LA ÚLTIMA DÉCADA DEL PRIMER MILENIO

EL SIGLO X (991-1000)

Francisco Suárez Salguero

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Francisco Suárez Salguero ha compuesto estos escritos esmerándose en ofrecer

la crónica cronológica que el lector podrá aprovechar y disfrutar. Lo ha hecho

valiéndose de cuantas fuentes ha tenido a mano o por medio de la red informá-

tica. Agradece las aportaciones a cuantas personas le documentaron a través de

cualquier medio, teniendo en cuenta que actúa como editor en el caso de algún

texto conseguido por las vías mencionadas. Y para no causar ningún perjuicio, ni

propio ni ajeno, queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro, así

como su tratamiento o transmisión informática, no debiendo utilizarse ni mani-

pularse su contenido por ningún registro o medio que no sea legal, ni se repro-

duzcan indebidamente dichos contenidos, ni por fotografía ni por fotocopia, etc.

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A MODO DE PRÓLOGO

ALMANZOR EN SANTIAGO DE COMPOSTELA

Manuel J. Recuero Astray.

Catedrático de Historia Medieval.

Universidad de La Coruña (desde su blog)

En vísperas del mítico año 1000, el dominio político y militar del Islam sobre la Pe-

nínsula Ibérica era, si no absoluto, casi incontestable: el califato de Córdoba se había

consolidado como un estado poderoso y extenso a lo largo de todo el siglo X; mientras

que la dictadura militar de Muhammad Abu Amir, conocido simplemente como Alman-

zor (“el victorioso”), durante las últimas décadas de aquel mismo siglo, puso al ejercito

califal en disposición de neutralizar e incluso aniquilar cualquier resistencia por parte de

las rudimentarias entidades políticas del norte.

Desde el momento mismo de la conquista islámica en el año 711, los musulmanes,

que nunca dominaron en su totalidad el territorio de la desaparecida monarquía visigoda

y que incluso renunciaron pronto a la ocupación efectiva de partes importantes de ese

mismo territorio, como es el caso del noroeste peninsular, hubieron siempre de combi-

nar la labor política de islamización con la lucha por neutralizar la existencia de núcleos

independientes.

La amenaza de estos núcleos, sobre todo los cristianos del norte que acabamos de ci-

tar, no debió parecer a los conquistadores islámicos, por lo menos al principio, dema-

siado seria o preocupante ni por su fuerza militar ni por su proyecto político; quizá tan

sólo intolerable por sus planteamientos religiosos.

El descubrimiento del sepulcro del Apóstol Santiago, a principios del siglo IX –sobre

hallazgos de determinadas reliquias en el corazón de Galicia– y el consiguiente desarro-

llo del culto a Santiago, que sin duda responde a determinadas tradiciones y necesidades

espirituales de la época, pueden ser señalados como parte importante de esa mentalidad,

poco o nada tolerable para el Islam.1

Aún así, hasta bien entrado el siglo X, la intolerancia religiosa y las componendas po-

líticas convivieron con facilidad entre cristianos y musulmanes en el conjunto de la Pe-

nínsula; incluso la fundación del califato de Córdoba no rompió esta situación de gue-

rras y violencias periódicas con etapas de paz, siempre presididas por la supremacía is-

lámica.

Lo que no consiguió el califato fue perdurar como una verdadera realidad política de

Hispania, tal y como lo había sido el reino visigodo de Toledo; más bien, y como punto de

1 Cf. Alvárez Palenzuela, L. – L. Suárez Fernández (1991): La España musulmana y los inicios de los

reinos cristianos (711-1157), Madrid, Gredos (Historia de España), 360.

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llegada de la dominación musulmana, continuó siendo tan sólo una simple hegemonía

militar acompañada, eso sí, de una cierta brillantez cortesana.

La resultante fue la consolidación de una actitud puramente agresora frente a lo que se

consideraba el enemigo común: las comunidades cristianas del norte.

Semejante recurso a la cohesión interna frente a un adversario peligroso podría haber

tenido mayor o menor trascendencia, si no se hubiese llevado hasta sus últimas conse-

cuencias en la época de Almanzor, cuando el califato perdió buena parte de su propia le-

gitimidad institucional y política.2

La localización exacta y delimitación del enemigo se hizo entonces tan prioritaria, que la

exclusión definitiva de los cristianos o disidentes, de cualquier posible soberanía islámica a

nivel peninsular, resultó a partir de ese momento irreversible.

El problema del norte volvió a ser para los antiguos invasores algo mucho más tras-

cendente que una mera cuestión de disidencia, más o menos efectiva y peligrosa sobre una

supremacía islámica casi indiscutible. Momento hubo en el que se convirtió en el argu-

mento principal y casi único de su presencia política en la Península.

La escalofriante cifra de campañas de Almanzor y su espectacular realización demues-

tran hasta qué punto la paranoia militar embargó durante algún tiempo al califato y a mu-

chos de sus elementos más activos.3

Por contra, los enemigos declarados cuyo peligro no parece corresponderse con el es-

fuerzo realizado, a no ser que se pretenda un simbólico aniquilamiento sistemático, aca-

baron por dar la espalda a toda posible componenda con quienes habían sido durante

mucho tiempo los herederos legítimos de una conquista. Y por lo tanto también de los

pactos a través de los cuales la mayor parte de la población peninsular habían sido so-

juzgada.

Desde luego, la experiencia fue terrible para los habitantes de la vieja monarquía leonesa,

castigada con especial predilección por el gobernador amirí del califato de Córdoba. A la

destrucción sistemática y concienzuda de la propia Corte de León con su catedral, acom-

pañó la de los principales ciudades, como Zamora y Salamanca. Tampoco se salvaron los

más importantes monasterios como Sahagún o San Pedro de Eslonza; llegando los mo-

narcas y los obispos leoneses a tener que huir a tierras ovetenses, con las reliquias de San

Pelayo, para poder salvar su propia vida y ante el peligro de un asalto “final” contra el rei-

no.4

2 Abu Amir impuso su dictadura militar sobre el califato de Córdoba en el año 981, cuando anuló toda

resistencia interna y adoptó el sobrenombre de Al-Mansur bi-llâh, con que sería conocido; hasta su muer-

te, a comienzos del siglo XI, la autoridad del califa Hisham II quedó totalmente anulada en favor del

dictador, y después resultó ser irrecuperable determinando la desintegración del califato en los reinos de

Taifas.

3 El gobernador amirí realizó más de medio centenar de campañas, una treintena de las cuales se dirigieron

contra territorios leoneses del noroeste peninsular. Cf. J. M. Ruiz Asencio (1968): “Campañas de Almanzor

contra el reino de León(981-986)”, en Anuario de Estudios Medievales, 5, 32-55).

4 “Deuastauit –dice el Silense– quidem ciuitates, castella, omnemque terram depopulauit […]. Eccle-

sias, monasteria, palacia fregit, atque igne cremauit” (J. Pérez de Urbel, ed., 1952: Sampiro, su crónica y

la monarquía leonesa en el siglo X, Madrid, 345).

~ 5 ~

Sin embargo, fue el ataque que llevó a cabo Almanzor contra Santiago de Compostela el

que puso de manifiesto con mayor evidencia la actitud aniquiladora de este caudillo mu-

sulmán con respecto a las sociedades cristianas del norte.

Algunos pormenores, más o menos ciertos, de estos acontecimientos los conocemos

tanto a través de los historiadores musulmanes como a través de las crónicas cristianas, con

el único denominador común de la importancia que unos y otros parecen darle al aconte-

cimiento.

Ben Idhari, autor del Bayan al-Mugrib, es una de las fuentes más ilustrativas al res-

pecto de entre los autores islámicos: él nos cuenta que Almanzor, llegado al más alto

grado de su poder, “marchó contra Santiago, ciudad de Galicia, que es el más impor-

tante santuario de España y las regiones cercanas del continente”.5

Según él “ningún príncipe musulmán había sentido aún la tentación de atacar tal lu-

gar ni de llegar hasta allí”, tal vez por lo abrupto y distante de su emplazamiento; aun-

que tal vez, también, por el significado profundamente religioso que el lugar tenía.

Sólo la voluntad decidida de Almanzor y su deseo inquebrantable de acabar con cual-

quier resistencia cristiana venció al cabo cualquier dificultad o escrúpulo: “Andados XI

annos del regnado daquel rey don Vermudo […] ueno Almançor con su hueste mui

grand –dice la Primera Crónica General– et entro en Gallizia por Portogal, corriendo

et astragando uillas et cibdades et la eglesia de Sant Yaque, et quemola; et non catando

al, entro en aquel logar do yazie el cuerpo de sant Yaque apostol pora crebantar el su

monumento; mas fue y muy mal espantado por un grand rayo que firio y cerca dell”.

En realidad, la campaña de Almanzor,6 que partió de Córdoba el 3 de julio del año

997, fue un prodigio de organización y en algunos aspectos recuerda a la realizada por

César desde Lusitania hasta Brigantium más de mil años antes. Una y otra contaron con

una flota de apoyo que transportó tropas, víveres y armas por las costas occidentales de

la Península.

La de Almanzor partió de Alcacer do Sal y llegó hasta Oporto, desde donde sus tropas

continuaron marcha hasta el Miño, que atravesaron no sin dificultad. Siguieron el cami-

no de las rías, persiguiendo incluso a los cristianos que huían a las islas cercanas o in-

ternándose por algunas penínsulas, como la de Morrazo. Entre tanto, la expedición mu-

sulmana destruyó Tuy, el castillo de San Payo y un monasterio dedicado a los Santos

Cosme y Damián.

El rey leonés Bermudo II (984-999) con sus escasos medios y tropas apenas pudo ha-

cer nada para frenar la ofensiva de Almanzor, quien además llegó a contar con la ayuda

de algunos condes cristianos del Duero y del Miño.

5 “La iglesia de Santiago es para los cristianos como la Qaaba para nosotros –dice Ben Idhari–. La

invocan en sus juramentos y van a ella en peregrinación desde los países más lejanos, incluso desde

Roma y de más allá. Pretenden que la tumba en ella visitada es la de Jacobo […]. ¡Que Alá sea exaltado

y desvanezca tal creencia!”(C. Sánchez Albornoz, 1986: La España musulmana, Madrid, 497).

6 La mayor parte de las noticias a las que aquí nos vamos a referir nos las aporta Ibn Idharí, cuyo texto

fundamental al respecto, entresacado de su obra al Bayan al-Mugrib, está recogido en la obra citada de

C. Sánchez Albornoz: La España musulmana, 445-449.

~ 6 ~

No sabemos qué pensarían estos últimos cuando los musulmanes arrasaron la iglesia

de Santiago de Padrón, “que para los cristianos seguía en importancia a la que encie-

rra su sepulcro”.

El día 10 de agosto llegó por fin la expedición ante la “orgullosa ciudad de Santia-

go”, abandonada por sus habitantes y saqueada inmediatamente por los invasores, que

destruyeron sus monumentos, murallas e iglesias excepto la tumba del Apóstol, en la

que Almanzor puso guardias para protegerla.

El respeto último a las reliquias sagradas se impuso a la violencia, pues no se conde-

naba su veneración sino el mal uso que hacían los cristianos, al parecer de los musul-

manes, hacía de ellas. Incluso Ben Idhari cuenta la anécdota de que el Almanzor en-

contró a un viejo monje sentado junto a la tumba del Apóstol, a quien respetó la vida

pues entendió que su única intención al permanecer allí era honrar a Santiago.

No sabemos si todo esto fue cierto o simplemente forma parte de las leyendas sobre

las hazañas del famoso caudillo cordobés, que nunca se caracterizó precisamente por su

piedad;7 lo que sí parece cierto es que para los cristianos la destrucción de Santiago

resultó particularmente penosa, sin que llegaran muy bien a comprender cómo la divina

providencia permitía que aquello sucediera.

Muchos lo interpretaron como un castigo por los pecados del pueblo, pero empezando

por los de los príncipes, sobre todo por lo que se refiere a los reyes Ramiro III y Bermudo

II.8

Otros se conformaron con pensar que los sacrilegios cometidos por Almanzor no que-

daron impunes; así, según el autor de la Primera Crónica General, que recoge tradicio-

nes y leyendas anteriores, dice que ya antes de que “el se partiesse de tierra de San-

tyague fue ferido el con toda su companna de maiamiento de Dios; et por el peccado

dell atreuimiento et de las suziedades que el fazie en la eglesia de sant Yague, cayo en

el una de las mas suzias enfermedades que podrie ser, et es aquella que dizen los fisicos

diarria”. Incluso asegura el cronista que muchos de la hueste musulmana murieron de

este mal o quedaron tan enfermos que pudieron ser fácilmente rematados por los hom-

bres del rey de León.

En realidad, el regreso de Almanzor a Córdoba no resultó tan desastroso: por lo que

sabemos, después del ataque a Santiago, se acercó hasta las costas del Océano más al

norte, para dirigirse después de vuelta pasando por tierras del Bierzo y saquear cuanto

encontraba a su paso. El botín fue cuantioso y su entrada en la capital del califato triun-

fal, incluso –según algún cronista cristiano– obligando a los cautivos a portar a hombros

hasta allí las campanas de la iglesia de Santiago.

Lo único cierto es que la campaña de Almanzor del año 997 fue un mazazo para la

cristiandad peninsular, similar al que supuso dos siglos después la caída de Jerusalén en

7 Recordemos que, según la Primera Crónica General, Almanzor “non catando al, entro en aquel logar

do yazie el cuerpo de san Yague apostol pora crebantar el su monumento”.

8 J. Pérez de Urbel, op. cit., 344.

~ 7 ~

manos de Saladino para la europea. Ni antes ni después de la campaña los cristianos

pudieron vivir tranquilos, hasta que “en Calatanaçor perdio Almançor el atambor”.9

9 J. Puyol (1926): Crónica de España de Lucas, obispo de Tuy, Madrid, 330.

~ 8 ~

Almanzor pintado por Zurbarán (1598-1664) en 1658

~ 9 ~

Año 991

~ 10 ~

LEÓN

En este año, que es de sequía generalizada y de hambruna, aunque en el norte penin-

sular se deja sentir menos, por iniciativa de Bermudo II se fundó el nuevo monasterio

benedictino de Santa María de Valverde en Corullón (El Bierzo), para acoger a muchos

monjes huidos de las calamidades y muy en particular debido a los ataques y destruc-

ciones de Almanzor.10

Bermudo II logró que el conde García Gómez de Saldaña se reconciliara con él y le

reconociera como rey de León, cosa que no sentó nada bien a Almanzor.11

Podemos re-

10

Con el paso del tiempo, este monasterio se llamará de Santa Marina. En el siglo XII, al no poder alber-

gar a tantos monjes, se trasladó el cenobio a San Salvador de Carracedo, que estaba deshabitado y había

que restaurar. Informa y escribe bien sobre el particular Juan Antonio Testón Turiel (2008): La tebaida

berciana, León, Universidad de León.

11

La vengativa represalia del caudillo cordobés por este hecho se verá en adelante, sobre todo en el año

995 arremetiendo contra las tierras de ambos mandatarios cristianos.

Cuando al comienzo de su reinado Bermudo II se adentró en Galicia para someter a la nobleza rebelde,

destruyéndole castillos e imponiéndose por la fuerza, Almanzor aprovechó la situación apoyando a los

condes gallegos, a los que antes había combatido. De este modo, fortalecidos por las promesas del cau-

dillo cordobés, de espada victoriosa, se unieron contra Bermudo II los más poderosos condes gallegos

(Suero Gundemáriz, Osorio Díaz, Galindo, Gonzalo Menéndez).

Es evidente –según lo vemos nosotros ahora– que cometieron un error al confiarse (y sometérsele) a

Almanzor. Suero Gundamáriz volvió pronto a mostrar su lealtad a Bermudo (en 988 era cortesano suyo).

Sin embargo, Osorio Díaz, que aunque casado en Galicia, pertenecía a la familia de los condes de Sal-

daña, permaneció mucho defendiendo la causa de Almanzor (causa que no es otra que su ambición).

Osorio Díaz no se salía de su coherente lealtad con el levantamiento gallego y de ser partidario de Ramiro

III. En cuanto a Gonzalo Menéndez, su ruptura con Bermudo II puede que viniera provocada por la

ruptura de Bermudo hacia los musulmanes, cuando expulsó violentamente a las guarniciones andalusíes

del territorio leonés. No hay que olvidar que Gonzalo Menéndez gobernaba la marca portuguesa, siendo

dueño de casi todas las tierras comprendidas entre el Duero y el Mondego. Tenía, por tanto, todas las de

perder enfrentándose a Almanzor. En consecuencia, también los condes portugueses se resignaron bajo

Almanzor, con tal de conservar relativamente sus dominios y una cierta tranquilidad. Estando las cosas

así, puede decirse que todas las luchas iban contra León. En realidad todos estaban al servicio de Alman-

zor (mejor dicho, al servicio del miedo a Almanzor, que era también el miedo a la posibilidad de perderlo

todo). De todos era sabido que, más que un conquistador, Almanzor era un arrasador, un destructor, un

caudillo al servicio de atajar los avances (y la repoblación) de los cristianos hacia el sur. También se sumó

al miedo Froila González (el hijo de Gonzalo Núñez, el que envenenó a Sancho I el Craso). Podríamos

decir que a Almanzor le motivaba el miedo del enemigo, la sumisión del mismo, para atacar. Fue lo que

hizo. Froila González estuvo en el bando de Almanzor cuando éste arrasó las tierras gallegas del entorno

de Vacariza (Lugo), arruinando su monasterio.

La noticia de que la primera coalición gallega contra León había fracasado hizo que Almanzor desis-

tiera por el momento de arrasar el reino cristiano. Por eso empezó, en la década de los 80, arrasando Co-

ímbra, estando abandonada y desierta por 7 años. Pero la determinación de Almanzor era y sigue siendo

dirigirse sobre León. Destruyó a su paso villas, castillos, iglesias y monasterios, haciendo que los cris-

tianos se tuvieran que replegar a las espesuras montañosas y huyeran a lo más recóndito. El mismo

Bermudo, dejando al cuidado de León a un conde llamado Gonzalo González, fue a refugiarse a Zamora,

~ 11 ~

cordar que, afortunadamente para Bermudo II, las intrigas no estaban sólo en el norte

sino también en el sur y en la misma Córdoba. Por todo ello –y Bermudo lo sabía–

Almanzor desvió su atención y sus ataques– en otra dirección. Los condes cristianos,

auxiliares musulmanes, del lado de Almanzor, permanecen por así decir tranquilos en

sus territorios, ayudados por contingentes amiríes. Mientras Bermudo II estaba en Gali-

cia, en León estaba García Gómez de Saldaña, derrumbado por el miedo como derrum-

bada estaba la ciudad, gobernando a las órdenes de Almanzor. Desde Lugo, Bermudo II

no era capaz de asimilar tantos despropósitos y tanto caos. Pudo conseguir Bermudo II

capturar y llevar a prisión a Gonzalo Bermúdez de Luna, más mangante que magnate,

castellano-alavés, lo cual pudo contribuir también al arrepentimiento de García Gómez

de Saldaña, aunque en realidad es García Gómez quien le entregó al rey el traidor de

Luna. Hubo tanta confusión en León que hasta se difundió la noticia de que Bermudo

había muerto, teniendo mucho que ver en ese rumor García Gómez, desplazando al rey

en vida, usurpando su puesto. Pero en este año 991, Bermudo II está de nuevo en León.

Y, a lo que parece, bien dispuesto a gobernar.

resultando que ni en León ni en Zamora pudo defenderse, pues las envestidas de Almanzor eran muy

furiosas. León fue asaltada, saqueada e incendiada después de una resistencia heroica de cuatro días en la

que murió valerosamente el conde Gonzalo González. Zamora capituló y fue igualmente destruida. Ber-

mudo II prefirió irse a refugiar a Galicia, escapando de caer prisionero en manos de Almanzor. Su refugio

parece que fue Lugo. No encontrando resistencia alguna, Almanzor recorrió tan campante las tierras lla-

nas del territorio leonés, incendiando iglesias y monasterios, como los de Sahagún y San Pedro de Es-

lonza. A su paso, también destruyó el pueblo más antiguo de la provincia de León, Grajal de Campos, en

989. En toda esa avalancha, los musulmanes tuvieron la ayuda de los condes mal avenidos con Bermudo

II, entre ellos García Gómez de Saldaña, el que ahora, en el año 991, le da la espalda a Almanzor y, re-

conciliado, se une a Bermudo. No siguió sin embargo esta conducta Gonzalo Bermúdez de Luna, pro-

bablemente conde de Cea. Tampoco parece que se resolviera aún por unirse a Bermudo la familia condal

de los Ansúrez de Monzón. Así pues, muchos de los condes, señores feudales, sin lealtad al rey, fueron

los causantes de muchas esclavitudes y muertes de los cristianos, a los cuales no los defendieron como sí

defendieron sus propiedades y dominios. Malos, pues, cabría decir, fueron todos ellos, por haberse pasado

al bando de Almanzor. Inexplicable, pero cierto, porque no tenían otros ideales y ni otros credos que los

de defender sus propiedades o dominios y defenderse ellos mismos del miedo a perderlo todo. Pero mu-

chos sí se perdieron y lo perdieron todo por culpa de ellos.

~ 12 ~

LA RIOJA Y CÓRDOBA

Almanzor dedicó el verano a arrasar La Rioja,12

siendo devastadas, entre otras, Brio-

nes, Nájera, Cenicero, Castilia13

(siendo ésta asediada y tomada). Penetrando hacia el

norte, más allá del Ebro, destruyendo muchos castillos,14

Almanzor dio por concluido su

ataque, llevándose a Córdoba a unas 5.000 cautivas. Se sabe que al llegar a Córdoba fue

cuando realmente el caudillo invasor se consolidó ya plenamente con su nombre de Al-

manzor. El hayib15

Almanzor dejó de serlo al transferir este título y cargo a su hijo Ab-

dalmalik. Al mismo tiempo, nombró visir16

a Ahmad ibn Said.17

En todo caso se ve lo

anodino que es el ejercicio de gobierno del califa Hisham II.18

12

Es su 36ª algazúa.

13

Esta localidad (pues a ella se refieren las fuentes y no a Castilla, ni siquiera tal vez a Cantabria, aunque

hubo una localidad llamada así) puede ser la plaza fuerte o castillo que había en un cerro homónimo al

otro lado del Ebro y frente a Logroño (en esta época Logroño no era más que una aldeíta o poblado sin

ninguna importancia).

14

Según cuentan, tal vez eufemísticamente, las fuentes, porque puede que no fueran tantos los castillos

destruidos ni que hubiera tantos por las tierras vasco-navarras a las que se refieren las crónicas.

15

Chambelán o secretario del califa.

16

Equivalente a primer ministro.

17

Padre de Ibn Hazm, político, intelectual, poeta, etc., del que tendremos que hablar en su momento. Es

el autor del célebre libro sobre el amor El collar de la paloma, escrito en 1023.

18

Hisham II recibió en este año, entre otros regalos del emir Ziri ibn Atiyya, 8.000 libras de marfil. Ziri

ibn Atiyya (de la tribu zenata de los magrawa), sin demasiadas dificultades, se proclamó dueño absoluto

del Magreb, tras expulsar a su enemigo Abu al-Bahar. Ziri ibn Atiyya, vasallo del califato cordobés (aun-

que había intentado independizarse en el año 990), consiguió también ser nombrado visir de los territorios

africanos.

~ 13 ~

NIMWEGEN

El 15 de junio, con 36 años de edad, murió en Nimwegen19

la emperatriz Teófano

(Teofanía) Skleraina, esposa de Otón II20

y madre de Otón III.21

Enfermó y en poco

tiempo falleció. Recibió solemne sepultura en San Pantaleón de Colonia. Regentó el Im-

perio durante 7 años y siempre fue (positivamente) muy influyente en todo, aunque no

todos la aceptaron con agrado en la Corte otoniana.22

Prosigue ahora en la regencia

Adelaida de Borgoña.23

Recién comenzado el año 972, el arzobispo Gero de Colonia (969-976) llegó con una

importante comitiva a Constantinopla para acompañar a la joven Teófano (de 17 años

de edad) en su viaje a Occidente para casarse con Otón II (de la misma edad que ella).

Tras haber desembarcado en la Apulia, la comitiva llegó a Roma, donde tuvo lugar el

encuentro de los novios o contrayentes (14 de abril del mencionado año 972).

Como dote, Teófano no iba escasa en su viaje. Aportaba varios centenares de carros

llenos de ricos objetos confeccionados a base de madreperla, marfil, ébano, oro, plata,

bronce y piedras preciosas.

19

Nimega (Países Bajos).

20

Habiendo sido propiciado este matrimonio por Teófano Anastaso, después de haber sido arduamente

negociado y solicitado por las embajadas imperiales de Occidente (como ya lo veíamos en su momento).

del matrimonio de Otón II y Teófano Skleraina y Otón II llegaron a edad adulta tres hijas y un hijo:

Adelaida (977-1032), Sofía (978-1024) –ambas abadesas–, Matilde de Sajonia (979-1002) –que contra-

jo matrimonio con el conde palatino Ezzo, duque de Lorena– y Otón III (982-1002), el emperador del

Sacro Imperio Romano Germánico (gemela o melliza de Otón nació una niña que murió a poco del naci-

miento).

21

No se sabe con certeza donde nació Teófano Skleraina, aunque se supone Constantinopla o el entorno

de la capital bizantina. Puede pensarse que su padre era Constantino Skleros, hermano de Bardas Skleros,

siendo su madre Sofía Fokaina, presumiblemente hermana del emperador Juan I Tzimisces. No obstante,

según otras fuentes, podría ser una nieta del emperador Nicéforo II Focas. Lo que sí se sabe es que no

figura entre las personas nacidas como porfirogénetas en Constantinopla, es decir que no era de linaje

propiamente bizantino tal cual sino advenediza o cortesana por alguna línea colateral.

22

Reinó durante 11 años con su esposo Otón II y 7 como regente de su hijo Otón III. Durante todos esos

años y en varios posteriores, el arte y la cultura del Sacro Imperio Romano Germánico gozaron de buenas

influencias bizantinas, pues cuando llegó Teófano trajo consigo a muchos artistas y arquitectos de

Constantinopla. Muchos elementos bizantinos difundidos por Europa se deben a ella, incluso algunas

devociones propiamente bizantinas se extendieron aquí por su influjo, por ejemplo la difundida y popular

devoción del que fue obispo de Mira, San Nicolás (siglo IV).

23

Santa Adelaida. Se conmemora el 16 de diciembre. Su regencia durará hasta el año 994, cuando Otón

III, ya con 14 años de edad, acceda oficialmente al trono imperial sin ser ya un niño.

~ 14 ~

Seguidamente, al contraer matrimonio, siendo asistida la celebración por el Papa Juan

XIII (965-972), en la Basílica de San Pedro, Teófano fue también coronada como em-

peratriz.

Tras la imprevista muerte de Otón II en Roma (17 de diciembre del año 983), Teófano

y su suegra Adelaida de Borgoña fueron convocadas a Alemania por el arzobispo Wi-

lligis de Maguncia,24

para coronar rápidamente a Otón III y hacerse cargo de la regen-

cia, dada la niñez aún de Otón III (3 años de edad). En el año 984, el duque Enrique II

de Baviera, siendo el único pariente masculino adulto más próximo al difunto Otón II,

queriendo deshacerse de la presencia misma de Teófano y de su hijo en Alemania, pre-

tendió ejercer la regencia (hasta estuvo a punto de erigirse en emperador). Enrique no

consiguió lo que quería, porque ya se habían encargado Teófano y Adelaida, de acuerdo

con Willigis y con el Papa, de tener coronado como emperador a Otón III. Todo estaba

atado y bien atado. En mayo del año 985, en Frankfurt, quedó oficialmente asignada a

Teófano la regencia imperial. Igual como regente que como emperatriz, pues las dos co-

sas fue de hecho Teófano Skleraina hasta su muerte, sus intervenciones pueden valo-

rarse de acertadas y positivas en el Sacro Imperio Romano Germánico, tanto en lo inte-

rior como en lo fronterizo y exterior, igual en lo administrativo que en lo militar, espe-

cialmente en relación a Italia, al ducado de Lorena, a las tierras del este europeo (Bohe-

mia y Polonia) y en lo concerniente a las correctas relaciones con el Imperio Bizantino.

Puede decirse que Teófano ha sido una mujer de política inteligente y sagaz, que tiene

el mérito de haber sabido asegurarle el trono a su hijo. Durante su regencia emitió varios

edictos y documentos oficiales por los que se puede deducir que sienta unos precedentes

de eficacia política para el futuro del Sacro Imperio y particularmente útiles en los casos

de posibles futuras emperatrices.

En un documento del 1 de abril del año 990 se confirmó y se reafirmó Teófano, a la

manera bizantina, como imperator (el uso del género masculino en este caso la ratifi-

caba como autócrata, pues a diferencia de los usos en el Sacro Imperio Romano ger-

mánico, en el que el título de emperatriz era más bien honorífico, en el Imperio Bizan-

tino ya habían sido emperatrices-autócratas Teodora (527-565) e Irene (797-802). La

firma del mencionado documento es así: Theofanius gratia divina imperator augustus.

24

San Willigis de Maguncia (975-1010). Como arzobispo primado de Alemania y legítimamente dele-

gado por la Santa Sede, San Willigis coronó a Otón III como emperador, el 24 de diciembre del año 983,

en Aquisgrán.

~ 15 ~

Año 992

~ 16 ~

NAVARRA Y CÓRDOBA

Almanzor, enemistado con su suegro Sancho II Garcés de Pamplona, padre de Abda,25

realizó su trigésima séptima campaña guerrera, entre mayo y junio, llegando por Vas-

conia a Pamplona,26

obligando aquí al rey Sancho a renovarle su vasallaje con la pro-

mesa formal de viajar a Córdoba con 50 rehenes, para rendir la correspondiente pleitesía

al califato, cada vez más personalizado en Almanzor.

El caudillo de Al-Ándalus tomó la fortaleza de Uncastillo27

y se adentro luego hasta

Galis,28

dejando allí una guarnición después de haber conquistado algunos castillos. La

misión de la guarnición resulta ser tanto defensiva como de hostigamiento.29

25

Nombre árabe que adoptó esta princesa cristiana que fue una de las esposas de Almanzor, hija de San-

cho II Garcés y de Urraca Fernández.

26

No conquistada aún por Almanzor, como sí ocurrirá años más tarde (994 y 999).

27

Al norte de la actual provincia de Zaragoza.

28

Misterioso territorio que citan las crónicas y que puede referirse a la Galia más allá de las tierras vas-

cas o bien que se trate de las tierras vascas. De hecho, según las fuentes, el duque Guillermo Sancho de

Vasconia-Gascuña combatió a Almanzor.

El condado de Gascuña fue una entidad feudal aquitana que se originó en el año 781, en tiempos de

Carlomagno. Ludovico Pío, hijo de Carlomagno, recibió este condado sobre la base del ducado de Vas-

conia. Ludovico Pío se hizo pronto a las costumbres del lugar, las de los uuasconum o vascones. Cuando

Ludovico Pío fue llamado a Paderborn por su padre (año 785), presentándose Ludovico vestido a la ma-

nera vasca, igual que sus acompañantes (túnica exterior redonda, camisa de mangas sueltas, calzones lar-

gos, calzas con espuelas y una lanza arrojadiza en la mano).

El condado se organizó en torno a la ciudad de Bayona y el valle del río Adur, manteniendo la tradi-

cional estrecha relación cultural con los territorios de Spanoguasconia y de la vertiente hispana de los

Pirineos.

El conde Galindo II Aznárez de Aragón (893-922) contrajo matrimonio con Acibella, hermana del

conde García Sánchez (Gassia Sans de Gascuña). El hijo de éste, Guillermo Sánchez de Gascuña se unió

en matrimonio con Urraca Garcés, hija del rey de Pamplona García Sánchez I (925-970), naciendo de ese

matrimonio Sancho Guillermo de Gascuña, el cual, siendo segundo hijo de Guillermo Sánchez, fue en-

viado a la Corte de Nájera para educarse. Su hermano, el primogénito, Bernardo Guillermo, murió asesi-

nado (25 de diciembre de 1009), por lo que Sancho Guillermo fue el que heredó el condado de Gascuña y

el condado de Burdeos, que su padre Guillermo Sánchez había incorporado a Gascuña en 977-978. De su

época en Nájera, Sancho Guillermo había fraguado una grandísima amistad con Sancho III de Navarra

(1004-1035), lo cual contribuyó a que entre ambos hubiera siempre una excelente unión y muy buenas

relaciones.

29

Ya en el verano del año anterior (991) rozó Almanzor las tierras navarras, como lo había hecho tam-

bién en el año 989, que fue cuando el rey Sancho II Garcés concertó una paz con Almanzor haciéndole

muchos regalos e incluso entregándole una hija, Abda, que le dio a Almanzor un hijo, Abderramán

“Sanchuelo”.

~ 17 ~

El 4 de septiembre, llevando los 50 rehenes30

y fuertes tributos, tuvo lugar en Córdoba

la presentación de Sancho II Garcés, rindiendo honores tanto a Almanzor como a su hijo

Abderramán “Sanchuelo”,31

nieto del rey navarro, garantizando así su voluntad de paz

el rey Sancho. Se cuenta que Sancho II llegó a besarle los pies a su nieto.

Así pues, resumiendo, se puede decir que Almanzor recorrió las llanuras de Navarra y

parte de su zona montañosa, arrasando castillos y tierras. En Pamplona, Almanzor obtu-

vo la sumisión de su rey entregándole a Almanzor la ciudad sin que éste tuviera que em-

plearse en combate. Además, Almanzor consiguió en Pamplona tener expeditos los pa-

sos fronterizos para pasar más al norte, lo que explica que se adentrara en Galis.

Los deseos de Almanzor son órdenes inapelables para todo aquel que se le someta.

Sancho II Garcés lo sabe. Además, Almanzor supo impresionar a su suegro en Córdoba.

Almanzor sabe que cuanto más exalte su figura de vencedor, más se humilla al vencido.

Almanzor preparó la audiencia concedida a su suegro en Medina Al-Zahira de tal modo

que Sancho II se sintiera apocado.

Con todo esto hay que contar también que este año está siendo de pertinaz sequía y de

hambruna en Al-Ándalus, habiéndose reiterado un mal resultado de las cosechas, como

en los dos años anteriores.

Sancho II Garcés

30

Algunos de ellos muy distinguidos y de la familia real navarra, capturados también en la toma de Un-

castillo por Almanzor. Estos rehenes serán ajusticiados en Córdoba en el año 995.

31

Ahora con 9 años de edad.

~ 18 ~

BARCELONA

En la Seu de Urgel murió Borrell II, conde de Barcelona, Gerona y Osona desde el

año 94732

y de Urgel desde el año 948.33

Tenía 77 años de edad.34

Sus padres fueron

Suñer I y Riquilda de Tolosa. Con Borrell II fue conde su hermano Miró I, hasta el año

966 en que murió.35

Borrell II, en 967, contrajo matrimonio con Letgarda de Tolosa, hija del conde Ramón

Ponce I de Tolosa, también duque de Aquitania. Por la muerte de su hermano y por su

reciente matrimonio, Borrell II incrementó su poder y su control sobre los condados que

ahora dominaba. Tuvieron dos hijos y dos hijas: Ramón Borell (su primogénito y ahora

su sucesor),36

Ermengol,37

Ermengarda y Riquilda. Habiendo enviudado de Letgarda, se

volvió a casar, con Eimeruda de Avernia, sin que tuvieran hijos.

Borrell II fue más condescendiente o civilizado que su padre, optando más por la di-

plomacia que por la fuerza militar. Así desenvolvió una política de encuentros y emba-

jadas tanto con Francia como con Al-Ándalus, fomentando la cordialidad entre los terri-

torios. La relación con Francia era más de vasallaje por razones históricas. Con el califa

Alhakén II, igualmente pacífico y diplomático, firmó un importante acuerdo de paz y

entendimiento. Igualmente mantuvo buenas relaciones con la Santa Sede, negociando en

Roma muchas cuestiones eclesiásticas concernientes a Cataluña.38

Le valió de mucho al

32

Cuando su padre se recluyó en la vida monástica.

33

Cuando murió su tío Sunifredo II.

34

Ó 65 años según otras fuentes.

35

Borrell II, que también ostentó el título de duque de Gotia, se encargó de las cuestiones militares y de

los asuntos exteriores, correspondiéndole a Miró los asuntos internos y los más concernientes a la ciudad

de Barcelona. También destacó Miró en la construcción de obras que permitieron hacer del entorno de

Barcelona una zona de regadío que incrementó la producción agrícola. No se sabe nada acerca de su

muerte ni de qué murió.

36

Tiene 20 años de edad en 992. Será el primero de los condes catalanes que acuñará moneda propia.

37

Borrell II compartió las tareas de gobierno a partir del año 988 con sus hijos Ramón Borell (respon-

sable en los condados de Barcelona, Gerona y Osona) y Ermengol (en Urgel). Ambos continuaron el go-

bierno respectivo a la muerte de Borrell II.

38

Los condados catalanes intentaron en este siglo décimo unificarse eclesiásticamente mediante la rehabi-

litación de Tarragona como sede metropolitana. El primer intento es obra del abad Cesáreo de Montserrat,

que consiguió, en Santiago de Compostela, ser designado como metropolitano por los obispos leoneses.

Pero para los condados catalanes, por mucho que el metropolitano viniera del sepulcro mismo del Apóstol

Santiago, eso equivalía a reconocer la superioridad del rey leonés sobre sus territorios. Por eso el conde

de Barcelona, no aceptando el nombramiento episcopal de Cesáreo, buscó en Roma, más Sede Apostólica

que ninguna, el nombramiento como metropolitano del obispo Ató de Vich, para que fuera arzobispo con

jurisdicción sobre todas las diócesis catalanas (Barcelona, Gerona, Vich, Urgel y Elna). Pasó que el nuevo

~ 19 ~

respecto, y en su política de fomento cultural y científico, proteger a Gerberto de Auri-

llac,39

haciéndolo residir en sus tierras y consolidando con él una gran amistad. Desde

que le conoció le pareció un monje muy prometedor.40

Sin embargo, Borrell II no pudo contener la furia de Almanzor, sufriendo sus ataque

sucesivos (años 978, 982, 984, 985). El caudillo cordobés arrasó Barcelona en el año

985, dejando la ciudad bastante destruida y saqueada, habiéndose llevado a Córdoba a

numerosos prisioneros. Se perdió para Cataluña el cierto control ejercido sobre la anti-

gua y prestigiosa metropolitana Tarragona.41

Borrell II pidió ayuda a Lotario de Francia y a su hijo Luis V, pero no recibió auxilio

de ellos, entre otras cosas porque murieron cuando tal vez hubieran podido hacerlo.

Como consecuencia de eso y como resultado de un creciente desarraigo de los condados

catalanes respecto a sus antiguos señores los francos, acrecentado por el cambio de

dinastía que allí se produjo con la elección de Hugo Capeto (año 987) Borrell II no

renovó el juramento de lealtad o el vasallaje con él en el año 988. De este modo empezó

a proceder con total independencia en sus territorios.42

Al final de su gobierno, Borrell II se dedicó mucho a restaurar sus territorios, con-

tando con la verdadera y esforzada ayuda de muchos nobles y señores catalanes. Se

llevó a cabo una meritoria labor de redención de cautivos de guerra. Borrell II mandó

reconstruir un gran número de iglesias y monasterios, así como contribuyó a la

recuperación del patrimonio de los mismos, que había sido en gran parte saqueado por

los musulmanes, muy destacadamente por las hordas de Almanzor. También dispensó

varias Cartas Puebla a fin de repoblar las villas destruidas.

arzobispo, Ató, murió asesinado (22 de agosto del año 971), seguramente a consecuencia del revuelo que

provocó en muchos su nombramiento, por el que se separaba la iglesia catalana de la franca, de la metro-

politana Narbona, pasando a estar bajo el control del condado de Barcelona y del de Ampurias, ambos

políticamente diferentes. El caso fue que los planes de Borrell se vinieron abajo. El recurso a Roma para

contrarrestar o evitar la presencia carolingia se fortaleció recurriendo a los monjes cluniacenses, que de-

pendían directamente del Sumo Pontífice (entonces Juan XIII) y porque la mayoría de los monasterios

catalanes ya habían adoptado esa Regla de reforma.

39

Futuro Papa Silvestre II, de quien ya llevamos mucho tratado. Será el primero de los Papas de origen

francés.

40

A Gerberto de Aurillac lo conoció Borrell, en el monasterio de San Pedro de Aurillac, cuando viajó al

territorio franco con motivo de su matrimonio con Letgarda.

41

No retornará a Cataluña sino en el año 1118, por conquista de Ramón Berenguer III. Ya lo veremos en

su momento.

42

Cosa muy grata a los nacionalistas independentistas catalanes. Los franceses no reconocieron tal inde-

pendencia.

~ 20 ~

POLONIA

Polonia aparece en la historia sobre todo como resultado de haberse constituido como

principado (aunque más bien ducado) en la persona de Miezislao I, el cual murió cristia-

namente en este año, el 25 de mayo, a los 57 años de edad, habiendo gobernado durante

32 años.

Miezislao I era hijo de Siemomysl,43

que ya propició la existencia del nuevo principa-

do o a que su territorio lo fuera. En el año 962, Miezislao I se proclamó duque de Po-

lonia, territorio poblado por los polanos44

a los que se fueron agregando paulatinamente

y por conquistas otros territorios y tribus. Miezislao I hizo posible que se fueran cris-

tianizando a la vez que se configuraban como patria común y estado, haciendo frontera

con la Rus de Kiev (por el este) y con el Sacro Imperio Otoniano (por el oeste). Recien-

temente se había apoderado también Miezislao de parte de Pomerania45

y de Silesia.

A Miezislao, que contrajo matrimonio con Dobrava de Bohemia, le sucede su hijo Bo-

leslao (25 años de edad), de momento como duque Boleslao I de Polonia. El matrimo-

nio tuvo también una hija, Swietoslawa.46

Miezislao I de Polonia

43

Históricamente al menos no se sabe nada acerca de la madre de Miezislao. En cuanto a Siemomysl, se

sabe que fue el tercero de los duques legendarios de Polonia, de la cual será primer rey su nieto, hijo de

Miezislao, Boleslao I.

44

De los cuales deriva el nombre de Polska o Polonia. Los polanos (o tribu polanie) se llamaban así por

derivación del término “pole”, o “pola”, con significado de campos extensos o en gran llanura. Así pues,

“polanos” significaba “del campo”. Eran eslavos.

45

Al norte de la actual Polonia en el litoral báltico.

46

Parece ser que es la misma que históricamente se conocerá como Sigrid la Altiva. Se casó con Erik VI

de Suecia (970-995, en primeras nupcias) y con Svend I de Dinamarca (985-1014, en segundas nupcias).

~ 21 ~

Año 993

~ 22 ~

CÓRDOBA

Eran otros tiempos cuando los reyes del norte peninsular hispano o sus embajadas, no

exentos de vasallaje, iban a Córdoba en negociaciones de paz verdadera. Ya nada es co-

mo cuando fue a Córdoba la reina Tota de Pamplona con su nieto Sancho I de León el

Craso, para que éste se curara. Ahora van más bien todos a rendir pleitesía a Almanzor,

con tributos y rehenes.

Bermudo II mandó a Córdoba, para Almanzor, a su hija Teresa (o Tarasia). Almanzor

la destinó enseguida a ser concubina (yariya).47

También Gonzalo, un hijo del rey na-

varro Sancho II Garcés, con 25 años de edad, tuvo la obligación de ir a Córdoba (a Me-

dina Al-Zahira), representando a su padre a fin de reafirmar la sumisión, pues Almanzor

no consiente en que ésta venga a menos o se mitigue.48

Con todo, Almanzor vio fracasar en este año su reiterado ataque a San Esteban de

Gormaz.49

47

Más tarde, manumitida, llegó a tenerla como esposa. Y cuando Almanzor muera, ella podrá irse de

Córdoba y acabará siendo monja en el monasterio de San Pelayo, en Oviedo.

48

Todo esto lo testimonian las varias fuentes documentales, muchas de ellas monásticas o de cronistas y

escritores cristianos.

49

Su 39ª algazúa. Comprendió también otros lugares, más hacia León.

~ 23 ~

PIRINEOS Y CATALUÑA

No llegan del todo a los más alejados monasterios pirenaicos los ataques de Alman-

zor, de modo que dichos monasterios prosiguen en su labor propia de cristianización

siendo grandes focos culturales del momento.50

Al abad Garí, de San Miguel de Cuixá,51

estando de regreso de una peregrinación a

Tierra Santa, el Papa Juan XV le concedió una bula por la que se hace cargo de la di-

rección (cluniacense) de cinco abadías: la propia de San Miguel de Cuixá y además las

de San Pedro de Lezat, San Pedro de Mas Garnier (en el condado de Tolosa estas dos),

San Hilario (en el condado de Carcasona) y Santa María d’Alet (en el condado de Ra-

sés).52

De otra parte, el arzobispo de Narbona, Ermengaud, en pleno ejercicio como metro-

politano también para los condados catalanes, nombró como obispo de Vich a Arnulfo,

solucionando así el problema de meses atrás durante los cuales estuvo como obispo que

usurpó dicha sede Guadall, el cual se la arrebató a su titular Froia tras provocar serias

revueltas contra él. Froia, como su antecesor Ató, murió asesinado.

También ocurrió que el abad Adalberto, del monasterio de San Benito (Sant Benet) en

Bages,53

ahijado del hijo del fundador (un noble que se llamaba Sala), fue depuesto de

su cargo, porque su gestión no pudo ser más nefasta. A Adalberto le sucedió Seniofredo,

también de la familia y tan nefasto como él. Los monjes andan atareados redactando un

memorial sobre la marcha del monasterio.54

50

Barruntándose ya, por así decir, el arte románico.

51

En Codalet (Conflent, suroeste de Francia).

52

Todas estas abadías se encuentran actualmente en territorio francés.

53

Provincia de Barcelona. En un paisaje y lugar incomparables, dignos de admirar.

54

Sala, por su matrimonio con Ricardis, estaba emparentado con la familia que en ese momento ostén-

taba el vizcondado de Osona. La idea original de la fundación fue la de que el monasterio tuviera un uso

particular. La iglesia del monasterio se consagró el 3 de diciembre de 972, asistiendo a un pomposo ce-

remonial muchos condes, incluido Borrell II. Se conserva el Acta de Consagración con una descripción

detallada de la ampulosa ceremonia. El monasterio quedó bajo la dependencia directa de Roma, dicta-

minándose que sus abades habrían de ser elegidos de entre los familiares descendientes del fundador. Esta

prerrogativa finalizó en el año 999 y porque no cesaron hasta entonces ni las disputas familiares ni los

abades más ineptos.

~ 24 ~

ROMA

El Papa Juan XV celebró el 4 de julio la ceremonia de canonización del obispo San

Ulrico de Augsburgo, tras haber aprobado la Santa Sede desde su comprobación canó-

nica la verdad de los numerosos milagros que se le atribuyen a Ulrico y habiéndose re-

cogido muchos testimonios al respecto, con riguroso cotejo canónico.55

La fecha del 4

de julio coincide con la del XX Aniversario de la muerte del Santo.

55

Parece ser que esta fue la primera canonización como tal de la historia.

~ 25 ~

Año 994

~ 26 ~

CASTILLA

Almanzor le tiene mucha gana al conde García Fernández de Castilla, cuya rendición

no ha logrado Almanzor aún y está muy deseoso de atacarle con todos sus bríos. Por

este motivo, acompañado por su hijo Abdalamalik, por tercera vez atacó Almanzor la

fortaleza de San esteban de Gormaz y la conquistó, tras 5 días de asaltos. Instaló allí una

guarnición y luego tomó Clunia, el 6 de junio.56

También se apoderó seguidamente de

Barbadillo de Herreros.57

Por el Ebro se dirigió luego a Pamplona, reinando ya García

Sánchez II, hijo y sucesor de Sancho II Garcés (ya fallecido como enseguida contare-

mos). García Sánchez, menos contemporizador que su padre con los musulmanes, se dio

a defenderse de los musulmanes y los enfrentó en batalla.58

Almanzor resultó victorioso

y finalmente, en el mes de julio, atacó Pamplona. La ciudad habría sido destruida si no

hubiera sido porque sus habitantes se rindieron y obtuvieron el perdón (aman) de Al-

manzor.59

El caudillo cordobés se retiró de allí, pasando luego por Miranda de Ebro y

Pancorbo, habiendo parado también en la fortaleza riojana de Cellorigo.60

56

Coruña del Conde, de importante pasado romano e incluso anterior (al sureste de la provincia de Bur-

gos). En el año 712, la invasión musulmana llegó a estas tierras. Las tropas de Tarik arrasaron Clunia, la

hicieron desaparecer. Durante mucho tiempo después, tratando de reconstruirla, se la disputaron musul-

manes y cristianos. A mediados del siglo VIII, el rey Alfonso I de Asturias reconquistó los restos de la

ciudad y salvó a los que poblaban el lugar del dominio musulmán. Pero el rey Alfonso decidió trasladar a

esa gente a lugares más seguros al norte. Eran los tiempos de la creación de las regiones del Duero como

tierras de nadie y sin nadie, fronterizas entre cristianos y musulmanes.

Más tarde, en el año 912, el rey García I de León (910-914) encomendó al conde de Castilla Gonzalo

Fernández, padre de Fernán González, la repoblación paulatina pero decidida de las fronteras del Duero,

siendo repobladas entonces Haza, San esteban de Gormaz y Clunia, localidades importantes en el contex-

to de las comunicaciones de entonces y para la consolidación de Castilla.

Al ser una de las puertas de Castilla y al estar situada en la primera línea de defensa frente a los mu-

sulmanes, Coruña del Conde, aún conocida como Clunia, sufrió varios ataques moros. En el año 920,

Abderramán III mandó arrasar la ciudad (considerada de importancia en las crónicas musulmanas). Ma-

taron entonces los atacantes a sus habitantes, tras destruir los cultivos del entorno. Las casas fueron sa-

queadas y se transportó a Córdoba un sustancioso botín.

Pasando el tiempo, en este año 994, los cristianos tenían de nuevo reconstruida la ciudad de Clunia. Por

eso Almanzor, atacándola con furia, volvió a destruirla y derribó su fortaleza.

Cabe señalar que, en la primavera del año 1002, Almanzor partirá desde Clunia para realizar su última

campaña militar contra los cristianos. Marchará con 33.000 jinetes, 30.000 soldados de a pie y 100 por-

tadores de tambores (que se harían famosos) a los que Almanzor les ordenó que no cesaran de tocarlos. Al

final de esa campaña será cuando Almanzor resulte herido de muerte por los cristianos, en la batalla de

Calatañazor, de la que trataremos en su momento.

57

En la sierra de la Demanda, provincia de Burgos.

58

Parce ser que en las cercanías del monasterio riojano de San Millán.

59

Debió de ser ésta la primera vez que Almanzor entrara en Pamplona triunfalmente como dueño y señor

de la ciudad, pues su anterior ataque del año 992 parece ser que acabó en pacto pacífico sin necesidad de

ninguna acción violenta.

~ 27 ~

La conocida como Estela Celtíbera de Clunia

60

Según las fuentes documentales, ésta fue la 41ª algazúa de Almanzor.

~ 28 ~

LEÓN

De Castilla pasó Almanzor con sus tropas a León, estando aún por estas tierras en

otoño. Bermudo II se había ido desprendiendo de los condes que le fueron traicionando

y que ahora iban al lado de Almanzor. Por eso, Bermudo II se tuvo que retirar a Ovie-

do.61

Almanzor, sin apenas resistencia, venció en León, cuando los leoneses la estaban

reconstruyendo. Almanzor lo destruyó todo, pero dejó intacta una torre, para que sir-

viera de testimonio en el futuro de lo que la ciudad llegó a ser. También destruyó Al-

manzor las ciudades de Astorga, Coyanza62

y Sahagún.63

61

Allí permanecería hasta su muerte y nunca más regresó a León.

62

Actual Valencia de Don Juan (León).

63

Los castillos leoneses de Luna y Gordón (ambos levantados por Alfonso III), entre otros, le impiden

proseguir por El Bierzo y hacia Asturias (uno de los pocos territorios, junto a Cantabria y las provincias

vascas marítimas que nunca hollará).

Ésta fue, según las fuentes documentales, la 42ª algazúa de Almanzor.

~ 29 ~

NÁJERA

Sancho II Garcés murió en Nájera, en su vigésimo cuarto año de reinado (como rey de

Pamplona y conde de Aragón).64

Con Almanzor se ensombrecieron los últimos años de

Sancho II Garcés.65

Como militarmente no podía mucho contra Almanzor, Sancho tuvo que acudir en

persona a Córdoba como embajador de su propio reino, rindiéndole pleitesía al caudillo

andalusí y entregándole cuantiosos tributos, incluyendo una hija. De ella, Urraca, que

tuvo que adoptar el nombre árabe de Abda, nació Abderramán Sanchuelo.66

En el año

993, representando a Sancho II Garcés tuvo que dirigirse también a Córdoba su joven

hijo Gonzalo,67

reforzando ante Almanzor la sumisión cierta del reino de Navarra a su

poder.

Sancho II Garcés fundó en el año 972 el monasterio riojano de San Andrés de Cirue-

ña.

A Sancho II Garcés, conocido también con el sobrenombre de Abarca,68

le sucede su

hijo (y de Urraca Fernández) García Sánchez II.69

Tiene 36 años de edad y había nacido

en Tudela. A Sancho se le murió su hijo Ramiro en el año 992.

64

Al desconocerse el año de su nacimiento, no sabemos su edad, que debió ser de cincuenta y tantos, tal

vez sin llegar a los 60. Sí sabemos que su madre (Andregoto Galíndez) fue repudiada por su padre (García

Sánchez I, 925-970) en el año 943.

Por entonces, los reinos de León, Navarra o Pamplona y el condado de Castilla estaban unidos por lazos

familiares. La monarquía navarra sostenía a Ramiro III de León, menor de edad.

Sancho II Garcés parece que estuvo casado primeramente (año 962) con Urraca Fernández, hija del

conde Fernán González de Castilla y de Sancha de Pamplona, hija de Sancho Garcés I y de Tota (o Toda)

Aznar. Urraca había estado casada anteriormente con Ordoño III de León (en años previos al 950) y en

956 estuvo casada con Ordoño IV de León (958-960) el Malo, de quien se separó.

Sancho II Garcés está enterrado en la iglesia gótica del monasterio de Santa María la Real de Nájera,

iglesia que se construyó entre los años 1422-1453. A sus pies se halla el panteón real (reconstruido entre

los años 1556-1559) en el que están enterrados varios reyes de Pamplona y de León.

65

En el año 975, Sancho II Garcés y los cristianos del norte hispano fueron derrotados por los musulma-

nes en Gormaz, y en 981 sufrieron la humillante derrota de Rueda, cerca de Tordesillas.

66

Que será quien suceda en el califato a Hisham II en el año 1009. Parece ser que el ser llamado San-

chuelo se debió al extraordinario parecido físico con su abuelo.

67

Probablemente con el título de conde de Aragón.

68

Tipo de calzado muy apto para andar por las montañas y que, según dan a conocer algunas fuentes, lle-

varon también los solados navarros para moverse mejor cuando eran atacados por los musulmanes en

parajes montañosos. La abarca es de cuero crudo que cubre sólo la planta de los pies, con reborde en

torno, y se asegura con cuerdas o correas sobre el empeine y el tobillo.

69

Casado con Jimena Fernández, hija del conde de Cea Fernando Bermúdez. Pasará a la historia llamado

de sobrenombre el Temblón, probablemente por algún padecimiento de tipo nervioso.

~ 30 ~

OUJDA

Oujda es la ciudad magrebí que como capital zenata se ha fundado en este año por

iniciativa de Ziri ibn Atiyya. Está situada en el centro de los territorios que domina Ziri

como visir dependiente de Almanzor. El caso es que Ziri ibn Atiyya está dando mues-

tras de una forma de gobernar cada vez más autónoma o independiente.70

Sepulcro de Sancho II Garcés en Santa María la Real de Nájera

y una vista de la ciudad de Oujda

70

De hecho la capitalidad de Oujda se prolongará con prosperidad durante unos 80 años en adelante.

No fue ésta la única ciudad que se fundó en este año. Que se sepa, también se fundaron, en tierras ger-

manas, Quedlinburg (en torno a su célebre abadía) y Stade (al norte de Alemania, reconstruida tras haber

sido atacada y destruida por los vikingos).

Sobre todo en lo tocante a Quedlinburg, Otón III, con su mayoría de edad recién promulgada en este

año 994, teniendo 14 años de edad, puso la primera piedra de la ciudad, proyectada para estar dotada de

un buen mercado y con derechos para acuñar moneda y estar habilitada como aduana. Originalmente

construida para impulsar la economía del monasterio, en los siglos posteriores se desarrolló una creciente

rivalidad entre dicho monasterio y la ciudad en sí misma.

~ 31 ~

ANSE

Anse es una localidad francesa, no lejos de Lyon, en la que durante este año se reu-

nieron en concilio muchos eclesiásticos del entorno para tratar y regular varios aspectos

concernientes a la vida feudal del momento. Lo primero que se reguló, en este año 994,

decretado disciplinalmente, fue que no ha de realizarse ningún trabajo servil desde la

hora nona71

del sábado y durante todo el domingo.

También se trató de legislar la Paz de Dios. Las iniciativas de todo este movimiento se

explican desde el contexto del debilitamiento reciente del poder regio que se experi-

mentó en Francia durante el final de la dinastía carolingia.

La inseguridad política unida a las guerras privadas que se suscitaban entre los señores

de los diferentes reinos produjo una consecuencia: mucha perturbación de la vida hu-

mana, particularmente en el trabajo agrícola, por abandono de las tierras que tan exten-

sas son en los dominios eclesiásticos. El pueblo quiere trabajar en las tierras y dejarse

de tanto servir a los señores feudales en las guerras. El clero, por la cuenta que le tiene,

desea lo mismo que el pueblo. Por eso, ya en un concilio que se celebró en Puy (Au-

vernia, año 987), el clero se hizo eco de las aspiraciones del pueblo, deseoso de orden y

de paz. El pueblo, por tanto, se reúne con su clero.72

Sólo con que recordemos los no

muy lejanos hechos violentos en Vich (dos de sus últimos obispos asesinados) caemos

en la cuenta de la necesidad de encontrar soluciones pacíficas a la cada vez más habi-

tual violencia desatada.73

71

Las 15 horas o 3 de la tarde.

72

Estas reuniones (concilios) solían celebrarse en pleno campo, congregándose caballeros y vasallos de

los señores feudales, jurando sus deseos de paz ante Dios y sobre las reliquias de los Santos locales, im-

poniéndose respetar ciertas reglas y prohibiciones. Además del concilio mencionado en Puy, hubo otros

muchos: Charroux (año 989), Narbona (año 990), Limoges (año 994, a la vez que el de Anse), Poitiers

(años 1000 y 1014), etc.

En años como 922 y 1023, la prohibición de cualquier violencia que se ejerciera sobre lugares y per-

sonas se aplicó también a tiempos o períodos, coincidentes con las grandes fiestas del calendario litúrgico.

Los sauvetés de la Francia meridional, y los aîtres (atrios) del norte, que datan de esos años, son dos

lugares delimitados por sendas cruces penitenciales en los que se debe ejercer la Paz de Dios, siendo tam-

bién esos lugares las iglesias, siempre al servicio del refugio.

A partir sobre todo del año 1020, la preocupación por hacer respetar la paz llevó consigo también

practicar la penitencia y perdonarse los contraventores (los que obran contra lo mandado). La caracte-

rística de la Paz de Dios se fue confirmando y codificando como Tregua de Dios: los caballeros tendrán

prohibido hacer la guerra, en primer lugar los sábados, y más tarde, desde el miércoles por la noche hasta

el lunes por la mañana (concilio de Arlés en los años 1037 y 1041), así como durante los tiempos li-

túrgicos de Adviento-Navidad y Cuaresma-Pascua. La contravención de estas prohibiciones comportará

el anatema para el trasgresor y le será negada la sepultura cristiana eclesiástica.

Las Cortes Catalanas tuvieron su origen en estos concilios de la Paz de Dios y la Tregua de Dios.

73

No obstante, si la Iglesia, con los concilios de paz, consiguió afirmar su prestigio y su autoridad moral

dentro de la sociedad fue en realidad porque el movimiento de Paz y Tregua, en contra de las apariencias,

no fue iniciado por el clero sino por el pueblo. Según analiza Pierre Bonnassie (1932-2005, historiador y

~ 32 ~

También en Cataluña tuvo su importancia e incidencia el movimiento de la Paz de

Dios y la Tregua de Dios. Durante los siglos VIII-X, en los condados catalanes, igual

que en otros lugares de Europa, se vivió en un sistema social caracterizado por la liber-

tad de los agricultores, propietarios de las tierras que cultivaban, que a su vez vivieron

sumisos a los señores (condes, vizcondes, etc.), siendo la ley la contenida y codificada

en escritos jurídicos a propósito, derivados del Liber Iudiciorum de los visigodos que a

su vez habían compilado los textos del Derecho Romano vigente en Hispania, particu-

larmente desde el ordenamiento del rey Recesvinto (653-672).

El liber Iudiciorum sigue vigente en los condados catalanes, igual que en muchos te-

rritorios francos, astur-leoneses y noroccidentales de la Península Ibérica. En los conda-

dos catalanes (que fueron la Marca Hispánica carolingia), se nota más la evolución y la

revolución feudal proveniente de Francia, sucediéndose luchas y violencias en torno a la

servidumbre y a las tierras. El fenómeno se extiende ya por toda Europa.

Los catalanes, contra las extorsiones feudales, instituyeron la sagrera: un radio de 30

pasos alrededor de cada iglesia. Cuando un obispo consagra una nueva iglesia hace ri-

tualmente este trazado como parte del ceremonial, prohibiéndose, bajo pena de exco-

munión, que en ese delimitado espacio se cometa violencia alguna. No sólo las personas

quedan protegidas de la violencia feudal en la sagrera o espacio sagrado sino también

los bienes.74

Las sagreras delimitan un espacio protegido de las violencias feudales. Sin embargo,

para asegurar un clima de convivencia se tiene que ir a más, estableciendo una autoridad

que prohíba llevar a cabo cualquier tipo de violencia en cualquier lugar. Por eso se ideó

el que la gente pudiera establecer asambleas para la Paz de Dios y la Tregua de Dios.75

Seguiremos viéndolo.

medievalista e hispanista), este movimiento era popular con una voluntad revolucionaria de no protestar

únicamente contra la violencia de los clanes nobiliarios sino cuestionar también los poderes establecidos,

sobre todo la posesión de grandes lotes de tierra por los aristócratas (laicos o clérigos). Esta idea resultaba

inadmisible por los dirigentes eclesiásticos adheridos al movimiento, ligados al poder condal y nobiliario

como en el caso del abad (y aristócrata) Oliba.

La implicación de las altas jerarquías eclesiásticas en el movimiento de Paz y Tregua de Dios consistió

pues en neutralizar las potencialidades revolucionarias, mediante el reconocimiento a los agricultores de

derechos esenciales como la seguridad de las sagreras y de los bienes y personas; nunca se cuestionó el

poder nobiliario ni el servilismo de los agricultores. El único objetivo de los eclesiásticos era la defensa

de sus importantes bienes patrimoniales de los ataques de los señores mediante el arma espiritual de la

excomunión, temida por todos y eficaz como instrumento de exclusión social con el apoyo popular.

74

En Cataluña se incrementaron las edificaciones de nuevas iglesias y los espacios denominados sagre-

ras, hasta el punto que uno de los barrios de Barcelona se sigue denominando actualmente la Sagrera.

75

Tendrá mucho protagonismo al respecto en los años venideros el abad Oliba (de San Miguel de Cuixá),

que será también obispo y conde de Berga y Ripoll.

~ 33 ~

Nobles Clérigos Caballeros Villanos y campesinos

~ 34 ~

SOUVIGNI

El 11 de mayo murió en Souvigni el abad Mayolo (o Mayeul) de Cluny, gigantesca

figura de este siglo X que va concluyendo.76

Tenía 88 años de edad. Había nacido en la

pequeña villa provenzal de Valensole, en el seno de una familia rica y poderosa, la del

señor Foquer. Muy joven aún quedó huérfano de sus padres y siempre, sobre todo desde

entonces, tuvo inclinación a la vida monástica, debiendo para ello abandonar sus mu-

chas posesiones. No tuvo que esforzarse mucho en ello, porque los musulmanes inva-

dieron aquellos territorios y Mayolo fue a refugiarse a Mâcon, siendo allí muy bien

atendido por el obispo Bernon.

Mayolo completó su formación en Lyon, yendo de nuevo a Mâcon para enseñar filo-

sofía y teología al clero de la diócesis, aspirando él mismo a las sagradas órdenes.

Siendo diácono se desprendió de todos sus bienes y ejerció la caridad de un modo exce-

lente que maravilló a muchos.

Cuando murió el obispo Guifred de Besançon, quisieron nombrarlo su sucesor, pero él

declinó la propuesta y se retiró a la vida monástica, yendo a parar a Cluny, siendo en-

tonces abad del lugar Aymardo (942-965).

A Mayolo se le encargó pronto la tarea bibliotecaria y se le nombró apocrisario (le-

gado para atender los asuntos de fuera del monasterio, particularmente las visitas a reali-

zar entre los personajes más notables).

Pasó pronto a ser elegido abad de Cluny, porque Aymardo se fatigaba mucho y pa-

decía de mucha ceguera. El monasterio de Cluny, bien llevado hacia dentro del mismo,

ganaba también en su resonancia hacia el exterior, atrayendo las miradas de los grandes

del momento, príncipes o emperadores y sumos pontífices de Roma. Otón I y su esposa

Adelaida77

pidieron enseguida la renovación cluniacense en sus territorios. El Papa Be-

nedicto VII pidió que llegara la reforma cluniacense al monasterio de Lérins.

En una década se llevó a cabo una gran tarea de renovación monástica por todas partes

según los auspicios del muy ferviente y espiritual Mayolo, muy valioso también en su

proceder sobre los más variados asuntos.

Fue apresado por los piratas sarracenos de Fraxinetum y pudo ser liberado merced a la

gran suma de dinero que tuvieron que pagar los monjes para su rescate, habiendo tenido

que recabar tal cantidad económica de muchos nobles ricos y amigos pudientes del

abad.78

76

San Mayolo de Cluny. Se conmemora el 11 de mayo.

77

Santa Adelaida. Se conmemora el 16 de diciembre.

78

En julio del año 973, fue capturado mientras atravesaba los Alpes, concretamente en las cercanías de

Orsières. Toda la aristocracia provenzal, en torno a Guillermo I, se movilizó para rescatarlo y liberarlo.

Desde entonces se tomó allí conciencia de la necesidad de derrotar a los sarracenos piratas de Fraxinetum,

lo que se logró en la batalla de Tourtour o Tartero (año 973).

~ 35 ~

Otón I lo tuvo en mente para elegirlo Papa, pero Mayolo desestimó tal posibilidad, ne-

gándose firmemente a ello. Fatigado ya de sus intensos trabajos y debido a su edad, le

llegó el momento de proponer su sucesión al frente de Cluny en la persona de su discí-

pulo Odilón. Efectivamente es Odilón su sucesor.79

Tiene 33 años de edad.

Se dedicó aún a atender a su gran amigo el rey de Francia Hugo Capeto cuando éste le

pidió que se acercara a París para reformar la abadía de San Dionisio. Mayolo no se ne-

gó a ello, aunque no le apetecía nada desplazarse y arrancarse de su paz monástica. Mu-

rió en Souvigni mientras intentaba llevar a cabo esta misión o encomienda del rey. El

monarca en persona se encargó de sus funerales.

San Mayolo abad de Cluny

79

San Odilón de Cluny. Se conmemora el 1 de enero.

~ 36 ~

TOUL

El 23 de abril murió en Toul (Francia)80

su obispo Gerardo.81

Tenía 59 años de edad y

su pontificado fue muy prolongado. Era alemán, habiendo nacido en una familia noble y

acomodada de Colonia, bien relacionada con la Corte Imperial. Sus padres se llamaron

Inframme y Emma. Le dieron una esmerada educación cristiana al llevarlo a la escuela

catedralicia de Colonia. Pronto se sintió vocacionado al orden sacerdotal.82

Siendo ya presbítero, muy joven, se dedicó mucho a prepararse mejor intelectual y es-

piritualmente, predicando también bastante en diversas parroquias de la diócesis. En sus

tareas pastorales normales estaba Gerardo cuando fue elegido obispo de Toul. Resultó

que había muerto el obispo del lugar, Gaucelino. Se produjo entonces en la ciudad de

Toul un capítulo de sus autoridades y resolvieron pedirle al arzobispo Bruno de Colo-

nia83

que le enviasen a un obispo para suceder a Gaucelino. No hubo ninguna duda en

nombrar a Gerardo, teniendo lugar enseguida su ordenación episcopal, en Tréveris (19

de marzo del año 963). Estableció en Toul una excelente y muy concurrida escuela ca-

tedralicia, frecuentada por muchos eruditos. Construyó y embelleció iglesias, entre ellas

su propia catedral. Fue hombre de mucha bondad y caridad.

80

Lorena, perteneciente al Sacro Imperio Romano Germánico.

81

San Gerardo de Toul. Se conmemora el 23 de abril. León IX (1049-1054), uno de sus sucesores en la

sede de Toul, lo canonizó en el año 1050.

82

Cuenta la tradición que su madre murió alcanzada por un rayo de tormenta, lo cual hizo que Gerardo

sintiera remordimientos por sus pecados y se decidiera aún más por consagrarse a la vida religiosa.

83

San Bruno de Colonia, hermano de Otón I. Se conmemora el 23 de octubre (no debe confundirse con

San Bruno el fundador de los cartujos).

~ 37 ~

WÜRZBURG

En la ciudad de Würzburg,84

falleció el marqués (margrawe) de Austria Leopoldo I.85

se distinguió por su fidelidad y lealtad a Otón I. Cuando en tiempos de Otón II fue so-

focada la rebelión de Enrique II el Pendenciero (del año 976), Leopoldo I fue destinado

al Marquesado del Este,86

sucediendo a Bucardo, que también estuvo unido a la rebelión

de Enrique II el Pendenciero.

84

Ciudad de Baviera (Alemania).

85

De la conocida como dinastía Babenberg. No se conocen muchos más datos de su biografía (y no nos

interesa aquí indagar en profundidad sobre el particular), pero sí es históricamente cierto que con él co-

menzó la historia política de Austria.

86

Cuyo núcleo central es el actual territorio de Austria.

~ 38 ~

RATISBONA

El 31 de octubre, a los 70 años de edad, mientras realizaba una visita pastoral, murió

santa y sacramentalmente en Pupping,87

el obispo Wolfgango de Ratisbona (desde el

año 972), que provenía de la vida monástica benedictina.88

Supo rodearse de buenos clé-

rigos y prelados.89

Le había ordenado sacerdote, en el año 970, nada menos que el Santo

obispo Ulrico de Augsburgo. Tuvo una visión por la cual, debiendo abandonar la vida

monástica, decidió hacerse evangelizador itinerante por las tierras de Europa, recorrién-

dose así Bohemia y Panonia.90

Como obispo de Ratisbona organizó muy bien su dio-

cesis y la vida monástica en ella.91

Llegó a ser obispo de Ratisbona porque el obispo Pelegrino de Passau92

le conoció y

propuso su nombramiento a Otón I. Así fue como ocupó la sede vacante de Ratisbona,

llevando una vida sencilla y edificante para todos. Contra lo habitual de estos tiempos,

quiso renunciar a propiedades y dominios, exhortando a todos los eclesiásticos con car-

go pastoral que su deber primero consiste en estar cerca de los fieles. Fue, por tanto, un

obispo muy asequible a todos y muy popular.

Cuando la rebelión de Enrique II el Pendenciero contra Otón II (año 976), siéndole

Wolfgango fiel a Otón, se retiró a la abadía de Mondsee,93

volviendo después a Ratis-

bona.

87

Austria.

88

Se trata de San Wolfgango de Ratisbona. Se conmemora el 31 de octubre. Fue canonizado por el Papa

León IX (1049-1054) en el año 1052. Había sido monje en la abadía de Reichenau (en una isla del lago

alemán de Constanza) y de la abadía suiza de Einsiedeln.

San Wolfgango fue enterrado en el monasterio de San Emmeran de Ratisbona y más tarde fueron trasla-

dados sus restos a la catedral de Ratisbona.

San Emmeran o Emerano de Ratisbona fue un obispo misionero francés que recaló en Ratisbona en el

siglo VII y murió mártir (rodeado de leyenda). Se conmemora el 22 de septiembre.

89

Puede señalarse también que entre sus discípulos estuvo Enrique II, el emperador que sucederá a Otón

III y que pasará al santoral como San Enrique.

90

Las tierras que conforman la actual Hungría. Sin embargo, no se vio muy exitosa su misión.

91

Algunos de sus discípulos fueron sus biógrafos.

92

Ciudad alemana de la Baja Baviera, fronteriza con Austria.

93

En Austria. Cuenta una leyenda (con varios elementos fantasiosos) que en este retiro vivió San Wolf-

gango como eremita muy adentrado en los bosques. Luego volvió a Ratisbona.

~ 39 ~

Año 995

~ 40 ~

CÓRDOBA

Podemos remontarnos al año 970, cuando murió el conde Fernán González de Cas-

tilla. Entonces le heredó y sucedió en el condado su hijo García Fernández.94

Eran tiem-

pos de cierto entendimiento pacífico y de reiteradas embajadas entre los reinos cristia-

nos y el califato de Córdoba. Castilla se afirmaba con cierta autonomía respecto al reino

de León.

Pero de aquellos relativamente calmados tiempos ya no queda nada, de modo que a

García Fernández, un luchador, le tocaron tiempos difíciles, porque Almanzor, en abier-

ta yihad o guerra santa contra los infieles cristianos, se propuso diezmarlos arrasando

sus territorios. No es tanto conquistar lo que pretende Almanzor sino obtener rico o

abundante botín tras sus ataques a los territorios cristianos, siendo lo más destacado del

botín el llevarse cautivos y esclavos para que el califato cordobés siga floreciente, tanto

en su esplendor y prestigio como en su economía. Almanzor se propone escarmentar a

los cristianos y detenerlos en su avance hacia el sur peninsular, hacia Al-Ándalus.

García Fernández, a diferencia de los demás mandatarios de la España septentrional,

no se rindió, ni pactó, ni se sometió a Almanzor. Por eso él era para Almanzor su peor

enemigo. En este año, con su muerte, le llegó su final al valeroso luchador García Fer-

nández, produciendo este hecho una de las mayores alegrías de Almanzor.

García Fernández, en lucha desigual aunque valerosa frente a Almanzor, se vio obli-

gado a ir abandonando los lugares castellanos conquistados al sur del Duero por los

cristianos. De este modo, en el empeño de reforzar las fortalezas de más al norte del

Duero, el combativo García Fernández cayó derrotado cerca de Langa,95

en un choque

que podríamos calificar de fortuito o desafortunado frente a unos destacamentos musul-

manes sin que Almanzor estuviera allí presente.96

El 18 de mayo, perdidas las fortalezas de Clunia y Gormaz, habían quedado en pri-

mera línea los castillos de Peñaranda y de Langa; los dos destacamentos enemigos se

encontraron casualmente.97

El conde García Fernández luchó casi sin esperanza de po-

der vencer, estando incluso herido en la cabeza por un golpe de espada o lanza. Fue de-

rribado quedando su cuerpo tendido en tierra. Los moros lo recogieron con vida y lo

94

El de las manos blancas.

95

Langa del Duero (Soria, en las lindes de la provincia de Burgos).

96

Según Ibn Bassam (cronista andalusí oriundo de Santarém que vivió en el siglo XII), la captura de Gar-

cía Fernández no ocurrió en ninguna de las campañas o algazúas de Almanzor, ya que éste recibió la no-

ticia estando en Córdoba.

La captura y muerte del conde castellano, tal como recogen muchos Anales y varias Crónicas, fue una

de las noticias más destacadas e impresionantes para los contemporáneos.

97

En el paraje actualmente denominado Piedrasillada, entre las localidades sorianas de Langa del Duero

y Alcózar.

~ 41 ~

trasladaron en primer lugar a su acuartelamiento de Medinaceli, llevándolo luego, casi

agonizante, a Córdoba, pues esas habían sido las órdenes de Almanzor.

El ilustre y maltrecho prisionero llegó a Córdoba el 29 de junio. Y allí murió, en su

cuarto día de estancia en la capital califal, el 3 de julio.98

Tenía García Fernández 57

años de edad y fue conde de Castilla durante 35 años.

Al morir García Fernández, Almanzor se mostró como complaciente y respetuoso,

dándole el cadáver del conde a los cristianos cordobeses, los cuales le dieron honrosa y

cristiana sepultura.99

García Fernández había contraído matrimonio sacramental (en el año 965) con Ava,

hija del conde Ramón II de Ribagorza, condado que tiene su sede episcopal de Roda de

Isábena. Este condado es independiente de los carolingios de Tolosa desde el año 872.

Cuando se celebró la boda, seguramente propiciada por la reina Tota de Pamplona, el

condado de Ribagorza era fronterizo con las tierras de soberanía pamplonesa, una sobe-

ranía que abarcaba también Aragón y Sobrarbe. El hecho fue que aquella boda reforzó

los vínculos familiares y políticos entre Castilla y Pamplona.100

García Fernández, que estudió bien desde un principio cómo se movían las cosas des-

de Córdoba, decidió que con la diplomacia de la adulación no se conseguía gran qué a

sus pretensiones de reafirmación política. Por eso, en el verano del año 973, se pasó a la

98

Aunque según recientes investigadores, el eslavo Qand, gobernador de la Marca Media curó como pu-

do al conde y éste falleció entre sus desesperados cuidados.

99

Fue enterrado en la iglesia catedral cordobesa, llamada De los Tres Santos (actual basílica menor de

San Pedro). Los santos de referencia (mártires de tiempos paleocristianos) pueden ser Fausto, Genaro y

Marcial. También puede ser que la referencia sea de correspondencia trinitaria (Santísima Trinidad). Los

restos de García Fernández serían llevados posteriormente al monasterio de San Pedro de Cardeña, muy

cerca de Burgos, por haber sido este monasterio muy favorecido en su vida devota por el ahora difunto.

En un antiguo breviario de Cardeña puede leerse que García Fernández “fue preso e lanceado, e al

quinto día fue muerto e levaron moros a Córdoba e después traxéronle a este Monasterio”.

100

La descendencia de García Fernández y Ava fue la que sigue: de los seis hijos que rebasaron la edad

juvenil, el único hijo varón (Sancho García) será el sucesor al frente del condado de Castilla; una de las

hijas, Elvira, casada con Bermudo II, será reina de León; otras dos, Tota (o Toda) y Mayor, contraerán

matrimonio con magnates de título condal; y finalmente las últimas, Urraca y Oneca seguirán la vida re-

ligiosa, dirigiendo sendos monasterios, de acuerdo con su alto origen, como hijas de los condes de Cas-

tilla.

Los hijos (e hijas), por orden de nacimiento, fueron:

Sancho García: se casará con Urraca Gómez, hija de Gómez Díaz, conde de Saldaña, y ambos serán los

condes de Castilla.

Gonzalo García.

Mayor García: se casará con Ramón III de Pallars Jussà (Lérida). Repudiada por su marido, tal vez por

motivos de parentesco, permaneció en algún lugar de su condado hasta que, hacia 1025, se vio obligada a

volver a Castilla y fue luego abadesa-condesa en el monasterio de San Miguel de Pedroso (Burgos).

Urraca García: monja.

Elvira García: la casada (y reina) con Bermudo II de León. Fallecerá en el año 1017.

Tota (o Toda) García: se casará con Sancho Gómez, hijo del conde Gómez Díaz de Saldaña.

Oneca García: monja (parece ser que después de haber sido casada con Almanzor como regalo por la

paz negociada entre Sancho García, su hermano, y el caudillo califal).

~ 42 ~

lucha mediante una por así decir experimental expedición contra los musulmanes sobre

Deza y Sigüenza, cuando el general Galib estaba en campañas por el norte de África.101

Así pues, García Fernández, nada pacifista, saqueó las tierras al sur de su condado.102

Formó coalición con los reyes de Pamplona y de León, así como también formaron esta

alianza los Banu Gómez de Saldaña, para ver si podían conquistar la fortaleza de Gor-

maz. No lo consiguieron en un primer momento, pero seguían en el intento, aunque el

regreso de Galib desde África impidió el éxito deseable por los cristianos.

Para hacer frente al peligro musulmán que se cernía sobre sus fronteras o para conte-

nerlo con eficacia, García Fernández amplió la base social del condado de Castilla pro-

mulgando las ordenanzas sobre los caballeros villanos (fuero de Castrojériz, año 974,

como contábamos en su momento), equiparando a los caballeros villanos con los infan-

zones: aquellos campesinos que dispusieran de un caballo para la guerra serían equipa-

rados automáticamente con los nobles de segunda clase.

García Fernández intervino también en medio de las luchas a muerte entre Galib y Al-

manzor, resultando liquidado Galib, tal como contábamos en su momento (año 981).

Galib intentó recuperar Gormaz (leal al caudillo amirí, totalmente de parte de Alman-

zor), para lo cual el general se alió con García Fernández y con el rey de Pamplona

(Sancho II Garcés). La coalición fue derrotada en Rueda,103

donde también intervino

Ramiro III de León.104

García Fernández, fiel y leal al rey Ramiro III, lamentó mucho

esta derrota. García Fernández, cuando Bermudo II (año 985) tenía de su parte a los no-

bles gallegos y se impuso sobre Ramiro III, reconoció como rey a Bermudo. El conde

castellano mantuvo una política de su conveniencia pero destacada como unificadora de

las fuerzas cristianas contra las musulmanas (personificadas en Almanzor o aglutinadas

en torno a su dictatorial persona). El gran punto (geográfico y geoestratégico) fue el de

las fronteras del Duero, donde finalmente García Fernández se vio sólo frente a Al-

manzor y sin apenas apoyos de las demás fuerzas cristianas en su ayuda. Con su ad-

mirable y valerosa tenacidad contrastó la voluntad de sumisión a Almanzor de Bermudo

II de León y de Sancho II Garcés de Pamplona. Borrell II, que vio saqueada e incen-

diada Barcelona, se fue volviendo enseguida hacia los francos y hacia su independencia

de los mismos, cada vez dando más la espalda a España.

101

Esta actuación se vio reforzada al año siguiente (974) por el ataque de Ramiro III de León sobre San

Esteban de Gormaz.

102

Actuales provincias de Soria y Guadalajara.

103

Provincia de Valladolid.

104

Galib murió después pero en el mismo año 981 en combate de sus tropas contras las de Almanzor en

Torrevicente (Soria), cerca de Atienza (Guadalajara). Aunque las tropas de Galib eran más numerosas y

tenían todas las de ganar, fueron vencidas desde el momento en el que Galib cayó accidentalmente de su

caballo dándose a la desbandada sus hombres. Almanzor mandó decapitar a Galib (su suegro) y que la

cabeza fuera exhibida en la puerta de su palacio cordobés (Medina Al-Zahira) y allí permaneció durante

años. Ya sin oponente, Almanzor se adueñó de Medinaceli haciéndola plaza o lugar de gran importancia

al proseguir sus algazúas.

~ 43 ~

García Fernández fue comprendiendo que no le era posible defender tanto estando tan

solo. No pudiendo defender las plazas más alejadas, tuvo que replegarse (como pudo

verse ya a partir del año 984), retirándose a Sepúlveda y abandonando Atienza. Las dos

ciudades se perdieron a partir de la toma de Simancas por Almanzor (año 983).

Después de la aceifa de Almanzor sobre León (año 987), Bermudo II se retiró a Gali-

cia, siendo entonces cuando García Fernández se presentó más allá del rió Cea procu-

rando proteger aquellas tierras indefensas y abandonada por el soberano.

En junio del año 989, Almanzor y su hijo Abd Allah sitiaron Gormaz. Los castellanos

pudieron rechazarlos. Abd Allah desertó de las filas de su padre y se pasó a las del con-

de castellano. Almanzor atacó y ocupó Osma (en octubre de ese año) y Alcoba de la To-

rre (en octubre). Después de saquear cuanto pudo, ordenó la retirada a Córdoba, antes

de que arreciara el invierno.

Pasados ya los fríos (año 990), regresó Almanzor, furioso contra García Fernández y

contra su traidor hijo Abd Allah. Almanzor se encontró con las fronteras muy bien de-

fendidas por los castellanos. Llegó el otoño y negociaron García Fernández y Almanzor.

Habría paz a cambio del hijo. García Fernández se lo entregó a su padre arrancándole la

promesa de que no le mataría, pero Almanzor no lo cumplió. Abd Allah fue decapitado

(el 8 de septiembre). De todos modos, con no poco desconcierto de Almanzor,105

se

mantuvo la tregua (hasta el año 994) y aprovechándose de ella pudo regresar Bermudo

II a León. En el año 991, mostrando gratitud hacia el conde castellano, Bermudo con-

trajo matrimonio con Elvira, hija de García Fernández.

En el año 994, rota la tregua de paz, Almanzor se apoderó de Clunia y San Esteban de

Gormaz, arrebatándoselas a García Fernández, a quien, encandilados con Almanzor, les

dan la espalda muchos de los suyos, hablándose incluso de la rebeldía de su propio hijo

y sucesor Sancho García.106

También ocurrió en Córdoba lo siguiente: la ejecución de los 50 rehenes que allí había

(muchos de ellos capturados en la zaragozana Uncastillo y de la familia real navarra), de

cuando los pamploneses se rindieron a Almanzor (año 992), porque el pacto que varias

veces renovó García Sánchez (el Temblón) con el caudillo cordobés se había roto. Un

grupo de caballeros navarros atacó Calatayud, resultando muerto en el ataque un her-

mano de Hakam ibn Abdalaziz (o Abd al-Aziz), el gobernador del lugar. La reacción o

represalia de Almanzor por ese hecho no se hizo esperar: les dio muerte. Cabe destacar

que Almanzor le ordenó a su hijo Abderramán Sanchuelo que fuera él quien les diera

muerte a algunos, sobre todo a uno que era su más directo pariente. Sanchuelo lo tuvo

que hacer. Hay que destacar que el jovencito es de tan sólo 12 años de edad en este mo-

mento.107

¡Hay que tener sangre fría para hacer cumplir una orden de este tipo a un chi-

quillo sobre un pariente suyo!

105

Contexto en el que surgirá la posterior leyenda-romance de los Siete Infantes de Lara.

106

Se supone de unos 30 años de edad. Pasará a la historia como “el de los buenos fueros”.

107

Así lo informa Ibn Darray (958-1030) en su poema Diwan.

~ 44 ~

~ 45 ~

AL NORTE DEL DUERO

En algunas de sus sucesivas campañas guerreras Almanzor había arrasado ya Barce-

lona, León y Pamplona, tres ciudades del todo significativas para sus enemigos cristia-

nos y suponemos que le queda todavía pendiente un ataque a Santiago de Compostela.

Ya iremos viendo.

Durante este año 995 partió de Córdoba en nueva algazúa dirigiéndose al norte.108

Pasó por Mérida y luego por Coria.109

Llegado a su destino de ataque arrasó Viseu y La-

mego en territorio portugués, pasando después a Astorga, capital provisional del reino

de León tras haber sido destruida esta ciudad anteriormente. En los dominios de los

Gómez de Saldaña destruyó, con sus castillos e iglesias, las localidades de Santa María

de Carrión110

y la misma Saldaña. En la montaña al norte de Saldaña saqueó y destruyó

el monasterio de San Román de Entrepeñas.111

Almanzor mató a mucha gente y se llevó

numerosos cautivos.

108

La 47ª, por la Vía de la Plata.

109

Provincia de Cáceres.

110

Actual Carrión de los Condes (Palencia).

111

Muy vinculado a los Beni Gómez, el monasterio benedictino de San Román de Entrepeñas se en-

cuentra en el término municipal de Santibáñez de la Peña (Palencia) y tuvo su importancia (espiritual y

material o económica) en la Edad Media. Actualmente aparece en estado ruinoso, conservando en pie so-

lamente un torreón.

La primera mención documental del monasterio, según consta en el Archivo Histórico Nacional, es del

año 940 (el año siguiente al de la batalla de Simancas, en la que fue derrotado Abderramán III), conser-

vándose un original del Diploma fundacional. Aparece que Diego Muñoz y su mujer Tegridia restaura-

ron, ampliaron y dotaron al monasterio de la iglesia de San Quirce de Guardo, la de Santa María de Arco-

nada y la de Santiago cercana a Dueñas.

En las inmediaciones del monasterio se alzaba un dominante castillo, propiedad de los Gómez, del cual

sólo quedan algunos vestigios ruinosos (Peñacastillo).

El abandono del monasterio de San Román de Entrepeñas se produjo a partir de la desamortización de

Mendizábal (año 1836).

~ 46 ~

ESCOCIA

Murió Kenneth II de Escocia, de 41 años de edad y en el año vigésimo cuarto de su

reinado. Fue hijo de Malcom I y hermano de Culen, al que sucedió. Aprovechó a su fa-

vor las luchas internas entre los partidarios de los reyes anteriores para hacerse con el

poder y restaurar el orden, obteniendo de Edgar de Inglaterra las fértiles tierras de Lo-

thian (de habla germánica) y los territorios fronterizos del rió Tweed, pero tuvo serios

enfrentamientos y combates contra los británicos de Strathclyde, contra los sajones y

contra los noruegos. Le sucede su sobrino Constantino III, hijo de Culen.112

Kenneth II de Escocia

112

No contamos con demasiados datos biográficos sobre él. Tal vez pudo estar involucrado en la muerte

por asesinato de Kenneth, pero no está demostrado. Kenneth fue supuestamente asesinado por Finnguala,

hija de Cucar, según las fuentes documentales de cierto crédito. Constantino III parece ser que murió en

batalla, en el año 997, sucediéndole Kenneth III, cuyos datos biográficos son también un tanto confusos.

~ 47 ~

Año 996

~ 48 ~

ROMA

A comienzos del mes de abril murió en Roma el Papa Juan XV, en el undécimo año

de su pontificado,113

sin que en ningún momento haya sido demasiado apreciado por el

pueblo romano que siempre destacó en él su nepotismo y frivolidad.114

Dada su poca

aceptación por parte de muchos, tuvo que exiliarse a Toscana. Crescencio II, que lo ha-

bía impuesto como Papa (cuando falleció el antipapa Bonifacio VII), se aprovechó fi-

nalmente de su impopularidad para que el Papa tomara esa decisión. Pero en su exilio,

Juan XV le pidió a Otón III que interviniera para favorecerle, a cambio de lo cual le

concedería coronarlo él mismo como emperador. Y como Crescencio no quería la pre-

sencia de Otón III en Roma, hizo mucho paripé ante el Papa reconciliándose con él para

que regresara a Roma por todo lo alto, con gran reconocimiento de su parte. No obs-

tante, Otón estaba ya de camino hacia Roma. Efectivamente, Juan XV le esperaba, pero

su muerte se le anticipó a la llegada del emperador.

Del pontificado de Juan XV podemos resaltar que llevara a cabo la canonización del

obispo San Ulrico de Augsburgo, enseñando y decretando bien acerca de la santidad en

el culto católico:

Por común consejo hemos decretado115

que la memoria de él, es decir, del

santo obispo Ulrico, sea venerada con afecto piadosísimo, con devoción fidelí-

sima; puesto que de tal manera adoramos y veneramos las reliquias de los már-

tires y confesores, que adoramos a Aquél de quien son mártires y confesores;

honramos a los siervos para que el honor redunde en el Señor, que dijo: El que a

vosotros recibe, a mí me recibe [Mt 10, 40], y por ende, nosotros que no tene-

mos confianza de nuestra justicia, seamos constantemente ayudados por sus ora-

ciones y merecimientos ante Dios clementísimo, pues los salubérrimos preceptos

divinos, y los documentos de los santos cánones y de los venerables Padres nos

instaban eficazmente junto con la piadosa mirada de la contemplación de todas

las Iglesias y hasta el empeño del mando apostólico, a que acabáramos la como-

didad de los provechos y la integridad de la firmeza, en cuanto que la memoria

del ya dicho Ulrico, obispo venerable, esté consagrada al culto divino y pueda

siempre aprovechar en el tributo de alabanzas devotísimas a Dios.

113

Si que sepamos su edad.

114

Efectivamente, parece ser que Juan XV, en razón de su cargo e incluso económicamente, favoreció

mucho a sus familiares, siendo tenido a los ojos del pueblo como codicioso, amigo de torpes ganancias y

corrupto.

115

En sínodo romano celebrado el 31 de enero del año 993.

~ 49 ~

El exilio de Juan XV, propiciado por Crescencio II ante las acusaciones de nepotismo

hacia el Papa, tal como contamos, provocó el primer viaje a Italia y concretamente a

Roma de Otón III, pero cuando el emperador llegó a la ciudad ya había fallecido Juan

XV ya había fallecido. Otón III propició entonces la elección de su primo Bruno (ca-

pellán de la Corte Imperial) como Papa. Bruno, de 24 años de edad, tomó el nombre de

Gregorio V. Pero dada su condición de extranjero (sajón alemán), no cae bien al pueblo

romano ni a los rebeldes italianos que se resisten al reconocimiento pleno del Sacro Im-

perio Romano Germánico. El Papa Gregorio V y Otón III, convocando un sínodo, con-

denaron a los rebeldes, incluido Crescencio II, al destierro, aunque el Papa hizo pronto

posible que esta pena les fuera conmutada por otra más leve.

El Papa Juan XV

~ 50 ~

VASCONIA Y NAVARRA

El rey García Sánchez II, que no desea otra cosa sino desprenderse de la sumisión a

Almanzor, no tiene más remedio que replegarse a sus exigencias. Se ve continuamente

obligado a hacer llegar a Córdoba peticiones de paz, sobre todo cada vez que le llegan

noticias de que Almanzor se prepara para atacarle.

Se cuenta que uno de los personajes más fieles a Almanzor, un musulmán que tiene la

encomienda de merodear asiduamente por los territorios cristianos, llegó a las tierras de

Vasconia por los días de la Pascua de este año. Fue recibido y agasajado espléndida-

mente, con todos los honores y con toda distinción, por García Sánchez. El visitante

permaneció por el territorio cristiano durante varios días recorriendo iglesias. En una de

ellas se encontró con una musulmana anciana que estaba allí cautiva de los cristianos y

que le hizo saber lo mal que era tratada, pidiéndole que se dirigiera a Almanzor para que

acudiera a liberarla.

En cuanto el viajero estuvo ya en Córdoba, le relató a Almanzor sus andanzas por

Vasconia y el caso de la anciana cautiva. Fue suficiente para que Almanzor dispusiera

de nueva lanzarse en yihad o guerra santa contra García Sánchez. Éste, que ignoraba lo

de la anciana, habiendo sido informado sobre lo que se le venía encima, mandó mensa-

jeros a Almanzor para preguntarle qué estaba haciendo mal para que se dispusiera a

castigarle, añadiéndole que, si había cometido algún fallo, estaba dispuesto a ser casti-

gado. Los mensajeros fueron muy mal recibidos por Almanzor, el cual les echó en cara

que García Sánchez le había mentido cuando le garantizaba que no había ningún cautivo

musulmán en su reino, siendo así que era cierto que una anciana musulmana sí lo estaba

en una iglesia y que le había pedido socorrerla. Con este mensaje regresaron los mensa-

jeros cristianos al rey García Sánchez, comunicándole todo cuanto Almanzor les había

dicho y cómo se preparaba para atacarle.

Cuando García Sánchez, haciendo cuidadosas pesquisas, se percató de lo cierta que

era la cautividad de la anciana mora la liberó y mandó demoler la iglesia. Entonces Al-

manzor se dio por satisfecho y por el momento renunció al ataque.

~ 51 ~

CÓRDOBA

Subh (vascona), viuda de Alhakén II y madre del actual califa Hisham II, de tan

amante de Almanzor que era (antes de ser Almanzor quien es) pasó ya a ser su mayor

opositora. Intentó dar un golpe de estado con la parte del ejército más afín al califa His-

ham, pero fracasó totalmente, pues el poderío de Almanzor, absolutamente temido en

las filas militares, es enorme. El resultado de todo ha sido que Almanzor se va aún más

reforzado en su poder, yendo hacia él todo el respeto militar y ninguno hacia el califa.

Hisham II sigue siendo el califa, pero podemos decir que ya sólo lo es nominalmente.

Subh ya no es nadie de peso. Reforzado de toda esta intentona en su contra, Almanzor

alardea ya de más títulos de poder que antes, adoptando títulos como sayid (señor) y al-

Malik al-Karim (Noble Rey). Para nada quedan restablecidos los derechos califales del

endeble Hisham II. ¡Ay, si Alhakén II levantara la cabeza!

Llegó a los oídos de Almanzor que Ziri ibn Atiyya estaba deseando y tramando actua-

ciones en su contra, por lo cual Almanzor le retiró todo su apoyo desposeyéndolo del

título de visir magrebí. Ziri ibn Atiyya respondió a ello poniéndose abiertamente en su

contra, reconociendo los derechos y la legitimidad del califa Hisham II. Almanzor envió

entonces tropas suyas al Magreb contra Ziri ibn Atiyya y éste salió victorioso al en-

frentarse a ellas después de tres meses de combate. Finalmente, derrotadas, las fuerzas

de Almanzor hubieron de replegarse a Tánger. Parece demostrado que Almanzor es más

triunfador al atacar a los cristianos que cuando lo hace contra musulmanes.

Almanzor

~ 52 ~

VALLE DE SARIEGO

(ASTURIAS)

Es una breve noticia, pero puede destacarse: El rey leonés Bermudo II y su esposa la

reina Elvira donaron al monasterio benedictino de San Pelayo en Oviedo varias pose-

siones en el valle de Sariego.116

Esta donación se realizó para la reparación de la basílica

citada, para el mantenimiento (alimentación y vestido) de los confesores, hermanos y

monjas y para el socorro de pobres y peregrinos.

116

En la documentación correspondiente se tiene la primera mención histórica de esta localidad asturia-

na. Según consta en un pergamino custodiado en el Archivo del Monasterio Ovetense de San Pelayo, fe-

chado el 14 de marzo del año 996 y firmado en Pravia, (Legajo A, nº 1 del Fondo Documental de San

Pelayo) el rey Bermudo II donó el valle de Sariego a San Juan Bautista y a San Pelayo, cuya basílica está

en Oviedo, en el cimiterium puellarum (de los Santos Niños Justo y Pastor) bajo el gobierno de la reina

Teresa Ansúrez (fallecida en el año 997). El territorio donado está delimitado por la Peña de Severo, la

collada de Fraxino y las piedras de Villa Martini.

~ 53 ~

CONDADO DE RIBAGORZA

Durante este año fue consagrada en el condado de Ribagorza117

la iglesia de Santa

María de las Rocas, oficiando dicha consagración el obispo Jacobo de Roda.118

La

iglesia fue construida por los señores feudales del cercano castillo de Güell.119

Santa María de las Rocas

117

Que actualmente se corresponde más o menos con la actual comarca aragonesa pirenaica llamada Ri-

bagorza.

118

Del que se desconoce casi todo, salvo que probablemente era navarro. Roda es Roda de Isábena

(Huesca).

119

Entre los siglos XI y XIII, Ribagorza acumuló un sinfín de ermitas, monasterios, iglesias parroquiales,

castillos, puentes, cantidad de vestigios valiosos y hasta su catedral (de San Vicente mártir). Si algo de-

fine el patrimonio ribagorzano es la omnipresencia del románico en auge. La iglesia de Santa María de las

Rocas (remodelada respecto a la consagrada en el año 996) fue la parroquia de Güell (Huesca) hasta me-

diados del siglo XIX.

~ 54 ~

MONASTERIO DE SAN

JUAN DE LAS ABADESAS

En el célebre monasterio de San Juan de las Abadesas120

falleció en este año su aba-

desa Fredeburga, hija de Miró II de Cerdaña. Le sucede su sobrina Ingilberga (16 años

de edad), hija de Oliba Cabreta.121

120

En la comarca catalana del Ripollés en Gerona.

121

Pude leerse el libro de J. Kresdez (2012): La última abadesa, Editorial Gersea. Es una novela histórica

donde todas las pasiones humanas tienen su mejor exponente. Intrigas políticas, ambiciones desmedidas,

crueldades inútiles, traiciones y amor encuentran cabida en una época crucial para la historia de Cataluña.

Una obra donde se muestra cómo se destruye a una mujer solamente por ser eso: mujer, emprendedora e

inteligente. Al finalizar el siglo X, Ingilberga, hija bastarda del conde de Besalú y Cerdaña, Oliba Cabre-

ta, es nombrada abadesa de Sant Joan Bautista de Ter (Sant Joan de las Abadesas), abadía benedictina

fundada por Wifredo el Velloso, para su hija Emma. Ingilberga, continuando la obra de sus antecesoras,

engrandece el patrimonio de la abadía y repuebla con éxito el valle del Sant Joan, que llega a tener más de

mil habitantes en los principios del siglo XI, lo que atrae la envidia de sus hermanastros, sobre todo, de

Bernat Tallaferro, quien, empeñado en conseguir un obispado para el Condado de Besalú, pone los ojos

en la abadía de Sant Joan. Convencido de que ese rico patrimonio hará que el Papa se incline a concederle

el obispado para su hijo segundo, empeña su vida en conseguir ese objetivo: apropiarse de la abadía y sus

fabulosas riquezas. Al tiempo que Ingilberga continúa engrandeciendo la abadía y se defiende con tesón y

tenacidad, su hermanastro dilapida su patrimonio y esquilma a los pageses (campesinos) en busca de vo-

luntades que apoyen su proyecto. En esta virulenta confrontación cada personaje pone de manifiesto sus

instintos y cualidades. Es el combate de la avaricia de una parte contra la honradez por la otra. Este es un

recorrido por el final del siglo X y principios del XI, donde los hombres más importantes de la deno-

minada Marca Hispánica, hoy Cataluña, se muestran con toda su crudeza. Para colmo de males, todos son

de la misma familia. Con una profunda ambientación histórica y costumbrista, los personajes, la mayoría

reales, muestran al desnudo sus almas y sus vidas, enfrentamientos, envidias, amores, ambiciones, filias y

fobias, todo en un período de beligerantes relaciones con el califato de Córdoba en sus últimos estertores

antes de su definitiva desaparición al disgregarse en los reinos de Taifas. La novela pone de manifiesto

también el desprecio de los condes por el pueblo llano, la explotación de las gentes de la forma más

denigrante. Es lo que lleva sin remedio al nacimiento del famoso, popular y legendario mito catalán del

conde Arnau, una sutil venganza del pueblo contra esos nobles que lo oprimieron.

El conde Arnau era un señor feudal que maltrataba a sus vasallos, a la vez que un estafador y un vi-

vidor, ya que pasaba el día seduciendo a las doncellas.

Se relata que los escalones del Santuario de Montgrony, en Gerona, los hizo construir tallados en roca

viva y después no pagó a los obreros lo prometido.

Se cuenta en la leyenda que sedujo a una mujer, llamada Adelaida, que era Abadesa de San Juan, a la

que iba a visitar usando un túnel de una vieja mina a través de las montañas. Se le sitúa viviendo en La

Vall de Nuria en una mansión alrededor del año 1000.

Adelaida se enamora de Arnau, y éste la convence para ir al bosque a caballo con la jauría. Al día si-

guiente encuentran sus cuerpos destrozados por los mismos perros del conde.

Cuando muere, el conde Arnau es condenado por sus pecados a vagar eternamente en su caballo en-

vuelto en llamas por Sierra Cavallera (del Ripollés), acompañado por una jauría de perros que en las

noches de tormenta asusta a la gente que se encuentra en el monte. Se cuenta también que el corcel era

diabólico y se alimentaba de las almas de los condenados. El conde aún sigue cabalgando para expiar sus

~ 55 ~

PARÍS

El 24 de octubre falleció en París el rey francés Hugo Capeto, a los 56 años de edad,

en el noveno año de su reinado, siendo éste bastante convulso en la Europa occiden-

tal.122

Podemos recordarle como hijo de Hugo el Grande, de la familia de los robertinos,

que destacaron entre la aristocracia franca en la defensa de París cuando fue reiterada-

mente atacada por los vikingos en el siglo IX.

Hugo Capeto contrajo matrimonio con Adelaida de Aquitania (año 968), siendo am-

bos los padres de Gisela, Edwige, Roberto (asociado a su reinado y ahora su sucesor en

el trono) y Adelaida (según este orden de sus respectivos nacimientos).

En el año 888 asistió al destronamiento del último emperador carolingio, Carlos el

Gordo, en un ambiente de absoluta descomposición y atomización del Imperio que ha-

bía formado Carlomagno. Se fueron formando cientos de principados, ducados y con-

dados, resultando todo ello de la anarquía feudal que se venía viviendo con los últimos

representantes de la dinastía carolingia, cuyo poder se había vaciado hasta convertirse

en meramente simbólico.

A partir de aquellos momentos se fue produciendo en Francia una pugna feroz por el

poder entre la familia carolingia, apoyada en el prestigio del renombre, y la robertina,

cuyos éxitos en la defensa de París ante las incursiones vikingas le habían atraído no

pocas simpatías entre los aristócratas locales. Pero en el año 898, un descendiente de los

carolingios, Carlos el Simple, logró ser entronizado tras la muerte del conde Eudes, has-

ta su encierro en un castillo (año 923) y su muerte (año 929). En adelante, sus descen-

dientes apenas lograron controlar pequeños territorios en los que ejercían como reyes,

pero con poderío mínimo.

pecados. Se dice que durante la noche que se conmemora a los difuntos (2 de noviembre) el conde Arnau

se levanta de la tumba y toca el cuerno de caza, llamando a sus monteros y los perros, y comienza una

infernal carrera. Va a su castillo de Mataplana y su mujer lo repudia, vuelve a la carrera y va a San Juan a

ver a Adelaida, que cabalga a su lado, yendo tras un venado, pero este se escapa y la jauría furiosa por

perder la presa se lanzan sobre Arnau y Adelaida, que son perseguidos, alcanzados y devorados.

En Gombreny (Gerona), se encuentra el Museo del Conde Arnau, con las características mitológicas de

la leyenda catalana. En realidad es un Museo de la Cultura y Tradiciones del municipio, con aspectos

históricos y arqueológicos relacionados con el Castillo de Mataplana.

122

Durante esos nueve años, el nuevo rey francés tuvo que superar la seria conjura que se formó para

destronarle, propiciada por el obispo Adalberón de Laon (sobrino de Adalberón de Reims) y Odón I de

Blois (año 993), siendo descubiertos, capturados y finalmente liberados.

Cuando Laon fue tomada por el duque (carolingio) Carlos de la Baja Lorena (año 988), Adalberón de

Laon fue encarcelado. Escapó y buscó la protección de Hugo Capeto. Luego, tras ganarse la confianza de

Carlos de Lorena y del obispo Arnulfo de Reims (sucesor de Adalberón de Reims), fue restaurado en su

sede episcopal. En el año 991, la victoria de Hugo sobre Carlos y Arnulfo le obligaron a poner Laon en

las manos del rey. También tuvo Hugo Capeto sus problemas con la Santa Sede, debido a cuestiones so-

bre elección de obispos, todo ello provocado por los insidiosos enfrentamientos con Carlos de Lorena.

~ 56 ~

Posteriormente, Luis IV (920-954), Lotario (941-986) y Luis V (986-987) fueron los

últimos soberanos carolingios del territorio franco conocido como Francia Occidental.

Al morir Luis V, accidentalmente, muy joven y sin descendencia, la más distinguida no-

bleza eligió a Hugo Capeto como rey de Francia, tal como contábamos en su momento.

El duque Hugo había demostrado su valor como hombre de armas durante la incursión

de Otón II contra París. También había dado muestras de habilidad diplomática en re-

lación a la Francia Oriental o Alemania imperial otoniana. Aunque patrimonialmente no

era fuerte ni poseía extensos territorios, siendo prácticamente nulo su poder centraliza-

dor y más simbólico que otra cosa su ascenso al trono (en el año 987), Hugo Capeto, sin

embargo, figuró pronto como hombre prometedor para Francia.123

Los problemas no

fueron pocos, derivados todos ellos del mucho desorden político y de la inexistencia de

una autoridad regia en el contexto feudal de la época en que estamos. No obstante, la

nueva dinastía de los Capetos, con mucho e importante apoyo eclesiástico, puede decir-

se que va bien apuntalada hacia el futuro:

La monarquía se fortalece al hacerse hereditaria, por mucho que se mantenga un cere-

monial electivo. Es lo destacable al trasladarse la potestas de Hugo a su hijo Roberto II,

designado heredero casi seguidamente de ser entronizado Hugo.124

Roberto II de Francia125

tiene ahora 24 años de edad. Tendremos que ver el desarrollo

de su reinado.

El rey Hugo Capeto de Francia

123

Y así lo ha demostrado la historia.

124

Así, la continuidad dinástica no se vio truncada por falta de descendencia como ocurrió otras veces.

De hecho, la dinastía de los Capetos duró hasta el siglo XIV y consolidó la monarquía francesa en el fu-

turo.

125

De sobrenombre el Piadoso.

~ 57 ~

FÉCAMP

El 20 de noviembre falleció por causas naturales en Fécamp, donde también había

nacido, el duque Ricardo I126

de Normandía.127

Tenía 58 años de edad y ostentó el go-

bierno de Normandía durante 54 años, desde su niñez, en el año 942. Era hijo natural de

Guillermo I de Normandía128

y de su esposa la bretona Sprota, casados al more danico,

formando matrimonio poligínico.129

Fue con Ricardo I cuando Normandía se cristia-

nizó, asimilándose en todo con el resto de Francia y con la Europa feudal del momento.

Cuando murió su padre, Ricardo era sólo un niño. Por eso no pudo detener a Luis IV

cuando invadió y conquistó Normandía. Ricardo fue apresado y llevado cautivo a Laon,

de donde pudo escapar. Cuando tuvo a los nobles normandos a su favor, Luis IV tuvo

que alejarse de Ruan, siendo entonces reconquistada Normandía (año 947). Tuvo con-

flictos con Etelredo II de Inglaterra (978-1016), sucesor del Santo Eduardo el Mártir,

porque Normandía compraba la mayor parte del botín de los saqueos vikingos en Ingla-

terra. En general fue más parcial a favor de sus súbditos daneses que hacia los france-

ses.

Se casó con Emma, hija de Hugo el Grande, de quien no tuvo hijos. Más tarde se casó

en segundas nupcias con la danesa Gunnora de Crepon, siendo de este matrimonio seis

hijos: Ricardo (que le sucede como Ricardo II, teniendo ahora 33 años de edad),130

Ro-

berto,131

Mauger,132

Roberto Danus (985-989), Emma133

y Matilde (o Maud).134

126

De sobrenombre el sin miedo.

127

Podemos recordar que el ducado de Normandía (al norte de Francia) tuvo su origen en el tratado de

Saint-Calir-sus-Epte (año 911) entre Carlos III el Simple y el jefe vikingo Rollon, siendo entonces la

capital de Normandía Ruan. A cambio de jurar lealtad al rey, proteger las tierras de las invasiones de

otros pueblos vikingos, convertirse en cristiano y casarse con Giselle, hija ilegítima del rey, Rollon y sus

hombre del norte (del latín northmannorum, normandos) recibieron el condado de Ruan, de muchas co-

lonias vikingas. Estas tierras constituyeron la Alta Normandía, la más antigua teniendo en cuenta los te-

rritorios que posteriormente se fueron incorporando de manera creciente.

128

Que murió asesinado.

129

De un hombre con varias esposas a la vez.

130

De sobrenombre el Bueno.

131

Obispo de Ruan y conde de Évreux.

132

Conde de Corbeil.

133

Con una intensa vida de reina en Inglaterra. Era conocida por su belleza como La Rosa de Norman-

día. Tenía 15 años de edad cuando se casó con Etelredo II el Indeciso en la catedral de Winchester (5 de

abril de 1002). Etelredo tenía 34 años de edad y había enviudado hacía dos meses de su primera esposa.

Los nobles normandos que fueron a la boda se convirtieron pronto en muy impopulares por toda Ingla-

~ 58 ~

Ricardo I de Normandía (Falaise)

terra. Nació una gran antipatía mutua entre normandos e ingleses. Ya tendremos posiblemente más datos

y narraciones sobre Emma y su biografía.

134

Esposa de Eudes II de Blois, conde de Blois, Champagne y Chartres.

~ 59 ~

Año 997

~ 60 ~

ROMA

Gregorio V, el Papa desde el año pasado, cuenta en Roma con el apoyo del emperador

Otón III, pero no es suficientemente aceptado por el pueblo romano y cuenta con el re-

chazo de Crescencio II. De este modo, cuando Otón III se fue de Roma, Crescencio im-

puso como Papa a Juan Filigato, obispo de origen griego, que tomó el nombre de Juan

XVI.135

Juan XVI (antipapa)

135

Había nacido en los territorios bizantinos del sur de Italia y fue capellán de Teófano, la madre del em-

perador Otón II hasta que, tras actuar como legado imperial en Italia, fue nombrado abad de Nonántola.

Después fue también tutor de Otón III.

Nombrado obispo de Piacenza, fue enviado a Constantinopla con la misión de concertar el matrimonio

de Otón III. Al regresar a Roma, el Papa Juan XV acababa de fallecer y había sido elegido Gregorio V pa-

ra sucederle, impuesto por el emperador Otón III pero con el rechazo de la nobleza y personalmente por

parte de Crescencio II, el cual acabó imponiendo a Juan Filigato como Juan XVI.

Con ese nombramiento de Juan como antipapa sobre Gregorio V, Otón III irá de nuevo a Roma, con su

ejército, para restaurar a Gregorio (año 998). Crescencio II murió decapitado. El antipapa Juan XVI será

apresado y mutilado (le sacarán los ojos, le cortarán la lengua, las orejas y la nariz), siendo luego así pa-

seado por las calles de Roma, montado sobre un asno. Finalmente, tras esa humillación, será deportado al

monasterio alemán de Fulda y allí fallecerá en el año 1013.

Aunque Juan XVI ha sido siempre considerado como un antipapa y nunca como un Papa legítimo, el si-

guiente Papa que adoptó el nombre de Juan no utilizó el numeral XVI sino que pasó a ser Juan XVII (de

junio a noviembre del año 1003).

~ 61 ~

TRUSOL

El 23 de abril, decapitado y mártir, murió en Trusol el obispo Adalberto de Praga,136

mientras evangelizaba a las tribus bálticas de Prusia, en el decimo cuarto año de su pon-

tificado. Tenía 41 años de edad.

Era oriundo de Bohemia y había nacido de familia muy prestigiosa. Se formó durante

su juventud bajo la tutela del arzobispo Adalberto de Magdeburgo,137

de quien Adal-

berto de Praga tomó el nombre138

por el que pasó a ser conocido en homenaje a su

maestro.

En el año 983 fue nombrado obispo de Praga a petición del príncipe Boleslao II de

Bohemia.139

Adalberto se sintió pronto muy frustrado por el paganismo reinante en su

diócesis. En el año 989, en Roma, solicitó al Papa (Juan XV) que le relevara de su cargo

episcopal, permaneciendo así en Italia durante 4 años, recluido en el monasterio bene-

dictino de Montecassino. En el año 992, el arzobispo de Maguncia140

le pidió que vol-

viera a regir su diócesis, para lo cual regresó a Praga y fundó allí un monasterio bene-

dictino. Después, en el año 993, ayudado por Boleslao, fundó la primera abadía bene-

dictina de Bohemia, en Brevnov. Era este lugar muy pagano, por lo que decidió volver a

Italia, pasándose primero por Hungría, donde el príncipe Géza estaba pretendiendo deci-

didamente evangelizar y solicitaba misioneros.

En Hungría (año 993) bautizó Adalberto a Géza y a su hijo Vajk.141

Adalberto fue su

tutor. Mientras tanto, su familia fue masacrada por órdenes de Boleslao. Posteriormente

136

San Adalberto de Praga. Se conmemora el 23 de abril. Es el Santo Patrón de Bohemia, Polonia, Hun-

gría y Prusia. Trusol se corresponde con la actual Elblag, al norte de Polonia. La cabeza de San Adalberto

fue allí empalada.

137

San Adalberto de Magdeburgo (910-981), conocido como el apóstol de los eslavos. Se conmemora el

20 de junio.

138

Antes se llamaba Vojtech.

139

Boleslao fundó la diócesis de Praga, sufragánea de Mainz y bajo el gobierno pastoral de sus arzo-

bispos. Había muchas guerras, muertes y masacres entre familias muy rivales entre sí. La fecha de la

muerte de Boleslao II es el 7 de febrero del año 999.

140

San Bruno de Querfurt (970-1009), que se conmemora el 9 de marzo, obispo y mártir (decapitado por

los prusianos en un lugar cercano a la Rus de Kiev).

141

Vajk se bautizó con el nombre de Esteban y será después San Esteban de Hungría, entre los siglos X-

XI.

Géza de Hungría falleció el 1 de febrero de este año 997, a los 52 años de edad, habiendo reinado pa-

cíficamente durante 25 años, siendo digno descendiente de Árpad (895-907). Fue el dux supremo nominal

de las siete tribus magiares y de las tierras situadas en los Cárpatos. Intentó hacer una Hungría cristiana,

civilizada y europea, con gran acercamiento al Sacro Imperio Romano Germánico. Su política pacifista

fue reforzada por los matrimonios dinásticos (cosa normal en la época) entre sus hijos y miembros de

~ 62 ~

tomó la decisión de ir a evangelizar a los prusianos, que se mostraron muy resistentes a

ello, tanto que lo asesinaron.142

otras casas reales, todo ello con el fin de reafirmar la autoridad de los magiares en las tierras (austro-

húngaras) de Panonia. Los esfuerzos de Géza por instaurar un poder central estable y por garantizar el

trono a su hijo no tuvieron mucho éxito, ya que tuvo que compartir el reino con otros miembros de su

familia.

En relación con la adopción del cristianismo, fue de vital importancia la cuestión de si Hungría se uniría

a la Santa Sede romana o a la Sede ortodoxa de Constantinopla. Si bien, años antes (hacia 948) la nobleza

húngara había establecido ciertos lazos con la Iglesia Bizantina, no existía un precedente importante de

cristianización para la época en la que Géza tomó el mando. El jefe tribal húngaro Gyula de Transilvania

se había bautizado en Constantinopla y había llevado a sus dominios al obispo griego Hierotheos para que

evangelizase a sus cortesanos. Puesto que era uno de los jefes tribales húngaros más poderosos de la épo-

ca, Géza tomó como esposa a su hija Sarolta, la cual ya se había criado según el rito ortodoxo.

En otoño del año 974, San Adalberto de Praga se encargó de cristianizar como católico a Géza y a su fa-

milia. Tanto Géza como su hijo Vajk tomaron ambos el nombre cristiano de Esteban, aunque el único que

posteriormente fue conocido como Esteban fue Vajk (San Esteban I de Hungría). Por otra parte, el her-

mano menor de Géza, (según el medievalista húngaro György Györffy probablemente se habría lla-

mado Béla), también adoptó un nombre cristiano, Miguel, por el cual se le conocería igualmente. Géza

fundó la ciudad de Esztergom y comenzó la construcción de la aún espléndida Abadía de Pannonhal-

ma, en la cima de la colina de San Martín, donde siglos antes habría nacido el obispo San Martín de

Tours.

Durante las décadas siguientes llegarían incontables misioneros al Principado de Hungría, entre ellos

el arzobispo de Maguncia San Bruno de Querfurt, enviado por el Papa Silvestre II (999-1003) para que se

afianzara la Iglesia Católica romana en la zona, así como también San Adalberto de Praga y su discípulo

el benedictino San Anastasio, luego obispo de Kalocsa (Hungría).

La decisión de hacerse católico estuvo motivada también en Géza por razones diplomáticas, teniendo en

cuenta que la última de las incursiones húngaras estuvo dirigida contra el sudeste, lo que empeoró las re-

laciones con Bizancio. La anexión de Bulgaria pudo haber sido una advertencia del emperador bizantino

dirigida al principado húngaro.

Al morir Géza, continúa su obra civilizadora y cristiana de Hungría su hijo San Esteban I de Hungría,

primero como Príncipe (997-1001) y luego como rey, desde 1001 hasta su muerte en 1038. De todos

modos, también el príncipe Cupan, otro descendiente de Árpad, pretendió hacerse con el trono de Hungría

queriendo desprestigiar y deslegitimizar a Esteban. Entonces, para resolver lo dificultoso de la legítima

sucesión, prevaleció el principio húngaro de senioratus (la primacía del primogénito). Cupan no dejó de

crear dificultades al menos por un tiempo, sobre todo porque él era de más edad que Esteban y por eso

pretendía la legitimidad del trono. Además de Esteban, Géza y Sarolta tuvieron más hijos.

Cupan fue vencido finalmente cerca de Veszprém por los ejércitos de San Esteban comandados por el

general Csanád y por el conde germánico Vencelino de Wasserburg. Su cuerpo fue posteriormente des-

membrado en cuatro pedazos, que se colocaron en las puertas de las cuatro principales ciudades húngaras

(Győr, Veszprém, Esztergom y Gyulafehérvár) sirviendo de advertencia a los paganos.

142

Según cuenta la leyenda, el duque Boleslao I el Bravo (luego rey de Polonia) compró el cuerpo del

mártir pagando su peso en oro y lo hizo llevar a Gniezno para ser enterrado allí. Después de su cano-

nización (año 999), su tumba se convirtió en centro de peregrinaciones, mientras surgían muchos relatos

de su vida, compuestos sobre todo en Roma, Lieja y Aquisgrán. En el año 1000 peregrinó a Gniezno el

mismo emperador Otón III.

En 1038, los checos del príncipe Bretislao I atacaron Polonia, invadieron Silesia, destruyeron Poznán y

Gniezno, haciendo luego desaparecer las reliquias de San Adalberto (año 1039). Según se cuenta, los

polacos consiguieron conservar algunas de esas reliquias. Actualmente, San Adalberto tiene dos tumbas,

una en Praga y otra en Gniezno. La autenticidad de las reliquias es harto dudosa, pues, al parecer, se con-

servan dos cabezas de este Santo, una en Praga y otra en Gniezno.

~ 63 ~

San Adalberto de Praga

Por sus acciones, San Adalberto hizo de Bohemia una nación importante en la Europa cristiana. Le-

gitimó a Boleslao I el Bravo consagrándole como rey y reforzó así la posición de Polonia frente a sus ve-

cinos. Influyó notablemente en la política de Otón III, que se apoyó en los eslavos para consolidar

el Sacro Imperio Romano Germánico.

~ 64 ~

SANTIAGO DE

COMPOSTELA

El día 3 de julio, en expedición guerrera,143

con apoyo de la flota califal por mar, Par-

tió Almanzor de Córdoba para dirigirse al noroeste peninsular. La flota fue despla-

zándose siguiendo la costa de Portugal144

y el ejército de a pie por la Vía de la Plata.

Después de haber pasado por Mérida y Coria, vuelve a ser saqueada Viseu. En Oporto

se unen los dos contingentes, el de tierra y el de mar (que había partido desde Alcácer

do Sal). A partir de aquí los musulmanes fueron arrasando Tuy, Bayona, San Paio,145

Iria (la sede episcopal), el monasterio de San Lorenzo de Carboeiro146

y otras zonas has-

ta que llegaron a Santiago de Compostela. Era el 10 de agosto. Ya la población había si-

do evacuada estando al frente del salvamento el obispo Pedro de Mezonzo.147

Con gran

incendio, Almanzor destruyó por completo la ciudad y el santuario del Apóstol.148

Al

143

La 48ª algazúa según las fuentes documentales.

144

El conde Gonzalo Méndez se autoproclamó en este año Magnus Dux Portucalensium.

Méndez, como muchos nombres de origen godo, proviene del anglosajón Mend que significa el que

compone o el conciliador.

145

Actual Vigo. La dejaron totalmente destruida.

146

Una de las obras arquitectónicas de estilo románico más destacadas de Galicia en la provincia de Pon-

tevedra.

147

San Pedro de Mezonzo.

148

Gran edificación del prerrománico español, del que nada se conserva y del que ya hablábamos en su

momento.

Sobre la original o primitiva Arca marmárica, a partir del descubrimiento del sepulcro del Apóstol San-

tiago, se había construido el primer santuario, con planta de unos 8 metros por cada lado conteniendo un

cuerpo central más pequeño y rectangular, construido con grandes sillares de piedra, siendo los muros

exteriores hechos a base de mampostería. Tenía un pórtico con columnas y pavimento con losas de gra-

nito. La tapa del sepulcro estaba rodeada con orla de mosaico romano. La iglesia que mandó construir Al-

fonso II respetó la antigua celda del sepulcro, se derrocaron las columnas y se construyó un muro cerca

del Arca en forma de nave con un pequeño ábside y finalmente se cubrió todo con una techumbre de ma-

dera.

Durante el reinado de Alfonso III (866-910), ante el número creciente de peregrinos y las pequeñas di-

mensiones de la iglesia, se decidió la construcción de otra edificación, de estilo prerrománico y más am-

plia que la anterior. Se realizó con una planta de tres naves, quedando íntegramente en su presbiterio la

antigua iglesia. No se tocaron las sepulturas de Santiago y sus discípulos, en la cabecera central se colocó

un altar dedicado a San Salvador y en los absidiolos laterales a la derecha se situó el altar de San Pedro y

a la izquierda el de San Juan. La consagración, con gran ostentación, tuvo lugar en mayo del año 899 con

la asistencia de “la familia real, 17 obispos, 14 nobles y otras personalidades”. En un libro de pergamino

de la catedral se conserva la escritura de donación por parte del rey Alfonso III de Asturias.

~ 65 ~

atacar con toda su furia este corazón de la cristiandad hispana y occidental, Almanzor

había pretendido llegar hasta el final con la destrucción del sepulcro mismo del Apóstol

Santiago, pero al llegar al mismo con esa intención, se encontró allí mismo, postrado, a

un viejo monje. Y Almanzor no fue capaz de violar el lugar ni de matar al monje. Entre

respetuoso o con gran temor reverencial se retiró de allí, no obstante haber robado todo

cuanto encontró y pudo. A cuantos había capturado como prisioneros los obligó a cargar

hasta Córdoba con las campanas del santuario a cuestas, para que sirvieran de lámparas

en la mezquita.149

No terminó aquí la algazúa de Almanzor sino que todavía siguió más

hacia el norte de Galicia llegando hasta San Cosme.150

Algunos de los nobles leoneses que en rebeldía contra Bermudo II se habían pasado a

las filas de Almanzor y participaron horrorizados en esta barbarie, con deseos de acabar

con Almanzor tramaron el modo de liquidarlo, pero fueron descubiertos en sus inten-

ciones siendo inmediatamente ejecutados. De regreso a Córdoba, Almanzor llevó a cabo

más saqueos y destrucciones por El Bierzo, destacando cómo destruyó por completo el

monasterio de San Salvador en Carracedo, el mismo que estaba destinado a ser panteón

real. Bermudo II reaccionó persiguiendo y atacando a la retaguardia musulmana, es-

tando este ejército ahora diezmado por una contagiosa peste que le sobrevino. Almanzor

y su morería llegaron finalmente a Córdoba en el mes de octubre.

En Córdoba hizo Almanzor muchos regalos a sus más leales y aliados, compuestos

estos regalos por un lote de 2.285 piezas de indumentaria de lujosa seda tirazi, 21 piezas

de lana merina de primerísima calidad, 2 túnicas ambari (perfumadas con ámbar), 11

piezas de material siqlatun (escarlata) y 15 piezas más a rayas, 7 alfombras de deslum-

brante factura, 2 túnicas de brocado rumi (bizantino) y dos pieles de marta.

149

De allí serán recuperadas en el año 1236 por Fernando III en la reconquista cristiana de la ciudad, or-

denando este rey que retornaran a Santiago, esta vez llevándolas a cuesta prisioneros musulmanes.

150

Antes (La Coruña).

~ 66 ~

Estatua de Almanzor en Algeciras

~ 67 ~

Año 998

~ 68 ~

EL MAGREB

Almanzor extendió sus campañas guerreras en este año hacia el norte magrebí de

África, contra Ziri ibn Atiyya. Un primer ejército atacante que mandó a esos territorios

fracasó y tuvo que refugiarse en Tánger, pero enseguida mandó otro ejército más po-

tente y numeroso, al mando de su hijo Mudhaffar Abdalmalik con nombramiento como

gobernador general del Magreb. Ziri ibn Atiyya resultó derrotado en varios lugares. Fi-

nalmente se impuso con poder Mudhaffar Abdalmalik ocupando Fez. Allí se estableció

como residente, emprendiendo reformas y mejoras constructivas en la mezquita de Al-

Qarawiyyin.

~ 69 ~

BAGDAD

El 1 de julio murió en Bagdad el célebre matemático y astrónomo Abú al-Wafá Buz-

jani, a la edad de 58 años, habiendo dejado muchos libros escritos por él de manera muy

clarificadora, sobre todo en referencia a la buena administración y a los negocios.151

Su principal contribución a las matemáticas la encontramos principalmente en el área

o campo de la trigonometría. Podemos destacar que introdujo la función tangente, me-

joró métodos de calcular las tablas de la trigonometría e ideó un método nuevo de cal-

cular las tablas del seno. Sus tablas trigonométricas son exactas a 8 lugares decimales.

Desarrolló maneras de solucionar algunos problemas de triángulos esféricos.

Estableció las identidades trigonométricas:

Y descubrió la fórmula del seno para la geometría esférica (que es similar a la ley de

los senos):

151

Aunque por desgracia no se conservan actualmente. Uno de sus escritos es el Kitab al-Kamil, una

versión simplificada del Almagesto de Ptolomeo (siglo I). Estudió también los movimientos de la Luna.

Desde el año 1970, en honor a sus trabajos, un cráter de impacto lunar, situado cerca del ecuador lunar, en

el lado oscuro de nuestro satélite, lleva su nombre.

~ 70 ~

TRONDHEIM (NORUEGA)

Murió, de la manera que aquí se cuenta, Jernskjegge Asbjørnsson o Skegge, de sobre-

nombre Barba de Hierro, a sus 53 años de edad, siendo un poderoso e influyente te-

rrateniente del lugar, de familia de guerreros, que se opuso a los misioneros cristianos

que pretenden la evangelización propiciada por el rey Olaf Tryggvason152

en su Thing o

Asamblea de hombres libres.

El carisma (pagano) de Jernskjegge, por impactante, fue seguido por cuantos caudillos

noruegos secundaron el rechazo de las pretensiones de Olaf, el cual, viendo que muchos

no aceptaban el cristianismo por las buenas lo impuso por la fuerza.

Durante la celebración de unas fiestas paganas, el mismo rey Olaf entró en el templo

pagano y descabezó la estatua del dios Thor, derribándola a hachazos y arrojando por el

suelo a todas las demás deidades y símbolos del lugar, mientras en el exterior del tem-

plo Jernskjeggen era brutalmente asesinado. Sus seguidores no tuvieron más opciones

que las de bautizarse o seguir luchando bajo perspectiva de derrota y muerte segura.

Optaron por bautizarse. Para asegurarse del paso que dieron los paganos, Olaf se abas-

teció bien de rehenes. Luego se casó con Gudrun, hija del asesinado Jernskjeggen. Gu-

drun, en la noche de la boda, cuchillo en mano, estuvo a punto de matar al rey, si no hu-

biera sido porque éste escapó a tiempo.

152

Relatamos el final de su vida en la batalla de Svolder (año 1000).

~ 71 ~

Año 999

~ 72 ~

TOLEDO

En el mes de enero de este año, el arquitecto Musa ibn Alí, con su firma esculpida en

una inscripción, terminó la mezquita de Toledo conocida como Bab al-Mardum,153

ha-

biendo sido sufragada su construcción por Ahmad ibn Hadidi.154

Es una mezquita de ba-

rrio155

que tiene como finalidad facilitar la oración para cuantos llegan o marchan de la

ciudad.

Destaca en su edificación el interior, de pequeño tamaño y que sorprende por su es-

tructura abovedada. El alzado consta de tres cuerpos, excepto el central que es de cuatro

cuerpos. Las columnas se encargan de separar las naves que conforman el primer tramo,

las cuales se relacionan con los arcos de herradura del segundo tramo mediante cuatro

capiteles visigodos reutilizados.

El tercer cuerpo lo constituyen las nueve bóvedas de crucería califal, pero la bóveda

central se compone de un elemento que eleva el cuadrante central un poco más que el

resto creando así una sensación centralizada de la planta.

La planta es prácticamente cuadrada,156

generando a partir de cuatro soportes centra-

les, nueve compartimentos abovedados. El mirhab157

se encuentra a la derecha de la en-

153

Actualmente ermita mudéjar del Santísimo Cristo de la Luz. Se llama mezquita Bab al-Mardum o

Valmardón (puerta tapiada) por su proximidad a la puerta toledana (tapiada) que allí se encuentra. Ac-

tualmente es un recinto desacralizado.

154

Personaje del que no se conocen datos históricos destacables. En la fachada suroeste fue descubierta,

en 1889, una inscripción que data la construcción de la mezquita y dice: "En el nombre de Alá, hizo le-

vantar esta mezquita Ahmad ibn Hadidi, de su peculio, solicitando la recompensa ultraterrena de Alá por

ella. Y se terminó con el auxilio de Alá, bajo dirección Musa ibn Alí, arquitecto, y se Sa´ada, conclu-

yéndose en Muharram del año trescientos noventa [de la Hégira]". Esta inscripción es única en el occi-

dente islámico y en este tipo de arte, ya que fue elaborada exclusivamente con fragmentos de ladrillos or-

dinarios, y que ha facilitado la datación del edificio, aunque algún autor (Basilio Pavón Maldonado: “El

Cristo de la Luz de Toledo: Dos supuestas Mezquitas en una”, en Al-Qantara, revista de Estudios Árabes,

21) afirma que el edificio pudo ser anterior. Las recientes investigaciones arqueológicas confirmarían esta

antigüedad y podrían arrojar incluso la existencia de otro edificio de origen Romano en este mismo solar.

En excavaciones recientes, se han descubierto los restos de una importante calzada romana de cinco

metros de ancho bajo la cual también discurre una cloaca de la misma época. Los estudios arqueológicos

también han hallado que bajo el actual ábside medieval de la iglesia mudéjar hay un segundo ábside de

mayor grosor y una cueva excavada en la roca, que forman parte de un edificio de época romana coetáneo

a la calzada.

155

Actual barrio de San Nicolás. De las diez mezquitas que llegó a tener la ciudad de Toledo, ésta es la

mejor conservada.

156

De unos 9 metros.

157

Que debió de ser movible o una hornacina, ya que actualmente no se conserva.

~ 73 ~

trada, en el muro de qibla orientada a oriente. El trazado general (puertas, arcos, patio,

etc.) se inspira bastante en el de la mezquita aljama de Córdoba.

~ 74 ~

ROMA

El 18 de febrero murió en Roma el Papa Gregorio V, en el tercer año de su pontifi-

cado, a los 27 años de edad, muy joven.158

Fue muy erudito y de carácter algo inquieto,

pero prometía que hubiera sido un gran Papa. Había coronado como emperador a Otón

III cuando éste tenía 16 años de edad. Combatió como pudo la simonía y protegió a los

más necesitados. Recibió sepultura en la Basílica de San Pedro.

El elegido como nuevo Papa es Gerberto de Aurillac, de 54 años de edad, que toma el

nombre de Silvestre II. Pasamos, pues, de un alemán a un francés, de Auvernia.

En el año 963 ingresó como monje en el monasterio de San Gerardo de Aurillac, don-

de estudio gramática, retórica y dialéctica, las tres disciplinas del Trivium.159

En el año

967, a petición del conde Borrell II de Barcelona, se trasladó al monasterio de Santa

María de Ripoll.160

En el año 969, acompañando a Borrell II, viajó a Roma, como pere-

grino y en misión de embajada, conociendo entonces al Papa Juan XIII y al Emperador

Otón I. Éste se lo llevó a Alemania para desempeñar la tutoría de su hijo y sucesor Otón

II.

Posteriormente, transcurridos algunos años, fue llamado por Adalberto de Reims para

que se encargara de enseñar en su escuela catedralicia, siendo allí un excelente maestro.

Se distinguió especialmente por su erudición en el terreno científico, destacando mucho

en su conocimiento del Quadrivium (aritmética, geometría, astronomía, música).161

En el año 983, el emperador Otón II le nombró abad del monasterio italiano de Bob-

bio, aunque no tardó en volver a Reims como consejero del arzobispo Adalberón cuan-

do tuvo que afrontarse la elección de Hugo Capeto como rey de Francia.

Adalberón quiso que al fallecer hubiera sido su sucesor en la sede metropolitana de

Reims, pero Hugo Capeto, por sus conveniencias políticas, eligió a Arnulfo, el cual sin

embargo traicionó a Hugo aliándose con su enemigo Carlos de Lorena. Hugo reaccionó

entonces convocando un sínodo en Saint-Basles-les-Reims (año 991) en el cual fue des-

tituido Arnulfo y nombrado arzobispo de Reims Gerberto. Pero el Papa (Juan XV) se

158

Parece ser que murió de malaria.

159

Se cuenta que cuando Gerberto tenía 12 años de edad, en la abadía cercana a su pueblo se abrió una

escuela para los niños. Un día, unos monjes que iban por el bosque, lo vieron cuando estaba tallando en

una rama un tubo para observar las estrellas. Estos, monjes, quedaron impresionados por la inteligencia

de aquel niño, y le recogieron para que estudiara en la abadía. A partir de ese momento, su destino co-

menzó a configurarse en el personaje que habría de ser.

160

Se sostiene que desde aquí viajó también a Córdoba y a Sevilla, entrando en contacto con las ciencias

matemáticas y de astronomía de los centros musulmanes de la época.

161

Inventó y construyó todo tipo de objetos destinados al aprendizaje y a la investigación, como ábacos,

un globo terrestre, un astrolabio, un órgano y relojes, lo que hizo que se despertaran por doquier sospe-

chas de que era brujo o nigromante.

~ 75 ~

enfrentó abiertamente a Hugo Capeto desautorizándole respecto a nombrar prelados.

Para anular el nombramiento de Gerberto como arzobispo de Reims, Juan XV convocó

sínodos en Chelles, Aquisgrán y Roma, pero de todos estos sínodos salió la resolución

de que Gerberto era legítimamente el arzobispo de Reims. De todos modos, Gerberto

fue destituido y se restableció a Arnulfo en Reims (año 996). Gerberto entonces se retiró

a la Corte de Otón III y en el año 998 fue nombrado arzobispo de Rávena. Y en este car-

go estaba cuando fue elegido nuevo Papa.

El Papa Gregorio V y su sucesor Silvestre II

~ 76 ~

Gregorio V y Otón III

~ 77 ~

PALLARS Y PAMPLONA

Durante el verano, Almanzor atacó de nuevo Pamplona, dejándola totalmente arrasada

e incendiada, tras haber atacado las tierras aragonesas, arrasando especialmente el con-

dado de Pallars,162

ataque éste que contó con la ayuda de su hijo Abdalmalik.163

Moti-

vados por esta devastación, los monjes del monasterio de Siresa,164

de antigüedad visi-

gótica, abandonan el lugar, dirigiéndose sobre todo a la abadía de Cluny.165

Arrasaron

también las tropas amiríes la comarca catalana de Bages, destruyendo Manresa. Hasta

los cimientos destruyeron la iglesia de Santa María de esta ciudad. Sus habitantes, no

obstante se pusieron a salvo gracias a refugiarse en el excelente sistema de torres de-

fensivas del lugar, aunque muchos castillos fueron destruidos.166

Los saqueos y muertes

de estas campañas y los cautivos conseguidos por los musulmanes fueron muchos.

Monasterio de Siresa

162

En la alta y pirenaica cuenca de la Noguera Pallaresa, afluente del Segre que a su vez lo es del Ebro.

Su curso transcurre íntegramente por la provincia de Lérida.

Según las crónicas, ésta es la 50ª y 51ª algazúa o campaña guerrera de Almanzor, las cuales pueden ser

consideradas la misma e ininterrumpida campaña.

163

Padre e hijo se juntaron en Zaragoza.

164

Al norte de la provincia de Zaragoza.

165

Retornarán en el año 1077. Por el mismo San Eulogio de Córdoba sabemos de su esplendor y de su

magnífica biblioteca. Actualmente se conserva en buen estado.

166

Sin que algunos, como el de Castellnou de Bages (Barcelona), volvieran a ser reconstruidos.

~ 78 ~

MONASTERIO DE

VILLABUENA DEL BIERZO

En jueves, a primeros de septiembre, murió en el monasterio de Villabuena del Bierzo

el rey leonés Bermudo II, de sobrenombre el Gotoso, pues con esta enfermedad, que le

fue dejando inmovilizado, falleció, en el décimo cuarto año de su reinado.167

Era hijo de

Ordoño III (951-956) y de Urraca Fernández.168

Como podemos recordar, fue proclamado rey en el año 981 por algunos destacados

nobles gallegos y portugueses que se sublevaron contra Ramiro III. Bermudo fue coro-

nado como rey en Santiago de Compostela (año 982), siguiendo a ello una guerra civil

en toda la zona noroeste de la Península. Particularmente ejerció Bermudo todo su poder

en las tierras gallegas y portuguesas colindantes. Cuando murió Ramiro III (año 985),

Bermudo quedó como único rey y soberano del completo territorio leonés.

Tuvo que poner su reino bajo el dominio de Almanzor, siendo León no más que un

protectorado (bastante tributario) del califato cordobés, sobre todo porque la reafirma-

ción y empuje de Castilla no le permitían otra cosa. Es verdad que pudo recuperar Za-

mora, aunque manteniendo mucha tirantez con Almanzor, sobre todo en el año 987,

cuando Bermudo decidió expulsar de mala manera a los soldados de guarnición musul-

mana que allí había.

Como consecuencia, Almanzor, muy furibundo, atacó Coímbra, de modo que este ata-

que sirviera de advertencia a Bermudo, el cual tuvo que alejarse yendo a refugiarse a

Lugo. Almanzor destruyó mientras las ciudades de León y Zamora. Además, Almanzor,

en sus campañas tan decididas como imparables y repetidas, asoló y conquistó Gormaz

y Clunia (año 994), Astorga (año 996), Castro Bergidum (en El Bierzo) y finalmente

Santiago de Compostela (año 997).

Bermudo II estuvo casado en primeras nupcias con Velasquita169

(año 981), la cual

fue repudiada y acabó en el monasterio de San Pelayo de Oviedo, siendo allí abadesa

Teresa Ansúrez.170

Bermudo y Velasquita fueron padres de Cristina Bermúdez.171

167

Tal vez sería de unos 50 años, aunque este dato es incierto, teniendo en cuenta que Bermudo II debió

nacer entre los años 948-953.

Recibió sepultura en el monasterio de Santa María de Carracedo, entonces del título de San Salvador. El

mismo Bermudo lo había fundado (27 de septiembre del año 990), declarándolo libre de todo y mandando

que a su muerte fuera allí sepultado. Posteriormente, Fernando I (1037-1065) y Sancha trasladaron sus

restos al Panteón de Reyes de San Isidoro de León. Sobre la sepultura se encuentra esculpida esta ins-

cripción como epitafio: H. R. REX VEREMVUDI ORDONII. ISTE IN FINE VITAE SUAE DIGNAM DEO

POENITENTIAM OBTVLIT. ET IN PACE QUIEVIT. ERA MXXXVII.

168

De todos modos, hay discusiones acerca de sus verdaderos orígenes familiares o parentales. Urraca

Fernández era hija del conde de Castilla Fernán González y de Sancha de Pamplona.

169

De dudosa ascendencia genealógica.

~ 79 ~

Tras ser repudiada Velasquita, Bermudo II se casó con Elvira García,172

hija del conde

García Fernández de Castilla, con la que tuvo dos hijos: Alfonso, ahora su sucesor en el

trono como Alfonso V (cuando tiene 5 años de edad),173

y Teresa.174

Se sabe que Bermudo II mantuvo muchas relaciones extramatrimoniales con damas de

todo tipo, aunque destacaron las de alto linaje, de las cuales tuvo el rey varios hijos bas-

tardos, entre ellos: Ordoño Bermúdez, Elvira Bermúdez, Bermudo Bermúdez, Piniolo

Bermúdez y Pelayo Bermúdez.

El sucesor de Bermudo II, su hijo Alfonso V, aún niño, queda bajo la tutela de su ma-

dre Elvira García y del conde gallego Menendo González, el cual es también desde este

año, conde de Portugal.175

Mientras acaece el hecho de la sucesión al trono leonés en la persona de Alfonso V,

Abdalmalik, hijo de Almanzor, se permite poblar Zamora dejando en la ciudad una nu-

trida guarnición militar musulmana.

Bermudo II el Gotoso

170

Reina consorte de León por su matrimonio con Sancho I (956-966), era hija del conde Ansur Fer-

nández de Monzón y de Gontroda Núñez, probablemente de ascendencia alavesa.

171

Que se casó con el infante Ordoño Ramírez el Ciego, hijo de Ramiro III. Tras enviudar se retiró al mo-

nasterio asturiano de Cornellana que había fundado y donde profesó como monja, probablemente reci-

biendo sepultura en dicho monasterio cuando murió.

172

Probablemente en noviembre del año 991.

173

Pasará a la historia con el sobrenombre de el Noble.

174

Supuestamente se la dio su padre a Almanzor como esposa y cuando murió el caudillo cordobés,

siendo libre, ingresó y profesó como monja en el monasterio ovetense de San Pelayo, donde fue sepultada

al morir (25 de abril del año 1039).

175

Todo esto tutelado también por Abdalmalik, hijo de Almanzor, mediante dictámenes de los jueces de

Córdoba, sobre todo porque se disputó también la tutela de Alfonso el conde Sancho García de Castilla.

Menendo González sucede en este año a su padre el conde Gonzalo Menéndez de Portugal.

~ 80 ~

SELZ (ALSACIA)

El 16 de diciembre, en Selz,176

murió Adelaida,177

la emperatriz (coronada como tal)

del Sacro Imperio Romano Germánico, sin que exageremos al decir que haya sido tal

vez la mujer más extraordinariamente interesante en la historia del siglo X que termi-

na.178

Tenía 68 años de edad. Murió siendo muy querida por todos.

Fue hija de Rodolfo II de Borgoña179

y de Berta de Suabia. Su primer matrimonio

(año 947), cuando tenía 15 años de edad, fue con el (sólo nominal) rey Lotario II de

Italia, hijo del rival de su padre en la soberanía sobre Italia. La boda se celebró como

parte de un acuerdo político tendente a salvaguardar la paz entre Rodolfo II de Borgoña

y Hugo de Provenza, el padre de Lotario. De este matrimonio nació una hija, Emma de

Italia, más tarde reina de la Francia Occidentalis al casarse con el rey Lotario de Francia

(954-986).

Se cuenta que Lotario II de Italia murió envenenado en Turín (el 22 de noviembre del

año 950), siendo responsable de dicha muerte quien le sucedió en el trono italiano, Be-

rengario II, el cual intentó obligar a Adelaida a casarse con su hijo Adalberto. A eso se

negó Adelaida y se dio a la fuga, aunque fue encontrada, tras lo cual fue encarcelada en

Como (20 de abril del año 951) por orden de Willa, la esposa de Berengario.180

Willa

maltrató mucho a Adelaida, pretendiendo con eso que se casara con Adalberto, pero ella

siguió negándose a ello. Pudo escapar de aquella situación (el 20 de agosto del año 951)

y logró refugiarse en Reggio, hasta que se acogió a la protección de Adalberto Atto en

su castillo de Canossa. Hasta allí fue Berengario, que sitió y asedió el castillo sin poder

asaltarlo, teniendo que retirarse. Todas estas peripecias las vivió también Emma, la pe-

queña hija de Adelaida.

Adelaida pudo enviar un emisario a Otón I pidiendo que la protegiera con su ejército

establecido en Italia. Otón acudió a su llamada. Otón y Adelaida se encontraron en Pa-

vía, donde él se hizo coronar rey de Lombardía (23 de septiembre del año 951), refor-

zando así la legitimidad para poder casarse con ella, viuda del legítimo rey Lotario II.

176

Cerca de Estrasburgo. Santa Adelaida acabó su vida terrena aquí, retirada en el monasterio por ella

fundado allá por el año 991. Aunque nunca llegó a profesar como monja, pasó aquí lo que le quedó de

vida muy dedicada a la oración y en la observancia monástica. Aquí recibió sepultura, aunque en la ac-

tualidad sus reliquias reposan en la iglesia parroquial de San Esteban de Selz.

177

Este nombre, en el alemán de su tiempo, significa “de buena familia”.

178

Santa Adelaida. Se conmemora el 16 de diciembre.

179

Cuando murió, tenía Santa Adelaida 6 años de edad.

180

Mientras estuvo encarcelada, Santa Adelaida se mantuvo paciente y bondadosa tanto con los carcele-

ros como con los demás encarcelados, dando testimonio de Cristo y de la caridad en medio de esa cir-

cunstancia, vestida pobremente, harapienta. Aunque lloraba, sonreía y rezaba.

~ 81 ~

Otón I y Adelaida, mutuamente enamorados, se casaron enseguida. A Berengario se le

prometió reinar en Italia a cambio de rendir homenaje a Otón I y a aceptar su matrimo-

nio con Adelaida. Fue lo que hizo finalmente Berengario.

Otón I, con su esposa Adelaida, regresó a Alemania, ocurriendo después felizmente su

victoria contra los invasores húngaros (en la batalla de Lechfeld, el 10 de agosto del año

955), extendiendo así Otón I sus dominios hacia el este. Adelaida mantenía su dote ma-

trimonial y se consolidó aún más como la prestigiosa mujer que era.

Adelaida acompañó a su esposo en su segunda expedición a Italia para sofocar el le-

vantamiento de Berengario II y para proteger al Papa Juan XII. Otón I y Adelaida fue-

ron privilegiadamente coronados por el Papa como emperadores en Roma (2 de febrero

del año 962). En un tercer viaje a Italia, Otón I Adelaida permanecieron durante 6 años

en Italia, ya que se hacía necesaria esta presencia para mantener a raya las continuas su-

blevaciones y la inestabilidad reinante.

Otón I y Adelaida tuvieron cinco hijos, aunque sólo tres de ellos alcanzaron la edad

adulta, entre ellos Otón II, el emperador que sucedió a su padre Otón I. Adelaida, al en-

viudar (7 de mayo del año 973), tuvo que ejercer la regencia imperial, ya que su hijo

Otón II era aún un niño. Adelaida tuvo desde entonces mucho influjo en la Corte y en

todos los asuntos de gobierno, destacando como mujer eficazmente prudente. Con todo,

se dejó sentir mucho también la influencia de su nuera la bizantina Teófano, casada con

Otón II. Adelaida, más que relegada, se vio expulsada de la vida cortesana (año 978),

siendo su exilio aprovechado por ella para visitar Italia y las tierras de Arlés con su her-

mano Conrado, rey de Borgoña, quien le sirvió de mucho para venirse a buenas de nue-

vo con su hijo Otón. En el año 983, Otón II nombró virrey de Italia a Conrado de Bor-

goña.

En ese año 983 murió Otón II, sucediéndole, aún niño, su hijo (y de Teófano) Otón

III. Sobre Teófano y Adelaida recayó indistintamente la regencia, pero pronto se impuso

Teófano exiliando a Adelaida, obligada a abdicar. Más tarde (año 991), murió Teófano

y Adelaida fue de nuevo la encargada de la regencia a favor de su nieto. La asistió mu-

cho y bien el muy santo prelado de Magunzia, Willigis.

En el año 995, Otón III fue declarado mayor de edad y entonces Adelaida se dedicó

mucho a la vida de piedad y a las obras de caridad, fundando y restaurando monasterios

e iglesias, ayudando a los misioneros y predicadores.

Estuvo siempre muy cercana e interesada en la renovación de la vida monástica pro-

piciada desde Cluny, manteniendo muy amistosa vinculación con los santos abades Ma-

yolo y Odilón.

~ 82 ~

Santa Adelaida

~ 83 ~

Año 1000

~ 84 ~

PEÑA CERVERA

El 29 de julio, que fue lunes, una coalición de fuerzas cristianas, conformando un ejér-

cito de leoneses, castellanos y navarros,181

al mando de los condes Sancho García de

Castilla y García Gómez de Saldaña, se enfrentó a las tropas de Almanzor en Peña Cer-

vera.182

En esta contienda venció Almanzor, pero a duras penas, pues estuvo a punto de

ser derrotado.183

Finalmente tuvo suerte Almanzor y los cristianos tuvieron que darse a

la fuga, replegados y dispersos, siendo perseguidos por los musulmanes.

El ejército musulmán no luchaba en campo abierto desde la batalla de Rueda (año

981). El ejército cristiano empezó presionando sobre las dos alas del ejército de Alman-

zor, quien les hizo creer que estaba a punto de recibir nuevos y muy considerables re-

fuerzos, produciendo así una primera retirada de cristianos, a partir de lo cual Alman-

zor fue controlando la para él apurada situación, cuando ya tenía entre sus soldados a

unos 700 muertos o más.

Almanzor estuvo acompañado por sus hijos Abdalmalik y Abderramán, comandando

su ejército el general bereber Yaddayr al-Dammari.

El 4 de septiembre, tras haber pasado por Zaragoza, entraron Almanzor y los suyos en

Burgos, dirigiéndose luego a Pamplona, provocando incendios y saqueando por do-

quier.184

Así celebraron el final del ayuno musulmán (5 de septiembre). Tras 109 días de

campaña guerrera por el norte hispano,185

Almanzor regresó a Córdoba.186

181

De éstos últimos, su rey García Sánchez II, el Temblón, había muerto recientemente, en el sexto año

de su reinado, por lo que no participó en la batalla. Tras la muerte de García Sánchez, hubo en Navarra un

interregno, hasta que le sucedió su hijo Sancho III, de sobrenombre el Mayor, pero que en el momento de

la sucesión tenía tan sólo 10 años de edad, estando hasta el año 1004 bajo la regencia de su madre, Jimena

Fernández de Asturias, hija del conde Gonzalo de Asturias (o del conde Bermudo Fernández de Cea, se-

gún otras fuentes), y de su abuela Urraca, viuda del duque Guillermo I de Gascuña desde hacía poco

(desde el año 996 ó 997). Sancho III de Pamplona reinará hasta su muerte (año 1035).

182

En la sierra de la Demanda, provincia de Burgos.

183

Cuenta el cronista hispanoárabe Ibn al-Jatib, que el espíritu combativo de los hombres de Almanzor

estaba muy decaído o demasiado pacífico por haber dejado de luchar durante un largo período precedente.

Sin embargo –así lo registra también el citado cronista– los reyes y magnates cristianos, desde Galicia y

Portugal hasta casi el extremo oriental del norte peninsular, se habían envalentonado y unido en coalición

contra Almanzor.

En las tierras catalanas, los payeses o campesinos, levantan torres de vigilancia en las tierras que van

poblando tras los ataques de Almanzor. Uno de los ejemplos de estas torres es la muy interesante de Vall-

ferosa, en la comarca leridana de Segarra. Podemos destacar también la torre Rodona en Barcelona.

El río Gaià, al sur de Tarragona, sirve de frontera entre Cataluña y Al-Ándalus.

184

Por ejemplo el monasterio de Santa Cruz, que se dice muy venerado por los cristianos y que debió de

estar por tierras riojanas o navarras.

185

La algazúa 52ª de Almanzor según podamos contar, acertando más o menos, desde las fuentes que nos

han llegado.

~ 85 ~

García Sánchez II el Temblón

ANOTACIÓN

186

El calendario, según las fuentes, estuvo marcado por estos hitos: salida de Córdoba el 21 de junio; ba-

talla de Cervera el 29 de julio; ataque a Castilla, La Rioja, Navarra y llegada a Zaragoza durante el mes de

agosto; Burgos y Pamplona a primeros de septiembre; finalmente regreso a Córdoba llegando a la capital

califal el 7 de octubre.

~ 86 ~

Reinhard Dozy (siglo XIX),187

gran conocedor de las fuentes árabes, basándose docu-

mentalmente en los cronistas Ibn Jaldún188

e Ibn Idari,189

entre otros, logró legarnos una

aproximación bastante aceptable acerca de las campañas guerreras o algazúas de Al-

manzor, sobre todo de las dirigidas a León. Los estudios y aportaciones de Dozy mejo-

rarían y se completarían posteriormente por Lévi-Provençal, teniendo en cuenta los des-

cubrimientos de nuevas fuentes en el siglo XX: los escritos de Al-Udri ibn Darray y del

anónimo Dirk bilad Al-Ándalus.

A todo ello tenemos que añadir los trabajos de Luis Molina: Las campañas de Al-

manzor a la luz de un nuevo texto (1981) y Las campañas de Almanzor. Nuevos datos

(1982). Estos escritos son de obligada referencia para adentrarse en las numerosas cam-

pañas guerreras de Almanzor. Ofrecemos las campañas de Almanzor desde las referidas

premisas documentales y bibliográficas.

ESTRECHO DE SUND

(DINAMARCA)

187

Dozy estudió en la Universidad holandesa de Leiden, en la que se doctoró en 1844; allí fue también

profesor de Historia desde 1850, y titular desde 1857. Especialista en los asentamientos musulmanes de

Occidente, sus estudios sobre el Cid y los reinos de Taifas constituyeron una gran aportación para la his-

toriografía española. Sus principales obras son Investigaciones sobre la historia política y literaria de

España durante la edad media (1849) e Historia de los musulmanes de España hasta la conquista de An-

dalucía por los almorávides, publicada en 1861.

188

Ibn Jaldún (1332-1406), conocido en España como Abenjaldún, fue, entre otras cosas, un buen his-

toriador musulmán norteafricano, aunque de origen andalusí. Su familia poseyó la Hacienda Torre de Do-

ña María en Dos Hermanas (Sevilla). Es considerado como uno de los fundadores de la moderna histo-

riografía, sociología, filosofía de la historia, economía, demografía y ciencias sociales en general. Es fun-

damentalmente conocido por su obra Muqaddima o Prolegómenos a su vasta Historia de los árabes, que

constituye un temprano ensayo de filosofía de la historia y de sociología, disciplina esta última de la que a

menudo es considerado antecesor.

Ibn Jaldún, cuya familia tuvo que abandonar Sevilla tras la Reconquista castellana (1248), vivió la de-

cadencia política islámica en España, siendo él mismo uno de los fracasados en sus aspiraciones e incluso

perseguido y encarcelado. Dedicó entonces su vida a estudiar y reflexionar sobre los hechos sociales,

económicos e históricos, poniéndolo prácticamente todo por escrito. Desde el año 1388 vivió en El Cairo,

dedicado a la docencia y a la investigación, aunque tuvo que dedicarse también a la actividad diplomática

y política.

189

Conocido como autor de una Crónica de gran interés para la Historia de España que compuso en Ma-

rruecos en el siglo XIII.

~ 87 ~

El 9 de septiembre, en la batalla de Svolder, murió el rey Olaf I de Noruega, hijo de

Tryggve Olafson. Tenía 37 años de edad y era el quinto de su reinado.

La batalla de Svolder ocurrió en la parte occidental del mar Báltico,190

combatiendo

Olaf I de Noruega contra muchos de sus enemigos coaligados. El contexto por el que

nos podemos explicar esta batalla fue el del esfuerzo de Olaf por la unificación de No-

ruega contra los deseos de Dinamarca por contrarrestarlo, dado el empeño de los dane-

ses por controlar la zona. También hemos de tener en cuenta la expansión del cristia-

nismo en Escandinavia.

El rey Olaf navegaba en retirada tras la campaña que realizó en Wendland (Pomera-

nia), cuando sufrió una emboscada por parte de los aliados Svend I de Dinamarca, Olaf

de Suecia y Erik Hakonsson, jarl de Lade (Noruega). Olaf poseía solamente once em-

barcaciones de guerra cuando arreció la batalla, siendo la flota enemiga de al menos se-

tenta embarcaciones. Sus navíos fueron capturados uno a uno, siendo el último el Or-

men Lange.191

El barco fue apresado por Eirik Håkonsson mientras Olaf se lanzaba al

mar.192

Tras la batalla de Svolder, Noruega pasó a ser dominada por los jarls de Lade

como un feudo de Dinamarca y Suecia,193

siendo principalmente Svend I de Dinamarca,

de 40 años de edad, quien le sucede.194

190

En Sund o en Rügen. Sund (Oresund) es uno de los tres estrechos daneses que conectan el mar Bálti-

co con el mar del Norte (a través de los tramos Kattegat y Skagerrak), siendo una de las vías marítimas

más utilizadas del mundo. En el Oresund se encuentra la isla Ven (que pertenece a Suecia), así como las

islas Amager y Saltholm, además de las artificiales Peberholm, Middelgrunsfortet y Flakhortet (todas per-

tenecientes a Dinmarca). Rügen es la mayor isla de Alemania. Situada en la costa alemana del mar Bálti-

co, pertenece a la región de Mecklemburgo (Pomerania Occidental).

191

El Ormen Lange (Serpiente Larga) fue uno de los barcos drakar vikingos más famosos. Se construyó

para el rey noruego Olaf I Tryggsason, y fue una de las naves más grandes y poderosas de su tiempo. El

barco perteneció en su origen a Raud el Fuerte, pero Olaf se apropió de él junto a otras riquezas de este

caudillo pagano, tras ser ejecutado por resistirse a hacerse cristiano.

El Ormen Lange tenía 34 cuartos o pares de remos para una tripulación de 68 remeros, además de

miembros de la tripulación adicionales. Confrontando con evidencias arqueológicas –por ejemplo el tam-

bién famoso barco (funerario) de Gokstad–, el Ormen Lange tendría alrededor de 45 metros de largo.

192

Algunas fuentes (sagas, narraciones diversas o baladas) cuentan que Olaf I fue capturado y muerto,

pero otras fuentes señalan que desapareció para siempre y nunca más se supo de él.

193

Las fuentes que más detalles aportan sobre la batalla son las sagas reales escandinavas, escritas al me-

nos dos siglos después de los hechos. Son pues fuentes históricamente poco fidedignas, muy literarias,

que describen los eventos con detalles con vivacidad poética. Las sagas relacionan las causas de la batalla

con la fallida propuesta de matrimonio de Olaf I de Noruega a Sigrid la Altiva y su problemático casa-

miento con Thyri, hermana de Svend I de Dinamarca. Cuando la batalla comenzó, Olaf subestimó las

flotas danesas y suecas con insultos étnicos y bravuconadas, aunque admitía que Eirik Håkonsson y sus

hombres –en cuanto noruegos y vikingos– eran peligrosos. El episodio más conocido de la batalla es el de

la rotura del arco del valiente guerrero Einar Tambarskjelve proclamando la derrota de Olaf. Posterior-

mente, las sagas inspiraron más obras literarias, musicales y folclóricas.

194

Hasta el año 1014.

~ 88 ~

Podemos contar que cuando Olaf era niño, el barco en el que viajaba con sus fami-

liares, entre ellos su madre, un hermano suyo, también de corta edad, y otros pasajeros,

fue capturado por unos vikingos estonios (osilianos, de la isla Saaremaa en el mar Bál-

tico). Los pasajeros de poca salida en el mercado de esclavos fueron asesinados, mien-

tras que los vendibles fueron destinados al negocio. Olaf, su padre adoptivo Thorolf Lu-

sarskeg y el hijo de éste, Thorgils, fueron a parar al hombre que los compró, Klerkon.

Pronto, por considerarlo viejo, mató Klerkon a Thorolf, vendiendo de nuevo a los dos

niños a un tal Reas.

Seis años después, Sigurd Eriksson, tío de Olaf, visitó Estonia ejerciendo su función

de recaudador de impuestos y, al encontrar a un niño de gran belleza, le preguntó acerca

de su familia. Tras enterarse que se trataba de su sobrino, Sigurd compró a los dos niños

a su amo y los llevó con él a Novgorod, donde vivieron bajo la protección del rey

Vladimir.

Un día Olaf encontró en la plaza de Novgorod a Klerkon, su antiguo amo en Estonia,

y lo asesinó de un hachazo en la cabeza. Una turba siguió al joven con la intención de

asesinarlo por el crimen, pero Olaf se refugió bajo la protección de la reina Allogia,

quien pagaría para calmar a la turba.

Cuando Olaf creció, Vladimir le puso al frente de sus ejércitos, aunque pasados dos

años tuvo celos por la popularidad del joven entre sus soldados. Temiendo que Olaf pu-

diera suponer una peligrosa amenaza para su trono, Vladimir empezó a dar muestras de

enemistad contra él. Entonces, Olaf se marchó al Báltico en busca de mejor situación y

fortuna.

Después de abandonar Novgorod, Olaf se dedicó a actividades de pillaje en puertos y

poblaciones. En el año 982 fue víctima de una tormenta y tuvo que hacer puerto en

Vindland.195

Allí conoció a Geira, una hija del rey Burislaw (de la tribu de los wendos),

y se enamoró de ella. Olaf y sus hombres fueron invitados a permanecer allí y pasar el

invierno. Poco después, cuando pasaron algo los fríos, Olaf y Geira se casaron. Olaf re-

clamó con la guerra los territorios que se negaban a pagar impuestos a Geira y a su pa-

dre. De este modo, después de exitosas campañas militares, comenzó a realizar ataques

y saqueos en Escania196

y Gotland.197

El emperador Otón III había reunido un gran ejército compuesto de sajones, francos,

frisios y wendos para combatir a los daneses paganos. Como el suegro de Olaf, rey de

Vindland, formaba parte de aquel ejército, Olaf también se integró a él. El ejército im-

perial desembarcó en Jutlandia (Dinamarca) y venció al de Harald I de Dinamarca y a

su aliado Haakon, jarl o jefe de Noruega. Tras la derrota, Harald y Haakon fueron obli-

gados a convertirse en cristianos.

Al cabo de tres años de Olaf en Vindland, su esposa Geira enfermó y murió. Olaf se

sumió en una inmensa tristeza y acabó por abandonar Vinland. A partir del año 984,

195

En la Polonia actual.

196

Actual provincia de Suecia, al sur.

197

Una isla sueca en el mar Báltico.

~ 89 ~

prosiguió en sus campañas de saqueo, al modo nómada vikingo. Viajó desde Frisia198

a

las escocesas islas Hébridas. Pasados cuatro años de correrías vikingas llegó a una de

las británicas islas Sorlingas, en la que se comentaba que vivía un profeta (vidente) cris-

tiano. Olaf fue a verle y el profeta le vaticinó que llegaría a ser un rey famoso. Fue en-

tonces cuando Olaf se hizo cristiano y dejó de hacer incursiones o saqueos en Inglate-

rra, pues allí estaba la gente que profesaba su misma fe.

En el año 988, Olaf desembarcó en Inglaterra, donde la reina Gyda, hermana de Olaf

Cuaran, rey de Dublín, había enviudado y buscaba un nuevo marido. Varios hombres ri-

cos se presentaron ante la reina, pero ella prefirió a Olaf, pese a que sus vestidos eran

modestos y pobres. Un hombre de nombre Alfvine no estuvo de acuerdo con la elección

de la reina y retó a combate a Olaf y a sus hombres. Olaf y los suyos ganaron todos los

enfrentamientos, pero no mataron a sus adversarios. Gyda y Olaf se casaron y vivieron

entre Inglaterra e Irlanda.

En el año 995, llegaron a Noruega los rumores de que en Irlanda había un rey de san-

gre noruega. Al enterarse de ello el jarl Haakon, envió a Irlanda a Thorer Klakka para

que averiguara si se trataba del hijo de Tryggve Olafson, y de ser así llevarlo a Noruega.

Thorer visitó Irlanda y, tras saber que Olaf era el hijo de Tryggve Olafson, entabló con

él una gran amistad, hablándole de continuo sobre la difícil situación que atravesaba

Noruega. El jarl Haakon se había vuelto bastante impopular, y su rechazo al cristianis-

mo le había llevado a enfrentarse con los daneses. Olaf vio entonces la oportunidad de

regresar a su tierra natal. Cuando desembarcó en Noruega, había estallado una revuelta

contra el jarl Haakon, el cual tuvo que esconderse en una pocilga, junto a uno de sus es-

clavos, Tormod Kark. Olaf consiguió que los rebeldes le acepten como rey y prometió

una buena recompensa para aquél que encontrara y asesinara a Haakon. Kark, el esclavo

de Haakon, se enteró de la recompensa y asesinó a su amo cuando éste dormía. Al día

siguiente, el esclavo se presentó ante Olaf con la cabeza de Haakon, pero el rey, en vez

de recompensarlo, ordenó que lo decapitaran.

Una vez afirmada su autoridad, Olaf viajó a varias partes de Noruega que no se en-

contraban bajo el gobierno de Haakon sino del rey Harald de Dinamarca, y se ganó la

adhesión de esas tierras. Estableció que todos los noruegos se tenían que bautizar. Aun-

que la mayoría aceptó, aquéllos que no lo hicieron fueron torturados o asesinados. Las

sacerdotisas paganas, llamadas völvas, fueron puestas sujetas a rocas en el mar y se aho-

garon todas cuando subió la marea.

En el año 997, para que fuera la capital de Noruega, fundó la ciudad de Nidaros,199

excelente lugar, según él, porque el río Nid, antes de desembocar en su fiordo, forma

una península fácilmente defendida de los posibles ataques por tierra. En Nidaros se

celebró enseguida el primer thing o consejo de gobierno del rey Olaf I de Noruega.

Puede ser que Olaf ambicionara también gobernar sobre una Escandinavia a unificar.

Para ello se puso a negociar su posible matrimonio con la reina Sigrid Storrada de Sue-

cia, pero ésta, demasiado pagana, no aceptó la propuesta. Olaf se enemistó con Svend I

de Dinamarca cuando se casó con Tyra, hija de Harald Blatand, jarl de Jutlandia y her-

198

Holanda.

199

Actual ciudad noruega de Trondheim.

~ 90 ~

mana de Svend. Tyra había abandonado a su marido, Boleslao I de Polonia, desafiando

así la autoridad de su hermano.

Olaf había obtenido riqueza de sus dos primeras esposas, pero Tyra fue su perdición.

En la batalla de Svolder, la flota coaligada de daneses, suecos y wendos, con todos los

hijos de Haakon Jarl juntos, lo aniquilaron.

La muerte de Geira

~ 91 ~

La llegada de Olaf I a Noruega y el comienzo allí de su reinado

(Ilustración de Peter Nicolai Arbo, pintor noruego, 1831-1892)

Olaf I en el templo pagano de Thor que destruyó

~ 92 ~

La batalla de Svolder

~ 93 ~

Las volvas ahogadas

Olaf I de Noruega

~ 94 ~

CHINA

La lejana China rebasa bastante las intenciones cronísticas de nuestros relatos, pero no

por eso desatendemos dar algunas noticias de tan extenso territorio asiático si son de

destacar. No podemos ignorar que la civilización china es muy inventiva y aporta des-

cubrimientos claves para la humanidad y para el futuro. El pueblo chino siempre fue

culto y sensible al conocimiento, aportando desde ellos muchos descubrimientos de toda

índole. Por destacar algo importante diremos que por estas fechas de finales del siglo X

tienen ya descubierta desde sus conocimientos y prácticas experimentales una materia

que se denomina pólvora o polvo negro (que en chino se dice hou yao). Es un polvo os-

curo, volátil y explosivo.

Estamos (están allí, en China) en la dinastía Song,200

cuando muchos alquimistas, en

sus laboratorios y al aire libre, se pasan los días experimentando y probando con los

200

La Dinastía Song gobernó en China entre los años 960-1279, siendo la dinastía sucesora de un largo

período conocido allí como el de las Cinco Dinastías y los Diez Reinos. A la Dinastía Song la sucederá la

Dinastía Yuan.

Además de la pólvora, no tardarán mucho los chinos (que ya habían inventados el papel mucho tiempo

atrás) en inventar el papel moneda. Otro descubrimiento será el de hallar el Norte a base de utilizar la brú-

jula.

La Dinastía Song –que no vamos a entrar a pormenorizar– se divide en dos períodos distintos: Song del

Norte y Song del Sur. Durante el Song del Norte (960-1127), la capital Song estuvo en Bianjing (actual

Kaifeng) y la dinastía controlaba la mayor parte del interior de China. El Song del Sur (1127–1279) será

el período tras el cual los Song perdieron el control del norte de China frente a la Dinastía Jin. Durante

ese período, la Corte Song se retiró al sur del río Yangtze y estableció su capital en Lin’an (la actual

Hangzhou). Aunque la Dinastía Song había perdido el control de la tradicional cuna de la civilización

china a lo largo del río Amarillo, la economía Song no entró en bancarrota, debido a que el Imperio Song

del Sur controlaba el 60 % de la población de China y la mayoría de las tierras más productivas, de gran

riqueza agrícola. La Dinastía Song del Sur reforzó considerablemente su fuerza naval, con objeto de de-

fender sus aguas y fronteras y para llevar a cabo misiones marítimas en el extranjero.

Para repeler a los Jin, y posteriormente a los Mongoles, los Song desarrollaron nueva y revolucionaria

tecnología militar, aumentada por el uso de la pólvora. En 1234, la Dinastía Jin fue conquistada por los

Mongoles, quienes tomaron el control del norte de China, manteniendo precarias relaciones con los Song

del Sur. Möngke Kan, el cuarto Gran Kan del Imperio Mongol, murió en el año 1259 mientras sitiaba una

ciudad en Chongqing. Su hermano menor, Kublai Kan, fue proclamado el nuevo Gran Kan, aunque su

nombramiento fue únicamente reconocido de manera parcial por los Mongoles en el este. En 1271, Ku-

blai Kan fue proclamado Emperador de China. Tras dos décadas de enfrentamientos esporádicos, los ejér-

citos de Kublai Kan conquistaron la Dinastía Song (año 1279). China fue de nuevo unificada bajo la di-

nastía mongol Yuan (1271–1368).

La población de China se duplicó durante los siglos X-XI. Este crecimiento se produjo por la expansión

del cultivo de arroz en el centro y sur de China, por el uso de arroz de maduración temprana proveniente

del sureste y del sur de Asia, y por la producción de abundantes excedentes alimentarios. El censo del

Song del Norte registró una población de aproximadamente 50 millones de habitantes, al igual que las

Dinastías Han y Tang. Estos datos se encuentran en las Veinticuatro Historias (una colección de libros

históricos chinos que van desde el año 3000 a. de C. hasta el siglo XVII de nuestra era). Sin embargo, se

estima que el Song del Norte tenía una población de aproximadamente 100 millones de personas, y 200

millones en la época de la imperial Dinastía Ming (1368-1644). Este espectacular crecimiento de la po-

~ 95 ~

más diversos mejunjes o menjunjes, a base de materias minerales o de origen vegetal y

animal, para medicina, estética o –lo de siempre– buscando el elixir de la vida, de la ju-

ventud, de la magia de convertir cualquier cosa en oro, etc.

Lo de la pólvora fue uno de los resultados de tan azarosas y entretenidas tareas de los

chinos. Mezclaron salitre,201

carbón vegetal y azufre, según ciertas medidas y cantida-

des, hasta que se percataron del nuevo invento: la pólvora. Y la empezaron a utilizar en

la elaboración de fuegos artificiales, a los que los chinos son muy aficionados.202

blación propició una revolución económica en la China premoderna. La expansión de la población fue en

parte la causa de la gradual retirada del gobierno central de una excesiva regulación de la economía de

mercado. Una mayor población también incrementó la importancia del papel de la baja nobleza en la ad-

ministración de las bases y en los asuntos locales. Los funcionarios designados en los centros de condados

y provincias dependían de la alta burguesía intelectual para los servicios, el patrocinio y la supervisión lo-

cal.

La vida social durante la Dinastía Song fue vibrante; las élites sociales se congregaban para contemplar

y comerciar con preciosas obras de arte, la población se entremezclaba en las fiestas públicas y clubes pri-

vados, y las ciudades tenían animados barrios para espectáculos. La difusión de la literatura y el conoci-

miento fue reforzada por la temprana invención de la impresión xilográfica y por la posterior invención,

en el siglo XI, de la imprenta móvil (como la Gutenberg de Occidente). La tecnología premoderna, cien-

cia, filosofía, matemáticas, ingeniería, y otras actividades intelectuales florecieron en China durante la Di-

nastía Song. Filósofos como Cheng Yi y Zhu Xi vigorizaron el confucionismo, aportando al mismo al-

gunos elementos e ideales budistas, resultando de todo ello una síntesis clásica y de neo-confucionismo.

Aunque la institución típicamente china de los exámenes de la función pública existía desde la Dinastía

Sui (581-618), llegó a ser más prominente durante el período de la Dinastía Song, siendo esto un factor

importante a tener en cuenta para explicarnos la transición de una élite aristocrática a una élite burocráti-

ca.

Hacía el año 1000, la población mundial era de unos 300 millones de habitantes, siendo las (diez) ciu-

dades más pobladas (por orden de más a menos) las siguientes: Constantinopla, Córdoba, Keifeng (en

China), Angkor (en Campya), Kioto (en Japón), El Cairo, Bagdad, Nishapur (en Persia, actual Irán), Al-

Hasa (en Arabia) y Patan (en la India, Estado de Guyarat). 201

O nitrato potásico.

202

Y con el tiempo vendrán las primeras granadas de mano con pólvora y las demás armas, siendo las

más antiguas y rudimentarias hechas a base de bambú.

~ 96 ~

~ 97 ~

EPÍLOGO I

EL AÑO 1000

En el año 1000 (y en los años precedentes) hubo milenarismo y sensación o expecta-

tivas apocalípticas, pero en realidad no parece que fue la cosa para tanto y el año 1000

fue un año más como tantos otros. Todo lo mítico en torno al año 1000 nos provino más

bien del romanticismo en su afán por rebuscar a su estilo en la Edad Media.

La exageración historiográfica, más la acción de ensayistas y literatos, vino sin duda a

magnificar el tema milenarista tan mitificado gracias al alto calado popular que tiene to-

do aquello relacionado con las supersticiones. Los autores ofrecieron su versión como

haciendo ver a los lectores que nada ponían de propia invención. Así exageraron la si-

tuación del año 999, en realidad sin apoyos documentales o testimoniales suficiente-

mente válidos, ensalzando todo aquello que resulta dantesco en la representación de te-

mores, miedos, calamidades…

¿En qué datos pudieron apoyarse los autores románticos para generar esa imagen o re-

presentación medieval? ¿Con qué argumentos contamos nosotros para desbaratar cual-

quier atisbo de milenarismo?

El cristianismo, en su origen, como el mundo bíblico en general, era evidentemente

bastante oriental, pero para nada dualista. Está claro en el libro del Apocalipsis. Pero el

término apocalipsis significa revelación, no destrucción; no tiene nada que ver con ca-

tastrofismo, a pesar de las imágenes que aparecen en el escrito sagrado, neotestamenta-

rio.

El libro del Apocalipsis habla ciertamente de la instauración del Reino de Dios en la

tierra durante mil años. Tras el reinado del Anticristo, Jesucristo realizará una segunda

venida y tras luchar y vencer a su antagonista (al que recortará su reinado), acaecerá el

juicio final. Pero se impone la exégesis correcta. La Edad Media no se obsesionó al res-

pecto.

Es falso que la inminencia del final del primer milenio suscitara una especie de pánico

colectivo y que la gente de Europa muriese de miedo regalando sus posesiones. No se

poseen testimonios coetáneos contrastados y, por tanto, no puede deducirse una con-

ciencia milenarista de los pocos textos conservados que han sido exagerados. En este

sentido ofrecemos una serie de ejemplos que bien pueden ilustrar dicho fenómeno y que

tradicionalmente han servido a muchos autores para intentar justificar una conciencia

milenarista en la edad Media europea:

Los Anales Carolingios y La Crónica Anglosajona, que en la última parte del siglo

VIII cuentan fenómenos astrales que son interpretados como causantes de temores.

Las Revelaciones de Juan, un monje visionario que en tiempos de Carlomagno, profe-

tizó el fin del mundo.

El Apocalipsis de Irene, desde el que las tradiciones bizantinas y bárbaras vienen a

enraizarse recurriendo al libro bíblico de Daniel.

Los ideales medievales de la Renovatio Imperii, que para algunos iluminados, con la

coronación de Carlomagno como emperador, no sólo recogería la tradición del Imperio

~ 98 ~

Romano sino que asumiría la defensa de la Cristiandad medieval frente al Anticristo. Al

crearse el Imperio se aseguraría la continuidad de la defensa espiritual contra todos los

temores.

Las profecías del Arzobispo Gracioso en su curioso Apocalipsis que predice una fu-

tura destrucción de Rávena, cuyas catástrofes se extenderían por toda la tierra.

¿Corresponden todos estos textos y sucesos a una corriente genérica de pensamiento?

¿Verdaderamente llegarían a tener difusión y un fuerte impacto en una sociedad tan ru-

ral –con todos los condicionantes que esto supone– como la medieval? Debemos pen-

sar que no. No obstante todavía encontramos autores, incluso en época contemporánea a

nosotros que defienden la validez de estas argumentaciones asociándolas a grandes fi-

guras mediáticas, como pueda ser el caso de Gil Fernández con respecto al Beato de

Liébana.

Sabemos que Beato tuvo un fuerte enfrentamiento con los herejes adopcionistas en-

carnados en las personas de Elipando, metropolitano de Toledo, y el obispo Félix de

Urgell, en el transcurso de la cual Elipando y Beato se acusaron mutuamente de Anti-

cristos.

Beato sigue el cómputo agustiniano de las seis eras, especificando la duración especí-

fica de cada una de ellas, fechando el fin del mundo para el año 800 (siguiendo los cóm-

putos de San Jerónimo y Julián de Toledo), advirtiendo desgracias y catástrofes terrorí-

ficas. Cronológicamente suceden en Francia entre los años 763-780 demostraciones de

pánico por producirse grandes prodigios (fenómenos astrales). Sin embargo no tenemos

constancia para tierras hispanas, en las que surgen los Beatos.

En relación a esto último hay una anécdota sobre el fin del mundo que se ha relacio-

nado con Beato, según la cual fechó el fin del mundo para la Pascua del año 800, advir-

tiendo a un personaje, Ordoño, de que se guardase de comer y se preparase así para tal

fecha. Sin embargo la fecha pasó y no ocurrió nada, a lo que Ordoño comentó que lo

que tuviese que pasar, pasaría, y si tuviese que morir que por lo menos lo haría con el

estomago lleno. Al fracasar en su datación, Beato añadiría que su medición no era erró-

nea, que sólo Dios sabe la fecha, y que si no ha acaecido en la fecha que él ha dicho es

porque el tiempo divino es distinto del humano, pero que estaba seguro que ocurriría.

Desconocemos si tal anécdota es cierta; lo que sí que conocemos objetivamente es su

querella contra los adopcionistas, así como los comentarios que realizó sobre el Apoca-

lipsis (de tradición visigótica) en los que realiza una escasa aportación a los textos de

los Padres de la Iglesia, llegando en algunos casos a manipularlos, por su peculiar ma-

nera de escribir. Beato da un sentido escatológico, profético y determinista de la his-

toria, ilustrándola con el modelo de las seis edades. Para el fin del mundo, Beato anun-

cia el reino del Anticristo durante 1290 años, pero que será recortado por la venida de

Cristo. Para Beato, el Anticristo es una persona que simula la castidad, una persona que

habita entre los hombres pero que promulgará las Leyes Antiguas y la Circuncisión.

Añade que el Anticristo es un hereje que nacerá en el reino astur (sin duda alguna la re-

ferencia a Elipando de Toledo es explicita en este sentido).

Tanto Beato como los distintos autores, crónicas y sucesos, nos dan una imagen que,

tratados por sí solos, nos podrían hacer pensar sobre la existencia del milenarismo. Pero,

los sucesos que relatan las crónicas son muy aislados, de carácter local, y en ocasiones

~ 99 ~

magnificados, ayudado esto por la mentalidad supersticiosa de la época. Y sin duda al-

guna, los escritos de los ya mencionados autores no responden al sentimiento colectivo

de la época.

¿Hubo la pregunta acerca del fin del mundo en el año 1000? Sin duda alguna todas las

explicaciones que estamos manteniendo aquí quedarían muy vacías sin una argumen-

tación que pudiese ratificar todo aquello a lo que nos estamos refiriendo. Es por ello que

aquí presentamos una serie de pruebas, basadas en sucesos coetáneos, que nos hacen du-

dar de la existencia de una conciencia milenarista medieval:

En primer lugar, no existen noticias positivas de carácter general que nos indiquen que

en el año 1000 se viviese una situación de carácter desmesurado. Las únicas que posee-

mos son de índole local y bastante magnificadas.

La aparición de cierto número de expresiones como Mundi Termino appropian o

Mundi in finen corrente, en documentos de donaciones o liberaciones de siervos, en

contra de todo lo que pueda parecer, no deriva de ellos un sentimiento de histeria multi-

tudinaria a tal efecto, ya que suelen constatarse en la Edad Media como pautas en la re-

dacción de documentos de uso notarial. Además su cronología es mucho más amplia

que este suceso (siglos VI-XII), con lo que no reflejan el sentimiento colectivo de la so-

ciedad.

Muchos autores afirman que el fin del milenio fue usado por el clero para incrementar

las donaciones en su patrimonio. Sin embargo esta hipótesis se viene abajo en el mo-

mento en el que la Iglesia no sólo se opone a todo este fenómeno apocalíptico, sino que

está constatado que cuando más donaciones recibió la Iglesia es justamente después del

año 1000.

Un hecho muy significativo para derrocar la teoría milenarista es su datación cronoló-

gica. Cuando se habla del fin del mundo, ¿los autores se refieren al año 999 o al año

1000? Además, en lo relativo al Reino de Cristo en la tierra durante mil años, ¿esos mil

años empiezan a contar tras el nacimiento de Cristo o después de su muerte? ¿Y qué

decir de las distintas computaciones del tiempo que en el medievo responden a intereses

regionales? La medición del tiempo en Castilla era diferente, por ejemplo, a la de Fran-

cia. La Era Hispánica comienza con la conquista de la Península por los romanos y no

deja de usarse hasta el año 1383, fecha en la que el rey Juan I ordena la homologación al

Calendario Gregoriano. ¿Cómo es, por tanto, que si en todo el Occidente Cristiano no se

sigue un único cómputo cronológico pueda existir un miedo global al fin del mundo? Es

por ello que la imprecisión cronológica, para un hecho tan determinado, nos lleve a pen-

sar que no llegase a producirse nunca esta conciencia colectiva. Muchos autores, ya

sean por exceso o por defecto, por referirse a fuentes más modernas, no pueden justifi-

car la existencia de este fenómeno.

Otro elemento significativo: A partir del siglo XI comienza un período de reactivación

arquitectónico. Además, ni un solo monumento de la época hace referencia a la menor

alusión simbólica del fin del mundo ni a la satisfacción de haber escapado de una ca-

tástrofe. El único elemento que se manifiesta en contra es la pintura española con las

distintas ilustraciones del Apocalipsis, como hemos referido en el caso del Beato de

Liébana. Sin embargo los estudiosos del tema indican precisamente que hubo un apaci-

guamiento en la mentalidad de la época al irnos acercando al año 1000. Dos terceras

~ 100 ~

partes de las monografías se consagran a poner de relieve la vitalidad y creatividad de

reyes, pontífices y nobles o a los pueblos que vivieron esas décadas, lo que viene a con-

tradecir la mentalidad negativa y de abandono de trabajos que se afirmaban tradicional-

mente. Es más, entre el año 970 y el 1000 ningún texto significa la catástrofe final. Sólo

entre el año 960 y el 970 hay constancia de alguna opinión de iluminados que, ni cuen-

tan con muchos adeptos ni se sostiene durante un período razonable dada la oposición

eclesiástica. Existen muchos textos que nos indican todo lo contrario:

Condenas del concilio de Roma del 998.

Penitencias de 7 años para el rey Roberto el Piadoso y distintos herejes.

Reconstrucción de Venecia tras el incendio del año 977. Se pone especial énfasis en el

palacio del Dux y la Iglesia de San Marcos.

Festejos en Colonia para recibir a su nuevo arzobispo el 24 de diciembre de 999.

Documentos de plazos de 12, 20 y 25 años que estipulan préstamos a lo largo de la

última década del siglo X.

¿Qué sentido hubiesen tenido todas estas manifestaciones si hubiesen sido realizadas

bajo el signo constante de la amenaza? Es por ello que, aunque contemos con algún epi-

sodio positivo en momentos anteriores al siglo XI, e incluso en los años 1000 y 1033,

son hechos aislados, que en muchos casos vienen a coincidir con espectáculos astrales,

con lo que no sería lícito deducir el tema a partir de estos fenómenos. Como señala el

medievalista Benito Ruano, no se detecta en la historia medieval del viejo Mundo fenó-

meno alguno al que pueda cuadrar con exactitud la designación de los “terrores del año

mil u otra equivalente”.

Como conclusión, podemos pensar que el terror al año 1000 tiene más de esotérico

que de real y que pudo tener su origen en una interpretación sui generis del Apocalipsis

de San Juan siguiendo la cronología cristiana. Salustiano Moreta Velayos, medievalista,

al explicar la coincidencia de textos que explican hambrunas y terrores milenaristas vie-

ne a señalar que todo ello coincide con la crisis económica y social de la segunda mitad

del siglo VIII y en el IX.

Sin duda, como afirma el medievalista Edmond Pognon (1911-2007), los terrores del

año 1000 son un milenarismo retrospectivo: siendo una teoría con poco éxito y apenas

profesada, fue en el siglo XIX magnificada y universalizada.203

203

Pognon, E. (2007): La vie quotidienne en l’an mille, Paris, Hachette.

~ 101 ~

EPÍLOGO II

CASTILLA

¿Cómo surgió Castilla?

No llegan a ponerse totalmente de acuerdo en los detalles los diversos autores que tra-

tan de responder a esa pregunta, ni seguramente se llegará a él, ya que el origen del te-

rritorio denominado Castilla surgió en una de las épocas más enrarecidas y legendarias

de nuestra historia española, entre los siglos VIII-IX, en medio de muchos conflictos de

los que tenemos carencias documentales.

Lo que sí parece claro es que el origen de Castilla hay que buscarlo en los intermiten-

tes procesos de repoblación y resistencia que se originan al este del reino de Asturias y

que tuvo sus primeros movimientos en las últimas décadas del siglo VIII. Hay que re-

cordar que el eje principal por el que atacar a Asturias y León durante las casi perma-

nentes aceifas cordobesas fue precisamente por ese lado oriental astur-leonés y en el en-

torno del valle del Ebro.

En el origen de lo que será Castilla encontramos gente resultante de una combinación

de pueblos celtíberos (cántabros y vascones) que fueron poco romanizados, lo mismo

que fueron también poco influenciados por los visigodos. Fueron pueblos eminente-

mente guerreros que deseaban tierras con libertad e independencia.

Parece ser que a estos territorios fueron llegando también emigrantes, no precisamen-

te aristócratas, provenientes del sur peninsular y que se habían concentrado al norte de

la cordillera Cantábrica tras la conquista musulmana y la labor emprendida por Alfonso

I (siglo VIII) de recogida de población cristiana para deshabitar la cuenca del Duero.

Así pues, las peculiares condiciones con que surgió Castilla forjaron su primigenio te-

rritorio como muy acentuado en libertad, como se objetivará frente a las aceifas musul-

manas. Y de la misma manera no aceptaron así como así un completo sometimiento a la

soberanía astur-leonesa. Hubo mucha y sucesiva tirantez y luchas al respecto.

Esta personalidad tendente a la independencia guerrera y el peligro de los ataques mu-

sulmanes forzarán a la construcción de numerosas fortificaciones que darán, con el

tiempo, nombre propio al condado primero y reino después. Estos castillos no hay que

imaginarlos como las grandes fortalezas bajomedievales que han perdurado hasta nues-

tros días en todo el solar español, sino como pequeños atalayas y recias torres situadas

en lugares estratégicos y con carácter plenamente defensivo.

Es una época de inferioridad cristiana frente a la cordobesa Al-Ándalus que se conso-

lidó y dominó militarmente en casi toda la Península.

~ 102 ~

Esta Castilla original que va cobrando personalidad propia, en medio de un territorio

castigado por la destrucción musulmana y la escasa dependencia directa de los astur-

leoneses, es un territorio poco delimitado, conocido desde antiguo como Bardulia. Geo-

gráficamente, se puede situar al oeste de Álava y ocuparía la zona montañosa del sur de

las actuales provincias de Cantabria y el norte de Burgos (también el noroeste de Pa-

lencia, la llamada comarca de Campoo).

Prueba del avance intermitente hacia el sur es la concesión del famoso fuero a los re-

pobladores de Brañosera (población en la esquina noreste de Palencia, casi en el límite

provincial con Cantabria). Corría el año 824, durante el reinado de Alfonso II el Casto,

cuando Munio Núñez concedió a unas cuantas familias procedentes de los Picos de Eu-

ropa una serie de derechos de explotación de las nuevas tierras.

A mediados del siglo IX, durante el reinado de Ramiro I, Castilla fue adquiriendo no-

toriedad y surgieron los dos primeros señores jueces de Castilla: Nuño Rasura y Laín

Calvo (año 842).

Luego, avanzando por la segunda mitad del siglo IX, vinieron los primeros condes de

Castilla, Rodrigo y Diego (Rodríguez Porcelos), nombrados por los reyes asturianos de

entre los miembros de sus familias, con el fin de garantizar en ellos fidelidad.

Los primeros condes (hereditarios) tuvieron el encargo regio de cuidar de la defensa

de unas tierras alejadas del poder áulico y en peligro de constante agresión musulmana,

además de cobrar impuestos y administrar justicia.

~ 103 ~

Rodrigo y Diego se comportaron bastante eficazmente como repobladores. Rodrigo

desplazó la frontera castellana hasta la alavesa Amaya, Urbel del Castillo y Moradillo

de Sedano (año 860). Su hijo Diego hizo lo propio con Castrojeriz y Oca (hacia el año

880). También pasó a la historia este conde como el repoblador de la ciudad de Burgos

(año 882), siendo ésta la primera y futura capital de Castilla por mucho tiempo.

Con el tiempo, alcanzaron el Duero tres condes: Nuño Núñez, Gonzalo Fernández y

Gonzálo Téllez. Tras la muerte, probablemente ejecutado, de Diego Rodríguez Porcelos,

por sublevarse contra Alfonso III, este monarca decidió fragmentar el territorio para

controlar otras sublevaciones y cualquier movimiento de independencia. Este período de

división del territorio castellano abarca desde finales del siglo IX hasta el año 931.

En aquella situación de fragmentación ocurrió un hecho de enorme trascendencia para

los intereses de los reinos cristianos en su empresa reconquistadora, que no es otro que

el alcance repoblador del Duero (año 912) y la ocupación de varios castros situados cer-

ca de su ribera: Roa, Aza (o Haza), Clunia y San Esteban de Gormaz.

Fernán González, hijo de Gonzalo Fernández, fue el conde que pasó a la memoria co-

lectiva castellana, tanto por leyenda como ciertamente por historia. Nadie niega que a él

se deba la independencia de Castilla o al menos que impulsara decidida y definitiva-

mente tal independencia.

Se puede afirmar que, tras su brillante gobierno, el condado de Castilla mantuvo sólo

nominalmente su vasallaje feudal a León, siendo ya de facto un territorio prácticamente

independiente, haciéndose hereditario el título de conde del mismo modo que si se tra-

tara de una monarquía.

Tras la muerte de Fernán González (año 970), su hijo García Fernández heredó el con-

dado de Castilla.

Fueron tiempos que se presagiaban de una cierta paz entre los reinos cristianos y el ca-

lifato de Córdoba, manteniéndose en Castilla una total autonomía castellana frente a

León.

Sin embargo, los buenos y calmados tiempos no fueron muy duraderos. García Fer-

nández tuvo que dirigir Castilla en uno de los períodos más difíciles de su historia, el

período de las campañas guerreras de Almanzor atacándola.

Almanzor, movido por la yihad islámica, combatió de manera incesante por todo el

norte peninsular. Su objetivo, además de controlar, escarmentar y diezmar al infiel cris-

tiano, fue el de saquear y obtener botines de guerra, especialmente esclavos que nutrían

la floreciente economía del califato cordobés. Pero nunca tuvo intención de reconquista

efectiva ni de repoblación estable de los territorios que devastó.

León y otros reinos cristianos peninsulares, tras incesantes derrotas y saqueos, tuvie-

ron que pactar y someterse a Almanzor, menos García Fernández que mantendría una

pugna desigual pero valerosa.

Con todo, las plazas castellanas al sur del Duero que se habían ganado en las últimas

décadas hubieron de abandonarse para, en repliegue, reforzar los viejos castros del Due-

ro, siendo entonces cuando el propio conde García Fernández murió batallando contra

los musulmanes cerca de Langa (Soria), en el año 995.

Almanzor murió tras su última campaña guerrera contra San Millán de la Cogolla sin

haber sido derrotado, pues los historiadores modernos coinciden en que la batalla de Ca-

~ 104 ~

latañazor, de la que trataremos en su momento de manera convenientemente histórica,

fue sólo una leyenda.

Tras décadas destrozando los reinos cristianos, Almanzor no conseguirá sino dejar he-

rido de muerte al califato de Córdoba, dándose muchas dificultades sucesorias y la des-

integración conocida como reinos de Taifas.

Los últimos condes de Castilla (antes de convertirse ésta en reino), Sancho García (el

de los buenos fueros) y García Sánchez, gobernarán en el período de desintegración

agónica del califato cordobés, desintegración que fue pareja a la recuperación socio-eco-

nómica de Castilla.

García Sánchez, el último de los condes castellanos, murió asesinado en León (año

1009), pasando entonces el condado a depender del rey español más poderoso del mo-

mento: Sancho III el Mayor de Navarra, casado con Munia, hermana del conde asesina-

do e hija de Sancho García.

Sancho III el Mayor de Navarra derrotará a Bermudo III de León (año 1037), consi-

guiendo con ello la unificación de un extenso reino que abarcará casi el tercio norte de

la Península Ibérica, en una franja desigual desde el Atlántico hasta los Pirineos.

El estatus de Castilla como condado jurídicamente subordinado a León acabará defini-

tivamente cuando Sancho III el Mayor reparta sus posesiones entre sus hijos, asignando

Castilla a Fernando, no ya como conde sino como rey. Así pues, Fernando I será el pri-

mer rey de Castilla. Se casará en el año 1032 con Sancha, hermana de Bermudo III de

León, con quien se enfrentará.

~ 105 ~

EPÍLOGO III

MÉDICOS ANDALUSÍES DEL SIGLO X

En la época de esplendor del califato de Córdoba, anteriormente al mandato de Al-

manzor, hubo médicos célebres en la capital de Al-Ándalus:

Imrán ibn Abi Umar: Escribió de Medicina y compuso medicamentos a base de anís.

Muhammad ibn Fath Tamlun: Sobresalió en los conocimientos de Medicina, pero

no la ejerció en la práctica. Vivió en la mansión de Abd Allah ibn Badr.

Yahyá ibn Ishaq: Fue un médico noble, sabio experto que vivió en tiempos de Abde-

rramán III, ostentando también cargos políticos. Estuvo al cuidado de las esposas y con-

cubinas del califa. Tenía un joven esclavo como ayudante. Un día atendió a un campe-

sino que se le acercó montado en un asno y, gritando desesperadamente, buscaba a su

amo. El esclavo hizo acceder al campesino al médico y este le preguntó qué le pasaba, a

lo que el campesino, señalándose la uretra, contesto: “Tengo aquí un tumor que me

oprime y me impide orinar desde hace muchos días; creo que estoy a punto de morir”.

Yahyá le ordenó: “Enséñamelo”. El paciente le mostró su pene tumefacto. El médico, a

un hombre que acompañaba al enfermo, le dijo: “Búscame una piedra plana”. Cuando

el hombre trajo la piedra, el médico dispuso: “Cógela con la mano y pon encima el pe-

ne”. Y cuando se hizo eso, el médico dio un conveniente puñetazo sobre el pene. El pa-

ciente se desmayó, mientras le salía pus del pene y luego orinó. El enfermo se recuperó

y el médico le dijo: “Ya te puedes marchar, pues estás curado; pero no vuelvas más por

aquí, ya que eres un hombre corrompido: has tenido sexo en el ano del asno y lo que te

pasó fue que se te introdujo un grano de pienso o forraje en el pene, por lo cual se te in-

flamó; con el pus salió ya lo malo”. En enfermo, confesando que era verdad lo que le

decía el médico, le dio las gracias y se marchó, prometiendo que en adelante no volvería

a hacer cosa tan abominable.

Yahyá mantuvo siempre muy buena relación con los mozárabes, en lo que a medicina

se refiere y en todos los demás aspectos de la vida. Compuso cinco libros con el título

de Aforismos. También viajó para curar a algunos enfermos que le reclamaron asisten-

cia. Curaba la otitis con un medicamente hecho sobre la base de la sangre caliente de los

palomas, pero actuaba siempre en base a la observación y a la experimentación racional.

Abu Bakr Sulayman: Fue buen médico pero avaro en su trabajo. Hizo que un com-

pañero le amputara el pene cuando se le entumeció y tuvo irresistibles dolores en el mis-

mo.

Ibn Umm al-Banín: Fue otro médico célebre en Al-Ándalus. Le gustaban mucho los

muchachos y una vez, durante una aceifa musulmana en la que participó, le ocurrió lo

siguiente: Mientras dormía la siesta en su tienda, se dirigió a uno de sus pajes y tuvo se-

~ 106 ~

xo con él; y mientras estaba en esa faena, una fuerte ráfaga de viento levantó la tienda y

todos rieron al ver lo que dentro de la misma estaba ocurriendo.

Said ibn Abd Rabbihi: Fue médico notable, poeta y literato. Compuso un buen tra-

tado de medicina práctica. Era hábil conocedor de los síntomas y de la evolución de las

enfermedades, de los cambios atmosféricos, del régimen de los vientos y del movi-

miento de los astros.

Abu Hafs Umar ibn Burayq: Fue un médico notable que recitaba muy bien el Corán.

Se acompañaba mucho de jovencitos esclavos.

Asbag ibn Yahyá: Era hombre de honor, rico y poderoso, muy respetado por los cor-

tesano. Vivía cerca de la mezquita de Tahir.

Muhammad ibn Tamlij: Vivía en el arrabal de la mezquita Tahir. Sirvió como mé-

dico a Abderramán III. Tenía buenos conocimientos de literatura y derecho.

Abu-l-Walid Muhammad ibn Husayn: Conocido también como Al-Kitani. Fue

hombre brillante, magnánimo, de dulce palabra, noble; amado y apreciado tanto por el

pueblo llano como por los cortesanos, porque, muy vocacionado, se entregaba generosa-

mente al cuidado de todos los enfermos. No lo hacía por dinero. Siendo sabio y experi-

mentado, era sobre todo muy amable en el trato con los pacientes. Murió de hidropesía.

Ahmad ibn Hakam ibn Hafsún: Era inteligente y noble, muy cercano a los eunucos

que regían la residencia califal. Murió de disentería.

Aba Bakr Ahmad ibn Yábir: Fue un médico sabio y de mucho temple, apreciado y

digno de confianza para todos.

Abu Abdalmalik al-Taqafi: Fue un médico considerado extraordinario aunque se

cuenta que no era muy cuidadoso en higiene. Era cojo. Murió de disentería.

Aba Mas Húrún al-Aswaní: Fue médico cirujano de gran fama. Estuvo al cuidado

del harén del califato, esmerándose en las mujeres y concubinas del mismo.

Ahmad ibn Yúnus y su hermano Umar, hijos ambos de Yúnus ibn Ahmad al-Ha-

rrani: Estudiaron medicina en Bagdad y ejercieron al servicio de destacadas personali-

dades. Vivieron en Medina Al-Zahra y cuidaban de las comidas del califa. Tuvieron la

dirección de la farmacia califal, donde, con la ayuda de doce jóvenes esclavos prepara-

dos, elaboraban jarabes y otros medicamentos. Desde esta farmacia, con el permiso del

califa, se ayudaba a los enfermos más pobres y necesitados. Se cuenta que curaban muy

bien las enfermedades de la vista.

~ 107 ~

Muhammad ibn Abdun al-Yabalí al-Adadi: Antes de dedicarse a la profesión mé-

dica había enseñado matemáticas en Al-Ándalus. Fue un excelente médico, destacando

por ser práctico y muy experimentado.

~ 108 ~

Anatomía

~ 109 ~

EPÍLOGO IV

LEYENDAS TOLEDANAS DEL CRISTO DE LA LUZ

La tradición nos cuenta que en el año 1085 el rey Alfonso VI, acompañado de nu-

meroso séquito, entró en Toledo por la antigua puerta llamada de la Bisagra.

Se cuenta también que cuando reinaba Atanagildo (siglo VI) había en Toledo un nu-

trido grupo de judíos fanáticos que aborrecían las imágenes de Cristo Crucificado y que

tenían una especial repulsa hacia una pequeña imagen muy venerada por los cristianos

toledanos albergada en una pequeña iglesia, la que se convirtió en el siglo X en la mez-

quita de Bab Al-Mardum.

El odio de los judíos fue tan extremo que idearon algo verdaderamente diabólico y lo

llevaron a cabo sigilosamente durante una noche, escondidos en la oscuridad: untar con

un fuerte veneno los pies del Cristo para que se murieran los cristianos que los besaran,

cosa que era muy habitual.

Pero el plan de los malvados judíos resultó frustrante para ellos. Cuando por la ma-

ñana llegó una devota cristiana a la pequeña iglesia y se puso a rezar ante la imagen del

Cristo, resultó que, al besarle los pies, el Cristo, milagrosamente y desclavándolo de la

cruz, retiró el pie a besar. Ni que decir tiene lo sorprendida que estuvo la mujer. Y así se

repitió luego el mismo prodigio varias veces con distintas personas.

Todos sabían del hecho, pero nadie sabía el por qué, hasta que un sacerdote se percató

de la sustancia venenosa con la que alguien había untado los pies de la imagen, consa-

grada ya para todos como imagen milagrosa. Aumentó la fe de muchos.

Uno de los más fanáticos e intolerantes judíos que había perpetrado aquel desvarío se

llamaba Abisaín. Otro fue su amigo Sacao, que fue quien le hizo llegar a Abisaín la no-

ticia del milagro. Abisaín se indignó muchísimo y abrigó enseguida deseos de una gran

venganza contra los cristianos. Pero cuando se hizo de noche, Abisaín no podía dormir

y tuvo unas aterradoras visiones, de gente que le perseguía estando la imagen del Cristo

por el medio. En otro momento, el Cristo se desprendía de la cruz y, con los brazos

abiertos, se disponía a abrazarle. Se despertó, todo sudoroso y dolorido, con mucho

desasosiego. Empezó el día sintiéndose muy molesto e inquieto. Para sosegarse, decidió

ir a dar un paseo por la ciudad. Estando en ello, se avecinó una tormenta. El cielo se os-

cureció. Los relámpagos y los truenos no tardaron en aparecer con gran estruendo.

Abisaín no sabía dónde meterse. Y sin darse cuenta se introdujo en la pequeña iglesia

del Cristo, que estaba solitaria y oscura. Sólo había una lámpara que ardía alimentada

por su aceite. Sin que supiera cómo se halló ante la imagen del Cristo, viéndolo con el

pie descolgado de la cruz. Sintió mucho estupor y se mostraba con mucha rabia. Cogió

un puñal que llevaba y se lo clavó a la imagen. Entonces surgió un fuerte grito que llenó

la iglesia y se apagó la lámpara que ardía. Lleno de miedo, Abisaín quiso salir huyendo,

pero su odio le llevó a lo peor: recogió la imagen, que había caído al suelo, con inten-

ción de destruirla, pero finalmente opto por llevársela escondida entre sus ropas y salió

de allí mientras arreciaba la lluvia en las calles de Toledo.

~ 110 ~

Abisaín llegó a su casa y cuando se hizo de noche se acostó. Cuando ya amanecía, él

seguía durmiendo, pero fue despertado por un clamor de voces airadas cerca del domi-

cilio. Una turba de gente furiosa, profiriendo amenazas, se apostó ante su vivienda. En-

tre las voces se escuchaba nítidamente su nombre, acusándole de haber herido al Cristo

y de habérselo llevado. ¿Cómo podía ser? –se preguntaba– si estaba convencido de que

nadie le había visto. Pronto comprobó lo que le había delatado: sus ropas, entre las que

escondió la imagen, estaban empapadas en sangre, la cual, a pesar de la lluvia, había de-

jado un reguero por las calles, desde la iglesia hasta su casa.

El Cristo fue rescatado y repuesto de nuevo en el altar de su pequeña iglesia, siendo

Abisaín apresado. Después de ser llevado a juicio, acusado de sacrílego y criminal, aca-

bó apedreado públicamente y así murió.

Según otra leyenda, se cuenta que, cuando Alfonso VI entraba en Toledo, pasando por

la puerta de la mezquita de Bab Al-Mardum, su caballo se arrodilló y no había quien lo

levantara.204

Todos interpretaron enseguida que estaban ante algo prodigioso, ante un

aviso celestial.

Entraron entonces en la mezquita (la misma que antes había sido la pequeña iglesia vi-

sigoda que albergaba la famosa imagen del Cristo) y se sorprendieron al ver que de uno

de los muros procedía una gran luz. Habiendo ordenado el rey que se excavara allí, se

descubrió finalmente la imagen del Cristo, con su misma lámpara aún encendida y que

llevaban allí tantos años escondidas y cubiertas. Con mucho alborozo y alegría llevaron

luego los cristianos de Toledo con sus conquistadores en procesión la imagen del Cristo.

Cuando le mezquita fue de nuevo iglesia cristiana, se dispuso colocar allí otra vez la

sagrada imagen, llamándose en adelante Cristo de la Luz.

204

En otras versiones legendarias se cuenta que el caballo arrodillado no era el de Alfonso VI sino el del

Cid Campeador, Babieca.

~ 111 ~

SANTOS DEL SIGLO X

San Adalberto de Magdeburgo (Alemania): Obispo. Se conmemora el 20 de junio.

San Adalberto de Praga: Obispo y mártir. Se conmemora el 23 de abril.

Santa Adelaida: Emperatriz. Se conmemora el 16 de diciembre.

San Alarico de Ufnau (Suiza): Presbítero. Se conmemora el 29 de septiembre.

San Amansuindo de Jotrón (Málaga): Abad. Se conmemora el 23 de diciembre.

San Ansfrido de Utrecht (Holanda): Obispo. Se conmemora el 3 de mayo.

San Antonio Cauleas de Constaninopla: Obispo. Se conmemora el 12 de febrero.

San Antonio de Gerace en Locri (Italia): Ermitaño. Se conmemora el 23 de agosto.

San Arsenio de Armo (Italia): Ermitaño. Se conmemora el 15 de enero.

San Arsenio de Corfú (Grecia): Obispo. Se conmemora el 19 de enero.

San Atilano: Monje y obispo de Zamora. Se conmemora el 5 de octubre.

San Bilio de Dariórigo: Obispo de Vannes (Francia) y mártir, asesinado por los vi-

kingos (año 914). Se conmemora el 23 de junio.

San Bruno Arzobispo de Colonia: Hermano de Otón I e hijo de Santa Adelaida. Se

conmemora el 11 de octubre.

San Conrado de Constanza (Alemania): Obispo. Se conmemora el 26 de noviembre.

San Dunstan de Canterbury (Reino Unido): Abad y obispo. Se conmemora el 19 de

mayo.

Santa Edith de Wilton (Reino Unido): Abadesa. Se conmemora el 16 de septiembre.

San Eduardo de Inglaterra: rey y mártir. Se conmemora el 18 de marzo.

San Elías el Joven: Monje de Tesalónica y confesor. Se conmemora el 17 de agosto.

San Elías Espeleota: Ermitaño y abad de Aulón (Italia). Se conmemora el 11 de sep-

tiembre.

~ 112 ~

San Elpegio de Winchester (reino Unido): Monje y obispo. Se conmemora el 12 de

marzo.

Santa Etelfleda de Rumsey (Reino Unido): Abadesa. Se conmemora el 23 de octu-

bre.

San Ethelwoldo de Winchester (Reino Unido): Monje y obispo. Se conmemora el 1

de agosto.

Beato Falco de Palena (Italia): Eremita. Se conmemora el 9 de agosto.

San Fantino el Joven: Ermitaño de Tesalónica. Se conmemora el 30 de agosto.

San Froilán de León: Obispo. Se conmemora el 5 de octubre.

San Gauzlino de Toul (Francia): Obispo, se conmemora el 7 de septiembre.

San Gebhardo de Constanza (Alemania): Obispo. Se conmemora el 27 de agosto.

San Genadio de Astorga: Monje y obispo. Se conmemora el 25 de mayo.

San Gerardo de Cierges (Francia): Noble gobernante. Se conmemora el 13 de octu-

bre.

San Gerardo de Mâcon (Francia): Anacoreta, monje y obispo. Se conmemora el 29

de mayo.

San Gerardo de Namur (Bélgica): Abad. Se conmemora el 3 de octubre.

San Gerardo de Lotaringia o Toul: Obispo. Se conmemora el 23 de abril.

San Geroldo de Friesen (Alemania): Ermitaño. Se conmemora el 19 de abril.

San Guiberto de Gembloux (Bélgica): Monje después de haber sido militar. Se con-

memora el 23 de mayo.

San Guimera de Carcasona (Italia): Obispo. Se conmemora el 13 de febrero.

San Juan de Parma (Italia): Abad. Se conmemora el 22 de mayo.

San Lamberto de Frisinga (Alemania): Obispo. Se conmemora el 19 de septiembre.

San Lucas el Joven de Soterión (Italia): Ermitaño. Se conmemora el 7 de febrero.

~ 113 ~

San Lucas de Lucania (Italia): Abad. Se conmemora el 5 de febrero.

San Luciano de Lentini (Italia): Obispo. Se conmemora el 3 de enero.

San Lúcido de Lucania (Italia): Monje. Se conmemora el 5 de diciembre.

Santa Ludmila de Bohemia: Mártir. Abuela de San Wenceslao. Se conmemora el 16

de septiembre.

Santa Matilde de Alemania: Esposa de Enrique I el Pajarero. Se conmemora el 14 de

marzo.

San Mauro de Cesana (Italia): Obispo. Se conmemora el 21 de noviembre.

San Mauro de Verona (Italia): Obispo. Se conmemora el 21 de noviembre.

San Mayolo de Cluny: Abad. Se conmemora el 11 de mayo.

San Nicodemo de Mammola (Italia): Ermitaño. Se conmemora el 25 de marzo.

San Nicón de Lacedemonia (Grecia): Ermitaño y monje. Se conmemora el 26 de no-

viembre.

Beato Notkero Bálbulo de San Galo (Suiza): Monje (era tartamudo). Se conmemora

el 6 de abril.

San Odón de Cluny: Abad. Se conmemora el 18 de noviembre.

Santa Olga de Kiev: Princesa. Abuela de San Vladimiro de Kiev. Se conmemora el

11 de julio.

San Onofre de Panaia (Italia): Ermitaño. Se conmemora el 4 de agosto.

San Osvaldo de Worchester (Reino Unido): Obispo. Se conmemora el 28 de febrero.

San Pedro de Argo (Grecia): Obispo. Se conmemora el 3 de mayo.

San Pedro Urseolo: Monje de Cuixá (Francia). Se conmemora el 10 de enero.

San Pelayo: Mártir de la castidad en Córdoba (provocado por Abderramán III). Se

conmemora el 26 de junio.

San Proclo de Bisignano (Italia): Monje. Se conmemora el 19 de febrero.

~ 114 ~

San Radbodo de Daventer (Holanda): Obispo. Se conmemora el 29 de noviembre.

San Rosendo: Noble, abad y obispo en Galicia. Se conmemora el 1 de marzo.

San Sabas el Joven: Monje (del monasterio de San Cesáreo en Roma. Se conmemora

el 5 de febrero.

San Sebaldo de Nüremberg (Alemania): Ermitaño. Se conmemora el 19 de agosto.

Santa Senorina de Basto (Portugal): Abadesa. Se conmemora el 22 de abril.

San Simón de Calabria (Monte Mercurio, en Italia): Ermitaño. Se conmemora el 19

de noviembre.

Santa Teodora de Rossano (Italia): Abadesa. Se conmemora el 28 de noviembre.

San Ulrico de Augsburgo (Alemania): Obispo. Se conmemora el 4 de julio.

Santa Viborada de San Galo (Suiza): Virgen y mártir (en invasión húngara). Se con-

memora el 2 de mayo.

San Virila de Leyre (abad histórico a la vez que con carácter legendario). Se conme-

mora el 3 de octubre.

San Vital de Castronovo (Italia): Monje. Se conmemora el 9 de marzo.

San Wenceslao de Bohemia: Mártir. Nieto de Santa Ludmila. Se conmemora el 28

de septiembre.

San Wolfgango de Ratisbona (Alemania): Monje y obispo. Se conmemora el 31 de

octubre.

San Zacarías el Angélico de Calabria (Monte Mercurio, en Italia): Monje. Se con-

memora el 21 de enero.

(No hubo Papas Santos).

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Scriptorium Emilianense – San Millán de la Cogolla