la interdisciplinariedad e integración

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¿CÓMO DEBERÍAMOS PROPICIAR AHORA LA INTEGRACIÓN E INTERDISCIPLINARIEDAD EN LA EDUCACIÓN? María Eugenia Patiño Atehortúa Docente Escuela Normal Superior de María. LA INTERDISCIPLINARIEDAD E INTEGRACIÓN UN RETO Y UN COMPROMISO Este texto se presenta como la oportunidad de argumentar la imperiosa necesidad de que la escuela y sus actores propendan procesos de interdisciplinariedad e integración desde la perspectiva de la investigación educativa. Se inicia haciendo un reconocimiento a la Practica Pedagógica, como el ejercicio consciente del maestro con el que construye su saber pedagógico. Luego se abordan referentes sobre la interdisciplinariedad, integración, evaluación y la flexibilidad como características del currículo, entendido a su vez éste como la multiplicidad de factores en el que convergen y se desarrollan los escenarios, los sujetos, los procesos y los objetos educativos para concluir con la investigación en el aula como estrategia que posibilita la interdisciplinariedad e integración curricular. De esta manera la Práctica Pedagógica, vista como un desempeño en el que convergen múltiples factores que garantizan ejercicio docente; tales como los escenarios educativos (aulas, instituciones, recursos), los sujetos (docentes, estudiantes, docentes directivos, padres y madres de familia, comunidad educativa), los procesos educativos y formativos (enseñanza, aprendizaje, evaluación, planeación, entre otros), los objetos y/o sustentos documentales (PEI, Planes de Mejoramiento, Proyectos y Programas), todo lo anterior develado y sustentado en lo que llamamos currículo; evidencia la variedad y talvéz complejidad, del ejercicio de la profesión docente en la vida institucional.

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UN RETO Y UN COMPROMISO.

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¿CÓMO DEBERÍAMOS PROPICIAR AHORA LA INTEGRACIÓN E

INTERDISCIPLINARIEDAD EN LA EDUCACIÓN?

María Eugenia Patiño Atehortúa

Docente Escuela Normal Superior de María.

LA INTERDISCIPLINARIEDAD E INTEGRACIÓN UN RETO Y UN COMPROMISO

Este texto se presenta como la oportunidad de argumentar la imperiosa necesidad

de que la escuela y sus actores propendan procesos de interdisciplinariedad e

integración desde la perspectiva de la investigación educativa.

Se inicia haciendo un reconocimiento a la Practica Pedagógica, como el ejercicio

consciente del maestro con el que construye su saber pedagógico. Luego se

abordan referentes sobre la interdisciplinariedad, integración, evaluación y la

flexibilidad como características del currículo, entendido a su vez éste como la

multiplicidad de factores en el que convergen y se desarrollan los escenarios, los

sujetos, los procesos y los objetos educativos para concluir con la investigación en

el aula como estrategia que posibilita la interdisciplinariedad e integración curricular.

De esta manera la Práctica Pedagógica, vista como un desempeño en el que

convergen múltiples factores que garantizan ejercicio docente; tales como los

escenarios educativos (aulas, instituciones, recursos), los sujetos (docentes,

estudiantes, docentes directivos, padres y madres de familia, comunidad educativa),

los procesos educativos y formativos (enseñanza, aprendizaje, evaluación,

planeación, entre otros), los objetos y/o sustentos documentales (PEI, Planes de

Mejoramiento, Proyectos y Programas), todo lo anterior develado y sustentado en

lo que llamamos currículo; evidencia la variedad y talvéz complejidad, del ejercicio

de la profesión docente en la vida institucional.

Dado lo anterior, es urgente hacer una mirada que permita establecer una relación

de significados y sentidos, que confluyan en el currículo y que ayude a evidenciar

al unísono los escenarios, los sujetos, los procesos y los objetos con una

visión integral y completa, generando así un diálogo de saberes en relación con la

Practica Pedagógica, como encargo y compromiso social ineludible por parte del

docente, maestro… profesor, puesto que es quien con su ejercicio profesional se

ratifica en dicha Práctica.

Por ello, la Práctica pedagógica no puede reducirse a cuestiones meramente

instrumentales, puesto que para el trabajo en el aula no se cuenta con problemas

claramente definidos o recetas que hay que seguir para solucionarlos; por el

contrario se presentan en la cotidianidad, en situaciones reales, conflictivas y de

tensiones, cuya característica es que no dejan ninguno de los factores antes

mencionados por fuera. Y es aquí donde se crean los retos para el maestro.

Es desde esta perspectiva, en que la interdisciplinariedad y la integración

tienen sentido, en tato determinan el significado del ejercicio docente en pos de la

pertinencia, la calidad y en términos generales el mejoramiento de la practica

pedagógica para cualificar los procesos, los sujetos, los escenarios y los objetos,

todo lo mencionado se conjuga en lo que llamamos currículo haciendo que todos

confluyan, se entrecrucen e interactúen eficiente y eficazmente.

Así Ander-Egg (1996) y Torres (2000) citados por Delgado (2009) mencionan que

la interdisciplinariedad evoca la idea de intercambio mutuo entre las diferentes

disciplinas. Lo sustancial de este concepto es la idea de interacción y cruzamiento.

Ello supone una profunda y evolutiva interconexión entre sus

componentes. (Delgado, 2009), Pero ese intercambio se da en la medida en que se

construye un lenguaje, una intención, un objetivo o meta común entre todos los

factores adyacentes, además una coherencia entre el discurso y la práctica real,

con unas perspectivas independientes, interdependientes y coadyuvantes.

Visto de esta forma, el trabajo interdisciplinario en la propuesta pedagógica del

docente tiene una intencionalidad clara que se centra en la integración desde la

concepción del currículo; como la posibilidad de interconectar los conceptos y

saberes desde la interacción, la socialización y el encuentro de intereses y factores

que generaran aprendizajes significativos para todos los sujetos incluyendo al

maestro.

Ésta interdisciplinariedad puede enfrentar las problemáticas del conocimiento

desde diferentes perspectivas (asignaturas), dándole al currículo (factores:

escenarios, sujetos, objetos y procesos) una visión globalizadora sobre el mundo

en tanto deja permear su carácter de interdependencia, pues actúa desde

diferentes referentes como ejes articuladores ya que permiten el diálogo constante

en la construcción y reconstrucción de conocimientos, procesos de aprendizaje,

prácticas pedagógicas y saber pedagógico.

¿Pero cómo hacer que la interdisciplinariedad desde acciones integradoras se dé

en los escenarios , a través de los procesos, con los sujetos y sobre los objetos

reales de la práctica pedagógica?, pues bien , en hora buena se reconoce la

investigación como una nueva cultura que hace parte del ejercicio educativo, pues

es urgente que la escuela se transforme y se reconstruya en aras de

proponer procesos educativos de calidad, esto permitirá un desarrollo

más humanizado, en el que el papel del maestro, transita de ser un repetidor de

conocimiento a ser constructor de éste, el maestro que se motiva y se forma en una

cultura Investigativa, se sumerge con sus estudiantes en un mundo posible, en

aras de reconocer, interpretar, comprender y transformar las dificultades y

contingencias que se pueden presentar en la escuela y de esta forma construir

saber pedagógico, éste maestro ha de tener claro que el primer laboratorio es su

aula de clase, proponiendo estrategias innovadoras de enseñanza, sin duda alguna

llevará la investigación a su aula, fomentándola entre sus estudiantes y favoreciendo

ambientes de aprendizaje significativo en los que construya conocimientos nuevos

que tengan sentido para él.

Ahora bien, la investigación como eje articulador, permite la interdisciplinariedad,

ya que desde está se fundamenta no solo las practicas pedagógicas, sino la

formación académica e integral del maestro, en palabras de B. Restrepo, ha

denominado la cultura moderna de la Investigación, la cual comprende

organización, normas, formas, técnicas, y métodos, todo en concordancia con la

pedagogía y la educación. Lo anterior sustenta que es la investigación la permitirá

la reflexión sistémica y el análisis del contexto, actores, teorías entre otros.

(Restrepo Gómez, 2003)

Otros asuntos ineludibles e imprescindibles en todo proceso de interdisciplinariedad

e integración y que están ligados a través de la investigación son la evaluación y

la flexibilización que permean el currículo pero esta debe ser asumida como una

tarea permanente, colaborativa, adoptándola con una mirada crítica, en la que

participan los escenarios, sujetos, objetos y procesos con la finalidad de evidenciar

las fortalezas, amenazas, soluciones y debilidades, formulando así propuestas de

intervención que propendan las posibles soluciones, de esta manera el maestro

desarrollará habilidades para enfrentar responsablemente la evaluación, como un

proceso autónomo, propio, confiable, formativo, aportando una mirada crítica,

reflexiva y propositiva, conforme a la problemática hallada en los contextos, con los

sujeto o con los procesos. Es también importante mencionar que la evaluación

como proceso y cultura institucional, procura generar acciones que le permitan

retroalimentar y enfrentarse a los desafíos actuales en la política de calidad

educativa del estado, pues de esta manera todos los factores y actores que

conforman el currículo escolar participaran del desarrollo sostenible de la institución.

Para garantizar que la interdisciplinariedad y la integración curricular sean

efectivas, es necesario el compromiso individual o grupal de los sujetos, pues ello

requiere, entre otras cosas, tener competencias relacionadas con el conocimiento

de diversas áreas del saber: manejar sus conceptos teóricos, su didáctica, proponer

diversas metodologías para su enseñanza y tener la capacidad para la observancia

del todo (contexto) y sus partes (factores), entendiendo las relaciones y

conexiones que se establecen entre estas y trabajar en equipos colaborativos y

cooperativos; con deseos de compartir, aprender y enseñar; capaces de recibir

feedback, de aportar elementos, de aceptar con amplitud las ideas de los demás,

entendiendo que es una responsabilidad común.

La flexibilidad por su parte propende generar que la implementación y ejecución de

una propuesta interdisciplinaria del currículo que parta del diseño del plan de

estudios visto de forma integral, en el que se posibilitan nuevas prácticas

pedagógicas, que permitan la utilización racional del tiempo, del uso de recursos y

estrategias metodológicas, ésta se evidencia, entre otros, en los métodos de

enseñanza y en las estrategias de aprendizaje colaborativo y por descubrimiento,

modificando las interacciones de estudiantes y docentes, desarrollando así, nuevas

formas de trabajo y comunicación propias de la institución. Lo anterior exige la

revisión de estrategias metodológicas y evaluativas que

posibiliten heteroevealuación, co-evaluación y autoevaluación y que tengan en

cuenta los estilos y ritmos de aprendizaje basado en problemas que posibilitan el

desarrollo de los procesos de formación y contribuyen a cambiar el sentido de los

procesos áulicos, ampliando estos a nuevos escenarios, que den muestra del

compromiso inexcusable que otorga el rol de maestro (educador o profesor) con

el conocimiento que favorezca el aprendizaje y la resignificación de la practica

pedagógica.

En este sentido, la integralidad a la cual nos referimos da a entender que el ser

humano es una totalidad trascendente y, por lo tanto, una unidad en la que

convergen las distintas dimensiones existenciales de lo humano: lo corpóreo, lo

espiritual, lo axiológico, lo afectivo, lo cognitivo, lo político, lo cultural, lo económico,

entre otras pues desde la búsqueda del desarrollo humano lo que desea lograr la

educación es una visión integral y armónica, consigo mismo, con el otro y con el

contexto, respondiendo a los 13 fines de la educación y en cumplimiento con las

metas educativas propuestas para el 2021.