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LA LUCHA CONTRA EL OLVIDO Dentro de la novelística española de la posguerra. Jorge Semprún ocupa un lu- gar muy especial. Ningún novel ista es- pañol se ha preocupado tanto como él por los grandes dilemas ideológicos ca- racterísticos del siglo XX. y ciertamente ninguno los ha abordado en sus obras con tanta obsesión. con tanto conoc i- miento de causa . Para entender esta di- ferencia basta revisar brevemente su biografía. Nacido en Madr id en 1923. Semprún tenía catorce años cuando sus padres. en plena Guerra Civil. deci- dieron abandonar el país e ir a vivir a París. Durante la Segunda Guerra Mun- dial ingresó en el Partido Comunista y. en 1943. por su part icipación en la Re- sistencia. fue detenido por la Gestapo y deportado a Buchenwald. Durante los largos años del franquismo. desarrolló una intensa actividad política. llegando incluso a ser miembro del buró político del Partido Comunista 'Español. En 1964 fue expulsado del Partido y desde entonces se ha dedicado a la literatura y al cine. Pocas personas pueden con- tar con un currículum tan "excepcio- nal" ; de hecho. dicha trayectoria es tan insólita que resulta difícil de compren- der incluso para el prop io Semprún. Así. como novelista y como escritor de cine. lo que éste se propone es explo rar ella - berinto en que se ha convertido no sólo su propia vida. sino también la historia contemporánea en general y de ahí sur- ge el carácter marcadamente autobio- gráfico de casi todo cuanto escribe. Aquel domingo . su última novela. no es ninguna excepción en este sentido. Por cierto comentario que hace el na- rrador. parece que el propósito inicial del autor (suponiendo que éste coincide con el narrador) fue simplemente el de evocar un domingo cualquiera de los muchos que había pasado en Buchen- wald : "El despertar. el trabajo. la sopa de fideos del domingo. la tarde del do- mingo. con unas cuantas horas por de- lante. las conversaciones con los com- pañeros" (p. 105). Si éste era el propó- sito original. el resultado final fue algo mucho más complejo. Y esto por dos razones: primero. porque Semprún no ... Jorge Semprún : Aquel domingo . Planeta . Barcelona . 1981. pp. 375 . Traducido del fran - cés por Javier Albiñana. se limita a contar sus experiencias en Buchenwald. sino que. mediante una serie de saltos en el tiempo . tanto hacia adelante como hacia atrás . evoca otros momentos en su vida que de alguna manera se asocian con " aquel domin- go" ; y. en segundo lugar. porque no se trata de una simple evocación. como las palabras antes citadas parecerían indicar. Al contrario. con base en una recreación de su experiencia. Semprún aborda lo que es para él el tema más angustiante de nuestros días: la repre- sión a la que están sometidos los pue- blos de muchos países socialistas. re- presión sólo comparable. por su eficien- cia y brutalidad. con la barbarie cometi- da por los nazis en Buchenwald y en otros campos de concentración alema- nes. Es este tema lo que. en un primer nivel. impulsa a la novela. dándole su cohesión y unidad. En Buchenwald. recuerda Semprún. "nos hundimos en los desiertos de sal del tiempo inmóvil y del hambre perpe- tua" (p. 345). La novela proporciona suficientes datos para que la realidad de esa existencia angustiada se comu- nique directamente al lector ; pero no se demora más de lo necesario en estos detalles. También deja ver la brutalidad a que tan cínica y arbitrariamente los somet ían. día tras día. los nazis. Y. por supuesto . el autor nunca nos deja olvi- dar el olor "dulzonamente nauseabun- do" del humo que salía de la chimenea 43 del crematorio. La vida del campo es presentada en toda su cruda y cruel realidad ; pero . a pesar de esto. la mira - da del autor está en otro lado . A fin de cuentas. lo que se presenta no es tanto la experiencia del joven de veinte años como la interpretación que de esa ex- periencia da ahora el hombre maduro. En este sentido. lo que le importa a Semprún establecer son las semejan- zas entre la estructura "política" que caracteriza la "administración" de Bu- chenwald y la organización sociopolíti- ca de la Unión Soviética. Analiza con bastante detalle la forma en que los co- munistas participan en la administra- ción del campo . Con el supuesto propó- sito de asegurar la continuidad de una fuerza de resistenc ia clandestina. éstos se encargan de muchas de las tareas administrativas del SS. sobre todo en lo que respecta al trabajo de mantener los archivos del campo . Participan así. aun- que sea mínimamente. en el poder: di- recta o indirectamente deciden sobre la vida de miles de presos. Ante esta si- tuación. los presos comunes no tienen ni voz ni voto . Pero. según Semprún. no había nada nuevo en todo esto para los presos rusos. Al contrario. dice. "los ru- sos estaban a sus anchas en el universo de Buchenwald porque la sociedad de la que provenían los había preparado perfectamente para ello. Los había pre- parado por su arbitrariedad. por su des- potismo. por la rígida jerarquización de

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LA LUCHACONTRA EL OLVIDO

Dentro de la novelística española de laposguerra. Jorge Semprún ocupa un lu­gar muy especial. Ningún novel ista es­pañol se ha preocupado tanto como élpor los grandes dilemas ideológicos ca­racterísticos del siglo XX. y ciertamenteninguno los ha abordado en sus obrascon tanta obsesión. con tanto conoc i­miento de causa . Para entender esta di­ferencia basta revisar brevemente subiografía. Nacido en Madrid en 1923.Semprún tenía catorce años cuandosus padres. en plena Guerra Civil. deci­dieron abandonar el país e ir a vivir aParís. Durante la Segunda Guerra Mun­dial ingresó en el Part ido Comu nista y.en 1943. por su participación en la Re­sistencia. fue detenido por la Gestapo ydeportado a Buchenwald. Dura nte loslargos años del franquismo. desarro llóuna intensa actividad polít ica. llegandoincluso a ser miembro del buró polít icodel Partido Comunista ' Español. En1964 fue expulsado del Partido y desdeentonces se ha dedicado a la lite raturay al cine. Pocas personas pued en con ­tar con un currículum tan " excepcio­nal " ; de hecho. dicha trayectoria es taninsólita que resulta difícil de compren­der incluso para el propio Semprún. Así.como novelista y como escritor de cine.lo que éste se propone es explo rar ella ­berinto en que se ha convertido no sólosu propia vida. sino también la historiacontemporánea en general y de ahí sur­ge el carácter marcadamente autobio­gráfico de casi todo cuanto escribe.

Aquel domingo. su última nove la. noes ninguna excepción en este sent ido.Por cierto comentario que hace el na­rrador. parece que el propósito inici aldel autor (suponiendo que éste coincidecon el narrador) fue simplemente el deevocar un domingo cualquie ra de losmuchos que había pasado en Buchen­wald : "El despertar. el trabajo. la sopade fideos del domingo. la tarde del do­mingo. con unas cuantas horas por de­lante. las conversaciones con los com ­pañeros" (p. 105). Si éste era el propó ­sito original. el resultado final fue algomucho más complejo. Y esto por dosrazones : primero. porque Semprún no

... Jorge Semprún : Aquel domingo. Planeta.Barcelona. 1981. pp. 375. Traducido del fran ­cés por Javier Albiñana.

se limita a contar sus experiencias enBuchenwald. sino que. mediante unaserie de saltos en el tiempo. tanto haciaadelante como hacia atrás . evoca otrosmomentos en su vida que de algunamanera se asocian con " aquel domin­go" ; y. en segundo lugar . porque no setrata de una simple evocación. comolas palabras antes citadas pareceríanindicar. Al contrario. con base en unarecreación de su experiencia. Semprúnaborda lo que es para él el tema másangustiante de nuestros días: la repre­sión a la que están sometidos los pue­blos de muchos países socialistas. re­presión sólo comparable . por su eficien­cia y brutalidad. con la barbarie cometi­da por los nazis en Buchenwald y enotros campos de concentración alema­nes. Es este tema lo que. en un pr imernivel. impulsa a la novela . dándole sucohesión y unidad.

En Buchenwald. recuerda Semprún." nos hundimos en los desiertos de saldel tiempo inmóvil y del hambre perpe­tua" (p. 345). La novela proporcionasuficientes datos para que la realidadde esa existencia angustiada se comu­nique directamente al lector; pero no sedemora más de lo necesario en estosdetalles. También deja ver la brutalidada que tan cínica y arbitrariamente lossomet ían. día tras día. los nazis. Y. porsupuesto . el autor nunca nos deja olvi­dar el olor " dulzonamente nauseabun­do" del humo que salía de la chimenea

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del crematorio. La vida del campo espresentada en toda su cruda y cruelrealidad ; pero . a pesar de esto. la mira ­da del autor está en otro lado . A fin decuentas . lo que se presenta no es tantola experiencia del joven de veinte añoscomo la interpretación que de esa ex­periencia da ahora el hombre maduro.

En este sentido. lo que le importa aSemprún establecer son las semejan­zas entre la estructura "política" quecaracteriza la "administración" de Bu­chenwald y la organización sociopolíti­ca de la Unión Soviética. Analiza conbastante detalle la forma en que los co­munistas participan en la administra­ción del campo . Con el supuesto propó­sito de asegurar la continuidad de unafuerza de resistenc ia clandestina. éstosse encargan de muchas de las tareasadministrativas del SS. sobre todo en loque respecta al trabajo de mantener losarchivos del campo . Participan así. aun­que sea mínimamente. en el poder : di­recta o indirectamente deciden sobre lavida de miles de presos. Ante esta si­tuación. los presos comunes no tienenni voz ni voto . Pero. según Semprún. nohabía nada nuevo en todo esto para lospresos rusos. Al contrario. dice. "los ru­sos estaban a sus anchas en el universode Buchenwald porque la sociedad dela que provenían los había preparadoperfectamente para ello. Los había pre­parado por su arbitrariedad. por su des­potismo. por la rígida jerarquización de

los priv ileg ios. por el hábito de vivir almargen de las leyes. por el hábito de lainjusticia. En Buchenwald los rusos noestaban en un planeta extraño: estabancomo en su casa" (p. 363).

Rechazando la idea bastante exten ­dida de que existía cierta semejanzacon la estratificación característica dela sociedad capitalista. Semprún ins isteen ver en la estructura social del campode concentración una estructura buro­crática mucho más cercana a la de lasociedad soviética. Así. en el texto losdos mundos empiezan a fund irse ; sobrela imagen de Buchenwald empieza aechar su sombra el Gulag estal inista : elGulag denunciado por Solyenitsin y porShalamov. De los Relatos de Kolymade este últ imo. Semprún recuerda enpart icular una imagen del terr ible exter­min io llevado a cabo en Siberia : "laimagen de aquellos miles de cadáveresdesnudos . intactos. prendidos en el hie­lo de la etern idad. en los osorios delGran Norte " (p. 143). Para Semprúnesta fue probablemente la suerte demuchos de los rusos que lograron so­breviv ir a Buchenwald y a los demás

. campos de Hitler : " habían luchado ysufrido fuera del alcance de la mano pa­ternal del poder soviét ico durante de­masiado tiempo para ser recuperables"(p. 70).

Desde luego. Semprún no siemprehabía pensado así. ni se había expresa­do tan tajantemente. La reforma políti­ca que había int roducido Jruschov des­pués de la muerte de Stalin le habíadado la esperanza de que se pud iera re­formar el sistema . Y todavía en 1964creía en la posibilidad de una revoluciónmund ial. Pero los efectos de las refor­mas que introdujo Jruschov resultaronmucho más reducidos de lo que Sem­prún había esperado: la nueva raciona ­lidad. recuerda el auto r. " ya no sería laracional idad aberrante . imprevisible delpoder absoluto y personal de Stalin .sino la de los intereses generales de suclase" (p. 313). Por otra parte . y sobretodo después de leer Un día en la vida

de Iván Denisóvich . Semprún empezó aver que " el estalinismo. aun desempol ­vado. aún superficialmente desestalini­zado. conllevaba la impos ibilidad deuna revoluc ión a escala mundial " (p.368). Es decir. la crítica al estal inismova acompañada por una crítica a la doc­trina marxista en que aquél se sustenta .

Los recuerdos siguen confundiéndo-

se. Al pasar de Stal in a Mar x. el escena ­rio cambia de Moscú a Londres y. másconcretamente. a Dean Stree t. Ahí. en1969. camino a las oficinas de un pro­ductor de cine. Semprún había encon­trado una placa que recordaba que enel número 28 de esa calle había viv idoMarx de 1850 a 1856; y que allí habíaescrito El dieciocho de Brumario deLuis Bonaparte. Con base en este texto.y est imulado por ese "encuentro" ca­sual. Semprún señala lo que ahora sonpara él los erro res de la doctr ina deMarx. Son básicame nte dos: primero.la idea de que la lucha de clases condu­ce necesariamente a la dic tadura delproletariado . Se trata de una hipótesis o

deseo. dice. que nunc a ha sido compro­bada ni llevada a cabo por la historiareal. Tampoco le convence. por otraparte . la idea de que la dictadura delproletariado constituya una simpletransición hacia la sociedad sin clases.Para Semprún se t rata ot ra vez de unsimple postulado. La historia real -di­ce- ha demostrado todo lo contra rio:

" Ha mostrado el continuo e implacablefortalecimiento del Estado. la brutalexasperac ión de la lucha de clases. queno sólo no han sido suprimidas. sinoque. por el contrario. se han cristaliz adoaún más en su polarizac ión" (pp. 147 ­8). Es decir : estas ideas se reducen a uncaso de wishful th ink ing ; pero no sonideas sin importancia: son fundamenta­les en la doctrina marxista y. como ta­les. en última instancia. constituyen la" just ificación" del Terror estali nist a."En nombre de esa misión histó rica delproletariado -concluye Semprún. ha­blando de los incondicionales del Parti ­do- aplastaron . depo rtaron. dispersa­ron mediante el trabajo. libre o forzado.pero siempre correctivo. a mill ones deproletarios" (p. 149).

La crít ica de Semprún se dirige nosólo al sistema en sí. sino también a losque lo defienden pase lo que pase. "Suautojustificación -dice- es la fidelidada la causa (de la clase obrera . del pue­blo. de los humillados y ofend idos)cuando tan sólo son fieles a los sucesi­vos déspotas y a su propia ausencia defidelidad a lo esencial " (p. 64) . Si criticatan amargamente a los incond icionalesseguramente es porque durante años élfue uno de ellos . Durante los procesosde Praga. por ejemplo . él vio a un ex­compañero de Buchenwald acusarsede crímenes que él (Semprún) sabía

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que el otro no había cometido ; sin em­bargo. prefería seguir aceptando la ver­sión que daba el Partido:

Decíamos que era preferible equivo­carse con el Partido que tener razónfuera de él o en su contra. Porque elPartido encarnaba la realidad global.la razón histórica. Un error del Parti­do tan sólo podía ser parcial o pasa­jero. El mismo curso de la historia lorect ificaría . Una verdad contra elPartido no podía ser. a su vez. sinoparcial y pasajera. Luego estéril. ne­fasta (p. 74).

Se ve que el confl icto se plantea en elnivel moral. Para los marxistas. el finjust if ica los medios; o. para decirlo enpalabras de García. uno de los persona­jes de La esperanza de Malraux: "Hayguerras justas . no hay ejércitos inocen­tes" . Profund izando en su anális is de laproblemática marxista. en uno de susmúltiples saltos en el tiempo Sernprúnevoca una discusión en 1948 en el barMephisto del Bulevar Saint-Germain.en la que este famoso dicho de Malrauxera precisamente el tema de conversa­ción. El consenso general entre los inte­lectuales de izquierda ahí reunidos eraque expresaba una verdad innegable:que a veces era necesario ir en contrade la moral para conseguir fines justos .Entonces la voz del autor maduro inter­viene. advirtiendo la necesidad de fun­dar la política en la moral. Paraque estose lleve a cabo. dice. "no sólo se requie­re que (la estrategia) sea justa en suprincipio. sino que los hombres que laponen en práctica sean a su vez justos.que no se dejen corromper por el poderque han conquistado para desplegaresa estrategia y por haberla desplega­do. Porque el poder es como la bola denieve. ya se sabe" (p. 219).

Esto le lleva inexorablemente a lapregunta fundamental : ¿en qué consis­te la justicia? Curiosamente. esta pre­gunta encuentra cierta respuesta tenta­tiva en las palabras que aparecen escri­tas en letras de hierro forjado en la verjade entrada de Buchenwald: " Jedemdas seine" ("A cada cual lo suyo"). Es.por lo menos. la conclusión a la que lIe­ga Léon Blum . expresidente de Franciaque. por una extraña casualidad. se en­cuentra encarcelado en un edific io allado del campo nazi en el que está in­ternado Semprún . Según algunos

apuntes suyos de entonces (recogidoso inventados por Semprún : no se sabe).para Blum la igua ldad no debe tomarsecomo una identidad aritmética. porqueesto anula la divers idad de los indivi­duos; siguiendo a Platón. mant iene quela just icia consiste en " mantener la pro­porción entre la nat uraleza y la socie­dad y. por consigu iente. en no toleraren la soc iedad más des igualdades quelas que sean expresión de las desigual ­dades naturales" (p. 284). Es decir: acada cual lo suyo. Ante esta definición.Semprún imagina la respuesta de unmarxista ortodoxo: " hay un montón dedes igualdades que pasan por ser natu­rales y cuyo origen. sin embargo. es so­cial (. 00 ) Y. además. ¿quién estableceríala proporción de desigualdades natura­les que hay que mantener en la socie­dad? ¿Y según qué criterios? ¿Quiénostentará el poder de cont rol?" (p.293). Sernprún ev identemente no tienelas respuestas. Y. de hecho. más quedefender talo cual concepto de la justi­cia. aquí parece simplemente quererseñalar lo difícil que es este problema.

Sus dudas en cuanto a la verdaderanaturaleza de la justicia reafirman el re­celo que el autor maduro siente ante elpoder. En estas circ unstancias ¿quépuede o debe ser el papel del inte lec­tua l? Para discutir este tema. Semprúnacude esta vez no a sus recuerdos. sinoa su fantasía. Resulta que el campo deBuchenwald ha sido constru ido en unbosque por donde. a principios del sigloXIX. solía pasear Goethe. Esto lleva aSemprún a imaginar unas Nuevas con­versaciones de Goethe con Eckermann(títu lo. por cierto. de un libro juvenil delmismo Léon Blum) . En estas conversa­ciones. que versan princ ipalmente so­bre el intelectuaI y su relación con elpoder. Goethe parece ser el portavoz delas ideas de Semprún. Los intel ectu ales-dice Goethe- pueden asesorar aquienes detentan el poder . siemp re ycuando se mantengan al margen de di­cho poder; pero si aceptan el ejerciciodirecto del poder. el fracaso será inevi­table:

o bien tratan de organiza r las contra ­dicciones de la real idad social enfunción de su visión inte lectua l. poresencia evolutiva y comprensiva. yfracasan: el poder de la realidad y larealidad del poder los desgasta. losrechaza y los condena. O bien. por elcontrario. se doblegan a las contra -

dicciones de la realidad. a las exigen­cias tácticas del presente . las glorif i­can. las divin izan atr ibuyéndoles lascarismáticas denominaciones de laVirtud. la Utopía . o de las fuerzasmotrices de la Histo ria. como ustedquiera. y entonces los intelectua lespasan a ser los teór icos del despot is­mo. de la arbitrariedad absoluta. queacaba devorándo los a ellos mismos(pp. 277-8 ).

Hasta aquí. entonces. Aquel domingoconstituye algo así como una apologiapro 'vita sua en donde el autor explica ydefiende su nuevo cam ino en la vida. sualejamiento del campo del poder. Mu­chos encontrarán demasiado absolutosu rechazo al marx ismo. A través de suportavoz Goethe . el mismo Semprú nseñala que el comunismo ha contribui­do. cuando menos . a afirmar movim ien­tos de liberación nacionalistas; movi­mientos que actualmente tienen unaenorme importancia en toda Am éricaLatina. ¿No sería mot ivo para rebajarun poco el tono ? Otros. en camb io. levan a querer recordar la miseria a la queel imper ialismo norteamericano reducea millones de personas en diferentespartes del mundo. ¿Por qué no hablarde este holocausto en lugar de denun­ciar una vez más a los Gulags? Pero elhecho es que los Gulags existen y. si sequiere que desaparezcan. hay que em­pezar por ref lexionar seriamente sobreel tipo de crít ica que hace Semprún ensu libro .

Sea como sea. A quel domingo esevidentemente algo más que una meradiscusión de ideas política s y filosófi­cas. Cierta mente. para afirma r su nuevapostura . Semprún no ten ía necesidadde escribir una novela ; un libro de ensa­yos o de memo rias hub iera bastado . Yel hecho es que. a la vez que discute so­bre el marx ismo . Semprún analiza cier­tas cuestiones relacionadas con el pro­blema de la identi dad. Si lo que escribees una novela es porque. a fin de cuen­tas. le resulta imposible escribir una au­tobiografía ; para poder hacerlo tendríaque estar más seguro de quién es. Du­rante largos años adop taba diferentesnombres para encubrir su verdaderaidentidad como dirigente del PCE; perodespués de abando nar al Partido ¿quiénera? ¿Quién es? Al recorrer el pasado.lo único que ve es una larga lista deident idades falsas. Y con éstas tieneque reconstruir una vida".

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Como Proust. entonces. Semprún selanza en busca del ti empo perdido. es­perando encont rar en los recuerdosalgo que relacione entre sí los diferen ­tes puntos en el t iempo y en el espacio.Irónicamente . el único elemen to queparece unificar sus recuerdos es su ex­periencia en Buchenwald. Digo irónica­mente porque el recuerdo de su estan­cia en el campo pesa tanto sobre laevocación de las diferentes experien­cias poster iores que llega a enajenar aSemprún de su prop ia realidad. En lu­gar de vivir está recordand o; y un re­cuerdo. muchas veces. es simplementeel recuerdo de un recuerdo . El mismoSemprún es muy consciente del proble­ma. " Quizá no soy más que el sueñoque hizo en Buchenwald -comenta enalgún momento - un joven muerto de .veinte años. a quien llamaban Gérard yque se desvaneció en humo en la col inade Ettersberg" (pp. 93 -4 ).

En este proceso de enajenac ión. la li­teratura viene a jugar un papel decisivo.Leyendo las obras de Solyenitsin y deotros disidentes rusos. Semprún en­cuentra fiel mente reflejada la experien­cia más determinante en su propia for­mación. Y. de hecho. la ident if icación estan profunda que Semp rún se siente ver­daderamente " poseído" por la figura delotro . De su lectura de Un día en la vida deIván Denisóvich. por ejemplo. escribe :" iba a abandonar mi ser. aún irreal. paraempezar a habitar. o ser habitado, másbien. por otra vida. dotado de otra me­moria: lade lván Denisóvich. al principio.y. con el correr de los años. merced a laslectu ras. la de todos los zeks de los cam­pos del Gulag ... .. (p. 133).

Así vemos. fina lmente . cómo estatemática sobre la identidad del autor serelaciona con la crít ica que hace al mar­xismo. Lo que le interesa a Semprún. afin de cuentas . no son los detalles de suvida individual. sino la verdad o el signi ­ficado que esta v ida puede encarnar. Alrecordarse. Semprún va inventándose;porque. como él mismo reconoce . " nose llega nunca a la verdad sin un pocode-invención" (p. 345). El autor se vacreando una identidad propia. Pero esteproceso de rememorización ti ene a lavez aspectos que rebasan lo meramen­te individual: no puede disociar su iden­tidad del aspecto político que le preo­cupa. Si el autor ti ene un problema deidentid ad es porque. como él mismo se­ñala. " son las minorías dom inantes . . .

quienes cuentan la historia. Y quienesla reescriben. si así es menester. si lanecesidad así lo requiere. y la necesi­dad. desde su punto de vista dom inan­te. lo requiere a menudo (p. 60) . Enton­ces. recordar la verdad implica muchomás que la recuperación o invención dela identidad "Semprún": implica una lu­cha permanente en contra de los quedetentan el poder. en contra de "la am­nesia organizada y convert ida en insti ­tución de Estado" (p. 192) . O. comodijo Milan Kundera con palabras queSemprún coloca como epígrafe a su li­bro : "la lucha del hombre contra el po­der es la lucha de la memoria contra elolvido".

Aquel domingo probablemente noes la mejor obra de Semprún (aunqueestá tan mal traduc ida que resulta difíc ilsaber si hay que abribuir sus defectos aSemprún o a su traductor) . Lo que elautor se propone es muy ambicioso y aveces el texto da la impresión de queSemprún no ha sabido organizar todo elmaterial que maneja. La novela así re­sulta. además de muy larga. muy dis­persa. Es posible que esta dispersiónsea consciente. que sólo una estructuratan suelta - hecha de repeticiones y desaltos bruscos en el tiempo- pueda re­flejar el caos que es su vida. " M i vida-dice en algún momento- siempreestá deshecha . perpetuamente desha­ciéndose. difuminándose. desvanecién­

dose en humo . Es una serie azarosa deinmovilidades. de instantáneas. una su­cesión discontinua de momentos fuga­ces. de imágenes que centellean pasa­jeramente en una noche infinita" (p.315). Así es. también. la novela. O asísería. si el autor no cargara tanto lamano al hacer su crítica a la políticamarxista ; porque entones. aunque los

debates forman una parte esencial de laobra . k.s imágenes se apagan y la nove­la empieza a cojear. Por otra parte . seve que Semprún tiene poca capacidadpara crear personajes; líneas arribacomparé su novela con la de Proust :pero. claro . no tiene. ni mucho menos.la profunda penetración psicológica delnovelista francés. En Aquel domingo.con la excepción del protagonista Sem­pr ún, los personajes son apenas esbo­zados; nunca entramos en su intimidad.En lo que el autor se destaca. en cam­bio . es en la percepción del espacio. enla recreación de los lugares en que sedesarrollan las diferentes escenas (ca-

RESEÑAS

pacidad que refleja . seguramente. suexperienc ia como guionista de cine). Eneste sentido. la primera evocación quehace del campo de Buchenwald es par-ticularmente memorable. .

Pero quizá no hago justicia a Sem­prún insistiendo tanto en cuestionesformales. Si la obra resulta ser una no­vela es porque su autor no encuentraotra forma en que expresarse y no por­que la forma novelística en sí le intereseespecialmente. En alguna parte de su li­bro Semprún se enoja con los críticos li­terarios que atacan a Solyenitsin por suestilo. " Si El archipiélago Gulag no estábien escrito .. .... dice . " al menos estábien pensado" (p. 357). Y. seguramen ­te. Semprún quería que el lector. al en­juiciar su obra. se fi jara más en las ideasque en la forma de decirlas . De todosmodos. si Aquel domingo no recibe re­conocimiento. será más por su conteni­do ideológico que por ciertos defectosen su construcción. Porque. como diceFranco Fortini en un pasaje de su libroDel disprezzo per Solgenitsin. tambiéncitado por Semprún: " Por temor a mez­clarnos con los enemigos del comunis­mo. continuamos. desde hace ya dema­siados años. sin redefinir el comunismo.rechazando su historia . Preferimosnuestras prop ias esperanzas a la ver­dad" (p. 359).

James Valender

$ % $ % Si SS

LAS FUENTESDE CARPENTIER

Pasoshallados en El reino de este mundoes un l ibro verdaderamente le­gible; la autora. Emma Susana SperattiPiñero. ya había mostrado hace añosque Valle lnclánaprovechó algunos ele­mentos de varias crónicas de la rebe­lión de Lope de Aguirre y de un cuentodel Dr. Atl en su Tirano Banderas' . yahora publica un conjunto de anotacio­nes parecidas a la novela de Carpentier .Este declaró en el famoso prólogo deesa obra que " el relato (. .. ) ha sido es­tablecido sobre una documentación ex­tremadamente rigurosa que no sola-

, La elaboración artística en Tirano Banderas .

Ji¡,. Emma Speratt i Piñero: Pasos hallados en Elreino da asta mundo. El Colegio de México. Mé­xico.1982.

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mente respeta la verdad de los aconte­cimientos. los nombres de los persona­jes - incluso secundarios-. de lugaresy hasta de calles . sino que oculta. bajosu aparente intemporalidad. un minu­cioso cotej o de fechas y de cronolo­gías" . Y la profesora Speratt i aseguraque " si se quie re tener una noción cabalde la estructura de El reino y del modode trabajar de Carpentie r, es imprescin­dible ent regarse a la nada fácil tarea depenetrar la selva bibliográfica consulta ­da y ut ilizada por él" . De acuerdo conesto. la búsqueda de fuentes es sólo unmedio para comp render una obra ynunca un fin en sí mism a. Por eso el au­tor de un trabajo de esta naturaleza nosólo tiene que averiguar qué informa­ción se maneja en una obra - los he­chos históricos o de cualquier otro ti­po- . sino también la manera en que semaneja esa información y el papel queasí desempeña en la obra.

La profesora Speratti nos dice. porejemplo. que los historiadores coinci­den en que. "antes de suicidarse. HenriChristophe pidió agua para lavarse y unropaje blanco con el que intentaba sim­bolizar su inocencia y buenas intencio­nes" . así como que Carpent ier "aban ­dona el simp le lavado con agua y lavestim enta blanca en favor de ropa lim­pia y perfumes. para luego presentar­nos al monarca vist iendo su más ricotraje de ceremonia. terciándose la an­cha cinta bicolor. emblema de su inves­tidura y anudándosela sobre la empu­ñadura de la espada" . de modo que nopermitió que el t irano se le ablandara ypor el contrario "acentuó en él hasta elfinal la egolatría y la petulanc ia del dic­tador nato " .

Adem ás. la profesora Speratti sos­tiene que " nada de lo que aparece en elrelato es gratuito . especialmente ' lomencionado como de pasada" . pues.por ejemp lo. la afirmac ión de que Mac­kandal podía transformarse "hasta encocuyo de grandes luces" está relacio­nada con la creencia de los haitianos deque " los insectos fosforecentes son so­brenaturales y los malos espíritus se re­visten de ellos cuando quieren satisfa­cer su sed de sangre" y así el hasta noes un término vacío. pues significa queMackandal domina también los proce­dimientos de la magia malévola. Ade­más. esta aclaración ilumina otro pasa­je de la novela. ya que durante la irrup­ción de los rebeldes en Sans Souci rea-