 36 codos de pao de Ipres, entregados a varios capellanes de la reina y unclrigo para sendas cotahardas.

    40 CASTRO, J. R., op.cit., t. V p. 411: en 1365 el rey Carlos II paga por 4 codos de terciopelo y dosde cendal para hacer dos caperuzas para la reina; en 1381 se vuelve a encargar cierta cantidad de estematerial, esta vez, para hacer tres cotardas para sus hijas.

    41 ANGLS, H., op. cit., p. 264: el rey Noble paga a un mercader judo de Pamplona el precio detres jubones de fustn, para los chicos chantres. El fustn, segn el DRAE, es una tela gruesa de algo-dn con pelo por una cara.

    42 Ibdem, p. 229: en 1386, rey Carlos II hace un pago a un mercader de Aragn, por una pieza debocacn, la cual es dada a unos juglares de arpa. Segn el DRAE, el bocacn es una tela de hilo, de co-lor, ms gruesa y ms basta que la holandilla.

    43 CASTRO, J. R., op.cit., t. VIII, p. 283: el 10 de marzo de 1372, Juana de Navarra paga a Rolet, supeletero, por ciertos armios, baires y leticias que le compr en Zaragoza.

    44 Ibdem, t. XVI, p. 472: el 10 de julio de 1387, Carlos III paga a Nicols de Acedo por un forro deesquiroles blancos, conteniendo 16 vientres, para una hopalanda de pao de seda gris de Romeniacomprado a Mono de Casini; 8 armios para la dicha hopalanda y a Ral el peletero se le paga paraforrarla.

    45 Ibdem, t. XVI, p. 258: en 1397 Carlos III paga un forro de zorro a Huguet, maestro de capilla delrey navarro.

    46 Ibdem, t. IV, p. 154 y p. 246, respectivamente.47 Ibdem, t. III, p. 443; t. VIII, p. 389, y t. XIII, p. 367, respectivamente. 48 BERNS, C., op. cit., p. 34.

  • que surgan en Francia e Italia. Durante los siglos XII y XIII, encontramos to-tal fidelidad en las representaciones respecto a las prendas que se usaban enel resto de la pennsula Ibrica, y ya desde principios del siglo XIV se incor-poran interesantes novedades frente al panorama peninsular. Se adopta conrapidez el traje corto, conocido en Francia por las mismas fechas, y hay men-ciones de prendas como la hopalanda, desde el ltimo tercio del siglo XIV. Pa-ra el resto de los territorios hispanos, se encuentran menciones de la hopadesde 1390. Las cotardas, sin llegar a conocer representaciones, se citan en ladocumentacin navarra desde el ltimo tercio del siglo XIV. Sin embargo,echamos en falta imgenes de la valona o el trascol, lo que no es un impedi-mento total para que no se conociera. stos nombres, aplicados a cuellos quedecoraban el escote de mantos y capas, normalmente confeccionados con ri-cas pieles, como el armio. La toca rizada, tpicamente hispana y de origencastellano, tampoco cuenta con representaciones. Igualmente, sin ser ex-haustivos, tambin es difcil encontrar el entretallado; se trata del gusto porrecortar con formas cuadradas o redondas los bordes de las ropas, mantos, to-cados; moda que tuvo gran xito en la Europa de fines del siglo XIV.

    Las telas usadas son muy variadas y de gran calidad. Los paos eran pro-ducidos y trabajados en el mismo reino de Navarra, o importados desde cen-tros productores europeos: Francia, Inglaterra e Italia. Las calidades, espe-cialmente las usadas por la familia real, son exquisitas.

    Para finalizar, no se puede dejar de citar el carcter social de la vestimen-ta medieval. Las prendas identifican a cada grupo o estamento y las leyes res-tringen el uso de ciertos productos lujosos a los pertenecientes al estamentoms elevado. As, las calzas rojas se han visto como privativas de la realeza.Los judos deben llevar ropas que los diferencien de los cristianos, segn es-tablece el IV concilio de Letrn (1215)49. Para Navarra se conservan docu-mentos del papa Gregorio IX, que exhorta al rey Sancho el Fuerte para quelos judos de su reino lleven vestidos que los distingan de los cristianos50. Elgigante Ferragut, que combate con la maza contra el cristiano Roldn, est

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    49 JEDIN, H., Manual de historia de la Iglesia, Barcelona, 1973, t. IV, p. 291, el autor habla delIV concilio de Letrn y dice textualmente: Con ello se enlazan en cierto modo los decretos finalesque se ocupan de las prcticas usureras de los judos, a quienes se prescribe determinada indu-mentaria. Esto, lo mismo que el declararlos ciudadanos de segundo orden, no son novedades delconcilio. Ambas medidas se comprenden en el clima de preparacin de la cruzada; no fueron aqudecisivos motivos raciales; su fin era ms bien impedir que los cristianos, por desconocimiento dela diferencia de religin, entraran en contacto econmico con ellos. Los mahometanos en pasescristianos estaban sujetos a prescripciones semejantes.

    50 CARRASCO, J.; RAMREZ VAQUERO, E. y MIRANDA GARCA, F., Los judos del Reino de Navarra1093-1333, Pamplona, 1994, p. 63, doc. 62. (Navarra judaica, 1), el documento expedido en Letrn el27 de junio de 1233 dice as sobre este particular: Cum in sacro generali concilio provida fuerit delibera-tione statutum, ut ubique terrarum judei a christianis diversitate habitus distinguantur. Obedeciendo a loestablecido en este concilio lateranense tenemos muestras en otros reinos de la aplicacin de sus nor-mas. Fernando III de Castilla decret en su reino que los judos llevaran ropas especiales y una divisaen sus vestidos; Alfonso X continu con esta norma y decret el uso de ropas apropiadas para cada es-tamento, as como que los judos usaran de una extrema modestia en sus ropas y adornos; segn noti-cias de BAER, Y., Historia de los judos en la Espaa cristiana, Altalena, 1981, t. I, p. 92. L. SUREZ FER-NNDEZ en su obra, Los judos espaoles en la Edad Media, Madrid, 1980, pp. 114-115, dice que en lacortes de Sevilla de 1269 se prohibi a los israelitas el uso de adornos de piel blanca, de oro, de plata obordados. Respecto a la corona de Aragn dice que la legislacin era ms favorable que en la coronacastellana, as en poca de Jaime I, aunque se les haba eximido de la seal humillante, estaban obli-gados a usar una capa redonda cuando circulaban por la ciudad.

  • tocado con la cinta anudada en la nuca, atributo identificativo de los musul-manes, que tambin caracteriza a una de las figuras musulmanas de la arquetade Leire. Igualmente, las mujeres casadas y viudas deben llevar la cabeza cu-bierta frente a las solteras, que pueden ir destocadas. En los duelos, como seobserva en el Ceremonial de uncin, coronacin y exequias de los reyes de Ingla-terra (fines del siglo XIV), conservado en Navarra, los asistentes se cubren conun sayal y capucha negra, que apenas deja ver su rostro, una costumbre quecontinu hasta el siglo XV51. Adems de este cariz social, researemos que lamoda medieval es tambin rica y variada. No se pueden confundir los siglos,se diferencia la ropa y el peinado introduciendo novedades en cada cuarto eincluso tercio de siglo. Desde el siglo XII la vestimenta marca diferencias deestamentos, pero a partir del XIII y sobre todo del XIV, se introducen prendasque individualizan al hombre y a la mujer y marcan los rasgos anatmicos deambos. Se buscan vestidos favorecedores y muy animados en las distintas te-las y colores.

    Autor de los dibujos: J. Ramn Bergasa Pascual

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    51 Sobre el ceremonial descrito en estas miniaturas vese: SILVA Y VERSTEGUI, S., El ceremonialde la Coronacin, Uncin y Exequias de los Reyes de Inglaterra en Lecturas de Historia del Arte, I,(1989), pp. 65-74 y ms recientemente, con atencin a los ritos en este texto recogidos y su significa-do para la concepcin de la realeza, TAMBURRI BARIAIN, P., Liturgia de la realeza bajomedieval enSignos de identidad histrica, Pamplona, 1996, t. I, pp. 387-398. En los funerales del rey Carlos II -mue-re el 2 de enero de 1387- conocemos los preparativos de la ceremonia fnebre, entre los que se citanlos encargos hechos a mercaderes y sastres, de los que recogemos la alusin a los capirotes: A los mer-caderes de Pamplona se les ha comprado mil codos de pao de sayal para hacer cien capusayos, desti-nados a otros tantos pobres; recogido en IDOATE, F., Funerales del rey Carlos II en Rincones de lahistoria de Navarra, Pamplona, 1979, t. I, p. 16. F. BOUCHER en su obra, ya citada, pp. 198 y 202, in-forma de que estas capuchas tenan una gran cantidad de tela en el borde, se podan llevar enrolladas,lo que dejaba ver la cara, o desenrolladas, por lo que tapaban totalmente el rostro. Esta ltima prcti-ca fue prohibida en 1399 por las amplias posibilidades de anonimato que daba a los delincuentes, y suuso slo permaneci para los funerales.

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    Fig. 1. En un capitel de San Pedro de la Ra de Estella, los luchadores se enfrentan vestidos nica-mente con las bragas

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    Fig. 2. El zapatero de la antigua catedral romnica de Pamplona viste saya de cuello abierto y va toca-do con el gorro de menestral

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    Fig. 3. El pellizn es vestido por el rey Herodes en un capitel de la Magdalena de Tudela. Prenda talarde amplias mangas, en este caso adornadas con motivos de retcula en los bordes

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    Fig. 4. En el claustro de la catedral de Tudela, Salom viste la piel o pellizn, muy ajustada al cuerpopor medio del cinturn

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    Fig. 5. Los restos de un relieve de San Pedro de la Ra nos ensean dos figuras solamente vestidas conel manto afiblado en el cuello y ricamente decorado con cenefa de pedrera

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    Fig. 6. San Jos lleva un manto totalmente cerrado con una abertura en el centro para sacar la cabeza,en un capitel de San Miguel de Estella

    Fig. 7. Can en un capitel de la catedral de Tudela viste una capa corta ceida a la cintura con un cor-del muy til para el trabajo en el campo; tal capa se llama gonela o perpunte

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    Fig. 8 y 9. La capa vellada la visten los pastores de San Miguel de Estella y la vuelve a vestir el zagal deSanta Mara de Uju

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    Fig. 10. Los judos del prendimiento de Cristo visten los primeros pantalones, los tubrucos; en un ca-pitel del claustro de Tudela

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    Fig. 11. Las bailarinas llevan ropas cmodas que facilitan sus movimientos al igual que les confierenvistosidad y dinamismo en las grandes mangas colgantes, tal como lleva Salom en la portada de SanMiguel de Estella

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    Fig. 12. En un modilln de Santa Catalina de Azcona el juglar lleva un gorro de dos picos, el llamadogorro de los locos; concede una nota llamativa e hilarante que colabora en su actuacin

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    Fig. 13. Una dama de la cabecera de Santa Mara de Irache est tocada con la toca de bandas cruza-das, llamada almzar

    Fig. 14. Las tres mujeres que visitan la tumba de Cristo van tocadas con sendos tocados propios de lapoca romnica: la primera lleva almzar, la segunda impla y la tercera simplemente tocas

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    Fig. 15. La bailarina de San Martn de Unx lleva unaropa propia de principios del siglo XIII en la que seaprecia la saya encordada y las amplias mangas quese enredan por los brazos

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    Figs. 16 y 17. En una dovela de la catedral de Tudela el paero viste una ropa diseada a principios delsiglo XIII que es el pellote, en este caso con ciertas modificaciones sobre el original hispano, como es lareduccin del amplio escote de las sisas. Como comparacin, el pellote del pastor de Olite muestra laprenda original espaola con amplias aberturas que caen hasta la cadera

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    Figs. 18 y 19. El tabardo, prenda introducida en la moda del siglo XIII es una ropa talar de ampliasmangas colgantes, en origen propia de caminantes. La lleva el rey Baltasar en Santa Mara de Olite yse repetir en la vestimenta de los reyes magos, as la encontramos en un capitel de la portada del San-to Sepulcro ocupado por la escena de la Epifana

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    Fig. 20. Un capitel del claustro iruniense nos ensea una sucesin de escenas, en las que los persona-jes van vestidos con garnachas y tabardos. Reinterpretada como una escena de corte acadmico, tantolos profesores como los alumnos van vestidos con ropas talares variantes de la vestimenta eclesisti-ca, que son el tabardo y las garnachas. En la primera escena el instructor vestido con tabardo y ar-mado de fusta dicta sus clases a una representacin de tres alumnos que llevan garnacha

    Fig. 21. El profesor, de tabardo, ensea las cuentas, delante de una mesa numularia, al alumno vesti-do de garnacha y con la cabeza descubierta

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    Fig. 23. Un sirviente con el pan, en un arco de la portada de Olite, lleva un capirote vestido a la ma-nera medieval, calado en la cabeza por la abertura destinado a la cara

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    Fig. 22. En esta pareja de elegidos de la catedral de Tudela, l viste a la manera ms clsica con la to-ga de origen romano, mientras que ella, atenta a las nuevas modas, lleva la capa con cuerdas, evolucindel manto afiblado romnico, y un capiello forrado de telas

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    Fig. 24. Dos luchadores sobre cabras en un dintel de Santa Mara de Olite llevan los gorros picudos,propios de los judos. Tal gorro es un signo convencional de identificacin y ha evolucionado exagera-damente desde el gorro frigio

    Fig. 25. El matarife del mes de noviembre, en el claustro de la catedral de Pamplona, lleva cofia y de-ja ver el bucle rizado, moda del cabello de origen francs, llamado copete o tapet

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    Fig. 26. Los trabajadores de la Torre de Babel en el claustro gtico de la catedral de Pamplona vistensayas cortas y hendidas, mientras que ellas llevan tnicas largas que apenas dejan ver los pies

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    Fig. 27. El arquitecto que dirige la obra de construccin va vestido con una saya larga, cubierta en loshombros por el capirote de largo pico, propio de la moda del siglo XIV. Calza zapatos ms puntiagu-dos que los de sus sirvientes

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    Fig. 29. En la portada del Santo Sepulcro de Estella, los atlantes, caracterizados como judos, van to-cados y jalonan los puos de su saya con botones

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    Fig. 28. El uso abundante de botones, ms como decoracin que necesidad, se pone de moda en el si-glo XIV. Un capitel de la catedral de Pamplona ensea un hombre que viste una tnica toda decoradacon botones, en la pechera y antebrazos

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    Fig. 30. Un msico de San Zoilo de Cseda viste una saya de cuyos puos cuelgan grandes lengetas,algo propio de la moda del siglo XIV

    Fig. 31. El verdugo de San Esteban, en una clave de la catedral de Pamplona, presenta uno de los ras-gos ms distintivos en los capirotes del siglo XIV, cual es prolongar exageradamente el extremo de la ca-pucha, hasta casi llegar al suelo

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    Fig. 32. En una mnsula del refectorio de la catedral de Pamplona, un monarca viste una elegante gar-nacha decorada una mitad a rayas y la otra en un tono azul, adems de vestir las calzas rojas privativasde la realeza

    Fig. 33. Un bufn de una mnsula del refectorio viste ropas en las que se combinan dos colores: rojo yazul, de entre los cinco tonos emblemticos seleccionados por el rey Carlos III, comitente del edificio

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    Fig. 34. En el siglo XIV, el manto, a pesar de que su uso se restringe mucho, evoluciona desde la capacon cuerdas al manto redondel, en uno de cuyos hombros la abertura se cierra con botones. As lo lle-va el soldado de la Crucifixin de Cristo en la pintura del refectorio de la catedral de Pamplona