la masoneria y el proceso historico del uruguay

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    LA MASONERIA Y EL PROCESO HISTORICO DEL URUGUAY

    Esta investigacin se inscribe en el marco de una orientacindeterminada por la decisin de que se integre a la historiografa uruguaya, rioplatense yaun a la de la cuenca, los aportes y la incidencia del papel de la Masonera en el devenirhistrico del Uruguay y de la regin.

    No se encontrar en ella nada de lo que esta Institucin guardacomo arcano, su docencia interna, y sus concepciones espirituales, que slo podrn sersospechadas por la calidad de sus obras; pero s se expondr aquello que ha servido desustento y que fue integrado a la vida social y poltica del pas, en sus planos positivos que lo hubo en fuertes ingredientes como en sus planos negativos emergentes,generalmente provocados por los enfrentamientos cuando la poltica profana, cada tanto,encenda sus hogueras en las que se desfogaban las pasiones disfrazadas muchas vecesde ideales sagrados.

    Se trata pues de una historia del proceso uruguayo vista comonunca se vio, con el aditamento, siempre soslayado por falta de documentacin adecuada,del trabajo de la Masonera a travs de la accin de los masones, llevando su formacin ysabidura al mundo profano, en las ms diferenciadas actividades sociales, polticas yculturales.

    Desde el punto de vista metodolgico y en relacin a laperiodizacin histrica, en este trabajo se fundirn en un mismo crisol la cronologaclsica, sobre todo la poltica con la masnica y la cultural, lo que significar esocreemos una forma atpica de abordaje a los procesos histricos del pas, que servir paratener una visin diferenciada de los mismos.

    Esta investigacin, segn el plan que se traz el autor,abarcar, en su primera parte desde los antecedentes coloniales hasta la conformacin deuna potencia masnica reconocida por las dems del Universo, con la creacin delSerensimo Gran Oriente del Uruguay en 1856, y de all hasta finales del siglo XIX,quedando el tratamiento del siglo XX para la segunda parte de este trabajo.

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    MARIO DOTTA OSTRIA

    TITULO DE GRADO: Licenciado en Ciencias HistricasEspecialidad en Historia ContemporneaUniversidad Mayor de la RepblicaMontevideo Uruguay

    TITULO DE POSGRADO: Magister en Ciencias HumanasUniversidad Mayor de la RepblicaEspecialidad en Estudios MigratoriosMontevideo - Uruguay

    PROFESOR RESPONSABLEDE LA CATEDRA DE: Historia Contampornea en la Facultad de

    Humanidades y Ciencias de la EducacinUniversidad Mayor de la RepblicaMontevideo Uruguay

    PROFESOR RESPONSABLEDE LA CATEDRA DE: Historia Contempornea de la Licenciatura de

    Ciencias de la Comunicacin de laUniversidad Mayor de la Repblica.MontevideoUruguay

    DOCENTE INVESTIGADOR

    PUBLICACIONES MAS IMPORTANTESEl Uruguay Ganadero 2 Premio del Concurso de la Asociacin

    Rural, Ed. Banda Oriental,Montevideo, 1972.

    Controvertidos orgenes del Universidad de la RepblicaSionismo contemporneo Montevideo, 1990

    El Artiguismo y la Revolucin Fundacin de Cultura UniversitariaFrancesa Montevideo, 1991.

    La Repblica espaola y las Universidad de la RepblicaIzquierdas Uruguayas Montevideo, 1993

    Los Decretos de Ventoso y el Universidad de la RepblicaReglamento Artiguista de 1815 Montevideo, 1993

    Las corrientes democrticas y Revista Garibaldi N 10 el Artiguismo Montevideo, 1994

    Giuseppe Mazzini, pensador Revista Garibaldi N 11republicano y demcrata Montevideo, 1995

    De Octubre a Kosovo, Fin de Ed. Fin de Siglo, Montevideo, 1998una Utopa

    Italianos, Masonera e Iglesia En proceso de edicindurante el Gobierno de Santos

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    LA MASONERIA Y EL PROCESO HISTORICO DEL URUGUAY

    Mario Dotta Ostria

    I. PREFACIO

    I. 1) Fundamentacin

    Luego de reflexionar largamente sobre la posibilidad de abordar estainvestigacin y madurar los objetivos propuestos, llegamos a la conclusin, no slode la validez de los mismos sino de la necesidad y legitimidad de llevarlos a cabo.

    En la historiografa del Uruguay, como la de tantos otros pases, se apreciala existencia de factores no abordados; de otros no tratados con la debidaprofundidad y algunos apenas mencionados colateralmente en ella o, a veces,intencionalmente soslayados.Pensamos en tres de ellos para nuestro medio, que nos parecen relevantes:

    1) el aporte de la inmigracin;2) el de la Iglesia Catlica, y en menor medida de otras confesiones religiosas;3) los de la Masonera, a la formacin institucional y poltica del pas.

    Con respecto al primero expresamos que en poca ya avanzada deconsolidacin nacional, el censo realizado por Nicols Granada en setiembre de1884 indicaba que de 164.028 habitantes de Montevideo, 72.781 habitantes eranextranjeros1, pero debe inferirse que entre los 91.247 habitantes restantes una granparte la compona los hijos de aqullos.

    Efectivamente, la existencia de 60.519 habitantes en edades desde menoresde un ao hasta los catorce aos de edad,2 as lo sugieren, mostrndonos unasociedad montevideana en la que exista de hecho una mayoritaria incidenciaextranjera si nos atenemos a estas cifras.

    Debemos marcar que la historiografa nacional tampoco recoge mayormentela existencia de extranjeros en el interior, hecho a rectificar para poder comprendera cabalidad los procesos histricos del Uruguay que vivimos.

    Igualmente vale la reflexin para la otra ausencia referida: la de la Iglesia;importante presencia desde la conquista y colonizacin de Amrica por parte deEspaa, influida en algunos sectores a partir del siglo XVIII por las ideas de laIlustracin que le permiti marcar presencia, a veces positiva y a veces negativapara el mundo americano, en los prdromos de la independencia; y an despus,marcando un notorio viraje ultramontano durante los papados de Gregorio XVI, PoIX y Len XIII, que le imprimi una militancia incisiva contra el proceso delaicizacin del Estado, el de la enseanza y contra la Masonera, el liberalismo, lassociedades bblicas, el socialismo, etc., ya en la segunda mitad del siglo XIX.

    Por ltimo, el tercer factor ausente: la Masonera, cuya incidencia enel mundo exterior a sus templos, marc una presencia notoria alrededor de ciertos

    1 Acevedo, Eduardo, Anales Histricos, Ed. Barreiro y Ramos, Montevideo, 1934, Tomo IV, pg.285.2 Ibidem.

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    objetivos como el de la laicidad, pero tambin otros, como los de las coyunturas enla que estaban en juego la guerra o la paz, la de la Reforma de la educacin escolary secundaria, la de la organizacin y vida de la enseanza universitaria, la delperiodismo, los mltiples objetivos filantrpicos, los primeros del mutualismo, lossindicales, y las mltiples del asociacionismo, de las que quedan como testimoniola apreciable cantidad de palacios de las Asociaciones de Socorros Mutuosextranjeras y de otras sociedades filantrpicas y cosmopolitas, no slo enMontevideo, sino en las principales capitales y pueblos del pas.

    Todo esto es lo que hace a la necesidad profunda de estos aportes queenriquecern la historiografa nacional, y que probablemente tambin le permitirreinterpretar en profundidad la gnesis de la sociedad uruguaya, con un enfoquems universalista, tratando de superar el localismo provinciano.

    Acorde con lo anteriormente expuesto, trataremos de entresacar del procesohistrico del Uruguay, el papel que le cupo a la Masonera en la vida del pas, deacuerdo a pautas que iremos explicitando.

    I. 2) La Masonera en el Uruguay

    Si bien la Masonera es una institucin cuya protohistoria se hunde en lohondo de los tiempos, y su historia refiere a su formalizacin en Inglaterra entre lasegunda y tercera dcada del siglo XVIII, nosotros decidimos abordar el temaimponindonos un rigor mnimo que fuera determinante a la seriedad de lainvestigacin, de acuerdo a los siguientes parmetros:1) No incursionar en temas que no se pudieran tratar con el aporte documental

    correspondiente.2) No realizar afirmaciones que tuvieran solamente el asidero de la tradicin, sin

    dejar lugar a la duda y a otras probabilidades.3) Determinar, ante cualquier afirmacin o conclusin, el correspondiente corpus

    documental.Debemos adems, dejar claramente establecido que no abordaremos las

    caractersticas internas de la vida masnica por lo que hace a su propia cualidad dediscrecin, salvo cuando la misma por diferentes crisis internas provocaron unarepercusin particular en sus manifestaciones externas, de trascendencia social;porque generalmente, estas crisis provenan no de los supuestos y principiospermanentes de la Orden, sino de las debilidades humanas de los hombres que lacomponan, que traan a sus templos las intemperancias del mundo externo, y que,en general, eran expresin de ambiciones personales, o impulsos bien intencionadospero errneos en sus medios y objetivos, que necesariamente entraban en colisincon los principios de la Institucin.

    Si bien escuela de perfeccionamiento humano, la Masonera no poda nipuede garantizar ni decretar la muerte de la ambicin, de la mentira, de laignorancia, en cada uno de sus integrantes; pero sus difanos principios, en cadacoyuntura conflictual o adversa, permitieron retomar en cada caso el rumbo hacialos objetivos positivos propuestos.

    Creemos que esta investigacin servir, adems, para aventar prejuicios quesiempre rode a la palabra masonera y masn, y podr apreciarse cmo, encada proceso o momento lgido o ardiente de la vida nacional, la Masonera tuvouna particular, y, generalmente, positiva incidencia.

    Queremos con este trabajo contribuir a realizar uno de los tres aportes yaaludidos que marcamos como carencia la incidencia de la Masonera uruguaya en

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    el proceso del pas que es cuenta pendiente para la historiografa nacional, y ojalque as lo podamos lograr.

    I. 3) Precisin

    No pretendemos, como en otras obras sobre el tema que hemos tenido a lavista, el hacer una Historia de la Masonera que parta de sus orgenes universales,pues nos parecera que sera abundar en la tarea de extraccin de piedras de unacantera suficientemente trabajada, y an con herramientas inciertas.

    No deseamos dar la idea de una historia de la Masonera presuntiva,abordando el proceso desde la protohistoria de la misma. Nuestra idea es hacerarrancar la bsqueda desde el proceso fundacional de creacin de la potenciamasnica en el Uruguay, reconocida por las dems del mundo; es decir, desde ladcada de los cincuenta del siglo XIX, y su incidencia en el mundo profano,precedida de los antecedentes necesarios que se poseen a efectos de lograr elcuadro histrico que ayude a ubicarla.

    Pretender abarcar ms sera imposible por no contar nosotros con losrepositorios documentales de las otras grandes potencias masnicas de Amrica delSur, de Amrica del Norte, y de Europa.

    Nuestra metodologa consistir en hacer el trabajo esforzndonos poracopiar toda la documentacin que se obtenga, ficharla, interpretarla, someterla a lacrtica histrica y concretar finalmente una visin, que ser -como la de todainvestigacin histrica- una interpretacin provisoria hasta que otro historiador yotra generacin, halle nuevos enfoques y nueva documentacin que le permitaenmendar errores, enriquecer interpretaciones, y elaborar otras visiones desde sumomento y desde su nueva ptica, pues como lo expres Benedetto Croce ogni storia storia contemporanea.

    Por ltimo, hacemos hincapi en el rol de la metodologa; y para expresarlolo hacemos con estas palabras del ilustre genealogista Juan Alejandro Apolant: ...El historiador no es (o no debera ser) un escritor de historias. El que escribeseriamente sobre un tema histrico, sea de la ndole que fuere, sin indicar correcta ycompletamente las fuentes de los datos aportados o de los documentos transcriptoso citados, comete, en nuestra opinin, un crimen de lesa ciencia. A la historia asescrita hay que enfrentarla ya de entrada siempre con extrema desconfianza,considerndola prima facie, pseudo historia, el origen de una informacin, la fuentede cualquier dato consignado, es primordial en un trabajo de investigacin3.

    Eso no debe inhibir a que, en el trabajo de interpretacin, el historiador nodeba opinar, y an conjeturar, tomando en cuenta las probabilidades; pero debepresentarlas como tales, y no como certezas, ya que existen y seguirn existiendoen toda investigacin zonas obscuras por falta de datos perdidos definitivamente oan no hallados.

    Trataremos de aclarar en cada caso lo que son hechos incontrovertibles, ycuales nuestras opiniones y conjeturas, y tambin las de otros.

    En todo caso, ellas servirn para confrontacin con otras interpretaciones ysiempre dejarn el camino abierto a nuevas investigaciones.Tal para nosotros los parmetros ticos de toda investigacin.

    3 Apolant, Juan Alejandro, Gnesis de la familia uruguaya, Imp. Vinaak, Montevideo, 1975, 2 edicin ampliada, Tomo I, pg. 3.

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    II) ANTECEDENTES DE LA MASONERIA ORIENTAL

    II. 1) Indicios de actividad masnica en la poca colonial.

    Desde el momento de su fundacin a principios del siglo XVIII enInglaterra la Masonera haca su entrada subrepticia en los pases de Europa yprontamente en Amrica.

    Esta afirmacin aunque presuntiva, probablemente fuera cierta, ya que laMasonera hara su aparicin temprana en Espaa 1732, pocos aos despus de suinstitucionalizacin en Gran Bretaa.

    Luego de la Bula papal In eminenti apostolatus spcula de 17384anatematizando a los masones, el Rey Felipe V, sintindose obligado por ella, lanzun Decreto contra la Institucin, en virtud del cual fueron prisioneros muchosmiembros de la Logia de Madrid en los calabozos de la Inquisicin5 .

    El 15 de junio de 1751, una nueva Bula, esta vez de Benedicto XIV,reafirmaba la excomunin6 y en Espaa arreciaron las persecuciones a cuyo frentese encontraba el Censor y Revisor de la Inquisicin, el Padre Tobarrubia, cuyoobjetivo fundamental era extirpar la Francmasonera del reino hispnico7, para locual logr ser iniciado en la Orden masnica, para luego violando su juramento-realizar la acusacin correspondiente ante el Tribunal Supremo de Justicia de laInquisicin, en la capital espaola, contra la abominable Institucin de laFrancmasonera8, adjuntando una lista de las Logias en ese momento existentes enEspaa, que eran noventa y siete9.

    A causa de esta acusacin millares de francmasones fueron presos ytorturados, al tiempo que Fernando VI, a la sazn Rey de Espaa orden publicarun Decreto mediante el cual prohiba el ejercicio de la Francmasonera, por ser unaOrden sospechosa y perjudicial a la Religin y al Estado, incurriendo loscontraventores a esta disposicin en la desgracia del Rey y en otros castigos, de loscuales no se libraran los extranjeros10.

    A pesar de las amenazas, la Masonera espaola se reagrup y siguitrabajando en la clandestinidad, principalmente en las Colonias, como es el caso deLa Habana11.

    Sin duda, luego del advenimiento de Carlos III, que entra a Espaa con susquito de polticos y Ministros napolitanos, la Masonera tuvo una mayorposibilidad de desarrollo y de incidencia en la sociedad y an en el Gobierno; yeso repercuti indudablemente en el mundo colonial hispnico por la venida dedistinguidos funcionarios ilustrados, algunos como Azara, fecundado por laIlustracin francesa y -entre ellos- varios que muy probablemente fueran masones,en nmero mayor que el imaginado.

    4 Manzanares Vidal, Csar, Diccionario de los Papas, Barcelona, Pennsula, 1997, pg. 125.

    5 Frau Abrines, Lorenzo, Diccionario Enciclopdico de la Masonera, Mxico, Ed. Del Valle de Mxico, S /F, Tomo IV, pg. 143-144.

    6 Manzanares Vidal, Csar, Ob. Cit. pg. 125.7 Frau Abrines, Lorenzo, Ob. Cit., Tomo IV, pg. 144.8 Ibidem.9 Ibidem.10 Ibidem.11 Ibidem.

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    Se ha expresado que Los primeros indicios masnicos que se detectan en elRo de la Plata se ubican durante a finales del siglo XVIII a travs de masonesespaoles que como Don Jos Joaqun de Viana, llegaron a estas tierras habiendosido ya iniciados en la pennsula ibrica...12. Si bien el autor del citado trabajo nopresenta pruebas de dicha aseveracin, sobre el primer Gobernador de Montevideo,el historiador Pablo Blanco Acevedo, expresa que: ...El mismo Gobernador Viana,tenido por los Jesuitas como francmasn, se apoya en sus dictados con el Consejode los franciscanos...13, por lo que podemos presumir que Viana fuera masn,aunque no afirmarlo categricamente.

    Para entender estos momentos, debemos recordar hechos como el motncontra el Estado promovido en la Metrpoli contra la poltica de modernizacin deCarlos III, en el que los Jesuitas cumplieron el papel de agitacin.

    Fue en 1766, un ao antes de la expulsin de la Orden de Loyola, que elMinistro de Carlos III, Pedro Pablo Abarca de Bolea, Conde de Aranda,francmasn que independiz la Masonera espaola, creando la Gran Logia Madre,de la que fue su primer Gran Maestre14, intentaba modificar las viejas estructurasagrarias mediante la Real Provisin de ese ao, en que se encaraba el problema dela tierra en la regin posiblemente ms pobre de Espaa.

    Por la misma se planteaba el ... repartimiento de las tierras baldas yconcejiles y de todas las tierras labrantas propias de los pueblos deExtremadura...15 entre los vecinos ms necesitados, con la condicin de que lascultivasen por s mismos. A esto se agregara la Real Cdula de 1767,promoviendo la colonizacin de una zona de la Sierra Morena.

    Ante este espritu de reformas estall el motn, digitado por el alto clero, laaristocracia, y especialmente por los Jesuitas, contra una medida coyuntural sibien desptica del Ministro Leopoldo de Gregorio, Marqus de Esquilache, queimpona el uso de la capa corta y el sombrero de tres picos en lugar de la capa largay el sombrero chambergo que se venan usando, medidas tpicas del despotismoilustrado de la poca. Pero la modernizacin a la europea de Esquilache no era slodel atuendo, sino que intentaba modernizar Madrid, mediante el empedrado de lascalles; modernizacin que impulsaba una nueva economa y rompa esquemasantiguos; de ah el malestar tambin de los antiguos gremios de origen medieval.

    El motn desarrollado entre el 23 y 26 de marzo de 1766, no tena pues elprincipal fundamento en la irritativa medida tomada sobre el uso de capas ysombreros, sino principalmente, en la cuestin agraria y en la mayor libertad decomercio y servicios, que puso contra el Gobierno a los estamentos msconservadores: la aristocracia, el alto clero y los gremios mayores de Madrid, quecombinados y soliviantados por los Jesuitas, desemboc en el llamado motn deEsquilache.

    La asonada tena tambin tintes nacionalistas pues Carlos III, anteriormenteRey de Npoles, se haba trasladado a Espaa con su squito de Ministros Grimaldi, Esquilache, etc. quienes luego del motn fueron sustitudos por

    12 Scardino, Humberto W., Breve esquema con los antecedentes sobre el desenvolvimiento y actuacin dela Masonera en el Uruguay siglos XVIII y XIX, Montevideo, 2001, Indito.

    13 Blanco Acevedo, Pablo, El Gobierno colonial en el Uruguay y los orgenes de la nacionalidad,Montevideo, Barreiro y Ramos, 1944, pg. 86.

    14 Frau Abrines, Lorenzo, Ob. Cit. Tomo I, pg. 21.

    15 Tun de Lara, Manuel, La Espaa del siglo XIX, Madrid, Biblioteca Literaria, 2000, Tomo I, pg.28.

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    ilustrados espaoles: Pedro Rodrguez, Conde de Campomanes, y Jos Moino,Conde de Floridablanca.

    Sin duda es ms que probable que la Masonera espaola hubiera incididoen los acontecimientos, pues al ao siguiente, como contrapartida de la asonada, seproduca el Decreto de expulsin de los Jesuitas de Espaa y de Amrica, a lo quesigui posteriormente en 1773 durante el papado de Clemente XIV la supresinde la Compaa de Jess.

    La expulsin de los Jesuitas tambin estuvo basada en la conducta de laOrden ante el Tratado de Madrid de 1750, por el cual gran parte del territoriomisionero pasaba a la jurisdiccin del Rey Juan VI de Portugal, Tratado resistidopor los Jesuitas con las armas en las manos, durante los tres aos de la GuerraGuarantica (1753 a 1756), oponindose a la Comisin Demarcadora de los nuevoslmites enviada por Espaa y presidida por el Marqus de Valdelirios.

    Estos acontecimientos trajeron consecuencias para Amrica y el Ro de laPlata, y es lo que puede explicar la rivalidad entre, en ese entonces, Gobernador deBuenos Aires, Pedro de Cevallos que subrogaba en 1756 al General PedroAndonaegui y el Gobernador de Montevideo, Jos Joaqun de Viana.

    Al respecto nos expresa Apolant: ...Mientras las relaciones de Viana con elCapitn General Jos de Andonaegui eran excelentes y seran nuevamenteexcelentes con Vrtiz, el Gobernador de Montevideo choc con Pedro de Cevallosprcticamente a partir de su primer encuentro; divergencias originadas inicialmentepor la inclinacin (casi morbosa) de Cevallos hacia los Jesuitas y el hecho deconsiderar tercamente adversarios suyos a todos los que pensaban de otro modo; yentre los ltimos se encontraba Viana quien, desde la poca del Tratado de lmites,era contrario a la Compaa de Jess y partidario y leal al Marqus de Valdeliriosquien, nombrado Comisario Demarcador por parte de Espaa, haba llegado al Rode la Plata en enero de 1752. De los continuos choques entre Viana y Cevallosquien lo calumni, difam y denigr en forma inconcebible al Gobernador deMontevideo, en cada oportunidad, hay infinidad de ejemplos...por demsreveladores del carcter altivo de Viana y por otra parte del carcter repudiable deCevallos...16.

    Adems de con Viana, Cevallos tuvo conflictos con muchos funcionariosilustrados como Jos de Andonaegui, Toms Hilson, Pedro Hidalgo, por lo queresult que el Real Consejo de Indias no tomara en cuenta las acusacionesdifamatorias de Cevallos contra Viana y en cambio destacara sus virtudes,expresando el sentir popular de los habitantes de la Banda Oriental: ...se hizo tanamable de aquellas gentes que todos, hasta los nios, le apellidan con el nombre dePadre al verle pasar por las calles siendo lo ms singular la estimacin de los indiostapes...17.El enfrentamiento entre Cevallos y Viana, muestra el choque entre la mentalidadultramontana y la liberal que se iba abriendo paso. Las acciones caritativas deViana se condecan con su probable filiacin masnica.

    Para comprender el perfil liberal del Uruguay debemos entender pues, elcamino trazado por muchos liberales ya desde la poca colonial.

    Toda religin institucionalizada lleva en su seno, como larvada amenaza, elexclusivismo fundamentalista. Tal la Iglesia catlica con su adosamiento al poderde los Estados y su reivindicacin de fe exclusiva y nica.

    16 Apolant, Juan Alejandro, Ob. Cit., Tomo II, pg. 931-932.

    17 Ibidem, pag. 942 (Fallo del Real y Supremo Consejo de Indias, en Madrid, 11 de marzo de 1768).

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    El siglo XVIII uruguayo sufri una inflexin en 1767 ante la expulsin delos Jesuitas. La escuela de la Orden de Ignacio de Loyola en Montevideo, segn elviajero francs y dominico Dom Pernetty, era atendida apenas por dos sacerdotesde la Orden, mientras en Buenos Aires haba sesenta. La misma fuente da cuenta dela influencia de los Jesuitas en el Gobernador de Buenos Aires (Cevallos), y suinflujo en la controversia de ste con el Gobernador Viana de Montevideo18.

    Luego de 1767, un influjo ms liberal, el de los franciscanos, hizo pie y seprestigi en Montevideo, retomando su primaca ejercida desde la fundacin de laciudad, y que continuara hasta las guerras de independencia, incorporando lactedra de Filosofa en 1786, bajo la orientacin del Padre Mariano Chambo,primera ctedra de curso superior.

    Los franciscanos levantaban recelos entre las autoridades coloniales por susposturas liberales y de controversia con el centralismo virreinal; de este ncleosurgieron los que iban a acompaar el movimiento independentista: Monterroso, Lamas, Carballo, Farmian, Pose, Fleytas, etc.19

    Los elementos religiosos montevideanos fueron imbuidos por el localismo,estableciendo lazos importantes entre la Iglesia cuya actuacin se ver a travs deestos curas y frailes franciscanos y el pueblo, consolidndose lazos solidariosimportantes.

    Por otra parte, la Hermandad de Caridad, a cuyo cargo estaban ciertosservicios pblicos y esencialmente el cuidado y administracin del Hospital deCaridad, constituy ... por la clase de las personas que la integraban y la formasecreta de sus actividades...20 otro fuerte lazo de unin entre la Iglesia local y elpueblo.

    Esta unidad y estos lazos fueron mal vistos por las autoridades eclesisticasy poltico-administrativas; y no pocas veces entraron en confrontacin, como en1804, ante el viaje de inspeccin del Obispo de Buenos Aires, Lue y Riega, por lacampaa oriental y Montevideo, cometiendo aqul tantos atropellos que determinla protesta del Cabildo de Montevideo ante el Monarca, solicitando la separacin dela Banda Oriental de la Dicesis de Buenos Aires y la creacin del Obispadoindependiente de Montevideo.

    La libertad que impriman a sus conductas y a sus deliberaciones losorientales religiosos o civiles, cre tambin el ambiente apropiado para quefloreciera el liberalismo.

    Si bien no nos consta que la Hermandad de Caridad fuera una LogiaMasnica, sus caractersticas y estilo podran parecer de tales. Lo que s sabemoses que varios connotados masones la integraban como Joaqun de la Sagra y Peris,quien revista en 1831 como Venerable Maestro de la Logia Constante Amistad N2, la cual al ao siguiente obtuvo su Carta Patente de la Gran Logia de Filadelfia21.

    Sin duda, la Hermandad de Caridad, tuvo mucho que ver con este tema sitomamos en cuenta el carcter masnico de algunos de sus prominentesdirigentes22.

    18 Blanco Acevedo, Pablo, Ob. Cit. pg. 86.19 Ibidem, pg. 88.20 Ibidem, pg. 89.21 Salsamendi, Miguel, Crnicas, Montevideo, 2001, pg. 33. En esta obra Salsamendi nos da la ficha deese personaje: Joaqun de la Sagra y Peris , nacido en la Corua, Espaa, el 17 de agosto de 1784,propietario, afiliado a la Logia Perfeita Amizade en 1822. Falleci el 26 de mayo de 1851 en Montevideo.El apellido Periz o Peris se escribir de una u otra manera de acuerdo a las fuentes utilizadas.

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    Si bien las obras del hospital se paralizaron durante las Invasiones Inglesasy el proceso independentista, recibieron un gran impulso durante la secretara en laHermandad de Joaqun de la Sagra y Peris.

    Con relacin a este proceso institucional y a su carcter se ha expresado:...No fue menos destacada la actuacin que desarroll Sagra en la Masonera, queen aquel entonces no era mas que un ingrediente del catolicismo liberal de la poca,donde actuaron desde luego el propio Maciel, cuya banda simblica aparece en elmagnfico retrato de Guth23; Cipriano de Mello, protector del Hospital desde laCasa de Comedias (1793), en los orgenes de la beneficencia pblica; NicolsHerrera; Santiago Vzquez; Francisco Muoz; Rondeau; Garzn; Oribe; JuanBenito Blanco; Vilardeb; etc.; y casi toda la generacin intelectual de laindependencia...24.

    La Capilla del Hospital existente hoy sobre la calle Maciel ya estabaconstruida en 1797; pero la gran fachada de cien varas sobre la actual 25 de Mayo,fue obra de la segunda poca de la Hermandad de Caridad.

    Efectivamente, el impulso se debi a la primera Junta Gubernativa de laHermandad en su segunda poca, instalada el 8 de octubre de 1821 presidida por suHermano Mayor (Miguel Antonio Vilardeb) e integrada por Joaqun de la Sagra yPeris como Secretario e integrando la Hermandad, entre otros, Roque AntonioGmez, padre de Leandro Gmez, este ltimo connotado e ilustre masn.

    En diciembre de 1824 la Hermandad decide demoler el edificio y edificarotro (salvo la Capilla) ...para que en todo sentido fuese el mejor de su clase en elcontinente y haga honor al pueblo que lo levanta... 25.

    Las autoridades que asumen al ao siguiente estarn presididas por CarlosCamusso, como Hermano Mayor y como Alcaides, Luis de la Rosa Brito y ManuelDurn; Contador; Jos Mara Roo; Tesorero: Manuel F. Lima; Celador: FranciscoMoze; Prioste: Isidro Arenas; y Diputados: Domingo Vzquez, Juan M. BesnesIrigoyen, Bernardo Pereira Mezquita, Luis A. Cardoso, Fidel Rey, Juan Villorado yManuel Castillo. Como Mayordomo: Santiago Baldriz. Como Vice Secretarios:Santiago Cubillas y Manuel Figueroa.

    Por ltimo, como Secretario y alma mater de la Institucin, Don Joaqunde la Sagra y Peris, destacado miembro de la Masonera. De l se ha expresadoque... fue, sin ningn gnero de dudas y aunque no se le recuerde a menudo, elpropulsor y factotum de la construccin de este monumental edificio actual en su

    22 Reyes Thevenet, Alberto, El Hospital de Caridad, Montevideo 1968. En esta obra el autor aporta lossiguientes datos: El precursor primero del Hospital Maciel fue el Sndico Procurador del Cabildo deMontevideo, Mateo Vidal, en ese cargo desde 1775. La Hermandad de Caridad institucin de la que saldr lafundacin del Hospital fue establecida por el Cura Rector de la Catedral, Felipe Ortega en 1778. En 1781Vidal presenta el proyecto del Hospital para el cual se compra un terreno en 1781 a la Sucesin Alzibar enla esquina de San Pedro (actual 25 de Mayo) y San Jos (actual Guaran) inicindose las obras que sedetienen en los cimientos. Francisco Antonio Maciel que actuara como 10 Hermano Mayor de laHermandad, en 1786 continuara las obras y el 17 de junio de 1788 inaugurara el edificio en piedra rstica ytecho de tejas, segn la iconografa de Besnes Irigoyen. Si Mateo Vidal fue el fundador, Francisco AntonioMaciel fue el realizador.

    23 Jos Guth, retratista sueco, fue el autor del retrato de Maciel aludido, que se encuentra en el anfiteatro delHospital.

    24 Reyes Thevenet, Alberto, El Hospital de Caridad, Montevideo, 1968 (el folleto carece de pginasnumeradas)25 Ibidem.

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    primera etapa, que fue despus, motivo de admiracin de las generaciones que lesucedieron...26.

    El Jesuita Guillermo Furlong refirindose a Joaqun de la Sagra y Peris,expres que...En las administraciones de 1824-25 ocup el puesto de Secretario elhombre a quien ms debe el Hospital y la Imprenta de Caridad. Fue un ciudadanodigno sucesor y mulo de Maciel. No puede negarse que desde el ao 20 hasta el 43(en que tuvo que entregar la Direccin al Gobierno de la Defensa), fue Sagra elalma de la filantrpica institucin...27.

    Por su parte Nicols Herrera manifestaba en 1825...La obra que ms puedeenvanecer a la ciudad de Montevideo es el Hospital, y esa obra se debe muyparticularmente a Sagra. Dios quiera conservarlo 50 aos ms en esa mana deengrandecerlo, pues es lo nico bueno y ordenado que tenemos en el pas...28.

    Tambin Lucas Obes por aquellas pocas opinaba: Por tantos ttulos, Sagrapuede llamarse El Padre de los expsitos y el amigo de todos los que sufren...29.

    En cuanto a la Hermandad de Caridad como institucin no se puedeafirmar que fuese una Logia Masnica, pero es probable que en su segunda poca la de la construccin de la fachada actual sobre la calle 25 de Mayo bajo lainfluencia de Joaqun de la Sagra y Peris, haya sesionado impregnada del estilo ydel espritu de la Masonera.

    De la escasa documentacin que pudimos consultar, puede extraerseque tres connotados masones la integraban: el ya susodicho Sagra, que en enero de1831 ocupaba el cargo principal Venerable Maestro de la Logia N 2 ConstanteAmistad, y tambin de dicha Logia, Manuel Besnes Irigoyen y Bernardo Pereirade Mezquita 30, que a su vez fueron diputados de la Hermandad de Caridad.

    Los masones ingleses de 1806-1807 tambin fueron trascendentes para eltema que nos ocupa. Dominadores de Montevideo, impactaron a su poblacin conuna celebracin masnica durante el solsticio de verano del hemisferio norte, y deinvierno en el austral, tal como muy brevemente lo consigna el diario editado porlos invasores31.

    Dichos francmasones se propusieron la afiliacin segura de un criollo yprobablemente de algunos ms. Esta aseveracin se debe por tener el facsimilar deldocumento archivado en la Gran Logia de Inglaterra32.

    26 Reyes Thevenet, Alberto, Ob. Cit.27 Ibidem.28 Ibidem.29 Ibidem

    30Salsamendi, Miguel, Ob. Cit. pg. 33.

    31The Sauthern Star-La estrella del Sur (bilinge), N 6, sbado 27 de junio da cuenta: El mircoles 24del corriente se celebr en esta ciudad el da de San Juan Baptista por el Cuerpo de Francmasones.

    32 Lodge N 192, Held in Majestys 47 th Regiment of Foot. Principium et Finis. A todos los VerdaderosNoachides iluminados en los misterios sagrados de la Cbala Divina en que sta represente, Certificamos denuestra parte como el portador nuestro Hermano D. Miguel Furriol, introducido y aprobado en nuestraLogia 192 bajo el Registro de Irlanda quien despus de un perfecto conocimiento en los dos Grados de laMasonera fue elevado al digno y honrado Grado de Maestro Masn. Por cuyas consideraciones lorecomendamos a todos y en particular a cada uno en nuestra Fraternidad a fin de que en cualquier distrito delmundo que se halle se le reconozca como verdadero Hermano Masn que es, porque en su estado hizo cuantopudo, siempre sin variacin y con los lmites en el honor. En testimonio de lo cual sellamos los mrgenes deeste Certificado con el sello de nuestra Logia. Dado debajo de nuestras firmas en nuestra Logia enMontevideo a 18 de julio 1807 Anno Lucis 5807. [traduccin]

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    El texto de su Certificado puede inducir a creer como probable que MiguelFurriol ya hubiera tenido cultura y afiliacin masnica, ya que se le otorgaba eltercer Grado de maestro Masn, ...despus de un perfecto conocimiento de los dosgrados de la Masonera...33, lo que reafirmara la posibilidad de la existencia deactividades masnicas durante la poca colonial en nuestro pas.

    33 Ibidem.

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    II. 2) Actividad de Logias en el proceso de Independencia.

    En las luchas por la independencia, la Masonera sin duda estuvoomnipresente en el proceso. Manuel Klaps, filsofo e historiador, en su trabajoMasones y Liberales, expresa que...Al producirse los acontecimientos de mayode 1810, la masonera se muestra muy activa. Entre los patriotas figuran variosmasones conocidos, y junto a Artigas...estn Zufriategui, Santiago Figueredo, elGeneral Rondeau, el Presbtero Jos Valentn Gmez (quien recibir la espada dePosadas en la batalla de Las Piedras) y el vehemente Monterroso...34.

    Si bien es ms que probable que dichos protagonistas fueran masones, notenemos todos los documentos que acreditan lo aseverado por Klaps. Sin embargo,s podemos acreditar algunos casos registrados por la Masonera Argentina35, hechocoherente, ya que el trasiego de personas de ambas bandas del Plata comprometidasen los sucesos, era muy intenso, permitiendo a Carlos de Alvear Primer Venerablede la Logia Lautaro de Buenos Aires en 1812 36, fundador de otra, CaballerosRacionales de Buenos Aires fundar una en Montevideo, en la segunda dcada delsiglo XIX en oposicin a la Logia Lautaro de Buenos Aires, refundada por Jos deSan Martn.

    Al respecto se ha expresado que ...puede suponerse con verosimilitud queAlvear haya organizado la Logia Caballeros Racionales...37. Efectivamente, elnombre de Caballeros Racionales es el de la Logia N 3 de Cdiz en la que fuerainiciado Carlos de Alvear38, y a la que San Martn luego de ser iniciado en laLogia Integridad N 7 de Cdiz 39 se afili posteriormente.

    Cabe agregar que Alvear tambin haba fundado en Londres la LogiaCaballeros Racionales N 7 ...siendo secundado en esa labor por los HermanosZapiola, San Martn, Mier, Villa Urrutia y Chilavert...40.

    La Logia de referencia fundada en Montevideo por Alvear, si bien formadapor elementos lautaristas, estuvo estructurada al principio por siete masonesexiliados, opuestos a otros masones lautarinos de Buenos Aires encabezados porJos de San Martn y Juan Martn de Pueyrredn y que fueron: Carlos de Alvear,Juan Larrea, Santiago Vzquez, Manuel Alvarez, Francisco Martnez Nieto, Juan Zufriategui y Ventura Vzquez.

    Tal lo consignado en las memorias de Toms de Iriarte quien se afili a laMasonera en 181941. Sin duda esta Logia fue decisiva para la creacin de la Ordende los Caballeros Orientales.

    Entre 1815 y 1823 surgira en Montevideo la Orden CaballerosOrientales, probablemente no como Logia masnica pero s, paramasnica,

    34 Klaps, Manuel, Masones y Liberales, Enciclopedia Uruguaya N 27, Montevideo, Editores Reunidos yEd. Arca, enero 1969, pg. 127.

    35 Lappas, Alcibiades, La Masonera Argentina a travs de sus hombres, Buenos Aires, Offset Difo S.H., 3.Ed., 2000. All consta: Zufriategui, Juan (1768-1848) natural de Montevideo form parte de la LogiaLautaro de Buenos Aires. En 1817 integr la Logia Caballeros Orientales de Montevideo, y al fallecer eramiembro de la Logia Asilo de la Virtud de dicha ciudad, (pg. 456). Gmez, Jos Valentn, (1774-1839):Referido por Zapiola como uno de los integrantes de la Logia Lautaro de Buenos Aires, (pg. 229).36 Ibidem, pg. 102.37 Klaps, Manuel, Ob. Cit., pg. 127.38 Lappas, Alcibiades, Ob. Cit., pg. 102. 39 Ibidem, pg. 387.40 Ibidem, pg. 102. 41 Memorias del General Toms de Iriarte.

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    dependiente en sus planes de la anterior, ya que ...De los cuarenta y dos miembrosidentificados, veintids figuran en los registros de la Masonera...42, como porejemplo Juan Zufriategui, miembro de la Logia Lautaro43; Manuel Oribe 44;Prudencio Murguiondo45; Toms de Iriarte46; Carlos de San Vicente47; SantiagoVzquez, Manuel Oribe, Ignacio Oribe, Ventura Vzquez, Juan Francisco Gir,Gabriel Antonio Pereira, Len Ellauri y otros ms. Otro autor refirindose a losCaballeros Orientales o Los Independentistas como tambin se les llam,expresa:

    ...En esa poca tuvieron gran preponderancia en su seno, Santiago yVentura Vzquez, Alvear, Manuel e Ignacio Oribe, Juan Benito Blanco, FranciscoAguilar, Antonio Daz, Prudencio Murguiondo, Toms Iriarte, Atanasio Lapido,Bauz, Carlos de San Vicente, Juan F. Gir, Gabriel Pereira, Lecoq, los Blanco,Domingo Cullen, los Zubillaga, Lorenzo Prez, Len Ellauri, los Zufriategui,Francisco Martnez, Francisco J. Antua, Francisco J. Muoz, Manuel Vidal,Agustn Aldecoa, Cristbal Echevarriarza, etc....48.

    Es posible que la Sociedad de Los Caballeros Orientales fuese influidapor la Logia fundada por Alvear en Montevideo.

    En este punto es necesario desestimar la conseja que ha hecho vox-populisobre los estilos, fines, y funcin de la Masonera, como si sus integrantes fueranunnimes en cuanto a pensamientos sociales y polticos, como si fuera un frentemonoltico frente a los cambios y al devenir histrico.

    No slo esto no es as, sino que basta con recordar que durante laRevolucin Francesa, la Masonera tuvo que entornar sus puertas, ya que losmasones llegaron a matarse unos a otros. Esto basta para desautorizar talesversiones.

    Es posible que un hombre tan verstil como Alvear, haya sido el centro demanejos en los que trataba de contrarrestar a San Martn y Pueyrredn, por un lado,y a Artigas y su movimiento, por otro, en lo que podra contar con la toleranciaportuguesa, que se beneficiaba con las divisiones y permita entonces la posibilidadque el movimiento alvearista operara con su Logia desde Montevideo.

    42 Klaps, Manuel, Ob.Cit., pg. 127.43 Lappas Alcibiades, Ob.Cit., pg. 456.44 Ibidem, pg. 326.45 Ibidem, pg. 317.46 Ibidem, pg. 255.47 Salsamendi, Miguel, Ob. Cit. pg. 34.

    48 Garca Flavio, Historia de los Orientales, Montevideo, Ed. Medina, 1956, Tomo II, pg. 419.SantiagoVzquez, Ventura Vzquez, Manuel Oribe, Juan Benito Blanco, Silvestre Blanco, Antonio Daz, Carlos deSan Vicente, Juan F. Gir, Gabriel Pereira, Francisco Lecocq, Lorenzo J. Prez, Pablo Zufriategui, FranciscoSolano Antua y Cristbal Echeverriarza, figuran en Biografas Masnicas Orientales, ComisinPatrimonio Histrico masnico de la Gran Logia de la Masonera del Uruguay, Montevideo, 1991, Tomo I.Carlos de Alvear, Prudencio Murguiondo y Toms de Iriarte, figuran en Lappas, Alcibades, Ob. Cit.

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    II. 3) Actividad de las Logias durante el perodo Cisplatino.

    Los intentos de anexin por la fuerza de la Provincia en ocasin deprocesarse el Congreso Cisplatino de 1821, por parte de Federico Lecor, el jefeportugus de las tropas invasoras de la Banda Oriental, mereca el rechazo delpropio Gobierno liberal de Lisboa, emergente de la Revolucin de Oporto de 1820,presidido por un connotado humanista, Silvestre Pinheiro Ferreira; y tambin departe de la oficialidad liberal lusitana destacada en Montevideo, cuyos integrantesobligaron a Lecor cuyas tendencias absolutistas eran manifiestas a jurar laConstitucin liberal en la Plaza Matriz, el 19 de marzo de 182149, lo que hizo sinduda a regaadientes. Es preciso recordar que la Constitucin aludida era laespaola de 1812, que en 1820 fue puesta en vigencia en Portugal por elmovimiento de Oporto, y tambin en Npoles ese mismo ao, luego de lasublevacin del Gral. Guglielmo Pepe, lo que habla de inteligencia y coordinacinentre las Logias.

    El acto de juramento aludido en Montevideo, fue, prcticamente, deinsubordinacin militar y tuvo su promotor en el Coronel Antonio ClaudinoPimentel, y en la Logia de los Diecinueve.

    Se trataba as de un enfrentamiento entre dos sectores y el acaudillado porPimentel, obedeca al ms puro liberalismo en boga luego de los pronunciamientosmediterrneos de 1820 y el de Turn de 1821.

    En esta coyuntura se nos hace evidente el liderazgo de Pimentel, reafirmadopor otra parte por dos oficios de dos diplomticos estadounidenses destacados en elRo de la Plata: uno en Buenos Aires y el otro en Montevideo50.

    Pimentel, sin duda posea un espritu cultivado e ideas liberales, modernas,concordes con sus anhelos de libertad. Quien realiz su biografa nos informa desus dotes: "...O estudo da histria mereceu-lhe particular ateno, e nesse estudo, com o trato e convivencia que na sua mocidade teve, em Lisboa, com os homens deletras mais notaveis da pocha, afeise a seu espirito s idas liberes, que ento comenavam a germinar nesta nossa terra. Essas nunca mais abandonou,conciliando-as sempre com o mais ardente amor da patria e da nacionalidadeportuguesa...51.

    Pimentel encabez en Montevideo, el Club de los 19, cuyo nombre hacealusin a los diecinueve oficiales liberales, firmantes de un Manifiestoverdaderamente revolucionario, porque en l se sentaba el principio del derecho aimpugnar las rdenes reales en nombre de la justicia. Una actitud contraria a laobediencia ciega y debida.

    Este grupo fue conocido en la poca bajo la denominacin de Logia de losdiecinueve, y segn las Memorias de Toms de Iriarte era una Logia Masnica, loque hace reflexionar con tino a Campos de Garabelli, al referirse a esta fuente:...Importa advertir, porque ello da mayor valor a la afirmacin de Iriarte, que este

    49 Campos de Garabelli, La Revolucin Oriental de 1822-1823, Montevideo, Junta Departamental, 1972,(2 T), Tomo I, pg. 186.

    50 El oficio del agente de EE.UU. acreditado en Buenos del 1 de abril de 1821, y el de Willam G. Miller,agente acreditado en Montevideo del 29 de marzo del mismo ao, fueron dirigidos a John Quincy Adams,Secretario de Estado del Gabinete del Presidente Monroe.

    51 Julio Maximo de Oliveira Pimentel, Visconde de Villa Maior, Memorial Biogrfico de um Militar Ilustre,o General Claudino Pimentel, Lisboa, 1884, pg. 123, en Campos de Garabelli, Ob. Cit., pg.189.

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    entusiasta y vehemente liberal fue masn, lo cual nos da la seguridad de que nopuede haber cado en la confusin de otros autores que, no habiendo sido iniciadosen los secretos masnicos, no supieron distinguir la diferencia que hay entre lasLogias de franc-masones y otras asociaciones secretas que se constituyeron, en sugran mayora, con fines polticos, tal como la de los carbonari...52.

    Tambin el Cnsul Miller en la correspondencia ya citada con John QuincyAdams, sugestivamente coincidiendo con Iriarte, menciona a la Logia de losDiecinueve, como una Gran Logia Masnica53.

    Importan tambin las relaciones de esta Logia con la de los CaballerosOrientales; y con personajes como el republicano brasileo Joaquim GonalvesLedo, masn de reconocida e importante actuacin en el Gran Oriente del Brasil54y en su creacin.

    Es bueno destacar que los hechos de Montevideo, alarmaban a la faccinconservadora y sostenan como lo hizo el agente del Imperio del Brasil, AntonioManuel Correa da Cmara en comunicado a Jos Bonifacio de Andrada e Silvadesde Buenos Aires, el 12 de setiembre de 1822- que todo lo acaecido enMontevideo se deba a la coordinacin entre sociedades secretas republicanas. Aldecir de Correa da Cmara, ...Tudo debe esperar-se destes loucos..55.

    Es que estaba en juego el modelo de institucionalizacin de estos pases ylos integrantes de la Logia de los Diecinueve, eran liberales y posiblementerepublicanos, mientras Lecor representaba la faccin que aunque independentistadel Brasil defenda el sistema monrquico.

    Correa da Cmara tambin acusaba desde la capital portea sin dudaconfundiendo Carbonera con Masonera- que ...O grande Oriente carbonario daBahia trabalha com os clubs do Rio e Montevideo e a Grande Loja de BuenosAyres para levantar o Brasil contra o systema actual [es decir la monarqua].Conto para isto com as novas Crtes Brasileiras...56. Y a continuacin aconsejabala represin: ...Sera bom facer exemplos de rigor contra as primeirasdemostraes ou erupes. Sei muito a este respeito mas nem da cifra confio...57.

    Precisamente en Buenos Aires se hallaban exiliados los masones brasileosde tendencia republicana Juan Suares Lisboa y el susodicho Joaquim GonalvesLedo, acusados de conspiradores contra el Imperio y la monarqua; y al decir deCorrea da Cmara, haban intentado establecer la Repblica ...sobre as ruinas doThrono Imperial...58.

    Correa da Camara estaba preocupado por los contactos conspirativos entreGonalves Ledo y Suares Lisboa con las Logias rioplatenses: ...Tenho certeza deque abraaro com calor a causa do Club de Montevideo com que se correspondem:e os tenho visto em companhia mui frequente de Alvear...59. Y refirindose a lasconspiraciones, sealaba los trasiegos de correspondencia entre Ro de Janeiro,Montevideo, Salto y la Villa de Ro Grande de San Pedro y agregaba:...Desgraada da America do Sul, e principalmente das Provincias da Prata, se no

    52 Campos de Garabelli, Martha, Ob. Cit., pg. 194.53 Ibidem, pg. 195.54 Ibidem.55 Ibidem, pg. 196.56 Ibidem, pag.197.Efectivamente esas Cortes tenan tendencias republicanas y por eso el Emperador Pedro Ilas disolvi.57 Ibidem.58 Ibidem, pag. 198.59 Ibidem, pag. 199.

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    tomo as unicas medidas que as podem salvar de hum perigo manifiesto! He maisdo certo, de que os Carbonarios de Ledo, Braga, Soares Lisboa, e tudo o ClubMilitar de Montevideo, trabalho com consciencia de causa a favor dos godoseuropeos. Entre tanto Buenos Ayres parece ter os olhos cerrados para humaverdade to terrivel como esta...60.

    Sin duda Correa da Cmara era un fidedigno observador de lasconspiraciones de que se hallaba rodeado. Y entre ellas la protagonizada por elCapitn de la marina portuguesa surta en el Ro de la Plata Bernardo Jos de SouzaSoares de Andrea, oficial de la caonera Infante Don Sebastian, al que se leacusaba de propaganda insidiosa entre el Regimiento de Cazadores lecorista queguareca la Colonia de Sacramento.

    Ante este hecho, Correa da Cmara informaba al Ministro Jos Bonifacio deAndrada e Silva: ...Este miservel trabalhava por armar Povos e Tropas contra oBaro [se refiere a Carlos Federico Lecor Barn de la Laguna]; e pretendia nadamenos, que o Comando em Chefe da Esquadra. He da maior importancia o sujeitaraquelle individuo a huma vigorosa explicao, e exame; tudo hoje concorre aprovar-nos, que existe uma conspirao extensissima contra o Brasil, da cual heimpossivel, que aquelle criminoso no tenha a chave. Se por esta ves noconsiguimos o desembrulho de tantas intrigas, creio que jamais obteremos operfeito conhecimiento dos nossos inimigos, seus Planos, Recursos e Armas. OBrasil necessita de hum grande exemplo; o criminoso Andrea e seos consorcios soMonstros a quem se no debe perdoar...61.

    La situacin era tensa pues si por un lado el Prncipe Regente residente enRo de Janeiro Don Pedro de Bragana- al que se adhera Lecor, habarecientemente independizado a Brasil de Portugal (7 de setiembre de 1822),fundando el Imperio bajo el signo de su monarqua; por el otro, el nordestebrasileo y el Ro Grando do Sul, no acompaaban dicho movimiento porque stetomaba un cariz autoritario; en todo caso el rgimen imperial era la expresin de unliberalismo conservador y monrquico, muy diferente de las aspiracionesrepublicanas y democrticas a que aspiraban los sectores ms democrticos delBrasil, sobre todos los de Ro Grande do Sul.

    Precisamente eran estos sectores y por los motivos referidos, los que tenanms afinidad con los movimientos liberales que en 1820 haban provocado lasrevoluciones de Cdiz, Npoles, Oporto, el de las Hetairas griegas y la de Turn de1821.

    Sin duda tambin era por ello que la Logia de los Diecinueve deMontevideo, acataba el poder de Lisboa presidido por el Ministro liberal SilvestrePinheiro Ferreira, que haba propiciado el Congreso Cisplatino de Montevideo62 enjulio de 1821 de buena fe; para que los representantes de los pueblos elegidosdemocrtica y legtimamente, decidieran si queran anexarse o no a Portugal y enqu condiciones; Congreso que fue manipulado, distorsionado, presionado porLecor, para que se votara una anexin que le rendira, previendo la inminenteindependencia del Brasil (lo que ocurrira al ao siguiente), nada menos que las

    60 Ibidem.61 Ibidem, pag. 200.62 En los hechos los representantes fueron designados por Lecor y pertenecan a su crculo. Ellos fueron:Juan Jos Durn, Dmaso Larraaga, Toms Garca de Ziga, Jernimo Po Bianqui (Montevideo),Fructuoso Rivera, Francisco Llamb (Extramuros), Jos Vicente Gallegos (Soriano), Loreto GomensoroMateo Visillac y Jos Alagn (Colonia), Luis Eduardo Prez (San Jos), Manuel Lago (Cerro Largo),Alejandro Chucarro y Salvador Garca (Guadalupe), Romualdo Ximeno y Manuel Antonio Silva(Maldonado).

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    fronteras naturales del Ro de la Plata y una perla que se reservaba para s: laProvincia Cisplatina.

    Para Portugal la anexin era problemtica pues podra malquistarlo conEspaa, hermanada en ese momento por el liberalismo instaurado a raz delpronunciamiento de Rafael de Riego en Cdiz en 1820. Espaa y Portugal, ambasnaciones unidas en el ideal del liberalismo y enfrentada al absolutismo delCongreso de Viena y a las grandes naciones de la Santa Alianza, no podan entraren discordia por una provincia de ultramar. Si el Congreso Cisplatino hubieradeclarado la independencia de esta provincia, Lisboa lo hubiera aceptado, pero noera el caso de Ro de Janeiro.

    Esta confrontacin entre imperiales y republicanos anunciaba ya lo quetres lustros despus iba a acaecer: la revolucin Farrouphila de Ro Grande do Sul.

    La independencia del Brasil tuvo lugar el 7 de setiembre de 1822,instaurando un rgimen imperial monrquico de fachada liberal. Pero pronto esemodelo mostr sus tendencias absolutistas cuando, al ao siguiente, el monarca,Pedro I, disolvi la Asamblea Constituyente, otorgando un ao despus al estilo delas monarquas absolutas europeas una Constitucin que aunque liberal nodejaba de emanar del Rey, al estilo del absolutismo, refrendado, adems, con lapersecusin a los liberales, incluyendo a su Ministro Jos Bonifacio de Andrada eSilva, al que el pueblo consideraba como el Patriarca de la Independencia.

    Los aos que siguieron fueron de lucha, poniendo a prueba la integridadterritorial del Imperio; y la falta de habilidad poltica de Pedro I, lo condujo el 7 deabril de 1831 a la necesidad de abdicar en su hijo de cinco aos, establecindoseuna Regencia sustentada en los Partidos polticos, que no pudieron impedir laconfrontacin con los republicanos de Ro Grande del Sur, en la citada Guerra delos Farrapos entre 1836 y 1845.

    La tendencia a la independencia tambin se iba a dar en Ro Grande del Sur,pero sin el aditamento monrquico imperial, sino bajo el signo republicano.

    En cuanto a las fuerzas portuguesas, tanto de tierra como de mar en servicioen el Ro de la Plata, era vital para los independentistas brasileos, que semantuvieran bajo el mando no de Portugal, sino de Lecor; es decir del poder delseparatismo, pero ste de signo imperial, antidemocrtico y heredando el impulsoexpansivo emanado del viejo Imperio portugus.

    En medio del proceso de represin de sus enemigos; habiendo el Barn de laLaguna aprisionado al susodicho Soares de Andrea Capitn de la marinaportuguesa y habindolo trasladado a su cuartel general a la sazn en San Josse produjo un hecho que, en base a la dinmica ya apuntada de las Logias, aparececomo muy sugestivo: all se present Julin Baltasar Alvarez63, cuado de Lucasbes, concuado de Nicols Herrera, de destacada actuacin en Buenos Aires comoOficial Mayor del Ministro de Gobierno y redactor de La Gaceta de Buenos Aires

    63 Julin Baltasar Alvarez (9 enero 1788-25 noviembre 1843), abogado y poltico argentino de importanteactuacin en la Independencia americana. Constituyente en 1830 en Uruguay, Legislador y Magistrado. En1810 al estallar el Movimiento de Mayo, era Venerable de la Logia Independencia, fundada en Buenos Airesen 1795. En 1820, cuando el proceso de lucha interior alcanz una temperatura elevada se traslad con sufamilia a Montevideo, y en abril de 1825 se incorpor al grupo de patriotas comandados por Lavalleja. En1828 fue electo para la Asamblea Constituyente del latente Estado uruguayo. El 12 de agosto de 1829 esdesignado para ocupar un cargo en el Supremo Tribunal de Justicia el que presidi hasta 1841. Fue diputado,presidente de la Cmara baja. Perteneci a la Masonera, primero en la Logia Independencia; fue uno de losfundadores de la Logia Lautaro de 1812, junto con Alvear y San Martn, como tambin uno de los fundadorese integrante de la Logia Caballeros Orientales en Montevideo. (Biografas Masnicas Orientales, Ob.Cit.pg.13 14).

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    durante la poca directorial, y en ese momento en la Banda Oriental. Se aperson aLecor en representacin del Club Militar [Logia de los Diecinueve], reclamandola libertad de Soares de Andrea.

    Al respecto expresa Campos de Garabelli: ...Y aqu, ateniendo al propsitode rastrear las posibilidades de exactitud de los contactos atribuidos al Club de losDiecinueve, parcenos conveniente recordar, que dicho comisionado era unreconocido masn. As lo sostiene Toms de Iriarte, al tiempo que advierte que laLogia que haba presidido en Buenos Aires [se refiere a Julin B. Alvarez], enpoca de la administracin Pueyrredn, actuaba subordinada nuevamente a la LogiaLautaro...64.

    Toms de Iriarte sostiene que Alvarez en Buenos Aires era el Venerable dela pequea Logia dependiente de la Lautaro, y tena una mala imagen del mismo;pero debe tenerse en cuenta que las opiniones de Iriarte podan estar influidas porlas divisiones internas lautarinas durante la poca directorial en que, por un lado,San Martn y Pueyrredn dan una tnica diferente en contra del grupo de Alvear alque perteneca Toms de Iriarte, lo que demuestra que cada vez que la Masonera sedejaba llevar por pasiones emergentes del mundo poltico, se producan luchasinternas, que llevaban a la clausura y a la divisin y a veces a matanzas fratricidas.

    De todas formas, lo que antecede, determina con razonable certeza laexistencia de relaciones entre la Logia de los Diecinueve y otros elementosvinculados a la vida masnica rioplatense.

    De esto no tena dudas el citado Correa da Cmara quien en un oficio alMinistro de Negocios extranjeros de Brasil, Jos Bonifacio de Andrada e Silva,comunicaba que debera tenerse vigilados a Santiago Vzquez65 y a su hermano

    64 Campos de Garabelli, Martha, Ob. Cit., pag. 204. Julin Baltasar Alvarez, tambin figura en el libro citadode Alcibades Lappas, en 1810 como Venerable de la Logia Independencia existente sta desde 1795.Cuando vienen de Europa Alvear, San Martn y Zapiola, Alvarez los ayud a fundar la primera LogiaLautaro.

    65 Santiago Vzquez (29 diciembre 1787 5 abril 1847), Ministro de Estado, Constituyente de 1830,periodista y hombre de vasta ilustracin. Desde joven fue influido por la Revolucin Francesa de 1789,cultivando la lectura de libros prohibidos para la poca, y alcanzando tambin el dominio de lenguasextranjeras. Por ello, cuando estall el movimiento revolucionario en Buenos Aires, Santiago Vzquez estabapreparado para sumarse a l, llegando a tener por su cultura poltica- un gran ascendiente en el ncleo depatriotas. En el ao 1811 se enrola en el ejrcito de Artigas y en febrero de 1812, estando en Misin enBuenos Aires, se le confi la organizacin del Ministerio de Marina y a la vez designado Comisario deGuerra en el Ejrcito del Norte. A la cada del Directorio presidido por Alvear, fue preso y procesado yconfinado durante un ao en San Isidro. En 1817 se traslada a Montevideo donde resida su familia; pero nointegr el crculo alico lecorista, manteniendo fortuitos contactos con el jefe invasor. En el ao 1819 juntocon Pereira, Lecocq, su hermano Ventura Vzquez y otros integrar la Logia Caballeros Orientales. Fuefundador y redactor de los peridicos El Pampero y El Aguacero, editados en 1822-1823, los cualesprepararon el ambiente favorable para la Cruzada Libertadora de 1825. En 1824 es designado por elPresidente Bernardino Rivadavia, Oficial Mayor del Ministerio de Guerra, y es electo adems Diputado a laAsamblea por la Provincia de La Rioja. Luego de la Convencin Preliminar de Paz de 1828 y concretada lacreacin del Uruguay como pas independiente, fue electo Diputado a la Asamblea General Constituyente. En1830 es nombrado Ministro de RR.EE. y al ao siguiente el Gobierno de Rivera lo nombr Ministro General.A sus instancias se organizaron la contabilidad del nuevo Estado, el Catastro Nacional, la ComisinTopogrfica, las Aulas de Estudio, y se promulg la Ley de Tierras Pblicas. Durante el segundo Gobiernode Rivera en 1838, surgido de un alzamiento del mismo contra el Gobierno legtimo de Manuel Oribe, yluego de haber integrado la Comisin Pacificadora entre Rivera y el Gobierno legal y luego de exiliadoOribe, el nuevo Gobierno le confi las carteras de Gobierno, Hacienda y RR.EE. Entre febrero de 1843 yabril de 1843, nuevamente ocup la Secretara de Gobierno y la de RR.EE. A partir de ese ao, enfermo, setraslada a Rio de Janeiro, falleciendo en aquella ciudad en 1847. Sus comienzos en la Masonera sedesarrollaron en Buenos Aires en la Lautaro y en Montevideo integr los cuadros de la Logia Les Amis de

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    Ventura Vzquez66 de Montevideo, porque son ...activissimos da Cabala Club-Militar....

    Sera improbable que no hubieran estrechos lazos entre la Logia de losDiecinueve y la de los Caballeros Orientales; como dej testimonio la seora deNicols Herrera, Consolacin Obes67: era indudable ...que exista un vnculo, unaunin creada por la identidad de principios que sostena el Consejo Militar y lafaccin de los perversos...68.

    Debe recordarse que el Dr. Nicols Herrera haba venido en el ejrcitoportugus invasor de la Banda Oriental, como asesor poltico de su General en Jefe,Carlos Federico Lecor, Barn de la Laguna.

    En cuanto a las divisiones acaecidas entre los orientales, cabe destacar queeran la consecuencia de las distintas visiones polticas y de los diferentes modelosde pases y regmenes a la que se aspiraba. Las clases ricas, tanto ganaderas comocomerciales, no slo no compartan la poltica social llevada a cabo por Artigas,sino que la combatieron, aun ayudando a la invasin que, aunque extranjera yenemiga, vena a velar por sus intereses patrimoniales y pecuniarios.

    Un sector de estas clases quedaron pues como colaboradores de la invasinantedicha; otra parte de esta plutocracia se aferraba a la idea de entregar laprovincia a manos del poder de Buenos Aires, de ideales monrquicos yaristocratizantes, que buscaban un Rey para entronizar en estas provincias. Losideales roussonianos de sencillez republicana slo fueron reivindicados por JosArtigas. Por ello, el mismo recibi la ayuda del cnsul de EE.UU. Thomas Halsey,que reconoca en el federalismo artiguista un sistema similar al de su pas, quien loayud en la guerra por mar de corsarios que sostuvo el Jefe de los Orientales contrasus enemigos, y le ofreci exiliarse en la jven repblica norteamericana.

    la Patrie dependiente del Gran Oriente de Francia. Fue Grado 33 e integr el Supremo Consejo del GranOriente de Brasil.

    66 Ventura Vzquez, soldado de la Independencia ligado a la gesta artiguista. A los 16 aos integra lastropas mandadas por Liniers en la reconquista de Buenos Aires, durante las Invasiones Inglesas. Al estallar laRevolucin de 1810 en Buenos Aires es apresado en Montevideo por sus ideas de adhesin a la misma,huyendo a la capital portea y ofreciendo su concurso a la misma, integrando el ejrcito de Belgrano que laJunta envi a Paraguay. Vuelto de esa campaa se uni al ejrcito de Artigas estando en la Batalla de LasPiedras el 18 de Mayo de 1811, siendo ascendido por ese hecho de armas por la Junta de Buenos Aires aTeniente Coronel el 19 de mayo de 1811. En la controversia entre Artigas y el Gobierno de Buenos Airesprest su obediencia a ste, abandonando al Jefe de los Orientales. Estuvo presente el 23 de junio de 1814 enla rendicin del Gobierno espaol de Montevideo. Enviado al Ejrcito del Alto Per fue hecho prisionero,escapndose para regresar a Buenos Aires en 1815. En agosto del mismo ao fue desterrado a Rio de Janeirodesde donde emigr a Francia, estando de vuelta en Montevideo durante la ocupacin portuguesa. Intervinoen los sucesos de 1820 junto a Alvear, al chileno Jos Miguel Carrera y el entrerriano Francisco Ramrez,siendo hecho prisionero por el Gral. Manuel Dorrego. Comisionado luego por el Presidente Rivadavia para lacompra de barcos de guerra en Chile, parti para ese destino regresando por mar luego de la compra de lafragata Buenos Aires y de las corbetas Chacabuco y Montevideo, y muriendo ahogado durante elnaufragio de la fragata Buenos Aires en 1827. En su vida masnica integr la Lautaro de Buenos Aires yfue fundador de la Logia Caballeros Orientales de Montevideo.

    67 Consolacin Obes era hermana del Dr. Lucas Obes y esposa del Dr. Nicols Herrera, quienes colaboraroncon la invasin portuguesa y tambin con la dominacin brasilea. Luego de la independencia, el Gobiernode Rivera integr en su Gabinete a Lucas Obes y a sus cuatro cuados casados con cuatro de sus hermanas yque fueron Nicols Herrera, Jos Ellauri, Julin Baltasar Alvarez y Juan Andrs Gelly. A esta formacin tanpeculiar se le conoca como los cinco hermanos.

    68 Campos de Garabelli, Martha, Ob. Cit., pg. 206.

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    Tanto los sectores que optaron por cobijarse bajo la proteccin de Portugal,como los que lo hicieron bajo el Gobierno de Buenos Aires, haban buscado lasalvacin de sus riquezas, aterrados ante la poltica de Artigas, plasmada en elReglamento agrario del 10 de setiembre de 1815, en el que los ms infelices seranlos ms privilegiados, y que no conceban una poltica igualitaria que pondra a loscriollos pobres, a los indios, a los negros libertos, en tren de convertirse enganaderos como ellos; no conceban que Artigas pudiera parangonarlos con lasclases inferiores, de la que extraan su propia peonada, su propia servidumbre.

    Otro elemento claro del proceso es el perfil de las facciones liberalrepublicanas enfrentadas a los absolutistas agrupados en la Logia de losAristcratas, el crculo lecorista integrado por Francisco Joanic, AndrsCavailln, Francisco Llamb, Jernimo Po Bianqui, Juan Jos Durn, TomsGarca de Ziga, Miguel Flangini (Secretario militar de Lecor), Jos de Bjar,Joaqun de la Sagra y Peris, Dmaso Antonio Larraaga, Toms Gowland, DanielGowland, Toms Willer y Felipe Maturana69, los llamados hombres del lazoverde.

    Se duda si esta Logia sera en realidad masnica. Fernndez Cabrelli aportatres elementos por l consultados (Biblioteca Nacional, Seccin MaterialesEspeciales, Documentos 1822-1823) que inclinan a aceptar la aseveracin que s,que lo era. Ellos son: 1) Lo que alguno no quisiera o El Trueno, Prospectoperidico de una pieza. 2) El peridico patritico El Aguacero de la mismapoca y 3) Carta de Carlos de Alvear a Santiago Vzquez en que, refirindose a laLogia de los Aristcratas sostiene que ...estos hombres tienen Logia ah y quetrabajan...70.

    Por otra parte, la Logia fundada por Alvear en Montevideo, al ao siguientede la ocupacin portuguesa, era ndice de su compromiso con la misma; y deberecordarse que fue un lautarino alvearista Nicols Herrera- que vena en ella comoasesor poltico; y que otro del mismo bando, Manuel Jos Garca, haba hechogestiones e intrigado en Ro de Janeiro, para provocar la invasin a fin de combatirla anarqua artiguista.

    A estos deben agregarse varios miembros de la primera Logia Lautaro71, yparticipantes de la tercera lautarina alvearista de Montevideo: Juan Zufriategui,Francisco Martnez Nieto, Juan Larrea, Santiago Vzquez, Manuel Alvarez yVentura Vzquez. A este grupo ingresara en 1819, el espaol ya citado Tomsde Iriarte72.

    La tolerancia de Lecor, al permitir que Alvear fundara una Logia enMontevideo, radicaba en la existencia de un enemigo comn al que haba queeliminar: Jos Artigas. Pero hasta all las coincidencias pues ambos tenan mirasdistintas: Lecor, anexar un territorio contiguo al de Rio Grando do Sul que daba aBrasil las ansiadas fronteras naturales en el meridin; Alvear, antiguo unitario

    69 Fernndez Cabrelli, Alfonso, Presencia Masnica en la Cisplatina, Ed. Amrica Una, Montevideo, 1986,pg. 25.70 Ibidem, pag. 27.

    71 Se pueden distinguir tres momentos de la Logia Lautaro: 1) La primera fundacin en Buenos Aires en1812 bajo la Veneratura de Alvear; 2) La refundacin en 1816 por parte de Jos de San Martn para apoyarla gestin de Pueyrredn; 3) La tercera Lautaro de Montevideo, fundada por Alvear.

    72 Fernndez Cabrelli, Alfonso, Ob. Cit., pag. 28.

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    centralista, trabajando para que la Banda Oriental, formara parte de las ProvinciasUnidas con capital en Buenos Aires.

    En Montevideo actuaban tambin aliados a Carlos de Alvear, los chilenosexiliados carreristas, perseguidos por San Martn y Pueyrredn y enemigos deBernardo de OHiggins, y que publicaban aqu sus panfletos y un peridico, ElHurn, en el que atacaban con saa a los antedichos.

    Como puede verse el ambiente creado por las rivalidades de los hombres,empaaba la vida, y los cometidos fundamentales de cualquier Logia Masnica,distorsionando, envenenando de odio e impulsos de venganza, los mbitos en quedeban campear las relaciones fraternales.

    En cuanto a la Logia de los Caballeros Orientales, segn Juan M. De laSota en sus Cuadros Histricos, dej consignado que el nmero de susintegrantes alcanz a llegar a los doscientos, ...los ms de ellos pudientes, granparte extranjeros, ingleses, espaoles y franceses...73, aunque la mayora revistadentro de los apellidos del patriciado, o de adherentes hispanoamericanos yespaoles americanizados74.

    Aunque la mayora de sus integrantes, presuntamente, pertenecan a laMasonera, puede tambin ser posible, aunque improbable, que esta institucin nofuera stricto sensu, una logia masnica, aunque s, por su relacionamiento unaLogia paramasnica de actividad poltica para un fin determinado.

    Un annimo de la poca nos informa que: ...El Club patritico deMontevideo, denominado de Caballeros Orientales surgi de la Gran Logia deLautaro establecida en Montevideo y en disidencia con la que exista en BuenosAires. Don Santiago Vzquez era uno de sus antiguos miembros; y suyo fue elpensamiento de la creacin de una sociedad patritica con la denominacin yaindicada: l confeccion el reglamento que deba regirla. La Sociedad no conoca laexistencia de la Logia Lautaro, a que deban su origen: estaba clasificada en tresgrados: 1 el de los Ancianos, 2 Consejeros, 3 Caballeros Orientales; pero en losgrados inferiores se ignoraba la existencia de las jerarquas superiores. La ocasinpara la instalacin...fue el anuncio de una expedicin de tropas espaolas que sepreparaban en Cdiz con destino al Ro de la Plata [operacin frustrada por ellevantamiento liberal de Rafael de Riego]; y el objeto claramente patritico, el deorganizar el pas y prepararlo a la resistencia contra los invasores: pues se tena porcierto que las tropas portuguesas lo evacuaran cuando la expedicin se presentase,mediante un convenio entre los gabinetes de Madrid y Ro de Janeiro75. Los

    73 Fernndez Cabrelli, Alfonso, Ob.Cit, pag. 41. Entre los extranjeros haba personajes como ConradoRucker, James Noble o Luis Goddefroy.

    74 Fernndez Cabrelli, A., Ob. Cit., pag. 41-42, nos da la siguiente Lista: Francisco Aguilar, AtanasioAguirre, Agustn Aldecoa, Francisco Solano Antua, Diego Benavente (chileno), Silvestre Blanco, PrudencioBlanco, Juan Benito Blanco, Pedro Francisco Berro, Pedro Calatayud, Carlos Camusso (espaol), RamnCastriz (espaol), Manuel Cifuentes, Domingo Costa, Domingo Cullen, Ramn Cullen, Antonio Chopitea,Jos Ellauri, Len Ellauri, Rafael Ellauri, Romn de Acha, Antonio Daz (espaol), Cristbal Echevarriarza(espaol), Baltasar Gayoso, Francisco Gil, Juan Francisco Gir, Pablo Gir, Roque Graseras, AtanasioLapido, Francisco Lecocq, Gregorio Lecocq, Pedro Lenguas, Ramn Massini, Francisco Joaqun Muoz,Pablo A. Nieto, Francisco Oribe, Ignacio Oribe, Manuel Oribe, Gabriel Antonio Pereira, PrudencioMurguiondo, Gregorio Prez, Lorenzo Justiniano Prez, Luis Eduardo Prez, Jos Mara Platero, DanielVidal, Manuel Vidal, Miguel Antonio Vilardeb (espaol), Jos Flix Zubillaga, Juan Zufriategui, PabloZufriategui.

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    Lautaros reducidos a ocho en nmero, eran, en su mayor parte, emigradosargentinos que no podan por entonces restituirse a su pas natal, y todos eranopuestos al gobierno directorial. El pensamiento de la creacin de la nuevasociedad oriental, era eminentemente patritico, y, como se ha dicho,exclusivamente original de Don Santiago Vzquez. Este presida la sociedad, ydaba direccin a los trabajos con su consumada habilidad en este gnero...76.

    Pero esto no abarcara toda la verdad si no se destacara, como claramente loexpresa el annimo, que Lecor haba tolerado la instalacin de dicha Sociedadporque sta tambin ...trabaj en el sentido de la pacificacin del pas, para evitarsu desolacin en una pequea guerra intil y ruinosa que sostenan las partidas deArtigas. En esto estaba perfectamente de acuerdo el Barn de la Laguna quesecundaba aquellos trabajos. Pero como descubriese, sin duda, la mira ulterior de laSociedad (o del Cabildo) que era la de establecer su influencia en el pas por mediode las nuevas autoridades locales de su eleccin, falt el General a suscompromisos, y anulando las disposiciones de la Sociedad despus de habersacado buen partido de su influjo y popularidad dio en su sentido una nuevadireccin a la pacificacin, que al fin tuvo por resultado la fundacin del EstadoCisplatino. El Cabildo de Montevideo fue disuelto. Esto y el haberse frustrado laexpedicin espaola, dio por tierra con los bien combinados planes de los patriotas.Pero ms tarde [1822] cuando el Brasil se emancip y sobrevino la disidencia entrelas tropas brasileas y portuguesas que ocupaban el territorio Oriental, la Sociedadrenov sus patriticos trabajos cerca del Gobierno de Buenos Aires en demanda deauxilio y proteccin...77.

    Lo que antecede creo que clarifica en buena medida la actuacin de laSociedad de los Caballeros Orientales, aunque en lo que tiene que ver con suorganizacin interna, existen otros testimonios a tener en cuenta78.

    75 Se debe recordar que en 1819 fecha de este documento la capital del Imperio portugus no era Lisboasino Ro de Janeiro. La expedicin aludida que se preparaba en Cdiz, tuvo su impedimento cuando en 1820 ,en esa armada se produjo el levantamiento del Coronel Rafael de Riego y Nez (notorio francmasn) queiniciar en Espaa el Trienio Liberal (1820-1823), y que tendr sus reflejos en la Revolucin de Oporto(1820) en Portugal, liderada por el citado Silvestre Pinheiro Ferreira; en la de Npoles (1820), acaudilladapor el Gral. Guglielmo Pepe, coincidente con el estallido nacional de liberacin en Grecia, seguido al aosiguiente con el levantamiento de Turn (1821).

    76 Guardado en Museo Mitre de Buenos Aires, A C23 C4 N 1, Carpeta, papeles de Bernardino Rivadavia(1817).77 Annimo transcripto por Campos de Garabelli, Martha, Ob.Cit., pg. 415.

    78 En documento incompleto del MHN, Biblioteca Blanco Acevedo, T.132, transcripto por Fernndez,Cabrelli, A., Ob. Cit., pg. 40, se da idea de su organizacin interna: ...Constitucin Orgnica del Orden delos Caballeros Orientales, Captulo 1 de la Gran Sala, Cmara, oficiales y miembros de que se compone.Artculo 1.- La Gran Sala se compone de la reunin de todos los Caballeros Orientales que se designen bajoel ttulo general de Compaeros, se divide en Jvenes y Cmaras y se sirve de Oficiales para elejercicio de las funciones: el nombramiento se har por deliberacin de la Gran Sala. 2.- La Cmara primerase llama Cmara de Ancianos; y ella unida a los Consejeros se forma el Consejo o Cmara delConsejo; ninguna tiene nmero fijo de individuos que debe estar en proporcin del total de Compaeros;pero ni el Consejo podr exceder de la mitad de stos ni los Ancianos de la mitad del Consejo, luego que laGran Sala exceda de 40 individuos. 3.- Los Oficiales de la Gran Sala son: Presidente, Vicepresidente,Orador 1 y 2; Secretarios 1 y 2; Tesorero y Ayudante; Archivero; Maestro de Ceremonias ySupernumerario, que por mritos o servicios se crean convenientes; todos los Oficiales son tomados delConsejo; se nombran por deliberacin de la Gran Sala. 4.- La Sociedad en general no tiene nmero fijo demiembros; todos los hombres de importancia en el pas estn indicados para serlo, y cuando la reunin seconsidere demasiado grande o numerosa, la Sala podr deliberar sobre la creacin de una segunda de arregloa la Constitucin.

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    En esta compleja trama de enfrentamientos, se palpan las contradiccionesentre la Masonera Azul, formada por portugueses y brasileos partidarios de lamonarqua, y la Masonera Roja integrada por partidarios de la repblica.

    En ese contexto, la Logia de los Aristcratas, de los lecoristas, pertenecaa la Masonera Azul; y la Logia de los Diecinueve a la Masonera Roja.

    En 1822 el republicano ya citado, Joaqun Gonalves Ledo, realiza laprimera fundacin del Gran Oriente del Brasil, que es clausurado a fines de ese aopor el Emperador Pedro I, por temor a una conjura republicana, organizada oinspirada por integrantes de la Masonera Roja, teniendo sta contactosinternacionales en vinculacin con los republicanos rioplatenses. No obstante esto,es curioso consignar que el Gran Oriente del Brasil aunque republicano- habanominado a Pedro I como Gran Maestre del mismo.

    Esta lucha no siempre haca olvidar los sentimientos masnicos: el 22 desetiembre, al clausurar el peridico Correo de Ro de Janeiro y encarcelado sudirector el antes citado Soares de Lisboa republicano, ste le envi al EmperadorPedro I, la siguiente misiva: ...Nunca Vuestra Alteza ver un escrito mo deservilismo: dej de ser vasallo, no volvera a la esclavitud; si los portugueses sedejan avasallar dejar de ser portugus y buscar en tierra extraa la augustalibertad...Son invariables mis sentimientos...79, lo que le hace reflexionar aFernndez Cabrelli: ...los hermanos, pese a sus disidencias de origen poltico nodejaban de ayudarse y entenderse fraternalmente en otros niveles de susactividades...80.

    Como ya vimos, Soares de Lisboa se exiliara en Buenos Aires junto conJoaqun Gonalves Ledo.

    Estas tendencias antirrepublicanas eran rechazadas entre los pueblos del Rode la Plata y eso determin que hombres como Lucas Obes y Nicols Herrera,comenzaran a desarrollar una discreta oposicin al crculo de incondicionales deLecor, contando con sus amigos en una red que abarcaba a buena parte del pas:Carlos Anaya81 en Maldonado, Francisco Landvar y Antonio de Avendao enColonia, Jos de Bjar82 en Montevideo y el cura chileno Solano Garca enPaysand83. Fernndez Cabrelli, engloba a todos los antedichos en la categora demasones (...todos ellos son hermanos...84, dice), lo que a nosotros no nos consta,aunque se abre la probabilidad de que lo fueran. Igualmente, Fernndez Cabrellisostiene que, estando en esa poca Lucas Obes en Ro de Janeiro en carcter deDiputado por la Provincia Cisplatina recin anexada, ...se haba ingeniado paraingresar en una Logia republicana en la que trabaj como agente o espa de lasLogias promonrquicas...85.

    Estos servicios de Lucas Obes sin duda fueron recompensados luego dedisuelto el Gran Oriente del Brasil de tendencias republicanas cuando el

    79 En Fernndez Cabrelli, Alfonso, Ob. Cit., pg. 50.80 Ibidem81 Figura como masn en Biografas Masnicas Orientales, Ob.Cit., pg.15-16.

    82 Jos de Bjar es uno de los firmantes del Certificado de la Logia Independencia de 1830 del que seposee facsimilar.

    83 Fernandez Cabrelli, A., Ob. Cit., pag. 51.84 Ibidem.

    85 Ibidem. Esta afirmacin la extrae del trabajo de Tito Livio y Manuel Ferreira, La Masonera en laindependencia del Brasil, San Pablo, 1962.

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    Emperador lo condecor con la Orden del Cruzeiro do Sul en el grado de Oficial; yvale la pena destacar que ningn miembro perteneciente a la Masonera Roja,goz de ningn reconocimiento por parte del monarca. Slo fueron condecorados entre los masones los integrantes de la Masonera Azul o aristocrtica.

    Pero ambos cuados, Lucas Obes y Nicols Herrera, trataban de presentaruna cara aceptable para los orientales federales, tratando de que el Gobierno de Rode Janeiro respetara la vida autonmica de la Provincia, lo que los malquist conLecor, Barn de la Laguna, siendo desplazados de su crculo ulico.

    Herrera iba acomodando el cuerpo a los nuevos tiempos; ya le habaexpresado a Jos Miguel Carrera que ...la Federacin vendr y nosotros debemosaprovecharla...86.

    En carta de Nicols Herrera a su esposa, Consolacin Obes, hermana deLucas Obes, del 2 de noviembre de 1823, la entera de la opinin de Lecor sobre suhermano: ...Obes es un patife (canalla, bellaco), un brazeiro, un mamola (quienrecibe un sueldo sin merecerlo). Yo tuve la culpa de haberle perdonado tantaspicardas. Mando venga y si viene le he de dar de palos y lo he de echar de estaProvincia...87.

    En carta de Herrera a otro integrante del crculo lecorista, Fructuoso Rivera,que haba votado la incorporacin en el Congreso Cisplatino, y que tambin se veacomo todos los colaboradores del dominio extranjero, repudiado por los orientalesde la resistencia, le expresaba: ...el conocer...los principios que nos han impulsadoa seguir la causa de la incorporacin al imperio americano limtrofe, libre yconstitucional, borrar las impresiones de traidores y malvados con que nos titulanlos anarquistas [se refiere a los patriotas artiguistas y a los independentistas] y harhonor a nuestra memoria en la posteridad...88.

    En el ao 1822, el 16 de diciembre, el enviado porteo en Montevideo,Miguel E. Soler, comunicaba: ...se asegura que Herrera y sus amigos han hechopromover por varios cabildos de la Campaa y aun por algunos electores queresiden en Maldonado y en Colonia la cuestin del derecho que tienen el EstadoCisplatino para constituirse y arreglarse por s...89.

    La furia de Lecor contra Lucas Obes se basaba en las denuncias de ste alEmperador, de los desmanes y despotismo sobre poblacin y pueblos por parte delas tropas al mando del Barn de la Laguna. Y no era que Herrera y Obesestuvieran disconformes con la anexin al Brasil, sino que la aceptabancondicionada a una gestin provincial autnoma. Ya desde el Cabildo deMaldonado se haba reclamado ...el establecimiento de un gobierno civil y liberalque disipando interpretaciones maliciosas, asegure a los pueblos y a los ciudadanoslas garantas de sus justas libertades...90.

    Herrera provocaba as una escisin en el crculo lecorista del que formabanparte hombres como Durn y Garca de Ziga.

    En correspondencia a su cuado Obes, a la sazn en Ro de Janeiro, leinformaba, sin duda para que hiciera correr la noticia hasta odos del monarca:...Todos, asustados por la amenaza del despotismo militar me vienen a ver y meescriben, y yo consigo calmar sus agitaciones asegurndoles los principios liberales

    86 Fernndez Cabrelli, A. Ob. Cit., pag.53.87 Ibidem.88 MHN, Arch. Blanco Acevedo, T. 44, pag. 115.89 Ibidem.90 Ibidem. T. 33, fs. 98-99.

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    de Su Alteza...91, refirindose de esta manera a la situacin determinada por elcomportamiento tirnico de Lecor, que no pareca refrendado por el Emperador.

    En otra misiva a Obes, Herrera denunciaba para que se supiera en Ro deJaneiro que ...el Sndico [Toms Garca de Ziga] est trabajando para que no senombre Diputado...porque dice, el pas no est en estado de recibir esas normasconstitucionales...y otras frases del diccionario del despotismo y la tiranamilitar...92, llegando a expresar ms tarde, a fines de 1822, en su Relato sobre lasituacin de la Cisplatina: ...Este amor de los orientales a la libertad civil esinextinguible...93.

    A esta situacin se le superpona la de la actividad de Alvear, secundadopor el chileno Jos Miguel Carrera, contra San Martn y contra Pueyrredn; desdeMontevideo, la Logia lautarina de Alvear jugaba un doble papel: contra Pueyrrednpara desestabilizarlo y al fin desplazarlo y contra Artigas, coadyuvando a laliquidacin de las ltimas milicias y sembrando la cizaa entre sus lugartenientes;tal el caso de Francisco Ramrez en el Entre Ros con la complicidad de Carrera.

    Esto clarifica la tolerancia de Lecor hacia la Lautaro montevideana, ytambin clarifica la actitud del nuevo Director Supremo, Rondeau, alvearista,permitiendo y pactando con el Jefe portugus, la invasin a la Mesopotamiaargentina para realizar la limpieza de artiguistas.

    El 2 de febrero de 1819, Rondeau escribe a Lecor para autorizar la invasinantedicha, aludiendo al Tratado secreto entre Buenos Aires y Ro de Janeiro paraderrotar al enemigo comn: Artigas94. Esta poltica haba sido instrumentada porPueyrredn, contradiciendo a San Martn, tratando de contrarrestar el artiguismo enSanta Fe y en la Liga Federal que presida el Jefe de los Orientales.

    Las diferentes tramas iban dejando al descubierto grandezas y miserias,ambiciones y generosidad.

    Artigas y San Martn, aunque distintos en sus convicciones polticas,emergan para la historia como conductores mayores, rectos, por encima del comnde los caudillos; igualmente OHiggins en Chile, lo que les cost a los tres morir enel exilio, vctimas de la ambicin y la calumnia.

    La contrapartida trgica a esta situacin fue que, desaparecidos de la escenalos conductores mayores, la revolucin iba a quedar en manos de caudillosmenores, que no haban superado la etapa de las ambiciones personales, stassiempre mezquinas y destructivas de lo ms sagrado que el hombre posee.

    Esas intrigas de vuelo corto existieron, fueron manifiestas y dainas, yningn historiador que se precie podra disimularlas.

    Jos de San Martn, luego de la inmortal epopeya del cruce de los Andes yde la liberacin de Chile, y meditando sobre la necesidad de la pacificacin, decesar las rencillas internas, pretendiendo terminar con los enfrentamientos entreunitarios y federales, gestiona ante el Director Supremo de Chile, Bernardo deOHiggins y ante la filial de la Logia Lautaro en Chile, el envo de Comisionadospara mediar en el conflicto fratricida.

    Fueron designados a esos efectos el Regidor Salvador de la Cavareda y elCoronel Luis de la Cruz quienes llegando a San Luis y desde esa ciudad iniciaron

    91 Ibidem.92 Ibidem, T. 27, fs. 15-16.93 AGN, Particulares, Caja 17, Doc.40.94 Se trata de un retoque al Tratado Rademaker-Herrera firmado en Ro de Janeiro y de un Tratado adicionaly secreto del 1 de diciembre de 1817, segn la copia en el Archivo General en Buenos Aires, avalado por lasfirmas de Pueyrredn y Tagle. (Garca, Flavio, Una Historia de los Orientales, Montevideo, Medina, 8.Ed., Tomo II, pag. 366).

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    enseguida la mediacin enviando sendos oficios a Pueyrredn, a Artigas y aEstanislao Lpez.

    Pero lo que no pudo prever San Martn es que Pueyrredn un lautarista hastaese momento aparentemente de su bando, no slo rechazara la mediacin sino queinterceptara la correspondencia entre San Martn y Artigas, para aislar a este ltimo.

    Lo que no pudo prever San Martn es que el Director Supremo de BuenosAires, Pueyrredn, rechazara la mediacin indignado, expresando a los mediadoresque para el Gobierno de Buenos Aires era degradante la importancia que losComisionados y San Martn daban a Artigas, ordenando a Belgrano, en actohostil, que se incautara e interceptara las comunicaciones que los mediadoresenviaban al Jefe de la Liga Federal.

    En ese momento tambin San Martn, personalmente, quiere tomar contactocon Artigas, en misiva conmovedora en la que le expresaba: ...cada gota de sangreamericana que se vierte por nuestros disgustos me llega al corazn. Paisano mo,hagamos un esfuerzo, transemos todo, y dediqumonos nicamente a la destruccinde los enemigos que quieren atacar nuestra libertad...unmonos contra losmaturrangos, bajo las bases que usted crea y el Gobierno de Buenos Aires msconvenientes, y despus que no tengamos enemigos exteriores, sigamos lacontienda con las armas en la mano, en los trminos que cada uno crea porconveniente: mi sable jams se sacar de la vaina por opiniones polticas...hablo austed lo que mi corazn siente; si usted me cree un americano con sentimientosinequvocos en beneficio de nuestro suelo, espero que esta intervencin que hagocomo un simple ciudadano, ser apoyada por usted en los trminos msremarcables...95.

    Pueyrredn tambin detuvo esta misiva de San Martn para Artigas,deteniendo toda negociacin, haciendo fracasar la mediacin, lo que San Martndeplor con amargura.

    A los emisarios chilenos les expres cunto lamentaba la conducta dePueyrredn, que en realidad no era otra cosa que la expresin del egosmo de lasclases comerciales portuarias de Buenos Aires. A los Comisionados les expres:...La no admisin por mi Gobierno de la mediacin de que V.S. estabanencargados; al fin al Supremo Director de Chile, a VS y a m, nos quedar elconsuelo de haber empleado los medios conciliatorios que estaban a nuestroalcance...96.

    No se poda ocultar que la invasin portuguesa se realizaba con la alianza deBuenos Aires. Por ello, cuando Pueyrredn deja su cargo, y Rondeau se convierteen Director Supremo y enva a Domingo French para lograr un armisticio, apelandoa su antigua amistad en actitud que ms se pareca a una distraccin, Artigas loapura: ...Empiece usted a desmentir esas ideas mezquinas de su predecesor y ainspirar la confianza pblica; empiece usted con el rompimiento con losportugueses...97.

    En dos proclamas, Francisco Ramrez, antes de su ruptura con Artigas, y dela firma del Pacto del Pilar, exige de Buenos Aires en la primera, la declaratoriade guerra contra Portugal, al mismo tiempo que exige a Rondeau el establecimientode la Federacin98; en la segunda afirmaba que iba a liberar ...las Provincias del

    95 En Garca Flavio, Ob. Cit., pag. 372.96 Ibidem.97 Ibidem, pag. 375.98 Ibidem pag. 376.

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    Directorio y del Congreso, que pactan con las Cortes de Portugal, Espaa, Francia eInglaterra, la coronacin de un prncipe extranjero, contra la opinin de lospueblos...99.

    Efectivamente, es que en esta lucha se enfrentaban dos programas, dosmodelos: por un lado la Federacin junto a la Repblica; por el otro la Monarquacentralizadora y unitaria. Democracia roussoniana contra gobierno oligrquico.

    La poltica de Buenos Aires se mostr lo suficientemente hbil, perotambin lo suficientemente sinuosa, para lograr atraerse a importantes caudillosartiguistas como Francisco Ramrez.

    A la defeccin de Ramrez no poda ser ajena la tela de araa urdida por laLogia Lautaro-alvearista de Montevideo, la influencia directa de Carlos de Alvear,y la penetracin solapada de Jos Miguel Carrera en el Entre Ros, y todo con labenevolencia del Jefe invasor, Carlos Federico Lecor.

    Alvear y Carrera ya haban intentado un acercamiento con Artigas, que loshaba rechazado por considerarlos aventureros ambiciosos expulsados de suspatrias, lo que debi complacer sin duda a San Martn y a OHiggins; pero lo queno pudieron obtener con Artigas, lo obtuvieron con Ramrez, un caudillo menor,ambicioso, al cual se le sembr la idea de suplantar al Jefe de la Liga Federal.

    99 Ibidem.

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    II. 4) La Masonera y el comportamiento poltico de los masones.

    De la complejidad de la coyuntura, podramos extraer algunas reflexionesvinculadas a la vida de las Instituciones masnicas de ese perodo:

    1) Las apetencias polticas, las luchas por el liderazgo hicieron de lasLogias -violentando y distorsionando sin duda la vida masnica interna-el instrumento para lograr los objetivos trazados por algunos hombres caudillos menores- que no haban superado el ego de la ambicin, ni aunel de la mentira, dando pie para el mezquino y triste pensamiento de queel fin justific