la guirnalda (madrid). 1-1-1867

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  • 7/25/2019 La Guirnalda (Madrid). 1-1-1867

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    RELIGIN.11I3T0RIA-

    P O E S A S . B I O G R A F A S -

    DOVELAS. CUE.NTOS.

    ANCDOTAS.CUADROS

    n E

    COSTUMBRES.^HIGIE-

    NB.ECONOMA DOUSTl-

    CA.CHARAtlAS.

    '

    ACERTIJOS JERO

    GLFICOS. BOTNICA.

    ASTRONOMA. BELLAS

    ARTES.NOTICIAS O B E S -

    PeCT. CULOS.

    DIBUJOS

    P A R A J BORDAR

    MSI

    C A , E T C . , E T C .

    L GUIRN LD

    P E R I D I C O Q U I N C E N A L D E D I C A D O A L B E L L O S E X O .

    Ao I. Madrid 1. de En ero de 18 67 .

    Nm. 1.

    S U M A R I O d e l a s m a t e r i a s c o n t e n i d a s e n e s t e n m e r o . C e n s a o s , d e J e r n i m o M o r a n . C a n c i n , d e A F e r n a n d e z G u e r -

    r a . L a M M i ' e d e D i o s , d e V . O l i v a r e s B i e c G o t a s d e r o c i , d e M a n u e l C a f i e t e. E l f e s t i n c e l e s t i a l , l e y e n d a p i a d o s a . E l

    c a b e l l o s u e l t o , f b u l a , d e J . E . H a r t z e n b u s c h . R e v i s t a , d e V . O . B . M i s c e l n e a . C u e n t o C h a r a d a , d e J . M o r a n .

    C O N S E J O S

    JULIA

    ,

    CECILIA

    , JACOBA, FILOMENA, todas en fin

    .

    las lin

    das y laboriosas jvenes que concedis el favor

    L a

    G u i r n a l d a de en treteneros con sus flores , estad persua

    didas de que el peridico acariciado, mejor que no leido,

    por vuestros bellos ojos, procurar corresponder tan

    envidiable distincin erigindose en defensor del bello sexo.

    Se ha hecho moda en estos ltimos tiempos hablar de lo

    que se llama la emancipacin de la mujer, como si el hom

    bre hubiera alguna vez dejado de ser vuestro esclavo desde

    que la pursima luz del Evangelio inund el orbe todo con

    sus celestiales resplandores.

    Si os hallis con buen nimo para seguir los consejos

    de los que se precian de ser vuestros verdaderos amigos,

    no creis p or Dios esos alucinados utopistas qu e, tituln

    dose abogados de vuestros derechos, son ms bien destrui

    dores de lo que constituye vuestra mayor fuerza, vuestro

    mayor encanto. Pretenden arrancaros de esa atmsfera de

    poesa, impregnada de ter]J |a filial, de amor materno,

    de sentimientos dulces, atflputos hechiceros de vuestra

    naturaleza, para que entreis compartir con el hombre los

    destinos sociales que po rl^ suya est llamado. Esto seria

    alarman te si no fuera ridculo; y el escollo aparece de tan

    to bulto que no le sealamos para las mujeres en ge

    neral, cuyo buen sentido es acaso superior al del hombre,

    sino para tal cual individualidad que pudiera tropezar en

    l por alucinada inadvertida.

    No es verdad que os reis vosotras mismas de los fla

    mantes sistemas de esos candidos innovadores que os qu ie

    ren llevar la tribun a, los gimn asios, la ct ed ra,

    la bolsa comercial y desde all tal vez los asaltos de es

    grima y los rudos ejercicios de la guerra?No hac e m u

    chos dias que daban los diarios la noticia de la eleccin de

    una

    ciud d n

    para diputado del Parlaniento en uno de los

    Estados de Amrica, y aqu en Europa misma, donde la

    extravagancia sube menos de punto no hemos visto tam

    bin que se ] a dado otra ciud d n , francesa por ms

    seas, la investidura de b chiller d Como singularidad

    pase, as cual se presenta como fenmeno en los anales del

    gnero humano alguna que otra mujer que ha salido de su

    rbita para resplandecer con fulgores que le son estraos.

    Pero en medio de sus talentos y pesar de su refulgencia

    esos seres son por lo genoral bien desg raciad os. Mranlas

    las dems mujeres com o intrusas en las regione s de su

    dulce imperio, y los iiombres al otorgarlas el dictado de

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    L A G U I R N A L D A .

    s bi s

    en su desdeosa com placencia, pocas veces las rin

    den aquel culto que anhelis todas y en que se cifra el sen

    timiento ms grato que hace palpitar vuestros corazones.

    Pero al hablaros de esta suerte no creis que varaos

    recomen daros la ignorancia. Ms ciencia y mayor talento

    necesita la que se educa para se r mujer de su casa que to

    das las

    m ris bidill s

    reunidas.

    Qu no sabe una madre que emplea las tres potencias

    de su alma y pone sus cinco sentidos en dirigir por el buen

    sendero los hijos de sus entraas? Arrancadlos en la pri

    mera niez de su maternal direccin: entregdselos al ma

    yor sabio conocido y veris con cuntas dificultades se

    estrella al tratar de captarse la voluntad de aquellos peque-

    uelos, con qu inconvenientes lucha para conquistar sus

    afectos, para hacerse dueo de su confianza, para dirigir,

    en fin, con acierto sus primeros pasos. La mujer de su casa

    sabe adivina todo lo que conv iene la familia para su

    bienestar y su ve ntura. Legisla para el hogar domstico con

    mayor tino quizs que lo hace para la sociedad el juriscon

    sulto de ms crdito. Distribuyendo los recursos de que

    dispone suele desplegar conocimientos econmicos, no

    imaginados siquiera por consumados estadistas. Si acude

    las enfermedades de sus hijos, estad ciertos de que su soli

    citud amorosa, su incesante desvelo, sus instintivas provi

    dencias, han de ser de tanto provecho al menos como las

    tisanas medicinales y la ciencia toda del facultativo. Su re

    trica encierra mejor que otra alguna el secreto de la per

    suasin . Su literat ura su poesa, en fin habis visto

    nunca cuadro m as potico que el que ofrece una bu ena

    mad re contando sus hijuelos, la lum bre del hogar do

    ms tico, los cuen tos de la Hada que proteg a sus ab aeli-

    tos porque practicaban la virtud?.. . .

    JERNIMO MORAN.

    >AAA/3tl AA/x^

    i j ^

    Hierve en su centro el mar, y al fiero empuje

    del huracn bravio

    que al par del trueno y de las olas ruje,

    contra bancos de arena

    eorre encallar el msero navio.

    Gime la herida enieua,

    silba en el mstil desgarrado el viento;

    y rebramando el pilago saudo,

    suelto al choque violento,

    en ltigo se torna el cable rudo.

    Ms brense las nubes, y el piloto

    ve que se amansa el noto,

    ve esplendorosa estrella,

    y su esperanza y salvacin con ella.

    Activo labrador que no reposa

    cuando en los soles breves

    reinan las lluvias y apretadas nieves,

    y a ganado infeliz el lobo acosa,

    ' si oye de peregrina

    inquieta golondrina

    el alegre chirrido

    volando en torno del antiguo nido,

    prsago el corazn la luz espera

    y las flores do dulce prim avera.

    De enfermo lecho en ansiedad amarga

    cuenta las horas del dolor sombras

    (mientras la noche embarga

    callada al orbe con sus nieblas fras)

    desgraciado mortal; y en su desmayo

    logr alivio y consuelo

    al despuntar el amoroso rayo

    del alba por los mbitos del cielo.

    jGul templan la amargura

    abril, aurora, estrella hermosa y puraf

    jCunto el amor alcanzal

    Blsamo del dolor es la esperanza.

    A . F E R N A N D E Z G U E R R A .

    >> fciHa q

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    LA GUIRNALDA.

    Nada es la verdad ms potico que el sencillo tocador

    en que la joven doncella cariosa madre trenzan sus her

    mosos cabellos presidido por una imagen de la Virge n, y

    adornado con arom ticas flores que perfuman aquel re

    cinto:

    ningn placer puede compararse con el que tiene el

    padre al estampar un beso en el rostro angelical de su hija

    dormida con la sonrisa en los labios, porque la sorp ren

    di el sueo recitando las oraciones de costumbre.

    Quin confunde el dulce y tran quilo sem blante de la

    mujer candorosa con el que es hijo de un estudiado clcu

    lo ; ni la conversacin de la que es hipcrita , con el len

    guaje de la inocencia?

    H4 dado Dios tan m arcados atractivos la virtud , que

    es imposible dejar de conocerla perfectamente.

    Y no se crea por eso que en los artculos religiosos que

    pensamos publicar vamos recomendar la austeridad de

    i'is conven tos den tro de cuyos silenciosos claustro s se en

    cierran tantas virtudes heroicas en el sexo mas db il: no

    solo son aceptables los ojos de Dios el cilicio y los ayu-

    ?ios,

    la vida austera y llena de privaciones.

    La hija que cuida su anciano padre hasta que la muer-

    i) lo arrebata de su co mp aa; la esposa que con su trato

    afectuoso proc ura alejar su mar ido de la disipacin en

    (ue vive; la madre que educa

    sus hijos en la virtud, si

    tienen como base de sus acciones la piedad, tambin son

    tipos de la mujer cristiana ; es decir, el bello ideal de^ues-

    ipaslectoras.

    Nos dirigimos, por tanto, la que vive en sociedad , no

    para halagar su vanidad sus pasiones , sino para e stimu

    larla al trabajo y robustecer ms sus virtudes. Porque no

    os el caprichoso prendido, ni la coquetera de un adornlo

    (|ue llama ms la atencin en una mujer. Estas superficia-

    iidades, causa de entretenimiento y base muchas veces de

    ana conversacin in spida, pierden inmediatam ente su

    (afecto : sus principales atractivos son su dulce y carioso

    t r a to ,

    su inocencia y candor, su virtud.

    Qu estrao e s, pue s, que procuremos robustecer tan

    slida base de educacin haciendo que ocupe un lugar pre

    ferente la que puede servir de modelo la mujer en todos

    los estados de su vida?

    Mara Santsima es el clarsimo espejo en que p ueden

    mirarse las hijas, las esposas y las madres ; las que ven son

    rer en sus casas la dicha y la tranquilidad, lo mismo que las

    que son visitadas por la desgracia y el dolor.

    Su am or, su pureza, su candor, sus dolores, su resig

    nacin, pueden servirnos de leccin elocuente que todos

    podemos aprovechar, sea cual fuere la situacin en que nos

    hallemos.

    Por esta causa, desde que nos decidimos publicar este

    peri dico, formamos el pi-opsito de que en cada nm ero

    apareciese un articulito ligero dedicado la Santsima Vir

    gen en una de sus advocaciones misterios ms notables

    del mes c orresp ondien te, tarea que damos hoy principio,

    por via de prem bulo, con una advocacin que no tiene

    da, mes ni ao p rop io, pero que es la base y fundamento

    de todas las dems;

    M R

    ES LA M DRE DE D IOS.

    Nadie estraar, segn nuestro modo de ver, que al co

    menzar la gratsima tarea de entretejer para la Santsima

    Virgen una tan m odesta como fervorosa guirnalda, que des

    de ahora le ofrecemos, demo s principio con el ms preciado

    de todos sus ttulo s, con la mayor de todas sus preroga-

    tivas.

    Porque si Mara fu toda hermosa y sin mancha; si es la

    protectora de los hombres, si es su Madre; si su nombre

    es la palabra que invoca el que so v afligido el que se

    encuentra en el mayor peligro, es porque siendo la Madr

    de Dios, tiene bastante autoridad para pedir su Hijo qu

    no descargue el brazo de su justicia levantado ya para

    castigar al hombre.

    Cuando Dios lanz ste del Paraso por su primor pe

    cado y maldijo la tierra que pisaba, templ el rigor de su

    justicia la consideracin de que vendra una mujer que ha

    ba de quebrantar la cabeza de la serpiente, y que en

    ELL

    encarnara el Hijo de Dios, para que quedase lavada aquella

    mancha.

    Por Mara produc e, pues, la tierra no solo las espinas y

    abrojos que la condenara la justicia divina, sino tambin

    aromticas flores que embalsaman la atmsfera; por la

    Virgen inmaculada no descienden siempre las aguas con

    vertidas en torrentes, sino que generalmente son cintas de

    pursimo cristal que se deslizan lamiendo cariosament

    las faldas de los montes ms encrespados y produciendo

    multitud de variados colores; por

    ELL

    el aquiln no e

    siempre el furioso huracn que arranca y troncha osrbole

    ms corpulentos, sino q ue la mayor parle de las veces es la

    brisa que purifica el aire y trae la ciudad los perfumes de

    campo; por Mara abren sus capullos las flores al despunta

    el alba

    y

    canta el ruiseor en la enram ada: porque si no fu

    aniquilada la naturaleza y todava sonre pesar de habe

    sido maldecida por su Creador al ver la ingratitud de su rey

    ni se ejecut en todo su rigor el decreto divino, fu porque

    en el mom ento mismo de lanzar aquel terrible an atema

    dispona la clemenc ia del S uprem o Hacedor el futuro nac i

    miento de una mujer, que seria la madre de un Hombre

    Dios.

    Porque Mara habia sido destinada para ser la Madre de

    Dios,

    fu adems prodigiosa su Natividad; se oper en

    ELL

    el miste rio de la Encarn acin del Verbo divi no ; se hall en

    el portal de Beln en que acababa de nace r el Rey de cielo

    y tierr a, y reciba por EL las ofrendas de sencillos pas

    tores y hermosas zagalas, y los dones de poderosos mo nar

    cas; por eso sigui todos los pasos de nuestro Redento

    hasta que espir crucificado; y es, en fin, nuestra Madre

    como tal nuestro refugio y consuelo, nuestra alegra y l

    ms halagea esperanza.

    Virgen pursima Vos que, como

    M DRE

    DE DIOS hab

    esperimentado inmensos goces y tambin acerbos dolores

    que habis subido al cielo, del que sois la puerta, sobre u

    trono de nu bes , rodeada de ngeles y coronada de estrellas

    rogad por nosotros.

    V.

    OLIVARES BIEC.

    Aprobado por la censura eclesistica.

    > f r f i a

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    L A

    G U I R N A L D A

    G O T A S

    DE ROC O

    (Pa ra el &Ibum de la sefiorita de )

    Ya undi su disco fulgente

    En el hondo m^r la luna

    Silenciosa;

    Ya se muestra por oriente

    1 alba mecida en cuna

    De oro y rosa.

    Recoge la noche umbra

    Su manto de luces bellas

    Vacilantes;

    Enla

    ancha

    regin vacia

    Desparecen las estrellas

    Rutilantes.

    Nace en remoto horizonte

    Rsea claridad que augura

    Mayor lumbre;

    Vuela sbito, ydelmonte

    Corona, en rfaga para.

    La ardua cumbre.

    (Cunto matiz peregrino

    Ya es ncar la oscura nube

    Pasagera;

    Ya en celaje purpurino

    La luz se derrama y sube

    Por la esfera.

    Despiertan lascasias flores

    Al soplo baadoenhielo

    De la auro ra;

    Y el

    ngel

    de los amores

    Desde

    elclaro azuldelcielo

    Perlas llora.

    Leves auras las conducen,

    En tomos transformadas

    Fecundantes,

    Y difanas relucen

    En lashojas salpicadas

    Cual brillantes.

    Cada

    lor

    abre al tesoro

    De este llanto que da vida

    Su corola;

    Por l la perpetua es oro,

    Tiria prpura encendida

    La amapola.

    Guardad en cliz amante

    Esos jugos soberanas.

    Tiernas flore s;

    Que su ser vivificante

    Pone miedo en los gusanos

    Roedores.

    AI tmido albor del da.

    En sus ms candidas horas

    Engendrados,

    Distribuyen la alegra.

    De mil gracias seductoras

    Adornados.

    En ellos el bien reside

    Y la ms alta belleza

    Peregrina;

    Por ellos el triunfo impide

    A los vicios la pureza,

    Que es divina.

    Esmalte de los pensiles.

    Astros del verde planto

    (No lo dudes,

    Nina de frescos abriles),

    Esas

    gol s de ro do

    Son virtudes.

    Ellas vuelven las flores

    Que insecto vil marchitaba

    Con su escoria.

    Vida, matices y olores;

    Y cuando la vida acaba,

    Luz y gloria.

    MARITEL CAETE.

    &e

    EL FESTN CELESTIAL.

    Leyenda piadosa.

    Erase un pobre rapazuelo de seis aos de edad lo su

    mo. Hallndose cierto dia en la iglesia este nio oyendo al

    cura esplicar la doctrin a, se fij mucho en estas palabras:

    t Cuando se quiere en trar en el Paraiso es preciso ir de re

    cho hacia l.

    Preocupado con esta idea se puso desde luego en cami

    no , yendo siempre en lnea recta por mon tes y por valles:

    y andaba y andaba , sin torcerse ni volverse mirar atrs

    Condjole, por fin, su camino una ciudad magnfica y

    continuando por ella su marcha, lleg al medio de un sun

    tuoso templo en ocasin que se estaba celebrando el Santo

    sacrificio de la Misa. Viendo tanta grandeva y tan hermosa

    brillantez se imagin que habia llegado al cielo, y posedo

    del mayor jb ilo, se detuvo en su marc ha.

    Luego que hubieron terminado los oficios divinos y que

    d el templo solo, le dijo el sacristn que saliera . pero el

    nio respond i: No, yo no sa lgo , ya estoy en el Paraiso y

    aqu me quedo.

    Tales palabras dejaron suspenso al sacris

    tn , de modo que fu buscar al sacerdote y le dijo : en la

    iglesia hay un nio que no quiere salir porque cree que est

    en el Parais o. Si l lo cree as , replic el cu ra , es p reciso

    dejarle. Pocos momentos despus lleg donde estaba el

    nio y le pregunt si quera trabajar, lo que el mucha

    chito respondi que con mucho gusto porque estaba habi

    tuado al trab ajo , pero que no que ra salir del cielo.

    Quedse , pues, en la iglesia y como veia que los fieles

    adoraba n de rodillas una efigie de m adera del nio Je ss , se

    imagin al punto que era su Dios, y dijo candorosamente

    la imagen : < Oh Dios mi qu flaquito ests Sin duda las

    ge nte s que vienen aqu no te dan de comer; mas no te nga s

    cuidado, que yo partir mi pan contigo todos los das. En-

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    LA GUIRNALDA.

    tonces el nio oy una voz que le deca : Dsele los me-

    nesterosos que tengan hambre, y as me alimentars.

    En la puerta de la iglesia, cuyo servicio le destin el

    cura, vio una pobre anciana que estendia su temblorosa y

    descarnada mano los que pasaban , y el nio la dio la mi-

    tad de su pan : despus mirla efigie de Jess y le pare-

    ci que se sonrea: hizo lo mismo todos los dias, y la efigie

    se mostraba cada vez mas contenta.

    Algn tienipo despus cay enfermo el pobre rapaz y en

    ocho diasno pudo moverse de la cama. Pero el primer da

    que se levant fu arrodillarse los pies del nio Jess.

    El sacerdote , siguiendo sus pasos, oy que as deca: Dios

    mi, yo no tengo la culpa si no te he alimentado: me he vis-

    to enfermo y no poda levantarme de la cama.

    Como permaneca largo tiempo arrodillado en actitud

    de xtasis, el cura le pregunt qu era lo que haca.

    Oh padre mo contest l ; oye lo que me ha dicho

    el nio Jess: Yo he visto tu buena voluntad y esto es bas-

    tante. Disponte pues, porque el domingo prximo, t sers

    lque venga conmigo al festn celeste.

    Elbuen sacerdote crey que Dios le ordenaba que diese

    la Comunin al pobre nio, y al efecto le prepar para este

    gran da. El domingo asisti el nio al oficio divino, y des-

    pus de haber tomado la Comunin, Dios le llev consigo y

    le hizo sentar su diestra en el feslin celestial.

    EL CABELLO SUELTO.

    F b u l a (i).

    Peinando estnJulieta

    Cabellos largosyblondos.

    Peinando estn lania

    La rica madejade oro.

    Sentada Julia delante

    Deun tocador primoroso,

    Las rubias penaientes hebras

    Lleganalsueloporpoco.

    Sujetndolos atrs

    Nudo prieto antesqueflojo,

    La mano

    que ata el

    cordn

    No abarca elpeinado tronco.

    Miralaniael espejo.

    Recrendosesusojos

    Aun m as

    en la

    mata hermosa

    Queen labellezadelrostro.

    Pasaelpeinelacriada.

    Pidiendoensumiso tono

    Que la infantil cabecita

    Se estunmomentoenreposo.

    La madre, sentada cerca,

    Leyendounpapelenfolio,

    Finje tal vez nue la r ie ,

    Contemplndola con gozo.

    Djela ustedsinpeinar,*

    No

    s

    cierto ^ue sienta bien ,

    Nova deveras airoso.

    Porla esclavina esparcido

    Libreelcabellodeestorbos?

    Siunacoronadeaquellas

    Queenpremio gan,mepongo.

    Vers qu bien

    te

    parezco.

    Sinmas trenzadoniadornol

    Bien, respondilamam)

    Condesciendoen eseantojo.

    Que tiene mucho de malo,

    Sin lo quetienedetonto.

    Virtudycabelloennia

    Recogidasuna yotro,

    Sevensiempre, aunque les eche

    La modestiasurebozo.

    Ponte lacorona,

    anda

    La quinta, olJardny eisoto;

    Le escusasCatalina

    Masde un rato fastidioso.

    Bjase Julia

    al

    jardn

    Corriendo cual gil corzo:

    Se mira

    en

    estanque

    y

    fuente

    Y ansia mirarseenarroyo.

    Salealcampo, travesea

    Bajo lacopadelolmo

    Yal pi delnogaly eltilo

    Que juntosleofrecen toldo,

    Se inclinacoger del suelo

    Cantitosque vredondos,

    Ylasflotantes melenas

    Enscianseledepolvo.

    Sintaseen layerbaunrato,

    Yelcabello vagaroso

    Tambin sesienta,yestiende

    Mantoque laenvuelveentorno.

    Siente algo bulliren l,

    Y mraleconasombro.

    De

    un

    ejrcito

    de

    hormigas

    Plagadosin saber cmo

    Precisamente

    era

    insecto

    Que ella mirabaconodio:

    No dejabanen suhuerta

    Niuna fruta, ni uncogollo.

    Sacude, restriega dentro

    Del ondulante manojo,

    Bchuelosalcolodrillo

    Se subendecincoen ocho.

    Vsedeall,y en la senda.

    Enuncallejn angos to.

    Hallauncharco,y unacebo

    Que encima descuella fosco.

    Brinca valiente

    la

    nia,

    Y

    al dar el

    salto brioso.

    Selealzael pelo, ayudando

    El cfiro consusoplo.

    Rama,quebaja sala

    En forma

    de

    alfanje corvo.

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    LA GUIRNALDA.

    Las crenchas sueltas agarra.

    Codiciosa del despojo.

    Pendi de su vanidad

    El Absalon revoltoso.

    Hasta que solt gimiendo

    Porcin del rubio tesoro.

    Con rios de Julia el rbol

    Engalan sus pimpollos:

    Punzada por ellos ella.

    Cay del ramaje al lodo.

    Encenagada, aturdida.

    Del repeln horroroso.

    Vuelve la quinta Julieta,

    Murindose de sonrojo.

    |Ay mam (dijo al entrar)

    Vengo casa hecha un destrozo:

    Queme lave Catalina,

    Y me haga despus un moo.

    La bondadosa mam

    Le dijo con dulce modo.

    Sabida la historia triste

    Del columpio y del remojo.

    Ya lo ves: la mujer

    Es muy conveniente y propio

    Recogimiento de pelo,

    Jiecoffimiento de loo.t

    J. E. HARTZENBUSCH.

    REVISTA

    Hace ya una ho ra , cuando men os , q ue estoy lanza en

    rincipio este artculo. Es verdad que al considerar

    Re tiro , p or el Botnico

    Con aquella, pues , aunque la hora es intempestiva, os

    visto esbeltas como las palmeras del desierto , vaporosas

    Acaban de herirme los rayos de vuestra centellante mi-

    he visto adornada vuestra boca con dientes de puro

    rfil, he admirado vues tras frentes coronadas con hilos

    simo de finsimo azabac he, y creo que hasta

    mi pi sobre la cola de vuestros vestidos . . .

    Pero vana ilusin dan en este mom ento las siete de

    gare s, dorms envue ltas en sbanas de holanda , sin

    Yo os discu lpo, sin embargo . Las frecuentes reuniones

    costumb re, tal vez con no mucho agrado de vuestras

    am as , quienes no obstante engais con vuestras

    ms terrible mo rtanda d, pesar del estado valetud ina-

    rio en que segn se dice se encuentran algunas de las

    vctimas ; la costumbre que tambin segus en estos dias

    de tocar con vuestros labios de rub las cristalinas copas,

    libando en sus bordes el chispeante nctar como liban

    las abejas los clices de las flores, hacen que en est e

    tiempo os olvidis cuando llega el momento de descansar

    de cu anto en otras ocasiones os des vela , y que ni las

    palabras apasionadas de vuestro adorador pronunciadas

    al tiempo de de spe dirse , ni los triunfos que vu estra sus-

    ceptibilidad vuestro cario concede la que consideris

    como rival, sean causa suficiente para quitaros la ms

    completa tranquilidad durante ocho horas de sueo no in-

    terrumpido.

    Y por qu no habais de disfrutar siempre igual reposo?

    No os aguarda al despertar el sculo de vuestras madres?

    no amanecis con las mismas gracias de vuestra juventud?

    no vais tener igual complacencia que antes cuando pon-

    gis vuestras torneadas manos en las labores que tanta

    aficin tenis, sobre las teclas del piano que tantos triunfos

    os proporcionan? ya no esperis can igual impaciencia la

    hora del paseo la del teatro para lucir las galas que os tie-

    ne preparadas el cario de vuestros padres?

    Ah no sabis sin duda, mis queridas lectoras, lo que

    es padecer, y por eso dais tan grande importancia cosas

    que no la merecen.

    Esas ideas que os inquietan son mo ntaas de nieve que

    se han de derretir en el momento que las toque un rayo del

    sol de medioda; son fantasmas que vuestra imaginacin

    ha dado vida, pero que no tienen derecho para roba ros

    la tranquilidad ; son ilusiones que des apareceriaa en el

    mom ento que pudierais sujetarlas al clculo al fri exa-

    men de la experiencia.

    Y no creis por eso que trate de ridiculizar aquel esta -

    do tan digno.de inters.

    Las jvene s que en los dias de su primave ra ven con la

    mayor impasibilidad sin conmoverse toda clase de aconte-

    cimientos; para las que son palabras sin sentido las de ca -

    rio

    amor y amistad; las que nu nc ah a interesado una

    voz simptica, son propsito para figurar tras de un mos-

    trador, para llevar la contabilidad de una casa de comer-

    cio, para discu rrir con el homb re sobre la m anera de eje-

    cutar las operaciones en la Bolsa, para todo, en fin, menos

    para ocupar el rincon cto que la mujer la madre tien e

    siem pre en la casa, d e don de sale la luz apacible que da du l-

    zura al cuadro familia, en donde descansa el hombre fati-

    gado por el trabajo del da abruma do por el peso de los

    negocios y planes que forja en su cabeza, y en el que solo

    se respira una atmsfera saturada de amor impregn ada

    de una tranquilidad y paz imperturbables.

    Quizs preguntar alguna de vosotras, mis apreciadas

    lectora s, y dnde est la revista que prom ete el ttulo de

    este artculo? Sino la habis encontrado, ola busquis.

    Sobre qu se haba de hablar en el primer nmero de

    un peridico que aparece adems en el da l.del ao?

    Habia de ser la revista del mes ant erio r, del ao ltimo

    de toda la hum anidad? Qu razn habia para fijar un p e-

    rodo?

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    LA

    GUIRNALDA.

    Al considerar que

    l a G u i r n a l d a

    es peridico que

    os pertenece esclusivamente, pens ocuparme de los trajes

    fantsticos y caprichosos prendidos con que cubri su des

    nudez la primera dlas Evas, segn el parecer de todos los

    tratadistas de m od as; tambin pas por mi imaginacin

    examinar los tiempos tan famosos de Maricastaa,

    aquellos en que rabi el rey, que tan fecundos han sido en

    acontecimieatos como saben vuestras mamas; he temido,

    sin embargo, suscitar rivalidades con las que nada gana un

    peridico naciente , evitando adems por este medio que

    los manes de los Pipinos, Barba-rojas y otros mil vinieran

    turb ar mi descanso por no haber preferido sus hechos glo

    riosos los de los otros, que siempre, segn ellos , haban

    sido unos mseros malandrines.

    La redaccin de este artculo se acomoda adems una

    frmula social. Nada mas inspido que un a p rimera visita.

    El que es presentado en una casa, si toma la palabra,

    que no ser poco, habla del tiempo, compara las ventajas

    del verano sobre el invierno vice-versa , se ocupa del c

    lera cuando est presente por las muertes que ocurren, y

    cuando ha desaparecido por las que dejan de ocurrir; trata

    por todos los tonos los funestos desastres de un dia de revo

    lucin, y se aprovecha, en fin, de todo acontecimiento ge

    neral para filosofar la altura de todas las inteligencias. No

    esperis que en el primer dia diga cul es el objeto de su

    visita; le falta confianza: ms adela nte decla rar su inte n

    cin sin rodeo alguno.

    L a G u i r n a l d a os-visita por primera vez ; as es que

    no debe estraaros la falta de fundamento que en esta re

    vista notareis, resultado sin duda de la turbacin que me

    producen vuestras primeras miradas. Dichoso mil veces si

    llegis, mis queridas amigas, hasta estas lneas: no os habr

    cansado mi salutacin, tanto como me lo hacen temer el

    aprecio que os profeso, y el deseo que tengo de agradaros.

    V. O. B.

    - * 0 X ) 0 5

    MISCELNEA.

    E Q

    uno de los s iguie ntes nmeros nos oc upare mo s de los es

    pectcu los de t ea t ros y en especia l de l as funciones de pera , l i

    mi tndonos hoy dec i r , que e l

    Faufio

    que es la novedad del

    Real en es tos d as , obt iene un xi to dudoso. L a Bo rgh i , que s in

    du da t i ene grand es facul tades para l as s i tuac io nes t rgicas , ca

    rece en nues t ro e ntender de l a espres ion nece sar ia par a re pr e

    senta r l a candidez de Ma rgar i t a en los t res pr ime ros ac tos : Gra-

    z iani t iene un a voz dur a y que no se acomoda con los can tos

    dulc em ente apas iona dos de es ta pera ; y Selva , e l g ran Mef l s t-

    feles , representa l as mi l maravi l l as su papel infernal . Tan biea

    lo hace , que nosot ros qui s iramo s ver lo menos diabl ico: l a ca r

    ca jada de l fina l de l t e rcer ac to nos parece ms que ex age rad a . . .

    En qu se parecen las mujeres los montes?

    En que t i enen fa ldas .

    Y un jubn dos par roquias?

    En que t i enen dos mangas .

    Y los meta les l as v iandas?

    En que se toman.

    Y las damas del dia los carpinteros?

    En que gas tan mucha cola .

    i;

    El s e xo m a s c u l i no a c a ba de a dqu i r i r uu nue vo i m p or t a n t e

    t tu lo a l aprec io de l as h i j as de Eva . Has ta aqu , segn la mayo

    r a de e l l as lo conf iesa , con una ma gnan imida d que las hon ra , e l

    hom bre l as servia de apoy o; de hoy ms c uand o u n q uda m no

    les pres te u t i l idad para o t ra cosa puede s ervi r l as a l men os d

    pararayos.

    Vase en comprobacin lo que le mos hace a lg un o

    meses en c ier to per idico:

    n sabio de Par s , l l amado Bandn , despus de haber formad

    una es tad s t i ca de l as personas muer tas causa de los ra yo s , d e

    c lara que las mujeres no deben tem er e l f lu ido e lc t r i co , po rqu

    compara t ivamente con ls hombres , solo son a tacadas en propo

    cin de un 28 por 100. Mr . Bandn declara que e l rayo demue

    t ra especia l predi lecc in por e l sexo mascul ino, y que donde hay

    una mujer y un hombre , s te ser invar iablemente e l her ido.

    Este f lamante de scubr im iento viene dar una gra nde im po r

    tancia a l sexo mascul ino en genera l y a l hombre de e levad

    e s t a t u r a e n pa r t i c u l a r , que s e r a una ve r da de r a c uc a a pa r a l a

    m u j e r e s , s i e m pr e que l a a t m s f e r a s e e nc ue n t r e c a r ga da d

    e lec t r i c idad.

    Hem os tenido ocas in de admirar los re t ra t os de S. M. l a Ken

    y de S. A. R. e l Pr nc ipe de A stur ia s pr imo rosame nte borda do

    en l i tograf a , por l a seor i t a doa Carmen Baldor , ma es t r a d

    pr imera enseanza en l a c iudad de Valencia . El t amao de amba

    obras es e l de t a r j e ta , y en su e jecucin no se sabe qu apre c ia

    ms,

    si la correccin del dibu jo , la d el icadeza de los det al les ,

    a rmo na de l conjunto e l ac ier to y l impieza de l c laro -oscu ro. Da

    mos la ms cump l ida enh orab uena t an hbi l profesora que y

    anter iormente haba f i j ado la a tencin de l as personas entendida

    en e l ram o de bordados con su s exce lentes t rabajo s de l mism

    gnero, representando a lgunos in teresantes epi sodios de l a guer r

    de frica.

    Una seora t enia dos cr iadas muy holgazanas . Cier to d ia pre

    gunt una de e l l as :Basi l i sa , qu es tas hac iendo?Nada, se

    o r i t a .Pue s m e a g r a da : y t , Ma r u j a , qu ha c e s ? Es t oy a yu

    da ndo m i c om pa e r a .

    El da 22 del mes pasado se verif icaron los exmenes en el co

    legio de nias t i tu lado Nuestra Seora de la Asuncin e s t a b l

    c ido en la p lazuela de l ngel , n m . 15, p i so p r inc ipa l ; habien d

    s ido agra dable men te sorprend idos los que as i s t i e ron, a l ver l a

    di s t in tas l abores y cuadros bordados por sus a lumnas , que se ha

    l laban colocadas en e l mismo loca l , as como las conte s tac ion e

    dada s por unas n ias de t an cor ta edad l as pre gun tas que le

    hac an su s profesores, tan to en histo ria, g:eografa, ar i t m tic a

    doc t r ina cr i s t i an a , como en id ioma f rancs y m sic a ; pres id i

    ac to e l seor cura pr roco de l a ig les ia de San Sebas t ian . En s iguiente d ia , que fu e l domingo 23, se ver i f i c t ambin la d i s

    t r ibucin de diplomas y medal las con que su di rec tora ha quer id

    premiar l as que ms se d i s t inguieron en los e jerc ic ios , y todo

    quedaron a l t amente complac idos a l ver l as colecc iones de plana

    escr i t as por l as a lumnas , admirando e l buen orden que re ina e

    todos los pormenores propios de un es tablec imiento de es ta c lase

    Recom endam os los padres ce losos por l a buena educac i

    de sus n ias que no de jen de vi s i t a r d icho colegio , pues es tamo

    seguros de que cuando vean e l s i s t ema excelente que r i je en e

    m i s m o nos a g r a de c e r n po r e s t a m a n i f e s t a c i n .

    C alz ad o. Los chinos v j apones es emplea n en la fabr icac i

    de sus zapatos la corteza de ciertos rboles, la seda, el hierro, e

    cobre , l a p la ta e l oro , s eg n lo perm i te su for tun a . Las bo ta

    que usa n son ta n anchas , que l es s i rven de bo ls i l lo , en dond

    guardan papeles y abanicos .

    En Es pa a s e ha c e n a l pa r ga t a s de e s pa r t o pa r a l a s c l a s epobres; y los aldeanos rusos las l levan de corteza de t i lo.

    Los hab i tante s de Ka mts cht ca fabr ican su ca lzado de l a p i

    de ba l lena ; en l as i s l as Maldvias usan chne las de f in s ima m a

    dera , pero se l as qui tan cuando rec iben la v i s i t a de a lgn perso

    naje de impor tancia .

    En los pr imeros d as de l c r i s t i ani smo se acos tumbraba of rece

    un par de zapatos los novios , juntamente con e l ani l lo nupcia

    En a lgun os pa ses se obl igaba los pr inc ipa les mag na tes

    l l evar suspendidos a l cuel lo los zapatos de l monarca en seal d

    sumis in y reverencia .

    CUENTO CHARADA.

    Com o primera y segiMila

    s ob r e un pob r e m e ne s t r a l ,

    pesan cuat ro h i jos que t i ene

    de s ie te aos e l que ms .

    Tr i s tes son para l l as Pascuas

    a l e g r e s de N a v i da d ,

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    LA GUIRNALDA.

    porque n i aun

    Icrccra

    p u e d e

    sus pequeuelos dar .

    Y en tanto los cuat ro coro

    p i d e n , c o m o e s n a t u r a l ,

    que l a

    tercera

    y

    segunda

    les regale su pap.

    (Y o qu i e ro t u r rn . . . e s c l am a

    la ch iqu i t na P i l a r ;

    ly yo t am bin d i ce o t ro ;

    iy yo c l i ian los dem s.

    _

    \A j

    h i j o s de m i s en t r aas

    8 e l que naci en un por ta l ,

    no hace un mi lagro es ta noche

    mal lo vamos pasar .

    Los nios como inspi radas

    r e sponden , vaya s i ha r ,

    que esta noche es ISIoche buena

    y m aana N av idad .

    En es to la puer ta se abre

    y pene t r a en e l de svn

    l a he rm osa j oven que hab i t a

    en e l cua r t o p r i nc ipa l .

    Su apos tu r a e s e l egan t e ,

    su ros t ro es noble s in par ,

    r bril la en l y en s us ojos

    a luz de la car idad.

    Vecino, muy buenas noches;

    ven id pequeos ac ,

    y tomad las colaciones

    que os t ra igo en es te cabs .

    Es to pa r a t , Juan i t o ,

    y es to ot ro para Pi lar ;

    e s t a ca j a pa r a A n ton io ,

    y es to para es te rapaz .

    Y ahora m e da r i s un beso

    y Dios y no l lor is ms ,

    que es ta noche es Noche buena

    y m aana N av idad .

    Y mient ras los n ios r en ,

    l lenos de fe l ic idad,

    de gra t i tud l lora e l padre

    en e l fondo del desvn.

    D espus que queda ron so los ,

    las ca jas a l des tapar ,

    en una, que por mas seas ,

    e l

    ludo

    e l nom bre la d .

    Hal l un bi l le te de banco

    e l h o n r a d o m e n e s t r a l ,

    y sobre e l dulce esculpidas

    e s t a s f r a se s adem s :

    Si e l padie lo desdease ,

    los h i jos lo aceptarn,

    que e s t a noche e s N oche b uen a

    y m aana N av idad .

    JERNIMO MORAN.

    Lasolucin en el nmero inmediato.

    ~ 3 g - o -

    JEROGLFICO.

    Lasolucin en elnmero prximo.

    w

    l i l i

    _

    E s p l i c a c i o n d e l o s d i b u j o s d e l p l i e g o q u e a c o m p a a e s t e

    n m e r o .

    N m . I . " Cenefas para sb ana s . . . . Rea lce .

    N m. 2 . " Cenef l ta par a pau elo . . . . Realce y pl um et is .

    A dornos y nom bres Lau s in .

    N m . 3 . A beceda r io ch ino L i t og ra f a l au s in .

    Aleg or a re l ig iosa

    J .

    G

    capr icho

    V. s .

    N m . 4. A. B. C >

    P. C. A . O . R. de capr ich o,

    abecedar io

    U n r e c u er d o , e t c ., e tc . . . .

    Por lodo lo no firmado, el editor responsable, D. BLAS BERNAL.

    M A D U 1 S e 7

    Estab. tipogrfico de D. JO S M .

    de

    LEZCANO y RO LDAN.

    CALLE

    DE L

    SAORAMENTOj

    N M 5

    LA GUIRNALDA ver la luz publca los dias 1. y 16

    de

    cada mes.

    El precio de la suscricion es en M adrid 4rs. al mes; en provincias 14 rs. por trimestre ade-

    lantado, remitiendo su importe directamente la Administracin en libranzas sellos de cor-

    reos,

    50rs .al ao en igual forma. En el extranjero y Ultramar 20 rs. igualmente por trimestre

    adelantado.

    La suscricion podr hacerse en M adrid en la Administracin del peridico, en casa de los

    seores Duran, Carrera de San Jernimo; San Martin, Puerta del Sol; Moya y Plaza, calle de

    Carretas, y Calleja y compaa, en la misma calle; y en provincias en los puntos en que se es-

    tablezcan corresponsales.

    Los nmeros sueltos se venden 6 rs. en la Administracin de

    hk

    GUIRNALDA, calle de

    Jacom etrezo, nmeros 7 y 9 , cuarto tercero de la derecha, donde se dirigirn los pedidos ytoda clase de reclamaciones.