la medicina popular y ia brujeria en nuevo leon y coahuila durante los siglos xviii y xix

39
La Medicina Popular y la Brujería en Nuevo León y Coahuila durante los Siglos XVIII y XIX Ensayo de Manuel Neira Barragán 1995

Upload: josafat-rangel

Post on 16-Dec-2015

47 views

Category:

Documents


7 download

DESCRIPTION

Interesante estudio sobre el uso de los Aceites eseciales en la brujeria en méxico

TRANSCRIPT

  • La Medicina Popular y la Brujera

    en Nuevo Len y Coahuila durante los Siglos XVIII y XIX

    Ensayo de Manuel Neira Barragn

    1995

  • GR115 .5 N4I N 4 5 1995 C.2

  • A nombre de mi padre, Manuel Neira Barra-gn, agradezco profun-damente el honor que nos hace la Universidad Autnoma de Nuevo Len al publicar el pre-sente estudio, al Profr. Celso Garza Guajardo y al Lic. Alfonso Ayala su inters por hacer es-to posible; as mismo la distincin de redactar estas lneas para su tra-bajo que como lo que l escribi, lleva mucho del amor que senta por las tradiciones de su tierra.

    Al hacerlo, de nuevo mi mente se remont mu-chos aos atrs cuando mi padre rodeado de to-dos nosotros y de varios pequeos del barrio de la calle Matamoros, nos contaba cuentos y esas

    0 8 0 1 1 5 0 1 3

    1 1 3 ? ?

  • La Medicina Popular y la Brujera

    en Nuevo Len y Coahuila durante los Siglos XVIII y XIX

    Ensayo de Manuel Neira Barragn

    1995

  • Universidad Autnoma de Nuevo Len

    Manuel Silos Martnez Rector

    Reyes S. Tamez Guerra Secretario General

    Ramn Guajardo Quiroga Secretario Acadmico

    Centro de Informacin de Historia Regional

    Celso Garza Guajardo Director

    F O N D O UANL.

    Ediciones: Los ltimos alazapas / 3

    Primera edicin: 1995

    Centro de Informacin de Historia Reg iona l

    Impreso y h e c h o en Monterrey, M x i c o

    Printed and made in Monterrey, Mxico

    C o n s e j o N a c i o n a l p a r a la C u l t u r a y l a s A r t e s

    I n s t i t u t o N a c i o n a l d e A n t r o p o l o g a e H i s t o r i a

    C e n t r o R e g i o n a l I . N . A . H . N u e v o L e n

    C o m i t O r g a n i z a d o r

    Segunda Reunin sobre Medicina Tradicional del Norte de Mxico

    / M n

    u S e S

    del Norte de Mxico

    7 al 10 d e noviembre de 1995

    (MNI/AIHI # x r - /^thL w

  • J M

    O

    PRLOGO

    En el lenguaje mgico de los brujos convocamos a quienes trabajan bajo una densa nube de cigarros de hoja e incien-so, a los que dicen maldiciones como oraciones religiosas y a los que callan como si estuvieran muertos, a los que vi-ven en los ranchos en las afueras del pueblo porque asus-tan a la gente y de los que dicen que chupan la sangre o se convierten en lechuzas, cuando no andan brincando cerros. A esos 'doctores ' que tienen entre sus manos los remedios para sanar sin saber como o por qu, aquellos que un da me rociaron mezcal en la cara para quitarme el susto, al que me quit el zapato para pasarlo por encima de mi abuela, a quien coloc el huevo bajo mi cama y a quien me tron el pellejo del espinazo. Tambin a la que dicen que vuela por las noches en Linares, a doa Mara Cepeda a doa Elida Tijerina, a Irineo Hernndez y a la famosa Li-cha Ltigo de la Petaca a los patriarcas, como el 'Ta t i t a \ Fidencio y a todos los brujos que en la historia quedan co-mo tradicin y leyenda. Tambin a los que ahora, en la ciudad, dedican su tiempo a los trabajos de brujera dentro de las colonias, a los que venden las hierbas, las veladoras y los objetos con que se hacen los "trabajos". A esos para quienes este texto podra ir ms all de un simple manual

  • de proceidmientos tcnicos para principiantes, a brujos o doctores en medicina tradicional, y a los entendidos en la materia, son a los que este libro de don Manuel Neira Ba-rragn les dara mucho gusto recibir.

    Nosotros, nefitos en el tema, seremos conducidos por este libro hacia caminos de magia entre la herbolaria y la reli-gin, como frmula para entender el espritu de hombre-naturaleza que poseemos todos nosotros. Ese hombre-na-turaleza que nos empeamos en borrar en la ciudad, ese que tiene el don sobrenatural indagando por dentro, fuera y sobre el origen de las enfermedades.

    Los brujos tienen un horizonte sin lmites, combinando ob-jetos, con rezos y hierbas, dominando los ciclos orgnicos, sobreponiendo la geometra de las dimensiones de lo real y lo fantstico en rituales simblicos en los cuales se empa-tan el cuerpo y el alma. La brujera es parte del patrimonio cultural de Mxico, por ello todos tenemos algo de brujos, sabemos magia y estamos trazados en base a los ritos dia-rios que realizamos, lo mismo al amanecer, como en el ro, en la mesa de los alimentos, en la oficina o en el secreto abrazo a nuestra almohada.

    La medicina tradicional domstica o magia cotidiana es del dominio popular, en los remedios caseros acostumbra-mos recetar, el tesito, la friega de alcohol, el ajo, la sbila y otras hierbas. Algunas familias saben ms que otras, por eso, las seoras se comunican los detalles de estas recetas, para parturientas, para el recin nacido o para los males de todos, como la gripa, el reuma y otros. Tal vez por eso la ciencia no tiene nada que ver con la brujera o medicina tradicional, considerada como una ciencia no oficial ya

    que registrar o medir los ritos interpersonales, los smbolos y la tradicin oral de la brujera requerira de un mtodo que no existe, para explicar la cura sobrenatural; por otro lado una explicacin cientfica alejara las vivencias, el ac-to de fe y globalizara framente el conocimiento popular.

    Ahora bien, el hombre acta de acuerdo con sus creencias y son la religin y la magia las vas para mantenerlo ligado a las fuerzas superiores. El hombre necesita creer en algo o en alguien y por medio de la fe, se objetiviza la religin, y la magia es el impulso motivador hacia una higiene social que lo vuelve productivo. Mas cuando se rompe el equili-brio interno de los ritos esenciales, entonces la religin emplea a la oracin y la splica, cuando la brujera por medio de su magia vincula el cuerpo con los elementos es-pirituales para restablecer el equilibrio.

    En la actualidad, la medicina tradicional comienza cuando se agotan las alternativas tcnicas de la medicina, a pesar de que la medicina moderna alpata en Mxico, retoma los conocimientos y bases de la medicina tradicional indgena, existen muchsimas plantas que eran usadas para los mis-mos males, slo que ahora las medicinas son negocios in-ternacionales; de all la importancia y el compromiso res-ponsable tanto de la medicina moderna, como de la reli-gin y la brujera, pues son parte de un sistema de creen-cias teraputicas independientemente de las tcnicas em-pleadas para este fin.

    Es un error pensar que la medicina tradicional es la medi-cina de los pobres; el psicoanlisis social de los despose-dos o la ignorancia popular, esto es falso, ya que la medici-na tradicional que ejerce el hierbero o brujo, tiene una sli-

  • da herencia y a sta acudimos todos en algn momento, polticos, futbolistas, artistas, escritores, cantantes famo-sos, amas de casa, nios, etc.

    El texto de don Manuel con ojo antropolgico, hace que parte de estos conocimientos sean accesibles a nosotros ensendonos trminos como: "existe en carncula, fue un mal arreglo, embrujamiento, morcezuelas, pacholas y en-tuertos, melindre en la cabeza, revolcarse en la sirle, posio-nes de borraja, apretones de arriero". Asimismo trata en-fermedades y curas como la tiricia, cada de la mollera, el mal de ojo, espanto, empachos, reuma y hasta el cncer. La lectura de este librillo, es gozosa y de aprendizaje, con-cluye con las comadronas, cita documentos de curaciones sobrenaturales y convida a la reflexin de que tanto la ciencia mdica, como la brujera sean los caminos en la bsqueda de una mejor vida.

    Por ltimo, en el intento de malprologar este libro de me-dicina popular, es parte del homenaje que merecidamente le brindamos a don Manuel Neira a quien tuve la oportuni-dad de conocerle en su casa junto con don Pepe Saldaa y el Dr. Vela, en una memorable sesin de la Sociedad Nue-voleonesa de Historia, Geografa y Estadstica, para quien el Centro de Informacin de Historia Regional tiene el ho-nor de publicar este texto durante la Segunda Reunin so-bre Medicina Tradicional del Norte de Mxico.

    Carlos Gustavo Leal Velasco. Hacienda San Pedro, N o v i e m b r e de 1995

    Qu bellas son las tradiciones nuestras

    Todo aquello que entraa mexicanidad se arraiga en nues-tro corazn o lo amamos.

    \

    Mxico es prdigo en folklore; es riqusimo en sus mlti-ples facetas. Nuestro pueblo se arbitra lo que sea necesario para ser feliz y subsistir, desde el idioma que lo ajusta a su manera, hasta la medicina que habr de salvar a los suyos, aunque algunas veces, hoy an sucede, sta no rinde los resultados positivos y el paciente pasa a mejor vida.

    Durante los siglos XVIII y XIX y todava en el principio del que vamos viviendo era comn que en los pueblos, ranchos y haciendas fueran los curanderos o los brujos los que atendieran a los enfermos y esto, claro, por la falta de mdicos en muchas leguas a la redonda.

    All en nuestra lejana infancia conocimos en el pueblo a varios curanderos y curanderas a quienes la "vox populi" les llamaba brujos y hasta haba gentes que aseguraban, ju-raban y volvan a jurar que ellas los haban visto volar por

  • da herencia y a sta acudimos todos en algn momento, polticos, futbolistas, artistas, escritores, cantantes famo-sos, amas de casa, nios, etc.

    El texto de don Manuel con ojo antropolgico, hace que parte de estos conocimientos sean accesibles a nosotros ensendonos trminos como: "existe en carncula, fue un mal arreglo, embrujamiento, morcezuelas, pacholas y en-tuertos, melindre en la cabeza, revolcarse en la sirle, posio-nes de borraja, apretones de arriero". Asimismo trata en-fermedades y curas como la tiricia, cada de la mollera, el mal de ojo, espanto, empachos, reuma y hasta el cncer. La lectura de este librillo, es gozosa y de aprendizaje, con-cluye con las comadronas, cita documentos de curaciones sobrenaturales y convida a la reflexin de que tanto la ciencia mdica, como la brujera sean los caminos en la bsqueda de una mejor vida.

    Por ltimo, en el intento de malprologar este libro de me-dicina popular, es parte del homenaje que merecidamente le brindamos a don Manuel Neira a quien tuve la oportuni-dad de conocerle en su casa junto con don Pepe Saldaa y el Dr. Vela, en una memorable sesin de la Sociedad Nue-voleonesa de Historia, Geografa y Estadstica, para quien el Centro de Informacin de Historia Regional tiene el ho-nor de publicar este texto durante la Segunda Reunin so-bre Medicina Tradicional del Norte de Mxico.

    Carlos Gustavo Leal Velasco. Hacienda San Pedro, N o v i e m b r e de 1995

    Qu bellas son las tradiciones nuestras

    Todo aquello que entraa mexicanidad se arraiga en nues-tro corazn o lo amamos.

    \

    Mxico es prdigo en folklore; es riqusimo en sus mlti-ples facetas. Nuestro pueblo se arbitra lo que sea necesario para ser feliz y subsistir, desde el idioma que lo ajusta a su manera, hasta la medicina que habr de salvar a los suyos, aunque algunas veces, hoy an sucede, sta no rinde los resultados positivos y el paciente pasa a mejor vida.

    Durante los siglos XVIII y XIX y todava en el principio del que vamos viviendo era comn que en los pueblos, ranchos y haciendas fueran los curanderos o los brujos los que atendieran a los enfermos y esto, claro, por la falta de mdicos en muchas leguas a la redonda.

    All en nuestra lejana infancia conocimos en el pueblo a varios curanderos y curanderas a quienes la "vox populi" les llamaba brujos y hasta haba gentes que aseguraban, ju-raban y volvan a jurar que ellas los haban visto volar por

  • las noches convertidos en lechuzas y posarse a cantar en lo ms alto de los rboles seculares de los solares donde a al-guien tenan "enfermo".

    Y tambin en el pueblo, su alguien de pocos recursos en-fermaba llamaban al curandero o a la "bruja".

    Si alguien mora, el curandero que lo estaba atendiendo so-la decir moviendo la cabeza y dndole una "juerte" chupa-da a su cigarro de hoja: "pos tambin me lo trujieron cuan-do ya el mal estaba muy paso". Cuando se trataba de un enfermo mental o de extraa dolencia, deca el curandero. "Le hicieron muy bien el mueco... le dieron muy gea racin y le dejaron el jarrito en la lumbre".

    Algo sobre el origen de la brujera

    Hemos ledo por ah en un ensayo sobre el ocultismo que:

    Desde cierto poeta hind hasta Moiss, el hombre ha usa-do de influencias misteriosas, esotricas que van desde lo que se ve y lo que existe tras la sombra, que por tales fuerzas puede cuando el hombre ha llegado por medio de extraos, prohibidos y profundsimos estudios a familiari-zarse con los seres habitantes de las tinieblas.

    Los grandes iniciados de hace milenios de aos, lograron ascender a planos astrales que los llevaron a un alto grado de perfeccin en su mentalidad, que pudieron dominar a las fuerzas fsicas. Esta dominacin de su mentalidad la usaban, unos, para hacer el bien y otros para lograr sus propsitos satnicos.

    Desde los tiempos de la infancia de la humanidad existe la ciencia esotrica de la hechicera o brujera. Una de las sectas ms antiguas que la practicaban tena por jefe mtico a Abraxas al que veneraban como si fuera un dios y lo in-

  • vocaban en sus prcticas ocultistas. Se valan de los nme-ros en sus estudios habiendo adoptado la "estrella" o sea lo que se conocer por el "sello de Salomn", de seis puntas, que los hechiceros y los magos, segn el articulista, lleva-ban atada a la frente, bien colgada al pecho o un anillo en la mano a modo de talismn poderoso.

    En otro prrafo nos dice que: "Simn el mago, el samarita-no. cre una secta la que se guiaba por unos textos que eran una distorsin de la doctrina cristiana, tal vez inspira-dos en el mismo demonio. Ese libro resulta ser, nada me-nos, que La Magia Negra. Se dice que este rebelde hombre fue el primer gnstico, porque habiendo sido expulsado del cristianismo por sus tenebrosas prcticas, puesto que hasta lleg a ofrecer denarios a los apstoles Juan y Pedro para obtener gracia del Espritu Santo por medio de las manos y que al no conseguirlo, pues lo rechazaron dicin-dole: "a reo vayas, Satans aljate de nosotros" y que en-tonces fund la dicha secta de las sombras.

    Y el autor del trabajo a que nos venimos refiriendo, va ms all tratando de encontrar el origen del ocultismo y nos di-ce que "los pueblos de perodo cuaternario diseminados por lo que hoy es Francia y el norte de Espaa celebraban ceremonias religiosas en el fondo de cuevas labernticas; de all, adems de pintar animales, celebraban, segn algu-nos investigadores, ritos de carcter mgico y msticos y que ms luego surgieron en el Asia menor sectas misterio-sas que se llamaron Mitra, Antis y Orfeo.

    All en nuestras mocedades, vidos de conocer todas aque-llas cosas que nos eran desconocidas y que nos gustaba hurgar en cuanto libro encontrbamos por ah lemos una

    conferencia sobre el iniciado Zoroastro en el que extensa-mente describa el autor, cuyo nombre no recordamos, los misterios que encierran las pirmides de Egipto y haca una descripcin maravillosa sobre la iniciacin de los can-didatos a perfeccionarse por medio de las ciencias esotri-cas. Y bien recordamos aquellas pruebas tan espantosas que tenan que pasar para poder ser admitidos en sus lo-gias. Tambin en esa conferencia zorostrica lemos que en la Gran Pirmide se iniciaron los dems grandes sabios que llegaban de muy lejanos pases para perfeccionarse en las ciencias de las matemticas, la astronoma, la filosofa, la teologa, la astrologa y otras muchas que all se ensea-ban por los grandes maestros esotricos.

    El poeta mexicano Luis G. Urbina en uno de sus poemas dice:

    De qu Merln sapiente de qu Viviana astuta de cul viejo adivino supiste mis males iluminar la gruta con la maravillosa Lmpara de Aladino

    Y el famoso escritor coahuilense D. Artemio de Valle Arizpe en uno de sus deliciosos libros nos cuenta la leyen-da de La mulata de Crdoba, aquella bruja que la tenan presa para llevarla a la hoguera, que pidi al carcelero un carbn para pintar un cuadro. En efecto pint un barco perfecto se acomod en l y sali por las rejas de la crcel volando... que cuando vino el carcelero y no la encontr sali al patio y l y sus compaeros la vieron volando a gran altura en el barco dicindoles adis, con un pauelo.

  • Y tambin nos dice del soldado que estaba haciendo guar-dia una noche en el fuerte de Manila, Filipinas y amaneci en la Plaza de Mxico arcabuz en mano.

    La medicina popular y sus "medicamentos".

    La tiricia o mal de amores

    Llegaba el curandero, examinaba al paciente y exclamaba. "Tambin atiricio", "ta ms amarillo que la flor de cala-baza, pero le vamos a hacer la luchita". Hay que darle de beber toronjil morado en ayunas; consganse palo de Brasil para que lo remojen en una jarra de cristal y lo tome como agua de uso. Una copita de jarabe de rosas antes de cada comida. Traigan bastante yerba de cenizo, le dan 3 baos al da con el cocimiento y tambin que lo tome como t y por ltimo traigan una burra prieta, parida, para que le den en ayunas un vaso de leche de ese animal. Y con eso va a recobrar su "sal", con el favor del Santo Nio de Ato-cha... y el Santo Nio de Peyotes.

    Cada de la mollera

    Cuando a un recin nacido se le caa la mollera, llegaba el curandero, lo tomaba en sus brazos, ordenaba que le calen

  • taran un jabn y lo colocaba en la parte superior de la ca-becita del pequeo, haciendo suavemente presin tratando de hacer el vaco, mientras el dedo ndice de la mano dere-cha lo introduca en la boquita presionando el paladar ha-cia arriba en cierta forma hasta que se "acomodaba la mo-llera".

    Alfereca

    Para la alfereca, vena el o la curandera y despus de ob-servar al pacientito le daba una pequea dosis de ail en infusin de borraja y baos de agua lo ms caliente que pudiera soportarlo el enfermo y luego lo cobijaban con una frazada de lana a fin de que trasudara y arrojara el mal...

    El mal de ojo

    Preventivos: una cuenta de azabache, un ojo de venado o huesitos de serpiente de cascabel al cuello de la criatura, a manera de collar con un "chocho" al centro, enhebrado en hilaza roja.

    Curativo

    Cuando podan darse cuenta de quien haba "ojeado" al nene. le hacan venir para que lo acariciara y le diera asua en la boca . . Si ignoraban quin le haba enfermado, enton-ces se recurra a diferentes remedios: darle una pasadita por todo el cuerpecito con un huevo, mientras rezaban el Credo. Al terminar esta accin la curandera quebraba el

    huevo y lo pona en un plato bajo la cama del pacientito, y si en realidad estaba "ojeado" horas despus podan com-probarlo, pues el huevo tena figurado un ojo en la yerma. Si el huevo apareca como cocido, no se escapaba a la cu-randera de lanzar una exclamacin muy comn... "Ah... qu ojo de brbara... mira noms, se coci el guevo"...

    Mal de espanto

    "El enfermo est apinzionado", con el "pico cado". Nada ms quiere estar durmiendo, sufre falta de apetito. Durante su sueo se estremece y tiene fuertes pesadillas. Se va adelgazando cada da pior". Ya lo han visto varios mdi-cos - (s i acaso los haba- y no le han "acerto". El enfermi-to sufre mal de espanto. Se llamaba al curandero y ste le haca varias preguntas y confirmaba que el sujeto estaba bien "espanto".

    Los medios de curacin son varios y vamos a citar algu-

    nos:

    lo . Durante tres viernes consecutivos haba que hacerle la curacin siguiente: Se hacan una crucitas de palma bendi-ta atadas con un listn colorado, y stas se unan a un ani-llo de oro atado todo esto con otro listn rojo, se pona a hervir unas ramas de toronjil o de yerbaniz, luego se pona a calentar un cazo de cobre bien limpio (la limpieza se ha-ca con ceniza) cuando el cazo estaba al rojo vivo, se saca-ba y se pona frente al enfermo, coga el curandero el en-voltorio aquel, lo echaba al jarrito del toronjil y lo arrojaba con fuerza al cazo para que "chillara" al caerle el t fro, en seguida vaciaba aquella infusin y la daba a beber al

  • paciente, arropndolo despus para que sudara y arrojara el susto por los poros.

    2o. Otro medio de curar: se daba al e n f e r m o un "jumazo" con incienso, copal, laurel, romero, ruda y otras yerbas aromticas, mientras estaba tendido en el sue lo en medio del cuarto sobre una cruz de cal que con anterioridad haba pintado "el brujo". Este rezaba en secreto algo extrao mientras pasaba por el cuerpo del enfermo unas ramas de pirul o de mezquite si no haba ms hacindolo en forma de cruz. Esta curacin tambin se haca tres viernes segui-dos.

    3o. He aqu otro medio infalible. A las 12 d e la noche se acostaba al enfermo sobre una cruza de ramas de mezquite o de pirul, en medio de las cuatro esquinas d e la calle ms lejana, mientras la "bruja" mascullando exorcismos, le da-ba a beber una posin de yerbaniz o de yerbas que solo ella conoca, luego lo envolvan en una f razada de lana, lo traan a su casa y a sudar!

    4o. Despus la curandera diagnosticaba que era "espanto", hablaba a solas con la madre o el padre del enfermo y le deca: esta noche, maana y pasado cuando est bien dor-mido, arrjenle a la cara una rociada de vino mezcal, con la boca, "pa que dispierte" repentinamente y arroje el sus-to... y cuentan que esto era maravilloso!

    Algunas recetas

    Todas estas recetas que vamos a copiar las conocimos des-de que tuvimos uso de razn y muchas de ellas nos fueron aplicadas a nosotros mismos.

    Para las punzadas

    Colocaban en las sienes una mitad de frijol de la "punza-da" (cierta variedad de esta gramnea), si persista el dolor se preparaban unos "chiquiadores" con hojitas de rosal o de lantn con material fecal de gallina, ponzoa de una araa negra, aceite de crtalo y otras cosillas ms.

    Para las jaquecas

    "Chiquiadores" de hojas de laten o de rosal con manteca rosada preparada a base de ptalos de rosa de Castilla, mo-lidos con manteca de cerdo lavada en las "siete aguas ma-ravillosas".

  • Para el empacho (infeccin intestinal)

    El empacho no lo curan los "dotores", porque no "creyen" en l Noms nosotros que sabemos que "esiste"... Esto afirmaban los curanderos.

    Lo mejor: una "andadita" (masaje) al estmago, mojando la mano con aceite de comer.

    O bien daban al empachado media cucharadita de albayal-de (carbonato de plomo) o una gota de azogue (mercurio), o una dosis de azarcn (xido de plomo) o una tomita de greta (protxido de plomo), cualquiera de estas tomas se daban con una copita de mezcal y a las dos horas un pur-gante de aceite de castor o de Jalapa.

    Otro medio de curacin: colocar a la persona boca abajo y estirarle la piel de la espina dorsal hasta que "truene reque-tebin" para que despegue el empacho...

    Otra receta ms: Un cocimiento de yerba de hojaz, con chocolate de castor y fuera, empacho!

    Para el clico

    Dar al paciente una infusin de cualquiera de estas yerbas que se tenga a la mano: manzanilla, raz del indio, mejora-na, ruda con romero, simonillo, peona, yerba de la vbora, yerba de San Nicols. O bien, colocar sobre el estmago un nudo de ceniza caliente, masticar un diente de ajo, con una copita de mezcal y tantita sal...

    En aquellos felices aos haba ocasiones en que el paciente mora de un "simple clico"... apendicitis!

    Para el latido

    El famoso "latido" no era otra cosa que debilidad. Enton-ces, he aqu la receta, estupenda, maravillosa... Se aplicaba un confortativo, compuesto ste de un huevo estrellado que se colocaba sobre un lienzo mojado con mezcal y so-bre el huevo se ponan hojas de mejorana, laurel, polvo de nuez moscada, organo, yerbabuena, albahaca, tomillo y otras yerbas aromticas... y un buen t de canela que se da-ba a beber.

    Para el reuma ("el rumia")

    Masaje con sebo de coyote. Dormir sobre una piel de esta misma alimaa. Buscar uno de aquellos animalitos que les llamaban "perros de hule", tan queridos por los aztecas: para que durmiera a los pies del enfermo. Por cierto esta variedad canina se ha extinguido en esta regin.

    Para los Tlacotillos (furnculos)

    Poner sobre el grano una mezcla de cal, azufre y manteca de cerdo, jabn de lavar mezclado con piloncillo molido o una pequea porcin de "yerba sin raz".

  • Para las Perrillas (Orzuelos)

    Tule quemado con sebo de res. Masaje con la llave de la puerta... Aquellas laves que pasaban un kilo y solan servir de arma, algunas veces... Ah... pero haba que dejarla sere-nar y heladita dar el masaje.

    Para las Anginas (amigdalitis)

    Cataplasma de ji tomate en la garganta, en la planta de los pies y en los ganglios de los antebrazos. Masaje en las an-ginas con jitomate caliente. Cataplasma de sbila con man-teca de manzana. Remojos de pies con agua muy caliente.

    Para la Infeccin que producen en los ojos ciertos mosqui-tos.- Lavados con cogollos tiernos de mezquite macerados con leche natural o en agua y puestos al sereno. Savia de flor de cardo recogida en un algodn antes de que salga el sol y aplicada en gotas.

    Contra el Saratan (cncer)

    Hojas de lampazo maceradas. Hojas de laurel maceradas y con ceniza, lavados en la parte afectada con yerba del cn-cer o malvaloca.

    Para el Dolor de costado (Pulmona)

    No haba mejor que los sinapismos de mostaza con vino mezcal. Cataplasmas de aceite muy caliente. Pociones de

    borraja de Castilla bien calientita con unas gotas de aguar-diente. Yerbas cordiales como soporfero "pa echar juera el mal".

    Para la Hidropesa

    Introducir al paciente en el estmago de una res en el mo-mento de destazarla, cubrirlo luego con una frazada, darle un soporfero para que sude copiosamente.

    Contra la Tisis (tuberculosis)

    Dar al enfermo una copita de mezcal antes de cada comida y al acostarse.

    Revolcarse diariamente completamente desnudo en el sirle en un corral de ganado caprino.

    Cuando el curandero o curandera eran ms "letros", da-ban lo que ellos llamaban "la toma del maguey", la cual surta magnficos resultados y existen gentes en la actuali-dad que, en efecto, han sanado con esta curacin.

    Para la tos

    No haba mejor que el jarabe de la yerba de cenizo, con miel de abeja; un cocimiento de flor de nacahuita, de gor-dolobo, de hojas de eucaliptos o de saco.

  • Para curar un resfriado

    "Friegas" de manteca de puerco con carbonato en la espina dorsal, en los brazos, en las plantas de los pies y enseguida un t de yerbaniz.

    Dar al paciente unos "apretones de arriero", que consisten en tomarlos por la espalda colocando sus manos trabadas al cuello, levantarlo y apretarlo con toda la fuerza posible hasta que truenen los huesos.

    Para los cizotes (micosis)

    Aplicar en la parte daada ceniza de un cigarro de hoja, con ajo macerado y saliva del propio enfermo, o con leche de higuera.

    Para los mezquinos (verrugas)

    Savia de la yerba de la golondrina, aplicada en ada verru-guita.

    Esta otra receta: tirar tres granitos de sal en direccin de donde aparezca el arcoiris.

    Para la coagulacin

    Cuando haba una herida, no se encontraba mejor coagule-no que una compresa de petrleo difano (gas, decan en aquellos pueblos) o bien aplicar a la herida una telaraa de

    las que abundan en las paredes de adobe y aplicarla sobre la herida. La coagulacin se haca como por encanto.

    Para la cicatrizacin de una herida, no haba mejor reme-dio que la yerba del cncer y la untura color amarillo con-que se engrasaban las ruedas de carros, carretones y carre-tas y que si mal no recordamos, ste era su nombre en in-gls: "Golden Axle Grease".

    Nos platicaba nuestro abuelo que fue soldado de don Beni-to Jurez, que durante la campaa contra los invasores franceses y traidores mexicanos, los soldados usaban cier-tas yerbas que les daban magnficos resultados para evitar la infeccin de las heridas y hasta para cicatrizarlas.

  • Como auxiliaban las comadronas a la paciente al dar a luz

    Como complemento de este captulo vamos a describir "la hora de la verdad" o sea en el momento en dar a luz las se-oras a sus hijos.

    Benditas sean nuestras madres y abuelas que tuvieron que pasar por un mar de sufrimientos: primero que traernos a este mundo, despus para cuidarnos y guiarnos dndonos una precaria educacin cuando se poda, a ensearnos a ser cumplidos en el trabajo y obedientes siempre a los padres y al llamado de la patria cuando estaba en peligro.

    Veremos a continuacin de c m o se realizaban los naci-mientos en los hogares, en aquellos lejanos aos:

    Llegaba el da en que la esposa iba a dar a luz, y el marido o cualquier otro miembro de la familia corra a traer a la comadrona, el doctor -aunque lo hubiera- no se ocupaba de estos casos de vida o muerte por el pudor de las seo-ras.

    Ya para cuando vena la comadrona, el esposo haba colo-cado un morillo recargado en la pared que sostena una cu-a de madera en el suelo. Este vena quedando en medio de la cama a una altura conveniente donde la paciente tu-viera a su criatura.

    Llegaba la comadrona, examinaba a la enferma sin siquie-ra lavarse las manos. Aquellas manos surcadas por marca-dsimas arrugas, unas uas por donde nunca haba pasado el cepillo, las tijeras o la espina de maguey para limpiarlas!

    Mientras fumaba su cigarro de hoja, realizaba la abasculta-cin y as poda ya decir el tiempo que faltaba para la lle-gada del beb.

    Haba que tenerle lista a la comadrona, una botellita de mezcal "para pasar la noche" o las horas del da que estu-viera desarrollando su cometido.

    Ya se haba preparado de antemano una tina de madera pa-ra baar al nene; unas camisitas, un fajero, y gorrita y se haca un cocimiento de organo y otro de cominos para darle al recin nacido con el fin de que arrojara la babita y fuese trabajador toda la vida.

    En el momento difcil la enferma se pona de pie sobre la cama, se coga con fuerza de una cuerda forrada con tiras de una sbana vieja que previamente se haba atado al mo-rillo y la comadrona empezaba a darle voces de ritual para que se ayudara: "pjele... pjele..., ms juerte..., ms juer-te... ora s, gracias a San Ramn y al Santo Nio de Ato-che".

  • Llegado el nio tomaba unas tijeras comn y corrientes las que flameaba con u n cerillo o con la vela que alumbraba el recinto y amputaba la liga umbilical; baaba al recin lle-gado agua calientita, lo untaba de aceite de comer , lo ves-ta y en una cuchari ta le daba a beber unas gotitas de or-gano y otras de comino.

    Terminada toda esta maniobra, ayudaba a la enferma hasta que arrojaba la placenta, le fajaba bien el vientre y le ataba un "melindre" a la cabeza.

    Entonces, mientras fumaba su cigarro de hoja y saboreada una copita de mezcal daba sus instrucciones dietticas.

    No baarse hasta dentro de cuarenta das. Los primeros das la alimentacin debe ser de atole de masa con pilonci-llo y tortillas de maz tostadas (pacholas) tomar copitas de mezcal para aliviar el dolor de los entuertos; a los cuatro o cinco das puede tomar caldito de pollito tierno, con "espe-cies" y verduritas, a los diez das ya puede tomar caldito y unas piecesitas de pollito de a real (doce centavos y me-dio).

    No puede cruzar la puerta porque le hace dao; no puede hacer esfuerzo alguno.

    Al chiquitn cuidarlo del "aigre, pa que no le d la morce-zuela o se le vaya a ci la mollera".

    A los cuarenta das, ya se puede baar con agua caliente en un cuarto donde no le de el "aigre" por temor a que se re-fre. Ya se puede quitar el melindre pero la faja debe "trai-la" por tres meses, "pa que no si haga panzona".

    Despus de los cuarenta das ya poda la parturienta salir a la iglesia a ofrecer su criatura y a pagar las visitas a las personas que estuvieron a verla durante su cuarentena.

    As vinieron al mundo nuestros abuelos, nuestros padres y hasta muchos de nosotros que llegamos a este mundo en las postrimeras del Siglo XIX... y nos cuentan que todava en algunos ranchos y ejidos lejanos de los pueblos, se usan estos mtodos rudimentarios para que la cigea, convert-ida en comadrona "traiga" a los nios, ahora podemos de-cir que de Laredo...

  • Todava hoy...

    Todava en nuestros das a pesar de que en los poblados remontados lejos de la ciudad tienen servicio mdico por los estudiantes de medicina que hacen su servicio social, existen muchas gentes que siguen usando estos mtodos antiguos para curarse con yerbas y con intervencin de cu-randeros.

    Y diremos que, prueba evidente de muchas de estas recetas que citamos aqu daban buenos resultados, es que nosotros los octogenarios andemos todava por aqu en este mundo dando guerra y muchas... pero muchas veces sanamos de sta o aquella dolencia con algunas yerbitas de las que de-jamos aqu los nombres.

    La brujera

    Entrar en los dominios de la brujera de lo insondable, ahondar en los secretos ms secretos de la vida es en reali-dad temerario.

    La metafsica nos ensea caminos tan extraos, tan reple-tos de misterios que preferimos torcer rumbos y dejarla en paz.

    Las ciencias hermticas tienen sus adeptos y se cuentan por millares en todo el mundo, sobre todo en el misterioso oriente, en la China, la India y se desplaza hasta la Europa Central donde algunos escritores nos han presentado casos y cosas increbles relacionadas con esta rama de las cien-cias no oficiales.

    Tratando de completar este trabajo folklrico sobre la me-dicina popular que priv en el siglo XIX y ya venan algu-nas de sus aplicaciones desde el siglo XVIII. vamos a refe-rirnos en este captulo final, a la brujera, "ciencia" que es muy popular entre la gente humilde y muy especialmente en la de los pueblos del Sur y Sureste de Mxico y lo es

  • tambin en el Noreste de Mxico como lo vamos a demos-trar en seguida.

    Algunos casos de brujera

    Por los aos del 70 al 80 del siglo pasado, se sucedieron casos muy extraos en algunos pueblos en hombres y mu-jeres que sufrieron "un mal puesto", embrujamiento.

    Nos relataba un amigo nuestro, un viejecito culto que vivi durante estos aos y se alej de este mundo en las postri-meras de los 40 de nuestro siglo, que cierta ocasin a un amigo de l, en una taza de caf le dieron un bebedizo que lo puso en un estado tan doloroso que se arrastraba soste-nindose con las manos, y los alimentos los coma en el suelo.

    Alguien le cont a su esposa que recordara con quin ha-ba tenido algn disgusto y sta le dio el nombre de una mala vecina.

    Le sugiri que viera la bruja buena de nombre Trinidad y que ella lo sanaba.

    Efectivamente, vino aquella viejecita, auscult al enfermo, le dio una posin de yerbas que nada ms ella conoca, du-rante tres viernes y el hombre volvi a la normalidad y tu-vo que emigrar de ese pueblo a San Antonio de Bjar y all vivi muchos aos, feliz al lado de su familia hasta que muri de senilidad.

    Otro caso

    Cas un aduanal con una bella seorita por all en un pue-blo fronterizo y ste, tena amoros con una "interfecta".

    De pronto la recin casada amaneci loca de remate al gra-do tuvieron que encerrarla en un cuarto. All se haca pe-dazos la ropa y hablaba incoherencias da y noche.

    Algo increble... por las esquinas del cuarto y cogindose con pies y manos ascenda hasta el techo, se coga de las primeras vigas y las iba pasando de extremo a extremo co-mo lo hacen los acrbatas, sin caerse jams. Luego descen-da por la misma esquina y bailaba y rea a grandes carca-jadas. Aquello era un espectculo macabro que se repeta todos los das y a todas horas.

    Los familiares vieron varios doctores pero nada pudieron hacer hasta que una amiga del esposo le dijo: jOye Julin... el mal de Eufrosina es "mal compuesto", a sta la tiene bien clavada la fulana esa con quien vivas amancebado. Anda y trae al viejo de la Loma all al Moral y vers como te la cura.

    El Julin ni tardo ni perezoso alquil un automvil y se fue por el curandero.

    LLeg a la casa y le dijo - l l vame a ver a esa mujer.

    La estuvo observando por la pequea ventanita por donde le daban los alimentos y entonces orden al esposo que le trajera la ropa de Eufrosina.

  • - V e n , en el nombre de la Santsima Trinidad... te conjuro a que vengas".

    La enferma se acerc dcilmente y el viejo le dijo: - T o m a esta ropa y vstete.

    La paciente obedeci. Luego la hizo acercarse y la escupi tres veces en la cara sin que la loquita se moviera.

    Se retir de all y habl con el esposo.

    Durante tres viernes le hizo curaciones con humazos de yerbas aromticas, incienso, mirra y copal, le daba a beber un cocimiento de yerbas que traa preparado en un reci-piente de barro y luego la acostaba para que sudara.

    Cuentan que despus de la tercera curacin y esto me lo aseguraron personas serias, cultas, dignas de crdito, que la Eufrosina se levant, abri la puerta y se fue directa-mente a la cocina a hacer el desayuno, consciente... perfec-tamente sana, como si nunca hubiera estado en aquel esta-do desastroso.

    Es ms, estaba encinta desde que se inici su locura, y a su tiempo naci la criatura en perfectas condiciones de salud.

    Aqu est otro embrujado

    En esta vez fue el novio quien sufri el embrujamiento, ca-so que lo he confirmado en cierta ciudad cercana a Monte-rrey con viejos amigos.

    Viva ilegalmente un joven apuesto y muy querido de la sociedad, con cierta mujer "livianita".

    Un da decidi dejarla y casarse con su novia, una mucha-cha de la buena sociedad de aquella ciudad.

    La tarde de la noche en que iba a casarse, estando platican-do con unos familiares de su novia y algunos amigos, se desplom como su lo hubieran azotado de las corvas y dio un grito espantoso.

    Lo llevaron a la cama y entonces presenciaron algo que nadie jams ha olvidado. Valga la expresin, principi a "hacerse rosca", esto es, juntar la cabeza con los pies, se-mejando a una caramuela o mil pies que se les llama tam-bin y por ms esfuerzos que hicieron sus amigos y ms luego los doctores, no pudieron enderezarlo.

    Sabedores todos sus amigos que la fulana aquella tena tra-tos con el diablo, segn expresin general, fueron a la casa a buscarla y la "lechuza" haba volado.

    Unos, tomaron el tren a Torren, otros a Monterrey, los dems all rpidamente se fueron a San Luis, otros hasta Mxico y a ver si la localizaban pero no la encontraron.

    Ocho das despus muri aquel apuesto joven y admren-se ustedes! al expirar se "desenrosc" volviendo a tomar su forma natural.

    Y as podemos seguir relatando una serie de casos de esta naturaleza, en que unos resueltos favorablemente por me-

  • dio de curaciones de las "brujas buenas'* y otros que no-ms no tuvieron ms solucin que la muerte.

    En mi tierra haba una viejecita que tena fama de bruja, y cierta ocasin un primo hermano mo y otro amigo, pasa-ron en la maana frente a la casa de la brujilda y vieron que estaba bailando una parejita de muecos en la mesa.

    Los dej para ir al cuarto siguiente y estos entraron y se llevaron los muecos entregndoselos a la abuelita del amigo de mi primo.

    La viejecita que les oy el relato, se dio cuenta que la mu-eca tena la cara de una mujer muy conocida, y el mueco la de su esposo y stos estaban muy enfermos.

    Tom los muecos, les sac una buena cantidad de alfile-res que tenan clavados en diferentes partes del cuerpo y luego orden a los muchachos que hicieran un pozo y los enterraron junto del nogal de la huerta.

    Tres das despus pasaron por all los muchachos y los vio la viejecita, los llam y como perritos falderos se acerca-ron a ella.

    -Miren , bribones, sintense all, miren, ustedes se llevaron mis muequitos con que me divierto, vayan a trarmelos, estn enterrados junto al nogal de la huerta, all los enterr tu agelita, bribn.

    - A y , nanita... nosotros... y ambos quisieron levantarse pe-ro no pudieron hacerlo porque se sintieron amarrados a la silla como si estuvieran pegados con resistol.

    - Y a pueden levantarse, vayan y triganmelos, dile a tu agela que me los mande o los friego a ustedes dos. Ah... y le dices que ya julano y mangana ya los san...

    Todo se realiz y efectivamente, aquel matrimonio result sano completamente.

    Esto lo o repetir hasta a mi propio primo, a mis familiares y vecinos.

    All por el ao de 1896, la Hacienda de Hermanas, Coa-huila, era una especie de emporio de riqueza, se cultivaba, uva en grande, caa de azcar, maz, trigo, frijol, etc.

    La casa grande para los coches y al fondo a puerta de cam-po que daba a las caballerizas.

    En las noches de luna, los habitantes de esas casas se di-vertan con tertulias el estilo de entonces: juego de estrado, adivinanzas, canto, declamaciones, poemas romnticos.

    Haba un par de muchachas muy guapas que cantaban a do admirablemente, pero esto lo hacan cuando estaban en sus cabales.

    Una noche las invitaron a tomar parte en la tertulia y asis-tieron. Les toc el turno, cantaron tres canciones y al ter-minar la ltima dijeron al unsono: - Y a nos amarraron... y principiaron a dar saltitos y a pedir de favor que las desata-ran.

    Inmediatamente las seoras las sentaron. Les levantaron la falda y efectivamente estaban bien amarradas de los mus-

  • los con una reata. Uno de los seores, sac su navaja y re-vent las reatas, las cogi en sus propias manos y las dej caer a sus pies. Ante la admiracin y el espanto de la con-currencia, las reatas desaparecieron como por encanto.

    Con este motivo, ya convencidas las presentes que aquello era cosa de brujera, alguien trajo, no recuerdo de dnde decan, a una seora que las cur con ensalmos, limpias y bebedizos y aquel par de muchachas sanas, fuertes y sim-pticas volvieron a recobrar su juicio y vivieron muchos aos, casadas y con familia.

    Referencias sobre el tema

    En el anuario de la Sociedad Folklrica de Mxico de 1951, encontramos una artculo titulado: "La hechicera en la montaa (segn las brujas de Pereda)", se refiere a la obra de don Jos Mara de Pereda, dramaturgo y escritor espaol del siglo XIX y parte del presente, que firma Ma-rio N. Pavia, de la Universidad de Purdue, U.S.A., en el que el autor hace algunas citas del libro como las siguien-tes:

    "Como es creencia que una bruja est asistida por espritus familiares, consecuentemente, todas aquellas cosas que le pertenecen y que emplea en sus trabajos como el azufre, los tienen y si uno toma parte de ellos arder y morir".

    "De modo semejante, las brujas tocando al ganado con su varita de virtud, pueden causarle enfermedad y muerte".

    "Cuando ella existe en Cerncula, al aquelarre del sbado, en la provincia de Burgos, va de parranda, canta y baila con Satans su patrn".

  • "El ungento que ella uso cuando vuela hacia estas reunio-nes lo guarda en un bote que esconde bajo una piedra del hogar".

    "La bruja, por otra parte solamente causa dificultades y da-os. chupa la sangre de los nios, muerde a sus enemigos por las noches, hace mal de ojo a los nios, produce abor-tos a las mujeres encintas, incendia las casas, marchita las cosechas y los sembrados y provoca contiendas".

    "Cuando vuela hacia estas reuniones (se refiere a la Cern-cula, provincia de Burgos), primero se unta el cuerpo con ungento de brea negra, el cual guarda en un bote que tie-ne bajo una piedra del hogar y entonces pronunciando los versos siguientes se lanza por el aire como cohete.

    Sin Dios y sin Santa Mara Por la chimenea arriba

    En el Anuario de la misma sociedad de 1955 encontramos el extrao caso de un hombre que se converta en marrano y se trepaba a los rboles para hacer dao a los nios hasta que fue muerto por un "compadre" con una escopeta "cu-rada"; relata tambin el caso de la esposa bruja, que por las noches pronunciando ciertas diablicas palabras se despo-jaba de la carne y el esqueleto se remontaba por los aires, hasta que el marido la tante, quem la carne y cuando ella regres se desintegr el esqueleto".

    Estas y otras muchas leyendas de extraos casos los reco-lect el profesor Joseb Pimentel, en la regin de Dimojo-val, estado de Chiapas.

    Las brujas buenas curan a los hechizados

    Hay brujas buenas, que se dedican a hacer el bien, desha-ciendo los hechizos y devolviendo la salud a los que tienen el mal compuesto.

    Unas las curan con humazos de chilpiqun y yerbas arom-ticas, mientras rezan ciertas oraciones en voz ininteligible.

    Otras los azotan con una cuarta pronunciando el nombre de la que ellas han descubierto que era la bruja que haba enfermado al paciente.

    Otras curaciones las hacen con "limpias" de rama de piral, flores rojas, verbena, albahaca, dando brebajes de yerbas que slo ellas conocen, pero deben ser "cordiales" porque siempre al drselas las ponen en cama, bien abrigadas a las pacientes para que suden a mares.

    Las curaciones las hace, segn el decir de gentes, testigos oculares, que las har.en los das martes y viernes y a ciertas horas de la noche.

    El mismo autor Pavia en su artculo que ya hemos comen-tado, pone una serie de apostillas sobre grandes escritores que desde tiempos remotos han tratado el tema de la bruje-ra, como Platn, Proproperpius, Petronio, Cervantes, Sha-kespeare, Menndez y Pelayo, Ruiz de Alarcn, Caldern de la Barca, Goethe y otros ms abordaron en sus obras di-cho tema.

    En el nmero de enero de 1971 de la revista Contenido, que se publica en Mxico, apareci un artculo bien docu-

  • mentado e ilustrado, escrito por Juan Jos Morales del cual nos vamos a permitir copiar algunos prrafos para afianzar ms este trabajo de investigacin.

    El artculo de Morales se titula as: Reportaje gigante, lue-go como balazo, Es falso que el pas este experimentando un "retorno de los brujos". La bujera siempre ha sido parte integrante y muy principal de la vida mexicana ".

    He aqu algunos prrafos: "Millares de brujos atienden a la multitud que acuden a ellos para auyentar la mala suerte, recuperar o hechizar al esposo o a la amante, asegurar una parte feliz, ser afortunado en amores, sanar de enfermeda-des incurables, daar a los enemigos o protegerse de ellos, conservar el trabajo o prosperar en los negocios, eludir pe-ligros, encontrar paz espiritual.

    "Un socilogo dice: Gracias al colonialismo que sufr imos, miramos la brujera con la deformada visin de los euro-peos. Pero en Mxico es algo totalmente diferente. El bru-jo no es un enemigo de la sociedad sino, por lo contrario, cumple una funcin social.. Su trabajo est orientado bsi-camente a llevar el bienestar a los dems".

    Misas negras para gente fresa

    En ciertos crculos de la ciudad de Mxico centro nacional del snobismo ha habido en los ltimos tiempos un explosi-vo florecimiento de la brujera a la europea.

    El ritual favorito es la Misa Negra, en que el altar est rep-resentado generalmente por una mujer desnuda tendida so-

    bre una mesa, el cliz es un crneo cortado en forma de co-pa, las hostias obleas teidas de negro y el vino, algn li-cor fuerte o si los brujos son capaces sin vomitar sangre de gallo o algn otro animal.

    "Las velas de los candelabros y las cortinas de la habita-cin estn pintadas de negro o de rojo, los colores del de-monio. Los oficiantes visten de negro y en el transcurso de la ceremonia, que en el fondo de toda una orga, se desnu-dan. Durante la misa negra, muchas veces se quema in-cienso mezclado con mariguana para tratar de producir alucinaciones o estados emocionales muy particulares".

    "La brujera mexicana abarc todo lo imaginable. Desde la tradicional mueca claveteada de alfileres, una prctica mgica universal hasta baos de miel o agua de rosas para lograr la felicidad. A su lado el ms elaborado aquelarre de la brujera de importacin, resulta asunto de principiantes".

    La psicoterapia del pobre Hay limpias de todas clases Se pueden hacer hasta por telfono

    La "limpia" puede curar hasta la mala suerte, que las ms de las veces no es sino un estado de nimo. En la prctica, la limpia es la sicoterapia del hombre pobre. Media docena de limpias equivale para quien cree en ellas a un costoso tratamiento en que por espacio de varios aos un sicoana-lista se esforzar por encontrar el origen y la curacin de los problemas.

  • Sin duda la limpia ha salvado a mucha gente de terminar en el manicomio.

    Polticos y empresarios

    Hay limpias de todos tipos y precios; con huevos, limones, hojas de ruda o pirul, agua y alcohol y animales vivos, que cuestan de uno a dos pesos, hasta varios cientos. Todas se basan en el elemental principio de eliminar en el individuo aquellos factores inmateriales que le causan dao. Contra lo que pudiera pensarse, no solo personas pobres e igno-rantes quienes se someten a limpias. No es raro ver las puertas de la casa de alguna bruja, especialmente afamada, media docena de automviles de lujo y algunas ejercer a domicilio en residencias de millonarios. Se dice, que aun-que no nos fuera posible confirmarlo que un brujo capitali-no es especialista en limpias por telfono.

    De numerosos polticos y empresarios mexicanos se ase-gura que tienen una bruja de cabecera y se dice de un se-cretario de estado que antes de cada acuerdo con un Presi-dente de la Repblica, o antes de cada acuerdo importante, se someta a una limpia.

    La brujera en Nuevo Len v Coahuila

    La inquisicin en estas regiones

    Durante mis vacaciones de octubre de 1971, visit en Monclova a mi culto paisano y pariente, el historiador Da-niel Menchaca Hernndez, y al comentar que estaba escri-biendo el presente trabajo me dijo, que acababa de recibir un documento muy valioso sobre este tema, el que le envi el historiador Rodolfo Gonzlez de la Garza, que encontr en el Archivo General de la Nacin, informacin contenida en 1250 pginas en donde se confirma que en Nuevo Len y Coahuila existan personas que se dedicaban a las malas artes de la brujera.

    Veremos en este documento que en Monclova existi una rama de la inquisicin la que tena poderes para juzgar y castigar especialmente a los herejes.

    Fue por los lejanos aos del Seor de 1748 a 1752, cuando la Inquisicin diligenci delitos contra la fe, resultando nueve o ms rdenes de formal prisin contra personas

  • Sin duda la limpia ha salvado a mucha gente de terminar en el manicomio.

    Polticos y empresarios

    Hay limpias de todos tipos y precios; con huevos, limones, hojas de ruda o pirul, agua y alcohol y animales vivos, que cuestan de uno a dos pesos, hasta varios cientos. Todas se basan en el elemental principio de eliminar en el individuo aquellos factores inmateriales que le causan dao. Contra lo que pudiera pensarse, no solo personas pobres e igno-rantes quienes se someten a limpias. No es raro ver las puertas de la casa de alguna bruja, especialmente afamada, media docena de automviles de lujo y algunas ejercer a domicilio en residencias de millonarios. Se dice, que aun-que no nos fuera posible confirmarlo que un brujo capitali-no es especialista en limpias por telfono.

    De numerosos polticos y empresarios mexicanos se ase-gura que tienen una bruja de cabecera y se dice de un se-cretario de estado que antes de cada acuerdo con un Presi-dente de la Repblica, o antes de cada acuerdo importante, se someta a una limpia.

    La brujera en Nuevo Len y Coahuila

    La inquisicin en estas regiones

    Durante mis vacaciones de octubre de 1971, visit en Monclova a mi culto paisano y pariente, el historiador Da-niel Menchaca Hernndez, y al comentar que estaba escri-biendo el presente trabajo me dijo, que acababa de recibir un documento muy valioso sobre este tema, el que le envi el historiador Rodolfo Gonzlez de la Garza, que encontr en el Archivo General de la Nacin, informacin contenida en 1250 pginas en donde se confirma que en Nuevo Len y Coahuila existan personas que se dedicaban a las malas artes de la brujera.

    Veremos en este documento que en Monclova existi una rama de la inquisicin la que tena poderes para juzgar y castigar especialmente a los herejes.

    Fue por los lejanos aos del Seor de 1748 a 1752, cuando la Inquisicin diligenci delitos contra la fe, resultando nueve o ms rdenes de formal prisin contra personas

  • que fueron enviadas a las crceles secretas, previo encarce-lamiento y tortura en Monclova.

    "Segn las averiguaciones preliminares, principia el docu-mento enviado por Gonzlez de la Garza, a principios del siglo XVIII viva en Boca de Leones una espaola de nombre Cato o Catalina que era bruja y hechicera, con ple-nos conocimientos de yerbas y races que ingeridos mata-ban rpido con dolor. Esta Cato ense sus artes a la India Efigenia y a Manuela de los Santos, tlaxcalteca. Estas dos fueron a avecindarse en Monclova, donde instruyeran dis-cpulas. Se citan los nombres de las brujas de toda la re-gin.

    "Se tom declaracin a alrededor de cincuenta personas, resultaron informes detallados de las ceremonias de inicia-cin al culto del demonio, que inclua el juramento de NO creer en el Hombre Encueretado y la Mujer Enlutada".

    "Relatan los viajes que hacan volando a varias poblacio-nes pero con preferencia a su meca, Boca de Leones. Tam-bin aceptan haber hechizado y envenenado con brebajes de veinte a ms personas cuyas actas de defuncin estn en los expedientes.

    "El Bachiller Jos Flores, Notario del Santo Oficio en Monclova recibi instrucciones de que "las aprehensiones se hicieran todas de noche y simultneamente para no cau-sar alarma. Que a los indios podan trarselos acusndolos de perturbadores impedientes al Santo Oficio o por perju-ros en las declaraciones que buscaron y justificacin para traerlos amenazndolos con algunas penasiones y torturas. El Gobernador y el Cabildo de Victoria, contiguo a la Mi-

    sin de Santa Rosa (Nadadores) piden que "se tenga cle-mencia con los acusados, que se est usando una crueldad anticristiana; que las confesiones han sido falseadas por el tormento: que las mujeres han sido desnudadas y tortura-das como lo demuestran las cicatrices de algunas". Luego grupos de indios fueron a rogar y suplicar que "soltaran a las pobres mujeres, que eran ignorantes y que haban que-rido darles de comer".

    "En relacin con las diligencias lleg a Monterrey un ex-perto para tomar declaracin a Cristbal Quintana".

    "Siete das despus, el 20 de julio de 1752 lo contesta el Bachiller Ignacio Martnez, Comisario del Santo Oficio de Monterrey, aadiendo que el Notario de Coahuila ha pro-cedido con error y prctica extraa al Santo Oficio vinien-do del malsimo principio de quien por tener grande auto-ridad sembr varios desatinos, caminando un miedo grave y dando torturas a personas de poca constancia".

    La india Efigenia y la tlaxcalteca Manuela de los Santos murieron poco despus de prestar declaracin y padecer tormento.

    >

    "En las averiguaciones resultaron haber sido envenenadas por las otras acusadas".

    "Para 1751 ya haban sido dictadas las formal prisin y en-viadas a las crceles secretas ms de nueve personas. Si-guen algunas:

  • 1. Magdalena de Hinojosa: espaola de 32 aos, nieta del capitn Diego de Hinojosa, fundador de ese apellido en el Norte.

    2. Francisco de San Miguel. 3. Juana Mara mulata de Gil de Leyva. 4. Mar a Pascuala de Nava. 5. Josefa de Iruegas, espaola, hija natural de Felipe Joaqun de Iruegas, Te-niente en funciones del propio presidio de Monclova. 6 y 7. Antonia y Rosa Flores, de 48 aos, hija del Alfrez Ro-drigo Flores de Valdez (Primer Alcalde Ordinario de San-tiago de la Monclova en 1689. 8. Mara Gertrudis de 20 aos y 9. Josefa de Salazar esposa de Miguel de Crdoba.

    "Cargos.- Aparte del nmero exacto de muertos y hechiza-dos, imputados a cada quien: Sortilegio, maleficio, aposta-ta, impiedad, supersticin, blasfemia, hechicera y pacto con el enemigo".

    "Se giraron en las crceles secretas las rdenes de tormen-to con la formulacin conocida: Condenados que sea pues-ta a cuestin de tormento en la cual mandamos preservere por cuanto t iempo y cuanto nos fuere bien visto"... "Y que si en l muriere o fuere lisiada o se siguiere efusin de san-gre o mutilacin de miembros sea su culpa y no la nues-tra".

    Agrega Gonzlez de la Garza:

    "Algunos expedientes carecen de final, Encontr lo si-guiente:

    "Magdalena de Hinojosa, presa en Monclova desde el 16 de septiembre del ao 1748, estaba todava en las crceles

    secretas en 1755, su familia se haba mudado de Monclo-va"

    "Francisco de San Miguel, huy de la crcel de Monclova fue vuelto a apresar en 1751. Declara en las crceles secre-tas que est perdiendo la vista por el encierro".

    "Juana Mara, mulata de Gil de Leyva, ya presa en Mon-clova le dictaron formal prisin el 19 de abril de 1751".

    El 8 de noviembre de 1758 fue sacada de las crceles se-cretas y donada a los padres del Hospital de San Juan de Dios de Mxico, le prohiben ir a Coahuila.

    I "Los padres la venden en $50.00 a un mercader y ella soli-cita a la Inquisicin le permitan que ella busque su nuevo comprador pues el actual va a negociarla".

    > Mara Pascuala de Nava.- muri presa, con vmitos de sangre en el "pulguero" que est debajo de la Notara el 12 de diciembre de 1756.

    ] Josefa de Iruegas.- Sentencia: "Que oiga Misa Mayor en la Iglesia del Convento Real de Santo Domingo de esta ciu- > dad (de Mxico) estando en forma de penitente con vela de cera en las manos, soga al cuello e insignia de hechicera y supersticiosa. Sea sacada desnuda de cintura arriba y trada por las calles de la ciudad con voz de pregonero y le sean dados 200 azotes. Desterrada de la Villa de Monclova y de esta de Mxico por diez aos por 20 leguas en contorno de sta y 50 leguas en contorno de Coahuila. Que los prime-ros 5 aos les pase encerrada en la Magdalena de esta ciu-

  • dad". Se ejecut la sentencia de azotes el 2 de diciembre de 1754.

    "Rosa Flores.- Se haba quejado en Monclova porque es-tando presa y encadenada, entr a media noche un hombre para violarla. Le naci un hijo en las crceles secretas y se orden fuera dado a alguna familia".

    Acta de su tortura.- entr el Ministro, la desnud y estando en carnes y tapndose los pechos, fue vuelta a amonestar. Dijo que no ha de decir mentira ni perder el alma. Perdono a las personas que me han puesto en este trabajo, para que t me perdones, Seor...".

    "Se le dio otra media vuelta, dijo que: Misericordia, que no debo nada". Dada otra amonestacin dijo: "Que tor-mento tan injusto, que no debe nada. Quieren que diga que soy bruja y hechicera. No soy bruja".

    "Fue vuelta a amonestar y sigui negando"... "Salieron los Ministros. Comenz a las 10:30 y termin a las 11:45. En-tre la primera y segunda vuelta, pasaron 18 minutos".

    "Sentenciaron prisin en la casa de la Magdalena por tres aos. "Que despus de cumplidos no puede salir sin permi-so del Tribunal. Se rectifica la sentencia para que ayude a la Rectora de la casa de Misericordia de esta ciudad y pue-de tener su hijo consigo".

    Cumpli el plazo el 15 de septiembre de 1758 y el 5 de enero de 1759 solicit permiso para regresarse a Coahui-la".

    Hasta aqu la informacin copiada del documento autnti-co existente en el Archivo General de la Nacin, enviado a mi estimado amigo, el historiador Rodolfo Gonzlez de la Garza. Catedrtico del Colegio de Mxico, de la capital del pas.

  • Comentario final

    Despus de leer todas estas citas y documentos de perso-nas de alta prosapia intelectual, slo queremos decir que estas malas artes de las brujera todava en estos tiempos de la Ciberntica, de los viajes a la luna, de la electrnica, etc, etc. todava existen algunas personas que conociendo maravillosamente los secretos de nuestra herbolaria, de cuando en cuando y por envidias, odios mal fundados, se-cretamente dan a beber una de algn brebaje de yerbas perniciosas y le causan enfermedad a veces de muerte.

    El pueblo, nuestro pueblo que es de sentido tan agudo, pe-ro tambin propio de una ingenuidad a veces tan grande, ha forjado consejas y leyendas sobre las brujas y hasta hay quienes digan que las han visto volar en una escoba a me-dianoche cuando la luna est en cuarto menguante... Y que se convierten en lechuzas para trasladarse rpidamente a otros lugares a disfrutar, bien de los fantsticos aquelarres o a aplicar uno de sus maleficios a la persona que los ha encomendado un cliente diablico.

    Nuestro folklore tiene en todo esto un campo muy amplio para escribir sobre casos y cosas de la brujera, por muchos

  • Y... la tradicin sigue su marcha

    Es muy comn ver en los aparadores de las libreras libros de Magia Blanca, Magia Roja, Magia Verde, Magia Ne-gra, el libro de San Cipriano, la Cruz de Caravaca. Las Profecas de Nostradamus, El Conde Caglari. el Libro de los Sueos, otros libritos con nombres como estos: Cmo hacerse amar; Cmo ganar dinero fcilmente, Manual de Hipnotismo y Sugestin; la Hechicera Casandra, el Mago Merlin y otros nombres muy exticos, de los que se ven-den millares de ejemplares por ao.

    En los herbarios, encontramos una infinita variedad de yerbas y races para realizar "curaciones milagrosas": amuletos de la buena suerte, como chuparrozas (colibres) disecados, Camaleones, para traer felicidad; Almizcle para hacerse amar, Haba de San Ignacio, semillas de Lgrimas de Mara, Piedra Alumbre, para quitar la mala suerte. Lo-cin Arco Iris para hacer prspero su negocio y que haya abundancia de salud y dinero en el hogar; perfumes horos-copales, que tienen virtudes increbles en el amor, y en los negocios, la Rosa Cruz que da larga vida; Piedra de Imn para ganar dinero, Velas flama, para velaciones a los en-fermos de mal puesto, ramas de pirul para las limpias del

    cuerpo y de la casa; P e r f u m e de Siete machos para hacerse amar: Oraciones para atraer al amante o al marido ausente; Flor del Corazn para las enfermedades cardacas; Incien-so Egipcio para las " l impias" y otras virtudes de esta resi-na para usos similares, oraciones al Justo Juez, a San Igna-cio. San Cipriano, San Antonio y otras miles de novenas y oraciones a Santos que ayudan a vivir mejor invocndoles por medio de estos rezos. Piedras de Besugo para el mal de Orn, y una diversidad de , repetimos, de yerbas y races que son infalibles para a lguna dolencia de las muchas que padece la humanidad.

    ...Y as. podramos seguir divagando sobre este tema cono-cido por siglos recordando aquellas noches en que la abue-lita contaba a sus nietos cuentos de brujas, de hechiceras que saban convertir a las gentes en flores, animales, cua-drpedos. en aves o en piedras preciosas y al terminar su narracin alguno de los nietos preguntaba:

    -Abuel i ta y... existen las brujas, deveras?

    - L a s hay y el trabajo es dar con ellas... y volva a santi-guarse.

  • Colofn

    Este trabajo de investigacin folklrica, no lleva otros f i-nes que revivir un poco nuestras tradiciones en sus ms fa-mosos aspectos y creo que el tema es por dems simptico en primer lugar por encontrarnos en l evocaciones deli-ciosas de nuestra niez, de las primicias de nuestra vida en que sintindose despreciados por alguna Dulcinea de edad adolescente, nos hubiramos querido convertir en brujos para darles disimuladamente un elixir que la despertara en su corazn el amor hacia nosotros.

    Tiene extraas facetas que las dejamos para que las estu-dien los escritores acadmicos especializados en estos ex-ticos laberintos en que los hombres se adentran buscando siempre una vida mejor sea sta por los medios que sean.

    Y finalizando diremos: Tiempos modernos... la ciencia ca-da da avanza ms y va encontrando elementos poderossi-mos para el bienestar de la humanidad, mquinas prodigio-sas, avances en la medicina que asombran y cuando vemos nos hacen exclamar: - Po r Dios... que esto hasta parece cosa de brujera. Lcius Deus

    Bibliografa

    Revista Contenido, enero 1971. Mxico. D.F.

    Anuario de la Sociedad Folklrica Mexicana. 1951.

    Revista Mdica "M.D."

    Estudios de la Historia del Noreste de Mxico, Sociedad Nuevoleonesa de Historia Geografa y Estadstica

    Investigacin del Maestro Rodolfo Gonzlez de la Garza, del Colegio de Mxico.

  • La Medicina Popular y la Brujera en Nuevo Len y CoahuUa en los Siglos XVIII y XIX . en-sayo de Manuel Neira Barragn, se termin de imprimir en el mes de noviembre de mil nove-cientos noventa y cinco en los talleres de Grafo Print Editores. S.A. La edicin de 1000 ejem-plares estuvo a cargo del Centro de Informa-cin de Historia Regional de la Universidad Autnoma de Nuevo Len.

  • historias de brujera; lo escuchbamos con inte-rs y gozbamos su plstica por aquel modo de interpretarla. Siem-pre en todo lo que con-taba nos dejaba su men-saje. Se que los vecinos regresaban a sus casa con mucho miedo (que disfrutaban), pero tam-bin con un caudal de ilusiones y ternura que mi padre nos saba transmitir.

    La intencin de mi pa-dre al escribir esto, se-guramente era que fue-se ledo y disfrutado por muchas personas. Ojal que as sea y gocen ca-da detalle como noso-tros lo hicimos cuando lo escuchamos relatar-lo.

    Sylvia I. Neira de Pea.

  • D O N M A N U E L NEIRA B A R R A G N , San Buenaventura, Coahuila, 1894-Monterrey, Nuevo Len, 1986.

    Fue un hombre relacionado siempre con las letras y la historia del noreste de Mxico. Cultiv adems la poesa, la msica, la crnica de las tradiciones y costumbres. Fue adems publicista y periodista.

    Su bibliografa abarca entre otros ttu-los los siguientes: El Santo Cristo de la Capilla, San Buena, Estampas de Mi Tierra, Cuentos para Dormir, El Folk-lore en el Noreste de Mxico durante la Intervencin Francesa, Un Mucha-cho sin Importancia, Cuatro dcadas de Teatro en Monterrey 1900-1940, Estampas del Monterrey de Ayer, Compositores Nuevoleoneses.

    Fue miembro de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografa y Estadsti-ca donde entre otros trabajos present los siguientes: Tres Taumaturgos en Nuevo Len, Pedro Rojas "El Tata", El Nio de Chipinque, El Nio Fiden-cio, Geografa Urica del Estado de Nuevo Len y la Medicina Popular y la Brujera en los Siglos XVIII y XIX en Nuevo Len y Coahuila.

    A don Manuel Neira Barragn le tratamos en las ltimas dos dcadas de su vi-da y fuimos siempre beneficiados por su palabra amable y sabia, as como tambin por su franca sonrisa. Le vimos acudir con entusiasmo al Archivo Municipal de Monterrey, al Archivo General del Estado, a la Biblioteca Uni-versitaria Capilla Alfonsina y a las sesiones de la Sociedad de Historia. En mu-chas ocasiones platicamos largamente en su casa y en los ltimos meses nos

    recomend la publicacin del presente trabajo, le dijimos que s, m? posible que l viera realizada la intencin.

    Ha pasado el tiempo. Hoy como un homenaje a su caballerosa fig amor que tena por nuestra tierra, el Centro de Informacin de Histori nal de la Universidad Autnoma de Nuevo Len publica su texto.

    Muchas gracias Don Manuel!

    Celso Garza Gu Noviembre de 1995.

  • Este libro fue distribuido por cortesa de:

    Para obtener tu propio acceso a lecturas y libros electrnicos ilimitados GRATIS hoy mismo, visita:

    http://espanol.Free-eBooks.net

    Comparte este libro con todos y cada uno de tus amigos de forma automtica, mediante la seleccin de cualquiera de las opciones de abajo:

    Para mostrar tu agradecimiento al autor y ayudar a otros para tener agradables experiencias de lectura y encontrar informacin valiosa,

    estaremos muy agradecidos si"publicas un comentario para este libro aqu".

    INFORMACIN DE LOS DERECHOS DEL AUTORFree-eBooks.net respeta la propiedad intelectual de otros. Cuando los propietarios de los derechos de un libro envan su trabajo a Free-eBooks.net, nos estn dando permiso para distribuir dicho

    material. A menos que se indique lo contrario en este libro, este permiso no se transmite a los dems. Por lo tanto, la redistribucin de este libro sn el permiso del propietario de los derechos, puede constituir una infraccin a las leyes de propiedad intelectual. Si usted cree que su trabajo se ha utilizado de una manera que constituya una violacin a los derechos de autor, por favor, siga nuestras

    Recomendaciones y Procedimiento de Reclamos de Violacin a Derechos de Autor como se ve en nuestras Condiciones de Servicio aqu:

    http://espanol.free-ebooks.net/tos.html