la minería responsable sabe escuchar · es lo mismo que la juiciosa conciencia de un director de...

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VIERNES 16 DE NOVIEMBRE DEL 2012 A26. EL COMERCIO “No avalo la idea de despertar con la voz de Fujimori defendiéndose, pero sí me gustaría —por ejemplo— que alguien lo visite y nos regale una crónica larga desde su celda”. JUAN MANUEL ROBLES A lberto Fujimori tiene ganas de hablarnos y una radio local está dispuesta a complacerlo en nombre de la libertad de ex- presión, ahora que el gobierno evalúa darle un indulto humanitario. Más de un colega se ha aventurado a decir que las intenciones de esa emisora —y de Raúl Vargas, el periodista que lo entrevistaría— son comprensibles, pues los reporteros no le hacemos ascos a nadie: tenemos un dia- blillo interior que nos hace anhelar conver- saciones con demonios más grandes. Estoy de acuerdo con eso, aunque solo en parte. En toda organización periodís- tica existen redactores, que son los que tienen el ímpetu, y editores jefes, que son los que ponen paños fríos y la voz de la experiencia. El instinto de reportero no es lo mismo que la juiciosa conciencia de un director de noticias. Un editor jefe está allí porque tiene olfato para saber qué his- torias venden pero también porque sabe medir el impacto social de esas historias. Un redactor puede emocionarse si ha conseguido una entrevista con Abimael Guzmán. Pero el editor jefe es ese tipo aguafiestas encargado de decirle que, por más relevante que sea el personaje, es mejor no publicar algo así. A mí me asombra que la máxima autori- dad periodística de una radio respetable quiera darle el micrófono a un condenado por crímenes de lesa humanidad, cuando las heridas provocadas por los delitos aún están abiertas. También soy periodista y comprendo, pero creo que hay otras formas de saciar el instinto de reportero cazador. No avalo la idea de despertar con la voz de Fujimori defendiéndose, pero sí me gustaría —por ejemplo— que alguien lo visite y nos rega- le una crónica larga desde su celda. No al- guien con una cámara de 16 megapíxeles, sino un observador con imaginación: Luis Jochamowitz, Julio Villanueva Chang, Gabriela Wiener, qué se yo, un cronista de raza que lleve bajo el brazo una libreta de notas y no una agenda política. Alguien que observe y se pregunte: ¿son puños alzados esas esculturas de yeso en la có- moda? ¿Qué títulos hay en esa pequeña biblioteca en la que asoman guías telefó- nicas? ¿Qué ve él en el cable? ¿De verdad prepara cocina gourmet japonesa? Al- guien, en fin, que deje un testimonio de los últimos días de un hombre que, para bien o para mal, fue parte de nuestra historia. Pero eso es otra cosa. Una entrevista radial convertiría a Fujimori en un partíci- pe del debate sobre su propio indulto. No lo culpo, ¿qué reo no quisiera tal difusión? Son los medios, sus editores jefes, los que deberían saber cuándo abstenerse, los que no tendrían que esperar a que sea el INPE quien los salve de cometer un disparate. PREFIERO UNA CRóNICA Nací en Checoslovaquia en 1943. Soy cardenal y arzobispo de Praga, República Checa. La dictadura comunista que gobernó mi país me obligó a ‘dejar’ el sacerdocio durante quince años. Durante ese tiempo laboré en una fábrica, pero seguí trabajando en mi ministerio de forma clandestina. Por realizar mi vocación fui encarcelado y estuve dos años en prisión. Después de la caída del comunismo, el papa Juan Pablo II me nombró obispo y Benedicto XVI, cardenal. (Esta entrevista fue realizada un día antes de que el Gobierno Checo aprobara indemnizar a la Iglesia Católica con 2.300 millones de euros) POSDATA C omo San Agustín, cree que cuando se piensa que la Iglesia está en crisis, en realidad lo que se ve es una apertu- ra a un nuevo mundo. —Usted era sacerdote en Checoslo- vaquia en los años de la dictadura comunista. Justamente el gobierno le prohibió ejercer su ministerio. No fue una sorpresa. El gobierno co- munista no quería a la Iglesia. Todos los sacerdotes fuimos obligados a trabajar en la clandestinidad. —Tuvo que trabajar como diseña- dor en una fábrica, pero no dejó sus labores como sacerdote… En esa época tenía una doble vida. Podemos decir que trabajaba a do- ble turno: el primero en la fábrica y el segundo como sacerdote. Aun- que el segundo turno era el más atareado. Trabajaba sobre todo los sábados y domingos cuando no iba a la fábrica. —¿No tenía miedo de que lo descu- brieran? Soy de una generación que ya sabía lo que era estar en prisión. Los más ancianos de nuestras familias ya habían purgado penas. Con el comunismo se estaba repitiendo la experiencia del nazismo. Para no- sotros ir a la prisión era como una condecoración. —Estuvo varios meses en prisión. ¿Cómo fue su experiencia allí? Para mi suerte también estaban encerrados miembros de la oposi- ción, que luego ocuparon cargos importantes en el gobierno tras la caída del comunismo. Terminamos siendo como una familia. —Estaba más seguro dentro que fuera de la cárcel... Tiene razón. Por la situación en la que estaba el país, al final los que BRUNO RIVAS F. LA REVISTA “¡ HOLA! PERÚ” A SOLO S/.6,50 Ponte a la moda Vea una edición especial sobre Lif Week y todas las tendencias de la moda peruana para este verano 2013. Para adquirirla a S/.6,50 busque el cupón que saldrá este domingo 18 con El Comercio. BODAS DE PLATA Vea la obra “Cascanueces” — La famosa puesta en escena, tradicional en época navideña, celebra este año sus bodas de plata a cargo del Ballet Municipal. Del 29 de no- viembre al 25 de diciembre en el Teatro Municipal. Vaya con su DNI a los módulos de Teleticket y obtenga el 30% de descuento en las entradas. “La persecución hizo que la fe se fortaleciera en mi país” Dominik Duka Cardenal checo. SEBASTIáN CASTAñEDA Con el comunismo se estaba repitiendo la experiencia del nazismo. Para nosotros la prisión era como una condecoración”. Cuando las diferentes culturas se encuentran la fe se extiende. En esas cinco décadas la Iglesia Católica se ha duplicado y no gracias a Occidente”. estábamos en prisión nos pregun- tábamos de qué lado nos ubicába- mos. No parecía que estuviéramos detrás de la reja. El comunismo destruyó las estructuras formales de la Iglesia, pero lo que se constru- yó fueron estructuras clandestinas en las que se fortaleció la fe. —Fue similar a la experiencia de los apóstoles de Jesucristo que construyeron la Iglesia en medio de la persecución… Es verdad, en las épocas en la que la Iglesia tiene dificultades los cre- yentes se hacen más fuertes. Es en el peligro donde se fortalece la fe. —¿Cómo vivió el retorno a la vida normal? Para la fe católica fueron tiempos de una gran euforia. Nos ayudó el hecho de que en prisión habíamos cosechado relaciones de amistad con el gobierno. Y no solo la Iglesia Católica tenía buenos nexos, tam- bién los protestantes. Con el fin de la dictadura pudimos renovar las estructuras, los ministerios, las pa- rroquias. Gracias a la caridad católi- ca se fundaron escuelas, facultades. Y lo mejor es que todas esas obras no se limitaron a Praga (capital), sino que se dieron en todo el país. —El papa Juan Pablo II también provenía de un país dominado por una dictadura comunista. ¿Cuán importante fue su papel? Su Santidad cumplió un papel cen- tral en la caída del comunismo. Fue un soporte moral muy fuerte no solo para los polacos, checos, eslovacos y para todo los países de la región que estuvieron bajo esos regímenes. —¿Siente que después de esa etapa oscura la Iglesia fue reivindicada? A pesar de que entre el gobierno y la Iglesia hay una fuerte cooperación, existe una oposición política que está en contra de esos vínculos. Por esa razón tenemos un problema grave en el tema de las reparacio- nes. La oposición está en contra de que la Iglesia reciba indemnizacio- nes por los daños que recibimos. Sin embargo, para nosotros el punto primordial no son las devoluciones y podemos esperar. No es algo que consideremos de vida o muerte. —¿En Europa occidental se está dando una caída de la fe? ¿Cómo ve a las otras regiones? Justamente vine al Perú invitado por la Universidad de San Martín de Porres para celebrar los cincuen- ta años de la canonización de San Martín. Este evento sirve de ejem- plo de cómo en ese tiempo los cató- licos han ingresado al juego global y se han abierto al mundo. Cuando las diferentes culturas se encuen- tran la fe se extiende. En esas cinco décadas la Iglesia Católica se ha duplicado y no gracias a Occidente. Pese a que nuestras instituciones se ubican en Europa, el crecimiento se da en otras regiones como América Latina y el África. —¿El futuro está en el llamado Ter- cer Mundo? Justamente cuando recorro las calles de Lima y veo tan bonito pa- norama no se me pasa por la mente hablar de que forma parte del Tercer Mundo. Creo que es mejor llamarlo Nuevo Mundo. El futuro está en el Nuevo Mundo. BENEFICIOS PARA LOS SUSCRIPTORES. Llame al 311-5100 y suscríbase a El Comercio. El cardenal vivió las etapas más duras de su país con valentía. Los dos años que estuvo en la cárcel no han dejado huellas en un ros- tro que no escatima en dejar una sonrisa. Para Duka, la apertura de la Iglesia Católica al mundo es- tá permitiendo que crezca la fe. EN ANGLO AMERICAN, SABEMOS QUE UNA COMUNICACIóN ABIERTA Y HONESTA CON LAS COMUNIDADES ES FUNDAMENTAL PARA ENTENDER MEJOR SUS NECESIDADES, YA SEAN GRANDES O PEQUEñAS. A ESO LE LLAMAMOS MINERíA INTELIGENTE. LA MINERíA RESPONSABLE SABE ESCUCHAR NESTOR COAILA Anglo American, Peru

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Page 1: lA minEríA rEsponsAblE sAbE EscuchAr · es lo mismo que la juiciosa conciencia de un director de noticias. Un editor jefe está allí porque tiene olfato para saber qué his-torias

viernes 16 de noviembre del 2012a26. el comercio

“No avalo la idea de despertar con la voz de Fujimori defendiéndose, pero sí me gustaría

—por ejemplo— que alguien lo visite y nos regale una crónica larga desde su celda”.

juan manuelrobles

Alberto Fujimori tiene ganas de hablarnos y una radio local está dispuesta a complacerlo en nombre de la libertad de ex-presión, ahora que el gobierno

evalúa darle un indulto humanitario. Más de un colega se ha aventurado a decir que las intenciones de esa emisora —y de Raúl Vargas, el periodista que lo entrevistaría— son comprensibles, pues los reporteros no le hacemos ascos a nadie: tenemos un dia-blillo interior que nos hace anhelar conver-saciones con demonios más grandes.

Estoy de acuerdo con eso, aunque solo en parte. En toda organización periodís-tica existen redactores, que son los que tienen el ímpetu, y editores jefes, que son los que ponen paños fríos y la voz de la experiencia. El instinto de reportero no es lo mismo que la juiciosa conciencia de un director de noticias. Un editor jefe está allí porque tiene olfato para saber qué his-torias venden pero también porque sabe medir el impacto social de esas historias. Un redactor puede emocionarse si ha conseguido una entrevista con Abimael Guzmán. Pero el editor jefe es ese tipo aguafiestas encargado de decirle que, por más relevante que sea el personaje, es mejor no publicar algo así.

A mí me asombra que la máxima autori-dad periodística de una radio respetable quiera darle el micrófono a un condenado por crímenes de lesa humanidad, cuando las heridas provocadas por los delitos aún están abiertas.

También soy periodista y comprendo, pero creo que hay otras formas de saciar el instinto de reportero cazador. No avalo la idea de despertar con la voz de Fujimori defendiéndose, pero sí me gustaría —por ejemplo— que alguien lo visite y nos rega-le una crónica larga desde su celda. No al-guien con una cámara de 16 megapíxeles, sino un observador con imaginación: Luis Jochamowitz, Julio Villanueva Chang, Gabriela Wiener, qué se yo, un cronista de raza que lleve bajo el brazo una libreta de notas y no una agenda política. Alguien que observe y se pregunte: ¿son puños alzados esas esculturas de yeso en la có-moda? ¿Qué títulos hay en esa pequeña biblioteca en la que asoman guías telefó-nicas? ¿Qué ve él en el cable? ¿De verdad prepara cocina gourmet japonesa? Al-guien, en fin, que deje un testimonio de los últimos días de un hombre que, para bien o para mal, fue parte de nuestra historia.

Pero eso es otra cosa. Una entrevista radial convertiría a Fujimori en un partíci-pe del debate sobre su propio indulto. No lo culpo, ¿qué reo no quisiera tal difusión? Son los medios, sus editores jefes, los que deberían saber cuándo abstenerse, los que no tendrían que esperar a que sea el INPE quien los salve de cometer un disparate.

Prefiero una crónica

Nací en Checoslovaquia en 1943. Soy cardenal y arzobispo de Praga, República Checa. La dictadura comunista que gobernó mi país me obligó a ‘dejar’ el sacerdocio durante quince años. Durante ese tiempo laboré en una fábrica, pero seguí trabajando en mi ministerio de forma clandestina. Por realizar mi vocación fui encarcelado y estuve dos años en prisión. Después de la caída del comunismo, el papa Juan Pablo II me nombró obispo y Benedicto XVI, cardenal. (Esta entrevista fue realizada un día antes de que el Gobierno Checo aprobara indemnizar a la Iglesia Católica con 2.300 millones de euros)

Posdata

C omo San Agustín, cree que cuando se piensa que la Iglesia está en crisis, en realidad lo que se ve es una apertu-

ra a un nuevo mundo.—Usted era sacerdote en Checoslo-vaquia en los años de la dictadura comunista. Justamente el gobierno le prohibió ejercer su ministerio.No fue una sorpresa. El gobierno co-munista no quería a la Iglesia. Todos los sacerdotes fuimos obligados a trabajar en la clandestinidad.—Tuvo que trabajar como diseña-dor en una fábrica, pero no dejó sus labores como sacerdote…En esa época tenía una doble vida.

Podemos decir que trabajaba a do-ble turno: el primero en la fábrica y el segundo como sacerdote. Aun-que el segundo turno era el más atareado. Trabajaba sobre todo los sábados y domingos cuando no iba a la fábrica. —¿No tenía miedo de que lo descu-brieran?Soy de una generación que ya sabía lo que era estar en prisión. Los más ancianos de nuestras familias ya habían purgado penas. Con el comunismo se estaba repitiendo la experiencia del nazismo. Para no-sotros ir a la prisión era como una condecoración.—Estuvo varios meses en prisión. ¿Cómo fue su experiencia allí?Para mi suerte también estaban encerrados miembros de la oposi-ción, que luego ocuparon cargos importantes en el gobierno tras la caída del comunismo. Terminamos siendo como una familia.—Estaba más seguro dentro que fuera de la cárcel...Tiene razón. Por la situación en la que estaba el país, al final los que

BRUNO RIVAS F.

La revista “¡HoLa! PerÚ” a soLo s/.6,50

Ponte a la moda— vea una edición especial sobre Lif Week y todas las tendencias de la moda peruana para este verano 2013. Para adquirirla a s/.6,50 busque el cupón que saldrá este domingo 18 con El Comercio.

Bodas de PLata

Vea la obra “Cascanueces”— La famosa puesta en escena, tradicional en época navideña, celebra este año sus bodas de plata a cargo del Ballet Municipal. del 29 de no-viembre al 25 de diciembre en el teatro Municipal. vaya con su dNi a los módulos de teleticket y obtenga el 30% de descuento en las entradas.

“La persecución hizo que la fe se fortaleciera

en mi país”

Dominik DukaCardenal checo.

seBastiáN Castañeda

“ Con el comunismo se estaba repitiendo la experiencia del nazismo. Para nosotros la prisión era como una condecoración”.

“ Cuando las diferentes culturas se encuentran la fe se extiende. En esas cinco décadas la Iglesia Católica se ha duplicado y no gracias a Occidente”.

estábamos en prisión nos pregun-tábamos de qué lado nos ubicába-mos. No parecía que estuviéramos detrás de la reja. El comunismo destruyó las estructuras formales de la Iglesia, pero lo que se constru-yó fueron estructuras clandestinas en las que se fortaleció la fe. —Fue similar a la experiencia de los apóstoles de Jesucristo que construyeron la Iglesia en medio de la persecución…Es verdad, en las épocas en la que la Iglesia tiene dificultades los cre-yentes se hacen más fuertes. Es en el peligro donde se fortalece la fe.—¿Cómo vivió el retorno a la vida normal?Para la fe católica fueron tiempos de una gran euforia. Nos ayudó el hecho de que en prisión habíamos cosechado relaciones de amistad con el gobierno. Y no solo la Iglesia Católica tenía buenos nexos, tam-bién los protestantes. Con el fin de la dictadura pudimos renovar las estructuras, los ministerios, las pa-rroquias. Gracias a la caridad católi-ca se fundaron escuelas, facultades. Y lo mejor es que todas esas obras no se limitaron a Praga (capital), sino que se dieron en todo el país. —El papa Juan Pablo II también provenía de un país dominado por una dictadura comunista. ¿Cuán importante fue su papel? Su Santidad cumplió un papel cen-tral en la caída del comunismo. Fue un soporte moral muy fuerte no solo para los polacos, checos, eslovacos y para todo los países de la región que estuvieron bajo esos regímenes.—¿Siente que después de esa etapa oscura la Iglesia fue reivindicada?A pesar de que entre el gobierno y la Iglesia hay una fuerte cooperación, existe una oposición política que está en contra de esos vínculos. Por esa razón tenemos un problema grave en el tema de las reparacio-nes. La oposición está en contra de que la Iglesia reciba indemnizacio-nes por los daños que recibimos. Sin embargo, para nosotros el punto primordial no son las devoluciones y podemos esperar. No es algo que consideremos de vida o muerte.—¿En Europa occidental se está dando una caída de la fe? ¿Cómo ve a las otras regiones?Justamente vine al Perú invitado por la Universidad de San Martín de Porres para celebrar los cincuen-ta años de la canonización de San Martín. Este evento sirve de ejem-plo de cómo en ese tiempo los cató-licos han ingresado al juego global y se han abierto al mundo. Cuando las diferentes culturas se encuen-tran la fe se extiende. En esas cinco décadas la Iglesia Católica se ha duplicado y no gracias a Occidente. Pese a que nuestras instituciones se ubican en Europa, el crecimiento se da en otras regiones como América Latina y el África. —¿El futuro está en el llamado Ter-cer Mundo? Justamente cuando recorro las calles de Lima y veo tan bonito pa-norama no se me pasa por la mente hablar de que forma parte del Tercer Mundo. Creo que es mejor llamarlo Nuevo Mundo. El futuro está en el Nuevo Mundo.

Beneficios para los suscriptores. Llame al 311-5100 y suscríbase a El Comercio.

El cardenal vivió las etapas más duras de su país con valentía. Los dos años que estuvo en la cárcel no han dejado huellas en un ros-tro que no escatima en dejar una sonrisa. Para Duka, la apertura de la Iglesia Católica al mundo es-tá permitiendo que crezca la fe.

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