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La influencia de la estructura familiar y el grupo de pares en la adopción de conductas de riesgo en los adolescentes en España Tamara Villalba Morente, CCHS (CSIC) [email protected]
RESUMEN
Durante la adolescencia suelen adoptarse comportamientos de riesgo que acarrean
consecuencias negativas para la salud de los individuos, como el consumo de drogas. Este
consumo resulta especialmente importante en esta etapa vital, donde se adquieren y
consolidan los estilos de vida. Tradicionalmente, la adopción de las conductas de riesgo,
como el consumo de drogas, se encuentra influenciada por el entorno social más cercano al
individuo, la familia y el grupo de pares (Teoría del Aprendizaje Social – Bandura, 1982). El
principal objetivo de este artículo es examinar la importancia de la estructura familia en el
consumo de drogas entre los adolescentes de secundaria residentes en España. Además, se
compara la influencia que tiene la naturaleza de las relaciones paterno-filiales (clima
familiar) con la presentada por el comportamiento de los amigos. Para analizar la adopción
de conductas de riesgo se considera el consumo de tabaco, alcohol, cannabis y otras drogas,
mientras que para examinar la estructura familiar se tiene en cuenta el tipo de familia y sus
transiciones familiares.
La muestra está compuesta por 15.753 adolescentes de secundaria residentes en
España, obtenidos de la encuesta “Health Behavior in School-Aged Children” – HBSC-2006
(Estudio sobre las Conductas de los Escolares relacionadas con la Salud). Los análisis
estadísticos se basan en la construcción de diferentes modelos de regresión logística que nos
ayudan a determinar la importancia de un conjunto de factores. Los resultados confirman la
gran influencia del grupo de amigos y de la naturaleza de las relaciones paterno-filiales en
el consumo de tabaco, alcohol, cannabis y otras drogas.
PALABRAS CLAVE: adolescencia, consumo de sustancias, estructura familiar, relaciones
paterno-filiales, grupo de amigos.
ABSTRACT
Risk behaviors that have negative consequences on the health of individuals, such as
drug use, are frequently first adopted during adolescence. The use of harmful substances is
particularly important at this stage of life, when habits and lifestyles become acquired and
consolidated. Traditionally, risk behaviors are influenced by the social environment linked to
the individual, the family and the peer group (Social Learning Theory - Bandura, 1982). The
main aim of this paper is to examine the importance of family structure on the patterns of
drug use among high school adolescents in Spain. In addition, we compare the influence of
the quality of parent-child relationships and that of peer behaviors. To analyze the likelihood
to engage in risk behavior, we have considered tobacco, alcohol, cannabis and other drugs
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use, whereas to study family structure we have considered the type of family and number
of family transitions.
The sample is composed of 15,753 high school adolescents in Spain and has been
drawn from the HBSC Survey (Health Behavior in School-Aged Children Survey) of 2006.
Statistical analyses are based on logistic regression models that aim at determining the
importance of a number of factors. The results confirm the importance of the peer group and
the quality of parent-child relationships for the use of tobacco, alcohol, cannabis and other
drugs.
KEYWORDS: adolescence, drug use, family structure, parent-child relationships, peer
group.
1. INTRODUCCIÓN
El consumo de drogas es uno de los problemas de salud pública más graves al
que se enfrentan la mayoría de los países del mundo, por lo que constituye un
importante foco de interés. Las drogas son sustancias que tienen un efecto estimulante,
alucinógeno, narcótico o deprimente en el organismo. Estos síntomas nos ayudan a
clasificar las drogas en diferentes tipos: estimulantes (como la nicotina, anfetaminas o
cocaína), depresores (como el alcohol, tranquilizantes u opiáceos), alucinógenas (como
el LSD, hongos o peyote) y perturbadoras (como el cannabis) (Ministerio de Sanidad y
Consumo, 2007). En concreto, en este artículo se analiza el consumo de tabaco, alcohol,
cannabis y otras drogas en los adolescentes de secundaria (12-18 años) en España.
El consumo de drogas suele comenzar durante la adolescencia, por lo que es
pertinente examinar los factores de riesgo que inciden en la iniciación de dicho
consumo. Estos factores de riesgo son circunstancias personales o ambientales que
combinadas entre sí pueden resultar facilitadores para el inicio o mantenimiento del
consumo (Carballo et al., 2004) y están divididos en tres importantes grupos: (1)
factores ligados al contexto social y cultural amplio, (2) factores ligados al contexto
social próximo y (3) factores ligados al propio individuo (Herrero, 2003). En este
artículo se analiza la influencia de los dos contextos más próximos al individuo: la
familia y el grupo de iguales.
En la literatura existen numerosos estudios que examinan el consumo de drogas
entre los adolescentes (Hussong, 2002; Brown y Rinelli, 2010). La mayoría de estos
estudios consideran los factores de riesgo individuales del consumo (Repetto et al.,
3
2001) y la importancia del contexto más próximo al individuo, la familia y el grupo de
pares (Barrett y Turner, 2006). En la literatura española, la mayoría de los estudios
examinan la influencia de la familia teniendo en cuenta las relaciones paterno-filiales
(Berjano y Pons, 1997) aunque también encontramos estudios donde se combina la
importancia del tipo de familia con las relaciones familiares (Rodrigo et al., 2004) o
donde se analiza la influencia del grupo de amigos (Graña y Muñoz, 2000).
La principal aportación de este artículo es el análisis de la influencia de la
estructura familiar, considerando tanto su tipología e historia como sus características
internas, en el consumo de sustancias perjudiciales para la salud. Esto nos permite
plantear las siguientes cuestiones, ¿es el consumo de tabaco, alcohol, cannabis u otras
drogas superior en adolescentes de familias no tradicionales? ¿Estas diferencias se
reducen al controlar por la naturaleza de las relaciones paterno-filiales? Para completar
el análisis, se compara la influencia de la estructura familiar con la ejercida por los
amigos, tratando de determinar qué contexto posee una mayor influencia, ¿la familia o
el grupo de iguales?
1.1 Consumo de drogas en los jóvenes residentes en España
En España, el consumo de sustancias entre los jóvenes se relaciona
principalmente con los espacios de ocio y de diversión ligados a las noches de fiesta
durante los fines de semana, de ahí que se suela denominar “consumo recreativo de
drogas” (Becoña, 2000). La prevalencia del consumo de alcohol, tabaco y cannabis es
relativamente alta. De acuerdo con la Encuesta Estatal sobre el Uso de Drogas en
enseñanzas secundarias, en el año 2010 el 74% de los escolares de 14-18 años han
consumido alcohol, el 32% han probado el tabaco y un 26% el cannabis (ESTUDES,
2010). Este consumo se combina con importantes niveles de experimentación ante otras
drogas como la cocaína, las drogas de diseño y los tranquilizantes, por lo que existe un
patrón de policonsumo. La edad media de inicio en el consumo se sitúa en los 13 años
para el tabaco y el alcohol, en los 14 años para el cannabis y en los 15 años para el resto
de drogas (Herrero, 2003).
Los patrones de consumo en España han ido cambiando en las últimas décadas.
En los años 60 y 70, el consumo de drogas estaba ligado a sectores sociales que se
podían etiquetar como “contraculturales” y a sectores marginales de la sociedad. En la
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década de 1980 y 1990, la preocupación del consumo de drogas se vincula a la heroína,
principalmente por los efectos nocivos que tiene en la salud de los individuos y la gran
extensión de su consumo entre la población. En 1986 nace la FAD (Fundación de
Ayuda contra la Drogadicción) y la droga empieza a definirse como un problema social.
En la actualidad, el consumo de drogas se ha extendido a otras sustancias y la
preocupación está vinculada con el policonsumo (Rivas y Gámez, 2005).
2. ESTADO DE LA CUESTIÓN
2.1 ¿Qué se entiende por conductas de riesgo en la adolescencia?
La adolescencia se caracteriza por cambios drásticos y rápidos en el desarrollo
físico, mental, emocional y social, que provocan ambivalencias y contradicciones en el
proceso de búsqueda del equilibrio individual y con la sociedad a la que el adolescente
desea incorporarse. La adolescencia es considerada una etapa decisiva en la adquisición
y consolidación de estilos de vida, ya que se asientan algunas tendencias de
comportamientos adquiridas en la infancia y se incorporan otras nuevas provenientes de
los distintos entornos de influencia (Rodrigo et al., 2004).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define los estilos de vida como
modos de vivir basados en la interacción entre las condiciones de vida y los patrones de
conducta individuales, determinados por factores socioculturales y características
personales (OMS, 1989). Autores como Mª José Rodrigo (2004) establecen una
distinción de los estilos de vida en función de las consecuencias que tienen para la salud
de los individuos.
Los estilos de vida saludables son el conjunto de patrones conductuales o
hábitos que guardan una estrecha relación con la salud en un sentido amplio.
Estos patrones se relacionan con todo aquello que provee el bienestar y
desarrollo del individuo a nivel bio-psico-social.
El estilo de vida de riesgo se entiende como el conjunto de patrones
conductuales, incluyendo tanto conductas activas como pasivas, que suponen
una amenaza para el bienestar físico y psíquico. Estos comportamientos acarrean
consecuencias negativas para la salud o comprometen seriamente aspectos del
desarrollo del individuo (Teoría del comportamiento problemático de Jessor,
5
1987). Normalmente, son comportamientos que se alejan de las normas y
legalidad de la sociedad.
En este artículo se analiza el consumo de tabaco, alcohol, cannabis y otras
drogas como conductas de riesgo en los adolescentes. Este consumo resulta crucial para
el desarrollo y bienestar de los individuos porque puede desencadenar la adopción de
otros comportamientos de riesgo como los actos delictivos o violentos, las prácticas
sexuales de riesgo o producir malos resultados académicos (Brown y Rinelli, 2010). El
deterioro de los estilos de vida durante la adolescencia puede ser visto como una
respuesta a la necesidad de buscar nuevas experiencias, ganarse la aceptación y respeto
de los iguales, establecer un amplio margen de autonomía en las relaciones con los
progenitores o repudiar la autoridad, valores o normas convencionales (Rodrigo et al.,
2004). En este artículo, examinamos los dos principales contextos de influencia en el
consumo de drogas entre los adolescentes, la familia y el grupo de iguales, a tavés de
los postulados de la Teoría del Aprendizaje Social de Bandura (1982).
2.2 Teoría del aprendizaje social de Bandura
Esta teoría afirma que los individuos establecen su comportamiento a partir de
las observaciones de los actos de otros individuos y sobre todo, de las consecuencias
que éstos tienen sobre sus vidas. Estas observaciones comienzan en el entorno más
cercano al individuo – la familia – y van externalizándose hacia otros contextos – como
la escuela o el grupo de iguales – conforme aumenta la edad y avanza el proceso de
maduración psicológica (Darling y Cumsille, 2003).
La familia
El sistema familiar juega un importante papel en la explicación de las conductas
de riesgo durante la adolescencia. En el seno de la familia, el individuo se socializa,
aprende y adquiere tanto creencias como actitudes e, interioriza los valores y normas
sociales (Becoña, 2000). Para analizar el papel de la familia hay que considerar el
concepto de familia desde su visión más amplia; es decir, estudiar no sólo su tipología,
sino también su historia, la historia de sus miembros y sus características internas.
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La influencia del contexto familiar en la adopción de conductas de riesgo está
vinculada sobre todo con la estabilidad del clima familiar. En general, el consumo de
drogas es más elevado en los adolescentes de familias no tradicionales, como familias
monoparentales o reconstruidas (Griesbach et al., 2003; Barret y Turner, 2006; Brown y
Rinelli, 2010). Las principales desventajas de estas familias están determinadas por un
menor control parental (Teoría del Control Social – Gennetian, 2005) y por el proceso
de estrés que los hijos adolescentes sufren al vivir una transición familiar (Teoría de
Inestabilidad y Cambio en la unidad familiar – Wu y Martinson, 1993).
Los adolescentes que viven en familias monoparentales pueden consumir más
tabaco, alcohol, cannabis y otras drogas que los adolescentes de familias biparentales-
intactas. Los menores recursos económicos que normalmente caracterizan a estos
hogares reducen el tiempo disponible por el progenitor residente (Hipótesis de la madre
trabajadora – Gennetian, 2005) para el control y comunicación con los hijos. La
ausencia de esta supervisión parental puede conllevar una mayor vulnerabilidad ante la
presión grupal o fomentar la toma de decisiones sin el consentimiento paterno,
acercando a los adolescentes a estilos de vida poco saludables (Griffin et al., 2000).
En cambio, el mayor consumo de drogas en adolescentes de familias
reconstruidas habitualmente está asociado con un control excesivo o con conflictos
entre las distintas figuras de autoridad (Teoría del estrés – McLanahan y Percheski,
2008). El conflicto entre las figuras paternas puede dar lugar a inconsistencias en las
prácticas de crianza, lo que tal vez aumente el rechazo a las mismas y por lo tanto, el
acercamiento hacia estilos de vida no saludables (Marcil-Gratton et al., 2000). Además,
el aumento de supervisión parental puede fomentar el consumo de drogas como acto de
rebeldía ante la nueva situación familiar (Kuntsche y Huendig, 2006).
H1. La probabilidad de consumir tabaco, alcohol, cannabis u otras drogas
es mayor entre los adolescentes que viven en familias monoparentales y
reconstruidas, en comparación a los adolescentes de familias biparentales
intactas.
La influencia de la familia reconstruida y monoparental en el consumo de drogas
no es homogénea en todos los adolescentes, lo cual se explica en parte por la situación
familiar que da lugar a ese tipo de hogar. En la literatura se habla principalmente de tres
vías de entrada a una familia no tradicional: después de un divorcio, del fallecimiento de
un progenitor o el nacimiento en una familia monoparental (Wagmiller et al., 2010). Las
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consecuencias sobre el estilo de vida adoptado por el hijo adolescente cambian de una a
otra. Dentro de las familias monoparentales destaca la influencia negativa del
nacimiento en esta estructura familiar (Wagmiller et al., 2010). En este caso, el
adolescente puede carecer del apoyo familiar externo al hogar (característico cuando el
paso a este tipo de familias se produce por el fallecimiento de un progenitor) y no contar
con la posible aportación económica extra (común en los casos de un divorcio anterior).
Dentro de las familias reconstruidas, el divorcio suele ser la transición familiar más
estresante para el hijo (Brown y Rinelli, 2010), ya que combina las consecuencias
negativas del conflicto entre las figuras de autoridad con un aumento del control
percibido (Aneshensel, 1992).
H2. La influencia del tipo de familia en la adopción de conductas de riesgo
varía en función de la situación previa en la familia (divorcio, fallecimiento
de un progenitor o nacimiento en una familia monoparental).
Estas desventajas pueden ser paliadas por una buena relación con los
progenitores, lo que prueba el efecto mediador de la calidad y cantidad de las relaciones
paterno-filiales. En estudios como el de Adalbjarnardottir y Hafdteinsson (2001) se
confirma que, una buena comunicación y disciplina impuesta por los progenitores tiene
efectos positivos para el hijo, al frenar la posible influencia externa negativa.
H3. La influencia del tipo de familia en el consumo de sustancias se ve
modificada en parte al controlar por la comunicación y disciplina impuesta
por los progenitores, es decir por la estabilidad del clima familiar.
Los estilos parentales afectivos y que se basan en un alto apoyo favorecen en los
hijos una confianza en sí mismos, una alta autoestima y una capacidad de control que
reducen la probabilidad de comportamientos de riesgo, porque les hace menos
vulnerables ante la presión grupal. En cambio, los factores de reprobación, castigo,
rechazo y presión hacia el logro hacen aumentar la adopción de conductas de riesgo
(Berjano y Pons, 1997). En otras palabras, la relación con las figuras de autoridad no se
puede basar únicamente en el control sino también en el apoyo.
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El grupo de amigos
A pesar de la enorme influencia del contexto familiar, hay que recordar que una
carencia emocional dentro de la familia puede hacer que se recurra al grupo de iguales
para satisfacer dicha necesidad afectiva, aumentando así la probabilidad de adoptar
conductas de riesgo (Barrett y Turner, 2006). Además, la adolescencia es una etapa de
externalización en la vida del individuo, donde el adolescente va a ir abandonando poco
a poco el entorno social de protección que supone la familia, para buscar la aprobación e
integración en otros contextos sociales.
La influencia del grupo de pares es muy relevante cuando los adolescentes son
más jóvenes o cuando viven en estructuras familias no tradicionales. Por un lado, la
desconexión con el entorno familiar aumenta la influencia del grupo de pares, sobre
todo en los primeros estadios donde el adolescente todavía no ha madurado lo suficiente
y se puede ver muy presionado por el comportamiento de los amigos (Graña y Muñoz,
2000). Por otro lado, el adolescente que vive en una familia no tradicional normalmente
vive una gran inestabilidad familiar que puede verse frenada por una buena aceptación
social (Aneshensel, 1992). Sin embargo, esta influencia no siempre se relaciona con
estilos de vida no saludables – modelo de riesgo exacerbado – lo que fomenta el
consumo de drogas (Hussong, 2002). En ocasiones, el grupo de amigos o compañeros
aumenta las actividades pro-sociales de los adolescentes – modelo de protección –
reduciendo la probabilidad de consumo de drogas en los adolescentes (Barrett y Turner,
2006).
No obstante, no todos los individuos que rodean al adolescente poseen la misma
influencia en sus comportamientos. Estudios como el de Hussong (2002) plantean
diferencias en función del grado de cercanía entre los sujetos, diferenciando entre la
influencia de los mejores amigos, compañeros de clase y conocidos. De acuerdo con
este estudio, tienen una mayor importancia los individuos más cercanos al adolescente.
En resumen, la Teoría del aprendizaje social de Bandura (1982) describe la
influencia tanto de la familia como del grupo de iguales. Sin embargo, estos dos
contextos no tienen la misma repercusión para el consumo de drogas en los
adolescentes. La influencia de la familia está determinada por los valores y metas a
largo plazo (auto-regulación), mientras que las actividades del día a día forman parte de
la influencia del grupo de amigos (auto-eficacia) (Darling y Cumsille, 2003). Por lo que,
podemos predecir una mayor influencia del grupo de amigos, ya que el adolescente no
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suele tener una gran percepción de las consecuencias futuras de sus actos, sino que suele
centrarse en las consecuencias más inmediatas.
H4. La influencia del grupo de amigos sobre la adopción de conductas
antisociales en los adolescentes es más importante que la presentada por la
estructura familiar.
3. METODOLOGIA
3.1 Fuente de datos
Para documentar la influencia que tiene la estructura familiar en la adopción de
conductas de riesgo de los adolescentes residentes en España, analizamos el Estudio
HBSC (“Health Behavior in School-Aged Children”). La encuesta HBSC se realiza a
nivel europeo – aunque incluye algunos países extra-europeos como EEUU – y es
coordinada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) (http://www.hbsc.es). En
España desde la edición 2001-2002, el estudio HBSC es coordinado por el Ministerio de
Sanidad, Política Social e Igualdad (Dirección General de Salud Pública) y la
Universidad de Sevilla, bajo el liderazgo de la Doctora Carmen Moreno
(http://grupo.us.es/estudiohbsc/index.php/es/).
La muestra española de HBSC-2006 es de 21.811 adolescentes entre 11 y 18
años (10.498 chicos y 11.313 chicas). El procedimiento de recogida de datos se realiza
mediante dos cuestionarios administrados en el centro escolar, a un total de 377 centros
(103 privados y 274 públicos). Los dos cuestionarios corresponden a los chicos y chicas
de 11 años (5º y 6º de primaria) y otro diferente para el resto de adolescentes (de 1º a 4º
de ESO, Grado Medio y de 1º a 2º de Bachillerato) (Moreno et at., 2011).
Para este artículo se selecciona una sub-muestra de 15.753 estudiantes de
secundaria comprendidos entre los 12 y 18 años. Las preguntas referentes al consumo
de cannabis y drogas no son incluidas en el cuestionario proporcionado a los
adolescentes de 5º y 6º de primaria, por lo que se decide seleccionar sólo a los
estudiantes de secundaria, con el fin de comparar los resultados obtenidos en todos los
consumos (tabaco, alcohol, cannabis y otras drogas).
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3.2 Variables consideradas en el análisis
Variables dependientes
Consumo de tabaco: Se utiliza la frecuencia del consumo actual de tabaco para
diferenciar a los consumidores (N=3.359) y no consumidores (N=12.1499).
Consumo de alcohol: Se analiza la pregunta ¿alguna vez has bebido tanto
alcohol que te has llegado a emborrachar?, para diferenciar a los consumidores cuando
contestan positivamente a la pregunta (N=6.293) y a los no consumidores (N=9.208).
Consumo de cannabis: Se examina la pregunta ¿has tomado en el último mes
cannabis (hachís o marihuana, “porros”)? y se diferencia a los consumidores
(N=2.248) de los no consumidores (N=13.094).
Consumo de drogas: Se considera la variable denominada índice de máximo
consumo de drogas que engloba el consumo de drogas de diseño, anfetaminas,
opiáceos, medicamentos, cocaína, pegamento y otras drogas. Los individuos son
clasificados en función de su consumo (N=990) o no consumo (N=14.689).
Variables independientes y su proceso de transformación
Las variables independientes están clasificadas en cinco bloques: (1) tipo de
familia, (2) características socio-demográficas de los adolescentes, (3) nivel socio-
económico familiar, (4) características de las relaciones paterno-filiales e (5) influencia
del grupo de iguales.
Tipo de familia
Para calcular la estructura familiar se combina la información sobre tipo de
hogar principal con el motivo por el cual los dos progenitores ya no conviven juntos1.
Esto nos permite identificar los siguientes tipos de familias: biparental intacta,
biparental reconstruida por divorcio, biparental reconstruida por fallecimiento,
1 Los encuestados que no contestan al tipo de hogar principal y al motivo por el cual ya no viven juntos sus dos progenitores se eliminan de la base de datos (N=235 1,08%).
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monoparental por divorcio, monoparental por fallecimiento, monoparental de
nacimiento y otros tipos2.
Características socio-demográficas de los adolescentes
Las variables incorporadas en el análisis son el sexo, la edad, el número de
hermanos en el hogar principal, el tipo de hijo (adoptivo vs biológico), el hábitat de
residencia (rural vs urbano) y la condición de inmigrante. Para calcular la condición de
inmigrante se aúna la información sobre el país de origen de los adolescentes y de los
progenitores. Con esta nueva variable se diferencia entre: los adolescentes españoles
(cuando han nacido en España y tienen progenitores españoles), inmigrantes de 1º
generación (cuando han nacido en el extranjero y tienen progenitores extranjeros) e
inmigrantes de 2º generación (cuando han nacido en España y tienen al menos un
progenitor extranjero).
Nivel socio-económico familiar
Estatus laboral de la madre: Se crea a partir de la información aportada por las
variables tiene trabajo tu madre, nivel ocupacional de la madre y motivo por el cual la
madre no tiene empleo. Los adolescentes con madres empleadas (N=15.135) son
clasificados siguiendo el nivel ocupacional de la madre3: alto (alto y medio-alto), medio,
bajo (medio-bajo y bajo) e inclasificable. Posteriormente, los adolescentes con madres
desempleadas (N=6.070) son divididos en: madres inactivas y madres que se encuentran
buscando trabajo.
Capacidad adquisitiva familiar: Esta variable es una estimación calculada a
partir de la suma ponderada de las siguientes preguntas: propiedad de vehículo propio
en la familia (0 = ninguno, 1= Si, uno y 2= Si, dos o más), tener habitación propia (0 =
2 Dentro de otros tipos de familias se encuentran los hogares encabezados por los padrastros/madrastras sin progenitores, abuelos/as cuidadores, hermanos/as cuidadores, hogares de acogida y otros tipos. 3 Estas categorías de estatus ocupacional se realizan considerando los grupos de CIUO-88 (Organización Internacional del Trabajo, OIT): http://www.ilo.org/public/spanish/bureau/stat/isco/docs/resol08.pdf Alto: Grupo 1. Directivos y gerentes. Medio-alto: Grupo 2. Profesionales científicos e intelectuales. Medio: Grupo 3. Técnicos y profesionales de nivel medio y Grupo 4. Personal de apoyo administrativo. Medio-bajo: Grupo 6. Agricultores y trabajadores calificados agropecuarios, forestales y pesqueros y Grupo 7. Oficiales, operarios y artesanos de artes mecánicas y de otros oficios. Bajo: Grupo 5. Trabajadores de los servicios y vendedores de comercios y mercados, Grupo 8. Operarios de instalaciones, máquinas y ensamblados y Grupo 9. Ocupaciones elementales.
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no y 1 = si), vacaciones familiares (0 = no, 1 = Si, una vez, 2 = Si, dos veces y 3 = Si,
tres o más veces) y propiedad de ordenadores (0 = no, 1 = si, uno, 2 = si, dos y 3 = si,
tres o más). La escala resultante 0-9 es recodificada en tres niveles: bajo (0-3), medio
(4-6) y alto (7-9).
Características de las relaciones paterno-filiales
Las variables consideradas en el análisis son la facilidad para hablar con la
madre y el padre (por separado), la satisfacción con las relaciones familiares (donde se
coge la mediana de la distribución [9] para diferenciar entre el nivel medio-bajo [0-8] y
el nivel alto [9-10]) y el estilo de crianza de la madre y el padre (por separado). Para
calcular los estilos de crianza maternos/paternos se toman en consideración el control y
el apoyo proporcionados por cada uno de los progenitores. Esto nos permite diferenciar
entre el estilo autoritario (alto control y bajo apoyo), con autoridad (alto control y alto
apoyo), permisivo (bajo control y alto apoyo) y negligente (bajo control y bajo apoyo).
A estos factores se agrega una categoría que indica la ausencia de la madre/padre en el
hogar.
Influencia del grupo de pares
Las variables consideradas en el análisis son la edad de los miembros del grupo
de amigos, el consumo de drogas en amigos, el tiempo que se pasa con los amigos, el
índice de actividades antisociales en amigos y el índice de actividades pro-sociales en
amigos.
Índice de actividades anti-sociales en los amigos: Esta variable está compuesta
por: consumo de tabaco, consumo de alcohol, haberse emborrachado, consumo de
drogas, consumo de porros, uso de armas, haber mantenido relaciones sexuales y
proporcionar maltrato a otro compañero de la escuela. Cada una de estas variables
dispone de las siguientes categorías de respuesta: 1 = nunca o casi nunca, 2 = a veces, 3
= a menudo, 4 = no lo sé y 995 = no contesta. El índice consiste en la suma de estas
variables y su posterior división en nivel bajo y alto tomando como punto de corte la
mediana de la distribución. Esta variable varía en función de la variable dependiente que
estemos analizando, ya que se ha decidido excluir del índice, el consumo en los amigos
para analizarlo por separado.
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Índice de actividades pro-sociales en los amigos: Esta variable es la suma de
actividades deportivas, culturales y medioambientales, unido a otras conductas que
reducen la adopción de comportamientos de riesgo como tener una buena relación con
los padres, ir bien en el colegio o ayudar a otras personas. Cada una de estas variables
dispone de las siguientes categorías de respuesta: 1 = nunca o casi nunca, 2 = a veces, 3
= a menudo, 4 = no lo sé y 995 = no contesta. La escala resultante 1-18 es dividida en
nivel bajo (1-12) y alto (13-18), considerando la mediana de la distribución como punto
de corte.
3.4 Método analítico
Los análisis multivariados se basan en la regresión logística, mediante la cual se
quiere predecir la probabilidad de ocurrencia de un determinado evento a partir de los
valores que presenten una serie de variables independientes. Para estimar esta relación y
por lo tanto los coeficientes, se sigue el procedimiento de máxima verosimilitud que
pretende maximizar la probabilidad de ocurrencia del evento que se analiza (D´Ancona,
2004). La ecuación básica empleada es la siguiente:
logit (pi) = ln (pi/1-pi) = β0 + βixi + … + βkxk,i
En las tablas incluidas en este artículo no se presentan los coeficientes de
regresión sino las odds ratio (o razones de ventajas) correspondientes a las distintas
categorías de cada variable, ya que son más fáciles de interpretar. Las odds ratios son
cocientes de proporciones entre la ocurrencia del suceso descrito por la variable
dependiente en un grupo y otro grupo de referencia (DeMaris, 1992). A nivel
estadístico, se corresponde con el exponente del coeficiente beta de la regresión.
Odds ratio = eβ
Las diferentes variables independientes son introducidas secuencialmente por
bloques temáticos, con el fin de examinar la influencia de cada grupo de factores
mediadores y observar sus interrelaciones. Para comparar modelos se realiza un
contraste de hipótesis con el estadístico -2 log likelihood (-2LL). Este estadístico
compara los valores de la predicción con los valores observados en dos momentos: (a)
en el modelo sin variables independientes (donde sólo está la constante) y (b) una vez
introducidas las variables predictoras (modelo saturado) (DeMaris, 1992). Lo ideal es
que su valor vaya disminuyendo sensiblemente entre unos modelos y otros, porque eso
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indica que la diferencia entre los valores pronosticados y reales de los sujetos va
reduciéndose conforme se controla por las variables introducidas en los diferentes
modelos.
RL = -2log L2 – (-2log L1)
4. RESULTADOS
4.1 Perfil socio-demográfico del consumidor adolescente en España
Según la Encuesta HBSC-2006, en España el 22,5% de los adolescentes de
secundaria fuma tabaco en la actualidad y el 41% en alguna ocasión ha consumido tanto
alcohol como para alcanzar un estado de embriaguez. Además el 14,6%4 de estos
adolescentes declara haber consumido cannabis en el último mes y un 6,2% declara
haber consumido otras drogas a lo largo de su vida (Tabla 1). Si comparamos estos
resultados con la media de los países participantes en el Estudio HBSC-2006, los
adolescentes españoles fuman menos y se han emborrachado menos veces; sin embargo,
presentan un mayor consumo de cannabis (la media de HBSC-2006 está en torno al 7%
- HBSC, 2008).
Ahora bien, debemos identificar que características socio-demográficas tienen
estos consumidores. En general, el consumo es mayor conforme aumenta la edad de los
adolescentes, destacando especialmente las diferencias encontradas en el consumo de
cannabis. En la Tabla 1 podemos observar cómo sólo el 4,2% de los adolescentes
menores de 14 años consumen cannabis, mientras que el porcentaje de consumidores
aumenta hasta el 27,1% en los mayores de 17 años. Además, el consumo de todas las
sustancias analizadas es ligeramente superior en el medio rural y entre los adolescentes
que no tienen hermanos, con la única salvedad del consumo de tabaco que es superior
en aquellos adolescentes que tienen 2 o más hermanos (Tabla 1). El resto de
características socio-demográficas de los consumidores varían en función del tipo de
sustancia, dibujando un patrón divergente entre las llamadas “drogas legales” (tabaco y
alcohol) y las “drogas ilegales” (cannabis y otras drogas). El consumo de drogas ilegales
es más alto entre los adolescentes que son hijos adoptivos e inmigrantes de 2ª
4 Si consideramos el consumo de cannabis a lo largo de la vida este porcentaje aumenta hasta el 29,7%.
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generación, cuando el consumo de drogas legales es mayor en adolescentes que son
nacionales e hijos biológicos (Tabla 1).
4.2 Influencia del contexto familiar del adolescente en el consumo de drogas
La familia
La unidad familiar destaca como reguladora del proceso de socialización, sobre
todo porque es el primer entorno donde el niño prueba las consecuencias de sus
comportamientos y entiende cuáles son las normas sociales que los rigen (Berjano y
Pons, 1997). Según podemos observar en el Gráfico 1, el consumo de drogas es mayor
entre los adolescentes de familias no tradicionales. No obstante, existen importantes
diferencias entre las familias no tradicionales, según la historia previa familiar y el tipo
de sustancia que consideremos. Por ejemplo, el consumo de tabaco, alcohol y cannabis
es más frecuente entre los adolescentes de familias reconstruidas por fallecimiento,
destacando especialmente que el 63,8% de los adolescentes de este tipo de familias han
consumido tanto alcohol como para alcanzar un estado de embriaguez. Sin embargo, el
consumo de otras drogas es más frecuente entre los adolescentes que nacen en el seno
de una familia monoparental, con un 15,3% de consumidores frente al 5,7% de los
adolescentes de familias biparentales intactas (Tabla 2).
Gráfico 1. Adolescentes consumidores en función del tipo de familia
Las características del hogar apuntan un mayor consumo en los hogares con un
nivel económico bajo y una inestabilidad en las relaciones familiares. La capacidad
0
10
20
30
40
50
60
70
Biparental intacta (N=13155)
Reconstruida Divorcio (N=485)
Reconstruida Fallecimiento
(N=60)
Monoparental Divorcio (N=1141)
Monoparental Fallecimiento
(N=300)
Monoparental Nacimiento (N=63)
Otros tipos (N=549)
Total (N=15753)
‐ ‐ ‐ ‐ ‐
Tabaco (N=3359)
Alcohol (N=6293)
Cannabis (N=2248)
Otras drogas (N=990)
16
adquisitiva familiar resulta especialmente determinante en el consumo de alcohol, ya
que se pasa de un 35,8% de consumidores en el nivel alto a un 44,3% en el nivel bajo
(Tabla 1). El estatus laboral materno también parece estar asociado al consumo de
drogas, en general se encuentra un mayor consumo entre los adolescentes cuya madre
tiene un nivel ocupacional medio. Por ejemplo, el 45,1% de los adolescentes cuya
madre tiene un estatus ocupacional medio consumen alcohol de forma excesiva, frente
al 39,1% de los adolescentes cuya madre tiene un nivel alto (Tabla 1).
El clima familiar está medido por la comunicación con los progenitores, los
estilos disciplinarios y la satisfacción del adolescente ante las relaciones familiares. Al
observar la Tabla 1 confirmamos que la inestabilidad en las relaciones con los
progenitores favorece el consumo de sustancias. Es decir, la difícil comunicación con
ambos progenitores, percibir un estilo disciplinario materno negligente, la ausencia del
padre en el hogar o su estilo negligente y una baja satisfacción con las relaciones
familiares favorecen el consumo de todas las sustancias. De todos los datos destaca
especialmente la influencia negativa del estilo negligente materno, sobre todo en el
consumo de drogas ilegales. El 22,9% de los adolescentes que perciben un estilo
negligente materno consumen cannabis, frente al 7,9% de los que perciben un estilo con
autoridad (alto apoyo y alto control). El porcentaje de consumidores de otras drogas es
de 2,9% cuando los adolescentes perciben un elevado apoyo y control materno, frente al
10,2% de los que tienen madres que no les apoyan ni controlan (estilo negligente).
El grupo de amigos
En general, en la literatura se destaca la gran influencia del grupo de amigos.
Esta influencia puede seguir un modelo de riesgo exacerbado o un modelo de protección
(Hussong, 2002). Con los resultados del estudio HBSC-2006, en España se puede
afirmar que el consumo de sustancias como el alcohol, tabaco, cannabis y otras drogas
es mayor cuando los miembros del grupo de amigos son de mayor edad, consumen
también esas sustancias, realizan un alto número de actividades antisociales y un bajo
número de actividades pro-sociales (Tabla 3).
Los resultados aportados por las variables sobre actividades anti-sociales y pro-
sociales nos permiten confirmar que la influencia de los amigos tiende hacia estilos de
vida no saludables, es decir responde a un modelo de influencia de riesgo exacerbado.
17
Por ejemplo, el 42,1% de los adolescentes consumen tabaco cuando declaran altas
actividades anti-sociales en sus amigos, frente al 8,8% de los adolescentes
consumidores que declaran un bajo nivel de estas actividades entre sus amigos. Las
diferencias aportadas por el nivel de actividades pro-sociales se reduce al 24,2% de
adolescentes consumidores de tabaco cuando declaran un bajo nivel de actividades pro-
sociales frente al 20,5% cuando el nivel declarado es alto (Tabla 3).
El indicador más importante es el consumo que realizan los amigos,
confirmando los postulados propuesto por la Teoría del Aprendizaje Social de Bandura
(1982). En concreto, destaca que el 70,3% de adolescentes consumen alcohol de forma
excesiva cuando declaran tener amigos consumidores, frente al 19,2% cuando declaran
no tener amigos consumidores (Tabla 3).
4.3 Análisis multivariante
En este apartado se presentan los resultados de cinco modelos de regresión
logística para cada uno de los cuatro consumos analizados: tabaco, alcohol, cannabis y
otras drogas. En cada uno de estos modelos se van incorporando grupos de variables5,
empezando por el tipo de estructura familiar, con el fin de comprobar sí la influencia
observada de la familia en el consumo de drogas se debe a otros factores
correlacionados.
En general, el consumo de tabaco, alcohol, cannabis y otras drogas es más
frecuente entre los adolescentes de familias reconstruidas y monoparentales (Modelo 1,
Tabla 4). Sin embargo, al introducir las distintas variables de control, desaparecen las
diferencias observadas, salvo en las familias reconstruidas por divorcio (Modelo 5,
Tabla 4). Los adolescentes de estas familias tienen un mayor riesgo de ser consumidores
(con un aumento del 70% en el tabaco, del 63% en el alcohol y del 73% en las otras
drogas) en comparación a los adolescentes de familias biparentales intactas (Tabla 5).
Este resultado nos permite confirmar la existencia de factores mediadores que
explican la influencia de la estructura familiar en el consumo de sustancias. Sin
embargo, estos factores mediadores no tienen la misma influencia en todos los
consumos analizados. El efecto de la estructura familiar sobre el consumo de estas
5 En la Tabla 5 situada en el anexo (p. 25) podemos ver la estructura de los modelos de regresión, aunque sólo se presenten los datos del último modelo.
18
sustancias disminuye notablemente cuando se tiene en cuenta las características de las
relaciones familiares (Modelo 4, Tabla 4). Este resultado destaca especialmente en el
consumo de cannabis, donde desaparecen las diferencias entre las familias biparentales
intactas y todas las familias no tradicionales. Para el resto de consumos se encuentra un
aumento del 59% en el consumo de tabaco, del 57% en el consumo de alcohol y del
67% en el consumo de otras drogas en los adolescentes de familias reconstruidas por
divorcio, en comparación con los adolescentes de familias biparentales intactas (Modelo
4, Tabla 4).
Para completar el análisis comprobamos qué influencia tiene más peso: la de la
familia o la del grupo de iguales. Las relaciones familiares son importantes para explicar
el consumo de sustancias entre los adolescentes, confirmando la influencia negativa de:
una difícil comunicación con la madre en el consumo de alcohol y cannabis, con el
padre en el consumo de alcohol, los estilos no autoritarios maternos en todas las
sustancias, la ausencia del padre en el consumo de cannabis y la baja satisfacción con
las relaciones familiares en todas las sustancias (Tabla 5). Sin embargo, la fuerza
explicativa de las variables referentes al grupo de amigos es mayor. Estas variables nos
permiten confirmar los resultados apuntados en el análisis descriptivo. El consumo de
drogas entre los adolescentes es mayor cuando tienen amigos de mayor edad, cuando
pasan más tiempo con ellos, cuando declaran que sus amigos también consumen la
sustancia analizada y que realizan un alto número de actividades anti-sociales. La
excepción la marcan las actividades pro-sociales, al ser estadísticamente significativas
sólo para reducir el consumo de otras drogas (Tabla 5).
En el modelo 5 cuando controlamos también por las variables que describen la
influencia de los amigos, las desventajas asociadas a las familias reconstruidas por
fallecimiento desaparecen en el consumo de tabaco y las diferencias con las familias
monoparentales por fallecimiento y de nacimiento desaparecen en el consumo excesivo
de alcohol. Sin embargo, las desventajas de los adolescentes de familias reconstruidas
por divorcio se refuerzan, aumentando sus odds ratios con respecto al modelo 4 (Tabla
4).
19
5. CONCLUSIONES
El análisis de los datos del estudio HBSC-2006 corrobora la Teoría del
Aprendizaje Social de Bandura (1982), dado que el consumo de sustancias como el
tabaco, alcohol, cannabis y otras drogas entre los adolescentes de secundaria se ve
influenciado por el contexto más cercano al individuo (la familia y el grupo de pares).
En este artículo se ha examinado la influencia de la estructura familiar en la adopción de
conductas de riesgo. Además, se ha comparado la importancia de los dos principales
contextos de socialización del adolescente, la familia y el grupo de amigos.
En primer lugar, se confirma el mayor consumo de drogas en los adolescentes de
familias no tradicionales (hipótesis 1), destacando especialmente la familia reconstruida
por divorcio (hipótesis 2). La influencia negativa de este tipo de familias se puede
explicar fundamentalmente por la naturaleza de las relaciones paterno-filiales. Al
controlar por la comunicación con ambos progenitores, sus estilos disciplinarios y la
satisfacción de los adolescentes con las relaciones familiares desaparecen o se reducen
los riesgos de ser consumidores en los adolescentes de familias no tradicionales
(hipótesis 3).
En segundo lugar, con los datos de HBSC-2006 se puede comparar la influencia
de la familia y del grupo de amigos, confirmando que en una etapa como la
adolescencia, la importancia de la familia pierde relevancia ante la influencia del grupo
de amigos (hipótesis 4). La adolescencia es una etapa fundamental para el desarrollo
futuro de los individuos, donde el sujeto adquiere y consolida su estilo de vida mediante
las relaciones que establece con su entorno más cercano. En la adolescencia temprana,
el individuo establece su comportamiento de acuerdo a su contexto familiar; sin
embargo, conforme aumenta su edad el contexto de influencia se establece fuera de la
unidad familiar.
No obstante, este estudio tiene ciertas limitaciones relacionadas sobre todo con
el tipo de fuente de datos empleada, las variables disponibles y el reducido tamaño
muestral de algunas variables. La Encuesta HBSC, a pesar de ser muy rica en
indicadores para el análisis de la Teoría del Aprendizaje Social de Bandura (1982), no
nos permite analizar la evolución de la influencia de la familia y el grupo de amigos.
Una base de datos longitudinal nos permitiría observar cómo, conforme aumenta la edad
de los adolescentes, la importancia del contexto familiar se pierde, dando paso a una
20
influencia externa (amigos). Además, sí dispusiéramos de la cronología del consumo
también podríamos determinar de una forma más rigurosa si los cambios familiares son
la causa o la consecuencia del consumo de drogas entre los adolescentes.
Entre las limitaciones relacionadas con las variables disponibles, destaca la
imposibilidad de clasificar el tipo de familia de una forma más específica. Por ejemplo,
sería relevante poder diferenciar entre las familias con progenitores que cohabitan y con
progenitores unidos en matrimonio o entre las familias monoparentales encabezadas por
la madre y por el padre. Otra variable que resultaría de especial interés sería el consumo
de estas sustancias nocivas en los progenitores. Con esta información podríamos
determinar qué consumo tiene una mayor influencia, el que los adolescentes observan
en su hogar o en su grupo de amigos. Finalmente, hay que tener cierta cautela con las
conclusiones señaladas en las familias reconstruidas por fallecimiento (N=60) y
monoparentales de nacimiento (N=63) por el pequeño tamaño muestral que presentan.
Durante la adolescencia se asientan las conductas adquiridas en la infancia y se
incorporan nuevos comportamientos determinados por los distintos entornos de
influencia. Los principales contextos de influencia son la familia y el grupo de pares. En
la adolescencia temprana, la familia va perdiendo protagonismo en la vida del individuo
y el grupo de amigos poco a poco va adquiriendo más relevancia. A pesar de esta
consecuencia del proceso evolutivo, en este artículo hemos confirmado la enorme
influencia que todavía tiene la familia y sobre todo las relaciones con los progenitores
en el consumo de drogas como el tabaco, alcohol, cannabis y otras drogas.
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22
ANEXO. TABLAS6
Tabla 1. Distribución de la muestra y porcentaje de consumidores de sustancias
6 En todas las tablas los porcentajes están ponderados y las N están sin ponderar.
N %Consumo de
tabaco (N=3359)
Consumo de
alcohol (N=6293)
Consumo de
cannabis (N=2248)
Consumo de
otras drogas (N=990)
Chico 7502 46,5 17,7 39,0 14,0 6,6
Chica 8251 53,5 26,7 42,8 15,6 5,9
12-14 años 6111 38,6 10,4 16,2 4,2 2,1
15-16 años 5718 36,5 26,5 47,7 17,8 7,0
17-18 años 3924 24,9 35,4 69,1 27,1 11,4
Españoles 13788 89,3 22,7 41,4 15,0 5,9
Inmigrantes de 1ª generación 857 5,3 19,6 37,8 8,8 8,2
Inmigrantes de 2ª generación 751 3,5 18,7 34,5 17,1 9,3
N/C 357 1,9 28,6 45,2 16,8 13,0
0 hermanos 2356 13,3 22,1 43,4 15,2 7,1
1 hermano 8696 55,6 21,7 40,2 14,7 5,5
2 o más hermanos 4303 28,6 23,6 41,5 14,4 6,8
N/C 398 2,5 29,3 42,3 22,2 12,3
Hijo biológico 15632 99,3 22,5 41,1 14,8 6,2
Hijo adoptivo 121 0,7 21,0 37,3 17,8 15,3
Rural 5520 43,1 25,9 47,1 17,1 7,0
Urbano 10233 56,9 19,9 36,4 13,1 5,6
Alta 4205 27,0 20,0 35,8 13,2 5,8
Media 9061 56,6 22,7 42,6 15,2 6,0
Baja 2427 16,0 25,9 44,3 16,4 7,7
N/C 60 0,4 23,6 42,9 7,4 5,4
Alto 1653 9,7 20,1 39,1 14,9 5,6
Medio 1141 7,0 25,7 45,1 20,6 8,5
Bajo 6624 42,5 22,8 41,3 14,3 6,0
Trabaja - nivel no clasificado 1554 10,8 21,9 38,2 13,6 5,7
Inactivas 4090 26,1 21,7 41,7 14,3 6,2
Buscando empleo 432 2,4 22,5 39,6 13,8 6,5
N/C 259 1,5 30,2 37,6 21,9 10,3
Muy fácil 5611 35,2 18,0 31,9 10,8 5,0
Fácil 6574 41,7 22,2 43,4 14,6 5,4
Difícil 2533 16,7 26,8 50,7 20,1 8,8
Muy difícil 661 4,1 41,1 55,9 28,6 13,4
N/C 374 2,4 30,7 40,8 17,8 8,5
Muy fácil 2572 15,7 16,6 28,9 10,3 4,8
Fácil 5974 37,4 18,5 37,1 13,0 5,3
Difícil 4434 28,8 24,7 45,6 15,8 6,1
Muy difícil 1873 12,6 33,3 54,9 21,5 8,9
N/C 900 5,6 30,0 46,5 20,0 11,7
Autoritario 4262 27,2 17,9 41,1 11,4 4,6
Con autoridad 4352 26,5 14,4 29,5 7,9 2,9
Permisivo 1674 10,9 24,4 39,3 14,6 6,3
Negligente 5179 33,7 31,5 50,5 22,9 10,2
No tiene o no ve a la madre 128 0,7 36,8 50,9 26,9 5,2
N/C 158 1,0 27,0 36,4 13,7 8,3
Autoritario 2649 16,9 16,0 35,9 10,7 4,1
Con autoridad 2215 13,2 13,8 27,8 8,4 3,0
Permisivo 1557 9,9 20,2 35,2 11,8 4,7
Negligente 8455 54,5 26,4 46,6 17,8 7,5
No tiene o no ve al padre 612 4,0 28,3 47,6 19,8 12,0
N/C 265 1,5 28,1 34,3 17,4 7,8
Baja - Media 4462 28,5 31,5 50,5 21,5 10,2
Alta 11291 71,5 18,9 37,2 12,2 4,6
15753 100 22,5 41,0 14,8 6,2TOTAL MUESTRAL
Capacidad adquisitiva familiar
Car
acte
ríst
icas
soc
io-d
emog
ráfi
cas
Sexo
Rel
acio
nes
pate
rno-
filia
les
Facilidad para hablar con la madre
Facilidad para hablar con el padre
Estilo de crianza materno
Estilo de crianza paterno
Satisfacción con las relaciones familiares
Tipo de hábitat
Status laboral de la madre
Tipo de hijo
Niv
el e
conó
mic
o de
l hog
ar
Edad
Condición de inmigrante
Número de hermanos en el hogar principal
23
Tabla 2. Porcentaje de adolescentes que consumen tabaco, alcohol, cannabis y otras drogas en función del tipo de
familia
Tabla 3. Influencia del grupo de amigos en el consumo de sustancias
N %Consumo de
tabaco (N=3359)
Consumo de
alcohol (N=6293)
Consumo de
cannabis (N=2248)
Consumo de
otras drogas (N=990)
Biparental intacta 13155 84,1 21,7 40,3 14,2 5,7
Biparental reconstruida por divorcio 485 2,9 31,4 47,8 14,7 9,1
Biparental reconstruida por fallecimiento 60 0,4 39,1 63,8 33,8 8,7
Monoparental por divorcio 1141 6,9 24,3 41,0 17,1 6,4
Monoparental por fallecimiento 300 1,9 28,2 45,9 22,6 12,0
Monoparental de nacimiento 63 0,4 22,0 49,2 14,3 15,3
Otros tipos de familias 549 3,5 26,0 47,6 19,4 12,0
15753 100 22,5 41,0 14,8 6,2N TOTAL
Tipo de familia
N% consumidores
(N=3359)N
% Consumidores
(N=6293)N
% Consumidores
(N=2248)N
% Consumidores
(N=990)
Menores o de la misma edad 11906 18,9 36,7 11,9 4,4
Edades mezcladas 1639 32,0 54,1 20,7 8,9
Mayores 1882 33,9 55,3 26,1 14,6
N/C 337 30,0 40,9 19,9 9,5
No consumidor 7523 4,9 7573 19,2 8802 2,7 10845 2,3
Consumidor 6554 44,3 6512 70,3 4877 40,9 2767 23,3
N/C 1687 8,8 1679 20,7 2085 4,0 2152 3,6
Bajo 9333 8,8 9357 20,3 8892 3,1 9898 1,5
Alto 6277 42,1 6254 70,5 6719 30,0 5713 14,1
N/C 154 24,2 153 33,3 153 9,2 153 5,6
Bajo 8017 24,2 43,2 16,4 7,8
Alto 7442 20,5 38,9 13,2 4,6
N/C 305 22,4 34,8 9,4 6,1
0 tardes/noches 714 7,3 12,6 3,5 3,0
1-3 tardes/noches 7625 13,6 31,4 7,6 3,1
4-6 tardes/noches 6649 31,6 52,5 22,0 8,9
7 tardes/noches 391 37,4 56,6 28,9 16,9
N/C 385 20,4 28,1 11,0 5,0
15753 22,5 41,0 14,8 6,2Se presentan las N en todos los consumos porque las variables sobre el consumo en amigos y el nivel de actividades anti-sociales en los amigos varían entre unas
sustancias y otras.
Edad del grupo de amigos
Índice de actividades prosociales en amigos
Tardes/noches con amigos
Índice de actividades antisociales en amigos
Consumo de tabaco Consumo de alcohol Consumo de otras drogasConsumo de cannabis
TOTAL MUESTRAL
Consumo en amigos
24
Tabla 4. Modelos de regresión logística7
7 Las variables incluidas en cada modelo son: - En el Modelo I: estructura familiar - En el Modelo II: estructura familiar + características socio-demográficas de los sujetos - En el Modelo III: estructura familiar + socio-demográficas + características económicas del hogar - En el Modelo IV: estructura familiar + socio-demográficas + económicas + relaciones paterno-filiales - En el Modelo V: estructura familiar + socio-demográficas + económicas + relaciones paterno-filiales + influencia de los amigos
Biparental intacta 13155 84,1 1,00 1,00 1,00 1,00 1,00
Biparental reconstruida por divorcio 485 2,9 1,61 *** 1,87 *** 1,80 *** 1,59 *** 1,70 ***
Biparental reconstruida por fallecimiento 60 0,4 2,63 *** 2,32 ** 2,12 ** 1,85 * 1,18
Monoparental por divorcio 1141 6,9 1,19 * 1,24 ** 1,20 * 1,04 1,04
Monoparental por fallecimiento 300 1,9 1,61 *** 1,42 ** 1,28 * 1,18 1,05
Monoparental de nacimiento 63 0,4 1,78 * 2,10 ** 2,00 * 1,61 1,46
Otros tipos de familias 549 3,5 1,33 ** 1,42 ** 1,34 ** 1,15 1,03
(Biparental intacta) 13155 84,1 1,00 1,00 1,00 1,00 1,00
Biparental reconstruida por divorcio 485 2,9 1,28 ** 1,69 *** 1,62 *** 1,57 *** 1,63 ***
Biparental reconstruida por fallecimiento 60 0,4 1,86 * 1,74 1,68 1,76 1,65
Monoparental por divorcio 1141 6,9 1,14 * 1,24 ** 1,20 * 1,13 1,17
Monoparental por fallecimiento 300 1,9 1,50 ** 1,31 * 1,24 1,43 * 1,42
Monoparental de nacimiento 63 0,4 1,67 * 2,10 ** 2,05 * 2,15 * 1,86
Otros tipos de familias 549 3,5 1,25 * 1,36 ** 1,34 ** 1,30 * 1,34 *
(Biparental intacta) 13155 84,1 1,00 1,00 1,00 1,00 1,00
Biparental reconstruida por divorcio 485 2,9 1,24 1,55 ** 1,49 ** 1,29 1,33
Biparental reconstruida por fallecimiento 60 0,4 2,30 ** 2,11 * 1,99 * 1,66 1,22
Monoparental por divorcio 1141 6,9 1,30 ** 1,42 *** 1,37 *** 1,19 1,23
Monoparental por fallecimiento 300 1,9 1,61 ** 1,42 * 1,30 1,14 1,03
Monoparental de nacimiento 63 0,4 1,39 1,45 1,41 1,06 1,18
Otros tipos de familias 549 3,5 1,45 ** 1,49 ** 1,43 ** 1,26 1,23
(Biparental intacta) 13155 84,1 1,00 1,00 1,00 1,00 1,00
Biparental reconstruida por divorcio 485 2,9 1,88 *** 2,05 *** 2,00 *** 1,67 ** 1,73 **
Biparental reconstruida por fallecimiento 60 0,4 2,25 * 1,97 1,85 1,54 1,21
Monoparental por divorcio 1141 6,9 1,44 ** 1,40 ** 1,36 * 1,13 1,08
Monoparental por fallecimiento 300 1,9 2,14 *** 1,86 ** 1,71 ** 1,48 1,50
Monoparental de nacimiento 63 0,4 2,48 * 2,26 * 2,20 * 1,56 1,63
Otros tipos de familias 549 3,5 2,23 *** 2,01 *** 1,91 *** 1,64 ** 1,66 **
II III IV V
* (p<0,001***) (p<0,01**) (p<0,05*)
Consumo de tabaco (N=15.508)
Consumo de alcohol (N=15.501)
Consumo de cannabis (N=15.342)
Consumo de drogas (N=15679)
MODELOS DE REGRES IÓN LOGÍS TICA*N %
I
25
Tabla 5. Resumen de los modelos finales (V) de cada consumo
(Biparental intacta) (1,00) (1,00) (1,00) (1,00)
Biparental reconstruida por divorcio 1,70 *** 1,63 *** 1,33 1,73 **
Biparental reconstruida por fallecimiento 1,18 1,65 1,22 1,21
Monoparental por divorcio 1,04 1,17 1,23 1,08
Monoparental por fallecimiento 1,05 1,42 1,03 1,50
Monoparental de nacimiento 1,46 1,86 1,18 1,63
Otros tipos de familias 1,03 1,34 * 1,23 1,66 **
(Chico) (1,00) (1,00) (1,00) (1,00)
Chica 1,63 *** 1,08 0,95 0,91
12-14 años 0,58 *** 0,31 *** 0,37 *** 0,56 ***
(15-16 años) (1,00) (1,00) (1,00) (1,00)
17-18 años 1,23 *** 2,12 *** 1,36 *** 1,53 ***
(Españoles) (1,00) (1,00) (1,00) (1,00)
Inmigrantes de 1ª generación 0,87 1,16 0,65 ** 1,38 *
Inmigrantes de 2ª generación 0,70 ** 0,71 ** 0,74 * 1,03
(0 hermanos) (1,00) (1,00) (1,00) (1,00)
1 hermano 0,90 0,92 0,96 0,82
2 o más hermanos 0,92 0,83 ** 0,90 0,94
(Hijo biológico) (1,00) (1,00) (1,00) (1,00)
Hijo adoptivo 0,83 1,15 1,60 2,19 *
Rural 1,06 1,24 *** 1,07 0,92
(Urbano) (1,00) (1,00) (1,00) (1,00)
(Alta) (1,00) (1,00) (1,00) (1,00)
Media 0,95 0,91 0,91 0,83 *
Baja 0,89 0,82 ** 0,82 * 0,81
Alto 0,84 0,94 0,69 ** 0,75
(Medio) (1,00) (1,00) (1,00) (1,00)
Bajo 0,85 0,92 0,69 *** 0,69 **
Trabaja - nivel no clasificado 0,93 0,80 * 0,73 * 0,82
Inactivas 0,80 * 0,81 * 0,66 *** 0,74 *
Buscando empleo 0,80 0,82 0,62 * 0,83
(Muy fácil) (1,00) (1,00) (1,00) (1,00)
Fácil 0,95 1,23 *** 1,03 0,88
Difícil 0,96 1,29 ** 1,14 1,09
Muy difícil 1,25 1,30 * 1,39 * 1,09
(Muy fácil) (1,00) (1,00) (1,00) (1,00)
Fácil 0,86 1,04 0,97 0,99
Difícil 1,03 1,32 ** 1,00 0,98
Muy difícil 1,19 1,46 *** 1,10 0,86
Autoritario 1,00 1,12 1,20 1,13
(Con autoridad) (1,00) (1,00) (1,00) (1,00)
Permisivo 1,67 *** 1,38 *** 1,75 *** 1,43 *
Negligente 1,71 *** 1,48 *** 1,97 *** 1,70 ***
No tiene o no ve a la madre 1,02 1,21 1,37 0,73
Autoritario 1,01 1,07 0,85 1,10
(Con autoridad) (1,00) (1,00) (1,00) (1,00)
Permisivo 1,09 1,07 0,91 1,21
Negligente 1,11 1,07 0,91 1,22
No tiene o no ve al padre 0,78 0,74 0,53 * 1,27
Baja-Media 1,32 *** 1,19 ** 1,27 *** 1,42 ***
(Alta) (1,00) (1,00) (1,00) (1,00)
(Menores o de la misma edad) (1,00) (1,00) (1,00) (1,00)
Edades mezcladas 1,29 *** 1,34 *** 1,24 * 1,66 ***
Mayores 1,33 *** 1,46 *** 1,45 *** 2,06 ***
(No consumidor) (1,00) (1,00) (1,00) (1,00)
Consumidor 7,39 *** 4,02 *** 11,00 *** 4,98 ***
(Bajo) (1,00) (1,00) (1,00) (1,00)
Alto 2,30 *** 2,93 *** 2,43 *** 2,76 ***
(Bajo) (1,00) (1,00) (1,00) (1,00)
Alto 1,02 0,94 1,04 0,82 *
(Ninguna) (1,00) (1,00) (1,00) (1,00)
Pocas 1,69 ** 2,30 *** 1,85 * 1,00
Bastantes 3,18 *** 3,96 *** 3,88 *** 1,94 *
Todas 4,76 *** 5,93 *** 5,21 *** 3,48 ***
0,01 *** 0,05 *** 0,01 *** 0,01 ***
11342,30 13542,36 8149,46 5363,99
58 58 58 58
4865,68 *** 7395,14 *** 4634,57 *** 2021,64 ***
0,415 0,512 0,461 0,322
Estilo de crianza materno
Car
acterísticas
soc
io-d
emog
ráfica
s
Sexo
Número de hermanos en el hogar principal
Edad
Estru
ctur
a
familiar
Tipo de familia
Facilidad para hablar con el padre
Condición de inmigrante
Influe
ncia del gru
po de am
igos
Edad del grupo de amigos
Índice de actividades antisociales en amigos
Índice de actividades prosociales en amigos
Tardes/noches con amigos
Consumo en amigos
Tipo de hijo
Tipo de hábitat
Niv
el eco
nómico de
l
hoga
r
Capacidad adquisitiva familiar
Status laboral de la madre
Estilo de crianza paterno
Satisfacción con las relaciones familiares
(p<0,001***) (p<0,01**) (p<0,05*)
* Se incluyen los casos sin respuesta como categoría adicional de cada variable, aunque no se representen en la tabla
MODELOS DE REGRESIÓN LOGÍSTICA*
Tabaco Alcohol Cannabis Otras drogas
R cuadrado de Nalgerkerke
-2 log de la verosimilitud
Constante
Chi cuadrado
Grados de libertad
Relac
ione
s pa
tern
o-filiales
Facilidad para hablar con la madre