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La Misa
de
siempre
en
Puebla
Orden de Misas
Marzo – Abril 2016
Fraternidad Sacerdotal San Pío X
Misión San Ignacio de Loyola Calle Lago de Texcoco N° 814 / Río Bravo Sur
Col. Manantiales, Cholula PUEBLA 72757, Tel: 222 / 887 46 42
Dirección de los Padres: Priorato Bto. Rafael Guisar Calle Oriente 24, N°43 – ORIZABA 94390, Tel: 272 / 724 73 43
"Y llegando a su pueblo, les
enseñaba en su sinagoga, de tal
manera que se maravillaban y
decían: ¿Dónde obtuvo éste esta
sabiduría y estos poderes
milagrosos? ¿No es éste el hijo del
carpintero? ¿No se llama su madre
María?” Mateo 13,55
Orizaba, a 24 de febrero de 2016.
¡Estimados amigos y benefactores!
El mes de San José nos incita a todos a invocar a este gran santo, tan
querido de Dios. Los esposos implorarán al padre nutricio de Jesús para
su familia. Los jóvenes rogarán al guardián fiel de la Santísima Virgen
para guardar la pureza y proteger su vocación. Los trabajadores confiarán
al modelo de los obreros su trabajo cotidiano. Todos suplicarán al
defensor de Cristo para su Iglesia, tan humillada en nuestros días.
Nosotros, en nuestra capilla, añadiremos a todas estas intenciones la de
nuestra construcción. Que San José dirija la obra iniciada y suscite
corazones generosos para que pueda realizarse para la gloria de Dios.
Deo gracias: en los tres últimos meses la construcción avanzó
continuamente, como lo muestran las imágenes en el boletín. Por ahora
los albañiles de Dos Ríos están acabando de revocar los 400m² de muros.
Les agradezco mucho a los que se encargaron de su comida. Así, la obra
negra de la planta baja del nuevo edificio estará terminada en breve. Si
todo va bien podremos bendecir a fin del mes los ramos en la nueva
capilla provisional.
Por otro lado el largo camino de los trámites para la fusión y el
alineamiento del antiguo y del nuevo terreno parece encontrar un buen
término. Ésto nos permitirá también avanzar con el permiso de
construcción para nuestra iglesia, la gran meta de nuestros esfuerzos.
Para todos los que apoyan esta obra con su trabajo, sus oraciones o
donaciones, se celebrará la misa de San José, el sábado 19 de marzo, a sus
intenciones.
Que Dios les bendiga,
Jueves, 21 de
enero:
Ya se ve el futuro
presbiterio de la
capilla provisional
y atrás la
sacristía. Tendrá
una altura de
3,50m.
Sábado, 6 de
febrero:
Con un bombeo
se hizo el colado
del techo de
nuestra futura
capilla.
Lunes, 22 de febrero:
Los albañiles de Dos Rios
empiezan con el revocado de
algunos 400m2 de muros.
HORARIO DE LAS MISAS
MES DE MARZO
Viernes Feria de Cuaresma Primer viernes del mes (III Cl.)
04.03 18:30 hrs Vía Crucis
19:00 hrs Santa Misa
19:45 hrs Exposición y Bendición
Sábado Sábado del Santísimo Corazón de María (III Cl.)
05.03 19:00 hrs Santa Misa, Exposición del Santísimo y rosario
Domingo IV de CUARESMA (I Cl.)
06.03 09:30 hrs Rosario
10:00 hrs Santa Misa (cantada)
Viernes Feria de Cuaresma (III Cl.)
11.03 18:30 hrs Vía Crucis
19:00 hrs Santa Misa (rezada)
Sábado Feria de Cuaresma (III Cl.)
12.03 18:30 hrs Rosario
19:00 hrs Santa Misa (rezada)
Domingo DOMINGO de PASIÓN (I Cl.)
13.03 09:30 hrs Rosario
10:00 hrs Santa Misa – Catecismo para adultos
Viernes Nuestra Señora de los Dolores (III Cl.)
18.03 18:30 hrs Vía Crucis
19:00 hrs Santa Misa (rezada)
Sábado SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA SMA. VIRGEN (I Cl.)
19.03 18:30 hrs Rosario
19:00 hrs Santa Misa
Gran venta de libros nuevos
Domingo de Ramos después de Misa ♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦♦
SEMANA SANTA
Domingo DOMINGO DE RAMOS (I Cl.)
28.02 09:30 hrs Rosario
10:00 hrs Bendición de los ramos y Misa (cantada)
Jueves JUEVES SANTO (I Cl.)
24.03 17:00 hrs Misa del Lavatorio
19:00 hrs Adoración del Santisimo
Viernes VIERNES SANTO (I Cl.)
25.03 14:00 hrs Via Crucis
15:00 hrs Acción litúrgica
Sábado SÁBADO SANTO (I Cl.)
26.03 22:00 hrs Misa de Gloria
Domingo DOMINGO DE RESURRECCIÓN (I Cl.)
27.03 09:30 hrs Rosario
10:00 hrs Bendición de los huevos y Misa
MES DE ABRIL Viernes Viernes de Pascua Primer viernes del mes (I Cl.)
01.04 19:00 hrs Santa Misa
19:45 hrs Exposición y Bendición
Sábado Sábado “in Albis” Corazón de María (I Cl.)
02.04 19:00 hrs Santa Misa, Exposición del Santísimo y rosario
Domingo I después de PASCUA (I Cl.)
03.04 09:30 hrs Rosario
10:00 hrs Santa Misa (cantada)
Viernes De la Feria (III Cl.)
08.04 19:00 hrs Santa Misa (rezada)
Sábado De la Virgen María (III Cl.)
09.04 18:30 hrs Rosario
19:00 hrs Santa Misa (rezada)
Domingo II después de PASCUA (I Cl.)
10.04 09:30 hrs Rosario
10:00 hrs Santa Misa – Catecismo para adultos
Viernes Ss. Sotero y Cayo, Papas y Martyres (III Cl.)
22.04 19:00 hrs Santa Misa (rezada)
Sábado De la Virgen María (III Cl.)
23.04 18:30 hrs Rosario
19:00 hrs Santa Misa (rezada)
Domingo IV después de PASCUA (I Cl.)
24.04 09:30 hrs Rosario
10:00 hrs Santa Misa
CONFESIONES Una hora antes de las Misas.
CATECISMO PARA NIÑOS 5 & 19 de marzo, 2 y 23 de abril.
CATECISMO PARA ADULTOS Domingo 13 de marzo y 3 de abril
Después de misa.
PLÁTICA PARA ADULTOS Sábado 23 de abril, 19h30.
CORO Miércoles.
___________________________
¡LA MISA DE SIEMPRE EN PUEBLA! ¡Apoye el proyecto de construcción de nuestra iglesia!
¡Seguimos necesitando! Cooperaciones para acabar con el interior de nuestra capilla provisional.
Próxima jornada de trabajo: sábado 5 de marzo
Fraternidad San Pío X en México, A.S. Bancomer N° de Cuenta: 0193345386
“Para la iglesia de Puebla”. ____________________________________
1965 – 2016: 50 AÑOS 14ª y última parte
DEL CONCILIO VATICANO II continuación
Los frutos del Concilio Vaticano II (2) En el último artículo vimos el clamoroso fracaso de las vocaciones en los años
posteriores al Concilio, acompañado de una masiva deserción de sacerdotes, del
cierre de innumerables conventos y del abandono general en varios países de la
práctica dominical. En solamente 7 años un tercio de todos los sacerdotes dejaron
su vocación. Esta tragedia sería suficiente para colocar al Concilio en la cima de
las crisis más graves de la historia de la Iglesia. Pero hay todavía más: los
innovadores quisieron hacer una revolución en la Iglesia y por eso deshacerse de
todo su pasado. La ruptura irreversible con el pasado es un rasgo esencial de toda
revolución. Sólo a este precio ella puede establecer un orden nuevo, en este caso
una nueva iglesia.
En una empresa humana, la reestructuración decidida por una nueva dirección
siempre va precedida de la liquidación general del stock inadaptado a la nueva
orientación. Así ha sido para el Vaticano II. El aggiornamento imponía la
liquidación general del pasado. Esta liquidación se hizo sin perdón y fue lo más
manifiesto en los cambios litúrgicos. La nueva iglesia liquidó todo el «material»
litúrgico tradicional: los altares, los comulgatorios, los reclinatorios, los
ornamentos sacerdotales, los misales... Este material litúrgico ha sido cambiado,
porque ya no podía expresar la oración de la iglesia nueva. Cuando se sabe que
por su oración oficial la Iglesia expresa su fe —lex orandi, lex credendi—, se
concluye que la fe de la nueva iglesia no es la de nuestros antepasados. Así el
mismo rito de la misa y el ritual de los sacramentos fueron cambiados y
adaptados a la nueva enseñanza. Estos cambios tocan tan profundamente a la
sustancia del rito que se puede dudar de la validez de los nuevos sacramentos de
la confirmación y de la ordenación sacerdotal.
A la liquidación de la liturgia se añadió la liquidación de la enseñanza tradicional
católica. En muchos países las conferencias episcopales introdujeron tras el
Concilio nuevos catecismos que siembran la duda y destruyen le fe entre los
jóvenes. El catecismo de los obispos holandeses fue tan escandaloso que el
Vaticano tuvo que intervenir. En los patios de varios seminarios se quemaron los
libros antiguos. Ya estaban inadaptados a la enseñanza de la doctrina en la óptica
del Vaticano II.
El odio por el pasado, señal típica de toda revolución, no solamente tocó a los
ritos y cosas sagradas sino también a las personas mismas. En 1968 fue dada la
orden, por la Congregación de Religiosos, que es el órgano del Papa para las
congregaciones religiosas de hombres y de mujeres (tanto de órdenes activas
como de órdenes contemplativas), de reformar las constituciones que habían
recibido de sus santos fundadores, a la luz del Concilio. Así se liquidaron las
grandes constituciones y reglas seculares de las órdenes religiosas. Varios
superiores generales renunciaron a su cargo para no aprobar estos cambios y ser
traidores a sus votos. Así lo hizo Monseñor Lefebvre, en su tiempo a la cabeza de
la Congregación del Espíritu Santo. Para abrir la mentalidad de los religiosos y
sacerdotes al espíritu nuevo se impusieron clases de reeducación. Fueron creados
centros especiales y el personal diocesano, párrocos, coadjutores, capellanes,
profesores, superiores de toda categoría, fueron reeducados. Aquéllos que se
mostraron rebeldes o simplemente reacios, fueron declarados «ineptos» para
anunciar a Jesucristo y obligados a anticipar su jubilación. Además, para reducir a
la ineficacia a obispos o curatos que estaban todavía vinculados a la visión
tradicional de la Iglesia y que frenaban la revolución en las diócesis y parroquias,
los innovadores han inventado la colegialidad, dejando el poder del obispo a la
conferencia episcopal o el del párroco al consejo parroquial formado por laicos.
Para acabar con todo el pasado, con las tradiciones anteriores, se hizo una
verdadera guerra a los que se resistieron y guardaron la fe y el culto católico
bimilenario. Se les acusaba de desobedientes y cismáticos, fueron destituidos de
sus funciones. Ruptura tal con todo el pasado de la Iglesia, que ella sola
constituye el cisma verdadero.
Al contrario de todos los concilios que no habían intentado nada más que
defender y definir la fe de la iglesia así como santificar a sus miembros, el
Concilio Vaticano II se ha atrevido a reformar la Iglesia misma, a cambiarla
totalmente. Más que un aggiornamento o puesta al día de la Iglesia que fue el
leitmotiv de los Padres conciliares, la reforma emprendida entonces y llevada a
cabo por Pablo VI «a toda marcha» ha sido tan profunda, tan radical, que los
partidarios de este concilio han podido hablar de un nuevo Pentecostés, haciendo
ver que hubo en este concilio, «el mayor de la historia, más importante que el de
Nicea» (Pablo VI), una manifestación del Espíritu tan fuerte, tan «arrolladora»,
que sólo se puede comparar a la que se produjo en Jerusalén en el momento en
que los Apóstoles «fueron llenos del Espíritu Santo» y donde nació la Iglesia.
También en el curso de estas sesiones del Vaticano II había nacido una nueva
institución, que para distinguirla de la institución anterior la han llamado «iglesia
conciliar» dirigida por un nuevo espíritu, el «espíritu del Concilio».
Entre las dos iglesias, la de antes y la de después del Vaticano II, hay muchos
puntos esenciales opuestos y contradictorios. Para todos los fieles que se dan
cuenta de ello es evidente que el espíritu que ha hecho surgir esta nueva iglesia no
puede ser el Espíritu de Jesús, pues este Espíritu que es Dios no puede
contradecirse.
Es lo que expresa la declaración magistral de Monseñor Lefebvre cuando
empezaron los ataques de la Roma conciliar contra el seminario de Ecône. La
transcribimos aquí como una conclusión de estos artículos sobre el Concilio
Vaticano II.
DECLARACIÓN DE MONSEÑOR MARCEL LEFEBVRE,
EL 21 DE NOVIEMBRE DE 1974
Nos adherimos de todo corazón, con toda nuestra alma, a la Roma
católica guardiana de la fe católica y de las tradiciones necesarias al
mantenimiento de esa fe, a la Roma eterna, maestra de sabiduría y de
verdad.
Por el contrario, nos negamos y nos hemos negado siempre a seguir la
Roma de tendencia neomodernista y neoprotestante que se manifestó
claramente en el Concilio Vaticano II y después del Concilio en todas las
reformas que de éste salieron.
Todas esas reformas, en efecto, contribuyeron y contribuyen todavía a la
demolición de la Iglesia, a la ruina del Sacerdocio, al aniquilamiento del
Sacrificio y de los Sacramentos, a la desaparición de la vida religiosa, a
una enseñanza naturalista y teilhardiana en las universidades, los
seminarios, la catequesis, enseñanza nacida del liberalismo y del
protestantismo, condenada repetidas veces por el magisterio solemne de la
Iglesia.
Ninguna autoridad, ni siquiera la más elevada en la Jerarquía, puede
constreñirnos a abandonar o a disminuir nuestra fe católica claramente
expresada y profesada por el magisterio de la Iglesia desde hace
diecinueve siglos.
“Si llegara a suceder, dice san Pablo, que nosotros mismos o un ángel
venido del cielo os enseñara otra cosa distinta de lo que yo os he
enseñado, que sea anatema” (Gál. 1, 8).
¿No es esto acaso lo que nos repite el Santo Padre hoy? Y si una cierta
contradicción se manifestara en sus palabras y en sus actos así como en
los actos de los dicasterios, entonces elegimos lo que siempre ha sido
enseñado y hacemos oídos sordos a las novedades destructoras de la
Iglesia.
No es posible modificar profundamente la “lex orando” sin modificar la
“lex credendi”. A la misa nueva corresponde catecismo nuevo, sacerdocio
nuevo, seminarios nuevos, universidades nuevas, Iglesia carismática,
pentecostal, todas cosas opuestas a la ortodoxia y al magisterio de
siempre. Habiendo esta Reforma nacido del liberalismo, del modernismo,
está totalmente envenenada; sale de la herejía y desemboca en la herejía,
incluso si todos sus actos no son formalmente heréticos. Es pues imposible
a todo católico consciente y fiel adoptar esta Reforma y someterse a ella
de cualquier manera que sea. La única actitud de fidelidad a la Iglesia y a
la doctrina católica, para nuestra salvación, es el rechazo categórico a
aceptar la Reforma.
Es por ello que sin ninguna rebelión, ninguna amargura, ningún
resentimiento, proseguimos nuestra obra de formación sacerdotal bajo la
estrella del magisterio de siempre, persuadidos de que no podemos prestar
un servicio más grande a la Santa Iglesia Católica, al Soberano Pontífice
y a las generaciones futuras.
Es por ello que nos atenemos firmemente a todo lo que ha sido creído y
practicado respecto a la fe, las costumbres, el culto, la enseñanza del
catecismo, la formación del sacerdote, la institución de la Iglesia, por la
Iglesia de siempre y codificado en los libros aparecidos antes de la
influencia modernista del Concilio, esperando que la verdadera luz de la
Tradición disipe las tinieblas que oscurecen el cielo de la Roma eterna.
Y haciendo esto, con la gracia de Dios, el auxilio de la Virgen María, de
San José, de San Pío X, estamos convencidos de mantenernos fieles a la
Iglesia Católica y Romana, a todos los sucesores de Pedro, y de ser los
“fideles dispensatores mysteriorum Domini Nostri Jesu Christi in Spiritu
Sancto”. Amén.
Ecône, 21 de noviembre de 1974.
RETIRO DE SAN IGNACIO EN ORIZABA
para mujeres Lunes de Pascua, 28. de marzo - sábado, 2. de abril Lugar: Priorato Bto. Rafael Guizar, 94390 ORIZABA
Organiza: PP. del Priorato - Precio es de 800 MXN.
Para más información tel. 272 724 73 43
La escalera de San José
En 1852, respondiendo a la invitación del obispo de Santa Fe, Nuevo
México, siete hermanas de la comunidad de Loreto partieron de su casa
madre en Kentucky, para fundar un nuevo convento dedicado a educar
niñas.
En una de las paradas para pasar la noche en las planicies de Kansas, una
banda de indios a caballo rodearon el pequeño campamento.
Misteriosamente, se retiraron sin causar ningún daño. Sin duda las
hermanas habían rezado fervorosamente, pero esa misma noche una de
las hermanas murió y fue enterrada allí en una tumba sin marcar.
Después de varios meses de viaje, las hermanas llegaron a Santa Fe e
inmediatamente se establecieron en el centro del pueblo. Santa Fe en
aquel tiempo era una pequeña villa habitada por mexicanos.
Llevaban 20 años enseñando en la escuela cuando en 1873 el obispo
sugirió que construyesen una capilla. La obra, al estilo de la Sainte
Chapelle de París, tardó casi cinco años y le llamaron "Nuestra Señora de
la Luz". Cuando estaba ya casi terminada, le avisaron a la superiora, madre
Magdalene, que por un error del diseño no había acceso al coro. El
arquitecto, P. Mouly, había planeado conectar el coro con el segundo piso
del convento pero nunca se hizo. No se podía poner una escalera
convencional porque tomaría demasiado espacio de la capilla.
Para resolver el problema, las hermanas ofrecieron una novena a San José.
El último día de la novena, un señor canoso llegó montado en un borrico a
la puerta del convento. Traía un baúl con herramientas y ofreció a la
superiora construir la escalera pero con una condición: que pudiera
quedar anónimo. La madre Magdalene aceptó y mandó a sus hermanas a
no hablar con el caballero. Las hermanas observaron con asombro el
avance de la obra. El misterioso carpintero usaba nada más que una sierra,
un martillo y un ángulo. En lugar de clavos usó remaches de madera. En
algunos cubos de agua hizo remojarse los pedazos de madera. Después de
6 meses, la escalera quedó terminada. Cuando iban a festejar al gentil
carpintero, éste desapareció sin cobrar por su maravilloso trabajo. Las
hermanas preguntaron a carpinteros y demás gente quién era el artesano,
y donde él había comprado sus materiales. Cada depósito de madera en
Nuevo México fue abordado y cuestionado, pero nadie ha podido
encontrar una factura. De hecho, la madera utilizada en la escalera era
ajena a Nuevo México. Se descubrió que es abeto, el árbol más común de
Navidad.
Las hermanas nunca dudaron de que San José mismo hubiera construido
la escalera de su capilla.
La escalera es una obra maestra extraordinaria. Da dos giros completos de
360º, mide 22 pies de alto, tiene 33 escalones, se balancea como un
resorte, no tiene soporte
central o medios visibles de
apoyo. Ni se utilizaron clavos:
Toda la estructura se une con
clavijas de madera. Después
de más de 120 años de uso
diario no se ha derrocado. La
madera se empalma en siete
lugares en el interior, y en
nueve en el exterior. Cada
pieza forma una curva
perfecta.
San José, abogado en todas
nuestras empresas, ¡ruega
por nosotros!